[Misión] Búsqueda en las profundidades
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A lo largo de la historia seguramente habéis escuchado un sinfín de leyendas y mitos, algunos más peligrosos que otros, pero todos siempre tienen una enseñanza de trasfondo: no te descuides.
Me gustaría poder contar una hermosa aventura en la que los protagonistas fueron mesurados en sus acciones y cuyo desenlace es el de un final feliz, pero me temo que mi deber no es documentar finales felices donde no los hay, sino exponer los hechos a fin de apelar a vuestra sensatez, para persuadiros a cambiar el curso de la historia.
¿Qué es lo que ha llevado a una mentora y a su pequeño aprendiz a un lugar tan alejado de su hogar en Sandorai? Es una excelente pregunta, pero habría que preguntarles a ellos en lugar de a mí, que yo solo estoy aquí para narraros los hechos.
Eowyn y estudiante Fëanor decidieron recorrer cada centímetro de Aerandir, buscando instruir al pequeño en todo lo relacionado con el exterior y no solo en las artes mágicas de los elfos.
Es aquí donde está de más explicar que ninguno de los dos era lo suficiente prudente como para prever lo que podría suceder si no tenían cuidado, así que me pasaré directamente al asunto.
Habían escuchado rumores de que cerca de la ciudad de Beltrexus podrían encontrar un hermoso lago que conectaba con la Cala de la Luna, en donde habitaban exóticos tipos d plantas acuáticas, pues, al ser un ecosistema que combinaba agua dulce y salada, contaba con una amplia variedad de plantas inimaginables.
‘‘Descuido’’ Palabra que aquí significa: falta de interés, atención o cuidado de una persona en lo que hace o lo que está a su cargo. Algo que puede resultar fatal para aquel que lo perpetra y para quien sufre las consecuencias de ello. Similar a lo que sucede cuando se encendéis una fogata en medio del bosque y olvidáis apagarla antes de iros a dormir, dando como resultado un incendio masivo y vuestra achicharrante muerte.
Eso fue lo que le sucedió a la adorable maestra, quien, al volver de recoger unas cuantas hierbas para la cena, ya no encontró rastro alguno de su pequeño pupilo. A lo lejos lo único que pudo escuchar fue el canto de una sirena, mientras el ocaso dejaba ver que algo se sumergía en el agua.
Tal vez ella hubiese podido hacer algo para salvarle, pues tenía una gran variedad de plantas en su mochila con las cuales podría preparar una pócima para respirar bajo el agua y así buscarlo con más facilidad, sino fuera por el hecho de que no paraba de llorar y gritar como loca.
- Eowyn:
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- Fëanor:
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Bienvenido buscador de las profundidades: Cómo ya podrás imaginar la misión consistirá en recuperar al pequeño estudiante y devolverlo a los brazos de su acongojada mentora, pero antes tendrás que encontrarte con la elfa, quien estará inconsolable. Debo advertirte de los peligros que tendrás que enfrentar durante la misión bajo el agua, así que espero estés preparado para todos ellos. En este primer post llegarás al lago negro. Serás libre de narrar como te encuentras con ella para que te explique lo sucedido y así puedas ayudarla.
Wyn
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
Las islas Illidenses tenían tantos recovecos que conocer, que los días pasaban y ella sentía que cada vez le quedaba más por conocer. Aquel día salió de Beltrexus, ciudad a la que había llegado casi una semana antes buscando al brujo que se le desapareció de la faz de Aerandir, en dirección a un misterioso lago al que llamaban "El Lago Negro", cuyas historias encontraba fascinantes; seres únicos que habitaban las profundas aguas de aquel calmo lago. Pero como todas las aguas mansas ocultan grandes peligros, la sensación en el estómago de la joven dragona era de miedo mezclado con emoción, lo que la hacía imaginar la cantidad de cosas que podría encontrar allí, lo que le hacía acelerar el paso a medida que se acercaba al lugar que le habían señalado en el mapa.
Ya podía sentir la humedad del lago y a notar como las plantas se hacían más frondosas, así como la temperatura descendía y unos gritos. Gritos desesperados, desgarradores, de una mujer, por el tono de voz que sonaba. -¡FËANOR!- escuchó la joven dragona -¿Dónde estás? ¡FËANOR!- gritaba entre sollozos y otras palabras que no lograba entender.
Ingela se detuvo y por un momento pensó en darse media vuelta, o rodear el lago, pero con el último grito que escuchó, y aunque su mente le decía que era una mala idea, sus pies se movieron hacia adelante, acercándose a la mujer que gritaba entre llanto, caminando de un lado a otro con desesperación. Ingela estiró un brazo mientras se acercaba para tomar del hombro a la mujer, quien al sentir la mano de la chica, dio un salto y lanzó un grito. -¡Tranquila!- exclamó la joven dragona dando un paso hacia atrás. Ella también se asustó con la reacción de la joven mujer. -Tranquila... no te haré daño... escuché tus gritos... yo...- le dijo sin poder ocultar su nerviosismo que también sentía -Soy Ingela- le dijo en el tono más calmado que logró expresar -Te escuché llamar a alguien... ¿qué pasó? ¿Necesitas ayuda?- le dijo a la joven tras haber recuperado un poco la compostura.
La mujer estaba pálida y con los ojos rojos de tanto llorar. Se tapó la cara con las manos para romper a llorar de nuevo. Fue con ese movimiento que su cabello se corrió y dejó ver sus orejas puntiagudas. Aquella mujer era una elfa. Ingela no conocía muchos elfos, solo a Iltharion, pero su concepto de ellos era el de una raza tranquila, así que el temor de estar en una emboscada o de haber caído en una trampa. La elfa no paraba de llorar, así que a Ingela no se le ocurrió mejor idea que acercarse y abrazar a la mujer.
-Estaba aquí... aquí lo dejé...- sollozaba la elfa. Ingela le acariciaba el cabello haciendo un siseo tranquilizador. -¿Quién estaba aquí?- le preguntó la joven dragona. -Fëanor...- dijo la elfa. Ingela tomó a la elfa del brazo y la llevó junto a la hoguera, sentándola en el tronco que ya habían puesto allí. Se notaba que habían preparado el lugar para pasar la noche y se veía que era una hoguera para dos.
-Para poder ayudarte necesito que me cuentes todo: quiénes son, cómo han llegado aquí...- le preguntó Ingela, una vez hubo reavivado la hogera y puesto a hervir agua -Cuéntame con el mayor detalle que puedas lo que pasó- le pidió la joven dragona a la elfa que aún sollozaba y se lamentaba con notoria tristeza y desazón. -Soy Eowyn y viajo con mi pupilo Fëanor desde Sandorai...- comenzó a decir la elfa -Viajamos por Aerandir, explorando los lugares menos conocidos en búsqueda de nuevas plantas, queremos documentarlas y conocer sus usos, por eso hemos venido a este lago- dijo con su voz quebrada -Yo he ido a buscar algunas hojas para la cena... lo he dejado aquí armando el campamento...- dijo apenas conteniendo las lágrimas -Ahora he vuelto y ¡no está! ¡Alguien se lo llevó! ¿Y si fue algo? ¿Un animal? ¿Una bestia? ¡Lo he dejado solo! ¡Es tan pequeño!- exclamaba desesperada la elfa. Ingela la miraba y solo atinó a sacar de su bolsillo el pañuelo que le había regalado el Hada hacía unos días, para secarle la cara empapada de lágrimas de la elfa.
Tras entregarle el pañuelo y viendo que la elfa estaba demasiado alterada como para seguir hablando, se levantó y comenzó a recorrer el lugar. Buscaba huellas, algún rastro que seguir. Encontró las pequeñas huellas del niño por todos lados, así que las comenzó a seguir. Estas entraban al lago, como si el niño por voluntad propia se hubiese metido al agua. No había ninguna otra huella ni señal de algún otro animal, más que pequeñas pisadas de aves.
Ingela regresó rápidamente junto a la elfa para contarle lo que acababa de descubrir -He escuchado un canto... de sirena- dijo la elfa habiéndose calmado un poco. Ingela la miró aterrada. Conocía las historias acerca de las sirenas y de lo peligrosas que eran. -¡Pues tenemos que entrar al agua!- exclamó la joven dragona. -Si se lo llevaron las sirenas tenemos dos opciones: dejarlo morir o ir por él- le dijo mirándola con seriedad -¡No quiero que muera!- gritó la elfa llorando -¡Pues entonces! ¡TE CALMAS!- le gritó Ingela tomándola por los hombros y sacudiendo a la chica -¡Así llorando no vamos a ayudarle en nada! ¡Cálmate!- le dijo -Deja de llorar y ayúdame a pensar en cómo iremos por él. ¡No podemos perder el tiempo llorando!- le dijo muy segura, con la certeza de que rescatarían al chico.
Ya podía sentir la humedad del lago y a notar como las plantas se hacían más frondosas, así como la temperatura descendía y unos gritos. Gritos desesperados, desgarradores, de una mujer, por el tono de voz que sonaba. -¡FËANOR!- escuchó la joven dragona -¿Dónde estás? ¡FËANOR!- gritaba entre sollozos y otras palabras que no lograba entender.
Ingela se detuvo y por un momento pensó en darse media vuelta, o rodear el lago, pero con el último grito que escuchó, y aunque su mente le decía que era una mala idea, sus pies se movieron hacia adelante, acercándose a la mujer que gritaba entre llanto, caminando de un lado a otro con desesperación. Ingela estiró un brazo mientras se acercaba para tomar del hombro a la mujer, quien al sentir la mano de la chica, dio un salto y lanzó un grito. -¡Tranquila!- exclamó la joven dragona dando un paso hacia atrás. Ella también se asustó con la reacción de la joven mujer. -Tranquila... no te haré daño... escuché tus gritos... yo...- le dijo sin poder ocultar su nerviosismo que también sentía -Soy Ingela- le dijo en el tono más calmado que logró expresar -Te escuché llamar a alguien... ¿qué pasó? ¿Necesitas ayuda?- le dijo a la joven tras haber recuperado un poco la compostura.
La mujer estaba pálida y con los ojos rojos de tanto llorar. Se tapó la cara con las manos para romper a llorar de nuevo. Fue con ese movimiento que su cabello se corrió y dejó ver sus orejas puntiagudas. Aquella mujer era una elfa. Ingela no conocía muchos elfos, solo a Iltharion, pero su concepto de ellos era el de una raza tranquila, así que el temor de estar en una emboscada o de haber caído en una trampa. La elfa no paraba de llorar, así que a Ingela no se le ocurrió mejor idea que acercarse y abrazar a la mujer.
-Estaba aquí... aquí lo dejé...- sollozaba la elfa. Ingela le acariciaba el cabello haciendo un siseo tranquilizador. -¿Quién estaba aquí?- le preguntó la joven dragona. -Fëanor...- dijo la elfa. Ingela tomó a la elfa del brazo y la llevó junto a la hoguera, sentándola en el tronco que ya habían puesto allí. Se notaba que habían preparado el lugar para pasar la noche y se veía que era una hoguera para dos.
-Para poder ayudarte necesito que me cuentes todo: quiénes son, cómo han llegado aquí...- le preguntó Ingela, una vez hubo reavivado la hogera y puesto a hervir agua -Cuéntame con el mayor detalle que puedas lo que pasó- le pidió la joven dragona a la elfa que aún sollozaba y se lamentaba con notoria tristeza y desazón. -Soy Eowyn y viajo con mi pupilo Fëanor desde Sandorai...- comenzó a decir la elfa -Viajamos por Aerandir, explorando los lugares menos conocidos en búsqueda de nuevas plantas, queremos documentarlas y conocer sus usos, por eso hemos venido a este lago- dijo con su voz quebrada -Yo he ido a buscar algunas hojas para la cena... lo he dejado aquí armando el campamento...- dijo apenas conteniendo las lágrimas -Ahora he vuelto y ¡no está! ¡Alguien se lo llevó! ¿Y si fue algo? ¿Un animal? ¿Una bestia? ¡Lo he dejado solo! ¡Es tan pequeño!- exclamaba desesperada la elfa. Ingela la miraba y solo atinó a sacar de su bolsillo el pañuelo que le había regalado el Hada hacía unos días, para secarle la cara empapada de lágrimas de la elfa.
Tras entregarle el pañuelo y viendo que la elfa estaba demasiado alterada como para seguir hablando, se levantó y comenzó a recorrer el lugar. Buscaba huellas, algún rastro que seguir. Encontró las pequeñas huellas del niño por todos lados, así que las comenzó a seguir. Estas entraban al lago, como si el niño por voluntad propia se hubiese metido al agua. No había ninguna otra huella ni señal de algún otro animal, más que pequeñas pisadas de aves.
Ingela regresó rápidamente junto a la elfa para contarle lo que acababa de descubrir -He escuchado un canto... de sirena- dijo la elfa habiéndose calmado un poco. Ingela la miró aterrada. Conocía las historias acerca de las sirenas y de lo peligrosas que eran. -¡Pues tenemos que entrar al agua!- exclamó la joven dragona. -Si se lo llevaron las sirenas tenemos dos opciones: dejarlo morir o ir por él- le dijo mirándola con seriedad -¡No quiero que muera!- gritó la elfa llorando -¡Pues entonces! ¡TE CALMAS!- le gritó Ingela tomándola por los hombros y sacudiendo a la chica -¡Así llorando no vamos a ayudarle en nada! ¡Cálmate!- le dijo -Deja de llorar y ayúdame a pensar en cómo iremos por él. ¡No podemos perder el tiempo llorando!- le dijo muy segura, con la certeza de que rescatarían al chico.
Ingela
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
¿Cómo sería la vida sin su pequeño estudiante? ¡No! Ni siquiera se atrevería a pensarlo, tenía que encontrar una manera de salvarle a como diese lugar. El único problema existente era que, por más que lo intentaba, no podía parar de llorar y gritar como si alguien le estuviese arrancando el alma. En este punto podríais llegar a pensar que está exagerando y evidentemente lo está, pero si vosotros extraviarais a alguien importante, posiblemente también os dejaríais llevar.
Afortunadamente el mundo no tuvo que seguir aguantando los berridos de la elfa, pues alguien había llegado a interrumpirle, ofreciéndole ayuda a aquello que la aquejaba. Balbuceó una extraña respuesta que poca información pudo ofrecer, logrando que la hermosa joven rubia la arrastrase hasta la hoguera en un intento por entender que era lo que realmente le ocurría a la mujer.
Empezó relatándole quién era y cómo es que había llegado hasta ahí, pasando finalmente a la parte interesante de la historia en la que su adorable estudiante había desaparecido. Sin poderlo evitar la elfa volvió a llorar, tratando de secarse el rostro con el pañuelo que Ingela le había entregado, mientras ésta última se disponía a inspeccionar el lugar.
Eowyn no esperó que la revelación final desatara tal reacción en la muchacha, y es que realmente eso era lo que tenía que hacer, pero su instabilidad emocional se disparaba a tal grado que le era imposible pensar con claridad.
Ingela la tomó por los hombros haciéndola reaccionar, asegurándole que no dejarían morir al pequeño, a lo que la elfa no tardó en asentir con cierto terror en el rostro. Sin perder más tiempo comenzó a rebuscar en su bolso de cuero y sacó un pequeño frasco con una pócima de color verde.
-Esta es una poción de respirantia -observó a la joven-, permite a quien la toma poder respirar bajo el agua durante un par de horas, pero si la dividimos no podremos mantenernos ahí adentro lo suficiente -aclaró con preocupación, volviendo a rebuscar entre los compartimientos de su bolso-. Tengo lo suficiente para crear otra pócima, solo que me tomará un poco -le entregó el frasco a su inesperada salvadora, mirándola con determinación-. Por favor adelántate y encuentra a mi pequeño Fëanor -sentenció suplicante-. En cuanto la siguiente poción esté lista me encontraré contigo, pero como has dicho no hay tiempo que perder.
Comenzó a poner los frascos con los ingredientes, dispuesta a comenzar a preparar la pócima cuando levanto la mirada al ocaso, percatándose de que la noche estaba por arribar, por lo que volvió a remover cosas de su bolso sacando un curioso huevecillo bioluminiscente, el cual le extendió a la dragona.
-Toma -la instó, aguardando la reacción de la chica, para finalmente hacerle un pequeño corte en uno de los dedos, dejando caer una gota de sangre sobre el huevecillo-. Es una extraña piedrecilla con forma de huevo, ahora te seguirá a todos lados e iluminará tu camino cuando estés bajo el agua -hizo una pausa, adoptando un gesto más serio-. Cuídale bien.
Ahora todo estaba en manos de la dragona, pues sería ella la primera en adentrarse en aquel inexplorado lago negro y aunque el tiempo apremiaba, debería conducirse con cautela si no deseaba correr el mismo destino del pequeño.
Afortunadamente el mundo no tuvo que seguir aguantando los berridos de la elfa, pues alguien había llegado a interrumpirle, ofreciéndole ayuda a aquello que la aquejaba. Balbuceó una extraña respuesta que poca información pudo ofrecer, logrando que la hermosa joven rubia la arrastrase hasta la hoguera en un intento por entender que era lo que realmente le ocurría a la mujer.
Empezó relatándole quién era y cómo es que había llegado hasta ahí, pasando finalmente a la parte interesante de la historia en la que su adorable estudiante había desaparecido. Sin poderlo evitar la elfa volvió a llorar, tratando de secarse el rostro con el pañuelo que Ingela le había entregado, mientras ésta última se disponía a inspeccionar el lugar.
Eowyn no esperó que la revelación final desatara tal reacción en la muchacha, y es que realmente eso era lo que tenía que hacer, pero su instabilidad emocional se disparaba a tal grado que le era imposible pensar con claridad.
Ingela la tomó por los hombros haciéndola reaccionar, asegurándole que no dejarían morir al pequeño, a lo que la elfa no tardó en asentir con cierto terror en el rostro. Sin perder más tiempo comenzó a rebuscar en su bolso de cuero y sacó un pequeño frasco con una pócima de color verde.
-Esta es una poción de respirantia -observó a la joven-, permite a quien la toma poder respirar bajo el agua durante un par de horas, pero si la dividimos no podremos mantenernos ahí adentro lo suficiente -aclaró con preocupación, volviendo a rebuscar entre los compartimientos de su bolso-. Tengo lo suficiente para crear otra pócima, solo que me tomará un poco -le entregó el frasco a su inesperada salvadora, mirándola con determinación-. Por favor adelántate y encuentra a mi pequeño Fëanor -sentenció suplicante-. En cuanto la siguiente poción esté lista me encontraré contigo, pero como has dicho no hay tiempo que perder.
Comenzó a poner los frascos con los ingredientes, dispuesta a comenzar a preparar la pócima cuando levanto la mirada al ocaso, percatándose de que la noche estaba por arribar, por lo que volvió a remover cosas de su bolso sacando un curioso huevecillo bioluminiscente, el cual le extendió a la dragona.
-Toma -la instó, aguardando la reacción de la chica, para finalmente hacerle un pequeño corte en uno de los dedos, dejando caer una gota de sangre sobre el huevecillo-. Es una extraña piedrecilla con forma de huevo, ahora te seguirá a todos lados e iluminará tu camino cuando estés bajo el agua -hizo una pausa, adoptando un gesto más serio-. Cuídale bien.
Ahora todo estaba en manos de la dragona, pues sería ella la primera en adentrarse en aquel inexplorado lago negro y aunque el tiempo apremiaba, debería conducirse con cautela si no deseaba correr el mismo destino del pequeño.
- Poción:
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- Roca con forma de huevo:
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Ingela: Has conseguido tranquilizar a la elfa y ha accedido a entregarte la poción de respirantia. Además ha decidido darte una valiosa piedra con la habilidad de bioluminiscencia, a fin de que tengas como orientarte bajo el agua, pero a cambio tendrás que cuidar de ella o te verás en la necesidad de nadar en la oscuridad, y no creo que Eowyn te perdone si la extravías. En este post te dejaré narrar los efectos de la respirantia y el momento en que entras al agua. En el siguiente turno comenzaré a plantearte los escenarios por lo que tendrás que desplazarte, pero si lo deseas puedes narrar tu primera reacción sobre la escena con la que te encuentras al entrar al agua.
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Wyn
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
La idea de la elfa fue muy buena, la respirantia funcionaría. A la joven dragona se le había ocurrido nadar a pulmón... lo cuál sería un poco problemático para bajar a lo más profundo del lago, que es donde seguramente vivían las sirenas y si se habían llevado al niño, allí estaría.
Ingela suspiró mientras tomaba el frasquito con la pócima -Espero que hayas sacado bien el líquido de las esferitas de la planta... no sé qué consecuencias tiene una pócima de respirantia malograda- le dijo mirando el líquido dentro de la pequeña botella de cristal.
Antes que Ingela tomara la pócima, la elfa le pasó una piedra extraña. Parecía un huevo, y era muy pequeño. -¿Qué es est... ¡Auch!- dijo al sentir el pequeño corte en el dedo. Frunció el ceño al ver lo que la elfa hacía, y no era para menos, si dejó caer una gota de su sangre sobre el huevo -Es una extraña piedrecilla con forma de huevo, ahora te seguirá a todos lados e iluminará tu camino cuando estés bajo el agua- le dijo. En seguida la miró con seriedad -Cuídale bien.- sentenció la elfa. -La cuidaré...- le dijo mirando con curiosidad la piedra.
La dragona dio media vuelta y caminó hacia el lago. En una mano sostenía la piedra, y en la otra la pócima. Por su cabeza pasaron una gran cantidad de razones por las cuales debería dejar ese tema y salir corriendo, no era su problema. Además, si tenía la respirantia, ¿por qué la elfa no fue ella misma a buscar al muchachito?
-Pero ya te ofreciste- pensó resignada.
Con cuidado, se sacó las botas dejándolas junto a la mochila que llevaba. Tuvo la precaución de dejarse el cinturón de viaje en el que llevaba una navaja, y de meter en uno de sus bolsillos la piedra. Se adentró en el lago hasta que el agua le llegó a la cintura. Estaba helada y el suelo era de piedras, le recordaba a los ríos y lagos de su región.
Destapó la botellita y de un trago bebió la pócima. El sabor era amargo, nada agradable, y cayó pesada en su estómago. Inmediatamente sintió arcadas, cada vez más fuertes. A medida que las arcadas se intensificaban, a Ingela le comenzó a costar respirar. Era una sensación desesperante de ahogo, el no poder controlar los espasmos de su cuerpo y el que el aire no entraba a sus pulmones por mucho que ella intentara respirar.
A la distancia, la elfa veía como la muchacha se agitaba en el agua -¡Relájate y déjate llevar!- le gritó, pero la chica no la escuchaba. Finalmente, la joven dragona perdió el equilibrio y cayó de espaldas al agua.
Todo quedó en silencio. La elfa respiró hondo y se giró para ponerse manos a la obra con la pócima para ella misma.
En el agua, donde la oscuridad era dueña y señora, la pequeña piedra se salió del bolsillo de Ingela e inmediatamente iluminó con fuerza, espantando los peces. Por su lado, Ingela aún luchaba con los efectos de la respirantia. No tenía idea que ahora podría respirar bajo el agua. Solo lo supo cuando, en un acto de desesperación, abrió la boca para gritar y el agua entró por su garganta, aliviando la asfixia de la chica quien se quedó inmóvil, sorprendida por el efecto.
La piedrita flotó frente a su cara, recordándole la razón por la cuál estaba allí. La tomó con una mano y se giró para nadar lago adentro. Era una dragona con una misión.
Ingela suspiró mientras tomaba el frasquito con la pócima -Espero que hayas sacado bien el líquido de las esferitas de la planta... no sé qué consecuencias tiene una pócima de respirantia malograda- le dijo mirando el líquido dentro de la pequeña botella de cristal.
Antes que Ingela tomara la pócima, la elfa le pasó una piedra extraña. Parecía un huevo, y era muy pequeño. -¿Qué es est... ¡Auch!- dijo al sentir el pequeño corte en el dedo. Frunció el ceño al ver lo que la elfa hacía, y no era para menos, si dejó caer una gota de su sangre sobre el huevo -Es una extraña piedrecilla con forma de huevo, ahora te seguirá a todos lados e iluminará tu camino cuando estés bajo el agua- le dijo. En seguida la miró con seriedad -Cuídale bien.- sentenció la elfa. -La cuidaré...- le dijo mirando con curiosidad la piedra.
La dragona dio media vuelta y caminó hacia el lago. En una mano sostenía la piedra, y en la otra la pócima. Por su cabeza pasaron una gran cantidad de razones por las cuales debería dejar ese tema y salir corriendo, no era su problema. Además, si tenía la respirantia, ¿por qué la elfa no fue ella misma a buscar al muchachito?
-Pero ya te ofreciste- pensó resignada.
Con cuidado, se sacó las botas dejándolas junto a la mochila que llevaba. Tuvo la precaución de dejarse el cinturón de viaje en el que llevaba una navaja, y de meter en uno de sus bolsillos la piedra. Se adentró en el lago hasta que el agua le llegó a la cintura. Estaba helada y el suelo era de piedras, le recordaba a los ríos y lagos de su región.
Destapó la botellita y de un trago bebió la pócima. El sabor era amargo, nada agradable, y cayó pesada en su estómago. Inmediatamente sintió arcadas, cada vez más fuertes. A medida que las arcadas se intensificaban, a Ingela le comenzó a costar respirar. Era una sensación desesperante de ahogo, el no poder controlar los espasmos de su cuerpo y el que el aire no entraba a sus pulmones por mucho que ella intentara respirar.
A la distancia, la elfa veía como la muchacha se agitaba en el agua -¡Relájate y déjate llevar!- le gritó, pero la chica no la escuchaba. Finalmente, la joven dragona perdió el equilibrio y cayó de espaldas al agua.
Todo quedó en silencio. La elfa respiró hondo y se giró para ponerse manos a la obra con la pócima para ella misma.
En el agua, donde la oscuridad era dueña y señora, la pequeña piedra se salió del bolsillo de Ingela e inmediatamente iluminó con fuerza, espantando los peces. Por su lado, Ingela aún luchaba con los efectos de la respirantia. No tenía idea que ahora podría respirar bajo el agua. Solo lo supo cuando, en un acto de desesperación, abrió la boca para gritar y el agua entró por su garganta, aliviando la asfixia de la chica quien se quedó inmóvil, sorprendida por el efecto.
La piedrita flotó frente a su cara, recordándole la razón por la cuál estaba allí. La tomó con una mano y se giró para nadar lago adentro. Era una dragona con una misión.
Ingela
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
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Eowyn observó a la joven beber la poción y como ésta parecía recibir la transformación de una manera no muy agradable. Intentó decirle que se dejase llevar y así ayudarle a sobrellevar el proceso, pero la joven no pareció escucharle.
Dentro del agua la valiente Ingela abriría la boca para permitir que el agua le brindase el oxígeno que tanto necesitaba, en tanto la piedrecilla hacía lo suyo, iluminándole con su luz y sin separarse de ella.
El escenario podría ser digno de un retrato. Los paisajes acuáticos siempre lo eran, pero pocos habían tenido la fortuna de verlos con ojos propios.
Avanzando durante un buen rato el comenzaría a mezclarse con la sal proveniente de la cala de la luna, lo que solo podía significar que no faltaba mucho para acercarse al territorio de las sirenas.
Desafortunadamente Ingela llegaría a un punto donde tendría que elegir un camino a seguir, pues frente a ella se aparecerían diferentes escenarios, todos completamente diferentes y seguramente los peligros también lo serían.
Uno de ellos mostraría un paisaje azulado con altos arrecifes de coral y hermosos pececillos de colores. El camino estaría libre de algas u otras plantas acuáticas, lo cual facilitaría la visión y evitaría que se llevase alguna que otra sorpresa…o eso se podía esperar.
El segundo escenario contaría con largas hierbas y el agua que le rodeaba era turbia y dificultaba un poco la visión. No cualquiera se arriesgaría a ir por ahí, pues la vida parecía estar esparcida en otros lares.
Para el tercer escenario se encontraría con los restos de lo que parecía ser un barco pirata. Los peces que nadaban alrededor parecían inofensivos y el agua era tan clara que incluso la luz del huevecillo parecería intensificarse.
El ultimo escenario sería el de unas viejas ruinas antiguas, tan solitarias como escabrosas. Pocos peces osaba acercarse a ellas y daba la impresión de que el agua estaba salpicada con ciertos colores negruzcos.
La piedrecilla se movería al lado de la dragona, parpadeando de vez en cuando como si quisiera indicarle algo, pero no sería fácil captar el mensaje y al final correría por cuenta de la dama decidir el camino que debería seguir.
No importaría la elección, al final la joven sería capa de oír el canto de las sirenas no muy lejos de ahí, mostrándole que su búsqueda tal vez estaba a punto de culminar.
Dentro del agua la valiente Ingela abriría la boca para permitir que el agua le brindase el oxígeno que tanto necesitaba, en tanto la piedrecilla hacía lo suyo, iluminándole con su luz y sin separarse de ella.
El escenario podría ser digno de un retrato. Los paisajes acuáticos siempre lo eran, pero pocos habían tenido la fortuna de verlos con ojos propios.
Avanzando durante un buen rato el comenzaría a mezclarse con la sal proveniente de la cala de la luna, lo que solo podía significar que no faltaba mucho para acercarse al territorio de las sirenas.
Desafortunadamente Ingela llegaría a un punto donde tendría que elegir un camino a seguir, pues frente a ella se aparecerían diferentes escenarios, todos completamente diferentes y seguramente los peligros también lo serían.
Uno de ellos mostraría un paisaje azulado con altos arrecifes de coral y hermosos pececillos de colores. El camino estaría libre de algas u otras plantas acuáticas, lo cual facilitaría la visión y evitaría que se llevase alguna que otra sorpresa…o eso se podía esperar.
- Escenario 1:
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El segundo escenario contaría con largas hierbas y el agua que le rodeaba era turbia y dificultaba un poco la visión. No cualquiera se arriesgaría a ir por ahí, pues la vida parecía estar esparcida en otros lares.
- Escenario 2:
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Para el tercer escenario se encontraría con los restos de lo que parecía ser un barco pirata. Los peces que nadaban alrededor parecían inofensivos y el agua era tan clara que incluso la luz del huevecillo parecería intensificarse.
- Escenario 3:
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El ultimo escenario sería el de unas viejas ruinas antiguas, tan solitarias como escabrosas. Pocos peces osaba acercarse a ellas y daba la impresión de que el agua estaba salpicada con ciertos colores negruzcos.
- Escenario 4:
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No importaría la elección, al final la joven sería capa de oír el canto de las sirenas no muy lejos de ahí, mostrándole que su búsqueda tal vez estaba a punto de culminar.
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Ingela: Has nadado durante un buen rato y ahora te encuentras en una encrucijada. Uno de esos caminos lleva directamente hasta las sirenas, los otros tres podrían desviarte al punto de hacerte regresar al comienzo. Será tu decisión elegir cuál de ellos decides tomar. En este post harás tu elección y comenzarás a explorar el escenario. Eres libre de describir lo que veas y recomendaría que estés alerta, prestando la mayor atención a la piedrecilla que nada junto a ti, pues el agua oculta muchos peligros.
Wyn
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
- OOC:
- Master Wyncita, disculpa haberte hecho esperar. Entre las obligaciones, los feriados y la falta de ideas, me he demorado un montón, pero aquí estoy. Un besito!!
La superficie del lago engañaba. Se veía como un pozo hondo, negro y vacío, pero era mucho más que eso. Era un lugar lleno de vida ,con paisajes intrincados, maravillosos y desconcertantes. Ingela quedó pasmada ante la belleza y profundidad del lago. Encontrar al niño sería muy difícil. Nadó por un largo rato, siempre atenta, buscando rastros de Fëanor o de las sirenas. Nadaba en línea recta, imaginando que el nido de las sirenas estaba en el centro del lago. Pero no contaba con lo siguiente que encontraría.
De repente, muchas opciones de donde elegir. E Ingela era siempre indecisa. Hasta para elegir qué comer tardaba y al final terminaba comiéndolo todo, sin privarse de nada. Pero en esta ocasión, no tenía tiempo de recorrer todos los lugares y su segura línea recta se dividía en cuatro caminos, que por mucho que le llamaran la atención, no tenía tiempo de recorrer. El pequeño no contaba con todo ese tiempo.
La joven dragona resopló. ¡Como le gustaría que el chico estuviera en las ruinas del barco! Allí el agua era clara y transparente y los pesecillos de colores, tan bonitos y pacíficos, nadaban tranquilos igual que en el arrecife, donde no habrían mayores peligros. Pero no, las cosas nunca eran así de fáciles y dudaba que las sirenas tuviesen sus nidos allí. Las otras dos opciones lucían más
tenebrosas y peligrosas, por lo tanto, el chico seguramente estaba allí. Eso reducía a dos las opciones.
El primer camino era un bosque de largas algas, dudaba que las sirenas hicieran su nido allí, tomando en cuenta que habían unas ruinas de lo que parecía ser un palacio completamente sumergido en el lago. Eso hizo volar la imaginación de Ingela. ¿Será que, mucho tiempo atrás, ese lago no existía y en su lugar hubiese una ciudad? ¿Podrían ser las sirenas unos seres que antes tenían piernas en lugar de aletas y habitaban Aerandir así como ahora ella lo hace? ¿Serían las sirenas una raza perdida? Le gustaría tanto poder preguntarles, porque las sirenas eran una especie desconocida, rodeada de misterio, leyendas e historias fantásticas y aterradoras. Quizás, entre ellas, exista una que quiera contar la historia de su gente, aunque ahora esa no era la misión, sino encontrar al pequeño Fëanor.
Ahora estaba segura del camino que debía tomar. Sentía el estómago apretado, notablemente asustada por lo que pudiese encontrar allí. No dejaba de ser peligroso todo, estaba sumergida a muchos metros de profundidad, no sabía cuánto tiempo le quedaba al efecto de la pócima y no sabía si esta le serviría en el caso de tener que convertirse en dragón. Además, parecía que la piedrita estaba fallada, porque no dejaba de titilar.
Nadó con seguridad hacia las ruinas, tratando de pensar mejor en encontrar al chico y no en los peligros a los que se enfrentaría. Estaba a punto de internarse en ellas, cuando recordó que posiblemente la elfa estaría ya lista con su pócima, así que se rasgó un pedazo de tela de la camisa y la amarró a la entrada, señalando así el camino.
No lo dudó más y se sumergió dentro del palacio, por la gran entrada en arco. El agua era turbia y pocos animales nadaban allí. Algunos cangrejos en las paredes y ostras se pegaban en las paredes, una que otra pequeña medusa perdida, pero nada más. A medida que nadaba por un largo pasillo, la visibilidad se perdía más y más. Sentía también mayor presión del agua. Y quietud. Una terrible y desagradable quietud.
Ingela
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
Cuatro caminos hay para elegir y una sola decisión. La joven dragona tenía frente a ella varios escenarios y el tiempo medido para avanzar en su búsqueda de las sirenas y del pequeño estudiante.
Las mentes simples se dejarían guiar por los ecosistemas claros y aparentemente seguros, pero la valiente Ingela había decidido ser más temeraria, lanzándose hacia el escenario que mostraba las ruinas antiguas. Además, había sido lo bastante inteligente como para dejarle una pista a la elfa, a fin de que ésta supiera que camino debía seguir para encontrarse con ella.
El agua alrededor emanaba una extraña aura de tranquilidad bastante sospechosa. La poca fauna que nadaba entre la turbia visibilidad era completamente escasa, a comparación con dos de los tres caminos restantes, algo que no tardó en alertar a la joven.
Por otro lado, la piedrecilla volvió a parpadear en tanto la dragona nadaba entre las ruinas, emitiendo un brillo más intenso conforme avanzaban, manteniéndose más cerca de la muchacha como si buscase avisarle de lo que estaba a punto de ocurrir.
En más de una ocasión Ingela podría sentir que algo se movía entre los recovecos de las ruinas, aunque eso podría ser un producto de su imaginación solamente. Claro que después de la tercera vez en que algo llamase su atención ya no sería tan fácil ignorar las advertencias de la piedrecilla, la cual terminaría por situarse justo frente al rostro de la dragona, deteniendo su andar y evitando así que un enorme tentáculo la atrapase con sus ventosas.
Una enorme criatura haría su aparición de entre las ruinas, perturbando la quietud del agua con sus tentáculos mientras buscaba capturar a la joven, cuya ventaja sería la rapidez que su pequeña figura le otorgaba en el agua. El calamar gigante parecía irritado, moviéndose de un lado a otro e impidiéndole avanzar o retroceder.
La piedrecilla nadaría frente al rostro de la criatura, tratando de despistarla lo suficiente como para permitir el paso de su compañera a un sitio seguro, aunque lo único que conseguiría sería iluminar las pequeñas burbujas que se formaban en las cuencas de los ojos del calamar. Quedaba claro que algo le estaba irritando y por ello se comportaba de aquella manera, pues, aunque luchaba arduamente por atrapar a la joven, había uno de sus tentáculos que se mantendría quieto y lejos de hacer cualquier tipo de contacto.
Finalmente, la piedrecilla lograría una ventana de oportunidad para que la muchacha pudiese escapar, solo que correría por cuenta de ella avanzar a un sitio seguro o quedarse a averiguar lo que fuese que le sucedía a aquel gigantesco animal.
Las mentes simples se dejarían guiar por los ecosistemas claros y aparentemente seguros, pero la valiente Ingela había decidido ser más temeraria, lanzándose hacia el escenario que mostraba las ruinas antiguas. Además, había sido lo bastante inteligente como para dejarle una pista a la elfa, a fin de que ésta supiera que camino debía seguir para encontrarse con ella.
El agua alrededor emanaba una extraña aura de tranquilidad bastante sospechosa. La poca fauna que nadaba entre la turbia visibilidad era completamente escasa, a comparación con dos de los tres caminos restantes, algo que no tardó en alertar a la joven.
Por otro lado, la piedrecilla volvió a parpadear en tanto la dragona nadaba entre las ruinas, emitiendo un brillo más intenso conforme avanzaban, manteniéndose más cerca de la muchacha como si buscase avisarle de lo que estaba a punto de ocurrir.
En más de una ocasión Ingela podría sentir que algo se movía entre los recovecos de las ruinas, aunque eso podría ser un producto de su imaginación solamente. Claro que después de la tercera vez en que algo llamase su atención ya no sería tan fácil ignorar las advertencias de la piedrecilla, la cual terminaría por situarse justo frente al rostro de la dragona, deteniendo su andar y evitando así que un enorme tentáculo la atrapase con sus ventosas.
Una enorme criatura haría su aparición de entre las ruinas, perturbando la quietud del agua con sus tentáculos mientras buscaba capturar a la joven, cuya ventaja sería la rapidez que su pequeña figura le otorgaba en el agua. El calamar gigante parecía irritado, moviéndose de un lado a otro e impidiéndole avanzar o retroceder.
La piedrecilla nadaría frente al rostro de la criatura, tratando de despistarla lo suficiente como para permitir el paso de su compañera a un sitio seguro, aunque lo único que conseguiría sería iluminar las pequeñas burbujas que se formaban en las cuencas de los ojos del calamar. Quedaba claro que algo le estaba irritando y por ello se comportaba de aquella manera, pues, aunque luchaba arduamente por atrapar a la joven, había uno de sus tentáculos que se mantendría quieto y lejos de hacer cualquier tipo de contacto.
Finalmente, la piedrecilla lograría una ventana de oportunidad para que la muchacha pudiese escapar, solo que correría por cuenta de ella avanzar a un sitio seguro o quedarse a averiguar lo que fuese que le sucedía a aquel gigantesco animal.
- Kraken bebé:
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En tierra firme la hermosa elfa sonrió con emoción al ver la pócima de respirantia terminada y sin permitirse perder más tiempo se adentró en el agua donde terminaría por beber el líquido, esperando el momento de la transformación.
Una vez que su cuerpo se hubo adaptado a los efectos de la respirantia, Eowyn comenzó a nadar en línea recta, buscando cualquier rastro de bioluminicencia que la piedrecilla hubiese dejado, pero aún faltaba mucho para reunirse con la valiente dragona, y esperaba que ella no se encontrase en ningún peligro.
Una vez que su cuerpo se hubo adaptado a los efectos de la respirantia, Eowyn comenzó a nadar en línea recta, buscando cualquier rastro de bioluminicencia que la piedrecilla hubiese dejado, pero aún faltaba mucho para reunirse con la valiente dragona, y esperaba que ella no se encontrase en ningún peligro.
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Ingela: ¡Excelente! Has elegido mi escenario favorito, aunque lamentablemente te has encontrado con un Kraken irritado y a quien parece ocurrirle algo. La piedra que te acompaña te ha dado la oportunidad de librarte, pero estará en ti decidir si avanzas o decides ayudar a la criatura a lo que sea que le pase. Cualquier decisión que tomes tendrá sus repercusiones y la elfa aún no podrá alcanzarte. Sin importar lo que elijas este escenario no te llevará directo hasta las sirenas, así que te daré oportunidad de narrar tu decisión, si eliges escapar tendrás que narrar cómo lo haces y a donde llegas (sin avanzar al siguiente escenario); pero por otro lado, si optas por quedarte a ayudar al calamar te daré la oportunidad de narrar lo que le sucede en su tentáculo y que es lo que le tiene de mal humor.
Wyn
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
La piedrita luminosa parecía tener vida propia por momentos. Sí que la elfa le había dicho que se mantendría a su lado para iluminarle el camino, no se le atravesaría o le haría juegos de luces. A veces le entorpecía el camino, o el nadar, mejor dicho.
-¿Pero qué te pasa?- se preguntaba Ingela intentando apartar la piedrita una vez de le puso en la cara, casi que chocándole en la nariz. Tan concentrada estaba intentando agarrar la piedra, que el tentáculo enorme que le pasó por en frente le hizo dar un salto triple mortal al corazón del susto que le dio.
La fuerza con que el tentáculo se movió generó un golpe de corriente que lanzó a Ingela hacia abajo. De repente, por sobre su cabeza se agitaban enormes tentáculos que revolvían el agua, tirándola de un lado a otro. Ella trataba de esquivarlos lo mejor que podía, pero se iba enredando más y más entre ellos. La bolita luminosa, porque definitivamente eso una piedra no era, incandilaba al enorme calamar, entorpeciéndolo, ayudando a Ingela a escapar, o por lo menos eso entendía la joven dragona.
Desesperada, intentó nadar hacia arriba, hacia el pasillo por donde había llegado allí, pero un tentáculo apareció y de un golpe la lanzó abajo. No la atrapó, pero sí que le dejó aturdida. Mareada y un poco confundida, se agarró la cabeza intentando enfocar la mirada. Al lograrlo, notó un tentáculo que la bestia no movía. Lo mantenía pegado a su cuerpo, por lo menos una parte, ya que por lo menos la mitad colgaba inerte. Por encima de su cabeza, tentáculos se batían, intentando agarrar la bolita luminosa que no paraba de molestar al calamar.
Ingela nadó hacia ese tentáculo, cobijada por la distracción que generaba la bolita luminosa, y descubrió un arpón que lo atravesaba. Afortunadamente para el calamar, la punta con los ganchos vueltos para atrás había salido limpiamente, así que la tomó y tiró de este, haciendo que la barra lisa atravesara la herida.
Quizás fue sorpresa o alivio, pero de repente la bestia dejó de moverse. Ingela se quedó quieta también, y la bolita luminosa bajó lentamente hasta quedar junto a la chica.
-¿Pero qué te pasa?- se preguntaba Ingela intentando apartar la piedrita una vez de le puso en la cara, casi que chocándole en la nariz. Tan concentrada estaba intentando agarrar la piedra, que el tentáculo enorme que le pasó por en frente le hizo dar un salto triple mortal al corazón del susto que le dio.
La fuerza con que el tentáculo se movió generó un golpe de corriente que lanzó a Ingela hacia abajo. De repente, por sobre su cabeza se agitaban enormes tentáculos que revolvían el agua, tirándola de un lado a otro. Ella trataba de esquivarlos lo mejor que podía, pero se iba enredando más y más entre ellos. La bolita luminosa, porque definitivamente eso una piedra no era, incandilaba al enorme calamar, entorpeciéndolo, ayudando a Ingela a escapar, o por lo menos eso entendía la joven dragona.
Desesperada, intentó nadar hacia arriba, hacia el pasillo por donde había llegado allí, pero un tentáculo apareció y de un golpe la lanzó abajo. No la atrapó, pero sí que le dejó aturdida. Mareada y un poco confundida, se agarró la cabeza intentando enfocar la mirada. Al lograrlo, notó un tentáculo que la bestia no movía. Lo mantenía pegado a su cuerpo, por lo menos una parte, ya que por lo menos la mitad colgaba inerte. Por encima de su cabeza, tentáculos se batían, intentando agarrar la bolita luminosa que no paraba de molestar al calamar.
Ingela nadó hacia ese tentáculo, cobijada por la distracción que generaba la bolita luminosa, y descubrió un arpón que lo atravesaba. Afortunadamente para el calamar, la punta con los ganchos vueltos para atrás había salido limpiamente, así que la tomó y tiró de este, haciendo que la barra lisa atravesara la herida.
Quizás fue sorpresa o alivio, pero de repente la bestia dejó de moverse. Ingela se quedó quieta también, y la bolita luminosa bajó lentamente hasta quedar junto a la chica.
Ingela
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
La escena se había reducido a la valiente dragona intentando esquivar los movimientos de los tentáculos de aquella criatura, que con tanta desesperación movía en el agua.
Ahora la valiente Ingela había tenido una ventana de oportunidad, siguiendo la ayuda que le brindaba la piedrecilla luminosa al encandilar al kraken con su brillo; no obstante, la joven había decidido averiguar qué era aquello que aquejaba a su atacante, sufriendo las consecuencias de aquella decisión, cuando uno de los tentáculos casi lograba atraparla.
Pese al riesgo que corría la dragona logró encontrar la fuente del problema, aparentemente un arpón había atravesado uno de las extremidades de la criatura, irritándole y ocasionando aquel humor que por poco le costaba la vida a la muchacha.
El dolor había cesado y la sensación de alivio se extendió por el enorme cuerpo del cefalópodo, calmando la irá que hasta entonces había demostrado. Las burbujas en las cuencas de sus ojos desaparecieron, y buscó enfocar la mirada en su inesperada salvadora.
La piedrecilla dejó de parpadear, anunciando que el peligro había cesado, mientras volvía a colocarse al lado de la muchacha. Si no hubiese sido por esa piedrecilla quizá la heroína no habría vivido para contar otro día, pero ahora que sabía que confirmaba la esencia del alma de la dragona, más apego tendría para con ella.
Por otro lado, la elfa había conseguido llegar hasta el lugar donde Ingela dejó el rastro, faltaba muy poco para que se reencontrara con la dragona, quien, por alguna extraña razón había elegido dirigirse a un lugar tan tenebroso como lo era aquel sitio.
Un pequeño grito de sorpresa escapó de sus labios al ver con sus propios ojos a una cría de Kraken en vivo y a todo color. ¿Cómo sabía que se trataba de una cría? Simple, aquellas míticas criaturas eran mucho más grandes en su etapa adulta. Estuvo a punto de usar su magia para evitar que dañara a la valiente muchacha, más un chirrido proveniente de la bestia captó su atención.
Algo muy bueno habría hecho la heroína para que la cría de Kraken le estuviese agradecida de aquella manera. Después de todo, ese tipo de bestias no brindaban su amistad incondicional tan fácil.
-Dice que te agradece -le dijo con sorpresa, acercándose a ella-. Ahora te considera su amiga -sonrió, observando a la criatura nadar de regreso a su hogar-. Parece que estás llena de sorpresas.
Esto último lo dijo al notar que el apego que la piedrecilla había generado para con la joven en tan poco tiempo. Aquello que se escondía dentro de la piedrecilla no podía ser catalogado como algo que confiase en los demás con tal prontitud, por lo que le sorprendía ver el lazo desarrollado entre los dos.
Ahora en compañía de Eowyn, la valiente Ingela debería elegir hacia dónde dirigirse. Dos de los escenarios previos mostrarían el bello paisaje con los altos arrecifes de coral y los pececillos de colores, así como los restos del barco pirata. Ahora las opciones de avance se reducían considerablemente, aunque no como se hubiese esperado.
-Ahora… ¿a dónde?
Preguntó la elfa, quien a esas alturas confiaba mucho más en el juicio de la joven que en el suyo mismo. Aunque ambas tendrían la sensación de que se acercaban a su objetivo, al escuchar el canto de las sirenas resonar con mayor claridad.
Ahora la valiente Ingela había tenido una ventana de oportunidad, siguiendo la ayuda que le brindaba la piedrecilla luminosa al encandilar al kraken con su brillo; no obstante, la joven había decidido averiguar qué era aquello que aquejaba a su atacante, sufriendo las consecuencias de aquella decisión, cuando uno de los tentáculos casi lograba atraparla.
Pese al riesgo que corría la dragona logró encontrar la fuente del problema, aparentemente un arpón había atravesado uno de las extremidades de la criatura, irritándole y ocasionando aquel humor que por poco le costaba la vida a la muchacha.
El dolor había cesado y la sensación de alivio se extendió por el enorme cuerpo del cefalópodo, calmando la irá que hasta entonces había demostrado. Las burbujas en las cuencas de sus ojos desaparecieron, y buscó enfocar la mirada en su inesperada salvadora.
La piedrecilla dejó de parpadear, anunciando que el peligro había cesado, mientras volvía a colocarse al lado de la muchacha. Si no hubiese sido por esa piedrecilla quizá la heroína no habría vivido para contar otro día, pero ahora que sabía que confirmaba la esencia del alma de la dragona, más apego tendría para con ella.
Por otro lado, la elfa había conseguido llegar hasta el lugar donde Ingela dejó el rastro, faltaba muy poco para que se reencontrara con la dragona, quien, por alguna extraña razón había elegido dirigirse a un lugar tan tenebroso como lo era aquel sitio.
Un pequeño grito de sorpresa escapó de sus labios al ver con sus propios ojos a una cría de Kraken en vivo y a todo color. ¿Cómo sabía que se trataba de una cría? Simple, aquellas míticas criaturas eran mucho más grandes en su etapa adulta. Estuvo a punto de usar su magia para evitar que dañara a la valiente muchacha, más un chirrido proveniente de la bestia captó su atención.
Algo muy bueno habría hecho la heroína para que la cría de Kraken le estuviese agradecida de aquella manera. Después de todo, ese tipo de bestias no brindaban su amistad incondicional tan fácil.
-Dice que te agradece -le dijo con sorpresa, acercándose a ella-. Ahora te considera su amiga -sonrió, observando a la criatura nadar de regreso a su hogar-. Parece que estás llena de sorpresas.
Esto último lo dijo al notar que el apego que la piedrecilla había generado para con la joven en tan poco tiempo. Aquello que se escondía dentro de la piedrecilla no podía ser catalogado como algo que confiase en los demás con tal prontitud, por lo que le sorprendía ver el lazo desarrollado entre los dos.
Ahora en compañía de Eowyn, la valiente Ingela debería elegir hacia dónde dirigirse. Dos de los escenarios previos mostrarían el bello paisaje con los altos arrecifes de coral y los pececillos de colores, así como los restos del barco pirata. Ahora las opciones de avance se reducían considerablemente, aunque no como se hubiese esperado.
-Ahora… ¿a dónde?
Preguntó la elfa, quien a esas alturas confiaba mucho más en el juicio de la joven que en el suyo mismo. Aunque ambas tendrían la sensación de que se acercaban a su objetivo, al escuchar el canto de las sirenas resonar con mayor claridad.
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Ingela: El Kraken te considera su amiga y la elfa no sabe en sí del asombro. Amistades como esas siempre vienen bien en el futuro, aprovéchala sabiamente, pequeña dragona. Nos faltan pocos turnos para concluir la misión y a partir de aquí el riesgo aumentará considerablemente. En este post elegirás uno de los dos caminos (los dos llevan a las sirenas al final), pero sin importar lo que decidas deberás lanzar una runa que determinará tu suerte. ¿Cuál suerte? Lo descubrirás en el siguiente post, solo podré adelantarte que, si los dioses no te sonríen, Eowyn podría morir y tú podrías resultar gravemente herida, concluyendo la misión de una manera trágica. Te daré total libertad creativa para describir el entorno y manejar al NPC.
Wyn
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
Perdón.
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Última edición por Ingela el Lun Mayo 15 2017, 07:31, editado 1 vez
Ingela
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
- Ayyyy Master Wyncitaaaa :
- ¿Por qué me hace esto? Mi pobre Eowyn. Diositos, déjenme a mi elfita vivir :'(
Ingela estaba ahí, descolocada. Su corazón latía fuerte y respiraba agitada. Sentía que el pecho le iba a explotar. ¡Había enfrentado sola un puto kraken! Y le había ¿ganado? Porque ahora el kraken estaba tranquilo y hacía ruiditos tranquilizadores para el pobre alma de la joven dragona. Además, la bolita brillante no estaba parpadeando ni actuando raro, estaba allí, tranquila también. Pero no Ingela. No, ella no.
Apenas escuchó la voz que le hablaba, pegó un grito de susto y un respingo en el que tragó una buena bocanada de agua -¡Eowin!- dijo cuando por fin recobró el aliento. -Ahh... qué alegría, aquí estás, por fin...- dijo mientras la abrazaba. Seguramente la linda elfa logró sentir el corazón de Ingela que retumbaba. -No hay tiempo que perder, Eowyn... tuve un...- le comenzó a decir sin poder hallar las palabras -...un contratiempo- dijo mientras veía al enorme calamar nadar lejos, aún haciendo aquellos ruiditos que llegaban a ser tiernos.
-¿Ahora a dónde?- dijo Ingela al salir de las ruinas del palacio. Realmente no sabía hacia dónde. Su idea de que las sirenas se escondían, como reinas, en un palacio sumergido, había resultado en un enfrentamiento bastante terrorífico para la joven dragona. Quizás ir a un sitio bonito era la respuesta acertada desde el principio. Tal vez eso de esperar lo peor no era siempre lo más acertado.
-Pues al barco pirata, ¿te parece?- le dijo comenzando a nadar hacia ese precioso lugar iluminado, con peces de colores que nadaban alegremente, despreocupados, como si nada pasara. -Por favor, que esté allí...- rogaba Ingela en su cabeza, invocando a los antiguos dragones, implorando por su protección.
Al parecer, a Eowyn le pareció una excelente idea porque tomó la iniciativa y nadó rauda y veloz dentro del barco. -¡Las escucho!- le escuchó decir al pasar a su lado. Sí, las sirenas estaban cantando y sí, sonaba como si estuvieran dentro de aquel antiguo barco. Así que siguió a la elfa, nadando tan rápido como su cansado cuerpo le permitía.
Ingela
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
El miembro 'Ingela' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
Eowyn había dejado que la valiente Ingela tomará la decisión hacia dónde debían dirigirse. Confiaba en ella, de hecho, confiaba en la dragona mucho más de lo que confiaba en ella misma, pues, aunque era una mujer muy inteligente, poseía un carácter sumamente débil.
La heroína optó por dirigirse al escenario del barco pirata. Nadie la culparía de su decisión, considerando que la última vez estuvo a punto de convertirse en bocadillo de kraken. Las apariencias pueden ser engañosas y la joven lo había descubierto de la peor de las maneras.
Los peces que nadaban en ese sitio eran menos hermosos que los del arrecife de coral, pero el agua que los rodeaba era tan clara y cristalina, que casi se podría llegar a pensar que se encontraban fuera del agua y no dentro de ella.
La elfa miraba a su alrededor, agudizando su sentido auditivo para captar mejor los melodiosos sonidos de las sirenas que se habían llevado a su pequeño Fëanor. Estaban cerca, las escuchaban cada vez con más claridad; un poco más y podría reunirse con su adorable estudiante.
Un extraño comportamiento en los peces llamó la atención de la elfa, acerca de que algo no estaba bien, ya que de pronto el escenario se vació, dejando solas a las dos féminas que nadaban a través de los restos de aquel barco pirata.
Ingela iría al frente y podría divisar la entrada a una especie de ciudad submarina no muy lejos de su posición, pero sería nuevamente alertada por el brillo de la astuta piedrecilla a quien los peligros no parecían engañar tan fácilmente. Sin embargo, apenas si tendría tiempo de reaccionar, antes de que Eowyn la empujara con todas sus fuerzas, evitando que los enormes y afilados dientes de aquella monstruosa criatura se tragasen a la dragona.
Lo que la muchacha podría divisar, después de reponerse de aquello, sería a la elfa tratando de escapar de un gigantesco y aterrador depredador, el cual, segundos antes, estuvo a punto de convertirla en su cena.
- ¡Huye! -Gritó la elfa, nadando con todas sus fuerzas-. ¡Esa es la entrada al hábitat de las sirenas! ¡Encuentra a Fëanor!
Decir esto último por poco le cuesta la vida, pues, aunque el megalodón era una criatura de tamaño abismal, podía nadar con una rapidez extraordinaria, y ahora su objetivo era la mujer que había evitado la muerte segura de su audaz salvadora. Solo esperaba que la dragona pudiese llegar a tiempo para rescatar a su pupilo, aun si ella no lograba salir con vida de tan terrible situación.
La heroína optó por dirigirse al escenario del barco pirata. Nadie la culparía de su decisión, considerando que la última vez estuvo a punto de convertirse en bocadillo de kraken. Las apariencias pueden ser engañosas y la joven lo había descubierto de la peor de las maneras.
Los peces que nadaban en ese sitio eran menos hermosos que los del arrecife de coral, pero el agua que los rodeaba era tan clara y cristalina, que casi se podría llegar a pensar que se encontraban fuera del agua y no dentro de ella.
La elfa miraba a su alrededor, agudizando su sentido auditivo para captar mejor los melodiosos sonidos de las sirenas que se habían llevado a su pequeño Fëanor. Estaban cerca, las escuchaban cada vez con más claridad; un poco más y podría reunirse con su adorable estudiante.
Un extraño comportamiento en los peces llamó la atención de la elfa, acerca de que algo no estaba bien, ya que de pronto el escenario se vació, dejando solas a las dos féminas que nadaban a través de los restos de aquel barco pirata.
Ingela iría al frente y podría divisar la entrada a una especie de ciudad submarina no muy lejos de su posición, pero sería nuevamente alertada por el brillo de la astuta piedrecilla a quien los peligros no parecían engañar tan fácilmente. Sin embargo, apenas si tendría tiempo de reaccionar, antes de que Eowyn la empujara con todas sus fuerzas, evitando que los enormes y afilados dientes de aquella monstruosa criatura se tragasen a la dragona.
Lo que la muchacha podría divisar, después de reponerse de aquello, sería a la elfa tratando de escapar de un gigantesco y aterrador depredador, el cual, segundos antes, estuvo a punto de convertirla en su cena.
- ¡Huye! -Gritó la elfa, nadando con todas sus fuerzas-. ¡Esa es la entrada al hábitat de las sirenas! ¡Encuentra a Fëanor!
Decir esto último por poco le cuesta la vida, pues, aunque el megalodón era una criatura de tamaño abismal, podía nadar con una rapidez extraordinaria, y ahora su objetivo era la mujer que había evitado la muerte segura de su audaz salvadora. Solo esperaba que la dragona pudiese llegar a tiempo para rescatar a su pupilo, aun si ella no lograba salir con vida de tan terrible situación.
- Megalodon en la entrada a la ciudad submarina:
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Ingela: Después del susto del Kraken parecería que las cosas estarían tranquilas, lamentablemente te has encontrado con el megalodón (guardián de la entrada a la ciudad de las sirenas). Tu runa media ha evitado que sufras algún daño, pero ahora Eowyn se ha convertido en el blanco del enorme tiburón. En este post tendrás que elegir ayudarla o cumplir su petición de ir en busca de las sirenas. Si decides quedarte deberás lanzar solamente una runa que determinará la suerte de ambas, pero si decides seguir las instrucciones de la elfa tendrás que lanzar dos runas, una que determinará tu suerte y otra que determinará el destino de tu compañera. Recuerda que lo que elijas tendrá repercusiones, así que decide sabiamente, valiente Ingelita, el tiempo se acaba.
Wyn
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
La ansiedad le taladraba un hueco en las tripas y hacía que la dragona nadara más rápido hacia aquel naufragio, como si presintiera que se acercaban a Fëanor. En eso pensaba, en cómo arrebatarle el niño a las sirenas, si es que ya no lo habían hecho su cena. Tan concentrada estaba en eso que no notó desaparecer a los pequeños peces que nadaban al rededor del barco y tarde notó a la bolita iluminadora parpadear exactamente igual que cuando apareció el kraken.
Lo siguiente que sintió fue el empujón que le dio Eowyn y la corriente de agua que vino tras unas enormes fauces que se le cerraron frente a la cara.
- ¡Huye! -escuchó gritar a la elfa, quien nadaba con todas sus fuerzas huyendo de aquel gigantesco tiburón que la perseguía-. ¡Esa es la entrada al hábitat de las sirenas! ¡Encuentra a Feänor! - le gritó señalando hacia aquel valle escondido en el fondo del lago donde se veía la ciudad de las sirenas.
Pero, ¿cómo iba a ir hacia allí si la bolita iluminadora iba tras Eowyn a toda velocidad? Aquella bolita había ayudado a Ingela a sobrevivir al ataque del kraken y si ahora buscaba ayudar a la bella elfa, Ingela también lo haría.
Dándole la espalda al valle de las sirenas, nadó a toda velocidad tras la bolita que seguía a la elfa. -¡Nada hacia los arrecifes de coral!- le gritó Ingela a Eowyn -¡A los arrecifes!- insistió mientras ella nadaba hacia el borde tras divisar una la enorme cabeza de piedra que reposaba en el borde del arrecife.
Ingela le señalaba la cabeza a Eowyn, esperando que entendiera lo que tenía que hacer: llevar al megalodón debajo del arrecife justo debajo de la cabeza para que Ingela la hiciera caer sobre este.
Lo siguiente que sintió fue el empujón que le dio Eowyn y la corriente de agua que vino tras unas enormes fauces que se le cerraron frente a la cara.
- ¡Huye! -escuchó gritar a la elfa, quien nadaba con todas sus fuerzas huyendo de aquel gigantesco tiburón que la perseguía-. ¡Esa es la entrada al hábitat de las sirenas! ¡Encuentra a Feänor! - le gritó señalando hacia aquel valle escondido en el fondo del lago donde se veía la ciudad de las sirenas.
Pero, ¿cómo iba a ir hacia allí si la bolita iluminadora iba tras Eowyn a toda velocidad? Aquella bolita había ayudado a Ingela a sobrevivir al ataque del kraken y si ahora buscaba ayudar a la bella elfa, Ingela también lo haría.
Dándole la espalda al valle de las sirenas, nadó a toda velocidad tras la bolita que seguía a la elfa. -¡Nada hacia los arrecifes de coral!- le gritó Ingela a Eowyn -¡A los arrecifes!- insistió mientras ella nadaba hacia el borde tras divisar una la enorme cabeza de piedra que reposaba en el borde del arrecife.
- Cabeza de piedra:
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Ingela le señalaba la cabeza a Eowyn, esperando que entendiera lo que tenía que hacer: llevar al megalodón debajo del arrecife justo debajo de la cabeza para que Ingela la hiciera caer sobre este.
Ingela
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
El miembro 'Ingela' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
- Ciudad de las sirenas:
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La situación no parecía nada favorable para la elfa, quien nadaba con todas sus fuerzas, tratando de escapar del horrible depredador que le perseguía.
Eowyn le dio instrucciones a la joven dragona para que se dirigiera hacia la ciudad de las sirenas en busca de su estudiante, y realmente confiaba en que lo haría, pero no contó con que Ingela desacataría sus instrucciones, indicándole justamente hacia donde debía dirigirse.
Todo sucedió con una rapidez inimaginable. La elfa hizo lo que se le pidió, llevando al megalodón hacia los arrecifes de coral, donde, finalmente terminaría aplastado por una enorme cabeza de piedra, gracias a la intervención de la dragona.
Eowyn se quedaría quiera durante unos breves segundos, tratando de reponerse de los últimos acontecimientos en donde casi perdía la vida. Por un instante llegó a pensar que no la libraría, pero ahora había algo más importante: rescatar a Fëanor.
Los dominios de las sirenas se alzaban frente a ellas con gran magnitud, aunque los cantos parecían haber cesado de manera misteriosa.
En el centro de lo que parecía ser una plaza submarina serían capaces de vislumbrar una pequeña figura inconsciente, atado sobre un pedestal de coral; no obstante, no habría rastro alguno de las criaturas acuáticas y eso no presagiaba nada bueno.
La piel del pequeño Fëanor había perdido un par de tonos de color, volviéndose casi tan blanca como el papel, señal de que estaba llegando a su límite y que no faltaba mucho para que finalmente sucumbiera a la falta de oxígeno.
- ¡Fëanor!
Eowyn se apresuró a liberar a su estudiante, siendo rápidamente interceptada por decenas de sirenas, las cuales no tardaron en rodear a ambas féminas, amenazándolas con todo tipo de armas acuáticas, mucho antes de que la piedrecilla luminosa pudiese advertirles.
Si la dragona hubiese seguido las instrucciones de la elfa, habría logrado rescatar al niño antes de que las sirenas regresaran, pero ahora tendrían que buscar la manera de librarse de aquel horrible peligro.
Eowyn le dio instrucciones a la joven dragona para que se dirigiera hacia la ciudad de las sirenas en busca de su estudiante, y realmente confiaba en que lo haría, pero no contó con que Ingela desacataría sus instrucciones, indicándole justamente hacia donde debía dirigirse.
Todo sucedió con una rapidez inimaginable. La elfa hizo lo que se le pidió, llevando al megalodón hacia los arrecifes de coral, donde, finalmente terminaría aplastado por una enorme cabeza de piedra, gracias a la intervención de la dragona.
Eowyn se quedaría quiera durante unos breves segundos, tratando de reponerse de los últimos acontecimientos en donde casi perdía la vida. Por un instante llegó a pensar que no la libraría, pero ahora había algo más importante: rescatar a Fëanor.
Los dominios de las sirenas se alzaban frente a ellas con gran magnitud, aunque los cantos parecían haber cesado de manera misteriosa.
En el centro de lo que parecía ser una plaza submarina serían capaces de vislumbrar una pequeña figura inconsciente, atado sobre un pedestal de coral; no obstante, no habría rastro alguno de las criaturas acuáticas y eso no presagiaba nada bueno.
La piel del pequeño Fëanor había perdido un par de tonos de color, volviéndose casi tan blanca como el papel, señal de que estaba llegando a su límite y que no faltaba mucho para que finalmente sucumbiera a la falta de oxígeno.
- ¡Fëanor!
Eowyn se apresuró a liberar a su estudiante, siendo rápidamente interceptada por decenas de sirenas, las cuales no tardaron en rodear a ambas féminas, amenazándolas con todo tipo de armas acuáticas, mucho antes de que la piedrecilla luminosa pudiese advertirles.
Si la dragona hubiese seguido las instrucciones de la elfa, habría logrado rescatar al niño antes de que las sirenas regresaran, pero ahora tendrían que buscar la manera de librarse de aquel horrible peligro.
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Ingela: Decidiste quedarte a ayudar a la elfa, por ello no has podido llegar a tiempo para salvar al pequeño estudiante. Ahora ambas se encontrarán rodeadas por las sirenas. En este post (penúltimo) deberás narrar vuestra defensa y tendrás que lanzar una runa, la cual determinará tu suerte. Ten en cuenta que podrías sufrir heridas y que tanto Fëanor como Eowyn podrían morir. Eres libre de usar los npcs que te he dado. ¡Buena suerte!
Wyn
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
Filosas lanzas, espadas, sables y flechas les cerraban el paso y se interponían entre ellas y el pequeño Fëanor, cuyo color de piel develaba que la vida se le agotaba con cada segundo que corría. Eowyn estaba agitada, de nuevo comenzaba a desesperarse, así como cuando Ingela la encontró. Estaban completamente rodeadas por aquellos terroríficos seres acuáticos, quienes además de tener aquellas armas y ser numerosos, tenían unos dientes afilados, como de piraña.
La joven dragona estaba más preocupada por cómo librarse de aquella situación con vida los tres. Entre más encerraban el circulo las sirenas, más se apretaban la elfa y la dragona una con otra, hasta la pequeña bolita luminosa se escondía detrás de Ingela, parpadeando. ¿Tendría miedo? Era posible y no, no era una piedra, estaba completamente segura que no era una piedra.
Ingela no veía salida de aquello, no tenían armas, ni un plan. Ella había desaprovechado la oportunidad de rescatar al chico cuando fue en ayuda de la elfa. Pero tenía que salvarla. ¿Qué iba a hacer con aquel niño si la elfa moría?
Viéndose acorralada, Ingela entendió que la única solución... le dañaría su hermosa blusa.
Justo cuando una de las sirenas chilló para dar la orden de ataque, Ingela apretó los ojos y cada músculo de su cuerpo, visualizando una llama que crecía en una gran explosión. Al abrir los ojos, su cuerpo juvenil ya no estaba. En su lugar, aquella poderosa figura de dragón, enorme y terrorífica, rugía en el fondo del lago. Las sirenas ya habían lanzado su ataque y a la dragona no le quedó más que esconder a la elfa junto a la bolita entre sus patas y defenderlas, golpeando con patas y cola a las sirenas que iban a por ellas.
Algunas huyeron espantadas, jamás habiendo visto una criatura semejante. Otras continuaron la lucha. Logró atrapar una entre sus fáuces y luego de partirla en dos rápidamente dejó caer la lanza de esta hacia la elfa que miraba todo con ojos desorbitados, esperando que entendiera que tenía que ayudarla. La lanza flotaba hacia el fondo lentamente y la elfa no atinaba a moverse, hasta que la bolita luminosa le dio un golpe en la frente con su luz muy brillante, despabilando a la elfa que se encontro con la lanza frente a ella.
Algo en Eowyn despertó, una fuerza que ni siquiera ella conocía. Era rabia, ira y un gigantesco deseo de salvar a su pequeño Fëanor de las garras de aquellos malditos seres del infierno.
Con un grito se lanzo en contra de las sirenas que las atacaban incesantemente. -¡Ingela! ¡Cúbreme! ¡Tenemos que llegar a Fëanor!- le gritó la elfa con determinación. La dragona volvió a rugir y con su cola se impulsó hacia donde estaba el pequeño elfo, rompiendo la barrera de sirenas que se interponía, haciéndolas a un lado con golpes de sus patas u feroces mordiscos mientras la elfa nadaba con todas las fuerzas de su cuerpo.
La joven dragona estaba más preocupada por cómo librarse de aquella situación con vida los tres. Entre más encerraban el circulo las sirenas, más se apretaban la elfa y la dragona una con otra, hasta la pequeña bolita luminosa se escondía detrás de Ingela, parpadeando. ¿Tendría miedo? Era posible y no, no era una piedra, estaba completamente segura que no era una piedra.
Ingela no veía salida de aquello, no tenían armas, ni un plan. Ella había desaprovechado la oportunidad de rescatar al chico cuando fue en ayuda de la elfa. Pero tenía que salvarla. ¿Qué iba a hacer con aquel niño si la elfa moría?
Viéndose acorralada, Ingela entendió que la única solución... le dañaría su hermosa blusa.
Justo cuando una de las sirenas chilló para dar la orden de ataque, Ingela apretó los ojos y cada músculo de su cuerpo, visualizando una llama que crecía en una gran explosión. Al abrir los ojos, su cuerpo juvenil ya no estaba. En su lugar, aquella poderosa figura de dragón, enorme y terrorífica, rugía en el fondo del lago. Las sirenas ya habían lanzado su ataque y a la dragona no le quedó más que esconder a la elfa junto a la bolita entre sus patas y defenderlas, golpeando con patas y cola a las sirenas que iban a por ellas.
Algunas huyeron espantadas, jamás habiendo visto una criatura semejante. Otras continuaron la lucha. Logró atrapar una entre sus fáuces y luego de partirla en dos rápidamente dejó caer la lanza de esta hacia la elfa que miraba todo con ojos desorbitados, esperando que entendiera que tenía que ayudarla. La lanza flotaba hacia el fondo lentamente y la elfa no atinaba a moverse, hasta que la bolita luminosa le dio un golpe en la frente con su luz muy brillante, despabilando a la elfa que se encontro con la lanza frente a ella.
Algo en Eowyn despertó, una fuerza que ni siquiera ella conocía. Era rabia, ira y un gigantesco deseo de salvar a su pequeño Fëanor de las garras de aquellos malditos seres del infierno.
Con un grito se lanzo en contra de las sirenas que las atacaban incesantemente. -¡Ingela! ¡Cúbreme! ¡Tenemos que llegar a Fëanor!- le gritó la elfa con determinación. La dragona volvió a rugir y con su cola se impulsó hacia donde estaba el pequeño elfo, rompiendo la barrera de sirenas que se interponía, haciéndolas a un lado con golpes de sus patas u feroces mordiscos mientras la elfa nadaba con todas las fuerzas de su cuerpo.
Ingela
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
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Re: [Misión] Búsqueda en las profundidades
Las sirenas no se habían enfrentado a ninguna situación similar, pero no se dejaron intimidar por la monstruosa criatura que osaba hacerles frente.
Ingela se había transformado, dejando de lado aquella adorable apariencia inocente que segundos atrás había mostrado. Se defendía de manera formidable, evitando en más de una ocasión que la elfa saliera herida.
La piedrecilla alertó a Eowyn, haciéndole ver que el tiempo se les terminaba y no tardó en ponerse en marcha para rescatar a su adorable estudiante.
En el proceso una de las sirenas logró herirle el brazo con una de sus lanzas, ocasionándole una enorme laceración que no tardó en comenzar a sangrar. Aun así, ella no se rindió y siguió nadando hasta llegar al niño del pedestal de coral.
Apenas si había conseguido desatar el frágil cuerpecillo de su pupilo, cuando un nuevo ataque fue dirigido hacia ella. Una de las sirenas había conseguido pasar a la dragona, evitando que la elfa consiguiese su cometido.
Eowyn se defendió, uso su báculo, lanzando ataques ofensivos, pero su rapidez no fue tan efectiva como ella esperó y aquel tridente terminó incrustado en su abdomen.
Por otro lado, Ingela seguiría defendiéndose del feroz ataque de las criaturas marinas, recibiendo todo tipo de daños y mordeduras. La mayoría en sus extremidades inferiores y superiores.
No importa lo mucho que ella se esforzase, al final no conseguiría llegar a tiempo para evitar el terrible desenlace de la elfa.
Afortunadamente el ataque de las sirenas sería detenido por la aparición de aquellos enormes tentáculos, bastante conocidos por la dragona. El kraken bebé había ido en auxilio de su amiga, porque Ingela ahora era su amiga, ahuyentando a las sirenas, quienes no dudarían en nadar espavoridas.
Los efectos de la poción comenzarían a desvanecerse, así que la valiente dragona tendría que apresurarse y nadar hacia la superficie, junto con el cuerpo de la elfa y el adorable estudiante, el cual necesitaba oxigeno de inmediato.
Sus pequeños ojitos se abrirían lentamente, sintiendo una enorme opresión en el pecho. A su lado yacería el cuerpo inconsciente de su mentora, tan blanca como el papel y sin un ápice de vida. Otra persona se encontraría en la escena, alguien a quien él no conocía, pero que no parecía ser la responsable de lo sucedido.
- Murió… ¿no es así? -Las lágrimas comenzaron a surcar las regordetas mejillas del chiquillo-. ¿Qué fue lo que ocurrió…?
Deseaba oírlo, saber que no había sido culpa suya lo ocurrió, aunque muy en el fondo se sentía responsable de la muerte de su querida maestra. Ni siquiera el dolor en su cuerpo era tan grande como la perdida de Eowyn, pero debía ser fuerte, eso es lo que ella hubiese querido.
La piedrecilla luminosa comenzaría a romperse y de su interior aparecería un pequeño dragoncito, tan diminuto que cabía en la palma de la mano, y el cual no dudaría en esconderse en el cuello de la dragona, adoptando un extraño tono violáceo, mientras se acurrucaba contra la piel de su nueva ama.
Tanto Ingela como el niño tendrían que encontrar a alguien que sanase sus heridas, aunque la valiente joven no tardaría en descubrir que su cuerpo había sufrido algo más que laceraciones físicas.
Ingela se había transformado, dejando de lado aquella adorable apariencia inocente que segundos atrás había mostrado. Se defendía de manera formidable, evitando en más de una ocasión que la elfa saliera herida.
La piedrecilla alertó a Eowyn, haciéndole ver que el tiempo se les terminaba y no tardó en ponerse en marcha para rescatar a su adorable estudiante.
En el proceso una de las sirenas logró herirle el brazo con una de sus lanzas, ocasionándole una enorme laceración que no tardó en comenzar a sangrar. Aun así, ella no se rindió y siguió nadando hasta llegar al niño del pedestal de coral.
Apenas si había conseguido desatar el frágil cuerpecillo de su pupilo, cuando un nuevo ataque fue dirigido hacia ella. Una de las sirenas había conseguido pasar a la dragona, evitando que la elfa consiguiese su cometido.
Eowyn se defendió, uso su báculo, lanzando ataques ofensivos, pero su rapidez no fue tan efectiva como ella esperó y aquel tridente terminó incrustado en su abdomen.
Por otro lado, Ingela seguiría defendiéndose del feroz ataque de las criaturas marinas, recibiendo todo tipo de daños y mordeduras. La mayoría en sus extremidades inferiores y superiores.
No importa lo mucho que ella se esforzase, al final no conseguiría llegar a tiempo para evitar el terrible desenlace de la elfa.
Afortunadamente el ataque de las sirenas sería detenido por la aparición de aquellos enormes tentáculos, bastante conocidos por la dragona. El kraken bebé había ido en auxilio de su amiga, porque Ingela ahora era su amiga, ahuyentando a las sirenas, quienes no dudarían en nadar espavoridas.
Los efectos de la poción comenzarían a desvanecerse, así que la valiente dragona tendría que apresurarse y nadar hacia la superficie, junto con el cuerpo de la elfa y el adorable estudiante, el cual necesitaba oxigeno de inmediato.
Sus pequeños ojitos se abrirían lentamente, sintiendo una enorme opresión en el pecho. A su lado yacería el cuerpo inconsciente de su mentora, tan blanca como el papel y sin un ápice de vida. Otra persona se encontraría en la escena, alguien a quien él no conocía, pero que no parecía ser la responsable de lo sucedido.
- Murió… ¿no es así? -Las lágrimas comenzaron a surcar las regordetas mejillas del chiquillo-. ¿Qué fue lo que ocurrió…?
Deseaba oírlo, saber que no había sido culpa suya lo ocurrió, aunque muy en el fondo se sentía responsable de la muerte de su querida maestra. Ni siquiera el dolor en su cuerpo era tan grande como la perdida de Eowyn, pero debía ser fuerte, eso es lo que ella hubiese querido.
La piedrecilla luminosa comenzaría a romperse y de su interior aparecería un pequeño dragoncito, tan diminuto que cabía en la palma de la mano, y el cual no dudaría en esconderse en el cuello de la dragona, adoptando un extraño tono violáceo, mientras se acurrucaba contra la piel de su nueva ama.
Tanto Ingela como el niño tendrían que encontrar a alguien que sanase sus heridas, aunque la valiente joven no tardaría en descubrir que su cuerpo había sufrido algo más que laceraciones físicas.
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Ingela: Mi hermosa dragoncita favorita, tus decisiones fueron muy nobles, pero definitivamente la suerte no estuvo de tu lado en esta ocasión. Sé que te había dicho que el anterior sería el penúltimo post, pero bueno, creo que luego del designio de los Dioses lo mejor era dar el golpe rápido. Debo admitir que esta fue mi primera misión y me encontraba bastante nerviosa, así que te ofrezco una disculpa si no fue por completo de tu agrado. Lamentablemente las runas determinaron que uno de los npc’s debería morir y esta vez fue el turno de la elfa. Aun así, Fëanor está vivo, aunque ambos os encontrareis bastante molidos luego de todo.
Consecuencias:
Transformación sirenica: Durante los siguientes tres temas que hagas, tu cuerpo comenzará a sufrir una curiosa transformación. De noche sentirás el aire faltarte y lo único que evitará que mueras de asfixia será adentrarte en el agua. En esos tres temas comenzarás a notar que algo va mal (primero empezaran a salirte escamas, membranas, etc), hasta que finalmente te transformarás en una sirena completamente. La única forma de deshacer la maldición será encontrando el alga sirenica, que dicen, se oculta en una perdida ciudad en los mares de aerandir. El cuarto tema podrás ir en busca de ella en un tema libre, o si lo prefieres en un mastereado. Además de los efectos de la transformación, no podrás volver a tu forma draconiana hasta que consigas librarte de la maldición.
Tanto Fëanor como tú presentareis las siguientes heridas:
-Mordeduras y rasguños de distintos grados de profundidad en piernas, brazos y abdomen
-Fëanor presentará una severa afección pulmonar debido al tiempo que pasó bajo el agua
*Para sanar las heridas de ambos será necesario que postees con algún sanador (preferiblemente en los talleres, pero también puede ser en un tema libre). ¡Cuando esté listo no olvides avisarme, me encantará pasarme para levantarte el castigo de las heridas!
Ahora el niño no tiene a nadie en el mundo, pero te daré la opción de llevarlo a Sandorai con los suyos, o hacerte cargo de él. Si optas por quedarte con él no olvides crear la ficha de npc. Es un niño bastante inteligente y perspicaz, además tiene la habilidad de aprender rápidamente, aun así, será tu decisión.
RECOMPENSAS:
10 puntos de experiencia de base
11 puntos de experiencia de desarrollo
450 Aeros
Pequeño dragón guardian:
-Habilidad: Bioluminiscencia
-Habilidad: Lanzar una pequeña chispa de fuego.
Por último, me gustaría saber tu opinión. ¿Te ha gustado la misión? ¿Te pareció aburrida? ¿Qué cambiarías? Realmente me encantaría contar con tu retroalimentación, pues al ser nueva en esto del mastereado sé que me falta mucho por aprender y nada me haría más feliz que saber que cosas os gustan y que no.
Las recompensas han sido añadidas directamente a tu perfil ^^
Consecuencias:
Transformación sirenica: Durante los siguientes tres temas que hagas, tu cuerpo comenzará a sufrir una curiosa transformación. De noche sentirás el aire faltarte y lo único que evitará que mueras de asfixia será adentrarte en el agua. En esos tres temas comenzarás a notar que algo va mal (primero empezaran a salirte escamas, membranas, etc), hasta que finalmente te transformarás en una sirena completamente. La única forma de deshacer la maldición será encontrando el alga sirenica, que dicen, se oculta en una perdida ciudad en los mares de aerandir. El cuarto tema podrás ir en busca de ella en un tema libre, o si lo prefieres en un mastereado. Además de los efectos de la transformación, no podrás volver a tu forma draconiana hasta que consigas librarte de la maldición.
- Transformación:
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Tanto Fëanor como tú presentareis las siguientes heridas:
-Mordeduras y rasguños de distintos grados de profundidad en piernas, brazos y abdomen
-Fëanor presentará una severa afección pulmonar debido al tiempo que pasó bajo el agua
*Para sanar las heridas de ambos será necesario que postees con algún sanador (preferiblemente en los talleres, pero también puede ser en un tema libre). ¡Cuando esté listo no olvides avisarme, me encantará pasarme para levantarte el castigo de las heridas!
Ahora el niño no tiene a nadie en el mundo, pero te daré la opción de llevarlo a Sandorai con los suyos, o hacerte cargo de él. Si optas por quedarte con él no olvides crear la ficha de npc. Es un niño bastante inteligente y perspicaz, además tiene la habilidad de aprender rápidamente, aun así, será tu decisión.
RECOMPENSAS:
10 puntos de experiencia de base
11 puntos de experiencia de desarrollo
450 Aeros
Pequeño dragón guardian:
-Habilidad: Bioluminiscencia
-Habilidad: Lanzar una pequeña chispa de fuego.
- Dragón misterioso:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Este diminuto dragoncito brillará tanto en la oscuridad, como en los momentos que te encuentres en peligro, para avisarte de los mismos. No obedecerá a nadie más que a ti y solamente a ti buscará protegerte. Tratale con cuidado y cariño, ya que esta raza no suele desarrollar un lazo tan fuerte por ninguna persona, además, podrá lanzar una pequeña llamita, quizá no sea muy poderosa, pero bien podría ser de utilidad en situaciones de peligro. Tu animo influirá en el color que muestre, si te sientes triste su piel se mostrará de un tono violáceo, aunque buscará alegrarte de cualquier manera. No olvides ponerle un mote.
Por último, me gustaría saber tu opinión. ¿Te ha gustado la misión? ¿Te pareció aburrida? ¿Qué cambiarías? Realmente me encantaría contar con tu retroalimentación, pues al ser nueva en esto del mastereado sé que me falta mucho por aprender y nada me haría más feliz que saber que cosas os gustan y que no.
Las recompensas han sido añadidas directamente a tu perfil ^^
Wyn
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