La primera noche en Sacrestic Ville [Priv. Lyemin] [Interpretativo]
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La primera noche en Sacrestic Ville [Priv. Lyemin] [Interpretativo]
Sacrestic Ville.
Casi una década a sus espaldas, nada menos, aquella ciudad parecía inmutable en el tiempo. Tenía claro lo que venía a buscar pero primero necesitaba algunas respuestas. Eso y echarse un buen trago, sangre y alcohol del que sólo ser destilaba y drenaba en un lugar como ese. Así pues, empezó a indagar entre algunos de los de su patria referencias de lugares de interés.
Sus pesquisas con la sed le llevaron a un local de buen ver, a pesar de esas horas de la madrugada, pocos de los suyos quedaban en el ambiente. Echando un buen vistazo y mirando a alguno, tras algunos tragos no quedaba casi nadie allí más que la regidora del local, un humano recogiéndo los restos de la orgía (Que bien podría ser bélica.) que parecía haberse acometido esa noche horas antes.
No obstante, se fijó en un rincón apartado donde una vampiresa reposaba plácidamente sobre un mullido asiento que le permitía estirarse por completo, donde, aparentemente saciada, se tomaba un respiro de la fiesta. Se levantó tranquilamente con la copa vacía de vino y se acercó poco a poco a donde estaba ella, manteniendo en todo momento el contacto visual, hasta que terminaron mirándose mutuamente.
Él le esbozó la mejor de sus sonrisas, mientras continuaba.
El humano sin embargo, seguía moviéndose de allá para acá con vasos y restos de comida, hasta que tuvo la impertinencia de ponerse delante de la mesa cercana a donde estaba la vampiresa, interponiéndose entre Revan y las buenas vistas. Con suma tranquilidad, pero agarrándolo dolorosamente desde la clavícula, trincó al humano y lo apartó sutilmente mientras éste ponía una mueca de dolor que resultaba hasta divertida.
-Aparta, escoria.-
Y lo soltó unos centímetros más allá de sí mismo, sin apartar la mirada de ella, con la misma sonrisa.
-Si vuelvo a verte cerca de ésta dama o de mí, la próxima bebida me la pienso tomar con el método tradicional. Y la bebida serás tú.- Susurró, cada vez más bajo, mientras chasqueaba la boca enseñando los colmillos.
No le interesaba desde luego armar una contienda con aquel humano, ahora mismo no era hora de un tentempié, al menos no con ese. Observó la reacción de ella y se acercó finalmente a la mesa, agachándose levemente a recoger una botella del que parecía ser un buen vino y dejar su cáliz vacío sobre la mesa. Juntó su copa con la única que estaba cerca de ella, y descorchó el vino con la mano, haciendo que el tapón cayera unos metros más allá, generando ese clásico sonido que es la antesala a degustarlo.
-La fiesta no termina hasta que todo el mundo se ha ido.-
Empezó a llenar ambas copas hábilmente hasta arriba, le ofreció a la vampiresa la suya y después tomó la otra y la alzó levemente, sentándose paralelo a ella en otro sillón que había cerca.
-Revan.-
Y bebió de su copa, lentamente, disfrutando cada trago. Hacía años que no volvía a saborear ese vino, tenía algo especial. Dejó la copa cerca en una repisa auxiliar que había a su lado y torció el cuello, mirándola de nuevo, de arriba a abajo. O más bien, de derecha a izquierda, de cabeza a pies, sin perderse detalle, para volver a sus ojos finalmente.
-¿A quién se le ocurre dejarte sola en una noche como ésta?-
Se recostó hacia atrás, escuchándola y retomando el vino de cuando en cuando.
Casi una década a sus espaldas, nada menos, aquella ciudad parecía inmutable en el tiempo. Tenía claro lo que venía a buscar pero primero necesitaba algunas respuestas. Eso y echarse un buen trago, sangre y alcohol del que sólo ser destilaba y drenaba en un lugar como ese. Así pues, empezó a indagar entre algunos de los de su patria referencias de lugares de interés.
Sus pesquisas con la sed le llevaron a un local de buen ver, a pesar de esas horas de la madrugada, pocos de los suyos quedaban en el ambiente. Echando un buen vistazo y mirando a alguno, tras algunos tragos no quedaba casi nadie allí más que la regidora del local, un humano recogiéndo los restos de la orgía (Que bien podría ser bélica.) que parecía haberse acometido esa noche horas antes.
No obstante, se fijó en un rincón apartado donde una vampiresa reposaba plácidamente sobre un mullido asiento que le permitía estirarse por completo, donde, aparentemente saciada, se tomaba un respiro de la fiesta. Se levantó tranquilamente con la copa vacía de vino y se acercó poco a poco a donde estaba ella, manteniendo en todo momento el contacto visual, hasta que terminaron mirándose mutuamente.
Él le esbozó la mejor de sus sonrisas, mientras continuaba.
El humano sin embargo, seguía moviéndose de allá para acá con vasos y restos de comida, hasta que tuvo la impertinencia de ponerse delante de la mesa cercana a donde estaba la vampiresa, interponiéndose entre Revan y las buenas vistas. Con suma tranquilidad, pero agarrándolo dolorosamente desde la clavícula, trincó al humano y lo apartó sutilmente mientras éste ponía una mueca de dolor que resultaba hasta divertida.
-Aparta, escoria.-
Y lo soltó unos centímetros más allá de sí mismo, sin apartar la mirada de ella, con la misma sonrisa.
-Si vuelvo a verte cerca de ésta dama o de mí, la próxima bebida me la pienso tomar con el método tradicional. Y la bebida serás tú.- Susurró, cada vez más bajo, mientras chasqueaba la boca enseñando los colmillos.
No le interesaba desde luego armar una contienda con aquel humano, ahora mismo no era hora de un tentempié, al menos no con ese. Observó la reacción de ella y se acercó finalmente a la mesa, agachándose levemente a recoger una botella del que parecía ser un buen vino y dejar su cáliz vacío sobre la mesa. Juntó su copa con la única que estaba cerca de ella, y descorchó el vino con la mano, haciendo que el tapón cayera unos metros más allá, generando ese clásico sonido que es la antesala a degustarlo.
-La fiesta no termina hasta que todo el mundo se ha ido.-
Empezó a llenar ambas copas hábilmente hasta arriba, le ofreció a la vampiresa la suya y después tomó la otra y la alzó levemente, sentándose paralelo a ella en otro sillón que había cerca.
-Revan.-
Y bebió de su copa, lentamente, disfrutando cada trago. Hacía años que no volvía a saborear ese vino, tenía algo especial. Dejó la copa cerca en una repisa auxiliar que había a su lado y torció el cuello, mirándola de nuevo, de arriba a abajo. O más bien, de derecha a izquierda, de cabeza a pies, sin perderse detalle, para volver a sus ojos finalmente.
-¿A quién se le ocurre dejarte sola en una noche como ésta?-
Se recostó hacia atrás, escuchándola y retomando el vino de cuando en cuando.
Última edición por Revan el Sáb 14 Mayo - 11:26, editado 1 vez
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Re: La primera noche en Sacrestic Ville [Priv. Lyemin] [Interpretativo]
Su viaje había terminado días atrás, había dejado atrás Dundarak y todo lo allí ocurrido, no debía pensar en ello, solo quería descansar. Descansar de esconderse, de disimular, de cazar en las sombras. Había vuelto a la ciudad hogar de los vampiros, y a pesar de lo inhóspito del lugar y que nunca podría llevar a la compañía que ella quería a aquel sitio, se sentía bien. Extrañamente bien. No necesitaba ocultarse bajo su capa, no tenía por que ocultar sus fríos ojos ni sus afilados colmillos, ni su pálida piel.
La joven podía pasear por la noche, sin llamar la atención, solo era una mas de los muchos vampiros del lugar. Poder disfrutar de aquella libertad no iba a quedar en un simple paseo. Quería beber, quería comer, en algún lugar que no fuese un antro de mala muerte donde tendría que pasar desapercibida, no. Quería entrar por la puerta, y acomodarse en medio del lugar, sonriendo con sus letales colmillos sin que nadie tratase de cortar su cuello. Y no tardó en dar con el lugar idóneo. De un local un poco mas adelante, salía un buen número de vampiros, todos sudorosos, con mordiscos, sus sospechas se confirmaron al cruzar junto a ellos. Olían a sexo. Debía de tratarse de alguna orgía, pero aquello era una seña inequívoca de que había terminado, y mirando a través de la puerta, era el local de mejor aspecto que había encontrado en toda la noche.
Su paso firme y su contoneo no pasó desapercibido mientras se acercaba a la barra, donde un hombre humano la atendió. Le daba pena aquel chico, tener que trabajar para los que mataban y se alimentaban de su especie no debía ser fácil, y menos con su vida peligrando en todo momento. Le dedicó una sonrisa dulce antes de pedir, gesto que hizo que el chico se sonrojase y bajase la mirada.
- Una botella del vino especial - dijo en tono cordial. El joven sabía a que se refería, se trataban de botellas que mezclaban el buen vino con la mejor sangre. Una bebida deliciosa para los de su raza. El joven titubeo antes de responderle - Por supuesto señora, tome asiento donde guste, ahora mismo se lo llevo- Dijo antes de perderse nervioso tras la barra.
Ante aquella invitación a acomodarse la joven se giró para mirar a su alrededor, pudo ver las mesas, una zona con cojines que parecía haber sido usada recientemente (lo cual confirmaba su teoría de la orgía) y un cómodo banco sobre el que podía recostarse y estirarse. Sonrió para si, ya había decidido, era obvio.
Se acomodó en el banco estirándose todo cuanto pudo de forma perezosa, antes de que el joven apareciese con una bandeja que portaba la botella y la copa. No habló a pesar de la sonrisa que le profesaba esta "creerá que soy un monstruo" pensó tristemente mientras este dejaba en la mesa junto a ella las cosas y se retiraba a recoger.
Segundos mas tarde, la puerta volvió a sonar. Levantó la vista hacia el recién llegado sin hacer gran esfuerzo, y una mínima curiosidad. Se trataba de un vampiro de cabello rubio, bastante alto y esbelto que cruzó la mirada con ella nada mas entrar. Y por la sonrisa que le dedicó, sabía exactamente por que se acercaba. Esta le mantuvo la mirada, sin apartarla, el tampoco la apartó cuando topó con el humano en su camino, y la forma en que lo apartó hizo que la joven alzase una ceja reprobatoria. No, ella podía alimentarse de humanos, pero desde luego no los trataba así sin ser merecedores de ello. El de pelo rubio no tardó en llegar hasta donde ella se encontraba, sin disimular ni por un instante como la examinaba con la mirada mientras le servía vino y hablaba.
La joven había apartado la vista de este al tomar la copa, suspirando por lo que esperaba no tuviese que terminar con ella arrancando las vísceras de aquel caballero. No quería, estaba de "vacaciones". Lo escuchó presentarse mientras daba un trago largo que inundó su boca y sus sentidos con el aroma del vino y la exquisita sangre que llevaba. Se acomodó en su asiento mientras dirigía la mirada al humano, que proseguía recogiendo nervioso lejos de ellos, realmente le daba pena aquel infeliz.
- Vine sola - dijo antes de volver a clavar sus ojos grises en los de este, como si lo retase a una especie de pulso de miradas heladas - Nadie me ha dejado - dijo mostrando una voraz y amenazante sonrisa - La pregunta es, por que has supuesto que no quería estar sola? - dijo en tono burlón mientras mantenía aquella mirada desafiante.
La joven podía pasear por la noche, sin llamar la atención, solo era una mas de los muchos vampiros del lugar. Poder disfrutar de aquella libertad no iba a quedar en un simple paseo. Quería beber, quería comer, en algún lugar que no fuese un antro de mala muerte donde tendría que pasar desapercibida, no. Quería entrar por la puerta, y acomodarse en medio del lugar, sonriendo con sus letales colmillos sin que nadie tratase de cortar su cuello. Y no tardó en dar con el lugar idóneo. De un local un poco mas adelante, salía un buen número de vampiros, todos sudorosos, con mordiscos, sus sospechas se confirmaron al cruzar junto a ellos. Olían a sexo. Debía de tratarse de alguna orgía, pero aquello era una seña inequívoca de que había terminado, y mirando a través de la puerta, era el local de mejor aspecto que había encontrado en toda la noche.
Su paso firme y su contoneo no pasó desapercibido mientras se acercaba a la barra, donde un hombre humano la atendió. Le daba pena aquel chico, tener que trabajar para los que mataban y se alimentaban de su especie no debía ser fácil, y menos con su vida peligrando en todo momento. Le dedicó una sonrisa dulce antes de pedir, gesto que hizo que el chico se sonrojase y bajase la mirada.
- Una botella del vino especial - dijo en tono cordial. El joven sabía a que se refería, se trataban de botellas que mezclaban el buen vino con la mejor sangre. Una bebida deliciosa para los de su raza. El joven titubeo antes de responderle - Por supuesto señora, tome asiento donde guste, ahora mismo se lo llevo- Dijo antes de perderse nervioso tras la barra.
Ante aquella invitación a acomodarse la joven se giró para mirar a su alrededor, pudo ver las mesas, una zona con cojines que parecía haber sido usada recientemente (lo cual confirmaba su teoría de la orgía) y un cómodo banco sobre el que podía recostarse y estirarse. Sonrió para si, ya había decidido, era obvio.
Se acomodó en el banco estirándose todo cuanto pudo de forma perezosa, antes de que el joven apareciese con una bandeja que portaba la botella y la copa. No habló a pesar de la sonrisa que le profesaba esta "creerá que soy un monstruo" pensó tristemente mientras este dejaba en la mesa junto a ella las cosas y se retiraba a recoger.
Segundos mas tarde, la puerta volvió a sonar. Levantó la vista hacia el recién llegado sin hacer gran esfuerzo, y una mínima curiosidad. Se trataba de un vampiro de cabello rubio, bastante alto y esbelto que cruzó la mirada con ella nada mas entrar. Y por la sonrisa que le dedicó, sabía exactamente por que se acercaba. Esta le mantuvo la mirada, sin apartarla, el tampoco la apartó cuando topó con el humano en su camino, y la forma en que lo apartó hizo que la joven alzase una ceja reprobatoria. No, ella podía alimentarse de humanos, pero desde luego no los trataba así sin ser merecedores de ello. El de pelo rubio no tardó en llegar hasta donde ella se encontraba, sin disimular ni por un instante como la examinaba con la mirada mientras le servía vino y hablaba.
La joven había apartado la vista de este al tomar la copa, suspirando por lo que esperaba no tuviese que terminar con ella arrancando las vísceras de aquel caballero. No quería, estaba de "vacaciones". Lo escuchó presentarse mientras daba un trago largo que inundó su boca y sus sentidos con el aroma del vino y la exquisita sangre que llevaba. Se acomodó en su asiento mientras dirigía la mirada al humano, que proseguía recogiendo nervioso lejos de ellos, realmente le daba pena aquel infeliz.
- Vine sola - dijo antes de volver a clavar sus ojos grises en los de este, como si lo retase a una especie de pulso de miradas heladas - Nadie me ha dejado - dijo mostrando una voraz y amenazante sonrisa - La pregunta es, por que has supuesto que no quería estar sola? - dijo en tono burlón mientras mantenía aquella mirada desafiante.
Lyemin
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Re: La primera noche en Sacrestic Ville [Priv. Lyemin] [Interpretativo]
Bebió de la copa hasta quedar saciado mientras la escuchaba. En eso momento, sus miradas se cruzaron y ella le seguía sonriendo con sorna. Durante unos segundos Revan le mantuvo el contacto visual directo, escrutándola a ver por dónde podía salir. Dejó la copa de vino a un lado y su semblante cambió completamente.
Era divertido, porque en cierto modo, esperaba esa reacción de una de los suyos, los humanos eran aburridos hasta el extremo más despreciable. Pero en su fuero interno, tenía que encontrar a la vampiresa que buscaba. Ahora mismo, lo único que necesitaba era descansar, echar un trago y volver a hacerse a la idea de aquella ciudad llena de oportunidades. Y aquella noche, se había encontrado con la horma de su zapato.
La escuchó hablar, y qué narices, razón no le faltaba, pero esa mordaz mirada le tenía intrigado. Se limitó a encogerse de hombros mientras ella continuaba el pulso visual. No obstante se había fijado en cómo miraba sutilmente al humano antes de volver a él tras ofrecerle la copa. Enarcó una ceja, y contestó levantando levemente ambas manos.
-Touché. Di por hecho que estabas descansando de lo ocurrido aquí. En tal caso, mis más sinceras disculpas, querida dama, disfruta de la bebida.-
Se levantó cortésmente y le inclinó la cabeza a modo de respeto. Se dió la vuelta y buscó la mirada de la encargada del local, movió la cabeza hacia el humano sin dejar de mirar a la mesonera y ésta le devolvió un gesto que indiferencia. Movió ligeramente la mano y frunció el ceño, no quería que lo matase. Esperó a que el humano volviese a pasar y le pareció que éste miraba reojo a la vampiresa con la que acababa de hablar. Le cruzó el pié y con su brazo dejó caer la cabeza del hombre sobre una mesa, poco elegante pero efectivo. Antes de que pudiera reaccionar, sacó sus colmillos y chupó de su cuello durante varios segundos. La mirada atónita del hombre (Por otro lado, acostumbrado a ese trato.) se perdía por momentos y no daba muestras de resistencia.
Levantó la cabeza hacia el techo, ufano, con la boca ensangrentada y sacó su daga de la funda de su espalda.
Hizo un minucioso corte en la muñeca del humano, y puso su copa debajo antes de que la sangría terminase por recorrer su brazo hasta su dedo índice y empezar a gotear. Soltó tu cabeza y éste no se movió. Pasarían unos minutos antes de que se llenase la copa, era un método innecesario, pero que para él tenía cierto encanto.
Gota a gota, la copa se iba llenando y la expresión del hombre se torcía, Revan entonces pasó la daga por debajo de la sangría y la inundó un poco, sólo para lamerla momentos después por el canto de la hoja. Lentamente y con tranquilidad.
Miró de nuevo a la vampiresa, saliendo de su trance, y bramó:
-¿Un trago?-
Era divertido, porque en cierto modo, esperaba esa reacción de una de los suyos, los humanos eran aburridos hasta el extremo más despreciable. Pero en su fuero interno, tenía que encontrar a la vampiresa que buscaba. Ahora mismo, lo único que necesitaba era descansar, echar un trago y volver a hacerse a la idea de aquella ciudad llena de oportunidades. Y aquella noche, se había encontrado con la horma de su zapato.
La escuchó hablar, y qué narices, razón no le faltaba, pero esa mordaz mirada le tenía intrigado. Se limitó a encogerse de hombros mientras ella continuaba el pulso visual. No obstante se había fijado en cómo miraba sutilmente al humano antes de volver a él tras ofrecerle la copa. Enarcó una ceja, y contestó levantando levemente ambas manos.
-Touché. Di por hecho que estabas descansando de lo ocurrido aquí. En tal caso, mis más sinceras disculpas, querida dama, disfruta de la bebida.-
Se levantó cortésmente y le inclinó la cabeza a modo de respeto. Se dió la vuelta y buscó la mirada de la encargada del local, movió la cabeza hacia el humano sin dejar de mirar a la mesonera y ésta le devolvió un gesto que indiferencia. Movió ligeramente la mano y frunció el ceño, no quería que lo matase. Esperó a que el humano volviese a pasar y le pareció que éste miraba reojo a la vampiresa con la que acababa de hablar. Le cruzó el pié y con su brazo dejó caer la cabeza del hombre sobre una mesa, poco elegante pero efectivo. Antes de que pudiera reaccionar, sacó sus colmillos y chupó de su cuello durante varios segundos. La mirada atónita del hombre (Por otro lado, acostumbrado a ese trato.) se perdía por momentos y no daba muestras de resistencia.
Levantó la cabeza hacia el techo, ufano, con la boca ensangrentada y sacó su daga de la funda de su espalda.
Hizo un minucioso corte en la muñeca del humano, y puso su copa debajo antes de que la sangría terminase por recorrer su brazo hasta su dedo índice y empezar a gotear. Soltó tu cabeza y éste no se movió. Pasarían unos minutos antes de que se llenase la copa, era un método innecesario, pero que para él tenía cierto encanto.
Gota a gota, la copa se iba llenando y la expresión del hombre se torcía, Revan entonces pasó la daga por debajo de la sangría y la inundó un poco, sólo para lamerla momentos después por el canto de la hoja. Lentamente y con tranquilidad.
Miró de nuevo a la vampiresa, saliendo de su trance, y bramó:
-¿Un trago?-
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Re: La primera noche en Sacrestic Ville [Priv. Lyemin] [Interpretativo]
La joven sonrió de forma felina, satisfecha al ver como este se levantaba con intención de dejarla disfrutar de aquel vino sola. ¿Que hubiese sucedido si su "amigo" el lobo hubiese estado presente? Conociendo su carácter, seguramente ya no habría esperanzas de calma en lo que quedara de noche. Si había alguien con quien quisiera compartir aquel vino, sería con el. Pero sabía que Hvitsärk jamás podría pisar aquella ciudad, no sin que se derramase sangre de alguna de las dos razas.
Se perdió un momento en sus pensamientos mientras se acomodaba en su sitio, restando atención al vampiro que avanzaba hacia el humano, cuando se dio cuenta de este hecho ya era demasiado tarde. El golpe y el agónico grito del joven hicieron que esta volviese su atención a ellos dos, haciendo que su sangre se helase por unos segundos.
Aquel tipo realmente no sentía ningún tipo de misericordia por los humanos, había atacado al joven desde el primer momento en que este entró en el bar. La joven frunció el ceño, aquello ya era suficiente para ella, y que el otro le tendiese la copa llena no mejoraba las cosas. Su sangre hervía, no soportaba aquella sangría de forma tan gratuita. Dejó su copa sobre la mesa y se levantó aún con su helada mirada clavada en el vampiro y avanzó con paso firme.
No tardó mas que unos breves segundos en llegar hasta el otro para, con un movimiento rápido, tomar la copa y lanzar el contenido de este sobre el rostro del vampiro, pero antes de que este pudiese reaccionar, se dio el gusto de estrellar su mano contra la mejilla de este, abofeteándolo de forma sonora antes de agacharse junto al cuerpo del humano.
-Valiente imbécil- pensó en voz alta mientras tomaba la muñeca del humano y presionaba el corte tratando de taponarlo. Con la otra mano palpó el cuello del joven, en busca de pulso, pero era débil. La mesonera apareció al lado de este, con paños para tapar sus heridas, por suerte se trataba de una mujer recia, que tomó al pobre chico y se lo llevó para tratarlo. Tan pronto como estos desaparecieron por lo puerta que había tras la barra, la joven se levantó, dedicando una mirada cargada de desprecio al vampiro que aún se encontraba empapado en sangre.
- Que te crees que haces?- escupió con la voz cargada de asco - Es que no puedes pedir una copa? Realmente es necesario herir a alguien? - antes de terminar la frase ya se había encarado al hombre, estirándose y sacando pecho para tratar de salvar la diferencia de altura y tratar de intimidarlo.
Se perdió un momento en sus pensamientos mientras se acomodaba en su sitio, restando atención al vampiro que avanzaba hacia el humano, cuando se dio cuenta de este hecho ya era demasiado tarde. El golpe y el agónico grito del joven hicieron que esta volviese su atención a ellos dos, haciendo que su sangre se helase por unos segundos.
Aquel tipo realmente no sentía ningún tipo de misericordia por los humanos, había atacado al joven desde el primer momento en que este entró en el bar. La joven frunció el ceño, aquello ya era suficiente para ella, y que el otro le tendiese la copa llena no mejoraba las cosas. Su sangre hervía, no soportaba aquella sangría de forma tan gratuita. Dejó su copa sobre la mesa y se levantó aún con su helada mirada clavada en el vampiro y avanzó con paso firme.
No tardó mas que unos breves segundos en llegar hasta el otro para, con un movimiento rápido, tomar la copa y lanzar el contenido de este sobre el rostro del vampiro, pero antes de que este pudiese reaccionar, se dio el gusto de estrellar su mano contra la mejilla de este, abofeteándolo de forma sonora antes de agacharse junto al cuerpo del humano.
-Valiente imbécil- pensó en voz alta mientras tomaba la muñeca del humano y presionaba el corte tratando de taponarlo. Con la otra mano palpó el cuello del joven, en busca de pulso, pero era débil. La mesonera apareció al lado de este, con paños para tapar sus heridas, por suerte se trataba de una mujer recia, que tomó al pobre chico y se lo llevó para tratarlo. Tan pronto como estos desaparecieron por lo puerta que había tras la barra, la joven se levantó, dedicando una mirada cargada de desprecio al vampiro que aún se encontraba empapado en sangre.
- Que te crees que haces?- escupió con la voz cargada de asco - Es que no puedes pedir una copa? Realmente es necesario herir a alguien? - antes de terminar la frase ya se había encarado al hombre, estirándose y sacando pecho para tratar de salvar la diferencia de altura y tratar de intimidarlo.
Lyemin
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Re: La primera noche en Sacrestic Ville [Priv. Lyemin] [Interpretativo]
- Ambientación:
La vampiresa saltó como una loba rabiosa, dispuesta a defender al humano, agarró su copa y se la vació en la cara, la sangre empezó a caer goteando por su faz y justo después le cayó una bofetada sonora que le hizo girar la cabeza hacia un lado. La mesonera, temiéndose lo peor, acudió hacia el humano para tratar ligeramente sus heridas junto con la vampiresa. Revan mientras tanto se había quitado con dos dedos la sangre de sus párpados.
La otra vampiresa encargada del local se llevó al humano hacia dentro para poder tratarlo y que pudiera seguir trabajando, ajena, probablemente, a lo que estaba a punto de ocurrir allí.
Y en los siguientes diez minutos corrió la sangre.
Él, con la cara ensangrentada, aún gotendo, y ella, presa de la furia, se miraban mutuamente. Revan no respondió en absoluto, pero la sonrisa se le había borrado de la cara. Durante los siguientes segundos, el cuerpo de ambos se tornó diferente, sus pupilas se dilataron hasta volverse azabaches, sus músculos estaban contraídos como dos animales salvajes, la tensión se podía cortar con un cuchillo. En apenas 5 segundos, ambos estaban con los colmillos fuera.
Ël reaccionó primero, ante aquella distancia, era difícil esquivar un golpe como ese, levantó su mano lateralmente y le propinó un revés directo a la mejilla izquierda de la vampiresa, pero ésta bofetada reversa iba con buenas ganas, las suficientes, para que ella retrocediera cayéndose de culo, del impacto, sangrando levemente por el labio. Probablemente no se lo esperaba, Revan torció la mano y esperó a que ella recobrara su compostura.
-Sólo hay una cosa que me da más asco que los sacos de carne, y son los vampiros que se enamoran de ellos. ¿También te revuelcas en la cama con elfos, encanto?- Dijo él, escupiendo en el suelo.
Quién sabe la cantidad de segundos que la vampiresa se tomó para retornar sobre sus pasos y lanzarse. Revan se había dado la vuelta mientras murmuraba y en el instante en el que lo hizo, notó una presión latente detrás de sí mismo. Como una vibración enorme de algo que se acercaba, rápido. Muy rápidamente. Giró los ojos hacia su lado izquierdo y pudo oir el paso que dió ella, Apenas tuvo dos segundos para evaluar la situación, ¿Qué edad tendría aquella vampiresa? ¿Qué capacidades de combate tendría? Su velocidad, era superior a la suya, no tenía duda. Quizá la había subestimado.
Quizá...
Ya venía.
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Re: La primera noche en Sacrestic Ville [Priv. Lyemin] [Interpretativo]
Aquel golpe fue rápido, y directo a su mejilla. El impactó la sorprendió, haciéndola caer de culo antes de llevarse una mano a la mejilla, sintiendo el color de esta que comenzaba a tornarse de un color rojizo. Podía sentir el golpe palpitar, desde luego, aquel tipo tenía mas fuerza física que ella, sin embargo, la joven no pudo evitar sonreir, sin apartar la vista de el, al escucharle hablar.
Su sonrisa era sádica, como si aquel golpe hubiese activado sus ganas de sangre, y no para alimentarse. Aquella escoria se había atrevido a tocarla, y ahora debía ajustar cuentas. Se relamió el lateral del borde inferior, el cual también ardía debido el golpe antes de hablar con tono cínico y burlón.
¿Realmente se había vuelto una vampira tan extraña? ¿Había sido alguna vez como aquel tipo, tanto había llegado a despreciar a los humanos? Podía entender que la gente los persiguiese y tratase de arrancar sus cabezas. Volvió a aproximarse a el con mirada desafiante y aquella sonrisa que dejaba ver sus perfectos colmillos. Si esa debía ser su penitencia por traicionar a su raza, y por compartir lecho con un licántropo, estaba dispuesta a enfrentarla.
Con un movimiento rápido, en cuanto estuvo cerca, con la mano libre (la que no sostenía su mejilla) tomó al vampiro por la solapa de la camisa para, tomando toda la fuerza que pudo, impactar su cabeza contra la nariz de este, era un golpe sencillo para ella, ya que el sujeto era mas alto que ella y su frente llegaba sin problemas al hocico de este. El sonido del impacto se escuchó en todo el lugar, antes de que la joven se apartase aún sonriente y tomase una de sus dagas.
- Prefiero revolcarme con lobos- y no mentía, no pudo evitar soltar una carcajada al pensar en ello, contestando a lo que este le había dicho anteriormente- Y quieres saber una cosa? - dijo alzando una ceja mientras esperaba el contraataque de este - Me hizo disfrutar mucho mas de lo que hubieses podido tu - dijo antes de atrasar una pierna, en guardia, a la espera. Lo había controlado, el era fuerte, pero ella era mas rápida, y no tenía intención de retirarse o dejarle ir del todo vivo...
Su sonrisa era sádica, como si aquel golpe hubiese activado sus ganas de sangre, y no para alimentarse. Aquella escoria se había atrevido a tocarla, y ahora debía ajustar cuentas. Se relamió el lateral del borde inferior, el cual también ardía debido el golpe antes de hablar con tono cínico y burlón.
¿Realmente se había vuelto una vampira tan extraña? ¿Había sido alguna vez como aquel tipo, tanto había llegado a despreciar a los humanos? Podía entender que la gente los persiguiese y tratase de arrancar sus cabezas. Volvió a aproximarse a el con mirada desafiante y aquella sonrisa que dejaba ver sus perfectos colmillos. Si esa debía ser su penitencia por traicionar a su raza, y por compartir lecho con un licántropo, estaba dispuesta a enfrentarla.
Con un movimiento rápido, en cuanto estuvo cerca, con la mano libre (la que no sostenía su mejilla) tomó al vampiro por la solapa de la camisa para, tomando toda la fuerza que pudo, impactar su cabeza contra la nariz de este, era un golpe sencillo para ella, ya que el sujeto era mas alto que ella y su frente llegaba sin problemas al hocico de este. El sonido del impacto se escuchó en todo el lugar, antes de que la joven se apartase aún sonriente y tomase una de sus dagas.
- Prefiero revolcarme con lobos- y no mentía, no pudo evitar soltar una carcajada al pensar en ello, contestando a lo que este le había dicho anteriormente- Y quieres saber una cosa? - dijo alzando una ceja mientras esperaba el contraataque de este - Me hizo disfrutar mucho mas de lo que hubieses podido tu - dijo antes de atrasar una pierna, en guardia, a la espera. Lo había controlado, el era fuerte, pero ella era mas rápida, y no tenía intención de retirarse o dejarle ir del todo vivo...
Lyemin
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Re: La primera noche en Sacrestic Ville [Priv. Lyemin] [Interpretativo]
En menos de un parpadeo, ella lo agarró de las solapas y le propinó un cabezazo directo que resonó el choque de huesos y tendones en todo el local, agudo y seco. Gimió y retrocedió, intentando recuperarse del mismo. Movió la cabeza de lado a lado mientras ella comenzó a hablarle.
¿Con licántropos? El pensamiento en sí mismo le daba asco, si hacerlo con humanos se sentía como esclavos inútiles, aquello se acercaba más a hacerlo con un animal, por mucha forma bípeda que pudiesen tener.
-Sucia rastrera.- Dijo, mientras aún se sujetaba la cara. -Me das asco, bastarda. No se me ocurriría recifolar con alguien como tú.-
Miró como ella echaba mano de su arma y él hizo lo propio con su daga. Hacía tiempo que no medía sus fuerzas con otra, siseó mientras la rodeaba, jugueteando con ella en la mano. Caminó lateralmente mientras ambos se miraban a la cara.
Aquella vampiresa representaba todo aquello que odiaba en su interior. Gentileza con los humanos, permisividad con otras razas. Le daban arcadas, no pensaba que semejantes renegados continuasen aún existiendo. Arrojó una mesa a un lado violentamente con la mano para favocerer la pequeña área circundante en la que ambos se encontraban.
Tomó el arma por la hoja y se la lanzó con furia, ella la pudo esquivar sin problemas, cortándole unos pocos pelos ante el paso del filo por su lateral y Revan se lanzó inmediatamente mientras se encontraba desequilibrada, justo después de lanzar la daga, propinándole un puñetazo en las costillas lateralmente. Torció el gesto alejándose de ella hacia la pared, sacando de nuevo el arma de la madera.
Miró de nuevo a sus ojos, jadeante, ambos empezaban a llegar un límite que estaba tomando un cariz realmente peligroso, pero a él le gustaba esa tensión, esa adrenalina. Sentía repulsión hacia la vampiresa y eso le servía para desfogar sus instintos más básicos y probar su suerte.
Adelantó una mano, provocándola indicándole que se acercara.
-Vamos follaperros, a ver qué tienes.- Sonrió.
¿Con licántropos? El pensamiento en sí mismo le daba asco, si hacerlo con humanos se sentía como esclavos inútiles, aquello se acercaba más a hacerlo con un animal, por mucha forma bípeda que pudiesen tener.
-Sucia rastrera.- Dijo, mientras aún se sujetaba la cara. -Me das asco, bastarda. No se me ocurriría recifolar con alguien como tú.-
Miró como ella echaba mano de su arma y él hizo lo propio con su daga. Hacía tiempo que no medía sus fuerzas con otra, siseó mientras la rodeaba, jugueteando con ella en la mano. Caminó lateralmente mientras ambos se miraban a la cara.
Aquella vampiresa representaba todo aquello que odiaba en su interior. Gentileza con los humanos, permisividad con otras razas. Le daban arcadas, no pensaba que semejantes renegados continuasen aún existiendo. Arrojó una mesa a un lado violentamente con la mano para favocerer la pequeña área circundante en la que ambos se encontraban.
Tomó el arma por la hoja y se la lanzó con furia, ella la pudo esquivar sin problemas, cortándole unos pocos pelos ante el paso del filo por su lateral y Revan se lanzó inmediatamente mientras se encontraba desequilibrada, justo después de lanzar la daga, propinándole un puñetazo en las costillas lateralmente. Torció el gesto alejándose de ella hacia la pared, sacando de nuevo el arma de la madera.
Miró de nuevo a sus ojos, jadeante, ambos empezaban a llegar un límite que estaba tomando un cariz realmente peligroso, pero a él le gustaba esa tensión, esa adrenalina. Sentía repulsión hacia la vampiresa y eso le servía para desfogar sus instintos más básicos y probar su suerte.
Adelantó una mano, provocándola indicándole que se acercara.
-Vamos follaperros, a ver qué tienes.- Sonrió.
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Re: La primera noche en Sacrestic Ville [Priv. Lyemin] [Interpretativo]
Había pasado todo muy deprisa, la fría noche en la que había decidido salir, aún recordaba la calma y el silencio de las calles antes de adentrarse en aquel bar. La comodidad de su asiento, el sabor del buen vino aún persistía en su paladar. Pero ahí estaba el, aquel animal de bellota que había entrado directo a por ella, perturbando su calma. No solo había sabido desde el momento en que había visto la mirada de este, que se trataba de un ser problemático, si no que había podido comprobarlo al ver como trataba al humano.
Aquello había sido demasiado para ella. Era cierto que los humanos no eran su raza preferida, se alimentaba de ellos, como cualquier vampiro, pero aquel desprecio que el mostraba por la vida de aquel humano había activado algo en ella. La temperamental joven se había visto reflejada, habían pasado muchos años, demasiados para recordarlo claramente, solo recordaba que al poco de transformarla, ella actuaba de igual manera. Pero había viajado, observado y aprendido, de los humanos y de muchas razas. Había aprendido, que al igual que ella, no había nadie que desease morir en aquel mundo, por eso había tomado la determinación de infligir el menor daño posible, a menos que fuese necesario.
Y desde luego, en aquel momento era necesario. Cuando ese la gritó en respuesta a su comentario, insultándola, la joven no pudo sino ampliar su sonrisa de forma macabra, sin duda, había dejado de ser un ligue válido para aquel vampiro, ahora solo deseaba verla muerta. "Y yo quiero que aprenda la lección" pensó para si.
Este no tardó en volver a lanzarse sobre ella, por suerte no tuvo problemas en esquivar el corte de la daga de este, que paso junto a su rostro como un suspiro. Lo que no pudo esquivar fue el impacto que sintió en su costillar, el cual cortó su respiración un momento haciéndola retroceder para recomponerse, aún con su daga en alto. El golpe había sido duro, desde luego se trataba de un adversario con una fuerza física mayor, aún sentía una punzada de dolor en su costado cuando se incorporó, tratando de mantener aquella sonrisa desafiante, mientras observaba como este, jadeante como ella, la invitaba a atacar.
Soltó una forzada carcajada mientras cambiaba su peso de una pierna a otra - Se ve que esta es la única forma que tienes de dejar a una mujer sin aliento - dijo con sorna bajando un momento su daga al tiempo que la sonrisa se borraba de sus labios. - Y no soy una follaperros- dijo con tono neutro, antes de lanzarse sobre el como un destello. Lanzó un ataque con su daga al costado de este, de forma directa y predecible, este lo esquivó tal y como esperaba, por lo que con un giro rápido, propició una patada en el abdomen de este antes de retirarse.
- Si lo fuese lo hubieses tenido fácil al tratar de seducirme- dijo con sorna mientras recuperaba el aliento sin apartar su mirada del otro, apoyándose en una mesa que quedaba a su espalda. A cada movimiento sentía aquel dolor en sus costillas, aquello no iba a acabar bien para ninguno de los dos, aunque el otro también se veía cansado y dolorido, ella también, y era cuestión de tiempo que su rapidez y precisión fallasen.
- ¿Por que odias tanto a ese humano? Te he visto golpearlo desde que entraste- dijo con seria curiosidad ladeando la cabeza al tiempo que respiraba. - Aunque no apartases los ojos de mi - dijo en tono burlón mientras una cansada y picaresca sonrisa volvía a dibujarse en su rostro, el cual, disimulando el dolor en un leve fruncimiento de cejas, no apartaba su atención del adversario.
Aquello había sido demasiado para ella. Era cierto que los humanos no eran su raza preferida, se alimentaba de ellos, como cualquier vampiro, pero aquel desprecio que el mostraba por la vida de aquel humano había activado algo en ella. La temperamental joven se había visto reflejada, habían pasado muchos años, demasiados para recordarlo claramente, solo recordaba que al poco de transformarla, ella actuaba de igual manera. Pero había viajado, observado y aprendido, de los humanos y de muchas razas. Había aprendido, que al igual que ella, no había nadie que desease morir en aquel mundo, por eso había tomado la determinación de infligir el menor daño posible, a menos que fuese necesario.
Y desde luego, en aquel momento era necesario. Cuando ese la gritó en respuesta a su comentario, insultándola, la joven no pudo sino ampliar su sonrisa de forma macabra, sin duda, había dejado de ser un ligue válido para aquel vampiro, ahora solo deseaba verla muerta. "Y yo quiero que aprenda la lección" pensó para si.
Este no tardó en volver a lanzarse sobre ella, por suerte no tuvo problemas en esquivar el corte de la daga de este, que paso junto a su rostro como un suspiro. Lo que no pudo esquivar fue el impacto que sintió en su costillar, el cual cortó su respiración un momento haciéndola retroceder para recomponerse, aún con su daga en alto. El golpe había sido duro, desde luego se trataba de un adversario con una fuerza física mayor, aún sentía una punzada de dolor en su costado cuando se incorporó, tratando de mantener aquella sonrisa desafiante, mientras observaba como este, jadeante como ella, la invitaba a atacar.
Soltó una forzada carcajada mientras cambiaba su peso de una pierna a otra - Se ve que esta es la única forma que tienes de dejar a una mujer sin aliento - dijo con sorna bajando un momento su daga al tiempo que la sonrisa se borraba de sus labios. - Y no soy una follaperros- dijo con tono neutro, antes de lanzarse sobre el como un destello. Lanzó un ataque con su daga al costado de este, de forma directa y predecible, este lo esquivó tal y como esperaba, por lo que con un giro rápido, propició una patada en el abdomen de este antes de retirarse.
- Si lo fuese lo hubieses tenido fácil al tratar de seducirme- dijo con sorna mientras recuperaba el aliento sin apartar su mirada del otro, apoyándose en una mesa que quedaba a su espalda. A cada movimiento sentía aquel dolor en sus costillas, aquello no iba a acabar bien para ninguno de los dos, aunque el otro también se veía cansado y dolorido, ella también, y era cuestión de tiempo que su rapidez y precisión fallasen.
- ¿Por que odias tanto a ese humano? Te he visto golpearlo desde que entraste- dijo con seria curiosidad ladeando la cabeza al tiempo que respiraba. - Aunque no apartases los ojos de mi - dijo en tono burlón mientras una cansada y picaresca sonrisa volvía a dibujarse en su rostro, el cual, disimulando el dolor en un leve fruncimiento de cejas, no apartaba su atención del adversario.
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