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Mensaje  Anastasia Boisson Dom Sep 13 2015, 11:22

La vida en las islas cambiaba totalmente mi forma de ser. La tranquilidad que se respiraba en aquellos lugares, mi hogar, no tenían nada que ver con el ajetreo de mis aventuras por el continente. Donde había mucha mayor concentración de bandidos, vampiros, monstruos y, en definitiva, seres indeseables. Las misiones por el mundo de la academia Tensai solían ser agotadoras. Y a veces había que descansar y reponer las heridas y el desgaste ocasionados por éstas y por la activa búsqueda de mi madre.

Aquel día no estaba haciendo nada especial. Tan solo pasear por la desierta playa de la bella cala de la Luna. Había ido temprano, poco después del amanecer. En aquel momento la playa solía estar desierta, pero el romper de las rocas contra los acantilados cercanos y contra la playa me hacían relajarme.

-¡Ah, Anastasia! Esto es vida – me dije a mí misma en voz baja mientras pegaba una patada a una piedra y miraba el horizonte y sentía la brisa.

Era una delicia no tener que cargar con ningún utensilio “de guerra”. Ni bombas, ni ballestas, ni nada. Tan solo yo… ¡y un pequeño bolso! Para coger cangrejos. Cocidos estaban tremendos e igual podía pedirle al cocinero de la academia que me los cociese. De nuevo, la cazadora se iba de caza, pero esta vez no de vampiros ni hombres lobo.

Estos bichos suelen andar por las rocas y las mañanas son un momento genial para “cazarlos” Me detuve frente a los pequeños y rocosos acantilados, pensé que ahí podría haber cangrejos. A continuación, me acerqué a la mítica masa rocosa que hay en los extremos de las playas, con cuidado de no caerme, pues el agua estaba cerca, pero estos seres eran híbridos y estaban cerca de los mismos.

Vi a uno meterse entre las rocas, me apoyé en otra roca y me asomé por el agujero, pero no se veía nada. A continuación observé por donde podía ir el conducto e introduje los dedos.

-¡Ash tu cá! – conjuré. Y una pequeña corriente de aire se generó por los conductos, y sacó al animalejo por los aires de su escondite. Lo tomé al vuelo.

-Si es que soy una tramposa, ¿verdad? – le dije a uno mientras lo tomaba por la pata y lo situaba cerca de la cara. El cangrejo se revolvía y trataba de defenderse con sus pinzas. Pero ya era demasiado tarde y acabó en mi bolsa.

Repetí la operación unas cuantas veces más, a otros directamente los cazaba antes de que se escondieran. No sin hacer alguna vez el amago de caerme al agua, pero me mantenía en pie. Según iba llegando al final de la masa rocosa, fue entonces cuando vi a uno especialmente grande, de color rojizo, estaba claro que eso era un centollo. Pero se metió detrás de una roca especialmente grande, pegando contra la pared del acantilado, fui saltando entre las rocas para tratar de alcanzarlo.

-¡Su madre! donde se ha metido – maljuré. Pero algo había que me chocaba, pues al otro lado de aquella gran roca se escuchaba como circular agua y una corriente de aire… Parecía que tras la misma comenzaba un camino. Busqué una pequeña grieta por donde poder introducir una corriente de aire para moverla. La encontré en la parte derecha de la misma.

-¡Ash balla ná! – grité mientras juntaba las palmas de ambas manos y movía los brazos ligeramente hacia fuera para tratar de moverla. Era un conjuro similar al que usaba para los cangrejos, pero éste introducía una mayor fuerza necesaria para mover una roca considerablemente más grande. Resultó efectivo, aunque tal vez me pasé de fuerza y la roca rodó sobre el resto de piedras hasta que llegó al mar e impactó con tal fuerza que el agua me chiscó. Sonreí por la situación.

Pero efectivamente había descubierto una cueva, era un camino muy estrecho e imposible de acceder de pie. Habría que hacerlo gateando, pero a tenor por la brisa del aire y el pequeño riachuelo que acababa de aparecer indicaba claramente que en el interior tenía que haber una gran cámara. Encontrar al centollo había pasado a ser algo secundario ante la curiosidad que suponía adentrarse en aquel sitio. Aunque estaba tan oscuro que creo que no podría avanzar. Me quedé mirando fuera a ver si encontraba un par de palos para generar fuego.
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Mensaje  Geist Dom Sep 13 2015, 21:34

Tanto para eso. No era una lástima totalmente, pero creo que invertí demasiado tiempo y creatividad para que aquello terminara desarrollando de esa manera. Fue un tanto divertido, eso sí, pero esperaba un poquito más de ese sujeto, la niña y el perro. Y no me importa que dijeran que era un lobo, esa cosa era definitivamente un perro. ¡Los lobos son...! Bueno, lobos. Además, ¿qué haría un lobo en esta fétida isla? Al menos dejó de llover, eso haría las cosas más cómodas. Sin embargo, ¿realmente sería más fácil? Aún debo encontrar a un objetivo digno o perderé la apuesta. ¿Y en dónde habíamos quedado para vernos? No importa, eventualmente lo encontraría de nuevo y lo haría pagar, no al revés.

Bien. Ya sabía que en Beltrexus no había mucho, y con ese trío aún rondando por ahí prefería explorar una zona distinta. Esta es una isla, ¿no? Y las islas tienen playas, ¿sí? Entonces... You are going to the beach, motherfucker! ¿Dónde había escuchado eso antes? Se escucha gracioso, pero falta algo. Falta... Qué tontería. Falta música. Eso era. Creo que era el inicio de una canción que oí en Lunargenta de uno de esos trovadores mediocres. Totalmente irrelevante. Aunque... ¿qué individuo importante podía estar en la Cala de la Luna? ¿Pescadores? A menos que sea uno popular y gran actividad, no importaría. Tal vez un alquimista que busque piedras específicas, o incluso un coleccionista. No suena tan prometedor. Lo que significa que debe ser la mejor opción. Beltrexus sonaba prometedor y terminó fatal.

La brisa que provenía de la ensenada era... No sé. El mar, la playa, la arena siempre habían tenido una peculiar embriagante. Muy curioso. El viento potente, el aroma a sal, la sensación al pisar, el sentimiento de libertad. Tal vez ya bebí demasiado. Pero definitivamente es algo constante, me pregunto a qué se debe. No le daré importancia por ahora que tengo algo muy importante que hacer. No desperdiciaré mis horas como esa tipa en las rocas que está... ¿Qué está haciendo?

Veo que lleva una bolsa un tanto grande, y se agacha, y corre, y brinca, y hace movimientos inusuales con sus manos. Miro con mayor detenimiento y termino notando que esta recogiendo cosas, cosas vivas, con tenazas y caparazón. ¿Cómo se llamaban? Langostas. No. Jaibas. Creo que algo así. Cangrejo, quizá. Tenían un nombre muy peculiar, parecía trabalenguas. ¿Pero por qué me molestaba en concentrar mi mirada en ella? Probablemente no cargaba ni con una pizca de aeros, mucho menos con joyas preciosas, ni hablar de que portara un título honorífico. Debía ser una cualquiera.

Tal vez si tuviera tiempo libre iría a molestarla con una tontería, algo como—. Está estrictamente prohibida la caza y colecta de crustáceos en esta temporada. Detenga vuestras actividades ilícitas o enfrente las consecuencias de la ley. —Algo así, luciendo muy autoritaria. Peeeeerooooo... No. Otro día, tal vez, cuando culmine mi disque misión. Al menos sé que esté lugar no esta deshabitado...

Mis pensamientos son interrumpidos por un estruendo rocoso. Una columna de agua parece levantarse cerca de la zona donde se encuentra la caza crustáceos. ¿Acaso alguien se está divirtiendo? ¡Y sin mí! Qué atrevimiento! Movida por un verde coraje, pego un salto, luego otro y otro seguido muchos más, yendo saltando hacia el origen de ese escándalo. Era divertido brincar y levantar arena en el proceso. No me molestaba que mis botas se llenaran de estas partículas minerales, y estaba segura que mi espada no se marchitaría tampoco. Supongo.

Cuando llego al punto del fenómeno, me encuentro a esa extraña chica mirando lo que parece un pequeño orificio. ¿Acaso se está cuestionando la inmortalidad del cangrejo? ¿Qué truenos hace ahí? ¡Muévete, niña! O pregúntale algo a la cuevita, al menos—. ¿Miedo a la oscuridad? —Inquirí ahogando una risa en burla—. No temas, la oscuridad no te hará daño. —Me acerco a ella con cautela, las piedras están mojadas y si no piso con firmeza corro el riesgo de caer—. Pero los monstruos que ahí se ocultan sí que tomaran tu alma. —Finalmente dejo escapar una minúscula carcajada—. En serio. ¿Qué diablos haces? ¿Planeabas iniciar un ritual maligno sin invitar? Eso es muy egoísta de su parte, señorita. —Llevo mis puños a mi cintura, adoptando esa clásica postura materna que se utiliza para regañar a los niños malcriados.
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Mensaje  Elen Calhoun Lun Sep 14 2015, 12:20

Las suaves brisas marinas hacían ondear los cabellos de la hechicera, que sentada sobre la arena, disfrutaba de la calma reinante y los cálidos rayos de sol. Con los ojos cerrados, despejó su mente y dejó que el sonido de las olas al chocar con la orilla se llevase consigo preocupaciones y malos pensamientos, aquel era un día distinto a los demás, en que solo trataría de relajarse y disfrutar de algo tan cotidiano como dar un paseo por la playa.

Resultaba curioso que viviendo tan cerca, la de ojos verdes no hubiese visitado antes aquella cala, pero ahora que disponía de tiempo libre tras su viaje a las tierras del este, no quiso perder la oportunidad de conocer un poco más de las islas que consideraba su hogar. Por ello se había desplazado hasta allí la tarde anterior, con la idea de echar un vistazo a los puestos en busca de objetos interesantes y recorrer la zona, quizá encontrase alguna planta que llamase su atención.

Pasar la noche al raso le resultó mucho más llevadero que de costumbre, pues desde la cala se podía admirar con total tranquilidad el hermoso espectáculo de colores que la aurora boreal creaba en el cielo. Con esa imagen aún grabada en la mente, la bruja recogió sus pertenencias del lugar en que había dormido y se acercó a la orilla nada más amanecer, sabiendo que su regreso a Beltrexus estaba pactado para la media tarde, momento en que el capitán del barco que la había llevado hasta allí partiría de regreso.

Aún le quedaban varias horas por delante, pero el suave sonido de la marea la tenía tan embelesada que no reaccionó hasta escuchar un repentino estruendo, no lejos de donde se hallaba. Abrió los ojos y buscó de inmediato el origen del mismo, que parecía estar en una zona rocosa donde alcanzó a divisar una figura de mujer. ¿Podía alguien estar teniendo problemas? Tenía que averiguarlo.

Tras levantarse y sacudir la arena de sus ropas, la joven comenzó a caminar en dirección a las rocas a paso ligero, con lo que pronto se dio cuenta de que no había una sola persona, sino dos. Siguió avanzando sin tratar de ocultarse, se suponía que la cala era un lugar tranquilo y seguro así que no tenía nada que temer, pero de todos modos nunca salía desarmada, la afilada daga descansaba en la funda del cinturón.

- No esperaba encontrar gente por aquí, ¿necesitan ayuda? - preguntó, mientras recorría con la mirada a una de las mujeres, de cabellos castaños y cargada con una abultada bolsa de la que parecían asomar unas patas de cangrejo. La sorpresa llegaría en cuanto desviase la vista hacia la otra dama, a la cual ya conocía. Elen recordaba con claridad el extraño espectáculo que Geist había ofrecido durante la fiesta de carnaval, número en que sin duda puso nerviosos a muchos de los asistentes con sus palabras.

La cala estaba más concurrida de lo que esperaba, pero quizá aquel encuentro sirviese de algo si alguna de las dos conocía la zona mejor que ella, así que esperó en silencio hasta que diesen respuesta a su pregunta.
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Mensaje  Anastasia Boisson Lun Sep 14 2015, 19:08

Al poco de abrir la entrada a aquella misteriosa cueva, sentí unos pasos tras de mí y me giré rápidamente. ¿Qué coño? ¿Un ladrón?” fue lo primero que pensé al ver al tipo venir hacia mí. Aunque iba sin ballestas llevaba mis dagas y estaba preparada para cualquier cosa. Aquella figura llevaba una capucha y una máscara que sólo permitía ver sus ojos, de color azul. Por segundos temí que fuese un vampiro por cómo iba tapado, pero vi como el sol le reflejaba en lo poco que se le veía de la cara y ésta no ardía. Cuando se dirigió a mí ya me di cuenta de que no era un hombre, sino una mujer, y algo mal de la cabeza, por cierto.

Me soltó una retahíla de frases a tal cual más extraña, que si tenía miedo a la oscuridad, que si iba a hacer un ritual maligno. Aquella mujer no me dio ni una pizca de confianza. Y opté por sacar mi lado más antipático.

-Por el momento, los cazadores de vampiros no solemos hacer rituales malignos con cangrejos – dije sonrientemente para marcar territorio y que no pensase que era una mindundi a la que iba a dar el palo con facilidad, de hecho, me gustaba “fardar” de rango y categoría – como mucho, me haré una sopa con ellos

Pero no iba a ser la única que había venido a aguarme la fiesta. Justo mientras pronunciaba esta frase se colocó al lado otra mujer, esta con la cara descubierto y el pelo blanco, aunque vino con más humildad y con educación. Me cayó en mayor simpatía. Me fijé en como miraba a la primera que había llegado, daba la sensación de que se conocían. Las dos parecían de mi edad aproximadamente.

-¿Os conocéis? Soy Huracán. – dije cordialmente mientras se observaban. A continuación conseguí hacer fuego por fricción, y con el palo iluminado pude por fin introducirme en el pequeño hueco a gatas. Miré hacia atrás, concretamente hacia la de pelo ceniciento, que era la que más confianza me daba y la que había ofrecido su ayuda - Ya que ofreciste ayuda, me voy a meter por este hueco, puede haber algo de interés para la ciencia ahí dentro y no quiero perdérmelo. La mejor ayuda que me podéis ofrecer es ir a avisar a la academia Tensai si no he salido en una hora. Ni se os ocurra entrar si no sois profesionales. – les dije de manera que despertase su atención, pero miedo y respeto a la vez. Aquellas dos jóvenes no deberían entrar por ese pequeño agujero. Mientras que yo era una maestra tensai, ellas seguramente no hayan recibido mi exquisito entrenamiento y formación y no sepan desenvolverse por estos lugares y podrían acabar heridas y a ver quién las saca después. Miré hacia atrás y me introduje en el túnel.

Los cangrejos era lo que menos me preocupaba a mí ahora mismo. Sabía que la isla había pertenecido hace miles de años a los elfos y había evidencias arqueológicas de la presencia de esta cultura desperdigadas por todas las islas illidenses. Como maestra del viento, era capaz de sentir el sitio del que procedía una corriente de aire por su sonido, y estaba segura de que aquel pequeño hueco escondía algo más grande en su interior. Si habría ruinas o simplemente una cámara de caliza lo sabría dentro de poco. Hubiera lo que hubiera, yo, Anastasia Marcano, iba a ser la que anunciara el descubrimiento a los demás maestros de la academia Tensai.

El hueco era muy pequeño, lo máximo que podía levantarme era a cuatro patas, algunas partes era imposible pasar sin tener que literalmente reptar cual serpiente entre las paredes del túnel, totalmente lineal. No tenía sentimiento de claustrofobia de momento, pero no era un sitio por el que me motivara demasiado andar, la brisa era cada vez más intensa, hasta que vi cómo el agujero se iba abriendo cada vez más. Había recorrido una distancia de unos veinte metros que se me habían hecho larguísimos, pero había valido la pena. Efectivamente, me encontraba en una cámara mucho más grande.

La única iluminación era la que proporcionaba mi rudimentaria antorcha. Había ido a dar a la parte baja de una enorme cámara. En cuanto me acerqué a la primera pared ya pude visualizar la importancia de mi gran hallazgo. Se trataba de un pequeño pilar con inscripciones antiguas. Sentía como me brillaban los ojos de la emoción mientras me quedaba absorta contemplando el paisaje hasta donde el fuego me permitía ver. No había ningún contacto con el exterior más que el agujero por el que había accedido.

En cuanto al ruido, el único sonido que se escuchaba era el caer del agua filtrándose y goteando en la caverna, así como unas voces… provenientes del agujero por el que había accedido. “¿Pero qué demonios? ¿No se les habrá ocurrido entrar? ¿O hablarán desde fuera?”. pensé.
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Mensaje  Geist Miér Sep 16 2015, 06:40

No tenías que contestar. No se suponía que contestaras. ¿Por qué contestaste? ¡Era retórica! Una de las formas lingüísticas más básicas del libro y tú la acabas de enviar al... hoyo, supongo. Al menos obtuve información de ella. Tampoco es como si me importara mucho, pero podría ser útil saber que es una cazadora de vampiros, aunque normalmente tiendo a buscar la ayuda de vampiros antes que de eliminarlos, principalmente porque son fáciles de manipular y resultan bastante útiles. Todos odian a los vampiros, después de todo, nadie suele hacer un alboroto cuando un crimen es protagonizado por un vampiro.

Pues nada. Espero que te ahogues con los cangrejos. Eso suena bastante divertido, ¿debería pedirle una invitación para verla comer sólo para asegurarme que estaré presente a la hora de su muerte? Sería un poco ridículo, ¿no? Dejaré pasar la oportunidad. Tampoco puedo ir por ahí aprovechando todo lo que pase por delante, eso provoca perderme de otros eventos aún más espectaculares, o no. Pero he ahí la delicia del azar.

Y hablando de azar, bastante aleatoria la entrada de esta tipa, ¿no? Más que eso, ¿no es un poco sospechoso? Dice que no esperaba encontrar a alguien por aquí, y sin embargo se encuentra al único par de la zona. ¿Por qué? Si no esperaba a alguien, debe significar que deseaba estar a solas, ¿para qué romper su situación de soledad si es precisamente lo que buscaba? Esto apesta a trampa. Está anciana tratará de clavarnos una daga en el instante en que le demos la espalda.

¡Y no la conozco, chiquilla! Creo. Parece el tipo de persona que recordarías por un largo tiempo, mas no me suena ninguna campanita. Además, ¿a qué vino ese comentario? Totalmente innecesario. Le gusta decir incoherencias, ¿no? Sí. Se llama 'Huracán', creo que no se puede esperar mucha inteligencia de alguien que se nombre 'Huracán'. ¿Y no debería de ser 'Tormenta' porque eres mujer? Laaaaaa Tormenta. Eeeeeeel Huracán. Mujer, hombre. ¡Que me parta un rayo! Ella es un él.

Qué escándalo. Sólo es un agujero. —Rodé los ojos con desdén. Parecía hacer mucho alboroto por ese pozo. Además, ¿cómo uno se vuelve profesional en hoyos? ¿De verdad hay una escuela dedicada a eso? Oh, no, espera. Arqueología, ¿no? Entiendo, entiendo. Caza vampiros y busca objetos perdidos en el tiempo—. Oye, si buscas una antigüedad hay una justo aquí. —Apunté sonriente a la peligris. Sé que tengo la máscara, pero eso no evita que sonría, ¿verdad?— ¿Me escuchaste? ¡Hey! —Pateo el borde del agujero, entre buscando una respuesta y esperando que todo se derrumbe. Nada pasa.

Deberíamos encerrarla con una piedra. Sólo para ver cómo reacciona. —Al principio parece una excelente idea, pero en donde se le ocurra a esta mocosa mover la roca y decir que viene con un mensaje importante del más allá para el más acá, la gente se va a poner muy loca. Mejor dejémoslo así—. Es una broma. No me vayas a responder también. Ahora anda. —Apunto fuertemente hacia la cavernita—. Sabes que quieres entrar. Sólo no vaya a romperse la espalda, abuela. —La gracia está en que tiene canas y parece octogenaria—. Te sigo. —La verdad es que no me importa si entra o no, sólo quiero que declare sus intenciones y eliminar la posibilidad de que me clave una estaca. No, eso lo haría la otra. El punto es que no quiero sorpresitas.

Con esos pormenores fuera de la ecuación, tendré nada de qué preocuparme y entrar. ¿Qué? ¡Obvio que voy dentro también! Tanto por curiosidad como para llevarle la contra a la niña exploradora. Sin mencionar que somos las únicas que está aquí, si muere nadie sabrá dónde encontrarla. El crimen perfecto. Juas. Juas. Juas. Qué chistoso... ¡Ya camine, abuela!
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Mensaje  Elen Calhoun Miér Sep 16 2015, 23:13

La mujer cuyo nombre aún desconocía tomó la palabra primero, para preguntar a las otras dos si se conocían y acto seguido presentarse como Huracán, que debía ser algún tipo de apodo. Al parecer ninguna de ellas estaba en problemas, pero la joven pretendía meterse en el interior de un pequeño hueco que había descubierto tras las rocas, algo que podría volverse peligroso. En cuanto consiguió algo de fuego para alumbrar la estrecha cavidad no dudó en introducirse en la misma, pero algo la hizo volverse hacia la bruja de cabellos cenicientos, para aprovechar su ofrecimiento de ayuda en cierto modo.

De sus palabras se podía deducir que era una hechicera, y que también estaba acostumbrada a entrar en aquel tipo de sitios, lo suficiente como para considerarse una profesional. Elen había estado antes en grutas y redes de túneles de tamaño pequeño, pero en un agujero como ese apenas había espacio para ir a gatas, no era buena idea meterse. Aun así no se quedaría fuera esperando sentada durante una hora, si existía la posibilidad de que hubiese algo interesante allí dentro también quería verlo.

Observó cómo Huracán se internaba en el hueco sin intentar convencerla de que se lo replantease, no parecía el tipo de chica que se dejaba persuadir fácilmente. Geist tampoco tardó en intervenir, y las palabras de la enmascarada no hicieron demasiada gracia a la de ojos verdes, quedaba claro que esa mujer no debía caer muy simpática a la gente con su carácter. Ignorando los comentarios en que se refería a ella como una abuela, basándose únicamente en el color de su pelo, la bruja se agachó junto a la entrada del hueco y echó un vistazo.

Aún podía ver el brillo de aquella especie de antorcha que Huracán se había hecho, así que no sería difícil alcanzarla, solo esperaba que la parte estrecha de la cavidad no fuese demasiado larga. Con suerte se iría ampliando hasta terminar en algún espacio más grande, lugar en que quizá pudiesen encontrar algo de interés. - Seguro que en cuanto entre volverá a plantearse la idea de la piedra…- pensó para sí la maga, pero no quiso decir nada. En vez de eso se limitó a concentrarse y utilizar su eléctrico elemento para crear una esfera de energía, lo suficientemente luminosa como para ver por donde se movía.

El orbe comenzó a flotar a escasos centímetros por delante de su cuerpo, y gracias al brillo no le costó guiarse a través del estrecho túnel, que en ciertas zonas la obligó a arrastrarse. - Más vale que haya algo ahí dentro. - musitó, sabiendo que con tanto polvo y tierra sus pintas al salir sería bastante malas. El capitán sin duda le preguntaría dónde se había metido, pero si la teoría de Huracán era cierta, valdría la pena.

La hechicera suspiró aliviada al notar que empezaba a tener más espacio para moverse, y tras recorrer unos metros más por fin pudo salir de la galería y ponerse en pie, cosa que agradeció enormemente. La tensai no se había equivocado al querer investigar el lugar, había dado con una amplia cámara que probablemente llevase siglos sin ser visitada por nadie. - Deja que ponga algo más de luz aquí. - dijo aún sorprendida por el hallazgo, al tiempo que se apartaba del hueco para que Geist pudiese salir si la había seguido.

Concentró la electricidad de nuevo y la manipuló para crear varias esferas, que se dispersaron lentamente por la estancia, ofreciendo a las recién llegadas una visión mucho mejor de lo que tenían ante sus ojos. Las inscripciones de los pilares llamaban la atención de inmediato, pero para la maga resultaban totalmente desconocidas, no había visto nada semejante antes. - ¿Élfico? - preguntó mientras se acercaba a la posición de Huracán, quizá la tensai supiese algo más al respecto.
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Mensaje  Anastasia Boisson Jue Sep 17 2015, 16:21

Mis sospechas se habían hecho realidad. Por allí vi aparecer a la mujer de pelo ceniciento, que creó varias esferas eléctricas con las que iluminó mejor la estancia. Todo parecía indicar que sería también una hechicera de la zona, parecía joven e inexperta pero con ganas de aventura, o sea, el prototipo  de recién graduado que da más problemas que ayuda. Y detrás venía la chiflada encapuchada la cual no me inspiraba confianza alguna. No pude evitar poner cierta cara de indignación al verlas aparecer.

-¿Os habéis parado a pensar que si nos ocurre un accidente ni dios va a venir por nosotros? – pregunté mirando a ambas para que tomaran cargo de conciencia mientras la enmascarada salía por el agujero. Allí nadie iba a venir a buscarnos en caso de accidente. Alguien debería haberse quedado fuera – En fin, al menos podríais presentaros.

En cualquier caso no estaba la situación como para echarles la bronca. La de pelo blanco ya andaba mirando y tocando todo, y la otra… bueno, a la otra poco le faltaría para decir alguna parida al respecto.

La bruja parecía interesada en saber la inscripción y me preguntó si aquellas ruinas serían élficas.

-Yo estoy especializada en logia vampírica y no en élfica – dije en primera instancia, pues aunque sabía algo no era ni mucho menos mi especialidad – pero a tenor de otras estructuras similares que he visto se puede decir que sí, parece élfico – de hecho, conocía un par de maestros que seguramente estuviesen interesados y que verían con buenos ojos mi descubrimiento de la cueva.

Gracias a la nueva iluminación me puse a explorar detalladamente la cámara, el suelo estaba totalmente humedecido y el goteo era constante, y luego había alguna planta rara subterránea, mucha piedra, estalagmita, estalactita y poco más. Era extensa pero no encontré nada interesante quitando columnas o rocas con inscripciones antiguas. No sabía élfico y poco podía hacer por allí. Por un momento pensé en dar media vuelta y volver.

Sin embargo, en la parte más alta de la caverna vi una antigua puerta abierta que parecía conectar con otra sala, y que tenía en su marco una runa o gema de color azul brillante, pero era totalmente inalcanzable desde la posición en la que estábamos. Había unos viejos escalones que subían hasta ese punto, pero estaban derrumbados en cierto lugar y el salto era demasiado largo. “Si consiguiera colocar algo…”. Fue entonces cuando vi una estalactita justo encima del paso. “¡Cojonudo! Sólo tengo que tirarla abajo y podré pasar”, pensé.

-Apartaos – les advertí a las dos para que no se pusiesen debajo - ¡Ash fera cú! – conjuré apuntando hacia la estalagmita.

Pero como siempre, si bien mis habilidades de combate estaban bien entrenadas, mis habilidades de viento estaban muy verdes. Se supone que el hechizo tendría que crear una corriente de aire en el techo lo suficientemente potente como para derribar la estalactita, que era considerablemente grande. ¡Y lo hizo! El problema fue que debilitó también a otras más pequeñas y comenzaron a llover rocas punzantes del techo de la caverna como si fuese el diluvio universal, con el riesgo de que alguna cayera sobre mi cabeza o sobre la de mis compañeras.

Rápidamente me puse a cubierto debajo de una pequeña cavidad que había mientras el eco de la caída de las rocas en aquella cámara cerrada provocaba un estruendo que parecía una explosión en cadena. “Madre, la que he liado” pensé para mis adentros, aunque en el fondo no iba a reconocerlo, pues era altamente orgullosa. Me preocupé mucho por las dos acompañantes, lo mismo había cometido un doble homicidio.

Cuando paró la “lluvia” salí del pequeño hueco en el que me había escondido y vi que había limpiado prácticamente el techo, sepultando incluso el hueco por el que habíamos venido. Ahora no habría más remedio que continuar hacia delante. Luego me asomé un poco más a ver si veía a alguna de mis compañeras o habían quedado sepultadas.

-Igual me he pasado un poco con la fuerza del hechizo – dije en tono jocoso con una mueca mientras me mordía los dientes.
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El centollo espeleólogo. Interp Libre [3/3][CERRADO] Empty Re: El centollo espeleólogo. Interp Libre [3/3][CERRADO]

Mensaje  Geist Sáb Sep 19 2015, 20:36

Qué cutre. —Murmuré entre aburrida y decepcionada. Algún comentario de su parte hubiera quedado perfecto para animar el ambiente. ¿No se supone que esto ya se convirtió en una aventura, no se supone que debe de ser algo emocionante? Hasta ahora todo había sido un simple juego de miradas y palabras huecas. Estas niñas necesitaban un verdadero espíritu aventurero. Al menos fue lo suficientemente lista para crear una fuente de luz, me pregunto por qué no comentó que podía hacer eso a la otra dama. Otra razón para no confiar en ella, y claramente revelaba la mala química entre nosotras. Cero comunicación. Ya podía ver las mil maneras en las que esto podría y terminaría mal. Con mayor razón entraré, sólo para ver cómo mueren.

Me arrodillé para comenzar a gatear a través del hoyo, mas inmediatamente me di cuenta de lo incómodo que era llevar mi espada. Perfectamente podía acomodarme para avanzar sin despojarme de ella, sin embargo era fácil darse cuenta de lo inútil que sería ahí dentro, y como realmente era un arma de adorno, no me importaba dejarla atrás. La separé de mi cinturón y la dejé detrás de unas rocas, ahí debería estar a salvo, y si no... pues ni modo. Con menos carga, armada sólo con la hoja oculta que verdaderamente es útil, fui capaz de alcanzar al agrio par hasta una especie de cámara secreta. Ni tan secreta, realmente, pero no se sentía como algo natural. ¿Para qué se hizo este agujero?

¿Insinúas que somos propensas a accidentes? —Rodé los ojos en desaire—. Sólo no hagan estupideces y estaremos bien. Truenos, que esto es una cueva, no un maldito calabozo. —¿O lo era? Imposible, no tan cerca del mar... supongo. Se escaparían los prisioneros fácilmente. Esto daba un aire de salón de tesoros o quizá una zona de refugio—. Soy Terremoto. Y esta chica es Tormenta. Juntas somos Los Desastres Naturales. —Solté una carcajada que rápidamente ahogué. Debería escribir todo lo que digo, ¡es arte puro!— No. Dime... —Seguía teniendo una risa entre dientes—. Geist. Sí, por qué no. —Bah, pardiez, tal vez sí debí dejarlo en 'Terremoto'.

La anciana prepara otro destello—. No te dejo. —Susurré con una risa irónica. Qué clase de petición era aquélla. ¡Adelante! Echa luz que tanta falta hace. Con tus rayitos má...gi...cos. ¡Hey! Creo que ya me acordé de ti. ¿No eres la tipa del festival en el muelle? Sí, sí, cuando me confundieron con la Dama Negra o una tontería así. No podía identificarla por su rostro, porque a penas la vi, pero sí por ese juego de luces tan molesto. O eso creo. No había conocido a muchos magos con el poder eléctrico en su interior. Daba igual, claro, sólo era una explicación a mí misma por lo ocurrido hace un instante.

¿Tanta fascinación por garabatos en las paredes? Y para colmo, ni saben con exactitud a qué lengua pertenece. Bien podía ser un insulto o un poema de amor de una pareja que venía aquí a hacer travesuras. Pero está bien, tres pueden jugar el mismo juego—. ¡Impresionante! —Doy un salto luego de unos segundos, aproximándome súbitamente hacia los símbolos—. Sí, sí. Esto es élfico. Pero uno muy antiguo. Es probable que sea el escrito de los precursores, los primeros elfos que habitaron Aerandir. Si pudiéramos traducir esto quizá seríamos capaces de desarrollar avanzadas artes mágicas. —Paso la mirada con rapidez por todas partes, fingiendo encantamiento—. Aquí hay algo que entiendo. —Aclaré mi garganta—. Cuando las nubes ¿bailen en dinamismo?, la tierra se agite explotando y el relámpago destroce... No, no. Y el furioso relámpago cauce destrucción, en armonía convergerán y... —Se me escapó una suave risa—. ¡Los Desastres Naturales reinarán! —Vuelvo a reír sin control, dejando de prestar atención a las otras, apoyándome en una piedra.

No. —Dije riendo. Pero fue una respuesta espontánea, por instinto. ¿Por qué me quitaría sólo porque ella lo dice? Antes de decir más, comprendo la situación al oírla exclamar incoherencias—. Wut? —¿Por qué? ¿Qué haces? ¡Demente! Doy un paso lateral para tratar de estar fuera de peligro, manteniendo siempre la vista arriba, tratando de predecir y calcular el movimiento de las piedras. Esto era totalmente innecesario, ¿por qué hizo esto? ¿Acaso nos había tendido una trampa? Era muy tarde para ocultarme, debía ser rápida. Corría de un extremo a otro, evitando las piedras, ocasionalmente sincronizando la caída de las rocas para hacer un salto encima de ellas y evitar las siguientes. Fue una locura. No podía creer que saliera ilesa de... ¡Carajo! Una golpea mi hombro derecho, provocando que caiga. Casi soy aplastada, mas logro rodar y salir de peligro.

¡Gracias al cielo que tenemos a una profesional con nosotras! Muchísimas gracias, Huracán. Sin duda mereces cada sílaba de tu retrasado apodo. —Me levanto histérica, colocando mi zurda sobre mi articulación lastimada. No se sentía como dislocado, sólo era un golpe, ¡pero era algo que se podía evitar!— Dime, ¿a cuántos has matado así? ¿A tu hermana, quizá? —La fulmino con la mirada—. Dame una razón para no matarte yo ahora mismo. —Mantengo la vista hacia la incauta. ¿Con qué excusa saldría? Si dice una tontería como 'me necesitan para explorar la cueva' no funcionará, a lo mucho se gana una hora de vida. Pero esta niña acaba de ganarse un funeral todo pagado.
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Mensaje  Elen Calhoun Dom Sep 20 2015, 10:54

Huracán no parecía contenta con que las demás la hubiesen seguido al interior, pero teniendo en cuenta lo peligroso que podía ser entrar a un sitio semejante en solitario, la de ojos verdes no hizo mucho caso a sus quejas. Geist en cambio no era el tipo de persona que se quedaba callada, así que contestó y procedió a presentarse también con un apodo, seguramente a modo de burla por el que la bruja de cabellos castaños utilizaba.

Incluso adjudicó otro a Elen llamándola Tormenta, pero aunque encajaba bastante bien con sus elementos la hechicera prefería no usar sobrenombres, solo tenía un par y era su madre la que los usaba para dirigirse a ella. - Yo soy Elen. - dijo en cuanto la enmascarada se lo tomó algo más en serio y usó su verdadero nombre. Una vez hechas las presentaciones pertinentes, concentró su atención de nuevo en las ruinas que tenían ante sus ojos, teniendo en cuenta las palabras de Huracán, que estaba segura de que las inscripciones pertenecían a los elfos que habían vivido en las islas antes de la guerra.

Pero la cueva albergaba más de lo que se veía a primera vista, y de eso se percató nada más echar un vistazo con la nueva iluminación que había creado. Algo brillaba levemente en un rincón, así que no dudó en apartarse de sus compañeras para ver de qué se trataba. Al acercarse pudo comprobar que era una planta de hojas pequeñas y redondeadas, que debía aprovechar el húmedo ambiente de la caverna para su desarrollo. No había visto nada parecido antes así que decidió tomar una muestra, Crowley podría decirle si aquella hierba tenía algún uso alquímico.

Extrajo la daga del cinturón y cortó casi de raíz, para llevarse tanto como pudiese y no tener que regresar a por más. La planta contaba con unos pequeños frutos anaranjados, pero a simple vista no podía asegurar que fuesen comestibles y no venenosos, así que guardó la muestra con cuidado en un par de tarros que traía consigo. Podía escuchar de fondo el goteo constante del agua y la voz de Geist, pero fue el extraño sonido tras la advertencia de Huracán lo que la hizo volverse hacia ellas.

La maga había usado sus poderes para hacer caer una de las estalactitas del techo, pero o no controlaba bien sus poderes o había calculado mal la intensidad de los mismos, provocando que cayese una lluvia de afiladas rocas sobre las tres. Sin tener lugar donde cubrirse de los proyectiles, la de cabellos cenicientos optó por probar una de sus nuevas habilidades, manipulando la electricidad para crear un muro de energía sobre su cabeza.

La ventaja de aquella barrera protectora radicaba en que los rayos que la formaban hacían daño a cualquier cosa que se acercase a menos de medio metro, con lo que no tuvo problema para destrozar las pequeñas estalactitas que se dirigían hacia ella. Una vez pasado el peligro deshizo el hechizo, para acto seguido buscar a las demás con la mirada y cerciorarse de que estuviesen bien. Lo peor sin duda era que la entrada por la que llegaron había quedado sepultada con las rocas, pero al menos se podía ver una especie de puerta en la parte alta de la cueva, tendrían que buscar una salida en esa dirección.

- Seguro que ahora te alegras de no estar sola aquí. - musitó la joven hacia Huracán, antes de ver cómo Geist se levantaba histérica. Por la colocación de su mano se podía adivinar que alguna de las estalactitas la había alcanzado en el hombro derecho, motivo más que suficiente para que la enmascarada se alterase. - Cálmate Geist, si me dejas echar un vistazo podría ayudarte. - intervino, alegrándose de llevar consigo siempre lo básico para aquel tipo de incidentes.

No parecía que estuviese sangrando así que probablemente solo habría recibido el impacto, una poción de Inhibis bastaría para calmarle el dolor en cuestión de minutos, aunque eso dependía de que se dejase ayudar, cosa que dado su carácter sería poco probable.  
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Mensaje  Anastasia Boisson Dom Sep 20 2015, 13:45

Respiré tranquila cuando vi que mis dos acompañantes estaban bien. Elen parecía que no haber sufrido nada. Geist, en cambio, se tocaba el hombro en señal de dolor, pero si le doliera mucho no comenzaría a insultar y amenazar. Ya estaba pensando en como matarme. Reconozco que sus palabras incluso me sacaron una tímida sonrisa. Descendí para atenderla. La otra bruja ya estaba allí atendiéndola.

-Ahora ya sabes por qué me llaman así – dije con seriedad en relación a lo de mi “retrasado apodo”, le observé el hombro detenidamente - No hay dislocación. Sólo es un golpecito. Tienes una lengua demasiado larga para lo debilucha que eres. – le dije con una sonrisa buscando medio encabronarla. Empezaba a caerme simpática, y preferí ver su amenaza de asesinato como una de sus constantes bromas.

Elen se lo había tomado mucho mejor y me había dicho un comentario reconfortante en relación a su compañía. Le devolví la sonrisa. Por lo visto parecía tener más idea que yo de medicina y le ofreció una pócima.

Mientras Elen la atendía, me acerqué a la pequeña gatera por la que habíamos entrado. La realidad es que ahora la entrada era inaccesible por las rocas que habían caído encima. "Podría intentar moverlas". Pero no era plan volver a poner en riesgo nuestras vidas. Me di la vuelta. No dije nada, simplemente señalé a la puerta situada en la parte más alta de las escaleras.

Y procedí a subir la primera hasta la puerta, utilizando la estalactita que había tirado, que parecía haber caído sólidamente y resistía. Conseguí llegar a la puerta con la piedra azul brillante. Me asomé. Había un pasillo largo y que hacía múltiples curvas. Esperé a que mis compañeras llegasen.

-Iré yo delante – dije secamente, asumiendo la responsabilidad de ser la que se fuese encontrando los peligros. ¡Qué menos! ya que habían entrado aquí por mí y que casi las sepulto. Además Elen parecía joven e inexperta, y Geist no me daba ninguna seguridad – Dame luz – le pedí a Elen, ya que parecía ser la única que podía proporcionarnos algo.

Fui avanzando por el pequeño túnel, había partes imposibles de atravesar sin agacharse. El recorrido era bastante extenso y con bajadas y subidas. - Pisad con cuidado y vigilad la cabeza - Les advertí, las torceduras de tobillo o golpes con el techo eran una amenaza constante. Cuando llevábamos unos diez minutos dentro del pasaje escuché algo, una canción extraña, me detuve e hice una señal de silencio.

-Chssss – indiqué mirando hacia atrás, se escuchaba el canto de algún ser extraño en el interior de la cueva y procedente de otra estancia. Era el canto de mujeres. Tal vez serían sirenas. O eso o alguien practicaba clases de cántico en aquel lugar. Pero el sonido era lejano y yo ni siquiera entendía nada. Especial precaución habría que tener si fuera el primer caso. Aunque nunca las había visto, sabía que las sirenas son monstruos peligrosos mitad mujer, mitad pez. Que en las leyendas atraían a los marineros con sus cánticos y que luego asfixiaban o mataban para comérselos.

En cualquier caso, continuamos avanzando por la gruta. Viajamos otros veinte minutos, en los que el sonido se intensificaba, se detenía o disminuía. Sin ningún patrón lógico que permitiese conocer la localización exacta del mismo. Fue entonces cuando vi la salida del pasillo. Me asomé. Se trataba de una nueva estancia. Muy oscura. Incluso más espaciosa que la anterior. Con una especie de torre enorme excavada en la roca y dos casas pequeñas. Pero el sonido había cesado. En aquel lugar no me parecía que hubiese sirenas.

-Tened cuidado – les advertí a ambas antes de que se pusieran como locas a explorar el lugar como un niño con un juguete nuevo – podría haber animales o incluso sirenas.
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Mensaje  Geist Dom Sep 20 2015, 19:11

¡No necesito ayuda! —Alejo a Elen con mi mano, y aunque estoy tentada en degollarla, mi enfoque está sobre la inestable niña, quien no parece entender la razón de mi molestia—. El golpe es lo de menos. No importa. El problema aquí es ella. La profesional. —La señalo con dureza, ignorando la pulsación en mi hombro. Es verdad que fue sólo un golpe y eventualmente desaparecerá—. Aclama ser élite o algo por el estilo y no puede controlarse en una simple cueva. Ni siquiera tiene sentido lo que hizo. —Roto suavemente mi hombro, comprobando que no haya perdido ni un grado de movilidad. Todo está bien—. Debería matarlas a ambas. —Abro y cierro mi manos, provocando que chasquen las articulaciones.

Sería una muerte rápida para la anciana, aunque probablemente muera pronto por decadencia, preferiría acabarla en un instante por mi cuenta. Ah, pero esa Huracán se llevará la mejor parte. Sí, tortura, eso estaría bien. Un corte aquí, un corte allá, extirpación de ojos, eliminación paulatina de dientes. Todo muy bonito. Esta cueva se verá fenomenal con su sangre como pintura. ¡Ah! ¿Y cómo olvidar lo de la lengua? Le enseñaré lo que es realmente tener una lengua larga. La estiraré tanto que podré ahorcarla con ella.

Esto es el colmo. —Mis intenciones asesinas son pausadas por las torpes acrobacias que monta sobre las rocas. Está bien, que escale como prefiera y pueda, ¡pero que lo haga rápido! Mejor aún, que no estorbe—. No sé. Con sólo verla mis ánimos se esfuman, como tu juventud. —Estiro mis brazos, tratando de alcanzar —no físicamente, es una alegoría— una pizca de comprensión. Hasta ahora todo había sido envuelto en una capaz extraña de incoherencia. Yo amo la locura, la demencia, pero este nivel es un tanto... absurdo, no logro ponerlo en palabras. Es tonto y punto.

Permito que se adelanten mientras yo me quedo en esa sección por un minuto, dialogando en compañía de la oscuridad y las criaturas que la habitan*—. Está claro que merecen todo el peso de la muerte. Sin embargo, ¿vale la pena que yo tome el papel como verdugo? —Me golpeó—. De verdad que no me importa. —Es una imbécil que cree ser superior a nosotras—. He ahí el problema. Le falta humildad, reconocer lo inferior que es. —Ni siquiera tiene un buen sentido del humor—. Ya traté con diferentes bromas, pero parece que fueron creadas con sal estas dos. —Hipócritas—. Creen saberlo todo pero no saben ni su nombre. —Pueden ser útil más adelante—. ¿De qué forma? Hmm. Si hay un tesoro, podrían cargarlo. Si hay enemigos, podrían servir como carnada. Si hay una trampa, ellas la activarán primero. —Eso es pensar a largo plazo—. ¡¿Lo ven?! —Exclamo dirigiéndome al par que se alejaba por la grieta—. ¡Así es como se planea!

Resuelta en parte, reanudo mis pasos y me apresuro a alcanzarlas. Es muy sencillo para mí ascender y deslizarme por los pequeños orificios. No tendré mucha experiencia en cuevas, mas soy atlética y realmente un cuerpo entrenado se puede desenvolver en cualquier situación. Aunque debería mejorar mi distribución de energías, comienzo a agitarme un poco. Hace falta aire aquí. No es aire el que recibo, sino un molesto sonido—. ¡No me chites! —Ni que hubiera algo que tuviéramos que escuchar con atención... Oh, pero lo hay. ¿Acaso llegó un coro de Lunargenta a ambientar la escena? Yo no pagaré por eso. Que se esfumen. Trato de ignorar esos cantos agudos y simplemente continúo—. ¡Rápido, muévanse! O nos comerán las niñas del coro. —A estas dos les gusta hacer un escándalo por cualquier cosa e ignorar lo que es enorme y evidente. Qué exasperante.

El trayecto culminó, finalmente habíamos llegado hasta un lugar interesante. ¿Y qué es lo primero que nuestra experta guía dice? Que tengamos cuidado. ¡Hazme el maldito favor! Ella hablando de cautela—. No hables mierda, niña exploradora. Que serás la primera en hacer una tontería. ¿Y qué es ese disparate de sirenas? Ni estamos en el agua y ni somos marineros. ¿Cómo nos alcanzarán, saltando con sus manos? El único peligro soy yo. —Toco su espalda, amagando un empujón. Deliberadamente no la empujaré, sería muy aburrido, si llego a hacerle un daño será algo más sustancial.

Pero en fin. Ya dije que ellas serán las que activen todas las trampas que hay por aquí y recibirían el veneno de cualquier alimaña. Yo observaré. Aunque quizá comience a explorar un poco también. No parece haber algo importante por aquí, pero si dejo que ellas solas busquen demorarán mil años.



*No insectos o monstruos, sólo los espectros que Geist imagina.
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Mensaje  Elen Calhoun Lun Sep 21 2015, 17:30

Haciendo honor a su agrio carácter, Geist se negó a recibir ayuda alguna de las demás, cosa que no sorprendía en absoluto a la hechicera de ojos verdes, ya se lo esperaba. - Allá ella. - pensó para sí, no iba a insistir en algo que prácticamente era una causa perdida. En vez de eso, ignoró sus quejas y apartó la vista de ambas, para dirigirla a la estalactita que ahora se había convertido en un improvisado modo de alcanzar la única salida.

Parecía estable pero no podía estar segura de que soportase el peso de las tres sin romperse, así que sería mejor subir de una en una y pisar con cuidado para no llevarse más sustos. Frunció ligeramente el ceño al escuchar como Geist aseguraba que debería matarlas, ¿acaso no había más sitios en la isla como para que les tocase seguir el viaje con semejante compañía?

Elen podía hacer caso omiso a sus antipáticos comentarios, pero no se fiaba de ella ni un pelo, la mantendría vigilada en todo momento. Siguió con la mirada a Huracán, que optó por ser la primera en acercarse a la recién descubierta puerta, para luego ir detrás de ella, no sin antes revisar por el rabillo del ojo que la enmascarada se encontrase a cierta distancia.

Alcanzó a ver que hablaba sola en la oscuridad, eso podía explicarlo todo, debía estar loca. Sin duda era un detalle inquietante, pero no se quedaría esperando a que le diese por cometer una tontería, así que avanzó tras la maga y volvió a manipular su elemento para alumbrar el camino a seguir.

Un largo pasillo las esperaba al otro lado de la puerta, y para colmo no se veía el final, a causa de las curvas. La brillante esfera de energía se movía por delante de Huracán, bañando con su azulada luz los muros y  haciendo resaltar las pequeñas rocas que había desperdigadas por el suelo, producto de algún leve derrumbamiento tras las copiosas lluvias del invierno.

La bruja se detuvo en cuanto su compañera les hizo una señal para que guardasen silencio, e instantes después pudo oír con claridad un canto lejano, ¿estaba perdiendo la cabeza? ¿cómo podía haber algo allí dentro con vida? Solo cabía una explicación, las ruinas tenían otra salida al exterior y ésta debía ser mucho mayor que el túnel por el que habían llegado.

Con precaución, las hechiceras siguieron avanzando a través de la galería, atentas a aquel extraño sonido que desaparecía y volvía a escucharse de forma intermitente. Geist por su parte parecía impacientarse, las instaba a darse prisa y no detenerse en medio del pasillo, lo que ponía de manifiesto que la prudencia no era una de sus virtudes.

Cuando por fin llegaron a una nueva estancia, mucho más grande y oscura que la primera en que habían estado, Huracán quiso advertirlas de los posibles peligros que podrían encontrar en el lugar. Una de sus palabras llamó la atención de la joven Calhoun, que de inmediato se giró hacia ella con expresión confusa.

¿Sirenas?¿existían seres como esos por la zona? Era la primera vez que pisaba la cala de la Luna y no tenía idea de qué animales o criaturas habitaban allí, pero la idea de encontrarse a un ser mitad mujer mitad pez no le hacía gracia. Ya había tenido un enfrentamiento con una lamia en el pantano misterioso, y aquella pelirroja medio serpiente le había dado bastantes problemas, así que de ser posible evitaría cualquier pelea con una criatura parecida.

- ¿De verdad crees que pueda haber sirenas aquí? - preguntó, al tiempo que manipulaba la esfera de luz y la movía por el borde de la nueva sala, en un intento por determinar si estaban solas o alguien las observaba desde las sombras.
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Mensaje  Anastasia Boisson Lun Sep 21 2015, 22:58

Los constantes comentarios de Geist me irritaban. A Elen y a mí se nos notaba claramente molestas de tener que soportar a la susodicha. Que hablaba sola y nos faltaba al respeto de manera constante. Había que tener precaución pues en cualquier momento podía echarse sobre nosotros. No parecía creer que en aquella cueva hubiese sirenas, pero tampoco me importaba mucho la opinión de una demente.

Rápidamente me centré en lo verdaderamente importante. La nueva estancia era enorme y había suficientes huecos para explorar. La bruja, mientras iluminaba la sala, me preguntó si podría haber sirenas.

-Si las hay pronto lo averiguaremos – le contesté, reconozco que de manera un poco agria, por culpa de los comentarios de la chalada enmascarada que me hacían enfadar. Tenía que tratar de contenerme o podría armar un estropicio de nuevo.

Me dispuse a explorar la sala una vez estaba totalmente iluminada. Entré en una de las antiguas casas élficas, cuyas puertas estaban medio destruidas por la carcoma que se las iba comiendo. En la que entré yo era una habitación muy pequeña. Lo primero que vi fue un somier roto, un par de sillas, una cocina y un pequeño escritorio. “¿Quién podría construir un poblado dentro de una cueva?” me planteé. Abrí el escritorio. Encontré un pergamino. Pero estaba muy borroso y era casi ilegible. Me sorprendieron los caracteres, no parecía exactamente el élfico moderno, “¿tal vez un dialecto? Lo guardaré y se lo entregaré al sabio”.

Luego fui al resto de mobiliario. Las estanterías guardaban recipientes de cocina y los armarios ropa, tal cual. “Es como si hubiese ocurrido algo repentino y todo el mundo hubiese huido tal cual”. Justo en este momento escuché el canto de nuevo. Bastante más pronunciado, más cercano.

Salí de la casa, pero el sonido ya había cesado. Y me dirigí hacia la parte más trasera de la estancia, donde creía haber escuchado el ruido. Observé toda la cueva y no me pareció que existiese ninguna salida. Quedaba por explorar otra casa y la torre, no sé si alguna de las compañeras lo estaría haciendo pues no me fijé demasiado.

La cueva se cerraba y terminaba ahí, dando lugar a un muy pequeño lago. No quería meter ningún pie dentro. Era un posible hogar para sirenas. Lancé uno de los cangrejos que había cogido al agua, a ver si había alguna reacción. Nada. Ni rastro de las mismas. Aunque todo estaba muy tranquilo, había que tener en cuenta que las sirenas eran seres astutos y una nunca podía fiarse.

Antes de darme la vuelta, me fijé que en una de las orillas de la piscina había un cadáver, o más bien, un esqueleto. Sabe dios lo que llevaría ahí aquel cuerpo. Me acerqué a realizar la autopsia. Estaba acostumbrada a realizarlas pues tenía que identificar vampiros y licántropos en mi profesión.

“Incisivos correctos. No hay rastro de licantropía ni de vampirismo”, tomé su muñeca, “Cúbito partido, radio parcialmente. Esto fue forzado”. Me fijé en la postura en la que se encontraba, boca arriba, “Murió de frente. ¿Asustado por algo? Costillas como cortadas por afiladas garras, ¿Qué monstruo puede haber en esta cueva cerca del agua? ¿Sirenas? En cualquier caso a saber si siguen vivas, este cuerpo tranquilamente podría llevar aquí quinientos años.” Todo esto podría ser la causa sobre por qué todo el mundo escapó repentinamente de aquel lugar. Volví sobre mis pasos buscando a las compañeras.

-¿Habéis encontrado algo interesante? – pregunté a la cueva en general, no sabía donde andaban – Yo solamente un esqueleto, y a decir por su estado… diría que en esta cueva ocurrió una tragedia hace mucho.
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Mensaje  Geist Miér Sep 23 2015, 01:54

Casi me ahogo tratando de silenciar una risa. Qué payasada era aquélla. ¿Si las hay pronto lo averiguaremos? Era más que obvio, ¿no? No tiene caso o utilidad mínima decir que uno de dos eventos sucederá. O mueres hoy, o mueres mañana. No hay punto intermedio, y cuando no hay opciones diferentes a uno o dos, mencionarlas es totalmente ridículo—. Tal vez te mate antes de que lo averigües. ¿Has pensado en eso? —Qué gracioso. Sólo debió ser un comentario espontáneo, pero parece que sí hay un punto intermedio. Pensándolo bien, ¿que tal si sí hay sirenas pero no las encontramos? Sólo porque no sepamos buscar no significa que no existen. En cualquier caso, la idea de que haya sirenas aquí es ridículo. Ellas van en donde hay víctimas, no a una solitaria cueva.

Mejor deberíamos enfocarnos en hallar armas exóticas, minerales raros, mapas de tesoros, alguna runa avanzada. La anciana es una bruja, ¿no? Seguro que podrá detectar artefactos mágicos en caso de haber. La otra... quizá pueda ponerse a pescar o llevar la antorcha. No. La iluminación también parecía estar a cargo sobre la canosa. ¿Qué quedaba por hacer? Sólo el papel de conejillo de indias. Para no robarle su nueva tarea, esperé a que avanzaran y se desplegaran. Había que explorar varias casas, lo que me parecía totalmente aburrido. No queriendo hacer algo simple, mis ojos se posaron sobre la torre. Tal vez no sería el lugar más interesante del mundo, pero al menos sería algo especial hacerlo.

Caminé con velocidad, casi trotando hacia la larga estructura. ignorando los secretos que podría haber detrás de cada esquina, o los peligros. Me sentía tentada por observarlos, pero mi objetivo era llegar allá a lo 'alto'. No estaba tan malo, eso era lo deprimente. Pero tendría un buen campo de visión, aunque no hubiera mucho que mirar. Para ser sincera, no era algo muy prometedor. Esto era un vil divertimiento. Al menos podría encontrar un mapa de la zona, supongo, si se considera que se trata de una torre de vigilancia. De hecho, ¿con qué propósito se creó?

Al alcanzar la atalaya mi primer obstáculo es precisamente la puerta. Usualmente para abrir una puerta se necesita sólo girar la perilla, y que esté cerrada, claro. Sin embargo, está atorada, creo. La empujo pero no se abre, como si una fuerza en su interior tratara de detenerme. Podría estar atascada, podría que hubieran objetos grandes del otro lado haciendo barricada, o podría que un monstruos estuviera durmiendo del otro lado. No me preocupaba, sólo era una puerta de madera antigua, un golpecito y caería completita. Doy un paso hacia atrás y en un movimiento fugaz avanzo girando para ejecutar una patada vertiginosa contra la entrada, logrando atravesarla. No la rompí, no como yo quería, ni la abrí, sólo le hice un hoyo.

Curioso. —No puedo evitar murmurar aún con el pie enterrado en la puerta. Las puertas de las otras casas se veían podridas o desechas, pero ésta mantenía cierta estructura, incluso una patada no la destrozó. ¿Qué tipo de madera habían usado para su fabricación. Retiro mi pierna y empleo el nuevo orificio para alcanzar la cerradura interior, quizá tendría una llave o algo por el estilo. No tengo éxito. No hay forma de abrir esa puerta con métodos convencionales.

Es así como... De nuevo esas voces melodiosas. Esas malditos niños del coro. ¡Los odio por haberme expulsado del grupo! ¡Sólo los mordí dos veces! Y la segunda fue un accidente calculado. Bah, malos recuerdos. Eso me la divertida idea de intentar cantar para asustar a mis compañeras. Mas... no, no podría. Son notas muy agudas, no son mi fuerte, sin mencionar que el volumen es impresionante, llenan la cueva. Lástima, tendré que dejar pasar la oportunidad.

Habiendo callado, puedo retomar. Decía que ahora tenía dos formas de proceder. Escalar o demoler. Escalar parecía entretenido, pero admito que no me inspiraban confianza estos muros, sin mencionar la carencia de puntos de apoyo; podía hacerlo, sin duda, mas parecía que la molestia era más grande que la recompensa. Demoler implicaba lloverle más patadas o buscar algo adecuado para romper la entrada. Un martillo o algo así. ¡Qué demonios! Yo no necesito herramienta, un par de golpes y esto caerá, es un juego de niños.

Repito la patada, obteniendo exactamente el mismo resultado. ¿Quizá debo intentar más empujar que golpear? Administro una técnica distinta, esta vez haciendo una simple patada de frente. Puedo sentir que comienza a colapsar, a ceder. Una más y se convertirá en aserrín. Será espectacular. Me aparto unos metros, distancia suficiente para correr y saltar, ejecutando en el aire un veloz puntapié. ¡Victoria! Mi obstáculo es exterminado y tengo acceso libre a las escaleras que llevan hacia arriba. Es singular cómo el aroma a humedad es constante en todas partes.

'Acceso libre' es un decir, claro, primero debo pasar por algunos esqueletos, escudos y muebles, chatarra realmente. Nada brillante o significativo, creo. Lo mejor debe estar allá arriba, quizá el causante de todo esto. Y al llegar a la punta, lo primero que llama mi atención es un arco en el balcón. No es tanto porque tuviera un diseño atractivo, es que me ha hecho volar mi imaginación. Nada elaborado, una simple broma. Ya que no pude asustarlas con mi voz, lo haré con una flecha. Quizá falle, quizá no, aún no me decido.

Sujeto el arco y tomo una flecha del piso. Son muy débiles, antiguos, probablemente no lograría un disparo eficaz. No importaba, no era mi intención lastimarlas, no así. Mientras dispare creo que lograré mi cometido. Tenso la cuerda y busco a mi objetivo. Veo a Huracán cerca de un cuerpo de agua. Tal vez sí hay sirenas después de todo. Como sea. Preparo la saeta, saboreo el momento, estiro y estiro aún más. Calculo la distancia, el efecto de la caída e intento predecir cualquier movimiento que pueda estropear mi tiro. Y justo cuando estoy a punto de lanzarla... ¡Zas! Se rompe el estúpido arco. Afortunadamente se rompe el palo y no la cuerda, de otra forma pude haberme golpeado el rostro. No queda más que reír y tirar la mediocre arma.

Me doy la media vuelta y me dispongo para descender y volver con ese par, quizá dieron con algo. Yo no me molesto en buscar por aquí. Bastante segura de que acá arriba hay nada, si quieren ellas venir a comprobarlo que lo hagan, pero yo bajaré. Me encamino aburrida hacia ellas, sin prestar atención al rededor.
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Mensaje  Elen Calhoun Jue Sep 24 2015, 18:38

Las eléctricas esferas se movieron a través de la sala hasta iluminarla por completo, ofreciendo una clara visión a las recién llegadas de lo que albergaba en su interior. En realidad no había mucho que ver, solo un par de antiguas casas y una alta torre, que a decir verdad pintaba bien poco en la cueva. Huracán se encaminó hacia una de las viviendas mientras Geist optaba por aproximarse a la atalaya, lo que dejaba para la de ojos verdes una única opción, la otra casa.

Avanzó hacia ella con cautela, atenta a cuanto la rodeaba para no llevarse más sustos aquel día, pero teniendo en cuenta el desvencijado aspecto de la estructura que tenía que revisar, la tensión estaba asegurada. Para empezar no había puerta, y parte del techo se había dañado hasta el punto de caerse, sepultando algunos de los muebles. Con sumo cuidado, la joven se fue adentrando en la primera habitación, que en tiempos mejores había servido de cocina y comedor.

Todo estaba patas arriba: sillas tiradas por el suelo, trozos de vidrio desperdigados en los rincones, ropajes amontonados junto a la entrada, en fin, un completo desastre. Pero lo verdaderamente preocupante era lo que se podía deducir de aquellos indicios. Sin duda alguna, quienes vivieron allí habían tratado de abandonar el lugar a toda prisa, pero algo le decía que no lo habían conseguido.

- ¿Cómo vamos a encontrar nada de valor aquí dentro? - preguntó a la nada, mientras se tapaba a medias el rostro con un pañuelo. Todo estaba cubierto por décadas o incluso siglos de polvo, escombros y astillas de madera, procedentes de los muebles más afectados con el paso del tiempo. A simple vista no había nada que llamase la atención, así que decidió pasar a la siguiente sala, un modesto dormitorio con varias camas, o más bien lo que quedaba de ellas.

¿Una familia? Se le hacía extraño imaginar que alguien quisiese criar a sus hijos en un lugar tan apartado y oscuro, pero debía considerarlo como una posibilidad, aunque poco probable en su opinión. ¿Elfos exploradores? Sí, eso podía encajar mejor, quizá hubiesen llegado hasta allí para investigar algo y terminaron instalándose, era otra opción. Caminó por medio de los camastros y escrutó con la mirada cada rincón de la estancia, hasta que sus ojos se posaron sobre un singular armario, mucho mejor conservado que el resto del mobiliario.

Al acercarse pudo apreciar lo finamente tallada que estaba su madera, en la que habían grabado delicadas imágenes de flores y árboles, quedaba claro que los hijos de los bosques tenían una sensibilidad extraordinaria para aquellas cosas. Tomó el pomo con cuidado y tiró de él, sin hacer demasiada fuerza para no romper la puerta, que a pesar de su buen aspecto podía estar considerablemente dañada. En el interior aún quedaban algunos ropajes y enseres de alquimia, tan antiguos que no se parecían en nada a los que la bruja utilizaba en sus experimentos.

- Uhmm… al menos no me iré con las manos vacías. - musitó, para acto seguido guardar en su bolsa de cuero los instrumentos más interesantes. Tras esto siguió revisando un poco más a fondo el armario, y no tardó en dar con otro objeto de valor, un libro. La cuidada encuadernación aún se mantenía en buen estado, conservando incluso el fino hilo dorado que recorría sus bordes, y que le daba un toque elegante. Abrió el tomo y casi de inmediato dejó escapar un suspiro de resignación, todo estaba escrito con el mismo tipo de inscripciones que habían visto en la primera sala de la cueva, y por tanto no entendía nada.

Aun así decidió mostrarlo a sus compañeras, echó un último vistazo al interior y se dirigió hacia la puerta por la que había entrado, desde donde pudo escuchar la voz de Huracán, que había encontrado un esqueleto junto al agua. - Mala señal. - pensó, y apuró el paso para reunirse con las demás antes de que pudiese surgir un nuevo problema. - Parece que los que vivían en la casa trataron de huir de algo, ¿pero de qué? - preguntó, cuando ya se encontraba casi junto a la otra maga.

- He encontrado esto, pero no puedo leer nada de lo que pone. - añadió, al tiempo que le tendía el libro para que pudiese echarle un vistazo, quizá algún hechicero de Beltrexus supiese descifrarlo. Geist no parecía traer nada consigo, así que la torre debía estar vacía o todo su contenido destrozado, cosa que no la sorprendería tras ver el interior de la casa.
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Mensaje  Anastasia Boisson Jue Sep 24 2015, 22:39

Geist no parecía haber encontrado nada, sin embargo, Elen sí que trajo un libro bajo el brazo, que me prestó para que le diera un veredicto. Lamentablemente, desconozco totalmente la lengua de los elfos, y así se lo hice saber.

-Esto es un libro. – fue lo máximo que supe asegurar sonriendo mientras pasaba las hojas, algo que era obvio, pero no entendía absolutamente nada de su contenido – Tal vez algún académico de Beltrexus pueda descifrarlo.

En cualquier caso, ambas pensábamos que en la cueva había ocurrido algo trágico que había acabado con la vida de aquellos habitantes. Geist, como siempre, no opinaba nada y parecía ir a su bola, como en todo. Sobre mi cabeza rondaban historias sobre cómo ocurrió todo. El extraño esqueleto, los edificios, los muertos. Aquellas ruinas guardaban muchos secretos, pero era necesario salir para informar de su existencia.

-Estaría bien saber donde hay una salida – dije mirando alrededor, ninguna parecíamos haber encontrado ninguna. Y no podíamos volver por donde habíamos accedido

La solución que se me ocurrió fue acercarme a la pequeña laguna que terminaba contra la pared de la cueva, hice un gesto a mis compañeras para que me siguieran. Aquel sitio parecía el único lugar de escape, pero quién sabe si ahí debajo hay un pasadizo sumergido muy grande o, por el contrario, era una antigua vía de escape élfica.

-Probablemente sea la antigua salida de la cueva, ahora inundada – informé señalando a la pequeña laguna que terminaba en las paredes de la cueva. Había llegado a esa conclusión gracias al esqueleto, que imagino que intentaría huir, pero si estaba con el cúbito partido imagino que será porque algo lo atacó.

De modo que antes de entrar en el agua volví a pensar en la posibilidad de que hubiese sirenas, aquellos cantos que habíamos oído varias veces, seguían haciéndome sospechar. Vacié la bolsa de los cangrejos encima. Esperé unos segundos a que hubiese una reacción. Que no hubo.

-Podemos probar con algo más grande – miré hacia mis compañeras - ¿Geist? – le hice indicándole con un gesto que tenía vía libre para tirarse al agua. Ella siempre hacía comentarios “graciosos”, pues ya iba siendo hora de que se comiese uno mío.

Pero poco después de esto, unas burbujas del lugar de dónde había lanzado los cangrejos, y vi como una enorme cola de pez, del tamaño de un humano, sobresalía del agua, nos salpicaba y se introducía de nuevo bajo, mientras un cántico de una mujer precioso resonaba, ahora sí, claramente a nuestro lado. Parecía que sí, efectivamente, había sirenas. Aunque no había dejado mostrar su parte humana. Tan sólo su cola de pez. Cualquiera era el guapo que entraba ahí ahora.

-Tranquilos, estáis con una profesional – repetí por la maldita costumbre de dar clase a jóvenes aprendices de brujo, aunque en realidad no tenía ni idea de cómo hacer frente a aquellos monstruos -No la miréis a los ojos u os convertiréis en piedra – dije, pero creo que no, que no eran las sirenas las que hacían eso – O no… No sé. A la mierda. ¿Cómo la sacamos de ahí? – Era una pena que no hubiese traído las bombas, eran una buena forma de “pescar”, pero no. No tenía pensado ir a cazar sirenas aquel día y por aquello iba desarmada, a excepción de mi daga - ¿Electrificar el agua? – miré a Elen.
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Mensaje  Geist Sáb Sep 26 2015, 23:16

Me muero. Poco faltaba para que mi risa, escandalosa y desmesurada, me dejara sin aire y me llevara a la muerte. Sería una forma linda de morir, ¿no? Morir riendo. ¡El sueño de cualquiera! Mas logré tranquilizarme después de poco, aunque probablemente ese arranque hilarante se repita si vuelvo a recordar tan ingenioso comentario. ¡Es un libro! Es lo más brillante que he oído en mi vida. Un conjunto de páginas con escritos, hojas unidas para construir con base a símbolos una obra lógica. ¡Un libro! Fucking libro.

Cuando veas la salida, estoy segura que harás un gran trabajo identificándola. —Con la profesional de nuestro lado, ya no me preocupaba ningún monstruos, ella sería la que nos salvaría con su claridad y veracidad. No me sorprendería si nos confiesa que el Rey de Lunargenta le concedió el título de Capitán Obvio. Debe ser muy placentero llevar una vida donde ningún secreto escapa a tu sagacidad.

Dicho y hecho. Huracán no demoró en sugerir nuestra puerta a la libertad. Al inicio me pareció ridículo, pero fue más un reflejo, pues hasta ahora la pobre muchacha no había hecho más que sugerir incoherencias, pero con un análisis más objetivo no fue complicado comprender que la idea tenía sentido. Los habitantes debían tener una fuente controlada de agua, así que usaban esta sección para hidratarse. Con su ausencia, el flujo de agua se descontroló y ahora no se podía dilucidar si era un lago o una fontana. Además, era obvio que esta agua venía del mar—. Sí, por qué no. —Asentí indiferente. También tenía sentido que sólo fuese una vil salida y no un antiguo manantial.

Ahí va tu sopa. —Veo cómo los crustáceos entran al agua para no volver. Qué lástima, al menos espero que hayan disfrutado la pequeña aventura en la cueva. Me pregunto si llegarán a la playa de nuevo o si simplemente serán comidos por las sirenas. Lo que me queda claro es que Huracán tiene potencial. Cada vez más veía un lado más entretenido de ella. En condiciones normales, su pequeño comentario me hubiera irritado, y no es que me ofendiera ser llamada gorda, es sólo que no toleraría que alguien tuviera la audacia de atacarme de esa manera. Pero haría una excepción con ésta, que sin duda se esforzó mucho para llegar a esa sátira.

Yo sugiero arrojar tu ego. —Respondí sonriendo, sólo para decir algo. Ella había ganado esa ronda, la merecía con creces. Quizá hubiera estado bien darle un premio, pero cualquier bosquejo mental se difuminó al notar las burbujas en el agua seguidas de una cola con escamas—. ¿Qué es eso, Capitán Obvio? —La pregunta se me escapó en contra de mi voluntad, no quise articular esas palabras, quería plantar un poco de bases o al menos usarlas después como referencia. Ya qué.

Volteé hacia la anciana, entre esperando una sugerencia y asegurándome que siguiera ahí. Tal vez la bestia estuvo detrás todo este tiempo, tal vez ella era la bestia. Sería un interesante giro. Mas notarla aún viva y sin la piel transformada fue decepcionante. Ah, pero Huracán nunca decepciona, siempre tiene algo bueno que aportar—. ¡Aleluya! Los cielos nos han regalado al ángel más valiente del paraíso. Serenaos, serenaos, pues la profesional nos protegerá. —Simulaba alabanzas y gratitudes en voz grácil, mas tenía que elevar el volumen para que mis palabras no se apocaran con el canto. La verdad es que había sido muy divertido. Convertirnos en piedra. Brillante.

Yo me encargo. —Al menos eso creí que haría, hasta que escuché lo que tramaban. Electrificar el agua no era la propuesta del siglo, pero tampoco estaba mal. Creo que sería un primer buen contacto—. Como quieran. —Doy un paso hacia atrás. —No esperaba que tuviera un gran efecto. Que el agua estuviera salada beneficiaría la corriente, pero con tanta agua se necesitaría mucha electricidad para producir un efecto útil, sin mencionar que no sabíamos, o al menos yo no, qué tan resistente podía ser la criatura. Pero, de nuevo, es un buen primer intento.
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Mensaje  Elen Calhoun Dom Sep 27 2015, 10:40

Huracán tampoco tenía idea de lo que podían significar aquellas inscripciones del libro, pero ambas estaban de acuerdo en llevarlo a Beltrexus para que algún erudito tratase de descifrarlo, quien sabe qué tipo de información podría tener en su interior. Quizá los antiguos moradores de la cueva hubiesen descubierto algo allí, y recogido su hallazgo entre aquellas páginas, que podrían ayudar a entender algunas cosas sobre ellos y los motivos que los habían llevado a instalarse en la caverna.

Habiendo revisado ya todo el contenido de las estructuras, tocaba buscar una salida y abandonar el lugar, pero eso podría no ser tan fácil. La única opción a probar era la laguna, cuyo nivel de agua probablemente fuese mucho más bajo tiempo atrás, y que debía estar conectada de alguna manera con el mar. Huracán, aún con la idea de que pudiese haber sirenas bajo la superficie, lanzó los cangrejos que había estado atrapando directamente al agua, pero esto no provocó reacción alguna, lo que les daba algo de seguridad.

Sin perder tiempo la maga invitó a Geist a ser la primera en tirarse, a lo que la enmascarada respondió con uno de sus típicos comentarios maliciosos. Pero antes de que el intercambio de palabras fuese a más, unas burbujas en el líquido elemento llamaron la atención de todas, definitivamente no estaban solas. La de cabellos cenicientos tuvo que parpadear varias veces al ver lo que sin duda era una cola de pez enorme, que emergió del agua y las salpicó antes de volver a sumergirse.

Casi de inmediato volvió a escucharse el cántico de una mujer, suave y mortalmente atrayente para aquellos hombres que la escuchasen, pero completamente inofensivo para las tres aventureras. - No puede ser…- musitó, antes de escuchar las palabras de sus compañeras. Huracán trató de aconsejarlas, alegando que evitasen mirarla a los ojos o se convertirían en piedra, pero eso no era propio de aquel tipo de criaturas. No, lo peligroso de las sirenas era su melodiosa voz, capaz de encandilar a marineros y guiar sus barcos hacia los acantilados o formaciones rocosas, donde irremediablemente ocurría la tragedia.

Sobre ellas aquella habilidad no tenía efecto, pero meterse en el agua con una sirena podía ser peligroso, sobre todo cuando no tenían idea de hasta qué punto podían llegar a ser violentas. Geist quiso ofrecerse a actuar, pero tras escuchar la idea de Huracán dio un paso atrás, permitiendo que Elen fuese la primera en intentar algo. - No se lo resistente que pueda ser esa cosa, pero si no consigo aturdirla o dejarla inconsciente saldrá bastante cabreada, apartaos un poco. - indicó, antes de arremangarse la camisa.

- Más vale pasarse que quedarse corto. - pensó para sí, al tiempo que concentraba la electricidad en ambas manos, creando dos esferas de tamaño considerable. Para ella el intenso brillo no suponía ninguna molestia, pero quizá sus compañeras tuviesen que cubrirse los ojos cuando ambas bolas de energía se fusionasen, convirtiéndose en una mucho mayor. Una vez hecho esto, se acercó a la superficie de la laguna e introdujo la esfera de forma repentina, liberando la multitud de potentes descargas que contenía, éstas recorrieron el pequeño lago iluminándolo completamente durante varios segundos.

Estaba hecho, así que la bruja se apartó del agua y dio un paso atrás, expectante. La electricidad aún le recorría los brazos visiblemente, y no dejaría de hacerlo hasta que estuviese segura de que no recibirían un ataque. Era la primera vez que trataba con sirenas, y dado que sus conocimientos se centraban más en plantas que en animales, no podía saber hasta qué punto había sido efectivo el ataque.


Off: Tened en cuenta mi nivel de cara al efecto de la descarga, no me cargaré al bicho porque sería demasiado rápido pero si que debería hacerle bastante daño.
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Mensaje  Anastasia Boisson Dom Sep 27 2015, 13:18

Por una vez, las tres parecíamos coincidir en que electrificar el agua era la mejor opción. Elen fabricó unas esferas de energía de sus manos que me cegaron por unos instantes. “Tiene potencial”, pensé mientras ponía la mano delante de la cara para evitar que ésta me cegase. Pese a su juventud, Elen parecía una bruja muy poderosa.

Cuando introdujo la esfera eléctrica en el agua, se iluminó totalmente el lago. Permanecí de brazos cruzados, alejada de la superficie, e indiqué con las manos a mis compañeras que retrocedieran hacia atrás. La criatura podía salir en cualquier momento.

Y efectivamente, no se hizo esperar. Rápidamente una sirena de unos dos metros de alto salió del agua con claros síntomas de dolor, muy dañada… y también muy enfadada.  Sus bellos cánticos ahora eran gritos desgarradores.

Era la primera vez que veía una criatura así, y desde luego, su parte humana no era la concepción que yo tenía de bella mujer. Era tirando a anoréxica, con un tono de piel verdoso y horrible de cara. Tenía dientes puntiagudos, las cavidades de los ojos vacías y las orejas como si fuesen un conjunto de aletas de pez. Era tan horrible y parecía un demonio que hasta puse una cara de repugnancia.

IMAGEN DE LA SIRENA:

Pero no estábamos allí para ver un desfile de modelos. Nada más verla salir del agua fui la primera en reaccionar. No iba a permitir que escapara de nuevo en cuanto la electricidad del agua cesase. Me puse delante de ambas y conjuré un ritual.

-¡Ash balla ná! – conjuré. Era el mismo hechizo con el que desplacé la roca que me bloqueaba la entrada a la caverna desde la cala. Pero mientras conjuraba las palabras estiré ambos brazos e incliné el cuerpo hacia delante, hacia la sirena, de manera que mis piernas y mi espalda formaran un ángulo de 90º. Luego desplacé el torso 180º con los brazos totalmente estirados en dirección a la caverna. Con esto podía dirigir la corriente de aire en forma de semicírculo y lanzar a la sirena por los aires siguiendo dicha trayectoria y en dirección el interior de la sala, aterrizó con un fuerte golpe y se mostraba mucho más dolorida y enfadada. Ahora ya no podía escapar a su terreno pues entre el agua y ella nos encontrábamos nosotras.

En este momento me hubiera venido bien la ballesta para terminar de rematarla. Pero no tenía más armamento que mi daga. Corrí hacia ella aprovechando mi velocidad.

-¡Ash tu cá! – conjuré mientras corría hacia ella con la palma de la mano derecha delante y el brazo extendido, con el izquierdo llevaba la daga. Este hechizo era más ligero, y simplemente producía un golpe de aire seco, fuerte y corto, que servía a modo de impacto para aturdirla durante un segundo. Este aturdimiento fue suficiente para llegar y clavarle la daga en la parte inferior de su cola, me agarré a ella para que no me golpeara. El puñal le hizo algo más de daño, pero no me dio tiempo a desgarrar mucho pues movió la cola con mucha velocidad y me lanzó de nuevo hacia mis compañeras horizontalmente, como si fuera una vulgar piedra. "Aaaahhh", grité mientras vi cómo me dirigía volando contra Elen, imaginaba que me había lanzado contra ella porque sus brazos brillaban por la electricidad, asustándola más en principio que Geist.
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Mensaje  Geist Sáb Oct 03 2015, 06:52

Esperar tenía sus ventajas. Podía observar y analizar las capacidades físicas de las jugadoras. Cierto que era muy aburrido tener que ser paciente, realmente una parte de mí regañaba a la otra por tomar posición tan pasiva. Pero sólo sería un breve instante mientras me revelan sus técnicas de combate. A veces admito que es necesario afrontar lo amargo con tal de obtener una ventaja. Como cuando te abstienes de beber una copa porque sabes que más tarde podrás beber algo mejor. Algo así. El punto es que estaba aprendiendo un poco de este trío, incluyendo la sirena, obviamente.

La manera en que la electri.. Electroquinética. Eso. La manera en que la eeeleectroooquinétiiicaaa creaba las esferas parecía demasiado sencillo. No notaba algún tipo de desgaste en su persona, casi se podía decir que lo estaba disfrutando. Me pregunto cuál es su límite o si está sofocando el dolor con cierta técnica o pócima. También trataba de comprender cuál era el comportamiento natural de su poder, si debía enfocarse para mantener la esfera o si por sí misma adoptaba esa geometría. Era complicado llevar a cabo un buen análisis, brillaba demasiado y la luz me molesta de una forma especial, mas me esforzaba por mantener los ojos entrecerrados. ¿El brillo estará directamente relacionado con la potencia de ataque?

Cuando lanza esta electricidad hacia el agua todo el líquido parece reaccionar por su presencia. No logro a notar si se da de forma uniforme, pero no me cabe duda que la sirena sintió eso. Difícil calcular hasta qué grado le afectó. Probablemente le molestó más de lo que le lastimó, o al revés. Eso sí, estaba muy rabiosa. Gritaba con tal potencia que tuve que cubrir mis oídos. Primero la anciana quiere cegarme y luego esta mitad pez me quiere dejar sorda. Esto debe ser un complot. Pero de nuevo esto me ofrece la oportunidad de ser espectadora. Llegó el turno de estudiar la aeroquinesis.

Las preguntas surgían de nuevo. ¿Qué tanto aire podía manipular, es capaz de generar viento, puede sofocar a alguien con sólo desearlo, cuánta fuerza puede aplicar a la ráfaga, es capaz de controlar el aire dentro de un cuerpo, podría colapsar mis pulmones? El pequeño espectáculo que brindó me aclaró dos cosas, bueno, tres. Tal como la otra, no parece desgastarse al usar sus habilidades, aunque sí depende de cantos y posiciones específicas; sin embargo no deseó continuar empleando la estrategia, a pesar de ser muy efectiva. ¿Necesitaba un tiempo de reposo antes de repetir su poder? Tenía la fuerza suficiente para levantar un cuerpo de la misma masa que ella, aproximadamente. ¿Sería su límite, por eso acudía a esas posturas?

No titubeó en lanzarse sobre la sirena agitando su daga. Estaba claro que ya tenia pensado hacer eso, aunque sus movimientos sí daban una esencia de improvisación. No me dio la sensación de que tuviera mucho talento, sinceramente creía poder vencerla cuerpo a cuerpo a cuerpo sin problema, la cuestión estaba en poder acercarme sin ser embestida por una corriente elemental. Y hablando de eso, ya era hora de que entrara a la acción. Tenía suficiente información para elaborar un plan de ataque.

No tanto por estrategia, sino por comodidad, seleccioné a la canosa como mi primer objetivo. Con sigilo me acerqué a ella y la sujete con fuerza del cuello. La idea era asustarla, tomarla por sorpresa, hacerla suspirar. ¿Y para qué? Evidentemente, para darle un buen chapuzón. Cargué mi peso hacia el agua, jalándonos a ambas. Si mis predicciones eran correctas, se ahogaría en breve, mucho antes que yo que ya me había preparado para sumergirme, además de que no se arriesgaría en liberar su potencial eléctrico y deliberadamente lastimarse a sí misma, supongo. Aunque al borde de la muerte uno es capaz de lo que sea. En cualquier caso, si hacía eso confiaba en que hubiera más sirenas y se lanzaran sobre la pobre octagenaria. Y si las cosas se ponían complicadas, estaba lista para clavar mi hoja oculta sobre su pecho.

Eso sí, debía tener cuidado con cualquier intento de las sirenas para hundirme, por ello procuraba caer cerca de la orilla y usar a Elen como escudo. Pero sabía que aunque tuviera éxito en el agua, aún estaba el problema en tierra. Con suerte la 'experta' estaría muy ocupada con su contrincante.

____________
OFF: Quiero enfatizar en que Geist INTENTÓ sumergirte, mas no significa que haya logrado su acometida. Depende de tu criterio evaluar si Elen realmente sería presa de un ataque así. ¿Geist pudo tirarla al agua, se escapó de alguna forma? Si cayeron al agua, ¿cuál fue su primera reacción? Etcétera... Seguramente esto ya lo tienes a consideración, pero es un recordatorio. De aquí en adelante los ataques de Geist no serán letales y sus consecuencias las decidirán ustedes como sus víctimas.
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Mensaje  Elen Calhoun Sáb Oct 03 2015, 16:00

La sirena no tardó en hacer su aparición, emergiendo del agua con el cuerpo considerablemente dañado y un humor de perros. Sus melodiosos cantos se habían transformado en chillidos de rabia y dolor, ¿pero qué se podía esperar de una criatura en su situación? Un grupo de extrañas había entrado en su hogar y encima la habían electrocutado para sacarla de su medio natural, nada ni nadie se mostraría contento ante algo así.

Mientras Huracán tomaba la iniciativa y se adelantaba para atacar con una corriente de aire, la de ojos verdes se quedó mirando estupefacta a la criatura, no había visto nada igual antes, ni siquiera la lamia se parecía lo suficiente. Observó como la tensai lanzaba a la sirena hacia el centro de la sala, apartándola del agua para que no tuviese ventaja alguna durante el combate, algo muy inteligente.

En tierra la sirena no tenía oportunidad de ganar, ellas eran tres y además poseían elementos capaces de matarla rápidamente, parecía fácil. Sin embargo, la hechicera estaba contando con algo que no tenían de su parte, Geist. Huracán seguía peleando con la mujer pez, que se defendía con garras y dientes de la maga, tanto así que consiguió lanzarla contra las demás, pero la de cabellos cenicientos no alcanzaría a verla caer.

Unas manos se aferraron con fuerza a su cuello y tiraron de ella hacia el agua, ¡maldita Geist!, ya sabía que no podía confiar en ella. Lo que la enmascarada parecía desconocer completamente acerca de los brujos, y éste sería el peor error que podía cometer, era que no se dañaban a sí mismos al usar sus elementos. Así pues, la hechicera no opuso resistencia y se dejó caer al agua, para luego sujetar con firmeza las manos de la arquera.

Sin perder ni un instante, liberó una potente descarga a través de las palmas y el cuello, con la finalidad de aturdir a su agresora y dejarla allí, si quedaba alguna otra sirena cerca podría darle su merecido. Una vez hecho esto se deshizo del agarre de Geist y volvió a la superficie, salió del agua y buscó con la mirada rápidamente a Huracán, que por culpa de la enmascarada había quedado sola contra la mujer pez.

Aún se podían escuchar los gritos de la dolorida criatura, que mantenía su posición en el centro de la sala y tenía la vista clavada en la pequeña laguna, haría lo que fuese necesario por volver a su elemento, y dentro de eso estaba el eliminar a aquella intrusa que era capaz de dañarla estando en el agua. - ¡¿Huracán?! - llamó la bruja, sin prestar atención alguna a lo que le hubiese podido pasar a Geist, que se había buscado la ruina con sus acciones.

Pero Elen apenas tuvo tiempo de escrutar los alrededores en busca de su compañera, la sirena ya se arrastraba en su dirección y debía actuar. Concentrando la electricidad alrededor de sus brazos, avanzó rápidamente hacia el ser y fue liberando varias descargas seguidas, de las cuales la bestia consiguió esquivar la mitad, aunque por poco. La corriente iba haciendo mella en ella, que con cada impacto se veía obligada a detenerse y proferir un nuevo grito de dolor e ira, mientras su piel comenzaba a humear.
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Mensaje  Anastasia Boisson Sáb Oct 03 2015, 17:26

El golpe de la sirena me desorientó durante unos instantes al aterrizar, el caer sobre la dura roca me había dolido. Rápidamente di una voltereta sobre el suelo y volví a levantarme. Eché un vistazo rápido a la sala, todo lo que vi fue a Geist agarrando del cuello a Elen, y tratando de tirarla al agua.

-¡¿Qué coño haces Geist?! – le grité  a la enmascarada, durante el forcejeo que mantuvieron, ambas acabaron en la laguna. Con el peligro que eso suponía ante la posible presencia de más de esos seres.

Me había quedado incrédula ante lo que había visto, momento que aprovechó la malherida sirena para acercarse a mí y tratar de golpearme con la cola, pero tuve reflejos suficientes para saltar por encima y contraatacar con mi daga de derechas y provocarle un fuerte corte a la altura de la cadera. Cuando traté de clavarle una estocada definitiva en el estómago, me detuvo con sus fuertes brazos, me levantó y me tiró contra el suelo a varios metros.

No me había roto nada, pero sentía un fuerte sabor a sangre en mi boca, me había partido el labio y tenía la barbilla totalmente ensangrentada. “Nunca volveré a salir sin mi ballesta”, pensé por unos instantes, y es que combatir cuerpo a cuerpo con un monstruo de semejante tamaño no era buena idea.

Pero afortunadamente, por lo visto Elen había conseguido desprenderse de Geist y había salido del agua. La sirena se había centrado ahora en la bruja eléctrica, hacia la que avanzaba y se acercaba peligrosamente, pero Elen le propinaba descargas eléctricas que cada vez la debilitaban más y más, sus gritos de dolor eran enfermizos y su piel estaba casi quemada

Pero mi compañera Elen no tenía mucho margen, pues justo tras ella estaba la laguna, me levanté rápidamente, tomé mi daga, que había caído cerca de mí y me dirigí corriendo hacia el monstruo, que estaba ya a escasos metros de Elen, me coloqué justo a su espalda de pez, me subí a su cola, la agarré por los pelos y tiré su cabeza hacia atrás, con mi daga le propiné un tajo en la yugular de izquierda a derecha que acabó con ella definitivamente, hice equilibrios para mantenerme en pie mientras el cuerpo delo monstruo caía a plomo, di un saltito justo antes de que éste tocara el suelo.

Resoplé hondo. Hice un gesto a Elen con la cabeza como preguntándole si se encontraba bien y me quitaba la sangre de la barbilla tratando de que no me viera. El monstruo había sido un rival digno, al menos murió con mucho más honor del que tendrá Geist cuando muera en el momento en que la pille. Ya fuera yo o cualquiera de las sirenas, si es que quedaban más.

-¡Geist! ¿Dónde estás cobarde? – grité claramente alterada, observando la laguna, en cuanto viera asomar la cabeza de Geist la sacaría hacia la caverna y le pediría explicaciones - ¡Ven aquí y lucha!

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*OFF: Huracán está enfadada con Geist por su traición, si decides asomar la cabeza, en principio te sacará volando del agua, luego tú decides si quieres atacar, rendirte, correr o lo que veas. Si sigues en el agua, tú decides si quieres que haya más sirenas o tienes vía libre para escapar.
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Mensaje  Geist Sáb Oct 03 2015, 21:49

Spoiler:

¿Oops? ¿Qué más podía decir? Había tomado una mala decisión y ahora había perdido la iniciativa. ¿Pero cómo se suponía que iba a saber que no sería afectada por su propio ataque? Me parece sospechoso, es una ventaja demasiado conveniente. No creo que simplemente sea inmune, debe emplear algún tipo de táctica para evitar ser afectada. ¿Algo en su ropa? ¿Dirección de electricidad? ¿De verdad es capaz de manipular cada una de las corrientes y enfocarla a voluntad? Demasiado bueno para ser verdad, tal vez tiene ayuda divina. Algún tipo de bendición o una de esas tonterías de dioses.

Recibo el impacto eléctrico de lleno, sintiendo una extraña sensación recorrer todo mi cuerpo. Mi cuerpo se entumece, mis músculos se contraen involuntariamente, siento que pierdo temporalmente el control sobre mi aparato motriz. Casi se me para el corazón, hasta los ojos se me estaban saliendo y casi todo el aire que había almacenado se escapó. ¿Habré tenido suerte de seguir vida? Suerte no, conveniencia. Si hubiera querido, creo que Elen fácilmente pudo liberar mayor potencia, pero seguramente actuó por reflejo y su plan era ponerse a salvo, no matarme. Me quedaba poco tiempo de oxígeno y a penas lograba moverme. Mi situación estaba lejos de ser la mejor. Y con la idea de más sirenas monstruosas detrás de mí, lo único que quería era salir del agua.

Evidentemente, eso me causaría más problemas, pero era mejor que morir. Sabía que no sería sencillo, tendría una complicada batalla por delante, pero con mi ingenio lograría salir airosa de este lugar. Yo, ellas no. Me aseguraría que su destino fuera peor que el de los antiguos pobladores de esta apestosa cueva. ¿Por qué? No estaba del todo segura, supongo que sólo estaba aburrida, sin mencionar que me había parecido bastante sencillo superarlas, ahora dudaba de pudiera salir ilesa de aquí. Claramente ya no estaba ilesa, pero al menos estaba completa. ¿Por cuánto tiempo duraría así?

Salgo a la superficie lo más rápido que mi aturdido cuerpo me permite, jalando todo el aire que se me es posible antes de que Huracán haga conmigo lo mismo que hizo con la sirena. Lo bueno de ella es que es un poco predecible. Sinceramente, mi plan consistía en ahogar a la anciana y dejarme llevar por el ataque aéreo de la pequeña. De alguna manera, se podía decir que todo iba marchando bien. No me preocupaba ser lanzada al aire, tampoco caer; la sirena no pareció ser afectada demasiado por ello.

No. ¿Sí? No, claro que no.

Mi verdadera inquietud era lo que sucedería después. ¿Recibiría un rayo? Inicialmente esperaba estar sola contra Huracán, sabía que lograría superarla, pero con la canosa de su lado esto sería complicado. Peliagudo, como algunos dirían. Lo importante, creo yo, era recuperar la delantera. Si lograba caer con suavidad y no perdía el equilibrio, sería capaz de dar una arremetida fugaz. Dudo que se hayan dado cuenta de mi arma secreta, así que debía usarla con inteligencia y en el momento adecuado para sacar el máximo partido de ella.

Allá iba. Sentí mi cuerpo suspenderse, aumentando la velocidad en un instante y volando como una pluma. Mala analogía. Sentía mucha presión, no me sentía en control. Esperaba poder dar una pirueta en el aire, mas la ráfaga era muy violenta y parecía tratarse de cadenas invisibles. Hago mi mejor esfuerzo de caer con tranquilidad y rodar en el piso, provocando que me alejara aún más del par. No podía estar peor. Por un segundo consideré correr a las casas, creyendo que el campo cerrado me daría mayor ventaja, pero no quería estar tolerando sus injurias, sin mencionar que no estaban obligadas de ir por mí. Definitivamente debía enfrentarlas en combate abierto. Con un poquito de fortuna, una sirena saldría en mi ayuda. No es como si ocupara ayuda, claro.

Al aterrizar, doy una media vuelta y comienzo a correr en dirección de Elen, sin perderle de vista. Era quien más me preocupaba por ahora, pues si mi hipótesis era correcta, Huracán necesitaría un momento para volver a usar su magia, mientras que la ojiverde probablemente ya estaba preparando un trueno en sus manos. Tenía que mantenerme en movimiento si quería tener una posibilidad para esquivar su ofensiva. ¡De verdad que lo eludiría! Es obvio que no puedo ser más rápida que la luz, mas no necesito serlo, sólo ocupo predecir sus acciones y ganarle en velocidad. Corrí en zig zag, inclinando lo suficientemente mi cuerpo para cambiar de dirección con mayor facilidad, sin llegar a caerme. El secreto estaba en poner las puntas de los pies en el mismo ángulo, permitiendo así mayor balance y siempre tener las manos listas para compensar peso o colocarlas sobre el piso en caso de tropezar o querer hacer un recorte aún más cerrado.

A pesar de que iba acelerando hacia Elen, mi objetivo era Huracán. Así que para cuando estuviera a alcance, saltaría hacia ella, embistiéndola con mi hombro. Se veía suficientemente frágil como para ser empujada hasta el agua, pero el punto evitar que se apoyara en sus pies, parecía depender mucho de su centro de gravedad para ejecutar asaltos eficaces. Con ella fuera de la ecuación, aunque fuera por un breve intervalo, esperaba poder ir contra la cara cortada, a quien sorprendería con mi hoja.

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Mensaje  Elen Calhoun Dom Oct 04 2015, 23:21

Por suerte para la de ojos verdes, no estaba sola, y aunque Geist hubiese demostrado ya sus deleznables intenciones, Huracán era diferente. La tensai de viento desenvainó su daga y se abalanzó sobre la sirena, para instantes después sujetarla con fuerza del pelo y rajarle la garganta. Los desgarradores chillidos de la criatura cesaron de inmediato, detalle que sin duda ambas agradecerían, pero aún no podían estar tranquilas, quizá hubiese más seres como aquel en el agua, y si no era así, aún estaba la arquera.

A juzgar por el visible enfado de la joven, quedaba claro que también había visto lo que la enmascarada había tratado de hacer a su compañera, y ahora que eran dos contra una, no les costaría demasiado reducir a Geist. La de cabellos cenicientos no deseaba explicaciones, no hacían falta con una persona como aquella, que seguramente se divertía causando mal a cuantos la rodeaban.

Sin embargo, se quedaría mucho más tranquila sabiendo dónde estaba la arquera, sobre todo teniendo en cuenta que la única salida de aquella cueva pasaba por cruzar la laguna. También existía la posibilidad de que en aquellas aguas hubiese más sirenas, pero si no habían reaccionado a la energía que la hechicera liberó en el líquido, esa opción era bastante improbable.

Geist no tardó en emerger, con la respiración agitada, pero su situación no haría más que empeorar. Una potente ráfaga de aire la recibió nada más sacar la cabeza del agua, levantándola y enviándola bruscamente contra el suelo de la caverna. Gracias a sus reflejos y agilidad de movimiento, la enmascarada logró aterrizar sin hacerse daño y rodó por la superficie, alejándose un poco más del par de brujas que con tanta desconfianza la esperaban.

Pero la humana no estaba dispuesta a dejar de lado sus intenciones ni por un momento, y nada más recuperarse de la caída comenzó a correr en dirección a la alquimista, decidida a atacarla nuevamente. En respuesta, la de cabellos cenicientos permitió que su elemento le recorriese los brazos de forma visible, lista para soltar una descarga en cuanto la tuviese más cerca, cosa que podría no resultar tan fácil.

La arquera se movía con gran agilidad, la suficiente para esquivar algunos de sus ataques, así que quizá sería bueno cambiar de estrategia, y pasar a una algo más defensiva. El muro de energía la había salvado antes, y sabiendo que causaba daño a cuanto se acercaba a menos de medio metro, sin duda era la opción más adecuada para aquella situación. Así pues, se preparó para manipular la electricidad y crear la barrera, pero antes de que pudiera hacerlo, Geist cambió de objetivo.

- ¡Cuidado! - exclamó la joven Calhoun, al ver cómo la arquera se dirigía contra Huracán. Modificó su ataque para soltar una descarga en contra de la humana, pero el riesgo de dañar a la tensai la detuvo, debía esperar a que estuviesen separadas. En vez de liberar su elemento, avanzó hacia Geist apurando el paso, para tratar de alcanzarla por la espalda y tirar de ella, momento en que si podría aplicarle la corriente sin peligro.
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Mensaje  Anastasia Boisson Lun Oct 05 2015, 22:23

Lejos de rendirse, Geist continuó con su actitud ofensiva hacia nosotras y volvió a lanzarse corriendo a por nosotras, en zigzag. Yo necesitaba un tiempo aún para volver a utilizar mis habilidades, que aún no estaban muy desarrolladas, así que me puse en guardia. Mientras tanto, Elen cargaba de nuevo sus brazos para propinarle una descarga eléctrica. Pero tenía a Geist tan cerca de ella que finalmente tuvo que crear una barrera eléctrica para protegerse, Geist actuó con grandes reflejos, justo antes de llegar a ella giró para volverse contra mí.

Saltó y me embistió con el hombro, haciéndome perder el equilibrio y retroceder hacia atrás, tanto que acabé cayendo al agua. Aunque teníamos una masa parecida, Geist venía con una aceleración mayor, y por lo tanto en aquel momento tenía más momento que yo aún en postura defensiva. Perdí la orientación de nuevo al caer a la laguna, sin saber muy bien hacia donde nadar para salir de allí. Pero rápidamente volví a salir a la superficie, respiré hondo y me agarré al borde de la laguna.

Iba a salir de nuevo a tierra, pero aún agarrada al borde, vi como Elen se acercaba a Geist por su espalda con sus brazos cargados, pero la enmascarada, que todavía estaba orientada hacia la laguna después de golpearme a mí, guardaba una hoja oculta que probablemente usaría contra ella. No podía permitir que acuchillara a la bruja.

-¡Ash balla ná! – Conjurar estas palabras fue sobre la marcha lo primero que se me ocurrió para tratar de evitar la tragedia. Estaban las dos juntas, pero no alcancé a ver si Geist había dañado ya o no a la bruja. Debido a su proximidad, la corriente de aire inevitablemente arrastraría a ambas en la misma dirección, aunque confiaba en que cayeran a distinta distancia para que Elen tuviese margen para evitar los ataques de la asesina.

Rápidamente me impulsé con mis brazos para salir del agua. No sé si por la fuerza o por qué, pero me mareé por unos instantes, tuve que agitar fuertemente la cabeza hacia los lados para no perder el conocimiento, aquel día había abusado demasiado de mis habilidades y ya me quedaba muy poco poder consumible. Los poderes improvisados utilizados sin previa concentración, como aquella última ráfaga de aire, que fue casi instintiva, consumía enormemente mi poder. El uso de mis habilidades aún me agotaba demasiado, pero no había tiempo para descansar, eso sí, no podía abusar más de las mismas o terminaría desmayándome.

Tenían mucha más proximidad entre ellas que conmigo. Tomé mi cuchillo, que me había caído cuando Geist me empujó con el hombro y corrí de nuevo hacia ellas, al combate cuerpo a cuerpo, pero aún estaba bastante lejos, - ¡Elen! ¡Tiene un cuchillo! - traté de advertir a la bruja a gritos mientras saltaba los obstáculos, como las rocas, que me dificultaban más el paso, trataba de saltar por los obstáculos de la iluminada sala lo más rápidamente que podía. No obstante, nunca quitaba la mirada sobre Geist, no fuera que decidiese ir a por mí aún encontrándome mucho más lejos.
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