La dulce broma del dios Bragi. [Zatch + 0/2]

¿Hacer llorar al dios? ¿Estaba hablando en serio el mensajero de metal?

Miró desconcertada a Adie, luego al lagarto Bragi. ¿Cómo lo iba a hacer llorar? Porque si quería volver a ser ella misma, tenía que llorar el lagarto. ¿Y si se le tiraba encima para comérselo? Eso lo haría llorar. Pero no podía, seguro que lograba enojarlo más aún y le haría algo peor.

¿Cómo era posible que un solo ser tuviese el poder de cambiar así el destino de alguien? Un ser tan caprichoso como este dios Bragi, que hace lo que le antoja porque así le da la gana. Convirtió su cuerpo en... un ser con plumas, que no es dragón, no es pájaro, no es humano... la que iba a romper en llanto era ella si no lograba pensar pronto en qué hacer. Y lo peor, no podía hablar, por lo menos podría intentar persuadirle, contarle una historia, cantar una canción triste del norte...

¡Una Canción! La noche anterior, la última del Bragiväl, una mujer disfrazada de mono había estado repartiendo unas botellitas de vidrio que tenían dentro una especie de nube brillante, decía que eran "canciones embotelladas", que la canción que deseara su corazón saldría al abrirla.* Estaba en su bolso, estaba segura que la había puesto ahí y no alcanzó a sacarla en la mañana. Se abalanzó sobre Zatch y con su pico comenzó a buscar dentro, desesperada, aquella pequeña botella mágica.

Estaba refundida, en el último lugar que buscó, luego de hacer volar por los aires todo el contenido del bolso. Sintió un enorme alivio al sentir el vidrio con su pico. La tomó con cuidado para pasársela a Zatch y que este la abriera, pero no midió bien las fuerzas y la partió, inhalando la nube brillante.

Una triste canción del norte comenzó a sonar dentro de Ingela; abrió el pico y sonaron las gaitas nostálgicas, seguidas de solemnes tambores y violines que lloraban. Era una canción que conmovía a Ingela. Lágrimas escurrían por sus mejillas de dragón emplumado, sobrecogida por esos sonidos que le retumbaban en el corazón.

Tenía que llorar con esto, ¡tenía que llorar!



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*Uso de objeto máster "Canción Embotellada", del evento del Bragiväl [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Grande fue la sorpresa de Zatch al oír simples onomatopeyas salir de la boca de Bragi. ¿Acaso los tomaba por tontos? ¿O quizás sí que eran demasiado tontos como para entender el idioma de un Dios? Frunció el ceño, entre enojado y estupefacto, y esperó con limitada paciencia que el hombre de metal oficiase de traductor.

El zorro se llevó una mano al rostro, avergonzado ante la inoportuna frase respecto a lo inconvenientes que eran las plumas de Ingela para él. Aunque en parte era verdad que el plumaje resultaba incómodo, esa no era su motivación. Lo que hacía era nada más que apoyar a la dragona. Si a ella no le molestara estar así, él no se hubiese metido en tamaño problemón para revertir la maldición de la burlona deidad. Y sí que era burlona. ¿El desafío era que la hicieran llorar? Sonaba fácil... aunque no tanto si se tomaba en cuenta a quién se referían.

La joven emplumada pareció encontrar una solución antes que su compañero, pues súbitamente se abalanzó sobre su bolso en búsqueda de algo. Al poco tiempo, sacó una botella... que se le rompió justo en el pico. Un par de segundos después, la dragona estaba sacando por su boca los sonidos de toda una orquesta. Era una canción sin duda nostálgica, pero el zorro temió que no fuese suficiente para hacer lagrimear al Dios. Entonces, inspirado por las acciones de Ingela, se le ocurrió una idea con la que podrían unir fuerzas. Mientras sonaba la música, él añadiría una historia. Y sabía exactamente cómo hacer que Bragi la tomase muy en serio.

De su morral, el zorro sacó un arbusto muy pequeño y peculiar: tenía forma de mujer y los ojos cerrados, como descansando. Lo había obtenido durante una mágica noche de relatos y hogueras, y la gente decía que tenía la habilidad de contar una historia y hacer que todos la creyeran. Zatch se arrodilló frente a la lagartija y depositó la maceta a su lado; el arbolito abrió los ojos y se desperezó, escuchando lo que el zorro le susurró brevemente al oído.

-Así que quieres que cuente la historia del Dios Bragi... -Dijo la pequeña planta. Su voz era como el silbido del viento y los susurros del mar; apacible y melodiosa- Está bien... pero sólo la contaré una vez...

<< Hijo de Odín y Gunlod, Bragi nació para ser amado por los frágiles mortales. Los bardos cantaban sus hazañas y escribían poesías inspirados por él. Contaban las historias que con la música de su arpa podía curar todos los males de los humanos y que su sentido del humor era un bálsamo para los tiempos oscuros. Bragi fue alabado durante mucho tiempo por su bondad y por su buen talante, pues arropaba a los mortales y los inspiraba a ser mejores...

Pero con el pasar de los siglos, el Dios del humor comenzó a perder seguidores. Era demasiado caprichoso y pasó de cuidar a los mortales a divertirse con ellos, haciéndoles bromas de mal gusto con el pretexto de castigar supuestas ofensas hacia él. En vez de amor y devoción, ahora inspiraba miedo. Nadie quería que acudiera a las reuniones. Cuando Bragi aparecía, todos salían despavoridos, temiendo ofenderlo con nimiedades y recibir por ello un duro castigo.

Los bardos ya no cantaban sus historias y ya nadie invocaba su nombre. Poco a poco todos olvidaron a la deidad, que se quedó sin festejos ni visitas a su templo. Por su carácter caprichoso y abusivo, ya nadie quiso saber nada del Dios Bragi, quien tuvo que quedarse solo aburriéndose en el Valhalla... >>

El pequeño Árbol Bealtaine cerró los ojos y su tenue voz se apagó junto a la música. Zatch tragó saliva y dirigió una mirada nerviosa a la lagartija. ¿Funcionaría?

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Árbol Bealtaine: es un pequeño arbusto de veinte centímetros, con forma de mujer, que ha crecido en las cenizas de la hoguera. Tiene la habilidad de narrar una historia ficticia. Cualquiera que escuche la historia que narre un Árbol Bealtraine la tomará como cierta.

Los quacks de pato y los glu gllu de pavo sonaron durante las primeras notas de la canción. El Dios Bragi había activó sus funciones más molestas para hacer callar la música de Ingela y la historia de Zatch. Entre los graznidos, Adie entendía gracias a sus funciones de tracción una palabra que el Dios repetía sin cesar: TRAMPA. No se refería a sus propios graznidos, a eso lo llamaba defenderse, sino a la historia que Zatch estaba contando. Era su propia historia, la historia del Dios Bragi. ¡Eso era jugar sucio! Los graznidos fueron siendo más intensos a medida que continuaban con la canción, parecía un niño pequeño que se tapa las orejas y grita a pleno pulmón para no escuchar las regañinas de su madre.

Adie, cibernético mensajero y muchas otras funciones, pensó que la música de la dragona emplumada y el hombre zorro era el mensaje que tanto había estado deseando entregar a los masters. Para que las molestias del Dios Bragi no molestasen a Zatch, le tapó las orejas abriendo los dedos de tal forma que el zorro pudiera escuchar la música que hacía Ingela Feuersteinherzdottir, así se pudiera concentrar en cantar con el tono de la melodía sin distraerse con los ruidos del Dios. ¡Trampa!

-Quack, quack, glu glu, glu glu quack-.

El mensajero active sus funciones de traducción:

-No es justo, lo estáis haciendo mal. No os voy a perdonar-.

La cabeza del cibernético dio un par de vueltas, lo siguiente que dijo lo pronunció con su original voz mecánica.

-El Dios Bragi está usando sus funciones de llanto-.

La lagartija, que era el Dios Bragi disfrazado, aumentó de tamaño hasta convertirse en la estatua de un dragón que le sacaba la lengua y se burlaba de aquel que le miraba. El Dios Bragi había desaparecido. Adie, mensajero cibernético y muchas otras funciones, utilizó sus funciones de análisis y reconocimiento para buscar, por tercera vez en aquel día, al Dios. No estaba. Había desaparecido. ¿Bajo de las piedras, en medio de un tronco…? Los sensores indicaban que no estaban en ninguno de los posibles escondites que pudieran haber en el parque. Simplemente, no estaba. Ingela Feuersteinherzdottir y Zatch sin apellido le habían hecho llorar y el Dios Bragi huyó del lugar.


-¡Lo habéis conseguido, lo habéis conseguido!- dijo Adie emocionado- Habéis activado funciones de risas y de llantos a un Dios. Debéis tener funciones muy poderosas para poder hacer lo que habéis hecho. ¿Y qué habéis hechos? Mis funciones no son capaces de definirlo-.

El Dios Bragi no se fue sin antes gastar la última broma. Ingela Feuersteinherzdottir no volvió a su forma original. Las plumas y los picos se secaron, envolvieron a la dragona y formaron escamas esmeraldas alrededor de las alas y el lomo de la chica.

Adie inclinó la cabeza en un gesto vacilante. La nueva apariencia de Ingela Feuersteinherzdottir no era fea ni gracioso como lo era la del dragón-pavo; era hermosa.


Ingela: Ingela: En definitiva, recibes las dos recompensas que tanto hemos hablado por mp. En primer lugar, la nueva apariencia de tu dragoncita.

Nueva dragona:

Y la segunda recompensa es un recuerdo de tus aventuras como pato-pavo ducktales:

Tatuaje :

Zatch: Adie está impresionado por haber hecho llorar a un Dios, como recompensa, el mensajero te regala una lira.

Lira:

Ambos:
Recibís 150aeros
Respecto a los puntos de experiencia, debéis pedir puntos en el apartado correspondiente como si este tema fuera un interpretativo normal y corriente.