[Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
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[Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Finalmente todo había terminado, la bruja se había marchado dejándonos llenos de muchas dudas y preguntas acerca de las joyas y los círculos, al menos Niniel había logrado quedarse con el cuaderno donde seguramente encontraríamos algunas respuestas, o tal vez solo nos dejaría más preguntas; por ahora el problema era otro, al menos para nosotros los vampiros, pues el día estaba muy cerca de hacer su entrada y como nos tomara desprevenidos no serían muchas las respuestas que pudiéramos encontrar.
Respiré profundamente mientras intentaba levantarme, me dolían tantas partes de mi cuerpo que no sabía por dónde comenzar a quejarme -¿Están bien?- Pregunté a las chicas, aunque no era una buena pregunta para hacer en el momento, pues evidentemente no estábamos bien, pero no estaba de más tampoco -Bath, se termina nuestro tiempo- Dije a mi compañera alertándola sobre la cercanía del alba y sus nefastos efectos -¿Hay un pequeño poblado cerca de acá- Dije aparentando saber realmente dónde estaba -Tal vez podamos refugiarnos hasta el anochecer- Le ofrecí mi mano a la vampiresa para ayudarla a ponerse en pie -Y tú también necesitas descansar- Dije a Niniel, aunque se había comportado de manera muy extraña últimamente, desconfianzas, tal vez, su rostro reflejaba una inquietante preocupación, pero tampoco era buen momento para preguntar acerca de eso -Pongámonos en marcha- Dije mientras señalaba la dirección que me parecía más idónea.
A ratos llevaba mis manos discretamente a mis costados disimulando el dolor, otras veces solo me detenía, cuando sentía que no podía continuar, tan solo para tomar aire y proseguir el camino haciéndome el fuerte -No debe estar muy lejos, pero debemos darnos prisa- Dije con tono de preocupación cuando de pronto un rostro conocido se apareció corriendo hacia nosotros y casi nos ignoró completamente en su carrera hacia quién sabe dónde -Hey- Le dije para llamar su atención y de momento lo había logrado, se detuvo a ver nuestros rostros hasta que finalmente dio un eufórico grito -¡¡Ustedes!! Aún andan por acá- Era nada menos que el médico que había perdido su casa durante el ataque de los escorpiones -Necesito algunas plantas medicinales para un chico que fue terriblemente golpeado hace poco, así que disculpen mi prisa- Explicó mientras observaba a la vampiresa con cierta desconfianza, pues solo la elfa y yo le resultábamos conocidos -Ella es una amiga- Le dije para calmar su rostro lleno de dudas -Tal vez podamos ayudarte- Dije mientras dirigía la vista hacia Niniel que era la especialista en medicinas y sanaciones...
Respiré profundamente mientras intentaba levantarme, me dolían tantas partes de mi cuerpo que no sabía por dónde comenzar a quejarme -¿Están bien?- Pregunté a las chicas, aunque no era una buena pregunta para hacer en el momento, pues evidentemente no estábamos bien, pero no estaba de más tampoco -Bath, se termina nuestro tiempo- Dije a mi compañera alertándola sobre la cercanía del alba y sus nefastos efectos -¿Hay un pequeño poblado cerca de acá- Dije aparentando saber realmente dónde estaba -Tal vez podamos refugiarnos hasta el anochecer- Le ofrecí mi mano a la vampiresa para ayudarla a ponerse en pie -Y tú también necesitas descansar- Dije a Niniel, aunque se había comportado de manera muy extraña últimamente, desconfianzas, tal vez, su rostro reflejaba una inquietante preocupación, pero tampoco era buen momento para preguntar acerca de eso -Pongámonos en marcha- Dije mientras señalaba la dirección que me parecía más idónea.
A ratos llevaba mis manos discretamente a mis costados disimulando el dolor, otras veces solo me detenía, cuando sentía que no podía continuar, tan solo para tomar aire y proseguir el camino haciéndome el fuerte -No debe estar muy lejos, pero debemos darnos prisa- Dije con tono de preocupación cuando de pronto un rostro conocido se apareció corriendo hacia nosotros y casi nos ignoró completamente en su carrera hacia quién sabe dónde -Hey- Le dije para llamar su atención y de momento lo había logrado, se detuvo a ver nuestros rostros hasta que finalmente dio un eufórico grito -¡¡Ustedes!! Aún andan por acá- Era nada menos que el médico que había perdido su casa durante el ataque de los escorpiones -Necesito algunas plantas medicinales para un chico que fue terriblemente golpeado hace poco, así que disculpen mi prisa- Explicó mientras observaba a la vampiresa con cierta desconfianza, pues solo la elfa y yo le resultábamos conocidos -Ella es una amiga- Le dije para calmar su rostro lleno de dudas -Tal vez podamos ayudarte- Dije mientras dirigía la vista hacia Niniel que era la especialista en medicinas y sanaciones...
Última edición por Bio el Lun Sep 14, 2015 10:32 pm, editado 2 veces
Bio
Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Con tan poca luz resultaba muy difícil, por no decir imposible leer aquel cuaderno que Cétiro había decidido confiar a la peliblanca, necesitaría la luz de alguna vela o lámpara de aceite o bien esperar al amanecer para saber si en aquellas desgastadas páginas se hallaban respuestas a los interrogantes que los recientes acontecimientos habían abierto y que la misteriosa bruja se había negado a contestar a pesar de su nueva condición de "aliada" o algo similar. Sin responder a nada la mujer se había limitado a coger el cuerpo sin vida de Cétiro, y con el sobre su caballo se había despedido con un "Nos volveremos a ver". Níniel empezaba a estar hasta el moño que no tenía de tanto secretismo, no solo por el riesgo que había corrido por culpa de aquellos "círculos" si no también porque el tema era demasiado serio como para andarse con chiquilladas. Por un momento pensó en la opción de dejar que Bio tuviese una de sus terroríficas rabietas para obligar a la rubia hechicera a contarles hasta la última palabra...Pero el pelinegro no estaba para muchos trotes y Bathory tampoco estaba para muchos trotes, en su caso literalmente. Bien, si la bruja no quería darle las respuestas las descubriría por ella misma con aquel cuaderno aunque había otra necesidad imperiosa superior incluso a la de desvelar el misterio, avisar a Sindorai sobre aquellos sucesos, las gemas y la terrible visión.
La peliblanca estaba absorta en sus pensamientos, mirando la tenue marca en la palma de su mano cuando la preocupación de Bio por su estado la devolvió a la realidad, bueno, por su estado y por su propio pellejo ya que pronto despuntaría el alba y los vampiros tendrían algo mucho más grave de lo que preocuparse que de unas lesiones. Níniel sopesó seriamente la posibilidad de separar su camino del de los vampiros en aquel momento. Ella no se consumiría a la luz del sol y podría seguir su camino bajo el astro rey, además ciertas actuaciones de aquel par la hacían dudar de que fueran la clase de compañeros que una elfa podría querer. Cétiro no había confiado en ellos, y no era ningún tonto...
-Estoy bien...Sois vosotros los que habéis luchado contra un dragón.- La peliblanca miró en dirección a la que señaló Bio, aquello la alejaba de Lunargenta rumbo al pueblo en el que había ocurrido todo el asunto de los escorpiones, pero también la acercaba a Sindorai. -Está bién, Bathory debería ir a caballo, no creo que pueda caminar con las piernas así, en el pueblo quizá pueda hacer algo para tratar esas heridas...Aunque la cabaña del médico acabó en llamas.-
Por azar o destino sus pasos les llevaron a encontrarse antes de llegar al poblado precisamente con aquel médico que buscaba hierbas para un tratamiento. Su dedicación era digna de elogio, acababa de perder su casa hacía unas horas y sin permitirse un instante de abatimiento ni de descanso ya estaba intentando tratar de ayudar a las personas. Sin duda sin el material de su casa sus capacidades de curación se habrían resentido notablemente pero aún así seguía adelante.
-Conseguí un equipo de alquimia de la guarida de los escorpiones, puedo hacer algo más que una simple mezcla de hierbas con el y es evidente que mis compañeros también se beneficiaran...Ha sido una noche de lo más movidita.-
Indicó a Bio que él y Bath debían de continuar aunque sin mencionar que era por que estaba a punto de amanecer, mientras ellos se ponían a cubierto ella buscaría junto con el médico las hierbas más adecuadas de la zona y después se reuniría con ellos para atender sus heridas y la del paciente del humano. Al hombre la idea le pareció de maravilla, ya la había visto trabajar con pociones así que sin duda sabría que con ayuda de la elfa su paciente se recuperaría mucho más rápido pero instó a su nueva compañera sanadora a ponerse rápido manos a la obra.
La peliblanca estaba absorta en sus pensamientos, mirando la tenue marca en la palma de su mano cuando la preocupación de Bio por su estado la devolvió a la realidad, bueno, por su estado y por su propio pellejo ya que pronto despuntaría el alba y los vampiros tendrían algo mucho más grave de lo que preocuparse que de unas lesiones. Níniel sopesó seriamente la posibilidad de separar su camino del de los vampiros en aquel momento. Ella no se consumiría a la luz del sol y podría seguir su camino bajo el astro rey, además ciertas actuaciones de aquel par la hacían dudar de que fueran la clase de compañeros que una elfa podría querer. Cétiro no había confiado en ellos, y no era ningún tonto...
-Estoy bien...Sois vosotros los que habéis luchado contra un dragón.- La peliblanca miró en dirección a la que señaló Bio, aquello la alejaba de Lunargenta rumbo al pueblo en el que había ocurrido todo el asunto de los escorpiones, pero también la acercaba a Sindorai. -Está bién, Bathory debería ir a caballo, no creo que pueda caminar con las piernas así, en el pueblo quizá pueda hacer algo para tratar esas heridas...Aunque la cabaña del médico acabó en llamas.-
Por azar o destino sus pasos les llevaron a encontrarse antes de llegar al poblado precisamente con aquel médico que buscaba hierbas para un tratamiento. Su dedicación era digna de elogio, acababa de perder su casa hacía unas horas y sin permitirse un instante de abatimiento ni de descanso ya estaba intentando tratar de ayudar a las personas. Sin duda sin el material de su casa sus capacidades de curación se habrían resentido notablemente pero aún así seguía adelante.
-Conseguí un equipo de alquimia de la guarida de los escorpiones, puedo hacer algo más que una simple mezcla de hierbas con el y es evidente que mis compañeros también se beneficiaran...Ha sido una noche de lo más movidita.-
Indicó a Bio que él y Bath debían de continuar aunque sin mencionar que era por que estaba a punto de amanecer, mientras ellos se ponían a cubierto ella buscaría junto con el médico las hierbas más adecuadas de la zona y después se reuniría con ellos para atender sus heridas y la del paciente del humano. Al hombre la idea le pareció de maravilla, ya la había visto trabajar con pociones así que sin duda sabría que con ayuda de la elfa su paciente se recuperaría mucho más rápido pero instó a su nueva compañera sanadora a ponerse rápido manos a la obra.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Le había tomado unos momentos analizar y almacenar todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Se había tenido que sentar en el suelo, las piernas le estaban dando demasiados tirones y molestias como estar de pie al menos durante sus cavilaciones, y se había quedado con la cabeza apoyada en un árbol, mirando cómo la hechicera terminaba su charla de "os necesito y vosotros vais a ayudarme" y se marchaba a lomos de su corcel, como si nada de lo que habían presenciado tuviese ya importancia, y solo importase marcharse de allí para dar un informe de lo que había acontecido. Para informar de que Cétiro había muerto, su cadáver era la prueba evidente que allí yacía a pocos metros del vampiro en el suelo. Y para dar parte de que uno de los enemigos internos que perseguían hacerse con el ojo ya no sería un problema. Porque el ojo también estaba muerto, en cierto sentido, a manos de la extravagante elfa que hacía solo unas horas que conocía.
Mucha información para una sola noche, y no era algo que le disgustase, pero sí que era difícil de comprender por qué se había visto mezclado en un asunto tan peligroso y misterioso como se tornaba aquel trabajo de las gemas y el demonio-come-almas. Una aventura era bien recibida si se podía salir con vida, sino, no tenía demasiado sentido vivirla. o al menos no morir por una causa perdida como parecía ser aquella. Se dejó de ahogar en sus pensamientos cuando, contemplando el cielo nocturno, apreció que la palidez que estaba cobrando era la señal de que el sol venía a usurpar a la luna un día más. Otro día que debía pasar confinado en algún sitio de mala muerte para huir de una muerte horrible y nauseabunda que, seguramente, merecía. La mano de Bio también le ayudó a salir del trance, encontrándosela justo en frente como ayuda para levantarse.
Le sonrió, apretó su mano y se levantó, apoyándose en el árbol con la mano que le quedaba libre. Tenía las medias desgarradas y se asomaba algo de sangre por sus muslos, que caía como un riachuelo hasta empapar lo poco que quedaba de las susodichas. Por suerte Cassandra siempre tenía medias, vestidos y sombreros de repuesto, ya que el suyo parecía haberlo perdido por el trayecto en algún momento y se acababa de percatar. Suspiró, una vez en pie, al escuchar que se dirigían hacia un poblado que no estaba muy lejos, pero esa parte de "no muy lejos" siempre era tan lejos como para encontrarse un problema o dos. Y con los dolores que tenía, por mucho que fingiese normalidad... llegaría a rastras. Pero llegaría, como siempre.
—Si no te importa, Bio —dijo, con la voz melosa y atrevida que le caracterizaba— iré agarrada de tu brazo. Ya sabes, por si me caigo y soy una damisela en apuros... o por si te caes y eres una damisela en apuros. —Observó la dirección que había indicado su compañero y asintió, yendo a su ritmo lento pero constante al caminar.
Hiel no paraba de parlotear en su lengua de pájaro, dándole picotazos en los mofletes al vampiro a la vez que reclamaba caricias. El peligro había pasado ya, y al fin su cuervo pudo relajarse y volver a ser tan adorable como siempre. A veces revoloteaba por el cielo, intentando buscar... ¿comida? ¿Enemigos? No lo sabía. Pero sí que le divertía ver cómo algo tan precioso podía estar ahora en su vida y hacerle compañía a todas horas. Incluso no le importaba quedarse encerrado por el día junto a él, algo que apreciaba profundamente viniendo de un animal cuyo razonamiento más profundo era dónde iba a conseguir alimento.
De pronto Níniel le ofreció ir a caballo, tras decir que ella se encontraba bien y recordándoles lo estúpidos que habían sido al enfrentarse a un dragón. Con un gesto rechazó su oferta y le regaló una sonrisa amplia.
—He sufrido males peores —le espetó, a la vez que observaba a su caballo. Realmente le dolían las piernas, pero por el momento no quería darle tanta coba a la elfa como para recibir su ayuda hasta para caminar— si esto me detuviese no sería yo. Por cierto, ¿cómo que la cabaña del médico acabó en llamas? ¿Es que vamos a un sitio en el que ya has hecho de las tuyas, Bio? —le preguntó, dándole un pellizco en un moflete, algo que Hiel vio y no pudo resistirse a hacer lo mismo con su pico.
En el camino, Bio a veces se detenía y otras veces se le notaba incómodo y dolorido, por lo que la vampiresa decidió soltar su brazo y dejar que fuese más ligero, sin nada que le ocasionarse molestia alguna. Inesperadamente, una figura apareció y le resultó completamente desconocida. Se veía un hombre agitado, con prisa, y Erzsébeth ya tenía una mano en su daga por mero instinto. Bio y Níniel sí que parecían conocerlo, ya que el mismo les había hablado y pedido ayuda, y la elfa había accedido enseguida. El tal médico miraba hacia el vampiro con total curiosidad y algo de desconfianza, lo cual era lógico al no conocerle de nada. Dejó de palpar su daga con disimulo al ver que Bio se refería a él como una amiga y le lanzó un saludo.
—Encantada, señor... ¿médico? Sí, sí, eso estará bien, siento si es usted al que le quemaron la casa, es que no voy bien informada —al ver que la elfa les hacía un gesto para que continuasen, se quedó mirando a Bio—. Tú dirás, cielo. Esta vez llévame a un sitio bonito, sin arañas y sin dragones.
Mucha información para una sola noche, y no era algo que le disgustase, pero sí que era difícil de comprender por qué se había visto mezclado en un asunto tan peligroso y misterioso como se tornaba aquel trabajo de las gemas y el demonio-come-almas. Una aventura era bien recibida si se podía salir con vida, sino, no tenía demasiado sentido vivirla. o al menos no morir por una causa perdida como parecía ser aquella. Se dejó de ahogar en sus pensamientos cuando, contemplando el cielo nocturno, apreció que la palidez que estaba cobrando era la señal de que el sol venía a usurpar a la luna un día más. Otro día que debía pasar confinado en algún sitio de mala muerte para huir de una muerte horrible y nauseabunda que, seguramente, merecía. La mano de Bio también le ayudó a salir del trance, encontrándosela justo en frente como ayuda para levantarse.
Le sonrió, apretó su mano y se levantó, apoyándose en el árbol con la mano que le quedaba libre. Tenía las medias desgarradas y se asomaba algo de sangre por sus muslos, que caía como un riachuelo hasta empapar lo poco que quedaba de las susodichas. Por suerte Cassandra siempre tenía medias, vestidos y sombreros de repuesto, ya que el suyo parecía haberlo perdido por el trayecto en algún momento y se acababa de percatar. Suspiró, una vez en pie, al escuchar que se dirigían hacia un poblado que no estaba muy lejos, pero esa parte de "no muy lejos" siempre era tan lejos como para encontrarse un problema o dos. Y con los dolores que tenía, por mucho que fingiese normalidad... llegaría a rastras. Pero llegaría, como siempre.
—Si no te importa, Bio —dijo, con la voz melosa y atrevida que le caracterizaba— iré agarrada de tu brazo. Ya sabes, por si me caigo y soy una damisela en apuros... o por si te caes y eres una damisela en apuros. —Observó la dirección que había indicado su compañero y asintió, yendo a su ritmo lento pero constante al caminar.
Hiel no paraba de parlotear en su lengua de pájaro, dándole picotazos en los mofletes al vampiro a la vez que reclamaba caricias. El peligro había pasado ya, y al fin su cuervo pudo relajarse y volver a ser tan adorable como siempre. A veces revoloteaba por el cielo, intentando buscar... ¿comida? ¿Enemigos? No lo sabía. Pero sí que le divertía ver cómo algo tan precioso podía estar ahora en su vida y hacerle compañía a todas horas. Incluso no le importaba quedarse encerrado por el día junto a él, algo que apreciaba profundamente viniendo de un animal cuyo razonamiento más profundo era dónde iba a conseguir alimento.
De pronto Níniel le ofreció ir a caballo, tras decir que ella se encontraba bien y recordándoles lo estúpidos que habían sido al enfrentarse a un dragón. Con un gesto rechazó su oferta y le regaló una sonrisa amplia.
—He sufrido males peores —le espetó, a la vez que observaba a su caballo. Realmente le dolían las piernas, pero por el momento no quería darle tanta coba a la elfa como para recibir su ayuda hasta para caminar— si esto me detuviese no sería yo. Por cierto, ¿cómo que la cabaña del médico acabó en llamas? ¿Es que vamos a un sitio en el que ya has hecho de las tuyas, Bio? —le preguntó, dándole un pellizco en un moflete, algo que Hiel vio y no pudo resistirse a hacer lo mismo con su pico.
En el camino, Bio a veces se detenía y otras veces se le notaba incómodo y dolorido, por lo que la vampiresa decidió soltar su brazo y dejar que fuese más ligero, sin nada que le ocasionarse molestia alguna. Inesperadamente, una figura apareció y le resultó completamente desconocida. Se veía un hombre agitado, con prisa, y Erzsébeth ya tenía una mano en su daga por mero instinto. Bio y Níniel sí que parecían conocerlo, ya que el mismo les había hablado y pedido ayuda, y la elfa había accedido enseguida. El tal médico miraba hacia el vampiro con total curiosidad y algo de desconfianza, lo cual era lógico al no conocerle de nada. Dejó de palpar su daga con disimulo al ver que Bio se refería a él como una amiga y le lanzó un saludo.
—Encantada, señor... ¿médico? Sí, sí, eso estará bien, siento si es usted al que le quemaron la casa, es que no voy bien informada —al ver que la elfa les hacía un gesto para que continuasen, se quedó mirando a Bio—. Tú dirás, cielo. Esta vez llévame a un sitio bonito, sin arañas y sin dragones.
OFF: Siento mucho muchíiiisimo la tardanza y no haberte enviado a ti MP Nín, pero le dije a Bio que he estado liadita :(. No he podido entrar al foro, ¡pero prometo no tardarme tanto nunca más! xD
Bathory
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Había notado una ligera comezón en la muñeca derecha, y al llevar mi vista al sitio, pude notar como iba apareciendo lentamente una marca un tanto similar a lo que había podido notar en la elfa, aunque no tan brillante como la suya, de momento, preferí no hacer mucho ruido con ello, ya bastante peso tenía con la Marca de la Reina, como para estarme preocupando de más marcas, además, hasta podía sacarle provecho con fines decorativos -(Si ya traía una en la muñeca derecha, tener una en la izquierda servirá para equilibrar)- Pensé mientras intentaba no ponerme nervioso por esa nueva marca.
Cuando salí de la prisión en la que me sumían mis pensamientos, fui atrapado por la melódica voz de Niniel quien ya conversaba con el médico -Doctor Steve- Dije en un tono de voz discreto y moderado para asegurarme de recordar su nombre -Lamento lo de su casa, antes no pude disculparme- Me encogí de hombros y lo miré un poco avergonzado -Está bien, los habitantes del pueblo ofrecieron reconstruirla, pero mientras, estoy en una posada llamada “Ramo Blanco”- Hizo una breve pausa mientras analizaba la oferta de Niniel, aunque no tenía manera de resistirse a ella -Pueden esperarnos en esa posada, digan que van de mi parte y procuren no asustar al paciente- Susurró lo último a modo de secreto -Es un hombre al que los aldeanos casi matan a golpes por ladrón, pero no me ha parecido una mala persona- Había en su mirada una mezcla de compasión e intriga evidente -Eres demasiado confiado- Le comenté mientras levantaba una ceja -Si no nos perdemos antes, te esperaremos ahí- Concluí mientras me daba media vuelta para comenzar a caminar con mi rubia compañera.
Finalmente nos pusimos en marcha, y aunque pensaba que Bath debió aceptar ir a caballo, también podía entender su actitud, Niniel se había comportado de forma extraña, como si a cada instante desconfiara de nosotros, no podía culparla por ello, somos vampiros, pero de esa forma tampoco nosotros lograríamos confiar en ella; ofrecí a Bath mi brazo derecho mientras sonreía ante su comentario, más al tomar su mano, pude notar un extraño calor a la altura de su muñeca, su guante no me dejaría ver nada, pero de alguna manera sospechaba que también había sido marcada... De nuevo.
Por el camino le contaría a la vampiresa, la historia de los escorpiones y la casa en llamas, pero lo principal por ahora sería darnos prisa para llegar a la fulana posada antes del amanecer, que ya no estaba muy lejos; dejamos atrás al médico y la elfa mientras caminábamos tan de prisa como nos era posible en nuestro estado, mientras avanzábamos, le contaba a Bath acerca de las actividades roba-órganos de los escorpiones y la forma como logramos descubrir que no eran hombres bestia como hacían creer al pueblo, sino hombres con disfraces que usaban gases alucinógenos para infundir temor, mientras hablábamos, el camino se hizo corto hasta que finalmente llegamos al pequeño poblado, pasando en primer lugar frente a los restos de la casa de Steve, de la que apenas quedaban algunas partes en pie, más al fondo, se podía ver un gran letrero indicando nuestro destino, la posada “Ramo Blanco” -De prisa- Indiqué a Bath al notar que ya algunos tejados era ya bañados por algunos tenues rayos de sol.
Cuando salí de la prisión en la que me sumían mis pensamientos, fui atrapado por la melódica voz de Niniel quien ya conversaba con el médico -Doctor Steve- Dije en un tono de voz discreto y moderado para asegurarme de recordar su nombre -Lamento lo de su casa, antes no pude disculparme- Me encogí de hombros y lo miré un poco avergonzado -Está bien, los habitantes del pueblo ofrecieron reconstruirla, pero mientras, estoy en una posada llamada “Ramo Blanco”- Hizo una breve pausa mientras analizaba la oferta de Niniel, aunque no tenía manera de resistirse a ella -Pueden esperarnos en esa posada, digan que van de mi parte y procuren no asustar al paciente- Susurró lo último a modo de secreto -Es un hombre al que los aldeanos casi matan a golpes por ladrón, pero no me ha parecido una mala persona- Había en su mirada una mezcla de compasión e intriga evidente -Eres demasiado confiado- Le comenté mientras levantaba una ceja -Si no nos perdemos antes, te esperaremos ahí- Concluí mientras me daba media vuelta para comenzar a caminar con mi rubia compañera.
Finalmente nos pusimos en marcha, y aunque pensaba que Bath debió aceptar ir a caballo, también podía entender su actitud, Niniel se había comportado de forma extraña, como si a cada instante desconfiara de nosotros, no podía culparla por ello, somos vampiros, pero de esa forma tampoco nosotros lograríamos confiar en ella; ofrecí a Bath mi brazo derecho mientras sonreía ante su comentario, más al tomar su mano, pude notar un extraño calor a la altura de su muñeca, su guante no me dejaría ver nada, pero de alguna manera sospechaba que también había sido marcada... De nuevo.
Por el camino le contaría a la vampiresa, la historia de los escorpiones y la casa en llamas, pero lo principal por ahora sería darnos prisa para llegar a la fulana posada antes del amanecer, que ya no estaba muy lejos; dejamos atrás al médico y la elfa mientras caminábamos tan de prisa como nos era posible en nuestro estado, mientras avanzábamos, le contaba a Bath acerca de las actividades roba-órganos de los escorpiones y la forma como logramos descubrir que no eran hombres bestia como hacían creer al pueblo, sino hombres con disfraces que usaban gases alucinógenos para infundir temor, mientras hablábamos, el camino se hizo corto hasta que finalmente llegamos al pequeño poblado, pasando en primer lugar frente a los restos de la casa de Steve, de la que apenas quedaban algunas partes en pie, más al fondo, se podía ver un gran letrero indicando nuestro destino, la posada “Ramo Blanco” -De prisa- Indiqué a Bath al notar que ya algunos tejados era ya bañados por algunos tenues rayos de sol.
Bio
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
El grupo se separó y Níniel se llevó el caballo consigo ya que la vampiresa había preferido ralentizar su avance y arriesgarse a empeorar la lesión de sus piernas a aceptar el ofrecimiento de la elfa en lo que la peliblanca entendió que era una muestra del más puro orgullo. Como sanadora estaba en su mano atender y aconsejar sobre lesiones, enfermedades, heridas...Pero atender a esas recomendaciones quedaba en manos del paciente, además quizá pudiera permitirse ese lujo por alguna cualidad especial de los vampiros con respecto a las heridas, no todas las historias podían ser falsas. En cuanto a lo de ir a paso de tortuga cuando estaba a punto de amanecer...Bueno, también era decisión suya, esperaba no quedarse sin las únicas personas a parte de aquella bruja que habían compartida la extraña y perturbadora experiencia de aquella noche, si con alguien podía hablar para aclarar cosas era con ellos, lamentaría encontrarse dos cuerpos humeantes a las afueras del pueblo.
Una vez estuvieron solos el doctor se mostró mucho menos cohibido que en presencia de una extraña y de Bio y se mostró muy interesado en saber qué es lo que había pasado para que aquel par estuvieran en tan vapuleado estado, a parte de contarle a la elfa lo que había ocurrido en el pueblo en las horas que habían transcurrido desde que abandonaran el lugar rumbo a la gran ciudad, incluida una reunión de vecinos que había tenido lugar a altas horas de la noche y a la que se habían atrevido después de saber que los escorpiones ya no serían un problema para nadie más. Níniel tuvo la sensación de que aquella noticia del fin de tan peligrosos malhechores había permitido por fin a aquel pueblo respirar tras largo tiempo aguantando el aire, no era de extrañar que se hubiesen dado tanta prisa en celebrarlo.
La peliblanca quiso contarle toda la historia, sabía que aquel hombre era buena persona y de fiar...Pero aún así no lo hizo. En vez contarle sobre fanáticos protectores de reliquias, sobre traiciones y corrupción de nobles ideales, la peliblanca le dijo que se habían topado con asaltantes de caminos y que les había salido más a cuenta retroceder que avanzar una vez que lograron librarse de ellos, el médico no tuvo motivos para sospechar que la elfa no le contaba toda la verdad, al menos no toda, y no insistió, cosa que era de agradecer. Una vez hubo satisfecho su curiosidad y mientras recogían ya las primeras plantas curativas sin que el humano desistiera de seguir instándola a darse prisa, fue su turno de satisfacer la curiosidad de la peliblanca.
-¿Por qué tu paciente fue victima de tan brutal ataque? ?Alguna pelea de borrachos?- El hombre negó con la cabeza y dejó salir el aire de sus pulmones en un largo suspiro, parecía que aquel asunto no le gustaba demasiado.-Ojala, puede parecer una vida un tanto aburrida pero yo era feliz atendiendo sencillamente las típicas contusiones de las peleas de taberna o las llagas en los pies de algún viajero...Ahora que por fin gracias a vosotros el pueblo podía estar de nuevo tranquilo...- Aquellas palabras y gestos no hicieron si no aumentar la curiosidad de Níniel con respecto al cómo y al por qué de las lesiones de aquel sujeto y aunque estaba claro que al humano no le gustaba hablar de aquello acabó cediendo ante los curiosos ojos aguamarina de la peliblanca.
-Antes de que comenzara la pesadilla de esos malnacidos ladrones de órganos teníamos un problema con un habitante. Este vecino era digamos...Demasiado amigo de lo ajeno y tras algunos robos le pillaron, un hombre querido y respetado en el pueblo respondió por él y la guardia lo soltó con solo un rapapolvo y expulsándolo del pueblo, un gran favor pues la opción era pasar varios años entre rejas. Sin embargo ese ladrón volvió sin que nadie lo supiera y se dedicó a robar aprovechándose del miedo de la gente a los escorpiones...Y parece ser que esta noche había pensado volver a hacerlo sin saber que los dioses le tenían una sorpresa reservada-
-Llegamos nosotros, movilizamos a la guardia y pusimos fin al miedo del pueblo...La gente salió a la calle por las noche, cuando ni siquiera antes de los escorpiones solían salir y le pillaron con las manos en la masa.-
-Exactamente, eres una joven muy lista amiga mía.-
-Bueno, solo había que atar cabos. Lo que no entiendo son tus reparos para hablar del asunto, a nadie le gusta que le roben sus cosas.-
-Eso es porque...Ese ladrón, es mi hijo.-
Aquello dejó a Níniel con los ojos abiertos como platos ante la sorpresa de aquella declaración aunque inmediatamente todas las piezas encajaron a la perfección. Por qué ayudaba a un ladrón con el riesgo que eso tenía para él mismo, por qué se molestaba en salir solo siendo aún de noche para buscar hierbas curativas con lo peligrosos que podían ser los caminos para cualquiera, y encima él no llevaba arma alguna, por no mencionar las prisas del humano. Aquellos actos no eran solo los de un médico, eran también los de un padre que a pesar de saber cómo era su hijo, no le daba la espalda.
Una vez estuvieron solos el doctor se mostró mucho menos cohibido que en presencia de una extraña y de Bio y se mostró muy interesado en saber qué es lo que había pasado para que aquel par estuvieran en tan vapuleado estado, a parte de contarle a la elfa lo que había ocurrido en el pueblo en las horas que habían transcurrido desde que abandonaran el lugar rumbo a la gran ciudad, incluida una reunión de vecinos que había tenido lugar a altas horas de la noche y a la que se habían atrevido después de saber que los escorpiones ya no serían un problema para nadie más. Níniel tuvo la sensación de que aquella noticia del fin de tan peligrosos malhechores había permitido por fin a aquel pueblo respirar tras largo tiempo aguantando el aire, no era de extrañar que se hubiesen dado tanta prisa en celebrarlo.
La peliblanca quiso contarle toda la historia, sabía que aquel hombre era buena persona y de fiar...Pero aún así no lo hizo. En vez contarle sobre fanáticos protectores de reliquias, sobre traiciones y corrupción de nobles ideales, la peliblanca le dijo que se habían topado con asaltantes de caminos y que les había salido más a cuenta retroceder que avanzar una vez que lograron librarse de ellos, el médico no tuvo motivos para sospechar que la elfa no le contaba toda la verdad, al menos no toda, y no insistió, cosa que era de agradecer. Una vez hubo satisfecho su curiosidad y mientras recogían ya las primeras plantas curativas sin que el humano desistiera de seguir instándola a darse prisa, fue su turno de satisfacer la curiosidad de la peliblanca.
-¿Por qué tu paciente fue victima de tan brutal ataque? ?Alguna pelea de borrachos?- El hombre negó con la cabeza y dejó salir el aire de sus pulmones en un largo suspiro, parecía que aquel asunto no le gustaba demasiado.-Ojala, puede parecer una vida un tanto aburrida pero yo era feliz atendiendo sencillamente las típicas contusiones de las peleas de taberna o las llagas en los pies de algún viajero...Ahora que por fin gracias a vosotros el pueblo podía estar de nuevo tranquilo...- Aquellas palabras y gestos no hicieron si no aumentar la curiosidad de Níniel con respecto al cómo y al por qué de las lesiones de aquel sujeto y aunque estaba claro que al humano no le gustaba hablar de aquello acabó cediendo ante los curiosos ojos aguamarina de la peliblanca.
-Antes de que comenzara la pesadilla de esos malnacidos ladrones de órganos teníamos un problema con un habitante. Este vecino era digamos...Demasiado amigo de lo ajeno y tras algunos robos le pillaron, un hombre querido y respetado en el pueblo respondió por él y la guardia lo soltó con solo un rapapolvo y expulsándolo del pueblo, un gran favor pues la opción era pasar varios años entre rejas. Sin embargo ese ladrón volvió sin que nadie lo supiera y se dedicó a robar aprovechándose del miedo de la gente a los escorpiones...Y parece ser que esta noche había pensado volver a hacerlo sin saber que los dioses le tenían una sorpresa reservada-
-Llegamos nosotros, movilizamos a la guardia y pusimos fin al miedo del pueblo...La gente salió a la calle por las noche, cuando ni siquiera antes de los escorpiones solían salir y le pillaron con las manos en la masa.-
-Exactamente, eres una joven muy lista amiga mía.-
-Bueno, solo había que atar cabos. Lo que no entiendo son tus reparos para hablar del asunto, a nadie le gusta que le roben sus cosas.-
-Eso es porque...Ese ladrón, es mi hijo.-
Aquello dejó a Níniel con los ojos abiertos como platos ante la sorpresa de aquella declaración aunque inmediatamente todas las piezas encajaron a la perfección. Por qué ayudaba a un ladrón con el riesgo que eso tenía para él mismo, por qué se molestaba en salir solo siendo aún de noche para buscar hierbas curativas con lo peligrosos que podían ser los caminos para cualquiera, y encima él no llevaba arma alguna, por no mencionar las prisas del humano. Aquellos actos no eran solo los de un médico, eran también los de un padre que a pesar de saber cómo era su hijo, no le daba la espalda.
Última edición por Níniel Thenidiel el Miér Sep 02, 2015 7:31 pm, editado 1 vez
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
La conversación que había acontecido entre aquellos tres era un completo misterio para el vampiro, así que decidió sumirse en sus pensamientos hasta que notó que Bio le ofrecía el brazo. Lo agarró con suavidad y caminaron al mismo ritmo, lentos pero con cierta urgencia por llegar a una posada que por lo visto les había recomendado el doctor mientras Erzsébeth vacilaba pensando en otros asuntos, como no morir quemado por aquellas luces tenues que se alzaban en lo alto. Una vez pusieron marcha se relajó, ahora en compañía de un verdadero amigo, dejando atrás a más desconocidos de los que le gustaba tener a su alrededor.
De la misma forma que cuando conoció a Bio en los sucesivos días no cesaron de ocurrirle desgracias y pesares al vampiro, aunque no buscadas por ninguno pero sufridas sin lugar a dudas por ambos, pudo adivinar que lo mismo le ocurriría con aquella elfa, tan callada como astuta, si seguía en su actitud de desconfianza y recelo contra él. No es que no entendiese que dudase de él o de Bio, aunque su relación era un completo enigma para Erzsébeth, pero si pretendías trabajar con alguien debías darle un voto de confianza hasta que te asegures de qué pata cojea. Sino, jamás podrías salvar su vida si fuese necesario. O confiar lo suficientemente en ella como para confiar la tuya. Es decir, los vampiros tenían muy mala fama, ¿pero él debía juzgar a una raza por sus características, por su historia, por un pasado desconocido?... No, la raza poco importaba. Lo que importaban eran los hechos. Mas Níniel no era más que otra pretenciosa, y era una total molestia... ya que realmente Erzsébeth no era de fiar. Pero cuanto más desconfiase, más tardaría en poder sacar provecho de sus dotes para sus propios fines.
Una sonrisa bonita con objeto de ganar su favor poco valía con una mujer, y menos con aquella no-viuda que acababa de conocer. Arisca y mandona, no era para nada su tipo, y tenía claro que él tampoco el suyo.
Escuchó con atención la historia de los escorpiones, tomando idea de aquellos gases alucinógenos de los que le hablaba Bio con total trascendencia, ya que para él sería bastante útil en sus métodos de caza. Apuntó mentalmente lo que le había contado y se prometió investigarlo en otro momento en el que tuviera más libertad de acción. De pronto la muñeca le empezó a picar, sin embargo el momento no era oportuno para quitarse el guante. Pronto habían llegado al poblado y Bio se veía nervioso, señalando los pequeños ápices de sol que comenzaban a nacer en el cielo no tan nocturno.
El pueblo era pequeño y no fue difícil encontrar tanto la que dedujo que era la casa del doctor como la posada, de la que colgaba un letrero enorme con el nombre de la misma. No parecía ser el típico hostal lujoso, ni tampoco de malamuerte, simplemente era lo que tenían por si algún viajero se perdía y debía pasar allí una noche o dos, o si se te quemaba la casa como al pobre doc. Cuando avanzaron lo suficiente, una especie de encargado que estaba sentado en el porche se levantó, con mirada inquisitiva, preguntando quiénes eran.
—Somos unos amigos del doctor de este pueblo —dijo, intentando subir el escalón que llevaba a la puerta. Una mano le detuvo y sus ojos se clavaron en los del encargado. Tenía el pelo castaño y los ojos cobrizos.
—No puedo dejarles pasar sin que él esté aquí. Hemos tenido algunos... incidentes últimamente, y no quiero jugarme mi trabajo por...—se detuvo, contemplando el escote que llevaba el vampiro, tragando saliva y volviendo a subir la mirada a sus ojos, los cuales le escudriñaban con un atisbo de picardía— ¿cómo se llamaba la señorita?
—Cariño, tengo un poco de prisa, estoy tan agotada... —le deslizó una mano sobre el pecho, acariciándole con el dedo índice— ¿nos dejas esperar dentro al doctor, donde me pueda sentar, y luego te vienes a hacerme una visita? Prometo contestar todas tus preguntas —finalizó llevando la mano a su cuello con falsa ternura— pero antes de darme guerra dame tregua, ¿quieres?
Ruborizado y avergonzado, se hizo a un lado y les indicó que podían pasar, dando detalles de dónde estaba la habitación donde debían esperar. No tardaron mucho en cruzar la puerta y cruzar un pequeño pasillo, llegando a lo que al parecer era una sala de estar, con dos sofás grandes y negros y una mesita en medio de la sala. Un hombre estaba sentado, tomando una taza de lo que olía a café, y les dirigió una mirada acusadora. Dejó la taza sobre la mesa, se levantó y les pasó por al lado. Erzsébeth pudo distinguir moretones y cortes bajo sus cabellos, mas no siguió dándole vueltas y corrió las cortinas de las dichosas ventanas antes de que el sol saliese del todo. Se tumbó en el sofá, cruzó las piernas, agarró la tazá y la olisqueó. Le hizo un gesto a Bio para que se sentase junto a él.
—No quisiera ser impertinente, pero la gente de este pueblucho es muy rara —y empezó a quitarse el guante, para ver por qué estaba sufriendo picores.
De la misma forma que cuando conoció a Bio en los sucesivos días no cesaron de ocurrirle desgracias y pesares al vampiro, aunque no buscadas por ninguno pero sufridas sin lugar a dudas por ambos, pudo adivinar que lo mismo le ocurriría con aquella elfa, tan callada como astuta, si seguía en su actitud de desconfianza y recelo contra él. No es que no entendiese que dudase de él o de Bio, aunque su relación era un completo enigma para Erzsébeth, pero si pretendías trabajar con alguien debías darle un voto de confianza hasta que te asegures de qué pata cojea. Sino, jamás podrías salvar su vida si fuese necesario. O confiar lo suficientemente en ella como para confiar la tuya. Es decir, los vampiros tenían muy mala fama, ¿pero él debía juzgar a una raza por sus características, por su historia, por un pasado desconocido?... No, la raza poco importaba. Lo que importaban eran los hechos. Mas Níniel no era más que otra pretenciosa, y era una total molestia... ya que realmente Erzsébeth no era de fiar. Pero cuanto más desconfiase, más tardaría en poder sacar provecho de sus dotes para sus propios fines.
Una sonrisa bonita con objeto de ganar su favor poco valía con una mujer, y menos con aquella no-viuda que acababa de conocer. Arisca y mandona, no era para nada su tipo, y tenía claro que él tampoco el suyo.
Escuchó con atención la historia de los escorpiones, tomando idea de aquellos gases alucinógenos de los que le hablaba Bio con total trascendencia, ya que para él sería bastante útil en sus métodos de caza. Apuntó mentalmente lo que le había contado y se prometió investigarlo en otro momento en el que tuviera más libertad de acción. De pronto la muñeca le empezó a picar, sin embargo el momento no era oportuno para quitarse el guante. Pronto habían llegado al poblado y Bio se veía nervioso, señalando los pequeños ápices de sol que comenzaban a nacer en el cielo no tan nocturno.
El pueblo era pequeño y no fue difícil encontrar tanto la que dedujo que era la casa del doctor como la posada, de la que colgaba un letrero enorme con el nombre de la misma. No parecía ser el típico hostal lujoso, ni tampoco de malamuerte, simplemente era lo que tenían por si algún viajero se perdía y debía pasar allí una noche o dos, o si se te quemaba la casa como al pobre doc. Cuando avanzaron lo suficiente, una especie de encargado que estaba sentado en el porche se levantó, con mirada inquisitiva, preguntando quiénes eran.
—Somos unos amigos del doctor de este pueblo —dijo, intentando subir el escalón que llevaba a la puerta. Una mano le detuvo y sus ojos se clavaron en los del encargado. Tenía el pelo castaño y los ojos cobrizos.
—No puedo dejarles pasar sin que él esté aquí. Hemos tenido algunos... incidentes últimamente, y no quiero jugarme mi trabajo por...—se detuvo, contemplando el escote que llevaba el vampiro, tragando saliva y volviendo a subir la mirada a sus ojos, los cuales le escudriñaban con un atisbo de picardía— ¿cómo se llamaba la señorita?
—Cariño, tengo un poco de prisa, estoy tan agotada... —le deslizó una mano sobre el pecho, acariciándole con el dedo índice— ¿nos dejas esperar dentro al doctor, donde me pueda sentar, y luego te vienes a hacerme una visita? Prometo contestar todas tus preguntas —finalizó llevando la mano a su cuello con falsa ternura— pero antes de darme guerra dame tregua, ¿quieres?
Ruborizado y avergonzado, se hizo a un lado y les indicó que podían pasar, dando detalles de dónde estaba la habitación donde debían esperar. No tardaron mucho en cruzar la puerta y cruzar un pequeño pasillo, llegando a lo que al parecer era una sala de estar, con dos sofás grandes y negros y una mesita en medio de la sala. Un hombre estaba sentado, tomando una taza de lo que olía a café, y les dirigió una mirada acusadora. Dejó la taza sobre la mesa, se levantó y les pasó por al lado. Erzsébeth pudo distinguir moretones y cortes bajo sus cabellos, mas no siguió dándole vueltas y corrió las cortinas de las dichosas ventanas antes de que el sol saliese del todo. Se tumbó en el sofá, cruzó las piernas, agarró la tazá y la olisqueó. Le hizo un gesto a Bio para que se sentase junto a él.
—No quisiera ser impertinente, pero la gente de este pueblucho es muy rara —y empezó a quitarse el guante, para ver por qué estaba sufriendo picores.
Bathory
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Nos acercábamos a nuestro destino, la cercanía de la entrada me daba un gran alivio, pues el sol seguía saliendo a una velocidad que parecía más rápida de lo normal, como si saliera a cazarnos en lugar de solo iluminar el día, y aunque estaba la entrada tan cerca y tan fácil, un sujeto apareció para cortarnos el paso; temí por unos instantes pero Bath usó sus prodigiosos atributos y sus femeninos encantos para convencer al sujeto que finalmente acabó por dejarnos entrar, indicándonos también la habitación a donde debíamos dirigirnos.
Justo en este momento extrañaba mucho las comodidades que habíamos tenido en la casa de Manuela donde habíamos estado antes, aunque ambos lugares eran bastante modestos, esta posada necesitaba mucho más trabajo para ser adecuada a seres como nosotros, aunque tras unos instantes la vampiresa se encargó de darle el toque necesario que aseguraría nuestra supervivencia corriendo las cortinas para dejarnos en la oscuridad.
Había un sujeto en la sala que aunque se puso algo nervioso con nuestra llegada, se quedó un poco más tranquilo al notar que también traíamos algunas heridas, seguro habría pensado que éramos tan solo más pacientes del médico -Así que- Se atrevió a decir para romper el incómodo silencio que se había adueñado de la sala -Vienen también a lo mismo- Dijo en tono de reproche -Todo el mundo lo busca por eso, solo por eso, y puede salvar a todos menos a quien realmente debía salvar- Yo realmente no sabía qué responder a sus acusaciones -¿Disculpa?- Reclamé mientras caminaba para tomar asiento junto a Bath.
Caminó unos pasos con más prisa de la que su herido cuerpo podía soportar y finalmente fue a dar al piso, me levanté de prisa para tratar de ayudarlo, pues mis heridas no eran tan graves, pero levantando su mano me hizo detenerme -No necesito tu ayuda, ni de nadie- Dijo mientras se llenaba de ira y frustración al no poder levantarse del suelo hasta que acabó dando golpes al piso con sus manos -Está bien- Dije en tono malcriado -No tendrás mi ayuda- Me volví a sentar junto a mi rubia amiga sin quitarle la vista al sujeto que con mucho esfuerzo comenzaba a levantarse y caminar hasta uno de los sofás que permanecían en la sala -¿A quién debía salvar el doctor?- Pregunté con un poco de curiosidad, y aunque la respuesta se demoró un poco, al final acabó por dejarla salir -Se dedica a ayudar a todos, tal vez ante la culpa de no poder salvar a mi madre- Dijo finalmente mientras apretaba fuertemente los puños.
Justo en este momento extrañaba mucho las comodidades que habíamos tenido en la casa de Manuela donde habíamos estado antes, aunque ambos lugares eran bastante modestos, esta posada necesitaba mucho más trabajo para ser adecuada a seres como nosotros, aunque tras unos instantes la vampiresa se encargó de darle el toque necesario que aseguraría nuestra supervivencia corriendo las cortinas para dejarnos en la oscuridad.
Había un sujeto en la sala que aunque se puso algo nervioso con nuestra llegada, se quedó un poco más tranquilo al notar que también traíamos algunas heridas, seguro habría pensado que éramos tan solo más pacientes del médico -Así que- Se atrevió a decir para romper el incómodo silencio que se había adueñado de la sala -Vienen también a lo mismo- Dijo en tono de reproche -Todo el mundo lo busca por eso, solo por eso, y puede salvar a todos menos a quien realmente debía salvar- Yo realmente no sabía qué responder a sus acusaciones -¿Disculpa?- Reclamé mientras caminaba para tomar asiento junto a Bath.
Caminó unos pasos con más prisa de la que su herido cuerpo podía soportar y finalmente fue a dar al piso, me levanté de prisa para tratar de ayudarlo, pues mis heridas no eran tan graves, pero levantando su mano me hizo detenerme -No necesito tu ayuda, ni de nadie- Dijo mientras se llenaba de ira y frustración al no poder levantarse del suelo hasta que acabó dando golpes al piso con sus manos -Está bien- Dije en tono malcriado -No tendrás mi ayuda- Me volví a sentar junto a mi rubia amiga sin quitarle la vista al sujeto que con mucho esfuerzo comenzaba a levantarse y caminar hasta uno de los sofás que permanecían en la sala -¿A quién debía salvar el doctor?- Pregunté con un poco de curiosidad, y aunque la respuesta se demoró un poco, al final acabó por dejarla salir -Se dedica a ayudar a todos, tal vez ante la culpa de no poder salvar a mi madre- Dijo finalmente mientras apretaba fuertemente los puños.
Bio
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Cualquiera podía hacer conjeturas erróneas sobre el tipo de relaciones que establecían los elfos entre ellos basándose solo en aquellos que veían viajando lejos de Sandorai y pensar que al menos en eso no eran muy diferentes de los humanos...Pero lo cierto es que ni siquiera en eso se parecían. Para los elfos, estructurados en clanes familiares y matriarcales, los lazos de sangre eran tan fuertes como el más duro de los metales, si eso se extendía a la familia que los humanos llamarían "política" cualquiera se daría cuenta de que pocos elfos quedan fuera de una gran cadena formada lazo a lazo...Un elfo traicionando esos lazos formados incluso a lo largo de siglos era peor que excremento de trasgo...Pero aún así era difícil romper la relación. Por eso dolía tanto, por eso eran casos tan aislados y la condena tan rápida y severa. Níniel entendía perfectamente el pesar de aquel humano.
-Esa persona querida y respetada en el pueblo fuiste tú entonces.Lamento que tu hijo no supiera apreciar ese regalo. No a todos se les ofrece una segunda oportunidad.-
Sin duda aquel hombre habría pensado en más de una ocasión aquella noche algo parecido, incluso que a pesar de todo su hijo se había ganado aquella paliza con sus acciones, por muy duro que fuese para un padre. Sin embargo, a sabiendas de que el castigo era algo que él mismo aprobaría para cualquier otro criminal, le causaba un profundo pesar al referirse a su hijo. Tan injusto pero tan normal...La hipocresía del corazón.
-Fue un tonto no aprovechándola y no creo que los del pueblo se contenten con solo unas costillas rotas, el problema de los escorpiones fue muy grave, incluso murió gente, no lo pasarán por alto esta vez. Pero sigue siendo mi hijo.-
Níniel asintió lentamente demostrándole a aquel hombre que entendía la situación y que incluso empatizaba con él. El tema de las segundas oportunidades era algo que, debido a Bio, había ocupado buena parte de sus pensamientos aquella noche. En cierto modo aquella niña de la que el vampiro hablaba había supuesto el comienzo de una segunda oportunidad, de enmendarse y hacer las cosas de otra manera para Bio. Níniel, reticente, había aceptado aquellas palabras aunque la confianza que sentía en el pelinegro se había reducido drásticamente tras conocer su historia y no solo su raza, dicha confianza también había descendido desde la llegada de Bathory al ver sus interacciones. El hijo de aquel médico era la prueba de que no todos aprovechaban las segundas oportunidades y Níniel no podía evitar pensar en la fábula del escorpión y la rana cuya moraleja era que un escorpión siempre sería un escorpión. ¿Era Bio un escorpión que se reía al considerar a un anciano comida o el auténtico era el que arriesgaba la vida por ayudar y se enternecía al recordar a una niña?. Y ya puestos a pensar...¿Era Bathory la persona que decía ser, malvada y egoista, o era la que siempre cogía a los heridos e indefensos a cuestas para mantenerlos a salvo?.
-Con las hierbas que hemos recogido ya deberíamos tener suficiente para preparar unas buenas medicinas, ¿Que le parece señorita Níniel?-
-Ah, si, de hecho quizá nos hemos excedido un poco, pero después de perder tu casa, no creo que te vengan mal algunas pociones más ¿No?.- Respondió la elfa dejando a un lado sus tribulaciones por el momento a pesar de que la la respuesta a esas preguntas era más que importante.
Elfa y humano emprendieron el viaje de vuelta envueltos en un silencio solo roto por el sonido de los cascos de la montura de Níniel en el suelo y el de los pájaros cantores que saludaban al nuevo día con sus trinos gorjeos. La peliblanca tenía muchas cosas en la cabeza y el humano parecía que tampoco estaba muy centrado como para mantener una conversación, tanto era así que tropezó dos veces con una piedra en su distraído andar, con la misma de hecho. Sus paso se hacían más pesados conforme se acercaban al pueblo e incluso dejó escapar un suspiro cuando llegaron a la entrada de la posada. Níniel tomó las bolsas con los ingredientes y el médico la ayudó con los instrumentos de alquimia y así cargados entraron dentro dejando el fiel caballo al cuidado de un joven que parecía encantado de poder cuidar de un corcel élfico.
En compañía del doctor nadie puso reparos a la presencia de la elfa allí, al contrario, cuando se mencionó que la peliblanca había ayudado a acabar con los escorpiones el posadero insistió en que tuviera una habitación gratis si quería descansar, cosa que no estaría nada mal. También mencionó que habían llegado un par de sujetos con aspecto de necesitar un médico que esperaban al médico arriba. Por su descripción eran sin duda Bio y Bathory que lo habían logrado después de todo. "Hombre de pelo negro y largo y mujer rubia con buenas pechugas" fueron las palabras del hombre.
-¿La rubia es amiga suya señorita?- Dijo el hombre bajando la mirada hasta el pecho de la elfa sin duda con la perversa intención de comparar si ambas "amigas" estaban igual de bien dotadas. Por suerte la elfa no se había echado hacia atrás la capa por lo que aquello quedaba a la suposición e imaginación.
-Compañera de viaje, si, los dos lo son de hecho.-
Respondió girándose y encaminándose hacia las escaleras. Antes de poder disfrutar de aquella habitación y del descanso merecido tendría que hacer algo de alquimia. Enseguida se encontró con Bathory y Bio y les dijo que enseguida podría ocuparse de sus heridas y que aguantaran un poco más. Había un tercer hombre allí que debía de ser el hijo del doctor, extrañamente ambos humanos ni se saludaron si quiera. Con cuidado la elfa comenzó a colocar el equipo sobre una mesa y comenzó el proceso de preparación de pociones curativas mientras el doctor se ofrecía a revisarles y hacer algo con el dolor.
Níniel comenzó por colocar flores azules en un alambique con agua para obtener su esencia aprovechando el tiempo que tardaría para preparar el musgo colgante y la amanita muscaria que habían logrado recoger. El primero era fácil, había que desechar las partes oscuras de la planta y quedarse solo con las claras pues tenían usos distintos, las claras tenían propiedades curativas mientras que las oscuras eran usadas para por los elfos para los rituales de prueba de sus dotados para la magia. En cuanto a la amanita, un hongo, había que seleccionar una parte de su sombrero para una poción curativa, si los cortes no se hacían con precisión la poción podía ganar efectos innecesarios y contraindicados según qué heridas. Una vez aquellos ingredientes estuvieron preparados la peliblanca los colocó también en alambiques con agua y al fuego. Cuando que los procesos acabaron la elfa mezcló los líquidos resultantes en el orden y proporción adecuada, esperando los tiempos de reposo y mezcla que permitieran el mejor resultado en base a sus conocimientos y experiencia, terminando así el proceso.
-Esto ya está, hay más que de sobra para los tres. Y esta vez no sabrá a rayos Bio, de hecho debería saber a té de hierbas.-
La elfa entregó un frasco a cada uno prometiendo rápidos resultados, pero cuando entregó el suyo al hijo del doctor este lo arrojó al suelo con desprecio y trató de levantarse y marcharse de aquella sala tratando de ser detenido por el médico que reprochó su actitud y exigió que se disculpara ante Níniel y los demás. La peliblanca pensó que debía de tratarse de uno de esos orejas redondas que odiaban a los elfos, de ahí semejante desplante absurdo, pero por como se miraban ambos humanos estaba claro que por una vez, ese no era el caso.
Subrayado el uso de la pasiva Alquimia.
-Esa persona querida y respetada en el pueblo fuiste tú entonces.Lamento que tu hijo no supiera apreciar ese regalo. No a todos se les ofrece una segunda oportunidad.-
Sin duda aquel hombre habría pensado en más de una ocasión aquella noche algo parecido, incluso que a pesar de todo su hijo se había ganado aquella paliza con sus acciones, por muy duro que fuese para un padre. Sin embargo, a sabiendas de que el castigo era algo que él mismo aprobaría para cualquier otro criminal, le causaba un profundo pesar al referirse a su hijo. Tan injusto pero tan normal...La hipocresía del corazón.
-Fue un tonto no aprovechándola y no creo que los del pueblo se contenten con solo unas costillas rotas, el problema de los escorpiones fue muy grave, incluso murió gente, no lo pasarán por alto esta vez. Pero sigue siendo mi hijo.-
Níniel asintió lentamente demostrándole a aquel hombre que entendía la situación y que incluso empatizaba con él. El tema de las segundas oportunidades era algo que, debido a Bio, había ocupado buena parte de sus pensamientos aquella noche. En cierto modo aquella niña de la que el vampiro hablaba había supuesto el comienzo de una segunda oportunidad, de enmendarse y hacer las cosas de otra manera para Bio. Níniel, reticente, había aceptado aquellas palabras aunque la confianza que sentía en el pelinegro se había reducido drásticamente tras conocer su historia y no solo su raza, dicha confianza también había descendido desde la llegada de Bathory al ver sus interacciones. El hijo de aquel médico era la prueba de que no todos aprovechaban las segundas oportunidades y Níniel no podía evitar pensar en la fábula del escorpión y la rana cuya moraleja era que un escorpión siempre sería un escorpión. ¿Era Bio un escorpión que se reía al considerar a un anciano comida o el auténtico era el que arriesgaba la vida por ayudar y se enternecía al recordar a una niña?. Y ya puestos a pensar...¿Era Bathory la persona que decía ser, malvada y egoista, o era la que siempre cogía a los heridos e indefensos a cuestas para mantenerlos a salvo?.
-Con las hierbas que hemos recogido ya deberíamos tener suficiente para preparar unas buenas medicinas, ¿Que le parece señorita Níniel?-
-Ah, si, de hecho quizá nos hemos excedido un poco, pero después de perder tu casa, no creo que te vengan mal algunas pociones más ¿No?.- Respondió la elfa dejando a un lado sus tribulaciones por el momento a pesar de que la la respuesta a esas preguntas era más que importante.
Elfa y humano emprendieron el viaje de vuelta envueltos en un silencio solo roto por el sonido de los cascos de la montura de Níniel en el suelo y el de los pájaros cantores que saludaban al nuevo día con sus trinos gorjeos. La peliblanca tenía muchas cosas en la cabeza y el humano parecía que tampoco estaba muy centrado como para mantener una conversación, tanto era así que tropezó dos veces con una piedra en su distraído andar, con la misma de hecho. Sus paso se hacían más pesados conforme se acercaban al pueblo e incluso dejó escapar un suspiro cuando llegaron a la entrada de la posada. Níniel tomó las bolsas con los ingredientes y el médico la ayudó con los instrumentos de alquimia y así cargados entraron dentro dejando el fiel caballo al cuidado de un joven que parecía encantado de poder cuidar de un corcel élfico.
En compañía del doctor nadie puso reparos a la presencia de la elfa allí, al contrario, cuando se mencionó que la peliblanca había ayudado a acabar con los escorpiones el posadero insistió en que tuviera una habitación gratis si quería descansar, cosa que no estaría nada mal. También mencionó que habían llegado un par de sujetos con aspecto de necesitar un médico que esperaban al médico arriba. Por su descripción eran sin duda Bio y Bathory que lo habían logrado después de todo. "Hombre de pelo negro y largo y mujer rubia con buenas pechugas" fueron las palabras del hombre.
-¿La rubia es amiga suya señorita?- Dijo el hombre bajando la mirada hasta el pecho de la elfa sin duda con la perversa intención de comparar si ambas "amigas" estaban igual de bien dotadas. Por suerte la elfa no se había echado hacia atrás la capa por lo que aquello quedaba a la suposición e imaginación.
-Compañera de viaje, si, los dos lo son de hecho.-
Respondió girándose y encaminándose hacia las escaleras. Antes de poder disfrutar de aquella habitación y del descanso merecido tendría que hacer algo de alquimia. Enseguida se encontró con Bathory y Bio y les dijo que enseguida podría ocuparse de sus heridas y que aguantaran un poco más. Había un tercer hombre allí que debía de ser el hijo del doctor, extrañamente ambos humanos ni se saludaron si quiera. Con cuidado la elfa comenzó a colocar el equipo sobre una mesa y comenzó el proceso de preparación de pociones curativas mientras el doctor se ofrecía a revisarles y hacer algo con el dolor.
Níniel comenzó por colocar flores azules en un alambique con agua para obtener su esencia aprovechando el tiempo que tardaría para preparar el musgo colgante y la amanita muscaria que habían logrado recoger. El primero era fácil, había que desechar las partes oscuras de la planta y quedarse solo con las claras pues tenían usos distintos, las claras tenían propiedades curativas mientras que las oscuras eran usadas para por los elfos para los rituales de prueba de sus dotados para la magia. En cuanto a la amanita, un hongo, había que seleccionar una parte de su sombrero para una poción curativa, si los cortes no se hacían con precisión la poción podía ganar efectos innecesarios y contraindicados según qué heridas. Una vez aquellos ingredientes estuvieron preparados la peliblanca los colocó también en alambiques con agua y al fuego. Cuando que los procesos acabaron la elfa mezcló los líquidos resultantes en el orden y proporción adecuada, esperando los tiempos de reposo y mezcla que permitieran el mejor resultado en base a sus conocimientos y experiencia, terminando así el proceso.
-Esto ya está, hay más que de sobra para los tres. Y esta vez no sabrá a rayos Bio, de hecho debería saber a té de hierbas.-
La elfa entregó un frasco a cada uno prometiendo rápidos resultados, pero cuando entregó el suyo al hijo del doctor este lo arrojó al suelo con desprecio y trató de levantarse y marcharse de aquella sala tratando de ser detenido por el médico que reprochó su actitud y exigió que se disculpara ante Níniel y los demás. La peliblanca pensó que debía de tratarse de uno de esos orejas redondas que odiaban a los elfos, de ahí semejante desplante absurdo, pero por como se miraban ambos humanos estaba claro que por una vez, ese no era el caso.
Subrayado el uso de la pasiva Alquimia.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Cuando Erzsébeth alzó la cabeza buscando el por qué su acompañante tardaba tanto en sentarse a su lado, comprobó no solo que el sujeto no había llegado a abandonar la sala, sino que se había desparramado como un niño frágil que no podía más con las ganas de irse a echar la siesta. La situación hizo reír levemente al vampiro, ver cómo Bio intentaba ayudar al muchacho —ya que por sus facciones y tamaño debía tener, a lo mucho, la mayoría de edad— y era rechazado con violencia era la mar de divertido. Eran de esa clases de espectáculos por los que pagaría un precio considerable, sobretodo por la cara de desprecio que se dibujó en el rostro de su amigo vampiro a la vez que abandonaba al chaval a su suerte. Arrastrándose, consiguió sentarse en el sofá.
Erzsébeth no se molestó en dirigirle la palabra, al fin y al cabo era humano y no sabía quién era o lo que hacía allí. Solo sabía que el doctor tenía un huésped, que seguramente sería él, y que ese era el único motivo por el que no le estaba degollando y arrancando la vida de su cuerpo. Cómo odiaba a los humanos, cómo odiaba estar en aquella aldea por no tener más alternativas, cómo odiaba la cara del maldito niño que no cesaba de mirarles con ojos vidriosos, rozando la impotencia, aunque parecía más miedo a algo que el cazador no lograba entender.
Pero Bio sí que intercambió unas palabras con el muchacho, como si eso fuese a romper el hielo, o hiciera pasar el tiempo más deprisa. A Erzsébeth se le escapó un bostezo y se tapó la boca con la mano, cerrando los ojos y recostándose en el sofá. No es que pretendiese dormirse en pleno salón, donde cualquiera pudiese encontrarlo y descubrir que era un vampiro y arrojarlo al sol, no. Solo pretendía cerrarlos unos instantes, relajar su cansado cuerpo y su ya prácticamente inexistente alma, desconectar del mundo al que se veía obligado a servir. Mas los abrió de golpe al escuchar la última respuesta que había dado el muchacho. Al parecer el doctor no había podido salvar a su madre, aunque no sabía ni siquiera de qué.
—Tu madre muerta y tu padre en todos sitios menos aquí, contigo —susurró en voz baja, para sí mismo, él había sufrido el abandono emocional por parte de su madre mucho antes de que esta muriese, así que en cierto sentido él pasó por largos años sufriendo la lenta muerte de su progenitora—. ¿Qué le pasó a tu madre? —Esta vez alzó la voz y le miró a los ojos, aunque el muchacho no le aguantó la mirada y la desvió hacia el suelo.
—No quiero hablar del tema, ¿vale? —su voz era arisca, violeta, como si la muerte fuera reciente—. Simplemente desería que él hubiese muerto en su lugar.
Erzsébeth entendía a lo que se refería, completamente. Hubiese matado a su madre solo por poder recuperar a su padre. Si alguien le hubiese prometido que matarla habría hecho revivir a su querido progenitor, lo habría hecho con los ojos cerrados, de las mejores y peores formas posibles. Pero el tiempo pasa para todos, y si hay algo seguro para todos los humanos es la muerte. Era algo que se recordaba cada día, buscando en cada recoveco de su ser un lugar en el que el recuero de su difunto padre siguiese vivo, siguiese ardiendo, siguiese recordándole la pizca de humanidad que debía haber oculta en algún lugar de su mustio cuerpo. Pero no lo encuentro, padre, pensó, a la vez que se llevaba una mano al pecho y suspiraba, teniendo un poco de lástima de aquel chaval sin rumbo.
Sus profundos pensamientos terminaron cuando oyó puertas a lo lejos. Se levantó, agitado, palpando que tuviese las dagas en su sitio, y el muchacho se giró. Tras ellos estaban Níniel y el doctor. Níniel llevaba algo en las manos que no supo distinguir, y para su no sorpresa el doctor ni siquiera miró detenidamente a su hijo. Este tenía cara de tan pocos amigos que agradeció que las miradas no tuvieran el don de matar.
El doctor se abrió paso hasta Erzsébeth y se agachó. Este dio un respingo y se sentó de nuevo en el sofá, viendo que las intenciones del médico eran simplemente verle de cerca las rodillas. No le conocía de nada, podía bien haber matado a algún pariente suyo, no sabía nada de él y allí estaba, desinfectando sus heridas y pidiendo disculpas por la tardanza. Níniel entró y le ofreció un frasquito. Lo escudriñó con la mirada y luego posó sus ojos en ella, con cierta desconfianza, pero al ver que también se lo pretendía dar al hijo del doctor lo tomó sin más.
Crack. El frasco había acabado en el suelo y le provocó una risa al vampiro que le fue difícil de contener. La actitud rebelde del muchacho contra todo lo que tenía que ver con su padre y compañía, era digna de de su risa. El doctor impidió que saliese y el joven sin nombre se resignó, sentándose de nuevo en el sofá.
—No te ofendas, Níniel —comenzó, dejando el frasco en la mesa de la estancia— parece que el mocoso tiene un mal día. Hey, Doc, ¿puedo llamarle Doc? Sí, sí, claro que sí, nadie me ha dicho su nombre todavía, creo. —le dedicó una mirada divertida y una sonrisa picarona—. ¿No cree que es normal que su hijo esté enfadado con usted? Porque yo lo estaría. Y no me malinterprete, agradezco su hospitalidad. Pero desconozco su historia.
Erzsébeth no se molestó en dirigirle la palabra, al fin y al cabo era humano y no sabía quién era o lo que hacía allí. Solo sabía que el doctor tenía un huésped, que seguramente sería él, y que ese era el único motivo por el que no le estaba degollando y arrancando la vida de su cuerpo. Cómo odiaba a los humanos, cómo odiaba estar en aquella aldea por no tener más alternativas, cómo odiaba la cara del maldito niño que no cesaba de mirarles con ojos vidriosos, rozando la impotencia, aunque parecía más miedo a algo que el cazador no lograba entender.
Pero Bio sí que intercambió unas palabras con el muchacho, como si eso fuese a romper el hielo, o hiciera pasar el tiempo más deprisa. A Erzsébeth se le escapó un bostezo y se tapó la boca con la mano, cerrando los ojos y recostándose en el sofá. No es que pretendiese dormirse en pleno salón, donde cualquiera pudiese encontrarlo y descubrir que era un vampiro y arrojarlo al sol, no. Solo pretendía cerrarlos unos instantes, relajar su cansado cuerpo y su ya prácticamente inexistente alma, desconectar del mundo al que se veía obligado a servir. Mas los abrió de golpe al escuchar la última respuesta que había dado el muchacho. Al parecer el doctor no había podido salvar a su madre, aunque no sabía ni siquiera de qué.
—Tu madre muerta y tu padre en todos sitios menos aquí, contigo —susurró en voz baja, para sí mismo, él había sufrido el abandono emocional por parte de su madre mucho antes de que esta muriese, así que en cierto sentido él pasó por largos años sufriendo la lenta muerte de su progenitora—. ¿Qué le pasó a tu madre? —Esta vez alzó la voz y le miró a los ojos, aunque el muchacho no le aguantó la mirada y la desvió hacia el suelo.
—No quiero hablar del tema, ¿vale? —su voz era arisca, violeta, como si la muerte fuera reciente—. Simplemente desería que él hubiese muerto en su lugar.
Erzsébeth entendía a lo que se refería, completamente. Hubiese matado a su madre solo por poder recuperar a su padre. Si alguien le hubiese prometido que matarla habría hecho revivir a su querido progenitor, lo habría hecho con los ojos cerrados, de las mejores y peores formas posibles. Pero el tiempo pasa para todos, y si hay algo seguro para todos los humanos es la muerte. Era algo que se recordaba cada día, buscando en cada recoveco de su ser un lugar en el que el recuero de su difunto padre siguiese vivo, siguiese ardiendo, siguiese recordándole la pizca de humanidad que debía haber oculta en algún lugar de su mustio cuerpo. Pero no lo encuentro, padre, pensó, a la vez que se llevaba una mano al pecho y suspiraba, teniendo un poco de lástima de aquel chaval sin rumbo.
Sus profundos pensamientos terminaron cuando oyó puertas a lo lejos. Se levantó, agitado, palpando que tuviese las dagas en su sitio, y el muchacho se giró. Tras ellos estaban Níniel y el doctor. Níniel llevaba algo en las manos que no supo distinguir, y para su no sorpresa el doctor ni siquiera miró detenidamente a su hijo. Este tenía cara de tan pocos amigos que agradeció que las miradas no tuvieran el don de matar.
El doctor se abrió paso hasta Erzsébeth y se agachó. Este dio un respingo y se sentó de nuevo en el sofá, viendo que las intenciones del médico eran simplemente verle de cerca las rodillas. No le conocía de nada, podía bien haber matado a algún pariente suyo, no sabía nada de él y allí estaba, desinfectando sus heridas y pidiendo disculpas por la tardanza. Níniel entró y le ofreció un frasquito. Lo escudriñó con la mirada y luego posó sus ojos en ella, con cierta desconfianza, pero al ver que también se lo pretendía dar al hijo del doctor lo tomó sin más.
Crack. El frasco había acabado en el suelo y le provocó una risa al vampiro que le fue difícil de contener. La actitud rebelde del muchacho contra todo lo que tenía que ver con su padre y compañía, era digna de de su risa. El doctor impidió que saliese y el joven sin nombre se resignó, sentándose de nuevo en el sofá.
—No te ofendas, Níniel —comenzó, dejando el frasco en la mesa de la estancia— parece que el mocoso tiene un mal día. Hey, Doc, ¿puedo llamarle Doc? Sí, sí, claro que sí, nadie me ha dicho su nombre todavía, creo. —le dedicó una mirada divertida y una sonrisa picarona—. ¿No cree que es normal que su hijo esté enfadado con usted? Porque yo lo estaría. Y no me malinterprete, agradezco su hospitalidad. Pero desconozco su historia.
Bathory
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Apenas acababa de verlo y el chico en apenas unos instantes se había ganado mi desprecio, cosa que era digna de elogio, pues generalmente todos me daban igual, pero éste en particular tenía un toque especial que lo hacía muy fácil de detestar, no entendía cómo podía ser la misma sangre del médico Steve y al mismo tiempo tan diferente, parecía no mostrar un ápice de interés por nadie más, y si había algo que yo odiaba era esa clase de personas que solo piensan en sí mismos.
Al principio solo había pensado en ignorarlo tanto como me fuera posible, pero la historia de su madre me había parecido curiosa, el misterioso y amable médico había perdido a su esposa, justo como yo, así que sin más, intenté sacarle un poco más de información, aunque para cuando me dispuse a intentarlo ya Bathy se me había adelantado y con más delicadeza de la que yo habría usado consiguió que el chico comenzara a soltar algunos datos más, y aunque a veces callaba con algo de recelo, bastaba solo un empujoncito para hacerlo hablar de más, era más bien como si el pobre necesitara desahogarse de todo lo que sentía y mantenía guardado para sí mismo.
No obstante, antes que el chico comenzara a soltar toda la historia, escuché acercarse unos pasos que anunciaban la llegada de Niniel y su compañero la mañana se había fugado de prisa mientras nos distraíamos tratando de sacarle las verdades al muchacho, aún sin éxito.
La tensión entre el médico y su hijo era demasiado evidente, sin embargo, guardaron sus comentarios tal vez por respeto a las visitas, sin embargo, las molestias del chico se acentuaron más cuando el médico entró casi directamente a revisar las rodillas de la vampiresa -Siempre tan preocupado por todos- Murmuró el chico con cierta ironía -No es el momento- Dijo el médico en el tono más serio que le había escuchado hasta ahora, sin embargo el momento incómodo fue cortado por una acertada intervención de la elfa con sus pociones raras, aunque la dosis que había ofrecido al chico acabó rota en el piso, era el colmo de la ingratitud; el chico se levantó intentando marcharse en ese estado pero el médico lo detuvo para intentar hacer que se disculpara por su estúpido comportamiento, yo por mi parte tomé el pequeño frasco que me ofrecía la peliblanca mientras hacía una señal de aprobación a Bath para que confiara en la efectividad de la mezcla que había preparado Niniel, hasta ahora, su trabajo no me había decepcionado.
Tomé un pequeño sorbo solo para comprobar la veracidad en las palabras de Niniel, ciertamente no sabía mal como la última vez, pero igual hice un gesto de desaprobación con la cara como su supiera a rayos -No está nada mal- Dije luego con una sonrisa pícara mientras sentía como mis músculos y todo mi cuerpo comenzaban a relajarse hasta casi adormecerse, me recosté sin más opción y mis párpados comenzaban a cerrarse hasta que finalmente sin saber cómo y sin darme cuenta, me dormí profundamente.
Las voces en la habitación se habían cada vez más distantes -Mi nombre es Steve, y puedes llamarme doc... Ya estoy acostumbrado a...- Apenas escuchaba frases incompletas hasta que finalmente me desconecté del mundo.
No supe cuánto tiempo había estado dormido, pero unos gritos me sacaron de mi involuntario descanso -Mientras pierdes el tiempo salvando extraños, yo traeré a mi madre de regreso- Gritó el chico que parecía estar un poco más recuperado y caminó hacia la puerta de la posada, Steve intentó pararse frente a él para impedir su salida pero solo consiguió ser apartado de un empujón; el chico salió con destino incierto mientras el médico se levantaba lentamente del piso con un evidente dolor, no por daño físico, sino por daño emocional.
Sacudí mi cabeza a los lados para despertarme -¿Hay algo que debamos saber?- Pregunté bastante intrigado y aunque el médico bajó la mirada unos instantes, finalmente comenzó a contar la parte que no conocíamos de su historia -Fue hace apenas unos meses, Lorna estaba sacando agua de la fuente en el extremo del pueblo cuando fue mordida por una serpiente, cuando llegó a casa estaba prendida en fiebre, fue Artur, mi hijo quien la recibió y cuidó de ella, pero el veneno era muy fuerte y llenó su cuerpo en apenas unas horas- Hizo una breve pausa para suspirar -Yo me encontraba fuera atendiendo una emergencia, y para cuando volví, era ya muy tarde, Artur sostenía la mano fría de su madre muerta mientras lloraba y gritaba que era mi culpa por no estar en casa- Guardó silencio de nuevo -A veces pienso que tiene razón... Ese día conseguí salvar dos vidas en un parto difícil, pero a cambio la perdí a ella- Dijo con un tono culposo -Pero ahora, Artur ha enloquecido, asegura que ha estado hablando con Lorna, y que ella le pide robar cosas cada noche y llevarlas a la fuente donde ella murió- Las palabras del hombre sonaban llenas de preocupación -Los fantasmas no existen- Interrumpí de manera brusca -Ya comienza a anochecer de nuevo, nos encargaremos de resolver tu misterioso caso- Dije mientras me levantaba del sofá con energías renovadas, la pequeña siesta me había hecho bien, o la poción de Niniel era realmente milagrosa -Bath, necesito que sigas el rastro del chico, y no dejes que te vea- Dije a mi compañera de aventuras -Si me indicas el lugar, yo iré a la fulana fuente, hay algo que sospechoso en todo eso y planeo descubrirlo- Le dije al médico mientras buscaba con la vista a la elfa -Niniel ¿Podrías hacer una de tus raras mezclas, para crear una especie de sedante? un paralizante como lo que usaban los escorpiones- Le pregunté y me detuve por un instante a pensar en este misterio mientras esperaba las respuestas de mis compañeras.
Al principio solo había pensado en ignorarlo tanto como me fuera posible, pero la historia de su madre me había parecido curiosa, el misterioso y amable médico había perdido a su esposa, justo como yo, así que sin más, intenté sacarle un poco más de información, aunque para cuando me dispuse a intentarlo ya Bathy se me había adelantado y con más delicadeza de la que yo habría usado consiguió que el chico comenzara a soltar algunos datos más, y aunque a veces callaba con algo de recelo, bastaba solo un empujoncito para hacerlo hablar de más, era más bien como si el pobre necesitara desahogarse de todo lo que sentía y mantenía guardado para sí mismo.
No obstante, antes que el chico comenzara a soltar toda la historia, escuché acercarse unos pasos que anunciaban la llegada de Niniel y su compañero la mañana se había fugado de prisa mientras nos distraíamos tratando de sacarle las verdades al muchacho, aún sin éxito.
La tensión entre el médico y su hijo era demasiado evidente, sin embargo, guardaron sus comentarios tal vez por respeto a las visitas, sin embargo, las molestias del chico se acentuaron más cuando el médico entró casi directamente a revisar las rodillas de la vampiresa -Siempre tan preocupado por todos- Murmuró el chico con cierta ironía -No es el momento- Dijo el médico en el tono más serio que le había escuchado hasta ahora, sin embargo el momento incómodo fue cortado por una acertada intervención de la elfa con sus pociones raras, aunque la dosis que había ofrecido al chico acabó rota en el piso, era el colmo de la ingratitud; el chico se levantó intentando marcharse en ese estado pero el médico lo detuvo para intentar hacer que se disculpara por su estúpido comportamiento, yo por mi parte tomé el pequeño frasco que me ofrecía la peliblanca mientras hacía una señal de aprobación a Bath para que confiara en la efectividad de la mezcla que había preparado Niniel, hasta ahora, su trabajo no me había decepcionado.
Tomé un pequeño sorbo solo para comprobar la veracidad en las palabras de Niniel, ciertamente no sabía mal como la última vez, pero igual hice un gesto de desaprobación con la cara como su supiera a rayos -No está nada mal- Dije luego con una sonrisa pícara mientras sentía como mis músculos y todo mi cuerpo comenzaban a relajarse hasta casi adormecerse, me recosté sin más opción y mis párpados comenzaban a cerrarse hasta que finalmente sin saber cómo y sin darme cuenta, me dormí profundamente.
Las voces en la habitación se habían cada vez más distantes -Mi nombre es Steve, y puedes llamarme doc... Ya estoy acostumbrado a...- Apenas escuchaba frases incompletas hasta que finalmente me desconecté del mundo.
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No supe cuánto tiempo había estado dormido, pero unos gritos me sacaron de mi involuntario descanso -Mientras pierdes el tiempo salvando extraños, yo traeré a mi madre de regreso- Gritó el chico que parecía estar un poco más recuperado y caminó hacia la puerta de la posada, Steve intentó pararse frente a él para impedir su salida pero solo consiguió ser apartado de un empujón; el chico salió con destino incierto mientras el médico se levantaba lentamente del piso con un evidente dolor, no por daño físico, sino por daño emocional.
Sacudí mi cabeza a los lados para despertarme -¿Hay algo que debamos saber?- Pregunté bastante intrigado y aunque el médico bajó la mirada unos instantes, finalmente comenzó a contar la parte que no conocíamos de su historia -Fue hace apenas unos meses, Lorna estaba sacando agua de la fuente en el extremo del pueblo cuando fue mordida por una serpiente, cuando llegó a casa estaba prendida en fiebre, fue Artur, mi hijo quien la recibió y cuidó de ella, pero el veneno era muy fuerte y llenó su cuerpo en apenas unas horas- Hizo una breve pausa para suspirar -Yo me encontraba fuera atendiendo una emergencia, y para cuando volví, era ya muy tarde, Artur sostenía la mano fría de su madre muerta mientras lloraba y gritaba que era mi culpa por no estar en casa- Guardó silencio de nuevo -A veces pienso que tiene razón... Ese día conseguí salvar dos vidas en un parto difícil, pero a cambio la perdí a ella- Dijo con un tono culposo -Pero ahora, Artur ha enloquecido, asegura que ha estado hablando con Lorna, y que ella le pide robar cosas cada noche y llevarlas a la fuente donde ella murió- Las palabras del hombre sonaban llenas de preocupación -Los fantasmas no existen- Interrumpí de manera brusca -Ya comienza a anochecer de nuevo, nos encargaremos de resolver tu misterioso caso- Dije mientras me levantaba del sofá con energías renovadas, la pequeña siesta me había hecho bien, o la poción de Niniel era realmente milagrosa -Bath, necesito que sigas el rastro del chico, y no dejes que te vea- Dije a mi compañera de aventuras -Si me indicas el lugar, yo iré a la fulana fuente, hay algo que sospechoso en todo eso y planeo descubrirlo- Le dije al médico mientras buscaba con la vista a la elfa -Niniel ¿Podrías hacer una de tus raras mezclas, para crear una especie de sedante? un paralizante como lo que usaban los escorpiones- Le pregunté y me detuve por un instante a pensar en este misterio mientras esperaba las respuestas de mis compañeras.
Bio
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
La tensión entre padre e hijo era tal que a pesar del menosprecio recibido por su trabajo y buenas intenciones Níniel no podía si no pensar que lo de la poción era lo de menos ante aquella familia que parecía que podía llegar incluso a las manos en cualquier momento. La peliblanca, que solo conocía una parte de la historia de boca de Steven, pudo notar enseguida que había mucho más de lo que el médico había decidido contarle solo mirando a aquel joven a los ojos, llenos de un rencor que difícilmente podría explicarse con la historia de Steven en la que por dos veces había salvado a un hijo desagradecido de un oscuro destino. Sin embargo aquel no parecía el mejor momento para preguntas, los ánimos estaban demasiado caldeados.
Por su parte Bathory si aceptó la pócima aunque no con demasiado entusiasmo, sin ninguna muestra de agradecimiento y Bio fue el único que si la cogió de buen grado aunque sin poder evitar soltar una de sus bromas, en forma de muecas en aquella ocasión. Níniel iba a amenazarle con ocuparse de que todas las pociones que tomara fabricadas por ella le supieran realmente mal en respuesta a su extraño sentido del humor, pero lo cierto es que había tenido cierta gracia. Además, enseguida de tomar la poción el vampiro comenzó a quedarse dormido...O al menos el equivalente de los vampiros, por lo que no tenía sentido molestarle, debía respetar el reparador reposo del paciente, incluso aunque ese paciente fuese Bio.
Mientras el médico se presentaba ante Bathory, Níniel no pudo evitar un bostezo que tapó con su mano y pensó en que debía seguir el ejemplo del pelinegro y aceptar esa habitación ofrecida para descansar. Supuso que Bathory preferiría quedarse en aquella sala con Bio en vez de convertir la otra habitación en la de las señoritas pero aún así se lo preguntó.
-Me han dado otra habitación aquí al lado, quizá prefieras venir conmigo que dormir aquí. Y quizá deberíamos llevar a Bio a una cama, esta es la habitación del doctor.- Quizá hubiera que cerrar alguna cortina por el camino pero mejor eso que quedarse en la habitación de otra persona desconocedora de su naturaleza.
-No me importa, pueden quedarse aquí, apenas tengo un par de instrumentos médicos que se salvaron del incendio. Déjenme que habrá un poco las cortinas para recogerlas y pueden acomodarse sin que les moleste.-
-!No!.-Saltó Níniel de forma más repentina de lo que ella misma esperaba. No podía dejar que entrara la luz del sol o aquel par pasarían un muy mal rato y su condición se haría pública causando sin duda un sin fin de problemas...Tenía que inventarse algo. -No porque...No las necesitas, además después de todo lo ocurrido con los escorpiones, la noche en vela y lo de tu hijo...También debes descansar, cualquier urgencia médica que surja yo me ocuparé de ella, tu descansa.Es lo menos que puedo hacer tras tu amabilidad. - Comenzó a instarle casi empujándolo a salir de la habitación con cuidado de no abrir mucho la puerta, fue una suerte que el humano no protestara mucho ni preguntara por qué ese repentino cambio de idea, también que su hijo pareciera estar deseando no permanecer cerca de su padre y también saliera dejando a los dos vampiros solos, a salvo del astro rey.
Ya en el pasillo Steven agradeció a Níniel que se ofreciera a estar de guardia y bajó a la planta baja para coger la llave de otra de las habitaciones del lugar. En cuanto a su hijo, parecía dispuesto a aguantar el dolor de sus contusiones con tal de alejarse de su padre.
-Al final se te abrirán las heridas, deberías...-
-No quiero tu asquerosa pócima elfa...Creí haberlo dejado claro antes. No quiero nada de lo que me ofrezca ese hombre ni ninguno de sus amigos.-
Si no fuera por el lamentable estado de su cuerpo la peliblanca hubiese temido por su seguridad ante el tono de aquel joven humano tan lleno de odio, en vez de eso se limitó a coger uno de los pequeños frascos y colocarlo en una mesita del pasillo, junto a una maceta con una planta típica de la zona ante la mirada del chico.
-No sé de qué me hablas, no sobró nada de aquella poción.-
Inmediatamente se dirigió hacia su propia habitación donde lo primero que hizo fue verter un poco de agua de una jarra en una palangana de metal y lavarse la suciedad de la cara para tras secarse dejarse caer rendida sobre el lecho de paja con un largo suspiro. -Cómo me gustaría disfrutar ahora de un buen baño y poder cambiarme de ropa. - De nuevo acabó la frase con un suspiro y al comenzar a relajarse su mente volvió a empezar a darle vueltas a cuanto había acontecido aquella noche, sin darse cuenta poco a poco el sueño pudo con ella.
*******************************************************************************************************************************************************
Ante ella había unos ojos rojos cargados con una insondable maldad y una sonrisa llena de afilados dientes que se ensanchaba conforme aquellos ojos se acercaban a ella, incapaz de moverse. Poco a poco la oscuridad lo fue cubriendo todo y de las mismas sombras apareció la figura de Bio. Sonreía y en su sonrisa se veían claramente unos afilados colmillos tan amenazantes como tentadores. El pelinegro comenzó a acercarse hasta ella sin perder la sonrisa colocó su boca sobre el cuello de la peliblanca que no sintió dolor ni trató de resistirse.
Sobresaltada la elfa despertó llevándose una mano al lugar de la mordedura sin notar nada allí, solo había sido un sueño, uno muy real y que sin embargo no había sido lo que la había hecho abandonar el mundo de los sueños, alguien estaba llamando de forma educada pero insistente a la puerta. Recuperando la calma Níniel se levantó y abrió la puerta para encontrarse cara cara con el posadero que parecía algo nervioso.
-Señorita, el doctor y su hijo están discutiendo, por lo visto el joven entró en la habitación donde descansan sus amigos el de pelo negro y la rubia y Steven lo vio entrar.-
-¿A la habitación de...?- Níniel se apresuró a mirar por la ventana de su habitación sin decir nada y respiró aliviada al ver que ya había oscurecido. ¿Pero por qué ha entrado a esa habitación?-
-Steven es mi amigo pero su hijo es...Un ladrón, blanco y en botella...-
Níniel se ahorró replicar ese comentario y fue directa a la habitación de Bath y Bio llegando en el momento justo para ser testigo de cómo el doctor acababa en el suelo tras unas acaloradas palabras voz en grito. El hijo salió de allí como un huracán y evidentemente recuperado de sus heridas, una mirada desde la puerta a la mesita del pasillo dejaba claro que al final había decidido aceptar la ayuda. Níniel ayudó al hombre a levantarse y miró hacía los vampiros para comprobar que estuviesen bien, no poder ser tocados por la luz del sol resultaba muy problemático ante situaciones imprevistas.
A petición de Bio, el humano comenzó a contar la historia que completaba la parte que Níniel ya sabía. Una historia triste con la que la elfa no podía si no empatizar. Era el día a día de los sanadores, nunca puedes salvarlos a todos, lo sabes pero nunca se hace fácil. A aquel hombre le había tocado una de las peor de las bromas del destino. Níniel bajó la cabeza apenada auqnue la volvió a levantar ante las últimas frases del humano.
La peliblanca lanzó una mirada a Bio para que vigilase con lo que decía y aunque también estuvo a punto de corregir su errónea idea de que los fantasmas no existían no lo hizo pues el pelinegro parecía decidido a entrometerse en aquel asunto y tenía una tarea para ella.
-Mi especialidad son las pociones restauradoras y beneficiosas pero...Algo podría apañar. ¿Dime que quieres hacer y quizá te sorprenda gratamente-
Por su parte Bathory si aceptó la pócima aunque no con demasiado entusiasmo, sin ninguna muestra de agradecimiento y Bio fue el único que si la cogió de buen grado aunque sin poder evitar soltar una de sus bromas, en forma de muecas en aquella ocasión. Níniel iba a amenazarle con ocuparse de que todas las pociones que tomara fabricadas por ella le supieran realmente mal en respuesta a su extraño sentido del humor, pero lo cierto es que había tenido cierta gracia. Además, enseguida de tomar la poción el vampiro comenzó a quedarse dormido...O al menos el equivalente de los vampiros, por lo que no tenía sentido molestarle, debía respetar el reparador reposo del paciente, incluso aunque ese paciente fuese Bio.
Mientras el médico se presentaba ante Bathory, Níniel no pudo evitar un bostezo que tapó con su mano y pensó en que debía seguir el ejemplo del pelinegro y aceptar esa habitación ofrecida para descansar. Supuso que Bathory preferiría quedarse en aquella sala con Bio en vez de convertir la otra habitación en la de las señoritas pero aún así se lo preguntó.
-Me han dado otra habitación aquí al lado, quizá prefieras venir conmigo que dormir aquí. Y quizá deberíamos llevar a Bio a una cama, esta es la habitación del doctor.- Quizá hubiera que cerrar alguna cortina por el camino pero mejor eso que quedarse en la habitación de otra persona desconocedora de su naturaleza.
-No me importa, pueden quedarse aquí, apenas tengo un par de instrumentos médicos que se salvaron del incendio. Déjenme que habrá un poco las cortinas para recogerlas y pueden acomodarse sin que les moleste.-
-!No!.-Saltó Níniel de forma más repentina de lo que ella misma esperaba. No podía dejar que entrara la luz del sol o aquel par pasarían un muy mal rato y su condición se haría pública causando sin duda un sin fin de problemas...Tenía que inventarse algo. -No porque...No las necesitas, además después de todo lo ocurrido con los escorpiones, la noche en vela y lo de tu hijo...También debes descansar, cualquier urgencia médica que surja yo me ocuparé de ella, tu descansa.Es lo menos que puedo hacer tras tu amabilidad. - Comenzó a instarle casi empujándolo a salir de la habitación con cuidado de no abrir mucho la puerta, fue una suerte que el humano no protestara mucho ni preguntara por qué ese repentino cambio de idea, también que su hijo pareciera estar deseando no permanecer cerca de su padre y también saliera dejando a los dos vampiros solos, a salvo del astro rey.
Ya en el pasillo Steven agradeció a Níniel que se ofreciera a estar de guardia y bajó a la planta baja para coger la llave de otra de las habitaciones del lugar. En cuanto a su hijo, parecía dispuesto a aguantar el dolor de sus contusiones con tal de alejarse de su padre.
-Al final se te abrirán las heridas, deberías...-
-No quiero tu asquerosa pócima elfa...Creí haberlo dejado claro antes. No quiero nada de lo que me ofrezca ese hombre ni ninguno de sus amigos.-
Si no fuera por el lamentable estado de su cuerpo la peliblanca hubiese temido por su seguridad ante el tono de aquel joven humano tan lleno de odio, en vez de eso se limitó a coger uno de los pequeños frascos y colocarlo en una mesita del pasillo, junto a una maceta con una planta típica de la zona ante la mirada del chico.
-No sé de qué me hablas, no sobró nada de aquella poción.-
Inmediatamente se dirigió hacia su propia habitación donde lo primero que hizo fue verter un poco de agua de una jarra en una palangana de metal y lavarse la suciedad de la cara para tras secarse dejarse caer rendida sobre el lecho de paja con un largo suspiro. -Cómo me gustaría disfrutar ahora de un buen baño y poder cambiarme de ropa. - De nuevo acabó la frase con un suspiro y al comenzar a relajarse su mente volvió a empezar a darle vueltas a cuanto había acontecido aquella noche, sin darse cuenta poco a poco el sueño pudo con ella.
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Ante ella había unos ojos rojos cargados con una insondable maldad y una sonrisa llena de afilados dientes que se ensanchaba conforme aquellos ojos se acercaban a ella, incapaz de moverse. Poco a poco la oscuridad lo fue cubriendo todo y de las mismas sombras apareció la figura de Bio. Sonreía y en su sonrisa se veían claramente unos afilados colmillos tan amenazantes como tentadores. El pelinegro comenzó a acercarse hasta ella sin perder la sonrisa colocó su boca sobre el cuello de la peliblanca que no sintió dolor ni trató de resistirse.
Sobresaltada la elfa despertó llevándose una mano al lugar de la mordedura sin notar nada allí, solo había sido un sueño, uno muy real y que sin embargo no había sido lo que la había hecho abandonar el mundo de los sueños, alguien estaba llamando de forma educada pero insistente a la puerta. Recuperando la calma Níniel se levantó y abrió la puerta para encontrarse cara cara con el posadero que parecía algo nervioso.
-Señorita, el doctor y su hijo están discutiendo, por lo visto el joven entró en la habitación donde descansan sus amigos el de pelo negro y la rubia y Steven lo vio entrar.-
-¿A la habitación de...?- Níniel se apresuró a mirar por la ventana de su habitación sin decir nada y respiró aliviada al ver que ya había oscurecido. ¿Pero por qué ha entrado a esa habitación?-
-Steven es mi amigo pero su hijo es...Un ladrón, blanco y en botella...-
Níniel se ahorró replicar ese comentario y fue directa a la habitación de Bath y Bio llegando en el momento justo para ser testigo de cómo el doctor acababa en el suelo tras unas acaloradas palabras voz en grito. El hijo salió de allí como un huracán y evidentemente recuperado de sus heridas, una mirada desde la puerta a la mesita del pasillo dejaba claro que al final había decidido aceptar la ayuda. Níniel ayudó al hombre a levantarse y miró hacía los vampiros para comprobar que estuviesen bien, no poder ser tocados por la luz del sol resultaba muy problemático ante situaciones imprevistas.
A petición de Bio, el humano comenzó a contar la historia que completaba la parte que Níniel ya sabía. Una historia triste con la que la elfa no podía si no empatizar. Era el día a día de los sanadores, nunca puedes salvarlos a todos, lo sabes pero nunca se hace fácil. A aquel hombre le había tocado una de las peor de las bromas del destino. Níniel bajó la cabeza apenada auqnue la volvió a levantar ante las últimas frases del humano.
La peliblanca lanzó una mirada a Bio para que vigilase con lo que decía y aunque también estuvo a punto de corregir su errónea idea de que los fantasmas no existían no lo hizo pues el pelinegro parecía decidido a entrometerse en aquel asunto y tenía una tarea para ella.
-Mi especialidad son las pociones restauradoras y beneficiosas pero...Algo podría apañar. ¿Dime que quieres hacer y quizá te sorprenda gratamente-
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
No sabía qué hacía que el ambiente se tornase tan cargado, si el cansancio que se había apoderado de sí desde el momento en el que entró en contacto con una superficie mullida como representaba aquel gran sofá, o la tensión que emanaba de los cuerpos de los dos hombres, padre e hijo, frustrados y sin saber cómo interactuar el uno con el otro sin hacerse daño de una forma u otra, pero la situación era bastante incómoda. Él no acostumbraba a dormir en lugares que no conocía y mucho menos rodeado de personas que bien podrían descubrirle e intentar acabar con él, pero los bostezos se hacían más frecuentes y pequeñas lagrimillas le corrían por los ojos en señal de que estaba necesitado de una siesta.
El doctor acabó por presentarse y resultó llamarse Steve. No era un mal nombre para un médico, supuso Erzsébeth, a la vez que escuchaba como su voz se tornaba pausada, y poco a poco empezó a ver borroso. Sacudió la cabeza para despejarse cuando Níniel se dirigió a él directamente con intenciones de que compartiesen habitación y de que llevasen a Bio a un lugar más... cubierto. El vampiro se giró para comprobar que Bio se había quedado dormido y no pudo evitar soltar una risilla, Hiel se había posado en el hombro de su amigo y estaba intentando descansar posando su cabeza sobre la suya, su pecho subía y bajaba con lentitud y era algo que relajaba totalmente al cazador. Miró a Níniel y consideró su oferta por unos segundos, llevándose una mano a la barbilla y cabezeando, más por el sueño que le invadía que por hacerse el interesante.
No podría ir aunque quisiese. Dormir al lado de alguien, sobretodo de alguien en quien no confiaba, le dejaba totalmente vulnerable. ¿Y si Níniel se despertaba y al verle dormido le daba por hurgar bajo sus faldas, por, qué sabía él, buscar algún tipo de arma oculta? No, no era posible que a aquella refinada elfa se le ocurriesen tales osadías, aunque la idea no le disgustó en absoluto, escudriñándola con la mirada para imaginarse qué tipo de amante sería alguien como ella. Sin embargo, tampoco podía arriesgarse a que por cualquier casualidad del destino se le desabrochase el corsé y quedase al descubierto el pequeño invento que descansaba en su pecho, el que le ayudaba a aparentar ser una mujer realzando su inexistente pecho, o que se le levantase la falda lo suficiente como para que aquella perspicaz mujer supiese lo que se ocultaba bajo su ropa interior. No era algo fácil de ocultar, a fin de cuentas, le habían bendecido con un atributo masculino espléndido y notorio sin a penas molestarse en fisgonear demasiado, pero un atributo que no usaba desde que tenía uso de razón al fin y al cabo. Y allí estaba, y no podía arriesgarse a que nada destapase a su verdadero yo. Bueno, mi falso yo, pensó, a la vez que estiraba su falda y se aseguraba de tenerla bien colocada.
Hizo un gesto con la mano para que la elfa supiese acerca de su negativa, y seguramente ella ya se lo imaginase, porque no tardó más de unos segundos en intentar salir de la sala. Cuando Erzsébeth se estiró hacia atrás en el sofá, notó que el médico se movía en su dirección, farfullando unas palabras que no escuchó con exactitud debido a la somnolencia.
—Deja que abra un poco las cortinas... —no tuvo que escuchar más para saber lo que pretendía. Sin moverse del sofá, agarró una de sus dagas dispuesto a lanzársela si se acercaba un paso más, pero enseguida la elfa, con una preocupación en su voz que hasta ahora no había reflejado, le detuvo y le sacó casi a empujones de la sala. Erzsébeth se quedó con los ojos como platos.
Si realmente dudaba tanto de ellos, le habría dejado abrir las cortinas y ellos habrían muerto ante sus ojos. Simplemente sus problemas se habrían esfumado, y ella podría declarar no conocer la situación de sus acompañantes. Aquel pequeño acto significaba algo muy importante, y el vampiro se lo agradeció con la mirada, aunque ella no pudo verlo ya que ya había salido de la estancia junto con Doc y su hijo.
Se removió en el sofá y agarró la mesa de en medio de la sala. Sin hacer ruido en demasía, la arrastró hasta la puerta y la dejó en forma de barrera para que, si alguien intentaba entrar, poder reaccionar con tiempo suficiente para defenderse. Cualquier precaución era poca cuando eres una de las razas más despreciadas de todas, y eso era algo que Erzsébeth tenía siempre en cuenta. Aseguró que las cortinas estuviesen correctamente cerradas una vez más y se acurrucó junto a Bio en el sofá, dejando que un sueño espeluznantemente profundo se lo llevase.
El sonido de la mesa siendo empujada por alguien que intentaba abrir la puerta fue suficiente para que Erzsébeth se despertase. Sin moverse, abrió un ojo para comprobar quién se acercaba mientras agarraba una de sus dagas, y para su sorpresa era el hijo de Doc. El muchacho entró mirando en todas direcciones, y Erzsébeth se colocó con un cabezeo un mechón de pelo sobre el ojo que mantenía abierto. El joven se acercó e intentó poner las manos sobre Bio, que o bien roncaba o bien imitaba el sonido de un motor gigante, momento en el que el vampiro decidió que era suficiente. Se abalanzó sobre el muchacho y, colocándole una daga justo en la nuez, apretó lo suficiente para que un hilillo de sangre corriese por su garganta. Erzsébeth estiró el cuello a un lado y a otro, haciendo que crujiese, aquella postura en el sofá no había sido lo suficientemente cómoda para llamar a su sueño "reparador".
—Como te muevas te mato, y eres muy joven para reunirte con tu madre. —suspiró en susurros, negando con la cabeza y haciendo un gesto con la misma en dirección a Bio y a Hiel—. No hagas ruido, que está durmiendo, y no queremos que se despierte y te arranque el cuello por intentar robarle como una sucia rata, ¿verdad? —Se acercó, aproximando su cuerpo al del muchacho con una pícara sonrisa, sin mover la daga de su prominente nuez.
—Yo... yo... —el muchacho titubeó, sin apartar los ojos de los del vampiro, tenía un miedo indescriptible recorriéndole las facciones de la cara, y se echó hacia atrás hasta cerrar la puerta con su espalda, tropezando con la mesa y sentándose sobre la misma— solo quiero coger lo que mi madre me ha pedido. Solo eso, por favor... —él alargó una mano, señalando el sofá— si no llevo lo que me pide, mi madre... ella... ella no podrá volver.
Erzsébeth había soñado incontables veces con sus padres, eran sueños perturbadores y nostálgicos, y hubo algunas veces que creyó que seguían vivos, pero era todo mentira. La mente juega malas pasadas cuando echas de menos a alguien, y mucho más cuando sabemos que esa persona jamás volverá a nuestro lado. Apartó la daga y le levantó de la mesa, apartándola de una patada y haciéndola chocar contra la pared, dejando la puerta un poco abierta. Lo sostuvo en el aire.
—¿Qué te ha pedido?
—Que le lleve sangre de un vampiro —dijo, mostrándole el bote que Níniel le había ofrecido con la medicina, ahora vacío con algunas gotitas que caían al suelo. Pretendía llenarlo con su sangre. Pero no sabía cómo el muchacho había averiguado que eran vampiros y no humanos.
Lo soltó cuando su padre apareció de la nada, con ojos iracundos y respirando profundamente. Una vez lo soltó, le propinó un bofetón a su hijo que casi lo tira al suelo. Erzsébeth guardó la daga con disimulo y se alejó de la discusión familiar. El muchacho se empeñaba en decir que Lorna le obligaba, que era la única salida, que debía obedecer. El médico le agitaba agarrándole de la camisa, diciéndole que ya había robado demasiado y que iba a terminar muerto como su madre. Hiel voló a su cabeza y Bio se despertó detrás de él, siendo espectador del final de aquella discusión. El muchacho salió con las palabras "yo traeré a mi madre de regreso", dejando a Erzsébeth con un mal sabor de boca inexplicable. Doc cayó al suelo y Níniel apareció a sus espaldas.
Después de la historia, comprendió mucho mejor al muchacho. Había sufrido la muerte justo en sus narices, y eso era algo que difícilmente se superaba. El doctor no tenía la culpa, eso estaba claro, pero había que hacérselo entender a aquel ingrato llamado Artur. Bio le pidió que siguiera al chico, y pedirle a un espía que siguiera el rastro de alguien era demasiado fácil. Asintió con la cabeza y le dio una palmadita en la espalda a Bio.
—Le encontraré —dijo, y al pasar al lado de Níniel, acarició su brazo para llamar su atención y le susurró —sé lo que hiciste antes por nosotros, y debes saber que una vez tengo una deuda contigo, ya sea diminuta o inmensa... la saldo con mucha, mucha eficacia— y se marchó corriendo, saliendo a toda prisa de la casa.
El pueblo era pequeño y la noche se tornaba calurosa, para la sorpresa del vampiro, acostumbrado a noches mucho más frías que aquella. Se quitó los guantes aprovechando la intimidad que poseía en aquellos instantes, sin tener que ocultar sus varoniles manos de nadie, y fue cuando encontró una nueva marca en su muñeca. Debía ser algo relacionado con el tema de las joyas y la marca que mencionó la bruja, pero no era momento para darle importancia a nimiedades. Avanzó siguiendo una figura en la lejanía bajo el manto nocturno hasta que casi hubo salido de las inmediaciones del pueblo, cuando la figura se giró para comprobar que nadie le seguía. Y Erzsébeth, oculto, contempló cómo reanimaba la marcha mucho, mucho más deprisa.
Corrió tras él hasta que llegó a una zona alejada y poco iluminada, por no decir nada, lo único que brindaba visibilidad eran las estrellas, que relucían en la inmensidad y otorgaban siempre su protección al vampiro. La luna se alzaba llena y espectacular, como cada noche, y se agradeció de estar condenado bajo su mundo plagado de luciérnagas de infinita belleza como aquellas. La figura se paró ante una fuente, grande, grisácea y la cual parecía emanar luz propia; creyó que hablaba con alguien. Otra figura salió con un candil en una de sus manos y se acercó al muchacho, apoyando una mano sobre su hombro.
—¿Qué cojones?...—se limitó a decir, oculto tras un árbol, cuando vio cómo la segunda figura posaba la mano libre en la frente del muchacho y sus ojos comenzaban a brillar con una tenue luz amarillenta.
El doctor acabó por presentarse y resultó llamarse Steve. No era un mal nombre para un médico, supuso Erzsébeth, a la vez que escuchaba como su voz se tornaba pausada, y poco a poco empezó a ver borroso. Sacudió la cabeza para despejarse cuando Níniel se dirigió a él directamente con intenciones de que compartiesen habitación y de que llevasen a Bio a un lugar más... cubierto. El vampiro se giró para comprobar que Bio se había quedado dormido y no pudo evitar soltar una risilla, Hiel se había posado en el hombro de su amigo y estaba intentando descansar posando su cabeza sobre la suya, su pecho subía y bajaba con lentitud y era algo que relajaba totalmente al cazador. Miró a Níniel y consideró su oferta por unos segundos, llevándose una mano a la barbilla y cabezeando, más por el sueño que le invadía que por hacerse el interesante.
No podría ir aunque quisiese. Dormir al lado de alguien, sobretodo de alguien en quien no confiaba, le dejaba totalmente vulnerable. ¿Y si Níniel se despertaba y al verle dormido le daba por hurgar bajo sus faldas, por, qué sabía él, buscar algún tipo de arma oculta? No, no era posible que a aquella refinada elfa se le ocurriesen tales osadías, aunque la idea no le disgustó en absoluto, escudriñándola con la mirada para imaginarse qué tipo de amante sería alguien como ella. Sin embargo, tampoco podía arriesgarse a que por cualquier casualidad del destino se le desabrochase el corsé y quedase al descubierto el pequeño invento que descansaba en su pecho, el que le ayudaba a aparentar ser una mujer realzando su inexistente pecho, o que se le levantase la falda lo suficiente como para que aquella perspicaz mujer supiese lo que se ocultaba bajo su ropa interior. No era algo fácil de ocultar, a fin de cuentas, le habían bendecido con un atributo masculino espléndido y notorio sin a penas molestarse en fisgonear demasiado, pero un atributo que no usaba desde que tenía uso de razón al fin y al cabo. Y allí estaba, y no podía arriesgarse a que nada destapase a su verdadero yo. Bueno, mi falso yo, pensó, a la vez que estiraba su falda y se aseguraba de tenerla bien colocada.
Hizo un gesto con la mano para que la elfa supiese acerca de su negativa, y seguramente ella ya se lo imaginase, porque no tardó más de unos segundos en intentar salir de la sala. Cuando Erzsébeth se estiró hacia atrás en el sofá, notó que el médico se movía en su dirección, farfullando unas palabras que no escuchó con exactitud debido a la somnolencia.
—Deja que abra un poco las cortinas... —no tuvo que escuchar más para saber lo que pretendía. Sin moverse del sofá, agarró una de sus dagas dispuesto a lanzársela si se acercaba un paso más, pero enseguida la elfa, con una preocupación en su voz que hasta ahora no había reflejado, le detuvo y le sacó casi a empujones de la sala. Erzsébeth se quedó con los ojos como platos.
Si realmente dudaba tanto de ellos, le habría dejado abrir las cortinas y ellos habrían muerto ante sus ojos. Simplemente sus problemas se habrían esfumado, y ella podría declarar no conocer la situación de sus acompañantes. Aquel pequeño acto significaba algo muy importante, y el vampiro se lo agradeció con la mirada, aunque ella no pudo verlo ya que ya había salido de la estancia junto con Doc y su hijo.
Se removió en el sofá y agarró la mesa de en medio de la sala. Sin hacer ruido en demasía, la arrastró hasta la puerta y la dejó en forma de barrera para que, si alguien intentaba entrar, poder reaccionar con tiempo suficiente para defenderse. Cualquier precaución era poca cuando eres una de las razas más despreciadas de todas, y eso era algo que Erzsébeth tenía siempre en cuenta. Aseguró que las cortinas estuviesen correctamente cerradas una vez más y se acurrucó junto a Bio en el sofá, dejando que un sueño espeluznantemente profundo se lo llevase.
[...]
El sonido de la mesa siendo empujada por alguien que intentaba abrir la puerta fue suficiente para que Erzsébeth se despertase. Sin moverse, abrió un ojo para comprobar quién se acercaba mientras agarraba una de sus dagas, y para su sorpresa era el hijo de Doc. El muchacho entró mirando en todas direcciones, y Erzsébeth se colocó con un cabezeo un mechón de pelo sobre el ojo que mantenía abierto. El joven se acercó e intentó poner las manos sobre Bio, que o bien roncaba o bien imitaba el sonido de un motor gigante, momento en el que el vampiro decidió que era suficiente. Se abalanzó sobre el muchacho y, colocándole una daga justo en la nuez, apretó lo suficiente para que un hilillo de sangre corriese por su garganta. Erzsébeth estiró el cuello a un lado y a otro, haciendo que crujiese, aquella postura en el sofá no había sido lo suficientemente cómoda para llamar a su sueño "reparador".
—Como te muevas te mato, y eres muy joven para reunirte con tu madre. —suspiró en susurros, negando con la cabeza y haciendo un gesto con la misma en dirección a Bio y a Hiel—. No hagas ruido, que está durmiendo, y no queremos que se despierte y te arranque el cuello por intentar robarle como una sucia rata, ¿verdad? —Se acercó, aproximando su cuerpo al del muchacho con una pícara sonrisa, sin mover la daga de su prominente nuez.
—Yo... yo... —el muchacho titubeó, sin apartar los ojos de los del vampiro, tenía un miedo indescriptible recorriéndole las facciones de la cara, y se echó hacia atrás hasta cerrar la puerta con su espalda, tropezando con la mesa y sentándose sobre la misma— solo quiero coger lo que mi madre me ha pedido. Solo eso, por favor... —él alargó una mano, señalando el sofá— si no llevo lo que me pide, mi madre... ella... ella no podrá volver.
Erzsébeth había soñado incontables veces con sus padres, eran sueños perturbadores y nostálgicos, y hubo algunas veces que creyó que seguían vivos, pero era todo mentira. La mente juega malas pasadas cuando echas de menos a alguien, y mucho más cuando sabemos que esa persona jamás volverá a nuestro lado. Apartó la daga y le levantó de la mesa, apartándola de una patada y haciéndola chocar contra la pared, dejando la puerta un poco abierta. Lo sostuvo en el aire.
—¿Qué te ha pedido?
—Que le lleve sangre de un vampiro —dijo, mostrándole el bote que Níniel le había ofrecido con la medicina, ahora vacío con algunas gotitas que caían al suelo. Pretendía llenarlo con su sangre. Pero no sabía cómo el muchacho había averiguado que eran vampiros y no humanos.
Lo soltó cuando su padre apareció de la nada, con ojos iracundos y respirando profundamente. Una vez lo soltó, le propinó un bofetón a su hijo que casi lo tira al suelo. Erzsébeth guardó la daga con disimulo y se alejó de la discusión familiar. El muchacho se empeñaba en decir que Lorna le obligaba, que era la única salida, que debía obedecer. El médico le agitaba agarrándole de la camisa, diciéndole que ya había robado demasiado y que iba a terminar muerto como su madre. Hiel voló a su cabeza y Bio se despertó detrás de él, siendo espectador del final de aquella discusión. El muchacho salió con las palabras "yo traeré a mi madre de regreso", dejando a Erzsébeth con un mal sabor de boca inexplicable. Doc cayó al suelo y Níniel apareció a sus espaldas.
Después de la historia, comprendió mucho mejor al muchacho. Había sufrido la muerte justo en sus narices, y eso era algo que difícilmente se superaba. El doctor no tenía la culpa, eso estaba claro, pero había que hacérselo entender a aquel ingrato llamado Artur. Bio le pidió que siguiera al chico, y pedirle a un espía que siguiera el rastro de alguien era demasiado fácil. Asintió con la cabeza y le dio una palmadita en la espalda a Bio.
—Le encontraré —dijo, y al pasar al lado de Níniel, acarició su brazo para llamar su atención y le susurró —sé lo que hiciste antes por nosotros, y debes saber que una vez tengo una deuda contigo, ya sea diminuta o inmensa... la saldo con mucha, mucha eficacia— y se marchó corriendo, saliendo a toda prisa de la casa.
El pueblo era pequeño y la noche se tornaba calurosa, para la sorpresa del vampiro, acostumbrado a noches mucho más frías que aquella. Se quitó los guantes aprovechando la intimidad que poseía en aquellos instantes, sin tener que ocultar sus varoniles manos de nadie, y fue cuando encontró una nueva marca en su muñeca. Debía ser algo relacionado con el tema de las joyas y la marca que mencionó la bruja, pero no era momento para darle importancia a nimiedades. Avanzó siguiendo una figura en la lejanía bajo el manto nocturno hasta que casi hubo salido de las inmediaciones del pueblo, cuando la figura se giró para comprobar que nadie le seguía. Y Erzsébeth, oculto, contempló cómo reanimaba la marcha mucho, mucho más deprisa.
Corrió tras él hasta que llegó a una zona alejada y poco iluminada, por no decir nada, lo único que brindaba visibilidad eran las estrellas, que relucían en la inmensidad y otorgaban siempre su protección al vampiro. La luna se alzaba llena y espectacular, como cada noche, y se agradeció de estar condenado bajo su mundo plagado de luciérnagas de infinita belleza como aquellas. La figura se paró ante una fuente, grande, grisácea y la cual parecía emanar luz propia; creyó que hablaba con alguien. Otra figura salió con un candil en una de sus manos y se acercó al muchacho, apoyando una mano sobre su hombro.
—¿Qué cojones?...—se limitó a decir, oculto tras un árbol, cuando vio cómo la segunda figura posaba la mano libre en la frente del muchacho y sus ojos comenzaban a brillar con una tenue luz amarillenta.
Bathory
Experto
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Bath se encontraba un poco agitada, como si algo raro hubiese pasado mientras dormía, sin embargo, prefería no preguntar, tal vez ni siquiera había podido dormir nada, con lo desconfiada y precavida que era, habría estado vigilante todo el tiempo, tras mis instrucciones, Bath salió de prisa para no perder el rastro del chico, aunque ella era toda una cazadora, no tardaría en encontrarle el rastro y ubicarlo -No dejes que te vea- Aunque era evidente -Ni lo mates- Dije mientras levantaba una ceja y la miraba en tono serio escuchando su respuesta, sonreí completamente seguro de que lo encontraría, extrañamente dijo algo a Nin acerca de estar agradecida por algo -(Al parecer me perdí de mucho por dormir apenas un rato)- Pensé mientras observaba la extraña escena.
Niniel por su parte no parecía muy convencida de preparar lo que necesitábamos, a fin de cuentas era más sanadora, ciertamente, así que debería ser muy específico y poco exigente -Conozco a alguien que puede...- Detuve mi explicación un instante -Tengo un mal presentimiento sobre esto, el chico podría estar siendo engañado- dije mientras pensaba -(O manipulado)- Miré fijamente a la elfa con ojos suplicantes -Sedarlo serviría para detenerlo sin hacerle mayor daño- Aunque mi incredulidad me empujaba a negar la existencia de fantasmas, tal vez por la poco exitosa búsqueda que había realizado intentando recuperar a mi esposa muerta; años de investigación sin encontrar más que mentiras y patrañas, me habían hecho dudar de todo eso, sin embargo, la posibilidad de que llegara a ser cierto, esa remota posibilidad me daba un poco de esperanza, la esperanza de volverla a ver.
Me había sumergido en mis pensamientos por unos instantes hasta que escuché a lo lejos la voz de Steve quien daba instrucciones acerca de la manera de llegar a la fuente -Caminando hacia el norte... Árboles gemelos... Fuente abandonada...- Apenas logré captar algunos detalles pero me daba mucha vergüenza preguntarle de nuevo su explicación había sido muy detallada y yo no le había prestado atención, sin embargo, con los pocos detalles que había alcanzado a escuchar, seguramente lograría llegar.
Antes de salir, estiré una mano intentando alcanzar el hombro de la elfa -Si es posible, has que el sedante pueda ser inyectado, y no en forma de bebida, si es necesario usarla, que lo haga Steve, tú mantente a salvo, si lo consigues, puedes enviarme lo que hagas con el médico, estaré más tranquilo si sé que estás a salvo- Me dirigí a la puerta mientras el médico repetía algunas indicaciones que me podrían ser de gran ayuda -No olvides lo que te dije, directo hacia el norte entre los árboles gemelos, no será difícil encontrar una fuente grande y gris con un pequeño tejado rojo sobre ella- Asentí con la cabeza mientras cruzaba la puerta.
Al salir del lugar me dirigí directo hacia el norte, caminé un rato con gran prisa hasta que pensé que ya me había perdido, sin embargo al pasar la granja de upeleros pude ver dos árboles muy similares, seguro eran los famosos gemelos, me acerqué hasta ver a lo lejos una fuente similar a la que me habían descrito, esperaba poder investigar pero había alguien ahí, así que me salí del camino para esconderme tras un viejo carruaje al que le habían estropeado las ruedas, una luz brillaba tras la fuente de manera misteriosa, parecía sostenida por una persona, cubierta e inmóvil, me mantuve expectante esperando algún movimiento hasta que un ave aterrizó en el lugar causando algunos movimientos, se posó en el brazo de quien sostenía la lámpara y tras unos pequeños ruidos volvió a tomar vuelo, cualquier ingenuo podría jurar que el ave le había llevado un mensaje, pero eso no era posible.
Unos minutos más tarde apareció el hijo de Steve con algo de prisa, si él estaba aquí, Bath no debía estar lejos, repentinamente la luz comenzó a moverse mientras quien la sostenía se acercaba al chico y tocaba su frente; me concentré para intentar escuchar lo que decían a pesar de la distancia, pero hablaban casi en susurros, hasta que en un momento el chico pareció alarmarse -No por favor, no fallaré de nuevo, lo prometo- Al decir eso el chico se giró con un extraño brillo amarillento en sus ojos y caminando como una simple marioneta.
Intenté moverme entre algunos árboles para rodear a la extraña pareja mientras Artur comenzaba a caminar de regreso a la posada tal vez, aunque la persona parecía tener muy buen oído y se giró en mi dirección al tiempo que Artur se detenía -Sal de ahí- Dijo con una voz claramente femenina, aunque no sonaba agresiva ni desagradable, era más bien como una caricia a mis oídos, al punto que incluso, sentía el deseo y la necesidad de obedecerle, salí de mi escondite caminando despacio, justo como antes había caminado el chico -¿Qué me sucede?- Dije mientras agitaba la cabeza a los lados para reaccionar, la misteriosa mujer había conseguido controlarme unos instantes -Esto se va a poner feo- Dije mientras alejaba mis manos de las dagas y detallaba a la misteriosa mujer -Se pondrá más feo de lo que imaginas- Escuché decir en mi mente aunque la mujer no llegó a mover los labios; telepatía, control mental, tenía que ser una vampiresa...
Niniel por su parte no parecía muy convencida de preparar lo que necesitábamos, a fin de cuentas era más sanadora, ciertamente, así que debería ser muy específico y poco exigente -Conozco a alguien que puede...- Detuve mi explicación un instante -Tengo un mal presentimiento sobre esto, el chico podría estar siendo engañado- dije mientras pensaba -(O manipulado)- Miré fijamente a la elfa con ojos suplicantes -Sedarlo serviría para detenerlo sin hacerle mayor daño- Aunque mi incredulidad me empujaba a negar la existencia de fantasmas, tal vez por la poco exitosa búsqueda que había realizado intentando recuperar a mi esposa muerta; años de investigación sin encontrar más que mentiras y patrañas, me habían hecho dudar de todo eso, sin embargo, la posibilidad de que llegara a ser cierto, esa remota posibilidad me daba un poco de esperanza, la esperanza de volverla a ver.
Me había sumergido en mis pensamientos por unos instantes hasta que escuché a lo lejos la voz de Steve quien daba instrucciones acerca de la manera de llegar a la fuente -Caminando hacia el norte... Árboles gemelos... Fuente abandonada...- Apenas logré captar algunos detalles pero me daba mucha vergüenza preguntarle de nuevo su explicación había sido muy detallada y yo no le había prestado atención, sin embargo, con los pocos detalles que había alcanzado a escuchar, seguramente lograría llegar.
Antes de salir, estiré una mano intentando alcanzar el hombro de la elfa -Si es posible, has que el sedante pueda ser inyectado, y no en forma de bebida, si es necesario usarla, que lo haga Steve, tú mantente a salvo, si lo consigues, puedes enviarme lo que hagas con el médico, estaré más tranquilo si sé que estás a salvo- Me dirigí a la puerta mientras el médico repetía algunas indicaciones que me podrían ser de gran ayuda -No olvides lo que te dije, directo hacia el norte entre los árboles gemelos, no será difícil encontrar una fuente grande y gris con un pequeño tejado rojo sobre ella- Asentí con la cabeza mientras cruzaba la puerta.
Al salir del lugar me dirigí directo hacia el norte, caminé un rato con gran prisa hasta que pensé que ya me había perdido, sin embargo al pasar la granja de upeleros pude ver dos árboles muy similares, seguro eran los famosos gemelos, me acerqué hasta ver a lo lejos una fuente similar a la que me habían descrito, esperaba poder investigar pero había alguien ahí, así que me salí del camino para esconderme tras un viejo carruaje al que le habían estropeado las ruedas, una luz brillaba tras la fuente de manera misteriosa, parecía sostenida por una persona, cubierta e inmóvil, me mantuve expectante esperando algún movimiento hasta que un ave aterrizó en el lugar causando algunos movimientos, se posó en el brazo de quien sostenía la lámpara y tras unos pequeños ruidos volvió a tomar vuelo, cualquier ingenuo podría jurar que el ave le había llevado un mensaje, pero eso no era posible.
Unos minutos más tarde apareció el hijo de Steve con algo de prisa, si él estaba aquí, Bath no debía estar lejos, repentinamente la luz comenzó a moverse mientras quien la sostenía se acercaba al chico y tocaba su frente; me concentré para intentar escuchar lo que decían a pesar de la distancia, pero hablaban casi en susurros, hasta que en un momento el chico pareció alarmarse -No por favor, no fallaré de nuevo, lo prometo- Al decir eso el chico se giró con un extraño brillo amarillento en sus ojos y caminando como una simple marioneta.
Intenté moverme entre algunos árboles para rodear a la extraña pareja mientras Artur comenzaba a caminar de regreso a la posada tal vez, aunque la persona parecía tener muy buen oído y se giró en mi dirección al tiempo que Artur se detenía -Sal de ahí- Dijo con una voz claramente femenina, aunque no sonaba agresiva ni desagradable, era más bien como una caricia a mis oídos, al punto que incluso, sentía el deseo y la necesidad de obedecerle, salí de mi escondite caminando despacio, justo como antes había caminado el chico -¿Qué me sucede?- Dije mientras agitaba la cabeza a los lados para reaccionar, la misteriosa mujer había conseguido controlarme unos instantes -Esto se va a poner feo- Dije mientras alejaba mis manos de las dagas y detallaba a la misteriosa mujer -Se pondrá más feo de lo que imaginas- Escuché decir en mi mente aunque la mujer no llegó a mover los labios; telepatía, control mental, tenía que ser una vampiresa...
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Bio
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Bio estaba siendo muy descuidado con sus palabras y estaba diciendo cosas que no ayudaban en nada y que podrían generar preguntas incómodas. Primero lo de mencionar que al haber oscurecido podían ponerse de nuevo en marcha, algo que alguien avispado podría usar para atar cabos ya que la gente normal trataba de evitar precisamente moverse de noche, y luego diciéndole a Bath que no matara al chico, que solo fuera tras él. ¿Cómo se le ocurría decir eso en voz alta?, encima delante del padre del muchacho. ¿Además que clase de advertencia era esa?. Por no mencionar lo de decir delante del padre que quería un sedante y sus planes para dicho preparado. Con todo aquello la cara de Steven era todo un poema cuando él y la elfa se quedaron solos.
--Tus amigos tienen un extraño sentido del humor...¿No le harán daño a mi hijo verdad?- Níniel estaba relativamente segura de que aquel par no buscaría hacerle daño al chico, pero si aquel ladronzuelo se resistía no pondría una mano en el fuego por su total integridad, especialmente contra Bathory. Aún así no iba a compartir sus dudas con el afligido progenitor, a diferencia de Bio ella tenía algo llamado "tacto" y pensaba antes de hablar y/o actuar.
-No, de hecho van a evitar que se meta en más líos y a ayudarle. Bio debe querer el sedante precisamente para no hacerle daño a tu hijo, es evidente que está pasando algo raro con él..- Respondió con su siempre melodiosa voz tratando de calmar al médico y dándole unas leves palmaditas en el hombro en señal de ánimo y confianza. -Nosotros también podemos ayudar haciendo lo que nos ha pedido.- El humano asintió ante aquello.
Claro que decirlo era más fácil que hacerlo, apenas tenían un par de ingredientes recogidos para hacer pociones de curación y no sedantes, por lo que habría que agudizar el ingenio si querían obtener algo así. Por otro lado Níniel sabía perfectamente qué podía usar para que una vez tuvieran el sedante poder inyectarlo, aquel invento de Chimar que consistía en una aguja hueca unida a un tubo y a un simple mecanismo de presión que hacía salir el líquido del tubo por la punta de la aguja. Níniel aún conservaba el extraño aunque útil invento del niño en su bolsa de viaje.
-Tengo en mente varios ingredientes para fabricar sedantes...Los usamos para mitigar el dolor de los pacientes en una intervención complicada, o si sufren una dolencia cuyo sufrimiento pueda ser aliviado...Aunque muchos es imposible que los obtengamos aquí y ahora.- La cara del médico mostraba frustración e impotencia ante aquello y bajó la mirada al suelo, comenzando a pasear por la sala mientras sin duda se rebanaba los sesos pensando en algo que si pudieran hacer, al fin y al cabo era su único hijo del que estaban hablando.
-Yo uso alcohol cuando no tengo más remedio, no es lo mejor pero al menos desinfecta y algo alivia el dolor, o al menos renueva fuerzas.-
-Tomo nota para el futuro pero eso no nos ayuda ahora...!Un animal muerto!.- Dijo de repente la peliblanca consiguiendo que el humano la mirara extrañado. - Perdón, quiero decir que necesitaría los restos de un animal muerto, hueso concrétamente. Su polvo puede ser usado como ingrediente de un sedante. También deberíamos revisar la cocina de la posada, muchos ingredientes alquímicos son de uso común en la cocina.-
-Entiendo, sin duda el posadero tendrá los huesos de algún animal también en la cocina para hacer caldo...¿Que más debo buscar?-
-Umm...Cola de pez espada, o un trozo de panal de abejas, las celdillas, incluso si están resecas.-Aquellos eran los ingredientes que consideraba con más posibilidades de encontrar allí, distaban mucho de ser los ideales pero con habilidad los efectos serían más que satisfactorios, al menos para el uso que el pelinegro quería darle.
-Vale, prepara el equipo, iré a ver si consigo algo de eso.-
El hombre salió corriendo de la habitación y Níniel comenzó a colocar aquel equipo de alquimia que hasta la noche anterior se había usado para el mal al estar en posesión de los escorpiones. Aquello fue rápido por lo que antes de que el humano volviera de su misión a la cocina Níniel buscó la aguja de Chimar. Tal y como recordaba estaba allí, desmontada y en una cajita de madera pero lista para ser usada. Más le valía tener cuidado, era la única que tenía, quizá la única de todo Aerandir al no ser que el pequeño inventor hubiese fabricado más, si se rompía o sufría algún desperfecto Bio tendría que apañárselas sin sedantes.
Poco después Steven regresaba cargado con un saco que olía fuertemente a mar, un plato con trozos de panal que aún goteaban dorada y dulce miel y lo que parecía el hueso de uno de los cuartos traseros de un cerdo con múltiples marcas de corte, desde luego el anterior propietario de aquellos restos se había afanado por dejar limpio el hueso, y eso favorecía a la elfa aunque la visión de aquel trozo de cadáver no le hacía ninguna gracia. Realmente esos humanos se comían cualquier cosa que se les cruzara.
-Lo he conseguido todo, me va a costar un par de favores pero merecerá la pena ¿no?. ¿Podrás hacer lo que maese Bio quiere?-
-Si, incluso Bio tendrá que aceptar que soy una elfa con recursos, pero no perdamos el tiempo. quiero ese hueso convertido en fino polvo, espero que tengas fuertes brazos.-
-Bueno, no soy ningún guerrero pero...-
Elfa y humano trabajaron codo con codo durante un rato sabiendo que el tiempo estaba en su contra. Pronto tuvieron preparados los ingredientes para la elaboración del sedante a falta solo de los últimos pasos de elaboración. Escamas de cola de pez espada, separada, seleccionadas una a una y limpiadas con sumo cuidado, polvo de hueso y panal de abeja limpio de toda miel y destilado en agua purificada. En cuanto a la miel, a Níniel le gustaban las cosas dulces así que no se desaprovechó nada, sobre unas rebanadas de pan le sirvió de desayuno. Con las últimas destilaciones rápidas y mezclas adecuadas Níniel pronto tuvo en su mano la aguja llena con el sedante y se la mostró orgullosa al doctor.
-Se la llevaré inmediatamente a Bio, tú deberías quedarte aquí como dijo.-
-De eso nada, Bio no me da órdenes, además no te lo tomes a mal pero...Creo que ante un peligro me las apañaría mejor yo que tú, aunque no lo parezca.-
Subrayado el uso de la pasiva alquimia.
--Tus amigos tienen un extraño sentido del humor...¿No le harán daño a mi hijo verdad?- Níniel estaba relativamente segura de que aquel par no buscaría hacerle daño al chico, pero si aquel ladronzuelo se resistía no pondría una mano en el fuego por su total integridad, especialmente contra Bathory. Aún así no iba a compartir sus dudas con el afligido progenitor, a diferencia de Bio ella tenía algo llamado "tacto" y pensaba antes de hablar y/o actuar.
-No, de hecho van a evitar que se meta en más líos y a ayudarle. Bio debe querer el sedante precisamente para no hacerle daño a tu hijo, es evidente que está pasando algo raro con él..- Respondió con su siempre melodiosa voz tratando de calmar al médico y dándole unas leves palmaditas en el hombro en señal de ánimo y confianza. -Nosotros también podemos ayudar haciendo lo que nos ha pedido.- El humano asintió ante aquello.
Claro que decirlo era más fácil que hacerlo, apenas tenían un par de ingredientes recogidos para hacer pociones de curación y no sedantes, por lo que habría que agudizar el ingenio si querían obtener algo así. Por otro lado Níniel sabía perfectamente qué podía usar para que una vez tuvieran el sedante poder inyectarlo, aquel invento de Chimar que consistía en una aguja hueca unida a un tubo y a un simple mecanismo de presión que hacía salir el líquido del tubo por la punta de la aguja. Níniel aún conservaba el extraño aunque útil invento del niño en su bolsa de viaje.
-Tengo en mente varios ingredientes para fabricar sedantes...Los usamos para mitigar el dolor de los pacientes en una intervención complicada, o si sufren una dolencia cuyo sufrimiento pueda ser aliviado...Aunque muchos es imposible que los obtengamos aquí y ahora.- La cara del médico mostraba frustración e impotencia ante aquello y bajó la mirada al suelo, comenzando a pasear por la sala mientras sin duda se rebanaba los sesos pensando en algo que si pudieran hacer, al fin y al cabo era su único hijo del que estaban hablando.
-Yo uso alcohol cuando no tengo más remedio, no es lo mejor pero al menos desinfecta y algo alivia el dolor, o al menos renueva fuerzas.-
-Tomo nota para el futuro pero eso no nos ayuda ahora...!Un animal muerto!.- Dijo de repente la peliblanca consiguiendo que el humano la mirara extrañado. - Perdón, quiero decir que necesitaría los restos de un animal muerto, hueso concrétamente. Su polvo puede ser usado como ingrediente de un sedante. También deberíamos revisar la cocina de la posada, muchos ingredientes alquímicos son de uso común en la cocina.-
-Entiendo, sin duda el posadero tendrá los huesos de algún animal también en la cocina para hacer caldo...¿Que más debo buscar?-
-Umm...Cola de pez espada, o un trozo de panal de abejas, las celdillas, incluso si están resecas.-Aquellos eran los ingredientes que consideraba con más posibilidades de encontrar allí, distaban mucho de ser los ideales pero con habilidad los efectos serían más que satisfactorios, al menos para el uso que el pelinegro quería darle.
-Vale, prepara el equipo, iré a ver si consigo algo de eso.-
El hombre salió corriendo de la habitación y Níniel comenzó a colocar aquel equipo de alquimia que hasta la noche anterior se había usado para el mal al estar en posesión de los escorpiones. Aquello fue rápido por lo que antes de que el humano volviera de su misión a la cocina Níniel buscó la aguja de Chimar. Tal y como recordaba estaba allí, desmontada y en una cajita de madera pero lista para ser usada. Más le valía tener cuidado, era la única que tenía, quizá la única de todo Aerandir al no ser que el pequeño inventor hubiese fabricado más, si se rompía o sufría algún desperfecto Bio tendría que apañárselas sin sedantes.
Poco después Steven regresaba cargado con un saco que olía fuertemente a mar, un plato con trozos de panal que aún goteaban dorada y dulce miel y lo que parecía el hueso de uno de los cuartos traseros de un cerdo con múltiples marcas de corte, desde luego el anterior propietario de aquellos restos se había afanado por dejar limpio el hueso, y eso favorecía a la elfa aunque la visión de aquel trozo de cadáver no le hacía ninguna gracia. Realmente esos humanos se comían cualquier cosa que se les cruzara.
-Lo he conseguido todo, me va a costar un par de favores pero merecerá la pena ¿no?. ¿Podrás hacer lo que maese Bio quiere?-
-Si, incluso Bio tendrá que aceptar que soy una elfa con recursos, pero no perdamos el tiempo. quiero ese hueso convertido en fino polvo, espero que tengas fuertes brazos.-
-Bueno, no soy ningún guerrero pero...-
Elfa y humano trabajaron codo con codo durante un rato sabiendo que el tiempo estaba en su contra. Pronto tuvieron preparados los ingredientes para la elaboración del sedante a falta solo de los últimos pasos de elaboración. Escamas de cola de pez espada, separada, seleccionadas una a una y limpiadas con sumo cuidado, polvo de hueso y panal de abeja limpio de toda miel y destilado en agua purificada. En cuanto a la miel, a Níniel le gustaban las cosas dulces así que no se desaprovechó nada, sobre unas rebanadas de pan le sirvió de desayuno. Con las últimas destilaciones rápidas y mezclas adecuadas Níniel pronto tuvo en su mano la aguja llena con el sedante y se la mostró orgullosa al doctor.
-Se la llevaré inmediatamente a Bio, tú deberías quedarte aquí como dijo.-
-De eso nada, Bio no me da órdenes, además no te lo tomes a mal pero...Creo que ante un peligro me las apañaría mejor yo que tú, aunque no lo parezca.-
Subrayado el uso de la pasiva alquimia.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
El silencio de la noche se quebró con una súplica de Artur, la cual fue ignorada y el muchacho comenzó a andar con movimientos muy forzados, dirección desconocida, pero al girarse hacia donde se encontraba Erzsébeth, seguramente querría volver a la posada a acabar lo que no había podido con anterioridad. Su paso era lento e indeciso, como si quisiese resistirse a sus propias andanzas, y el vampiro no pudo evitar poner un gesto de sorpresa. A medida que se acercaba, el brillo tenue de sus ojos tomaba fuerza y podía apreciarse que era algo mágico... ¿o no? Parecía todo muy irreal hasta que Artur comenzó a correr. Erzsébeth aprovechó la oscuridad que se cernía sobre sí para girar sobre sí mismo, salir de detrás del árbol que le daba cobijo y propinarle un codazo ascendente en la barbilla al joven, que no tuvo tiempo ni de quejarse antes de caer inconsciente con un sonido sordo contra el suelo cubierto de hojas maduras. Su cara, incluso con los ojos cerrados, reflejaba sorpresa ante aquel ataque gratuito.
Percibió que algo se removía al otro lado de los árboles, pero no quiso darle mayor importancia. Primero se agachó y se aseguró de que Artur aún respirase, ya que tenía la barbilla y tabique nasal sangrando y no tenía buena pinta. Le abrió los párpados y pudo apreciar que los ojos seguían inmóviles allí, con esa luz amarillenta y la pupila temblorosa.
—¿Qué clase de amigos tienes tú? —preguntó, sabiendo que no obtendría respuesta. Agarró el cuerpo del hijo de Doc y lo arrastró hasta el árbol más cercano, procurando que estuviese lo más oculto posible, sacó una de las cuerdas que llevaba siempre en la pequeña mochila, y rodeó al muchacho con la misma. Hizo tres tipos de nudos diferentes, apresando su parte abdominal y brazos, sacudió sus manos y volvió a colocarse los guantes.
No había imaginado que algo se movía entre los árboles, de hecho escuchó una voz que le obligó a correr hacia la fuente. De la fuente la figura había emergido como una sirena, largos y pálidos cabellos descansaban por su pecho, cubierta su cara por una capucha grisácea y con un pájaro que todavía no había visto en el hombro. Parecía un búho, y ella parecía de todo menos buena chica. Hiel comenzó a graznar y a picarle un moflete a Erzsébeth, y le indicó que saliese volando por si ocurría cualquier cosa. El pájaro, inteligente, comprendió y se marchó no muy lejos. Lo suficiente como para defender a su dueña si las cosas iban a peor. Al parecer, la figura había salido de la total penumbra porque alguien se había acercado demasiado y había hecho más ruido del que debía. Bio.
Lo vio caminar hacia la mujer, como un perro obediente. Ofrecía a su vez resistencia, pero no lograba detenerse. ¿Control mental? pensó el vampiro, a la vez que cogía sus dagas y comenzaba a darle vueltas en sus dedos. Corrió hacia ellos, pero al parecer la mujer también le había visto y dio un salto hacia atrás antes de que Erzsébeth pudiese cortarle con un tajo firme.
—¿Podrías ponérmelo más difícil? —preguntó la mujer, Erzsébeth se había acercado a Bio sin darle la espalda a la que parecía estarle controlando.
—¿Estás bien? ¿Qué te pasa? —Erzsébeth movió la mano frente a la cara de su compañero, pero este parecía estar cegado, sin siquiera mover los ojos hacia ella. Suspiró y de pronto dejó de sentirse los brazos. Comprendió que era una vampiresa con un control mental demasiado fuerte y poco oportuno.
Se vio sin poder resistirse frente a Bio, dagas en mano, girándolas entre sus falanges y con mirada asesina. No sabía cómo funcionaba eso de controlarle la mente a alguien, pero era tremendamente incómodo y doloroso que lo intentaran. Suponía que era doloroso porque intentaba resistirse. Comenzó a dar cortes al aire como gesto de amenaza, como solía hacer con sus enemigos cuando no podía evitar tenerlos frente a frente, ya que al parecer la vampiresa no conocía el modus operandi de "escóndete y atácales por la espalda". Intentó apuñalarle repetida pero fallidamente, primero en el abdomen, luego en las piernas, incluso tajos directos a su garganta. Sintió el éxtasis de costumbre cuando propinaba algún ataque, era algo instintivo. Si estabas peleando era para ganar y matar. Pero era Bio, y no quería herirle.
Bio se llevó algún que otro corte superficial que rasgó sus ropas, ya que Erzsébeth estaba haciendo los movimientos torpes y previsibles. Al menos todavía podía ofrecer un espectáculo lamentable. No podía permitir que aquella asquerosa manipuladora pusiera la vida de Bio en riesgo; el cazador era peligroso cuando detectaba a una presa... pero la presa no era su amigo vampiro. La presa era la zorra que estaba atreviéndose a controlarle hurgando en su sesera. Hizo tanta fuerza para detener un golpe que iba directo al corazón de su compañero, que creyó haberse roto algún tendón del brazo.
Gritó, tiró las dagas al suelo y sacudió la cabeza, llevándose las manos a la misma. Con los ojos inyectados en sangre, pudo reprimir el impulso a atacar a Bio y una sonrisa macabra se dibujó en su rostro. No habrían pasado ni diez minutos peleándose, pero se le había antojado como una eternidad: querer fallar tantas veces y no querer fallar tantas veces, querer matar a alguien pero no querer matar a ESE alguien. Se giró y arremetió contra la mujer que tenía a su espalda, propinándole una patada en el abdomen que la tiró a la fuente. Se ajustó el corsé, se acercó al agua. El búho había salido volando y Hiel le perseguía por la inmensidad de la noche, graznando y picándole con fuerza.
Agarró del pelo a la vampiresa, ahora podía ver que sus ojos eran malvas. Le tiró de las greñas hasta que esta hubo gritado.
—¿Cómo has podido resistirte? ¿CÓMO?
Erzsébeth pensó en todas las torturas que había recibido en su entrenamiento para convertirse en un espía forzado. Todas las torturas mentales, físicas y morales. Todo había vuelto al vampiro un cazador implacable, y no iba a permitir que una mentalista del tres al cuarto le arrebatara su dignidad... y al único amigo que había sido capaz de hacer en toda Lunargenta.
—Prometo que será lento —dijo, sacándola y tirándola de la fuente al piso— prometo que no usaré ni siquiera los colmillos para rasgar tu cuello, prometo que me vale con los puños para acabar contigo... —le propinó una patada en el pecho e hizo que diese varias vueltas lejos de él—. A mí nadie me manipula... y menos para hacer daño a Bio.
Percibió que algo se removía al otro lado de los árboles, pero no quiso darle mayor importancia. Primero se agachó y se aseguró de que Artur aún respirase, ya que tenía la barbilla y tabique nasal sangrando y no tenía buena pinta. Le abrió los párpados y pudo apreciar que los ojos seguían inmóviles allí, con esa luz amarillenta y la pupila temblorosa.
—¿Qué clase de amigos tienes tú? —preguntó, sabiendo que no obtendría respuesta. Agarró el cuerpo del hijo de Doc y lo arrastró hasta el árbol más cercano, procurando que estuviese lo más oculto posible, sacó una de las cuerdas que llevaba siempre en la pequeña mochila, y rodeó al muchacho con la misma. Hizo tres tipos de nudos diferentes, apresando su parte abdominal y brazos, sacudió sus manos y volvió a colocarse los guantes.
No había imaginado que algo se movía entre los árboles, de hecho escuchó una voz que le obligó a correr hacia la fuente. De la fuente la figura había emergido como una sirena, largos y pálidos cabellos descansaban por su pecho, cubierta su cara por una capucha grisácea y con un pájaro que todavía no había visto en el hombro. Parecía un búho, y ella parecía de todo menos buena chica. Hiel comenzó a graznar y a picarle un moflete a Erzsébeth, y le indicó que saliese volando por si ocurría cualquier cosa. El pájaro, inteligente, comprendió y se marchó no muy lejos. Lo suficiente como para defender a su dueña si las cosas iban a peor. Al parecer, la figura había salido de la total penumbra porque alguien se había acercado demasiado y había hecho más ruido del que debía. Bio.
Lo vio caminar hacia la mujer, como un perro obediente. Ofrecía a su vez resistencia, pero no lograba detenerse. ¿Control mental? pensó el vampiro, a la vez que cogía sus dagas y comenzaba a darle vueltas en sus dedos. Corrió hacia ellos, pero al parecer la mujer también le había visto y dio un salto hacia atrás antes de que Erzsébeth pudiese cortarle con un tajo firme.
—¿Podrías ponérmelo más difícil? —preguntó la mujer, Erzsébeth se había acercado a Bio sin darle la espalda a la que parecía estarle controlando.
—¿Estás bien? ¿Qué te pasa? —Erzsébeth movió la mano frente a la cara de su compañero, pero este parecía estar cegado, sin siquiera mover los ojos hacia ella. Suspiró y de pronto dejó de sentirse los brazos. Comprendió que era una vampiresa con un control mental demasiado fuerte y poco oportuno.
Se vio sin poder resistirse frente a Bio, dagas en mano, girándolas entre sus falanges y con mirada asesina. No sabía cómo funcionaba eso de controlarle la mente a alguien, pero era tremendamente incómodo y doloroso que lo intentaran. Suponía que era doloroso porque intentaba resistirse. Comenzó a dar cortes al aire como gesto de amenaza, como solía hacer con sus enemigos cuando no podía evitar tenerlos frente a frente, ya que al parecer la vampiresa no conocía el modus operandi de "escóndete y atácales por la espalda". Intentó apuñalarle repetida pero fallidamente, primero en el abdomen, luego en las piernas, incluso tajos directos a su garganta. Sintió el éxtasis de costumbre cuando propinaba algún ataque, era algo instintivo. Si estabas peleando era para ganar y matar. Pero era Bio, y no quería herirle.
Bio se llevó algún que otro corte superficial que rasgó sus ropas, ya que Erzsébeth estaba haciendo los movimientos torpes y previsibles. Al menos todavía podía ofrecer un espectáculo lamentable. No podía permitir que aquella asquerosa manipuladora pusiera la vida de Bio en riesgo; el cazador era peligroso cuando detectaba a una presa... pero la presa no era su amigo vampiro. La presa era la zorra que estaba atreviéndose a controlarle hurgando en su sesera. Hizo tanta fuerza para detener un golpe que iba directo al corazón de su compañero, que creyó haberse roto algún tendón del brazo.
Gritó, tiró las dagas al suelo y sacudió la cabeza, llevándose las manos a la misma. Con los ojos inyectados en sangre, pudo reprimir el impulso a atacar a Bio y una sonrisa macabra se dibujó en su rostro. No habrían pasado ni diez minutos peleándose, pero se le había antojado como una eternidad: querer fallar tantas veces y no querer fallar tantas veces, querer matar a alguien pero no querer matar a ESE alguien. Se giró y arremetió contra la mujer que tenía a su espalda, propinándole una patada en el abdomen que la tiró a la fuente. Se ajustó el corsé, se acercó al agua. El búho había salido volando y Hiel le perseguía por la inmensidad de la noche, graznando y picándole con fuerza.
Agarró del pelo a la vampiresa, ahora podía ver que sus ojos eran malvas. Le tiró de las greñas hasta que esta hubo gritado.
—¿Cómo has podido resistirte? ¿CÓMO?
Erzsébeth pensó en todas las torturas que había recibido en su entrenamiento para convertirse en un espía forzado. Todas las torturas mentales, físicas y morales. Todo había vuelto al vampiro un cazador implacable, y no iba a permitir que una mentalista del tres al cuarto le arrebatara su dignidad... y al único amigo que había sido capaz de hacer en toda Lunargenta.
—Prometo que será lento —dijo, sacándola y tirándola de la fuente al piso— prometo que no usaré ni siquiera los colmillos para rasgar tu cuello, prometo que me vale con los puños para acabar contigo... —le propinó una patada en el pecho e hizo que diese varias vueltas lejos de él—. A mí nadie me manipula... y menos para hacer daño a Bio.
Offrol: total consentimiento por parte de Bio para esta "pelea" improvisada.
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Me encontraba absorto en mis pensamientos, lograba ver algunas cosas sucediendo a mi alrededor pero todo pasaba tan lento y a la vez tan rápido, sentía que mis manos eran haladas por hilos invisibles bajo el control de algún poderoso ser, un control como no había sentido en muchos años -Reacciona- Me dije a mí mismo mientras me golpeaba la cara para intentar salir del trance y me funcionó al menos por un momento, un pequeño momento que me bastó para ver a Bath salir de las sombras y aturdir al chico de un solo golpe seco en la cara -Adiós a la sutileza- Dije con sarcasmo mientras era irremediablemente arrastrado de regreso a dar un paseo por los más oscuros lugares de mi mente -No te pido nada que no desees hacer- Dijo la voz de la vampiresa dentro de mi cabeza -Eso es lo que eres, sangre, muerte, destrucción, no niegues tu naturaleza- Su control mental se hacía tan delicado que llegué a pensar que actuaba por mi cuenta, que realmente deseaba unirme a ella y eliminar cualquier obstáculo, entre ellos, aquella rubia, que intentaba atacar a mi nueva señora.
En primera instancia tomé rápidamente mis dagas para bloquear sus ataques después de ver como fallaba en su intento de atacar a la telépata, se dirigió hacia mí sin más y mi instinto de supervivencia me hizo atacarla también sin remordimiento alguno -(¿Quién eres? ¿Por qué te ataco?)- Pensaba a ratos pero no había tiempo para distracciones, su velocidad parecía cada vez mayor al punto que mis intentos de evadir e incluso de atacar, acababan por resultar inútiles y algunos cortes fueron a dar a mi pecho rasgando mi camisa y dejando un par de delgadas líneas rojas que comenzaban a sangrar -Acábalo- Dijo la misteriosa mujer de la fuente pero al parecer las heridas habían despertado mi lado subconsciente que se resistía con mayor fuerza -BATH- Dije en voz alta al recordarla por fin, era ella, miré mis manos y me di cuenta que nos habíamos estado atacando mutuamente.
Miré a la maldita encapuchada con odio mientras intentaba defenderme y detener a mi compañera pero parecía estar muy excitada con la batalla, una sádica sonrisa se dibujaba en su rostro, la mirada de un despiadado asesino; la conocí entonces de una manera que jamás la había visto, su lado más oscuro, o tal vez había más secretos en ella que aún no me mostraba -¡¡BATH!!- Le grité de nuevo mientras abría los brazos y dejaba caer mis dagas a los lados hasta que se clavaron en el piso mojado.
Al verme vulnerable mi compañera se lanzó sobre mí en un ataque definitivo que seguramente conseguiría atravesarme el corazón como si fuera tan solo una hoja de papel, sin embargo, antes de asestar el golpe consiguió detenerse dejándome impresionado por la furia asesina que había mostrado, quedé en shock durante unos instantes mientras ella soltaba sus dagas en señal de que ya volvía a ser ella misma -¡Esto no puede ser! ¿Cómo has podido resistirte?- Dijo la encapuchada mientras intentaba retroceder pero sus movimientos fueron cortados por Bathy que ahora sí se encontraba furiosa como nunca antes, al punto que hasta a mí me había dado miedo.
La hermosa rubia arremetió con brutal salvajismo contra la mujer del búho lanzándola a la fuente para luego levantarla por el cabello, dijo algunas frases amenazantes pero para su sorpresa, los cabellos de la encapuchada comenzaron a convertirse en serpientes y su rostro en una calavera de ojos rojos brillantes para luego desvanecerse y desaparecer de ese lugar -Ahora tengo lo que necesitaba- Dijo la tétrica mujer muy cerca de mí mientras acercaba su mano a mi pecho para tomar un poco de mi sangre, reaccioné por instinto tratando de atacarla pero tan solo golpeaba el aire, como si mis puños la atravesaran sin más -¿Acáso eres un fantasma?- Susurré con enojo mientras la veía de nuevo desvanecerse en el aire, sin embargo, algo no encajaba en lo que estaba viendo, aunque podía verla acercarse o alejarse, el sonidos de sus pasos no coincidía con la ubicación de su cuerpo -Son ilusiones- Susurré para mí mismo mientras por un instante cesaba en sus ataques y se alejaba hasta el lugar donde se encontraba el hijo del médico, quien se levantaba de entre los árboles, una navaja ensangrentada en sus manos y unas cuerdas cortadas en el piso daban a entender que había logrado liberarse después de haber estado atado -Madre, estoy muy cerca de hacerte volver- Dijo el chico mientras hablaba hacia la nada, a algo que tal vez solo él podía ver, o imaginar...
En primera instancia tomé rápidamente mis dagas para bloquear sus ataques después de ver como fallaba en su intento de atacar a la telépata, se dirigió hacia mí sin más y mi instinto de supervivencia me hizo atacarla también sin remordimiento alguno -(¿Quién eres? ¿Por qué te ataco?)- Pensaba a ratos pero no había tiempo para distracciones, su velocidad parecía cada vez mayor al punto que mis intentos de evadir e incluso de atacar, acababan por resultar inútiles y algunos cortes fueron a dar a mi pecho rasgando mi camisa y dejando un par de delgadas líneas rojas que comenzaban a sangrar -Acábalo- Dijo la misteriosa mujer de la fuente pero al parecer las heridas habían despertado mi lado subconsciente que se resistía con mayor fuerza -BATH- Dije en voz alta al recordarla por fin, era ella, miré mis manos y me di cuenta que nos habíamos estado atacando mutuamente.
Miré a la maldita encapuchada con odio mientras intentaba defenderme y detener a mi compañera pero parecía estar muy excitada con la batalla, una sádica sonrisa se dibujaba en su rostro, la mirada de un despiadado asesino; la conocí entonces de una manera que jamás la había visto, su lado más oscuro, o tal vez había más secretos en ella que aún no me mostraba -¡¡BATH!!- Le grité de nuevo mientras abría los brazos y dejaba caer mis dagas a los lados hasta que se clavaron en el piso mojado.
Al verme vulnerable mi compañera se lanzó sobre mí en un ataque definitivo que seguramente conseguiría atravesarme el corazón como si fuera tan solo una hoja de papel, sin embargo, antes de asestar el golpe consiguió detenerse dejándome impresionado por la furia asesina que había mostrado, quedé en shock durante unos instantes mientras ella soltaba sus dagas en señal de que ya volvía a ser ella misma -¡Esto no puede ser! ¿Cómo has podido resistirte?- Dijo la encapuchada mientras intentaba retroceder pero sus movimientos fueron cortados por Bathy que ahora sí se encontraba furiosa como nunca antes, al punto que hasta a mí me había dado miedo.
La hermosa rubia arremetió con brutal salvajismo contra la mujer del búho lanzándola a la fuente para luego levantarla por el cabello, dijo algunas frases amenazantes pero para su sorpresa, los cabellos de la encapuchada comenzaron a convertirse en serpientes y su rostro en una calavera de ojos rojos brillantes para luego desvanecerse y desaparecer de ese lugar -Ahora tengo lo que necesitaba- Dijo la tétrica mujer muy cerca de mí mientras acercaba su mano a mi pecho para tomar un poco de mi sangre, reaccioné por instinto tratando de atacarla pero tan solo golpeaba el aire, como si mis puños la atravesaran sin más -¿Acáso eres un fantasma?- Susurré con enojo mientras la veía de nuevo desvanecerse en el aire, sin embargo, algo no encajaba en lo que estaba viendo, aunque podía verla acercarse o alejarse, el sonidos de sus pasos no coincidía con la ubicación de su cuerpo -Son ilusiones- Susurré para mí mismo mientras por un instante cesaba en sus ataques y se alejaba hasta el lugar donde se encontraba el hijo del médico, quien se levantaba de entre los árboles, una navaja ensangrentada en sus manos y unas cuerdas cortadas en el piso daban a entender que había logrado liberarse después de haber estado atado -Madre, estoy muy cerca de hacerte volver- Dijo el chico mientras hablaba hacia la nada, a algo que tal vez solo él podía ver, o imaginar...
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
A pesar de ser de noche Níniel y Steve avanzaban a buen paso por entre las casas del pequeño pueblo amparados en su caminar por la luz de Isil, la luna, una de las deidades más reverenciadas por los elfos y a la que no pocos clanes consagraban sus lugares de culto. En noches como aquella, de estar en su hogar, Níniel estaría acompañando a su madre y a su pueblo hasta el lago próximo para celebrar un hermoso ritual que duraría hasta cercano el alba y en el tras las solemnidades no faltaría la comida, la música, el baile y los relatos de los más ancianos y sabios sobre sus deidades. Qué distinta era su situación fuera de Sindorai, en vez de cantar y danzar con los suyos estaba al lado de un humano en dirección a una fuente abandonada en la cual deberían encontrarse con uno o dos vampiros para ocuparse de un hijo díscolo al que la muerte de su madre parecía haberle nublado el buen juicio y hablaba de extrañas peticiones de quien ya no se contaba entre los vivos. Aquellos pensamientos causaron que sin darse cuenta suspirara y su acompañante se preocupara por ella.
-Estoy bien, solo he recordado algo. ¿Estamos cerca ya?-
No hizo falta respuesta pues apenas unos pasos después el médico disminuyó el ritmo de sus pasos y la velocidad de sus zancadas para acto seguido apoyarse contra la pared de una de las casas, una en un estado bastante lamentable y que dejaba claro que hacía tiempo que no tenía ocupantes. Haciendo un gesto para pedir silencio instó a la peliblanca a acercarse y señaló más allá de la esquina de la casa para que ésta mirase. El lugar era una zona amplia y despejada que por su forma rectangular no dejaba lugar a dudas de que en tiempos mejores aquel lugar no debió de ser muy diferente a a las zonas ajardinadas que los humanos tenían en Lunargenta, sin embargo ahora se hallaba descuidado, con maleza por todas partes y con la naturaleza pugnando por reclamar lo que un día fue suyo. En el centro estaba la múltiples veces mencionada fuente, lo que otrora debió de ser motivo de orgullo para el pueblo estaba sin embargo en aquel momento en mal muy estado, y el agua que contenía tan sucia que ni reflejaba la luz de la luna. Níniel no pudo evitar preguntarse qué debió de pasar para que aquella parte del pueblo quedase abandonada, ¿Alguna de esas leyendas que tanto gustaban a los humanos sobre lugares encantados y zonas prohibidas?, ¿o sencillamente el agua se había vuelto insalubre?. Como fuera Níniel enseguida supo a qué se debían tantas precauciones por parte del doctor; allí al descubierto, a parte de la figura de Bio había otra, encapuchada y con un ave sobre su hombro, había algo en ella que ponía los pelos de punta aunque la peliblanca no podría decir qué era.
-¿Quién puede ser?- Pregunto en un susurro la elfa a su compañero haciendo que éste se encogiera ligeramente de hombros.
-No lo sé, nunca he visto a nadie del pueblo con una capa así, mucho menos a nadie con ese pajarraco tan grande. Su presencia es...-
-Si lo sé, es extrañamente inquietante-
Níniel volvió a asomarse con cuidado y vio desde el comienzo una escena de lo más extraña. Acababa de aparecer Bathory y tanto ella como Bio se encararon para comenzar a pelear entre sí sin que la elfa le encontrara sentido. ¿Qué hacían aquel par?, ¿No se llevaban tan bien como para jugarse el cuello el uno por la otra y viceversa?. Por si aquello no fuera lo suficientemente extraño, aquella figura se mantenía inmóvil cerca de la pelea sin hacer el menos esfuerzo por apartarse, ni siquiera su ave se inquietaba lo más mínimo.
-No veo por ningún lado a tu hijo...- Comentó la peliblanca al humano a sabiendas de que Bath había ido en su busca y había aparecido allí sin él. ¿Podía ser ese el motivo de aquella pelea?. ¿Quien era la persona encapuchada? ¿Qué podía hacer teniendo en cuenta que no entendía qué demonios estaba ocurriendo?. Ni ella ni Steven eran guerreros, no podían si no esperar a entender algo y al momento oportuno.
Eventualmente aquella lucha terminó de forma tan extraña como empezó. Bio pareció rendirse y pronunció el nombre de su compañera de nocturnos hábitos y Bath a su vez, a punto de acabar con la vida del vampiro, se detuvo justo en el instante antes a causar una herida fatal y tras gritar y arrojar sus armas al suelo atacó a la figura encapuchada que fue a parar a la fuente del sorpresivo golpe desvelando que se trataba de una mujer. La agarró de los pelos y comenzó a decir algo que Níniel no entendía bien desde donde estaba pero que por el tono no era ningún piropo. Entonces de repente el aspecto de aquella mujer cambió al de la mítica gorgona y desapareció para aparecer de nuevo cerca de Bio.
Comenzó entonces otra fase muy distinta de pelea, aquella extraña mujer aparecía y desaparecía en un parpadeo, ni Bio era capaz de alcanzarla con sus golpes, tras unos instantes en los que parecía estar jugando con los vampiros se acercó a uno de los límites del lugar bordeados por árboles y maleza y al girarse tenia cogido por el hombro al hijo del médico.
-Si joven, muy pronto volverás a ver a tu madre, a pesar de tus errores me has sido muy útil. No obstante hay aún un último servicio que debes prestarme.-
El chico sonrió y asintió como si aquellas palabras de terciopelo le hicieran sentir importante y nada fuese más importante en su vida que servir a aquella mujer. Esta se deslizó, pues su forma de andar no podía ser descrita mejor y tras colocarse trás el joven y acariciarle la mejilla le mordió y comenzó a alimentarse de él, estaban delante de otra criatura de la noche e incluso a pesar de la oscuridad sus ojos brillaron con malicia mientras se alimentaba y amenazaba con matar al humano si Bio o Bath daban un paso más. Aquello fue demasiado para Steve que salió del escondite donde estaban él y Níniel dispuesto a lanzarse contra la vampiresa.
-Y yo que había escogido este lugar por ser un sitio tranquilo...Así que este es el famoso médico del pueblo, el que no pudo salvar a su propia esposa por atender a otros...¿Quieres ver cómo otro ser querido muere sin que puedas hacer nada por evitarlo?. Entonces quédate donde estás y no molestes, enseguida acabo.-
Impotente el humano cayó de rodillas cerca de Bio, derramando lágrimas de miedo y frustración ante la escena que tenía delante.
-Es lo único que me queda, por favor...- Suplicaba, haciendo que la mujer se deleitara. Separó su boca del cuello del chico y con una sonrisa se lamió unas pequeñas gotas de sangre que resbalaban de la comisura de sus labios.
-Que tierno... No puedo negarle a un padre el reencuentro con su hijo...Ve Artur, saluda a tu padre-
El joven amplió su sonrisa de marioneta y empuñando una daga ensangrentada y con movimientos débiles y espasmódicos se lanzó contra su padre mientras la vampiresa dejaba escapar una sonora risotada.
-Y ahora vosotros mis amigos vampiros, normalmente no ataco a los de mi misma especie...Pero no soporto que ninguna ramera rubia se crea que puede golpearme y salir impune. -
La vampiresa se deshizo de su capa y mostró un atuendo ligero de combate, tomó dos dagas de su cinto yse lanzó como un rayo contra Bathory demostrando que no solo podía jugar con las mentes y los sentidos de sus rivales si no que no debía de ser subestimada en cuanto a velocidad. Lanzó un primer golpe que parecía ir directo al cuello de la rubia pero antes de llegar la imagen desapareció, la auténtica enemiga atacaba desde el flanco derecho...¿O quizá era otra ilusión?.
-Estoy bien, solo he recordado algo. ¿Estamos cerca ya?-
No hizo falta respuesta pues apenas unos pasos después el médico disminuyó el ritmo de sus pasos y la velocidad de sus zancadas para acto seguido apoyarse contra la pared de una de las casas, una en un estado bastante lamentable y que dejaba claro que hacía tiempo que no tenía ocupantes. Haciendo un gesto para pedir silencio instó a la peliblanca a acercarse y señaló más allá de la esquina de la casa para que ésta mirase. El lugar era una zona amplia y despejada que por su forma rectangular no dejaba lugar a dudas de que en tiempos mejores aquel lugar no debió de ser muy diferente a a las zonas ajardinadas que los humanos tenían en Lunargenta, sin embargo ahora se hallaba descuidado, con maleza por todas partes y con la naturaleza pugnando por reclamar lo que un día fue suyo. En el centro estaba la múltiples veces mencionada fuente, lo que otrora debió de ser motivo de orgullo para el pueblo estaba sin embargo en aquel momento en mal muy estado, y el agua que contenía tan sucia que ni reflejaba la luz de la luna. Níniel no pudo evitar preguntarse qué debió de pasar para que aquella parte del pueblo quedase abandonada, ¿Alguna de esas leyendas que tanto gustaban a los humanos sobre lugares encantados y zonas prohibidas?, ¿o sencillamente el agua se había vuelto insalubre?. Como fuera Níniel enseguida supo a qué se debían tantas precauciones por parte del doctor; allí al descubierto, a parte de la figura de Bio había otra, encapuchada y con un ave sobre su hombro, había algo en ella que ponía los pelos de punta aunque la peliblanca no podría decir qué era.
-¿Quién puede ser?- Pregunto en un susurro la elfa a su compañero haciendo que éste se encogiera ligeramente de hombros.
-No lo sé, nunca he visto a nadie del pueblo con una capa así, mucho menos a nadie con ese pajarraco tan grande. Su presencia es...-
-Si lo sé, es extrañamente inquietante-
Níniel volvió a asomarse con cuidado y vio desde el comienzo una escena de lo más extraña. Acababa de aparecer Bathory y tanto ella como Bio se encararon para comenzar a pelear entre sí sin que la elfa le encontrara sentido. ¿Qué hacían aquel par?, ¿No se llevaban tan bien como para jugarse el cuello el uno por la otra y viceversa?. Por si aquello no fuera lo suficientemente extraño, aquella figura se mantenía inmóvil cerca de la pelea sin hacer el menos esfuerzo por apartarse, ni siquiera su ave se inquietaba lo más mínimo.
-No veo por ningún lado a tu hijo...- Comentó la peliblanca al humano a sabiendas de que Bath había ido en su busca y había aparecido allí sin él. ¿Podía ser ese el motivo de aquella pelea?. ¿Quien era la persona encapuchada? ¿Qué podía hacer teniendo en cuenta que no entendía qué demonios estaba ocurriendo?. Ni ella ni Steven eran guerreros, no podían si no esperar a entender algo y al momento oportuno.
Eventualmente aquella lucha terminó de forma tan extraña como empezó. Bio pareció rendirse y pronunció el nombre de su compañera de nocturnos hábitos y Bath a su vez, a punto de acabar con la vida del vampiro, se detuvo justo en el instante antes a causar una herida fatal y tras gritar y arrojar sus armas al suelo atacó a la figura encapuchada que fue a parar a la fuente del sorpresivo golpe desvelando que se trataba de una mujer. La agarró de los pelos y comenzó a decir algo que Níniel no entendía bien desde donde estaba pero que por el tono no era ningún piropo. Entonces de repente el aspecto de aquella mujer cambió al de la mítica gorgona y desapareció para aparecer de nuevo cerca de Bio.
Comenzó entonces otra fase muy distinta de pelea, aquella extraña mujer aparecía y desaparecía en un parpadeo, ni Bio era capaz de alcanzarla con sus golpes, tras unos instantes en los que parecía estar jugando con los vampiros se acercó a uno de los límites del lugar bordeados por árboles y maleza y al girarse tenia cogido por el hombro al hijo del médico.
-Si joven, muy pronto volverás a ver a tu madre, a pesar de tus errores me has sido muy útil. No obstante hay aún un último servicio que debes prestarme.-
El chico sonrió y asintió como si aquellas palabras de terciopelo le hicieran sentir importante y nada fuese más importante en su vida que servir a aquella mujer. Esta se deslizó, pues su forma de andar no podía ser descrita mejor y tras colocarse trás el joven y acariciarle la mejilla le mordió y comenzó a alimentarse de él, estaban delante de otra criatura de la noche e incluso a pesar de la oscuridad sus ojos brillaron con malicia mientras se alimentaba y amenazaba con matar al humano si Bio o Bath daban un paso más. Aquello fue demasiado para Steve que salió del escondite donde estaban él y Níniel dispuesto a lanzarse contra la vampiresa.
-Y yo que había escogido este lugar por ser un sitio tranquilo...Así que este es el famoso médico del pueblo, el que no pudo salvar a su propia esposa por atender a otros...¿Quieres ver cómo otro ser querido muere sin que puedas hacer nada por evitarlo?. Entonces quédate donde estás y no molestes, enseguida acabo.-
Impotente el humano cayó de rodillas cerca de Bio, derramando lágrimas de miedo y frustración ante la escena que tenía delante.
-Es lo único que me queda, por favor...- Suplicaba, haciendo que la mujer se deleitara. Separó su boca del cuello del chico y con una sonrisa se lamió unas pequeñas gotas de sangre que resbalaban de la comisura de sus labios.
-Que tierno... No puedo negarle a un padre el reencuentro con su hijo...Ve Artur, saluda a tu padre-
El joven amplió su sonrisa de marioneta y empuñando una daga ensangrentada y con movimientos débiles y espasmódicos se lanzó contra su padre mientras la vampiresa dejaba escapar una sonora risotada.
-Y ahora vosotros mis amigos vampiros, normalmente no ataco a los de mi misma especie...Pero no soporto que ninguna ramera rubia se crea que puede golpearme y salir impune. -
La vampiresa se deshizo de su capa y mostró un atuendo ligero de combate, tomó dos dagas de su cinto yse lanzó como un rayo contra Bathory demostrando que no solo podía jugar con las mentes y los sentidos de sus rivales si no que no debía de ser subestimada en cuanto a velocidad. Lanzó un primer golpe que parecía ir directo al cuello de la rubia pero antes de llegar la imagen desapareció, la auténtica enemiga atacaba desde el flanco derecho...¿O quizá era otra ilusión?.
- Nota:
- Bien, a partir de este momento la vampiresa npc debe ser tratada como un Boss de rol mastereado. Tenéis libertad de acción pero debéis de tener cuidado porque es fuerte. Nuestra amiga es fuerte y rápida y además mezcla su estilo de lucha con ilusiones por lo que debéis de tenerlo en cuenta. Vuestro nivel de Int no es especialmente alto por lo que las ilusiones os deben de dar problemas. Aconsejo coordinación y lógica, y recordad que vuestras acciones contra ella no deben presuponer el éxito si no que debéis dejar la acción abierta. No obstante espero que podáis resolver la lucha en una sola ronda si lo hacéis bien.
Bath, debes tener en cuenta su ave mascota, un cuervo tiene las de perder contra semejante depredador alado nocturno, no querrás que salga herido...Pero sin el valiente esfuerzo de tu plumoso amigo...Podría estorbaros a vosotros, tú decides.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Erzsébeth ya se encontraba agachado sobre la vampiresa, con ambos puños cerrados y la respiración agitada. El calor de la noche y los nervios que había sufrido por no poder impedir sus ataques hacia Bio, le hacían estar sudoroso e incómodo, y parecía que la única salvación para su creciente incomodidad era acabar con la vida de aquella mujer de tez pálida, ojos violáceos y traicioneros. Volvió a agarrarla del pelo hasta que esta profirió un grito, se acercó súbitamente a su cara y echó hacia atrás todo el brazo, para darle recorrido al impacto del puñetazo. Cogió aire y fue a golpearle, pero en el momento en que el brazo avanzó, la imagen que tenía ante sí se desvaneció por completo. Pero no había desaparecido con la forma de aquella misteriosa damisela; sus cabellos se habían tornado serpientes de ojos mustios que siseaban y amenazaban con sus pequeños colmillitos rebañados en veneno, y su cara se había transformado en una calavera de ojos como rubíes, que pareció burlona en el momento en que se disipó.
El susto al ver que lo que tocaba se volvía aire hizo que el vampiro cayese de culo hacia atrás, con la espalda pegada a su frente y apoyando ambas manos en el suelo tras hacer gestos intentando alcanzar algo que no existía. Vio cómo la figura se materializaba a espaldas de Bio, y luego cómo se arrastraba hasta el árbol en que había atado al muchacho. No podía permitir que llegase hasta él, así que se levantó con la poca fuerza mental que le quedaba y fue a por una de sus dagas.
Justo cuando estaba llegando hasta ella, una serpiente se enroscó en su mango. Al principio parecía diminuta, lamiendo el arma con su pequeña lengua, pero luego creció y abrió la boca hasta devorar la daga por completo. Subió la mirada hasta Bio, haciéndole gestos, señalando lo que estaba viendo, pero no le hizo ni caso. ¿Se estaba volviendo loco, o es que Bio estaba tan descaradamente molesto por su intento involuntario de matarle que le ignoraba? Sacudió la cabeza y llevó la mano hasta donde había existido la daga hasta tan solo unos segundos, la serpiente siseó y se la tragó la tierra, dejando nuevamente el arma al descubierto. Bien, pensó, ahora solo me queda que me salga la gorgona al ir a recoger la otra.
Se dio la vuelta e intentó localizar palpando las hojas secas su otra daga, que debió no haberse clavado en la superficie, sino quedado oculta entre ellas. Tocó algo duro y lo sacó, pero para su sorpresa lo que estaba agarrando era una calavera con los ojos más profundos que había visto en toda su vida. La soltó acompañado por un grito y la lanzó hasta la fuente, donde esta se quebró, haciéndose pedazos, y los pedazos formaron la daga que le faltaba a Erzsébeth. Estaba empezando a mosquearse cuando creyó entender algo. Abrió los ojos y miró en ambas direcciones, llegó hasta la daga y la cogió, levantándose y suspirando con alivio.
—¿Por qué ya no estás asustada? —musitó una voz. Levantó la cabeza y se encontró con la vampiresa, con dos dagas en las manos, aproximándose hacia ella con una velocidad notable.
Cuando hubo llegado hasta la fuente y la vampiresa iba a asestarle un golpe en la garganta, se dejó caer hacia atrás, cayendo en la fuente. No cubría mucho, de hecho solo le había servido para esquivar el golpe y que la extraña mujer cayera de bruces junto a ella. Se levantó y se colocó en posición defensiva, con las dagas a la altura de la cara y alejándose con sutileza. La vampiresa se levantó y agitó su cabello. Ahora veía que no llevaba la capucha, de hecho iba muy destapada, sin embargo muy bien armada. Cuando Erzsébeth quiso seguir retrocediendo, un cuerpo robusto se lo impidió.
—¿A dónde ibas? —preguntó alguien a su espalda. Al girarse pudo ver a la gorgona nuevamente, con la calavera medio derretida, los ojos penetrantes observándola. Tragó saliva. La gorgona le impedía retroceder y la vampiresa se acercaba. Decidió usar la vieja estrategia de "mata a mi enemigo por mi", dejó que se acercase lo suficiente e intentase atacarla y se agachó, dejando que la vampiresa desvaneciese a la gorgona.
—¡PERRA! ¡ESTABAS JUGANDO CONMIGO! —dijo, al percatarse tardíamente de que se trataban de ilusiones. Pero le habían parecido tan reales que el miedo todavía continuaba en su cuerpo, así que pasó entre las piernas de la vampiresa y se fue corriendo, saltando de la fuente y buscando a Bio, para poder tramar un plan o terminar de volverse loca.
Entretanto, Hiel entretenía al búho de la vampiresa, dándole picotazos y buscando arrancarle algún ojo. Erzsébeth no confiaba en que aquel búho no escondiese nada extraño, así que silbó a su cuervo como señal de que saliese de allí y volviese más tarde. Por suerte, los cuervos eran mucho más rápidos y aunque este fuese albino, su capacidad para ocultarse entre los huecos de los árboles seguía siendo excelente. Así que voló lejos, el búho le persiguió hasta que se cansó de perseguir una estrella, y fijó la mirada en lo que ocurría en el suelo.
El susto al ver que lo que tocaba se volvía aire hizo que el vampiro cayese de culo hacia atrás, con la espalda pegada a su frente y apoyando ambas manos en el suelo tras hacer gestos intentando alcanzar algo que no existía. Vio cómo la figura se materializaba a espaldas de Bio, y luego cómo se arrastraba hasta el árbol en que había atado al muchacho. No podía permitir que llegase hasta él, así que se levantó con la poca fuerza mental que le quedaba y fue a por una de sus dagas.
Justo cuando estaba llegando hasta ella, una serpiente se enroscó en su mango. Al principio parecía diminuta, lamiendo el arma con su pequeña lengua, pero luego creció y abrió la boca hasta devorar la daga por completo. Subió la mirada hasta Bio, haciéndole gestos, señalando lo que estaba viendo, pero no le hizo ni caso. ¿Se estaba volviendo loco, o es que Bio estaba tan descaradamente molesto por su intento involuntario de matarle que le ignoraba? Sacudió la cabeza y llevó la mano hasta donde había existido la daga hasta tan solo unos segundos, la serpiente siseó y se la tragó la tierra, dejando nuevamente el arma al descubierto. Bien, pensó, ahora solo me queda que me salga la gorgona al ir a recoger la otra.
Se dio la vuelta e intentó localizar palpando las hojas secas su otra daga, que debió no haberse clavado en la superficie, sino quedado oculta entre ellas. Tocó algo duro y lo sacó, pero para su sorpresa lo que estaba agarrando era una calavera con los ojos más profundos que había visto en toda su vida. La soltó acompañado por un grito y la lanzó hasta la fuente, donde esta se quebró, haciéndose pedazos, y los pedazos formaron la daga que le faltaba a Erzsébeth. Estaba empezando a mosquearse cuando creyó entender algo. Abrió los ojos y miró en ambas direcciones, llegó hasta la daga y la cogió, levantándose y suspirando con alivio.
—¿Por qué ya no estás asustada? —musitó una voz. Levantó la cabeza y se encontró con la vampiresa, con dos dagas en las manos, aproximándose hacia ella con una velocidad notable.
Cuando hubo llegado hasta la fuente y la vampiresa iba a asestarle un golpe en la garganta, se dejó caer hacia atrás, cayendo en la fuente. No cubría mucho, de hecho solo le había servido para esquivar el golpe y que la extraña mujer cayera de bruces junto a ella. Se levantó y se colocó en posición defensiva, con las dagas a la altura de la cara y alejándose con sutileza. La vampiresa se levantó y agitó su cabello. Ahora veía que no llevaba la capucha, de hecho iba muy destapada, sin embargo muy bien armada. Cuando Erzsébeth quiso seguir retrocediendo, un cuerpo robusto se lo impidió.
—¿A dónde ibas? —preguntó alguien a su espalda. Al girarse pudo ver a la gorgona nuevamente, con la calavera medio derretida, los ojos penetrantes observándola. Tragó saliva. La gorgona le impedía retroceder y la vampiresa se acercaba. Decidió usar la vieja estrategia de "mata a mi enemigo por mi", dejó que se acercase lo suficiente e intentase atacarla y se agachó, dejando que la vampiresa desvaneciese a la gorgona.
—¡PERRA! ¡ESTABAS JUGANDO CONMIGO! —dijo, al percatarse tardíamente de que se trataban de ilusiones. Pero le habían parecido tan reales que el miedo todavía continuaba en su cuerpo, así que pasó entre las piernas de la vampiresa y se fue corriendo, saltando de la fuente y buscando a Bio, para poder tramar un plan o terminar de volverse loca.
Entretanto, Hiel entretenía al búho de la vampiresa, dándole picotazos y buscando arrancarle algún ojo. Erzsébeth no confiaba en que aquel búho no escondiese nada extraño, así que silbó a su cuervo como señal de que saliese de allí y volviese más tarde. Por suerte, los cuervos eran mucho más rápidos y aunque este fuese albino, su capacidad para ocultarse entre los huecos de los árboles seguía siendo excelente. Así que voló lejos, el búho le persiguió hasta que se cansó de perseguir una estrella, y fijó la mirada en lo que ocurría en el suelo.
Offrol: Igual que se lo dije a Bio te lo digo a ti, no me parece nada divertido tener que seguir límites e incluso instrucciones en este tipo de roles si no lo demanda un máster. Pero ya que ambos habéis querido, me limito a seguiros el rollo.
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Los acontecimientos habían dado un giro inesperado con la repentina aparición del médico, no por él mismo, sino porque, tal como lo imaginaba, mis advertencias no habían sido suficientes para detener a la elfa que también había venido al lugar, tan solo lo sospechaba, pero al buscarla en la dirección de donde había aparecido el médico, me había dado algunas pistas para encontrarla, ese cabello blanco difícilmente pasaba desapercibido a la distancia que se encontraba de mí.
La malvada vampiresa, que ahora parecía más una asesina sigilosa, parecía estar divirtiéndose con nosotros, podría ya habernos matado, pero tan solo parecía disfrutar de nuestra impotencia para hacerle algo, una daga hizo un ligero corte en mi espalda mientras yo me defendía con mis dagas hacia adelante, de la que se me acercaba por el frente, que acabó siendo tan solo una distracción -Nos hará polvo si no hacemos algo- Susurré mientras intentaba pensar en un plan; mientras tanto, el joven Artur, como una marioneta poseída avanzaba decidido hacia su padre de la manera más amenazante posible, la figura de la vampira que se alimentaba de él parecía haberse desvanecido tras darle la orden de atacar a su padre; intenté interponerme pero mis pasos fueron cortados de nuevo por la figura alterada de la vampiresa, que ahora parecía escupir serpientes por la boca, sin embargo, no hacían ruido al caer al piso -Solo ilusiones- Intenté controlar mis emociones para ignorar la imagen de las serpientes y concentrarme en la silueta que no me dejaba pasar, lamentablemente aunque lo intentara, tal vez no llegaría a tiempo para detener al chico, las ilusiones habían conseguido apartarme del médico que seguía de rodillas y su hijo estaba por llegar -No eres la única que conoce juegos mentales- murmuré mientras enfocaba mis pensamientos hasta alcanzar la mente de Artur e infundirle la intimidación suficiente para detenerlo[1], cuidando al mismo tiempo no sobrecargar su cerebro, el choque entre mi técnica de intimidación y la técnica de control de la vampiresa podrían tal vez causarle algún daño severo, así que solo usé la cantidad de fuerza mental que creí necesaria para detenerlo, la fuerza de mi técnica debería mantenerlo neutralizado al menos unos instantes, lo suficiente para que, si se atrevía a salir, Niniel pudiera sedarlo y sacarlo de ahí.
Esperaba haber conseguido detener al chico al menos un par de minutos, ahora comenzaba una nueva fase del plan, alejar a la vampiresa del chico esperando que no se hubiese dado cuenta de mi plan, podría tal vez asomarse a mi mente y leer mis pensamientos, pero, en esta nueva fase de la pelea, las ilusiones parecían sustituir a su telepatía, difícilmente alguien podría ser tan poderoso como para usar su mente en ambas cosas y al mismo tiempo realizar ataques físicos rápidos y precisos como los que ella hacía, así que debía tener sus límites también, seguramente no podría usar telepatía e ilusiones al mismo tiempo.
Era tan solo una teoría, pero de ser cierto resultaría darnos una pequeña ventaja, o al menos menguar la ventaja que ella tenía sobre nosotros; busqué a Bathy con la mirada y la encontré luchando con... ¿Nada?... apenas podía distinguir figuras borrosas pero ella parecía verlas perfectamente; corrí para acercarme a ella pero mis pasos eran cortados con frecuencia por más ilusiones, me cubría de todas al no saber cuál de ellas era real, algunas solo me daban un susto, mientras que otras se estrellaban contra mis dagas, tenía una velocidad impresionante, pero si lograba descubrir a la real, seguramente podría igualar su rapidez y darle algún golpe rápido y letal; pero antes debía reducir el campo de batalla -¡¡Bath!!- Grité mientras levantaba la mano indicándole que se acercara, en un campo reducido lograría encontrar a la verdadera y contra atacar.
La malvada vampiresa, que ahora parecía más una asesina sigilosa, parecía estar divirtiéndose con nosotros, podría ya habernos matado, pero tan solo parecía disfrutar de nuestra impotencia para hacerle algo, una daga hizo un ligero corte en mi espalda mientras yo me defendía con mis dagas hacia adelante, de la que se me acercaba por el frente, que acabó siendo tan solo una distracción -Nos hará polvo si no hacemos algo- Susurré mientras intentaba pensar en un plan; mientras tanto, el joven Artur, como una marioneta poseída avanzaba decidido hacia su padre de la manera más amenazante posible, la figura de la vampira que se alimentaba de él parecía haberse desvanecido tras darle la orden de atacar a su padre; intenté interponerme pero mis pasos fueron cortados de nuevo por la figura alterada de la vampiresa, que ahora parecía escupir serpientes por la boca, sin embargo, no hacían ruido al caer al piso -Solo ilusiones- Intenté controlar mis emociones para ignorar la imagen de las serpientes y concentrarme en la silueta que no me dejaba pasar, lamentablemente aunque lo intentara, tal vez no llegaría a tiempo para detener al chico, las ilusiones habían conseguido apartarme del médico que seguía de rodillas y su hijo estaba por llegar -No eres la única que conoce juegos mentales- murmuré mientras enfocaba mis pensamientos hasta alcanzar la mente de Artur e infundirle la intimidación suficiente para detenerlo[1], cuidando al mismo tiempo no sobrecargar su cerebro, el choque entre mi técnica de intimidación y la técnica de control de la vampiresa podrían tal vez causarle algún daño severo, así que solo usé la cantidad de fuerza mental que creí necesaria para detenerlo, la fuerza de mi técnica debería mantenerlo neutralizado al menos unos instantes, lo suficiente para que, si se atrevía a salir, Niniel pudiera sedarlo y sacarlo de ahí.
Esperaba haber conseguido detener al chico al menos un par de minutos, ahora comenzaba una nueva fase del plan, alejar a la vampiresa del chico esperando que no se hubiese dado cuenta de mi plan, podría tal vez asomarse a mi mente y leer mis pensamientos, pero, en esta nueva fase de la pelea, las ilusiones parecían sustituir a su telepatía, difícilmente alguien podría ser tan poderoso como para usar su mente en ambas cosas y al mismo tiempo realizar ataques físicos rápidos y precisos como los que ella hacía, así que debía tener sus límites también, seguramente no podría usar telepatía e ilusiones al mismo tiempo.
Era tan solo una teoría, pero de ser cierto resultaría darnos una pequeña ventaja, o al menos menguar la ventaja que ella tenía sobre nosotros; busqué a Bathy con la mirada y la encontré luchando con... ¿Nada?... apenas podía distinguir figuras borrosas pero ella parecía verlas perfectamente; corrí para acercarme a ella pero mis pasos eran cortados con frecuencia por más ilusiones, me cubría de todas al no saber cuál de ellas era real, algunas solo me daban un susto, mientras que otras se estrellaban contra mis dagas, tenía una velocidad impresionante, pero si lograba descubrir a la real, seguramente podría igualar su rapidez y darle algún golpe rápido y letal; pero antes debía reducir el campo de batalla -¡¡Bath!!- Grité mientras levantaba la mano indicándole que se acercara, en un campo reducido lograría encontrar a la verdadera y contra atacar.
Offrol: [1] He usado mi habilidad de Nivel 3: Espíritus de los muertos.
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
La situación no pintaba nada bien para los vampiros pues su enemiga jugaba con ellos a su antojo y lograba desgastarlos golpe a golpe mientras que ellos solo alcanzaban a alguna de sus ilusiones consiguiendo con ello poco más que cansarse y divertir a la mujer. Mientras el plato fuerte del espectáculo de la vampiresa seguía su curso, con Artur acercándose a su padre sin que este hiciera nada por apartarse de su hijo, sin entender lo que ocurría y pensando quizá en que todo se solucionaría una vez que se fundiera en un abrazo con la única familia que le quedaba. Una imprudencia a ojos de cualquiera que no estuviese en su lugar pero comprensible para quienes entendían que el amor es ciego, incluyendo el amor por un hijo. Aquella vampiresa era astuta y cruel al usar esa unión para su provecho y satisfacción, un corazón tan negro...¿De qué no sería capaz?.
Para Níniel la situación no era mucho más clara que para los demás, podía ver como aquella mujer parecía tener el don de aparecer y desaparecer a voluntad para atacar pero había más acciones y reacciones por parte de los vampiros que indicaban que había algo más allá de lo que simplemente parecía estar ocurriendo. Aquel par estaban reaccionando a algo que la peliblanca no podía ver y que les hacía actuar a sus ojos como un par de locos o alguien afectado por alguna sustancia alucinógena.¿Estaban envenenados?,¿afectados por alguna magia como la que ya había visto usar a cierto pequeño brujo de formas tan maquiavélicas como eficaces?. Reaccionar a cosas que no estaban ahí...Pero si en su cabeza...¿Podía un vampiro hacer algo así?. Sabía que en muchas historias se les atribuía un poder de sugestión a los nosferatum, en muchas novelas usado para seducir doncellas y después alimentarse de ellas, ¿estaba viendo eso mismo pero afinado?. En ese caso ella misma estaba viendo cosas que no eran reales, aquella mujer no estaba apareciendo y desapareciendo, tampoco multiplicándose, había solo una y lo demás era una sugestión mental tan sutil que hasta ese momento no había dudado de lo que veía. Era un alivio saber eso pues, incluso si estuviese delante de una vampiresa realmente capaz de hacer todo cuanto sus ojos veían, no tenía más remedió que actuar y ayudar a los demás, ya había visto bastante. No obstante había un problema, por mucho que supiese que se enfrentaba a ilusiones eso no significaba que pudiera distinguirlas de la enemiga real. El alivio había durado poco.
Níniel reunió todo el coraje que pudo y tras bendecir su bastón para poder tratar de ser un objetivo menos vulnerable y más útil salió de detrás de aquella casa lanzándose en primer lugar hacia Steve, que malentendiendo la momentánea congoja de su hijo se acercaba a él tratando de convencerlo de que dejara el arma. Si en el tiempo que le llevó llegar hasta el doctor y su hijo la vampiresa trató de engañarla con sus trucos, no funcionó, o al menos Níniel no vio nada que la impidiese alcanzar a los humanos. Con un golpe de barrido de su bastón derribó al más joven e inmediatamente le inyectó el sedante eliminando uno de los problemas aunque no el más grande.
-Llévatelo de aquí vamos.- Ordenó apresurádamente aunque sin que su voz dejara de sonar melodiosa.
-No te dejaré hacer eso elfa, ni siquiera por la curiosidad que me da que alguien de tu raza se mezcle con aquellos a los que llamáis "Malditos". Puede que tu seas resistente a mi juego pero nadie es...-
Un fuerte ulular interrumpió su frase lapidaria y la figura de aquel gran ave que antes estuviese sobre el hombro de la mujer se recortó en el cielo, majestuosa. Se posó sobre lo más alto de la fuente y tras mirar a todos los allí presentes, y para sorpresa de Níniel, comenzó a hablar.
-Se hace tarde, vámonos, el maestro nos llama-
-Pero...-
-Sin peros, el tiempo se agota.-
Hubo un gran destello de luz cegadora y cuando por fin Níniel pudo volver a ver algo con claridad ya no había ni rastro de la vampiresa y su extraño búho parlante. La peliblanca no sabía cómo sentirse, aliviada por estar a salvo, asustada temiendo que fuera otro truco o con el amargor de quien sabe que, de haber continuado, la pelea no se hubiese decantado a su favor ni con todo el empeño del mundo. Al final, de algún modo habían ganado, o algo que se le parecía.
Para Níniel la situación no era mucho más clara que para los demás, podía ver como aquella mujer parecía tener el don de aparecer y desaparecer a voluntad para atacar pero había más acciones y reacciones por parte de los vampiros que indicaban que había algo más allá de lo que simplemente parecía estar ocurriendo. Aquel par estaban reaccionando a algo que la peliblanca no podía ver y que les hacía actuar a sus ojos como un par de locos o alguien afectado por alguna sustancia alucinógena.¿Estaban envenenados?,¿afectados por alguna magia como la que ya había visto usar a cierto pequeño brujo de formas tan maquiavélicas como eficaces?. Reaccionar a cosas que no estaban ahí...Pero si en su cabeza...¿Podía un vampiro hacer algo así?. Sabía que en muchas historias se les atribuía un poder de sugestión a los nosferatum, en muchas novelas usado para seducir doncellas y después alimentarse de ellas, ¿estaba viendo eso mismo pero afinado?. En ese caso ella misma estaba viendo cosas que no eran reales, aquella mujer no estaba apareciendo y desapareciendo, tampoco multiplicándose, había solo una y lo demás era una sugestión mental tan sutil que hasta ese momento no había dudado de lo que veía. Era un alivio saber eso pues, incluso si estuviese delante de una vampiresa realmente capaz de hacer todo cuanto sus ojos veían, no tenía más remedió que actuar y ayudar a los demás, ya había visto bastante. No obstante había un problema, por mucho que supiese que se enfrentaba a ilusiones eso no significaba que pudiera distinguirlas de la enemiga real. El alivio había durado poco.
Níniel reunió todo el coraje que pudo y tras bendecir su bastón para poder tratar de ser un objetivo menos vulnerable y más útil salió de detrás de aquella casa lanzándose en primer lugar hacia Steve, que malentendiendo la momentánea congoja de su hijo se acercaba a él tratando de convencerlo de que dejara el arma. Si en el tiempo que le llevó llegar hasta el doctor y su hijo la vampiresa trató de engañarla con sus trucos, no funcionó, o al menos Níniel no vio nada que la impidiese alcanzar a los humanos. Con un golpe de barrido de su bastón derribó al más joven e inmediatamente le inyectó el sedante eliminando uno de los problemas aunque no el más grande.
-Llévatelo de aquí vamos.- Ordenó apresurádamente aunque sin que su voz dejara de sonar melodiosa.
-No te dejaré hacer eso elfa, ni siquiera por la curiosidad que me da que alguien de tu raza se mezcle con aquellos a los que llamáis "Malditos". Puede que tu seas resistente a mi juego pero nadie es...-
Un fuerte ulular interrumpió su frase lapidaria y la figura de aquel gran ave que antes estuviese sobre el hombro de la mujer se recortó en el cielo, majestuosa. Se posó sobre lo más alto de la fuente y tras mirar a todos los allí presentes, y para sorpresa de Níniel, comenzó a hablar.
-Se hace tarde, vámonos, el maestro nos llama-
-Pero...-
-Sin peros, el tiempo se agota.-
Hubo un gran destello de luz cegadora y cuando por fin Níniel pudo volver a ver algo con claridad ya no había ni rastro de la vampiresa y su extraño búho parlante. La peliblanca no sabía cómo sentirse, aliviada por estar a salvo, asustada temiendo que fuera otro truco o con el amargor de quien sabe que, de haber continuado, la pelea no se hubiese decantado a su favor ni con todo el empeño del mundo. Al final, de algún modo habían ganado, o algo que se le parecía.
Níniel Thenidiel
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
Si algo me había ayudado antes, en los peores momentos, era sin duda la más inútil de mis habilidades aprendidas, un muy agudo sentido del oído, y esta vez no sería diferente, mis ojos eran engañados sin remedio alguno, difícilmente podría distinguir lo real de lo ilulsorio, pero estaba seguro de que escuchaba sus pasos, y que estos no siempre venían de la misma dirección de donde provenían sus imágenes; cerré los ojos y me preparé con los brazos extendidos hacia los lados para reaccionar en el momento indicado, en principio escuché unos pasos que se acercaban, aunque en un instante cambiaron de dirección, al parecer, la ilusión comenzaba como algo real, y al cambiar de rumbo, seguía proyectando a mi mente la misma imagen de antes, sin darme cuenta que la real había cambiado su curso, bastante ingenioso, pero al tener mis ojos cerrados no sería engañado por esa técnica, aunque igual su velocidad seguía siendo otro problema, y antes que pudiera defenderme deslizó la fina hoja de su daga por mi abdomen, aunque solo logró hacer un insignificante corte debido a que conseguí retroceder de un salto.
Poco a poco comenzaba a tomarle el ritmo, al segundo ataque me preparé con más cuidado y tras agacharme levanté una de mis dagas en la dirección de donde provenía el sonido de sus pisadas, a la altura del abdomen, sintiendo claramente como la daga alcanzaba rozar algo, tal vez piel, tal vez solo su vestimenta, pero algo había alcanzado, estaba seguro de ello -Maldito seas- Dijo la ilusionista mientras se alejaba hasta detener sus pasos, sin embargo, la pelea fue interrumpida bruscamente cuando la vampiresa se dirigió a Niniel, al parecer comenzábamos a desesperarla, si se enojaba no podría mantener la misma concentración para realizar con éxito sus técnicas mentales y entonces estaría perdida, sin embargo, no éramos los únicos que pensábamos eso, pues la chica parecía seguir órdenes de alguien más que también había estado atento a la batalla.
El Buho que se había mantenido sobrevolando el área después de desistir en su persecución del pequeño cuervo, se acercó hasta posarse sobre la fuente y entonces para sorpresa de todos... Habló, diciendo que el Maestro los esperaba, esto había dejado infinidad de preguntas en mi mente, no tenía idea de a qué nos enfrentábamos, un búho que habla no era la cosa más común de ver en Aerandir, pero ese lo había hecho, y ahora, intentando resolver un misterio me había tropezado con otro mucho peor; la vampiresa se desvaneció en otra de sus ilusiones aunque en su rostro expresaba molestia por tener que retirarse, un brillo cegador había llenado toda la escena y al abrir de nuevo los ojos para ver, ya habían desaparecido.
Las lastimosas palabras del médico llamaron mi atención -No pude salvar a tu madre, y ahora he fallado también contigo- Dijo Steve mientras dejaba caer algunas lágrimas sobre el rostro del chico que de hecho, solo parecía estar desmayado, seguramente no se refería a salvarlo físicamente, sino a llevarlo por el buen camino, por las palabras que vivieron después -Soy un pésimo padre, si tu madre nos viera ahora me odiaría- Justo en ese momento la fuente comenzó a brillar de una manera que no había ocurrido antes, preparé rápidamente mis dagas ante un posible nuevo ataque pero no fue necesario, una voz tan dulce como serena se hizo escuchar mientras, para mi sorpresa, y seguro para sorpresa de los presentes, una figura aparecía tras el médico colocando una mano en su hombro -Yo jamás podría odiarte... Todos tienen un destino, el mío fue morir, el tuyo es vivir- Su mano, aunque permanecía sobre el hombro de Steve, parecía atravesarlo cada vez que se movía, el médico parecía no notarlo que sucedía, pues su rostro de sorpresa fue un poema cuando alzó la mirada y logró ver aquella silueta -No puedes cambiar el pasado, pero puedes moldear el futuro, sí tú eres feliz, yo también lo seré, donde quiera que esté- La figura femenina se acercó hasta casi tocar el pecho de Artur -Él aún vive, su tiempo no ha llegado... Ni el tuyo- Dijo esta última palabra mientras casi acariciaba la mejilla de Steve evaporando una lágrima que desfilaba por el rostro del médico -Solo podré ser feliz si tú lo eres- Fueron las últimas palabras de la figura que desapareció en un breve destello de luz.
Yo por mi parte, caí de rodillas al piso, en parte por agotamiento, pero a la vez impresionado -(¿Era realmente un fantasma? ¿Lo era?)- Repetía en mis pensamientos una y otra vez, si existían, podría buscar la manera de volver a hablar con mi esposa muerta, este final me había dejado profundamente perturbado, tanto que de momento no pude preocuparme por Bath o Niniel, mi mente era invadida por el deseo renacido de volverla a ver, y esta nueva experiencia me había ofrecido la posibilidad de cumplir ese sueño, por ahora, tenía demasiado en qué pensar, lo mejor sería estar solo, así que aprovechando la conmoción de aquel instante corrí de prisa hasta desaparecer entre las sombras de la noche; Bath seguramente haría lo mismo, tal vez para seguirme, o tal vez para adelantarse hasta la casa de Manuela, y Niniel por su parte, seguramente decidiría quedarse para ayudar al médico con su hijo...
Poco a poco comenzaba a tomarle el ritmo, al segundo ataque me preparé con más cuidado y tras agacharme levanté una de mis dagas en la dirección de donde provenía el sonido de sus pisadas, a la altura del abdomen, sintiendo claramente como la daga alcanzaba rozar algo, tal vez piel, tal vez solo su vestimenta, pero algo había alcanzado, estaba seguro de ello -Maldito seas- Dijo la ilusionista mientras se alejaba hasta detener sus pasos, sin embargo, la pelea fue interrumpida bruscamente cuando la vampiresa se dirigió a Niniel, al parecer comenzábamos a desesperarla, si se enojaba no podría mantener la misma concentración para realizar con éxito sus técnicas mentales y entonces estaría perdida, sin embargo, no éramos los únicos que pensábamos eso, pues la chica parecía seguir órdenes de alguien más que también había estado atento a la batalla.
El Buho que se había mantenido sobrevolando el área después de desistir en su persecución del pequeño cuervo, se acercó hasta posarse sobre la fuente y entonces para sorpresa de todos... Habló, diciendo que el Maestro los esperaba, esto había dejado infinidad de preguntas en mi mente, no tenía idea de a qué nos enfrentábamos, un búho que habla no era la cosa más común de ver en Aerandir, pero ese lo había hecho, y ahora, intentando resolver un misterio me había tropezado con otro mucho peor; la vampiresa se desvaneció en otra de sus ilusiones aunque en su rostro expresaba molestia por tener que retirarse, un brillo cegador había llenado toda la escena y al abrir de nuevo los ojos para ver, ya habían desaparecido.
Las lastimosas palabras del médico llamaron mi atención -No pude salvar a tu madre, y ahora he fallado también contigo- Dijo Steve mientras dejaba caer algunas lágrimas sobre el rostro del chico que de hecho, solo parecía estar desmayado, seguramente no se refería a salvarlo físicamente, sino a llevarlo por el buen camino, por las palabras que vivieron después -Soy un pésimo padre, si tu madre nos viera ahora me odiaría- Justo en ese momento la fuente comenzó a brillar de una manera que no había ocurrido antes, preparé rápidamente mis dagas ante un posible nuevo ataque pero no fue necesario, una voz tan dulce como serena se hizo escuchar mientras, para mi sorpresa, y seguro para sorpresa de los presentes, una figura aparecía tras el médico colocando una mano en su hombro -Yo jamás podría odiarte... Todos tienen un destino, el mío fue morir, el tuyo es vivir- Su mano, aunque permanecía sobre el hombro de Steve, parecía atravesarlo cada vez que se movía, el médico parecía no notarlo que sucedía, pues su rostro de sorpresa fue un poema cuando alzó la mirada y logró ver aquella silueta -No puedes cambiar el pasado, pero puedes moldear el futuro, sí tú eres feliz, yo también lo seré, donde quiera que esté- La figura femenina se acercó hasta casi tocar el pecho de Artur -Él aún vive, su tiempo no ha llegado... Ni el tuyo- Dijo esta última palabra mientras casi acariciaba la mejilla de Steve evaporando una lágrima que desfilaba por el rostro del médico -Solo podré ser feliz si tú lo eres- Fueron las últimas palabras de la figura que desapareció en un breve destello de luz.
Yo por mi parte, caí de rodillas al piso, en parte por agotamiento, pero a la vez impresionado -(¿Era realmente un fantasma? ¿Lo era?)- Repetía en mis pensamientos una y otra vez, si existían, podría buscar la manera de volver a hablar con mi esposa muerta, este final me había dejado profundamente perturbado, tanto que de momento no pude preocuparme por Bath o Niniel, mi mente era invadida por el deseo renacido de volverla a ver, y esta nueva experiencia me había ofrecido la posibilidad de cumplir ese sueño, por ahora, tenía demasiado en qué pensar, lo mejor sería estar solo, así que aprovechando la conmoción de aquel instante corrí de prisa hasta desaparecer entre las sombras de la noche; Bath seguramente haría lo mismo, tal vez para seguirme, o tal vez para adelantarse hasta la casa de Manuela, y Niniel por su parte, seguramente decidiría quedarse para ayudar al médico con su hijo...
Off: He saltado el turno de Bath con su autorización pues andará ocupada hasta el fin de semana buceando =)
Othel me ha autorizado al uso moderado de un fantasma, se puede verificar con él ante cualquier duda =p
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Aerandiano de honor
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Re: [Cerrado] Lágrimas en la fuente [Interpretativo-LIBRE]
+2 puntos de habilidad pasiva Alquimia para Níniel.
Ya conoces los procedimientos.
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