Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
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Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Es difícil saber cuándo se volvió tensa la situación en la alta esfera de vigilantes, quizás un par de meses atrás. Más complicado resulta adivinar las causas del conflicto, por ahora nadie lo sabe. Denam es un escudero vigilante pero ese rango sigue siendo demasiado inferior como para poder acercarse a las reuniones importantes, más que todo es un papel administrativo para darles a los iniciados la sensación falsa de potestad.
Ser allí está la villa, reducto se encuentra cerca.
La fortaleza de reducto es el centro de comando de la Orden Templaría, una modesta fortificación que alberga toda la maquinaria humana. Cerca se encuentra la villa de sangre oscura, un pequeño poblado conformado por numerosas granjas. Dicen que es el lugar más seguro del reino humano al tener una organización de guerreros justos al lado y sin duda es una aproximación muy cierta cuando se estudia un poco la historia del lugar.
¿Dónde están todos?
Nos observan pero no salen, mala señal.
Se pueden escuchar los murmullos nerviosos que salen de ventanas entreabiertas, obviamente conocen a fondo los rumores. No sería extraño que toda la información distorsionada tuviera su origen en el pintoresco lugar, así comienza siempre. Sea como sea el pequeño grupo de templarios no tiene tiempo para saludar, la misión es clara y nada desvía a un guerrero recto de su objetivo.
“¿tome la decisión correcta?”
Una característica indispensable para ser miembro es no cuestionar órdenes, se supone que los integrantes deben confiar en su línea de mando. Por tales muestras de duda la gente termina expulsada, se considera una debilidad. Pese a dicho concepto Guerrim no alberga remordimiento, debía hacer algo frente a los desconcertantes rumores por el bien de la Orden y todo lo que representa.
Finalmente se encuentran a las puertas de reducto, frente a ellos el puente y la entrada. El grupo está conformado por el propio Denam, dos capitanes, tres caballeros y varios contratos externos ingresados a última hora para reforzar. Obviamente no son todas las fuerzas de la coalición, se trata de un pequeño equipo dispuesto para dialogar. La mejor táctica cuando no sabes a ciencia cierta que pasara, así no pierdes todo en el primer acto.
Antes que nada agradezco a todos los presentes, si estoy en lo cierto solo será una aclaratoria aburrida.
Suelta una risa falsa que es seguida con nerviosismo por sus hermanos de armas, todo el mundo sabe que algo raro ocurre. Han escuchado muchas cosas las últimas dos semanas, algunas de ellas confirmadas por acciones externas. Si la organización tiene una guerra intestina podrían ocurrir cosas desagradables adentro, incluso la mejor facción puede corromperse y perder el buen camino.
Creo que abren la puerta Ser, mire.
Ser allí está la villa, reducto se encuentra cerca.
La fortaleza de reducto es el centro de comando de la Orden Templaría, una modesta fortificación que alberga toda la maquinaria humana. Cerca se encuentra la villa de sangre oscura, un pequeño poblado conformado por numerosas granjas. Dicen que es el lugar más seguro del reino humano al tener una organización de guerreros justos al lado y sin duda es una aproximación muy cierta cuando se estudia un poco la historia del lugar.
¿Dónde están todos?
Nos observan pero no salen, mala señal.
Se pueden escuchar los murmullos nerviosos que salen de ventanas entreabiertas, obviamente conocen a fondo los rumores. No sería extraño que toda la información distorsionada tuviera su origen en el pintoresco lugar, así comienza siempre. Sea como sea el pequeño grupo de templarios no tiene tiempo para saludar, la misión es clara y nada desvía a un guerrero recto de su objetivo.
“¿tome la decisión correcta?”
Una característica indispensable para ser miembro es no cuestionar órdenes, se supone que los integrantes deben confiar en su línea de mando. Por tales muestras de duda la gente termina expulsada, se considera una debilidad. Pese a dicho concepto Guerrim no alberga remordimiento, debía hacer algo frente a los desconcertantes rumores por el bien de la Orden y todo lo que representa.
Finalmente se encuentran a las puertas de reducto, frente a ellos el puente y la entrada. El grupo está conformado por el propio Denam, dos capitanes, tres caballeros y varios contratos externos ingresados a última hora para reforzar. Obviamente no son todas las fuerzas de la coalición, se trata de un pequeño equipo dispuesto para dialogar. La mejor táctica cuando no sabes a ciencia cierta que pasara, así no pierdes todo en el primer acto.
Antes que nada agradezco a todos los presentes, si estoy en lo cierto solo será una aclaratoria aburrida.
Suelta una risa falsa que es seguida con nerviosismo por sus hermanos de armas, todo el mundo sabe que algo raro ocurre. Han escuchado muchas cosas las últimas dos semanas, algunas de ellas confirmadas por acciones externas. Si la organización tiene una guerra intestina podrían ocurrir cosas desagradables adentro, incluso la mejor facción puede corromperse y perder el buen camino.
Creo que abren la puerta Ser, mire.
- Reducto:
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Última edición por Denam el Dom Jun 19 2016, 23:41, editado 1 vez
Denam
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Como siempre, todos los caminos llevaban a Luanrgenta, y si no, a la península de Verisar, donde pese ser tierra humana, terminaban reuniéndose gente de todas las especies mas que en otros lugares, y como no, des de donde salían caravanas de comercio a todos lados de Aerandir, y las mas variopintas formas de conseguir dinero.
Había una en particular que había llamado la atención del bardo, sobre todo después de que el mal tiempo de los últimos días no le permitiera performar en el paseo de la moneda, y empezara a mermar peligrosamente la cantidad de aeros en sus bolsillos.
Un grupo de matones organizados que pagaban cuantiosamente por dialogar. E realidad, no eran matones si no soldados entrenados y firmes, una orden de prestigio, pero aun así de armas, por lo que no era sorprendente que carecieran del cuidado suficiente para la diplomacia. Mas bien lo que sorprendía al bardo es que su orgullo como organización les permitiera buscar esa clase de ayuda. Tampoco era tan ingenuo como para creer que aquello no podía terminar mal, pues también se buscaba apoyo armado, pero a fin de cuentas, eran un montón de hombres musculosos hechos para combatir tras los cuales podría escudarse con la excusa de ser, además de dicho en la palabra, un sanador.
Esta vez, ya precavido de que le podía deparar había dejado en una taberna de la ciudad parte de sus pertenencias, su laúd, cuyo peso echaba de menos en la espalda,a si como el repiqueteo constante del instrumento contra su hombro al caminar, y todas sus carpetas de dibujo. En su morral se encontraba únicamente el material que podía serle útil para curar alguna herida, y escondidas en las botas, el cinturón, y otras partes de su vestimenta, se encontraban todas las dagas que poseía, algunas bien escondidas, y otras visibles si se retiraba la capa de viaje que le cubría casi por entero.
La tela oscura y desgastada se abría apenas a partir de la rodilla al caminar, descubriendo de su vestimenta común, y cómoda para el movimiento, pero carente de toda fortificación o protección por el combate, solo unas botas altas de cuero. Los pantalones de cuero y una camisa larga de lino eran el resto de las comunes prendas que ocultaba su abrigo.
Por una vez, precavido de la posibilidad de un conflicto, su pelo cobrizo se encontraba atado en una trenza que pasaba sobre su hombro y caía sobre su pecho, haciendo de ella un objetivo mucho más pequeño y difícil que lo que solía llevar por la ciudad.
Una expresión de circunstancias era lo que permitia discernir, mas allá del uniforme, a aquellos que pertenecían a la orden de aquellos quienes habían sido contratados. Algunos mercenarios hasta esbozaban sonrisas ante la suculenta paga, y otros, como iltharion, mantenían un semblante neutro tratando de predecir qué les depararía aquel encuentro, si una ganancia fácil, o otro problema mas para su lista de desventuras.
Había acompañado a la contienda tan adelantado como había podido al grupo desde su inicio, intentando escuchar en las conversaciones ajenas algún dato sobre las negociaciones que se iban a realizar, o lo acontecido para que buscaran soporte en gente ajena a la orden, pero poco había podido atrapar de las escuetas conversaciones que los soldados mantenían entre si, recelosos de tanto extraño a su alrededor.
La aldea tampoco fue de ninguna ayuda en ese aspecto, encerrados en si mismos los aldeanos se permitían el lujo de espiarlos tras los ventanales, y las puertas y cortinados semi abiertos sin atreverse a dar un paso fuera de sus moradas para saludar a la orden ni sus abanderados. Tampoco se acercaba ningún comerciante a los mercenarios, menos estrictos en su deber, que aburridos por el viaje podían llegar a ser buenos clientes de viandas o bebidas.
La marca de la desgracia, o la superstición pendía sobre los templarios.
La dedicatoria que les dirigió a todos los presentes uno de los dirigentes, habría calmado, por lo menos a los más estúpidos, de no haber sido coreado por una risa falsa por parte de sus hombres, que hacia prever que habían subestimado el trabajo, y que los propios templarios tenían poca fé en que las cosas transcurrieran sin incidentes.
Iltharion respiró hondo y desvió la mirada, escrutando la fortaleza tal y como había hecho con la taciturna aldea. Una vez dentro, habría pocas formas de escapar de la misma si las cosas se ponían feas, y la altura de los muros no daba ningún consuelo al escurridizo trovador, pero estaba dispuesto a encontrarle la vuelta. Quizás un escondite, ninguna puerta permanece cerrada para siempre, sobre todo cuando sus moradores necesitan comer.
Una voz le sacó de su ensimismamiento para volver la mirada al frente.
Creo que abren la puerta Ser, mire.
Había una en particular que había llamado la atención del bardo, sobre todo después de que el mal tiempo de los últimos días no le permitiera performar en el paseo de la moneda, y empezara a mermar peligrosamente la cantidad de aeros en sus bolsillos.
Un grupo de matones organizados que pagaban cuantiosamente por dialogar. E realidad, no eran matones si no soldados entrenados y firmes, una orden de prestigio, pero aun así de armas, por lo que no era sorprendente que carecieran del cuidado suficiente para la diplomacia. Mas bien lo que sorprendía al bardo es que su orgullo como organización les permitiera buscar esa clase de ayuda. Tampoco era tan ingenuo como para creer que aquello no podía terminar mal, pues también se buscaba apoyo armado, pero a fin de cuentas, eran un montón de hombres musculosos hechos para combatir tras los cuales podría escudarse con la excusa de ser, además de dicho en la palabra, un sanador.
Esta vez, ya precavido de que le podía deparar había dejado en una taberna de la ciudad parte de sus pertenencias, su laúd, cuyo peso echaba de menos en la espalda,a si como el repiqueteo constante del instrumento contra su hombro al caminar, y todas sus carpetas de dibujo. En su morral se encontraba únicamente el material que podía serle útil para curar alguna herida, y escondidas en las botas, el cinturón, y otras partes de su vestimenta, se encontraban todas las dagas que poseía, algunas bien escondidas, y otras visibles si se retiraba la capa de viaje que le cubría casi por entero.
La tela oscura y desgastada se abría apenas a partir de la rodilla al caminar, descubriendo de su vestimenta común, y cómoda para el movimiento, pero carente de toda fortificación o protección por el combate, solo unas botas altas de cuero. Los pantalones de cuero y una camisa larga de lino eran el resto de las comunes prendas que ocultaba su abrigo.
Por una vez, precavido de la posibilidad de un conflicto, su pelo cobrizo se encontraba atado en una trenza que pasaba sobre su hombro y caía sobre su pecho, haciendo de ella un objetivo mucho más pequeño y difícil que lo que solía llevar por la ciudad.
Una expresión de circunstancias era lo que permitia discernir, mas allá del uniforme, a aquellos que pertenecían a la orden de aquellos quienes habían sido contratados. Algunos mercenarios hasta esbozaban sonrisas ante la suculenta paga, y otros, como iltharion, mantenían un semblante neutro tratando de predecir qué les depararía aquel encuentro, si una ganancia fácil, o otro problema mas para su lista de desventuras.
Había acompañado a la contienda tan adelantado como había podido al grupo desde su inicio, intentando escuchar en las conversaciones ajenas algún dato sobre las negociaciones que se iban a realizar, o lo acontecido para que buscaran soporte en gente ajena a la orden, pero poco había podido atrapar de las escuetas conversaciones que los soldados mantenían entre si, recelosos de tanto extraño a su alrededor.
La aldea tampoco fue de ninguna ayuda en ese aspecto, encerrados en si mismos los aldeanos se permitían el lujo de espiarlos tras los ventanales, y las puertas y cortinados semi abiertos sin atreverse a dar un paso fuera de sus moradas para saludar a la orden ni sus abanderados. Tampoco se acercaba ningún comerciante a los mercenarios, menos estrictos en su deber, que aburridos por el viaje podían llegar a ser buenos clientes de viandas o bebidas.
La marca de la desgracia, o la superstición pendía sobre los templarios.
La dedicatoria que les dirigió a todos los presentes uno de los dirigentes, habría calmado, por lo menos a los más estúpidos, de no haber sido coreado por una risa falsa por parte de sus hombres, que hacia prever que habían subestimado el trabajo, y que los propios templarios tenían poca fé en que las cosas transcurrieran sin incidentes.
Iltharion respiró hondo y desvió la mirada, escrutando la fortaleza tal y como había hecho con la taciturna aldea. Una vez dentro, habría pocas formas de escapar de la misma si las cosas se ponían feas, y la altura de los muros no daba ningún consuelo al escurridizo trovador, pero estaba dispuesto a encontrarle la vuelta. Quizás un escondite, ninguna puerta permanece cerrada para siempre, sobre todo cuando sus moradores necesitan comer.
Una voz le sacó de su ensimismamiento para volver la mirada al frente.
Creo que abren la puerta Ser, mire.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
-¿Qué interés puede tener para el clan Thenidiel un grupo de hombres de armas y el destino de su castillo?. ¿Por qué deberíamos inmiscuirnos en sus asuntos?. Son asuntos entre humanos, que los resuelvan entre ellos y entre los que blandan un arma por dinero sin importar contra quien. No entiendo por qué la suma sacerdotisa quiere que forme parte de esa expedición. ¿Qué bien le hago a nadie participando?.- Preguntó Níniel a su padre tras haberle escuchado hablar sobre aquella orden de caballería, los rumores que acompañaban su nombre en los últimos tiempos y las instrucciones de su madre de sumarse a un grupo que partiría rumbo a una fortaleza llamada reducto cercana a un pueblo con un nombre de lo más pintoresco. Y es que una cosa era enfrentarse a vampiros, trasgos y otras criaturas de aviesas intenciones, pero aquello...
Aldaron escuchaba a su hija con cierto aire distraído, como si le interesara más aquella habitación de posada y la disposición de cada objeto en ella que las palabras de la joven elfa, aunque solo en apariencia, ya que la escuchaba perfectamente e incluso esbozó una sonrisa paternal cuando llegó su turno. La misma que había esbozado desde que Níniel era una niña y que no había dejado de dedicarle incluso a pesar de ser ya mayor. La peliblanca supo enseguida que a continuación habría una buena explicación llena de detalles que ella desconocía y que la volverían a hacer sentir como si volviera a sus tiempos de aprendiza.
-Tienes algo de razón, no nos afecta directamente, aunque claro. ¿Que afecta directamente a nuestra familia?. Nuestro hogar está en el corazón del bosque, pocos son los insensatos que se adentran tanto sin permiso...Y menos los que salen. Sin embargo estos hombres que viven por la espada han prestado un servicio que nos beneficia. Su presencia ha llevado paz a la zona y asegurado los caminos. Eso atrae comercio, asegura la producción y eso nos beneficia también. Además es más fácil llevarse bien con humanos felices y seguros que con el resto. Se podría decir que son...Buenos vecinos, y nos interesa que sigan siéndolo, o prepararnos en caso contrario.-Explicó mientras la peliblanca le escuchaba atentamente. Al fin y al cabo a pesar de estar bastante aislados del exterior de Sandorai no se podía negar que formaban parte del mundo y que de una forma u otra estaban interconectados con él. La mejor prueba de ello era ella misma y su puesto de enlace entre su hogar y el hospital de Lunargenta.
-¿Y que se supone que debo hacer?. Por lo que dices podrían acabar luchando entre ellos...¿Tomo partido por el grupo que parte de aquí en contra de los otros?. ¿Y si los otros tienen razón?.- Preguntó pues los detalles sobre todo aquello no eran tampoco demasiados y esa posibilidad podría darse perfectamente.
-Irás con ellos. Los humanos se muestran por lo general muy parlanchines con las jóvenes hermosas, y tú has salido a tu madre. En principio el grupo marcha con la intención de dialogar. Solo mira y escucha. Para el momento que pase algo ya tendrás las respuestas a tu preguntas. No criamos a ninguna tonta ¿Verdad, alta sacerdotisa?.- Sentenció levantándose y echando un último vistazo a la habitación antes de desearla suerte y salir de la habitación, haciendo un comentario en voz baja sobre el pequeño tamaño de la misma y la falta de verde. Una cosa estaba clara, a parte de que al elfo no le convencía aquella sala, y era que el asunto debía de ser importante para que su padre en persona hubiese ido a verla a la ciudad.
Encontrar a los reclutadores no fue una tarea nada complicada. Prácticamente bastó con seguir los rumores y habladurías de cualquier corrillo de la ciudad para llegar hasta ellos sin riesgo a perderse. Tampoco fue muy complicado convencerles para que añadieran su nombre a la lista y la hicieran partícipe de la poca información que daban al firmar el contrato. Bastó con enseñar las orejas para que no pusieran en duda sus habilidades como sanadora, función siempre necesaria para los grupos de ese tipo...Incluso aunque fueran a..."Parlamentar". Por lo demás nada demasiado especial, aunque llamó a la peliblanca que la paga era mejor de lo que solía ser habitual en esos casos, por lo que la categoría de los reclutas también era algo más elevada de lo que solía verse en aquella clase de levas. Si eso significaba menos groserías y palabras soeces hacia su persona tanto mejor.
La compañía se puso en marcha un par de días después y Níniel se unió a ellos a las puertas de la ciudad tal y como estaba acordado. Días que la peliblanca dedicó a preparar a conciencia su equipo, pertrechándose lo mejor que pudo tanto para el camino como para sus labores de sanadora. Pociones, ingredientes, vendas...Así como sus propias armas y armadura. Por precaución y para no llamar en exceso la atención solía llevar casi todo el tiempo la capucha echada y procuraba que la capa no mostrara su figura. Por desgracia un upelero blanco que pateaba a cualquiera que tratara de acercarse a tocarlo salvo a su propia amazona no ayudaba en ese aspecto. En cualquier caso pasó la mayor parte del camino a lomos de Trickster o en el carro de suministros y no interactuó demasiado con los demás, salvo con Iltharion, que no solo era elfo como ella si no que además ya se conocían de antes.
Cuando llegaron al pueblo de nombre digno de ser habitado por vampiros no les esperaba un recibimiento especialmente caluroso. A Níniel le recordó al pueblo de Linde en el que conoció al bardo pelirrojo, de hecho se podía respirar el mismo ambiente enrarecido y tomado por el miedo. En aquella ocasión estaban siendo asediados por criaturas peligrosas...¿Qué era lo que mantenía a aquellas gentes encerradas en sus casas?. Quizá que tenían por evidente lo que muchos de los mercenarios de aquel grupo comentaban entre susurros cuando creían que ninguno de los caballeros les oía. En cualquier caso no se detendrían allí, al menos de momento, si no que continuaron hasta quedar ante los muros de Reducto donde tampoco nadie apareció ni tan siquiera asomado por entre las almenas de la fortificación. Casi parecía una plaza fuerte abandonada...Salvo que los estandartes de la orden parecían nuevos y en general la imponente estructura estaba perfectamente adecentada. resultaba raro...Y algo turbador.
Solo la voz del que parecía estar al mando rompió el silencio del lugar interrumpiendo los movimientos nerviosos de algunos, aunque fue para decir algo que por lo visto pocos de allí creían que podía ser cierto a juzgar por las risas que siguieron a sus palabras. En ese momento y sin que nadie más dijera nada ni nadie del castillo elevara la pregunta de rigor en esos casos...Los portones comenzaron a abrirse y Níniel, movida por lo extraño de la situación se preparó por si acaso lo que salía por esas puertas no era agradable.
Aldaron escuchaba a su hija con cierto aire distraído, como si le interesara más aquella habitación de posada y la disposición de cada objeto en ella que las palabras de la joven elfa, aunque solo en apariencia, ya que la escuchaba perfectamente e incluso esbozó una sonrisa paternal cuando llegó su turno. La misma que había esbozado desde que Níniel era una niña y que no había dejado de dedicarle incluso a pesar de ser ya mayor. La peliblanca supo enseguida que a continuación habría una buena explicación llena de detalles que ella desconocía y que la volverían a hacer sentir como si volviera a sus tiempos de aprendiza.
-Tienes algo de razón, no nos afecta directamente, aunque claro. ¿Que afecta directamente a nuestra familia?. Nuestro hogar está en el corazón del bosque, pocos son los insensatos que se adentran tanto sin permiso...Y menos los que salen. Sin embargo estos hombres que viven por la espada han prestado un servicio que nos beneficia. Su presencia ha llevado paz a la zona y asegurado los caminos. Eso atrae comercio, asegura la producción y eso nos beneficia también. Además es más fácil llevarse bien con humanos felices y seguros que con el resto. Se podría decir que son...Buenos vecinos, y nos interesa que sigan siéndolo, o prepararnos en caso contrario.-Explicó mientras la peliblanca le escuchaba atentamente. Al fin y al cabo a pesar de estar bastante aislados del exterior de Sandorai no se podía negar que formaban parte del mundo y que de una forma u otra estaban interconectados con él. La mejor prueba de ello era ella misma y su puesto de enlace entre su hogar y el hospital de Lunargenta.
-¿Y que se supone que debo hacer?. Por lo que dices podrían acabar luchando entre ellos...¿Tomo partido por el grupo que parte de aquí en contra de los otros?. ¿Y si los otros tienen razón?.- Preguntó pues los detalles sobre todo aquello no eran tampoco demasiados y esa posibilidad podría darse perfectamente.
-Irás con ellos. Los humanos se muestran por lo general muy parlanchines con las jóvenes hermosas, y tú has salido a tu madre. En principio el grupo marcha con la intención de dialogar. Solo mira y escucha. Para el momento que pase algo ya tendrás las respuestas a tu preguntas. No criamos a ninguna tonta ¿Verdad, alta sacerdotisa?.- Sentenció levantándose y echando un último vistazo a la habitación antes de desearla suerte y salir de la habitación, haciendo un comentario en voz baja sobre el pequeño tamaño de la misma y la falta de verde. Una cosa estaba clara, a parte de que al elfo no le convencía aquella sala, y era que el asunto debía de ser importante para que su padre en persona hubiese ido a verla a la ciudad.
Encontrar a los reclutadores no fue una tarea nada complicada. Prácticamente bastó con seguir los rumores y habladurías de cualquier corrillo de la ciudad para llegar hasta ellos sin riesgo a perderse. Tampoco fue muy complicado convencerles para que añadieran su nombre a la lista y la hicieran partícipe de la poca información que daban al firmar el contrato. Bastó con enseñar las orejas para que no pusieran en duda sus habilidades como sanadora, función siempre necesaria para los grupos de ese tipo...Incluso aunque fueran a..."Parlamentar". Por lo demás nada demasiado especial, aunque llamó a la peliblanca que la paga era mejor de lo que solía ser habitual en esos casos, por lo que la categoría de los reclutas también era algo más elevada de lo que solía verse en aquella clase de levas. Si eso significaba menos groserías y palabras soeces hacia su persona tanto mejor.
La compañía se puso en marcha un par de días después y Níniel se unió a ellos a las puertas de la ciudad tal y como estaba acordado. Días que la peliblanca dedicó a preparar a conciencia su equipo, pertrechándose lo mejor que pudo tanto para el camino como para sus labores de sanadora. Pociones, ingredientes, vendas...Así como sus propias armas y armadura. Por precaución y para no llamar en exceso la atención solía llevar casi todo el tiempo la capucha echada y procuraba que la capa no mostrara su figura. Por desgracia un upelero blanco que pateaba a cualquiera que tratara de acercarse a tocarlo salvo a su propia amazona no ayudaba en ese aspecto. En cualquier caso pasó la mayor parte del camino a lomos de Trickster o en el carro de suministros y no interactuó demasiado con los demás, salvo con Iltharion, que no solo era elfo como ella si no que además ya se conocían de antes.
Cuando llegaron al pueblo de nombre digno de ser habitado por vampiros no les esperaba un recibimiento especialmente caluroso. A Níniel le recordó al pueblo de Linde en el que conoció al bardo pelirrojo, de hecho se podía respirar el mismo ambiente enrarecido y tomado por el miedo. En aquella ocasión estaban siendo asediados por criaturas peligrosas...¿Qué era lo que mantenía a aquellas gentes encerradas en sus casas?. Quizá que tenían por evidente lo que muchos de los mercenarios de aquel grupo comentaban entre susurros cuando creían que ninguno de los caballeros les oía. En cualquier caso no se detendrían allí, al menos de momento, si no que continuaron hasta quedar ante los muros de Reducto donde tampoco nadie apareció ni tan siquiera asomado por entre las almenas de la fortificación. Casi parecía una plaza fuerte abandonada...Salvo que los estandartes de la orden parecían nuevos y en general la imponente estructura estaba perfectamente adecentada. resultaba raro...Y algo turbador.
Solo la voz del que parecía estar al mando rompió el silencio del lugar interrumpiendo los movimientos nerviosos de algunos, aunque fue para decir algo que por lo visto pocos de allí creían que podía ser cierto a juzgar por las risas que siguieron a sus palabras. En ese momento y sin que nadie más dijera nada ni nadie del castillo elevara la pregunta de rigor en esos casos...Los portones comenzaron a abrirse y Níniel, movida por lo extraño de la situación se preparó por si acaso lo que salía por esas puertas no era agradable.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
La tensión es palpable tanto en los miembros como en el equipo de mercenarios, nada bueno para la moral. El temple de los templarios es inquebrantable, pueden desanimarse pero cumplirán su misión, lastimosamente no se puede decir lo mismo del grupo contratado. Por ahora deberá bastar, no tienen mucho margen de maniobra, especialmente jugando la carta diplomática.
Una tenue lluvia comienza a caer, algo natural en reducto. Las banderas ondean orgullosamente avivadas por el viento alterado, un ambiente casi nostálgico. Denam recuerda su llegada a la fortaleza, el entrenamiento, la vigilia, en cada aspecto de su formación el clima permanecía inmutable. El hombre es un animal de costumbres, si repite la misma secuencia por un periodo extendido lo considerara familiar.
La puerta del complejo se abre dejando salir a dos miembros, se trata de una mujer y su colega inmediato, llevan armadura completa. Guerrim les saluda con un gesto típico, el puño derecho llevado firmemente hasta el pecho. Los individuos responden de la misma forma completando un saludo ceremonial característico, ahora viene el momento de las preguntas y respuestas.
Miembros, identifíquense.
Soy la caballero cabo Lydes, él es Ser William, ¿puede decirme su rango?
Escudero vigilante Denam.
Ambos personajes se miran con una expresión bastante sugerente, no esperaban la llegada de alguien con un rango superior. Resulta extraño que los encargados de recibir a una compañía extraña fueran caballeros de baja graduación, otra rareza sumada a la lista. Es evidente que Lydes y William están confundidos, probablemente no conozcan nada de la situación actual y solo sigan órdenes superiores.
¿Cabo Lydes que está ocurriendo? ¿Porque la orden tomo una postura tan extraña?
Ser me temo que no tengo respuestas, los caballeros vigilantes dieron las ordenes y solo acatamos.
Debo hablar con alguien de rango elevado ahora mismo, represento a los caballeros ausentes.
Los líderes son un verdadero misterio últimamente pero haremos lo que podamos, por favor ingresen.
Guerrim asiente y ordena a sus fuerzas con un gesto que se adentren, meterse en la boca del lobo no es la mejor estrategia pero aún tiene esperanzas de encontrar una resolución diplomática. Ingresan por el arco fortificado con buena velocidad y una vez dentro pueden detallar un espectáculo impropio, muchos caballeros reunidos a modo de espectadores, bajos rangos con una expresión de duda en sus rostros.
No es natural ver a los campeones con tal semblante, sin duda les han pedido ignorar demasiado y eso se refleja en cada rostro. Otro aspecto salta a la vista, ninguno pasa del rango de teniente, los capitanes brillan por su ausencia. Una tropa debe tener a sus oficiales directos cerca para evitar malos entendidos, los templarios saben esa información de primera mano, algo demasiado extraño ocurre.
Llegan hasta una plaza donde son rodeados por otros caballeros curiosos, media fortaleza está observando. Tienen a los guerreros con sus armaduras completas, escribas luciendo un blindaje de cuero y gorros característicos, las fuerzas de distancia con túnicas e incluso algunos iniciados que siguen en la infancia. Nuevamente solo tienen soldados de baja potestad, el grueso de la fuerza templaría sin líderes.
Se pueden escuchar las conversaciones, existe incertidumbre en el ambiente. Es muy probable que Denam sea el único vigilante que ven en semanas, la última figura de mando sin recluirse. Todo es desconcertante, la orden no actuaria así a menos que planeara un movimiento radical. Más que una lucha intestina parece la desaparición completa de los veteranos y oficiales superiores.
Hablare con el caballero capitán de turno, debería organizar una reunión en breve, pueden esperar aquí mientras tanto.
De acuerdo, ve con honor.
La coalición busca una tienda con algunas sillas para evitar seguir mojándose y relajan un poco la postura, todo el trayecto de entrada estuvieron en guardia por si surgían amenazas directas. Las unidades templarías comienzan a dispersarse pero queda una buena cantidad de curiosos dispuestos a escuchar el resultado de la reunión, llevan demasiado tiempo con evasivas y quieren respuestas.
Una tenue lluvia comienza a caer, algo natural en reducto. Las banderas ondean orgullosamente avivadas por el viento alterado, un ambiente casi nostálgico. Denam recuerda su llegada a la fortaleza, el entrenamiento, la vigilia, en cada aspecto de su formación el clima permanecía inmutable. El hombre es un animal de costumbres, si repite la misma secuencia por un periodo extendido lo considerara familiar.
La puerta del complejo se abre dejando salir a dos miembros, se trata de una mujer y su colega inmediato, llevan armadura completa. Guerrim les saluda con un gesto típico, el puño derecho llevado firmemente hasta el pecho. Los individuos responden de la misma forma completando un saludo ceremonial característico, ahora viene el momento de las preguntas y respuestas.
Miembros, identifíquense.
Soy la caballero cabo Lydes, él es Ser William, ¿puede decirme su rango?
Escudero vigilante Denam.
Ambos personajes se miran con una expresión bastante sugerente, no esperaban la llegada de alguien con un rango superior. Resulta extraño que los encargados de recibir a una compañía extraña fueran caballeros de baja graduación, otra rareza sumada a la lista. Es evidente que Lydes y William están confundidos, probablemente no conozcan nada de la situación actual y solo sigan órdenes superiores.
¿Cabo Lydes que está ocurriendo? ¿Porque la orden tomo una postura tan extraña?
Ser me temo que no tengo respuestas, los caballeros vigilantes dieron las ordenes y solo acatamos.
Debo hablar con alguien de rango elevado ahora mismo, represento a los caballeros ausentes.
Los líderes son un verdadero misterio últimamente pero haremos lo que podamos, por favor ingresen.
Guerrim asiente y ordena a sus fuerzas con un gesto que se adentren, meterse en la boca del lobo no es la mejor estrategia pero aún tiene esperanzas de encontrar una resolución diplomática. Ingresan por el arco fortificado con buena velocidad y una vez dentro pueden detallar un espectáculo impropio, muchos caballeros reunidos a modo de espectadores, bajos rangos con una expresión de duda en sus rostros.
No es natural ver a los campeones con tal semblante, sin duda les han pedido ignorar demasiado y eso se refleja en cada rostro. Otro aspecto salta a la vista, ninguno pasa del rango de teniente, los capitanes brillan por su ausencia. Una tropa debe tener a sus oficiales directos cerca para evitar malos entendidos, los templarios saben esa información de primera mano, algo demasiado extraño ocurre.
Llegan hasta una plaza donde son rodeados por otros caballeros curiosos, media fortaleza está observando. Tienen a los guerreros con sus armaduras completas, escribas luciendo un blindaje de cuero y gorros característicos, las fuerzas de distancia con túnicas e incluso algunos iniciados que siguen en la infancia. Nuevamente solo tienen soldados de baja potestad, el grueso de la fuerza templaría sin líderes.
Se pueden escuchar las conversaciones, existe incertidumbre en el ambiente. Es muy probable que Denam sea el único vigilante que ven en semanas, la última figura de mando sin recluirse. Todo es desconcertante, la orden no actuaria así a menos que planeara un movimiento radical. Más que una lucha intestina parece la desaparición completa de los veteranos y oficiales superiores.
Hablare con el caballero capitán de turno, debería organizar una reunión en breve, pueden esperar aquí mientras tanto.
De acuerdo, ve con honor.
La coalición busca una tienda con algunas sillas para evitar seguir mojándose y relajan un poco la postura, todo el trayecto de entrada estuvieron en guardia por si surgían amenazas directas. Las unidades templarías comienzan a dispersarse pero queda una buena cantidad de curiosos dispuestos a escuchar el resultado de la reunión, llevan demasiado tiempo con evasivas y quieren respuestas.
- Info:
- Bien chicos esta parte es de diplomacia “algo que deberían dominar jeje” pueden escuchar rumores o intentar hablar con algunos templarios, pondré varios arquetipos para que se guíen aunque tienen libertad creativa.
Si hablan con algún niño iniciado este les dirá que han aumentado los entrenamientos hasta niveles agotadores.
Si hablan con un escriba este les dirá que se perdió contacto con las unidades destinadas al campo.
Si hablan con un caballero este les dirá que los veteranos llevan una semana aislados y nadie sabe nada de ellos.
Si hablan con un teniente este les dirá que se filtran noticias de un nuevo ritual de vigilia.
Denam
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Iltharion apenas alzaba la vista, con los parpados entrecerrados para cubrirse de la humedad levantó levemente el rostro cuando empezó a sentir las primeras gotas del suave aguacero. La mayoría no hicieron mas gesto que aquel, acostumbrados a las lluvis de la región. Algún que otro mercenario, de tierras mas lejanas, soltó una maldición por lo bajo, incapaz de romper con u ruido mas alto aquella tensión que reinaba en el ambiente mientras la puerta del complejo se abría.
El elfo permaneció con la capucha baja, no queriendo suscitar nerviosismo o desconfianza, algo a lo que contribuia que pudieran verle el rostro.
Todos , o por lo menos el grueso del rpo permanecían en silencio, escuchando lo mejor que podían la conversación que acontecía en las primeras líneas del contingente sobre el fuerte. El cometido diplomático parecía por ahora un misterio, escuchando que las palabras que recibía el grupo no eran de rechazo, ofensivas, ni tampoco defensivas.
Pronto, uno de los templarios ordenó con un gesto que se adentraran en la fortaleza.
Un gran patio les dio la bienvenida al complejo, rodeado por altos y gruesos muros de piedra que protegían la fortaleza. Tras de si, el magno portón que habían atravesado pocos instantes antes se cerraba con el rechinar de las piezas metálicas mal engrasadas del mismo.
El patio, en su mayoría abierto, y el suelo, terroso con un pasto prácticamente inexistente y oscurecido por la llovizna, albergaba a cada lado templarios bajo estrechos porches o techos levantados de tiendas de lona.
Iltharion observaba de reojo la expresión curiosa que predominaba en el rostro de todos y cada uno de los templarios que los miraban, al igual que las armaduras, casi idénticas que conducían al sujeto a la conclusión, poco plausible para el, de que todos poseían el mismo rango, y por ende, uno bajo.
No solo la curiosidad era el gesto protagonista, esta se mezclaba con otras. En el mar de rostros que los observaban se encontraba el desconcierto y el cansancio salpicados, el primero en los mayores, y el segundo en los mas jóvenes.
Una vez el grupo se cobijo, y algunos templarios se dispersaron el ambiente se relajo levemente. De los habitantes del fuerte unos pocos se habían acercado mas para escuchar que acontecía en aquella visita.
La falta de miembros de que mantuvieran el orden, la organización y los entrenamientos eran ahora notables hasta por el bardo. Escaseaban las figuras de poder.
El bardo se alejó entonces hacía un hombre con armadura completa, que observaba con el ceño fruncido a todos aquellos que permanecían ajenos a sus tareas observando a los recién llegados. Manejaba una hoja roma de entrenamiento, como si no se percatara de la lluvia que se deslizaba por su coraza.
-Tiene ud. gran dedicación por su trabajo.- Pronunció de forma clara y con un diñe de admiración en la voz.
-Hago lo que debo hacer.- respondió tras propinar al muñeco un golpe transversal que podría dislocar el hombro a un hombre adulto.-No a todos se nos ha olvidado nuestro deber.- soltó entonces entre los dientes, con un tono mas bajo, y siseante, con cierto enojo para con sus propios compañeros, mientras les dedicaba una mirada entrecerrada a los mas bacanes, sin detener su practica.
-¿No puede ud. recordarselo?.- Respondió con tanta calma como si aquello que respondía hubiera sido destinado a sus oidos, en vez de haber sido un murmullo al aire.
-Es trabajo de los oficiales.-Contestó como si fuera una obviedad. Modo sencillo de remarcar que por su rango, no tenía autoridad suficiente de mangonear al resto de sus compañeros, y ganas no parecían faltarle, sin tener que incurrir en remarcar que el era un mero soldado. Un pequeño asentimiento a modo disculpa fue la primera respuesta del bardo, antes de que este mirase a su alrededor como si no se hubiera percatado con anterioridad de que ninguno de ellos se hallaba en el patio.
-No va a ver a ninguno.- aclaró el hombre, interrumpiendo las pesquisas del elfo, con cierta brusquedad, como si esperaba lograr que se fuera sin caer en la bajeza de la mala educación. El bardo volvió a observarle.- Hace una semana que no salen.- respondió con la sequedad suficiente como para dar ppor terminada aquella conversación.
-Vaya, lo..lamento..supongo.- Comentó con cierta duda y una elaborada expresión de sorpresa que acompañaba al tono.-Lamento haberle importunado.- Inclinó una vez mas la cabeza, alejándose de ese rincón del patio.
Tras aquella conversación con el soldado, y algunas otras que escucho de soslayo sin llegar a participar en ellas y que le dieron fragmentos de información que no pintaban un mejor escenario para los templarios, el bardo busco entre el gentío a la sacerdotisa elfa con al que se había encontrado en medio del contingente.
-Parece que el destino nos une en las situaciones mas lúgubres.- Mencionó a raíz de los pocos datos recabados.-Los altos mandos están desaparecidos y parece que nada funciona como debería en esta fortaleza.- Compartió con la joven elfa.
El elfo permaneció con la capucha baja, no queriendo suscitar nerviosismo o desconfianza, algo a lo que contribuia que pudieran verle el rostro.
Todos , o por lo menos el grueso del rpo permanecían en silencio, escuchando lo mejor que podían la conversación que acontecía en las primeras líneas del contingente sobre el fuerte. El cometido diplomático parecía por ahora un misterio, escuchando que las palabras que recibía el grupo no eran de rechazo, ofensivas, ni tampoco defensivas.
Pronto, uno de los templarios ordenó con un gesto que se adentraran en la fortaleza.
Un gran patio les dio la bienvenida al complejo, rodeado por altos y gruesos muros de piedra que protegían la fortaleza. Tras de si, el magno portón que habían atravesado pocos instantes antes se cerraba con el rechinar de las piezas metálicas mal engrasadas del mismo.
El patio, en su mayoría abierto, y el suelo, terroso con un pasto prácticamente inexistente y oscurecido por la llovizna, albergaba a cada lado templarios bajo estrechos porches o techos levantados de tiendas de lona.
Iltharion observaba de reojo la expresión curiosa que predominaba en el rostro de todos y cada uno de los templarios que los miraban, al igual que las armaduras, casi idénticas que conducían al sujeto a la conclusión, poco plausible para el, de que todos poseían el mismo rango, y por ende, uno bajo.
No solo la curiosidad era el gesto protagonista, esta se mezclaba con otras. En el mar de rostros que los observaban se encontraba el desconcierto y el cansancio salpicados, el primero en los mayores, y el segundo en los mas jóvenes.
Una vez el grupo se cobijo, y algunos templarios se dispersaron el ambiente se relajo levemente. De los habitantes del fuerte unos pocos se habían acercado mas para escuchar que acontecía en aquella visita.
La falta de miembros de que mantuvieran el orden, la organización y los entrenamientos eran ahora notables hasta por el bardo. Escaseaban las figuras de poder.
El bardo se alejó entonces hacía un hombre con armadura completa, que observaba con el ceño fruncido a todos aquellos que permanecían ajenos a sus tareas observando a los recién llegados. Manejaba una hoja roma de entrenamiento, como si no se percatara de la lluvia que se deslizaba por su coraza.
-Tiene ud. gran dedicación por su trabajo.- Pronunció de forma clara y con un diñe de admiración en la voz.
-Hago lo que debo hacer.- respondió tras propinar al muñeco un golpe transversal que podría dislocar el hombro a un hombre adulto.-No a todos se nos ha olvidado nuestro deber.- soltó entonces entre los dientes, con un tono mas bajo, y siseante, con cierto enojo para con sus propios compañeros, mientras les dedicaba una mirada entrecerrada a los mas bacanes, sin detener su practica.
-¿No puede ud. recordarselo?.- Respondió con tanta calma como si aquello que respondía hubiera sido destinado a sus oidos, en vez de haber sido un murmullo al aire.
-Es trabajo de los oficiales.-Contestó como si fuera una obviedad. Modo sencillo de remarcar que por su rango, no tenía autoridad suficiente de mangonear al resto de sus compañeros, y ganas no parecían faltarle, sin tener que incurrir en remarcar que el era un mero soldado. Un pequeño asentimiento a modo disculpa fue la primera respuesta del bardo, antes de que este mirase a su alrededor como si no se hubiera percatado con anterioridad de que ninguno de ellos se hallaba en el patio.
-No va a ver a ninguno.- aclaró el hombre, interrumpiendo las pesquisas del elfo, con cierta brusquedad, como si esperaba lograr que se fuera sin caer en la bajeza de la mala educación. El bardo volvió a observarle.- Hace una semana que no salen.- respondió con la sequedad suficiente como para dar ppor terminada aquella conversación.
-Vaya, lo..lamento..supongo.- Comentó con cierta duda y una elaborada expresión de sorpresa que acompañaba al tono.-Lamento haberle importunado.- Inclinó una vez mas la cabeza, alejándose de ese rincón del patio.
Tras aquella conversación con el soldado, y algunas otras que escucho de soslayo sin llegar a participar en ellas y que le dieron fragmentos de información que no pintaban un mejor escenario para los templarios, el bardo busco entre el gentío a la sacerdotisa elfa con al que se había encontrado en medio del contingente.
-Parece que el destino nos une en las situaciones mas lúgubres.- Mencionó a raíz de los pocos datos recabados.-Los altos mandos están desaparecidos y parece que nada funciona como debería en esta fortaleza.- Compartió con la joven elfa.
Última edición por Iltharion Dur'Falas el Vie Mayo 27 2016, 23:53, editado 1 vez
Iltharion Dur'Falas
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Eran tantos los rumores sobre patrullas desaparecidas, deserciones y miembros de aquella orden de guerreros causando problemas por la zona en vez de arreglandolos que la peliblanca había oído de su padre, que Níniel no pudo evitar sentirse confusa al ver que no salía ninguna amenaza de los portones recién abiertos si no un par de sujetos con las mismas armaduras que la mayoría de los caballeros que les dirigían. No hubo ninguna amenaza, ninguna falta de respeto o advertencia de que se marcharan de allí antes de que tuvieran que lamentarlo. De hecho todo parecía bastante normal salvo el propio grupo de mercenarios bien armados del que formaba parte. ¿Qué estaba pasando?. Nadie se gasta una fortuna en contratar un ejército privado si no cree que lo va a necesitar. ¿Por qué les dejaban entrar sin más? ¿Cuál era entonces el problema?. ¿Podría ser una trampa?
A su alrededor, desde la carreta de suministros en cuya parte trasera iba sentada la sacerdotisa, varios de los mercenarios comenzaron a sonreír claramente de buen humor, comentando entre ellos la suerte que habían tenido de conseguir un trabajo tan bien pagado y en el que parecía que finalmente no tendrían que dar ni un espadazo. No era para menos, de ser tal y como decían el contrato indicaba claramente que recibirían igualmente su paga íntegra. Cualquier mercenario vería la mano de unos dioses benevolentes ante aquello, aunque ella seguía tensa. Un comerciante podría gastar unas monedas en guardias y no necesitarlos...Pero un grupo de caballeros bien equipados y armados...Harían bien en fiarse de su instinto, aquel que les hizo reírse ante la posibilidad de que las negociaciones fueran bien.
-Os aconsejaría que no bajarais la guardia, guerreros.- Les comentó a aquellos más cercanos a ella y que la miraron con interés pues hasta no oír su melodiosa voz habían podido confirmar que se trataba de una mujer, a pesar de que durante el trayecto habían tenido razones para sospecharlo. En ese momento y a cubierto en el carro la sacerdotisa les dejó ver su rostro enmarcado por sus largas y puntiagudas orejas y su blanco cabello. -Aunque tengáis razón más vale prevenir ¿no creéis?.-
-Una elfa, con razón eres la sanadora junto al otro...La verdad es que es tienes razón. No vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Nunca me han pagado por no trabajar.- Dijo uno de ellos, un humano fuerte con armadura de acero y que parecía curtido en buen número de batallas. De hecho se había limitado a sonreír de medio lado ante los comentarios optimistas de los demás. Alguno más de los otros también dejaron de sonreír, seguramente dando por válidas las palabras de aquel veterano al que debían respetar. -No te preocupes elfa, estaremos atentos y si alguien osa atacarte mi escudo detendrá el golpe y mi espada segara la vida de ese miserable.- Continuó diciendo con tono solemne mientras se adentraban en la fortaleza y eran rodeados por parte de la soldadesca del lugar que los miraban con curiosidad. Momento en el cual la peliblanca volvió a cubrirse con la capucha, no sin antes responder al valiente ofrecimiento de aquel mercenario con una sonrisa.
Era extraño, veía curiosidad en los rostros de aquellos caballeros, pero también incertidumbre, desazón y una chispa de esperanza al ver al autoproclamado Caballero Vigilante Denam. Para Níniel ese título no significaba gran cosa, no conocía la estructura de mando de aquella orden y como mucho conocía algunos de los rangos más comunes de la guardia de Lunargenta. En Veyond el clan Thenidiel no tenía "caballeros vigilantes" tenían forestales, centinelas y verdevidentes que funcionaban en grupos dirigidos por un exarca...Un capitán se podría decir. Quizá estaban ante alguien más importante de lo que la elfa había pensado durante el viaje. Quizá aquel humano a pesar de su juventud fuera de la cúpula de mando. Al menos eso parecía por cómo lo saludaban.
-Es raro...Hay un buen número de soldados aquí pero son casi todos unos yogurines bebeleche. Y no me refiero solo a los críos. ¿Habéis visto cómo sujetan esos la espada?. Hasta mi abuelita lo haría mejor...Y eso que lleva muerta treinta años...¿Acaso no tienen instructores?.- Comentó en voz baja para los suyos, sin duda con el buen ojo que daba la experiencia en combate y desde la costumbre de estar rodeado de guerreros. De no haber dicho aquello Níniel no se habría percatado. Había entrenado con su amiga Alanna el uso de bastón en combate y no era mala con el arco, pero desde luego carecía de la experiencia para juzgar si otros lo hacían bien o mal.
El grupo llegó hasta los muros de la fortaleza interior y una vez allí fueron instados a esperar hasta que la tal Lydes avisara a un oficial de su llegada y se reuniera con Denam. Otra cosa que no debería estar pasando. La peliblanca había pasado el suficiente tiempo metida en los asuntos de la guardia de Lunargenta como para saber que aquello era irregular, ya debería haber un oficial allí...En cualquier caso buscaron cobijo de la lluvia donde buenamente pudieron y se dispusieron a esperar como les habían dicho. Algunos de los templarios parecían querer respuestas de los recién llegados sobre por qué estaban allí, o si sabían algo de un grupo de compañeros de los que hacía días no tenían noticias...Pero lo cierto era que los mercenarios no sabían nada al respecto y los propios templarios que iban con ellos tampoco soltaban prenda. Pronto buena parte de la concurrencia se disolvió de vuelta a sus quehaceres.
Níniel bajó de un salto del carromato y se acercó hasta Trickster que se acicalaba las plumas con esmero, y recibió las caricias de su dueña con un alegre "Uh-uh". Con cuidado revisó todas sus cosas, comprobando que la leve llovizna no había atravesado el cuero de las bolsas de viaje y tras ver que todo estaba correcto sacó una verdura gysahl para su fiel montura. Se la había ganado cargando con todas aquellas cosas. El upelero blanco comenzaba a comerla de las manos de la sacerdotisa con sumo gusto, cuando se detuvo de repente y sus ojos giraron alerta hacia la derecha, irguió su cabeza en toda su altura y giró su largo cuello para lanzar una mirada de advertencia a un chico de no más de doce años que miraba la escena desde cierta distancia con los ojos abiertos como platos y una sonrisa en la boca.
-Estooo...Soy el iniciado Perkins...Ad...Ad victoriam.- Dijo presentándose y finalizando con una frases en una lengua antigua. Níniel no era experta pero el significado de aquello resultaba fácil de adivinar. La peliblanca inclinó levemente la cabeza como respuesta cortés al saludo y aguardó a que el chico dijera algo más, al fin y al cabo algo debía de querer al acercarse hasta allí. -Estooo, es un upelero ¿verdad?...Yo..Nunca había visto uno así, blanco. Es muy bonito...¿Puedo?- Níniel lo evaluó con la mirada, miró a los ojos a su montura y finalmente asintió haciéndole un gesto con la mano para que se acercara. Trickster tenía muy mal genio con los desconocidos así que era buena idea pedirle permiso a él también. Ampliando su sonrisa al iniciado se acercó y con cuidado comenzó a acariciarle el plumaje mientras el animal volvía a lo suyo y se terminaba su verdura. -Es muy suaveee...-
-Se te dan bien los animales, Iniciado Perkins, Trickster es muy orgulloso, le gusta que le digan cosas bonitas.- Habló por fin la peliblanca evidenciando nuevamente que era una mujer, aunque al niño no le importó lo más mínimo.
-Normalmente ayudo con los caballos...Aunque desde hace un tiempo nos exigen entrenar en el patio muchas horas, apenas me queda tiempo para hacerlo...No sé para qué, la capitana-caballero Tracer no está...Ni los demás. ¿Cómo voy a aprender a manejar la espada sin nadie que me enseñe?...Pero si protesto me castigarán.- Dijo casi sin darse cuenta el jovencísimo aprendiz, sin duda relajado al estar acariciando al upelero. Iniciado o no seguía siendo un niño.
-Pues sí que parece poco gratificante, incluso aburrido diría yo. Me recuerda a mis lecciones de alquimia cuando mi madre me dejaba sola...Una vez estuve a punto de quemarme todo el pelo por mezclar lo que no debía. No recuerdo haber llevado el pelo tan corto en la vida.- Respondió con su musical tono de voz, logrando que el niño estuviera tranquilo y a gusto en su presencia. Incluso asintió con fuerza contento de que por fin alguien le entendiera.
-Ayer Mikel le hizo una herida a Miia en la cabeza con la espada de prácticas. Tuvo que atenderla Greyss, la nueva teniente. Apenas es unos años mayor que yo...Aunque es muy agradable. ¿Qué estarán haciendo los demás?...Echo de menos a Tracer.- Continuó diciendo, terminando de acariciar al upelero y alejándose poco a poco y con desgana.. -Bueno, debo volver a practicar, espero que te quedes unos días. Me caes bien.- Terminó de decir marchándose de allí para volver a su entrenamiento. Parecía un buen chico.
-No tienen quien les entrene...Y tampoco oficiales.- Dijo aquel mercenario de antes que por lo visto había estado haciendo preguntas a otros de aquellos caballeros. -Ni uno...Están todos dentro y nadie sabe lo que están haciendo. Por cierto soy Drake. Drake Farlands- Se presentó tras compartir el resultado de sus pesquisas.
-Níniel Thenidiel. Mucho gusto.- Respondió dedicándole una nueva reverencia. Puede que acabaran de conocerse pero se alegraba de tenerlo cerca, si las cosas se ponían feas parecía la clase de persona que cualquiera querría tener a su lado. -Deberíamos hablar con Iltharion, el otro elfo. Seguro que si alguien puede sonsacar información es él.-
A su alrededor, desde la carreta de suministros en cuya parte trasera iba sentada la sacerdotisa, varios de los mercenarios comenzaron a sonreír claramente de buen humor, comentando entre ellos la suerte que habían tenido de conseguir un trabajo tan bien pagado y en el que parecía que finalmente no tendrían que dar ni un espadazo. No era para menos, de ser tal y como decían el contrato indicaba claramente que recibirían igualmente su paga íntegra. Cualquier mercenario vería la mano de unos dioses benevolentes ante aquello, aunque ella seguía tensa. Un comerciante podría gastar unas monedas en guardias y no necesitarlos...Pero un grupo de caballeros bien equipados y armados...Harían bien en fiarse de su instinto, aquel que les hizo reírse ante la posibilidad de que las negociaciones fueran bien.
-Os aconsejaría que no bajarais la guardia, guerreros.- Les comentó a aquellos más cercanos a ella y que la miraron con interés pues hasta no oír su melodiosa voz habían podido confirmar que se trataba de una mujer, a pesar de que durante el trayecto habían tenido razones para sospecharlo. En ese momento y a cubierto en el carro la sacerdotisa les dejó ver su rostro enmarcado por sus largas y puntiagudas orejas y su blanco cabello. -Aunque tengáis razón más vale prevenir ¿no creéis?.-
-Una elfa, con razón eres la sanadora junto al otro...La verdad es que es tienes razón. No vendamos la piel del oso antes de cazarlo. Nunca me han pagado por no trabajar.- Dijo uno de ellos, un humano fuerte con armadura de acero y que parecía curtido en buen número de batallas. De hecho se había limitado a sonreír de medio lado ante los comentarios optimistas de los demás. Alguno más de los otros también dejaron de sonreír, seguramente dando por válidas las palabras de aquel veterano al que debían respetar. -No te preocupes elfa, estaremos atentos y si alguien osa atacarte mi escudo detendrá el golpe y mi espada segara la vida de ese miserable.- Continuó diciendo con tono solemne mientras se adentraban en la fortaleza y eran rodeados por parte de la soldadesca del lugar que los miraban con curiosidad. Momento en el cual la peliblanca volvió a cubrirse con la capucha, no sin antes responder al valiente ofrecimiento de aquel mercenario con una sonrisa.
Era extraño, veía curiosidad en los rostros de aquellos caballeros, pero también incertidumbre, desazón y una chispa de esperanza al ver al autoproclamado Caballero Vigilante Denam. Para Níniel ese título no significaba gran cosa, no conocía la estructura de mando de aquella orden y como mucho conocía algunos de los rangos más comunes de la guardia de Lunargenta. En Veyond el clan Thenidiel no tenía "caballeros vigilantes" tenían forestales, centinelas y verdevidentes que funcionaban en grupos dirigidos por un exarca...Un capitán se podría decir. Quizá estaban ante alguien más importante de lo que la elfa había pensado durante el viaje. Quizá aquel humano a pesar de su juventud fuera de la cúpula de mando. Al menos eso parecía por cómo lo saludaban.
-Es raro...Hay un buen número de soldados aquí pero son casi todos unos yogurines bebeleche. Y no me refiero solo a los críos. ¿Habéis visto cómo sujetan esos la espada?. Hasta mi abuelita lo haría mejor...Y eso que lleva muerta treinta años...¿Acaso no tienen instructores?.- Comentó en voz baja para los suyos, sin duda con el buen ojo que daba la experiencia en combate y desde la costumbre de estar rodeado de guerreros. De no haber dicho aquello Níniel no se habría percatado. Había entrenado con su amiga Alanna el uso de bastón en combate y no era mala con el arco, pero desde luego carecía de la experiencia para juzgar si otros lo hacían bien o mal.
El grupo llegó hasta los muros de la fortaleza interior y una vez allí fueron instados a esperar hasta que la tal Lydes avisara a un oficial de su llegada y se reuniera con Denam. Otra cosa que no debería estar pasando. La peliblanca había pasado el suficiente tiempo metida en los asuntos de la guardia de Lunargenta como para saber que aquello era irregular, ya debería haber un oficial allí...En cualquier caso buscaron cobijo de la lluvia donde buenamente pudieron y se dispusieron a esperar como les habían dicho. Algunos de los templarios parecían querer respuestas de los recién llegados sobre por qué estaban allí, o si sabían algo de un grupo de compañeros de los que hacía días no tenían noticias...Pero lo cierto era que los mercenarios no sabían nada al respecto y los propios templarios que iban con ellos tampoco soltaban prenda. Pronto buena parte de la concurrencia se disolvió de vuelta a sus quehaceres.
Níniel bajó de un salto del carromato y se acercó hasta Trickster que se acicalaba las plumas con esmero, y recibió las caricias de su dueña con un alegre "Uh-uh". Con cuidado revisó todas sus cosas, comprobando que la leve llovizna no había atravesado el cuero de las bolsas de viaje y tras ver que todo estaba correcto sacó una verdura gysahl para su fiel montura. Se la había ganado cargando con todas aquellas cosas. El upelero blanco comenzaba a comerla de las manos de la sacerdotisa con sumo gusto, cuando se detuvo de repente y sus ojos giraron alerta hacia la derecha, irguió su cabeza en toda su altura y giró su largo cuello para lanzar una mirada de advertencia a un chico de no más de doce años que miraba la escena desde cierta distancia con los ojos abiertos como platos y una sonrisa en la boca.
-Estooo...Soy el iniciado Perkins...Ad...Ad victoriam.- Dijo presentándose y finalizando con una frases en una lengua antigua. Níniel no era experta pero el significado de aquello resultaba fácil de adivinar. La peliblanca inclinó levemente la cabeza como respuesta cortés al saludo y aguardó a que el chico dijera algo más, al fin y al cabo algo debía de querer al acercarse hasta allí. -Estooo, es un upelero ¿verdad?...Yo..Nunca había visto uno así, blanco. Es muy bonito...¿Puedo?- Níniel lo evaluó con la mirada, miró a los ojos a su montura y finalmente asintió haciéndole un gesto con la mano para que se acercara. Trickster tenía muy mal genio con los desconocidos así que era buena idea pedirle permiso a él también. Ampliando su sonrisa al iniciado se acercó y con cuidado comenzó a acariciarle el plumaje mientras el animal volvía a lo suyo y se terminaba su verdura. -Es muy suaveee...-
-Se te dan bien los animales, Iniciado Perkins, Trickster es muy orgulloso, le gusta que le digan cosas bonitas.- Habló por fin la peliblanca evidenciando nuevamente que era una mujer, aunque al niño no le importó lo más mínimo.
-Normalmente ayudo con los caballos...Aunque desde hace un tiempo nos exigen entrenar en el patio muchas horas, apenas me queda tiempo para hacerlo...No sé para qué, la capitana-caballero Tracer no está...Ni los demás. ¿Cómo voy a aprender a manejar la espada sin nadie que me enseñe?...Pero si protesto me castigarán.- Dijo casi sin darse cuenta el jovencísimo aprendiz, sin duda relajado al estar acariciando al upelero. Iniciado o no seguía siendo un niño.
-Pues sí que parece poco gratificante, incluso aburrido diría yo. Me recuerda a mis lecciones de alquimia cuando mi madre me dejaba sola...Una vez estuve a punto de quemarme todo el pelo por mezclar lo que no debía. No recuerdo haber llevado el pelo tan corto en la vida.- Respondió con su musical tono de voz, logrando que el niño estuviera tranquilo y a gusto en su presencia. Incluso asintió con fuerza contento de que por fin alguien le entendiera.
-Ayer Mikel le hizo una herida a Miia en la cabeza con la espada de prácticas. Tuvo que atenderla Greyss, la nueva teniente. Apenas es unos años mayor que yo...Aunque es muy agradable. ¿Qué estarán haciendo los demás?...Echo de menos a Tracer.- Continuó diciendo, terminando de acariciar al upelero y alejándose poco a poco y con desgana.. -Bueno, debo volver a practicar, espero que te quedes unos días. Me caes bien.- Terminó de decir marchándose de allí para volver a su entrenamiento. Parecía un buen chico.
-No tienen quien les entrene...Y tampoco oficiales.- Dijo aquel mercenario de antes que por lo visto había estado haciendo preguntas a otros de aquellos caballeros. -Ni uno...Están todos dentro y nadie sabe lo que están haciendo. Por cierto soy Drake. Drake Farlands- Se presentó tras compartir el resultado de sus pesquisas.
-Níniel Thenidiel. Mucho gusto.- Respondió dedicándole una nueva reverencia. Puede que acabaran de conocerse pero se alegraba de tenerlo cerca, si las cosas se ponían feas parecía la clase de persona que cualquiera querría tener a su lado. -Deberíamos hablar con Iltharion, el otro elfo. Seguro que si alguien puede sonsacar información es él.-
Última edición por Níniel Thenidiel el Dom Mayo 29 2016, 15:32, editado 1 vez
Níniel Thenidiel
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Pronto los miembros de la coalición buscan información por iniciativa propia, la situación no es para menos. Posiblemente los mercenarios solo quieran conocer su suerte, buena parte de ellos ha vivido suficientes enfrentamientos como para ser desconfiados por naturaleza. Denam observa con buenos ojos dicho comportamiento, eventualmente soltaran datos frente a sus patrones beneficiando toda la cadena.
Guerrim permanece inmutable mientras escucha los murmullos, luego de varios minutos algunos templarios bajo sus órdenes lanzan un informe de situación. Los altos mandos de la orden se consideran incorruptibles pero la abrumadora evidencia sugiere un patrón preocupante, tal comportamiento no tiene precedentes y posee el terrible potencial para causar mucho daño interno.
Al final no se puede averiguar más con meras especulaciones, viene siendo hora de hablar con una figura jerárquica acorde. Si las cosas salen bien todo podría ser un simple malentendido, lastimosamente esa idea se desangra más con cada gota que cae del cielo. Esta puede ser la típica calma antes del conflicto, tiene toda la pinta. Finalmente la caballero Lydes aparece con nuevas noticias.
El caballero capitán lo recibirá ahora Ser.
Denam sonríe levemente, tal vez hayan entrado en razón. Se levanta de su asiento y llama a los acompañantes templarios para una última instrucción, esto debe realizarse con cerebro. Entrar todos a la vez es deficiente desde el punto de vista táctico, no arriesgas tus piezas de peso en el primer movimiento. Mientras exista una ligera posibilidad de hostilidad conviene ser precavidos para salir vivos.
¿Ryan recuerdas cuando era un iniciado y me caí del caballo por andar haciendo malabares?
Jaja si, afortunadamente sanaste bien ese brazo.
Aquel día tuve una sensación extraña toda la mañana… como ahora... Entrare con los tres caballeros y un par de mercenarios, te quedas afuera con la tropa restante.
Conviene que te lleves un sanador… solo por precaución.
Cierto.
Dividir fuerzas no es muy recomendable pero a veces resulta útil, llevar dos ofensivas a la vez tarda más para cualquier enemigo. El escudero vigilante pide políticamente que lo acompañen los tres caballeros menores, el mercenario más duro y un elfo, suficiente para reaccionar bien. Los demás permanecerán afuera incluyendo ambos capitanes quienes actuaran coordinando contramedidas de darse el caso.
Denam es conducido con su reducido grupo por una puerta la cual es cerrada discretamente, esperan dos minutos de pie en esa oficina hasta que el capitán aparece con una guardia personal pequeña. En cierto momento nota que su sanador predilecto es una mujer, resulta difícil diferenciar los géneros elfos cuando llevan tanta ropa. Distracción oportuna que despeja su mente antes de iniciar las negociaciones con el típico saludo.
Caballero capitán soy…
Denam, una lástima que hayas permanecido afuera durante el evento, una verdadera lástima.
¿Ser?
Tu llegada ha puesto en movimiento una serie de engranajes interesantes, casi estropeas las cosas pero esto no se puede detener tan fácil.
¡Caballero capitán exijo saber que ocurre aquí!
¡Lydes aléjate de ese sujeto ahora mismo!
Terminando de hablar una flecha perfora la cabeza de la mujer templaría, esta cae muerta sin poder reaccionar a tiempo. Guerrim abre los ojos de par en par pero una creciente conmoción le impide responder con rapidez, terrible error. Dos unidades enemigas aparecen por la retaguardia y ejecutan a los tres caballeros sin mediar palabra, todo esto mientras se escuchan fuertes combates afuera.
¡Kane exige la vida de todo ser débil!
Finalmente el escudero vigilante reacciona e intenta combatir al lado de los mercenarios restantes, una tarea difícil pues pronto descubre algo alarmante. Los cinco templarios hostiles y el caballero capitán pelean de una forma prácticamente sobrehumana, tienen más fuerza que un individuo normal. En cierto momento uno de los combatientes enemigos pierde su brazo y continúa luchando sin inmutarse.
¿¡Por todos los dioses que es esto!?
Afuera la situación es más dramática, sin mediar palabras los veteranos aparecen y atacan a todo el que no consideren un igual. Las fuerzas templarías inician una lucha encarnizada para sobrevivir junto a la coalición, la batalla más dura de sus vidas. No solo hablamos de individuos aumentados por algún factor desconocido y completamente dementes, si no que además son viejos conocidos de las tropas sanas.
En la habitación interna el capitán se retira delegando su tarea de asesinar a los demás guerreros, no necesita mancharse las manos. Denam decapita a uno de los hostiles mejorando sus posibilidades aunque el peligro sigue siendo elevado, con la puerta cerrada y un camino directo incierto deben eliminar la resistencia para planear algo eficiente, solo resta esperar que los dos contratados estén a la altura.
¡Debemos terminar con esto rápido antes de que maten a todos!
Guerrim permanece inmutable mientras escucha los murmullos, luego de varios minutos algunos templarios bajo sus órdenes lanzan un informe de situación. Los altos mandos de la orden se consideran incorruptibles pero la abrumadora evidencia sugiere un patrón preocupante, tal comportamiento no tiene precedentes y posee el terrible potencial para causar mucho daño interno.
Al final no se puede averiguar más con meras especulaciones, viene siendo hora de hablar con una figura jerárquica acorde. Si las cosas salen bien todo podría ser un simple malentendido, lastimosamente esa idea se desangra más con cada gota que cae del cielo. Esta puede ser la típica calma antes del conflicto, tiene toda la pinta. Finalmente la caballero Lydes aparece con nuevas noticias.
El caballero capitán lo recibirá ahora Ser.
Denam sonríe levemente, tal vez hayan entrado en razón. Se levanta de su asiento y llama a los acompañantes templarios para una última instrucción, esto debe realizarse con cerebro. Entrar todos a la vez es deficiente desde el punto de vista táctico, no arriesgas tus piezas de peso en el primer movimiento. Mientras exista una ligera posibilidad de hostilidad conviene ser precavidos para salir vivos.
¿Ryan recuerdas cuando era un iniciado y me caí del caballo por andar haciendo malabares?
Jaja si, afortunadamente sanaste bien ese brazo.
Aquel día tuve una sensación extraña toda la mañana… como ahora... Entrare con los tres caballeros y un par de mercenarios, te quedas afuera con la tropa restante.
Conviene que te lleves un sanador… solo por precaución.
Cierto.
Dividir fuerzas no es muy recomendable pero a veces resulta útil, llevar dos ofensivas a la vez tarda más para cualquier enemigo. El escudero vigilante pide políticamente que lo acompañen los tres caballeros menores, el mercenario más duro y un elfo, suficiente para reaccionar bien. Los demás permanecerán afuera incluyendo ambos capitanes quienes actuaran coordinando contramedidas de darse el caso.
Denam es conducido con su reducido grupo por una puerta la cual es cerrada discretamente, esperan dos minutos de pie en esa oficina hasta que el capitán aparece con una guardia personal pequeña. En cierto momento nota que su sanador predilecto es una mujer, resulta difícil diferenciar los géneros elfos cuando llevan tanta ropa. Distracción oportuna que despeja su mente antes de iniciar las negociaciones con el típico saludo.
Caballero capitán soy…
Denam, una lástima que hayas permanecido afuera durante el evento, una verdadera lástima.
¿Ser?
Tu llegada ha puesto en movimiento una serie de engranajes interesantes, casi estropeas las cosas pero esto no se puede detener tan fácil.
¡Caballero capitán exijo saber que ocurre aquí!
¡Lydes aléjate de ese sujeto ahora mismo!
Terminando de hablar una flecha perfora la cabeza de la mujer templaría, esta cae muerta sin poder reaccionar a tiempo. Guerrim abre los ojos de par en par pero una creciente conmoción le impide responder con rapidez, terrible error. Dos unidades enemigas aparecen por la retaguardia y ejecutan a los tres caballeros sin mediar palabra, todo esto mientras se escuchan fuertes combates afuera.
¡Kane exige la vida de todo ser débil!
Finalmente el escudero vigilante reacciona e intenta combatir al lado de los mercenarios restantes, una tarea difícil pues pronto descubre algo alarmante. Los cinco templarios hostiles y el caballero capitán pelean de una forma prácticamente sobrehumana, tienen más fuerza que un individuo normal. En cierto momento uno de los combatientes enemigos pierde su brazo y continúa luchando sin inmutarse.
¿¡Por todos los dioses que es esto!?
Afuera la situación es más dramática, sin mediar palabras los veteranos aparecen y atacan a todo el que no consideren un igual. Las fuerzas templarías inician una lucha encarnizada para sobrevivir junto a la coalición, la batalla más dura de sus vidas. No solo hablamos de individuos aumentados por algún factor desconocido y completamente dementes, si no que además son viejos conocidos de las tropas sanas.
En la habitación interna el capitán se retira delegando su tarea de asesinar a los demás guerreros, no necesita mancharse las manos. Denam decapita a uno de los hostiles mejorando sus posibilidades aunque el peligro sigue siendo elevado, con la puerta cerrada y un camino directo incierto deben eliminar la resistencia para planear algo eficiente, solo resta esperar que los dos contratados estén a la altura.
¡Debemos terminar con esto rápido antes de que maten a todos!
- Info:
- Bien chicos comienza la batalla y por ahora nos separamos, Iltharion permanece afuera mientras que Denam y Niniel están atrapados dentro. los templarios enemigos tienen prácticamente la rabia y algunos poseen ojos rojos y varias ronchas del mismo color en su piel.
Denam
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Antes de que el bardo pudiera mantener una apropiada conversación e intercambiar toda la información que había recabado con su compatriota y el mercenario humano que se hallaba a su lado el cual parecía haber tomado cierta predilección por la dama, el hombre a cargo de la contienda llamo a Niniel junto con un pequeño grupo de soldados como sanadora.
Iltharion no se sorprendía que aquellos soldados prefirieran ser atendidos por la doncella en vez de por el, pese a poseer conocimientos suficientes de medicina como para encargarse de varias dolencias. Tampoco articulo queja alguna, el patio no prometía ser mas seguro que el interior de la sala de mando.
El bardo miró hacia los techos, y luego hacia el patio, cuya superficie empezaba a ser un lodazal. El suave pero constante aguacero había penetrado en la tierra del mismo modo que en las capas de los soldados, o en su trenza rojiza cuyo color se había oscurecido por la humedad. La parte descubierta resultó más de su agrado, mientras que la mayoría de personas tomaban la decisión contraria, en pro de no mojarse.
No es que Iltharion no temiera una neumonía igual que cualquier persona sensata, pero prefería arriesgarse con el clima, a meterse entre una multitud de templarios armados en una situación tan desconocida y delicada como aquella.
Aquella decisión resulto ser de lo mas acertada, pues no paso mucho tiempo des de que su homologa había desaparecido en el interior de la fortaleza junto con algunos hombres, cuando otros que aun no habían aparecido en escena irrumpieron en el patio, acero en mano, dispuestos a sembrar el caos y regar el suelo con la sangre de sus hermanos.
Veteranos en el manejo de la espada en cuestión de segundos habían abatido algunos de los iniciados más jóvenes y ya se abalanzaban en busca de nuevas presas.
No paso desapercibido para el elfo el brillo rojizo de sus ojos que parecía advertir al resto de la ira sanguinaria que albergaban sus almas, pero no fue hasta que algunos de aventuraron a pelear contra los que se encontraban en el patio, y fue su turno de evitar el cortante acero, que vió las ronchas rojas que salpicaban la piel de algunos de aquellos hombres.
El suelo, resbaladizo y blando, hacía que el pesado cuerpo de los soldados con armadura completa se moviera con mas torpeza y lentitud, e Iltharion aprovechó su ventaja para golpear en las piernas al primero que se abalanzó sobre el, con la suficiente fuerza como para que se escurriera sobre el barro y terminara boca arriba como una tortuga.
El bardo agradeció mentalmente el haber dejado su laúd y la mayoría de sus pertenencias en una posada en aquel momento y se desprendió de la capa húmeda, que le pesaba, arrojándola sobre un muñeco de entrenamiento cercano a la vez que sacaba del cinto una de sus dagas. La velocidad era su única ventaja en frente de aquellos experimentados soldados.
Un par de mercenarios ligeros habían seguido la misma estrategia del bardo, llevando a sus adversarios a terreno pantanoso, donde aun les complicaban mas las cosas, pero se desenvolvían mucho mejor que el elfo, evitando los espadazos y propinando con sus propias armas, estocadas y cortes en las rendijas de la armadura. Los templarios furibundos no parecían sentir las heridas en su cuerpo más que como espolones que les instaban a atacar con más ímpetu.
Iltharion sin embargo usaba sus dagas, en paralelo de sus antebrazos para parar a duras penas alguno de los golpes que los agresores pudieran llegar a enviarle, reciviendo apenas algunos rasguños que cortaban el lino de su ropa y las capas mas superficiales de la piel, y, para no bajar su guardia, ni abrirla, no se arriesgaba a ningún ataque, intentando salir lo menos herido posible y entretener a los templarios mientras los mercenarios mas hábiles se encargaban de mermar sus filas.
Los muchachos más cercanos a las puertas de los edificios no habían tenido tanta suerte, y los cadáveres templarios de ambos bandos yacían apelotonados en el suelo mientras sus homólogos peleaban pisando sus despojos.
-¡¿Se puede saber que mierda esta pasando?!.- rezongó uno de los mercenarios mientras sacaba su estoque del perforado cuello de un templario veterano que no tardó en ahogarse con su propia sangre.
Esa era una gran pregunta, una que sin duda, todos menos los rabiosos templarios se hacían en aquel momento.
Iltharion no se sorprendía que aquellos soldados prefirieran ser atendidos por la doncella en vez de por el, pese a poseer conocimientos suficientes de medicina como para encargarse de varias dolencias. Tampoco articulo queja alguna, el patio no prometía ser mas seguro que el interior de la sala de mando.
El bardo miró hacia los techos, y luego hacia el patio, cuya superficie empezaba a ser un lodazal. El suave pero constante aguacero había penetrado en la tierra del mismo modo que en las capas de los soldados, o en su trenza rojiza cuyo color se había oscurecido por la humedad. La parte descubierta resultó más de su agrado, mientras que la mayoría de personas tomaban la decisión contraria, en pro de no mojarse.
No es que Iltharion no temiera una neumonía igual que cualquier persona sensata, pero prefería arriesgarse con el clima, a meterse entre una multitud de templarios armados en una situación tan desconocida y delicada como aquella.
Aquella decisión resulto ser de lo mas acertada, pues no paso mucho tiempo des de que su homologa había desaparecido en el interior de la fortaleza junto con algunos hombres, cuando otros que aun no habían aparecido en escena irrumpieron en el patio, acero en mano, dispuestos a sembrar el caos y regar el suelo con la sangre de sus hermanos.
Veteranos en el manejo de la espada en cuestión de segundos habían abatido algunos de los iniciados más jóvenes y ya se abalanzaban en busca de nuevas presas.
No paso desapercibido para el elfo el brillo rojizo de sus ojos que parecía advertir al resto de la ira sanguinaria que albergaban sus almas, pero no fue hasta que algunos de aventuraron a pelear contra los que se encontraban en el patio, y fue su turno de evitar el cortante acero, que vió las ronchas rojas que salpicaban la piel de algunos de aquellos hombres.
El suelo, resbaladizo y blando, hacía que el pesado cuerpo de los soldados con armadura completa se moviera con mas torpeza y lentitud, e Iltharion aprovechó su ventaja para golpear en las piernas al primero que se abalanzó sobre el, con la suficiente fuerza como para que se escurriera sobre el barro y terminara boca arriba como una tortuga.
El bardo agradeció mentalmente el haber dejado su laúd y la mayoría de sus pertenencias en una posada en aquel momento y se desprendió de la capa húmeda, que le pesaba, arrojándola sobre un muñeco de entrenamiento cercano a la vez que sacaba del cinto una de sus dagas. La velocidad era su única ventaja en frente de aquellos experimentados soldados.
Un par de mercenarios ligeros habían seguido la misma estrategia del bardo, llevando a sus adversarios a terreno pantanoso, donde aun les complicaban mas las cosas, pero se desenvolvían mucho mejor que el elfo, evitando los espadazos y propinando con sus propias armas, estocadas y cortes en las rendijas de la armadura. Los templarios furibundos no parecían sentir las heridas en su cuerpo más que como espolones que les instaban a atacar con más ímpetu.
Iltharion sin embargo usaba sus dagas, en paralelo de sus antebrazos para parar a duras penas alguno de los golpes que los agresores pudieran llegar a enviarle, reciviendo apenas algunos rasguños que cortaban el lino de su ropa y las capas mas superficiales de la piel, y, para no bajar su guardia, ni abrirla, no se arriesgaba a ningún ataque, intentando salir lo menos herido posible y entretener a los templarios mientras los mercenarios mas hábiles se encargaban de mermar sus filas.
Los muchachos más cercanos a las puertas de los edificios no habían tenido tanta suerte, y los cadáveres templarios de ambos bandos yacían apelotonados en el suelo mientras sus homólogos peleaban pisando sus despojos.
-¡¿Se puede saber que mierda esta pasando?!.- rezongó uno de los mercenarios mientras sacaba su estoque del perforado cuello de un templario veterano que no tardó en ahogarse con su propia sangre.
Esa era una gran pregunta, una que sin duda, todos menos los rabiosos templarios se hacían en aquel momento.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Parecía que Iltharion no había tenido mucha más suerte que ella a la hora de tratar de hacerse una idea aunque fuera un poco más clara sobre qué estaba ocurriendo en la fortaleza que requiriera de la contratación de un pequeño ejército. No obstante aquello era en si mismo una mala señal pues el bardo tenía la facilidad de palabra de la que gozaban aquellos que se dedicaban a su profesión. Si solo había conseguido esa escasa información era que no había mucho más que rascar de aquellos "yogurines" como los había llamado Drake Farlands.
La sensación de que algo extraño pasaba y no poder saber qué era comenzaba a ser agobiante para la sacerdotisa, especialmente teniendo en cuenta que no estaba allí exactamente por las mismas razones que el resto de su grupo. ¿Cómo iba a tomar una decisión que beneficiara a los suyos si no tenía ni idea de lo que ocurría?. En cualquier caso la templaría que les había instado a esperar allí no tardó mucho más en regresar y en cuanto lo hizo la "solución diplomática" tuvo que pasar al siguiente punto. Los escogidos para parlamentar con los superiores de reducto fueron el propio caballero vigilante Denam, tres de sus templarios, Drake y la propia sacerdotisa. Un grupo pequeño pero de apariencia equilibrada si le preguntaban a ella, uno preparado para posibles problemas. Quizá ahora se enterase de de algo con un valor real más allá de las especulaciones.
La templario Lydes les condujo hasta una de las puertas de la estructura principal de la fortaleza y desde allí por algunos pasillos decorados muy al estilo castrense humano (Prepotente y horroroso) hasta una sala donde una vez más debían esperar hasta la llegada de uno de los mandos. Quizá fuera una tradición de aquellos caballeros hacer esperar a todo el mundo constantemente, desde luego era lo que parecía, eso o una táctica para ponerlos aún más tensos y nerviosos, en cuyo caso funcionaba a la perfección,al menos con ella. Como fuese, cuando una maga se tensa lo que hace es acumular más maná, y Níniel llevaba ya una buena cantidad acumulada para cuando por fin hizo acto de presencia el caballero-capitán, como lo llamó Denam. Se trataba de un sujeto de en torno a los cuarenta años, con escaso pelo peinado intentando tapar su calva, rostro seguro de si mismo y mirada arrogante. Iba vestido con una armadura similar a la de Denam pero más profusamente ornamentada y no dudó en interrumpir al vigilante para tomar las riendas de la conversación.
¿A qué evento se refería de forma tan misteriosa?. ¿Engranajes? ¿Estropear?. Níniel no tenía ni idea de qué estaba hablando aquel hombre que casi parecía hablar más para sí mismo que hacía su interlocutor, como ido. En ese momento y en apenas unos segundos Lydes acaba muerta a manos de uno de los caballeros de la escolta de aquel capitán que sin aviso alguno había alzado su ballesta y disparado sin pensárselo dos veces contra ella, como si formara parte de un plan. Tras ellos otros dos templarios atacan a sus propios compañeros matando a los tres que iban con ellos antes de que estos tengan tan siquiera tiempo a desenvainar sus armas y todos salvo el oficial al mando se lanzan a por los que quedan con la intensidad de quién desea profundamente matar. ¿Kane exige la vida de todo ser débil?. Aquello casi parecía una frase religiosa.
A su lado uno de los templarios lanza un tajo descendente hacia la cabeza de Drake que reacciona a tiempo girándose, logrando que el arma golpeé contra su hombrera biselada y resbale sin causar daño alguno hasta el suelo, momento en el que contraataca lanzando su puño enguantado con una fuerza tremenda directamente contra la cara de su agresor que cae hacia atrás con la mandíbula destrozada y la cara ensangrentada. Una segunda espada trata de alcanzar a Níniel pero el mercenario cumple su promesa y la bloquea con su escudo haciendo retroceder a aquel templario, que lejos de darse por vencido vuelve a intentarlo perdiendo la cabeza en el intento a manos de Denam. Con el tiempo que han ganado para ella sus compañeros Níniel responde por fin al ataque y levanta su bastón de manera defensiva mientras sus labios recitan a toda velocidad una corta plegaria a los dioses del bosque apenas susurrada. -Con permiso- Avisa, inmediatamente toca las armas de aquellos que les acompañan y estas comienzan a brillar con una tenue luz dorada que hace que cada corte con ellas cause un daño mucho mayor del normal y sean mucho más eficaces en general.
Entonces, el enemigo al que Drake había partido la cara y derribado se levantó del suelo con la mandíbula colgando en su boca de manera grotesca y recogiendo su arma se lanza de nuevo al ataque como si no sintiera dolor alguno a pesar de lo atroz de su lesión. Sus ojos brillaban en rojo con sed de sangre y su cuerpo parecía moverse como poseído por ella. Resultaba extraño y sobrecogedor. Cualquier hombre normal con semejante daño en la cara estaría inconsciente en el suelo o incluso seguramente muerto, debía de tener los huesos de la mayor parte de la cara hechos añicos...Níniel podía notarlo por cómo se marcaban en su carne...Y aún así lanzaba un ataque tras otro tan insistentemente que incluso el enorme Drake se vió obligado a retroceder un paso y a quedar espalda con espalda con Denam a la vez que trataba de mantener a los enemigos lejos de la elfa. No fue hasta que un poderoso corte del mercenario lo cortó en dos desde su hombro izquierdo hasta el lado derecho de su cintura que aquel hombre no se quedó definitivamente en el suelo.
-Estos malditos son duros, casi parecen no sentir dolor y se mueven como poseídos por el mismo diablo- Protestó con su voz potente el fornido guerrero aprestándose para hacer frente a un nuevo adversario.
-Percibo un gran mal en ellos...Pero por muy duros que sean no vuelven a levantarse si su cabeza es separada de su cuerpo. Atacad a la cabeza, no malgastéis energías de otro modo.- Les indicó desde su posición ventajosa para observar el comportamiento de sus enemigos, justo tras sus camaradas.
La sensación de que algo extraño pasaba y no poder saber qué era comenzaba a ser agobiante para la sacerdotisa, especialmente teniendo en cuenta que no estaba allí exactamente por las mismas razones que el resto de su grupo. ¿Cómo iba a tomar una decisión que beneficiara a los suyos si no tenía ni idea de lo que ocurría?. En cualquier caso la templaría que les había instado a esperar allí no tardó mucho más en regresar y en cuanto lo hizo la "solución diplomática" tuvo que pasar al siguiente punto. Los escogidos para parlamentar con los superiores de reducto fueron el propio caballero vigilante Denam, tres de sus templarios, Drake y la propia sacerdotisa. Un grupo pequeño pero de apariencia equilibrada si le preguntaban a ella, uno preparado para posibles problemas. Quizá ahora se enterase de de algo con un valor real más allá de las especulaciones.
La templario Lydes les condujo hasta una de las puertas de la estructura principal de la fortaleza y desde allí por algunos pasillos decorados muy al estilo castrense humano (Prepotente y horroroso) hasta una sala donde una vez más debían esperar hasta la llegada de uno de los mandos. Quizá fuera una tradición de aquellos caballeros hacer esperar a todo el mundo constantemente, desde luego era lo que parecía, eso o una táctica para ponerlos aún más tensos y nerviosos, en cuyo caso funcionaba a la perfección,al menos con ella. Como fuese, cuando una maga se tensa lo que hace es acumular más maná, y Níniel llevaba ya una buena cantidad acumulada para cuando por fin hizo acto de presencia el caballero-capitán, como lo llamó Denam. Se trataba de un sujeto de en torno a los cuarenta años, con escaso pelo peinado intentando tapar su calva, rostro seguro de si mismo y mirada arrogante. Iba vestido con una armadura similar a la de Denam pero más profusamente ornamentada y no dudó en interrumpir al vigilante para tomar las riendas de la conversación.
¿A qué evento se refería de forma tan misteriosa?. ¿Engranajes? ¿Estropear?. Níniel no tenía ni idea de qué estaba hablando aquel hombre que casi parecía hablar más para sí mismo que hacía su interlocutor, como ido. En ese momento y en apenas unos segundos Lydes acaba muerta a manos de uno de los caballeros de la escolta de aquel capitán que sin aviso alguno había alzado su ballesta y disparado sin pensárselo dos veces contra ella, como si formara parte de un plan. Tras ellos otros dos templarios atacan a sus propios compañeros matando a los tres que iban con ellos antes de que estos tengan tan siquiera tiempo a desenvainar sus armas y todos salvo el oficial al mando se lanzan a por los que quedan con la intensidad de quién desea profundamente matar. ¿Kane exige la vida de todo ser débil?. Aquello casi parecía una frase religiosa.
A su lado uno de los templarios lanza un tajo descendente hacia la cabeza de Drake que reacciona a tiempo girándose, logrando que el arma golpeé contra su hombrera biselada y resbale sin causar daño alguno hasta el suelo, momento en el que contraataca lanzando su puño enguantado con una fuerza tremenda directamente contra la cara de su agresor que cae hacia atrás con la mandíbula destrozada y la cara ensangrentada. Una segunda espada trata de alcanzar a Níniel pero el mercenario cumple su promesa y la bloquea con su escudo haciendo retroceder a aquel templario, que lejos de darse por vencido vuelve a intentarlo perdiendo la cabeza en el intento a manos de Denam. Con el tiempo que han ganado para ella sus compañeros Níniel responde por fin al ataque y levanta su bastón de manera defensiva mientras sus labios recitan a toda velocidad una corta plegaria a los dioses del bosque apenas susurrada. -Con permiso- Avisa, inmediatamente toca las armas de aquellos que les acompañan y estas comienzan a brillar con una tenue luz dorada que hace que cada corte con ellas cause un daño mucho mayor del normal y sean mucho más eficaces en general.
Entonces, el enemigo al que Drake había partido la cara y derribado se levantó del suelo con la mandíbula colgando en su boca de manera grotesca y recogiendo su arma se lanza de nuevo al ataque como si no sintiera dolor alguno a pesar de lo atroz de su lesión. Sus ojos brillaban en rojo con sed de sangre y su cuerpo parecía moverse como poseído por ella. Resultaba extraño y sobrecogedor. Cualquier hombre normal con semejante daño en la cara estaría inconsciente en el suelo o incluso seguramente muerto, debía de tener los huesos de la mayor parte de la cara hechos añicos...Níniel podía notarlo por cómo se marcaban en su carne...Y aún así lanzaba un ataque tras otro tan insistentemente que incluso el enorme Drake se vió obligado a retroceder un paso y a quedar espalda con espalda con Denam a la vez que trataba de mantener a los enemigos lejos de la elfa. No fue hasta que un poderoso corte del mercenario lo cortó en dos desde su hombro izquierdo hasta el lado derecho de su cintura que aquel hombre no se quedó definitivamente en el suelo.
-Estos malditos son duros, casi parecen no sentir dolor y se mueven como poseídos por el mismo diablo- Protestó con su voz potente el fornido guerrero aprestándose para hacer frente a un nuevo adversario.
-Percibo un gran mal en ellos...Pero por muy duros que sean no vuelven a levantarse si su cabeza es separada de su cuerpo. Atacad a la cabeza, no malgastéis energías de otro modo.- Les indicó desde su posición ventajosa para observar el comportamiento de sus enemigos, justo tras sus camaradas.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
La batalla bajo techo siempre resulta más complicada debido al escaso espacio de maniobra, por otro lado lado con buena habilidad se puede eliminar enemigos rápido. Un concepto bien conocido por los caballeros pero las condiciones no son normales, estos enemigos tienen alguna especie de fortaleza sobrehumana lo que obliga a poner mucho más esfuerzo a la hora de neutralizarlos.
Lo que tienen esos “templarios rojos” les vuelve adversarios formidables, un aumento costoso pues obviamente acarrea locura extrema. Alguien tendrá que responder muchas preguntas… si los chicos buenos logran sobrevivir claro está. Afortunadamente el mercenario destinado parece tener una habilidad destacable y la elfa no se queda atrás lanzando su extraña magia benigna.
Con su arma estimulada Guerrim atraviesa el corazón de un enemigo y lo clava en la pared, posteriormente saca su escudo y propina cierto golpe a otro demente. Parece que el caballero capitán ha subestimado su presa, un error que cualquier templario integro no hubiera cometido. El arma de alquiler logra una muerte también dejando solo dos hostiles vivos como peligro inmediato
¿Suficiente?
¡¡Kane es el único dios!!
Que los dioses les perdonen.
Ante la extraña respuesta distorsionada Denam utiliza su escudo para romperle la tráquea al enemigo previamente noqueado, finalmente cierto golpe descendente propinado por el mercenario acaba todo. Con un breve receso en puerta la figura de mando se acerca a los cadáveres y les estudia, no ha visto nada similar pero algo le dice que se trata de un problema arcano.
Debemos llegar al centro de comando e interrogar a un caballero vigilante, si esto es un problema de naturaleza mágica necesitaremos templarios inquisidores.
Estrella un par de patadas a la puerta pero esta no sede, rompieron el seguro. Dos minutos después desiste sus intentos, está blindada y sin un ariete no caerá. Solo queda el camino directo, cierto paseo por los aposentos menores. No es demasiado extenso aunque puede tener algunos enemigos rezagados, por los ruidos externos se puede deducir que existe un contingente enorme de hermanos afectados.
Atravesaremos los barracones, hay salir rápido para coordinar una defensa pues todavía queda gente buena luchando… no combato bien sin conocer a mis colegas así que dejemos de ser extraños, me llamo Denam.
El combate adentro resulta demencial pero la batalla campal de afuera es mucho peor, se cuentan numerosas bajas. Afortunadamente los capitanes del escudero vigilante logran encaminar una maltrecha defensa que resiste a duras penas, eso sin mencionar el apoyo invaluable de los mercenarios contratados. Una cosa esta clara, todo lo que destelle rojo intenso se considera hostil.
Eventualmente la avanzada del patio logra imponerse y los templarios rojos se repliegan a su fortaleza interna, una victoria efímera pues el número de heridos es abrumador. De repente Ryan decide formar un equipo de asalto para ayudar a retomar las demás secciones del patio, por otro lado el caballero capitán Thomas arma una defensa para fortificar la posición actual y cuidar bien de los miembros rescatados.
Quiero 15 caballeros defendiendo, el resto del personal funcional con un rango mayor ha iniciado se viene conmigo... Si Denam esta vivo lo encontraremos adelante.
Una orden seca que es acatada sin vacilar por los miembros, para eso se entrenan. Los mercenarios restantes se unen al estandarte de Ryan con la intensión de asegurarse un bono al final de la jornada, ya probaron sangre y no quieren parar. En breve una fuerza de reacción iniciara la búsqueda exhaustiva de supervivientes con la intensión de mandarlos al puesto avanzado recién establecido.
Lo que tienen esos “templarios rojos” les vuelve adversarios formidables, un aumento costoso pues obviamente acarrea locura extrema. Alguien tendrá que responder muchas preguntas… si los chicos buenos logran sobrevivir claro está. Afortunadamente el mercenario destinado parece tener una habilidad destacable y la elfa no se queda atrás lanzando su extraña magia benigna.
Con su arma estimulada Guerrim atraviesa el corazón de un enemigo y lo clava en la pared, posteriormente saca su escudo y propina cierto golpe a otro demente. Parece que el caballero capitán ha subestimado su presa, un error que cualquier templario integro no hubiera cometido. El arma de alquiler logra una muerte también dejando solo dos hostiles vivos como peligro inmediato
¿Suficiente?
¡¡Kane es el único dios!!
Que los dioses les perdonen.
Ante la extraña respuesta distorsionada Denam utiliza su escudo para romperle la tráquea al enemigo previamente noqueado, finalmente cierto golpe descendente propinado por el mercenario acaba todo. Con un breve receso en puerta la figura de mando se acerca a los cadáveres y les estudia, no ha visto nada similar pero algo le dice que se trata de un problema arcano.
Debemos llegar al centro de comando e interrogar a un caballero vigilante, si esto es un problema de naturaleza mágica necesitaremos templarios inquisidores.
Estrella un par de patadas a la puerta pero esta no sede, rompieron el seguro. Dos minutos después desiste sus intentos, está blindada y sin un ariete no caerá. Solo queda el camino directo, cierto paseo por los aposentos menores. No es demasiado extenso aunque puede tener algunos enemigos rezagados, por los ruidos externos se puede deducir que existe un contingente enorme de hermanos afectados.
Atravesaremos los barracones, hay salir rápido para coordinar una defensa pues todavía queda gente buena luchando… no combato bien sin conocer a mis colegas así que dejemos de ser extraños, me llamo Denam.
El combate adentro resulta demencial pero la batalla campal de afuera es mucho peor, se cuentan numerosas bajas. Afortunadamente los capitanes del escudero vigilante logran encaminar una maltrecha defensa que resiste a duras penas, eso sin mencionar el apoyo invaluable de los mercenarios contratados. Una cosa esta clara, todo lo que destelle rojo intenso se considera hostil.
Eventualmente la avanzada del patio logra imponerse y los templarios rojos se repliegan a su fortaleza interna, una victoria efímera pues el número de heridos es abrumador. De repente Ryan decide formar un equipo de asalto para ayudar a retomar las demás secciones del patio, por otro lado el caballero capitán Thomas arma una defensa para fortificar la posición actual y cuidar bien de los miembros rescatados.
Quiero 15 caballeros defendiendo, el resto del personal funcional con un rango mayor ha iniciado se viene conmigo... Si Denam esta vivo lo encontraremos adelante.
Una orden seca que es acatada sin vacilar por los miembros, para eso se entrenan. Los mercenarios restantes se unen al estandarte de Ryan con la intensión de asegurarse un bono al final de la jornada, ya probaron sangre y no quieren parar. En breve una fuerza de reacción iniciara la búsqueda exhaustiva de supervivientes con la intensión de mandarlos al puesto avanzado recién establecido.
- Info:
- El grupo de adentro queda aislado por ahora. Iltharion tienes una decisión que tomar, puedes unirte a la fuerza de rescate o pedir al caballero capitán Thomas que te deje en la retaguardia como sanador, todo tendrá repercusiones así que escoge sabiamente.
Denam
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
A medida que pasaba el tiempo el ruido del patio aminoraba, o al menos cambiaba, el choque de aceros dejaba de ser tan intenso para permitir escuchar la lluvia más intensa y los quejidos de los numerosos heridos de entre los templarios sanos. Los del otro bando no recibían la misericordia de la duda, y sus vidas eran sesgadas con tanta premura como fuera posible. Heridos o no.
Los templarios rojos habían perdido el factor sorpresa de su primer ataque, y al salir de la fortaleza habían sido encerrados en cuellos de botella hechos por sus compañeros, equilibrando la fiereza y fortaleza sobrehumana de estos con la estrategia y organización de los que aun poseían raciocinio.
Aquellos no eran los únicos cambios del patio. También unos pocos habían logrado trasladar a los heridos en un área del patio, y la defendían contra los desquiciados que pudieran acercarse al perímetro delimitado. Iltharion había logrado llegar a aquel lugar, al igual que un par mas de personas con conocimientos médicos, y algunos otros, habían caído y ahora solo aumentaban el volumen de cuerpos sobre el barro.
La batalla contra las heridas era una que Iltharion podía librar con mas facilidad que abatir a un hombre embutido en armadura pesada con un par de dagas.
Los golpes del metal, y los saltos para evitar estocadas y barridos habían quedado sustituidos por carreras contra reloj para parar las hemorragias más graves, e incluso tener que amputar miembros en los casos mas graves. Algunos de aquellos templarios no sobrevivirían, pues los cortes y heridas de su cuerpo eran tan brutales que al elfo le costaba creer que un hombre pudiera poseer tanta fuerza.
El frio era algo que había dejado de sentir hacia rato, quizás por los nervios, o por el frenético movimiento que había servido tanto para salvar su vida, como ahora para salvar la de otros.
Si le hubieran preguntado cuánto tardó el patio en estar "bajo control" des de que el caos se había desatado, cuánto tiempo había acontecido hasta que las órdenes de alguno de los templarios tronaron autoritarias en el aire para recibir un silencio conforme de sus hombres, no habría podido responder.
Lo que si pudo hacer fue levantarse, limpiarse con la manga la frente, y apartarse los mechones de pelo húmedo que cruzaban su cara y se pegaban en su rostro, para luego seguir a la contienda que iba a internarse en el edificio.
Los otros sanadores prefirieron quedarse afuera, ninguno objeto intentando ocupar su lugar, y los templarios y mercenarios que iban a dirigirse a cubierta no se quejarían de tener consigo alguien que pudiera atenderlos.
No era valentía lo que impulsaba al bardo a hacer aquello, todo lo contrario. Quince hombres armados era toda la fuerza que quedaba para proteger a heridos y sanadores. Cualquier ataque de los templarios locos al patio los barrería como si fueran insectos. Propinando de ese modo, un fuerte golpe al grupo de asalto al dejarle sin atención médica.
En cambio, el grueso de las fuerzas le protegerían, por ser el único o de los pocos que podía salvarles la vida si eran heridos, le tendrían en cuenta, pondrían su escudo entre el y los peligros a cambio de que el elfo hiciera lo propio con su magia. También había mas posibilidades de un enfrentamiento armado, no podía negar aquello, pero este se daría de un modo u otro si deseaba salir del fuerte, y las puertas de la gran edificación no se abrirán hasta que uno de los dos bandos se alzara vencedor.
Los templarios rojos habían perdido el factor sorpresa de su primer ataque, y al salir de la fortaleza habían sido encerrados en cuellos de botella hechos por sus compañeros, equilibrando la fiereza y fortaleza sobrehumana de estos con la estrategia y organización de los que aun poseían raciocinio.
Aquellos no eran los únicos cambios del patio. También unos pocos habían logrado trasladar a los heridos en un área del patio, y la defendían contra los desquiciados que pudieran acercarse al perímetro delimitado. Iltharion había logrado llegar a aquel lugar, al igual que un par mas de personas con conocimientos médicos, y algunos otros, habían caído y ahora solo aumentaban el volumen de cuerpos sobre el barro.
La batalla contra las heridas era una que Iltharion podía librar con mas facilidad que abatir a un hombre embutido en armadura pesada con un par de dagas.
Los golpes del metal, y los saltos para evitar estocadas y barridos habían quedado sustituidos por carreras contra reloj para parar las hemorragias más graves, e incluso tener que amputar miembros en los casos mas graves. Algunos de aquellos templarios no sobrevivirían, pues los cortes y heridas de su cuerpo eran tan brutales que al elfo le costaba creer que un hombre pudiera poseer tanta fuerza.
El frio era algo que había dejado de sentir hacia rato, quizás por los nervios, o por el frenético movimiento que había servido tanto para salvar su vida, como ahora para salvar la de otros.
Si le hubieran preguntado cuánto tardó el patio en estar "bajo control" des de que el caos se había desatado, cuánto tiempo había acontecido hasta que las órdenes de alguno de los templarios tronaron autoritarias en el aire para recibir un silencio conforme de sus hombres, no habría podido responder.
Lo que si pudo hacer fue levantarse, limpiarse con la manga la frente, y apartarse los mechones de pelo húmedo que cruzaban su cara y se pegaban en su rostro, para luego seguir a la contienda que iba a internarse en el edificio.
Los otros sanadores prefirieron quedarse afuera, ninguno objeto intentando ocupar su lugar, y los templarios y mercenarios que iban a dirigirse a cubierta no se quejarían de tener consigo alguien que pudiera atenderlos.
No era valentía lo que impulsaba al bardo a hacer aquello, todo lo contrario. Quince hombres armados era toda la fuerza que quedaba para proteger a heridos y sanadores. Cualquier ataque de los templarios locos al patio los barrería como si fueran insectos. Propinando de ese modo, un fuerte golpe al grupo de asalto al dejarle sin atención médica.
En cambio, el grueso de las fuerzas le protegerían, por ser el único o de los pocos que podía salvarles la vida si eran heridos, le tendrían en cuenta, pondrían su escudo entre el y los peligros a cambio de que el elfo hiciera lo propio con su magia. También había mas posibilidades de un enfrentamiento armado, no podía negar aquello, pero este se daría de un modo u otro si deseaba salir del fuerte, y las puertas de la gran edificación no se abrirán hasta que uno de los dos bandos se alzara vencedor.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Caballeros vigilantes, templarios inquisidores, capitanes caballeros, caballeros a secas, iniciados...Denan se movía con soltura por entre todo aquel batiburrillo de cargos y títulos pero no parecía consciente de que sus compañeros no tenían mucha idea sobre qué les estaban hablando. ¿Por qué debía encontrar a un vigilante?, ya tenían a uno delante. ¿Qué función tenían esos "inquisidores" y por qué era tan importante encontrarlos?. Estaba claro que tenían alguna relación con la magia por las palabras del caballero pero, ¿Cuál?. Para más inri el humano comentó que no luchaba bien si no conocía a aquellos que combatían a su lado. Dadas las circunstancias casi parecía un chiste ante la enorme cantidad de cosas sobre las que la peliblanca estaba totalmente perdida en aquel encargo...¿Un nombre iba a cambiar eso?. Realmente daban ganas de reirse, por no llorar.
-Mi nombre es Drake, de los Farlands del norte. No te manejas mal en combate Denam. Así que nos toca la ruta para los invitados...Por mi no hay problema, aunque me gustaría saber qué coño está pasando aquí. A ti no te gusta luchar al lado de desconocidos y a mi no me gusta no saber qué estoy matando.- Respondió en primer lugar el fornido mercenario que durante el combate había demostrado ser un aliado incluso mejor de lo que la elfa había creído. Aprovechando de paso para protestar por la falta de información.
Mientras el humano se presentaba Níniel se acercó a examinar con curiosidad los cuerpos de los enemigos caídos, pues los aliados estaba claro que estaban muertos. Aquellas manchas rojizas en la piel, los ojos...Revisaba también las heridas para saber si de algún modo se cerraban o alguna sustancia les impedía sentir dolor por las mismas. -Preguntárselo a él es una pérdida de tiempo, Drake. Parece que no sabe más que nosotros sobre lo que ocurre.- Fueron las palabras de la peliblanca terminando su estudio preliminar antes de presentarse, sin poder evitar que sus ojos aguamarina delatasen lo absurdo que le parecía hacerlo así como que la elfa culpaba a aquel humano de su situación. -Níniel Thenidiel. Te seguimos Denam, espero que esta vez no a otra trampa.- Dijo quizá siendo demasiado dura con aquel orejas redondas. Pero lo cierto es que resultaba difícil no serlo teniendo en cuenta que les había llevado a una emboscada tanto a ellos como a todos los mercenarios contratados, a juzgar por los ruidos de lucha que llegaban hasta allí. Estuviese pasando lo que estuviese pasando en aquella fortaleza resultaba evidente que un acercamiento directo no había sido la mejor de las ideas.
-En cualquier caso debo añadir que no es la primera vez que veo algo así. Es diferente pero tiene ciertas similitudes a un estudio que llevo un tiempo realizando. Soy alquimista y uno de mis trabajos trata sobre una poción que aumente las aptitudes de combate al mismo tiempo que haga más resistente al que la ingiere. Parece que funciona de un modo parecido aunque usando magia, la percibo, y que al igual que mis pruebas el culpable de esto no ha sabido cómo evitar el estado de "frenesí" asociado.- Terminó de decir evitando entrar en detalles ya que de todos modos solo otro alquimista podría entender los entresijos de su investigación, estancada en esos momentos aunque bastante avanzada desde el punto de partida. Puede que no fuera una información muy útil dada la situación, pero quizás, si aquel templario sabía que contaba con una alquimista versada en tales asuntos, llegado el momento podía ser relevante. Especialmente si seguían avanzando por aquella fortaleza y se encontraban con que incluso esos inquisidores en los que Denam ponía sus esperanzas estaban afectados también por "El rojo" o muertos a manos de otros templarios rojos. Lo cual parecía bastante probable, dado que la fortaleza estaba tranquila hasta que ellos llegaron.
-Mi nombre es Drake, de los Farlands del norte. No te manejas mal en combate Denam. Así que nos toca la ruta para los invitados...Por mi no hay problema, aunque me gustaría saber qué coño está pasando aquí. A ti no te gusta luchar al lado de desconocidos y a mi no me gusta no saber qué estoy matando.- Respondió en primer lugar el fornido mercenario que durante el combate había demostrado ser un aliado incluso mejor de lo que la elfa había creído. Aprovechando de paso para protestar por la falta de información.
Mientras el humano se presentaba Níniel se acercó a examinar con curiosidad los cuerpos de los enemigos caídos, pues los aliados estaba claro que estaban muertos. Aquellas manchas rojizas en la piel, los ojos...Revisaba también las heridas para saber si de algún modo se cerraban o alguna sustancia les impedía sentir dolor por las mismas. -Preguntárselo a él es una pérdida de tiempo, Drake. Parece que no sabe más que nosotros sobre lo que ocurre.- Fueron las palabras de la peliblanca terminando su estudio preliminar antes de presentarse, sin poder evitar que sus ojos aguamarina delatasen lo absurdo que le parecía hacerlo así como que la elfa culpaba a aquel humano de su situación. -Níniel Thenidiel. Te seguimos Denam, espero que esta vez no a otra trampa.- Dijo quizá siendo demasiado dura con aquel orejas redondas. Pero lo cierto es que resultaba difícil no serlo teniendo en cuenta que les había llevado a una emboscada tanto a ellos como a todos los mercenarios contratados, a juzgar por los ruidos de lucha que llegaban hasta allí. Estuviese pasando lo que estuviese pasando en aquella fortaleza resultaba evidente que un acercamiento directo no había sido la mejor de las ideas.
-En cualquier caso debo añadir que no es la primera vez que veo algo así. Es diferente pero tiene ciertas similitudes a un estudio que llevo un tiempo realizando. Soy alquimista y uno de mis trabajos trata sobre una poción que aumente las aptitudes de combate al mismo tiempo que haga más resistente al que la ingiere. Parece que funciona de un modo parecido aunque usando magia, la percibo, y que al igual que mis pruebas el culpable de esto no ha sabido cómo evitar el estado de "frenesí" asociado.- Terminó de decir evitando entrar en detalles ya que de todos modos solo otro alquimista podría entender los entresijos de su investigación, estancada en esos momentos aunque bastante avanzada desde el punto de partida. Puede que no fuera una información muy útil dada la situación, pero quizás, si aquel templario sabía que contaba con una alquimista versada en tales asuntos, llegado el momento podía ser relevante. Especialmente si seguían avanzando por aquella fortaleza y se encontraban con que incluso esos inquisidores en los que Denam ponía sus esperanzas estaban afectados también por "El rojo" o muertos a manos de otros templarios rojos. Lo cual parecía bastante probable, dado que la fortaleza estaba tranquila hasta que ellos llegaron.
Subrayado conocimientos de alquimia.
Níniel Thenidiel
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Con la calma llega el momento de presentarse, algo tarde pero cualquier instante es oportuno teniendo en cuenta las circunstancias. El mercenario expone su nombre junto con una pregunta bastante pertinente, por desgracia Denam sabe tanto como ellos en este momento. La situación actual le ha pillado por sorpresa también, sospechaba algún tipo de incidente interno pero nada como lo descubierto hasta ahora.
Debemos avanzar para saber más, por ahora no tengo respuestas.
La autodenominada Niniel parece algo perturbada con toda la situación y no es para menos, obviamente culpa a Guerrim del problema actual. Tiene razón aunque no existía otro curso de acción efectivo, a veces debes sacudir el árbol para hacer que las manzanas caigan. Los templarios conocen de primera mano que ciertos conflictos deben ser abordados con fuerza y determinación, como en la típica analogía del martillo.
No habrá más trampas, ya perdieron el elemento sorpresa.
El escudero vigilante escucha las palabras Thenidiel, nada bueno. Un estimulante desconocido capaz de aumentar capacidades y dañar el raciocinio, es la peor combinación posible. Si fuera un problema alquímico podría ser reversible pero la magia es difícil de deshacer, si la fuente tiene energía arcana tal vez no se pueda salvar a los afectados cuando el combate termine. Alguien debe responder muchas preguntas, incluso si eso significa un testimonio final.
Avancemos.
Denam encabeza la marcha y pronto se hace evidente que el grueso de fuerzas hostiles se encuentra peleando afuera, lo único que queda adentro son los cadáveres de numerosos templarios normales. Resulta frustrante ver tantas personas buenas muertas en este sin sentido, no cabe duda que este ataque fue planeado con mucha anticipación por alguna facción corrupta. En cierto momento un ruido llama la atención de todos, al ubicar su fuente se encuentran con un niño iniciado claramente herido pero que sujeta cierta espada firmemente contra ellos.
¿Iniciado Perkins?
¿Escudero vigilante?
Al ver que no corre peligro cae de rodillas y suelta su arma, está funcionando con sus últimas reservas de energía. De repente otros dos niños algo más pequeños salen de la oscuridad, el miedo en sus rostros es prácticamente palpable. Resulta obvio pensar que Perkins lleva defendiéndoles un rato, es refrescante ver algo de idealismo después de todo, la orden siempre promueve que sus miembros protejan a los débiles.
Nada mal chico ¿qué tal estas?
Me… lograron darme un golpe… mi brazo derecho esta… duele mucho “sollozo”.
Hizo frente a un templario rojo ¡consiguió hacerlo huir!
Calma. Niniel, ¿puede hacer algo por este joven héroe?
Mientras tanto afuera Ryan ya tiene su grupo de reacción formado, son una fuerza pequeña pero sirve a las necesidades actuales. La moral mejora enormemente al ver que un sanador elfo decide unirse al equipo, nunca viene mal tener algún ángel guardián cerca. Eventualmente inician la marcha, deben darse prisa si quieren encontrar gente viva todavía, los ruidos indican que aún tienen luchas dispersa en reducto.
A medida que se mueven encuentran muchos cadáveres, desgraciadamente la mayoría son de miembros sin cambiar. Pocas fueron las secciones que lograron montar defensas a tiempo, de no haber sido por la iniciativa de Denam todo hubiera terminado en minutos. Llegan a los establos y encuentran cinco caballeros haciendo frente a un numeroso contingente de templarios rojos, estos últimos tienen una figura de mando completamente desfigurada.
Protejan a los supervivientes y no enfrenten al grande si apoyo ¡vamos!
La carga inicia rápidamente y todos encuentran enemigos predilectos, la batalla parece equilibrada hasta que interviene el enemigo más grande. De un golpe pone a volar dos mercenarios y con su espada parte por la mitad a cierto templario de bajo rango, un equipo pequeño se une para hacerle frente aunque cualquier ayuda seria bien recibida, si no acaban con ese sujeto se perderán demasiadas vidas.
Alguien que mate a ese idiota ¡¡rápido!!
Debemos avanzar para saber más, por ahora no tengo respuestas.
La autodenominada Niniel parece algo perturbada con toda la situación y no es para menos, obviamente culpa a Guerrim del problema actual. Tiene razón aunque no existía otro curso de acción efectivo, a veces debes sacudir el árbol para hacer que las manzanas caigan. Los templarios conocen de primera mano que ciertos conflictos deben ser abordados con fuerza y determinación, como en la típica analogía del martillo.
No habrá más trampas, ya perdieron el elemento sorpresa.
El escudero vigilante escucha las palabras Thenidiel, nada bueno. Un estimulante desconocido capaz de aumentar capacidades y dañar el raciocinio, es la peor combinación posible. Si fuera un problema alquímico podría ser reversible pero la magia es difícil de deshacer, si la fuente tiene energía arcana tal vez no se pueda salvar a los afectados cuando el combate termine. Alguien debe responder muchas preguntas, incluso si eso significa un testimonio final.
Avancemos.
Denam encabeza la marcha y pronto se hace evidente que el grueso de fuerzas hostiles se encuentra peleando afuera, lo único que queda adentro son los cadáveres de numerosos templarios normales. Resulta frustrante ver tantas personas buenas muertas en este sin sentido, no cabe duda que este ataque fue planeado con mucha anticipación por alguna facción corrupta. En cierto momento un ruido llama la atención de todos, al ubicar su fuente se encuentran con un niño iniciado claramente herido pero que sujeta cierta espada firmemente contra ellos.
¿Iniciado Perkins?
¿Escudero vigilante?
Al ver que no corre peligro cae de rodillas y suelta su arma, está funcionando con sus últimas reservas de energía. De repente otros dos niños algo más pequeños salen de la oscuridad, el miedo en sus rostros es prácticamente palpable. Resulta obvio pensar que Perkins lleva defendiéndoles un rato, es refrescante ver algo de idealismo después de todo, la orden siempre promueve que sus miembros protejan a los débiles.
Nada mal chico ¿qué tal estas?
Me… lograron darme un golpe… mi brazo derecho esta… duele mucho “sollozo”.
Hizo frente a un templario rojo ¡consiguió hacerlo huir!
Calma. Niniel, ¿puede hacer algo por este joven héroe?
Mientras tanto afuera Ryan ya tiene su grupo de reacción formado, son una fuerza pequeña pero sirve a las necesidades actuales. La moral mejora enormemente al ver que un sanador elfo decide unirse al equipo, nunca viene mal tener algún ángel guardián cerca. Eventualmente inician la marcha, deben darse prisa si quieren encontrar gente viva todavía, los ruidos indican que aún tienen luchas dispersa en reducto.
A medida que se mueven encuentran muchos cadáveres, desgraciadamente la mayoría son de miembros sin cambiar. Pocas fueron las secciones que lograron montar defensas a tiempo, de no haber sido por la iniciativa de Denam todo hubiera terminado en minutos. Llegan a los establos y encuentran cinco caballeros haciendo frente a un numeroso contingente de templarios rojos, estos últimos tienen una figura de mando completamente desfigurada.
Protejan a los supervivientes y no enfrenten al grande si apoyo ¡vamos!
La carga inicia rápidamente y todos encuentran enemigos predilectos, la batalla parece equilibrada hasta que interviene el enemigo más grande. De un golpe pone a volar dos mercenarios y con su espada parte por la mitad a cierto templario de bajo rango, un equipo pequeño se une para hacerle frente aunque cualquier ayuda seria bien recibida, si no acaban con ese sujeto se perderán demasiadas vidas.
Alguien que mate a ese idiota ¡¡rápido!!
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Denam
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Iltharion no esperaba que el contingente se encontrara un camino despejado y sin peligros, pero tampoco que los templarios fueran a lanzarse a un combate directo sin mas estrategia que su técnica don la espada hacia unos enemigos que habían demostrado tener mayor fuerza y resistencia que ellos.
Quizás porque estaban demasiado acostumbrados a que alguien les diese ordenes.
Los mercenarios, más independientes, tenían mas maniobras en su arsenal que los meros golpes con sus armas, sin embargo, carecían de la autoridad suficiente como para organizar a los templarios, del mismo modo en que el bardo tampoco la poseía.
El hombre que parecía estar al mando dio unas vagas instrucciones antes de que el encarnizado combate empezara. No enfrentarse en solitario al mastodonte mutado por vete tu a saber que magia o sustancias. Por ello dos de sus hombres salieron volando, y un tercero quedo dividido en dos inertes mitades, tiradas en el suelo.
La siguiente indicación que dio parecía mas una plegaria desesperada en un tono militar que una orden, y sus hombres no parecían dispuestos a ejecutar una estrategia mejor que la de rodear a aquel titán y darle mandoblazos esperando que alguno de ellos abatiera al enemigo. Estrategia que haría perder desgraciadamente muchas vidas.
Eran los suficientes como para rodear al enemigo, y mantenerlo ocupado, y los establos tenían consigo varias cosas útiles. Los eslabones en donde se ataban los caballos eran un buen agarre que sería una lástima no aprovechar, además de las correas y cadenas para sostener a las bestias, el heno y las herramientas.
Iltharion tomó algunas de ellas y las hizo pasar por los aros de acero forjado que se enganchaban en los muros, y en sus extremos, colocó los garfios que se clavaban en la paja y el heno de las monturas, que podían clavarse con facilidad entre las placas del templario rojo hipertrofiado. Quizás costara algunos hombres, pero si aquella cosa que apenas podía llamarse humana se entretenía sacando las cadenas tendría que soltar la espada, y ai le darían muerte. Si prefería no hacerlo, luego las propias cadenas podrían ser usadas para tumbarlo en el suelo y darle muerte. De un modo u otro, se perderían menos vidas con aquel plan que colocándole delante una presa tras otra hasta que se cansara de segar las vidas de sus antiguos camaradas.
Con varios de los ganchos bajo el brazo llamó la atención de los templarios y mercenarios más rezagados que rodeaban al gigante y les arrojó las cadenas con gancho para que hicieran el trabajo a aquellos que no lo rechazaron sistemáticamente por no ser militar, soldado o templario. La mayoría de los que le prestaron atención entendieron para que eran aquellas cosas sin necesidad de que el bardo tratara de hacerse oír por encima del estruendo el metal chocar y los gritos de dolor.
La mitad de los hombres con los gancho fueron abatidlos antes de poder cumplir su cometido, aunque no todos muertos, pero el resto lograron colocar adecuadamente los ganchos, y se dedicaron a hacer palanca en las cadenas hasta que el templario rojo cayo al suelo. Tumbado boca arriba zarandeaba su arma hacia el cielo, dificultando que el resto se le acercase, pero la ventaja que había ganado para su facción había terminado en ese instante.
Quizás porque estaban demasiado acostumbrados a que alguien les diese ordenes.
Los mercenarios, más independientes, tenían mas maniobras en su arsenal que los meros golpes con sus armas, sin embargo, carecían de la autoridad suficiente como para organizar a los templarios, del mismo modo en que el bardo tampoco la poseía.
El hombre que parecía estar al mando dio unas vagas instrucciones antes de que el encarnizado combate empezara. No enfrentarse en solitario al mastodonte mutado por vete tu a saber que magia o sustancias. Por ello dos de sus hombres salieron volando, y un tercero quedo dividido en dos inertes mitades, tiradas en el suelo.
La siguiente indicación que dio parecía mas una plegaria desesperada en un tono militar que una orden, y sus hombres no parecían dispuestos a ejecutar una estrategia mejor que la de rodear a aquel titán y darle mandoblazos esperando que alguno de ellos abatiera al enemigo. Estrategia que haría perder desgraciadamente muchas vidas.
Eran los suficientes como para rodear al enemigo, y mantenerlo ocupado, y los establos tenían consigo varias cosas útiles. Los eslabones en donde se ataban los caballos eran un buen agarre que sería una lástima no aprovechar, además de las correas y cadenas para sostener a las bestias, el heno y las herramientas.
Iltharion tomó algunas de ellas y las hizo pasar por los aros de acero forjado que se enganchaban en los muros, y en sus extremos, colocó los garfios que se clavaban en la paja y el heno de las monturas, que podían clavarse con facilidad entre las placas del templario rojo hipertrofiado. Quizás costara algunos hombres, pero si aquella cosa que apenas podía llamarse humana se entretenía sacando las cadenas tendría que soltar la espada, y ai le darían muerte. Si prefería no hacerlo, luego las propias cadenas podrían ser usadas para tumbarlo en el suelo y darle muerte. De un modo u otro, se perderían menos vidas con aquel plan que colocándole delante una presa tras otra hasta que se cansara de segar las vidas de sus antiguos camaradas.
Con varios de los ganchos bajo el brazo llamó la atención de los templarios y mercenarios más rezagados que rodeaban al gigante y les arrojó las cadenas con gancho para que hicieran el trabajo a aquellos que no lo rechazaron sistemáticamente por no ser militar, soldado o templario. La mayoría de los que le prestaron atención entendieron para que eran aquellas cosas sin necesidad de que el bardo tratara de hacerse oír por encima del estruendo el metal chocar y los gritos de dolor.
La mitad de los hombres con los gancho fueron abatidlos antes de poder cumplir su cometido, aunque no todos muertos, pero el resto lograron colocar adecuadamente los ganchos, y se dedicaron a hacer palanca en las cadenas hasta que el templario rojo cayo al suelo. Tumbado boca arriba zarandeaba su arma hacia el cielo, dificultando que el resto se le acercase, pero la ventaja que había ganado para su facción había terminado en ese instante.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Farlands emitió un bufido como única protesta ante la falta de información de Denam y lanzó una mirada cómplice a la peliblanca con la que sin decir nada lo dijo todo. Resultaba evidente que por mucho que aquel caballero pagara sus honorarios había perdido una buena oportunidad de ganarse su respeto, y que las pérdidas del humano eran ganancias para la elfa cuyas habilidades y conocimientos la situaban en una mejor posición a los ojos del fornido mercenario. Hecho que resultó especialmente evidente cuando el vigilante ordenó ponerse en marcha y antes de dar un paso el mercenario pidió la aprobación de la peliblanca con la mirada para seguir al templario.
Níniel asintió enseguida, más porque era la única opción que porque realmente le gustara esa estrategia del siempre hacia delante tan típica de los humanos y que tanto aborrecía ella. Solo esperaba que los conocimientos de Denam sobre aquella fortaleza y sus moradores fueran correctos y tal y como había dicho no hubiera más trampas, salvo las que ellos tendieran, claro.
Con el templario a la cabeza y el fuerte mercenario cubriendo sus espaldas el pequeño grupo avanzó por los pasillos de piedra de aquel lugar sin encontrarse más resistencia en su caminar que la de los cuerpos sin vida de varios caballeros muertos. Ninguno de sus cuerpos presentaba los ronchones rojos característicos de aquellos extraños enemigos y de hecho muchos de ellos no portaban el equipo de combate, e incluso varios ni tan siquiera habían podido desenvainar sus espadas, como dejaba claro el hecho de que sus armas aún estuvieran en sus cintos. Para Níniel estaba claro que algunos fueron apuñalados por la espalda, bastaba con mirar la posición en la que habían quedado y la forma de sus heridas. El resto...fueron sin duda pillados totalmente por sorpresa en su propio hogar. No hacía falta ser muy lista para saber qué clase de traición a gran escala había logrado semejante masacre y la sacerdotisa podía imaginarse las cosas que debían estar pasando por la mente de Denam ante aquella dantesca escena y lo que implicaba. También era un aviso. Un aviso de lo que les esperaba en su camino, Traición y muerte.
El grupo continuó siguiendo a Denam por aquel laberinto de piedra hasta que al escuchar unos ruidos sospechosos se vieron obligados a detenerse prestos para el combate. Grande fue la sorpresa para la peliblanca cuando de detrás de unas armaduras y tapices decorativos no salió un terrible guerrero consumido por la rabia, si no el joven iniciado Perkins, lastimado y esgrimiendo una espada demasiado grande para su tamaño y que no duda en bajar hasta el suelo al reconocerles como amigos y no como una amenaza. Y no solo está él, le acompañan otros dos niños armados con pequeñas dagas y espadas de práctica de madera. Resulta especialmente sorprendente la declaración de uno de aquellos pequeños asegurando que el iniciado logró poner en fuga a uno de los rojos el solo, tanto por la habilidad del joven como por el hecho de haber visto a uno de esos locos seguir luchando sin un brazo y a otro sin media cara.
-Me alegra ver que estás bien Iniciado Perkins.- Le saluda la peliblanca consiguiendo del pequeño una sonrisa sincera al reconocerla. -Déjame que le eche un vistazo a esa herida.- Le pide amablemente tendiéndole la mano.
-Oohh, la chica del upelero blanco.- Expresó tendiéndole el brazo con confianza gracias a las corta conversación que pudieron mantener antes y con la que ya habían roto el hielo. -También me alegro de verte.- En ese momento la joven se echó para atrás la capucha de su túnica negra revelando su cabello blanco así como su rostro fino y sus puntiagudas orejas que la delataban inequívocamente como una hija del bosque. Si antes el joven no pareció sorprenderse por su femenina voz bajo la capucha, en esos momentos encontrarse ante una elfa si que lo logró. Se quedó con la boca entreabierta mirándola fijamente unos segundos mientras Níniel examinaba con cuidado su herida -Es...Esto...Realmente no es nada, un rasguño, no me duele. Ya soy casi un hombre.- Comenzó a decir entonces, tratando de hacerse el valiente y poniéndose rojo mientras lo intentaba. Aquello causó que la peliblanca no pudiera evitar sonreír a su vez lo que a su vez puso más rojo aún al iniciado.
-Ya lo veo. Bueno es algo más que un rasguño pero no es nada grave. ¿Por qué no me cuentas qué es lo que has visto desde que nos separamos en el patio hasta ahora?. Podría sernos de utilidad.- Preguntó la sacerdotisa con su melódico tono de voz mientras comenzaba a aplicar su magia sanadora sobre el brazo del iniciado con una tenue y cálida luz dorada brotando de la palma de su mano que cerraba rápidamente la herida. Pronto fue como si nunca hubiera estado allí.
-Pues...de repente comenzaron a salir los veteranos. Todos. Parecían furiosos por algo y todos tenían los ojos..rojos y como manchas y cosas rojas por el cuerpo. Entonces comenzaron a gritar no sé qué de Kane, Kane esto, Kane lo otro...Y comenzaron a atacar a los demás.- Aquel joven estaba siendo muy valiente contándolo con tanta entereza pero los iniciados más jóvenes comenzaron a sollozar ante sus palabras, siendo rápidamente consolados por la sacerdotisa que no dudó en pedirles que se acercaran hasta ella para abrazarles maternalmente. -Vinieron a por nosotros...Pero la teniente Greyss le cortó a uno la cabeza y nos dijo que huyéramos...Y eso hicimos. Fue entonces, cuando íbamos a escondernos en las despensas, cuando nos atacó un templario, un veterano. Armand creo que se llama. Creo que tuve suerte librándome de él.- Terminó de contar, y llegado ese punto incluso él tenía los ojos húmedos por las lágrimas que trataba de contener.
-Habéis sido muy valientes, los tres.- Aseveró la joven ampliando su abrazo también al mayor de ellos y elevando su mirada aguamarina hacia Denam. Claramente quería decirle que las cosas estaban peor de lo que pensaban y que se enfrentaban no a unos pocos rebeldes si no a un ejército, aunque sin alarmar más aún a los pequeños. -Tenemos que encontrar un lugar seguro para estos niños, no podemos llevarlos con nosotros.- Comentó causando que los pequeños miraran al grupo de adultos con cierto temor en los ojos. Era evidente que ahora que habían encontrado adultos aliados no querían volver a quedarse solos.
Níniel asintió enseguida, más porque era la única opción que porque realmente le gustara esa estrategia del siempre hacia delante tan típica de los humanos y que tanto aborrecía ella. Solo esperaba que los conocimientos de Denam sobre aquella fortaleza y sus moradores fueran correctos y tal y como había dicho no hubiera más trampas, salvo las que ellos tendieran, claro.
Con el templario a la cabeza y el fuerte mercenario cubriendo sus espaldas el pequeño grupo avanzó por los pasillos de piedra de aquel lugar sin encontrarse más resistencia en su caminar que la de los cuerpos sin vida de varios caballeros muertos. Ninguno de sus cuerpos presentaba los ronchones rojos característicos de aquellos extraños enemigos y de hecho muchos de ellos no portaban el equipo de combate, e incluso varios ni tan siquiera habían podido desenvainar sus espadas, como dejaba claro el hecho de que sus armas aún estuvieran en sus cintos. Para Níniel estaba claro que algunos fueron apuñalados por la espalda, bastaba con mirar la posición en la que habían quedado y la forma de sus heridas. El resto...fueron sin duda pillados totalmente por sorpresa en su propio hogar. No hacía falta ser muy lista para saber qué clase de traición a gran escala había logrado semejante masacre y la sacerdotisa podía imaginarse las cosas que debían estar pasando por la mente de Denam ante aquella dantesca escena y lo que implicaba. También era un aviso. Un aviso de lo que les esperaba en su camino, Traición y muerte.
El grupo continuó siguiendo a Denam por aquel laberinto de piedra hasta que al escuchar unos ruidos sospechosos se vieron obligados a detenerse prestos para el combate. Grande fue la sorpresa para la peliblanca cuando de detrás de unas armaduras y tapices decorativos no salió un terrible guerrero consumido por la rabia, si no el joven iniciado Perkins, lastimado y esgrimiendo una espada demasiado grande para su tamaño y que no duda en bajar hasta el suelo al reconocerles como amigos y no como una amenaza. Y no solo está él, le acompañan otros dos niños armados con pequeñas dagas y espadas de práctica de madera. Resulta especialmente sorprendente la declaración de uno de aquellos pequeños asegurando que el iniciado logró poner en fuga a uno de los rojos el solo, tanto por la habilidad del joven como por el hecho de haber visto a uno de esos locos seguir luchando sin un brazo y a otro sin media cara.
-Me alegra ver que estás bien Iniciado Perkins.- Le saluda la peliblanca consiguiendo del pequeño una sonrisa sincera al reconocerla. -Déjame que le eche un vistazo a esa herida.- Le pide amablemente tendiéndole la mano.
-Oohh, la chica del upelero blanco.- Expresó tendiéndole el brazo con confianza gracias a las corta conversación que pudieron mantener antes y con la que ya habían roto el hielo. -También me alegro de verte.- En ese momento la joven se echó para atrás la capucha de su túnica negra revelando su cabello blanco así como su rostro fino y sus puntiagudas orejas que la delataban inequívocamente como una hija del bosque. Si antes el joven no pareció sorprenderse por su femenina voz bajo la capucha, en esos momentos encontrarse ante una elfa si que lo logró. Se quedó con la boca entreabierta mirándola fijamente unos segundos mientras Níniel examinaba con cuidado su herida -Es...Esto...Realmente no es nada, un rasguño, no me duele. Ya soy casi un hombre.- Comenzó a decir entonces, tratando de hacerse el valiente y poniéndose rojo mientras lo intentaba. Aquello causó que la peliblanca no pudiera evitar sonreír a su vez lo que a su vez puso más rojo aún al iniciado.
-Ya lo veo. Bueno es algo más que un rasguño pero no es nada grave. ¿Por qué no me cuentas qué es lo que has visto desde que nos separamos en el patio hasta ahora?. Podría sernos de utilidad.- Preguntó la sacerdotisa con su melódico tono de voz mientras comenzaba a aplicar su magia sanadora sobre el brazo del iniciado con una tenue y cálida luz dorada brotando de la palma de su mano que cerraba rápidamente la herida. Pronto fue como si nunca hubiera estado allí.
-Pues...de repente comenzaron a salir los veteranos. Todos. Parecían furiosos por algo y todos tenían los ojos..rojos y como manchas y cosas rojas por el cuerpo. Entonces comenzaron a gritar no sé qué de Kane, Kane esto, Kane lo otro...Y comenzaron a atacar a los demás.- Aquel joven estaba siendo muy valiente contándolo con tanta entereza pero los iniciados más jóvenes comenzaron a sollozar ante sus palabras, siendo rápidamente consolados por la sacerdotisa que no dudó en pedirles que se acercaran hasta ella para abrazarles maternalmente. -Vinieron a por nosotros...Pero la teniente Greyss le cortó a uno la cabeza y nos dijo que huyéramos...Y eso hicimos. Fue entonces, cuando íbamos a escondernos en las despensas, cuando nos atacó un templario, un veterano. Armand creo que se llama. Creo que tuve suerte librándome de él.- Terminó de contar, y llegado ese punto incluso él tenía los ojos húmedos por las lágrimas que trataba de contener.
-Habéis sido muy valientes, los tres.- Aseveró la joven ampliando su abrazo también al mayor de ellos y elevando su mirada aguamarina hacia Denam. Claramente quería decirle que las cosas estaban peor de lo que pensaban y que se enfrentaban no a unos pocos rebeldes si no a un ejército, aunque sin alarmar más aún a los pequeños. -Tenemos que encontrar un lugar seguro para estos niños, no podemos llevarlos con nosotros.- Comentó causando que los pequeños miraran al grupo de adultos con cierto temor en los ojos. Era evidente que ahora que habían encontrado adultos aliados no querían volver a quedarse solos.
Níniel Thenidiel
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Thenidiel se encarga de tratar la herida del iniciado mientras consuela directamente a todos los niños, sin duda fue buena idea contratarla. Denam baja la mirada, toda esta situación perturba su disciplina. Pensar que algunos niños no tuvieron la misma suerte le molesta a sobremanera, que escenario tan lamentable. Al final suspira y se concentra, no puede darse el lujo de perder el control como los dementes que pululan por reducto.
La explicación del chico parece corroborar toda la evidencia hasta ahora, los veteranos perdieron su mente y comenzaron a matar todo bicho viviente. Nuevamente sale a flote el nombre “Kane”, parece probable que sea uno de los causantes directos. Es imposible que una sola persona haya logrado orquestar todo aunque por ahora no se pueden emitir juicios de valor realistas.
Nada mal chico, eres un digno miembro de la orden.
Gra… gracias Ser.
La aproximación de Niniel es cierta, no pueden cargar con los niños. A Guerrim le encantaría encargarse de su protección pero tiene una labor importante que cumplir, una muy peligrosa labor. Si llevaran al grupo de chicos con ellos probablemente les pondrían en un peligro de muerte superior, lo mejor es encontrarles un buen escondite y afortunadamente el escudero vigilante tiene algo en mente.
Perkins, ve a la oficina del caballero capitán interino. El camino está despejado y es un buen sitio para atrincherarse, solo debes bloquear tu entrada predilecta pues la otra se encuentra sellada. Confió en que hayas puesto atención a tus lecciones de fortificación, a partir de ahora estos chicos están bajo tu cargo, no me decepciones.
¡Si Ser!
Los jovencitos se despiden y parten a seguir sus instrucciones, son buenos iniciados. Saben que la estrategia presentada por el templario adulto es viable, un refugio sellado es la única forma de salir ilesos hasta que la matanza termine. Perkins dedica una última sonrisa a su compañera elfa antes de continuar por el camino despejado, la amistad de los chiquillos disciplinados es fácil de ganar cuando se muestra un poco de cariño.
La salida está cerca, síganme.
Pronto salen al exterior y se encuentran de frente con unas grandes escaleras, ahora solo deben ascender para llegar al recinto importante. Desgraciadamente no será fácil, toda la subida está llena de luchas dispersas. Denam suspira, tendrán que combatir para avanzar. Pese a todo existe un punto positivo, si rescatan suficientes templarios sanos pueden reunir una fuerza suficiente para establecerse en la capilla.
Tomen aire, no pararemos hasta llegar a la cima.
Mientras tanto a pocos metros de allí el grupo de Ryan lucha ferozmente por tomar ventaja, los templarios rojos no dan tregua. El líder deforme es un enemigo formidable y consigue herir o asesinar una buena cantidad de unidades sanas, deben liquidarlo si quieren continuar siendo un grupo efectivo, lastimosamente cualquier ataque directo contra ese ser termina en fatalidad segura.
Los guerreros justos establecen un círculo de muerte mientras piensan en algo, no pueden seguir así. Son buenos combatientes pero ahora mismo carecen de adaptabilidad, la situación los supera en muchas formas. Por suerte tienen un as bajo la manga, cierto elfo con ideas muy pintorescas. Dicho personaje idea una estrategia improvisada que rápidamente es seguida por varios, no se pierde nada intentando.
Varios minutos después la cosa informe se encuentra tirada en el suelo, aún está vivo pero sin equilibrio un luchador no tiene oportunidad. Cinco supervivientes se acercan y rematan al bicho, no dejan de perforarlo hasta que pierde movilidad. Sin su líder el resto de fuerzas son eliminadas dando una victoria contundente al grupo de reacción, buenas noticias o al menos eso parecen hasta que salta otro problema.
¡Atrás!
Caballero, soy el c…
¡Dije atrás! ¡Se pueden convertir en uno de ellos!
¡No tenemos tiempo para esto! ¡Al cruzar esa puerta tenemos las escaleras al templo!
Un nutrido grupo recién aparecido de supervivientes se niega a unirse, todo ha minado su confianza. Ahora desconfían de Ryan y su equipo e incluso amenazan con iniciar combate si este no se retira, el aire toma un carácter tenso. El caballero capitán es un guerrero formidable pero carece de mucha diplomacia, si continua respondiendo con gritos estallara la lucha, es el momento para que alguien intervenga.
La explicación del chico parece corroborar toda la evidencia hasta ahora, los veteranos perdieron su mente y comenzaron a matar todo bicho viviente. Nuevamente sale a flote el nombre “Kane”, parece probable que sea uno de los causantes directos. Es imposible que una sola persona haya logrado orquestar todo aunque por ahora no se pueden emitir juicios de valor realistas.
Nada mal chico, eres un digno miembro de la orden.
Gra… gracias Ser.
La aproximación de Niniel es cierta, no pueden cargar con los niños. A Guerrim le encantaría encargarse de su protección pero tiene una labor importante que cumplir, una muy peligrosa labor. Si llevaran al grupo de chicos con ellos probablemente les pondrían en un peligro de muerte superior, lo mejor es encontrarles un buen escondite y afortunadamente el escudero vigilante tiene algo en mente.
Perkins, ve a la oficina del caballero capitán interino. El camino está despejado y es un buen sitio para atrincherarse, solo debes bloquear tu entrada predilecta pues la otra se encuentra sellada. Confió en que hayas puesto atención a tus lecciones de fortificación, a partir de ahora estos chicos están bajo tu cargo, no me decepciones.
¡Si Ser!
Los jovencitos se despiden y parten a seguir sus instrucciones, son buenos iniciados. Saben que la estrategia presentada por el templario adulto es viable, un refugio sellado es la única forma de salir ilesos hasta que la matanza termine. Perkins dedica una última sonrisa a su compañera elfa antes de continuar por el camino despejado, la amistad de los chiquillos disciplinados es fácil de ganar cuando se muestra un poco de cariño.
La salida está cerca, síganme.
Pronto salen al exterior y se encuentran de frente con unas grandes escaleras, ahora solo deben ascender para llegar al recinto importante. Desgraciadamente no será fácil, toda la subida está llena de luchas dispersas. Denam suspira, tendrán que combatir para avanzar. Pese a todo existe un punto positivo, si rescatan suficientes templarios sanos pueden reunir una fuerza suficiente para establecerse en la capilla.
Tomen aire, no pararemos hasta llegar a la cima.
Mientras tanto a pocos metros de allí el grupo de Ryan lucha ferozmente por tomar ventaja, los templarios rojos no dan tregua. El líder deforme es un enemigo formidable y consigue herir o asesinar una buena cantidad de unidades sanas, deben liquidarlo si quieren continuar siendo un grupo efectivo, lastimosamente cualquier ataque directo contra ese ser termina en fatalidad segura.
Los guerreros justos establecen un círculo de muerte mientras piensan en algo, no pueden seguir así. Son buenos combatientes pero ahora mismo carecen de adaptabilidad, la situación los supera en muchas formas. Por suerte tienen un as bajo la manga, cierto elfo con ideas muy pintorescas. Dicho personaje idea una estrategia improvisada que rápidamente es seguida por varios, no se pierde nada intentando.
Varios minutos después la cosa informe se encuentra tirada en el suelo, aún está vivo pero sin equilibrio un luchador no tiene oportunidad. Cinco supervivientes se acercan y rematan al bicho, no dejan de perforarlo hasta que pierde movilidad. Sin su líder el resto de fuerzas son eliminadas dando una victoria contundente al grupo de reacción, buenas noticias o al menos eso parecen hasta que salta otro problema.
¡Atrás!
Caballero, soy el c…
¡Dije atrás! ¡Se pueden convertir en uno de ellos!
¡No tenemos tiempo para esto! ¡Al cruzar esa puerta tenemos las escaleras al templo!
Un nutrido grupo recién aparecido de supervivientes se niega a unirse, todo ha minado su confianza. Ahora desconfían de Ryan y su equipo e incluso amenazan con iniciar combate si este no se retira, el aire toma un carácter tenso. El caballero capitán es un guerrero formidable pero carece de mucha diplomacia, si continua respondiendo con gritos estallara la lucha, es el momento para que alguien intervenga.
- Info:
- Iltharion es tu momento de brillar, Ryan necesita alguien con buena labia. Una vez se resuelva la situación “de la forma que sea” los sobrevivientes cruzaran la puerta y se encontraran con el otro grupo, a partir de allí solo se puede subir combatiendo.
Denam
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Iltharion suspiró con alivio cuando su grupo se encontró con otro de templarios. Craso error, los lideres pronto se enzarzaron a una pelea a gritos que no llevaría a ningún puerto, y ninguno de los dos parecía dispuesto a escuchar al otro o ofrecerle razones.
Si por lo menos el líder del escuadrón al que pertenecía le hubiera concedido crédito alguno, o potestad para hablar, tanto por el hecho de ser médico y poder arrojar algo de luz sobre el estado de los mutados, o por ser uno de los mercenarios que habían llegado por el trabajo de asuntos diplomáticos habría sido harina de otro costal. Inclusos i hubiera sido llevado en el grupo para las negociaciónes habría sido públicamente reconocido como diplomático por su bando. No era el caso.
Pero no, solo era un externo más, lo que por defecto no le daba potestad ninguna para hablar en una pelea entre dirigentes de grupos de una orden militar. Si hablaba o se metía en medio de las precarias negociaciones que se estaban llevando a cabo sería, como poco, ignorado. Pues aunque las órdenes militares eran efectivas en el campo de batalla, también tendían a ser sumamente cerradas, y a guardar las posiciones de poder con celo de los foráneos.
A los únicos que habría podido convencer sin llevar una armadura con el baluarte de los templarios era a los mercenarios, la minoría, y los cuales dudarian de si hacerle caso pues retirar su apoyo a quienes les tenían que pagar era una necedad.
Con un suspiro de resignación se trepó a parte de las caballerizas para poder hacerse oír sin exponerse a las primeras filas, donde si todo salía mal, por lo menos no encontrarse en medio del conflicto.
-Somos ayuda exteri..- Antes de que hubiera podido terminar la frase el líder de su propio bando le habló por encima. Tal y como era lógico e inevitable, había sido ignorado.
-¡No tenemos tiempo para esto! ¡Al cruzar esa puerta tenemos las escaleras al templo!
Los templarios terminaron enzarzandose en una encarnizada lucha con los suyos propios, en donde muchos hombres buenos morirían sin razón, por su cabezonería y su estricto régimen. El recelo y la rigidez de su organización que los salvaba de intrusiones externas y de la influencia de personas ajenas a la orden cuyos intereses pudieran interferir, también impedía que en las contadas ocasiones que pudieran necesitar de aquello, no pudieran recibirlo fácilmente.
Si por lo menos el líder del escuadrón al que pertenecía le hubiera concedido crédito alguno, o potestad para hablar, tanto por el hecho de ser médico y poder arrojar algo de luz sobre el estado de los mutados, o por ser uno de los mercenarios que habían llegado por el trabajo de asuntos diplomáticos habría sido harina de otro costal. Inclusos i hubiera sido llevado en el grupo para las negociaciónes habría sido públicamente reconocido como diplomático por su bando. No era el caso.
Pero no, solo era un externo más, lo que por defecto no le daba potestad ninguna para hablar en una pelea entre dirigentes de grupos de una orden militar. Si hablaba o se metía en medio de las precarias negociaciones que se estaban llevando a cabo sería, como poco, ignorado. Pues aunque las órdenes militares eran efectivas en el campo de batalla, también tendían a ser sumamente cerradas, y a guardar las posiciones de poder con celo de los foráneos.
A los únicos que habría podido convencer sin llevar una armadura con el baluarte de los templarios era a los mercenarios, la minoría, y los cuales dudarian de si hacerle caso pues retirar su apoyo a quienes les tenían que pagar era una necedad.
Con un suspiro de resignación se trepó a parte de las caballerizas para poder hacerse oír sin exponerse a las primeras filas, donde si todo salía mal, por lo menos no encontrarse en medio del conflicto.
-Somos ayuda exteri..- Antes de que hubiera podido terminar la frase el líder de su propio bando le habló por encima. Tal y como era lógico e inevitable, había sido ignorado.
-¡No tenemos tiempo para esto! ¡Al cruzar esa puerta tenemos las escaleras al templo!
Los templarios terminaron enzarzandose en una encarnizada lucha con los suyos propios, en donde muchos hombres buenos morirían sin razón, por su cabezonería y su estricto régimen. El recelo y la rigidez de su organización que los salvaba de intrusiones externas y de la influencia de personas ajenas a la orden cuyos intereses pudieran interferir, también impedía que en las contadas ocasiones que pudieran necesitar de aquello, no pudieran recibirlo fácilmente.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
A Níniel le hubiese gustado enviar a aquellos chicos a un lugar más seguro, pero dadas las circunstancias aquel despacho que habían dejado atrás tendría que servir. Sus puertas parecían resistentes, pero sobre todo podrían contar con que el enemigo no les buscaría allí de momento al pensar que el grupo de Denam no volvería sobre sus pasos. No obstante tendrían que compartir su zona segura con los cuerpos destrozados y mutilados de varios templarios y templarios rojos...Una escena capaz de traumar al más pintado y que sin duda pondría a prueba el temple de aquellos iniciados y si eran más soldados que niños o todo lo contrario. La peliblanca esperaba que el humano supiera lo que estaba haciendo.
-Se las apañarán, son chicos valientes.- Comenzó a decir Farlands que parecía haber notado las dudas de la peliblanca al despedirse de los pequeños, o quizá simplemente porque diera por hecho tras ver como les había tratado que era una de esas personas que se preocupan demasiado por los demás, en cualquier caso había acertado. -Cuando yo tenía su edad, y algún año menos, mi padre me abandonó en mitad del bosque y me dijo que sobreviviera hasta que regresase, el muy cabrón tardó dos semanas en hacerlo...Lo que quiero decir es que estas cosas son las que te curten. De esta saldrán más fuertes. Mírame a mí- Terminó de decir orgulloso de sí mismo. Níniel no pudo evitar enarcar una ceja con expresión de circunstancias al pensar lo locos que estaban los humanos haciendo esas cosas. -Ya veo, un hombre muy majo tu padre...- Fue cuanto pudo decir con evidente ironía sin poder evitar pensar en lo macabro que sería si aquellas ideas estuviesen demasiado extendidas entre los orejas redondas. Y luego sus cuentos para no dormir trataban sobre malvados elfos en taparrabo secuestrando niños de las aldeas al amparo de la noche para vete tú a saber qué...Desde luego...
Una vez se hubieron ocupado de los pequeños continuaron su camino por aquellos pasillos hasta que por fin llegaron al exterior. Se trataba de un pequeño jardín trasero separado del resto del recinto amurallado por los edificios fortificados y los barracones de la fortaleza y que a su vez separaba estos de otro de aparente gran relevancia. Un camino adoquinado recorría la zona ajardinada ornamentada con flores y plantas coloridas aunque resistentes y estatuas que representaban a caballeros de aquella orden en toda clase de posturas altaneras. Al otro lado, en las escaleras que llevaban a la estructura destacada, un grupo de templarios sin mácula de rojo combatía encarnizadamente contra varios de los templarios corruptos que parecían dispuestos a defender la entrada a aquel lugar a cómo del lugar. Níniel no era una experta en tácticas militares de órdenes de caballería, pero había leído suficientes libros al respecto como para saber que Denam no debía de estar muy desencaminado al llevarles hasta allí, solo algo muy importante justificaría semejante defensa.
-Vuestras armas.- Indicó a sus dos compañeros para volver a imbuir sus hojas con su poder, para lo cual necesitaba tocarlas. Con ellas cargadas de poder mágico sus posibilidades de éxito aumentarían notablemente así que esperaba que le dieran buen uso.
Drake agradeció aquella bendición con un gesto de asentimiento de la cabeza y tras contemplar el brillo de su espada se lanzó hacia las escaleras con una feroz sonrisa pintada en la cara. El primer templario al que alcanzó con su poderoso tajo sin embargo seguramente no le vió la gracia cuando su cabeza salió volando varios metros por el aire hasta acabar casi a los pies de la peliblanca. -!Caed ante mi estúpidos hijos de troll!- Oyó gritar al corpulento mercenario que cargaba sin perder tiempo contra su siguiente oponente.
La sacerdotisa por su parte tenía un plan algo más sutil que cargar gritando frases de guerra y obscenidades. Desde su posición alejada del fragor de la batalla comenzó a concentrar su maná y proyectó su magia sanadora desde allí hasta los templarios sin mácula, centrándose primero en aquellos que se encontraban más arriba en las escaleras y sanando sus heridas para que lucharan con más ahínco aún del que ya demostraban. La altura era la clave en aquella batalla, quién estuviera más alto en esas escaleras tendría ventaja sobre sus enemigos, por ello era imperativo que aquellos de los suyos más arriba se impusieran y luego ayudaran a los de más abajo. Sabiéndolo, en cuanto terminó de curar a uno de los templarios pronunció un leve ruego a sus dioses y bendijo a otros dos de sus aliados con un notable incremento de su destreza. Esa era la esencia de las sacerdotisas del clan Thenidiel, apoyar a los suyos y decantar la balanza a su favor.
-Se las apañarán, son chicos valientes.- Comenzó a decir Farlands que parecía haber notado las dudas de la peliblanca al despedirse de los pequeños, o quizá simplemente porque diera por hecho tras ver como les había tratado que era una de esas personas que se preocupan demasiado por los demás, en cualquier caso había acertado. -Cuando yo tenía su edad, y algún año menos, mi padre me abandonó en mitad del bosque y me dijo que sobreviviera hasta que regresase, el muy cabrón tardó dos semanas en hacerlo...Lo que quiero decir es que estas cosas son las que te curten. De esta saldrán más fuertes. Mírame a mí- Terminó de decir orgulloso de sí mismo. Níniel no pudo evitar enarcar una ceja con expresión de circunstancias al pensar lo locos que estaban los humanos haciendo esas cosas. -Ya veo, un hombre muy majo tu padre...- Fue cuanto pudo decir con evidente ironía sin poder evitar pensar en lo macabro que sería si aquellas ideas estuviesen demasiado extendidas entre los orejas redondas. Y luego sus cuentos para no dormir trataban sobre malvados elfos en taparrabo secuestrando niños de las aldeas al amparo de la noche para vete tú a saber qué...Desde luego...
Una vez se hubieron ocupado de los pequeños continuaron su camino por aquellos pasillos hasta que por fin llegaron al exterior. Se trataba de un pequeño jardín trasero separado del resto del recinto amurallado por los edificios fortificados y los barracones de la fortaleza y que a su vez separaba estos de otro de aparente gran relevancia. Un camino adoquinado recorría la zona ajardinada ornamentada con flores y plantas coloridas aunque resistentes y estatuas que representaban a caballeros de aquella orden en toda clase de posturas altaneras. Al otro lado, en las escaleras que llevaban a la estructura destacada, un grupo de templarios sin mácula de rojo combatía encarnizadamente contra varios de los templarios corruptos que parecían dispuestos a defender la entrada a aquel lugar a cómo del lugar. Níniel no era una experta en tácticas militares de órdenes de caballería, pero había leído suficientes libros al respecto como para saber que Denam no debía de estar muy desencaminado al llevarles hasta allí, solo algo muy importante justificaría semejante defensa.
-Vuestras armas.- Indicó a sus dos compañeros para volver a imbuir sus hojas con su poder, para lo cual necesitaba tocarlas. Con ellas cargadas de poder mágico sus posibilidades de éxito aumentarían notablemente así que esperaba que le dieran buen uso.
Drake agradeció aquella bendición con un gesto de asentimiento de la cabeza y tras contemplar el brillo de su espada se lanzó hacia las escaleras con una feroz sonrisa pintada en la cara. El primer templario al que alcanzó con su poderoso tajo sin embargo seguramente no le vió la gracia cuando su cabeza salió volando varios metros por el aire hasta acabar casi a los pies de la peliblanca. -!Caed ante mi estúpidos hijos de troll!- Oyó gritar al corpulento mercenario que cargaba sin perder tiempo contra su siguiente oponente.
La sacerdotisa por su parte tenía un plan algo más sutil que cargar gritando frases de guerra y obscenidades. Desde su posición alejada del fragor de la batalla comenzó a concentrar su maná y proyectó su magia sanadora desde allí hasta los templarios sin mácula, centrándose primero en aquellos que se encontraban más arriba en las escaleras y sanando sus heridas para que lucharan con más ahínco aún del que ya demostraban. La altura era la clave en aquella batalla, quién estuviera más alto en esas escaleras tendría ventaja sobre sus enemigos, por ello era imperativo que aquellos de los suyos más arriba se impusieran y luego ayudaran a los de más abajo. Sabiéndolo, en cuanto terminó de curar a uno de los templarios pronunció un leve ruego a sus dioses y bendijo a otros dos de sus aliados con un notable incremento de su destreza. Esa era la esencia de las sacerdotisas del clan Thenidiel, apoyar a los suyos y decantar la balanza a su favor.
Níniel Thenidiel
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
La batalla de las escaleras da inicio, un combate que promete ser encarnizado. Niniel utiliza sus habilidades para potenciar otra vez las armas del equipo, posteriormente Drake avanza en una carga imparable logrando eliminar al enemigo más cercano. Nada mal para ser mercenarios contratados, sin duda Denam cambiara su opinión personal sobre las fuerzas militares independientes cuando acabe todo.
Sin perder tiempo el escudero vigilante hace una combinación de escudo y espada que logra neutralizar un templario demente, sin perder tiempo busca otro objetivo. Una vez se le pilla el truco a los rojos son fáciles de matar, básicamente realizan ataques de ira potenciados pero imprecisos, su destreza ha mermado bastante debido al padecimiento. Todo miembro de la orden sabe cómo sacar partido de algo beneficioso rápido, los lentos mueren primero.
Mientras los martillos combaten la elfa utiliza sus poderes para ayudar a otros efectivos sanos, tiene buenos trucos. La magia de apoyo es bien apreciada en el campo por cualquier facción, incluso una mayoritariamente humana. Los usuarios arcanos pueden otorgar ventajas importantes debido a su capacidad para controlar y alterar el escenario, son los mejores aliados o los peores enemigos que puedes encontrar.
Los esfuerzos de Thenidiel surten efecto, esos templarios rojos comienzan a caer como moscas. Guerrim avanza y el resto se le une, es tiempo de la carga heroica. Los caballeros se forman en una línea impenetrable y comienzan a avanzar sin ceder terreno, todo bicho hostil que se atraviesa termina destrozado por una multitud de espadas. Luego de algunos minutos los enemigos restantes huyen a la capilla, parece una retirada masiva. La facción justa revisa efectivos y abre las puertas pero pronto descubren otro problema, un campo de fuerza mágico protege la última estancia dejando aquella capilla partida en dos.
Magia… ¡aseguren el recinto!
Más abajo una batalla campal entre miembros parece inevitable, ninguna voz puede acallar el tumulto. Todos se preparan para combatir pero Ryan piensa rápido y derriba a su interlocutor con un buen golpe desarmado, antes de que alguien reaccione detiene a su bando usando cierto gesto firme. Extrañamente una pausa surge dándole oportunidad de hablar, los guerreros valoran tales muestras de fuerza.
Somos templarios sanos y no mataremos hermanos de armas, tenemos un enemigo común que ya no tiene interés alguno en camuflarse. El escudero vigilante Denam necesita nuestra ayuda ¿¡lo dejaran morir!?
Los miembros meditan y llegan a una conclusión unánime, lucharan al lado de sus compañeros. El caballero capitán ayuda al líder noqueado a reincorporarse e inicia la marcha, cruzan su puerta predilecta y encuentran el trabajo finiquitado. Sin resistencia llegan a la capilla en donde se reúnen con los demás supervivientes, hay un grupo importante de heridos pero muchos siguen funcionales.
Escudero vigilante acaso eso es…?
Si, necesitamos inquisidores para tumbar esa barrera, con dos debería bastar.
¿Cree que sigan vivos?
Más nos vale.
Denam idea un plan rápido con su colega y lo vocifera a la tropa, es el último esfuerzo. Un grupo grande deberá permanecer defendiendo la capilla mientras otro más pequeño se adentra en el complejo superior y busca veteranos inquisidores, es arriesgado pero no queda de otra. Una carrera contra reloj que requerirá destreza elevada, si tardan demasiado se perderá la trinchera condenando a los templarios como organización.
Los miembros defenderán la habitación, necesito voluntarios entre los mercenarios ¿Quién se ofrece?
Sin perder tiempo el escudero vigilante hace una combinación de escudo y espada que logra neutralizar un templario demente, sin perder tiempo busca otro objetivo. Una vez se le pilla el truco a los rojos son fáciles de matar, básicamente realizan ataques de ira potenciados pero imprecisos, su destreza ha mermado bastante debido al padecimiento. Todo miembro de la orden sabe cómo sacar partido de algo beneficioso rápido, los lentos mueren primero.
Mientras los martillos combaten la elfa utiliza sus poderes para ayudar a otros efectivos sanos, tiene buenos trucos. La magia de apoyo es bien apreciada en el campo por cualquier facción, incluso una mayoritariamente humana. Los usuarios arcanos pueden otorgar ventajas importantes debido a su capacidad para controlar y alterar el escenario, son los mejores aliados o los peores enemigos que puedes encontrar.
Los esfuerzos de Thenidiel surten efecto, esos templarios rojos comienzan a caer como moscas. Guerrim avanza y el resto se le une, es tiempo de la carga heroica. Los caballeros se forman en una línea impenetrable y comienzan a avanzar sin ceder terreno, todo bicho hostil que se atraviesa termina destrozado por una multitud de espadas. Luego de algunos minutos los enemigos restantes huyen a la capilla, parece una retirada masiva. La facción justa revisa efectivos y abre las puertas pero pronto descubren otro problema, un campo de fuerza mágico protege la última estancia dejando aquella capilla partida en dos.
Magia… ¡aseguren el recinto!
Más abajo una batalla campal entre miembros parece inevitable, ninguna voz puede acallar el tumulto. Todos se preparan para combatir pero Ryan piensa rápido y derriba a su interlocutor con un buen golpe desarmado, antes de que alguien reaccione detiene a su bando usando cierto gesto firme. Extrañamente una pausa surge dándole oportunidad de hablar, los guerreros valoran tales muestras de fuerza.
Somos templarios sanos y no mataremos hermanos de armas, tenemos un enemigo común que ya no tiene interés alguno en camuflarse. El escudero vigilante Denam necesita nuestra ayuda ¿¡lo dejaran morir!?
Los miembros meditan y llegan a una conclusión unánime, lucharan al lado de sus compañeros. El caballero capitán ayuda al líder noqueado a reincorporarse e inicia la marcha, cruzan su puerta predilecta y encuentran el trabajo finiquitado. Sin resistencia llegan a la capilla en donde se reúnen con los demás supervivientes, hay un grupo importante de heridos pero muchos siguen funcionales.
Escudero vigilante acaso eso es…?
Si, necesitamos inquisidores para tumbar esa barrera, con dos debería bastar.
¿Cree que sigan vivos?
Más nos vale.
Denam idea un plan rápido con su colega y lo vocifera a la tropa, es el último esfuerzo. Un grupo grande deberá permanecer defendiendo la capilla mientras otro más pequeño se adentra en el complejo superior y busca veteranos inquisidores, es arriesgado pero no queda de otra. Una carrera contra reloj que requerirá destreza elevada, si tardan demasiado se perderá la trinchera condenando a los templarios como organización.
Los miembros defenderán la habitación, necesito voluntarios entre los mercenarios ¿Quién se ofrece?
Denam
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
De alguna forma el líder del grupo en el que se hallaba el elfo tubo una iluminación y solventó el problema con violencia, pero evitando el conflicto armado. Tras quello el grupo no tardó en juntarse con el aun mas reducido grupo del hombre que había formado aquella incursión y se pusieron a discutir el plan de acción.
Otra vez planeaban separar el grupo para hacer una especie de punto de contención antes de internarse en donde deberían estar todos los lideres de la orden.
Iltharion se pasó la mano por la cara sin comprender que hacía parado en aquel lugar, o como había podido ser tan necio de meterse en asuntos militares. Había sido ingenuo en esperar otra cosa diferente a lo que estaba aconteciendo. Las grandes estrategias militares, el buen uso de los terrenos, todas aquellas cosas que aparecían en libros de historia y de guerra eran las brillanteces de una pequeña elite de estrategas, no el pan de cada dia de los soldados.
Itharion miró la capilla, los gruesos muros, las gruesas puertas, todos los mecanismo que podían ingeniar para hacerla segura con pocos hombre sy forzar a los enemigos a un asedio que durase tanto como los ocupantes aguantaran sin comer o en fabricar arietes improvisados y soltó un hondo suspiro.
El elfos e acercó hacia donde discutían los dos hombres, aun a riesgo de recibir una golpiza, por lo menos intentar hacer razonar a los dos militares er amenos suicida que unirse a alguno de aquellos dos grupos ciegamente como hacían los templarios.
-Usen las cadenas y cuerdas que sostienen las luces del techo para que se balanceen hasta las puertas y sueltenlo contra estas cuando estén cerradas, son de acero forjado y bloquearan completamente las entradas si quedan semi inclinadas. Costara mucho salir después pero por lo menos no entrara nadie y pueden llevar todas las tropas a peinar el resto del recinto sin riesgo que lo que pueda quedar de los templarios locos nos encierren por detrás.- Soltó entre amos hombres de forma clara sería y hasta autoritaria, algo enfadado ya por como eran incapaces de sacar provecho de su propio edificio.
De hecho era algo que resultaba hasta sencillo de ejecutar por las poleas que servían para encender diariamente las velas sobre los anillos de hierro forjado de las luces del techo, solo era cuestión de coordinar unos pocos hombres y en cuestión de minutos tendrían el lugar sellado, de forma que para abrirlo des de a dentro requiriese mucho esfuerzo, y apra hacerlo es de afuera fuese casi mas sencillo treparse por el techo, romper el rosetón y saltar los metros des de la ventana al suelo esperando no romperse la crisma en el intento.
El bardó se alejó de los dos hombres atento a cualquier paso a su espalda por si querían contestar a su sugerencia con alguna clase de violencia.
Otra vez planeaban separar el grupo para hacer una especie de punto de contención antes de internarse en donde deberían estar todos los lideres de la orden.
Iltharion se pasó la mano por la cara sin comprender que hacía parado en aquel lugar, o como había podido ser tan necio de meterse en asuntos militares. Había sido ingenuo en esperar otra cosa diferente a lo que estaba aconteciendo. Las grandes estrategias militares, el buen uso de los terrenos, todas aquellas cosas que aparecían en libros de historia y de guerra eran las brillanteces de una pequeña elite de estrategas, no el pan de cada dia de los soldados.
Itharion miró la capilla, los gruesos muros, las gruesas puertas, todos los mecanismo que podían ingeniar para hacerla segura con pocos hombre sy forzar a los enemigos a un asedio que durase tanto como los ocupantes aguantaran sin comer o en fabricar arietes improvisados y soltó un hondo suspiro.
El elfos e acercó hacia donde discutían los dos hombres, aun a riesgo de recibir una golpiza, por lo menos intentar hacer razonar a los dos militares er amenos suicida que unirse a alguno de aquellos dos grupos ciegamente como hacían los templarios.
-Usen las cadenas y cuerdas que sostienen las luces del techo para que se balanceen hasta las puertas y sueltenlo contra estas cuando estén cerradas, son de acero forjado y bloquearan completamente las entradas si quedan semi inclinadas. Costara mucho salir después pero por lo menos no entrara nadie y pueden llevar todas las tropas a peinar el resto del recinto sin riesgo que lo que pueda quedar de los templarios locos nos encierren por detrás.- Soltó entre amos hombres de forma clara sería y hasta autoritaria, algo enfadado ya por como eran incapaces de sacar provecho de su propio edificio.
De hecho era algo que resultaba hasta sencillo de ejecutar por las poleas que servían para encender diariamente las velas sobre los anillos de hierro forjado de las luces del techo, solo era cuestión de coordinar unos pocos hombres y en cuestión de minutos tendrían el lugar sellado, de forma que para abrirlo des de a dentro requiriese mucho esfuerzo, y apra hacerlo es de afuera fuese casi mas sencillo treparse por el techo, romper el rosetón y saltar los metros des de la ventana al suelo esperando no romperse la crisma en el intento.
El bardó se alejó de los dos hombres atento a cualquier paso a su espalda por si querían contestar a su sugerencia con alguna clase de violencia.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Animados por la llegada de tan notables refuerzos y con el coraje ardiendo de nuevo fuertemente en sus pechos al ver como Denam y Drake se abrían paso a través de los enemigos blandiendo brillantes espadas que cercenaban a los adversarios con inusitada facilidad, los templarios sanos no tardaron en tomar la ventaja en aquella lucha fratricida. Poco a poco, conforme nuevos templarios ganaban sus respectivos enfrentamientos individuales y acudían en ayuda de sus camaradas, la ventaja del grupo de asalto se fue haciendo cada vez mayor hasta que finalmente, tras una reagrupación heroica junto al oficial de más alto rango, la última resistencia de los afectados por el rojo fue barrida de un plumazo y puesta en fuga.
Con tan gran victoria se había ganado aquel patio y el acceso al edificio destacado del lugar, aunque harían bien en no celebrar nada aún pues para que el día fuese suyo aún habrían de lograr al menos una victoria más. Además había algo que a Níniel no le gustaba de todo aquello. Perkins ya había mencionado que había logrado hacer huír a uno de los templarios rojos...Y ahora aquel puñado de enemigos que había sobrevivido a su ataque también había huído. ¿Por qué?. ¿Por qué no combatían hasta más allá del límite de cualquier humano normal como aquellos primeros a los que habían dado muerte?. ¿Podían controlar el frenesí?. Aquello intrigaba a la peliblanca. Por una parte quizá pudiera encontrar una manera de perfeccionar la fórmula alquímica en la que estaba trabajando gracias a esos templarios corruptos. Por la otra enfrentarse a enemigos que no solo eran fuertes y resistentes al dolor si no además lúcidos, coordinados y capaces de urdir estratagemas significaba que estaban ante un reto mucho más complicado del que podían creer tras aquellas victorias.
Níniel decidió hacer partícipe a Denam de sus dudas y, mientras los templarios se reorganizaban tras la batalla, animados a pesar de las bajas sufridas por la orden y extrañamente poco afectados por haber matado a los que unos días antes debieron de ser sus amigos, comenzó a ascender por aquellas escaleras de piedra en las que escalón tras escalón la sangre de los humanos goteaba sin parar y formaba pequeños hilillos carmesíes que fluían como pequeños ríos que iban a morir a la tierra más allá de la piedra, allí donde comenzaba la ascensión. Llegó junto al vigilante justo para ver como tras las pesadas puertas del edificio una barrera mágica les bloquea el paso.
-No es el único problema. Primero aquel caballero capitán que parecía casi normal aunque un poco...loco, luego el testimonio del iniciado Perkins sobre un rojo huyendo de unos niños y ahora los supervivientes de aquí huyendo en vez de luchar a muerte. Los primeros a los que nos enfrentamos apenas que pudieron nos atacaron y no cedieron ni con los miembros cercenados...¿Y de repente huyen de niños y son capaces de renunciar a la batalla y replegarse?. Esto va más lejos de órdenes básicas como esperar y atacar. Es evidente que algunos han superado el frenesí de lo que sea que les da esa fuerza y resistencia al dolor...O que al menos alguien con la capacidad de imponer su voluntad al frenesí los dirige...¿Y si ese tal Kane existe de verdad?.- Dijo sin ver la necesidad de decir concretamente que deberían tener mucho cuidado y prepararse para luchar con tropas curtidas, fuertes, incapaces de sentir dolor y que además podían luchar controladamente.
En ese momento uno de los portones que daban a aquel patio se abrió causando que la tropa allí estacionada se preparara de nuevo para combatir, al menos hasta que quedó claro que se trataba de un nuevo contingente amigo bastante nutrido. Pronto las fuerzas se combinaron consiguiendo que la unión levantara más aún la moral de los guerreros al ver de nuevo caras amigas y al confiar en su creciente número para obtener la victoria. Muchos de los mercenarios lo habían logrado por lo visto y entre ellos se encontraba Iltharion que realmente parecía estar viviendo una pesadilla aunque al menos estaba de una pieza y no parecía estar herido.
Pasada la alegría inicial y tras ver todos los resultados de la lucha en aquella zona y ponerse al día con lo ocurrido en el resto de la fortaleza los líderes de cada grupo se encontraron en lo alto de las escaleras y de nuevo salió mencionado el nombre de esos caballeros inquisidores en referencia a tumbar la barrera mágica. ¿Humanos capaces de disipar magia?, Níniel nunca había oído sobre algo así. ¿Tenían brujos en esa orden de humanos?, ¿elfos quizá?. O quizá fuesen alguna clase de eruditos versados en las artes de las runas y la alquimia. En cualquier caso despertaban la curiosidad de la joven sacerdotisa.
No obstante la idea de volver a separarse no convenció a Iltharion que se puso a la altura de los líderes de aquel pequeño ejército y propuso atrincherar a toda la tropa en el interior del edificio y así poder dedicar todos los recursos a la búsqueda de esos inquisidores.
-Me temo que el problema no es que los remanentes de estos templarios rojos nos ataquen desde fuera, si no que lo que sea que estén protegiendo tras esta barrera salga. Si necesitas mis servicios para buscar a esos inquisidores, cuenta conmigo Denam. Aunque si prefieres que ayude a atender a los heridos por mí está bien.- Dijo pensando que en cualquiera de los casos podría ser de ayuda y dejando la decisión para el líder.
Con tan gran victoria se había ganado aquel patio y el acceso al edificio destacado del lugar, aunque harían bien en no celebrar nada aún pues para que el día fuese suyo aún habrían de lograr al menos una victoria más. Además había algo que a Níniel no le gustaba de todo aquello. Perkins ya había mencionado que había logrado hacer huír a uno de los templarios rojos...Y ahora aquel puñado de enemigos que había sobrevivido a su ataque también había huído. ¿Por qué?. ¿Por qué no combatían hasta más allá del límite de cualquier humano normal como aquellos primeros a los que habían dado muerte?. ¿Podían controlar el frenesí?. Aquello intrigaba a la peliblanca. Por una parte quizá pudiera encontrar una manera de perfeccionar la fórmula alquímica en la que estaba trabajando gracias a esos templarios corruptos. Por la otra enfrentarse a enemigos que no solo eran fuertes y resistentes al dolor si no además lúcidos, coordinados y capaces de urdir estratagemas significaba que estaban ante un reto mucho más complicado del que podían creer tras aquellas victorias.
Níniel decidió hacer partícipe a Denam de sus dudas y, mientras los templarios se reorganizaban tras la batalla, animados a pesar de las bajas sufridas por la orden y extrañamente poco afectados por haber matado a los que unos días antes debieron de ser sus amigos, comenzó a ascender por aquellas escaleras de piedra en las que escalón tras escalón la sangre de los humanos goteaba sin parar y formaba pequeños hilillos carmesíes que fluían como pequeños ríos que iban a morir a la tierra más allá de la piedra, allí donde comenzaba la ascensión. Llegó junto al vigilante justo para ver como tras las pesadas puertas del edificio una barrera mágica les bloquea el paso.
-No es el único problema. Primero aquel caballero capitán que parecía casi normal aunque un poco...loco, luego el testimonio del iniciado Perkins sobre un rojo huyendo de unos niños y ahora los supervivientes de aquí huyendo en vez de luchar a muerte. Los primeros a los que nos enfrentamos apenas que pudieron nos atacaron y no cedieron ni con los miembros cercenados...¿Y de repente huyen de niños y son capaces de renunciar a la batalla y replegarse?. Esto va más lejos de órdenes básicas como esperar y atacar. Es evidente que algunos han superado el frenesí de lo que sea que les da esa fuerza y resistencia al dolor...O que al menos alguien con la capacidad de imponer su voluntad al frenesí los dirige...¿Y si ese tal Kane existe de verdad?.- Dijo sin ver la necesidad de decir concretamente que deberían tener mucho cuidado y prepararse para luchar con tropas curtidas, fuertes, incapaces de sentir dolor y que además podían luchar controladamente.
En ese momento uno de los portones que daban a aquel patio se abrió causando que la tropa allí estacionada se preparara de nuevo para combatir, al menos hasta que quedó claro que se trataba de un nuevo contingente amigo bastante nutrido. Pronto las fuerzas se combinaron consiguiendo que la unión levantara más aún la moral de los guerreros al ver de nuevo caras amigas y al confiar en su creciente número para obtener la victoria. Muchos de los mercenarios lo habían logrado por lo visto y entre ellos se encontraba Iltharion que realmente parecía estar viviendo una pesadilla aunque al menos estaba de una pieza y no parecía estar herido.
Pasada la alegría inicial y tras ver todos los resultados de la lucha en aquella zona y ponerse al día con lo ocurrido en el resto de la fortaleza los líderes de cada grupo se encontraron en lo alto de las escaleras y de nuevo salió mencionado el nombre de esos caballeros inquisidores en referencia a tumbar la barrera mágica. ¿Humanos capaces de disipar magia?, Níniel nunca había oído sobre algo así. ¿Tenían brujos en esa orden de humanos?, ¿elfos quizá?. O quizá fuesen alguna clase de eruditos versados en las artes de las runas y la alquimia. En cualquier caso despertaban la curiosidad de la joven sacerdotisa.
No obstante la idea de volver a separarse no convenció a Iltharion que se puso a la altura de los líderes de aquel pequeño ejército y propuso atrincherar a toda la tropa en el interior del edificio y así poder dedicar todos los recursos a la búsqueda de esos inquisidores.
-Me temo que el problema no es que los remanentes de estos templarios rojos nos ataquen desde fuera, si no que lo que sea que estén protegiendo tras esta barrera salga. Si necesitas mis servicios para buscar a esos inquisidores, cuenta conmigo Denam. Aunque si prefieres que ayude a atender a los heridos por mí está bien.- Dijo pensando que en cualquiera de los casos podría ser de ayuda y dejando la decisión para el líder.
Níniel Thenidiel
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Con las líneas reabastecidas de soldados la esperanza vuelve a surgir, no resulta difícil subir el ánimo de alguien desesperado. Los templarios pronto inician automáticamente la fabricación de trincheras y contramedidas, saben que la batalla aun no desaparece. Son buenos hombres aunque sin los veteranos carecen de un liderazgo real, obviamente uno de los oficiales debe permanecer guiándolos.
Ryan debes quedarte, organiza a los hombres y resiste todo lo que puedas.
Si Ser.
Uno de los mercenarios viene con cierta idea, no resulta mala para alguien sin demasiada instrucción marcial pero lastimosamente eso no significa que sea eficiente. Si bloquean las puertas el grupo de búsqueda quedara aislado y no podrá ponerse a cubierto rápidamente, además resulta lógico pensar que tras la barrera queda un nutrido contingente de enemigos. En resumidas cuentas, no es viable.
Tal plan no se amolda a nuestras necesidades de momento guerrero elfo.
Dice sin entrar en detalles, al final Niniel confirma uno de los puntos. No tiene tiempo para andar gastándolo en palabras, las unidades enemigas pueden estar reagrupándose. Si no consiguen un par de inquisidores vivos esa barrera permanecerá inmutable y las fuerzas sanas serán eventualmente diezmadas, para finiquitar todo se debe cortar la cabeza del problema, el sujeto de nombre “Kane”.
Thenidiel expone algunos puntos preocupantes, puede que los rojos tengan más cerebro del esperado. Mantener un control mental con tanta ira desenfrenada parece imposible pero se debe tener en consideración los conceptos de una mente arcana, dichos personajes no desperdician palabras. Sin duda algo que despierta inquietud pero no cambia nada, al final se debe seguir purgando reducto y buscando al responsable.
Una razón más para acabar con la existencia de ese sujeto.
Tres mercenarios incluyendo Drake se unen al grupo expedicionario, obviamente Denam aprueba el ingreso de Niniel con un gesto seguro. Pronto se colocan en una entrada y comienzan a salir, si alguien más quiere venir es el momento. Nuevamente la facción se divide en dos, los efectivos atrincherados deberán defender la sala a toda costa intentando sobrevivir con los medios que tienen, por su parte el grupo reducido intentara encontrar inquisidores en la sección elevada de reducto.
Paso firme.
Salen al patio y descubren un escenario crudo, vestigios de cierta batalla grande. Cerca de treinta cuerpos yacen diseminados, algunos sanos y otros rojos. Es difícil saber quién logro ganar aunque en realidad no importa mucho, los detalles Son para escribas. Dos acompañantes encuentran un templario afectado noqueado, cuesta imaginar que clase de golpe es capaz de inutilizar a uno de ellos, Guerrim se acerca con espada en mano listo para eliminarlo.
Ya no podemos hacer nada por el.
Ryan debes quedarte, organiza a los hombres y resiste todo lo que puedas.
Si Ser.
Uno de los mercenarios viene con cierta idea, no resulta mala para alguien sin demasiada instrucción marcial pero lastimosamente eso no significa que sea eficiente. Si bloquean las puertas el grupo de búsqueda quedara aislado y no podrá ponerse a cubierto rápidamente, además resulta lógico pensar que tras la barrera queda un nutrido contingente de enemigos. En resumidas cuentas, no es viable.
Tal plan no se amolda a nuestras necesidades de momento guerrero elfo.
Dice sin entrar en detalles, al final Niniel confirma uno de los puntos. No tiene tiempo para andar gastándolo en palabras, las unidades enemigas pueden estar reagrupándose. Si no consiguen un par de inquisidores vivos esa barrera permanecerá inmutable y las fuerzas sanas serán eventualmente diezmadas, para finiquitar todo se debe cortar la cabeza del problema, el sujeto de nombre “Kane”.
Thenidiel expone algunos puntos preocupantes, puede que los rojos tengan más cerebro del esperado. Mantener un control mental con tanta ira desenfrenada parece imposible pero se debe tener en consideración los conceptos de una mente arcana, dichos personajes no desperdician palabras. Sin duda algo que despierta inquietud pero no cambia nada, al final se debe seguir purgando reducto y buscando al responsable.
Una razón más para acabar con la existencia de ese sujeto.
Tres mercenarios incluyendo Drake se unen al grupo expedicionario, obviamente Denam aprueba el ingreso de Niniel con un gesto seguro. Pronto se colocan en una entrada y comienzan a salir, si alguien más quiere venir es el momento. Nuevamente la facción se divide en dos, los efectivos atrincherados deberán defender la sala a toda costa intentando sobrevivir con los medios que tienen, por su parte el grupo reducido intentara encontrar inquisidores en la sección elevada de reducto.
Paso firme.
Salen al patio y descubren un escenario crudo, vestigios de cierta batalla grande. Cerca de treinta cuerpos yacen diseminados, algunos sanos y otros rojos. Es difícil saber quién logro ganar aunque en realidad no importa mucho, los detalles Son para escribas. Dos acompañantes encuentran un templario afectado noqueado, cuesta imaginar que clase de golpe es capaz de inutilizar a uno de ellos, Guerrim se acerca con espada en mano listo para eliminarlo.
Ya no podemos hacer nada por el.
Denam
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
-Lo mismo pero clausurando todas las puertas encerrara lo que sea que haya tras la barrera. Los pasillos que conducen a la capilla servirán de cuello de botella para agredir a los enemigos y cuidar que no tengan en numeros demasiado grandes, en vez de plantear un enfrentamiento abierto con las fuerzas divididas. Pero si prefieren volver a dividir los efectivos después de los muertos, y los que quedaron en el patio y permitir que el campo en el que vamos a pelear les permita usar ventaja numérica no es como si los soldados fueran a respetar mi inexistente autoridad.- El bardo observó cómo el huamno prefirió dedicar tiempo a organizar algo sin organizar nada y esperar en la puerta que a dedicar unos segundos a algo que podría salvar vidas. No era que las almas de aquellos desdichados le importaran mucho, pero cada soldado caído era un soldado menos para que se interpusiera entre él y lo que fuera que estuviera en control de la fortaleza. Aquello le hacía recordar al bardo a todos los hombres que buscaban peleas épicas, honor y gloria, que esperaban vencer a un enemigo solo con valor y contra todo pronostico. Si algo había aprendido el elfo de ver los combates, y de huir de ellos cuando debía era que si una pelea era épica, significaba que algo habían hecho mal, y habían triunfado a base de suerte.Porque por desgracia, en el mundo real esa clase de combates desmedidos traian mas muerte que victoria.
Iltharion miró la barrera, los hombres heridos y el grupo que iba a adentrarse en territorio enemigo casi sin efectivos antes de negar para si mismo. Ambas opciones parecian un suicidio, ambas llevaban escrito el combate en la frente, y pese a que había podido enfrentar a criaturas muy peligrosas con aquella elfa, no estaba dispuesto a seguir ciegamente a unos hombres a la muerte. No ansiaba tanto esa presa como para jugarse el pescuezo nuevamente, ni tenía tanta fe en la capacidad de aquellos hombres como para hacer una mejor apuesta para sus posibilidades después de lo que había visto.
Iltharion aguar´do entre las sombras de la capilla a volverse invisible a los ojos de los soldados, de los heridos de grupo que se aventuraba a por otros, y una vez estaban todos ajenos a su presencia, se escabulló hacia las cuadras.
Caminaba pegado a las paredes, con el oído atento a cualquier ruido, preparado apra meterse ne el primer recoveco que viera o correr en dirección contraria. Por suerte aquellos pasillos había sido limpiados minutos antes por s contingente, y solo los cuerpos de los soldados caídos en batalla habitaban el lugar.
Cargó consigo varias cuerdas, pasando los pesados rollos de forma cruzada por su pecho, y sobre uno de sus hombros para no sufrir tanto su carga, y se dirigió hacia las murallas y almenas, evitando deliberadamente el patio, para no encontrarse con nadie, ni amigo ni enemigo.
Primero trepó a la aprte de arriba de las caballerizas, desde allí ya no sería visto des del suelo, y podría esconderse de cualquier tipo de templario que pasara cerca. Incluso si alguien el hubiera seguido sin que se percatara, ahora habría quedado oculto de su vista.
Tras aquella primera ascensión solo necesitaba seguir subiendo hasta las almenas y adentrarse en las murallas para buscar una ventana baja desde la cual ir descendiendo. O incluso hacerlo desde su alto para no perder mas tiempo en aquel fuerte. Cada segundo valía, pero toda precaución era poca, y por ello el elfo priorizaba el sigilo a la rapidez.
Iltharion miró la barrera, los hombres heridos y el grupo que iba a adentrarse en territorio enemigo casi sin efectivos antes de negar para si mismo. Ambas opciones parecian un suicidio, ambas llevaban escrito el combate en la frente, y pese a que había podido enfrentar a criaturas muy peligrosas con aquella elfa, no estaba dispuesto a seguir ciegamente a unos hombres a la muerte. No ansiaba tanto esa presa como para jugarse el pescuezo nuevamente, ni tenía tanta fe en la capacidad de aquellos hombres como para hacer una mejor apuesta para sus posibilidades después de lo que había visto.
Iltharion aguar´do entre las sombras de la capilla a volverse invisible a los ojos de los soldados, de los heridos de grupo que se aventuraba a por otros, y una vez estaban todos ajenos a su presencia, se escabulló hacia las cuadras.
Caminaba pegado a las paredes, con el oído atento a cualquier ruido, preparado apra meterse ne el primer recoveco que viera o correr en dirección contraria. Por suerte aquellos pasillos había sido limpiados minutos antes por s contingente, y solo los cuerpos de los soldados caídos en batalla habitaban el lugar.
Cargó consigo varias cuerdas, pasando los pesados rollos de forma cruzada por su pecho, y sobre uno de sus hombros para no sufrir tanto su carga, y se dirigió hacia las murallas y almenas, evitando deliberadamente el patio, para no encontrarse con nadie, ni amigo ni enemigo.
Primero trepó a la aprte de arriba de las caballerizas, desde allí ya no sería visto des del suelo, y podría esconderse de cualquier tipo de templario que pasara cerca. Incluso si alguien el hubiera seguido sin que se percatara, ahora habría quedado oculto de su vista.
Tras aquella primera ascensión solo necesitaba seguir subiendo hasta las almenas y adentrarse en las murallas para buscar una ventana baja desde la cual ir descendiendo. O incluso hacerlo desde su alto para no perder mas tiempo en aquel fuerte. Cada segundo valía, pero toda precaución era poca, y por ello el elfo priorizaba el sigilo a la rapidez.
Iltharion Dur'Falas
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Formados ambos grupos Níniel quedó conforme con el resultado. El grupo de contención con varias decenas de miembros de aquella orden de caballería estaba reforzado con un buen número de mercenarios que suplían su falta de experiencia y liderazgo con la que a ellos les sobraba, al mismo tiempo que los templarios funcionarían como fuerza de cohesión entre distintos tipos de modos de luchar y de enfrentarse a los enemigos. Además aquella unidad quedaba con algunos médicos que lo harían bien y un oficial de confianza por lo que la sacerdotisa podía prestar su ayuda al grupo de búsqueda. Una oportunidad de oro para aprender más sobre "el mal rojo", aunque desde luego dudaba mucho que fuese a ser un paseo. Si los inquisidores eran tan importantes el enemigo también los tendría en un lugar muy alto en la lista de asuntos de los que ocuparse, era muy posible que no quedara ninguno y tuvieran que buscar otro modo de pasar aquella barrera, quizá incluso retroceder hasta otra posición defendible y buscar ayuda en el exterior de reducto.
No tardaron en ponerse en marcha siguiendo a Denam hasta una de las puertas de aquella estructura y salir a un nuevo patio. Como el anterior y los pasillos de la fortaleza que dejaron antes atrás aquel espacio ya no es más que otro cementerio donde solo se puede ver muerte. A aquellas alturas Níniel tenía claro que incluso aunque lograran retomar todo reducto de nuevo para los templarios iba a pasar mucho tiempo hasta que aquella orden de guerreros pudiese recuperarse, puede que nunca volviera a ser la misma. Y es que a entre los afectados por el rojo y los muertos de ambos bandos fácilmente debían de haber muerto ya más de la mitad de sus efectivos, puede que más. En aquel caso más de una treintena de cuerpos se hallan en el suelo o apoyados contra los muros donde alguna herida mortal puso fin a sus vidas. Armas y armaduras de metal unas al lado de otras medio enterradas en un espacio de tierra encharcada, no con agua de la lluvia que no había dejado de caer, si no con rojo de la sangre.
-Estos combatieron bien, hay casi tantos de esos locos como de hombres normales aquí...No sabría decir quién ganó puesto que todos usáis el mismo equipo y las huellas de botas son iguales, pero hay varios juegos de pisadas que tras la batalla se dirigieron hacia el mismo lugar al que vamos nosotros.- Indicó Drake mientras paseaba por el lugar escrutando la escena y señalaba con un dedo primero los cuerpos sin vida y luego las pisadas que efectivamente se veían claramente marcadas en el barro.
-¿Sabrías decir cuántos son Drake?. Si son enemigos bien nos vendría saberlo.- Preguntó la peliblanca que cada vez se alegraba más de haber trabado tan buena relación con aquel mercenario pues no solo era valiente y buen luchador si no que no tenía un pelo de tonto a pesar de lo que su rudo aspecto podía dar a parecer.
-Diría que cuatro o cinco, algunas huellas están sobre otras y no podría asegurarlo.-
-Bueno, de todos modos podría haber más de uno u otro bando que llegaran por otros caminos o ya estuvieran allí. Ni siquiera podemos saber que los inquisidores no tengan algo que ver con los rojos. Pero todo cuenta.- Aseveró la peliblanca.
En ese momento dos de los mercenarios encontraron algo que la joven elfa no esperaba ver. Por extraño que resultara entre las decenas de cuerpos sin vida uno de ellos aún se movía, un milagro o un grandísimo golpe de suerte, si no fuera porque el superviviente era uno de los afectados de lo que fuera que había causado todo aquello. Estaba herido, presentaba contusiones que deberían haberle matado de no ser por los extraños efectos bajo los que se encontraba y aunque no podía hablar ni moverse mucho por sí mismo aún abría los ojos, movía las manos y murmuraba con un hilo de voz el nombre de "Kane" y trataba de atacar a los que tenía cerca.
-!Espera!- Instó al templario de más alta graduación queriendo evitar que lo matara. -Es el primero y quizá el único que atrapamos con vida. Lo que sea que le está afectando aún está activo en su cuerpo. Necesito unas muestras. Podrían ser de mucha ayuda. -Dijo. Y es que realmente con aquello podría investigar qué era, cómo funcionaba y con tiempo y equipo quizá incluso un modo de evitarlo, revertirlo o combatir más eficazmente contra ello. Por no mencionar que podría ser la pieza que le faltaba para su propia investigación. -Inmovilizarlo por favor.- Pidió a los mercenarios para acabar. estos miraron a la joven con incredulidad pero luego miraron a Drake y obedecieron.
Níniel sacó de su bolsa una pequeña cajita de madera en la que guardaba sus pociones prefabricadas para cuando las necesitaba y otra más pequeña con varios viales vacíos. Lo primero que hizo fue tomar una muestra de sangre fresca. No fue complicado ante las heridas que presentaba aquel templario que aún trataba de zafarse con sus escasas energías de la presa de los mercenarios. Cuando la obtuvo la guardó en una tercera caja y espolvoreó sobre el vial un poco del polvo contenido en otro vial cubierto de una fina capa de escarcha. Inmediatamente el tubito con la sangre pareció helarse. Aquel polvo eran sales de escarcha refinadas, un material que mantení frío todo aquello con lo que mantenía contacto directo, algo vital para conservar muestras e ingredientes perecederos.
Lo siguiente fue tomar muestras de su cabello y por último con su daga la peliblanca tomo una pequeña muestra de aquellas extrañas gemas rojizas que crecían sobre los ronchones rojos de la piel de aquel hombre. Prácticamente parecían formaciones de alguna clase de mineral y le recordaban a la sacerdotisa a la estructura de los cristales de las sales. Era realmente fascinante.No esperaba que encontraría algo como aquello cuando aceptó las palabras de su padre y se enroló en aquella expedición mercenaria. -Si tan solo tuviera acceso a mi laboratorio de alquimia...- Se lamentó guardando las últimas muestras en su lugar correspondiente y levantándose dispuesta a seguir con la misión encomendada.
-¿Y qué hacemos con este tío?. ¿Puede haber una cura?- Preguntó Drake que había seguido el proceso con curiosidad y ahora jugaba con su espada sobre la cabeza del prisionero templario.
-No lo sé. Pero me temo que para este hombre la respuesta es no. Su cuerpo está destrozado, solo el rojo lo mantiene con vida.- Dijo serena a pesar de que sus palabras eran una condena a muerte. Podría estarlo porque sabía que decía la verdad, mantenerlo con vida solo sería alargar su agonía. Por ello solo sintió lástima cuando la espada del mercenario cortó la cabeza del prisionero. Al menos si aquellas muestras servían para algo su muerte no habría sido en vano.
Subrayado uso de la pasiva alquimia.No tardaron en ponerse en marcha siguiendo a Denam hasta una de las puertas de aquella estructura y salir a un nuevo patio. Como el anterior y los pasillos de la fortaleza que dejaron antes atrás aquel espacio ya no es más que otro cementerio donde solo se puede ver muerte. A aquellas alturas Níniel tenía claro que incluso aunque lograran retomar todo reducto de nuevo para los templarios iba a pasar mucho tiempo hasta que aquella orden de guerreros pudiese recuperarse, puede que nunca volviera a ser la misma. Y es que a entre los afectados por el rojo y los muertos de ambos bandos fácilmente debían de haber muerto ya más de la mitad de sus efectivos, puede que más. En aquel caso más de una treintena de cuerpos se hallan en el suelo o apoyados contra los muros donde alguna herida mortal puso fin a sus vidas. Armas y armaduras de metal unas al lado de otras medio enterradas en un espacio de tierra encharcada, no con agua de la lluvia que no había dejado de caer, si no con rojo de la sangre.
-Estos combatieron bien, hay casi tantos de esos locos como de hombres normales aquí...No sabría decir quién ganó puesto que todos usáis el mismo equipo y las huellas de botas son iguales, pero hay varios juegos de pisadas que tras la batalla se dirigieron hacia el mismo lugar al que vamos nosotros.- Indicó Drake mientras paseaba por el lugar escrutando la escena y señalaba con un dedo primero los cuerpos sin vida y luego las pisadas que efectivamente se veían claramente marcadas en el barro.
-¿Sabrías decir cuántos son Drake?. Si son enemigos bien nos vendría saberlo.- Preguntó la peliblanca que cada vez se alegraba más de haber trabado tan buena relación con aquel mercenario pues no solo era valiente y buen luchador si no que no tenía un pelo de tonto a pesar de lo que su rudo aspecto podía dar a parecer.
-Diría que cuatro o cinco, algunas huellas están sobre otras y no podría asegurarlo.-
-Bueno, de todos modos podría haber más de uno u otro bando que llegaran por otros caminos o ya estuvieran allí. Ni siquiera podemos saber que los inquisidores no tengan algo que ver con los rojos. Pero todo cuenta.- Aseveró la peliblanca.
En ese momento dos de los mercenarios encontraron algo que la joven elfa no esperaba ver. Por extraño que resultara entre las decenas de cuerpos sin vida uno de ellos aún se movía, un milagro o un grandísimo golpe de suerte, si no fuera porque el superviviente era uno de los afectados de lo que fuera que había causado todo aquello. Estaba herido, presentaba contusiones que deberían haberle matado de no ser por los extraños efectos bajo los que se encontraba y aunque no podía hablar ni moverse mucho por sí mismo aún abría los ojos, movía las manos y murmuraba con un hilo de voz el nombre de "Kane" y trataba de atacar a los que tenía cerca.
-!Espera!- Instó al templario de más alta graduación queriendo evitar que lo matara. -Es el primero y quizá el único que atrapamos con vida. Lo que sea que le está afectando aún está activo en su cuerpo. Necesito unas muestras. Podrían ser de mucha ayuda. -Dijo. Y es que realmente con aquello podría investigar qué era, cómo funcionaba y con tiempo y equipo quizá incluso un modo de evitarlo, revertirlo o combatir más eficazmente contra ello. Por no mencionar que podría ser la pieza que le faltaba para su propia investigación. -Inmovilizarlo por favor.- Pidió a los mercenarios para acabar. estos miraron a la joven con incredulidad pero luego miraron a Drake y obedecieron.
Níniel sacó de su bolsa una pequeña cajita de madera en la que guardaba sus pociones prefabricadas para cuando las necesitaba y otra más pequeña con varios viales vacíos. Lo primero que hizo fue tomar una muestra de sangre fresca. No fue complicado ante las heridas que presentaba aquel templario que aún trataba de zafarse con sus escasas energías de la presa de los mercenarios. Cuando la obtuvo la guardó en una tercera caja y espolvoreó sobre el vial un poco del polvo contenido en otro vial cubierto de una fina capa de escarcha. Inmediatamente el tubito con la sangre pareció helarse. Aquel polvo eran sales de escarcha refinadas, un material que mantení frío todo aquello con lo que mantenía contacto directo, algo vital para conservar muestras e ingredientes perecederos.
Lo siguiente fue tomar muestras de su cabello y por último con su daga la peliblanca tomo una pequeña muestra de aquellas extrañas gemas rojizas que crecían sobre los ronchones rojos de la piel de aquel hombre. Prácticamente parecían formaciones de alguna clase de mineral y le recordaban a la sacerdotisa a la estructura de los cristales de las sales. Era realmente fascinante.No esperaba que encontraría algo como aquello cuando aceptó las palabras de su padre y se enroló en aquella expedición mercenaria. -Si tan solo tuviera acceso a mi laboratorio de alquimia...- Se lamentó guardando las últimas muestras en su lugar correspondiente y levantándose dispuesta a seguir con la misión encomendada.
-¿Y qué hacemos con este tío?. ¿Puede haber una cura?- Preguntó Drake que había seguido el proceso con curiosidad y ahora jugaba con su espada sobre la cabeza del prisionero templario.
-No lo sé. Pero me temo que para este hombre la respuesta es no. Su cuerpo está destrozado, solo el rojo lo mantiene con vida.- Dijo serena a pesar de que sus palabras eran una condena a muerte. Podría estarlo porque sabía que decía la verdad, mantenerlo con vida solo sería alargar su agonía. Por ello solo sintió lástima cuando la espada del mercenario cortó la cabeza del prisionero. Al menos si aquellas muestras servían para algo su muerte no habría sido en vano.
Níniel Thenidiel
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Re: Campeones de los justos [Interpretativo] [Libre] [Cerrado]
Niniel detiene la ejecución alegando varios puntos originales, Denam baja su espada con lentitud. No le gusta que un miembro de la orden sirva como sujeto de pruebas pero si la artimaña técnica logra arrojar luz sobre todo será un sacrificio aceptable, al final los templarios conocen el significado de esa palabra muy bien. Tal vez con un poco de suerte las noticias mejoren por primera vez.
Adelante.
Los mercenarios inmovilizan al enemigo herido y la elfa inicia sus estudios, sabe lo que hace. Guerrim observa atento el proceso sin descuidar la mano armada, nunca se sabe cómo pueden reaccionar los afectados. Thenidiel realiza algunos pasos minuciosos antes de dar por acabado su trabajo, eventualmente luego de hacerse evidente que el miembro de la orden no mejorara Drake lo ejecuta.
Sigamos, tenemos el tiempo contado.
Si la aproximación del mercenario es acertado posiblemente encuentren compañía más adelante, que sea buena o mala depende de la fortuna. Tantas buenas personas muertas, los templarios tardaran mucho en recuperarse si es que tienen la voluntad suficiente para sobrevivir. Tardo décadas alcanzar el número de miembros actual, cuando termine el día es posible que queden menos de cien integrantes.
Kane pagara por esto.
Escupe frustrado, menuda forma más rastrera de acabar con algo. Segundos después niega con la cabeza, no puede darse el lujo de perder su temple con tantas cosas en juego. El sonido de espadas chocando lo centra otra vez, alguien lucha en las cercanías. La facción se pone en guardia y avanza cautelosamente, pronto identifican el origen del combate en uno de los laboratorios alquímicos.
¡Atención todos! protejan a los sobrevivientes y no muestren piedad con esas criaturas.
Ingresan sin vacilar encontrándose de lleno con una batalla en pleno auge, tres templarios normales combaten contra cinco rojos. Una visión llena de esperanza al escudero vigilante, cierto inquisidor lucha con las fuerzas sanas. Su armadura ornamentada con detalles en negro resulta alentadora, la espada y el escudo rúnico también despiertan seguridad. Sin tiempo para las formalidades el grupo expedicionario entabla combate con los dementes.
¡¡A por ellos!!
No toma mucho someter a los atacantes, el inquisidor es una unidad demasiado dura y termina destrozando enemigos con su arma especial. Los justos finalizan todo sin muertos y con un herido leve, buen resultado. Denam saluda a sus hermanos para luego dirigir su atención al objetivo original, le estudia con la mirada antes de emitir comentario, es imposible no ser precavido en la situación actual.
Soy el escudero vigilante Denam, solicito un informe de situación inquisidor.
Caballero inquisidor Rodrik. Lamento decir que carezco de información, los veteranos salieron de su encierro y comenzaron a matar todo ser viviente, llevo desde entonces luchando.
Nada nuevo… tenemos una barricada en el templo, diríjanse allí. Inquisidor Rodrik necesitamos tumbar cierta barrera en ese lugar, prepare los procesos pertinentes.
Lo hare pero sin otro inquisidor para servir de conducto no lograre nada, lucha bien Denam.
Los supervivientes se retiran por el camino seguro dejando al grupo expedicionario otra vez solo, aún queda medio objetivo sin completar. Pese a todo encontrar a un guerrero rúnico vivo despierta la esperanza en Denam, debe haber más con vida luchando. Se escuchan algunos combates en el templo pero con la ayuda recién enviada deberían poder imponerse, tiempo de seguir.
Prosigamos.
La situación en la capilla es tan demencial que nadie presta atención al escape del elfo, está por su cuenta ahora. Afortunadamente para el orejas de punta su camino se encuentra despejado, los templarios rojos concentran esfuerzos en las partes más elevadas de reducto. Los únicos testigos del acto de cobardía son una multitud de cadáveres diseminados, dicho personaje tiene carta blanca para escapar.
Adelante.
Los mercenarios inmovilizan al enemigo herido y la elfa inicia sus estudios, sabe lo que hace. Guerrim observa atento el proceso sin descuidar la mano armada, nunca se sabe cómo pueden reaccionar los afectados. Thenidiel realiza algunos pasos minuciosos antes de dar por acabado su trabajo, eventualmente luego de hacerse evidente que el miembro de la orden no mejorara Drake lo ejecuta.
Sigamos, tenemos el tiempo contado.
Si la aproximación del mercenario es acertado posiblemente encuentren compañía más adelante, que sea buena o mala depende de la fortuna. Tantas buenas personas muertas, los templarios tardaran mucho en recuperarse si es que tienen la voluntad suficiente para sobrevivir. Tardo décadas alcanzar el número de miembros actual, cuando termine el día es posible que queden menos de cien integrantes.
Kane pagara por esto.
Escupe frustrado, menuda forma más rastrera de acabar con algo. Segundos después niega con la cabeza, no puede darse el lujo de perder su temple con tantas cosas en juego. El sonido de espadas chocando lo centra otra vez, alguien lucha en las cercanías. La facción se pone en guardia y avanza cautelosamente, pronto identifican el origen del combate en uno de los laboratorios alquímicos.
¡Atención todos! protejan a los sobrevivientes y no muestren piedad con esas criaturas.
Ingresan sin vacilar encontrándose de lleno con una batalla en pleno auge, tres templarios normales combaten contra cinco rojos. Una visión llena de esperanza al escudero vigilante, cierto inquisidor lucha con las fuerzas sanas. Su armadura ornamentada con detalles en negro resulta alentadora, la espada y el escudo rúnico también despiertan seguridad. Sin tiempo para las formalidades el grupo expedicionario entabla combate con los dementes.
¡¡A por ellos!!
No toma mucho someter a los atacantes, el inquisidor es una unidad demasiado dura y termina destrozando enemigos con su arma especial. Los justos finalizan todo sin muertos y con un herido leve, buen resultado. Denam saluda a sus hermanos para luego dirigir su atención al objetivo original, le estudia con la mirada antes de emitir comentario, es imposible no ser precavido en la situación actual.
Soy el escudero vigilante Denam, solicito un informe de situación inquisidor.
Caballero inquisidor Rodrik. Lamento decir que carezco de información, los veteranos salieron de su encierro y comenzaron a matar todo ser viviente, llevo desde entonces luchando.
Nada nuevo… tenemos una barricada en el templo, diríjanse allí. Inquisidor Rodrik necesitamos tumbar cierta barrera en ese lugar, prepare los procesos pertinentes.
Lo hare pero sin otro inquisidor para servir de conducto no lograre nada, lucha bien Denam.
Los supervivientes se retiran por el camino seguro dejando al grupo expedicionario otra vez solo, aún queda medio objetivo sin completar. Pese a todo encontrar a un guerrero rúnico vivo despierta la esperanza en Denam, debe haber más con vida luchando. Se escuchan algunos combates en el templo pero con la ayuda recién enviada deberían poder imponerse, tiempo de seguir.
Prosigamos.
La situación en la capilla es tan demencial que nadie presta atención al escape del elfo, está por su cuenta ahora. Afortunadamente para el orejas de punta su camino se encuentra despejado, los templarios rojos concentran esfuerzos en las partes más elevadas de reducto. Los únicos testigos del acto de cobardía son una multitud de cadáveres diseminados, dicho personaje tiene carta blanca para escapar.
Denam
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