La diversión y la desgracia [tema libre]
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La diversión y la desgracia [tema libre]
Lunargenta se encontraba en su mejor momento,las calles se encontraban repletas de todos tipo de criaturas que frecuentaban al famoso y grandioso mercado lleno de pociones, armas, armaduras y pieles.Podría decirse que no era el único motivo de tan gran movimiento,también había visitas por el gran cuidado medico que existía en el hospital.
Eso significaba una cosa, más probabilidades de hurto a gente importante y vanidosa que trataría de restregar el triunfo frente a los sin hogar.Al otro lado de la calle principal de la ciudad, donde la vereda esta siendo devorada por la tierna y fresca hierba, ocupaba asiento un niño encima de una vieja y roída manta, con unas piezas de metal muy cualificadas para el uso de algún guerrero, perfectamente un herrero las podría moldear.
-Son piezas muy buenas, por favor con dos monedas se las podrían llevar- dijo aquel mugriento niño con las costillas marcadas.
La gente caminaba rápido cuando pasaba cerca de allí como si aquella criatura portara algún tipo de enfermedad o peste, todos exceptuando una figura alta con el cabello dorado como los primeros rayos del sol...La figura se paró frente dicho ser de ojos tristes y rechistó.
La mugre como tú es la que traerá mala fama a la ciudad.
Tal vez no era suficiente la ofensa, tal vez frente a los ojos de esa persona un ser pobre y castigado por la vida no tendría suficiente para un castigo más que un ataque de ira comenzó a perjudicar su pequeña cabeza a base de pisadas.
¡¿PORQUE EXISTÍS TODAVÍA ?! ¡¿ PORQUE EXISTE PLAGAS COMO TÚ?!
El chiquillo estaba acurrucado llorando a gritos de agonía sin poder pronunciar palabra, la gente observaba y no trataban de hacer movimiento o palabra a tal injusticia cometida,era como si fuera una buena obra para la misma ciudad...Runa en una de los tejados mientras completaba su vigilancia detectó la escena, boquiabierta, comenzó a correr a toda urgencia hacía el más próximo canalón. Con una lista de tejas rotas tras su paso por el poco cuidado que empleaba,una de las personas la detectó anonadada por la habilidad de la joven y por supuesto tal altura.
Agarró el canalón y apoyando sus pies empezó a descender lentamente para no caer y poder producirse una herida importante, era ágil , era como un gato escalando con sus afiladas uñas a espera del ratón.Abajo, una vez que sus pies apoyaban el suelo avanzó empujando a la multitud llena de cólera hasta dar el caballero de la melena rubia, pudo observar que era de buenas vestimentas,de joyas y placeres,por ello, sin avisar desenfundo su bastón de madera y atizó en el abdomen del adinerado tumbándolo de un solo golpe.
-Si quieres una plaga como yo, puede darte más de tu merecido- Dijo Runa apuntando con un extremo del bastón al rostro del rubio.
Empezó a temblar y este le exigió.
Apártate.. o llamo a la guardia.
La muchacha sonrió levemente como si de sarcasmo se tratase
-Adelante, bicho-. Entre risas.
Las risas al parecer no fueron plato de buen gusto, pues empezó a patalear como si una mente infantil se tratase, en uno de los pataleos observó una figura entre la multitud y el silencio reinó
Eso significaba una cosa, más probabilidades de hurto a gente importante y vanidosa que trataría de restregar el triunfo frente a los sin hogar.Al otro lado de la calle principal de la ciudad, donde la vereda esta siendo devorada por la tierna y fresca hierba, ocupaba asiento un niño encima de una vieja y roída manta, con unas piezas de metal muy cualificadas para el uso de algún guerrero, perfectamente un herrero las podría moldear.
-Son piezas muy buenas, por favor con dos monedas se las podrían llevar- dijo aquel mugriento niño con las costillas marcadas.
La gente caminaba rápido cuando pasaba cerca de allí como si aquella criatura portara algún tipo de enfermedad o peste, todos exceptuando una figura alta con el cabello dorado como los primeros rayos del sol...La figura se paró frente dicho ser de ojos tristes y rechistó.
La mugre como tú es la que traerá mala fama a la ciudad.
Tal vez no era suficiente la ofensa, tal vez frente a los ojos de esa persona un ser pobre y castigado por la vida no tendría suficiente para un castigo más que un ataque de ira comenzó a perjudicar su pequeña cabeza a base de pisadas.
¡¿PORQUE EXISTÍS TODAVÍA ?! ¡¿ PORQUE EXISTE PLAGAS COMO TÚ?!
El chiquillo estaba acurrucado llorando a gritos de agonía sin poder pronunciar palabra, la gente observaba y no trataban de hacer movimiento o palabra a tal injusticia cometida,era como si fuera una buena obra para la misma ciudad...Runa en una de los tejados mientras completaba su vigilancia detectó la escena, boquiabierta, comenzó a correr a toda urgencia hacía el más próximo canalón. Con una lista de tejas rotas tras su paso por el poco cuidado que empleaba,una de las personas la detectó anonadada por la habilidad de la joven y por supuesto tal altura.
Agarró el canalón y apoyando sus pies empezó a descender lentamente para no caer y poder producirse una herida importante, era ágil , era como un gato escalando con sus afiladas uñas a espera del ratón.Abajo, una vez que sus pies apoyaban el suelo avanzó empujando a la multitud llena de cólera hasta dar el caballero de la melena rubia, pudo observar que era de buenas vestimentas,de joyas y placeres,por ello, sin avisar desenfundo su bastón de madera y atizó en el abdomen del adinerado tumbándolo de un solo golpe.
-Si quieres una plaga como yo, puede darte más de tu merecido- Dijo Runa apuntando con un extremo del bastón al rostro del rubio.
Empezó a temblar y este le exigió.
Apártate.. o llamo a la guardia.
La muchacha sonrió levemente como si de sarcasmo se tratase
-Adelante, bicho-. Entre risas.
Las risas al parecer no fueron plato de buen gusto, pues empezó a patalear como si una mente infantil se tratase, en uno de los pataleos observó una figura entre la multitud y el silencio reinó
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Eoghan caminaba por el mercado como acostumbraba a hacer, envuelto en su guardapolvos de viaje y lleno de la suciedad del camino de pies a cabeza, pero con aquel porte noble y orgulloso con el que habituaba a andar, dando zancadas largas y esquivando a la gente, o disculpándose si se chocaba contra ellos.
Se paró a mirar unos utensilios de herrería del estante de uno de los herreros, y luego observó las cotas de mallas de un armero. Habló plácidamente con el hombre, que ya le conocía de verle por los talleres trabajando para comer y tener un techo bajo el que dormir, y ambos rieron cuando Eoghan hizo ademán de que seguía siendo pobre como una rata, pero llegaría a tener, algún día, una cota de mallas como aquellas que tenía aquel hombre.
Sí... Algún día.
Fue entonces cuando escuchó el estrépito. Su melena rubia se alborotó cuando dio el rápido giro de cabeza para ver entonces, a la marabunta de gente observando, cuchicheando y sin hacer nada ante, de nuevo, otro problema. Eoghan suspiró, sabiendo que nadie iba a hacer nada. Los sollozos del crío llegaban a sus oídos, y lo que es peor, los gritos de alguien echándole la bronca sin ningún motivo aparente. Avanzó hacia la multitud, empezando a apartar a la gente. Resaltaba su altura por encima de la mayoría de ellos, pero lo que más llamaba la atención era la lanza que agarraba con firmeza en la mano, aunque cubierta por una liviana funda de cuero para que nadie se pinchase con ella sin querer.
Observó al engreído individuo. Un noble, quizás, o un mercader con demasiado dinero como para que su bolsa no se agujerease por sí sola, y su sangre se encendió un poco más, pero lejos de estar enfadado, se colocó en primera fila, para entonces ver cómo una jovencita sí que saltaba al paso. Eoghan la observó, y miró cómo le plantaba cara. No pudo evitar que una leve sonrisa se materializase suavemente en su cara, pero luego volvió a fruncir el ceño al escuchar al hombrecillo amenazar con llamar a la guardia.
Avanzó de nuevo, colocándose al lado de la joven.
-Llama a la guardia lo que quieras. Tengo buenos contactos ahí, y dudo que les guste saber que alguien con más boca que astucia y mayor ego que espada se ha dedicado a abusar de un niño por estar sentado. -Dijo, bajándose la capucha con el ceño fruncido. -Existe porque tiene que existir, y lamentablemente se ha visto afectado por la peste que desprendéis los que sois como tú.
A diferencia de otras veces, Eoghan no estaba siendo diplomático. No, a aquel tipo de gente había que ponerla en su sitio aunque fuera por la fuerza y las malas formas. Lo señaló con el extremo romo del bastón de la lanza.
-Salvo que quieras demostrar que tus palabras tienen peso realmente a través del acero, te aconsejo marcharte... Antes de quedar todavía más en ridículo. -Y en verdad Eoghan no parecía de los que hablaban de boquilla. Su porte era de guerrero, y la espada bastarda a su cinto reflejaba que no dudaría en desenvainar, o directamente aporrear a aquel hombre con la lanza.
Se paró a mirar unos utensilios de herrería del estante de uno de los herreros, y luego observó las cotas de mallas de un armero. Habló plácidamente con el hombre, que ya le conocía de verle por los talleres trabajando para comer y tener un techo bajo el que dormir, y ambos rieron cuando Eoghan hizo ademán de que seguía siendo pobre como una rata, pero llegaría a tener, algún día, una cota de mallas como aquellas que tenía aquel hombre.
Sí... Algún día.
Fue entonces cuando escuchó el estrépito. Su melena rubia se alborotó cuando dio el rápido giro de cabeza para ver entonces, a la marabunta de gente observando, cuchicheando y sin hacer nada ante, de nuevo, otro problema. Eoghan suspiró, sabiendo que nadie iba a hacer nada. Los sollozos del crío llegaban a sus oídos, y lo que es peor, los gritos de alguien echándole la bronca sin ningún motivo aparente. Avanzó hacia la multitud, empezando a apartar a la gente. Resaltaba su altura por encima de la mayoría de ellos, pero lo que más llamaba la atención era la lanza que agarraba con firmeza en la mano, aunque cubierta por una liviana funda de cuero para que nadie se pinchase con ella sin querer.
Observó al engreído individuo. Un noble, quizás, o un mercader con demasiado dinero como para que su bolsa no se agujerease por sí sola, y su sangre se encendió un poco más, pero lejos de estar enfadado, se colocó en primera fila, para entonces ver cómo una jovencita sí que saltaba al paso. Eoghan la observó, y miró cómo le plantaba cara. No pudo evitar que una leve sonrisa se materializase suavemente en su cara, pero luego volvió a fruncir el ceño al escuchar al hombrecillo amenazar con llamar a la guardia.
Avanzó de nuevo, colocándose al lado de la joven.
-Llama a la guardia lo que quieras. Tengo buenos contactos ahí, y dudo que les guste saber que alguien con más boca que astucia y mayor ego que espada se ha dedicado a abusar de un niño por estar sentado. -Dijo, bajándose la capucha con el ceño fruncido. -Existe porque tiene que existir, y lamentablemente se ha visto afectado por la peste que desprendéis los que sois como tú.
A diferencia de otras veces, Eoghan no estaba siendo diplomático. No, a aquel tipo de gente había que ponerla en su sitio aunque fuera por la fuerza y las malas formas. Lo señaló con el extremo romo del bastón de la lanza.
-Salvo que quieras demostrar que tus palabras tienen peso realmente a través del acero, te aconsejo marcharte... Antes de quedar todavía más en ridículo. -Y en verdad Eoghan no parecía de los que hablaban de boquilla. Su porte era de guerrero, y la espada bastarda a su cinto reflejaba que no dudaría en desenvainar, o directamente aporrear a aquel hombre con la lanza.
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Con las ultimas exigencias de aquel indeseable ser,Runa observó como un apuesto hombre avanzaba a su lado con un rostro enfurecido, aquel,el que no conocía y por el que se nombró el silencio... El hombre comenzó a contratar las palabras del rufián en cuanto llamar a la guardia y este de nuevo, no se mordió la lengua y volvió a irritar
si, si sigues hablándome así, lo lamentaras .... Por dar la cara por ese mocoso... Dijo mientras se sentía amenazado.
El noble temblaba,casi podía mantenerse en pie, no era fácil para alguien de su altura que dos personas entre la multitud les plantase cara, era una vergüenza para él,estaba acostumbrado a salirse con la suya y todo el pueblo sin duda le criticaría sin cesar al llevarse un palo y apunto de ser golpeado por otro hombre.
No me mires así, y tú tampoco, eres horrible, un monstruo,fea,horrorosa
Runa resopló, cuanto más iba a hablando, más tenía ganas de matarlo...Como matan para comer y ablandar la carne, por su mente estaba pasando ese tipo de pensamientos que lograban que no cometería ningún tipo de locura...Miró a aquel hombre de reojo y le comento.
O lo matas tú, o lo hago yo...
El niño logró levantarse y permaneció de pie detrás de aquellos dos cuerpos que dieron cara por él en silencio, ojeó al noble y se encogió de cuclillas con la sensación de asco y a punto de vomitar.Runa dió media vuelta y lo cogió por los hombros, se fijó que aquel niño poseía una heterocromía, un ojo verde y el otro azul.Ella le esbozó una sonrisa y preguntó
¿Te encuentras bien?
Me duele el estomago... lleva días doliéndome , pero apenas logro monedas para comer
Monedas eh... te conseguiré más de las que pedías Acariciando el graso pelo del niño
Apenas tenía ropa,una tela manchada cubría su manchada piel, se notaba como le había tocado arrastrarse para conseguir frutos cuando el dinero fallaba.El niño parecía agradecido, se quedó largo rato observando a ambos moviendo su cabeza sin parar.
si, si sigues hablándome así, lo lamentaras .... Por dar la cara por ese mocoso... Dijo mientras se sentía amenazado.
El noble temblaba,casi podía mantenerse en pie, no era fácil para alguien de su altura que dos personas entre la multitud les plantase cara, era una vergüenza para él,estaba acostumbrado a salirse con la suya y todo el pueblo sin duda le criticaría sin cesar al llevarse un palo y apunto de ser golpeado por otro hombre.
No me mires así, y tú tampoco, eres horrible, un monstruo,fea,horrorosa
Runa resopló, cuanto más iba a hablando, más tenía ganas de matarlo...Como matan para comer y ablandar la carne, por su mente estaba pasando ese tipo de pensamientos que lograban que no cometería ningún tipo de locura...Miró a aquel hombre de reojo y le comento.
O lo matas tú, o lo hago yo...
El niño logró levantarse y permaneció de pie detrás de aquellos dos cuerpos que dieron cara por él en silencio, ojeó al noble y se encogió de cuclillas con la sensación de asco y a punto de vomitar.Runa dió media vuelta y lo cogió por los hombros, se fijó que aquel niño poseía una heterocromía, un ojo verde y el otro azul.Ella le esbozó una sonrisa y preguntó
¿Te encuentras bien?
Me duele el estomago... lleva días doliéndome , pero apenas logro monedas para comer
Monedas eh... te conseguiré más de las que pedías Acariciando el graso pelo del niño
Apenas tenía ropa,una tela manchada cubría su manchada piel, se notaba como le había tocado arrastrarse para conseguir frutos cuando el dinero fallaba.El niño parecía agradecido, se quedó largo rato observando a ambos moviendo su cabeza sin parar.
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
-¿Lo lamentaré? ¿Cómo? ¿Llamarás a una cuadrilla de mercenarios a que den la cara por ti? -Eoghan se echó a reír. -Además, estás temblando como el niño al que acabas de amedrentar
Eoghan dio un paso al frente. Empujó al hombre con su cuerpo, de forma bastante apabullante porque estaba claro que el nórdico estaba empezando a perder la paciencia con él.
-Si fueras un noble genuino desenvainarías la espada. Si fueras un noble genuino aceptarías el duelo. Pero no, estás ahí, temblando como una nena, emperifollado como una mujer elfa en época casadera. ¿Qué haces, buscar marido acaso? -Se mofó, mientras le daba un toque con el bastón romo en el brazo. No un simple toque, le arreó como un pastor arrearía a una oveja para que echase a caminar. -Lárgate antes de que pierda la paciencia, porque por si no lo recuerdas, nuestras leyes permiten los duelos y es una deshonra rechazarlos, a ti y a tu casa. Tienes un minuto antes de que lance el desafío formal.
En ambos casos, le servía. Aquel hombrecillo no era más que un niño malcriado como otros tantos que había visto antes. Seguramente le habrían dado algunas lecciones de esgrima, pero nunca lucharía en una batalla real, ni en un duelo por el honor propio. Además, con tantas joyas, lo más probable es que aquel noblezucho del tres al cuarto no sabría ni por dónde coger la espada después de desenvainarla, y menos aun luchar contra alguien con una lanza.
Miró de reojillo a Runa y al niño. Ya le daría un par de monedas de plata luego, para que pudiese al menos comer esa noche algo caliente.
-Eres la lacra que nos da mala fama a los humanos en nuestro mundo y fuera de nuestras fronteras. -Prosiguió Eoghan. -Los nobles se supone que están para proteger a su pueblo, valedores de su gente. Tú en cambio los tratas como si fuesen sacos de basura, o peor aun, ratas pestilentes, cuando el único que reparte la enfermedad y la pestilencia de un desprecio inmerecido eres TÚ.
Hablaba alto. Que todos le escuchasen. No le insultaba, pero le dejaba claro que si no se iba ya, aquello iba a desembocar en un duelo... Lo cual a aquel hombre le iba a dejar en mal lugar, tanto si lo aceptaba como si lo rechazaba.
Eoghan dio un paso al frente. Empujó al hombre con su cuerpo, de forma bastante apabullante porque estaba claro que el nórdico estaba empezando a perder la paciencia con él.
-Si fueras un noble genuino desenvainarías la espada. Si fueras un noble genuino aceptarías el duelo. Pero no, estás ahí, temblando como una nena, emperifollado como una mujer elfa en época casadera. ¿Qué haces, buscar marido acaso? -Se mofó, mientras le daba un toque con el bastón romo en el brazo. No un simple toque, le arreó como un pastor arrearía a una oveja para que echase a caminar. -Lárgate antes de que pierda la paciencia, porque por si no lo recuerdas, nuestras leyes permiten los duelos y es una deshonra rechazarlos, a ti y a tu casa. Tienes un minuto antes de que lance el desafío formal.
En ambos casos, le servía. Aquel hombrecillo no era más que un niño malcriado como otros tantos que había visto antes. Seguramente le habrían dado algunas lecciones de esgrima, pero nunca lucharía en una batalla real, ni en un duelo por el honor propio. Además, con tantas joyas, lo más probable es que aquel noblezucho del tres al cuarto no sabría ni por dónde coger la espada después de desenvainarla, y menos aun luchar contra alguien con una lanza.
Miró de reojillo a Runa y al niño. Ya le daría un par de monedas de plata luego, para que pudiese al menos comer esa noche algo caliente.
-Eres la lacra que nos da mala fama a los humanos en nuestro mundo y fuera de nuestras fronteras. -Prosiguió Eoghan. -Los nobles se supone que están para proteger a su pueblo, valedores de su gente. Tú en cambio los tratas como si fuesen sacos de basura, o peor aun, ratas pestilentes, cuando el único que reparte la enfermedad y la pestilencia de un desprecio inmerecido eres TÚ.
Hablaba alto. Que todos le escuchasen. No le insultaba, pero le dejaba claro que si no se iba ya, aquello iba a desembocar en un duelo... Lo cual a aquel hombre le iba a dejar en mal lugar, tanto si lo aceptaba como si lo rechazaba.
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Runa escuchaba atentamente que el hombre que se burlaba el noble , tenía un acento fuera de lo normal comparado con la gente de la calle, pues supuso que no era un superviviente de las frías noches heladas afuera sin hogar.También observaba la gente e alrededor,continuaban cuchicheando,unos parecía divertirles la escena, otros parecía molestarles el hecho de haber frenado la situación...Lo cual era un constante murmuro alrededor,y las miradas no paraban de fijarse en las tres personas.
La chica volvió a girarse tras escuchar que cada vez la situación empeoraba, posiblemente lo correcto sería que ese hombre peleara con él hasta dejarlo filetes.
Marchate Le dijo al noble
Aunque sus intenciones fueron buenas,para evitar que nadie se manchará las manos, o incluso peor,buscarse problemas con la ley.Trató de no sacar el lado impulsivo, de no estallar de nuevo,ella sabía que no le costaría mucho patearle hasta que sus delicadas manos y sus chirriantes chillidos no cesaran,pero,aquel que todavía estaba en el suelo, no entendía que se encontraba en una situación peliaguda y no era tan solo por el caballero, pues ella era de carácter si la buscaban.
¡Puedo,con los dos,sois basura,mugre,haré que mi padre acabe con vosotros
Y el tipo continuaba, como si no entendiese que el dinero no lo era el núcleo de la vida,aunque fueran trajes bonitos, pelo sedoso,o esas estúpidas clases de esgrima que suelen dar a los nobles pijos.Las amenazas continuaban y el hombre robusto se aproximaba más a él.Finalmente el de los reflejos dorados se levantó, empezó a reírse como un chiflado agitando la cabeza de un lado para otro bruscamente.
Si, eso es, mi padre os matará...Tiene poder, y vosotros solo sois dos gusanos, gu...sa...nos
La joven gruñó y le aporreo de nuevo con el bastón en las piernas haciendo que perdiera el control y equilibrio, se acercó y agarró una bolsa de tela que portaba llena de monedas, tiró de la bolsa arrancandola y se la lanzó al pequeño.
Ahora, estas monedas le pertenecen
En arrebato de furia le agarro del tragadero y lo levantó nuevamente
Largo de aquí ¿Entendido rata?
Lo obligó a darse la vuelta, apretando cada vez más fuerte y esta le estampó un puntapié en el trasero
¡VETE A CASA CON TU MADRE!
En ese mismo instante comenzaron a escucharse carcajadas cada vez más fuertes.
La chica volvió a girarse tras escuchar que cada vez la situación empeoraba, posiblemente lo correcto sería que ese hombre peleara con él hasta dejarlo filetes.
Marchate Le dijo al noble
Aunque sus intenciones fueron buenas,para evitar que nadie se manchará las manos, o incluso peor,buscarse problemas con la ley.Trató de no sacar el lado impulsivo, de no estallar de nuevo,ella sabía que no le costaría mucho patearle hasta que sus delicadas manos y sus chirriantes chillidos no cesaran,pero,aquel que todavía estaba en el suelo, no entendía que se encontraba en una situación peliaguda y no era tan solo por el caballero, pues ella era de carácter si la buscaban.
¡Puedo,con los dos,sois basura,mugre,haré que mi padre acabe con vosotros
Y el tipo continuaba, como si no entendiese que el dinero no lo era el núcleo de la vida,aunque fueran trajes bonitos, pelo sedoso,o esas estúpidas clases de esgrima que suelen dar a los nobles pijos.Las amenazas continuaban y el hombre robusto se aproximaba más a él.Finalmente el de los reflejos dorados se levantó, empezó a reírse como un chiflado agitando la cabeza de un lado para otro bruscamente.
Si, eso es, mi padre os matará...Tiene poder, y vosotros solo sois dos gusanos, gu...sa...nos
La joven gruñó y le aporreo de nuevo con el bastón en las piernas haciendo que perdiera el control y equilibrio, se acercó y agarró una bolsa de tela que portaba llena de monedas, tiró de la bolsa arrancandola y se la lanzó al pequeño.
Ahora, estas monedas le pertenecen
En arrebato de furia le agarro del tragadero y lo levantó nuevamente
Largo de aquí ¿Entendido rata?
Lo obligó a darse la vuelta, apretando cada vez más fuerte y esta le estampó un puntapié en el trasero
¡VETE A CASA CON TU MADRE!
En ese mismo instante comenzaron a escucharse carcajadas cada vez más fuertes.
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
-Menudo carácter, llego a saberlo y no intervengo. -Eoghan se echó a reír con la actitud de Runa, mofándose del noble que prácticametne debía estar arrastrándose para irse ya de ya. Y más le valía, porque estaba ya a punto de quitarle la funda a la lanza, y eso implicaría que iba a correr la sangre. Sonrió y se giró hacia la multitud.
Si bien el joven no parecía un arrastrado, tampoco parecía ser alguien con mucho dinero precisamente. Es más, era fácil adivinar que probablemente tenía problemas de liquidez, pues sus botas tenían las suelas desgastadas, el pantalón estaba rasgado, el guardapolvos se empezaba a deshilachar, la capa estaba húmeda por las lluvias, y tenía unas feas heridas a medio cicatrizar de desgarrones en su brazo izquierdo, tatuado con runas a lo largo de todo el bícep, y probablemente el antebrazo, si éste no estuviera cubierto por un rígido brazal de cuero.
Su jubón de cuero tampoco estaba en buen estado, y de hecho era fácil ver que la tela de los brazos había sido arrancada por algún animal hace algún tiempo y el otro lo había arrancado él mismo para igualar la prenda... Su aspecto por otra parte, al margen de la ropa, era saludable. Fuerte, y no parecía desnutrido, pero también muy habituado a caminar, pues aunque pálido su piel estaba endurecida por pasar muchas horas al sol.
-¡Venga, señoras y señores, aquí no hay nada más que ver! Al menos espero que se lo pasasen bien, porque aquí el anfitrión del espectáculo parece haberlo pasado bastante mal. -Eoghan empezó a hablar alto para dispersar a la gente ahora que los ánimos se habían calmado.
Cuando la gente empezase a marcharse, Eoghan se dio la vuelta. Hubo un respingo generalizado, cuando el noble se había levantado y sacado un espadín. El noble cargó, de forma torpe. Era un mal intento de carga, de esgrima teórica, poco consecuente con el ambiente en el que vivían, y de hecho tan emperifollado, resultaba hasta...
Patéticamente lento.
El joven herrero suspiró y lejos de golpearle con la lanza, se hizo a un lado y le propinó un puñetazo en el estómago. Un puñetazo con suficiente potencia como para alejarlo un par de pasos, y con un giro de la lanza, le golpeó fuertemente en la cara con el bastón y dejarlo noqueado, la nariz torcida y un buen chorretón de sangre manchándole su carísimo jubón por la potencia del golpe.
-Él se lo ha buscado. -Se giró hacia Runa. -Sugiero que el niño, tú y yo nos larguemos antes de que se despierte y se de cuenta de que le acabo de hundir la cara. Mi nombre es Eoghan, por cierto.
Si bien el joven no parecía un arrastrado, tampoco parecía ser alguien con mucho dinero precisamente. Es más, era fácil adivinar que probablemente tenía problemas de liquidez, pues sus botas tenían las suelas desgastadas, el pantalón estaba rasgado, el guardapolvos se empezaba a deshilachar, la capa estaba húmeda por las lluvias, y tenía unas feas heridas a medio cicatrizar de desgarrones en su brazo izquierdo, tatuado con runas a lo largo de todo el bícep, y probablemente el antebrazo, si éste no estuviera cubierto por un rígido brazal de cuero.
Su jubón de cuero tampoco estaba en buen estado, y de hecho era fácil ver que la tela de los brazos había sido arrancada por algún animal hace algún tiempo y el otro lo había arrancado él mismo para igualar la prenda... Su aspecto por otra parte, al margen de la ropa, era saludable. Fuerte, y no parecía desnutrido, pero también muy habituado a caminar, pues aunque pálido su piel estaba endurecida por pasar muchas horas al sol.
-¡Venga, señoras y señores, aquí no hay nada más que ver! Al menos espero que se lo pasasen bien, porque aquí el anfitrión del espectáculo parece haberlo pasado bastante mal. -Eoghan empezó a hablar alto para dispersar a la gente ahora que los ánimos se habían calmado.
Cuando la gente empezase a marcharse, Eoghan se dio la vuelta. Hubo un respingo generalizado, cuando el noble se había levantado y sacado un espadín. El noble cargó, de forma torpe. Era un mal intento de carga, de esgrima teórica, poco consecuente con el ambiente en el que vivían, y de hecho tan emperifollado, resultaba hasta...
Patéticamente lento.
El joven herrero suspiró y lejos de golpearle con la lanza, se hizo a un lado y le propinó un puñetazo en el estómago. Un puñetazo con suficiente potencia como para alejarlo un par de pasos, y con un giro de la lanza, le golpeó fuertemente en la cara con el bastón y dejarlo noqueado, la nariz torcida y un buen chorretón de sangre manchándole su carísimo jubón por la potencia del golpe.
-Él se lo ha buscado. -Se giró hacia Runa. -Sugiero que el niño, tú y yo nos larguemos antes de que se despierte y se de cuenta de que le acabo de hundir la cara. Mi nombre es Eoghan, por cierto.
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Catatónica por lo sucedido observó el cuerpo inconsciente que no paraba de sangrar, realmente no sentía pena,era algo que tarde o temprano acabaría sucediendo, así que dejó de darle importancia al asunto. Aquel hombre se presentó ante ella,Eoghan decía ser su nombre, ella se limito a observar que no procedía de la realeza o la nobleza, las botas estaban apunto de romperse, el pantalón rasgado y mas cualidades que notó en segundos.
Es lo mejor si despierta,estaremos en problemas...
Asintió y se acercó al pequeño con la bolsa en la mano todavía.
¿Sigues mal verdad? sube a mi espalda, vamos a cogerte medicinas y algo de comida
El niño asintió mirando al suelo como si les costará mirarla a los ojos, se notaba un intensa tristeza en él,le costaba creer que le estaban ayudando. De un salto subió a lomos de Runa y comenzaron a caminar alejandose del lugar cuanto antes.
Te agradezco que intervinieras Eoghan, rara vez una persona impide que ocurran estas cosas...
¿Tú nombre pequeño?
El niño le respondió debilmente
Sek
Yo me llamo Runa, un placer conoceros a ambos
Runa meditó que aquel hombre podría ser un viajero ya que no le era conocida su cara a pesar de la multitud.
¿Eres viajero,verdad? le preguntaba un tanto curiosa.
Mientras tanto se acercaba a un puesto de brebajes medicinales que todavía se encontraba a muchos pasos,Sek no paraba de ojear el tatuaje de Eoghan fascinado ya que no tenía costumbre de acercarse a hombres así.
Gracias por ser buenos conmigo... Le dijo el pequeño mientras
Es lo mejor si despierta,estaremos en problemas...
Asintió y se acercó al pequeño con la bolsa en la mano todavía.
¿Sigues mal verdad? sube a mi espalda, vamos a cogerte medicinas y algo de comida
El niño asintió mirando al suelo como si les costará mirarla a los ojos, se notaba un intensa tristeza en él,le costaba creer que le estaban ayudando. De un salto subió a lomos de Runa y comenzaron a caminar alejandose del lugar cuanto antes.
Te agradezco que intervinieras Eoghan, rara vez una persona impide que ocurran estas cosas...
¿Tú nombre pequeño?
El niño le respondió debilmente
Sek
Yo me llamo Runa, un placer conoceros a ambos
Runa meditó que aquel hombre podría ser un viajero ya que no le era conocida su cara a pesar de la multitud.
¿Eres viajero,verdad? le preguntaba un tanto curiosa.
Mientras tanto se acercaba a un puesto de brebajes medicinales que todavía se encontraba a muchos pasos,Sek no paraba de ojear el tatuaje de Eoghan fascinado ya que no tenía costumbre de acercarse a hombres así.
Gracias por ser buenos conmigo... Le dijo el pequeño mientras
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
-Llevo muchos años cazando bandidos por ahí como para dejar que otro con ropajes bonitos se dedique a amedrentar a un inocente. -Dijo mientras se alejaba junto a ellos. Realmente no solo cazaba bandidos, pero lo cierto era que se dedicaba muchas veces a rastrearles y poner fin a su reinado de terror. Lástima que dentro de una ciudad y con alguien de mayor rango no funcionase tan bien clavarle una lanza en el pecho. -Encantado de conocerte, por cierto.
Caminó junto a ellos agarrando la lanza con firmeza. Miró a los lados, observando que nadie les siguiese o intentase hablar con ellos dado el escándalo que habían armado y probablemente algún mercenario o luchador oportunista intentaría darles caza buscando una buena recompensa. Si lo intentaban tendrían que pasar por encima de él... Y por encima de Runa, claro, que ya había demostrado tener genio suficiente como para deshacerse de alguien que le pudiese caer encima.
-Bueno, soy muchas cosas. -Le dijo a Runa mientras observaba divertido cómo el chaval le miraba los tatuajes. Hizo un gesto con el brazo para retirar el capote de viaje y que el muchacho pudiese observar plenamente éstos. -Viajero, herrero, montaraz, cazador... Según se tercie la situación.
Aunque si se hubiese quedado en casa, probablemente habría podido llegar a ser un huskarl del Jarl. El joven sonrió al muchacho y le frotó vigorosamente la cabeza, pero con cuidado de no hacerle daño.
-No se merecen, hombre. -El herrero sonrió. -No soporto a los abusones, de pequeño en mi aldea había otro chaval igual de engreído, ¡y también noble! Que ese al que acabo de atizar, ¿sabes? Me pasaba el día peleándome con él porque siempre se dedicaba a molestar a los que eran más pequeños que él, incluso a una... Dudó por un instante. No sabía qué iba a decir, pero se decantó por aquella expresión. -Muy buena amiga mía, ¡buf! La que se lió no tuvo nombre.
Eoghan sonreía y hablaba con el muchacho contándole cómo se peleaba con Leofric, todo para que se sintiera calmado. Miró, entonces, a Runa.
-¿Y tú, qué es de ti? No pareces una ciudadana corriente, pero tampoco una peregrina. -Su tono también resultaba curioso hasta cierto punto, de hecho le parecía más que curioso que llevase un bastón y una mochila, pero no lo bastante pesada como para llevar una cantidad de pertrechos tan abultada como los que acostumbraba a llevar él cuando salía al camino.
Ahora que lo pensaba, quizás tendría que pensarse en buscar otro trabajo más... O no. Quién sabía. Lo cierto era que aunque no andaba del todo mal como para seguir comiendo y durmiendo al abrigo de cuatro paredes y un colchón de paja, es que le hacía falta algo de holgura económica... Aunque fuera para remendar su ropa, que prácticamente se le estaba cayendo a cachos, a aquellas alturas.
Caminó junto a ellos agarrando la lanza con firmeza. Miró a los lados, observando que nadie les siguiese o intentase hablar con ellos dado el escándalo que habían armado y probablemente algún mercenario o luchador oportunista intentaría darles caza buscando una buena recompensa. Si lo intentaban tendrían que pasar por encima de él... Y por encima de Runa, claro, que ya había demostrado tener genio suficiente como para deshacerse de alguien que le pudiese caer encima.
-Bueno, soy muchas cosas. -Le dijo a Runa mientras observaba divertido cómo el chaval le miraba los tatuajes. Hizo un gesto con el brazo para retirar el capote de viaje y que el muchacho pudiese observar plenamente éstos. -Viajero, herrero, montaraz, cazador... Según se tercie la situación.
Aunque si se hubiese quedado en casa, probablemente habría podido llegar a ser un huskarl del Jarl. El joven sonrió al muchacho y le frotó vigorosamente la cabeza, pero con cuidado de no hacerle daño.
-No se merecen, hombre. -El herrero sonrió. -No soporto a los abusones, de pequeño en mi aldea había otro chaval igual de engreído, ¡y también noble! Que ese al que acabo de atizar, ¿sabes? Me pasaba el día peleándome con él porque siempre se dedicaba a molestar a los que eran más pequeños que él, incluso a una... Dudó por un instante. No sabía qué iba a decir, pero se decantó por aquella expresión. -Muy buena amiga mía, ¡buf! La que se lió no tuvo nombre.
Eoghan sonreía y hablaba con el muchacho contándole cómo se peleaba con Leofric, todo para que se sintiera calmado. Miró, entonces, a Runa.
-¿Y tú, qué es de ti? No pareces una ciudadana corriente, pero tampoco una peregrina. -Su tono también resultaba curioso hasta cierto punto, de hecho le parecía más que curioso que llevase un bastón y una mochila, pero no lo bastante pesada como para llevar una cantidad de pertrechos tan abultada como los que acostumbraba a llevar él cuando salía al camino.
Ahora que lo pensaba, quizás tendría que pensarse en buscar otro trabajo más... O no. Quién sabía. Lo cierto era que aunque no andaba del todo mal como para seguir comiendo y durmiendo al abrigo de cuatro paredes y un colchón de paja, es que le hacía falta algo de holgura económica... Aunque fuera para remendar su ropa, que prácticamente se le estaba cayendo a cachos, a aquellas alturas.
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Tras escuchar la respuesta de Eoghan,Runa asintió una vez muerta su curiosidad,le parecía un poco extraño el hecho de cruzarse con un buen hombre.Siempre ha estado acostumbrada a la desconfianza, cuando una persona trataba de ser amable con ella era porque buscaban otro tipo de cosa.Fuera monedas,fueran favores sexuales,objetos...Incluso hubo una vez que por comida le pidieron que asesinara a una anciana que todas las mañanas iba con una sonrisa risueña a regar sus pequeñas y blancas flores.Pero nunca cedía,esa amabilidad por favores nunca la acepto y nunca lo haría.Tenía una pequeña esperanza en este hombre, pues no le daba mala sensación,y era todo un logro para ella.
Sek, eres el niño más bonito que he visto ¿quién no te ayudaría?
Trataba de sacarle la felicidad que guardaba dentro,dió unos saltitos para que escucharan ambos sus carcajadas.Efectivamente , Sek comenzó a reír tan fuerte que casi se lo olvidaba su dolor y le pedía
¡otra! ¡otra!
Volvió a saltar otro poco mientras Eoghan parecía hacerle gracia.
Runa finalmente paro y se limitó a responder su pregunta:
Supongo que tienes razón,no soy ni una ciudadana común ni una peregrina, sobrevivo como puedo al igual que el pequeño, por ese motivo me puse hecha una furia...
Intento no contar mucho de ella,no le gustaba hablar de estas cosas,no se avergonzaba ni mucho menos pero era algo no muy bien visto por la sociedad todavía.
Por ese motivo no soy una mujer de vestidos,ni de esperar que un hombre me proteja...
¿Has dejado a tu familia lejos Eoghan?
Le preguntó tratando de evitar más de si misma.
Llegaron al puesto de los brebajes y Runa le pago con una moneda una infusión, se la ofreció a sek y este la tomó lentamente,ya que hacía gestos de que quemaba todavía.Una vez tomada, el niño se puso a caminar a su lado.La infusión le hizo bien pues estuvo un largo rato haciendo a ambos preguntas sin parar,como cualquier niño curioso.
Ahí está el puesto de manzanas dijo señalando que estaba a la vista un poco lejos
Tras un rato observó las rotas ropas del caballero y no pudo evitarlo
Puedo enmendarte la ropa , si quieres... Si vuelves a viajar acabarás desnudo Mientras continuaban
Sek, eres el niño más bonito que he visto ¿quién no te ayudaría?
Trataba de sacarle la felicidad que guardaba dentro,dió unos saltitos para que escucharan ambos sus carcajadas.Efectivamente , Sek comenzó a reír tan fuerte que casi se lo olvidaba su dolor y le pedía
¡otra! ¡otra!
Volvió a saltar otro poco mientras Eoghan parecía hacerle gracia.
Runa finalmente paro y se limitó a responder su pregunta:
Supongo que tienes razón,no soy ni una ciudadana común ni una peregrina, sobrevivo como puedo al igual que el pequeño, por ese motivo me puse hecha una furia...
Intento no contar mucho de ella,no le gustaba hablar de estas cosas,no se avergonzaba ni mucho menos pero era algo no muy bien visto por la sociedad todavía.
Por ese motivo no soy una mujer de vestidos,ni de esperar que un hombre me proteja...
¿Has dejado a tu familia lejos Eoghan?
Le preguntó tratando de evitar más de si misma.
Llegaron al puesto de los brebajes y Runa le pago con una moneda una infusión, se la ofreció a sek y este la tomó lentamente,ya que hacía gestos de que quemaba todavía.Una vez tomada, el niño se puso a caminar a su lado.La infusión le hizo bien pues estuvo un largo rato haciendo a ambos preguntas sin parar,como cualquier niño curioso.
Ahí está el puesto de manzanas dijo señalando que estaba a la vista un poco lejos
Tras un rato observó las rotas ropas del caballero y no pudo evitarlo
Puedo enmendarte la ropa , si quieres... Si vuelves a viajar acabarás desnudo Mientras continuaban
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
El murmullo de la muchedumbre del mercado parecía, en ocasiones, superar a sus propios pensamientos, y estaba casi seguro de que no era porque se había bebido en menos de tres horas una botella que contenía un extraño líquido verde con un fuerte sabor a antiséptico.
No dejaba de ser curioso como su cuerpo había empezado a tolerar el alcohol, teniendo en cuenta que antes de tener la maldición apenas bebía, debía de admitir que había desarrollado una resistencia a la bebida digna de elogio, afortunadamente para su salud el hecho de haber localizado a una amiga del pasado le ayudaba a pasar los días sobrio, aunque eso le hiciese navegar por los huecos vacíos de su memoria que tanto detestaba.
Sin nada mejor que hacer, Eltrant avanzó por una de las transitadas calles del mercado y se dedicó a ojear los puestos, no había nada de especial en aquellos lugares; Objetos que no se podía permitir y comida en porciones demasiado pequeñas como para poder saborearlas, no tenía ni idea de por qué había acabado en la parte noble del mercado, pero al fin y al cabo, allí estaba.
Mientras caminaba no tardo en percatase de que, curiosamente, en aquel lugar predominaban más los pedigüeños que en los barrios más empobrecidos, y tenía sentido ¿A quién diantres iban a pedirle limosna aquellos muchachos en los suburbios? ¿A él? No tenía dinero ni para arreglar el cristal roto de su oficina, mucho menos para compartirlo.
Suspirando profundamente rebuscó en los bolsillos de su capa, ya raída por el paso del tiempo y las eventualidades en las que de algún modo seguía metiéndose, y después de encontrar un par de Aeros, los depositó con una sonrisa en el vaso de barro del muchacho de cara abstraída que pedía limosna apoyado contra uno de los tenderetes.
-“Gracias señor” – Dijo el chico simplemente, a lo que Eltrant respondió ensanchando la sonrisa y, después de asentir al muchacho, continuando su camino. No podía evitar que una parte de él, una parte mayor de lo que le gustaba admitir, pensara que aquellos Aeros habrían sido una buena botella de alcohol.
Después de varios minutos caminando sin un rumbo determinado acabó deteniéndose para observar curioso como un hombre adulto se desquitaba con un crio que parecía estar vendiendo trozos de metal, no es como si le extrañase ver a un noble engreído gritarle a alguien, el mercenario había sido confundido con un ladrón tantas veces que ya ni se preocupaba por cuando pasaba.
-“Que más da…” – Eltrant dio un par de pequeños saltos dónde se encontraba para a continuación agarrar la empuñadura de su espada dispuesto a ayudar al joven comerciante que, como podía entrever Eltrant, se dedicaba a vender metal.
Sin embargo, antes de que el mercenario pudiese siquiera salir de entre la multitud a echarle un cable al chico una joven no mejor vestida que él acudió en su ayuda y por su carácter parecía estar realmente preocupada por el joven. Sonrió, no era usual ver personas así en la ciudad –“¿Su hermana?” – Eltrant dejó su mano derecha firmemente sujeta en el pomo del espadón que llevaba atado al cinto mientras estudiaba cautelosamente la situación.
Segundos después otro individuó entró en escena, uno corpulento y, por su aspecto, bastante competente la hora de enzarzarse en cualquier cosa que tuviese que ver con la fuerza física.
Dejando entonces a un lado su arma, esperó a ver como se resolvió la situación, la cual acabó como el mercenario hubo esperado, con el engreído en el suelo, fuera de combate.
El séptimo de los Tale esbozó una sonrisa al ver esto y siguió con la mirada a la pareja que se alejaba junto al rescatado, los cuales se perdieron enseguida entre la multitud -“Bien esta lo que bien acaba, supongo” – Murmuró para sí mientras, como todos los presentes, procedía a alejarse del lugar del incidente, sin embargo, como de costumbre su curiosidad le obligo a quedarse relativamente cerca y terminar de ver la reacción del rubio, el cual no tardó en comenzar a recobrar el conocimiento.
Eltrant frunció el ceño al ver, ahora con mayor claridad, el blasón bordado sobre la ropa de aquel individuo ¿Sabia el hombre que ayudó al muchacho a quien había dejado fuera de combate? Es decir, no es como si no hubiese tenido alguna otra opción, pero no se habrían marchado tan calmados de saberlo.
Tomando aire estiró los brazos sin moverse de dónde estaba y contempló como el engreído comenzaba a dar órdenes a una jauría de individuos armados hasta los dientes que acababan de llegar, todos ellos portaban el mismo símbolo, un león dorado. Minutos después aquellos hombres emprendían una singular búsqueda por el mercado, Eltrant que seguía sin ningún tipo de plan se encogió de hombros y, desde una distancia prudente, los siguió; estaba bastante claro que iban buscando venganza.
---
Off: Espero que no importe que me haya colado en el rol. ^^
No dejaba de ser curioso como su cuerpo había empezado a tolerar el alcohol, teniendo en cuenta que antes de tener la maldición apenas bebía, debía de admitir que había desarrollado una resistencia a la bebida digna de elogio, afortunadamente para su salud el hecho de haber localizado a una amiga del pasado le ayudaba a pasar los días sobrio, aunque eso le hiciese navegar por los huecos vacíos de su memoria que tanto detestaba.
Sin nada mejor que hacer, Eltrant avanzó por una de las transitadas calles del mercado y se dedicó a ojear los puestos, no había nada de especial en aquellos lugares; Objetos que no se podía permitir y comida en porciones demasiado pequeñas como para poder saborearlas, no tenía ni idea de por qué había acabado en la parte noble del mercado, pero al fin y al cabo, allí estaba.
Mientras caminaba no tardo en percatase de que, curiosamente, en aquel lugar predominaban más los pedigüeños que en los barrios más empobrecidos, y tenía sentido ¿A quién diantres iban a pedirle limosna aquellos muchachos en los suburbios? ¿A él? No tenía dinero ni para arreglar el cristal roto de su oficina, mucho menos para compartirlo.
Suspirando profundamente rebuscó en los bolsillos de su capa, ya raída por el paso del tiempo y las eventualidades en las que de algún modo seguía metiéndose, y después de encontrar un par de Aeros, los depositó con una sonrisa en el vaso de barro del muchacho de cara abstraída que pedía limosna apoyado contra uno de los tenderetes.
-“Gracias señor” – Dijo el chico simplemente, a lo que Eltrant respondió ensanchando la sonrisa y, después de asentir al muchacho, continuando su camino. No podía evitar que una parte de él, una parte mayor de lo que le gustaba admitir, pensara que aquellos Aeros habrían sido una buena botella de alcohol.
Después de varios minutos caminando sin un rumbo determinado acabó deteniéndose para observar curioso como un hombre adulto se desquitaba con un crio que parecía estar vendiendo trozos de metal, no es como si le extrañase ver a un noble engreído gritarle a alguien, el mercenario había sido confundido con un ladrón tantas veces que ya ni se preocupaba por cuando pasaba.
-“Que más da…” – Eltrant dio un par de pequeños saltos dónde se encontraba para a continuación agarrar la empuñadura de su espada dispuesto a ayudar al joven comerciante que, como podía entrever Eltrant, se dedicaba a vender metal.
Sin embargo, antes de que el mercenario pudiese siquiera salir de entre la multitud a echarle un cable al chico una joven no mejor vestida que él acudió en su ayuda y por su carácter parecía estar realmente preocupada por el joven. Sonrió, no era usual ver personas así en la ciudad –“¿Su hermana?” – Eltrant dejó su mano derecha firmemente sujeta en el pomo del espadón que llevaba atado al cinto mientras estudiaba cautelosamente la situación.
Segundos después otro individuó entró en escena, uno corpulento y, por su aspecto, bastante competente la hora de enzarzarse en cualquier cosa que tuviese que ver con la fuerza física.
Dejando entonces a un lado su arma, esperó a ver como se resolvió la situación, la cual acabó como el mercenario hubo esperado, con el engreído en el suelo, fuera de combate.
El séptimo de los Tale esbozó una sonrisa al ver esto y siguió con la mirada a la pareja que se alejaba junto al rescatado, los cuales se perdieron enseguida entre la multitud -“Bien esta lo que bien acaba, supongo” – Murmuró para sí mientras, como todos los presentes, procedía a alejarse del lugar del incidente, sin embargo, como de costumbre su curiosidad le obligo a quedarse relativamente cerca y terminar de ver la reacción del rubio, el cual no tardó en comenzar a recobrar el conocimiento.
Eltrant frunció el ceño al ver, ahora con mayor claridad, el blasón bordado sobre la ropa de aquel individuo ¿Sabia el hombre que ayudó al muchacho a quien había dejado fuera de combate? Es decir, no es como si no hubiese tenido alguna otra opción, pero no se habrían marchado tan calmados de saberlo.
Tomando aire estiró los brazos sin moverse de dónde estaba y contempló como el engreído comenzaba a dar órdenes a una jauría de individuos armados hasta los dientes que acababan de llegar, todos ellos portaban el mismo símbolo, un león dorado. Minutos después aquellos hombres emprendían una singular búsqueda por el mercado, Eltrant que seguía sin ningún tipo de plan se encogió de hombros y, desde una distancia prudente, los siguió; estaba bastante claro que iban buscando venganza.
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Off: Espero que no importe que me haya colado en el rol. ^^
Eltrant Tale
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
-Es bien cierto que el mundo tiene unas cuantas manzanas podridas. -Dijo Eoghan mientras se dirigía al puesto de las manzanas y cogía un par tras pagar al tendero. El joven herrero se dirigió ahora al niño y le tendió ambas frutas mientras miraba a Runa. -Pero algunos queremos marcar la diferencia.
No era mentira. Había visto mucha sangre, mucho dolor y muchas desgracias a lo largo de toda su vida, desde los ataques de bandidos a su aldea en los que dejaban a decenas de mujeres viudas y padres sin hijos, o huérfanos para el resto de sus vidas, hasta gente siendo vejada, maltratada, violada y saqueada por los bandidos a la mínima que éstos tenían oportunidad.
Eoghan no creia que la humanidad estuviese podrida, ni mucho menos. Eoghan sabía que lo que había era mucho miedo, miedo a las represalias y al dolor. Miedo a lo que él ya tuvo que sufrir en sus propias carnes mucho tiempo atrás, perder todo lo que le fue querido y tener que reponerse.
Todos los días maldecía aquel día, no por él, si no por ellos. Por su madre, por su padre y por Ingrid. Él seguía vivo, y estaba orgulloso de lo que hacía, aunque no fuera fácil.
Su mirada se ensombreció cuando Runa le preguntó por su familia. Duró solo un instante, pero dentro de sus ojos verdes se pudo ver una chispa de nostalgia y pesar.
-Mi familia reposa en el Valhalla con los dioses en el banquete eterno con Odín. -Respondió finalmente, pero no de mala manera. Solo fue una respuesta tardía, una forma de no dar pena. -Los perdí cuando tenía diecisiete años, los mataron unos bandidos. Todo lo que me queda de ellos es esta lanza y esta espada.
Y aun habiendo pasado todo aquel tiempo, Eoghan no había partido en búsqueda de los bandidos. El por qué... El por qué era algo inocuo. Resultaba difícil emprender tal empresa sin un ejército cuando el hombre que él creía, era el responsable, seguía vivo y con un ejército de bandidos y saqueadores a sus espaldas.
De nuevo, tras recuperar su habitual sonrisa amable y su porte orgulloso, hubo un momento de tensión. El herrero miró por el rabillo de su ojo hacia atrás, para ver cómo unos hombres caminaban con porte marcial por la calle. Parecían guardias nobiliarios, no de la ciudad.
Había pasado muy poco rato desde que había noqueado a aquel tipo, y de hecho Eoghan reconoció el blasón, pero desconocía a qué casa habían incomodado antes. Y poco le importaba, realmente. Giró de nuevo la cabeza, mirando tanto a Runa como al muchacho.
-Deslizáos entre la gente del mercado. Tenemos que movernos a la zona baja, o a la calle de los artesanos. -Les dijo, a medida que veía cómo aquellos hombres se empezaban a acercar peligrosamente hacia ellos, a zancadas largas y airadas. Hasta incluso se pudo escuchar el deslizarse del acero por una de las vainas. Eoghan se giró repentinamente y se deshizo de su guardapolvos y el capote de viaje, tirándoselo en la cara a los dos primeros para cegarles. Aprovechó el momento de ceguera de éstos dos para propinarle un golpe con la lanza envainada en la pierna a uno, provocando que se desestabilizase.
El guarda se cayó y derribó consigo a otro de sus compañeros debido a sus armaduras, y casi tal y como se giró, Eoghan desenvainó la espada rota con un furioso sonido metálico al salir de su hoja, y cortó las ataduras de un carro de barriles de agua con destino a entorpecer a la comitiva, para dar tiempo al niño y a Runa de salir corriendo, quedando él tras ellos por si acaso hubiese que combatir en serio.
Iba a arrepentirse mucho de haberse deshecho de su queridísima capa, pero era lo que había.
---
Off: ¡A mí me parece estupendo que entres, Eltrant!
No era mentira. Había visto mucha sangre, mucho dolor y muchas desgracias a lo largo de toda su vida, desde los ataques de bandidos a su aldea en los que dejaban a decenas de mujeres viudas y padres sin hijos, o huérfanos para el resto de sus vidas, hasta gente siendo vejada, maltratada, violada y saqueada por los bandidos a la mínima que éstos tenían oportunidad.
Eoghan no creia que la humanidad estuviese podrida, ni mucho menos. Eoghan sabía que lo que había era mucho miedo, miedo a las represalias y al dolor. Miedo a lo que él ya tuvo que sufrir en sus propias carnes mucho tiempo atrás, perder todo lo que le fue querido y tener que reponerse.
Todos los días maldecía aquel día, no por él, si no por ellos. Por su madre, por su padre y por Ingrid. Él seguía vivo, y estaba orgulloso de lo que hacía, aunque no fuera fácil.
Su mirada se ensombreció cuando Runa le preguntó por su familia. Duró solo un instante, pero dentro de sus ojos verdes se pudo ver una chispa de nostalgia y pesar.
-Mi familia reposa en el Valhalla con los dioses en el banquete eterno con Odín. -Respondió finalmente, pero no de mala manera. Solo fue una respuesta tardía, una forma de no dar pena. -Los perdí cuando tenía diecisiete años, los mataron unos bandidos. Todo lo que me queda de ellos es esta lanza y esta espada.
Y aun habiendo pasado todo aquel tiempo, Eoghan no había partido en búsqueda de los bandidos. El por qué... El por qué era algo inocuo. Resultaba difícil emprender tal empresa sin un ejército cuando el hombre que él creía, era el responsable, seguía vivo y con un ejército de bandidos y saqueadores a sus espaldas.
De nuevo, tras recuperar su habitual sonrisa amable y su porte orgulloso, hubo un momento de tensión. El herrero miró por el rabillo de su ojo hacia atrás, para ver cómo unos hombres caminaban con porte marcial por la calle. Parecían guardias nobiliarios, no de la ciudad.
Había pasado muy poco rato desde que había noqueado a aquel tipo, y de hecho Eoghan reconoció el blasón, pero desconocía a qué casa habían incomodado antes. Y poco le importaba, realmente. Giró de nuevo la cabeza, mirando tanto a Runa como al muchacho.
-Deslizáos entre la gente del mercado. Tenemos que movernos a la zona baja, o a la calle de los artesanos. -Les dijo, a medida que veía cómo aquellos hombres se empezaban a acercar peligrosamente hacia ellos, a zancadas largas y airadas. Hasta incluso se pudo escuchar el deslizarse del acero por una de las vainas. Eoghan se giró repentinamente y se deshizo de su guardapolvos y el capote de viaje, tirándoselo en la cara a los dos primeros para cegarles. Aprovechó el momento de ceguera de éstos dos para propinarle un golpe con la lanza envainada en la pierna a uno, provocando que se desestabilizase.
El guarda se cayó y derribó consigo a otro de sus compañeros debido a sus armaduras, y casi tal y como se giró, Eoghan desenvainó la espada rota con un furioso sonido metálico al salir de su hoja, y cortó las ataduras de un carro de barriles de agua con destino a entorpecer a la comitiva, para dar tiempo al niño y a Runa de salir corriendo, quedando él tras ellos por si acaso hubiese que combatir en serio.
Iba a arrepentirse mucho de haberse deshecho de su queridísima capa, pero era lo que había.
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Off: ¡A mí me parece estupendo que entres, Eltrant!
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Posiblemente en esos mismo instantes, Runa empezó a comprender que Eoghan no era tan distinto a ella como pensaba al principio,se limitó a quedarse en silencio un instante mientras todo volvía a la normalidad.
Mientras continuaban caminando el hombre les avisó que comenzarán a mezclarse entre la muchedumbre, sabía que alguien los seguía y estaban en peligro,por ello Runa en un momento echo su vista atrás,en su campo de visión se podía apreciar a unos caballeros bien armados con un león dorado.
Eoghan se quedó atrás para detenerlos, para dar tiempo a escapar al pequeño y a ella. En un callejón, Runa subió al pequeño a un tejadillo indicándole el atajo que ella solía utilizar cuando todavía robaba a algún rico de la zona.
¿Volveré a verte?
Le preguntó con las lágrimas apunto de salir de los ojos.
Volverás a vernos, debo ir a ayudarle o le matarán , vete deprisa...
El niño un poco dudoso,logró dar media vuelta y empezó a andar por los tejadillos, Mientras Runa le observaba marcharse, tres guardas de los que buscaban venganza, taparon la salida del callejón.Ella se alertó, optó por poner una postura defensiva, pues eran tres y ella no era una luchadora profesional tampoco.
Observando cual podría ser el punto débil de aquellos hombres,ojeó el tipo de arma que portaban.
1º Espada de buen estado,metal.
2º Maza de guerra.
3ºHacha de tamaño grande.
Uno de los caballeros avanzó hacía ella.
¿Donde pensabas ir monina?
Mientras avanzaba paso a paso, ella buscaba el momento de distracción para poder atacar.El hombre avanzaba decidido, con una sonrisa maliciosa,se notaba que buscaba venganza.Ella sospechaba que era por el noble y que iban a tener problemas durante un buen rato...
El soldado puso la punta del filo de la espalda en el rostro de ella,como si tuviera el poder tomado por su mano, cuando, derrepente se escucho un ruido fuerte que hizo que el trío se girara.Runa aprovechó ese segundo dando un golpe fuerte alas manos del hombre desarmando su preciosa espada, cuya espada salió volando fuera del callejón.
Atinó de nuevo al rostro,provocando verdadero dolor, y la tercera en el pecho, el soldado cayó al suelo gritando.
¡PERRA!
Los compañeros al ver a su compañero en el suelo , se armaron y avanzaron para atacar.
Siempre me meto en problemas...
Mientras continuaban caminando el hombre les avisó que comenzarán a mezclarse entre la muchedumbre, sabía que alguien los seguía y estaban en peligro,por ello Runa en un momento echo su vista atrás,en su campo de visión se podía apreciar a unos caballeros bien armados con un león dorado.
Eoghan se quedó atrás para detenerlos, para dar tiempo a escapar al pequeño y a ella. En un callejón, Runa subió al pequeño a un tejadillo indicándole el atajo que ella solía utilizar cuando todavía robaba a algún rico de la zona.
¿Volveré a verte?
Le preguntó con las lágrimas apunto de salir de los ojos.
Volverás a vernos, debo ir a ayudarle o le matarán , vete deprisa...
El niño un poco dudoso,logró dar media vuelta y empezó a andar por los tejadillos, Mientras Runa le observaba marcharse, tres guardas de los que buscaban venganza, taparon la salida del callejón.Ella se alertó, optó por poner una postura defensiva, pues eran tres y ella no era una luchadora profesional tampoco.
Observando cual podría ser el punto débil de aquellos hombres,ojeó el tipo de arma que portaban.
1º Espada de buen estado,metal.
2º Maza de guerra.
3ºHacha de tamaño grande.
Uno de los caballeros avanzó hacía ella.
¿Donde pensabas ir monina?
Mientras avanzaba paso a paso, ella buscaba el momento de distracción para poder atacar.El hombre avanzaba decidido, con una sonrisa maliciosa,se notaba que buscaba venganza.Ella sospechaba que era por el noble y que iban a tener problemas durante un buen rato...
El soldado puso la punta del filo de la espalda en el rostro de ella,como si tuviera el poder tomado por su mano, cuando, derrepente se escucho un ruido fuerte que hizo que el trío se girara.Runa aprovechó ese segundo dando un golpe fuerte alas manos del hombre desarmando su preciosa espada, cuya espada salió volando fuera del callejón.
Atinó de nuevo al rostro,provocando verdadero dolor, y la tercera en el pecho, el soldado cayó al suelo gritando.
¡PERRA!
Los compañeros al ver a su compañero en el suelo , se armaron y avanzaron para atacar.
Siempre me meto en problemas...
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Frunció el ceño, los perros de presa del noble parecían haber encontrado un rastro, convirtiéndose uno más con la multitud rodeó a los hombres que llevaba siguiendo un tiempo y, sin quitarles la vista de encima a los soldados, se colocó junto a un puesto de fruta.
Y segundos después de que hiciese esto todo comenzó, el hombre se quedó a aguantar a un par de los perseguidores que les habían encontrado mientras que la mujer junto al niño huyeron aprisa tratando de fundirse con el entorno, más tres de los guardas nobiliarios siguieron a la chica aprisa.
Eltrant tomó aire, la chica tenía más posibilidades de huir que él hombre, que se encontraba encarando a una multitud de atacantes con una espada rota, y aunque el hecho de haber lanzado un montón de barriles sobre ellos le había dado cierta ventaja, estaba claro que si decidían atacar todos a una aquel tipo no tendría muchas posibilidades de hacer nada.
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Sin pensarlo detenidamente y cuando el que parecía el líder de los soldados alzó su arma para atacar al hombre que había decidido quedarse atrás, Eltrant comenzó a correr hacia él gritando todo lo que pudo.
Mientras lo hacía el mercenario pensó dos cosas, la primera que aquel plan no parecía ser el más inteligente que había pensado, la segunda cosa pasó por su cabeza segundos antes que placar al tipo más alto, y fue que aquello iba a doler. Apretó los dientes anticipando el golpe y embistió con todas sus fuerzas al soldado que blandía el largo mandoble lanzándose con él directamente a través de una ventana que estaba justo tras él.
Segundos después y una ventana hecha añicos más tarde, de algún modo que el mercenario no terminaba de comprender ambos terminaron en el suelo de una taberna, rodeados de cristales, pero antes de que el guarda pudiese reaccionar siquiera, y bajo la atenta mirada de todos los paisanos, Eltrant se incorporó y comenzó a golpear reiteradamente a aquel tipo en la cara.
Los patrones del lugar se lanzaron entonces a ayudar al pobre desgraciado sobre el que había caído toda la ira de Eltrant, agarrándole por la espalda y lanzándole contra una de las mesas, arrastrando todo lo que había sobre ella de paso, desafortunadamente para estos, pronto los demás guardias nobiliarios que quedaban en el exterior irrumpieron en el local, los cuales confundieron a los alegres y vivarachos borrachos de la taberna con más atacantes, y comenzaron a pelear con ellos a puño limpio.
Mientras el caos reinaba por todo el establecimiento y botellas de cristal, sillas y mesas volaban por todas partes, el camarero que había tras la barra extrajo de bajo ella, mientras gritaba una retahíla de improperios e insultos la mar de ingeniosos, lo que a Eltrant se le antojó como una pesada ballesta con varios virotes cargados.
A Eltrant le hubiese gustado irse de allí, quizás retirarse a pensar un mejor plan, o puede que simplemente salir al exterior a ver cómo le iba todo al otro tipo, pero lamentablemente lo único que podía hacer en aquel momento era sentir como uno de los guardias le cincelaba literalmente la cara a derechazos.
Sin tiempo que perder y con la certeza de que tenía la nariz rota, tomó una botella que había tirada en el suelo junto a él y la hizo estallar sobre la cabeza de su atacante, que gritando se llevó la mano a la zona en la que el objeto había impactado, justo en la sien y después se precipitó contra una de las pocas mesas que quedaban de pie en el lugar.
Lanzando una exclamación de jubiló el mercenario se levantó del suelo justo para recibir un fuerte golpe con una de las sillas del lugar en la espalda, lo que le hizo en un principio callarse inmediatamente y segundos después caer de nuevo sobre el manto de cristales que se había convertido el suelo, afortunadamente su atacante debió pensar que, como mínimo, le había dejado fuera de combate, pues armado aun con las patas de la silla que acababa de destrozar en la espalda del mercenario se lanzó contra otro grupo de vivarachos lugareños a los que comenzó a atizar como si se tratase del mejor guerrero en toda la ciudad.
Gritando de dolor y con un incesante pitido en los oídos encontró con la mirada a otro de los guardias, quien estaba entretenido con uno de los muchos borrachos del lugar, y le saltó sobre la espalda, desequilibrándolo y cayendo ambos contra una estantería, volcandola.
–“¡Soy invencible!” – Gritó mientras ambos caían al suelo, momento en el cual cayó sobre un una botella rota arañándose el brazo y maldiciendo en voz alta a todos los dioses que conocía, también en el que notó como alguien le pisaba en la espalda y le daba la vuelta, dispuesto a empezar de nuevo con la sucesión de puñetazos. – “¡Espera!” – Exclamó ahora tratando de hacerse oír sobre la multitud – “¡Soy ciego!” – Curiosamente aquella excusa sirvió solo para, quizás, avivar la ira que sentía aquel tipo, el cual no era sino el que había placado en primer lugar y le propinó una fuerte patada en el vientre.
Y segundos después de que hiciese esto todo comenzó, el hombre se quedó a aguantar a un par de los perseguidores que les habían encontrado mientras que la mujer junto al niño huyeron aprisa tratando de fundirse con el entorno, más tres de los guardas nobiliarios siguieron a la chica aprisa.
Eltrant tomó aire, la chica tenía más posibilidades de huir que él hombre, que se encontraba encarando a una multitud de atacantes con una espada rota, y aunque el hecho de haber lanzado un montón de barriles sobre ellos le había dado cierta ventaja, estaba claro que si decidían atacar todos a una aquel tipo no tendría muchas posibilidades de hacer nada.
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Sin pensarlo detenidamente y cuando el que parecía el líder de los soldados alzó su arma para atacar al hombre que había decidido quedarse atrás, Eltrant comenzó a correr hacia él gritando todo lo que pudo.
Mientras lo hacía el mercenario pensó dos cosas, la primera que aquel plan no parecía ser el más inteligente que había pensado, la segunda cosa pasó por su cabeza segundos antes que placar al tipo más alto, y fue que aquello iba a doler. Apretó los dientes anticipando el golpe y embistió con todas sus fuerzas al soldado que blandía el largo mandoble lanzándose con él directamente a través de una ventana que estaba justo tras él.
Segundos después y una ventana hecha añicos más tarde, de algún modo que el mercenario no terminaba de comprender ambos terminaron en el suelo de una taberna, rodeados de cristales, pero antes de que el guarda pudiese reaccionar siquiera, y bajo la atenta mirada de todos los paisanos, Eltrant se incorporó y comenzó a golpear reiteradamente a aquel tipo en la cara.
Los patrones del lugar se lanzaron entonces a ayudar al pobre desgraciado sobre el que había caído toda la ira de Eltrant, agarrándole por la espalda y lanzándole contra una de las mesas, arrastrando todo lo que había sobre ella de paso, desafortunadamente para estos, pronto los demás guardias nobiliarios que quedaban en el exterior irrumpieron en el local, los cuales confundieron a los alegres y vivarachos borrachos de la taberna con más atacantes, y comenzaron a pelear con ellos a puño limpio.
Mientras el caos reinaba por todo el establecimiento y botellas de cristal, sillas y mesas volaban por todas partes, el camarero que había tras la barra extrajo de bajo ella, mientras gritaba una retahíla de improperios e insultos la mar de ingeniosos, lo que a Eltrant se le antojó como una pesada ballesta con varios virotes cargados.
A Eltrant le hubiese gustado irse de allí, quizás retirarse a pensar un mejor plan, o puede que simplemente salir al exterior a ver cómo le iba todo al otro tipo, pero lamentablemente lo único que podía hacer en aquel momento era sentir como uno de los guardias le cincelaba literalmente la cara a derechazos.
Sin tiempo que perder y con la certeza de que tenía la nariz rota, tomó una botella que había tirada en el suelo junto a él y la hizo estallar sobre la cabeza de su atacante, que gritando se llevó la mano a la zona en la que el objeto había impactado, justo en la sien y después se precipitó contra una de las pocas mesas que quedaban de pie en el lugar.
Lanzando una exclamación de jubiló el mercenario se levantó del suelo justo para recibir un fuerte golpe con una de las sillas del lugar en la espalda, lo que le hizo en un principio callarse inmediatamente y segundos después caer de nuevo sobre el manto de cristales que se había convertido el suelo, afortunadamente su atacante debió pensar que, como mínimo, le había dejado fuera de combate, pues armado aun con las patas de la silla que acababa de destrozar en la espalda del mercenario se lanzó contra otro grupo de vivarachos lugareños a los que comenzó a atizar como si se tratase del mejor guerrero en toda la ciudad.
Gritando de dolor y con un incesante pitido en los oídos encontró con la mirada a otro de los guardias, quien estaba entretenido con uno de los muchos borrachos del lugar, y le saltó sobre la espalda, desequilibrándolo y cayendo ambos contra una estantería, volcandola.
–“¡Soy invencible!” – Gritó mientras ambos caían al suelo, momento en el cual cayó sobre un una botella rota arañándose el brazo y maldiciendo en voz alta a todos los dioses que conocía, también en el que notó como alguien le pisaba en la espalda y le daba la vuelta, dispuesto a empezar de nuevo con la sucesión de puñetazos. – “¡Espera!” – Exclamó ahora tratando de hacerse oír sobre la multitud – “¡Soy ciego!” – Curiosamente aquella excusa sirvió solo para, quizás, avivar la ira que sentía aquel tipo, el cual no era sino el que había placado en primer lugar y le propinó una fuerte patada en el vientre.
Eltrant Tale
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Eoghan echó a correr hacia otro lado para despistar a los guardias, pero algunos siguieron a Runa. Gruñó y corrigió su rumbo, aunque al final entre otros seis guardias lo acorralaron contra una pared. Eoghan gruñó y frunció el ceño, mirando a los hombres que ya estaban desenvainando sus armas. Tres espadas largas, una maza de armas y un hacha de guerra. Genial. Y él tenía una lanza y una espada rota.
Bueno, nadie dijo que la vida era justa, porque total.. Iba a salir de aquella como hacía siempre. Con una lanza y una espada rota.
Aunque tendría que utilizar el arma de alguno de sus agresores, cosa que acostumbraba a hacer casi siempre que surgía un combate así. Uno de ellos se adelantó, y Eoghan se cuadró en posición de combate, cuando de repente un tipo lo embistió y se metió dentro de lo que parecía un bareto.
-Estoooo... ¡Gracias! -Exclamó al desconocido mientras él y los otros cuatro guardias restantes se quedaron con cara de idiota, aunque dos de los que quedaban acudieron en ayuda de su compañero y Eoghan al fin recobró la compostura. Los otros dos guardias restantes se abalanzaron sobre él, uno enarbolando la maza de armas y el otro el hacha de guerra de mano. Eoghan se echó a un lado cuando escuchó el repiqueteo de una espada desde el callejón. Runa debía de estar lidiando con los que la siguieron. Observó cómo un montante reposaba en el empedrado.
Cuando el primero llegó, lo rechazó con un golpe de la lanza tras quitarle el protector de cuero. Le pinchó en un brazo, aunque la cota de mallas lo protegió y solo provocó que se desviase. El otro recibió un golpe en la mejilla con la punta roma, tirándolo a un lado.
El tercero por su parte alzó la espada larga, y Eoghan se echó a un lado para esquivarle, poniendo distancia entre ambos. Alzó el arma y la arrojó directa al hombre describiendo una línea recta hasta el pie del hombre, clavándose en la bota. El guardia chilló de dolor cuando la lanza atravesó su empeine y se cayó al suelo maldiciendo todos los ancestros del joven rubio, que había cogido el montante del suelo y ya lo estaba blandiendo. Miró de reojo a Runa al otro lado del callejón. Parecía desenvolverse bien, así que no tendría que preocuparse mucho por ella afortunadamente.
-¡Vamos! ¿No se supone que tenéis que proteger a un noble! ¡Así de lentos no os ganáis ni un cuarto de vuestro innecesario sueldo! -Se mofó de ellos mientras tomaba el montante con ambas manos. El arma era de una calidad intachable, pero estaba claro que era un arma más para enseñar que para blandir... Pero bien le serviría para luchar contra aquellos hombres.
-¡No podemos dejar que un zagal que apenas habrá salido de las faldas de su madre se burle de nosotros! ¡A por él! -Gritó el de la maza mientras se abalanzaba sobre él. Eoghan se subió a la mesa vacía de uno de los múltiples puestos vacíos a quellas horas y saltó para esquivar el golpe de la maza. Deslizó la pierna por la mesa propinándole una boca en la mandíbula al guardia del arma contundente, solo para que entonces el del hacha se le tirase encima y lo estrompase contra el puesto ambulante de una vendedora de fruslerías... Que empezó a pegar al guardia nobiliario con su bolsa de monedas gritándole hasta los improperios respectivos a su lugar de origen... Vamos, que la pobre madre de aquel hombre tendría que lavarse bien la noche siguiente.
Cuando al fin Eoghan logró deshacerse de aquel tipo de encima propinándole un puñetazo en la mandíbula, se tiró hacia delante. Se estaba montando una bonita, y ya empezaba a haber una cantidad de espectadores muy poco recomendable para no llamar la atención y aun con esto algunos de hecho se reían, ¡e incluso algún pillastre hacía apuestas! Eoghan se quedó con cara de estúpido mirando a los muchachos harapientos que andaban por ahí intentando sacar tajada de las apuestas sobre si él sobreviviría o no, solo para entonces esquivar por los pelos un giro de la maza de armas que amenazaba con partirle el cráneo.
-¡Agh! Ten cuidado con eso, ¡vas a hacerle daño a alguien que no soy yo! -Le dijo, solo para entonces blandir la espada hacia una de las piernas del hombre, cortándole en la canilla. El guerrero gruñó y le dio un puñetazo en la cara. Eoghan trastabilleó y recibió un nuevo golpe, ésta vez de la empuñadura del guardia de la espada larga. Cayó al suelo y se dio la vuelta, parando justo a tiempo el golpe de la espada que parecía que iba a acabar con él.
Le dio una patada en el estómago, más sobre la loriga que sobre el propio guarda y lo echó hacia atrás. Se levantó y ahora fue él quien tomó la ofensiva, luchando contra el espadachín con el montante. Aunque usaba un arma muy grande, podía parar los golpes y esquivarlos sin demasiados problemas. Lo que le extrañaba era que se hubiera repuesto tan rápido de haberle clavado la lanza en el empeine, y se dio cuenta de que el guerrero cojeaba mucho cuando lanzaba un tajo por la derecha.
Sí, aquel iba a ser su punto flaco aquella vez.
Bueno, nadie dijo que la vida era justa, porque total.. Iba a salir de aquella como hacía siempre. Con una lanza y una espada rota.
Aunque tendría que utilizar el arma de alguno de sus agresores, cosa que acostumbraba a hacer casi siempre que surgía un combate así. Uno de ellos se adelantó, y Eoghan se cuadró en posición de combate, cuando de repente un tipo lo embistió y se metió dentro de lo que parecía un bareto.
-Estoooo... ¡Gracias! -Exclamó al desconocido mientras él y los otros cuatro guardias restantes se quedaron con cara de idiota, aunque dos de los que quedaban acudieron en ayuda de su compañero y Eoghan al fin recobró la compostura. Los otros dos guardias restantes se abalanzaron sobre él, uno enarbolando la maza de armas y el otro el hacha de guerra de mano. Eoghan se echó a un lado cuando escuchó el repiqueteo de una espada desde el callejón. Runa debía de estar lidiando con los que la siguieron. Observó cómo un montante reposaba en el empedrado.
Cuando el primero llegó, lo rechazó con un golpe de la lanza tras quitarle el protector de cuero. Le pinchó en un brazo, aunque la cota de mallas lo protegió y solo provocó que se desviase. El otro recibió un golpe en la mejilla con la punta roma, tirándolo a un lado.
El tercero por su parte alzó la espada larga, y Eoghan se echó a un lado para esquivarle, poniendo distancia entre ambos. Alzó el arma y la arrojó directa al hombre describiendo una línea recta hasta el pie del hombre, clavándose en la bota. El guardia chilló de dolor cuando la lanza atravesó su empeine y se cayó al suelo maldiciendo todos los ancestros del joven rubio, que había cogido el montante del suelo y ya lo estaba blandiendo. Miró de reojo a Runa al otro lado del callejón. Parecía desenvolverse bien, así que no tendría que preocuparse mucho por ella afortunadamente.
-¡Vamos! ¿No se supone que tenéis que proteger a un noble! ¡Así de lentos no os ganáis ni un cuarto de vuestro innecesario sueldo! -Se mofó de ellos mientras tomaba el montante con ambas manos. El arma era de una calidad intachable, pero estaba claro que era un arma más para enseñar que para blandir... Pero bien le serviría para luchar contra aquellos hombres.
-¡No podemos dejar que un zagal que apenas habrá salido de las faldas de su madre se burle de nosotros! ¡A por él! -Gritó el de la maza mientras se abalanzaba sobre él. Eoghan se subió a la mesa vacía de uno de los múltiples puestos vacíos a quellas horas y saltó para esquivar el golpe de la maza. Deslizó la pierna por la mesa propinándole una boca en la mandíbula al guardia del arma contundente, solo para que entonces el del hacha se le tirase encima y lo estrompase contra el puesto ambulante de una vendedora de fruslerías... Que empezó a pegar al guardia nobiliario con su bolsa de monedas gritándole hasta los improperios respectivos a su lugar de origen... Vamos, que la pobre madre de aquel hombre tendría que lavarse bien la noche siguiente.
Cuando al fin Eoghan logró deshacerse de aquel tipo de encima propinándole un puñetazo en la mandíbula, se tiró hacia delante. Se estaba montando una bonita, y ya empezaba a haber una cantidad de espectadores muy poco recomendable para no llamar la atención y aun con esto algunos de hecho se reían, ¡e incluso algún pillastre hacía apuestas! Eoghan se quedó con cara de estúpido mirando a los muchachos harapientos que andaban por ahí intentando sacar tajada de las apuestas sobre si él sobreviviría o no, solo para entonces esquivar por los pelos un giro de la maza de armas que amenazaba con partirle el cráneo.
-¡Agh! Ten cuidado con eso, ¡vas a hacerle daño a alguien que no soy yo! -Le dijo, solo para entonces blandir la espada hacia una de las piernas del hombre, cortándole en la canilla. El guerrero gruñó y le dio un puñetazo en la cara. Eoghan trastabilleó y recibió un nuevo golpe, ésta vez de la empuñadura del guardia de la espada larga. Cayó al suelo y se dio la vuelta, parando justo a tiempo el golpe de la espada que parecía que iba a acabar con él.
Le dio una patada en el estómago, más sobre la loriga que sobre el propio guarda y lo echó hacia atrás. Se levantó y ahora fue él quien tomó la ofensiva, luchando contra el espadachín con el montante. Aunque usaba un arma muy grande, podía parar los golpes y esquivarlos sin demasiados problemas. Lo que le extrañaba era que se hubiera repuesto tan rápido de haberle clavado la lanza en el empeine, y se dio cuenta de que el guerrero cojeaba mucho cuando lanzaba un tajo por la derecha.
Sí, aquel iba a ser su punto flaco aquella vez.
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
De forma extraña, el soldado de hacha efectuó un ataque hacia ella, Un ataque y poco torpe y perezoso que no le fue difícil esquivar al momento.Girando su cuerpo sobre si misma, agarró la muñeca del hombre,y lo guío hacia la pared dando una patada en la nuca, provocando así un golpe en la cara.
iiiiiiigh
El compañero de la maza, comenzaba a mostrar una especie de gruñido donde dejaba a relucir una dentadura podrida,dientes casi negros, se podría decir que la mitad estaban partidos a la mitad,los otros roídos como un calcetín...
Voy a vomitar...
Runa comenzaba a sentir como su estomago peleaba al ver la dentadura de ese hombre, no era mujer de hacer ascos a la gente,pero, en ese caso, le resultaba bastante repugnante.
El soldado de la maza empleó un ataque con todas sus fuerzas hacía la frente de la muchacha, Runa esquivó el ataque agachando su cuerpo, pero el soldado empleó de nuevo un segundo ataque en el vientre, el golpe aparte de producir una herida profunda, la mandó a volar a la mitad de la calle. Donde la mayoría de la gente se encontraba en murmuro.
¡Vas a morir! ¡Puta!
Ya no era simplemente el insulto gratutito, sino que también era una amenaza de muerte.Apoyó sus manos en el suelo e hizo fuerza para levantarse lentamente,buscó maneras de cometer una astucia rápida antes que le costará la vida. Se levantó y mezclándose con la gente analizaba si algún objeto o alguna trampa era posible.
El soldado la alcanzó, quedaba claro que no era una broma...
Se propuso hacer un segundo ataque cuando comenzaron a llover piedras desde el tejado,El pequeño mugriento le estaba apedreando sin importar las consecuencias.
Se...k...
Nombró su nombre mientras le observaba subido en el tejadillo.
iiiiiiigh
El compañero de la maza, comenzaba a mostrar una especie de gruñido donde dejaba a relucir una dentadura podrida,dientes casi negros, se podría decir que la mitad estaban partidos a la mitad,los otros roídos como un calcetín...
Voy a vomitar...
Runa comenzaba a sentir como su estomago peleaba al ver la dentadura de ese hombre, no era mujer de hacer ascos a la gente,pero, en ese caso, le resultaba bastante repugnante.
El soldado de la maza empleó un ataque con todas sus fuerzas hacía la frente de la muchacha, Runa esquivó el ataque agachando su cuerpo, pero el soldado empleó de nuevo un segundo ataque en el vientre, el golpe aparte de producir una herida profunda, la mandó a volar a la mitad de la calle. Donde la mayoría de la gente se encontraba en murmuro.
¡Vas a morir! ¡Puta!
Ya no era simplemente el insulto gratutito, sino que también era una amenaza de muerte.Apoyó sus manos en el suelo e hizo fuerza para levantarse lentamente,buscó maneras de cometer una astucia rápida antes que le costará la vida. Se levantó y mezclándose con la gente analizaba si algún objeto o alguna trampa era posible.
El soldado la alcanzó, quedaba claro que no era una broma...
Se propuso hacer un segundo ataque cuando comenzaron a llover piedras desde el tejado,El pequeño mugriento le estaba apedreando sin importar las consecuencias.
Se...k...
Nombró su nombre mientras le observaba subido en el tejadillo.
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Después de recibir la quinta patada a la altura de los riñones el mercenario pensó que ya tenía suficiente, había conseguido desviar la atención de varios guardias nobiliarios hacia él dejándoles a los desconocidos a los que había decidido, incomprensiblemente, ayudar una mayor oportunidad de salir del mercado con vida, ahora debía escapar.
Si bien no había pretendido que le tomasen por un ciego, una pequeña parte de él le habría gustado que el tipo que tenía delante fuese rematadamente tonto, sin embargo y para su desgracia, no lo era, por lo que solo pudo arrastrarse lentamente en dirección a las escaleras que conducían al piso superior mientras trataba de despistar a su agresor ocultándose entre las mesas y, en general, los muebles destrozados del lugar.
-“¿Te vas tan pronto? ” – Preguntó el tipo al que Eltrant había placado a través de una ventana riendo maliciosamente– “No sé quién eres ni por qué nos has atacado…” – El hombre volvió a patear al mercenario que encajó el golpe con un gemido ahogado y trató de emprender de nuevo la marcha en dirección a lo que creía que era su único método para escapar – “…Pero te has metido con el hombre equivocado” – Eltrant, aún el suelo, sonrió al escuchar las palabras del hombre y siguió arrastrándose.
A su alrededor el ruido y la destrucción que la marabunta de borrachos estaban ocasionando no parecía querer detenerse, aun cuando el tipo que estaba tras la barra continuaba disparando saetas contra todo aquel que osaba acercarse al cajón en el que guardaba los Aeros que tenía almacenados.
Aprovechando un sutil despiste de su perseguidor, el cual no tuvo mas remedio que girarse para noquear a otro de los belicosos bebedores, Eltrant se incorporó tan rápido como el mismo viento y comenzó a correr escaleras arriba – “¡Quieto ahí escoria! ¡Quédate y lucha” – Escuchó exclamar al tipo que hacia escasos minutos se había dedicado a trabajarle el costado. – “Que te lo has creído” – Contestó el mercenario mientras subía los escalones de dos en dos.
Si le hubiesen dicho aquella mañana que se iba a encontrar huyendo por los escuetos pasillos del piso superior de una taberna no se lo habría creído, o quizás sí, si algo le caracterizaba es que aquel tipo de situaciones solían perseguirle. – “Quizás deba empezar a plantearme mi línea de negocio” – Se dijo a si mismo cuando descubrió que había llegado hasta lo que parecía ser un dormitorio. No había salida.
Jadeando se giró justo a tiempo para evitar el puño izquierdo del hombre que le había seguido hasta el piso superior, Eltrant retrocedió un par de pasos y le lanzó un jarrón de color marfil que estaba delicadamente colocado sobre lo que a primera vista el mercenario identificó como un neceser, no obstante su rival lo esquivó inclinándose levemente hacia la izquierda y se propuso volver a golpear a Eltrant en la cara.
Afortunadamente solo se estaba enfrentando a uno, el cual se dedicó a tratar de sujetar a Eltrant por todos los medios posibles, había perdido de vista a los otros dos que le siguieron hasta dentro del local y no sabía si era porque los borrachos se habían encargado de ellos o por que habían decidido replegarse al exterior.
Agachándose rápidamente evitó que el guardia le dejase el ojo derecho aún más morado de lo que ya estaba y lanzó un gancho directo a la mandíbula de su atacante, que encajó horríficamente bien, si Eltrant no estuviese atrapado en una habitación diminuta con un sujeto que le sacaba una cabeza incluso habría aplaudido – “¿Seguro que no podemos ser amigos?” – Preguntó retrocediendo una vez más, a lo que el tipo respondió con un grito que pareció más bien un rugido y cargó contra Eltrant – “¿Eso es un no?” – Pudo decir el mercenario antes de que ambos hombres saliesen del edificio de la misma forma que habían entrado, por la ventana.
-“¡Hostia puta!” – Gritó Eltrant mientras se precipitaba al vacío desde un segundo piso, rodeado de cristales, madera y agarrado de un hombre que quería acabar con él sin ninguna duda. Cerró los ojos pronosticando el inminente golpe, sintió como su cuerpo se tensaba a la vez que todo a su alrededor pareció ralentizarse, por su cabeza pasaron las mil y una formas de las que podría partirse el cuello cuando finalmente tocase tierra.
Afortunadamente, algo amortiguó la caída.
Después de estar varios segundos tosiendo copiosamente alzó un poco la mirada y se encontró con el hombre al que había ayudado, bajo él, uno de los guardas que al parecer se enfrentaban a su aliado desconocido, y a pocos metros de su cabeza, el tipo con el que había cruzado el ventanal, el cual murmuraba algo sobre huesos rotos. -“…Creo que me he roto el alma” – Pronunció con un hilo de voz a la vez que recobraba el aliento.
No estaba seguro de si había alguno más de los guardias luchando contra su aliado, pero en el exterior parecían estar tomándose las cosas más enserio, por lo que se levantó, no sin esfuerzo, mientras desenvainaba su pesada espada bastarda del cinto.
Si bien no había pretendido que le tomasen por un ciego, una pequeña parte de él le habría gustado que el tipo que tenía delante fuese rematadamente tonto, sin embargo y para su desgracia, no lo era, por lo que solo pudo arrastrarse lentamente en dirección a las escaleras que conducían al piso superior mientras trataba de despistar a su agresor ocultándose entre las mesas y, en general, los muebles destrozados del lugar.
-“¿Te vas tan pronto? ” – Preguntó el tipo al que Eltrant había placado a través de una ventana riendo maliciosamente– “No sé quién eres ni por qué nos has atacado…” – El hombre volvió a patear al mercenario que encajó el golpe con un gemido ahogado y trató de emprender de nuevo la marcha en dirección a lo que creía que era su único método para escapar – “…Pero te has metido con el hombre equivocado” – Eltrant, aún el suelo, sonrió al escuchar las palabras del hombre y siguió arrastrándose.
A su alrededor el ruido y la destrucción que la marabunta de borrachos estaban ocasionando no parecía querer detenerse, aun cuando el tipo que estaba tras la barra continuaba disparando saetas contra todo aquel que osaba acercarse al cajón en el que guardaba los Aeros que tenía almacenados.
Aprovechando un sutil despiste de su perseguidor, el cual no tuvo mas remedio que girarse para noquear a otro de los belicosos bebedores, Eltrant se incorporó tan rápido como el mismo viento y comenzó a correr escaleras arriba – “¡Quieto ahí escoria! ¡Quédate y lucha” – Escuchó exclamar al tipo que hacia escasos minutos se había dedicado a trabajarle el costado. – “Que te lo has creído” – Contestó el mercenario mientras subía los escalones de dos en dos.
Si le hubiesen dicho aquella mañana que se iba a encontrar huyendo por los escuetos pasillos del piso superior de una taberna no se lo habría creído, o quizás sí, si algo le caracterizaba es que aquel tipo de situaciones solían perseguirle. – “Quizás deba empezar a plantearme mi línea de negocio” – Se dijo a si mismo cuando descubrió que había llegado hasta lo que parecía ser un dormitorio. No había salida.
Jadeando se giró justo a tiempo para evitar el puño izquierdo del hombre que le había seguido hasta el piso superior, Eltrant retrocedió un par de pasos y le lanzó un jarrón de color marfil que estaba delicadamente colocado sobre lo que a primera vista el mercenario identificó como un neceser, no obstante su rival lo esquivó inclinándose levemente hacia la izquierda y se propuso volver a golpear a Eltrant en la cara.
Afortunadamente solo se estaba enfrentando a uno, el cual se dedicó a tratar de sujetar a Eltrant por todos los medios posibles, había perdido de vista a los otros dos que le siguieron hasta dentro del local y no sabía si era porque los borrachos se habían encargado de ellos o por que habían decidido replegarse al exterior.
Agachándose rápidamente evitó que el guardia le dejase el ojo derecho aún más morado de lo que ya estaba y lanzó un gancho directo a la mandíbula de su atacante, que encajó horríficamente bien, si Eltrant no estuviese atrapado en una habitación diminuta con un sujeto que le sacaba una cabeza incluso habría aplaudido – “¿Seguro que no podemos ser amigos?” – Preguntó retrocediendo una vez más, a lo que el tipo respondió con un grito que pareció más bien un rugido y cargó contra Eltrant – “¿Eso es un no?” – Pudo decir el mercenario antes de que ambos hombres saliesen del edificio de la misma forma que habían entrado, por la ventana.
-“¡Hostia puta!” – Gritó Eltrant mientras se precipitaba al vacío desde un segundo piso, rodeado de cristales, madera y agarrado de un hombre que quería acabar con él sin ninguna duda. Cerró los ojos pronosticando el inminente golpe, sintió como su cuerpo se tensaba a la vez que todo a su alrededor pareció ralentizarse, por su cabeza pasaron las mil y una formas de las que podría partirse el cuello cuando finalmente tocase tierra.
Afortunadamente, algo amortiguó la caída.
Después de estar varios segundos tosiendo copiosamente alzó un poco la mirada y se encontró con el hombre al que había ayudado, bajo él, uno de los guardas que al parecer se enfrentaban a su aliado desconocido, y a pocos metros de su cabeza, el tipo con el que había cruzado el ventanal, el cual murmuraba algo sobre huesos rotos. -“…Creo que me he roto el alma” – Pronunció con un hilo de voz a la vez que recobraba el aliento.
No estaba seguro de si había alguno más de los guardias luchando contra su aliado, pero en el exterior parecían estar tomándose las cosas más enserio, por lo que se levantó, no sin esfuerzo, mientras desenvainaba su pesada espada bastarda del cinto.
Eltrant Tale
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Hubo un tenso momento de intercambio de golpes de espada, algunas chispas saltando y sonidos de furioso metal entrechocando, al margen del gruñido de ambos hombres intercambiando los envites del uno y el otro. Hubo un forcejeo seguido de una patada disuasoria y un nuevo tajo hacia un lateral que Eoghan paró con pericia. Se deshizo del filo de su rival, y un nuevo golpe obligó a su adversario a abrir su guardia.
Eoghan estaba ya levantando la espada para asestar un golpe y probablemente acabar con el guardia... Cuando de repente Eltrant cayó encima del susodicho, dejando al rubio con cara de idiota durante un buen rato. Y ya de paso, a los otros guardias también, que quedaron atónitos como poco por la inesperada intervención del mercenario.
Eso sí, el guardia ya estaba totalmente fuera de combate.
-Amigo, no sé quién eres ni por qué me has echado una mano con estos cretinos, pero he de decir, que me gusta tu estilo. -Dijo Eoghan a Eltrant con una carcajada, mientras daba un pivote sobre su pierna derecha. Dio una larga zancada hacia Runa al verla ser acosada por aquel guardia. Aunque los otros dos se recuperaron de la sorpresa, no reaccionaron lo bastante rápido como para detener la espada del guerrero, que ya se había cernido sobre las dos piernas del guardia que estaba siendo apedreado por el muchacho.
Hubo un chirrido metálico cuando el metal crujió sobre el cuero y la malla, provocando que el hombre quedase de rodillas.
-¡Dos menos! Corre a los tejados o lucha con nosotros, ¡pero no dejes que te alcancen otra vez! -Dijo el joven rubio a la muchacha mientras volvía a su posición junto a Eltrant. El guardia del hacha de guerra y el escudo se abalanzó sobre Eoghan, quien se agachó y tomando el escudo como base, lo arrojó por los aires, quedando luego codo con codo con Eltrant. -Parece que le he hundido la jeta a alguien que no debía, ¿eh?
Eoghan jadeaba y sudaba, tenía algo de pelo pegado a la frente sudorosa, y empuñaba el montante por delante de él con ambas manos, los hombros firmes y una pierna adelantada a la otra... Una posición defensiva. Eoghan miró de reojo hacia su lanza. Ahora que tenía un aliado quizás su fiel arma de asta le serviría para defender a ambos y mantener a los otros guardias a raya... Aunque confiaba en que Runa pudiera echarles una mano.
-Oye, amigo. -Dijo a Eltrant. -A un par de metros de ti hay una lanza. Necesito alcanzarla, así podré mantenerles a raya mejor que con la espada.
Porque ahora mismo no era momento de descubrir el costado de su aliado que al fin ya estaba luchando con ellos a pie de calle, aunque al joven le corroía la curiosidad: ¿Por qué lo ayudaba? Podía meterse en un follón muy gordo si lo pillaban, o peor aun, podrían matarle. En cualquier caso, pensaba compensárselo de una forma u otra más tarde... Si salían vivos de aquello.
Los demás guardias empezaron a rodearles, como hienas alrededor de la carroña, jocosos y brutos como ellos solos.
-¡Todos a una muchachos! ¡A por ellos! -Eoghan respiró hondo y esperó que pudiese alcanzar la lanza, o al menos si alguno de los guardias se acercaba demasiado, poder dejarle una bonita cicatriz. Él no quería matarles, pero estaban empezando a dejarle con muy, muy pocas opciones...
Eoghan estaba ya levantando la espada para asestar un golpe y probablemente acabar con el guardia... Cuando de repente Eltrant cayó encima del susodicho, dejando al rubio con cara de idiota durante un buen rato. Y ya de paso, a los otros guardias también, que quedaron atónitos como poco por la inesperada intervención del mercenario.
Eso sí, el guardia ya estaba totalmente fuera de combate.
-Amigo, no sé quién eres ni por qué me has echado una mano con estos cretinos, pero he de decir, que me gusta tu estilo. -Dijo Eoghan a Eltrant con una carcajada, mientras daba un pivote sobre su pierna derecha. Dio una larga zancada hacia Runa al verla ser acosada por aquel guardia. Aunque los otros dos se recuperaron de la sorpresa, no reaccionaron lo bastante rápido como para detener la espada del guerrero, que ya se había cernido sobre las dos piernas del guardia que estaba siendo apedreado por el muchacho.
Hubo un chirrido metálico cuando el metal crujió sobre el cuero y la malla, provocando que el hombre quedase de rodillas.
-¡Dos menos! Corre a los tejados o lucha con nosotros, ¡pero no dejes que te alcancen otra vez! -Dijo el joven rubio a la muchacha mientras volvía a su posición junto a Eltrant. El guardia del hacha de guerra y el escudo se abalanzó sobre Eoghan, quien se agachó y tomando el escudo como base, lo arrojó por los aires, quedando luego codo con codo con Eltrant. -Parece que le he hundido la jeta a alguien que no debía, ¿eh?
Eoghan jadeaba y sudaba, tenía algo de pelo pegado a la frente sudorosa, y empuñaba el montante por delante de él con ambas manos, los hombros firmes y una pierna adelantada a la otra... Una posición defensiva. Eoghan miró de reojo hacia su lanza. Ahora que tenía un aliado quizás su fiel arma de asta le serviría para defender a ambos y mantener a los otros guardias a raya... Aunque confiaba en que Runa pudiera echarles una mano.
-Oye, amigo. -Dijo a Eltrant. -A un par de metros de ti hay una lanza. Necesito alcanzarla, así podré mantenerles a raya mejor que con la espada.
Porque ahora mismo no era momento de descubrir el costado de su aliado que al fin ya estaba luchando con ellos a pie de calle, aunque al joven le corroía la curiosidad: ¿Por qué lo ayudaba? Podía meterse en un follón muy gordo si lo pillaban, o peor aun, podrían matarle. En cualquier caso, pensaba compensárselo de una forma u otra más tarde... Si salían vivos de aquello.
Los demás guardias empezaron a rodearles, como hienas alrededor de la carroña, jocosos y brutos como ellos solos.
-¡Todos a una muchachos! ¡A por ellos! -Eoghan respiró hondo y esperó que pudiese alcanzar la lanza, o al menos si alguno de los guardias se acercaba demasiado, poder dejarle una bonita cicatriz. Él no quería matarles, pero estaban empezando a dejarle con muy, muy pocas opciones...
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Sonrió aunque preocupada por la posibilidad de que atraparan al pequeño.
Observó a Eoghan y otro hombre luchando a espada contra el resto de los guardias, Estaban sudando, estaban cansados y escuchó por parte de ese aliado "huye o pelea" y ella lo tomó a pecho.
Estaban rodeandoles y ella no permitiría que le dieran guillotina a ambos.
Ojeó que existía un punto de fuerza de barriles de zumo de cebada y pensó.
Lo tengo
Saltó encima repetidamente hasta que rompió y lo barriles comenzaron a correr en esa dirección, con suerte se llevó unos cuantos soldados que cayeron con su dentura contra el suelo.
Al provocar estampida los demás soldados emplearon su atención en ella por un instante.
¡POR LA GLORIA!
Gritó alzando su bastón.
Se abalanzó sobre el enemigo, primero golpeando en los rostros de los que se arrimaban a luchar.Aturdiendo y dejando tiempo ganado para los tres,Runa continuó contra dos de ellos buscando su punto débil.
Frenó un ataque como podía, las armas estaban devorando a su bastón , tocaba usar la inteligencia, por ello reaccionó dando un patada para retirar a uno de los dos,, al otro lo utilizó de impulso y saltó por encima de él, finalmente con su arma golpeó en el cogote y este se desmayó. El otro continuaba,atacaba con un arma gigante, un arma que la destrozaría al mínimo rasguño, lo cual lo llevo a su terreno.
En una de las paredes dejó que el guardia usará su maza esquivándola y dejando que se clavará en la pared.
Eres mío
Cogió la punta de su bastón y golpeó dos veces en cada ojo, el soldado no sabía donde estaba.
Runa no paraba de reír. Le atinó de nuevo también dejando inconsciente.
¿Alguno más?
Observó a Eoghan y otro hombre luchando a espada contra el resto de los guardias, Estaban sudando, estaban cansados y escuchó por parte de ese aliado "huye o pelea" y ella lo tomó a pecho.
Estaban rodeandoles y ella no permitiría que le dieran guillotina a ambos.
Ojeó que existía un punto de fuerza de barriles de zumo de cebada y pensó.
Lo tengo
Saltó encima repetidamente hasta que rompió y lo barriles comenzaron a correr en esa dirección, con suerte se llevó unos cuantos soldados que cayeron con su dentura contra el suelo.
Al provocar estampida los demás soldados emplearon su atención en ella por un instante.
¡POR LA GLORIA!
Gritó alzando su bastón.
Se abalanzó sobre el enemigo, primero golpeando en los rostros de los que se arrimaban a luchar.Aturdiendo y dejando tiempo ganado para los tres,Runa continuó contra dos de ellos buscando su punto débil.
Frenó un ataque como podía, las armas estaban devorando a su bastón , tocaba usar la inteligencia, por ello reaccionó dando un patada para retirar a uno de los dos,, al otro lo utilizó de impulso y saltó por encima de él, finalmente con su arma golpeó en el cogote y este se desmayó. El otro continuaba,atacaba con un arma gigante, un arma que la destrozaría al mínimo rasguño, lo cual lo llevo a su terreno.
En una de las paredes dejó que el guardia usará su maza esquivándola y dejando que se clavará en la pared.
Eres mío
Cogió la punta de su bastón y golpeó dos veces en cada ojo, el soldado no sabía donde estaba.
Runa no paraba de reír. Le atinó de nuevo también dejando inconsciente.
¿Alguno más?
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Una vez de pie, y aunque aún aturdido debido al golpe, estudió su alrededor.
Varios guardias les rodeaban tanto a ellos como a la muchacha que luchaba por su vida no muy lejos de dónde se encontraban – “¿Ves el León que llevan estos tíos como si fuese algo importante?” – Dijo mientras recuperaba poco a poco el aliento y, con la manga de la camisa, se limpiaba la sangre que descendía desde su nariz – “Es el blasón de un noble bastante… noble” – Terminó la frase a la vez que retrocedía un par de pasos para alejarse del guarda más cercano a él.
Entornó los ojos y clavo la mirada en el arma del desconocido que estaba a pocos metros de dónde el mercenario se encontraba – “Conseguiré tu lanza” – Afirmó con una falsa seguridad que no recordaba haber tenido nunca – “…Muy bien” – Preparando su espada miró a los tipos que tenía frente a él, tendría que atravesar al menos dos de ellos para recuperar el arma, eso sin contar con los que querían acabar con la vida de su aliado.
Tomando lentamente aire frunció el ceño y contempló sus opciones, el bajito portaba una alabarda con la que podría cercenarle por la mitad en cuanto se descuidase, el otro tipo, que portaba una armadura de mayor tamaño llevaba un escudo y una espada
Dejando salir el aire que estaba almacenado en sus pulmones avanzó varios pasos seguidos – “¡Ataca!” – Gritó a su aliado, en realidad lo hizo más para sorprender a los guardias que para dar una orden, todos los hombres retrocedieron un par de pasos anticipando que los que se encontraban acorralados atacarían con todas sus fuerzas.
Gritando plantó su espada en el escudo del tipo de la armadura, quien enseguida se preocupó por contraatacar con su espada, cosa que Eltrant evitó fácilmente con el guantelete de hierro oxidado que portaba en el brazo izquierdo, bajo la ropa. Sin tiempo para pensar un contraataque saltó justo a tiempo para evitar que la alabarda le arrancase una de las piernas de cuajo, y viéndose forzado a retroceder, acabó de nuevo dónde había empezado.
Colocó la espada frente a su cara, no podía permitirse perder más tiempo, tenía que conseguir la lanza o su aliado acabaría en la cárcel o peor, muerto. Clavó su mirada en el objetivo, la lanza que yacía en el suelo tras los dos guardias que avanzaban lentamente hacia el mercenario, y tensó los músculos, una carrera rápida y la recuperaría, no es como si nunca hubiese avanzado en dirección a una muerte casi certera.
Y comenzó a correr en dirección a los dos guardas, deflactando la espada del primero con la suya propia, se aseguró de que su cabeza siguiese sobre sus hombros, segundos después se cercioró de que la alabarda del segundo no acabase alojada en su estómago lanzándose al suelo cual de plancha, momento en el que se deslizó por un pequeño intervalo de tiempo ,justo la distancia necesaria para agarrar el mástil del arma de su aliado.
-“¡Un regalito!” – Gritó Eltrant lanzando la lanza en dirección al hombre que luchaba con una espada rota, el arma surcó el aire limpiamente hacia Eoghan, Eltrant se aseguró de hacerlo de modo que fuese el mástil lo primero que llegase hasta el hombre, no quería empalar a su compañero por error.
No podía pararse a ver si su aliado recuperó la lanza, pues menos de un segundo después ya tenía de nuevo a los dos guardas encima. – “¿No podemos ser todos amigos?” – Preguntó mientras sujetaba su espada con ambas manos – “¿De verdad que no?”
Haciendo acopió de todas sus fuerzas el mercenario lanzó un tajó en dirección al tipo de la armadura, el cual trató de retroceder al darse cuenta de que su escudo no podría colocarse en la trayectoria de la espada de Eltrant, los ojos del mercenario centellaron momentáneamente al ver su hoja firmemente empalada en la armadura del guarda, la cual ahora era una amalgama de metal y carne destrozada. Su adversario, herido de gravedad, se desplomó arrastrando consigo la espada del mercenario, la cual se había quedado atorada en la armadura.
Maldiciendo a los dioses Eltrant retrocedió de nuevo, ahora sin arma, hasta colocarse junto a su aliado, estaba mareado, lo suficiente como para no poder mantener el combate por mucho tiempo, y no le extrañaba, acababa de caerse de un segundo piso, negando con la cabeza trató de centrarse en los guardias que quedaban con vida, estaba desarmado, pero aun podia plantar cara, y como último recurso aun quedaba su pequeño cuchillo oculto en el interior de su bota.
El tipo de la alabarda, por otro lado, frunció el ceño al ver a su compañero en el suelo y cargó contra los dos hombres, dispuesto a clavarlos a ambos en la pared que había detrás de ellos.
----Varios guardias les rodeaban tanto a ellos como a la muchacha que luchaba por su vida no muy lejos de dónde se encontraban – “¿Ves el León que llevan estos tíos como si fuese algo importante?” – Dijo mientras recuperaba poco a poco el aliento y, con la manga de la camisa, se limpiaba la sangre que descendía desde su nariz – “Es el blasón de un noble bastante… noble” – Terminó la frase a la vez que retrocedía un par de pasos para alejarse del guarda más cercano a él.
Entornó los ojos y clavo la mirada en el arma del desconocido que estaba a pocos metros de dónde el mercenario se encontraba – “Conseguiré tu lanza” – Afirmó con una falsa seguridad que no recordaba haber tenido nunca – “…Muy bien” – Preparando su espada miró a los tipos que tenía frente a él, tendría que atravesar al menos dos de ellos para recuperar el arma, eso sin contar con los que querían acabar con la vida de su aliado.
Tomando lentamente aire frunció el ceño y contempló sus opciones, el bajito portaba una alabarda con la que podría cercenarle por la mitad en cuanto se descuidase, el otro tipo, que portaba una armadura de mayor tamaño llevaba un escudo y una espada
Dejando salir el aire que estaba almacenado en sus pulmones avanzó varios pasos seguidos – “¡Ataca!” – Gritó a su aliado, en realidad lo hizo más para sorprender a los guardias que para dar una orden, todos los hombres retrocedieron un par de pasos anticipando que los que se encontraban acorralados atacarían con todas sus fuerzas.
Gritando plantó su espada en el escudo del tipo de la armadura, quien enseguida se preocupó por contraatacar con su espada, cosa que Eltrant evitó fácilmente con el guantelete de hierro oxidado que portaba en el brazo izquierdo, bajo la ropa. Sin tiempo para pensar un contraataque saltó justo a tiempo para evitar que la alabarda le arrancase una de las piernas de cuajo, y viéndose forzado a retroceder, acabó de nuevo dónde había empezado.
Colocó la espada frente a su cara, no podía permitirse perder más tiempo, tenía que conseguir la lanza o su aliado acabaría en la cárcel o peor, muerto. Clavó su mirada en el objetivo, la lanza que yacía en el suelo tras los dos guardias que avanzaban lentamente hacia el mercenario, y tensó los músculos, una carrera rápida y la recuperaría, no es como si nunca hubiese avanzado en dirección a una muerte casi certera.
Y comenzó a correr en dirección a los dos guardas, deflactando la espada del primero con la suya propia, se aseguró de que su cabeza siguiese sobre sus hombros, segundos después se cercioró de que la alabarda del segundo no acabase alojada en su estómago lanzándose al suelo cual de plancha, momento en el que se deslizó por un pequeño intervalo de tiempo ,justo la distancia necesaria para agarrar el mástil del arma de su aliado.
-“¡Un regalito!” – Gritó Eltrant lanzando la lanza en dirección al hombre que luchaba con una espada rota, el arma surcó el aire limpiamente hacia Eoghan, Eltrant se aseguró de hacerlo de modo que fuese el mástil lo primero que llegase hasta el hombre, no quería empalar a su compañero por error.
No podía pararse a ver si su aliado recuperó la lanza, pues menos de un segundo después ya tenía de nuevo a los dos guardas encima. – “¿No podemos ser todos amigos?” – Preguntó mientras sujetaba su espada con ambas manos – “¿De verdad que no?”
Haciendo acopió de todas sus fuerzas el mercenario lanzó un tajó en dirección al tipo de la armadura, el cual trató de retroceder al darse cuenta de que su escudo no podría colocarse en la trayectoria de la espada de Eltrant, los ojos del mercenario centellaron momentáneamente al ver su hoja firmemente empalada en la armadura del guarda, la cual ahora era una amalgama de metal y carne destrozada. Su adversario, herido de gravedad, se desplomó arrastrando consigo la espada del mercenario, la cual se había quedado atorada en la armadura.
Maldiciendo a los dioses Eltrant retrocedió de nuevo, ahora sin arma, hasta colocarse junto a su aliado, estaba mareado, lo suficiente como para no poder mantener el combate por mucho tiempo, y no le extrañaba, acababa de caerse de un segundo piso, negando con la cabeza trató de centrarse en los guardias que quedaban con vida, estaba desarmado, pero aun podia plantar cara, y como último recurso aun quedaba su pequeño cuchillo oculto en el interior de su bota.
El tipo de la alabarda, por otro lado, frunció el ceño al ver a su compañero en el suelo y cargó contra los dos hombres, dispuesto a clavarlos a ambos en la pared que había detrás de ellos.
*Off: Habilidad de Nivel 3: Hoja Cargada
Eltrant Tale
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
-Bueno, ya me enseñaron que los leones y el dorado en heráldica no implican bajeza.-Eoghan se movió un par de pasos con Eltrant mientras desviaba otra de las espadas y luego atizaba en la parte trasera de la rodilla con el filo. El hombre gruñó y cayó de rodillas imposibilitado de nuevo por la cojera que le había provocado el joven guerrero. Una maza de armas pasó rozándole la oreja, prácticamente produciendo un agresivo silbido acompañado del gruñido y el chirriar de las cadenas y el acero provocando que la adrenalina se le subiese a la cabeza y la sangre de sus sienes empezase a palpitar violentamente.
Empezaba a cansarse de intentar perdonarles la vida, si al final eran ellos los patanes que intentaban matarlos como si fuesen vulgares ratas de alcantarilla.
Se debatió por un instante si cargarse al hombre de la maza dado que el susodicho estaba ya tocado y cansado, o solo dejarlo tonto aunque eso supusiera un problema para su vida. La lanza arrojada por Eltrant le sacó de su decisión moral, solo para echarse a un lado. Recogió la lanza y le dio una patada al hombre de la maza, tirándolo por encima de un puesto de bisutería barata, volviendo entonces al lado del mercenario, al que pasó el montante que había tomado prestado hace un rato.
-¡A eso en mi pueblo lo llamamos un golpe rompedor, y nunca mejor dicho! -Le dijo una vez vio al hombre de la armadura tener la espada encajada. ¿Y ahora qué? Pensó. Había uno menos y quedaban un total de cuatro de todos los que habían venido, pero aun así la cosa estaba saliéndose de madre.
Su reflexión se vio interrumpida, otra vez, a cuento de uno de los otros tipos, esta vez, un alabardero. ¿Qué podía hacer su humilde lanza ante semejante arma? Oh, bueno, cierto. Era más ligera. Y más manejable. Eoghan se echó a un lado y empujó a Eltrant al otro para que éste se diese prisa en esquivar. Se deslizó por el bastón de al alabarda y, en lugar de colocar la lanza para empalar al guardia, le propinó un cabezazo en toda la frente, derribando al hombre al suelo.
Los otros guardias restantes se miraron. Quedaban muy pocos sanos del grupo inicial, y los que quedaban no eran los más valientes, ni los más listos... Ni los más hábiles. Hubo un silencio tenso entre ellos, debatiéndose sobre qué hacer, hasta que al final tiraron sus armas al suelo con un estruendo metálico y salieron corriendo como ratas cobardes, dejando a sus compañeros heridos en el suelo a merced de los defensores.
-¡Que me parta un rayo si dejo que me crujan la espalda a mí también! ¡No me pagan bastante para esto! -Gritó uno de ellos mientras empujaban a la gente por el mercado y los tiraban al suelo brutalmente, haciendo una clara demostración de que aquella casa noble no era ni noble, ni merecía el título. Pero eh, lo tenían.
-Madre mía, vaya follón se ha montado.-Dijo un sudoroso Eoghan mientras retomaba aliento como podía. Estaba agotado, y se alegraba de que los tres tipos restantes se hubieran largado con pies en polvorosa, porque no estaba seguro de poder aguantar defendiendo mucho más tiempo a aquella marabunta de sabuesos de poca monta. No era necesario decir, por otra parte, que la gente que los rodeaba se reía y aplaudía, otros maldiciendo por su oro perdido pero los pocos que habían logrado cobrar, ya que las circunstancias no presagiaban que fueran a salir más o menos indemnes de aquello, lo celebraban por todo lo alto asegurando que invitarían a toda la taberna a una ronda aquella noche. -Mejor será que nos larguemos nosotros también, al menos hasta que a Ricitos de Oro se le pase el cabreo por haberle torcido la napia. Presentaciones luego.
Dijo a Eltrant con una suave sonrisa que era obviamente, de agradecimiento.
Empezaba a cansarse de intentar perdonarles la vida, si al final eran ellos los patanes que intentaban matarlos como si fuesen vulgares ratas de alcantarilla.
Se debatió por un instante si cargarse al hombre de la maza dado que el susodicho estaba ya tocado y cansado, o solo dejarlo tonto aunque eso supusiera un problema para su vida. La lanza arrojada por Eltrant le sacó de su decisión moral, solo para echarse a un lado. Recogió la lanza y le dio una patada al hombre de la maza, tirándolo por encima de un puesto de bisutería barata, volviendo entonces al lado del mercenario, al que pasó el montante que había tomado prestado hace un rato.
-¡A eso en mi pueblo lo llamamos un golpe rompedor, y nunca mejor dicho! -Le dijo una vez vio al hombre de la armadura tener la espada encajada. ¿Y ahora qué? Pensó. Había uno menos y quedaban un total de cuatro de todos los que habían venido, pero aun así la cosa estaba saliéndose de madre.
Su reflexión se vio interrumpida, otra vez, a cuento de uno de los otros tipos, esta vez, un alabardero. ¿Qué podía hacer su humilde lanza ante semejante arma? Oh, bueno, cierto. Era más ligera. Y más manejable. Eoghan se echó a un lado y empujó a Eltrant al otro para que éste se diese prisa en esquivar. Se deslizó por el bastón de al alabarda y, en lugar de colocar la lanza para empalar al guardia, le propinó un cabezazo en toda la frente, derribando al hombre al suelo.
Los otros guardias restantes se miraron. Quedaban muy pocos sanos del grupo inicial, y los que quedaban no eran los más valientes, ni los más listos... Ni los más hábiles. Hubo un silencio tenso entre ellos, debatiéndose sobre qué hacer, hasta que al final tiraron sus armas al suelo con un estruendo metálico y salieron corriendo como ratas cobardes, dejando a sus compañeros heridos en el suelo a merced de los defensores.
-¡Que me parta un rayo si dejo que me crujan la espalda a mí también! ¡No me pagan bastante para esto! -Gritó uno de ellos mientras empujaban a la gente por el mercado y los tiraban al suelo brutalmente, haciendo una clara demostración de que aquella casa noble no era ni noble, ni merecía el título. Pero eh, lo tenían.
-Madre mía, vaya follón se ha montado.-Dijo un sudoroso Eoghan mientras retomaba aliento como podía. Estaba agotado, y se alegraba de que los tres tipos restantes se hubieran largado con pies en polvorosa, porque no estaba seguro de poder aguantar defendiendo mucho más tiempo a aquella marabunta de sabuesos de poca monta. No era necesario decir, por otra parte, que la gente que los rodeaba se reía y aplaudía, otros maldiciendo por su oro perdido pero los pocos que habían logrado cobrar, ya que las circunstancias no presagiaban que fueran a salir más o menos indemnes de aquello, lo celebraban por todo lo alto asegurando que invitarían a toda la taberna a una ronda aquella noche. -Mejor será que nos larguemos nosotros también, al menos hasta que a Ricitos de Oro se le pase el cabreo por haberle torcido la napia. Presentaciones luego.
Dijo a Eltrant con una suave sonrisa que era obviamente, de agradecimiento.
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Tirano sus armas y logrando una escapatoria como una rata, provocaron una pequeña risa en la joven que comenzaba a estar exhausta, aunque no tenía unas grandes habilidades como aquellos que habían luchado en su nombre y en el del pequeño.
Se... acabo..
Dijo mientras el publico se unía a carcajadas, se puso en pie y comenzó a coger unas bolsas que tenían los cuerpos heridos. No para si misma, sino para niños como el que se habían cruzado antes.Uno , le escupió en la cara y reaccionó.
MUERETE
Grito atizándole con el puño en el rostro fuerte. Le había dejado una marca roja en el y este permaneció quieto sin rechistar ni hacer movimiento tan solamente.
Se recompuso ante ellos dos y mostró una pequeña sonrisa que daba entender que se había desahogado en aquel instante.
Perdonar... me temo que os debo las gracias a ambos por haberme ayudado, y una disculpa por haberos metido en esta situación
Agarró su bastón, y se dedicó a guardar y colocar las pequeñas cosas mientras se sentía observaba por aquellos dos. Los miró a los ojos y notó como en cierta manera la respetaban pero sin temerla.Eran hombres fuertes y se notaba que habían sobrevivido a penurias inimaginables.
Puedo recompensaros por ello... pero me temo que tienes razón será mejor marchar cuanto antes. Conozco un atajo, podría dejaros a salvo durante unas horas y coseros si así lo necesitáis
Les comunicó mientras comenzó a mezclarse con la gente para evitar ser seguidos,mientras miraba sus botas como empezaban a romperse, necesitaban un cosido, como su ropa, y como la de aquellos caballeros.
¿Tenéis Hambre?, la taberna de aquí tiene grandes manjares mientras continuaba y escuchaba a ambos conversar entre ellos. ¿Por qué resultaba existir tan buenas personas? ¿Que harían a partir de ahora?
Se... acabo..
Dijo mientras el publico se unía a carcajadas, se puso en pie y comenzó a coger unas bolsas que tenían los cuerpos heridos. No para si misma, sino para niños como el que se habían cruzado antes.Uno , le escupió en la cara y reaccionó.
MUERETE
Grito atizándole con el puño en el rostro fuerte. Le había dejado una marca roja en el y este permaneció quieto sin rechistar ni hacer movimiento tan solamente.
Se recompuso ante ellos dos y mostró una pequeña sonrisa que daba entender que se había desahogado en aquel instante.
Perdonar... me temo que os debo las gracias a ambos por haberme ayudado, y una disculpa por haberos metido en esta situación
Agarró su bastón, y se dedicó a guardar y colocar las pequeñas cosas mientras se sentía observaba por aquellos dos. Los miró a los ojos y notó como en cierta manera la respetaban pero sin temerla.Eran hombres fuertes y se notaba que habían sobrevivido a penurias inimaginables.
Puedo recompensaros por ello... pero me temo que tienes razón será mejor marchar cuanto antes. Conozco un atajo, podría dejaros a salvo durante unas horas y coseros si así lo necesitáis
Les comunicó mientras comenzó a mezclarse con la gente para evitar ser seguidos,mientras miraba sus botas como empezaban a romperse, necesitaban un cosido, como su ropa, y como la de aquellos caballeros.
¿Tenéis Hambre?, la taberna de aquí tiene grandes manjares mientras continuaba y escuchaba a ambos conversar entre ellos. ¿Por qué resultaba existir tan buenas personas? ¿Que harían a partir de ahora?
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
FDI: Con el permiso de Eltrant le sacamos de escena.
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Eltrant pareció tomar la iniciativa y se escurrió entre los viandantes, no sin antes estrechar la mano con Eoghan, quien finalmente le dijo su nombre y le ofreció una futura invitación a una cerveza por la inestimable ayuda que les había prestado. El joven guerrero sonrió y luego se giró hacia Runa.
-Si tienes alguna recompensa, mejor que sea en forma de agua fresca, porque estoy sediento. Vámonos cagando leches de aquí antes de que aparezcan más patanes con blasón. -Eoghan tomó su lanza y echó a caminar con sus habituales zancadas largas hacia los callejones esperando a que Runa le acompañase. -La verdad es que algo caliente con lo que calmar mi estómago también me vendría bien, pero estoy totalmente pelado de dinero. Además, como ya has visto, me gastaría lo que tuviera en una armadura o en algo de ropa, porque a este paso acabaré yendo por el mundo en calzoncillos.
Exageraba, claro, pero el pobre Eoghan iba totalmente zarrapastroso, aunque estuviera bien aseado y alimentado, pero se notaba que no era alguien que pudiera tener mucho dinero encima. Es más, era muy posible que tarde o temprano acabase también desarmado, porque si no tenía para arreglar su ropa, ¿cómo iba a poder permitirse otra vara de madera maciza para la lanza? ¿O hierro para repararla? Su situación no es que fuera muy esperanzadora, que digamos.
-En cualquier caso, no tienes que agradecerme nada. Hubiera intercedido por ti y por cualquiera que necesitase ayuda, sobre todo si era una clara desventaja. -Le dijo mientras caminaba al lado. Decías, por cierto, que podías arreglarme un poco la ropa, ¿no? ¿Cuánto me cobrarías por ello?
Pooooorque efectivamente, era cabezón y no iba a dejar que la muchacha trabajase gratis aun pese a todo lo que habían pasado durante la última hora y pico. De hecho, el día se le estaba haciendo bastante largo, pero... Al menos no se había torcido del todo.
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Eltrant pareció tomar la iniciativa y se escurrió entre los viandantes, no sin antes estrechar la mano con Eoghan, quien finalmente le dijo su nombre y le ofreció una futura invitación a una cerveza por la inestimable ayuda que les había prestado. El joven guerrero sonrió y luego se giró hacia Runa.
-Si tienes alguna recompensa, mejor que sea en forma de agua fresca, porque estoy sediento. Vámonos cagando leches de aquí antes de que aparezcan más patanes con blasón. -Eoghan tomó su lanza y echó a caminar con sus habituales zancadas largas hacia los callejones esperando a que Runa le acompañase. -La verdad es que algo caliente con lo que calmar mi estómago también me vendría bien, pero estoy totalmente pelado de dinero. Además, como ya has visto, me gastaría lo que tuviera en una armadura o en algo de ropa, porque a este paso acabaré yendo por el mundo en calzoncillos.
Exageraba, claro, pero el pobre Eoghan iba totalmente zarrapastroso, aunque estuviera bien aseado y alimentado, pero se notaba que no era alguien que pudiera tener mucho dinero encima. Es más, era muy posible que tarde o temprano acabase también desarmado, porque si no tenía para arreglar su ropa, ¿cómo iba a poder permitirse otra vara de madera maciza para la lanza? ¿O hierro para repararla? Su situación no es que fuera muy esperanzadora, que digamos.
-En cualquier caso, no tienes que agradecerme nada. Hubiera intercedido por ti y por cualquiera que necesitase ayuda, sobre todo si era una clara desventaja. -Le dijo mientras caminaba al lado. Decías, por cierto, que podías arreglarme un poco la ropa, ¿no? ¿Cuánto me cobrarías por ello?
Pooooorque efectivamente, era cabezón y no iba a dejar que la muchacha trabajase gratis aun pese a todo lo que habían pasado durante la última hora y pico. De hecho, el día se le estaba haciendo bastante largo, pero... Al menos no se había torcido del todo.
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Bueno el agua de la fuente de la urraca es la más fresca que existe por aquí, puedo ofrecerte varias cosas Le dijo la muchacha mientras observaba a lo lejos como el otro caballero desaparecía.
Se aproximaba a llevarle a una pequeña plaza que decoraba las vistas de donde ella sobrevivía.Aquellos tejados y guardillas dejaban ver lo mejor de Lunargenta, cada persona,cada flor,cada escultura, cada amanecer y anochecer... Lo mejor de una vida así, es que se apreciaba como renacía la vida en tan solo unos minutos,en como finalmente de una manera tan sumamente extraña, se amaba la paz.
Condució a Eoghan hasta aquella pequeña plaza,decorada por casas pequeñas marcadas con pequeños arcos románicos, dos o quizás tres puestos de frutas y hortalizas, donde se apreciaban como mujeres ancianas de sangre fría estaban sentadas en rocas para aprovechar el sol como reptiles. Se apreciaba que aquello que llamaban fuente era una figura de barro robusto de la cual salía un chorro del agua más limpia y cristalina que se podía observar que en muchos antros.
Viene de un pequeño manantial, por ahora tenemos suerte y no han intentado apoderarse de él.
La joven sacó de debajo de una de las baldosas de piedra, un pequeño cuenco blanco que encontró tiempo atrás extraviado por el mercado.Lo limpió,lo rellenó de agua y le ofreció.
Notarás la diferencia, ya verás
Mientras dejó el cuenco en manos del caballero, buscó en su mochila una aguja de acero e hilo de alambre para remediarle la ropa.
Se nota muchísimo que viajas, quizás no llevas la misma vida que yo pero tu ropa dice que no puede más. Aun así se puede notar que te cuidas bien.
Insisto, no me des nada, lo haré por la ayuda nada más.
Con el dinero que conseguí de aquellos soldados sobreviviré un tiempo...
Esperando a que el caballero cediera y entendiera que no debía pagarla por ello, al fin de cuentas para Runa, era el gesto de la buena gente.
Se aproximaba a llevarle a una pequeña plaza que decoraba las vistas de donde ella sobrevivía.Aquellos tejados y guardillas dejaban ver lo mejor de Lunargenta, cada persona,cada flor,cada escultura, cada amanecer y anochecer... Lo mejor de una vida así, es que se apreciaba como renacía la vida en tan solo unos minutos,en como finalmente de una manera tan sumamente extraña, se amaba la paz.
Condució a Eoghan hasta aquella pequeña plaza,decorada por casas pequeñas marcadas con pequeños arcos románicos, dos o quizás tres puestos de frutas y hortalizas, donde se apreciaban como mujeres ancianas de sangre fría estaban sentadas en rocas para aprovechar el sol como reptiles. Se apreciaba que aquello que llamaban fuente era una figura de barro robusto de la cual salía un chorro del agua más limpia y cristalina que se podía observar que en muchos antros.
Viene de un pequeño manantial, por ahora tenemos suerte y no han intentado apoderarse de él.
La joven sacó de debajo de una de las baldosas de piedra, un pequeño cuenco blanco que encontró tiempo atrás extraviado por el mercado.Lo limpió,lo rellenó de agua y le ofreció.
Notarás la diferencia, ya verás
Mientras dejó el cuenco en manos del caballero, buscó en su mochila una aguja de acero e hilo de alambre para remediarle la ropa.
Se nota muchísimo que viajas, quizás no llevas la misma vida que yo pero tu ropa dice que no puede más. Aun así se puede notar que te cuidas bien.
Insisto, no me des nada, lo haré por la ayuda nada más.
Con el dinero que conseguí de aquellos soldados sobreviviré un tiempo...
Esperando a que el caballero cediera y entendiera que no debía pagarla por ello, al fin de cuentas para Runa, era el gesto de la buena gente.
Runa Thorgil
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Eoghan la siguió por los tejadillos a paso más bien tirando a lento. Aunque era ágil, también era alguien con un cuerpo bastante grande y pesado, pura musculatura. Tenía que pisar con cuidado de no cargarse el tejadillo de las casas, igual que de no resbalar y matarse en la calle.
Cuando llegaron a la plazoleta, Eoghan bajó con tranquilidad tras observar el espectáculo que era Lunargenta desde los tejados, un punto de vista que él nunca antes había visto pero que al fin y al cabo, valía la pena por el esfuerzo y el peligro de cruzar los tejados.
Aceptó el cuenco de agua y bebió. Agua limpia, cristalina y para colmo, fresca. Dio un largo trago después del primero y dejó el cuenco a un lado, como si acabase de beber algo que prácticamente lo había devuelto a la vida en aquel preciso instante, esbozando una amplia sonrisa de satisfacción bajo su barba.
-Que Thor me pegue un martillazo si no es cierto lo que dices. Lo necesitaba. -Dijo, mientras hacía el ademán de quitarse el guardapolvos...
Guardapolvos que ya no tenía. Se quedó en la plaza del mercado. Suspiró, con cara de circunstancias. Tendría que comprarse uno nuevo, y abrigado. El que llevaba ya empezaba a estar agujereado por las polillas. Cuando la muchacha sacó la aguja y el hilo, el joven se apresuró a quitarse las botas, que eran lo más primario para él: Sin botas, no hay camino. Ya se quitaría el jubón un poco más tarde, aunque poco se podían hacer por las mangas. Además, le gustaba así. Lo que sí necesitaría, por otra parte, era un buen remiendo en los costados y en la espalda, pues estaba claro que aquel cuero y tela habían vivido muchas batallas.
-Está bien, está bien. Si insistes, no te daré un pago en metálico, pero déjame compensarte por el trabajo de alguna manera al menos. -Le dijo. Si algo le gustaba de no tener que depender del dinero, era que podía suplirlo mediante la archiconocida cadena de favores. -Y sí, llevo muchos años moviéndome de aquí para allá, sin parar. Me cuido lo mejor que puedo cazando e intercambiando mis habilidades por comida y techo, pero no tengo un duro para pagarme... Ropa, ni armas. No me quejo, no obstante.
Sonrió, pues aquel estilo de vida no le desagradaba del todo. A veces pasaba algo de pánico por eso de quedarse sin comer, o varado porque no tenía dinero para alquilar un podenco de posta... Pero valía la pena. Además, tenía... No, debía recorrer aquel camino le gustase o no. Tenía una meta muy larga por delante, y dolorosa, y el camino era lo que le iba a endurecer para llegar a cumplirla.
Nadie dijo que fuera a ser fácil.
Cuando llegaron a la plazoleta, Eoghan bajó con tranquilidad tras observar el espectáculo que era Lunargenta desde los tejados, un punto de vista que él nunca antes había visto pero que al fin y al cabo, valía la pena por el esfuerzo y el peligro de cruzar los tejados.
Aceptó el cuenco de agua y bebió. Agua limpia, cristalina y para colmo, fresca. Dio un largo trago después del primero y dejó el cuenco a un lado, como si acabase de beber algo que prácticamente lo había devuelto a la vida en aquel preciso instante, esbozando una amplia sonrisa de satisfacción bajo su barba.
-Que Thor me pegue un martillazo si no es cierto lo que dices. Lo necesitaba. -Dijo, mientras hacía el ademán de quitarse el guardapolvos...
Guardapolvos que ya no tenía. Se quedó en la plaza del mercado. Suspiró, con cara de circunstancias. Tendría que comprarse uno nuevo, y abrigado. El que llevaba ya empezaba a estar agujereado por las polillas. Cuando la muchacha sacó la aguja y el hilo, el joven se apresuró a quitarse las botas, que eran lo más primario para él: Sin botas, no hay camino. Ya se quitaría el jubón un poco más tarde, aunque poco se podían hacer por las mangas. Además, le gustaba así. Lo que sí necesitaría, por otra parte, era un buen remiendo en los costados y en la espalda, pues estaba claro que aquel cuero y tela habían vivido muchas batallas.
-Está bien, está bien. Si insistes, no te daré un pago en metálico, pero déjame compensarte por el trabajo de alguna manera al menos. -Le dijo. Si algo le gustaba de no tener que depender del dinero, era que podía suplirlo mediante la archiconocida cadena de favores. -Y sí, llevo muchos años moviéndome de aquí para allá, sin parar. Me cuido lo mejor que puedo cazando e intercambiando mis habilidades por comida y techo, pero no tengo un duro para pagarme... Ropa, ni armas. No me quejo, no obstante.
Sonrió, pues aquel estilo de vida no le desagradaba del todo. A veces pasaba algo de pánico por eso de quedarse sin comer, o varado porque no tenía dinero para alquilar un podenco de posta... Pero valía la pena. Además, tenía... No, debía recorrer aquel camino le gustase o no. Tenía una meta muy larga por delante, y dolorosa, y el camino era lo que le iba a endurecer para llegar a cumplirla.
Nadie dijo que fuera a ser fácil.
Eoghan Lothannor
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Re: La diversión y la desgracia [tema libre]
Tomó las botas, esas botas desgastadas que tenían ya la suela apunto de desprenderse y quedarse descalzo.Las observó bien fijándose en cada detalle y tomo trozo por donde empezaba a agrietarse metiendo con fuerza la aguja pasando el hilo en forma de vaivén. Así cerrando arreglando lo más posible el roto.
Ya verás como a partir de ahora vas a caminar mejor . Iba comentando mientras poco a poco lo cerraba.
Todavía con más motivo sin tener nada, te lo arreglaré lo mejor posible. Es difícil obtener ropa y mucho menos que duré
Al fin había logrado remendar una bota cuando comenzó el mismo proceso con la otra.Había unas ancianas que se limitaron a mirar al joven mientras sonreían, en sus arrugados y adornados ojos se podía observar que eran felices tan solamente con sentarse allí, la piel estaba marrón por el sol y la falta de higiene. Runa se frotó la frente así manchándose y dejando su cara negra, estaba tocando el sol muy fuerte,parecía que iba a ser un buen día,irónicamente un buen día tras todo lo sucedido.
Creo que él quería despedirse de ti Rompió el silencio para mantener conversación a pesar de lo mal que se le daba todavía.Yo tampoco tengo nada¿sabes?, por ello aprendí varias tareas desde el momento dado existente. A la larga este tipo de vida no es tan malo, al no tener tampoco pierdes y valoras aun mejor las cosas, sobre todo las personasParecía que había arrancado a hablar sin estar tan tomada o forzada a ello,Aquel hombre le hacia sentirse comoda...Finalmente parecía haber juntado las suelas y comenzó a quitar zarajueyes de los cordones roídos para hacerle más sencillo la caminata.Si hubieras tenido por más tiempo las botas en este estado, habrías acabado con heridas, me temo....
Las dejó a sus pies y alargó la mano empleando un movimiento de proximidad y señalo los rotos.
Dame, te coseré todo lo que pueda. Todavía insistía la muchacha sin tener mucha molestia por ello, un favor por buenas acciones de hecho nunca costaba totalmente nada.
Ya verás como a partir de ahora vas a caminar mejor . Iba comentando mientras poco a poco lo cerraba.
Todavía con más motivo sin tener nada, te lo arreglaré lo mejor posible. Es difícil obtener ropa y mucho menos que duré
Al fin había logrado remendar una bota cuando comenzó el mismo proceso con la otra.Había unas ancianas que se limitaron a mirar al joven mientras sonreían, en sus arrugados y adornados ojos se podía observar que eran felices tan solamente con sentarse allí, la piel estaba marrón por el sol y la falta de higiene. Runa se frotó la frente así manchándose y dejando su cara negra, estaba tocando el sol muy fuerte,parecía que iba a ser un buen día,irónicamente un buen día tras todo lo sucedido.
Creo que él quería despedirse de ti Rompió el silencio para mantener conversación a pesar de lo mal que se le daba todavía.Yo tampoco tengo nada¿sabes?, por ello aprendí varias tareas desde el momento dado existente. A la larga este tipo de vida no es tan malo, al no tener tampoco pierdes y valoras aun mejor las cosas, sobre todo las personasParecía que había arrancado a hablar sin estar tan tomada o forzada a ello,Aquel hombre le hacia sentirse comoda...Finalmente parecía haber juntado las suelas y comenzó a quitar zarajueyes de los cordones roídos para hacerle más sencillo la caminata.Si hubieras tenido por más tiempo las botas en este estado, habrías acabado con heridas, me temo....
Las dejó a sus pies y alargó la mano empleando un movimiento de proximidad y señalo los rotos.
Dame, te coseré todo lo que pueda. Todavía insistía la muchacha sin tener mucha molestia por ello, un favor por buenas acciones de hecho nunca costaba totalmente nada.
Runa Thorgil
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