Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
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Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
Era aún el final de la tarde, la joven dragona habría tenido que recorrer un largo camino hasta aquel lugar; podría ir sola o acompañada, resultaría indiferente al final de cuentas, pues de pronto notaría que sus pasos eran los únicos que podía escuchar; si había alguien más a su lado no habría siquiera notado el momento de la separación; hacía frío y una pequeña llovizna parecía regalar el adelanto piadoso de una futura tormenta.
Difícilmente podría explicarse con lógica qué la había llevado hasta ese lugar, pero emocionalmente sí que se podía; desde aquel sueño en la posada de Sacrestic Ville algo se había anidado en su cabeza, echando raíces y sugiriendo cada vez de manera más clara que era en ese lugar en donde encontraría respuestas a su precaria situación, aquel sueño sin embargo no habría sido el único, sino que de manera recurrente habría visto escrita en diversas superficies una palabra, una orden o una súplica: “Encuéntranos”.
El poblado abandonado, antigua ciudad de dragones seguramente tendría más secretos de los que podrían contarse en generaciones, sin embargo no cualquiera era merecedor de tales historias, por lo que se decía que aún quedaban algunos guardianes encargados de custodiar dichos secretos, aunque aquello parecía ser más una leyenda para alejar a los curiosos pues hasta ahora nadie había visto a ninguno.
De pronto, de la nada, la chica podría notar frente a ella, el mismo lugar que había visto en sus sueños la primera vez, o al menos algo muy parecido, era similar a como lo recordaba en el sueño pero ahora se encontraba bastante deshecho, casi en ruinas; sin embargo si quería encontrar las respuestas y la solución a su estado actual, la chica debería dirigirse a ese tétrico lugar.
∞ Tal como has pedido, en este tema devolveremos a Arygos su anhelada forma de dragón
∞ En principio deberás narrar tu llegada al poblado, si venias acompañada comenta tu reacción al sentirte caminando sola.
∞ Finalmente llegas al lugar con el que has soñado, encontrarás que hay una puerta pero a diferencia del sueño, ahora estará semiabierta, bastaría un pequeño esfuerzo para empujarla y entrar, luego yo describiré lo que hay dentro.
∞ El mastereado será un tema relativamente corto y sin mayores riesgos.
Difícilmente podría explicarse con lógica qué la había llevado hasta ese lugar, pero emocionalmente sí que se podía; desde aquel sueño en la posada de Sacrestic Ville algo se había anidado en su cabeza, echando raíces y sugiriendo cada vez de manera más clara que era en ese lugar en donde encontraría respuestas a su precaria situación, aquel sueño sin embargo no habría sido el único, sino que de manera recurrente habría visto escrita en diversas superficies una palabra, una orden o una súplica: “Encuéntranos”.
El poblado abandonado, antigua ciudad de dragones seguramente tendría más secretos de los que podrían contarse en generaciones, sin embargo no cualquiera era merecedor de tales historias, por lo que se decía que aún quedaban algunos guardianes encargados de custodiar dichos secretos, aunque aquello parecía ser más una leyenda para alejar a los curiosos pues hasta ahora nadie había visto a ninguno.
De pronto, de la nada, la chica podría notar frente a ella, el mismo lugar que había visto en sus sueños la primera vez, o al menos algo muy parecido, era similar a como lo recordaba en el sueño pero ahora se encontraba bastante deshecho, casi en ruinas; sin embargo si quería encontrar las respuestas y la solución a su estado actual, la chica debería dirigirse a ese tétrico lugar.
- Lugar en ruinas:
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∞ Tal como has pedido, en este tema devolveremos a Arygos su anhelada forma de dragón
∞ En principio deberás narrar tu llegada al poblado, si venias acompañada comenta tu reacción al sentirte caminando sola.
∞ Finalmente llegas al lugar con el que has soñado, encontrarás que hay una puerta pero a diferencia del sueño, ahora estará semiabierta, bastaría un pequeño esfuerzo para empujarla y entrar, luego yo describiré lo que hay dentro.
∞ El mastereado será un tema relativamente corto y sin mayores riesgos.
Ansur
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Re: Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
Aun a esas alturas del viaje no me había encontrado mas segura delo que estaba haciendo que cuando había salido de Sacrestic ville, no porque no tuviese fe en nuestro destino, si no porque el simple hecho de salir del cobijo que me había proporcionado el minúsculo espacio entre la cama y el suelo de la habitación de la posada. Sin embargo la compañía del vampiro aliviaba la pesada carga que constreñía mi corazón, y resultaba una inestimable ayuda para alcanzar nuestro objetivo.
No podría decir en que momento fue en el que Víctor desapareció de mi lado, pese a que iba firmemente agarrada a su brazo, como siempre que caminábamos juntos. Quizás me había soltado un instante con los brazos cansados, o buscando apartarme el pelo de la cara, ahora grisáceo por el polvo y el barro.
Solo desapareció. Cuando me percaté y miré a mi alrededor no podía escuchar sus pasos, ni ver su huella en el suelo, y pese a que alcé la voz con desespero no llego ningún grito de entre los arboles.
Miles de pensamientos de abandono golpearon mi mente mientras mi cuerpo temblaba, asumiendo que nuevamente quedaba sola, sola e indefensa con ese cuerpo que apenas me sostenía por la debilidad, que era incapaz de retener la comida por el ansia, y que se hallaba magullado por vagar erraticamente hasta Sacrestic ville.
Me agarré al árbol mas cercano, intentando devolverle la fuerza a mis rodillas, y contener los sollozos. Sabía que todo aquello era obra de la magia. Bio no me habría perdido así sin mas, era un vampiro, un predador, y yo no lo hubiera perdido por mas de un instante, tal y como estaba. Era la voluntad de los seis, y una vez mas tenía que aceptar el camino que tejían ante mi.
Las ruinas de piedra por lo menos se veían cercanas, empezaban a vislumbrarse entre los arboles, reflejando en sus rugosas superficies, erosionadas por el tiempo, la plateada luz de la luna. Respiré hondo, y presioné con una mano en mi pecho, como si aquel gesto pudiera contener mi corazón, y con el rostro anegado en lagrimas que acopiaban tantos sentimientos que costaba distinguirlos, re emprendí finalmente la marcha.
Las ruinas desprendían cierto misticismo, aquellas siluetas rotas aun mantenían cierta solemnidad, y parecían rodeadas por alguna clase de miasma que contenía la huella del tiempo, y cada instante del mismo. Incluso asustad como estaba podía sentirme levemente fascinada a medida que empezaba a adentrarme en ese laberinto de piedra.
Me sorprendí un instante al percatarme de cuanto conocía el camino, y con que falta de titubeos escogía por donde ir, aquel lugar igual a esos sueños de los que ya no dudaba que fueran visiones era muy similar al que había visto. Mas roto, mas maltrecho por el paso de los años, pero indudablemente el mismo lugar.
No me fijé cuanto tarde en llegar a la puerta, lo sentí como una eternidad y un instante a la vez, solo puedo afirmar que mis manos todavía temblaban como una hoja, mis lagrimas seguían cruzando mis mejillas como si ese fuera su estado natural, y mi corazón batía como si acabara de cruzar al vuelo medio continente.
Miré hacia arriba, el gran marco que se alzaba por encima de la cabeza, y por primera vez di un paso hacia atrás. Recordé el ruido de cadenas, el rugido desaforado que venía del interior, y mi mirada se dirigió a la puerta, semi abierta.
Trague saliva ostentosamente, sintiendo repentinamente a garganta seca. Inspiré haciendo acopio de todo mi valor y mis fuerzas, y finalmente extendí ambas manos para empujar las puertas con todas mis fuerzas, esperando que fueran pesadas losas que me impidieran pasar, al igual que en mis sueños.
Por contra, se abrieron cont anta suavidad que cai al suelo por mi propio insulto, derrapando por el suelo, y levantando una humareda de polvo que añadió otra capa en toda la mugre acumulada en mis últimos viajes.
La tos y el polvo no me dejaron ver en un primer momento. me acomodé en el suelo tosiendo y frotándome los ojos hasta que el polvo volvió a depositarse sobre el suelo, y entonces miré a mi alrededor. Cada sonido reberbraba con estruendo, haciendo eco en la estructura.
Estaba oscuro, muy oscuro, pese a que mis ojos se habían acostumbrado a la noche des de hacia ya varios días. La luz de la luna caía en columnas torcidas por algunos agujeros del techo, y constituía la única luz que podía apreciar por el momento.
Los magnos muros de piedra se alzaban hasta el techo, una bóveda de roca que daba ligeramente la sensación de hallarse en una cueva.
me sentí completamente diminuta en aquel edificio, y aun mas acongojada que fuera del mismo. Pero si allí dentro se hallaba el modo de poder recuperar mi esencia, no tenía otra alternativa que recorrer hasta el mas recondido lugar que escondieran esos muros.
Me puse en pie, esta vez sin titubeos, y caminé torpemente hasta el muro mas cercano, dispuesta a empezar a adentrarme en esa sala alargada de la cual no podía vislumbrar el final, esperando escuchar algo mas que mis pasos, y ver algo mas que la negrura que se cernía ante mí.
No podría decir en que momento fue en el que Víctor desapareció de mi lado, pese a que iba firmemente agarrada a su brazo, como siempre que caminábamos juntos. Quizás me había soltado un instante con los brazos cansados, o buscando apartarme el pelo de la cara, ahora grisáceo por el polvo y el barro.
Solo desapareció. Cuando me percaté y miré a mi alrededor no podía escuchar sus pasos, ni ver su huella en el suelo, y pese a que alcé la voz con desespero no llego ningún grito de entre los arboles.
Miles de pensamientos de abandono golpearon mi mente mientras mi cuerpo temblaba, asumiendo que nuevamente quedaba sola, sola e indefensa con ese cuerpo que apenas me sostenía por la debilidad, que era incapaz de retener la comida por el ansia, y que se hallaba magullado por vagar erraticamente hasta Sacrestic ville.
Me agarré al árbol mas cercano, intentando devolverle la fuerza a mis rodillas, y contener los sollozos. Sabía que todo aquello era obra de la magia. Bio no me habría perdido así sin mas, era un vampiro, un predador, y yo no lo hubiera perdido por mas de un instante, tal y como estaba. Era la voluntad de los seis, y una vez mas tenía que aceptar el camino que tejían ante mi.
Las ruinas de piedra por lo menos se veían cercanas, empezaban a vislumbrarse entre los arboles, reflejando en sus rugosas superficies, erosionadas por el tiempo, la plateada luz de la luna. Respiré hondo, y presioné con una mano en mi pecho, como si aquel gesto pudiera contener mi corazón, y con el rostro anegado en lagrimas que acopiaban tantos sentimientos que costaba distinguirlos, re emprendí finalmente la marcha.
Las ruinas desprendían cierto misticismo, aquellas siluetas rotas aun mantenían cierta solemnidad, y parecían rodeadas por alguna clase de miasma que contenía la huella del tiempo, y cada instante del mismo. Incluso asustad como estaba podía sentirme levemente fascinada a medida que empezaba a adentrarme en ese laberinto de piedra.
Me sorprendí un instante al percatarme de cuanto conocía el camino, y con que falta de titubeos escogía por donde ir, aquel lugar igual a esos sueños de los que ya no dudaba que fueran visiones era muy similar al que había visto. Mas roto, mas maltrecho por el paso de los años, pero indudablemente el mismo lugar.
No me fijé cuanto tarde en llegar a la puerta, lo sentí como una eternidad y un instante a la vez, solo puedo afirmar que mis manos todavía temblaban como una hoja, mis lagrimas seguían cruzando mis mejillas como si ese fuera su estado natural, y mi corazón batía como si acabara de cruzar al vuelo medio continente.
Miré hacia arriba, el gran marco que se alzaba por encima de la cabeza, y por primera vez di un paso hacia atrás. Recordé el ruido de cadenas, el rugido desaforado que venía del interior, y mi mirada se dirigió a la puerta, semi abierta.
Trague saliva ostentosamente, sintiendo repentinamente a garganta seca. Inspiré haciendo acopio de todo mi valor y mis fuerzas, y finalmente extendí ambas manos para empujar las puertas con todas mis fuerzas, esperando que fueran pesadas losas que me impidieran pasar, al igual que en mis sueños.
Por contra, se abrieron cont anta suavidad que cai al suelo por mi propio insulto, derrapando por el suelo, y levantando una humareda de polvo que añadió otra capa en toda la mugre acumulada en mis últimos viajes.
La tos y el polvo no me dejaron ver en un primer momento. me acomodé en el suelo tosiendo y frotándome los ojos hasta que el polvo volvió a depositarse sobre el suelo, y entonces miré a mi alrededor. Cada sonido reberbraba con estruendo, haciendo eco en la estructura.
Estaba oscuro, muy oscuro, pese a que mis ojos se habían acostumbrado a la noche des de hacia ya varios días. La luz de la luna caía en columnas torcidas por algunos agujeros del techo, y constituía la única luz que podía apreciar por el momento.
Los magnos muros de piedra se alzaban hasta el techo, una bóveda de roca que daba ligeramente la sensación de hallarse en una cueva.
me sentí completamente diminuta en aquel edificio, y aun mas acongojada que fuera del mismo. Pero si allí dentro se hallaba el modo de poder recuperar mi esencia, no tenía otra alternativa que recorrer hasta el mas recondido lugar que escondieran esos muros.
Me puse en pie, esta vez sin titubeos, y caminé torpemente hasta el muro mas cercano, dispuesta a empezar a adentrarme en esa sala alargada de la cual no podía vislumbrar el final, esperando escuchar algo mas que mis pasos, y ver algo mas que la negrura que se cernía ante mí.
Arygos Valnor
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Re: Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
Definitivamente era el mismo lugar, la joven lo notaría al alzar la vista y detallar aquellos viejos y rotos cristales de colores que antaño habrían sido majestuosos vitrales; la poca luz que entraba por los agujereados ventanales comenzaba a bañar el lugar que de a poco parecía irse iluminando, sobre todo allá al fondo donde tras un largo y oscuro pasillo recto se podía ver una pequeña luz cuya fuente no era muy difícil reconocer: fuego. Tal vez de una antorcha, eso solo podía significar que había alguien más ahí, pero en su estado actual, Arygos debía ser cautelosa, pues la falta de cuidado podría llevarla a algún peligro del que no sería capaz de escapar.
En la primera estancia de aquel deteriorado lugar no habría más que ruinas y polvo, y por si fuera poco la puerta antes abierta, se cerraría con fuerza una vez que la dragona estaba dentro; regresar por donde había entrado no era ya una opción, simplemente adentrarse hacia la sospechosa luz al fondo esperando encontrar alguna respuesta.
Mientras recorría el pasillo podría escuchar unos leves murmullos, alguien parecía protestar acerca de algo; aunque no sería sino hasta salir del pasillo cuando la chica de cenizos cabellos encontraría a otra chica, tal vez casi de su misma edad al menos en apariencia; sentada sobre el piso con un libro en sus manos -No, no, no- Repetía la joven de cabellos dorados con sus rodillas juntas y pegadas al piso, sosteniendo sobre sus muslos un libro de color plateado, casi del mismo color que los cabellos de Arygos -No está completo, no está completo- Repetía ignorando por completo la presencia de la dragona hasta que por fin levantó la vista para notarla.
No está completo- Le dijo en un susurro como si esperara que le entendiera -No, no lo está, puedo verlo- Dijo con la mirada fija en la dragona -¿Puedes verlo?- Le preguntó a la recién llegada -Cuanta tristeza- Abrazó el libro contra su pecho cual si fuera un niño pequeño -Debemos completarlo, sí, debemos hacerlo ¿A eso viniste no?- Las palabras de la joven tenían cada vez menos sentido, pero para Arygos que tal vez se sentía incompleta en cierto modo aquello podría tal vez generarle cierta empatía.
La misteriosa joven de ropajes azules como el cielo y blancos como la nieve, vestía de manera muy pulcra y limpia, por lo que claramente parecía no pertenecer a ese lugar, lo que buscara ahí era todo un misterio pero de momento era la única a quien la dragona podría pedirle algo de información -Lo completaremos, antes que ellos lleguen- Insinuó en tono de complicidad mientras señalaba al piso, donde un sinfín de páginas reposaban desperdigadas por el piso; claramente eran de libros diferentes, pero posiblemente más de una perteneciera al libro que la misteriosa joven rubia sostenía entre sus brazos...
∞ A pesar de todo, no estarás sola, has encontrado a una misteriosa chica en aquel edificio en ruinas
∞ Es buen momento para hacerle las preguntas que desees, tal vez pueda ayudarte, tal vez no, todo dependerá de cómo la trates.
∞ Si le ayudas a completar su libro, puede que te ayude a completarte a ti misma.
∞ Terminarás el turno sosteniendo en tus manos una página con el dibujo de un dragón muy similar a la forma dracónida de Arygos.
En la primera estancia de aquel deteriorado lugar no habría más que ruinas y polvo, y por si fuera poco la puerta antes abierta, se cerraría con fuerza una vez que la dragona estaba dentro; regresar por donde había entrado no era ya una opción, simplemente adentrarse hacia la sospechosa luz al fondo esperando encontrar alguna respuesta.
Mientras recorría el pasillo podría escuchar unos leves murmullos, alguien parecía protestar acerca de algo; aunque no sería sino hasta salir del pasillo cuando la chica de cenizos cabellos encontraría a otra chica, tal vez casi de su misma edad al menos en apariencia; sentada sobre el piso con un libro en sus manos -No, no, no- Repetía la joven de cabellos dorados con sus rodillas juntas y pegadas al piso, sosteniendo sobre sus muslos un libro de color plateado, casi del mismo color que los cabellos de Arygos -No está completo, no está completo- Repetía ignorando por completo la presencia de la dragona hasta que por fin levantó la vista para notarla.
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No está completo- Le dijo en un susurro como si esperara que le entendiera -No, no lo está, puedo verlo- Dijo con la mirada fija en la dragona -¿Puedes verlo?- Le preguntó a la recién llegada -Cuanta tristeza- Abrazó el libro contra su pecho cual si fuera un niño pequeño -Debemos completarlo, sí, debemos hacerlo ¿A eso viniste no?- Las palabras de la joven tenían cada vez menos sentido, pero para Arygos que tal vez se sentía incompleta en cierto modo aquello podría tal vez generarle cierta empatía.
La misteriosa joven de ropajes azules como el cielo y blancos como la nieve, vestía de manera muy pulcra y limpia, por lo que claramente parecía no pertenecer a ese lugar, lo que buscara ahí era todo un misterio pero de momento era la única a quien la dragona podría pedirle algo de información -Lo completaremos, antes que ellos lleguen- Insinuó en tono de complicidad mientras señalaba al piso, donde un sinfín de páginas reposaban desperdigadas por el piso; claramente eran de libros diferentes, pero posiblemente más de una perteneciera al libro que la misteriosa joven rubia sostenía entre sus brazos...
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∞ A pesar de todo, no estarás sola, has encontrado a una misteriosa chica en aquel edificio en ruinas
∞ Es buen momento para hacerle las preguntas que desees, tal vez pueda ayudarte, tal vez no, todo dependerá de cómo la trates.
∞ Si le ayudas a completar su libro, puede que te ayude a completarte a ti misma.
∞ Terminarás el turno sosteniendo en tus manos una página con el dibujo de un dragón muy similar a la forma dracónida de Arygos.
Ansur
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Re: Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
La escasa luz que al principio reinaba sobre el lugar había hecho que la inseguridad decreciera por un rato. Oculta entre las sombras yo no veía a la vez que era escondida de cualquier presencia, en cambio, a medida que la luz bañaba el lugar se hacía mas evidente mi presencia en el mismo.
Con mas inri aún, la puerta se cerro con un estruendo que hizo estremecerse el lugar, o quizás solo fue mi cuerpo que se sacudió de tal forma que me pareció que todo el edificio era presa de aquel respingo.
Cuando el primer murmullo llego a mis oídos me quede helada en el lugar. Aunque había intuido otra presencia a medida que avanzaba hacia el final del corredor, que se confirmara la misma no calmaba mis nervios.
Mi paso se volvió aun mas lento si cabía, y me asomé con suma lentitud mientras prestaba especial atencion a esa voz y al foco del cual salía.
Parpadeé un par de veces con sorpresa, aliviando los ojos hinchados que finalmente, secos, dejaron de manar agua sobre mi rostro.
No parecía de ese lugar, sin embargo estaba sentada cómodamente en el, y tan centrada en sus cosas como si no debiera preocuparse por estar en un sitio extraño.
Si fueron las palabras, la ternura con la que abrazó aquel libro, siendo mi familia, guardianes del conocimiento, si fue algo de ambas, su juventud, o alguna clase de proyección no me percaté demasiado de ello. Quizás tenía un poco de todo. De cualquier modo, mi voz temblorosa escapó en un murmullo sin que me diera cuenta apenas de las palabras que pronunciaba.
-¿Tu también has perdido algo?.-Mi mirada paseó entonces por las paginas arrancadas que se hallaban en el suelo.- Puedo verlas.-Asentí, en el mismo frágil tono, imaginando que se refería a los restos de manuscritos que había esparcidos sobre el polvo.
Me agache, y empecé a tomar las paginas mas cercanas a mi. Todas ellas, y separarlas según parecieran o no pertenecer al manuscrito en cuestión.
-¿Quienes van a llegar?.-Pregunté confusa, apenas levantando la mirada de las paginas para pispear de reojo a la muchacha. Aquel gesto no duró mucho, pues con el temblor constante de mis manos, precisaba de fijarme bien en el suelo para tomar las hojas.
Mientras las letras se agitaban al son de los temblores de mis manos, no dejaba de pensar en como podría preguntar a aquella chica, si es que eso es lo que era, sobre lo que yo estaba buscando. ¿Pero como? Ni siquiera sabia si estaba allí o si en el caso de ser así era algo que otros podían sentir o percibir.
Sin embargo, mientras trataba de poner en orden mis pensamientos, realizando de fondo esa tarea mecánica, mis ojos parecieron reconocer algo que llamó de nuevo a mi consciencia, a prestar atención a las paginas. Ante mis ojos una pagina con una ilustración que se me hacía muy familiar. ¿La abuela Theragon quizás?¿Era a caso ese libro sobre dragones?
Los hechos recientes se presentaron entonces ordenadamente en mi mente. La incapacidad de volverme un dragón, las visiones hacia ese lugar, la fuerza mágica que me había separado de Víctor, las ruinas iguales a las de mi sueño, esa muchacha que parecía no pertenecer allí, pero que se hallaba oportunamente en medio de las ruinas donde había esperado hallar una respuesta, las palabras de la chica; "Debemos completarlo, sí, debemos hacerlo ¿A eso viniste no?", Y las páginas desperdigadas que tenían una clara referencia a los dragones.
-He perdido un trozo de mi, ¿Está en estas páginas?.-Mi voz seguía siendo débil, y aunque el titubeo había aminorado, no había desaparecido, sin embargo había en el tono un gran respeto al hacer aquella pregunta, pues si aquel tomo que estaba tratando de arreglar poseía tal poder, aquella joven que tenía ante mi era, como mínimo, un ser mágico poderoso.-Seguiré ayudándote sea cual sea la respuesta.-Me comprometí mientras le extendía las paginas que había encontrado en pilones según las que creía que eran del mismo tono, manteniendo en mi regazo la ilustración del dragón, como si aquel gesto me permitiera estar mas cerca de lo que había perdido y temiera volver a separarme de ello, quizás algo estúpido e infantil. Me consolaba, al menos, con que al terminar la devolvería con el resto de páginas.
Con mas inri aún, la puerta se cerro con un estruendo que hizo estremecerse el lugar, o quizás solo fue mi cuerpo que se sacudió de tal forma que me pareció que todo el edificio era presa de aquel respingo.
Cuando el primer murmullo llego a mis oídos me quede helada en el lugar. Aunque había intuido otra presencia a medida que avanzaba hacia el final del corredor, que se confirmara la misma no calmaba mis nervios.
Mi paso se volvió aun mas lento si cabía, y me asomé con suma lentitud mientras prestaba especial atencion a esa voz y al foco del cual salía.
Parpadeé un par de veces con sorpresa, aliviando los ojos hinchados que finalmente, secos, dejaron de manar agua sobre mi rostro.
No parecía de ese lugar, sin embargo estaba sentada cómodamente en el, y tan centrada en sus cosas como si no debiera preocuparse por estar en un sitio extraño.
Si fueron las palabras, la ternura con la que abrazó aquel libro, siendo mi familia, guardianes del conocimiento, si fue algo de ambas, su juventud, o alguna clase de proyección no me percaté demasiado de ello. Quizás tenía un poco de todo. De cualquier modo, mi voz temblorosa escapó en un murmullo sin que me diera cuenta apenas de las palabras que pronunciaba.
-¿Tu también has perdido algo?.-Mi mirada paseó entonces por las paginas arrancadas que se hallaban en el suelo.- Puedo verlas.-Asentí, en el mismo frágil tono, imaginando que se refería a los restos de manuscritos que había esparcidos sobre el polvo.
Me agache, y empecé a tomar las paginas mas cercanas a mi. Todas ellas, y separarlas según parecieran o no pertenecer al manuscrito en cuestión.
-¿Quienes van a llegar?.-Pregunté confusa, apenas levantando la mirada de las paginas para pispear de reojo a la muchacha. Aquel gesto no duró mucho, pues con el temblor constante de mis manos, precisaba de fijarme bien en el suelo para tomar las hojas.
Mientras las letras se agitaban al son de los temblores de mis manos, no dejaba de pensar en como podría preguntar a aquella chica, si es que eso es lo que era, sobre lo que yo estaba buscando. ¿Pero como? Ni siquiera sabia si estaba allí o si en el caso de ser así era algo que otros podían sentir o percibir.
Sin embargo, mientras trataba de poner en orden mis pensamientos, realizando de fondo esa tarea mecánica, mis ojos parecieron reconocer algo que llamó de nuevo a mi consciencia, a prestar atención a las paginas. Ante mis ojos una pagina con una ilustración que se me hacía muy familiar. ¿La abuela Theragon quizás?¿Era a caso ese libro sobre dragones?
Los hechos recientes se presentaron entonces ordenadamente en mi mente. La incapacidad de volverme un dragón, las visiones hacia ese lugar, la fuerza mágica que me había separado de Víctor, las ruinas iguales a las de mi sueño, esa muchacha que parecía no pertenecer allí, pero que se hallaba oportunamente en medio de las ruinas donde había esperado hallar una respuesta, las palabras de la chica; "Debemos completarlo, sí, debemos hacerlo ¿A eso viniste no?", Y las páginas desperdigadas que tenían una clara referencia a los dragones.
-He perdido un trozo de mi, ¿Está en estas páginas?.-Mi voz seguía siendo débil, y aunque el titubeo había aminorado, no había desaparecido, sin embargo había en el tono un gran respeto al hacer aquella pregunta, pues si aquel tomo que estaba tratando de arreglar poseía tal poder, aquella joven que tenía ante mi era, como mínimo, un ser mágico poderoso.-Seguiré ayudándote sea cual sea la respuesta.-Me comprometí mientras le extendía las paginas que había encontrado en pilones según las que creía que eran del mismo tono, manteniendo en mi regazo la ilustración del dragón, como si aquel gesto me permitiera estar mas cerca de lo que había perdido y temiera volver a separarme de ello, quizás algo estúpido e infantil. Me consolaba, al menos, con que al terminar la devolvería con el resto de páginas.
Arygos Valnor
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Re: Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
La misteriosa chica de ropajes azules no pareció extrañarse de la presencia de Arygos en aquel lugar, parecía demasiado tranquila para ser tan solo una indefensa jovencita -He perdido muchas cosas, y no dejaré que se pierda nada más, cada cosa debe ser encontrada y registrada- Afirmó con devoción aunque no quedaba muy claro a qué se refería -Claro que puedes, y debes verlas con atención, no solo lo que muestra el exterior- Le dijo amigable la chica misteriosa que se había distraído mirando las hojas en el piso, regadas cual si una guerra hubiera pasado por ese lugar -¿Te gustan las historias?- Preguntó como si simplemente ignorara el lugar y de momento también ignorando la tarea de completar el libro.
La pregunta había sido no solo para conocer más acerca de la dragona, sino además para tratar de hacerle olvidar que no había respondido su pregunta acerca de quienes llegarían -¿Un trozo de ti? A mí me pareces completa- Dijo llevando una mano a su cabeza y torciendo ligeramente el cuello de medio lado -En las páginas... En las páginas... ¿Qué podría haber de ti en las páginas?- Preguntó mirando al techo -Lo que es tuyo está en ti, pero a veces, las cosas se esconden frente a nuestros ojos para que no podamos verlas- Dijo mirándola fijamente de manera más seria que antes -Antes de ofrecer ayuda a otros, debes ser capaz de ayudarte a ti misma- Dijo la joven al tiempo que la habitación se oscurecía ligeramente como un parpadeo.
Un pequeño grupo de hojas se arremolinó hacia un rincón de la habitación generando un pequeño tornado que desprendía polvo plateado y que lentamente iría formando la silueta de la forma dracónica de la mismísima Arygos; el dragón rugió pero el sonido no expresaba ira, sino más bien miedo y angustia, estaba asustada; y lo evidenciaba al enrollarse con su cola en el rincón; seguramente a la dragona le resultaría un poco extraño verse a sí misma y más en ese estado; entre más se asustara la joven peliblanca, más se asustaría su forma de dragón, si se acercaba sin cuidado podría incluso morderla o lastimarla.
La chica de azul retrocedió hasta colocarse detrás de Arygos -Tiene miedo ¿Sabes por qué?- Le dijo casi en un susurro al oído -Su miedo está aquí- Afirmó señalando el pecho de Arygos a la altura de su corazón -¿Tú tienes miedo?- Aconsejo la misteriosa joven que a pesar de la situación no parecía inmutarse o ponerse nerviosa ante lo peligroso que podría resultar aquel dragón asustado.
∞ Ha llegado el primer paso para tu recuperación, has encontrado una pista, ayudarte a ti misma podría ser ayudar al dragón asustado.
∞ Si te acercas te morderá, o al menos lo intentará, debes hallar la manera de tranquilizarlo con palabras.
∞ Técnicamente eres tú misma, sus miedos son tus miedos, si descubres a qué le temes, sabrás a qué teme el dragón; es algo bastante personal, así que tú decides cuál sea tu temor, siempre y cuando lo justifiques y lo expliques.
∞ Entendiendo el miedo del dragón entenderás tu propio miedo, al superarlo tú, también lo hará el dragón; busca el valor para ayudarte a ti misma y a otros.
La pregunta había sido no solo para conocer más acerca de la dragona, sino además para tratar de hacerle olvidar que no había respondido su pregunta acerca de quienes llegarían -¿Un trozo de ti? A mí me pareces completa- Dijo llevando una mano a su cabeza y torciendo ligeramente el cuello de medio lado -En las páginas... En las páginas... ¿Qué podría haber de ti en las páginas?- Preguntó mirando al techo -Lo que es tuyo está en ti, pero a veces, las cosas se esconden frente a nuestros ojos para que no podamos verlas- Dijo mirándola fijamente de manera más seria que antes -Antes de ofrecer ayuda a otros, debes ser capaz de ayudarte a ti misma- Dijo la joven al tiempo que la habitación se oscurecía ligeramente como un parpadeo.
Un pequeño grupo de hojas se arremolinó hacia un rincón de la habitación generando un pequeño tornado que desprendía polvo plateado y que lentamente iría formando la silueta de la forma dracónica de la mismísima Arygos; el dragón rugió pero el sonido no expresaba ira, sino más bien miedo y angustia, estaba asustada; y lo evidenciaba al enrollarse con su cola en el rincón; seguramente a la dragona le resultaría un poco extraño verse a sí misma y más en ese estado; entre más se asustara la joven peliblanca, más se asustaría su forma de dragón, si se acercaba sin cuidado podría incluso morderla o lastimarla.
La chica de azul retrocedió hasta colocarse detrás de Arygos -Tiene miedo ¿Sabes por qué?- Le dijo casi en un susurro al oído -Su miedo está aquí- Afirmó señalando el pecho de Arygos a la altura de su corazón -¿Tú tienes miedo?- Aconsejo la misteriosa joven que a pesar de la situación no parecía inmutarse o ponerse nerviosa ante lo peligroso que podría resultar aquel dragón asustado.
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∞ Ha llegado el primer paso para tu recuperación, has encontrado una pista, ayudarte a ti misma podría ser ayudar al dragón asustado.
∞ Si te acercas te morderá, o al menos lo intentará, debes hallar la manera de tranquilizarlo con palabras.
∞ Técnicamente eres tú misma, sus miedos son tus miedos, si descubres a qué le temes, sabrás a qué teme el dragón; es algo bastante personal, así que tú decides cuál sea tu temor, siempre y cuando lo justifiques y lo expliques.
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Re: Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
Asentí ante la pregunta de la muchacha, aunque poco tenía que ver con mis intereses actuales. Lo cierto es que ninguna historia llamaría mi atencion en ese momento, o difícilmente lo haría, ocupada como estaba mi mente en asuntos mas apremiantes. Por otro lado, no estaba en lo mas mínimo de acuerdo con parte de las acotaciones de aquella entidad con forma de muchacha que revoloteaba distraidamente mientras yo iba apilando las hojas.
En otra ocasión quizás habría incluso replicado que aquello no era cierto, pues carecer de algo no te despojaba del resto de tus características, y que no poder solventar un problema propio no te volvía invalido ni era excusa para negar a ayudar al resto. Aun cuando yo tenía un gran problema era capaz de ayudarla aunque fuera con una tarea tan sencilla como levantar las hojas del suelo, algo que a una persona sola la demoraría muchísimo más.
De cualquier forma el silencio a veces era la mejor respuesta, no reafirmabas ideas que considerabas erradas, pero tampoco te confrontabas con nadie.
Centrada como estaba con la vista en el suelo, no fue la visión si no aquel ruido inconfundible lo que me reveló la figura que había formado el polvo a poca distancia. Mi mirada quedo completamente fija en aquel reflejo de todo aquello que había perdido. La esperanza barrio entonces la seguridad, y el temblor de mi cuerpo se calmo. Había encontrado, de alguna forma, lo que había venido a buscar.
Dejé a un costado la nueva pila de papeles que había hecho, mientras me ponía en pie, sin embargo los susurros de la chica de azul me hicieron arar en el lugar antes de dar el primer paso. Ahora era la ira y no el miedo lo que empezó a reanudar los temblores en las manos, que cerré tan fuerte que pude sentir como las uñas rompían la piel de la palma.
No había sido el miedo lo que había hecho que perdiera mi forma, pues no había actuado por temor antes de perderla. Estaba segura de que había sido la magia, y no pensaba aceptar mi propio miedo como culpable. No era un ser temeroso, era un ser que como todos tenía instintos. No eran mis miedos desmedidos o irracionales, si no la consecuencia ineludible de una situación de peligro. ¿No tendría miedo a caso un humano si le privan de toda oportunidad de valerse cobijo y sustento?¿No desprendían los animales el inconfundible aroma del miedo cuando se hallaban tan lastimados que eran una presa casi regalada? Era ese el miedo que me había embargado durante tantas lunas que había parecido una eternidad, pues mi existencia en esta forma pendía de un hilo mas delgado de lo que muchos eran capaces de ver. Por suerte o por desgracia, yo siempre había sido consciente de mis propias limitaciones, así como de mis virtudes.
Pero ahora era la ira lo que empezaba a suplantar el miedo, la ira de que aquella clase de castigo correspondiera a ser un ser vivo capaz de interpretar el entorno.
Las uñas de mis manos no solo habían atravesado la piel si no la carne de lo fuerte que me hallaba apretando los puños, sin siquiera percatarme de que tanta fuerza estaba ejerciendo, y la humedad empezó a impregnar mis palmas y teñirlas de carmesí por encima del polvo y la tierra.
Así como el dragona e había mostrado antes atemorizado, ahora su cola fustigaba el aire a su alrededor, y un gruñido contante y de amenaza salia de su garganta. No tenía que mirarlo para saber que mostraba los dientes, y su hocico estaba arrugado, o que su mirada escrutaba su alrededor con un odio infinito en aquel instante.
Inspiré hondo, intentando reunir la serenidad para darle una respuesta a aquella entidad, pero resolví morderme la lengua, pues dudaba de poder poner en palabras una respuesta coherente sin lanzar un mordisco al aire.
Si seguía así no podría acercarme a la figura que había perseguido tanto en vela como en el mundo de los sueños des de hacía tanto tiempo. Pero resultaba, tan, pero tan difícil calmarse.
Una memoria fugaz se formo entonces, bajando varios grados mi enojo.
Era un recuerdo que se repetía en varios momentos. El tacto de algo apoyado en mi frente, suave y liso, mas blando que unas escamas pero aún así compacto. El cosquilleo de unas hebras negras que rozaban mi frente con suavidad. Nunca había sido buena manejando la ira, quizás porque era un sentimiento demasiado reciente como para que pudiera controlarlo fácilmente por mi misma, sin embargo no estaba sola, no del todo. No había llegado hasta allí por mi propio pie.
-Nos esperan fuera.-Murmure como un salmo una y otra vez, como si fuera alguna clase de conjuro, pero lo cierto es que surgió efecto, y aunque la molestia estaba lejos de desaparecer,e l impulso de abalanzarme temerariamente sobre la muchacha del vestido azul y tratar de destriparla con mis romos dientes se había desvanecido casi por completo.
Finalmente di un paso al frente, el primero de una seguidilla, lentos y tranquilos hacia la silueta de mi forma draconiana. Quizás otros hubieran hablado, soltado un discurso grandilocuente, para mi eran mucho mas importantes los gestos, la postura, u otra clase de sonidos, mas primitivos. Solté un suave gorgojeo, muy bajo debido a que todavía me hallaba en esa inconveniente forma humana, y balancee la cabeza en un gesto tranquilizador mientras me aproximaba a mi propia forma, sin saber bien que hacer una vez la alcanzara.
En otra ocasión quizás habría incluso replicado que aquello no era cierto, pues carecer de algo no te despojaba del resto de tus características, y que no poder solventar un problema propio no te volvía invalido ni era excusa para negar a ayudar al resto. Aun cuando yo tenía un gran problema era capaz de ayudarla aunque fuera con una tarea tan sencilla como levantar las hojas del suelo, algo que a una persona sola la demoraría muchísimo más.
De cualquier forma el silencio a veces era la mejor respuesta, no reafirmabas ideas que considerabas erradas, pero tampoco te confrontabas con nadie.
Centrada como estaba con la vista en el suelo, no fue la visión si no aquel ruido inconfundible lo que me reveló la figura que había formado el polvo a poca distancia. Mi mirada quedo completamente fija en aquel reflejo de todo aquello que había perdido. La esperanza barrio entonces la seguridad, y el temblor de mi cuerpo se calmo. Había encontrado, de alguna forma, lo que había venido a buscar.
Dejé a un costado la nueva pila de papeles que había hecho, mientras me ponía en pie, sin embargo los susurros de la chica de azul me hicieron arar en el lugar antes de dar el primer paso. Ahora era la ira y no el miedo lo que empezó a reanudar los temblores en las manos, que cerré tan fuerte que pude sentir como las uñas rompían la piel de la palma.
No había sido el miedo lo que había hecho que perdiera mi forma, pues no había actuado por temor antes de perderla. Estaba segura de que había sido la magia, y no pensaba aceptar mi propio miedo como culpable. No era un ser temeroso, era un ser que como todos tenía instintos. No eran mis miedos desmedidos o irracionales, si no la consecuencia ineludible de una situación de peligro. ¿No tendría miedo a caso un humano si le privan de toda oportunidad de valerse cobijo y sustento?¿No desprendían los animales el inconfundible aroma del miedo cuando se hallaban tan lastimados que eran una presa casi regalada? Era ese el miedo que me había embargado durante tantas lunas que había parecido una eternidad, pues mi existencia en esta forma pendía de un hilo mas delgado de lo que muchos eran capaces de ver. Por suerte o por desgracia, yo siempre había sido consciente de mis propias limitaciones, así como de mis virtudes.
Pero ahora era la ira lo que empezaba a suplantar el miedo, la ira de que aquella clase de castigo correspondiera a ser un ser vivo capaz de interpretar el entorno.
Las uñas de mis manos no solo habían atravesado la piel si no la carne de lo fuerte que me hallaba apretando los puños, sin siquiera percatarme de que tanta fuerza estaba ejerciendo, y la humedad empezó a impregnar mis palmas y teñirlas de carmesí por encima del polvo y la tierra.
Así como el dragona e había mostrado antes atemorizado, ahora su cola fustigaba el aire a su alrededor, y un gruñido contante y de amenaza salia de su garganta. No tenía que mirarlo para saber que mostraba los dientes, y su hocico estaba arrugado, o que su mirada escrutaba su alrededor con un odio infinito en aquel instante.
Inspiré hondo, intentando reunir la serenidad para darle una respuesta a aquella entidad, pero resolví morderme la lengua, pues dudaba de poder poner en palabras una respuesta coherente sin lanzar un mordisco al aire.
Si seguía así no podría acercarme a la figura que había perseguido tanto en vela como en el mundo de los sueños des de hacía tanto tiempo. Pero resultaba, tan, pero tan difícil calmarse.
Una memoria fugaz se formo entonces, bajando varios grados mi enojo.
Era un recuerdo que se repetía en varios momentos. El tacto de algo apoyado en mi frente, suave y liso, mas blando que unas escamas pero aún así compacto. El cosquilleo de unas hebras negras que rozaban mi frente con suavidad. Nunca había sido buena manejando la ira, quizás porque era un sentimiento demasiado reciente como para que pudiera controlarlo fácilmente por mi misma, sin embargo no estaba sola, no del todo. No había llegado hasta allí por mi propio pie.
-Nos esperan fuera.-Murmure como un salmo una y otra vez, como si fuera alguna clase de conjuro, pero lo cierto es que surgió efecto, y aunque la molestia estaba lejos de desaparecer,e l impulso de abalanzarme temerariamente sobre la muchacha del vestido azul y tratar de destriparla con mis romos dientes se había desvanecido casi por completo.
Finalmente di un paso al frente, el primero de una seguidilla, lentos y tranquilos hacia la silueta de mi forma draconiana. Quizás otros hubieran hablado, soltado un discurso grandilocuente, para mi eran mucho mas importantes los gestos, la postura, u otra clase de sonidos, mas primitivos. Solté un suave gorgojeo, muy bajo debido a que todavía me hallaba en esa inconveniente forma humana, y balancee la cabeza en un gesto tranquilizador mientras me aproximaba a mi propia forma, sin saber bien que hacer una vez la alcanzara.
- off-rol:
- No puedo desarrollar la superación de un miedo con el personaje, porque justamente la particularidad del mismo es que en muchas cosas pertenece mas al mundo animal que al del hombre, y por lo tal sus miedos no son sociales si no racionales, instintivos y fruto siempre de un peligro real. Esos miedos no desaparecen, y de hacerlo afectan directamente al instinto de supervivencia,por lo que he resumido en que no es lógico que Arygos pierda sus miedos, o los "supere" en mayor medida de lo que ya lo hace.
Arygos Valnor
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Re: Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
A medida que la ira se adueñaba de a joven, la figura del dragón comenzaba a cambiar su tonalidad clara por un rojo que se hacía cada vez más oscuro pero no solo eso, la actitud del dragón también parecía cambiar y hacerse más agresivo, ese carácter indomable que se adueñaba de ella en los momentos que consideraba que su causa era justa y que cualquier acción era aceptable; sin embargo aún parecía no reconocer a la chica que tenía frente a ella como parte de sí misma; arañaba el piso con fuerza dejando leves fisuras en la superficie del mismo al tiempo que avanzaba con la clara intención de arrancar con sus poderosas mandíbulas lo primero que encontrara en su camino; actitud que solo detuvo al escuchar las palabras de la chica, como si de alguna manera algo dentro le diera sentido a la frase.
La figura de dragón aún con el tono ligeramente rojo retrocedió a la vez que inclinaba el cuello ligeramente de medio lado parecía menos arisca y le permitió a la joven acercarse un poco más pero no del todo, finalmente retrocedió sin dejarse tocar, tal vez el mismo rechazo que sentía la joven por su forma humana, lo sentía también la figura del dragón, que sin saberlo se rechazaba a sí misma y nuevamente tomó la figura una actitud defensiva y celosa de su propio espacio.
La joven de ropajes azules que se había mantenido en silencio, simplemente observando, se pronunció por fin después de aquel largo rato -No es malo tener miedo- Hablaba sin detenerse a mirar a la joven, simplemente recorría la sala alejada tanto del dragón como de la chica, en busca de las páginas que viajaban arrastradas por los pequeños vendavales que generaban los bruscos movimientos del dragón -Esto no se trata de no tener miedo, se trata de hallar el valor- Se agachó para tomar una de las páginas que parecía más grande que el resto -Y saber apreciar todo cuanto se te ha dado; ninguna de tus formas es mala, cada una tiene su propósito- Dirigió por fin una mirada compasiva a la chica cuyo temperamento definitivamente era el mismo sin importar su forma física.
Mostró la portada del libro en donde se dibujaba la silueta de un dragón -Somos como libros, lo que importa no es la cubierta, o el papel, sino lo que lleva escrito- Un par de hojas más en el piso bastarían para finalmente completar los faltantes del libro, o al menos eso podría entenderse por la cara de satisfacción de aquella misteriosa joven -¿Quién eres?- Preguntó en tono curioso aunque la pregunta iba más allá de un simple nombre -¿Qué eres?- Insistió la chica; un par de respuestas que la dragona debía responder para sí misma antes que a alguien más.
∞ Ya estás más cerca de volver a ser tú, solo un poco más.
∞ Recuerda que el dragón en cierto modo es la misma Arygos, por lo que comparten las emociones y estados de ánimo, si Arygos se enfurece el dragón también lo hará.
∞ No hablamos de superar todos los miedos de manera permanente, sino el miedo que ha generado este estado y esta situación en particular.
∞ Arygos debe entender que su fuerza no viene de unas fuertes garras y potentes mandíbulas, sino de su corazón y esa misma disposición de ayudar a otros si la causa es justa.
∞ Sí Arygos consigue aceptar su débil forma humana, el dragón la acepará; puedes acabar el post acercándote al dragón que te recibirá colocando su cabeza a la espera de ese peculiar gesto afectuoso propio de su raza.
La figura de dragón aún con el tono ligeramente rojo retrocedió a la vez que inclinaba el cuello ligeramente de medio lado parecía menos arisca y le permitió a la joven acercarse un poco más pero no del todo, finalmente retrocedió sin dejarse tocar, tal vez el mismo rechazo que sentía la joven por su forma humana, lo sentía también la figura del dragón, que sin saberlo se rechazaba a sí misma y nuevamente tomó la figura una actitud defensiva y celosa de su propio espacio.
La joven de ropajes azules que se había mantenido en silencio, simplemente observando, se pronunció por fin después de aquel largo rato -No es malo tener miedo- Hablaba sin detenerse a mirar a la joven, simplemente recorría la sala alejada tanto del dragón como de la chica, en busca de las páginas que viajaban arrastradas por los pequeños vendavales que generaban los bruscos movimientos del dragón -Esto no se trata de no tener miedo, se trata de hallar el valor- Se agachó para tomar una de las páginas que parecía más grande que el resto -Y saber apreciar todo cuanto se te ha dado; ninguna de tus formas es mala, cada una tiene su propósito- Dirigió por fin una mirada compasiva a la chica cuyo temperamento definitivamente era el mismo sin importar su forma física.
Mostró la portada del libro en donde se dibujaba la silueta de un dragón -Somos como libros, lo que importa no es la cubierta, o el papel, sino lo que lleva escrito- Un par de hojas más en el piso bastarían para finalmente completar los faltantes del libro, o al menos eso podría entenderse por la cara de satisfacción de aquella misteriosa joven -¿Quién eres?- Preguntó en tono curioso aunque la pregunta iba más allá de un simple nombre -¿Qué eres?- Insistió la chica; un par de respuestas que la dragona debía responder para sí misma antes que a alguien más.
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∞ Ya estás más cerca de volver a ser tú, solo un poco más.
∞ Recuerda que el dragón en cierto modo es la misma Arygos, por lo que comparten las emociones y estados de ánimo, si Arygos se enfurece el dragón también lo hará.
∞ No hablamos de superar todos los miedos de manera permanente, sino el miedo que ha generado este estado y esta situación en particular.
∞ Arygos debe entender que su fuerza no viene de unas fuertes garras y potentes mandíbulas, sino de su corazón y esa misma disposición de ayudar a otros si la causa es justa.
∞ Sí Arygos consigue aceptar su débil forma humana, el dragón la acepará; puedes acabar el post acercándote al dragón que te recibirá colocando su cabeza a la espera de ese peculiar gesto afectuoso propio de su raza.
Ansur
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Re: Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
Cuando aquella joven, que seguro era cualquier cosa menos una joven, volvió a pronunciarse di un par de pasos hacia atrás, no por miedo, si no porque me conocía a mi misma lo suficiente como para conocer que clase de reacción despertarían sus palabras en aquel ser, reflejo de mis propios sentimientos.
Si había una cosa que había aborrecido de mis aliados hasta la fecha era su insistencia en que apreciara mi forma humana, con el pretexto de que era parte de mi especie, sin ser capaces de comprender que el equivalente era a que yo les incitara imperiosamente a aceptarse a si mismos como presas en el orden natural de las cosas, ignorando completamente su contexto cultural. Yo era un dragón. Uno que si sentía la necesidad imperiosa de tomar una forma humana podía hacerlo, pero mi mente jamás estaría en armonía con aquello del mismo modo en el que para otros de mi especie jamás lo harían con la forma que para mi era natural.
Gustar y aceptar eran sin embargo cosas distintas, nunca había sido inconsciente de que si bien era un dragón, no era un dragón como los antiguos, ni de que había una parte humana a la que había escogido renunciar dentro de lo que la situación me permitiera. De hecho, llevaba meses practicando para poder armonizar mis dos formas en una híbrida que me permitiera acomodarme mejor en las situaciones adversas que tendían a presentarseme.
Si hubiera negado lo que era, habría vuelto a la montaña para nunca jamás tener que adoptar la inconveniente forma que ahora portaba, me habría encerrado en las cavernas de mi familia a cuidar los tomos antiguos y traspasar el conocimiento en vez de buscarlo.
Mientras hacía sendos esfuerzos por tranquilizarme una vez mas, aproveche para pasearme alrededor de aquel avatar de mi esencia y terminar de recoger las hojas que ahora volvía a enviar de un lado a otro gracias a los aspavientos que propiciaba al aire con la cola y las alas.
Una vez ya no quedaba una sola hoja en el suelo, se las extendí a la muchacha, y sin dedicarle una sola mirada, volví a encarar al levitan que seguía ne el mismo rincón de la estancia. Al igual que yo, parecía haberse calmado al entregar las hojas, y esbozaba una gesto de soberbia. Había ayudado con el libro aun y cuando no podía valerme por mi misma en las mas básicas necesidades de cualquier ser, al menos, tal cual estaba ahora, y el hecho de demostrar que tenía razón, eclipsó el enojo lo suficiente como para permitirme llevar mi mente todo lo lejos posible de las palabras de aquella muchacha de azul.
Salve el espacio que me separaba de esa aparición, rápido, temiendo que la jovencita se le ocurriera decir otra genialidad que me impidiese acercarme, como si el mero contacto con esa silueta pudiera acercarme a lo que buscaba. Por lo menos, me generaba cierta calma el pensar en acercarme a esa forma que tanto había extrañado.
Rodeé su larguirucho cuello con los brazos y froté mi frente contra la suya unos segundos antes de dejarla quieta, mientras una sensación de alivio recorría mi ser. Por lo menos no era un sueño.
Si había una cosa que había aborrecido de mis aliados hasta la fecha era su insistencia en que apreciara mi forma humana, con el pretexto de que era parte de mi especie, sin ser capaces de comprender que el equivalente era a que yo les incitara imperiosamente a aceptarse a si mismos como presas en el orden natural de las cosas, ignorando completamente su contexto cultural. Yo era un dragón. Uno que si sentía la necesidad imperiosa de tomar una forma humana podía hacerlo, pero mi mente jamás estaría en armonía con aquello del mismo modo en el que para otros de mi especie jamás lo harían con la forma que para mi era natural.
Gustar y aceptar eran sin embargo cosas distintas, nunca había sido inconsciente de que si bien era un dragón, no era un dragón como los antiguos, ni de que había una parte humana a la que había escogido renunciar dentro de lo que la situación me permitiera. De hecho, llevaba meses practicando para poder armonizar mis dos formas en una híbrida que me permitiera acomodarme mejor en las situaciones adversas que tendían a presentarseme.
Si hubiera negado lo que era, habría vuelto a la montaña para nunca jamás tener que adoptar la inconveniente forma que ahora portaba, me habría encerrado en las cavernas de mi familia a cuidar los tomos antiguos y traspasar el conocimiento en vez de buscarlo.
Mientras hacía sendos esfuerzos por tranquilizarme una vez mas, aproveche para pasearme alrededor de aquel avatar de mi esencia y terminar de recoger las hojas que ahora volvía a enviar de un lado a otro gracias a los aspavientos que propiciaba al aire con la cola y las alas.
Una vez ya no quedaba una sola hoja en el suelo, se las extendí a la muchacha, y sin dedicarle una sola mirada, volví a encarar al levitan que seguía ne el mismo rincón de la estancia. Al igual que yo, parecía haberse calmado al entregar las hojas, y esbozaba una gesto de soberbia. Había ayudado con el libro aun y cuando no podía valerme por mi misma en las mas básicas necesidades de cualquier ser, al menos, tal cual estaba ahora, y el hecho de demostrar que tenía razón, eclipsó el enojo lo suficiente como para permitirme llevar mi mente todo lo lejos posible de las palabras de aquella muchacha de azul.
Salve el espacio que me separaba de esa aparición, rápido, temiendo que la jovencita se le ocurriera decir otra genialidad que me impidiese acercarme, como si el mero contacto con esa silueta pudiera acercarme a lo que buscaba. Por lo menos, me generaba cierta calma el pensar en acercarme a esa forma que tanto había extrañado.
Rodeé su larguirucho cuello con los brazos y froté mi frente contra la suya unos segundos antes de dejarla quieta, mientras una sensación de alivio recorría mi ser. Por lo menos no era un sueño.
Arygos Valnor
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Re: Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
La chica de azul observó atenta el acercamiento de la joven y el dragón, el cual finalmente acabaría permitiéndole apoyar su cabeza sobre la suya -Si no te pierdes, existe la posibilidad de que jamás seas hallado- Dijo la joven de azul mientras se daba la vuelta y caminaba hacia una esquina en donde tomaría algunos libros para cargarlos con ella -Porque no es hasta que estamos perdidos que comenzamos a comprendernos a nosotros mismos- Caminó pacientemente hasta el largo pasillo que la llevaría a la salida -No olvides que los buenos consejos no siempre dirán lo que deseas escuchar- Dijo justo antes de perderse entre las sombras del pasillo que llevaba a la salida, no llegaría siquiera a decir su nombre pues la dragona no llegó a preguntarlo; simplemente se iría tal como había llegado.
Un fuerte aleteo seguido de una nube de polvo darían a entender que la azulada chica se había ido volando, aunque la forma que asumiría para ello no llegaría a ser vista por Arygos, quien permanecería aún en la misma habitación; de entre sus manos se escaparía lentamente la figura del dragón, que poco a poco tomaba una forma menos física, una silueta etérea que se desdibujaba lentamente y se hacía intangible; parecía perderse de nuevo, pero no había ningún gesto de preocupación en el dragón, simplemente una mirada de calma se mantenía con los ojos fijos sobre la joven que acabaría abrazando nada si intentaba retener aquella figura hasta su completa extinción entre diminutos orbes de luz azul.
Nuevamente la chica se encontraba sola, no había sonidos ni nada más, nada en el interior de ese lugar, ni tampoco fuera de él, el viento parecía haber dejado de soplar y el mundo simulaba haber enmudecido por completo; al menos hasta que el sonido de un trueno anunció la inminente lluvia que comenzaría a caer a ritmo vertiginoso; el agua se colaba por los enormes agujeros del techo en aquella edificación en ruinas, al punto que a ratos parecía llover más adentro que afuera; no tardaría mucho en formarse un charco bajo los pies de la joven y el nivel del agua comenzaría a subir considerablemente hasta detenerse a la altura de sus rodillas.
Había oscurecido repentinamente, pero a ratos los relámpagos que iluminaban la estancia permitían a la chica ver su reflejo en el agua, su blanco cabello y su frágil rostro dibujados en la superficie de aquel líquido que también formaba parte de ella y que ahora la rodeaba por completo; pequeños orbes de luz comenzaron a levantarse y rodear su cuerpo mientras un relámpago más brillante que cualquier otro le permitiría ver su reflejo en el agua, su reflejo de dragón.
Habían sido apenas unos instantes, pero la joven podría haberlo sentido como algo más largo y duradero; finalmente podía sentirse rodeada de su elemento, con sus garras rasgando el piso como tantas veces seguro habría hecho; finalmente estaba completa.
∞ Finalmente Arygos volverá a ser Arygos; lo que fuera que le impedía convertirse en dragón ha sido eliminado.
∞ Deberás hacer un último post describiendo las reacciones de tu personaje a la cadena de eventos, con eso terminará la aventura.
∞ Encontrarás al atravezar el pasillo que la puerta está abierta, podrás retomar tu historia sin problemas.
∞ Recibes 5 puntos de experiencia que ya han sido sumados a tu perfil
Un fuerte aleteo seguido de una nube de polvo darían a entender que la azulada chica se había ido volando, aunque la forma que asumiría para ello no llegaría a ser vista por Arygos, quien permanecería aún en la misma habitación; de entre sus manos se escaparía lentamente la figura del dragón, que poco a poco tomaba una forma menos física, una silueta etérea que se desdibujaba lentamente y se hacía intangible; parecía perderse de nuevo, pero no había ningún gesto de preocupación en el dragón, simplemente una mirada de calma se mantenía con los ojos fijos sobre la joven que acabaría abrazando nada si intentaba retener aquella figura hasta su completa extinción entre diminutos orbes de luz azul.
Nuevamente la chica se encontraba sola, no había sonidos ni nada más, nada en el interior de ese lugar, ni tampoco fuera de él, el viento parecía haber dejado de soplar y el mundo simulaba haber enmudecido por completo; al menos hasta que el sonido de un trueno anunció la inminente lluvia que comenzaría a caer a ritmo vertiginoso; el agua se colaba por los enormes agujeros del techo en aquella edificación en ruinas, al punto que a ratos parecía llover más adentro que afuera; no tardaría mucho en formarse un charco bajo los pies de la joven y el nivel del agua comenzaría a subir considerablemente hasta detenerse a la altura de sus rodillas.
Había oscurecido repentinamente, pero a ratos los relámpagos que iluminaban la estancia permitían a la chica ver su reflejo en el agua, su blanco cabello y su frágil rostro dibujados en la superficie de aquel líquido que también formaba parte de ella y que ahora la rodeaba por completo; pequeños orbes de luz comenzaron a levantarse y rodear su cuerpo mientras un relámpago más brillante que cualquier otro le permitiría ver su reflejo en el agua, su reflejo de dragón.
Habían sido apenas unos instantes, pero la joven podría haberlo sentido como algo más largo y duradero; finalmente podía sentirse rodeada de su elemento, con sus garras rasgando el piso como tantas veces seguro habría hecho; finalmente estaba completa.
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∞ Finalmente Arygos volverá a ser Arygos; lo que fuera que le impedía convertirse en dragón ha sido eliminado.
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Ansur
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Re: Perdida en la historia [Mastereado] [Arygos Valnor]
Siempre había imaginado que si llegaba a tener un contacto con algún emisario de los dragones, sería algo muy, muy distinto, sin embargo la realidad había mostrado cuan idealizadas podía tener ciertas cosas. Era algo de lo que me había percatado tiempo atrás, sin embargo, había mantenido mi credo lejos del baremo con el que medía el resto del mundo.
Si hacía bien o mal con ello, tendría otros momentos para pensar al respecto. Por ahora solo tenía la seguridad de que ese aleteo era sin duda de un dragón, uno lo suficientemente poderoso como para tener control sobre la magia que Lonendir nos había cedido a los de mi especie, uno capaz de maerializar parte de mi esencia. Un siervo del dragón de agua.
El avatar de mi forma draconiana se esfumó, y como si aun faltara confirmación para mis sospechas, una lluvia torrencial se desató que rápidamente inundó parte de la estancia en la que me hallaba.
Unas luces emergieron y se me acercaron. Contuve el impulso de correr y alejarme de lo desconocido por precaución, ahora tenía claro que aquello había sido la voluntad de los dioses, aunque no podía comprender sus motivos, y sus "revelaciones" no me habían mostrado nada que no supiera, aun así, concediendo que era posible que hubiera mucho mas de lo que era capaz de ver y comprender, cerré los ojos y respiré hondo. Señal de confianza y entrega, lo que Lonendir quisiera sería, pues esos poderes habían sido suyos en un inicio.
Un inmenso alivio me embargó cuando pude sentir el nuevo peso de mi cuerpo, el tacto de las patas sobre el suelo, el agua recorriendo mis escamas. Fue como tomar una bocanada de aire después de mucho tiempo sin respirar, como salir de una pequeña jaula en la que hubiera estado encerrada sin ningún sustento.
Sin poder contenerme, abrí las fauces y rugí con júbilo. Repté por el agua y el suelo, y salí de aquel lugar con rapidez, como si en cualquier momento pudiera volver a perderme, y salí al exterior, dejando que la lluvia golpeara mi cuerpo sin ningún techo que la frenase en lo mas mínimo.
Abrí las alas, y las batí, estriandome, disfrutando de hallarme en mi propio cuerpo, y finalmente ascendí volando hacia la tormenta, sintiéndome tras mucho tiempo, entera.
Miré una sola vez hacia atrás, hacia ese lugar de mitos y leyendas, perdido en la historia y lugar en donde criaturas tan poderosas se movían como en casa. No era un lugar para mi, ni para el resto de mortales, y me prometí no volver a pisarlo si no era requerida para ello, no por temor, si no por respeto.
Mi mirada fue entonces hacia el camino por el que había llegado, era hora de reunirme con mi compañero.
Si hacía bien o mal con ello, tendría otros momentos para pensar al respecto. Por ahora solo tenía la seguridad de que ese aleteo era sin duda de un dragón, uno lo suficientemente poderoso como para tener control sobre la magia que Lonendir nos había cedido a los de mi especie, uno capaz de maerializar parte de mi esencia. Un siervo del dragón de agua.
El avatar de mi forma draconiana se esfumó, y como si aun faltara confirmación para mis sospechas, una lluvia torrencial se desató que rápidamente inundó parte de la estancia en la que me hallaba.
Unas luces emergieron y se me acercaron. Contuve el impulso de correr y alejarme de lo desconocido por precaución, ahora tenía claro que aquello había sido la voluntad de los dioses, aunque no podía comprender sus motivos, y sus "revelaciones" no me habían mostrado nada que no supiera, aun así, concediendo que era posible que hubiera mucho mas de lo que era capaz de ver y comprender, cerré los ojos y respiré hondo. Señal de confianza y entrega, lo que Lonendir quisiera sería, pues esos poderes habían sido suyos en un inicio.
Un inmenso alivio me embargó cuando pude sentir el nuevo peso de mi cuerpo, el tacto de las patas sobre el suelo, el agua recorriendo mis escamas. Fue como tomar una bocanada de aire después de mucho tiempo sin respirar, como salir de una pequeña jaula en la que hubiera estado encerrada sin ningún sustento.
Sin poder contenerme, abrí las fauces y rugí con júbilo. Repté por el agua y el suelo, y salí de aquel lugar con rapidez, como si en cualquier momento pudiera volver a perderme, y salí al exterior, dejando que la lluvia golpeara mi cuerpo sin ningún techo que la frenase en lo mas mínimo.
Abrí las alas, y las batí, estriandome, disfrutando de hallarme en mi propio cuerpo, y finalmente ascendí volando hacia la tormenta, sintiéndome tras mucho tiempo, entera.
Miré una sola vez hacia atrás, hacia ese lugar de mitos y leyendas, perdido en la historia y lugar en donde criaturas tan poderosas se movían como en casa. No era un lugar para mi, ni para el resto de mortales, y me prometí no volver a pisarlo si no era requerida para ello, no por temor, si no por respeto.
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Arygos Valnor
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