Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
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Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Por primera vez había notado desde que me hospedaba con los Collingwood ellos habían sido quienes pagaban todos los gastos, yo ayudaba a buscar los recados, si, pero nunca había aportado una sola moneda a la familia y eso podía ser una falta de respeto grave. Además a veces gastaba dinero de la comida en el vino, posiblemente ellos supieran ese detalle y lo pasaban por alto pero no era adecuado.
Había estado planeando una manera de pagar todo aquello, no trabajando para los mismos Collingwood, eso ya lo hacía de cierta manera, solo quería aportar algo por mi parte, algo que consiguiera con mi esfuerzo, por si fuese poco me ayudaba a evolucionar un poco más referente a lo social se trata, sería como matar 2 pájaros de un solo tiro… aunque aquello estadísticamente era algo dificultoso.
Podía tomar un trabajo pero no sabía dónde pudiesen aceptarme, además de que muchas veces buscaban eran vendedores o algo por el estilo, yo no estaba preparado para vender productos o mantener charlas de negocios, no iba conmigo y no sabía exactamente como.
Pasé días buscando respuestas a aquel asunto, hasta que un día mientras iba a Lunargenta una señal se presentó en el camino, bueno, dos señales. Una indicaba que me quedaba sin vino para el motor y la otra era un viejo granjero pidiendo colaboración en las puertas de la ciudad, aquello podía servirme, no era algo que me obligase a tener una alta interacción social, por otro lado mis habilidades en esa zona de trabajo eran un poco mejores al resto.
Tomé un trago del vino que llevaba en la cantimplora y caminé decidido al anciano, si lo veía de cierta manera sería matar 2 pajaros de un solo tiro. Ayudaba a un señor mayo y podía ganar algo de dinero para los Collingwood, aunque debería ayudar sin cobrar pero si lo hacía no beneficiaba en nada a la familia Collingwood.
- ¿Alguien quiere ayudar a este pobre hombre? Si es necesario os puedo pagar, necesito dos ayudantes. – Era raro que la gente no se acercara, aunque por lo poco que había visto del comportamiento humano a veces no les interesaba ayudar al prójimo.
- Disculpe, pero yo podría ayudar. – Comenté mientras aclaraba mi garganta y cerraba la cantimplora. – Si no es molestia claramente.
- No lo es para nada muchacho, todo lo contrario. – En el rostro del viejo se dibujo una sonrisa mientras secaba unas gotas de sudor que bajaban por su frente, quien sabe cuánto tiempo había estado buscando ayudantes. – Pero dudo que puedas solo con todo, mejor estate cerca y espera un compañero.
Aquello era algo falso, sabía que podía con el trabajo que pusieran pero no podía contradecirlo, él era quien decidiría como se trabajaría. Otro motivo por el cual no podía quejarme es que era normal que un simple humano no pudiese con todo ese trabajo, así solo me quedaba asentir y agachar la cabeza para no revelar lo que de verdad era.
Había estado planeando una manera de pagar todo aquello, no trabajando para los mismos Collingwood, eso ya lo hacía de cierta manera, solo quería aportar algo por mi parte, algo que consiguiera con mi esfuerzo, por si fuese poco me ayudaba a evolucionar un poco más referente a lo social se trata, sería como matar 2 pájaros de un solo tiro… aunque aquello estadísticamente era algo dificultoso.
Podía tomar un trabajo pero no sabía dónde pudiesen aceptarme, además de que muchas veces buscaban eran vendedores o algo por el estilo, yo no estaba preparado para vender productos o mantener charlas de negocios, no iba conmigo y no sabía exactamente como.
Pasé días buscando respuestas a aquel asunto, hasta que un día mientras iba a Lunargenta una señal se presentó en el camino, bueno, dos señales. Una indicaba que me quedaba sin vino para el motor y la otra era un viejo granjero pidiendo colaboración en las puertas de la ciudad, aquello podía servirme, no era algo que me obligase a tener una alta interacción social, por otro lado mis habilidades en esa zona de trabajo eran un poco mejores al resto.
Tomé un trago del vino que llevaba en la cantimplora y caminé decidido al anciano, si lo veía de cierta manera sería matar 2 pajaros de un solo tiro. Ayudaba a un señor mayo y podía ganar algo de dinero para los Collingwood, aunque debería ayudar sin cobrar pero si lo hacía no beneficiaba en nada a la familia Collingwood.
- ¿Alguien quiere ayudar a este pobre hombre? Si es necesario os puedo pagar, necesito dos ayudantes. – Era raro que la gente no se acercara, aunque por lo poco que había visto del comportamiento humano a veces no les interesaba ayudar al prójimo.
- Disculpe, pero yo podría ayudar. – Comenté mientras aclaraba mi garganta y cerraba la cantimplora. – Si no es molestia claramente.
- No lo es para nada muchacho, todo lo contrario. – En el rostro del viejo se dibujo una sonrisa mientras secaba unas gotas de sudor que bajaban por su frente, quien sabe cuánto tiempo había estado buscando ayudantes. – Pero dudo que puedas solo con todo, mejor estate cerca y espera un compañero.
Aquello era algo falso, sabía que podía con el trabajo que pusieran pero no podía contradecirlo, él era quien decidiría como se trabajaría. Otro motivo por el cual no podía quejarme es que era normal que un simple humano no pudiese con todo ese trabajo, así solo me quedaba asentir y agachar la cabeza para no revelar lo que de verdad era.
Alois
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Los robos marchan muy bien últimamente, cada día Maquiavelo encuentra nuevas formas de vaciar bolsillos. Sus hermanos no se quedan atrás… algunos con más actividad que otros. Obviamente tanta prosperidad comienza a molestar, no es que Chimar sea malagradecido… simplemente es un enano.
Necesita emociones en la vida o al menos variar el paisaje, es momento de hacer algo diferente. Solo existe una actividad capaz de dar dinero a cambio de esfuerzo, trabajos regulares. No es tan altruista como para perder tiempo sin conseguir ingresos, para eso tiene a sus hermanos y las aventuras locas que siempre llaman a su puerta.
Como la ciudad cansa después de un tiempo sale de paseo por el área rural, claramente recorre las granjas circundantes sin perder tiempo en los campamentos parias. No es un chico que aprecie la naturaleza pero luego de pasar varias semanas entre piedra y gente agradece un poco de verdor... en media hora estará cansado pero la vida se compone de instantes.
Eventualmente el pequeño genio consigue su objetivo, trabajo diferente. En cierto lugar es abordado por un sujeto de edad avanzada, este le ofrece empleo remunerado. No es la propuesta más interesante del mundo pero algo es algo, podrá despejar la mente del aire citadino y ganar algo de dinero en el proceso… dinero honesto para variar.
Cuente conmigo.
Parece que el viejo ya tiene otro colaborador samaritano, sin duda su tarea debe requerir musculo. Chimar no es un personaje demasiado físico pero su juventud le da fortaleza, puede soportar y adaptarse muy bien a tareas exigentes... técnicamente los niños son buenos para el trabajo.
Hola frijol.
Dice al encontrarse con su nuevo compañero temporal, un adulto con aire raro. Su vestimenta es curiosa, bastante extraña. Al final el niño suspira… uno se consigue cada prototipo en el camino. Luego de conocer y vivir con sus hermanos ya nada le sorprende, se aprecian más a las personas por sus rarezas ¿no?
¿Bien, cual es el trabajo?
Hasta ahora el anciano no ha sido nada especifico… un error que el propio enano dejo avanzar, cuando le hablaron de dinero no vio necesario preguntar. Ahora es momento para que las instrucciones sean dadas, con esa información podrán iniciar sus labores y acercarse rápidamente al pago.
Necesita emociones en la vida o al menos variar el paisaje, es momento de hacer algo diferente. Solo existe una actividad capaz de dar dinero a cambio de esfuerzo, trabajos regulares. No es tan altruista como para perder tiempo sin conseguir ingresos, para eso tiene a sus hermanos y las aventuras locas que siempre llaman a su puerta.
Como la ciudad cansa después de un tiempo sale de paseo por el área rural, claramente recorre las granjas circundantes sin perder tiempo en los campamentos parias. No es un chico que aprecie la naturaleza pero luego de pasar varias semanas entre piedra y gente agradece un poco de verdor... en media hora estará cansado pero la vida se compone de instantes.
Eventualmente el pequeño genio consigue su objetivo, trabajo diferente. En cierto lugar es abordado por un sujeto de edad avanzada, este le ofrece empleo remunerado. No es la propuesta más interesante del mundo pero algo es algo, podrá despejar la mente del aire citadino y ganar algo de dinero en el proceso… dinero honesto para variar.
Cuente conmigo.
Parece que el viejo ya tiene otro colaborador samaritano, sin duda su tarea debe requerir musculo. Chimar no es un personaje demasiado físico pero su juventud le da fortaleza, puede soportar y adaptarse muy bien a tareas exigentes... técnicamente los niños son buenos para el trabajo.
Hola frijol.
Dice al encontrarse con su nuevo compañero temporal, un adulto con aire raro. Su vestimenta es curiosa, bastante extraña. Al final el niño suspira… uno se consigue cada prototipo en el camino. Luego de conocer y vivir con sus hermanos ya nada le sorprende, se aprecian más a las personas por sus rarezas ¿no?
¿Bien, cual es el trabajo?
Hasta ahora el anciano no ha sido nada especifico… un error que el propio enano dejo avanzar, cuando le hablaron de dinero no vio necesario preguntar. Ahora es momento para que las instrucciones sean dadas, con esa información podrán iniciar sus labores y acercarse rápidamente al pago.
Invitado
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Había estado esperando sentado en la carreta del anciano, de aquella manera ahorraba todas las energías posibles y no gastaría tanto licor antes de tiempo, debía guardar el combustible todo lo que pudiera. Esperar era algo a lo que no estaba muy acostumbrado, generalmente estaba caminando, trabajando o manteniendo una charla, nunca sentado sin hacer nada… era algo tedioso pero beneficioso, según lo que revisé con mi ojo robótico el sistema funcionaba a la perfección.
Mientras esperaba escuché la voz de la otra persona que quería colaborar con el viejo, aunque había algo extraño, parecía una voz infantil, seguramente me estaba confundiendo. Tuve que dar un vistazo para darme cuenta que efectivamente era un niño el que se apuntaba a trabajar ¿Acaso los pequeños se veían obligados también a trabajar? En lo poco que había estado por las ciudades había visto jóvenes delinquiendo o ayudando a familiares… nunca trabajando por su propia cuenta, era algo interesante.
- Creo que te equivocas, no soy un frijol. – Comenté ante el extraño saludo del pequeño. – Los frijoles son así de pequeños. – Acompañando mis palabras hice la medida aproximada de un frijol con mis dedos.
- Parece que os estáis llevando bien. – Dijo el granjero dando un aplauso y acercándose con una sonrisa, era obvio que era de aquel porcentaje de personas que no tenía malicia… o no parecía tenerla. – Y que están ansiosos por trabajar, no los culpo, a sus edades yo era igual de activo. – Acompaño el comentario con una carcajada que para mi no tenía mucho sentido y dándole palmadas en la cabeza al pequeño que sería mi compañero en aquello. – Necesito que me ayudéis con la cosecha actual, es mucho trabajo para mi familia y el personal actual es muy poco… dos jóvenes como ustedes nos serían de gran ayuda.
Aquella clase de personas me resultaba agradable, eran de la clase de seres que se ganaba la vida honradamente y no necesitaba herir a otros para sobrevivir, simplemente trabajaban y hacían que cada gota de su sudor valiera la pena. También podía verlo de otra manera, podía aprender a ser una “persona” de esa clase, alguien trabajador… aunque mi sistema ya dictara aquello podía tratar de hacerlo por evolución, sabía bien que yo nunca podría dañar a otro porque si o cometer una falta pero no debía que estar siempre siguiendo el régimen de “Se justo y bueno porque para eso existes” podía intentar serlo por gusto.
- Si, por mi no hay problema en colaborar. – Afirmé mi presencia mientras me acomodaba en la carreta.
- ¿Y tú todavía quieres venir niño? Podrías ganarte un buen jugo de moras. – El granjero se acercó a las burras que posiblemente fuesen su transporte y sujetó el arnés que llevaban estás a la carreta. – La granja no está tan lejos de aquí, dudo que quieran caminar hasta allí... para ahorrar fuerzas claro, si gustas súbete chicuelo, aun hay espacio.
Mientras esperaba escuché la voz de la otra persona que quería colaborar con el viejo, aunque había algo extraño, parecía una voz infantil, seguramente me estaba confundiendo. Tuve que dar un vistazo para darme cuenta que efectivamente era un niño el que se apuntaba a trabajar ¿Acaso los pequeños se veían obligados también a trabajar? En lo poco que había estado por las ciudades había visto jóvenes delinquiendo o ayudando a familiares… nunca trabajando por su propia cuenta, era algo interesante.
- Creo que te equivocas, no soy un frijol. – Comenté ante el extraño saludo del pequeño. – Los frijoles son así de pequeños. – Acompañando mis palabras hice la medida aproximada de un frijol con mis dedos.
- Parece que os estáis llevando bien. – Dijo el granjero dando un aplauso y acercándose con una sonrisa, era obvio que era de aquel porcentaje de personas que no tenía malicia… o no parecía tenerla. – Y que están ansiosos por trabajar, no los culpo, a sus edades yo era igual de activo. – Acompaño el comentario con una carcajada que para mi no tenía mucho sentido y dándole palmadas en la cabeza al pequeño que sería mi compañero en aquello. – Necesito que me ayudéis con la cosecha actual, es mucho trabajo para mi familia y el personal actual es muy poco… dos jóvenes como ustedes nos serían de gran ayuda.
Aquella clase de personas me resultaba agradable, eran de la clase de seres que se ganaba la vida honradamente y no necesitaba herir a otros para sobrevivir, simplemente trabajaban y hacían que cada gota de su sudor valiera la pena. También podía verlo de otra manera, podía aprender a ser una “persona” de esa clase, alguien trabajador… aunque mi sistema ya dictara aquello podía tratar de hacerlo por evolución, sabía bien que yo nunca podría dañar a otro porque si o cometer una falta pero no debía que estar siempre siguiendo el régimen de “Se justo y bueno porque para eso existes” podía intentar serlo por gusto.
- Si, por mi no hay problema en colaborar. – Afirmé mi presencia mientras me acomodaba en la carreta.
- ¿Y tú todavía quieres venir niño? Podrías ganarte un buen jugo de moras. – El granjero se acercó a las burras que posiblemente fuesen su transporte y sujetó el arnés que llevaban estás a la carreta. – La granja no está tan lejos de aquí, dudo que quieran caminar hasta allí... para ahorrar fuerzas claro, si gustas súbete chicuelo, aun hay espacio.
Alois
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Claramente el adulto joven es retardado… eso o está jugando. Todo el mundo pilla la referencia del frijol, algunos más rápido que otros. Chimar suspira con ironía, se encuentra cada cosa en el camino. Al final niega con la cabeza, no vino a hacer amigos, quiere despejar la mente y ganar un poco de dinero en el proceso.
Me llamo Chimar… ¿cómo te llamas?
No puede continuar soltando motes, el personaje de vestimenta rara seguiría sin entender alguno. El enano a veces es diplomático con la gente grande, después de todo no es Dem. También se debe tener en cuenta que molestar a alguien perdido no es gracioso, sin una respuesta equivalente el juego se estanca.
El viejo interviene, es un sujeto peculiar. La gente de edad avanzada sigue dos prototipos, son amargados o nobles… es fácil adivinar la facción del individuo en cuestión. Maquiavelo arquea una ceja ante el gesto de la cabeza, los frijoles por alguna razón adoran hacer eso con los enanos, debe existir una historia interesante detrás.
La misión parece sencilla, ayudar a recoger la cosecha. Según tiene entendido el niño genio es un trabajo continuo que requiere manos adicionales cada cierto tiempo, menuda babosada pero el mundo es como es. Se le ocurren un par de invenciones que volverían el proceso automático… tristemente son proyectos que requieren mucho financiamiento.
Yo me apunto también… siempre que se me pague jeje.
Su nuevo jefe expresa un método de pago inocente, el niño le mira con ese típico rostro que tienen los mocosos para decir “necesitaras más que eso”. Tampoco despreciara un buen jugo de moras, lo tomara como parte de pago. Algo le dice que lo necesitara, acaba de meterse en un trabajo físico.
¡Pido atrás!
Sube con rapidez a la carreta indicada, tosca pero relativamente cómoda. Los vehículos actuales son molestos pero ahorran tiempo de viaje, eso sin mencionar que puedes tomar una siesta si alguien más conduce. El jovencito se estira y recuesta la cabeza en un poco de paja amontonada, podría acostumbrarse a viajar así.
Despiértenme cuando lleguemos.
Nada como el tiempo para descansar… especialmente si tu hermano vampiro hace ruidos raros al llegar en la madrugada. Ralphy es bastante sigiloso pero tiene la mala suerte de tropezar con algunas cosas siempre que vuelve de sus robos nocturnos, Ratita y Motas duermen como piedras así que nunca se enteran de nada.
Me llamo Chimar… ¿cómo te llamas?
No puede continuar soltando motes, el personaje de vestimenta rara seguiría sin entender alguno. El enano a veces es diplomático con la gente grande, después de todo no es Dem. También se debe tener en cuenta que molestar a alguien perdido no es gracioso, sin una respuesta equivalente el juego se estanca.
El viejo interviene, es un sujeto peculiar. La gente de edad avanzada sigue dos prototipos, son amargados o nobles… es fácil adivinar la facción del individuo en cuestión. Maquiavelo arquea una ceja ante el gesto de la cabeza, los frijoles por alguna razón adoran hacer eso con los enanos, debe existir una historia interesante detrás.
La misión parece sencilla, ayudar a recoger la cosecha. Según tiene entendido el niño genio es un trabajo continuo que requiere manos adicionales cada cierto tiempo, menuda babosada pero el mundo es como es. Se le ocurren un par de invenciones que volverían el proceso automático… tristemente son proyectos que requieren mucho financiamiento.
Yo me apunto también… siempre que se me pague jeje.
Su nuevo jefe expresa un método de pago inocente, el niño le mira con ese típico rostro que tienen los mocosos para decir “necesitaras más que eso”. Tampoco despreciara un buen jugo de moras, lo tomara como parte de pago. Algo le dice que lo necesitara, acaba de meterse en un trabajo físico.
¡Pido atrás!
Sube con rapidez a la carreta indicada, tosca pero relativamente cómoda. Los vehículos actuales son molestos pero ahorran tiempo de viaje, eso sin mencionar que puedes tomar una siesta si alguien más conduce. El jovencito se estira y recuesta la cabeza en un poco de paja amontonada, podría acostumbrarse a viajar así.
Despiértenme cuando lleguemos.
Nada como el tiempo para descansar… especialmente si tu hermano vampiro hace ruidos raros al llegar en la madrugada. Ralphy es bastante sigiloso pero tiene la mala suerte de tropezar con algunas cosas siempre que vuelve de sus robos nocturnos, Ratita y Motas duermen como piedras así que nunca se enteran de nada.
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Por lo visto el niño había notado su error en compararme con un frijol, ya había notado que era mucho más grande que aquel pequeño alimento, que técnicamente era una persona. Como cualquier ser normal y en sus cabales, el joven tenía por nombre “Chimar”. No era tan raro como otros nombres que había escuchado en el pasado, se podía decir que era algo neutro y normal para una persona.
- Un gusto Chimar, yo me llamo Alois… Alois Felce para ser exacto. – No había sido necesario decir también mi apellido pero lo veía más adecuado, una presentación completa nunca estaba de más.
El pequeño Chimar parecía también estar de acuerdo con las pautas del trabajo, aun tenía curiosidad de porque el chico se había acercado solo sin supervisión de un adulto a trabajar ¿Tenía familiares enfermos a caso? Esa era una opción que mayormente tenía respuesta afirmativa, aunque la actitud del niño no parecía la de un hijo, hermano o nieto con familiar en cama y necesitado de ayuda.
- Oh cielos, parece que tenemos aquí a un chiquillo al cual le gusta ganar mucho. – Dijo el granjero sonriendo llevándose el dedo al mentón mientras parecía pensar. – Ya que pareces inconforme con un solo jugo de moras, tu pago serán dos jugos ¿Eso te convence? – Bromeó el mayor mientras se subía a una de las burras y esperaba que el joven abordara la carreta.
Eñ niño se sube velozmente a la carreta, con la típica hiperactividad reconocible en muchachos de su edad, nada raro. Aquella energía rápidamente se extingue y Chimar se acomoda sobre algo de paja, lo más probable es que fuese el tiempo de su siesta.
- De acuerdo, aunque también sería buena idea que te mantengas despierto. – Era una sugerencia aceptable, así se podía estar alerta a los problemas que pudiesen suceder en el trayecto.
- No se preocupen de ello, deja que el niño duerma y así llegará fresco como una lechuga. – Dijo el granjero desde las burras.
El andar de los burros no era tan rápido, se puede decir que los animales se tomaban su tiempo en el asunto. El paisaje iba cambiando lentamente acompañado de la brisa fresca de la foresta, mientras revisaba constantemente el funcionamiento de mis órganos di un trago al vino que llevaba en la cantimplora, si mi compañero hubiese sido mayor me hubiese arriesgado a preguntarle si quería un trago o no… pero alcoholizar a un menor no era algo que se debiese hacer.
- Se que les va a gustar la granja, no es tan extensa como las de otros sujetos pero tiene el espacio adecuado para vivir, quizá hasta simpaticéis con los trabajadores, la mayoría son amables. – El granjero por lo visto quería mantener una charla por el camino, dudaba que fuese a serle muy útil en aquello.
- Posiblemente, realmente no suelo tener muchos problemas con la gente. – Aquello era cierto, los altercados que había tenido en mi pasado nunca fueron mi culpa… y dudaba que los afectados recordaran mucho de los sucesos.
La carreta iba dando tumbos a medida que avanzaba por el camino de tierra, era el único problema en el asunto, del resto estaba todo bien. Un vistazo a las afueras fue suficiente para fijarme que estábamos cerca de la posible granja, había árboles frutales, arbustos con bayas y un denso campo con trigo.
- Ya llegamos chicos, así que vayan preparándose mental y físicamente. – La carreta se detuvo frente a una casa pequeña de madera y el granjero se bajó de las burras. – Si queréis me podéis esperar aquí mientras busco las herramientas y el digo a mi mujer que conseguí manos extras.
Me bajé de la carreta con cuidado sacudiendo mis ropas y dando un trago nuevamente al vino, esta vez más que nada por necesidad que por placer, nuevamente mi motor exigía cierta cantidad de licor para mantenerse en funcionamiento.
- ¿Necesitas ayuda o puedes bajarte solo? – Dije dirigiéndole una mirada a Chimar.
El granjero regreso a los minutos con varias canastas y una guadaña en sus manos, estaba claro que la guadaña era para el trigo, las canastas tal vez serían para las frutas o ir llenándolas con el trigo… realmente esta vez no tenía idea.
- De acuerdo jóvenes, esto es lo que deberéis hacer por ahora ¿Ven todo ese trigo de allí? – Dijo el mayor señalando con su mano el campo de trigo. Por mi parte me limité a asentir con la cabeza y escuchar. – Necesitamos al menos que llenen estas 5 canastas, luego de que hagan eso no duden en buscarme para darles otra tarea. – El mayor dejó la guadaña en las manos del niño, algo que podría resultar peligroso. – Y discúlpenme pero no me había presentado con ustedes, mi nombre es Leeroy.
Luego de todo aquello el viejo procedió a retirarse secándose el sudor de la frente, posiblemente a tratar otros asuntos. Observé el campo de trigo y a algunos de los peones que se hallaban trabajando en este, no sería un trabajo tan difícil por lo visto… aunque con una guadaña de mano tardaría un poco.
- ¿Sabes usar eso? No queremos que termines quitándote una mano. – Dije mientras señalaba la herramienta en manos del niño, jamás se sabía que sorpresa podían tener esos jóvenes.
- Un gusto Chimar, yo me llamo Alois… Alois Felce para ser exacto. – No había sido necesario decir también mi apellido pero lo veía más adecuado, una presentación completa nunca estaba de más.
El pequeño Chimar parecía también estar de acuerdo con las pautas del trabajo, aun tenía curiosidad de porque el chico se había acercado solo sin supervisión de un adulto a trabajar ¿Tenía familiares enfermos a caso? Esa era una opción que mayormente tenía respuesta afirmativa, aunque la actitud del niño no parecía la de un hijo, hermano o nieto con familiar en cama y necesitado de ayuda.
- Oh cielos, parece que tenemos aquí a un chiquillo al cual le gusta ganar mucho. – Dijo el granjero sonriendo llevándose el dedo al mentón mientras parecía pensar. – Ya que pareces inconforme con un solo jugo de moras, tu pago serán dos jugos ¿Eso te convence? – Bromeó el mayor mientras se subía a una de las burras y esperaba que el joven abordara la carreta.
Eñ niño se sube velozmente a la carreta, con la típica hiperactividad reconocible en muchachos de su edad, nada raro. Aquella energía rápidamente se extingue y Chimar se acomoda sobre algo de paja, lo más probable es que fuese el tiempo de su siesta.
- De acuerdo, aunque también sería buena idea que te mantengas despierto. – Era una sugerencia aceptable, así se podía estar alerta a los problemas que pudiesen suceder en el trayecto.
- No se preocupen de ello, deja que el niño duerma y así llegará fresco como una lechuga. – Dijo el granjero desde las burras.
El andar de los burros no era tan rápido, se puede decir que los animales se tomaban su tiempo en el asunto. El paisaje iba cambiando lentamente acompañado de la brisa fresca de la foresta, mientras revisaba constantemente el funcionamiento de mis órganos di un trago al vino que llevaba en la cantimplora, si mi compañero hubiese sido mayor me hubiese arriesgado a preguntarle si quería un trago o no… pero alcoholizar a un menor no era algo que se debiese hacer.
- Se que les va a gustar la granja, no es tan extensa como las de otros sujetos pero tiene el espacio adecuado para vivir, quizá hasta simpaticéis con los trabajadores, la mayoría son amables. – El granjero por lo visto quería mantener una charla por el camino, dudaba que fuese a serle muy útil en aquello.
- Posiblemente, realmente no suelo tener muchos problemas con la gente. – Aquello era cierto, los altercados que había tenido en mi pasado nunca fueron mi culpa… y dudaba que los afectados recordaran mucho de los sucesos.
La carreta iba dando tumbos a medida que avanzaba por el camino de tierra, era el único problema en el asunto, del resto estaba todo bien. Un vistazo a las afueras fue suficiente para fijarme que estábamos cerca de la posible granja, había árboles frutales, arbustos con bayas y un denso campo con trigo.
- Ya llegamos chicos, así que vayan preparándose mental y físicamente. – La carreta se detuvo frente a una casa pequeña de madera y el granjero se bajó de las burras. – Si queréis me podéis esperar aquí mientras busco las herramientas y el digo a mi mujer que conseguí manos extras.
Me bajé de la carreta con cuidado sacudiendo mis ropas y dando un trago nuevamente al vino, esta vez más que nada por necesidad que por placer, nuevamente mi motor exigía cierta cantidad de licor para mantenerse en funcionamiento.
- ¿Necesitas ayuda o puedes bajarte solo? – Dije dirigiéndole una mirada a Chimar.
El granjero regreso a los minutos con varias canastas y una guadaña en sus manos, estaba claro que la guadaña era para el trigo, las canastas tal vez serían para las frutas o ir llenándolas con el trigo… realmente esta vez no tenía idea.
- De acuerdo jóvenes, esto es lo que deberéis hacer por ahora ¿Ven todo ese trigo de allí? – Dijo el mayor señalando con su mano el campo de trigo. Por mi parte me limité a asentir con la cabeza y escuchar. – Necesitamos al menos que llenen estas 5 canastas, luego de que hagan eso no duden en buscarme para darles otra tarea. – El mayor dejó la guadaña en las manos del niño, algo que podría resultar peligroso. – Y discúlpenme pero no me había presentado con ustedes, mi nombre es Leeroy.
Luego de todo aquello el viejo procedió a retirarse secándose el sudor de la frente, posiblemente a tratar otros asuntos. Observé el campo de trigo y a algunos de los peones que se hallaban trabajando en este, no sería un trabajo tan difícil por lo visto… aunque con una guadaña de mano tardaría un poco.
- ¿Sabes usar eso? No queremos que termines quitándote una mano. – Dije mientras señalaba la herramienta en manos del niño, jamás se sabía que sorpresa podían tener esos jóvenes.
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
El adulto joven expulsa su nombre completo, nada fuera de lo común. Por su parte el granjero menciona otro modo de pago erróneo, por suerte esta vez Chimar pilla la broma y solo ríe como enano. Alois dice una recomendación molesta, afortunadamente el viejo interviene por el bien de la pereza.
Ya escuchaste al jefe jeje.
Maquiavelo vuelve a cerrar los ojos, obviamente no dormirá pero se puede descansar bastante solo reposando. La carreta avanza a paso de tortuga, algo que no es necesariamente malo. Lo único molesto es el bamboleo aunque luego de tantos viajes ya parece normal, trasladarse mucho tiene sus ventajas ocultas.
Los adultos siguen intercambiando anécdotas, el niño se limita a escuchar sin intervenir. Es obvio que su empleador tiene en alta estima la conversación trivial, algo que sin duda llega con los años. Pocos minutos después arriban al destino, cuando el vehículo se detiene su pasajero más pequeño despabila.
Es un sitio bonito.
Acaban de llegar a una modesta granja, nada demasiado destacable pero con cierto aire hogareño. El chico genio siente una curiosidad natural por sitios tan pintorescos, al final sigue siendo un mocoso citadino… no importa cuántas aventuras extrañas viva, sus años iniciales siempre le marcaran.
El anciano desaparece y vuelve con algunos implementos, herramientas toscas para la granja. Dice su nombre junto con las instrucciones iniciales, más sencillo imposible. Deposita la guadaña en manos del inventor, dicho personaje sonríe maliciosamente al tener semejante hoja en su poder… ¿qué se puede decir?, sigue siendo un enano.
¡Claro que se usarlo!... además, no es recomendable que manipules esto estando ebrio.
Dice por los constantes sorbos que pega su compañero de la botella, típico de los adultos. En cuanto a la primera afirmación… no es del todo correcta. Chimar sabe manejar armas de una mano pero existen marcadas diferencias entre las tácticas de combate a espada y las rutinas laborales.
Sera fácil.
Avanza hasta las filas de trigo, luego pone una pose de combate totalmente innecesaria. Mide el peso de su herramienta y lanza el primer tajo, sale bastante bien. Sonríe con una mueca juguetona y repite la acción un par de veces, pronto el producto se amontona, no debería costar mucho llenar la cuota.
Avísame cuando no necesites más.
Sin vacilar el chico sigue cortando, claramente se divierte en el proceso. No es muy amante del esfuerzo físico pero ¿Qué enano no disfruta de cortar cosas con una hoja enorme?, es algo intrínseco en los pequeños. En un giro diferente no modera la energía aplicada y comienza a jadear, detiene el ritmo un poco para recuperarse.
Esto “jadeo” ¡es genial!
Ya escuchaste al jefe jeje.
Maquiavelo vuelve a cerrar los ojos, obviamente no dormirá pero se puede descansar bastante solo reposando. La carreta avanza a paso de tortuga, algo que no es necesariamente malo. Lo único molesto es el bamboleo aunque luego de tantos viajes ya parece normal, trasladarse mucho tiene sus ventajas ocultas.
Los adultos siguen intercambiando anécdotas, el niño se limita a escuchar sin intervenir. Es obvio que su empleador tiene en alta estima la conversación trivial, algo que sin duda llega con los años. Pocos minutos después arriban al destino, cuando el vehículo se detiene su pasajero más pequeño despabila.
Es un sitio bonito.
Acaban de llegar a una modesta granja, nada demasiado destacable pero con cierto aire hogareño. El chico genio siente una curiosidad natural por sitios tan pintorescos, al final sigue siendo un mocoso citadino… no importa cuántas aventuras extrañas viva, sus años iniciales siempre le marcaran.
El anciano desaparece y vuelve con algunos implementos, herramientas toscas para la granja. Dice su nombre junto con las instrucciones iniciales, más sencillo imposible. Deposita la guadaña en manos del inventor, dicho personaje sonríe maliciosamente al tener semejante hoja en su poder… ¿qué se puede decir?, sigue siendo un enano.
¡Claro que se usarlo!... además, no es recomendable que manipules esto estando ebrio.
Dice por los constantes sorbos que pega su compañero de la botella, típico de los adultos. En cuanto a la primera afirmación… no es del todo correcta. Chimar sabe manejar armas de una mano pero existen marcadas diferencias entre las tácticas de combate a espada y las rutinas laborales.
Sera fácil.
Avanza hasta las filas de trigo, luego pone una pose de combate totalmente innecesaria. Mide el peso de su herramienta y lanza el primer tajo, sale bastante bien. Sonríe con una mueca juguetona y repite la acción un par de veces, pronto el producto se amontona, no debería costar mucho llenar la cuota.
Avísame cuando no necesites más.
Sin vacilar el chico sigue cortando, claramente se divierte en el proceso. No es muy amante del esfuerzo físico pero ¿Qué enano no disfruta de cortar cosas con una hoja enorme?, es algo intrínseco en los pequeños. En un giro diferente no modera la energía aplicada y comienza a jadear, detiene el ritmo un poco para recuperarse.
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
El joven hacía afirmado saber usar aquella herramienta, podía ser tanto verdadero como falso, pero lo mejor era darle el beneficio de la duda y darle una prueba, si veía que estaba por quitarse un brazo solo me quedaba interferir y quitarle la guadaña. También tuve que arrugar el ceño cuando escuché el comentario del chico, no estaba ebrio, nunca lo había estado a decir verdad.
- No estoy ebrio, si fuese así dudo que pudiese estar hablando correctamente siquiera.– Aquello era cierto, los sujetos en estado de embriagues sufrían más al momento de formular oraciones semi-coherentes.
Por afirmación del niño aquel trabajo sería fácil, realmente no lo veía como un gran problema, esperaba desde el inicio tener que mover troncos o tratar con animales pero cosechar era “pan comido” como muchos dicen. La pose que tomó Chimar era más que nada para sacarle un ojo a alguien, comenzaba a dudar de si sus palabras habían sido ciertas, por lo visto me había mentido simplemente para tener algo filoso en sus manos.
El rastro de trigo que iba dejando el pequeño era notable, aunque iba a ser necesario un buen rato. El chico creía tener la energía suficiente para recolectar todo, eso era el lado bueno de los jóvenes, se creían a veces más energéticos de lo que podían ser, por el momento solo le seguiría la corriente y así dejaba otro momento trabajar a mi sistema.
Con cuidado comencé a guardar el trigo en una de las canastas, también procuraba tomar mi distancia del pequeño emocionado, no necesitaba que un mal movimiento terminará mutilándome a mi alguna extremidad, ya me bastaba con tener un brazo de cobre.
- Si, es genial pero por lo visto te estás cansando ¿Me equivoco? – Aunque él lo negara era algo obvio, se notaba simplemente en su forma de hablar y en el ritmo que llevaba. - ¿Por qué no tomas un descanso y yo continuo? A menos que quieras quemar todas tus fuerzas, si es así no veo problema.
Ya había una canasta llena y la otra iba por la mitad, si calculaba exactamente el mismo chico podía llenar las 5… aunque siempre existían variables y factores que pudiesen alterar eso, por ejemplo: Si a Chimar le daba un infarto fulminante, solo llenaría una y media, que era lo que había hecho hasta ahora.
Mientras el niño tomaba su decisión de descansar o seguir trabajando tomé un leve corto de tiempo observando a los peones trabajar, analizaba la forma en la que sostenían la herramienta y se movilizaban, observar era una manera muy útil de aprender, más cuando se lograba imitar algo un 60% bien gracias a la práctica pasada.
- También te recomiendo que controles tu fuerza, si eso llega a resbalarte de tus manos y herir a alguien posiblemente te metas en problemas. - No culpaba al niño por ser feliz al tener algo dañino en sus manos, pero aun así la seguridad debía ser lo primero en el asunto.
- No estoy ebrio, si fuese así dudo que pudiese estar hablando correctamente siquiera.– Aquello era cierto, los sujetos en estado de embriagues sufrían más al momento de formular oraciones semi-coherentes.
Por afirmación del niño aquel trabajo sería fácil, realmente no lo veía como un gran problema, esperaba desde el inicio tener que mover troncos o tratar con animales pero cosechar era “pan comido” como muchos dicen. La pose que tomó Chimar era más que nada para sacarle un ojo a alguien, comenzaba a dudar de si sus palabras habían sido ciertas, por lo visto me había mentido simplemente para tener algo filoso en sus manos.
El rastro de trigo que iba dejando el pequeño era notable, aunque iba a ser necesario un buen rato. El chico creía tener la energía suficiente para recolectar todo, eso era el lado bueno de los jóvenes, se creían a veces más energéticos de lo que podían ser, por el momento solo le seguiría la corriente y así dejaba otro momento trabajar a mi sistema.
Con cuidado comencé a guardar el trigo en una de las canastas, también procuraba tomar mi distancia del pequeño emocionado, no necesitaba que un mal movimiento terminará mutilándome a mi alguna extremidad, ya me bastaba con tener un brazo de cobre.
- Si, es genial pero por lo visto te estás cansando ¿Me equivoco? – Aunque él lo negara era algo obvio, se notaba simplemente en su forma de hablar y en el ritmo que llevaba. - ¿Por qué no tomas un descanso y yo continuo? A menos que quieras quemar todas tus fuerzas, si es así no veo problema.
Ya había una canasta llena y la otra iba por la mitad, si calculaba exactamente el mismo chico podía llenar las 5… aunque siempre existían variables y factores que pudiesen alterar eso, por ejemplo: Si a Chimar le daba un infarto fulminante, solo llenaría una y media, que era lo que había hecho hasta ahora.
Mientras el niño tomaba su decisión de descansar o seguir trabajando tomé un leve corto de tiempo observando a los peones trabajar, analizaba la forma en la que sostenían la herramienta y se movilizaban, observar era una manera muy útil de aprender, más cuando se lograba imitar algo un 60% bien gracias a la práctica pasada.
- También te recomiendo que controles tu fuerza, si eso llega a resbalarte de tus manos y herir a alguien posiblemente te metas en problemas. - No culpaba al niño por ser feliz al tener algo dañino en sus manos, pero aun así la seguridad debía ser lo primero en el asunto.
Alois
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
El adulto alega que está en completo uso de sus facultades, interesante. Su lógica tiene sentido pero despierta más interrogantes, o tiene una resistencia muy alta al alcohol o es un personaje raro… probablemente lo primero. Algunas personas grandes toleran mucho el licor, algo así lleva años de “practica” según dicen.
“Por supuesto”… pero mira para otro lado para estar seguros jeje.
Todo el acontecimiento le recuerda a Chimar cuando tuvo la mala suerte de probar ron, se sintió muy raro y al otro día… mejor dejémoslo hasta allí. A partir de ese momento su padre puso más cuidado a las botellas extrañas, siempre guardaba una para momentos importantes… cosa que ocurría una vez al año.
Maquiavelo continua atacando el trigo, pronto su cansancio se hace obvio. Alois interviene, quiere relevarlo. El niño arquea una ceja, no planea detenerse ahora. Sigue cortando hasta llenar la segunda canasta, luego hace un esfuerzo para dejar la tercera por la mitad, en ese momento sonríe agotado y le dedica algunas palabras a su colega.
Ahora si “jadeo” puedes seguir tú.
Es lo justo, trabajo a partes iguales. No dejara que el adulto lo trate de forma condescendiente, no es agradable. Resulta molesto que siempre lo menosprecien por ser un niño, nadie le cree nunca. Por suerte luego de tantas aventuras sabe cómo sobrellevarlo bien, siempre termina sorprendiendo a sus detractores.
Se aleja con prudencia, no quiere recibir un corte por estar de atravesado. Luego intenta relajar el pulso, como no está realizado esfuerzo físico resulta fácil. Ahora recolectara el trigo mientras su compañero alcohólico termina de cortar, tiempo de ver como se desenvuelve alguien con extremidades grandes.
Mientras espera no puede evitar imaginarse a sus hermanos realizando el mismo trabajo, es una imagen extraña. Les parecería aburrido y poco práctico ganarse el dinero de forma normal… idea que comparte el propio Chimar. La única razón por la que está laborando legalmente es el aburrimiento, mañana seguirá vaciando bolsillos.
En sus primeros meses de orfandad trabajo por dinero, era agotador y generaba pocos ingresos. Cuando conoció con Demian a ratita todo cambio, fundaron los Gorriones y se dedicaron a robar bolsillos. No es la manera más honesta de ganarse la vida pero funciona bastante bien, incluso tiene suficiente dinero para crear inventos.
“Por supuesto”… pero mira para otro lado para estar seguros jeje.
Todo el acontecimiento le recuerda a Chimar cuando tuvo la mala suerte de probar ron, se sintió muy raro y al otro día… mejor dejémoslo hasta allí. A partir de ese momento su padre puso más cuidado a las botellas extrañas, siempre guardaba una para momentos importantes… cosa que ocurría una vez al año.
Maquiavelo continua atacando el trigo, pronto su cansancio se hace obvio. Alois interviene, quiere relevarlo. El niño arquea una ceja, no planea detenerse ahora. Sigue cortando hasta llenar la segunda canasta, luego hace un esfuerzo para dejar la tercera por la mitad, en ese momento sonríe agotado y le dedica algunas palabras a su colega.
Ahora si “jadeo” puedes seguir tú.
Es lo justo, trabajo a partes iguales. No dejara que el adulto lo trate de forma condescendiente, no es agradable. Resulta molesto que siempre lo menosprecien por ser un niño, nadie le cree nunca. Por suerte luego de tantas aventuras sabe cómo sobrellevarlo bien, siempre termina sorprendiendo a sus detractores.
Se aleja con prudencia, no quiere recibir un corte por estar de atravesado. Luego intenta relajar el pulso, como no está realizado esfuerzo físico resulta fácil. Ahora recolectara el trigo mientras su compañero alcohólico termina de cortar, tiempo de ver como se desenvuelve alguien con extremidades grandes.
Mientras espera no puede evitar imaginarse a sus hermanos realizando el mismo trabajo, es una imagen extraña. Les parecería aburrido y poco práctico ganarse el dinero de forma normal… idea que comparte el propio Chimar. La única razón por la que está laborando legalmente es el aburrimiento, mañana seguirá vaciando bolsillos.
En sus primeros meses de orfandad trabajo por dinero, era agotador y generaba pocos ingresos. Cuando conoció con Demian a ratita todo cambio, fundaron los Gorriones y se dedicaron a robar bolsillos. No es la manera más honesta de ganarse la vida pero funciona bastante bien, incluso tiene suficiente dinero para crear inventos.
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
El niño siguió con la actividad de segar el trigo, por lo visto había optado por la decisión de esperar y quemar todas sus fuerzas, no había problema alguno, era él quien se esforzaba a fin de cuentas. Mientras el trigo seguía cayendo yo lo tomaba e iba guardando en las canastas, aquello no era para nada molesto, resultaba entretenido por así decirlo.
Ya se habían llenado dos canastas y se estaba en el proceso de la tercera, era clara la decadencia que había tenido Chimar con el paso del trabajo, estaba quemando todas sus energías sin darse mucha cuenta. Me agradó ver que por fin era mi momento de trabajar, así el joven tendría tiempo de descansar un rato y yo me “divertiría”, era extraña la manera de diversión que yo conseguía.
- Si, no hay problema. – Contesté cuando tomé a guadaña, antes de empezar mi parte aproveché a darle otro trago a la cantimplora, debía hidratarme en aquel momento.
Sopesé la herramienta en mi mano antes de siquiera empezar, usar mucha fuerza podía causar un daño y usar muy poca no ayudaría en nada. Para no correr riesgos sujeté la guadaña con mi brazo de bronce, con este podía aplicar más fuerza y así evitaría que la herramienta saliera despedida en un mal movimiento. Me posicioné frente al trigo y tomé la postura que había observado de los peones, si ellos la hacían es porque seguramente fuese la más para y adecuada.
- De igual manera me debes avisar cuando termine de llenar las canastas restantes, no creo que necesitemos excedernos. – Avisarle aquello al niño sería útil, generalmente yo solía hacer un poco más de lo debido pero en esta ocasión dudaba que fuese necesario.
Con cada tajo que daba para segar el trigo inclinaba mi cuerpo, la hoja de la guadaña se encargaba de hacer el resto. Era una posición cómoda y no agotaba, el funcionamiento de mi sistema era estable y no se veía forzado por el movimiento, todo iba a la perfección y hasta la misma energía estaba bien… lo único que notaba algo elevado era los niveles de enfriamiento, estar trabajando bajo el sol siempre hacían que aquello se elevara, debía estar atento antes de que fuera tarde.
Un breve vistazo a mis espaldas me ayudó a ver cómo iba el proceso de recolecta, ya se había llenado la cuarta canasta, no había señal alguna de cansancio aun pero preferí bajar el ritmo de segado, más que nada para evitar el sobrecalentamiento del motor.
Me tomó otro rato terminar de llenar la quinta canasta, hubiese sido más rápido pero tuve que sacrificar velocidad por seguridad, no había sido del todo mi culpa, lo importante es que aquella parte del trabajo ya se había completado. Bajé la guadaña mientras tomaba un trago de vino, era una recompensa aceptable para lo que había hecho.
- Debemos llevar las canastas con Leeroy supongo. – El granjero había dicho que lo buscásemos pero no había especificado si debíamos llevar lo recolectado con él. – ¿Tú qué opinas niños? ¿Las dejamos aquí y que luego las busque o las llevamos de una vez? – La opinión del menor era lo más sensato en aquel momento, probablemente el chico supiese mejor que hacer en aquel asunto.
Ya se habían llenado dos canastas y se estaba en el proceso de la tercera, era clara la decadencia que había tenido Chimar con el paso del trabajo, estaba quemando todas sus energías sin darse mucha cuenta. Me agradó ver que por fin era mi momento de trabajar, así el joven tendría tiempo de descansar un rato y yo me “divertiría”, era extraña la manera de diversión que yo conseguía.
- Si, no hay problema. – Contesté cuando tomé a guadaña, antes de empezar mi parte aproveché a darle otro trago a la cantimplora, debía hidratarme en aquel momento.
Sopesé la herramienta en mi mano antes de siquiera empezar, usar mucha fuerza podía causar un daño y usar muy poca no ayudaría en nada. Para no correr riesgos sujeté la guadaña con mi brazo de bronce, con este podía aplicar más fuerza y así evitaría que la herramienta saliera despedida en un mal movimiento. Me posicioné frente al trigo y tomé la postura que había observado de los peones, si ellos la hacían es porque seguramente fuese la más para y adecuada.
- De igual manera me debes avisar cuando termine de llenar las canastas restantes, no creo que necesitemos excedernos. – Avisarle aquello al niño sería útil, generalmente yo solía hacer un poco más de lo debido pero en esta ocasión dudaba que fuese necesario.
Con cada tajo que daba para segar el trigo inclinaba mi cuerpo, la hoja de la guadaña se encargaba de hacer el resto. Era una posición cómoda y no agotaba, el funcionamiento de mi sistema era estable y no se veía forzado por el movimiento, todo iba a la perfección y hasta la misma energía estaba bien… lo único que notaba algo elevado era los niveles de enfriamiento, estar trabajando bajo el sol siempre hacían que aquello se elevara, debía estar atento antes de que fuera tarde.
Un breve vistazo a mis espaldas me ayudó a ver cómo iba el proceso de recolecta, ya se había llenado la cuarta canasta, no había señal alguna de cansancio aun pero preferí bajar el ritmo de segado, más que nada para evitar el sobrecalentamiento del motor.
Me tomó otro rato terminar de llenar la quinta canasta, hubiese sido más rápido pero tuve que sacrificar velocidad por seguridad, no había sido del todo mi culpa, lo importante es que aquella parte del trabajo ya se había completado. Bajé la guadaña mientras tomaba un trago de vino, era una recompensa aceptable para lo que había hecho.
- Debemos llevar las canastas con Leeroy supongo. – El granjero había dicho que lo buscásemos pero no había especificado si debíamos llevar lo recolectado con él. – ¿Tú qué opinas niños? ¿Las dejamos aquí y que luego las busque o las llevamos de una vez? – La opinión del menor era lo más sensato en aquel momento, probablemente el chico supiese mejor que hacer en aquel asunto.
Alois
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Finalmente el niño toma un merecido descanso, recolectar trigo cortado cansa menos que atacar con una guadaña la cosecha. Anota mentalmente un punto importante, debe mantener la compostura en los trabajos físicos repetitivos. Quedarse sin energía es práctico cuando combates si logras dañar al enemigo… en una jornada laboral no es nada funcional.
El adulto aprende de los errores de su compañero y tiene un desempeño impecable, nada mal para un frijol aunque claramente tiene ventaja gracias a sus extremidades largas. Maquiavelo acumula el material cortado con velocidad, pronto las canastas se llenan a un ritmo envidiable, parece que el par hace buen equipo.
Alois tiene algo raro, sus movimientos son demasiado mecánicos y casi no suda. Resulta difícil no pillarlo… al menos para una mente tan rápida como la del niño genio. Es una duda menor que no interfiere en nada con el trabajo pero los mocosos tienden a buscar rarezas en las personas, cosas infantiles.
En menos de lo que canta un gallo los contenedores están llenos de trigo, trabajo completado... al menos la primera parte. El personaje adulto suelta una duda, su lógica no tiene error. Chimar medita un par de segundos sobre el mejor curso de acción, al final escoge por mero descarte y se apresura a informar.
Llevémoslas, el trigo no pesa jeje.
Totalmente confiado toma la primera cesta, puede con ella. Haciendo uso de su ingenio logra montarse la segunda, allí comienza a sentir un peso acumulado y cierta incomodidad latente. Intenta agarrar otra pero no lo consigue, al final tiene un cuerpo muy pequeño… ahora todo depende del frijol.
Estas de suerte… puedes llevar las últimas tres.
Dice con ironía mientras avanza dando tumbos, no es el desplazamiento más eficiente del mundo pero consigue movimiento. Su empleador debe encontrarse cerca del área inicial, ese sitio tiene una vista panorámica del área completa. Maquiavelo continua caminando, varios minutos perturbadores después llega a su destino, por suerte el viejo se acerca en breve.
Primera tarea completada.
Dice mientras deja caer “delicadamente” las canastas, ahora solo falta que se acerque el joven adulto. Aprovechando un momento de quietud el chico decide sentarse en la tierra, parece que el trabajo legal sigue siendo igual de demandante. Se seca el sudor de la frente y normaliza su respiración, eventualmente pide instrucciones.
¿Cuál es nuestra siguiente labor?
El adulto aprende de los errores de su compañero y tiene un desempeño impecable, nada mal para un frijol aunque claramente tiene ventaja gracias a sus extremidades largas. Maquiavelo acumula el material cortado con velocidad, pronto las canastas se llenan a un ritmo envidiable, parece que el par hace buen equipo.
Alois tiene algo raro, sus movimientos son demasiado mecánicos y casi no suda. Resulta difícil no pillarlo… al menos para una mente tan rápida como la del niño genio. Es una duda menor que no interfiere en nada con el trabajo pero los mocosos tienden a buscar rarezas en las personas, cosas infantiles.
En menos de lo que canta un gallo los contenedores están llenos de trigo, trabajo completado... al menos la primera parte. El personaje adulto suelta una duda, su lógica no tiene error. Chimar medita un par de segundos sobre el mejor curso de acción, al final escoge por mero descarte y se apresura a informar.
Llevémoslas, el trigo no pesa jeje.
Totalmente confiado toma la primera cesta, puede con ella. Haciendo uso de su ingenio logra montarse la segunda, allí comienza a sentir un peso acumulado y cierta incomodidad latente. Intenta agarrar otra pero no lo consigue, al final tiene un cuerpo muy pequeño… ahora todo depende del frijol.
Estas de suerte… puedes llevar las últimas tres.
Dice con ironía mientras avanza dando tumbos, no es el desplazamiento más eficiente del mundo pero consigue movimiento. Su empleador debe encontrarse cerca del área inicial, ese sitio tiene una vista panorámica del área completa. Maquiavelo continua caminando, varios minutos perturbadores después llega a su destino, por suerte el viejo se acerca en breve.
Primera tarea completada.
Dice mientras deja caer “delicadamente” las canastas, ahora solo falta que se acerque el joven adulto. Aprovechando un momento de quietud el chico decide sentarse en la tierra, parece que el trabajo legal sigue siendo igual de demandante. Se seca el sudor de la frente y normaliza su respiración, eventualmente pide instrucciones.
¿Cuál es nuestra siguiente labor?
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
El joven Chimar había optado por la opción más viable, cargar con el trigo y llevarlo, eso le ahorraría también trabajo al viejo Leeroy, era cierto que el trigo no pesaba pero siempre dependía de la cantidad, como siempre todo era cuestión de variables. El joven optó por cargar dos canastas, parecía ser el peso límite que su cuerpo pudiese tolerar, aunque para mí era ciertamente muy poco.
- No sé cómo puede ser suerte que yo tenga que llevar más. – Por lo poco que había aprendido y entendía de la suerte, aquel factor trabajaba a ventaja de uno, en este caso el que posiblemente tuvo suerte fue el niño por tener que llevar menos… al menos así lo veía.
Cargar las 3 canastas no iba a ser problema, usé mi brazo de cobre como base y sobre él iba depositando las canastas que luego mantendría estables con el brazo libre, con aquella extremidad me era posible sostener mayores pesos, esa cantidad de trigo no era para nade difícil de llevar. Avancé lentamente tratando de mantener en equilibro las canastas con mi otro brazo, tal vez podía llevarlas sin problemas de peso pero las mismas no colaboraban en mantenerse quietas.
- Oh que bien, veo que le dieron una lección a todo ese trigo. – Comentó el granjero mientras se acercaba a Chimar y secaba sus manos con un pañuelo. – Espero que no tuviesen inconvenientes.
Mi pasó no demoró en mucho en hacerme llegar hasta donde estaba Leeroy y Chimar, deposité con cuidado las canastas en el suelo y luego estiré el brazo a ver si estaba bien “En perfectas condiciones”. Esperé que el viejo granjero dijera la nueva misión, aproveché el respiro para dar un trago al vino y fijarme que ya se estaba acabando, pronto debería tomar un tiempo y llenar la cantimplora nuevamente con una de las botellas que llevaba en mi mochila.
- Veo que realmente quieres ganarte ese vaso de jugo niño, pero vamos con calma, ya con lo que has hecho tienes ganado al menos la mitad. – Volvió a bromear el viejo, por lo visto tenía la manía juguetear con lo que decía. - Su siguiente trabajo no es tan complicado, necesito que revisen en las cercanías de la granja las trampas que hay puestas, tenemos entendido que últimamente hay un oso rondando por allí y las pusimos para prevenir… no estaría nada mal comprobar si siguen en su sitio. También tengan cuidado con las alimañas que hay por allí, hace algún tiempo una víbora le clavó el diente al pobre Elias y ya no lo tenemos entre nosotros, tuvo que ir a la ciudad para recuperarse.
Aquel encargo no parecía ser tan difícil, simplemente era echar el ojo a las trampas y decir si seguían en el sitio o no, las serpientes no podían ser peligro, las opciones de sufrir un ataque de esos animales era muy poco a menos que se les atacara, la mayoría se lanzaban era a modo de defensa propia contra humanos… otras si atacaban para comer.
- ¿Y si las trampas no están? – Aquella era una duda que prefería quitarme, quería evitar hacer dos viajes para que me dijesen “Oh bueno, ahora ve y ponlas donde deben ir”.
- Que bueno que preguntaste chico, pareces estar atento. – El viejo grajero arrastró una bolsa de no gran tamaño y la depositó en mis manos, resultaba un poco pesada. – Si no están deben colocar estas, aunque sería extraño que no estuviesen.
Le dirigí una mirada al niño que parecía ya estar más descansado, esta vez yo sería quien llevaría el material principal, aquella bolsa era más pesada que la guadaña de mano. Me cargué la bolsa al hombro y con un gesto afirmativo le di a entender al granjero que había captado a la perfección el nuevo mandado.
- Supongo que vamos andando. - Aquello iba dirigido a Chimar, más que nada era una afirmación así que me puse en camino a los alrededores de la granja.
- No sé cómo puede ser suerte que yo tenga que llevar más. – Por lo poco que había aprendido y entendía de la suerte, aquel factor trabajaba a ventaja de uno, en este caso el que posiblemente tuvo suerte fue el niño por tener que llevar menos… al menos así lo veía.
Cargar las 3 canastas no iba a ser problema, usé mi brazo de cobre como base y sobre él iba depositando las canastas que luego mantendría estables con el brazo libre, con aquella extremidad me era posible sostener mayores pesos, esa cantidad de trigo no era para nade difícil de llevar. Avancé lentamente tratando de mantener en equilibro las canastas con mi otro brazo, tal vez podía llevarlas sin problemas de peso pero las mismas no colaboraban en mantenerse quietas.
- Oh que bien, veo que le dieron una lección a todo ese trigo. – Comentó el granjero mientras se acercaba a Chimar y secaba sus manos con un pañuelo. – Espero que no tuviesen inconvenientes.
Mi pasó no demoró en mucho en hacerme llegar hasta donde estaba Leeroy y Chimar, deposité con cuidado las canastas en el suelo y luego estiré el brazo a ver si estaba bien “En perfectas condiciones”. Esperé que el viejo granjero dijera la nueva misión, aproveché el respiro para dar un trago al vino y fijarme que ya se estaba acabando, pronto debería tomar un tiempo y llenar la cantimplora nuevamente con una de las botellas que llevaba en mi mochila.
- Veo que realmente quieres ganarte ese vaso de jugo niño, pero vamos con calma, ya con lo que has hecho tienes ganado al menos la mitad. – Volvió a bromear el viejo, por lo visto tenía la manía juguetear con lo que decía. - Su siguiente trabajo no es tan complicado, necesito que revisen en las cercanías de la granja las trampas que hay puestas, tenemos entendido que últimamente hay un oso rondando por allí y las pusimos para prevenir… no estaría nada mal comprobar si siguen en su sitio. También tengan cuidado con las alimañas que hay por allí, hace algún tiempo una víbora le clavó el diente al pobre Elias y ya no lo tenemos entre nosotros, tuvo que ir a la ciudad para recuperarse.
Aquel encargo no parecía ser tan difícil, simplemente era echar el ojo a las trampas y decir si seguían en el sitio o no, las serpientes no podían ser peligro, las opciones de sufrir un ataque de esos animales era muy poco a menos que se les atacara, la mayoría se lanzaban era a modo de defensa propia contra humanos… otras si atacaban para comer.
- ¿Y si las trampas no están? – Aquella era una duda que prefería quitarme, quería evitar hacer dos viajes para que me dijesen “Oh bueno, ahora ve y ponlas donde deben ir”.
- Que bueno que preguntaste chico, pareces estar atento. – El viejo grajero arrastró una bolsa de no gran tamaño y la depositó en mis manos, resultaba un poco pesada. – Si no están deben colocar estas, aunque sería extraño que no estuviesen.
Le dirigí una mirada al niño que parecía ya estar más descansado, esta vez yo sería quien llevaría el material principal, aquella bolsa era más pesada que la guadaña de mano. Me cargué la bolsa al hombro y con un gesto afirmativo le di a entender al granjero que había captado a la perfección el nuevo mandado.
- Supongo que vamos andando. - Aquello iba dirigido a Chimar, más que nada era una afirmación así que me puse en camino a los alrededores de la granja.
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
El viejo se aparece y su rostro denota satisfacción, al parecer todo va perfectamente. La tarea fue completada de manera eficiente según sus propias palabras, un buen comienzo. Ahora están más cerca de la recompensa… algo que su empleador parece empeñado en distorsionar con referencias a jugos.
Dijiste dos jugos…
Dice a modo de broma, como buen enano le gusta jugar a veces. Cuando ambos personajes contratados están en frente del viejo comienzan las instrucciones para la segunda labor, suena más interesante e intrínsecamente peligrosa, jugar con animales salvajes grandes puede afectar la integridad personal.
Entendido.
Bichos… Maquiavelo odia a los bichos, son desagradables y molestos. Como buen científico prefiere las maquinas, el entorno natural no es tan interesante para su perspectiva técnica. Sea como sea proseguirá con el trabajo, quiere la recompensa… tanto el jugo como la suma de aeros característicos.
Vuelves a tener suerte Alois jeje.
Un pequeño chiste, cierta referencia a su nueva carga pesada. Siempre los adultos terminan llevando todo, claramente un niño no tiene tanta capacidad… tal vez para eso son las extremidades largas. Con algunos datos de último minuto el dúo se prepara para partir, el día pasa muy rápido y deben aprovechar tiempo.
Pasan el sembradío y siguen caminando, en breve logran alcanzar los alrededores. Es un extraño contraste, la granja destaca como un faro de civilización en el entorno rural. Chimar no puede evitar ponerse alerta, sabe que muchas cosas acechan en las sombras del bosque… una lección aprendida por las malas.
Creo que veo algo por allá.
Señala un elemento tosco pero humano, se trata de una trampa sencilla. Está al fondo cerca de un árbol, parece haber sido activada. No hay sangre ni cosas raras alrededor… sin duda un evento esporádico. El niño se acerca para curiosear, pronto nota que en un arbusto cercano una cosa se mueve, peca de chismoso y algo malo ocurre.
¡¡¡Mil rayos!!!
Una serpiente se las arregla para morderle, hace un salto bastante pronunciado para conseguir su objetivo. Maquiavelo desenfunda su espada corta y cercena la cabeza del animal en un movimiento ágil, tristemente el daño está hecho. Se pone pálido mientras comienza a sudar frio, más por miedo que otra cosa.
¡Me pico!… ¡menuda babosada!… ¿¡moriré!?
Dijiste dos jugos…
Dice a modo de broma, como buen enano le gusta jugar a veces. Cuando ambos personajes contratados están en frente del viejo comienzan las instrucciones para la segunda labor, suena más interesante e intrínsecamente peligrosa, jugar con animales salvajes grandes puede afectar la integridad personal.
Entendido.
Bichos… Maquiavelo odia a los bichos, son desagradables y molestos. Como buen científico prefiere las maquinas, el entorno natural no es tan interesante para su perspectiva técnica. Sea como sea proseguirá con el trabajo, quiere la recompensa… tanto el jugo como la suma de aeros característicos.
Vuelves a tener suerte Alois jeje.
Un pequeño chiste, cierta referencia a su nueva carga pesada. Siempre los adultos terminan llevando todo, claramente un niño no tiene tanta capacidad… tal vez para eso son las extremidades largas. Con algunos datos de último minuto el dúo se prepara para partir, el día pasa muy rápido y deben aprovechar tiempo.
Pasan el sembradío y siguen caminando, en breve logran alcanzar los alrededores. Es un extraño contraste, la granja destaca como un faro de civilización en el entorno rural. Chimar no puede evitar ponerse alerta, sabe que muchas cosas acechan en las sombras del bosque… una lección aprendida por las malas.
Creo que veo algo por allá.
Señala un elemento tosco pero humano, se trata de una trampa sencilla. Está al fondo cerca de un árbol, parece haber sido activada. No hay sangre ni cosas raras alrededor… sin duda un evento esporádico. El niño se acerca para curiosear, pronto nota que en un arbusto cercano una cosa se mueve, peca de chismoso y algo malo ocurre.
¡¡¡Mil rayos!!!
Una serpiente se las arregla para morderle, hace un salto bastante pronunciado para conseguir su objetivo. Maquiavelo desenfunda su espada corta y cercena la cabeza del animal en un movimiento ágil, tristemente el daño está hecho. Se pone pálido mientras comienza a sudar frio, más por miedo que otra cosa.
¡Me pico!… ¡menuda babosada!… ¿¡moriré!?
Subrayado el inicio de la complicación (Te picará una serpiente y necesitarás ayuda)
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Realmente no entendía porque Chimar decía que yo tenía suerte, llevar las cosas mientras el otro compañero del trabajo no era suerte, eso debía quedar claro… a menos que existieran diferentes tipos de suerte, no había considerado esa posibilidad, el joven tal vez se refería a una suerte que por el momento yo desconocía totalmente.
Los alrededores de la granja estaban mucho más poblado de maleza, era fácil saber hasta qué punto trataban aquel sitio, también había un cerco limitante que dividía el territorio de los granjeros, era usual ver aquello para marcar donde empezaba un territorio “privado” era como una advertencia para los que pudiesen pensar en irrumpir sin permiso o con malas intenciones.
Iba observando con cada paso el césped, sabía que había algunas víboras que pasaban desapercibidas y lo mejor era estar pendiente de su posible presencia, no había movimiento extraño en el suelo, simplemente la grama moviéndose con el leve soplido del viento. La bolsa con las trampas hacía un ruido de choques metálicos con cada paso que yo daba, calculaba que al menos hubiese unas 5 o 6 trampas allí, al menos ese parecía ser el peso para aquello.
El niño señaló en una dirección, según él había algo por aquel sitió, seguí la dirección en la que apuntaba para encontrar con que efectivamente parecía haber un artefacto, lo mejor era ir a revisar.
- Será mejor que revisemos. – Pero el niño ya se había adelantado a la señal, estaba observando la trampa mientras yo seguía acercándome.
Por la curiosidad el pequeño no se fijó en el peligro que se acercaba a él, tiré las trampas al suelo y corrí tratando de recibir la mordida con el brazo de bronce pero fue muy tarde, el animal terminó mordiendo al joven. El niño decapitó al animal luego de que el daño estuviese hecho, si no se actuaba rápido lo más posible es que su salud empeorara rápidamente.
- Claramente morirás, tarde o temprano todos van a morir… pero creo que la respuesta correcta ahora es “No morirás en este momento”. – Vacié las trampas de la bolsa y la rasgué, no sabía nada de medicina pero había leído un par de cosas, si hacía aquello podría apurarme en llevar al joven a la granja para ver si podían tratarlo. – Si no tenemos suerte, morirás o posiblemente pierdas la pierna, la segunda opción es más factible que la primera. – Me incliné y apretando con fuerza un retazo de tela de la bolsa apreté la pierna del joven un poco más arriba de la mordida, si sabía bien aquello podía trancar el fluido de sangre.
Si el joven caminaba tardaríamos más tiempo, además el movimiento podría afectar la herida. Tomándolo con fuerza de la camisa lo levante como si fuese un costal, cada segundo era importante y no importarían las quejas, corría con el niño en la espalda hasta donde estaba el viejo Leeroy, su cara tenía dibujada una sonrisa pero al ver que algo iba mal se colocó de pie rápidamente a modo de alerta.
- ¿Qué sucedió? ¿Encontraron algo? – En la voz del granjero había cierto nerviosismo, era claro que estaba preocupado.
- Efectivamente, Chimar encontró una serpiente… no fue un encuentro amistoso. – Dejé al niño sobre un poco de paja amontonada en el suelo mientras observaba al granjero esperando una solución, si era necesario buscar algo podía hacerlo.
- Ustedes… esperen aquí, ya traigo ayuda. – El viejo se retiró con prisa mientras se secaba el sudor de que caía de su frente, era claro que no quería un niño muerto en la granja.
Me quedé observando el horizonte tratando de calculas las posibilidades de vida o muerte del chico, por el momento estaban más a favor las de vivir pero según pasaba el tiempo iban bajando, era una carrera literalmente. Le di un sorbo al vino y le acerqué la cantimplora al enano, aquella era una situación que posiblemente ameritara usar aquello para que se relajara.
- Aquí está, parece estar grave. – El granjero traía consigo a una mujer de también avanzada edad, traían una caja con lo que supuse serían medicamentos.
- No te muevas mientras veo que puedo hacer, ruega a los dioses de que no sea demasiado tarde. – La mujer se arrodillo junto al niño y revisó minuciosamente la mordedura del chico, solo quedaba esperar.
Los alrededores de la granja estaban mucho más poblado de maleza, era fácil saber hasta qué punto trataban aquel sitio, también había un cerco limitante que dividía el territorio de los granjeros, era usual ver aquello para marcar donde empezaba un territorio “privado” era como una advertencia para los que pudiesen pensar en irrumpir sin permiso o con malas intenciones.
Iba observando con cada paso el césped, sabía que había algunas víboras que pasaban desapercibidas y lo mejor era estar pendiente de su posible presencia, no había movimiento extraño en el suelo, simplemente la grama moviéndose con el leve soplido del viento. La bolsa con las trampas hacía un ruido de choques metálicos con cada paso que yo daba, calculaba que al menos hubiese unas 5 o 6 trampas allí, al menos ese parecía ser el peso para aquello.
El niño señaló en una dirección, según él había algo por aquel sitió, seguí la dirección en la que apuntaba para encontrar con que efectivamente parecía haber un artefacto, lo mejor era ir a revisar.
- Será mejor que revisemos. – Pero el niño ya se había adelantado a la señal, estaba observando la trampa mientras yo seguía acercándome.
Por la curiosidad el pequeño no se fijó en el peligro que se acercaba a él, tiré las trampas al suelo y corrí tratando de recibir la mordida con el brazo de bronce pero fue muy tarde, el animal terminó mordiendo al joven. El niño decapitó al animal luego de que el daño estuviese hecho, si no se actuaba rápido lo más posible es que su salud empeorara rápidamente.
- Claramente morirás, tarde o temprano todos van a morir… pero creo que la respuesta correcta ahora es “No morirás en este momento”. – Vacié las trampas de la bolsa y la rasgué, no sabía nada de medicina pero había leído un par de cosas, si hacía aquello podría apurarme en llevar al joven a la granja para ver si podían tratarlo. – Si no tenemos suerte, morirás o posiblemente pierdas la pierna, la segunda opción es más factible que la primera. – Me incliné y apretando con fuerza un retazo de tela de la bolsa apreté la pierna del joven un poco más arriba de la mordida, si sabía bien aquello podía trancar el fluido de sangre.
Si el joven caminaba tardaríamos más tiempo, además el movimiento podría afectar la herida. Tomándolo con fuerza de la camisa lo levante como si fuese un costal, cada segundo era importante y no importarían las quejas, corría con el niño en la espalda hasta donde estaba el viejo Leeroy, su cara tenía dibujada una sonrisa pero al ver que algo iba mal se colocó de pie rápidamente a modo de alerta.
- ¿Qué sucedió? ¿Encontraron algo? – En la voz del granjero había cierto nerviosismo, era claro que estaba preocupado.
- Efectivamente, Chimar encontró una serpiente… no fue un encuentro amistoso. – Dejé al niño sobre un poco de paja amontonada en el suelo mientras observaba al granjero esperando una solución, si era necesario buscar algo podía hacerlo.
- Ustedes… esperen aquí, ya traigo ayuda. – El viejo se retiró con prisa mientras se secaba el sudor de que caía de su frente, era claro que no quería un niño muerto en la granja.
Me quedé observando el horizonte tratando de calculas las posibilidades de vida o muerte del chico, por el momento estaban más a favor las de vivir pero según pasaba el tiempo iban bajando, era una carrera literalmente. Le di un sorbo al vino y le acerqué la cantimplora al enano, aquella era una situación que posiblemente ameritara usar aquello para que se relajara.
- Aquí está, parece estar grave. – El granjero traía consigo a una mujer de también avanzada edad, traían una caja con lo que supuse serían medicamentos.
- No te muevas mientras veo que puedo hacer, ruega a los dioses de que no sea demasiado tarde. – La mujer se arrodillo junto al niño y revisó minuciosamente la mordedura del chico, solo quedaba esperar.
- Color de fuente de la curandera:
- Aquí está el color de fuente de la curandera por si la quieres controlar #993399
Alois
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Claramente las cosas se ven mal para el niño genio, ahora es víctima de la naturaleza. Los venenos salvajes son muy peligrosos, cobran muchas vidas. Chimar maldice mentalmente haber vendido los antídotos comprados hace tiempo, ahora tendrían un uso bastante justificado… nunca puede ser fácil.
Alois suelta su carga y aplica un torniquete, no es la técnica más efectiva pero servirá de momento. Luego de aterrar más al pequeño con su lógica molesta se lo monta encima, el tiempo es oro cuando hablamos de envenenamiento. Mientras avanzan el chico se da cuenta de algo, quizás la vida citadina no sea tan mala, allí no te muerden cosas raras… la mayoría del tiempo al menos.
No les toma mucho llegar a la granja, el jefe pronto se da cuenta de que algo va mal. Cuando se entera de las malas nuevas sale a buscar ayuda, claramente no es la primera vez que pasa. En el campo debe resultar bastante común terminar mordido por una serpiente, alguna contramedida efectiva deben tener.
Por su parte el pequeño siente su estado alterado, un mareo se manifiesta. Es la primera vez que recibe un ataque venenoso, no tiene mucha experiencia al respecto. Termina en el montón de paja sin chistar, de momento es un sitio cómodo. El miedo pronto es sustituido por cierto malestar, cansancio y confusión.
Ahora… yo soy el de la “buena suerte” jeje...
Poco después aparece el anciano, viene con una mujer igual de vieja. Esta última trae consigo una caja, cuando la abre se pueden detallar medicamentos tradicionales. Maquiavelo sonríe, parece que todo comienza a mejorar. Para ese momento apenas puede mantenerse despierto, se siente muy agotado.
Su nueva mejor amiga aplica una solución en la herida, luego da algo de beber al pequeño, sabe tan mal que lo hace escupir a la primera… intentos posteriores logran el objetivo. Un par de minutos después libera el torniquete, en ese instante la victima experimenta algo raro, como si pudiera sentir su sangre. Eventualmente todo da paso a una subida de energía, el pequeño se pone en pie de inmediato.
¡¡Siento que puedo correr a Lunargenta y volver cinco veces!!
Nunca falla mi receta especial.
El anciano agradece con un gesto a la señora quien se retira sin mayor interacción, tal parece que es costumbre tales contratiempos en la granja. Chimar se revisa la herida, tiene un sello natural con hierbas. Con los efectos del veneno neutralizados y su pierna esterilizada ya puede volver al trabajo… debe gastar toda esa energía.
Lo diré siempre, ¡¡odio los bichos!!
Se acerca a sus colegas adultos y sonríe, tiene mucha actividad. Se siente como cuando Nin le dio una poción rara hace tiempo, energía embotellada. Tal parece que las artes alquímicas tienen efectos secundarios extraños… bastante aterrador si se piensa con la cabeza fría. De momento el pequeño solo puede sentir agradecimiento, eso y un hambre creciente.
¿Que sigue?
Alois suelta su carga y aplica un torniquete, no es la técnica más efectiva pero servirá de momento. Luego de aterrar más al pequeño con su lógica molesta se lo monta encima, el tiempo es oro cuando hablamos de envenenamiento. Mientras avanzan el chico se da cuenta de algo, quizás la vida citadina no sea tan mala, allí no te muerden cosas raras… la mayoría del tiempo al menos.
No les toma mucho llegar a la granja, el jefe pronto se da cuenta de que algo va mal. Cuando se entera de las malas nuevas sale a buscar ayuda, claramente no es la primera vez que pasa. En el campo debe resultar bastante común terminar mordido por una serpiente, alguna contramedida efectiva deben tener.
Por su parte el pequeño siente su estado alterado, un mareo se manifiesta. Es la primera vez que recibe un ataque venenoso, no tiene mucha experiencia al respecto. Termina en el montón de paja sin chistar, de momento es un sitio cómodo. El miedo pronto es sustituido por cierto malestar, cansancio y confusión.
Ahora… yo soy el de la “buena suerte” jeje...
Poco después aparece el anciano, viene con una mujer igual de vieja. Esta última trae consigo una caja, cuando la abre se pueden detallar medicamentos tradicionales. Maquiavelo sonríe, parece que todo comienza a mejorar. Para ese momento apenas puede mantenerse despierto, se siente muy agotado.
Su nueva mejor amiga aplica una solución en la herida, luego da algo de beber al pequeño, sabe tan mal que lo hace escupir a la primera… intentos posteriores logran el objetivo. Un par de minutos después libera el torniquete, en ese instante la victima experimenta algo raro, como si pudiera sentir su sangre. Eventualmente todo da paso a una subida de energía, el pequeño se pone en pie de inmediato.
¡¡Siento que puedo correr a Lunargenta y volver cinco veces!!
Nunca falla mi receta especial.
El anciano agradece con un gesto a la señora quien se retira sin mayor interacción, tal parece que es costumbre tales contratiempos en la granja. Chimar se revisa la herida, tiene un sello natural con hierbas. Con los efectos del veneno neutralizados y su pierna esterilizada ya puede volver al trabajo… debe gastar toda esa energía.
Lo diré siempre, ¡¡odio los bichos!!
Se acerca a sus colegas adultos y sonríe, tiene mucha actividad. Se siente como cuando Nin le dio una poción rara hace tiempo, energía embotellada. Tal parece que las artes alquímicas tienen efectos secundarios extraños… bastante aterrador si se piensa con la cabeza fría. De momento el pequeño solo puede sentir agradecimiento, eso y un hambre creciente.
¿Que sigue?
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
- Explícame de una buen esa suerte. – Comenté ante el comentario que soltó el chico, aquel era un tema al que ya no se le podía dar más rodeos, necesitaba saber qué clase de suerte era a la que el se refería.
La medicina que usó la mujer se limitaba a un brebaje y a una aplicación de que sabe que en la herida, poco sabía de medicina y aquel no era el momento adecuado para preguntar, como de costumbre lo investigaría con calma en el futuro, lo peor que podía hacer era mantener dudas acerca de algo que podía ser útil. El sabor de la bebida posiblemente no fuese agradable, Chimar la había escupido y eso podía ser una señal de desagrado… aunque la lógica de la medicina era “Entre peor sea el sabor mejor es la solución”
- Dudo que realmente puedas correr y volver 5 veces… te estabas cansando solo con segar el trigo. – Comenté al niño que parecía más activo de lo normal, parecía que si era una cura milagrosa.
- Mejor no tientes al destino chico, tuviste mucha suerte de que Martha estuviese cerca, si no hubiese sido así posiblemente ya no estarías tan alegre. – Nuevamente el termino suerte usado en una palabra, solo que esta vez sí era de la manera como lo conocía, a este paso terminaría sintiendo algo similar a la molestia.
- No moriste y tampoco perdiste la pierna… es algo como ¿Matar dos pájaros de un solo tiro? – Otro detalle es que aun no podía usar el uso adecuado de los dichos, ¿Por qué las personas debían ser tan complicadas en su manera de ser? Si fuesen más directos al momento de hablar y no usasen tantas cosas el mundo podría ser mejor.
El niño expuso su odio a los bichos, ciertamente las alimañas siempre eran un problema en la vida pero esta vez había sido más que nada culpa del joven, no había ido con cuidado y lo tomaron con la guardia en bajo, un error que pudo haberle costado la vida. Aun así el chico no parecía querer dejar de trabajar, tenía un espíritu fuerte para aquello por lo visto.
- ¿Qué sigue? Vaya chico, casi te nos vas y ahora pides más trabajo, eres toda una sorpresa muchacho. – Se notaba que el anciano aun seguía preocupado pero no evitó soltar una carcajada, alborotó el cabello el niño mientras le sonreía. – No puedo dejar que vuelvas a correr peligro, así que mejor te asigno algo donde no puedas morir… ¿Qué te parece ir a buscar frutas? O mejor aún, ir a ordeñar una vaca, a los niños como tú les gusta estar con animales. – Estaba claro que el viejo granjero estaba buscando las opciones más fáciles y menos peligrosas, el estado de salud del joven ahora corría bajo su responsabilidad.
- A mi realmente me da igual, suelo trabajar con todo esto a menudo y no es problema. – Aunque pensándolo bien lo único que si se podía dificultar era tratar con animales, los Collingwood no tenían ganado y no sabía bien como tratar con las vacas.
La medicina que usó la mujer se limitaba a un brebaje y a una aplicación de que sabe que en la herida, poco sabía de medicina y aquel no era el momento adecuado para preguntar, como de costumbre lo investigaría con calma en el futuro, lo peor que podía hacer era mantener dudas acerca de algo que podía ser útil. El sabor de la bebida posiblemente no fuese agradable, Chimar la había escupido y eso podía ser una señal de desagrado… aunque la lógica de la medicina era “Entre peor sea el sabor mejor es la solución”
- Dudo que realmente puedas correr y volver 5 veces… te estabas cansando solo con segar el trigo. – Comenté al niño que parecía más activo de lo normal, parecía que si era una cura milagrosa.
- Mejor no tientes al destino chico, tuviste mucha suerte de que Martha estuviese cerca, si no hubiese sido así posiblemente ya no estarías tan alegre. – Nuevamente el termino suerte usado en una palabra, solo que esta vez sí era de la manera como lo conocía, a este paso terminaría sintiendo algo similar a la molestia.
- No moriste y tampoco perdiste la pierna… es algo como ¿Matar dos pájaros de un solo tiro? – Otro detalle es que aun no podía usar el uso adecuado de los dichos, ¿Por qué las personas debían ser tan complicadas en su manera de ser? Si fuesen más directos al momento de hablar y no usasen tantas cosas el mundo podría ser mejor.
El niño expuso su odio a los bichos, ciertamente las alimañas siempre eran un problema en la vida pero esta vez había sido más que nada culpa del joven, no había ido con cuidado y lo tomaron con la guardia en bajo, un error que pudo haberle costado la vida. Aun así el chico no parecía querer dejar de trabajar, tenía un espíritu fuerte para aquello por lo visto.
- ¿Qué sigue? Vaya chico, casi te nos vas y ahora pides más trabajo, eres toda una sorpresa muchacho. – Se notaba que el anciano aun seguía preocupado pero no evitó soltar una carcajada, alborotó el cabello el niño mientras le sonreía. – No puedo dejar que vuelvas a correr peligro, así que mejor te asigno algo donde no puedas morir… ¿Qué te parece ir a buscar frutas? O mejor aún, ir a ordeñar una vaca, a los niños como tú les gusta estar con animales. – Estaba claro que el viejo granjero estaba buscando las opciones más fáciles y menos peligrosas, el estado de salud del joven ahora corría bajo su responsabilidad.
- A mi realmente me da igual, suelo trabajar con todo esto a menudo y no es problema. – Aunque pensándolo bien lo único que si se podía dificultar era tratar con animales, los Collingwood no tenían ganado y no sabía bien como tratar con las vacas.
Alois
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Alois aún no pilla la ironía del concepto suerte que usa Chimar… es un personaje algo lento. El niño sonríe, se hará el interesante con el tema. Nunca viene mal jugar un poco con los frijoles, son tan estirados que resulta soberanamente gracioso molestarles. Pone una cara de pensativo fingida, luego suelta un concepto bobo con aires de intelectual.
Algún día tendrás la suerte de entenderlo.
Hace un gran esfuerzo para no reírse, se limita a burlarse en su mente. Por su parte el adulto joven duda de la energía poseída por Maquiavelo, sin duda no sabe las capacidades que puede tener un niño estimulado. El anciano emite un comentario proteccionista relacionado, la gente grande es muy precavida pero es posible que esta vez tengan razón.
Vale… no correré.
Emite un leve suspiro como respuesta a las opciones aterradoras que le había endosado su compañero de trabajo… si así son los amigos. Claramente el sujeto no entiende muy bien los conceptos callejeros del lenguaje, debe venir de una granja bastante alejada o un pueblo muy ortodoxo.
Bueno… quiero mi paga jeje.
Dice ante la sorpresa del jefe por su petición de trabajo, bastante predecible. Chimar no deja las cosas a medias, le gusta ganarse su dinero… ya sea trabajando o robando. Luego de algunas demostraciones de afecto características se exponen dos posibles tareas para finalizar, cada una con cosas buenas y malas.
Interesante.
Recoger fruta suena tentador, es fácil y además se pueden usar algunas para consumo propio en el proceso... sin embargo es un tanto aburrido. Ordeñar vacas es raro aunque tiene cierto elemento de entretenimiento intrínseco, eso sin mencionar que pueden tomar un poco de leche sin que nadie se entere.
¡A las vacas entonces!
Solo se vive una vez, las experiencias nuevas son buenas. Maquiavelo nunca ha realizado una labor semejante y eso despierta su curiosidad, ahora tendrá una nueva historia que contar en la ratonera. En un ámbito más personal no puede esperar para tomar un poco de leche, su hambre es superada en gran medida por una sed molesta.
Algún día tendrás la suerte de entenderlo.
Hace un gran esfuerzo para no reírse, se limita a burlarse en su mente. Por su parte el adulto joven duda de la energía poseída por Maquiavelo, sin duda no sabe las capacidades que puede tener un niño estimulado. El anciano emite un comentario proteccionista relacionado, la gente grande es muy precavida pero es posible que esta vez tengan razón.
Vale… no correré.
Emite un leve suspiro como respuesta a las opciones aterradoras que le había endosado su compañero de trabajo… si así son los amigos. Claramente el sujeto no entiende muy bien los conceptos callejeros del lenguaje, debe venir de una granja bastante alejada o un pueblo muy ortodoxo.
Bueno… quiero mi paga jeje.
Dice ante la sorpresa del jefe por su petición de trabajo, bastante predecible. Chimar no deja las cosas a medias, le gusta ganarse su dinero… ya sea trabajando o robando. Luego de algunas demostraciones de afecto características se exponen dos posibles tareas para finalizar, cada una con cosas buenas y malas.
Interesante.
Recoger fruta suena tentador, es fácil y además se pueden usar algunas para consumo propio en el proceso... sin embargo es un tanto aburrido. Ordeñar vacas es raro aunque tiene cierto elemento de entretenimiento intrínseco, eso sin mencionar que pueden tomar un poco de leche sin que nadie se entere.
¡A las vacas entonces!
Solo se vive una vez, las experiencias nuevas son buenas. Maquiavelo nunca ha realizado una labor semejante y eso despierta su curiosidad, ahora tendrá una nueva historia que contar en la ratonera. En un ámbito más personal no puede esperar para tomar un poco de leche, su hambre es superada en gran medida por una sed molesta.
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
El niño hizo caso a los comentarios de que no debía correr, al menos en medio de sus ataques de energía e hiperactividad era un joven obediente, de haber sido al contrario lo más seguro es que hubiese sido una total molestia para trabajar, los chicos que solían llevar la contraria o renegarse siempre eran difíciles de tratar… había visto que generalmente los adultos les hacían entender a golpes, algo en lo que yo no estaba muy de acuerdo.
- Si es notorio que quieres la paga. – Comenté ante la afirmación del chico, parecía estar sudando cada gota que pudiese solo para obtener su cometido.
Chimar parecía pensar que tarea era mejor, ambas sonaban bien pero un chico de su edad tal vez no buscase la sencillez en el trabajo, tal vez buscaba la diversión que este podía traer, además si era así no lo culpaba ya que después de todo una víbora lo había mordido momentos antes en un trabajo que podría no resultar entretenido para un joven.
- Sabía que querrías pasar un rato con las vacas, se veía en tus ojos. – Dijo el viejo granjero mientras sacudía un dedo en el aire, parecía improbable que el realmente supiera que el chico fuese a querer aquella elección pero habían casos que eran ciertos. – Es por aquí, vamos andando. – Leeroy se puso en marcha a un granero amplio cerca del que podía ser su hogar. Había en total 3 vacas en el granero, cada una estaba amarrada por lo cual su zona de movimiento estaba claramente limitada.
El olor en el sitio era algo desagradable, no sabía que un sector con vacas podía llegar a tener aquel olor a causa de la bosta acumulada. Tuve que destapar la cantimplora con vino esta vez solo para oler su escaso contenido, otro olor en mi nariz sería mucho más agradable que estar soportando sin piedad el excremento de los animales.
- Aquí está, hoy serán amigos de Betsy, trátenla bien ya que será quien nos de la leche de hoy ¿No es así linda? – La relación que algunos dueños tenían con sus animales resultaba a veces aterradora, al menos el viejo Leeroy solo se limitaba a hablarle bonito a la vaca y no a besarle el hocico. – ¿Saben cómo se hace o prefieren que primero les explique?
- Si no es molestia sería bueno que nos explicase, así tendríamos menos errores por nuestra cuenta. – Agradecía que el granjero hubiese realizado aquella pregunta, yo sabía casi nada de aquello, aprender siempre era algo que agradecía.
- Claro muchacho, no es ninguna molestia. – El sujeto se sentó en una banca de madera y puso un cubo metálico bajo las ubres de Betsy. – Recuerden, nunca deben hacer fuerza de más. – Con leves movimientos el granjero exprimió un poco la ubre del animal haciendo que de esta saliera líquido. – Sean amables y ella será amable con ustedes ¿Quién comienza?
- Si es notorio que quieres la paga. – Comenté ante la afirmación del chico, parecía estar sudando cada gota que pudiese solo para obtener su cometido.
Chimar parecía pensar que tarea era mejor, ambas sonaban bien pero un chico de su edad tal vez no buscase la sencillez en el trabajo, tal vez buscaba la diversión que este podía traer, además si era así no lo culpaba ya que después de todo una víbora lo había mordido momentos antes en un trabajo que podría no resultar entretenido para un joven.
- Sabía que querrías pasar un rato con las vacas, se veía en tus ojos. – Dijo el viejo granjero mientras sacudía un dedo en el aire, parecía improbable que el realmente supiera que el chico fuese a querer aquella elección pero habían casos que eran ciertos. – Es por aquí, vamos andando. – Leeroy se puso en marcha a un granero amplio cerca del que podía ser su hogar. Había en total 3 vacas en el granero, cada una estaba amarrada por lo cual su zona de movimiento estaba claramente limitada.
El olor en el sitio era algo desagradable, no sabía que un sector con vacas podía llegar a tener aquel olor a causa de la bosta acumulada. Tuve que destapar la cantimplora con vino esta vez solo para oler su escaso contenido, otro olor en mi nariz sería mucho más agradable que estar soportando sin piedad el excremento de los animales.
- Aquí está, hoy serán amigos de Betsy, trátenla bien ya que será quien nos de la leche de hoy ¿No es así linda? – La relación que algunos dueños tenían con sus animales resultaba a veces aterradora, al menos el viejo Leeroy solo se limitaba a hablarle bonito a la vaca y no a besarle el hocico. – ¿Saben cómo se hace o prefieren que primero les explique?
- Si no es molestia sería bueno que nos explicase, así tendríamos menos errores por nuestra cuenta. – Agradecía que el granjero hubiese realizado aquella pregunta, yo sabía casi nada de aquello, aprender siempre era algo que agradecía.
- Claro muchacho, no es ninguna molestia. – El sujeto se sentó en una banca de madera y puso un cubo metálico bajo las ubres de Betsy. – Recuerden, nunca deben hacer fuerza de más. – Con leves movimientos el granjero exprimió un poco la ubre del animal haciendo que de esta saliera líquido. – Sean amables y ella será amable con ustedes ¿Quién comienza?
Alois
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Parece que el viejo tiene ilusiones de vidente, eso o está bromeando. Sea como sea los trabajadores temporales son guiados a su nueva tarea, cierto lugar apestoso. Chimar sabe que los animales de granja excretan mucho pero no se imaginaba el olor concentrado de tanta… materia biológica.
Muy “interesante”.
Su empleador emite una interrogante, por suerte Alois la responde de manera eficiente. Deben recibir instrucción para laborar eficientemente… algo que se vuelve indispensable cuando está involucrado un animal tan grande. El anciano le suelta algunas palabras bonitas a la vaca, luego toma posición y explica el proceso.
Maquiavelo no emite palabra, solo se queda observando con los ojos como platos. Es una imagen bastante extraña para cualquier niño citadino, casi llega hasta lo bizarro. Pese a todo en su mente una parte formula cierto concepto, parece entretenido y le gustaría probar aunque sea una vez… los enanos son raros a veces.
¡Yo primero!
Con los conceptos básicos aprendidos Chimar se ofrece a comenzar, no parece difícil. Se sienta en el banco de madera y ajusta el cubo de metal, luego respira profundamente. Toca las ubres con cierto recelo, no se puede decir que la naturaleza tan directa le agrade mucho. Se sienten extraño aunque no resulta tan desagradable, hay cosas peores.
Veamos…
Imita los movimientos del viejo, al principio no logra mucha leche. Trata diferentes combinaciones hasta que encuentra una que se adapta a sus capacidades, en ese momento ordeña de manera continua sin vacilar. Tiene cuidado de no presionar demasiado fuerte, sabe tener en cuenta los consejos de alguien experimentado.
Sonríe como tonto, es algo raro pero divertido. Continua repitiendo la tarea hasta que siente cansancio en los brazos, es un trabajo relativamente duro aunque no lo parezca. Para llenar el cubo de metal se requieren muchas repeticiones, sin duda la ciencia debe tener métodos más efectivos.
Cuando el cubo supera su mitad el chico decide detenerse, no quiere llenar demasiado un contenedor tan tosco. Respira de forma agitada, luego recupera su estado normal. Ahora puede decir con toda propiedad que sabe cómo ordeñar una vaca, nada mal. Por un momento se imagina a sus hermanos en la misma situación, no puede evitar reír cuando es el turno de Dem.
Te toca.
Le dice a su acompañante, es su turno para exprimir a la vaca. El pequeño retira el balde personal y toma una posición cómoda en una viga de madera, no quiere perderse el desempeño de Alois. Cuando nadie lo ve toma un poco de leche, el equivalente a un vaso. No existe nada más refrescante, sin duda lo necesitaba.
Muy “interesante”.
Su empleador emite una interrogante, por suerte Alois la responde de manera eficiente. Deben recibir instrucción para laborar eficientemente… algo que se vuelve indispensable cuando está involucrado un animal tan grande. El anciano le suelta algunas palabras bonitas a la vaca, luego toma posición y explica el proceso.
Maquiavelo no emite palabra, solo se queda observando con los ojos como platos. Es una imagen bastante extraña para cualquier niño citadino, casi llega hasta lo bizarro. Pese a todo en su mente una parte formula cierto concepto, parece entretenido y le gustaría probar aunque sea una vez… los enanos son raros a veces.
¡Yo primero!
Con los conceptos básicos aprendidos Chimar se ofrece a comenzar, no parece difícil. Se sienta en el banco de madera y ajusta el cubo de metal, luego respira profundamente. Toca las ubres con cierto recelo, no se puede decir que la naturaleza tan directa le agrade mucho. Se sienten extraño aunque no resulta tan desagradable, hay cosas peores.
Veamos…
Imita los movimientos del viejo, al principio no logra mucha leche. Trata diferentes combinaciones hasta que encuentra una que se adapta a sus capacidades, en ese momento ordeña de manera continua sin vacilar. Tiene cuidado de no presionar demasiado fuerte, sabe tener en cuenta los consejos de alguien experimentado.
Sonríe como tonto, es algo raro pero divertido. Continua repitiendo la tarea hasta que siente cansancio en los brazos, es un trabajo relativamente duro aunque no lo parezca. Para llenar el cubo de metal se requieren muchas repeticiones, sin duda la ciencia debe tener métodos más efectivos.
Cuando el cubo supera su mitad el chico decide detenerse, no quiere llenar demasiado un contenedor tan tosco. Respira de forma agitada, luego recupera su estado normal. Ahora puede decir con toda propiedad que sabe cómo ordeñar una vaca, nada mal. Por un momento se imagina a sus hermanos en la misma situación, no puede evitar reír cuando es el turno de Dem.
Te toca.
Le dice a su acompañante, es su turno para exprimir a la vaca. El pequeño retira el balde personal y toma una posición cómoda en una viga de madera, no quiere perderse el desempeño de Alois. Cuando nadie lo ve toma un poco de leche, el equivalente a un vaso. No existe nada más refrescante, sin duda lo necesitaba.
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
La propuesta de comenzar a ordeñar de ordeñar al animal no tardó en ser aceptada por Chimar, lógicamente no me negaría a aquello, así tendría más tiempo de captar como se hacía aquella labor, había sido suficiente con notar como el granjero lo hacía pero nunca estaba de más observar lo suficiente para imitar casi a la perfección.
El niño parecía tomarse su tiempo para concentrarse, colocó el balde en posición y tomó las ubres del animal. En aquellos momentos consideraba el hecho de que tener aquella clase de animales era una tarea complicada, también se debían alimentar y cuidar como a alguien más, aunque realmente valía la pena ya que era una fuente de alimento cercana.
Los movimientos iníciales del joven parecían similares al del viejo Leeroy, aunque había algo extraño en su postura, tal vez aquel factor fuese el que causaba la escasa obtención de recursos del animal. Luego de probar de diferentes maneras el ritmo del niño mejoró, la cubeta metálica comenzó a llenarse con más rapidez hasta el punto donde el joven decidió parar, por lo visto había llenado un poco más de la mitad del balde.
- Si, supongo que ahora es mi turno. – Comenté ante la aportación el muchacho, algo que resultaba obvio.
Posicione una nueva cubeta bajo las ubres del animal y coloqué las manos tal como había presenciado antes, el asunto sería medir la fuerza ejercida en el animal, no sabía que tanta presión hacer y además debía tener cuidado en hacer un daño con mi brazo de cobre. Medí medianamente la fuerza hasta que supuse que ya podía proseguir con aquel mandado, si no era suficiente solo debía seguir midiendo la fuerza que usaba hasta saber cuando podía servir… un proceso tedioso pero necesario.
Con movimientos casi que automáticos comencé a tratar a la vaca, por lo visto la presión ejercida y el movimiento ejecutado era el correcto para la labor, la cubeta de metal no demoró en llenarse poco a poco. Supuse que aquella leche luego debía ser tratada de alguna otra manera para beberla, no es que no se pudiese beber así pero había escuchado que algunas personas preferían hervirla para luego consumirla.
El proceso de llenado cada vez fue aminorando más su ritmo y no era por culpa de mi táctica, por lo visto el mismo animal estaba agotando su producción de lácteo. La leche dejó de salir cuando la cubeta estaba a punto de llenarse, con aquello sería suficiente para que una casa por un par de días.
- Otro trabajo completado con éxito. – Comenté mientras me colocaba de pie y tomaba el balde. – Buen trabajo. – Felicité al animal imitando al granjero y dándole unas palmaditas en el lomo a la vaca.
El viejo Leeroy entro varios minutos después arrastrando una carreta con varias canastas de bayas, por lo visto también estaban cosechando las moras, me preguntaba si todo aquello lo venderían después o sería solo para el uso personal.
- Oh vaya, parece que ya acabaron, que jóvenes tan trabajadores son ustedes dos. – Comentó el granjero dejando la carreta y acercándose a la cubeta de leche que había obtenido el enano. – Pudieron hacer que Betsy cooperaran, al parecer les agradó bastante. – El granjero metió un dedo en la leche y luego lo saco para lamer el producto lácteo. - Y tiene buen sabor, gran trabajo chicos. Por lo visto si se ganarán la paga tan ansiada de esos jugos.
El niño parecía tomarse su tiempo para concentrarse, colocó el balde en posición y tomó las ubres del animal. En aquellos momentos consideraba el hecho de que tener aquella clase de animales era una tarea complicada, también se debían alimentar y cuidar como a alguien más, aunque realmente valía la pena ya que era una fuente de alimento cercana.
Los movimientos iníciales del joven parecían similares al del viejo Leeroy, aunque había algo extraño en su postura, tal vez aquel factor fuese el que causaba la escasa obtención de recursos del animal. Luego de probar de diferentes maneras el ritmo del niño mejoró, la cubeta metálica comenzó a llenarse con más rapidez hasta el punto donde el joven decidió parar, por lo visto había llenado un poco más de la mitad del balde.
- Si, supongo que ahora es mi turno. – Comenté ante la aportación el muchacho, algo que resultaba obvio.
Posicione una nueva cubeta bajo las ubres del animal y coloqué las manos tal como había presenciado antes, el asunto sería medir la fuerza ejercida en el animal, no sabía que tanta presión hacer y además debía tener cuidado en hacer un daño con mi brazo de cobre. Medí medianamente la fuerza hasta que supuse que ya podía proseguir con aquel mandado, si no era suficiente solo debía seguir midiendo la fuerza que usaba hasta saber cuando podía servir… un proceso tedioso pero necesario.
Con movimientos casi que automáticos comencé a tratar a la vaca, por lo visto la presión ejercida y el movimiento ejecutado era el correcto para la labor, la cubeta de metal no demoró en llenarse poco a poco. Supuse que aquella leche luego debía ser tratada de alguna otra manera para beberla, no es que no se pudiese beber así pero había escuchado que algunas personas preferían hervirla para luego consumirla.
El proceso de llenado cada vez fue aminorando más su ritmo y no era por culpa de mi táctica, por lo visto el mismo animal estaba agotando su producción de lácteo. La leche dejó de salir cuando la cubeta estaba a punto de llenarse, con aquello sería suficiente para que una casa por un par de días.
- Otro trabajo completado con éxito. – Comenté mientras me colocaba de pie y tomaba el balde. – Buen trabajo. – Felicité al animal imitando al granjero y dándole unas palmaditas en el lomo a la vaca.
El viejo Leeroy entro varios minutos después arrastrando una carreta con varias canastas de bayas, por lo visto también estaban cosechando las moras, me preguntaba si todo aquello lo venderían después o sería solo para el uso personal.
- Oh vaya, parece que ya acabaron, que jóvenes tan trabajadores son ustedes dos. – Comentó el granjero dejando la carreta y acercándose a la cubeta de leche que había obtenido el enano. – Pudieron hacer que Betsy cooperaran, al parecer les agradó bastante. – El granjero metió un dedo en la leche y luego lo saco para lamer el producto lácteo. - Y tiene buen sabor, gran trabajo chicos. Por lo visto si se ganarán la paga tan ansiada de esos jugos.
Alois
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
El adulto joven inicia el procedimiento sin demora, tarda menos que Chimar en encontrar su modo predilecto. Para perturbación del enano también termina la tarea más rápido, jodidos frijoles siempre tienen que resaltar. Al final Alois llena el balde, todo parece indicar que el animal a soltado su reserva diaria.
Parece que ya no dará más jeje.
Los animales de campo son extraños, algo divertidos pero muy raros de igual forma. Vivir en una granja debe tener muchas emociones diferentes a las experimentadas en cualquier ciudad, algo como mínimo curioso. Claramente Lunargenta es el pináculo del entretenimiento pero no se puede tener todo en un solo lugar, cosas de lógica.
Minutos después aparece el jefe, trae consigo una carreta sorprendentemente llena. Está satisfecho con el trabajo de sus empleados temporales, no es un sujeto demasiado exigente pero aun así se encuentra agradecido. El sol comienza a tomar una posición bastante conocida por todos, entre tantos mandados se fue el día.
Miren la hora, parece que es tiempo de recompensarles.
Maquiavelo sonríe como tonto, tiene en buena estima las recompensas justificadas… especialmente si lo involucran directamente. Son guiados por el viejo hasta la casa principal, allí esperan un par de minutos. Eventualmente la persona mayor sale haciendo malabares con varios vasos de jugo.
Tal parece que eres un frijol de palabra…
Dice cuando le dan dos vasos, un abreboca bastante acertado. Sigue teniendo mucha sed por lo que bebe el primero sin detenerse, el segundo lo saborea más pero le termina rápido también. Chimar emite un sonido de satisfacción, estaban muy buenos. Respira y luego mira a su empleador con rostro de ironía, resulta obvio lo que piensa.
Vale vale, aquí tienen, se lo ganaron.
¡Un placer!
Nada como una bolsita de aeros para alegrar el día, ese tintineo puede sacar sonrisas a cualquier individuo. El intrépido enano sacude su parte para calcular, ya puede decir con propiedad que su día fue productivo. Mira al granjero con nobleza y extiende su mano, dicho personaje no tarda en estrecharla bastante animado.
Siempre puedes tener un trabajo permanente aquí niño.
… eso no será necesario pero gracias.
Es un ladrón bastante bueno, trabajar legalmente fue un capricho temporal de enano. Eso no significa que despreciara futuras operaciones laborales en la misma granja, tener contactos ayuda en la vida cuando eres huérfano. Sin más que hacer repite el gesto anterior con su compañero de trabajo, dice algunas palabras antes de partir.
Lo haces bien para ser un frijol, sin duda tienes mucha suerte jeje, nos vemos en el camino.
Parece que ya no dará más jeje.
Los animales de campo son extraños, algo divertidos pero muy raros de igual forma. Vivir en una granja debe tener muchas emociones diferentes a las experimentadas en cualquier ciudad, algo como mínimo curioso. Claramente Lunargenta es el pináculo del entretenimiento pero no se puede tener todo en un solo lugar, cosas de lógica.
Minutos después aparece el jefe, trae consigo una carreta sorprendentemente llena. Está satisfecho con el trabajo de sus empleados temporales, no es un sujeto demasiado exigente pero aun así se encuentra agradecido. El sol comienza a tomar una posición bastante conocida por todos, entre tantos mandados se fue el día.
Miren la hora, parece que es tiempo de recompensarles.
Maquiavelo sonríe como tonto, tiene en buena estima las recompensas justificadas… especialmente si lo involucran directamente. Son guiados por el viejo hasta la casa principal, allí esperan un par de minutos. Eventualmente la persona mayor sale haciendo malabares con varios vasos de jugo.
Tal parece que eres un frijol de palabra…
Dice cuando le dan dos vasos, un abreboca bastante acertado. Sigue teniendo mucha sed por lo que bebe el primero sin detenerse, el segundo lo saborea más pero le termina rápido también. Chimar emite un sonido de satisfacción, estaban muy buenos. Respira y luego mira a su empleador con rostro de ironía, resulta obvio lo que piensa.
Vale vale, aquí tienen, se lo ganaron.
¡Un placer!
Nada como una bolsita de aeros para alegrar el día, ese tintineo puede sacar sonrisas a cualquier individuo. El intrépido enano sacude su parte para calcular, ya puede decir con propiedad que su día fue productivo. Mira al granjero con nobleza y extiende su mano, dicho personaje no tarda en estrecharla bastante animado.
Siempre puedes tener un trabajo permanente aquí niño.
… eso no será necesario pero gracias.
Es un ladrón bastante bueno, trabajar legalmente fue un capricho temporal de enano. Eso no significa que despreciara futuras operaciones laborales en la misma granja, tener contactos ayuda en la vida cuando eres huérfano. Sin más que hacer repite el gesto anterior con su compañero de trabajo, dice algunas palabras antes de partir.
Lo haces bien para ser un frijol, sin duda tienes mucha suerte jeje, nos vemos en el camino.
Invitado
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
El viejo Leeroy nos guió hasta el que debía ser su hogar, según sus palabras era el tiempo de las recompensas, seguramente se refería más que nada a los jugos que tanto había mencionado en el transcurso del día. Mientras esperaba observé por una ventana al exterior, el atardecer no demoraría en aparecer y caer pero aun así las actividades laborales seguían en los campos… por lo visto aquella gente trabajaría hasta tarde aquel día.
Regresé la mirada justo en el momento donde el granjero entraba con la paga, traía varios vasos con las bebidas prometidas, por la manera en la que los traía era una fortuna que aun no se le hubiesen caído. Al niño le dio los dos vasos tal como le había prometido, luego de haber liberado un poco la carga entregó el que yo también había ganado; limité en agradecer con un leve asentimiento de cabeza y mezclé el poco vino que quedaba en mi cantimplora con el jugo.
Con un gesto algo extraño del joven hizo comprender al granjero que no solo esperaba una bebida, estaba claro que también buscaba el dinero. Leeroy repartió las bolsas con los Aeros, tanto la del joven como la de mi persona parecían poseer la misma cantidad.
- Realmente se lo agradezco. – Comenté al viejo justo luego de que Chimar demostrara su entusiasmo con la paga.
Como bono a todo lo anterior el pequeño también había ganado una ofrenda de trabajo, si el chico quería ganar dinero aquello le caía a la perfección. Lo extraño fue que Chimar optó por rechazar la propuesta, quizá buscaba diferentes maneras de trabajo para ganar dinero, tal vez era de esos jóvenes que no pueden mantenerse mucho tiempo en una profesión porque terminaban aburriéndose… bueno, aun le quedaban varios años de vida para elegir si es que no enfermaba o lo mataban en el proceso.
Después de estrechar la mano del viejo granjero intentó repetir el mismo gesto a mi persona, después de pensarlo unos segundos regresé el gesto y apreté la mano del joven, siempre había que se cordial en aquellos asuntos.
- Creo que te equivoca de nuevo, no soy un frijol. – Contesté ante lo primero dicho por el pequeño. – Y tu tampoco lo haces mal para ser un niño, generalmente no suelen ser tan eficientes en este tipo de trabajos. – Aquello era algo verídico, los jóvenes solías mostrar cansancio ante aquel tipo de actividad tediosa. – Espero que te refieres a la suerte general y a tu rara visión de esta, realmente sigo sin comprenderla. Además dudo vernos en el camino, pero quizá en el futuro si pueda suceder dicho encuentro. – Afirmé soltando la mano del joven, jamás se sabía con quienes se podría encontrar uno de nuevo.
- Y supongo que tu tampoco quieres un trabajo aquí ¿Cierto? – Preguntó el granjero con cierta sonrisa en el rostro.
- Realmente no pero le agradezco la oferta, si no me esperaran en otro sitio con gusto la aceptaría. – Respondí recordando a los Collingwood.
Si llegaba a tiempo ese día a la casa les daría la sorpresa monetaria a la familia, generalmente los ayudaba con otras labores así que supuse que llegar y entregarles dinero sería bien recibido.
Regresé la mirada justo en el momento donde el granjero entraba con la paga, traía varios vasos con las bebidas prometidas, por la manera en la que los traía era una fortuna que aun no se le hubiesen caído. Al niño le dio los dos vasos tal como le había prometido, luego de haber liberado un poco la carga entregó el que yo también había ganado; limité en agradecer con un leve asentimiento de cabeza y mezclé el poco vino que quedaba en mi cantimplora con el jugo.
Con un gesto algo extraño del joven hizo comprender al granjero que no solo esperaba una bebida, estaba claro que también buscaba el dinero. Leeroy repartió las bolsas con los Aeros, tanto la del joven como la de mi persona parecían poseer la misma cantidad.
- Realmente se lo agradezco. – Comenté al viejo justo luego de que Chimar demostrara su entusiasmo con la paga.
Como bono a todo lo anterior el pequeño también había ganado una ofrenda de trabajo, si el chico quería ganar dinero aquello le caía a la perfección. Lo extraño fue que Chimar optó por rechazar la propuesta, quizá buscaba diferentes maneras de trabajo para ganar dinero, tal vez era de esos jóvenes que no pueden mantenerse mucho tiempo en una profesión porque terminaban aburriéndose… bueno, aun le quedaban varios años de vida para elegir si es que no enfermaba o lo mataban en el proceso.
Después de estrechar la mano del viejo granjero intentó repetir el mismo gesto a mi persona, después de pensarlo unos segundos regresé el gesto y apreté la mano del joven, siempre había que se cordial en aquellos asuntos.
- Creo que te equivoca de nuevo, no soy un frijol. – Contesté ante lo primero dicho por el pequeño. – Y tu tampoco lo haces mal para ser un niño, generalmente no suelen ser tan eficientes en este tipo de trabajos. – Aquello era algo verídico, los jóvenes solías mostrar cansancio ante aquel tipo de actividad tediosa. – Espero que te refieres a la suerte general y a tu rara visión de esta, realmente sigo sin comprenderla. Además dudo vernos en el camino, pero quizá en el futuro si pueda suceder dicho encuentro. – Afirmé soltando la mano del joven, jamás se sabía con quienes se podría encontrar uno de nuevo.
- Y supongo que tu tampoco quieres un trabajo aquí ¿Cierto? – Preguntó el granjero con cierta sonrisa en el rostro.
- Realmente no pero le agradezco la oferta, si no me esperaran en otro sitio con gusto la aceptaría. – Respondí recordando a los Collingwood.
Si llegaba a tiempo ese día a la casa les daría la sorpresa monetaria a la familia, generalmente los ayudaba con otras labores así que supuse que llegar y entregarles dinero sería bien recibido.
Alois
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Re: Terminando un problema de Raíz [Trabajo][Alois - Chimar]
Espero que todo lo que hubisteis cosechado no fuese transgénico, hay que apoyar los productos orgánicos, saludables y mejores para el consumo. En Aerandir fomentamos el cuidado de la naturaleza.
Primero que nada, ofreceros una disculpa, desde ayer que estoy revisando el trabajo a un ritmo muy poco propio de mí, pero desafortunadamente no conté con el tiempo ni la salud para responderos antes.
Aclarado este punto, pasemos a lo siguiente.
Es la primera vez que reviso algún trabajo vuestro, así que os explicaré un poco mi forma de proceder. Os daré una vista general y posteriormente pasaré a daros detalles individualmente.
Bien, comencemos:
De inicio debo deciros que me siento un poco decepcionada, no por vuestras participaciones, sino por la temática que habéis elegido. No es un mal trabajo, de hecho, tiene puntos muy buenos, pero, en la humilde opinión de esta Diosa, no os benefició tanto como me hubiese gustado. Ambos podríais haber hecho algo extraordinario con vuestra calidad de rol; sin embargo, me he quedado con una sensación insatisfecha. Aun así, fue entretenido leeros, me divertí creyendo que sería el final del gran Chimar. Menuda manera de morir para un prodigio, ¿no creéis? No fue la más sorprendente de las complicaciones, pero al menos supisteis sacarle ‘‘jugo’’. Bien hecho, creo que vuestras vacas no se sentirán tan deshonradas, aunque no podría decir los mismo de vuestros ancestros.
Ahora procederé con las aclaraciones individuales:
Chimar: Por lo visto lo genio no quita lo ‘‘niño’’. Nunca me hubiese imaginado que el gran Chimar podría ponerse en peligro por esa infantil curiosidad. Me agrada. No obstante, sorprendida me encuentro al ver que tu intervención en el liderazgo del tema fue mínima, quizá porque deseabas que fuese tu compañero quién llevase la batuta, pero me habría encantado leer más del niño prodigio. Como dije en las observaciones generales, esta temática no ayudó a que os desenvolvieseis de la mejor manera, así que me gustaría que el siguiente tema tuviese todas esas emociones que tu personaje puede brindar sin ninguna dificultad. Impresióname, pequeño padawan. Recuerda que el trabajo en equipo es bueno, pero no está bien que alguno de los dos quede en la sombra. Tu narrativa siempre es clara y posee un toque que, en lo personal, disfruto enormemente, por lo que te insto a que continúes así. Esperaré ansiosa nuestro próximo encuentro en el que logres sorprenderme con todo tu potencial.
Alois: Llevar dos personajes no siempre es fácil, ¿verdad? Lo entiendo, cambiar de personalidad puede ser un problema común, especialmente cuando ambos personajes comparten una ingenuidad similar. Cuidado con eso. Hubo momentos en los que creí leer a tu otro personaje, aunque debo admitir que fueron contados y a posteriori supiste diferenciarlos bastante bien. Al igual que a tu compañero, te reafirmo mi creencia de que el tema de este trabajo no fue beneficioso para vuestros personajes, pero aun así supiste mantener una buena calidad de rol, y, sobre todo, en la mayor parte del tema guiaste al enano prodigio, una hazaña que hay que reconocer. Me hubiese gustado que ambos compartieseis el liderazgo del trabajo, aunque supisteis tener vuestros cinco minutillos de fama. Te invito a que cuides esa narrativa. Tener dos personajes muy similares puede ser un problema, pero confió en que con el tiempo sabrás diferenciarlos sin dificultad, después de todo, eres de los pocos usuarios que saben plasmar la personalidad de un personaje de manera interesante. Y por favor no me elijáis una temática que no os ayude a explotar todo vuestro potencial, es como clavarme una estaca.
Por los detalles antes mencionados, aunados a la omisión de la pauta establecida en el trabajo sobre señalar la jornada laboral, no os entregaré la puntuación máxima. Ahora procederé a dejaros vuestras recompensas.
17 puntos de experiencia para Chimar.
17 puntos de experiencia para Alois.
Ambos ganáis 400 aeros.
Las recompensas han sido añadidas directamente a vuestros perfiles ^ ^.
Primero que nada, ofreceros una disculpa, desde ayer que estoy revisando el trabajo a un ritmo muy poco propio de mí, pero desafortunadamente no conté con el tiempo ni la salud para responderos antes.
Aclarado este punto, pasemos a lo siguiente.
Es la primera vez que reviso algún trabajo vuestro, así que os explicaré un poco mi forma de proceder. Os daré una vista general y posteriormente pasaré a daros detalles individualmente.
Bien, comencemos:
De inicio debo deciros que me siento un poco decepcionada, no por vuestras participaciones, sino por la temática que habéis elegido. No es un mal trabajo, de hecho, tiene puntos muy buenos, pero, en la humilde opinión de esta Diosa, no os benefició tanto como me hubiese gustado. Ambos podríais haber hecho algo extraordinario con vuestra calidad de rol; sin embargo, me he quedado con una sensación insatisfecha. Aun así, fue entretenido leeros, me divertí creyendo que sería el final del gran Chimar. Menuda manera de morir para un prodigio, ¿no creéis? No fue la más sorprendente de las complicaciones, pero al menos supisteis sacarle ‘‘jugo’’. Bien hecho, creo que vuestras vacas no se sentirán tan deshonradas, aunque no podría decir los mismo de vuestros ancestros.
Ahora procederé con las aclaraciones individuales:
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Chimar: Por lo visto lo genio no quita lo ‘‘niño’’. Nunca me hubiese imaginado que el gran Chimar podría ponerse en peligro por esa infantil curiosidad. Me agrada. No obstante, sorprendida me encuentro al ver que tu intervención en el liderazgo del tema fue mínima, quizá porque deseabas que fuese tu compañero quién llevase la batuta, pero me habría encantado leer más del niño prodigio. Como dije en las observaciones generales, esta temática no ayudó a que os desenvolvieseis de la mejor manera, así que me gustaría que el siguiente tema tuviese todas esas emociones que tu personaje puede brindar sin ninguna dificultad. Impresióname, pequeño padawan. Recuerda que el trabajo en equipo es bueno, pero no está bien que alguno de los dos quede en la sombra. Tu narrativa siempre es clara y posee un toque que, en lo personal, disfruto enormemente, por lo que te insto a que continúes así. Esperaré ansiosa nuestro próximo encuentro en el que logres sorprenderme con todo tu potencial.
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Alois: Llevar dos personajes no siempre es fácil, ¿verdad? Lo entiendo, cambiar de personalidad puede ser un problema común, especialmente cuando ambos personajes comparten una ingenuidad similar. Cuidado con eso. Hubo momentos en los que creí leer a tu otro personaje, aunque debo admitir que fueron contados y a posteriori supiste diferenciarlos bastante bien. Al igual que a tu compañero, te reafirmo mi creencia de que el tema de este trabajo no fue beneficioso para vuestros personajes, pero aun así supiste mantener una buena calidad de rol, y, sobre todo, en la mayor parte del tema guiaste al enano prodigio, una hazaña que hay que reconocer. Me hubiese gustado que ambos compartieseis el liderazgo del trabajo, aunque supisteis tener vuestros cinco minutillos de fama. Te invito a que cuides esa narrativa. Tener dos personajes muy similares puede ser un problema, pero confió en que con el tiempo sabrás diferenciarlos sin dificultad, después de todo, eres de los pocos usuarios que saben plasmar la personalidad de un personaje de manera interesante. Y por favor no me elijáis una temática que no os ayude a explotar todo vuestro potencial, es como clavarme una estaca.
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Por los detalles antes mencionados, aunados a la omisión de la pauta establecida en el trabajo sobre señalar la jornada laboral, no os entregaré la puntuación máxima. Ahora procederé a dejaros vuestras recompensas.
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17 puntos de experiencia para Alois.
Ambos ganáis 400 aeros.
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Wyn
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