Comienzo de un viaje [Libre][Interpretativo] [CERRADO]

solté una pequeña risa al escuchar la reacción de la ultima medida, completamente inútil en su caso que había propuesto mientras asentía dándole toda la razón. Tampoco era que yo pudiera ahuyentar a cualquier bestia, pero si muchas de ellas por constituir parte de mi dieta.
La joven a la que miraba de refilón parecía cada vez mas vencida por el sueño, y estarse esforzando para ganar esa contienda, probablemente aun no hubiera dormido anda, y se hubiera pasado todo el día anterior viajando, así que no la culpaba por ello.
"Una muchacha de ese grupo extraño me condujo a un lugar des del que podía emprender el vuelo a la mañana siguiente, y pro algún motivo me desperté sanada. No se que me dieron, ni que magia usaron, pero no eran tan mala gente como me pareció en un principio, aunque fue aterrador estar en una guerra entre vampiros." Escribí en el suelo como todas las veces anteriores, para completar la respuesta con la siguiente oferta.
"Puedes dormir si quieres. Cuidaré que no te caigas" Corroborando mi escrito alcé los codos de las alas como si fueran una barandilla a lado y lado de mi espalda para que efectivamente no pudiera caerse si se quedaba traspuesta en el viaje. "Seguro que estas exhausta."

Había una aldea no muy lejos si mi memoria no me fallaba, aunque las distancias eran mas largas a pie. Por otro lado, bio debía llevarme ya una sustanciosa ventaja, así que tendría que esforzarme en volar rápido para poder llegar al norte a tiempo y no dejarlo esperando en un lugar desconcido después de que librase su propia batalla contra esa tal hermandad.
"Si cuando llegas al norte te encuentras en problemas, dirigete al segundo pico y busca una cueva que esta a mitad de la ascensión, mi familia vive allí y seguro te prestarán auxilio."
Añadí en el suelo al recordar que la joven tampoco se dirigía al norte a por jolgorio, si no porque había perdido a algunos de sus familiares y se encontraba en su búsqueda. Esperaba sinceramente de que los encontrase rápidamente y no necesitara de hacer uso de mi oferta, pero viéndola así de sola, no podía descartar esa posibilidad.

Wind  leyó con detenimiento la historia que la dragona relató en el suelo mientras luchaba por que sus ojos no se cerraran. No iba a dejar que el sueño pudiera con ella, o al menos, eso creía.
-Tuviste mucha suerte, sobre todo por librarte del vampiro que te acosaba- Comentó la joven mientras reía. Sentía curiosidad por cómo se vería aquella dragona en forma de humana pero no parecía que Arygos se sintiera cómoda en su forma humana o de lo contrario, probablemente se hubiera transformado ya, aunque solo fuera por no tener que escribir todo lo que quería transmitir, así que prefirió dejarlo estar y no presionarla para que se mostrara con aquella forma. “Tal vez si nos volvemos a encontrar...” Pensó la elfa, con la esperanza de que en algún momento pudiera satisfacer su curiosidad.

“Dormir” Pensó la joven con deseo, realmente quería dormirse pero le parecía realmente mal que Arygos, aparte de cargar con ella, lo hiciera preocupándose de que estaba dormida. –Tú también estarás exhausta- Contestó Wind en un intento por buscar excusas para no dormir. Aún con todo, no era sencillo mantenerse despierta, el viento parecía que más bien la mecía y el silencio y la oscuridad eran completamente contraproducentes por lo que con cierto pesar, aún sentada se recostó hacia delante pero con la firme intención de no dormirse, al menos hasta dentro de un rato.

Se reincorporó ligeramente para poder leer lo que la dragona escribía y lo único que pudo hacer al leer esas palabras fue agradecérselo con una sinceridad genuina – Muchas gracias, estoy segura que si necesito ayuda, me pasaré por allí-  Mientras sonreía  y volvía a acomodarse del mismo modo que estaba antes. Reflexionó sobre aquella oferta, “¿Cómo será la familia de una dragona?” Estaba completamente concentrada en aquello pues se imaginaba una gran cueva con 5 o 6 dragones del mismo tamaño que Arygos o más grandes, andando por allí. La imagen mental que se había creado le causaba cierta gracia, tenía que ser una escena curiosa de ver. –Me pregunto cómo será tu familia- Comentó la elfa mientras pensaba en cómo sería que toda tu familia fuera de tu misma raza y en general tu comunidad, fueran todos parecidos en aspecto.

-Puedes bajar las alas si quieres, estarás incomoda y yo no planeo caerme- Dijo la joven riendose ligeramente mientras bostezaba en mitad de la frase. Y con el suave arrullo del viento y el movimiento continuo de la dragona, acabó cerrando los ojos y quedándose dormida sin poder hacer nada para evitarlo pero justo antes de dormirse le dijo a su compañera –Lo siento, pero no puedo mantenerme despierta más tiempo- Mientras la voz iba bajando el tono hasta desvanecerse casi por completo en la última palabra

sentí ante su conclusión, la verdad es que había tenido mucha suerte, pero por salir viva de esa batalla mas que por librarme del vampiro con un concepto nulo del espacio personal.
"Recién me despierto, estaba viajando con un vampiro amigo mio, así que dormí todo el día." Respondí a su pregunta. Había dormido mucho, había desayunado bien y me encontraba rebosante de energías ahora que se me había pasado ya le estado de alerta y nerviosismo del wendigo. Como ella no pesaba apenas tampoco me cansaba demasiado portarla en la espalda.

La pregunta de mi familia no me tomó pro sorpresa, era algo por lo que mucha gente sentía curiosidad.
"Somos 20 hermanos en la cueva, vivimos con padre, madre y la abuela, aunque el resto de hijos de la abuela viven en otras cuevas. Como todos venimos de ella somos todos dragones de agua en la cueva. Yo soy de las mayores, aunque tengo algunos hermanos mas grandes, y todos somos de color blanco. Por eso se nos da muy bien cazar." No consideré que hubiera nada mas que pudiera resultar interesante sobre ellos, sin resultar tedioso, o tenernos que detener demasiado tiempo en medio del bosque, así que decidí dejar en ese punto mi descripción, y si la joven tenía alguna duda concreta, solventarla en cuanto hiciera mención de ella.

Bajé las alas ante su seguridad de que no se iba a caer, pero las volví a subir rápidamente cuando escuché u advertencia. Caminé con cuidado de no despertarla durante largo rato, en silencio, y siempre en dirección a la aldea hasta que las luces se la misma se vieron por la ultima hilera de arboles.

La aldea se vislumbraba en la penumbra entre los troncos, domicilios bajos y sencillos, no se veía un alma transitando el lugar, y apenas había luces en una de las residencias, que era la que probablemente fuera el hostal para viajeros, y la taberna a su vez para los borrachos.

No podía entrar de esa guisa, y ella estaba muy adormilda quizás como para ponerse a buscar una posada, así que con sumo cuidado la deposite en el suelo y cambié de forma, transofrmandome en el retaco con el pelo blanco y enmarañado que no solía ser. Busque un palo para ayudarme a caminar, y me agaché cerca de la muchacha, sacudiendole el hombro suavemente.
-Señorita, hemos llegado a la aldea.- musité intentando despertarla sin sobresaltos.- la acompañaré a la posada, seguro que dormirá mejor allí que en mi espalda.

Aquella respuesta la alarmó extrañamente al pensar en tantos familiares juntos. -¿¡20?!- Dijo Wind sobresaltada pensando en que en su casa solían ser 3 miembros y a veces ni eso. –Debéis tener mucho ajetreo- Comentó mientras reflexionaba en cómo serían 20 dragones en una misma zona.
La joven estaba inesperadamente cómoda en la espalda de la dragona, esperaba que fuera mucho más molesto dormir sobre aquellas duras escamas pero lo cierto era que podría pasar ahí durmiendo tanto tiempo como la dragona la dejase.

Se despertó al oír la voz de una joven, no sabía dónde estaba y estaba ligeramente desorientada. -¿Qué…?- Musitó con los ojos aún entre cerrados. Tardó unos segundos en darse cuenta de que estaba pasando, estaba en el suelo dormida pero hacía un instante estaba sobre Arygos así que terminó de abrir los ojos y se incorporó sentándose en el suelo.
Miró a la joven que la había despertado detenidamente sin tener muy claro quién era o por qué estaba allí. Giró la cabeza y vio que estaba en una pequeña aldea -¿Eres de aquí?- Preguntó Wind sin haber reflexionado aún las palabras que anteriormente la muchacha le había dicho.

Tras unos segundos reflexionó las palabras de la chica que tenía en frente y se levantó de un salto como si le hubieran dado un calambre en la espalda olvidando por completo la herida de la rodilla. -¿Arygos?- Exclamó completamente sorprendida por aquel aspecto. – ¿P-pero tú no tenías 31 años?- Añadió con los ojos como platos al ver que apenas era una muchacha, calculó que la dragona debía ser algo más pequeña que ella ya que era más bajita que la elfa.
Wind no supo cómo reaccionar exactamente ante aquella revelación, aquella joven distaba mucho de la imagen que se había creado de la elfa mentalmente. Continuó observándola detenidamente y lo único que pudo pensar es que era preciosa y aprovechando que ahora si podía hacerlo sin pensárselo dos veces se acercó a la dragona y le dio un abrazo. –Ahora es más fácil- Comentó la joven con una enorme sonrisa en la cara cuando se separaban e imitando como la dragona le había revuelto el pelo con anterioridad, con las manos intentó ordenar un poco el cabello de la joven que estaba completamente revuelto.  –Por cierto, tu espalda era francamente cómoda- Dijo Wind con seriedad, intentando que la dragona no se lo tomara como una broma.

Se encaminaron hacia lo que parecía ser la única posada del pueblo y al ver andar de aquella manera tan extraña a la dragona, Wind la cogió por debajo de un hombro como si estuviera herida y olvidándose por completo de su rodilla que apenas le dolía ya, se encaminaron lentamente hacia la posada para pedir la habitación –Supongo que aún te falta practica- Dijo la joven mientras sonreía.

-¿Te quedarás a dormir o continuarás tu viaje?- Preguntó la joven una vez tuvo las llaves de la habitación en la mano.

-Que deberías levantarte, te vas a enfermar si te quedas durmiendo así, y hay una posada cerca.- repetí ante su primera pregunta desorientada, observando los parpados casi cerrados de la muchacha que aún no abandonaba del todo el mundo de los sueños.
-No, no soy de aquí, vivo en el segundo pico.- Respondí pausadamente, alargando todas las letras de forma tan innecesaria como ineludible, marcado acento del que no lograba desprenderme al costarme tomar noción del aparato fónico de mi cuerpo humanoide.
El salto de la muchacha, tan repentino y sorpresivo, me hizo trastabillar y caer de culo al suelo aun y poseyendo el bastón, que por suerte permaneció en mi mano, ayudándome a levantarme con cuidado, y sosteniéndome mientras limpiaba con la mano los restos de tierra que habían quedado en mis faldones por consiguiente.
-Así me llamo, y efectivamente, tengo 31 años.-Tardé unos segundos en eprcatarme de que probablemente esperaba a una persona de 31 años como los humanos, que para esa edad estaban algo sesgados por el tiempo y el esfuerzo, y viejos por su corta esperanza de vida.-Soy un dragón, así que aunque me vea como los humanos, no envejezco como ellos.- explicó a la muchacha.

Deje que la elfa me mirase quedándome sumamente quieta, y aprovechando apra hacer lo mismo desde mi nueva perspectiva, ahora no se veía tan pequeña, aunque seguía pareciendo igual de blandita. Algo que pude comprobar de primera mano cuando me abrazo. Sin soltar el palo intenté devolverle el gesto con bastante torpeza, no eran muchas las veces que había abrazado a alguien, quizás, y si no me estaba descontando, sería la tercera persona des de que dejé el norte.
-Gracias.- respondí intuyendo su comentario sobre mi espalda como un cumplido, aunque sonaba algo extraño el hecho de que me alabaran como lugar para dormir.
Haciendo uso de mi amado bastón, por no llamarlo el primer palo largo que había encontrado en el suelo, camine con torpeza pero evitando estrellarme contra el suelo al lado de la jovencita para acompañarla hacia la posada.
-No me gusta dormir en camas- mire de refilón las llaves que pendían de su mano.- Son demasiado blandas, y tengo la sensación de que podría romperlas.- ladeé el rostro hacia un costado.- Creo que seguiré viaje, Bio me espera en el norte, y no quisiera llegar tarde.
Me acerque a la muchacha y poniéndome de puntillas choque mi frente con la suya con suavidad.
-Ten mucho cuidado ¿si? Y acuerdate de no salir de los caminos, y contratar mercenarios.- añadí alzando un dedo como había visto hacer a tutores y padres con los niños  cuando querían que prestaran atención a algo en concreto.

Y tras aquella despedida, desandé el camino hecho, me alejé de la aldea y desplegué mis alas, abandonando atrás tanto mi palo de caminar como mi forma humana para volver a cruzar los cielos en dirección al norte.