Forjando el camino [Trabajo]
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Re: Forjando el camino [Trabajo]
No estaba seguro de quien había cargado con su equipo, pero una vez en el refugio lo encontró cuidadosamente colocado junto a varias cajas de víveres.
Echó un vistazo a su alrededor, el lugar estaba exactamente igual que cuando lo habían dejado al amanecer, la única diferencia era que Leah no estaba por ninguna parte, supuso que, muy probablemente, seguiría vigilando de los renegados.
Se sentó, pesadamente, en una de las esquinas de la habitación y cerró los ojos unos instantes. Rakfyr, la última incorporación al grupo de Asher, apareció y le instó a que se quitase la camisa, la caminata por el desierto no le había sentado bien a sus heridas, era obvio que el chamán querría revisarlas.
- Gracias – Dijo el castaño sonriendo al tigre, dejando su indumentaria a un lado.
Seguía dándole vueltas a lo que Atenea había dicho, al final, la esfera había desaparecido, junto con la pirámide, bajo las dunas del Arenal. Un final, cuanto menos, poético. Asher lo había descrito a la perfección con la escueta frase que había pronunciado al respecto.
- Dime, Rakfyr. – Dijo al hombre, apretando los dientes, cuando este examinó sus heridas más de cerca y comenzó a palparlas. - ¿Los humanos tenemos guías? – Le apretó el antebrazo al hombre-bestia en un acto reflejo, con una sonrisa, cuando este volvió a aplicarle el ungüento y se estremeció. – Escuece – Dijo como toda explicación, dejando escapar una ligera carcajada.
Asintió conforme cuando el tigre dio por finalizada su breve revisión y observó desde dónde estaba como este comenzaba a aliviar las heridas del lobo, sonrió, bueno, no habían terminado como esperaba, pero podría haber sido peor.
Kothán no estaba muy lejos de él, le dedicó una cabezada, y suspiró. Una parte de él no olvidaba como le había hablado en la pirámide, pero quizás estaba sobre pensándolo todo, negó con la cabeza.
El grupo de Asher era muy complicado de entender.
- ¿Te has habituado a mi espada? Pesa un poco, pero en cuanto comprendes como funciona es fácil de usar – Dijo desde el suelo, pasándose la mano por la cara, limpiándose el sudor. Se atusó la barba durante unos instantes seguía sin saber exactamente como formular lo siguiente.
- Siento si te he ofendido… o algo. – Dijo al final, tragándose su orgullo y la sensación de que no debería ser él quien debía disculparse. Era un hecho las personas no reaccionaban como lo había hecho Kothán sin motivo, probablemente sus palabras habrían tenido más peso del que esperaba para el zorro, debía de cuidarse a la hora de hablar, sobre todo alrededor de aquellas personas.
Una cosa que tenían en común todos los presentes era que los individuos como él no les habían tratado precisamente bien, era normal que se pusiesen a la defensiva a su alrededor. Esperaba, al menos, que ese fuera el motivo.
– No pienso que necesites consejos, ni pretendo decirte que hacer… es solo que…- Se peinó pobremente, negó con la cabeza y sonrió. – …Bueno... – Dijo al final con simpleza, sonriendo agotado. – Puedes hacer más de lo que crees. – Aseguró – Solo… eso. – Sonrió al zoro y, segundos después, Asher se acercó y le pidió de hablar a solas, enarcando una ceja, Eltrant extendió el brazo para que le ayudase a levantarse y le siguió.
Acabaron en la sala en la que había pasado la noche, la misma en la que el día anterior había mantenido una conversación a solas con Kothán.
Sonrió al oír los títulos con los cuales el perro le describía y negó con la cabeza.
- Prefiero, Tale. – Dijo apoyándose en una de las paredes, cuando el can le golpeó amigablemente. - ¿Se abrió porque era humano? – Chasqueó la lengua, amplió la sonrisa. – Y yo que me creía especial. – Por unos instantes lo pensó, justo antes de creer que la puerta estaba sorbiéndole el alma de alguna forma. – Creo que habría sido mejor que se hubiese quedado cerrada. – Dijo. – Sobre todo para la pirámide. – Rio y se deslizó por la pared, hasta quedarse completamente sentado.
Estudió la expresión de Asher frente a él, el lobo parecía ser una persona simple, un bandolero vividor que odiaba el orden establecido y que quería derribar muros entre clases. Pero detrás de aquellos ojos color ocre había mucho más, estaba seguro de que no le comprendía. Tal vez nunca lo haría.
Su compañero se adelantó y comenzó a hablar, no le cortó, se detuvo a escuchar lo que este tenía que decir y asintió levemente a la mayoría de las afirmaciones que este hizo. Sonrió y se cruzó de brazos, no era usual que se abriese tanto, era de agradecer que le considerase un amigo de tal calibre, era algo que, desde luego, era mutuo.
Levantó una mano cuando el lobo le catalogó a él de “héroe” y se aseguró de llamarse a sí mismo “villano”, tenía algo que decir al respecto, pero el gesto no cortó la línea de dialogo de Asher y este continuó hablando, siguió escuchado, parecía querer hacerle oír todo antes de terminar.
Oyó en silencio como el lobo hablaba acerca de si mismo, como aseguraba haber sido un verdadero bastardo tiempo atrás. No dijo nada, pero tampoco podía decir que desconociese aquella faceta de él.
No creía que fuese tanto.
Es decir, era consciente de que desconocía mucha parte de la vida del perro, pero él había encarado a gente vil, a esclavistas, a personas que vendían las pieles de hombres-bestia y comerciaban con personas como si no fuesen más que objetos.
No, Asher no era un villano; las palabras que siguieron a estas últimas se encargaron de probárselo. “Algo por encima de él”, “Algo que puede eliminar mucha infelicidad”-
La lucha de Asher no era una excusa para asaltar caravanas, eso podía decirlo sin equivocarse.
Cerró los ojos, notó como se levantaba y se acercaba al emblema. Había mencionado muchas cosas contradictorias, pero una se quedó en su cabeza, como si se la hubiesen cincelado: ¿No buscaba felicidad para el resto? ¿Buscaba una especie de redención? Pero eso también lo había descartado, según sus palabras la redención era una consecuencia, no el motivo, suspiró.
Había más detrás de aquella expresión, rellenó mentalmente el final de la frase, con varias alternativas. Quizás, simplemente, el lobo quisiese ser feliz.
- ¿Impresionado por que no te hayas dejado matar por una enfermedad? – Sonrió y, apoyándose en la pared, entre quejidos, volvió a levantarse. – Muchas veces pienso que eres inmortal. – Aseguró ensanchando su sonrisa. - ¿Cómo demonios va a matarse una enfermedad? – Se acercó a él y le dio una palmada en el hombro sano.
Asher no había terminado de hablar, lo último que hizo antes de marcharse, además de grabar la palabra “Olvida” en el emblema, fue hacerle ver a Eltrant que no tenía motivos para atormentarse.
Se volvió a quedarse solo en aquella habitación, mirando de cerca el grabado que había sobre este.
- ¿Por qué siempre desapareces antes de dejarme contestar? – Preguntó pasando la mano por el símbolo. – Eres un dramático. – Susurró.
– ...Soy Eltrant Tale. – Dijo para sí, sonriendo levemente, se llevó la mano hasta la cara y se rascó la barba unos instantes, antes de abandonar la habitación, dejando atrás el emblema y la palabra que había ahora sobre él.
“Olvida”
Estuvo en silencio durante la comida, y no porque no le apeteciese hablar, el principal motivo era que las medicinas del tigre le adormecían, cada vez que alguien se dirigía a él respondía con un “¿Qué?” o con un bostezo.
¿Cuánta medicina había usado en él para causar aquel efecto?
Apenas se dio cuenta lo deliciosa que resultó la carne del tigre, ni pudo agregar nada al hecho de que Rakfyr, a pesar de ser un tigre, se obligaba a no comer carne.
- ¿Qué me pasa? – Alzó la mano frente a su cara, no la sentía, sonrió, miró a los demás y se encogió de hombros. – No me siento la mano. – Le dijo a Rakfyr, era como cuando le mordía Lyn, pero se sentía más cansado, con más sueño.
Volvió a bostezar.
- ¿Puedo repetir? – Dijo levantando el cuenco, incapaz de atender a lo que sucedía a su alrededor.
Afortunadamente la somnolencia pasó según el calor del desierto le fue golpeando en la cara y, para cuando superaron el control de entrada a Roilkat, ya se encontraba básicamente, como de costumbre. La costumbre era tener varias heridas en su cuerpo, así que aun si se movía más lentamente, seguía estando dentro del promedio.
Se despidió del resto del grupo en cuanto se internaron en las ajetreadas calles de la ciudad, el único que se quedó con él fue Asher. Le habría gustado decirle algo más a Syl aparte de la leve cabezada con la que se despidió de él, pero conocía al gato, preferiría aquello a cualquier otra cosa.
Echó un vistazo al mapa falseado y se encogió de hombros, habían terminado el trabajo y, una parte de él se sentía extraño, no le habría importado pasar más tiempo en el arenal, explorar un poco más
Pero evidentemente, el sol y el viento le habrían pasado factura, sobre todo ahora que estaba herido.
Avanzaron a través de las calles de la ciudad.
- No me has dejado hablar antes, así que escúchame. – Dijo dándole un leve empujón, retomando en parte la conversación que habían tenido en el refugio. – …No he venido porque me necesites. – Aseguró esquivando a una anciana ridículamente lenta. – He venido porque te considero mi amigo y me lo has pedido. – Dijo – Así que no hay que disculparse por nada. – Sonrió, el ostentoso edificio en el que debían entregar el papel se alzó frente a ellos, se detuvo y agarró al lobo del brazo.
- En el mundo hay más que héroes y villanos. – Dijo depositando una de sus manos en el hombro del lobo. – …Yo soy un imbécil que se pone delante de las espadas de los demás. Y eso no es siempre bueno. – Ensanchó la sonrisa, se llevó la mano hasta el pecho, dónde tenía la herida de más gravedad, golpeó levemente. – Y tú… - Tomó aire, le zarandeó un poco. – Ten por seguro que tú no eres un villano, Asher. – Dijo – Conozco a muchas personas que te considerarían un héroe. – Se giró hacía el edificio.
- Además… sí haces las cosas bien puedes hacer que no haya más personas en tu posición. – Afirmó, cruzándose de brazos. – Eso es bastante heroico. ¿No crees? – Levantó una mano, impidiendo que el can contestase – Y da igual el motivo, la cuestión es lo que haces. – Le dio otra palmada, sonrió. – No importa que nuestros caminos estén tan separados como dices, te cubro las espaldas, Asher. – Dijo – Siempre. – Aseveró.
Estiró los brazos, comenzó a caminar hacía el edificio.
- No importa quien fueses en el pasado. Lo que importa es quien eres ahora. – Le dijo con una sonrisa mordaz, subiendo la pequeña escalinata de mármol que conducía hasta la entrada. Se giró antes de entrar en el edificio, miró de nuevo hacía el lobo.
- Oh – Dijo – Y me alegro de que estés bien. – Afirmó. – Es… bastante sorprende lo de la enfermedad. – Admitió, al final, con una sonrisa, entrando en el edificio.
Lo había sospechado desde que comenzó a subir las escaleras y percibió aquel olor tan intenso descender por el pasillo.
El dormitorio, totalmente vacío, estaba completamente desordenado. Frunció el ceño, desordenado era una palabra demasiado suave para describir lo que tenía delante de sus ojos. En la habitación, que se encontraba en aquel momento iluminada por una pequeña vela, solo quedaba intacto un mueble: el armario que bloqueaba la luz solar.
- ¡¡Lyanna!! – Gritó dejando caer todo su equipo a un lado y, tras cerrar tras de sí con fuerza, se adentró en la habitación esquivando las distintas botellas vacías y el mobiliario.
- ¡¡Mortal!! – Gritó Lyn de vuelta, abriendo la puerta del armario y cayéndose de bruces contra el suelo, desde dónde saludó moviendo la mano, sin perder la sonrisa. - ¡Has vuelto! – Dijo de buen humor - ¿¡Me has traído algo bonito!? Anda, estas herido... – El castaño frunció el ceño, notó el “tic” del que ahora era presa su ojo derecho.
¿Eso a lo que estaba abrazada era una botella de vino? Parpadeó varias veces. Era evidente dónde estaba ahora el dinero que le había dejado.
- ¿Qué…? - Se llevó una de las manos hasta la cara y suspiró, levantó una silla y se sentó. - ¿…Qué ha pasado aquí? – Lyn, sonriendo, se levantó del suelo y se tiró en la cama, momento en el cual y comenzó a girar hasta que, salvando su cabeza, su cuerpo se quedó completamente enredado.
- Todo comenzó con un juego de luces y sombras…
Echó un vistazo a su alrededor, el lugar estaba exactamente igual que cuando lo habían dejado al amanecer, la única diferencia era que Leah no estaba por ninguna parte, supuso que, muy probablemente, seguiría vigilando de los renegados.
Se sentó, pesadamente, en una de las esquinas de la habitación y cerró los ojos unos instantes. Rakfyr, la última incorporación al grupo de Asher, apareció y le instó a que se quitase la camisa, la caminata por el desierto no le había sentado bien a sus heridas, era obvio que el chamán querría revisarlas.
- Gracias – Dijo el castaño sonriendo al tigre, dejando su indumentaria a un lado.
Seguía dándole vueltas a lo que Atenea había dicho, al final, la esfera había desaparecido, junto con la pirámide, bajo las dunas del Arenal. Un final, cuanto menos, poético. Asher lo había descrito a la perfección con la escueta frase que había pronunciado al respecto.
- Dime, Rakfyr. – Dijo al hombre, apretando los dientes, cuando este examinó sus heridas más de cerca y comenzó a palparlas. - ¿Los humanos tenemos guías? – Le apretó el antebrazo al hombre-bestia en un acto reflejo, con una sonrisa, cuando este volvió a aplicarle el ungüento y se estremeció. – Escuece – Dijo como toda explicación, dejando escapar una ligera carcajada.
Asintió conforme cuando el tigre dio por finalizada su breve revisión y observó desde dónde estaba como este comenzaba a aliviar las heridas del lobo, sonrió, bueno, no habían terminado como esperaba, pero podría haber sido peor.
Kothán no estaba muy lejos de él, le dedicó una cabezada, y suspiró. Una parte de él no olvidaba como le había hablado en la pirámide, pero quizás estaba sobre pensándolo todo, negó con la cabeza.
El grupo de Asher era muy complicado de entender.
- ¿Te has habituado a mi espada? Pesa un poco, pero en cuanto comprendes como funciona es fácil de usar – Dijo desde el suelo, pasándose la mano por la cara, limpiándose el sudor. Se atusó la barba durante unos instantes seguía sin saber exactamente como formular lo siguiente.
- Siento si te he ofendido… o algo. – Dijo al final, tragándose su orgullo y la sensación de que no debería ser él quien debía disculparse. Era un hecho las personas no reaccionaban como lo había hecho Kothán sin motivo, probablemente sus palabras habrían tenido más peso del que esperaba para el zorro, debía de cuidarse a la hora de hablar, sobre todo alrededor de aquellas personas.
Una cosa que tenían en común todos los presentes era que los individuos como él no les habían tratado precisamente bien, era normal que se pusiesen a la defensiva a su alrededor. Esperaba, al menos, que ese fuera el motivo.
– No pienso que necesites consejos, ni pretendo decirte que hacer… es solo que…- Se peinó pobremente, negó con la cabeza y sonrió. – …Bueno... – Dijo al final con simpleza, sonriendo agotado. – Puedes hacer más de lo que crees. – Aseguró – Solo… eso. – Sonrió al zoro y, segundos después, Asher se acercó y le pidió de hablar a solas, enarcando una ceja, Eltrant extendió el brazo para que le ayudase a levantarse y le siguió.
Acabaron en la sala en la que había pasado la noche, la misma en la que el día anterior había mantenido una conversación a solas con Kothán.
Sonrió al oír los títulos con los cuales el perro le describía y negó con la cabeza.
- Prefiero, Tale. – Dijo apoyándose en una de las paredes, cuando el can le golpeó amigablemente. - ¿Se abrió porque era humano? – Chasqueó la lengua, amplió la sonrisa. – Y yo que me creía especial. – Por unos instantes lo pensó, justo antes de creer que la puerta estaba sorbiéndole el alma de alguna forma. – Creo que habría sido mejor que se hubiese quedado cerrada. – Dijo. – Sobre todo para la pirámide. – Rio y se deslizó por la pared, hasta quedarse completamente sentado.
Estudió la expresión de Asher frente a él, el lobo parecía ser una persona simple, un bandolero vividor que odiaba el orden establecido y que quería derribar muros entre clases. Pero detrás de aquellos ojos color ocre había mucho más, estaba seguro de que no le comprendía. Tal vez nunca lo haría.
Su compañero se adelantó y comenzó a hablar, no le cortó, se detuvo a escuchar lo que este tenía que decir y asintió levemente a la mayoría de las afirmaciones que este hizo. Sonrió y se cruzó de brazos, no era usual que se abriese tanto, era de agradecer que le considerase un amigo de tal calibre, era algo que, desde luego, era mutuo.
Levantó una mano cuando el lobo le catalogó a él de “héroe” y se aseguró de llamarse a sí mismo “villano”, tenía algo que decir al respecto, pero el gesto no cortó la línea de dialogo de Asher y este continuó hablando, siguió escuchado, parecía querer hacerle oír todo antes de terminar.
Oyó en silencio como el lobo hablaba acerca de si mismo, como aseguraba haber sido un verdadero bastardo tiempo atrás. No dijo nada, pero tampoco podía decir que desconociese aquella faceta de él.
No creía que fuese tanto.
Es decir, era consciente de que desconocía mucha parte de la vida del perro, pero él había encarado a gente vil, a esclavistas, a personas que vendían las pieles de hombres-bestia y comerciaban con personas como si no fuesen más que objetos.
No, Asher no era un villano; las palabras que siguieron a estas últimas se encargaron de probárselo. “Algo por encima de él”, “Algo que puede eliminar mucha infelicidad”-
La lucha de Asher no era una excusa para asaltar caravanas, eso podía decirlo sin equivocarse.
Cerró los ojos, notó como se levantaba y se acercaba al emblema. Había mencionado muchas cosas contradictorias, pero una se quedó en su cabeza, como si se la hubiesen cincelado: ¿No buscaba felicidad para el resto? ¿Buscaba una especie de redención? Pero eso también lo había descartado, según sus palabras la redención era una consecuencia, no el motivo, suspiró.
Había más detrás de aquella expresión, rellenó mentalmente el final de la frase, con varias alternativas. Quizás, simplemente, el lobo quisiese ser feliz.
- ¿Impresionado por que no te hayas dejado matar por una enfermedad? – Sonrió y, apoyándose en la pared, entre quejidos, volvió a levantarse. – Muchas veces pienso que eres inmortal. – Aseguró ensanchando su sonrisa. - ¿Cómo demonios va a matarse una enfermedad? – Se acercó a él y le dio una palmada en el hombro sano.
Asher no había terminado de hablar, lo último que hizo antes de marcharse, además de grabar la palabra “Olvida” en el emblema, fue hacerle ver a Eltrant que no tenía motivos para atormentarse.
Se volvió a quedarse solo en aquella habitación, mirando de cerca el grabado que había sobre este.
- ¿Por qué siempre desapareces antes de dejarme contestar? – Preguntó pasando la mano por el símbolo. – Eres un dramático. – Susurró.
– ...Soy Eltrant Tale. – Dijo para sí, sonriendo levemente, se llevó la mano hasta la cara y se rascó la barba unos instantes, antes de abandonar la habitación, dejando atrás el emblema y la palabra que había ahora sobre él.
“Olvida”
[…]
Estuvo en silencio durante la comida, y no porque no le apeteciese hablar, el principal motivo era que las medicinas del tigre le adormecían, cada vez que alguien se dirigía a él respondía con un “¿Qué?” o con un bostezo.
¿Cuánta medicina había usado en él para causar aquel efecto?
Apenas se dio cuenta lo deliciosa que resultó la carne del tigre, ni pudo agregar nada al hecho de que Rakfyr, a pesar de ser un tigre, se obligaba a no comer carne.
- ¿Qué me pasa? – Alzó la mano frente a su cara, no la sentía, sonrió, miró a los demás y se encogió de hombros. – No me siento la mano. – Le dijo a Rakfyr, era como cuando le mordía Lyn, pero se sentía más cansado, con más sueño.
Volvió a bostezar.
- ¿Puedo repetir? – Dijo levantando el cuenco, incapaz de atender a lo que sucedía a su alrededor.
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Afortunadamente la somnolencia pasó según el calor del desierto le fue golpeando en la cara y, para cuando superaron el control de entrada a Roilkat, ya se encontraba básicamente, como de costumbre. La costumbre era tener varias heridas en su cuerpo, así que aun si se movía más lentamente, seguía estando dentro del promedio.
Se despidió del resto del grupo en cuanto se internaron en las ajetreadas calles de la ciudad, el único que se quedó con él fue Asher. Le habría gustado decirle algo más a Syl aparte de la leve cabezada con la que se despidió de él, pero conocía al gato, preferiría aquello a cualquier otra cosa.
Echó un vistazo al mapa falseado y se encogió de hombros, habían terminado el trabajo y, una parte de él se sentía extraño, no le habría importado pasar más tiempo en el arenal, explorar un poco más
Pero evidentemente, el sol y el viento le habrían pasado factura, sobre todo ahora que estaba herido.
Avanzaron a través de las calles de la ciudad.
- No me has dejado hablar antes, así que escúchame. – Dijo dándole un leve empujón, retomando en parte la conversación que habían tenido en el refugio. – …No he venido porque me necesites. – Aseguró esquivando a una anciana ridículamente lenta. – He venido porque te considero mi amigo y me lo has pedido. – Dijo – Así que no hay que disculparse por nada. – Sonrió, el ostentoso edificio en el que debían entregar el papel se alzó frente a ellos, se detuvo y agarró al lobo del brazo.
- En el mundo hay más que héroes y villanos. – Dijo depositando una de sus manos en el hombro del lobo. – …Yo soy un imbécil que se pone delante de las espadas de los demás. Y eso no es siempre bueno. – Ensanchó la sonrisa, se llevó la mano hasta el pecho, dónde tenía la herida de más gravedad, golpeó levemente. – Y tú… - Tomó aire, le zarandeó un poco. – Ten por seguro que tú no eres un villano, Asher. – Dijo – Conozco a muchas personas que te considerarían un héroe. – Se giró hacía el edificio.
- Además… sí haces las cosas bien puedes hacer que no haya más personas en tu posición. – Afirmó, cruzándose de brazos. – Eso es bastante heroico. ¿No crees? – Levantó una mano, impidiendo que el can contestase – Y da igual el motivo, la cuestión es lo que haces. – Le dio otra palmada, sonrió. – No importa que nuestros caminos estén tan separados como dices, te cubro las espaldas, Asher. – Dijo – Siempre. – Aseveró.
Estiró los brazos, comenzó a caminar hacía el edificio.
- No importa quien fueses en el pasado. Lo que importa es quien eres ahora. – Le dijo con una sonrisa mordaz, subiendo la pequeña escalinata de mármol que conducía hasta la entrada. Se giró antes de entrar en el edificio, miró de nuevo hacía el lobo.
- Oh – Dijo – Y me alegro de que estés bien. – Afirmó. – Es… bastante sorprende lo de la enfermedad. – Admitió, al final, con una sonrisa, entrando en el edificio.
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Lo había sospechado desde que comenzó a subir las escaleras y percibió aquel olor tan intenso descender por el pasillo.
El dormitorio, totalmente vacío, estaba completamente desordenado. Frunció el ceño, desordenado era una palabra demasiado suave para describir lo que tenía delante de sus ojos. En la habitación, que se encontraba en aquel momento iluminada por una pequeña vela, solo quedaba intacto un mueble: el armario que bloqueaba la luz solar.
- ¡¡Lyanna!! – Gritó dejando caer todo su equipo a un lado y, tras cerrar tras de sí con fuerza, se adentró en la habitación esquivando las distintas botellas vacías y el mobiliario.
- ¡¡Mortal!! – Gritó Lyn de vuelta, abriendo la puerta del armario y cayéndose de bruces contra el suelo, desde dónde saludó moviendo la mano, sin perder la sonrisa. - ¡Has vuelto! – Dijo de buen humor - ¿¡Me has traído algo bonito!? Anda, estas herido... – El castaño frunció el ceño, notó el “tic” del que ahora era presa su ojo derecho.
¿Eso a lo que estaba abrazada era una botella de vino? Parpadeó varias veces. Era evidente dónde estaba ahora el dinero que le había dejado.
- ¿Qué…? - Se llevó una de las manos hasta la cara y suspiró, levantó una silla y se sentó. - ¿…Qué ha pasado aquí? – Lyn, sonriendo, se levantó del suelo y se tiró en la cama, momento en el cual y comenzó a girar hasta que, salvando su cabeza, su cuerpo se quedó completamente enredado.
- Todo comenzó con un juego de luces y sombras…
Eltrant Tale
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Re: Forjando el camino [Trabajo]
-Gracias por lo de antes, por cierto.- dijo Koth, guiñándole un ojo al humano.- Pero... la verdad es que tenias algo de razón. Y tampoco lo decías con intención de...- el zorro se rascó la cabeza, algo inseguro de que decir. -Bueno, simplemente, vamos a olvidarlo, ¿eh? Y gracias por confiarme la espada. Dos veces.- sonrió, golpeándole amistosamente en el hombro.
El siguiente en despedirse fue Rakfyr. El tigre miró a Eltrant a los ojos, casi como si estuviese evaluandole.
-Viaja en paz, Eltrant. Y... respondiendo a lo de antes, los humanos tienen un guía. Es un constructor. Un creador de muros, y un protector. Es una senda respetable.- dijo, pensativo. -La próxima vez que nos veamos, te contaré más. Pero ten cuidado con los vendajes. No vuelvas a abrirte las heridas, y descansa.- aconsejó. Finalmente, sonrió. -Gracias por protegernos cuando había peligro. Tienes un buen espíritu.
Syl simplemente le miró, despidiéndose con un gesto de cabeza. Era más de lo que hacía con los desconocidos, así que el humano debía estar haciendo algo bien. Finalmente, me quedé a solas con el humano, y empecé a caminar, escuchando cómo el humano continuaba la conversación de antes. Era lo justo, tenía que oír su parte.
-Esa gente hipotética es muy indulgente.- bromeé. La idea de que alguien me considerase un héroe era casi completamente absurda. Tal vez alguien que solo se beneficiase de mis acciones. Pero entonces no serían aptos para juzgar. -...tal vez seas una mala influencia para mí. Eso de hacer cosas buenas por la gente me mata por dentro.-
Apreciaba al humano. Quería liberar parte de mi carga, tal y como yo lo había intentado antes. Tenía suerte de tener un amigo como él. Asentí, agradecido. Tal vez tuviese parte de razón. No, estaba usando una frase mía. Definitivamente tenía que tener razón.
Eltrant se metió en la oficina con el mapa. Un rato después, salió de ella, y nos dividimos la recompensa. Era una buena cantidad, después de todo. Una lástima que no hubiesen contado el superar las defensas de la pirámide, pero sospechaba que no nos creerian incluso si lo dijésemos. Suspiré. Era hora de separarnos.
-Bueno. Nos vemos, Héroe.- sonreí. Si Lyn podía llamarle Mortal, definitivamente podía darle ese mote. Podía decir lo que quisiera, pero el mío le pegaba mucho más.
_______________________________________________________________________________________________
[EPÍLOGO]
Una vez en la posada, cené y me dirigí directamente a la segunda planta. Dann ya había vuelto. El brujo estaba revisando una especie de carpeta, llena a rebosar de notas y apuntes. Según dijo, se lo había pasado bastante bien con Lyn. Y necesitaba comprar tinta.
Me metí en mi habitación y me estiré, haciendo crujir mis huesos y notando el cansancio de esos dos dias apoderarse de mi cuerpo. Me tumbé sobre la cama. Maldita Leah y su horario de mañana. Pero no estaba preparado para dormir. Usando toda mi fuerza de voluntad, me levanté y empecé a dejar mis pertenencias junto al pie de mi cama. Tenía que afilar y limpiar a Brillo. Y cuidar de la armadura. Una vez perdí mi equipamiento, me sentí aún más pesado. Aquella era la desventaja de tener encantamientos potentes, supuse.
Me acerqué a la ventana y la abrí, notando el ligero frío que traía la noche. Era completamente distinto estar ahí que en el arenal. Respiré. Al menos era a lo que estaba acostumbrado. Tras un rato, noté un par de golpes en la puerta. Syl la abrió y entró, cerrándola cuidadosamente tras de sí. Dejé lo que estaba haciendo y me volví, mirándole con atención.
-Hola...- le saludé, sonriendo con afecto. -¿Va todo bien?- El felino asintió.
-No molesto, ¿no?- preguntó, mirando alrededor.
-Claro que no. Puedes acercarte, si quieres.-
Syl se sentó sobre la cama, e hice lo mismo. Estaba claro que había algo en su mente. Suspiró, temblando ligeramente.
-Quieres hablar... ¿Es sobre lo de ayer?- pregunté, tomando su mano en la mía. La apreté ligeramente. Era cálida y suave. Pero un pensamiento me cruzó por la cabeza, hundiéndome un poco. -Ah. ¿Prefieres que nos olvidemos de eso...?-
-No, no... en absoluto.- respondió. Respiré, aliviado. -Solo... estoy un poco confuso. Y agotado. Ha sido un día largo.-
-Lo entiendo. ¿Quieres algo de espacio, entonces? Tenemos mucho tiempo por delante.- asentí.- No hay nada de prisa.
-Si lo quisiese, no habría venido aquí, ¿no?- preguntó. Había algo curioso en su mirada. Incluso si sus labios parecían serios, su mirada sonreía. -Estoy un poco cansado de estar solo, la verdad.-
-Para eso estamos nosotros. Nunca tienes que estar sólo, si no quieres.- dije. -Y creo que ahora tenemos un miembro nuevo en el grupo.-
-A este paso, Irirgo y Dann se sentirán marginados, siendo los únicos no bestias...- sonrió. -Gracias por traerlo. Sé que no querías al principio.- Me encogí de hombros. No era nada. Después de todo, era rara la situación en la que Syl quisiese la compañía de un desconocido. -He estado pensando en algunas de las cosas que hemos hablado, pero... No sé qué hacer exactamente.-
-Hmm... ya veo.- musité, pensativo. -Por ahora, ¿puedes cerrar la ventana?- pregunté, señalándola. El gato asintió y se levantó. Me levanté junto a él. En lugar de dejarle pasar, le rodeé con mis brazos, apretándole en un largo abrazo. Él respiró sobre mi cuello. -Haz lo que sea natural, Syl.- murmuré. Finalmente, me separé de él. El felino asintió, y se dirigió a la ventana, momento que aproveché para tumbarme sobre la cama.
Me apreté contra la pared. Había espacio suficiente. Cerré los ojos. Aún estaba a tiempo de coger la puerta e irse. Tal vez fuese más sencillo así. La decisión era suya.
Syl apagó la vela de la habitación y se acostó sobre la cama, a mi lado. Ninguno de los dos dijo nada. Su respiración parecía algo nerviosa. Tras unos segundos, decidí dar el primer paso, y reposé mi cabeza sobre su brazo. El felino exhaló. Poco a poco, un leve sonido empezó a llenar la habitación.
-¿Estás... ronroneando?- pregunté, sonriendo. Era relajante. Y adorable.
-...es posible. ¿Eso que oigo no es tu cola agitándose contra la cama?- respondió. Me detuve durante un instante. Dichosa cola. Reí ligeramente, y continué. -Creo que sé cual es la respuesta que buscaba...- confesó. Asentí. Mi corazón se aceleró, latiendo en mi pecho con fuerza. -Asher...- Tragué saliva, deseando oír lo que quería.
-Mi hogar... es estar a tu lado.-
Sonreí, abriendo los ojos. El gato me estaba observando, con sus preciosa y brillante mirada. Acerqué mi cabeza a la suya, y le besé. Y en ese instante, me sentí verdaderamente feliz. Sentía como toda mi vida, todo el dolor y la miseria que había superado, había valido la pena, solo por ese momento. No quería otra cosa más que el que ese minuto durase para siempre.
Nuestros labios se separaron, y le abracé. No fue hasta entonces que me di cuenta de lo solo que había estado. De lo mucho que deseaba aquello. De lo correcto que era. Era un sentimiento que me llenaba de esperanza. No había otro lugar en el que quisiese estar, ni otra persona a la que acercarme. No. En ese sitio, en ese momento, solo estábamos nosotros dos.
-Te quiero, Syl.- susurré.
-Gracias... muchas gracias, Asher. Yo también te quiero.- respondió, hundiendo su rostro entre mi pelaje.
Tal vez alguien como yo no se mereciese algo así. Y, sin embargo, ahí lo tenía. Algo tan maravilloso y puro que nunca habría podido imaginar. Una felicidad tan intensa que no creía posible. El gato me apretó con fuerza entre sus brazos. Tan suave. Tan cálido. Como un pequeño sol, sólo para mi. Era lo mejor que podría haber querido. Pasaron unos minutos hasta que el ronroneo fue reemplazado por la ligera respiración y la calma que traía el sueño. No me moví. Era un poco incómodo, pero me negaba a interrumpir su descanso.
Esa noche, Syl se convirtió en la persona más importante de mi vida. Y nada de lo que viniese después podría cambiar eso.
Asher Daregan
Aerandiano de honor
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Re: Forjando el camino [Trabajo]
Me habéis pedido que revisara vuestro trabajo y vaya que ha sido todo un deleite. Hacía tiempo que no disfrutaba de un tema de calidad, así que felicidades a ambos. Por un momento sentí que realmente me encontraba en el arenal, pasando por tantas adversidades. Debo admitir que no podía parar de leer.
Aclarado este punto procederé a explicaros mi mecánica:
Os daré una pequeña critica general sobre el trabajo, asuntos muy superficiales como vuestras decisiones, vuestro proceder, etc. Posteriormente me dirigiré de manera individual, a fin de otorgaros una perspectiva más personalizada sobre los puntos a mejorar, al igual que vuestros puntos fuertes.
Comencemos:
Desde el momento en que vi que ambos haríais un trabajo juntos estaba segura de que sería formidable. La temática capturó por completo mi atención y ambos supisteis sacar partido de las complicaciones expuestas, además de que se ha notado que lo disfrutasteis y eso es lo primordial. Efectivamente hay cosas que debo señalaros, pero prefiero hacerlo por separado. Por ahora solo puedo mencionar que formáis un dúo formidable y que me ha gustado que ambos aportaseis vuestras ideas para el desarrollo de la trama.
Ahora procederé con las aclaraciones individuales:
Eltrant Tale: Eres el mejor roler que tiene Aerandir. Tienes la facilidad de tomar una base y crear un magnifico post, deleitable a la vista del lector. Se nota que rolear es algo que te apasiona y eso me gusta. No tengo muchas objeciones, me gusta la versatilidad de tu estilo para adaptarse a las personas con quienes roleas, aunque en este trabajo te hayas adaptado demasiado al estilo de tu compañero y de un momento a otro sentí que ya no leía a ese Eltrant de siempre. Normalmente no eres alguien que abuse de los diálogos, no obstante, en esta ocasión ha habido tramos que, como repito, fueron resultado de la adaptación a la forma de escribir de Asher, pero que al final de cuentas parecía una especie de guión, más que un post. Así que te invito a seguir tu propio estilo, pues eso es lo que más disfrutamos al leerte.
Asher: Hay un par de detalles en tu narrativa que creí que se limitaban solo a ciertos temas, pero que ahora confirmo que son algo constante en tu rol. Por ahora vamos a enfocarnos en el más primordial: el excesivo uso de diálogos. Si bien es cierto que los personajes no pueden ser mudos todo el tiempo, tener un escrito donde los diálogos ocupan de un 70% a un 90% termina por volver el rol una especie de guión teatral. Reconozco que en este trabajo has sabido compensar ese detalle un poco, pero es una observación para mejorar, pues, fuera de esos puntos, tu narrativa es de las mejores que tenemos en el foro. El masivo uso de npc's es otro detalle a mejorar, pero eso lo trataremos después, ya que en este tipo de roles han sido justos y necesarios. Pude notar que fuiste quien llevó la batuta del tema durante gran parte del trabajo, pero también me ha gustado que dejases a tu compañero complementar las ideas.
En base a las observaciones que os he hecho, procederé a dejaros vuestras recompensas.
20 puntos de experiencia para Eltrant Tale.
19 puntos de experiencia para Asher.
Ambos ganáis 400 aeros.
Las recompensas han sido añadidas directamente a vuestros perfiles ^ ^.
Aclarado este punto procederé a explicaros mi mecánica:
Os daré una pequeña critica general sobre el trabajo, asuntos muy superficiales como vuestras decisiones, vuestro proceder, etc. Posteriormente me dirigiré de manera individual, a fin de otorgaros una perspectiva más personalizada sobre los puntos a mejorar, al igual que vuestros puntos fuertes.
Comencemos:
Desde el momento en que vi que ambos haríais un trabajo juntos estaba segura de que sería formidable. La temática capturó por completo mi atención y ambos supisteis sacar partido de las complicaciones expuestas, además de que se ha notado que lo disfrutasteis y eso es lo primordial. Efectivamente hay cosas que debo señalaros, pero prefiero hacerlo por separado. Por ahora solo puedo mencionar que formáis un dúo formidable y que me ha gustado que ambos aportaseis vuestras ideas para el desarrollo de la trama.
Ahora procederé con las aclaraciones individuales:
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Eltrant Tale: Eres el mejor roler que tiene Aerandir. Tienes la facilidad de tomar una base y crear un magnifico post, deleitable a la vista del lector. Se nota que rolear es algo que te apasiona y eso me gusta. No tengo muchas objeciones, me gusta la versatilidad de tu estilo para adaptarse a las personas con quienes roleas, aunque en este trabajo te hayas adaptado demasiado al estilo de tu compañero y de un momento a otro sentí que ya no leía a ese Eltrant de siempre. Normalmente no eres alguien que abuse de los diálogos, no obstante, en esta ocasión ha habido tramos que, como repito, fueron resultado de la adaptación a la forma de escribir de Asher, pero que al final de cuentas parecía una especie de guión, más que un post. Así que te invito a seguir tu propio estilo, pues eso es lo que más disfrutamos al leerte.
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Asher: Hay un par de detalles en tu narrativa que creí que se limitaban solo a ciertos temas, pero que ahora confirmo que son algo constante en tu rol. Por ahora vamos a enfocarnos en el más primordial: el excesivo uso de diálogos. Si bien es cierto que los personajes no pueden ser mudos todo el tiempo, tener un escrito donde los diálogos ocupan de un 70% a un 90% termina por volver el rol una especie de guión teatral. Reconozco que en este trabajo has sabido compensar ese detalle un poco, pero es una observación para mejorar, pues, fuera de esos puntos, tu narrativa es de las mejores que tenemos en el foro. El masivo uso de npc's es otro detalle a mejorar, pero eso lo trataremos después, ya que en este tipo de roles han sido justos y necesarios. Pude notar que fuiste quien llevó la batuta del tema durante gran parte del trabajo, pero también me ha gustado que dejases a tu compañero complementar las ideas.
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En base a las observaciones que os he hecho, procederé a dejaros vuestras recompensas.
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Ambos ganáis 400 aeros.
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Wyn
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