Ocio adquirido [Interpretativo] [Libre] [TEMA CERRADO]
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Re: Ocio adquirido [Interpretativo] [Libre] [TEMA CERRADO]
Click el niño de porcelana cambia su actitud fría y desinteresada punto, los matones ahora son agresivos. Punto. click click sonreí de medio lado, ahora iba comprendiendo mejor las cosas. ¡El chico podía ver lo que acontecería! entonces era un brujo, claro… todo tenía sentido, mi poca confianza hacia él, esa apariencia tan frágil y un no sé qué que enervaba la punta de mis pelos al punto de casi temerle. Con el misterioso misterio resuelto me sentía completamente realizada. Me volví con una sonrisa triunfante a mis asuntos con ese abominable par. Ah… por favor caballer…¡mierda!. Apenas tuve tiempo de gritar cuando me zambullí al suelo hasta casi besar los ensangrentados labios del borracho inconsciente a mis pies. Ugh… te veías mejor despierto.
No tenía ni puta idea de donde carajos ese mal nacido había sacado un cuchillo tan negro como el averno, pero tampoco era algo que me importara, brujo no era, y de la forma en la que me rozó era imposible que aquello fuese solo una ilusión. Aquello era real, un maldito desmadre labrado cuidadosamente por la chica licántropo aquí presente. Muajajaja reí con malicia observando a los alrededores mientras levantaba mis manos con los dedos hacia arriba como si estuviese apretando una pieza de arcilla invisible. Todo a nuestro alrededor era caos, era hermoso. Incluso había algo melódico en toda la situación, no tenía ni media idea de qué loco se pondría a acompañar una pelea con su instrumento, pero eso me hacía sentir que habíamos subido de nivel y ahora la pelea tabernera silvestre se había transformado en una fina pelea de élite.
¡No! grité cuando percibí que el rubio iba a por los chicos, sin embargo el del mostacho negro, casi tan negro como su arma, me bajó a tierra de un puñetazo en la sien. “No tan rápido maldita ramera. Tú eres mía” dijo con un vozarrón de macho que ni él se creía. Me levanté como pude, un alguien cualquiera que iba de paso luchando se tropezó con mi cuerpo y rodó cayendo sobre una mesa cercana. Ugh volví a quejarme desde el suelo, llevándome las manos al estómago. Me estaban usando de trapeador y no me estaba gustando nada… por una vez yo estaba limpia y venía de un día de buenas acciones y ahora el piso mugriento estaba mejor que yo. Me reí y tosí, repitiendo el ciclo tantas veces que ya no se sabía si eran risas o tos. Desde el suelo le dirigí una mirada envenenada a mi contrincante que ahora se acercaba para darme una patada en el rostro que nuevamente me sacudió hasta el alma.
Escupí un gargajo ensangrentado y miré al bastardo, se estaba cavando su propia tumba porque cada vez sentía menos el deber ser de comportarme como una humana e ir contra mi naturaleza liccántropa esperando a que una vieja herida terminase de sanar… Podía improvisar y confirmar el viejo rumor de que el lado feral de nuestra raza se curaba más deprisa dejándolo libre. La fruta prohibida llamaba y yo era débil. Mi cuerpo entero comenzó a convulsionar. El calvo no pareció extrañado y yo tampoco estaba de guasa. Con la mirada penetrante me levantaba lentamente del suelo, temblando, sintiendo como la bestia comenzaba a emerger de mis entrañas. El calor era sofocante y los movimientos involuntarios de músculos que había dejado de usar hacía ya demasiado tiempo ahora me pasaban su factura moviéndose con violencia.
Él dio un paso atrás y yo sonreí. Estábamos tan enfrascados el uno con el otro que, cuando alguien le partió una jarra en su brillante cabeza ambos nos asustamos. Mi oponente cometió un error, uno solo que casi le cuesta el pellejo. Se había vuelto hacia el inoportuno que se había metido entre nuestra pelea, y yo, aprovechando el momento finalicé mi transformación en un lobo bípedo y salté al aire para atacarle de frente, tras un aullido ensordecedor* pero… “¡Demonios!” pensé desviándome apenas a tiempo para esquivar al viejo Flanagan que se había materializado entre nosotros desde quién sabe dónde con su garrote entre manos. El viejo me miró con ojos de superioridad y en ese momento supe que ya no tendría el placer de comer las vísceras de oveja trituradas con avena y grasa de riñón cocinadas en su propio estómago y probablemente también sería vetada de ese lugar sin que me reembolsaran el pago.
Agaché la cabeza y las orejas en signo de arrepentimiento, el rabo también y cuando el viejo pareció comprarse la comedia barata me lancé al cuello del mostacho de un salto impulsado en mis patas traseras. En acto reflejo el hombre dio un paso hacia atrás con los brazos extendidos hacia arriba y cruzados más allá de su cabeza. Su cuchillo se alojó entre mi brazo derecho y el pecho, pero aquello fue solo una herida de batalla, él perdió más. Con mis garras me había hecho espacio para llegar hasta su cuello, donde le dejé mi registro dental completo y de no ser porque me separaron de él probablemente hubiese comenzado a repartir trozos de coágulos por toda la estancia. Afortunadamente, el hombre se salvó, no así sus ropas… ni las mías. El pequeño Blackuart despertó para el final de mi pelea y algo somnoliento se puso a mi lado, tomó mi mano y dijo “Mawood, tengo hambre” mientras se rascaba las lagañas en sus ojos.
No tenía ni puta idea de donde carajos ese mal nacido había sacado un cuchillo tan negro como el averno, pero tampoco era algo que me importara, brujo no era, y de la forma en la que me rozó era imposible que aquello fuese solo una ilusión. Aquello era real, un maldito desmadre labrado cuidadosamente por la chica licántropo aquí presente. Muajajaja reí con malicia observando a los alrededores mientras levantaba mis manos con los dedos hacia arriba como si estuviese apretando una pieza de arcilla invisible. Todo a nuestro alrededor era caos, era hermoso. Incluso había algo melódico en toda la situación, no tenía ni media idea de qué loco se pondría a acompañar una pelea con su instrumento, pero eso me hacía sentir que habíamos subido de nivel y ahora la pelea tabernera silvestre se había transformado en una fina pelea de élite.
¡No! grité cuando percibí que el rubio iba a por los chicos, sin embargo el del mostacho negro, casi tan negro como su arma, me bajó a tierra de un puñetazo en la sien. “No tan rápido maldita ramera. Tú eres mía” dijo con un vozarrón de macho que ni él se creía. Me levanté como pude, un alguien cualquiera que iba de paso luchando se tropezó con mi cuerpo y rodó cayendo sobre una mesa cercana. Ugh volví a quejarme desde el suelo, llevándome las manos al estómago. Me estaban usando de trapeador y no me estaba gustando nada… por una vez yo estaba limpia y venía de un día de buenas acciones y ahora el piso mugriento estaba mejor que yo. Me reí y tosí, repitiendo el ciclo tantas veces que ya no se sabía si eran risas o tos. Desde el suelo le dirigí una mirada envenenada a mi contrincante que ahora se acercaba para darme una patada en el rostro que nuevamente me sacudió hasta el alma.
Escupí un gargajo ensangrentado y miré al bastardo, se estaba cavando su propia tumba porque cada vez sentía menos el deber ser de comportarme como una humana e ir contra mi naturaleza liccántropa esperando a que una vieja herida terminase de sanar… Podía improvisar y confirmar el viejo rumor de que el lado feral de nuestra raza se curaba más deprisa dejándolo libre. La fruta prohibida llamaba y yo era débil. Mi cuerpo entero comenzó a convulsionar. El calvo no pareció extrañado y yo tampoco estaba de guasa. Con la mirada penetrante me levantaba lentamente del suelo, temblando, sintiendo como la bestia comenzaba a emerger de mis entrañas. El calor era sofocante y los movimientos involuntarios de músculos que había dejado de usar hacía ya demasiado tiempo ahora me pasaban su factura moviéndose con violencia.
Él dio un paso atrás y yo sonreí. Estábamos tan enfrascados el uno con el otro que, cuando alguien le partió una jarra en su brillante cabeza ambos nos asustamos. Mi oponente cometió un error, uno solo que casi le cuesta el pellejo. Se había vuelto hacia el inoportuno que se había metido entre nuestra pelea, y yo, aprovechando el momento finalicé mi transformación en un lobo bípedo y salté al aire para atacarle de frente, tras un aullido ensordecedor* pero… “¡Demonios!” pensé desviándome apenas a tiempo para esquivar al viejo Flanagan que se había materializado entre nosotros desde quién sabe dónde con su garrote entre manos. El viejo me miró con ojos de superioridad y en ese momento supe que ya no tendría el placer de comer las vísceras de oveja trituradas con avena y grasa de riñón cocinadas en su propio estómago y probablemente también sería vetada de ese lugar sin que me reembolsaran el pago.
Agaché la cabeza y las orejas en signo de arrepentimiento, el rabo también y cuando el viejo pareció comprarse la comedia barata me lancé al cuello del mostacho de un salto impulsado en mis patas traseras. En acto reflejo el hombre dio un paso hacia atrás con los brazos extendidos hacia arriba y cruzados más allá de su cabeza. Su cuchillo se alojó entre mi brazo derecho y el pecho, pero aquello fue solo una herida de batalla, él perdió más. Con mis garras me había hecho espacio para llegar hasta su cuello, donde le dejé mi registro dental completo y de no ser porque me separaron de él probablemente hubiese comenzado a repartir trozos de coágulos por toda la estancia. Afortunadamente, el hombre se salvó, no así sus ropas… ni las mías. El pequeño Blackuart despertó para el final de mi pelea y algo somnoliento se puso a mi lado, tomó mi mano y dijo “Mawood, tengo hambre” mientras se rascaba las lagañas en sus ojos.
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*Habilidad de la ficha de combate: Aullido Feroz
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Re: Ocio adquirido [Interpretativo] [Libre] [TEMA CERRADO]
Resultaba interesante ver lo que las personas podían hacer con sólo inducir un pequeño cambio en lo que percibían. Bastaban unas palabras, una ilusión básica, para producir una reacción en cadena de alcances insospechados. El arte de un ilusionista también pasaba por saber prever esos efectos.
Su maestro una vez lo había sentado al borde una muralla con piedras salientes y le había dado un montón de pequeños guijarros. La instrucción era simple, debía dejar que uno resbalara por la muralla hasta llegar al suelo. Fácil. Lo hizo y miró al hombre que era como un padre para él, entonces aquel le dijo que lo repitiera, pero que lo hiciera de tal forma que la piedra rebotara en los mismos salientes que la primera vez, en el mismo punto, para acabar en el mismo lugar del suelo. Parecía fácil, pero no lo era. Estuvo largo rato intentando hasta que finalmente ya había olvidado la ruta exacta que debía seguir y se rindió. Esa vez había aprendido lo sutil que se debe ser con la magia de ilusiones, pues cada persona era como un saliente móvil, cambiante. Un mismo guijarro jamás iba a seguir la misma ruta.
Ante sus ojos se develaba el mismo principio, patente, al alcance de su mano, y eso era algo que siempre había gustado de presenciar. Con una sonrisa siguió observando los eventos, los sujetos ebrios con su caótica agresividad, la licántropo dejándose golpear, aún cuando seguramente era capaz de deshacerse de la molestia con una transformación, incluso uno que trató de atacar cobardemente a los niños, sin saber que prácticamente metía las manos en un nido de víboras. Por suerte, para él, Chimar acabó con su amenaza con bastante facilidad, pues de haberse encargado Demian al menos habría corrido una buena cantidad de sangre.
Comenzó casi a jugar en su mente, apostando por predicciones sobre lo que ocurriría. Vio venir al dueño y puso atención en él, en cómo dominaba a la loba, que ahora ya era loba propiamente tal, para ser engañado antes que ella fuera por su presa. Vio ponerse de pie al pequeño e ir con ella. Era casi como un niño contemplando una escena con sus juguetes.
¡Qué fácil sería causar más caos con una ilusión en que el pequeño pareciera uno de los hombres ebrios!, pero no, eso estaba fuera de los límites de Demian. Antes había tenido una justificación, pero el chico en general no causaba daño a otros niños. Los adultos eran el problema, no los niños, por eso existían los gorriones.
Se percató entonces del ebrio del botellazo. Estaba aturdido y lento, no sólo por el golpe, claramente, pero aún no había cesado completamente en su intento de causar daño. Demian casi no perdió un instante en pensar. Se dejó prácticamente caer y rodó por el suelo, estirando su mano en el proceso. Uno de los cuchillos de la parte posterior del mostrador literalmente voló hasta su mano. Ya no tenía demasiado caso ocultar su raza, luego de haber hecho el truco con el pequeño para calmarlo, pero no era tan raro ver brujos, lo raro era ver uno asesino portando sus oscuros filos. Era preferible que supieran que era un brujo a que vieran sus armas, aunque fuera sólo por precuación.
Quedó justo detrás del borracho, sosteniendo el cuchillo hacia su garganta. Era un blanco fácil, muy fácil. Aún en el suelo, herido, aturdido por el cristal reventando en su nuca. No había gran mérito en esa victoria, pero sin embargo su cuello casi llamaba al cuchillo para terminar con su molestia. Demian dejó que el filo rozara su piel, pero...
La mirada de Chimar era su cable a tierra, recordándole que aquello de matar gente no era bien visto, en especial en un lugar tan concurrido como ese. Asesinar a alguien en público no era la mejor de las ideas. Bajó los ojos y se dio cuenta que el hombre temblaba. Al llegar por la espalda, aquel no sabía que era un chiquillo bajito el que sostenía el arma, sólo sabía que había un filo e su garganta listo para cortar su cuello y comenzaba a suplicar por su vida.
Demian lo dejó, claramente la pelea llegaba a su fin y no era necesario hacer más con ese despreciable tipo. Clavó el cuchillo en la mesa y se volvió a sentar, mirando con cara de inocencia infantil que, curiosamente, era sincera. No estaba pretendiendo nada, sólo se sentó y esperó como todo niño su comida.
—Y... ¿cuándo traen la comida? —preguntó al dueño.
Todo ese ajetreo le había abierto aún más el apetito y hasta ese come-y-calla sonaba bien para calmar sus rugiente tripas.
Demian
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Re: Ocio adquirido [Interpretativo] [Libre] [TEMA CERRADO]
Una batalla campal, la única forma de describir el momento. El fin de toda razón como asimilo en su tiempo de un viejo libro, demencia pura. En este punto lo único que se puede hacer es esquivar ataques y admirar el paisaje irracional, afortunadamente los demás parecen controlar sus impulsos violentos cuando hay niños de por medio… la mayoría de las veces al menos, nada es infalible.
Chimar detalla el bizarro espectáculo, su acompañante femenina esta recibiendo la paliza del siglo. Se prepara para intervenir pero pronto ese curso de acción queda descartado, aquella mujer comienza una vistosa transformación. Sin duda el producto resulta más interesante que su compañero infantil, fascinante. Un tema interesante que requiere investigación profunda, nada que algunas horas en la biblioteca no arreglen.
La pequeña trifulca en el local sigue su curso, incluso tiene un acompañamiento musical. Los demás comensales arrojan sillas y botellas entre sí en un intento por demostrar quién es más hombre, tal vez no tuvieron muchos juguetes de pequeños y así muestran su frustración reprimida. Una cosa esta clara, el establecimiento tendrá que remodelar durante al menos usa semana larga.
El dueño se interpone entre la loba y su presa, menuda valentía. Por un momento parece funcionar pero es una jugarreta, la criatura peluda se lanza sobre el objetivo al final. Esos dos mantienen un intercambio claramente desigual hasta que por alguna razón extraña desisten, es agradable ver que todo termina con una dentadura marcada y no chorros de sangre abundante desparramados por todos lados.
En ese momento ocurre algo de cuidado, Dem parece dejarse llevar por su instinto asesino. Chimar despabila con rapidez pero antes de poder reaccionar con propiedad el brujo ya está encima de su posible víctima, esta vez no hay ningún cubo de agua cerca para bajarle los aires al pequeño hechicero. El inventor cierra los ojos esperando lo peor pero nuevamente se lleva una grata sorpresa.
Aquel joven asesino retira su cuchillo, decide no probar sangre hoy. Parece que la mirada de Maquiavelo tuvo un buen efecto o tal vez el Gorrión más grande está aprendiendo la lección social básica, sea como sea es motivo para celebrar. El intelectual suspira aliviado, algunas veces los cambios son buenos para variar. Siguiente lección, aprender a bromear como un niño común y corriente.
Buena pregunta hermano.
Dice mientras toma el asiento de al lado, tanta emoción despertó el hambre en los presentes. Claro que todo depende del encargado, posiblemente los corra a garrotazos pero nada cuesta probar. Eventualmente la pocilga vuelve a su estado de aparente tranquilidad, sin la pelea inicial activa todos pierden el interés. Típica mentalidad civilizada, seguir a la figura más polémica en todo.
¿Y nuestro pedido?
Dice en tono alto, Flanagan se limita a mascullar algunas maldiciones y vuelve al mostrador. Le encantaría patear el trasero de los problemáticos pero algo se interpone, su avaricia tiene más potestad. No puede permitirse perder clientes, especialmente con las reformas que deberá implementar en su negocio mañana temprano. Tristemente no es la primera vez que el lugar acaba vuelto polvo, pasa una vez al mes con la puntualidad de un reloj.
Rayos… no cambie el plato…
Los matones aprovechan para retirarse por la puerta trasera, comprenden que otra arremetida podría costarles caro. Ya tienen suficiente dolor encima como para querer recibir más, gente lista. El Gorrión más inteligente se estira un poco, luego pide gestualmente a los demás que se sienten. Su acompañante felino parece estar distraído y los licántropos se encuentran en un estado pasivo de momento, el pequeño "lobo" tiene hambre también.
Chimar detalla el bizarro espectáculo, su acompañante femenina esta recibiendo la paliza del siglo. Se prepara para intervenir pero pronto ese curso de acción queda descartado, aquella mujer comienza una vistosa transformación. Sin duda el producto resulta más interesante que su compañero infantil, fascinante. Un tema interesante que requiere investigación profunda, nada que algunas horas en la biblioteca no arreglen.
La pequeña trifulca en el local sigue su curso, incluso tiene un acompañamiento musical. Los demás comensales arrojan sillas y botellas entre sí en un intento por demostrar quién es más hombre, tal vez no tuvieron muchos juguetes de pequeños y así muestran su frustración reprimida. Una cosa esta clara, el establecimiento tendrá que remodelar durante al menos usa semana larga.
El dueño se interpone entre la loba y su presa, menuda valentía. Por un momento parece funcionar pero es una jugarreta, la criatura peluda se lanza sobre el objetivo al final. Esos dos mantienen un intercambio claramente desigual hasta que por alguna razón extraña desisten, es agradable ver que todo termina con una dentadura marcada y no chorros de sangre abundante desparramados por todos lados.
En ese momento ocurre algo de cuidado, Dem parece dejarse llevar por su instinto asesino. Chimar despabila con rapidez pero antes de poder reaccionar con propiedad el brujo ya está encima de su posible víctima, esta vez no hay ningún cubo de agua cerca para bajarle los aires al pequeño hechicero. El inventor cierra los ojos esperando lo peor pero nuevamente se lleva una grata sorpresa.
Aquel joven asesino retira su cuchillo, decide no probar sangre hoy. Parece que la mirada de Maquiavelo tuvo un buen efecto o tal vez el Gorrión más grande está aprendiendo la lección social básica, sea como sea es motivo para celebrar. El intelectual suspira aliviado, algunas veces los cambios son buenos para variar. Siguiente lección, aprender a bromear como un niño común y corriente.
Buena pregunta hermano.
Dice mientras toma el asiento de al lado, tanta emoción despertó el hambre en los presentes. Claro que todo depende del encargado, posiblemente los corra a garrotazos pero nada cuesta probar. Eventualmente la pocilga vuelve a su estado de aparente tranquilidad, sin la pelea inicial activa todos pierden el interés. Típica mentalidad civilizada, seguir a la figura más polémica en todo.
¿Y nuestro pedido?
Dice en tono alto, Flanagan se limita a mascullar algunas maldiciones y vuelve al mostrador. Le encantaría patear el trasero de los problemáticos pero algo se interpone, su avaricia tiene más potestad. No puede permitirse perder clientes, especialmente con las reformas que deberá implementar en su negocio mañana temprano. Tristemente no es la primera vez que el lugar acaba vuelto polvo, pasa una vez al mes con la puntualidad de un reloj.
Rayos… no cambie el plato…
Los matones aprovechan para retirarse por la puerta trasera, comprenden que otra arremetida podría costarles caro. Ya tienen suficiente dolor encima como para querer recibir más, gente lista. El Gorrión más inteligente se estira un poco, luego pide gestualmente a los demás que se sienten. Su acompañante felino parece estar distraído y los licántropos se encuentran en un estado pasivo de momento, el pequeño "lobo" tiene hambre también.
OFF: saltamos a Finn por inactividad.
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Re: Ocio adquirido [Interpretativo] [Libre] [TEMA CERRADO]
Definitivamente aquél par no era de niños “normales” probablemente de estar en su lugar hubiese corrido buscando la seguridad de alguien cuerdo, pero ellos se mantenían imperturbables incluso luego de verme transformarme. Tanto cuidado para nada mascullé luego de deshacer mi transformación con el cuchillo aún incrustado en mi cuerpo. Al menos quedaban algunos resquicios de mi ropa que cubrían las partes más íntimas. No entiendo como no despertaste antes mocoso hambriento y peleón comenté asintiendo a las palabras del joven humano. Ve con los otros niños, yo tengo que hablar con el viejo mañoso ese. NO HA-GAS-NA-DA- que requiera una compensación económica, ¿entiendes? ordené mirándolo directamente a esos ojos azabache que tanto me recordaban a Furia.
Él asintió y le palmee la cabeza, di una última mirada en dirección a la mesa y salté el mostrador para ir directamente a la cocina, ahorrándome el esquivar porquerías en el camino que eran potencialmente peligrosas, como por ejemplo uno o dos cuerpos de borrachos caídos o algún que otro vidrio roto. Más allá de todo el alboroto y desorden que podía verse del otro lado del mostrador, la cocina era tan pulcra que tuve que abrir y cerrar los ojos un par de veces antes de comprobar que estaba en el lugar y momento correcto. Una moza joven y hermosa, bien arreglada con un delantal tan blanco que parecía refulgir me miró con desdén Este no es un lugar para pedir, vaya al otro lado del mostrador y espere al señor Flanagan. Di un paso hacia atrás, estaba en su camino y me lo hizo notar con su gesto No soy una mendiga, tengo que discutir un par de cosas con el anciano. Si me permite. Contesté. No era ni el momento ni el lugar para dejarme amilanar por una jovencita que probablemente ni siquiera llegaba a mi edad. ¿Qué estaba pasando con los jóvenes de hoy día?
¿En qué estás pensando? ¿Quieres también destruir mi cocina muchacha salvaje? preguntó con su tono áspero y aquella lengua viperina que se asomaba peligrosamente de sus viejos y secos labios. “Al menos ya no soy tan mala…?” dije para mis adentros tratando de recordar las palabras que me había dirigido o el gesto que habría usado, solamente recordaba que no le había caído como del cielo, aunque podía comprenderlo dado su carácter. Si no tienes nada para decir entonces… retomó sus palabras. De algún modo tomé uno de sus brazos No, espere. Le… le rue…go, ¡lo siento! casi grité soltando su extremidad y bajando la mirada Lo intenté, usted sabe que lo intenté. Mantuve la fiera apagada todo lo que pude, pero no pude contra ella. Asi que si usted lo desea, el más pequeño de los que me acompañaban y yo estamos dispuestos a compensarle… continué con la voz queda. [b]Verá, en el pueblo de donde vengo estoy intentando sacar adelante mi propio negocio y…
No digas más mujer. Pero me temo que aquí Marisol ya tiene todo bajo control, aunque si realmente quieres compensar lo ocurrido y te arrepientes creo que podría hacer algo por ti. Por ahora vuelve con los tuyos. Hay que llenar esa barriga flacucha que tienes ahí. Las mujeres de lucha no pueden estar tan chupaditas o podrías dar a entender otras cosas… contestó con un guiño. Vaya, el viejo tenía un lado matado también. Asentí una vez y cuando me estaba dando la media vuelta me volví rápidamente hacia él Gracias dije con sinceridad, pero todo aquél sentimentalismo que estaba naciendo se apagó cuando un vestido surcó el aire para aterrizar en mi cara.
No puedo dejar que termines de dañar la reputación de este lugar. Procura estarte quieta en un rincón como el buen perro que eres. Mandó, me detuve en seco unos momentos y sonreí con una leve reverencia que me recordó la herida. Tomé el cuchillo y cuidadosamente lo puse entre mis ropas. La herida era limpia y poco profunda, tampoco estaba en un lugar importante, por lo que en un par de semanas sólo sería una más de las manchas feas que adornaban mi cuerpo.
Vaya momento… comenté tomando una silla y sentándome tranquilamente frente al par de los más jóvenes. [color=Green][b]La comida viene en camino. [b]El rubio estaba grande. ¿Están bien? Aunque no se por qué pregunto, teniendo a un guerrero con tales habilidades “de premonición” terminé la frase en mi cabeza cuando olfatee el plato tan ansiado viniendo hacia nosotros. Mi nariz se dirigió sola hacia la barra que rápidamente estaba siendo arreglada por el anciano con más vitalidad que había conocido hasta el momento.
Él asintió y le palmee la cabeza, di una última mirada en dirección a la mesa y salté el mostrador para ir directamente a la cocina, ahorrándome el esquivar porquerías en el camino que eran potencialmente peligrosas, como por ejemplo uno o dos cuerpos de borrachos caídos o algún que otro vidrio roto. Más allá de todo el alboroto y desorden que podía verse del otro lado del mostrador, la cocina era tan pulcra que tuve que abrir y cerrar los ojos un par de veces antes de comprobar que estaba en el lugar y momento correcto. Una moza joven y hermosa, bien arreglada con un delantal tan blanco que parecía refulgir me miró con desdén Este no es un lugar para pedir, vaya al otro lado del mostrador y espere al señor Flanagan. Di un paso hacia atrás, estaba en su camino y me lo hizo notar con su gesto No soy una mendiga, tengo que discutir un par de cosas con el anciano. Si me permite. Contesté. No era ni el momento ni el lugar para dejarme amilanar por una jovencita que probablemente ni siquiera llegaba a mi edad. ¿Qué estaba pasando con los jóvenes de hoy día?
¿En qué estás pensando? ¿Quieres también destruir mi cocina muchacha salvaje? preguntó con su tono áspero y aquella lengua viperina que se asomaba peligrosamente de sus viejos y secos labios. “Al menos ya no soy tan mala…?” dije para mis adentros tratando de recordar las palabras que me había dirigido o el gesto que habría usado, solamente recordaba que no le había caído como del cielo, aunque podía comprenderlo dado su carácter. Si no tienes nada para decir entonces… retomó sus palabras. De algún modo tomé uno de sus brazos No, espere. Le… le rue…go, ¡lo siento! casi grité soltando su extremidad y bajando la mirada Lo intenté, usted sabe que lo intenté. Mantuve la fiera apagada todo lo que pude, pero no pude contra ella. Asi que si usted lo desea, el más pequeño de los que me acompañaban y yo estamos dispuestos a compensarle… continué con la voz queda. [b]Verá, en el pueblo de donde vengo estoy intentando sacar adelante mi propio negocio y…
No digas más mujer. Pero me temo que aquí Marisol ya tiene todo bajo control, aunque si realmente quieres compensar lo ocurrido y te arrepientes creo que podría hacer algo por ti. Por ahora vuelve con los tuyos. Hay que llenar esa barriga flacucha que tienes ahí. Las mujeres de lucha no pueden estar tan chupaditas o podrías dar a entender otras cosas… contestó con un guiño. Vaya, el viejo tenía un lado matado también. Asentí una vez y cuando me estaba dando la media vuelta me volví rápidamente hacia él Gracias dije con sinceridad, pero todo aquél sentimentalismo que estaba naciendo se apagó cuando un vestido surcó el aire para aterrizar en mi cara.
No puedo dejar que termines de dañar la reputación de este lugar. Procura estarte quieta en un rincón como el buen perro que eres. Mandó, me detuve en seco unos momentos y sonreí con una leve reverencia que me recordó la herida. Tomé el cuchillo y cuidadosamente lo puse entre mis ropas. La herida era limpia y poco profunda, tampoco estaba en un lugar importante, por lo que en un par de semanas sólo sería una más de las manchas feas que adornaban mi cuerpo.
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Vaya momento… comenté tomando una silla y sentándome tranquilamente frente al par de los más jóvenes. [color=Green][b]La comida viene en camino. [b]El rubio estaba grande. ¿Están bien? Aunque no se por qué pregunto, teniendo a un guerrero con tales habilidades “de premonición” terminé la frase en mi cabeza cuando olfatee el plato tan ansiado viniendo hacia nosotros. Mi nariz se dirigió sola hacia la barra que rápidamente estaba siendo arreglada por el anciano con más vitalidad que había conocido hasta el momento.
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Re: Ocio adquirido [Interpretativo] [Libre] [TEMA CERRADO]
Ya comenzaba a hacerse frecuente ver mujeres en escasa (o ninguna) ropa, con lo que hasta perdía un poco de sorpresa, no así de significancia, observar estas escenas. Quizás era por el tabú, o simplemente la naturaleza siguiendo su curso, pero lo que de más joven habría pasado totalmente desapercibido ahora se llevaba algunas miradas de interés. Claro, el chico no haría nada para ofender a una mujer (excepto que estuviera en su lista de objetivos para asesinar, pero eso era distinto), se había criado bajo estrictas reglas como para hacer algo así, de modo que pretendió simplemente estar atento a su plato... o la ausencia de uno, para ser exactos.
Se suponía que habían ido a comer y aún no probaba bocado. ¿Por qué tardaban tanto?... oh, claro, había habido una pelea en pleno interior del local, es el tipo de cosas que causa retraso en las comidas.
Dio un suspiro, no quedaba más que esperar y por lo visto la conmoción haría tardar un poco más de la cuenta el servicio, vamos que aún quedaba gente maldiciendo entre dientes y viendo con muy malos ojos al grupo, claro que probablemente ya ninguno se atrevería a hacer daño de verdad.
—Sabes Chim... —dijo Demian de pronto, como saliendo de un momento de ensueño— esto t-te puede sonar extra-año, pero creo que me he vuelto... uhmmmm... no se cómo decirlo... como la loba que atacó en la pelea.
Miró a las personas y era evidente que algunos comentaban sobre él, había hecho magia y amenazado con un asesinato a sangre fría a uno de los presentes, incluso para un lugar como aquel ello era raro, la mayoría de la gente prefería irse a los combos, pero los combos usualmente no matan.
—Un mago ilusionista ne-e-ecesita autocontrol, pasar desapercibido entre la gente... hay días en q-que olvido mi meditación y tal... creo que necesito un... un maestro.
El chico lo decía en serio. Toda su vida había estado acostumbrado a tener alguien que le enseñara y no se sentía completamente listo para dejar eso atrás. Durante un tiempo había preferido pretender que su maestro no había muerto... a sus manos... sino que la vida seguía, como si nunca hubieran estado en las Islas Illidenses, pero en el fondo sabía que no podía huir de ello para siempre.
—No se dónde ni cómo podría encontrar uno, ni siq-quiera se si en esta ciudad hay alguien que pu-pueda saber de esas cosas.
Cerró sus ojos unos momentos, dejando que la magia fluyera. A veces olvidaba que sólo algunas razas eran capaces de sentir aquello, que para el resto eso era un misterio, quizás hasta fantasía a sus ojos, pero para un brujo el mundo hablaba, los elementos se comunicaban en un eterno flujo.
—Quizás si los hum-m-manos se concentran mucho, mucho, mucho, dejando de prestar a nada en específico, quizás podrían llegar a sentir la magia... ¿quién sabe?, tal vez algún día existan humanos capaces de ello.
Demian
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Re: Ocio adquirido [Interpretativo] [Libre] [TEMA CERRADO]
La demencia desaparece tan rápido como empieza, los adultos son raros a veces. Al final tales peleas se forman regularmente en cualquier lugar de dudosa reputación, menudo entretenimiento. Ya con todo más tranquilo solo queda esperar un restablecimiento rápido en los servicios, después de todo la cocina no resulto afectada por la estupidez colectiva de hace minutos.
El pequeño licántropo se une a la mesa, parece completamente repuesto de su experiencia anterior. Sin duda ese niño tuvo suerte de no verse envuelto en la pelea, seguramente se hubiera transformado de nuevo en caso contrario. Afortunadamente la viaje rencilla entre él y Dem parece haber quedado olvidada, no significa que se volverán mejores amigos pero al menos ahora toleran la presencia del otro.
La mujer desaparece unos instantes tras la barra, Chimar pega algunos vistazos pecando de chismoso. Seguramente interviene un punto bastante pertinente, su escaza cantidad de ropa. Últimamente ha tenido la oportunidad de apreciar varios especímenes femeninos en todo su esplendor y eso ha despertado curiosidad en el, un tema pintoresco que por alguna razón comienza a gustarle.
Aquella cambia formas parlamenta un poco con el viejo encargado, una receta para el desastre que extrañamente no estalla. Al final vuelve a su mesa predilecta y se sienta con confianza, suelta algunos comentarios que forman una sonrisa en el inventor. Dem siempre despierta curiosidad con sus habilidades sobrenaturales, sin duda los magos son un punto ideal para tener conversaciones largas.
Eventualmente Demian comienza a hablar un poco, siempre con el característico tartamudeo. Su hermano escucha atentamente y asiente en algunas ocasiones, tiene algo de razón. A pesar de que el brujo a mostrado un control impresionante parece propenso a dejarse llevar por instintos rastreros, eso debe corregirse si quiere vivir en sociedad… o sobrevivir con todas sus partes completas a ella.
Un maestro… interesante.
Maquiavelo entiende medianamente, todos necesitan un tutor. Los intelectuales recurren a una persona con mayor conocimiento cuando quieren adiestrarse en las ciencias, resulta indispensable para el proceso eficiente de aprendizaje. Que idea tan sencilla y jodidamente difícil a la vez cuando se coloca al hechicero como centro de todo, los usuarios arcanos requieren un tipo de tutela muy diferente rara vez localizable en Lunargenta. El chico listo suspira, luego coloca su mano en el hombro del brujo.
Tranquilo “hermanote” te ayudare con eso.
Algunas palabras motivacionales con mucha verdad, al final son compañeros. La capital humana tiene varias facetas, es el centro del mundo en la península, no debería costar demasiado encontrarle un profesor al enano ilusionista. Retira su mano y medita las últimas palabras, luego se sujeta la nuca en una posición adecuada para estirar quiroprácticamente el cuello, finalmente habla un poco.
Posiblemente, al final todos venimos del mismo lugar ¿no?, rayos ya llega comida y es tan fea como imagine….
El pequeño licántropo se une a la mesa, parece completamente repuesto de su experiencia anterior. Sin duda ese niño tuvo suerte de no verse envuelto en la pelea, seguramente se hubiera transformado de nuevo en caso contrario. Afortunadamente la viaje rencilla entre él y Dem parece haber quedado olvidada, no significa que se volverán mejores amigos pero al menos ahora toleran la presencia del otro.
La mujer desaparece unos instantes tras la barra, Chimar pega algunos vistazos pecando de chismoso. Seguramente interviene un punto bastante pertinente, su escaza cantidad de ropa. Últimamente ha tenido la oportunidad de apreciar varios especímenes femeninos en todo su esplendor y eso ha despertado curiosidad en el, un tema pintoresco que por alguna razón comienza a gustarle.
Aquella cambia formas parlamenta un poco con el viejo encargado, una receta para el desastre que extrañamente no estalla. Al final vuelve a su mesa predilecta y se sienta con confianza, suelta algunos comentarios que forman una sonrisa en el inventor. Dem siempre despierta curiosidad con sus habilidades sobrenaturales, sin duda los magos son un punto ideal para tener conversaciones largas.
Eventualmente Demian comienza a hablar un poco, siempre con el característico tartamudeo. Su hermano escucha atentamente y asiente en algunas ocasiones, tiene algo de razón. A pesar de que el brujo a mostrado un control impresionante parece propenso a dejarse llevar por instintos rastreros, eso debe corregirse si quiere vivir en sociedad… o sobrevivir con todas sus partes completas a ella.
Un maestro… interesante.
Maquiavelo entiende medianamente, todos necesitan un tutor. Los intelectuales recurren a una persona con mayor conocimiento cuando quieren adiestrarse en las ciencias, resulta indispensable para el proceso eficiente de aprendizaje. Que idea tan sencilla y jodidamente difícil a la vez cuando se coloca al hechicero como centro de todo, los usuarios arcanos requieren un tipo de tutela muy diferente rara vez localizable en Lunargenta. El chico listo suspira, luego coloca su mano en el hombro del brujo.
Tranquilo “hermanote” te ayudare con eso.
Algunas palabras motivacionales con mucha verdad, al final son compañeros. La capital humana tiene varias facetas, es el centro del mundo en la península, no debería costar demasiado encontrarle un profesor al enano ilusionista. Retira su mano y medita las últimas palabras, luego se sujeta la nuca en una posición adecuada para estirar quiroprácticamente el cuello, finalmente habla un poco.
Posiblemente, al final todos venimos del mismo lugar ¿no?, rayos ya llega comida y es tan fea como imagine….
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