Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
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Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
El sol asomaba por entre las murallas del lejano castillo anunciando un nuevo día. Los alrededores de aquella monumental fortaleza, que desde su ubicación parecía ser tan sólo un elemento más del horizonte, eran su objetivo; allí dos hombres esperaban la entrega de un trabajo. Para realizar el mismo, debió alejarse de la zona central de Lunargenta, pues la clase de animal que debía cazar se encontraba en las afueras, una zona cercana a las Minas de Baslodia, sitio que la vio crecer y que tanta tristeza le acarreó. Los últimos días fueron muy duros para la joven cazadora, el regresar a tierras familiares, ver los cultivos cercanos a la ciudad, incluso contemplar la existencia de algunas tiendas de campaña que asumió debían de alojar algunos aldeanos; simplemente evocó trágicas imágenes. El fuego abrazó su alma, las llamas enceguecieron su corazón y sin poder contenerse, bajó del caballo que le había obsequiado el viejo brujo, y rompió en llanto allí mismo. La tierra aún olía como cuando ella apenas tenía diez y seis años. Con sus ojos cerrados, las lágrimas compitiendo por averiguar cuál de todas las que surgían de la muchacha caía primero al suelo; logró sentir todo ese conjunto de sensaciones pasadas. El viento que conseguía mover las hojas de los árboles entonaba una melodía similar a la que ella y su compañera solían cantar sobre las montañas. El agua del lago parecía un susurro a su oído, palabras serenas, tranquilizadoras, que lograron amainar el llanto de la joven. Podía ver a los niños correr, algunos recolectar, hombres adultos reuniéndose para partir a cazar. Su mente intentó evitar que todas aquellas hermosas imágenes ardieran en llamas hasta transformarse en ceniza. Abrió los ojos antes de que nada sucediera.
Luz, su caballo, parecía estar esperando a su jinete. Simplemente se dedicaba a pastar a su lado. La muchacha recogió su cabello e incorporó del suelo. — Este sitio te habría fascinado. — susurró mientras acariciaba al animal.
Continuó su camino, no sin antes retirar las pequeñas lágrimas que aún escapaban. Cumplir con el trabajo no le fue difícil, por lo que una vez conseguido su objetivo primario, debía concentrarse en regresar a Lunargenta y recibir su paga. Puesto a que la noche caía decidió descansar junto a su noble compañero en un sitio cercano a su destino hasta el amanecer.
Contemplaba el castillo desde lo lejos, el sol había conseguido despertarla, mas tuvo que ser ella quien despertase a Luz, pues aún dormía. Con el comienzo de día y tras una placentera noche de descanso, montó en el caballo y se dirigió hacia su siguiente objetivo; los alrededores del castillo de Lunargenta.
Los hombres que ya debían de encontrarse allí, según su palabra, estarían en el Bosque de las Afueras, cercanos a la puerta, mas no logró localizarlos una vez estuvo allí. La gente comenzaba a circular y las puertas del castillo no tardaron en bajar. No podía exponerse a ser vista, por lo que intentó escapar de la zona cercana a los caminos. Miró a sus alrededores, su conducta sospechosa era demasiado evidente. No esperaría mucho más y rezaría a los dioses por un poco de suerte para no tener problemas. Sólo por si acaso decidió retirar el arco de su espalda y mantenerlo en su mano, lista para disparar de ser necesario.
Luz, su caballo, parecía estar esperando a su jinete. Simplemente se dedicaba a pastar a su lado. La muchacha recogió su cabello e incorporó del suelo. — Este sitio te habría fascinado. — susurró mientras acariciaba al animal.
Continuó su camino, no sin antes retirar las pequeñas lágrimas que aún escapaban. Cumplir con el trabajo no le fue difícil, por lo que una vez conseguido su objetivo primario, debía concentrarse en regresar a Lunargenta y recibir su paga. Puesto a que la noche caía decidió descansar junto a su noble compañero en un sitio cercano a su destino hasta el amanecer.
Contemplaba el castillo desde lo lejos, el sol había conseguido despertarla, mas tuvo que ser ella quien despertase a Luz, pues aún dormía. Con el comienzo de día y tras una placentera noche de descanso, montó en el caballo y se dirigió hacia su siguiente objetivo; los alrededores del castillo de Lunargenta.
Los hombres que ya debían de encontrarse allí, según su palabra, estarían en el Bosque de las Afueras, cercanos a la puerta, mas no logró localizarlos una vez estuvo allí. La gente comenzaba a circular y las puertas del castillo no tardaron en bajar. No podía exponerse a ser vista, por lo que intentó escapar de la zona cercana a los caminos. Miró a sus alrededores, su conducta sospechosa era demasiado evidente. No esperaría mucho más y rezaría a los dioses por un poco de suerte para no tener problemas. Sólo por si acaso decidió retirar el arco de su espalda y mantenerlo en su mano, lista para disparar de ser necesario.
Última edición por Calista el Dom Sep 04 2016, 16:47, editado 1 vez
Calista
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Zero lleva desde su huida en los reinos humanos, es un lugar fácil para desaparecer y con muchos estímulos interesantes. Se puede aprender bastante estudiando la vida cotidiana humana, especialmente si tienes su forma. Los estilos de existencia inteligente tienden a ser irracionales pero poseen un atractivo que cautiva incluso a las maquinas, el niño sintético es la viva confirmación del punto.
Afortunadamente nadie se ha percatado de que Z9-42 es una máquina, en caso contrario los individuos se hubieran mostrado más recelosos. Es bastante conveniente que algunos niños humanos sean “raritos”, eso significa que el límite de comportamiento se amplía bastante, sin duda las inteligencias Bios no desperdician procesadores en sus ideas.
Y allí se encuentra el pequeño robot observando fijamente las entradas del lugar, se mantiene bajo un árbol gracias a un leve recuerdo fantasma. Últimamente su cerebro modificado ha recordado algo de su antigua vida, la vida orgánica. Tristemente el significado aun continua esquivo, como las ondas del agua.
De repente algo destacable, cierto individuo excepcional aparece. Una mujer hace gala de su sigilo, tiene buena habilidad. Zero siente un pequeño deseo en su cerebro, investigar más. No puede evitar relacionar la escena con su propia situación, al final él es un prófugo de la facción que le dio vida… por muy raro que suene.
Enfoca sus ojos en la arquera y procesa datos, todo un espécimen. Pocas personas toman esa postura frente a las puertas de Lunargenta, la mayoría solo muestra mal humor por el largo viaje sufrido. Es sorprendente como los seres vivos pueden soportar dolores naturales sin ningún tipo de catalizador, poco funcional pero sorprendente al fin.
Z9-42 realiza un consenso interno y decide tomar cierta postura directa, en palabras mundanas planea acercarse e interactuar. Un camino que ningún individuo tomaría sin motivos superiores pero recordemos que la conciencia del pequeño es aún muy vaga, todavía tiene muchos comportamientos mecanizados. Sin perder tiempo flanquea al objetivo y a cierta distancia ofrece un saludo general.
Hola señora… señorita, ¿ocurre algo?, su manera de funcionar es diferente… ¿desea asistencia?
Afortunadamente nadie se ha percatado de que Z9-42 es una máquina, en caso contrario los individuos se hubieran mostrado más recelosos. Es bastante conveniente que algunos niños humanos sean “raritos”, eso significa que el límite de comportamiento se amplía bastante, sin duda las inteligencias Bios no desperdician procesadores en sus ideas.
Y allí se encuentra el pequeño robot observando fijamente las entradas del lugar, se mantiene bajo un árbol gracias a un leve recuerdo fantasma. Últimamente su cerebro modificado ha recordado algo de su antigua vida, la vida orgánica. Tristemente el significado aun continua esquivo, como las ondas del agua.
De repente algo destacable, cierto individuo excepcional aparece. Una mujer hace gala de su sigilo, tiene buena habilidad. Zero siente un pequeño deseo en su cerebro, investigar más. No puede evitar relacionar la escena con su propia situación, al final él es un prófugo de la facción que le dio vida… por muy raro que suene.
Enfoca sus ojos en la arquera y procesa datos, todo un espécimen. Pocas personas toman esa postura frente a las puertas de Lunargenta, la mayoría solo muestra mal humor por el largo viaje sufrido. Es sorprendente como los seres vivos pueden soportar dolores naturales sin ningún tipo de catalizador, poco funcional pero sorprendente al fin.
Z9-42 realiza un consenso interno y decide tomar cierta postura directa, en palabras mundanas planea acercarse e interactuar. Un camino que ningún individuo tomaría sin motivos superiores pero recordemos que la conciencia del pequeño es aún muy vaga, todavía tiene muchos comportamientos mecanizados. Sin perder tiempo flanquea al objetivo y a cierta distancia ofrece un saludo general.
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Z9-42
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Un mercenario que regresaba del norte caminaba envuelto en una capa azul oscura, recuerdo de su estancia en aquel poblado abandonado y su encuentro con aquel ser sorprendentemente sociable, luego de separarse de la caravana comercial que estuvo escoltando de camino a un poblado cercano a la capital, el espadachín decidió regresar a Luna argenta para poder dormir unas noches bajo techo seguro.
Mientras caminaba por las coloridas calles de la ciudad se topo con dos hombres que parecían nerviosos, como si llegaran tarde a un lugar, uno de ellos choco con el mercenario, casi derribándolo, y ni se volteo a mirarlo –hey!- rugió el espadachín al hombre, que junto a su compañero, se dieron la vuelta a mirar al extraño, por como vestían tenían pinta de ser cazadores o ladronzuelos comunes.
Uno de los hombres, el más alto dio unos pasos al frente acercándose al extraño preguntando con tono agresivo -¿Qué se te ofrece?- mientras abría los brazos en un intento por verse mas amenazantes, -¡Que se fijen por donde van!- respondió el encapuchado mientras daba unos pasos acercándose al hombre como respondiendo a su amenaza.
Al estar más cerca el mercenario se quita la capucha de la capa mostrando el rostro de un hombre que no tendría más de 22 años usando un pañuelo rojo que cubría su frente y cejas, el hombre más agresivo del par de cazadores se dio cuenta que aquel joven era bastante alto, superándolo por una cabeza, mientras lo miraba desde arriba con la cara de un sabueso a punto de masacrar a un conejo este le decía entre dientes –si tienen la torpeza de chocar con alguien por la calle deberían, al menos, tener la decencia de disculparse como es debido con esa persona.- decía mientras se acercaba mas a aquel hombre que tenía en frente, mientras su compañero retrocedía unos pasos le gritaba que tenían que correr, puesto que estaba atrasados.
Como si la actitud agresiva de aquel extraño, mas su estatura, no fuera suficiente como para intimidar a ese par de pillos, al mirar asía abajo, por un momento, lograban ver que lo que se ocultaba debajo de esa capa era una armadura de cuero tachonada, mas lo que parecían los mangos de unas espadas, colgando de ambos lados de la cintura del mercenario, lo mejor hubiese sido disculparse con ese hombre y esperar que los dejase ir sin más problemas, pero, por desgracia la suma de estrés, miedo y bravuconería no daba como resultado buenas ideas. El hombre más cerca, trato de desenfundar una daga que tenia colgando del cinturón para atacar al mercenario, el cual, por desgracia para el desgraciado, fue más rápido, agarrando el brazo con el cual sostenía la daga con su mano izquierda y rompiéndole la nariz de un cabezazo.
El impacto y la sorpresa fueron tan fuertes que derribaron a aquel hombre sin suerte, y dejaron pasmando a su compañero, que solo pudo ver como su amigo en el piso se llevaba las manos a la cara, solo para que estas fueran aplastadas contra su para por la bota del mercenario, el cual empezó a pisotear y patear inmisericordemente la cabeza de su adversario.
Al ver esto el otro hombre salió corriendo, tan rápido como le era posible, el mercenario no dudo a perseguirlo por las calles de la ciudad, el hombre corría tan rápido como podía y tomaba toda clase de desvíos para intentar perder a su perseguidor, pero este mercenario era testarudo y de piernas largas, y no le costaba ningún esfuerzo mantenerle el ritmo, sin darse cuenta el pillo había corridos todo el camino de las calles angostas hasta las puertas del castillo de la ciudad.
En un último desesperado intento de perder al espadachín, el hombre intento correr a los bosques, pero, el último momento, siente como un fuerte lo detiene y lo jala asía atrás y este se da la vuelta, solo para recibir un fuerte puñetazo en el estomago que lo dejo sin aliento por parte del mercenario, quien lo agarro del cuello inmediatamente y lo dejo con la espada contra la sombra de un árbol, para luego seguir apaleando al desgraciado, sin darse cuenta de que cerca de ellos se encontraba una mujer con un arco acompañada de un niño.
Mientras caminaba por las coloridas calles de la ciudad se topo con dos hombres que parecían nerviosos, como si llegaran tarde a un lugar, uno de ellos choco con el mercenario, casi derribándolo, y ni se volteo a mirarlo –hey!- rugió el espadachín al hombre, que junto a su compañero, se dieron la vuelta a mirar al extraño, por como vestían tenían pinta de ser cazadores o ladronzuelos comunes.
Uno de los hombres, el más alto dio unos pasos al frente acercándose al extraño preguntando con tono agresivo -¿Qué se te ofrece?- mientras abría los brazos en un intento por verse mas amenazantes, -¡Que se fijen por donde van!- respondió el encapuchado mientras daba unos pasos acercándose al hombre como respondiendo a su amenaza.
Al estar más cerca el mercenario se quita la capucha de la capa mostrando el rostro de un hombre que no tendría más de 22 años usando un pañuelo rojo que cubría su frente y cejas, el hombre más agresivo del par de cazadores se dio cuenta que aquel joven era bastante alto, superándolo por una cabeza, mientras lo miraba desde arriba con la cara de un sabueso a punto de masacrar a un conejo este le decía entre dientes –si tienen la torpeza de chocar con alguien por la calle deberían, al menos, tener la decencia de disculparse como es debido con esa persona.- decía mientras se acercaba mas a aquel hombre que tenía en frente, mientras su compañero retrocedía unos pasos le gritaba que tenían que correr, puesto que estaba atrasados.
Como si la actitud agresiva de aquel extraño, mas su estatura, no fuera suficiente como para intimidar a ese par de pillos, al mirar asía abajo, por un momento, lograban ver que lo que se ocultaba debajo de esa capa era una armadura de cuero tachonada, mas lo que parecían los mangos de unas espadas, colgando de ambos lados de la cintura del mercenario, lo mejor hubiese sido disculparse con ese hombre y esperar que los dejase ir sin más problemas, pero, por desgracia la suma de estrés, miedo y bravuconería no daba como resultado buenas ideas. El hombre más cerca, trato de desenfundar una daga que tenia colgando del cinturón para atacar al mercenario, el cual, por desgracia para el desgraciado, fue más rápido, agarrando el brazo con el cual sostenía la daga con su mano izquierda y rompiéndole la nariz de un cabezazo.
El impacto y la sorpresa fueron tan fuertes que derribaron a aquel hombre sin suerte, y dejaron pasmando a su compañero, que solo pudo ver como su amigo en el piso se llevaba las manos a la cara, solo para que estas fueran aplastadas contra su para por la bota del mercenario, el cual empezó a pisotear y patear inmisericordemente la cabeza de su adversario.
Al ver esto el otro hombre salió corriendo, tan rápido como le era posible, el mercenario no dudo a perseguirlo por las calles de la ciudad, el hombre corría tan rápido como podía y tomaba toda clase de desvíos para intentar perder a su perseguidor, pero este mercenario era testarudo y de piernas largas, y no le costaba ningún esfuerzo mantenerle el ritmo, sin darse cuenta el pillo había corridos todo el camino de las calles angostas hasta las puertas del castillo de la ciudad.
En un último desesperado intento de perder al espadachín, el hombre intento correr a los bosques, pero, el último momento, siente como un fuerte lo detiene y lo jala asía atrás y este se da la vuelta, solo para recibir un fuerte puñetazo en el estomago que lo dejo sin aliento por parte del mercenario, quien lo agarro del cuello inmediatamente y lo dejo con la espada contra la sombra de un árbol, para luego seguir apaleando al desgraciado, sin darse cuenta de que cerca de ellos se encontraba una mujer con un arco acompañada de un niño.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
La espera se volvía insoportable. La sombra de un árbol era lo único que la mantenía en calma, pues tenía ganas de matar a aquellos dos hombres. Ya con su paciencia por los suelos, bajó del caballo y se sentó sobre el tronco del árbol. El animal la observaba sereno, era impresionante como la criatura podía captar a la perfección las intenciones de su jinete. Llevaba tiempo junto a él y nunca pudo plantearse una explicación certera de por qué sucedía esto, siempre se adecuaba a las situaciones. Al parecer humanos y animales lograban entenderse de una manera no verbal que en aquellos momentos simplemente agradeció, pues una locura por parte de su caballo le significaría que la viesen y esto acarrearía muchos problemas, tanto para ella como para su fuerte y veloz compañero.
Dejó caer el peso de su cabeza contra la madera de aquel asiento improvisado. Resopló, suspiró e insultó al aire en voz baja. El caballo no hacía más que mirarla antes de comenzar a comer un poco de hierba, la joven supuso que no era más que una actitud de denuncia hacia el nerviosismo y enfado que tenía, por lo que esbozando una mueca y suspirando una vez más acarició al animal y susurró — Ya nos iremos, Luz. Tranquilo. — el caballo parecía mover las orejas en respuesta y Calista no pudo evitar fruncir el ceño y asumir que se estaba volviendo loca.
Pasaron los minutos, la espera se hacía aún más insufrible, durante todo aquel rato la joven se dedicaba a estudiar las murallas de la fortaleza que tenía delante. Piedra tras piedra, bloque tras bloque, minuto tras minuto, su aburrimiento crecía.
De repente el tan tranquilo caballo levantó la cabeza con rapidez, la muchacha asumió que había oído algo y se incorporó. Con una caricia se acercó a su inquieto compañero y observó a su lado el paisaje que el animal contemplaba. No parecía haber nada extraño, volteó para asegurarse de que nadie se encontraba husmeando, al menos nadie que no fuesen los dos inútiles de sus empleadores actuales, y aún así no vio nada. No volvió a sentarse, observaba tensa hacia todas las direcciones, entonces escuchó una voz detrás suya.
— ¿Asistencia? — repitió en voz baja en lo que volteaba para ver que tan solo se trataba de un niño. — Estoy bien, pequeño. — susurró un poco más calmada al notar que al parecer el chico se acercaba con ánimos de ayudar.
— Deberías volver con tus padres. Este sitio no es seguro. — Aún no confiaba. Le era realmente difícil hacerlo con cualquiera, aún si se trataba de un niño. El caballo parecía no estar inquieto por la aparición del pequeño, por lo que la joven asumió que no se trataba de una real amenaza, mas no logró calmarse.
Oyó ruidos cercanos a su posición, estaba arrodillada delante de su pequeño interlocutor, puso una mano en su hombro para transmitirle calma y sacó una flecha de su carcaj. Estaba decidida a disparar si algo sucedía, intentó normalizar su respiración para ser más certera en su objetivo; entonces un estruendo, comparado al silencio que reinaba en aquella zona del bosque, se escuchó. Vio a un hombre alto golpear a uno significativamente menor en altura.
Con su flecha colocada y su arco tensado, se incorporó de la posición en la que estaba e hizo un gesto al pequeño de guardar silencio y quedarse detrás. Se acercó a los hombres y notó que uno de ellos tenía un aspecto familiar, se trataba de uno de sus empleadores.
— Parad. — Dijo en un tono más elevado y autoritario. No dejaría que aquel hombre matase al otro sin antes haber recibido su paga. — Deteneros ya, o os mataré a ambos. — repitió ya con más firmeza.
Esperó a que ambos obedecieran su orden y no temió en llevar a cabo su amenaza, debía de acercarse a investigar al hombre que estaba siendo golpeado en búsqueda de su recompensa.
Dejó caer el peso de su cabeza contra la madera de aquel asiento improvisado. Resopló, suspiró e insultó al aire en voz baja. El caballo no hacía más que mirarla antes de comenzar a comer un poco de hierba, la joven supuso que no era más que una actitud de denuncia hacia el nerviosismo y enfado que tenía, por lo que esbozando una mueca y suspirando una vez más acarició al animal y susurró — Ya nos iremos, Luz. Tranquilo. — el caballo parecía mover las orejas en respuesta y Calista no pudo evitar fruncir el ceño y asumir que se estaba volviendo loca.
Pasaron los minutos, la espera se hacía aún más insufrible, durante todo aquel rato la joven se dedicaba a estudiar las murallas de la fortaleza que tenía delante. Piedra tras piedra, bloque tras bloque, minuto tras minuto, su aburrimiento crecía.
De repente el tan tranquilo caballo levantó la cabeza con rapidez, la muchacha asumió que había oído algo y se incorporó. Con una caricia se acercó a su inquieto compañero y observó a su lado el paisaje que el animal contemplaba. No parecía haber nada extraño, volteó para asegurarse de que nadie se encontraba husmeando, al menos nadie que no fuesen los dos inútiles de sus empleadores actuales, y aún así no vio nada. No volvió a sentarse, observaba tensa hacia todas las direcciones, entonces escuchó una voz detrás suya.
— ¿Asistencia? — repitió en voz baja en lo que volteaba para ver que tan solo se trataba de un niño. — Estoy bien, pequeño. — susurró un poco más calmada al notar que al parecer el chico se acercaba con ánimos de ayudar.
— Deberías volver con tus padres. Este sitio no es seguro. — Aún no confiaba. Le era realmente difícil hacerlo con cualquiera, aún si se trataba de un niño. El caballo parecía no estar inquieto por la aparición del pequeño, por lo que la joven asumió que no se trataba de una real amenaza, mas no logró calmarse.
Oyó ruidos cercanos a su posición, estaba arrodillada delante de su pequeño interlocutor, puso una mano en su hombro para transmitirle calma y sacó una flecha de su carcaj. Estaba decidida a disparar si algo sucedía, intentó normalizar su respiración para ser más certera en su objetivo; entonces un estruendo, comparado al silencio que reinaba en aquella zona del bosque, se escuchó. Vio a un hombre alto golpear a uno significativamente menor en altura.
Con su flecha colocada y su arco tensado, se incorporó de la posición en la que estaba e hizo un gesto al pequeño de guardar silencio y quedarse detrás. Se acercó a los hombres y notó que uno de ellos tenía un aspecto familiar, se trataba de uno de sus empleadores.
— Parad. — Dijo en un tono más elevado y autoritario. No dejaría que aquel hombre matase al otro sin antes haber recibido su paga. — Deteneros ya, o os mataré a ambos. — repitió ya con más firmeza.
Esperó a que ambos obedecieran su orden y no temió en llevar a cabo su amenaza, debía de acercarse a investigar al hombre que estaba siendo golpeado en búsqueda de su recompensa.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
La mujer se sobresalta un poco, sin duda Zero debe tener cuidado para no sorprender en el mal sentido. Afortunadamente y como suele ocurrir dicha adulta baja su nivel de hostilidad al notar la forma del sintético, pocas personas siguen alertas cuando están en presencia de un niño, cosas de carácter evolutivo.
El pequeño artificial escucha la muestra de preocupación sin mostrar emoción alguna, sabe asépticamente lo que significa tener padres pero es algo que no necesita y nunca podrá experimentar. De repente centra su atención en otro elemento, el equino que reposa a pocos pasos de su dueña.
Es una bonita criatura.
Acerca la mano con paso constante aunque muestra algo de recelo, por alguna razón siente miedo. Una de las cosas que vuelve conscientes a los seres inteligentes es su percepción del temor, toda la vida orgánica gira entorno a él. Los Bios normales no poseen esa capacidad por obvias razones, sin duda el chico sintético es diferente.
Algo detiene la interacción, un evento ocurre prácticamente al lado. Cierto sujeto alto golpea a otro individuo, está claro quien tiene las de ganar. Z9-42 se prepara para intervenir pero su interlocutora lo detiene, al final termina guardando silencio como se le indica, tiene curiosidad en ver cómo se desarrolla todo sin intervenir físicamente.
Con arma de distancia en mano el personaje femenino avanza, de cerca le sigue el pequeño Cyborg. No tarda mucho en soltarse un ultimátum directo, o la pelea se detiene o correrá sangre. Un arco tensado es el tipo de argumento que los seres bilógicos escuchan, puede ganarle al mejor discurso real.
Para ser inteligentes los individuos bípedos tienden a meterse en muchos problemas, toda su vida se resuelve luchando. Tales demostraciones de bravuconería suelen acrecentarse en la humanidad por alguna razón, si bien no son la raza más conflictiva de Aerandir llevan un puesto destacado.
No es necesario seguir... ¿verdad?, si gustan puedo llamar la atención de aquellos guardias, mis da… creo que lograran resolver todo.
Avanza con la mano extendida rumbo a un grupo de cinco efectivos, parecen estar apostados en esa entrada. El joven artificial habla en serio aunque con cierta inocencia, solo tiene registros externos de lo que significa convocar servidores públicos. No sabe que eso acarrea más problemas que soluciones, especialmente para cierto tipo de personas.
El pequeño artificial escucha la muestra de preocupación sin mostrar emoción alguna, sabe asépticamente lo que significa tener padres pero es algo que no necesita y nunca podrá experimentar. De repente centra su atención en otro elemento, el equino que reposa a pocos pasos de su dueña.
Es una bonita criatura.
Acerca la mano con paso constante aunque muestra algo de recelo, por alguna razón siente miedo. Una de las cosas que vuelve conscientes a los seres inteligentes es su percepción del temor, toda la vida orgánica gira entorno a él. Los Bios normales no poseen esa capacidad por obvias razones, sin duda el chico sintético es diferente.
Algo detiene la interacción, un evento ocurre prácticamente al lado. Cierto sujeto alto golpea a otro individuo, está claro quien tiene las de ganar. Z9-42 se prepara para intervenir pero su interlocutora lo detiene, al final termina guardando silencio como se le indica, tiene curiosidad en ver cómo se desarrolla todo sin intervenir físicamente.
Con arma de distancia en mano el personaje femenino avanza, de cerca le sigue el pequeño Cyborg. No tarda mucho en soltarse un ultimátum directo, o la pelea se detiene o correrá sangre. Un arco tensado es el tipo de argumento que los seres bilógicos escuchan, puede ganarle al mejor discurso real.
Para ser inteligentes los individuos bípedos tienden a meterse en muchos problemas, toda su vida se resuelve luchando. Tales demostraciones de bravuconería suelen acrecentarse en la humanidad por alguna razón, si bien no son la raza más conflictiva de Aerandir llevan un puesto destacado.
No es necesario seguir... ¿verdad?, si gustan puedo llamar la atención de aquellos guardias, mis da… creo que lograran resolver todo.
Avanza con la mano extendida rumbo a un grupo de cinco efectivos, parecen estar apostados en esa entrada. El joven artificial habla en serio aunque con cierta inocencia, solo tiene registros externos de lo que significa convocar servidores públicos. No sabe que eso acarrea más problemas que soluciones, especialmente para cierto tipo de personas.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Al percatarse de la arquera el mercenario deja de golpear al hombre y lo deja caer sobre su trasero adolorido –de todos modos ya acabe con el.- el mercenario daba un paso al frente para poder vislumbrar mejor a quien lo estaba amenazando, por la voz ya era obvio que se trataba de una mujer, pero le llamo la atención esa extraña tiara que portaba, pocas veces había visto un accesorio tan peculiar en su vida.
¿???: Ya acabe mis asuntos con el…
Decía el mercenario mientras señalaba con su pulgar al hombre golpeado que estaba tirado junto al árbol.
¿???: Cualquier negocio que te concierna con este patán es asunto tuyo, te advierto que venía con un amigo, ha de estar de camino, un hombre con la cara ensangrentada.
Decía con tono burlón, como riéndose de la doncella que vino al rescate de aquel bueno para nada, era obvio que esos dos fueran conocidos, ¿quién mas ayudaría a semejante basura cuando lo apalean que un socio o conocido?
Cuando de pronto se dio cuenta de un niño de aspecto extraño que se dirigía a hablar con unos guardias que estaban cerca de las puertas de la ciudad, rápidamente se dispuso a detenerlo, corrió asía el niño y le puso la mano sobre la cabeza para pararlo, entonces se inclina frente al chico.
¿???: ¿Qué crees que haces llamando a los guardias? A ellos no les agrada resolver las riñas de ladrones y borrachos, si los llamas puede que nos metan a un calabozo a mí, al sujeto que estaba golpeando, a tu amiga, y a ti solo por estar presentes. ¿En serio quieres eso?
El espadachín se levanta, dejando ver al niño su armadura y armas, para luego, hacer que el niño se diera la vuelta y le da unas palmaditas en la espalda para que se encaminara asía la arquera.
¿???: Ahora vuelve con tu amiga y evita meter a más gente de la necesaria en este asunto.
¿???: Ya acabe mis asuntos con el…
Decía el mercenario mientras señalaba con su pulgar al hombre golpeado que estaba tirado junto al árbol.
¿???: Cualquier negocio que te concierna con este patán es asunto tuyo, te advierto que venía con un amigo, ha de estar de camino, un hombre con la cara ensangrentada.
Decía con tono burlón, como riéndose de la doncella que vino al rescate de aquel bueno para nada, era obvio que esos dos fueran conocidos, ¿quién mas ayudaría a semejante basura cuando lo apalean que un socio o conocido?
Cuando de pronto se dio cuenta de un niño de aspecto extraño que se dirigía a hablar con unos guardias que estaban cerca de las puertas de la ciudad, rápidamente se dispuso a detenerlo, corrió asía el niño y le puso la mano sobre la cabeza para pararlo, entonces se inclina frente al chico.
¿???: ¿Qué crees que haces llamando a los guardias? A ellos no les agrada resolver las riñas de ladrones y borrachos, si los llamas puede que nos metan a un calabozo a mí, al sujeto que estaba golpeando, a tu amiga, y a ti solo por estar presentes. ¿En serio quieres eso?
El espadachín se levanta, dejando ver al niño su armadura y armas, para luego, hacer que el niño se diera la vuelta y le da unas palmaditas en la espalda para que se encaminara asía la arquera.
¿???: Ahora vuelve con tu amiga y evita meter a más gente de la necesaria en este asunto.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Tras advertir de la hostilidad y recomendar regresar con sus progenitores, el niño mantuvo silencio e inmediatamente desvió su atención a Luz, su caballo. No supo si la ausencia de respuesta representaba la falta de interés del menor de mantenerse con vida o simplemente que el niño parecía ser el ser más curioso de toda la península. El pequeño avanzó hacia el equino y al contrario de lo imaginó la joven que haría el caballo, el mismo simplemente relinchó y dejó que el desconocido se acercase. Sin embargo, no llegó a acariciarlo. La joven le quitó importancia pues ahora tenía otro asunto en mente; recibir su pago, luego se encargaría de devolver al niño a su hogar.
El hombre que golpeaba a su empleador pareció no darle demasiada importancia a su arco a continuación de haberle lanzado la amenaza. Una vez lo soltó, le dedicó una mirada hostil al contrario y frunció el ceño. El joven que yacía a los pies del árbol, aún estaba consciente, aunque claramente adolorido.
— Ambos sois unos inútiles. — Susurró con furia tomando al herido por el mentón. — No podéis ir por las diferentes tierras buscando problemas, tomaré lo que es mío. Aquí tenéis lo vuestro. — tiró con desprecio la bolsa que contenía las criaturas que había cazado cerca de la zona de Baslodia. Acto seguido golpeó al hombre dejándolo inconsciente.
Comenzó a revisar el cuerpo del muchacho en busca de la bolsa con sus monedas mas no encontró su ansiada paga. El hombre que antes golpeaba a quien tenía enfrente advirtió acerca de la presencia del otro joven que lo acompañaba cuando le encomendaron el trabajo. Inmediatamente volteó para ver hacia dónde señalaba y se incorporó de su posición. Iba a dirigirse hacia el sitio donde supuestamente se encontraba el compañero del herido, mas el pequeño intervino de una manera inesperada. El menor comenzó a caminar en dirección a un grupo de guardias armados.
El extraño golpeador fue a detenerlo, evidentemente sus negocios debían ser tan legales como los suyos propios, por lo que ciertamente sintió una clase de alivio. Salió detrás del menor con rapidez, una vez el hombre lo detuvo ella lo tomó por el hombro desde detrás.
—Esos sujetos no harán más que provocarnos problemas... a todos. — Miró al adulto y asintió a sus palabras. Inconscientemente ambos se habían entendido. A ninguno le agradaba la presencia de aquellos hombres en su actual posición.
Giró su mirada hacia el hombre que avanzaba con precaución hacia donde los tres protagonistas se ubicaban. Era sin dudas el joven que había contratado sus labores. Al notar la presencia del golpeador que parecía seguir hablándole al niño, el muchacho largó a correr. Con su paciencia ya agotada y presentimientos que indicaban que aquel par de ladrones no poseían la, ahora tan ansiada, paga; sin vacilar disparó una flecha a su blanco en movimiento. Confirmó que los guardias no habían notado su presencia y se dirigió hacia el cuerpo inerte del hombre.
Sí tenía la paga, aunque faltaban unas cuantas monedas para alcanzar el monto prometido. Retiró la flecha del cuerpo y la limpió con los ropajes de quien yacía ensangrentado sobre el suelo. La colocó de vuelta en su carcaj.
— No eres el único que ha acabado con sus asuntos... — susurró con su mirada encendida en furia al hombre que antes le había indicado la ubicación del ahora muerto. Se incorporó del suelo con la mirada perdida, colocó el arco en su espalda y guardó las monedas. El caballo aún comía pasto bañado en rocío. — Levémoste a casa. — susurró como cansada al niño.
El hombre que golpeaba a su empleador pareció no darle demasiada importancia a su arco a continuación de haberle lanzado la amenaza. Una vez lo soltó, le dedicó una mirada hostil al contrario y frunció el ceño. El joven que yacía a los pies del árbol, aún estaba consciente, aunque claramente adolorido.
— Ambos sois unos inútiles. — Susurró con furia tomando al herido por el mentón. — No podéis ir por las diferentes tierras buscando problemas, tomaré lo que es mío. Aquí tenéis lo vuestro. — tiró con desprecio la bolsa que contenía las criaturas que había cazado cerca de la zona de Baslodia. Acto seguido golpeó al hombre dejándolo inconsciente.
Comenzó a revisar el cuerpo del muchacho en busca de la bolsa con sus monedas mas no encontró su ansiada paga. El hombre que antes golpeaba a quien tenía enfrente advirtió acerca de la presencia del otro joven que lo acompañaba cuando le encomendaron el trabajo. Inmediatamente volteó para ver hacia dónde señalaba y se incorporó de su posición. Iba a dirigirse hacia el sitio donde supuestamente se encontraba el compañero del herido, mas el pequeño intervino de una manera inesperada. El menor comenzó a caminar en dirección a un grupo de guardias armados.
El extraño golpeador fue a detenerlo, evidentemente sus negocios debían ser tan legales como los suyos propios, por lo que ciertamente sintió una clase de alivio. Salió detrás del menor con rapidez, una vez el hombre lo detuvo ella lo tomó por el hombro desde detrás.
—Esos sujetos no harán más que provocarnos problemas... a todos. — Miró al adulto y asintió a sus palabras. Inconscientemente ambos se habían entendido. A ninguno le agradaba la presencia de aquellos hombres en su actual posición.
Giró su mirada hacia el hombre que avanzaba con precaución hacia donde los tres protagonistas se ubicaban. Era sin dudas el joven que había contratado sus labores. Al notar la presencia del golpeador que parecía seguir hablándole al niño, el muchacho largó a correr. Con su paciencia ya agotada y presentimientos que indicaban que aquel par de ladrones no poseían la, ahora tan ansiada, paga; sin vacilar disparó una flecha a su blanco en movimiento. Confirmó que los guardias no habían notado su presencia y se dirigió hacia el cuerpo inerte del hombre.
Sí tenía la paga, aunque faltaban unas cuantas monedas para alcanzar el monto prometido. Retiró la flecha del cuerpo y la limpió con los ropajes de quien yacía ensangrentado sobre el suelo. La colocó de vuelta en su carcaj.
— No eres el único que ha acabado con sus asuntos... — susurró con su mirada encendida en furia al hombre que antes le había indicado la ubicación del ahora muerto. Se incorporó del suelo con la mirada perdida, colocó el arco en su espalda y guardó las monedas. El caballo aún comía pasto bañado en rocío. — Levémoste a casa. — susurró como cansada al niño.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Obviamente nadie quiere tener interacción con los guardias, todo él mundo sabe porque menos Zero. Afortunadamente el sujeto de armadura tachonada le detiene antes de llamar atenciones indeseables, vale destacar que lo hace de una forma bastante amable como si no hubiera estado golpeando un personaje hace poco.
Bien… no solicitare ayuda.
Avanza hasta sitio indicado y allí nota más violencia, esta vez por parte de la mujer. Los seres comunes tienen poca paciencia, siempre arreglan todo con la fuerza, al parecer el género femenino no se salva del patrón. Eventualmente ocurre un acontecimiento que despierta la incertidumbre en Z9-42, el ataque mortal contra un individuo.
Oye… ¿lo has lastimado?... ¿lo mataste?, ¿porque lo hiciste?, matar no está bien ¿verdad?
Lleva poco tiempo fuera del centro y sus expediciones previas nunca habían acabado en tragedia, es la primera vez que observa un asesinato. Como todo Bio conoce el concepto técnico de la muerte pero él no es un sintético normal, su conciencia única le hace estremecerse frente al acontecimiento.
¿Consigo ayuda?, ¿puedo traerlo de vuelta?
Es algo oscuro pero muchas máquinas de Aerandir eran gente muerta cuando les transformaron, los cadáveres reanimados por la ciencia constituyen una mayoría considerable en la base. Es por esto que Zero expone una salida, alguien muerto puede volver al mundo de los vivos con una tecnificación completa, justo como lo hizo el mismo.
Yo… no, imposible, no puedo volver… no puedo hacer nada por él.
Si regresa a la base será reprogramado, en este punto resulta inviable ayudar al humano muerto. Menudo desperdicio de material, menudo desperdicio de existencia. Baja la mirada y una expresión nostálgica se forma en su cara, es triste que alguien tenga que morir, es bastante feo morirse.
Yacen aquí y a la vez no… lo recordare.
Deja sus maquinaciones internas y observa a los dos personajes adultos, sin duda deben estar confundidos. Hacer un numerito raro puede ocasionar problemas, en la tierra medieval ya hubieran quemado al chico artificial por algún cargo tonto. Forma una sonrisa falsa y cambia de tema, básicamente finge demencia temporal.
No necesito hogar… soy diferente, y… ¿ustedes que harán ahora?
Bien… no solicitare ayuda.
Avanza hasta sitio indicado y allí nota más violencia, esta vez por parte de la mujer. Los seres comunes tienen poca paciencia, siempre arreglan todo con la fuerza, al parecer el género femenino no se salva del patrón. Eventualmente ocurre un acontecimiento que despierta la incertidumbre en Z9-42, el ataque mortal contra un individuo.
Oye… ¿lo has lastimado?... ¿lo mataste?, ¿porque lo hiciste?, matar no está bien ¿verdad?
Lleva poco tiempo fuera del centro y sus expediciones previas nunca habían acabado en tragedia, es la primera vez que observa un asesinato. Como todo Bio conoce el concepto técnico de la muerte pero él no es un sintético normal, su conciencia única le hace estremecerse frente al acontecimiento.
¿Consigo ayuda?, ¿puedo traerlo de vuelta?
Es algo oscuro pero muchas máquinas de Aerandir eran gente muerta cuando les transformaron, los cadáveres reanimados por la ciencia constituyen una mayoría considerable en la base. Es por esto que Zero expone una salida, alguien muerto puede volver al mundo de los vivos con una tecnificación completa, justo como lo hizo el mismo.
Yo… no, imposible, no puedo volver… no puedo hacer nada por él.
Si regresa a la base será reprogramado, en este punto resulta inviable ayudar al humano muerto. Menudo desperdicio de material, menudo desperdicio de existencia. Baja la mirada y una expresión nostálgica se forma en su cara, es triste que alguien tenga que morir, es bastante feo morirse.
Yacen aquí y a la vez no… lo recordare.
Deja sus maquinaciones internas y observa a los dos personajes adultos, sin duda deben estar confundidos. Hacer un numerito raro puede ocasionar problemas, en la tierra medieval ya hubieran quemado al chico artificial por algún cargo tonto. Forma una sonrisa falsa y cambia de tema, básicamente finge demencia temporal.
No necesito hogar… soy diferente, y… ¿ustedes que harán ahora?
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
El espadachín soltaba una risa breve y seca al ver como aquella mujer asesino al pillo de antes, sin duda los arqueros eran temibles, más aun, su frialdad y desprecio a la hora de matar con sus flechas, matar con espadas y matar con flechas eran mundos de diferencia, el asesinar tus adversarios con un arma blanca a una distancia cuerpo a cuerpo era algo brutal y sangriento, en la mayoría de las ocasiones, los mejores espadachines eran capaces de terminar una vida al apuñalar un punto importante mientras miraban a los ojos a sus víctimas, mientras que morir bajo una lluvia de saetas voladoras era una muerte mucho más patética, muchos arqueros no saben, ni pueden saber, a cuantos han matado.
La reacción del niño le pareció extraña, ya de por si era raro como vestía, y su actitud ya le parecía curiosa, no parecía una persona en sus movimientos y diálogos, parecía más como si fuera algo mecánico, su reacción ante el hombre muerto no le pareció curiosa solo porque se impresiono al ver como asesinaban a alguien frente a él, cualquier niño de su edad reaccionaria así ante semejante escena, pero lo que empezó a balbucear sobre traerlo de vuelta le pareció extraño.
¿???: No creo que este chico venga de un hogar normal… tampoco me concierne, me iré a buscar algo que comer.
Dicho esto, el mercenario se acomodo la capa de vuelta, y cubrió su cabeza con la capucha mientras se disponía a dejar el lugar, lo que sea en lo que iba metida aquella mujer y ese niño no eran su problema.
La reacción del niño le pareció extraña, ya de por si era raro como vestía, y su actitud ya le parecía curiosa, no parecía una persona en sus movimientos y diálogos, parecía más como si fuera algo mecánico, su reacción ante el hombre muerto no le pareció curiosa solo porque se impresiono al ver como asesinaban a alguien frente a él, cualquier niño de su edad reaccionaria así ante semejante escena, pero lo que empezó a balbucear sobre traerlo de vuelta le pareció extraño.
¿???: No creo que este chico venga de un hogar normal… tampoco me concierne, me iré a buscar algo que comer.
Dicho esto, el mercenario se acomodo la capa de vuelta, y cubrió su cabeza con la capucha mientras se disponía a dejar el lugar, lo que sea en lo que iba metida aquella mujer y ese niño no eran su problema.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Compartió una mirada con el único adulto presente en aquella escena. El niño no parecía tener un comportamiento normal, de todas formas casi ninguno lo tenía. Sin embargo, había algo casi sistemático en la forma en la que procedió a hablar, sabía por diferentes situaciones en las que se vio involucrada que por lo general los menores tendían reaccionar de una manera extraña, y temerosa, ante un suceso de asesinato. Claro que sus anteriores experiencias eran incomprobables a la reacción del niño que tenía delante.
— ¿A qué te referís al decir... "traerlo de vuelta"? — su confusión era real, no obstante a la hora de sacar conclusiones acerca de la manera en que expresó ese deseo, no fue tan certera como uno de sus disparos. Concluyó que lo más probable es que fuese brujo. Lo único que la mantuvo aliviada es que ese tipo de comportamiento no era característico de los vampiros, en ese caso; pensó, tendría que tomar otras medidas.
— ¿Volver? ... — repitió en voz baja, casi como si quisiese tan sólo escucharse a ella misma.
— Todos necesitamos un hogar, pequeño. — Dijo ya en tono normal, aunque podían apreciarse sus dudas acerca del menor. — ¿Por qué eres diferente? — tenía su ceño fruncido, la inseguridad se apoderó de parte de su ser, mas no dejó de actuar fría. Muy dentro de sí sentía preocupación por su pequeño interlocutor; sin embargo, si en realidad se trataba de una criatura perteneciente a otra raza, como concluyó que tal vez se tratase de un brujo, no podría hacer mucho por él, pues estaría arriesgándose a sí misma.
Tornó su mirada hacia el adulto que tras expresar su desinterés ante la situación, parecía irse en dirección a Lunargenta. — ¿Cómo sé yo que no irás a venderme por unas cuantas
monedas? — preguntó firme, ofreciéndole la espalda pero contemplándolo con el rabillo del ojo. — Eres testigo de un asesinato, del que te recuerdo, estás involucrado. Al fin y al cabo, no fui yo la que golpeó a esos hombres. — Resopló y maldijo para sí por su falta de confianza, mas se trataba de un desconocido y no podía dejar que se fuese sin saber sus intenciones reales.
Volteó a mirar al menor una vez más. —No lo sé... — susurró contestando a su anterior pregunta. Mantuvo el silencio, analizando diferentes posibilidades, por lo pronto debía de conseguir un nuevo encargo para lograr hacerse de unas cuantas monedas. Suspiró compartiendo miradas con sus interlocutores. Todo indicaba que los protagonistas debían de seguir caminos separados razonó aunque seguía sin confiar en el adulto. — No lo sé. —
— ¿A qué te referís al decir... "traerlo de vuelta"? — su confusión era real, no obstante a la hora de sacar conclusiones acerca de la manera en que expresó ese deseo, no fue tan certera como uno de sus disparos. Concluyó que lo más probable es que fuese brujo. Lo único que la mantuvo aliviada es que ese tipo de comportamiento no era característico de los vampiros, en ese caso; pensó, tendría que tomar otras medidas.
— ¿Volver? ... — repitió en voz baja, casi como si quisiese tan sólo escucharse a ella misma.
— Todos necesitamos un hogar, pequeño. — Dijo ya en tono normal, aunque podían apreciarse sus dudas acerca del menor. — ¿Por qué eres diferente? — tenía su ceño fruncido, la inseguridad se apoderó de parte de su ser, mas no dejó de actuar fría. Muy dentro de sí sentía preocupación por su pequeño interlocutor; sin embargo, si en realidad se trataba de una criatura perteneciente a otra raza, como concluyó que tal vez se tratase de un brujo, no podría hacer mucho por él, pues estaría arriesgándose a sí misma.
Tornó su mirada hacia el adulto que tras expresar su desinterés ante la situación, parecía irse en dirección a Lunargenta. — ¿Cómo sé yo que no irás a venderme por unas cuantas
monedas? — preguntó firme, ofreciéndole la espalda pero contemplándolo con el rabillo del ojo. — Eres testigo de un asesinato, del que te recuerdo, estás involucrado. Al fin y al cabo, no fui yo la que golpeó a esos hombres. — Resopló y maldijo para sí por su falta de confianza, mas se trataba de un desconocido y no podía dejar que se fuese sin saber sus intenciones reales.
Volteó a mirar al menor una vez más. —No lo sé... — susurró contestando a su anterior pregunta. Mantuvo el silencio, analizando diferentes posibilidades, por lo pronto debía de conseguir un nuevo encargo para lograr hacerse de unas cuantas monedas. Suspiró compartiendo miradas con sus interlocutores. Todo indicaba que los protagonistas debían de seguir caminos separados razonó aunque seguía sin confiar en el adulto. — No lo sé. —
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Claramente Zero ha cometido un error, su comportamiento diferente salió a flote. Los demás no sospechan que es una máquina y más le vale que eso siga así, rumores sobre un niño Cyborg pueden atraer agentes sintéticos en su búsqueda, a partir de ahora debe ser más cuidadoso en situaciones fuertes.
Los orgánicos tienen una habilidad que dominan muy bien, la capacidad de pensar sin hablar. Z9-42 puede hacerlo pero es algo a lo que no está acostumbrado. Fijar un patrón nuevo toma tiempo para cualquiera, especialmente si es un sintético. De momento tendrá que tratar de no ser tan parlanchín y guardarse algunas cosas para sí mismo.
No importa, solo estaba ¿jugando?, si eso... jugando.
Nada despierta más confianza que una mentira, vieja ley natural del comportamiento inteligente. Las personas se sienten aliviadas cuando escuchan un engaño, la verdad suele ser algo cruda. El joven robot Genera una sonrisa juguetona, de esas que muestran todos los dientes, mentir y fingir son cosas que sabe hacer.
Tengo todo el día para mí.
Y con eso se soluciona el problema de los progenitores ausentes, un niño independiente siempre anda solo. Dejando el problema existencial de lado se debe tomar en cuenta otra situación, la hostilidad con la que se tratan ambos adultos, si las cosas continúan de esa forma todo podría escalar hasta una nueva pelea fatal.
No es necesario amenazar, es de mala educación… comer suena bien, ¿y si lo hacemos todos?
Un puerto neutral siempre viene bien para solucionar disputas, además la gente baja su agresividad cuando come. Quizás si los mayores se llevan bien puedan seguir cada uno por su camino de buena forma, sin asuntos pendientes. Sea como sea deben hacer una cosa primero y todos estarán de acuerdo.
Sera mejor irnos… un cadáver no atrae cosas buenas ¿cierto?
Los orgánicos tienen una habilidad que dominan muy bien, la capacidad de pensar sin hablar. Z9-42 puede hacerlo pero es algo a lo que no está acostumbrado. Fijar un patrón nuevo toma tiempo para cualquiera, especialmente si es un sintético. De momento tendrá que tratar de no ser tan parlanchín y guardarse algunas cosas para sí mismo.
No importa, solo estaba ¿jugando?, si eso... jugando.
Nada despierta más confianza que una mentira, vieja ley natural del comportamiento inteligente. Las personas se sienten aliviadas cuando escuchan un engaño, la verdad suele ser algo cruda. El joven robot Genera una sonrisa juguetona, de esas que muestran todos los dientes, mentir y fingir son cosas que sabe hacer.
Tengo todo el día para mí.
Y con eso se soluciona el problema de los progenitores ausentes, un niño independiente siempre anda solo. Dejando el problema existencial de lado se debe tomar en cuenta otra situación, la hostilidad con la que se tratan ambos adultos, si las cosas continúan de esa forma todo podría escalar hasta una nueva pelea fatal.
No es necesario amenazar, es de mala educación… comer suena bien, ¿y si lo hacemos todos?
Un puerto neutral siempre viene bien para solucionar disputas, además la gente baja su agresividad cuando come. Quizás si los mayores se llevan bien puedan seguir cada uno por su camino de buena forma, sin asuntos pendientes. Sea como sea deben hacer una cosa primero y todos estarán de acuerdo.
Sera mejor irnos… un cadáver no atrae cosas buenas ¿cierto?
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
El mercenario sonríe con tono de burla a la arquera, y con su brazo izquierdo vuelve a abrir su capa para que esta pueda ver su armadura, y la espada que colgaba de su cinturón con más facilidad.
¿acaso no te diste cuenta de a lo que me dedico? No te preocupes tengo una ética profesional de no meterme en los asuntos de los demás.
Al decir esto el espadachín se acerca de nuevo al niño y le suelta una leve palmada sobre la cabeza para dirigir su mirada a la mujer de nueva cuenta.
Este chico no deja de decir cosas sin sentido, cualquier problema que tenga es tu problema, no el mío, y tampoco quiero relacionarme con alguien tan desesperado por dinero que asesina a su empleador en vez de clavarle una flecha en las piernas.
Dicho esto, el hombre se da la vuelta y se marcha de regreso al mercado despidiéndose con un gesto de la mano izquierda mientras se disponía a buscar una taberna donde parar a comer, estaba cansado por el largo viaje de regreso, y lo menos que quería era involucrarse con un par de raritos.
¿acaso no te diste cuenta de a lo que me dedico? No te preocupes tengo una ética profesional de no meterme en los asuntos de los demás.
Al decir esto el espadachín se acerca de nuevo al niño y le suelta una leve palmada sobre la cabeza para dirigir su mirada a la mujer de nueva cuenta.
Este chico no deja de decir cosas sin sentido, cualquier problema que tenga es tu problema, no el mío, y tampoco quiero relacionarme con alguien tan desesperado por dinero que asesina a su empleador en vez de clavarle una flecha en las piernas.
Dicho esto, el hombre se da la vuelta y se marcha de regreso al mercado despidiéndose con un gesto de la mano izquierda mientras se disponía a buscar una taberna donde parar a comer, estaba cansado por el largo viaje de regreso, y lo menos que quería era involucrarse con un par de raritos.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
En el momento que el niño admite haber estado "jugando" Calista parece eliminar algunas tensiones. Sí es cierto que no todo niño reaccionaría así, pero ese es asunto del pequeño, no suyo. El adulto parece tomarla el pelo cuando le muestra su armadura mas la muchacha no hace más que sonreír con aire de engreidilla.
— Lo tendré en cuenta. — le dice soltando una pequeña risa.
Medita por un segundo lo que ha dicho el menor, tiene hambre. No le vendría un aperitivo. Ni a ella ni a su caballo. Mira al pequeño por un segundo y asiente.
— Tal vez tengas razón... — concluye y prosigue a mirar al adulto de forma burlona. — parece que no te liberas de nosotros con facilidad ¿Eh? — y suelta una pequeña risita.
Se acerca a Luz y tras acariciarla, se monta y ofrece una mano al niño, invitándole a subir también. Tras escuchar al hombre lanzarle con habilidad el halago, a su forma de verlo, y estando arriba del caballo susurra. —Ese hombre me ha traído más problemas de los que te imaginas... no suelo tomar medidas tan... — hizo una pequeña pausa meditando qué decir — drásticas. — chasqueó la lengua tras decir aquello.
El pequeño decía cosas extrañas, tendría que estar de acuerdo con el mayor; no obstante también las decía inteligentes. Contempló al menor por unos segundos asintiendo y dirigió luego la mirada al adulto.
— Parece que Lunargenta nos espera... —
— Lo tendré en cuenta. — le dice soltando una pequeña risa.
Medita por un segundo lo que ha dicho el menor, tiene hambre. No le vendría un aperitivo. Ni a ella ni a su caballo. Mira al pequeño por un segundo y asiente.
— Tal vez tengas razón... — concluye y prosigue a mirar al adulto de forma burlona. — parece que no te liberas de nosotros con facilidad ¿Eh? — y suelta una pequeña risita.
Se acerca a Luz y tras acariciarla, se monta y ofrece una mano al niño, invitándole a subir también. Tras escuchar al hombre lanzarle con habilidad el halago, a su forma de verlo, y estando arriba del caballo susurra. —Ese hombre me ha traído más problemas de los que te imaginas... no suelo tomar medidas tan... — hizo una pequeña pausa meditando qué decir — drásticas. — chasqueó la lengua tras decir aquello.
El pequeño decía cosas extrañas, tendría que estar de acuerdo con el mayor; no obstante también las decía inteligentes. Contempló al menor por unos segundos asintiendo y dirigió luego la mirada al adulto.
— Parece que Lunargenta nos espera... —
- OffRol:
- Mil disculpas por ausentarme y demorar en contestar, he estado muy enferma y en consecuencia animicamente mal... ya me encuentro mejor, por lo que no volveré a demorar tanto en contestar. Lo siento y un saludo a ambos ~
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Sin duda el sujeto blindado quiere desentenderse rápido de los demás personajes, una acción prudente que no puede ser reprochada. Parece que Zero terminara de alguna forma bajo la tutela temporal de la mujer arquera, esta muestra claras señales de querer hacerse responsable por algunas horas del "pequeño".
Es la acción más lógica así que… si tengo razón.
Sujeta la mano y sube al caballo como puede, al final da un pequeño espectáculo gracioso en el proceso. Es la primera vez que usa una montura y sin experiencia directa toda información teórica resulta inútil, una base de datos detallada no puede garantizar el pleno desenvolvimiento en cualquier situación.
Eso fue… exigente.
Dice ya encima del animal, la próxima vez no debería ser tan difícil. Afortunadamente para la criatura Z9-42 posee el mismo peso que su avatar, en caso contrario el mundo tendría un caballo menos, existen bios muy pesados. Al final la mujer de una explicación, trata de justificar su conducta violenta anterior.
No se puede destruir todo lo que nos molesta.
Una pequeña frase moral, después de todo es un sintético. Algunos vestigios de la programación estándar perduran en su personalidad, entre ellas destaca la necesidad de evitar conflictos. Los humanos normales rara vez muestran tanta sabiduría, siempre resuelven todo a los golpes, está en su ADN.
Dudo que la ciudad pueda esperar a alguien…
Obviamente no entiende el comentario y responde lo mejor que puede, a veces sus respuestas le hacen quedar como tonto. Lo cierto es que en Lunargenta podrán escoger otro curso de acción, la metrópolis tiene muchas posibilidades superficiales. El jovencito maquina continuara con los adultos para seguir aprendiendo, es la mejor forma.
Es la acción más lógica así que… si tengo razón.
Sujeta la mano y sube al caballo como puede, al final da un pequeño espectáculo gracioso en el proceso. Es la primera vez que usa una montura y sin experiencia directa toda información teórica resulta inútil, una base de datos detallada no puede garantizar el pleno desenvolvimiento en cualquier situación.
Eso fue… exigente.
Dice ya encima del animal, la próxima vez no debería ser tan difícil. Afortunadamente para la criatura Z9-42 posee el mismo peso que su avatar, en caso contrario el mundo tendría un caballo menos, existen bios muy pesados. Al final la mujer de una explicación, trata de justificar su conducta violenta anterior.
No se puede destruir todo lo que nos molesta.
Una pequeña frase moral, después de todo es un sintético. Algunos vestigios de la programación estándar perduran en su personalidad, entre ellas destaca la necesidad de evitar conflictos. Los humanos normales rara vez muestran tanta sabiduría, siempre resuelven todo a los golpes, está en su ADN.
Dudo que la ciudad pueda esperar a alguien…
Obviamente no entiende el comentario y responde lo mejor que puede, a veces sus respuestas le hacen quedar como tonto. Lo cierto es que en Lunargenta podrán escoger otro curso de acción, la metrópolis tiene muchas posibilidades superficiales. El jovencito maquina continuara con los adultos para seguir aprendiendo, es la mejor forma.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
El mercenario gruñe molesto al ver como aquella mujer montada en el caballo junto con el niño raro ese decidían seguirlo por su propia cuenta –si van a acompañarme, tengan la decencia de decirme sus nombres.- decía el joven espadachín con un poco de desgano, para luego darse la vuelta y entrar en el mercado.
Se rascaba la cabeza mientras intentaba entender como acabo en esa situación, hasta que al final, culpo a su mal temperamento, cierto era que se encontraba de mal humor por el cansancio largo viaje más el hambre, pero también era cierto que se había dejado llevar.
Tal vez hubiese sido mejor golpear al grande, y dejar ir al pequeño, pero al final, se dejo llevar por su rabia, y ahora tenía que aguantar la compañía de dos torpes y un caballo, y por mas tentadora que podía sonar la idea de robar el caballo, nunca se llevo bien con esos animales, nunca se llevo bien con nadie de hecho.
Miraba de reojo a los dos encima del animal para inspeccionarlos mejor, con la mujer no parecía haber nada raro, pero el chico no dejaba de llamarle la atención ciertos detalles en su vestimenta y su extraña forma de expresarse, demasiado mecánica y serena para ser la de un niño que acaba de ver un asesinato.
Se rascaba la cabeza mientras intentaba entender como acabo en esa situación, hasta que al final, culpo a su mal temperamento, cierto era que se encontraba de mal humor por el cansancio largo viaje más el hambre, pero también era cierto que se había dejado llevar.
Tal vez hubiese sido mejor golpear al grande, y dejar ir al pequeño, pero al final, se dejo llevar por su rabia, y ahora tenía que aguantar la compañía de dos torpes y un caballo, y por mas tentadora que podía sonar la idea de robar el caballo, nunca se llevo bien con esos animales, nunca se llevo bien con nadie de hecho.
Miraba de reojo a los dos encima del animal para inspeccionarlos mejor, con la mujer no parecía haber nada raro, pero el chico no dejaba de llamarle la atención ciertos detalles en su vestimenta y su extraña forma de expresarse, demasiado mecánica y serena para ser la de un niño que acaba de ver un asesinato.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
El niño parecía tener problemas para montar al animal. Se las apaña de buena manera, aún así le saca una sonrisa a Calista. Debió admitir que el comentario del pequeño hizo que aquella pequeña sonrisa se tornase en una un poco más notoria risa. No podía evitar recordar que cuando ella tenía más o menos su edad también la costaba montarse a caballo.
El equino parece mirar de reojo a el nuevo jinete, mas parece no molestarle, de lo contrario ambos estaría ya en el suelo. Pasó su mano por el cuello del animal transmitiéndole tranquilidad, tal vez sea ella quien necesitara tranquilizarse de una vez por todas. Sus interlocutores no eran la razón por la cual se hallaba inquieta, se habían ganado parcialmente su confianza; no obstante, siempre se encontraba intranquila en presencia de otros. Era algo que no lograba manejar aún.
Para ser un niño tenía buen grado de moralidad aparentemente. Sabía que el pequeño tenía razón de cierta manera, pero la vida le había enseñado que en la práctica aquello no era exactamente así, los vampiros no tuvieron en cuenta aquella frase a la hora de quemar la pequeña aldea. Ella tampoco la tendría. Claro que no podía transmitirle aquello a un niño, hay etapas para todo, pensó. Se limitó a voltear levemente la cabeza hasta alcanzar a verlo con el rabillo del ojo.
— Lo entenderás cuando crezcas. — esbozó una pequeña sonrisa, apretando los labios como en una seña de comprensión. No le podía pedir empatía, no sabía qué había vivido o qué no. Supuso que al decir eso se daría por sobreentendida la situación, tampoco quería continuar con el tema.
El adulto tenía razón, habían estado juntos por un buen rato y ninguno se había introducido. Soltó un resoplido que funcionó de risa reprimida. — Calista. — soltó sin rodeos y arqueó sus cejas en búsqueda de una respuesta por parte del resto.
Entretanto, el caballo había comenzado a andar llevando a sus jinetes en dirección al mercado, manteniéndose justo al lado del tercer acompañante.
El equino parece mirar de reojo a el nuevo jinete, mas parece no molestarle, de lo contrario ambos estaría ya en el suelo. Pasó su mano por el cuello del animal transmitiéndole tranquilidad, tal vez sea ella quien necesitara tranquilizarse de una vez por todas. Sus interlocutores no eran la razón por la cual se hallaba inquieta, se habían ganado parcialmente su confianza; no obstante, siempre se encontraba intranquila en presencia de otros. Era algo que no lograba manejar aún.
Para ser un niño tenía buen grado de moralidad aparentemente. Sabía que el pequeño tenía razón de cierta manera, pero la vida le había enseñado que en la práctica aquello no era exactamente así, los vampiros no tuvieron en cuenta aquella frase a la hora de quemar la pequeña aldea. Ella tampoco la tendría. Claro que no podía transmitirle aquello a un niño, hay etapas para todo, pensó. Se limitó a voltear levemente la cabeza hasta alcanzar a verlo con el rabillo del ojo.
— Lo entenderás cuando crezcas. — esbozó una pequeña sonrisa, apretando los labios como en una seña de comprensión. No le podía pedir empatía, no sabía qué había vivido o qué no. Supuso que al decir eso se daría por sobreentendida la situación, tampoco quería continuar con el tema.
El adulto tenía razón, habían estado juntos por un buen rato y ninguno se había introducido. Soltó un resoplido que funcionó de risa reprimida. — Calista. — soltó sin rodeos y arqueó sus cejas en búsqueda de una respuesta por parte del resto.
Entretanto, el caballo había comenzado a andar llevando a sus jinetes en dirección al mercado, manteniéndose justo al lado del tercer acompañante.
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Contra todo pronóstico el trio parte junto, logran alcanzar un nivel de tolerancia viable. Zero escucha atentamente todo desde su montura temporal y evalúa las señales, la resignación tuvo que ver en el desenlace al parecer. Sea como sea un nuevo objetivo se vislumbra adelante, conseguir comida.
La frase de la mujer es reconocida por Z9-42 rápidamente, es la típica expresión que usan los adultos para no dar respuestas a un niño. La ha escuchado varias veces, se la suelen endosar bastante debido a su naturaleza curiosa. Lo prudente es abandonar el tema, persistir puede ocasionar malas experiencias.
Finalmente llega la hora de las presentaciones, ese momento cuando los orgánicos dicen sus nombres. La arquera se llama Calista y el sujeto tachonado decide quedar de último en la dinámica. Con tiempo para pensar el niño sintético formula una respuesta aceptable sin sentidos raros.
Me llamo Zero.
Tomará algo de práctica para que el nombre salga tan natural sin preparación pero tiene todo el tiempo del mundo, los seres artificiales son virtualmente inmortales cuando hablamos de longevidad. Tristemente el niño Cyborg seguirá en su etapa de crecimiento actual aunque dicho tema no le incomoda, es irrelevante.
Avanzan por la calle principal, su objetivo está cerca. Se pueden conseguir buenos sitios para comer en el mercado, además es una de las zonas más baratas. La vida de los seres normales gira en torno a la comida, es indispensable para ellos, Nadie se imagina la gran cantidad de dinero que se ahorra al no necesitar alimentos.
Finalmente se vislumbra el área destino, un sitio abarrotado donde se puede encontrar de todo. El niño artificial a recorrido la zona varias veces, es una fuente impresionante de experiencias. Todo ofrece información única, desde los artículos en venta hasta las bandas de rateros que operan en el distrito.
Este lugar ofrece muchos servicios.
La frase de la mujer es reconocida por Z9-42 rápidamente, es la típica expresión que usan los adultos para no dar respuestas a un niño. La ha escuchado varias veces, se la suelen endosar bastante debido a su naturaleza curiosa. Lo prudente es abandonar el tema, persistir puede ocasionar malas experiencias.
Finalmente llega la hora de las presentaciones, ese momento cuando los orgánicos dicen sus nombres. La arquera se llama Calista y el sujeto tachonado decide quedar de último en la dinámica. Con tiempo para pensar el niño sintético formula una respuesta aceptable sin sentidos raros.
Me llamo Zero.
Tomará algo de práctica para que el nombre salga tan natural sin preparación pero tiene todo el tiempo del mundo, los seres artificiales son virtualmente inmortales cuando hablamos de longevidad. Tristemente el niño Cyborg seguirá en su etapa de crecimiento actual aunque dicho tema no le incomoda, es irrelevante.
Avanzan por la calle principal, su objetivo está cerca. Se pueden conseguir buenos sitios para comer en el mercado, además es una de las zonas más baratas. La vida de los seres normales gira en torno a la comida, es indispensable para ellos, Nadie se imagina la gran cantidad de dinero que se ahorra al no necesitar alimentos.
Finalmente se vislumbra el área destino, un sitio abarrotado donde se puede encontrar de todo. El niño artificial a recorrido la zona varias veces, es una fuente impresionante de experiencias. Todo ofrece información única, desde los artículos en venta hasta las bandas de rateros que operan en el distrito.
Este lugar ofrece muchos servicios.
Z9-42
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
El mercenario se lleva la mano derecha a la cara al escuchar el nombre del niño, Zero no era un nombre común, jamás escucho semejante nombre, y no se parecía a ningún nombre que se suelen usar, ni por humanos, ni elfos, brujos o bestias.
Klinge, ese es mi nombre.
Decía de forma tajante, mientras miraba en los alrededores para ver si había algún lugar bueno para pararse a comer, de pronto ve una taberna que, convenientemente, estaba al lado de un establo en el cual Calista podría dejar su caballo descansar, el espadachín entro por las puertas de la taberna, abriéndolas con calma para ver el interior.
El lugar era bastante apretado, un pasillo bastante ancho que se desviaba a la derecha llegando a un punto, en la pared de la izquierda se encontraban alrededor de cuatro mesas rectangulares con bancos largos a cada lado, en la pared, justo en frente de cada mesa, se encontraba una ventana para que entrara luz durante el día y a los lados de las mismas dos respaldares para las antorchas durante la noche, en la pared opuesta se encontraba el tabernero detrás de una barra, al frente de la misma unos banquillos para sentarse.
El lugar era modesto, pero eso no le importaba en absoluto a Klinge, significaba también, que el servicio era más barato, el mercenario se quito la capucha al entrar, y se sentó frente a la barra en uno de esos banquitos, puesto que las mesas parecía ocupadas, el lugar estaba frecuentado, en su mayoría por aventureros y nómadas, por las pintas que tenían, mientras esperaba a que sus dos indeseados compañeros entraran al lugar y se dirigió al tabernero, un hombre robusto y calvo que parecía tener ya varios años por su barba canosa y su cabeza calva.
Klinge: dame una jarra media de algún licor fuerte que tengas y algo de carne seca si tienes, hoy a sido un día complicado.
Klinge, ese es mi nombre.
Decía de forma tajante, mientras miraba en los alrededores para ver si había algún lugar bueno para pararse a comer, de pronto ve una taberna que, convenientemente, estaba al lado de un establo en el cual Calista podría dejar su caballo descansar, el espadachín entro por las puertas de la taberna, abriéndolas con calma para ver el interior.
El lugar era bastante apretado, un pasillo bastante ancho que se desviaba a la derecha llegando a un punto, en la pared de la izquierda se encontraban alrededor de cuatro mesas rectangulares con bancos largos a cada lado, en la pared, justo en frente de cada mesa, se encontraba una ventana para que entrara luz durante el día y a los lados de las mismas dos respaldares para las antorchas durante la noche, en la pared opuesta se encontraba el tabernero detrás de una barra, al frente de la misma unos banquillos para sentarse.
El lugar era modesto, pero eso no le importaba en absoluto a Klinge, significaba también, que el servicio era más barato, el mercenario se quito la capucha al entrar, y se sentó frente a la barra en uno de esos banquitos, puesto que las mesas parecía ocupadas, el lugar estaba frecuentado, en su mayoría por aventureros y nómadas, por las pintas que tenían, mientras esperaba a que sus dos indeseados compañeros entraran al lugar y se dirigió al tabernero, un hombre robusto y calvo que parecía tener ya varios años por su barba canosa y su cabeza calva.
Klinge: dame una jarra media de algún licor fuerte que tengas y algo de carne seca si tienes, hoy a sido un día complicado.
Klinge
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Asintió una vez el dúo se introdujo. Tuvo que reconocer que jamás había escuchado un nombre semejante al que llevaba el niño, mas no se detuvo mucho en el tema pues muchas cosas no lograban tomar su lugar acerca del pequeño, y tal vez el hecho de suponer que se tratase de un brujo se quedaba corto. Limpió su mente de toda duda, no era un vampiro, estaban allí, en pleno día. Con saber que no pertenecía a aquella raza, quedó satisfecha y decidió ponerle fin a su curiosidad. En cuanto al adulto, Klinge sí sonaba familiar y supuso que esto se debía a la ocupación del hombre, mas no se detuvo mucho en el hecho, pues el trío ya avanzaba hacia las puertas de aquél inmenso sitio y los lugares poblados siempre desviaban su atención.
El movimiento en aquella ciudad era constante y para la joven, sumamente irritante. No le agradaba estar rodeada de tantos hombres y mujeres, se había acostumbrado a la soledad, claro que se refería a la soledad humana, pues a donde fuese, Luz la acompañaría y viceversa; aunque dudó que algún día sucediese, si realmente el equino necesitaba algo ella lo apoyaría tal y como lo hizo el animal indirectamente.
Las miradas indiscretas parecían comenzar a aparecer. "Ya se habían tardado" pensó. Claro que al tratarse de una nómada, su llegada a Lunargenta no era la primera ni sería la última, mucha gente allí había encargado trabajos a la joven, y aquellos que lo hicieron parecían reconocerla. Se limitó a mirar hacia delante mientras el caballo parecía marcar orgullo a cada paso. Tal vez lo que más llamara la atención fuese Zero, pues nunca había sido vista compartiendo montura con alguien, por más que se tratase de un niño. Intentó levantar su mirada intentando mostrar indiferencia y frivolidad, tal y como siempre hacía.
Parecían dirigirse hacia un sitio que afortunadamente disponía de un establo cerca. Volteó para mirar a Klinge y habló un poco más alto de lo que solía hacerlo para hacerse escuchar entre el murmullo general.
— Iré a dejar el caballo. — dijo como excusándose de la partida, a pesar de todo lo fría que intentaba aparentar ser, la educación a la hora de relacionarse muchas veces le salía innata. Debía de corregir eso, pensó. Aunque claro, no se trataba de nada malo, en lo absoluto; sin embargo, al ser mujer necesitaba imponer ciertas muestras de dureza, de lo contrario el género contrario no tendría tanto respeto y temor hacia ella.
Tras decir aquello se dirigió al sitio, tal y como dijo. Bajó del animal y ofreció nuevamente una mano al niño para que la bajada fuese más fácil para él. El encargado del establo ya se acercaba a atenderlos. Tras saludar cordialmente y desearles buenos días, el hombre se encargó de Luz. Se despidió con una caricia del equino y tomó camino hacia la taberna.
Se acomodó en una de los banquitos junto a su acompañante adulto, dedicó una mirada al tabernero y luego de que éste se acercase ordenó. — Vino, por favor. — pareció meditar lo que deseaba de comer. — ¿Tenéis cordero el día de hoy? — tras recibir respuesta afirmativa y un tanto brusca por parte del hombre arqueó una ceja y apoyó los brazos en la barra, como imponiendo su presencia. — Pues vino y cordero. — concluyó con los mismos modos del tabernero.
El sitio era cuanto menos austero pero de su agrado. Lanzó una mirada hacia detrás de ellos. La joven no se encontraba del todo cómoda, mas nunca lo estaba en sitios semejantes, intentó calmarse y convencerse de que venía acompañada y que, convenientemente, ambos adultos estaban armados.
El movimiento en aquella ciudad era constante y para la joven, sumamente irritante. No le agradaba estar rodeada de tantos hombres y mujeres, se había acostumbrado a la soledad, claro que se refería a la soledad humana, pues a donde fuese, Luz la acompañaría y viceversa; aunque dudó que algún día sucediese, si realmente el equino necesitaba algo ella lo apoyaría tal y como lo hizo el animal indirectamente.
Las miradas indiscretas parecían comenzar a aparecer. "Ya se habían tardado" pensó. Claro que al tratarse de una nómada, su llegada a Lunargenta no era la primera ni sería la última, mucha gente allí había encargado trabajos a la joven, y aquellos que lo hicieron parecían reconocerla. Se limitó a mirar hacia delante mientras el caballo parecía marcar orgullo a cada paso. Tal vez lo que más llamara la atención fuese Zero, pues nunca había sido vista compartiendo montura con alguien, por más que se tratase de un niño. Intentó levantar su mirada intentando mostrar indiferencia y frivolidad, tal y como siempre hacía.
Parecían dirigirse hacia un sitio que afortunadamente disponía de un establo cerca. Volteó para mirar a Klinge y habló un poco más alto de lo que solía hacerlo para hacerse escuchar entre el murmullo general.
— Iré a dejar el caballo. — dijo como excusándose de la partida, a pesar de todo lo fría que intentaba aparentar ser, la educación a la hora de relacionarse muchas veces le salía innata. Debía de corregir eso, pensó. Aunque claro, no se trataba de nada malo, en lo absoluto; sin embargo, al ser mujer necesitaba imponer ciertas muestras de dureza, de lo contrario el género contrario no tendría tanto respeto y temor hacia ella.
Tras decir aquello se dirigió al sitio, tal y como dijo. Bajó del animal y ofreció nuevamente una mano al niño para que la bajada fuese más fácil para él. El encargado del establo ya se acercaba a atenderlos. Tras saludar cordialmente y desearles buenos días, el hombre se encargó de Luz. Se despidió con una caricia del equino y tomó camino hacia la taberna.
Se acomodó en una de los banquitos junto a su acompañante adulto, dedicó una mirada al tabernero y luego de que éste se acercase ordenó. — Vino, por favor. — pareció meditar lo que deseaba de comer. — ¿Tenéis cordero el día de hoy? — tras recibir respuesta afirmativa y un tanto brusca por parte del hombre arqueó una ceja y apoyó los brazos en la barra, como imponiendo su presencia. — Pues vino y cordero. — concluyó con los mismos modos del tabernero.
El sitio era cuanto menos austero pero de su agrado. Lanzó una mirada hacia detrás de ellos. La joven no se encontraba del todo cómoda, mas nunca lo estaba en sitios semejantes, intentó calmarse y convencerse de que venía acompañada y que, convenientemente, ambos adultos estaban armados.
Calista
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Con los nombres vociferados ya existe algo de confianza… más o menos. El grupo ingresa al mercado y se pone a buscar un posible sitio para saciar el hambre... al menos en el caso de los orgánicos, Zero pasa su tiempo documentando todo con su rápido cerebro modificado.
Klinge encuentra un sitio acorde, parece un buen lugar. Resulta sorprendente que el tosco mercenario se preocupe por los detalles, encontrar un establecimiento con establo incluido sin duda fue un buen detalle. El personaje de armadura ligera ingresa por la puerta mientras los demás se dirigen a dejar al animal.
Z9-42 acepta la ayuda prestada por Calista, vale destacar que bajar es más fácil cuando se habla de monturas. Una vez en tierra el pequeño sintético acaricia levemente al caballo, no sabe porque siente la necesidad de hacerlo pero al final realiza la acción, tendrá que darle vueltas al tema en su matriz de pensamiento más adelante.
Ingresan al pintoresco lugar, es bastante simple aunque esa es una constante en Aerandir. El “chico” se sienta al lado de su colega masculino, dedica una leve sonrisa fingida pues es un curso de acción usual. Pronto el resto comienza a ordenar pedidos, cada individuo tiene su propia especialidad en mente.
Medio litro de agua y una fruta arbórea por favor.
¿Qué?
... agua y una manzana.
Es difícil abandonar el lenguaje técnico, sobre todo si eres una máquina. El hombre se va inmerso en sus pensamientos a buscar la comida, parece que las palabras raras le pusieron a pensar. No debería tardar en juntar todo, las tabernas siempre sorprenden con sus tiempos de despacho elevados.
La posibilidad de comer sin necesitar ir al baño es liberadora, a diferencia de los seres vivos Zero tiene un intrincado sistema digestivo, lo que entra no vuelve a salir. Asimila energía de la comida aunque no la necesita realmente, con el reactor interno puede funcionar mucho tiempo sin pausa, la envidia de cualquier persona activa.
El tabernero vuelve trayendo los pedidos, muestra un sorprendente nivel de equilibrio al caminar con tantas cosas encima. Deja las órdenes en el mesón y vuelve a su actividad estándar, limpiar su área de trabajo. Una tradición entre gerentes de taberna al parecer, siempre hacen la misma rutina.
Buen provecho… se dice así ¿no?
Klinge encuentra un sitio acorde, parece un buen lugar. Resulta sorprendente que el tosco mercenario se preocupe por los detalles, encontrar un establecimiento con establo incluido sin duda fue un buen detalle. El personaje de armadura ligera ingresa por la puerta mientras los demás se dirigen a dejar al animal.
Z9-42 acepta la ayuda prestada por Calista, vale destacar que bajar es más fácil cuando se habla de monturas. Una vez en tierra el pequeño sintético acaricia levemente al caballo, no sabe porque siente la necesidad de hacerlo pero al final realiza la acción, tendrá que darle vueltas al tema en su matriz de pensamiento más adelante.
Ingresan al pintoresco lugar, es bastante simple aunque esa es una constante en Aerandir. El “chico” se sienta al lado de su colega masculino, dedica una leve sonrisa fingida pues es un curso de acción usual. Pronto el resto comienza a ordenar pedidos, cada individuo tiene su propia especialidad en mente.
Medio litro de agua y una fruta arbórea por favor.
¿Qué?
... agua y una manzana.
Es difícil abandonar el lenguaje técnico, sobre todo si eres una máquina. El hombre se va inmerso en sus pensamientos a buscar la comida, parece que las palabras raras le pusieron a pensar. No debería tardar en juntar todo, las tabernas siempre sorprenden con sus tiempos de despacho elevados.
La posibilidad de comer sin necesitar ir al baño es liberadora, a diferencia de los seres vivos Zero tiene un intrincado sistema digestivo, lo que entra no vuelve a salir. Asimila energía de la comida aunque no la necesita realmente, con el reactor interno puede funcionar mucho tiempo sin pausa, la envidia de cualquier persona activa.
El tabernero vuelve trayendo los pedidos, muestra un sorprendente nivel de equilibrio al caminar con tantas cosas encima. Deja las órdenes en el mesón y vuelve a su actividad estándar, limpiar su área de trabajo. Una tradición entre gerentes de taberna al parecer, siempre hacen la misma rutina.
Buen provecho… se dice así ¿no?
Z9-42
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Al escuchar el último comentario del niño el mercenario toco la cabeza del chico simulando un karatazo, como forma de castigo.
Klinge: solo… cállate y come tu comida.
Klinge empezó a comerse la carne seca a mordidas secas, mientras se tragaba a sorbos el licor de la jara, sin duda los modales en la mesa no era un concepto del cual el espadachín fuera familiar, pues comía con la desesperación, y la rabia quizás, de alguien que no había tenido una comida decente en días.
El tabernero les echaba una mirada rápida al grupo, como lo solía hacer con todos los clientes que llegaban a tu local, para luego dedicarle una mirada de simpatía al mercenario.
Tabernero: debe ser duro viajar junto a tu esposa e hijo con el trabajo que tienes, entiendo que tu mujer se preocupe por ti y no quera separar la familia.
La sorpresa de dicho comentario provoco que Klinge casi se le atravesara un bocado de carne seca por la garganta y se viera forzado a tomar un sorbo de su licor para bajarlo, luego de recuperar el aliento miro al tabernero.
Klinge: no te confundas, ni ella es mi esposa, ni este renacuajo es mi hijo, si estuviese casado con esta mujer ya estaría rezando a Hela que me arrastre directamente a uno de sus infiernos para librarme de ella.
El tabernero no pudo contener una fuerte carcajada ante la respuesta del espadachín.
Tabernero: ¿eres su guía por estos lares? ¿O los acabas de conocer en circunstancias extrañas? Sea como sea no duden en compartirme sus preocupaciones, yo sé guardar secretos.
Klinge: solo… cállate y come tu comida.
Klinge empezó a comerse la carne seca a mordidas secas, mientras se tragaba a sorbos el licor de la jara, sin duda los modales en la mesa no era un concepto del cual el espadachín fuera familiar, pues comía con la desesperación, y la rabia quizás, de alguien que no había tenido una comida decente en días.
El tabernero les echaba una mirada rápida al grupo, como lo solía hacer con todos los clientes que llegaban a tu local, para luego dedicarle una mirada de simpatía al mercenario.
Tabernero: debe ser duro viajar junto a tu esposa e hijo con el trabajo que tienes, entiendo que tu mujer se preocupe por ti y no quera separar la familia.
La sorpresa de dicho comentario provoco que Klinge casi se le atravesara un bocado de carne seca por la garganta y se viera forzado a tomar un sorbo de su licor para bajarlo, luego de recuperar el aliento miro al tabernero.
Klinge: no te confundas, ni ella es mi esposa, ni este renacuajo es mi hijo, si estuviese casado con esta mujer ya estaría rezando a Hela que me arrastre directamente a uno de sus infiernos para librarme de ella.
El tabernero no pudo contener una fuerte carcajada ante la respuesta del espadachín.
Tabernero: ¿eres su guía por estos lares? ¿O los acabas de conocer en circunstancias extrañas? Sea como sea no duden en compartirme sus preocupaciones, yo sé guardar secretos.
Klinge
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
La comida no demoró en llegar y con el apetito que tenía la joven, aquel cordero parecía el más delicioso que había visto jamás. Klinge le dio un golpe al niño tras haber deseado buen provecho.
— No me hagas clavarte una flecha en el talón. — susurró al adulto dedicándole una mirada fulminante. — Sí, así se dice, Zero. — dijo después al pequeño y comenzó a comer su carne. — Buen provecho para ti también. —soltó tras haber dado el primer bocado.
El hombre parecía observar al extraño grupo de recién llegados. Calista al darse cuenta del hecho, no dejó de vigilar los movimientos del tabernero, no confiaba en nadie y mucho menos en alguien cuyo trabajo implicaba saber absolutamente todos los rumores de Lunargenta y alrededores. Podía ser una trampa o simple curiosidad, pero no podía estarse tranquila.
Por otra parte, el sabor de la comida no era el mejor que había probado, no obstante sació de manera efectiva su apetito. Eso le bastaba. No podía decir lo mismo del vino, aquella bebida superaba con creces a cualquier degustación previa. Meditó si llevarse una botella consigo una vez partieran de aquél sitio. Definitivamente era una sensacional idea.
Tras estarlos observando el hombre se atrevió a dirigirles la palabra y con lo que dijo, Calista se atoró de tal forma que termino tosiendo durante dos minutos, como poco.
— Él no es mi esposo... — dijo luego de que Klinge respondiera — Descuida, el deseo es mutuo. — mustió para concluir. La muchacha no entendió el gesto del tabernero, que reflejaba claros intentos de contener la risa, sin éxito ninguno. Realmente le molestó que se entrometiera en sus asuntos, pero por sobre todo que tratase al extraño de su esposo. Nunca se había detenido a pensar en ese sentimiento, nunca tuvo el tiempo suficiente para reconocer si realmente alguna vez se había enamorado, aún así sabía que no se enamoraría de un individuo como su actual compañero. No tenía nada personal contra el hombre, pero durante el tiempo que se ha dedicado a acompañarlos, las impresiones que ha causado en Calista no son del todo gratas.
Una vez el hombre culminó de reírse del chiste aparentemente más divertido del año, volvió a hablarle al grupo. La mirada de la muchacha se había tornado del todo hostil, no dejaba de comer ni de beber, pero no le quitaba la vista al hombre. Era cierto que las miradas hablaban, y aquella que la joven le dedicaba anunciaba a grito suelto que dejase de hablarles, de entrometerse y de respirar su mismo aire. Un detalle que la incomodó y, por supuesto, enfureció aún más era el hecho de que el muy sabelotodo del hombre encargado de aquel sitio se dirigiera al adulto. Era algo que jamás lograría conciliar de los hombres. Ella se había esforzado en pulir una figura y una personalidad que el género opuesto supiese respetar y temer y aún así parecía que los masculinos se entendiesen mejor entre ellos. No realizó comentarios al respecto y se obligó a dejar de pensar en el tema.
— El único secreto que va a guardar vuestra merced es lo que hace al caer el sol y salir la luna. — soltó de forma violenta al hombre sin subir mucho el tono de voz y frunciendo su ceño en lo que destrozaba un trozo de cordero. — a saber que desagradables cosas ha de hacer, Odín lo perdone. — susurró más para escucharse únicamente a sí misma que para dedicarle el dicho al hombre. Su incomodidad, desconfianza y enojo parecían hablar por la chica que, quienes la conocían, podrían jurar que no era ella cuando se expresaba de tales formas.
El tabernero pareció acercarse a la barra, del lado en el que Klinge se encontraba y tras dar dos golpecitos a la mesa en la que comían se dirigió nuevamente y con su voz más tenue al adulto.
"No necesita rezarle a Hela para que le envíe al infierno, estando en su compañía, ya está en uno. "
Calista que no era ciega ni sorda, apretó la mandíbula con furia, mas no dijo nada más. Buscar problemas era gratuito, salir de ellos podía resultar muy caro.
— No me hagas clavarte una flecha en el talón. — susurró al adulto dedicándole una mirada fulminante. — Sí, así se dice, Zero. — dijo después al pequeño y comenzó a comer su carne. — Buen provecho para ti también. —soltó tras haber dado el primer bocado.
El hombre parecía observar al extraño grupo de recién llegados. Calista al darse cuenta del hecho, no dejó de vigilar los movimientos del tabernero, no confiaba en nadie y mucho menos en alguien cuyo trabajo implicaba saber absolutamente todos los rumores de Lunargenta y alrededores. Podía ser una trampa o simple curiosidad, pero no podía estarse tranquila.
Por otra parte, el sabor de la comida no era el mejor que había probado, no obstante sació de manera efectiva su apetito. Eso le bastaba. No podía decir lo mismo del vino, aquella bebida superaba con creces a cualquier degustación previa. Meditó si llevarse una botella consigo una vez partieran de aquél sitio. Definitivamente era una sensacional idea.
Tras estarlos observando el hombre se atrevió a dirigirles la palabra y con lo que dijo, Calista se atoró de tal forma que termino tosiendo durante dos minutos, como poco.
— Él no es mi esposo... — dijo luego de que Klinge respondiera — Descuida, el deseo es mutuo. — mustió para concluir. La muchacha no entendió el gesto del tabernero, que reflejaba claros intentos de contener la risa, sin éxito ninguno. Realmente le molestó que se entrometiera en sus asuntos, pero por sobre todo que tratase al extraño de su esposo. Nunca se había detenido a pensar en ese sentimiento, nunca tuvo el tiempo suficiente para reconocer si realmente alguna vez se había enamorado, aún así sabía que no se enamoraría de un individuo como su actual compañero. No tenía nada personal contra el hombre, pero durante el tiempo que se ha dedicado a acompañarlos, las impresiones que ha causado en Calista no son del todo gratas.
Una vez el hombre culminó de reírse del chiste aparentemente más divertido del año, volvió a hablarle al grupo. La mirada de la muchacha se había tornado del todo hostil, no dejaba de comer ni de beber, pero no le quitaba la vista al hombre. Era cierto que las miradas hablaban, y aquella que la joven le dedicaba anunciaba a grito suelto que dejase de hablarles, de entrometerse y de respirar su mismo aire. Un detalle que la incomodó y, por supuesto, enfureció aún más era el hecho de que el muy sabelotodo del hombre encargado de aquel sitio se dirigiera al adulto. Era algo que jamás lograría conciliar de los hombres. Ella se había esforzado en pulir una figura y una personalidad que el género opuesto supiese respetar y temer y aún así parecía que los masculinos se entendiesen mejor entre ellos. No realizó comentarios al respecto y se obligó a dejar de pensar en el tema.
— El único secreto que va a guardar vuestra merced es lo que hace al caer el sol y salir la luna. — soltó de forma violenta al hombre sin subir mucho el tono de voz y frunciendo su ceño en lo que destrozaba un trozo de cordero. — a saber que desagradables cosas ha de hacer, Odín lo perdone. — susurró más para escucharse únicamente a sí misma que para dedicarle el dicho al hombre. Su incomodidad, desconfianza y enojo parecían hablar por la chica que, quienes la conocían, podrían jurar que no era ella cuando se expresaba de tales formas.
El tabernero pareció acercarse a la barra, del lado en el que Klinge se encontraba y tras dar dos golpecitos a la mesa en la que comían se dirigió nuevamente y con su voz más tenue al adulto.
"No necesita rezarle a Hela para que le envíe al infierno, estando en su compañía, ya está en uno. "
Calista que no era ciega ni sorda, apretó la mandíbula con furia, mas no dijo nada más. Buscar problemas era gratuito, salir de ellos podía resultar muy caro.
Calista
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Zero recibe una agresión leve por parte del Klinge, el nivel de intensidad le cataloga como gesticulación social. Las personas a veces juegan de manera brusca con sus semejantes, especialmente cuando se trata de niños. La respuesta cotejada por la matriz de pensamiento es sonreír como tonto, al final el personaje pequeño toma dicho camino.
Calista parece molestarse por el gesto de su contemporáneo, afortunadamente nada pasa a mayores. Por lo menos la respuesta previa del chico artificial fue acertada, guardara la información para establecerle como un patrón estándar de comportamiento, así no tendrá que preguntar durante cada comida.
El “niño” toma la manzana y la muerde con discreción, es un alimento bastante sabroso. Se permite disfruta del buen sabor, extrañamente le trae recuerdos desconocidos. Quizás cuando era humano le gustaba ese tipo de frutas, un reflejo fantasma de su memoria eliminada, algo que nunca podrá corroborar.
Pasan los minutos y el tabernero emite comentario, sin duda es la clase de sujeto que le gusta interactuar con sus clientes. Forma una extraña trama, totalmente errada pero algo original. Básicamente le endosa parentesco al trio de personajes, una respuesta lógica si tenemos en cuenta las circunstancias.
La máquina se queda observando todo, cada uno reacciona con su negativa más rotunda. El sujeto de armadura tachonada y la mujer responden lanzándose pullas entre sí, no se agradan mucho. Utilizan los típicos mecanismos para liberar tensión durante una situación incómoda, sorprendentemente mantienen el toque civilizado.
Eso sería interesante aunque imposible.
Un sintético no tiene padres, ya no existe en la sociedad común. Aunque los progenitores del sujeto original continúen vivos este no les reconocería, se borra la memoria en todo proceso de aumento… especialmente cuando se transforma cadáveres. Todo lo que existe ahora es el avatar, un nuevo ser.
Ciertamente la mujer expresa más frustración, eso solo se acrecienta con interacciones posteriores. Es un personaje peculiar, las féminas humanas no suelen comportarse de esa forma, tienden a ser más frágiles. Claro que dicho patrón puede variar según factores específicos, es un mundo grande.
Pronto Zero termina su comida, se tomó un tiempo prolongado para disfrutarle bien… si es que eso tiene algún sentido. Los adultos también parecen estar finalizando, sus platos eran mayores pero su hambre igual. Ahora con las necesidades cubiertas se puede sacar buena conversación, una forma destacable de obtener experiencia vital.
¿Viven en la metrop… ciudad?
Calista parece molestarse por el gesto de su contemporáneo, afortunadamente nada pasa a mayores. Por lo menos la respuesta previa del chico artificial fue acertada, guardara la información para establecerle como un patrón estándar de comportamiento, así no tendrá que preguntar durante cada comida.
El “niño” toma la manzana y la muerde con discreción, es un alimento bastante sabroso. Se permite disfruta del buen sabor, extrañamente le trae recuerdos desconocidos. Quizás cuando era humano le gustaba ese tipo de frutas, un reflejo fantasma de su memoria eliminada, algo que nunca podrá corroborar.
Pasan los minutos y el tabernero emite comentario, sin duda es la clase de sujeto que le gusta interactuar con sus clientes. Forma una extraña trama, totalmente errada pero algo original. Básicamente le endosa parentesco al trio de personajes, una respuesta lógica si tenemos en cuenta las circunstancias.
La máquina se queda observando todo, cada uno reacciona con su negativa más rotunda. El sujeto de armadura tachonada y la mujer responden lanzándose pullas entre sí, no se agradan mucho. Utilizan los típicos mecanismos para liberar tensión durante una situación incómoda, sorprendentemente mantienen el toque civilizado.
Eso sería interesante aunque imposible.
Un sintético no tiene padres, ya no existe en la sociedad común. Aunque los progenitores del sujeto original continúen vivos este no les reconocería, se borra la memoria en todo proceso de aumento… especialmente cuando se transforma cadáveres. Todo lo que existe ahora es el avatar, un nuevo ser.
Ciertamente la mujer expresa más frustración, eso solo se acrecienta con interacciones posteriores. Es un personaje peculiar, las féminas humanas no suelen comportarse de esa forma, tienden a ser más frágiles. Claro que dicho patrón puede variar según factores específicos, es un mundo grande.
Pronto Zero termina su comida, se tomó un tiempo prolongado para disfrutarle bien… si es que eso tiene algún sentido. Los adultos también parecen estar finalizando, sus platos eran mayores pero su hambre igual. Ahora con las necesidades cubiertas se puede sacar buena conversación, una forma destacable de obtener experiencia vital.
¿Viven en la metrop… ciudad?
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
El mercenario se limito a terminar su comida mientras su indeseada compañera de viajes no dejaba de lanzarle maldiciones a través de miradas y pensamientos, el simplemente la ignoraba, aunque estuviese a la distancia justa para callarla de un rápido y contundente movimiento, el no era del tipo de gente que empezaba una pelea en una cantina, en una calle o callejón si, si es que lo provocaban, pero en el interior de un negocio solía evitar la confrontación a puños, muchas veces echando a su contrincante del local con una fuerte y bien puesta patada al estomago.
Una vez que todos terminaron su comida, al renacuajo le dio por empezar una conversación preguntando si Klinge y Calista vivían en la ciudad.
Klinge: el mundo es mi hogar, el cielo mi techo y el fango mi lecho chico.
Se limito a responder el mercenario antes de preguntarle al tabernero donde se encontraba la letrina, parecía que el licor ya había llegado a su vejiga y le entro la necesidad de evacuar, a lo que este le contesto que se encontraba al fondo del pasillo, doblando a la derecha y saliendo al exterior por la puerta que se encontraría al frente.
Klinge se levanto de su asiento sin pedir, ni permiso ni perdón, dejo el dinero que debía sobre la barra, y se encamino a la letrina, cuando doblo a la derecha, se dio cuenta que había otro pasillo prácticamente igual al anterior, y al fondo de este, se encontraba la puerta que le menciono el tabernero, ya pagada su cuenta, al espadachín se le paso por la cabeza simplemente salir, terminar su asunto con la letrina y no volver a entrar en la taberna, sino que seguir su camino, pero eso lo decidiría mientras evacuaba.
Una vez que todos terminaron su comida, al renacuajo le dio por empezar una conversación preguntando si Klinge y Calista vivían en la ciudad.
Klinge: el mundo es mi hogar, el cielo mi techo y el fango mi lecho chico.
Se limito a responder el mercenario antes de preguntarle al tabernero donde se encontraba la letrina, parecía que el licor ya había llegado a su vejiga y le entro la necesidad de evacuar, a lo que este le contesto que se encontraba al fondo del pasillo, doblando a la derecha y saliendo al exterior por la puerta que se encontraría al frente.
Klinge se levanto de su asiento sin pedir, ni permiso ni perdón, dejo el dinero que debía sobre la barra, y se encamino a la letrina, cuando doblo a la derecha, se dio cuenta que había otro pasillo prácticamente igual al anterior, y al fondo de este, se encontraba la puerta que le menciono el tabernero, ya pagada su cuenta, al espadachín se le paso por la cabeza simplemente salir, terminar su asunto con la letrina y no volver a entrar en la taberna, sino que seguir su camino, pero eso lo decidiría mientras evacuaba.
Klinge
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Re: Un Encargo Engañoso [Interpretativo] [Libre] [3/3] [TEMA CERRADO]
Terminó su comida a mala gana, aquellos que se llamaban sabios decían que comer en disgusto no saciaba el apetito, mas ella estaba satisfecha. La comida le hizo provecho a pesar de los comentarios que se habían efectuado. Debía de reconocer también que no había tenido una comida formal en días, por lo que muchas veces las necesidades biológicas ganan sobre las emocionales, no importaba que tan incómoda se encontrase en aquella situación, necesitaba comer; fin de la historia.
Una vez más, el niño volvió a sorprenderla. Sus actitudes eran extrañas, la forma en la que se expresaba, todo llamaba poderosamente la atención de Calista. Se contuvo a preguntar.
— No... No vivo aquí — afirmó. — A raíz de mi trabajo no puedo tener un lugar estable en donde quedarme... — explicó encogiéndose de hombros, al parecer Klinge no era un sujeto tan diferente a ella. Se preguntó si su actitud fría y profesional, que convenientemente se asemejaban a las del otro adulto, caerían tan pesadas como las de éste último. Realmente pensaba que el hombre era insoportable, ella también pretendía serlo, pues no quería establecer relaciones personales con empleadores, o con gente en general. No podía permitirse sufrir nuevamente. No obstante, y por alguna razón, el ver su actitud en forma de espejo, la hizo revalorar la situación e intentar ser un poco más cordial. No estaba segura de que funcionase.
El adulto se levantó sin chistar, se dirigía a la letrina, sitio que, por cierto, ella también necesitaba utilizar; sin embargo jamás lo haría en forma pública pues le resultaba realmente repugnante. Aprovechó la situación para quitarse dudas, jamás había estado tan inquieta por una persona, o en este caso, por un niño.
— ¿Y vos? — preguntó con aires de formalidad. No entendía por qué, siempre que debía de averiguar algo, sus formas frías y distantes surgían. Propias de la costumbre adquirida por hacer interrogatorios exigidos por su trabajo. — ¿De dónde venís? —
Una vez más, el niño volvió a sorprenderla. Sus actitudes eran extrañas, la forma en la que se expresaba, todo llamaba poderosamente la atención de Calista. Se contuvo a preguntar.
— No... No vivo aquí — afirmó. — A raíz de mi trabajo no puedo tener un lugar estable en donde quedarme... — explicó encogiéndose de hombros, al parecer Klinge no era un sujeto tan diferente a ella. Se preguntó si su actitud fría y profesional, que convenientemente se asemejaban a las del otro adulto, caerían tan pesadas como las de éste último. Realmente pensaba que el hombre era insoportable, ella también pretendía serlo, pues no quería establecer relaciones personales con empleadores, o con gente en general. No podía permitirse sufrir nuevamente. No obstante, y por alguna razón, el ver su actitud en forma de espejo, la hizo revalorar la situación e intentar ser un poco más cordial. No estaba segura de que funcionase.
El adulto se levantó sin chistar, se dirigía a la letrina, sitio que, por cierto, ella también necesitaba utilizar; sin embargo jamás lo haría en forma pública pues le resultaba realmente repugnante. Aprovechó la situación para quitarse dudas, jamás había estado tan inquieta por una persona, o en este caso, por un niño.
— ¿Y vos? — preguntó con aires de formalidad. No entendía por qué, siempre que debía de averiguar algo, sus formas frías y distantes surgían. Propias de la costumbre adquirida por hacer interrogatorios exigidos por su trabajo. — ¿De dónde venís? —
Calista
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