[Misión Gremio de Ladrones] Rebelión desde las sombras

    Chimar finge su muerte de la forma menos creíble posible, a ese niño se le hacía muy difícil hacerse el débil, siempre tenía que estar llamando la atención con sus trucos. Él me quitó de encima y se levantó del suelo con rapidez. Estuve a punto de quejarme y decirle lo descortés que había sido conmigo, pero en cuanto vi que hizo otro de sus trucos ingeniosos para salvarnos y esta vez a los dos y no sólo a él, me quede callada y sonreí inevitablemente, estaba agradecida, pero obviamente no lo iba a admitir.

    No pude resistir hacer una mueca de desaprobación en cuanto sacó su ballesta, no era la mejor opción, usar un arma de distancia contra un brujo, todos poseemos telekinesis, y estaba segura de que por tenerlo en frente, esta sería muy fácil de evitar, pero esta podría ser una excelente distracción. Todo pasó muy rápido; por encuentros anteriores y por eventos vistos aquí, sabía que el niño era rápido con aquella arma, así que a penas la sacó yo dí una vuelta canela para aproximarme al brujo y concentrarme exclusivamente en él y aquel momento, esperaba que Chimar pudiese cubrirme. El señor del fuego, como lo llamaba Chimar, estiró su brazo y desvió el proyectil del niño girando su torso hacía un lado para poder controlar aquella amenaza, lo que me dio tiempo suficiente para mi pequeño truco de magia. Respiré profundo y cuando el brujo volteó chasqueé mis dedos y lo miré directamente a los ojos.

-Eres un buen brujo, el mejor de la ciudad y por eso sabes que no estas del bando correcto- le hago ojitos tiernos -¿De verdad nos quieres hacer daño? ¿No te parezco bonita?- pongo mi labio inferior sobre el superior mientras mi cara hace un lindo puchero – ¿Qué te parece si en vez de hacernos daño, a mi tierno amigo y a mí...- pienso en que Chimar no es tierno -¡Olvidate de mi amigo!- cambio el enfoque – ¿Qué te parece si en vez de hacerme daño… nos ayudas a capturar a ese feo enmascarado que busca tener el control de ti… y de todo?- suspiro con tristeza -él es el malo y trata de controlarte…- vuelvo a chasquear mis dedos para que sólo me vea a mí – Ahora me gustaría que nos ayudaras a mis amigos y a mí con este asunto… ¿Podrías decirnos que planea el enmascarado?- digo mientras giro un poco mi rostro – Porfis porfis porfis … Ayudanos a deshacernos del enmascarado… Tú seguramente sabes mejor que nadie cuál es su debilidad- acaricio sus brazos – Nosotros te ayudaremos a liberarte de ese tonto… Tú eres más listo que él – me acerco un poquito más -¿Nos ayudas a ayudarte?- hago una pausa -Si algo sale mal… ¿por dónde pretendían huir?-. (1)

    Las cosas no habían salido precisamente como yo las esperaba, pero al menos no había salido lastimada de aquel enfrentamiento directo con el brujo. Pensé que podría hacer que él quedara hipnotizado conmigo, pero no fue así, seguramente era muy inteligente o con una fuerza mental bastante alta, tenía que probar y mejorar mi hipnosis mágica para aplicarla con humanos, que tienen una mente más débil. En cuanto el brujo decidió atacarme salió corriendo hacía la salida, lo cual hizo que me volteara confundida e hice un gesto con mis hombros al subirlos y bajarlos, para que mi compañero se diera cuenta de que no estaba muy segura de lo que había pasado, de verdad esperaba que aquello funcionara.

    Suspiré viendo como poco a poco todos los que habían decidido atacar a Lazid y a su gente se alejaban. Yo en el fondo estaba de acuerdo con derrocar a ese lagarto tan tonto, su coeficiente intelectual no superaba al de un pez, pero el tener que lastimar a mi propia gente no me parecía la mejor forma de tumbar su gobierno; lo correcto debía ser, tal vez, convencer a todos de la ineptitud de aquel ser, para luego entre todos ser una gran fuerza de luz y de renovación para el gremio. El enmascarado … yo estaba de acuerdo en varias cosas con él, pero debido a su estrategia tan radical no me atreví a estar completamente de su lado.

    Las cosas pintaban realmente feas para el pobre enmascarado que sólo quería una especie de venganza porque el lagarto no le había pagado una deuda; pero claro, yo era la única, a parte de Lazid, que sabía que aquel ataque no fue por mero gusto del enmascarado, él tenía sus razones, y muy buenas, para querer deshacerse del lagarto.

    Lazid parecía olvidar que era su culpa que el enmascarado, cuyo nombre no sabía, estuviese ahí; y queriéndose hacer el héroe sacó una cajita con un brillante botón rojo que suponía el fin del atacante. Estaba expectante y preocupada, no quería que le hicieran daño. Al parecer el gran fin del enmascarado no llegó gracias al botón rojo que a la mayoría nos desilusionó, pero la suerte del lagarto había logrado acorralar al atacante. Pronto todos mis compañeros se aprovecharon de esa ventaja para inmovilizar al enmascarado, lo querían matar.

    Yo lo primero que hice fue lanzarle una mirada amenazadora al brujo que sabía que quería un cambio de mando, y lo que hacía era seguir lamiéndole los pies al lagarto.

-¡ALTOOOO!- grité después de que mis compañeros se atrevieran a lastimar al enmascarado.

    Me interpuse entre el enmascarado y los demás, no era correcto que lo siguieran lastimando.

    -No permitiré que le sigan haciendo daño- dije mirando seriamente a los que lo habían lastimado -Lazid… ese lagarto que nadie soporta- lo señalé -Le debe un dinero a mi amigo el enmascarado. Él se buscó este ataque… y aunque no estoy de acuerdo con matarnos a nosotros mismos- voltee a ver al enmascarado y luego volví a dirigirme a los demás -Lo justo es que primero el lagarto pagué su deuda, y luego si ustedes quieren torturar al enmascarado por las pérdidas que nos causó… está bien- dejé de dirigirme al pequeño grupo de atacantes y grité para que todo el gremio me escuchara -LAZID ES EL PEOR LÍDER QUE EL GREMIO A TENIDO, SÉ QUE NUESTROS VERDADEROS LIDERES SIGUEN PERDIDOS, PERO NO TENEMOS POR QUE SEGUIR AGUANTANDO A ESTE TONTO. ILIAKI O CHIMAR PODRÍAN SER MEJORES LIDERES; DE HECHO CUALQUIERA DE NOSOTROS SERÍA MEJOR QUE ÉL- dije sentenciándome y aceptando la responsabilidad de mi levantamiento contra Lazid -BASTA DE SEGUIR ORDENES DE ALGUIEN QUE NO NOS REPRESENTA. NECESITAMOS A UN LÍDER QUE SEA JUSTO Y SE PREOCUPE POR NOSOTROS, NO SÓLO POR SU PELLEJO; NECESITAMOS A ALGUIEN EN QUIÉN CONFIAR Y QUE SEPAMOS QUE NO VA A TOMAR DECISIONES QUE NOS PERJUDIQUEN A TODOS- levanté mis dos manos en señal de paz, con la frente en alto y esperando que alguien se atreviera a contradecirme -YO NO QUIERO A LAZID COMO NUESTRO LÍDER-.