Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
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Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Empiezo a perder la fe con mi búsqueda. He viajado durante más de tres meses por toda Aerandir buscando la familia del dueño del reloj de bolsillo. Debo disculparme personalmente ante ellos. Debo sincerarme. Debo decirles que no lloren más. Mi madre lloró cuando me desterraron. Ellos deben de estar llorando al no poder verlo. No importa que hubiera sido un sucio bandido. Todos los hombres tienen a una persona que les llora cuando mueren. Él tenía una hija. Una hija a la que he arrebato a su padre.
Voy hacia el lugar donde empecé mi búsqueda. Lunargenta. Es la ciudad más grande de toda Aerandir. Más grande que la ciudad de los elfos y que la ciudad de los brujos juntas. Decido darme una última oportunidad. Después, al ponerse el sol, empeñaré el reloj. Es de plata. Me darían bastante por él. Varias personas quisieron engañarme diciendo que eran los hijos o los nietos del hombre que maté cuando en realidad solo querían sacarse unas monedas empeñando el reloj.
Una mujer, de las cuales viste de forma que deja a la vista más cosas de las que debe, se me acerca. Con cada paso que da hacia mí me pone más nervioso. Sé lo que quiere. Sé lo que me enseña.
-Que fuerte eres.- Dice mientras acaricia mi brazo derecho. – Seguro que podrías levantarme.- En su tono de voz se nota lo que quiere. Quiere sexo. Quiere que le pague por tener sexo. –¿Quieres intentarlo?-
-No.- Le contesto de forma seca dándole un manotazo para apartarla. Tendría unos veinte años. No podría tener más. Me daba pena pensar que existen mujeres tan jóvenes que se ven obligadas a trabajar con un oficio tan cruel. No puedo evitar pensar en Ébano. Ella vestía igual que esta mujer. También se mueve igual. –Largo.-
-Cariño…- Dice con voz melodiosa. -¿De verdad vas a rechazar este cuerpo? – Mueve sus manos empezando por sus caderas y subiendo por sus pechos intentado seducirme.
-Sí.-
-¿Estás seguro?- Repite con la misma voz esta vez cogiéndome la cara tras haberse acariciado los pechos. -¿Cómo de seguro estás?- Dice con un tono de voz jovial. Con las yemas de sus dedos me acaricia la cara muy suavemente.
-Fuera.- Instintivamente, le doy un golpe para alejarla de mí.
-¡Tú a mí no me pegas!- Me grita violentamente mientras me coge violentamente del hombro para que no me fuera. Toda la dulzura de sus caricias se ha convertido en ira y dolor. En ese momento, del bolsillo de mi camisa, se me cae el reloj de plata al suelo. La joven mujer lo coge y lo examina antes que pueda decir nada. -¿De dónde lo has conseguido?- Su voz cambia completamente. Es como si hablase otra persona. Como si hasta entonces solo hubiera querido interpretar un personaje en lugar de ser ella misma. –¡Dímelo!- Me exige casi con lágrimas en los ojos.
-Maté a su dueño.-
-¡NO, NO, NO, NO! ¡MIENTES! Me estás mintiendo. ¿Dime a quién se lo robaste?- Se lanza hacia mí dándome puñetazos en el pecho. Está llorando. No me atrevo a decirle nada. No me atrevo a hacer nada. La dejo llorar. Dejo que me pegue si con eso consigue desahogar sus penas. -¡¿POR QUÉ ME MIENTES?!-
Voy hacia el lugar donde empecé mi búsqueda. Lunargenta. Es la ciudad más grande de toda Aerandir. Más grande que la ciudad de los elfos y que la ciudad de los brujos juntas. Decido darme una última oportunidad. Después, al ponerse el sol, empeñaré el reloj. Es de plata. Me darían bastante por él. Varias personas quisieron engañarme diciendo que eran los hijos o los nietos del hombre que maté cuando en realidad solo querían sacarse unas monedas empeñando el reloj.
Una mujer, de las cuales viste de forma que deja a la vista más cosas de las que debe, se me acerca. Con cada paso que da hacia mí me pone más nervioso. Sé lo que quiere. Sé lo que me enseña.
-Que fuerte eres.- Dice mientras acaricia mi brazo derecho. – Seguro que podrías levantarme.- En su tono de voz se nota lo que quiere. Quiere sexo. Quiere que le pague por tener sexo. –¿Quieres intentarlo?-
-No.- Le contesto de forma seca dándole un manotazo para apartarla. Tendría unos veinte años. No podría tener más. Me daba pena pensar que existen mujeres tan jóvenes que se ven obligadas a trabajar con un oficio tan cruel. No puedo evitar pensar en Ébano. Ella vestía igual que esta mujer. También se mueve igual. –Largo.-
-Cariño…- Dice con voz melodiosa. -¿De verdad vas a rechazar este cuerpo? – Mueve sus manos empezando por sus caderas y subiendo por sus pechos intentado seducirme.
-Sí.-
-¿Estás seguro?- Repite con la misma voz esta vez cogiéndome la cara tras haberse acariciado los pechos. -¿Cómo de seguro estás?- Dice con un tono de voz jovial. Con las yemas de sus dedos me acaricia la cara muy suavemente.
-Fuera.- Instintivamente, le doy un golpe para alejarla de mí.
-¡Tú a mí no me pegas!- Me grita violentamente mientras me coge violentamente del hombro para que no me fuera. Toda la dulzura de sus caricias se ha convertido en ira y dolor. En ese momento, del bolsillo de mi camisa, se me cae el reloj de plata al suelo. La joven mujer lo coge y lo examina antes que pueda decir nada. -¿De dónde lo has conseguido?- Su voz cambia completamente. Es como si hablase otra persona. Como si hasta entonces solo hubiera querido interpretar un personaje en lugar de ser ella misma. –¡Dímelo!- Me exige casi con lágrimas en los ojos.
-Maté a su dueño.-
-¡NO, NO, NO, NO! ¡MIENTES! Me estás mintiendo. ¿Dime a quién se lo robaste?- Se lanza hacia mí dándome puñetazos en el pecho. Está llorando. No me atrevo a decirle nada. No me atrevo a hacer nada. La dejo llorar. Dejo que me pegue si con eso consigue desahogar sus penas. -¡¿POR QUÉ ME MIENTES?!-
Última edición por Sarez el Sáb Sep 12 2015, 21:05, editado 2 veces
Sarez
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Era otro dia cualquiera para Rickner desde que habia llegado a Lunargenta: dormia donde podía, lejos de la humedad en las oscuras calles por donde no pasaba la guardia; se levantaba por la mañana con los primeros rayos de luz, revolviéndose en el frio suelo y estirándose como si de un gato se tratara. Nada más despertarse se frotaba los ojos con las manos hasta quitar todas las legañas que le dejaba la noche y emprendia su búsqueda de comida, ya que seguía sin tener ni un solo y miserable aero.
Esa mañana tampoco había tenido suerte en el barrio del mercado, y Rickner sabía porque era: empezaba a tener un aspecto desastroso de vagabundo y ya nadie le daba nada, de hecho le miraban despreciándole, como si se tratase más de una rata que de un brujo.
Vagó algo triste por las calles, ya que nadie se acercaba a él y se encontraba bastante solo, pero mientras estaba hundido en sus cavilaciones, de repente, sus sentidos se agudizaron por culpa de un ligero ruido que provenia de un callejón cercano. Inmediatamente, el brujo harapiento y sucio, se lanzó a la carrera esquivando a un chico que pasaba por alli y rebuscó entre unos barriles hasta que encontró un pequeño y huidizo roedor muerto de miedo. El dolor solo duró un segundo y la rata cayó fulminada por un rayo entre los dedos de Rickner. El brujo la cogió de la cola relamiéndose y con un rayo más la dejó cocinada y lista para servir, un plato digno de los mejores chefs.
Continuó en busca de comida durante toda la mañana, pero no logró atrapar ni una pieza más, asi que decidió volver a los barrios más poblados y buscar a alguien que le ofreciese comida, agua o cobijo Pero en medio de ese camino por las agetreadas calles de Lunargenta empezó a escuchar unos gritos que venían de una calle cercana, y se trataban gritos de una mujer. Era el momento para que apareciese un caballero, algo sucio, pero un caballero al fin y al cabo, a rescatarla. Rickner empezó a correr en la dirección de la que provenian los gritos y cuando llegó ya estaba algo sofocado, pero la escena le hizo recobrar el aliento: Un elfo de piel oscura y pelo plateado, con una mirada impasible en su rostro y una cicatriz bastante notoria en el mismo, estaba siendo golpeado por una mujer de esas con moral distraida, es decir, con aquellas que vendian su cuerpo a cambio de aeros. La mujer gritaba fuertemente que algo era mentira, y estaba llorando.
Después de unos segundos de desconcierto, Rickner, se interpuso entre los dos mientras gritaba: -¡¿Que demonios está pasando aquí?!- empujó suavemente a la mujer con el brazo izquierdo y al elfo con el derecho haciendo que tomasen distancia, con la mala suerte que parte de las lagrimas de la chica que habían quedado en la piel del elfo rozaron la piel de Rickner y este le pegó un leve chispazo al elfo. Rickner le miró un poco asustado, ya que no sabia como iba a reaccionar este. Parecia que la escena había atraido a mas curiosos que ya empezaban a concentrarse alrededor de ellos.
Esa mañana tampoco había tenido suerte en el barrio del mercado, y Rickner sabía porque era: empezaba a tener un aspecto desastroso de vagabundo y ya nadie le daba nada, de hecho le miraban despreciándole, como si se tratase más de una rata que de un brujo.
Vagó algo triste por las calles, ya que nadie se acercaba a él y se encontraba bastante solo, pero mientras estaba hundido en sus cavilaciones, de repente, sus sentidos se agudizaron por culpa de un ligero ruido que provenia de un callejón cercano. Inmediatamente, el brujo harapiento y sucio, se lanzó a la carrera esquivando a un chico que pasaba por alli y rebuscó entre unos barriles hasta que encontró un pequeño y huidizo roedor muerto de miedo. El dolor solo duró un segundo y la rata cayó fulminada por un rayo entre los dedos de Rickner. El brujo la cogió de la cola relamiéndose y con un rayo más la dejó cocinada y lista para servir, un plato digno de los mejores chefs.
Continuó en busca de comida durante toda la mañana, pero no logró atrapar ni una pieza más, asi que decidió volver a los barrios más poblados y buscar a alguien que le ofreciese comida, agua o cobijo Pero en medio de ese camino por las agetreadas calles de Lunargenta empezó a escuchar unos gritos que venían de una calle cercana, y se trataban gritos de una mujer. Era el momento para que apareciese un caballero, algo sucio, pero un caballero al fin y al cabo, a rescatarla. Rickner empezó a correr en la dirección de la que provenian los gritos y cuando llegó ya estaba algo sofocado, pero la escena le hizo recobrar el aliento: Un elfo de piel oscura y pelo plateado, con una mirada impasible en su rostro y una cicatriz bastante notoria en el mismo, estaba siendo golpeado por una mujer de esas con moral distraida, es decir, con aquellas que vendian su cuerpo a cambio de aeros. La mujer gritaba fuertemente que algo era mentira, y estaba llorando.
Después de unos segundos de desconcierto, Rickner, se interpuso entre los dos mientras gritaba: -¡¿Que demonios está pasando aquí?!- empujó suavemente a la mujer con el brazo izquierdo y al elfo con el derecho haciendo que tomasen distancia, con la mala suerte que parte de las lagrimas de la chica que habían quedado en la piel del elfo rozaron la piel de Rickner y este le pegó un leve chispazo al elfo. Rickner le miró un poco asustado, ya que no sabia como iba a reaccionar este. Parecia que la escena había atraido a mas curiosos que ya empezaban a concentrarse alrededor de ellos.
Rickner
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
No se lo podía creer, todo lo sucedido era demasiado para su cabeza, se sentía fría, angustiada, y, sobre todo, furiosa, una ira fría recorría sus venas sin dejarla pensar en otra cosa. Nunca, jamás podría perdonar a su padre. Ya habían pasado varios días, pero ella seguía con ese aire apático, sin acabar de comprender del todo lo sucedido, había muchas cosas que no le cuadraban y se negaba a aceptar la realidad que se le presentaba a su frente.
Con un suspiro, continuó andando por las calles de Lunargenta, que, para variar, parecían encontrarse en una inusitada calma, era un alivio, pero, lo cierto es que Alanna preferiría tener algo que hacer para distraerse, llevaba pensando demasiado tiempo, dándole vueltas a lo mismo demasiados días, ni siquiera la visita a casa de Meredith, contándole todo lo sucedido, había aliviado su estado de cavilación, tal vez, algo en lo que ocupar su mente la ayudara a despejarse.
Nada denotaba que fuera a suceder algo, así que, sin más siguió ando, paseando entre el gentío como un alma en pena, cuando un hombre la empujó haciéndola caer al suelo, sin siquiera disculparse, fue entonces cuando la joven levantó la cabeza, parecía haber un buen barullo armado no muy lejos.
Con ceño fruncido avanzó tras el hombre a la carrera, llegando a avanzarlo al ver un numero de gente que se amontonaba a contemplar algo. Aprovechando lo delgada y lo bajita, logró meterse entre la gente y contempló como una mujer golpeaba a... ¿ese no era el elfo que ayudó antes de salir de viaje? Y un hombre que se interponía entre ambos. Parecía haber problemas, pero, lo primero, era despejar la zona.
- ¡Por favor, retírense, no hay nada que ver!.- exclamó haciendo que la gente se apartara, aun cotilleando, no estaba para tratar con la gente, y eso hacía que destacara su pronto- ¡¡¡He dicho que se alejen!!!- gritó furiosa
Molestos, los observadores comenzaron a marcharse de la zona, murmurando protestas, al menos se marchaban, la guardia no estaba para tontería y bien podría sacar la espada. Fue entonces cuando se giró y se dirigió al grupo que había armado el escándalo, tomando a la chica que sollozaba por un brazo y levantándola un poco apartándola del barullo, parecía ser la culpable-
- Espero una explicación.- dijo con seriedad sin soltar el brazo de la chica.
Estaba claro que ya no era la misma que días atrás, esa chica que habría sonreído a la muchacha llorosa intentando calmarla, no, ya no era la misma.
Con un suspiro, continuó andando por las calles de Lunargenta, que, para variar, parecían encontrarse en una inusitada calma, era un alivio, pero, lo cierto es que Alanna preferiría tener algo que hacer para distraerse, llevaba pensando demasiado tiempo, dándole vueltas a lo mismo demasiados días, ni siquiera la visita a casa de Meredith, contándole todo lo sucedido, había aliviado su estado de cavilación, tal vez, algo en lo que ocupar su mente la ayudara a despejarse.
Nada denotaba que fuera a suceder algo, así que, sin más siguió ando, paseando entre el gentío como un alma en pena, cuando un hombre la empujó haciéndola caer al suelo, sin siquiera disculparse, fue entonces cuando la joven levantó la cabeza, parecía haber un buen barullo armado no muy lejos.
Con ceño fruncido avanzó tras el hombre a la carrera, llegando a avanzarlo al ver un numero de gente que se amontonaba a contemplar algo. Aprovechando lo delgada y lo bajita, logró meterse entre la gente y contempló como una mujer golpeaba a... ¿ese no era el elfo que ayudó antes de salir de viaje? Y un hombre que se interponía entre ambos. Parecía haber problemas, pero, lo primero, era despejar la zona.
- ¡Por favor, retírense, no hay nada que ver!.- exclamó haciendo que la gente se apartara, aun cotilleando, no estaba para tratar con la gente, y eso hacía que destacara su pronto- ¡¡¡He dicho que se alejen!!!- gritó furiosa
Molestos, los observadores comenzaron a marcharse de la zona, murmurando protestas, al menos se marchaban, la guardia no estaba para tontería y bien podría sacar la espada. Fue entonces cuando se giró y se dirigió al grupo que había armado el escándalo, tomando a la chica que sollozaba por un brazo y levantándola un poco apartándola del barullo, parecía ser la culpable-
- Espero una explicación.- dijo con seriedad sin soltar el brazo de la chica.
Estaba claro que ya no era la misma que días atrás, esa chica que habría sonreído a la muchacha llorosa intentando calmarla, no, ya no era la misma.
Alanna Delteria
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Off: Ando medio idiota estos días, y no he entendido si la acción se desarrolla en la calle o en algún recinto cerrado por lo que haré como que estamos en la calle... si no me avisan y edito sin problema, ¿Vale? Disculpen las molestias n.n Ah, y aviso que estaba inspirado cuando escribí este post, así que querrán ponerle +18 al tema. Gracias.
On:
On:
Andaba por las calles de Lunargenta una vez más. Por alguna razón estaba pensando en cuánta gente había asesinado desde que llegué a la ciudad, y a cuánta gente había ayudado realmente. El balance no era suficiente como para justificar mis actos, y ello me tenía muy preocupado. Había actuado siempre pensando en hacer el bien, pero el contacto con una ciudad más grande me había mostrado muchas otras perspectivas que no había considerado antes. Me sentía un poco mareado por el ejercicio mental, y quería desahogar mis pulsiones sexuales con cualquier fémina que se prestase para el trabajo.
Me dirigí hacia las calles de los barrios bajos, llenas de putas y delincuentes. Allí la guardia siempre era requerida, y había sido un lugar lleno de aventuras para mí, habiendo detenido a varios maleantes que hacen de las suyas a personas más débiles. Pero no estaba en busca de otra arriesgada hazaña.
Entre las sucias calles, hediondas a meado, sangre seca, mierda y semen, escudriñaba con la mirada hacia las posibles candidatas a quedarse con mi dinero y hacerme un hombre feliz. Apenas comencé mi inspección, las muchachas me sonreían con lujuria. Yo sonreía también, mientras mis mejillas comenzaban a sonrojarse. Sus movimientos, caricias y sucias palabras me provocaron una erección difícil de disimular, y ellas al notarlo no dejaron de reírse, divertidas.
- ¡Mira, si parece que no es lo único que tiene grande el grandullón! ¡Jajajajajaja!
- Miren lo que le provocaron a Killian... pillas villanas. - Dije divertido, mientras rodeaba con mi brazo a una de ellas, la de cabellos rojos. Tenía los ojos negros, y vestía prendas provocativas. Era la que había mantenido más silencio durante mi compra, y la que más me excitaba en ese momento. Puse una pequeña bolsa de aeros en su mano. Ella simplemente asintió y me tomó la mano para guiarme hacia un rincón.
- ¿Cómo te llamas, hermosa?
- Adelín, mi señor.
- Dile algo a Killian... ¿Acaso no te sientes cómoda haciendo ésto?
- No es eso, mi señor... - Dijo con seriedad. Era extraño ver a una zorra con un semblante tan sereno como el que ella denotaba. A pesar del terreno que pisábamos, ella parecía ser una dama sofisticada. Quizás era eso lo que me había llamado la atención. Me recordaba de cierta forma a Sydarela, mujer de gran intelecto y cuerpo perfecto, aunque aquella noche en que se me entregó había sido por un mero capricho. Yo era estúpido y brutal, ella me enseñó sin embargo, a usar la fuerza bruta al servicio del placer sexual, iniciándome en prácticas poco convencionales en relaciones heterosexuales duales.
- ¿Entonces? - Le dije acariciéndole la mejilla derecha. Puse ambas manos sobre su cintura y le arrinconé contra una pared mientras le besaba en la boca de forma suave. El contacto de piel y el roce poco disimulado de la carne de nuestros labios había sido suficiente para hacerme gemir despacio mientras la continuaba besando. Ella me correspondía, pero parecía tener la mente en otro lado. - Dile a Killian... nnngh...
- Estaba pensado en algo que le pasó a una amiga de oficio hace poco tiempo... en fin, déjeme ésto para enfocarme.
Comenzó a acariciar la erección debajo de mi pantalón, mientras besaba los músculos de mis pectorales son cierto semblante asombrado. Hacerlo en la calle no era correcto, y eso era lo que me gustaba de ello. Podíamos ser descubiertos con facilidad.
- Por curiosidad... mi señor Killian... ¿Es usted un soldado?
- ¿Lo dices por los músculos de Killian? - Dije con picardía, mientras le acariciaba con ambas manos las nalgas, de forma circular. - Es por ejercitarse. Así, de ésta forma. Justo... de ésta... forma...
Apreté su trasero con una fuerza casi inhumana, la líbido se apoderaba cada vez más de mí. A ella se le escapó un gemido por mi gesto violento, y sus mejillas comenzaron a sonrojarse, haciendo juego con el color de sus risos. Nuestros labios volvieron a juntarse, entremezclando saliva.
Se puso de rodillas y desenfundó mi miembro, fuera de mis pantalones. Comenzó a succionarlo con la boca mientras gemía. El placer era inmenso, pero no me iba a dar por vencido tan fácilmente. Había invertido buen dinero allí, y no era el contexto adecuado para dar cabida a la refractación. Apreté los músculos y aguanté sin venirme en su boca por nada del mundo.
En seguida la tomé por las caderas y la puse nuevamente contra la pared. Ni siquiera podía hablar, pues me faltaba el aire. Allí le bajé las bragas y comencé a penetrarle mientras ella me rodeaba con sus manos detrás del cuello. Ambos gemíamos, y nuevamente pensar en la posibilidad de que alguien nos descubriera me hizo excitar aún más.
"Afuera" pensé. Cuando ya era inminente, saqué el falo de su sexo, y rocié las paredes con mi semilla para no dejarla embarazada. Mi orgasmo fue disimulado, mas parecía tener la fuerza de un toro en esos momentos, con todos mis músculos contrayéndose pesadamente, aunque ni siquiera había sudado ni una sola maldita gota.
Ella se rió entre dientes, y volvió subirse las prendas. El tiempo había acabado, y yo miraba al cielo mientras sacudía los restos de líquido blanco. Saqué un pañuelo de cuero y me limpié. En seguida lo boté a la calle, y en ese momento escuchamos un ruido. Parecía que una de las prostitutas estaba teniendo problemas con un cliente. La mujer con la que había compartido mi dinero y fluidos, se encaminó rápidamente a ver qué era lo que pasaba. El sudor de su frente hacía evidente que había tenido relaciones recientemente, y yo disimulé una risa maliciosa por lo bajo. Por mi parte, yo estaba como si nada hubiera pasado, aunque la sonrisa de idiota me delataba.
Allí vi que un hombre de ojos penetrantes separaba a un elfo de una puta. En seguida llegó una guardiana encabronada que comenzó a echar al gentío. Hasta el momento todo bien, pero cuando le vi increpando a la mujer, no me gustó nada, y a Adelín tampoco le gustó. Se adelantó hacia ambas y comenzó a gritarle a la guardiana.
- ¡Oye maldita perra, ¿Qué te pasa con mi amiga?! ¡¿Por qué no mejor vas a patrullar a otro lado y nos dejas en paz?!
Yo me empecé a fijar en la muchacha que estaba haciendo de guardia. Parecía pequeña y delgada, pero intuí que poseía una fuerza bestial, y que no se encontraba en sus mejores días. Yo tomé a Adelín de un brazo y la detuve por miedo a que la guardia la golpease o algo peor.
- Woooow, tranquila, tranquila.
Le dije en tono sereno.
- ¿Acaso ése elfo hizo algo en contra de la dama? Pues de lo contrario, Killian no ve razón para ponerse violentos.
Le ofrecí otro pañuelo de cuero a la muchacha que lloraba, pues parecía estar sufriendo terriblemente por algo, pero francamente no sabía qué era.
- Ten, todo estará bien. ¿Sí? - Le sonreí con amabilidad.
Me dirigí hacia las calles de los barrios bajos, llenas de putas y delincuentes. Allí la guardia siempre era requerida, y había sido un lugar lleno de aventuras para mí, habiendo detenido a varios maleantes que hacen de las suyas a personas más débiles. Pero no estaba en busca de otra arriesgada hazaña.
Entre las sucias calles, hediondas a meado, sangre seca, mierda y semen, escudriñaba con la mirada hacia las posibles candidatas a quedarse con mi dinero y hacerme un hombre feliz. Apenas comencé mi inspección, las muchachas me sonreían con lujuria. Yo sonreía también, mientras mis mejillas comenzaban a sonrojarse. Sus movimientos, caricias y sucias palabras me provocaron una erección difícil de disimular, y ellas al notarlo no dejaron de reírse, divertidas.
- ¡Mira, si parece que no es lo único que tiene grande el grandullón! ¡Jajajajajaja!
- Miren lo que le provocaron a Killian... pillas villanas. - Dije divertido, mientras rodeaba con mi brazo a una de ellas, la de cabellos rojos. Tenía los ojos negros, y vestía prendas provocativas. Era la que había mantenido más silencio durante mi compra, y la que más me excitaba en ese momento. Puse una pequeña bolsa de aeros en su mano. Ella simplemente asintió y me tomó la mano para guiarme hacia un rincón.
- ¿Cómo te llamas, hermosa?
- Adelín, mi señor.
- Dile algo a Killian... ¿Acaso no te sientes cómoda haciendo ésto?
- No es eso, mi señor... - Dijo con seriedad. Era extraño ver a una zorra con un semblante tan sereno como el que ella denotaba. A pesar del terreno que pisábamos, ella parecía ser una dama sofisticada. Quizás era eso lo que me había llamado la atención. Me recordaba de cierta forma a Sydarela, mujer de gran intelecto y cuerpo perfecto, aunque aquella noche en que se me entregó había sido por un mero capricho. Yo era estúpido y brutal, ella me enseñó sin embargo, a usar la fuerza bruta al servicio del placer sexual, iniciándome en prácticas poco convencionales en relaciones heterosexuales duales.
- ¿Entonces? - Le dije acariciéndole la mejilla derecha. Puse ambas manos sobre su cintura y le arrinconé contra una pared mientras le besaba en la boca de forma suave. El contacto de piel y el roce poco disimulado de la carne de nuestros labios había sido suficiente para hacerme gemir despacio mientras la continuaba besando. Ella me correspondía, pero parecía tener la mente en otro lado. - Dile a Killian... nnngh...
- Estaba pensado en algo que le pasó a una amiga de oficio hace poco tiempo... en fin, déjeme ésto para enfocarme.
Comenzó a acariciar la erección debajo de mi pantalón, mientras besaba los músculos de mis pectorales son cierto semblante asombrado. Hacerlo en la calle no era correcto, y eso era lo que me gustaba de ello. Podíamos ser descubiertos con facilidad.
- Por curiosidad... mi señor Killian... ¿Es usted un soldado?
- ¿Lo dices por los músculos de Killian? - Dije con picardía, mientras le acariciaba con ambas manos las nalgas, de forma circular. - Es por ejercitarse. Así, de ésta forma. Justo... de ésta... forma...
Apreté su trasero con una fuerza casi inhumana, la líbido se apoderaba cada vez más de mí. A ella se le escapó un gemido por mi gesto violento, y sus mejillas comenzaron a sonrojarse, haciendo juego con el color de sus risos. Nuestros labios volvieron a juntarse, entremezclando saliva.
Se puso de rodillas y desenfundó mi miembro, fuera de mis pantalones. Comenzó a succionarlo con la boca mientras gemía. El placer era inmenso, pero no me iba a dar por vencido tan fácilmente. Había invertido buen dinero allí, y no era el contexto adecuado para dar cabida a la refractación. Apreté los músculos y aguanté sin venirme en su boca por nada del mundo.
En seguida la tomé por las caderas y la puse nuevamente contra la pared. Ni siquiera podía hablar, pues me faltaba el aire. Allí le bajé las bragas y comencé a penetrarle mientras ella me rodeaba con sus manos detrás del cuello. Ambos gemíamos, y nuevamente pensar en la posibilidad de que alguien nos descubriera me hizo excitar aún más.
"Afuera" pensé. Cuando ya era inminente, saqué el falo de su sexo, y rocié las paredes con mi semilla para no dejarla embarazada. Mi orgasmo fue disimulado, mas parecía tener la fuerza de un toro en esos momentos, con todos mis músculos contrayéndose pesadamente, aunque ni siquiera había sudado ni una sola maldita gota.
Ella se rió entre dientes, y volvió subirse las prendas. El tiempo había acabado, y yo miraba al cielo mientras sacudía los restos de líquido blanco. Saqué un pañuelo de cuero y me limpié. En seguida lo boté a la calle, y en ese momento escuchamos un ruido. Parecía que una de las prostitutas estaba teniendo problemas con un cliente. La mujer con la que había compartido mi dinero y fluidos, se encaminó rápidamente a ver qué era lo que pasaba. El sudor de su frente hacía evidente que había tenido relaciones recientemente, y yo disimulé una risa maliciosa por lo bajo. Por mi parte, yo estaba como si nada hubiera pasado, aunque la sonrisa de idiota me delataba.
Allí vi que un hombre de ojos penetrantes separaba a un elfo de una puta. En seguida llegó una guardiana encabronada que comenzó a echar al gentío. Hasta el momento todo bien, pero cuando le vi increpando a la mujer, no me gustó nada, y a Adelín tampoco le gustó. Se adelantó hacia ambas y comenzó a gritarle a la guardiana.
- ¡Oye maldita perra, ¿Qué te pasa con mi amiga?! ¡¿Por qué no mejor vas a patrullar a otro lado y nos dejas en paz?!
Yo me empecé a fijar en la muchacha que estaba haciendo de guardia. Parecía pequeña y delgada, pero intuí que poseía una fuerza bestial, y que no se encontraba en sus mejores días. Yo tomé a Adelín de un brazo y la detuve por miedo a que la guardia la golpease o algo peor.
- Woooow, tranquila, tranquila.
Le dije en tono sereno.
- ¿Acaso ése elfo hizo algo en contra de la dama? Pues de lo contrario, Killian no ve razón para ponerse violentos.
Le ofrecí otro pañuelo de cuero a la muchacha que lloraba, pues parecía estar sufriendo terriblemente por algo, pero francamente no sabía qué era.
- Ten, todo estará bien. ¿Sí? - Le sonreí con amabilidad.
Killian
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
No me gusta está situación. Estamos llamando la atención de la gente. Nos rodean. Nos miran. Hablan de nosotros. La chica me sigue gritando. No entiendo que pasa. No entiendo por qué nos miran y nadie hace nada. Me está pegando y nadie me ayuda. Me miran con repudio. Creen que soy el culpable. No he hecho nada malo. He venido a disculparme por haber matado a un hombre con familia no a que me peguen.
Noto cada golpe de la mujer sobre mi pecho. Tiene los brazos débiles por lo que no me hace demasiado daño. Es un llanto y sus gritos lo que más duele. Es como si, con su voz herida, me paralizase. Nunca he vivido una situación como está. No sé cómo sobrellevar el dolor ajeno. Debo decirle algo. Solo unas palabras. Debería pararla y contarle toda la historia, pero no puedo. Estoy totalmente paralizado por su dolor.
Un hombre se nos acerca. Su apariencia me resulta extraña. Son sus ojos de color azul intenso lo que me llama la atención. Él es el único que tiene la valentía de separarnos. Aun así noto que siente que yo soy el culpable de haber creado la situación. El hombre al separarnos me da un calambrazo. No siento reparo por mirar con desagrado al brujo.
-¡Ha sido culpa de este elfo! – Me culpa la joven.
Otra mujer viene del público. Aparta a los curiosos. Su cara me suena. Siento que la he visto hace mucho tiempo. De no haber visto a la otra joven recordándome a Ébano seguramente no hubiera reconocido a esta mujer. Era la acompañante de Ébano. Recuerdo que ella le beso, sin embargo no recuerdo su nombre.
-Solo vine a disculparme.- Le digo a la mujer que conocí con Ébano.
-¡Tú te callas asesino! - Me acusa la joven. Respira hondo para relajarse. – Este elfo es un asesino. ¿Ves este reloj? Mi madre se lo regaló a mi padre poco antes de que yo naciera. Hace cinco años, mi madre murió. Mi padre viajo hacia lo más remoto de Aerandir haciendo cualquier cosa que le diera dinero. Solía regresar cada mes con una bolsa llena de monedas. Lo suficiente para mí. –Comenzó a llorar de nuevo. - Hace seis meses que no regresa. Me temía lo peor. Tuve que conseguir el dinero por mi cuenta. Y ahora aparece este subnormal. Lleva el reloj de mi padre.- Cae al suelo por el recuerdo. Se abraza ambas rodillas llorando. - Dice que lo ha matado.-
Dos personajes aparecen en escena. Un hombre musculad o yotra joven de aires liberales. Todo empieza a complicarse. La nueva joven se pelea con la mujer a quien besó Ébano. El nuevo hombre fuerte habla mucho. Quiero irme. Hay demasiadas personas. Todos gritan. La joven sigue llorando. Me quiero ir de aquí. Sin embargo, me siento culpable. Bajo la cabeza y me quedo quieto observando la escena, deseando que todo se calme.
Noto cada golpe de la mujer sobre mi pecho. Tiene los brazos débiles por lo que no me hace demasiado daño. Es un llanto y sus gritos lo que más duele. Es como si, con su voz herida, me paralizase. Nunca he vivido una situación como está. No sé cómo sobrellevar el dolor ajeno. Debo decirle algo. Solo unas palabras. Debería pararla y contarle toda la historia, pero no puedo. Estoy totalmente paralizado por su dolor.
Un hombre se nos acerca. Su apariencia me resulta extraña. Son sus ojos de color azul intenso lo que me llama la atención. Él es el único que tiene la valentía de separarnos. Aun así noto que siente que yo soy el culpable de haber creado la situación. El hombre al separarnos me da un calambrazo. No siento reparo por mirar con desagrado al brujo.
-¡Ha sido culpa de este elfo! – Me culpa la joven.
Otra mujer viene del público. Aparta a los curiosos. Su cara me suena. Siento que la he visto hace mucho tiempo. De no haber visto a la otra joven recordándome a Ébano seguramente no hubiera reconocido a esta mujer. Era la acompañante de Ébano. Recuerdo que ella le beso, sin embargo no recuerdo su nombre.
-Solo vine a disculparme.- Le digo a la mujer que conocí con Ébano.
-¡Tú te callas asesino! - Me acusa la joven. Respira hondo para relajarse. – Este elfo es un asesino. ¿Ves este reloj? Mi madre se lo regaló a mi padre poco antes de que yo naciera. Hace cinco años, mi madre murió. Mi padre viajo hacia lo más remoto de Aerandir haciendo cualquier cosa que le diera dinero. Solía regresar cada mes con una bolsa llena de monedas. Lo suficiente para mí. –Comenzó a llorar de nuevo. - Hace seis meses que no regresa. Me temía lo peor. Tuve que conseguir el dinero por mi cuenta. Y ahora aparece este subnormal. Lleva el reloj de mi padre.- Cae al suelo por el recuerdo. Se abraza ambas rodillas llorando. - Dice que lo ha matado.-
Dos personajes aparecen en escena. Un hombre musculad o yotra joven de aires liberales. Todo empieza a complicarse. La nueva joven se pelea con la mujer a quien besó Ébano. El nuevo hombre fuerte habla mucho. Quiero irme. Hay demasiadas personas. Todos gritan. La joven sigue llorando. Me quiero ir de aquí. Sin embargo, me siento culpable. Bajo la cabeza y me quedo quieto observando la escena, deseando que todo se calme.
Última edición por Sarez el Dom Jul 12 2015, 18:03, editado 1 vez
Sarez
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Más y más gente iba apareciendo en escena: por una parte estaban el elfo y la prostituta a quienes había separado Rickner, pero también habian llegado una guardia gritando y un tipo enorme con pinta de bárbaro junto con otra prostituta que se había puesto a gritar a la guardia. Rickner se encontraba algo cansado, desnutrido y empezaba a dolerle la cabeza de tanto barullo que se estaba armando... él solo se había metido porque queria un poco de sexo gratuito en agradecimiento, pero la cosa se estaba poniendo demasiado turbia. De repente la chica que estaba llorando acusó al elfo de ser una asesino y contó su historia y la de su padre, lo que hizo que en la cabeza de Rickner empezasen a cuadrar las cosas, pero tanto grito, tanto espectáculo y tanta gente le estaban empezando a poner muy nervioso, sobretodo por el hecho de que había vivido la mayoria de su vida en las montañas y estaba acostumbrado a la paz y al silencio. Los gritos de la prostituta que había venido con el grandullón musculoso no paraban de clavarse en su cerebro, y ni siquiera los contoneos de sus pechos enojados le ayudaban a soportarlo.
Rickner respiró muy profundamente mientras cerraba los ojos. Se apartó del elfo y se colocó en medio del corrito que se había formado sin abrir los ojos, muy despacio... y de repente estalló: Alzó ambos brazos en el aire y abriendo los ojos de golpe soltó una descarga entre ellos que hizo un ruido terrible, captando la atención de todos, y dijo sin tiempo a que nadie reaccionara: -¡A callar todo el mundo joder!- nada más acabar la frase se giró hacia la prostituta que estaba gritando a la guardia y le espetó: - ¡¿De verdad crees que la mejor idea es ponerte a gritarle a una guardia que solo intenta ayudar?!- Sin darle tiempo a responder, el brujo enojado, señaló con el dedo a la guardia y añadió: -¡Y tú, por mucho que seas de la guardia, se nota a la legua que esa muchacha lo está pasando mal, no creo que sean formas de tratarla, y menos si no sabias lo que había pasado!- Rickner respiró profundamente y, haciendo una breve pausa, se tornó hacía la prostituta que estaba llorando. Se acercó a ella y le dijo:
-Se que es duro perder a un familiar, pero tu misma has dicho que hacía cualquier cosa que le diera dinero... es normal que si intentó atacar o robar a ese elfo pasase algo trágico... la vida de delincuencia suele tener esos riesgos... lo siento- culminó en tono más cariñoso.
Por último Rickner se giró hacia el elfo y le dijo elevando un poco la voz: -¡Y a ti como se te ocurre decir esas cosas sin ninguna explicación! ¿No ves que podrías haber acabado mal? ¿Y si alguien huviese interpretado que eres un asesino sin piedad? Si has venido a disculparte hazlo correctamente, arrodillate, pide perdón de todo corazón y devuélvele el reloj de su padre.- Para acabar su discurso soltó en un reproche final: -¡Lo que no me puedo creer es que el que tiene más empatía aquí es esa masa de musculos que se refiere a si mismo en tercera persona! - concluyó señalando al bárbaro.
El joven brujo sabía que seguramente todos ellos se lo tomasen a mal y acabase con un montón de enemigos, pero tenía que decirlo, no podía seguir escuchando como se enzarzaban en una pelea estúpida que podía acabar muy mal..
Rickner respiró muy profundamente mientras cerraba los ojos. Se apartó del elfo y se colocó en medio del corrito que se había formado sin abrir los ojos, muy despacio... y de repente estalló: Alzó ambos brazos en el aire y abriendo los ojos de golpe soltó una descarga entre ellos que hizo un ruido terrible, captando la atención de todos, y dijo sin tiempo a que nadie reaccionara: -¡A callar todo el mundo joder!- nada más acabar la frase se giró hacia la prostituta que estaba gritando a la guardia y le espetó: - ¡¿De verdad crees que la mejor idea es ponerte a gritarle a una guardia que solo intenta ayudar?!- Sin darle tiempo a responder, el brujo enojado, señaló con el dedo a la guardia y añadió: -¡Y tú, por mucho que seas de la guardia, se nota a la legua que esa muchacha lo está pasando mal, no creo que sean formas de tratarla, y menos si no sabias lo que había pasado!- Rickner respiró profundamente y, haciendo una breve pausa, se tornó hacía la prostituta que estaba llorando. Se acercó a ella y le dijo:
-Se que es duro perder a un familiar, pero tu misma has dicho que hacía cualquier cosa que le diera dinero... es normal que si intentó atacar o robar a ese elfo pasase algo trágico... la vida de delincuencia suele tener esos riesgos... lo siento- culminó en tono más cariñoso.
Por último Rickner se giró hacia el elfo y le dijo elevando un poco la voz: -¡Y a ti como se te ocurre decir esas cosas sin ninguna explicación! ¿No ves que podrías haber acabado mal? ¿Y si alguien huviese interpretado que eres un asesino sin piedad? Si has venido a disculparte hazlo correctamente, arrodillate, pide perdón de todo corazón y devuélvele el reloj de su padre.- Para acabar su discurso soltó en un reproche final: -¡Lo que no me puedo creer es que el que tiene más empatía aquí es esa masa de musculos que se refiere a si mismo en tercera persona! - concluyó señalando al bárbaro.
El joven brujo sabía que seguramente todos ellos se lo tomasen a mal y acabase con un montón de enemigos, pero tenía que decirlo, no podía seguir escuchando como se enzarzaban en una pelea estúpida que podía acabar muy mal..
Rickner
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Mientras intentaba aclarar la situación ya con la mujer apartada del elfo, arrodillada en el suelo, una nueva puta llegó gritando, seguida por un tipo grande que la detuvo, los gritos de la mujer la pusieron de mal humor, solo quería darle una buena bofetada y hacer que callase de una vez, no estaba de humor para las tonterías de una mujer que, ante todo, no debería estar allí y mucho menos meterse en asuntos que no la incumbían cuando no era para poner paz si no para meter más cizaña.
Empezaba a estresarse, no tenía ganas de líos, quería una distracción, si, pero una distracción con la que calmar su rabia, no una en la que tuviera que saber mantener la calma, puso dos dedos sobre el puente de la nariz, intentando respirar, tenía unas tremendas ganas de pegar un grito y mandarlos a todos a tomar por... No le fue necesario, el chico que había estado intentando separar a la puta del elfo lo hizo en su lugar, no sin que, antes la chica hubiera empezado a contar sus penas a lágrima viva.La guardia entendía lo que era perder a la familia, no había nadie que lo entendiera mejor que ella, pero eso no era excusa para montar tal espectáculo. Si quería solucionar sus problemas que lo hiciera, pero que no molestase a los transeúntes.
El joven se situó en pleno centro del barullo y soltó una descarga electrica entre sus dos manos, assutando a La Gata, que se quedó estática por un momento escuchando sus reproches, así que era un mago, y, para colmo, usaba rayos, eso no le hacía demasiada gracia, pero, debía admitir, que el susto le había calmado los ánimos.
Después de los gritos, lanzó una mirada furiosa a la prostituta pechugona que la había increpado, era hora de empezar a vaciar el lugar para poder aclarar el tema:
- Bien, empezaré por usted, que ha llegado la última, voy a darle una advertencia, para que no diga que no le doy opciones, ya que ha cometido dos delitos, primero, ejercer la prostitución en la calle, y, segundo, increpar a un agente de la ley en mitad de servicio, así que haga el favor de marcharse o me veré obligada a detenerla y llevarla al calabozo y le aseguro que si yo le caigo mal, debe esperar a conocer a mis compañeros.- dijo con ceño fruncido, no iba a dejar pasar ni una.
La mujer, sin decir nada, con una mirada de odio en sus ojos, se alejó furiosa, dejando a su amiga atrás, no debía importarle tanto, en ese caso, parecía que últimamente la perseguían los problemas, estaba hasta las narices de todo. Era momento de ocuparse de la otra, se agachó a su lado y la tomó por los hombros haciéndole alzar la mirada, para que le prestara atención:
- Mire, señorita, me parece muy bien que se sienta furiosa, pero esas no son maneras, entiendo su tristeza, mejor de lo que cree, pero como el gritón ha dicho, una cosa no quita la otra, así que haga el favor de levantarse y dejar de dar el espectáculo, que una cosa es ser prostituta y otra no tener dignidad, usted la está perdiendo en este instante, y no precisamente por su profesión si no por su forma de actuar. Si va a perder los nervios, mejor en privado.
La mujer pareció reaccionar, debía ser difícil escuchar esas cosas de otra mujer, ni siquiera consideraba que su profesión la hiciera perder la dignidad, si no el espectáculo que estaba dando. Se levantó secándose las lágrimas y Alanna cubrió los hombros desnudos de la dama con su capa. Girandose a los otros, ahora hacia el elfo, si no se equivocaba era el que había conocido al inicio de sus aventuras, antes de salir de Lunargenta:
- Tu, cada vez que te veo estás metido en un lío, si no te envenenan te pegan, ya estás disculpándote por tus formas. y luego me explicarás que es eso de que asesinaste a su padre, quiero aclarar la situación aquí mismo, los delitos no pasan inadvertidos en Lunargenta y si he de llevar a alguien a la cárcel lo haré- ordenó, se sentía totalmente enfadada.- Vosotros- suspiró y giró a ver al que había gritado y al tipo grande.- gracias por la ayuda.- se sentí agotada, la furia había pasado y solo quedaba el cansancio.- la próxima vez, por favor, avisad a la guardia directamente, para evitar este tipo de conflictos.- Respiró hondo y sacó una libreta, debía apuntar la declaración de la mujer y la del elfo, no quiso ni preguntar que hacían por allí, lo ignoraría, porque ya era bastante tener que lidiar con un posible asesinato.
Empezaba a estresarse, no tenía ganas de líos, quería una distracción, si, pero una distracción con la que calmar su rabia, no una en la que tuviera que saber mantener la calma, puso dos dedos sobre el puente de la nariz, intentando respirar, tenía unas tremendas ganas de pegar un grito y mandarlos a todos a tomar por... No le fue necesario, el chico que había estado intentando separar a la puta del elfo lo hizo en su lugar, no sin que, antes la chica hubiera empezado a contar sus penas a lágrima viva.La guardia entendía lo que era perder a la familia, no había nadie que lo entendiera mejor que ella, pero eso no era excusa para montar tal espectáculo. Si quería solucionar sus problemas que lo hiciera, pero que no molestase a los transeúntes.
El joven se situó en pleno centro del barullo y soltó una descarga electrica entre sus dos manos, assutando a La Gata, que se quedó estática por un momento escuchando sus reproches, así que era un mago, y, para colmo, usaba rayos, eso no le hacía demasiada gracia, pero, debía admitir, que el susto le había calmado los ánimos.
Después de los gritos, lanzó una mirada furiosa a la prostituta pechugona que la había increpado, era hora de empezar a vaciar el lugar para poder aclarar el tema:
- Bien, empezaré por usted, que ha llegado la última, voy a darle una advertencia, para que no diga que no le doy opciones, ya que ha cometido dos delitos, primero, ejercer la prostitución en la calle, y, segundo, increpar a un agente de la ley en mitad de servicio, así que haga el favor de marcharse o me veré obligada a detenerla y llevarla al calabozo y le aseguro que si yo le caigo mal, debe esperar a conocer a mis compañeros.- dijo con ceño fruncido, no iba a dejar pasar ni una.
La mujer, sin decir nada, con una mirada de odio en sus ojos, se alejó furiosa, dejando a su amiga atrás, no debía importarle tanto, en ese caso, parecía que últimamente la perseguían los problemas, estaba hasta las narices de todo. Era momento de ocuparse de la otra, se agachó a su lado y la tomó por los hombros haciéndole alzar la mirada, para que le prestara atención:
- Mire, señorita, me parece muy bien que se sienta furiosa, pero esas no son maneras, entiendo su tristeza, mejor de lo que cree, pero como el gritón ha dicho, una cosa no quita la otra, así que haga el favor de levantarse y dejar de dar el espectáculo, que una cosa es ser prostituta y otra no tener dignidad, usted la está perdiendo en este instante, y no precisamente por su profesión si no por su forma de actuar. Si va a perder los nervios, mejor en privado.
La mujer pareció reaccionar, debía ser difícil escuchar esas cosas de otra mujer, ni siquiera consideraba que su profesión la hiciera perder la dignidad, si no el espectáculo que estaba dando. Se levantó secándose las lágrimas y Alanna cubrió los hombros desnudos de la dama con su capa. Girandose a los otros, ahora hacia el elfo, si no se equivocaba era el que había conocido al inicio de sus aventuras, antes de salir de Lunargenta:
- Tu, cada vez que te veo estás metido en un lío, si no te envenenan te pegan, ya estás disculpándote por tus formas. y luego me explicarás que es eso de que asesinaste a su padre, quiero aclarar la situación aquí mismo, los delitos no pasan inadvertidos en Lunargenta y si he de llevar a alguien a la cárcel lo haré- ordenó, se sentía totalmente enfadada.- Vosotros- suspiró y giró a ver al que había gritado y al tipo grande.- gracias por la ayuda.- se sentí agotada, la furia había pasado y solo quedaba el cansancio.- la próxima vez, por favor, avisad a la guardia directamente, para evitar este tipo de conflictos.- Respiró hondo y sacó una libreta, debía apuntar la declaración de la mujer y la del elfo, no quiso ni preguntar que hacían por allí, lo ignoraría, porque ya era bastante tener que lidiar con un posible asesinato.
Alanna Delteria
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Escuché las terribles declaraciones de la mujer que lloraba con suma atención. Parecía que quería cobrar justicia por mano propia por el asesinato de su padre, y parecía que el elfo de pieles oscuras era el responsable de ello. En ese caso, todo el escándalo y las lágrimas me parecieron comprensibles, incluso apoyaba internamente a la dama por haber atacado al elfo. ¡Una injusticia así no puede quedarse sin castigo, por los dioses! Y es sabido que la acción de los guardias es limitada, y me daba cuenta de ello por el actuar violento de la chica poderosa, pues parecía ser más violenta de lo que necesitaba ser, incluso para mi gusto.
De pronto vi asombrado que el hombre de ojos intensos soltó unos rayos, y abrí mis ojos como dos platos. No me acostumbraba a ver magia aún, y me sentí agradecido internamente de no tener que vérmelas con un brujo aún. ¿Qué podría pasar si me enfrentase a algún brujo que lance bolas de energía desintegradoras? Podría perder extremidades... o tal vez una oreja. No quería ni pensarlo.
Escuché sus palabras también, algo asombrado. Cuando hizo el comentario de que yo era el más empático, me lo tomé con humor y reí levemente y le dediqué una leve inclinación de cabeza en agradecimiento.
En seguida, la guardia empezó a devolver el golpe verbal a Adelín, y ésta simplemente se alejó. La vi pirarse algo decepcionado, y le hice un gesto de despedida con la mano. Tal vez volvería a contratar sus servicios algún día. No sabía que la prostitución fuera ilegal en Lunargenta, aunque francamente me importaba una mierda. Un persona con necesidades sexuales insatisfechas tiene derecho a pasar un buen rato, y los aeros de por medio sólo es una cuestión circunstancial. He sabido de hombres que abusan mucho de lo que pagan, y para eso está el gremio de mujerzuelas. Ellas podían ser muy mortíferas con cualquiera que quiera pasarse de listo/a. Si la guardia real venía a cerrar el negocio, sólo una cosa me parecía segura: Lo tendrían difícil.
Sin embargo, al verla consolar a la dama y cubriéndola con su capa, no pude detestarla. Es más, despertó respeto en mi persona, y le miré sonriendo. Cualquier persona que ayuda a otra es digna de admiración. Y yo estaba empezando a admirar al brujo que intercedió por la dama, y a la guardia que se disponía a trabajar en el caso anotando cosas en su libreta.
- Ha sido muy enclarecedor el asunto, pero Killian se pregunta qué tiene que decir el elfo en su defensa. Killian nunca ha visto a un asesino cruento que vuelva a pedir perdón por sus crímenes, y lo cierto es que algo debe haber en la historia que no sabemos.
Miré al elfo como examinándole. Tenía un semblante muy serio, y parecía paralizado por el gentío. A pesar de que la guardia nos había dado las gracias por la ayuda, en un tono de "desde ahora me encargo yo", no podía pasar por alto que era posible que se cometiera una injusticia de por medio. Me quedé.
- Elfo, ¿Cuál es tu nombre? ¿Puedes contarnos tu historia? De seguro a la guardia de Lunargenta también le interesaría anotarla también, ¿Verdad?
Me crucé de brazos y adopté un semblante serio, esperando a que contestase por sus actos.
De pronto vi asombrado que el hombre de ojos intensos soltó unos rayos, y abrí mis ojos como dos platos. No me acostumbraba a ver magia aún, y me sentí agradecido internamente de no tener que vérmelas con un brujo aún. ¿Qué podría pasar si me enfrentase a algún brujo que lance bolas de energía desintegradoras? Podría perder extremidades... o tal vez una oreja. No quería ni pensarlo.
Escuché sus palabras también, algo asombrado. Cuando hizo el comentario de que yo era el más empático, me lo tomé con humor y reí levemente y le dediqué una leve inclinación de cabeza en agradecimiento.
En seguida, la guardia empezó a devolver el golpe verbal a Adelín, y ésta simplemente se alejó. La vi pirarse algo decepcionado, y le hice un gesto de despedida con la mano. Tal vez volvería a contratar sus servicios algún día. No sabía que la prostitución fuera ilegal en Lunargenta, aunque francamente me importaba una mierda. Un persona con necesidades sexuales insatisfechas tiene derecho a pasar un buen rato, y los aeros de por medio sólo es una cuestión circunstancial. He sabido de hombres que abusan mucho de lo que pagan, y para eso está el gremio de mujerzuelas. Ellas podían ser muy mortíferas con cualquiera que quiera pasarse de listo/a. Si la guardia real venía a cerrar el negocio, sólo una cosa me parecía segura: Lo tendrían difícil.
Sin embargo, al verla consolar a la dama y cubriéndola con su capa, no pude detestarla. Es más, despertó respeto en mi persona, y le miré sonriendo. Cualquier persona que ayuda a otra es digna de admiración. Y yo estaba empezando a admirar al brujo que intercedió por la dama, y a la guardia que se disponía a trabajar en el caso anotando cosas en su libreta.
- Ha sido muy enclarecedor el asunto, pero Killian se pregunta qué tiene que decir el elfo en su defensa. Killian nunca ha visto a un asesino cruento que vuelva a pedir perdón por sus crímenes, y lo cierto es que algo debe haber en la historia que no sabemos.
Miré al elfo como examinándole. Tenía un semblante muy serio, y parecía paralizado por el gentío. A pesar de que la guardia nos había dado las gracias por la ayuda, en un tono de "desde ahora me encargo yo", no podía pasar por alto que era posible que se cometiera una injusticia de por medio. Me quedé.
- Elfo, ¿Cuál es tu nombre? ¿Puedes contarnos tu historia? De seguro a la guardia de Lunargenta también le interesaría anotarla también, ¿Verdad?
Me crucé de brazos y adopté un semblante serio, esperando a que contestase por sus actos.
Killian
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
El hombre de los ojos perturbadores alza los brazos haciendo correr unos rayos entre ambos para llamar la atención de todo el mundo. La hija del hombre que mate deja de llorar, levanta la cabeza y, desde el suelo, fija su mirada al brujo. Escucha atónita todo lo que él dice para luego volver a derrumbarse en un pozo de de llantos y lágrimas.
Siento que debo decirle algo. Veo como caen sus lágrimas en la cubierta del reloj que con cariño lo acaricia. Da la impresión que con cada caricia podría hacer que su padre esté a su lado. Doy un paso hacia ella. Otro más. Muy despacio. Debo explicarle que he hecho.
Me paro al ver que el brujo me habla. No entiendo por qué razón debo ponerme de rodillas. Ya he pedido disculpas. ¿No es suficiente? Ellos saben hablar. Saben que se hace en estos casos. La mujer cuyo nombre no me acuerdo, parece que es quien más sabe sobre el comportamiento de las personas. Tiene una vestimenta extraña. La gente de la ciudad suelen guardar respeto a las personas que visten como ella. Ahora lo reconozco. Guardia, así es como se autodenomina. Pertenece a la guardia de la ciudad. Por eso la gente los respeta; por eso la mujer me ayudó cuando me envenenaron hace tiempo.
Me siento mal. Estoy sudando. Intento buscar las palabras en mi cabeza. No las encuentro. No sé si las conozco. Ojala conociese más palabras para poder expresarme mejor. Miro nervioso el rostro de todo el mundo aquí presentes. El brujo, la guardia, el musculoso y la puta. Todos depende mí. Empiezo a hacer lo que dijo el brujo. Me arrodillo.
-Solo vine a disculparme.- Digo con un hilo de voz. –Soy Sarez.- Digo mirando al hombre que se auto llamaba Killian. Él me preguntó mi nombre. – Maté a su padre.- Mis palabras son severas. Frías y peligrosas como el filo de una espada. –Iba a violar a una joven. La iba a violar, matar y robar.- Miro al suelo. - Yo lo maté primero. Cogí el reloj. Es la prueba para encontrar a su familia y disculparme por haberle matado. – Hago una pausa para aclarar mis ideas. – Fue hace muchos meses. Desde entonces viajé para buscarla.- Señalo a la prostituta que seguía llorando en el suelo. Me levanto. Me voy hacia ella. Suavemente, la cojo del mentón y inclinó un poco su cabeza para que me mire a los ojos. –Lo siento.- La mujer no me contesta. Sigue llorando. Más que nunca antes. Miro a la mujer que pertenece a la guardia. Ella es la justicia de la ciudad. -¿Cuál es mi castigo?- Estoy dispuesto aceptar cualquier cosa por tal que me perdonen.
Siento que debo decirle algo. Veo como caen sus lágrimas en la cubierta del reloj que con cariño lo acaricia. Da la impresión que con cada caricia podría hacer que su padre esté a su lado. Doy un paso hacia ella. Otro más. Muy despacio. Debo explicarle que he hecho.
Me paro al ver que el brujo me habla. No entiendo por qué razón debo ponerme de rodillas. Ya he pedido disculpas. ¿No es suficiente? Ellos saben hablar. Saben que se hace en estos casos. La mujer cuyo nombre no me acuerdo, parece que es quien más sabe sobre el comportamiento de las personas. Tiene una vestimenta extraña. La gente de la ciudad suelen guardar respeto a las personas que visten como ella. Ahora lo reconozco. Guardia, así es como se autodenomina. Pertenece a la guardia de la ciudad. Por eso la gente los respeta; por eso la mujer me ayudó cuando me envenenaron hace tiempo.
Me siento mal. Estoy sudando. Intento buscar las palabras en mi cabeza. No las encuentro. No sé si las conozco. Ojala conociese más palabras para poder expresarme mejor. Miro nervioso el rostro de todo el mundo aquí presentes. El brujo, la guardia, el musculoso y la puta. Todos depende mí. Empiezo a hacer lo que dijo el brujo. Me arrodillo.
-Solo vine a disculparme.- Digo con un hilo de voz. –Soy Sarez.- Digo mirando al hombre que se auto llamaba Killian. Él me preguntó mi nombre. – Maté a su padre.- Mis palabras son severas. Frías y peligrosas como el filo de una espada. –Iba a violar a una joven. La iba a violar, matar y robar.- Miro al suelo. - Yo lo maté primero. Cogí el reloj. Es la prueba para encontrar a su familia y disculparme por haberle matado. – Hago una pausa para aclarar mis ideas. – Fue hace muchos meses. Desde entonces viajé para buscarla.- Señalo a la prostituta que seguía llorando en el suelo. Me levanto. Me voy hacia ella. Suavemente, la cojo del mentón y inclinó un poco su cabeza para que me mire a los ojos. –Lo siento.- La mujer no me contesta. Sigue llorando. Más que nunca antes. Miro a la mujer que pertenece a la guardia. Ella es la justicia de la ciudad. -¿Cuál es mi castigo?- Estoy dispuesto aceptar cualquier cosa por tal que me perdonen.
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Parecia que todo el mundo estaba reaccionando mejor de lo que el brujo habia esperado, y las cosas estaban empezando a tener un matiz más dialogante. Tal y como había supuesto, había una historia tras ese reloj, una historia de tragedia. A veces, Rickner, se planteaba todo lo que había que hacer para sobrevivir en este mundo de forma independiente, pero el preferia morir antes que ir por ahí robando y matando a inocentes. Claramente la historia del padre de la prostituta era muy triste, pero Rickner seguramente habría actuado de la misma manera si viese a alguien intentar violar y matar a una chica inocente. Lo que le parecía más raro era que el elfo huviese recorrido tanto camnio solo para encontrar a un familiar de aquel hombre que mató.
Rickner miró a la prostituta que seguía llorando desolada... Seguramente los actos que había realizado o intentado realizar su padre antes de morir era lo que mayor desesperación le ocasionaba, más incluso que la noticia de su muerte. El joven brujo se acercó al elfo de pocas palabras antes de que la guardia pudiese responder y le colocó una mano en el hombro diciendo:
- ¿Castigo? Yo no creo que tengas que recibir ningun castigo compañero... claro que yo no soy quien para decidirlo, pero creo que hiciste lo correcto y me parece de lo más honorable que hayas guardado ese reloj tanto tiempo y hayas buscado a algún familiar de ese hombre para devolverselo. Creo que si todos viesemos a las personas que asesinamos como lo que son, personas, este mundo seria mucho más pacifico y empático.- acabó con una sonrisa en la cara intentando animar al elfo.
A continuación, Rickner, miró al tipo que se hacía llamar Killian y pensó en que en una ciudad problemática estaría bien estar con alguien como él, asi que se le acercó y se puso a su lado, con los brazos cruzados en la misma posición que el bárbaro grandullon, esperando tranquilamente a que la guardia hiciese justicia, o al menos a que se solucionase el asunto por si solo. Él ya se había metido suficiente.
Rickner miró a la prostituta que seguía llorando desolada... Seguramente los actos que había realizado o intentado realizar su padre antes de morir era lo que mayor desesperación le ocasionaba, más incluso que la noticia de su muerte. El joven brujo se acercó al elfo de pocas palabras antes de que la guardia pudiese responder y le colocó una mano en el hombro diciendo:
- ¿Castigo? Yo no creo que tengas que recibir ningun castigo compañero... claro que yo no soy quien para decidirlo, pero creo que hiciste lo correcto y me parece de lo más honorable que hayas guardado ese reloj tanto tiempo y hayas buscado a algún familiar de ese hombre para devolverselo. Creo que si todos viesemos a las personas que asesinamos como lo que son, personas, este mundo seria mucho más pacifico y empático.- acabó con una sonrisa en la cara intentando animar al elfo.
A continuación, Rickner, miró al tipo que se hacía llamar Killian y pensó en que en una ciudad problemática estaría bien estar con alguien como él, asi que se le acercó y se puso a su lado, con los brazos cruzados en la misma posición que el bárbaro grandullon, esperando tranquilamente a que la guardia hiciese justicia, o al menos a que se solucionase el asunto por si solo. Él ya se había metido suficiente.
Rickner
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
El tipo grande también preguntó al elfo por la situación, haciendo que Alanna alzara una ceja, y negase con la cabeza, exasperada. al menos no montaba escándalo, era algo. Con un suspiro vio como el elfo se arrodillaba en el suelo, ¿Qué demonios estaba haciendo? Oh por todos los....
Olvidándose de todos comenzó a apuntar las explicaciones del elfo, que solo hicieron aumentar el llanto de la chica que abrazaba el reloj. Lógico, no era fácil aceptar que alguien a quien querías era una persona horrible, ella lo había experimentado en piel propia, la diferencia estaba en que, la guardia, sabía que esas cosas no estaban bien y era ella misma la que había decidido tomar medidas contra los crímenes de su padre.
En el fondo, pensaba que la culpa era de la joven, si ella hubiera tenido las narices de detener a su padre, de decidir que ella misma tomaría cartas en el asunto, tal vez no se encontrarían en esa situación, pero cuando alguien se niega a ver la realidad, esta se acaba imponiendo por la fuerza. Y estaba claro que no era algo agradable. Lo había vivido en carne propia.
La debilidad de la mujer que tenía en frente suya la sacaba de quicio, tal vez, si ella no hubiera vivido como lo había hecho, sería igual que ella, sentía que estaba contemplando su propia flaqueza, y lo odiaba de un modo inexplicable, sentía que debía ser dura con ella para que reaccionase. El elfo esperaba el veredicto. Por desgracia no pudo decir nada, el tipo de los rayos volvió a meterse de por medio.
- ¡QUE SE CALLE YA!- le gritó al de ojos raros fuera de si, ¿es que no podía callarse ni diez minutos?- ¡ eso es algo que debo decidir yo, usted ni entra ni sale, así que cállese por diez minutos que es un pesado, ni bajo el agua, leñes, ni bajo el agua se callaría, ya vale de molestar! ¡Estoy intentando trabajar, déjeme hacer mi trabajo, coño ya!- acabó soltando una palabra mal sonante, y dando un tremendo suspiro para recuperar la compostura. No era una persona mal hablada, pero ese tipo la sacaba de sus casillas, no había visto persona más pesada en su vida, por dios, que ganas de pegarle una hostia y amordazarlo para que no abriera la boca....- En cuanto a usted- se giró al elfo, sabiendo que su voz aun parecía enfadada, pero sin gritar- De normal, el castigo por su crimen es la horca, pero fue para salvar a alguien, eso haría que le cortasen una mano, o similar, sin embargo, y teniendo en cuenta que ya parece bastante arrepentido, no le voy a imponer castigo alguno, ya se ha disculpado con la mujer, y no tendría por qué haberlo hecho, ya que fue culpa del otro, si alguien hace algo malo, sabe que corre el riesgo de morir.- se giró a la mujer.- lo que hizo su padre fue bajo su propia cuenta y riesgo, no tiene derecho a golpear a este hombre cuando solo defendió a una joven de un delincuente. Usted, señorita, también querría que la ayudasen si intentaran hacerle lo que su padre intentó hacer. Así que creo que, esta vez, es usted quien le debe una disculpa al hombre.
Alanna era consciente de que la situación era difícil de aceptar, pero no por eso iba a ser menos severa, lo justo era justo, y aunque según las normas debería haber cortado aunque fuera un dedo del delincuente, no tenía fuerzas ni ganas para hacer nada, parecía arrepentido, mejor dejarlo pasar, eso si, el tipo de ojos raros la sacaba de quicio tanto como la mujer llorica. Llorar no valía de nada, era una muestra de debilidad, y demostraba que en parte, la mujer era responsable de los actos del padre por no haber intentado detenerlo. Alanna no sería como esa mujer, ella si detendría a su padre para que dejase de causar daños.
Olvidándose de todos comenzó a apuntar las explicaciones del elfo, que solo hicieron aumentar el llanto de la chica que abrazaba el reloj. Lógico, no era fácil aceptar que alguien a quien querías era una persona horrible, ella lo había experimentado en piel propia, la diferencia estaba en que, la guardia, sabía que esas cosas no estaban bien y era ella misma la que había decidido tomar medidas contra los crímenes de su padre.
En el fondo, pensaba que la culpa era de la joven, si ella hubiera tenido las narices de detener a su padre, de decidir que ella misma tomaría cartas en el asunto, tal vez no se encontrarían en esa situación, pero cuando alguien se niega a ver la realidad, esta se acaba imponiendo por la fuerza. Y estaba claro que no era algo agradable. Lo había vivido en carne propia.
La debilidad de la mujer que tenía en frente suya la sacaba de quicio, tal vez, si ella no hubiera vivido como lo había hecho, sería igual que ella, sentía que estaba contemplando su propia flaqueza, y lo odiaba de un modo inexplicable, sentía que debía ser dura con ella para que reaccionase. El elfo esperaba el veredicto. Por desgracia no pudo decir nada, el tipo de los rayos volvió a meterse de por medio.
- ¡QUE SE CALLE YA!- le gritó al de ojos raros fuera de si, ¿es que no podía callarse ni diez minutos?- ¡ eso es algo que debo decidir yo, usted ni entra ni sale, así que cállese por diez minutos que es un pesado, ni bajo el agua, leñes, ni bajo el agua se callaría, ya vale de molestar! ¡Estoy intentando trabajar, déjeme hacer mi trabajo, coño ya!- acabó soltando una palabra mal sonante, y dando un tremendo suspiro para recuperar la compostura. No era una persona mal hablada, pero ese tipo la sacaba de sus casillas, no había visto persona más pesada en su vida, por dios, que ganas de pegarle una hostia y amordazarlo para que no abriera la boca....- En cuanto a usted- se giró al elfo, sabiendo que su voz aun parecía enfadada, pero sin gritar- De normal, el castigo por su crimen es la horca, pero fue para salvar a alguien, eso haría que le cortasen una mano, o similar, sin embargo, y teniendo en cuenta que ya parece bastante arrepentido, no le voy a imponer castigo alguno, ya se ha disculpado con la mujer, y no tendría por qué haberlo hecho, ya que fue culpa del otro, si alguien hace algo malo, sabe que corre el riesgo de morir.- se giró a la mujer.- lo que hizo su padre fue bajo su propia cuenta y riesgo, no tiene derecho a golpear a este hombre cuando solo defendió a una joven de un delincuente. Usted, señorita, también querría que la ayudasen si intentaran hacerle lo que su padre intentó hacer. Así que creo que, esta vez, es usted quien le debe una disculpa al hombre.
Alanna era consciente de que la situación era difícil de aceptar, pero no por eso iba a ser menos severa, lo justo era justo, y aunque según las normas debería haber cortado aunque fuera un dedo del delincuente, no tenía fuerzas ni ganas para hacer nada, parecía arrepentido, mejor dejarlo pasar, eso si, el tipo de ojos raros la sacaba de quicio tanto como la mujer llorica. Llorar no valía de nada, era una muestra de debilidad, y demostraba que en parte, la mujer era responsable de los actos del padre por no haber intentado detenerlo. Alanna no sería como esa mujer, ella si detendría a su padre para que dejase de causar daños.
Alanna Delteria
Aerandiano de honor
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Off: Pensé que habían seguido este tema sin mí... no sé, creo que los amo...
On:
On:
Todo parecía cobrar más sentido ahora. Escuché atentamente la historia de Sarez. No podía adivinar si estaba diciendo la verdad o no... pero su semblante, su tono de voz, su rostro me convencieron de que el elfo en verdad se hallaba en una situación muy compleja. Sentí respeto por él, pues yo mismo he matado a patanes, incluso por cosas menores. ¡El mal merece castigo severo! Ojo por ojo, ley de la vida.
Di un largo suspiro y asentí con la cabeza. De pronto, el brujo de ojos penetrantes, comenzó a verbalizar buena parte de las cosas que estaba pensando en ése momento... ¿Es que acaso puede leer la mente? Le miré con desconfianza, mientras me tapaba las sienes con las manos... digo... eso se hace para prevenir los poderes psíquicos... ¿O no?
Sin embargo, Alanna estalló y comencé a mirarle con rabia. Me daba cuenta que estaba de mal humor, y que era guardia de la ciudad, pero eso no le daba derecho a tratar a todos de una forma tan pesada y violenta. ¿Estaría pasando por algo? ¿Una muerte, quizás? Algo era seguro: Si no se calmaba, iba a terminar por hacerme desenvainar la espada. Pero había tenido tan buen sexo hacía unos minutos, que la verdad no quería recurrir a la violencia tan deprisa.
- Bueno, bueno. ¿Pero tienes que ser tan pesada? O sea, Killian sabe que eres una guardiana y todo eso pero cálmate un poco. ¿Acaso puedes decirle a Killian a qué se debe tanta violencia verbal? Quizás Killian te pueda ayudar en algo, ¿No?
Le miré desafiante mientras caminaba hacia el elfo y la señorita. Miré a Sarez con compasión.
- Killian se alegra de que no te espere la horca. Eres una muy buena persona... elfa... ¡Elfo! Mis perdones hehehe...
Me agaché hacia la mujer y puse una mano sobre su hombro.
- Hey, a Killian le ha conmovido tu historia. Killian sabe lo que es tener... un padre cruel. ¡El mismo padre de Killian intentó violar a mamá! ¡Y eso Killian nunca se lo perdonó! Y entonces Killian lo mató... ¡Lo mató con sus propias manos! ¡Ummggrrrr... fue una masacre! Y la culpa de las lágrimas de la madre de Killian... oh, qué penuria... qué penuria... ¡Si tan sólo Killian no se hubiera dejado llevar esa vez por la rabia! ¡Quizás todo sería distinto! Ooooh... la pena... la pena... ooooh... emmm... perdón, ¿Qué te estaba diciendo Killian?
Mientras estaba inmerso en mi soliloquio, algunos recuerdos difusos asaltaron mi memoria. Era una cueva, y dos personas... pero no podía decir más... no podía discernir los detalles. Y de pronto, un asco inmenso se apoderó de mí. Unas nauseas tremendas, un malestar que se me hizo presente de la nada. ¿Acaso estaba siendo víctima de algún hechizo? Me levanté de forma brusca, y comencé a vomitar en un barril cercano. ¿Qué demonios me estaba pasando?
Di un largo suspiro y asentí con la cabeza. De pronto, el brujo de ojos penetrantes, comenzó a verbalizar buena parte de las cosas que estaba pensando en ése momento... ¿Es que acaso puede leer la mente? Le miré con desconfianza, mientras me tapaba las sienes con las manos... digo... eso se hace para prevenir los poderes psíquicos... ¿O no?
Sin embargo, Alanna estalló y comencé a mirarle con rabia. Me daba cuenta que estaba de mal humor, y que era guardia de la ciudad, pero eso no le daba derecho a tratar a todos de una forma tan pesada y violenta. ¿Estaría pasando por algo? ¿Una muerte, quizás? Algo era seguro: Si no se calmaba, iba a terminar por hacerme desenvainar la espada. Pero había tenido tan buen sexo hacía unos minutos, que la verdad no quería recurrir a la violencia tan deprisa.
- Bueno, bueno. ¿Pero tienes que ser tan pesada? O sea, Killian sabe que eres una guardiana y todo eso pero cálmate un poco. ¿Acaso puedes decirle a Killian a qué se debe tanta violencia verbal? Quizás Killian te pueda ayudar en algo, ¿No?
Le miré desafiante mientras caminaba hacia el elfo y la señorita. Miré a Sarez con compasión.
- Killian se alegra de que no te espere la horca. Eres una muy buena persona... elfa... ¡Elfo! Mis perdones hehehe...
Me agaché hacia la mujer y puse una mano sobre su hombro.
- Hey, a Killian le ha conmovido tu historia. Killian sabe lo que es tener... un padre cruel. ¡El mismo padre de Killian intentó violar a mamá! ¡Y eso Killian nunca se lo perdonó! Y entonces Killian lo mató... ¡Lo mató con sus propias manos! ¡Ummggrrrr... fue una masacre! Y la culpa de las lágrimas de la madre de Killian... oh, qué penuria... qué penuria... ¡Si tan sólo Killian no se hubiera dejado llevar esa vez por la rabia! ¡Quizás todo sería distinto! Ooooh... la pena... la pena... ooooh... emmm... perdón, ¿Qué te estaba diciendo Killian?
Mientras estaba inmerso en mi soliloquio, algunos recuerdos difusos asaltaron mi memoria. Era una cueva, y dos personas... pero no podía decir más... no podía discernir los detalles. Y de pronto, un asco inmenso se apoderó de mí. Unas nauseas tremendas, un malestar que se me hizo presente de la nada. ¿Acaso estaba siendo víctima de algún hechizo? Me levanté de forma brusca, y comencé a vomitar en un barril cercano. ¿Qué demonios me estaba pasando?
Killian
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Alzo la vista al oír hablar al brujo de los ojos extraños. Suspiro aliviado. Por mucho que llore y grite la hija del hombre que asesiné no me va a quitar la razón. Hice lo correcto al salvar a la joven de aquel bosque. Aunque sea una vampiresa desagradecida merece vivir.
Hago intención de ponerme en pie cuando la mujer vestida de uniforme empieza a gritar. Instintivamente, vuelvo a estar de rodillas. Me encojo en mí mismo temeroso de lo que me pueda suceder. Por alguna razón que desconozco, su vestimenta le da poder en la ciudad. Ella habla como si fuera la única que puede tomar decisiones de vida y muerte. Me recuerdo a los cuentos infantiles que me leía mi madre antes de que me desterrasen. En ellos, había un esqueleto vestido con una túnica negra y armado con una guadaña. Él era quien decidía quién vive y quién muere. Si la mujer de uniforme fuera un esqueleto entendería por qué se besó con un fantasma de nombre Kelpie o Ébano.
Vuelvo a suspirar aliviado. No quiero morir. No quiero perder una mano. He pasado meses enteros viajando por todos los rincones de Aerandir arrepentido buscando a la familia del hombre que he matado únicamente con la intención de pedir perdón y darles el reloj de bolsillo que les pertenecen. – Gracias. - Le contesto.
La hija del hombre que asesiné también escucha las palabras de la mujer de uniforme. En su cara veo que no le gustan esas palabras. Está a punto de decir algo. No lo hace. Aprieta el reloj contra su pecho a la vez que junta los dientes para no contestar. Me mira. Mira a la mujer. Me vuelve a mirar. Tiene miedo al uniforme. –No voy a disculparme.- Dice al fin con un hilo de voz. Respira hondo con la intención de descarga toda su ira. No lo consigue. Empieza a llorar de nuevo.
El hombre grande también tiene algo que decir. Tras hablar con la mujer de uniforme, viene hacia mí. Me dice que se alegra de que siga vivo. Hice lo correcto. Nadie me puede negar que no lo hiciera. Después de hablar conmigo, va hacia la mujer del suelo. Le cuenta su historia. El hombre que se autodenomina Killian mató a su padre para salvar a su madre. Triste.
La mujer lo mira con un gesto cargado de ira. –No me importa la historia de un bárbaro.- Alcanza a decir entre lágrimas. –¡EL ELFO DEBE PAGAR POR LO QUE HA HECHO! –Grita expulsando toda la rabia que había contenido. - ¡POR SU CULPA ME HE CONVERTIDO EN UNA ASQUEROSA PUTA, SI MI PADRE ESTUVIERA VIVO NO ME HUBIERA DEJADO QUE ME BUSCARA LA VIDA COMO LO HE HECHO! ¿¡VERDAD QUE NO!? ¡ES SU CULPA, MÁTALO!- No entiendo por qué razón me acusa de que sea una prostituta. Yo no he hecho eso.
Hago intención de ponerme en pie cuando la mujer vestida de uniforme empieza a gritar. Instintivamente, vuelvo a estar de rodillas. Me encojo en mí mismo temeroso de lo que me pueda suceder. Por alguna razón que desconozco, su vestimenta le da poder en la ciudad. Ella habla como si fuera la única que puede tomar decisiones de vida y muerte. Me recuerdo a los cuentos infantiles que me leía mi madre antes de que me desterrasen. En ellos, había un esqueleto vestido con una túnica negra y armado con una guadaña. Él era quien decidía quién vive y quién muere. Si la mujer de uniforme fuera un esqueleto entendería por qué se besó con un fantasma de nombre Kelpie o Ébano.
Vuelvo a suspirar aliviado. No quiero morir. No quiero perder una mano. He pasado meses enteros viajando por todos los rincones de Aerandir arrepentido buscando a la familia del hombre que he matado únicamente con la intención de pedir perdón y darles el reloj de bolsillo que les pertenecen. – Gracias. - Le contesto.
La hija del hombre que asesiné también escucha las palabras de la mujer de uniforme. En su cara veo que no le gustan esas palabras. Está a punto de decir algo. No lo hace. Aprieta el reloj contra su pecho a la vez que junta los dientes para no contestar. Me mira. Mira a la mujer. Me vuelve a mirar. Tiene miedo al uniforme. –No voy a disculparme.- Dice al fin con un hilo de voz. Respira hondo con la intención de descarga toda su ira. No lo consigue. Empieza a llorar de nuevo.
El hombre grande también tiene algo que decir. Tras hablar con la mujer de uniforme, viene hacia mí. Me dice que se alegra de que siga vivo. Hice lo correcto. Nadie me puede negar que no lo hiciera. Después de hablar conmigo, va hacia la mujer del suelo. Le cuenta su historia. El hombre que se autodenomina Killian mató a su padre para salvar a su madre. Triste.
La mujer lo mira con un gesto cargado de ira. –No me importa la historia de un bárbaro.- Alcanza a decir entre lágrimas. –¡EL ELFO DEBE PAGAR POR LO QUE HA HECHO! –Grita expulsando toda la rabia que había contenido. - ¡POR SU CULPA ME HE CONVERTIDO EN UNA ASQUEROSA PUTA, SI MI PADRE ESTUVIERA VIVO NO ME HUBIERA DEJADO QUE ME BUSCARA LA VIDA COMO LO HE HECHO! ¿¡VERDAD QUE NO!? ¡ES SU CULPA, MÁTALO!- No entiendo por qué razón me acusa de que sea una prostituta. Yo no he hecho eso.
Sarez
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Ganas de matar a alguien, muchas ganas de matar a alguien era lo que sentía en ese momento la guarda, entre los dos pesados y los ritos de la otra loca e histérica solo tenía ganas de repartir hostias como panes. Cerrando los ojos se cogió el puente de la nariz con dos dedos, intentando calmarse, respiró hondo tres veces, pero con los gritos de la loca le subió un tic nervioso a la ceja.
Un grito, un tic, otro, apretó los dientes, al tercero.... tuvo que retenerse para no pegarle una bofetada que la dejase callada de una vez:
- ¡Vamos a ver puta loca!- le gritó a la chica- quien la hace la paga, no hay más, no queda otra, si una persona agrede a otra puede acabar muerto, si una persona mata a otra, tiene un castigo, pero hay cosas atenuantes, y, te guste o no, tu padre fue un hijo de puta en ese momento.- Ya estaba harta y no pensaba seguir tolerando estupideces- no te pongas a llorar y supéralo de una maldita vez. Fuiste tu quien eligió salir del paso prostituyéndote, ¿Te crees que puedes ir de víctima? ¿Qué eres la única que ha perdido a alguien? ¿La única que tiene un padre que es un maldito cabrón?- Preguntó más que furiosa- Yo soy la primera que sabe lo que es tener una familia de mierda, lo que es perder a las personas que quieren, ¡si hubieras tenido dos putos dedos de frente tu misma habrías impedido lo que hacía tu padre al igual que hizo este grandullón, al igual que estoy intentando hacer yo misma! ¡No es culpa de este elfo que seas una cobarde!- respiró hondo después de los gritos, le superaba ese victimismo- si eres una cobarde, vuélvete valiente, si eres débil, vuélvete fuerte, si no te gusta tu situación, cámbiala. ¿Es fácil? no, pero peor es quedarse sentado teniendo lástima de uno mismo.- Cansada de todo, se giró para irse- aquí ya está todo arreglado, dispersaos antes de que venga algún otro guardia, la mayoría son peores que yo. - Comenzó a andar para salir del callejón- por cierto, llorica, si decides cambiar de vida, búscame por la guardia, di que vas a verme a mi, a ver si podemos cambiar tu suerte y hacer que dejes de quejarte.
Comenzó a andar saliendo ya del callejón, no podía con los idiotas y los victimistas. Si se quedaba allí, habría muertos, y ella no estaría entre ellos. En cuanto giró la esquina dejando atrás a los locos, se apoyó en la pared y echó la cabeza hacia atrás mirando el cielo despejado. No podía con tanto estrés, lo mejor habría sido quedarse en casa, aun si tenía que soportar el hastío. Acababa de armar un buen lío, si hubiera sido la de siempre todo habría estado mucho más tranquilo.
Le daba tanta rabia verse reflejada en la chica... lo que había gritado, casi se lo había gritado más a si misma que a la otra, por eso al final le había ofrecido apoyo, "Si solo fuera más fuerte... seguro que no habría pasado nada de lo que ha pasado, ni mamá, ni Elise estarían..." dio un suspiro sin acabar su pensamiento y se dejó caer al suelo, para sentarse con un suspiro y con los ojos cerrados.
Al abrirlos, vio pasar corriendo a la mujer que sostenía con fuerza el reloj de su padre en una mano, y la capa que le había prestado en la otra:
- ¿Me buscas?- preguntó Alanna alzándose, si ella la había seguido, los demás no tardarían en ir también.
La joven se giró a mirarla, parecía molesta, con el orgullo herido, pero su cara mostraba decisión:
- Tu capa.- le lanzó la tela a Alanna, que la tomo y se la puso mientras la otra seguía hablando- ¿Te has creído muy buena dándome la opción de pedirte ayuda?
¿ya había dejado de llorar? Eso era extraño... tal vez en ese momento si sería buena idea que estuviesen allí los pesados que se habían entrometido en el callejón, la chica comenzaba a parecer más peligrosa de la impresión que había dado cuando montaba la escena...
La mujer de mala vida, sin que ninguno de los que habían estado con ella lo sospecharan, era más peligrosa de lo que aparentaba, y, en ese momento, planeaba como acabar con los que acababan de tocarle las narices uno, por uno, empezando por los humanos, y dejando para el final a su premio gordo, el elfo. La situación había trastornado a la joven.
Un grito, un tic, otro, apretó los dientes, al tercero.... tuvo que retenerse para no pegarle una bofetada que la dejase callada de una vez:
- ¡Vamos a ver puta loca!- le gritó a la chica- quien la hace la paga, no hay más, no queda otra, si una persona agrede a otra puede acabar muerto, si una persona mata a otra, tiene un castigo, pero hay cosas atenuantes, y, te guste o no, tu padre fue un hijo de puta en ese momento.- Ya estaba harta y no pensaba seguir tolerando estupideces- no te pongas a llorar y supéralo de una maldita vez. Fuiste tu quien eligió salir del paso prostituyéndote, ¿Te crees que puedes ir de víctima? ¿Qué eres la única que ha perdido a alguien? ¿La única que tiene un padre que es un maldito cabrón?- Preguntó más que furiosa- Yo soy la primera que sabe lo que es tener una familia de mierda, lo que es perder a las personas que quieren, ¡si hubieras tenido dos putos dedos de frente tu misma habrías impedido lo que hacía tu padre al igual que hizo este grandullón, al igual que estoy intentando hacer yo misma! ¡No es culpa de este elfo que seas una cobarde!- respiró hondo después de los gritos, le superaba ese victimismo- si eres una cobarde, vuélvete valiente, si eres débil, vuélvete fuerte, si no te gusta tu situación, cámbiala. ¿Es fácil? no, pero peor es quedarse sentado teniendo lástima de uno mismo.- Cansada de todo, se giró para irse- aquí ya está todo arreglado, dispersaos antes de que venga algún otro guardia, la mayoría son peores que yo. - Comenzó a andar para salir del callejón- por cierto, llorica, si decides cambiar de vida, búscame por la guardia, di que vas a verme a mi, a ver si podemos cambiar tu suerte y hacer que dejes de quejarte.
Comenzó a andar saliendo ya del callejón, no podía con los idiotas y los victimistas. Si se quedaba allí, habría muertos, y ella no estaría entre ellos. En cuanto giró la esquina dejando atrás a los locos, se apoyó en la pared y echó la cabeza hacia atrás mirando el cielo despejado. No podía con tanto estrés, lo mejor habría sido quedarse en casa, aun si tenía que soportar el hastío. Acababa de armar un buen lío, si hubiera sido la de siempre todo habría estado mucho más tranquilo.
Le daba tanta rabia verse reflejada en la chica... lo que había gritado, casi se lo había gritado más a si misma que a la otra, por eso al final le había ofrecido apoyo, "Si solo fuera más fuerte... seguro que no habría pasado nada de lo que ha pasado, ni mamá, ni Elise estarían..." dio un suspiro sin acabar su pensamiento y se dejó caer al suelo, para sentarse con un suspiro y con los ojos cerrados.
Al abrirlos, vio pasar corriendo a la mujer que sostenía con fuerza el reloj de su padre en una mano, y la capa que le había prestado en la otra:
- ¿Me buscas?- preguntó Alanna alzándose, si ella la había seguido, los demás no tardarían en ir también.
La joven se giró a mirarla, parecía molesta, con el orgullo herido, pero su cara mostraba decisión:
- Tu capa.- le lanzó la tela a Alanna, que la tomo y se la puso mientras la otra seguía hablando- ¿Te has creído muy buena dándome la opción de pedirte ayuda?
¿ya había dejado de llorar? Eso era extraño... tal vez en ese momento si sería buena idea que estuviesen allí los pesados que se habían entrometido en el callejón, la chica comenzaba a parecer más peligrosa de la impresión que había dado cuando montaba la escena...
La mujer de mala vida, sin que ninguno de los que habían estado con ella lo sospecharan, era más peligrosa de lo que aparentaba, y, en ese momento, planeaba como acabar con los que acababan de tocarle las narices uno, por uno, empezando por los humanos, y dejando para el final a su premio gordo, el elfo. La situación había trastornado a la joven.
Alanna Delteria
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
El elfo parecía agradecido por cómo se había desatado la situación, mas la chica comenzó a gritar histérica. Mareado, le miré mientras recuperaba el aliento. A nadie pareció sorprenderle que comenzara a vomitar de la nada, pero mi síntoma me dejó con una sensación de profundo asco que no me podía sacar de la cabeza. Era extraño... muy extraño. Sin embargo, retomé la compostura y tomé una bocanada de aire, para que mi cuerpo se oxigenara nuevamente. Me levanté y escuché lo que tenía que decir. Al terminar, me pidió que lo matara. ¡No, Killian nunca asesinaría a un elfo como Sarez! Me negué con la cabeza y le miré con enfado. Pero la guardia, desató su ira sobre la joven y le dijo todas sus verdades.
- Oh, woooow... amigo élfico, parece que las mujeres no están de muy buen humor el día de hoy... ¿Killian se equivoca?
Le comenté por lo bajo. No quería que ahora la tomaran conmigo, pues la verdad yo no tenía nada que ver en todo éso. Alanna parecía hablar con dolor y resentimiento. No soy muy listo, pero de esas cosas a veces me doy cuenta, y en el fondo me dio lástima. Actuaba como si la situación le hubiera tocado una fibra sensible, y además tenía que cumplir con su deber. No me pude enojar con ella en ese momento.
Le extendí la mano al elfo, mientras la guardia dispersaba a la gente. Parecía que el embrollo había terminado de momento, pero tenía un gusto desagradable en la boca... pero no por la situación recientemente vivida. Era como si de pronto me hubiese enfermado, y no me sentía nada bien. Eso se denotaba en mi cara, que estaba cada vez más pálida.
La muchacha tomó la capa, y siguió a la guardia. Quizás se la devolvería. No lo sabía.
- Tal vez sea buena idea seguirla... en su estado, le podría hacer daño a alguien.
Le dije a Sarez. No tenía intención de meterme en algún lío, pero era como si el peligro me atrajera todo el rato, con su extraño atractivo. No me sentía nada bien, pero en el fondo sentía la urgencia de darme castigo a mí mismo. Si la situación se volvía peligrosa, teniendo que usar la espada, nada me daría mayor satisfacción. Una sonrisa débil se dibujó en mi rostro, y seguí a la muchacha que se encontraba hablando con Alanna.
De pronto, la bella prostituta apareció detrás de Alanna, encaminándose rápidamente hacia ella.
- ¡Cuidado!
Desenvainé rápidamente mi espada y me apresuré a matarla. Ella tenía una daga envenenada, y me di cuenta en seguida pues la punta apestaba como las flechas que me han disparado, con veneno. En un dos por tres, la mujer de cabellos rojizos cayó ensangrentada al suelo mientras enterraba mi espada en su pecho. La escena se tornaba muy sangrienta, y mi rostro la miraba con rabia. Ya estaba muerta, sin aliento en el piso, pero aún así, yo empujaba aún más el filo. Quizás me daba pena tener que matarla, pero lo cierto es que me sentía justificado. Comencé a reírme con malicia mientras movía el mango de la espada, salpicando sangre sobre mí mismo.
- Hehehehe... hehe... hehehehe...
- Oh, woooow... amigo élfico, parece que las mujeres no están de muy buen humor el día de hoy... ¿Killian se equivoca?
Le comenté por lo bajo. No quería que ahora la tomaran conmigo, pues la verdad yo no tenía nada que ver en todo éso. Alanna parecía hablar con dolor y resentimiento. No soy muy listo, pero de esas cosas a veces me doy cuenta, y en el fondo me dio lástima. Actuaba como si la situación le hubiera tocado una fibra sensible, y además tenía que cumplir con su deber. No me pude enojar con ella en ese momento.
Le extendí la mano al elfo, mientras la guardia dispersaba a la gente. Parecía que el embrollo había terminado de momento, pero tenía un gusto desagradable en la boca... pero no por la situación recientemente vivida. Era como si de pronto me hubiese enfermado, y no me sentía nada bien. Eso se denotaba en mi cara, que estaba cada vez más pálida.
La muchacha tomó la capa, y siguió a la guardia. Quizás se la devolvería. No lo sabía.
- Tal vez sea buena idea seguirla... en su estado, le podría hacer daño a alguien.
Le dije a Sarez. No tenía intención de meterme en algún lío, pero era como si el peligro me atrajera todo el rato, con su extraño atractivo. No me sentía nada bien, pero en el fondo sentía la urgencia de darme castigo a mí mismo. Si la situación se volvía peligrosa, teniendo que usar la espada, nada me daría mayor satisfacción. Una sonrisa débil se dibujó en mi rostro, y seguí a la muchacha que se encontraba hablando con Alanna.
De pronto, la bella prostituta apareció detrás de Alanna, encaminándose rápidamente hacia ella.
- ¡Cuidado!
Desenvainé rápidamente mi espada y me apresuré a matarla. Ella tenía una daga envenenada, y me di cuenta en seguida pues la punta apestaba como las flechas que me han disparado, con veneno. En un dos por tres, la mujer de cabellos rojizos cayó ensangrentada al suelo mientras enterraba mi espada en su pecho. La escena se tornaba muy sangrienta, y mi rostro la miraba con rabia. Ya estaba muerta, sin aliento en el piso, pero aún así, yo empujaba aún más el filo. Quizás me daba pena tener que matarla, pero lo cierto es que me sentía justificado. Comencé a reírme con malicia mientras movía el mango de la espada, salpicando sangre sobre mí mismo.
- Hehehehe... hehe... hehehehe...
Killian
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
La mujer vestida de uniforme se pone a gritar. Siento el impulso de taparme las orejas con las manos para no oírla. Debo controlarme, si me tapo las orejas no oiré nada, ni sus gritos ni cualquier cosa referida a mi sentencia por haber matado a un humano. Presto atención a cada palabra que dice. Entre insultos y groserías espero que pronuncie mi nombre. Hice mal en matar a una persona. Parece que, incluso, he hecho mal en entregar el reloj a su hija. Si no lo hubiera hecho, ahora ella no estaría llorando y la mujer vestida de uniforme no gritaría todos los insultos que está gritando.
Tengo miedo por lo que pueda pasar. Todos gritan. No entiendo qué dicen; no porque no sepa el significado de algunas palabras como otras veces me ha pasado. No lo entiendo porque la mayoría de las cosas que dicen no tienen sentido o, por lo menos, yo no lo encuentro.
La mujer vestida de uniforme se va. La prostituta la sigue. Me quedo solo, rodeado de gente que no conozco. Todos me miran. Me observas. En sus miradas noto como todos me acusan de lo sucedido. Me siento mal. Sigo arrodillado mirando el suelo apenado por todo cuanto ha sucedido. La gente tiene razón. Ha sido por mí culpa. Por mi culpa la prostituta llora, por mi culpa la mujer vestida de uniforme ha gritado y por mi culpa una persona ha muerto.
El hombre grande me ayuda a levantarme. Cojo su mano y me alzo con su ayuda. –Killian no se equivoca.- Contesto intentando hablar en su propio y extraño idioma.
La prostituta sigue a la mujer vestida de uniforme. Ha dejado de llorar, mas su cara sigue apenada por la muerte de su padre. Siento la culpa correr por mis venas. He sido el único culpable de esta cruel escena. Debo seguirla. Tengo una responsabilidad sobre ella. Asiento con la cabeza a la proposición del hombre grande al seguir a las mujeres. Debo proteger a la hija del hombre que maté. Es mi deber.
Una palabra en boca del hombre que se autodenomina Killian y todo cambia. “Cuidado”. De repente veo la espada del hombre atravesando el vientre de la prostituta. Ya no existe la pena. Pensé que se había ido para no regresar. Pensé que ya no estaba entre la multitud que se juntaba a nuestro alrededor. Me equivoqué y ahora, el hombre grande, por algún motivo que no acabo de comprender, la ha matado.
-Está mal.- Es lo único que alcanzo a decir mientras aprieto mis puños cargados de odio e impotencia. –Lo que ha hecho está mal.- Deseo vengarme. Cargar una flecha en mi arco y disparar en la cabeza del hombre grande. Pero, eso también estaría mal.
Tengo miedo por lo que pueda pasar. Todos gritan. No entiendo qué dicen; no porque no sepa el significado de algunas palabras como otras veces me ha pasado. No lo entiendo porque la mayoría de las cosas que dicen no tienen sentido o, por lo menos, yo no lo encuentro.
La mujer vestida de uniforme se va. La prostituta la sigue. Me quedo solo, rodeado de gente que no conozco. Todos me miran. Me observas. En sus miradas noto como todos me acusan de lo sucedido. Me siento mal. Sigo arrodillado mirando el suelo apenado por todo cuanto ha sucedido. La gente tiene razón. Ha sido por mí culpa. Por mi culpa la prostituta llora, por mi culpa la mujer vestida de uniforme ha gritado y por mi culpa una persona ha muerto.
El hombre grande me ayuda a levantarme. Cojo su mano y me alzo con su ayuda. –Killian no se equivoca.- Contesto intentando hablar en su propio y extraño idioma.
La prostituta sigue a la mujer vestida de uniforme. Ha dejado de llorar, mas su cara sigue apenada por la muerte de su padre. Siento la culpa correr por mis venas. He sido el único culpable de esta cruel escena. Debo seguirla. Tengo una responsabilidad sobre ella. Asiento con la cabeza a la proposición del hombre grande al seguir a las mujeres. Debo proteger a la hija del hombre que maté. Es mi deber.
Una palabra en boca del hombre que se autodenomina Killian y todo cambia. “Cuidado”. De repente veo la espada del hombre atravesando el vientre de la prostituta. Ya no existe la pena. Pensé que se había ido para no regresar. Pensé que ya no estaba entre la multitud que se juntaba a nuestro alrededor. Me equivoqué y ahora, el hombre grande, por algún motivo que no acabo de comprender, la ha matado.
-Está mal.- Es lo único que alcanzo a decir mientras aprieto mis puños cargados de odio e impotencia. –Lo que ha hecho está mal.- Deseo vengarme. Cargar una flecha en mi arco y disparar en la cabeza del hombre grande. Pero, eso también estaría mal.
Sarez
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
De pie, molesta por la actitud de la mujer, comenzó a dar vueltas a su alrededor, como quien estudia un espécimen raro. Alanna la observaba con la cara de quien sospecha algo, la cara de una persona molesta, enfadada con el mundo, la cara de una persona con la que hay que tener cuidado, la joven trastornada parecía saberlo, y no era de extrañar, por poco tiempo que llevara siendo prostituta se habría encontrado con todo tipo de gente, y, por eso, escondió la daga entre las dobleces de su vestido.
La guarda, mientras tanto, seguía investigándola, no le gustaba, esa chica... le molestaba su actitud, suerte había tenido de que no le rompiera la boca cuando empezó a gritar por segunda vez, es más, suerte había tenido de que no lo hiciera de primeras. Una mujer de la calle, por desgracia, no contaba de la protección de un ciudadano normal, era normal ver a la guarda pasearse por los callejones, la mayoría, para detenerlas, Alanna solía hacerlo para defenderlas, era un trabajo peligroso, eso era claro, pero, es que a demás, no podían ser defendidas de modo común. Muchos nobles solían visitar la zona de prostíbulos o, en su defecto, a las que trabajaban por su cuenta como esa chica, y, por muy puteros que fueran, la guarda seguí estando al servicio de "el ciudadano de a pie" por eso, siempre que intervenían, debía ser "en defensa de la nobleza" y por " nobless obligué" es decir, debían hacer parecer que la culpa era de la joven que trabajaba y no del tipo que iba a ponerles las manos encima.
Llenándose de una paciencia que no tenía, esta vez mirando hacia la pared que, hasta hacía poco, había estado a sus espaldas y donde ahora se encontraba la otra chica, comenzó a hablar:
- Mira, mi paciencia es corta, pero, como se ve que eres nueva te lo explicaré, en tu situación, dependes de los que son como yo, en lugar de venir a reclamar que haya intentado hacerte un favor, cállate la boca, acéptalo y saca tu pomposo culo de estas call...- cuando estaba por terminar la frase, algo la cortó.
La voz del grandullón, con un tono algo gangoso, como si estuviera mareado, se interpuso entre el silencio con un "cuidado". Alanna se giró a tiempo de ver acercarse con rapidez, y una daga en alto, a la prostituta que había hecho marcharse al llegar, la bruja que había intentado golpearla. Sin pensárselo dos veces, la Gata se tiró al suelo y rodó hacia un lado, intentado esquivar un ataque que jamás llegó a producirse.
Killian, como había dicho el tipo que se llamaba, corrió hacia la pelirroja con la espada en alto, y, mientras la otra, con cara de loca, pelo despeinado, maquillaje corrido y ojos fijos en la chica que acababa de esquivarla, seguía con la daga en alto. El grandullón llegó en ese momento y se escuchó un sonido metálico, el mismo sonido que cuando uno guarda la espada en el cinto, ese "shing" que suele significar el final de una batalla, ese "shing" que habla de buenas noticias, ese mismo "shing" que en ese instante, significaba que alguien acababa de morir.
La chica, desde el suelo, observó como la espada atravesaba, de parte a parte, donde debía encontrarse el corazón. Como si todo sucediera a cámara lenta, Alanna vio caer el cuerpo al suelo, la cara de la mujer observándola con ojos abiertos, sorprendidos, los ojos de quien no se esperaba algo así, los ojos de un muerto; la daga rodó por el suelo, e, incluso antes de que el cadáver tocase el suelo, observó como la espada del tipo grande volvía a hundirse, una y otra, y otra vez en el pecho de la muerta. La sangre comenzaba a empapar el suelo, llegando incluso a las piernas de la chica, que, sorprendida, no sabía que hacer, ¿a que venía tanta violencia?
Gotas de color carmesí volaban por el lugar, y, la joven que había estado discutiendo con Alanna minutos antes, intentó retroceder más por la crudeza de la escena. Alanna la notó caer a su lado, distrayendola de la violencia. la guarda notó un clinc en el suelo, y vio caer una daga de entre la ropa de la joven, que, espantada, con gesto asustado, se cogió de la ropa de Alanna. La guarda no sabía que le molestaba más, si el hecho de que la chica fuera débil o el que el tipo grande no lo hubiera tenido en cuenta a la hora de detener a la otra.
Se levantó dejando unos instantes sola a la prostituta y, como ya nada podían hacer con el espectáculo, se tomó unos segundos para retirar las dagas del alcance de la otra joven, después, fue hacia el grandullón y le detuvo los brazos enganchándolo por la espalda. Él era fuerte, pero ella había entrenado y sabía como parar incluso a aquellos que eran más fuertes que ella.
-Ya vale- gritó primero- ya vale- dijo más bajo- la chica esa está trastornada, una cosa es gritarle para que reaccione, otra cosa es hacerla ver esto. Para ya.- pidió dándose cuenta de que, a un tipo que se reía mientras hacía algo así, no se le podían dar ordenes sin arriesgarse a llevarse, al menos, un sopapo, mientras escuchaba murmurar al elfo.
Efectivamente, el elfo tiene razón, lo que el tipo ha hecho, estaba mal, fue para salvarla, pero con la fuerza de él, no habría sido necesaria la carnicería. La Gata observó el cuerpo, y lo que lo rodeaba, un enorme charco de sangre, lleno de salpicaduras, bañaba el suelo del lugar donde, por suerte, no había gente que hubiera podido contemplar el espectáculo, se habían marchado al ver que el show de disputa terminaba, si se hubieran ido unos segundo más tarde, habría cundido el pánico. El cuerpo de la mujer, que hasta momentos antes había sido hermoso, voluptuoso y provocativo, era ahora un destrozo, un enorme revoltijo de piel, sangre y músculos.
Los ojos abiertos de la mujer miraban directamente a la otra prostituta, que, desde el suelo, parecía incapaz de moverse y que, tras unos segundos, se giró y comenzó a vomitar en el suelo. Eso era algo que la guarda podía entender, ella misma estaba aguantando las ganas de hacerlo, y también había vomitado la primera vez que había visto un cuerpo. Aunque, esos primeros momentos no eran lo peor, si esperaban unos minutos, los insectos empezarían a acudir para comerse el cuerpo, y eso, eso aun sería más vomitivo.
La guarda, mientras tanto, seguía investigándola, no le gustaba, esa chica... le molestaba su actitud, suerte había tenido de que no le rompiera la boca cuando empezó a gritar por segunda vez, es más, suerte había tenido de que no lo hiciera de primeras. Una mujer de la calle, por desgracia, no contaba de la protección de un ciudadano normal, era normal ver a la guarda pasearse por los callejones, la mayoría, para detenerlas, Alanna solía hacerlo para defenderlas, era un trabajo peligroso, eso era claro, pero, es que a demás, no podían ser defendidas de modo común. Muchos nobles solían visitar la zona de prostíbulos o, en su defecto, a las que trabajaban por su cuenta como esa chica, y, por muy puteros que fueran, la guarda seguí estando al servicio de "el ciudadano de a pie" por eso, siempre que intervenían, debía ser "en defensa de la nobleza" y por " nobless obligué" es decir, debían hacer parecer que la culpa era de la joven que trabajaba y no del tipo que iba a ponerles las manos encima.
Llenándose de una paciencia que no tenía, esta vez mirando hacia la pared que, hasta hacía poco, había estado a sus espaldas y donde ahora se encontraba la otra chica, comenzó a hablar:
- Mira, mi paciencia es corta, pero, como se ve que eres nueva te lo explicaré, en tu situación, dependes de los que son como yo, en lugar de venir a reclamar que haya intentado hacerte un favor, cállate la boca, acéptalo y saca tu pomposo culo de estas call...- cuando estaba por terminar la frase, algo la cortó.
La voz del grandullón, con un tono algo gangoso, como si estuviera mareado, se interpuso entre el silencio con un "cuidado". Alanna se giró a tiempo de ver acercarse con rapidez, y una daga en alto, a la prostituta que había hecho marcharse al llegar, la bruja que había intentado golpearla. Sin pensárselo dos veces, la Gata se tiró al suelo y rodó hacia un lado, intentado esquivar un ataque que jamás llegó a producirse.
Killian, como había dicho el tipo que se llamaba, corrió hacia la pelirroja con la espada en alto, y, mientras la otra, con cara de loca, pelo despeinado, maquillaje corrido y ojos fijos en la chica que acababa de esquivarla, seguía con la daga en alto. El grandullón llegó en ese momento y se escuchó un sonido metálico, el mismo sonido que cuando uno guarda la espada en el cinto, ese "shing" que suele significar el final de una batalla, ese "shing" que habla de buenas noticias, ese mismo "shing" que en ese instante, significaba que alguien acababa de morir.
La chica, desde el suelo, observó como la espada atravesaba, de parte a parte, donde debía encontrarse el corazón. Como si todo sucediera a cámara lenta, Alanna vio caer el cuerpo al suelo, la cara de la mujer observándola con ojos abiertos, sorprendidos, los ojos de quien no se esperaba algo así, los ojos de un muerto; la daga rodó por el suelo, e, incluso antes de que el cadáver tocase el suelo, observó como la espada del tipo grande volvía a hundirse, una y otra, y otra vez en el pecho de la muerta. La sangre comenzaba a empapar el suelo, llegando incluso a las piernas de la chica, que, sorprendida, no sabía que hacer, ¿a que venía tanta violencia?
Gotas de color carmesí volaban por el lugar, y, la joven que había estado discutiendo con Alanna minutos antes, intentó retroceder más por la crudeza de la escena. Alanna la notó caer a su lado, distrayendola de la violencia. la guarda notó un clinc en el suelo, y vio caer una daga de entre la ropa de la joven, que, espantada, con gesto asustado, se cogió de la ropa de Alanna. La guarda no sabía que le molestaba más, si el hecho de que la chica fuera débil o el que el tipo grande no lo hubiera tenido en cuenta a la hora de detener a la otra.
Se levantó dejando unos instantes sola a la prostituta y, como ya nada podían hacer con el espectáculo, se tomó unos segundos para retirar las dagas del alcance de la otra joven, después, fue hacia el grandullón y le detuvo los brazos enganchándolo por la espalda. Él era fuerte, pero ella había entrenado y sabía como parar incluso a aquellos que eran más fuertes que ella.
-Ya vale- gritó primero- ya vale- dijo más bajo- la chica esa está trastornada, una cosa es gritarle para que reaccione, otra cosa es hacerla ver esto. Para ya.- pidió dándose cuenta de que, a un tipo que se reía mientras hacía algo así, no se le podían dar ordenes sin arriesgarse a llevarse, al menos, un sopapo, mientras escuchaba murmurar al elfo.
Efectivamente, el elfo tiene razón, lo que el tipo ha hecho, estaba mal, fue para salvarla, pero con la fuerza de él, no habría sido necesaria la carnicería. La Gata observó el cuerpo, y lo que lo rodeaba, un enorme charco de sangre, lleno de salpicaduras, bañaba el suelo del lugar donde, por suerte, no había gente que hubiera podido contemplar el espectáculo, se habían marchado al ver que el show de disputa terminaba, si se hubieran ido unos segundo más tarde, habría cundido el pánico. El cuerpo de la mujer, que hasta momentos antes había sido hermoso, voluptuoso y provocativo, era ahora un destrozo, un enorme revoltijo de piel, sangre y músculos.
Los ojos abiertos de la mujer miraban directamente a la otra prostituta, que, desde el suelo, parecía incapaz de moverse y que, tras unos segundos, se giró y comenzó a vomitar en el suelo. Eso era algo que la guarda podía entender, ella misma estaba aguantando las ganas de hacerlo, y también había vomitado la primera vez que había visto un cuerpo. Aunque, esos primeros momentos no eran lo peor, si esperaban unos minutos, los insectos empezarían a acudir para comerse el cuerpo, y eso, eso aun sería más vomitivo.
Alanna Delteria
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Esa puta... esa puta había intentado hacer algo deshonroso. ¡Atacar y matar por la espalda! El gesto de la mujer a la que hace poco había compartido su voluptuoso cuerpo conmigo, ahora no era más que otro cadáver, alimento para las numerosas ratas de la ciudad. Quizás sería una buena adquisición para algún vampiro hambriento. Lo cierto es que había perdido el sentido de sentir asco y rencor cuando asesino a otro ser humano. Pero me justificaba en los hechos, no en el pensamiento. El pensamiento es para los filósofos, para todos los que pueden darse el gusto de entender y criticar al mundo desde sus cómodas sillas, alejados de la violencia a la que el resto de los tontos mortales nos tenemos que someter. ¡Yo limpio la mierda! No intento persuadirla, ni intentar crear un mundo mejor... la limpio, y duermo pensando en que he contribuido a un bien mayor, algo que le dé sentido a ésta culpa terrible que siento...
De pronto, escuché la voz de Alanna quien me pidió que parase. La otra chica estaba realmente impactada por el espectáculo. Tal vez sería la primera vez que veía algo como ésto. "Qué bueno" pienso. "Que vea la brutalidad de la que Killian es capaz, y que no se le olvide que el mundo es cruel. ¡Que debe prepararse para lo peor!"
Entonces detiene mis brazos. La mujer tiene una fuerza bestial. Ella sabe lo que yo he sentido en combate, y después de combate.
- Eres fuerte. - Le digo por lo bajo, sin desviar la vista de la mujer que maté. - Killian respeta éso.
Saqué mi espada de su pecho, manchando con más sangre la escena. Mi rostro ya no se ríe. Ni siquiera recuerdo haberme reído. Estoy serio. Acabo de matar a alguien que tal vez no debería haber matado. Quizás la situación se podría haber resuelto de un modo diferente. ¡Quizás Alanna debió haber cerrado su puta boca, y todo se habría podido evitar!
- Killian siente enojo en ti. Mucho enojo en ti. ¡Pero debiste cerrar tu puta boca! ¡Killian te respeta, pero te desprecia! ¡Maldita seas, guardia de mierda! ¡Jódete!
Mis gritos son poderosos como mis pulmones. Escupo al suelo y vuelvo a envainar la espada con rabia. Ahora que mi pequeño lapsus había pasado, me sentía realmente triste por haber tenido que matarla. Yo la quería. Todo lo que alguna vez quiero, termina destruido de algún modo u otro. Sería mejor que llevase las cargas de mi vida bien lejos, fuera de la sociedad. Siento que no tengo lugar en ninguna parte. No puedo proteger a nadie, ni siquiera de mí mismo. Necesito pensar... ¡Si tan sólo fuera tan fácil!
Me dirigí hacia la muchacha que vomitaba. Me agaché hacia ella y la hice que me mirara a los ojos.
- Deja de lloriquear, tu puta madre. Tu padre no es la única persona que se ha muerto. La guardia hizo mucho por ti, sé más consciente y agradéceselo. O desaparece de aquí, y muérete por tu debilidad.
Apreté mi puño y le di un golpe en la mejilla. Lo suficientemente suave para no noquearla, pero lo suficientemente fuerte para que lo que le dije no se le olvidara. Era mi manera de retarla a que enfrente la vida. La manera que me enseñaron. La manera antigua.
Vi a Sarez mirándome con repudio. No lo puedo culpar. Lo que hice es espantoso. Me levanté y lo enfrenté con la mirada. Ahora quedaba encargarse del cadáver. Habría que llevarlo a la morgue.
Me volví hacia el cadáver y lo levanté como si fuera un saco de patatas.
- Killian se llevará el cuerpo a la morgue para que le den un entierro decente.
De pronto, escuché la voz de Alanna quien me pidió que parase. La otra chica estaba realmente impactada por el espectáculo. Tal vez sería la primera vez que veía algo como ésto. "Qué bueno" pienso. "Que vea la brutalidad de la que Killian es capaz, y que no se le olvide que el mundo es cruel. ¡Que debe prepararse para lo peor!"
Entonces detiene mis brazos. La mujer tiene una fuerza bestial. Ella sabe lo que yo he sentido en combate, y después de combate.
- Eres fuerte. - Le digo por lo bajo, sin desviar la vista de la mujer que maté. - Killian respeta éso.
Saqué mi espada de su pecho, manchando con más sangre la escena. Mi rostro ya no se ríe. Ni siquiera recuerdo haberme reído. Estoy serio. Acabo de matar a alguien que tal vez no debería haber matado. Quizás la situación se podría haber resuelto de un modo diferente. ¡Quizás Alanna debió haber cerrado su puta boca, y todo se habría podido evitar!
- Killian siente enojo en ti. Mucho enojo en ti. ¡Pero debiste cerrar tu puta boca! ¡Killian te respeta, pero te desprecia! ¡Maldita seas, guardia de mierda! ¡Jódete!
Mis gritos son poderosos como mis pulmones. Escupo al suelo y vuelvo a envainar la espada con rabia. Ahora que mi pequeño lapsus había pasado, me sentía realmente triste por haber tenido que matarla. Yo la quería. Todo lo que alguna vez quiero, termina destruido de algún modo u otro. Sería mejor que llevase las cargas de mi vida bien lejos, fuera de la sociedad. Siento que no tengo lugar en ninguna parte. No puedo proteger a nadie, ni siquiera de mí mismo. Necesito pensar... ¡Si tan sólo fuera tan fácil!
Me dirigí hacia la muchacha que vomitaba. Me agaché hacia ella y la hice que me mirara a los ojos.
- Deja de lloriquear, tu puta madre. Tu padre no es la única persona que se ha muerto. La guardia hizo mucho por ti, sé más consciente y agradéceselo. O desaparece de aquí, y muérete por tu debilidad.
Apreté mi puño y le di un golpe en la mejilla. Lo suficientemente suave para no noquearla, pero lo suficientemente fuerte para que lo que le dije no se le olvidara. Era mi manera de retarla a que enfrente la vida. La manera que me enseñaron. La manera antigua.
Vi a Sarez mirándome con repudio. No lo puedo culpar. Lo que hice es espantoso. Me levanté y lo enfrenté con la mirada. Ahora quedaba encargarse del cadáver. Habría que llevarlo a la morgue.
Me volví hacia el cadáver y lo levanté como si fuera un saco de patatas.
- Killian se llevará el cuerpo a la morgue para que le den un entierro decente.
Killian
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
No puedo tolerar más tanta violencia. La mujer vestida de uniforme tampoco puede. Ella hace lo que yo no puedo hacer: Decidir si el hombre grande muere o vive. Coge los brazos de Killian y los detiene de su mórbida masacre. Agradezco en mi interior que haya frenado al hombre grande. Tanta sangre y tanto odio sin necesidad me estaba desquiciando. Si no hubiera intervenido la mujer vestida de uniforme, yo mismo hubiera sacado a Vientoatroz y una flecha y hubiera matado a Killian solo así podría acabar con la violencia sin sentido.
Sin embargo, pese a todo lo que esperaba, la violencia no acaba. “Puta” es la segunda palabra que más usa el hombre grande, solo le supera su propio nombre, “Killian”. Aprieto mis puños con el fin de contener mi rabia. He venido a la ciudad de Lunargenta para lamentarme de mis pecados. No quiero irme de nuevo a mi hogar con el peso de más muertes sobre mi espalda.
-No.- Digo en voz baja para frenar al hombre grande. No por alzar la voz se puede crear una mayor tensión. Mi voz suena baja pero severa, como una flecha lanzada en el aire. –Killian no va a ninguna parte.- Emulo su modo de habla para que le sea más fácil de entenderme. –Killian debe de pedir disculpas. – Avanzo unos pasos hasta llegar justo en frente del hombre grande. – Lo que has hecho está mal.-
Miro a la hija del hombre que maté empieza a llorar de nuevo. Vomita de puro asco. No la cuestiono. La primera vez que vi un cadáver, también vomité. Lo recuerdo bien, fue el cadáver del noble a quien serví cuando era joven. Fue el cadáver que me llevó al destierro, aunque no hubiera sido yo quien lo hubiera matado.
-A las dos mujeres.- Sentencio tras una larga observación. –Pide perdón.-
Sin embargo, pese a todo lo que esperaba, la violencia no acaba. “Puta” es la segunda palabra que más usa el hombre grande, solo le supera su propio nombre, “Killian”. Aprieto mis puños con el fin de contener mi rabia. He venido a la ciudad de Lunargenta para lamentarme de mis pecados. No quiero irme de nuevo a mi hogar con el peso de más muertes sobre mi espalda.
-No.- Digo en voz baja para frenar al hombre grande. No por alzar la voz se puede crear una mayor tensión. Mi voz suena baja pero severa, como una flecha lanzada en el aire. –Killian no va a ninguna parte.- Emulo su modo de habla para que le sea más fácil de entenderme. –Killian debe de pedir disculpas. – Avanzo unos pasos hasta llegar justo en frente del hombre grande. – Lo que has hecho está mal.-
Miro a la hija del hombre que maté empieza a llorar de nuevo. Vomita de puro asco. No la cuestiono. La primera vez que vi un cadáver, también vomité. Lo recuerdo bien, fue el cadáver del noble a quien serví cuando era joven. Fue el cadáver que me llevó al destierro, aunque no hubiera sido yo quien lo hubiera matado.
-A las dos mujeres.- Sentencio tras una larga observación. –Pide perdón.-
Sarez
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
La chica soltó al tipo enorme ignorándolo por completo, no tenía ganas de escuchar más gritos ni las idioteces que pudiera decir ese bruto, necesitaba encontrar algún otro guardia para que se llevase el cuerpo, ella, por culpa del capullo gigante, tenía cada vez más y más trabajo. Salió un poco de callejón en el que se había internado y esperó un poco hasta, finalmente, comprobar que alguien más a parte de ella estaba patrullando la zona. Por suerte, además, era un conocido.
- ¡Wallace!- llamó alzando la mano- ¿puedes venir?, has de trasladar un cuerpo, creo que tenemos un retrasado peligroso en la ciudad.- El hombre era imponente, casi tan grande como el idiota de la espada, puede que más, parecía un oso, vestido pulcramente con el uniforme azul que caracterizaba a la guardia de Lunargenta y con una espada más grande que la chica, asintió y comenzó a andar, sorprendiéndose de que la chica hubiera usado términos tan crudos, la conocía desde hacía varios años, y siempre había sido una persona amable que podía tratar con calma, paciencia y cariño incluso con las personas que más sacaban de quicio a los demás, no sabía que debía haberle pasado a la joven, pero le preocupaba.
- ¿Quieres que me ocupe yo?, sabes que puedo con ese tipo de gente, son fuertes pero con dos hostias se quedan tranquilitos.- contestó él, deteniéndose al ver el tamaño de Killian, no queriendo dejar a la chica con alguien tan grande que, además, podía ser el, como la chica había dicho, retrasado.
- No te preocupes, si la cosa se pone fea, yo misma le daré esas hostias, ya sabes que las mías también duelen.
Al llegar, Killian le acababa de dar una bofetada a la mujer que había en el suelo y tras gritarle, tomaba el cadáver en brazos, diciendo que se dirigía a la morgue mientras el elfo le gritaba que se disculpara con la chica del suelo y con ella. Alanna alzó una ceja, y detuvo a Wallace, como el metiera baza, ahí volvía a correr la sangre, y la guarda ya estaba muy cansada.
- Vamos a ver, antes de que hagas lo que te salga de los mismísimos, tengo tres cosas que decirte.- indicó, por lo que había dicho el elfo, seguramente la había acusado de ser la culpable de matar a la chica, o similar, al fin y al cabo, con la gente de ese tipo nunca se sabía. Mientras ayudaba a alzarse a la otra chica y volvía a colocarle su capa para que cesaran los temblores de la joven, comenzó a hablar- Primero, la has matado porque te ha dado la gana, con la fuerza que tienes podrías haberla detenido sin problemas, no culpes a los demás por las gilipolleces que cometes tu solo, no es justo.- se dirigió a la chica interrumpiendo la charla- ¿estás bien?- la joven asintió y ella se volvió a girar hacia el grandote- segundo, no puedes llevártela así como así, porque he de hacerte varias preguntas, y, si se te considera culpable sin atenuantes, como sucede de momento, llevarte a la cárcel, en el caso del elfo, no vi los sucesos, así que he de basarme en su palabra, pero aquí si los he visto, y, no es por nada, pero lo que le has hecho a ese cuerpo, es recochineo- comentó señalando el cadáver con las tripas fuera, la prostituta que estaba tras ella siguió el gesto de su mano y, tras ver el cuerpo, volvió a vomitar. Alanna rodó los ojos, adiós capa.- y, por último, ¿Tú eres tonto?- preguntó no como ofensa, si no, intentando entender al tipo- lo digo en serio, ¿eres tonto? si es así no podemos encarcelarte, solo podemos expulsarte del territorio, por un tiempo, con una advertencia, si no, a la cárcel, y que te juzgue un juez, así que dime, ¿eres tonto?- repitió por tercera vez.- en cuanto a ti, gracias por molestarte en pedir que se disculpe, pero ahora mismo eso es lo de menos, si es anormal, no me extraña que se comporte así.- Le agradeció al elfo con un suspiro.
Tras ella, Walace estaba tenso, preparado para defenderla si era necesario, incluso sus propios compañeros tendían a subestimarla por su estatura pequeña y su complexión delgada, sin tener en cuenta que, justo por esas deficiencias, entrenaba el doble que los demás para compensar, por eso había buscado una especialización poco común dentro de la guardia, y por eso se había vuelto famosa, no se ganaban ese tipo de rumores de un día a otro, puede que los exageraran, pero no nacen de la nada. Por eso la chica se quedó plantada con su aire paciencia una mano disimulada en el pomo de la espada y mirando directamente al chico, esperando su respuesta.
- ¡Wallace!- llamó alzando la mano- ¿puedes venir?, has de trasladar un cuerpo, creo que tenemos un retrasado peligroso en la ciudad.- El hombre era imponente, casi tan grande como el idiota de la espada, puede que más, parecía un oso, vestido pulcramente con el uniforme azul que caracterizaba a la guardia de Lunargenta y con una espada más grande que la chica, asintió y comenzó a andar, sorprendiéndose de que la chica hubiera usado términos tan crudos, la conocía desde hacía varios años, y siempre había sido una persona amable que podía tratar con calma, paciencia y cariño incluso con las personas que más sacaban de quicio a los demás, no sabía que debía haberle pasado a la joven, pero le preocupaba.
- ¿Quieres que me ocupe yo?, sabes que puedo con ese tipo de gente, son fuertes pero con dos hostias se quedan tranquilitos.- contestó él, deteniéndose al ver el tamaño de Killian, no queriendo dejar a la chica con alguien tan grande que, además, podía ser el, como la chica había dicho, retrasado.
- No te preocupes, si la cosa se pone fea, yo misma le daré esas hostias, ya sabes que las mías también duelen.
Al llegar, Killian le acababa de dar una bofetada a la mujer que había en el suelo y tras gritarle, tomaba el cadáver en brazos, diciendo que se dirigía a la morgue mientras el elfo le gritaba que se disculpara con la chica del suelo y con ella. Alanna alzó una ceja, y detuvo a Wallace, como el metiera baza, ahí volvía a correr la sangre, y la guarda ya estaba muy cansada.
- Vamos a ver, antes de que hagas lo que te salga de los mismísimos, tengo tres cosas que decirte.- indicó, por lo que había dicho el elfo, seguramente la había acusado de ser la culpable de matar a la chica, o similar, al fin y al cabo, con la gente de ese tipo nunca se sabía. Mientras ayudaba a alzarse a la otra chica y volvía a colocarle su capa para que cesaran los temblores de la joven, comenzó a hablar- Primero, la has matado porque te ha dado la gana, con la fuerza que tienes podrías haberla detenido sin problemas, no culpes a los demás por las gilipolleces que cometes tu solo, no es justo.- se dirigió a la chica interrumpiendo la charla- ¿estás bien?- la joven asintió y ella se volvió a girar hacia el grandote- segundo, no puedes llevártela así como así, porque he de hacerte varias preguntas, y, si se te considera culpable sin atenuantes, como sucede de momento, llevarte a la cárcel, en el caso del elfo, no vi los sucesos, así que he de basarme en su palabra, pero aquí si los he visto, y, no es por nada, pero lo que le has hecho a ese cuerpo, es recochineo- comentó señalando el cadáver con las tripas fuera, la prostituta que estaba tras ella siguió el gesto de su mano y, tras ver el cuerpo, volvió a vomitar. Alanna rodó los ojos, adiós capa.- y, por último, ¿Tú eres tonto?- preguntó no como ofensa, si no, intentando entender al tipo- lo digo en serio, ¿eres tonto? si es así no podemos encarcelarte, solo podemos expulsarte del territorio, por un tiempo, con una advertencia, si no, a la cárcel, y que te juzgue un juez, así que dime, ¿eres tonto?- repitió por tercera vez.- en cuanto a ti, gracias por molestarte en pedir que se disculpe, pero ahora mismo eso es lo de menos, si es anormal, no me extraña que se comporte así.- Le agradeció al elfo con un suspiro.
Tras ella, Walace estaba tenso, preparado para defenderla si era necesario, incluso sus propios compañeros tendían a subestimarla por su estatura pequeña y su complexión delgada, sin tener en cuenta que, justo por esas deficiencias, entrenaba el doble que los demás para compensar, por eso había buscado una especialización poco común dentro de la guardia, y por eso se había vuelto famosa, no se ganaban ese tipo de rumores de un día a otro, puede que los exageraran, pero no nacen de la nada. Por eso la chica se quedó plantada con su aire paciencia una mano disimulada en el pomo de la espada y mirando directamente al chico, esperando su respuesta.
Alanna Delteria
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Off: Cuando Killian mató a la prostituta, no le sacó los intestinos, sólo la apuñaló MUY fuerte en el corazón, y UNA sola vez. Lean bien xDDDD
On:
On:
El elfo, que hasta hacía un momento estaba tranquilo y con sentimientos de culpa, ahora se mostraba tremendamente hostil. Y no precisamente porque ejerciera violencia de un modo u otro, sino por la mirada llena de rencor que me sostuvo mientras me exigía que pidiera disculpas. ¿Pedir disculpas? Eso realmente me desconcertó, y le miré dudoso. Desde mi perspectiva, no había absolutamente nada por lo que pedir disculpas. Había salvado la vida de la guardia, y le había dado una lección a la mujer que ahora parecía estar más calmada.
- ¿Killian ha hecho algo malo? - Le pregunto con honestidad. Lo cierto es que su intervención me dejó perplejo.
Entonces, la guardia hace su intervención. Llama a uno de sus compañeros, un hombre que parece igual, o más poderoso que yo. ¡Es increíble! Podría ser un adversario muy interesante, y le quedo mirando con una sonrisa maligna en el rostro, pues de cierto modo, me dan ganas de probar su fuerza contra la mía. Él parece estudiarme con la mirada también, y afirma que a los tipos como yo los puede derrotar en un par de hostias. ¡Wow! ¡Entonces debe ser muy fuerte! Pero Alanna afirma que ella misma puede vencerme. Ahora empiezo a verlos con admiración. Siempre me ha gustado pelear con gente más fuerte que yo. Pero la situación es más seria que mis ganas de probarlos a ambos.
La guardia tenía tres cosas que decirme, y yo me dispuse a escucharla.
Ante la primera, me sentí profundamente ofendido y le mostré los dientes.
- ¡Killian no quería matarla! ¡Pero tuvo que hacerlo! ¡Eres increíble, encima fue para salvarte a ti! ¡Killian reconoce que la mató, pero tú no puedes deshacerte de toda la culpa! ¡Tú la provocaste, maldita sea! ¡La provocaste innecesariamente y todos aquí somos testigos!
Ante la segunda cosa que tenía que decirme, yo negué con la cabeza. ¿Qué tendría que preguntarme? Ella acababa de ver lo que había pasado. ¡Y encima podría ir a la cárcel por éso! No, esto era el colmo.
- ¿Preguntas? Pues Killian cree que eres ciega. ¿Acaso no viste todo lo que pasó? Ella quería matarte, y Killian la mató primero. ¡Precisamente para que la ciudad no perdiera a otra guardia! Si quieres llevar a Killian a la cárcel, vas a tener que pelear. ¡Wallace puede pelear también! Al menos harían el reto algo interesante.
Dije con el ceño completamente fruncido, sin hacer el menor gesto de soltar el cuerpo (que NO tenía las tripas afuera, sino un agujero en el pecho izquierdo xDDD)
Ante lo tercero, quedé absolutamente anonadado. ¿Que si soy tonto? Pues me lo habían dicho toda la vida, pero nunca ante una situación como ésta.
- ¿Killian expulsado de Lunargenta?
Suspiré. Solté el cadáver son delicadeza, depositándola en el suelo y caminé hacia Alanna.
- Pues... Killian es tonto.
Dije con honestidad, y con algo de tristeza. No lo había visto de ésa manera. Tal vez sí era un peligro para la sociedad, y tendría que irme para siempre. De todas formas, como aventurero en la ciudad ya había fracasado.
- Killian... Killian lamenta lo ocurrido.
Miré el cadáver de la puta y sentí mucha pena de pronto. Se me hizo un nudo en la garganta, y volví la mirada a Alanna.
- De verdad, Killian no quería...
Me di a mí mismo un golpe en la cabeza tan fuerte que me empezó a sangrar la frente. Y me empecé a dar varios golpes más mientras repetía:
- ¡Killian no quería, no quería!
- ¿Killian ha hecho algo malo? - Le pregunto con honestidad. Lo cierto es que su intervención me dejó perplejo.
Entonces, la guardia hace su intervención. Llama a uno de sus compañeros, un hombre que parece igual, o más poderoso que yo. ¡Es increíble! Podría ser un adversario muy interesante, y le quedo mirando con una sonrisa maligna en el rostro, pues de cierto modo, me dan ganas de probar su fuerza contra la mía. Él parece estudiarme con la mirada también, y afirma que a los tipos como yo los puede derrotar en un par de hostias. ¡Wow! ¡Entonces debe ser muy fuerte! Pero Alanna afirma que ella misma puede vencerme. Ahora empiezo a verlos con admiración. Siempre me ha gustado pelear con gente más fuerte que yo. Pero la situación es más seria que mis ganas de probarlos a ambos.
La guardia tenía tres cosas que decirme, y yo me dispuse a escucharla.
Ante la primera, me sentí profundamente ofendido y le mostré los dientes.
- ¡Killian no quería matarla! ¡Pero tuvo que hacerlo! ¡Eres increíble, encima fue para salvarte a ti! ¡Killian reconoce que la mató, pero tú no puedes deshacerte de toda la culpa! ¡Tú la provocaste, maldita sea! ¡La provocaste innecesariamente y todos aquí somos testigos!
Ante la segunda cosa que tenía que decirme, yo negué con la cabeza. ¿Qué tendría que preguntarme? Ella acababa de ver lo que había pasado. ¡Y encima podría ir a la cárcel por éso! No, esto era el colmo.
- ¿Preguntas? Pues Killian cree que eres ciega. ¿Acaso no viste todo lo que pasó? Ella quería matarte, y Killian la mató primero. ¡Precisamente para que la ciudad no perdiera a otra guardia! Si quieres llevar a Killian a la cárcel, vas a tener que pelear. ¡Wallace puede pelear también! Al menos harían el reto algo interesante.
Dije con el ceño completamente fruncido, sin hacer el menor gesto de soltar el cuerpo (que NO tenía las tripas afuera, sino un agujero en el pecho izquierdo xDDD)
Ante lo tercero, quedé absolutamente anonadado. ¿Que si soy tonto? Pues me lo habían dicho toda la vida, pero nunca ante una situación como ésta.
- ¿Killian expulsado de Lunargenta?
Suspiré. Solté el cadáver son delicadeza, depositándola en el suelo y caminé hacia Alanna.
- Pues... Killian es tonto.
Dije con honestidad, y con algo de tristeza. No lo había visto de ésa manera. Tal vez sí era un peligro para la sociedad, y tendría que irme para siempre. De todas formas, como aventurero en la ciudad ya había fracasado.
- Killian... Killian lamenta lo ocurrido.
Miré el cadáver de la puta y sentí mucha pena de pronto. Se me hizo un nudo en la garganta, y volví la mirada a Alanna.
- De verdad, Killian no quería...
Me di a mí mismo un golpe en la cabeza tan fuerte que me empezó a sangrar la frente. Y me empecé a dar varios golpes más mientras repetía:
- ¡Killian no quería, no quería!
Killian
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
A lo largo de mis viajes he conocido un gran número de personajes extraños. Conocí un hombre toro vestido como un humano. Por su aspecto amenazador pensé que era un peligro para el bienestar de mi bosque tal y como lo sería un toro de ese tamaño. En cambio, él no era completamente un animal. Tenía en talante y la compostura que podría tener cualquier humano. Recuerdo también una mujer pez, Aliena era su nombre. Las escamas que llevo en el collar son de ella; Aliena me lo hizo con sus propias manos. La mujer pez era diferente al hombre toro; por su manera de ver el mundo ni siquiera parecía una mujer. Era como una niña. Miraba con extrema curiosidad todo cuanto le rodeaba como si bajo de cada piedra hubiera un tesoro escondido. No podría olvidar a la mujer gata, aquella que apareció entre medios de unos cadáveres que ella misma había asesinado. Ella no era como un gato convencional, había violencia manchada con sangre en sus ojos de color morado. Jamás podré olvidarlo. Por fortuna, un gran grupo de hombres fue a su encuentro, seguramente a matarla. Yo quise irme de aquel lugar, no quería que se me relacionase con esa mujer que llevaba el peligro marcado a fuego en su piel felina. Aliena, el hombre toro y la mujer gata eran personajes extraños; aquellos a los que los eruditos llaman “hombres bestia”. El hombre a quien llama la mujer vestida de uniforme no es un hombre bestia. Pero no por ello le hace parecer menos extraño que el hombre toro. Hay algo en él, algo que haberlo hace que recuerde al oso de más de cuatro metros de alto que me enfrenté en el bosque cerca a la ciudad de los berberechos (ese fue el nombre que dijo la mujer que sané).
La presencia del hombre que me recuerda a un oso hace que la situación sea más tensa. Él viste el mismo uniforme que viste la mujer; el uniforme que le otorga el poder de decidir quién vive y quien muere. El nuevo hombre grande no dudaría en darle muerte a Killian. Él mismo lo dice. Estoy cansado de tantas muertes innecesarias. Tengo la impresión que, vaya donde vaya, alguien mataría a alguien aunque solo sea para demostrar lo que yo ya sé: La muerte está en todas partes.
La mujer vestida de uniforme comienza de nuevo con sus palabras. De nuevo, hago uso de toda la atención que dispongo para centrarme en sus palabras. No puedo evitar emitir un suspiro de dolor tan bajo que se podría confundir con el aleteo de una mosca al escuchar que iba a expulsar de la ciudad a Killian de la ciudad. Mi mano, instintivamente, llega hacia mi cara surcando cada milímetro de mi cicatriz en el ojo izquierdo. –El destierro no.- Suplico sin darme cuenta inmediatamente después de que la mujer vestida de uniforme diga sus palabras. Muevo la cabeza de lado a lado con la intención de eliminar los recuerdos del destierro que sigo viviendo. No hay peor castigo que te expulsen de tu hogar. –Es demasiado cruel.-
No entiendo como habla Killian. Mi uso del lenguaje es reducido. Hablo poco por temor a equivocarme. Evito las frases largas y la utilización de palabras complejas. En cambio, el hombre, ahora menos grande al compararlo con el que viste de uniforme, no duda al decir todo cuanto desea decir aunque se equivoque al hablar. Yo mismo puedo notar que sus frases carecen del sentido que pueda tener las frases de la mujer vestida de uniforme.
-¿Por qué lo hiciste?- Preguntó curioso cuando termina de hablar. –No querías. No tiene sentido que hagas algo que no quieres hacer.- Miro a la mujer tirada en el suelo. La viva. La que todavía llora la muerte de su padre. La que se abraza a la capa que le cedió la mujer vestida con uniforme. –Yo sí quería matar a su padre.- Digo con voz queda. - No podía hacer nada más por evitar que matasen aquella chica.- Aunque fuera una vampiresa. - Quería salvarla. Eso fue lo que hice.- Miro al suelo. – ¿Lo lamento? Sí. Viajé durante meses para poder disculparme con sus familiares. –Hago una pausa para aclarar mis ideas. - ¿Quería hacerlo? Sí. Quería salvar a la joven mujer de un mal hombre.- Esta nueva pausa la hago con el fin de hacer pensar al hombre llamado Killian. – Hacer algo que uno no quiere hacer es de tontos.- Sentencio de forma osca.
La presencia del hombre que me recuerda a un oso hace que la situación sea más tensa. Él viste el mismo uniforme que viste la mujer; el uniforme que le otorga el poder de decidir quién vive y quien muere. El nuevo hombre grande no dudaría en darle muerte a Killian. Él mismo lo dice. Estoy cansado de tantas muertes innecesarias. Tengo la impresión que, vaya donde vaya, alguien mataría a alguien aunque solo sea para demostrar lo que yo ya sé: La muerte está en todas partes.
La mujer vestida de uniforme comienza de nuevo con sus palabras. De nuevo, hago uso de toda la atención que dispongo para centrarme en sus palabras. No puedo evitar emitir un suspiro de dolor tan bajo que se podría confundir con el aleteo de una mosca al escuchar que iba a expulsar de la ciudad a Killian de la ciudad. Mi mano, instintivamente, llega hacia mi cara surcando cada milímetro de mi cicatriz en el ojo izquierdo. –El destierro no.- Suplico sin darme cuenta inmediatamente después de que la mujer vestida de uniforme diga sus palabras. Muevo la cabeza de lado a lado con la intención de eliminar los recuerdos del destierro que sigo viviendo. No hay peor castigo que te expulsen de tu hogar. –Es demasiado cruel.-
No entiendo como habla Killian. Mi uso del lenguaje es reducido. Hablo poco por temor a equivocarme. Evito las frases largas y la utilización de palabras complejas. En cambio, el hombre, ahora menos grande al compararlo con el que viste de uniforme, no duda al decir todo cuanto desea decir aunque se equivoque al hablar. Yo mismo puedo notar que sus frases carecen del sentido que pueda tener las frases de la mujer vestida de uniforme.
-¿Por qué lo hiciste?- Preguntó curioso cuando termina de hablar. –No querías. No tiene sentido que hagas algo que no quieres hacer.- Miro a la mujer tirada en el suelo. La viva. La que todavía llora la muerte de su padre. La que se abraza a la capa que le cedió la mujer vestida con uniforme. –Yo sí quería matar a su padre.- Digo con voz queda. - No podía hacer nada más por evitar que matasen aquella chica.- Aunque fuera una vampiresa. - Quería salvarla. Eso fue lo que hice.- Miro al suelo. – ¿Lo lamento? Sí. Viajé durante meses para poder disculparme con sus familiares. –Hago una pausa para aclarar mis ideas. - ¿Quería hacerlo? Sí. Quería salvar a la joven mujer de un mal hombre.- Esta nueva pausa la hago con el fin de hacer pensar al hombre llamado Killian. – Hacer algo que uno no quiere hacer es de tontos.- Sentencio de forma osca.
Sarez
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
La situación, de pronto, había dado un giro de 180 grados, el grandullón parecía triste, al parecer las palabras de la guarda habían hecho, finalmente, hincapié en él, lo curioso era que no parecían ser las amenazas las que habían afectado al hombre, si no el hecho de preguntarle si era tonto.
El elfo, a su lado, también parecía afectado, aunque este, por la palabra destierro, ya que pidió por el humano que no o desterrasen. La chica seguía llorando y tenía a dos personas más entristecidas frente a ella, estaba claro que ese nuevo estado de ánimo en el que estaba sumida era peor incluso que su amabilidad, que solía llevarle problemas, pero, al menos, no tenía agente entristecida a su alrededor.
Lo que estaba sucediendo era su culpa, lo sabía, y debía arreglarlo, era cierto que no estaba bien de ánimos, pero los demás no tenían la culpa, debía tragarse sus penas y volver a hacer bien su trabajo. Suspiró y miró a su compañero, que miraba serio la escena. Tenía que hacer algo.
- Vamos a calmarnos todos, ¿de acuerdo? Siento haberte preguntado eso, no ha estado bien, lo has hecho para salvarme, puede que hubiera otros modos, pero ese ha sido el tuyo, así que por hoy podemos dejarlo así, no te preocupes, no va a haber nadie desterrado.- dijo con voz mucho más calmada- simplemente, dejad de causar problemas en la ciudad, tenemos mucho trajo por esta zona intentando proteger a las chicas para, encima, tenernos que ocupar de este tipo de situaciones. En el tiempo que he estado liada intentando arreglar el lío de ahí atrás, puede haber habido varias chicas metidas en problemas serios. Vamos, marchaos, por ahora solo os doy una advertencia, pero no arméis más jaleo y no matéis a nadie más.- les dijo- no es bonito ser un asesino.- comentó girando la cara para ver a la chica con el agujero en el pecho.
Se agachó y ayudó a alzarse del suelo a la chica que lloraba, le sacudió el polvo con cuidado y puso una mano sobre uno de sus hombros, no había actuado bien con ella tampoco. Le dio una diminuta sonrisa, disculpándose en silencio, y se agachó a recoger las dagas, la que se encontraba más cerca de la chica estaba llena de óxido, no habría podido atravesar ni un poco la piel, pero el corte que hubiera hecho habría sido peligroso, se habría infectado indudablemente.
Tomó las otras y las miró, parecían impregnadas con algo, al olerlas, lo distinguió, veneno, esa pelirroja había ido a matar, y con un solo corte, lo hubiera conseguido. Guardó las dagas envueltas en un pañuelo, se las llevaría como prueba, de momento, cubriría lo sucedido, pero si volvía a encontrárselos, haciendo alguna de las suyas, no sería tan clemente. Vió a Wallace tomar el cuerpo de la muerta, al parecer era hora de irse. Con un nuevo suspiro, se giró a los dos hombres y se inclinó ante ellos.
- Siento mi comportamiento, tal vez, en otro momento, habría actuado de diferente modo.- Se levantó y los miró fijamente- dejad de crear problemas, y, si veis a alguien el peligro, llamad a la guardia, estamos para eso, y no os metáis en discusiones ajenas, solo lograreis hacer los problemas más grandes, ese es nuestro trabajo, no os pongáis en peligro o os metáis en lío si no es necesario. No pienso que seáis malas personas, y no me gustaría tener que deteneros. Que vuestro camino sera llano y firme.- se despidió.
Se giró a mirar a la mujer, que aun llevaba su capa sobre los hombros, en la que se arremolinaba para cubrirse, como si fuera un abrazo que la pudiera calmar. Le tendió la mano, que la mujer cogió como si fuera su salvavidas, tanto que la había odiado hasta hacía poco, ahora se cogía a ella como si fuera un puerto seguro. Con un suspiro Alanna la guió despacio hacia fuera del callejón, a ver que podía hacer por ella.
**************************************************
Off: Entre nosotros tres ya sumamos, con este, los 20 posts que nos permiten finalizar el tema, ya que Rick ha desaparecido, así que, por mi parte, lo doy por terminado, cuando acabéis vosotros avisadme y así pido yo también los puntos n.n
El elfo, a su lado, también parecía afectado, aunque este, por la palabra destierro, ya que pidió por el humano que no o desterrasen. La chica seguía llorando y tenía a dos personas más entristecidas frente a ella, estaba claro que ese nuevo estado de ánimo en el que estaba sumida era peor incluso que su amabilidad, que solía llevarle problemas, pero, al menos, no tenía agente entristecida a su alrededor.
Lo que estaba sucediendo era su culpa, lo sabía, y debía arreglarlo, era cierto que no estaba bien de ánimos, pero los demás no tenían la culpa, debía tragarse sus penas y volver a hacer bien su trabajo. Suspiró y miró a su compañero, que miraba serio la escena. Tenía que hacer algo.
- Vamos a calmarnos todos, ¿de acuerdo? Siento haberte preguntado eso, no ha estado bien, lo has hecho para salvarme, puede que hubiera otros modos, pero ese ha sido el tuyo, así que por hoy podemos dejarlo así, no te preocupes, no va a haber nadie desterrado.- dijo con voz mucho más calmada- simplemente, dejad de causar problemas en la ciudad, tenemos mucho trajo por esta zona intentando proteger a las chicas para, encima, tenernos que ocupar de este tipo de situaciones. En el tiempo que he estado liada intentando arreglar el lío de ahí atrás, puede haber habido varias chicas metidas en problemas serios. Vamos, marchaos, por ahora solo os doy una advertencia, pero no arméis más jaleo y no matéis a nadie más.- les dijo- no es bonito ser un asesino.- comentó girando la cara para ver a la chica con el agujero en el pecho.
Se agachó y ayudó a alzarse del suelo a la chica que lloraba, le sacudió el polvo con cuidado y puso una mano sobre uno de sus hombros, no había actuado bien con ella tampoco. Le dio una diminuta sonrisa, disculpándose en silencio, y se agachó a recoger las dagas, la que se encontraba más cerca de la chica estaba llena de óxido, no habría podido atravesar ni un poco la piel, pero el corte que hubiera hecho habría sido peligroso, se habría infectado indudablemente.
Tomó las otras y las miró, parecían impregnadas con algo, al olerlas, lo distinguió, veneno, esa pelirroja había ido a matar, y con un solo corte, lo hubiera conseguido. Guardó las dagas envueltas en un pañuelo, se las llevaría como prueba, de momento, cubriría lo sucedido, pero si volvía a encontrárselos, haciendo alguna de las suyas, no sería tan clemente. Vió a Wallace tomar el cuerpo de la muerta, al parecer era hora de irse. Con un nuevo suspiro, se giró a los dos hombres y se inclinó ante ellos.
- Siento mi comportamiento, tal vez, en otro momento, habría actuado de diferente modo.- Se levantó y los miró fijamente- dejad de crear problemas, y, si veis a alguien el peligro, llamad a la guardia, estamos para eso, y no os metáis en discusiones ajenas, solo lograreis hacer los problemas más grandes, ese es nuestro trabajo, no os pongáis en peligro o os metáis en lío si no es necesario. No pienso que seáis malas personas, y no me gustaría tener que deteneros. Que vuestro camino sera llano y firme.- se despidió.
Se giró a mirar a la mujer, que aun llevaba su capa sobre los hombros, en la que se arremolinaba para cubrirse, como si fuera un abrazo que la pudiera calmar. Le tendió la mano, que la mujer cogió como si fuera su salvavidas, tanto que la había odiado hasta hacía poco, ahora se cogía a ella como si fuera un puerto seguro. Con un suspiro Alanna la guió despacio hacia fuera del callejón, a ver que podía hacer por ella.
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Off: Entre nosotros tres ya sumamos, con este, los 20 posts que nos permiten finalizar el tema, ya que Rick ha desaparecido, así que, por mi parte, lo doy por terminado, cuando acabéis vosotros avisadme y así pido yo también los puntos n.n
Alanna Delteria
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Re: Un revés en el tiempo +18 [Interpretativo][Libre] [Cerrado]
Simplemente me quedé en silencio. No quería seguir hablando ya, ya se me había humillado lo que se me podía humillar. Ante las afirmaciones del elfo, cambié mi expresión facial a una de odio. Odio que me quieran dar una lección de vida, cuando vivo constantemente debatiendo esas cosas conmigo mismo, y me encuentro a cada rato ante el filo de la navaja. A pesar de que había intercedido a mi favor para que no me desterrasen, ahora mi enojo era realmente notorio en mi cara.
- Killian es tonto. Ya lo dije.
Le contesté simplemente eso, dejando en claro que sus afirmaciones no hacían más que resaltar lo evidente, y peor aún, lo que ya yo mismo había afirmado.
Y bien, al menos Alanna pidió disculpas ante su comportamiento, y yo simplemente di un largo y sonoro suspiro. Ya que lo ponía en esos términos, no me podía enojar. Tal vez todos estábamos algo nerviosos, y simplemente necesitábamos calmarnos para solucionar de buena forma la situación. Se llevaron el cadáver y se fueron. La otra chica al menos ya estaba más calmada, y daba la sensación de que no iba a cobrar represalia alguna. Después de todo, ésta ida de putas se transformó en algo tenso y desagradable. Tal vez volvería a ver a esos dos personajes en alguna otra circunstancia.
Di una reverencia con la cabeza a modo de despedida, y me fui desganado a caminar por las calles. Tal vez iría a la plaza un rato a reflexionar sobre un par de cosas que me estaban molestando. Después de todo, era un día espléndido.
- Killian es tonto. Ya lo dije.
Le contesté simplemente eso, dejando en claro que sus afirmaciones no hacían más que resaltar lo evidente, y peor aún, lo que ya yo mismo había afirmado.
Y bien, al menos Alanna pidió disculpas ante su comportamiento, y yo simplemente di un largo y sonoro suspiro. Ya que lo ponía en esos términos, no me podía enojar. Tal vez todos estábamos algo nerviosos, y simplemente necesitábamos calmarnos para solucionar de buena forma la situación. Se llevaron el cadáver y se fueron. La otra chica al menos ya estaba más calmada, y daba la sensación de que no iba a cobrar represalia alguna. Después de todo, ésta ida de putas se transformó en algo tenso y desagradable. Tal vez volvería a ver a esos dos personajes en alguna otra circunstancia.
Di una reverencia con la cabeza a modo de despedida, y me fui desganado a caminar por las calles. Tal vez iría a la plaza un rato a reflexionar sobre un par de cosas que me estaban molestando. Después de todo, era un día espléndido.
Killian
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