La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
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La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Entre la sensación de estar en algo blando y el cuerpo magullado ,lleno de golpes antes de la caída. Poco a poco la ladrona fue abriendo sus ojos que parecían estar nublados por una especie de tela.-... Su respiración era costosa a pesar de los pequeños huecos rasgados, que parecían estar creados a su costa. Se tambaleaba intentando quitarse las cuerdas que presionaban sus muñecas sin éxito alguno, estaban tan fuertes que ni siquiera una maniobra astuta podría debilitarlas con el roce.
Voces. Escuchaba unas voces mientras trataba de asentir donde se encontraba, no podía encontrar la orientación, no estaba en unas facultades optimas para salir del paso, y por supuesto , quienes eran sus enemigos.-¡La muerta de hambre ha despertado!.Gritó uno de los hombres a unas voces más débiles al fondo.-¡Que camine!. Tomaron su cuerpo hacia arriba obligandola a ponerse de pie y entre empujones, a la vez de golpes hacerla caminar entre lo que ella sentía como hojas. "Un bosque",pensaba entre los pasos hacia una dirección desconocida. Lo ultimo que recordaba era el intento de escape con Schot en las catatumbas y la visión del pelirrojo gritando. Schot, como estaría él. ¿Le habrían hecho daño? , no se lo merecía y le alteraba la idea de lo peor que pudieran hacer con él.
Sus latidos se alteraban mientras sus pensamientos iban pasando como un viajero de una noche.Aquellos tipos la llevaban a un lugar donde no tenía conocimiento, frente una mujer a la que no conocía. Solo no paraban de comentar que ella era una preciada mercancía que debía ser entregada en aquella pequeña aldea.¿Aldea?, ¿En un bosque?, debía de ser un lugar oculto. Tenía sentido, allí nadie la rescataría. Como siempre Runa se encontraba sola.
Pararon, frente más presencias que susurraban mientras se acercaba una persona. Olía a vainilla, mientras se acercaba. Escuchando un clock clock clock clock de una zapato alzado y la risa de una mujer demasiado segura.-Veo que es ella. Observaba una mujer atractiva con la melena rizada ante los mensajeros.Un golpe en los hombros hizo a Runa arrodillarse por lo que sentía frente aquella mujer.- Así me gusta, está gente está impaciente.
Voces. Escuchaba unas voces mientras trataba de asentir donde se encontraba, no podía encontrar la orientación, no estaba en unas facultades optimas para salir del paso, y por supuesto , quienes eran sus enemigos.-¡La muerta de hambre ha despertado!.Gritó uno de los hombres a unas voces más débiles al fondo.-¡Que camine!. Tomaron su cuerpo hacia arriba obligandola a ponerse de pie y entre empujones, a la vez de golpes hacerla caminar entre lo que ella sentía como hojas. "Un bosque",pensaba entre los pasos hacia una dirección desconocida. Lo ultimo que recordaba era el intento de escape con Schot en las catatumbas y la visión del pelirrojo gritando. Schot, como estaría él. ¿Le habrían hecho daño? , no se lo merecía y le alteraba la idea de lo peor que pudieran hacer con él.
Sus latidos se alteraban mientras sus pensamientos iban pasando como un viajero de una noche.Aquellos tipos la llevaban a un lugar donde no tenía conocimiento, frente una mujer a la que no conocía. Solo no paraban de comentar que ella era una preciada mercancía que debía ser entregada en aquella pequeña aldea.¿Aldea?, ¿En un bosque?, debía de ser un lugar oculto. Tenía sentido, allí nadie la rescataría. Como siempre Runa se encontraba sola.
Pararon, frente más presencias que susurraban mientras se acercaba una persona. Olía a vainilla, mientras se acercaba. Escuchando un clock clock clock clock de una zapato alzado y la risa de una mujer demasiado segura.-Veo que es ella. Observaba una mujer atractiva con la melena rizada ante los mensajeros.Un golpe en los hombros hizo a Runa arrodillarse por lo que sentía frente aquella mujer.- Así me gusta, está gente está impaciente.
Última edición por Runa Thorgil el Miér Oct 26, 2016 6:33 pm, editado 2 veces
Runa Thorgil
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Salió de Lunargenta en plena madrugada, montando a Juvia casi sin aliento. El sol se ponía por el horizonte mientras Alanna cabalgaba apresurada, nerviosa, asustada preocupada, solo unas horas antes Schott la había parado en el cuartel para decirle lo que sucedía. Se habían llevado a Runa. La habían cogido en un callejón y poco más se había sabido de ella desde entonces, pero habían llegado rumores al cuartel, los hombres lobo habían tomado presa a una muchacha de cabellos castaños.
Debía darse prisa, No tenía seguridad alguna de que fuera Runa, pero si la posibilidad era ínfima, era, aun así, una posibilidad. Puede que no tuviera poder fuera de Lunargenta, y que su placa no significase nada más que un orgullo por la fama que tenían los exámenes de acceso de los guardias. Pero todo le valía en ese momento, si la habían secuestrado en Lunargenta, era algo que aun pertenecía a su trabajo y podría usarlo para abrirse paso.
Le faltaba a penas una hora para llegar, y el sol ya estaba casi en lo más alto del cielo. Esperaba no llegar tarde, sabía de lo que eran capaces los hombres lobo, o, incluso, las aldeas humanas de la zona, no tenían piedad alguna. Si alguien tenía algo contra Runa, lo mínimo que podría pasar sería que la colgasen.
Azuzó más aun a Juvia, poniéndola al límite, lo sentía por el animal, pero poco hacía que había descubierto su relación con Runa. Nunca había sabido que era ella la hija del hombre que, una vez, vio hablar con su padrastro, pidiéndole que la protegiera, que era ella la que lo había mantenido despierto tantas noches, preocupado por su bienestar, y pensar que ella la había conocido tantos meses atrás. Si lo hubiera sabido antes, habrían ahorrado muchos problemas.
Antes de salir había entrado en casa de sus padrastros, por Juvia. Su padre, aun despierto, miraba un cartel de se busca cabizbajo cuando la vio entrar como un tornado. Alanna, aun con prisa, se detuvo a hablarle.
- He de irme, estaré aquí para mañana.- Dijo mientras abría el armario de la sala para coger armas.
- Espera, Alanna, ¿dónde vas?- Se levantó tirando el cartel al suelo.
- Han secuestrado a una amiga, he de ir a por ella.- comentó agachándose a recoger el cartel.- Es esta.- dijo al ver la imagen de Runa estampada en la hoja.
- ¿Qué, conoces a esta chica?- preguntó alterado.
- Si, he de ir a por ella.- dijo dejando el folio sobre la mesa.
- Escúchame bien.- dijo cogiéndola con los hombros mirándola con seriedad.- Esa chica es la hija de mi hermano, tráela a casa, volved las dos, sanas y salvas.
- ¿Qué?- se quedó estática, pero no había tiempo para explicaciones.- Lo haré, y entonces hablaremos.- prometió.
- Cuídate hija, no hagas que te maten.- le pidió él dándole un fuerte abrazo antes de acompañarla a las cuadras y darle a Juvia con la silla y las riendas ya bien sujetas.
Alanna comenzó a vislumbrar el bosque del Este, si querían hacerle algo a alguien, ese era el lugar idóneo. Tragó saliva con la garganta cerrada, debía llegar a tiempo, no solo se lo había prometido a su “padre” a su ejemplo a seguir, se lo había prometido a si misma, esperaba que Schott la hubiera seguido, si necesitaba refuerzos, él era un experto llamando la atención.
No tardó en oír el barullo, su oído, mejor que el de cualquier humano, le permitía oír más allá de lo usual. Detuvo a Juvia y, recuperando el aliento, intentó reconocer de dónde venía el sonido. Hacia el oeste del bosque. Golpeó los talones en la grupa del animal y salió disparada hacia el lugar desde el que provenía el barullo.
Una pequeña aldea de arenisca y casas de madera que, en el centro de la plaza, tenían montado un escenario, un patíbulo alrededor del que la gente gritaba con furia, querían que colgasen a alguien. El viento comenzó a soplar con rapidez mientras la cabeza de quien fuera que iba a condenar comenzaba a elevarse por detrás de la madera del escenario y las voces se acallaba y se convertían en murmullos.
Alanna, desde detrás, con Juvia parada, la vio, era Runa. Salió corriendo hacia el escenario con Juvia por delante haciendo que la gente se apartase de su camino, asustada por el caballo, advertida por el grito que había gritado Alanna al comenzar a acercarse.
- ¡Detengan esta ejecución!- gritó subiendo al escenario dejando a Juvia correteando y sacando sus dagas.
Debía darse prisa, No tenía seguridad alguna de que fuera Runa, pero si la posibilidad era ínfima, era, aun así, una posibilidad. Puede que no tuviera poder fuera de Lunargenta, y que su placa no significase nada más que un orgullo por la fama que tenían los exámenes de acceso de los guardias. Pero todo le valía en ese momento, si la habían secuestrado en Lunargenta, era algo que aun pertenecía a su trabajo y podría usarlo para abrirse paso.
Le faltaba a penas una hora para llegar, y el sol ya estaba casi en lo más alto del cielo. Esperaba no llegar tarde, sabía de lo que eran capaces los hombres lobo, o, incluso, las aldeas humanas de la zona, no tenían piedad alguna. Si alguien tenía algo contra Runa, lo mínimo que podría pasar sería que la colgasen.
Azuzó más aun a Juvia, poniéndola al límite, lo sentía por el animal, pero poco hacía que había descubierto su relación con Runa. Nunca había sabido que era ella la hija del hombre que, una vez, vio hablar con su padrastro, pidiéndole que la protegiera, que era ella la que lo había mantenido despierto tantas noches, preocupado por su bienestar, y pensar que ella la había conocido tantos meses atrás. Si lo hubiera sabido antes, habrían ahorrado muchos problemas.
Antes de salir había entrado en casa de sus padrastros, por Juvia. Su padre, aun despierto, miraba un cartel de se busca cabizbajo cuando la vio entrar como un tornado. Alanna, aun con prisa, se detuvo a hablarle.
- He de irme, estaré aquí para mañana.- Dijo mientras abría el armario de la sala para coger armas.
- Espera, Alanna, ¿dónde vas?- Se levantó tirando el cartel al suelo.
- Han secuestrado a una amiga, he de ir a por ella.- comentó agachándose a recoger el cartel.- Es esta.- dijo al ver la imagen de Runa estampada en la hoja.
- ¿Qué, conoces a esta chica?- preguntó alterado.
- Si, he de ir a por ella.- dijo dejando el folio sobre la mesa.
- Escúchame bien.- dijo cogiéndola con los hombros mirándola con seriedad.- Esa chica es la hija de mi hermano, tráela a casa, volved las dos, sanas y salvas.
- ¿Qué?- se quedó estática, pero no había tiempo para explicaciones.- Lo haré, y entonces hablaremos.- prometió.
- Cuídate hija, no hagas que te maten.- le pidió él dándole un fuerte abrazo antes de acompañarla a las cuadras y darle a Juvia con la silla y las riendas ya bien sujetas.
Alanna comenzó a vislumbrar el bosque del Este, si querían hacerle algo a alguien, ese era el lugar idóneo. Tragó saliva con la garganta cerrada, debía llegar a tiempo, no solo se lo había prometido a su “padre” a su ejemplo a seguir, se lo había prometido a si misma, esperaba que Schott la hubiera seguido, si necesitaba refuerzos, él era un experto llamando la atención.
No tardó en oír el barullo, su oído, mejor que el de cualquier humano, le permitía oír más allá de lo usual. Detuvo a Juvia y, recuperando el aliento, intentó reconocer de dónde venía el sonido. Hacia el oeste del bosque. Golpeó los talones en la grupa del animal y salió disparada hacia el lugar desde el que provenía el barullo.
Una pequeña aldea de arenisca y casas de madera que, en el centro de la plaza, tenían montado un escenario, un patíbulo alrededor del que la gente gritaba con furia, querían que colgasen a alguien. El viento comenzó a soplar con rapidez mientras la cabeza de quien fuera que iba a condenar comenzaba a elevarse por detrás de la madera del escenario y las voces se acallaba y se convertían en murmullos.
Alanna, desde detrás, con Juvia parada, la vio, era Runa. Salió corriendo hacia el escenario con Juvia por delante haciendo que la gente se apartase de su camino, asustada por el caballo, advertida por el grito que había gritado Alanna al comenzar a acercarse.
- ¡Detengan esta ejecución!- gritó subiendo al escenario dejando a Juvia correteando y sacando sus dagas.
Alanna Delteria
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Después de sus últimas aventuras en Lunargenta y de sus interminables estudios como estudiante de medicina, Ashryn no había tenido tiempo ni para respirar. Cada vez se le hacía más difícil justificar sus ausencias en Sandorai e incluso Allen ya había agotado todos sus recursos por mantener a salvo su secreto, de modo que poco faltaba para que su familia se enterara de la verdad. Desafortunadamente era muy tarde para volver atrás y la rubia poco a poco dejaba de preocuparse por el momento en que no tuviese que esconderse más. Los avances en su entrenamiento como médico parecían rendir frutos, los conocimientos que había ido adquiriendo eran realmente valiosos y por primera vez no sentía que su existencia fuese totalmente inútil. Por ese motivo fue que no rechazó la oferta de su mentora para viajar a los bosques del este, donde tendrían que llevar un pequeño cargamento con medicinas y remedios.
La pequeña elfa no estaba muy segura de querer viajar más allá de Lunargenta, pues estaba ese insignificante detalle de que era propensa a meterse en problemas y entre más lejos estuviese de las personas que conocía, más corría el riesgo de poner su vida en peligro; no obstante, las palabras de su mentora fueron tan convincentes que ni siquiera le dieron tiempo para pensarlo, cuando ya se encontraba cabalgando rumbo a aquel desconocido destino. Viajar de madrugada no era algo que realmente le apeteciera, pero con una superior tan entusiasta como la suya, era difícil oponerse. Bostezó por millonésima vez en la velada y dejó que sus ojos se cerraran un par de segundos. Sin nadie que guiara al hermoso corcel negro sobre el que montaba, el animal siguió su camino por donde le pareció más conveniente y para cuando la ojiazul se dio cuenta de esto ya se encontraba totalmente perdida.
Parpadeó un par de veces, tratando de aclarar su visión y se llevó la palma de su mano a la frente. ¿Por qué siempre le ocurrían ese tipo de cosas extrañas? Bueno, tampoco podía quejarse con los dioses por ser tan despistada, pero es que ya parecía que no tenían a nadie más en su lista de almas menos favoritas. Sacudió la cabeza y se concentró en escudriñar su entorno, para así encontrar una solución más favorable a su situación. Se encontraba en una pequeña aldea; pintorescas casas de madera adornaban el paisaje rustico del lugar, y en el centro de aquel poblado se alcanzaba a divisar una peculiar plaza, donde se encontraban reunidas un numeroso grupo de personas. La rubia bajó del caballo y lo ató a un mástil cercano a un abrevadero de madera, donde podría beber agua y descansar de su viaje. Una vez de pie se acercó con curiosidad a la explanada, a fin de solicitar indicaciones de como regresar al camino donde se supone que debería estar.
La escena la sorprendió por completo y no pudo evitar mirar con curiosidad todo lo que ocurría. Una joven en medio de todo aquel alboroto era llevada frente a una extraña mujer y fue obligada a arrodillarse delante de esta, mientras la multitud de personas gritaban un montón de cosas que la elfa no lograba entender. Permaneció en silencio cuando descubrió que significado tenía todo eso y una sombra de duda se formó en su interior. ¿Por qué ejecutarían a una joven que parecía tan inocente? Quería ayudar, pero no sabía si eso sería lo correcto y tampoco es que supiera de qué forma podría hacerlo. Se encontraba en pleno debate existencial cuando otra figura hizo su aparición, llamando la atención de todos los presentes. Otra muchacha había gritado que detuvieran la ejecución, en una entrada digna de una novela literaria.
—Parece que de nuevo estaré en medio de los problemas…
Ashryn se apartó al igual que los demás, dándole pasó a la presunta heroína y a su corcel. Realmente no tenía idea de que sucedería ahora, pero no podría quedarse de brazos cruzados. Con sigilo se movió hasta llegar cerca de la joven con las dagas y trató de mantener su rostro oculto en la capucha de su capa. ¿Qué haría ella ahí? La verdad es que solo esperaba el momento para atender a la muchacha acusada, pero lo unico que llevaba consigo era una mochila llena de ingredientes medicinales y la daga de Bio, la cual, por desgracia, no le serviría de mucho frente a una turba tan numerosa. Dirigió su mirada a la heroína y rápidamente la desvió hacia la otra joven.
—Puedo atenderla si está herida —trató de no mostrar lo desconcertada que realmente estaba—, pero creo que primero debemos sacarla de aquí.
Nuevamente se había metido en un problema, pero si tenía la posibilidad de ayudar, aunque fuese en lo más minimo no tenía motivos para retirarse. Claro, que todavía estaba por ver como ayudaría en aquella peligrosa situación, puesto que —como ya se había dado cuenta en sus aventuras anteriores— ella no era alguien fuerte en combate.
La pequeña elfa no estaba muy segura de querer viajar más allá de Lunargenta, pues estaba ese insignificante detalle de que era propensa a meterse en problemas y entre más lejos estuviese de las personas que conocía, más corría el riesgo de poner su vida en peligro; no obstante, las palabras de su mentora fueron tan convincentes que ni siquiera le dieron tiempo para pensarlo, cuando ya se encontraba cabalgando rumbo a aquel desconocido destino. Viajar de madrugada no era algo que realmente le apeteciera, pero con una superior tan entusiasta como la suya, era difícil oponerse. Bostezó por millonésima vez en la velada y dejó que sus ojos se cerraran un par de segundos. Sin nadie que guiara al hermoso corcel negro sobre el que montaba, el animal siguió su camino por donde le pareció más conveniente y para cuando la ojiazul se dio cuenta de esto ya se encontraba totalmente perdida.
Parpadeó un par de veces, tratando de aclarar su visión y se llevó la palma de su mano a la frente. ¿Por qué siempre le ocurrían ese tipo de cosas extrañas? Bueno, tampoco podía quejarse con los dioses por ser tan despistada, pero es que ya parecía que no tenían a nadie más en su lista de almas menos favoritas. Sacudió la cabeza y se concentró en escudriñar su entorno, para así encontrar una solución más favorable a su situación. Se encontraba en una pequeña aldea; pintorescas casas de madera adornaban el paisaje rustico del lugar, y en el centro de aquel poblado se alcanzaba a divisar una peculiar plaza, donde se encontraban reunidas un numeroso grupo de personas. La rubia bajó del caballo y lo ató a un mástil cercano a un abrevadero de madera, donde podría beber agua y descansar de su viaje. Una vez de pie se acercó con curiosidad a la explanada, a fin de solicitar indicaciones de como regresar al camino donde se supone que debería estar.
La escena la sorprendió por completo y no pudo evitar mirar con curiosidad todo lo que ocurría. Una joven en medio de todo aquel alboroto era llevada frente a una extraña mujer y fue obligada a arrodillarse delante de esta, mientras la multitud de personas gritaban un montón de cosas que la elfa no lograba entender. Permaneció en silencio cuando descubrió que significado tenía todo eso y una sombra de duda se formó en su interior. ¿Por qué ejecutarían a una joven que parecía tan inocente? Quería ayudar, pero no sabía si eso sería lo correcto y tampoco es que supiera de qué forma podría hacerlo. Se encontraba en pleno debate existencial cuando otra figura hizo su aparición, llamando la atención de todos los presentes. Otra muchacha había gritado que detuvieran la ejecución, en una entrada digna de una novela literaria.
—Parece que de nuevo estaré en medio de los problemas…
Ashryn se apartó al igual que los demás, dándole pasó a la presunta heroína y a su corcel. Realmente no tenía idea de que sucedería ahora, pero no podría quedarse de brazos cruzados. Con sigilo se movió hasta llegar cerca de la joven con las dagas y trató de mantener su rostro oculto en la capucha de su capa. ¿Qué haría ella ahí? La verdad es que solo esperaba el momento para atender a la muchacha acusada, pero lo unico que llevaba consigo era una mochila llena de ingredientes medicinales y la daga de Bio, la cual, por desgracia, no le serviría de mucho frente a una turba tan numerosa. Dirigió su mirada a la heroína y rápidamente la desvió hacia la otra joven.
—Puedo atenderla si está herida —trató de no mostrar lo desconcertada que realmente estaba—, pero creo que primero debemos sacarla de aquí.
Nuevamente se había metido en un problema, pero si tenía la posibilidad de ayudar, aunque fuese en lo más minimo no tenía motivos para retirarse. Claro, que todavía estaba por ver como ayudaría en aquella peligrosa situación, puesto que —como ya se había dado cuenta en sus aventuras anteriores— ella no era alguien fuerte en combate.
Ashryn Elaynor
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Maldita sea, tenían a Runa, la habían cogido, y yo no había podido impedírselo.
Estaba agotado, tras la horrible lucha y persecución en las alcantarillas había logrado salir con mucha dificultad y estaba tirado en la calle, bajo la lluvia pensando que hacer, tenía que avisar a alguien, la guardia, Alanna, si eso será, si alguien podía arreglar esto era ella.
Tarde mucho en llegar al cuartel de la guardia bajo la intensa lluvia, quizás demasiado, pero era lo más rápido que podía ir en mi estado, la parte buena era que con el aguacero que aún estaba cayendo la suciedad que me impregnaba de las alcantarillas se estaba limpiado algo, o eso esperaba yo.
Finalmente logré llegar al cuartel de la guardia y alertar a Alanna, no podía decirle mucho más, unos tipos malos se la habían llevado por alguna razón, y yo ni siquiera podía recordar con exactitud cómo llegar de nuevo a los túneles donde nos atacaron.
Recuero que caí dormido en una de las salas del cuartel fruto del agotamiento, tan solo unos minutos después de decir a Alanna, ahorma mismo estoy contigo, dame un momentito, pff, menudo héroe estaba yo hecho.
Cuando me desperté ya era por la mañana, o más bien me despertaron los amables guardias gritando – ¡Eh, pero quién diablos es este tipo! ¿Lleva ahí tirado toda la noche?, ¡arriba holgazán!- dijo uno dándome una patada.
-¿Qué?. No no mierda…¿ya es por la mañana? ¿Cu..cuantas horas he dormido?-
-¿Y a mí que me cuentas? Qué demonios haces aquí?- Refunfuño el guardia
-Alanna, donde esta Alanna, es amiga mía, necesito verla es urgente yo….- Dije poniéndome de pie y sacudiéndome la ropa.
-Alanna salió hace horas, hacia el bosque del este, investigaba un secuestro-
-Aggg, mierda, he de ir tras ella, rápido dejadme un caballo-
-Juajuajua, ¿estás loco?, no vamos a dejarte uno de nuestros caballos por muy amigo que seas-
-¡Oh venga por favor, es urgente, es cuestión de vida o muerte!-
-Ey Edmund, podemos dejarle el caballo del establo 8- Dijo otro guardia sonriendo.
-Emmm..siii..si claro, si es tan importante puedes cogerlo, pero debes devolverlo mañana- dijo el guardia, juraría que tratando de disimular la risa, pero no tenía tiempo para tonterías mis amigas me necesitaban.
Corrí raudo al establo 8, cogí el caballo y marche al galope de la cuidad rumbo al bosque del este.
-Un momento…..- Para cuando me quise dar cuenta de que ese caballo no era un caballo sino una mula ya estaba bastante lejos de la cuidad.
-Ohhh, serán hijos de…- pero no había tiempo, tendría que apañarme con lo que tenía y alcanzar a Alanna.
Llevaba ya varias horas adentrándome en el bosque, por suerte la lluvia de la noche anterior había dejado blandos los caminos, y a estas horas aún no había muchas pisadas, así que supuse que las más recientes serían de Alanna
-Yiaa, yiaa mi veloz corcel- traté de animar a la mula, cuya velocidad dejaba bastante que desear.
Un ligero humo de chimenea al frente me indicó que me acercaba a alguna aldea perdida en el bosque, espero que fuese allí, la dichosa mula estaba a punto de mandarme a paseo, y yo tampoco estaba bien descansado por decirlo suavemente.
Efectivamente, había alguna clase de algarabía en la aldea con gritos cruzados, tenía que darme prisa, pero fue ver el asunto cuando la mula decidió que ya había sido suficiente y se paró en seco.
-¿Eh?, no…no ahora no mula mala, venga venga…- dije tratando de azuzarla, sin éxito, yo no montaba demasiado bien, y la mula se aprovechó de eso moviéndose y tirándome al suelo.
-Agg…mierda… maldita mula de….- traté de gritarla mientras se alejaba tan contenta por donde había venido.
-Rayos y centellas- maldije corriendo por mi propio pie hacia los disturbios, algo nada recomendable en mi estado actual.
Cuando llegue aparte a la gente hasta poder ver el escenario, parecía que iban a ajusticiar a alguien, ¡Runa!, ¿pero cómo demonios había llegado aquí?, y Alanna por su parte estaba en pie junto a ella poniendo sus armas entre ella y un fatal destino.
-Eso…ehh….hacedla caso….siii- dije al pueblo desde el tumulto, apoyándome en mis rodillas tratando de recuperar el aliento, de un modo bastante lastimoso, y menos mal que no había hecho aparición subido a mi grácil montura.
Estaba agotado, tras la horrible lucha y persecución en las alcantarillas había logrado salir con mucha dificultad y estaba tirado en la calle, bajo la lluvia pensando que hacer, tenía que avisar a alguien, la guardia, Alanna, si eso será, si alguien podía arreglar esto era ella.
Tarde mucho en llegar al cuartel de la guardia bajo la intensa lluvia, quizás demasiado, pero era lo más rápido que podía ir en mi estado, la parte buena era que con el aguacero que aún estaba cayendo la suciedad que me impregnaba de las alcantarillas se estaba limpiado algo, o eso esperaba yo.
Finalmente logré llegar al cuartel de la guardia y alertar a Alanna, no podía decirle mucho más, unos tipos malos se la habían llevado por alguna razón, y yo ni siquiera podía recordar con exactitud cómo llegar de nuevo a los túneles donde nos atacaron.
Recuero que caí dormido en una de las salas del cuartel fruto del agotamiento, tan solo unos minutos después de decir a Alanna, ahorma mismo estoy contigo, dame un momentito, pff, menudo héroe estaba yo hecho.
Cuando me desperté ya era por la mañana, o más bien me despertaron los amables guardias gritando – ¡Eh, pero quién diablos es este tipo! ¿Lleva ahí tirado toda la noche?, ¡arriba holgazán!- dijo uno dándome una patada.
-¿Qué?. No no mierda…¿ya es por la mañana? ¿Cu..cuantas horas he dormido?-
-¿Y a mí que me cuentas? Qué demonios haces aquí?- Refunfuño el guardia
-Alanna, donde esta Alanna, es amiga mía, necesito verla es urgente yo….- Dije poniéndome de pie y sacudiéndome la ropa.
-Alanna salió hace horas, hacia el bosque del este, investigaba un secuestro-
-Aggg, mierda, he de ir tras ella, rápido dejadme un caballo-
-Juajuajua, ¿estás loco?, no vamos a dejarte uno de nuestros caballos por muy amigo que seas-
-¡Oh venga por favor, es urgente, es cuestión de vida o muerte!-
-Ey Edmund, podemos dejarle el caballo del establo 8- Dijo otro guardia sonriendo.
-Emmm..siii..si claro, si es tan importante puedes cogerlo, pero debes devolverlo mañana- dijo el guardia, juraría que tratando de disimular la risa, pero no tenía tiempo para tonterías mis amigas me necesitaban.
Corrí raudo al establo 8, cogí el caballo y marche al galope de la cuidad rumbo al bosque del este.
-Un momento…..- Para cuando me quise dar cuenta de que ese caballo no era un caballo sino una mula ya estaba bastante lejos de la cuidad.
-Ohhh, serán hijos de…- pero no había tiempo, tendría que apañarme con lo que tenía y alcanzar a Alanna.
Llevaba ya varias horas adentrándome en el bosque, por suerte la lluvia de la noche anterior había dejado blandos los caminos, y a estas horas aún no había muchas pisadas, así que supuse que las más recientes serían de Alanna
-Yiaa, yiaa mi veloz corcel- traté de animar a la mula, cuya velocidad dejaba bastante que desear.
Un ligero humo de chimenea al frente me indicó que me acercaba a alguna aldea perdida en el bosque, espero que fuese allí, la dichosa mula estaba a punto de mandarme a paseo, y yo tampoco estaba bien descansado por decirlo suavemente.
Efectivamente, había alguna clase de algarabía en la aldea con gritos cruzados, tenía que darme prisa, pero fue ver el asunto cuando la mula decidió que ya había sido suficiente y se paró en seco.
-¿Eh?, no…no ahora no mula mala, venga venga…- dije tratando de azuzarla, sin éxito, yo no montaba demasiado bien, y la mula se aprovechó de eso moviéndose y tirándome al suelo.
-Agg…mierda… maldita mula de….- traté de gritarla mientras se alejaba tan contenta por donde había venido.
-Rayos y centellas- maldije corriendo por mi propio pie hacia los disturbios, algo nada recomendable en mi estado actual.
Cuando llegue aparte a la gente hasta poder ver el escenario, parecía que iban a ajusticiar a alguien, ¡Runa!, ¿pero cómo demonios había llegado aquí?, y Alanna por su parte estaba en pie junto a ella poniendo sus armas entre ella y un fatal destino.
-Eso…ehh….hacedla caso….siii- dije al pueblo desde el tumulto, apoyándome en mis rodillas tratando de recuperar el aliento, de un modo bastante lastimoso, y menos mal que no había hecho aparición subido a mi grácil montura.
Schott
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
La agarro del mentón fuertemente y la arrastró hacia lo que parecía un escenario de madera.La vainilla se adentraba cada vez más en sus fosas nasales, era un olor conocido. Había olfateado dicho olor en alguna parte, conocido, incluso demasiado cercano.-Quitad la bolsa de su cabeza. Ordenó a aquellos hombres que destapaban cierta oscuridad en los ojos de la joven. Cuando la tela caía, unos ojos con ojeras aparecían frente a ella. Que demostraban la determinación de una líder, los ojos de una persona que en su día la arropo durante horas frente la chimenea. Aquellos que conocían demasiado bien la mirada de su difunto padre.
- ¿Ya no recuerdas a tu vieja madre?. Preguntó aquella mujer con una mirada tan parecida a la suya. Runa entró en una confusión, la mirada se volvía dura a la vez de húmeda al ver su rostro. Un huracán estallaba, quería matarla a puñetazos,pero por otro gritarle con lo poco de alma que aguardaba el porque la abandonó, dentro de una casa pasando a ser cenizas, dejando que pasará el resto de sus días en la fría calle.-¡COMO TE ATREVES!. El grito parecía no calmarla ni lo más absoluto.-¿Atreverme? Cuestionó
-Me atreví a aniquilar a ese holgazán débil que tanto te sobre protegió durante años. Comenzó a girar sobre el cuerpo de la ladrona mientras acariciaba sus pequeños mechones de pelo.-Aguantó lo suficiente a pesar de estar enfermo Su tono pasaba a ser más agresivo.
- Y Saryna, Auron y el fuerte de Janiek... Le susurró hostilmente.- No quisieron relevar tu escondrijo para que te matará que permitieron que los matará. Eran los ojos de una noche, y los de ella, en esos momentos, se encontraban en la desesperación.
Se rompió, ese instante su mundo se desmoronó con la ultima imagen de su padre en el suelo apunto de fallecer.Un padre que en la nada le enseñó a defenderse sola en un mundo cruel, y Runa había fracasado. Habían dado con ella, después de tantos años de persecución, y habían hecho daño a personas que ella quería. Sus amigos, que aparecían en el suelo ensangrentados con cara de terror,eran demasiadas muertes a sus espaldas. Demasiado peso por ocultar tras sus hombros.
Agarron su nuca y la arrastraron frente un tronco de madera que parecía estar aposta delante de ese barullo. La tiraron al suelo y obligaron a apoyar su cabeza en él.- ¡HOY ES UN DÍA PARA CELEBRAR Acarició el pelo de su hija tirada en el tronco.Un Hacha asomaba sujetado por un encapuchado y las lágrimas empezaron a brotar por las mejillas de la chica. ¿Moriría de esta forma?, ¿Por qué tanto odio?.- Hoy no vendrá nadie a salvarte esta vez. Chascó los dedos para dar la orden cuando una voz llamó la atención de todos los presentes.
-Ala...Alzó su mirada llorosa y borrosa viendo una figura conocida.-¡ALANNA SÁCAME DE AQUÍ! ¡LLÉVAME CONTIGO! Habían venido a por ella,Alanna había venido a por ella. A su lado una mujer encapuchada y... Otra voz. ¡SCHOT! ¡ESTABA VIVO!. Lloraba, desgarrada. Alguien había notado su ausencia.
- ¿Que estáis esperando? ¡ Apresarlos! Ordenó mientras señalaba aquellas tres personas.
- ¿Ya no recuerdas a tu vieja madre?. Preguntó aquella mujer con una mirada tan parecida a la suya. Runa entró en una confusión, la mirada se volvía dura a la vez de húmeda al ver su rostro. Un huracán estallaba, quería matarla a puñetazos,pero por otro gritarle con lo poco de alma que aguardaba el porque la abandonó, dentro de una casa pasando a ser cenizas, dejando que pasará el resto de sus días en la fría calle.-¡COMO TE ATREVES!. El grito parecía no calmarla ni lo más absoluto.-¿Atreverme? Cuestionó
-Me atreví a aniquilar a ese holgazán débil que tanto te sobre protegió durante años. Comenzó a girar sobre el cuerpo de la ladrona mientras acariciaba sus pequeños mechones de pelo.-Aguantó lo suficiente a pesar de estar enfermo Su tono pasaba a ser más agresivo.
- Y Saryna, Auron y el fuerte de Janiek... Le susurró hostilmente.- No quisieron relevar tu escondrijo para que te matará que permitieron que los matará. Eran los ojos de una noche, y los de ella, en esos momentos, se encontraban en la desesperación.
Se rompió, ese instante su mundo se desmoronó con la ultima imagen de su padre en el suelo apunto de fallecer.Un padre que en la nada le enseñó a defenderse sola en un mundo cruel, y Runa había fracasado. Habían dado con ella, después de tantos años de persecución, y habían hecho daño a personas que ella quería. Sus amigos, que aparecían en el suelo ensangrentados con cara de terror,eran demasiadas muertes a sus espaldas. Demasiado peso por ocultar tras sus hombros.
Agarron su nuca y la arrastraron frente un tronco de madera que parecía estar aposta delante de ese barullo. La tiraron al suelo y obligaron a apoyar su cabeza en él.- ¡HOY ES UN DÍA PARA CELEBRAR Acarició el pelo de su hija tirada en el tronco.Un Hacha asomaba sujetado por un encapuchado y las lágrimas empezaron a brotar por las mejillas de la chica. ¿Moriría de esta forma?, ¿Por qué tanto odio?.- Hoy no vendrá nadie a salvarte esta vez. Chascó los dedos para dar la orden cuando una voz llamó la atención de todos los presentes.
-Ala...Alzó su mirada llorosa y borrosa viendo una figura conocida.-¡ALANNA SÁCAME DE AQUÍ! ¡LLÉVAME CONTIGO! Habían venido a por ella,Alanna había venido a por ella. A su lado una mujer encapuchada y... Otra voz. ¡SCHOT! ¡ESTABA VIVO!. Lloraba, desgarrada. Alguien había notado su ausencia.
- ¿Que estáis esperando? ¡ Apresarlos! Ordenó mientras señalaba aquellas tres personas.
Runa Thorgil
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Su madre, su propia madre estaba intentando matar a su hija, no le resultaba tan extraño, hasta hacía poco había creído que su padre había matado a su hermana, haberla encontrado en Vulwulfar había sido un auténtico descubrimiento, había sido la cura que necesitaba su alma, ya la había perdido una vez, no volvería a perderla, al igual que a Runa, su padrastro había perdido a la que podría haber sido como su hija, no pensaba permitir que perdiera a nadie más.
Una joven subió junto a ella, al escenario, encapuchada y semi escondida bajo una capucha, quería ayudar, no es que pudiera confiar en un extraño, pero rodeada de tanta gente hostil, no tenía mucha elección, asintió mirando de reojo al misterioso encapuchado de voz dulce, una joven, más que probablemente.
La fortuna quiso que Schott llegase también junto a ella, ya no estaba sola, él podría ayudarla. Se giró a mirar a la mujer que parecía haber tramado todo ese drama, no podía creer que hubiera más familias como la suya, ella aun había tenido la fortuna de encontrar a Byron y Meredith, pero Runa, poco habría faltado para ella acabase como la que, sabía, era su prima.
Dos hombre se acercaron a ella sin arma alguna dispuestos a apresarla bajo las ordenes de la mujer que hacía llamarse madre de su amiga. Sin miramientos, se acercó a ellos dispuesta a herirlos. Podía ser pequeña, pero su velocidad la hacía difícil de atrapar y combatiendo con personas desarmadas, poca probabilidad tenía de caer en combate.
Golpeó en el estómago al primero logrando que se doblase dolorido y, daga en mano hizo caer al otro al suelo dando una patada antes de levantarse y acercarse a Runa. Cortó sus ataduras con el afilado filo y miró a la desconocida encapuchada pidiendo con los ojos que cuidara de ella y, al acercarse al rincón de la platea, se lo pidió a voz.
- Cuídala, por favor, no quiero perder a más familia.- dijo antes de bajar de esa especie de escenario.- ¡Schott, al bosque!- Gritó al chico que, había llegado sobre la mula.
Subió con prisas a su caballo y miró de reojo a la mujer que esperaba a que alguien lograse detener al pequeño ejercito de ira que era en ese momento Alanna, podría ser solo una, y podría parecer débil y pequeña, pero su ira era tan grande como un incendio. Con casi la misma expresión de enfado que le había regalado a su padre cuando lo vio meses atrás en esa iglesia, perteneciente a la secta donde “El cuervo” era uno de los mandamases, escupió a sus pies, con ojos encendidos.
Debía ser una distracción para que Runa, la joven y Schott pudieran huir hacia la arboleda y sonsacar información a Runa, no era normal que algo así sucediera, que una madre secuestrara a su hija, muy perturbada debía estar esa mujer como para querer matar a alguien a quien llevó nueve meses en su vientre.
La mujer seguía gritando furibunda, mientras Alanna se movía por el lugar con el caballo, debería habérselo dado a ellas, pero era su mejor medio de escape cuando quedase atrapada entre la multitud que comenzaba a cerrar el cerco mientras el animal daba coces y tiraba a más de uno al suelo. Alanna no es que hubiera sido nunca una jinete experta, pero ya decían, a la fuerza ahorcan, y había tenido que aprender por necesidad, por eso en ese instante no caía del caballo, a pesar de que no le faltaban ganas de soltar sus brazos cansados, descansar su espalda forzada por el viaje y reposar las piernas sobre la tierra húmeda.
Esperó hasta el último instante que pudo, hasta que no había más remedio que huir, y se abrió camino para salir de la muchedumbre dejando tras de si a una mujer furibunda y una turba aun más enfadada que necesitaba curar a sus heridos, los caballos eran más peligrosos de lo que parecían. Golpeó, en su camino al bosque, a un par de personas que habían perseguido al grupo, no se había preocupado, Schoot cuidaba de las chicas, solo esperaba poder encontrarlos a tiempo y poder trazar algún plan para acabar con esto, Runa estaba a salvo, pero si no lo cortaban de raíz, quien sabía si podría volver a pasar algo similar.
Una joven subió junto a ella, al escenario, encapuchada y semi escondida bajo una capucha, quería ayudar, no es que pudiera confiar en un extraño, pero rodeada de tanta gente hostil, no tenía mucha elección, asintió mirando de reojo al misterioso encapuchado de voz dulce, una joven, más que probablemente.
La fortuna quiso que Schott llegase también junto a ella, ya no estaba sola, él podría ayudarla. Se giró a mirar a la mujer que parecía haber tramado todo ese drama, no podía creer que hubiera más familias como la suya, ella aun había tenido la fortuna de encontrar a Byron y Meredith, pero Runa, poco habría faltado para ella acabase como la que, sabía, era su prima.
Dos hombre se acercaron a ella sin arma alguna dispuestos a apresarla bajo las ordenes de la mujer que hacía llamarse madre de su amiga. Sin miramientos, se acercó a ellos dispuesta a herirlos. Podía ser pequeña, pero su velocidad la hacía difícil de atrapar y combatiendo con personas desarmadas, poca probabilidad tenía de caer en combate.
Golpeó en el estómago al primero logrando que se doblase dolorido y, daga en mano hizo caer al otro al suelo dando una patada antes de levantarse y acercarse a Runa. Cortó sus ataduras con el afilado filo y miró a la desconocida encapuchada pidiendo con los ojos que cuidara de ella y, al acercarse al rincón de la platea, se lo pidió a voz.
- Cuídala, por favor, no quiero perder a más familia.- dijo antes de bajar de esa especie de escenario.- ¡Schott, al bosque!- Gritó al chico que, había llegado sobre la mula.
Subió con prisas a su caballo y miró de reojo a la mujer que esperaba a que alguien lograse detener al pequeño ejercito de ira que era en ese momento Alanna, podría ser solo una, y podría parecer débil y pequeña, pero su ira era tan grande como un incendio. Con casi la misma expresión de enfado que le había regalado a su padre cuando lo vio meses atrás en esa iglesia, perteneciente a la secta donde “El cuervo” era uno de los mandamases, escupió a sus pies, con ojos encendidos.
Debía ser una distracción para que Runa, la joven y Schott pudieran huir hacia la arboleda y sonsacar información a Runa, no era normal que algo así sucediera, que una madre secuestrara a su hija, muy perturbada debía estar esa mujer como para querer matar a alguien a quien llevó nueve meses en su vientre.
La mujer seguía gritando furibunda, mientras Alanna se movía por el lugar con el caballo, debería habérselo dado a ellas, pero era su mejor medio de escape cuando quedase atrapada entre la multitud que comenzaba a cerrar el cerco mientras el animal daba coces y tiraba a más de uno al suelo. Alanna no es que hubiera sido nunca una jinete experta, pero ya decían, a la fuerza ahorcan, y había tenido que aprender por necesidad, por eso en ese instante no caía del caballo, a pesar de que no le faltaban ganas de soltar sus brazos cansados, descansar su espalda forzada por el viaje y reposar las piernas sobre la tierra húmeda.
Esperó hasta el último instante que pudo, hasta que no había más remedio que huir, y se abrió camino para salir de la muchedumbre dejando tras de si a una mujer furibunda y una turba aun más enfadada que necesitaba curar a sus heridos, los caballos eran más peligrosos de lo que parecían. Golpeó, en su camino al bosque, a un par de personas que habían perseguido al grupo, no se había preocupado, Schoot cuidaba de las chicas, solo esperaba poder encontrarlos a tiempo y poder trazar algún plan para acabar con esto, Runa estaba a salvo, pero si no lo cortaban de raíz, quien sabía si podría volver a pasar algo similar.
Alanna Delteria
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Normalmente ella nunca tenía de lo que ocurría cuando se metía en líos y esta vez no era la excepción. Lo único de lo que estaba segura era que tenía que sacar a la chica y hacer lo que estuviese en sus manos por ayudar; aunque para ser honestos, no creía que las cosas fuesen a resultar tan sencillas. De pronto la suerte pareció sonreírle a la heroína con la presencia de otro joven dispuesto a ayudar; logrando que le encomendaran la vida de la presunta acusada. La rubia asintió sin dudarlo, aguardando el momento indicado para actuar y así sacar a la pobre chica del embrollo propiciado por la que se hacía llamar su madre. ¿Qué clase de persona le haría eso a su propia hija? Bueno, no es como que la elfa fuese experta en madres; su progenitora murió cuando ella tenía pocos meses de edad, pero al ver a aquella mujer agradeció a Imbar que no le tocara una madre como esa.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la intrépida intervención de la heroína, quien rápidamente derribó a los dos hombres que se habían acercado a ella para herirla y en un audaz movimiento cortó las ligaduras de la otra chica. Esa fue la señal que Ashryn necesitó para sacar de ahí a la joven, asintiendo a las órdenes que la heroína le había dado. La rubia tomo el brazo de la muchacha y la ayudó a ponerse de pie con cuidado, mirando al otro joven quien respondía al nombre de Schott, a fin de que ambos actuaran lo más pronto posible. La chica subió a su caballo, logrando captar la atención de los presentes, brindándoles así el espacio que necesitaban para escapar. Sin perder más tiempo, Ashryn llevó a la joven hacia el bosque, solicitándole ayuda al joven, a fin de que no los atraparan. No permitió que se detuvieran hasta que no estuvo segura de que estaban completamente a salvo.
Un rato después, por fin habían llegado a un pequeño claro en el bosque, donde podrían descansar y tratar las heridas de la joven. Nadie los había seguido y eso sí que era un golpe de suerte; no obstante, no podrían cantar victoria hasta reunirse con Alanna y así todos juntos trazar un plan para salir definitivamente de ahí, pues sospechaba que no pasaría mucho tiempo antes de que la horrible mujer mandara a sus hombres a buscarlos. La rubia sentó a la chica en una roca y bajó la capucha de su capa, era tiempo de examinarla y curar las heridas que tanto ella como Schott pudieran tener. Tomó un par de bocanadas de aire, buscando reponerse del ultimo correteo y se acercó a ellos, buscando organizar sus ideas. Por alguna razón su cansancio se había esfumado y se sentía lo bastante alerta como para seguir de pie durante varios días; sin duda la adrenalina era un estimulante bastante oportuno en momentos como esos, no podría ayudar si su fatiga volvía.
—Mi nombre es Ashryn —se acercó a la joven y le sonrió—, soy aprendiz de médico en el hospital de Lunargenta, por favor permíteme ayudarte.
Con gentileza tomó la mano de la chica y revisó su pulso, cuidando no lastimarle las muñecas que ya estaban de por si magulladas. Procedió a observar su respuesta ocular, a fin de determinar su nivel de consciencia y asegurarse de que no había ningún tipo de traumatismo craneoencefálico. Por el momento no tenía fiebre y esa ya era una buena señal, pero la elfa no deseaba arriesgarse a que su salud se comprometiera con más exposición a la naturaleza. Rebuscó en su mochila y sacó una botella con una infusión de romero, tila, aloe y guaraná, ofreciéndoselo a la joven. Era un pequeño brebaje que contenía antibióticos, antivirales, proteínas, aminoácidos y vitaminas, un frasco revitalizante tanto de salud como de energía, además de ser increíblemente apropiado para prevenir enfermedades e infecciones, así como también elevar las defensas de los pacientes.
—Bébelo —sonrió de manera amable—, cuando menos pienses te sentirás como nueva —sacó de su mochila otro frasco con un ungüento a base de tomillo, alcanfor y faelivrin, untándolo en las heridas que la chica presentaba—. Esto te ayudara a que cicatricen más rápido —dejó el ungüento en manos de la joven y se acercó a su otro compañero. No había reparado mucho en el pobre, puesto que estaba determinada a supervisar la salud de la muchacha, quien afortunadamente no había necesitado que usara su magia en ella—. Aquí tienes, debes estar cansado —le ofreció una botella con una infusión de ginseng y canela—. Te dará energías, además que es deliciosa —no pudo evitar sentirse orgullosa de sus creaciones—. Ahora… ¿Cuál es el plan a seguir?
Realmente no quería preguntar cómo habían terminado todos en aquella situación, pero en algún momento tendría que obtener esa información si no querían que hubiese contratiempos posteriores; aunque, por el momento, lo mejor era decidir si buscar a Alanna o esperar por ella.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la intrépida intervención de la heroína, quien rápidamente derribó a los dos hombres que se habían acercado a ella para herirla y en un audaz movimiento cortó las ligaduras de la otra chica. Esa fue la señal que Ashryn necesitó para sacar de ahí a la joven, asintiendo a las órdenes que la heroína le había dado. La rubia tomo el brazo de la muchacha y la ayudó a ponerse de pie con cuidado, mirando al otro joven quien respondía al nombre de Schott, a fin de que ambos actuaran lo más pronto posible. La chica subió a su caballo, logrando captar la atención de los presentes, brindándoles así el espacio que necesitaban para escapar. Sin perder más tiempo, Ashryn llevó a la joven hacia el bosque, solicitándole ayuda al joven, a fin de que no los atraparan. No permitió que se detuvieran hasta que no estuvo segura de que estaban completamente a salvo.
Un rato después, por fin habían llegado a un pequeño claro en el bosque, donde podrían descansar y tratar las heridas de la joven. Nadie los había seguido y eso sí que era un golpe de suerte; no obstante, no podrían cantar victoria hasta reunirse con Alanna y así todos juntos trazar un plan para salir definitivamente de ahí, pues sospechaba que no pasaría mucho tiempo antes de que la horrible mujer mandara a sus hombres a buscarlos. La rubia sentó a la chica en una roca y bajó la capucha de su capa, era tiempo de examinarla y curar las heridas que tanto ella como Schott pudieran tener. Tomó un par de bocanadas de aire, buscando reponerse del ultimo correteo y se acercó a ellos, buscando organizar sus ideas. Por alguna razón su cansancio se había esfumado y se sentía lo bastante alerta como para seguir de pie durante varios días; sin duda la adrenalina era un estimulante bastante oportuno en momentos como esos, no podría ayudar si su fatiga volvía.
—Mi nombre es Ashryn —se acercó a la joven y le sonrió—, soy aprendiz de médico en el hospital de Lunargenta, por favor permíteme ayudarte.
Con gentileza tomó la mano de la chica y revisó su pulso, cuidando no lastimarle las muñecas que ya estaban de por si magulladas. Procedió a observar su respuesta ocular, a fin de determinar su nivel de consciencia y asegurarse de que no había ningún tipo de traumatismo craneoencefálico. Por el momento no tenía fiebre y esa ya era una buena señal, pero la elfa no deseaba arriesgarse a que su salud se comprometiera con más exposición a la naturaleza. Rebuscó en su mochila y sacó una botella con una infusión de romero, tila, aloe y guaraná, ofreciéndoselo a la joven. Era un pequeño brebaje que contenía antibióticos, antivirales, proteínas, aminoácidos y vitaminas, un frasco revitalizante tanto de salud como de energía, además de ser increíblemente apropiado para prevenir enfermedades e infecciones, así como también elevar las defensas de los pacientes.
—Bébelo —sonrió de manera amable—, cuando menos pienses te sentirás como nueva —sacó de su mochila otro frasco con un ungüento a base de tomillo, alcanfor y faelivrin, untándolo en las heridas que la chica presentaba—. Esto te ayudara a que cicatricen más rápido —dejó el ungüento en manos de la joven y se acercó a su otro compañero. No había reparado mucho en el pobre, puesto que estaba determinada a supervisar la salud de la muchacha, quien afortunadamente no había necesitado que usara su magia en ella—. Aquí tienes, debes estar cansado —le ofreció una botella con una infusión de ginseng y canela—. Te dará energías, además que es deliciosa —no pudo evitar sentirse orgullosa de sus creaciones—. Ahora… ¿Cuál es el plan a seguir?
Realmente no quería preguntar cómo habían terminado todos en aquella situación, pero en algún momento tendría que obtener esa información si no querían que hubiese contratiempos posteriores; aunque, por el momento, lo mejor era decidir si buscar a Alanna o esperar por ella.
- Off:
- Lamento mucho la tardanza, esta semana no tuve mucha cabeza para escribir, puesto que se me juntaron muchos problemas, pero prometo que ya no volverá a pasar ^^
Ashryn Elaynor
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
No tenía ni idea de que estaba pasando, unos matones secuestraban a Runa en las alcantarillas y al día siguiente unos aldeanos estaban ajusticiándola en medio del bosque, aun podía ser peor, pero por suerte nosotros estábamos aquí, listos para ayudarla, o al menos echar una mano.
Por alguna razón los aldeanos hicieron caso omiso a las órdenes de Alanna de soltarla y una mujer, que parecía ser la líder ordenó prendernos.
-¿Eh? ¿Qué? nooo- exclamé antes de que media docena de personas se me echasen encima inmovilizándome.
-Oigan agggg…que ella es guardia…esto es un malentendido yo..aggg..que me hacen daño- grité tratando de librarme, me pareció entonces oír a Alanna indicarme que fuese al bosque, claro si, bien fácil.
La turba enfurecida me rodeaba, había mucho escándalo y no podía ver a las chicas.
-Soltadme hijos de…- quiso la suerte entonces que en mis intentos de soltarme pisase la bota del más fuerte que me retenía.
-Uaaa..perro ¡mis juanetes!- gritó el tipo soltándome un instante, y aproveché la ocasión echando a correr al bosque como alma que lleva el diablo
.
Vi una sombra fugaz de dos chicas a caballo entrando en el bosque, eran ellas, así que las seguí corriendo en esa dirección.
-Ay..uy..uy corred..corred..que nos persiguen- grité corriendo lo más deprisa que podía oyendo la turba furiosa a mis espaldas, incluso me pareció sentir un par de flechas rebotando en mi escudo a la espalda.
-Mierdaaa..vamooos- exclamé apurando aún más si cabe el paso.
No recuerdo cuanto corrí, al final dejé de oír a la gente y llegué hasta el claro donde Runa y otra joven estaban.
Caí rendido y sudando junto a ellas, madre mía, como corre uno cuando su vida está en juego.
-Afff…affff..affff- respiré tendido en el suelo.
Una joven de rubios y rizados cabellos que no conocía se acercó a mí tendiéndome algo de beber.
-Oh..gra..gracias…- dije tomándolo con cuidado de la desconocida, la joven no exageraba la bebida estaba riquísima y reconfortante.
-Mmm..si…esta deliciosa…muchas gracias yo…- Reparé entonces que se trataba de una elfa de enorme belleza.
-Oh..oh…disculpa yo..ehh..no me he presentado- dije poniéndome rojo y limpiándome la mano torpemente con la camisa y tendiéndosela. –Soy Schott, u..un placer- sonreí, todas las maravillas que decían de los elfos se quedaban cortas cada vez que veías uno de cerca.
-Yo..ehhh…no no se- dije recostándome contra un tocón, supongo que esperar a Alanna ¿la habéis visto?- dije mirando al tupido bosque, reparé entonces en que Runa estaba agitada y herida.
-Oh…Runa..estas ¿estás bien?...yo…lo siento…no pude rescatarte yoo- me disculpé arrastrándome como pude hacia ella.
-¿Q..quién demonios es esa gente?- pregunté antes de tomar otro delicioso trago a la bebida de la elfa, percibía un toque de canela y el efecto revitalizante era más que evidente, maravillas de la magia elfica supongo.
-Muchas…muchas gracias por ayudarnos- dije a la elfa tratando de incorporarme sin éxito, aún estaba muy molido, ¿y dónde estaría Alanna?, ay por los cielos espero que no la hayan cogido.
Por alguna razón los aldeanos hicieron caso omiso a las órdenes de Alanna de soltarla y una mujer, que parecía ser la líder ordenó prendernos.
-¿Eh? ¿Qué? nooo- exclamé antes de que media docena de personas se me echasen encima inmovilizándome.
-Oigan agggg…que ella es guardia…esto es un malentendido yo..aggg..que me hacen daño- grité tratando de librarme, me pareció entonces oír a Alanna indicarme que fuese al bosque, claro si, bien fácil.
La turba enfurecida me rodeaba, había mucho escándalo y no podía ver a las chicas.
-Soltadme hijos de…- quiso la suerte entonces que en mis intentos de soltarme pisase la bota del más fuerte que me retenía.
-Uaaa..perro ¡mis juanetes!- gritó el tipo soltándome un instante, y aproveché la ocasión echando a correr al bosque como alma que lleva el diablo
.
Vi una sombra fugaz de dos chicas a caballo entrando en el bosque, eran ellas, así que las seguí corriendo en esa dirección.
-Ay..uy..uy corred..corred..que nos persiguen- grité corriendo lo más deprisa que podía oyendo la turba furiosa a mis espaldas, incluso me pareció sentir un par de flechas rebotando en mi escudo a la espalda.
-Mierdaaa..vamooos- exclamé apurando aún más si cabe el paso.
No recuerdo cuanto corrí, al final dejé de oír a la gente y llegué hasta el claro donde Runa y otra joven estaban.
Caí rendido y sudando junto a ellas, madre mía, como corre uno cuando su vida está en juego.
-Afff…affff..affff- respiré tendido en el suelo.
Una joven de rubios y rizados cabellos que no conocía se acercó a mí tendiéndome algo de beber.
-Oh..gra..gracias…- dije tomándolo con cuidado de la desconocida, la joven no exageraba la bebida estaba riquísima y reconfortante.
-Mmm..si…esta deliciosa…muchas gracias yo…- Reparé entonces que se trataba de una elfa de enorme belleza.
-Oh..oh…disculpa yo..ehh..no me he presentado- dije poniéndome rojo y limpiándome la mano torpemente con la camisa y tendiéndosela. –Soy Schott, u..un placer- sonreí, todas las maravillas que decían de los elfos se quedaban cortas cada vez que veías uno de cerca.
-Yo..ehhh…no no se- dije recostándome contra un tocón, supongo que esperar a Alanna ¿la habéis visto?- dije mirando al tupido bosque, reparé entonces en que Runa estaba agitada y herida.
-Oh…Runa..estas ¿estás bien?...yo…lo siento…no pude rescatarte yoo- me disculpé arrastrándome como pude hacia ella.
-¿Q..quién demonios es esa gente?- pregunté antes de tomar otro delicioso trago a la bebida de la elfa, percibía un toque de canela y el efecto revitalizante era más que evidente, maravillas de la magia elfica supongo.
-Muchas…muchas gracias por ayudarnos- dije a la elfa tratando de incorporarme sin éxito, aún estaba muy molido, ¿y dónde estaría Alanna?, ay por los cielos espero que no la hayan cogido.
Schott
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Había llegado en el momento justo.Clavada como una flecha en el árbol usado para competición. Alanna se había lanzado a la aventura y estaba luchando por el pescuezo de una delincuente con motivos, aunque en está ocasión no era culpable de nada, y era realmente cierto, no tenia precio su cabeza para querer cortarla con un hacha. Su madre que tantos años llevaba sin ver, llevaba tiempo por querer verla muerta. A veces las familias no eran sencillas, sobre todo si vienen de una estirpe tan oscura. Estaban derribando a esos enemigos por su vida, había cortado sus cuerdas devolviendo su libertad, y ordenó a una figura encapuchada junto Schot que se la llevaran lo más lejos posible del lugar.Que irónico era el destino, una guarda salvando la vida de una ladrona y tratándola como familia. ¿Familia?, ¿Porqué le dijo Alanna eso a esa persona?. Simplemente se dejó ayudar de esa persona y aprovecharon a entrar en el bosque. Schot se quedaba atrás, siempre escapando para procurar que ninguna de las flechas atravesará su culo.
Al fin, llegaron a un claro y no había rastro de enemigos, la persona le ayudó a sentarse en una roca ,aunque notaba el dolor todavía en carne viva. No solo físico, sino emocionalmente por todo lo sucedido, tenía tan las emociones cruzadas en ese instante que no sabría que hacer. La confusión jugaba malos papeles en ese tipo de situaciones.La persona encapuchada se destapó dejando ver un hermoso rostro elfo muy digno de recordar. Ashryn dijo que se llamaba aquella elfa que procedió a analizarla primero por sus muñecas y luego su vista para ver sus reflejos.Después le ofreció una bebida que por el olor le recordó al guaraná , ella creía recordar haber leído algo en algún libro.-Gracias Ashryn , me llamo Runa. Le agradeció mientras se presentaba escuchando las palabras de la elfa.
-No sé que rumbo vamos a tomar ahora, Alanna debe volver. No pienso irme sin ella... A pesar de la bebida que había surgido efecto. Las ganas de la chica no estaban muy arriba para trazar un plan rápido. Quizás debían correr en cuanto llegará la guarda o quizás en el peor de los casos , tener que enfrentarse a esa gente.Ahora cualquier cosa podría suceder.
La elfa ofreció también un brebaje a un Schot un poco ¿Tímido?. Que extraño era ver a Schot así de nervioso.Tan solo apartó la vista por un momento y apoyó su cabeza con sus manos mirando hacia el suelo.Cuando la joven notó al herrero arrastrándose hacia ella y preguntando por su estado.-Estoy bien , no te preocupes. Notó que fue una contestación demasiado fría.-Me preocupaba que te hubieran hecho algo a ti también. No dijo más dejando un momento de silencio entre los presentes hasta que el pelirrojo lo volvió a romper.-Yo... trataba de buscar las palabras más adecuadas y menos dolorosas a la ultima pregunta.-No lo sé , solo conozco a esa mujer... Una lagrima volvió a correr por la mejilla de la muchacha pero trató de esconder su rostro. Nunca le gustó que la vieran llorar.
Trató de levantarse pero no tuvo éxito. Tanto esfuerzo en tan poco tiempo tenía que pasarla factura.Se escuchaba un "clock clock clock " a lo lejos. El bosque podía ser tan silencioso a la vez de tan peligroso que ese ruido podía ser cualquier cosa.-¿Estáis ambos bien? preguntó a los presentes antes de decidir que rumbo tomar. Alanna , tardaba. Era muy mala señal. Mientras al otro lado del bosque,en aquel poblado la furia se apoderaba de aquellas personas.-Traerlos vivos o muertos. Rechistaba Sarabi a toda la mugre.- Pero traerlos...
Al fin, llegaron a un claro y no había rastro de enemigos, la persona le ayudó a sentarse en una roca ,aunque notaba el dolor todavía en carne viva. No solo físico, sino emocionalmente por todo lo sucedido, tenía tan las emociones cruzadas en ese instante que no sabría que hacer. La confusión jugaba malos papeles en ese tipo de situaciones.La persona encapuchada se destapó dejando ver un hermoso rostro elfo muy digno de recordar. Ashryn dijo que se llamaba aquella elfa que procedió a analizarla primero por sus muñecas y luego su vista para ver sus reflejos.Después le ofreció una bebida que por el olor le recordó al guaraná , ella creía recordar haber leído algo en algún libro.-Gracias Ashryn , me llamo Runa. Le agradeció mientras se presentaba escuchando las palabras de la elfa.
-No sé que rumbo vamos a tomar ahora, Alanna debe volver. No pienso irme sin ella... A pesar de la bebida que había surgido efecto. Las ganas de la chica no estaban muy arriba para trazar un plan rápido. Quizás debían correr en cuanto llegará la guarda o quizás en el peor de los casos , tener que enfrentarse a esa gente.Ahora cualquier cosa podría suceder.
La elfa ofreció también un brebaje a un Schot un poco ¿Tímido?. Que extraño era ver a Schot así de nervioso.Tan solo apartó la vista por un momento y apoyó su cabeza con sus manos mirando hacia el suelo.Cuando la joven notó al herrero arrastrándose hacia ella y preguntando por su estado.-Estoy bien , no te preocupes. Notó que fue una contestación demasiado fría.-Me preocupaba que te hubieran hecho algo a ti también. No dijo más dejando un momento de silencio entre los presentes hasta que el pelirrojo lo volvió a romper.-Yo... trataba de buscar las palabras más adecuadas y menos dolorosas a la ultima pregunta.-No lo sé , solo conozco a esa mujer... Una lagrima volvió a correr por la mejilla de la muchacha pero trató de esconder su rostro. Nunca le gustó que la vieran llorar.
Trató de levantarse pero no tuvo éxito. Tanto esfuerzo en tan poco tiempo tenía que pasarla factura.Se escuchaba un "clock clock clock " a lo lejos. El bosque podía ser tan silencioso a la vez de tan peligroso que ese ruido podía ser cualquier cosa.-¿Estáis ambos bien? preguntó a los presentes antes de decidir que rumbo tomar. Alanna , tardaba. Era muy mala señal. Mientras al otro lado del bosque,en aquel poblado la furia se apoderaba de aquellas personas.-Traerlos vivos o muertos. Rechistaba Sarabi a toda la mugre.- Pero traerlos...
Runa Thorgil
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Sangre y sudor corrían por doquier en la plaza mientras los aldeanos intentaban atrapar a la guarda que, sobre su caballo, intentaba zafarse dando golpes con la empuñadura de la espada sin querer herir a nadie. El miedo a quedarse sumergida en la marabunta de gente le atenazó la garganta y, finalmente, dando un espadazo que hizo un corte en el pecho de un hombre, logró salir del epicentro de la pelea y huir a caballo al interior del bosque.
Mientras salía del pueblo, herida y con el pulso acelerado, pudo escuchar las ordenes de la mujer, la odiaba, la odiaba tanto como había odiado a su padre, la odiaba tanto como a la mujer que la había maltratado en el orfanato, la odiaba tanto como se odiaba a si misma por haberse dejado guiar por la oscuridad de sus genes poco tiempo atrás, tanto como no poder proteger a todos los que eran importantes para ella, tanto como no poder abarcar el mundo en sus manos o hacer un lugar seguro para las personas que le importaban.
Había perdido a su madre, a su hermana, a más amigos de los que podía contar, había perdido a Eltrant, porque no la recordaba, estaba cansada de perder cosas, de perder personas, de sentirse sola, vulnerable triste y oscura. Toda su vida había crecido en soledad, había madurado pronto y aprendido a soportar los golpes, había aprendido moral por su propia cuenta. Había aprendido que matar era matar, pero que en ciertas situaciones estaba justificado, como un Maquiavelo sangriento, sabía que el fin justifica los medios, pero que muchas veces estos medios, y siempre, las muertes, pesan en la conciencia, se había manchado las manos y el alma, y si de eso dependía poder salvar a quienes le importaba, seguiría manchándose y envolviéndose en barro hasta que este le cubriera la cabeza. Llevaría el peso sobre sus hombros ya lucharía hasta caer al suelo sin aliento. Mientras pudiera proteger a sus personas importantes, haría lo que hiciera falta.
Runa era casi una desconocida, la había conocido poco tiempo atrás, habían superado un momento difícil juntas, parecía una burla del destino, parecía que la fortuna jugaba con ellas, porque dos desconocidas, dos personas que no tendrían ni porque haberse conocido, compartían más que una experiencia, compartían una familia, y, parecía, un destino. No iba a dejarla sola, no cuando era una parte de la vida de su padrastro, no cuando el mismo le había suplicado que la trajera con vida, no cuando podría llegar a ser alguien vital, no cuando Schott había suplicado ayuda por ella, no cuando la chica había gritado su nombre en busca de consuelo. De alguna forma, racional o no, estaban unidas por un lazo, y ella, mejor que nadie, sabía lo importante que estos eran
Encontró el claro dejando detrás la aldea y a los grupos que la perseguían, vio a Runa en el suelo, a un Schott sonrojado mirando a la joven encapuchada, que, al parecer, era una elfa rubia, o eso le decían sus ojos mientras se acercaba al galope. Sonrió, Schott sonrojado le recordaba a su primer encuentro, cuando bailaron en la taberna y el chico parecía nervioso, pero no tenía tiempo para risas ni recuerdos, Runa parecía herida y cansada.
Detuvo al caballo en seco al llegar a ellos, varios metros delante para que no hubiera peligro de que el animal los aplastara, y dejando al animal y las alforjas salió corriendo hasta ellos, debía haberse perdido gran parte de la conversación, pero no le importaba, ya había llegado, la podrían poner al día, pero lo principal era asegurarse de que la chica estaba bien.
- Runa.- dijo corriendo a ella y dándole un abrazo.- ¿Estás bien? ¿Hemos llegado a tiempo?- Preguntó alejándose y tomando las manos de la muchacha para asegurarse de su bienestar.- ¿Qué ha pasado? ¿Porqué esa mujer quería hacerte daño?- Preguntó tras asegurarse de que estaba bien. Suspiró un poco, cansada, aun sentía los nervios de la batalla y la carrera hasta el lugar. Pero, al menos, estaba ya allí.- Gracias.- se giró a la joven rubia que, efectivamente, era elfa, su vista no le fallaba ni siquiera de lejos.- Gracias por ayudarnos.- dijo con sinceridad.- Schott, menos mal que has llegado a tiempo.- sonrió al pelirrojo, era hora de ponerse manos a la obra.
Mientras salía del pueblo, herida y con el pulso acelerado, pudo escuchar las ordenes de la mujer, la odiaba, la odiaba tanto como había odiado a su padre, la odiaba tanto como a la mujer que la había maltratado en el orfanato, la odiaba tanto como se odiaba a si misma por haberse dejado guiar por la oscuridad de sus genes poco tiempo atrás, tanto como no poder proteger a todos los que eran importantes para ella, tanto como no poder abarcar el mundo en sus manos o hacer un lugar seguro para las personas que le importaban.
Había perdido a su madre, a su hermana, a más amigos de los que podía contar, había perdido a Eltrant, porque no la recordaba, estaba cansada de perder cosas, de perder personas, de sentirse sola, vulnerable triste y oscura. Toda su vida había crecido en soledad, había madurado pronto y aprendido a soportar los golpes, había aprendido moral por su propia cuenta. Había aprendido que matar era matar, pero que en ciertas situaciones estaba justificado, como un Maquiavelo sangriento, sabía que el fin justifica los medios, pero que muchas veces estos medios, y siempre, las muertes, pesan en la conciencia, se había manchado las manos y el alma, y si de eso dependía poder salvar a quienes le importaba, seguiría manchándose y envolviéndose en barro hasta que este le cubriera la cabeza. Llevaría el peso sobre sus hombros ya lucharía hasta caer al suelo sin aliento. Mientras pudiera proteger a sus personas importantes, haría lo que hiciera falta.
Runa era casi una desconocida, la había conocido poco tiempo atrás, habían superado un momento difícil juntas, parecía una burla del destino, parecía que la fortuna jugaba con ellas, porque dos desconocidas, dos personas que no tendrían ni porque haberse conocido, compartían más que una experiencia, compartían una familia, y, parecía, un destino. No iba a dejarla sola, no cuando era una parte de la vida de su padrastro, no cuando el mismo le había suplicado que la trajera con vida, no cuando podría llegar a ser alguien vital, no cuando Schott había suplicado ayuda por ella, no cuando la chica había gritado su nombre en busca de consuelo. De alguna forma, racional o no, estaban unidas por un lazo, y ella, mejor que nadie, sabía lo importante que estos eran
Encontró el claro dejando detrás la aldea y a los grupos que la perseguían, vio a Runa en el suelo, a un Schott sonrojado mirando a la joven encapuchada, que, al parecer, era una elfa rubia, o eso le decían sus ojos mientras se acercaba al galope. Sonrió, Schott sonrojado le recordaba a su primer encuentro, cuando bailaron en la taberna y el chico parecía nervioso, pero no tenía tiempo para risas ni recuerdos, Runa parecía herida y cansada.
Detuvo al caballo en seco al llegar a ellos, varios metros delante para que no hubiera peligro de que el animal los aplastara, y dejando al animal y las alforjas salió corriendo hasta ellos, debía haberse perdido gran parte de la conversación, pero no le importaba, ya había llegado, la podrían poner al día, pero lo principal era asegurarse de que la chica estaba bien.
- Runa.- dijo corriendo a ella y dándole un abrazo.- ¿Estás bien? ¿Hemos llegado a tiempo?- Preguntó alejándose y tomando las manos de la muchacha para asegurarse de su bienestar.- ¿Qué ha pasado? ¿Porqué esa mujer quería hacerte daño?- Preguntó tras asegurarse de que estaba bien. Suspiró un poco, cansada, aun sentía los nervios de la batalla y la carrera hasta el lugar. Pero, al menos, estaba ya allí.- Gracias.- se giró a la joven rubia que, efectivamente, era elfa, su vista no le fallaba ni siquiera de lejos.- Gracias por ayudarnos.- dijo con sinceridad.- Schott, menos mal que has llegado a tiempo.- sonrió al pelirrojo, era hora de ponerse manos a la obra.
Alanna Delteria
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Con muchos esfuerzos habían logrado escapar del tumulto enardecido que buscaban atraparlos y por el momento se encontraban a salvo. La rubia revisó a la joven, quien, afortunadamente no presentaba ningún tipo de daño realmente alarmante, al menos en su estado físico; aunque no podría decir lo mismo en lo emocional, pues debía ser horrible que tu propia madre te hiciera tal cosa. Ashryn prefirió no tocar el tema y se limitó a brindarle la atención necesaria a las heridas que presentaba. Le obsequió una amable sonrisa a la chica, cuando ésta se presentó e intentó transmitirle un poco de calma, tomándole la mano un instante. Por otro lado, el joven parecía exhausto por la carrera que habían tenido y ella no dudó en obsequiarle una de sus valiosas creaciones revitalizantes. No pudo evitar parpadear confundida ante la actitud tan extraña que el chico tomaba para con su persona.
Era la primera vez que un hombre —fuera del bosque— la trataba de esa forma y realmente no lograba comprenderlo. Estrechó la mano del guardia con amabilidad y le sonrió de forma amigable a su presentación, tratando de ocultar la confusión que le causaba aquella timidez. Normalmente todos los caballeros con los que se topaba eran bastante fríos con ella o en el peor de los casos la veían como objeto de bromas. Claro que ese detalle no había evitado que fijara sus ojos en un insolente y malhumorado cazador, quien, además tenía la extraña costumbre de tratarla como si fuese la peor criatura sobre la faz de la tierra. Soltó una pequeña risa nerviosa, percatándose de que se había perdido un instante en sus pensamientos. De alguna forma Schott había logrado escabullirse hasta a Runa y ambos intercambiaban una pequeña charla, a la cual la ojiazul decidió no interrumpir. Con mucha cautela y cuidando no romper el ambiente entre ambos chicos, se acercó al muchacho y comenzó a una plegaria en silencio, pasando las manos por encima de su cuerpo, restaurando las energías y reparando el daño interno que podría llegar a tener.[1]
Realmente no esperaba tener que llegar a ese extremo, pero presentía que pronto estarían de nuevo en peligro y lo mejor era que todos estuviesen preparados. Reservó un poco de su magia por si Alanna se encontraba herida. Afortunadamente la heroína no tardó en llegar al claro donde se encontraban y una sonrisa de alivio de esbozó en los labios de la rubia, acercándose a ella para asegurarse de que estuviese bien. La joven se acercó a Runa y la abrazó, preguntándole si se encontraba bien. Una serie de interrogantes aparecieron de inmediato y por un segundo la elfa pensó en esperar a que todo cesara para proseguir a evaluar el estado de la muchacha. En realidad, no creía que hubiese hecho gran cosa y todavía tenía el incesante sentimiento de que las cosas estaban a punto de empeorar. Solo esperaba que Imbar fuese benévola y les permitiera salir de ahí sin mayores contratiempos, puesto que no creía que los presentes estuviesen en condiciones de pasar el resto del día escapando de una horrible mujer.
— ¿Te encuentras bien? Puedo curarte si estás herida —Preguntó a Alanna, cuando consideró que era el momento adecuado—. Mi nombre es Ashryn y no hay nada que agradecer, me alegra poder ser de ayuda —se giró hacia Runa y Schott—. Espero que se sientan un poco mejor.
Estaba consciente de que lo siguiente sería buscar la manera de salir de ahí, pero ella solo era una médica en entrenamiento y no conocía a ninguno de ellos. Por el momento se limitaría a seguirlos y ayudarlos en todo lo posible, aunque sospechaba que el verdadero peligro llegaría cuando tuviese que encontrarse nuevo con su mentora y explicar que era lo que había estado haciendo después de desaparecer de su camino.
Era la primera vez que un hombre —fuera del bosque— la trataba de esa forma y realmente no lograba comprenderlo. Estrechó la mano del guardia con amabilidad y le sonrió de forma amigable a su presentación, tratando de ocultar la confusión que le causaba aquella timidez. Normalmente todos los caballeros con los que se topaba eran bastante fríos con ella o en el peor de los casos la veían como objeto de bromas. Claro que ese detalle no había evitado que fijara sus ojos en un insolente y malhumorado cazador, quien, además tenía la extraña costumbre de tratarla como si fuese la peor criatura sobre la faz de la tierra. Soltó una pequeña risa nerviosa, percatándose de que se había perdido un instante en sus pensamientos. De alguna forma Schott había logrado escabullirse hasta a Runa y ambos intercambiaban una pequeña charla, a la cual la ojiazul decidió no interrumpir. Con mucha cautela y cuidando no romper el ambiente entre ambos chicos, se acercó al muchacho y comenzó a una plegaria en silencio, pasando las manos por encima de su cuerpo, restaurando las energías y reparando el daño interno que podría llegar a tener.[1]
Realmente no esperaba tener que llegar a ese extremo, pero presentía que pronto estarían de nuevo en peligro y lo mejor era que todos estuviesen preparados. Reservó un poco de su magia por si Alanna se encontraba herida. Afortunadamente la heroína no tardó en llegar al claro donde se encontraban y una sonrisa de alivio de esbozó en los labios de la rubia, acercándose a ella para asegurarse de que estuviese bien. La joven se acercó a Runa y la abrazó, preguntándole si se encontraba bien. Una serie de interrogantes aparecieron de inmediato y por un segundo la elfa pensó en esperar a que todo cesara para proseguir a evaluar el estado de la muchacha. En realidad, no creía que hubiese hecho gran cosa y todavía tenía el incesante sentimiento de que las cosas estaban a punto de empeorar. Solo esperaba que Imbar fuese benévola y les permitiera salir de ahí sin mayores contratiempos, puesto que no creía que los presentes estuviesen en condiciones de pasar el resto del día escapando de una horrible mujer.
— ¿Te encuentras bien? Puedo curarte si estás herida —Preguntó a Alanna, cuando consideró que era el momento adecuado—. Mi nombre es Ashryn y no hay nada que agradecer, me alegra poder ser de ayuda —se giró hacia Runa y Schott—. Espero que se sientan un poco mejor.
Estaba consciente de que lo siguiente sería buscar la manera de salir de ahí, pero ella solo era una médica en entrenamiento y no conocía a ninguno de ellos. Por el momento se limitaría a seguirlos y ayudarlos en todo lo posible, aunque sospechaba que el verdadero peligro llegaría cuando tuviese que encontrarse nuevo con su mentora y explicar que era lo que había estado haciendo después de desaparecer de su camino.
[1]Habilidad de Nivel 0: Vinculo de fuerza.
Ashryn Elaynor
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Me alegré enormemente cuando Runa confirmó que estaba bien, había estado realmente cerca, vaya como que la sacamos directamente del patíbulo.
-No..no no te preocupes, yo estoy bien, logré escapar por los pelos y pedir ayuda jaja- la respondí.
Runa pareció verse afectada cuando la pregunté por esa gente, parecía que ella y la mujer tenían algunos asuntos pendientes, Runa no aclaró más y por supuesto yo no pregunté, no era el momento ni el lugar de meter el dedo en la llaga.
-Runa, no pasa nada, ahora estas bien estas…agg- recosté en un tronco mi dolorida espalda –Ahora estas con nosotros, no van a hacerte daño- dije tratando de tranquilizarla con burdos argumentos.
-Sisi, yo estoy bien, algo hecho polvo, pero nada que el brebaje de nuestra nueva amiga no pueda reparar jeje- dije tosiendo y dándole otro trago a la estupenda bebida.
Entonces me di cuenta de que una cálida sensación me envolvía aliviándome los dolores, me giré, era la elfa, Ashryn aplicándome algún tipo de magia sanadora, la sensación era indescriptible y maravillosa.
-U…uu….guau…mu…mucho..mucho mejor… - Dije tratando se serenarme, pero estaba seguro rojo como un pimiento. –Gra..gracias..ha sido..uff.estupendo…ju..justo lo que necesitaba- dije logrando ponerme en pie, como nuevo.
-Ah po..por cierto Runa creo que esto es tuyo...- dije rebuscando en mi bandolera -Ah, aquí está, tu mochila, tal como la dejaste- sonreí tendiendole su gastada mochila con sus cosas -Se te cayó en las alcantarillas, gracias a ella pude huir, así que te debo una bien grande jaja- sonreí -La habría lavado, pero con lo del rescate y tal he andado pillado de tiempo jeje-
En esos momentos apareció Alanna sana y salva gracias a los cielos.
-¡Alanna!, estas bien, cuanto me alegro de verte- sonreí feliz de que no hubiese sufrido daño, si alguien podía enfrentarse a toda esa aldea era ella, pero no por ello estaba más tranquilo.
Estaba muy contento de como habíamos resuelto la situación, Runa sana y salva, rescatada y todos en un emotivo reencuentro.
-Nada, es todo un placer- Sonreí respondiendo a Alanna -Rescatar jovencitas en apuros es mi especialidad- bromeé para rápidamente bajar la cabeza ruborizado, no había sido ni de lejos el artífice de este rescate, y a buen seguro que cualquiera de estas tres “jovencitas” podría darme una tunda fácil.
-Bu..bueno..no es por fastidiar el momento pero no creo que estemos a salvo en este claro, va a haber que moverse, y pronto, esa gente parecía muy enfadada- sugerí mirando el borde del claro sin distinguir nada, esto había sido demasiado fácil.
**Perdón por el retraso, estoy hasta arriba de curro estos dias :/**
-No..no no te preocupes, yo estoy bien, logré escapar por los pelos y pedir ayuda jaja- la respondí.
Runa pareció verse afectada cuando la pregunté por esa gente, parecía que ella y la mujer tenían algunos asuntos pendientes, Runa no aclaró más y por supuesto yo no pregunté, no era el momento ni el lugar de meter el dedo en la llaga.
-Runa, no pasa nada, ahora estas bien estas…agg- recosté en un tronco mi dolorida espalda –Ahora estas con nosotros, no van a hacerte daño- dije tratando de tranquilizarla con burdos argumentos.
-Sisi, yo estoy bien, algo hecho polvo, pero nada que el brebaje de nuestra nueva amiga no pueda reparar jeje- dije tosiendo y dándole otro trago a la estupenda bebida.
Entonces me di cuenta de que una cálida sensación me envolvía aliviándome los dolores, me giré, era la elfa, Ashryn aplicándome algún tipo de magia sanadora, la sensación era indescriptible y maravillosa.
-U…uu….guau…mu…mucho..mucho mejor… - Dije tratando se serenarme, pero estaba seguro rojo como un pimiento. –Gra..gracias..ha sido..uff.estupendo…ju..justo lo que necesitaba- dije logrando ponerme en pie, como nuevo.
-Ah po..por cierto Runa creo que esto es tuyo...- dije rebuscando en mi bandolera -Ah, aquí está, tu mochila, tal como la dejaste- sonreí tendiendole su gastada mochila con sus cosas -Se te cayó en las alcantarillas, gracias a ella pude huir, así que te debo una bien grande jaja- sonreí -La habría lavado, pero con lo del rescate y tal he andado pillado de tiempo jeje-
En esos momentos apareció Alanna sana y salva gracias a los cielos.
-¡Alanna!, estas bien, cuanto me alegro de verte- sonreí feliz de que no hubiese sufrido daño, si alguien podía enfrentarse a toda esa aldea era ella, pero no por ello estaba más tranquilo.
Estaba muy contento de como habíamos resuelto la situación, Runa sana y salva, rescatada y todos en un emotivo reencuentro.
-Nada, es todo un placer- Sonreí respondiendo a Alanna -Rescatar jovencitas en apuros es mi especialidad- bromeé para rápidamente bajar la cabeza ruborizado, no había sido ni de lejos el artífice de este rescate, y a buen seguro que cualquiera de estas tres “jovencitas” podría darme una tunda fácil.
-Bu..bueno..no es por fastidiar el momento pero no creo que estemos a salvo en este claro, va a haber que moverse, y pronto, esa gente parecía muy enfadada- sugerí mirando el borde del claro sin distinguir nada, esto había sido demasiado fácil.
**Perdón por el retraso, estoy hasta arriba de curro estos dias :/**
Schott
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Las palabras del joven herrero la confortaron al ver que realmente alguien estaba dispuesto arriesgar su vida por ella, o en el peor de los casos, ser agujereado en el trasero por una incuestionable cantidad de flechas dirigidas con ira.El chico se había molestado en devolverle la mochila y las cosas prestadas tiempo atrás, sin duda fue todo un detalle de su parte.- Muchas gracias pequeño colibrí.- No pudo contener a llamarle en forma de broma como hace días en las cloacas.
La elfa parecía una mujer atenta, una mujer segura de su oficio e ideales. Aplicó un poco de magia curativa en el Schot tartamudo y nervioso mientras a lo lejos,se distinguía unas pisadas rápidas hacia el grupo. Era Alanna, había bajado de su corcel y se abalanzaba sobre la ladrona como una madre apunto de perder a su hija, la abrazó fuerte. Un abrazo reparador, de los que te culminaban de luz el alma. Al fin alguien se atrevía a hacerlo.-Estoy bien...- La observaba con detenimiento.-Es largo y confuso de explicar, ahora no puedo en este momento...- Estaba cansada de dar excusas y escapar. Habían sido tantos años huyendo , que ya le salía natural.
Si alguien la llamaba valiente, era porque realmente no la conocían.
Todo se había quedado parado en el tiempo. Schot volvía soltar sus típicas sonrisas, Alanna estaba en calma y Ashryn se mostraba curiosa ante la situación familiar.Todos estaban de acuerdo en que se debía irse del claro cuanto antes, así que la muchacha como pudo se mantuvo en pie y comenzó a andar por un pequeño camino que seguía adentrando en el bosque. El brevaje de la elfa parecía que hacia algo de efecto, pues notaba ciertas partes más calmadas en cada paso que daba.No miraba atrás, tan solo trataba de mirar por los alrededores en busca de algún indicio de ataque.
Que desastre era todo. Había involucrado a tres personas que no tenían que ver con su historia, aunque una de ellas fuera testigo de como se marchaban con ella inconsciente.-Creo que cuando todo esto acabe me daré un buen baño.- Comentó interrumpiendo una conversación tras ella.-Por cierto.-La muchacha se giró mirando fijamente a la elfa.-¿De donde vienes Ashryn?.- Era lo mínimo que podía hacer ya que viajaba con ellos.
Poco tardó en escucharse un crujido.La figura de una mujer con el pelo rizado apareció frente a ellos y haciendo visible su blanco rostro, sonrío siniestramente.-De las madres no se puede escapar.- Soltó una carcajada.-Menuda hija, que no sabe que la encontraría.- Sarabi comenzó a dar pasos hacia Runa decidida de tomar su destino una vez por todas, pero las cosas ahora se encontraban en distinta situación.-Marchate, estás a tiempo ...-
La madre como siempre, lo tomaba a burla.-Si te portas bien y vienes conmigo.- Se sentó en el tronco de un árbol partido mientras su mirada se volvía fría.-Si te portas bien, los dejaré vivir.Sino les espera el mismo destino que tú. Habían avanzado tan poco , que efectivamente volvía existir de nuevo un conflicto. Cuatro hombres aparecian rodeando el pequeño grupo.Así evitarían una táctica de escape.
-He escapado de ti durante durante años, pero eso no quiere decir que vaya a permitir que hagas daño a nadie inocente por mi culpa. La conisura de los labios de la mujer atrevida se alzaron mientras la chica ponía sus puños en modo defensa.-Hagamos de esto un baile.-
Lo bonito de la vida era levantarse tras la caída.
Ahora dependía de sus compañeros para acabar por fin de tan larga pesadilla interminable.Una mujer que no la juzgó, una elfa que la aceptó como un igual y un herrero con la mala suerte con muchas cosas que enseñar.
La elfa parecía una mujer atenta, una mujer segura de su oficio e ideales. Aplicó un poco de magia curativa en el Schot tartamudo y nervioso mientras a lo lejos,se distinguía unas pisadas rápidas hacia el grupo. Era Alanna, había bajado de su corcel y se abalanzaba sobre la ladrona como una madre apunto de perder a su hija, la abrazó fuerte. Un abrazo reparador, de los que te culminaban de luz el alma. Al fin alguien se atrevía a hacerlo.-Estoy bien...- La observaba con detenimiento.-Es largo y confuso de explicar, ahora no puedo en este momento...- Estaba cansada de dar excusas y escapar. Habían sido tantos años huyendo , que ya le salía natural.
Si alguien la llamaba valiente, era porque realmente no la conocían.
Todo se había quedado parado en el tiempo. Schot volvía soltar sus típicas sonrisas, Alanna estaba en calma y Ashryn se mostraba curiosa ante la situación familiar.Todos estaban de acuerdo en que se debía irse del claro cuanto antes, así que la muchacha como pudo se mantuvo en pie y comenzó a andar por un pequeño camino que seguía adentrando en el bosque. El brevaje de la elfa parecía que hacia algo de efecto, pues notaba ciertas partes más calmadas en cada paso que daba.No miraba atrás, tan solo trataba de mirar por los alrededores en busca de algún indicio de ataque.
Que desastre era todo. Había involucrado a tres personas que no tenían que ver con su historia, aunque una de ellas fuera testigo de como se marchaban con ella inconsciente.-Creo que cuando todo esto acabe me daré un buen baño.- Comentó interrumpiendo una conversación tras ella.-Por cierto.-La muchacha se giró mirando fijamente a la elfa.-¿De donde vienes Ashryn?.- Era lo mínimo que podía hacer ya que viajaba con ellos.
Poco tardó en escucharse un crujido.La figura de una mujer con el pelo rizado apareció frente a ellos y haciendo visible su blanco rostro, sonrío siniestramente.-De las madres no se puede escapar.- Soltó una carcajada.-Menuda hija, que no sabe que la encontraría.- Sarabi comenzó a dar pasos hacia Runa decidida de tomar su destino una vez por todas, pero las cosas ahora se encontraban en distinta situación.-Marchate, estás a tiempo ...-
La madre como siempre, lo tomaba a burla.-Si te portas bien y vienes conmigo.- Se sentó en el tronco de un árbol partido mientras su mirada se volvía fría.-Si te portas bien, los dejaré vivir.Sino les espera el mismo destino que tú. Habían avanzado tan poco , que efectivamente volvía existir de nuevo un conflicto. Cuatro hombres aparecian rodeando el pequeño grupo.Así evitarían una táctica de escape.
-He escapado de ti durante durante años, pero eso no quiere decir que vaya a permitir que hagas daño a nadie inocente por mi culpa. La conisura de los labios de la mujer atrevida se alzaron mientras la chica ponía sus puños en modo defensa.-Hagamos de esto un baile.-
Lo bonito de la vida era levantarse tras la caída.
Ahora dependía de sus compañeros para acabar por fin de tan larga pesadilla interminable.Una mujer que no la juzgó, una elfa que la aceptó como un igual y un herrero con la mala suerte con muchas cosas que enseñar.
Runa Thorgil
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Asintió aliviada, su amiga se encontraba a salvo, de momento, con eso era suficiente, la adrenalina aun recorría sus venas hasta el punto que ni siquiera se había dado cuenta de la enorme brecha que, desde su frente, sangraba con fuerza y le llenaba la cara de sangre poco a poco. Suspiró cansada, la noche entera cabalgando para encontrar semejante panorama... no era agradable ni fácil. Al menos no estaban solas, Schott cuidaría de Runa y la elfa, prácticamente le debían la vida.
Sonrió a la joven de cabellos dorados, solo cuando ella le preguntó notó gotear su frente, por eso le debía haber preguntado, al parecer, si, si necesitaba ayuda. No había día que no acabase con una herida, una cura, un remache o una costura nueva, menuda espía estaba hecha si no lograba evitar las luchas. Pero no había tenido tiempo para nada, cuando había visto que estaban a escasos segundos de acabar con la vida de su amiga en ese maldito patíbulo, había tenido que reaccionar y salir corriendo.
Rió un poco sentándose junto a la humana, Eltrant le había pegado algunas cosas, cosas que, para su trabajo, no terminaban de ser precisamente buenas, ni para su trabajo ni para su cuerpo enjuto y delgado, ella no era una armadura con patas, como su amigo, más bien era una mariposa con complejo de avispa. Ese chico y su complejo de héroe salvador, parecía que se lo había contagiado y, probablemente, él lo hubiera notado, por esa razón se dedicaba a cubrirla y le pedía que se quedase quieta y en la retaguardia todo el tiempo. Alanna era, sin duda, un caso con patas.
- Me parece que si necesito ayuda.- rió un poco, pensando más en psicología que no en la brecha que sangraba en su frente y las heridillas que le cubrían los brazos. - Soy Alanna, un placer Ashryn.- le sonrió a la chica antes de girar la cabeza hacia Schott, que bromeaba con su don para rescatar damiselas.- Lo se Schott, eres todo un caballero andante.- bromeó con el chico antes de dejarse caer con un suspiro. Menudo día, y ni siquiera eran las nueve de la mañana.
A medida que los segundos pasaban y la paz parecía regresar al claro tras la aparición de la Gata, en silencio, parecieron tomar todos una decisión clara, sin necesidad de hablar, siquiera, sabían que no podían quedarse allí, por muchas heridas que hubieran causado la guardia y su caballo la aldea no tardaría en reponerse y mandar a alguien en su busca. Debían marcharse del claro, y cuanto antes. Tal vez sería mejor regresar a Lunargenta y volver otro día con refuerzos, después de todo, dos guardias, una elfa y una ladrona podían poco contra un grupo de locos.
Puede que Alanna no fuera la más indicada para hablar, ella misma sentía que había perdido el juicio en más de una ocasión, pero herir a una hija, ni siquiera su padre, que era el mayor monstruo que ella había creído conocer nunca, había llegado a tener el estomago ni el corazón para herir a su hija. No, un padre, por malo que fuera, por mucho que no quisiera estar cerca de sus hijos, un padre de verdad, no hería a quien era de su misma sangre.
Puede que ella tuviera complejo de heroína, pero no iba a dejar las cosas así. Se sentía incapaz de dar media vuelta y girar la cara. No cuando ni siquiera su padre había llegado tan lejos, sabía que dentro de su propia vida quedaba mucho por desenterrar, y que muchas cosas sería mejor dejarlas envueltas en las sombras, pero si no era capaz de ayudar a Runa, cuando el problema se presentaba ante ellos de una forma tan clara, que prácticamete les había dado un bofetón en la cara, como iba a ser capaz de ayudarse a si misma que tenía que rebuscar entre libros y memorias dormidas.
Empezaban a levantarse, Alanna se quitaba la sangre seca del rostro, cuando unos pasos apresurados les salieron al encuentro por la espalda haciendolos girarse. Dos mujeres, la madre de Runa y otra, aparecieron con amenazas poco sutiles. Alanna alzó una ceja, entre ofendida y divertida, ¿de veras pensaban que podrían contra una guardia de Lunargenta? Les habría rebanado en cuello con sus dagas antes de que pudiera pronunciar un solo murmullo y suplicar lo siento de rodillas.
Mirando a Schott, le hizo una señal con la cabeza de que la siguiera, eran guardias, ambos, debían protegerlas, no solo porque fuera su deber, si no porque eran sus amigas y ellos daban la impresión de ser los más resistentes, aunque Alanna fuera la más baja de las tres chicas, parecía la más experimentada en cuestión de peleas. Se situó, en silencio, cubriendo a Ashryn y a Runa, tocando las dagas de su cintura y asegurándose de tener a buen recaudo las de las piernas y brazos. Como siempre, iba armada hasta los dientes. Sonrió de medio lado cuando Runa nombró el baile. No tendrían relación de sangre, pero la chica había dicho la misma frase que usaba ella antes de los combates.
- Vamos a bailar.- murmuró lanzándose de cabeza a por la mujer que tenía más cerca.
Su movimiento rápido pareció pillar a ambas desprevenidas, logrando, con eso, atrapar a la que decía ser madre de Runa, contra un árbol al otro lado del pequeño claro. La daga que rozaba el cuello de la mujer hizo un fino corte que demostraba que no bromeaba. No sería la primera vez que mataba a alguien, no sería la primera vez que se manchaba las manos ni la primera vez que la consideraban un monstruo, después de todo, eso era lo que era. Un ángel de la muerte cubierto de barro y sangre que intentaba limpiar sus alas embarrandolas más. No era blanco o negro, no, el corazón de Alanna, era gris.
- Las amenazas no tienen efecto si no se cumplen, señora.- murmuró con los ojos negros la chica, logrando que la mujer acorralada tragase saliva, asustada, notaba la oscuridad en la Gata, una oscuridad que no es fácil de limpiar, y a la que no le importa volversemás profunda si, con ello, logra salvar a las personas que le importaban.- No le toque un solo pelo, ni a su "hija" ni a nadie de los presentes, porque usted no se hasta que punto cumplirá sus amenazas, pero a mi no me hace falta amenazar para cumplir nada.- musitó con dulzura sangrieta al oído de la mujer dejándole un suave beso de su filosa daga en un costado del cuello, a penas profundo como para que un hilo de sangre roja corriera hasta la blanca camisa de la mujer.- Nos vamos, y no van a seguirnos.- Afirmó en voz alta dándole la espalda, sin temor a un ataque, para, cogiendo las riendas de su caballo, alejarse de claro.
Los demás frente a ella, quedándose a la retaguardia, se giró para despedirse, aun con ojos de mirada oscura, de la mujer. No tardarían en llegar a una cascada, estaban cerca del lago de la luna. Ese lugar parecía, casi, sagrado, nadie luchaba allí. Era un remanso de paz que permitía a los viajeros cansados retomar fuerzas y a los corazones rotos sanar.
Mientras alcanzaban las orillas del lago y la guardia dejaba pastas a su caballo mientras ella se acercaba a la orilla a lavar su cara, intentando despejar la negrura de sus ojos. En el claro que habían dejado atrás, una mujer aun temblaba de miedo tocando el hilo de sangre que descendía por su cuello. Las piernas aun le temblaban, y el corazón parecía haberse detenido junto al aire de sus pulmones.
- Esa chica... esa chica es como un veneno....- musitó la mujer temblorosa.
Efectivamente, Alanna era como un veneno, y siempre sería su elección sanar o matar a alguien con sus propiedades, si la conocías, podías distinguir su lado más dulce, pero si la buscabas para hacer daño, encontrarías la horma de tu zapato, la piedra en tu camino y la tormenta en tu travesía.
Sonrió a la joven de cabellos dorados, solo cuando ella le preguntó notó gotear su frente, por eso le debía haber preguntado, al parecer, si, si necesitaba ayuda. No había día que no acabase con una herida, una cura, un remache o una costura nueva, menuda espía estaba hecha si no lograba evitar las luchas. Pero no había tenido tiempo para nada, cuando había visto que estaban a escasos segundos de acabar con la vida de su amiga en ese maldito patíbulo, había tenido que reaccionar y salir corriendo.
Rió un poco sentándose junto a la humana, Eltrant le había pegado algunas cosas, cosas que, para su trabajo, no terminaban de ser precisamente buenas, ni para su trabajo ni para su cuerpo enjuto y delgado, ella no era una armadura con patas, como su amigo, más bien era una mariposa con complejo de avispa. Ese chico y su complejo de héroe salvador, parecía que se lo había contagiado y, probablemente, él lo hubiera notado, por esa razón se dedicaba a cubrirla y le pedía que se quedase quieta y en la retaguardia todo el tiempo. Alanna era, sin duda, un caso con patas.
- Me parece que si necesito ayuda.- rió un poco, pensando más en psicología que no en la brecha que sangraba en su frente y las heridillas que le cubrían los brazos. - Soy Alanna, un placer Ashryn.- le sonrió a la chica antes de girar la cabeza hacia Schott, que bromeaba con su don para rescatar damiselas.- Lo se Schott, eres todo un caballero andante.- bromeó con el chico antes de dejarse caer con un suspiro. Menudo día, y ni siquiera eran las nueve de la mañana.
A medida que los segundos pasaban y la paz parecía regresar al claro tras la aparición de la Gata, en silencio, parecieron tomar todos una decisión clara, sin necesidad de hablar, siquiera, sabían que no podían quedarse allí, por muchas heridas que hubieran causado la guardia y su caballo la aldea no tardaría en reponerse y mandar a alguien en su busca. Debían marcharse del claro, y cuanto antes. Tal vez sería mejor regresar a Lunargenta y volver otro día con refuerzos, después de todo, dos guardias, una elfa y una ladrona podían poco contra un grupo de locos.
Puede que Alanna no fuera la más indicada para hablar, ella misma sentía que había perdido el juicio en más de una ocasión, pero herir a una hija, ni siquiera su padre, que era el mayor monstruo que ella había creído conocer nunca, había llegado a tener el estomago ni el corazón para herir a su hija. No, un padre, por malo que fuera, por mucho que no quisiera estar cerca de sus hijos, un padre de verdad, no hería a quien era de su misma sangre.
Puede que ella tuviera complejo de heroína, pero no iba a dejar las cosas así. Se sentía incapaz de dar media vuelta y girar la cara. No cuando ni siquiera su padre había llegado tan lejos, sabía que dentro de su propia vida quedaba mucho por desenterrar, y que muchas cosas sería mejor dejarlas envueltas en las sombras, pero si no era capaz de ayudar a Runa, cuando el problema se presentaba ante ellos de una forma tan clara, que prácticamete les había dado un bofetón en la cara, como iba a ser capaz de ayudarse a si misma que tenía que rebuscar entre libros y memorias dormidas.
Empezaban a levantarse, Alanna se quitaba la sangre seca del rostro, cuando unos pasos apresurados les salieron al encuentro por la espalda haciendolos girarse. Dos mujeres, la madre de Runa y otra, aparecieron con amenazas poco sutiles. Alanna alzó una ceja, entre ofendida y divertida, ¿de veras pensaban que podrían contra una guardia de Lunargenta? Les habría rebanado en cuello con sus dagas antes de que pudiera pronunciar un solo murmullo y suplicar lo siento de rodillas.
Mirando a Schott, le hizo una señal con la cabeza de que la siguiera, eran guardias, ambos, debían protegerlas, no solo porque fuera su deber, si no porque eran sus amigas y ellos daban la impresión de ser los más resistentes, aunque Alanna fuera la más baja de las tres chicas, parecía la más experimentada en cuestión de peleas. Se situó, en silencio, cubriendo a Ashryn y a Runa, tocando las dagas de su cintura y asegurándose de tener a buen recaudo las de las piernas y brazos. Como siempre, iba armada hasta los dientes. Sonrió de medio lado cuando Runa nombró el baile. No tendrían relación de sangre, pero la chica había dicho la misma frase que usaba ella antes de los combates.
- Vamos a bailar.- murmuró lanzándose de cabeza a por la mujer que tenía más cerca.
Su movimiento rápido pareció pillar a ambas desprevenidas, logrando, con eso, atrapar a la que decía ser madre de Runa, contra un árbol al otro lado del pequeño claro. La daga que rozaba el cuello de la mujer hizo un fino corte que demostraba que no bromeaba. No sería la primera vez que mataba a alguien, no sería la primera vez que se manchaba las manos ni la primera vez que la consideraban un monstruo, después de todo, eso era lo que era. Un ángel de la muerte cubierto de barro y sangre que intentaba limpiar sus alas embarrandolas más. No era blanco o negro, no, el corazón de Alanna, era gris.
- Las amenazas no tienen efecto si no se cumplen, señora.- murmuró con los ojos negros la chica, logrando que la mujer acorralada tragase saliva, asustada, notaba la oscuridad en la Gata, una oscuridad que no es fácil de limpiar, y a la que no le importa volversemás profunda si, con ello, logra salvar a las personas que le importaban.- No le toque un solo pelo, ni a su "hija" ni a nadie de los presentes, porque usted no se hasta que punto cumplirá sus amenazas, pero a mi no me hace falta amenazar para cumplir nada.- musitó con dulzura sangrieta al oído de la mujer dejándole un suave beso de su filosa daga en un costado del cuello, a penas profundo como para que un hilo de sangre roja corriera hasta la blanca camisa de la mujer.- Nos vamos, y no van a seguirnos.- Afirmó en voz alta dándole la espalda, sin temor a un ataque, para, cogiendo las riendas de su caballo, alejarse de claro.
Los demás frente a ella, quedándose a la retaguardia, se giró para despedirse, aun con ojos de mirada oscura, de la mujer. No tardarían en llegar a una cascada, estaban cerca del lago de la luna. Ese lugar parecía, casi, sagrado, nadie luchaba allí. Era un remanso de paz que permitía a los viajeros cansados retomar fuerzas y a los corazones rotos sanar.
Mientras alcanzaban las orillas del lago y la guardia dejaba pastas a su caballo mientras ella se acercaba a la orilla a lavar su cara, intentando despejar la negrura de sus ojos. En el claro que habían dejado atrás, una mujer aun temblaba de miedo tocando el hilo de sangre que descendía por su cuello. Las piernas aun le temblaban, y el corazón parecía haberse detenido junto al aire de sus pulmones.
- Esa chica... esa chica es como un veneno....- musitó la mujer temblorosa.
Efectivamente, Alanna era como un veneno, y siempre sería su elección sanar o matar a alguien con sus propiedades, si la conocías, podías distinguir su lado más dulce, pero si la buscabas para hacer daño, encontrarías la horma de tu zapato, la piedra en tu camino y la tormenta en tu travesía.
Alanna Delteria
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Sonrió de manera amble cuando terminó de curar al muchacho y se apartó un poco de ellos para darles algo de privacidad. La heroína no tardó en aparecer y el pequeño grupo por fin se vio completo. Ashy se acercó a la chica y ofreció su ayuda, esperando no ser rechazada, pues la señorita necesitaba ser atendida cuanto antes. Parecían ser buenos amigos y fue la primera vez que la ojiazul se dio cuenta que ella —a diferencia de Allen— no poseía la habilidad de hacer amistades con facilidad. Asintió un poco al agradecimiento de Schott por haberlo ayudado y no pudo evitar soltar una pequeña risita divertida al pensar que era un chico bastante peculiar, y estaba feliz de haber podido ser de ayuda. Realmente no quería preguntar qué era lo que estaba sucediendo y como es que ellos habían terminado ahí, pues no era una persona a la cual le gustara entrometerse en la vida de los demás, de hecho, solo tenía la habilidad de entrar en líos constantemente, pero su curiosidad no llegaba a rayar en el cotilleo; además, no los conocía lo suficiente como para ir de metiche a hacer preguntas por doquier.
Sacó de su bolso unos apósitos de algodón y un poco de peróxido de hidrogeno, una maravilla medica recién descubierta, que era la sensación en el hospital de Lunargenta a la hora de tratar una herida. Se acercó a Alanna y con mucha delicadeza limpió sus magulladuras, cuidando siempre de no lastimarla. Su bolso debería ser considerado como mágico, ya que ni ella misma sabía de donde salían tantos utensilios médicos. La herida en la frente de la heroína le preocupaba, pero no tenía el tiempo para suturarla debidamente, así que se las ingenió cubriéndola con un apósito, suspendido con pequeñas tiras bañadas en un pegamento orgánico, cuya función sería mantener el apósito adherido al frente de la muchacha y así evitar que esta se infectara, aunque no sabía cuánto tiempo podría mantenerse cerrada. Procedió a atender las demás heridas que presentaba la chica, las cuales afortunadamente eran superficiales. Una vez que hubo terminado sonrió orgullosa de su trabajo y se dispuso a seguir al pequeño grupo por un camino que parecía llevar al corazón del bosque. Parpadeó un par de veces, cuestionándose como debería responder a la pregunta que Runa le había hecho, pues hacía tiempo que no se sentía parte del bosque.
—Mi hogar esta en Sandorai —sonrió con gentileza—, voy al hospital de Lunargenta todos los días —no quería decir mucho, pero le pareció descortés no regresar la pregunta—. ¿Y ustedes?
Schott había tenido razón y de un momento a otro varias voces los sobresaltaron, dejando ver a la horrible mujer que se hacía llamar la madre de Runa, quien amenazó con hacerles daño si la chica no accedía a volver con ella. Todo nuevamente estaba tomando un rumbo aterrador y Ashy se preparó para lo peor. La ojiazul no era experta en combate, o al menos no lo suficiente, pues desde el trauma sufrido en su último trabajo con el vampiro, tenía la impresión de que algo oscuro se escondía dentro de ella; algo que no podría controlar y que la volvería capaz de arrebatar vidas solo por el simple hecho de una sádica satisfacción. No, definitivamente tenía que olvidar esas ideas y colaborar de alguna forma con todos los presentes. Tocó el mango de la daga oculta en su capa y miró a su alrededor en busca de posibles opciones. Alanna se había posicionado con sigilo frente a Runa y ella, en un conocido intento protector, que hizo que la elfa se preguntara si acaso ella tenía relación con su reciente amigo de la guardia.
En un par de ocasiones, Elt había hecho exactamente lo mismo, poniéndose a sí mismo en peligro con tal de proteger a los demás. Quizá era algo implícito en todos los guardias o tal vez era una virtud exclusiva de esos dos chicos, fuese como fuese, Ashy se sentía agradecida de toparse con personas tan valientes y amables. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la heroína, quien se lanzó contra la causante de todo eso y la aprisionó con una destreza realmente envidiable, sorprendiendo a los presentes por tan admirable acción. La rubia tomó el brazo de Runa con firmeza en un intento por aferrarse a ella y que de ninguna manera decidiera seguir a su ‘‘madre’’, y la guio detrás de Alanna y de Schott, ante las miradas atónitas de sus verdugos. Llegaron a una cascada de cuya desembocadura surgía un hermoso y tranquilo lago, donde podían tomar un nuevo respiro, al menos por el momento.
—El valor debe ser un don único en los guardias —susurró con admiración mirando a Alanna y Schott—. No creí que alguien además de Elt fuese así de impresionante.
Sonrió con agrado sin percatarse que había mencionado el nombre de su amigo. Menudo descuido, aunque ya era muy tarde para retractarse. Tal vez haber abierto la boca de más no era tan malo, un cambio de tema podía ser lo que necesitaran para disipar el ambiente de alerta y preocupación que los rodeaba. Por ahora se encontraban a salvo, la pregunta sería: ¿Por cuánto tiempo?
Sacó de su bolso unos apósitos de algodón y un poco de peróxido de hidrogeno, una maravilla medica recién descubierta, que era la sensación en el hospital de Lunargenta a la hora de tratar una herida. Se acercó a Alanna y con mucha delicadeza limpió sus magulladuras, cuidando siempre de no lastimarla. Su bolso debería ser considerado como mágico, ya que ni ella misma sabía de donde salían tantos utensilios médicos. La herida en la frente de la heroína le preocupaba, pero no tenía el tiempo para suturarla debidamente, así que se las ingenió cubriéndola con un apósito, suspendido con pequeñas tiras bañadas en un pegamento orgánico, cuya función sería mantener el apósito adherido al frente de la muchacha y así evitar que esta se infectara, aunque no sabía cuánto tiempo podría mantenerse cerrada. Procedió a atender las demás heridas que presentaba la chica, las cuales afortunadamente eran superficiales. Una vez que hubo terminado sonrió orgullosa de su trabajo y se dispuso a seguir al pequeño grupo por un camino que parecía llevar al corazón del bosque. Parpadeó un par de veces, cuestionándose como debería responder a la pregunta que Runa le había hecho, pues hacía tiempo que no se sentía parte del bosque.
—Mi hogar esta en Sandorai —sonrió con gentileza—, voy al hospital de Lunargenta todos los días —no quería decir mucho, pero le pareció descortés no regresar la pregunta—. ¿Y ustedes?
Schott había tenido razón y de un momento a otro varias voces los sobresaltaron, dejando ver a la horrible mujer que se hacía llamar la madre de Runa, quien amenazó con hacerles daño si la chica no accedía a volver con ella. Todo nuevamente estaba tomando un rumbo aterrador y Ashy se preparó para lo peor. La ojiazul no era experta en combate, o al menos no lo suficiente, pues desde el trauma sufrido en su último trabajo con el vampiro, tenía la impresión de que algo oscuro se escondía dentro de ella; algo que no podría controlar y que la volvería capaz de arrebatar vidas solo por el simple hecho de una sádica satisfacción. No, definitivamente tenía que olvidar esas ideas y colaborar de alguna forma con todos los presentes. Tocó el mango de la daga oculta en su capa y miró a su alrededor en busca de posibles opciones. Alanna se había posicionado con sigilo frente a Runa y ella, en un conocido intento protector, que hizo que la elfa se preguntara si acaso ella tenía relación con su reciente amigo de la guardia.
En un par de ocasiones, Elt había hecho exactamente lo mismo, poniéndose a sí mismo en peligro con tal de proteger a los demás. Quizá era algo implícito en todos los guardias o tal vez era una virtud exclusiva de esos dos chicos, fuese como fuese, Ashy se sentía agradecida de toparse con personas tan valientes y amables. Sus pensamientos se vieron interrumpidos por la heroína, quien se lanzó contra la causante de todo eso y la aprisionó con una destreza realmente envidiable, sorprendiendo a los presentes por tan admirable acción. La rubia tomó el brazo de Runa con firmeza en un intento por aferrarse a ella y que de ninguna manera decidiera seguir a su ‘‘madre’’, y la guio detrás de Alanna y de Schott, ante las miradas atónitas de sus verdugos. Llegaron a una cascada de cuya desembocadura surgía un hermoso y tranquilo lago, donde podían tomar un nuevo respiro, al menos por el momento.
—El valor debe ser un don único en los guardias —susurró con admiración mirando a Alanna y Schott—. No creí que alguien además de Elt fuese así de impresionante.
Sonrió con agrado sin percatarse que había mencionado el nombre de su amigo. Menudo descuido, aunque ya era muy tarde para retractarse. Tal vez haber abierto la boca de más no era tan malo, un cambio de tema podía ser lo que necesitaran para disipar el ambiente de alerta y preocupación que los rodeaba. Por ahora se encontraban a salvo, la pregunta sería: ¿Por cuánto tiempo?
Ashryn Elaynor
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Sonreí a Runa al devolverle la mochila, se ve que le hacía mucha ilusión recuperar sus cosas, menos mal que se me había ocurrido cogerla en las catacumbas, casi me iba sin ella.
La pobre Runa, aun en shock no estaba en condiciones de dar explicaciones, lo que por otro lado era normal, es decir, acabábamos de sacarla del patíbulo, eso no suele ser muy relajante.
Alanna agradeció nuestra intervención, ya parecía estar herida, por suerte Ashryn se puso manos a la obra con ella.
La joven elfa dijo ser de Sandorai, y que trabajaba en el hospital de Lunargenta. –Ah yo también soy de allí, de Lunargenta digo, quizás nos hayamos cruzado alguna vez en el hospital, es mi lugar más recurrente después del mercado y las tabernas jajaja- bromeé.
De repente y sin que yo me diese cuenta dos mujeres, de aspecto siniestro aparecieron en el claro, pero lo más increíble fue que una llamase a Runa hija.
-Ehh…ohhh…es decir….¿ella es?...o sea ¿tú eres su?...ohh.ohh- traté de deshacer el lío que tenía en la cabeza, que súbito y terrible reencuentro familiar.
Mas secuaces acompañaban a la madre, por lo visto la relación madre hija no era del todo buena, por decirlo suavemente.
Asentí al gesto de Alanna y avancé parejo a ella, otros cuatro secuaces hicieron acto de presencia.
-O.oiga señora, seguro que todo esto es un malentendido, no será mejor que se sienten a hablarlo tranquilamente y…-
Alanna no se lo pensó dos veces y saltó increíblemente rápida a por la madre de Runa acorralándola, yo desenfundé el escudo y la pala, en guardia, la otra mujer alzó una ceja con burla, ya estaba acostumbrado a esa expresión.
Alanna no se anduvo con tonterías y al poco estaba alejándose sin temor de la seora que estaba consternada con una leve herida en el cuello, ¿qué le habría dicho Alanna?, me daba la impresión de que Alanna se estaba volviendo más sombría que las últimas veces que coincidimos.
-Ehh..eh venga..vámonos..- dije indicando a Runa y Ashryn que siguiesen a Alanna fuera del claro, eché un último vistazo a los secuestradores de Runa, aún estaban sin moverse, consternados por lo que había pasado.
Me sonrojé ante el comentario de Ashryn sobre el valor de la guardia –Bueno, no es para tanto jajaja- sonreí quitándole importancia –Hacemos lo que buenamente podemos- sonreí.
Llegamos a un lago precioso con una cascada, aproveché para descansar y ver como estaban los presentes, decidí mejor no preguntar de momento a Runa sobre su homicida madre, tenía pinta de ser un asunto peliagudo, me acerqué entonces a Alanna -Ey Alanna ¿estás bien?- le pregunté, no se me daba bien esto, pero notaba que algo no marchaba bien en el ambiente, o seguramente fuera que yo había dormido poco.
La pobre Runa, aun en shock no estaba en condiciones de dar explicaciones, lo que por otro lado era normal, es decir, acabábamos de sacarla del patíbulo, eso no suele ser muy relajante.
Alanna agradeció nuestra intervención, ya parecía estar herida, por suerte Ashryn se puso manos a la obra con ella.
La joven elfa dijo ser de Sandorai, y que trabajaba en el hospital de Lunargenta. –Ah yo también soy de allí, de Lunargenta digo, quizás nos hayamos cruzado alguna vez en el hospital, es mi lugar más recurrente después del mercado y las tabernas jajaja- bromeé.
De repente y sin que yo me diese cuenta dos mujeres, de aspecto siniestro aparecieron en el claro, pero lo más increíble fue que una llamase a Runa hija.
-Ehh…ohhh…es decir….¿ella es?...o sea ¿tú eres su?...ohh.ohh- traté de deshacer el lío que tenía en la cabeza, que súbito y terrible reencuentro familiar.
Mas secuaces acompañaban a la madre, por lo visto la relación madre hija no era del todo buena, por decirlo suavemente.
Asentí al gesto de Alanna y avancé parejo a ella, otros cuatro secuaces hicieron acto de presencia.
-O.oiga señora, seguro que todo esto es un malentendido, no será mejor que se sienten a hablarlo tranquilamente y…-
Alanna no se lo pensó dos veces y saltó increíblemente rápida a por la madre de Runa acorralándola, yo desenfundé el escudo y la pala, en guardia, la otra mujer alzó una ceja con burla, ya estaba acostumbrado a esa expresión.
Alanna no se anduvo con tonterías y al poco estaba alejándose sin temor de la seora que estaba consternada con una leve herida en el cuello, ¿qué le habría dicho Alanna?, me daba la impresión de que Alanna se estaba volviendo más sombría que las últimas veces que coincidimos.
-Ehh..eh venga..vámonos..- dije indicando a Runa y Ashryn que siguiesen a Alanna fuera del claro, eché un último vistazo a los secuestradores de Runa, aún estaban sin moverse, consternados por lo que había pasado.
Me sonrojé ante el comentario de Ashryn sobre el valor de la guardia –Bueno, no es para tanto jajaja- sonreí quitándole importancia –Hacemos lo que buenamente podemos- sonreí.
Llegamos a un lago precioso con una cascada, aproveché para descansar y ver como estaban los presentes, decidí mejor no preguntar de momento a Runa sobre su homicida madre, tenía pinta de ser un asunto peliagudo, me acerqué entonces a Alanna -Ey Alanna ¿estás bien?- le pregunté, no se me daba bien esto, pero notaba que algo no marchaba bien en el ambiente, o seguramente fuera que yo había dormido poco.
Schott
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Que irónico , aquella hermosa elfa decía ser de Sandorai, aunque practicaba medicina en Lunargenta. De hecho se notaba, los conocimientos que pudiera tener esta chica , eran mucho más notables que los de la ladrona, una simple aspirante de pacotilla.Parecían más calmados, Alanna ni siquiera se dio cuenta de la brecha de su frente pero nada pasaba con una mujer así de curativa y un hombre con tan buen sentido del humor.
Después de la aparición, a pesar de que la joven escurridiza estuviera dispuesta al combate y más derrotas, fue interrumpida por su compañera que velozmente se adelantó clavando ligeramente la daga en el cuello de su vieja madre.El ambiente se puse aun más tenso. A su lado, la otra mujer desconocida todavía para la pequeña Runa chasqueó como molesta ante la debilidad de la otra, Alanna advirtió que no se les ocurriera seguirlas ante la imagen de una mujer psicópata aterrada y la de otra demasiado tranquila, los hombres hicieron paso para el pequeño grupo y la rubia agarró firmemente del brazo de la ladrona quien todavía por la rabia le daba gana de ir a por ambas. Schot las protegía , o esa su misión al parecer.
Llegaron a un pequeño lago donde golpeaba una cascada bajo la luna llena, el lugar parecía territorio santo, lo cual era perfecto para descansar un momento antes que regresaran otra vez.Mientras Alanna, un poco siniestra se acercaba a la orilla a lavarse la cara, Runa tomaba asiento junto con la otra mujer, apartando sus cosas en el suelo e intentando encender una pequeña hoguera.
Temblaba tanto, que ni siquiera era capaz de encenderla.
Entre el frío y esa guerra que estaba mostrando en el interior, estaba haciendo de ella un espíritu hecho estropicios.Dejando que los demás se acercaran para encenderla, se levantó en silencio y agarró la daga que portaba en la mochila acercándose a la orilla.
Derrepente un pie entro en el agua, seguido de su cuerpo. Se sumergió y toda la suciedad exterior se separó de su piel. Rasgó sus prendas y se quitó el peso del pasado, como si aquellos ropajes hubieran aguantado negrura por tantos años. Ella echaba de menos ciertas cosas, y entre ellas, era poder ser una persona no perseguida. Continuó nadando, al menos estaba entrando en calor, y por debajo del agua, la claridad era similar a la luz. Sacó su cabecita a espaldas de los presentes y con la daga en mano se cortó el cabello.
Ya estaba. Se dió la vuelta nadando hasta donde podía hacer pie, y lentamente camino hasta la orilla.-No miréis.-Estaba desnuda, había cometido una locura y estaba como llegó al mundo. Al menos ellas al ser mujeres no se escandalizaran, aunque no podría decir lo mismo del pelirrojo.
Después de la aparición, a pesar de que la joven escurridiza estuviera dispuesta al combate y más derrotas, fue interrumpida por su compañera que velozmente se adelantó clavando ligeramente la daga en el cuello de su vieja madre.El ambiente se puse aun más tenso. A su lado, la otra mujer desconocida todavía para la pequeña Runa chasqueó como molesta ante la debilidad de la otra, Alanna advirtió que no se les ocurriera seguirlas ante la imagen de una mujer psicópata aterrada y la de otra demasiado tranquila, los hombres hicieron paso para el pequeño grupo y la rubia agarró firmemente del brazo de la ladrona quien todavía por la rabia le daba gana de ir a por ambas. Schot las protegía , o esa su misión al parecer.
Llegaron a un pequeño lago donde golpeaba una cascada bajo la luna llena, el lugar parecía territorio santo, lo cual era perfecto para descansar un momento antes que regresaran otra vez.Mientras Alanna, un poco siniestra se acercaba a la orilla a lavarse la cara, Runa tomaba asiento junto con la otra mujer, apartando sus cosas en el suelo e intentando encender una pequeña hoguera.
Temblaba tanto, que ni siquiera era capaz de encenderla.
Entre el frío y esa guerra que estaba mostrando en el interior, estaba haciendo de ella un espíritu hecho estropicios.Dejando que los demás se acercaran para encenderla, se levantó en silencio y agarró la daga que portaba en la mochila acercándose a la orilla.
Derrepente un pie entro en el agua, seguido de su cuerpo. Se sumergió y toda la suciedad exterior se separó de su piel. Rasgó sus prendas y se quitó el peso del pasado, como si aquellos ropajes hubieran aguantado negrura por tantos años. Ella echaba de menos ciertas cosas, y entre ellas, era poder ser una persona no perseguida. Continuó nadando, al menos estaba entrando en calor, y por debajo del agua, la claridad era similar a la luz. Sacó su cabecita a espaldas de los presentes y con la daga en mano se cortó el cabello.
Ya estaba. Se dió la vuelta nadando hasta donde podía hacer pie, y lentamente camino hasta la orilla.-No miréis.-Estaba desnuda, había cometido una locura y estaba como llegó al mundo. Al menos ellas al ser mujeres no se escandalizaran, aunque no podría decir lo mismo del pelirrojo.
Runa Thorgil
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Por fin habían llegado a un lugar apartado y tranquilo en el que poder reponer fuerzas, los nervios que enervaban a Alanna comenzaron a relajarse mientras su respiración se volvía lenta y pausada, más calmada, lo bastante como para que su mala leche se viera ligeramente difuminada, después de todo, llevaba mucho cansancio a la espalda y estaba cansada de todo.
Las injusticias le ponían los pelos de punta, la enfadaban y molestaban sobremanera, si por ella fuera, le daría bofetadas a todos los que hacían cosas idiotas hasta que se quedasen sin dientes y suplicasen perdón de rodillas, porque no era justo.
Siempre había querido que la vida real fueran como sus novelas, esas que la abstraían, donde los buenos siempre vencen, donde los malos son feos y se distinguen a primera vista, donde alguien con buen corazón siempre tiene las de ganar frente a quienes no, donde los asesinos son simples asesinos, y no gente con historia, donde ella, a su pesar, sería la mala de la película, pero al menos viviría en un mundo más justo.
Sonrió sentándose mientras la elfa, Ashryn, le aplicaba los primeros auxilios que necesitaba la brecha que se había abierto en su cabeza tras la trifulca en el pueblo. Suspiró cansada, y volvió a sonreír cuando un pensamiento pasó por su cabeza “Estoy demasiado vieja para estas cosas” Miró a la elfa, que parecía realmente agradecida y se movió para mirarla directamente mientras Schott, orgulloso de su puesto de guardia, le quitaba importancia a la gesta.
La Gata soltó un bufido de risa, ese chico no tenía remedio, y miró a la elfa. Desde que Eltrant había entrado en la guardia estaba haciendo muchas cosas buenas, y ya comenzaba a ganarse su fama, pronto superaría la de ella, lógico, Eltrant no sabía pasar desapercibido, y, por desgracia, estaba pegándole su mala costumbre.
Alanna solía ser nada, una sombra en la noche, una gota en la lluvia, un soplo de viento ligero en un huracán, su trabajo era ese, el no ser nada, entrar y salir sin ser vista, sin que supieran quien era o su nombre, para poder robar, asesinar o lo que a la guardia bien le pareciera. Era un simple peón, pero un peón con voluntad, y eso, en lugar de hacerla más frágil, la volvía peligrosa. Ya había comprobado como podía legar a tornarse si le arrebataban a alguien querido, no tenía compasión, y las gentuzas de ese pueblo podían esperarse la misma clemencia que había demostrado en los meses que había pensado que había perdido a su hermana.
Nadie, y era nadie, podía tocar a alguien que le importase sin recibir un castigo. Sin embargo, en ese momento donde todo parecía haberse calmado, en el que Runa descansaba en silencio y Schott y Ashryn creaban un aura tranquila, no podía volverse oscura, Schott ya parecía haberse dado cuenta de algo, no podía dejar que nadie más viera la parte que más miedo le daba de si misma.
- Eltrant es un gran chico.- sonrió mirando hacia el suelo con las mejillas rosadas.- merece la pena conocerle, se deja la piel y el alma por todo, aunque a veces es algo inocente, es... es estupendo.-comentó alzando la cabeza hacia la elfa.- Yo soy del mismo pueblo que él, aunque hace tanto que lo dejé, que ya me siento parte de Lunargenta, seguramente me verás bastante por el hospital, suelo ayudar a veces cuando no voy a que me curen, tengo cierta tendencia a hacerme daño.- bromeó.
Se recostó en el suelo y giró s mirada a Schott, que le preguntaba preocupado, sin duda se había percatado de algo, suspiró y cerró los ojos por un instante, cansada, estaba harta de fingir, pero si no quería que las personas que la apreciaban la mirasen con miedo, debía seguir ocultando su trabajo real, aunque vieran que en ocasiones desaparecía y volvía herida, aunque le vieran sombras en las pupilas, no podía remediarlo, era, y siempre sería, una asesina de la guardia, por mucho que lo quisieran ocultar o adornarlo llamándolos confidentes y lo ocultasen, incluso, a sus propios compañeros.
- Si, algo cansada, toda la noche a caballo me ha dejado muerta.- comentó sin faltar, totalmente, a la verdad.
Fue ese el momento que Runa eligió para darse un baño. Esa chica era increíble, le daba cada venazo que Alanna no lograba entenderla, pero eso la hacía, simplemente, más divertida. Se levantó con calma y se acercó a Juvia, que la recibió con un ligero cabezazo alegre, su jinete estaba bien, y eso era lo importante para la yegua. Tras darle unas cuantas caricias y una manzana de las alforjas, rebuscó algo de ropa que llevaba siempre de recambio.
Runa era más alta y ella, y posiblemente le estuviera ancho de pecho, pero mejor eso que desnuda o con esa sábana carcomida que habían intentado hacer pasar por un vestido. Se sentó nuevamente en la hierva, con la ropa en su regazo y miró a Ashryn dispuesta a seguir con la conversación.
- ¿Cómo conociste a Eltrant? ¿Ya se había metido en otro lio?.- Sonrió bromeando, ese chico era incorregible, pero siempre admiraría su testarudez y que intentase ayudar a los demás, porque él, miraba a la persona.
Las injusticias le ponían los pelos de punta, la enfadaban y molestaban sobremanera, si por ella fuera, le daría bofetadas a todos los que hacían cosas idiotas hasta que se quedasen sin dientes y suplicasen perdón de rodillas, porque no era justo.
Siempre había querido que la vida real fueran como sus novelas, esas que la abstraían, donde los buenos siempre vencen, donde los malos son feos y se distinguen a primera vista, donde alguien con buen corazón siempre tiene las de ganar frente a quienes no, donde los asesinos son simples asesinos, y no gente con historia, donde ella, a su pesar, sería la mala de la película, pero al menos viviría en un mundo más justo.
Sonrió sentándose mientras la elfa, Ashryn, le aplicaba los primeros auxilios que necesitaba la brecha que se había abierto en su cabeza tras la trifulca en el pueblo. Suspiró cansada, y volvió a sonreír cuando un pensamiento pasó por su cabeza “Estoy demasiado vieja para estas cosas” Miró a la elfa, que parecía realmente agradecida y se movió para mirarla directamente mientras Schott, orgulloso de su puesto de guardia, le quitaba importancia a la gesta.
La Gata soltó un bufido de risa, ese chico no tenía remedio, y miró a la elfa. Desde que Eltrant había entrado en la guardia estaba haciendo muchas cosas buenas, y ya comenzaba a ganarse su fama, pronto superaría la de ella, lógico, Eltrant no sabía pasar desapercibido, y, por desgracia, estaba pegándole su mala costumbre.
Alanna solía ser nada, una sombra en la noche, una gota en la lluvia, un soplo de viento ligero en un huracán, su trabajo era ese, el no ser nada, entrar y salir sin ser vista, sin que supieran quien era o su nombre, para poder robar, asesinar o lo que a la guardia bien le pareciera. Era un simple peón, pero un peón con voluntad, y eso, en lugar de hacerla más frágil, la volvía peligrosa. Ya había comprobado como podía legar a tornarse si le arrebataban a alguien querido, no tenía compasión, y las gentuzas de ese pueblo podían esperarse la misma clemencia que había demostrado en los meses que había pensado que había perdido a su hermana.
Nadie, y era nadie, podía tocar a alguien que le importase sin recibir un castigo. Sin embargo, en ese momento donde todo parecía haberse calmado, en el que Runa descansaba en silencio y Schott y Ashryn creaban un aura tranquila, no podía volverse oscura, Schott ya parecía haberse dado cuenta de algo, no podía dejar que nadie más viera la parte que más miedo le daba de si misma.
- Eltrant es un gran chico.- sonrió mirando hacia el suelo con las mejillas rosadas.- merece la pena conocerle, se deja la piel y el alma por todo, aunque a veces es algo inocente, es... es estupendo.-comentó alzando la cabeza hacia la elfa.- Yo soy del mismo pueblo que él, aunque hace tanto que lo dejé, que ya me siento parte de Lunargenta, seguramente me verás bastante por el hospital, suelo ayudar a veces cuando no voy a que me curen, tengo cierta tendencia a hacerme daño.- bromeó.
Se recostó en el suelo y giró s mirada a Schott, que le preguntaba preocupado, sin duda se había percatado de algo, suspiró y cerró los ojos por un instante, cansada, estaba harta de fingir, pero si no quería que las personas que la apreciaban la mirasen con miedo, debía seguir ocultando su trabajo real, aunque vieran que en ocasiones desaparecía y volvía herida, aunque le vieran sombras en las pupilas, no podía remediarlo, era, y siempre sería, una asesina de la guardia, por mucho que lo quisieran ocultar o adornarlo llamándolos confidentes y lo ocultasen, incluso, a sus propios compañeros.
- Si, algo cansada, toda la noche a caballo me ha dejado muerta.- comentó sin faltar, totalmente, a la verdad.
Fue ese el momento que Runa eligió para darse un baño. Esa chica era increíble, le daba cada venazo que Alanna no lograba entenderla, pero eso la hacía, simplemente, más divertida. Se levantó con calma y se acercó a Juvia, que la recibió con un ligero cabezazo alegre, su jinete estaba bien, y eso era lo importante para la yegua. Tras darle unas cuantas caricias y una manzana de las alforjas, rebuscó algo de ropa que llevaba siempre de recambio.
Runa era más alta y ella, y posiblemente le estuviera ancho de pecho, pero mejor eso que desnuda o con esa sábana carcomida que habían intentado hacer pasar por un vestido. Se sentó nuevamente en la hierva, con la ropa en su regazo y miró a Ashryn dispuesta a seguir con la conversación.
- ¿Cómo conociste a Eltrant? ¿Ya se había metido en otro lio?.- Sonrió bromeando, ese chico era incorregible, pero siempre admiraría su testarudez y que intentase ayudar a los demás, porque él, miraba a la persona.
Alanna Delteria
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
¡Que rápido pasa el tiempo cuando se está en agradable compañía! Ojalá la calma pudiese prevalecer para siempre, pero como la rubia había aprendido en sus travesuras, eso solo sucede en un puñado de situaciones y especialmente, eso les sucedía a personas que no tenían el don para meterse en problemas, no a ella. Una risa graciosa escapó de sus labios cuando Schott mencionó sus visitas frecuentes al hospital de Lunargenta, además del mercado y las odiosas tabernas. Ashy no podía mencionar que por azares del destino siempre terminaba metida en uno de esos lugares de mala muerte, ante todo debía mantener la poca dignidad que le quedaba. Todo pasó como en un parpadeo y los cuatro terminaron corriendo por sus vidas, después de que Alanna se enfrentara a la infame madre de Runa. La ojiazul ya se estaba acostumbrando a vivir su vida al límite, al menos eso de correr como burro sin mecate todos los días le estaba generando una condición envidiable.
Durante la carrera no soltó el brazo de Runa, hasta que no llegaron a un lugar seguro. Una vez ahí se permitió tomar asiento en el césped y agarrar una gran bocanada de aire. Observó a la heroína y al resto de los presentes, cada uno parecía tener cualidades especiales y bastante envidiables, mientras que ella solo era buena con su bolso lleno de ingredientes y utensilios. Se acercó a Alanna y con mucho cuidado se aseguró de que su herida no se hubiese abierto aún más, sonrió aliviada de que esta siguiera segura detrás de los apósitos. Al parecer sus palabras fueron captadas por todos y no pudo evitar reír con nerviosismo al haber hablado de más, asintiendo a las palabras de Schott, pues realmente todos los guardias eran increíbles, especialmente todos los que ella había tenido el placer de conocer. No le sorprendió que la fantástica heroína conociese a su reciente amigo, pero si le tomó desprevenida el hecho de que ella lo describiera tan bien. Sonrió de manera enternecida al pensar que ambos eran muy parecidos y que de alguna forma su lazo parecía grande y admirable.
—Yo pienso que tú también eres increíble —le tomó las manos y la observó. De alguna forma pese a toda su grandeza ella no parecía darse cuenta de cuanto brillaba—. No he tenido el placer de verlos en el hospital, pero de ahora en adelante me gustaría poder ayudarlos si vuelven a ir, aunque espero que sea solo para saludar y no porque hayan sufrido alguna herida o por una enorme borrachera —le sacó un poco la lengua a Schott de manera burlesca y de nuevo se rio, parecía que las costumbres del vampiro se le habían pegado más de lo que hubiese deseado.
Alanna se recostó en el césped y Ashy aprovechó para acercarse al joven y revisarlo a ver si en la carrera no había sufrido alguna herida. Una vez que se aseguró de que estaba en completa forma, la rubia tomó asiento de nuevo en el césped y se entretuvo escuchándolos charlar. Le agradaba ver como entre los tres se cuidaban y se preocupaban por el otro, era algo realmente agradable. En ese instante Runa anunció que no debían mirar, pues se dispondría a tomar un baño en el lago, a lo que la pequeña elfa solo atinó a taparse los ojos con las manos, acatando a la orden que la joven había dado. Al parecer en el fondo la pequeña elfa aún era una niña inocente. No supo que pasó en el tiempo en que sus manos cubrieron a sus ojos, pues solo se dignó a mirar cuando Alanna le hizo una pregunta acerca de Elt. La ojiazul no sabía cómo debía contestar aquello, puesto que podía ser un motivo para que la odiasen o podía ser una conversación divertida para la fogata.
—Pues… —comenzó con inseguridad—, es una historia graciosa. Habían pasado algunas cosas no muy agradables en mi vida —omitió el trauma de su último trabajo para el gremio—, así que en mi día libre decidí dar un paseo por el mercado y ahí encontré a una pequeña elfa, quien me arrastró hacia sus embrollos, pues había robado una cajita de un hombre que no parecía estar muy bien de sus cabales —sonrió graciosamente cuando recordó al viejo Billie John—. Eltrant nos acorraló en un callejón, pues había decidido recuperar el cofre robado, fue entonces que la elfia le lanzó el artefacto a la cara y salimos corriendo —llevó un dedo a su mentón, acomodando sus recuerdos para exponerlos—. De alguna forma ella me convenció para ayudarla a hacerse de nuevo con el cofre —rápidamente comenzó a agitar los brazos buscando aclarar que ella no era una ladrona, mientras sus mejillas se tornaban rojas—, pero juro que no acepté ninguna compensación por el objeto, no le tengo gusto al arte de robar, pero meterme en problemas es un arte que domino a la perfección —‘‘aunque no por gusto’’ le hubiese gustado agregar—. Resultó que el dichoso cofre fue robado por el hombre al que Iliaki le había robado, y el dueño original era un brujo de fuego —no había convivido con muchos brujos, así que no estaba segura que todos controlaran ese elemento—. ¡Ya se imaginarán los problemas que nos ocasionó! —Llevó sus manos a sus mejillas, poniendo cara de asombro—. Por azares del destino terminé arrastrando a Elt a una taberna donde casi lo violan las tigresas que ahí laboran —infló las mejillas—, cualquiera diría que parecen pozos sin fondo —tosió un poco dándose cuenta de que se había desviado—. El brujo nos perseguía y de un momento a otro Elt nos protegió —miró a Alanna y le sonrió—, después de todo los problemas que le ocasioné hubiese sido imposible dejarlo ahí, así que digamos que hicimos una pequeña tregua, le curé las heridas y también me disculpé por dejarlo solo con aquellas mujeres, pero aun así él me ayudó a encontrar a Iliaki. Finalmente se descubrió que el brujo era el dueño de la caja y Elt nos protegió para que no nos hiciera daño, ese chico realmente fue amable con nosotras —miró el suelo—. El brujo terminó muerto y yo me disculpé con Elt por mi pequeña amiga y por mí, fue ahí cuando nos hicimos amigos, una manera peculiar sin duda, pero siento que estoy en deuda con él para siempre —sonrió—. ¡Ains! ¡Y al final el dichoso cofre solo tenía un fruta! Me encargué de castigar a Iliaki por habernos arriesgado de esa manera —cruzó los brazos con las mejillas infladas de manera cómica.
Bueno, esa era su historia, aun omitiendo ciertos detalles así fue como conoció a su primer amigo que no la trataba como bicho raro o que no se la pasaba molestándola por todo. Sus mejillas se pusieron rojas al darse cuenta que se había abierto demasiado con aquellos extraños y que su personalidad infantil y juguetona había salido a flote sin poder evitarlo, ahora pasaría lo que siempre ocurría cuando la gente conocía ese lado de ella y seguramente le perderían el poco interés que había conseguido. Miró al suelo y esperó las palabras de desdén por parte de los presentes, después de todo era su culpa por no mesurarse y por mirar cuando la bonita joven había indicado que no lo hicieran.
Durante la carrera no soltó el brazo de Runa, hasta que no llegaron a un lugar seguro. Una vez ahí se permitió tomar asiento en el césped y agarrar una gran bocanada de aire. Observó a la heroína y al resto de los presentes, cada uno parecía tener cualidades especiales y bastante envidiables, mientras que ella solo era buena con su bolso lleno de ingredientes y utensilios. Se acercó a Alanna y con mucho cuidado se aseguró de que su herida no se hubiese abierto aún más, sonrió aliviada de que esta siguiera segura detrás de los apósitos. Al parecer sus palabras fueron captadas por todos y no pudo evitar reír con nerviosismo al haber hablado de más, asintiendo a las palabras de Schott, pues realmente todos los guardias eran increíbles, especialmente todos los que ella había tenido el placer de conocer. No le sorprendió que la fantástica heroína conociese a su reciente amigo, pero si le tomó desprevenida el hecho de que ella lo describiera tan bien. Sonrió de manera enternecida al pensar que ambos eran muy parecidos y que de alguna forma su lazo parecía grande y admirable.
—Yo pienso que tú también eres increíble —le tomó las manos y la observó. De alguna forma pese a toda su grandeza ella no parecía darse cuenta de cuanto brillaba—. No he tenido el placer de verlos en el hospital, pero de ahora en adelante me gustaría poder ayudarlos si vuelven a ir, aunque espero que sea solo para saludar y no porque hayan sufrido alguna herida o por una enorme borrachera —le sacó un poco la lengua a Schott de manera burlesca y de nuevo se rio, parecía que las costumbres del vampiro se le habían pegado más de lo que hubiese deseado.
Alanna se recostó en el césped y Ashy aprovechó para acercarse al joven y revisarlo a ver si en la carrera no había sufrido alguna herida. Una vez que se aseguró de que estaba en completa forma, la rubia tomó asiento de nuevo en el césped y se entretuvo escuchándolos charlar. Le agradaba ver como entre los tres se cuidaban y se preocupaban por el otro, era algo realmente agradable. En ese instante Runa anunció que no debían mirar, pues se dispondría a tomar un baño en el lago, a lo que la pequeña elfa solo atinó a taparse los ojos con las manos, acatando a la orden que la joven había dado. Al parecer en el fondo la pequeña elfa aún era una niña inocente. No supo que pasó en el tiempo en que sus manos cubrieron a sus ojos, pues solo se dignó a mirar cuando Alanna le hizo una pregunta acerca de Elt. La ojiazul no sabía cómo debía contestar aquello, puesto que podía ser un motivo para que la odiasen o podía ser una conversación divertida para la fogata.
—Pues… —comenzó con inseguridad—, es una historia graciosa. Habían pasado algunas cosas no muy agradables en mi vida —omitió el trauma de su último trabajo para el gremio—, así que en mi día libre decidí dar un paseo por el mercado y ahí encontré a una pequeña elfa, quien me arrastró hacia sus embrollos, pues había robado una cajita de un hombre que no parecía estar muy bien de sus cabales —sonrió graciosamente cuando recordó al viejo Billie John—. Eltrant nos acorraló en un callejón, pues había decidido recuperar el cofre robado, fue entonces que la elfia le lanzó el artefacto a la cara y salimos corriendo —llevó un dedo a su mentón, acomodando sus recuerdos para exponerlos—. De alguna forma ella me convenció para ayudarla a hacerse de nuevo con el cofre —rápidamente comenzó a agitar los brazos buscando aclarar que ella no era una ladrona, mientras sus mejillas se tornaban rojas—, pero juro que no acepté ninguna compensación por el objeto, no le tengo gusto al arte de robar, pero meterme en problemas es un arte que domino a la perfección —‘‘aunque no por gusto’’ le hubiese gustado agregar—. Resultó que el dichoso cofre fue robado por el hombre al que Iliaki le había robado, y el dueño original era un brujo de fuego —no había convivido con muchos brujos, así que no estaba segura que todos controlaran ese elemento—. ¡Ya se imaginarán los problemas que nos ocasionó! —Llevó sus manos a sus mejillas, poniendo cara de asombro—. Por azares del destino terminé arrastrando a Elt a una taberna donde casi lo violan las tigresas que ahí laboran —infló las mejillas—, cualquiera diría que parecen pozos sin fondo —tosió un poco dándose cuenta de que se había desviado—. El brujo nos perseguía y de un momento a otro Elt nos protegió —miró a Alanna y le sonrió—, después de todo los problemas que le ocasioné hubiese sido imposible dejarlo ahí, así que digamos que hicimos una pequeña tregua, le curé las heridas y también me disculpé por dejarlo solo con aquellas mujeres, pero aun así él me ayudó a encontrar a Iliaki. Finalmente se descubrió que el brujo era el dueño de la caja y Elt nos protegió para que no nos hiciera daño, ese chico realmente fue amable con nosotras —miró el suelo—. El brujo terminó muerto y yo me disculpé con Elt por mi pequeña amiga y por mí, fue ahí cuando nos hicimos amigos, una manera peculiar sin duda, pero siento que estoy en deuda con él para siempre —sonrió—. ¡Ains! ¡Y al final el dichoso cofre solo tenía un fruta! Me encargué de castigar a Iliaki por habernos arriesgado de esa manera —cruzó los brazos con las mejillas infladas de manera cómica.
Bueno, esa era su historia, aun omitiendo ciertos detalles así fue como conoció a su primer amigo que no la trataba como bicho raro o que no se la pasaba molestándola por todo. Sus mejillas se pusieron rojas al darse cuenta que se había abierto demasiado con aquellos extraños y que su personalidad infantil y juguetona había salido a flote sin poder evitarlo, ahora pasaría lo que siempre ocurría cuando la gente conocía ese lado de ella y seguramente le perderían el poco interés que había conseguido. Miró al suelo y esperó las palabras de desdén por parte de los presentes, después de todo era su culpa por no mesurarse y por mirar cuando la bonita joven había indicado que no lo hicieran.
Ashryn Elaynor
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Parecía que por fin estábamos a salvo en ese lago, no oía las voces de nuestros persecutores así que supongo que había llegado el momento de relajarse por fin, un poco de paz y tranquilidad.
Me recosté sobre la suave hierba apoyando mi espalda en un tronco, ya me encontraba perfectamente gracias a los cuidados de la elfa, debía de ser fantástico poder usar la magia.
-Oh sisi, solo visita, si es que las camas del hospital son muy cómodas, y claro, dan ganas de volver siempre jeje- bromeé ante el comentario de Ashryn.
Por lo visto Alanna estaba bastante cansada, borré la sonrisa por una mueca de compasión, seguro que la pobre no había parado en mucho tiempo, es normal que estuviese nerviosa.
-Sí, no te preocupes, yo haré guardia, descansad ahora que podéis- me ofrecí.
Oí decir entonces a Runa que no mirásemos -¿Eh? Que…OH.oh..oh..oh..ee…ee- Dije apartando rápidamente la cabeza sin saber bien que hacer, finalmente presa del pánico me eché un trapo sobre la cabeza, tapando completamente mi visión, catástrofe evitada.
Me puse entonces a tientas de espaldas al lago, junto a las demás antes de quitarme el trapo, Alanna y Ashryn comenzaron a hablar de un tal Eltrant -¿Ey habláis de Eltrant? ¿Eltrant Tale?¿Le conoces? Jaja- había conocido a Eltrant mucho tiempo atrás, me pregunto qué sería de el –Doy fe de ello, es un tipo genial- sonreí, la elfa iba a contarnos como le conoció, así que callé y escuché atento.
Yo sonreía cuando la elfa se sonrojaba, por lo visto no era el único de Aernadir, siempre era grato saberlo.
La historia era francamente buena, y la elfa, lejos de la seriedad y mesura de la que hacían gala los de su raza, contaba la historia de manera muy viva y divertida, reí en varias ocasiones.
-Jajaja, no es mala historia no- sonreí –Con brujos de fuego y todo jaja, nosotros también tenemos alguna que otra buena anécdota verdad?- sonreí a Alanna y a Runa que seguro que nos oía desde atrás a fin de calmar lo nervios y hacer que sonrieran de nuevo, parecía que el encuentro con las seoras había sido duro para ambas
–¿Os acordáis de aquellos torneos para salvar la herrería? ¿O el carromato de las tres hermanas? Jajajajá- reí al recordar eso –Fue muy bueno, resulta que pasó un buen tipo con su carro y teníamos que ir a Baslodia, por un libro, bueno esa es otra historia- contaba gesticulando haciendome un lio y tratando de contener la risa –Y..y entonces íbamos los cuatro, es decir nosotros tres y otra amiga nuestra y..y dijimos que eran todas hermanas mías…los..emm.como era..¿Los hermanos Bosquedenso no? o algo así- Pregunté –Bueno y el caso es que el tipo no hacía más que preguntarme..y yo me estaba poniendo muy nervioso Jajaja….creo que se dio cuenta jjajajaja- reí a carcajadas, era una buena historia.
Me recosté sobre la suave hierba apoyando mi espalda en un tronco, ya me encontraba perfectamente gracias a los cuidados de la elfa, debía de ser fantástico poder usar la magia.
-Oh sisi, solo visita, si es que las camas del hospital son muy cómodas, y claro, dan ganas de volver siempre jeje- bromeé ante el comentario de Ashryn.
Por lo visto Alanna estaba bastante cansada, borré la sonrisa por una mueca de compasión, seguro que la pobre no había parado en mucho tiempo, es normal que estuviese nerviosa.
-Sí, no te preocupes, yo haré guardia, descansad ahora que podéis- me ofrecí.
Oí decir entonces a Runa que no mirásemos -¿Eh? Que…OH.oh..oh..oh..ee…ee- Dije apartando rápidamente la cabeza sin saber bien que hacer, finalmente presa del pánico me eché un trapo sobre la cabeza, tapando completamente mi visión, catástrofe evitada.
Me puse entonces a tientas de espaldas al lago, junto a las demás antes de quitarme el trapo, Alanna y Ashryn comenzaron a hablar de un tal Eltrant -¿Ey habláis de Eltrant? ¿Eltrant Tale?¿Le conoces? Jaja- había conocido a Eltrant mucho tiempo atrás, me pregunto qué sería de el –Doy fe de ello, es un tipo genial- sonreí, la elfa iba a contarnos como le conoció, así que callé y escuché atento.
Yo sonreía cuando la elfa se sonrojaba, por lo visto no era el único de Aernadir, siempre era grato saberlo.
La historia era francamente buena, y la elfa, lejos de la seriedad y mesura de la que hacían gala los de su raza, contaba la historia de manera muy viva y divertida, reí en varias ocasiones.
-Jajaja, no es mala historia no- sonreí –Con brujos de fuego y todo jaja, nosotros también tenemos alguna que otra buena anécdota verdad?- sonreí a Alanna y a Runa que seguro que nos oía desde atrás a fin de calmar lo nervios y hacer que sonrieran de nuevo, parecía que el encuentro con las seoras había sido duro para ambas
–¿Os acordáis de aquellos torneos para salvar la herrería? ¿O el carromato de las tres hermanas? Jajajajá- reí al recordar eso –Fue muy bueno, resulta que pasó un buen tipo con su carro y teníamos que ir a Baslodia, por un libro, bueno esa es otra historia- contaba gesticulando haciendome un lio y tratando de contener la risa –Y..y entonces íbamos los cuatro, es decir nosotros tres y otra amiga nuestra y..y dijimos que eran todas hermanas mías…los..emm.como era..¿Los hermanos Bosquedenso no? o algo así- Pregunté –Bueno y el caso es que el tipo no hacía más que preguntarme..y yo me estaba poniendo muy nervioso Jajaja….creo que se dio cuenta jjajajaja- reí a carcajadas, era una buena historia.
Schott
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
La historia de Asrhyn parecía de lo más interesante, aunque hablaba de una persona de la que la chica no tenia conocimiento, la historia era digna de pasar por generaciones en las rodillas del viejo abuelo. Hogareña como menos.
-Gracias- Respondió Runa mientras Alanna le dejaba una ropa que le quedaba un poco ancha, pero afortunadamente le abrigaba lo suficiente como para no pillarse un resfriado de mil demonios.
Ya vestida continuó escuchando la conversación que pasaba a las anécdotas de Schot. Mencionar aquel hombre del carro e indirectamente la presencia de Huracán le arrancó cierta nostalgia y una sonrisa a la vez, tenia que saber como se encontraba esa arma de matar, no se había pasado todo ese vieja peleando con ella para que desapareciera como si nada.
-Y el torneo...- Añadió a la historia para que el chico continuara con la historia tan alegremente.
Se sentó entre ellos con las piernas cruzadas, buscando un punto de calor y descanso. Se encontraba mejor, había cometido una locura, pero se encontraba muchísimo mejor.
-Bueno- Interrumpió sabiendo que no todo iba a ser tranquilidad.-¿Cual sera el plan a seguir?-
Las llamas del fuego poco a poco estaban debilitando su mirada hasta caer en un sueño rotundo, sin darse cuenta apoyo su cabeza en el hombro de la elfa y permaneció allí hasta el alba. El sol había regresado y sus primeros rayos de luz indicaban al grupo que era hora de continuar y salir de ese bosque. Las tripas comenzaron a revolucionarse marcando el hambre, tal vez era hora de cazar algo o con suerte si salían pronto, Runa se daría sus típicos banquetes.
Por supuesto invitando a cada uno de los miembros que la habían rescatado.
Miró por un momento a los ojos de la gata, y notó la preocupación en ese briilo. Algo pasaba, sin duda Alanna sabía más de lo que aparentaba.
-Gracias- Respondió Runa mientras Alanna le dejaba una ropa que le quedaba un poco ancha, pero afortunadamente le abrigaba lo suficiente como para no pillarse un resfriado de mil demonios.
Ya vestida continuó escuchando la conversación que pasaba a las anécdotas de Schot. Mencionar aquel hombre del carro e indirectamente la presencia de Huracán le arrancó cierta nostalgia y una sonrisa a la vez, tenia que saber como se encontraba esa arma de matar, no se había pasado todo ese vieja peleando con ella para que desapareciera como si nada.
-Y el torneo...- Añadió a la historia para que el chico continuara con la historia tan alegremente.
Se sentó entre ellos con las piernas cruzadas, buscando un punto de calor y descanso. Se encontraba mejor, había cometido una locura, pero se encontraba muchísimo mejor.
-Bueno- Interrumpió sabiendo que no todo iba a ser tranquilidad.-¿Cual sera el plan a seguir?-
Las llamas del fuego poco a poco estaban debilitando su mirada hasta caer en un sueño rotundo, sin darse cuenta apoyo su cabeza en el hombro de la elfa y permaneció allí hasta el alba. El sol había regresado y sus primeros rayos de luz indicaban al grupo que era hora de continuar y salir de ese bosque. Las tripas comenzaron a revolucionarse marcando el hambre, tal vez era hora de cazar algo o con suerte si salían pronto, Runa se daría sus típicos banquetes.
Por supuesto invitando a cada uno de los miembros que la habían rescatado.
Miró por un momento a los ojos de la gata, y notó la preocupación en ese briilo. Algo pasaba, sin duda Alanna sabía más de lo que aparentaba.
Runa Thorgil
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Rió un poco ante la historia, y ante la dulzura de la chica, era tan diferente a ella, le recordaba tanto a su hermana cuando era pequeña, le daban ganas de cuidarla, manteniendo el silencio con una sonrisa ligera, miró a Schott entusiasmarse y comenzar a narrar también. Se sentía orgullosa, de algún modo, por que Eltrant hubiera podido superar sus complicaciones.
El chico lo había olvidado todo, a su familia, a sus amigos, había caído ante la botella y la tristeza, y, aun así, lo había superado. Había salido a flote, se había hecho guardia, buscaba lo que había perdido, y continuaba luchando, que la gente viera esos puntos buenos de su amigo, la hacía sentir orgullosa. Se giró a mirar a Schott para asentir cuando nombró sus aventuras, a penas eran dos, pero ciertamente en ambas la habían liado a lo grande.
La primera vez que se encontraron ella estaba infiltrada en un taberna, intentando deshacerse del trafico de cristal, y había metido al pobre en un lío tal que habían acabado con una batalla campal en las fronteras de la ciudad, casi cayendo de las murallas, el pobre había acabado tan herido que le había tenido que meter en un cuarto y llamar a un doctor. La segunda vez que se habían visto, los habían atacado unos arlequines psicopatas y habían acabado metidos en una alcantarilla que les llevó a una casa donde había una joven secuestrada. Y la que el nombraba, con Huracán, no había sido para menos.
Estalló en carcajadas cuando Schott acabó la historia, definitivamente podía confirmar que el tipo había sospechado algo, pero entre que parecía encandilado con Runa y ella, y que daba la impresión de que tenía miedo a Huracán, el hombre no se había atrevido a cuestionar ninguna de las respuestas de Schott. Dio un suspiro recordando lo que contaban.
Runa por fin volvió junto a ellos, vestida con su ropa que, por la diferencia en su pecho, le venía algo ancha y comentó el torneo. Alanna dio un suspiro, había sido un suplicio, nunca pensó que la secuestrarían y tendría que huir junto a un hombre lobo que parecía sacado de una novela.
- No vuelvo a ir a ningún torneo con vosotros, solo dais problemas- bromeó.- Me iré con Ashryn, que ella me cura, aunque Runa también trató mi tobillo.- siguió con la broma riendo con suavidad, recordando que había tenido que luchar con un esguince y que se habría logrado recuperar de milagro.- Fue divertido.- reconoció con un suspiro.- La próxima vez que vaya al hospital, te buscaré, igual puedes ayudarme con alguna medicina, y te daré algún truco para tratar los venenos.- sonrió con calma. Se tumbó en la hierva y comenzó a cerrar los ojos al oír la voz de Runa.- pues... creo que tenemos oportunidades de atacar, probablemente crean que hemos huido, deberíamos atacar cuando amanezca, y comenzar por el ayuntamiento. Creo que allí es donde han montado el centro neurálgico.- comentó antes de dar un suspiro, estaba agotada y le dolía un poco la cabeza.- descansemos hasta que salga el sol.- Escuchó entonces la propuesta de Schott y sonrió.- Gracias Schottie, no creo que pase nada, pero si escuchas algo raro, despiértame por favor.- pidió antes de caer dormida al calor de las brasas.
Amaneció el día frío, el rocío cubría las hojas de los árboles y el agua sonaba al moverse en el lago con el revolotear de los pájaros. Se despertó la primera, desperezándose y alejándose un poco para limpiarse la cara en el lago. Se levanto y miró a sus compañeros, iban a ir a la guerra, pero, en realidad, con atrapar a las instigadoras, tendrían bastante. Sacó del morral de Juvia cuatro manzanas y se acercó a sus compañeros, para, uno a uno, despertarlos con un suave toque de la manzana, fría, en una mejilla.
- Ey, bueno días.- Sonrió saludando al primero que se levantó, mientras se sentaba en el suelo, mordiendo la manzana y acabando de apagar las brasas de la hoguera.
El chico lo había olvidado todo, a su familia, a sus amigos, había caído ante la botella y la tristeza, y, aun así, lo había superado. Había salido a flote, se había hecho guardia, buscaba lo que había perdido, y continuaba luchando, que la gente viera esos puntos buenos de su amigo, la hacía sentir orgullosa. Se giró a mirar a Schott para asentir cuando nombró sus aventuras, a penas eran dos, pero ciertamente en ambas la habían liado a lo grande.
La primera vez que se encontraron ella estaba infiltrada en un taberna, intentando deshacerse del trafico de cristal, y había metido al pobre en un lío tal que habían acabado con una batalla campal en las fronteras de la ciudad, casi cayendo de las murallas, el pobre había acabado tan herido que le había tenido que meter en un cuarto y llamar a un doctor. La segunda vez que se habían visto, los habían atacado unos arlequines psicopatas y habían acabado metidos en una alcantarilla que les llevó a una casa donde había una joven secuestrada. Y la que el nombraba, con Huracán, no había sido para menos.
Estalló en carcajadas cuando Schott acabó la historia, definitivamente podía confirmar que el tipo había sospechado algo, pero entre que parecía encandilado con Runa y ella, y que daba la impresión de que tenía miedo a Huracán, el hombre no se había atrevido a cuestionar ninguna de las respuestas de Schott. Dio un suspiro recordando lo que contaban.
Runa por fin volvió junto a ellos, vestida con su ropa que, por la diferencia en su pecho, le venía algo ancha y comentó el torneo. Alanna dio un suspiro, había sido un suplicio, nunca pensó que la secuestrarían y tendría que huir junto a un hombre lobo que parecía sacado de una novela.
- No vuelvo a ir a ningún torneo con vosotros, solo dais problemas- bromeó.- Me iré con Ashryn, que ella me cura, aunque Runa también trató mi tobillo.- siguió con la broma riendo con suavidad, recordando que había tenido que luchar con un esguince y que se habría logrado recuperar de milagro.- Fue divertido.- reconoció con un suspiro.- La próxima vez que vaya al hospital, te buscaré, igual puedes ayudarme con alguna medicina, y te daré algún truco para tratar los venenos.- sonrió con calma. Se tumbó en la hierva y comenzó a cerrar los ojos al oír la voz de Runa.- pues... creo que tenemos oportunidades de atacar, probablemente crean que hemos huido, deberíamos atacar cuando amanezca, y comenzar por el ayuntamiento. Creo que allí es donde han montado el centro neurálgico.- comentó antes de dar un suspiro, estaba agotada y le dolía un poco la cabeza.- descansemos hasta que salga el sol.- Escuchó entonces la propuesta de Schott y sonrió.- Gracias Schottie, no creo que pase nada, pero si escuchas algo raro, despiértame por favor.- pidió antes de caer dormida al calor de las brasas.
Amaneció el día frío, el rocío cubría las hojas de los árboles y el agua sonaba al moverse en el lago con el revolotear de los pájaros. Se despertó la primera, desperezándose y alejándose un poco para limpiarse la cara en el lago. Se levanto y miró a sus compañeros, iban a ir a la guerra, pero, en realidad, con atrapar a las instigadoras, tendrían bastante. Sacó del morral de Juvia cuatro manzanas y se acercó a sus compañeros, para, uno a uno, despertarlos con un suave toque de la manzana, fría, en una mejilla.
- Ey, bueno días.- Sonrió saludando al primero que se levantó, mientras se sentaba en el suelo, mordiendo la manzana y acabando de apagar las brasas de la hoguera.
Alanna Delteria
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
La rubia se preparó para lo peor, incluso se esperó que se burlaran de su pequeño vestigio infantil, pero no se imaginó recibir de aquellos extraños sonrisas amigables y un inesperado intercambio de historias divertidas, que brindaron un poco de calor al ambiente. La ojiazul sonrió con las mejillas rojas, agradeciéndoles internamente por la manera tan agradable con que la trataban, poniendo total atención en lo que escuchaba de sus compañeros. Observaba maravillada a los tres jóvenes, preguntándose si en algún momento ella llegaría a tener la chispa de calidez que todos emanaban. Runa le parecía una chica hermosa, fuerte y de alguna manera indomable. Schott por otro lado se mostraba como alguien amable, cortés y ciertamente poseía una personalidad adorable. Finalmente estaba Alanna, ella era todo lo que la rubia desearía ser en su vida; preciosa, valiente, protectora y digna de confianza. Sin duda todos ellos eran increíbles.
Se movió un poquito para hacerle espacio a Runa y acercó un poco sus manos a la fogata para entrar en calor. Ella también se preguntaba qué es lo que proseguiría, aunque para ser sinceros no deseaba darle muchas vueltas al asunto, pues ya sabía que su mentora estaría furiosa con ella por desaparecer de la nada. Soltó una pequeña risita cuando la heroína hizo mención de buscarla en el hospital y asintió emocionada ante aquella emocionante propuesta para intercambiar conocimientos. Sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente; la falta de sueño, aunada al ajetreo que del que había sido parte, finalmente la consumieron por completo y no tardó mucho en quedarse dormida. Realmente no lograría recordar a ciencia cierta qué fue lo que soñó, pero tenía que ver con el bobo cazador que siempre la molestaba y con un comportamiento extraño por parte de él.
De alguna manera Candau no se retiraba cuando ella lo abrazaba e incluso le permitió acurrucarse en su pecho. ¡Era demasiado bueno para ser cierto! Oh…claro, se trataba de un sueño, pero no iba a desaprovechar la oportunidad de disfrutarlo. Además, podía claramente sentir como él le brindaba un poco de calor a lo que parecía ser una noche bastante fresca, por lo que no pudo evitar esbozar una sonrisa bobalicona. Arrullada por la respiración del cazador, se permitió descansar tranquilamente, sin pensar si quiera en que estaban en medio de una situación bastante peligrosa. Unos pequeños retazos de luz la hicieron removerse un poco, aferrándose más al tibio cuerpo que le había impedido pescar un resfriado, mientras evitaba a toda costa tener que despertar de su agradable sueño.
—Solo 5 minutos más… —de pronto sintió algo frío rozarse con su mejilla y con cierta resignación se obligó a abrir los ojos, dándose cuenta que no era el cazador a quien estuvo abrazando, sino que se trataba del brazo del muchacho pelirrojo—. Lo siento… —se separó de él con cierta vergüenza y talló sus ojos, sonriéndole a Alanna—. Buenos días, Aly —dio un mordisco a la deliciosa fruta y la observo—. ¿A qué hora empezará la función?
Últimamente le estaba dando por ponerle apodos extraños a la gente, era un defecto en el cual debía trabajar, pero por el momento había cosas más importantes en que pensar y debían mantenerse concentrados en eso. Ciertamente ella no tenía mucha idea de que es lo que tendrían que hacer, pero confiaba en los jóvenes lo suficiente como para saber que mientras siguiera sus indicaciones todo iría a la perfección…aunque en realidad todo estaba por iniciar.
Se movió un poquito para hacerle espacio a Runa y acercó un poco sus manos a la fogata para entrar en calor. Ella también se preguntaba qué es lo que proseguiría, aunque para ser sinceros no deseaba darle muchas vueltas al asunto, pues ya sabía que su mentora estaría furiosa con ella por desaparecer de la nada. Soltó una pequeña risita cuando la heroína hizo mención de buscarla en el hospital y asintió emocionada ante aquella emocionante propuesta para intercambiar conocimientos. Sus ojos comenzaron a cerrarse lentamente; la falta de sueño, aunada al ajetreo que del que había sido parte, finalmente la consumieron por completo y no tardó mucho en quedarse dormida. Realmente no lograría recordar a ciencia cierta qué fue lo que soñó, pero tenía que ver con el bobo cazador que siempre la molestaba y con un comportamiento extraño por parte de él.
De alguna manera Candau no se retiraba cuando ella lo abrazaba e incluso le permitió acurrucarse en su pecho. ¡Era demasiado bueno para ser cierto! Oh…claro, se trataba de un sueño, pero no iba a desaprovechar la oportunidad de disfrutarlo. Además, podía claramente sentir como él le brindaba un poco de calor a lo que parecía ser una noche bastante fresca, por lo que no pudo evitar esbozar una sonrisa bobalicona. Arrullada por la respiración del cazador, se permitió descansar tranquilamente, sin pensar si quiera en que estaban en medio de una situación bastante peligrosa. Unos pequeños retazos de luz la hicieron removerse un poco, aferrándose más al tibio cuerpo que le había impedido pescar un resfriado, mientras evitaba a toda costa tener que despertar de su agradable sueño.
—Solo 5 minutos más… —de pronto sintió algo frío rozarse con su mejilla y con cierta resignación se obligó a abrir los ojos, dándose cuenta que no era el cazador a quien estuvo abrazando, sino que se trataba del brazo del muchacho pelirrojo—. Lo siento… —se separó de él con cierta vergüenza y talló sus ojos, sonriéndole a Alanna—. Buenos días, Aly —dio un mordisco a la deliciosa fruta y la observo—. ¿A qué hora empezará la función?
Últimamente le estaba dando por ponerle apodos extraños a la gente, era un defecto en el cual debía trabajar, pero por el momento había cosas más importantes en que pensar y debían mantenerse concentrados en eso. Ciertamente ella no tenía mucha idea de que es lo que tendrían que hacer, pero confiaba en los jóvenes lo suficiente como para saber que mientras siguiera sus indicaciones todo iría a la perfección…aunque en realidad todo estaba por iniciar.
Ashryn Elaynor
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
-Ah es verdad si el torneo, bueno bueno, como se torció aquello verdad, con secuestro y todo, pero al final salvamos el día jaja- reí recordando aquellos buenos y trepidantes momentos.
Pero conforme las historias seguían caía la noche y lo cierto es que después de este alocado día yo estaba bastante cansado.
Alanna sugirió tratar un ataque al amanecer, cuando no nos esperaban directamente en el cuartel general.
-Bien, estoy contigo- dije mostrando conformidad con el plan.
Tras las historias las chicas se quedaron dormidas, yo aún tendría que aguantar la guardia, pero no había problema, creo que encontraría algo que me mantuviese despierto.
Todo marchaba tranquilo en el claro, acurrucados junto al fuego, estaba fijándome en las estrellas, que éramos eran y que increíble cantidad de ellas había, ¿serían otros mundos como el nuestro?, ¿habría otro Schott en algún lado haciendo exactamente lo mismo?, así seguí mucho tiempo con mis divagaciones y no recuerdo el momento en el que me acabé quedando dormido, tuve un sueño rarísimo, algo de regalos, ciervos y unos pinos extraños pero todo se desvaneció cuando algo fresco me rozó la mejilla.
-Ehh.ohh…ag…si..uf..no, no, no estoy despierto, estoy despierto- Dije al ver que Alanna nos había despertado dulcemente, maldita sea, me había quedado dormido, pero por suerte no había pasado nada por la noche.
Me giré y vi que la bella elfa se había quedado dormida agarrando mi brazo, era aún más angelical cuando dormía, pero rápidamente se despertó disculpándose.
-Oh..yo..no..yo lo siento..no..no pasa nada..yo..está bien- dije poniéndome de pie sonriendo rojo como un tomate.
-Oh el desayuno, muchas gracias- sonreí comiendo la manzana de Alanna sentado en un tocón.
-Schotti listo para la acción jeje- sonreí.
Pero conforme las historias seguían caía la noche y lo cierto es que después de este alocado día yo estaba bastante cansado.
Alanna sugirió tratar un ataque al amanecer, cuando no nos esperaban directamente en el cuartel general.
-Bien, estoy contigo- dije mostrando conformidad con el plan.
Tras las historias las chicas se quedaron dormidas, yo aún tendría que aguantar la guardia, pero no había problema, creo que encontraría algo que me mantuviese despierto.
Todo marchaba tranquilo en el claro, acurrucados junto al fuego, estaba fijándome en las estrellas, que éramos eran y que increíble cantidad de ellas había, ¿serían otros mundos como el nuestro?, ¿habría otro Schott en algún lado haciendo exactamente lo mismo?, así seguí mucho tiempo con mis divagaciones y no recuerdo el momento en el que me acabé quedando dormido, tuve un sueño rarísimo, algo de regalos, ciervos y unos pinos extraños pero todo se desvaneció cuando algo fresco me rozó la mejilla.
-Ehh.ohh…ag…si..uf..no, no, no estoy despierto, estoy despierto- Dije al ver que Alanna nos había despertado dulcemente, maldita sea, me había quedado dormido, pero por suerte no había pasado nada por la noche.
Me giré y vi que la bella elfa se había quedado dormida agarrando mi brazo, era aún más angelical cuando dormía, pero rápidamente se despertó disculpándose.
-Oh..yo..no..yo lo siento..no..no pasa nada..yo..está bien- dije poniéndome de pie sonriendo rojo como un tomate.
-Oh el desayuno, muchas gracias- sonreí comiendo la manzana de Alanna sentado en un tocón.
-Schotti listo para la acción jeje- sonreí.
Schott
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Re: La ejecución. [Tema Libre] [Interpretativo] [4/4]
Había amanecido, y como siempre notaba la preocupación en los ojos de la gata. Los había despertado con una acaricia a cada uno y una gran manzana para calmar el hambre de toda la tensión.La ladrona se había quedado en el hombro de la elfa, aunque no pareció incomodarla en absoluto.Mientras se restregaba los ojos para quitarse las legañas, observó que ella apareció dormida al brazo del herrero e instintivamente ambos comenzaron a poner color en sus rostros.
¡Que curioso!, los latidos de la chica se aceleraron y apretó el puño reaccionando de una forma un poco extraña, sus cejas se inclinaron marcando aun más su rostro y soltó un resoplido que capto la atención de todos los presentes.-¿Qué?, ¿No se puede resoplar?- Se levantó decidida atrapando las cosas y metiendo las bolsas en la alforja de Alanna.-¡Dejad de mirarme así!-Su cara para nada iba a cambiar en esos momentos.-Oh, ¡ya voy tirando yo!. ¡Os veo por el camino!- Avanzó sin esperar a nadie. Mientras seguía un pequeño un camino a poca distancia de ellos, se inclino y cogió con fuerza una piedra la cual lanzó hacia el este con fuerza.
-Bah, idioteces- Continuó caminando cuando decidió cruzar los brazos por ese repentino ataque de ira que había sobrepasado sus esquemas.Decidió parar un poco para esperar a los demás, al fin de cuentas estaban allí por ella.Ahora tenían que pensar un contraataque contra ese clan, contra su propia madre, contra sus propios recuerdos. Unos recuerdos que en ocasiones se quedaban vacíos y desgarradores.
Las personas que la acompañaban eran buena gente, cada uno de los miembros con sus más o menos hacían un equipo firme. Esas lecciones no las aprendían en la calle, así que realmente se encontraba cómoda ante ellos. Tratando de olvidar la imagen que tuvo cuando amaneció , trató de meditar antes de que la alcanzaran llegó a la conclusión que pronto llegaría el festival de luces de Lunargenta. Los farolillos iluminaran la ciudad dejando la imagen de una ciudad realmente pobre a la de una ciudad realmente mágica.-Tengo ganas de ir- Se susurró a si misma mientras se percató que una mujer bastante alta vestida con un largo vestido negro y un peinado realmente extravagante . Realmente aparentaba ser otra bruja, o al menos por la forma de expresarse realmente lo indicaba.
-¿Quien eres?- Sacó la chica la daga que llevaba escondida.-¡Oh querida!- Se mostraba femenina y muy segura de si misma.-¿Ya no reconoces a tu propia familia?- Dio unos pasos hacia la joven.
Los demás estaban apunto de llegar, con suerte podrían deshacerse de esta dicha señora y retomar camino hacia el ayuntamiento como mencionó la guarda. Observó alrededor no había más personas, no había rastro ni de Sarabi, ni de ninguno de los secuaces que los dejaron libres gracias a las amenazas de Alanna.-Tú no eres mi familia-Sentenció la ladrona decidiéndose a atacar sola, pero como una dueña con su perro tocó la frente de la muchacha sin ninguna dificultad.-¿Ah no?. Tienes miedo a la soledad, miedo a quedarte sola por toda la eternidad. Sientes un miedo tan profundo a que sigan señalándote con el dedo y culpándote que llevas toda la vida huyendo de ello.-La voz de la mujer se suavizaba mientras la visión de la chica se nublaba.
Su visión volvió en si con los surcos empapados de lagrimas y observando a sus compañeros en estado de locura. Aquella bruja los había hechizado a todos, y estaban desesperados como hace un momento se encontraba ella.
La bruja de pie reía burlona ante el espectáculo que le aparentaba que estaban dando.
Una verdadera obra de teatro.
--¡Chicos despierten! Gritó la joven haciendo intento en vano. -Déjales en paz- Miró de nuevo a la fea mujer.-¡CHICOS, ESTOY AQUÍ!
Offrol: El hechizo es una ilusión. Cada cual ponéis el miedo de vuestro pj Espero que os guste.
¡Que curioso!, los latidos de la chica se aceleraron y apretó el puño reaccionando de una forma un poco extraña, sus cejas se inclinaron marcando aun más su rostro y soltó un resoplido que capto la atención de todos los presentes.-¿Qué?, ¿No se puede resoplar?- Se levantó decidida atrapando las cosas y metiendo las bolsas en la alforja de Alanna.-¡Dejad de mirarme así!-Su cara para nada iba a cambiar en esos momentos.-Oh, ¡ya voy tirando yo!. ¡Os veo por el camino!- Avanzó sin esperar a nadie. Mientras seguía un pequeño un camino a poca distancia de ellos, se inclino y cogió con fuerza una piedra la cual lanzó hacia el este con fuerza.
-Bah, idioteces- Continuó caminando cuando decidió cruzar los brazos por ese repentino ataque de ira que había sobrepasado sus esquemas.Decidió parar un poco para esperar a los demás, al fin de cuentas estaban allí por ella.Ahora tenían que pensar un contraataque contra ese clan, contra su propia madre, contra sus propios recuerdos. Unos recuerdos que en ocasiones se quedaban vacíos y desgarradores.
Las personas que la acompañaban eran buena gente, cada uno de los miembros con sus más o menos hacían un equipo firme. Esas lecciones no las aprendían en la calle, así que realmente se encontraba cómoda ante ellos. Tratando de olvidar la imagen que tuvo cuando amaneció , trató de meditar antes de que la alcanzaran llegó a la conclusión que pronto llegaría el festival de luces de Lunargenta. Los farolillos iluminaran la ciudad dejando la imagen de una ciudad realmente pobre a la de una ciudad realmente mágica.-Tengo ganas de ir- Se susurró a si misma mientras se percató que una mujer bastante alta vestida con un largo vestido negro y un peinado realmente extravagante . Realmente aparentaba ser otra bruja, o al menos por la forma de expresarse realmente lo indicaba.
-¿Quien eres?- Sacó la chica la daga que llevaba escondida.-¡Oh querida!- Se mostraba femenina y muy segura de si misma.-¿Ya no reconoces a tu propia familia?- Dio unos pasos hacia la joven.
Los demás estaban apunto de llegar, con suerte podrían deshacerse de esta dicha señora y retomar camino hacia el ayuntamiento como mencionó la guarda. Observó alrededor no había más personas, no había rastro ni de Sarabi, ni de ninguno de los secuaces que los dejaron libres gracias a las amenazas de Alanna.-Tú no eres mi familia-Sentenció la ladrona decidiéndose a atacar sola, pero como una dueña con su perro tocó la frente de la muchacha sin ninguna dificultad.-¿Ah no?. Tienes miedo a la soledad, miedo a quedarte sola por toda la eternidad. Sientes un miedo tan profundo a que sigan señalándote con el dedo y culpándote que llevas toda la vida huyendo de ello.-La voz de la mujer se suavizaba mientras la visión de la chica se nublaba.
Esta todo tan oscuro, vacío. Mi corazón retumba este lugar.¿Donde estoy?¿Quienes son estas personas que me rodean?.Están señalándome.
Se ríen, ¿Por mi ropaje?. ¡No es justo! , he pasado noches a la intemperie sin el calor de nadie¿Entienden?.
Parad, he sido desterrada mucho tiempo, me siento sola, ellos ya no están.
Ellos fueron mis amigos, y los mataron delante de mi.
¿Fue mi culpa?.
Si tan solo pudiera retroceder el tiempo, los salvaría.
y a Padre...
Padre, lo siento.
Me he sentido sola demasiado tiempo.
Pero tú no has estado sola tesoro mío. Has luchado contra todas las tempestades que se te han presentado.
Runa:
No te preocupes, ahora hay personas que se arrepienten de haber renegado de ti y están esperándote ahí fuera.
Te queda familia buena que espera protegerte y ser protegida.
Hija mía debes ser la luz que siempre has sabido ser.
¿Padre? ¿Familia?, Padre espera, ¡Padre no me dejes!
-¡Runa tengo que salvarte!-
¿Alanna?
-¡Quitarme la lagartija!-
¿Schott que narices estas haciendo ahora?
-Yo solo quiero volver con mi cazador...-
¡ASRHYN!
Chicos... ¿Por qué estáis alterados?.
Se ríen, ¿Por mi ropaje?. ¡No es justo! , he pasado noches a la intemperie sin el calor de nadie¿Entienden?.
Parad, he sido desterrada mucho tiempo, me siento sola, ellos ya no están.
Ellos fueron mis amigos, y los mataron delante de mi.
¿Fue mi culpa?.
Si tan solo pudiera retroceder el tiempo, los salvaría.
y a Padre...
Padre, lo siento.
Me he sentido sola demasiado tiempo.
Pero tú no has estado sola tesoro mío. Has luchado contra todas las tempestades que se te han presentado.
Runa:
No te preocupes, ahora hay personas que se arrepienten de haber renegado de ti y están esperándote ahí fuera.
Te queda familia buena que espera protegerte y ser protegida.
Hija mía debes ser la luz que siempre has sabido ser.
¿Padre? ¿Familia?, Padre espera, ¡Padre no me dejes!
-¡Runa tengo que salvarte!-
¿Alanna?
-¡Quitarme la lagartija!-
¿Schott que narices estas haciendo ahora?
-Yo solo quiero volver con mi cazador...-
¡ASRHYN!
Chicos... ¿Por qué estáis alterados?.
Su visión volvió en si con los surcos empapados de lagrimas y observando a sus compañeros en estado de locura. Aquella bruja los había hechizado a todos, y estaban desesperados como hace un momento se encontraba ella.
La bruja de pie reía burlona ante el espectáculo que le aparentaba que estaban dando.
Una verdadera obra de teatro.
--¡Chicos despierten! Gritó la joven haciendo intento en vano. -Déjales en paz- Miró de nuevo a la fea mujer.-¡CHICOS, ESTOY AQUÍ!
Offrol: El hechizo es una ilusión. Cada cual ponéis el miedo de vuestro pj Espero que os guste.
Runa Thorgil
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