[Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
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[Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
A duras penas lograba caminar todavía, ese amargo episodio con las arañas me había dejado demasiado débil, al punto que ya solo avanzaba sosteniéndome sombre el hombro de Bath; finalmente, tras algunas horas de camino, habíamos llegado al poblado abandonado, el cual afortunadamente debería estar... Abandonado. Una de las casas parecía bien cubierta como para pasar el día y recuperarnos - Vamos allá Bath, ahí podremos descansar - Le dije animado, aunque con poca energía, pues realmente necesitaba descansar.
El lugar era realmente tétrico, lúgubre; a veces, parecía que algo nos susurraba, pero, no había nada, o al menos nada que pudiéramos ver, no era un buen lugar para vivir, pero al menos nos serviría para pasar un rato. Entrar a la casa no fue nada difícil, la puerta parecía pedir a gritos que la derrumbaran, pues bastó con ponerle una mano a la manija para que la puerta se fuera abajo, observé a Bath con una sonrisa ante la extraña situación - Entremos - Le dije mientras me recostaba a la pared para deslizarme con la espalda hasta caer sentado en el piso - ¿Estás bien? - Le pregunté algo preocupado, aunque mi estado era pésimo, era gracias a ella que había conseguido salir de las minas, y aunque también tenía sus heridas, se había esforzado mucho en traerme, seguro estaba súper agotada.
La casa resultaba ser bastante misteriosa, había demasiado silencio, pero a veces, algunos ruidos se escuchaban en el piso superior, aunque luego, simplemente desaparecían, otras veces, al pasar la vista por algún sitio podía ver cosas o personas que realmente no estaban ahí, pero seguro era algún efecto del agotamiento o los golpes, así que no le daba mucha importancia - Descansaremos un poco y nos iremos de aquí - Le dije a mi compañera - No me gusta este lugar - Aclaré mientras cerraba los ojos y recostaba la cabeza a la pared.
El lugar era realmente tétrico, lúgubre; a veces, parecía que algo nos susurraba, pero, no había nada, o al menos nada que pudiéramos ver, no era un buen lugar para vivir, pero al menos nos serviría para pasar un rato. Entrar a la casa no fue nada difícil, la puerta parecía pedir a gritos que la derrumbaran, pues bastó con ponerle una mano a la manija para que la puerta se fuera abajo, observé a Bath con una sonrisa ante la extraña situación - Entremos - Le dije mientras me recostaba a la pared para deslizarme con la espalda hasta caer sentado en el piso - ¿Estás bien? - Le pregunté algo preocupado, aunque mi estado era pésimo, era gracias a ella que había conseguido salir de las minas, y aunque también tenía sus heridas, se había esforzado mucho en traerme, seguro estaba súper agotada.
La casa resultaba ser bastante misteriosa, había demasiado silencio, pero a veces, algunos ruidos se escuchaban en el piso superior, aunque luego, simplemente desaparecían, otras veces, al pasar la vista por algún sitio podía ver cosas o personas que realmente no estaban ahí, pero seguro era algún efecto del agotamiento o los golpes, así que no le daba mucha importancia - Descansaremos un poco y nos iremos de aquí - Le dije a mi compañera - No me gusta este lugar - Aclaré mientras cerraba los ojos y recostaba la cabeza a la pared.
Última edición por Bio el Lun Jul 20 2015, 01:14, editado 2 veces
Bio
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
El frío reinaba en el ambiente mientras que cada nueva pisada representaba un auténtico reto para el vampiro. Llevaban horas caminando, después de pasar otras tantas trabajando y siendo despiadadamente controlados por la tal Aracne, Erzsébeth había tenido que combatir solo a las arañas, sacar a rastras a su amigo del tétrico lugar y ahora servirle de muleta. No es que le molestase, para nada, ayudar a Bio era lo único que le apetecía en aquellos instantes; pero su herida estaba aún latente en su costado, de vez en cuando se llevaba una mano para comprobar que la sangre a penas brotaba y lo que manchaba sus dedos era ya coagulada. Al rato llegaron a un poblado derruido y a primera vista abandonado, los restos de las casas hacían pensar al cazador que una batalla importante se había librado hacía tiempo.
Bio decidió que se parasen en una de las casas, que aunque tuviese el tejado hecho trizas, les serviría para cubrirles del sol que ya se acercaba. La puerta cayó nada más ponerle la mano en el pomo, y su compañero vampiro se deslizó dentro de la mohosa morada para descansar. Lo arrastró un poco más adentro para tener un poco de espacio y trató de colocar la puerta en su lugar de origen. Cuando escuchó su pregunta, negó con la cabeza. No es que no se sintiese mal, pero no quería darle más preocupaciones al cansado vampiro. Tras un par de caídas y empotrar una silla contra la puerta, la susodicha quedó al fin en pie y Erzsébeth pudo dejar de preocuparse. Cualquier medida era poca para protegerse del menor ápice de luz. Comprobó que las cortinas, llenas de polvo e insectos, cubriesen debidamente un ventanal. Bio parecía algo paranoico, cada dos segundos miraba a un lado y a otro, hasta que al fin se dio permiso y recostó la cabeza para cerrar los ojos.
—A mí tampoco me gusta —añadió el vampiro, quitándose el polvo del vestido— pero hasta que no vuelva nuestra luna, poco podemos hacer fuera de estas cuatro paredes. Erzsébeth se dirigió junto a su compañero y se recostó a su lado, dejando caer su cabeza sobre su hombro. Comprobó una vez más su herida y no salía más sangre. Suspiró con alivio y verificó que sus dagas estuviesen bien guardadas. No era el mejor lugar para establecer una relación más profunda, pero algo quería hacer el cazador para pasar el tiempo, el sueño no era una preocupación en aquellos instantes.
—Ser un vampiro... ¿bendición o maldición? ¿Recompensa o castigo? —preguntó, mirando al techo mientras recordaba a Cassandra con nostalgia.
Bio decidió que se parasen en una de las casas, que aunque tuviese el tejado hecho trizas, les serviría para cubrirles del sol que ya se acercaba. La puerta cayó nada más ponerle la mano en el pomo, y su compañero vampiro se deslizó dentro de la mohosa morada para descansar. Lo arrastró un poco más adentro para tener un poco de espacio y trató de colocar la puerta en su lugar de origen. Cuando escuchó su pregunta, negó con la cabeza. No es que no se sintiese mal, pero no quería darle más preocupaciones al cansado vampiro. Tras un par de caídas y empotrar una silla contra la puerta, la susodicha quedó al fin en pie y Erzsébeth pudo dejar de preocuparse. Cualquier medida era poca para protegerse del menor ápice de luz. Comprobó que las cortinas, llenas de polvo e insectos, cubriesen debidamente un ventanal. Bio parecía algo paranoico, cada dos segundos miraba a un lado y a otro, hasta que al fin se dio permiso y recostó la cabeza para cerrar los ojos.
—A mí tampoco me gusta —añadió el vampiro, quitándose el polvo del vestido— pero hasta que no vuelva nuestra luna, poco podemos hacer fuera de estas cuatro paredes. Erzsébeth se dirigió junto a su compañero y se recostó a su lado, dejando caer su cabeza sobre su hombro. Comprobó una vez más su herida y no salía más sangre. Suspiró con alivio y verificó que sus dagas estuviesen bien guardadas. No era el mejor lugar para establecer una relación más profunda, pero algo quería hacer el cazador para pasar el tiempo, el sueño no era una preocupación en aquellos instantes.
—Ser un vampiro... ¿bendición o maldición? ¿Recompensa o castigo? —preguntó, mirando al techo mientras recordaba a Cassandra con nostalgia.
Bathory
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Cada paso que dimos en aquel rechinante piso de madera parecía que hacía rechinar la casa entera, era un lugar bastante triste, aunque antaño, parecía haber sido bastante acogedor, algunos retratos permanecían en las paredes, uno de ellos muy llamativo donde aparecía una familia pequeña, padre, madre, niño y niña, los chicos aparentemente de la misma edad y con rasgos físicos bastante parecidos, gemelos tal vez, aunque por ahora no tenía importancia, algo en la imagen me llamaba la atención, y era que los rostros de los padres habían sido cortados o arrancados del retrato, bastante curioso, pero sin relevancia para nosotros por ahora.
Me divertía ver a Bath luchando para cerrar la puerta, por lo que no pude evitar soltar varias sonrisas durante su odisea, finalmente se recostó a mi lado y me hizo una pregunta para la que ciertamente no estaba preparado - ¿Bendición o maldición? - Repetí murmurando para mí mismo - ¿Recompensa o castigo? - Cerré los ojos para pensar en la respuesta y casi me quedaba dormido, seguramente si me dormía se me saldría la baba, despertaría ridículamente babeado y no sería divertido, al menos no para mí.
Dirigí la vista al techo mientras respondía las preguntas - Me gusta ser lo que soy, tal vez no durante el día, pero a estas alturas, no sabría vivir de otra forma - Dije mientras mantenía la vista fija en un punto inexistente del roído techo - Hay maldiciones peores, como ser esclavo de una araña gigante por ejemplo - Reí un poco al decir eso - Es gracioso, porque es cierto - Acoté para finalizar el mal chiste.
Finalmente interrumpí la risa para tomar un tono más serio - Ha sido más recompensa que castigo, pues se me dio la oportunidad de elegir serlo, sin embargo, a veces pienso que mi elección fue producto de un engaño, que me indujeron a pensar algo para luego poder usarme - Guardé silencio por unos instantes antes de poder continuar - Quien me hizo vampiro, poseía grandes poderes mentales, al punto que ya no sé si las cosas que hacía para él, fueron porque quise hacerlas, o porque me hizo creer que quería hacerlas.
Dejé caer mi cabeza suavemente a la pared de nuevo mientras le regresaba la pregunta - ¿Y tú qué dices? - Le pregunté en tono pícaro - ¿Bendición o maldición?, ¿Recompensa o castigo? - Mientras esperaba su respuesta noté que el techo de la habitación comenzaba a dejar caer algo de polvo, como si alguien caminara en una de las habitaciones del piso superior, aunque tal vez era solo mi imaginación.
Me divertía ver a Bath luchando para cerrar la puerta, por lo que no pude evitar soltar varias sonrisas durante su odisea, finalmente se recostó a mi lado y me hizo una pregunta para la que ciertamente no estaba preparado - ¿Bendición o maldición? - Repetí murmurando para mí mismo - ¿Recompensa o castigo? - Cerré los ojos para pensar en la respuesta y casi me quedaba dormido, seguramente si me dormía se me saldría la baba, despertaría ridículamente babeado y no sería divertido, al menos no para mí.
Dirigí la vista al techo mientras respondía las preguntas - Me gusta ser lo que soy, tal vez no durante el día, pero a estas alturas, no sabría vivir de otra forma - Dije mientras mantenía la vista fija en un punto inexistente del roído techo - Hay maldiciones peores, como ser esclavo de una araña gigante por ejemplo - Reí un poco al decir eso - Es gracioso, porque es cierto - Acoté para finalizar el mal chiste.
Finalmente interrumpí la risa para tomar un tono más serio - Ha sido más recompensa que castigo, pues se me dio la oportunidad de elegir serlo, sin embargo, a veces pienso que mi elección fue producto de un engaño, que me indujeron a pensar algo para luego poder usarme - Guardé silencio por unos instantes antes de poder continuar - Quien me hizo vampiro, poseía grandes poderes mentales, al punto que ya no sé si las cosas que hacía para él, fueron porque quise hacerlas, o porque me hizo creer que quería hacerlas.
Dejé caer mi cabeza suavemente a la pared de nuevo mientras le regresaba la pregunta - ¿Y tú qué dices? - Le pregunté en tono pícaro - ¿Bendición o maldición?, ¿Recompensa o castigo? - Mientras esperaba su respuesta noté que el techo de la habitación comenzaba a dejar caer algo de polvo, como si alguien caminara en una de las habitaciones del piso superior, aunque tal vez era solo mi imaginación.
Bio
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Cuando escuchó el chiste de la araña no pudo evitar darle un leve codazo en el costado a su compañero, no había tenido ninguna gracia después de todo lo que habían pasado, pero al fin y al cabo el humor era lo único que quedaba tras la desgracia de aquella tragicomedia que habían vivido. Sus fuerzas iban restaurándose poco a poco, él lo percibía en la voz de su amigo, y la cicatriz que le quedaría en su propio costado sería ínfima, mas siempre recordaría las andanzas por aquellas cuevas. Las respuestas de Bio eran muy convincentes y hablaba de su pasado con cierta nostalgia, tenía los ojos cansados y, si pudiese darse color a las voces, la suya habría sido violeta, como la de una aurora triste y solitaria. Pronto escucharía unos ruidos provenientes del tejado al que tanto miraba su compañero, pero no le dio la mínima importancia al ver que las preguntas recaían sobre él. No le gustaba hablar de sí mismo, pero Bio y él tenían ese tipo de relación en la que ya había comprobado que podía relajarse y contar algunas cosas.
—Bendición, por supuesto —dijo él, levantándose y recorriendo la estancia con los brazos a la espalda—. Gracias a esto he logrado conocer a la persona más maravillosa y pretenciosa del universo, la única que me ata y me manipula como quiere sin que me moleste o haga sentir como una mierda —finalizó él, recordando con melancolía a Cassandra y a cómo le había vuelto a abandonar. Gracias a esto yo... soy la mujer que ves ahora, Bio —dijo, midiendo sus palabras e intentando ocultar el tick nervioso de su ojo ya que era, en parte, una mentira—. Fuerte. Fugaz. Hermosa. Una asesina a sueldo hecha y derecha —rió por lo bajo y encontró un cuadro en la pared que había estado observando su amigo, le pasó los dedos por encima mientras seguía hablando.
—Castigo, sin duda —replicó a la vez que se acercaba a la escalera y se colocaba contra la pared junto antes del hueco de la misma—. He pecado de soberbia y de orgullosa, he cometido las peores deshonras desde el día en que nací, y me merezco no volver a ver la luz del sol. Hizo un gesto con los dedos para que Bio guardase silencio, quizá solo era algún animalillo lo que bajaba por las escaleras, pero no quería arriesgarse. Lo primero que vería el intruso si es que existía y no era sugestión por culpa de su amigo, sería a Bio desparramado en el suelo, pero no le daría tiempo a reaccionar; Erzsébeth ya tenía las dagas desenfundadas y giraban entre sus dedos con cierto brillo verdoso.
—Bendición, por supuesto —dijo él, levantándose y recorriendo la estancia con los brazos a la espalda—. Gracias a esto he logrado conocer a la persona más maravillosa y pretenciosa del universo, la única que me ata y me manipula como quiere sin que me moleste o haga sentir como una mierda —finalizó él, recordando con melancolía a Cassandra y a cómo le había vuelto a abandonar. Gracias a esto yo... soy la mujer que ves ahora, Bio —dijo, midiendo sus palabras e intentando ocultar el tick nervioso de su ojo ya que era, en parte, una mentira—. Fuerte. Fugaz. Hermosa. Una asesina a sueldo hecha y derecha —rió por lo bajo y encontró un cuadro en la pared que había estado observando su amigo, le pasó los dedos por encima mientras seguía hablando.
—Castigo, sin duda —replicó a la vez que se acercaba a la escalera y se colocaba contra la pared junto antes del hueco de la misma—. He pecado de soberbia y de orgullosa, he cometido las peores deshonras desde el día en que nací, y me merezco no volver a ver la luz del sol. Hizo un gesto con los dedos para que Bio guardase silencio, quizá solo era algún animalillo lo que bajaba por las escaleras, pero no quería arriesgarse. Lo primero que vería el intruso si es que existía y no era sugestión por culpa de su amigo, sería a Bio desparramado en el suelo, pero no le daría tiempo a reaccionar; Erzsébeth ya tenía las dagas desenfundadas y giraban entre sus dedos con cierto brillo verdoso.
Bathory
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Ver telarañas en los rincones de la casa me daba un poco de nervios, lógicamente había quedado un poco traumado y paranoico después de lo que habíamos pasado, aunque éstas eran redes pequeñas, de arañas comunes, nada de qué preocuparse. Bath continuaba revisando el lugar mientras me dejaba saber más de ella, a pesar de la confianza que habíamos construido, éramos un par de desconocidos que no sabíamos nada del pasado del otro.
Al parecer, mi compañera había encontrado algo sospechoso, tal vez se había fijado en los mismos ruidos que yo, había pasado buen rato, suficiente para que ya pudiera levantarme, pero usaría la imagen de desvalido hasta el último momento.
Los ruidos en las habitaciones superiores se hicieron cada vez más continuos, y se acercaban lentamente hacia la escalera, incluso, se oyeron caer algunas cosas arriba, era innegable entonces, había alguien más ¿amigo o enemigo? No lo sabríamos aún, pero debíamos estar preparados para lo peor, aunque en nuestro estado no podríamos defendernos adecuadamente.
Finalmente, el sonido de un maullido se escuchó viajar por el aire hasta golpear la pared y dejando ver luego a un gato que bajaba rodando por las escaleras, un flaco y espantoso gato negro al que le faltaba un ojo había aparecido repentinamente de manera muy poco ortodoxa, tal vez le gustaba lanzarse contra las paredes, aunque le faltaba más destreza para poder hacerlo de la manera correcta, aunque la otra posibilidad, es que hubiese sido lanzado por alguien más para calmar nuestras sospechas de que hubiera alguien más, sin embargo, con la aparición del gato, cesaron los sonidos en la parte superior, por lo que podríamos estar más calmados al menos durante un rato - Que cosa tan fea - Le dije a Bath mientras señalaba al gato que intentaba levantarse algo mareado por la espantosa caída que había tenido.
Al parecer, mi compañera había encontrado algo sospechoso, tal vez se había fijado en los mismos ruidos que yo, había pasado buen rato, suficiente para que ya pudiera levantarme, pero usaría la imagen de desvalido hasta el último momento.
Los ruidos en las habitaciones superiores se hicieron cada vez más continuos, y se acercaban lentamente hacia la escalera, incluso, se oyeron caer algunas cosas arriba, era innegable entonces, había alguien más ¿amigo o enemigo? No lo sabríamos aún, pero debíamos estar preparados para lo peor, aunque en nuestro estado no podríamos defendernos adecuadamente.
Finalmente, el sonido de un maullido se escuchó viajar por el aire hasta golpear la pared y dejando ver luego a un gato que bajaba rodando por las escaleras, un flaco y espantoso gato negro al que le faltaba un ojo había aparecido repentinamente de manera muy poco ortodoxa, tal vez le gustaba lanzarse contra las paredes, aunque le faltaba más destreza para poder hacerlo de la manera correcta, aunque la otra posibilidad, es que hubiese sido lanzado por alguien más para calmar nuestras sospechas de que hubiera alguien más, sin embargo, con la aparición del gato, cesaron los sonidos en la parte superior, por lo que podríamos estar más calmados al menos durante un rato - Que cosa tan fea - Le dije a Bath mientras señalaba al gato que intentaba levantarse algo mareado por la espantosa caída que había tenido.
Bio
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
El piso de madera vieja cubierto de ese polvo que caía de su techo parecía indicar que no faltaba poco para que esta se despedazará, pues al igual que cada construcción en este lugar, su vejez terminaba derrumbándose en escombros. Pero de forma peculiar esta casa había logrado persistir por los años, aunque a malas condiciones en un sitio como este. No podía moverme libremente sin hacer rechinar la madera vieja del piso superior, lo que parecía indicar tras analizar la situación un probable lío gracias a mi coraza contra la vieja y débil madera a la que pisaba de forma tan segura. Pero aún así debía persistir; mi compañero esperaba tras la entrada del Poblado en donde nos habíamos metido y yo investigaba más del lúgubre y antiguo lugar.
Quizás la duda había crecido en mi como en el corazón de un niño, pero lamentablemente esto no era por sentimentalismo, se trataba de una búsqueda recóndita de lo que había sucedido. La paranoia me acechaba con la amenaza de saber si habrían uno que otro desertor de la ley oculto entre los escombros del Poblado, o si no, quizás alguna que otra bestia merodeando por el tétrico pueblo y oculta en alguno de los escombros que podría servirles de madriguera. Definitivamente este era el único lugar que podría indicar que hubiesen personas escondidas aquí, era lo más probable que toda persona preferiría una casa vieja a escombros del pasado. Veía mas a fondo la pequeña habitación mientras el suelo rechinaba, notando un recuadro empolvado sobre un cajón.
La duda esta vez me invadió, quizás era información de la que requeriría saber. Pero tras el momento de acercar mis dedos hacia ese empolvado retrato, un gato andrajoso y negro se subió al cajón, para emprender un salto de furia contra mi junto a sus zarpas. Obviamente me fue fácil moverme a un lado y dejar que el gato emprendiese ahora un salto a la nada, sin tenerme en la mira, cayó de una forma digna de estupidez, chocando su espalda contra la pared. Esperando que fuese un gato, pensaba que ello le daría mas elegancia y astucia, pero al parecer sus años le habían quitado ello a la criatura. Salí de la habitación tras un buen cálculo de las probabilidades luego de todo lo visto anteriormente, el gato podría tratarse de la mascota de un huésped o quizás, de un forastero, ello cada vez se intensificaba más como una posible realidad tras escuchar sonidos, diálogos de personas conversando.
Tras salir iba escuchando cada vez más los murmullos de hombre y mujer, hasta que con sólo girarme hacia la escalera que tenía ante mis ojos, noté a una mujer de aspecto inusual, viendo fijamente por encima de las escaleras a lo que estaba posando fuera de la habitación: a mi, únicamente por mi parecía esta haber desenfundado unas dagas de un filo de color verdoso pero con un lúgubre brillo. - Buenas, estimada señorita.-Dije en mi susurrante y frívolo tono, que contenía en él un aspecto metálico que a simple vista delataba lo que era.- ¿Piensa de casualidad resolver el problema de mi estancia con la ley de la hoja? lamentablemente creo que no podré hacerlo por usted.
El sarcasmo involuntario fue un poco arrogante, insinuando que no podría resolver el problema a partir de las armas contra ella, al parecer humana, no podría dañar debido a las consecuencias que ello acarrearía mi sistema. El rojizo brillo carmesí bajo mi capucha, que junto a mi andrajosa y vieja túnica dieron un aire de misterio junto a esa frívola voz.
Quizás la duda había crecido en mi como en el corazón de un niño, pero lamentablemente esto no era por sentimentalismo, se trataba de una búsqueda recóndita de lo que había sucedido. La paranoia me acechaba con la amenaza de saber si habrían uno que otro desertor de la ley oculto entre los escombros del Poblado, o si no, quizás alguna que otra bestia merodeando por el tétrico pueblo y oculta en alguno de los escombros que podría servirles de madriguera. Definitivamente este era el único lugar que podría indicar que hubiesen personas escondidas aquí, era lo más probable que toda persona preferiría una casa vieja a escombros del pasado. Veía mas a fondo la pequeña habitación mientras el suelo rechinaba, notando un recuadro empolvado sobre un cajón.
La duda esta vez me invadió, quizás era información de la que requeriría saber. Pero tras el momento de acercar mis dedos hacia ese empolvado retrato, un gato andrajoso y negro se subió al cajón, para emprender un salto de furia contra mi junto a sus zarpas. Obviamente me fue fácil moverme a un lado y dejar que el gato emprendiese ahora un salto a la nada, sin tenerme en la mira, cayó de una forma digna de estupidez, chocando su espalda contra la pared. Esperando que fuese un gato, pensaba que ello le daría mas elegancia y astucia, pero al parecer sus años le habían quitado ello a la criatura. Salí de la habitación tras un buen cálculo de las probabilidades luego de todo lo visto anteriormente, el gato podría tratarse de la mascota de un huésped o quizás, de un forastero, ello cada vez se intensificaba más como una posible realidad tras escuchar sonidos, diálogos de personas conversando.
Tras salir iba escuchando cada vez más los murmullos de hombre y mujer, hasta que con sólo girarme hacia la escalera que tenía ante mis ojos, noté a una mujer de aspecto inusual, viendo fijamente por encima de las escaleras a lo que estaba posando fuera de la habitación: a mi, únicamente por mi parecía esta haber desenfundado unas dagas de un filo de color verdoso pero con un lúgubre brillo. - Buenas, estimada señorita.-Dije en mi susurrante y frívolo tono, que contenía en él un aspecto metálico que a simple vista delataba lo que era.- ¿Piensa de casualidad resolver el problema de mi estancia con la ley de la hoja? lamentablemente creo que no podré hacerlo por usted.
El sarcasmo involuntario fue un poco arrogante, insinuando que no podría resolver el problema a partir de las armas contra ella, al parecer humana, no podría dañar debido a las consecuencias que ello acarrearía mi sistema. El rojizo brillo carmesí bajo mi capucha, que junto a mi andrajosa y vieja túnica dieron un aire de misterio junto a esa frívola voz.
Sajin
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
El sentimiento de ser perseguido y observado era algo que el cazador había aprendido a sobrellevar con los años, pero al estar junto con Bio sus miedos se apoderaban de su alma. No quería que le ocurriese nada al herido y tampoco quería tener que dejarlo a su suerte en un arrebato de ira, y la paranoia que rodeaba al vampiro era poco menos que molesta. Pronto él empezó a escuchar también ruidos y al ver el gesto irónico que dibujaba su compañero entre risitas bajó la vista por un segundo para encontrarse a un pequeño y viejo gato negro. El felino le miró con curiosidad con su único ojo y a punto estuvo de agacharse para acariciarlo cuando percibió que no era lo único que bajaba por las escaleras. Cada paso de lo que descendía parecía ser muy pesado; los escalones crujían y daban la sensación de que iban a ceder ante su peso. Cuando se encontró cara a cara con "la persona" que había estado escondiéndose en el piso superior dejó escapar un grito ahogado.
—Buenas, estimada señorita. ¿Piensa de casualidad resolver el problema de mi estancia con la ley de la hoja? Lamentablemente creo que no podré hacerlo por usted. La voz metálica que había reproducido aquellas palabras le recordó a una de sus aventuras con Bio. Aunque esta vez había más fuego amigo que enemigo, ver a lo que parecía ser un bio-cibernético no era lo que se esperaba de aquel paraje helado. No enfundó las armas pero sí las bajó en gesto de buena fe, no conocía las circunstancias que sufría aquel ser y no era quién para juzgarle, cuando ambos estaban escondiéndose como ratas callejeras. Además estaban cansados y heridos, comenzar una batalla sin argumentos no era la mejor forma de recuperar las fuerzas que tanto le estaban flaqueando.
—¡Por favor, no me hables así, que me siento vieja! —dijo al fin tras unos segundos de silencio para procesar la situación—. No pretendíamos irrumpir en tu... ¿casa? Prometo no herirte si no es completamente necesario. Se agachó sin apartar la vista del extraño y llamó al gato, que primero se mostró receloso pero luego buscó sus caricias, lo agarró entre sus brazos y se volvió a erguir. Te voy a llamar pulguitas, pensó, observando los bichitos que tenía el animal en el pelaje. Los maullidos del felino llenaban la estancia y los ojos de Erzsébeth iban directos a la capa del individuo. Se mostraba afable y simpático, pero seguía con las armas a la vista bajo el gato. —Como ves, mi amigo y yo no ocultamos nada más que viejas heridas, ¿por qué no te quitas esa capucha raída y te sientas aquí con nosotros? Te invitaría a dar un paseo, pero no nos es posible en estos momentos.
—Buenas, estimada señorita. ¿Piensa de casualidad resolver el problema de mi estancia con la ley de la hoja? Lamentablemente creo que no podré hacerlo por usted. La voz metálica que había reproducido aquellas palabras le recordó a una de sus aventuras con Bio. Aunque esta vez había más fuego amigo que enemigo, ver a lo que parecía ser un bio-cibernético no era lo que se esperaba de aquel paraje helado. No enfundó las armas pero sí las bajó en gesto de buena fe, no conocía las circunstancias que sufría aquel ser y no era quién para juzgarle, cuando ambos estaban escondiéndose como ratas callejeras. Además estaban cansados y heridos, comenzar una batalla sin argumentos no era la mejor forma de recuperar las fuerzas que tanto le estaban flaqueando.
—¡Por favor, no me hables así, que me siento vieja! —dijo al fin tras unos segundos de silencio para procesar la situación—. No pretendíamos irrumpir en tu... ¿casa? Prometo no herirte si no es completamente necesario. Se agachó sin apartar la vista del extraño y llamó al gato, que primero se mostró receloso pero luego buscó sus caricias, lo agarró entre sus brazos y se volvió a erguir. Te voy a llamar pulguitas, pensó, observando los bichitos que tenía el animal en el pelaje. Los maullidos del felino llenaban la estancia y los ojos de Erzsébeth iban directos a la capa del individuo. Se mostraba afable y simpático, pero seguía con las armas a la vista bajo el gato. —Como ves, mi amigo y yo no ocultamos nada más que viejas heridas, ¿por qué no te quitas esa capucha raída y te sientas aquí con nosotros? Te invitaría a dar un paseo, pero no nos es posible en estos momentos.
Bathory
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
El gato había conseguido distraernos por un segundo, sin embargo, después de ver su aparatosa entrada, seguía escuchando pasos en el piso superior, me negaba a creerlo pero definitivamente había alguien ahí escondido, y no pasó mucho tiempo para que finalmente hiciera su entrada, era nada menos que un biocibernético, extraño como todos ellos, pero hasta ahora, jamás había conocido a uno que resultara ser un asesino, lo cual me tranquilizó al menos de momento - (Todos tienen ese chip que les impide...) - Pensé sin decir nada mientras observaba con detenimiento al sujeto - (Bueno, al menos estaremos a salvo... A menos que algún desperfecto lo haya convertido en un robot loco homicida) - Seguí pensando ya con algo de inseguridad, sus palabras me calmaron un poco, no por lo que dijo en sí, sino por su forma de expresarse, parecía sofisticado y elegante, tal vez era algún tipo de explorador o investigador.
Estaba a punto de levantarme cuando Bath comenzó a dirigirse a él; yo por mi parte, aún en el piso, llevé mis manos a la espalda para tomar mis dagas aunque sin sacarlas aún, preparado para levantarme a la más mínima señal de ataque, aunque sin llegar a mostrar mis intenciones, sin embargo Bath rompió la tensión del momento bajando sus dagas y acercándose para tomar al espantoso gato tuerto - Saludos, ser metálico, soy Bio, mi amiga se llama Bath, somos solo dos humanos perdidos, heridos y cansados - Dije para complementar el voto de confianza que le había dado bath, la tensión parecía bajar, pero de nuevo parecería que no éramos los únicos en aquel lugar - Supongo que no vino solo - Le dije al bio imaginando que tal vez había uno más como él; al escuchar nuevos ruidos pero esta vez en la misma habitación, tras un puerta que llevaba a una pequeña recámara.
Retiré mis manos de la espalda y me acerqué a la puerta, estaba cerrada desde fuera por una barra de madera que por dentro resultaría imposible de abrir, pero por fuera bastaría con subirla un poco, la barra de madera estaba algo pesada, o tal vez mis fuerzas era demasiado pocas, pero con algo de esfuerzo fue posible subirla para luego dejarla caer al piso liberando la puerta; el ruido causado hizo que los ruidos adentro se hicieran más frecuentes y acelerados hasta que finalmente hubo uno mucho más fuerte como de algo cayendo al piso, miré a Bath y al bio desconocido esperando que alguno me dijera lo que podría haber ahí adentro pero finalmente acabé abriendo la puerta para satisfacer mi curiosidad, dentro, había una chica amordazada y atada a una silla, al parecer había forzado su posición hasta caer al piso de lado, su cabello negro y lizo caía sobre su rostro lleno de lágrimas mientras sus ojos nos miraban pidiendo ayuda, su boca amordazada intentaba gritar pero solo salían gemidos ahogados en impotencia, di un par de pasos hacia atrás ante tan horrible situación...
Estaba a punto de levantarme cuando Bath comenzó a dirigirse a él; yo por mi parte, aún en el piso, llevé mis manos a la espalda para tomar mis dagas aunque sin sacarlas aún, preparado para levantarme a la más mínima señal de ataque, aunque sin llegar a mostrar mis intenciones, sin embargo Bath rompió la tensión del momento bajando sus dagas y acercándose para tomar al espantoso gato tuerto - Saludos, ser metálico, soy Bio, mi amiga se llama Bath, somos solo dos humanos perdidos, heridos y cansados - Dije para complementar el voto de confianza que le había dado bath, la tensión parecía bajar, pero de nuevo parecería que no éramos los únicos en aquel lugar - Supongo que no vino solo - Le dije al bio imaginando que tal vez había uno más como él; al escuchar nuevos ruidos pero esta vez en la misma habitación, tras un puerta que llevaba a una pequeña recámara.
Retiré mis manos de la espalda y me acerqué a la puerta, estaba cerrada desde fuera por una barra de madera que por dentro resultaría imposible de abrir, pero por fuera bastaría con subirla un poco, la barra de madera estaba algo pesada, o tal vez mis fuerzas era demasiado pocas, pero con algo de esfuerzo fue posible subirla para luego dejarla caer al piso liberando la puerta; el ruido causado hizo que los ruidos adentro se hicieran más frecuentes y acelerados hasta que finalmente hubo uno mucho más fuerte como de algo cayendo al piso, miré a Bath y al bio desconocido esperando que alguno me dijera lo que podría haber ahí adentro pero finalmente acabé abriendo la puerta para satisfacer mi curiosidad, dentro, había una chica amordazada y atada a una silla, al parecer había forzado su posición hasta caer al piso de lado, su cabello negro y lizo caía sobre su rostro lleno de lágrimas mientras sus ojos nos miraban pidiendo ayuda, su boca amordazada intentaba gritar pero solo salían gemidos ahogados en impotencia, di un par de pasos hacia atrás ante tan horrible situación...
Bio
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Mi llegada ante los ojos de la persona a la que tenía ante mis ojos al parecer hizo que me viese como un aliado más que un enemigo, lo que al parecer provoco que la señorita bajase sus dagas de cierto brillo verdoso. Ella se digno a responder a mi pobre diálogo, a lo que justo después de terminar estos, empecé con una disciplinada respuesta ante estos.
— Si así lo dice, forastera. -Dije bajo el mismo tono, pero esta vez con un poco menos de educación.Esta no es mi casa, pero si que he llevado un tiempo investigando su interior. ¿Herirme? bueno, eso le sera difícil, estimada forastera. La veía fijamente mientras no paraba de brillar sobre mi rostro mi enrojecido ojo de mi frente de tono carmesí, pero eso no hizo que ella no dejase de verme cara a cara como yo a ella, incluso cuando esta se dignase a agacharse ante mi presencia solo para agarrar al minino. Por un pequeño tiempo la sala se lleno de los maullidos del gato, que eran lo único que podía equilibrar las cosas en el frío silencio que estábamos ambos. Hasta que ella, dio por último un diálogo mas ante mi.
— Como ves, mi amigo y yo no ocultamos nada más que viejas heridas, ¿por qué no te quitas esa capucha raída y te sientas aquí con nosotros? Te invitaría a dar un paseo, pero no nos es posible en estos momentos.
¿Había otro mas? probablemente ello era debido a que escuchaba no sólo una voz femenina, pero sin embargo, ella no lucía con ninguna herida que pudiese considerarse grave como para parar aquí, quizás el herido se trataba del sujeto. Fue un silencio incómodo mientras analizaba la situación, pero de una forma rápida gracias al procesamiento de mi sistema respondí con claridad pero con la esencia de mi disciplina en mis palabras hacia ella.
— Entiendo. Lo siento, pero no creo que deba quitarme esta túnica en parajes como estos, aunque puedo descansar con ustedes en esta casa. Bajé por las escaleras que rechinaban con el metal de mis pies chocando contra ella, pasando por el costado de la chica de forma disciplinada sin el mas mínimo roce contra su hombro, temía de que fuese a dañarla de alguna forma u otra. Me sentía incómodo bajo la presencia de humanos, envidiaba su humanidad y su libertad, cosa que nunca podría tener. Noté entre las pocas sillas en el piso inferior a el sujeto del que parecía ser el acompañante de la chica, herido gravemente pero probablemente no era tan grave como para llegar a matarlo, ya que parecía tener una buena condición física.
El me hablo con mucho respeto, más de lo que un hombre hubiese hecho conmigo, un simple juguete destinado a obedecer. Ello fue algo que me hizo recobrar más confianza en los forasteros, pero Jinsa estaba bastante indecisa, paranoica y sobretodo apática. No quería arruinar todo por culpa de él, así que tras unos pobres segundos en silencio me digné a responder ante su comentario, cerrando mis puños, en un intento de ocultar esa minúscula pizca de humanidad, ¿pizca? no, más bien deseo de humanidad, ello era imposible en alguien como yo. — Sí, su amiga me lo ha contado al igual que usted.-Dije bajo mi típico tono, que no perdía la menor gracia. — Buenas por igual, y si, alguien viene conmigo, pero ahora mismo se encuentra en espera en la entrada a estos lares, quizás esta explorando un poco por los bosques.
El sujeto por un momento dejo de verme a los ojos tras escuchar esos sonidos como los que yo escuchaba, dirigidos a esa puerta cerrada pero que se agitaba una y otra vez como si reclamase vida propia en su madera. El sujeto, conocido como Bio, estaba yendo lentamente a abrir tal puerta misteriosa, mientras que yo bajo sus espaldas lo seguía con su misma lentitud, agarraba el mango de mi sable bajo mi costado por si algo tramase herir al sujeto. Una vez que este lo abrió luego de lo que parecía ser un período de duda, cayo ante el suelo una chica amordazada con un rostro del que encarnaban lágrimas que viajaban a través de sus mejillas, lanzando de su boca tapada unos gemidos de agonía y miedo. — Interesante. -Dije sin la menor emoción o lástima por la joven, bajo el mismo tono de siempre con su crudeza.— Me temo que debe haber alguien más aquí. No bajes la guardia, nunca sabes si esta cerca tuyo, estimado Bio.
En un momento de duda entre quien era el monstruo aquí que había hecho esa aberración a una joven, dejé salir mi espada con la elegancia de un espadachín de su mango negro. La hoja pálida gracias al frío pero con una punta afilada resalto entre el aire de misterio, sospechas y miedo en esa casa, así como resulto ser con las dagas de la chica.
— Si así lo dice, forastera. -Dije bajo el mismo tono, pero esta vez con un poco menos de educación.Esta no es mi casa, pero si que he llevado un tiempo investigando su interior. ¿Herirme? bueno, eso le sera difícil, estimada forastera. La veía fijamente mientras no paraba de brillar sobre mi rostro mi enrojecido ojo de mi frente de tono carmesí, pero eso no hizo que ella no dejase de verme cara a cara como yo a ella, incluso cuando esta se dignase a agacharse ante mi presencia solo para agarrar al minino. Por un pequeño tiempo la sala se lleno de los maullidos del gato, que eran lo único que podía equilibrar las cosas en el frío silencio que estábamos ambos. Hasta que ella, dio por último un diálogo mas ante mi.
— Como ves, mi amigo y yo no ocultamos nada más que viejas heridas, ¿por qué no te quitas esa capucha raída y te sientas aquí con nosotros? Te invitaría a dar un paseo, pero no nos es posible en estos momentos.
¿Había otro mas? probablemente ello era debido a que escuchaba no sólo una voz femenina, pero sin embargo, ella no lucía con ninguna herida que pudiese considerarse grave como para parar aquí, quizás el herido se trataba del sujeto. Fue un silencio incómodo mientras analizaba la situación, pero de una forma rápida gracias al procesamiento de mi sistema respondí con claridad pero con la esencia de mi disciplina en mis palabras hacia ella.
— Entiendo. Lo siento, pero no creo que deba quitarme esta túnica en parajes como estos, aunque puedo descansar con ustedes en esta casa. Bajé por las escaleras que rechinaban con el metal de mis pies chocando contra ella, pasando por el costado de la chica de forma disciplinada sin el mas mínimo roce contra su hombro, temía de que fuese a dañarla de alguna forma u otra. Me sentía incómodo bajo la presencia de humanos, envidiaba su humanidad y su libertad, cosa que nunca podría tener. Noté entre las pocas sillas en el piso inferior a el sujeto del que parecía ser el acompañante de la chica, herido gravemente pero probablemente no era tan grave como para llegar a matarlo, ya que parecía tener una buena condición física.
El me hablo con mucho respeto, más de lo que un hombre hubiese hecho conmigo, un simple juguete destinado a obedecer. Ello fue algo que me hizo recobrar más confianza en los forasteros, pero Jinsa estaba bastante indecisa, paranoica y sobretodo apática. No quería arruinar todo por culpa de él, así que tras unos pobres segundos en silencio me digné a responder ante su comentario, cerrando mis puños, en un intento de ocultar esa minúscula pizca de humanidad, ¿pizca? no, más bien deseo de humanidad, ello era imposible en alguien como yo. — Sí, su amiga me lo ha contado al igual que usted.-Dije bajo mi típico tono, que no perdía la menor gracia. — Buenas por igual, y si, alguien viene conmigo, pero ahora mismo se encuentra en espera en la entrada a estos lares, quizás esta explorando un poco por los bosques.
El sujeto por un momento dejo de verme a los ojos tras escuchar esos sonidos como los que yo escuchaba, dirigidos a esa puerta cerrada pero que se agitaba una y otra vez como si reclamase vida propia en su madera. El sujeto, conocido como Bio, estaba yendo lentamente a abrir tal puerta misteriosa, mientras que yo bajo sus espaldas lo seguía con su misma lentitud, agarraba el mango de mi sable bajo mi costado por si algo tramase herir al sujeto. Una vez que este lo abrió luego de lo que parecía ser un período de duda, cayo ante el suelo una chica amordazada con un rostro del que encarnaban lágrimas que viajaban a través de sus mejillas, lanzando de su boca tapada unos gemidos de agonía y miedo. — Interesante. -Dije sin la menor emoción o lástima por la joven, bajo el mismo tono de siempre con su crudeza.— Me temo que debe haber alguien más aquí. No bajes la guardia, nunca sabes si esta cerca tuyo, estimado Bio.
En un momento de duda entre quien era el monstruo aquí que había hecho esa aberración a una joven, dejé salir mi espada con la elegancia de un espadachín de su mango negro. La hoja pálida gracias al frío pero con una punta afilada resalto entre el aire de misterio, sospechas y miedo en esa casa, así como resulto ser con las dagas de la chica.
Sajin
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Desde que habían salido de la cueva de las arañas, Bio había adoptado la verdadera imagen de un ser desgraciado como eran los vampiros, temiendo que en cada esquina alguien les estuviera esperando dispuesto a acabar con sus vidas... o algo peor. Esa actitud de loco paranoide podía deberse al shock anterior, ya que en lo poco que conocía al vampiro jamás había manifestado tal comportamiento. Pero a medida que avanzaban los segundos, se daba cuenta de que el sexto sentido de su compañero no era solo una paranoia debido al susto, sino que ciertamente estaba en lo correcto y que allí había algo que no cuadraba. Quizá a Erzsébeth se le habían hundido los instintos debido al cansancio; por muchas heridas que le faltasen, seguía sintiéndose débil de alguna forma.
Las respuestas del robot parecían simples pero no programadas. Erzsébeth siempre había pensado que aquellos seres no sabían razonar por sí mismos, pero al parecer podían hasta relacionarse entre ellos y crear lazos, porque por lo visto otro sujeto más se hallaba en los bosques. Lo que estaría haciendo ni lo sabía ni le importaba, mientras no tuviera que salir a plena luz para encontrarlo y averiguarlo. Cuando Bio se aproximó a intentar abrir la puerta, el vampiro pensó que no conseguiría tener la fuerza suficiente para hacerlo con los daños que llevaba encima, mas logró llevar a cabo su cometido y dejar al descubierto lo que escondía aquel lugar. Espero no tener que enseñarle que los robots también pueden sufrir cortocircuitos, pensó, a la vez que dejaba aquel tema apartado y seguía dando imagen de conforme con la presencia de aquel bio-cibernético entre ellos.
Una mujer se hallaba en aquella fría habitación, los cabellos tapaban su rostro y solo dejaban ver unos ojos tristes que pedían auxilio. Unas cuerdas anchas aunque algo deshilachadas cubrían su torso dejándola atada a una carcomida silla, de tal forma que lo único que le había quedado a la chica en un intento fallido de escapar habría sido darse impulsos con el tronco y patadas con las piernas hasta quedar en la posición en la que la habían encontrado. El golpe, seguramente, era lo menos doloroso que habría pasado la muchacha. A Erzsébeth se le encogió el corazón; las mujeres con el pelo así de negro siempre le recordaban a su dueña y señora, y algo dentro de él se removía impulsándolo a salvarla. Apartó a Bio hacia un lado y avanzó hasta dentro de la habitación. Con el conocimiento que poseía sobre trampas y venenos, dedujo que no había ningún tipo de sistema ni artefacto peligroso dentro de aquel cuarto, así que avanzó con las dagas girando entre sus dedos hasta estar completamente dentro.
Lo primero de lo que se percató era de que la habitación no era tan pequeña como parecía. A simple vista era un cuadrado oscuro, mohoso y lleno de odiosas telarañas, en la que no había ningún tipo de ornamentación. Las tablas de madera del suelo estaban descolocadas, algunas sobresalían más que otras y los clavos que intentaban recolocarlas estaban tan mal puestos que no habían cumplido su labor. La persona que haya hecho esto no tiene demasiadas luces, pensó, dejar a un prisionero sin métodos para evitar que nadie lo libere... ¡y encima esto es una auténtica pocilga! Mas analizando más detenidamente el cuarto encontró algo muy curioso. Bajo la silla de la mujer descansaba un cuadrado mucho más oscuro que el resto de tablas de madera, como si de una trampilla se tratase. Antes de inspeccionarla, decidió palpar las paredes en caso de que hubiese algún tipo de puerta que no llegase a apreciar; pero nada, sus dedos no palpaban otra cosa que astillas e insectos. Volvió con la muchacha y una vez hubo comprobado que todo estaba medianamente seguro, se agachó ante ella y le retiró la mordaza de la boca. Apartó de la sospechosa trampilla la silla con las fuerzas que le quedaban e intentó calmarla un poco. La mujer llevaba un vestido completamente blanco, sin mangas y por lo que se veía le llegaba por las rodillas. No tenía calzado y algo parecido a una pulsera descansaba en su tobillo.
—No te preocupes cielo —dijo Erzsébeth, dibujando una amplia sonrisa y adoptando un tono de voz serio y convincente—, te voy a sacar de aquí en un momentín... Se disponía ya el vampiro a cortar las gruesas cuerdas que impedían el movimiento de la muchacha, cuando esta soltó un gruñido y, mientras sollozaba, balbuceó unas palabras:
—¡SÁCAME DE AQUÍ, TE LO RUEGO, SÁCAME YA!
El vampiro intentó darse prisa, y entre los nervios por sacar a la muchacha y los gemidos de la misma, no se percató que algo se removía bajo el suelo, que la trampilla poco a poco iba dejando una apertura, como si alguien hubiese estado vigilando hasta aquel momento para hacer acto de presencia...
Las respuestas del robot parecían simples pero no programadas. Erzsébeth siempre había pensado que aquellos seres no sabían razonar por sí mismos, pero al parecer podían hasta relacionarse entre ellos y crear lazos, porque por lo visto otro sujeto más se hallaba en los bosques. Lo que estaría haciendo ni lo sabía ni le importaba, mientras no tuviera que salir a plena luz para encontrarlo y averiguarlo. Cuando Bio se aproximó a intentar abrir la puerta, el vampiro pensó que no conseguiría tener la fuerza suficiente para hacerlo con los daños que llevaba encima, mas logró llevar a cabo su cometido y dejar al descubierto lo que escondía aquel lugar. Espero no tener que enseñarle que los robots también pueden sufrir cortocircuitos, pensó, a la vez que dejaba aquel tema apartado y seguía dando imagen de conforme con la presencia de aquel bio-cibernético entre ellos.
Una mujer se hallaba en aquella fría habitación, los cabellos tapaban su rostro y solo dejaban ver unos ojos tristes que pedían auxilio. Unas cuerdas anchas aunque algo deshilachadas cubrían su torso dejándola atada a una carcomida silla, de tal forma que lo único que le había quedado a la chica en un intento fallido de escapar habría sido darse impulsos con el tronco y patadas con las piernas hasta quedar en la posición en la que la habían encontrado. El golpe, seguramente, era lo menos doloroso que habría pasado la muchacha. A Erzsébeth se le encogió el corazón; las mujeres con el pelo así de negro siempre le recordaban a su dueña y señora, y algo dentro de él se removía impulsándolo a salvarla. Apartó a Bio hacia un lado y avanzó hasta dentro de la habitación. Con el conocimiento que poseía sobre trampas y venenos, dedujo que no había ningún tipo de sistema ni artefacto peligroso dentro de aquel cuarto, así que avanzó con las dagas girando entre sus dedos hasta estar completamente dentro.
Lo primero de lo que se percató era de que la habitación no era tan pequeña como parecía. A simple vista era un cuadrado oscuro, mohoso y lleno de odiosas telarañas, en la que no había ningún tipo de ornamentación. Las tablas de madera del suelo estaban descolocadas, algunas sobresalían más que otras y los clavos que intentaban recolocarlas estaban tan mal puestos que no habían cumplido su labor. La persona que haya hecho esto no tiene demasiadas luces, pensó, dejar a un prisionero sin métodos para evitar que nadie lo libere... ¡y encima esto es una auténtica pocilga! Mas analizando más detenidamente el cuarto encontró algo muy curioso. Bajo la silla de la mujer descansaba un cuadrado mucho más oscuro que el resto de tablas de madera, como si de una trampilla se tratase. Antes de inspeccionarla, decidió palpar las paredes en caso de que hubiese algún tipo de puerta que no llegase a apreciar; pero nada, sus dedos no palpaban otra cosa que astillas e insectos. Volvió con la muchacha y una vez hubo comprobado que todo estaba medianamente seguro, se agachó ante ella y le retiró la mordaza de la boca. Apartó de la sospechosa trampilla la silla con las fuerzas que le quedaban e intentó calmarla un poco. La mujer llevaba un vestido completamente blanco, sin mangas y por lo que se veía le llegaba por las rodillas. No tenía calzado y algo parecido a una pulsera descansaba en su tobillo.
—No te preocupes cielo —dijo Erzsébeth, dibujando una amplia sonrisa y adoptando un tono de voz serio y convincente—, te voy a sacar de aquí en un momentín... Se disponía ya el vampiro a cortar las gruesas cuerdas que impedían el movimiento de la muchacha, cuando esta soltó un gruñido y, mientras sollozaba, balbuceó unas palabras:
—¡SÁCAME DE AQUÍ, TE LO RUEGO, SÁCAME YA!
El vampiro intentó darse prisa, y entre los nervios por sacar a la muchacha y los gemidos de la misma, no se percató que algo se removía bajo el suelo, que la trampilla poco a poco iba dejando una apertura, como si alguien hubiese estado vigilando hasta aquel momento para hacer acto de presencia...
Bathory
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Aún con lo diferente y extraño que pudiera ser, el sujeto no me generaba ninguna incomodidad, incluso me hacía sentir más tranquilo, aun así, había algo en él que me resultaba misterioso, aunque tal vez serían solo ideas mías. Estaba todavía horrorizado por la extraña situación cuando Bath me apartó casi lanzándome al piso para entrar a donde se encontraba la mujer, entré con cuidado mientras escuchaba el consejo del sujeto cuyo nombre aún no sabía - ¿Tienes nombre? - Le pregunté mientras caminaba hacia la habitación con atención especial de su consejo, ciertamente no sabíamos si estábamos solos, pues a cada instante aparecía algo nuevo.
Bath parecía una experta inspeccionando el lugar, lo que me hacía sentir más seguro y entré completamente dejando a un lado la paranoia que había estado sintiendo, sin embargo, esta volvió al poco rato, algo se movía bajo las tablas del piso, como tratando de salir de ese lugar, pero ¿Qué podría ser? Tal vez todo había sido una vil trampa para atraernos y ahora una araña gigante intentaría usarnos como nidos... De nuevo. No, nuestra suerte no podía ser tan mala, tenía que ser algo más, tal vez quien había dejado atada a la chica había puesto alguna trampa o algún vigilante.
Con los ruidos que hicimos al entrar, las tablas del piso comenzaron a moverse con más fuerza, me acerqué a la trampilla para terminar de levantarla, sin embargo, mis intenciones fueron interrumpidas por unas voces en la entrada de la casa - Ojalá vengan rápido por la chica, no podemos alimentarla - Escuché una voz algo gruesa, parecía un sujeto grande - Ellos vendrán, estaban muy interesados en ésta - Dijo otro con voz más aguda que luego continuaría hablando - Parece que tenemos visitas hermano, mira como han dejado la puerta - el otro respondió mientras empujaba la puerta hasta lanzarla al piso sin mucho esfuerzo - ¿Y éstos de donde salieron? - Preguntó mientras se rascaba la cabeza y nos observaba en el fondo de la otra habitación donde habíamos encontrado a la chica - Al parecer ahora nuestros esclavos vienen por sí mismos - Respondió el de voz aguda cuyo tamaño era considerablemente menor - Atrápalos o destrúyelos - Dijo el pequeño mientras se cruzaba de brazos y el grande, sin pensarlo dos veces comenzaba a transformarse en un grande y fuerte licántropo - ¡¡Rayos!! - Exclamé al ver en lo que nos habíamos metido, no estaría fácil salir de ésta, necesitábamos acabar con los sujetos de manera rápida y precisa sin causar daños a la estructura de la casa o estaríamos en problemas por la luz; con lo torpe y pesado que se veía el enemigo eso iba a estar difícil, en mi condición no podía combatir con suficiente agilidad, o al menos no por mucho tiempo - Espero que sepas pelear - Le dije al biocibernético mientras daba un par de pasos atrás y sacaba mis dagas listas para la batalla - Bath, aquí vamos de nuevo, parece que los problemas no acaban nunca - Le dije a mi amiga mientras esperaba que se uniera para acabar con aquellos sujetos hostiles
Bath parecía una experta inspeccionando el lugar, lo que me hacía sentir más seguro y entré completamente dejando a un lado la paranoia que había estado sintiendo, sin embargo, esta volvió al poco rato, algo se movía bajo las tablas del piso, como tratando de salir de ese lugar, pero ¿Qué podría ser? Tal vez todo había sido una vil trampa para atraernos y ahora una araña gigante intentaría usarnos como nidos... De nuevo. No, nuestra suerte no podía ser tan mala, tenía que ser algo más, tal vez quien había dejado atada a la chica había puesto alguna trampa o algún vigilante.
Con los ruidos que hicimos al entrar, las tablas del piso comenzaron a moverse con más fuerza, me acerqué a la trampilla para terminar de levantarla, sin embargo, mis intenciones fueron interrumpidas por unas voces en la entrada de la casa - Ojalá vengan rápido por la chica, no podemos alimentarla - Escuché una voz algo gruesa, parecía un sujeto grande - Ellos vendrán, estaban muy interesados en ésta - Dijo otro con voz más aguda que luego continuaría hablando - Parece que tenemos visitas hermano, mira como han dejado la puerta - el otro respondió mientras empujaba la puerta hasta lanzarla al piso sin mucho esfuerzo - ¿Y éstos de donde salieron? - Preguntó mientras se rascaba la cabeza y nos observaba en el fondo de la otra habitación donde habíamos encontrado a la chica - Al parecer ahora nuestros esclavos vienen por sí mismos - Respondió el de voz aguda cuyo tamaño era considerablemente menor - Atrápalos o destrúyelos - Dijo el pequeño mientras se cruzaba de brazos y el grande, sin pensarlo dos veces comenzaba a transformarse en un grande y fuerte licántropo - ¡¡Rayos!! - Exclamé al ver en lo que nos habíamos metido, no estaría fácil salir de ésta, necesitábamos acabar con los sujetos de manera rápida y precisa sin causar daños a la estructura de la casa o estaríamos en problemas por la luz; con lo torpe y pesado que se veía el enemigo eso iba a estar difícil, en mi condición no podía combatir con suficiente agilidad, o al menos no por mucho tiempo - Espero que sepas pelear - Le dije al biocibernético mientras daba un par de pasos atrás y sacaba mis dagas listas para la batalla - Bath, aquí vamos de nuevo, parece que los problemas no acaban nunca - Le dije a mi amiga mientras esperaba que se uniera para acabar con aquellos sujetos hostiles
Bio
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Tras ver bajo las espaldas del sujeto Bio, la señorita entro con tal prisa que golpeo hombro con hombro con el sujeto con tal de entrar hacia la habitación donde se encontraba la joven amordazada. Fijé mi vista en los dos sujetos a los que, si algo se presentaba con ganas de dañar a estos, tendría que defender la seguridad de estos, si es que en realidad eran humanos, ese no era mi problema, después de todo, yo solo defendía al justo. No planeaba ser el típico bio-cibernético esclavo que solo obedece, un hombre libre podría decidir... aunque eso no cambia las cosas.
Bio y su compañera suavizaban el tétrico momento que asolaba en la vida de la joven con preguntas sencillas y cálidas tales como la necesidad de la información de su nombre y un posible chantaje de que iba a ser libre. — Probablemente muera, no tendría caso explotar todas las probabilidades por algo que sería muy lógico que suceda por su ritmo cardíaco, esta muy preocupada y posiblemente este por darle un ataque. Lo que decía era bastante crudo y lógico, algo sin sentimientos básicamente o más bien, reprimidos. No me acerqué en lo más mínimo a ayudar a la niña, no quería acercarme a ningún marginado que necesitase ayuda, mi ayuda siempre les ocasionaba la muerte. Al igual que la niña, al igual que su padre, mi pasado estaba como protector de una vida, a la que cada una había fallado. Por su bien, no quería interferir en que camino la muerte decidiera para ella, ya que probablemente conmigo sería mucho más lento y al final, sin ningún motivo. A veces no sabía a quien le servía, si en verdad tendría que dar algo de mi o no, simplemente la moral de la muerte era la que me hacía decidir a quien debía servir, si sus probabilidades de morir o no podrían alcanzar algo significante para mi deber. Sólo sigue las malditas leyes de la naturaleza eso es lo que el decía Jinsa, su ideología era demasiado humana como para ser una parte de mi.
Una vez más los ruidos llegaron del suelo de madera, rechinando las pisadas de algo misterioso que cruzaba sobre la casa a la cual tanto yo como los sujetos desconocían sobre su existencia. Luego fue cuando unos diálogos entre dos personas delataron su ubicación, bajo la entrada de la casa, a la cual no tardaban mucho para entrar seguramente. Sus diálogos eran bravos y arrogantes, que delataba su oficio como esclavistas de una forma muy sencilla. Uno de ellos entraba bajo una forma lupina, tomando el control sobre su cuerpo una criatura tanto humana como lobuna, solo llegaba a verse la silueta de su cabeza al estar sumergida bajo la oscuridad de la abandonada casa, donde solo era iluminada a partir de los frívolos ojos carmesí que se asemejaban a sangre fresca del ser lupino. La respuesta era más que clara: licantropía.
Espero que sepas pelear fue lo que dijo Bio, él estaba demasiado herido como para prepararse con sus dagas a combatir con los sujetos que teníamos por delante. Puse mi mano sobre su pecho y lo aparté de manera educada hacia atrás junto a las dos señoritas, para solo terminar diciéndoles a los que estaba por defender de los criminales. — Estimado Bio, mi código no quiere que te unas conmigo a la batalla, estás herido. No podría permitir que sufras algún daño mayor en este combate. -Dije en ese típico tono que siempre regocijaba en mi voz, pero esta vez, parecía algo humano. — Que la señorita se encargue de protegerte a ti y a la joven, en esto no puedo dejar que alguien que me trato por primera vez como un ser humano luego de tanto tiempo, tenga que ser herido por estos individuos.
Cubrí con uno de mis brazos la entrada, sacrificando mi cuerpo a las heridas que pudiera recibir por Bio y su compañera. Nunca había arriesgado mi vida desde hace tanto tiempo por alguien, ello volvía hacer recobrar mi código de honor y deber, mi disciplina como espadachín. Mi espada estaba al frente, solo apuntando a la criatura lupina que se acercaba lentamente hacia la habitación en la que se hallaban mis compañeros, con su aire de intimidación y superioridad por físico. — ¡Aléjate, trozo de chatarra! fue lo que pronunció la criatura mientras que atestiguó una de sus zarpas como ataque, la cual fue respondida con el filo de mi espada.
Fue increíble la resistencia de su carne, la que únicamente llegué a amputar su meñique, pero aunque sea pude hacer retroceder el brazo. Era el que conservaba más energía hasta hora, eso creía, pero también habían probabilidades de que no llegase a ayudarme mucho con una criatura cuya resistencia era dura y férrea. La criatura rugió, como si gritase como cualquier hombre de dolor. Una bestia con instinto asesino de un hombre, eso era peligroso. — ¡Voy a dejarte mal de la cabeza, hojalata! -Eso era lo que decía en su profunda y siniestra voz de aspecto demoníaco, lanzando ambas de sus zarpas contra mi. Las había llegado a parar con el filo de la espada, pero me había retrocedido hasta que si no hubiese sido por mi otro brazo, hubiese sido lanzado contra el interior de la habitación. — ¡Eso es todo lo que tienes, ¿eso lo llamas usar una espada? serás una vergüenza hasta como esclavo!
Su gran masa física intentaba arrojarme hacia atrás acercándose cada vez más, mientras que él pensaba acercar más su mandíbula con tal de lanzar una dentellada hacia mi cráneo encapuchado.
Déjame salir ello era lo que resonaba bajo mi sistema, como una susurrante voz acosadora a la cual escucharía hasta el fin de mis días, era él, el que me negó mi propia muerte hace mucho tiempo. Yo le enseñaré lo que tu no eres capaz, oh, querido yo. Intentaba engañarme bajo promesas como siempre hacía, pero no, no quería liberar mi otro yo frente a los demás, no a los que me consideraron humano. No quería perder ese orgullo que gané por culpa de Jinsa, pero poco a poco, lo sentía cada vez más en mi.
Bio y su compañera suavizaban el tétrico momento que asolaba en la vida de la joven con preguntas sencillas y cálidas tales como la necesidad de la información de su nombre y un posible chantaje de que iba a ser libre. — Probablemente muera, no tendría caso explotar todas las probabilidades por algo que sería muy lógico que suceda por su ritmo cardíaco, esta muy preocupada y posiblemente este por darle un ataque. Lo que decía era bastante crudo y lógico, algo sin sentimientos básicamente o más bien, reprimidos. No me acerqué en lo más mínimo a ayudar a la niña, no quería acercarme a ningún marginado que necesitase ayuda, mi ayuda siempre les ocasionaba la muerte. Al igual que la niña, al igual que su padre, mi pasado estaba como protector de una vida, a la que cada una había fallado. Por su bien, no quería interferir en que camino la muerte decidiera para ella, ya que probablemente conmigo sería mucho más lento y al final, sin ningún motivo. A veces no sabía a quien le servía, si en verdad tendría que dar algo de mi o no, simplemente la moral de la muerte era la que me hacía decidir a quien debía servir, si sus probabilidades de morir o no podrían alcanzar algo significante para mi deber. Sólo sigue las malditas leyes de la naturaleza eso es lo que el decía Jinsa, su ideología era demasiado humana como para ser una parte de mi.
Una vez más los ruidos llegaron del suelo de madera, rechinando las pisadas de algo misterioso que cruzaba sobre la casa a la cual tanto yo como los sujetos desconocían sobre su existencia. Luego fue cuando unos diálogos entre dos personas delataron su ubicación, bajo la entrada de la casa, a la cual no tardaban mucho para entrar seguramente. Sus diálogos eran bravos y arrogantes, que delataba su oficio como esclavistas de una forma muy sencilla. Uno de ellos entraba bajo una forma lupina, tomando el control sobre su cuerpo una criatura tanto humana como lobuna, solo llegaba a verse la silueta de su cabeza al estar sumergida bajo la oscuridad de la abandonada casa, donde solo era iluminada a partir de los frívolos ojos carmesí que se asemejaban a sangre fresca del ser lupino. La respuesta era más que clara: licantropía.
Espero que sepas pelear fue lo que dijo Bio, él estaba demasiado herido como para prepararse con sus dagas a combatir con los sujetos que teníamos por delante. Puse mi mano sobre su pecho y lo aparté de manera educada hacia atrás junto a las dos señoritas, para solo terminar diciéndoles a los que estaba por defender de los criminales. — Estimado Bio, mi código no quiere que te unas conmigo a la batalla, estás herido. No podría permitir que sufras algún daño mayor en este combate. -Dije en ese típico tono que siempre regocijaba en mi voz, pero esta vez, parecía algo humano. — Que la señorita se encargue de protegerte a ti y a la joven, en esto no puedo dejar que alguien que me trato por primera vez como un ser humano luego de tanto tiempo, tenga que ser herido por estos individuos.
Cubrí con uno de mis brazos la entrada, sacrificando mi cuerpo a las heridas que pudiera recibir por Bio y su compañera. Nunca había arriesgado mi vida desde hace tanto tiempo por alguien, ello volvía hacer recobrar mi código de honor y deber, mi disciplina como espadachín. Mi espada estaba al frente, solo apuntando a la criatura lupina que se acercaba lentamente hacia la habitación en la que se hallaban mis compañeros, con su aire de intimidación y superioridad por físico. — ¡Aléjate, trozo de chatarra! fue lo que pronunció la criatura mientras que atestiguó una de sus zarpas como ataque, la cual fue respondida con el filo de mi espada.
Fue increíble la resistencia de su carne, la que únicamente llegué a amputar su meñique, pero aunque sea pude hacer retroceder el brazo. Era el que conservaba más energía hasta hora, eso creía, pero también habían probabilidades de que no llegase a ayudarme mucho con una criatura cuya resistencia era dura y férrea. La criatura rugió, como si gritase como cualquier hombre de dolor. Una bestia con instinto asesino de un hombre, eso era peligroso. — ¡Voy a dejarte mal de la cabeza, hojalata! -Eso era lo que decía en su profunda y siniestra voz de aspecto demoníaco, lanzando ambas de sus zarpas contra mi. Las había llegado a parar con el filo de la espada, pero me había retrocedido hasta que si no hubiese sido por mi otro brazo, hubiese sido lanzado contra el interior de la habitación. — ¡Eso es todo lo que tienes, ¿eso lo llamas usar una espada? serás una vergüenza hasta como esclavo!
Su gran masa física intentaba arrojarme hacia atrás acercándose cada vez más, mientras que él pensaba acercar más su mandíbula con tal de lanzar una dentellada hacia mi cráneo encapuchado.
Déjame salir ello era lo que resonaba bajo mi sistema, como una susurrante voz acosadora a la cual escucharía hasta el fin de mis días, era él, el que me negó mi propia muerte hace mucho tiempo. Yo le enseñaré lo que tu no eres capaz, oh, querido yo. Intentaba engañarme bajo promesas como siempre hacía, pero no, no quería liberar mi otro yo frente a los demás, no a los que me consideraron humano. No quería perder ese orgullo que gané por culpa de Jinsa, pero poco a poco, lo sentía cada vez más en mi.
Sajin
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Bio se adentró con el vampiro en la oscura habitación preguntando por el nombre de la muchachita, aunque era del todo improbable que esta le contestase algo coherente: tenía el miedo reflejado en las dilatadas pupilas y lo único que salía de entre sus labios eran plegarias y ruegos para que la liberasen de aquel calvario. Erzsébeth acabaría pronto con el sufrimiento de la chica, bien cortándole la garganta si no se callaba, ya que le estaba provocando dolor de cabeza, bien terminando de cortar las malditas cuerdas, duras como una silla, por muy raídas que estuviesen. Una vez hubo destruido las cuerdas que oprimían el abdomen de la joven, la agarró por los hombros y la sentó, mirándola frente a frente, intentando tranquilizarla. La chica temblaba y lloraba, rezaba por lo bajo y agradecía que hubiesen ido en su ayuda. "Probablemente muera, no tendría caso explotar todas las probabilidades por algo que sería muy lógico que suceda por su ritmo cardíaco, esta muy preocupada y posiblemente este por darle un ataque", había dicho el bio-cibernético. Erzsébeth no se molestó en girarse, pero seguramente apreciaría el tono de desprecio en su voz.
—Por eso tú jamás podrás ser considerado un humano, chico —dijo, con tono áspero y desagradable, a la vez que recibía un abrazo efusivo de la chica—. Para ti todo son números, porcentajes y datos. La vida es mucho más que eso, y es una pena que jamás vayas a saber lo que es sentir... ni siquiera el "honor" convierte a un desalmado en un héroe.
El cazador noctívago escuchó ruidos y voces a su espalda, pero no pudo girarse para comprobar qué o quiénes eran, estaba demasiado ensimismado contemplando la belleza y angustia de aquella joven, intentando calmarla con caricias y voz suave. Esta poco a poco iba relajándose. Escuchó rugidos y se giró por un segundo. Al parecer dos hombres habían venido a coger lo que tomaban como suyo, la chica, y estaban dispuestos a usar las peores bajezas para conseguirlo. Una batalla comenzó entre lo que parecía ser un licántropo y el bio-cibernético, que había adoptado una figura protectora con respecto a Bio. Aunque lo agradecía desde el fondo de su corazón, era un acto honroso y correcto, jamás aceptaría a alguien como él. No fluye nada en su interior, pensó a la vez que se levantaba con la chica abrazada a él, solo es una estúpida programación. Fue hacia Bio y le agarró de la mano, mostrando sentimientos optimistas y no dejando ver cuánto le disgustaba aquella situación.
—No seríamos más que una molestia en la batalla —dijo, apretando su mano con fuerza— tú estás hecho un desastre, y mi cabeza no da para más...
—¡OTRA VEZ NO! ¡POR FAVOR, VÁMONOS, VÁMONOS PRONTO!
La mujer empezó a sollozar de nuevo y un golpe seco a sus espaldas les dejó mudos. Se giró para comprobar lo que era, perdiendo de vista la escena de la batalla, para encontrarse con que la trampilla estaba completamente abierta y una cabeza asomaba por ella. Un hombre de mediana edad, pelo castaño y ojos grises, les contemplaba desde la penumbra; un candil iluminaba su alrededor y una frondosa barba tapaba sus labios.
—He estado esperando el momento adecuado para descubrir esta trampilla, y ha llegado. Seguidme, aquí hay un túnel que nos llevará directos a la iglesia del pueblo. Ese bio-como se llame podrá apañárselas; y dejaremos la trampilla abierta para que pueda seguirnos, su capacidad de deducción le hará saber que habéis escapado por aquí. Vamos, venid, venga. No os queda más remedio que confiar en mí. Niña, ¡ven a mis brazos, que ya te daba por perdida!
De pronto la muchacha sacó fuerzas para salir corriendo hacia aquel hombre, bajó con su ayuda por el túnel y este les hizo un gesto para que le siguiesen. Erzsébeth intercambió unas cuantas miradas con Bio y decidió que lo mejor sería seguir a aquel anciano; no podían salir por la puerta por la que habían entrado y parecía el único modo seguro de escapar de allí. Seguramente los dos tontos tendrían más aliados cerca.
—Bio, ven —dijo, apretando su mano nuevamente— él se hará cargo y le veremos después. Si no vienes por las buenas, te llevaré yo por las malas, sabes de sobra que puedo contigo. Y avanzó hasta la trampilla, se metió y esperó a que su compañero le siguiese mientras el bio-cibernético seguía con su lucha.
—Por eso tú jamás podrás ser considerado un humano, chico —dijo, con tono áspero y desagradable, a la vez que recibía un abrazo efusivo de la chica—. Para ti todo son números, porcentajes y datos. La vida es mucho más que eso, y es una pena que jamás vayas a saber lo que es sentir... ni siquiera el "honor" convierte a un desalmado en un héroe.
El cazador noctívago escuchó ruidos y voces a su espalda, pero no pudo girarse para comprobar qué o quiénes eran, estaba demasiado ensimismado contemplando la belleza y angustia de aquella joven, intentando calmarla con caricias y voz suave. Esta poco a poco iba relajándose. Escuchó rugidos y se giró por un segundo. Al parecer dos hombres habían venido a coger lo que tomaban como suyo, la chica, y estaban dispuestos a usar las peores bajezas para conseguirlo. Una batalla comenzó entre lo que parecía ser un licántropo y el bio-cibernético, que había adoptado una figura protectora con respecto a Bio. Aunque lo agradecía desde el fondo de su corazón, era un acto honroso y correcto, jamás aceptaría a alguien como él. No fluye nada en su interior, pensó a la vez que se levantaba con la chica abrazada a él, solo es una estúpida programación. Fue hacia Bio y le agarró de la mano, mostrando sentimientos optimistas y no dejando ver cuánto le disgustaba aquella situación.
—No seríamos más que una molestia en la batalla —dijo, apretando su mano con fuerza— tú estás hecho un desastre, y mi cabeza no da para más...
—¡OTRA VEZ NO! ¡POR FAVOR, VÁMONOS, VÁMONOS PRONTO!
La mujer empezó a sollozar de nuevo y un golpe seco a sus espaldas les dejó mudos. Se giró para comprobar lo que era, perdiendo de vista la escena de la batalla, para encontrarse con que la trampilla estaba completamente abierta y una cabeza asomaba por ella. Un hombre de mediana edad, pelo castaño y ojos grises, les contemplaba desde la penumbra; un candil iluminaba su alrededor y una frondosa barba tapaba sus labios.
—He estado esperando el momento adecuado para descubrir esta trampilla, y ha llegado. Seguidme, aquí hay un túnel que nos llevará directos a la iglesia del pueblo. Ese bio-como se llame podrá apañárselas; y dejaremos la trampilla abierta para que pueda seguirnos, su capacidad de deducción le hará saber que habéis escapado por aquí. Vamos, venid, venga. No os queda más remedio que confiar en mí. Niña, ¡ven a mis brazos, que ya te daba por perdida!
De pronto la muchacha sacó fuerzas para salir corriendo hacia aquel hombre, bajó con su ayuda por el túnel y este les hizo un gesto para que le siguiesen. Erzsébeth intercambió unas cuantas miradas con Bio y decidió que lo mejor sería seguir a aquel anciano; no podían salir por la puerta por la que habían entrado y parecía el único modo seguro de escapar de allí. Seguramente los dos tontos tendrían más aliados cerca.
—Bio, ven —dijo, apretando su mano nuevamente— él se hará cargo y le veremos después. Si no vienes por las buenas, te llevaré yo por las malas, sabes de sobra que puedo contigo. Y avanzó hasta la trampilla, se metió y esperó a que su compañero le siguiese mientras el bio-cibernético seguía con su lucha.
Bathory
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
La situación se hacía cada vez más difícil, salir de la pequeña casa era un suicidio, y estar dentro hacía muy difícil pelear, de cualquier modo estábamos en una situación difícil de resolver, el bio me apartó con un aire protector, justo como yo lo habría hecho en su lugar, sin embargo, no podía simplemente irme y dejarlo solo, así que tomé mis dagas y me preparé para unirme al combate, sin embargo, Bath me detuvo con su mano diciéndome algo que era muy sensato, no estábamos en condiciones de iniciar un combate, o al menos, no para terminarlo en buena forma, por lo cual dudé unos instantes, el bio resistía los ataques con gallardía, sin embargo, algo me hacía pensar que se estaba conteniendo, las proporciones de su cuerpo le permitían ser más letal que eso, pero parecía atacar con miedo.
Corrí a donde se encontraba Bath entrando por la trampilla de donde había salido el nuevo sujeto, pretendían entrar al túnel y escapar hasta la iglesia, dejar al protector bio a su suerte no me parecía una buena opción - Adelántense, yo las alcanzaré en un segundo - Dije mientras me levantaba para tratar de ayudar al bio, o al menos avisarle que iríamos por esta ruta, sin embargo, en mi descuido, el hombre más pequeño también se había transformado en un lobo luego de gritar - ¡¡No!! No dejaré que se escapen - Apenas le tomó unos segundos cambiar de forma, y aunque era más pequeño que su aliado, también era mucho más rápido y ágil, por lo que no le costó mucho trabajo emprender una carrera y deslizarse por debajo de los pies del bio que bloqueaba la puerta mientras éste estaba ocupado defendiéndose del otro licántropo más grande.
Lo vi venir tan de prisa que apenas logré reaccionar cubriéndome con las dagas cruzadas pero mi debilidad temporal y la potencia del salto del animal hizo que me fuera hacia atrás intentando dar pasos para no perder el equilibrio, aunque al final fue en vano y acabé por caer junto al animal por el agujero donde me esperaba Bath junto a la chica y el otro sujeto que había aparecido misteriosamente.
A pesar de la habilidad de la que tanto presumía, mi caída fue bastante aparatosa, sin embargo, conseguí girar el cuerpo mientras caía para quedar sobre el lobo, el cual acabó por amortiguar mi caída, apenas logré reaccionar, aún sin levantarme del suelo dirigí una daga a su costilla, pero consiguió evitarla con un rápido giro de su cuerpo que le permitió alejarse un poco, en apenas unos instantes ya estaba de pie, aunque parecía un poco adolorido por la caída, aunque yo tampoco estaba en las mejores condiciones, sin embargo me levanté para interponerme entre el lobo y las chicas - No llegarás a ellas tan fácil - Dije mientras sostenía mis dagas y daba lentos pasos hacia atrás para ganar algo de espacio y poder reaccionar ante cualquier ataque - Bath, saca a la chica, si no lo detenemos acá, no servirá de nada huir - No era grande, por lo que sus ataques no podrían ser tan devastadores como los del que peleaba contra el bio - (Espero que lo logre) - Pensé refiriéndome al metálico aliado - (Las batallas más difíciles son las que se libran por dentro, contra nuestros temores) - Pensé por unos instantes para luego concentrarme en la amenaza que tenía frente a mí.
Corrí a donde se encontraba Bath entrando por la trampilla de donde había salido el nuevo sujeto, pretendían entrar al túnel y escapar hasta la iglesia, dejar al protector bio a su suerte no me parecía una buena opción - Adelántense, yo las alcanzaré en un segundo - Dije mientras me levantaba para tratar de ayudar al bio, o al menos avisarle que iríamos por esta ruta, sin embargo, en mi descuido, el hombre más pequeño también se había transformado en un lobo luego de gritar - ¡¡No!! No dejaré que se escapen - Apenas le tomó unos segundos cambiar de forma, y aunque era más pequeño que su aliado, también era mucho más rápido y ágil, por lo que no le costó mucho trabajo emprender una carrera y deslizarse por debajo de los pies del bio que bloqueaba la puerta mientras éste estaba ocupado defendiéndose del otro licántropo más grande.
Lo vi venir tan de prisa que apenas logré reaccionar cubriéndome con las dagas cruzadas pero mi debilidad temporal y la potencia del salto del animal hizo que me fuera hacia atrás intentando dar pasos para no perder el equilibrio, aunque al final fue en vano y acabé por caer junto al animal por el agujero donde me esperaba Bath junto a la chica y el otro sujeto que había aparecido misteriosamente.
A pesar de la habilidad de la que tanto presumía, mi caída fue bastante aparatosa, sin embargo, conseguí girar el cuerpo mientras caía para quedar sobre el lobo, el cual acabó por amortiguar mi caída, apenas logré reaccionar, aún sin levantarme del suelo dirigí una daga a su costilla, pero consiguió evitarla con un rápido giro de su cuerpo que le permitió alejarse un poco, en apenas unos instantes ya estaba de pie, aunque parecía un poco adolorido por la caída, aunque yo tampoco estaba en las mejores condiciones, sin embargo me levanté para interponerme entre el lobo y las chicas - No llegarás a ellas tan fácil - Dije mientras sostenía mis dagas y daba lentos pasos hacia atrás para ganar algo de espacio y poder reaccionar ante cualquier ataque - Bath, saca a la chica, si no lo detenemos acá, no servirá de nada huir - No era grande, por lo que sus ataques no podrían ser tan devastadores como los del que peleaba contra el bio - (Espero que lo logre) - Pensé refiriéndome al metálico aliado - (Las batallas más difíciles son las que se libran por dentro, contra nuestros temores) - Pensé por unos instantes para luego concentrarme en la amenaza que tenía frente a mí.
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Por eso tú jamás podrás ser considerado un humano, chico. ni siquiera el "honor" convierte a un desalmado en un héroe. ello eran profundas palabras negativas, clavadas en mi y describiendo básicamente mi propio ser. La señorita al parecer fue directa y clara, todo lo que dijo, fue correcto. Mi búsqueda de honor por las vidas que no llegué a proteger no me hacía un héroe, pero ello no era lo que yo quería exactamente, simplemente necesitaba dar algo a cambio a los que viví protegiendo, siendo un símbolo de la justicia. ¿Pero qué justicia puede dar una máquina cuando sus propias leyes la rigen? esa era la duda de mi existencia.
Empezaban a caer gotas de saliva tras volver a la realidad en ese profundo pensamiento íntimo de mi existencia; aún seguía allí la criatura antropomorfa, cuyas garras fueron de tal férrea dureza que empezaban a marcarse ralladuras sobre el filo del sable con el que me protegía de estas fieras garras de la bestia la que alguna vez estuvo bajo la forma de un corpulento hombre. Pero un hombre corpulento no era nada frente a un monstruo de tal altura, de tal fuerza y vigor en cuyos ojos enrojecidos eran como pozos de sangre, tan profundos y misteriosos, cuyo único brillo era el rojo oscuro de estos que se intensificaba más y más bajo la oscuridad. Cada vez, cada vez más tentaban a esa personalidad homicida de mi ser, si lo hacía podría protegerlos aunque intimidarlos con mi verdadera naturaleza, pero si no tal vez quedaría en muy mal estado.
Giré la vista a uno de mis laterales en donde miré bajo la mirilla del ojo a los humanos, un hombre en el apogeo de lo que parecía ser su mediana edad los estaba ayudando a escapar, ello intensifico mis ganas por detener las zarpas. Era un duelo de fuerza entre quien arrojaría al otro y quien acabaría en el suelo, contra el filo del enemigo. Pero todo eso se esfumo al momento que no fui capaz de reaccionar a la inquietante pero radical hazaña del compañero en transformarse en un lobo antropomorfo más, paso entre mis piernas sin que pudiese llegar a verlo por abajo. Eso me distrajo un poco, lo que hizo que estuviese al borde de entrar a la habitación, poco a poco dejando ralladuras en la madera vieja del suelo gracias a la férrea coraza que cubría mis pies que estaban siendo retrocedidos lentamente. Si no iba por ellos antes de que llegase ese veloz lupino, quizás uno que otro acabaría herido de mayor gravedad en la que estaban o peor, muertos.
Hubo una acción inesperada por parte de la criatura, una de sus grandes manos seguía bloqueando el sable y la otra aprovecho para cubrir toda mi cara; con esa misma aplicó un tremendo disparo de mi cuerpo contra una de las sillas de la sala. Mi dura coraza rompió en pedazos la quebradiza y vieja madera de la silla, la cual salió volando en varios trozos. Me levanté lentamente de los escombros, en donde fui capaz de reaccionar a otro golpe de sus zarpas bajo el bloqueo de mi sable, rayado de las garras de la bestia. El combatiente era injusto, no tenía mucho honor para combatir, pero era obvio, no era un hombre, si no una bestia actualmente. Jinsa cada vez más se intensificaba, hasta el punto de que en la lucha de ambos en liderar el cuerpo, este mismo se había quedado en una especie de piloto automático, solo aguantando con el bloqueo las zarpas del monstruo peludo.
— ¿Te quieres morir?-Dijo Jinsa, cuya voz resonó mucho más tétrica y humana que la que poseía, en lo profundo de nuestro mecanismo.— Me decepcionas. Déjame este a mi, querido yo. Te salvaré.
— ¿Salvarme? tu haz hecho de mi un espadachín sin un camino a donde ir.-Dije bajo ese choque entre sistemas en el interior del mecanismo, que seguía siendo comandado automáticamente.— Estoy obsoleto, pero debo seguir en pie. Todo, todo por tu arrogancia.
— Déjame encargarme de mi arrogancia esta vez-Jinsa estaba alcanzando más el control de lo que yo tenía predispuesto para mi, hasta el punto de ir lentamente tomando función de mi ser..— No analices más, las probabilidades de que llegué a salvarnos es mayor de la que tu estás logrando ahora.
Solo esta vez, sigamos las leyes de la naturaleza. pensé en lo profundo de mi, mientras que la llegada de Jinsa y su control de mi mecanismo, acarreo una grave patada en la parte íntima de la criatura antropomorfa, lo que la hizo retroceder bajo el tenue dolor del golpe del férreo pie de acero.
— ¿Quieres luchar conmigo? -De mis oscuras cuencas habían alumbrado mis azules ojos alguna vez bajo mi mando, pero esta vez, lo único humano en ellos se había esfumado para dar paso a unos iris carmesí, mientras que el enemigo se recobraba del dolor. En ese momento, la arrogancia y sarcasmo involuntario escapó de la lengua de Jinsa.— Por mi esta bien, pero dime, ¿por que quieres suicidarte?
Empezaban a caer gotas de saliva tras volver a la realidad en ese profundo pensamiento íntimo de mi existencia; aún seguía allí la criatura antropomorfa, cuyas garras fueron de tal férrea dureza que empezaban a marcarse ralladuras sobre el filo del sable con el que me protegía de estas fieras garras de la bestia la que alguna vez estuvo bajo la forma de un corpulento hombre. Pero un hombre corpulento no era nada frente a un monstruo de tal altura, de tal fuerza y vigor en cuyos ojos enrojecidos eran como pozos de sangre, tan profundos y misteriosos, cuyo único brillo era el rojo oscuro de estos que se intensificaba más y más bajo la oscuridad. Cada vez, cada vez más tentaban a esa personalidad homicida de mi ser, si lo hacía podría protegerlos aunque intimidarlos con mi verdadera naturaleza, pero si no tal vez quedaría en muy mal estado.
Giré la vista a uno de mis laterales en donde miré bajo la mirilla del ojo a los humanos, un hombre en el apogeo de lo que parecía ser su mediana edad los estaba ayudando a escapar, ello intensifico mis ganas por detener las zarpas. Era un duelo de fuerza entre quien arrojaría al otro y quien acabaría en el suelo, contra el filo del enemigo. Pero todo eso se esfumo al momento que no fui capaz de reaccionar a la inquietante pero radical hazaña del compañero en transformarse en un lobo antropomorfo más, paso entre mis piernas sin que pudiese llegar a verlo por abajo. Eso me distrajo un poco, lo que hizo que estuviese al borde de entrar a la habitación, poco a poco dejando ralladuras en la madera vieja del suelo gracias a la férrea coraza que cubría mis pies que estaban siendo retrocedidos lentamente. Si no iba por ellos antes de que llegase ese veloz lupino, quizás uno que otro acabaría herido de mayor gravedad en la que estaban o peor, muertos.
Hubo una acción inesperada por parte de la criatura, una de sus grandes manos seguía bloqueando el sable y la otra aprovecho para cubrir toda mi cara; con esa misma aplicó un tremendo disparo de mi cuerpo contra una de las sillas de la sala. Mi dura coraza rompió en pedazos la quebradiza y vieja madera de la silla, la cual salió volando en varios trozos. Me levanté lentamente de los escombros, en donde fui capaz de reaccionar a otro golpe de sus zarpas bajo el bloqueo de mi sable, rayado de las garras de la bestia. El combatiente era injusto, no tenía mucho honor para combatir, pero era obvio, no era un hombre, si no una bestia actualmente. Jinsa cada vez más se intensificaba, hasta el punto de que en la lucha de ambos en liderar el cuerpo, este mismo se había quedado en una especie de piloto automático, solo aguantando con el bloqueo las zarpas del monstruo peludo.
— ¿Te quieres morir?-Dijo Jinsa, cuya voz resonó mucho más tétrica y humana que la que poseía, en lo profundo de nuestro mecanismo.— Me decepcionas. Déjame este a mi, querido yo. Te salvaré.
— ¿Salvarme? tu haz hecho de mi un espadachín sin un camino a donde ir.-Dije bajo ese choque entre sistemas en el interior del mecanismo, que seguía siendo comandado automáticamente.— Estoy obsoleto, pero debo seguir en pie. Todo, todo por tu arrogancia.
— Déjame encargarme de mi arrogancia esta vez-Jinsa estaba alcanzando más el control de lo que yo tenía predispuesto para mi, hasta el punto de ir lentamente tomando función de mi ser..— No analices más, las probabilidades de que llegué a salvarnos es mayor de la que tu estás logrando ahora.
Solo esta vez, sigamos las leyes de la naturaleza. pensé en lo profundo de mi, mientras que la llegada de Jinsa y su control de mi mecanismo, acarreo una grave patada en la parte íntima de la criatura antropomorfa, lo que la hizo retroceder bajo el tenue dolor del golpe del férreo pie de acero.
— ¿Quieres luchar conmigo? -De mis oscuras cuencas habían alumbrado mis azules ojos alguna vez bajo mi mando, pero esta vez, lo único humano en ellos se había esfumado para dar paso a unos iris carmesí, mientras que el enemigo se recobraba del dolor. En ese momento, la arrogancia y sarcasmo involuntario escapó de la lengua de Jinsa.— Por mi esta bien, pero dime, ¿por que quieres suicidarte?
Sajin
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Los hombres son criaturas extrañas, pensó Erzsébeth negando con la cabeza, ante la negativa de Bio a dejar a su suerte al bio-cibernético. La vida nos ofrece un millón de caminos que recorrer y siempre nos advierte sus peligros y ventajas antes de aventurarnos en uno: si está a oscuras; irás a ciegas, si está en llamas; te quemarás, si un hombre de metal que ni siente ni padece te ofrece su ayuda para acabar con un par de extraños para que tengáis un final feliz; aceptas su maldita ayuda y te vas mientras él se encarga de todo. La vida nos ofrece muchas soluciones, y a veces esas resoluciones nos las ofrece en forma de persona o criatura, al fin y al cabo todos somos instrumentos y todos somos usados. Pero existen esa clase de humanos extraños y poco elocuentes incapaces de apreciar las pequeñas cosas.
Su cara se había asomado por la trampilla para decir que le alcanzaría en poco tiempo, pero él sabía que no era verdad; su compañero estaba torpe y débil y lo más probable es que no pudiese aguantar tres segundos de pie si el hombre bestia gigantesco y fiero que había visto allá arriba le atacaba. Erzsébeth se giró y vio a la joven abrazada al señor, sollozando todavía, y les exigió que se adelantaran por su propia seguridad. Había empezado a escuchar gritos arriba y algunos golpes, como un forcejeo, y no creía que fuese a pasar nada bueno. Visto más de cerca, pudo apreciar que el hombre llevaba un cuello clerical, como si se tratase de un cargo religioso, aunque disimulado por la negra capa que lo cubría. Erzsébeth no era una persona religiosa, de hecho aborrecía a la religión en todos sus aspectos y manifestaciones, pero respetaba a aquellos que se entregaban a ella de la misma forma que él se entregaba a la sangre. El hombre comprendió cuando vio caer a Bio desde las alturas que no podía hacer nada, y arrastró a la muchacha por las catacumbas. Ambos sabían que nadie más conocía acerca de la existencia del pasadizo, así que estaban tan seguros acompañados como solos.
—¡Rezaré por vosotros, muchachos! Seguid las antorchas cuando acabéis con ese perro del demonio.
—Si rezar sirviese de algo, yo estaría todavía más muerta —dijo entre risas Erzsébeth, volviendo la vista hacia su compañero. Al parecer o el hombre enano de arriba también era capaz de transformarse en un lobo o es que el lobo sanguinario se había esfumado y había dejado en su lugar a un tierno cachorro en comparación.
Bio le habló como si la muchachita siguiese allí, por lo visto estaba tan concentrado en sus dagas que no apreciaba que solo quedaban ellos dos. El cazador rió por lo bajo, sacó sus dagas y comenzó a girarlas entre sus dedos, se acercó lo suficientemente a su amigo y lanzó una daga hacia el lastimoso animal. Se la clavó en una de sus patas, y los quejidos fueron tales que hicieron eco dentro de aquella cueva improvisada.
—Si te crees que prefiero irme a expiar mis pecados que quedarme buscando más, es que todavía no me conoces, Bio, ha sido una imprudencia por tu parte quedarte sin invitarme a la fiesta —dijo, y girando la daga que le quedaba con el brillo verdoso decidió apuntar hacia la bestia— acércate, somos pura diversión.
Su cara se había asomado por la trampilla para decir que le alcanzaría en poco tiempo, pero él sabía que no era verdad; su compañero estaba torpe y débil y lo más probable es que no pudiese aguantar tres segundos de pie si el hombre bestia gigantesco y fiero que había visto allá arriba le atacaba. Erzsébeth se giró y vio a la joven abrazada al señor, sollozando todavía, y les exigió que se adelantaran por su propia seguridad. Había empezado a escuchar gritos arriba y algunos golpes, como un forcejeo, y no creía que fuese a pasar nada bueno. Visto más de cerca, pudo apreciar que el hombre llevaba un cuello clerical, como si se tratase de un cargo religioso, aunque disimulado por la negra capa que lo cubría. Erzsébeth no era una persona religiosa, de hecho aborrecía a la religión en todos sus aspectos y manifestaciones, pero respetaba a aquellos que se entregaban a ella de la misma forma que él se entregaba a la sangre. El hombre comprendió cuando vio caer a Bio desde las alturas que no podía hacer nada, y arrastró a la muchacha por las catacumbas. Ambos sabían que nadie más conocía acerca de la existencia del pasadizo, así que estaban tan seguros acompañados como solos.
—¡Rezaré por vosotros, muchachos! Seguid las antorchas cuando acabéis con ese perro del demonio.
—Si rezar sirviese de algo, yo estaría todavía más muerta —dijo entre risas Erzsébeth, volviendo la vista hacia su compañero. Al parecer o el hombre enano de arriba también era capaz de transformarse en un lobo o es que el lobo sanguinario se había esfumado y había dejado en su lugar a un tierno cachorro en comparación.
Bio le habló como si la muchachita siguiese allí, por lo visto estaba tan concentrado en sus dagas que no apreciaba que solo quedaban ellos dos. El cazador rió por lo bajo, sacó sus dagas y comenzó a girarlas entre sus dedos, se acercó lo suficientemente a su amigo y lanzó una daga hacia el lastimoso animal. Se la clavó en una de sus patas, y los quejidos fueron tales que hicieron eco dentro de aquella cueva improvisada.
—Si te crees que prefiero irme a expiar mis pecados que quedarme buscando más, es que todavía no me conoces, Bio, ha sido una imprudencia por tu parte quedarte sin invitarme a la fiesta —dijo, y girando la daga que le quedaba con el brillo verdoso decidió apuntar hacia la bestia— acércate, somos pura diversión.
Bathory
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Me encontraba un poco mareado por la aparatosa caída, pero finalmente había logrado ponerme en pie y sacar mis dagas para tratar de defenderme de la criatura, afortunadamente no parecía muy fuerte, logré escuchar pasos que se alejaban y asumí que Bath se había ido junto a los extraños - Al menos estarán a salvo - Susurré con algo de alivio esperando que mi suposición fuera cierta, sin embargo su voz invadió mis oídos inesperadamente - Si te crees que prefiero irme a expiar mis pecados que quedarme buscando más, es que todavía no me conoces, Bio, ha sido una imprudencia por tu parte quedarte sin invitarme a la fiesta - Escuché decir a Bath en su característico tono lleno de picardía, ante lo cual no pude evitar esbozar una ligera sonrisa, aunque no duraría mucho; tras la provocación de la vampira, el animal salió disparado hacia nosotros en una vertiginosa carrera, ciertamente no era muy fuerte, pero en cambio poseía una velocidad espeluznante.
Retrocedí unos pasos hasta estar cerca de mi compañera pero al parecer había sido una pésima idea, ahora con su asombrosa velocidad podría atacarnos a ambos al mismo tiempo, el pequeño lobo dio un salto hacia la pared donde sus garras hacían crujir los muros de aquel pasaje, para luego impulsarse de vuelta y saltar hacia nosotros, en principio avanzó hacia mí haciéndome algunos rasguños en las piernas mientras yo me cubría la cara con los brazos, era tan listo como para modificar sus ataques en busca de las debilidades del oponente, siendo tan débil como parecía, debía buscar métodos más inteligentes para salir victorioso, tras atacarme, sin detenerse a pensar nada continuó su carrera hacia Bath para atacarla.
Yo no tendría oportunidad de asestarle un buen golpe, pero tal vez Bath tampoco, así que se me ocurrió otro plan un poco más arriesgado pero definitivamente más efectivo, aunque dependería mucho de mi destreza y mi cuerpo no estaba en las mejores condiciones, me dediqué a esquivar los ataques aunque varios de estos consiguieron impactarme y tras lograrlo regresaba para atacar a Bath, repitiendo el mismo proceso una y otra vez.
Tras analizar su rutina de ataque decidí prepararme durante su ataque a la rubia vampiresa, al volver hacia mí ya estaba preparado, dejé caer al piso mis dagas haciendo que pareciera accidental, el lobo que atacaría mis piernas cambió de idea rápidamente y se lanzó hacia mi pecho, tal vez para derribarme e ir luego en busca de mi cuello, era una oportunidad única, así que lo intercepté con mis manos y aunque la fuerza del salto que traía el animal me envió al suelo, lo mantenía fuertemente sujetado - ¡¡Ahora Bath, acábalo!! - Dije mientras me esforzaba por no dejarlo escapar de mis manos.
El animal por su parte al verse atrapado y en grave peligro comenzó a aullar para pedir ayuda a su compañero que aún luchaba contra el biocibernético, éste, al sentir a su hermano en peligro, lucharía con más fuerza y determinación para tratar de llegar a donde su pequeño hermano se encontraba en peligro.
Retrocedí unos pasos hasta estar cerca de mi compañera pero al parecer había sido una pésima idea, ahora con su asombrosa velocidad podría atacarnos a ambos al mismo tiempo, el pequeño lobo dio un salto hacia la pared donde sus garras hacían crujir los muros de aquel pasaje, para luego impulsarse de vuelta y saltar hacia nosotros, en principio avanzó hacia mí haciéndome algunos rasguños en las piernas mientras yo me cubría la cara con los brazos, era tan listo como para modificar sus ataques en busca de las debilidades del oponente, siendo tan débil como parecía, debía buscar métodos más inteligentes para salir victorioso, tras atacarme, sin detenerse a pensar nada continuó su carrera hacia Bath para atacarla.
Yo no tendría oportunidad de asestarle un buen golpe, pero tal vez Bath tampoco, así que se me ocurrió otro plan un poco más arriesgado pero definitivamente más efectivo, aunque dependería mucho de mi destreza y mi cuerpo no estaba en las mejores condiciones, me dediqué a esquivar los ataques aunque varios de estos consiguieron impactarme y tras lograrlo regresaba para atacar a Bath, repitiendo el mismo proceso una y otra vez.
Tras analizar su rutina de ataque decidí prepararme durante su ataque a la rubia vampiresa, al volver hacia mí ya estaba preparado, dejé caer al piso mis dagas haciendo que pareciera accidental, el lobo que atacaría mis piernas cambió de idea rápidamente y se lanzó hacia mi pecho, tal vez para derribarme e ir luego en busca de mi cuello, era una oportunidad única, así que lo intercepté con mis manos y aunque la fuerza del salto que traía el animal me envió al suelo, lo mantenía fuertemente sujetado - ¡¡Ahora Bath, acábalo!! - Dije mientras me esforzaba por no dejarlo escapar de mis manos.
El animal por su parte al verse atrapado y en grave peligro comenzó a aullar para pedir ayuda a su compañero que aún luchaba contra el biocibernético, éste, al sentir a su hermano en peligro, lucharía con más fuerza y determinación para tratar de llegar a donde su pequeño hermano se encontraba en peligro.
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
La libertad era un éxtasis para mi organismo artificial, ella me traía cierto aire de adrenalina a pesar de mi cuerpo artificial, ello era tan placentero y humano, sin duda era la mejor bienvenida para mi cuando tomaba este cuerpo como mío. Cada zarpa y cada tajo era bloqueado y evadido, pero poco a poco tal lupino empezaba a cansarse, empezaba a hartarse de persistir el combate conmigo, ello era una falta de respeto que debería hacerle pagar muy pronto. El miedo, los cortes que cada uno de nosotros intentaba darse y cada muestra de odio en su mirada era lo más placentero para un organismo como el mío, cuya emoción no podría sentir sin ser reprimida, pero ese placer tan estimulante del combate era, sin duda, mejor que cualquier emoción que pudiese sentir en un cuerpo como el mío. Las emociones o sentimientos no podrían reflejar esto como lo haría un ser humano, esto para mi, era mi vida, de ello fui creado, para matar a sangre fría a diferencia de mi antítesis tan inferior frente a mi.
Justo después de nuestros choques continuos de garras y espadas; bestia contra bestia, fue entonces cuando pude ver algo rojo por primera vez que no fuesen los ojos de esa criatura. Lo vi, vi como el tajo reflejado en el antebrazo del lupino salpicó la sangre ante mi metálico rostro cubierto de ese férreo acero, esto era por lo que vivo como un parásito dentro de mi antítesis, solo por alimentarme de todo aquel que ose interferir contra mi huésped, la adrenalina era tan, tan superior a lo que una máquina como yo pudiese sentir de un simple análisis o captura de datos. ¿Qué era ello? ¿es una emoción? sea o no emoción, era como una orden involuntaria de mi sistema, una orden magnífica, que estimulaba mi sistema sin importar las consecuencias.
— ¿Qué demonios es lo que eres? -Ese horror negro solo preguntó en duda, mientras que cada zarpa que daba era bloqueada de un buen tajo de mi sable que hacía retroceder cada garra con la que contraatacaba. — Hace poco estabas conteniéndote y ahora...
— ¡No me subestime, inocente fiera! -Interrumpí su diálogo para poco después arremeter una estocada contra su abdomen, el logró evadirla pero a su costado se le fue marcado el filo de mi espada en un tajo diagonal y rojo de la sangre fresca de esa carne roja y viva del que había cortado.— ¡Pelee como con mi prójimo, vamos! ¡Quiero ver lo que hace una fiera como usted, ¿qué espera?!
— ¡Estás loco, trozo de chatarra! -Tal bestia negra retrocedía lentamente, paranoica, ahora temía de que pudiese salir bastante afectado de mi como había estado mi patético prójimo de este, ¿pero de qué? el era una fiera, sí, pero su instinto asesino solo era temporal, que mal. Después de todo, las fieras pueden tener uno que otro instinto homicida, pero nunca superarían el instinto natural del hombre por matar. A mi suerte tengo algo de ello, lastima que mi prójimo siempre se encuentra reprimido, mal por él, no puede sentir esto. — ¡Abre tu boca otra vez y te arrancó tu maldita lengua de metal, de eso estoy seguro!
— Entonces definitivamente tendré que seguir dialogando con usted. -Agarré con mi mano el cuero de esa andrajosa túnica de la que portaba mi antítesis, solo para arrancarla con la fuerza de mi brazo robótico y desnudarme, con ese cuerpo acorazado enmarcado de mis músculos, ahora totalmente expuesto ante mi rival, sin estar oculto bajo una capucha vieja.— ¿Sabe lo que pasa? usted tiene una parte animal y lamentablemente, un animal no supera el instinto de matar de un hombre. Creado y criado por hombres he sido, querida fiera, ¡tengo el instinto corriendo en mi de mis creadores!
Aullidos salieron de la habitación donde alguna vez había estado amordazada esas vidas que intentaba proteger mi semejante, eran aullidos normales, eran tan similares como los gemidos de dolor de cualquier criatura para mi. Oh, parecía ser un lobo cualquiera tales aullidos, pero ello me incitaba a provocarlos a la gran fiera, ¿cómo se sentiría hacer sollozar de dolor a un monstruo? no lo dudaría dos veces, con tal de seguir sintiendo esta llama en mi sistema.
— ¡Malditos bastardos! -La bestia se puso en cuatro patas digno de un lobo, y se acercaba esta vez más cerca contra mi, con sus músculos en su espalda notables y su postura más de toro que de lobo, estaba listo para emprender una embestida contra mi, ya era hora. — ¡Quítate del medio, trozo de chatarra parlante!
Sentí esa fuerza presionar mi coraza contra mi carne, ello me hizo sentir más vivo que mi otro yo. Me choco contra la habitación en la que había estado amordazada la chica y me lanzó contra la trampilla, como si fuese su escudo para llegar a su compañero, veía todo tan rápido pasando y sentí como sus afilados y grandes dientes iban mordiendo mi desnudo abdomen como si fuese carroña. Al parecer, la fiera se guiaba de su olfato para buscar a su compañero, hasta el punto de que me lanzo junto con él a un agujero, irónicamente se encontraban esos dos sujetos que mi otro yo quería proteger. Esto era grave y radical, lo mejor para mi, aunque si llegase a caer al final contra el agujero a esta altura y con el peso de esta fiera, no quedaría de mi más que una cadera rota. Mientras rasgaba mi metal con sus dientes, aproveché para estocar su peluda y corpulenta espalda, la cual fue apuñalada de tal gravedad que mientras surqué esta por su espalda, poco a poco salpicaba en mi y en él una lluvia de sangre, tan roja como nuestros ojos. Sus quejidos le hicieron parar sus mordiscos sobre mi abdomen por el aullido de dolor que ello le provoco, ello era lo que quería y salió a la perfección.
Aproveché para girar su cuerpo adolorido hacia abajo mientras mi espada seguía sobre su espalda y no en mis manos, con lo que antes de tiempo, llegué a parar mi caída con su cuerpo, lo que hizo que la espada se impulsase hacia su torso y ello hizo, que ese filo rojo atravesase el pecho de esa fiera bestia. El filo, al estar por encima de la fiera, hirió mi abdomen marcado de sus dientes y atravesó levemente este, luego de tantas heridas, mi abdomen cedió con la espada de mi prójimo. Tomé la hoja desde su contrafilo y la extendí al exterior, repleta de la sangre de la fiera aparentemente asesinada. Poco después hice lo mismo con uno de los colmillos del lupino monstruo que se había quedado atascada en mi costado, pero cedió fácilmente. Mi cuerpo ensangrentado de la sangre de la fiera vio como ella empezaba a regurgitar sangre de su hocico, mientras su respiración cada vez más se dificultaba, en un intento por seguir subsistiendo para salvar a su compañero.
— Muere, es mejor eso que seguir peleando. Tu no tienes el instinto, no cumpliste mis expectativas. -Fue lo que le dije ante su pobre tiempo de vida, que poco a poco empezaba a convertirse en un negro ataúd que se enrojecía poco a poco de su propia sangre. Me giré ante los sujetos en lo profundo de ese agujero en el que estábamos y decidí dar un diálogo ante estos, luego de que justamente llegase a matar al licántropo y el otro no tuviese otra alternativa que morir. — Un gusto, soy el acompañante del bio-cibernético que conocieron. Espero que nos llevemos bien...
Justo después de nuestros choques continuos de garras y espadas; bestia contra bestia, fue entonces cuando pude ver algo rojo por primera vez que no fuesen los ojos de esa criatura. Lo vi, vi como el tajo reflejado en el antebrazo del lupino salpicó la sangre ante mi metálico rostro cubierto de ese férreo acero, esto era por lo que vivo como un parásito dentro de mi antítesis, solo por alimentarme de todo aquel que ose interferir contra mi huésped, la adrenalina era tan, tan superior a lo que una máquina como yo pudiese sentir de un simple análisis o captura de datos. ¿Qué era ello? ¿es una emoción? sea o no emoción, era como una orden involuntaria de mi sistema, una orden magnífica, que estimulaba mi sistema sin importar las consecuencias.
— ¿Qué demonios es lo que eres? -Ese horror negro solo preguntó en duda, mientras que cada zarpa que daba era bloqueada de un buen tajo de mi sable que hacía retroceder cada garra con la que contraatacaba. — Hace poco estabas conteniéndote y ahora...
— ¡No me subestime, inocente fiera! -Interrumpí su diálogo para poco después arremeter una estocada contra su abdomen, el logró evadirla pero a su costado se le fue marcado el filo de mi espada en un tajo diagonal y rojo de la sangre fresca de esa carne roja y viva del que había cortado.— ¡Pelee como con mi prójimo, vamos! ¡Quiero ver lo que hace una fiera como usted, ¿qué espera?!
— ¡Estás loco, trozo de chatarra! -Tal bestia negra retrocedía lentamente, paranoica, ahora temía de que pudiese salir bastante afectado de mi como había estado mi patético prójimo de este, ¿pero de qué? el era una fiera, sí, pero su instinto asesino solo era temporal, que mal. Después de todo, las fieras pueden tener uno que otro instinto homicida, pero nunca superarían el instinto natural del hombre por matar. A mi suerte tengo algo de ello, lastima que mi prójimo siempre se encuentra reprimido, mal por él, no puede sentir esto. — ¡Abre tu boca otra vez y te arrancó tu maldita lengua de metal, de eso estoy seguro!
— Entonces definitivamente tendré que seguir dialogando con usted. -Agarré con mi mano el cuero de esa andrajosa túnica de la que portaba mi antítesis, solo para arrancarla con la fuerza de mi brazo robótico y desnudarme, con ese cuerpo acorazado enmarcado de mis músculos, ahora totalmente expuesto ante mi rival, sin estar oculto bajo una capucha vieja.— ¿Sabe lo que pasa? usted tiene una parte animal y lamentablemente, un animal no supera el instinto de matar de un hombre. Creado y criado por hombres he sido, querida fiera, ¡tengo el instinto corriendo en mi de mis creadores!
Aullidos salieron de la habitación donde alguna vez había estado amordazada esas vidas que intentaba proteger mi semejante, eran aullidos normales, eran tan similares como los gemidos de dolor de cualquier criatura para mi. Oh, parecía ser un lobo cualquiera tales aullidos, pero ello me incitaba a provocarlos a la gran fiera, ¿cómo se sentiría hacer sollozar de dolor a un monstruo? no lo dudaría dos veces, con tal de seguir sintiendo esta llama en mi sistema.
— ¡Malditos bastardos! -La bestia se puso en cuatro patas digno de un lobo, y se acercaba esta vez más cerca contra mi, con sus músculos en su espalda notables y su postura más de toro que de lobo, estaba listo para emprender una embestida contra mi, ya era hora. — ¡Quítate del medio, trozo de chatarra parlante!
Sentí esa fuerza presionar mi coraza contra mi carne, ello me hizo sentir más vivo que mi otro yo. Me choco contra la habitación en la que había estado amordazada la chica y me lanzó contra la trampilla, como si fuese su escudo para llegar a su compañero, veía todo tan rápido pasando y sentí como sus afilados y grandes dientes iban mordiendo mi desnudo abdomen como si fuese carroña. Al parecer, la fiera se guiaba de su olfato para buscar a su compañero, hasta el punto de que me lanzo junto con él a un agujero, irónicamente se encontraban esos dos sujetos que mi otro yo quería proteger. Esto era grave y radical, lo mejor para mi, aunque si llegase a caer al final contra el agujero a esta altura y con el peso de esta fiera, no quedaría de mi más que una cadera rota. Mientras rasgaba mi metal con sus dientes, aproveché para estocar su peluda y corpulenta espalda, la cual fue apuñalada de tal gravedad que mientras surqué esta por su espalda, poco a poco salpicaba en mi y en él una lluvia de sangre, tan roja como nuestros ojos. Sus quejidos le hicieron parar sus mordiscos sobre mi abdomen por el aullido de dolor que ello le provoco, ello era lo que quería y salió a la perfección.
Aproveché para girar su cuerpo adolorido hacia abajo mientras mi espada seguía sobre su espalda y no en mis manos, con lo que antes de tiempo, llegué a parar mi caída con su cuerpo, lo que hizo que la espada se impulsase hacia su torso y ello hizo, que ese filo rojo atravesase el pecho de esa fiera bestia. El filo, al estar por encima de la fiera, hirió mi abdomen marcado de sus dientes y atravesó levemente este, luego de tantas heridas, mi abdomen cedió con la espada de mi prójimo. Tomé la hoja desde su contrafilo y la extendí al exterior, repleta de la sangre de la fiera aparentemente asesinada. Poco después hice lo mismo con uno de los colmillos del lupino monstruo que se había quedado atascada en mi costado, pero cedió fácilmente. Mi cuerpo ensangrentado de la sangre de la fiera vio como ella empezaba a regurgitar sangre de su hocico, mientras su respiración cada vez más se dificultaba, en un intento por seguir subsistiendo para salvar a su compañero.
— Muere, es mejor eso que seguir peleando. Tu no tienes el instinto, no cumpliste mis expectativas. -Fue lo que le dije ante su pobre tiempo de vida, que poco a poco empezaba a convertirse en un negro ataúd que se enrojecía poco a poco de su propia sangre. Me giré ante los sujetos en lo profundo de ese agujero en el que estábamos y decidí dar un diálogo ante estos, luego de que justamente llegase a matar al licántropo y el otro no tuviese otra alternativa que morir. — Un gusto, soy el acompañante del bio-cibernético que conocieron. Espero que nos llevemos bien...
Última edición por Sajin el Vie Jul 17 2015, 00:27, editado 3 veces (Razón : Cololes)
Sajin
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
El combate cuerpo a cuerpo no era lo que mejor se le daba al vampiro debido a su delgada complexión y su primera estrategia siempre era asegurarse de pillar desprevenido a su adversario, fuerza no le faltaba pero a la hora de defenderse era un completo desastre. Mas coger por sorpresa a un animal era del todo improbable. ¿Cómo iba a pretender enfrentarse entre las sombras contra un ser que podría escucharlo venir desde lo profundo del bosque, con solo pisar más de la cuenta? Era como intentar cazar una estrella fugaz, corres y corres pero la estrella siempre te lleva ventaja, y nunca la alcanzas. Además, el lobo le veía más que él a la bestia, y era inútil pretender ocultarse cuando ya te están viendo. Pero esa estupidez no iba a parar al cazador, al fin y al cabo le llamaban el cazador noctívago por algo. Así que decidió acceder a su segunda estrategia más famosa, aunque más peligrosa, la de provocar e incitar un ataque tan iracundo que tuviese fallos tan evidentes, tan de un novato, que fuese fácil aniquilar a su presa. Al lanzarle la daga ya le estaba dando el primer aviso, "soy mejor que tú", y esa había sido la señal que había hecho estallar la bomba.
—¡Que empiece la cacería! —dijo Erzsébeth entre risas mientras el lobo corría hacia ellos con ojos ciegos y babas cayendo por su boca. La daga seguía clavada en su pata, ya que se la había atravesado, luego debía recordar recuperarla.
Bio había sido el primero, como de costumbre, en recibir daños, y sus piernas estaban siendo machacadas de una manera atroz. La bestia rebotaba contra las paredes y se lanzaba una y otra vez hacia el vampiro, y una vez hubo debilitado a su presa fue hacia el que había cometido la ofensa hacia su fiereza. Su carrera era rápida, fugaz, como si la vida le fuese en ello. Una vez hubo estado lo suficientemente cerca del vampiro, este se agachó cuando la bestia saltó, aprovechando quedarse bajo su costado para propinarle un ligero roce con su daga y recuperar la otra, arrancándosela de tal forma que su pata quedó algo inútil. El lobo enano profirió un rugido bañado en rabia y estuvo a punto de atacarle de nuevo cuando un sonido seco se oyó a espaldas de ambos, entonces cambió su trayectoria y fue directo hacia Bio, que había quedado desarmado sin explicación alguna. El cazador se alteró y corrió hacia su amigo, pero al parecer era todo una estratagema para que acabara con la mala bestia. Suspiró mientras empezaba a girar las dagas entre sus dedos, manchando de sangre el suelo por el que pisaba.
El lobo se encontraba a horcajadas sobre Bio, dando dentelladas al aire y las dagas estaban muy lejos como para defenderse si alguna iba demasiado lejos, de forma que Erzsébeth se dio toda la prisa que tuvo por llegar. El lastimoso animal empezó a aullar a la vez que seguía dando mordiscos, pero estaba más concentrado en su cántico que en acabar con el vampiro. En el piso de arriba se escucharon aullidos en respuesta, y cuando Bathory estaba a punto de clavarle las dagas en el centro de su espalda, un cuerpo pesado, metálico y conocido cayó por la trampilla, siendo obra del otro lobo, que venía en busca de su hermano para ofrecerle su ayuda. No tengo tiempo para encargarme de ti, mi presa me espera, pensó el vampiro, a la vez que se lanzaba con furia hacia el lobo enano y le clavaba ambas dagas a la altura de los omóplatos, asegurándose de que fuese el último aliento de la bestia. La sangre corría y manchaba la camisa de Bio, pero no creía que fuese a importarle. El lobo quedó sin vida encima de su compañero, así que guardó sus dagas, se lo quitó de encima y lo lanzó a una esquina. Ayudó a Bio a incorporarse y se giró para comprobar que la eficacia del bio-cibernético era la esperada; ya había acabado con el otro animal.
—Un gusto, soy el acompañante del bio-cibernético que conocieron. Espero que nos llevemos bien... es lo que había dicho el mismo bio-cibernético de la planta de arriba. Erzsébeth tragó saliva y se preguntó si tenía algún error en la programación, intercambió una mirada de complicidad con Bio y comenzó su papel.
—Nuevamente, un placer, ¡no sabía que podían caber dos bio-cibernéticos en un solo cuerpo, con lo grandes que sois!—dijo Erzsébeth, con la simpatía que le caracterizaba. Al fin y al cabo él también fingía ser algo que no era, y todo el mundo estaba contento con el cambio. Levantó a Bio y se dirigió nuevamente al "nuevo" bio-cibernético— . Debemos seguir estos pasadizos, la mujer a la que hemos salvado nos debe una explicación. Y sin más empezó a caminar, esta vez sin mirar atrás, ya no quedaban más asuntos de los que encargarse, Bio le seguiría y saldrían de allí en unas horas, con suerte, con algún transeúnte que llevarse a la boca.
—¡Que empiece la cacería! —dijo Erzsébeth entre risas mientras el lobo corría hacia ellos con ojos ciegos y babas cayendo por su boca. La daga seguía clavada en su pata, ya que se la había atravesado, luego debía recordar recuperarla.
Bio había sido el primero, como de costumbre, en recibir daños, y sus piernas estaban siendo machacadas de una manera atroz. La bestia rebotaba contra las paredes y se lanzaba una y otra vez hacia el vampiro, y una vez hubo debilitado a su presa fue hacia el que había cometido la ofensa hacia su fiereza. Su carrera era rápida, fugaz, como si la vida le fuese en ello. Una vez hubo estado lo suficientemente cerca del vampiro, este se agachó cuando la bestia saltó, aprovechando quedarse bajo su costado para propinarle un ligero roce con su daga y recuperar la otra, arrancándosela de tal forma que su pata quedó algo inútil. El lobo enano profirió un rugido bañado en rabia y estuvo a punto de atacarle de nuevo cuando un sonido seco se oyó a espaldas de ambos, entonces cambió su trayectoria y fue directo hacia Bio, que había quedado desarmado sin explicación alguna. El cazador se alteró y corrió hacia su amigo, pero al parecer era todo una estratagema para que acabara con la mala bestia. Suspiró mientras empezaba a girar las dagas entre sus dedos, manchando de sangre el suelo por el que pisaba.
El lobo se encontraba a horcajadas sobre Bio, dando dentelladas al aire y las dagas estaban muy lejos como para defenderse si alguna iba demasiado lejos, de forma que Erzsébeth se dio toda la prisa que tuvo por llegar. El lastimoso animal empezó a aullar a la vez que seguía dando mordiscos, pero estaba más concentrado en su cántico que en acabar con el vampiro. En el piso de arriba se escucharon aullidos en respuesta, y cuando Bathory estaba a punto de clavarle las dagas en el centro de su espalda, un cuerpo pesado, metálico y conocido cayó por la trampilla, siendo obra del otro lobo, que venía en busca de su hermano para ofrecerle su ayuda. No tengo tiempo para encargarme de ti, mi presa me espera, pensó el vampiro, a la vez que se lanzaba con furia hacia el lobo enano y le clavaba ambas dagas a la altura de los omóplatos, asegurándose de que fuese el último aliento de la bestia. La sangre corría y manchaba la camisa de Bio, pero no creía que fuese a importarle. El lobo quedó sin vida encima de su compañero, así que guardó sus dagas, se lo quitó de encima y lo lanzó a una esquina. Ayudó a Bio a incorporarse y se giró para comprobar que la eficacia del bio-cibernético era la esperada; ya había acabado con el otro animal.
—Un gusto, soy el acompañante del bio-cibernético que conocieron. Espero que nos llevemos bien... es lo que había dicho el mismo bio-cibernético de la planta de arriba. Erzsébeth tragó saliva y se preguntó si tenía algún error en la programación, intercambió una mirada de complicidad con Bio y comenzó su papel.
—Nuevamente, un placer, ¡no sabía que podían caber dos bio-cibernéticos en un solo cuerpo, con lo grandes que sois!—dijo Erzsébeth, con la simpatía que le caracterizaba. Al fin y al cabo él también fingía ser algo que no era, y todo el mundo estaba contento con el cambio. Levantó a Bio y se dirigió nuevamente al "nuevo" bio-cibernético— . Debemos seguir estos pasadizos, la mujer a la que hemos salvado nos debe una explicación. Y sin más empezó a caminar, esta vez sin mirar atrás, ya no quedaban más asuntos de los que encargarse, Bio le seguiría y saldrían de allí en unas horas, con suerte, con algún transeúnte que llevarse a la boca.
Bathory
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Ya casi no me quedaban fuerzas para sostener al furioso animal que no dejaba de lanzar ataques al aire con sus mandíbulas intentando alcanzar mi rostro, mi agotamiento lo hacía parecer más pesado de lo que realmente era, no lograría resistir mucho si Bath no intervenía pronto, sin embargo, un evento inesperado me dio un pequeño respiro llamando la atención del lobo por unos instantes, el biocibernético había aprendido mi particular método de caída, viniéndose abajo junto al lobo más grande aunque el su pirueta le había salido mejor que a mí, consiguiendo acabar con su oponente de manera épica y sangrienta, el lobo pequeño se sacudió intentando zafarse pero lo sostuve con toda la fuerza que me quedaba hasta que mi compañera logró aniquilarlo con un certero ataque a la espalda del animal que tras agonizar unos instantes mirando a su compañero, dejó escapar su último suspiro cayendo sobre mí como un montón de basura, me encontraba lleno de sangre del animal y su apestoso olor a peludo y mojado me resultaba insoportable, afortunadamente Bath me lo quitó de encima lanzándolo a una esquina haciendo gala de toda su fuerza para luego ayudarme a levantarme.
Finalmente al estar de pie me dirigí al extraño personaje que ahora parecía ser completamente diferente - Eres un tipo muy raro - Dije con una sonrisa - Pero me agradas - Caminé despacio hacia él extendiéndole mi mano - Ambos me agradan... Creo - Afirmé con algo de duda para seguirle la corriente, aunque no terminaba de entender su extraño conflicto de personalidades.
Busqué con la vista a mi amiga hasta encontrarla - Gracias por salvarme... De nuevo - Dije en tono gracioso - Se está haciendo costumbre - Finalicé con una amplia sonrisa - Ahora vámonos de aquí - Exclamé mientras iniciaba una enérgica carrera que acabó un par de pasos después cuando me abandonaron las fuerzas - Tendré que descansar al menos un par de días - Confesé mientras me detenía a tomar aire y continuaba caminando con más precaución a través del subterráneo camino esperando llegar pronto a nuestro destino y poder tomar un descanso, si no es que terminábamos metido en otra trampa - Siempre me terminas metiendo en situaciones peligrosas y tengo que salvarte - Le dije a Bath con sarcasmo mientras seguíamos a los otros sujetos;Tras nosotros, apareció repentinamente el gato de un solo ojo corriendo para alcanzar a Bath, tal vez no quería quedarse solo en aquel horrible lugar - Si quieres puedes venir con nosotros - Le dije al biocibernético - Aunque te advierto que a esta chica le gustan los lugares peligrosos - Señalé a Bath mientras continuaba el largo camino hacia la salida.
Finalmente al estar de pie me dirigí al extraño personaje que ahora parecía ser completamente diferente - Eres un tipo muy raro - Dije con una sonrisa - Pero me agradas - Caminé despacio hacia él extendiéndole mi mano - Ambos me agradan... Creo - Afirmé con algo de duda para seguirle la corriente, aunque no terminaba de entender su extraño conflicto de personalidades.
Busqué con la vista a mi amiga hasta encontrarla - Gracias por salvarme... De nuevo - Dije en tono gracioso - Se está haciendo costumbre - Finalicé con una amplia sonrisa - Ahora vámonos de aquí - Exclamé mientras iniciaba una enérgica carrera que acabó un par de pasos después cuando me abandonaron las fuerzas - Tendré que descansar al menos un par de días - Confesé mientras me detenía a tomar aire y continuaba caminando con más precaución a través del subterráneo camino esperando llegar pronto a nuestro destino y poder tomar un descanso, si no es que terminábamos metido en otra trampa - Siempre me terminas metiendo en situaciones peligrosas y tengo que salvarte - Le dije a Bath con sarcasmo mientras seguíamos a los otros sujetos;Tras nosotros, apareció repentinamente el gato de un solo ojo corriendo para alcanzar a Bath, tal vez no quería quedarse solo en aquel horrible lugar - Si quieres puedes venir con nosotros - Le dije al biocibernético - Aunque te advierto que a esta chica le gustan los lugares peligrosos - Señalé a Bath mientras continuaba el largo camino hacia la salida.
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Re: [Cerrado] Retomando fuerzas [Libre - Interpretativo]
Mi cuerpo que yacía de pie con la sangre del licántropo se sentó en ese negro ataúd peludo que alguna vez trato de matarlo, cuyo pelaje fue tan cómodo como cualquier cama. Me había sentado como si estuviese en cuclillas sobre el animal, sosteniendo mi espada con su mango sobre mi hombro, mientras veía con detenimiento la sangre que iba derramándose y fluía lentamente en el suelo, poco a poco acercándose a el hocico del pequeño lobo que había cedido a los brazos de la muerte. Por un momento abrí mi mano y la vi; llena de sangre en ese frío metal, era algo que muchos tomarían como un acto horrendo. ¿Por qué siempre tienen que morir en el momento más extasiado del combate? fue lo que pensé, Sajin no resonó para nada dentro de nuestro sistema, pero aún así su silencio inquebrantable fue para mi una respuesta, una respuesta de rechazo hasta de mi prójimo en mi propia idea.
Esa mujer de la que había conversado alguna vez antes de todo esto con Sajin se acercó a mi con carisma reflejado bajo su rostro y palabras, cuya lengua parecía ser una formadora de simpatía de cada palabra que dijese. Al menos eso era lo que parecía, o simplemente quizás solo era el aire involuntario que hacía así como el sarcasmo que solía usar mi prójimo en ciertos momentos de tranquilidad. Ese aire de éxtasis que tuve al momento de pelear y luego presentarme a estos se había esfumado al desinterés por todo lo que había en el área. El lobo no se paraba ni me tiraba, estaba muerto, más muerto que nunca.
— Un zorro atrapado es más peligroso que un chacal. -La miré con esos rojos ojos que relucían en mis cuencas, tan demoníacos acompañados de una voz tan susurrante, frívola y metálica que solo mi lengua era capaz de dar con esa esencia tan misteriosa. — Ella no me debe nada, solo cuando burlo a la muerte eso me hace sentir vivo a diferencia de mi otro yo y ella me lo entrego con este ser, pero todo acabó demasiado rápido.
Ese sujeto conocido como Bio por Sajin se acercó a mi con la total confianza, mis ojos ahora estaban inclinados a él luego de que esa chica emprendiese su camino sin ver a atrás con total confianza. La calidez de sus palabras de agrado sobre su horrenda naturaleza no le fueron muy interesantes de escuchar a diferencia de Sajin, que se había sentido un poco más humano por lo que le habían dicho anteriormente. Pero eran meras palabras, aún así, era lo único que podía dar a cambio a Sajin: acompañar a estos sujetos. Eso quizás me traería mas y mas peleas en el viaje con estos misteriosos sujetos.
— Supongo que te refieres a Sajin. -Dije en ese mismo tono de siempre, a la vez que pasaba la mano repleta de la sangre de la fiera en todo mi brazo en el que sostenía la espada. — Yo soy Jinsa. La gente solo puede saber quien es quien viendo nuestros ojos. Sajin tiene ojos azules, en cambio, yo soy esto que ves aquí.
Ellos se iban alejando poco a poco en su viaje mientras yo estaba sentado en los restos de la criatura, solo viendo la sangre correr otra vez más. Hasta que escuché lo que menciono ese tal Bio, ya sabía que podía ir con estos, pero solo me importo lo último que pude escuchar de peligro. Eso significaba, que despertaría cada vez más que antes, ya no estaría reprimido por mi prójimo, ya sería yo contra el mundo y sin un antítesis que me lo negase.
— Afirmativo. -Volví a recuperar el mismo interés con el que había descendido de la trampilla, ahora adelantándome en un paso rápido disimuladamente por delante de los sujetos luego de que me parase del cadáver, como si estar bañado en sangre fuese muy normal. Vi desde el rabillo del ojo hacia atrás a los sujetos, en donde el rojo iris de mi ojo brillo ante la oscuridad de ese lugar. — He esperado mucho este dolor...
Esa mujer de la que había conversado alguna vez antes de todo esto con Sajin se acercó a mi con carisma reflejado bajo su rostro y palabras, cuya lengua parecía ser una formadora de simpatía de cada palabra que dijese. Al menos eso era lo que parecía, o simplemente quizás solo era el aire involuntario que hacía así como el sarcasmo que solía usar mi prójimo en ciertos momentos de tranquilidad. Ese aire de éxtasis que tuve al momento de pelear y luego presentarme a estos se había esfumado al desinterés por todo lo que había en el área. El lobo no se paraba ni me tiraba, estaba muerto, más muerto que nunca.
— Un zorro atrapado es más peligroso que un chacal. -La miré con esos rojos ojos que relucían en mis cuencas, tan demoníacos acompañados de una voz tan susurrante, frívola y metálica que solo mi lengua era capaz de dar con esa esencia tan misteriosa. — Ella no me debe nada, solo cuando burlo a la muerte eso me hace sentir vivo a diferencia de mi otro yo y ella me lo entrego con este ser, pero todo acabó demasiado rápido.
Ese sujeto conocido como Bio por Sajin se acercó a mi con la total confianza, mis ojos ahora estaban inclinados a él luego de que esa chica emprendiese su camino sin ver a atrás con total confianza. La calidez de sus palabras de agrado sobre su horrenda naturaleza no le fueron muy interesantes de escuchar a diferencia de Sajin, que se había sentido un poco más humano por lo que le habían dicho anteriormente. Pero eran meras palabras, aún así, era lo único que podía dar a cambio a Sajin: acompañar a estos sujetos. Eso quizás me traería mas y mas peleas en el viaje con estos misteriosos sujetos.
— Supongo que te refieres a Sajin. -Dije en ese mismo tono de siempre, a la vez que pasaba la mano repleta de la sangre de la fiera en todo mi brazo en el que sostenía la espada. — Yo soy Jinsa. La gente solo puede saber quien es quien viendo nuestros ojos. Sajin tiene ojos azules, en cambio, yo soy esto que ves aquí.
Ellos se iban alejando poco a poco en su viaje mientras yo estaba sentado en los restos de la criatura, solo viendo la sangre correr otra vez más. Hasta que escuché lo que menciono ese tal Bio, ya sabía que podía ir con estos, pero solo me importo lo último que pude escuchar de peligro. Eso significaba, que despertaría cada vez más que antes, ya no estaría reprimido por mi prójimo, ya sería yo contra el mundo y sin un antítesis que me lo negase.
— Afirmativo. -Volví a recuperar el mismo interés con el que había descendido de la trampilla, ahora adelantándome en un paso rápido disimuladamente por delante de los sujetos luego de que me parase del cadáver, como si estar bañado en sangre fuese muy normal. Vi desde el rabillo del ojo hacia atrás a los sujetos, en donde el rojo iris de mi ojo brillo ante la oscuridad de ese lugar. — He esperado mucho este dolor...
Sajin
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