La Canción de Élan [Megaevento: Historial del juglar]
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La Canción de Élan [Megaevento: Historial del juglar]
¡Qué banquete! Era exquisito y parecía que lo habían hecho para él. Todo aquel lugar parecía estar hecho solo para él. Cada vez estaba más seguro de ello. Era perfecto y era todo suyo. Aunque hubieran más personas bebiendo, comiendo y bailando; no molestaban. Era como si nadie existiese. En su mundo, en su parte del mundo que le habían hecho, solo estaba él.
Howell se sentó en una de las sellas alrededor de la amplia mesa. Era como sentarse en un trono. En cuanto dejó caer su trasero en el comodísimo cojín fue consciente que nunca más quería volver a levantarse de allí. ¿Para qué? Ese era su sitio. ¡Su perfecto sitio! Era el rey de aquel lugar. Ese era su trono. Y toda la comida que tenía por delante era su banquete.
Lo primero que cogió fue un muslo de pollo. En cuanto mordió, notó lo crujiente que estaba la piel, lo jugosa que estaba la carne y lo sabrosa que estaba la salsa que lo condimentaba. ¡Perfecto! Dejó el muslo de pollo y fue aprobar un trozo de ternera… ¡Sí, era la ternera más jugosa que había probado en la vida! Era como si nunca antes hubiera probado la carne de res, al menos, no ninguna que se igualase a ella. ¡Por todos los Dioses! Estuvo a punto de gritar con el segundo bocado a la carne de ternera.
Había un escenario en frente de la amplia mesa. La música le invitaba a levantarse de su silla, de su preciado trono. El hechizo de las canciones que los bardos cantaban e interpretaban, era todavía más poderoso que el hechizo de la comida o del trono. Inmediatamente, Howell se levantó de un salto del trono y se fue a bailar en el hueco que quedaba entre el pódium del escenario y la mesa. No era el único que se había levantado. Decenas de personas, hechizados por la misma magia, lo habían hecho.
-¡Ven Élan, Ven!- Gritaban todos al unísono a los bardos del escenario.
Nació y vivió toda su vida en Roilkat, conocía la ciudad tan bien como conocía la palma de su mano. Que le retasen a cerrar los ojos y describir cada una de las calles y edificios que lo haría y no se equivocaría. Al menos no, desde hacía un par de días. Esa nueva mansión, esa que apareció de la nada a diez metros a las afueras de las murallas, era completamente nueva. Era enorme, jamás había visto nada igual. Inmensos jardines con todo tipo de árboles frutales, un césped verde que se sentía suave al pisar descalzo (sí, césped suave en un arenal), paredes de mármol pulido, estatuas en honor a todos los Dioses, y una casa, una gran mansión, que debería tener, al menos, unas treinta habitaciones distintas y todas de ellas más grandes que la casa donde él vivía. ¡Todo surgió de la nada!
Muchos jóvenes fueron a la mansión atraídos por el misterio y la música que se oía salir de allí, o eso dijeron, el viejo, sordo que estaba, no escuchó ninguna clase de música. Ninguno de esos jóvenes volvió a Roilkat. ¡Maldita mansión devora vidas!
Desde que apareció la mansión y desaparecieron los jóvenes (niños y adultos), Roilkat se había llenado de guardias y aventureros que se dirigían a la mansión devora vidas con una espada en la mano y un montón de trapos recubriendo sus orejas para no escuchar nada y no quedar encantados por el hechizo de la música.
El viejo no dijo palabra, los guardias no la escucharían, simplemente, cogió su bastón y se unió a la última partida de aventureros que iban hacia la mansión devora vidas. ¡Que se joda la puta mansión!
Más. Más personas estaban a punto de llegar. Élan podía sentirlas. Casi estaban llegando. Intentarían devolverla a su canción. No era una estúpida, sabía que aquel mundo no era el suyo. Aquí, nadie la derrotaría. No, no como aquel otro mundo, el mundo de la canción, donde un héroe resistía a sus encantos y rompía sus hechizos. Allí solo era la bruja loca que encantaba a todos los hombres y mujeres con una voz tan dulce que competía con la voz de los Dioses. ¿Es que nadie se daba cuenta de lo buena qué era? Les daba un pequeño paraíso individual para cada uno. La gente aclamaba su nombre y siempre querían más y más de su voz y de su comida. ¿Tan malo era hacerles feliz, FELIZ con mayúsculas, durante un largo periodo de tiempo hasta que, la bruja tuviera hambre y empezara, junto a sus sirvientes, a comerse a los invitados? No, Élan no lo veía tan malo.
La bruja dio una palmada y un gran séquito de hermosos y hermosas jóvenes, sus sirvientes, aparecieron semidesnudos o desnudos del todo con grandes bandejas de plata en la mano en las que llevaban comida y bebida para sus huéspedes.
-Preparad vuestros mejores encantos, de aquí un rato tendremos nuevos invitados- ordenó con su melodiosa voz de cristal.
Nadie, por muy osado que fuera, le iba a devolver a su canción.
* Bienhallado: Eres uno de los aventureros que se han unido a la última partida (cinco persona incluida el viejo) que se dirige hacia la llamada por el viejo, Mansión Devora Vidas. Debo señalar que no me importa cómo has llegado a formar parte de esta guarnición, aunque si deseas explicarlo, estás en tu derecho. Yo, por mi parte, no voy a ser estricto con la cronología de tu personaje. Tu deber, en este evento. Es devolver el trozo de paraíso y a Élan a su canción. Para ello necesitarás tres cosas: Una manzana del paraíso no mordisqueada, una serpiente (o algo que pueda hacer la función de ésta) y un misterio. El misterio se te revelará en el siguiente turno. En éste, deberás coger los dos primeros objetos. Tienes total libertad en controlar al viejo y al resto del pequeño grupo, además de describir el lugar y la forma en que consigues los dos primeros objetos necesario para devolver el paraíso y a Élan a su canción. Una última cosa: Los sirvientes de Élan harán lo posible para tentarte con sus artes y sus hechizos y, aquellos que ya están hechizados, serán hostiles contra ti. Se precavido o precavida, no es una tarea fácil.
Howell se sentó en una de las sellas alrededor de la amplia mesa. Era como sentarse en un trono. En cuanto dejó caer su trasero en el comodísimo cojín fue consciente que nunca más quería volver a levantarse de allí. ¿Para qué? Ese era su sitio. ¡Su perfecto sitio! Era el rey de aquel lugar. Ese era su trono. Y toda la comida que tenía por delante era su banquete.
Lo primero que cogió fue un muslo de pollo. En cuanto mordió, notó lo crujiente que estaba la piel, lo jugosa que estaba la carne y lo sabrosa que estaba la salsa que lo condimentaba. ¡Perfecto! Dejó el muslo de pollo y fue aprobar un trozo de ternera… ¡Sí, era la ternera más jugosa que había probado en la vida! Era como si nunca antes hubiera probado la carne de res, al menos, no ninguna que se igualase a ella. ¡Por todos los Dioses! Estuvo a punto de gritar con el segundo bocado a la carne de ternera.
Había un escenario en frente de la amplia mesa. La música le invitaba a levantarse de su silla, de su preciado trono. El hechizo de las canciones que los bardos cantaban e interpretaban, era todavía más poderoso que el hechizo de la comida o del trono. Inmediatamente, Howell se levantó de un salto del trono y se fue a bailar en el hueco que quedaba entre el pódium del escenario y la mesa. No era el único que se había levantado. Decenas de personas, hechizados por la misma magia, lo habían hecho.
-¡Ven Élan, Ven!- Gritaban todos al unísono a los bardos del escenario.
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Nació y vivió toda su vida en Roilkat, conocía la ciudad tan bien como conocía la palma de su mano. Que le retasen a cerrar los ojos y describir cada una de las calles y edificios que lo haría y no se equivocaría. Al menos no, desde hacía un par de días. Esa nueva mansión, esa que apareció de la nada a diez metros a las afueras de las murallas, era completamente nueva. Era enorme, jamás había visto nada igual. Inmensos jardines con todo tipo de árboles frutales, un césped verde que se sentía suave al pisar descalzo (sí, césped suave en un arenal), paredes de mármol pulido, estatuas en honor a todos los Dioses, y una casa, una gran mansión, que debería tener, al menos, unas treinta habitaciones distintas y todas de ellas más grandes que la casa donde él vivía. ¡Todo surgió de la nada!
Muchos jóvenes fueron a la mansión atraídos por el misterio y la música que se oía salir de allí, o eso dijeron, el viejo, sordo que estaba, no escuchó ninguna clase de música. Ninguno de esos jóvenes volvió a Roilkat. ¡Maldita mansión devora vidas!
Desde que apareció la mansión y desaparecieron los jóvenes (niños y adultos), Roilkat se había llenado de guardias y aventureros que se dirigían a la mansión devora vidas con una espada en la mano y un montón de trapos recubriendo sus orejas para no escuchar nada y no quedar encantados por el hechizo de la música.
El viejo no dijo palabra, los guardias no la escucharían, simplemente, cogió su bastón y se unió a la última partida de aventureros que iban hacia la mansión devora vidas. ¡Que se joda la puta mansión!
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Más. Más personas estaban a punto de llegar. Élan podía sentirlas. Casi estaban llegando. Intentarían devolverla a su canción. No era una estúpida, sabía que aquel mundo no era el suyo. Aquí, nadie la derrotaría. No, no como aquel otro mundo, el mundo de la canción, donde un héroe resistía a sus encantos y rompía sus hechizos. Allí solo era la bruja loca que encantaba a todos los hombres y mujeres con una voz tan dulce que competía con la voz de los Dioses. ¿Es que nadie se daba cuenta de lo buena qué era? Les daba un pequeño paraíso individual para cada uno. La gente aclamaba su nombre y siempre querían más y más de su voz y de su comida. ¿Tan malo era hacerles feliz, FELIZ con mayúsculas, durante un largo periodo de tiempo hasta que, la bruja tuviera hambre y empezara, junto a sus sirvientes, a comerse a los invitados? No, Élan no lo veía tan malo.
La bruja dio una palmada y un gran séquito de hermosos y hermosas jóvenes, sus sirvientes, aparecieron semidesnudos o desnudos del todo con grandes bandejas de plata en la mano en las que llevaban comida y bebida para sus huéspedes.
-Preparad vuestros mejores encantos, de aquí un rato tendremos nuevos invitados- ordenó con su melodiosa voz de cristal.
Nadie, por muy osado que fuera, le iba a devolver a su canción.
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Estrofa: Canción ven-ta
¿Qué haces en mi puerta?
Si no me lo dices ya
Atrapado te vas a quedar
Respuesta: Canción ven-tres
Dime qué es lo que ves
En el paraíso estás
Y aquí te quedarás
¿Qué haces en mi puerta?
Si no me lo dices ya
Atrapado te vas a quedar
Respuesta: Canción ven-tres
Dime qué es lo que ves
En el paraíso estás
Y aquí te quedarás
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* Bienhallado: Eres uno de los aventureros que se han unido a la última partida (cinco persona incluida el viejo) que se dirige hacia la llamada por el viejo, Mansión Devora Vidas. Debo señalar que no me importa cómo has llegado a formar parte de esta guarnición, aunque si deseas explicarlo, estás en tu derecho. Yo, por mi parte, no voy a ser estricto con la cronología de tu personaje. Tu deber, en este evento. Es devolver el trozo de paraíso y a Élan a su canción. Para ello necesitarás tres cosas: Una manzana del paraíso no mordisqueada, una serpiente (o algo que pueda hacer la función de ésta) y un misterio. El misterio se te revelará en el siguiente turno. En éste, deberás coger los dos primeros objetos. Tienes total libertad en controlar al viejo y al resto del pequeño grupo, además de describir el lugar y la forma en que consigues los dos primeros objetos necesario para devolver el paraíso y a Élan a su canción. Una última cosa: Los sirvientes de Élan harán lo posible para tentarte con sus artes y sus hechizos y, aquellos que ya están hechizados, serán hostiles contra ti. Se precavido o precavida, no es una tarea fácil.
Sigel
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Re: La Canción de Élan [Megaevento: Historial del juglar]
Chimar lleva un par de semanas trabajando en la reconstrucción, más que todo por los jugosos incentivos prometidos. Roilkat está contratando muchos trabajadores, los personajes que tienen conocimientos en herrería y carpintería pueden acumular auténticas fortunas… a veces la desgracia de alguien puede dar beneficios.
Luego de dos días un rumor extraño llega a oídos del niño, gente desaparecida en una especie de paraíso terrenal. Cuando aparece algo lujoso de la nada el populacho termina por enterarse, sobre todo si viven en las ruinas de un conflicto sorpresivo. Parece la clase de misterios que rondan a Maquiavelo desde hace años, otro más para el saco.
Ya que más da…
Acumula más información y en antes de lo que canta un gallo ya forma parte del nuevo grupo expedicionario, al final las medallas recibidas sirven para algo. El equipo es pequeño, un guardia cuarentón, tres aventureros, cierto viejo y el propio niño… no es el escuadrón de choque más imponente pero son los únicos voluntarios del momento.
Nadie ha salido de la mansión o eso murmuran los personajes, sin duda poco alentador. Siempre resulta sorprendente la estupidez humana, no tienen otra línea de acción que mandar más hombres a la cueva del lobo. Luego de perder tantos efectivos lo lógico sería pedir ayuda a usuarios arcanos o demoler la estructura a distancia… demasiado complejo para las mentes primitivas.
En breve la estructura aparece, es todo un tributo al exceso. Más de un noble en Lunargenta querría ser dueño de algo así, debe tener más habitaciones que todos los barrios bajos juntos. Chimar se cubre las orejas con unos vendajes, es tiempo de entrar. Por lo menos ya no podrá escuchar las constantes maldiciones del viejo, ¿Por qué la gente se vuelve tan amargada con la edad?
“Quizás pueda quedarme algunas chucherías… para investigaciones posteriores”
Nadie extrañara un objeto menos, estarán muy ocupados haciendo cosas de adultos cuando el misterio se resuelva. El pequeño toma una última bocanada de aire mientras abandona el arenal, a partir de ahora todo el trayecto esta pavimentado con césped de buena calidad. La situación se vuelve extraña rápido, varios animales del desierto parecen fuera de lugar entre la vegetación.
Escarabajos, escorpiones y serpientes… la clase de macotas que le gustan a Demian. Uno de los especímenes reptiles ostenta un raro color blanco, algo difícil de encontrar. Maquiavelo medita mentalmente un par de segundos, luego coloca la jodida cosa en una bolsa y le asegura en su cinturón.
¿Qué?, Son valiosas.
Sabe reconocer algo único cuando lo ve, y las cosas únicas cuestan más. La cuadrilla continúa caminando y se detiene frente a un enorme portón dorado, sin vacilar deciden ingresar. Adentro el paisaje se torna más ostentoso, alguien tiene un sentido de existencia bastante diferente al resto de mortales.
¡Pero que rayos!
Dice al observar dos mujeres atractivas con los pechos descubiertos… una escena interesante. Chimar mira para otro lado aunque no puede evitar pegar vistazos directos ocasionales, es humano después de todo. Se siente extraño, experimenta mucho calor repentino, la imagen aunque indecente no le desagrada del todo.
Señoritas… ¿porque no están vestidas? “tos nerviosa” completamente.
Ambas criaturas celestiales ríen, tienen una conducta bastante animada. Por su parte los demás miembros del grupo prácticamente babean, solo el viejo no se traga la escena. La mente fría del enano pronto comprende todo, si no hace algo la cuadrilla terminara exactamente como las anteriores.
¡¡Basta!! Esto… esto no es normal ¡¡reaccionen!!
Chimar parlotea de una forma divertida aunque nadie le escucha pues tienen las orejas cubiertas, al final es el individuo anciano quien interviene y salva el día, utiliza su bastón para golpear la cabeza de cada uno. Como si salieran de un sueño todos reaccionan, estuvo cerca. Las mujeres cambian su personalidad y se retiran con discreción, eventualmente aparece otro grupo completamente controlado.
Esto no se ve bien…
Son atacados por una oleada de “zombis”, dos adultos, una mujer y un niño. El inventor decide intervenir para evitar dañar cualquier esclavo, toma su esfera metálica y la arroja en el rango enemigo. La cosita explota y les manda a volar, los que no terminan inconscientes son noqueados por el grupo de asalto. En ese instante ocurre otra cosa, un árbol de manzanas suelta sus frutos por la onda expansiva y Chimar termina recibiendo dos golpes en la cabeza, cuando se reincorpora patea la primera fruta con frustración, luego sujeta la otra y decide guardársela para más tarde.
Nunca se sabe cuándo puede pegar el hambre jeje.
Chimar usa su habilidad de Lvl 1 (Bomba Hidráulica)
Luego de dos días un rumor extraño llega a oídos del niño, gente desaparecida en una especie de paraíso terrenal. Cuando aparece algo lujoso de la nada el populacho termina por enterarse, sobre todo si viven en las ruinas de un conflicto sorpresivo. Parece la clase de misterios que rondan a Maquiavelo desde hace años, otro más para el saco.
Ya que más da…
Acumula más información y en antes de lo que canta un gallo ya forma parte del nuevo grupo expedicionario, al final las medallas recibidas sirven para algo. El equipo es pequeño, un guardia cuarentón, tres aventureros, cierto viejo y el propio niño… no es el escuadrón de choque más imponente pero son los únicos voluntarios del momento.
Nadie ha salido de la mansión o eso murmuran los personajes, sin duda poco alentador. Siempre resulta sorprendente la estupidez humana, no tienen otra línea de acción que mandar más hombres a la cueva del lobo. Luego de perder tantos efectivos lo lógico sería pedir ayuda a usuarios arcanos o demoler la estructura a distancia… demasiado complejo para las mentes primitivas.
En breve la estructura aparece, es todo un tributo al exceso. Más de un noble en Lunargenta querría ser dueño de algo así, debe tener más habitaciones que todos los barrios bajos juntos. Chimar se cubre las orejas con unos vendajes, es tiempo de entrar. Por lo menos ya no podrá escuchar las constantes maldiciones del viejo, ¿Por qué la gente se vuelve tan amargada con la edad?
“Quizás pueda quedarme algunas chucherías… para investigaciones posteriores”
Nadie extrañara un objeto menos, estarán muy ocupados haciendo cosas de adultos cuando el misterio se resuelva. El pequeño toma una última bocanada de aire mientras abandona el arenal, a partir de ahora todo el trayecto esta pavimentado con césped de buena calidad. La situación se vuelve extraña rápido, varios animales del desierto parecen fuera de lugar entre la vegetación.
Escarabajos, escorpiones y serpientes… la clase de macotas que le gustan a Demian. Uno de los especímenes reptiles ostenta un raro color blanco, algo difícil de encontrar. Maquiavelo medita mentalmente un par de segundos, luego coloca la jodida cosa en una bolsa y le asegura en su cinturón.
¿Qué?, Son valiosas.
Sabe reconocer algo único cuando lo ve, y las cosas únicas cuestan más. La cuadrilla continúa caminando y se detiene frente a un enorme portón dorado, sin vacilar deciden ingresar. Adentro el paisaje se torna más ostentoso, alguien tiene un sentido de existencia bastante diferente al resto de mortales.
¡Pero que rayos!
Dice al observar dos mujeres atractivas con los pechos descubiertos… una escena interesante. Chimar mira para otro lado aunque no puede evitar pegar vistazos directos ocasionales, es humano después de todo. Se siente extraño, experimenta mucho calor repentino, la imagen aunque indecente no le desagrada del todo.
Señoritas… ¿porque no están vestidas? “tos nerviosa” completamente.
Ambas criaturas celestiales ríen, tienen una conducta bastante animada. Por su parte los demás miembros del grupo prácticamente babean, solo el viejo no se traga la escena. La mente fría del enano pronto comprende todo, si no hace algo la cuadrilla terminara exactamente como las anteriores.
¡¡Basta!! Esto… esto no es normal ¡¡reaccionen!!
Chimar parlotea de una forma divertida aunque nadie le escucha pues tienen las orejas cubiertas, al final es el individuo anciano quien interviene y salva el día, utiliza su bastón para golpear la cabeza de cada uno. Como si salieran de un sueño todos reaccionan, estuvo cerca. Las mujeres cambian su personalidad y se retiran con discreción, eventualmente aparece otro grupo completamente controlado.
Esto no se ve bien…
Son atacados por una oleada de “zombis”, dos adultos, una mujer y un niño. El inventor decide intervenir para evitar dañar cualquier esclavo, toma su esfera metálica y la arroja en el rango enemigo. La cosita explota y les manda a volar, los que no terminan inconscientes son noqueados por el grupo de asalto. En ese instante ocurre otra cosa, un árbol de manzanas suelta sus frutos por la onda expansiva y Chimar termina recibiendo dos golpes en la cabeza, cuando se reincorpora patea la primera fruta con frustración, luego sujeta la otra y decide guardársela para más tarde.
Nunca se sabe cuándo puede pegar el hambre jeje.
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Re: La Canción de Élan [Megaevento: Historial del juglar]
Todos los insultos que el viejo había dedicado a la puta mansión pasaron a formar parte de la cuadrilla de hombres que se hacían llamar guardias y aventureros. Mequetrefes. En cuanto vieron un par de pezones de laguna de las doncellas de la mansión empezaron a babear como auténticos bobalicones. ¡Cómo si nunca hubieran entrado en una casa putas! Según ciertas historias que corrían por los pobres barrios donde el viejo se crío, los guardias eran los primeros en entrar en los burdeles y, también, los últimos en salir. El viejo no negaría haber visitado nunca un burdel. Desde que murió su esposa, los burdeles eran sus segundas casas. Sabía a lo que eran las casas de putas y sabía que aquella mansión era una jodida y puta mansión. Unos cuantos pezones al aire era una miseria después de todo lo que el viejo había imaginado que podría guardar la mansión.
El único quien parecía saber comportarse en era el joven chaval. Mientras a los otros hombres del pequeño grupo que formaba tuvo que darles capones y bastonazos, al chaval, le removía el pelo en un gesto de aprobación.
-Así se hace chaval,- felicitó el malhablado viejo al más joven del grupo después de ver todo el destrozo que había hecho con lo que parecía ser una pequeña piedra que explota- ¡Que se jodan!-
Era posible que no le hubiera oído, llevaba las vendas en las orejas; igual que el viejo. Aun así, tuvo la necesidad de gritar y felicitar al joven. Se alegraba de tenerlo de su lado. Por desgracia, no podía decir lo mismo de los otros hombres. Los muy ceporros se habían quitado las vendas de las orejas y estaban comiendo de las manzanas caídas del árbol donde había ido parar el chaval tras la explosión. Otros ceporros, más holgazanes que los primeros, se acostaron en el césped y se durmieron como si nada sucediese. Los pezones de las chavalas no era lo único que la puta mansión tenía como arma. ¡Malditos sea y malditos sean los débiles hombres!
-Nos hemos quedado solos chico- Le dijo al chaval a la vez que le ayudaba a levantarse.
Una mujer, con un vestido de seda negra, apareció por el pórtico principal de la enorme mansión. Dos chicas desnudas de cintura para arriba sostenían la cola del vestido de la mujer del vestido negro. Todo un séquito de sirvientes a medio desnudar salió después de las tres mujeres. El grupo que iba detrás de la mujer se podía dividir en dos grupos muy bien constituidos. Los sirvientes y los hechizados por la puta mansión. Diferenciarlos era fácil, los primeros no llevaban armas.
Aun con las orejas tapadas por las vendas, el viejo escuchó la voz de la mujer del vestido negro. Fue dulce y melodiosa. Esa voz, por extraño que pareciese, le recordó a su difunta esposa, a los desayunos con huevos y tostadas con miel que le hacía.
-¿Dónde están vuestras formas? Os ofrezco un paraíso en la tierra y vosotros os dedicáis a destruirlo- del tono serio pasó rápidamente a la risa, una risa de niña- Supongo que vuestras formas están en el mismo lugar que las mías. ¡Qué maleducada por mi parte! No me he presentado. Mi nombre es Élan, diosa, reina y señora de todo lo que veis.- sonrió de la misma manera que hubo sonreído de joven su difunta mujer cuando le pidió su mano. - Olvidemos este incidente. Todos hemos sido maleducados. ¿Os gustaría pasar a los salones del interior? Dentro estamos de celebración. Música, comida y vino os esperan- como toque final, hizo una reverencia hacia la puerta de la mansión como si les estuviera dando paso.
El viejo tuvo que contenerse. En su cabeza venían muchos buenos recuerdos. También eran tristes los recuerdos porque sabía que no los volvería a tener nunca más. Al menos que no entrase a la mansión. De alguna manera que no sabía explicar, creía con todo su corazón que su difunta esposa le estaba esperando dentro de la mansión… De la buena mansi… ¡No!
-¡DE LA PUTA MANSIÓN!- gritó el viejo con todas sus fuerzas. No estaba dispuesto a redimirse ante aquella bruja. Un par de palabras bonitas no iban a amedrentar al viejo cascarrabias.
* Chimar: Me alegro de verte. Después de la quest que pasamos juntos, he de admitir que me quedé con ganas de más aventuras de Chimar Maquiavelo. Lo curioso es que siempre te juntes con los npcs más viejos. No importa, pasemos a hablar del evento que es lo importante. A estas alturas del tema es posible que hayas descubierto que, la historia que aquí se narra, es una alegoría hacia el Edén mezclado con cierto toque de la isla de Circe las aventuras de Ulises. Ya tienes la manzana y tienes la serpiente. ¿Qué falta? Que la mujer, con la serpiente encima, muerda la manzana. Ese era el misterio que no quise desvelar en el anterior post. El siguiente es tu último post. Deberás hacer que Élan sostenga a la serpiente y muerda la manzana. Los hombres y las mujeres que están bajo el hechizo de la mansión (de la puta mansión como diría el viejo) serán hostiles si ven que intentas hacerle daño a su diosa. Tienes total libertad para efectuar tu deber. ¡Que te lo pases bien!
El único quien parecía saber comportarse en era el joven chaval. Mientras a los otros hombres del pequeño grupo que formaba tuvo que darles capones y bastonazos, al chaval, le removía el pelo en un gesto de aprobación.
-Así se hace chaval,- felicitó el malhablado viejo al más joven del grupo después de ver todo el destrozo que había hecho con lo que parecía ser una pequeña piedra que explota- ¡Que se jodan!-
Era posible que no le hubiera oído, llevaba las vendas en las orejas; igual que el viejo. Aun así, tuvo la necesidad de gritar y felicitar al joven. Se alegraba de tenerlo de su lado. Por desgracia, no podía decir lo mismo de los otros hombres. Los muy ceporros se habían quitado las vendas de las orejas y estaban comiendo de las manzanas caídas del árbol donde había ido parar el chaval tras la explosión. Otros ceporros, más holgazanes que los primeros, se acostaron en el césped y se durmieron como si nada sucediese. Los pezones de las chavalas no era lo único que la puta mansión tenía como arma. ¡Malditos sea y malditos sean los débiles hombres!
-Nos hemos quedado solos chico- Le dijo al chaval a la vez que le ayudaba a levantarse.
Una mujer, con un vestido de seda negra, apareció por el pórtico principal de la enorme mansión. Dos chicas desnudas de cintura para arriba sostenían la cola del vestido de la mujer del vestido negro. Todo un séquito de sirvientes a medio desnudar salió después de las tres mujeres. El grupo que iba detrás de la mujer se podía dividir en dos grupos muy bien constituidos. Los sirvientes y los hechizados por la puta mansión. Diferenciarlos era fácil, los primeros no llevaban armas.
Aun con las orejas tapadas por las vendas, el viejo escuchó la voz de la mujer del vestido negro. Fue dulce y melodiosa. Esa voz, por extraño que pareciese, le recordó a su difunta esposa, a los desayunos con huevos y tostadas con miel que le hacía.
-¿Dónde están vuestras formas? Os ofrezco un paraíso en la tierra y vosotros os dedicáis a destruirlo- del tono serio pasó rápidamente a la risa, una risa de niña- Supongo que vuestras formas están en el mismo lugar que las mías. ¡Qué maleducada por mi parte! No me he presentado. Mi nombre es Élan, diosa, reina y señora de todo lo que veis.- sonrió de la misma manera que hubo sonreído de joven su difunta mujer cuando le pidió su mano. - Olvidemos este incidente. Todos hemos sido maleducados. ¿Os gustaría pasar a los salones del interior? Dentro estamos de celebración. Música, comida y vino os esperan- como toque final, hizo una reverencia hacia la puerta de la mansión como si les estuviera dando paso.
El viejo tuvo que contenerse. En su cabeza venían muchos buenos recuerdos. También eran tristes los recuerdos porque sabía que no los volvería a tener nunca más. Al menos que no entrase a la mansión. De alguna manera que no sabía explicar, creía con todo su corazón que su difunta esposa le estaba esperando dentro de la mansión… De la buena mansi… ¡No!
-¡DE LA PUTA MANSIÓN!- gritó el viejo con todas sus fuerzas. No estaba dispuesto a redimirse ante aquella bruja. Un par de palabras bonitas no iban a amedrentar al viejo cascarrabias.
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* Chimar: Me alegro de verte. Después de la quest que pasamos juntos, he de admitir que me quedé con ganas de más aventuras de Chimar Maquiavelo. Lo curioso es que siempre te juntes con los npcs más viejos. No importa, pasemos a hablar del evento que es lo importante. A estas alturas del tema es posible que hayas descubierto que, la historia que aquí se narra, es una alegoría hacia el Edén mezclado con cierto toque de la isla de Circe las aventuras de Ulises. Ya tienes la manzana y tienes la serpiente. ¿Qué falta? Que la mujer, con la serpiente encima, muerda la manzana. Ese era el misterio que no quise desvelar en el anterior post. El siguiente es tu último post. Deberás hacer que Élan sostenga a la serpiente y muerda la manzana. Los hombres y las mujeres que están bajo el hechizo de la mansión (de la puta mansión como diría el viejo) serán hostiles si ven que intentas hacerle daño a su diosa. Tienes total libertad para efectuar tu deber. ¡Que te lo pases bien!
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Re: La Canción de Élan [Megaevento: Historial del juglar]
Con la situación cubierta pueden entender un poco más el entorno, nada tiene sentido. Parece sacado de un cuento bizarro, ese donde los adultos tienen todo lo que desean. Ese tipo de cosas nunca funcionan completamente, siempre existe una pega que termina matando a todo el mundo… o volviéndolos zombis.
Lo siguiente en la agenda es registrar el lugar discretamente, encontrar donde están todos y eliminar la amenaza principal. Una tarea como mínimo demandante, la edificación es enorme. Eso sin mencionar que deben haber más de cien personas adentro, es el numero optimista de desaparecidos.
Pronto otra cosa vuelve todo más difícil, los demás miembros del grupo terminan sucumbiendo al hechizo desconocido. Devoran las manzanas y caen dormidos, que poca fuerza de voluntad. Chimar arquea una ceja, aun no comprende como los adultos dominan todos los aspectos importantes de la sociedad.
Debe ser un chiste…
Ahora solo quedan el propio pequeño y su acompañante anciano, “toda una fuerza a tener en cuenta”. Maquiavelo ha estado en situaciones peliagudas pero esta es de las peores, sus posibilidades disminuyen con cada paso que dan, alguien arriba debe estar divirtiéndose mucho a costa del par.
¡Alto!
Grita al ver un despliegue de gente apareciendo por el frente, son muy numerosos. Entre la multitud destaca una mujer, tiene el traje más ostentoso y todos le rinden pleitesía de alguna forma. Parece que acaban de encontrar la cabeza… tristemente viene acompañada de mucho musculo.
La mujer habla y por alguna razón Chimar le escucha perfectamente, las vendas no sirven de mucho. Ofrece un eterno regocijo, uno bastante tentador. El viejo por su parte se comporta de manera extraña, parece estar comprometido. Afortunadamente su lealtad continua sirviendo a los “chicos buenos”, nada mal para un anciano.
Eventualmente el propio niño siente extrañas sensaciones, la voz de la mujer le recuerda a su madre. Bastante ilógico si tenemos en cuenta que nunca la conoció, más que un recuerdo es el cumulo de ilusiones. Durante su infancia inicial intento darle forma a esa necesidad maternal, la mujer del vestido evoca todos sus sueños.
Sal… ¡sal de mi mente!
Es doloroso luchar contra algo agradable, especialmente cuando tiene trasfondo. El jovencito utiliza toda su fuerza de voluntad pero la idea perdura, quizás deba dejarse llevar. Cae de rodillas, sigue calculando variables. El viejo nota su debate por lo que intenta intervenir, al final no logra mucho avance.
¡¡Basta!!
Toma varios de sus objetos y se los arroja al enemigo importante, por un momento algunos esclavos amagan cierto ataque pero son detenidos por su titiritera. Entre las cosas lanzadas destaca la bolsa que contiene el reptil, dicho animal consigue liberarse pero es recapturado por la propia mujer de negro. Esta última sujeta la serpiente con delicadeza y le coloca en su hombro, poco después emite comentario.
Una criatura fascinante, como tú, no te resistas.
El pequeño se levanta involuntariamente y avanza, trata de detenerse pero es imposible. Cada cierto tiempo logra evitar el avance pero este se reanuda con mayor firmeza, no tiene caso luchar. A pocos centímetros de la poderosa entidad femenina Chimar para y saca con dificultad una manzana, es la misma que recogió del jardín interno. Intenta arrojarla como un último acto de rebeldía pero se queda inmóvil, todo está perdido.
No… me… doble…gare…
Es imposible luchar “toma la manzana” solo puedes ir con la corriente “la mira fijamente" acepta mi paraíso “muerde la fruta”.
Lo siguiente en la agenda es registrar el lugar discretamente, encontrar donde están todos y eliminar la amenaza principal. Una tarea como mínimo demandante, la edificación es enorme. Eso sin mencionar que deben haber más de cien personas adentro, es el numero optimista de desaparecidos.
Pronto otra cosa vuelve todo más difícil, los demás miembros del grupo terminan sucumbiendo al hechizo desconocido. Devoran las manzanas y caen dormidos, que poca fuerza de voluntad. Chimar arquea una ceja, aun no comprende como los adultos dominan todos los aspectos importantes de la sociedad.
Debe ser un chiste…
Ahora solo quedan el propio pequeño y su acompañante anciano, “toda una fuerza a tener en cuenta”. Maquiavelo ha estado en situaciones peliagudas pero esta es de las peores, sus posibilidades disminuyen con cada paso que dan, alguien arriba debe estar divirtiéndose mucho a costa del par.
¡Alto!
Grita al ver un despliegue de gente apareciendo por el frente, son muy numerosos. Entre la multitud destaca una mujer, tiene el traje más ostentoso y todos le rinden pleitesía de alguna forma. Parece que acaban de encontrar la cabeza… tristemente viene acompañada de mucho musculo.
La mujer habla y por alguna razón Chimar le escucha perfectamente, las vendas no sirven de mucho. Ofrece un eterno regocijo, uno bastante tentador. El viejo por su parte se comporta de manera extraña, parece estar comprometido. Afortunadamente su lealtad continua sirviendo a los “chicos buenos”, nada mal para un anciano.
Eventualmente el propio niño siente extrañas sensaciones, la voz de la mujer le recuerda a su madre. Bastante ilógico si tenemos en cuenta que nunca la conoció, más que un recuerdo es el cumulo de ilusiones. Durante su infancia inicial intento darle forma a esa necesidad maternal, la mujer del vestido evoca todos sus sueños.
Sal… ¡sal de mi mente!
Es doloroso luchar contra algo agradable, especialmente cuando tiene trasfondo. El jovencito utiliza toda su fuerza de voluntad pero la idea perdura, quizás deba dejarse llevar. Cae de rodillas, sigue calculando variables. El viejo nota su debate por lo que intenta intervenir, al final no logra mucho avance.
¡¡Basta!!
Toma varios de sus objetos y se los arroja al enemigo importante, por un momento algunos esclavos amagan cierto ataque pero son detenidos por su titiritera. Entre las cosas lanzadas destaca la bolsa que contiene el reptil, dicho animal consigue liberarse pero es recapturado por la propia mujer de negro. Esta última sujeta la serpiente con delicadeza y le coloca en su hombro, poco después emite comentario.
Una criatura fascinante, como tú, no te resistas.
El pequeño se levanta involuntariamente y avanza, trata de detenerse pero es imposible. Cada cierto tiempo logra evitar el avance pero este se reanuda con mayor firmeza, no tiene caso luchar. A pocos centímetros de la poderosa entidad femenina Chimar para y saca con dificultad una manzana, es la misma que recogió del jardín interno. Intenta arrojarla como un último acto de rebeldía pero se queda inmóvil, todo está perdido.
No… me… doble…gare…
Es imposible luchar “toma la manzana” solo puedes ir con la corriente “la mira fijamente" acepta mi paraíso “muerde la fruta”.
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Re: La Canción de Élan [Megaevento: Historial del juglar]
Tenía los ojos entrecerrados, le pesaban por culpa del hechizo de la mujer del vestido de negro, la señora de la puta mansión. Todo ocurrió tan deprisa que apenas se dio cuenta. Primero el chaval gritó, luego lanzó algo (otra piedra de esas que explotan quizás) y… ¡Maldición! No conseguía recordar más. Cuando terminó de abrir los ojos, la puta mansión había desaparecido y solo quedaba el clásico polvo y arena del arenal de Roilkat. Su hogar, su bendito hogar.
Una extraña mezcla de sentimientos contrapuestos invadió el corazón del viejo. Por una parte se sentía alegre y feliz por haber sido testigo de ver como la puta mansión devora vidas había sido derrotada. Por otra parte, tuvo que resistir no echar de rodillas y llorar como si fuera un mamarracho. La canción de Élan le había hecho sentir cosas que creía olvidadas. Era una canción tan agradable como puta era quién la cantaba. ¡Aun así le gustaba! Y una parte del viejo, aunque lo negase, se había enamorado de la canción de la cantante. Ahora que había desaparecido, se sentía mal y dolorido.
Él no era él único que se sentía así. Muchas eran las personas que se habían echado a llorar en la arena o habían quedado inconscientes después de que la puta mansión desapareciese y volviera el polvo y la arena.
¿Si aquello era una victoria por qué habían tanta gente llorando? ¡Putas canciones!
Después de maldecir mil y una vez, mentalmente, el pésimo escenario que contemplaba; el viejo fue hacia el chaval, le dio la mano y luego le abrazó con todas sus fuerzas. –Gracias chico,- dijo con una voz muy suave y muy débil - aunque ahora ellos no lo entiendan, ni yo lo entiendo, nos has salvado.- El viejo se sacó el anillo que lucía en el dedo índice de su mano derecho; pertenecía a su difunta mujer- Quiero que te quedes con esto,- puso el anillo en las manos del niño- no tuve la bendición de tener hijos que heredasen mis riquezas.- Iba a decir algo más pero le pareció absurdo y se lo guardó para él. Movió la cabeza de lado a lado en un gesto de negación y luego siguió hablando. - Quiero que te lo quedes tú. Gracias-.
* Chimar: Muy buen trabajo. Como dijo el viejo, aunque ahora no lo entiendan, les has salvado a todos. No sé si algún día se darán cuentan; si lo hacen, Roilkat te debe un gran favor.
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Objeto: Anillo serpiente
Una extraña mezcla de sentimientos contrapuestos invadió el corazón del viejo. Por una parte se sentía alegre y feliz por haber sido testigo de ver como la puta mansión devora vidas había sido derrotada. Por otra parte, tuvo que resistir no echar de rodillas y llorar como si fuera un mamarracho. La canción de Élan le había hecho sentir cosas que creía olvidadas. Era una canción tan agradable como puta era quién la cantaba. ¡Aun así le gustaba! Y una parte del viejo, aunque lo negase, se había enamorado de la canción de la cantante. Ahora que había desaparecido, se sentía mal y dolorido.
Él no era él único que se sentía así. Muchas eran las personas que se habían echado a llorar en la arena o habían quedado inconscientes después de que la puta mansión desapareciese y volviera el polvo y la arena.
¿Si aquello era una victoria por qué habían tanta gente llorando? ¡Putas canciones!
Después de maldecir mil y una vez, mentalmente, el pésimo escenario que contemplaba; el viejo fue hacia el chaval, le dio la mano y luego le abrazó con todas sus fuerzas. –Gracias chico,- dijo con una voz muy suave y muy débil - aunque ahora ellos no lo entiendan, ni yo lo entiendo, nos has salvado.- El viejo se sacó el anillo que lucía en el dedo índice de su mano derecho; pertenecía a su difunta mujer- Quiero que te quedes con esto,- puso el anillo en las manos del niño- no tuve la bendición de tener hijos que heredasen mis riquezas.- Iba a decir algo más pero le pareció absurdo y se lo guardó para él. Movió la cabeza de lado a lado en un gesto de negación y luego siguió hablando. - Quiero que te lo quedes tú. Gracias-.
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* Chimar: Muy buen trabajo. Como dijo el viejo, aunque ahora no lo entiendan, les has salvado a todos. No sé si algún día se darán cuentan; si lo hacen, Roilkat te debe un gran favor.
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Objeto: Anillo serpiente
- Anillo de serpiente:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Aunque no lo supiste en un principio, la serpiente que encontraste en los jardines de la puta mansión es una serpiente binaba (puedes encontrar su descripción en el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]). Este anillo tiene habilidad de convertirse en binaba diminuta, apenas seis centímetros. La transformación se efectúa una vez toques la punta de cabeza de serpiente del anillo con tu dedo meñique. Como ladrón y gorrión que eres sabrás que en, muchos robos, vale pena ser un animal pequeño y ágil para tener éxito. La habilidad de este objeto la podrás usar hasta un máximo de tres veces. Una vez agotes sus usos, el anillo será un simple adorno más.
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