La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
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La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
La búsqueda de D’Orlind Ûr
Cuenta la leyenda que al final de la Guerra, cuando los hombres-bestia fueron invitados a asentarse en el Oeste, las primeras en acudir fueron las águilas. Llegaron desde el aire, sobrevolando el gran bosque de Sandorai y el desolado Midgard, de modo que su primera visión de la tierra prometida fueron los escarpados riscos de las montañas de Nôxhupi-Xhü. Allí, por encima de las frecuentes nieblas occidentales y en comunión con el cielo abierto, fundaron D’Orlind Ûr, el primer asentamiento libre de su raza.
Se dice que en D’Orlind Ûr, todas las calles estaban pavimentadas, que las casas eran de piedra y sus paredes estaban cubiertas de adornos de oro, plata y piedras preciosas, que sus fuentes bebían del manantial de la salud y la vida y que sus habitantes no conocieron el hambre, el odio ni el miedo.
Teniendo en cuenta que la ciudad fue abandonada en menos de una década, es posible que algunas de las cosas que se cuentan sean un tanto exageradas, pero no les contaría esta historia si no tuviera algún punto de interés, ¿no es así? Y es que, a día de hoy, no hay nadie en Aerandir capaz de explicar qué motivó el abandono de D’Orlind Ûr.
Fueron los miembros del comité de festejos de la primera Gran Feria del Orgullo Bestial quienes rescataron del olvido el nombre de la legendaria ciudad de las águilas. La feria había sido un éxito tan rotundo que no solo se planteó la idea de convertirla en un evento anual, sino que pronto empezó a hablarse de dotar a sus gentes de otros símbolos de unidad e identidad racial, emblemas de una cultura y una historia comunes de las que toda persona-bestia pudiera sentirse orgullosa, ya viviera en las heladas estepas, en el árido desierto o en los bosques primigenios.
Así que, cuando en una tarde particularmente nostálgica, las sirenas comenzaron a lamentarse por el truncado comercio con las águilas a través del río Nôctehzu-Mäh, la excitación se apoderó repentinamente del grupo. No hallaron nadie vivo que supiera ubicar la desaparecida ciudad en un mapa, pero intuían, por la mención de las montañas en la leyenda y el relato de las sirenas, que no podía hallarse muy lejos del nacimiento del río. Solo había que ascender siguiendo su curso y comenzar la búsqueda desde allí.
Pronto volaron los mensajes a todos los rincones de Aerandir que un hermano, hermana o variante hermafrodita de su raza podría considerar hogar, solicitando recursos y voluntarios para la gran expedición. Pero no solo acudieron personas-bestia a la llamada. Especialmente, desde que se corrió la voz de las riquezas que aguardaban a quienes encontraran la mítica ciudad.
El momento ha llegado, se han hecho todos los preparativos, los chamanes de las distintas tribus han invocado a los espíritus primigenios solicitando la bendición de tan importante empresa y Eloísa Conco, como miembro del grupo de exploración aérea, alza el vuelo adelantándose al grueso de los expedicionarios. Por su parte, Amir Davar se adelanta también con el grupo de tierra. A ambos les excita la idea de la búsqueda, pero él tiene un segundo motivo para unirse a la expedición.
Cuando las bestias de carga abandonan finalmente el campamento a la cola del grupo, Amanda Bradbury se prepara para reanudar las conversaciones con los representantes que han quedado atrás. Conoce sus limitaciones lo suficiente para entender que, más allá del envío de suministros, en nada puede contribuir a la misión, pero espera que los contactos que ha enviado con el convoy sirvan para inclinar la balanza en favor de una muy necesaria alianza.
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Les doy la bienvenida a esta misión comunitaria que, siguiendo la vía iniciada en aquella Feria del Orgullo Bestial que quizás aún recuerden, podría traer interesantes consecuencias para el futuro en el continente de una de las razas más desatendidas de Aerandir.
¿Que qué es eso de misión comunitaria, preguntan? Para quienes recuerden mis desafíos comunitarios de los dos últimos años, es fácil de explicar: lo mismo, pero un poco más largo. Porque no esperarán que una expedición de tamaña importancia moral para toda una raza se ventile en un par de rondas, digo yo.
Y es que no estamos hablando solo del futuro de una raza, ya que las amistades o enemistades que se forjen en el transcurso de esta expedición podrían tener una gran influencia en aquello que se está cociendo en el oeste…
QUIÉN PUEDE PARTICIPAR Y QUÉ RECOMPENSAS PUEDE CONSEGUIR:
–Para poder participar en este evento, debes tener aprobada la ficha de personaje. La ficha de habilidades es recomendable, pero no necesaria y, aunque puede ser interesante tener profesión, tampoco es imprescindible para aportar tu granito de arena a la expedición.
–Puedes participar con varias cuentas, siempre que tus PJs roleen con los de otros usuarios, no entre ellos.
–La recompensa base para quien participe en la misión será de 5 px y 100 aeros, pudiendo llegar a 15 px y 300 aeros para quienes posteen en todas las rondas.
–Otras posibles recompensas incluyen objetos master, materiales raros, recetas especiales y, si se cumplen los requisitos, 1 punto de profesión por profesión utilizada.
CUÁL ES EL PLAZO PARA PARTICIPAR:
–Puesto que la misión constará de más rondas que los desafíos comunitarios anteriores y tenemos la Semana Santa de por medio, en lugar de rondas de una semana, serán de 10 días. Las instrucciones para la segunda ronda se publicarán el sábado 30 de marzo. No habrá aplazamientos, pero si no llegas a la primera ronda (o te saltas alguna ronda de por medio), podrás incorporarte (o reincorporarte) en una ronda posterior.
–No habrá orden de posteo y es posible hacer más de un post por ronda si lo ves conveniente, siempre que no postees dos veces seguidas.
–La fecha prevista para la finalización de la misión es el 8 de mayo, pero dependiendo de
EN QUÉ CONSISTE LA MISIÓN:
–El objetivo último de la misión es hallar el emplazamiento de la legendaria D’Orlind Ûr, descubrir, si es posible, cómo es que llegó a caer en el olvido y, ya por venirnos arriba, quizá dotar a las dispersas personas-bestia de un símbolo de unidad e identidad común.
–O no, a lo mejor lo que tú quieres es que no la encuentren, que sigan siendo el hermano pequeño de las razas de Aerandir, un cero a la izquierda en el registro que anota los efectivos de tus enemigos, un… bueno, creo que nos entendemos.
–O a lo mejor solo has venido a sacar tajada, aprovechándote de las ilusiones (y recursos) de un puñado de gente ingenua y romántica que no entiende que el pasado ya pasó y que algunas cosas es mejor dejar que se pudran allí olvidadas. You do you.
–Sean cuales sean tus motivaciones personales, la mecánica será la misma para todo el mundo. Más abajo, encontrarás una lista de objetivos. Tu misión en esta ronda es elegir uno para tu personaje y tratar de cumplirlo lo mejor posible.
–En cada ronda, se añadirán nuevos objetivos a la lista (puede que otros desaparezcan o queden temporalmente inaccesibles) y podrás elegir un nuevo objetivo para esa ronda. Algunos de los nuevos objetivos vienen prefijados, pero otros dependerán de las acciones de los personajes en rondas previas. También es posible que aparezcan objetivos personalizados, pero en el caso de que te toque uno, no es obligatorio que sea ese el objetivo por el que te decantas en la ronda (aunque a veces no hacerlo podrá tener consecuencias
–Salvo que se indique lo contrario, es posible que varias personas elijan el mismo objetivo, tanto si trabajan juntas en su consecución como de forma individual. Técnicamente, también es posible, aunque potencialmente aburrido, repetir objetivo en rondas distintas.
–Los objetivos que incluyan una etiqueta de profesión (por ejemplo, [Alquimia]) solo podrán ser elegidos por alguien que tenga esa profesión. A lo largo de la misión, aparecerán objetivos para todas las profesiones, pero no necesariamente estarán todas representadas en la misma ronda.
–Cumplir un objetivo de profesión es la forma más sencilla de conseguir un punto de profesión, pero también es posible conseguir esta recompensa utilizando tu profesión de forma creativa para cumplir alguno de los demás objetivos.
–Solo podrás ganar un punto de profesión por profesión, aunque cumplas varios objetivos.
–Como he dicho en otras ocasiones, no me cabe duda de que sus personajes serán perfectamente capaces de cumplir los objetivos que se propongan. Lo que realmente me interesa es por qué objetivos se decantarán, ya que de eso dependerán tanto los resultados finales de la misión, como la evolución de la misma a medida que se sucedan las rondas.
CÓMO INFLUYEN LOS OBJETIVOS ELEGIDOS EN LOS RESULTADOS:
–Notarás que cada objetivo viene acompañado de una etiqueta (pueden ser más de una): [Expedición], [Sabotaje], [Oportunismo]
–Cada etiqueta representa una posible colección de resultados y las probabilidades de que se den unos u otros dependerán de la puntuación que vaya acumulando cada una de ellas.
–Puedes sumar hasta dos puntos por ronda, uno de base (ese es automático) y otro de originalidad (ese lo otorgo yo), a la etiqueta que acompaña al objetivo elegido, que se irán agregando a los puntos sumados por el resto de participantes.
–No es necesario que elijas siempre objetivos con la misma etiqueta.
–No todos los objetivos llevan etiqueta, a veces los objetivos que se te planteen dependerán de las circunstancias en las que se encuentre tu personaje. En ese caso, los puntos que ganes en esa ronda se asignarán en función de las acciones/elecciones de tu personaje.
–Finalmente, les recuerdo que no es mi intención juzgar la moralidad de sus personajes, pero las elecciones que hagan, en un sentido o en otro, podrán contribuir al éxito o al fracaso de más de una empresa.
OBJETIVOS DEL TURNO
–[Expedición] Lo primero que necesita una expedición de estas características son exploradores de avanzada para reconocer el terreno en busca de pistas, avisar de peligros y encontrar las mejores rutas y espacios de acampada para el grupo principal. Puedes elegir entre división terrestre o aérea, cuéntame que husmeas.
–[Oportunismo] O puede que lo que andas husmeando sea la mejor ruta para adelantarte al grupo.
–[Sabotaje] No, no, espera: ¿y si lo que andas buscando es la mejor ruta para confundir, atascar o malograr los esfuerzos del grupo?
–[Expedición] Los exploradores se las arreglan bien por su cuenta, pero al grueso del grupo hay que abrirle paso entre toda esta maleza o no llegaremos nunca.
–[Expedición] Cazar y recolectar por el camino es la mejor manera de disminuir la carga que soportan nuestras bestias (se valora uso de bestiario y herbolario).
–[Expedición] También en una expedición la organización es clave. Hay que supervisar los turnos e informes de los exploradores, el reparto de raciones, la distribución de áreas de evacuación y áreas de habitación cuando llega la hora de acampar, la rotación de cocineros…
–[Oportunismo] A las expediciones importantes siempre envían el mejor equipo: ropa, tiendas, artilugios interesantes… Seguro que puedo hacerme con algo cuando nadie esté mirando.
–[Sabotaje] Nada mejor para arruinar las esperanzas de una raza (o varias) que encontrar maneras sutiles y creativas de volver a unos contra otros. Lo mejor es que el desgaste de la convivencia ya me hace gran parte del trabajo. ¿Que qué gano yo con todo esto? Eso no importa, lo importante es qué pierden ellos.
–[Oportunismo] Entre tanta gente tan idealista y romántica como se ha juntado aquí, seguro que encuentro a alguien dispuesto a invertir su futuro botín en mi superinfalible y urgente “proyecto revolucionario”. Quizá hasta me haga con un adelanto sobre mi parte. Y, si no, al menos hay comida gratis.
–[Expedición, Curtiduría, Herrería, Carpintería] A medida que avanzan los días (y las noches) también lo hace el desgaste. Calzado, machetes, trampas para cazadores y hasta bastones de caminante necesitan una puesta a punto de vez en cuando.
–[Expedición, Alquimia] Ampollas, astillas, raspaduras y alguna que otra intoxicación por probar bayas de dudosa procedencia son el pan de cada día en una expedición de este calibre. Alguien tiene que ocuparse de esos primeros auxilios.
–[Oportunismo, Alquimia] Explorar los bosques en solitario en busca de plantas e ingredientes de calidad puede resultar tremendamente peligroso. ¿Por qué no aprovechar que se ha organizado toda una expedición para cruzar las montañas bajo la protección del grupo? (se valorará el aporte o mejora de plantas o criaturas al herbolario o bestiario).
–¿Se te ha ocurrido algo en lo que yo no he pensado? Estoy deseando leerlo.
Fehu
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
- MALDICIÓN ACTIVA: SIFÓN DE ÉTER:
Desde este momento, tu cuerpo sentirá una curiosa afinidad con el éter o, más bien, hambre de éter. Si llevas objetos encantados contigo (etiquetas [Encantamiento] y [Pergamino]) estos perderán su efecto, pues tu cuerpo absorberá el éter necesario para que funcionen (recuperarán su efecto tras dos rondas sin entrar en contacto contigo). Así mismo, cualquier uso de magia o experimento arcano que se realice en tu presencia podrá experimentar ciertas interferencias.
El primer ataque mágico que recibas en un tema (magia bruja, elfa, dracónica, arcana u objeto mágico, pero no la de tus congéneres vampiros, pues no se basa en el uso del éter) será absorbido por completo (ojo, si te hieren con un arma encantada, eludes el daño mágico, pero no el físico). Pero cuidado con esto, porque si alguien realiza un ataque mágico dirigido hacia otra persona y tú estás presente en la escena, el ataque se desviará buscándote a ti.
Además, tanto éter no interactuará bien con tu naturaleza maldita. El éter absorbido no resultará saciante, sino que te dará un hambre voraz. Cuando hayas absorbido un ataque mágico, el éter de un objeto encantado o permanecido dos turnos en las cercanías de algún hechizo u objeto mágico, tu estómago comenzará a rugir pidiendo sustento. Por cada ronda que tardes en alimentarte (sangre fresca, no frasquitos convenientemente guardados en la mochila), perderás un uso de una de tus habilidades.
Podrás librarte de esta maldición (si lo deseas) tras un mínimo de 3 temas en que se haya activado su efecto (el hambre). Para ello, necesitarás la participación en un mismo tema de un Maestro Alquimista Y un Arcanista de nivel Experto o superior, además de un Master que supervise el tema.
Amanda Bradbury buscaba aliados en aquel lugar. Ante la amenaza que suponía Oneca y el resto de vampiros, ella buscaba aliados en las personas bestia de la región sureña del Oeste.
Por lo que cuándo éstas buscaron ayuda para encontrar la ciudad perdida de D’Orlind Ûr, la vampiresa no dudó en embarcarse en la aventura con la esperanza que su ayuda fuera positiva para una posible y necesaria alianza entre los vampiros moderados de Sacrestic Ville y sus vecinos sureños.
Cómo parte del séquito de confianza de Bradbury, Cohen viajaba en el interior de uno de los carromatos cubiertos. Rodeado de numerosos viales y con muchas hierbas del lugar, había montado un improvisado taller alquímico. En el interior de los recipientes de cristal, elixires de numerosos colores estaban preparados para ser ingeridos.
En el interior del carromato, además había numerosas vendas y alcoholes para curar todas las heridas que los exploradores podrían tener en aquella zona casi inhóspita.
Había pasado la mañana en el interior del carromato atendiendo algunas heridas y realizando provisiones, dando por hecho que era la mejor forma que tenía que contribuir a la expedición.
A su lado, Betis observaba con detenimiento el exterior a través de la única pequeña ventana del carromato. Parecía deseoso de salir en algunos momentos, pero la mayor parte del tiempo estaba durmiendo. Su mascota se había acostumbrado a la vida nocturna de su dueño, por lo que, durante el periodo diurno, era normal ver a Betis descansar.
Durante su descanso, Peter llegó hasta el carromato. La verdad era que el humano se había adaptado bien a su expulsión de la guardia. Aunque algunos vampiros continuaban mirándole con recelo y sospecha, habiendo recibido incluso algunos insultos en los días anteriores, Peter intentaba cooperar. Aunque aún continuaba buscando cuál era su sitio.
Había estado eliminando la maleza al inicio de la marcha, abriéndose hueco entre los altos arbustos y hierbajos para que la expedición pudiera seguir avanzando. Cansado y claramente sudoroso, Cohen perdió unos segundos de su tiempo para valorar la posibilidad de hacerle el amor allí mismo. Pero se contuvo… por ahora…
―¿Qué tal hoy?
―Bueno… hoy no me han insultado.
―¡Es un avance!
Al escucharles hablar, Betis se desperezó y tras abrir la boca, acudió hasta Peter para rodear sus piernas cariñosamente, que enseguida invirtió unos segundos en darle unos mimos.
Tras besar a su amante en los labios, continuó su tarea mientras Peter comía y alimentaba a Betis con una generosa ración de carne.
―¿Muchos heridos hoy?
―No tantos cómo ayer. Sólo un par de cortes. Aunque he preparado más jarabes estomacales. No quiero volver a verme sin suministros si hay otra intoxicación.
Aquella zona, sólo conocida por algunos de los viajeros, tenían algunas frutas que parecían exquisitas, pero eran realmente ácidas, provocando molestias estomacales severas en cualquier incauto que se había sentido atraído por su hambre y por el aspecto de las mismas.
―¿Alguna novedad sobre Amanda y su negociación?
Cohen negó con la cabeza. No sabía si estaba teniendo avances respecto al asunto. Lo único que sabía era que estaba dispuesto a ayudarla en todo lo que fuera posible para conseguir ese pacto con las personas bestias de la zona.
Perdido en sus pensamientos, mientras comenzaba a anochecer, Cohen continuó realizando la pequeña reserva de medicamentos y elixires en el carruaje.
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- OBJETOS LIMITADOS QUE LLEVA COHEN:
1) Kit de Alquimia Superior (Alquimista, 2 usos): [Limitado, Requiere ser Alquimista, 2 Usos] Set de viales con fórmulas secretas diversas que permiten llevar a cabo una Técnica de Alquimia a nivel Experto o inferior.
2) Poción de Salud (Elixir) (1 uso): Sana hasta 2 heridas moderadas o leves en pocos segundos.
3) Rocío de Ortiga (Veneno) (1 Uso): Líquido verde que, al ser rociado sobre alguien, le causará inmediatamente una fuerte y casi irresistible comezón. Si cae en los ojos o la nariz perjudicará el sentido asociado.
4) Fuego Embotellado (Elixir) (1 uso): Líquido anaranjado que, al hacer contacto con el aire, se incendia inmediatamente. Puede cubrir un área de hasta 1 metro cuadrado. Las llamas duran aproximadamente 1 minuto (a menos que se expandan en un material inflamable).
5) Estatuilla de Cohen [Limitado, 2 usos]: Esta réplica de 50 cm del personaje puede cobrar vida, moverse con agilidad y hablar según la voluntad del dueño, aunque no es muy fuerte y su voz es una versión aguda del original. Su efecto dura un turno.
6) Espejo de mano [Limitado, 2 usos]: Espejo pequeño con forma de mano. Te permite desaparecer y reaparecer al instante en un sitio dentro de 10 metros. No entenderás cómo ocurre, pero sentirás que caminaste esa distancia a través de una dimensión de oscuridad, dominio de infinitas manos blancas, durante un tiempo inestimable.
7) Extracto de Respirantia [Elixir, Limitado, 2 usos] Líquido ligero de un suave verde fosforito que, al beberse, hará que la persona pueda respirar bajo el agua. El efecto dura aproximadamente 1 hora.
Toque de Sopor (Veneno) (1 uso): Gel amarillento que, al aplicarse en un arma, permite que envenene al herir. El afectado sentirá un intenso calor que le hará comenzar a marearse. Mientras más persista combatiendo, más mareado se sentirá, hasta caer inconsciente. Dura 10 minutos en el arma. El que aporta el acompañante humano.
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Propósito Elegido en este turno (EL QUE QUIERO PUNTUAR EN ESTE TURNO):
–[Expedición, Alquimia] Ampollas, astillas, raspaduras y alguna que otra intoxicación por probar bayas de dudosa procedencia son el pan de cada día en una expedición de este calibre. Alguien tiene que ocuparse de esos primeros auxilios.
Si algún alquimista quiere pasarse por el carromato para colaborar con Cohen es bienvenido.
Propósito en el que está participando Peter:
–[Expedición] Los exploradores se las arreglan bien por su cuenta, pero al grueso del grupo hay que abrirle paso entre toda esta maleza o no llegaremos nunca.
Cohen
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
La noticia sobre la campaña de exploración llamaba la atención de muchos interesados. Gente que respaldaba la necesidad de proteger la cultura de las bestias, así como aquellos oportunistas que querían sacar provecho de la ocasión, se reunían en los bosques del oeste. Intereses políticos se movían con la ciudad perdida que llena de mitos y rumores incrementaba el morbo y curiosidad de los habitantes de Aerandir.
Gnosis estaba presente en aquella exploración, Corvo había designado el trabajo de dos constelaciones para participar en la misión que velaba por la protección de la historia de aquella ciudad, que por su geografía y hermetismo cultural, había pasado desapercibido para el mundo. Solo las leyendas de las bestias aladas parecían confirmar el legado de aquella cultura, pero ¿por qué la habían “abandonado”? Solo quedaban preguntas sin respuestas y teníamos que acompañar a los interesados en recuperar aquella urbe.
Aldebarán junto a Próxima Centauri y Pollux con mi persona, Sirio (según nuestros alias de estrellas), nos dividimos para avanzar en la exploración. No obstante, guardaba un interés personal, incluso desconocido para mi compañero Dante y Corvo, el líder del gremio. Las cosas en el Sacrestic y Urd avanzaban, las intenciones de que la raza vampírica actuara pronto resultaban un destino evidente y cercano. El oeste se agitaba y debía permanecer unido para los objetivos de los seres de sangre maldita, por eso la importancia de aquella exploración.
Con argumentos convincentes logré persuadir a Dante y Kvasir para actuar por separado. Las constelaciones trabajaban en parejas, pero abogando a la discreción y lo “estratégico” de dividirnos, el humano accedió a quedarse atrás mientras yo me aventuraba en la vanguardia de los exploradores.
Al fin las piezas se mueven. - indiqué en voz baja al líder del grupo Amir, a quien conocía de nuestra misión con Oneca en el norte. Procuraba que nuestras palabras no llamaran la atención del resto de exploradores que conformaban el grupo. No sabíamos a ciencia cierta quiénes estarían de nuestra parte.
El vampiro de tez morena anteriormente había probado su talento para rastrear y adentrarse a lo desconocido. Confiaba en su talento para las misiones de reconocimiento, no dudaba en que pronto conseguiríamos rastros de D’Orlind Ûr.
Con una sonrisa confiada en su rostro, Amir lideraba quitando la vegetación que dificultaban la movilidad. - Las selvas de Nôxhupi-Xhü son tan inclemente como lo afirman las leyendas. - Algunas ruinas nos indicaban que avanzábamos por buen camino. Sin embargo, aun estábamos lejos de la ciudad de las águilas.
Tienes que estar atento Zagreus. No podemos permitir que esto se arruine, es la oportunidad perfecta para cohesionar el oeste y formar alianzas.- Sin dejar de avanzar entre la maleza, Amir ahora casi susurrando se volteó a mí y dijo - o de extender el territorio.
La misión parecía principalmente diplomática, pero el rencor en el vampiro explorador era evidente. En sus ojos se reflejaba el odio y los recuerdos de los difuntos Mali y Rila. Por lo que no dudaría de actuar si era necesario.
El vampiro silbó fuerte y levantó su brazo cerrando su puño, la compañía se detuvo. Parecía alerta, el silencio solo era interrumpido por el sonido de los murmullos de la noche. Amir giraba su cabeza mientras afilaba sus sentidos.
____________________________
Off
Gnosis.
Acompaño a Amir al frente de los exploradores terrestres. Conozco al vampiro de este desafío donde fuimos aliados: Prisioneros de guerra.
[Expedición] Lo primero que necesita una expedición de estas características son exploradores de avanzada para reconocer el terreno en busca de pistas, avisar de peligros y encontrar las mejores rutas y espacios de acampada para el grupo principal. Puedes elegir entre división terrestre o aérea, cuéntame que husmeas.
Gnosis estaba presente en aquella exploración, Corvo había designado el trabajo de dos constelaciones para participar en la misión que velaba por la protección de la historia de aquella ciudad, que por su geografía y hermetismo cultural, había pasado desapercibido para el mundo. Solo las leyendas de las bestias aladas parecían confirmar el legado de aquella cultura, pero ¿por qué la habían “abandonado”? Solo quedaban preguntas sin respuestas y teníamos que acompañar a los interesados en recuperar aquella urbe.
Aldebarán junto a Próxima Centauri y Pollux con mi persona, Sirio (según nuestros alias de estrellas), nos dividimos para avanzar en la exploración. No obstante, guardaba un interés personal, incluso desconocido para mi compañero Dante y Corvo, el líder del gremio. Las cosas en el Sacrestic y Urd avanzaban, las intenciones de que la raza vampírica actuara pronto resultaban un destino evidente y cercano. El oeste se agitaba y debía permanecer unido para los objetivos de los seres de sangre maldita, por eso la importancia de aquella exploración.
Con argumentos convincentes logré persuadir a Dante y Kvasir para actuar por separado. Las constelaciones trabajaban en parejas, pero abogando a la discreción y lo “estratégico” de dividirnos, el humano accedió a quedarse atrás mientras yo me aventuraba en la vanguardia de los exploradores.
[...]
Al fin las piezas se mueven. - indiqué en voz baja al líder del grupo Amir, a quien conocía de nuestra misión con Oneca en el norte. Procuraba que nuestras palabras no llamaran la atención del resto de exploradores que conformaban el grupo. No sabíamos a ciencia cierta quiénes estarían de nuestra parte.
El vampiro de tez morena anteriormente había probado su talento para rastrear y adentrarse a lo desconocido. Confiaba en su talento para las misiones de reconocimiento, no dudaba en que pronto conseguiríamos rastros de D’Orlind Ûr.
Con una sonrisa confiada en su rostro, Amir lideraba quitando la vegetación que dificultaban la movilidad. - Las selvas de Nôxhupi-Xhü son tan inclemente como lo afirman las leyendas. - Algunas ruinas nos indicaban que avanzábamos por buen camino. Sin embargo, aun estábamos lejos de la ciudad de las águilas.
Tienes que estar atento Zagreus. No podemos permitir que esto se arruine, es la oportunidad perfecta para cohesionar el oeste y formar alianzas.- Sin dejar de avanzar entre la maleza, Amir ahora casi susurrando se volteó a mí y dijo - o de extender el territorio.
La misión parecía principalmente diplomática, pero el rencor en el vampiro explorador era evidente. En sus ojos se reflejaba el odio y los recuerdos de los difuntos Mali y Rila. Por lo que no dudaría de actuar si era necesario.
El vampiro silbó fuerte y levantó su brazo cerrando su puño, la compañía se detuvo. Parecía alerta, el silencio solo era interrumpido por el sonido de los murmullos de la noche. Amir giraba su cabeza mientras afilaba sus sentidos.
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Off
Gnosis.
Acompaño a Amir al frente de los exploradores terrestres. Conozco al vampiro de este desafío donde fuimos aliados: Prisioneros de guerra.
[Expedición] Lo primero que necesita una expedición de estas características son exploradores de avanzada para reconocer el terreno en busca de pistas, avisar de peligros y encontrar las mejores rutas y espacios de acampada para el grupo principal. Puedes elegir entre división terrestre o aérea, cuéntame que husmeas.
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
No se podía decir que la participación de la elfa y su felina hermana en la feria del orgullo bestial hubiese sido muy fructífera. No habían obtenido ninguna información sobre el clan de origen de Catherine, ni siquiera entre aquellos con rasgos más similares a la pelirroja, y aunque lo pasaron bien, poco más que llenar la panza acabaron haciendo. Obviando, claro esta, cierto puñetazo, en ciertas partes, en cierta liza de desafíos, que cierto hombre tigre se llevó por tener la boca más grande que el cerebro.
No obstante aquel festival fue un éxito. Y terminó por ser el germen de algo que iba mucho más allá de reivindicarse como pueblo y unir lazos entre los tan diferentes clanes de hombres-bestia y con las demás razas de Aerandir. Ni más ni menos que encontrar la mítica ciudad de D’Orlind Ûr. La que podría calificarse como la capital de aquella raza, de haber sido real, y de no haber sido abandonada en un plazo sorprendentemente corto de tiempo, si es que había existido.
Calles totalmente pavimentadas, edificios construidos completamente de piedra, metales preciosos por doquier...En resumen, algo que ni Lunargenta había logrado en siglos, construida en solo una fracción de ese tiempo y abandonada con incluso mayor celeridad... Desde luego sonaba poco creíble. Pero aunque se tratara de una exageración del tamaño del Árbol Madre...Había pruebas de que había una base real para el mito. El clan de las águilas y su comercio fluvial, por ejemplo. Incluso aunque solo una pequeña parte de la leyenda fuera cierta, encontrar el considerado primer asentamiento libre de hombres-bestia podría cambiarlo todo. Aquella exageración del tamaño de Árbol Madre, podría convertirse en el equivalente de Árbol Madre para la joven raza, con todo lo que algo así implicaba.
No era de extrañar que hubiese tanto interés en su éxito...Y en su fracaso.
-Niebla de mierdaaaa, tan ta taaan, niebla de mierdaaa.- tarareaba Catherine al lado de la peliblanca, matando el tedioso tiempo de marcha como buenamente podía. Había rechazado un puesto en la vanguardia de exploradores por no querer separarse de su hermana, lo cual suponía avanzar con los suministros, lejos de la acción. Sumado a que la niebla limitaba en gran medida la distancia de visión, podría llegar a considerarse monótono y aburrido, ya que casi pareciera que llevaban horas caminando por entre los mismos árboles, sin sensación de avance, al menos para la gata.
-Aún estás a tiempo de aceptar ser exploradora. Aquí desperdicias tu talento. Y sé defenderme sola.- la animó la peliblanca, y no por primera vez.
-No me interesa. Y menos con el cerebro de guisante tan cerca. ¿Cómo es posible que un "guerrero tan duro y fiero" esté en el grupo de suministros? Seguro que quiere que le pongas un collar y le acaricies la pancita. Peor aún, le gustó que le pegara y quiere que lo haga yo...No, tenemos que permanecer juntas.- Ciertamente los dioses mostraban un curioso sentido del humor habiendo colocado a saga Colmilloafilado, alias "cerebro de guisante" a solo dos carros de distancia de ellas.
-Como quieras. Pero si vas a matar el tiempo canturreando, preferiría una tonada menos...-
-Entonces cantaré la de la moza de Villalbarada.- Convinó la joven, siendo rápidamente cortada por la sacerdotisa.
-No, mejor no. Además, mira, parece que estamos llegando al campamento.- Agregó la peliblanca al ver como los carros delante suya comenzaban a abrirse en abanico. No tardaría mucho en llegar hasta su altura uno de los encargados de la organización para indicarles qué zona ocuparían dentro de los límites.
-Suministros médicos al centro, el carro herrería mas adelante junto a la tienda del curtidor. Uno de los carros de vanguardia ha perdido una rueda, necesito a un grupo de gente fuerte. Nos está relentizando a todos.- Iba indicando.
Níniel siguió a su carro de suministros médicos hasta la zona asignada y tan pronto llegaron comenzó a prepararlo todo. Ya durante el viaje podía acercarse alguien necesitado de curación hasta su lugar en la caravana en busca de asistencia, a veces necesitando parar a un lado si el camino lo permitía, pero era cuando se montaba el campamento cuando más trabajo solía haber. Ampollas, laceraciones, extenuación, heridas por animales salvajes...Como sanadora y alquimista era su trabajo en aquella expedición ocuparse de esas cosas, claro que no era la única en una expedición tan numerosa. Y cómo era de esperar el resto de personas con una función similar no habían parado muy lejos.
-iré descargando.- Convino la felina, desmontando y comenzando a ayudar a los conductores del carro con los materiales. Níniel se apresuró a hacer lo mismo, más por previsión que por necesidad, pero antes de poder comenzar ya se había acercado hasta ella uno de los exploradores. Por su relato se había metido donde no debía y había acabado con varios cortes de feo aspecto pero no demasiada gravedad allí donde su armadura de cuero no le protegía. Nada que una rápida curación no remediara casi al instante, y por suerte de los pocos casos de aquel día. A diferencia del día anterior, la mayoría de personas que necesitaban atención era por haber comido algo que no debían, a pesar de las muchas advertencias al respecto hechas por todos los líderes a sus subordinados.
-Retortijones, nauseas, sudores...-Diagnosticó la joven a una de las carpinteras antes de enviarla al carromato cubierto cercano al suyo. Aunque ayudándola a llegar hasta allí porque los mareos de la humana amenazaban con que acabara en el suelo.
-Elise, de los carpinteros. Ha comido Nobayas.- En ese momento la humana vomitó, por suerte fuera del carro. -Bastantes de hecho.- Añadió la joven al alquimista que atendía desde el interior de aquel vecino carromato. -¿Necesitáis ayuda con las pociones y ungüentos?- Se ofreció después, una vez que hubo dejado a su paciente.
OFF: Me sumo al objetivo de Expedición alquimia, con especialidad en curación élfica. Colocó un carro de suministros junto al de Cohen y le llevo pacientes y ayuda.
No obstante aquel festival fue un éxito. Y terminó por ser el germen de algo que iba mucho más allá de reivindicarse como pueblo y unir lazos entre los tan diferentes clanes de hombres-bestia y con las demás razas de Aerandir. Ni más ni menos que encontrar la mítica ciudad de D’Orlind Ûr. La que podría calificarse como la capital de aquella raza, de haber sido real, y de no haber sido abandonada en un plazo sorprendentemente corto de tiempo, si es que había existido.
Calles totalmente pavimentadas, edificios construidos completamente de piedra, metales preciosos por doquier...En resumen, algo que ni Lunargenta había logrado en siglos, construida en solo una fracción de ese tiempo y abandonada con incluso mayor celeridad... Desde luego sonaba poco creíble. Pero aunque se tratara de una exageración del tamaño del Árbol Madre...Había pruebas de que había una base real para el mito. El clan de las águilas y su comercio fluvial, por ejemplo. Incluso aunque solo una pequeña parte de la leyenda fuera cierta, encontrar el considerado primer asentamiento libre de hombres-bestia podría cambiarlo todo. Aquella exageración del tamaño de Árbol Madre, podría convertirse en el equivalente de Árbol Madre para la joven raza, con todo lo que algo así implicaba.
No era de extrañar que hubiese tanto interés en su éxito...Y en su fracaso.
-Niebla de mierdaaaa, tan ta taaan, niebla de mierdaaa.- tarareaba Catherine al lado de la peliblanca, matando el tedioso tiempo de marcha como buenamente podía. Había rechazado un puesto en la vanguardia de exploradores por no querer separarse de su hermana, lo cual suponía avanzar con los suministros, lejos de la acción. Sumado a que la niebla limitaba en gran medida la distancia de visión, podría llegar a considerarse monótono y aburrido, ya que casi pareciera que llevaban horas caminando por entre los mismos árboles, sin sensación de avance, al menos para la gata.
-Aún estás a tiempo de aceptar ser exploradora. Aquí desperdicias tu talento. Y sé defenderme sola.- la animó la peliblanca, y no por primera vez.
-No me interesa. Y menos con el cerebro de guisante tan cerca. ¿Cómo es posible que un "guerrero tan duro y fiero" esté en el grupo de suministros? Seguro que quiere que le pongas un collar y le acaricies la pancita. Peor aún, le gustó que le pegara y quiere que lo haga yo...No, tenemos que permanecer juntas.- Ciertamente los dioses mostraban un curioso sentido del humor habiendo colocado a saga Colmilloafilado, alias "cerebro de guisante" a solo dos carros de distancia de ellas.
-Como quieras. Pero si vas a matar el tiempo canturreando, preferiría una tonada menos...-
-Entonces cantaré la de la moza de Villalbarada.- Convinó la joven, siendo rápidamente cortada por la sacerdotisa.
-No, mejor no. Además, mira, parece que estamos llegando al campamento.- Agregó la peliblanca al ver como los carros delante suya comenzaban a abrirse en abanico. No tardaría mucho en llegar hasta su altura uno de los encargados de la organización para indicarles qué zona ocuparían dentro de los límites.
-Suministros médicos al centro, el carro herrería mas adelante junto a la tienda del curtidor. Uno de los carros de vanguardia ha perdido una rueda, necesito a un grupo de gente fuerte. Nos está relentizando a todos.- Iba indicando.
Níniel siguió a su carro de suministros médicos hasta la zona asignada y tan pronto llegaron comenzó a prepararlo todo. Ya durante el viaje podía acercarse alguien necesitado de curación hasta su lugar en la caravana en busca de asistencia, a veces necesitando parar a un lado si el camino lo permitía, pero era cuando se montaba el campamento cuando más trabajo solía haber. Ampollas, laceraciones, extenuación, heridas por animales salvajes...Como sanadora y alquimista era su trabajo en aquella expedición ocuparse de esas cosas, claro que no era la única en una expedición tan numerosa. Y cómo era de esperar el resto de personas con una función similar no habían parado muy lejos.
-iré descargando.- Convino la felina, desmontando y comenzando a ayudar a los conductores del carro con los materiales. Níniel se apresuró a hacer lo mismo, más por previsión que por necesidad, pero antes de poder comenzar ya se había acercado hasta ella uno de los exploradores. Por su relato se había metido donde no debía y había acabado con varios cortes de feo aspecto pero no demasiada gravedad allí donde su armadura de cuero no le protegía. Nada que una rápida curación no remediara casi al instante, y por suerte de los pocos casos de aquel día. A diferencia del día anterior, la mayoría de personas que necesitaban atención era por haber comido algo que no debían, a pesar de las muchas advertencias al respecto hechas por todos los líderes a sus subordinados.
-Retortijones, nauseas, sudores...-Diagnosticó la joven a una de las carpinteras antes de enviarla al carromato cubierto cercano al suyo. Aunque ayudándola a llegar hasta allí porque los mareos de la humana amenazaban con que acabara en el suelo.
-Elise, de los carpinteros. Ha comido Nobayas.- En ese momento la humana vomitó, por suerte fuera del carro. -Bastantes de hecho.- Añadió la joven al alquimista que atendía desde el interior de aquel vecino carromato. -¿Necesitáis ayuda con las pociones y ungüentos?- Se ofreció después, una vez que hubo dejado a su paciente.
OFF: Me sumo al objetivo de Expedición alquimia, con especialidad en curación élfica. Colocó un carro de suministros junto al de Cohen y le llevo pacientes y ayuda.
Níniel Thenidiel
Aerandiano de honor
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Estaba por anochecer en el campamento cuando el aire comenzó a llenarse de una electricidad extraña, algunos de los hombres bestias presentes se pusieron en alerta y tomaron sus armas cuando notaron como un portal se abría cerca de ellos, preparados para atacar a lo que sea que cruzara.
-No nos ataquen!, solo somos un grupo de personas sexis que vienen a ayudar- señalo la voz justo al momento que el grupo salía del portal(1).
El grupo de hombres bestias seguía atento ante la llegada del grupo, pero desistieron rápidamente al ver la espada ridículamente grande que Zelas traía, el rubio alcanzo a atrapar a tiempo la llave que salía despedida del arma y la guardo rápidamente mientras evaluaba la situación. -¿Qué, nunca han visto a gente llegar por un portal?, tranquilos solo venimos a ayudar- diría el no-elfo mientras colgaba aquel enorme trozo de metal en el arnés de su espalda.
Observo la mayoría de las carpas y carros que habían y vio lo que parecía ser el lugar donde daban trabajos -Bueno, me voy a buscar algún trabajo, nos vemos por ahí- señalaría Zelas a sus compañeros mientras se despedía con un gesto y avanzaba hacia la carpa, una vez ahí vio una mesa con distintos trabajos y el no-elfo tomo uno de ellos para luego acercarse al que parecía estar a cargo.
-Entonces... ¿Solo abro un camino y ya?- preguntaría el no-elfo.
-Es mas que solo un camino, son los cimientos hacia un suceso que quedara marcado en la historia!- respondería el hombre-hipopótamo mientras alzaba su puño en el aire.
-Bueno, necesito dinero y me servirá para ejercitarme, cuenten con mi espada.... Pero si me toca llegar a pelear contra algo, ten por seguro que cobrare extra- señalaría el rubio mientras se despedía y salía de la carpa para buscar el lugar donde se supone debía abrir el sendero.
Algunos parecían ir a descansar mientras que otros parecían recién levantarse, cosa que si bien llamo la atención del no-elfo, no rondo mucho tiempo en su cabeza, Zelas entonces empuño su espada y cuando se preparaba para abrir una senda, una voz le hizo sobresaltarse.
-Espera! Detente!- Señalaría un hombre con cicatrices en el rostro.
-Eh?, ¿Qué ha pasado?-
-¿Qué estas haciendo?-
-Pues, estoy abriendo una senda, hace poco tome el trabajo con el tipo de los trabajos-
-Pues te aviso que estas por el lado equivocado compañero, el frente del camino esta en esa dirección- El hombre señalaría una dirección que Zelas no había contemplado, cuando vio a mucha mas gente en efecto trabajando en abrir un sendero.
-Oh... Bueno eso ha estado cerca, muchas gracias- diría el rubio mientras se dirigía a la zona correcta de trabajo.
-De nada... Vaya tipo mas raro- diría lo ultimo en voz muy baja, al punto que Zelas no le escucharía.
Ya ahora en el lugar correcto el rubio solicitaría que cualquiera que estuviera por delante del sendero que se estaba creando retrocediera -Voy a hacer algo que va a cortar mucho, por favor retrocedan o salgan del camino predeterminado para la senda- el no-elfo esperaría a que se despejara el lugar y procedería a cambiar su espada ridículamente grande por la Zumbanana final, o también conocida como la espada grande hecha de mas espadas, escucho una exclamación de sorpresa al momento de sacar su orbe(2) y hacer desaparecer la primera espada para luego hacer aparecer la segunda.
Zelas saco 2 espadas de la espada principal, la cual termino colgando en el arnés de su espalda, ahora con unas espadas mucho mas fáciles de maniobrar, se preparo imbuyendo éter en ambas espadas -Muy bien, comenzare a cortar en 10 segundos, no me culpen si siguen en la futura senda- tanto sus espadas como parte de su cuerpo comenzaban a rodearse de una capa de éter que para aquellos sensibles a la magia, seria visible.
Luego de una cuenta regresiva en voz alta, el no-elfo desato una serie de cortes sin moverse del lugar, sin embargo, ondas de éter comenzarían a cortar gran parte de las cosas que habían por delante(3), provocando en algunos presentes otro sonido de sorpresa al ver como al menos se abría un buen trecho adelante de la senda que el rubio había mencionado. -Vaya, pensé que seria mas al no tener mucha resistencia, ¿será ese el rango total?- se preguntaba el rubio mientras colgaba ambas espadas al arnés junto con la otra espada grande y se ponía a limpiar el terreno.
OFF: Habilidades, cosas usadas y objetivo.
–[Expedición] Los exploradores se las arreglan bien por su cuenta, pero al grueso del grupo hay que abrirle paso entre toda esta maleza o no llegaremos nunca.
1_Llave tetradimensional.
2_ Uso la vaina infinita para cambiar mi espada gigante(Espada a 2 manos) por mi espada gigante compuesta de espadas(Hojas unidas superiores x6)
3_ Overdrive: (Master Swordsman/Impulso) [2 usos] Zelas imbuye sus espadas de éter para liberar una serie de cortes en forma de ondas de energía que recorren una distancia moderada y realizan daño cortante. --> Primer uso.
-No nos ataquen!, solo somos un grupo de personas sexis que vienen a ayudar- señalo la voz justo al momento que el grupo salía del portal(1).
El grupo de hombres bestias seguía atento ante la llegada del grupo, pero desistieron rápidamente al ver la espada ridículamente grande que Zelas traía, el rubio alcanzo a atrapar a tiempo la llave que salía despedida del arma y la guardo rápidamente mientras evaluaba la situación. -¿Qué, nunca han visto a gente llegar por un portal?, tranquilos solo venimos a ayudar- diría el no-elfo mientras colgaba aquel enorme trozo de metal en el arnés de su espalda.
Observo la mayoría de las carpas y carros que habían y vio lo que parecía ser el lugar donde daban trabajos -Bueno, me voy a buscar algún trabajo, nos vemos por ahí- señalaría Zelas a sus compañeros mientras se despedía con un gesto y avanzaba hacia la carpa, una vez ahí vio una mesa con distintos trabajos y el no-elfo tomo uno de ellos para luego acercarse al que parecía estar a cargo.
-Entonces... ¿Solo abro un camino y ya?- preguntaría el no-elfo.
-Es mas que solo un camino, son los cimientos hacia un suceso que quedara marcado en la historia!- respondería el hombre-hipopótamo mientras alzaba su puño en el aire.
-Bueno, necesito dinero y me servirá para ejercitarme, cuenten con mi espada.... Pero si me toca llegar a pelear contra algo, ten por seguro que cobrare extra- señalaría el rubio mientras se despedía y salía de la carpa para buscar el lugar donde se supone debía abrir el sendero.
Algunos parecían ir a descansar mientras que otros parecían recién levantarse, cosa que si bien llamo la atención del no-elfo, no rondo mucho tiempo en su cabeza, Zelas entonces empuño su espada y cuando se preparaba para abrir una senda, una voz le hizo sobresaltarse.
-Espera! Detente!- Señalaría un hombre con cicatrices en el rostro.
-Eh?, ¿Qué ha pasado?-
-¿Qué estas haciendo?-
-Pues, estoy abriendo una senda, hace poco tome el trabajo con el tipo de los trabajos-
-Pues te aviso que estas por el lado equivocado compañero, el frente del camino esta en esa dirección- El hombre señalaría una dirección que Zelas no había contemplado, cuando vio a mucha mas gente en efecto trabajando en abrir un sendero.
-Oh... Bueno eso ha estado cerca, muchas gracias- diría el rubio mientras se dirigía a la zona correcta de trabajo.
-De nada... Vaya tipo mas raro- diría lo ultimo en voz muy baja, al punto que Zelas no le escucharía.
Ya ahora en el lugar correcto el rubio solicitaría que cualquiera que estuviera por delante del sendero que se estaba creando retrocediera -Voy a hacer algo que va a cortar mucho, por favor retrocedan o salgan del camino predeterminado para la senda- el no-elfo esperaría a que se despejara el lugar y procedería a cambiar su espada ridículamente grande por la Zumbanana final, o también conocida como la espada grande hecha de mas espadas, escucho una exclamación de sorpresa al momento de sacar su orbe(2) y hacer desaparecer la primera espada para luego hacer aparecer la segunda.
Zelas saco 2 espadas de la espada principal, la cual termino colgando en el arnés de su espalda, ahora con unas espadas mucho mas fáciles de maniobrar, se preparo imbuyendo éter en ambas espadas -Muy bien, comenzare a cortar en 10 segundos, no me culpen si siguen en la futura senda- tanto sus espadas como parte de su cuerpo comenzaban a rodearse de una capa de éter que para aquellos sensibles a la magia, seria visible.
Luego de una cuenta regresiva en voz alta, el no-elfo desato una serie de cortes sin moverse del lugar, sin embargo, ondas de éter comenzarían a cortar gran parte de las cosas que habían por delante(3), provocando en algunos presentes otro sonido de sorpresa al ver como al menos se abría un buen trecho adelante de la senda que el rubio había mencionado. -Vaya, pensé que seria mas al no tener mucha resistencia, ¿será ese el rango total?- se preguntaba el rubio mientras colgaba ambas espadas al arnés junto con la otra espada grande y se ponía a limpiar el terreno.
OFF: Habilidades, cosas usadas y objetivo.
–[Expedición] Los exploradores se las arreglan bien por su cuenta, pero al grueso del grupo hay que abrirle paso entre toda esta maleza o no llegaremos nunca.
1_Llave tetradimensional.
2_ Uso la vaina infinita para cambiar mi espada gigante(Espada a 2 manos) por mi espada gigante compuesta de espadas(Hojas unidas superiores x6)
3_ Overdrive: (Master Swordsman/Impulso) [2 usos] Zelas imbuye sus espadas de éter para liberar una serie de cortes en forma de ondas de energía que recorren una distancia moderada y realizan daño cortante. --> Primer uso.
Zelas Hazelmere
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Había leído mucho acerca de aquel lugar, desde luego, solamente fábulas, leyendas y mitos acerca de ese lugar fantástico y desaparecido, al que muchos solo querían llegar por ambición, y otros por la simple necesidad de tener un lugar al que llamar hogar. Yo en cambio, tenía otros motivos en mente, pues había leído que en ese lugar existía una misteriosa y milagrosa planta de cuyas hojas se hacía un té que podría ayudar a sanar a un viejo amigo cuyo padecimiento lo venía matando poco a poco.
Se trataba nada menos que de la planta Vora, cuyo tradicional Té de Vora, llamado así no solo porque era el té de la planta Vora, sino porque además según las leyendas, se trataba de una planta caníbal, así que, si no presta atención, en vez de conseguir el té de Vora, la planta te devora -Ba dum tss- [0] Dijo el perro con su tono de sarcasmo mientras se rascaba una oreja con la pata.
A ver, explícame de nuevo cómo es que robarles sus provisiones a estas personas mientras duermen no es algo malo- Dijo el perro casi susurrando mientras sostenía a mi lado un pequeño bolso en el que yo metía sin descanso diversos suministros de los otros aventureros que dormían cómodamente después que les golpeé la cabeza fuertemente con una piedra.
Pues, no es robar- Respondí con tono solemne -Es decir, solo míralos, dan pena ajena, no sobrevivirían este viaje- Señalé a los niños ricos, humanos que habían decidido aventurarse en el viaje en busca de riquezas, fama y gloria -Si no tienen provisiones tendrán que regresar, les estamos salvando la vida- Expliqué para justificarme -¿Y por qué nos quedamos con su dinero?- Cuestionó el animal -Pues, no les vamos a salvar la vida gratuitamente, todo tiene un costo, es lo que dicen las sagradas enseñanzas de Baby Vin- Dije de nuevo en tono solemne.
Pero ni siquiera crees en esas patrañas- Insistió -Que no crea, no significa que no pueda usarlas o tomar precauciones por si los nousis- Terminé de robar tomar las provisiones de aquellos muchachos y me adentré con mi perro en las entrañas de la noche. Un rato después me acerqué a donde estaban abriendo un sendero -Muy bien, chicos, vamos a ponerle ganas a esto, tenemos que colaborar entre todos para hacer esto juntos, es un trabajo de equipo, entre todos llegaremos más lejos- Dijo el perro mientras se sentaba a mi lado a lamerse entre las piernas, yo por mi parte me crucé de brazos viendo con preocupación cómo abrían el camino a paso tan lento que llegaríamos en varios años.
Hasta que de pronto algo pasó -¿Pero qué rayos es…? ¡Cuidado, apártense!- Alertó el perro y se tiró sobre mí para llevarme al piso ante un terrible peligro, vimos volar piedras, ramas, monte y hasta algunos de los encargados de despejar el camino cuando aquella espada ridículamente grande se encargó de deforestar una gran parte del camino. Ante tal amenaza, aproveché que ya estaba en el piso acostado y con una de mis dagas corté una ramita -Bueno, acá está mi aporte, trabajo en equipo- Dije alegremente mientras levantaba la cabeza para ver quién había sido el causante de aquella devastadora deforestación.
[0] Uso varias veces mi habilidad Nivel 1: El que acecha en el umbral para que parezca que mi perro el Señor Van Pyro puede hablar, pero solo es un truco de ventriloquía. Se trataba nada menos que de la planta Vora, cuyo tradicional Té de Vora, llamado así no solo porque era el té de la planta Vora, sino porque además según las leyendas, se trataba de una planta caníbal, así que, si no presta atención, en vez de conseguir el té de Vora, la planta te devora -Ba dum tss- [0] Dijo el perro con su tono de sarcasmo mientras se rascaba una oreja con la pata.
A ver, explícame de nuevo cómo es que robarles sus provisiones a estas personas mientras duermen no es algo malo- Dijo el perro casi susurrando mientras sostenía a mi lado un pequeño bolso en el que yo metía sin descanso diversos suministros de los otros aventureros que dormían cómodamente después que les golpeé la cabeza fuertemente con una piedra.
Pues, no es robar- Respondí con tono solemne -Es decir, solo míralos, dan pena ajena, no sobrevivirían este viaje- Señalé a los niños ricos, humanos que habían decidido aventurarse en el viaje en busca de riquezas, fama y gloria -Si no tienen provisiones tendrán que regresar, les estamos salvando la vida- Expliqué para justificarme -¿Y por qué nos quedamos con su dinero?- Cuestionó el animal -Pues, no les vamos a salvar la vida gratuitamente, todo tiene un costo, es lo que dicen las sagradas enseñanzas de Baby Vin- Dije de nuevo en tono solemne.
Pero ni siquiera crees en esas patrañas- Insistió -Que no crea, no significa que no pueda usarlas o tomar precauciones por si los nousis- Terminé de robar tomar las provisiones de aquellos muchachos y me adentré con mi perro en las entrañas de la noche. Un rato después me acerqué a donde estaban abriendo un sendero -Muy bien, chicos, vamos a ponerle ganas a esto, tenemos que colaborar entre todos para hacer esto juntos, es un trabajo de equipo, entre todos llegaremos más lejos- Dijo el perro mientras se sentaba a mi lado a lamerse entre las piernas, yo por mi parte me crucé de brazos viendo con preocupación cómo abrían el camino a paso tan lento que llegaríamos en varios años.
Hasta que de pronto algo pasó -¿Pero qué rayos es…? ¡Cuidado, apártense!- Alertó el perro y se tiró sobre mí para llevarme al piso ante un terrible peligro, vimos volar piedras, ramas, monte y hasta algunos de los encargados de despejar el camino cuando aquella espada ridículamente grande se encargó de deforestar una gran parte del camino. Ante tal amenaza, aproveché que ya estaba en el piso acostado y con una de mis dagas corté una ramita -Bueno, acá está mi aporte, trabajo en equipo- Dije alegremente mientras levantaba la cabeza para ver quién había sido el causante de aquella devastadora deforestación.
[-] El perro ha decidido irse por el objetivo de la exploración, abriendo un camino y evitando ser partidos en dos por la espadota de Zelas mientras realiza su noble labor, Bio solo lo acompaña.
Bio
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Bosques del Oeste
Vengo de: Algún evento intermedio entre el antes y después de esto (?)
Mi llegada a ese lugar había sido tan inexplicable cómo los medios usados para tal fin. - No, seguro lo rubios rompe tiempos no abundan en estos lares. - Fue mi respuesta al elfo no elfo con espada ridículamente grande antes de que cada uno tomara por su lado.
Había escuchado los rumores que toda la comunidad de hombres-bestia buscaban cierta ciudad, además de que eso podría facilitar que si seguían haciendo su tan magnifica seria el legado de la gran Madame Sizay, santa y patrona del placer en este continente, perdurara por siempre. Era obvio que estaba dispuesta ayudar en lo que necesitaran por respeto a ella. El punto era que estaba sumamente inspirada y con tanta determinación que me sentía capaz de hacerlo que sea por muy ridícula que resultara la idea de llevar a organización.
Así pues estuve observando todo, anotando, ofreciendo lo que podrían ser soluciones - y esperaba no un rotundo fracaso - los dioses podían ser impredecibles.
- ¿Estás segura de esto?
- Pero claro que sí, además tengo experiencia... creo. O, sea primero estuve en medio de un campo de refugiados, así que lo primero es comprobar que la comida y el agua no causen diarrea, no queremos gomejos limpiado culos y luego sedientos de venganza.
- Es mucho trabajo. - Suspiró el joven dragón- ¿Podremos solos?
- Bueno, la gente parece estar muy dispuesta a ayudar. Y como te dije si los ayudamos estaremos preservando el legado de Madame Sizay... Como sea llevemos este pergamino.
Fuimos hacia la carreta principal, allí parecía que las cosas estaban medianamente bien, me acerqué a una hombre ciervo, era imponente y...
- Oh vaya, no esperaba ver una cara conocida. (*)
Me señalé a mí con cierta confusión pero fue Meleis el que tomó la palabra.
- Lo recuerdo. Usted me ayudo a guiarme en la feria. Al acantilado. - Expresó bastante animado.
- Un excelente vuelo, mi estimado amigo, y veo que no viene solo.
- Le presento a mi hermana, Meraxes.
- Hola...- Saludé tímidamente con la mano ante lo perdida que estaba.
- Un placer, señorita. - Hizo algo parecido a una sonrisa. - ¿Qué los trae por aquí?
- Amm... bueno yo venía a ofrecer mis servicios para organizar la expedición.
El hombre ciervo, cuyas astas lo hacían ver mucho más alto me miró de arriba a abajo. - ¿Tienen experiencia en campamentos?
Asentí de inmediato. - Así es... de hecho he preparado esto... espero sea de utilidad. - Le tendí el pergamino.- Estuve observando el movimiento de la zona, veo que hay muchos voluntarios pero idealmente deberíamos fortalecer ciertas carencias... - Comencé a explicar.
- Para empezar, que los alquimistas tengan antídotos de reserva, especialmente por intoxicación en la comida. Uno de los campamentos en lo que estuve sufrió ciertos problemas debido a comida mal estado y agua sucia, lo que me lleva al segundo punto. Todos los cocineros deben tomar las precauciones necesarias, que prueben lo que hagan antes de servirlo, si se enferman es más fácil tratar a un enfermo que a un grupo grande. Así mismo saber dividir las raciones y los grupos de comida entre herbívoros y carnívoros, los que comen de ambas no habría problema supongo. Un grupo que se encargué de limpiar bien esos vegetales, bayas, hongos y otro que se encargué de la carne que llegue. 1
Los encargados de recolectar comida, con un par de carpinteros podremos hacer algunas trampas, en caso de que no sean suficientes, si hay arcanistas de buen nivel cerca puedo enseñarles a hacer trampas no letales. Además que nos pueden servir para la seguridad del lugar. - Me sentía un poco nerviosa, no sabía si lo que decía tenía mucho sentido pero al menos captó la atención del sujeto.
- Todo herrero capaz de forjar un arma también puede afilarla. Así que idealmente deberían hacer guardia para que los encargados de quitar la maleza de la ruta no se retrasen . Así mismo tenemos curtidores para aquellos que necesiten calzado será primordial. - Tomé un poco más de aire.
- Y... por último pero sin sonar fatalista, sería solo por precaución. En mi último campamento tuvimos dificultades ante una emboscada, la verdad es que se hizo un lío2, pero tengo entendido que tenemos proveedores externos. Idealmente tener en caso de ataque dos mensajeros aéreos y dos terrestres que lleven el mensaje de alarma, cada uno por cada punto cardinal, de ser posible el más veloz de todo que tome el camino largo. Así mismo, centinelas dispuestos a vigilar durante las horas de descanso, podemos contar con aquellos de buen olfato y visión pero si alguno carece de eso, no puedo resolver el olfato pero un ingeniero con los materiales indicados puede crear lentes para la oscuridad. - Lo observé con atención, a grandes rasgos creía haber abarcado todo. El hombre ciervo se tardó en responder, miré de reojo a Meleis que levantó el pulgar con una cálida sonrisa en rostro.
- Vengan conmigo, no encargaremos de hacer la información a lo que planteas. Joven Meleis...
-. ¿Puedes ir con los alquimistas y plantearles esto?
- Claro que sí, señor Declan.
- Buena memoria, muchacho. Tú ven conmigo. - me hizo una señal. - Y lleva más de esos pergaminos contigo, tenemos mucho por hacer. Iremos primero a los encargados de la comida, luego con Arin.
Se sintió bastante bien. Meleis se separó de nosotros tras preguntar el paraderos de los alquimistas. Mientras nosotros íbamos hacia el carruaje de la caravana designado a eso, había mucho que hacer antes de instalar el primer campamento.
Había escuchado los rumores que toda la comunidad de hombres-bestia buscaban cierta ciudad, además de que eso podría facilitar que si seguían haciendo su tan magnifica seria el legado de la gran Madame Sizay, santa y patrona del placer en este continente, perdurara por siempre. Era obvio que estaba dispuesta ayudar en lo que necesitaran por respeto a ella. El punto era que estaba sumamente inspirada y con tanta determinación que me sentía capaz de hacerlo que sea por muy ridícula que resultara la idea de llevar a organización.
Así pues estuve observando todo, anotando, ofreciendo lo que podrían ser soluciones - y esperaba no un rotundo fracaso - los dioses podían ser impredecibles.
- ¿Estás segura de esto?
- Pero claro que sí, además tengo experiencia... creo. O, sea primero estuve en medio de un campo de refugiados, así que lo primero es comprobar que la comida y el agua no causen diarrea, no queremos gomejos limpiado culos y luego sedientos de venganza.
- Es mucho trabajo. - Suspiró el joven dragón- ¿Podremos solos?
- Bueno, la gente parece estar muy dispuesta a ayudar. Y como te dije si los ayudamos estaremos preservando el legado de Madame Sizay... Como sea llevemos este pergamino.
Fuimos hacia la carreta principal, allí parecía que las cosas estaban medianamente bien, me acerqué a una hombre ciervo, era imponente y...
- Oh vaya, no esperaba ver una cara conocida. (*)
Me señalé a mí con cierta confusión pero fue Meleis el que tomó la palabra.
- Lo recuerdo. Usted me ayudo a guiarme en la feria. Al acantilado. - Expresó bastante animado.
- Un excelente vuelo, mi estimado amigo, y veo que no viene solo.
- Le presento a mi hermana, Meraxes.
- Hola...- Saludé tímidamente con la mano ante lo perdida que estaba.
- Un placer, señorita. - Hizo algo parecido a una sonrisa. - ¿Qué los trae por aquí?
- Amm... bueno yo venía a ofrecer mis servicios para organizar la expedición.
El hombre ciervo, cuyas astas lo hacían ver mucho más alto me miró de arriba a abajo. - ¿Tienen experiencia en campamentos?
Asentí de inmediato. - Así es... de hecho he preparado esto... espero sea de utilidad. - Le tendí el pergamino.- Estuve observando el movimiento de la zona, veo que hay muchos voluntarios pero idealmente deberíamos fortalecer ciertas carencias... - Comencé a explicar.
- Para empezar, que los alquimistas tengan antídotos de reserva, especialmente por intoxicación en la comida. Uno de los campamentos en lo que estuve sufrió ciertos problemas debido a comida mal estado y agua sucia, lo que me lleva al segundo punto. Todos los cocineros deben tomar las precauciones necesarias, que prueben lo que hagan antes de servirlo, si se enferman es más fácil tratar a un enfermo que a un grupo grande. Así mismo saber dividir las raciones y los grupos de comida entre herbívoros y carnívoros, los que comen de ambas no habría problema supongo. Un grupo que se encargué de limpiar bien esos vegetales, bayas, hongos y otro que se encargué de la carne que llegue. 1
Los encargados de recolectar comida, con un par de carpinteros podremos hacer algunas trampas, en caso de que no sean suficientes, si hay arcanistas de buen nivel cerca puedo enseñarles a hacer trampas no letales. Además que nos pueden servir para la seguridad del lugar. - Me sentía un poco nerviosa, no sabía si lo que decía tenía mucho sentido pero al menos captó la atención del sujeto.
- Todo herrero capaz de forjar un arma también puede afilarla. Así que idealmente deberían hacer guardia para que los encargados de quitar la maleza de la ruta no se retrasen . Así mismo tenemos curtidores para aquellos que necesiten calzado será primordial. - Tomé un poco más de aire.
- Y... por último pero sin sonar fatalista, sería solo por precaución. En mi último campamento tuvimos dificultades ante una emboscada, la verdad es que se hizo un lío2, pero tengo entendido que tenemos proveedores externos. Idealmente tener en caso de ataque dos mensajeros aéreos y dos terrestres que lleven el mensaje de alarma, cada uno por cada punto cardinal, de ser posible el más veloz de todo que tome el camino largo. Así mismo, centinelas dispuestos a vigilar durante las horas de descanso, podemos contar con aquellos de buen olfato y visión pero si alguno carece de eso, no puedo resolver el olfato pero un ingeniero con los materiales indicados puede crear lentes para la oscuridad. - Lo observé con atención, a grandes rasgos creía haber abarcado todo. El hombre ciervo se tardó en responder, miré de reojo a Meleis que levantó el pulgar con una cálida sonrisa en rostro.
- Vengan conmigo, no encargaremos de hacer la información a lo que planteas. Joven Meleis...
-. ¿Puedes ir con los alquimistas y plantearles esto?
- Claro que sí, señor Declan.
- Buena memoria, muchacho. Tú ven conmigo. - me hizo una señal. - Y lleva más de esos pergaminos contigo, tenemos mucho por hacer. Iremos primero a los encargados de la comida, luego con Arin.
Se sintió bastante bien. Meleis se separó de nosotros tras preguntar el paraderos de los alquimistas. Mientras nosotros íbamos hacia el carruaje de la caravana designado a eso, había mucho que hacer antes de instalar el primer campamento.
Cosas por hacer:
- Solicitar medicinas y antídotos básicos de respaldo a los alquimistas de turno en caso de intoxicación o envenenamiento.
- Que los herreros disponibles ayuden al mantenimiento de lar armas para el grupo encargado de cortar la maleza del área. Aquellos que necesiten calzado adecuado acudir a los curtidores.
- Carpinteros y/o arcanistas disponibles (Que no estén haciendo carpas o armas) requeridos para hacer trampas tanto para cazar como protección en el campamento.
- Los cocineros deberán probar su comida antes de servirla al público, es mejor lidiar con un enfermo que muchos.
- Cuatro mensajeros, dos aéreos y dos terrestres en caso de emergencias. (Solo uno pocos deben saber quienes son)
- Alos centinelas encargados de la vigilancia en las horas de descanso, en caso de no poseer vista u olfato privilegiado, se necesitas conseguir ingenieros capaces de crear lentes de visión nocturna.
- Off:
- Objetivo escribió:[Expedición] También en una expedición la organización es clave. Hay que supervisar los turnos e informes de los exploradores, el reparto de raciones, la distribución de áreas de evacuación y áreas de habitación cuando llega la hora de acampar, la rotación de cocineros…
- * Post relacionado: >>>Aquí<<<
-1 Referencia al Evento de los refugiados.
-2 Referencia al Evento de los niños no niños.
- Cohen y Niniel, les envío a Meleis para darles la información de hacer más medicinas- y antidiarreicos-en caso de necesitarlos.Cosas Activas:Meraxes:
Una sensación amarga se aferró al pecho de la dragona, un deseo casi instintivo de tener la caja entre sus manos, de explorar su contenido y descubrir qué secretos encerraba. Ahora, Meraxes se sentiría en una encrucijada de emociones; la frustración y la ansiedad se mezclaban con un profundo anhelo que no podía ignorar.
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal [Encantamiento Armadura Engañosa]
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Regular. - Dentro de Bolso de Viajero. [L1]
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Látigo [Armas Flexible Superior. Metal. Unidades: 2]
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso [L2]
- Bomull (Cría de Gomejo)
- Caramelo de Jade. [Dentro de bolsa de viajero]
- Hongos de Lithe. [Cant. 1]] [Dentro de bolsa de viajero]
- Collar de Moneda Maliciosa de Elian [Cuello- Encantamiento Fuente de Luz]
-Trampa de Red [Dentro de bolsa de viajero] [L3]
- Peluche de bégimo. [Sin cargas]
- Brocheta de yak
-Huevo sorpresa. [Unidades: 1]
- Galleta de Humo.
- Néctar Kimil.
- Bolita de pétalos biusificados.
- Bomba Luminosa. [L4]
- Tatuaje de Niggu.
- Espejo Brújula.
- Bolitas Resbaladizas. [Dentro del Bolso] [L5]
- Voluntad de Terric.
- Poción de Recuperación (2)
- Trineo.
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
- Garras Superiores.
- Ropas Comunes Superiores [Equipada]
- Escama de dragón marino [Unidades: 2]
-Gorrito de Calabaza.
- Granada de Humo.Outfit
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Separador:
- Inventario Meleis:
- Garras Superiores
- Bolso del Explorador.
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Concentrada. [Dentro del Bolso] [L6]
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
Meraxes
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
La mirada de la no-centáuride era una de dulzura, ternura e infinito amor que cautivaba a quien la mirara, haciéndolo sentir el ser más importante, como si en ese momento, no existiera nadie más en el mundo, pues toda la atención que Akanke tenía estaba puesta en aquella persona. Eran ojos cristalinos y transparentes que no mostraban maldad alguna. No era de extrañar que sus seguidores sintieran por ella un profundo amor y respeto, y la siguieran de buena gana.
-Tú no entendiendo problema tanto grande que siendo, yo veo- respondió, mientras avanzaban por el denso bosque. -Lo que estando perdido, debiendo perdido estar- continuó -Con mucho especial, para humanos. Si oculto para ojo humano, hermano bestia, mejor. Humanos creando hermanos bestia como dioses creando vida pero humanos no siendo dioses ni teniendo su buen espíritu; humanos siendo crueles y sin alma, haciendo mal donde pasan, robando todo lo bueno y dejando todo suciedad y roto. Lo mejor para hermanos bestia es nunca encontrar humanos porque humanos nunca viendo a hermanos bestia como igual, solo como cosa baja; como cosa que no importa- aseguró mientras su mirada se tornaba sombría y sus bellos ojos se oscurecían. Pajarita asentía con un suspiro de resignación. Ella compartía el sentimiento de Akanke pues juntas habían vivido las mismas penurias causadas por los humanos.
-Hermana mía, no me malinterpretes... sí que entiendo el problema que es que los humanos lleguen allí y créeme que estaré más que feliz de evitar su llegada a la antigua ciudad. Lo que te propongo es que nosotros lleguemos primero. Recuerda que el Templo estaba perdido y lo encontraste. Ahora es nuestro hogar y de muchos hermanos bestiales, es nuestro paraíso. Tal vez D’Orlind Ûr sea otro paraíso para nosotros, sin humanos- respondió Alahambra, tomando la mano de Akanke. La mujer bestia alada era mucho más elocuente para hablar de lo que era Akanke y se expresaba mejor.
Alahambra y su gente eran bestiales alados, con características de aves de rapiña. Algunos lucían como humanos con alas, mientras que otros eran más bien aves con morfología humana. Aquello les había dado la idea de alejar a los expedicionarios del camino que supuestamente les llevaría a la antigua y misteriosa D’Orlind Ûr, usando la similutud entre la Bird Folk y los legendarios habitantes de aquella ciudad que fuese fundada por hombres bestia águila. Mientras tanto, guiados por Amosa, Akanke, los Ro'lisim y la guardia licántropa buscarían la ciudad. Su objetivo era llegar primeros, antes que cualquier otro grupo, y protegerla de eventuales invasores.
________________
Misión elegida: Sabotaje. No, no, espera: ¿y si lo que andas buscando es la mejor ruta para confundir, atascar o malograr los esfuerzos del grupo? Akanke, mientras esté viva, evitará a toda costa que los humanos parásitos invadan una ciudad de hombres bestia.
-Tú no entendiendo problema tanto grande que siendo, yo veo- respondió, mientras avanzaban por el denso bosque. -Lo que estando perdido, debiendo perdido estar- continuó -Con mucho especial, para humanos. Si oculto para ojo humano, hermano bestia, mejor. Humanos creando hermanos bestia como dioses creando vida pero humanos no siendo dioses ni teniendo su buen espíritu; humanos siendo crueles y sin alma, haciendo mal donde pasan, robando todo lo bueno y dejando todo suciedad y roto. Lo mejor para hermanos bestia es nunca encontrar humanos porque humanos nunca viendo a hermanos bestia como igual, solo como cosa baja; como cosa que no importa- aseguró mientras su mirada se tornaba sombría y sus bellos ojos se oscurecían. Pajarita asentía con un suspiro de resignación. Ella compartía el sentimiento de Akanke pues juntas habían vivido las mismas penurias causadas por los humanos.
-Hermana mía, no me malinterpretes... sí que entiendo el problema que es que los humanos lleguen allí y créeme que estaré más que feliz de evitar su llegada a la antigua ciudad. Lo que te propongo es que nosotros lleguemos primero. Recuerda que el Templo estaba perdido y lo encontraste. Ahora es nuestro hogar y de muchos hermanos bestiales, es nuestro paraíso. Tal vez D’Orlind Ûr sea otro paraíso para nosotros, sin humanos- respondió Alahambra, tomando la mano de Akanke. La mujer bestia alada era mucho más elocuente para hablar de lo que era Akanke y se expresaba mejor.
Alahambra y su gente eran bestiales alados, con características de aves de rapiña. Algunos lucían como humanos con alas, mientras que otros eran más bien aves con morfología humana. Aquello les había dado la idea de alejar a los expedicionarios del camino que supuestamente les llevaría a la antigua y misteriosa D’Orlind Ûr, usando la similutud entre la Bird Folk y los legendarios habitantes de aquella ciudad que fuese fundada por hombres bestia águila. Mientras tanto, guiados por Amosa, Akanke, los Ro'lisim y la guardia licántropa buscarían la ciudad. Su objetivo era llegar primeros, antes que cualquier otro grupo, y protegerla de eventuales invasores.
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Misión elegida: Sabotaje. No, no, espera: ¿y si lo que andas buscando es la mejor ruta para confundir, atascar o malograr los esfuerzos del grupo? Akanke, mientras esté viva, evitará a toda costa que los humanos parásitos invadan una ciudad de hombres bestia.
Akanke
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Era el momento de regresar.
Los planes habían concluido y el sur le esperaba una vez más. Todo lo ocurrido incitaba en él una mayor urgencia por volver a la calma de perderse en la foresta septentrional. Desde la inhóspita región de la estepa noroccidental, restaban unas cuatrocientas sesenta millas para su último destino antes de tomar la ruta directa a Sandorai. Casi tres semanas de camino, donde sus recias botas demostraron una vez más su incalculable valor.
¿Estaba tomando la decisión correcta?
No fue capaz de resistirse. Tampoco estuvo nunca seguro de querer hacerlo.
Se habían escuchado rumores en tantos lugares como el elfo, con miles de leguas tras de sí, fruto de sus interminables viajes donde sólo las islas de los hechiceros quedaron al margen, había hollado. Poco, apenas escuetas menciones en aún menos legajos, había leído décadas atrás. La gran urbe de una las Razas Jóvenes. Apenas pudo dar crédito cuando comenzó a escuchar, y desdeñar, los primeros indicios. Una posible expedición, criaturas de todo lugar tratando de localizar esa probable quimera…
D´Orlind Ûr. Incluso él, que había desenterrado la escasa evidencia de numerosas leyendas, sabía que perseguir esa melodía no le reportaría nada más que cansancio y nuevas decepciones. Muchas otras, con un mayor fundamento, había resultado fiascos por los que hubo llegado a internarse no sólo en Verisar o Dundarak, sino en la neblinosa Urd, el candente Midgar o el amplio Ulmer. Y ahora, cada vez más fuertes, más consistentes, comentarios ilusionados, admirados, en tabernas y plazas, en caminos, en hogueras de la senda, hablaban de grandes partidas hacia las montañas del oeste. Casi una migración de hombres y mujeres bestia con el fin de reclamar una parte de su breve historia.
Nousis Indirel ladeó una sonrisa, tras separarse de una familia con dos hijos ya crecidos cuyo destino era unirse a la partida de los suyos a ese lugar casi olvidado. Sí, sentía el aguijonazo de una evidente curiosidad, un afán de conocer que, a pesar de la falta de hallazgos cruciales en décadas, le resultaba imposible soslayar. No supo siquiera si lo decidió, o si sus pisadas comenzaron a tomar el rumbo por una inercia que ya superaba el tiempo de vida de muchos humanos.
D´Orlind ûr. Pensamientos nebulosos, indefinidos y emocionados se sucedieron en la mente del viajero del sur. Por una vez, carecía de indicios. Cuanto pudiese encontrar, escapaba a cualquier hipótesis. Y ahí radicaba parte de la belleza de una exploración aún ignota. No necesitaba oro, y los Eythem esperarían un breve lapso más. Siempre acaecían inoportunos retrasos en los más largos viajes, se dijo sin perder el gesto alegre. Incluso con la odiosa perspectiva de cruzar territorio vampírico, la perspectiva de conocer algo enterrado tanto tiempo brilló en sus ojos grises durante semanas.
[…]
Poco a poco, como bloques desparramados que advierten de la pronta cercanía de un lienzo de muralla, grupos de diferente tamaño compuestos por seres-bestia en su mayoría fueron apareciendo ante su mirada.
Sólo cuando alcanzó un enorme campamento acabó por entender cuan grande había resultado la atracción por el mítico lugar. Cientos de criaturas hormigueaban dedicadas a mil y un quehaceres.
Nou se internó en el mismo, apreciando una extraña camaradería con el sol brillando en lo más alto del firmamento. El ambiente rezumaba un júbilo nada disimulado y creyó distinguir representantes de todas las especies inteligentes que poblaban la faz del continente e islas circundantes. Al margen de quienes por pura lógica componían la mayor parte de los allí llegados, humanos, algunos elfos…
Cómo no, entrecerró los ojos, notando el éter malsano de quienes por encima de todo consideraba sus acérrimos enemigos. Incluso éstos buscaban conseguir algo de tan numerosa expedición. Una vez más, se reafirmó en sus pensamientos acerca de una excesiva política de puertas abiertas.
Por si no fuera suficiente, el granate que colgaba de su pecho le informó de la cercanía de malditos. Como despojos que seguían a los ejércitos para beneficiarse de los caídos en batalla y de la soldada de los militares, ambas razas parasitaban una búsqueda que, a tenor de cuanto pudo atisbar, aún distaba de estar por entero organizada.
Sopesó varias variables con la meta de apoyar la exploración, antes de sonreír con cierna sorna. No se veía capaz de permanecer en retaguardia. Había ido allí para contemplar con sus propios ojos la urbe perdida. Buscar suministros o proteger el campamento no era tarea para él. Sobre todo cuando brujos y vampiros infectaban la zona. No deseaba ser expulsado o verse en la obligación de combatir contra una raza a la que no guardaba rencor alguno por librar al mundo de una o dos alimañas.
Se acercó a un hombre-bestia que departía con un grupo de congéneres del cual no fue capaz de identificar por entero su parte animal. ¿Comadreja…? El elfo sacudió la cabeza, carecía de importancia. Éste alzó la vista, despidiendo a los demás, y Nou se sintió analizado en un instante.
-¿Mercenario?- inquirió rascándose el mentón, dubitativo.
-Explorador- no quería que se extendiese la idea que se encontraba allí por un mero pago. Su finalidad era saber.
-Hay varias partidas distintas de exploración hacia donde los investigadores sospechan que puede encontrarse D´Orlind- explicó- Otras ya han salido, enfrentándose a lo que las montañas y sus bosques tienen a bien echarnos encima- escupió- La más grande la dirige el mismo Amir, ya están en camino. Si quieres ayudar, únete a la de Braska. Quiere tomar una ruta diferente antes de unirse a Amir y por eso tiene pocos voluntarios. Se rumorea que hay criaturas en ésta selva que no se encuentran en los libros, ¿sabes?- se encogió de hombros- Que tengáis suerte, Braska es fácil de hallar. Una pantera blanca como la nieve.
El espadachín evitó una nueva sonrisa. La mención de la felina le recordó a otra mujer-bestia dirigiendo una exitosa defensa en el suroeste. Si tenía la mitad de su valor, aquello prometía.
Agradeció las indicaciones antes de ponerse en marcha.
Tras tantos años, un bosque que aún no conocía.
- [Expedición]:
- Lo primero que necesita una expedición de estas características son exploradores de avanzada para reconocer el terreno en busca de pistas, avisar de peligros y encontrar las mejores rutas y espacios de acampada para el grupo principal.
Nousis Indirel
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
El cachivache ese aún olía a extraño y por más que intentaba descifrarlo, no lograba desentrañar sus secretos y revertir sus efectos en ella. Le faltaba algo para lograrlo. Más bien alguien. Pero no sabía quién. Resopló y volvió a guardar el guante en la caja donde también estaba el frasco en cuyo líquido flotaba la mano1.
Un suspiro de resignación y a seguirle.
En la feria le había ido estupendamente bien con su puesto de ventas y de seguro allí también. Es que en todas esas empresas las creaciones de alquimia eran necesarias; siempre hay un pendejo que se enferma por comer la fruta que no debía o el que se atravesaba en el camino de un machete y sus pócimas se vendían como pan caliente -y al precio que ella pusiera-. También pasaba que por casualidad, se dañaban algunas tiendas, se perdían objetos... y ella como buena ingeniera, tenía exactamente lo que ese pobre incauto necesitaba.
-Sana heridas, cura huesos rotos y te hace olvidar el mal de amores- aseguró la chicadreja mientras Mina regresaba del fondo de la tienda. -Cuar...chentaycinco aeros, sí... Ochenta y cinco aeros- dijo, sosteniendo una pócima de salud bastante diluida, mucho más de lo normal.
El ingenuo, cuyo estómago resonaba como engendro de ultratumba, pagó rápidamente la exorbitante cantidad de dinero, con tal de sanarse de aquel mal estomacal que le aquejaba. -Otro que comió las bayas rojo claro y no las rojo oscuro, ¿cierto?- comentó la no-bruja ilusionista al llegar junto a su compinche. -Sip, deberíamos avisar de eso, pobre gente- dijo, con algo de lástima. -¿Estás loca? Esas bayas nos han salido bastante rentables. Déjalos, ya aprenderán solos- resolvió la bruja, recibiendo de Tina un par de bolsas pesadas de aeros.
-¿Qué opinas de encontrar esta ciudad perdida?- quiso saber Tina, mirando a Mina con curiosidad. La -no-bruja se encogió de brazos -Me da mucho igual- respondió. -¿No te llama la atención las riquezas y cosas mágicas que hay allí?- insistió, entre preocupada y asombrada. -Pues... solo quiero llegar allí para ver si hay alguien que me ayude con... ya tú sabes... mi predicamento- dijo. Desde que había perdido su magia, el mundo había perdido los colores para la brujita.
Y a Tina ese estado depresivo y nostálgico de Mina la tenía cansada, harta, hastiada y aburrida, por decir lo poco. Estaba impaciente por llegar a esa tal ciudad Dolinda y que alguno de esos seres mágicos y místicos le devolvieran la magia a su amiga. Cayendo la noche, la gran mayoría de los miembros de la expedición egresaban al campamento y era cuando la chicadreja salía a explorar. Su pequeño tamaño y ventajas bestiales, le permitían avanzar entre la espesura del bosque, escurriéndose por los agujeros de la maleza.
_____________
1Maldición: Como vulgar humana: Has perdido tu magia y, aunque has demostrado que sabes arreglártelas sin ella, la derrota de Edén no te la devolverá, pues no fue ningún Objeto Maldito lo que te lo arrebató, sino uno de los inventos de APP-Bel. Para recuperar tu magia, deberás hacer dos temas, que podrá intervenir un master y con un bono de 2 px por tema para cada participante. El primero de los temas será libre y tu objetivo será buscar el guante (la mano no es necesaria) que perdió APP-Bel entre los escombros de Edén. El segundo tema podrá ser libre o privado, pero al menos uno de tus compañeros deberá ser ingeniero y/o arcanista. Tu objetivo es investigar, con su ayuda, el funcionamiento de los guantes para tratar de revertir el efecto que te arrebató tu magia. Llevo un tema aún sin terminar, pero los dioses me dan autorización de participar aquí un poquito más "avanzada" en esa trama.
Objetivo de esta ronda para Mina: [Oportunismo, Alquimia e Ingeniería] Ampollas, astillas, raspaduras y alguna que otra intoxicación por probar bayas de dudosa procedencia son el pan de cada día en una expedición de este calibre. Alguien tiene que ocuparse de esos primeros auxilios y de proveer a los expedicionarios con objetos que necesiten para llevar acabo tamaña empresa. Eso sí, a un buen precio.
-Querido Fehu, espero que aceptes mi pequeña modificación del objetivo de [Expedición, Alquimia], es que a Mina no se le da mucho eso de ser generosa si no hay aeros de por medio.
Objetivo de esta ronda para Tina: [Oportunismo] O puede que lo que andas husmeando sea la mejor ruta para adelantarte al grupo.
Un suspiro de resignación y a seguirle.
En la feria le había ido estupendamente bien con su puesto de ventas y de seguro allí también. Es que en todas esas empresas las creaciones de alquimia eran necesarias; siempre hay un pendejo que se enferma por comer la fruta que no debía o el que se atravesaba en el camino de un machete y sus pócimas se vendían como pan caliente -y al precio que ella pusiera-. También pasaba que por casualidad, se dañaban algunas tiendas, se perdían objetos... y ella como buena ingeniera, tenía exactamente lo que ese pobre incauto necesitaba.
-Sana heridas, cura huesos rotos y te hace olvidar el mal de amores- aseguró la chicadreja mientras Mina regresaba del fondo de la tienda. -Cuar...chentaycinco aeros, sí... Ochenta y cinco aeros- dijo, sosteniendo una pócima de salud bastante diluida, mucho más de lo normal.
El ingenuo, cuyo estómago resonaba como engendro de ultratumba, pagó rápidamente la exorbitante cantidad de dinero, con tal de sanarse de aquel mal estomacal que le aquejaba. -Otro que comió las bayas rojo claro y no las rojo oscuro, ¿cierto?- comentó la no-bruja ilusionista al llegar junto a su compinche. -Sip, deberíamos avisar de eso, pobre gente- dijo, con algo de lástima. -¿Estás loca? Esas bayas nos han salido bastante rentables. Déjalos, ya aprenderán solos- resolvió la bruja, recibiendo de Tina un par de bolsas pesadas de aeros.
-¿Qué opinas de encontrar esta ciudad perdida?- quiso saber Tina, mirando a Mina con curiosidad. La -no-bruja se encogió de brazos -Me da mucho igual- respondió. -¿No te llama la atención las riquezas y cosas mágicas que hay allí?- insistió, entre preocupada y asombrada. -Pues... solo quiero llegar allí para ver si hay alguien que me ayude con... ya tú sabes... mi predicamento- dijo. Desde que había perdido su magia, el mundo había perdido los colores para la brujita.
Y a Tina ese estado depresivo y nostálgico de Mina la tenía cansada, harta, hastiada y aburrida, por decir lo poco. Estaba impaciente por llegar a esa tal ciudad Dolinda y que alguno de esos seres mágicos y místicos le devolvieran la magia a su amiga. Cayendo la noche, la gran mayoría de los miembros de la expedición egresaban al campamento y era cuando la chicadreja salía a explorar. Su pequeño tamaño y ventajas bestiales, le permitían avanzar entre la espesura del bosque, escurriéndose por los agujeros de la maleza.
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1Maldición: Como vulgar humana: Has perdido tu magia y, aunque has demostrado que sabes arreglártelas sin ella, la derrota de Edén no te la devolverá, pues no fue ningún Objeto Maldito lo que te lo arrebató, sino uno de los inventos de APP-Bel. Para recuperar tu magia, deberás hacer dos temas, que podrá intervenir un master y con un bono de 2 px por tema para cada participante. El primero de los temas será libre y tu objetivo será buscar el guante (la mano no es necesaria) que perdió APP-Bel entre los escombros de Edén. El segundo tema podrá ser libre o privado, pero al menos uno de tus compañeros deberá ser ingeniero y/o arcanista. Tu objetivo es investigar, con su ayuda, el funcionamiento de los guantes para tratar de revertir el efecto que te arrebató tu magia. Llevo un tema aún sin terminar, pero los dioses me dan autorización de participar aquí un poquito más "avanzada" en esa trama.
Objetivo de esta ronda para Mina: [Oportunismo, Alquimia e Ingeniería] Ampollas, astillas, raspaduras y alguna que otra intoxicación por probar bayas de dudosa procedencia son el pan de cada día en una expedición de este calibre. Alguien tiene que ocuparse de esos primeros auxilios y de proveer a los expedicionarios con objetos que necesiten para llevar acabo tamaña empresa. Eso sí, a un buen precio.
-Querido Fehu, espero que aceptes mi pequeña modificación del objetivo de [Expedición, Alquimia], es que a Mina no se le da mucho eso de ser generosa si no hay aeros de por medio.
Objetivo de esta ronda para Tina: [Oportunismo] O puede que lo que andas husmeando sea la mejor ruta para adelantarte al grupo.
Mina Harker
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
—¡Confirmo, yo soy una persona sexi y vine a ayudar! —secundé a Zelas cuando aparecimos con el portal. Pero no fue suficiente y vi al no-elfo repetir que veníamos en paz—. Reconfirmo, vengo a ayudar.
Entonces cada quien tomó rumbos distintos para contribuir en la búsqueda del dorado. Xana, Kali (mi caballo feo volador)[1], Raujo (mi estatuilla inerte que podía cobrar vida cada tanto)[2] y yo nos dirigimos hacia nuestra primera labor꞉ encontrar una labor en la que ayudar.
Anduvimos explorando, sorteando los hombres-bestia, carros, aliados, saboteadores y plantas extrañas cuando el fin del mundo sucedió.
Repentinamente, todos los árboles caían despedazados, la tierra se estremecía ante el inmenso poder que amenazaba con destruirlo todo, las aves huían al cielo para no ser alcanzadas por el cataclismo, los niños lloraban, las mujeres gritaban, los hombres lloraban y gritaban más fuerte, los ancianos exclamaban que era el fin profetizado, el viento silbaba advirtiendo el mal imparable que venía hacia nosotros.
Xana se lanzó al suelo. Kali voló. Yo me hice el ganso.
Entonces vimos pasar ante nosotros una colosal tormenta de energía afilada como espadas divinas, dividiendo cada una el mundo en dos de formas incomprensibles para nuestras mentes mortales.
Vaya desastre ocurrió. Ni Xana se había atrevido a tanto.
O quizás solo exageré un poco, pero no tanto.
—¿Qué demonios…? —balbuceé, anonadado. Miré a Xana aún tumbada y me apresuré en ayudarla a levantarse—. Incluso tú te apartaste. ¿Tan poderoso era que podía matarte?
—¿Eh? No es eso —repuso—. ¡Imagina que eso me hubiera alcanzado y activado la magia de mi armadura!
Cierto. El cataclismo cortante se habría devuelto, rematando todo lo que había sobrevivido a la primera pasada, y no habría quedado testigo alguno en Aerandir para contar lo sucedido, si es que aún quedaba un Aerandir después de eso.
—¿Quiénes habrán sido los desquiciados que provocaron aquello? —se preguntó Xana.
—No lo sé —suspiré—. Quizás haya que investigar, por si los Nousis.
—Sí, por el bien de tod… ¿Y Kali?
Alzamos la mirada. Kali surcaba el cielo con un vuelo errático que delataba su inexistente deseo de volver a tierra en algún momento de su vida.
—Sí, bueno, creo que eso también será un problema —supuse con resignación—. Pero aún contamos con… Ah, parece que no.
Raujo también había desaparecido.
—Él sabe cuidarse solo —me respondió Xana, despreocupada—. Vamos a lo nuestro.
Raujo supo que una destrucción inexorable se cernía sobre él, así que cobró vida y huyó tan rápido como le fue posible. No le importó abandonar a sus dos dueños: podía conseguirse otro con mejor estilo, criterio, dignidad e inteligencia, o eso pensaba.
Luego de sobrevivir al fin del mundo, siguió caminando en el bosque, suponiendo que Xana y yo habíamos muerto. Iba con los labios fruncidos y el mentón alzado, temible en su rosadito disfraz de gomejo y con sus cincuenta centímetros de estatura.
Un crujido despertó sus instintos de supervivencia de nuevo. Se puso en guardia, en alto sus puños protegidos por sus guanteletes ultrapoderosos[3] y, más importante, con mucho estilo.
—Criatura que osa amenazarme —vociferó, intentando sonar amenazante a pesar de su voz aguda—, si tienes algo de inteligencia, retráctate de tu fútil deseo de atacar a un dios guerrero, o aprovecha y di tus últimas palabras en este lugar que será tu tumba.
Más crujidos resonaron y un par de árboles se precipitaron hacia él.
Dio varios saltos veloces, varios giros con suma destreza, varias volteretas aéreas con gracia y elegancia, y finalmente dio el único paso hacia atrás que hacía falta para esquivar los enormes troncos que carecieron de precisión.
Raujo, sabiéndose a salvo, rio con suficiencia.
—¡¿Eso es todo lo que tienes?! —exclamó, desafiante—, No me insultes con tal ineptitud.
Entre la nube de polvo que levantaron los árboles, dos ojos refulgieron con malicia. Raujo sonrió, chocó su puño derecho con la palma de la mano izquierda, y se acercó a la criatura.
Pero otro par de ojos aparecieron. Y otro más. Y dos más. Una decena más. Muchos más, desde todos lados, listos para divertirse sembrando terror en el falso corazón de la estatuilla viviente.
—Siempre supe que este momento llegaría —dijo Raujo, esbozando una sonrisa torva—. Una vez que Rauko les hizo saborear el amargo sabor de la derrota a los gomejos en repetidas ocasiones, tarde o temprano sus primos lejanos buscarían reivindicar el honor de los conejos. —Empezó a dar saltitos mientras su mirada viajaba con rapidez de un enemigo a otro—. Pero hoy serán ustedes los que sentirán en sus carnes la enorme diferencia de poder entre nosotros, conejos voladores.
La nube de polvo se disipó, dejando a la vista al pequeño ejército de conejos camuflados con sus plumas verdosas y sacudiendo sus largas alas de paloma que sustituían sus orejas. Los palomejos.
—¡Que comience la gran batalla de Raujo contra los mil demonios del bosque! —anunció, exagerando la cantidad de enemigos.
Los palomejos reaccionaron para buscar escondites para su siguiente contraataque. Raujo, raudo como siempre, en un instante alcanzó a su primera presa. La tomó por la cola, la levantó y la usó para azotar a un grupo de palomejos cercanos, que poco pudieron hacer para resistir la vorágine de golpes peluditos.
Más troncos, gracias a estos roedores, perdieron su soporte y se precipitaron hacia el campo de batalla. Pero Raujo no huyó; corrió hacia ellos. Se deslizó esquivando a un palomejo volador, saltó usando de trampolín a otro y pasó entre el reducido espacio entre dos troncos cayendo. Entonces giró en el aire y cayó aplastando con sus poderosos puños a un desprevenido palomejo.
Sin tiempo de descanso, se abalanzó sobre otro, y luego hacia otro, y a otro y a otro, aplastándolos, triturándolos, mandándolos a volar con su tormenta de puñetazos entre una lluvia de sangre y miembros mutilados de sus enemigos, mientras una cacofonía de chillidos de terror y grititos de euforia inundaban el aire, durante segundos que engendraron minutos impregnados de muerte y gloria.
Una lástima que nadie fue testigo de esto y solo se cuenta con las palabras de Raujo, un narrador poco confiable.
Lo único que sí podemos asegurar es que, un rato después, volvió al convoy cargando un saco de palomejos muertos, muchos menos de lo que presumía, y los entregó a los cocineros.
—Mi trabajo aquí está hecho —fue todo lo que dijo antes de marcharse con teatralidad.
Entonces cada quien tomó rumbos distintos para contribuir en la búsqueda del dorado. Xana, Kali (mi caballo feo volador)[1], Raujo (mi estatuilla inerte que podía cobrar vida cada tanto)[2] y yo nos dirigimos hacia nuestra primera labor꞉ encontrar una labor en la que ayudar.
Anduvimos explorando, sorteando los hombres-bestia, carros, aliados, saboteadores y plantas extrañas cuando el fin del mundo sucedió.
Repentinamente, todos los árboles caían despedazados, la tierra se estremecía ante el inmenso poder que amenazaba con destruirlo todo, las aves huían al cielo para no ser alcanzadas por el cataclismo, los niños lloraban, las mujeres gritaban, los hombres lloraban y gritaban más fuerte, los ancianos exclamaban que era el fin profetizado, el viento silbaba advirtiendo el mal imparable que venía hacia nosotros.
Xana se lanzó al suelo. Kali voló. Yo me hice el ganso.
Entonces vimos pasar ante nosotros una colosal tormenta de energía afilada como espadas divinas, dividiendo cada una el mundo en dos de formas incomprensibles para nuestras mentes mortales.
Vaya desastre ocurrió. Ni Xana se había atrevido a tanto.
O quizás solo exageré un poco, pero no tanto.
—¿Qué demonios…? —balbuceé, anonadado. Miré a Xana aún tumbada y me apresuré en ayudarla a levantarse—. Incluso tú te apartaste. ¿Tan poderoso era que podía matarte?
—¿Eh? No es eso —repuso—. ¡Imagina que eso me hubiera alcanzado y activado la magia de mi armadura!
Cierto. El cataclismo cortante se habría devuelto, rematando todo lo que había sobrevivido a la primera pasada, y no habría quedado testigo alguno en Aerandir para contar lo sucedido, si es que aún quedaba un Aerandir después de eso.
—¿Quiénes habrán sido los desquiciados que provocaron aquello? —se preguntó Xana.
—No lo sé —suspiré—. Quizás haya que investigar, por si los Nousis.
—Sí, por el bien de tod… ¿Y Kali?
Alzamos la mirada. Kali surcaba el cielo con un vuelo errático que delataba su inexistente deseo de volver a tierra en algún momento de su vida.
—Sí, bueno, creo que eso también será un problema —supuse con resignación—. Pero aún contamos con… Ah, parece que no.
Raujo también había desaparecido.
—Él sabe cuidarse solo —me respondió Xana, despreocupada—. Vamos a lo nuestro.
❖ ❖ ❖
Raujo supo que una destrucción inexorable se cernía sobre él, así que cobró vida y huyó tan rápido como le fue posible. No le importó abandonar a sus dos dueños: podía conseguirse otro con mejor estilo, criterio, dignidad e inteligencia, o eso pensaba.
Luego de sobrevivir al fin del mundo, siguió caminando en el bosque, suponiendo que Xana y yo habíamos muerto. Iba con los labios fruncidos y el mentón alzado, temible en su rosadito disfraz de gomejo y con sus cincuenta centímetros de estatura.
Un crujido despertó sus instintos de supervivencia de nuevo. Se puso en guardia, en alto sus puños protegidos por sus guanteletes ultrapoderosos[3] y, más importante, con mucho estilo.
—Criatura que osa amenazarme —vociferó, intentando sonar amenazante a pesar de su voz aguda—, si tienes algo de inteligencia, retráctate de tu fútil deseo de atacar a un dios guerrero, o aprovecha y di tus últimas palabras en este lugar que será tu tumba.
Más crujidos resonaron y un par de árboles se precipitaron hacia él.
Dio varios saltos veloces, varios giros con suma destreza, varias volteretas aéreas con gracia y elegancia, y finalmente dio el único paso hacia atrás que hacía falta para esquivar los enormes troncos que carecieron de precisión.
Raujo, sabiéndose a salvo, rio con suficiencia.
—¡¿Eso es todo lo que tienes?! —exclamó, desafiante—, No me insultes con tal ineptitud.
Entre la nube de polvo que levantaron los árboles, dos ojos refulgieron con malicia. Raujo sonrió, chocó su puño derecho con la palma de la mano izquierda, y se acercó a la criatura.
Pero otro par de ojos aparecieron. Y otro más. Y dos más. Una decena más. Muchos más, desde todos lados, listos para divertirse sembrando terror en el falso corazón de la estatuilla viviente.
—Siempre supe que este momento llegaría —dijo Raujo, esbozando una sonrisa torva—. Una vez que Rauko les hizo saborear el amargo sabor de la derrota a los gomejos en repetidas ocasiones, tarde o temprano sus primos lejanos buscarían reivindicar el honor de los conejos. —Empezó a dar saltitos mientras su mirada viajaba con rapidez de un enemigo a otro—. Pero hoy serán ustedes los que sentirán en sus carnes la enorme diferencia de poder entre nosotros, conejos voladores.
La nube de polvo se disipó, dejando a la vista al pequeño ejército de conejos camuflados con sus plumas verdosas y sacudiendo sus largas alas de paloma que sustituían sus orejas. Los palomejos.
—¡Que comience la gran batalla de Raujo contra los mil demonios del bosque! —anunció, exagerando la cantidad de enemigos.
Los palomejos reaccionaron para buscar escondites para su siguiente contraataque. Raujo, raudo como siempre, en un instante alcanzó a su primera presa. La tomó por la cola, la levantó y la usó para azotar a un grupo de palomejos cercanos, que poco pudieron hacer para resistir la vorágine de golpes peluditos.
Más troncos, gracias a estos roedores, perdieron su soporte y se precipitaron hacia el campo de batalla. Pero Raujo no huyó; corrió hacia ellos. Se deslizó esquivando a un palomejo volador, saltó usando de trampolín a otro y pasó entre el reducido espacio entre dos troncos cayendo. Entonces giró en el aire y cayó aplastando con sus poderosos puños a un desprevenido palomejo.
Sin tiempo de descanso, se abalanzó sobre otro, y luego hacia otro, y a otro y a otro, aplastándolos, triturándolos, mandándolos a volar con su tormenta de puñetazos entre una lluvia de sangre y miembros mutilados de sus enemigos, mientras una cacofonía de chillidos de terror y grititos de euforia inundaban el aire, durante segundos que engendraron minutos impregnados de muerte y gloria.
Una lástima que nadie fue testigo de esto y solo se cuenta con las palabras de Raujo, un narrador poco confiable.
Lo único que sí podemos asegurar es que, un rato después, volvió al convoy cargando un saco de palomejos muertos, muchos menos de lo que presumía, y los entregó a los cocineros.
—Mi trabajo aquí está hecho —fue todo lo que dijo antes de marcharse con teatralidad.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Kali꞉ es un thestral, también conocido como un caballo feo volador.
[2] Limitado꞉ Raujo (1/2), una estatuilla de Rauko de 50 cm disfrazado de gomejo, bastante ágil y con voz aguda, aunque sin mucha fuerza. Cobra vida por un turno.
[3] Armas de Raujo꞉ Puños de Heracles, guanteletes mecánicos de calidad superior, que amplifican la fuerza y los puñetazos, agregando mucha potencia. La cúspide de la fuerza bruta a la mano del débil.
Bueno, en resumen, aquí estoy, sexi y con ganas de hacer gansadas. Intento contribuir con lo siguiente꞉
— [Expedición] Cazar y recolectar por el camino es la mejor manera de disminuir la carga que soportan nuestras bestias (se valora uso de bestiario y herbolario). Y la bestia elegida es el palomejo (info aquí꞉ tócame, tócame duro).
[2] Limitado꞉ Raujo (1/2), una estatuilla de Rauko de 50 cm disfrazado de gomejo, bastante ágil y con voz aguda, aunque sin mucha fuerza. Cobra vida por un turno.
[3] Armas de Raujo꞉ Puños de Heracles, guanteletes mecánicos de calidad superior, que amplifican la fuerza y los puñetazos, agregando mucha potencia. La cúspide de la fuerza bruta a la mano del débil.
Bueno, en resumen, aquí estoy, sexi y con ganas de hacer gansadas. Intento contribuir con lo siguiente꞉
— [Expedición] Cazar y recolectar por el camino es la mejor manera de disminuir la carga que soportan nuestras bestias (se valora uso de bestiario y herbolario). Y la bestia elegida es el palomejo (info aquí꞉ tócame, tócame duro).
Última edición por Rauko el Mar Mar 26 2024, 06:18, editado 1 vez (Razón : No lo sé, tú dime…)
Rauko
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
- ¿Cómo de seguro estás de esto?- Los ojos heterocromos de Caoimhe se tensaron de maner perspicaz sobre los de aquel pirata buscando cualquier indicio mínimo que la llevase a desconfiar.
Lugh no le apartó la mirada, y sus manos se esparcieron de nuevo sobre el mapa que separando a ambos se extendía sobre la mesa de nogal en aquella estancia a oscuras.
-Posiblemente me jugaría ambas manos y quizás uno de mis pies y no los perdería- dijo el hombre de manera certera dibujando el recorrido inicial de un determinado río con su dedo índice.
Caoimhe se llevó la mano a la frente, acariciando su sien de manera distraída, su mente lejos del mapa en el que parecía enfocar su mirada. Sin dudas por primera vez de que aquello que revelaba Lugh era cierto. Tenía que serlo: El pirata no tenía el intelecto para inventar mentiras tan complejas. Y si aquello era una elaborada, quien sea que lo hizo se tomó el tiempo y el cuidado necesario para hacerlo parecer una verdad sumamente especifica. De esas que merecen la pena investigar pues llevan a verdades reveladoras.
Caoimhe miró a Hugo indecisa: La aparente inofensiva noticia de una nueva expedición en busca de lo que parecía ser 'el dorado' para los hombre bestia había pasado de ser algo que quizás interesaba más a su compañero de manera personal a algo que podría beneficiarla en un futuro quizás no tan lejano.
-... Y dices que está alzando una flota ¿mm?- dijo la vampiresa de nuevo mirando a Lugh.
-Al menos una decenas de barcos. Quizás más ahora. Los detalles son sumamente inespecíficos, pero no es muy común encontrar a vampiros que se aventuren a los mares. No hay mucho de los tuyos que se encuentren lo suficientemente cómodos con la escasez de sangre en altamar. Y mi tripulación no es la única que ha alzado recelos contra las noticias que llegan del Noroeste... Las peculiaridades de lo barcos y sus... marineros... bueno digamos que hacía bastante que no nos encontrábamos con algo así.No desde Reis.- Lugh dio tres golpecitos en la madera de la mesa y tocó su cabeza como si aquello fuese un ritual
Caoimhe giró su cabeza en señal de interés alzando las cejas.
-Explícate- dijo la chica.
Lugh recorrió el espacio que quedaba en el mapa entre su mano y la de la vampiresa sonriendo de manera calculada aprovechando el estado de interés de la vampiresa para acercarse un poco.
- No hay humanos entre los marineros de la flota. Y sin embargo, varias de mis fuentes me indican que de hecho, existe un grupo bastante considerable de humanos dormitando... o algo parecido en las bodegas de esos barcos... donde normalmente guardamos las provisiones y... el ganado- dijo el hombre moviendo sus dedos sobre el guantelete de metal que cubría la mano de Caoimhe.
Esta la apartó de manera disimulada cruzando los brazos sobre su pecho. Pensativa. No era la primera vez que escuchaba ese apellido en particular. De hecho, lo había escuchado más veces de lo que le hubiese gustado en los últimos meses... y aún así, si com Lugh le había dado a entender y ella misma había investigado alguien había conseguido resurgir el clan Reis estaba segura de que no sería con un fin pacífico.
Aquello, por otra parte era la confirmación a las informaciones que había estado atesorando en sus últimos negocios en Sacrestic. Los vampiros más asentados no estaban contentos con los últimos movimientos humanos y aunque apaciguado. el ambiente en el ojo carmesí estaba claramente establecido entre aquellos vampiros comedidos que habían decidido aliarse con Amanda Bradbury y por otro lado... aquellos que comenzaban a susurrar el nombre de una tal Oneca como instigadora de hazañas en el norte.
Todo cuadraba.
Por eso, cuando Hugo le habló de aquella misión desde el romanticismo de la búsqueda de algo que él nunca tuvo la vampiresa no pareció sorprendida ante la idealización de todo lo bonito en su acompañante. Sin embargo... ¿Qué pintaba Amanda en todo aquello?
D'orlind Ûr poco tenía que ver con lo comedida de sus acciones con respecto al futuro de los vampiros. Si le preguntasen a ella, de
hecho, quizás había algo de egoísmo y búsqueda de poder en las aparentes 'altruístas' acciones de la vampiresa.
Una casualidad que si los libros de historia estaban en lo correcto, D'orlind se emplazaba en un lugar estratégico tanto como para el comercio por mar y la defensa terrestre del Oeste... Muy inteligente por parte de Amanda "estrechar" lazos intentando descubrir un lugar de inigualable riqueza.
Todo sumamente... generoso.
Compuso una mueca de asco.
Tampoco es que le agradase posicionarse con sibaritas de la sangre, sin embargo...
Se giró a un lado pensativa. Llevaba tanto ocupada en odiar todo lo que la maldición de la raza a la que la habían forzado a pertenecer que se había olvidado que, de hecho, había gente que había muerto por defenderla. Las calles de Sacrestic habían sido mancilladas con la sangre de vampiros que habían forjado las ilusiones en cada una de sus calles. Habían construido lo poco o mucho que habían atesorado entre aquellos adoquines oscuros. La cultura vampira había surgido de entre los túneles que bordeaban la ciudad y muchos, como ella misma, habían, quizás encontrado la paz de una maldición que no les representaba tan solo por la esperanza de tener una vida longeva rodeado de personas como ellos mismos.
Por supuesto hasta que los humanos decidieron romper con todo aquello. Caoimhe se imaginó a si misma en una situación similar: sumida en la infelicidad rutinaria de algo que no le pertenecía pero que había hecho suyo finalmente para después... bueno, verse bajo el yugo de personas que no comprendían su maldición.
Abrió la puerta invitando a Lugh a salir de su despacho con una sonrisa.
El marinero avanzó a regañadientes algo confundido.
-... Y ahora ¿qué?- dijo el hombre antes de que Caoimhe le cerrase la puerta en la cara.
-Nos vamos de excursión- le dijo a Hugo quien dió un pequeño salto de alegría y se adecentó el pelaje de la cara contento y sumido en una mirada de amor inmenso a su señora.
Las habladurías de aquella expedición sin duda se habían esparcido como la pólvora. A un lado y otro de la zona en cuestión la vampiresa y Hugo se habían ido topando con más y más cuerpos ocupados a medida que llegaban al emplazamiento central donde la mayoría de los exploradores habían asentado el campamento.
Varios carruajes se habían esparcido aquí y allá en un intento de suministrar enseres y útiles que pudiesen solventar problemas relacionados con el día a día de los quehaceres de la expedición.
Hugo había pasado la mitad del camino extremadamente ilusionado: Le había recitado al menos en cuatro ocasiones diversos poemas y estrofas de canciones relacionadas con la ciudad perdida. Otras tantas había intentado que Caoimhe participase en construir la imagen mental de la ciudad detallando aquí y allá modelos determinados de casas y emplazamientos.
La otra mitad se la había pasado en silencio. Caoimhe notó la ausencia de palabras del hombre tigre a medida que se acercaban. No tenía que ser muy inteligente para entender los motivos de su silencio: Aunque ilusionado por la promesa de 'pertenecer' a algo, Hugo no tenía mucha relación con individuos de su propia raza; Había pasado la mitad de su vida creyéndose y siendo tratado como un animal y el hecho de identificarse como algo más de manera tan abierta, aún lo enervaba.
La vampiresa tiró de sus bigotes de manera juguetona al notar el silencio en su acompañante.
-Mira, gatito- le dijo en un susurro- Ese elfo se está asegurando de crear camino entre la maleza. Ojalá alguien tuviese la habilidad de abrirse paso entre malezas de manera eficiente y rápida... no se con algo cortante... ¿Quizás?- dijo con falsa ingenuidad.
Hugo alzó una ceja y negó con la cabeza. Sus ojos posándose en la mano herida de Caoimhe ahora cubierta por el guante de metal.
-...Estoy a 500 metros, Hugo.- dijo exhasperada- Además... yo tengo que hacer ciertos recados- dijo y se alejó del hombre bestia antes de que él pudiese quejarse.
Hugo se acercó entonces al tumulto creado por la persona que estaba abriendo camino de manera eficiente. La mayoría de los presentes se apartaron de manera rápida para evitar ser consumidos por el éter de aquel elfo. Hugo hizo lo mismo pero una sonrisa se apoderó de sus fauces, divertido, lo que creó en él una expresión entre terrorífica y adorable.
-Dudo mucho que tan solo nos encontremos con ramitas bajas y matojos- [1] - dijo el tigre acercándose al hombre portador de los espadones que había causado el tumulto a un lado de la expedición- Así que estoy seguro que dos hojas afiladas más te vendrán bien. Espero que tengas gafas de protección.. porque soy una maquina de cortar- rió.
Hugo alzó sus garras y comenzó la tarea de cortar todo aquello que se le pusiese por delante de manera paralela a Zelas. El hombre bestia se había inundado de rabia y una mezcla de furia y diversión lo poseía.
Por su parte Caoimhe había caminado de manera distraía entre la mayoría de personas que se habían congregado en aquel lugar. Analizando cada uno de los movimientos que se habían organizado de manera improvisada... y no tan improvisada. Distinguió a algunos individuos conocidos y la visión de Cohen confirmó que no solo ella estaba quizás al tanto de movimientos menos inocentes que una simple búsqueda de una ciudad. No había tenido mucho tiempo para discutir materias relacionadas con las informaciones que habían obtenido en su última misión con el ojo, y por supuesto aquel no era el lugar para hacerlo. El chico parecía demasiado ocupado con su carromato ambulante.
Un tumulto incluso más grande que aquel ocasionado por Zelas y su creación de caminos se inició al otro lado del campamento base. Un grupo de vampiros con gestos sonrientes cargaban varios baúles de madera y vociferaban la presencia de provisiones a una muchedumbre cansada de un día de trabajo. El contenido de los baules contentó a la mayoría de hombres bestia que se aproximaron con regocijo a inspeccionar qué comer y beber para descansar de sus tareas.
Amanda Bradbury se había asegurado de enviar un cargamento variopinto, por supuesto. Estaba claro que la vampiresa quería causar buena impresión a aquellos que estaban haciendo el trabajo sucio por ella, y a Caoimhe no le impresionó como la mayor parte de aquellos que habían traído las provisiones se apresuraban a hacerse notar en las distintas tareas de la expedición. Aquí y allá.
Todos emparejándose de manera estratégica, solo con hombres bestias.
Curioso cuanto menos.
Caoimhe se apresuró a acercarse al único de los vampiros que no se había unido a los demás pues se estaba encargando de rellenar los platos de aquellos que aún no habían venido a tomar tajada de aquellos platos.
-Copioso festín- dijo de manera amigable-
El chico: Un vampiro de una apariencia no mucho mayor de los 30 la miró de manera distraída mientras lanzaba dos conejos muertos en dirección a unos hombres león al otro lado del tumulto.
-Os habrá llevado horas cazar todo esto...- dijo con una actitud agradecida y casi mostrando admiración-
La vampiresa observó como el chico hinchaba su pecho con orgullo y de pronto le prestaba algo más de atención
-Todo sea para ayudar como se pueda a encontrar la ciudad perdida y de paso ganar algo de oro...todo el mundo merece un lugar al que llamar hogar, ¿Cierto?- dijo el hombre de manera perspicaz.
-Justo eso mismo pienso- añadió Caoimhe con interés- Una pena las condiciones ¿Cierto?- dijo la vampiresa algo entristecida.
-¿Qué condiciones?- añadió el vampiro.
-¿Acaso no lo sabías?... No te culpo, la verdad es que yo misma me acabo de enterar de todo esto- añadió.
El hombre paró lo que estaba haciendo y le prestó toda la atención posible a la vampiresa.
-Ah pues... claramente detalles del acuerdo.No estoy muy segura exactamente de los detalles pero por supuesto habrá que elegir quienes sí porque espero...
-¿Qué acuerdo?
-Ah pues el nuestro con los hombres bestia, por supuesto. Nos han prometido amistad y futuras relaciones simbióticas a cambio de que tan solo 5 vampiros alcancen D'orlind.
-¿Tan solo 5 qué me estás contando...? Yo he venido aquí por el botín... nadie me había dicho que...
-¿Cómo crees que yo me siento?- dijo la vampiresa frustrada. - Les traemos comida y bebida y me hago toda esta caminata para... bueno, para claramente no tener oportunidad de nada más que mirar como el resto se hace con el botīn imagino que tendré que conformarme con ser parte de algo así de grandioso hasta que nos pidan marchar.....
-¿Ah pero ya han elegido los vampiros que van a poder entrar a la ciudad perdida?
-Pero por supuesto...- añadió Caoimhe. La chica abrió mucho los ojos- Y... si no has sido avisado, me temo que no eres uno de ellos... lo siento mucho. Si te sirve de consuelo yo tampoco.- dijo la chica.
-Pero qué.... ¿Y quienes han sido los elegidos entonces?
-No se... mira a tu alrededor- le dijo asegurándose de señalar de manera muy vaga a su alrededor mostrando a vampiros muy involucrados en las tareas, entre ellos varios que ella misma conocía-
-Pero qué... ¿Esos palurdos? ¿Quién ha decidido?... Estoy seguro que Meireth no va a estar muy contenta cuando....
- Lo se... muy frustrante...- Caoimhe se alejó un poco haciendo ver que se iba. - Si tu no lo sabías me pregunto cuántos más están en desconocimiento..
Oh... no te preocupes, esto lo arreglo yo en un momento- dijo el vampiro aparentemente molesto- Traernos hasta aquí bajo falsos pretextos... ¿Esque acaso no tenemos el derecho de saber? tiró a un lado la comida que estaba sirviendo y se acercó al grupo que lo acompañaba. Caoimhe notó el gesto de los vampiros a su alrededor cambiando de afable y alegres a algo más enfadados y aparentemente molestos.
Caminó con los brazos cruzados mirándo aquí y allá los avances del grupo frente a ella y pensando de manera concienzuda a cual de aquellos grupos iba a unirse. A diferencia de muchos, ella siempre estaba dispuesta a ayudar de manera altruísta.
Off:
[1]
Rabia: Puedo retraer y extender mis garras hasta alcanzar la longitud de una espada corta a mi voluntad. Las uso, pues, como armas de manera habilidosa en la batalla.
Objetivo de Caoimhe:
–[Sabotaje] Nada mejor para arruinar las esperanzas de una raza (o varias) que encontrar maneras sutiles y creativas de volver a unos contra otros. Lo mejor es que el desgaste de la convivencia ya me hace gran parte del trabajo. ¿Que qué gano yo con todo esto? Eso no importa, lo importante es qué pierden ellos.
Objetivo de Hugo:
[Expedición] Los exploradores se las arreglan bien por su cuenta, pero al grueso del grupo hay que abrirle paso entre toda esta maleza o no llegaremos nunca.[/color][/color]
Lugh no le apartó la mirada, y sus manos se esparcieron de nuevo sobre el mapa que separando a ambos se extendía sobre la mesa de nogal en aquella estancia a oscuras.
-Posiblemente me jugaría ambas manos y quizás uno de mis pies y no los perdería- dijo el hombre de manera certera dibujando el recorrido inicial de un determinado río con su dedo índice.
Caoimhe se llevó la mano a la frente, acariciando su sien de manera distraída, su mente lejos del mapa en el que parecía enfocar su mirada. Sin dudas por primera vez de que aquello que revelaba Lugh era cierto. Tenía que serlo: El pirata no tenía el intelecto para inventar mentiras tan complejas. Y si aquello era una elaborada, quien sea que lo hizo se tomó el tiempo y el cuidado necesario para hacerlo parecer una verdad sumamente especifica. De esas que merecen la pena investigar pues llevan a verdades reveladoras.
Caoimhe miró a Hugo indecisa: La aparente inofensiva noticia de una nueva expedición en busca de lo que parecía ser 'el dorado' para los hombre bestia había pasado de ser algo que quizás interesaba más a su compañero de manera personal a algo que podría beneficiarla en un futuro quizás no tan lejano.
-... Y dices que está alzando una flota ¿mm?- dijo la vampiresa de nuevo mirando a Lugh.
-Al menos una decenas de barcos. Quizás más ahora. Los detalles son sumamente inespecíficos, pero no es muy común encontrar a vampiros que se aventuren a los mares. No hay mucho de los tuyos que se encuentren lo suficientemente cómodos con la escasez de sangre en altamar. Y mi tripulación no es la única que ha alzado recelos contra las noticias que llegan del Noroeste... Las peculiaridades de lo barcos y sus... marineros... bueno digamos que hacía bastante que no nos encontrábamos con algo así.No desde Reis.- Lugh dio tres golpecitos en la madera de la mesa y tocó su cabeza como si aquello fuese un ritual
Caoimhe giró su cabeza en señal de interés alzando las cejas.
-Explícate- dijo la chica.
Lugh recorrió el espacio que quedaba en el mapa entre su mano y la de la vampiresa sonriendo de manera calculada aprovechando el estado de interés de la vampiresa para acercarse un poco.
- No hay humanos entre los marineros de la flota. Y sin embargo, varias de mis fuentes me indican que de hecho, existe un grupo bastante considerable de humanos dormitando... o algo parecido en las bodegas de esos barcos... donde normalmente guardamos las provisiones y... el ganado- dijo el hombre moviendo sus dedos sobre el guantelete de metal que cubría la mano de Caoimhe.
Esta la apartó de manera disimulada cruzando los brazos sobre su pecho. Pensativa. No era la primera vez que escuchaba ese apellido en particular. De hecho, lo había escuchado más veces de lo que le hubiese gustado en los últimos meses... y aún así, si com Lugh le había dado a entender y ella misma había investigado alguien había conseguido resurgir el clan Reis estaba segura de que no sería con un fin pacífico.
Aquello, por otra parte era la confirmación a las informaciones que había estado atesorando en sus últimos negocios en Sacrestic. Los vampiros más asentados no estaban contentos con los últimos movimientos humanos y aunque apaciguado. el ambiente en el ojo carmesí estaba claramente establecido entre aquellos vampiros comedidos que habían decidido aliarse con Amanda Bradbury y por otro lado... aquellos que comenzaban a susurrar el nombre de una tal Oneca como instigadora de hazañas en el norte.
Todo cuadraba.
Por eso, cuando Hugo le habló de aquella misión desde el romanticismo de la búsqueda de algo que él nunca tuvo la vampiresa no pareció sorprendida ante la idealización de todo lo bonito en su acompañante. Sin embargo... ¿Qué pintaba Amanda en todo aquello?
D'orlind Ûr poco tenía que ver con lo comedida de sus acciones con respecto al futuro de los vampiros. Si le preguntasen a ella, de
hecho, quizás había algo de egoísmo y búsqueda de poder en las aparentes 'altruístas' acciones de la vampiresa.
Una casualidad que si los libros de historia estaban en lo correcto, D'orlind se emplazaba en un lugar estratégico tanto como para el comercio por mar y la defensa terrestre del Oeste... Muy inteligente por parte de Amanda "estrechar" lazos intentando descubrir un lugar de inigualable riqueza.
Todo sumamente... generoso.
Compuso una mueca de asco.
Tampoco es que le agradase posicionarse con sibaritas de la sangre, sin embargo...
Se giró a un lado pensativa. Llevaba tanto ocupada en odiar todo lo que la maldición de la raza a la que la habían forzado a pertenecer que se había olvidado que, de hecho, había gente que había muerto por defenderla. Las calles de Sacrestic habían sido mancilladas con la sangre de vampiros que habían forjado las ilusiones en cada una de sus calles. Habían construido lo poco o mucho que habían atesorado entre aquellos adoquines oscuros. La cultura vampira había surgido de entre los túneles que bordeaban la ciudad y muchos, como ella misma, habían, quizás encontrado la paz de una maldición que no les representaba tan solo por la esperanza de tener una vida longeva rodeado de personas como ellos mismos.
Por supuesto hasta que los humanos decidieron romper con todo aquello. Caoimhe se imaginó a si misma en una situación similar: sumida en la infelicidad rutinaria de algo que no le pertenecía pero que había hecho suyo finalmente para después... bueno, verse bajo el yugo de personas que no comprendían su maldición.
Abrió la puerta invitando a Lugh a salir de su despacho con una sonrisa.
El marinero avanzó a regañadientes algo confundido.
-... Y ahora ¿qué?- dijo el hombre antes de que Caoimhe le cerrase la puerta en la cara.
-Nos vamos de excursión- le dijo a Hugo quien dió un pequeño salto de alegría y se adecentó el pelaje de la cara contento y sumido en una mirada de amor inmenso a su señora.
[--------]
Las habladurías de aquella expedición sin duda se habían esparcido como la pólvora. A un lado y otro de la zona en cuestión la vampiresa y Hugo se habían ido topando con más y más cuerpos ocupados a medida que llegaban al emplazamiento central donde la mayoría de los exploradores habían asentado el campamento.
Varios carruajes se habían esparcido aquí y allá en un intento de suministrar enseres y útiles que pudiesen solventar problemas relacionados con el día a día de los quehaceres de la expedición.
Hugo había pasado la mitad del camino extremadamente ilusionado: Le había recitado al menos en cuatro ocasiones diversos poemas y estrofas de canciones relacionadas con la ciudad perdida. Otras tantas había intentado que Caoimhe participase en construir la imagen mental de la ciudad detallando aquí y allá modelos determinados de casas y emplazamientos.
La otra mitad se la había pasado en silencio. Caoimhe notó la ausencia de palabras del hombre tigre a medida que se acercaban. No tenía que ser muy inteligente para entender los motivos de su silencio: Aunque ilusionado por la promesa de 'pertenecer' a algo, Hugo no tenía mucha relación con individuos de su propia raza; Había pasado la mitad de su vida creyéndose y siendo tratado como un animal y el hecho de identificarse como algo más de manera tan abierta, aún lo enervaba.
La vampiresa tiró de sus bigotes de manera juguetona al notar el silencio en su acompañante.
-Mira, gatito- le dijo en un susurro- Ese elfo se está asegurando de crear camino entre la maleza. Ojalá alguien tuviese la habilidad de abrirse paso entre malezas de manera eficiente y rápida... no se con algo cortante... ¿Quizás?- dijo con falsa ingenuidad.
Hugo alzó una ceja y negó con la cabeza. Sus ojos posándose en la mano herida de Caoimhe ahora cubierta por el guante de metal.
-...Estoy a 500 metros, Hugo.- dijo exhasperada- Además... yo tengo que hacer ciertos recados- dijo y se alejó del hombre bestia antes de que él pudiese quejarse.
Hugo se acercó entonces al tumulto creado por la persona que estaba abriendo camino de manera eficiente. La mayoría de los presentes se apartaron de manera rápida para evitar ser consumidos por el éter de aquel elfo. Hugo hizo lo mismo pero una sonrisa se apoderó de sus fauces, divertido, lo que creó en él una expresión entre terrorífica y adorable.
-Dudo mucho que tan solo nos encontremos con ramitas bajas y matojos- [1] - dijo el tigre acercándose al hombre portador de los espadones que había causado el tumulto a un lado de la expedición- Así que estoy seguro que dos hojas afiladas más te vendrán bien. Espero que tengas gafas de protección.. porque soy una maquina de cortar- rió.
Hugo alzó sus garras y comenzó la tarea de cortar todo aquello que se le pusiese por delante de manera paralela a Zelas. El hombre bestia se había inundado de rabia y una mezcla de furia y diversión lo poseía.
Por su parte Caoimhe había caminado de manera distraía entre la mayoría de personas que se habían congregado en aquel lugar. Analizando cada uno de los movimientos que se habían organizado de manera improvisada... y no tan improvisada. Distinguió a algunos individuos conocidos y la visión de Cohen confirmó que no solo ella estaba quizás al tanto de movimientos menos inocentes que una simple búsqueda de una ciudad. No había tenido mucho tiempo para discutir materias relacionadas con las informaciones que habían obtenido en su última misión con el ojo, y por supuesto aquel no era el lugar para hacerlo. El chico parecía demasiado ocupado con su carromato ambulante.
Un tumulto incluso más grande que aquel ocasionado por Zelas y su creación de caminos se inició al otro lado del campamento base. Un grupo de vampiros con gestos sonrientes cargaban varios baúles de madera y vociferaban la presencia de provisiones a una muchedumbre cansada de un día de trabajo. El contenido de los baules contentó a la mayoría de hombres bestia que se aproximaron con regocijo a inspeccionar qué comer y beber para descansar de sus tareas.
Amanda Bradbury se había asegurado de enviar un cargamento variopinto, por supuesto. Estaba claro que la vampiresa quería causar buena impresión a aquellos que estaban haciendo el trabajo sucio por ella, y a Caoimhe no le impresionó como la mayor parte de aquellos que habían traído las provisiones se apresuraban a hacerse notar en las distintas tareas de la expedición. Aquí y allá.
Todos emparejándose de manera estratégica, solo con hombres bestias.
Curioso cuanto menos.
Caoimhe se apresuró a acercarse al único de los vampiros que no se había unido a los demás pues se estaba encargando de rellenar los platos de aquellos que aún no habían venido a tomar tajada de aquellos platos.
-Copioso festín- dijo de manera amigable-
El chico: Un vampiro de una apariencia no mucho mayor de los 30 la miró de manera distraída mientras lanzaba dos conejos muertos en dirección a unos hombres león al otro lado del tumulto.
-Os habrá llevado horas cazar todo esto...- dijo con una actitud agradecida y casi mostrando admiración-
La vampiresa observó como el chico hinchaba su pecho con orgullo y de pronto le prestaba algo más de atención
-Todo sea para ayudar como se pueda a encontrar la ciudad perdida y de paso ganar algo de oro...todo el mundo merece un lugar al que llamar hogar, ¿Cierto?- dijo el hombre de manera perspicaz.
-Justo eso mismo pienso- añadió Caoimhe con interés- Una pena las condiciones ¿Cierto?- dijo la vampiresa algo entristecida.
-¿Qué condiciones?- añadió el vampiro.
-¿Acaso no lo sabías?... No te culpo, la verdad es que yo misma me acabo de enterar de todo esto- añadió.
El hombre paró lo que estaba haciendo y le prestó toda la atención posible a la vampiresa.
-Ah pues... claramente detalles del acuerdo.No estoy muy segura exactamente de los detalles pero por supuesto habrá que elegir quienes sí porque espero...
-¿Qué acuerdo?
-Ah pues el nuestro con los hombres bestia, por supuesto. Nos han prometido amistad y futuras relaciones simbióticas a cambio de que tan solo 5 vampiros alcancen D'orlind.
-¿Tan solo 5 qué me estás contando...? Yo he venido aquí por el botín... nadie me había dicho que...
-¿Cómo crees que yo me siento?- dijo la vampiresa frustrada. - Les traemos comida y bebida y me hago toda esta caminata para... bueno, para claramente no tener oportunidad de nada más que mirar como el resto se hace con el botīn imagino que tendré que conformarme con ser parte de algo así de grandioso hasta que nos pidan marchar.....
-¿Ah pero ya han elegido los vampiros que van a poder entrar a la ciudad perdida?
-Pero por supuesto...- añadió Caoimhe. La chica abrió mucho los ojos- Y... si no has sido avisado, me temo que no eres uno de ellos... lo siento mucho. Si te sirve de consuelo yo tampoco.- dijo la chica.
-Pero qué.... ¿Y quienes han sido los elegidos entonces?
-No se... mira a tu alrededor- le dijo asegurándose de señalar de manera muy vaga a su alrededor mostrando a vampiros muy involucrados en las tareas, entre ellos varios que ella misma conocía-
-Pero qué... ¿Esos palurdos? ¿Quién ha decidido?... Estoy seguro que Meireth no va a estar muy contenta cuando....
- Lo se... muy frustrante...- Caoimhe se alejó un poco haciendo ver que se iba. - Si tu no lo sabías me pregunto cuántos más están en desconocimiento..
Oh... no te preocupes, esto lo arreglo yo en un momento- dijo el vampiro aparentemente molesto- Traernos hasta aquí bajo falsos pretextos... ¿Esque acaso no tenemos el derecho de saber? tiró a un lado la comida que estaba sirviendo y se acercó al grupo que lo acompañaba. Caoimhe notó el gesto de los vampiros a su alrededor cambiando de afable y alegres a algo más enfadados y aparentemente molestos.
Caminó con los brazos cruzados mirándo aquí y allá los avances del grupo frente a ella y pensando de manera concienzuda a cual de aquellos grupos iba a unirse. A diferencia de muchos, ella siempre estaba dispuesta a ayudar de manera altruísta.
Off:
[1]
Rabia: Puedo retraer y extender mis garras hasta alcanzar la longitud de una espada corta a mi voluntad. Las uso, pues, como armas de manera habilidosa en la batalla.
Objetivo de Caoimhe:
–[Sabotaje] Nada mejor para arruinar las esperanzas de una raza (o varias) que encontrar maneras sutiles y creativas de volver a unos contra otros. Lo mejor es que el desgaste de la convivencia ya me hace gran parte del trabajo. ¿Que qué gano yo con todo esto? Eso no importa, lo importante es qué pierden ellos.
Objetivo de Hugo:
[Expedición] Los exploradores se las arreglan bien por su cuenta, pero al grueso del grupo hay que abrirle paso entre toda esta maleza o no llegaremos nunca.[/color][/color]
Caoimhe
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
La vida de una persona era como un telaraña, un camino lleno de ramificaciones, y conexiones con otras personas. La coexistencia era inevitable para todo ser, pero más aún para aquellos individuos de las distintas especies pensantes, por más afán que tuvieran algunos por aislarse o por apostar por su individualismo.
Las decisiones cambian el curso de tu senda, pero también influyen en el resto de las personas. En mayor o menor grado, era una constante. Y cada camino te lleva a personas distintas.
Para un mercenario, esto no era muy diferente. Aunque el brillante y dorado metal fuese el estandarte de la mayoría de ellos, ni el salvajismo de la guerra te sacaba del todo de esta verdad.
Sin duda, el mundo ya no se miraba de la misma manera cuando habías visto, sentido, vivido, ciertas cosas. Cuando tu mera existencia pendía de un hilo por tu forma de ganarte la vida. Y cuando aprendías, por las malas, la capacidad para la destrucción de aquellos llamados civilizados.
¿Una expedición?
No hacía falta más para un brujo que se ganaba la vida poniendo sus habilidades al servicio de la comunidad que lo requiriese. Pero, aquí llega lo importante, si tenías de amigo a un maldito oso, era más fácil acabar junto a un río cazando salmones, esperando recibir tarros de manos de un apicultor, o yendo a ayudar para encontrar un lugar sagrado de los bestiales, perdido en el tiempo.
- Pero, dónde mierdas vamos a pescar. ¿Acaso ves un río en las cercanías? ¿Lo escuchas al menos? -
- Lo podría escuchar si no distrajeras mis preciosas orejas con tu voz. -
- Pero si has sido tú el que…- Vincent dejó de hablar y calmó la ira que podría venir si tomase en serio a ese mamonazo. - Has sido tú el que me ha preguntado por un buen lugar para pescar. En mitad de ninguna parte, sin nada de agua a la vista.
- ¿Nos hemos perdido? -
- No. -
Iorek asintió. Y Vinc no tuvo dudas de que el oso no le creía.
Por favor. ¡No! ¡No están perdidos, maldito y muy amado lector! No crea al peludo.
- Debería haber traído un arco en vez de la caña. Si no puedo pescar, debería cazar-, comentó, echando un ojo en varias direcciones, buscando potenciales presas.
Vincent miró hacia la espalda del oso. Llevaba su morral cargado de cosas, una caña rudimentaria a su lado y, sobre el morral, un objeto amarrado con cuerdas que fue en lo que más clavó la mirada nuestro brujo.
- Oh, claro. Te sobra la caña, no la guitarra. -
El oso miró hacia el rubio sin entender qué quería insinuar. ¡La guitarra era sagrada!
- ¿Escuchas eso? -
- Sí, ahora que lo dices, debe ser la expedición. Su campamento. Creía haber escuchado voces, pero ya me queda claro. Ya los hemos alcanzado. Al menos en el pueblo nos han dado bien la dirección en la que habían partido. -
- No, yo diría que… -
Entonces el ruido creció en intensidad a un ritmo alarmante.
El oso se puso en modo héroe y tiró al brujo a un lado, al mismo tiempo que él también se tiraba hacia ese lado, todo para evitar una onda pasaba atizando varias ramas y árboles
- ¡Nos atacan! ¡Brujo, haz algo! ¡Tú eres el experto guerrero! -
Por respuesta sólo se escucharon ruidos inteligibles.
- ¿¡Qué!? - contestó el oso, pero al mirar hacia Vinc no necesitó otra respuesta. - Perdón-, dijo, levantando una de sus patorras de encima del brujo.
- Decía que… ¡Haría algo si no tuviera un maldito oso encima! - gritó furioso. - ¡Y si ese ataque no hubiera pasado a veinte kilómetros de distancia de nosotros!
Iorek terminó de levantarse y ayudó al brujo a hacer lo propio.
- Gracias-, comentó con muy marcado sarcasmo.
- Menudo carácter. No es para tanto. -
El mercenario respondió con una mirada furibunda mientras se golpeaba la ropa para quitarle la tierra. Luego recogió su morral y se lo volvió a echar sobre los hombros.
- Veamos que ha sido eso. Lo que ha ocurrido, allá a lo lejos-, matizó, para recordarle al oso las tonterías que hacía.
El oso se partió de risa, pero no dijo nada más, se limitó a seguir al brujo.
Cuando alcanzaron la zona, Vincent vio una figura y se acercó. Al dar un par de pasos también vio lo que parecía un perro, luego pudo fijarse en que se trataba de un Garghaos. Y un par de pasos más pudo reconocer al hombre.
- ¿Bio? - se anticipó Iorek.
- ¿Estás en la expedición? - preguntó el brujo, y mirando hacia lo lejos creyó ver al… - ¿Rubio de la espada innecesariamente grande?
- Vaya, es genial ver caras conocidas-, prosiguió el oso, mientras el isleño se limitaba a contar los dedos de una de sus manos. - ¿Qué…? ¿Qué haces? Luego el rarito soy yo.
- Hago cálculos-, comentó, mirando hacia otro lado de la brecha creyó reconocer a más personas.
- De qué. -
Vincent se quitó el morral y se lo dio a Iorek.
- Ve al campamento, debe estar cerca. Pregunta a estas buenas gentes dónde queda-, mentó, quitándose el sobretodo de viaje, lleno de polvo, para también entregárselo al oso.
- Eso no responde a mi pregunta. -
- Mira. Por experiencia personal, si hay un Bio, un rubio con muchas espadas, un Corlys o un Rauko, las probabilidades de que aparezca un Goku Liarte son altas. Ahora mismo hay tres de esas personas aquí. Así que, si me disculpas, creo que están despejando el camino para el grueso de la expedición y me pondré a ello antes de que aparezca ese loco-, afirmó, con total seguridad, antes de dar unas palmadas sobre la guitarra a la espalda del hombre bestia e irse a romper matojos. - ¡Encuentra un buen sitio para nuestras cosas en el campamento! ¡Luego ayuda en el campamento, haz la danza del agua, o lo que te salga de las bolas peludas! ¡Pero si vuelves, hazlo con la guitarra! ¡Seguro que al loco le gustará cantar un rato! - gritó, mientras se iba a la carrera hacia la zona más densa del bosque. Allí dónde la senda debía seguir creciendo.
Nuestro querido mercenario no tardó en robarle un machete a un tipo desconocido, que se quejó, pero no tuvo más que fastidiarse porque el brujo ya estaba centrado en su labor para no pensar en el peligro Liarte.
[Expedición] Los exploradores se las arreglan bien por su cuenta, pero al grueso del grupo hay que abrirle paso entre toda esta maleza o no llegaremos nunca.
Resumen: Hago el tonto con Iorek. Luego tengo una corta conversación con Bio. Veo a lo lejos a Zelas y a Hugo, pero a Hugo no lo conozco XD, por eso no reacciono a su presencia en el post. En otra inspección de la zona les echo el ojo Rauko y Xana.
Las decisiones cambian el curso de tu senda, pero también influyen en el resto de las personas. En mayor o menor grado, era una constante. Y cada camino te lleva a personas distintas.
Para un mercenario, esto no era muy diferente. Aunque el brillante y dorado metal fuese el estandarte de la mayoría de ellos, ni el salvajismo de la guerra te sacaba del todo de esta verdad.
Sin duda, el mundo ya no se miraba de la misma manera cuando habías visto, sentido, vivido, ciertas cosas. Cuando tu mera existencia pendía de un hilo por tu forma de ganarte la vida. Y cuando aprendías, por las malas, la capacidad para la destrucción de aquellos llamados civilizados.
¿Una expedición?
No hacía falta más para un brujo que se ganaba la vida poniendo sus habilidades al servicio de la comunidad que lo requiriese. Pero, aquí llega lo importante, si tenías de amigo a un maldito oso, era más fácil acabar junto a un río cazando salmones, esperando recibir tarros de manos de un apicultor, o yendo a ayudar para encontrar un lugar sagrado de los bestiales, perdido en el tiempo.
- Pero, dónde mierdas vamos a pescar. ¿Acaso ves un río en las cercanías? ¿Lo escuchas al menos? -
- Lo podría escuchar si no distrajeras mis preciosas orejas con tu voz. -
- Pero si has sido tú el que…- Vincent dejó de hablar y calmó la ira que podría venir si tomase en serio a ese mamonazo. - Has sido tú el que me ha preguntado por un buen lugar para pescar. En mitad de ninguna parte, sin nada de agua a la vista.
- ¿Nos hemos perdido? -
- No. -
Iorek asintió. Y Vinc no tuvo dudas de que el oso no le creía.
Por favor. ¡No! ¡No están perdidos, maldito y muy amado lector! No crea al peludo.
- Debería haber traído un arco en vez de la caña. Si no puedo pescar, debería cazar-, comentó, echando un ojo en varias direcciones, buscando potenciales presas.
Vincent miró hacia la espalda del oso. Llevaba su morral cargado de cosas, una caña rudimentaria a su lado y, sobre el morral, un objeto amarrado con cuerdas que fue en lo que más clavó la mirada nuestro brujo.
- Oh, claro. Te sobra la caña, no la guitarra. -
El oso miró hacia el rubio sin entender qué quería insinuar. ¡La guitarra era sagrada!
- ¿Escuchas eso? -
- Sí, ahora que lo dices, debe ser la expedición. Su campamento. Creía haber escuchado voces, pero ya me queda claro. Ya los hemos alcanzado. Al menos en el pueblo nos han dado bien la dirección en la que habían partido. -
- No, yo diría que… -
Entonces el ruido creció en intensidad a un ritmo alarmante.
El oso se puso en modo héroe y tiró al brujo a un lado, al mismo tiempo que él también se tiraba hacia ese lado, todo para evitar una onda pasaba atizando varias ramas y árboles
- ¡Nos atacan! ¡Brujo, haz algo! ¡Tú eres el experto guerrero! -
Por respuesta sólo se escucharon ruidos inteligibles.
- ¿¡Qué!? - contestó el oso, pero al mirar hacia Vinc no necesitó otra respuesta. - Perdón-, dijo, levantando una de sus patorras de encima del brujo.
- Decía que… ¡Haría algo si no tuviera un maldito oso encima! - gritó furioso. - ¡Y si ese ataque no hubiera pasado a veinte kilómetros de distancia de nosotros!
Iorek terminó de levantarse y ayudó al brujo a hacer lo propio.
- Gracias-, comentó con muy marcado sarcasmo.
- Menudo carácter. No es para tanto. -
El mercenario respondió con una mirada furibunda mientras se golpeaba la ropa para quitarle la tierra. Luego recogió su morral y se lo volvió a echar sobre los hombros.
- Veamos que ha sido eso. Lo que ha ocurrido, allá a lo lejos-, matizó, para recordarle al oso las tonterías que hacía.
El oso se partió de risa, pero no dijo nada más, se limitó a seguir al brujo.
Cuando alcanzaron la zona, Vincent vio una figura y se acercó. Al dar un par de pasos también vio lo que parecía un perro, luego pudo fijarse en que se trataba de un Garghaos. Y un par de pasos más pudo reconocer al hombre.
- ¿Bio? - se anticipó Iorek.
- ¿Estás en la expedición? - preguntó el brujo, y mirando hacia lo lejos creyó ver al… - ¿Rubio de la espada innecesariamente grande?
- Vaya, es genial ver caras conocidas-, prosiguió el oso, mientras el isleño se limitaba a contar los dedos de una de sus manos. - ¿Qué…? ¿Qué haces? Luego el rarito soy yo.
- Hago cálculos-, comentó, mirando hacia otro lado de la brecha creyó reconocer a más personas.
- De qué. -
Vincent se quitó el morral y se lo dio a Iorek.
- Ve al campamento, debe estar cerca. Pregunta a estas buenas gentes dónde queda-, mentó, quitándose el sobretodo de viaje, lleno de polvo, para también entregárselo al oso.
- Eso no responde a mi pregunta. -
- Mira. Por experiencia personal, si hay un Bio, un rubio con muchas espadas, un Corlys o un Rauko, las probabilidades de que aparezca un Goku Liarte son altas. Ahora mismo hay tres de esas personas aquí. Así que, si me disculpas, creo que están despejando el camino para el grueso de la expedición y me pondré a ello antes de que aparezca ese loco-, afirmó, con total seguridad, antes de dar unas palmadas sobre la guitarra a la espalda del hombre bestia e irse a romper matojos. - ¡Encuentra un buen sitio para nuestras cosas en el campamento! ¡Luego ayuda en el campamento, haz la danza del agua, o lo que te salga de las bolas peludas! ¡Pero si vuelves, hazlo con la guitarra! ¡Seguro que al loco le gustará cantar un rato! - gritó, mientras se iba a la carrera hacia la zona más densa del bosque. Allí dónde la senda debía seguir creciendo.
Nuestro querido mercenario no tardó en robarle un machete a un tipo desconocido, que se quejó, pero no tuvo más que fastidiarse porque el brujo ya estaba centrado en su labor para no pensar en el peligro Liarte.
Offrol
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[Expedición] Los exploradores se las arreglan bien por su cuenta, pero al grueso del grupo hay que abrirle paso entre toda esta maleza o no llegaremos nunca.
- Inventario:
- Equipamiento
Espada zurda de Frendel - Legendaria, ligada al éter.
Alfanje de los esqueletos - Legendaria, no ligada al éter. Encantamiento: Arma cambiante
Daga de calidad superior - Encantamiento: Arma de Electricidad
Estilete de calidad superior.
Armadura Ligera de calidad superior - Encantamiento: Absorción Elemental
Anillo de Ysgafn - Épico, ligado al éter.
Espejo Doppelgänger - Legendario, ligado al éter.
Encantamientos: {3/6}
Objetos Ligados al éter: {3/5} - Legendarios ligados {2/2}
Objetos Limitados {7/7}
Kit de Herrería Inferior
Pergamino de Hechizos
Elixir del Sabueso
Poción de Salud Concentrada
Poción de Jekill
Pesadilla Embotellada
Runa de Teleportación
Otros
Bolso del Explorador
Ganzúas - 2
Medalla de honor de Roilkat
Ópalo de agua - 1 carga
Pergamino de admiración de ganadores
Cabeza de caballo de Bronce
Caramelo de Jade - 2
Poción de Salud
Resumen: Hago el tonto con Iorek. Luego tengo una corta conversación con Bio. Veo a lo lejos a Zelas y a Hugo, pero a Hugo no lo conozco XD, por eso no reacciono a su presencia en el post. En otra inspección de la zona les echo el ojo Rauko y Xana.
Vincent Calhoun
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Hasta el Pantano Misterioso habían llegado los rumores de la búsqueda de una civilización perdida. Al parecer, en algún momento, las personas bestias del Oeste habían creado una ciudad cuyo destino ahora era completamente desconocido. Se buscaban aventureros para encontrarla y se rumoreaba que podría estar llena de grandes riquezas.
A Dylan todo aquello no le importaba demasiado. Acostumbrado a una vida austera, en lo alto de un árbol del Pantano, era feliz. Sin embargo, la imaginación y entusiasmo de Q aumentaron desde que recibieron la noticia.
―¡Deberíamos ir a ayudar! ¿No crees?
―No.
Dylan se había opuesto durante un corto periodo de tiempo, pero finalmente había cedido a las pretensiones de su amigo. Él siempre le había acompañado a numerosos lugares y si ahora, Q le pedía su compañía, él cómo buen amigo debía proporcionársela.
Por lo que tras recorrer más de 800 kilómetros, finalmente llegaron a tiempo para inmiscuirse en la expedición.
Cada miembro de la misma debía hacer una serie de labores. Sin duda, Dylan decidió cazar. Todas aquellas personas, quitando a los desagradables vampiros, debían alimentarse de algo y cazar era algo que había a menudo. Aunque acostumbrado más a una dieta de pescado, el licántropo estaba acostumbrado a acechar y atacar en el momento preciso.
Por esa razón, se transformó a lobo, haciendo que sus manos se transformaran en grandes garras. Sus ojos se tornaron amarillos, mientras que los colmillos crecían en su dentadura. [1]
Tras avistar a un ciervo, Dylan se acercó con sigilo poco a poco hasta él, mientras que el animal continuaba alimentándose, sin percatarse de su presencia.
Cuándo estuvo lo suficientemente cerca, emprendió la carrera. El animal le había detectado, emprendiendo la huida. Avanzaron unos metros durante la persecución en los que Dylan experimentó lo fácil que era cazar un pez comparado con un animal cómo aquel. Pero tras un ligero tropiezo del animal, el licántropo consiguió llegar hasta él.
Sus garras se adhirieron al cuerpo del animal, rasgándolo, abriendo en su cuerpo un par de sangrantes heridas. Su boca buscó su cuerpo, mordiéndolo en su cuello, haciendo que una tercera herida grave dañara al animal. [2]
Mientras los zarpazos se sucedían y el mordisco acababa con la vida del ciervo, la sangre del animal había empapado sus ropajes. Por lo que cuándo llegó al campamento con el cadáver del ciervo sobre sus hombros, cubierto su torso de sangre y conservando su forma licántropa, Q se quedó impactado ante su presencia.
―¡Pareces un lunático!
―Bueno... cuándo tengan hambre, me lo agradecerán...
Ficha PNJ: Q
[1] Forma de Lobo [2 usos]:
Puedo convertirme en un peligroso y feroz lobo huargo. Puedo volver a forma humana a voluntad. Primer Uso.
Forma Bípeda: Cuándo me transformo, adopto una forma de licántropo humanoide. Los colmillos crecen en mi boca, mis ojos se tornan dorados, mi masa corporal aumenta, el vello corporal inunda mi cuerpo y mis manos se tornan garras, conservando una forma corporal bípeda y la capacidad de hablar.
[2] Uso de mi habilidad: Zarpazo [2 usos]
Dylan realiza un movimiento feroz incrustando sus garras en su objetivo pudiendo causarle cortes sangrantes, desgarrando sus cuerpos. Primer Uso
Objetivo Elegido: – [Expedición] Cazar y recolectar por el camino es la mejor manera de disminuir la carga que soportan nuestras bestias (se valora uso de bestiario y herbolario).
A Dylan todo aquello no le importaba demasiado. Acostumbrado a una vida austera, en lo alto de un árbol del Pantano, era feliz. Sin embargo, la imaginación y entusiasmo de Q aumentaron desde que recibieron la noticia.
―¡Deberíamos ir a ayudar! ¿No crees?
―No.
Dylan se había opuesto durante un corto periodo de tiempo, pero finalmente había cedido a las pretensiones de su amigo. Él siempre le había acompañado a numerosos lugares y si ahora, Q le pedía su compañía, él cómo buen amigo debía proporcionársela.
Por lo que tras recorrer más de 800 kilómetros, finalmente llegaron a tiempo para inmiscuirse en la expedición.
Cada miembro de la misma debía hacer una serie de labores. Sin duda, Dylan decidió cazar. Todas aquellas personas, quitando a los desagradables vampiros, debían alimentarse de algo y cazar era algo que había a menudo. Aunque acostumbrado más a una dieta de pescado, el licántropo estaba acostumbrado a acechar y atacar en el momento preciso.
Por esa razón, se transformó a lobo, haciendo que sus manos se transformaran en grandes garras. Sus ojos se tornaron amarillos, mientras que los colmillos crecían en su dentadura. [1]
Tras avistar a un ciervo, Dylan se acercó con sigilo poco a poco hasta él, mientras que el animal continuaba alimentándose, sin percatarse de su presencia.
Cuándo estuvo lo suficientemente cerca, emprendió la carrera. El animal le había detectado, emprendiendo la huida. Avanzaron unos metros durante la persecución en los que Dylan experimentó lo fácil que era cazar un pez comparado con un animal cómo aquel. Pero tras un ligero tropiezo del animal, el licántropo consiguió llegar hasta él.
Sus garras se adhirieron al cuerpo del animal, rasgándolo, abriendo en su cuerpo un par de sangrantes heridas. Su boca buscó su cuerpo, mordiéndolo en su cuello, haciendo que una tercera herida grave dañara al animal. [2]
Mientras los zarpazos se sucedían y el mordisco acababa con la vida del ciervo, la sangre del animal había empapado sus ropajes. Por lo que cuándo llegó al campamento con el cadáver del ciervo sobre sus hombros, cubierto su torso de sangre y conservando su forma licántropa, Q se quedó impactado ante su presencia.
―¡Pareces un lunático!
―Bueno... cuándo tengan hambre, me lo agradecerán...
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Ficha PNJ: Q
[1] Forma de Lobo [2 usos]:
Puedo convertirme en un peligroso y feroz lobo huargo. Puedo volver a forma humana a voluntad. Primer Uso.
Forma Bípeda: Cuándo me transformo, adopto una forma de licántropo humanoide. Los colmillos crecen en mi boca, mis ojos se tornan dorados, mi masa corporal aumenta, el vello corporal inunda mi cuerpo y mis manos se tornan garras, conservando una forma corporal bípeda y la capacidad de hablar.
[2] Uso de mi habilidad: Zarpazo [2 usos]
Dylan realiza un movimiento feroz incrustando sus garras en su objetivo pudiendo causarle cortes sangrantes, desgarrando sus cuerpos. Primer Uso
Objetivo Elegido: – [Expedición] Cazar y recolectar por el camino es la mejor manera de disminuir la carga que soportan nuestras bestias (se valora uso de bestiario y herbolario).
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
La gente hablaba como cuando en la tribu alguien avistaba un grupo de presas en tiempos de hambruna. Los rumores corrían a esa misma velocidad por las aldeas bestiales del oeste, generando ilusiones, abriendo nuevos horizontes. Sein, que no conocía la leyenda, se quedó maravillado con lo que ofrecía y lo que significaba para los suyos. En su viaje en busca de un futuro mejor para su tribu, esos planes que se trazaban encajaban perfectamente y, en caso de tener éxito, les abriría muchas puertas. Fantaseaba ilusionado pensando que, mientras unos se quedaban en el templo que le había ofrecido Akanke como morada, otros podrían viajar a D’Orlind Ûr para gozar de todo lo que las leyendas parecían ofrecer.
Para confirmar si todo aquello era cierto, primero había que encontrar el legendario asentamiento, símbolo de la libertad de los suyos. Akanke compartía sus deseos, aunque mostraba recelo ante la idea de que gente desconocida diera con ese lugar sagrado. Se negaba, más bien, a compartir D’Orlind Ûr con humanos y demás seres que no gozaran de su confianza. - Entiendo... Pero no preocupes. Humanos tienen muchas ciudades grandes, ¿sí? D’Orlind Ûr es de bestiales, nosotros. No creo que quieran ciudad. Pero pueden querer cosas de ciudad, y entonces lucharemos - comentaba con Akanke, tratando de plantear un punto de vista más relajado ante la situación. - He conocido buenos humanos. Todos gustan dinero, pero trabajan para conseguir. No roban. Pero si encontramos esos humanos que roban o hacen mal en D’Orlind Ûr, van a conocer Mano de Tigre - continuó explicando, sacando a relucir sus garras mientras le sonreía tranquilo. Luego, acarició su hombro mientras la rodeaba con un brazo y acercaba su cabeza a la de ella. Antes caminaba detrás de ella hablando con uno de los licántropos, pero al escuchar la conversación que tenía con Alahambra sintió ganas de unirse.
El chamán prefería imaginar D’Orlind Ûr como un lugar maravilloso, regido por y para bestiales y que abrazara las visitas de cualquier ser que viniera con buenas intenciones, pero había que empezar esa misión con buen pie. - Sí. Tenemos que llegar primero. Hay muchos humanos buenos, pero también malos. Si malos llegan antes, podrán robar cosas de ciudad antigua y no permitir entrada - contestó a Alahambra colocándose la mano en el pecho para indicar que ellos, todos los hombres bestia, serían las víctimas de esa hipotética tragedia.
En su cabeza también permanecía algo que nunca iba a perecer: Akanke le había ofrecido un lugar para acoger a su tribu cuando más lo necesitaba. Eso aún no se había llevado a cabo, pero tanto la calidad de su relación como esa promesa que estaban encaminados a hacer realidad significaban un mundo para el chamán y le debía mucho a esa mujer. Pensando en todo ello, se le ocurrió algo. - Puedo encargar de controlar movimientos de seres para comprobar si hay buenos o malos. Debemos vigilar por aire y por tierra y controlar seres que busquen D’Orlind Ûr. ¿Puedes pedir a compañeros de templo que hagan caso? - ofreció al mismo tiempo que pedía que utilizara su influencia como sacerdotisa del templo, pues ella era la que lideraba a ese grupo al fin y al cabo, y él necesitaba a algunos bestiales para comenzar con esa labor. - Siempre hago esto en montañas de norte. Puedo organizar gente bien. Confía - terminó explicando.
De momento caminaban solos, pero esperaba encontrarse con unos cuantos grupos más en aquella búsqueda que se había hecho masiva según los rumores. Cuando ese momento llegara, quería encargarse de tener controlada a la mayor cantidad de seres presentes en aquellos bosques tanto para cooperar con ellos como para vigilar a aquellos que lucieran sospechosos. También pedía en su mente ayuda al Tigre Guía, y se lo pedía con el tótem en la mano, que relucía con sus característicos matices morados en respuesta. Deseaba que todos los deseos de los buenos bestiales se hicieran realidad en esta tarea, y que el mensaje que corría por todas las tierras hubiera alcanzado también las heladas montañas. Así, quizás algunos de sus hermanos habría considerado unirse a la causa y podría compartir con ellos el éxito que confiaba que lograrían entre todos.
__________
OFF: Estoy con Akanke y su grupo, y elijo el siguiente objetivo:
[Expedición] También en una expedición la organización es clave. Hay que supervisar los turnos e informes de los exploradores, el reparto de raciones, la distribución de áreas de evacuación y áreas de habitación cuando llega la hora de acampar, la rotación de cocineros…
Para confirmar si todo aquello era cierto, primero había que encontrar el legendario asentamiento, símbolo de la libertad de los suyos. Akanke compartía sus deseos, aunque mostraba recelo ante la idea de que gente desconocida diera con ese lugar sagrado. Se negaba, más bien, a compartir D’Orlind Ûr con humanos y demás seres que no gozaran de su confianza. - Entiendo... Pero no preocupes. Humanos tienen muchas ciudades grandes, ¿sí? D’Orlind Ûr es de bestiales, nosotros. No creo que quieran ciudad. Pero pueden querer cosas de ciudad, y entonces lucharemos - comentaba con Akanke, tratando de plantear un punto de vista más relajado ante la situación. - He conocido buenos humanos. Todos gustan dinero, pero trabajan para conseguir. No roban. Pero si encontramos esos humanos que roban o hacen mal en D’Orlind Ûr, van a conocer Mano de Tigre - continuó explicando, sacando a relucir sus garras mientras le sonreía tranquilo. Luego, acarició su hombro mientras la rodeaba con un brazo y acercaba su cabeza a la de ella. Antes caminaba detrás de ella hablando con uno de los licántropos, pero al escuchar la conversación que tenía con Alahambra sintió ganas de unirse.
El chamán prefería imaginar D’Orlind Ûr como un lugar maravilloso, regido por y para bestiales y que abrazara las visitas de cualquier ser que viniera con buenas intenciones, pero había que empezar esa misión con buen pie. - Sí. Tenemos que llegar primero. Hay muchos humanos buenos, pero también malos. Si malos llegan antes, podrán robar cosas de ciudad antigua y no permitir entrada - contestó a Alahambra colocándose la mano en el pecho para indicar que ellos, todos los hombres bestia, serían las víctimas de esa hipotética tragedia.
En su cabeza también permanecía algo que nunca iba a perecer: Akanke le había ofrecido un lugar para acoger a su tribu cuando más lo necesitaba. Eso aún no se había llevado a cabo, pero tanto la calidad de su relación como esa promesa que estaban encaminados a hacer realidad significaban un mundo para el chamán y le debía mucho a esa mujer. Pensando en todo ello, se le ocurrió algo. - Puedo encargar de controlar movimientos de seres para comprobar si hay buenos o malos. Debemos vigilar por aire y por tierra y controlar seres que busquen D’Orlind Ûr. ¿Puedes pedir a compañeros de templo que hagan caso? - ofreció al mismo tiempo que pedía que utilizara su influencia como sacerdotisa del templo, pues ella era la que lideraba a ese grupo al fin y al cabo, y él necesitaba a algunos bestiales para comenzar con esa labor. - Siempre hago esto en montañas de norte. Puedo organizar gente bien. Confía - terminó explicando.
De momento caminaban solos, pero esperaba encontrarse con unos cuantos grupos más en aquella búsqueda que se había hecho masiva según los rumores. Cuando ese momento llegara, quería encargarse de tener controlada a la mayor cantidad de seres presentes en aquellos bosques tanto para cooperar con ellos como para vigilar a aquellos que lucieran sospechosos. También pedía en su mente ayuda al Tigre Guía, y se lo pedía con el tótem en la mano, que relucía con sus característicos matices morados en respuesta. Deseaba que todos los deseos de los buenos bestiales se hicieran realidad en esta tarea, y que el mensaje que corría por todas las tierras hubiera alcanzado también las heladas montañas. Así, quizás algunos de sus hermanos habría considerado unirse a la causa y podría compartir con ellos el éxito que confiaba que lograrían entre todos.
__________
OFF: Estoy con Akanke y su grupo, y elijo el siguiente objetivo:
[Expedición] También en una expedición la organización es clave. Hay que supervisar los turnos e informes de los exploradores, el reparto de raciones, la distribución de áreas de evacuación y áreas de habitación cuando llega la hora de acampar, la rotación de cocineros…
Sein Isånd
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
El trío de exploradores más intrépido de todos decidió que ellos mismos buscarían rutas alternativas o, al menos, avisarían de peligros circundantes para el grueso de la expedición; Frosk, Bluto y Erika, se encontraban listos para la acción. Frosk, con su imponente presencia y su determinación inquebrantable, lideraba el grupo con confianza. Bluto, el autómata de latón, se mantenía firme a su lado, su lealtad inquebrantable y su ingenio mecánico listo para cualquier desafío. Y Erika, la dragona adolescente, irradiaba una energía juvenil y un espíritu aventurero que contagiaba a sus compañeros.
El trío se adentró en el desconocido territorio, dispuesto a enfrentar cualquier desafío que el destino les deparara. Su misión era clara: explorar, descubrir y abrir el camino para el éxito de la expedición.
Mientras tanto, el sol se dejaba ver por encima de los numerosos árboles de aquella foresta, pintando el cielo con tonos rosados, añadiendo un toque de magia a la jornada que estaba por comenzar.
El bosque se extendía a su alrededor, un laberinto de árboles centenarios y arbustos frondosos que parecían susurrar secretos ancestrales al viento. Los rayos del sol se filtraban entre las hojas, creando un juego de luces y sombras que pintaba el suelo con patrones cambiantes.
Erika pasó a liderar el grupo con determinación a medida que pasaban las horas, su cabello rubio recogido en una coleta larga oscilando con cada paso mientras mantenía su mirada alerta en busca de cualquier señal de peligro. Su espada, enfundada a su espalda. Su corazón latía con la emoción de la aventura que se extendía ante ellos.
La dragona les había dado una sola hoja de papel a Frosk y Bluto, mientras que ella se quedaría con otra. Sus instrucciones fueron claras: apuntar todo lo necesario a destacar para que la expedición pudiera saber qué había en el camino. Y eso hizo la rana seguida de su guardaespaldas, apuntar cada importante detalle del camino, como por ejemplo un grupo de orugas procesionarias que se encontraron que claramente enfermarían a los perros, todos y cada uno de los tipos de árboles que habían por la zona para que se ubicasen mejor (si había alguno que Frosk no conocía, simplemente se inventaba el nombre. Era increíble el conocimiento de botánica que tenía la rana debido a que pasó toda su vida en los bosques).
Erika notaba que se estaban retrasando demasiado, y luego de darse la vuelta para indicar a sus amigos que aceleraran el paso, los vio muy atentos a la rama de un árbol que cruzaba justamente por encima de ellos de las cuales colgaban unas lianas. Frosk y Bluto, bastante interesados, anotaban cosas en la hoja.
-¿Qué habéis visto?-Preguntó la dragona.-¿Un animal?-Ladeó la cabeza mirando a la rama-...¿Una bestia?-Preguntó con algo más de temor imaginándose a una especie de felino desconocido acechándolos.
-Las lianas pueden molestar a los más altos, croac.-La rana levantó su cabeza de la hoja de papel para mirar a Erika.
-Y estamos debatiendo cuál es la estatura media de los habitantes de Aerandir.-Aclaró el bio-cibernético.
-Desde luego si son como tú, les molestará.-Miró la rana al gigante de latón.
-Sin embargo, sin son como usted, ni lo notarán.-Bluto devolvió la mirada a la rana bajita.
-¡Dejad de perder el tiempo!-Exclamó Erika.-¿Habéis encontrado algo de importancia?-Se acercó a sus amigos para ver qué tenía Frosk apuntado en la hoja. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que en vez de letra habían garabatos y, al lado de estos, dibujos. Lo había olvidado; Frosk no sabía escribir.
-¿Qué?-Preguntó achinando los ojos con cierta molestia ante la cara de estupefacción que estaba mostrando Erika.
-Nada...-Suspiró. La dragona llegó a la conclusión de que sería mejor dejar a la rana en paz y no regañarle, ya que si no sabía escribir, poco podría hacer al respecto.
-¿Tú has encontrado algo interesante?-Preguntó guardándose el papel y el grafito con el que estaba escribiendo.
-Por supuesto.-Afirmó con rotundidad. Acto seguido, les mostró la hoja de papel tanto a la rana como al bio-cibernético-Mirad, mirad.-Les instó a leer su hoja de papel, la cual estaba escrita con los detalles más importantes e imprescindibles de su viaje; maleza impenetrable, guaridas de posibles animales, rocas extrañas que podrían servir como indicadores de camino, y muchas más cosas que la dragona estimaba oportuno anotar. Su caligrafía era elegante, su ortografía excelente y sus forma de expresarse exquisita. Se notaba que había sido criada bajo una cuna noble, y eso a la dragona la henchía de orgullo.
Sin embargo, Frosk tampoco sabía leer, y las emociones de Bluto eran tan duras y frías que podrían cortar toda una plancha de hierro candente.
-Pues bueno, habrá que seguir, ¿No?-Frosk se cruzó de brazos mientras miraba sin ninguna expresión concreta a la dragona con sus grandes ojos ambarinos-Ya mismo es la hora de comer, croac.
-Acaba de amanecer, señor Frosk.-Puntualizó Bluto.
-Lo sé.-Dijo mientras se ponía en marcha. Bluto lo siguió, dejando allí a Erika y se hoja de papel exquisitamente escrita sin más.-Pero en el bosque a uno le entra más apetito, ¿Lo sabías?
La dragona rechinó los dientes con resentimiento y se guardó el papel. Tras eso, siguió el sendero por el que habían ido la rana y al bio-cibernético.
El trío se adentró en el desconocido territorio, dispuesto a enfrentar cualquier desafío que el destino les deparara. Su misión era clara: explorar, descubrir y abrir el camino para el éxito de la expedición.
Mientras tanto, el sol se dejaba ver por encima de los numerosos árboles de aquella foresta, pintando el cielo con tonos rosados, añadiendo un toque de magia a la jornada que estaba por comenzar.
El bosque se extendía a su alrededor, un laberinto de árboles centenarios y arbustos frondosos que parecían susurrar secretos ancestrales al viento. Los rayos del sol se filtraban entre las hojas, creando un juego de luces y sombras que pintaba el suelo con patrones cambiantes.
Erika pasó a liderar el grupo con determinación a medida que pasaban las horas, su cabello rubio recogido en una coleta larga oscilando con cada paso mientras mantenía su mirada alerta en busca de cualquier señal de peligro. Su espada, enfundada a su espalda. Su corazón latía con la emoción de la aventura que se extendía ante ellos.
La dragona les había dado una sola hoja de papel a Frosk y Bluto, mientras que ella se quedaría con otra. Sus instrucciones fueron claras: apuntar todo lo necesario a destacar para que la expedición pudiera saber qué había en el camino. Y eso hizo la rana seguida de su guardaespaldas, apuntar cada importante detalle del camino, como por ejemplo un grupo de orugas procesionarias que se encontraron que claramente enfermarían a los perros, todos y cada uno de los tipos de árboles que habían por la zona para que se ubicasen mejor (si había alguno que Frosk no conocía, simplemente se inventaba el nombre. Era increíble el conocimiento de botánica que tenía la rana debido a que pasó toda su vida en los bosques).
Erika notaba que se estaban retrasando demasiado, y luego de darse la vuelta para indicar a sus amigos que aceleraran el paso, los vio muy atentos a la rama de un árbol que cruzaba justamente por encima de ellos de las cuales colgaban unas lianas. Frosk y Bluto, bastante interesados, anotaban cosas en la hoja.
-¿Qué habéis visto?-Preguntó la dragona.-¿Un animal?-Ladeó la cabeza mirando a la rama-...¿Una bestia?-Preguntó con algo más de temor imaginándose a una especie de felino desconocido acechándolos.
-Las lianas pueden molestar a los más altos, croac.-La rana levantó su cabeza de la hoja de papel para mirar a Erika.
-Y estamos debatiendo cuál es la estatura media de los habitantes de Aerandir.-Aclaró el bio-cibernético.
-Desde luego si son como tú, les molestará.-Miró la rana al gigante de latón.
-Sin embargo, sin son como usted, ni lo notarán.-Bluto devolvió la mirada a la rana bajita.
-¡Dejad de perder el tiempo!-Exclamó Erika.-¿Habéis encontrado algo de importancia?-Se acercó a sus amigos para ver qué tenía Frosk apuntado en la hoja. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que en vez de letra habían garabatos y, al lado de estos, dibujos. Lo había olvidado; Frosk no sabía escribir.
-¿Qué?-Preguntó achinando los ojos con cierta molestia ante la cara de estupefacción que estaba mostrando Erika.
-Nada...-Suspiró. La dragona llegó a la conclusión de que sería mejor dejar a la rana en paz y no regañarle, ya que si no sabía escribir, poco podría hacer al respecto.
-¿Tú has encontrado algo interesante?-Preguntó guardándose el papel y el grafito con el que estaba escribiendo.
-Por supuesto.-Afirmó con rotundidad. Acto seguido, les mostró la hoja de papel tanto a la rana como al bio-cibernético-Mirad, mirad.-Les instó a leer su hoja de papel, la cual estaba escrita con los detalles más importantes e imprescindibles de su viaje; maleza impenetrable, guaridas de posibles animales, rocas extrañas que podrían servir como indicadores de camino, y muchas más cosas que la dragona estimaba oportuno anotar. Su caligrafía era elegante, su ortografía excelente y sus forma de expresarse exquisita. Se notaba que había sido criada bajo una cuna noble, y eso a la dragona la henchía de orgullo.
Sin embargo, Frosk tampoco sabía leer, y las emociones de Bluto eran tan duras y frías que podrían cortar toda una plancha de hierro candente.
-Pues bueno, habrá que seguir, ¿No?-Frosk se cruzó de brazos mientras miraba sin ninguna expresión concreta a la dragona con sus grandes ojos ambarinos-Ya mismo es la hora de comer, croac.
-Acaba de amanecer, señor Frosk.-Puntualizó Bluto.
-Lo sé.-Dijo mientras se ponía en marcha. Bluto lo siguió, dejando allí a Erika y se hoja de papel exquisitamente escrita sin más.-Pero en el bosque a uno le entra más apetito, ¿Lo sabías?
La dragona rechinó los dientes con resentimiento y se guardó el papel. Tras eso, siguió el sendero por el que habían ido la rana y al bio-cibernético.
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Off:
Mi objetivo a seguir --> [Expedición] Lo primero que necesita una expedición de estas características son exploradores de avanzada para reconocer el terreno en busca de pistas, avisar de peligros y encontrar las mejores rutas y espacios de acampada para el grupo principal. Frosk ha apuntado cada detalle, espero que leáis su informe, si no, no os quejéis de que os encontráis sorpresas por el camino. Erika ha apuntado lo estrictamente importante y lo que hay que tener en cuenta a la hora de cruzar la espesa foresta para los más aburridos o ajetreados que no se paran a leer lo que los demás escriben.
Frosk
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
La búsqueda de D’Orlind Ûr
Trabajo repetitivo y nada de acción hacían de Catherine una chica aburrida. Muy aburrida. Tan aburrida que ciertos susurros en la noche comenzaron a abrirse paso hasta sus oídos gatunos. Y es que cualquiera que diera un paseo nocturno por el campamento de la expedición podría darse cuenta de que se respiraba una cierta tensión que no estaba presente en el turno de día. Pero ¿era su instinto o sus ganas de atizarle a algo lo que hablaba?
Y es que, entre la experiencia de Meraxes, la nueva organizadora, y el numeroso y poco ortodoxo equipo de desbrozadores, el convoy avanzaba por el bosque como si circulase por una gran calzada. La expedición parecía avanzar sin obstáculo aparente y algunos de los informes de los exploradores eran tan detallados que apenas encontraban sorpresas en su camino.
La incidencia más comentada quizá fuera la desaparición de la carne de palomejo del menú después de los primeros días. Claro que, con la velocidad a la que se movían, puede que simplemente los estuvieran espantando. Como a casi todas las aves de la zona, pues ya no se oían sus trinos en torno al campamento. A decir verdad, los informes de los exploradores habían comenzado a hacerse eco de la ausencia de aves en la zona. Quizá el equipo alado de Eloísa trajera más información cuando regresaran de su ronda. Aunque, ¿no se estaban retrasando un poco?
Pero nada de eso era realmente preocupante. Aún. Lo importante era que, por fin, habían llegado al nacimiento del Nôctehzu-Mäh. Al menos, a donde los mapas decían que nacía el Nôctehzu-Mäh. Una vez allí, pudieron comprobar que, en realidad, el río caía en una estrecha cascada desde lo alto de una pared de roca varios metros más arriba. Los exploradores habían llegado a lo alto, pero subir los suministros por el estrecho sendero que habían abierto iba a llevar un tiempo y, quizá, una buena dosis de ingenio. Era posible que hubiera que dar un rodeo para llegar a lo alto.
Mientras se tomaba una decisión al respecto, el campamento principal se había fijado en las cercanías de la base de la cascada. Un hermoso lugar con abundancia de agua fresca. Por desgracia, el sonido del agua cayendo podía resultar algo problemático si uno era un poco susceptible a interrupciones durante el sueño, pero ¿a quién le hacía daño un paseo para orinar? Eso mismo podría estar pensando Peter Lannet cuando, en su viaje nocturno al excusado, fue interceptado por un grupo con aspecto de malas pulgas y mucho interés en cierta lista de elegidos.
En otra zona del bosque, la pequeña expedición de la Sacerdotisa Akanke se topó con los inconfundibles restos de varias construcciones de piedra invadidos por la floresta. Si se trataba de D’Orlind Ûr o alguna otra cosa, aún era muy pronto para saberlo, pues los árboles dificultaban la exploración de la zona. Por otro lado, Alahambra no parecía haber tenido mucho éxito espantando a los exploradores de la otra expedición, pues la retaguardia informaba que no se hallaban lejos.
__________________
Llegamos a la segunda ronda de la misión y debo felicitarles de antemano, pues varios de sus posts me han abierto algunas vías interesantes. No se preocupen, me aseguraré de indicar a quién echar la culpa cuando sea el caso.
Empecemos por el conteo de puntos: Por el momento, la Expedición va bastante bien, ya que los objetivos a favor han sumado 12 puntos, frente a los 6 de Sabotaje y solo Mina Harker ha optado por la vía Oportunista (aunque Zagreus y Sein han indicado objetivos de [Expedición], en esta ocasión, los he contado en [Sabotaje] debido a las compañías con las que se juntan).
ACLARACIÓN SOBRE OBJETIVOS Y PERSONAJES ACOMPAÑANTES:
Aunque no pongo ninguna objeción a que los Acompañantes trabajen en objetivos independientes de los de su PJ principal, no me parece justo que las elecciones de un usuario pesen más sobre los resultados del grupo que las de otra usuaria por el simple hecho de que su PJ se ha traído un PNJ Acompañante a la misión. Es por esto que, para el conteo de más arriba, solo he tenido en cuenta el objetivo del PJ principal.
En la mayoría de los casos, tanto el PJ como el Acompañante eligieron objetivos con la misma etiqueta, por lo que espero que no haya supuesto un problema. Sin embargo, si en una ronda posterior los objetivos de uno u otro pertenecen a etiquetas diferentes, deberán indicar cuál de los dos prefieren que tenga en cuenta para el conteo.
Para lo que sí he procurado tener en cuenta los objetivos elegidos por los Acompañantes ha sido en relación con el contenido narrativo. Por ejemplo, además de Zelas, Bio y Vincent, dos Acompañantes (Peter y Hugo) han participado en el objetivo de abrir paso al grupo principal. Eso hace un total de 5 cuentas (de las 15 participantes) dedicadas a abrir paso a la caravana. Con un tercio de ustedes agilizando el paso de los carromatos y bestias de carga, me ha parecido apropiado acelerar el avance de la expedición.
A TENER EN CUENTA PARA ESTA RONDA:
–Las instrucciones para la tercera ronda se publicarán el martes 9 de abril.
–Si no llegaste al turno anterior, aún puedes entrar a la misión eligiendo uno de los objetivos de más abajo. Sin embargo, no podrás llegar al campamento volando. O bien llegas por tierra, o bien siempre viajaste con el resto.
–Dado que nadie se unió al grupo de exploradores aéreos, nadie sabe qué ha sido de ellos, solo que no se los ha visto últimamente. También notarán la ausencia general de aves y otras criaturas aladas por los alrededores.
–Todos los elfos y brujos que elijan objetivos que los alejen del campamento principal, podrán experimentar los síntomas descritos en las instrucciones de Cohen y Níniel (un poco más abajo). No serán molestias muy intensas y remitirán al cabo de unas horas una vez de regreso en el campamento.
ANOTACIONES INDIVIDUALES:
Cohen y Níniel: Gracias a la excelente organización de la expedición, sus reservas medicinales se encuentran en plena forma y las afecciones relacionadas con descuidos alimenticios o equipos en mal estado se han reducido drásticamente. Hasta las picaduras de insectos parecen brillar por su ausencia en los últimos días (noches). Algunos de los exploradores de avanzada y cazadores parecen acusar la altitud con más intensidad que otros. Sus síntomas incluyen náuseas, jaquecas y una ligera falta de aire. Su intensidad es leve y tienden a remitir tras unas horas de descanso en el campamento principal, por lo que no parece algo preocupante… Aunque igual es mucha casualidad que solo elfos y brujos hayan manifestado los síntomas. Tienen un teaser de por dónde pueden andar los tiros en las instrucciones de Nousis. Por cierto, Cohen, ¿cuándo fue la última vez que viste a Peter? Igual quieres contactar con Níniel (Catherine) antes de postear.
Catherine: Es cosa tuya si quieres husmear o no en lo que quiera que se ande cuchicheando por las noches, pero si quieres investigar, no te costará enterarte del rumor que está circulando entre algunos vampiros del campamento gracias al post de Caoimhe en la ronda anterior. Si, además, decides hacer algo al respecto, puede que llegues a tiempo de evitarle un disgusto a Peter (y Cohen).
Peter: Corre el rumor de que solo a 5 vampiros se les permitirá entrar en D’Orlind Ûr y son muchos los que saben que te acuestas con el candidato más probable para la lista VIP. Pero fuiste entrenado con los mejores, ¿no es así? Seguro que puedes arreglártelas con un puñado de vampiros cabreados.
Zagreus: Amir y tú se han enterado del rumor de los 5 vampiros elegidos. Eres un tipo lo bastante inteligente para darte cuenta de que tiene que ser un invento malintencionado, pero uno que quizá puedan utilizar en su beneficio. Puedes quedarte con Amir y aprovechar el tirón para ganar más adeptos a tu causa; Puedes quedarte tú mientras Amir continúa con la exploración; Puedes seguir explorando con Amir; Hasta puedes tratar de reclutar a Caoimhe para que te ayude a abarcar más opciones. Si decides avanzar con Amir para llegar a la ciudad perdida antes que el resto, el rastreador no tardará en hallar señales del grupo de Akanke, por lo que deberán actuar en consecuencia.
Meraxes: Buen trabajo, se nota que has participado en otros desastres organizativos. Por el momento, tienes las bases cubiertas, pero hay algunos detalles a los que quizá quieras prestar cierta atención (o no, puede que ya haya otros PJs trabajando en ello). Es posible que hayas notado cierto descontento entre algunos de los vampiros de la expedición. Investigando un poco, podrías llegar al rumor que lo ha generado (post de Caoimhe e instrucciones de más arriba), pero eso te quitaría tiempo para otros asuntos que quizá sean más importantes. Para empezar, hay que tomar una decisión respecto al camino a seguir. Subir los suministros y el equipo puede resultar complicado sin profesionales competentes dispuestos a idear un sistema asequible, pero dar un rodeo retrasaría más la misión (incluso con los increíblemente detallados informes de los exploradores). Por otro lado ¿quieren seguir avanzando sin saber qué ha sido del equipo de Eloísa y los demás mensajeros aéreos?
Akanke y Sein: Acostumbrados a los bosques y sin tener que arrastrar un pesado convoy de suministros por la selva, se las han arreglado para hallar los primeros signos de civilización. Sin embargo, la gran expedición avanza más deprisa de lo esperado, por lo que deberán actuar con rapidez. Pueden dedicar la ronda a explorar las ruinas, a preparar una posible defensa contra el resto de exploradores o dividir sus fuerzas entre ambos objetivos. Cualquiera de las tres opciones tendrá consecuencias. Por cierto, ¿cuánto hace que no tienen contacto con Alahambra y su equipo?
Nousis: ¿Notas una ligera náusea durante tus excursiones de exploración? ¿Jaqueca, quizá? ¿Cuánto tiempo llevas recorriendo el mundo en busca de reliquias? ¿Medio siglo, década arriba o abajo? Lo suficiente para darte cuenta de que es tu cuerpo avisándote de que hay algo cerca. Algo interesante. Puedes informar de tus sospechas en el campamento o seguir adelante. Si eliges lo segundo, el grupo de Akanke se interpone entre tu equipo de exploradores y lo que sea que te está causando esas sensaciones.
Mina: Lamentablemente, gracias a la organización de Meraxes, se ha reducido drásticamente la incidencia de afecciones alimentarias. Además, se ha corrido la voz de que el grupo enviado por Amanda y una famosa Sacerdotisa elfa ofrecen sus remedios de forma gratuita, así que algunos de tus clientes han decidido “reclamar” la devolución de su dinero. Pero no todo son malas noticias: quedas exenta de los síntomas descritos más arriba para elfos y brujos.
¿No te he nombrado? No te preocupes, aún hay cosas que hacer sin que tenga que venir yo a ponerte la zancadilla. Elige uno de los objetivos de más abajo y dale duro, sin miedo al éxito.
OBJETIVOS DEL TURNO
–[Expedición] Lo primero que necesita una expedición de estas características son exploradores de avanzada para reconocer el terreno en busca de pistas, avisar de peligros y encontrar las mejores rutas y espacios de acampada para el grupo principal. Puedes elegir entre división terrestre o aérea, cuéntame que husmeas.
–[Oportunismo] O puede que lo que andas husmeando sea la mejor ruta para adelantarte al grupo.
–[Sabotaje] No, no, espera: ¿y si lo que andas buscando es la mejor ruta para confundir, atascar o malograr los esfuerzos del grupo?
–
–[Expedición] Cazar y recolectar por el camino es la mejor manera de disminuir la carga que soportan nuestras bestias (se valora uso de bestiario y herbolario).
–
–[Oportunismo] A las expediciones importantes siempre envían el mejor equipo: ropa, tiendas, artilugios interesantes… Seguro que puedo hacerme con algo cuando nadie esté mirando.
–[Sabotaje] Nada mejor para arruinar las esperanzas de una raza (o varias) que encontrar maneras sutiles y creativas de volver a unos contra otros. Lo mejor es que el desgaste de la convivencia ya me hace gran parte del trabajo. ¿Que qué gano yo con todo esto? Eso no importa, lo importante es qué pierden ellos.
–[Oportunismo] Entre tanta gente tan idealista y romántica como se ha juntado aquí, seguro que encuentro a alguien dispuesto a invertir su futuro botín en mi superinfalible y urgente “proyecto revolucionario”. Quizá hasta me haga con un adelanto sobre mi parte. Y, si no, al menos hay comida gratis.
–[Expedición, Curtiduría, Herrería, Carpintería] A medida que avanzan los días (y las noches) también lo hace el desgaste. Calzado, machetes, trampas para cazadores y hasta bastones de caminante necesitan una puesta a punto de vez en cuando.
–
–[Oportunismo, Alquimia] Explorar los bosques en solitario en busca de plantas e ingredientes de calidad puede resultar tremendamente peligroso. ¿Por qué no aprovechar que se ha organizado toda una expedición para cruzar las montañas bajo la protección del grupo? (se valorará el aporte o mejora de plantas o criaturas al herbolario o bestiario).
–[Expedición, Ingeniería, Arcanos, ¿Alquimia?, ¿Otra?] Abrir paso a través de la jungla es una cosa, alzar todo un convoy pared de roca arriba es otra muy distinta. ¿Alguna idea?
–[Expedición, Carpintería, Arcanos] Meraxes ha pedido trampas tanto para caza como para protección del campamento.
–[Expedición] Meraxes también ha pedido centinelas. ¿Voluntarios?
–[Expedición, Ingeniería] ¿Qué más ha pedido Meraxes? Ah, sí, gafas de visión nocturna.
–[Expedición] Se ha perdido el contacto con los exploradores aéreos, por lo que ahora habrá que destinar más exploradores para dar con ellos. ¿Alguien sabe cuánto hace que se perdió el contacto?
–[Oportunismo] Se ha corrido la voz de que solo a 5 de los vampiros que forman parte de la expedición se les permitirá acceder a D’Orlind Ûr. ¿Cómo puedo sacar tajada de eso?
–¿Se te ha ocurrido algo en lo que yo no he pensado? Estoy deseando leerlo.
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Conforme el tiempo avanzaba parecía que las cosas iban mejorando. El goteo constante de expedicionarios con problemas estomacales disminuía hasta quedar solo los más incorregibles de entre sus compañeros, y Níniel pudo dedicar más tiempo a la preparación de nuevas pociones y ungüentos, a hacer inventario y a enlistar todo para futuribles necesidades.
Fue precisamente al hacer inventario, y leer los informes de los casos atendidos por los demás sanadores y alquimistas, que la peliblanca notó una serie de casos que presentaban demasiadas similitudes como para no llamar su atención. Náuseas, jaquecas y una ligera falta de aire. Un total de siete casos que al haber sido atendidos por personas diferentes no habían despertado las sospechas de nadie, pero que todos juntos si habían causado que la joven enarcara una ceja. Todos los pacientes tenían en común además ser de los grupos de exploración, o de los de caza. Ambos grupos que tendían a alejarse más que ningún otro del cuerpo principal de la expedición. Y no solo eso, los siete casos que tenía delante la peliblanca eran de cinco elfos y dos brujos. Curioso ya que aunque había bastantes elfos en estos grupos, la mayoría de exploradores y cazadores eran hombres-bestia, de los cuales ninguno había sido tratado por síntomas similares.
-Ummh. Parece que voy a tener que hacer un par de comprobaciones...- Se dijo a sí misma la peliblanca, guardando cuidadosamente todos aquellos listados con los que había estado trabajando y dirigiendo sus pasos hasta el carromato cerrado de Cohen, el más cercano al suyo. Una vez allí comentó su descubrimiento con su compañero alquimista, pidiéndole también sus informes y si había atendido casos con esos síntomas, para así ampliar el muestreo y confirmar o desmentir sus sospechas.
Una vez cotejada la información Níniel pudo confirmar sus sospechas.
-Más casos, todos similares, de miembros de los mismos grupos y de las mismas razas, que no sin ni por asomo mayoría en dichos grupos...Esto no es mal de altura. Bueno, no es solo mal de altura. Me aventuraría a decir que es un caso de afectación por alteración de éter.- Dijo la peliblanca. -Elfos y brujos somos especialmente sensibles al éter. Normalmente este fluye o se posa de manera natural en todo cuanto nos rodea, por lo que no nos causa ningún mal, al contrario. Pero cuando por alguna razón este flujo se altera puede causar un efecto similar al de respirar aire viciado o incluso contaminado.- Explicó. -Debería ir a visitar a estos pacientes y comprobarlo. Todos fueron diagnosticados con mal de altura y se les ha recomendado reposo. Imagino que estarán en sus tiendas por el campamento. Sera mejor que empiece ya.- Convino la joven poniéndose de nuevo en marcha. Dirigiendo sus pasos ahora a la parte del campamento asignada a los exploradores, los que más afectados habían tenido.
-Sacerdotisa...- La saludó uno de los exploradores al verla acercarse. Se trataba de un elfo de cabello negro y rostro serio. A Níniel le resultaba familiar, y no tardó en recordar que se trataba de uno de los defensores de Nyt Huss. Le devolvió el saludo al modo de su pueblo. -Me alegra veros, precisamente pensaba en acudir a pediros vuestra ayuda.-
-¿Falta de aire, nauseas y dolor de cabeza?- se adelantó la peliblanca, a lo que el pelinegro asintió.
-Aunque no en mi. Tanis, mi hermano. Acaba de volver con el tercer turno de exploradores. Le he dicho que descanse, que es lo que les dijeron a los demás. Que es por el mal de altura...-
-Yo tampoco creo que se trate del mal de altura. Por eso he venido al repasar los informes de mis compañeros. ¿Puedo ver a tu hermano?- preguntó entonces, recibiendo un agradecida aceptación.
-Por supuesto mi señora. Alabada sea Ísil por que esta expedición cuente con una la hija de Ashara Thenidiel.- Respondió el elfo, corriendo las cortinas de la tienda más cercana para franquearle el paso a la joven, que entró sin perder más tiempo.
Aquella tienda era la típica de campaña. Amplia como para que entrara hasta una docena de personas y lo suficientemente confortable para que sus ocupantes descansaran de los agotadores días de marcha. Todos allí debían de ser elfos, o eso dedujo la peliblanca por los objetos personales del interior. Cuatro de las camas estaban ocupadas, aunque tres de los elfos que lo hacían se levantaron nada más verla y la saludaron con respeto de inmediato.
-También les afectó este "mal de altura" sacerdotisa.- Comentó el pelinegro.
-Pero ya me encuentro mejor.- Se apresuró a responder uno de ellos azorado. Parecía el más joven de los allí presentes y parecía no querer parecer débil ante Níniel. Los otros dos secundaron sus palabras. Níniel asintió y se agachó a lado del elfo restante, el cual se despertó en ese momento y trató de incorporarse dificultosamente. La peliblanca se lo impidió y colocó una de sus manos sobre su frente.
-Tranquilo, descansa. Solo he venido a ver qué tal os encontrabais.- Dijo, aunque realmente estaba analizando su éter a la par que su cuerpo. -¿Explorabais zonas distintas u os asignaron alguna en concreto?- Inquirió la joven sin interrumpir sus atenciones al elfo debilitado.
-Nos asignaron una en concreto. Es la mas avanzada. Cascada y rio arriba.- El elfo concretó el lugar, narrando el recorrido hasta allí. -No vimos nada extraño, tampoco sentimos nada. Aunque pronto algunos de nosotros comenzamos a tener estos síntomas. Interrumpimos la exploración por ello. Aunque hay quien siguió-
-Entiendo. No hay necesidad de preocuparse. Aunque no se trata del mal de altura el descanso bastará para que os recuperéis. Pasad luego por los carros médicos y os daré unos tónicos de flor azul que os ayudarán a recuperaros más rápido incluso. Recomendaría explorar una zona diferente eso sí.-
-¿Creeís que hay algo en esa zona que lo ha causado, sacerdotisa?-
-Sí, eso creo. Hablaré sobre esto con los líderes de la expedición. Seguramente pronto os informarán de lo que decidan hacer al respecto.- Sentenció la joven dedicando una última y tranquilizadora sonrisa antes de salir de aquella tienda. Dirigiéndose a las tiendas de mando para informar. Si había exploradores que seguían en la zona marcada, podrían estar en peligro.
El aburrimiento había vencido a Catherine. Con su hermana revisando papeles, y apuntando aburridos datos en más papeles, la pelirroja sintió pronto la necesidad de dar un paseo y ver si podía matar el tiempo de algún modo. Níniel podía defenderse sola, y de cualquier modo tampoco se alejaría mucho. Quizá pudiera encontrar a alguien entrenando que quisiera una zurra, o algo bueno para comer en los carros de cocina.
-¿Quién podría decir que una expedición a un lugar raro en búsqueda de una ciudad de oro podría ser tan aburrida?- Se decía a sí misma mientras se encaramaba ágilmente a los lugares más altos que encontraba para observar desde allí lo que se cocía por el campamento. -Nada...que tostón...A este paso la idea de rascarle la barriga al cerebro de guisante va a empezar a parecerme viable...- Se lamentó tumbándose sobre el techo de la carreta a la que se había encaramado. En ese momento le pareció escuchar algo que llamó su atención y agudizó su extraordinariamente fino oído.
-Todo ha sido un engaño. Ya me lo han dicho dos de los otros...Solo cinco de nosotros podrán entrar, y al resto que nos zurzan. A pesar de todo lo que estamos haciendo.- Aquello fue seguido de murmullos de indignación y maldiciones. También de insultos e imprecaciones. -¿Y quiénes creeréis que son esos cinco? Seguro que ya sabéis quiénes serán...Por supuesto no puede faltar ese Cohen, dicen que es el ojito derecho. Seguro que visita mucho la tienda de...-
-Ya me gustaría a mi visitar su tienda.- Cortó otro y la conversación siguió por ese camino unos instantes. Catherine sonreía. Vaya vaya que mentes mas sucias tenían esos sujetos.
-Pues yo digo que le demos una lección. Así verán que es un bueno para nada y un debilucho. Se tendrá que volver asustado a casa por creerse mejor que nosotros.- Aquello fue seguido por bastantes palabras de aprobación. La felina contó sus voces. Eran seis tipos. -Acabo de tener una idea mejor. Mirad quien viene por allí. ¿No es la mascota humana de ese malnacido? Tal vez debamos divertirnos con él primero.- El tono de aquella voz al decir aquello último le dio tal repelús a la pelirroja, que se giró sobre el carromato y, haciendo gala nuevamente de su felina agilidad y capacidad de contorsión se giró en una posición en la que podía ver a quién se referían, pero sin ser aún vista. Era aquel tipo que solía andar con el alquimista del carro al lado al suyo. ¿Pete? O algo así. Vaya, pues parecía acabar de meterse en un lio, y aún no lo sabía. Bueno...así es la vida. Unos sufren y una gata puede por fin decirle adiós al aburrimiento. Pensó incorporándose sobre el carro para ver el espectáculo que estaba por empezar.
OFF: Níniel House investiga el asunto de los exploradores/cazadores y tras sus pesquisa va a informar a los jefazos. Mientras Cath se prepara para presenciar una buena, y desigual, pelea. Porque si algo se te da bien, nunca lo hagas gratis.
Fue precisamente al hacer inventario, y leer los informes de los casos atendidos por los demás sanadores y alquimistas, que la peliblanca notó una serie de casos que presentaban demasiadas similitudes como para no llamar su atención. Náuseas, jaquecas y una ligera falta de aire. Un total de siete casos que al haber sido atendidos por personas diferentes no habían despertado las sospechas de nadie, pero que todos juntos si habían causado que la joven enarcara una ceja. Todos los pacientes tenían en común además ser de los grupos de exploración, o de los de caza. Ambos grupos que tendían a alejarse más que ningún otro del cuerpo principal de la expedición. Y no solo eso, los siete casos que tenía delante la peliblanca eran de cinco elfos y dos brujos. Curioso ya que aunque había bastantes elfos en estos grupos, la mayoría de exploradores y cazadores eran hombres-bestia, de los cuales ninguno había sido tratado por síntomas similares.
-Ummh. Parece que voy a tener que hacer un par de comprobaciones...- Se dijo a sí misma la peliblanca, guardando cuidadosamente todos aquellos listados con los que había estado trabajando y dirigiendo sus pasos hasta el carromato cerrado de Cohen, el más cercano al suyo. Una vez allí comentó su descubrimiento con su compañero alquimista, pidiéndole también sus informes y si había atendido casos con esos síntomas, para así ampliar el muestreo y confirmar o desmentir sus sospechas.
Una vez cotejada la información Níniel pudo confirmar sus sospechas.
-Más casos, todos similares, de miembros de los mismos grupos y de las mismas razas, que no sin ni por asomo mayoría en dichos grupos...Esto no es mal de altura. Bueno, no es solo mal de altura. Me aventuraría a decir que es un caso de afectación por alteración de éter.- Dijo la peliblanca. -Elfos y brujos somos especialmente sensibles al éter. Normalmente este fluye o se posa de manera natural en todo cuanto nos rodea, por lo que no nos causa ningún mal, al contrario. Pero cuando por alguna razón este flujo se altera puede causar un efecto similar al de respirar aire viciado o incluso contaminado.- Explicó. -Debería ir a visitar a estos pacientes y comprobarlo. Todos fueron diagnosticados con mal de altura y se les ha recomendado reposo. Imagino que estarán en sus tiendas por el campamento. Sera mejor que empiece ya.- Convino la joven poniéndose de nuevo en marcha. Dirigiendo sus pasos ahora a la parte del campamento asignada a los exploradores, los que más afectados habían tenido.
-Sacerdotisa...- La saludó uno de los exploradores al verla acercarse. Se trataba de un elfo de cabello negro y rostro serio. A Níniel le resultaba familiar, y no tardó en recordar que se trataba de uno de los defensores de Nyt Huss. Le devolvió el saludo al modo de su pueblo. -Me alegra veros, precisamente pensaba en acudir a pediros vuestra ayuda.-
-¿Falta de aire, nauseas y dolor de cabeza?- se adelantó la peliblanca, a lo que el pelinegro asintió.
-Aunque no en mi. Tanis, mi hermano. Acaba de volver con el tercer turno de exploradores. Le he dicho que descanse, que es lo que les dijeron a los demás. Que es por el mal de altura...-
-Yo tampoco creo que se trate del mal de altura. Por eso he venido al repasar los informes de mis compañeros. ¿Puedo ver a tu hermano?- preguntó entonces, recibiendo un agradecida aceptación.
-Por supuesto mi señora. Alabada sea Ísil por que esta expedición cuente con una la hija de Ashara Thenidiel.- Respondió el elfo, corriendo las cortinas de la tienda más cercana para franquearle el paso a la joven, que entró sin perder más tiempo.
Aquella tienda era la típica de campaña. Amplia como para que entrara hasta una docena de personas y lo suficientemente confortable para que sus ocupantes descansaran de los agotadores días de marcha. Todos allí debían de ser elfos, o eso dedujo la peliblanca por los objetos personales del interior. Cuatro de las camas estaban ocupadas, aunque tres de los elfos que lo hacían se levantaron nada más verla y la saludaron con respeto de inmediato.
-También les afectó este "mal de altura" sacerdotisa.- Comentó el pelinegro.
-Pero ya me encuentro mejor.- Se apresuró a responder uno de ellos azorado. Parecía el más joven de los allí presentes y parecía no querer parecer débil ante Níniel. Los otros dos secundaron sus palabras. Níniel asintió y se agachó a lado del elfo restante, el cual se despertó en ese momento y trató de incorporarse dificultosamente. La peliblanca se lo impidió y colocó una de sus manos sobre su frente.
-Tranquilo, descansa. Solo he venido a ver qué tal os encontrabais.- Dijo, aunque realmente estaba analizando su éter a la par que su cuerpo. -¿Explorabais zonas distintas u os asignaron alguna en concreto?- Inquirió la joven sin interrumpir sus atenciones al elfo debilitado.
-Nos asignaron una en concreto. Es la mas avanzada. Cascada y rio arriba.- El elfo concretó el lugar, narrando el recorrido hasta allí. -No vimos nada extraño, tampoco sentimos nada. Aunque pronto algunos de nosotros comenzamos a tener estos síntomas. Interrumpimos la exploración por ello. Aunque hay quien siguió-
-Entiendo. No hay necesidad de preocuparse. Aunque no se trata del mal de altura el descanso bastará para que os recuperéis. Pasad luego por los carros médicos y os daré unos tónicos de flor azul que os ayudarán a recuperaros más rápido incluso. Recomendaría explorar una zona diferente eso sí.-
-¿Creeís que hay algo en esa zona que lo ha causado, sacerdotisa?-
-Sí, eso creo. Hablaré sobre esto con los líderes de la expedición. Seguramente pronto os informarán de lo que decidan hacer al respecto.- Sentenció la joven dedicando una última y tranquilizadora sonrisa antes de salir de aquella tienda. Dirigiéndose a las tiendas de mando para informar. Si había exploradores que seguían en la zona marcada, podrían estar en peligro.
---------------------------------------------------------------------------------
El aburrimiento había vencido a Catherine. Con su hermana revisando papeles, y apuntando aburridos datos en más papeles, la pelirroja sintió pronto la necesidad de dar un paseo y ver si podía matar el tiempo de algún modo. Níniel podía defenderse sola, y de cualquier modo tampoco se alejaría mucho. Quizá pudiera encontrar a alguien entrenando que quisiera una zurra, o algo bueno para comer en los carros de cocina.
-¿Quién podría decir que una expedición a un lugar raro en búsqueda de una ciudad de oro podría ser tan aburrida?- Se decía a sí misma mientras se encaramaba ágilmente a los lugares más altos que encontraba para observar desde allí lo que se cocía por el campamento. -Nada...que tostón...A este paso la idea de rascarle la barriga al cerebro de guisante va a empezar a parecerme viable...- Se lamentó tumbándose sobre el techo de la carreta a la que se había encaramado. En ese momento le pareció escuchar algo que llamó su atención y agudizó su extraordinariamente fino oído.
-Todo ha sido un engaño. Ya me lo han dicho dos de los otros...Solo cinco de nosotros podrán entrar, y al resto que nos zurzan. A pesar de todo lo que estamos haciendo.- Aquello fue seguido de murmullos de indignación y maldiciones. También de insultos e imprecaciones. -¿Y quiénes creeréis que son esos cinco? Seguro que ya sabéis quiénes serán...Por supuesto no puede faltar ese Cohen, dicen que es el ojito derecho. Seguro que visita mucho la tienda de...-
-Ya me gustaría a mi visitar su tienda.- Cortó otro y la conversación siguió por ese camino unos instantes. Catherine sonreía. Vaya vaya que mentes mas sucias tenían esos sujetos.
-Pues yo digo que le demos una lección. Así verán que es un bueno para nada y un debilucho. Se tendrá que volver asustado a casa por creerse mejor que nosotros.- Aquello fue seguido por bastantes palabras de aprobación. La felina contó sus voces. Eran seis tipos. -Acabo de tener una idea mejor. Mirad quien viene por allí. ¿No es la mascota humana de ese malnacido? Tal vez debamos divertirnos con él primero.- El tono de aquella voz al decir aquello último le dio tal repelús a la pelirroja, que se giró sobre el carromato y, haciendo gala nuevamente de su felina agilidad y capacidad de contorsión se giró en una posición en la que podía ver a quién se referían, pero sin ser aún vista. Era aquel tipo que solía andar con el alquimista del carro al lado al suyo. ¿Pete? O algo así. Vaya, pues parecía acabar de meterse en un lio, y aún no lo sabía. Bueno...así es la vida. Unos sufren y una gata puede por fin decirle adiós al aburrimiento. Pensó incorporándose sobre el carro para ver el espectáculo que estaba por empezar.
OFF: Níniel House investiga el asunto de los exploradores/cazadores y tras sus pesquisa va a informar a los jefazos. Mientras Cath se prepara para presenciar una buena, y desigual, pelea. Porque si algo se te da bien, nunca lo hagas gratis.
Níniel Thenidiel
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Los seis individuos, con expresiones airadas y gestos amenazantes, se detuvieron frente a otro hombre que caminaba solitario en la oscuridad de la noche. Frosk el Grande, entró en escena como un guardián imponente, cruzando los brazos sobre su fornido pecho mientras observaba con seriedad a los intrusos.
Su presencia imponente y su postura firme dejaron claro que no iba a permitir ningún problema bajo su vigilancia. En efecto, se había presentado como centinela voluntario aquella noche. Los individuos descontentos parecieron dudar por un momento ante la imponente figura del héroe, pero rápidamente recuperaron su determinación y se dirigieron hacia el hombre solitario con intenciones poco amistosas.
Frosk los observó con atención, evaluando la situación y preparado para intervenir si fuera necesario. Su lealtad hacia la expedición y su deber como centinela lo impulsaban a mantener la paz y la seguridad en el campamento, incluso en medio de la noche y frente a posibles problemas.
-Será mejor que sigáis circulando. No me gustan vuestras caras.-Dijo la rana sin quitar sus grandes y saltones ojos ambarinos de los presentes.
-¿Nuestras caras?-Dijo indignado uno de los individuos poco amistosos.-¿Tú te has visto la tuya, rana?
-Soy Frosk el Grande.-Les corrigió-Y esta noche está vigilada por mí. No quiero peleas.
-¡Métete en tus asuntos, bestia!
Eso molestó un poco al anfibio.
-¿¡Bestia!? ¡Estás ante una orgullosa rana del Lago de la Luna! No soy ninguna "bestia"-Replicó, defendiendo su honor con convicción.
Los individuos poco amistosos se quedaron un poco confundidos ante la afirmación de la rana, pero tras unos segundos de silencio siguieron lanzándole improperios a Frosk, quien se defendía dando sus propios argumentos más o menos razonables. La voz se elevó más de lo debía teniendo en cuenta las horas que eran.
A pocos metros de allí, justo al otro lado de la improvisada calle construida por el campamento, Erika estaba sentada en un banco de madera, el cual estaba sujeto a una mesa. A su alrededor había otros bancos pegados a otras mesas formando una especie de comedor. La cocina obviamente estaba cerrada a esas horas, pero la dragona se había improvisado un bocadillo en el que había metido un poco de tomate y mucho queso. No estaba siendo el mejor banquete de su vida, pero le estaba saciando el hambre. Debido a que ella también estaba como centinela voluntaria no había tenido la oportunidad de cenar.
En el lado opuesto de la mesa estaba sentado Bluto, sereno como siempre. Era increíble de ver cómo aquel gigantón de metal no hundía el banco. Debía ser un buen banco.
Ante el alboroto innecesario armado por Frosk y los demás individuos, Erika soltó aire por la nariz, molesta.
-No puede pasar un solo momento sin meterse en líos.-Apoyó un codo sobre la mesa y después la cabeza sobre su puño mientras observaba aquella escena.-Échale un cable, Bluto.
El bio-cibernético, sin mediar palabra se levantó con cuidado para no partir ni la mesa ni el banco. A continuación, se dirigió hacia donde estaba su amigo rana.
-Caballeros, será mejor que bajen el tono de voz. Hay gente tratando de descansar y no podemos pelearnos entre nosotros, ¿De acuerdo?-El gigante de metal se posicionó detrás de Frosk. Le sacaba unas cinco cabezas, quizás más, y a los otros individuos le sacaba al menos dos o tres. Era un armatoste imponente.
-Efectivamente.-Asintió de brazos cruzados. Se había sorprendido a sí mismo de haber pronunciado una palabra tan grande. Viajar con una persona tan culta como Erika estaba dando sus resultados.-No permitiremos ninguna pelea, así que dejad en paz a este hombre y marchaos por donde habéis venido.
Su presencia imponente y su postura firme dejaron claro que no iba a permitir ningún problema bajo su vigilancia. En efecto, se había presentado como centinela voluntario aquella noche. Los individuos descontentos parecieron dudar por un momento ante la imponente figura del héroe, pero rápidamente recuperaron su determinación y se dirigieron hacia el hombre solitario con intenciones poco amistosas.
Frosk los observó con atención, evaluando la situación y preparado para intervenir si fuera necesario. Su lealtad hacia la expedición y su deber como centinela lo impulsaban a mantener la paz y la seguridad en el campamento, incluso en medio de la noche y frente a posibles problemas.
-Será mejor que sigáis circulando. No me gustan vuestras caras.-Dijo la rana sin quitar sus grandes y saltones ojos ambarinos de los presentes.
-¿Nuestras caras?-Dijo indignado uno de los individuos poco amistosos.-¿Tú te has visto la tuya, rana?
-Soy Frosk el Grande.-Les corrigió-Y esta noche está vigilada por mí. No quiero peleas.
-¡Métete en tus asuntos, bestia!
Eso molestó un poco al anfibio.
-¿¡Bestia!? ¡Estás ante una orgullosa rana del Lago de la Luna! No soy ninguna "bestia"-Replicó, defendiendo su honor con convicción.
Los individuos poco amistosos se quedaron un poco confundidos ante la afirmación de la rana, pero tras unos segundos de silencio siguieron lanzándole improperios a Frosk, quien se defendía dando sus propios argumentos más o menos razonables. La voz se elevó más de lo debía teniendo en cuenta las horas que eran.
A pocos metros de allí, justo al otro lado de la improvisada calle construida por el campamento, Erika estaba sentada en un banco de madera, el cual estaba sujeto a una mesa. A su alrededor había otros bancos pegados a otras mesas formando una especie de comedor. La cocina obviamente estaba cerrada a esas horas, pero la dragona se había improvisado un bocadillo en el que había metido un poco de tomate y mucho queso. No estaba siendo el mejor banquete de su vida, pero le estaba saciando el hambre. Debido a que ella también estaba como centinela voluntaria no había tenido la oportunidad de cenar.
En el lado opuesto de la mesa estaba sentado Bluto, sereno como siempre. Era increíble de ver cómo aquel gigantón de metal no hundía el banco. Debía ser un buen banco.
Ante el alboroto innecesario armado por Frosk y los demás individuos, Erika soltó aire por la nariz, molesta.
-No puede pasar un solo momento sin meterse en líos.-Apoyó un codo sobre la mesa y después la cabeza sobre su puño mientras observaba aquella escena.-Échale un cable, Bluto.
El bio-cibernético, sin mediar palabra se levantó con cuidado para no partir ni la mesa ni el banco. A continuación, se dirigió hacia donde estaba su amigo rana.
-Caballeros, será mejor que bajen el tono de voz. Hay gente tratando de descansar y no podemos pelearnos entre nosotros, ¿De acuerdo?-El gigante de metal se posicionó detrás de Frosk. Le sacaba unas cinco cabezas, quizás más, y a los otros individuos le sacaba al menos dos o tres. Era un armatoste imponente.
-Efectivamente.-Asintió de brazos cruzados. Se había sorprendido a sí mismo de haber pronunciado una palabra tan grande. Viajar con una persona tan culta como Erika estaba dando sus resultados.-No permitiremos ninguna pelea, así que dejad en paz a este hombre y marchaos por donde habéis venido.
_________________________________________________________
Off:
Objetivo en esta ronda --> –[Expedición] Meraxes también ha pedido centinelas. ¿Voluntarios?
Frosk el Grande se presenta como voluntario y sus amigos también. Confiad en mí, que esta noche estaréis a salvo.
Entro de lleno en la escena que ha montado Niniel respecto a Peter.
Frosk
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
—Temo que nuestro caballo feo volador se haya perdido —le comenté a Xana mientras seguíamos explorando con la mirada en el cielo nocturno.
—¿Por qué no echas un vistazo desde allá arriba? —sugirió Xana.
Sopesé mis alternativas. Inspiré profundo y, con resignación, suspiré.
—Vale, iré.
Dicho eso, caminé por un árbol, aprovechando mis botas estilosas que me permitían andar por superficies verticales[1], y di un salto potenciado hacia arriba al llegar a la copa. En el aire, alcanzado el punto más álgido con el impulso inicial, me propulsé de nuevo con una descarga de éter.[2] Potencié mis ojos y me giré para otear mis alrededores.
El mundo se convirtió en un borrón antes de que pudiera distinguir algo. El equilibrio huyó de mi control y la gravedad me reclamó en mi aturdimiento.
El mareo se apiadó de mí y me abandonó durante la caída. Recobré el sentido y me giré usando magia para terminar aterrizando sin sufrir una muerte vergonzosa y anticlimática; eso habría sido caer muy bajo para mí.
—¿Qué te sucedió? —inquirió Xana enseguida, apresurándose a examinarme en busca de anormalidades—. ¿Estás bien?
Asentí con la cabeza.
—De pronto me mareé un poco —expliqué—. Bastante raro, lo sé. Quizás ya estoy demasiado viejo para estos trotes… o estos vuelos, mejor dicho.
—Entonces debería intentarlo yo —dijo, creando dos orbes de luz a sus laterales y alzando la mirada.
—No —la detuve—. Tengo un mal presentimiento.
—¿Entonces qué hacemos? —preguntó, ceñuda.
—Solo hay una cosa que hacer —miré a Xana a los ojos—꞉ reunir a la banda projuguitos.
—Hola, mi discípula favorita —saludé con una sonrisa perezosa a Meraxes cuando al fin la encontré—. ¿Qué estás haciendo? Bueno, eso no importa. Necesitamos tu ayuda para…
—¡Oye, yo te vi subir un árbol con las patas! —me interrumpió alguien entusiasta y sin sentido del oportunismo.
—¿Eh? —Me volví en la dirección de donde provenía la voz. Encontré a un hombre-mitad conejo. Esperé no tener que luchar contra él—. Soy muy fuerte, pero no tanto para subir un árbol a algún lugar. Los árboles pesan.
—No, me refiero a que subiste caminando, como una araña. Tienes patas de araña.
—Ah, bueno, supongo que podría decirse que sí —concedí. Levanté una pierna e hice girar el pie, exhibiendo mi bota—. Gracias a esto.
—Owowowowo —dijo, fuese lo que fuese eso—. ¿Puedes ponerles botas a los carros para que podamos subir la montaña?
—¿Eh? —¿Eh?—. ¿Eh? —repetí.
—Necesitamos subir, y los carros no corren hacia arriba. Ya lo intentamos. Se ruedan hacia abajo.
—Ya veo…
«¿Y esta gente no había pensado antes en que esto iba a pasar?», me pregunté. «El difunto rey dragón estaría orgulloso de ellos, aunque no superen su idea de trasladar armas de asedio desde Dundarak a Sandorái por tierra».
—Como te decía, Meraxes —reanudé la conversación anterior—, necesitamos tu ayuda para…
—Para subir la montaña —persistió el hombre-conejo—. Vamos a ponerle botas de araña a los carros. ¡Oh!, y también a los caballos, claro. No podemos olvidar eso. Si no, ¿cómo van a llevar los carros?
—Necesitaríamos mucho metal para eso —atendí por fin a su problema—. No sería factible. En lugar de eso, ¿te gustan los portales? Puedo hacer algunos cuantos… —Miré el sendero que había que traspasar y el tamaño del convoy—. Y vaya que necesitaremos bastantes. —musité, con la pereza resurgiendo en cada parte de mi ser.
—No es lo que esperaba, pero puedo estar satisfecho con eso. Sí, sí.
—Bueno, entonces necesito hojas donde escribir los hechizos rúnicos. Muchas hojas.
—¡Sí, señor araña! —exclamó y se fue saltando.
—Como te decía, Meraxes —retomé la conversación destinada a no nacer—, necesito tu ayuda para…
—¡Ya volvimos! —dijo el entusiasta conejo hijo de lo inoportuno, ahora acompañado por más hombres-bestias, trayendo consigo pergaminos en blanco o usados, hojas de árboles y hojas metálicas—. Trajimos muchas hojas, como pediste.
—De verdad se metieron en el papel —comenté, conteniendo el comentario respecto a su falta de comprensión sobre mi petición.
—¿Ahora qué, señor araña?
—Ahora, señor conejo, si los dioses escriben las tramas de nuestras vidas, nosotros haremos los agujeros en su trama.
—No entendí nada de lo que dijiste, pero supongo que será algo bueno, creo.
—Como te decía, Meraxes… Ah, al Oblivion, terminemos esto primero y luego te explico nuestra nueva misión. Y, si puedes, haz un disfraz de vaca para Bio, con capa para planear incluida.
Dicho eso, tomé el primer pergamino, me senté con las piernas cruzadas, aceleré el flujo de éter en mi cuerpo, concentré energía en la punta de mi dedo índice derecho y con este empecé a trazar en el pergamino una serie de runas de luz, pertenecientes a un hechizo que juega con las distancias, aunque modificadas para un mayor transporte.[3] Con cada hechizo plasmado, uno nuevo empezaba a formarse por mis manos, cada vez más rápido, con la destreza sobrehumana de quien se hace uno con la magia que engendra velocidad y fortaleza.
—Ahora que estamos todos aquí —empecé, el cansancio reflejándose en mi mirada que recorría a mi equipo destinado a grandes cosas—, déjenme decirles que lo que haremos será grandioso y solo el cielo será el límite. —Asentí con la cabeza dos veces—. Como seguro ya habrán notado, perdí a Kali, mi caballo feo volador. Yo lo había ponido aquí, y voló. Y todo lo que volaba desapareció sin decir adiós, lo cual es un problema porque no quiero irme a pie hasta mi casa.
—Ve al grano de una buena vez —chilló alguien con mi voz, aunque terriblemente aguda—. ¿Te piensas que no tenemos nada mejor que hacer?
—¿Y tú cuándo regresaste? —le pregunté al miniyo, Raujo, que observaba con los brazos cruzados y su habitual mala cara.[4]
—¿No me escuchaste lo de ir al grano o te crecieron biusas en los oídos? A este paso moriré antes de que digas nada.
—Vale, sí. —Me aclaré la garganta—. El plan es simple꞉ Bio deberá subir hasta más allá de las nubes para ver dónde está mi caballo con alas. Para eso, Meleis lo llevará hasta lo más alto que pueda subir. En ese punto, Zelas abrirá un portal aquí abajo y otro por encima de Bio.
—Claro, para que Bio pueda volver por el portal y que Meleis no deba cargarlo todo el viaje hasta abajo —completó Xana.
—Nunca antes te habías equivocado tanto en tu vida, Xana —dije, ganándome una mirada fulminante de ella—. Bio no entrará en ese portal de arriba, no en ese momento, sino que saltará al vacío. Deberá cruzar el portal que se abrirá aquí abajo para salir por el portal en el cielo, que deberá apuntar hacia arriba. ¿Entienden? Con el impulso de la caída, Bio entrará en el portal en tierra y emergerá disparadísimo hacia arriba por el otro portal. Así llegará mucho más lejos que solo volando con Meleis.
—Eso… —murmuró Xana, sin saber qué decir exactamente— suena…
—¿Estupidísimo? Totalmente —respondió Raujo.
—¡Ah, cierto! —reconocí y me di una palmadita en la frente—. Había olvidado algo para que sea coherente. —Miré a Meraxes—. Discípula mía, ¿aún tienes el espejo-brújula que Belov nos entregó… en cierta misión? Ahora Bio lo necesitará para ubicar mejor a Kali, mi caballo feo volador. O quizás no lo necesite, pero es mejor ser precavidos. Un Bio en lo alto es algo que no podemos pasar por alto, pues el riesgo es alto, aunque lo tengo en alta estima.
—¿Por qué no echas un vistazo desde allá arriba? —sugirió Xana.
Sopesé mis alternativas. Inspiré profundo y, con resignación, suspiré.
—Vale, iré.
Dicho eso, caminé por un árbol, aprovechando mis botas estilosas que me permitían andar por superficies verticales[1], y di un salto potenciado hacia arriba al llegar a la copa. En el aire, alcanzado el punto más álgido con el impulso inicial, me propulsé de nuevo con una descarga de éter.[2] Potencié mis ojos y me giré para otear mis alrededores.
El mundo se convirtió en un borrón antes de que pudiera distinguir algo. El equilibrio huyó de mi control y la gravedad me reclamó en mi aturdimiento.
El mareo se apiadó de mí y me abandonó durante la caída. Recobré el sentido y me giré usando magia para terminar aterrizando sin sufrir una muerte vergonzosa y anticlimática; eso habría sido caer muy bajo para mí.
—¿Qué te sucedió? —inquirió Xana enseguida, apresurándose a examinarme en busca de anormalidades—. ¿Estás bien?
Asentí con la cabeza.
—De pronto me mareé un poco —expliqué—. Bastante raro, lo sé. Quizás ya estoy demasiado viejo para estos trotes… o estos vuelos, mejor dicho.
—Entonces debería intentarlo yo —dijo, creando dos orbes de luz a sus laterales y alzando la mirada.
—No —la detuve—. Tengo un mal presentimiento.
—¿Entonces qué hacemos? —preguntó, ceñuda.
—Solo hay una cosa que hacer —miré a Xana a los ojos—꞉ reunir a la banda projuguitos.
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—Hola, mi discípula favorita —saludé con una sonrisa perezosa a Meraxes cuando al fin la encontré—. ¿Qué estás haciendo? Bueno, eso no importa. Necesitamos tu ayuda para…
—¡Oye, yo te vi subir un árbol con las patas! —me interrumpió alguien entusiasta y sin sentido del oportunismo.
—¿Eh? —Me volví en la dirección de donde provenía la voz. Encontré a un hombre-mitad conejo. Esperé no tener que luchar contra él—. Soy muy fuerte, pero no tanto para subir un árbol a algún lugar. Los árboles pesan.
—No, me refiero a que subiste caminando, como una araña. Tienes patas de araña.
—Ah, bueno, supongo que podría decirse que sí —concedí. Levanté una pierna e hice girar el pie, exhibiendo mi bota—. Gracias a esto.
—Owowowowo —dijo, fuese lo que fuese eso—. ¿Puedes ponerles botas a los carros para que podamos subir la montaña?
—¿Eh? —¿Eh?—. ¿Eh? —repetí.
—Necesitamos subir, y los carros no corren hacia arriba. Ya lo intentamos. Se ruedan hacia abajo.
—Ya veo…
«¿Y esta gente no había pensado antes en que esto iba a pasar?», me pregunté. «El difunto rey dragón estaría orgulloso de ellos, aunque no superen su idea de trasladar armas de asedio desde Dundarak a Sandorái por tierra».
—Como te decía, Meraxes —reanudé la conversación anterior—, necesitamos tu ayuda para…
—Para subir la montaña —persistió el hombre-conejo—. Vamos a ponerle botas de araña a los carros. ¡Oh!, y también a los caballos, claro. No podemos olvidar eso. Si no, ¿cómo van a llevar los carros?
—Necesitaríamos mucho metal para eso —atendí por fin a su problema—. No sería factible. En lugar de eso, ¿te gustan los portales? Puedo hacer algunos cuantos… —Miré el sendero que había que traspasar y el tamaño del convoy—. Y vaya que necesitaremos bastantes. —musité, con la pereza resurgiendo en cada parte de mi ser.
—No es lo que esperaba, pero puedo estar satisfecho con eso. Sí, sí.
—Bueno, entonces necesito hojas donde escribir los hechizos rúnicos. Muchas hojas.
—¡Sí, señor araña! —exclamó y se fue saltando.
—Como te decía, Meraxes —retomé la conversación destinada a no nacer—, necesito tu ayuda para…
—¡Ya volvimos! —dijo el entusiasta conejo hijo de lo inoportuno, ahora acompañado por más hombres-bestias, trayendo consigo pergaminos en blanco o usados, hojas de árboles y hojas metálicas—. Trajimos muchas hojas, como pediste.
—De verdad se metieron en el papel —comenté, conteniendo el comentario respecto a su falta de comprensión sobre mi petición.
—¿Ahora qué, señor araña?
—Ahora, señor conejo, si los dioses escriben las tramas de nuestras vidas, nosotros haremos los agujeros en su trama.
—No entendí nada de lo que dijiste, pero supongo que será algo bueno, creo.
—Como te decía, Meraxes… Ah, al Oblivion, terminemos esto primero y luego te explico nuestra nueva misión. Y, si puedes, haz un disfraz de vaca para Bio, con capa para planear incluida.
Dicho eso, tomé el primer pergamino, me senté con las piernas cruzadas, aceleré el flujo de éter en mi cuerpo, concentré energía en la punta de mi dedo índice derecho y con este empecé a trazar en el pergamino una serie de runas de luz, pertenecientes a un hechizo que juega con las distancias, aunque modificadas para un mayor transporte.[3] Con cada hechizo plasmado, uno nuevo empezaba a formarse por mis manos, cada vez más rápido, con la destreza sobrehumana de quien se hace uno con la magia que engendra velocidad y fortaleza.
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—Ahora que estamos todos aquí —empecé, el cansancio reflejándose en mi mirada que recorría a mi equipo destinado a grandes cosas—, déjenme decirles que lo que haremos será grandioso y solo el cielo será el límite. —Asentí con la cabeza dos veces—. Como seguro ya habrán notado, perdí a Kali, mi caballo feo volador. Yo lo había ponido aquí, y voló. Y todo lo que volaba desapareció sin decir adiós, lo cual es un problema porque no quiero irme a pie hasta mi casa.
—Ve al grano de una buena vez —chilló alguien con mi voz, aunque terriblemente aguda—. ¿Te piensas que no tenemos nada mejor que hacer?
—¿Y tú cuándo regresaste? —le pregunté al miniyo, Raujo, que observaba con los brazos cruzados y su habitual mala cara.[4]
—¿No me escuchaste lo de ir al grano o te crecieron biusas en los oídos? A este paso moriré antes de que digas nada.
—Vale, sí. —Me aclaré la garganta—. El plan es simple꞉ Bio deberá subir hasta más allá de las nubes para ver dónde está mi caballo con alas. Para eso, Meleis lo llevará hasta lo más alto que pueda subir. En ese punto, Zelas abrirá un portal aquí abajo y otro por encima de Bio.
—Claro, para que Bio pueda volver por el portal y que Meleis no deba cargarlo todo el viaje hasta abajo —completó Xana.
—Nunca antes te habías equivocado tanto en tu vida, Xana —dije, ganándome una mirada fulminante de ella—. Bio no entrará en ese portal de arriba, no en ese momento, sino que saltará al vacío. Deberá cruzar el portal que se abrirá aquí abajo para salir por el portal en el cielo, que deberá apuntar hacia arriba. ¿Entienden? Con el impulso de la caída, Bio entrará en el portal en tierra y emergerá disparadísimo hacia arriba por el otro portal. Así llegará mucho más lejos que solo volando con Meleis.
—Eso… —murmuró Xana, sin saber qué decir exactamente— suena…
—¿Estupidísimo? Totalmente —respondió Raujo.
—¡Ah, cierto! —reconocí y me di una palmadita en la frente—. Había olvidado algo para que sea coherente. —Miré a Meraxes—. Discípula mía, ¿aún tienes el espejo-brújula que Belov nos entregó… en cierta misión? Ahora Bio lo necesitará para ubicar mejor a Kali, mi caballo feo volador. O quizás no lo necesite, pero es mejor ser precavidos. Un Bio en lo alto es algo que no podemos pasar por alto, pues el riesgo es alto, aunque lo tengo en alta estima.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Botas꞉ Trepadoras de araña꞉ para caminar por las paredes y esas cosas.
[2] Habi pasiva nvl 4꞉ Vuelo fúlgido, para dar saltos en el aire.
[3] Intento crear muchos pergaminos de escape꞉ [Pergamino, limitado, 1 uso] Pergamino que al ser activado permite generar un par de agujeros en el suelo, dentro del campo de visión del personaje. Puede entrar por un agujero y salir inmediatamente por el otro. Ambos agujeros desaparecen después de ser usados.
[4] Limitado꞉ Raujo (2/2), una estatuilla de Rauko de 50 cm disfrazado de gomejo, bastante ágil y con voz aguda, aunque sin mucha fuerza. Cobra vida por un turno más.
Intento contribuir con lo siguiente꞉
— [Expedición, Ingeniería, Arcanos, ¿Alquimia?, ¿Otra?] Abrir paso a través de la jungla es una cosa, alzar todo un convoy pared de roca arriba es otra muy distinta. ¿Alguna idea?.
Además de asisir al ascenso de Bio, el elegido para buscar a los voladores y hasta a los dioses mismos en el cielo.
[2] Habi pasiva nvl 4꞉ Vuelo fúlgido, para dar saltos en el aire.
[3] Intento crear muchos pergaminos de escape꞉ [Pergamino, limitado, 1 uso] Pergamino que al ser activado permite generar un par de agujeros en el suelo, dentro del campo de visión del personaje. Puede entrar por un agujero y salir inmediatamente por el otro. Ambos agujeros desaparecen después de ser usados.
[4] Limitado꞉ Raujo (2/2), una estatuilla de Rauko de 50 cm disfrazado de gomejo, bastante ágil y con voz aguda, aunque sin mucha fuerza. Cobra vida por un turno más.
Intento contribuir con lo siguiente꞉
— [Expedición, Ingeniería, Arcanos, ¿Alquimia?, ¿Otra?] Abrir paso a través de la jungla es una cosa, alzar todo un convoy pared de roca arriba es otra muy distinta. ¿Alguna idea?.
Además de asisir al ascenso de Bio, el elegido para buscar a los voladores y hasta a los dioses mismos en el cielo.
Rauko
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Justo cuando se quejaba de la distancia de su ataque, noto que el ambiente no ofrecía mucha resistencia, lo cual creo un caos desproporcionado el cual no esperaba terminara con tanta gente entremedio, los insultos y reclamos no se hicieron esperar, ante lo cual el rubio no tardo en colgar sus espadas en su arnés junto a la mas grande y comenzó a disculparse mientras esperaba que los reclamos avanzaran rápido, fue entonces cuando noto a la distancia a un vampiro conocido, acompañado de alguien muy importante.
Zelas paso entremedio de los trabajadores rápidamente y se acerco para ver como se encontraba su jefe -Señor Van Piro, cuanto lo siento, no ha sido mi intención- diría el rubio mientras le ayudaba a ponerse de patas(?) -Hola Bio, ¿Qué tal?- señalo mientras se encargaba de limpiar con cuidado al Señor Van Piro, una vez se aseguro de que su ofensa había sido perdonada, prosiguió con su trabajo.
Mientras avanzaba por el terreno que había despejado escucho que alguien le hablaba -Dudo mucho que tan solo nos encontremos con ramitas bajas y matojos- diría un enorme hombre bestia con características de tigre mientras pasaba cerca del rubio.
-Pues yo vi caer algunos arboles, y esas piedras tienen cortes, además estamos sobre terreno que en teoría limpie yo- respondería el no-elfo ante el Tigre que hacia caso omiso a lo que había dicho, Zelas noto que sus garras se expandían demasiado, algunas casi eran del largo de una de las espadas mas cortas que componían su espada compuesta de mas espadas.
-Así que estoy seguro que dos hojas afiladas más te vendrán bien. Espero que tengas gafas de protección.. porque soy una maquina de cortar- Aquel enorme tigre comenzó a reír mientras procedía a seguir avanzando cortando todo lo que tenia en frente de el.
-Suerte con eso, ten cuidado no te vayas a quebrar una uña(?)- diría el rubio, mas probablemente caería en oídos sordos, ya que el tigre se veía concentrado.
Zelas viendo que la cosa se había animado siguió avanzando cortando arbustos, ramas, arboles y piedras con suma precisión cuando noto una presencia familiar -¿Vinnie?, hola tanto tiempo- diría saludando a su amigo brujo, -Quien diría que terminaríamos trabajando de noche y durmiendo de día, esperemos no aparezcan vampiros nuevos en lo que dura la expedición, me gusta el mucho el pan de ajo, no duraría mucho como vampiro(?)- señalaría mientras continuaba limpiando el camino por lo que quedaba de noche.
________________________________________
Unas noches mas tarde(?)
La caravana había avanzado sin problemas, entre todos los entusiastas por cortar a la naturaleza, el trabajo se realizo en un santiamén, sin embargo, habían unas cuantas cosas que llamaban la atención, la carne basada en aves había desaparecido del menú rápidamente, y aquello se supone que no debía pasar, ¿Seria que entre tanto deforestar los habían espantados a todos?, no había como saberlo, el rubio se encontraba comiendo sin ninguna espada que llamara la atención cuando escucho unas palabras en su cabeza.
"Encuéntranos cerca de una de las fogatas, hay reunión del clan"
"Hablas de una reunión-reunión o una reunión de nosotros 2 nada mas"
"Si quisiera otra cosa te habría dicho que vinieras a mi carpa"
"Tiene sentido, termino de comer y voy"
Zelas termino la conexión tocando el emblema metálico del protector de su hombro y procedió a terminar su comida, no fue difícil encontrar al variopinto grupo de aventureros que conformaban su clan, en las noches anteriores ya había visto a unos cuantos amigos, y después de casi haber acabado con el Señor Van Piro estaba preparado para el posible regaño.
-Antes que digan cualquier cosa, no fue mi intención el casi tasajear al Señor Van Pito-Piro, el Señor Van Piro- el no-elfo se llevo la mano al rostro para ocultar su vergüenza y escucho con atención el plan de Rauko, con la intervención de Raujo y la mala suposición de Xana solo quedaba acordar el lugar donde se realizaría el gran ascenso de Bio en busca del caballo feo. El señor Van Piro por su lado observaria a Zelas y le diria Si haces esto por el Clan, olvidare el intento de asesinato de la otra noche ante lo cual el rubio sonreiría y asentiría con efusividad
Zelas sacaría su orbe mágico(1) y al momento de acercar su mano, una empuñadura bastante particular se asomaría, aquel souvenir de los falsos dragones ancestrales que Rauko con su herrería magistral había convertido en espada, ahora con la Dragón Claw en mano, guardo su orbe y busco su llave mágica para llevar a cabo el plan.
-Muy bien, recuerden que los portales duran poco y se cierran al momento de que alguien cruce, así que es esencial que nadie que no quiera aparecer sobre Meleis lo atraviese, habiendo dicho eso, necesito ver hasta donde llegara Meleis con Bio para que el corte en el espacio-tiempo sea mas acertado, así que avisen cuando llegue a ese punto- explicaría el no-elfo
-¿Y no tendrá problemas para vernos en la noche?- preguntaría Meleis algo preocupado.
-Tranquilo, estos azules no están solo para verme mejor(?), tendré una visual bastante clara de ustedes, pero ruge cuando ya no te vayas a elevar mas y ni bien me veas debajo de ustedes, suelta a Bio- indicaría Zelas mientras todos asumían sus posiciones.
Meraxes le haría entrega de algo a Bio y Meleis se transformaría en dragón para llevar a Bio a las alturas, Zelas por su parte observaría desde un lado junto a Rauko, Xana, Meraxes, el señor Van Piro y Raujo. Una vez Meleis rugió, el no-elfo se fijo en el espacio que había un poco mas arriba del dragón y fusiono la llave mágica con su espada mientras se posicionaba justo por debajo de ellos. Cuando Meleis soltó a Bio, Zelas realizo 2 cortes al aire por sobre su cabeza, cortando el espacio-tiempo y abriendo un portal para que fuera atravesado por Bio, al mismo tiempo, otro portal se abriría en el espacio que estaba sobre Meleis(2).
OFF: habilidades y cosas usadas.
1_Vaina Infinita para obtener mi espada Dragón Claw(Se entiende que debido a que han pasado mas noches, la espada de la ronda anterior se encuentra en la Vaina infinita)
2_Llave tetradimensional.
PD: Tengo permiso de todos los users cuyos npc o voces fueron usadas en este dialogo.
Objetivo de esta Ronda:
[Expedicion?]: Ayudar a enviar a Bio a las alturas para quebusque al caballo feo de Rauko revise si hay algo en las alturas que de alguna pista de la ausencia de creaturas voladoras o del grupo de avanzada aéreo.
Zelas paso entremedio de los trabajadores rápidamente y se acerco para ver como se encontraba su jefe -Señor Van Piro, cuanto lo siento, no ha sido mi intención- diría el rubio mientras le ayudaba a ponerse de patas(?) -Hola Bio, ¿Qué tal?- señalo mientras se encargaba de limpiar con cuidado al Señor Van Piro, una vez se aseguro de que su ofensa había sido perdonada, prosiguió con su trabajo.
Mientras avanzaba por el terreno que había despejado escucho que alguien le hablaba -Dudo mucho que tan solo nos encontremos con ramitas bajas y matojos- diría un enorme hombre bestia con características de tigre mientras pasaba cerca del rubio.
-Pues yo vi caer algunos arboles, y esas piedras tienen cortes, además estamos sobre terreno que en teoría limpie yo- respondería el no-elfo ante el Tigre que hacia caso omiso a lo que había dicho, Zelas noto que sus garras se expandían demasiado, algunas casi eran del largo de una de las espadas mas cortas que componían su espada compuesta de mas espadas.
-Así que estoy seguro que dos hojas afiladas más te vendrán bien. Espero que tengas gafas de protección.. porque soy una maquina de cortar- Aquel enorme tigre comenzó a reír mientras procedía a seguir avanzando cortando todo lo que tenia en frente de el.
-Suerte con eso, ten cuidado no te vayas a quebrar una uña(?)- diría el rubio, mas probablemente caería en oídos sordos, ya que el tigre se veía concentrado.
Zelas viendo que la cosa se había animado siguió avanzando cortando arbustos, ramas, arboles y piedras con suma precisión cuando noto una presencia familiar -¿Vinnie?, hola tanto tiempo- diría saludando a su amigo brujo, -Quien diría que terminaríamos trabajando de noche y durmiendo de día, esperemos no aparezcan vampiros nuevos en lo que dura la expedición, me gusta el mucho el pan de ajo, no duraría mucho como vampiro(?)- señalaría mientras continuaba limpiando el camino por lo que quedaba de noche.
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Unas noches mas tarde(?)
La caravana había avanzado sin problemas, entre todos los entusiastas por cortar a la naturaleza, el trabajo se realizo en un santiamén, sin embargo, habían unas cuantas cosas que llamaban la atención, la carne basada en aves había desaparecido del menú rápidamente, y aquello se supone que no debía pasar, ¿Seria que entre tanto deforestar los habían espantados a todos?, no había como saberlo, el rubio se encontraba comiendo sin ninguna espada que llamara la atención cuando escucho unas palabras en su cabeza.
"Encuéntranos cerca de una de las fogatas, hay reunión del clan"
"Hablas de una reunión-reunión o una reunión de nosotros 2 nada mas"
"Si quisiera otra cosa te habría dicho que vinieras a mi carpa"
"Tiene sentido, termino de comer y voy"
Zelas termino la conexión tocando el emblema metálico del protector de su hombro y procedió a terminar su comida, no fue difícil encontrar al variopinto grupo de aventureros que conformaban su clan, en las noches anteriores ya había visto a unos cuantos amigos, y después de casi haber acabado con el Señor Van Piro estaba preparado para el posible regaño.
-Antes que digan cualquier cosa, no fue mi intención el casi tasajear al Señor Van Pito-Piro, el Señor Van Piro- el no-elfo se llevo la mano al rostro para ocultar su vergüenza y escucho con atención el plan de Rauko, con la intervención de Raujo y la mala suposición de Xana solo quedaba acordar el lugar donde se realizaría el gran ascenso de Bio en busca del caballo feo. El señor Van Piro por su lado observaria a Zelas y le diria Si haces esto por el Clan, olvidare el intento de asesinato de la otra noche ante lo cual el rubio sonreiría y asentiría con efusividad
Zelas sacaría su orbe mágico(1) y al momento de acercar su mano, una empuñadura bastante particular se asomaría, aquel souvenir de los falsos dragones ancestrales que Rauko con su herrería magistral había convertido en espada, ahora con la Dragón Claw en mano, guardo su orbe y busco su llave mágica para llevar a cabo el plan.
-Muy bien, recuerden que los portales duran poco y se cierran al momento de que alguien cruce, así que es esencial que nadie que no quiera aparecer sobre Meleis lo atraviese, habiendo dicho eso, necesito ver hasta donde llegara Meleis con Bio para que el corte en el espacio-tiempo sea mas acertado, así que avisen cuando llegue a ese punto- explicaría el no-elfo
-¿Y no tendrá problemas para vernos en la noche?- preguntaría Meleis algo preocupado.
-Tranquilo, estos azules no están solo para verme mejor(?), tendré una visual bastante clara de ustedes, pero ruge cuando ya no te vayas a elevar mas y ni bien me veas debajo de ustedes, suelta a Bio- indicaría Zelas mientras todos asumían sus posiciones.
Meraxes le haría entrega de algo a Bio y Meleis se transformaría en dragón para llevar a Bio a las alturas, Zelas por su parte observaría desde un lado junto a Rauko, Xana, Meraxes, el señor Van Piro y Raujo. Una vez Meleis rugió, el no-elfo se fijo en el espacio que había un poco mas arriba del dragón y fusiono la llave mágica con su espada mientras se posicionaba justo por debajo de ellos. Cuando Meleis soltó a Bio, Zelas realizo 2 cortes al aire por sobre su cabeza, cortando el espacio-tiempo y abriendo un portal para que fuera atravesado por Bio, al mismo tiempo, otro portal se abriría en el espacio que estaba sobre Meleis(2).
OFF: habilidades y cosas usadas.
1_Vaina Infinita para obtener mi espada Dragón Claw(Se entiende que debido a que han pasado mas noches, la espada de la ronda anterior se encuentra en la Vaina infinita)
2_Llave tetradimensional.
PD: Tengo permiso de todos los users cuyos npc o voces fueron usadas en este dialogo.
Objetivo de esta Ronda:
[Expedicion?]: Ayudar a enviar a Bio a las alturas para que
Zelas Hazelmere
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Quizás nos habíamos perdido un poco de camino, y quizás mi bestial compañera ya me había dejado caer que no estábamos yendo por el camino correcto. Al menos, habíamos dado con un camino abierto de forma poco ortodoxa y rodadas de carros, que hacían sospechar que habíamos encontrado la dirección correcta.
- Te avisé de que íbamos a llegar tarde si seguías por ese camino.
- Y no te faltaba razón. Pero tampoco finjas que te importaba mucho a ti, que si de verdad te urgiera habrías insistido más enérgicamente en ir por donde decías tú.
- Más enérgicamente y con más violencia. No te olvides de esos detalles, vampiro. De todas formas, tienes razón, D'Orlind Ûr es un símbolo para la gente bestia, y espero que lo encuentren, pero en lo que a mi respecta, prefiero volverme a mi pueblo si conseguimos recuperar a mi gente.
- Cuando consigamos recuperar a tu gente.
- Bueno, eso. Cuando consigamos encontrar a mi gente y llevarle el dolor a todos los involucrados me los llevaré de vuelta a nuestro pueblo para recuperarlo. Las ciudades no son para mi.
- Puedo entenderte, crecí en una y no lo recomiendo especialmente.
- Oye, ¿esa que dirige no es tu amiga la dragona alta?
- Pues eso parece. Vamos a ver que hay que hacer por aquí.
Habiendo alcanzado al grueso del grupo, me acerqué a echar un ojo a comprobar el estado de la expedición. No tardé en percatarme de que esta gente tenía una considerable falta de carpinteros, o al menos de carpinteros que supieran lo que hacían, porque el estado de sus carros dejaba bastante que desear. En vista de que parecía que Meraxes tenía bastante lío con la organización, paré al primer tipo que me encontré para preguntarle.
- Acabamos de llegar, ¿qué tenéis pendiente todavía por aquí?
- Hay mucho que hacer. Todavía se necesitan exploradores, además de vigías que controlen que no recibamos ataques. Por supuesto hace falta gente que se asegure de compensar el desgaste del material, además la jefa ha pedido trampas para ayudar a los cazadores y usarlas como defensa, y
- No digas más. Puedes decirle a la jefa que ya tienen carpintero y que no tardarán en llegar esas trampas. Bueno, y si alguien necesita la reparación de algún carro que se acerque por aquí. Y cuando digo que si alguien necesita digo que les insistas, que ya les he echado un ojo y no son una maravilla precisamente.
- ¿Tu solo querías una excusa para ponerte a trabajar madera, no?
- Bueno... un poco sí. Pero es que uno es mercenario, y una cosa es ayudar a un amigo y otra trabajar gratis para cualquiera. En fin, tu tráeme madera y reparte las trampas, así te puedes dar una vuelta por el campamento. Pero no te pelees con nadie gratuitamente.
- ¿Y si se lo buscan?
- No veo que en ese caso fuese a poder detenerte, así que haz lo que gustes.
Así que me fui montando mi mesa de trabajo mientras Teufel me traía unas tablas con las que empezar a trabajar en esas trampas. Mientras uno de los carros pasaban me pareció escuchar un ritmo machacón, pero opté por agachar la cabeza e ignorarlo, porque prestar atención a veces llevaba a consecuencias desafortunadas. Al rato empecé a tener ya trampas hechas, un poquito de todo, desde trampas de red, pestilentes, punzantes, de oso o de jaula, sencillas a la par que útiles para facilitar la caza o detener incursiones, a excesos como las trampas explosivas o de las cien agujas, que tras montarlas me empecé a plantear si era buena idea dejar en manos de esta gente. De todas formas ya estaban hechas, así que iba a ser mejor repartirlas, que un buen trabajo no debía desperdiciarse.
- Oye, he escuchado por ahí que hay unos vampiros quejándose de que solo van a poder entrar cinco en la ciudad.
- Pues bien por ellos, supongo.
- No sé, suena como raro.
- Si, suena un poco sospechoso, pero tampoco tengo especial interés en meterme. Solo falta que sea verdad y toque asumir la responsabilidad de ser de los únicos que vayan a entrar. Quita, quita...
- ¿Estabas tan falto de sangre también cuando eras humano?
- Mis padres y mis jefes en la guardia seguramente te dirían que si. Pero bueno, ya que tu tienes tanta energía, sigue repartiendo trampas.
- Te avisé de que íbamos a llegar tarde si seguías por ese camino.
- Y no te faltaba razón. Pero tampoco finjas que te importaba mucho a ti, que si de verdad te urgiera habrías insistido más enérgicamente en ir por donde decías tú.
- Más enérgicamente y con más violencia. No te olvides de esos detalles, vampiro. De todas formas, tienes razón, D'Orlind Ûr es un símbolo para la gente bestia, y espero que lo encuentren, pero en lo que a mi respecta, prefiero volverme a mi pueblo si conseguimos recuperar a mi gente.
- Cuando consigamos recuperar a tu gente.
- Bueno, eso. Cuando consigamos encontrar a mi gente y llevarle el dolor a todos los involucrados me los llevaré de vuelta a nuestro pueblo para recuperarlo. Las ciudades no son para mi.
- Puedo entenderte, crecí en una y no lo recomiendo especialmente.
- Oye, ¿esa que dirige no es tu amiga la dragona alta?
- Pues eso parece. Vamos a ver que hay que hacer por aquí.
Habiendo alcanzado al grueso del grupo, me acerqué a echar un ojo a comprobar el estado de la expedición. No tardé en percatarme de que esta gente tenía una considerable falta de carpinteros, o al menos de carpinteros que supieran lo que hacían, porque el estado de sus carros dejaba bastante que desear. En vista de que parecía que Meraxes tenía bastante lío con la organización, paré al primer tipo que me encontré para preguntarle.
- Acabamos de llegar, ¿qué tenéis pendiente todavía por aquí?
- Hay mucho que hacer. Todavía se necesitan exploradores, además de vigías que controlen que no recibamos ataques. Por supuesto hace falta gente que se asegure de compensar el desgaste del material, además la jefa ha pedido trampas para ayudar a los cazadores y usarlas como defensa, y
- No digas más. Puedes decirle a la jefa que ya tienen carpintero y que no tardarán en llegar esas trampas. Bueno, y si alguien necesita la reparación de algún carro que se acerque por aquí. Y cuando digo que si alguien necesita digo que les insistas, que ya les he echado un ojo y no son una maravilla precisamente.
- ¿Tu solo querías una excusa para ponerte a trabajar madera, no?
- Bueno... un poco sí. Pero es que uno es mercenario, y una cosa es ayudar a un amigo y otra trabajar gratis para cualquiera. En fin, tu tráeme madera y reparte las trampas, así te puedes dar una vuelta por el campamento. Pero no te pelees con nadie gratuitamente.
- ¿Y si se lo buscan?
- No veo que en ese caso fuese a poder detenerte, así que haz lo que gustes.
Así que me fui montando mi mesa de trabajo mientras Teufel me traía unas tablas con las que empezar a trabajar en esas trampas. Mientras uno de los carros pasaban me pareció escuchar un ritmo machacón, pero opté por agachar la cabeza e ignorarlo, porque prestar atención a veces llevaba a consecuencias desafortunadas. Al rato empecé a tener ya trampas hechas, un poquito de todo, desde trampas de red, pestilentes, punzantes, de oso o de jaula, sencillas a la par que útiles para facilitar la caza o detener incursiones, a excesos como las trampas explosivas o de las cien agujas, que tras montarlas me empecé a plantear si era buena idea dejar en manos de esta gente. De todas formas ya estaban hechas, así que iba a ser mejor repartirlas, que un buen trabajo no debía desperdiciarse.
- Oye, he escuchado por ahí que hay unos vampiros quejándose de que solo van a poder entrar cinco en la ciudad.
- Pues bien por ellos, supongo.
- No sé, suena como raro.
- Si, suena un poco sospechoso, pero tampoco tengo especial interés en meterme. Solo falta que sea verdad y toque asumir la responsabilidad de ser de los únicos que vayan a entrar. Quita, quita...
- ¿Estabas tan falto de sangre también cuando eras humano?
- Mis padres y mis jefes en la guardia seguramente te dirían que si. Pero bueno, ya que tu tienes tanta energía, sigue repartiendo trampas.
****************
Objetivo:
- [Expedición, Carpintería, Arcanos] Meraxes ha pedido trampas tanto para caza como para protección del campamento.
Aunque aprovecho también para hacer un poco de mantenimiento entre trampa y trampa.
Resumen:
Corlys se pone a hacer trampas y se las da a Teufel para repartirlas, también se ofrece a hacer más cosas carpinteras.
Corlys Glokta
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
-¿Cuánto tiempo llevamos en este paseo?- preguntó la chicadreja sacándose una ramita de entre el peluche de su cola, mientras se la cepillaba. -Demasiados- respondió la no-bruja, con notable hastío. -Y las pócimas ya no se están vendiendo- añadió. -Ah sí, es que hay una elfa sanadora y un vampiro que regalan las pócimas y la gente no se está enfermando de la panza, solo le está dando apunamiento a los elfos y brujos- dijo Tina.
Mina frunció el ceño -Mentira. Yo no he sentido nada.- aseguró molesta. -Ya, pero es que tú no has salido del campamento. Eso le está pasando a los que iban en la avanzada. ¿Has visto cómo abren camino? Cortan el bosque como mantequilla con cuchillo caliente. Y además, tú ya no eres bruja- contestó la chicadreja. Mina sintió que la chica bestia le clavaba un puñal en el corazón. -¿Qué has dicho? ¿QUÉ HAS DICHO?- exclamó y saltó furiosa sobre su compinche, jalándole las orejas.
Después de una pequeña pelea en la que ambas quedaron magulladas y despeinadas, Mina, aún molesta, volteó a mirar a Tina ahora con curiosidad. -¿Y tú cómo ye has enterado de todo eso que me dijiste?- quiso saber. Tina se encogió rápido de hombros. -Es que yo sí soy amable y respondo cuando me saludan... no como otras...- respondió. -Insolente- gruñó la no-bruja mientras le plantaba un cocotazo en toda la cocorra.
Un cliente insatisfecho que exigía enérgicamente la devolución de sus aeros había confrontado a Mina, pero su política de cero devoluciones era rígida y la no-bruja era intransigente al respecto. Así que aquella tarde, fueron dos los que anduvieron por la vida con un chichón de proporciones. Eso fue la gota que colmó el vaso, por lo que Mina y Tina decidieron que ya no tenían que seguir participando de aquel mamotreto. Solas les iría mejor; eran ligeras y rápidas para viajar, y la chicadreja había encontrado un "atajo".
Tomada la decisión, Mina y Tina desarmaron su puesto y cargaron con sus pertrechos, la expedición en si misma había perdido todo su encanto al no poder lucrar de ella. Pero la no-bruja no se iría sin cobrarse una pequeña venganza.
Con total naturalidad, fue hasta donde estaban las principales provisiones de la expedición y en los barriles donde reservaban el agua limpia para beber y cocinar, vertió el contenido de todos los frascos que cargaba con esencia de dulces sueños, una poción con un suave olor a anís, de color transparente, que 5 minutos después de haberla bebido, hace caer en un profundo sueño. Aunque aquella cantidad, si bien era considerable, estaría tan diluida en el agua que lo más probable es que causara adormecimiento y abotagamiento en quienes la bebieran, haciéndolos lentos en sus reacciones. No solo les castigaría, le daría ventaja para llegar a donde fuera que Tina la llevara.
Cumplido su cometido, se reunió con la chicadreja en la base de la cascada. La pequeña bestial había descubierto que detrás de la caída de agua se abría una cueva, así que, armada con sus gafas de visión nocturna, la siguió, escabulléndose para que nadie las siguiera.
___________________________
– Objetivo del turno: [Sabotaje] No, no, espera: ¿y si lo que andas buscando es la mejor ruta para confundir, atascar o malograr los esfuerzos del grupo?
Mina frunció el ceño -Mentira. Yo no he sentido nada.- aseguró molesta. -Ya, pero es que tú no has salido del campamento. Eso le está pasando a los que iban en la avanzada. ¿Has visto cómo abren camino? Cortan el bosque como mantequilla con cuchillo caliente. Y además, tú ya no eres bruja- contestó la chicadreja. Mina sintió que la chica bestia le clavaba un puñal en el corazón. -¿Qué has dicho? ¿QUÉ HAS DICHO?- exclamó y saltó furiosa sobre su compinche, jalándole las orejas.
Después de una pequeña pelea en la que ambas quedaron magulladas y despeinadas, Mina, aún molesta, volteó a mirar a Tina ahora con curiosidad. -¿Y tú cómo ye has enterado de todo eso que me dijiste?- quiso saber. Tina se encogió rápido de hombros. -Es que yo sí soy amable y respondo cuando me saludan... no como otras...- respondió. -Insolente- gruñó la no-bruja mientras le plantaba un cocotazo en toda la cocorra.
Un cliente insatisfecho que exigía enérgicamente la devolución de sus aeros había confrontado a Mina, pero su política de cero devoluciones era rígida y la no-bruja era intransigente al respecto. Así que aquella tarde, fueron dos los que anduvieron por la vida con un chichón de proporciones. Eso fue la gota que colmó el vaso, por lo que Mina y Tina decidieron que ya no tenían que seguir participando de aquel mamotreto. Solas les iría mejor; eran ligeras y rápidas para viajar, y la chicadreja había encontrado un "atajo".
Tomada la decisión, Mina y Tina desarmaron su puesto y cargaron con sus pertrechos, la expedición en si misma había perdido todo su encanto al no poder lucrar de ella. Pero la no-bruja no se iría sin cobrarse una pequeña venganza.
Con total naturalidad, fue hasta donde estaban las principales provisiones de la expedición y en los barriles donde reservaban el agua limpia para beber y cocinar, vertió el contenido de todos los frascos que cargaba con esencia de dulces sueños, una poción con un suave olor a anís, de color transparente, que 5 minutos después de haberla bebido, hace caer en un profundo sueño. Aunque aquella cantidad, si bien era considerable, estaría tan diluida en el agua que lo más probable es que causara adormecimiento y abotagamiento en quienes la bebieran, haciéndolos lentos en sus reacciones. No solo les castigaría, le daría ventaja para llegar a donde fuera que Tina la llevara.
Cumplido su cometido, se reunió con la chicadreja en la base de la cascada. La pequeña bestial había descubierto que detrás de la caída de agua se abría una cueva, así que, armada con sus gafas de visión nocturna, la siguió, escabulléndose para que nadie las siguiera.
___________________________
– Objetivo del turno: [Sabotaje] No, no, espera: ¿y si lo que andas buscando es la mejor ruta para confundir, atascar o malograr los esfuerzos del grupo?
Mina Harker
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Muchas Décadas Atrás
-La guerra termino, ¿Qué harás ahora hermano Lukas? – pregunto Alexandra, una mujer águila, habían peleado como hermanos en la guerra contra los invasores, la tortuga se sentó bajo la sombra de un árbol al lado del arroyo. –Escuche que les quieren dar una ciudad, De`Luluk o algo asi me dijeron que se llamaba, será genial ver que tal es ese lugar, creo que nunca he estado ahí, suena a una gran aventura – dijo Chayanne, al momento en que el brujo apareció Alexandra arrugo el rostro. –La ciudad se llama D'Orlind Ûr y es solo para hombres bestia, no para otras razas – dijo mirando con dureza a Chayanne. –Sobre todo no para brujos deshonestos y canallas.
Lukas suspiro, Alexandra era una gran amiga, pero nunca había querido ni un poco a Chayanne, unos brujos, antes del conclave de la unión, la habían raptado y tratado mal, aunque estos eran unos malnacidos Lukas sabía que nada tenían que ver con Chayanne, sin embargo, por más que quería defenderlo no podía negar lo innegable, D'Orlind Ûr era un santuario hecho solo para gente bestia. –No hables mal de mi amigo – dijo Lukas con dureza poniéndose de pie. –Aunque Alexandra tiene razón, no nos admiten ahí – dijo, Alexandra quiso protestar, pero Lukas levanto uno de sus dedos. –Ningún lugar donde no admitan a mi amigo es un lugar que yo pueda considerar mi hogar – dijo la gran tortuga, el brujo aplaudió y recibió una mirada fulminadora de parte de la mujer bestia, Lukas lo miro suspirando - ¿Podrías ir a buscar tus cosas? Es hora de partir – dijo, cuando Chayanne se fue miro a su compañera de batallas mientras le acariciaba una de sus alas. –Este no es un adiós amiga mía, solo es un hasta luego, algún día iré a D'Orlind Ûr y poder contarte todas mis aventuras.
Hoy
.Lukas se sentía NOUStalgico, luego de haber ido a ver a las sirenas se había enterado de que había una gran búsqueda, mucha gente estaba detrás de la mítica ciudad de D'Orlind Ûr, Lukas nunca había puesto un pie en ese lugar, primero fue por su amistad con su difunto amigo brujo y luego porque nunca supo cómo llegar. Las leyendas decían que luego de unos años la gente había dejado la ciudad, Lukas nunca supo que había sucedido ni había podido encontrar a Alexandra nuevamente, mientras nadaba la gran tortuga azul pensaba en su antigua amiga. Finalmente, el camino acuático acabo, Lukas empezó a subir, su cabeza aun no salía a la superficie cuando fue pisada, la tortuga soltó un gruñido submarino, emergió y vio como una persona corría a través de una cueva al lado de una… ¿chica mapache? En la oscuridad no podía notarlo completamente. –La juventud de ahora ya no respeta a sus mayores – dijo saliendo completamente del agua y atravesando una cortina de agua, miro arriba y vio que era una cascada. –Por eso el rio se detenía, seguro arriba sigue – dijo mientras caminaba, había varios carromatos y gente caminando, Lukas no sabía dónde dirigirse ni que hacer. ¿Serian estos los aventureros que buscaban D'Orlind Ûr?
Lukas miro a la poca gente que estaba a su alrededor, tenía que preguntarle a alguien que pasaba, sin embargo, se distrajo al escuchar un grito.
- ¡Metete en tus asuntos bestia! – grito un hombre pálido, Lukas se sintió muy ofendido, ¿aun ni alcanzaba a preguntar nada y ya le estaban mandando a la mierda? Una gran rana empezó a discutir con el pálido, Lukas noto que no era el quien estaba siendo ofendido, sin embargo, el pálido le había caído mal. Empezó a acercarse al grupo, eran seis personas que estaban frente a la rana y una persona a quien Lukas no alcanzaba a distinguir, la tortuga empezó a correr, el tipo pálido no le daba buena espina y no iba a dejar que nadie viniera a ofender a la rana, después de todo entre bestias había que apoyarse. - ¿Eso es un hombre de metal? – pregunto Lukas al aire al ver que un ser de aspecto metálico se ponía entre el grupo pálido y el anfibio, parecía que los seis pálidos querían pelear o algo asi, Lukas sonrió mientras corría y embestía al tipo grosero, mandándolo a volar. –No sé quién carajos sean, pero no dejare que insulten a uno de los míos – dijo mirando a la rana antes de hacerle una reverencia. –Mi nombre es Lukas, para servirle mi buen señor – dijo antes sorprenderse dandose cuenta de quien era la persona que no habia podido distinguir antes. - ¿Peter eres tú?
OFFROL: –[Expedición] Meraxes también ha pedido centinelas. ¿Voluntarios?
Lukas llego directo a ponerse en plan de centinela y que mejor forma que defendiendo a Peter de los abusivos
Lukas llego directo a ponerse en plan de centinela y que mejor forma que defendiendo a Peter de los abusivos
Lukas
Experto
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Todo parecía marchar bastante bien salvo una que otro obstáculo, es decir, al menos nadie tenía diarrea y no usaban gomejos como absorbentes. Claro que no todo podía ser perfecto. Conforme avanzábamos también incrementaban los retos y corrían rumores que generaban tensión.
De pronto una gran responsabilidad había caído sobre mis hombros, sacrificio que estaba dispuesta aceptar por el bien de los futuros eventos de Madame Sizay, mi santa patrona del snu snu.
De pronto todo parecía juntarse, hacía días que no recibíamos reportes del grupo aéreo, y los palomejos (tema de gran relevancia para mí dado a que todo lo que involucrara parientes de mi gomejo podían desencadenar eventos trascendentales) habían desaparecido como por arte de magia, añadido a esto había una decisión que tomar, estábamos en una especie de punto muerto en el que si rodeábamos la caravana nos atrasaríamos pero tampoco tenía la menor idea de cómo subir sin generar el caos en el intento.
- ¿Tiene alguna idea, Señorita Meraxes? - Preguntó el ciervo, había sido de gran ayuda estos días.
- La verdad... no, pero tal vez el resto sí. Así que haré un salto de fe. -
- ¿No vas a saltar, no? - Agregó mi hermano que había aprendido a tomarse muy literal el sentido de mis palabras y con justificación. También había sido un gran apoyo estos días, me cubría en los descansos y tomaba los suyos cuando veía que yo podía lidiar con las tareas.
- No... o sea sí pero no saltar, solo... ahg... ya verán. - Sin más, tomé una caja de madera con el fin de verme más alta de lo que era. La coloqué en el lugar más céntrico y visible posible, y sin más, tras aclarar mi garganta, alcé mi voz.
- ¡Hola, hola! Sí por aquí, aquí, necesito su atención por favor. - Miraba a los que estaban más cerca. - Seré breve. Aquellos que tengan ideas, por absurda que sea para subir eso hasta arriba, sus propuestas serán recibidas. No hay ideas malas solo malos con ideas. Con esto quiero evitar la penosa tarea de rodear y se preguntarán, o tal vez no, "¿Oh Merax, y por qué no quieres rodear?" Sencillo, mis pequeños... Me gustaría que todos tuvieran la mente tan ocupada y menos ociosas como para creer las barbaridades que algún otro ocioso dijo, cosa que cada quien es libre de creer mientras no pase de palabras. - pausa dramática - Cualquier ingeniero, arcanista, carpintero, herrero o hasta alquimistas que no esté curando gente, puede venir a verme. En fin... sigan trabajando así de bien y llenemos lo huecos, hágamos el amor y no la guerra.
-Eres pésima dando discursos. ¿Lo sabías?
- No sé de qué hablas, están impresionados. - El silencio no sabía si era bueno o malo pero por lo menos había dejado dos cosas claras. Que subiríamos por el camino complicado y corto, y era un ser de amor, o algo así.
- Supongo que con esta runa puede funcionar pero... necesitaríamos sujetos fuertes que puedan cargar cosas. - Le explicaba a Meleis el efecto de una runa que había aprendido gracias a un mago.(1) -
- Entonces ¿Tendrás tiempo para hacerlo?
- Tal vez con ayuda pueda enseñársela a varios y agilizar las cosas. - Y luego escuché una voz familiar. -
Al parecer mi discurso motivador había llegado lejos, porque de pronto allí estaba, justo en frente y pocos centímetros menos yo, emanando olor biusas, mi gran, único y ahora igualable (porque había un mini suyo) Maestro Ganso.
Parecía querer decirme algo importante, pero seguramente era tan épico que los dioses no se lo permitían. Un conejo, que seguramente tenía entrenamiento ninja al salir así como así, a pesar de sus interrupciones nos dio otra posibilidad de subir todo lo de la caravana.
Pronto teníamos hojas, de todo tipo, y la posibilidad de hacer algo. - Me gusta cómo piensas. ¿Crees que puedes ayudarme para que unos cuántos lleven de esta? Te enseño cómo. - Expliqué a mi muy estresado y oblivionado maestro frustrado gracias a un conejo ninja que lo creía araña. (2)
La solución que había ofrecido el elfo esperaba diera resultados. Ayudé con varios de los míos rezando por que aquello funcionara.
- Qué los mas fuertes y agiles lleven lo más frágil hacia arriba con estos pergaminos y lo demás intentaremos trasladarlo con los demás pergaminos. Si alguien más tiene una idea estaré por allá.- Señaló hacia donde en la medida que les explicaba al ciervo y el conejo. -
Sin duda alguna aquello era una situación de emergencia, el caballo feo volador de mi Maestro estaba perdido, cosa que tenía sentido porque tampoco parecía haber alguna actividad de índole aéreo en la zona. Tras haber llamado a zelas con propósitos meramente clanisticos y sin poder aplicar hacer el amor y llenar huecos en aquellos momentos de horror, la reunión dio inicio.
- Tal vez tenga relación con la falta de reportes del escuadrón, pero no puedo estar en dos lugares y menos arriba... tengo mucho que hacer aquí. - acotó al debate grupal.
- Yo puedo ayudar, pero necesito alguien capaz de hablar que vaya conmigo. -
- Quizás eso tenga solución siempre que estés en el área. - Pensé en voz alta poco antes de que mi maestro me hiciera caer en cuenta de más soluciones prácticas para un grupo desesperado.
Hurgué en mi bolsa y finalmente hallé aquello por lo que mi maestro había preguntado, haciéndole entrega a Bio. - Solo tienes que pensar en el caballo feo volador y podrás ver donde está. Meleis se quedará arriba contigo por si necesitas traslado, él no ve tan bien como tu en la oscuridad. - Expliqué tras hacerle entrega de la brújula. (3)
Meleis, hizo lo suyo. Pronto se había vuelto un dragón azulado dispuesto a volar. (4) Me acerqué a él y le di unas palmaditas - Si encuentras algo y estás en rango, gruñe muy fuerte ¿Ok? Cuídate, enano. - Dije con calidez.
No había algo más que hacer salvo esperar algún resultado... Solo los dioses decidirían aquello.
De pronto una gran responsabilidad había caído sobre mis hombros, sacrificio que estaba dispuesta aceptar por el bien de los futuros eventos de Madame Sizay, mi santa patrona del snu snu.
De pronto todo parecía juntarse, hacía días que no recibíamos reportes del grupo aéreo, y los palomejos (tema de gran relevancia para mí dado a que todo lo que involucrara parientes de mi gomejo podían desencadenar eventos trascendentales) habían desaparecido como por arte de magia, añadido a esto había una decisión que tomar, estábamos en una especie de punto muerto en el que si rodeábamos la caravana nos atrasaríamos pero tampoco tenía la menor idea de cómo subir sin generar el caos en el intento.
- ¿Tiene alguna idea, Señorita Meraxes? - Preguntó el ciervo, había sido de gran ayuda estos días.
- La verdad... no, pero tal vez el resto sí. Así que haré un salto de fe. -
- ¿No vas a saltar, no? - Agregó mi hermano que había aprendido a tomarse muy literal el sentido de mis palabras y con justificación. También había sido un gran apoyo estos días, me cubría en los descansos y tomaba los suyos cuando veía que yo podía lidiar con las tareas.
- No... o sea sí pero no saltar, solo... ahg... ya verán. - Sin más, tomé una caja de madera con el fin de verme más alta de lo que era. La coloqué en el lugar más céntrico y visible posible, y sin más, tras aclarar mi garganta, alcé mi voz.
- ¡Hola, hola! Sí por aquí, aquí, necesito su atención por favor. - Miraba a los que estaban más cerca. - Seré breve. Aquellos que tengan ideas, por absurda que sea para subir eso hasta arriba, sus propuestas serán recibidas. No hay ideas malas solo malos con ideas. Con esto quiero evitar la penosa tarea de rodear y se preguntarán, o tal vez no, "¿Oh Merax, y por qué no quieres rodear?" Sencillo, mis pequeños... Me gustaría que todos tuvieran la mente tan ocupada y menos ociosas como para creer las barbaridades que algún otro ocioso dijo, cosa que cada quien es libre de creer mientras no pase de palabras. - pausa dramática - Cualquier ingeniero, arcanista, carpintero, herrero o hasta alquimistas que no esté curando gente, puede venir a verme. En fin... sigan trabajando así de bien y llenemos lo huecos, hágamos el amor y no la guerra.
-Eres pésima dando discursos. ¿Lo sabías?
- No sé de qué hablas, están impresionados. - El silencio no sabía si era bueno o malo pero por lo menos había dejado dos cosas claras. Que subiríamos por el camino complicado y corto, y era un ser de amor, o algo así.
- Supongo que con esta runa puede funcionar pero... necesitaríamos sujetos fuertes que puedan cargar cosas. - Le explicaba a Meleis el efecto de una runa que había aprendido gracias a un mago.(1) -
- Entonces ¿Tendrás tiempo para hacerlo?
- Tal vez con ayuda pueda enseñársela a varios y agilizar las cosas. - Y luego escuché una voz familiar. -
Al parecer mi discurso motivador había llegado lejos, porque de pronto allí estaba, justo en frente y pocos centímetros menos yo, emanando olor biusas, mi gran, único y ahora igualable (porque había un mini suyo) Maestro Ganso.
Parecía querer decirme algo importante, pero seguramente era tan épico que los dioses no se lo permitían. Un conejo, que seguramente tenía entrenamiento ninja al salir así como así, a pesar de sus interrupciones nos dio otra posibilidad de subir todo lo de la caravana.
Pronto teníamos hojas, de todo tipo, y la posibilidad de hacer algo. - Me gusta cómo piensas. ¿Crees que puedes ayudarme para que unos cuántos lleven de esta? Te enseño cómo. - Expliqué a mi muy estresado y oblivionado maestro frustrado gracias a un conejo ninja que lo creía araña. (2)
La solución que había ofrecido el elfo esperaba diera resultados. Ayudé con varios de los míos rezando por que aquello funcionara.
- Qué los mas fuertes y agiles lleven lo más frágil hacia arriba con estos pergaminos y lo demás intentaremos trasladarlo con los demás pergaminos. Si alguien más tiene una idea estaré por allá.- Señaló hacia donde en la medida que les explicaba al ciervo y el conejo. -
Sin duda alguna aquello era una situación de emergencia, el caballo feo volador de mi Maestro estaba perdido, cosa que tenía sentido porque tampoco parecía haber alguna actividad de índole aéreo en la zona. Tras haber llamado a zelas con propósitos meramente clanisticos y sin poder aplicar hacer el amor y llenar huecos en aquellos momentos de horror, la reunión dio inicio.
- Tal vez tenga relación con la falta de reportes del escuadrón, pero no puedo estar en dos lugares y menos arriba... tengo mucho que hacer aquí. - acotó al debate grupal.
- Yo puedo ayudar, pero necesito alguien capaz de hablar que vaya conmigo. -
- Quizás eso tenga solución siempre que estés en el área. - Pensé en voz alta poco antes de que mi maestro me hiciera caer en cuenta de más soluciones prácticas para un grupo desesperado.
Hurgué en mi bolsa y finalmente hallé aquello por lo que mi maestro había preguntado, haciéndole entrega a Bio. - Solo tienes que pensar en el caballo feo volador y podrás ver donde está. Meleis se quedará arriba contigo por si necesitas traslado, él no ve tan bien como tu en la oscuridad. - Expliqué tras hacerle entrega de la brújula. (3)
Meleis, hizo lo suyo. Pronto se había vuelto un dragón azulado dispuesto a volar. (4) Me acerqué a él y le di unas palmaditas - Si encuentras algo y estás en rango, gruñe muy fuerte ¿Ok? Cuídate, enano. - Dije con calidez.
No había algo más que hacer salvo esperar algún resultado... Solo los dioses decidirían aquello.
Cosas por hacer:
-Solicitar medicinas y antídotos básicos de respaldo a los alquimistas de turno en caso de intoxicación o envenenamiento.
-Que los herreros disponibles ayuden al mantenimiento de lar armas para el grupo encargado de cortar la maleza del área. Aquellos que necesiten calzado adecuado acudir a los curtidores.
-Carpinteros y/o arcanistas disponibles (Que no estén haciendo carpas o armas) requeridos para hacer trampas tanto para cazar como protección en el campamento.
- Los cocineros deberán probar su comida antes de servirla al público, es mejor lidiar con un enfermo que muchos. (Esto se mantiene para el que quiera estar en esa área ya que no lo colocaron en los objetivos pasados)
- Cuatro mensajeros, dos aéreos y dos terrestres en caso de emergencias. (Solo uno pocos deben saber quienes son) (Esto también :v)
-Alos centinelas encargados de la vigilancia en las horas de descanso, en caso de no poseer vista u olfato privilegiado, se necesitas conseguir ingenieros capaces de crear lentes de visión nocturna.
- Cualquier profesionista ( o conejillo de indias) que desee aportar ideas (o probar) para subir toda una caravana.
- Off:
- Objetivo escribió:[Expedición] También en una expedición la organización es clave. Hay que supervisar los turnos e informes de los exploradores, el reparto de raciones, la distribución de áreas de evacuación y áreas de habitación cuando llega la hora de acampar, la rotación de cocineros…
- Opto por NO rodear y tratar de subir todo con las ideas de quien quiera sumarse como objetivo principal.En el proceso trato de decirles que dejen el ocio y no se estén creyendo cada locura que escuchen y que hagan salseo(?). Hago de apoyo en la búsqueda del caballo feo volador de Rauko que tal vez ayude con la expedición aérea.
- 1 Posible solución desde el punto de vista arcano: (Puedo enseñársela a quien la necesite)
- (2 Le enseño 1 a Rauko y hago algunos pergaminos.Disponible en el Dragon Errante escribió:Runa Levitasis: [Pergamino, Limitado, 1 Uso] Al aplastarla sobre la mano, dicha persona se vuelve considerablemente más ligera: da saltos más altos y de mayor longitud y no sufrirá daño de caída. El efecto dura 2 turnos. Creación: 80 AerosAprovecho el momento de publicidad para decir que todo el que desee comprar algo en mi taller y venga de este tema lo dejo en coste de creación.
- (3) Hago entrega a Bio de este objeto:Espejo Brújula [Consumible] : Si se concentran durante un instante y piensan en un objetivo, el espejo les indicará la dirección donde se encuentra el mismo. Además, a través del espejo, solamente se verá la persona a la que buscan. El efecto dura todo un tema.
- (4) Meleis:Don Ancestral: [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros (nariz a punta de la cola), lo que aumenta considerablemente mi resistencia. Puedo volver a forma humana a voluntad.Habitante de los Cielos: Puedo volar en forma de dragón.
- Uso en el post de Zelas:Pieza Metálica : Conexión [Encantamiento, 1 uso] Cuando dos o más de estas cuatro piezas se encuentran en un área de 200 metros de diámetro, una ligera vibración indicará que puede ser activado su efecto. Al activarse, los personajes dentro del radio de acción podrán comunicarse telepáticamente durante un máximo de dos turnos. El personaje no sabrá cuál de las otras piezas es la que está activa hasta que establezca la comunicación, pero la vibración de la suya será más intensa cuantas más piezas se encuentren en el área de acción.
- Bio: Tienes control sobre Meleis, solo mantenlo como dragón, lo demás a tu criterio.
- Zelas, para la siguiente ronda, lo mismo si Meleis llega a encontrar algo, podrá habar contigo si está en rango.Cosas Activas:Meraxes:
Una sensación amarga se aferró al pecho de la dragona, un deseo casi instintivo de tener la caja entre sus manos, de explorar su contenido y descubrir qué secretos encerraba. Ahora, Meraxes se sentiría en una encrucijada de emociones; la frustración y la ansiedad se mezclaban con un profundo anhelo que no podía ignorar.
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal [Encantamiento Armadura Engañosa]
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Regular. - Dentro de Bolso de Viajero. [L1]
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Látigo [Armas Flexible Superior. Metal. Unidades: 2]
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso [L2]
- Bomull (Cría de Gomejo)
- Caramelo de Jade. [Dentro de bolsa de viajero]
- Hongos de Lithe. [Cant. 1]] [Dentro de bolsa de viajero]
- Collar de Moneda Maliciosa de Elian [Cuello- Encantamiento Fuente de Luz]
-Trampa de Red [Dentro de bolsa de viajero] [L3]
- Peluche de bégimo. [Sin cargas]
- Brocheta de yak
-Huevo sorpresa. [Unidades: 1]
- Galleta de Humo.
- Néctar Kimil.
- Bolita de pétalos biusificados.
- Bomba Luminosa. [L4]
- Tatuaje de Niggu.
- Espejo Brújula.
- Bolitas Resbaladizas. [Dentro del Bolso] [L5]
- Voluntad de Terric.
- Poción de Recuperación (2)
- Trineo.
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
- Garras Superiores.
- Ropas Comunes Superiores [Equipada]
- Escama de dragón marino [Unidades: 2]
-Gorrito de Calabaza.
- Granada de Humo.Outfit
>>>LINK<<<
Separador:
- Inventario Meleis:
- Garras Superiores
- Bolso del Explorador.
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Concentrada. [Dentro del Bolso] [L6]
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
Meraxes
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