La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
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La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
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Tras varios meses de aparente inactividad, los miembros de los informantes recibieron una nota por medio de una de las lechuzas mensajeras de Manuela. Tanto la bruja como su sobrino, Armand, aclaraban en ésta la urgencia con la que debían acudir a la cita. El lugar, la apartada Cala de la Luna. Una playa alejada de la civilización con un acceso prácticamente imposible para alguien que no fuese lo suficientemente ágil.
El dúo había estado investigando de manera privada la posible existencia de un peligroso artefacto élfico que podría comprometer la seguridad de Aerandir. Resultaba prioritario hacerse con el mismo, y así se lo hicieron saber a Bio. Pero para ello necesitaba todos los activos disponibles y más que pudieran inscribirse. Pero debía ser gente válida.
-Es una alegría contar contigo, Víctor. – le dijo la mujer al vampiro, al que había llamado tras varios meses de inactividad. – Disculpa que hayamos elegido este lugar tan apartado, pero como espías no podemos revelar la posición de la base hasta que sepamos exactamente quién es válido para unirse al gremio. – La luna llena en una noche despejada era la única iluminación de aquella playa. Que en ese momento contaba con muy poca arena debido a la pleamar. – Creemos que la Logia de Lucy Fireheart y Abbey Frost nos llevan ventaja. Necesitamos que nos ayudes a reclutar a los candidatos idóneos para robarles información. Hemos observado a algunos y les hemos enviado una carta. Imagino que no tardarán en llegar. – indicó la bruja. – Queremos someterles a una prueba para ver si son aptos para ser informantes.
Lo que no le había dicho la bruja era en que consistía la prueba. Aunque no era demasiado difícil imaginárselo. No tardarían en comenzar a sonar cantos de sirena. Lejanos, eso sí. Unas bellas voces femeninas parecían venir de una de las cavidades rocosas de la playa.
-¡Ahí están los candidatos! – gritó Armand. Señalando al grupo de sujetos que había llegado al local. – Mi nombre es Armand, y junto a Manuela soy el líder del gremio de Informantes. – dijo el elegante caballero, aproximándose a su posición con una sonrisa y de manera acelerada.
Tras explicarles las razones por las que habían decidido unirse allí y no en otro lugar, que eran las mismas que había contado a Bio, así como de indicarles la necesidad e importancia de conseguir tal artefacto ante que el resto de gremios, pasó a proponerles las recompensas beneficios que tendrían a nivel individual si conseguían cumplir su objetivo.
Manuela, con una sonrisa y agarrándose por ambas manos, caminó con su vestido largo en dirección a la zona donde se encontraban los místicos cantos de sirena. Una entrada a una cueva recóndita.
-Por la mañana hemos colocado una copa de oro al fondo de esa cueva, en lo más alto y profundo de la misma. – explicó, sin mirar a ninguno de los aspirantes, sin quitar el ojo a la cueva – Ahora estará inundada por la pleamar, pero confío en que haya un camino, aunque sea mínimo. Si no, me temo que tendréis que nadar o tal vez escalar. – comentó. – Os recomiendo que como buenos espías seáis sigilosos y colaboréis. Pero para nosotros, el fin justifica los medios. Me da igual que queráis matar o no a las sirenas. Si conseguís la copa, estáis dentro. – y ahora se giró y miró hacia el vampiro. – Bio os acompañará. Os esperaremos aquí. – dijo haciéndole un gesto con la cabeza.
* * * * * * * * *
Este es un hilo mastereado. Lo que quiere decir que yo no intervendré a menos que lo considere necesario o para poneros alguna complicación. El orden de posteo me es indiferente. No tiene por qué ser un hilo demasiado extenso, 3 o 4 posts de cada uno deberían de bastar para cumplir la misión, pero podéis alargaros lo que consideréis.
Si en algún turno consideráis que no tenéis nada que escribir. Podéis pasar a vuestros compañeros. Se considerará que vais dentro del grupo. Pero indicádmelo en el hilo o a mí.
Daré hasta el viernes incluido para que entréis todos los inscritos. Si no lo han hecho todos, podréis continuar el resto.
Respetad los turnos de 48 horas, y de no ser posible avisad al siguiente para que os pase el turno. Una vez empecéis se considerará que formáis parte del grupo. Yo moderaré en este aspecto para que el hilo avance fluidamente. Seré muy estricto en este aspecto. El objetivo es que la historia no quede estancada.
Recompensas:
-Recompensa por completar la prueba: 1 pto de experiencia por post. Hasta un máximo de 5. Se debe completar la historia del hilo para obtener experiencia. Debe haber al menos un post de introducción y otro de conclusión.
-10 aeros por post, hasta un máximo de 50. Ídem con la experiencia.
Recompensas de Gremio:
-1000 aeros para el gremio.
-Desbloqueo de la tienda para el Gremio.
-5 ptos de influencia para el Gremio.
¡Suerte en vuestra carrera por ser el mejor gremio!
Última edición por Ger el Jue Ago 25 2016, 18:39, editado 1 vez
Ger
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Wind estaba en Vulwulfar cuando le llegó aquella extraña carta “La convocamos en la Cala de la Luna, en las Islas Illidenses dentro de tres noches. Firmado El Gremio” La elfa pensó en un principio que aquello se trataba de una broma, pero cuanto más lo leía más serio le parecía “¿A las islas Illidenses? ¿Qué pinto yo allí? Además, ¿De qué va lo de esta carta tan misteriosa?” Estaba sentada en la mesa, cenando mientras leía una y otra vez en contenido de aquel papel, no comprendía de que iba el tema y en lo profundo de su ser, sabía que debería dejarlo estar, continuar con su vida y olvidarse de aquello pero la curiosidad era poderosa, siempre ganaba a la fuerza de voluntad de la joven elfa, la cual por otro lado, era bastante escasa. Con el último bocado del estofado decidió que iría a ver de qué iba todo eso, nunca había estado en aquellas islas y si no le interesaba aquello “del gremio” podría visitar el lugar y buscar información sobre los ancianos.
Al día siguiente, cogió su ya manida bolsa y buscó como llegar hasta aquel lugar. Preguntó a un par de comerciantes de la zona y ambos le indicaron que fuera hasta el puerto pues para isla, al fin y al cabo, lo necesario es un barco así que, emprendió el paso hasta el puerto y una vez allí preguntó a unos cuantos barcos hasta que uno acabó aceptando llevarla por mucho dinero y con pocas comodidades. El viaje era largo, pero no lo suficiente como para que la joven se hartara de estar en un barco, así que se dedicó a disfrutar del camino; de la brisa del mar en su rostro y de las olas que rompían contra el viejo navío.
Durante el trayecto un marinero se acercó a la elfa -Eres osada al ir a las islas siendo una elfa- Sonrió burlonamente y continuó -Es probable que te secuestren o te maten directamente- Ensanchó un más su horrible sonrisa y se quedó allí quieto, al lado de la elfa, como si esperara que ésta saliera despavorida de nuevo a su casa -No si yo lo hago primero- Le devolvió una sonrisa infantil y el hombre se alejó algo sorprendido por aquella discrepancia entre el contenido de la frase y el tono de la misma.
Cuando por fin llegaron a las Islas, Wind pensó en qué debía hacer ahora pues la reunión era por la noche, pero apenas era medio día, así que pensó que buscar un lugar donde descansar sería lo mejor y así lo hizo. Pasó todo el día en una posada cercana al puerto, con la capucha de la capa puesta y pensando en la misteriosa reunión que iba a tener por la noche. Cuando fue media tarde y quedaban unas pocas horas para el anochecer, pagó y comenzó a buscar la Cala de la Luna.
Preguntó a unos cuantos comerciantes del puerto y cuando se aseguró de que todos le indicaban el mismo lugar, comenzó a caminar en la dirección indicada. No conocía absolutamente nada de aquellas islas aparte de que los elfos no eran especialmente bienvenidos y que debía tener cuidado con ello.
Caminó por caminos secundarios, intentando no llamar la atención y encontrarse con la menor cantidad de gente posible, cosa que pareció cumplir bastante bien al evitar los caminos principales. Al final llegó a una playa bastante grande por lo que al deducir que aquella no podía ser la Cala de la Luna, buscó con la mirada y encontró unas rocas más bajas que las demás. Aquellas rocas daban a la Cala así que las cruzó y llegó a un extremo de la pequeña playa, caminó hasta lo que parecía una entrada bastante más accesible y mientras se fustigaba a sí misma por haber ido por el camino difícil, vio que no era la única persona allí. Había un pequeño grupo de personas que caminaban en la misma dirección y como si aquello fuera lo más normal del mundo, les siguió hasta que se pararon frente a un trio, los cuales parecían examinarlos con especial dedicación. Aquello era incómodo, pero al menos, no era el foco de atención pues la atención de la mujer parecía disiparse entre todos los allí presentes.
Después de escrutar a todos los presentes, el hombre se presentó “¿Gremio de Informantes? ¿De qué va esto?” Wind no tenía ni idea, pero aquella parecía interesante, así que se quedó a ver como se desarrollaba la situación.
Las explicaciones que les dieron parecían bastante fiables y lógicas, pero la elfa seguía sin entender por qué ella estaba allí, aunque lo de las recompensas sonaba bastante bien y las explicaciones sobre el artefacto parecían más que suficientes como para colaborar en aquella empresa. Lo único que sacó realmente en claro, era que querían su ayuda para conseguir un artefacto muy poderoso y ella, siempre que se podía ayudar, lo hacía así que decidió que definitivamente se quedaría allí.
Cuando la tal Manuela comenzó a caminar, Wind la siguió curiosa por saber hacia dónde se dirigirían ahora y cuándo esta se paró, la elfa la imitó quedándose clavada en el suelo aun sin quitarse la capucha.
En la siguiente explicación, la elfa escuchó atentamente, atesorando cada una de las palabras que salían de la boca de aquella mujer “¿Matar sirenas? ¿Sirenas?” Wind ni siquiera sabía si eran reales y ¿Ahora le estaban diciendo que igual era necesario matarlas? Estaba atónita con las palabras de la mujer, pero al mismo tiempo transmitía una seguidad que nunca antes había sentido ¿Era porque era una líder? Quién sabía, pero aquello cada vez le llamaba más atención a la joven.
Después de la presentación del hombre que estaba a su lado, pareció que les estaba indicando que debían ir ya. Wind miró a todas las personas de su alrededor y tras unos segundos suspiró, se quitó la capucha con cuidado y se acercó al tal Bio - ¿Tenemos que ir a la cueva ya no? - Miró hacia la caverna y volvió a mirar al moreno, después de obtener la respuesta, volvió a suspirar y emprendió el camino hacia la cueva.
Allí dentro había una oscuridad tenebrosa, apenas unos metros eran a los que la luz de la luna llegaba, por no hablar de que el agua llegaba hasta las espinillas en la zona en la que menos profundidad había a primera vista. Las voces de las sirenas resonaban por toda a cueva creando un extraño eco que hacía que la joven quisiera adentrarse en ella sin mayor cuidado. La elfa miró a su alrededor buscando a sus compañeros y cuando se encontró con los rostros de todos ellos, aprovechó para presentarse con una sonrisa y una voz cantarina -Me llamo Wind, por cierto- La educación siempre iba por delante y más si había posibilidades de que tuviera que poner su vida en manos de aquellos, aun, desconocidos pues aquello sería una tarea realmente complicada.
Al día siguiente, cogió su ya manida bolsa y buscó como llegar hasta aquel lugar. Preguntó a un par de comerciantes de la zona y ambos le indicaron que fuera hasta el puerto pues para isla, al fin y al cabo, lo necesario es un barco así que, emprendió el paso hasta el puerto y una vez allí preguntó a unos cuantos barcos hasta que uno acabó aceptando llevarla por mucho dinero y con pocas comodidades. El viaje era largo, pero no lo suficiente como para que la joven se hartara de estar en un barco, así que se dedicó a disfrutar del camino; de la brisa del mar en su rostro y de las olas que rompían contra el viejo navío.
Durante el trayecto un marinero se acercó a la elfa -Eres osada al ir a las islas siendo una elfa- Sonrió burlonamente y continuó -Es probable que te secuestren o te maten directamente- Ensanchó un más su horrible sonrisa y se quedó allí quieto, al lado de la elfa, como si esperara que ésta saliera despavorida de nuevo a su casa -No si yo lo hago primero- Le devolvió una sonrisa infantil y el hombre se alejó algo sorprendido por aquella discrepancia entre el contenido de la frase y el tono de la misma.
Cuando por fin llegaron a las Islas, Wind pensó en qué debía hacer ahora pues la reunión era por la noche, pero apenas era medio día, así que pensó que buscar un lugar donde descansar sería lo mejor y así lo hizo. Pasó todo el día en una posada cercana al puerto, con la capucha de la capa puesta y pensando en la misteriosa reunión que iba a tener por la noche. Cuando fue media tarde y quedaban unas pocas horas para el anochecer, pagó y comenzó a buscar la Cala de la Luna.
Preguntó a unos cuantos comerciantes del puerto y cuando se aseguró de que todos le indicaban el mismo lugar, comenzó a caminar en la dirección indicada. No conocía absolutamente nada de aquellas islas aparte de que los elfos no eran especialmente bienvenidos y que debía tener cuidado con ello.
Caminó por caminos secundarios, intentando no llamar la atención y encontrarse con la menor cantidad de gente posible, cosa que pareció cumplir bastante bien al evitar los caminos principales. Al final llegó a una playa bastante grande por lo que al deducir que aquella no podía ser la Cala de la Luna, buscó con la mirada y encontró unas rocas más bajas que las demás. Aquellas rocas daban a la Cala así que las cruzó y llegó a un extremo de la pequeña playa, caminó hasta lo que parecía una entrada bastante más accesible y mientras se fustigaba a sí misma por haber ido por el camino difícil, vio que no era la única persona allí. Había un pequeño grupo de personas que caminaban en la misma dirección y como si aquello fuera lo más normal del mundo, les siguió hasta que se pararon frente a un trio, los cuales parecían examinarlos con especial dedicación. Aquello era incómodo, pero al menos, no era el foco de atención pues la atención de la mujer parecía disiparse entre todos los allí presentes.
Después de escrutar a todos los presentes, el hombre se presentó “¿Gremio de Informantes? ¿De qué va esto?” Wind no tenía ni idea, pero aquella parecía interesante, así que se quedó a ver como se desarrollaba la situación.
Las explicaciones que les dieron parecían bastante fiables y lógicas, pero la elfa seguía sin entender por qué ella estaba allí, aunque lo de las recompensas sonaba bastante bien y las explicaciones sobre el artefacto parecían más que suficientes como para colaborar en aquella empresa. Lo único que sacó realmente en claro, era que querían su ayuda para conseguir un artefacto muy poderoso y ella, siempre que se podía ayudar, lo hacía así que decidió que definitivamente se quedaría allí.
Cuando la tal Manuela comenzó a caminar, Wind la siguió curiosa por saber hacia dónde se dirigirían ahora y cuándo esta se paró, la elfa la imitó quedándose clavada en el suelo aun sin quitarse la capucha.
En la siguiente explicación, la elfa escuchó atentamente, atesorando cada una de las palabras que salían de la boca de aquella mujer “¿Matar sirenas? ¿Sirenas?” Wind ni siquiera sabía si eran reales y ¿Ahora le estaban diciendo que igual era necesario matarlas? Estaba atónita con las palabras de la mujer, pero al mismo tiempo transmitía una seguidad que nunca antes había sentido ¿Era porque era una líder? Quién sabía, pero aquello cada vez le llamaba más atención a la joven.
Después de la presentación del hombre que estaba a su lado, pareció que les estaba indicando que debían ir ya. Wind miró a todas las personas de su alrededor y tras unos segundos suspiró, se quitó la capucha con cuidado y se acercó al tal Bio - ¿Tenemos que ir a la cueva ya no? - Miró hacia la caverna y volvió a mirar al moreno, después de obtener la respuesta, volvió a suspirar y emprendió el camino hacia la cueva.
Allí dentro había una oscuridad tenebrosa, apenas unos metros eran a los que la luz de la luna llegaba, por no hablar de que el agua llegaba hasta las espinillas en la zona en la que menos profundidad había a primera vista. Las voces de las sirenas resonaban por toda a cueva creando un extraño eco que hacía que la joven quisiera adentrarse en ella sin mayor cuidado. La elfa miró a su alrededor buscando a sus compañeros y cuando se encontró con los rostros de todos ellos, aprovechó para presentarse con una sonrisa y una voz cantarina -Me llamo Wind, por cierto- La educación siempre iba por delante y más si había posibilidades de que tuviera que poner su vida en manos de aquellos, aun, desconocidos pues aquello sería una tarea realmente complicada.
Windorind Crownguard
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Habían pasado varias semanas y un molesto problema persistía, desde lo que sucedió en Roilkat muchos cambios se hicieron notar en mi cuerpo comenzando con cabello adicional en mi arco de cupido, en un principio no quise darle importancia pero después se convirtió en un fastidio insoportable, aunque me afeitara no lograba nada ya que rápidamente volvía a crecerme el extraño bigote, demasiado rápido para mi gusto.
Intenté buscar respuestas a mi problema y a alguien que me pudiera ayudar, sin embargo no tuve éxito, a donde fuera siempre me decían que tal vez se trataba de una maldición y que sólo los dioses sabrían la forma de ayudarme, por lo que estuve a punto de rendirme y tratar de acostumbrarme, no obstante todavía había un lugar en donde no había buscado solución, pues no era nada más y nada menos que en Las Islas Illidenses, allí posiblemente estaría alguien que pudiera ayudarme.
Varias veces me preparé para partir hacia Las Islas pero siempre terminaba retractándome, aunque era cierto que en ese lugar podría encontrar mi salvación también era cierto que ahí los elfos no eran bienvenidos del todo, así que debía tomar muchas precauciones y con sólo pensar en eso ya me sentía agotado.
Fue entonces cuando mi motivación llegó inesperadamente en forma de una carta, por alguna extraña razón mi presencia era requerida en la Cala de la Luna, no sabía de quién era el mensaje y tampoco cuál era el motivo así que supuse que sería una trampa o algo más importante que no podía imaginarme en el momento, pero fuera lo que fuera era mi obligación averiguarlo. Es así como mi viaje comenzó… O eso creía hasta ver que todo el día estaba lluvioso y preferí aprovechar el clima para dormir en una cómoda siesta sin interrupciones.
Al día siguiente finalmente me dirigí al puerto en busca de cualquiera que pudiera llevarme hacia mi destino, fue difícil encontrar a alguien dispuesto ya que yo no tenía la cantidad de aeros que ellos pedían, pero después de una eterna mañana logré encontrar a un sujeto que se ofreció a llevarme sin nada a cambio, pues de todas formas él me debía un favor y algún día debía pagármelo.
El viaje por el mar pasó en un abrir y un cerrar de ojos, literalmente en mi caso ya que dormí desde la partida hasta la llegada. Entonces una vez en Las Islas Illidenses me despedí del sujeto y me dirigí al punto de reunión, por desgracia no tenía ni la menor idea de dónde quedaba situado la Cala de la Luna, así que tuve que arriesgarme y preguntarle a algunos habitantes de la zona, cosa que fue incómoda para mí, nada era peor que tragarse el orgullo para no parecer un arrogante y abusivo en el momento de interactuar con posibles brujos.
Finalmente, después de caminar por casi todos lados y de recibir algunas burlas a causa de mi extraño bigote logré encontrar la famosa Cala de la Luna, sin embargo la reunión se daría lugar en la noche y para ello faltaban un par de horas, así que me fui a un lugar apartado y me preparé para comer lo que había llevado conmigo, debido a que no poseía mucho dinero en el momento opté por hacer mi propia comida en casa, aunque dicha comida no era más que un par de manzanas y una biusa.
Una vez transcurrida la tarde partí nuevamente hacia el punto de reunión, ya era la hora y no sabía en qué lugar específico debería ir, por lo que no tuve de otra que explorar casi todo el lugar -¿Por qué tenía que ser aquí? ¿Acaso no pudieron hacer esto en un lugar más fácil de llegar?- Me preguntaba con aire de desánimo, el terreno me hacía difícil el desplazamiento y eso me frustraba, sobretodo porque no podía encontrar nada más que rocas y arena.
Minutos después logré llegar al lugar indicado donde se encontraban un grupo de personas y entre ellas un conocido -(Un momento… ¿Ese es Bio?)- Me pregunté sin decir nada, me parecía extraño la presencia del vampiro, pero parecía que siempre me seguía; cuando fui a la granja de upeleros me encontré con él, cuando salí a pasear por Lunargenta volví a encontrarlo, cuando fui a Beltrexus ahí estaba otra vez -(No importa lo que él haga aquí, seguramente podrá ayudarme con lo de mi bigote, pero si esto es alguna clase de trampa y él es una carnada entonces estaré en problemas)- Pensé para luego acercarme a ellos con desconfianza.
Antes de que pudiera aproximarme a Bio escuché el leve sonido de unos pasos detrás de mí, al parecer yo no era el único que había sido convocado o me estaban rodeando para una emboscada, de todas formas llevé lentamente mi mano derecha hacia mi espada para prepararme ante lo que tuviera que suceder, no obstante, antes de desenvainarla un sujeto llamado Armand me dio la bienvenida a mí y los que me seguían.
Escuché con atención las palabras de este sujeto y luego muchas de mis dudas se aclararon, pero de todas formas quería asegurarme de que así fuera -Bio- Dije para llamar la atención de éste -¿Significa que me sigues a todos lados porque me estabas espiando? Además de eso, creí que querías reclutarme a un clan, no a un gremio- Comenté con la esperanza de que él pudiera aclararme las cosas -(Tampoco sé cuál es la diferencia entre un gremio y un clan, acaso ¿Serán la misma cosa?)- Pensé confundido esperando el final de todas mis dudas.
Fue entonces cuando una mujer llamada Manuela nos relató sobre lo que hizo en la mañana y luego nos asignó una prueba que cumplir para ser uno más del gremio, parecía un poco difícil pero por lo menos contaría con la ayuda de Bio que por ser vampiro se le haría más fácil buscar en la oscuridad.
Por otro lado, una chica que había llegado después que yo no le agradaba la idea de la prueba de iniciación, sin embargo al final terminó por aceptarla. Por mi parte tardé un poco más pensando en si valdría la pena, si existía un objeto élfico tan poderoso debía ser destruido antes de que cayera en las manos equivocadas o por lo menos dárselo a un buen protector, pero cómo saber si Manuela y Armand eran los indicados para proteger tal artefacto, la respuesta solamente la encontraría si aceptaba estar en el gremio.
Una vez preparado entré en la cueva en donde la oscuridad reinaba, el aire era húmedo y los cantos de las sirenas acariciaban mis oídos, parecía un lugar tenebroso pero al mismo tiempo tranquilo y relajante, sin embargo nada de eso me importaba en el momento cómo conocer a los que me harían compañía, por suerte la chica dijo su nombre antes de que se lo pidiera, así que opté por hacer lo mismo para que los demás siguieran la cadena -Yo soy Rauko- Dije con un tono amigable tratando de sonar agradable y al mismo tiempo ganarme la confianza de todos…
Intenté buscar respuestas a mi problema y a alguien que me pudiera ayudar, sin embargo no tuve éxito, a donde fuera siempre me decían que tal vez se trataba de una maldición y que sólo los dioses sabrían la forma de ayudarme, por lo que estuve a punto de rendirme y tratar de acostumbrarme, no obstante todavía había un lugar en donde no había buscado solución, pues no era nada más y nada menos que en Las Islas Illidenses, allí posiblemente estaría alguien que pudiera ayudarme.
Varias veces me preparé para partir hacia Las Islas pero siempre terminaba retractándome, aunque era cierto que en ese lugar podría encontrar mi salvación también era cierto que ahí los elfos no eran bienvenidos del todo, así que debía tomar muchas precauciones y con sólo pensar en eso ya me sentía agotado.
Fue entonces cuando mi motivación llegó inesperadamente en forma de una carta, por alguna extraña razón mi presencia era requerida en la Cala de la Luna, no sabía de quién era el mensaje y tampoco cuál era el motivo así que supuse que sería una trampa o algo más importante que no podía imaginarme en el momento, pero fuera lo que fuera era mi obligación averiguarlo. Es así como mi viaje comenzó… O eso creía hasta ver que todo el día estaba lluvioso y preferí aprovechar el clima para dormir en una cómoda siesta sin interrupciones.
Al día siguiente finalmente me dirigí al puerto en busca de cualquiera que pudiera llevarme hacia mi destino, fue difícil encontrar a alguien dispuesto ya que yo no tenía la cantidad de aeros que ellos pedían, pero después de una eterna mañana logré encontrar a un sujeto que se ofreció a llevarme sin nada a cambio, pues de todas formas él me debía un favor y algún día debía pagármelo.
El viaje por el mar pasó en un abrir y un cerrar de ojos, literalmente en mi caso ya que dormí desde la partida hasta la llegada. Entonces una vez en Las Islas Illidenses me despedí del sujeto y me dirigí al punto de reunión, por desgracia no tenía ni la menor idea de dónde quedaba situado la Cala de la Luna, así que tuve que arriesgarme y preguntarle a algunos habitantes de la zona, cosa que fue incómoda para mí, nada era peor que tragarse el orgullo para no parecer un arrogante y abusivo en el momento de interactuar con posibles brujos.
Finalmente, después de caminar por casi todos lados y de recibir algunas burlas a causa de mi extraño bigote logré encontrar la famosa Cala de la Luna, sin embargo la reunión se daría lugar en la noche y para ello faltaban un par de horas, así que me fui a un lugar apartado y me preparé para comer lo que había llevado conmigo, debido a que no poseía mucho dinero en el momento opté por hacer mi propia comida en casa, aunque dicha comida no era más que un par de manzanas y una biusa.
Una vez transcurrida la tarde partí nuevamente hacia el punto de reunión, ya era la hora y no sabía en qué lugar específico debería ir, por lo que no tuve de otra que explorar casi todo el lugar -¿Por qué tenía que ser aquí? ¿Acaso no pudieron hacer esto en un lugar más fácil de llegar?- Me preguntaba con aire de desánimo, el terreno me hacía difícil el desplazamiento y eso me frustraba, sobretodo porque no podía encontrar nada más que rocas y arena.
Minutos después logré llegar al lugar indicado donde se encontraban un grupo de personas y entre ellas un conocido -(Un momento… ¿Ese es Bio?)- Me pregunté sin decir nada, me parecía extraño la presencia del vampiro, pero parecía que siempre me seguía; cuando fui a la granja de upeleros me encontré con él, cuando salí a pasear por Lunargenta volví a encontrarlo, cuando fui a Beltrexus ahí estaba otra vez -(No importa lo que él haga aquí, seguramente podrá ayudarme con lo de mi bigote, pero si esto es alguna clase de trampa y él es una carnada entonces estaré en problemas)- Pensé para luego acercarme a ellos con desconfianza.
Antes de que pudiera aproximarme a Bio escuché el leve sonido de unos pasos detrás de mí, al parecer yo no era el único que había sido convocado o me estaban rodeando para una emboscada, de todas formas llevé lentamente mi mano derecha hacia mi espada para prepararme ante lo que tuviera que suceder, no obstante, antes de desenvainarla un sujeto llamado Armand me dio la bienvenida a mí y los que me seguían.
Escuché con atención las palabras de este sujeto y luego muchas de mis dudas se aclararon, pero de todas formas quería asegurarme de que así fuera -Bio- Dije para llamar la atención de éste -¿Significa que me sigues a todos lados porque me estabas espiando? Además de eso, creí que querías reclutarme a un clan, no a un gremio- Comenté con la esperanza de que él pudiera aclararme las cosas -(Tampoco sé cuál es la diferencia entre un gremio y un clan, acaso ¿Serán la misma cosa?)- Pensé confundido esperando el final de todas mis dudas.
Fue entonces cuando una mujer llamada Manuela nos relató sobre lo que hizo en la mañana y luego nos asignó una prueba que cumplir para ser uno más del gremio, parecía un poco difícil pero por lo menos contaría con la ayuda de Bio que por ser vampiro se le haría más fácil buscar en la oscuridad.
Por otro lado, una chica que había llegado después que yo no le agradaba la idea de la prueba de iniciación, sin embargo al final terminó por aceptarla. Por mi parte tardé un poco más pensando en si valdría la pena, si existía un objeto élfico tan poderoso debía ser destruido antes de que cayera en las manos equivocadas o por lo menos dárselo a un buen protector, pero cómo saber si Manuela y Armand eran los indicados para proteger tal artefacto, la respuesta solamente la encontraría si aceptaba estar en el gremio.
Una vez preparado entré en la cueva en donde la oscuridad reinaba, el aire era húmedo y los cantos de las sirenas acariciaban mis oídos, parecía un lugar tenebroso pero al mismo tiempo tranquilo y relajante, sin embargo nada de eso me importaba en el momento cómo conocer a los que me harían compañía, por suerte la chica dijo su nombre antes de que se lo pidiera, así que opté por hacer lo mismo para que los demás siguieran la cadena -Yo soy Rauko- Dije con un tono amigable tratando de sonar agradable y al mismo tiempo ganarme la confianza de todos…
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Todo estaba tranquilo como de costumbre, ningún problema se había presentado con animales o ladrones novatos, el ambiente había estado totalmente perfecto para relajarse y descansar en las copas de los árboles. Realmente había pasado la mayor parte del día durmiendo en las ramas, la brisa fresca era un canto arrullador, y después de haber comido al menos 3 naranjas era algo lógico caer en un profundo sueño. Estaba a punto de entrar en el siguiente descanso cuando un animal comenzó a acercarse, era un ave mucho más grandes de la que acostumbraba a ver, sería una buena cena si le daba, alejando toda señal de sueño que aun quedará en mi, me levanté sobre rama y saqué con cuidado el arco y una flecha del carcaj, solo era cosa de esperar el momento preciso para hacer el disparo perfecto.
Ya tenía la flecha preparada para dar el golpe mortal al animal, por suerte suelo observa al objetivo unos segundos antes de darle el golpe final, el animal traía algo, bajé el arco repentinamente a causa de la curiosidad y dejé que el animal culminara su recorrido. Traía una carta, la sorpresa llego cuando me fije que era para mi. - ¿De qué se trata esto?- Leí con cuidado la carta, era la primera vez que alguna llegaba hasta mis manos, debía de ser algún tipo de broma o algo por el estilo, me estaban citando a las Islas Illidenses, no es que la información que tenía la carta fuese de lo mejor que pudiese darse, seguramente era una broma de mal gusto o algo para quitarme dinero... aunque no tenía nada encima. Por otro lado sería buen momento para hacer mi primer viaje a aquellas Islas, siendo una estafa o no.
Después de terminar mi descanso opté por guardar las cosas que pude dentro de una bolsa, mi equipaje era tan simple como siempre, un atuendo de repuesto, flechas adicionales y una que otra fruta, también ajusté la vaina vacía a mi cinturón, no planeaba dejar aquel importante objeto en medio del bosque, mucho tiempo, ya lo había olvidado en pasadas ocasiones y está no sería igual. Ahora el problema era ¿Como llegar a las Islas Illidenses? Nadar no era una opción, si tomaba un bote pequeño me perdería en medio del agua y no tenía nada encima para pagar un viaje decente, solo quedaba una opción, ser un polizonte. Me dirigí a los puertos y espere escuchando a los mercaderes, no podía tomar un barco solo porque si, debía ser uno con el destino adecuado.
Tardé más tiempo del planeado en localizar un navío correcto, por lo visto estaba por zarpar, no había nadie cerca y era tiempo de ejecutar el plan. Corrí sin hacer mucho ruido ocultándome en las cajas de mercancía, al estar cerca de la rampa de entrada observé a todo lados en busca de la señal de presencia de algún vigilante, por suerte no había nadie encargado de la seguridad, corrí nuevamente algo inclinado y accedí al barco, todo era perfecto, me estiré y observé por la un costado del barco, me iba a esperar una gran cantidad de agua, lo mejor sería esconderme bien si no quería que lanzaran a mitad del viaje.
Un par de pasos comenzaron a sonar, alguien estaba acercándose al barco, demonios estaba frito. - Debiste ver el tamaño de aquella cosa, era sorprendente.- La voz era de un anciano o por lo menos sonaba a anciano, no iba a esperar para verle la cara. Mire con preocupación a todos lados, necesitaba hacer algo rápido, quizá saltar y esperar otro barco... no, eso era estúpido, corrí a una caja abierta, aquello debía servirme como escondite, claro que si había un animal peligroso dentro no llegaría vivo a mis destino. - Eso fue lo que me dijo tu esposa la otra noche.- Contestó el acompañante del que supuse era un anciano, el comentario fue seguido por fuertes carcajadas de ambos, los dos debían ser personas mayores ciertamente. Algo que si conocía bien de los marineros es que son muy celosos con sus transportes, así que si alguien entraba sin permiso debía ser alguien con tendencias suicidas o muy estúpido, y creo que yo había acabado de entrar en la segunda categoría, sin pensarlo muc más salté dentro de la caja, estaba llena de tripas de pescado, era asqueroso, pero protector, tomé toda la porquería que pude y me cubrí hasta la cabeza, era tiempo de rogar por tener la fortuna de siempre.
- Thomas ,creo que escuche algo.- Dijo el de la voz más ronca "demonios, me descubrieron." Fue lo único que alcancé a pensar .
- Seguro es la muerte susurrándote al oído, ya te le escapaste muchas veces.- Las carcajadas de ambos volvieron a hacerse presentes, al parecer ese humor de navegantes me había salvado el pellejo.
El viaje fue la cosa más incomoda que pude haber imaginado, ademas de estar rodeado de olor a podredumbre. Varias veces pude sentir como el barco se detenía pero eran cosas momentáneas, hubo un momento donde la pausa fue muy extensa, supuse que los marineros habían navegado lo suficiente ese día y ahora hacían su pausa de descanso, no tenía más remedio que imitarlos y tomar otro sueño usando las tripas de pescados como una suave almohada. todo iba bien hasta que una sacudida perturbo mi sueño, desperté algo alterado mientras intentaba guardar la calma todo lo posible, algo o alguien estaba arrastrando la caja, eso no era bueno. - Esta basura es más pesada de lo que parece, dame una mano.- Grito uno de los navegantes que había escuchado el día anterior, la caja comenzó a moverse con más velocidad, luego se giro y caí al mar seguido de la porquería. Espere un momento en salir a la superficie, aunque tampoco es que lo pudiese haber hecho de una vez, el golpe me había dejado totalmente desorientado, aquello era malo, muy malo, al salir a la superficie pude ver como el barco empezaba a alejarse. - Maldicion lo que me faltaba.- Di un manotazo al agua y acabé salpicándome los ojos perdiendo la visión un par de segundos, me sequé los ojos con cuidado evitando empeorar las cosas, al volver a fijarme en la dirección que se había ido el barco pude ver una costa a la distancia, por lo visto no había acabado tan lejos de las Islas Illidenses, solo era cuestión de nadar un algunos minutos... quizá horas si no me apresuraba. Comencé a nadar de una manera nada profesional, pero era lo mejor que podía hacer si no deseaba morir en el agua, también me ayudaría a deshacerme un poco de ese aroma a pescado, ni yo lo soportaba.
Tardé por lo menos 1 hora y dos ahogamientos, nada graves, en llegar a la orilla cercana al puerto, había dejado de sentir los brazos ya hace rato, aquello solo empeoraba, abrí la bolsa y saqué una manzana que había guardado, estaba tan mojada como todo lo que traía. La mejor decisión por el momento fue poner a secar todo mientras degustaba la manzana, no tenía nada que hacer mientras esperaba, así que solo me limite a esperar sentado en una roca mientras miraba con desprecio la arena, seguía odiando la arena.
El ocaso comenzaba a hacerse presente y yo seguía en las rocas sin hacer nada, era tiempo de comenzar a buscar el sitio de reunión, me coloqué el atuendo de repuesto que por suerte ya se había secado y volví a guardar todo en la bolsa y me adentré a pedir indicaciones, había perdido mucho tiempo para... bueno, no tenía idea aun para que me habían citado, pero había perdido mucho tiempo. Con un par de preguntas por aquí y allá no demoré mucho en llegar, para mi desgracia solo me esperaba más arena, pero quizá con algo de gente al rededor pudiese superar un poco ese hecho. Llegué justo al momento de las presentaciones, esperaba que no fuese lo suficientemente tarde.
Las explicaciones por suerte llegaron justo después de la presentación inicial, aquello era un gremio de informantes al parecer, eso explicaría tanto misterio con la carta y la ubicación. Realmente no sabía como tomar aquel asunto, podía molestarme por el hecho de obligarme indirectamente a esconderme entre vísceras solo para aquello, pero cumplir con aquello tenía sus ventajas y no puedo molestarme si hay ventajas. La prueba que dieron a continuación era totalmente absurda, debíamos recuperar un objeto que ellos mismos habían escondido, y encima evadir sirenas... en los relatos las sirenas nunca eran la mejor cosa que se pudiera encontrar, lo bueno es que estaba permitido atacar en caso de peligro o atacar generalmente. La cosa no iba tan mal después de todo, lo único que me desconcertó fue el nombre del acompañante que nos dieron "Bio", observé al rededor esperando que no fuese quien pensaba, no porque fuese mala persona, solo que no sería muy agradable ser llamado "Chucho" mientras nos adentrábamos en aquella cueva.
Lastimosamente si era el mismo, ahora solo era esperar que no me llamase de una extraña manera en todo el trayecto. Todos comenzaban a adentrarse en la cueva, no planeaba ser el primero en aquello, el primero siempre resultaba ser el cebo para las desgracias, la humedad del sitio junto a aquellos cantos hacían que el lugar resultara algo irritante, no era tan agradable como el paisaje que había vivido hace poco. - ¿No podían simplemente mandarnos a perseguir animales en un sitio verde? Ya saben, con aire fresco y nada... tétrico.- Comenzaba a preguntarme si de verdad tanto valía la pena aquella misión, pero la verdad es que una vez dentro no hay marcha atrás. Retiré una flecha del carcaj y con cuidado comencé a acariciar su filo, debía estar distraído con algo, las segundas presentaciones no demoraron en llegar, primero fue una chica y seguido a ella se presento un chico con extraño vello facial, supuse que lo adecuado sería presentarme yo también. - Me pueden decir Candau...- Aquello debía bastar, no evité soltar un leve suspiro al saber que lo más seguro es que al menos uno no me llamaría así.
Ya tenía la flecha preparada para dar el golpe mortal al animal, por suerte suelo observa al objetivo unos segundos antes de darle el golpe final, el animal traía algo, bajé el arco repentinamente a causa de la curiosidad y dejé que el animal culminara su recorrido. Traía una carta, la sorpresa llego cuando me fije que era para mi. - ¿De qué se trata esto?- Leí con cuidado la carta, era la primera vez que alguna llegaba hasta mis manos, debía de ser algún tipo de broma o algo por el estilo, me estaban citando a las Islas Illidenses, no es que la información que tenía la carta fuese de lo mejor que pudiese darse, seguramente era una broma de mal gusto o algo para quitarme dinero... aunque no tenía nada encima. Por otro lado sería buen momento para hacer mi primer viaje a aquellas Islas, siendo una estafa o no.
Después de terminar mi descanso opté por guardar las cosas que pude dentro de una bolsa, mi equipaje era tan simple como siempre, un atuendo de repuesto, flechas adicionales y una que otra fruta, también ajusté la vaina vacía a mi cinturón, no planeaba dejar aquel importante objeto en medio del bosque, mucho tiempo, ya lo había olvidado en pasadas ocasiones y está no sería igual. Ahora el problema era ¿Como llegar a las Islas Illidenses? Nadar no era una opción, si tomaba un bote pequeño me perdería en medio del agua y no tenía nada encima para pagar un viaje decente, solo quedaba una opción, ser un polizonte. Me dirigí a los puertos y espere escuchando a los mercaderes, no podía tomar un barco solo porque si, debía ser uno con el destino adecuado.
Tardé más tiempo del planeado en localizar un navío correcto, por lo visto estaba por zarpar, no había nadie cerca y era tiempo de ejecutar el plan. Corrí sin hacer mucho ruido ocultándome en las cajas de mercancía, al estar cerca de la rampa de entrada observé a todo lados en busca de la señal de presencia de algún vigilante, por suerte no había nadie encargado de la seguridad, corrí nuevamente algo inclinado y accedí al barco, todo era perfecto, me estiré y observé por la un costado del barco, me iba a esperar una gran cantidad de agua, lo mejor sería esconderme bien si no quería que lanzaran a mitad del viaje.
Un par de pasos comenzaron a sonar, alguien estaba acercándose al barco, demonios estaba frito. - Debiste ver el tamaño de aquella cosa, era sorprendente.- La voz era de un anciano o por lo menos sonaba a anciano, no iba a esperar para verle la cara. Mire con preocupación a todos lados, necesitaba hacer algo rápido, quizá saltar y esperar otro barco... no, eso era estúpido, corrí a una caja abierta, aquello debía servirme como escondite, claro que si había un animal peligroso dentro no llegaría vivo a mis destino. - Eso fue lo que me dijo tu esposa la otra noche.- Contestó el acompañante del que supuse era un anciano, el comentario fue seguido por fuertes carcajadas de ambos, los dos debían ser personas mayores ciertamente. Algo que si conocía bien de los marineros es que son muy celosos con sus transportes, así que si alguien entraba sin permiso debía ser alguien con tendencias suicidas o muy estúpido, y creo que yo había acabado de entrar en la segunda categoría, sin pensarlo muc más salté dentro de la caja, estaba llena de tripas de pescado, era asqueroso, pero protector, tomé toda la porquería que pude y me cubrí hasta la cabeza, era tiempo de rogar por tener la fortuna de siempre.
- Thomas ,creo que escuche algo.- Dijo el de la voz más ronca "demonios, me descubrieron." Fue lo único que alcancé a pensar .
- Seguro es la muerte susurrándote al oído, ya te le escapaste muchas veces.- Las carcajadas de ambos volvieron a hacerse presentes, al parecer ese humor de navegantes me había salvado el pellejo.
El viaje fue la cosa más incomoda que pude haber imaginado, ademas de estar rodeado de olor a podredumbre. Varias veces pude sentir como el barco se detenía pero eran cosas momentáneas, hubo un momento donde la pausa fue muy extensa, supuse que los marineros habían navegado lo suficiente ese día y ahora hacían su pausa de descanso, no tenía más remedio que imitarlos y tomar otro sueño usando las tripas de pescados como una suave almohada. todo iba bien hasta que una sacudida perturbo mi sueño, desperté algo alterado mientras intentaba guardar la calma todo lo posible, algo o alguien estaba arrastrando la caja, eso no era bueno. - Esta basura es más pesada de lo que parece, dame una mano.- Grito uno de los navegantes que había escuchado el día anterior, la caja comenzó a moverse con más velocidad, luego se giro y caí al mar seguido de la porquería. Espere un momento en salir a la superficie, aunque tampoco es que lo pudiese haber hecho de una vez, el golpe me había dejado totalmente desorientado, aquello era malo, muy malo, al salir a la superficie pude ver como el barco empezaba a alejarse. - Maldicion lo que me faltaba.- Di un manotazo al agua y acabé salpicándome los ojos perdiendo la visión un par de segundos, me sequé los ojos con cuidado evitando empeorar las cosas, al volver a fijarme en la dirección que se había ido el barco pude ver una costa a la distancia, por lo visto no había acabado tan lejos de las Islas Illidenses, solo era cuestión de nadar un algunos minutos... quizá horas si no me apresuraba. Comencé a nadar de una manera nada profesional, pero era lo mejor que podía hacer si no deseaba morir en el agua, también me ayudaría a deshacerme un poco de ese aroma a pescado, ni yo lo soportaba.
Tardé por lo menos 1 hora y dos ahogamientos, nada graves, en llegar a la orilla cercana al puerto, había dejado de sentir los brazos ya hace rato, aquello solo empeoraba, abrí la bolsa y saqué una manzana que había guardado, estaba tan mojada como todo lo que traía. La mejor decisión por el momento fue poner a secar todo mientras degustaba la manzana, no tenía nada que hacer mientras esperaba, así que solo me limite a esperar sentado en una roca mientras miraba con desprecio la arena, seguía odiando la arena.
El ocaso comenzaba a hacerse presente y yo seguía en las rocas sin hacer nada, era tiempo de comenzar a buscar el sitio de reunión, me coloqué el atuendo de repuesto que por suerte ya se había secado y volví a guardar todo en la bolsa y me adentré a pedir indicaciones, había perdido mucho tiempo para... bueno, no tenía idea aun para que me habían citado, pero había perdido mucho tiempo. Con un par de preguntas por aquí y allá no demoré mucho en llegar, para mi desgracia solo me esperaba más arena, pero quizá con algo de gente al rededor pudiese superar un poco ese hecho. Llegué justo al momento de las presentaciones, esperaba que no fuese lo suficientemente tarde.
Las explicaciones por suerte llegaron justo después de la presentación inicial, aquello era un gremio de informantes al parecer, eso explicaría tanto misterio con la carta y la ubicación. Realmente no sabía como tomar aquel asunto, podía molestarme por el hecho de obligarme indirectamente a esconderme entre vísceras solo para aquello, pero cumplir con aquello tenía sus ventajas y no puedo molestarme si hay ventajas. La prueba que dieron a continuación era totalmente absurda, debíamos recuperar un objeto que ellos mismos habían escondido, y encima evadir sirenas... en los relatos las sirenas nunca eran la mejor cosa que se pudiera encontrar, lo bueno es que estaba permitido atacar en caso de peligro o atacar generalmente. La cosa no iba tan mal después de todo, lo único que me desconcertó fue el nombre del acompañante que nos dieron "Bio", observé al rededor esperando que no fuese quien pensaba, no porque fuese mala persona, solo que no sería muy agradable ser llamado "Chucho" mientras nos adentrábamos en aquella cueva.
Lastimosamente si era el mismo, ahora solo era esperar que no me llamase de una extraña manera en todo el trayecto. Todos comenzaban a adentrarse en la cueva, no planeaba ser el primero en aquello, el primero siempre resultaba ser el cebo para las desgracias, la humedad del sitio junto a aquellos cantos hacían que el lugar resultara algo irritante, no era tan agradable como el paisaje que había vivido hace poco. - ¿No podían simplemente mandarnos a perseguir animales en un sitio verde? Ya saben, con aire fresco y nada... tétrico.- Comenzaba a preguntarme si de verdad tanto valía la pena aquella misión, pero la verdad es que una vez dentro no hay marcha atrás. Retiré una flecha del carcaj y con cuidado comencé a acariciar su filo, debía estar distraído con algo, las segundas presentaciones no demoraron en llegar, primero fue una chica y seguido a ella se presento un chico con extraño vello facial, supuse que lo adecuado sería presentarme yo también. - Me pueden decir Candau...- Aquello debía bastar, no evité soltar un leve suspiro al saber que lo más seguro es que al menos uno no me llamaría así.
Fredericksen
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Había pasado tiempo desde la última misión, y salvo por pequeños encargos que siempre llegaban mediante las intrépidas lechuzas, no había nada más por parte del gremio al menos hasta ahora, si Manuela me había pedido ir personalmente entonces seguramente debía ser algo muy importante y además complicado, tras el siempre incómodo viaje en barco hasta las islas llegué a Beltrexus y posteriormente a la base del gremio en donde pasé a descansar, antes de mi llegada Manuela y Armando habían salido con rumbo desconocido, cosa a la que no le di importancia por lo cansado que estaba y preferí tomarme el día para descansar, además con el sol en lo alto no era mucho lo que podría hacer.
Una vez llegada la noche fui despertado para asistir junto a los líderes a una reunión que se llevaría a cabo en un lugar secreto, un carruaje nos llevó hasta donde se podía llegar en él, pero luego nos tocó caminar y sortear el difícil terreno hasta llegar por fin al lugar pautado para tan clandestino encuentro; una vez en el lugar, alejados de todo rastro de civilización, Manuela procedió a explicarme la situación por la que había sido llamado; asentí con la cabeza ante la idea de nuevos miembros, siempre era bueno algo de sangre fresca, en el buen sentido, y tener más efectivos de los que disponer para cubrir más misiones en menos tiempo, luego de perder importantes miembros como Bathory y Davinna o incluso ese brujo de cabellos blancos del que no había vuelto a saber nada, resultaba especialmente útil contar con gente nueva.
Abbey Frost...- Murmuré de mala gana recordando todos los problemas en los que me había metido esa odiosa jovencita -Una prueba de aptitud, entiendo- Expresé a la bruja mientras asimilaba la situación; fue entonces cuando Armando nos alertó sobre la llegada de los nuevos reclutas; no tenía idea de lo que podría ver, imaginaba que serían sujetos con capacidades superiores a las más, muy preparados y con vasta experiencia en esto del espionaje; para mi sorpresa no era así.
La primera en llegar había sido una jovencita que parecía ser de lo más frágil aunque también un tanto misteriosa, lo extraño es que parecía no estar completamente al tanto de por qué se encontraba en ese lugar, me intrigaba saber qué criterios había tomado en cuenta Manuela al momento de seleccionar, pero si estaba ahí seguramente debía tener algo especial; la capucha sobre su rostro le daba un toque enigmático que no me permitía saber mucho de ella con solo verla, pero sin duda parecía ser algo interesante.
El segundo en llegar sí resultó ser alguien conocido, aunque esta vez se veía un poco... Diferente -Rauko- Respondí a su saludo -Tal vez sí te estaba espiando, jamás lo sabrás- Respondí misterioso aunque su mención del clan era perturbadora en ese momento, aunque a fin de cuentas yo tampoco le había mencionado que el clan secreto era pues, secreto -Gremio, esta vez es un gremio y es de ella- Mencioné señalando a Manuela -¿Qué le pasó a tu rostro? Te ves diferente- Mencioné sin querer indagar mucho pues tal vez quisiera tratar de mantenerlo en secreto; tal vez al final sí era un no-elfo; un ser mitad elfo mitad hombre-bestia bigotudo, como fuera, resultaba un poco perturbador pero ya tendría tiempo luego de investigar lo que le había pasado.
Finalmente el tercero de los candidatos también resultó ser un rostro conocido, no tanto como Rauko pero al menos le había tomado aprecio al hombrecito verde, o al menos de vestimenta verde; había pensado en gritar su agradable y gracioso apodo pero las explicaciones de manuela me interrumpieron y preferí saludarlo con un movimiento de la mano y dejar las formalidades para después; me resultaba bastante agradable que dos de los posibles nuevos informantes me resultaran conocidos pues sabía de sobra las capacidades de Rauko y había visto defenderse muy bien a Chuchín con su arco.
Caminamos hasta una cueva en donde sonreí de brazos cruzados con cierta malicia mientras Manuela detallaba las instrucciones para completar la prueba, resultaba intrigante y emocionante saber si aquel atípico grupo conseguiría completar la prueba, incluso parecía ser divertido al menos hasta que la bruja comentó que yo iría junto a ellos -¿Qué yo qué?- Pregunté con cara de asombro esperando que fuera una broma pero la expresión en el rostro de la refinada mujer contribuyeron a que no hiciera falta palabras, hablaba muy en serio y no pensaba discutírselo, a fin de cuentas la prueba podría ponerse peligrosa, debía estar atento para evitar que los chicos, porque de paso todos eran tan jóvenes, salieran lastimados; mientras nos acercábamos me agaché para tomar una pequeña piedra que luego sería de utilidad.
Imaginaba que como yo, ninguno de ellos estaba del todo contento con la idea de aventurarse en la cueva, menos aún con aquellos indicios de que había sirenas dentro; aunque el más inconforme parecía ser el arquero -Tranquilo Chucho, estaremos bien- Le respondí finalmente -Así es, señorita, debemos entrar- Respondí a la jovencita cuyo nombre resultó ser Wind y que por sus finos y delicados rasgos parecía una elfa, aunque no estaba seguro pues su cabello cubría sus orejas; le siguió el elfo bigotudo cuyo nombre ya conocía y finalmente el humano volvió a repetir ese extraño apellido que sonaba más a instrumento de cerrar puertas que a apellido como tal -Eso no es un nombre decente, mejor te llamaremos por tu nombre código: Chucho- Mencioné recordándole el gracioso apodo que con aprecio le había colocado; haciendo énfasis al momento de mencionarlo de modo que el resto del grupo lo tomara en consideración -Como ha dicho Manuela, yo soy Bio, aunque no soy un biocibernético, soy un vampiro- Aclaré para que no hubiera sorpresas y sustos luego.
Tenemos una misión y la haremos en el menor tiempo posible- Mencioné al grupo antes de entrar a la cueva -Lo ideal es trabajar en equipo, aprovechar el potencial de cada uno para sacar el máximo provecho- Expliqué mientras tomaba una de mis dagas para hacer un pequeño corte en mi mano izquierda y con mi dedo de la otra mano tomaba un poco de sangre para escribir unas runas en la piedra “φως” Para luego arrojarla suavemente a las manos de Rauko -Como buen elfo debes tener magia de luz, la runa te ayudará a canalizar tu magia para iluminarnos el camino, irás en el centro para que distribuyas la luz hacia todos- Expliqué lo que era el improvisado plan para el aprovechamiento de recursos.
Me quedaban las tareas para distribuir entre los otros dos -Chucho, irás al frente, reaccionas rápido y podrías estar atento y advertir a tus compañeros de cualquier amenaza o eliminarla antes que se acerque- Indiqué al joven arquero en cuyas capacidades yo confiaba más de lo que el mismo imaginaba -Wind, irás detrás de Rauko, así tendrás a dos defensores en caso de problemas, debes estar atenta por si algo se le escapa a Chucho- Mencioné tratando de no demostrar que al no tener idea de lo que podía hacer la chica, la había tomado como el eslabón débil -Yo iré al final, cubriré sus espaldas, tengo buena vista como para estar atento al frente y buen oído por si algo viene desde atrás- Mencioné tratando de infundirles un poco de calma y que no se sintieran tan desprotegidos.
Puede que haya sirenas- Mencioné mientras comenzaba a caminar hacia la cueva -No son agresivas pero sí territoriales, si somos cuidadosos podremos entrar y salir sin lastimar a ninguna, les advierto que lastimar a una de ellas desencadenará la furia de las otras, su canto puede ser engañoso, no confíen en sus oídos y duden de lo que vean sus ojos, si los demás no vemos lo mismo es que eso no está ahí- Advertí acerca de aquellas criaturas esperando que la información evitara algún desafortunado accidente -Si tienen dudas estaré tras ustedes, pero no olviden que es su prueba, son ustedes quienes deben superarla- Advertí al grupo de jóvenes que pronto iniciaría su travesía por aquella misteriosa cueva.
Subrayado el uso de mi profesión secundaria: Arcanos Una vez llegada la noche fui despertado para asistir junto a los líderes a una reunión que se llevaría a cabo en un lugar secreto, un carruaje nos llevó hasta donde se podía llegar en él, pero luego nos tocó caminar y sortear el difícil terreno hasta llegar por fin al lugar pautado para tan clandestino encuentro; una vez en el lugar, alejados de todo rastro de civilización, Manuela procedió a explicarme la situación por la que había sido llamado; asentí con la cabeza ante la idea de nuevos miembros, siempre era bueno algo de sangre fresca, en el buen sentido, y tener más efectivos de los que disponer para cubrir más misiones en menos tiempo, luego de perder importantes miembros como Bathory y Davinna o incluso ese brujo de cabellos blancos del que no había vuelto a saber nada, resultaba especialmente útil contar con gente nueva.
Abbey Frost...- Murmuré de mala gana recordando todos los problemas en los que me había metido esa odiosa jovencita -Una prueba de aptitud, entiendo- Expresé a la bruja mientras asimilaba la situación; fue entonces cuando Armando nos alertó sobre la llegada de los nuevos reclutas; no tenía idea de lo que podría ver, imaginaba que serían sujetos con capacidades superiores a las más, muy preparados y con vasta experiencia en esto del espionaje; para mi sorpresa no era así.
La primera en llegar había sido una jovencita que parecía ser de lo más frágil aunque también un tanto misteriosa, lo extraño es que parecía no estar completamente al tanto de por qué se encontraba en ese lugar, me intrigaba saber qué criterios había tomado en cuenta Manuela al momento de seleccionar, pero si estaba ahí seguramente debía tener algo especial; la capucha sobre su rostro le daba un toque enigmático que no me permitía saber mucho de ella con solo verla, pero sin duda parecía ser algo interesante.
El segundo en llegar sí resultó ser alguien conocido, aunque esta vez se veía un poco... Diferente -Rauko- Respondí a su saludo -Tal vez sí te estaba espiando, jamás lo sabrás- Respondí misterioso aunque su mención del clan era perturbadora en ese momento, aunque a fin de cuentas yo tampoco le había mencionado que el clan secreto era pues, secreto -Gremio, esta vez es un gremio y es de ella- Mencioné señalando a Manuela -¿Qué le pasó a tu rostro? Te ves diferente- Mencioné sin querer indagar mucho pues tal vez quisiera tratar de mantenerlo en secreto; tal vez al final sí era un no-elfo; un ser mitad elfo mitad hombre-bestia bigotudo, como fuera, resultaba un poco perturbador pero ya tendría tiempo luego de investigar lo que le había pasado.
Finalmente el tercero de los candidatos también resultó ser un rostro conocido, no tanto como Rauko pero al menos le había tomado aprecio al hombrecito verde, o al menos de vestimenta verde; había pensado en gritar su agradable y gracioso apodo pero las explicaciones de manuela me interrumpieron y preferí saludarlo con un movimiento de la mano y dejar las formalidades para después; me resultaba bastante agradable que dos de los posibles nuevos informantes me resultaran conocidos pues sabía de sobra las capacidades de Rauko y había visto defenderse muy bien a Chuchín con su arco.
Caminamos hasta una cueva en donde sonreí de brazos cruzados con cierta malicia mientras Manuela detallaba las instrucciones para completar la prueba, resultaba intrigante y emocionante saber si aquel atípico grupo conseguiría completar la prueba, incluso parecía ser divertido al menos hasta que la bruja comentó que yo iría junto a ellos -¿Qué yo qué?- Pregunté con cara de asombro esperando que fuera una broma pero la expresión en el rostro de la refinada mujer contribuyeron a que no hiciera falta palabras, hablaba muy en serio y no pensaba discutírselo, a fin de cuentas la prueba podría ponerse peligrosa, debía estar atento para evitar que los chicos, porque de paso todos eran tan jóvenes, salieran lastimados; mientras nos acercábamos me agaché para tomar una pequeña piedra que luego sería de utilidad.
Imaginaba que como yo, ninguno de ellos estaba del todo contento con la idea de aventurarse en la cueva, menos aún con aquellos indicios de que había sirenas dentro; aunque el más inconforme parecía ser el arquero -Tranquilo Chucho, estaremos bien- Le respondí finalmente -Así es, señorita, debemos entrar- Respondí a la jovencita cuyo nombre resultó ser Wind y que por sus finos y delicados rasgos parecía una elfa, aunque no estaba seguro pues su cabello cubría sus orejas; le siguió el elfo bigotudo cuyo nombre ya conocía y finalmente el humano volvió a repetir ese extraño apellido que sonaba más a instrumento de cerrar puertas que a apellido como tal -Eso no es un nombre decente, mejor te llamaremos por tu nombre código: Chucho- Mencioné recordándole el gracioso apodo que con aprecio le había colocado; haciendo énfasis al momento de mencionarlo de modo que el resto del grupo lo tomara en consideración -Como ha dicho Manuela, yo soy Bio, aunque no soy un biocibernético, soy un vampiro- Aclaré para que no hubiera sorpresas y sustos luego.
Tenemos una misión y la haremos en el menor tiempo posible- Mencioné al grupo antes de entrar a la cueva -Lo ideal es trabajar en equipo, aprovechar el potencial de cada uno para sacar el máximo provecho- Expliqué mientras tomaba una de mis dagas para hacer un pequeño corte en mi mano izquierda y con mi dedo de la otra mano tomaba un poco de sangre para escribir unas runas en la piedra “φως” Para luego arrojarla suavemente a las manos de Rauko -Como buen elfo debes tener magia de luz, la runa te ayudará a canalizar tu magia para iluminarnos el camino, irás en el centro para que distribuyas la luz hacia todos- Expliqué lo que era el improvisado plan para el aprovechamiento de recursos.
Me quedaban las tareas para distribuir entre los otros dos -Chucho, irás al frente, reaccionas rápido y podrías estar atento y advertir a tus compañeros de cualquier amenaza o eliminarla antes que se acerque- Indiqué al joven arquero en cuyas capacidades yo confiaba más de lo que el mismo imaginaba -Wind, irás detrás de Rauko, así tendrás a dos defensores en caso de problemas, debes estar atenta por si algo se le escapa a Chucho- Mencioné tratando de no demostrar que al no tener idea de lo que podía hacer la chica, la había tomado como el eslabón débil -Yo iré al final, cubriré sus espaldas, tengo buena vista como para estar atento al frente y buen oído por si algo viene desde atrás- Mencioné tratando de infundirles un poco de calma y que no se sintieran tan desprotegidos.
Puede que haya sirenas- Mencioné mientras comenzaba a caminar hacia la cueva -No son agresivas pero sí territoriales, si somos cuidadosos podremos entrar y salir sin lastimar a ninguna, les advierto que lastimar a una de ellas desencadenará la furia de las otras, su canto puede ser engañoso, no confíen en sus oídos y duden de lo que vean sus ojos, si los demás no vemos lo mismo es que eso no está ahí- Advertí acerca de aquellas criaturas esperando que la información evitara algún desafortunado accidente -Si tienen dudas estaré tras ustedes, pero no olviden que es su prueba, son ustedes quienes deben superarla- Advertí al grupo de jóvenes que pronto iniciaría su travesía por aquella misteriosa cueva.
Bio
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Wind no pudo evitar escuchar las conversaciones que tenían entre el resto de los allí reunidos “Así que soy la única desconocida…” Aquello le resultó un poco desolador y también bastante extraño ¿Para qué reclutar a alguien que no conocían? O, mejor dicho, ¿Para que necesitaban a una elfa desconocida como ella? Pero en aquel momento parecía que lo importante era sacar la copa de la cueva así que prefirió no pensar demasiado en aquello y guardarse sus dudas para después, cuando hubieran salido de allí y tuviera tiempo para plantearlas como era debido.
-Encantada- Respondió cuando todos hubieron dicho sus nombres mientras les sonreía igual de amablemente que lo había hecho antes. - ¿Chucho? - Repitió mientras intentaba ahogar una sonora risa por aquel apodo tan extraño “Si lo llama así el líder, habrá que llamarle igual…” Pensar en llamarle así se le hacía algo extraño, pero ¿Quién era ella para reírse de los nombres de los demás? Así que asintió a Bio ante la idea de llamarle así y se compadeció del pobre chico al que le habían cambiado el nombre.
- ¿Vampiro? - Murmuró asombrada la joven elfa, la cual apenas había conocido a uno o dos de ellos en su vida y ni siquiera estaba segura de que lo fueran realmente. Sentía curiosidad por aquel hombre, o más bien, por su raza, pero, igual que sucedió con las dudas que tenía antes, decidió guardárselas para sí hasta que hubiera un momento más propicio para exponerlas. Aun así, no pudo evitar mirarle de soslayo, lo más discretamente posible, con la intención de encontrar algún rasgo que le delatara como vampiro.
La voz de Bio la sacó de su escrutinio y sus propios pensamientos pasando a prestar toda la atención posible a las indicaciones que comenzaba a dar. Parecía que el vampiro tenía un plan bastante fiable o al menos, esa sensación le dio a Wind, así que se esforzó en creerse su propia corazonada.
Cuando Bio se cortó la mano, la joven ahogó un grito y se quedó petrificada -Dioses...- Murmuró y mentalmente añadió “¿Pero qué está haciendo?” Observó detenidamente cómo escribía en la piedra con la sangre y comenzó a pensar que tal vez su corazonada no era tan fiable como ella quería creer. Aun así, cuando el vampiro le pasó la piedra al elfo, Wind fijó su atención en él “¿Qué tiene en la cara?” Levantó una ceja ligeramente, curiosa y divertida por el extraño bigote que portaba y se aguantó la risa, al tal Rauko no le pegaba demasiado la barba o así lo percibía ella “Menudo grupo más curioso” Eran un grupo variopinto, pero no parecían malas personas, así que la elfa se relajó un poco intentando olvidar que estaban a punto de meterse en la boca de un lobo.
La elfa no sabía demasiado de estrategia por lo que no puso pegas cuando Bio terminó de asignar los lugares, asintió cuando la nombró y suspiró al saber que iba a tener a un vampiro a su espalda. No les tenía un especial miedo, pero no había escuchado demasiadas buenas historias sobre ellos así que no terminaba de fiarse, aun así, intentó no alterarse pues lo mejor sería que ella misma fuera la que se formara su propia opinión.
Justo después de terminar con la estrategia, Wind pensó que lo mejor sería llevar al golem desde el principio, no sabía si dentro de aquel lugar habría arcilla o no, pero pensaba averiguarlo en un momento crítico así que, rápidamente y sin más delicadeza lo invocó y sonrió orgullosa de aquel guardián de barro que medía algo menos de 1,20 metros.
Lo de encontrarse con sirenas no le hacía especial ilusión a la joven, probablemente fuera lo que menos le gustaba de toda aquella expedición por lo que confiaba en que no tuvieran que enfrentarse a ninguna.
Una vez hubieron terminado las advertencias del vampiro, Wind sacó el arco y cogió una flecha, lo cierto era que empezaba a sentirse ansiosa por terminar rápido con aquello, pero ella no era la primera así que esperó a que Candau iniciara la marcha. -Cuando queráis- Sonrió a sus compañeros y se adentraron en la caverna.
-Encantada- Respondió cuando todos hubieron dicho sus nombres mientras les sonreía igual de amablemente que lo había hecho antes. - ¿Chucho? - Repitió mientras intentaba ahogar una sonora risa por aquel apodo tan extraño “Si lo llama así el líder, habrá que llamarle igual…” Pensar en llamarle así se le hacía algo extraño, pero ¿Quién era ella para reírse de los nombres de los demás? Así que asintió a Bio ante la idea de llamarle así y se compadeció del pobre chico al que le habían cambiado el nombre.
- ¿Vampiro? - Murmuró asombrada la joven elfa, la cual apenas había conocido a uno o dos de ellos en su vida y ni siquiera estaba segura de que lo fueran realmente. Sentía curiosidad por aquel hombre, o más bien, por su raza, pero, igual que sucedió con las dudas que tenía antes, decidió guardárselas para sí hasta que hubiera un momento más propicio para exponerlas. Aun así, no pudo evitar mirarle de soslayo, lo más discretamente posible, con la intención de encontrar algún rasgo que le delatara como vampiro.
La voz de Bio la sacó de su escrutinio y sus propios pensamientos pasando a prestar toda la atención posible a las indicaciones que comenzaba a dar. Parecía que el vampiro tenía un plan bastante fiable o al menos, esa sensación le dio a Wind, así que se esforzó en creerse su propia corazonada.
Cuando Bio se cortó la mano, la joven ahogó un grito y se quedó petrificada -Dioses...- Murmuró y mentalmente añadió “¿Pero qué está haciendo?” Observó detenidamente cómo escribía en la piedra con la sangre y comenzó a pensar que tal vez su corazonada no era tan fiable como ella quería creer. Aun así, cuando el vampiro le pasó la piedra al elfo, Wind fijó su atención en él “¿Qué tiene en la cara?” Levantó una ceja ligeramente, curiosa y divertida por el extraño bigote que portaba y se aguantó la risa, al tal Rauko no le pegaba demasiado la barba o así lo percibía ella “Menudo grupo más curioso” Eran un grupo variopinto, pero no parecían malas personas, así que la elfa se relajó un poco intentando olvidar que estaban a punto de meterse en la boca de un lobo.
La elfa no sabía demasiado de estrategia por lo que no puso pegas cuando Bio terminó de asignar los lugares, asintió cuando la nombró y suspiró al saber que iba a tener a un vampiro a su espalda. No les tenía un especial miedo, pero no había escuchado demasiadas buenas historias sobre ellos así que no terminaba de fiarse, aun así, intentó no alterarse pues lo mejor sería que ella misma fuera la que se formara su propia opinión.
Justo después de terminar con la estrategia, Wind pensó que lo mejor sería llevar al golem desde el principio, no sabía si dentro de aquel lugar habría arcilla o no, pero pensaba averiguarlo en un momento crítico así que, rápidamente y sin más delicadeza lo invocó y sonrió orgullosa de aquel guardián de barro que medía algo menos de 1,20 metros.
Lo de encontrarse con sirenas no le hacía especial ilusión a la joven, probablemente fuera lo que menos le gustaba de toda aquella expedición por lo que confiaba en que no tuvieran que enfrentarse a ninguna.
Una vez hubieron terminado las advertencias del vampiro, Wind sacó el arco y cogió una flecha, lo cierto era que empezaba a sentirse ansiosa por terminar rápido con aquello, pero ella no era la primera así que esperó a que Candau iniciara la marcha. -Cuando queráis- Sonrió a sus compañeros y se adentraron en la caverna.
Última edición por Windorind Crownguard el Vie Ago 26 2016, 01:35, editado 1 vez
Windorind Crownguard
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Las respuestas de Bio no fueron exactamente lo que quería escuchar pero conociéndolo bien eso era lo único que podría esperar que dijera, así que no tuve de otra que conformarme -Sobre mi rostro, pues… Después te diré lo que sucede- Dije con un poco de vergüenza, yo no quería ser visto de esa forma porque arruinaría la buena imagen que tenían los demás sobre mí, la imagen de un joven y apuesto elfo digno de alabanzas por su gran valentía.
Más tarde cuando todos se presentaron no pude evitar sonreír al escuchar el nombre “Chucho”, verdaderamente ridículo, una ofensa al honor de aquel que lo porte, pero para evitar problemas miré hacia un lado tratando de ocultar mis sonrientes labios -(¿Cómo debería llamarlo? ¿Candau o Chucho? Tal vez Chucho sea un nombre que le fue otorgado al perder una apuesta y tal vez no le agrade, pero Candau suena a candado ¿Vendría de una familia de herreros? ¿Qué apesta a tripas de pescado?)- En un instante llegué a sentir el leve y putrefacto olor de pescado y sangre, tal vez ese era el alimento de las sirenas, de todas formas levanté mis brazos para oler mis axilas, quería asegurarme de que no era yo.
Entonces Bio, después de mencionarnos el ridículo nombre, nos explicó lo que debíamos hacer dentro de la cueva, en eso toma una de sus dagas y como todo un vampiro de mente retorcida corta su mano en una escena completamente inesperada -(¡¡Ahora se volvió loco!! debo mantenerme alejado)- Pensé mientras miraba extrañado los actos del vampiro, creí que Bio había perdido la razón pero después de que él utilizara su sangre para dibujar unas especies de runas en una piedra que luego me entregó, yo… No, todavía creía que se había vuelto loco.
Finalmente con la piedra en mi mano entendí lo que él estaba haciendo, pero si hubiese utilizado tinta como lo haría alguien normal hubiese sido mejor -Como digas- Respondí al vampiro para luego asentir con la cabeza.
De inmediato comencé a sentir cómo la energía en mi interior fluía suavemente por cada parte de mi cuerpo como si se tratase de una corriente de agua, lo mejor era que si me concentraba podía manipular el flujo hacia un lugar en específico, sin embargo, antes de poder hacer algo interesante fui interrumpido por nuevas ganas de reír al escuchar “Chucho” -(No debo reírme, no debo reírme, no debo reírme)- Me repetí en mi cabeza mientras mantenía mis ojos cerrados y trataba de no explotar a carcajadas.
Una vez que logré tranquilizarme seguí escuchando las instrucciones de Bio, aunque en realidad estaba más concentrado en lo de manipular mi energía para llevarla hacia una de mis manos y tras unos segundos logré mi cometido, pero no sólo eso, sino que también pude convertir dicha energía en una fuente de luz, por lo que mi mano terminó por radiar un tranquilizante resplandor que iluminaba unos cuantos metros de distancia -Interesante- Murmuré para mí mismo mientras admiraba mi sublime logro.
Era difícil mantener el efecto debido a que no debía dejar de manipular el flujo de energía, pero lentamente comenzaba a acostumbrarme a ello. Por otro lado Bio nos advierte sobre los peligros que podríamos encontrar una vez que estuviéramos dentro de la cueva, las sirenas no parecían un gran problema si no las hacíamos enfadar pero las ilusiones sí que eran un gran obstáculo, si no podíamos confiar en nuestros ojos ni en nuestros oídos nos quedábamos sin formas de percibir la realidad, tal vez al final todo era una trampa.
Fue entonces cuando repentinamente apareció una criatura formándose del barro, no sabía que era eso pero por instinto de sobrevivencia desenvainé mi espada y me coloqué en una posición defensiva -¡¿Pero qué cosa es esa?!- Exclamé atónito ante la presencia de aquella cosa tan extraña, no obstante, antes de que yo hiciera una estupidez, recordé que habían algunos elfos que eran capaces de darle vida a muñecos de arcilla, por lo que pude tranquilizarme, nunca había visto uno de esos elfos en persona así que en esa ocasión me sorprendí… Sólo un poco.
Lentamente guardé mi espada avergonzado por mi deshonrosa actitud y luego miré a mis compañeros con capucha para saber quién era mi semejante -Lamento mi comportamiento, no volverá a suceder- Dije con un tono bajo pero perceptible tratando de enmendar mi vergonzoso error, aunque aún no sabía bien quién era el elfo.
Luego de lo sucedido volví a mantenerme concentrado en mi tarea de iluminar el camino y esperé que “Chucho” tomara la delantera -(Espero que esta noche termine rápido o terminaré sin un honor respetable)- Pensé ya sin ánimos de continuar.
Más tarde cuando todos se presentaron no pude evitar sonreír al escuchar el nombre “Chucho”, verdaderamente ridículo, una ofensa al honor de aquel que lo porte, pero para evitar problemas miré hacia un lado tratando de ocultar mis sonrientes labios -(¿Cómo debería llamarlo? ¿Candau o Chucho? Tal vez Chucho sea un nombre que le fue otorgado al perder una apuesta y tal vez no le agrade, pero Candau suena a candado ¿Vendría de una familia de herreros? ¿Qué apesta a tripas de pescado?)- En un instante llegué a sentir el leve y putrefacto olor de pescado y sangre, tal vez ese era el alimento de las sirenas, de todas formas levanté mis brazos para oler mis axilas, quería asegurarme de que no era yo.
Entonces Bio, después de mencionarnos el ridículo nombre, nos explicó lo que debíamos hacer dentro de la cueva, en eso toma una de sus dagas y como todo un vampiro de mente retorcida corta su mano en una escena completamente inesperada -(¡¡Ahora se volvió loco!! debo mantenerme alejado)- Pensé mientras miraba extrañado los actos del vampiro, creí que Bio había perdido la razón pero después de que él utilizara su sangre para dibujar unas especies de runas en una piedra que luego me entregó, yo… No, todavía creía que se había vuelto loco.
Finalmente con la piedra en mi mano entendí lo que él estaba haciendo, pero si hubiese utilizado tinta como lo haría alguien normal hubiese sido mejor -Como digas- Respondí al vampiro para luego asentir con la cabeza.
De inmediato comencé a sentir cómo la energía en mi interior fluía suavemente por cada parte de mi cuerpo como si se tratase de una corriente de agua, lo mejor era que si me concentraba podía manipular el flujo hacia un lugar en específico, sin embargo, antes de poder hacer algo interesante fui interrumpido por nuevas ganas de reír al escuchar “Chucho” -(No debo reírme, no debo reírme, no debo reírme)- Me repetí en mi cabeza mientras mantenía mis ojos cerrados y trataba de no explotar a carcajadas.
Una vez que logré tranquilizarme seguí escuchando las instrucciones de Bio, aunque en realidad estaba más concentrado en lo de manipular mi energía para llevarla hacia una de mis manos y tras unos segundos logré mi cometido, pero no sólo eso, sino que también pude convertir dicha energía en una fuente de luz, por lo que mi mano terminó por radiar un tranquilizante resplandor que iluminaba unos cuantos metros de distancia -Interesante- Murmuré para mí mismo mientras admiraba mi sublime logro.
Era difícil mantener el efecto debido a que no debía dejar de manipular el flujo de energía, pero lentamente comenzaba a acostumbrarme a ello. Por otro lado Bio nos advierte sobre los peligros que podríamos encontrar una vez que estuviéramos dentro de la cueva, las sirenas no parecían un gran problema si no las hacíamos enfadar pero las ilusiones sí que eran un gran obstáculo, si no podíamos confiar en nuestros ojos ni en nuestros oídos nos quedábamos sin formas de percibir la realidad, tal vez al final todo era una trampa.
Fue entonces cuando repentinamente apareció una criatura formándose del barro, no sabía que era eso pero por instinto de sobrevivencia desenvainé mi espada y me coloqué en una posición defensiva -¡¿Pero qué cosa es esa?!- Exclamé atónito ante la presencia de aquella cosa tan extraña, no obstante, antes de que yo hiciera una estupidez, recordé que habían algunos elfos que eran capaces de darle vida a muñecos de arcilla, por lo que pude tranquilizarme, nunca había visto uno de esos elfos en persona así que en esa ocasión me sorprendí… Sólo un poco.
Lentamente guardé mi espada avergonzado por mi deshonrosa actitud y luego miré a mis compañeros con capucha para saber quién era mi semejante -Lamento mi comportamiento, no volverá a suceder- Dije con un tono bajo pero perceptible tratando de enmendar mi vergonzoso error, aunque aún no sabía bien quién era el elfo.
Luego de lo sucedido volví a mantenerme concentrado en mi tarea de iluminar el camino y esperé que “Chucho” tomara la delantera -(Espero que esta noche termine rápido o terminaré sin un honor respetable)- Pensé ya sin ánimos de continuar.
Rauko
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Lastimosamente tal como lo esperaba el vampiro termino por llamarme Chucho, y como bono resulta que lo fijó como "Nombre código" aquello era una total catástrofe, por si fuera poco la chica al parecer ya consideraba también usar aquel vil apodo. Lo peor era que posiblemente me acostumbrase y acabara aceptándolo, no debía permitir eso. Creí que Bio no se presentaría, por lo visto conocía a todos allí, tal y como la vez que nos conocimos no dio rodeos con el asunto de "Soy un vampiro" lo soltaba tal y como era.
Estaba por preguntar cual era el plan para todo aquello cuando observé que el vampiro se estaba cortando la mano con una de sus dagas. "Demonios, se va a suicidar." Fué lo que alcancé a pensar, tanto tiempo y decía ponerle fin a todo frente a nosotros, quizá si nos alejábamos suficientemente del cuerpo muerto o lo usábamos de cebo y alimentábamos a las sirenas con su cadáver no nos meteríamos en problemas, simplemente " son cosas que pasan". Por suerte realmente no había sido un intento de suicidio, solo había dibujado una marca en la roca que le tiró al chico bigotudo, no me había fijado en el hecho de que era un elfo, por lo visto la piedra era para tener iluminación y el encargado de ello era elfo.
Los puestos siguieron repartiéndose, por lo visto a mi me tocaba ser la cabeza del grupo o mejor dicho "El primero en morir si algo nos sorprende" aunque tampoco es que fuese a caminar como cualquier torpe sin prestar atención, quien lo diría me sentía bien en ir al frente, excluyendo el hecho de que posiblemente me había puesto allí para hacerle gracia con mi nombre "Un Chucho rastreador"... demonios, yo mismo me arruine la felicidad temporal. La chica había sido nombrada tercera en la formación, quizá solo era sigilosa y de ultimo iba el vampiro, la cosa no parecía estar tan mal, pero había algo en todas esas palabras que me había ofendido en parte. - No se es más hiriente el hecho de que me digas Chucho o que pienses que fallaré algo.- Claro, el orgullo de arquero siempre por delante, para alguien que vive de aquello resultaba ofensivo.
Un ultimo dato acerca de las sirenas fue dada por el vampiro, algo que realmente nos salvaría el pellejo, claro, como siempre no estaba de más aportar una idea. - ¿Entonces les puedo disparar en la garganta? Sin cuerdas vocales el canto es lo de menos.- Era la mejor idea que se podía tomar ante aquello, si el canto de aquellas cosas nos alelaba, era mejor acabarlo antes de que fuese un problema.
Ya estaba listo para ponerme en marcha cuando una cosa comenzó a formarse del barro, demonios, no habíamos empezado la exploración y nos encontrábamos el primer peligro, no iba a dudar en ayudar contra aquello, el elfo había sacado una espada y estaba preparado para atacar, yo saqué el arco del carcaj y tensé la flecha que tenía en las manos, no debía esperar para atacar así que me apresuré al primer disparo... deshonrosamente lo fallé, quizá no tuve que apresurarme tanto para el ataqué. Ya me estaba encargando de sacar otra flecha cuando el elfo se disculpo, ¿Por qué se disculparía? A menos que esa cosa solo fuera otro aliado invocado pro magia. - Esperen, ¿Eso está de nuestro lado?- Dijé con cierta curiosidad, era algo que no me esperaba para nada. Quizá la joven había sido la responsable de aquello, por eso la sonrisa que tenía en la cara, al observar con cuidado también logre fijarme que la chica tenía un arco en mano, eso debía ser bueno, un daño a distancia siempre era útil para emergencias.
- Bien, entonces supongo que es hora de empezar.- Guardé la flecha extra que había sacado y comencé a adentrarme más en la cueva haciendo el menor ruido posible, la luz que proporcionaba el elfo era de gran ayuda pero a la vez nos podía causar problemas, nuestra ubicación sería más obvia y nuestros ojos no se acostumbrarían a la perfección a la oscuridad. - Por cierto, perdón por ese disparo, no fue tan intencional.- Lo mejor sería disculparse tal como había hecho el elfo bigotudo para no empezar con el pie izquierdo. - Bio, ¿Que tanto sabes de la cueva? ¿Solo debemos preocuparnos por las sirenas o hay también animales hambrientos con ganas de carne fresca?- Era bueno estar preparado para el posible peligro que tuviésemos cerca, así el menor ruido extraño ya sería una gran señal de alerta, lo único que me seguía resultando incomodo era tener que desconfiar un poco de mi vista. - No se ustedes, pero opino que si debemos desconfiar de nuestros sentidos... ¿ Como podremos estar totalmente alerta?- Hasta los sonidos podrían ser una trampa, nada de aquello podría acabar bien.
La sensación del agua con cada paso era repulsiva, ya había tenido suficiente agua por hoy necesitaba mantenerme seco. Me acerqué a una de las paredes rocosas y la palpé con cuidado, debía existir al menos una mínima saliente para caminar con cuidado, con cada paso que daba me acercaba más a la pared para examinarla mejor, no podía perder las esperanzas en lo que por el momento me era mas esencial. Solo un par de minutos caminando y abrazando la pared fueron necesarios para encontrar lo que tanto buscaba, pequeñas salientes algo separadas una de otra, pero eso era suficiente para mi, Coloqué un pie en una de estás y caminando con cuidado y dando pequeños saltos al fin estaba cómodo. - Espero no les importe que esté un poco alejado de la luz, así es más fácil pasar algo desapercibido, y si es necesario, realizar el ataqué desde las sombras, nada se espera una flecha que sale de la nada.
Estaba por preguntar cual era el plan para todo aquello cuando observé que el vampiro se estaba cortando la mano con una de sus dagas. "Demonios, se va a suicidar." Fué lo que alcancé a pensar, tanto tiempo y decía ponerle fin a todo frente a nosotros, quizá si nos alejábamos suficientemente del cuerpo muerto o lo usábamos de cebo y alimentábamos a las sirenas con su cadáver no nos meteríamos en problemas, simplemente " son cosas que pasan". Por suerte realmente no había sido un intento de suicidio, solo había dibujado una marca en la roca que le tiró al chico bigotudo, no me había fijado en el hecho de que era un elfo, por lo visto la piedra era para tener iluminación y el encargado de ello era elfo.
Los puestos siguieron repartiéndose, por lo visto a mi me tocaba ser la cabeza del grupo o mejor dicho "El primero en morir si algo nos sorprende" aunque tampoco es que fuese a caminar como cualquier torpe sin prestar atención, quien lo diría me sentía bien en ir al frente, excluyendo el hecho de que posiblemente me había puesto allí para hacerle gracia con mi nombre "Un Chucho rastreador"... demonios, yo mismo me arruine la felicidad temporal. La chica había sido nombrada tercera en la formación, quizá solo era sigilosa y de ultimo iba el vampiro, la cosa no parecía estar tan mal, pero había algo en todas esas palabras que me había ofendido en parte. - No se es más hiriente el hecho de que me digas Chucho o que pienses que fallaré algo.- Claro, el orgullo de arquero siempre por delante, para alguien que vive de aquello resultaba ofensivo.
Un ultimo dato acerca de las sirenas fue dada por el vampiro, algo que realmente nos salvaría el pellejo, claro, como siempre no estaba de más aportar una idea. - ¿Entonces les puedo disparar en la garganta? Sin cuerdas vocales el canto es lo de menos.- Era la mejor idea que se podía tomar ante aquello, si el canto de aquellas cosas nos alelaba, era mejor acabarlo antes de que fuese un problema.
Ya estaba listo para ponerme en marcha cuando una cosa comenzó a formarse del barro, demonios, no habíamos empezado la exploración y nos encontrábamos el primer peligro, no iba a dudar en ayudar contra aquello, el elfo había sacado una espada y estaba preparado para atacar, yo saqué el arco del carcaj y tensé la flecha que tenía en las manos, no debía esperar para atacar así que me apresuré al primer disparo... deshonrosamente lo fallé, quizá no tuve que apresurarme tanto para el ataqué. Ya me estaba encargando de sacar otra flecha cuando el elfo se disculpo, ¿Por qué se disculparía? A menos que esa cosa solo fuera otro aliado invocado pro magia. - Esperen, ¿Eso está de nuestro lado?- Dijé con cierta curiosidad, era algo que no me esperaba para nada. Quizá la joven había sido la responsable de aquello, por eso la sonrisa que tenía en la cara, al observar con cuidado también logre fijarme que la chica tenía un arco en mano, eso debía ser bueno, un daño a distancia siempre era útil para emergencias.
- Bien, entonces supongo que es hora de empezar.- Guardé la flecha extra que había sacado y comencé a adentrarme más en la cueva haciendo el menor ruido posible, la luz que proporcionaba el elfo era de gran ayuda pero a la vez nos podía causar problemas, nuestra ubicación sería más obvia y nuestros ojos no se acostumbrarían a la perfección a la oscuridad. - Por cierto, perdón por ese disparo, no fue tan intencional.- Lo mejor sería disculparse tal como había hecho el elfo bigotudo para no empezar con el pie izquierdo. - Bio, ¿Que tanto sabes de la cueva? ¿Solo debemos preocuparnos por las sirenas o hay también animales hambrientos con ganas de carne fresca?- Era bueno estar preparado para el posible peligro que tuviésemos cerca, así el menor ruido extraño ya sería una gran señal de alerta, lo único que me seguía resultando incomodo era tener que desconfiar un poco de mi vista. - No se ustedes, pero opino que si debemos desconfiar de nuestros sentidos... ¿ Como podremos estar totalmente alerta?- Hasta los sonidos podrían ser una trampa, nada de aquello podría acabar bien.
La sensación del agua con cada paso era repulsiva, ya había tenido suficiente agua por hoy necesitaba mantenerme seco. Me acerqué a una de las paredes rocosas y la palpé con cuidado, debía existir al menos una mínima saliente para caminar con cuidado, con cada paso que daba me acercaba más a la pared para examinarla mejor, no podía perder las esperanzas en lo que por el momento me era mas esencial. Solo un par de minutos caminando y abrazando la pared fueron necesarios para encontrar lo que tanto buscaba, pequeñas salientes algo separadas una de otra, pero eso era suficiente para mi, Coloqué un pie en una de estás y caminando con cuidado y dando pequeños saltos al fin estaba cómodo. - Espero no les importe que esté un poco alejado de la luz, así es más fácil pasar algo desapercibido, y si es necesario, realizar el ataqué desde las sombras, nada se espera una flecha que sale de la nada.
Fredericksen
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
El sudor corría por su frente mientras trataba frenéticamente de llenar sus pulmones con el preciado oxígeno, que en esta ocasión parecía escasear. Su cuerpo se encontraba tumbado sobre el césped y sus ojos se encontraban fijos al frente, buscando reunir la energía necesaria para ponerse de pie. Llevaba todo el día entrenando con Allen, usando su magia para potenciar el daño de los ataques de su gemelo y después de unas horas su cuerpo terminó colapsando por el cansancio. A pesar de que el joven elfo le insistió en que tomara un descanso, ella se negó rotundamente, alegando que jamás podría ayudar a los demás si no entrenaba arduamente. Claro que luego de sobrepasar sus propios límites terminó reconsiderando la opción; después de todo no podría ayudar a nadie si moría por un sobreesfuerzo.
Tomó una bocanada de aire y dio por terminado aquel entrenamiento, cosa que Allen agradeció internamente. Todo apuntaba a que sería una tarde tranquila y que podrían volver a casa sin contratiempos; sin embargo el destino no compartía aquel pensamiento y estaba a punto de dejarlo en claro. Una extraña ave arribó sobre la cabeza del chico y miró a la rubia con cierta curiosidad. En el pico llevaba una extraña carta, cosa que hizo que Ashryn palideciera. La última vez que un ave le entregó una nota similar, terminó haciendo el ridículo frente a media población de Aerandir; definitivamente esta vez ni si quiera se molestaría en averiguar de qué se trataba y simplemente se limitó a seguir su camino.
La actitud de la ojiazul sorprendió a su hermano, pues ella no era alguien precisamente prudente y su curiosidad era bien conocida en Sandorai, por lo que tomó la carta del ave y se dispuso a leerla. Un gesto de extrañeza se formó en el rostro del elfo, sabía que su hermana había tenido varias aventuras fuera del bosque los últimos meses, pero nunca se había preguntado qué tan importantes habían sido como para que alguien solicitara su presencia en un lugar tan alejado de su hogar. El ave bajó de la cabeza del muchacho y se posó en su hombro, observando a ambos hermanos. Allen no estaba seguro de que aquella carta fuese confiable, sin embargo, tampoco conocía a las personas con las que su gemela se había relacionado y eso solo servía para sembrar su duda.
—Ryn —la llamó con tranquilidad, siguiendo sus pasos a una pequeña distancia de ella—. Creo que deberías leer lo que está escrito en esta carta, después de todo va dirigida a ti.
—No lo haré —respondió seriamente—. La última vez me metí en serios problemas por una carta similar, no pretendo volver a pasar por otra humillación pública.
El rubio ya decidió no insistir por el momento. Durante el recorrido a su hogar, Allen intentó que el ave retomara el vuelo, pero esta simplemente no se iba de su lado. Al final decidió que le pediría permiso a su padre para quedársela, después de todo, Ashryn tenía a Bio, el conejito que tanto adoraba; aunque jamás terminaría de entender de dónde sacó su hermana un nombre tan peculiar. Nuevamente hizo un esfuerzo por razonar con su gemela; no es que él quisiera que ella se arriesgara a una posible trampa, pero había algo en aquella extraña carta que lo hacía reconsiderar el hecho de que alguien necesitaba de su hermana. Él tenía un conocimiento vago sobre los gremios, solo que este se limitaba a saber de su existencia y nada más, no sabía cómo funcionaban, ni quienes los lideraban. Como era de esperarse la rubia mantuvo su negativa y esto terminó por colmarle la paciencia que tanto lo caracterizaba.
Tomó la mano de su testaruda gemela y la guio a un destino diferente a su hogar. Allen tenía un conocido que poseía un barco y hacía viajes a las islas Illidenses constantemente, simplemente tendría que cobrarle el favor que le debía y ya. Por desgracia era bastante tarde y el elfo rogaba porque su hermana no corriera ningún peligro durante su trayecto. A regañadientes Ashryn aceptó acudir al llamado de la carta; aunque su cambio de opinión se debía más que nada a que el elfo la había llevado a rastras hasta el puerto, sin siquiera permitirle espetar. El muchacho habló con el dueño del barco y tras un intercambio de palabras amables se le permitió a la rubia subir. Se despidió de su hermano y subió la capucha de su capa azul, preguntándose cómo le haría Allen para justificar su repentina desaparición. Realmente no lograba entender la actitud de su versión masculina.
El trayecto fue por de más espantoso. Su primer viaje en barco y la pasó con un terrible e incesante mareo. Solo deseaba pisar tierra lo más pronto posible y deshacerse de la horrible sensación de que todo le daba vueltas. No podía quejarse de la tripulación del barco, pues todos habían sido muy amables con ella y no pudo evitar preguntarse qué cosa había hecho su hermano para ganarse el eterno agradecimiento del capitán, al punto de que la trataban como si fuese alguien importante. Finalmente llegó a su destino, para desgracia de la tripulación, quienes parecían disfrutar de su compañía. Antes de despedirse de aquellos afables hombres, la elfa les pidió las indicaciones apropiadas para llegar a salvo al lugar donde la habían citado y como esperaba no dudaron en brindarle ayuda.
Luego de un par de horas de recorrido logró llegar al punto de reunión, o al menos eso creyó, puesto que en el lugar se encontraban únicamente dos personas. Miró a su alrededor en busca de indicios de más gente, pero no encontró a nadie. Una mujer se acercó a ella, la miró detenidamente y con cierto aire de desconcierto le comentó que había llegado tarde. Las mejillas de la rubia se tiñeron de rojo y se disculpó con vergüenza, atribuyéndole su retraso al hecho de que era la primera vez que salía de Sandorai. La mujer se presentó como Manuela y el joven que la acompañaba era su sobrino Armand; ambos le explicaron en qué consistía todo aquello y le brindaron los detalles de la prueba que se supone ella debía pasar junto a los demás convocados.
Ante su inminente inseguridad, Manuela le dio ánimos y le sugirió que se diera prisa si es que quería alcanzar a los demás, a lo que Ashryn accedió rápidamente. La cueva se volvía más húmeda con cada paso que daba y eso no le daba buena espina. Conforme avanzaba fue capaz de escuchar algunos murmullos, seguramente los demás no se encontraba tan lejos. Continuó avanzando con temor, escondiéndose en su capa, hasta que finalmente divisó una pequeña luz a unos cuantos metros de su posición. Levantó la mirada y vislumbro las siluetas de un pequeño grupo conformado por al menos unas 4 personas. Suspiro aliviada y apresuró el paso, tratando de hacer el menor ruido posible, pues tampoco quería espantarlos.
Sus ojos se abrieron de sorpresa al descubrir la identidad del último del grupo y una sonrisa traviesa se formó en su rostro. No esperaba encontrarlo de nuevo y mucho menos en aquellas circunstancias, pero su instinto infantil la instaba a cobrarle todas las bromas que siempre le hacía y esta era la oportunidad perfecta. Con pasos sigilosos y silenciosos se acercó al vampiro, colocándose a unos centímetros por detrás de él. Sabía que el joven tenía unos excelente reflejos por lo que se aseguró de tener oportunidad de hacerse a un lado si acaso el reaccionaba por instinto. No iba a esconder su emoción, pues aunque no lo quisiera aceptar había extrañado a ese vampiro desesperante y deseaba con toda el alma pegarle un susto de muerte. Sería como su propia manera de saludarse, tal y como lo había hecho en las runas de los baldíos.
—Esta situación me parece un tanto familiar, ¿no lo crees, Bio? —soltó una leve risa picara y se colocó a un lado del joven con rapidez, evitando cualquier respuesta que le pudiese causar daño—. ¿Debo suponer que el peligro es similar al de aquella vez? —Miró hacia el frente y sus mejillas se tiñeron de rojo al ver al irascible cazador con el que siempre peleaba— ¿Canuto?
A él de verdad que no esperaba verlo; no lo odiaba, pero había una especie de acuerdo entre ellos, el cual los llevaba a mantener una pequeña batalla verbal como si fueran una especie de viejo matrimonio y considerando el hecho de que se encontraban acompañados por otras dos personas eso podía ser un terrible inconveniente para la prueba que se supone debían superar. Ademas que estaba el hecho de sus bromas con Bio, ¿con que clase de personas trababa amistad? Sin duda ese iba a ser un largo día.
Tomó una bocanada de aire y dio por terminado aquel entrenamiento, cosa que Allen agradeció internamente. Todo apuntaba a que sería una tarde tranquila y que podrían volver a casa sin contratiempos; sin embargo el destino no compartía aquel pensamiento y estaba a punto de dejarlo en claro. Una extraña ave arribó sobre la cabeza del chico y miró a la rubia con cierta curiosidad. En el pico llevaba una extraña carta, cosa que hizo que Ashryn palideciera. La última vez que un ave le entregó una nota similar, terminó haciendo el ridículo frente a media población de Aerandir; definitivamente esta vez ni si quiera se molestaría en averiguar de qué se trataba y simplemente se limitó a seguir su camino.
La actitud de la ojiazul sorprendió a su hermano, pues ella no era alguien precisamente prudente y su curiosidad era bien conocida en Sandorai, por lo que tomó la carta del ave y se dispuso a leerla. Un gesto de extrañeza se formó en el rostro del elfo, sabía que su hermana había tenido varias aventuras fuera del bosque los últimos meses, pero nunca se había preguntado qué tan importantes habían sido como para que alguien solicitara su presencia en un lugar tan alejado de su hogar. El ave bajó de la cabeza del muchacho y se posó en su hombro, observando a ambos hermanos. Allen no estaba seguro de que aquella carta fuese confiable, sin embargo, tampoco conocía a las personas con las que su gemela se había relacionado y eso solo servía para sembrar su duda.
—Ryn —la llamó con tranquilidad, siguiendo sus pasos a una pequeña distancia de ella—. Creo que deberías leer lo que está escrito en esta carta, después de todo va dirigida a ti.
—No lo haré —respondió seriamente—. La última vez me metí en serios problemas por una carta similar, no pretendo volver a pasar por otra humillación pública.
El rubio ya decidió no insistir por el momento. Durante el recorrido a su hogar, Allen intentó que el ave retomara el vuelo, pero esta simplemente no se iba de su lado. Al final decidió que le pediría permiso a su padre para quedársela, después de todo, Ashryn tenía a Bio, el conejito que tanto adoraba; aunque jamás terminaría de entender de dónde sacó su hermana un nombre tan peculiar. Nuevamente hizo un esfuerzo por razonar con su gemela; no es que él quisiera que ella se arriesgara a una posible trampa, pero había algo en aquella extraña carta que lo hacía reconsiderar el hecho de que alguien necesitaba de su hermana. Él tenía un conocimiento vago sobre los gremios, solo que este se limitaba a saber de su existencia y nada más, no sabía cómo funcionaban, ni quienes los lideraban. Como era de esperarse la rubia mantuvo su negativa y esto terminó por colmarle la paciencia que tanto lo caracterizaba.
Tomó la mano de su testaruda gemela y la guio a un destino diferente a su hogar. Allen tenía un conocido que poseía un barco y hacía viajes a las islas Illidenses constantemente, simplemente tendría que cobrarle el favor que le debía y ya. Por desgracia era bastante tarde y el elfo rogaba porque su hermana no corriera ningún peligro durante su trayecto. A regañadientes Ashryn aceptó acudir al llamado de la carta; aunque su cambio de opinión se debía más que nada a que el elfo la había llevado a rastras hasta el puerto, sin siquiera permitirle espetar. El muchacho habló con el dueño del barco y tras un intercambio de palabras amables se le permitió a la rubia subir. Se despidió de su hermano y subió la capucha de su capa azul, preguntándose cómo le haría Allen para justificar su repentina desaparición. Realmente no lograba entender la actitud de su versión masculina.
El trayecto fue por de más espantoso. Su primer viaje en barco y la pasó con un terrible e incesante mareo. Solo deseaba pisar tierra lo más pronto posible y deshacerse de la horrible sensación de que todo le daba vueltas. No podía quejarse de la tripulación del barco, pues todos habían sido muy amables con ella y no pudo evitar preguntarse qué cosa había hecho su hermano para ganarse el eterno agradecimiento del capitán, al punto de que la trataban como si fuese alguien importante. Finalmente llegó a su destino, para desgracia de la tripulación, quienes parecían disfrutar de su compañía. Antes de despedirse de aquellos afables hombres, la elfa les pidió las indicaciones apropiadas para llegar a salvo al lugar donde la habían citado y como esperaba no dudaron en brindarle ayuda.
Luego de un par de horas de recorrido logró llegar al punto de reunión, o al menos eso creyó, puesto que en el lugar se encontraban únicamente dos personas. Miró a su alrededor en busca de indicios de más gente, pero no encontró a nadie. Una mujer se acercó a ella, la miró detenidamente y con cierto aire de desconcierto le comentó que había llegado tarde. Las mejillas de la rubia se tiñeron de rojo y se disculpó con vergüenza, atribuyéndole su retraso al hecho de que era la primera vez que salía de Sandorai. La mujer se presentó como Manuela y el joven que la acompañaba era su sobrino Armand; ambos le explicaron en qué consistía todo aquello y le brindaron los detalles de la prueba que se supone ella debía pasar junto a los demás convocados.
Ante su inminente inseguridad, Manuela le dio ánimos y le sugirió que se diera prisa si es que quería alcanzar a los demás, a lo que Ashryn accedió rápidamente. La cueva se volvía más húmeda con cada paso que daba y eso no le daba buena espina. Conforme avanzaba fue capaz de escuchar algunos murmullos, seguramente los demás no se encontraba tan lejos. Continuó avanzando con temor, escondiéndose en su capa, hasta que finalmente divisó una pequeña luz a unos cuantos metros de su posición. Levantó la mirada y vislumbro las siluetas de un pequeño grupo conformado por al menos unas 4 personas. Suspiro aliviada y apresuró el paso, tratando de hacer el menor ruido posible, pues tampoco quería espantarlos.
Sus ojos se abrieron de sorpresa al descubrir la identidad del último del grupo y una sonrisa traviesa se formó en su rostro. No esperaba encontrarlo de nuevo y mucho menos en aquellas circunstancias, pero su instinto infantil la instaba a cobrarle todas las bromas que siempre le hacía y esta era la oportunidad perfecta. Con pasos sigilosos y silenciosos se acercó al vampiro, colocándose a unos centímetros por detrás de él. Sabía que el joven tenía unos excelente reflejos por lo que se aseguró de tener oportunidad de hacerse a un lado si acaso el reaccionaba por instinto. No iba a esconder su emoción, pues aunque no lo quisiera aceptar había extrañado a ese vampiro desesperante y deseaba con toda el alma pegarle un susto de muerte. Sería como su propia manera de saludarse, tal y como lo había hecho en las runas de los baldíos.
—Esta situación me parece un tanto familiar, ¿no lo crees, Bio? —soltó una leve risa picara y se colocó a un lado del joven con rapidez, evitando cualquier respuesta que le pudiese causar daño—. ¿Debo suponer que el peligro es similar al de aquella vez? —Miró hacia el frente y sus mejillas se tiñeron de rojo al ver al irascible cazador con el que siempre peleaba— ¿Canuto?
A él de verdad que no esperaba verlo; no lo odiaba, pero había una especie de acuerdo entre ellos, el cual los llevaba a mantener una pequeña batalla verbal como si fueran una especie de viejo matrimonio y considerando el hecho de que se encontraban acompañados por otras dos personas eso podía ser un terrible inconveniente para la prueba que se supone debían superar. Ademas que estaba el hecho de sus bromas con Bio, ¿con que clase de personas trababa amistad? Sin duda ese iba a ser un largo día.
Ashryn Elaynor
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Había tenido curiosidad acerca de los llamativos cambios faciales de Rauko, sin embargo el chico no me respondería de momento, cosa que aunque no quisiera, me parecía lo más apropiado pues debíamos aprovechar el tiempo para completar la misión antes del amanecer, aunque eso no les impediría a ellos demorar un poco más, pero alguna excusa encontraría para apurarlos antes que saliera el sol.
Finalmente las presentaciones habían terminado y tras explicar el plan era momento de adentrarnos en la misteriosa cueva llena de inimaginables peligros en la que, estaríamos a salvo; el nombre código de Chucho parecía encantar al grupo, lo cual me alegraba mucho pues me hacía sentir útil, el arquero seguro me tendría ahora un gran aprecio por haberle dado un apodo tan genial, aunque su manera de expresarlo no fuera particularmente expresiva; que yo fuera un vampiro solo había sorprendido a la chica, pues los otros dos ya estaban enterados, preferí omitir cualquier explicación para no entrar en detalles y explicar de nuevo que no me iba a comer a nadie deliberadamente.
Por otro lado, mi mala costumbre de cortarme la mano para usar la sangre como tinta parecía resultar bastante perturbadora, debía encontrar otra manera de improvisar tinta para este tipo de situaciones, pero a fin de cuentas me resultaba más práctico de este modo, en parte porque la sangre en sí misma ya tenía algo de magia y servía muy bien como canalizador de efectos arcanos, tal vez luego podría explicarles pero de momento no haría comentarios al respecto más allá de la explicación para Rauko.
El elfo tomó la piedra y aunque al parecer no había intentado antes tal manejo de su magia de luz, la piedra le ayudaría a canalizar su energía para usarla de ese modo; no demoró mucho en conseguirlo y la luz, aunque algo tenue, nos servía para ver al menos unos pasos al frente, lo cual nos daría tiempo para reaccionar si algo se acercaba, en el peor de los casos solo Chucho saldría herido y le daría tiempo al resto del grupo para escapar, un sacrificio que por el bien del grupo estaba dispuesto a aceptar.
Al joven arquero no parecía haberle gustado del todo el plan, más que todo al poner a Wind en alerta por si algo se le escapaba, cosa que no estaba de más -No es que piense que vas a fallar- Me excusé con el chico -Es solo que, pues... ¿Has comido biusas?- Pregunté para cambiar de tema antes de decir más, afortunadamente su otra pregunta me ayudaría a cambiar el tema de manera drástica -No, Chucho, disparar es la última opción, solo si es muy necesario- Pensé en primer lugar con el fin de evitar que cualquier cosa rara reaccionara y nos atacara por culpa de una flecha innecesaria.
No pasó mucho tiempo antes que la advertencia de no disparar se hiciera evidentemente necesaria; la joven de cabello azulado pareció invocar algo, observé extrañado al principio como nada sucedía pero luego algo comenzó a emerger desde la tierra, había visto algo parecido antes así que mi sorpresa fue poca, incluso subí la vista esperando ver un soldado como los que había visto antes en las Runas de los Baldíos pero mi vista subió sola pues la figura solo llegó hasta la mitad del camino -¿Dónde está el resto?- Pregunté intrigado de que fuera tan pequeño aunque luego las reacciones del resto del grupo serían bastante alarmantes, mientras Rauko se preparaba para atacar, el otro joven no tardó en lanzar una flecha que afortunadamente no dio en el blanco -¡Chucho! ¿Qué te dije de no disparar?- Reprendí al chico mientras me ponía frente a la chica y su minigolem para evitar cualquier accidente.
Pensé por un instante para darme cuenta que había visto a Chucho fallar, más veces de las que lo había visto acertar, así que con una sonrisa maliciosa cambié de opinión -¿Sabes qué? Mejor sí dispara- Le dije con una sonrisa maliciosa, si igual no le pegaba a nada, un disparo de advertencia podría ser que funcionara para llamar la atención de cualquier amenaza que sin dudarlo se iría contra él, dándonos al resto tiempo para escapar ilesos.
Tras las debidas disculpas por parte de los chicos iniciamos el recorrido manteniendo al menos durante unos instantes la formación que había propuesto, aunque viendo que la chica había resultado no ser tan indefensa como yo pensaba, tal vez podría hacer algunos ligeros cambios -Estás llena de sorpresas- Comenté a la chica que además parecía saber usar el arco, tal vez mejor que Chucho, y parecía ser también más cautelosa -Tu habilidad para crear a tu guardián es impresionante, seguro con más práctica lo harás más grande y fuerte- Comenté tal vez a modo de disculpa por el comentario anterior -Tal vez deberías ir al frente junto a Chucho, si hay algo en el camino tu guardián nos lo hará saber sin que nadie corra peligro ¿Te parece?- Le propuse a la chica que a pesar de todo había conseguido impresionarme.
En el camino Chucho resultó ser el más interesado en obtener valiosa información, rasgo que era de bastante mérito para ser informante, el conocimiento es poder, y conocer el terreno era de vital importancia, así que accedí a ofrecerle tanta información como me fuera posible -Jamás he estado en esta cueva, pero he oído algunas cosas- Comenté intentando en principio no alarmarlo -Puede haber otras cosas además de las sirenas, pero nada de qué preocuparse... Demasiado- Continué dando detalles -Tal vez algunos insectos en las húmedas paredes, babosas o gusanos, nada que mate al instante- Comenté de lo que había oído -Hay más peligros allá afuera que acá adentro- Dije a modo de chiste dando a entender que la cueva no era nada alarmante o peligroso.
Enviar a la elfa al frente ahora no parecía ser una mala idea, pues Chucho prefirió romper la formación y refugiarse en las sombras para atacar sin ser visto... Y sin ver -Ten cuidado con los insectos de las paredes, pueden ser algo grandes- Advertí al chico por si se llegaba a encontrar a alguno de esos gusanos de cien patas que se escondían entre los agujeros de la cueva -Sea lo que sea, deben estar seguros de dónde están y de lo que no sería lógico que estuviera acá- Advertí como estrategia para mantenernos con sensatez y dudar de los sentidos.
Inesperadamente escuché acercarse algunos pasos detrás de mí, sin embargo intenté no voltear, en lugar de eso hice sonar mi voz justo en el hombro de Chucho y como un leve susurro le advertí de mantenerse vigilante -Algo viene detrás de mí, mantente alerta- [1] Le dije en tono serio y en un tono que solo podría escuchar él; advertirle al resto del grupo no era necesario al menos de momento, pues si volteaban no tendríamos el factor sorpresa de emboscar al perseguidor pues yo sabía que él no sabía que nosotros sabíamos que venía.
Me mantuve alerta mientras los pasos se acercaban, incluso caminé más despacio mientras me preparaba para defenderme de algún ataque, al mismo tiempo que confiaba en que Chucho podría asistirme en caso de que se me escapara de las manos, aunque para mi sorpresa el susto sería mucho más grande que si se tratara de alguna amenaza potencial; un frío escozor me recorrió la piel al escuchar aquella voz -¡¡¿Qué rayos?!!- Pregunté alarmado dando pasos hacia atrás hasta perder el equilibrio y caer sentado sobre el agua que ya casi pasaba la altura de mis rodillas -¿Qué haces aquí? ¿Eres real?- Pregunté en caso que se tratara de alguna ilusión causada por el misterioso canto de las sirenas.
Para mi sorpresa parecía ser real y estar ahí, sonriente y feliz de estar metida en una peligrosa y oscura cueva rodeada de extraños, aunque al parecer no todos eran extraños para ella -No, no, no... Es Chucho, le gusta que le digan Chucho- Advertí a la elfa mientras me ponía en pie después de haber asimilado un poco la situación aunque sin entender del todo su estadía ahí -¿Vienes a la prueba de informantes?- Pregunté solo para salir de dudas -¿Te gusta el peligro no?- Pregunté alzando una ceja -Es como aquella vez, hay una cueva, y muñecos de barro- Le dije señalando al adorable miniguardián de la otra elfa -¿Estás segura que quieres ir con nosotros? Esto es para gente grande- Advertí de nuevo aunque si miraba bien al grupo vería que no era más que un montón de jovencitos...
[1] Habilidad de Nivel 6 Finalmente las presentaciones habían terminado y tras explicar el plan era momento de adentrarnos en la misteriosa cueva llena de inimaginables peligros en la que, estaríamos a salvo; el nombre código de Chucho parecía encantar al grupo, lo cual me alegraba mucho pues me hacía sentir útil, el arquero seguro me tendría ahora un gran aprecio por haberle dado un apodo tan genial, aunque su manera de expresarlo no fuera particularmente expresiva; que yo fuera un vampiro solo había sorprendido a la chica, pues los otros dos ya estaban enterados, preferí omitir cualquier explicación para no entrar en detalles y explicar de nuevo que no me iba a comer a nadie deliberadamente.
Por otro lado, mi mala costumbre de cortarme la mano para usar la sangre como tinta parecía resultar bastante perturbadora, debía encontrar otra manera de improvisar tinta para este tipo de situaciones, pero a fin de cuentas me resultaba más práctico de este modo, en parte porque la sangre en sí misma ya tenía algo de magia y servía muy bien como canalizador de efectos arcanos, tal vez luego podría explicarles pero de momento no haría comentarios al respecto más allá de la explicación para Rauko.
El elfo tomó la piedra y aunque al parecer no había intentado antes tal manejo de su magia de luz, la piedra le ayudaría a canalizar su energía para usarla de ese modo; no demoró mucho en conseguirlo y la luz, aunque algo tenue, nos servía para ver al menos unos pasos al frente, lo cual nos daría tiempo para reaccionar si algo se acercaba, en el peor de los casos solo Chucho saldría herido y le daría tiempo al resto del grupo para escapar, un sacrificio que por el bien del grupo estaba dispuesto a aceptar.
Al joven arquero no parecía haberle gustado del todo el plan, más que todo al poner a Wind en alerta por si algo se le escapaba, cosa que no estaba de más -No es que piense que vas a fallar- Me excusé con el chico -Es solo que, pues... ¿Has comido biusas?- Pregunté para cambiar de tema antes de decir más, afortunadamente su otra pregunta me ayudaría a cambiar el tema de manera drástica -No, Chucho, disparar es la última opción, solo si es muy necesario- Pensé en primer lugar con el fin de evitar que cualquier cosa rara reaccionara y nos atacara por culpa de una flecha innecesaria.
No pasó mucho tiempo antes que la advertencia de no disparar se hiciera evidentemente necesaria; la joven de cabello azulado pareció invocar algo, observé extrañado al principio como nada sucedía pero luego algo comenzó a emerger desde la tierra, había visto algo parecido antes así que mi sorpresa fue poca, incluso subí la vista esperando ver un soldado como los que había visto antes en las Runas de los Baldíos pero mi vista subió sola pues la figura solo llegó hasta la mitad del camino -¿Dónde está el resto?- Pregunté intrigado de que fuera tan pequeño aunque luego las reacciones del resto del grupo serían bastante alarmantes, mientras Rauko se preparaba para atacar, el otro joven no tardó en lanzar una flecha que afortunadamente no dio en el blanco -¡Chucho! ¿Qué te dije de no disparar?- Reprendí al chico mientras me ponía frente a la chica y su minigolem para evitar cualquier accidente.
Pensé por un instante para darme cuenta que había visto a Chucho fallar, más veces de las que lo había visto acertar, así que con una sonrisa maliciosa cambié de opinión -¿Sabes qué? Mejor sí dispara- Le dije con una sonrisa maliciosa, si igual no le pegaba a nada, un disparo de advertencia podría ser que funcionara para llamar la atención de cualquier amenaza que sin dudarlo se iría contra él, dándonos al resto tiempo para escapar ilesos.
Tras las debidas disculpas por parte de los chicos iniciamos el recorrido manteniendo al menos durante unos instantes la formación que había propuesto, aunque viendo que la chica había resultado no ser tan indefensa como yo pensaba, tal vez podría hacer algunos ligeros cambios -Estás llena de sorpresas- Comenté a la chica que además parecía saber usar el arco, tal vez mejor que Chucho, y parecía ser también más cautelosa -Tu habilidad para crear a tu guardián es impresionante, seguro con más práctica lo harás más grande y fuerte- Comenté tal vez a modo de disculpa por el comentario anterior -Tal vez deberías ir al frente junto a Chucho, si hay algo en el camino tu guardián nos lo hará saber sin que nadie corra peligro ¿Te parece?- Le propuse a la chica que a pesar de todo había conseguido impresionarme.
En el camino Chucho resultó ser el más interesado en obtener valiosa información, rasgo que era de bastante mérito para ser informante, el conocimiento es poder, y conocer el terreno era de vital importancia, así que accedí a ofrecerle tanta información como me fuera posible -Jamás he estado en esta cueva, pero he oído algunas cosas- Comenté intentando en principio no alarmarlo -Puede haber otras cosas además de las sirenas, pero nada de qué preocuparse... Demasiado- Continué dando detalles -Tal vez algunos insectos en las húmedas paredes, babosas o gusanos, nada que mate al instante- Comenté de lo que había oído -Hay más peligros allá afuera que acá adentro- Dije a modo de chiste dando a entender que la cueva no era nada alarmante o peligroso.
Enviar a la elfa al frente ahora no parecía ser una mala idea, pues Chucho prefirió romper la formación y refugiarse en las sombras para atacar sin ser visto... Y sin ver -Ten cuidado con los insectos de las paredes, pueden ser algo grandes- Advertí al chico por si se llegaba a encontrar a alguno de esos gusanos de cien patas que se escondían entre los agujeros de la cueva -Sea lo que sea, deben estar seguros de dónde están y de lo que no sería lógico que estuviera acá- Advertí como estrategia para mantenernos con sensatez y dudar de los sentidos.
Inesperadamente escuché acercarse algunos pasos detrás de mí, sin embargo intenté no voltear, en lugar de eso hice sonar mi voz justo en el hombro de Chucho y como un leve susurro le advertí de mantenerse vigilante -Algo viene detrás de mí, mantente alerta- [1] Le dije en tono serio y en un tono que solo podría escuchar él; advertirle al resto del grupo no era necesario al menos de momento, pues si volteaban no tendríamos el factor sorpresa de emboscar al perseguidor pues yo sabía que él no sabía que nosotros sabíamos que venía.
Me mantuve alerta mientras los pasos se acercaban, incluso caminé más despacio mientras me preparaba para defenderme de algún ataque, al mismo tiempo que confiaba en que Chucho podría asistirme en caso de que se me escapara de las manos, aunque para mi sorpresa el susto sería mucho más grande que si se tratara de alguna amenaza potencial; un frío escozor me recorrió la piel al escuchar aquella voz -¡¡¿Qué rayos?!!- Pregunté alarmado dando pasos hacia atrás hasta perder el equilibrio y caer sentado sobre el agua que ya casi pasaba la altura de mis rodillas -¿Qué haces aquí? ¿Eres real?- Pregunté en caso que se tratara de alguna ilusión causada por el misterioso canto de las sirenas.
Para mi sorpresa parecía ser real y estar ahí, sonriente y feliz de estar metida en una peligrosa y oscura cueva rodeada de extraños, aunque al parecer no todos eran extraños para ella -No, no, no... Es Chucho, le gusta que le digan Chucho- Advertí a la elfa mientras me ponía en pie después de haber asimilado un poco la situación aunque sin entender del todo su estadía ahí -¿Vienes a la prueba de informantes?- Pregunté solo para salir de dudas -¿Te gusta el peligro no?- Pregunté alzando una ceja -Es como aquella vez, hay una cueva, y muñecos de barro- Le dije señalando al adorable miniguardián de la otra elfa -¿Estás segura que quieres ir con nosotros? Esto es para gente grande- Advertí de nuevo aunque si miraba bien al grupo vería que no era más que un montón de jovencitos...
Bio
Aerandiano de honor
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
La cueva está oscura. Necesitaréis algo de iluminación para avanzar.
Según os adentréis en la cueva, escucháis una empalagosa voz femenina. Melosa. Capaz de invitar a pecar al hombre más fiel. Todos la escucháis.
Rauko y Fredericksen, esa voz os incita a seguirla, tomaréis una bifurcación distinta a la que tomarán el resto de vuestros compañeros, pero no os daréis cuenta de que ahora camináis solos, tan solo queréis saber quién se esconde detrás de la voz. Iréis juntos.
Windorind y Ashryn como mujeres que sois, escucháis la voz pero no os incita a nada, más allá de la posible preocupación por vuestros compañeros perdidos.
Bio, tú, dotado en los poderes de la voz y gracias a tu elevado nivel, la escuchas pero eres inmune a sus efectos. Como líder del grupo y como te ordenó Manuela, recuerda que debes velar por la integridad de todos sus miembros, tal vez tengas que detener la búsqueda de la copa para ir en búsqueda de los perdidos. Pero protege a Ashryn y a Windorind, ya que parece que algo se mueve junto al pequeño cauce fluvial que discurre por el río.
Después del turno de Bio, volveré a intervenir yo.Según os adentréis en la cueva, escucháis una empalagosa voz femenina. Melosa. Capaz de invitar a pecar al hombre más fiel. Todos la escucháis.
Rauko y Fredericksen, esa voz os incita a seguirla, tomaréis una bifurcación distinta a la que tomarán el resto de vuestros compañeros, pero no os daréis cuenta de que ahora camináis solos, tan solo queréis saber quién se esconde detrás de la voz. Iréis juntos.
Windorind y Ashryn como mujeres que sois, escucháis la voz pero no os incita a nada, más allá de la posible preocupación por vuestros compañeros perdidos.
Bio, tú, dotado en los poderes de la voz y gracias a tu elevado nivel, la escuchas pero eres inmune a sus efectos. Como líder del grupo y como te ordenó Manuela, recuerda que debes velar por la integridad de todos sus miembros, tal vez tengas que detener la búsqueda de la copa para ir en búsqueda de los perdidos. Pero protege a Ashryn y a Windorind, ya que parece que algo se mueve junto al pequeño cauce fluvial que discurre por el río.
Ger
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Wind miró sorprendida como la piedra comenzaba a iluminarse lentamente, era la primera vez que veía que se podía hacer algo como aquello y realmente le pareció algo digno de alabanzas ¿Los elfos podían iluminar piedras? No tenía demasiado sentido en su cabeza, pero era lo que veía, así que la respuesta debía ser afirmativa... o eso creyó en ese momento y ya de paso, se lo guardaría para probar en algún momento solitario, cuando no resultara demasiado humillante intentarlo y fallar.
Después de sacar al golem, ahogó un grito de pánico cuando repentinamente todo el grupo se quedó mirándolo y parte de la formación se ponía en guardia apuntando en su dirección con sus armas, dio un pequeño paso hacia atrás con las manos levantadas y los miró aturdida - ¿Q-Qué pasa? - Se le atrancó la voz al decirlo y su mirada bailó entre los dos hombres que seguían en guardia. Wind tardó unos cuantos segundos en percatarse de que no era a ella a quien apuntaban sino al guardián que tenía al lado “¿Acaso es raro que un elfo haga esto?” Cada vez aquella habilidad la desorientaba más, pero era cuestión de tiempo que investigara a conciencia sobre ella.
Escuchó el comentario de Bio y mientras le miraba de soslayo fulminándole por insinuar que el golem era pequeño, inesperadamente y tomando completamente por sorpresa a la joven, vio como una flecha pasaba demasiado cerca suyo, haciéndola retroceder y tropezarse hasta caerse sobre sus propias posaderas -Cielos… Pero ¿Qué te pasa? ¿Estás loco?- Desde luego a aquel hombre iba a llamarlo Chucho aunque fuera simplemente por haber tenido la osadía de disparar en su dirección -Dioses…- Resopló aun tirada en el suelo cuando Rauko se disculpó y asintió despacio -Está bien, no pasa nada… Supongo que ha sido culpa mía por no avisar- Se levantó sin perder de vista a ninguno de aquellos que habían intentado dañar al guardián de barro y suspiró de nuevo cuando Candau dijo algo que prefirió tomárselo como una medio-disculpa – Después del disparo, igual no está del tuyo…- Susurró en un tono quejica mientras le sacaba la lengua infantilmente, aunque por dentro le causaba cierta gracia que el arquero hubiera fallado un disparo desde tan cerca ¿Debía poner su vida en sus manos? No confiaba en su habilidad, pero supuso que aquello era por la tensión y que normalmente no fallaría tanto. Wind se colocó al lado del amable vampiro que se había interpuesto entre los atacantes y ella mientras se tapaba la boca con na mano para evitar una carcajada por aquella reprimenda que parecía más como si se lo hiciera a un cachorro que a un compañero y se lo agradeció con una sonrisa en el rostro -Muchas gracias-
Cuando Bio hizo aquel cometario, la elfa lo miró sorprendida “¿Y la furia de las sirenas?” Estaba segura de que se había perdido en algún punto de la mente del vampiro, pero si él estaba tan convencido de aquello, tendría sus propios motivos, además, como suele decirse, la mejor defensa es un buen ataque.
Después de entrar en la cueva, la joven estaba ya considerablemente más tranquila, ya había olvidado prácticamente el incidente con el intento de asesinato por parte de Candau y estaba más centrada en no tropezarse con los pequeños montículos de arena que tenían a sus pies que cualquier otra cosa.
El comentario del vampiro hizo sonreír a la elfa -Supongo que eso es algo bueno- No era habitual que le hicieran halagos, al menos, no que ella pillara a la primera y la siguiente aclaración hizo que ensanchara aún más la sonrisa -Me ha costado bastante llegar a hacer esto, no sé si pueda llegar a mejorarlo mucho más- Comentó sin perder de vista el frente -Además, creía que pensabas que le faltaba un trozo ¿No? - Añadió en tono divertido al recordar el anterior comentario.
Aún con todo, lo que dijo a continuación le pareció una idea bastante buena -Me parece bien, tiene bastante sentido- Así que, con el golem por la parte más alejada de la luz y ella por la parte más cercana a sus compañeros se colocó al lado de Candau, mandó al guardián unos cuantos pasos por delante, en la zona en la que ya había más sombra que luz y continuó caminando tranquilamente, esforzándose en no tropezarse con la arena y escuchando con atención las palabras de Bio -Si no mata al instante, algo podremos hacer- Comentó intentando infundir calma, más a si misma que a los demás.
Wind se quedó bastante sorprendida cuando Candau se alejó de la formación -Chucho… ¿No sería mejor que te quedaras aquí?- Estar en la penumbra después de las advertencias del vampiro, no le parecía una opción demasiado buena pero cuando éste se explicó, prefirió dejarlo estar, al fin y al cabo lo mejor sería que se sintiera cómodo -Intenta que no te pique ningún bicho... no sería cómodo tratarte en un sitio como éste- Sonó francamente preocupada pero quien sabía si era por la seguridad de su compañero o por la dificultad que supondría sanarle en semejantes circunstancias.
La elfa iba tan concentrada en el frente que no llegó a percatarse de la presencia de la rubia que de repente apareció por detrás. Escuchar tan repentinamente una voz que no conocía hizo que sin pensarlo dos veces se girara y tensara en arco en dirección a la joven que acaba de aparecer. No disparó de puro milagro pues para más inri la exclamación del vampiro no ayudó demasiado - ¿Qué está pasando? - Cuando Bio se cayó al suelo, Wind se acercó a él, con el arco ahora más relajado y cuando le pareció que la reconocía lo destensó por completo -Creo que si es real- Suspiró y dio gracias a los cielos por no haber tenido que disparar.
Era realmente sorprendente que entre todos los allí reunidos tuvieran alguna u otra relación lo que hacía que ella se preguntara vez más por qué la habían llamado también cuando no podía haber tenido recomendación por parte de ningún otro miembro del gremio ¿Acaso la habían espiado por algo especial? ¿En Roilkat? Era el único lugar en el que había hayo medianamente meritorio así que era lo único que se le ocurría.
-Así que a ti también te han reclutado ¿Eh? - Sonrió a la recién llegada y se presentó -Soy Wind, encantada- Ese día estaba conociendo a mucha gente nueva y en cierto modo le agradaba. En cuanto terminaron de hablar, la joven supuso que deberían reemprender el viaje si querían terminarlo a tiempo así que sin mayor demora preguntó - ¿Continuamos? - Sonrió tranquila y esperó a las respuestas pertinentes para poder continuar con la marcha.
Justo cuando estaba apunto de darse la vuelta, algo le rozó la pierna haciendo un escalofrío recorriera su espalda pero igual era su simple imaginación que le estaba pasando una mala jugada, así que prefirió no decir nada. No tenía intención alguna de alarmar a los demás.
Después de sacar al golem, ahogó un grito de pánico cuando repentinamente todo el grupo se quedó mirándolo y parte de la formación se ponía en guardia apuntando en su dirección con sus armas, dio un pequeño paso hacia atrás con las manos levantadas y los miró aturdida - ¿Q-Qué pasa? - Se le atrancó la voz al decirlo y su mirada bailó entre los dos hombres que seguían en guardia. Wind tardó unos cuantos segundos en percatarse de que no era a ella a quien apuntaban sino al guardián que tenía al lado “¿Acaso es raro que un elfo haga esto?” Cada vez aquella habilidad la desorientaba más, pero era cuestión de tiempo que investigara a conciencia sobre ella.
Escuchó el comentario de Bio y mientras le miraba de soslayo fulminándole por insinuar que el golem era pequeño, inesperadamente y tomando completamente por sorpresa a la joven, vio como una flecha pasaba demasiado cerca suyo, haciéndola retroceder y tropezarse hasta caerse sobre sus propias posaderas -Cielos… Pero ¿Qué te pasa? ¿Estás loco?- Desde luego a aquel hombre iba a llamarlo Chucho aunque fuera simplemente por haber tenido la osadía de disparar en su dirección -Dioses…- Resopló aun tirada en el suelo cuando Rauko se disculpó y asintió despacio -Está bien, no pasa nada… Supongo que ha sido culpa mía por no avisar- Se levantó sin perder de vista a ninguno de aquellos que habían intentado dañar al guardián de barro y suspiró de nuevo cuando Candau dijo algo que prefirió tomárselo como una medio-disculpa – Después del disparo, igual no está del tuyo…- Susurró en un tono quejica mientras le sacaba la lengua infantilmente, aunque por dentro le causaba cierta gracia que el arquero hubiera fallado un disparo desde tan cerca ¿Debía poner su vida en sus manos? No confiaba en su habilidad, pero supuso que aquello era por la tensión y que normalmente no fallaría tanto. Wind se colocó al lado del amable vampiro que se había interpuesto entre los atacantes y ella mientras se tapaba la boca con na mano para evitar una carcajada por aquella reprimenda que parecía más como si se lo hiciera a un cachorro que a un compañero y se lo agradeció con una sonrisa en el rostro -Muchas gracias-
Cuando Bio hizo aquel cometario, la elfa lo miró sorprendida “¿Y la furia de las sirenas?” Estaba segura de que se había perdido en algún punto de la mente del vampiro, pero si él estaba tan convencido de aquello, tendría sus propios motivos, además, como suele decirse, la mejor defensa es un buen ataque.
Después de entrar en la cueva, la joven estaba ya considerablemente más tranquila, ya había olvidado prácticamente el incidente con el intento de asesinato por parte de Candau y estaba más centrada en no tropezarse con los pequeños montículos de arena que tenían a sus pies que cualquier otra cosa.
El comentario del vampiro hizo sonreír a la elfa -Supongo que eso es algo bueno- No era habitual que le hicieran halagos, al menos, no que ella pillara a la primera y la siguiente aclaración hizo que ensanchara aún más la sonrisa -Me ha costado bastante llegar a hacer esto, no sé si pueda llegar a mejorarlo mucho más- Comentó sin perder de vista el frente -Además, creía que pensabas que le faltaba un trozo ¿No? - Añadió en tono divertido al recordar el anterior comentario.
Aún con todo, lo que dijo a continuación le pareció una idea bastante buena -Me parece bien, tiene bastante sentido- Así que, con el golem por la parte más alejada de la luz y ella por la parte más cercana a sus compañeros se colocó al lado de Candau, mandó al guardián unos cuantos pasos por delante, en la zona en la que ya había más sombra que luz y continuó caminando tranquilamente, esforzándose en no tropezarse con la arena y escuchando con atención las palabras de Bio -Si no mata al instante, algo podremos hacer- Comentó intentando infundir calma, más a si misma que a los demás.
Wind se quedó bastante sorprendida cuando Candau se alejó de la formación -Chucho… ¿No sería mejor que te quedaras aquí?- Estar en la penumbra después de las advertencias del vampiro, no le parecía una opción demasiado buena pero cuando éste se explicó, prefirió dejarlo estar, al fin y al cabo lo mejor sería que se sintiera cómodo -Intenta que no te pique ningún bicho... no sería cómodo tratarte en un sitio como éste- Sonó francamente preocupada pero quien sabía si era por la seguridad de su compañero o por la dificultad que supondría sanarle en semejantes circunstancias.
La elfa iba tan concentrada en el frente que no llegó a percatarse de la presencia de la rubia que de repente apareció por detrás. Escuchar tan repentinamente una voz que no conocía hizo que sin pensarlo dos veces se girara y tensara en arco en dirección a la joven que acaba de aparecer. No disparó de puro milagro pues para más inri la exclamación del vampiro no ayudó demasiado - ¿Qué está pasando? - Cuando Bio se cayó al suelo, Wind se acercó a él, con el arco ahora más relajado y cuando le pareció que la reconocía lo destensó por completo -Creo que si es real- Suspiró y dio gracias a los cielos por no haber tenido que disparar.
Era realmente sorprendente que entre todos los allí reunidos tuvieran alguna u otra relación lo que hacía que ella se preguntara vez más por qué la habían llamado también cuando no podía haber tenido recomendación por parte de ningún otro miembro del gremio ¿Acaso la habían espiado por algo especial? ¿En Roilkat? Era el único lugar en el que había hayo medianamente meritorio así que era lo único que se le ocurría.
-Así que a ti también te han reclutado ¿Eh? - Sonrió a la recién llegada y se presentó -Soy Wind, encantada- Ese día estaba conociendo a mucha gente nueva y en cierto modo le agradaba. En cuanto terminaron de hablar, la joven supuso que deberían reemprender el viaje si querían terminarlo a tiempo así que sin mayor demora preguntó - ¿Continuamos? - Sonrió tranquila y esperó a las respuestas pertinentes para poder continuar con la marcha.
Justo cuando estaba apunto de darse la vuelta, algo le rozó la pierna haciendo un escalofrío recorriera su espalda pero igual era su simple imaginación que le estaba pasando una mala jugada, así que prefirió no decir nada. No tenía intención alguna de alarmar a los demás.
Última edición por Windorind Crownguard el Dom Ago 28 2016, 16:57, editado 1 vez
Windorind Crownguard
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Durante el alboroto ocasionado por la inesperada aparición del muñeco de barro “Chucho” también se alteró y se puso en guardia, por suerte logré detenerme antes de lastimar a la enigmática criatura, sin embargo “Chucho” tomó su arco y flecha para dispararle, aunque gracias a su pésima precisión falló a pesar de que la distancia entre ambos era poca.
Lo anterior me hizo dudar en si debía confiar en la puntería de “Chucho”, si llegaba a presentarse alguna otra situación donde la necesidad de reaccionar rápido fuese vital y él fallara otra vez entonces estaríamos en serios problemas. Por otro lado, se llamaba “Chucho” ¿Cómo podría enojarme con alguien con ese nombre?
Al finalizar todo el inconveniente anterior la chica que al parecer era la responsable de la figura de barro se disculpó por su inesperada acción, pues al final todo había sido culpa de ella, pero opté por olvidar lo sucedido y seguir con el recorrido.
Mientras seguíamos avanzando por la cueva las conversaciones entre todos continuaban, no me molestaba del todo porque mayormente se hablaba sobre detalles importantes del terreno, pero creía que no era el momento oportuno para ello, nos encontrábamos en tierras desconocidas y con el sonido de nuestras voces delataríamos nuestra presencia al enemigo, aunque tal vez me estaba preocupando demás ya que gracias a la comunicación se estableció una nueva formación de equipo, por desgracia “Chucho” decidió romperla colocándose lejos de mi luz que con tanto esfuerzo yo hacía para todos ellos -(Está bien, que haga lo que le plazca, él se lo pierde)- Pensé dichoso de mi útil iluminación.
Entonces noté que el paso de Bio disminuía como si él hubiese visto o escuchado algo, yo no sabía qué sucedería así que me mantuve alerta de cualquier eventualidad posible, fue así cuando de forma repentina se escucha una nueva voz femenina que provenía desde atrás -(¡Seguro es una sirena y quiere comerse nuestros corazones!)- Pensé para luego desenvainar mi espada y colocarme en una posición defensiva pero tratando de que mi luz no se apagara por completo y nos quedáramos hundidos en la oscuridad de la cueva -¡No! ¡Ya derribó a Bio! ¡Chicos rodéenla y captúrenla!- Exclamé tras ver cómo el vampiro caía al suelo, seguramente estaría herido de gravedad así que me preparé para vengar su posible muerte, pero no sin antes averiguar sobre mi siguiente víctima -¿Quién eres y qué quieres?- Pregunté antes de hacer algo indebido como antes, quería asegurarme de que era necesario llegar a esos extremos.
Afortunadamente mi reacción fue innecesaria otra vez, el nuevo personaje femenino en realidad era una elfa, amiga de Bio y, al parecer también una nueva compañera que nos ayudaría en el trayecto, así que me sentí aliviado al saber que el vampiro no estaba herido y mucho menos muerto, sin embargo con tantas sorpresas repentinas empezaba a verme alterado y todavía faltaba mucho para terminar la prueba del gremio, tal vez no podría seguir toda la noche sin antes perder el control -¿Por qué nunca avisan?- Me pregunté en voz baja mientras guardaba mi espada y me concentraba nuevamente en iluminar a mis compañeros, ya comenzaba a parecerme frustrante todo aquello de los constantes sustos innecesarios.
Cuando creí que todo volvía a estar tranquilo recordé unas palabras de Bio que lograron desconcertarme por completo: “no confíen en sus oídos y duden de lo que vean sus ojos”. Dicha frase me hacía dudar sobre la presencia de la nueva elfa -¿Cómo puedo asegurarme de que ella es real o una ilusión?- Pregunté con un tono que expresaba perfectamente mi desconfianza, por suerte me tranquilicé un poco al considerar un detalle -Ustedes pueden verla ahí, así que no debería ser un vil engaño- Dije calmado, pero esa calma no duró mucho, de inmediato volví a sentirme inseguro -Sin embargo ¿cómo podría saber si todos ustedes son o no parte de una ilusión? ¿Cómo saber si estoy con mis compañeros reales o si me encuentro solo? Alguien, tóquenme para saber que son reales- Dije finalmente para cubrir mi rostro con la palma de mi mano derecha. Sin duda alguna ya había perdido la razón y comenzaba a confundir la realidad con la ficción.
Mi cabeza empezó a llenarse de dudas y más dudas que comenzaban a hacerme perder mi paciencia, no sabía qué hacer así que con mis ojos cerrados agité mi cabeza hacia los lados y luego respiré profundo tratando de olvidar todas mis paranoias, quería intentar volver a tranquilizarme, sin embargo no pude lograr esa meta.
Repentinamente una hermosa voz comenzó a acariciar mis oídos con un extraño pero dulce tono melódico; era relajante, placentero y me dejaba completamente enviciado a su fascinante canto que lograba encantar hasta lo más profundo de mi alma -Debo saber de quién es esa voz- Dije con un tono tenue y apagado como si ya no gozara de una personalidad o de un espíritu.
Sin fijarme en los demás o siquiera en mi propio camino me dispuse a seguir ese inigualable sonido, por alguna extraña razón no quería pensar sobre nada más ni me interesaba saber lo que hicieran los demás, ni siquiera quería escuchar alguna otra cosa que no fuera esa melódica voz.
Por algún motivo ya no era yo pero no podía evitarlo, de hecho ni siquiera quería recuperar el control, así que mi única esperanza de ser salvado eran los demás del grupo, sin embargo ¿Y si ellos también estaban con el mismo problema?
Lo anterior me hizo dudar en si debía confiar en la puntería de “Chucho”, si llegaba a presentarse alguna otra situación donde la necesidad de reaccionar rápido fuese vital y él fallara otra vez entonces estaríamos en serios problemas. Por otro lado, se llamaba “Chucho” ¿Cómo podría enojarme con alguien con ese nombre?
Al finalizar todo el inconveniente anterior la chica que al parecer era la responsable de la figura de barro se disculpó por su inesperada acción, pues al final todo había sido culpa de ella, pero opté por olvidar lo sucedido y seguir con el recorrido.
Mientras seguíamos avanzando por la cueva las conversaciones entre todos continuaban, no me molestaba del todo porque mayormente se hablaba sobre detalles importantes del terreno, pero creía que no era el momento oportuno para ello, nos encontrábamos en tierras desconocidas y con el sonido de nuestras voces delataríamos nuestra presencia al enemigo, aunque tal vez me estaba preocupando demás ya que gracias a la comunicación se estableció una nueva formación de equipo, por desgracia “Chucho” decidió romperla colocándose lejos de mi luz que con tanto esfuerzo yo hacía para todos ellos -(Está bien, que haga lo que le plazca, él se lo pierde)- Pensé dichoso de mi útil iluminación.
Entonces noté que el paso de Bio disminuía como si él hubiese visto o escuchado algo, yo no sabía qué sucedería así que me mantuve alerta de cualquier eventualidad posible, fue así cuando de forma repentina se escucha una nueva voz femenina que provenía desde atrás -(¡Seguro es una sirena y quiere comerse nuestros corazones!)- Pensé para luego desenvainar mi espada y colocarme en una posición defensiva pero tratando de que mi luz no se apagara por completo y nos quedáramos hundidos en la oscuridad de la cueva -¡No! ¡Ya derribó a Bio! ¡Chicos rodéenla y captúrenla!- Exclamé tras ver cómo el vampiro caía al suelo, seguramente estaría herido de gravedad así que me preparé para vengar su posible muerte, pero no sin antes averiguar sobre mi siguiente víctima -¿Quién eres y qué quieres?- Pregunté antes de hacer algo indebido como antes, quería asegurarme de que era necesario llegar a esos extremos.
Afortunadamente mi reacción fue innecesaria otra vez, el nuevo personaje femenino en realidad era una elfa, amiga de Bio y, al parecer también una nueva compañera que nos ayudaría en el trayecto, así que me sentí aliviado al saber que el vampiro no estaba herido y mucho menos muerto, sin embargo con tantas sorpresas repentinas empezaba a verme alterado y todavía faltaba mucho para terminar la prueba del gremio, tal vez no podría seguir toda la noche sin antes perder el control -¿Por qué nunca avisan?- Me pregunté en voz baja mientras guardaba mi espada y me concentraba nuevamente en iluminar a mis compañeros, ya comenzaba a parecerme frustrante todo aquello de los constantes sustos innecesarios.
Cuando creí que todo volvía a estar tranquilo recordé unas palabras de Bio que lograron desconcertarme por completo: “no confíen en sus oídos y duden de lo que vean sus ojos”. Dicha frase me hacía dudar sobre la presencia de la nueva elfa -¿Cómo puedo asegurarme de que ella es real o una ilusión?- Pregunté con un tono que expresaba perfectamente mi desconfianza, por suerte me tranquilicé un poco al considerar un detalle -Ustedes pueden verla ahí, así que no debería ser un vil engaño- Dije calmado, pero esa calma no duró mucho, de inmediato volví a sentirme inseguro -Sin embargo ¿cómo podría saber si todos ustedes son o no parte de una ilusión? ¿Cómo saber si estoy con mis compañeros reales o si me encuentro solo? Alguien, tóquenme para saber que son reales- Dije finalmente para cubrir mi rostro con la palma de mi mano derecha. Sin duda alguna ya había perdido la razón y comenzaba a confundir la realidad con la ficción.
Mi cabeza empezó a llenarse de dudas y más dudas que comenzaban a hacerme perder mi paciencia, no sabía qué hacer así que con mis ojos cerrados agité mi cabeza hacia los lados y luego respiré profundo tratando de olvidar todas mis paranoias, quería intentar volver a tranquilizarme, sin embargo no pude lograr esa meta.
Repentinamente una hermosa voz comenzó a acariciar mis oídos con un extraño pero dulce tono melódico; era relajante, placentero y me dejaba completamente enviciado a su fascinante canto que lograba encantar hasta lo más profundo de mi alma -Debo saber de quién es esa voz- Dije con un tono tenue y apagado como si ya no gozara de una personalidad o de un espíritu.
Sin fijarme en los demás o siquiera en mi propio camino me dispuse a seguir ese inigualable sonido, por alguna extraña razón no quería pensar sobre nada más ni me interesaba saber lo que hicieran los demás, ni siquiera quería escuchar alguna otra cosa que no fuera esa melódica voz.
Por algún motivo ya no era yo pero no podía evitarlo, de hecho ni siquiera quería recuperar el control, así que mi única esperanza de ser salvado eran los demás del grupo, sin embargo ¿Y si ellos también estaban con el mismo problema?
Rauko
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Al parecer el disparo había sido más alarmante que aquella cosa de barro, no era mi culpa que me alarmara por aquello, ni sabía que esas cosas podían hacerse, era normal que me inquietara, al menos antes había escuchado de las sirenas en uno que otro relato. Al menos mi reacción ante aquel ser no había sido como la que tuvo la chica ante la flecha, yo seguía de pie y eso era ciertamente, el nivel de reacción e impresión se podía medir por aquello, por si fuera poco parecía que el vampiro también estaba en desacuerdo con el disparo. - Hey, no es mi culpa.- Bueno, si lo era de cierto modo, pero no era necesario mencionarlo.- Yo solo estaba alerta y ataqué lo desconocido, obviamente no iba a abrazarlo como primera impresión, ya deberías saber que ese es el primer paso a tomar.- Aquello debería bastar para excusarme del disparo,miré a la joven que ahora estaba junto el vampiro, debía decirle algo también a ella. No estoy loco, solo soy un poco paranoico.- Y seguidamente levante las manos y las separé un poco en señal de medida, aquello debía dejarle un poco claro que tanto era mi problema.
Algo bueno había salido de aquello, ahora tenía permiso para realizar ataques, debía controlarme y no volver a fallar ya que el ultimo tiro había sido una total deshonra. El vampiro había hecho un leve cambio de planes y mando a la chica junto a su cosa barrosa al frente, quizá aquella criatura pudiese hacer la misión por si sola si la joven se lo pedía... sonaba hasta interesante, la segunda idea que se me ocurrió fue usarlo como un mini-escudo movible, quizá tenía mil y un usos por descubrir. Bio comenzó a dar información sobre los otros peligros que podían haber en la cueva, al parecer los únicas otras cosas para preocuparse eran los bichos que podían haber en las paredes, no sabía si era cierto o no, posiblemente otra broma del vampiro. - Tanquilos, si algo me pica se los haré saber antes de empezar a convulsionar. - Sacudí la mano en el aire aunque no sabía si ellos se fijarían, aunque era en parte cierto, no dudaría en avisarles si algo me envenenaba.
De la nada la voz de Bio se hizo presente en mi hombro, quizá las alucinaciones habían comenzado en forma de mosquitos de voces conocidas, pero era un tono muy real y serio para resultar falso, si era cierto algo venía detrás nuestro y corríamos posible peligro, lo mejor sería tomar precauciones fuese o no una alucinación. Retiré una flecha del carcaj y la mantuve tensada en el arco por si era necesario, al tener a la chica y su criatura también protegiendo el frente aproveché para caminar mirando de reojo a nuestras espaldas. Bio estaba en lo cierto, algo nos seguía y lo tomó totalmente por sorpresa, de tal modo que lo hizo hasta caer. me giré sobre los talones y le apunté al nuevo objetivo hostil, debía dejarlo fuera de combate antes de que fuera tard... " Debe de ser una broma". Pensé mientras bajaba lentamente el arco, suspiré y deje car la cabeza ya resignado, el segundo apodo que también despreciaba acababa de hacerse presente ¿Que rayos hacia ella allí? El elfo se había puesto histérico con la simple caída del vampiro, era bueno saber que no era el único paranoico en el grupo.
- No me gusta que me digan Chucho ni Canuto, es insultante.- Dije mientras me acercaba más al rango de luz. - ¿Y que rayos haces aquí?¿ No deberías estar besando los árboles? Creí que estabas encerrada hasta cumplir 200 años- Señale con la flecha destensada en el arco a la acompañante sorpresa, realmente no planeaba seguir mi antigua discusión con la elfa pero ella fue la primera en atacar con decirme "Canuto", se lo había buscado.
En el proceso el elfo se había puesto cada vez más extraño y dudaba de todo a su alrededor, si necesitaba señales de que eramos reales ¿Por qué no dárselas?. - Ya cálmate, todos somos reales- y luego de esas leves palabras le jale el extraño bigote con la suficiente fuerza para que se fijara que no le mentía. - ¿Ves?- Otro problema resuelto con una señal tan simple como esa, esperaba que no se lo tomara a pecho y luego quisiera apuñalarme con su espada para demostrar que el también era real, lo que menos necesitaba ahora era un orificio extra.
Todo estaba yendo a la perfección, ahora como bono adicional una magnifica voz se unía a la búsqueda, tenía años sin escuchar algo tan magnifico como lo era aquello, me producía un estilo de curiosidad y nostalgia con cada palabra que escuchaba, necesitaba llegar hasta ella, debía saber de donde venía. En aquel momento la copa de oro era simplemente nada junto a aquella majestuosidad sonora, nadie extrañaría un simple objeto, pero yo moriría al no encontrar aquella armoniosa voz. Comencé a caminar en la dirección que mis oídos lograban guiarme, tropezaba de vez en cuando pero no dejaría que nada me detuviese en aquella búsqueda tan importante, no planeaba regresar sin conseguir a la cantante de aquella pieza de arte.
Algo bueno había salido de aquello, ahora tenía permiso para realizar ataques, debía controlarme y no volver a fallar ya que el ultimo tiro había sido una total deshonra. El vampiro había hecho un leve cambio de planes y mando a la chica junto a su cosa barrosa al frente, quizá aquella criatura pudiese hacer la misión por si sola si la joven se lo pedía... sonaba hasta interesante, la segunda idea que se me ocurrió fue usarlo como un mini-escudo movible, quizá tenía mil y un usos por descubrir. Bio comenzó a dar información sobre los otros peligros que podían haber en la cueva, al parecer los únicas otras cosas para preocuparse eran los bichos que podían haber en las paredes, no sabía si era cierto o no, posiblemente otra broma del vampiro. - Tanquilos, si algo me pica se los haré saber antes de empezar a convulsionar. - Sacudí la mano en el aire aunque no sabía si ellos se fijarían, aunque era en parte cierto, no dudaría en avisarles si algo me envenenaba.
De la nada la voz de Bio se hizo presente en mi hombro, quizá las alucinaciones habían comenzado en forma de mosquitos de voces conocidas, pero era un tono muy real y serio para resultar falso, si era cierto algo venía detrás nuestro y corríamos posible peligro, lo mejor sería tomar precauciones fuese o no una alucinación. Retiré una flecha del carcaj y la mantuve tensada en el arco por si era necesario, al tener a la chica y su criatura también protegiendo el frente aproveché para caminar mirando de reojo a nuestras espaldas. Bio estaba en lo cierto, algo nos seguía y lo tomó totalmente por sorpresa, de tal modo que lo hizo hasta caer. me giré sobre los talones y le apunté al nuevo objetivo hostil, debía dejarlo fuera de combate antes de que fuera tard... " Debe de ser una broma". Pensé mientras bajaba lentamente el arco, suspiré y deje car la cabeza ya resignado, el segundo apodo que también despreciaba acababa de hacerse presente ¿Que rayos hacia ella allí? El elfo se había puesto histérico con la simple caída del vampiro, era bueno saber que no era el único paranoico en el grupo.
- No me gusta que me digan Chucho ni Canuto, es insultante.- Dije mientras me acercaba más al rango de luz. - ¿Y que rayos haces aquí?¿ No deberías estar besando los árboles? Creí que estabas encerrada hasta cumplir 200 años- Señale con la flecha destensada en el arco a la acompañante sorpresa, realmente no planeaba seguir mi antigua discusión con la elfa pero ella fue la primera en atacar con decirme "Canuto", se lo había buscado.
En el proceso el elfo se había puesto cada vez más extraño y dudaba de todo a su alrededor, si necesitaba señales de que eramos reales ¿Por qué no dárselas?. - Ya cálmate, todos somos reales- y luego de esas leves palabras le jale el extraño bigote con la suficiente fuerza para que se fijara que no le mentía. - ¿Ves?- Otro problema resuelto con una señal tan simple como esa, esperaba que no se lo tomara a pecho y luego quisiera apuñalarme con su espada para demostrar que el también era real, lo que menos necesitaba ahora era un orificio extra.
Todo estaba yendo a la perfección, ahora como bono adicional una magnifica voz se unía a la búsqueda, tenía años sin escuchar algo tan magnifico como lo era aquello, me producía un estilo de curiosidad y nostalgia con cada palabra que escuchaba, necesitaba llegar hasta ella, debía saber de donde venía. En aquel momento la copa de oro era simplemente nada junto a aquella majestuosidad sonora, nadie extrañaría un simple objeto, pero yo moriría al no encontrar aquella armoniosa voz. Comencé a caminar en la dirección que mis oídos lograban guiarme, tropezaba de vez en cuando pero no dejaría que nada me detuviese en aquella búsqueda tan importante, no planeaba regresar sin conseguir a la cantante de aquella pieza de arte.
Fredericksen
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Sonrió triunfal ante la imagen del vampiro en el suelo. Había logrado su cometido y realmente lo había disfrutado, al menos hasta que una voz comenzó a alertar a los demás con demasiada efusividad, logrando que la rubia alzara una ceja en señal de desconcierto. Estuvo a punto de responder a las hostiles preguntas del extraño muchacho cuando se percató de que el cazador la apuntaba con su arco. Sin poder evitarlo sus mejillas volvieron a ruborizarse y un pequeño balbuceó escapó de sus labios, mientras trataba de rehuir a la mirada que este le dirigía. Aunque le divertía el apodo que Bio le había otorgado a Candau no pudo evitar la espina de incomodidad cuando el joven reafirmó la pregunta que el otro chico le había hecho con anterioridad. Que un desconocido la tratara de forma hostil podía soportarlo, pero no podía tolerarlo si provenía de aquel paranoico cazador. Infló las mejillas ante los comentarios del vampiro y trató de mantener su concentración en él y en responder las preguntas del grupo sin dar tantas vueltas al asunto.
—Moo —infló las mejillas mirando al vampiro—. ¿Qué clase de pregunta es esa? Por su puesto que soy real. —sacó de su capa la carta que había recibido y se la mostró a los demás—. Estoy aquí por esto —hizo una pequeña pausa—. Tienes razón, es igual a cuando nos conocimos y la situación se ve igual de interesante —intentó sonreír, pero le fue imposible, fue entonces que decidió mirar a los otros dos desconocidos—. Mi nombre es Ash, lamento si los alarmé; en realidad solo quería asustar a Bio —removió sus manos con nerviosismo y se propuso olvidar el beso que le había dado a Candau en el bosque, y volver a su antigua rivalidad—. Es obvio que si estoy en esta cueva es porque pude salir del bosque —frunció el ceño— y ningún elfo en su sano juicio anda por la vida besando árboles, esos son inventos tuyos.
Se colocó al lado de la chica y asintió a su pregunta, hasta ahora ella era la única que no la trataba como si fuese alguna especie de molestia y eso la reconfortaba. De aquel elfo que iluminaba el camino podía esperar aquella desconfianza, inclusive lo podría entender de la joven que los acompañaba, pero no de las únicas dos personas a las que tanto había echado de menos. Bueno, en parte era culpa de ella por elegir gastarle una broma al vampiro. Examinó al guardián de arcilla de Wind y alabó mentalmente las habilidades de la chica, puesto que el camino de la animación era bastante difícil de controlar y su manejo requería de un arduo trabajo y gran concentración, y no todos los elfos lograban un avance similar a una edad tan joven. Supuso que con sus habilidades podría potenciar las de su compañera y aquel pequeño coloso se magnificaría lo suficiente como para ser un imponente guardián. Comenzó una plegaria mental cuando sintió que algo rozaba su pierna. Al principio creyó que era solo su imaginación, pero al recordar la última aventura que tuvo con Bio optó por no desconfiar de sus instintos en esta ocasión.
—Bio…algo acaba de pasar por mi pierna —lo miró confundida, deteniéndose un momento— y si dices que es mi imaginación te juro que… —observó hacia el frente y se dio cuenta de que el cazador ya no estaba—. ¿Candau?
Preguntó preocupada, buscándolo con la mirada. ¿En qué momento había desaparecido? Un mal presentimiento se arremolinó en su pecho y la preocupación por el chico aumentó. Él era una persona paranoica, difícil, exasperante e irascible, sin embargo no era del tipo de hombre que abandonaba a sus compañeros y estaba segura que algo ajeno había influido en aquella sospechosa ausencia. Sus pensamientos estaban tan concentrados en la búsqueda del cazador que fue muy tarde cuando se dio cuenta de que comenzaban a quedarse a oscuras; el otro chico también había desaparecido. Fue entonces cuando se dio cuenta de la dulce voz que resonaba por la cueva, se trataba de una voz femenina, una que solo sirvió para aumentar su preocupación. Ahora estaba segura de que el peligro se acrecentaba y tenían que encontrar rápido a sus compañeros; por lo que por lo pronto sería mejor descartar la búsqueda de aquel artefacto, hasta asegurarse de que los dos chicos estuviesen de regreso.
—Debemos tener cuidado —la oscuridad era demasiado fuerte, inclusive para una vista como la suya—. Sería buena idea que use mi magia para potenciar sus habilidades, así el guardián de Wind obtendrá mayor tamaño y fuerza, y tú estarás fortalecido por si algo nos ataca —mordió su labio inferior con nerviosismo, tratando de contener la angustia que le generaba la desaparición del cazador—. Propongo que busquemos primero a nuestra luz guía y después a Candau, aun puedo ver unos pequeños destellos de luz no muy lejos de aquí, pero si no nos damos prisa lo perderemos por completo.
Si le dieran a elegir ella hubiese elegido buscar al paranoico humano sin demora alguna, pero tenía que pensar en los demás y hasta ahora la única forma de llegar hasta él sería encontrando al joven elfo; además que no podía dejar que ese muchacho sufriera algún tipo de daño por causa del descuidado cazador, eso sería imperdonable. Espero las indicaciones de Bio y trató de mantener su sensatez intacta, buscando la manera de no tener que escuchar aquella melosa voz femenina, que no presagiaba nada bueno. Si, sin duda cuando salieran de esa cueva mataría a su hermano por haberla obligado a asistir y a Candau por haberse separado de ellos.
—Moo —infló las mejillas mirando al vampiro—. ¿Qué clase de pregunta es esa? Por su puesto que soy real. —sacó de su capa la carta que había recibido y se la mostró a los demás—. Estoy aquí por esto —hizo una pequeña pausa—. Tienes razón, es igual a cuando nos conocimos y la situación se ve igual de interesante —intentó sonreír, pero le fue imposible, fue entonces que decidió mirar a los otros dos desconocidos—. Mi nombre es Ash, lamento si los alarmé; en realidad solo quería asustar a Bio —removió sus manos con nerviosismo y se propuso olvidar el beso que le había dado a Candau en el bosque, y volver a su antigua rivalidad—. Es obvio que si estoy en esta cueva es porque pude salir del bosque —frunció el ceño— y ningún elfo en su sano juicio anda por la vida besando árboles, esos son inventos tuyos.
Se colocó al lado de la chica y asintió a su pregunta, hasta ahora ella era la única que no la trataba como si fuese alguna especie de molestia y eso la reconfortaba. De aquel elfo que iluminaba el camino podía esperar aquella desconfianza, inclusive lo podría entender de la joven que los acompañaba, pero no de las únicas dos personas a las que tanto había echado de menos. Bueno, en parte era culpa de ella por elegir gastarle una broma al vampiro. Examinó al guardián de arcilla de Wind y alabó mentalmente las habilidades de la chica, puesto que el camino de la animación era bastante difícil de controlar y su manejo requería de un arduo trabajo y gran concentración, y no todos los elfos lograban un avance similar a una edad tan joven. Supuso que con sus habilidades podría potenciar las de su compañera y aquel pequeño coloso se magnificaría lo suficiente como para ser un imponente guardián. Comenzó una plegaria mental cuando sintió que algo rozaba su pierna. Al principio creyó que era solo su imaginación, pero al recordar la última aventura que tuvo con Bio optó por no desconfiar de sus instintos en esta ocasión.
—Bio…algo acaba de pasar por mi pierna —lo miró confundida, deteniéndose un momento— y si dices que es mi imaginación te juro que… —observó hacia el frente y se dio cuenta de que el cazador ya no estaba—. ¿Candau?
Preguntó preocupada, buscándolo con la mirada. ¿En qué momento había desaparecido? Un mal presentimiento se arremolinó en su pecho y la preocupación por el chico aumentó. Él era una persona paranoica, difícil, exasperante e irascible, sin embargo no era del tipo de hombre que abandonaba a sus compañeros y estaba segura que algo ajeno había influido en aquella sospechosa ausencia. Sus pensamientos estaban tan concentrados en la búsqueda del cazador que fue muy tarde cuando se dio cuenta de que comenzaban a quedarse a oscuras; el otro chico también había desaparecido. Fue entonces cuando se dio cuenta de la dulce voz que resonaba por la cueva, se trataba de una voz femenina, una que solo sirvió para aumentar su preocupación. Ahora estaba segura de que el peligro se acrecentaba y tenían que encontrar rápido a sus compañeros; por lo que por lo pronto sería mejor descartar la búsqueda de aquel artefacto, hasta asegurarse de que los dos chicos estuviesen de regreso.
—Debemos tener cuidado —la oscuridad era demasiado fuerte, inclusive para una vista como la suya—. Sería buena idea que use mi magia para potenciar sus habilidades, así el guardián de Wind obtendrá mayor tamaño y fuerza, y tú estarás fortalecido por si algo nos ataca —mordió su labio inferior con nerviosismo, tratando de contener la angustia que le generaba la desaparición del cazador—. Propongo que busquemos primero a nuestra luz guía y después a Candau, aun puedo ver unos pequeños destellos de luz no muy lejos de aquí, pero si no nos damos prisa lo perderemos por completo.
Si le dieran a elegir ella hubiese elegido buscar al paranoico humano sin demora alguna, pero tenía que pensar en los demás y hasta ahora la única forma de llegar hasta él sería encontrando al joven elfo; además que no podía dejar que ese muchacho sufriera algún tipo de daño por causa del descuidado cazador, eso sería imperdonable. Espero las indicaciones de Bio y trató de mantener su sensatez intacta, buscando la manera de no tener que escuchar aquella melosa voz femenina, que no presagiaba nada bueno. Si, sin duda cuando salieran de esa cueva mataría a su hermano por haberla obligado a asistir y a Candau por haberse separado de ellos.
Ashryn Elaynor
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Galopaba por los campos de Vulwulfar en dirección a Roilkat, la noche había sido ardua, noctámbulos bandidos tuvieron falsos intentos de sabotearle el trabajo. Las aguas se tiñeron de rojo y el fuego se llevó todo lo que alguna vez habían sido almas mientras iluminaba la peligrosa noche. La sombra de las llamas le indicó el camino. Huyó del sitio rápidamente montada en su caballo, desapareciendo tan rápido como la culpa que sentía por el crimen cometido. Desde entonces no concilió el sueño. Ella y el equino caminaron a lento andar por entre los bosques hasta que hubo más luz que la proporcionada por la Luna. En cuanto vieron que el sol asomaba, la joven montó en su mascota y partieron en galopa hacia el pueblo más cerca, que intuyó que era Roilkat. Lo cierto es que esto no era así, habían pequeños poblados cercanos a la ciudad, pero prefirió ir a una zona más urbanizada para conseguir lo que necesitaba para proseguir su viaje.
Fue mientras se dirigía hacia el área poblada que con majestuosos cantos un ave anunció su llegada, desde las alturas los seguía a su ritmo hasta bajar a nivel del piso con intenciones de entregar algo a Calista. La muchacha, que iba a rápida galopa, observó al ave seguirlos de cerca, aquello no parecía real ¿En verdad el ave intentaba decirle algo? No lo supo hasta que ordenó a Luz, su caballo, a detener la marcha. Gradualmente el animal redujo su velocidad, y así lo reprodujo también el ave, que parecía una lechuza, hasta posarse sobre el cuello del equino.
— ¿Una... una lechuza mensajera? — susurró al viento en presencia del animal. Parecía portar una nota en su pata. Miró con cautela al ave y acercó su mano con lentitud, por si acaso el animal decidía atacarla. No fue el caso. Una vez la joven tuvo la nota en sus manos la criatura alada se elevó en el aire lanzando un chillido que parecía alguna clase de despedida. La muchacha contempló cómo esta se alejaba volando con elegancia. El caballo avanzaba lentamente en lo que la joven abría la nota. —¿Acaso es una invitación? ¿Un trabajo? ... No lo entiendo, Luz — Dijo a su única compañía en lo que esta respondía relinchando. Debía de dirigirse a las islas en cuanto antes le fuese posible, sólo había una manera obvia de acceder allí, en barco. Tendría que dirigirse a la ciudad más próxima y conseguir algún transporte y sitio en donde cuidasen de su caballo. Convenientemente las murallas de Roilkat se veían a lo lejos, en minutos llegaría. Apuró con un pequeño golpe al animal, quien inmediatamente se encaminó hacia el sitio deseado. —Vamos, Luz. Rápido. —
Habiendo resuelto el problema de alojamiento de su mascota y conforme con el sitio en que la misma se quedaría, se dirigió a pie al puerto de la ciudad. Hombres de diferentes embarcaciones se dirigían para un lado y para el otro con prisa. Parecían no notar su presencia.
— No es sitio para un dama... ¿Se le ofrece algo? — se introdujo uno de los marinos mientras secaba sus manos e intentaba disimular su horrible aroma a pescado.
—Necesito un transporte hasta las islas Illidenses. — respondió Calista con su mano intentando bloquear el sol para poder ver al hombre que le hablaba.
El hombre sonrió y extendió una mano a la muchacha — Pues está de suerte, señorita. Mi tripulación y yo vamos hacia allí, aunque me temo que mi barca no se trata de un carruaje ni mucho menos. No acostumbro llevar princesas. — La joven maldijo por dentro, odiaba esta clase de actitudes masculinas, se obligó a no hacer ningún escándalo. No era tonta, el hombre por estar en alta mar debía de estar necesitado y no precisamente de agua, por lo que aprovechando la situación, prefirió seguirle el juego y conseguir transporte rápido aunque, por supuesto, no del todo cómodo. Intuyó que en la noche, el hombre evidentemente mayor que él, se pondría pesado. Siempre tendría cerca su daga... por si acaso.
— Creí que los caballeros montaban corceles y combatían gigantes, pero veo que ahora poseen barcos y cazan tiburones. — Rió la joven claramente actuando y tomó la mano ajena. — Soy Calista. —
El hombre hizo lo propio y la ayudó a subir a su transporte. Elogió su arco, su tiara y por supuesto su cuerpo. Sería un largo pero necesario viaje se dijo la joven, largo y mal oliente viaje...
Quien había aceptado llevarla ahora la despertaba. Calista se había quedado dormida entre algunas mantas y cajas de cargamento. El pescador anunciaba que se aproximaban a las islas y que sería mejor subir y estar pronta para cuando desembarcaran. La joven obedeció. Tomó sus cosas, carcaj y arco en la espalda, daga siempre a mano, y subió para captar la atención de todos los que trabajaban. La recibieron entre poemas, halagos y besos aéreos. No aguantaría mucho más así, agradeció haber llegado.
Ya era medio día del día siguiente. Una vez se despidió de todos aquellos hombres siguiendo con su jueguito de damisela perdida, intentó buscar la manera más rápida de conseguir quitarse el hedor a pescado de encima. Una posada le ofrecía mínimas comodidades por un precio justo, podía permitírselo teniendo en cuenta que el viaje no le constó ni un aero.
Cayó la tarde y con ella la oscuridad comenzó a apoderarse del sitio. Había recibido instrucciones para dirigirse a la cala, jamás había estado allí y por lo que le han contado, ir es muy osado. No contaba con ningún tipo de transporte más que sus pies, por lo que si quería llegar en la noche, salir cuanto antes era lo más sensato. Caminó hacia el sitio, saliendo con sol, llegando con luna. El astro se trataba del único tipo de iluminación con el cual contaba. Debía de conseguir una antorcha, de alguna forma.
Ya en el sitio en la que se la había citado, vio que se encontraban una mujer y un hombre. Ellos explicaron que habían llamado a un grupo, pero que el mismo ya se encontraba dentro de la cueva. Aclararon también sus dudas acerca de qué hacía ella allí y qué tenía que ver con su gremio. Enterada ya de la prueba, la joven asintió y buscó con la mirada una rama. En el sitio que se encontraba había predominantemente arena, sin embargo, había unas cuantas ramas a lo lejos. Quienes antes habían hablado con ella parecían simplemente contemplarla. Como pudo, elaboró una antorcha que acompañó a la luna en su objetivo de alumbrar la noche. Sigilosamente ingresó en la cueva. Si estaba en lo correcto, se encontraría con el resto del grupo que la mujer y el joven le habían mencionado. Avanzó un buen tramo, jamás había oído sirenas, sus cantos eran hermosos, no obstante, dada la situación, la ponían los pelos de punta de alguna forma u otra.
Con la luz de la antorcha vio algunas sombras con formas humanas. No habían advertido de otros que no fuesen el grupo de informantes, aún así sacó su daga, avanzando cautelosamente. El sigilo no era un opción, pues allí dentro, ella disponía de la única luz. Se acercó hasta verlos, y una vez vio al grupo de lo que parecían dos elfos y un hombre, bajó la daga y la guardó.
— Tranquilos, también me han convocado para el gremio. — explicó antes de que el grupo se abalanzara sobre ella, con las manos en alto, una vacía y la otra portando la antorcha. Luego de ver al trío razonó que, según quienes la habían recibido en la entrada, el grupo era más numeroso. — Supuse que seríais más. — susurró a quienes tenía delante. —¿Qué es eso? — preguntó finalmente un tanto asqueada refiriéndose a una clase de monstruo de barro.
Fue mientras se dirigía hacia el área poblada que con majestuosos cantos un ave anunció su llegada, desde las alturas los seguía a su ritmo hasta bajar a nivel del piso con intenciones de entregar algo a Calista. La muchacha, que iba a rápida galopa, observó al ave seguirlos de cerca, aquello no parecía real ¿En verdad el ave intentaba decirle algo? No lo supo hasta que ordenó a Luz, su caballo, a detener la marcha. Gradualmente el animal redujo su velocidad, y así lo reprodujo también el ave, que parecía una lechuza, hasta posarse sobre el cuello del equino.
— ¿Una... una lechuza mensajera? — susurró al viento en presencia del animal. Parecía portar una nota en su pata. Miró con cautela al ave y acercó su mano con lentitud, por si acaso el animal decidía atacarla. No fue el caso. Una vez la joven tuvo la nota en sus manos la criatura alada se elevó en el aire lanzando un chillido que parecía alguna clase de despedida. La muchacha contempló cómo esta se alejaba volando con elegancia. El caballo avanzaba lentamente en lo que la joven abría la nota. —¿Acaso es una invitación? ¿Un trabajo? ... No lo entiendo, Luz — Dijo a su única compañía en lo que esta respondía relinchando. Debía de dirigirse a las islas en cuanto antes le fuese posible, sólo había una manera obvia de acceder allí, en barco. Tendría que dirigirse a la ciudad más próxima y conseguir algún transporte y sitio en donde cuidasen de su caballo. Convenientemente las murallas de Roilkat se veían a lo lejos, en minutos llegaría. Apuró con un pequeño golpe al animal, quien inmediatamente se encaminó hacia el sitio deseado. —Vamos, Luz. Rápido. —
Habiendo resuelto el problema de alojamiento de su mascota y conforme con el sitio en que la misma se quedaría, se dirigió a pie al puerto de la ciudad. Hombres de diferentes embarcaciones se dirigían para un lado y para el otro con prisa. Parecían no notar su presencia.
— No es sitio para un dama... ¿Se le ofrece algo? — se introdujo uno de los marinos mientras secaba sus manos e intentaba disimular su horrible aroma a pescado.
—Necesito un transporte hasta las islas Illidenses. — respondió Calista con su mano intentando bloquear el sol para poder ver al hombre que le hablaba.
El hombre sonrió y extendió una mano a la muchacha — Pues está de suerte, señorita. Mi tripulación y yo vamos hacia allí, aunque me temo que mi barca no se trata de un carruaje ni mucho menos. No acostumbro llevar princesas. — La joven maldijo por dentro, odiaba esta clase de actitudes masculinas, se obligó a no hacer ningún escándalo. No era tonta, el hombre por estar en alta mar debía de estar necesitado y no precisamente de agua, por lo que aprovechando la situación, prefirió seguirle el juego y conseguir transporte rápido aunque, por supuesto, no del todo cómodo. Intuyó que en la noche, el hombre evidentemente mayor que él, se pondría pesado. Siempre tendría cerca su daga... por si acaso.
— Creí que los caballeros montaban corceles y combatían gigantes, pero veo que ahora poseen barcos y cazan tiburones. — Rió la joven claramente actuando y tomó la mano ajena. — Soy Calista. —
El hombre hizo lo propio y la ayudó a subir a su transporte. Elogió su arco, su tiara y por supuesto su cuerpo. Sería un largo pero necesario viaje se dijo la joven, largo y mal oliente viaje...
Quien había aceptado llevarla ahora la despertaba. Calista se había quedado dormida entre algunas mantas y cajas de cargamento. El pescador anunciaba que se aproximaban a las islas y que sería mejor subir y estar pronta para cuando desembarcaran. La joven obedeció. Tomó sus cosas, carcaj y arco en la espalda, daga siempre a mano, y subió para captar la atención de todos los que trabajaban. La recibieron entre poemas, halagos y besos aéreos. No aguantaría mucho más así, agradeció haber llegado.
Ya era medio día del día siguiente. Una vez se despidió de todos aquellos hombres siguiendo con su jueguito de damisela perdida, intentó buscar la manera más rápida de conseguir quitarse el hedor a pescado de encima. Una posada le ofrecía mínimas comodidades por un precio justo, podía permitírselo teniendo en cuenta que el viaje no le constó ni un aero.
Cayó la tarde y con ella la oscuridad comenzó a apoderarse del sitio. Había recibido instrucciones para dirigirse a la cala, jamás había estado allí y por lo que le han contado, ir es muy osado. No contaba con ningún tipo de transporte más que sus pies, por lo que si quería llegar en la noche, salir cuanto antes era lo más sensato. Caminó hacia el sitio, saliendo con sol, llegando con luna. El astro se trataba del único tipo de iluminación con el cual contaba. Debía de conseguir una antorcha, de alguna forma.
Ya en el sitio en la que se la había citado, vio que se encontraban una mujer y un hombre. Ellos explicaron que habían llamado a un grupo, pero que el mismo ya se encontraba dentro de la cueva. Aclararon también sus dudas acerca de qué hacía ella allí y qué tenía que ver con su gremio. Enterada ya de la prueba, la joven asintió y buscó con la mirada una rama. En el sitio que se encontraba había predominantemente arena, sin embargo, había unas cuantas ramas a lo lejos. Quienes antes habían hablado con ella parecían simplemente contemplarla. Como pudo, elaboró una antorcha que acompañó a la luna en su objetivo de alumbrar la noche. Sigilosamente ingresó en la cueva. Si estaba en lo correcto, se encontraría con el resto del grupo que la mujer y el joven le habían mencionado. Avanzó un buen tramo, jamás había oído sirenas, sus cantos eran hermosos, no obstante, dada la situación, la ponían los pelos de punta de alguna forma u otra.
Con la luz de la antorcha vio algunas sombras con formas humanas. No habían advertido de otros que no fuesen el grupo de informantes, aún así sacó su daga, avanzando cautelosamente. El sigilo no era un opción, pues allí dentro, ella disponía de la única luz. Se acercó hasta verlos, y una vez vio al grupo de lo que parecían dos elfos y un hombre, bajó la daga y la guardó.
— Tranquilos, también me han convocado para el gremio. — explicó antes de que el grupo se abalanzara sobre ella, con las manos en alto, una vacía y la otra portando la antorcha. Luego de ver al trío razonó que, según quienes la habían recibido en la entrada, el grupo era más numeroso. — Supuse que seríais más. — susurró a quienes tenía delante. —¿Qué es eso? — preguntó finalmente un tanto asqueada refiriéndose a una clase de monstruo de barro.
Calista
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
La joven elfa de cabellos azules se excusó aunque para ella resultaba de lo más normal -Yo ni siquiera sabía que eras elfa- Respondí sereno -No es normal ver esa cosa salir del piso en un lugar como éste- Expliqué aunque mi susto había sido menor que el del resto del grupo, tal vez porque yo sí había visto antes ese tipo de magia; finalmente estuvimos de acuerdo en que había sido algo raro y tras el maratón de disculpas pudimos continuar con la misión.
Finalmente y tras los nuevos acontecimientos, incluyendo la demostración de habilidad de Wind, propuse cambiar un poco la formación para aprovechar mejor las posibilidades de cada uno -La furia de las sirenas no será problema, siempre podemos escapar corriendo- Dije a modo de chiste aunque internamente sabía que correr no sería suficiente si llegábamos a estar en problemas con esas criaturas.
Mientras avanzábamos, Wind también advirtió a Chucho acerca del peligro que corría aunque el joven que parecía más un niño de 12 años, lo tomó como un juego y decidió ignorar toda advertencia, tal vez un poco de seriedad no estaría de más para terminar la misión, pero el arquero verduzco era extrañamente gracioso, no había manera de enojarse con alguien llamado Chucho y seguramente se aprovechaba de la gran ventaja que le daba su nombre para el control de masas.
Por otro lado la llegada de la elfa de mofletes danzantes me había tomado completamente por sorpresa y ella pareció disfrutarlo plenamente, no había terminado de levantarme cuando ya se me estaban ocurriendo diversas maneras de desquitarme pero todo pasó a segundo plano ante el ataque de histeria del pequeño elfo que parecía haber enloquecido en una frenética lluvia de advertencias -Calma chico, es una amiga- Aclaré al elfo para tratar de calmar su frenética alarma;Ashryn y Chucho también contribuyeron a tranquilizarlo y finalmente la carta que traía la elfa me confirmó que realmente estaba aquí para unirse al gremio, ante lo cual no pude evitar dejar salir una ligera risa burlesca -¿Segura que es tu nombre el que está en la carta?- Pregunté con malicia.
De nuevo caímos en etapa de presentaciones en donde resultó que Chucho también conocía a Ash -Genial, todos nos conocemos- Dije relajado intentando calmar los ánimos entre la elfa y el humano que parecían querer matarse con palabras; y mientras ellos se saludaban con extraño cariño Rauko tuvo una recaída y volvió a su estado de paranoia desconfiando de todo lo que veían sus ojos, literalmente -Calma elfito, somos reales- Dije en tono tranquilo seguido de Chucho quien de nuevo trataría de hacerlo entrar en razón -La paranoia del grupo es trabajo de Chucho, los demás debemos ser normales- Dije a Rauko intentando hacer un chiste de la situación.
De pronto en un tono apenas perceptible comenzó a sonar un leve canto, tal como el que antes se había oído de manera esporádica pero ahora se mantenía constante, cosa que me hizo mirar de nuevo a Rauko al pensar que tal vez su alarma no era del todo paranoia sino que estaba bajo el efecto de alguna sirena; aunque aquello resultaría un grave error, pues había perdido de vista a Chucho unos instantes y no fue sino hasta que Ash advirtió su ausencia cuando noté que el humano había desaparecido.
La melodiosa voz se escabullía por mis oídos haciendo que mis párpados quisieran cerrarse y mi voluntad parecía doblegada invitándome a caminar en dirección al lugar de origen, afortunadamente la voz de la elfa rubia me sacó del trance indicándome que algo había rozado su pierna -¡¡Manténganse juntos, no se separen!!- Advertí aunque ya era muy tarde, Rauko también había desaparecido y ni siquiera había podido notarlo, el pequeño rato de distracción había sido al menos efectivo para perderlo de vista.
Ahora no solo nos habíamos quedado sin dos miembros del grupo, sino que además nos quedábamos a oscuras y por si eso no fuera suficiente la queja de Ashryn resultaba ser más preocupante de lo que yo esperaba, pues al igual que a ella, también a mí me había rozado algo la pierna -Seguro es tu imaginación- Mentí al par de elfas para que no entraran en pánico, tal vez Ash se enojaría por llamarla mentirosa pero en casos como éste, la rabia era más útil que el miedo, cerré los ojos en medio de la oscuridad que nos arropaba para tratar de escuchar algún indicio del paradero de los dos chicos pero en lugar de eso escuché a alguien más que se acercaba desde la entrada de la cueva -Alguien viene- Advertí a las chicas para que se mantuvieran atentas a un posible peligro, saqué mis dagas preparado para arremeter contra cualquier cosa que intentara dañar a las chicas aunque finalmente no fue necesario.
La nueva presencia resultó no ser una amenaza, sino un inesperado nuevo recluta que de manera brillante era el único al que se le había ocurrido la brillante idea de traer una antorcha a la cueva oscura, con lo cual ya gozaba de cierto mérito ante mis ojos y no solo eso, sino que además se había presentado antes de alcanzarnos para no darle sustos a nadie ni generar ningún caos emocional -Bienvenido, que bueno que llegaste, te estábamos esperando- Dije para luego darme cuenta que no se trataba de un chico sino de una chica, bastante guapa por cierto, aunque eso no venía a colación al momento -Somos más- Dije con determinación antes de dar unos pasos al frente -La misión tendrá que esperar, de acá salimos todos, con copa o sin ella- Dije con determinación y liderazgo -Puedes venir con nosotros, debemos resolver algo antes de ir por la copa- [1] Propuse a la chica nueva usando un poco de magia de voz para facilitar convencerla de acompañarnos pues su antorcha de hecho, nos resultaría de gran ayuda.
Comencé a avanzar esperando que las damas me siguieran y aunque había guardado una de mis dagas, mantenía la otra en mi mano izquierda atento al suelo en donde esperaba no encontrar ninguna sorpresa difícil de matar, tampoco había querido dar la razón a Ash, tal vez para no generar caos entre ellas, y aunque a ratos sentía que debía decirles la verdad para que estuvieran alerta, seguía pensando que era mejor mantenerlas calmadas y estar atento para protegerlas...
[1] Habilidad de Nivel 7 Finalmente y tras los nuevos acontecimientos, incluyendo la demostración de habilidad de Wind, propuse cambiar un poco la formación para aprovechar mejor las posibilidades de cada uno -La furia de las sirenas no será problema, siempre podemos escapar corriendo- Dije a modo de chiste aunque internamente sabía que correr no sería suficiente si llegábamos a estar en problemas con esas criaturas.
Mientras avanzábamos, Wind también advirtió a Chucho acerca del peligro que corría aunque el joven que parecía más un niño de 12 años, lo tomó como un juego y decidió ignorar toda advertencia, tal vez un poco de seriedad no estaría de más para terminar la misión, pero el arquero verduzco era extrañamente gracioso, no había manera de enojarse con alguien llamado Chucho y seguramente se aprovechaba de la gran ventaja que le daba su nombre para el control de masas.
Por otro lado la llegada de la elfa de mofletes danzantes me había tomado completamente por sorpresa y ella pareció disfrutarlo plenamente, no había terminado de levantarme cuando ya se me estaban ocurriendo diversas maneras de desquitarme pero todo pasó a segundo plano ante el ataque de histeria del pequeño elfo que parecía haber enloquecido en una frenética lluvia de advertencias -Calma chico, es una amiga- Aclaré al elfo para tratar de calmar su frenética alarma;Ashryn y Chucho también contribuyeron a tranquilizarlo y finalmente la carta que traía la elfa me confirmó que realmente estaba aquí para unirse al gremio, ante lo cual no pude evitar dejar salir una ligera risa burlesca -¿Segura que es tu nombre el que está en la carta?- Pregunté con malicia.
De nuevo caímos en etapa de presentaciones en donde resultó que Chucho también conocía a Ash -Genial, todos nos conocemos- Dije relajado intentando calmar los ánimos entre la elfa y el humano que parecían querer matarse con palabras; y mientras ellos se saludaban con extraño cariño Rauko tuvo una recaída y volvió a su estado de paranoia desconfiando de todo lo que veían sus ojos, literalmente -Calma elfito, somos reales- Dije en tono tranquilo seguido de Chucho quien de nuevo trataría de hacerlo entrar en razón -La paranoia del grupo es trabajo de Chucho, los demás debemos ser normales- Dije a Rauko intentando hacer un chiste de la situación.
De pronto en un tono apenas perceptible comenzó a sonar un leve canto, tal como el que antes se había oído de manera esporádica pero ahora se mantenía constante, cosa que me hizo mirar de nuevo a Rauko al pensar que tal vez su alarma no era del todo paranoia sino que estaba bajo el efecto de alguna sirena; aunque aquello resultaría un grave error, pues había perdido de vista a Chucho unos instantes y no fue sino hasta que Ash advirtió su ausencia cuando noté que el humano había desaparecido.
La melodiosa voz se escabullía por mis oídos haciendo que mis párpados quisieran cerrarse y mi voluntad parecía doblegada invitándome a caminar en dirección al lugar de origen, afortunadamente la voz de la elfa rubia me sacó del trance indicándome que algo había rozado su pierna -¡¡Manténganse juntos, no se separen!!- Advertí aunque ya era muy tarde, Rauko también había desaparecido y ni siquiera había podido notarlo, el pequeño rato de distracción había sido al menos efectivo para perderlo de vista.
Ahora no solo nos habíamos quedado sin dos miembros del grupo, sino que además nos quedábamos a oscuras y por si eso no fuera suficiente la queja de Ashryn resultaba ser más preocupante de lo que yo esperaba, pues al igual que a ella, también a mí me había rozado algo la pierna -Seguro es tu imaginación- Mentí al par de elfas para que no entraran en pánico, tal vez Ash se enojaría por llamarla mentirosa pero en casos como éste, la rabia era más útil que el miedo, cerré los ojos en medio de la oscuridad que nos arropaba para tratar de escuchar algún indicio del paradero de los dos chicos pero en lugar de eso escuché a alguien más que se acercaba desde la entrada de la cueva -Alguien viene- Advertí a las chicas para que se mantuvieran atentas a un posible peligro, saqué mis dagas preparado para arremeter contra cualquier cosa que intentara dañar a las chicas aunque finalmente no fue necesario.
La nueva presencia resultó no ser una amenaza, sino un inesperado nuevo recluta que de manera brillante era el único al que se le había ocurrido la brillante idea de traer una antorcha a la cueva oscura, con lo cual ya gozaba de cierto mérito ante mis ojos y no solo eso, sino que además se había presentado antes de alcanzarnos para no darle sustos a nadie ni generar ningún caos emocional -Bienvenido, que bueno que llegaste, te estábamos esperando- Dije para luego darme cuenta que no se trataba de un chico sino de una chica, bastante guapa por cierto, aunque eso no venía a colación al momento -Somos más- Dije con determinación antes de dar unos pasos al frente -La misión tendrá que esperar, de acá salimos todos, con copa o sin ella- Dije con determinación y liderazgo -Puedes venir con nosotros, debemos resolver algo antes de ir por la copa- [1] Propuse a la chica nueva usando un poco de magia de voz para facilitar convencerla de acompañarnos pues su antorcha de hecho, nos resultaría de gran ayuda.
Comencé a avanzar esperando que las damas me siguieran y aunque había guardado una de mis dagas, mantenía la otra en mi mano izquierda atento al suelo en donde esperaba no encontrar ninguna sorpresa difícil de matar, tampoco había querido dar la razón a Ash, tal vez para no generar caos entre ellas, y aunque a ratos sentía que debía decirles la verdad para que estuvieran alerta, seguía pensando que era mejor mantenerlas calmadas y estar atento para protegerlas...
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
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Rauko y Fredericksen, avanzáis juntos ya que os llama la misma voz. Llegáis a una enorme estancia que es prácticamente un estanque y, justo en el centro encontráis la figura femenina de la hermosa voz que continúa cantando. Es una “bella” sirena de seis brazos y con cara de pocos amigos. Dejáis de estar empalagados. Es entonces cuando veis algo brillante, justo en el islote central de la pequeña laguna subterránea donde se encuentra la sirena, es la copa de oro que se os ha obligado recuperar. La sirena probablemente la haya encontrado y llevado hasta su guarida. Pero para conseguirla tendréis dos problemas: La laguna que rodea el islote donde se encuentra, a la que sólo podréis llegar a nado y la sirena, que se muestra agresiva y cree que sois su cena. Debéis enfrentaros a ella y hallar un modo de conseguir la copa. Si huís y le dais la espalda sólo conseguiréis que os atrape. Podéis plantear el escenario como queráis: Recovecos pequeños, salientes, distraerla… cualquier cosa que salga de vuestra imaginación.
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En otra parte de la cueva, una cabeza de mujer hermosa comienza a salir de debajo de las aguas...
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Windorind, una segunda y también enorme sirena sale repentinamente bajo tus pies y te tira al agua. Te sumerge. Tratas de librarte de ella pero no consigues nada. Tiene bastante más fuerza que tú. Te arrastra durante un largo trayecto en el que debes aguantar la respiración para no morir ahogada. Finalmente, te saca a la superficie y te arrastra por el suelo hasta su nido, donde te ata a un grillete una de las piernas para que no puedas huir. El olor es repugnante. Estás rodeada de huesos y restos varios de animales y seres humanos. No estás herida, simplemente empapada y asustada. Y no parece haber nadie cerca tuya. Por suerte para ti, la sirena no parece tener hambre y vuelve al agua. ¿Tal vez vaya a por el segundo plato? Deberías tratar de liberarte y huir.
Bio, Ashryn y Calista. Veis como la enorme sirena irrumpe del agua para arrastrar a vuestra compañera, sumergirla en el agua y llevársela sin daros tiempo a actuar. Se ha debido introducir en una galería inundada y no podréis ir tras ella al menos a nado. ¿La habrá matado? Sois los únicos de la expedición que, de momento, estáis sanos y salvos, pero la situación se os escapa de las manos. Debéis decidir buscar a Rauko y Fredericksen, que podrían estar juntos o no, o ir a rescatar a Windorind. Hagáis lo que hagáis no os recomiendo que permanezcáis cerca del agua.
El próximo turno no intervendré. Así que cada uno tendréis dos respuestas hasta mi próxima intervención.
Ger
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
De repente, Wind escuchó una melodiosa voz que resonaba por toda la cueva como si fuera el mejor teatro de Lunargenta, pero aquella hermosa voz, sólo consiguió ponerle la piel de gallina. A pesar de aquella melodía, no se percató de la ausencia de sus compañeros hasta que el resto del grupo se lo hizo notar - ¿Cuándo han desaparecido…? - Murmuró Wind mientras miraba a su alrededor asombrada del sigilo de éstos… o de su falta de capacidad para detectar su desaparición.
Ahora no tenían luz y además la otra elfa también pareció sentir el mismo cosquilleo en la pierna -Así que… ¿N-no ha sido mi imaginación? – Tartamudeó la joven completamente aterrada, acercó al golem despacio hasta llegar a su altura y miró a sus compañeros con cierto miedo en su mirada -Y-Yo también lo he notado… Hay algo por aquí- Dijo obviando por completo el intento de tranquilizarlas por parte del vampiro. Ella sabía lo que había sentido, pero… en aquella cueva todo podía ser una ilusión ¿No? Así que prefirió centrarse en aquella idea mientras analizaba constantemente los alrededores, como si con la escasez de luz que había pudiera ver algo.
Mientras la joven no paraba de dar vueltas a la estancia con la mirada esperando ver algún movimiento de agua o cualquier cosa inusual, comenzó a verse una luz a lo lejos. La luz era distinta a la que emanaba la piedra, se veía más rojiza así que debía ser un fuego. Tras unos segundos, aquella predicción se cumplió y apareció una muchacha joven con una antorcha en la mano -Nos ha salvado…- Susurró alegre la elfa. Ahora tenían luz, podían ver si pasaba algo extraño… Además, tener una nueva compañera siempre era de agradecer. Después de las aclaraciones del vampiro, la elfa procedió a presentarse, como había hecho aquel día tantas veces ya -Encantada, soy Wind- Sonrió a la recién llegada igual que había hecho con todos los demás y acto seguido se le borró la alegría del rostro cuando hizo aquel comentario respecto a su guardián de arcilla. Hizo un mohín a la humana y prefirió obviar aquel comentario haciendo como si nunca hubiera preguntado por su golem. Aún con todo, si aquella mujer hubiera tenido un apodo tan… extraño como Chucho, la hubiera llamado por él sin dudarlo. -Estoy de acuerdo, primero debemos ir a ayudar a esos dos… La copa es secundaria- Asintió enérgicamente y se cruzó de brazos con el arco y la flecha aun en las manos, intentando demostrar que realmente pensaba como el vampiro. No iban a salir de allí a no ser que fueran todos juntos.
Cuando Bio se dio la vuelta para comenzar a andar de nuevo, Wind lo siguió sin demora pues debían salvar a sus compañeros lo antes posible, recuperar después la copa y salir de aquella cueva. Definitivamente, eran muchas cosas para hacerlas todas en poco tiempo así que debían ponerse en marcha deprisa para no perder ni un solo minuto.
El canto de las sirenas seguía resonando de vez en cuando por toda la cueva, pero ya no parecía tan melodiosa como lo era antes ¿O sí? Wind no lo tenía del todo claro, no era capaz de percibir demasiado bien los matices que aquellas voces tan bonitas pero lo que si era capaz de percibir era el agua. El agua le llegaba hasta las rodillas, además estaba bastante turbia por lo que no veía donde ponía los pies, tan sólo podía confiar en que el suelo fuera más o menos llano para no tropezarse con ningún montón de tierra mal colocado.
Apenas había dado un par de pasos cuando notó como algo la agarraba de su tobillo derecho, ahogó un grito de asombro y acto seguido un tirón la hizo perder el equilibrio por completo, cayendo a una especie de zanja dentro del agua, justo en el lado contrario por el que chucho había caminado apenas unos minutos antes.
La zanja debía tener una profundidad de algo menos de metro y medio, pero era bastante estrecha, al menos, lo suficiente como para que los brazos de la elfa golpearan los laterales y que, del primer tirón, su cabeza golpeara con alguna de las delimitaciones del cauce.
Entre el golpe en la cabeza y lo inesperado del tirón, Wind apenas tenía algo de oxígeno en los pulmones, así que forcejea no era una opción pues si perdía un gramo más de oxígeno probablemente acabaría ahogada en aquel lugar. Al percatarse de que sus dos primeros movimientos no habían tenido éxito y que sólo había conseguido remover la tierra y hacer perder visibilidad a sus compañeros, asumió que no podía hacer mucho más en aquel momento a parte de revolverse un poco sin demasiado éxito y aceptar su mala suerte.
Después de unos cuantos segundos de buceo a gran velocidad, los cuales parecieron horas, sin que la joven supiera en qué dirección iban, la elfa acabó por perder cualquier tipo de fuerza de voluntad que aún podía poseer. No tenía oxígeno suficiente, no podía salir a la superficie y la sirena no parecía tener intención alguna de parar así que, cuando su mente no fue capaz de pensar en nada más a parte de lo doloroso que resultaba respirar agua salada, Wind perdió cualquier esperanza de salir de aquella situación con vida. Se resignó a morir allí ahogada.
Gracias a todas las Deidades, Vientos y Elementos, el trayecto finalizó cuando llegaron a una especie de saliente de arena, dónde Wind salió por fin a la superficie estando ya medio ahogada. No tuvo tiempo ni fuerzas para resistirse a la sirena que la arrastró sin el menor cuidado hasta una pared y le puso un grillete de hierro, que estaba unido a dicho muro por una cadena, en la pierna izquierda.
La joven apenas era capaz de razonar aún, no tenía fuerzas si quiera para toser y sacar toda aquella agua que tenía dentro de sus pulmones… al menos eso creía ella. Apenas unos instantes después de que la sirena la dejara allí atada y Wind comenzó a toser, notando como se le irritaba la garganta cada vez más. El agua comenzó a salir a borbotones por su boca, como si ella misma estuviera echa de aquello, mientras jadeaba y tosía a partes iguales. La joven podía asegurar con total certeza que jamás había conocido una sensación más desagradable que esa.
Continuó tosiendo unas cuantas veces más, hasta que vomitó, una vez, dos veces, tres veces. Estaba completamente abatida, le dolían todas las extremidades, notaba la garganta áspera y dolorida y la nariz la tenía llena de sal. Aquello no era bueno, tal cantidad de agua salada dentro de su cuerpo la había hecho mella. Tenía el estómago dolorido tanto por dentro como por fuera, además un moratón no tardaría en aparecer en el tobillo del que había tirado aquella criatura.
En semejante situación, no pensó en nada, tan solo se dejó caer de espaldas en la arena y respiró hondo unas cuantas veces, intentando tranquilizar esos jadeos desacompasados que le impedían pensar con claridad.
Después de unos pocos minutos, Wind pareció recuperar la compostura o al menos, algo parecido a la normalidad; ya respiraba más profundamente y a pesar del dolor tan espantoso que sentía en el pecho y en la garganta, era capaz de incorporarse y quedarse sentada en la arena. Ahora que ya estaba mejor, debía reflexionar sobre qué hacer a continuación, estaba sola, asustada y cansada… No tenía muchas opciones, pero, de repente recordó al golem “No ha desaparecido… Entonces… ¿Sigue con ellos?” Si aquello era cierto, el guardián debería estar siguiéndole la pista, así que tal vez pudieran encontrarla… Si es que la mole de arcilla era capaz de llegar hasta ella, pero, hasta el momento, ésta siempre la había seguido sin importar los terrenos en los que se encontraba, así que deseó que, aunque fuera él solo, siguiera el mismo camino que ella había tomado. Al fin y al cabo, en aquel modo de “seguimiento” el movimiento del golem quedaba completamente automatizado y ella no podía hacer absolutamente nada, aparte de saber si seguía formado o si se había desintegrado. Gracias a los cielos, el golem seguía activo así que, supuso que estaría siguiéndole la pista.
Después de reflexionar sobre el guardián, ya había recuperado gran parte de su sentido del olfato, aunque deseó que no hubiera sido así. El olor que reinaba en aquella pequeña cala era completamente nauseabundo, todo estaba lleno de carne en descomposición y de huesos esparcidos sin sentido alguno. Sin poder evitarlo, Wind volvió a vomitar lo poco que quedaba en su estómago, que era básicamente bilis y saliva haciendo que un espasmo recorriera su cuerpo entero por el dolor que le producía su garganta.
Tras unos segundos, volvió a incorporarse quedándose sentada sobre la arena y miró el grillete como si fuera la cadena más dura del mundo “¿Cómo me quito esto…?” Aunque tampoco había considerado que hacer una vez se lo quitara así que miró a su alrededor y se percató de que había una salida en la pared, por la que apenas se podía acceder gateando, pero al menos era algo.
Para intentar quitarse el grillete cerrado con un candado Wind cogió la primera piedra que tuvo a mano y comenzó a golpearlo, haciendo que aquel sonido resonara por todas partes por culpa del eco, así que, paró con la intención de evitar llamar la atención de la sirena de nuevo y contar de aquella con más tiempo para encontrar una solución pues, se había dado cuenta de que, si no aparecía el golem, estaría en graves problemas pues el arco en aquella situación era, como poco, inútil.
Off: Habilidad de lvl 1
Tenéis pleno control sobre el movimiento del golem y el camino que va a recorrer. Dejo en vuestras manos a mi pequeño amigo <3
Ahora no tenían luz y además la otra elfa también pareció sentir el mismo cosquilleo en la pierna -Así que… ¿N-no ha sido mi imaginación? – Tartamudeó la joven completamente aterrada, acercó al golem despacio hasta llegar a su altura y miró a sus compañeros con cierto miedo en su mirada -Y-Yo también lo he notado… Hay algo por aquí- Dijo obviando por completo el intento de tranquilizarlas por parte del vampiro. Ella sabía lo que había sentido, pero… en aquella cueva todo podía ser una ilusión ¿No? Así que prefirió centrarse en aquella idea mientras analizaba constantemente los alrededores, como si con la escasez de luz que había pudiera ver algo.
Mientras la joven no paraba de dar vueltas a la estancia con la mirada esperando ver algún movimiento de agua o cualquier cosa inusual, comenzó a verse una luz a lo lejos. La luz era distinta a la que emanaba la piedra, se veía más rojiza así que debía ser un fuego. Tras unos segundos, aquella predicción se cumplió y apareció una muchacha joven con una antorcha en la mano -Nos ha salvado…- Susurró alegre la elfa. Ahora tenían luz, podían ver si pasaba algo extraño… Además, tener una nueva compañera siempre era de agradecer. Después de las aclaraciones del vampiro, la elfa procedió a presentarse, como había hecho aquel día tantas veces ya -Encantada, soy Wind- Sonrió a la recién llegada igual que había hecho con todos los demás y acto seguido se le borró la alegría del rostro cuando hizo aquel comentario respecto a su guardián de arcilla. Hizo un mohín a la humana y prefirió obviar aquel comentario haciendo como si nunca hubiera preguntado por su golem. Aún con todo, si aquella mujer hubiera tenido un apodo tan… extraño como Chucho, la hubiera llamado por él sin dudarlo. -Estoy de acuerdo, primero debemos ir a ayudar a esos dos… La copa es secundaria- Asintió enérgicamente y se cruzó de brazos con el arco y la flecha aun en las manos, intentando demostrar que realmente pensaba como el vampiro. No iban a salir de allí a no ser que fueran todos juntos.
Cuando Bio se dio la vuelta para comenzar a andar de nuevo, Wind lo siguió sin demora pues debían salvar a sus compañeros lo antes posible, recuperar después la copa y salir de aquella cueva. Definitivamente, eran muchas cosas para hacerlas todas en poco tiempo así que debían ponerse en marcha deprisa para no perder ni un solo minuto.
El canto de las sirenas seguía resonando de vez en cuando por toda la cueva, pero ya no parecía tan melodiosa como lo era antes ¿O sí? Wind no lo tenía del todo claro, no era capaz de percibir demasiado bien los matices que aquellas voces tan bonitas pero lo que si era capaz de percibir era el agua. El agua le llegaba hasta las rodillas, además estaba bastante turbia por lo que no veía donde ponía los pies, tan sólo podía confiar en que el suelo fuera más o menos llano para no tropezarse con ningún montón de tierra mal colocado.
Apenas había dado un par de pasos cuando notó como algo la agarraba de su tobillo derecho, ahogó un grito de asombro y acto seguido un tirón la hizo perder el equilibrio por completo, cayendo a una especie de zanja dentro del agua, justo en el lado contrario por el que chucho había caminado apenas unos minutos antes.
La zanja debía tener una profundidad de algo menos de metro y medio, pero era bastante estrecha, al menos, lo suficiente como para que los brazos de la elfa golpearan los laterales y que, del primer tirón, su cabeza golpeara con alguna de las delimitaciones del cauce.
Entre el golpe en la cabeza y lo inesperado del tirón, Wind apenas tenía algo de oxígeno en los pulmones, así que forcejea no era una opción pues si perdía un gramo más de oxígeno probablemente acabaría ahogada en aquel lugar. Al percatarse de que sus dos primeros movimientos no habían tenido éxito y que sólo había conseguido remover la tierra y hacer perder visibilidad a sus compañeros, asumió que no podía hacer mucho más en aquel momento a parte de revolverse un poco sin demasiado éxito y aceptar su mala suerte.
Después de unos cuantos segundos de buceo a gran velocidad, los cuales parecieron horas, sin que la joven supiera en qué dirección iban, la elfa acabó por perder cualquier tipo de fuerza de voluntad que aún podía poseer. No tenía oxígeno suficiente, no podía salir a la superficie y la sirena no parecía tener intención alguna de parar así que, cuando su mente no fue capaz de pensar en nada más a parte de lo doloroso que resultaba respirar agua salada, Wind perdió cualquier esperanza de salir de aquella situación con vida. Se resignó a morir allí ahogada.
Gracias a todas las Deidades, Vientos y Elementos, el trayecto finalizó cuando llegaron a una especie de saliente de arena, dónde Wind salió por fin a la superficie estando ya medio ahogada. No tuvo tiempo ni fuerzas para resistirse a la sirena que la arrastró sin el menor cuidado hasta una pared y le puso un grillete de hierro, que estaba unido a dicho muro por una cadena, en la pierna izquierda.
La joven apenas era capaz de razonar aún, no tenía fuerzas si quiera para toser y sacar toda aquella agua que tenía dentro de sus pulmones… al menos eso creía ella. Apenas unos instantes después de que la sirena la dejara allí atada y Wind comenzó a toser, notando como se le irritaba la garganta cada vez más. El agua comenzó a salir a borbotones por su boca, como si ella misma estuviera echa de aquello, mientras jadeaba y tosía a partes iguales. La joven podía asegurar con total certeza que jamás había conocido una sensación más desagradable que esa.
Continuó tosiendo unas cuantas veces más, hasta que vomitó, una vez, dos veces, tres veces. Estaba completamente abatida, le dolían todas las extremidades, notaba la garganta áspera y dolorida y la nariz la tenía llena de sal. Aquello no era bueno, tal cantidad de agua salada dentro de su cuerpo la había hecho mella. Tenía el estómago dolorido tanto por dentro como por fuera, además un moratón no tardaría en aparecer en el tobillo del que había tirado aquella criatura.
En semejante situación, no pensó en nada, tan solo se dejó caer de espaldas en la arena y respiró hondo unas cuantas veces, intentando tranquilizar esos jadeos desacompasados que le impedían pensar con claridad.
Después de unos pocos minutos, Wind pareció recuperar la compostura o al menos, algo parecido a la normalidad; ya respiraba más profundamente y a pesar del dolor tan espantoso que sentía en el pecho y en la garganta, era capaz de incorporarse y quedarse sentada en la arena. Ahora que ya estaba mejor, debía reflexionar sobre qué hacer a continuación, estaba sola, asustada y cansada… No tenía muchas opciones, pero, de repente recordó al golem “No ha desaparecido… Entonces… ¿Sigue con ellos?” Si aquello era cierto, el guardián debería estar siguiéndole la pista, así que tal vez pudieran encontrarla… Si es que la mole de arcilla era capaz de llegar hasta ella, pero, hasta el momento, ésta siempre la había seguido sin importar los terrenos en los que se encontraba, así que deseó que, aunque fuera él solo, siguiera el mismo camino que ella había tomado. Al fin y al cabo, en aquel modo de “seguimiento” el movimiento del golem quedaba completamente automatizado y ella no podía hacer absolutamente nada, aparte de saber si seguía formado o si se había desintegrado. Gracias a los cielos, el golem seguía activo así que, supuso que estaría siguiéndole la pista.
Después de reflexionar sobre el guardián, ya había recuperado gran parte de su sentido del olfato, aunque deseó que no hubiera sido así. El olor que reinaba en aquella pequeña cala era completamente nauseabundo, todo estaba lleno de carne en descomposición y de huesos esparcidos sin sentido alguno. Sin poder evitarlo, Wind volvió a vomitar lo poco que quedaba en su estómago, que era básicamente bilis y saliva haciendo que un espasmo recorriera su cuerpo entero por el dolor que le producía su garganta.
Tras unos segundos, volvió a incorporarse quedándose sentada sobre la arena y miró el grillete como si fuera la cadena más dura del mundo “¿Cómo me quito esto…?” Aunque tampoco había considerado que hacer una vez se lo quitara así que miró a su alrededor y se percató de que había una salida en la pared, por la que apenas se podía acceder gateando, pero al menos era algo.
Para intentar quitarse el grillete cerrado con un candado Wind cogió la primera piedra que tuvo a mano y comenzó a golpearlo, haciendo que aquel sonido resonara por todas partes por culpa del eco, así que, paró con la intención de evitar llamar la atención de la sirena de nuevo y contar de aquella con más tiempo para encontrar una solución pues, se había dado cuenta de que, si no aparecía el golem, estaría en graves problemas pues el arco en aquella situación era, como poco, inútil.
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Windorind Crownguard
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
En el momento en que me estaba perdiendo dentro de mis locuras fui salvado gracias a Chucho que por alguna razón no pudo pensar en otra cosa que no fuera jalarme el bigote, lo peor fue que me sentí aliviado con ese gesto, sin embargo, por el bien de mi respeto no debía dejar las cosas así -Gracias Candado, pero por atreverte a cometer esta osadía contra mí desde ahora en adelante te diré… “CHUCHO”- Dije mostrándome agradecido y al final hice énfasis en su apodo.
Más tarde cuando seguía buscando el origen de una maravillosa voz el resonar de los ecos me guiaban al lugar indicado y en poco tiempo logré llegar a mi tan deseado destino, sin embargo, fue en ese momento cuando el placer que gozaba al escuchar aquel fantástico canto desapareció completamente a pesar de que la melodía todavía se escuchaba, pero por lo menos pude recuperar mi valioso libre albedrío.
Por desgracia también me vi desorientado por un par de segundos antes de volver a la normalidad, además, tampoco podía recordar del todo los últimos minutos de mi corta vida y tampoco la razón por la que tenía una piedra en mi mano -¿Qué… Qué sucedió?- Me pregunté mientras observaba hacia todos lados en busca de respuestas, luego guardé la roca en mi pequeña bolsa ya que tal vez podría ayudarme a recordar.
Fue así cuando descubrí que me encontraba en la entrada de un lugar de gran tamaño que parecía ser un estaque; era un espacio cerrado, de poca iluminación y el nivel del agua todavía me llegaba a las rodillas, pero lo más notorio era una superficie sólida en medio de todo el lugar y sobre ella se encontraba posando una mujer con extremidades adicionales y parecía estar disgustaba por alguna cosa, tal vez por el hecho de tener seis brazos y por no tener piernas, aunque eso no me importaba por el momento -Todos ustedes son unos insolentes al exigirme que siga cantando- Dijo la extraña sirena con tono de indignación -Pero está bien, los entiendo, es difícil durar un segundo sin escucharme, así que continuaré satisfaciendo a mi público- Dijo esta vez siendo orgullosa y engreída.
Me parecía extraño toda esa escena ya que no lograba ver a nadie más, entonces algo llamó mi atención, pues no era nada más ni nada menos que una copa dorada que se encontraba justo al lado de la sirena junto con otras cosas de metales preciosos.
Al ver esto último logré recordar todo lo que me había sucedido en esa noche, aunque después quería olvidarlo todo otra vez, pues había pasado por momento humillantes.
Entonces noté la presencia de alguien más, al parecer yo no era el único allí sino que también me encontraba acompañado por un sujeto, por suerte se trataba de uno de mis compañeros -Chucho, mira eso- Le susurré mientras le señalaba la copa de oro, pude haberle dicho otra cosa como preguntarle cómo estaba pero seguramente estaría bien al igual que yo, así que preferí ir a lo importante -Es lo que buscamos, por desgracia no sé si ella sea peligrosa, así que yo me encargaré de la copa. Tú mantente alejado y cúbreme sólo en caso de que sea necesario- Le di indicaciones a Chucho esperando que las aceptara, pues mi plan era lo mejor que podríamos hacer en esas circunstancias, sin embargo todavía no confiaba muy bien en sus habilidades como arquero pero supuse que esta vez no fallaría.
Una vez preparado me dispuse a caminar hacia la sirena tratando de no llamar su atención, eso no era difícil ya que ella le cantaba a su público, aunque me parecía raro que no había nadie a donde ella se enfocaba, no obstante, mientras caminaba no pude notar que la profundidad del agua era más honda cerca de ella por lo que acabé por perder el equilibrio al no encontrar nada donde pisar y me hundí en el agua llamando su atención -¡Oh! Vaya, tenemos un nuevo invitado- Exclamó la sirena sorprendida por mi ridícula entrada -¿Has venido aquí por mi voz? No te culpo, todos ellos están aquí porque no pueden vivir sin glorificar mi canto- Decía la sirena mientras se comportaba como si se creyera una deidad sublime e intocable.
Como pude me recuperé y me mantuve flotando en el agua mientras observaba a mi alrededor en busca de Chucho, pero en eso vi una pared forrada por una gran cantidad de cráneos, sin duda alguna era una de las cosas más raras que había visto en mi vida y no pude evitar sentir repulsión y al mismo tiempo temor por mi vida -Veo que no simpatizas con mi público, pero descuida, te agradarán tarde o temprano, ya que todos están unidos por la pasión de alabarme- Exclamó para luego mirar hacia su colección de cráneos y después extendió sus brazos hacia los lados para recibir supuestas alabanzas.
Parecía que ella disfrutaba de su gran imaginación, pero la sirena no le bastaba con eso sino que se lanzó al agua para nadar hasta su colección y al estar cerca acarició con cada mano a algunos de los cráneos -Sí, tienen razón, soy grandiosa, preciosa ¡Perfecta!- Dijo mientras gozaba el momento, luego acomodó todas las piezas de su colección donde estaban -No ¿Cómo puedes creer que me he olvidado de ti?- Comentó con una voz seductora para luego besar a uno de esos cráneos.
Todo se tornaba cada vez más extraño pero por lo menos la sirena no era agresiva por el momento -(Debo aprovechar que está distraída para tomar la copa)- Pensé para luego nadar hacia la pequeña isla en el centro, sin embargo la sirena se sumergió en el agua y rápidamente apareció frente a mí antes de que yo pudiera lograr mi cometido -Eres un chico lindo, eres digno de apreciarme, quiero que me adules por siempre- Dijo la sirena con el mismo tono que había utilizado antes y luego posó sus manos inferiores sobre mi cintura, me sujetó con su otro par y colocó uno de sus brazos superiores en uno de mis hombros mientras me acariciaba la mejilla izquierda con su última mano disponible -(¡Oh no! Esto es peor que la muerte ¡¡Me quitará la virginidad!!)- Pensé aterrado sin decir nada, ahora las cosas estaban llegando al límite de lo raro.
Mientras me tenía sujetado deslizó sus manos superiores hasta la parte trasera de mi cuello y colocó sus largas y afiladas uñas en lugares donde podía enterrarlas para arrancarme la cabeza -Ahora tomaré lo único que necesitas para apreciar mi canto celestial- Susurró y sin duda alguna estaba preparada para aniquilarme en ese mismo momento, así que antes de que pasara una gran tragedia para el mundo utilicé mi cabeza para golpear la nariz de la sirena, logrando hacerla sangrar y al mismo tiempo obtuve mi liberación.
Rápidamente nadé hacia la isla de en medio y me subí en ésta -¡¡Por cometer esa osadía contra una diosa como yo te haré pagar con la muerte!!- Amenazó la sirena y esta vez se encontraba muy furiosa, luego se sumergió en el agua para no ser encontrada, desde donde me encontraba no podía verla así que estaba en problemas y Chucho tampoco podría atacarla, pero sin nada mejor que hacer desenvainé mi espada y me coloqué en una posición defensiva.
Tras pasar unos instantes fui sorprendido cuando la sirena aparece por mi espalda dando un salto para luego caer sobre mí llevándome al piso, ahora ella se encontraba sobre mí y estaba a punto de aniquilarme, no obstante, algo llama su atención -¡No eres el único aquí! ¡Entonces también asesinaré a tu amigo!- Gritó furiosa para luego intentar lanzarse al agua, pero antes sujeté la punta de su cola tratando de no dejarla escapar, sin embargo esta extremidad era demasiado fuerte y al agitarse logró hacerme caer hacia un lado.
La sirena nuevamente se escondió bajo en el agua y por unos instantes no pude saber dónde estaba, con la poca luz que había apenas podía ver a unos cuantos metros -(¿Dónde está Chucho? ¿Acaso fue asesinado?)- Me preocupaba el estado de mi compañero ya que no podía verlo, ni siquiera podía hacer algo para ayudarlo o eso creía -Un momento- Me dije al recordar la piedra que me había entregado Bio, con ésta podría iluminar un poco y tal vez encontrar a la amenaza acuática.
Tomé la piedra con mi mano izquierda y me concentré para hacer lo mismo que antes, la energía que fluía por mi cuerpo iba concentrándose lentamente en mi mano hasta que después de unos instantes logré radiar la energía en forma de luz, de inmediato escuché a alguien sumergirse en el agua y me preparé para atacar, apunté mi mano izquierda a diferentes direcciones para intentar por lo menos ver la silueta de la sirena pero no lograba nada.
Fue entonces cuando nuevamente soy atacado por la espalda, pero esta vez logré tirarme al suelo para ver pasar sobre mí a la sirena que cayó en el agua -¿La esquivé?- Me dije sorprendido por mi hazaña que tal vez no volvería a hacer, por desgracia no pude disfrutar más el logro ya que nuevamente me toca recibir un ataque, esta vez desde un costado y por desgracia la sirena me derribó y comenzó a rasguñarme. Por mi parte no pude hacer más que cubrir mi rostro con mis antebrazos y esperar que alguien me salvara de alguna forma, por suerte quedé libre por alguna razón.
La sirena se lanzó al agua y desapareció de mi vista por unos segundos -(Debe haber una forma de vencerla, pero ¿Cómo?)- Me pregunté sin encontrar respuesta, traté de pensar en algo pero nuevamente fui sorprendido con un ataque por la izquierda, como era de esperarse no pude esquivarla pero antes de que comenzara a agredirme intenté cortar a la sirena o a golpearla con la piedra, ella logró sujetar mi mano derecha pero no pudo evitar ser golpeada por la roca que impactó justo en su ceja derecha y de inmediato comenzó a brotar sangre -¡¡Nooo!! ¡Mi belleza! ¡Mi rostro perfecto!- Gritó para luego lanzarse otra vez al agua y desaparecer en la profundidad…
Más tarde cuando seguía buscando el origen de una maravillosa voz el resonar de los ecos me guiaban al lugar indicado y en poco tiempo logré llegar a mi tan deseado destino, sin embargo, fue en ese momento cuando el placer que gozaba al escuchar aquel fantástico canto desapareció completamente a pesar de que la melodía todavía se escuchaba, pero por lo menos pude recuperar mi valioso libre albedrío.
Por desgracia también me vi desorientado por un par de segundos antes de volver a la normalidad, además, tampoco podía recordar del todo los últimos minutos de mi corta vida y tampoco la razón por la que tenía una piedra en mi mano -¿Qué… Qué sucedió?- Me pregunté mientras observaba hacia todos lados en busca de respuestas, luego guardé la roca en mi pequeña bolsa ya que tal vez podría ayudarme a recordar.
Fue así cuando descubrí que me encontraba en la entrada de un lugar de gran tamaño que parecía ser un estaque; era un espacio cerrado, de poca iluminación y el nivel del agua todavía me llegaba a las rodillas, pero lo más notorio era una superficie sólida en medio de todo el lugar y sobre ella se encontraba posando una mujer con extremidades adicionales y parecía estar disgustaba por alguna cosa, tal vez por el hecho de tener seis brazos y por no tener piernas, aunque eso no me importaba por el momento -Todos ustedes son unos insolentes al exigirme que siga cantando- Dijo la extraña sirena con tono de indignación -Pero está bien, los entiendo, es difícil durar un segundo sin escucharme, así que continuaré satisfaciendo a mi público- Dijo esta vez siendo orgullosa y engreída.
Me parecía extraño toda esa escena ya que no lograba ver a nadie más, entonces algo llamó mi atención, pues no era nada más ni nada menos que una copa dorada que se encontraba justo al lado de la sirena junto con otras cosas de metales preciosos.
Al ver esto último logré recordar todo lo que me había sucedido en esa noche, aunque después quería olvidarlo todo otra vez, pues había pasado por momento humillantes.
Entonces noté la presencia de alguien más, al parecer yo no era el único allí sino que también me encontraba acompañado por un sujeto, por suerte se trataba de uno de mis compañeros -Chucho, mira eso- Le susurré mientras le señalaba la copa de oro, pude haberle dicho otra cosa como preguntarle cómo estaba pero seguramente estaría bien al igual que yo, así que preferí ir a lo importante -Es lo que buscamos, por desgracia no sé si ella sea peligrosa, así que yo me encargaré de la copa. Tú mantente alejado y cúbreme sólo en caso de que sea necesario- Le di indicaciones a Chucho esperando que las aceptara, pues mi plan era lo mejor que podríamos hacer en esas circunstancias, sin embargo todavía no confiaba muy bien en sus habilidades como arquero pero supuse que esta vez no fallaría.
Una vez preparado me dispuse a caminar hacia la sirena tratando de no llamar su atención, eso no era difícil ya que ella le cantaba a su público, aunque me parecía raro que no había nadie a donde ella se enfocaba, no obstante, mientras caminaba no pude notar que la profundidad del agua era más honda cerca de ella por lo que acabé por perder el equilibrio al no encontrar nada donde pisar y me hundí en el agua llamando su atención -¡Oh! Vaya, tenemos un nuevo invitado- Exclamó la sirena sorprendida por mi ridícula entrada -¿Has venido aquí por mi voz? No te culpo, todos ellos están aquí porque no pueden vivir sin glorificar mi canto- Decía la sirena mientras se comportaba como si se creyera una deidad sublime e intocable.
Como pude me recuperé y me mantuve flotando en el agua mientras observaba a mi alrededor en busca de Chucho, pero en eso vi una pared forrada por una gran cantidad de cráneos, sin duda alguna era una de las cosas más raras que había visto en mi vida y no pude evitar sentir repulsión y al mismo tiempo temor por mi vida -Veo que no simpatizas con mi público, pero descuida, te agradarán tarde o temprano, ya que todos están unidos por la pasión de alabarme- Exclamó para luego mirar hacia su colección de cráneos y después extendió sus brazos hacia los lados para recibir supuestas alabanzas.
Parecía que ella disfrutaba de su gran imaginación, pero la sirena no le bastaba con eso sino que se lanzó al agua para nadar hasta su colección y al estar cerca acarició con cada mano a algunos de los cráneos -Sí, tienen razón, soy grandiosa, preciosa ¡Perfecta!- Dijo mientras gozaba el momento, luego acomodó todas las piezas de su colección donde estaban -No ¿Cómo puedes creer que me he olvidado de ti?- Comentó con una voz seductora para luego besar a uno de esos cráneos.
Todo se tornaba cada vez más extraño pero por lo menos la sirena no era agresiva por el momento -(Debo aprovechar que está distraída para tomar la copa)- Pensé para luego nadar hacia la pequeña isla en el centro, sin embargo la sirena se sumergió en el agua y rápidamente apareció frente a mí antes de que yo pudiera lograr mi cometido -Eres un chico lindo, eres digno de apreciarme, quiero que me adules por siempre- Dijo la sirena con el mismo tono que había utilizado antes y luego posó sus manos inferiores sobre mi cintura, me sujetó con su otro par y colocó uno de sus brazos superiores en uno de mis hombros mientras me acariciaba la mejilla izquierda con su última mano disponible -(¡Oh no! Esto es peor que la muerte ¡¡Me quitará la virginidad!!)- Pensé aterrado sin decir nada, ahora las cosas estaban llegando al límite de lo raro.
Mientras me tenía sujetado deslizó sus manos superiores hasta la parte trasera de mi cuello y colocó sus largas y afiladas uñas en lugares donde podía enterrarlas para arrancarme la cabeza -Ahora tomaré lo único que necesitas para apreciar mi canto celestial- Susurró y sin duda alguna estaba preparada para aniquilarme en ese mismo momento, así que antes de que pasara una gran tragedia para el mundo utilicé mi cabeza para golpear la nariz de la sirena, logrando hacerla sangrar y al mismo tiempo obtuve mi liberación.
Rápidamente nadé hacia la isla de en medio y me subí en ésta -¡¡Por cometer esa osadía contra una diosa como yo te haré pagar con la muerte!!- Amenazó la sirena y esta vez se encontraba muy furiosa, luego se sumergió en el agua para no ser encontrada, desde donde me encontraba no podía verla así que estaba en problemas y Chucho tampoco podría atacarla, pero sin nada mejor que hacer desenvainé mi espada y me coloqué en una posición defensiva.
Tras pasar unos instantes fui sorprendido cuando la sirena aparece por mi espalda dando un salto para luego caer sobre mí llevándome al piso, ahora ella se encontraba sobre mí y estaba a punto de aniquilarme, no obstante, algo llama su atención -¡No eres el único aquí! ¡Entonces también asesinaré a tu amigo!- Gritó furiosa para luego intentar lanzarse al agua, pero antes sujeté la punta de su cola tratando de no dejarla escapar, sin embargo esta extremidad era demasiado fuerte y al agitarse logró hacerme caer hacia un lado.
La sirena nuevamente se escondió bajo en el agua y por unos instantes no pude saber dónde estaba, con la poca luz que había apenas podía ver a unos cuantos metros -(¿Dónde está Chucho? ¿Acaso fue asesinado?)- Me preocupaba el estado de mi compañero ya que no podía verlo, ni siquiera podía hacer algo para ayudarlo o eso creía -Un momento- Me dije al recordar la piedra que me había entregado Bio, con ésta podría iluminar un poco y tal vez encontrar a la amenaza acuática.
Tomé la piedra con mi mano izquierda y me concentré para hacer lo mismo que antes, la energía que fluía por mi cuerpo iba concentrándose lentamente en mi mano hasta que después de unos instantes logré radiar la energía en forma de luz, de inmediato escuché a alguien sumergirse en el agua y me preparé para atacar, apunté mi mano izquierda a diferentes direcciones para intentar por lo menos ver la silueta de la sirena pero no lograba nada.
Fue entonces cuando nuevamente soy atacado por la espalda, pero esta vez logré tirarme al suelo para ver pasar sobre mí a la sirena que cayó en el agua -¿La esquivé?- Me dije sorprendido por mi hazaña que tal vez no volvería a hacer, por desgracia no pude disfrutar más el logro ya que nuevamente me toca recibir un ataque, esta vez desde un costado y por desgracia la sirena me derribó y comenzó a rasguñarme. Por mi parte no pude hacer más que cubrir mi rostro con mis antebrazos y esperar que alguien me salvara de alguna forma, por suerte quedé libre por alguna razón.
La sirena se lanzó al agua y desapareció de mi vista por unos segundos -(Debe haber una forma de vencerla, pero ¿Cómo?)- Me pregunté sin encontrar respuesta, traté de pensar en algo pero nuevamente fui sorprendido con un ataque por la izquierda, como era de esperarse no pude esquivarla pero antes de que comenzara a agredirme intenté cortar a la sirena o a golpearla con la piedra, ella logró sujetar mi mano derecha pero no pudo evitar ser golpeada por la roca que impactó justo en su ceja derecha y de inmediato comenzó a brotar sangre -¡¡Nooo!! ¡Mi belleza! ¡Mi rostro perfecto!- Gritó para luego lanzarse otra vez al agua y desaparecer en la profundidad…
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Última edición por Rauko el Lun Sep 05 2016, 02:10, editado 1 vez
Rauko
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Por lo visto la elfa también conocía al Vampiro, seguramente era el único de su raza que en vez de chuparle la sangre a la gente se centraba en ponerles nombres raros... curioso ciertamente. - Hey, no son inventos míos, seguramente mordiste las cadenas que te tenían puestas para lograr escapar.- me incliné de hombros y miré a la chica que parecía nerviosa. - Además tu te la pasas besando cosas raras, así que no veo porque sea raro que te coloques empalagosa con la fauna.- Aquello debía bastar para ganar por el momento la batalla verbal, después debía buscar más cosas con que responder. Al parecer había salvado al elfo con solo jalarle el bigote, el problema fue cuando por lo visto se lo tomó a mal.- No acertaste ni el apellido...- Dije en lo bajo después de que no solo errara al decir "Candau", ahora también se pondría a decirme Chucho, vaya suerte la mía.
El canto me había tenido totalmente bajo su control, no tenía idea de cuanto tiempo había caminado ni a donde rayos me dirigía, pero aquel canto merecía la pena de buscarlo, quizá el ser que lo emitía era tan hermoso como aquel sonido, solo era cuestión de imaginar las posibilidades. Podía imaginar a una bella sirena cantando, seguramente se sentía sola y necesitaba algo de compañía, no debía de preocuparse por ello, yo ya iba en camino a apreciar aquella obra musical, solo sería cuestión de tiempo en llegar.
Repentinamente todo volvió a la normalidad, el canto seguía presente pero no era lo mismo, quizá eran los 6 brazos de la sirena... o su cara de pocos amigos. "¿En que diablos me metí ahora?" Me di un leve golpe en la frente tratando de acelerar el proceso de ideas y así salir más rápido de allí, quizá debía acércame a la sirena y le preguntaba como salir, no todas aquellas criaturas debían ser tan malas ya qué "No todo lo bonito es bueno ni todo lo malo es feo", al menos así recordaba el dicho. Di un paso para tratar de poner en marcha mi nuevo plan cuando una nueva voz se encontró en el lugar, miré con cuidado en la actual oscuridad tratando de conseguir el causante del sonido, fue una sorpresa cuando vi que Rauko también estaba allí. "Al menos no fui el único en perderme." Iba a comenzar a caminar hacia el elfo cuando la sirena entro en un ataqué verbal seguramente a la nada. Vaya ego tenía aquel ser, seguramente necesitaría uno de mis disparos perfectos para que se diese cuenta que no era tan maravillosa como creía.
Seguí caminando en dirección al elfo cuando la sirena culmino su berrinche, era bueno haber estado en la oscuridad ya que mi vista se había adaptado a está de cierta manera. Ya estaba en el rango de vista de Rauko cuando me llamó y señalo un objeto brillante que estaba cerca de la sirena, claro, no podía preguntar primero si sufría una hemorragia o si tenía roto un hueso, tuvo que señalar una simple copa dorada... espera, era la copa dorada que necesitábamos. - Bien, ya la conseguimos, podemos irnos.- Claramente no pensaba meterme de cabeza al agua para jugarme el pellejo, lo más sensato sería regresar por el resto y luego volver, así el peligro sería mucho menor. Rauko desgraciadamente tenía otros planes, el si se iba a meter de cabeza contra la sirena, pobre alma atormentada, tanto habría sufrido en está vida para querer suicidarse de aquella manera. Le di una palmadita en el hombro y luego asentí con la cabeza. - Claramente es peligrosa, así que no te preocupes, me mantendré alejado... mucho.- Si el quería suicidarse no iba a interferir, yo no deseaba ser descuartizado con vida aun.
"Allí va, tan valiente a aceptar su ejecución." Pensé mientras veía al intrépido Elfo marchar a su juicio final, no lo había logrado conocer bien pero sería recordado de una manera u otra. Fue un momento tan memorable hasta que el genio termino tropezando y cayendo al agua, junto al torpe movimiento también incito a que la sirena se acercase, pro lo visto Rauko no quería marcharse solo de esté mundo. Salté detrás de una roca y me preparé para atacar, por suerte no había guardado el arco ni la flecha en medio del trancé musical, si quería salir vivo por lo visto debía dispararle a aquel ser, el suicida debería esperar otro momento para acabar con su vida.
Por lo visto y escuchado Rauko y la sirena ya eran amigos del alma y mantenían una conversación, bueno, la sirena era la que realmente hablaba pero eso no quitaba que en tan pocos segundos habían formado cierta conexión, vaya casanovas, primero intenta suicidarse y luego encuentra al amor de su vida. Aquel par se puso a mirar en un sitio en especifico, no pude evitar la curiosidad y traté de seguirles la mirada, aquello fue una pésima idea, la decoración que tenia la sirena era totalmente única, eso si, pero no quería formar parte de ella. Apresuré a esconder nuevamente la cabeza para que no me viese, ya era tiempo de tomarme las cosas en serio y concentrarme en ayudar al elfo, seguramente si lo dejaba morir me culparían de eso... y no tendrían la culpa de hacerlo, no me estaba comportando como debía.
Volví a mirar al sitio donde habían estado Rauko y la Sirena, esta ultima estaba ultima estaba hablando con los cráneos, estaba un poco ida por lo visto, tantos años de soledad la habían desquiciado, el elfo había aprovechado para comenzar a nadar y buscar la copa, eso era bueno, quizá la mujer-trucha estaría lo suficientemente distraída para completar todo sin problema. Para la desgracia del elfo la sirena volvió a centrarse en él y se le acerco lo suficiente para atraparlo con sus extremidades extras, apunté con el arco esperando un momento para ayudarlo pero estaban tan cerca que un disparo podría también lastimarlo a él, debía esperar que la sirena se moviese solo un poco. El elfo por lo visto se pudo salvar por si solo de está con su cabeza de plomo, aquella defensa lo que hizo fue molestar terriblemente a la sirena, ahora si que había sellado su sentencia a muerte.
Mientras el elfo se recuperaba en la pequeña isla la sirena aprovecho para atacarlo, no podía dejar que siguiese atacando a Rauko sin piedad, necesitaba ayudarlo de una manera u otra. Tomé una piedra de considerable tamaño y me apresuré a lanzarla al agua, aquello debía ser suficiente como para revelar la presencia de un tercero que en este caso sería yo, y si aquello no servía debía comenzar a disparar. El plan tuvo la acción resultante, la sirena se percató de mi y se aparto del elfo... solo que ahora también me quería muerto, "Gran trabajo genio, ahora tu también formaras parte de la decoración. Corrí para esconderme detrás de un muro de roca, ahora necesitaba estar lo suficientemente fuera de vista y pensar que hacer, ya no podía quedarme solo a ver.
Podía sentir como la criatura se movía en el agua, estaba donde hace rato había lanzado la roca, quizá podía mantenerla entretenida de un lado a otro haciendo eso. Me llené los bolsillos con rocas pequeñas y comencé lanzando una a mi derecha, en dirección opuesta a la que estaba la Sirena, una vez la roca hizo su tenue sonido al contacto con el agua, la criatura se apresuró en dirigirse hacia aquel, yo aproveché y corrí en dirección opuesta para para no ser del todo descubierto. A este paso Rauko podría tomar la copa y saldríamos sin muchos problemas.
Ya estaba preparado para lanzar la siguiente piedra cuando una luz comenzó a provenir de la isla, por lo visto el elfo había decidido que era un momento perfecto para iluminar el ambiente en vez ir por la copa. "Debe de ser una broma... ¿Acaso aquel elfo no pensaba? Se tiraba de cabeza a una muerte segura y ahora que la tenía lejos volvía a llamarla, la sirena desapareció del sitio donde hace un momento se encontraba para luego aparecer en la isla y atacar a Rauko, tal como un lobo ataca a su presa distraída. El primer milagro de la noche sucedió cuando el elfo evito el primer ataque, aquello debía ser buena señal, el problema fue que su suerte no duraba tanto, la sirena volvió a embestirlo y está vez lo había dejado totalmente en desventaja, el chico estaba siendo atacado por 6 brazos, aquello debía doler unas...¿4 veces más de lo normal?
No podía permitir que aquella ráfaga de ataques siguiera, esta vez la posición de la sirena era más favorable para atacarla sin dañar a Rauko, tensé la flecha en el arco y apunté cuidadosamente, necesitaba solamente apartarla o distraerla, después me centraría en dañarla realmente, por ahora no necesitaba lucirme tanto en los disparos. Disparé y la flecha dio en el costado de la Sirena, un poco más arriba de su escamosa cola, nuevamente el ser se aparto del elfo, quizá tardaría un poco más sumergida en el agua mientras intentaba arrancarse la flecha, eso nos ganaría tiempo. Nunca estuve tan equivocado, salio al poco tiempo y siguió atacando con furia al chico bigotudo, pobre tipo. Esté pro fin logro defenderse y le volvió a dar un golpe en la cabeza, lastimando también el ego de la criatura, está grito y se apresuro a esconderse en el agua.
- ¡Creo qué es buen tiempo para tomar aquella copa!- Le grité al chico para que por fin se centrara en el objeto. Ahora el error había sido mio, el gritó revelo mi verdadera posición y la sirena saco la mitad de su cuerpo fuera del agua, no podía leer en su mirada lo que haría pero sabía que no sería bueno, la sirena compuso una leve sonrisa y comenzó a tararear con un tono armónico ¿Planeaba volver a capturarnos en su canto? ¿Incitarnos a ahogarnos? Cuando noté que la sirena fue a soltar la primer palabra de su canto no supe como reaccionar, solamente hice lo más básico que se me ocurrió. Llevé la mano libre a mi bolsillo y le lancé el puñado de piedras que había escondido antes, algunas impactaron en el dorso de la chica-pez y el resto dieron de lleno en su rostro.
Lo que pudo ser un lindo canto se transformo en un grito gutural, al parecer aquello había sido el limite de la paciencia de la Sirena, está se abalanzo buscando capturarme, con un saltó al costado logré evitar ser aplastado pero no me liberé del todo del ataque, dos de sus extremidades derechas me habían tomado del brazo y no disminuían su fuerza para liberarme, necesitaba buscar algo para liberarme pero no conseguía qué, apuñalarla con una flecha sería gastar munición y no podía inclinarme para tomar una piedra, un vistoso al costado de la pez me dio la respuesta, aun tenía la flecha incrustada. - Hey, bonito amuleto tienes allí.- Dije mientras miraba la flecha, luego levante una pierna y la impulsé aplastando el trozo de madera sobresaliente, otro grito de ira salió de la sirena al momento que me liberaba. Caí bruscamente al suelo mientras la criatura lanzaba manotazos al aire tratando de sujetarme nuevamente, nunca había agradecido tanto perder el equilibrio.
Me arrastré de espalda un poco antes de poder de lograr reincorporarme y salir corriendo, si deseaba protegerme debía estar lo suficientemente alejado, no tenía nada con que defenderme cuerpo a cuerpo y tampoco era muy diestro en aquello. Mientras corría analizaba que podíamos hacer para que aquella sirena pro fin quedase fuera de combate, dudaba que simples golpes acabaran con ella... y ahogarla no era una opción. Pude ver la pared de cráneos cada vez más cerca, de cerca resultaba mil veces más tétrica y horrible, con razón no recibía muchas visitas, seguí mirando la decoración hasta que una idea por fin llego a mi, quizá destrozándola podíamos hacer que la sirena, ahora solo debía mantenerla ocupada lo suficiente para que Rauko me ayudase con mi nuevo plan, realmente dudaba poder solo con todo aquello. - ¡Hey bigotes, cuando acabes allí necesito que me des una mano con cierta pared!- Ahora solo era cuestión de tiempo y rezarle a alguno de mis Dioses.
El canto me había tenido totalmente bajo su control, no tenía idea de cuanto tiempo había caminado ni a donde rayos me dirigía, pero aquel canto merecía la pena de buscarlo, quizá el ser que lo emitía era tan hermoso como aquel sonido, solo era cuestión de imaginar las posibilidades. Podía imaginar a una bella sirena cantando, seguramente se sentía sola y necesitaba algo de compañía, no debía de preocuparse por ello, yo ya iba en camino a apreciar aquella obra musical, solo sería cuestión de tiempo en llegar.
Repentinamente todo volvió a la normalidad, el canto seguía presente pero no era lo mismo, quizá eran los 6 brazos de la sirena... o su cara de pocos amigos. "¿En que diablos me metí ahora?" Me di un leve golpe en la frente tratando de acelerar el proceso de ideas y así salir más rápido de allí, quizá debía acércame a la sirena y le preguntaba como salir, no todas aquellas criaturas debían ser tan malas ya qué "No todo lo bonito es bueno ni todo lo malo es feo", al menos así recordaba el dicho. Di un paso para tratar de poner en marcha mi nuevo plan cuando una nueva voz se encontró en el lugar, miré con cuidado en la actual oscuridad tratando de conseguir el causante del sonido, fue una sorpresa cuando vi que Rauko también estaba allí. "Al menos no fui el único en perderme." Iba a comenzar a caminar hacia el elfo cuando la sirena entro en un ataqué verbal seguramente a la nada. Vaya ego tenía aquel ser, seguramente necesitaría uno de mis disparos perfectos para que se diese cuenta que no era tan maravillosa como creía.
Seguí caminando en dirección al elfo cuando la sirena culmino su berrinche, era bueno haber estado en la oscuridad ya que mi vista se había adaptado a está de cierta manera. Ya estaba en el rango de vista de Rauko cuando me llamó y señalo un objeto brillante que estaba cerca de la sirena, claro, no podía preguntar primero si sufría una hemorragia o si tenía roto un hueso, tuvo que señalar una simple copa dorada... espera, era la copa dorada que necesitábamos. - Bien, ya la conseguimos, podemos irnos.- Claramente no pensaba meterme de cabeza al agua para jugarme el pellejo, lo más sensato sería regresar por el resto y luego volver, así el peligro sería mucho menor. Rauko desgraciadamente tenía otros planes, el si se iba a meter de cabeza contra la sirena, pobre alma atormentada, tanto habría sufrido en está vida para querer suicidarse de aquella manera. Le di una palmadita en el hombro y luego asentí con la cabeza. - Claramente es peligrosa, así que no te preocupes, me mantendré alejado... mucho.- Si el quería suicidarse no iba a interferir, yo no deseaba ser descuartizado con vida aun.
"Allí va, tan valiente a aceptar su ejecución." Pensé mientras veía al intrépido Elfo marchar a su juicio final, no lo había logrado conocer bien pero sería recordado de una manera u otra. Fue un momento tan memorable hasta que el genio termino tropezando y cayendo al agua, junto al torpe movimiento también incito a que la sirena se acercase, pro lo visto Rauko no quería marcharse solo de esté mundo. Salté detrás de una roca y me preparé para atacar, por suerte no había guardado el arco ni la flecha en medio del trancé musical, si quería salir vivo por lo visto debía dispararle a aquel ser, el suicida debería esperar otro momento para acabar con su vida.
Por lo visto y escuchado Rauko y la sirena ya eran amigos del alma y mantenían una conversación, bueno, la sirena era la que realmente hablaba pero eso no quitaba que en tan pocos segundos habían formado cierta conexión, vaya casanovas, primero intenta suicidarse y luego encuentra al amor de su vida. Aquel par se puso a mirar en un sitio en especifico, no pude evitar la curiosidad y traté de seguirles la mirada, aquello fue una pésima idea, la decoración que tenia la sirena era totalmente única, eso si, pero no quería formar parte de ella. Apresuré a esconder nuevamente la cabeza para que no me viese, ya era tiempo de tomarme las cosas en serio y concentrarme en ayudar al elfo, seguramente si lo dejaba morir me culparían de eso... y no tendrían la culpa de hacerlo, no me estaba comportando como debía.
Volví a mirar al sitio donde habían estado Rauko y la Sirena, esta ultima estaba ultima estaba hablando con los cráneos, estaba un poco ida por lo visto, tantos años de soledad la habían desquiciado, el elfo había aprovechado para comenzar a nadar y buscar la copa, eso era bueno, quizá la mujer-trucha estaría lo suficientemente distraída para completar todo sin problema. Para la desgracia del elfo la sirena volvió a centrarse en él y se le acerco lo suficiente para atraparlo con sus extremidades extras, apunté con el arco esperando un momento para ayudarlo pero estaban tan cerca que un disparo podría también lastimarlo a él, debía esperar que la sirena se moviese solo un poco. El elfo por lo visto se pudo salvar por si solo de está con su cabeza de plomo, aquella defensa lo que hizo fue molestar terriblemente a la sirena, ahora si que había sellado su sentencia a muerte.
Mientras el elfo se recuperaba en la pequeña isla la sirena aprovecho para atacarlo, no podía dejar que siguiese atacando a Rauko sin piedad, necesitaba ayudarlo de una manera u otra. Tomé una piedra de considerable tamaño y me apresuré a lanzarla al agua, aquello debía ser suficiente como para revelar la presencia de un tercero que en este caso sería yo, y si aquello no servía debía comenzar a disparar. El plan tuvo la acción resultante, la sirena se percató de mi y se aparto del elfo... solo que ahora también me quería muerto, "Gran trabajo genio, ahora tu también formaras parte de la decoración. Corrí para esconderme detrás de un muro de roca, ahora necesitaba estar lo suficientemente fuera de vista y pensar que hacer, ya no podía quedarme solo a ver.
Podía sentir como la criatura se movía en el agua, estaba donde hace rato había lanzado la roca, quizá podía mantenerla entretenida de un lado a otro haciendo eso. Me llené los bolsillos con rocas pequeñas y comencé lanzando una a mi derecha, en dirección opuesta a la que estaba la Sirena, una vez la roca hizo su tenue sonido al contacto con el agua, la criatura se apresuró en dirigirse hacia aquel, yo aproveché y corrí en dirección opuesta para para no ser del todo descubierto. A este paso Rauko podría tomar la copa y saldríamos sin muchos problemas.
Ya estaba preparado para lanzar la siguiente piedra cuando una luz comenzó a provenir de la isla, por lo visto el elfo había decidido que era un momento perfecto para iluminar el ambiente en vez ir por la copa. "Debe de ser una broma... ¿Acaso aquel elfo no pensaba? Se tiraba de cabeza a una muerte segura y ahora que la tenía lejos volvía a llamarla, la sirena desapareció del sitio donde hace un momento se encontraba para luego aparecer en la isla y atacar a Rauko, tal como un lobo ataca a su presa distraída. El primer milagro de la noche sucedió cuando el elfo evito el primer ataque, aquello debía ser buena señal, el problema fue que su suerte no duraba tanto, la sirena volvió a embestirlo y está vez lo había dejado totalmente en desventaja, el chico estaba siendo atacado por 6 brazos, aquello debía doler unas...¿4 veces más de lo normal?
No podía permitir que aquella ráfaga de ataques siguiera, esta vez la posición de la sirena era más favorable para atacarla sin dañar a Rauko, tensé la flecha en el arco y apunté cuidadosamente, necesitaba solamente apartarla o distraerla, después me centraría en dañarla realmente, por ahora no necesitaba lucirme tanto en los disparos. Disparé y la flecha dio en el costado de la Sirena, un poco más arriba de su escamosa cola, nuevamente el ser se aparto del elfo, quizá tardaría un poco más sumergida en el agua mientras intentaba arrancarse la flecha, eso nos ganaría tiempo. Nunca estuve tan equivocado, salio al poco tiempo y siguió atacando con furia al chico bigotudo, pobre tipo. Esté pro fin logro defenderse y le volvió a dar un golpe en la cabeza, lastimando también el ego de la criatura, está grito y se apresuro a esconderse en el agua.
- ¡Creo qué es buen tiempo para tomar aquella copa!- Le grité al chico para que por fin se centrara en el objeto. Ahora el error había sido mio, el gritó revelo mi verdadera posición y la sirena saco la mitad de su cuerpo fuera del agua, no podía leer en su mirada lo que haría pero sabía que no sería bueno, la sirena compuso una leve sonrisa y comenzó a tararear con un tono armónico ¿Planeaba volver a capturarnos en su canto? ¿Incitarnos a ahogarnos? Cuando noté que la sirena fue a soltar la primer palabra de su canto no supe como reaccionar, solamente hice lo más básico que se me ocurrió. Llevé la mano libre a mi bolsillo y le lancé el puñado de piedras que había escondido antes, algunas impactaron en el dorso de la chica-pez y el resto dieron de lleno en su rostro.
Lo que pudo ser un lindo canto se transformo en un grito gutural, al parecer aquello había sido el limite de la paciencia de la Sirena, está se abalanzo buscando capturarme, con un saltó al costado logré evitar ser aplastado pero no me liberé del todo del ataque, dos de sus extremidades derechas me habían tomado del brazo y no disminuían su fuerza para liberarme, necesitaba buscar algo para liberarme pero no conseguía qué, apuñalarla con una flecha sería gastar munición y no podía inclinarme para tomar una piedra, un vistoso al costado de la pez me dio la respuesta, aun tenía la flecha incrustada. - Hey, bonito amuleto tienes allí.- Dije mientras miraba la flecha, luego levante una pierna y la impulsé aplastando el trozo de madera sobresaliente, otro grito de ira salió de la sirena al momento que me liberaba. Caí bruscamente al suelo mientras la criatura lanzaba manotazos al aire tratando de sujetarme nuevamente, nunca había agradecido tanto perder el equilibrio.
Me arrastré de espalda un poco antes de poder de lograr reincorporarme y salir corriendo, si deseaba protegerme debía estar lo suficientemente alejado, no tenía nada con que defenderme cuerpo a cuerpo y tampoco era muy diestro en aquello. Mientras corría analizaba que podíamos hacer para que aquella sirena pro fin quedase fuera de combate, dudaba que simples golpes acabaran con ella... y ahogarla no era una opción. Pude ver la pared de cráneos cada vez más cerca, de cerca resultaba mil veces más tétrica y horrible, con razón no recibía muchas visitas, seguí mirando la decoración hasta que una idea por fin llego a mi, quizá destrozándola podíamos hacer que la sirena, ahora solo debía mantenerla ocupada lo suficiente para que Rauko me ayudase con mi nuevo plan, realmente dudaba poder solo con todo aquello. - ¡Hey bigotes, cuando acabes allí necesito que me des una mano con cierta pared!- Ahora solo era cuestión de tiempo y rezarle a alguno de mis Dioses.
Fredericksen
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Mordió su labio inferior con fuerza y una sensación de impotencia se arremolinó en su interior. Recordar sus elocuentes peleas con Candau solo servía para ponerle los nervios de punta y eso no podía permitirlo; necesitaba aplicar toda su concentración y su autocontrol para hallar a ese fastidioso cazador y por el momento el miedo era un lujo que no podía permitirse. Era consciente de que algo los rondaba en el agua, había sentido el extraño roce en su pierna y aunque Bio dijera lo contrario, ella confiaba plenamente en sus instintos. Tomó un par de bocanadas de aire y se armó de valor. En esta ocasión no se escondería detrás del vampiro, estaba decidida a ser un apoyo para su amigo y rescatar a sus compañeros. En un rincón de su mente una vocecilla le gritaba que Bio en realidad le creía y que solo fingía lo contrario para no alarmarlas a ella y a Wind, así que se limitó a seguirle la corriente.
Se mantuvo en silencio, suspirando de alivio al saber que la otra elfa había tenido la misma sensación de que algo los acechaba en el agua, al menos si algo pasaba los tres estarían alerta. Agudizó sus sentidos y se percató de que alguien se acercaba a ellos. Los destellos de una luz diferente a la del chico la mantuvieron a la expectativa. Para su suerte no se trató de ningún peligro, sino más bien de una nueva compañera, lo bastante lista como para llevar una antorcha a la cueva. La rubia alabó mentalmente la inteligencia de aquella joven y le sonrió con amabilidad, presentándose con su pequeño apelativo de ‘‘Ash’’. Entre más ayuda obtuviesen, más rápido rescatarían a sus compañeros. Bio se adelantó y ella no tardó en seguirle el paso; tal y como había sucedido en las runas de los baldíos extendió su mano y lo detuvo de la camisa, frunciendo un poco el ceño.
—No debes alejarte mucho y lo sabes —habló con tranquilidad y le dirigió una mirada determinada—, sé lo que estás haciendo, pero somos un equipo.
Guardó silencio por unos breves instantes, pues ella tampoco quería alarmar a las otras dos chicas; sin embargo, no logró cumplir su cometido. Apenas si había dejado de hablar cuando notó que algo hundía a Wind en el agua. Buscó la manera de ayudarla, pero le fue imposible. Todo había pasado demasiado rápido y no tuvo tiempo si quiera de reaccionar. Levantó la mirada para observar a Bio y a Calista, nuevamente su grupo se veía reducido y ahora debían decidir qué estrategia proseguiría. Estaba asustada, realmente lo estaba; no obstante, conocía al vampiro lo suficiente para saber que él se encontraría bastante abatido por la rapidez con la que su grupo había disminuido y ella no iba a ser otro motivo de pesar para su amigo. Guardó sus sentimientos bajo una fachada impasible e intentó formular varias ideas que pudiesen ayudarlos con la tarea siguiente. Instintivamente llevó su mirada al pequeño guardián de la elfa y sonrió aliviada de verlo aun de pie, pues eso solo podía significar que su invocadora seguía con vida.
—Wind está bien —miró a Bio con seguridad y señaló al mini coloso. Después de su aventura en las runas había estado estudiando un poco más acerca del camino de la animación y aquella información adquirida realmente parecía valiosa en esos instantes—. Él nos puede guiar hacia ella, solo debemos seguirlo. Aunque sugiero que nos alejemos del agua lo más posible.
Por un momento pensó en proponer que se separaran, pero eso podía resultar bastante contraproducente, ya habían perdido demasiados colegas y no podían permitirse perder a otro más, la prioridad era rescatarlos a todos. ¿Era egoísta? Sí, claro que lo era, ella deseaba salvar al arquero lo más pronto posible, sin embargo, sus deseos estaban fuera de contexto en ese impredecible escenario y tenía que confiar en que él y el joven elfo podrían defenderse lo suficiente hasta que ellos llegaran a auxiliarlos. Puso su mano en el hombro de su amigo y trató de mantener aquella postura impasible para transmitirle un poco de confianza. El pequeño guardián comenzó a moverse y Ashryn se preparó para cualquier orden que el vampiro emitiera.
—Solo dinos que debemos hacer —sabía que esa sería una difícil decisión para el joven, pero tenían que actuar rápido, de lo contrario sería muy tarde.
El coloso de arcilla se dirigió por otro camino distinto al que estaban siguiendo y eso hizo que la ojiazul se mantuviese alerta por si acaso algo los atacaba de nuevo. Sabía que Wind estaba viva y eso bastaba para tranquilizarla un poco, más no podía decir lo mismo del cazador y del elfo. No sabía que camino debían tomar para encontrarlos, ni siquiera podía saber si se encontraban juntos y la sola idea de no volverlos a ver comenzó a romper la coraza que con gran esfuerzo había puesto sobre sus sentimientos. Esta vez no iba a permitir que otro de sus compañeros saliera lastimado y mucho menos permitiría que su líder volviese a pasar por aquella amarga sensación de perder a un colega. Se colocó al lado de Calista y trató de mantener la compostura. Estaba harta de esa cueva, de esas sirenas y de tanta agua; lo único que quería era salir de ahí con los demás.
—Por favor no te separes de mí —le habló con suavidad a la chica, colocándose lo más cerca posible de ella—. Si algo sucede podremos reaccionar rápidamente y ayudarnos.
Ese escenario realmente se parecía al de la cueva donde conoció a Bio, salvo por el hecho de que ahora aquella cueva parecía mucho menos peligrosa que esta, puesto que ahí el enemigo se escabullía en un lugar donde ellos estaban en desventaja y aunque nadaran a la perfección, sus movimientos jamás podrían igualarse a los de una sirena. A pesar de que el peligro los asechaba, la rubia empezó a concentrarse por si acaso su magia llegaba a ser necesaria, seguramente Wind y los demás estarían heridos y ella debía estar lista para sanarlos, así como para potenciar las habilidades de Bio y de Calista si la situación lo ameritaba y guardar un poco de energía por si había necesidad de volver a ser una distracción que ayudara a sus camaradas. Solo esperaba poder ser realmente de ayuda para todos, especialmente para el líder de la misión.
Se mantuvo en silencio, suspirando de alivio al saber que la otra elfa había tenido la misma sensación de que algo los acechaba en el agua, al menos si algo pasaba los tres estarían alerta. Agudizó sus sentidos y se percató de que alguien se acercaba a ellos. Los destellos de una luz diferente a la del chico la mantuvieron a la expectativa. Para su suerte no se trató de ningún peligro, sino más bien de una nueva compañera, lo bastante lista como para llevar una antorcha a la cueva. La rubia alabó mentalmente la inteligencia de aquella joven y le sonrió con amabilidad, presentándose con su pequeño apelativo de ‘‘Ash’’. Entre más ayuda obtuviesen, más rápido rescatarían a sus compañeros. Bio se adelantó y ella no tardó en seguirle el paso; tal y como había sucedido en las runas de los baldíos extendió su mano y lo detuvo de la camisa, frunciendo un poco el ceño.
—No debes alejarte mucho y lo sabes —habló con tranquilidad y le dirigió una mirada determinada—, sé lo que estás haciendo, pero somos un equipo.
Guardó silencio por unos breves instantes, pues ella tampoco quería alarmar a las otras dos chicas; sin embargo, no logró cumplir su cometido. Apenas si había dejado de hablar cuando notó que algo hundía a Wind en el agua. Buscó la manera de ayudarla, pero le fue imposible. Todo había pasado demasiado rápido y no tuvo tiempo si quiera de reaccionar. Levantó la mirada para observar a Bio y a Calista, nuevamente su grupo se veía reducido y ahora debían decidir qué estrategia proseguiría. Estaba asustada, realmente lo estaba; no obstante, conocía al vampiro lo suficiente para saber que él se encontraría bastante abatido por la rapidez con la que su grupo había disminuido y ella no iba a ser otro motivo de pesar para su amigo. Guardó sus sentimientos bajo una fachada impasible e intentó formular varias ideas que pudiesen ayudarlos con la tarea siguiente. Instintivamente llevó su mirada al pequeño guardián de la elfa y sonrió aliviada de verlo aun de pie, pues eso solo podía significar que su invocadora seguía con vida.
—Wind está bien —miró a Bio con seguridad y señaló al mini coloso. Después de su aventura en las runas había estado estudiando un poco más acerca del camino de la animación y aquella información adquirida realmente parecía valiosa en esos instantes—. Él nos puede guiar hacia ella, solo debemos seguirlo. Aunque sugiero que nos alejemos del agua lo más posible.
Por un momento pensó en proponer que se separaran, pero eso podía resultar bastante contraproducente, ya habían perdido demasiados colegas y no podían permitirse perder a otro más, la prioridad era rescatarlos a todos. ¿Era egoísta? Sí, claro que lo era, ella deseaba salvar al arquero lo más pronto posible, sin embargo, sus deseos estaban fuera de contexto en ese impredecible escenario y tenía que confiar en que él y el joven elfo podrían defenderse lo suficiente hasta que ellos llegaran a auxiliarlos. Puso su mano en el hombro de su amigo y trató de mantener aquella postura impasible para transmitirle un poco de confianza. El pequeño guardián comenzó a moverse y Ashryn se preparó para cualquier orden que el vampiro emitiera.
—Solo dinos que debemos hacer —sabía que esa sería una difícil decisión para el joven, pero tenían que actuar rápido, de lo contrario sería muy tarde.
El coloso de arcilla se dirigió por otro camino distinto al que estaban siguiendo y eso hizo que la ojiazul se mantuviese alerta por si acaso algo los atacaba de nuevo. Sabía que Wind estaba viva y eso bastaba para tranquilizarla un poco, más no podía decir lo mismo del cazador y del elfo. No sabía que camino debían tomar para encontrarlos, ni siquiera podía saber si se encontraban juntos y la sola idea de no volverlos a ver comenzó a romper la coraza que con gran esfuerzo había puesto sobre sus sentimientos. Esta vez no iba a permitir que otro de sus compañeros saliera lastimado y mucho menos permitiría que su líder volviese a pasar por aquella amarga sensación de perder a un colega. Se colocó al lado de Calista y trató de mantener la compostura. Estaba harta de esa cueva, de esas sirenas y de tanta agua; lo único que quería era salir de ahí con los demás.
—Por favor no te separes de mí —le habló con suavidad a la chica, colocándose lo más cerca posible de ella—. Si algo sucede podremos reaccionar rápidamente y ayudarnos.
Ese escenario realmente se parecía al de la cueva donde conoció a Bio, salvo por el hecho de que ahora aquella cueva parecía mucho menos peligrosa que esta, puesto que ahí el enemigo se escabullía en un lugar donde ellos estaban en desventaja y aunque nadaran a la perfección, sus movimientos jamás podrían igualarse a los de una sirena. A pesar de que el peligro los asechaba, la rubia empezó a concentrarse por si acaso su magia llegaba a ser necesaria, seguramente Wind y los demás estarían heridos y ella debía estar lista para sanarlos, así como para potenciar las habilidades de Bio y de Calista si la situación lo ameritaba y guardar un poco de energía por si había necesidad de volver a ser una distracción que ayudara a sus camaradas. Solo esperaba poder ser realmente de ayuda para todos, especialmente para el líder de la misión.
Ashryn Elaynor
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Creyó que el grupo reaccionaría de manera negativa debido a su aparición repentina, sin embargo, fue todo lo contrario; sintió en carne propia el alivio en el ambiente al verla, o mejor dicho, al apreciar su fuente de luz. El grupo parecía un tanto alterado por la desaparición de una parte de sus integrantes, Calista logró suponer a raíz de comentarios efectuados por quienes la recibieron fuera de la cueva; un sitio al que recién había llegado y del cual ya se quería retirar.
Las rocas parecían cobrar un color rojizo ante la luz de su antorcha, le permitía ver la mayor parte de su entorno; no obstante, el mismo reflejo que la antorcha provocaba en el agua le hacía aún más dificultoso lograr apreciar algo y evitar pisar donde no le convenía. Tal vez lo más inteligente era intentar acostumbrar la vista a la oscuridad, pero intuyó que, por las miradas de sus ahora compañeros, ellos no estarían de acuerdo con la idea.
El hombre del grupo fue el primero en dirigirle la palabra, confundiéndole con un hombre dicho sea de paso. Le dedicó una seria y hostil mirada , acercando el fuego a su rostro para que notara que de hecho se trataba de una mujer. Las primeras impresiones no eran las mejores que podía esperar.
Una de las presentes prosiguió a presentarse, realmente creía que la situación no ameritaba presentaciones, pues se hallaban en una prueba crítica de la cual todos tenían esperanzas de salir con vida y dadas las circunstancias, dos de los integrantes parecían no tener las de ganar con respecto a ese deseo. Inmediatamente la otra joven hizo lo propio y se presentó. Ambas chicas parecían muy amables, pero aquel no era el sitio para las cordialidades. Notó que el único masculino era aparentemente el líder de la tropa. No era buena siguiendo órdenes, nunca lo había logrado de manera efectiva, Calista siempre se guiaba por su instinto, si las órdenes no le parecían correctas las desacataría sin dudar. Claro que la situación actual parecía un tanto diferente, sus intereses económicos siempre se veían vinculados al seguimiento de órdenes, no obstante, el tema del gremio parecía una fuente de ingresos muy válida y oportuna para su actual estado. Decidió seguir órdenes, al menos por ahora, hasta lograr tener algunas monedas en la mano y verse en posición de poder reevaluar la situación. Al menos actuaría ser obediente hasta nuevo aviso, debía de ganarse la confianza de los presentes para conseguir lo que se proponía y qué mejor forma que simulando ser una fiel y sumisa mujer. Rió para sus interiores, siempre era lo mismo.
Una vez las chicas se presentaron, miró al líder frunciendo su ceño, como buscando una explicación a semejante comportamiento en tan desventajosas circunstancias. Eliminó todo pensamiento de su mente y respondió a las formalidades de las jóvenes. — Podéis llamarme Calista.— asintió sin sonreír, tal vez sonó un poco dura al hablar, pero se hallaba concentrada en su misión. No consideró necesario el disculparse, eso ya lo haría una vez saliesen de allí sanos y salvos con la copa en las manos.
El líder del grupo dio órdenes claras, hallar al resto sin importar el objetivo de la misión. Calista lo miró extrañada. Un par de insignificantes vidas comparadas a el hecho de alcanzar una meta, una meta que les proporcionaría un paga y que les significaría el ingreso a un gremio. Apretó su mandíbula con rudeza. No diría nada, él era quien estaba a cargo y por algo debía de tener ese rango, no podía subestimarlo, aunque claramente se hallaba en desacuerdo con esa decisión. Algo en lo que dijo el hombre a continuación parecía extraño, una sensación de obediencia se apoderó de ella. Asintió sin siquiera dudar de la orden. — Iré con vosotros. — respondió inmediatamente en lo que sus pensamientos comenzaban a verse envueltos en un conflicto mental. El hombre debía estar usando alguna clase de poder, lo que agradeció, pues sabía que tenía debilidad a la hora de seguir órdenes más allá de que se hubiese obligado a cumplirlas. No obstante, habiendo notado que sus compañeras se trataban de elfos, el que el hombre fuese brujo era un tanto difícil. "Vampiro." pensó inmediatamente. No podía permitir que sus sentimientos se apoderaran de ella, mientras estuviese bajo el efecto de la voz del aparente hijo del demonio, no le ocasionaría problemas al grupo.
Cuando el grupo parecía haberse puesto de acuerdo en qué camino seguir, algo debajo del agua hizo que Wind perdiese su estabilidad y cayese en garras de la criatura sin ofrecer resistencia. La impresión fue tal, que Calista se abalanzó a ayudarla, pero ya era demasiado tarde y el acercarse mucho le significaría terminar en las mismas condiciones que su compañera. El grupo seguía reduciéndose. Así no había cómo cumplir con el objetivo, cuanto menos fuesen más vulnerables quedaban ante las sirenas.
Ash aseguró que quien podría estar ahogada, estaba en realidad bien. Esto sorprendió a la muchacha que lentamente se alejó de la zona en la que Wind había sido capturada. Iba a preguntar cómo estaba tan segura de eso cuando la elfo dio respuesta a su interrogante. Al parecer el golem estaba vinculado a ella de cierta manera, mientras la extraña criatura no se volviese arcilla, sabían que la joven aún seguía con vida. La elfo volvió a hablar, recomendándole quedarse cerca, asintió en respuesta.
— Sugiero que sigamos al ... eso. — señaló al golem que comenzaba a moverse, según Ash, hacia Wind. — Entiendo que un grupo de compañeros se encuentra igualmente desaparecido, pero no tenemos pruebas de que ellos estén con vida... Sin embargo, si vos estás en lo correcto — miró a Ash. — ella sí lo está. No tenemos tiempo que perder, hay que avanzar sobre lo seguro. — Tras decir aquello recordó que el hombre estaba a cargo en realidad, pero la necesidad por no desvincularse tanto del objetivo habló por ella. Debían de estar concentrados en su máximo potencial para salir con vida.
Las rocas parecían cobrar un color rojizo ante la luz de su antorcha, le permitía ver la mayor parte de su entorno; no obstante, el mismo reflejo que la antorcha provocaba en el agua le hacía aún más dificultoso lograr apreciar algo y evitar pisar donde no le convenía. Tal vez lo más inteligente era intentar acostumbrar la vista a la oscuridad, pero intuyó que, por las miradas de sus ahora compañeros, ellos no estarían de acuerdo con la idea.
El hombre del grupo fue el primero en dirigirle la palabra, confundiéndole con un hombre dicho sea de paso. Le dedicó una seria y hostil mirada , acercando el fuego a su rostro para que notara que de hecho se trataba de una mujer. Las primeras impresiones no eran las mejores que podía esperar.
Una de las presentes prosiguió a presentarse, realmente creía que la situación no ameritaba presentaciones, pues se hallaban en una prueba crítica de la cual todos tenían esperanzas de salir con vida y dadas las circunstancias, dos de los integrantes parecían no tener las de ganar con respecto a ese deseo. Inmediatamente la otra joven hizo lo propio y se presentó. Ambas chicas parecían muy amables, pero aquel no era el sitio para las cordialidades. Notó que el único masculino era aparentemente el líder de la tropa. No era buena siguiendo órdenes, nunca lo había logrado de manera efectiva, Calista siempre se guiaba por su instinto, si las órdenes no le parecían correctas las desacataría sin dudar. Claro que la situación actual parecía un tanto diferente, sus intereses económicos siempre se veían vinculados al seguimiento de órdenes, no obstante, el tema del gremio parecía una fuente de ingresos muy válida y oportuna para su actual estado. Decidió seguir órdenes, al menos por ahora, hasta lograr tener algunas monedas en la mano y verse en posición de poder reevaluar la situación. Al menos actuaría ser obediente hasta nuevo aviso, debía de ganarse la confianza de los presentes para conseguir lo que se proponía y qué mejor forma que simulando ser una fiel y sumisa mujer. Rió para sus interiores, siempre era lo mismo.
Una vez las chicas se presentaron, miró al líder frunciendo su ceño, como buscando una explicación a semejante comportamiento en tan desventajosas circunstancias. Eliminó todo pensamiento de su mente y respondió a las formalidades de las jóvenes. — Podéis llamarme Calista.— asintió sin sonreír, tal vez sonó un poco dura al hablar, pero se hallaba concentrada en su misión. No consideró necesario el disculparse, eso ya lo haría una vez saliesen de allí sanos y salvos con la copa en las manos.
El líder del grupo dio órdenes claras, hallar al resto sin importar el objetivo de la misión. Calista lo miró extrañada. Un par de insignificantes vidas comparadas a el hecho de alcanzar una meta, una meta que les proporcionaría un paga y que les significaría el ingreso a un gremio. Apretó su mandíbula con rudeza. No diría nada, él era quien estaba a cargo y por algo debía de tener ese rango, no podía subestimarlo, aunque claramente se hallaba en desacuerdo con esa decisión. Algo en lo que dijo el hombre a continuación parecía extraño, una sensación de obediencia se apoderó de ella. Asintió sin siquiera dudar de la orden. — Iré con vosotros. — respondió inmediatamente en lo que sus pensamientos comenzaban a verse envueltos en un conflicto mental. El hombre debía estar usando alguna clase de poder, lo que agradeció, pues sabía que tenía debilidad a la hora de seguir órdenes más allá de que se hubiese obligado a cumplirlas. No obstante, habiendo notado que sus compañeras se trataban de elfos, el que el hombre fuese brujo era un tanto difícil. "Vampiro." pensó inmediatamente. No podía permitir que sus sentimientos se apoderaran de ella, mientras estuviese bajo el efecto de la voz del aparente hijo del demonio, no le ocasionaría problemas al grupo.
Cuando el grupo parecía haberse puesto de acuerdo en qué camino seguir, algo debajo del agua hizo que Wind perdiese su estabilidad y cayese en garras de la criatura sin ofrecer resistencia. La impresión fue tal, que Calista se abalanzó a ayudarla, pero ya era demasiado tarde y el acercarse mucho le significaría terminar en las mismas condiciones que su compañera. El grupo seguía reduciéndose. Así no había cómo cumplir con el objetivo, cuanto menos fuesen más vulnerables quedaban ante las sirenas.
Ash aseguró que quien podría estar ahogada, estaba en realidad bien. Esto sorprendió a la muchacha que lentamente se alejó de la zona en la que Wind había sido capturada. Iba a preguntar cómo estaba tan segura de eso cuando la elfo dio respuesta a su interrogante. Al parecer el golem estaba vinculado a ella de cierta manera, mientras la extraña criatura no se volviese arcilla, sabían que la joven aún seguía con vida. La elfo volvió a hablar, recomendándole quedarse cerca, asintió en respuesta.
— Sugiero que sigamos al ... eso. — señaló al golem que comenzaba a moverse, según Ash, hacia Wind. — Entiendo que un grupo de compañeros se encuentra igualmente desaparecido, pero no tenemos pruebas de que ellos estén con vida... Sin embargo, si vos estás en lo correcto — miró a Ash. — ella sí lo está. No tenemos tiempo que perder, hay que avanzar sobre lo seguro. — Tras decir aquello recordó que el hombre estaba a cargo en realidad, pero la necesidad por no desvincularse tanto del objetivo habló por ella. Debían de estar concentrados en su máximo potencial para salir con vida.
Calista
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Nos encontrábamos aún desorientados por la desaparición de los chicos del grupo, era intrigante que solo los varones del grupo fueran las víctimas, aunque siendo sirenas claramente les resultaba más sencillo dominar hombres, con ello lograrían al menos separarnos y debilitar al equipo, sería una estrategia de agotamiento, desgaste como en el ajedrez, eliminar piezas hasta que no haya con qué defenderse; había que encontrarlos de prisa o sabrán los dioses que tipo de planes tendrían las sirenas para ellos.
Mis mentiras para tranquilizar a las chicas parecían no tener mucho efecto, pero al menos desviando el tema podría mantenerlas enfocadas en lograr el rescate antes de ir por la copa; y justo cuando esa cosa bajo el agua comenzaba a ser más preocupante la atención se desvió completamente hacia la recién llegada; nuevamente una larga escena de presentaciones que francamente comenzaba a hacerse molesta, pensé incluso quedarme esperando a ver si alguien más quería venir a presentarse, pero el deber de encontrar a los chicos podía más que las molestias causadas por la cortesía.
Para mi sorpresa, el chico nuevo resultó ser una chica nueva, con cara de pocos amigos pero mujer a fin de cuentas, y me lo hizo notar al acercar la antorcha a su rostro, aunque había encontrado más evidencias en su pecho que en su cara; no parecía la persona más amigable del mundo pero al menos parecía ser ruda, lo cual me sería de gran ayuda considerando las nulas capacidades bélicas de las adorables elfas que me acompañaban.
Wind fue la primera en manifestar su aprobación acerca de buscar al resto del equipo, cosa que me parecía de gran importancia si iban a tener misiones conmigo, el grupo estaba antes que la misión aunque Manuela no pensara lo mismo; asentí con agrado a las palabras de Wind para luego ver con cierta impotencia cómo en apenas unos instantes esa cosa rara salía desde el agua llevándose a la peliazul con ella -¡¡NO!!- Grité asombrado por lo rápido que había sucedido todo, se la habían llevado justo frente a mí sin que pudiera hacer nada.
Sin siquiera pensarlo me lancé al lugar por donde se habían hundido y me sumergí para tratar de alcanzarla con la mirada aunque fue en vano, estaba oscuro y parecía que la pequeña grieta por donde se habían ido se bifurcaba una y otra vez en una especie de laberinto, perdernos allí abajo significaría morir ahogados así que volví arriba para pensar otro modo de encontrarla; salí casi a ciegas con agua corriendo por mi rostro impidiéndome ver con claridad -No podremos ir por ahí- Dije extendiendo mis manos a los lados buscando algo de qué sujetarme y encontré algo redondo y suave al tacto que me resultó extraño en ese lugar; no fue sino hasta que me limpié la cara con la otra mano cuando noté que estaba sujetando el trasero de Ash -Oh, emmm... Yo no fui- Dije apartando la mano de inmediato y un poco avergonzado por aquello.
Luego del incómodo incidente volví a caer en cuenta que mi equipo se había reducido a casi nada, todo parecía más difícil pues ahora no solo debíamos encontrar a los chicos sinó también a la elfa llama-muñecos -¡Rayos!- Exclamé golpeando la pared pero las palabras de Ash acerca de ser un equipo y todo eso consiguieron tranquilizarme; la prueba en sí misma era una completa locura ¿Acaso todos los gremios intentaban matar a sus futuros miembros?
Justo cuando todo se comenzaba a poner más negro, la intrépida elfa que para mi sorpresa había sido más útil de lo que yo pensaba, aportó algunos datos que serían de gran importancia, pues al notar que el golem seguía de pie le encontré sentido a lo que decía, tenía que existir algún vínculo entre ambos, la elfa y su guardián, y ese vínculo era justo lo que nos llevaría a encontrarla.
No sabría si por mi mágico poder de convencimiento o porque realmente así lo habría querido, pero la que se había presentado como Calista accedió a seguirnos, cosa que resultaba de gran importancia porque era quien traía la antorcha, no podríamos ver nada si la dejábamos ir por su cuenta; había que pensar rápido pues de pronto el gólem comenzó a moverse, en principio se había mantenido mirando hacia abajo en dirección al lugar por donde se habían llevado a su invocadora, más luego de dar un recorrido con la mirada acabó con la vista en dirección horizontal, tal vez la sirena solo se había sumergido para salir en otro lado.
El pequeño cosito de arcilla comenzó su recorrido que afortunadamente no iba a través del laberinto acuático -Caminen cerca de las orillas- Advertí al grupo para evitar que caminaran por el centro del caudal donde podríamos ser más vulnerables; avancé hasta casi alcanzar al gólem y le seguí los pasos de cerca, hundiendo fuerte los pies en cada pisada para asegurarme de que fuera terreno seguro y no perder a nadie más del equipo por otro descuido; finalmente el gólem nos llevó a una especie de callejón sin salida, no había más camino a donde ir y cual si tuviera alguna falla de lógica el muñeco caminaba hacia una de las parédes estrellándose contra ella una y otra vez -¿Qué le pasa?- Pregunté en voz baja dirigiendo la vista a mis compañeras por si tenían alguna explicación.
Me acerqué al muro y pegué el oído esperando escuchar algo del otro lado -¿Hola?- Dije para luego golpear el muro que para mi sorpresa tenía partes que se sentían huecas ¿Qué habría tras el muro? -Tal vez tengamos algo- Dije a mis compañeras mirando a la pared mientras pensaba cómo rayos pasar al otro lado; hice silencio unos instantes cuando me pareció escuchar un chapoteo de agua en el lugar donde habíamos estado antes, tal vez la sirena había regresado y si eso era así y actuábamos rápido tendríamos una oportunidad de recuperar a la elfa sin tener que luchar con la peligrosa sirena.
Mis mentiras para tranquilizar a las chicas parecían no tener mucho efecto, pero al menos desviando el tema podría mantenerlas enfocadas en lograr el rescate antes de ir por la copa; y justo cuando esa cosa bajo el agua comenzaba a ser más preocupante la atención se desvió completamente hacia la recién llegada; nuevamente una larga escena de presentaciones que francamente comenzaba a hacerse molesta, pensé incluso quedarme esperando a ver si alguien más quería venir a presentarse, pero el deber de encontrar a los chicos podía más que las molestias causadas por la cortesía.
Para mi sorpresa, el chico nuevo resultó ser una chica nueva, con cara de pocos amigos pero mujer a fin de cuentas, y me lo hizo notar al acercar la antorcha a su rostro, aunque había encontrado más evidencias en su pecho que en su cara; no parecía la persona más amigable del mundo pero al menos parecía ser ruda, lo cual me sería de gran ayuda considerando las nulas capacidades bélicas de las adorables elfas que me acompañaban.
Wind fue la primera en manifestar su aprobación acerca de buscar al resto del equipo, cosa que me parecía de gran importancia si iban a tener misiones conmigo, el grupo estaba antes que la misión aunque Manuela no pensara lo mismo; asentí con agrado a las palabras de Wind para luego ver con cierta impotencia cómo en apenas unos instantes esa cosa rara salía desde el agua llevándose a la peliazul con ella -¡¡NO!!- Grité asombrado por lo rápido que había sucedido todo, se la habían llevado justo frente a mí sin que pudiera hacer nada.
Sin siquiera pensarlo me lancé al lugar por donde se habían hundido y me sumergí para tratar de alcanzarla con la mirada aunque fue en vano, estaba oscuro y parecía que la pequeña grieta por donde se habían ido se bifurcaba una y otra vez en una especie de laberinto, perdernos allí abajo significaría morir ahogados así que volví arriba para pensar otro modo de encontrarla; salí casi a ciegas con agua corriendo por mi rostro impidiéndome ver con claridad -No podremos ir por ahí- Dije extendiendo mis manos a los lados buscando algo de qué sujetarme y encontré algo redondo y suave al tacto que me resultó extraño en ese lugar; no fue sino hasta que me limpié la cara con la otra mano cuando noté que estaba sujetando el trasero de Ash -Oh, emmm... Yo no fui- Dije apartando la mano de inmediato y un poco avergonzado por aquello.
Luego del incómodo incidente volví a caer en cuenta que mi equipo se había reducido a casi nada, todo parecía más difícil pues ahora no solo debíamos encontrar a los chicos sinó también a la elfa llama-muñecos -¡Rayos!- Exclamé golpeando la pared pero las palabras de Ash acerca de ser un equipo y todo eso consiguieron tranquilizarme; la prueba en sí misma era una completa locura ¿Acaso todos los gremios intentaban matar a sus futuros miembros?
Justo cuando todo se comenzaba a poner más negro, la intrépida elfa que para mi sorpresa había sido más útil de lo que yo pensaba, aportó algunos datos que serían de gran importancia, pues al notar que el golem seguía de pie le encontré sentido a lo que decía, tenía que existir algún vínculo entre ambos, la elfa y su guardián, y ese vínculo era justo lo que nos llevaría a encontrarla.
No sabría si por mi mágico poder de convencimiento o porque realmente así lo habría querido, pero la que se había presentado como Calista accedió a seguirnos, cosa que resultaba de gran importancia porque era quien traía la antorcha, no podríamos ver nada si la dejábamos ir por su cuenta; había que pensar rápido pues de pronto el gólem comenzó a moverse, en principio se había mantenido mirando hacia abajo en dirección al lugar por donde se habían llevado a su invocadora, más luego de dar un recorrido con la mirada acabó con la vista en dirección horizontal, tal vez la sirena solo se había sumergido para salir en otro lado.
El pequeño cosito de arcilla comenzó su recorrido que afortunadamente no iba a través del laberinto acuático -Caminen cerca de las orillas- Advertí al grupo para evitar que caminaran por el centro del caudal donde podríamos ser más vulnerables; avancé hasta casi alcanzar al gólem y le seguí los pasos de cerca, hundiendo fuerte los pies en cada pisada para asegurarme de que fuera terreno seguro y no perder a nadie más del equipo por otro descuido; finalmente el gólem nos llevó a una especie de callejón sin salida, no había más camino a donde ir y cual si tuviera alguna falla de lógica el muñeco caminaba hacia una de las parédes estrellándose contra ella una y otra vez -¿Qué le pasa?- Pregunté en voz baja dirigiendo la vista a mis compañeras por si tenían alguna explicación.
Me acerqué al muro y pegué el oído esperando escuchar algo del otro lado -¿Hola?- Dije para luego golpear el muro que para mi sorpresa tenía partes que se sentían huecas ¿Qué habría tras el muro? -Tal vez tengamos algo- Dije a mis compañeras mirando a la pared mientras pensaba cómo rayos pasar al otro lado; hice silencio unos instantes cuando me pareció escuchar un chapoteo de agua en el lugar donde habíamos estado antes, tal vez la sirena había regresado y si eso era así y actuábamos rápido tendríamos una oportunidad de recuperar a la elfa sin tener que luchar con la peligrosa sirena.
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Re: La copa de oro de la sirena [Informantes – Ep. I] [Mastereado]
Wind se pegó a la pared y se hizo arrebujó en su empapada capa. Estaba aterrada, no sabía cómo podría salir de aquella situación y para más inri, estaba completamente a oscuras, desde luego no estaba siendo su mejor viaje.
Se mantuvo en aquella posición durante varios minutos, sin tener muy claro cómo debía proceder en una situación como esa ¿Debería intentar romper la cadena? ¿Quedarse quieta hasta que llegara su muerte? ¿Rezar a todas las deidades que conocía? Todo eso parecía ridículo pues, cualquier opción parecía terminar con el mismo resultado: Ella acabaría convirtiéndose en comida de sirenas.
A la joven le costó varios minutos calmarse, al menos, todo lo posible para una situación como aquella, pero cuando la elfa lo hizo y dejó de temblar, suspiró y respiró hondo unas cuantas veces. No podía quedarse allí lamentándose de su situación, necesitaba hacer algo y lo mejor sería comenzar por deshacerse de la ropa tan pesada que llevaba encima.
Rápidamente y sin pensarlo dos veces, se quitó la capa, las botas y la camisa quedándose con una sensación de desprotección bastante más alta de lo recomendable “No ha sido mi mejor idea…” Pensó al darse cuenta de lo desvalida que se sentía sin ropa, así que, rápidamente, comenzó a escurrir la camisa y se la puso para, acto seguido vaciar las botas encharcadas y sacudirlas unas cuantas veces después se las volvió a colocar, repitió el mismo proceso con la capa y terminó vaciando el carcaj, el cual, en aquel momento, tenía más pinta de laguna que de carcaj. Ahora seguía mojada, sí, pero al menos la ropa ya no pesaba tanto.
Los siguiente que debía hacer, era recuperar su arco, el cual estaba convencida de que cuando la sirena la arrastró, aun llevaba en la mano. Se acarició una mano con la otra y notó como tenía clavadas sus propias uñas además de la marca de haber agarrado el arco con fuerza “No debe andar lejos…” Pero a oscuras no resultaba nada sencillo buscar, así que, a gatas tanteó el suelo por donde estaba la marca que había dejado su cuerpo hasta que notó la dura madera del arco… o no, pues aquello que la elfa estaba tocando distaba mucho de ser su arma. Era el costillar de algún humano con muy poca suerte que había quedado semi-enterrado en la arena. Al apoyarse en la arena y notar un cráneo en una mano mientras sujetaba con la otra algo que no era su arco, ahogó un gritó y dio un par de pasos hacia atrás. No pudo reaccionar de otra manera, la situación no la acompañaba demasiado a que se hiciera la valiente.
Se quedó allí sentada frente a aquella oscuridad, en la cual ahora sabía que había un cadáver, durante unos segundos sin saber si avanzar o retroceder hasta que al final su instinto de supervivencia perdió, así que continuó el camino, intentando no pensar en que era cada cosa que tocaba, hasta encontrar la robusta madera de su arco. Suspiró tan profundo que sintió como los pulmones se quedaban sin aire otra vez, pero la menos, se sentía un poco más a salvo.
Volvió hasta la pared aun a gatas y se apoyó contra ella, ahora más serena intentando olvidar que, si había encontrado el esqueleto de una persona, probablemente el nauseabundo olor que embargaba toda la cala, vendría de otros tantos cuerpos inertes que ella no podía ver.
Mientras esperaba a que una idea divina se le pasara por la cabeza mientras estaba allí sentada, apareció una duda que distaba mucho de ser algo una idea maravillosa… “¿Ellos…Vendrán a por mí?” No sabía que esperar, confiaba en que sus nuevos compañeros la rescataran, pero ella, al fin y al cabo, carecía de valor real para aquel grupo. Era la desconocida, que no tenía luz y que lo único que podía aportar a la misión era un guardián de barro de poco más de un metro, desde luego, no tenía las mejores papeletas para un rescate, además, sus otros compañeros tal vez necesitaran más ayuda; el elfo bigotudo tenía la luz, una que no se apagaría con el agua, a diferencia de la antorcha, por lo que debía ser prioritario encontrarle y Candau… era el conocido de todos y vista su habilidad con el arco… definitivamente tenía mucho más sentido que el grupo fuera a buscarles a ellos. A pesar lo lógico de su razonamiento, aquel pensamiento le resultó francamente desolador.
Pero al menos, le quedaba el golem, el cual seguía activo, así que en algún lugar de aquella cueva el guardián probablemente estuviera buscándola. Aquella idea le resultó realmente reconfortante, pues, si la mole de arcilla pudiera alcanzarla, sin lugar a dudas, tendría una oportunidad de salir de allí.
Mientras estaba perdida en sus propios pensamientos, comenzó a sentir al golem cerca “¿D-dónde…?” Miró en todas direcciones, pero no fue capaz de encontrar nada en aquella oscuridad tan profunda y justo cuando pensaba que tal vez se estaba volviendo loca, escuchó unos cuantos golpes secos cercanos y lejanos al mismo tiempo “¿Es mi imaginación? ¿Las sirenas pueden crearme una ilusión como esta?” Estaba asustada, asustada de sí misma pues, si aquello era una trampa, deseaba caer en ella así que, sin darle más vueltas, comenzó a buscar el origen el aquel ruido - ¿H-Hola? - Tartamudeó con un hilo de voz. Desde luego, si había alguien cerca, con aquella voz tan lastimera no iba a conseguir nada, así que se aclaró la garganta sintiendo cómo ésta aún le raspaba y cuando se dispuso a repetir la acción, escuchó una voz conocida - ¿Bio? - Dijo con una voz bastante más alta - ¡Dioses! ¿Bio estás ahí? - Repitió mientras comenzaba a ponerse nerviosa. Se retorció en el sitio hasta quedarse de rodillas cara a la pared y comenzó a ponerse cada vez más histérica - ¡¿Estáis ahí?! ¡¿Hay alguien?!- Chilló mientras comenzaba a darle golpes con los puños a la roca ¿Realmente estaban allí? ¿Habían rescatado a los demás ya? Wind tenía muchas preguntas... y dudas, pero no podía pensar en ellas con claridad pues las lágrimas comenzaban a caer por su rostro impidiéndole pensar en condiciones -¡¿Estáis ahí?!- Repitió la joven mientras la desesperación comenzaba a adueñarse de ella -Sacadme de aquí…por favor- Suplicó en un tono bajo, con los puños aún en la pared mientras comenzaba a creer que realmente se estaba volviendo loca “Estás hablando sola Wind, ahí no hay nadie.” Aquella frase, se repetía en su cabeza una y otra vez impidiéndole escuchar cualquier otra cosa mientras sus puños aún cerrados resbalaban por la pared y las lágrimas caían por su rostro ¿Realmente era todo cosa de su imaginación?
Se mantuvo en aquella posición durante varios minutos, sin tener muy claro cómo debía proceder en una situación como esa ¿Debería intentar romper la cadena? ¿Quedarse quieta hasta que llegara su muerte? ¿Rezar a todas las deidades que conocía? Todo eso parecía ridículo pues, cualquier opción parecía terminar con el mismo resultado: Ella acabaría convirtiéndose en comida de sirenas.
A la joven le costó varios minutos calmarse, al menos, todo lo posible para una situación como aquella, pero cuando la elfa lo hizo y dejó de temblar, suspiró y respiró hondo unas cuantas veces. No podía quedarse allí lamentándose de su situación, necesitaba hacer algo y lo mejor sería comenzar por deshacerse de la ropa tan pesada que llevaba encima.
Rápidamente y sin pensarlo dos veces, se quitó la capa, las botas y la camisa quedándose con una sensación de desprotección bastante más alta de lo recomendable “No ha sido mi mejor idea…” Pensó al darse cuenta de lo desvalida que se sentía sin ropa, así que, rápidamente, comenzó a escurrir la camisa y se la puso para, acto seguido vaciar las botas encharcadas y sacudirlas unas cuantas veces después se las volvió a colocar, repitió el mismo proceso con la capa y terminó vaciando el carcaj, el cual, en aquel momento, tenía más pinta de laguna que de carcaj. Ahora seguía mojada, sí, pero al menos la ropa ya no pesaba tanto.
Los siguiente que debía hacer, era recuperar su arco, el cual estaba convencida de que cuando la sirena la arrastró, aun llevaba en la mano. Se acarició una mano con la otra y notó como tenía clavadas sus propias uñas además de la marca de haber agarrado el arco con fuerza “No debe andar lejos…” Pero a oscuras no resultaba nada sencillo buscar, así que, a gatas tanteó el suelo por donde estaba la marca que había dejado su cuerpo hasta que notó la dura madera del arco… o no, pues aquello que la elfa estaba tocando distaba mucho de ser su arma. Era el costillar de algún humano con muy poca suerte que había quedado semi-enterrado en la arena. Al apoyarse en la arena y notar un cráneo en una mano mientras sujetaba con la otra algo que no era su arco, ahogó un gritó y dio un par de pasos hacia atrás. No pudo reaccionar de otra manera, la situación no la acompañaba demasiado a que se hiciera la valiente.
Se quedó allí sentada frente a aquella oscuridad, en la cual ahora sabía que había un cadáver, durante unos segundos sin saber si avanzar o retroceder hasta que al final su instinto de supervivencia perdió, así que continuó el camino, intentando no pensar en que era cada cosa que tocaba, hasta encontrar la robusta madera de su arco. Suspiró tan profundo que sintió como los pulmones se quedaban sin aire otra vez, pero la menos, se sentía un poco más a salvo.
Volvió hasta la pared aun a gatas y se apoyó contra ella, ahora más serena intentando olvidar que, si había encontrado el esqueleto de una persona, probablemente el nauseabundo olor que embargaba toda la cala, vendría de otros tantos cuerpos inertes que ella no podía ver.
Mientras esperaba a que una idea divina se le pasara por la cabeza mientras estaba allí sentada, apareció una duda que distaba mucho de ser algo una idea maravillosa… “¿Ellos…Vendrán a por mí?” No sabía que esperar, confiaba en que sus nuevos compañeros la rescataran, pero ella, al fin y al cabo, carecía de valor real para aquel grupo. Era la desconocida, que no tenía luz y que lo único que podía aportar a la misión era un guardián de barro de poco más de un metro, desde luego, no tenía las mejores papeletas para un rescate, además, sus otros compañeros tal vez necesitaran más ayuda; el elfo bigotudo tenía la luz, una que no se apagaría con el agua, a diferencia de la antorcha, por lo que debía ser prioritario encontrarle y Candau… era el conocido de todos y vista su habilidad con el arco… definitivamente tenía mucho más sentido que el grupo fuera a buscarles a ellos. A pesar lo lógico de su razonamiento, aquel pensamiento le resultó francamente desolador.
Pero al menos, le quedaba el golem, el cual seguía activo, así que en algún lugar de aquella cueva el guardián probablemente estuviera buscándola. Aquella idea le resultó realmente reconfortante, pues, si la mole de arcilla pudiera alcanzarla, sin lugar a dudas, tendría una oportunidad de salir de allí.
Mientras estaba perdida en sus propios pensamientos, comenzó a sentir al golem cerca “¿D-dónde…?” Miró en todas direcciones, pero no fue capaz de encontrar nada en aquella oscuridad tan profunda y justo cuando pensaba que tal vez se estaba volviendo loca, escuchó unos cuantos golpes secos cercanos y lejanos al mismo tiempo “¿Es mi imaginación? ¿Las sirenas pueden crearme una ilusión como esta?” Estaba asustada, asustada de sí misma pues, si aquello era una trampa, deseaba caer en ella así que, sin darle más vueltas, comenzó a buscar el origen el aquel ruido - ¿H-Hola? - Tartamudeó con un hilo de voz. Desde luego, si había alguien cerca, con aquella voz tan lastimera no iba a conseguir nada, así que se aclaró la garganta sintiendo cómo ésta aún le raspaba y cuando se dispuso a repetir la acción, escuchó una voz conocida - ¿Bio? - Dijo con una voz bastante más alta - ¡Dioses! ¿Bio estás ahí? - Repitió mientras comenzaba a ponerse nerviosa. Se retorció en el sitio hasta quedarse de rodillas cara a la pared y comenzó a ponerse cada vez más histérica - ¡¿Estáis ahí?! ¡¿Hay alguien?!- Chilló mientras comenzaba a darle golpes con los puños a la roca ¿Realmente estaban allí? ¿Habían rescatado a los demás ya? Wind tenía muchas preguntas... y dudas, pero no podía pensar en ellas con claridad pues las lágrimas comenzaban a caer por su rostro impidiéndole pensar en condiciones -¡¿Estáis ahí?!- Repitió la joven mientras la desesperación comenzaba a adueñarse de ella -Sacadme de aquí…por favor- Suplicó en un tono bajo, con los puños aún en la pared mientras comenzaba a creer que realmente se estaba volviendo loca “Estás hablando sola Wind, ahí no hay nadie.” Aquella frase, se repetía en su cabeza una y otra vez impidiéndole escuchar cualquier otra cosa mientras sus puños aún cerrados resbalaban por la pared y las lágrimas caían por su rostro ¿Realmente era todo cosa de su imaginación?
Windorind Crownguard
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