[Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Página 1 de 1. • Comparte
[Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Amor. ¿Quien sabe lo que es? ¿Alguna vez lo has sentido?
Cosquilleo en el estomago, mareos, nauseas, atontamiento y dispersión de pensamientos, dificultad del habla, aumento del numero y de la profundidad de suspiros, viscosas sonrisas espontáneas, falta de apetito... ¿Realmente es algo bueno eso de estar enamorado? Yo, siendo sincero, mis queridos habitantes de Aerandir, lo veo más como una enfermedad. Un sentimiento que te hace cometer locuras, incluso con malestar o dolor propio, tanto como físico como mental. Arriesgar tu vida por la del amado... Una epidemia, una pandemia. Una bacteria que me mete en un portador, comiendo sus entrañas, alimentándose de su ánimo y de su esperanza, llenando sus pensamientos de imágenes del ser querido. Un virus que va debilitando a medida que las expectativas disminuyen. Locura, dolor, desconcierto. Qué bonito que es el amor, queridos mios...
Aunque, ¿quien soy yo para decir todo esto? Jamás he estado enamorado, al menos que yo sepa. Si es verdad, que una vez, en mis años de máxima esplendor, cuando aun mi cuerpo lucía las bellezas de la juventud, cuando mi voz era fuerte y penetrante, cuando mi mirada no estaba triste y llena de arrugas, pensé estarlo. Si, queridos, yo pensé estar enamorado. Pero jamás se sabe no está enamorado hasta que encuentra a la persona indicada, esa famosa y buscada persona que trastoca tu mundo. Ella no lo era, ella ni nadie, porque el amor no existe, tan solo que algunos aun no lo saben.
Y ahora, aquí sentado, viendo como aquella pareja de polluelos se miran con mejillas sonrojadas, no puedo evitar pensar ¡Cuan bella es la ignorancia!
La joven se reía de manera tímida, mirando al joven de reojo, el le correspondía con una sonrisa ladeada. Ella, de largos cabellos anaranjados, ojos claros como el mar, piel blanca como la nobleza. El, rubio y con una barba de una semana, ojos verdes como las montañas, musculos marcados por el trabajo en la fragua así como piel bronceada. Estaba claro que se gustaban, aunque quien sabe, la vida de los jóvenes casaderos es una montaña rusa.
Alguien les mira, intentando disimular, un hombre, algo más mayor que ellos, aunque no mucho, de cabellos negros y largos, ojos oscuros como la noche, labios carnosos y aire sureño. Se cruza de brazos y frunce los labios, al perecer no le gusta lo que ve. No parece peligroso, simplemente rechazado, al parecer. Aunque quien sabe, la vida de los jóvenes casaderos es una montaña rusa.
_________________________________________
· Te encuentras en la ciudad, explica como has llegado y que haces ahí, en mi siguiente post alguno de los tres protagonistas interactuara contigo, hasta entonces no puedes encontrarte con ellos.
Este tema es para un solo pj: El primero que postee
*Los nuevos deben tener al menos 10 post antes de entrar en el mastereado.
*No se debe de estar participando en Quest u otro rol mastereado
*Este rol puede causar daños a los pjs.
*El rol debe ser fluido, se deben avisar las ausencias pasadas las 48h, de lo contrario, el pj será avisado, si tras esto no se tienen en consideración las advertencias, el pj será sancionado, expulsado del rol y algún castigo, como podría ser una herida que incapacite o una maldición.
Cosquilleo en el estomago, mareos, nauseas, atontamiento y dispersión de pensamientos, dificultad del habla, aumento del numero y de la profundidad de suspiros, viscosas sonrisas espontáneas, falta de apetito... ¿Realmente es algo bueno eso de estar enamorado? Yo, siendo sincero, mis queridos habitantes de Aerandir, lo veo más como una enfermedad. Un sentimiento que te hace cometer locuras, incluso con malestar o dolor propio, tanto como físico como mental. Arriesgar tu vida por la del amado... Una epidemia, una pandemia. Una bacteria que me mete en un portador, comiendo sus entrañas, alimentándose de su ánimo y de su esperanza, llenando sus pensamientos de imágenes del ser querido. Un virus que va debilitando a medida que las expectativas disminuyen. Locura, dolor, desconcierto. Qué bonito que es el amor, queridos mios...
Aunque, ¿quien soy yo para decir todo esto? Jamás he estado enamorado, al menos que yo sepa. Si es verdad, que una vez, en mis años de máxima esplendor, cuando aun mi cuerpo lucía las bellezas de la juventud, cuando mi voz era fuerte y penetrante, cuando mi mirada no estaba triste y llena de arrugas, pensé estarlo. Si, queridos, yo pensé estar enamorado. Pero jamás se sabe no está enamorado hasta que encuentra a la persona indicada, esa famosa y buscada persona que trastoca tu mundo. Ella no lo era, ella ni nadie, porque el amor no existe, tan solo que algunos aun no lo saben.
Y ahora, aquí sentado, viendo como aquella pareja de polluelos se miran con mejillas sonrojadas, no puedo evitar pensar ¡Cuan bella es la ignorancia!
La joven se reía de manera tímida, mirando al joven de reojo, el le correspondía con una sonrisa ladeada. Ella, de largos cabellos anaranjados, ojos claros como el mar, piel blanca como la nobleza. El, rubio y con una barba de una semana, ojos verdes como las montañas, musculos marcados por el trabajo en la fragua así como piel bronceada. Estaba claro que se gustaban, aunque quien sabe, la vida de los jóvenes casaderos es una montaña rusa.
Alguien les mira, intentando disimular, un hombre, algo más mayor que ellos, aunque no mucho, de cabellos negros y largos, ojos oscuros como la noche, labios carnosos y aire sureño. Se cruza de brazos y frunce los labios, al perecer no le gusta lo que ve. No parece peligroso, simplemente rechazado, al parecer. Aunque quien sabe, la vida de los jóvenes casaderos es una montaña rusa.
_________________________________________
- jovenes:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
· Te encuentras en la ciudad, explica como has llegado y que haces ahí, en mi siguiente post alguno de los tres protagonistas interactuara contigo, hasta entonces no puedes encontrarte con ellos.
Este tema es para un solo pj: El primero que postee
*Los nuevos deben tener al menos 10 post antes de entrar en el mastereado.
*No se debe de estar participando en Quest u otro rol mastereado
*Este rol puede causar daños a los pjs.
*El rol debe ser fluido, se deben avisar las ausencias pasadas las 48h, de lo contrario, el pj será avisado, si tras esto no se tienen en consideración las advertencias, el pj será sancionado, expulsado del rol y algún castigo, como podría ser una herida que incapacite o una maldición.
Wyn
Master
Master
Cantidad de envíos : : 882
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Después del largo viaje la joven elfa por fin veía las gruesas murallas de Baslodia, esperaba realmente encontrar algo de información de los ancianos, ya que hasta el momento seguía sin tener suerte. Se adentró lentamente en la ciudad con una enorme sonrisa por estar por fin allí.
No era la primera vez que iba a esa ciudad, pero la última vez que fue era lo suficientemente pequeña como para no recordar mucho de aquel lugar, al menos si sabía llegar a la plaza principal dónde estarían la mayoría de los comerciantes.
La plaza estaba llena de gente, el bullicio era reconfortante después del viaje en soledad así que la recorrió lentamente, tomandose su tiempo para hablar con todos los comerciantes sin dejarse ninguno pero sin ningún resultado. Después de pasarse por la plaza, callejeó un poco, y en todos los puestos de comerciantes que veía se paraba a preguntar si sabían algo de la desaparición de sus abuelos, pero por desgracia seguía sin conseguir nada. Después de un par de horas, estaba agotada de caminar y además se le sumaba que no había descansado en condiciones desde hacía bastante tiempo por no hablar de que estaba bastante hambrienta así que en uno de los últimos puestos donde preguntó decidió comprar una manzana y se puso a buscar algún lugar donde descansar.
Pasó unos minutos más buscando algún sitio donde descansar hasta que encontró una pequeña plazoleta con una fuente en medio. Los niños correteaban por todas partes pero por suerte no había tanto ajetreo como en el resto de la ciudad. Wind no pudo evitar pensar en lo mucho que le gustaría jugar con aquellos niños pero aquello “No era propio de una joven de su edad”. Odiaba aquellas palabras, todo el mundo se lo repetía continuamente y ella se enfadaba cada vez que se lo decían “Lo odio” Pensó con resignación pero en ese momento estaba lo suficientemente cansada como para que sentarse en un banco fuera igual de atractivo que ponerse a correr con aquellos pequeños.
Se sentó en un banco donde daba el sol directamente y sacó la manzana que acababa de comprar del morral mientras dejaba que el cansancio desapareciera de sus piernas. Empezó a comérsela lentamente y con los ojos cerrados saboreaba cada mordisco de aquella fruta. El sol le calentaba el rostro y se escuchaba el piar de los pájaros, la relajación era casi total y el dolor de sus pies desaparecía paulatinamente. Abrió los ojos para mirar el despejado cielo y deseó que aquella tranquilidad no desapareciera.
No era la primera vez que iba a esa ciudad, pero la última vez que fue era lo suficientemente pequeña como para no recordar mucho de aquel lugar, al menos si sabía llegar a la plaza principal dónde estarían la mayoría de los comerciantes.
La plaza estaba llena de gente, el bullicio era reconfortante después del viaje en soledad así que la recorrió lentamente, tomandose su tiempo para hablar con todos los comerciantes sin dejarse ninguno pero sin ningún resultado. Después de pasarse por la plaza, callejeó un poco, y en todos los puestos de comerciantes que veía se paraba a preguntar si sabían algo de la desaparición de sus abuelos, pero por desgracia seguía sin conseguir nada. Después de un par de horas, estaba agotada de caminar y además se le sumaba que no había descansado en condiciones desde hacía bastante tiempo por no hablar de que estaba bastante hambrienta así que en uno de los últimos puestos donde preguntó decidió comprar una manzana y se puso a buscar algún lugar donde descansar.
Pasó unos minutos más buscando algún sitio donde descansar hasta que encontró una pequeña plazoleta con una fuente en medio. Los niños correteaban por todas partes pero por suerte no había tanto ajetreo como en el resto de la ciudad. Wind no pudo evitar pensar en lo mucho que le gustaría jugar con aquellos niños pero aquello “No era propio de una joven de su edad”. Odiaba aquellas palabras, todo el mundo se lo repetía continuamente y ella se enfadaba cada vez que se lo decían “Lo odio” Pensó con resignación pero en ese momento estaba lo suficientemente cansada como para que sentarse en un banco fuera igual de atractivo que ponerse a correr con aquellos pequeños.
Se sentó en un banco donde daba el sol directamente y sacó la manzana que acababa de comprar del morral mientras dejaba que el cansancio desapareciera de sus piernas. Empezó a comérsela lentamente y con los ojos cerrados saboreaba cada mordisco de aquella fruta. El sol le calentaba el rostro y se escuchaba el piar de los pájaros, la relajación era casi total y el dolor de sus pies desaparecía paulatinamente. Abrió los ojos para mirar el despejado cielo y deseó que aquella tranquilidad no desapareciera.
Windorind Crownguard
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 519
Nivel de PJ : : 1
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
La conversación entre el hombre rubio y su amada parecían seguir un tono cordial. Era una pareja de enamorados como otras muchas en Lunargenta. Ella permanecía sentada y sonriendo tímidamente hacia el lado opuesto, con un sonroje evidente en sus mejillas, tal vez por alguna anécdota graciosa que contara su acompañante, tal vez por los halagos que éste dedicara a tal bella e inocente mujer.
El tercero, el más grande y fuerte de todos los presentes en aquella plaza, se mordía los labios con rabia y apretaba sus puños. En un claro gesto de rabia. Se giró con frustración. Avanzó con furia hacia el otro lado de la plaza, justo al lado de una joven elfa morena y rizosa, que disfrutaba de un momento de relax en la plaza. Se sentó a su lado, frustrado y claramente enfadado. Necesitaba desahogar sus frustraciones con alguien, y la elfa le parecía lo suficientemente tierna como para contarle sus problemas.
-Mi nombre es Ralph, perdona que me siente a tu lado a contemplar aquella tétrica escena. – dijo con impotencia el tipo en voz baja, parecía decirlo para sí mismo, pero su intención era que Windorind le escuchara, como pronto así demostraría al mirar hacia ella. – La está engañando. Es un mujeriego, siempre lo ha sido.
Entre las lamentaciones del tipo, la pareja seguía a lo suyo y le daba un intenso y largo beso a la mujer mientras se despedía de ésta de manera muy cariñosa. La joven volvió a entrar en casa y su amado marchó con una sonrisa satisfactoria por otra de las calles de la plaza, sin percatarse de las miradas de odio que le enviaba el que ahora estaba sentado junto a la elfa.
-Jasmine no merece un gandul semejante. Ella merece alguien fiel y leal como yo. Sé como desenmascarar a ese tipo, pero no puedo ser yo quién lo haga. – se lamentó – Ambos me conocen. Y no pretendo que piense que quiero destruir su relación, tan solo pretendo ayudarla. Pero no puedo solo. ¿Me echarás una mano? Puedo recompensarte. – preguntó con decisión a la elfa, mirándola con seguridad. Poco tenía que perder por intentar pedirle su ayuda. - Sé donde vive el hombre, pero tenemos que repartirnos el trabajo – Volvió a girar su cabeza hacia Windorind. – Necesitaríamos hablar con ella, o directamente seguirle a ver a dónde se dirige. Tú decides.
Dada la ausencia del maestro Wyn, quedo a cargo de tu quest. Yo soy un master que suele dar mucha libertad, pero siempre doy finales buenos o malos dependiendo de tus acciones y runas, así que piensa lo que haces.
Windorind, en esta primera parte tendrás que decidir si decides ayudar al tipo o no. Si le ofreces su ayuda tienes tres opciones:
También puedes sospechar de la bondad de sus palabras y negarle tu ayuda, en cuyo caso el hombre se enfadará y deberás indagar por ti misma y elegir cualquiera de las mismas tres opciones.
Decidas lo que decidas, no sabrás que es lo que él va a hacer. Puedes manejar a Ralph si lo consideras necesario, siempre respetando su personalidad.
El tercero, el más grande y fuerte de todos los presentes en aquella plaza, se mordía los labios con rabia y apretaba sus puños. En un claro gesto de rabia. Se giró con frustración. Avanzó con furia hacia el otro lado de la plaza, justo al lado de una joven elfa morena y rizosa, que disfrutaba de un momento de relax en la plaza. Se sentó a su lado, frustrado y claramente enfadado. Necesitaba desahogar sus frustraciones con alguien, y la elfa le parecía lo suficientemente tierna como para contarle sus problemas.
-Mi nombre es Ralph, perdona que me siente a tu lado a contemplar aquella tétrica escena. – dijo con impotencia el tipo en voz baja, parecía decirlo para sí mismo, pero su intención era que Windorind le escuchara, como pronto así demostraría al mirar hacia ella. – La está engañando. Es un mujeriego, siempre lo ha sido.
Entre las lamentaciones del tipo, la pareja seguía a lo suyo y le daba un intenso y largo beso a la mujer mientras se despedía de ésta de manera muy cariñosa. La joven volvió a entrar en casa y su amado marchó con una sonrisa satisfactoria por otra de las calles de la plaza, sin percatarse de las miradas de odio que le enviaba el que ahora estaba sentado junto a la elfa.
-Jasmine no merece un gandul semejante. Ella merece alguien fiel y leal como yo. Sé como desenmascarar a ese tipo, pero no puedo ser yo quién lo haga. – se lamentó – Ambos me conocen. Y no pretendo que piense que quiero destruir su relación, tan solo pretendo ayudarla. Pero no puedo solo. ¿Me echarás una mano? Puedo recompensarte. – preguntó con decisión a la elfa, mirándola con seguridad. Poco tenía que perder por intentar pedirle su ayuda. - Sé donde vive el hombre, pero tenemos que repartirnos el trabajo – Volvió a girar su cabeza hacia Windorind. – Necesitaríamos hablar con ella, o directamente seguirle a ver a dónde se dirige. Tú decides.
* * * * * * *
Dada la ausencia del maestro Wyn, quedo a cargo de tu quest. Yo soy un master que suele dar mucha libertad, pero siempre doy finales buenos o malos dependiendo de tus acciones y runas, así que piensa lo que haces.
Windorind, en esta primera parte tendrás que decidir si decides ayudar al tipo o no. Si le ofreces su ayuda tienes tres opciones:
- Picar en casa de Jasmine y presentarte ante ella para buscar información (hazle algunas preguntas que consideres a la mujer),
- Seguir a su amado por las calles.
- Dirigirte casa de éste a buscar pruebas de infidelidad (en este caso, Ralph te dará instrucciones para ello, vive cerca del barrio del mercado).
También puedes sospechar de la bondad de sus palabras y negarle tu ayuda, en cuyo caso el hombre se enfadará y deberás indagar por ti misma y elegir cualquiera de las mismas tres opciones.
Decidas lo que decidas, no sabrás que es lo que él va a hacer. Puedes manejar a Ralph si lo consideras necesario, siempre respetando su personalidad.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Wind se sobresaltó ligeramente cuando se dio cuenta que alguien acababa de dentarse a su lado por lo que giró la cabeza y vio a un hombre moreno con cara de pocos amigos. Apenas le miró unos instantes cuando giró la cabeza de nuevo para darle un nuevo bocado a su manzana y mientras estaba masticando escuchó hablar a aquel hombre el cual parecía bastante enfadado.
Al escucharle hablar la elfa giró la cabeza como de un modo automático para mirarle sin tener muy claro si estaba hablando con ella, pero cuando vio como aquel hombre la miraba se dio cuenta de que realmente estaba hablando con ella. ¿Por qué? No lo sabía, pero tampoco iba a molestarse pues parecía que el tal Ralph necesitaba desahogarse con alguien y si quería hacerlo con ella tampoco iba a ponerle pegas. -¿Engañando?- Repitió la joven en voz baja mientras miraba a la pareja cuando vio aquel beso, se ruborizó como si estuviera viendo algo que no debía.
-Yo me llamo Windorind o Wind para abreviar- Dijo la joven con una sonrisa presentándose aprovechando para volver a mirar al hombre que estaba sentado a su lado. “¿Cómo él?” Pensó la elfa llegando a la conclusión más evidente que pudo “¿Está enamorado de ella?” Pero al fin y al cabo tampoco era quien para inmiscuirse aunque en apenas unos segundos, aquella idea cambió ¿Ayuda?
Wind dudó unos segundos pues le parecía meterse en lo que no debía pero si podía librar a esa joven del sufrimiento de un amorío no correspondido, desde luego iba a hacer todo lo posible. Miró a Ralph intentando discernir si sus intenciones eran en realidad tan buenas como prometían ser y al final llegó a la conclusión de que parecía un buen hombre así que suspiró y accedió -Te ayudaré, pero solo porque considero que tienes buenas intenciones- Aclaró la elfa intentando dar a entender que desde luego si en algún momento dudaba de las intenciones del hombre, dejaría de ayudarle.
“Antes de darle una noticia como esa a Jasmine, será mejor que me asegure de que es cierto” La simple idea de decirle a la joven que su amado estaba siendo infiel y que aquello no fuera cierto, hacía que se le encogiera el corazón. Mientras pensaba daba pequeños mordiscos a su manzana -Probablemente seguirlo sea lo mejor- comentó la elfa en voz baja, como si reflexionara para ella misma mas que como si se lo estuviera contando a Ralph. Aún así pareció que éste la escuchó pues hizo un asentimiento con la cabeza.
Después de aquello, la elfa se levantó, se estiró ligeramente y pensó en que si no iba tras el joven pronto acabaría perdiéndole la pista. -Voy a ir tras de él- Dijo mientras lanzaba una sonrisa a Ralph intentando transmitirle tranquilidad, acto seguido, empezó a caminar a través de la plaza siguiendo los pasos del joven que se había ido hacía apenas unos minutos. Lo cierto era que no tenía nada claro donde estaba aquel muchacho pues aunque la elfa conocía la zona, tampoco era demasiado experta por lo que recorrió tan rápido como pudo las callejuelas que le parecían más factibles hasta que por suerte dio con el joven de la cabellera rubia, el cual caminaba con bastante parsimonia aunque parecía tener bastante claro hacía donde se dirigía. Wind continuó siguiéndole unos minutos mientras se escondía detrás de las esquinas o en los portales de las casas, pensó que debía verse estúpida, pero desde luego a esas alturas echarse atrás no era una opción así que continuó con aquello unos segundos hasta que sin estar muy segura como, perdió de vista al joven por lo que salió de su escondite y con prisa giró la esquina en la que le había perdido de vista “¿Dónde se ha metido?” Aún así continuó andando y en la siguiente calle a la izquierda vio al joven rubio de nuevo “Gracias a los cielos...” Por lo que continuó siguiéndole unos minutos más hasta que vio como se metía en una casa “Ahí no puedo saber nada más...” Así que esperó mientras reflexionaba que hacer.
Al escucharle hablar la elfa giró la cabeza como de un modo automático para mirarle sin tener muy claro si estaba hablando con ella, pero cuando vio como aquel hombre la miraba se dio cuenta de que realmente estaba hablando con ella. ¿Por qué? No lo sabía, pero tampoco iba a molestarse pues parecía que el tal Ralph necesitaba desahogarse con alguien y si quería hacerlo con ella tampoco iba a ponerle pegas. -¿Engañando?- Repitió la joven en voz baja mientras miraba a la pareja cuando vio aquel beso, se ruborizó como si estuviera viendo algo que no debía.
-Yo me llamo Windorind o Wind para abreviar- Dijo la joven con una sonrisa presentándose aprovechando para volver a mirar al hombre que estaba sentado a su lado. “¿Cómo él?” Pensó la elfa llegando a la conclusión más evidente que pudo “¿Está enamorado de ella?” Pero al fin y al cabo tampoco era quien para inmiscuirse aunque en apenas unos segundos, aquella idea cambió ¿Ayuda?
Wind dudó unos segundos pues le parecía meterse en lo que no debía pero si podía librar a esa joven del sufrimiento de un amorío no correspondido, desde luego iba a hacer todo lo posible. Miró a Ralph intentando discernir si sus intenciones eran en realidad tan buenas como prometían ser y al final llegó a la conclusión de que parecía un buen hombre así que suspiró y accedió -Te ayudaré, pero solo porque considero que tienes buenas intenciones- Aclaró la elfa intentando dar a entender que desde luego si en algún momento dudaba de las intenciones del hombre, dejaría de ayudarle.
“Antes de darle una noticia como esa a Jasmine, será mejor que me asegure de que es cierto” La simple idea de decirle a la joven que su amado estaba siendo infiel y que aquello no fuera cierto, hacía que se le encogiera el corazón. Mientras pensaba daba pequeños mordiscos a su manzana -Probablemente seguirlo sea lo mejor- comentó la elfa en voz baja, como si reflexionara para ella misma mas que como si se lo estuviera contando a Ralph. Aún así pareció que éste la escuchó pues hizo un asentimiento con la cabeza.
Después de aquello, la elfa se levantó, se estiró ligeramente y pensó en que si no iba tras el joven pronto acabaría perdiéndole la pista. -Voy a ir tras de él- Dijo mientras lanzaba una sonrisa a Ralph intentando transmitirle tranquilidad, acto seguido, empezó a caminar a través de la plaza siguiendo los pasos del joven que se había ido hacía apenas unos minutos. Lo cierto era que no tenía nada claro donde estaba aquel muchacho pues aunque la elfa conocía la zona, tampoco era demasiado experta por lo que recorrió tan rápido como pudo las callejuelas que le parecían más factibles hasta que por suerte dio con el joven de la cabellera rubia, el cual caminaba con bastante parsimonia aunque parecía tener bastante claro hacía donde se dirigía. Wind continuó siguiéndole unos minutos mientras se escondía detrás de las esquinas o en los portales de las casas, pensó que debía verse estúpida, pero desde luego a esas alturas echarse atrás no era una opción así que continuó con aquello unos segundos hasta que sin estar muy segura como, perdió de vista al joven por lo que salió de su escondite y con prisa giró la esquina en la que le había perdido de vista “¿Dónde se ha metido?” Aún así continuó andando y en la siguiente calle a la izquierda vio al joven rubio de nuevo “Gracias a los cielos...” Por lo que continuó siguiéndole unos minutos más hasta que vio como se metía en una casa “Ahí no puedo saber nada más...” Así que esperó mientras reflexionaba que hacer.
Windorind Crownguard
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 519
Nivel de PJ : : 1
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
La elfa decidió, no sin cierta reticencia, proporcionar su ayuda al moreno. Advirtiéndole de que únicamente lo haría porque creía que el hombre tenía buenas intenciones. Propuso que ella seguiría al rubio a donde quiera que se dirigiera. Ralph, por su parte, también daría su opinión sobre el tema.
-Entonces yo iré a casa del bribón. A conseguir pruebas contra ese desgraciado. – dijo Ralph. Al ritmo que se despedía
Dicho esto, Windorind siguió al rubio sin que éste la descubriera. La calle estaba muy poblada a aquellas horas de la mañana y el gentío hacía que la elfa pasara inadvertida. Tanto que el hombre musculoso ni siquiera advirtió su presencia.
El rubio picó a la puerta de una casa. Una explosiva y alta rubia abrió la puerta, le sonrió, y le dio un cálido abrazo. Parecía una vivienda normal, de dos pisos. Windorind podría posicionarse y escuchar la conversación que mantendrían.
-¡Rádagon! – Gritó ella, abrazando al hombre. - ¡Cuánto tiempo! Creía que nunca volverías.
-¡Hola Mariana! Siempre termino volviendo. – afirmó el hombre con una sonrisa.
-Es casi la hora de comer, estoy preparando el almuerzo. – continuó. - ¿Te apetece?
-Claro que me quedaré. Tengo muchas cosas que contarte. – devolvió el hombre, con una sonrisa. Y después de entrar a la casa tras ella, cerraron la puerta.
¿Tendría razón Ralph al creer en la infidelidad de Rádagon? ¿Sería aquella mujer su amante? Windorind tenía que juzgar la situación o bien seguir obteniendo más pruebas. Era complicado ascender a la casa, pues tenía las ventanas y cortinas cerradas. Únicamente permanecía abierto un balcón en el segundo piso de la misma, por el que podría acceder de algún modo. Pero tendría que tener cuidado pues podían verla intentando acceder al mismo. También tenía la opción de ir por un pequeño callejón paralelo a la casa, hacia la parte trasera de la misma, donde nadie la vería, e intentar entrar rompiendo una cristalera.
* * * * * * *
Windorind, puedes elegir entrar a la casa o volver a la plaza para hablar con Jasmine (siempre que creas que tienes suficientes pruebas como para emitir un juicio a favor o en contra podrás hacerlo sin falta de que te lo proponga yo).
En el caso de que accedas por el piso superior, llegarás a una habitación muy ordenada con una cama matrimonial. Si por el contrario decides ir por detrás, aparecerás en un salón con un fuego y una mesa grande, con pequeñas alfombras dispersas por el suelo. También todo muy ordenado.
Tanto si decides acceder por la parte superior, como por la parte trasera, tendrás que tirar una runa. Que determinará si alguien te ve (en el caso de que subas por el balcón) o si Rádagon y Mariana te escuchan abrir la ventana.
-Entonces yo iré a casa del bribón. A conseguir pruebas contra ese desgraciado. – dijo Ralph. Al ritmo que se despedía
Dicho esto, Windorind siguió al rubio sin que éste la descubriera. La calle estaba muy poblada a aquellas horas de la mañana y el gentío hacía que la elfa pasara inadvertida. Tanto que el hombre musculoso ni siquiera advirtió su presencia.
El rubio picó a la puerta de una casa. Una explosiva y alta rubia abrió la puerta, le sonrió, y le dio un cálido abrazo. Parecía una vivienda normal, de dos pisos. Windorind podría posicionarse y escuchar la conversación que mantendrían.
-¡Rádagon! – Gritó ella, abrazando al hombre. - ¡Cuánto tiempo! Creía que nunca volverías.
-¡Hola Mariana! Siempre termino volviendo. – afirmó el hombre con una sonrisa.
-Es casi la hora de comer, estoy preparando el almuerzo. – continuó. - ¿Te apetece?
-Claro que me quedaré. Tengo muchas cosas que contarte. – devolvió el hombre, con una sonrisa. Y después de entrar a la casa tras ella, cerraron la puerta.
¿Tendría razón Ralph al creer en la infidelidad de Rádagon? ¿Sería aquella mujer su amante? Windorind tenía que juzgar la situación o bien seguir obteniendo más pruebas. Era complicado ascender a la casa, pues tenía las ventanas y cortinas cerradas. Únicamente permanecía abierto un balcón en el segundo piso de la misma, por el que podría acceder de algún modo. Pero tendría que tener cuidado pues podían verla intentando acceder al mismo. También tenía la opción de ir por un pequeño callejón paralelo a la casa, hacia la parte trasera de la misma, donde nadie la vería, e intentar entrar rompiendo una cristalera.
- Mariana:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
* * * * * * *
Windorind, puedes elegir entrar a la casa o volver a la plaza para hablar con Jasmine (siempre que creas que tienes suficientes pruebas como para emitir un juicio a favor o en contra podrás hacerlo sin falta de que te lo proponga yo).
En el caso de que accedas por el piso superior, llegarás a una habitación muy ordenada con una cama matrimonial. Si por el contrario decides ir por detrás, aparecerás en un salón con un fuego y una mesa grande, con pequeñas alfombras dispersas por el suelo. También todo muy ordenado.
Tanto si decides acceder por la parte superior, como por la parte trasera, tendrás que tirar una runa. Que determinará si alguien te ve (en el caso de que subas por el balcón) o si Rádagon y Mariana te escuchan abrir la ventana.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Wind apenas tuvo unos instantes para decidir, pero desde luego la mejor opción era acercarse todo lo posible para intentar escuchar la conversación. Se colocó a unos escasos metros de la pareja y se apoyó contra la pared haciendo ver que estaba esperando a alguien mientras miraba hacia ambos lados intentando disimular de la mejor manera que podía “Rádagon…” Ahora al menos sabía el nombre del joven al cual perseguía y a los pocos segundos conoció el nombre de la hermosa joven que estaba con él. Wind escuchó el resto de la corta conversación en silencio mientras hacía ver que seguía esperando a alguien y cuando los jóvenes entraron en la casa la elfa se encontró en una encrucijada ¿Qué iba a hacer ahora? La conversación que había escuchado no le parecía nada reveladora, de hecho a ella le había sonado más bien como si fueran amigos o algo por el estilo pero no una conversación de amantes aunque tenía que asegurarse de aquello.
La elfa, se separó de la pared una vez se terminó la conversación y se posicionó de tal manera que pudiera ver toda la fachada de la casa “¿Habrá alguna manera de ver algo?” Pero la suerte no parecía estar de su parte pues las cortinas estaban cerradas y aunque había un balcón abierto, subir hasta allí con toda la gente que transitaba aquella calle era desde luego un problema. La elfa pensó rápido qué debía hacer, su instinto le decía que volviera a la plaza para esperar a Ralph y decirle que no había ninguna aventura pero hacer aquello no sería propio de ella sobre todo si tenía en cuenta los sentimientos de Jasmine la cual, probablemente estaría en su casa tranquilamente sin saber nada de esto. La elfa se dio cuenta de cuan absurdo debería parecerle a alguien ajeno aquello pues ella ni siquiera conocía a Jasmine y a ninguno de los implicados en aquella relación, pero no podía evitarlo, si podía ayudar siempre lo hacía sin importarle las consecuencias que pudieran atraer sobre ella.
Al fin se decidió y con un suspiro, pensó en darle una vuelta entera a la casa con la esperanza de que por la parte de atrás hubiera más suerte y gracias a los dioses así fue, al menos no había gente en aquella estrecha calle. Wind suspiró de nuevo ¿Y ahora? Todo estaba cerrado a cal y canto, intentó abrir una ventana pero no había manera y en el piso superior tampoco había manera de entrar. La joven miró a todas partes para asegurarse de que no había nadie ya que, de ser así parecía más que sospechosa y en esa ciudad no conocía a nadie que pudiera salvarla de un aprieto como ese. Caminó en círculos unos pocos segundos y sin pensarlo más se paró en seco delante de una ventana “Jasmine debería saber la verdad, sea cual sea…” Y con esa idea en la cabeza decidió que la mejor manera sería romper una ventana.
Buscó algo que pudiera servirle para romper la cristalera, pero no le pareció que hubiera nada especialmente útil para aquella misión aunque vio una piedra que bien usada, le serviría para aquello. Con su propia capa, se envolvió el brazo derecho y cogió la piedra dispuesta a romper el cristal con un golpe seco. Cerró los ojos, suspiró y pensó que les daría el dinero después para arreglar la ventana, acto seguido con un solo golpe seco le arreó al cristal con todas sus fuerzas haciendo que el cristal se rompiera en varios pedazos. Soltó la piedra y abrió la ventana sin quitarse aun la capa del brazo con la esperanza de que así no se haría ninguna herida; una vez abierta, se desenvolvió el brazo y sacudió la capa.
Ahora podría entrar en la casa de una vez para poder escuchar a aquella pareja. Entró con cuidado por la ventana intentando no clavarse ningún cristal por algún mal resbalón y accedió a una habitación completamente ordenada lo cual contrastaba con los cristales ahora rotos en el suelo, además había un fuego que templaba la habitación y la hacía bastante acogedora. Nada más entrar, la joven escuchó voces, pero no sabía muy bien ni de donde provenían ni conseguía distinguir que decían, así que Wind se quedó quieta sin saber muy bien que hacer unos instantes, pues después de romper un cristal, tal vez la hubieran escuchado y ahora mismo estuvieran hablando sobre aquello. Si su intromisión no había pasado desapercibida, tendría que pensar alguna excusa o algo por el estilo y en eso no era especialmente buena, así que rezó a tantos dioses como pudo para que no se hubieran dado cuenta.
La elfa, se separó de la pared una vez se terminó la conversación y se posicionó de tal manera que pudiera ver toda la fachada de la casa “¿Habrá alguna manera de ver algo?” Pero la suerte no parecía estar de su parte pues las cortinas estaban cerradas y aunque había un balcón abierto, subir hasta allí con toda la gente que transitaba aquella calle era desde luego un problema. La elfa pensó rápido qué debía hacer, su instinto le decía que volviera a la plaza para esperar a Ralph y decirle que no había ninguna aventura pero hacer aquello no sería propio de ella sobre todo si tenía en cuenta los sentimientos de Jasmine la cual, probablemente estaría en su casa tranquilamente sin saber nada de esto. La elfa se dio cuenta de cuan absurdo debería parecerle a alguien ajeno aquello pues ella ni siquiera conocía a Jasmine y a ninguno de los implicados en aquella relación, pero no podía evitarlo, si podía ayudar siempre lo hacía sin importarle las consecuencias que pudieran atraer sobre ella.
Al fin se decidió y con un suspiro, pensó en darle una vuelta entera a la casa con la esperanza de que por la parte de atrás hubiera más suerte y gracias a los dioses así fue, al menos no había gente en aquella estrecha calle. Wind suspiró de nuevo ¿Y ahora? Todo estaba cerrado a cal y canto, intentó abrir una ventana pero no había manera y en el piso superior tampoco había manera de entrar. La joven miró a todas partes para asegurarse de que no había nadie ya que, de ser así parecía más que sospechosa y en esa ciudad no conocía a nadie que pudiera salvarla de un aprieto como ese. Caminó en círculos unos pocos segundos y sin pensarlo más se paró en seco delante de una ventana “Jasmine debería saber la verdad, sea cual sea…” Y con esa idea en la cabeza decidió que la mejor manera sería romper una ventana.
Buscó algo que pudiera servirle para romper la cristalera, pero no le pareció que hubiera nada especialmente útil para aquella misión aunque vio una piedra que bien usada, le serviría para aquello. Con su propia capa, se envolvió el brazo derecho y cogió la piedra dispuesta a romper el cristal con un golpe seco. Cerró los ojos, suspiró y pensó que les daría el dinero después para arreglar la ventana, acto seguido con un solo golpe seco le arreó al cristal con todas sus fuerzas haciendo que el cristal se rompiera en varios pedazos. Soltó la piedra y abrió la ventana sin quitarse aun la capa del brazo con la esperanza de que así no se haría ninguna herida; una vez abierta, se desenvolvió el brazo y sacudió la capa.
Ahora podría entrar en la casa de una vez para poder escuchar a aquella pareja. Entró con cuidado por la ventana intentando no clavarse ningún cristal por algún mal resbalón y accedió a una habitación completamente ordenada lo cual contrastaba con los cristales ahora rotos en el suelo, además había un fuego que templaba la habitación y la hacía bastante acogedora. Nada más entrar, la joven escuchó voces, pero no sabía muy bien ni de donde provenían ni conseguía distinguir que decían, así que Wind se quedó quieta sin saber muy bien que hacer unos instantes, pues después de romper un cristal, tal vez la hubieran escuchado y ahora mismo estuvieran hablando sobre aquello. Si su intromisión no había pasado desapercibida, tendría que pensar alguna excusa o algo por el estilo y en eso no era especialmente buena, así que rezó a tantos dioses como pudo para que no se hubieran dado cuenta.
Windorind Crownguard
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 519
Nivel de PJ : : 1
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
El miembro 'Windorind Crownguard' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2235
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Windorind decidió entrar, con tan buena suerte que nadie la escuchó ni la vio acceder al hogar por la parte trasera de éste. No obstante la joven señora de los bosques debería moverse con sigilo si no quería ser detectada. No parecía haber nadie en la estancia en la que se encontraba. Únicamente en la cocina se encontraba la pareja. Mantenían una amistosa conversación.
-¿Y cómo te ha ido hoy el día? – preguntaba Mariana mientras revolvía un puchero sobre el fuego en el que calentaba la comida. Un olor a cocido impregnaba el acogedor hogar.
-¡Oh! Genial. – replicaba Rádagon – He estado en los almacenes del charcutero, ayudando a descargar la comida y luego he ido a ver a Jasmine.
-¿Qué tal está ella? – preguntó levantando la mirada disponiendo la perola sobre una mesa. Ambos se sentaron.
-Está bien, pero tengo miedo que ese celoso de Ralph trate de estropear lo que hay entre nosotros. – replicó mientras se echaba un apetitoso guiso de lentejas sobre su plato.
Tras esto, comenzaron a hablar de cosas banales que poco o nada interesarían a Wind, aunque no sabía quién era la tal Mariana, pero por el tono de conversación que gastaban sobre Jasmine, ninguno de los dos comensales parecía tener un interés físico sobre el otro. Es más, sobre un antiguo mueble de madera podía verse un retrato de ambos, aunque con unos cuantos años menos. Perfectamente podría tratarse de una pareja de hermanos, o bien amigos.
¿Había engañado Ralph a Wind? ¿O tal vez habría una tercera mujer que sería su amante? Podría ser una posibilidad. El hombre de la melena larga se había dirigido supuestamente al hogar de Rádagon, pero la elfa desconocía esta localización. Así que no podía saber a ciencia cierta qué era lo que estaba haciendo.
Windorind, con las pistas que has hecho debes elegir si volver a la plaza y esperar a que aparezca Ralph, o bien volver y hablar con Jasmine, también puedes advertir a Rádagon sobre lo que Ralph opina de él y/o que te ha enviado a seguirle. Lo que prefieras, tienes libertad. Si te decantas por esta última opción, será mejor que salgas de la casa y piques a la puerta, si te presentas directamente tendrás un problema de allanamiento de morada.
-¿Y cómo te ha ido hoy el día? – preguntaba Mariana mientras revolvía un puchero sobre el fuego en el que calentaba la comida. Un olor a cocido impregnaba el acogedor hogar.
-¡Oh! Genial. – replicaba Rádagon – He estado en los almacenes del charcutero, ayudando a descargar la comida y luego he ido a ver a Jasmine.
-¿Qué tal está ella? – preguntó levantando la mirada disponiendo la perola sobre una mesa. Ambos se sentaron.
-Está bien, pero tengo miedo que ese celoso de Ralph trate de estropear lo que hay entre nosotros. – replicó mientras se echaba un apetitoso guiso de lentejas sobre su plato.
Tras esto, comenzaron a hablar de cosas banales que poco o nada interesarían a Wind, aunque no sabía quién era la tal Mariana, pero por el tono de conversación que gastaban sobre Jasmine, ninguno de los dos comensales parecía tener un interés físico sobre el otro. Es más, sobre un antiguo mueble de madera podía verse un retrato de ambos, aunque con unos cuantos años menos. Perfectamente podría tratarse de una pareja de hermanos, o bien amigos.
¿Había engañado Ralph a Wind? ¿O tal vez habría una tercera mujer que sería su amante? Podría ser una posibilidad. El hombre de la melena larga se había dirigido supuestamente al hogar de Rádagon, pero la elfa desconocía esta localización. Así que no podía saber a ciencia cierta qué era lo que estaba haciendo.
* * * * *
Windorind, con las pistas que has hecho debes elegir si volver a la plaza y esperar a que aparezca Ralph, o bien volver y hablar con Jasmine, también puedes advertir a Rádagon sobre lo que Ralph opina de él y/o que te ha enviado a seguirle. Lo que prefieras, tienes libertad. Si te decantas por esta última opción, será mejor que salgas de la casa y piques a la puerta, si te presentas directamente tendrás un problema de allanamiento de morada.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Al ver que nadie parecía haberse percatado de aquella manera de entrar tan ruda, Wind se acercó un poco hacia donde creía que provenían las voces. Con paso lento y cuidadoso intentando no hacer ningún ruido se aceró a una puerta y se puso justo detrás de la pared mientras escuchaba aquella conversación tan simple “¿Son hermanos?” Aquel pensamiento fue el primero que pasó por su mente pues desde luego las palabras que intercambiaban poco tenían que ver con amantes. Cuando Ralph salió en la conversación, la elfa intentó poner más empeño en enterarse sobre lo que decían, al fin y al cabo no se fiaba de aquel hombre del todo pero ya se había comprometido a ayudarle así que ahora no sabía qué hacer.
Wind decidió que en cualquier caso, lo mejor que podía hacer era salir de allí y pensar lo que fuera una vez fuera de la casa pues como se la encontraran espiándoles probablemente estuviera en problemas. Se alejó despacio de aquella pared y salió por la misma ventana por la que había entrado mientras reflexionaba sobre qué hacer. “Quizás debería decirle a Rádagon lo que sucede… tal vez si lo hablan puedan solucionar este malentendido” Aquella idea era probablemente la que más le gustaba a la elfa, además de aquella manera podría darle el dinero a Mariana por haberle destrozado la ventana inventándose cualquier excusa. “Pero Ralph parecía muy convencido de que estaban engañando a Jasmine..." No tenía nada claro y cualquiera de las ideas que se le pasaban por la cabeza le parecían igual de malas pues daba la sensación de que hablara con quien hablara, iba a acabar metiéndoles en problemas a todos y encima, ella quedaría atrapada en medio por ser la responsable de ese lío. “Tampoco puedo quedarme aquí eternamente…” Tras unos segundos más de reflexionar, salió de nuevo a la calle principal sin tener aún claro cómo actuar.
La elfa, después de unos segundos más de pensar en qué hacer, decidió que lo mejor sería contarle al humano lo que había visto, pero no sabía cuál era la ubicación de la casa de Rádagon así que optó ir a la plaza de nuevo para hablar con Ralph y contarle que no había ninguna otra mujer ya que parecía la opción en la que ella se entrometería menos. Antes de encaminarse a la plaza, volvió corriendo a la ventana rota y dejó unas cuantas monedas que supuso pagarían la mayoría de daños ya que ella había sido la que había roto la cristalera y la joven creía que era ella quien debía pagarla. Después emprendió el camino de vuelta hasta la plaza a través de las callejuelas.
Desanduvo el camino que anteriormente la había llevado hasta la casa de Mariana, no sin perderse un par de veces antes de conseguir dar con el camino acertado. Una vez en la plazoleta, la examinó enteramente simplemente con la mirada esperando ver a Ralph pero al no verle volvió a sentarse en el mismo banco en el que estaba antes a esperar si el joven aparecía.
Tras unos minutos sumida en sus pensamientos que andaban bastante lejos de los problemas de estos tres jóvenes, la elfa vio como aparecía por una de las calles Ralph con una expresión de pocos amigos “Tal vez sea su expresión habitual” Pensó mientras se reía por lo bajo debido a su propia idea. Le siguió con la mirada mientras éste se dirigía hacia ella “¿Habrá encontrado algo?” Wind esperó a que éste se sentara para empezar a hablar con él –No creo que Rádagon tenga otra mujer… le he visto con una chica rubia… Mariana creo que se llamaba, pero creo que eran amigos o hermanos incluso me atrevería a decir- El hombre que estaba a su lado la escuchó en silencio, mientras parecía esperar que hubiera un “pero”. La elfa se encogió de hombros dando a entender que esa era la conclusión a la que había llegado. -¿Mariana?- Repitió el humano mientras miraba la joven pensativo. -¿Tú has encontrado algo?- Preguntó ahora con curiosidad mientras le miraba con una pequeña sonrisa obviando por completo que tal vez sonreír con un tema como ese podría ofender a Ralph.
Wind decidió que en cualquier caso, lo mejor que podía hacer era salir de allí y pensar lo que fuera una vez fuera de la casa pues como se la encontraran espiándoles probablemente estuviera en problemas. Se alejó despacio de aquella pared y salió por la misma ventana por la que había entrado mientras reflexionaba sobre qué hacer. “Quizás debería decirle a Rádagon lo que sucede… tal vez si lo hablan puedan solucionar este malentendido” Aquella idea era probablemente la que más le gustaba a la elfa, además de aquella manera podría darle el dinero a Mariana por haberle destrozado la ventana inventándose cualquier excusa. “Pero Ralph parecía muy convencido de que estaban engañando a Jasmine..." No tenía nada claro y cualquiera de las ideas que se le pasaban por la cabeza le parecían igual de malas pues daba la sensación de que hablara con quien hablara, iba a acabar metiéndoles en problemas a todos y encima, ella quedaría atrapada en medio por ser la responsable de ese lío. “Tampoco puedo quedarme aquí eternamente…” Tras unos segundos más de reflexionar, salió de nuevo a la calle principal sin tener aún claro cómo actuar.
La elfa, después de unos segundos más de pensar en qué hacer, decidió que lo mejor sería contarle al humano lo que había visto, pero no sabía cuál era la ubicación de la casa de Rádagon así que optó ir a la plaza de nuevo para hablar con Ralph y contarle que no había ninguna otra mujer ya que parecía la opción en la que ella se entrometería menos. Antes de encaminarse a la plaza, volvió corriendo a la ventana rota y dejó unas cuantas monedas que supuso pagarían la mayoría de daños ya que ella había sido la que había roto la cristalera y la joven creía que era ella quien debía pagarla. Después emprendió el camino de vuelta hasta la plaza a través de las callejuelas.
Desanduvo el camino que anteriormente la había llevado hasta la casa de Mariana, no sin perderse un par de veces antes de conseguir dar con el camino acertado. Una vez en la plazoleta, la examinó enteramente simplemente con la mirada esperando ver a Ralph pero al no verle volvió a sentarse en el mismo banco en el que estaba antes a esperar si el joven aparecía.
Tras unos minutos sumida en sus pensamientos que andaban bastante lejos de los problemas de estos tres jóvenes, la elfa vio como aparecía por una de las calles Ralph con una expresión de pocos amigos “Tal vez sea su expresión habitual” Pensó mientras se reía por lo bajo debido a su propia idea. Le siguió con la mirada mientras éste se dirigía hacia ella “¿Habrá encontrado algo?” Wind esperó a que éste se sentara para empezar a hablar con él –No creo que Rádagon tenga otra mujer… le he visto con una chica rubia… Mariana creo que se llamaba, pero creo que eran amigos o hermanos incluso me atrevería a decir- El hombre que estaba a su lado la escuchó en silencio, mientras parecía esperar que hubiera un “pero”. La elfa se encogió de hombros dando a entender que esa era la conclusión a la que había llegado. -¿Mariana?- Repitió el humano mientras miraba la joven pensativo. -¿Tú has encontrado algo?- Preguntó ahora con curiosidad mientras le miraba con una pequeña sonrisa obviando por completo que tal vez sonreír con un tema como ese podría ofender a Ralph.
Windorind Crownguard
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 519
Nivel de PJ : : 1
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Windorind volvió a la plaza tras depositar unas monedas justo al lado de la ventana de Mariana. Aquel gesto mostraba la honradez de la joven arquera. No tendría que esperar demasiado pues rápidamente aparecería Ralph, que por lo visto ya había investigado el hogar de Rádagon.
Windorind comenzó explicándole lo que creía haber visto. Que Mariana no era una amante de Rádagon sino que podría ser una amiga o incluso su hermana. Esto no pareció sorprender a Ralph, que parecía conocer a la mujer. El moreno de larga melena daría sus impresiones sobre los comentarios de Windorind.
-Mariana… Es su hermana. No ha ido a donde yo esperaba.– se lamentó, haciendo una mueca y un ruido extraño con la boca de desaprobación, pero no hacia Wind sino por la situación en general. –Buen trabajo, elfa. Yo he tenido algo más de suerte, y he descubierto joyas femeninas en su habitación, mira. – y sacó de su bolso un joyero con varias joyas y abalorios de mujer, doradas, con talismanes y piedras preciosas varias de considerable valor. La cajita olía a perfume de mujer muy intenso. – Pertenecen a diferentes mujeres. Debo ser un hombre. Pero tengo que armarme de valor y mostrárselo a Jasmine. Tengo que ser yo.– le pidió el fortachón, algo apenado. Completamente seguro que de Rádagon engañaba a Jasmine. Parecía querer encargarse él del asunto de manera personal. – Gracias por tu ayuda, Windorind. Ten, soy un hombre de palabra. – concluyó con amabilidad. Y le dio una pequeña bolsita de aeros, tal y como habían acordado al principio, y procedió a despedirse de ella.
Por su parte, Jasmine se encontraba barriendo el soportal de su casa pero no vería a la curiosa pareja de elfa y humano musculoso. Con determinación, Ralph se acercó a ésta, estaban lejos de la arquera, que no podría escuchar lo que comentaban. En la escena, el humano le mostraba el joyero y ésta se llevaba las manos a la boca, sorprendida. El hombre le dijo algo al oído y ella comenzó a entristecerse. Luego Ralph le dio un abrazo consolador y entró en casa, tras Jasmine.
Y tras ver esta escena y cerrar la puerta, en la misma dichosa plaza en la que había comenzado el día quedaría Windorind. En soledad pero con una bolsa de aeros más en su bolsillo. Ella misma podría sacar sus propias conclusiones de la escena que aconteció y del joyero que Ralph había sacado de la casa de Rádagon. Seguramente la curiosidad de la elfa iría mucho más allá. Habían quedado muchas cosas sin resolver. Nuevamente ella, sería la que tendría que escoger su próximo destino y la manera en la que prefiere investigar.
Windorind comenzó explicándole lo que creía haber visto. Que Mariana no era una amante de Rádagon sino que podría ser una amiga o incluso su hermana. Esto no pareció sorprender a Ralph, que parecía conocer a la mujer. El moreno de larga melena daría sus impresiones sobre los comentarios de Windorind.
-Mariana… Es su hermana. No ha ido a donde yo esperaba.– se lamentó, haciendo una mueca y un ruido extraño con la boca de desaprobación, pero no hacia Wind sino por la situación en general. –Buen trabajo, elfa. Yo he tenido algo más de suerte, y he descubierto joyas femeninas en su habitación, mira. – y sacó de su bolso un joyero con varias joyas y abalorios de mujer, doradas, con talismanes y piedras preciosas varias de considerable valor. La cajita olía a perfume de mujer muy intenso. – Pertenecen a diferentes mujeres. Debo ser un hombre. Pero tengo que armarme de valor y mostrárselo a Jasmine. Tengo que ser yo.– le pidió el fortachón, algo apenado. Completamente seguro que de Rádagon engañaba a Jasmine. Parecía querer encargarse él del asunto de manera personal. – Gracias por tu ayuda, Windorind. Ten, soy un hombre de palabra. – concluyó con amabilidad. Y le dio una pequeña bolsita de aeros, tal y como habían acordado al principio, y procedió a despedirse de ella.
- JOYERO:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Por su parte, Jasmine se encontraba barriendo el soportal de su casa pero no vería a la curiosa pareja de elfa y humano musculoso. Con determinación, Ralph se acercó a ésta, estaban lejos de la arquera, que no podría escuchar lo que comentaban. En la escena, el humano le mostraba el joyero y ésta se llevaba las manos a la boca, sorprendida. El hombre le dijo algo al oído y ella comenzó a entristecerse. Luego Ralph le dio un abrazo consolador y entró en casa, tras Jasmine.
Y tras ver esta escena y cerrar la puerta, en la misma dichosa plaza en la que había comenzado el día quedaría Windorind. En soledad pero con una bolsa de aeros más en su bolsillo. Ella misma podría sacar sus propias conclusiones de la escena que aconteció y del joyero que Ralph había sacado de la casa de Rádagon. Seguramente la curiosidad de la elfa iría mucho más allá. Habían quedado muchas cosas sin resolver. Nuevamente ella, sería la que tendría que escoger su próximo destino y la manera en la que prefiere investigar.
* * * * * *
Windorind, ¿te ha mostrado Ralph sinceridad? Es posible que sí, o es posible que no. En cualquier caso, te ha mostrado un joyero femenino sacado de la casa de Rádagon, que sigues sin saber donde está. Así pues, tienes dos opciones desbloqueadas. Sin embargo, algo te dice que las cosas van más allá de lo que por el momento visualizas.
- 1. Volver con Rádagon y Mariana, picar en su puerta y contarles lo ocurrido. Puedes comentarles lo que quieras u omitir lo que consideres: El joyero que encontró, que “robó”, que te contrataron, que entró en casa de Jasmine. Lo que consideres oportuno. Pero cuéntale algo coherente o no te creerá o tomará juicios incorrectos.
- 2. Entrar de incógnito nuevamente en casa de Jasmine. Es una casa más humilde que la anterior, de un único piso. Hay una pequeña ventana lateral en un callejón que da al aseo. Deberás lanzar una runa si optas por esta opción.
Recuerda que cada decisión... tiene su consecuencia.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
La elfa escuchó la explicación de quien era Mariana en silencio, al parecer las sospechas de la elfa eran ciertas y la joven rubia resultó ser la hermana del humano cosa que por otra parte tampoco le extrañó ya que la conversación que había escuchado daba a entender aquello. -¿Joyas?- Repitió Wind algo incrédula –Esas joyas parecen bastante caras- Comentó al ver el joyero mientras arrugaba la nariz un poco por el olor. Tras mirar el joyero unos segundos dedujo que si parecían joyas buenas pues al fin y al cabo, muchos eran los años que llevaba viendo a sus abuelos comerciar y tenía una ligera idea de aquello. El humano parecía realmente convencido de que esas joyas eran de amantes pero la elfa no tenía tan claro aquello “Podrían ser de su madre o incluyo haberlas comprado o heredado…” La joven reflexionó sobre aquella idea unos segundos con una expresión de desaprobación hasta que Ralph concluyó su explicación y le tendió una bolsita de dinero. En realidad a Wind no es que le importara mucho aquello pero tampoco estaba demasiado sobrada de aeros así que la cogió con timidez –De nada…- La joven no estaba conforme con cómo se estaban desarrollando los acontecimientos, pero aun así se despidió del humano y le observó alejarse hasta llegar a la altura de Jasmine.
Por lo que la elfa pudo observar y deducir de aquello es que Jasmine parecía realmente triste tras ver aquello lo que hizo que Wind sintiera también algo de culpabilidad “Ralph no tiene pruebas para afirmar que ese joyero estuviera lleno de joyas de amantes… Podrían ser joyas de una sola persona o de algún pariente…” La elfa reflexionó sobre aquello unos instantes mientras apretaba con fuerza la bolsita de dinero “No es justo para ella” Al final, la más perjudicada era Jasmine cuando ni siquiera había una seguridad de que aquellas sospechas fueran ciertas, eso no le gustaba en absoluto a la elfa que con cierta reticencia pensó que tal vez era el momento de que Rádagon supiera lo que estaba sucediendo, al fin y al cabo eran novios ¿No? Por lo que se levantó del banco y salió de la placita rápidamente dispuesta a volver a la casa de Mariana y contarles lo que sucedía en realidad.
Recorrió por tercera vez aquellos callejones hasta llegar a la vivienda de Mariana “¿Seguirán dentro?” Lo cierto era que no tenía ninguna evidencia de que estuvieran en casa pero confiaba ciegamente en que siguieran allí. Una vez frente a la puerta, la elfa suspiró abatida, todo lo que estaba pasando no era de su incumbencia, de hecho ese tipo de situaciones era mejor que las arreglaran los implicados pero de alguna manera, la elfa se había visto implicada al final “Soy una entrometida…” Pensó con resignación mientras daba unos suaves golpes a la puerta.
Abrió la puerta Mariana –B-Buenas tardes- Saludó la elfa tímidamente mientras se daba cuenta que no tenía ningún plan para explicar la situación. Mariana esperó unos instantes en silencio en los que examinó a la elfa de arriba abajo dándose cuenta de que no la conocía de nada –Buenas tardes ¿Qué quieres?- Dijo respetuosamente la humana. –Yo... Bueno… Me llamo Windorind me preguntaba si su hermano estaba aquí- La elfa no tenía todas consigo, podrían perfectamente haberle dado un portazo en las narices pero de repente apareció el humano por detrás curioso de quien llamaba a la puerta -¿Quién es Mariana?- Y acto seguido observó a la elfa curioso –Me estaba preguntando por ti- Respondió la humana mientras se encogía de hombros. “Menos mal que está aquí…” suspiró aliviada y se esforzó por poner una expresión no demasiado seria intentando parecer más o menos neutral –Me preguntaba… Yo… mmm… Quería hablar de Ralph y Jasmine- Explicó Wind mirando a Rádagon a los ojos intentando hacerle ver que aquello era serio. Aquella táctica resultó efectiva y tras una mueca de desagrado abrió más la puerta –Entra- Y con un gesto con la cabeza la invitó a entrar, pero lo cierto era que no parecía estar muy convencido, aun así Wind se relajó e intentó hacer un esquema mental de cómo explicarles lo sucedido.
Llegaron a la salita en la que la elfa antes había roto el cristal por lo que instintivamente un escalofrio recorrió su espalda al ver que los cristales ya no estaban y la ventana estaba cubierta con una tela. Agachó la mirada y siguió a sus anfitriones hasta un pequeño sofá donde se sentaron Rádagon y Mariana mientras que Wind se sentó delante de ellos con una expresión triste. -¿Y bien? ¿Qué era lo que querías contarme?- Aquella voz sacó a la elfa de sus pensamientos e instintivamente miró al humano que parecía ciertamente curioso. Sin dar más tiempo a aquellos hermanos a decir algo, la elfa comenzó a explicarse velozmente entre tartamudeos –Yo me llamo Windorind… Wind si preferís. Conocí a Ralph esta mañana, en la plaza, parecía bastante preocupado y y-yo… se sentó a mi lado diciéndome que tú no eras fiel a Jasmine… Parecía muy confiado en aquello y me pidió ayuda…- La elfa paró un momento para respirar y analizar la expresión de humano, lo cierto era que parecía algo despistado con todo aquello -¿Infiel?- Repitió Rádagon con una sonrisa sarcástica, Mariana por su parte, parecía estar intrigada por el motivo que le llevaba a Wind contar aquello y tras un leve asentimiento ante la pregunta del hombre continuó con su explicación –Y-Yo empecé a seguirte… porque creía que ibas a ver a tu amante y Jasmine parece una buena chica… Pero tú estabas con tu hermana y Ralph fue a tu casa y encontró un joyero…- La voz de la elfa se desvanecía por momentos, aquello no era cosa suya, no le gustaba esa situación y desde luego no le gustaba tener que explicar sus malos actos –La ventana…- Wind levantó la mirada hacia la ventana tapada con una expresión triste –Si las monedas no cubren el precio, os daré más…- Bastante mal se sentía ya con aquello como para además hacer perder dinero a aquella humana.
Rádagon no dijo nada, tan solo observó a la elfa intentando averiguar cuanto de aquello era verdad y por qué estaba metida en su relación, pero de repente pareció que si cerebro reaccionó de golpe –El joyero.. Ralph… ¿Qué ha hecho con el joyero?- Exclamó el humano sobresaltando a las dos jóvenes. Wind suspiró y se dispuso a contarle aquello –Se lo enseñó a Jasmine hace un rato y se fueron a su casa… No sé qué le habrá contado…Pero ella parecía bastante triste- Tras aquella última explicación la elfa esperó para ver si su explicación había tenido algo de sentido y si aquellos hermanos habían creído algo de lo que les había dicho.
Por lo que la elfa pudo observar y deducir de aquello es que Jasmine parecía realmente triste tras ver aquello lo que hizo que Wind sintiera también algo de culpabilidad “Ralph no tiene pruebas para afirmar que ese joyero estuviera lleno de joyas de amantes… Podrían ser joyas de una sola persona o de algún pariente…” La elfa reflexionó sobre aquello unos instantes mientras apretaba con fuerza la bolsita de dinero “No es justo para ella” Al final, la más perjudicada era Jasmine cuando ni siquiera había una seguridad de que aquellas sospechas fueran ciertas, eso no le gustaba en absoluto a la elfa que con cierta reticencia pensó que tal vez era el momento de que Rádagon supiera lo que estaba sucediendo, al fin y al cabo eran novios ¿No? Por lo que se levantó del banco y salió de la placita rápidamente dispuesta a volver a la casa de Mariana y contarles lo que sucedía en realidad.
Recorrió por tercera vez aquellos callejones hasta llegar a la vivienda de Mariana “¿Seguirán dentro?” Lo cierto era que no tenía ninguna evidencia de que estuvieran en casa pero confiaba ciegamente en que siguieran allí. Una vez frente a la puerta, la elfa suspiró abatida, todo lo que estaba pasando no era de su incumbencia, de hecho ese tipo de situaciones era mejor que las arreglaran los implicados pero de alguna manera, la elfa se había visto implicada al final “Soy una entrometida…” Pensó con resignación mientras daba unos suaves golpes a la puerta.
Abrió la puerta Mariana –B-Buenas tardes- Saludó la elfa tímidamente mientras se daba cuenta que no tenía ningún plan para explicar la situación. Mariana esperó unos instantes en silencio en los que examinó a la elfa de arriba abajo dándose cuenta de que no la conocía de nada –Buenas tardes ¿Qué quieres?- Dijo respetuosamente la humana. –Yo... Bueno… Me llamo Windorind me preguntaba si su hermano estaba aquí- La elfa no tenía todas consigo, podrían perfectamente haberle dado un portazo en las narices pero de repente apareció el humano por detrás curioso de quien llamaba a la puerta -¿Quién es Mariana?- Y acto seguido observó a la elfa curioso –Me estaba preguntando por ti- Respondió la humana mientras se encogía de hombros. “Menos mal que está aquí…” suspiró aliviada y se esforzó por poner una expresión no demasiado seria intentando parecer más o menos neutral –Me preguntaba… Yo… mmm… Quería hablar de Ralph y Jasmine- Explicó Wind mirando a Rádagon a los ojos intentando hacerle ver que aquello era serio. Aquella táctica resultó efectiva y tras una mueca de desagrado abrió más la puerta –Entra- Y con un gesto con la cabeza la invitó a entrar, pero lo cierto era que no parecía estar muy convencido, aun así Wind se relajó e intentó hacer un esquema mental de cómo explicarles lo sucedido.
Llegaron a la salita en la que la elfa antes había roto el cristal por lo que instintivamente un escalofrio recorrió su espalda al ver que los cristales ya no estaban y la ventana estaba cubierta con una tela. Agachó la mirada y siguió a sus anfitriones hasta un pequeño sofá donde se sentaron Rádagon y Mariana mientras que Wind se sentó delante de ellos con una expresión triste. -¿Y bien? ¿Qué era lo que querías contarme?- Aquella voz sacó a la elfa de sus pensamientos e instintivamente miró al humano que parecía ciertamente curioso. Sin dar más tiempo a aquellos hermanos a decir algo, la elfa comenzó a explicarse velozmente entre tartamudeos –Yo me llamo Windorind… Wind si preferís. Conocí a Ralph esta mañana, en la plaza, parecía bastante preocupado y y-yo… se sentó a mi lado diciéndome que tú no eras fiel a Jasmine… Parecía muy confiado en aquello y me pidió ayuda…- La elfa paró un momento para respirar y analizar la expresión de humano, lo cierto era que parecía algo despistado con todo aquello -¿Infiel?- Repitió Rádagon con una sonrisa sarcástica, Mariana por su parte, parecía estar intrigada por el motivo que le llevaba a Wind contar aquello y tras un leve asentimiento ante la pregunta del hombre continuó con su explicación –Y-Yo empecé a seguirte… porque creía que ibas a ver a tu amante y Jasmine parece una buena chica… Pero tú estabas con tu hermana y Ralph fue a tu casa y encontró un joyero…- La voz de la elfa se desvanecía por momentos, aquello no era cosa suya, no le gustaba esa situación y desde luego no le gustaba tener que explicar sus malos actos –La ventana…- Wind levantó la mirada hacia la ventana tapada con una expresión triste –Si las monedas no cubren el precio, os daré más…- Bastante mal se sentía ya con aquello como para además hacer perder dinero a aquella humana.
Rádagon no dijo nada, tan solo observó a la elfa intentando averiguar cuanto de aquello era verdad y por qué estaba metida en su relación, pero de repente pareció que si cerebro reaccionó de golpe –El joyero.. Ralph… ¿Qué ha hecho con el joyero?- Exclamó el humano sobresaltando a las dos jóvenes. Wind suspiró y se dispuso a contarle aquello –Se lo enseñó a Jasmine hace un rato y se fueron a su casa… No sé qué le habrá contado…Pero ella parecía bastante triste- Tras aquella última explicación la elfa esperó para ver si su explicación había tenido algo de sentido y si aquellos hermanos habían creído algo de lo que les había dicho.
Windorind Crownguard
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 519
Nivel de PJ : : 1
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
No sin reticencias, la elfa decidió dirigirse a avisar al sospechoso adulterador a su propio hogar. No parecía haber quedado conforme con cómo se había resuelto el caso ni parecía confiar plenamente en las buenas intenciones de Ralph.
Cuando Windorind llegó a la casa en la que había estado escasa media hora antes, se presentó ante Rádagon y Mariana. La elfa se explicó calmadamente ante el tipo con aspecto de hombre fuerte. Que una vez Wind finalizó su explicación, sería él quien tomara la palabra, claramente alterado.
-Que alguien tan ruin como Ralph pueda enviar a alguien a que me siga no es lo que más me altera. Lo peor es que aproveche para infiltrarse en mi casa. ¿Y dices que fue a ver a Jasmine? – salió de la casa enfurecido. – Ven conmigo, tenemos que hablar con él.
Y salió hecho una furia de la casa, en dirección al hogar de su novia, tras que Wind volviera a disculparse con Mariana por la ventana que le había roto. Cosa que no le pareció hacer mucha gracia a la mujer, que desaprobó la acción de la elfa pese a devolverle esta el importe. No era agradable que alguien allanara tu vivienda como si fuera un atracador.
-Si ayudas a mi hermano, no te denunciaré. – le advirtió la mujer. Cuando. – Tengo miedo que el bruto de Ralph le haga algo. Es muy violento y le tiene ganas. ¿Me das tu palabra de que lo protegerás? – pidió, ya más como un favor que como una amenaza. Sentía miedo por la integridad de su hermano.
Rádagon avanzaba a una velocidad muy rápida. Llevándose casi por delante todo cuanto alcanzaba. Alcanzó la plaza. Soleada. Eran las cuatro de la tarde y un sol radiante caía sobre Baslodia. Picó un poco más fuerte de lo normal en el hogar.
-¡Jasmine! ¡Abre la puerta! - vociferó.
No pasó mucho tiempo hasta que la mujer pelirroja, de tez muy blanquecina, abrió la puerta. Asustada por el tono.
-¿Qué… qué pasa, Rádagon? – preguntó insegura.
-¿Está Ralph aquí? – no contestó a la pregunta que le había hecho la joven. Y casi ni le dio tiempo, abrió la puerta que sujetaba la joven con fuerza y entró a la casa por las malas. - ¿Dónde estás? – preguntó a gritos en toda la casa.
-Ha… hace diez minutos que se ha ido. – titubeó. – Me dijo que me habías sido infiel. Trajo un joyero con joyas con perfume de distintas mujeres. – miró al suelo cabizbaja. – Estaba muy triste. Y se llevó el joyero al barrio bajo del puerto. A tirar las joyas al mar. – mostró ojos llorosos. – No… no pude hacer nada para evitar que se lo llevara… yo… - y comenzó a llorar desconsoladamente.
-Yo no te he sido infiel. Te amo demasiado. Voy a ir al puerto a destriparlo. – comentó el hombre y se dio la vuelta sin mirar a la elfa siquiera y salió corriendo hacia el muelle.
Sin embargo, Rádagon no se percató que el joyero que había mostrado Ralph a Wind, estaba en realidad sobre una cómoda en el interior de la casa de su amada. Jasmine había estado poco lista a la hora de esconderlo. Afortunadamente, el humano tenía tanta tensión que no observaría esto, pero Windorind sí que podría ver el mismo objeto que le había enseñado el moreno media hora atrás desde la misma entrada a la casa.
Cuando Windorind llegó a la casa en la que había estado escasa media hora antes, se presentó ante Rádagon y Mariana. La elfa se explicó calmadamente ante el tipo con aspecto de hombre fuerte. Que una vez Wind finalizó su explicación, sería él quien tomara la palabra, claramente alterado.
-Que alguien tan ruin como Ralph pueda enviar a alguien a que me siga no es lo que más me altera. Lo peor es que aproveche para infiltrarse en mi casa. ¿Y dices que fue a ver a Jasmine? – salió de la casa enfurecido. – Ven conmigo, tenemos que hablar con él.
Y salió hecho una furia de la casa, en dirección al hogar de su novia, tras que Wind volviera a disculparse con Mariana por la ventana que le había roto. Cosa que no le pareció hacer mucha gracia a la mujer, que desaprobó la acción de la elfa pese a devolverle esta el importe. No era agradable que alguien allanara tu vivienda como si fuera un atracador.
-Si ayudas a mi hermano, no te denunciaré. – le advirtió la mujer. Cuando. – Tengo miedo que el bruto de Ralph le haga algo. Es muy violento y le tiene ganas. ¿Me das tu palabra de que lo protegerás? – pidió, ya más como un favor que como una amenaza. Sentía miedo por la integridad de su hermano.
Rádagon avanzaba a una velocidad muy rápida. Llevándose casi por delante todo cuanto alcanzaba. Alcanzó la plaza. Soleada. Eran las cuatro de la tarde y un sol radiante caía sobre Baslodia. Picó un poco más fuerte de lo normal en el hogar.
-¡Jasmine! ¡Abre la puerta! - vociferó.
No pasó mucho tiempo hasta que la mujer pelirroja, de tez muy blanquecina, abrió la puerta. Asustada por el tono.
-¿Qué… qué pasa, Rádagon? – preguntó insegura.
-¿Está Ralph aquí? – no contestó a la pregunta que le había hecho la joven. Y casi ni le dio tiempo, abrió la puerta que sujetaba la joven con fuerza y entró a la casa por las malas. - ¿Dónde estás? – preguntó a gritos en toda la casa.
-Ha… hace diez minutos que se ha ido. – titubeó. – Me dijo que me habías sido infiel. Trajo un joyero con joyas con perfume de distintas mujeres. – miró al suelo cabizbaja. – Estaba muy triste. Y se llevó el joyero al barrio bajo del puerto. A tirar las joyas al mar. – mostró ojos llorosos. – No… no pude hacer nada para evitar que se lo llevara… yo… - y comenzó a llorar desconsoladamente.
-Yo no te he sido infiel. Te amo demasiado. Voy a ir al puerto a destriparlo. – comentó el hombre y se dio la vuelta sin mirar a la elfa siquiera y salió corriendo hacia el muelle.
Sin embargo, Rádagon no se percató que el joyero que había mostrado Ralph a Wind, estaba en realidad sobre una cómoda en el interior de la casa de su amada. Jasmine había estado poco lista a la hora de esconderlo. Afortunadamente, el humano tenía tanta tensión que no observaría esto, pero Windorind sí que podría ver el mismo objeto que le había enseñado el moreno media hora atrás desde la misma entrada a la casa.
* * * * * * * *
Windorind, ahora debes elegir entre las siguientes cosas. Será ya la penúltima de las decisiones que te tengo preparadas. Te informo que de momento has elegido todo bien, así que puedes terminar desbloqueando el “final bueno” que te tenía preparado si sigues obrando como llevas haciendo, con sentido común. Ralph se ha ido corriendo al puerto y quedas frente a Jasmine.
- 1. Puedes desenmascarar la mentira de Jasmine tomando el joyero y acusarla de que ha mentido. Preguntándole lo que consideres al respecto.
- 2. Puedes ser fiel a la promesa que has hecho (o no, si se la negaste) y permanecer junto a Rádagon, aún habiéndote percatado de que el joyero está en casa de Jasmine. Rádagon no escuchará tus advertencias. Está enfurecido y va a por Ralph.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Wind escuchó algo temerosa las quejas de Rádagon pues lo cierto era que tenía cierto temor a que tomaran represalias contra ella por haberse metido algo tan privado como una relación de pareja. Cuando el humano preguntó, la elfa simplemente asintió lentamente y ante aquella respuesta tan contundente decidió que iría con él.
Se levantó rápidamente para seguirle –Siento mucho la ventana Mariana… De verdad…- Intentó que sonara lo más sincero posible y tras eso se dispuso a seguir al joven que ya prácticamente había salido por la puerta. La elfa salió de la sala prácticamente corriendo y justo antes de salir por la puerta, la voz de la humana hizo que se parara en seco –Oh Dios mío… ¿Violento?- Wind empezó a temer por la seguridad del joven que parecía tener bastantes ganas de enzarzarse con Ralph en una pelea. Miró a la calle y volvió a mirar a Mariana –No sé si pueda protegerle… No soy demasiado fuerte pero prometo hacer todo lo que pueda para ayudarle- Y tras aquellas rápidas palabras y una pequeña sonrisa tranquilizadora salió corriendo de la casa para alcanzar a Rádagon.
Parecía que el humano no tenía ningunas ganas de andarse con tonterías pues según iba empujando a gente por la calle, la elfa iba disculpándose en su nombre por detrás para evitar que se metiera en algún lio no deseado. Wind tardó apenas unos segundos en acabar llegando a su altura y decidió que el silencio era mejor que cualquier cosa que pudiera decir en ese momento. La joven le siguió hasta la casa de Jasmine pensando en que si había una pelea ella no podría hacer demasiado por mucho que se lo hubiera prometido a Mariana siendo lo más parecido a una ayuda, el meterse en medio y rezar para que pararan antes de que la golpearan.
Cuando por fin alcanzaron la plaza que tan bien conocida era ya por la elfa, fueron directamente a llamar a la puerta de la humana que parecía estar algo sorprendida de aquella escena. Wind escuchó en absoluto silencio aquella conversación, Hasta que de repente se dio cuenta de que el joyero estaba en la casa de Jasmine “¿Ralph está aquí entonces?” La elfa no lo comprendía del todo bien ¿No estaba diciendo que Ralph estaba en el puerto con el joyero? Aquello era extraño pero tampoco tuvo mucho tiempo para pensar en qué hacer ya que el joven salió corriendo de la plaza apenas unos segundos más tarde de que la conversación terminara. Wind se quedó apenas unos intentes reflexionando que hacer, pues si le preguntaba a la humana podría inventarse alguna excusa y por otra parte había prometido a Mariana que acompañaría y ayudaría a su hermano en todo lo posible, así que echó un último vistazo al joyero de lejos, posó la mirada sobre Jasmine que observaba a su vez a su novio irse corriendo, y acto seguido salió corriendo detrás de Rádagon intentando alcanzarle.
Wind corrió tan rápido como pudo “Es demasiado rápido” – ¡Espérame!- Gritó esperando que la hiciera caso, pero no fue el caso –Vas muy deprisa- Dio un acelerón y consiguió alcanzarle mientras resoplaba y jadeaba varias veces. –Rádagon, cálmate. Tengo que contarte algo…- A pesar de las palabras de la elfa, él no tenía ninguna intención de parar y farfullaba algunas cosas por lo bajo –Ese Raph… Cuando le pille….- Wind estaba empezando a alterarse – Espera por favor, el joyero no lo tiene Ralph- Intentó que aquellas palabras se escucharan por encima de los pensamientos del joven, pero no parecía ser el caso.
Llegaron al puerto tras un poco más corriendo, apenas cuando llegaron el humano se paró en seco haciendo que la elfa hiciera lo mismo intentando recuperar el aliento – Rádagon espera, no te precipites- Aquello sonaba como una súplica, empezaba a temer lo que podría suceder a continuación, así que antes de que éste encontrara a Ralph la elfa se puso delante intentando captar su atención –Rádagon, Ralph no tiene el joyero, estaba en casa de Jasmine, lo he visto. Estaba en una cómoda- Aquellas palabras seguían sonando como una súplica, Wind miró a los ojos del humano intentando que aquello no sonara como una mentira –Si lo haces por Mariana, déjalo ya- Replicó esto mientras emprendía de nuevo el paso para encontrar a Ralph. La elfa resopló y comenzó a seguirle de nuevo, parecía que sus palabras no iban a llegarle y ya no sabía que más podía hacer.
Se levantó rápidamente para seguirle –Siento mucho la ventana Mariana… De verdad…- Intentó que sonara lo más sincero posible y tras eso se dispuso a seguir al joven que ya prácticamente había salido por la puerta. La elfa salió de la sala prácticamente corriendo y justo antes de salir por la puerta, la voz de la humana hizo que se parara en seco –Oh Dios mío… ¿Violento?- Wind empezó a temer por la seguridad del joven que parecía tener bastantes ganas de enzarzarse con Ralph en una pelea. Miró a la calle y volvió a mirar a Mariana –No sé si pueda protegerle… No soy demasiado fuerte pero prometo hacer todo lo que pueda para ayudarle- Y tras aquellas rápidas palabras y una pequeña sonrisa tranquilizadora salió corriendo de la casa para alcanzar a Rádagon.
Parecía que el humano no tenía ningunas ganas de andarse con tonterías pues según iba empujando a gente por la calle, la elfa iba disculpándose en su nombre por detrás para evitar que se metiera en algún lio no deseado. Wind tardó apenas unos segundos en acabar llegando a su altura y decidió que el silencio era mejor que cualquier cosa que pudiera decir en ese momento. La joven le siguió hasta la casa de Jasmine pensando en que si había una pelea ella no podría hacer demasiado por mucho que se lo hubiera prometido a Mariana siendo lo más parecido a una ayuda, el meterse en medio y rezar para que pararan antes de que la golpearan.
Cuando por fin alcanzaron la plaza que tan bien conocida era ya por la elfa, fueron directamente a llamar a la puerta de la humana que parecía estar algo sorprendida de aquella escena. Wind escuchó en absoluto silencio aquella conversación, Hasta que de repente se dio cuenta de que el joyero estaba en la casa de Jasmine “¿Ralph está aquí entonces?” La elfa no lo comprendía del todo bien ¿No estaba diciendo que Ralph estaba en el puerto con el joyero? Aquello era extraño pero tampoco tuvo mucho tiempo para pensar en qué hacer ya que el joven salió corriendo de la plaza apenas unos segundos más tarde de que la conversación terminara. Wind se quedó apenas unos intentes reflexionando que hacer, pues si le preguntaba a la humana podría inventarse alguna excusa y por otra parte había prometido a Mariana que acompañaría y ayudaría a su hermano en todo lo posible, así que echó un último vistazo al joyero de lejos, posó la mirada sobre Jasmine que observaba a su vez a su novio irse corriendo, y acto seguido salió corriendo detrás de Rádagon intentando alcanzarle.
Wind corrió tan rápido como pudo “Es demasiado rápido” – ¡Espérame!- Gritó esperando que la hiciera caso, pero no fue el caso –Vas muy deprisa- Dio un acelerón y consiguió alcanzarle mientras resoplaba y jadeaba varias veces. –Rádagon, cálmate. Tengo que contarte algo…- A pesar de las palabras de la elfa, él no tenía ninguna intención de parar y farfullaba algunas cosas por lo bajo –Ese Raph… Cuando le pille….- Wind estaba empezando a alterarse – Espera por favor, el joyero no lo tiene Ralph- Intentó que aquellas palabras se escucharan por encima de los pensamientos del joven, pero no parecía ser el caso.
Llegaron al puerto tras un poco más corriendo, apenas cuando llegaron el humano se paró en seco haciendo que la elfa hiciera lo mismo intentando recuperar el aliento – Rádagon espera, no te precipites- Aquello sonaba como una súplica, empezaba a temer lo que podría suceder a continuación, así que antes de que éste encontrara a Ralph la elfa se puso delante intentando captar su atención –Rádagon, Ralph no tiene el joyero, estaba en casa de Jasmine, lo he visto. Estaba en una cómoda- Aquellas palabras seguían sonando como una súplica, Wind miró a los ojos del humano intentando que aquello no sonara como una mentira –Si lo haces por Mariana, déjalo ya- Replicó esto mientras emprendía de nuevo el paso para encontrar a Ralph. La elfa resopló y comenzó a seguirle de nuevo, parecía que sus palabras no iban a llegarle y ya no sabía que más podía hacer.
Windorind Crownguard
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 519
Nivel de PJ : : 1
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Pese a ver el joyero en casa de Jasmine, Windorind decidió ir en busca de Rádagon, pues había prometido a Mariana que protegería a su hermano del peligroso Ralph, según ella. Salió tras él para explicarle lo ocurrido, pero no parecía dispuesto a escucharla de primeras.
Las piezas empezaban a encajar por fin en el puzzle. Jasmine escondía algo y, probablemente, tuviese algún tipo de compenetración con Ralph. Por su parte, Rádagon, ignorante de todo esto, parecía desbordado por la repentina sorpresa de creer que el amigo de su amada quería estropearle la relación.
Windorind trató de evitar que se calmara. Estaban llegando ya al barrio del puerto. Tras mucho pensárselo y todavía malhumorado y con la cabeza en caliente, el luchador se dirigiría a Windorind.
-¿El joyero está en casa de Jasmine? – dijo malhumorado pero más calmada, mostrando mala cara hacia la elfa, que sólo trataba de ayudarle. - ¿Entonces por qué no me lo dijiste allí?
No tendrían mucho tiempo más para dialogar, pues al poco aparecería Ralph en aquel pequeño callejón del puerto, tal y como había indicado a Jasmine. Pero no con un joyero. Se sorprendió al ver a Wind a su lado.
-Windorind. – Dijo. - ¿Por qué estás con Rádagon? ¿Qué ha ocurrido aquí? – le preguntó algo confuso. Pero Rádagon se dirigió hacia él y lo apechugaría.
-¡Cómo te atreves a robar mi joyero y entregárselo a Jasmine! ¡A contratar a alguien que me espíe! – le gritó el rubio, empotrándolo contra una pared y tomándolo por la ropa.
-Necio. – le replicó Ralph apartándolo de un empujón. – Jasmine no te ama. No es más que una furcia embustera que te ha enviado aquí para que me mates. A mí me importa un pepino esa mujer, puedes quedártela con mucho gusto. – le dijo empujándolo. – Me ha contratado para que le lleve el joyero de tu madre lleno de diamantes y perlas preciosas. ¿Por qué crees que sabía que tenías un joyero? ¿Crees que me tiro a tu madre por las noches? – dijo.
-Pero… ¿y entonces? ¿Por qué me seguía Windorind? – preguntó Rádagon.
-¿La elfa? ¿Cómo voy a entrar a tu casa si no sé si te diriges ahí? – preguntó con retórica. – De haberte seguido yo, me habrías pillado. A ella no la conocías.
Todo esto descolocó a Rádagon. Que parecía dolido por haber perdido, por un lado el joyero. Veía incapaz de enfrentarse a Jasmine. Se sentó en el suelo, contra una pared, y comenzó a llorar.
-Yo la amaba… Yo… La quería de verdad. – quedó llorando desconsolado en el suelo.
-Lo siento, Rádagon. Los negocios son los negocios. – dijo en relación a sus servicios de ladrón al contado. - Y te habrá dicho que vengas tras mí para escapar con el joyero. Pues ya puedes darte prisa. Porque se va a escapar.
-No puedo… yo… la quería demasiado. ¿Cómo pudo hacerme esto?– y seguía llorando sobre sus rodillas, desconsoladamente. – Esas joyas… era todo lo que mi madre poseía de valor desde pequeña. No podré volver a mirarla a los ojos.
Las piezas empezaban a encajar por fin en el puzzle. Jasmine escondía algo y, probablemente, tuviese algún tipo de compenetración con Ralph. Por su parte, Rádagon, ignorante de todo esto, parecía desbordado por la repentina sorpresa de creer que el amigo de su amada quería estropearle la relación.
Windorind trató de evitar que se calmara. Estaban llegando ya al barrio del puerto. Tras mucho pensárselo y todavía malhumorado y con la cabeza en caliente, el luchador se dirigiría a Windorind.
-¿El joyero está en casa de Jasmine? – dijo malhumorado pero más calmada, mostrando mala cara hacia la elfa, que sólo trataba de ayudarle. - ¿Entonces por qué no me lo dijiste allí?
No tendrían mucho tiempo más para dialogar, pues al poco aparecería Ralph en aquel pequeño callejón del puerto, tal y como había indicado a Jasmine. Pero no con un joyero. Se sorprendió al ver a Wind a su lado.
-Windorind. – Dijo. - ¿Por qué estás con Rádagon? ¿Qué ha ocurrido aquí? – le preguntó algo confuso. Pero Rádagon se dirigió hacia él y lo apechugaría.
-¡Cómo te atreves a robar mi joyero y entregárselo a Jasmine! ¡A contratar a alguien que me espíe! – le gritó el rubio, empotrándolo contra una pared y tomándolo por la ropa.
-Necio. – le replicó Ralph apartándolo de un empujón. – Jasmine no te ama. No es más que una furcia embustera que te ha enviado aquí para que me mates. A mí me importa un pepino esa mujer, puedes quedártela con mucho gusto. – le dijo empujándolo. – Me ha contratado para que le lleve el joyero de tu madre lleno de diamantes y perlas preciosas. ¿Por qué crees que sabía que tenías un joyero? ¿Crees que me tiro a tu madre por las noches? – dijo.
-Pero… ¿y entonces? ¿Por qué me seguía Windorind? – preguntó Rádagon.
-¿La elfa? ¿Cómo voy a entrar a tu casa si no sé si te diriges ahí? – preguntó con retórica. – De haberte seguido yo, me habrías pillado. A ella no la conocías.
Todo esto descolocó a Rádagon. Que parecía dolido por haber perdido, por un lado el joyero. Veía incapaz de enfrentarse a Jasmine. Se sentó en el suelo, contra una pared, y comenzó a llorar.
-Yo la amaba… Yo… La quería de verdad. – quedó llorando desconsolado en el suelo.
-Lo siento, Rádagon. Los negocios son los negocios. – dijo en relación a sus servicios de ladrón al contado. - Y te habrá dicho que vengas tras mí para escapar con el joyero. Pues ya puedes darte prisa. Porque se va a escapar.
-No puedo… yo… la quería demasiado. ¿Cómo pudo hacerme esto?– y seguía llorando sobre sus rodillas, desconsoladamente. – Esas joyas… era todo lo que mi madre poseía de valor desde pequeña. No podré volver a mirarla a los ojos.
* * * * * *
Muy bien Windorind, has obrado bien dirigiéndote a Ralph. Al final Jasmine era la mala de la “película” y de haberla visitado, Rádagon no se habría calmado y esto hubiera terminado en tragedia.
Viendo que Rádagon no está para mucho, tendrás que salvar el honor de su familia y de su madre. Ve a por Jasmine. Cuando llegues a la plaza estará huyendo por los tejados con el joyero, así que trata de detenerla de alguna manera. Toma un atajo, usa tu arco… Lo que quieras, pero lanza una runa para determinar la suerte.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Wind escuchó con una mueca la queja del humano –No me diste tiempo- Explicó apenada –Tan rápido como escuchaste la versión de Jasmine, saliste corriendo…- Añadió aun con cierta mueca de desaprobación, ante esta explicación Rádagon farfulló algo por lo bajo, parecía enfadado pero la verdad era que la elfa podía comprender el motivo de aquel enojo. –Lo siento…- No estaba segura si debía disculparse realmente, pero ella al menos lo creía correcto pues si se lo hubiera dicho antes se hubieran ahorrado el camino hasta el puerto, ante la disculpa, el humanó resopló pero no tuvo tiempo de hacer mucho más porque Ralph apareció en el callejón de repente. “Aún no he podido calmarle…” Wind se preocupó al ver a los tres en el mismo espacio, era una situación incómoda y Ralph parecía no estar demasiado conforme con aquella situación.
Apenas tuvo tiempo de pensar que hacer cuando vio como Rádagon se abalanzaba sobre Ralph – ¡Espera!- Wind no sabía que podía hacer así que fue detrás del humano esperando pararle. La elfa cogió el brazo de Rádagon intentando que soltara a Ralph –Quieto, esto no…- Pero apenas dijo esas palabras cuando el moreno le apartó de un empujón haciéndole trastabillar y haciendo que la elfa hiciera lo mismo. – ¿Qué…?- La elfa estaba desolada ante aquella confesión, sentía ganas de llorar y empezaba a sentir verdadera impotencia –Eres un ladrón- Dijo la elfa intentando creerse aquellas palabras –Yo no… se supone que era para ayudar a Jasmine…- Wind se desplomó en el suelo de rodillas, incrédula sobre aquello –Y la has ayudado- Comentó Ralph en tono de burla. La joven, realmente estaba atónita ante todo aquello “¿Tan fácil me han manipulado? ¿He sido engañada tan vilmente?” Era algo cruel y Wind no estaba conforme con aquello pero no es que pudiera hacer mucho más “Había prometido a Mariana ayudarle y no he sido capaz de evitar causarle dolor” Las lágrimas se acumulaban en sus ojos mientras la elfa empezaba a levantarse al escuchar las dolidas palabras del humano.
-¿Lo sientes?- Dijo Wind con una sonrisa burlona en el rostro, era la primera vez en mucho tiempo que la elfa sentía verdaderas ganas de pegar a alguien, esa situación había sido probablemente la más dolorosa para el humano que tenía al lado. Ante aquella pregunta, Ralph simplemente se encogió de hombros, Wind se agachó para quedar a la altura del joven rubio y le abrazó con cuidado –Lo siento… De verdad- Se separó de éste mientras aún lloraba y decidió que debía enmendar su error, así que lanzó una mirada furiosa a Ralph y se dispuso a hablar con Jasmine.
Wind salió corriendo por el callejón, no sin antes girarse para advertir a Ralph –Mas te vale, no hacerle nada- Esperó que sonara convincente, pues no podía quedar a ayudar a Rádagon si iba a por Jasmine –Si, si… Mientras él no haga nada…- Dijo despreocupadamente Ralph y sin poder detenerse mucho más, Wind continuó con su carrera hasta la plaza. Llegó a esta apenas un par de minutos después, llevaba un día de locos y apenas había comido nada así que se sentía bastante fatigada pero aun así no pretendía dejar a aquella humana salirse con la suya. Cuando estuvo en medio de la plaza, Wind escuchó un ruido extraño que provenía de arriba “¿Qué es eso?” Apenas levantó la mirada y vio a Jasmine devolverle la mirada, no era como había sido antes, ahora no parecía una dama enamorada ni una joven en apuros, sólo parecía estar molesta por haber pillado su mentira antes de tiempo, la elfa vio como una mueca de desagrado se mostraba en la humana para acto seguido salir corriendo. -¡Espera!- Wind apenas tuvo tiempo de pensarlo, echó un vistazo alrededor y vio unas cajas apiladas en un callejón que podrían servirle para impulsarse hasta el tejado y seguir así a Jasmine.
Subió al techo de una casa después de unos segundos y salió corriendo tras de ella, no era fácil moverse entre los tejados, pero había estado en situaciones peores, los árboles son más incómodos. Intentó correr más deprisa, pero cuando lo hacía acababa en algún resbalón peligroso así que su velocidad estaba demasiado limitada. Apenas llevaba un par de minutos persiguiendo a la joven cuando se percató que no iba a poder alcanzarla a este paso pues aún le sacaba bastante ventaja así que intentó ver hacia donde se dirigía y acto seguido bajó del tejado con un par de saltos, “Se dirige hacia la entrada de la ciudad…” Apenas pensó aquello cuando volvió a salir corriendo en dirección hacia la entrada, en el suelo era más rápida y además quizás podría acortar algo de camino. Se metió por un par de callejones y cuando le pareció oportuno subió al tejado, esperando encontrarse a Jasmine por aquella zona.
Apenas tuvo tiempo de pensar que hacer cuando vio como Rádagon se abalanzaba sobre Ralph – ¡Espera!- Wind no sabía que podía hacer así que fue detrás del humano esperando pararle. La elfa cogió el brazo de Rádagon intentando que soltara a Ralph –Quieto, esto no…- Pero apenas dijo esas palabras cuando el moreno le apartó de un empujón haciéndole trastabillar y haciendo que la elfa hiciera lo mismo. – ¿Qué…?- La elfa estaba desolada ante aquella confesión, sentía ganas de llorar y empezaba a sentir verdadera impotencia –Eres un ladrón- Dijo la elfa intentando creerse aquellas palabras –Yo no… se supone que era para ayudar a Jasmine…- Wind se desplomó en el suelo de rodillas, incrédula sobre aquello –Y la has ayudado- Comentó Ralph en tono de burla. La joven, realmente estaba atónita ante todo aquello “¿Tan fácil me han manipulado? ¿He sido engañada tan vilmente?” Era algo cruel y Wind no estaba conforme con aquello pero no es que pudiera hacer mucho más “Había prometido a Mariana ayudarle y no he sido capaz de evitar causarle dolor” Las lágrimas se acumulaban en sus ojos mientras la elfa empezaba a levantarse al escuchar las dolidas palabras del humano.
-¿Lo sientes?- Dijo Wind con una sonrisa burlona en el rostro, era la primera vez en mucho tiempo que la elfa sentía verdaderas ganas de pegar a alguien, esa situación había sido probablemente la más dolorosa para el humano que tenía al lado. Ante aquella pregunta, Ralph simplemente se encogió de hombros, Wind se agachó para quedar a la altura del joven rubio y le abrazó con cuidado –Lo siento… De verdad- Se separó de éste mientras aún lloraba y decidió que debía enmendar su error, así que lanzó una mirada furiosa a Ralph y se dispuso a hablar con Jasmine.
Wind salió corriendo por el callejón, no sin antes girarse para advertir a Ralph –Mas te vale, no hacerle nada- Esperó que sonara convincente, pues no podía quedar a ayudar a Rádagon si iba a por Jasmine –Si, si… Mientras él no haga nada…- Dijo despreocupadamente Ralph y sin poder detenerse mucho más, Wind continuó con su carrera hasta la plaza. Llegó a esta apenas un par de minutos después, llevaba un día de locos y apenas había comido nada así que se sentía bastante fatigada pero aun así no pretendía dejar a aquella humana salirse con la suya. Cuando estuvo en medio de la plaza, Wind escuchó un ruido extraño que provenía de arriba “¿Qué es eso?” Apenas levantó la mirada y vio a Jasmine devolverle la mirada, no era como había sido antes, ahora no parecía una dama enamorada ni una joven en apuros, sólo parecía estar molesta por haber pillado su mentira antes de tiempo, la elfa vio como una mueca de desagrado se mostraba en la humana para acto seguido salir corriendo. -¡Espera!- Wind apenas tuvo tiempo de pensarlo, echó un vistazo alrededor y vio unas cajas apiladas en un callejón que podrían servirle para impulsarse hasta el tejado y seguir así a Jasmine.
Subió al techo de una casa después de unos segundos y salió corriendo tras de ella, no era fácil moverse entre los tejados, pero había estado en situaciones peores, los árboles son más incómodos. Intentó correr más deprisa, pero cuando lo hacía acababa en algún resbalón peligroso así que su velocidad estaba demasiado limitada. Apenas llevaba un par de minutos persiguiendo a la joven cuando se percató que no iba a poder alcanzarla a este paso pues aún le sacaba bastante ventaja así que intentó ver hacia donde se dirigía y acto seguido bajó del tejado con un par de saltos, “Se dirige hacia la entrada de la ciudad…” Apenas pensó aquello cuando volvió a salir corriendo en dirección hacia la entrada, en el suelo era más rápida y además quizás podría acortar algo de camino. Se metió por un par de callejones y cuando le pareció oportuno subió al tejado, esperando encontrarse a Jasmine por aquella zona.
Windorind Crownguard
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 519
Nivel de PJ : : 1
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
El miembro 'Windorind Crownguard' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
'Runas' :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Resultados :
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tyr
Master
Master
Cantidad de envíos : : 2235
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Windorind persiguió astutamente a Jasmine desde el suelo, donde era más rápida. No le fue muy difícil pues a la pretendienta de Rádagon le resultaba complicado moverse con soltura por los tejados, y eso que ahora llevaba un traje de cuero sin falda y zapato plano. No parecía muy ágil.
Todo aquello había sido una estratagema llevada a cabo entre Ralf y Jasmine para atracar al rico de Rádagon, que parecía muy enamorado por la joven de cabellos rubios. Pero la verdadera cabeza pensante de aquello había sido la mujer. Afortunadamente, Windorind prometió a Rádagon ajustar cuentas y por ello persiguió a la humana desde el suelo, a la que no tardaría en sorprender en los tejados, parecía que el favor de los dioses la había favorecido nuevamente.
La rubia se sorprendió cuando Windorind se cruzó delante de ella, tanto que dio un par de pasos hacia atrás, e hizo un amago de caerse no parecía tener demasiado equilibrio y tampoco iba armada.
-Eres la chica de antes. – le dijo Jasmine. - ¿Cómo has descubierto que yo…? – miró lastimosa, tratando de dar pena, hacia el suelo. Llevaba el joyero en la mano. – Yo… yo… llevo haciendo esto bastante tiempo… No tengo familia y no quiero hacerlo, de verdad, pero… – continuó, lastimosa. – Siempre me han marginado socialmente. Robar joyas de alto coste es mi única manera de sobrevivir. - miró nuevamente al joyero, con tristeza. - Me siento mal... quiero devolver a Rádagon las joyas de su madre. Él no merece esto.
Pero en uno de estos momentos, la teja sobre la que apoyaba el pie cedió, haciéndola resbalar y quedar suspendida de uno de los conductos de desagüe o canalones que cubrían el edificio. El joyero, que iba con ella, quedó suspendido por la correo de un pequeño saliente y, si Windorind no lo tomaba rápido, poco tardaría y deslizarse hacia el edificio.
-¡Ayúdame! ¡No me dejes caer, por favor! – suplicó arrepentida. La gente que si situaba a ras de suelo, se llevaba las manos a la cabeza, pues de caerse, la chica iría directa contra el duro y frío suelo. Incluso unos guardias, desde abajo, trataban de poner orden en las calles.
-¡Apártense! ¡apártense! – pedían los guardias casi empujando a los que se encontraban en la parte baja del edificio. Trataban de separarlos pues si Windorind no era capaz de elevarla, Jasmine caería como un peso muerto sobre ellos.
Todo aquello había sido una estratagema llevada a cabo entre Ralf y Jasmine para atracar al rico de Rádagon, que parecía muy enamorado por la joven de cabellos rubios. Pero la verdadera cabeza pensante de aquello había sido la mujer. Afortunadamente, Windorind prometió a Rádagon ajustar cuentas y por ello persiguió a la humana desde el suelo, a la que no tardaría en sorprender en los tejados, parecía que el favor de los dioses la había favorecido nuevamente.
La rubia se sorprendió cuando Windorind se cruzó delante de ella, tanto que dio un par de pasos hacia atrás, e hizo un amago de caerse no parecía tener demasiado equilibrio y tampoco iba armada.
-Eres la chica de antes. – le dijo Jasmine. - ¿Cómo has descubierto que yo…? – miró lastimosa, tratando de dar pena, hacia el suelo. Llevaba el joyero en la mano. – Yo… yo… llevo haciendo esto bastante tiempo… No tengo familia y no quiero hacerlo, de verdad, pero… – continuó, lastimosa. – Siempre me han marginado socialmente. Robar joyas de alto coste es mi única manera de sobrevivir. - miró nuevamente al joyero, con tristeza. - Me siento mal... quiero devolver a Rádagon las joyas de su madre. Él no merece esto.
Pero en uno de estos momentos, la teja sobre la que apoyaba el pie cedió, haciéndola resbalar y quedar suspendida de uno de los conductos de desagüe o canalones que cubrían el edificio. El joyero, que iba con ella, quedó suspendido por la correo de un pequeño saliente y, si Windorind no lo tomaba rápido, poco tardaría y deslizarse hacia el edificio.
-¡Ayúdame! ¡No me dejes caer, por favor! – suplicó arrepentida. La gente que si situaba a ras de suelo, se llevaba las manos a la cabeza, pues de caerse, la chica iría directa contra el duro y frío suelo. Incluso unos guardias, desde abajo, trataban de poner orden en las calles.
-¡Apártense! ¡apártense! – pedían los guardias casi empujando a los que se encontraban en la parte baja del edificio. Trataban de separarlos pues si Windorind no era capaz de elevarla, Jasmine caería como un peso muerto sobre ellos.
* * * * * * *
Disculpa mi ausencia estas dos semanas, he tenido mucho ajetreo y estuve enfoando mi tiempo en el tema de los Oscar. No nos queda mucho. ¡Ánimo!Windorind, en este turno tienes nuevamente dos opciones, o salvar a Jasmine, o tomar el joyero de Rádagon. Uno de los dos se irá, irremediablemente, contra los fríos suelos de Baslodia. Está en tus manos decidir su destino.
- Si decides salvar el joyero, Jasmine caerá y morirá, y tendrás que devolver a Rádagon las joyas perdidas.
- Si decides salvar a Jasmine, será el joyero y su contenido el que quede hecho añicos en el suelo y tendrás que entregarla. La mujer no pondrá oposición y asumirá su culpa. En el siguiente turno, tendrás que explicar a Rádagon lo ocurrido.
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Wind subió al tejado de un par de saltos gracias a unas cajas que estaban apiladas en el suelo y se encontró prácticamente de cara con la joven que andaba tambaleándose por el tejado. La elfa se asustó al ver a la humana tambalearse por el tejado, era peligroso y no le parecía el mejor lugar para tener una conversación. –No escondiste bien el joyero- contestó Wind con el tono más neutro que pudo, intentando no mostrar la aversión que realmente sentía por la joven ladrona. –Si no quisieras, no lo harías, has hecho daño a un joven enamorado, no es justo para él…- Wind estaba siendo más dura de lo que había sido nunca, aquello era superior a ella “Engaños, robos, jugar con los sentimientos…” Todo eso era cruel y por mucho que no quisiera, hacía que a la elfa le hirviera la sangre. –Si realmente quieres devolvérselas, vamos a buscarle- Dijo la elfa tendiéndole la mano derecha con ale esperanza de que aquello pudiera resolverse con una disculpa y poco más.
Apenas unos instantes después de tenderle la mano, la humana estaba agarrada a la cornisa mientras el joyero estaba a punto de caerse algo más lejos de donde estaba la joven, todo ocurrió muy deprisa, Wind estaba a punto de solucionar el problema, las joyas serían devueltas y aquella extraña pareja podría aclarar las cosas, pero todo pareció una broma de mal gusto de los cielos. La elfa se quedó unos instantes sin saber que hacer; el joyero era importante para el humano pero desde luego la vida de la joven era más importante que el dinero ¿No? La voz de Jasmine la sacó de su ensimismamiento, la elfa apenas lo pensó, se lanzó a cogerle la mano a la humana que estaba a punto de caerse al suelo. Mientras la sujetaba escuchó como el joyero quedaba completamente destrozado, ese sonido hizo que la elfa empezara a llorar sin poder evitarlo, lo cual hacía que perdiera la fuerza de poder sujetar a la humana “Si no hubiera ayudado a Ralph, esto no…” Las lágrimas resbalaban por su rostro hasta caer sobre Jasmine que estaba apenas a unos segundos de caer contra el suelo. La elfa, no era fuerte, nunca lo había sido y sujetar a pulso a otra persona no era la mejor opción y más, si estaba tumbada sobre el tejado por lo que se sentó sin soltar a la humana que aún se aferraba con su mano derecha a la cornisa y con toda la fuerza que fue capaz de conseguir la levantó hasta que ambas acabaron en el tejado del edificio de nuevo, pero esta vez sin joyas.
Las lágrimas aún caían por el rostro de la elfa, que estaba completamente agotada y sin pensarlo mucho más, se levantó ignorando la gente que aún estaba en la calle dio la espalda a la humana –Vamos, aun hay que contarle esto a Rádagon- Wind no le dignó ni una sola mirada mientras bajaban del edificio, aun lloraba y estaba abatida, esa situación era horrible. Apenas bajaron de la casa, la joven sin poder evitarlo fue hacia donde estaba lo que quedaba del joyero, lo recogió con la manos y volvió a dirigirse a la humana –Espero que no intentes librarte, estoy no ha estado bien, Rádagon está realmente dolido y lo menos que merece es una disculpa- Wind miró por encima del hombro a la humana con lástima y se dirigieron al callejón donde lo había dejado por ultima vez.
Le elfa no podía evitar pensar cómo iba a acabar eso, no había podido salvar las joyas de su madre, él estaría dolido y además Mariana estaría enfadada y triste porque no había sido capaz de proteger al humano, Wind tenía la sensación de que sólo había causado problemas. Anduvieron en silencio, Jasmine no dijo ni una sola palabra y la elfa tampoco parecía tener ganas de chácharas, por lo que el camino fue largo y silencioso.
Cuando por fin llegaron al callejón, Rádagon estaba sentado en el suelo usando un muro para reposar la espalda, tenía los ojos cerrados y parecía ciertamente abatido. Ralph además, aún seguía allí “¿Por qué sigue aquí?” No terminaba de comprenderlo, pero tampoco le dio más vueltas, ignorando por completo a la humana que iba detrás suyo Wind se sentó de rodillas delante del humano con las piezas destrozadas en las manos –Lo siento Rádagon- Tras eso, el humano abrió los ojos y miró desolado los añicos que tenía la elfa en las manos –Es todo lo que he podido recuperar- Le tendió aquellos pedazos y el joven los cogió con cuidado como si pudiera romperlos más de lo que estaban si no los trababa con delicadeza. El silencio se hizo en el callejón, sólo se escuchaba el ruido lejano de las calles animadas del pueblo –Rádagon… ha sido culpa mía… Jasmine intentó huir por los tejados pero cuando la alcancé se tropezó y… yo… el joyero se iba a destrozar pero… ella estaba a punto de caer al suelo…- Sin poder evitarlo, la elfa comenzó a llorar de nuevo –Ella hubiera muerto si no la hubiera sujetado, pero el joyero está así por mi culpa… Sé que si no me hubiera metido nada de esto hubiera pasado pero yo… Lo siento, de verdad.- Wind se levantó con cuidado dispuesta a irse de allí antes de que nadie más hablara para evitar causar más problemas.
Apenas unos instantes después de tenderle la mano, la humana estaba agarrada a la cornisa mientras el joyero estaba a punto de caerse algo más lejos de donde estaba la joven, todo ocurrió muy deprisa, Wind estaba a punto de solucionar el problema, las joyas serían devueltas y aquella extraña pareja podría aclarar las cosas, pero todo pareció una broma de mal gusto de los cielos. La elfa se quedó unos instantes sin saber que hacer; el joyero era importante para el humano pero desde luego la vida de la joven era más importante que el dinero ¿No? La voz de Jasmine la sacó de su ensimismamiento, la elfa apenas lo pensó, se lanzó a cogerle la mano a la humana que estaba a punto de caerse al suelo. Mientras la sujetaba escuchó como el joyero quedaba completamente destrozado, ese sonido hizo que la elfa empezara a llorar sin poder evitarlo, lo cual hacía que perdiera la fuerza de poder sujetar a la humana “Si no hubiera ayudado a Ralph, esto no…” Las lágrimas resbalaban por su rostro hasta caer sobre Jasmine que estaba apenas a unos segundos de caer contra el suelo. La elfa, no era fuerte, nunca lo había sido y sujetar a pulso a otra persona no era la mejor opción y más, si estaba tumbada sobre el tejado por lo que se sentó sin soltar a la humana que aún se aferraba con su mano derecha a la cornisa y con toda la fuerza que fue capaz de conseguir la levantó hasta que ambas acabaron en el tejado del edificio de nuevo, pero esta vez sin joyas.
Las lágrimas aún caían por el rostro de la elfa, que estaba completamente agotada y sin pensarlo mucho más, se levantó ignorando la gente que aún estaba en la calle dio la espalda a la humana –Vamos, aun hay que contarle esto a Rádagon- Wind no le dignó ni una sola mirada mientras bajaban del edificio, aun lloraba y estaba abatida, esa situación era horrible. Apenas bajaron de la casa, la joven sin poder evitarlo fue hacia donde estaba lo que quedaba del joyero, lo recogió con la manos y volvió a dirigirse a la humana –Espero que no intentes librarte, estoy no ha estado bien, Rádagon está realmente dolido y lo menos que merece es una disculpa- Wind miró por encima del hombro a la humana con lástima y se dirigieron al callejón donde lo había dejado por ultima vez.
Le elfa no podía evitar pensar cómo iba a acabar eso, no había podido salvar las joyas de su madre, él estaría dolido y además Mariana estaría enfadada y triste porque no había sido capaz de proteger al humano, Wind tenía la sensación de que sólo había causado problemas. Anduvieron en silencio, Jasmine no dijo ni una sola palabra y la elfa tampoco parecía tener ganas de chácharas, por lo que el camino fue largo y silencioso.
Cuando por fin llegaron al callejón, Rádagon estaba sentado en el suelo usando un muro para reposar la espalda, tenía los ojos cerrados y parecía ciertamente abatido. Ralph además, aún seguía allí “¿Por qué sigue aquí?” No terminaba de comprenderlo, pero tampoco le dio más vueltas, ignorando por completo a la humana que iba detrás suyo Wind se sentó de rodillas delante del humano con las piezas destrozadas en las manos –Lo siento Rádagon- Tras eso, el humano abrió los ojos y miró desolado los añicos que tenía la elfa en las manos –Es todo lo que he podido recuperar- Le tendió aquellos pedazos y el joven los cogió con cuidado como si pudiera romperlos más de lo que estaban si no los trababa con delicadeza. El silencio se hizo en el callejón, sólo se escuchaba el ruido lejano de las calles animadas del pueblo –Rádagon… ha sido culpa mía… Jasmine intentó huir por los tejados pero cuando la alcancé se tropezó y… yo… el joyero se iba a destrozar pero… ella estaba a punto de caer al suelo…- Sin poder evitarlo, la elfa comenzó a llorar de nuevo –Ella hubiera muerto si no la hubiera sujetado, pero el joyero está así por mi culpa… Sé que si no me hubiera metido nada de esto hubiera pasado pero yo… Lo siento, de verdad.- Wind se levantó con cuidado dispuesta a irse de allí antes de que nadie más hablara para evitar causar más problemas.
Windorind Crownguard
Honorable
Honorable
Cantidad de envíos : : 519
Nivel de PJ : : 1
Re: [Cerrado] [Quest] Cada decisión con su consecuencia
Muy a pesar de Windorind la caja de joyas terminó por estrellarse contra el suelo, partiéndose su contenido en miles de trozos insalvables. Sobre el brazo de Windorind se mantenía una desquiciada Jasmine, quien por momento pensó en dejarse deslizarse hacia el suelo, consciente del gran dolor que había causado a tantos hombres durante los últimos años.
La elfa no destacaba por su fuerza, y en tal situación de peligro, la humana incluso llegó a plantearse el abalanzarse sobre el precipicio. Finalmente no lo hizo, consiguiendo salvarse.
Ambas caminaron con diferentes sentidos de culpa. Pero estaba claro que Windorind no había hecho nada, era todo un mar de lágrimas. Ella tan sólo había hecho bien. Las joyas estaban perdidas el mismo día en que Rádagon aceptó confiar su corazón a la ladrona. Y Ralph no era más que un intermediario. Aquella relación estaba destinada al fracaso más tarde que pronto, y la intervención de Windorind había sido buena, pues rápidamente consiguió cortar. Si bien no logró salvar las joyas, sus acciones habían servido para que nadie muriera, por lo tanto, la elfa podía sentirse contenta y orgullosa, aunque ahora no fuese capaz de comprenderlo. El tiempo la ayudaría a entender mejor todo lo que había acontecido aquel día en Baslodia.
Se disculpó ante un Rádagon abatido, que lloraba desconsolado, al igual que Jasmine y la elfa. Tan sólo Ralph, que permanecía allí, observaba la escena entre burlas. Rádagon, pensativo, pensó en lo que le había contado Windorind.
-Tranquila, has hecho lo correcto. – dijo el joven sacando un viejo pañuelo de tela con el que se sonó las fosas nasales. – Muchas gracias, Windorind. – respondió con sinceridad, mirándola a los ojos. – Ten esto. – Y le entregaría una pequeña caja, envuelta. A continuación, miraría a su ex novia. - Y tú, Jasmine. Vete. No quiero saber nada más de ti. – dijo sin poder ni siquiera mirarla a la cara, manteniendo los ojos empapados en lágrima
-Voy a entregarme a la guardia. – dijo la humana, en una actitud reflexiva. – He hecho daño a mucha gente, y debo pagar por ello. – La joven rubia parecía estar metida en más altercados para aceptar entregarse de aquella manera.
Grandes penas debía tener Jasmine para aceptar ir por motu propio a la carcel. Nunca sabremos si finalmente lo terminó haciendo o también se retractó en su idea de ir a prisión, pues desde el momento en que se alejó de aquella calle, jamás se volvió a saber de ella.
En cuanto a Ralph, continuó haciendo de las suyas en trabajos de índole similar. Pero sus días no serían mucho más largos, pues no tardaría en causar problemas a alguien a quien no debería causárselos. Las distintas mafias de Aerandir eran muy peligrosas. Y jugar en aquellos temas podía llevarte a encontrarte con alguien tan noble como Windorind, cierto, pero también podías terminar hallando la muerte de alguien que no fuera tan bien tomado como la elfa o como Rádagon.
¿Y Rádagon? El joven continuaría viviendo en su casa. Y finalmente, varios años después, terminaría enamorándose de alguien que verdaderamente le querría por como es y no por lo que tiene. Porque a final de cuentas el amor es precisamente eso: Querer a otra persona hasta el punto de formar uno solo que sea capaz de mejorar. El amor por conveniencia o interesado, no es sino sinónimo de problemas y fracasos.
La elfa no destacaba por su fuerza, y en tal situación de peligro, la humana incluso llegó a plantearse el abalanzarse sobre el precipicio. Finalmente no lo hizo, consiguiendo salvarse.
Ambas caminaron con diferentes sentidos de culpa. Pero estaba claro que Windorind no había hecho nada, era todo un mar de lágrimas. Ella tan sólo había hecho bien. Las joyas estaban perdidas el mismo día en que Rádagon aceptó confiar su corazón a la ladrona. Y Ralph no era más que un intermediario. Aquella relación estaba destinada al fracaso más tarde que pronto, y la intervención de Windorind había sido buena, pues rápidamente consiguió cortar. Si bien no logró salvar las joyas, sus acciones habían servido para que nadie muriera, por lo tanto, la elfa podía sentirse contenta y orgullosa, aunque ahora no fuese capaz de comprenderlo. El tiempo la ayudaría a entender mejor todo lo que había acontecido aquel día en Baslodia.
Se disculpó ante un Rádagon abatido, que lloraba desconsolado, al igual que Jasmine y la elfa. Tan sólo Ralph, que permanecía allí, observaba la escena entre burlas. Rádagon, pensativo, pensó en lo que le había contado Windorind.
-Tranquila, has hecho lo correcto. – dijo el joven sacando un viejo pañuelo de tela con el que se sonó las fosas nasales. – Muchas gracias, Windorind. – respondió con sinceridad, mirándola a los ojos. – Ten esto. – Y le entregaría una pequeña caja, envuelta. A continuación, miraría a su ex novia. - Y tú, Jasmine. Vete. No quiero saber nada más de ti. – dijo sin poder ni siquiera mirarla a la cara, manteniendo los ojos empapados en lágrima
-Voy a entregarme a la guardia. – dijo la humana, en una actitud reflexiva. – He hecho daño a mucha gente, y debo pagar por ello. – La joven rubia parecía estar metida en más altercados para aceptar entregarse de aquella manera.
Grandes penas debía tener Jasmine para aceptar ir por motu propio a la carcel. Nunca sabremos si finalmente lo terminó haciendo o también se retractó en su idea de ir a prisión, pues desde el momento en que se alejó de aquella calle, jamás se volvió a saber de ella.
En cuanto a Ralph, continuó haciendo de las suyas en trabajos de índole similar. Pero sus días no serían mucho más largos, pues no tardaría en causar problemas a alguien a quien no debería causárselos. Las distintas mafias de Aerandir eran muy peligrosas. Y jugar en aquellos temas podía llevarte a encontrarte con alguien tan noble como Windorind, cierto, pero también podías terminar hallando la muerte de alguien que no fuera tan bien tomado como la elfa o como Rádagon.
¿Y Rádagon? El joven continuaría viviendo en su casa. Y finalmente, varios años después, terminaría enamorándose de alguien que verdaderamente le querría por como es y no por lo que tiene. Porque a final de cuentas el amor es precisamente eso: Querer a otra persona hasta el punto de formar uno solo que sea capaz de mejorar. El amor por conveniencia o interesado, no es sino sinónimo de problemas y fracasos.
* * * * * * *
¡Enhorabuena Windorind! Has desbloqueado el final bueno. En el que todos viven. Y por ello estas son tus recompensas:
- 15 ptos de experiencia + 9 por buen desarrollo = 24 ptos de experiencia
- 400 aeros proporcionados por Ralph.
- Objeto: Bailarina musical de la madre de Rádagon: ¡La música amansa a las fieras! Si te ves atacada por cualquier animal o bestia, podrás encenderla. La bailarina comenzará a girar y a producir una dulce nana que amansará al animal y hacer que se duerma. Usos 0/3.
- Bailarina:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
¡Todo se te ha añadido a tu perfil. No olvides registrar el objeto en el apartado de registro de objetos de máster!
Ger
Master
Master
Cantidad de envíos : : 973
Nivel de PJ : : 0
Temas similares
» La decisión [Libre-Interpretativo][2/2][CERRADO]
» Cada Oveja con su pareja [Libre] [5/5] [Cerrado]
» Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
» Cenizas de sangre [Quest] [Cerrado]
» ¡Dios salve a la reina! [Quest][CERRADO]
» Cada Oveja con su pareja [Libre] [5/5] [Cerrado]
» Con pies de plomo [quest] [CERRADO]
» Cenizas de sangre [Quest] [Cerrado]
» ¡Dios salve a la reina! [Quest][CERRADO]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Hoy a las 03:19 por Bio
» El retorno del vampiro [Evento Sacrestic]
Hoy a las 02:42 por Tyr
» Ofidios en la ciudad [Adoradores de la Serpiente - Parte 1] [Libre 3/3]
Hoy a las 02:39 por Zagreus
» La Procesión de los Skógargandr [Evento Samhain (Halloween)]
Ayer a las 17:58 por Reike
» Conocidos por error [Solitario]
Ayer a las 17:16 por Eberus
» El secreto del Ahogado [Privado] [Noche]
Sáb Nov 23 2024, 16:56 por Thomas J. Hidalgo
» Susurros desde el pasado | Amice H.
Sáb Nov 23 2024, 16:15 por Thomas J. Hidalgo
» Una sombra sobre Lunargenta: 2ª parte. [Privado]
Vie Nov 22 2024, 04:03 por Níniel Thenidiel
» Ecos De Guerra [Evento Sacrestic] [Noche]
Jue Nov 21 2024, 21:35 por Cohen
» Entre Sombras y Acero [LIBRE][NOCHE]
Jue Nov 21 2024, 20:16 por Seraphine Valaryon
» Días de tormenta + 18 [Privado]
Jue Nov 21 2024, 16:30 por Iori Li
» Laboratorio Harker [Alquimia+Ingeniería]
Miér Nov 20 2024, 19:13 por Zelas Hazelmere
» Pócimas y Tragos: La Guerra de la Calle Burbuja [Interpretativo] [Libre]
Miér Nov 20 2024, 16:18 por Mina Harker
» [Zona de culto] Altar de las Runas de los Baldíos
Lun Nov 18 2024, 12:29 por Tyr
» [Zona de culto] Iglesia del único Dios
Sáb Nov 16 2024, 21:38 por Tyr