[Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
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[Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
Después de una noche desdichada, Eva no tenía otra cosa que hacer más que volver a la insignificante y pestilente cueva a la que nombraba (temporalmente pensaba) como un hogar. Sus facultades en la cacería le ayudaban a conseguir comida y ropaje, sin embargo como cualquier otro ser que tenía que atravesar por una mala racha, quería vivir mejor, pero su infortuna suerte le perseguía desde hace varias noches atrás en el mercado de los humanos, no lograba conseguir ningún cliente o trabajo por una buena paga.
Cualquier lugar que no sea ese agujero de tierra era mucho mejor, quería dejar de vagar por los alrededores. Sí ella también tenía que admitir que disfrutaba de la soledad, le gustaba vivir entre la naturaleza, al final ella tenía esa parte bestia de la que se sentía orgullosa. Pero eso no significaba que su vida tenía que ser tan monótona y forzosamente mantenerse oculta en agujeros como una miserable rata.
El viento resoplaba aquella madrugada, cada paso que daba se escuchaba el crujido de hojas secas en el suelo, las copas de los árboles acompañaban el sonido de diferentes criaturas.
Eva sabía la reputación del camino que estaba tomando, las afueras de la ciudad, era un peligro según los rumores de las señoras que hablaban en el mercado.
Pasaron algunos minutos y trató de concentrarse en el camino y no perderse en sus pensamientos, el aire se sentía cada vez más frío, veía las nubes tapar la luna, pero la oscuridad no era un problema para ella gracias a sus genes, a lo que temía es que aquellas nubes eran de un color gris, tenía el presentimiento de que una lluvia podría aproximarse. Aceleró sus pasos, casi como si estuviera corriendo para llegar pronto a la cueva pero era inútil, unas pequeñas gotas resbalaban sobre su piel, cruzar el río Tymer era mala idea con estas condiciones. Así que se acercó rápido a una gran roca que estaba situada a unos metros de ella, colocó unas ramas encima sujetas con hiedras, simulando un techo sostenido por otras dos ramas medianas y rígidas clavadas en la tierra que se hacía más húmeda con el pasar del tiempo. No le cubría del todo pero así podía protegerse durante la tormenta, en cuclillas se sentó bajo su pequeña estructura y veía las gotas caer creando lodazales a su alrededor.
Última edición por Eva el Jue Ago 10 2017, 06:21, editado 2 veces
Eva
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
La noche anterior había sido muy movida por decirlo de alguna manera, había logrado observar seres que nunca había esperado conseguir en aquella parte de Aerandir y de igual manera había sobrevivido a un ataque masivo de bandidos, se podía decir que había tenido “suerte”. Por otro lado Emilia caminaba dando pequeños saltos mientras yo me limitaba a caminar perdiéndome en mis pensamientos, la joven desconocía la verdad de lo ocurrido de la noche pasada y así era mejor; si se había molestado en reprocharme “un par de caídas” no quería imaginar que diría si se enteraba que los cortes eran en verdad por culpa de armas filosas.
- Señor Felce ¿No tiene usted otra historia para el camino? – Preguntó Emilia deteniéndose en seco. – Ya me estoy cansando de tararear, debería contarme algo.
- Ya te conté todo lo que se, Emilia.
- ¿Acaso no puedes inventar algo? Vamos, imagina y deja de ser aburrido. – Protestó la chica jalando con poca fuerza mi chaqueta.
- No entiendo cómo puedes estar tan entusiasmada a estas horas… además recuerda que tu padre debe estar más que molesto y preocupado.
- Nunca he paseado de noche, es entretenido. – Emilia se llevo un dedo a la boca y lo mordió dirigiendo la vista al cielo. – Además es tu culpa que nos tardásemos, deberemos explicarle a papá lo de tu caída y todo eso.
- Cosa que no hubiese pasado si no te hubieras entusiasmado en quedarte escuchando música. – Protesté mientras desataba la cantimplora con vino de mi cinturón.
- Shhh, eso es un secreto. – Luego Emilia rió y siguió caminando sin esperar respuesta, ella sabía que tenía las de perder en aquella “discusión”.
La otra pequeña parte del camino fue más silenciosa… al menos en nivel de charla, Emilia por lo vito había recordado una que otra tonada y seguía tarareando sin parar. Había tratado de adaptar la vista del ojo artificial a la oscuridad que había, la joven aun animada y alegre se mantenía cerca seguramente por el temor a perderse, temor que sabía ocultar.
- Oh no… - Pequeñas gotas comenzaban a caer, aquello era mala señal; caminar con lluvia nunca resultaba agradable, prefería un millón de veces caminar mientras nevaba.
Mientras mi reacción había sido negativa Emilia había tomado la lluvia como todo lo contrario, había ampliado su sonrisa y abierto sus brazos, estaba ansiosa de recibir las gotas de lluvia. Di un sorbo de vino y ajusté de nuevo la cantimplora en su sitio, ahora solo teníamos dos alternativas: Acelerar el paso o refugiarnos y esperas… y dudaba que Emilia se quisiera refugiar.
- ¿Acaso esto podría ser mejor?- Dijo Emilia mientras saltaba ahora sobre los charcos que se iban formando, si se resfriaba debería dar explicaciones de más.
- Señor Felce ¿No tiene usted otra historia para el camino? – Preguntó Emilia deteniéndose en seco. – Ya me estoy cansando de tararear, debería contarme algo.
- Ya te conté todo lo que se, Emilia.
- ¿Acaso no puedes inventar algo? Vamos, imagina y deja de ser aburrido. – Protestó la chica jalando con poca fuerza mi chaqueta.
- No entiendo cómo puedes estar tan entusiasmada a estas horas… además recuerda que tu padre debe estar más que molesto y preocupado.
- Nunca he paseado de noche, es entretenido. – Emilia se llevo un dedo a la boca y lo mordió dirigiendo la vista al cielo. – Además es tu culpa que nos tardásemos, deberemos explicarle a papá lo de tu caída y todo eso.
- Cosa que no hubiese pasado si no te hubieras entusiasmado en quedarte escuchando música. – Protesté mientras desataba la cantimplora con vino de mi cinturón.
- Shhh, eso es un secreto. – Luego Emilia rió y siguió caminando sin esperar respuesta, ella sabía que tenía las de perder en aquella “discusión”.
La otra pequeña parte del camino fue más silenciosa… al menos en nivel de charla, Emilia por lo vito había recordado una que otra tonada y seguía tarareando sin parar. Había tratado de adaptar la vista del ojo artificial a la oscuridad que había, la joven aun animada y alegre se mantenía cerca seguramente por el temor a perderse, temor que sabía ocultar.
- Oh no… - Pequeñas gotas comenzaban a caer, aquello era mala señal; caminar con lluvia nunca resultaba agradable, prefería un millón de veces caminar mientras nevaba.
Mientras mi reacción había sido negativa Emilia había tomado la lluvia como todo lo contrario, había ampliado su sonrisa y abierto sus brazos, estaba ansiosa de recibir las gotas de lluvia. Di un sorbo de vino y ajusté de nuevo la cantimplora en su sitio, ahora solo teníamos dos alternativas: Acelerar el paso o refugiarnos y esperas… y dudaba que Emilia se quisiera refugiar.
- ¿Acaso esto podría ser mejor?- Dijo Emilia mientras saltaba ahora sobre los charcos que se iban formando, si se resfriaba debería dar explicaciones de más.
Alois
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
No había pasado mucho tiempo para que la felina se cansara de esperar que cesara la tormenta, un pésimo día sin duda. Los charcos eran cada vez más grandes, las ramas que había colocado por fin cayeron, no tenía otra opción más que seguir caminando.
No tenía ninguna idea hacia que dirección tomar, así que solo siguió el camino recto entre arbustos y los azotes de las ramas rasgaban sus brazos, las centellas que iluminaban el cielo por unos segundos, causaban algo de molestia en la felina, todo su pelaje se encontraba empapado y las gotas de la lluvia estorbaban un poco al resbalar por sus párpados haciendo que la chica cada corto tiempo limpie sus ojos con las manos.
Habían pasado unos minutos, y en un segundo todos sus sentidos la alertaron, a pocos metros de ella en dirección diagonal entre los árboles observó a dos seres desdichados que habían corrido la misma suerte que ella, un hombre y al parecer una muchacha.
Cautelosamente se acercó más a ellos para observarlos mejor tratando de no llamar la atención aprovechando el sonido de la lluvia y los estruendos que los rayos causaban para que no notaran su presencia tan fácil al pisar el suelo mojado.
Siguió a los dos individuos sin perder de vista al hombre, estaba esperando el momento indicado para sorprenderlo, planeaba saltar sobre él, aunque no le sería fácil… dudaba ante ello… la bondad que tenía hacia los indefensos la detenía, sin embargo no había obtenido nada de oro en muchos días, así que esto definió con facilidad la decisión de Eva. El hombre y la chica desaceleraron ya que la infante comenzó a saltar entre los pequeños charcos sobre el camino, aprovechando el momento, rápidamente dirigió la mirada directamente hacia el pelirrojo, sacó sus garras y se impulsó hacia adelante saliendo de los arbustos para atacar la espalda del hombre.
Última edición por Eva el Dom Ago 06 2017, 07:51, editado 1 vez
Eva
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
No hubo manera alguna de que Emilia se comportara, aun con su edad se seguía comportando como una infante; cosa que solo era un problema cuando la llevaba a la ciudad o los poblados, le mantenía muchas veces quedarse quieta o en silencio por algunos momentos y no había manera de tranquilizarla.
Se podía escuchar las gotas de agua cayendo sobre los charcos, aquella llovizna serviría para refrescar toda la flora de los alrededores, de igual manera les daría estanques de agua provisionales a los animales de la zona. Tuve que pasar una de mis manos por el rostro secándome y retirando el agua que nublaba la visión, por suerte el ojo artificial no resultaba tan afectado por las gotas y me permitirá una mejor percepción de los alrededores.
- En serio prefiero buscar un refugio provisional, si sigues bajo la lluvia podrás resfriarte.
- Deja de ser tan aburrido señor Felce, disfrute al menos un momento en la vida. – Respondió la joven apartando mechones de cabello mojado que cubrían su rostro. – Siempre tan amargado y serio… a este paso morirá de algo en su corazón tal como el abuelo.
Sabía que aquello era imposible, principalmente porque no poseía corazón alguno que pudiese verse afectado a causa del estrés, cosa que tampoco tenía; miré a la joven y me limité a asentir con la cabeza, aun no era tiempo de que le contara la verdad acerca de mi ser… y tampoco le llevaría la contraria al respecto en el tema.
Estaba por comentarle algo más de aquel asunto a Emilia cuando sentí un impacto por la espalda, en el corto tiempo que me había desconcentrado alguien había aprovechado para efectuar un ataque sorpresa. En otra instancia hubiese reaccionado con calma ante el asunto, pero esta vez tenía a Emilia conmigo y no podía dejar que ella también resultase herida.
Dejé que mi cuerpo avanzara con el golpe y luego afiancé los dos pies con fuerza en el suelo, liberé la presión que ejercía con el brazo de cobré y giré mi cuerpo para visualizar quien había sido el atacante; fue totalmente extraño ver a una mujer con rasgos felinos, posiblemente fuese perteneciente a otra raza diferente a los humanos pero no era tiempo de sentarse a charlas mientras bebíamos vinos.
En otra ocasión no hubiese dudado en asestarle un golpe a la mujer que la dejase inconsciente, posiblemente con una fractura craneal que tuviese que se tratada por médicos o elfos; pero lo que necesitaba en aquel momento era saber a qué se debía el ataque, en noches pasadas ya había sufrido una emboscada por bandidos y no podía permitir que Emilia corriese peligro.
Desplacé mi cuerpo de un salto hasta la mujer felina y la tomé del cuello con el brazo de cobre, si le daba tiempo a escapar no sabía que tan grande fuese el peligro; poco a poco la presión ejercida sobre la mujer iba incrementándose, había aprendido en pelea de bares que el que mostraba más fuerza era quien tenía las de ganar.
- Será mejor que no hagas una estupidez. – Comenté por lo bajo para que la chica escuchara; lentamente fui levantando su cuerpo del suelo sin realizar la fuerza suficiente para que perdiese el conocimiento pro falta de oxígeno o que se le partiese el cuello. - ¿Hay alguien más contigo?
- ¡Señor Felce ¿Qué está haciendo?! – No había tomado en cuenta la reacción que podía tener Emilia, sabía que la joven nunca había visto agresión alguna contra terceros. – Deje a esa pobre mujer en paz.
Sabía que debía seguir aquella orden de alguna manera pero aun así no me lo podía permitir, no sabía qué pasaría si liberaba a aquella humanoide pero lo que temía era que hiriese a la pelirroja. Solo aflojé un poco la presión del cuello de la felina sin dejar de observarla.
- ¿Acaso no está escuchando Señor Felce?
- No puedo, si fue atacó por la espalda es porque planeaba algo.
- Seguro solo jugaba. – Emilia se acercó más y abrió los ojos de par en par al fijarse en un nuevo detalle. – ¡Tiene orejas, que cosa tan adorable! – La “menor” comenzó a tirar de mi chaqueta tratando de convencerme, cosa que aun no funcionaría.
- La liberaré cuando conteste que hace aquí, si tiene suerte no tendré que efectuar la fuerza bruta contra ella. – Volví a aumentar la fuerza en el cuello de la felina para que notase cierto malestar y tomase las palabras en serio, tantos encuentros con disputas poco a poco me iban enseñando al adiar con problemas de este estilo.
- Le llegas a hacer algo y no te dejaré entrar a la granja por dos semanas, te lo advierto.
Se podía escuchar las gotas de agua cayendo sobre los charcos, aquella llovizna serviría para refrescar toda la flora de los alrededores, de igual manera les daría estanques de agua provisionales a los animales de la zona. Tuve que pasar una de mis manos por el rostro secándome y retirando el agua que nublaba la visión, por suerte el ojo artificial no resultaba tan afectado por las gotas y me permitirá una mejor percepción de los alrededores.
- En serio prefiero buscar un refugio provisional, si sigues bajo la lluvia podrás resfriarte.
- Deja de ser tan aburrido señor Felce, disfrute al menos un momento en la vida. – Respondió la joven apartando mechones de cabello mojado que cubrían su rostro. – Siempre tan amargado y serio… a este paso morirá de algo en su corazón tal como el abuelo.
Sabía que aquello era imposible, principalmente porque no poseía corazón alguno que pudiese verse afectado a causa del estrés, cosa que tampoco tenía; miré a la joven y me limité a asentir con la cabeza, aun no era tiempo de que le contara la verdad acerca de mi ser… y tampoco le llevaría la contraria al respecto en el tema.
Estaba por comentarle algo más de aquel asunto a Emilia cuando sentí un impacto por la espalda, en el corto tiempo que me había desconcentrado alguien había aprovechado para efectuar un ataque sorpresa. En otra instancia hubiese reaccionado con calma ante el asunto, pero esta vez tenía a Emilia conmigo y no podía dejar que ella también resultase herida.
Dejé que mi cuerpo avanzara con el golpe y luego afiancé los dos pies con fuerza en el suelo, liberé la presión que ejercía con el brazo de cobré y giré mi cuerpo para visualizar quien había sido el atacante; fue totalmente extraño ver a una mujer con rasgos felinos, posiblemente fuese perteneciente a otra raza diferente a los humanos pero no era tiempo de sentarse a charlas mientras bebíamos vinos.
En otra ocasión no hubiese dudado en asestarle un golpe a la mujer que la dejase inconsciente, posiblemente con una fractura craneal que tuviese que se tratada por médicos o elfos; pero lo que necesitaba en aquel momento era saber a qué se debía el ataque, en noches pasadas ya había sufrido una emboscada por bandidos y no podía permitir que Emilia corriese peligro.
Desplacé mi cuerpo de un salto hasta la mujer felina y la tomé del cuello con el brazo de cobre, si le daba tiempo a escapar no sabía que tan grande fuese el peligro; poco a poco la presión ejercida sobre la mujer iba incrementándose, había aprendido en pelea de bares que el que mostraba más fuerza era quien tenía las de ganar.
- Será mejor que no hagas una estupidez. – Comenté por lo bajo para que la chica escuchara; lentamente fui levantando su cuerpo del suelo sin realizar la fuerza suficiente para que perdiese el conocimiento pro falta de oxígeno o que se le partiese el cuello. - ¿Hay alguien más contigo?
- ¡Señor Felce ¿Qué está haciendo?! – No había tomado en cuenta la reacción que podía tener Emilia, sabía que la joven nunca había visto agresión alguna contra terceros. – Deje a esa pobre mujer en paz.
Sabía que debía seguir aquella orden de alguna manera pero aun así no me lo podía permitir, no sabía qué pasaría si liberaba a aquella humanoide pero lo que temía era que hiriese a la pelirroja. Solo aflojé un poco la presión del cuello de la felina sin dejar de observarla.
- ¿Acaso no está escuchando Señor Felce?
- No puedo, si fue atacó por la espalda es porque planeaba algo.
- Seguro solo jugaba. – Emilia se acercó más y abrió los ojos de par en par al fijarse en un nuevo detalle. – ¡Tiene orejas, que cosa tan adorable! – La “menor” comenzó a tirar de mi chaqueta tratando de convencerme, cosa que aun no funcionaría.
- La liberaré cuando conteste que hace aquí, si tiene suerte no tendré que efectuar la fuerza bruta contra ella. – Volví a aumentar la fuerza en el cuello de la felina para que notase cierto malestar y tomase las palabras en serio, tantos encuentros con disputas poco a poco me iban enseñando al adiar con problemas de este estilo.
- Le llegas a hacer algo y no te dejaré entrar a la granja por dos semanas, te lo advierto.
Alois
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
La lluvia caía sin parar mientras la osa avanzaba por el bosque torpemente con la visión nublada por la humedad mientras rompía ramas de forma indiscriminada en su camino. Hace unas semanas que comenzó su viaje fuera del hogar de su clan y estaba interesada en conocer la capital del reino humano de la cual escucho mucho en rumores de viajeros, su hermano partió a conocer la tierra de dragones puesto que tenía ganas de ver algo más grande que los hombres oso volar por el cielo como le decían los cuentos de los viajeros.
Cuando finalmente llego a un claro, apenas podía ver que tenía delante, así que se detuvo en seco para secarse un poco la cara, cuando se da cuenta de que un hombre humano tenia agarrada del cuello a una chica con semblante felino en frente de una niña que observaba todo bastante irritada.
Al principio confundida por lo que pasaba en frente suyo, superada la sorpresa frunció el ceño al ver tal escena y decidió intervenir al acercarse a los dos adultos y agarro el brazo del hombre con el que tenia agarrada a la felina usando su mano izquierda, mientras que aun sostenía su martillo enorme martillo de madera en su otra mano, aunque, mas como un bastón para caminar que como arma.
No deberías actuar así de violento frente a una cría- dijo la gran osa con tono firme mientras su zarpa se agarraba al brazo del desconocido con fuerza suficiente para doblegar a un humano normal aunque era obvio que la mujer bestia intentaba contener como podía su fuerza para no lastimar al “humano”.
Cuando finalmente llego a un claro, apenas podía ver que tenía delante, así que se detuvo en seco para secarse un poco la cara, cuando se da cuenta de que un hombre humano tenia agarrada del cuello a una chica con semblante felino en frente de una niña que observaba todo bastante irritada.
Al principio confundida por lo que pasaba en frente suyo, superada la sorpresa frunció el ceño al ver tal escena y decidió intervenir al acercarse a los dos adultos y agarro el brazo del hombre con el que tenia agarrada a la felina usando su mano izquierda, mientras que aun sostenía su martillo enorme martillo de madera en su otra mano, aunque, mas como un bastón para caminar que como arma.
No deberías actuar así de violento frente a una cría- dijo la gran osa con tono firme mientras su zarpa se agarraba al brazo del desconocido con fuerza suficiente para doblegar a un humano normal aunque era obvio que la mujer bestia intentaba contener como podía su fuerza para no lastimar al “humano”.
Bruna
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
El plan de la felina no había salido como lo había planeado, ahora colgada del brazo de aquel hombre no sabía qué hacer para salir del embrollo en el que se había metido, si forcejeaba tratando de escapar seguramente saldría lastimada. Nunca antes alguien había sido tan rápido al reaccionar cuando ella cazaba, tampoco contra alguien tan fuerte como lo era él. Sentía la presión en su cuello haciendo que tosiera un poco, su sudor se mezclaba con las gotas de la lluvia que recorrían su rostro.
No sabía qué hacer, para salir ilesa de su torpe ataque. Sostenía con su diestra el brazo que la tenía inmóvil tratando de encajar ligeramente las garras, pero se sorprendió al notar que no era carne blanda, su estructura era rígida, incapaz de atravesar con un simple rasguño como cuando asesinaba a sus víctimas.
-¿Q-qué clase de humano eres tú?- susurró en un titubeo al hombre.
El pelirrojo comenzó interrogó a la mujer, para saber el origen de la agresión semi-cautelosa, si estaba acompañada, al parecer no era un simple campesino como ella lo había pensado, era alguien con la suficiente preparación, estar sujeta por su brazo le era suficiente como para saber que no era un debilucho. Antes de que pudiera responderle, la joven que venía con él, increíblemente la protegió llegando al grado de amenazar.
-Vaya, una pequeña como ella manda a un hombre como tú, eso no te hace ser tan fuerte... ¿verdad?- finalizó con una risita arrogante y le guiñó el ojo derecho.
Sin embargo su diversión se acabó cuando le nombró adorable… ella, una cazadora, una criatura que a pesar de parecer humana hacía temblar a toda presa que deseaba atrapar. Ahora colgaba sin otra opción más que doblegarse y aguantar los elogios cursis de una chiquilla irritable. Si tenía una opción de sobrevivir era seguir el juego de la adorable gata que quería jugar o ser atacada por el pelirrojo, tenía por primera vez en su vida, tragar su orgullo.
-¡Eso!-, dijo con exaltación, -Yo solo quería jugar… no pensé que por un simple brinco te pusieses tan serio...-, miró fijamente a la jovencita con ternura, cosa que le molestó al pelirrojo ya que sintió más aprisionada.
Antes de que cualquiera de los tres mencionara alguna otra palabra, por sorpresa una criatura atacó el brazo firme, aflojando lo suficiente como para que la felina intentará zafarse, pero le era inútil y su molestia le hizo perder la paciencia.
-¡¿Qué clase de brazo tienes, uno de piedra?!..-, frunció su rostro enojada.
Miró a la criatura que había intentado ayudarle, una osa, si… una criatura como las de su antiguo hogar con un martillo estaba ahí ante el hombre intentando convencerla con algo de seriedad.
Eva
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
Por lo visto Emilia no sabía cuando mantenerse al margen de la situación, aun viendo que ambos podíamos correr peligro se atrevía a amenazarme “Prefiero dejar de tener un hogar por dos semanas a dejar que aquella mujer cometa una idiotez”. Aunque conociendo al padre de Emilia si se le aclaraba lo sucedido no habría problema alguno, la mayoría de veces los berrinches de Emilia quedaban en eso, solo berrinches.
- Si no fuese tan fuerte no estarías en esta situación tan precaria ¿Verdad? – Arrugué el ceño aun observando a la felina, por lo visto se demostraba juguetona y no sabía identificar en el problema en el que se había metido.
Aunque por lo visto la atacante ya había notado que podía usar a Emilia para salir impune, al parecer con ver a la joven regañándome una vez supuso que ella es la que tendría mayor poder de convicción sobre mí, pero si creía eso estaba totalmente equivocada.
- Si ve señor Felce, ella solo quería jugar ¿Cómo una cosa tan adorable pudiera pensar en hacernos daños? Usted debe fijarse mejor en las cosas. – Siguió Emilia reprochándome volviendo a dar un golpe con la mano abierta en mi costado. – Ahora suéltela.
- Ya te dije que no puedo hacer eso aún.
- Nunca puede hacer nada… por eso no tiene amigos.
Aquella noche no había cometido un solo error al descuidarme de la felina, había cometido un segundo bajando la guardia y dejando que otro ser se acercada, aquellos descuidos habían sido más que suficientes para saber que definitivamente ahora estaba en alerta de peligro, eran dos atacantes. Observé de reojo a la voz que me había hablado, por lo que pude notar también tenías rasgos animales; mucho más notorios que los de la felina.
- No veo donde está la violencia en un simple acto de neutralización. – Respondí a la osa, aunque por lo visto aquella cosa tampoco venía con intenciones amables, estaba aplicando fuerza en mi brazo. Observé el funcionamiento de mi mecanismo en el ojo artificial y noté que si aquella presión seguía por un tiempo duradero podría resultar peligrosa, como mucho tenía .
Mis pensamientos de cómo podría lidiar con la situación ahora que estaba más problemática se detuvieron con el chillido de Emilia, era un grito pero no de miedo… era más como felicidad, Emilia por lo visto estaba feliz.
- ¡Es otra cosita peluda y adorable! – Gritó Emilia acercándose a la osa y abrazándola, levantando la mirada y detallándola con cierto brillo en los ojos. - ¡Es la mejor noche de mi vida!
Por lo visto Emilia no podía ver el peligro, lo que era una tensión tensa para mi resultaba ser el mejor día de ella. Regresé la mirada a la felina que había sido el peligro principal, con suerte Emilia distraería a la otra bestia mientras volvía a centrar mi atención en la mujer “neutralizada”.
- No es de piedra pero puede hacer daño si se lo propone… – Levanté un poco más a la felina y dirigí esta vez la mirada a la osa. – Y si tú llegas a hacer daño alguno a esa joven o realizas movimiento en falso, no dudaré en encargarme de ambas. – La verdad es que el único daño que podía hacerles sería neutralizarlas o dejarlas inconscientes, con aquella raza no se aplicaba la ley de no matar pero de igual manera me negaba a asesinar a cualquier ser con vida. – Así que espero que sean inteligentes. ¿Qué hacen aquí y que quieren? No lo repetiré más.
- Quieren jugar, ya ella se lo dijo. - Volvió a decir Emilia acabando sus palabras con un bufido. - En serio pido que disculpen al señor Felce, creo que se está volviendo loco.
- Si no fuese tan fuerte no estarías en esta situación tan precaria ¿Verdad? – Arrugué el ceño aun observando a la felina, por lo visto se demostraba juguetona y no sabía identificar en el problema en el que se había metido.
Aunque por lo visto la atacante ya había notado que podía usar a Emilia para salir impune, al parecer con ver a la joven regañándome una vez supuso que ella es la que tendría mayor poder de convicción sobre mí, pero si creía eso estaba totalmente equivocada.
- Si ve señor Felce, ella solo quería jugar ¿Cómo una cosa tan adorable pudiera pensar en hacernos daños? Usted debe fijarse mejor en las cosas. – Siguió Emilia reprochándome volviendo a dar un golpe con la mano abierta en mi costado. – Ahora suéltela.
- Ya te dije que no puedo hacer eso aún.
- Nunca puede hacer nada… por eso no tiene amigos.
Aquella noche no había cometido un solo error al descuidarme de la felina, había cometido un segundo bajando la guardia y dejando que otro ser se acercada, aquellos descuidos habían sido más que suficientes para saber que definitivamente ahora estaba en alerta de peligro, eran dos atacantes. Observé de reojo a la voz que me había hablado, por lo que pude notar también tenías rasgos animales; mucho más notorios que los de la felina.
- No veo donde está la violencia en un simple acto de neutralización. – Respondí a la osa, aunque por lo visto aquella cosa tampoco venía con intenciones amables, estaba aplicando fuerza en mi brazo. Observé el funcionamiento de mi mecanismo en el ojo artificial y noté que si aquella presión seguía por un tiempo duradero podría resultar peligrosa, como mucho tenía .
Mis pensamientos de cómo podría lidiar con la situación ahora que estaba más problemática se detuvieron con el chillido de Emilia, era un grito pero no de miedo… era más como felicidad, Emilia por lo visto estaba feliz.
- ¡Es otra cosita peluda y adorable! – Gritó Emilia acercándose a la osa y abrazándola, levantando la mirada y detallándola con cierto brillo en los ojos. - ¡Es la mejor noche de mi vida!
Por lo visto Emilia no podía ver el peligro, lo que era una tensión tensa para mi resultaba ser el mejor día de ella. Regresé la mirada a la felina que había sido el peligro principal, con suerte Emilia distraería a la otra bestia mientras volvía a centrar mi atención en la mujer “neutralizada”.
- No es de piedra pero puede hacer daño si se lo propone… – Levanté un poco más a la felina y dirigí esta vez la mirada a la osa. – Y si tú llegas a hacer daño alguno a esa joven o realizas movimiento en falso, no dudaré en encargarme de ambas. – La verdad es que el único daño que podía hacerles sería neutralizarlas o dejarlas inconscientes, con aquella raza no se aplicaba la ley de no matar pero de igual manera me negaba a asesinar a cualquier ser con vida. – Así que espero que sean inteligentes. ¿Qué hacen aquí y que quieren? No lo repetiré más.
- Quieren jugar, ya ella se lo dijo. - Volvió a decir Emilia acabando sus palabras con un bufido. - En serio pido que disculpen al señor Felce, creo que se está volviendo loco.
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
No le tomo mucho tiempo darse cuenta que algo estaba mal con el humano que tenía en frente al sentir el tacto de su brazo –piedra no, metal!- dijo sorprendida respondiendo a la exclamación de la mujer gato, cuando se dispuso a dejar el asta de su martillo firmemente clavada en el piso para poder darle golpecitos con su otra mano al examinar el brazo del extraño, en su pueblo la mayoría eran artesanos de la madera y el metal, así que ella era capaz de distinguirlo de la piedra al tocarlo, aunque fuera a través de tela.
Al examinar el brazo del individuo quedo tan absorta que casi se olvida de las otras dos chicas alrededor, había escuchado antes historias de humanos parte metal en su pueblo, pero ver uno tan pronto, o lo que aparentaba ser uno. De repente algo vino a su mente, según escucho los “hombres metálicos” no solían recurrir a la violencia a menos que se vieran forzados, en ese caso, la mujer gato podría no ser tan inocente como aparentaba, viendo la familiaridad con la que la cría trataba con el hombre, este bien podría ser su guardián y la mujer gato intentara asaltarlos.
Pero antes de que pudiese seguir analizando la situación otra sorpresa inesperada le llego, algo pequeño se le agarro de la pierna, cuando miro asía abajo alarmada se dio cuenta con alegría que se trataba de la niña que la estaba saludando, completamente distraída de los otros dos Bruna levanto con sus dos manos a la chica, que desde su perspectiva tenia la apariencia de una niña pequeña, y la abrazo acurrucándola en su pecho alegremente, teniendo cuidado de no lastimarla con su inmensa fuerza –que cría tan adorable! No me tienes miedo.- exclamo con alegría al acariciar el rostro de la pequeña con sus dedos peludos mirándola a los ojos con una sonrisa.
Que haces aquí en la lluvia a estas horas pequeña?- le preguntaba a la niña mientras la cubría de la lluvia con su brazo, al acercarla más a su rostro, para verla mejor, hasta ahora la pequeña cría humana fue la única sorpresa agradable de aquel día hasta el momento, se notaba por la forma alegre de cómo la mimaba y jugaba con ella.
Al examinar el brazo del individuo quedo tan absorta que casi se olvida de las otras dos chicas alrededor, había escuchado antes historias de humanos parte metal en su pueblo, pero ver uno tan pronto, o lo que aparentaba ser uno. De repente algo vino a su mente, según escucho los “hombres metálicos” no solían recurrir a la violencia a menos que se vieran forzados, en ese caso, la mujer gato podría no ser tan inocente como aparentaba, viendo la familiaridad con la que la cría trataba con el hombre, este bien podría ser su guardián y la mujer gato intentara asaltarlos.
Pero antes de que pudiese seguir analizando la situación otra sorpresa inesperada le llego, algo pequeño se le agarro de la pierna, cuando miro asía abajo alarmada se dio cuenta con alegría que se trataba de la niña que la estaba saludando, completamente distraída de los otros dos Bruna levanto con sus dos manos a la chica, que desde su perspectiva tenia la apariencia de una niña pequeña, y la abrazo acurrucándola en su pecho alegremente, teniendo cuidado de no lastimarla con su inmensa fuerza –que cría tan adorable! No me tienes miedo.- exclamo con alegría al acariciar el rostro de la pequeña con sus dedos peludos mirándola a los ojos con una sonrisa.
Que haces aquí en la lluvia a estas horas pequeña?- le preguntaba a la niña mientras la cubría de la lluvia con su brazo, al acercarla más a su rostro, para verla mejor, hasta ahora la pequeña cría humana fue la única sorpresa agradable de aquel día hasta el momento, se notaba por la forma alegre de cómo la mimaba y jugaba con ella.
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
¿Qué haces aquí a estas horas pequeña? preguntó la osa, era algo que le parecía divertido de responder, –¿No es obvio plantígrada?–, rió como le era posible, –Se atrasó su viaje por la lluvia y su niñero la cuida...– tomó la molestia de responder por la jovencita.
La última toma de presión que realizó el hombre por su cuello le comenzaba a doler más allá de lo irritada y lo incómoda que estaba. Eva tomó con ambas manos el brazo intentando impulsarlo hacia arriba, sin importarle las consecuencias que marcarían su piel, aprovechó que la mujer-osa había interrumpido para hablar con la chica y llamar la atención del pelirrojo para lograr zafarse de una vez por todas.
Inclinó su cuerpo hacia atrás sin dejar de sostener la extremidad de metal y suspiró ligeramente y observó el momento exacto donde él perdiera su atención hacia ella para vigilar a su niña, dirigió ambas piernas al pecho ajeno y concentró su fuerza para impulsarse y obligarlo a soltarla. En un instante, se encontraba en el suelo lodoso, pero era libre.
Los adornos de los guantes del hombre y la presión que había mantenido rasgó el cuello de la felina, aunque sentía ardor y las gotas de lluvia se pintaban de rojo al deslizarse por su cuello, sentía una gran desahogo. Acarició su nuca suavemente y alrededor de sus clavículas a la vez que se levantaba.
–Bien Eva, ahora sabes que no debes jugar con niñeros pelirrojos que tenga un brazo de metal para la próxima... –, expresó para sí misma en un tono sarcástico. –Deberías relajarte más… nunca le haría daño a tu linda dueña… –, dedicó una sonrisa a la niña, –Además de la que si deberías preocuparte es de esa … cosa… – agregó señalando a la mujer-osa con una mirada de cierto desprecio, intentaba desviar toda la atención de él hacia la del martillo. Enseguida tomó el brazo de la ñiña con cierta brusquedad (pero sin dañarla) y la pegó hacia ella dándole un abrazo en el acto.
–Yo solo quería jugar...– dijo en un intento de falsa tristeza, –Esperar a que cese la lluvia sola, es aburrido, ¿no lo crees querida?–, cuestionó a la joven.
El user de Alois está enterado de que Eva se libera en este post.
Eva
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
Un hecho me hizo disminuir la fuerza sobre la felina cautiva, aquel dato soltado de la nada me había causado inseguridad en un solo momento ¿Tan obvio resultaba mi brazo de cobre en aquel momento? Posiblemente era por la fuerza aplicada… pero no podía dejar que mi verdadera raza fuese rebelada de la nada, menos frente a Emilia, ella no tenía por qué saberlo.
- No es metal, seguramente te estás equivocando. – Necesitaba que aquel asunto se olvidara lo más rápido posible o sería un problema.
- Jaja, creen que tienes un brazo de metal por tanto trabaj… ¡Hey, bájame! – Chilló Emilia en el momento que era levantada pero luego de pensarlo solo un segundo dejó de poner resistencia. – ¿Sabes qué? Mejor cárgame, estás peluda y apretable. – La joven jugueteó con el pelaje de la osa unos momentos hasta que escucho una frase que le heló la sangre, levantó lentamente la cabeza hasta fijar sus ojos en los de la osa, la sonrisa amable había quedado congelada en el rostro de Emilia aunque ahora no sonreía por amabilidad, lo hacía por estupefacción. - ¿Me dijiste cría? Tengo quince años, a ver, repite conmigo quiince. – La joven estuvo por morder a la osa cuando esta le paso la mano peluda por el rostro, Emilia podía ser siempre amable pero lo único que siempre le iba a molestar es que le creyeran una niña pequeña.
Por suerte la osa hizo otra pregunta, de haberle dejado rienda suelta a Emilia todo habría acabado mal, lo más posible es que hubiese formado una pataleta allí mismo hasta que los presentes le dijesen que efectivamente era “Alguien grande”, claro, porque a la joven no le interesaba que casi nos habían asesinado. Esperaba que Emilia contestase aquello pero fue una sorpresa al ver que era la felina quien hablaba, por lo visto aun no notaba la desventaja en la que se encontraba.
- No soy su niñero, soy su… amigo. – Decir aquello fue extraño, nunca había considerado exactamente que era yo para los Collingwood, la joven siempre decía que su padre me podría apreciar como el hijo que nunca tuvo, cosa que veía imposible… ¿Pero era realmente amigo de Emilia?
- Además yo soy quien cuida al señor Felce, luego del accidente que tuvo debo estar atenta, eso comprobó que realmente es alguien tonto. – La chica suspiró y negó lentamente con la cabeza, era una fortuna que aun creyese que todos los cortes eran por ramas y no por armas blancas. – Y no veo problema en caminar bajo la lluvia, es divertido. – Acerco su rostro al oído de la osa pero aun así “susurró” con la suficiente fuerza para que yo le escuchase. – Pero no le pregunte al señor Felce, él es un aburrido.
Había sido mala idea descuidarme de nuevo, aquella noche definitivamente había sido la peor de todas para mis sentidos de atención ¿Acaso fallaba algo dentro de mí? El sistema parecía funcionar totalmente con normalidad, el ojo no señalaba algún daño interno o externo. Por otro lado debía admirar la técnica usada por la felina para liberarse, había usado mi propio cuerpo para impulsarse y al parecer no le importaron mucho los daños su persona, un riesgo que pocos tomarían.
- Tampoco es mi dueña. – No tuve más remedió que fruncir el ceño ante lo que esas “personas” decían, era la primera vez que sentía algo por el estilo ¿Acaso era lo que los humanos conocían como irritación? Aunque lo otro que dijo la felina tenía algo de cierto, había descuidado mucho al ser que cargaba un arma.
- Mire señor Felce, que cosa tan adorable, solo quería compañía. – La joven llevó las manos hasta las orejas de la felina y las jaló suavemente. – Oh pero que modales son los míos, déjeme presentarme. Me llamo Emilia, Emilia Collingwood. – La chica soltó las orejas de la mujer rápidamente y acerco una mano a señal de saludo.
El comportamiento de Emilia ya llegaba al límite de lo absurdo, debía fijarse de una buena vez que aquel panorama no era algo tan color de rosas como ella creía, aunque si seguía pasando de los brazos de una mujer a otra seguro solo seguiría sonriendo y riendo.
- Suponiendo que tú tienes una explicación de del estabas aquí. – Comenté observando con desconfianza a la mujer gatuna, si le llegaba a hacer algo Emilia la próxima vez no se podría zafar tan fácilmente. – Pero tú... ¿Tú quien eres y que haces aquí? – Señalé a la Osa posando la mirada en esta, ellas tenían más cerca a la joven lo cual me dejaba en desventaja para defender a la chica, pero aun así no dudaría en hacer algo si notaba algo sospechoso. – Y más vale que midas tus palabras, a diferencia de la rubia tú vienes armada claramente. – La última vez que había tomado tal grado de seriedad en un asunto había sido en la pelea de aquella taberna donde estaba el licántropo y el brujo, la única diferencia es que en aquel entonces llegué cuando el problema ya había comenzado, esperaba que esta vez ni siquiera se formase un conflicto.
- Y aquí va de nuevo. – Dijo Emilia por lo bajo negando con la cabeza y colocando una mano en su rostro.
- No es metal, seguramente te estás equivocando. – Necesitaba que aquel asunto se olvidara lo más rápido posible o sería un problema.
- Jaja, creen que tienes un brazo de metal por tanto trabaj… ¡Hey, bájame! – Chilló Emilia en el momento que era levantada pero luego de pensarlo solo un segundo dejó de poner resistencia. – ¿Sabes qué? Mejor cárgame, estás peluda y apretable. – La joven jugueteó con el pelaje de la osa unos momentos hasta que escucho una frase que le heló la sangre, levantó lentamente la cabeza hasta fijar sus ojos en los de la osa, la sonrisa amable había quedado congelada en el rostro de Emilia aunque ahora no sonreía por amabilidad, lo hacía por estupefacción. - ¿Me dijiste cría? Tengo quince años, a ver, repite conmigo quiince. – La joven estuvo por morder a la osa cuando esta le paso la mano peluda por el rostro, Emilia podía ser siempre amable pero lo único que siempre le iba a molestar es que le creyeran una niña pequeña.
Por suerte la osa hizo otra pregunta, de haberle dejado rienda suelta a Emilia todo habría acabado mal, lo más posible es que hubiese formado una pataleta allí mismo hasta que los presentes le dijesen que efectivamente era “Alguien grande”, claro, porque a la joven no le interesaba que casi nos habían asesinado. Esperaba que Emilia contestase aquello pero fue una sorpresa al ver que era la felina quien hablaba, por lo visto aun no notaba la desventaja en la que se encontraba.
- No soy su niñero, soy su… amigo. – Decir aquello fue extraño, nunca había considerado exactamente que era yo para los Collingwood, la joven siempre decía que su padre me podría apreciar como el hijo que nunca tuvo, cosa que veía imposible… ¿Pero era realmente amigo de Emilia?
- Además yo soy quien cuida al señor Felce, luego del accidente que tuvo debo estar atenta, eso comprobó que realmente es alguien tonto. – La chica suspiró y negó lentamente con la cabeza, era una fortuna que aun creyese que todos los cortes eran por ramas y no por armas blancas. – Y no veo problema en caminar bajo la lluvia, es divertido. – Acerco su rostro al oído de la osa pero aun así “susurró” con la suficiente fuerza para que yo le escuchase. – Pero no le pregunte al señor Felce, él es un aburrido.
Había sido mala idea descuidarme de nuevo, aquella noche definitivamente había sido la peor de todas para mis sentidos de atención ¿Acaso fallaba algo dentro de mí? El sistema parecía funcionar totalmente con normalidad, el ojo no señalaba algún daño interno o externo. Por otro lado debía admirar la técnica usada por la felina para liberarse, había usado mi propio cuerpo para impulsarse y al parecer no le importaron mucho los daños su persona, un riesgo que pocos tomarían.
- Tampoco es mi dueña. – No tuve más remedió que fruncir el ceño ante lo que esas “personas” decían, era la primera vez que sentía algo por el estilo ¿Acaso era lo que los humanos conocían como irritación? Aunque lo otro que dijo la felina tenía algo de cierto, había descuidado mucho al ser que cargaba un arma.
- Mire señor Felce, que cosa tan adorable, solo quería compañía. – La joven llevó las manos hasta las orejas de la felina y las jaló suavemente. – Oh pero que modales son los míos, déjeme presentarme. Me llamo Emilia, Emilia Collingwood. – La chica soltó las orejas de la mujer rápidamente y acerco una mano a señal de saludo.
El comportamiento de Emilia ya llegaba al límite de lo absurdo, debía fijarse de una buena vez que aquel panorama no era algo tan color de rosas como ella creía, aunque si seguía pasando de los brazos de una mujer a otra seguro solo seguiría sonriendo y riendo.
- Suponiendo que tú tienes una explicación de del estabas aquí. – Comenté observando con desconfianza a la mujer gatuna, si le llegaba a hacer algo Emilia la próxima vez no se podría zafar tan fácilmente. – Pero tú... ¿Tú quien eres y que haces aquí? – Señalé a la Osa posando la mirada en esta, ellas tenían más cerca a la joven lo cual me dejaba en desventaja para defender a la chica, pero aun así no dudaría en hacer algo si notaba algo sospechoso. – Y más vale que midas tus palabras, a diferencia de la rubia tú vienes armada claramente. – La última vez que había tomado tal grado de seriedad en un asunto había sido en la pelea de aquella taberna donde estaba el licántropo y el brujo, la única diferencia es que en aquel entonces llegué cuando el problema ya había comenzado, esperaba que esta vez ni siquiera se formase un conflicto.
- Y aquí va de nuevo. – Dijo Emilia por lo bajo negando con la cabeza y colocando una mano en su rostro.
Alois
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
La osa rio alegremente al escuchar las quejas de la muchacha –perdona, pero desde mi perspectiva te ves como una cría de menos de diez años.- dijo, tomando en cuenta que un niño oso de once media más de un metro y medio, siendo más altos que incluso un humano adulto en algunas ocasiones.
Bruna rio traviesa al escuchar lo que decía Emilia sobre su acompañante, aunque se sorprendió un poco al ser confrontada por ese sujeto, bufo ofendida ante esas amenazas, por más que tuviese un brazo de metal, se creía mucho si pensaba que fuera capaz de poder enfrentarse a ella y salir bien librado sin más, aun así no tenía ganas de empezar una pelea y decidió mostrarse amigable, tomando a la joven Emilia de la mano con gentileza para separarla de la gata –será mejor que vuelvas junto a tu compañero, si sigue alterándose mas es capaz que se lastime por accidente de nuevo.- le dijo a la joven con una sonrisa mientras la encaminaba con leves empujoncitos ante el hombre del brazo metálico, por más de que la niña dijera que su brazo era así de duro por tanto trabajo, ella era más que capaz de saber la diferencia entre musculo y metal, las heridas del cuello de la gata lo confirmaban.
Hablando de esta última, empezaba a sospechar de sus intenciones, nadie que fuera tan apreciado por una jovencita como Emilia podría ser una mala persona, y por como actuaba la chica en confronto a él, parecía más que actuó mas en defensa propia que como agresor –que grosera!- dijo mirando a la mujer gato –no soy cosa, soy osa, hay mucha diferencia.- exclamo ofendida mientras volvía por su martillo y lo sacaba de la tierra de un tirón –pueda que venga con esta cosa, pero es más un bastón para caminar que un arma per se.- una pequeña mentira, aunque si lo usaba mas como lo primero que lo segundo –me llamo Bruna, y no te preocupes que no soy tan bruta como para saltar encima a un desconocido…- dijo con una amigable sonrisa en el rostro –era por eso que te tenia agarrada, verdad?- le pregunto a la gata con tono burlón, entendía que el “señor Felce” era más un guardián que intentaba proteger a su joven acompañante que un mal sujeto, y aunque un poco tosco no deseaba iniciar una riña con el.
Bruna rio traviesa al escuchar lo que decía Emilia sobre su acompañante, aunque se sorprendió un poco al ser confrontada por ese sujeto, bufo ofendida ante esas amenazas, por más que tuviese un brazo de metal, se creía mucho si pensaba que fuera capaz de poder enfrentarse a ella y salir bien librado sin más, aun así no tenía ganas de empezar una pelea y decidió mostrarse amigable, tomando a la joven Emilia de la mano con gentileza para separarla de la gata –será mejor que vuelvas junto a tu compañero, si sigue alterándose mas es capaz que se lastime por accidente de nuevo.- le dijo a la joven con una sonrisa mientras la encaminaba con leves empujoncitos ante el hombre del brazo metálico, por más de que la niña dijera que su brazo era así de duro por tanto trabajo, ella era más que capaz de saber la diferencia entre musculo y metal, las heridas del cuello de la gata lo confirmaban.
Hablando de esta última, empezaba a sospechar de sus intenciones, nadie que fuera tan apreciado por una jovencita como Emilia podría ser una mala persona, y por como actuaba la chica en confronto a él, parecía más que actuó mas en defensa propia que como agresor –que grosera!- dijo mirando a la mujer gato –no soy cosa, soy osa, hay mucha diferencia.- exclamo ofendida mientras volvía por su martillo y lo sacaba de la tierra de un tirón –pueda que venga con esta cosa, pero es más un bastón para caminar que un arma per se.- una pequeña mentira, aunque si lo usaba mas como lo primero que lo segundo –me llamo Bruna, y no te preocupes que no soy tan bruta como para saltar encima a un desconocido…- dijo con una amigable sonrisa en el rostro –era por eso que te tenia agarrada, verdad?- le pregunto a la gata con tono burlón, entendía que el “señor Felce” era más un guardián que intentaba proteger a su joven acompañante que un mal sujeto, y aunque un poco tosco no deseaba iniciar una riña con el.
Bruna
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
Y lo osa seguía, y seguía… no paraba de hablar y mi fastidio se notaba en las comisuras de mis labios, –Y sí… la osa parecía que lo sabía todo, como por arte de magia…– ese pensamiento me había alegrado un poco.
El cuello aún me ardía y constantemente me masajeaba para relajar las molestas marcas que me había dejado el idiota este.
Miré por un segundo el gesto de Emilia con indiferencia, pero luego recordé que debía ser lo más gentil y adorable posible… respondí su saludo e igual me presenté, –Querida… soy Eva Felidé Donovan–– Eva para las jovencitas simpáticas como tú...– dije tocando la punta de su nariz como si fuese una niña pequeña, se notaba que le gustaba que la trataran así.
La lluvia parecía que estaba descendiendo, solo podía sentir las gotas de agua que caían de las hojas en los árboles y una llovizna ligera en el ambiente.
–Bueno… señor, bestia y señorita… la tormenta se calmó y yo tengo que ir a mi… sucia y fría cueva...– expresé con desaliento para causar algo de lástima en el corazón de la chica, tal vez así podría conseguir algo bueno de ella, no lo sé, ¿comida?... solo quería saber si mi no tan mala actuación convencía a Emilia.
Eva
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
- Pues me importa un bledo lo que parezca desde tu mmm…- Emilia no terminó la palabra y me miró sin dejar de pronunciar la “m”, al parecer venía una palabra nada educada o amable y tenía miedo de soltarla en mi presencia. -…mala perspectiva.- La joven suspiró y aliso los bordes de su camisa, al parecer había salido a salvo de aquello.- Tengo 15 años, no 10… será mejor que lo recuerdes.
Observar como las bestias paseaban a Emilia de una a la otra, quizá aquello se pudiese considerar “divertido” o “gracioso” para una persona. Lo único no grato fue que regresaran a la joven insinuando que yo fuese capaz de herirme nuevamente por descuido propio, cosa que nunca me había pasado y dudaba que realmente me sucediera.
- Tienes razón en eso, puede lastimarse de nuevo el cabeza dura.
- Claro que no, se cuidarme solo. – Respondí a Emilia dirigiéndole una mirada con el ceño arrugado, aunque esta solo se limitó a sacarme la lengua “Y así quiere que no la traten como una niña.”
Las bestias se dirigieron una que otra palabra, por parte de la felina no parecía ser cosas muy amables, trataba a la mujer de su raza como algo distinto “Aunque ambas sean mujeres-bestias se tratan como si pertenecieran a una raza diferente.” Aunque tenía sentido, ya que no tenían rasgos de animales que se semejaran, al parecer el comportamiento que aquella especie se tuviese entre si también dependería de la sub-raza a la que perteneciese.
- Los bastones también se pueden considerar como armas. – Comenté analizando el bastón que supuestamente funcionaba como apoyo. – Y si, aquella es la razón exacta de porque la felina estaba colgando.
- Eva Fe… ¿Qué? ¿Fetida? – Comentó Emilia enarcando una ceja y girando un poco el rostro, al parecer aquello había sido suficiente para terminar de confundir su cerebro. – Si, mejor Eva a secas… mucho gusto Eva.- Aunque sacudió la cabeza cuando la gata le colocó el dedo en la nariz, al parecer aquella sensación en el rostro le parecía incomodo a la joven.
Al fin algo bueno sucedía en la noche, al acabar el diluvio la gata había afirmado tener que retirarse, había cierto tono en su voz que hacía parecer que ir a dormir en una cueva estaba mal, aunque si era una mujer mitad-gato no veía cual era el problema en descansar en algún sitio de la intemperie “Después de todo debe de ser una con la fauna, está en su sangre.”
- ¡NO! – Gritó Emilia tapándose la boca luego de levantar la voz. – Digo… emmm ¿Por qué una fría y sucia cueva? No deberías vivir en esas condiciones, claro que no.
- Emilia, ni se te ocurra. – Le comenté a la joven aunque sabía que no me escucharía, ya sabía lo que estaba ideando, era tan predecible que no era necesario que soltara sus ideas para comprenderla del todo.
- Sh señor Felce, estoy hablando con Eva. – La chica se llevó el dedo a la boca indicando que cerrara la boca. – Como decía señorita Eva ¿Por qué vive en una cueva? Alguien como usted debería tener un hogar… un hogar caluroso, de madera, donde se comiese bien.
- Emilia, es una pésima idea.
- Algo así como una granja, donde hubiese una chica pelirroja mucho más que increíble. – Emilia guiñó un ojo a la gata y le dio un par de codazos leves en el brazo. – ¿Usted me comprende?
Observar como las bestias paseaban a Emilia de una a la otra, quizá aquello se pudiese considerar “divertido” o “gracioso” para una persona. Lo único no grato fue que regresaran a la joven insinuando que yo fuese capaz de herirme nuevamente por descuido propio, cosa que nunca me había pasado y dudaba que realmente me sucediera.
- Tienes razón en eso, puede lastimarse de nuevo el cabeza dura.
- Claro que no, se cuidarme solo. – Respondí a Emilia dirigiéndole una mirada con el ceño arrugado, aunque esta solo se limitó a sacarme la lengua “Y así quiere que no la traten como una niña.”
Las bestias se dirigieron una que otra palabra, por parte de la felina no parecía ser cosas muy amables, trataba a la mujer de su raza como algo distinto “Aunque ambas sean mujeres-bestias se tratan como si pertenecieran a una raza diferente.” Aunque tenía sentido, ya que no tenían rasgos de animales que se semejaran, al parecer el comportamiento que aquella especie se tuviese entre si también dependería de la sub-raza a la que perteneciese.
- Los bastones también se pueden considerar como armas. – Comenté analizando el bastón que supuestamente funcionaba como apoyo. – Y si, aquella es la razón exacta de porque la felina estaba colgando.
- Eva Fe… ¿Qué? ¿Fetida? – Comentó Emilia enarcando una ceja y girando un poco el rostro, al parecer aquello había sido suficiente para terminar de confundir su cerebro. – Si, mejor Eva a secas… mucho gusto Eva.- Aunque sacudió la cabeza cuando la gata le colocó el dedo en la nariz, al parecer aquella sensación en el rostro le parecía incomodo a la joven.
Al fin algo bueno sucedía en la noche, al acabar el diluvio la gata había afirmado tener que retirarse, había cierto tono en su voz que hacía parecer que ir a dormir en una cueva estaba mal, aunque si era una mujer mitad-gato no veía cual era el problema en descansar en algún sitio de la intemperie “Después de todo debe de ser una con la fauna, está en su sangre.”
- ¡NO! – Gritó Emilia tapándose la boca luego de levantar la voz. – Digo… emmm ¿Por qué una fría y sucia cueva? No deberías vivir en esas condiciones, claro que no.
- Emilia, ni se te ocurra. – Le comenté a la joven aunque sabía que no me escucharía, ya sabía lo que estaba ideando, era tan predecible que no era necesario que soltara sus ideas para comprenderla del todo.
- Sh señor Felce, estoy hablando con Eva. – La chica se llevó el dedo a la boca indicando que cerrara la boca. – Como decía señorita Eva ¿Por qué vive en una cueva? Alguien como usted debería tener un hogar… un hogar caluroso, de madera, donde se comiese bien.
- Emilia, es una pésima idea.
- Algo así como una granja, donde hubiese una chica pelirroja mucho más que increíble. – Emilia guiñó un ojo a la gata y le dio un par de codazos leves en el brazo. – ¿Usted me comprende?
Alois
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
La osa hizo un arco con los ojos al ver el numerito de la gata que se identificaba con el nombre de Eva, era obvio lo que intentaba a ojos de la osa, quería aprovecharse de la inocencia de la niña para conseguir refugio y comida gratuitos, y parecía que estaba funcionando, aunque el guardián de la pequeña Emilia se opusiera vehemente, no parecía tener la última palabra en el asunto.
De pronto una sonrisa de malicia se dibujo de forma disimulada en el rostro de la osa –tal vez una granja no sería el mejor de los hogares para una gata que guste de vivir libre.- dijo alegremente mientras abrazaba a Eva con su mano libre apretando su cara contra su busto de forma brusca –escuche que los humanos suelen tener posadas en donde los viajeros puedan descansar dentro de sus pueblos, pero no creo que ninguna de las dos tenga mucha experiencia dentro de sus ciudades, y por lo que se los humanos pueden ser muy asustadizos al ver gente bestia.- dijo de forma inocente.
Aunque su padre le advirtió muchas veces que la mera vista de la gente oso podía ser suficiente como para que los humanos entraran en pánico, no había experimentado tal hostilidad hasta la fecha, pero aun así, esto quizás sería suficiente como para mantener a una gata de intenciones dudosas lejos de una jovencita despreocupada –podrían ser nuestros guías por la ciudad?- pregunto agachándose hasta la altura de Emilia –los pueblos grandes pueden ser un poco confusos para criaturas que están acostumbradas a los bosques.- mientras decía todo esto seguía con la mujer gato bien agarrada contra su costado y solo la soltó para empezar a acariciarle la cabeza como si se tratara de una simple mascota, hecho que seguramente la irritaba más no poder, pero que tendría que soportar para poder mantener su fachada de gatita tierna.
De pronto una sonrisa de malicia se dibujo de forma disimulada en el rostro de la osa –tal vez una granja no sería el mejor de los hogares para una gata que guste de vivir libre.- dijo alegremente mientras abrazaba a Eva con su mano libre apretando su cara contra su busto de forma brusca –escuche que los humanos suelen tener posadas en donde los viajeros puedan descansar dentro de sus pueblos, pero no creo que ninguna de las dos tenga mucha experiencia dentro de sus ciudades, y por lo que se los humanos pueden ser muy asustadizos al ver gente bestia.- dijo de forma inocente.
Aunque su padre le advirtió muchas veces que la mera vista de la gente oso podía ser suficiente como para que los humanos entraran en pánico, no había experimentado tal hostilidad hasta la fecha, pero aun así, esto quizás sería suficiente como para mantener a una gata de intenciones dudosas lejos de una jovencita despreocupada –podrían ser nuestros guías por la ciudad?- pregunto agachándose hasta la altura de Emilia –los pueblos grandes pueden ser un poco confusos para criaturas que están acostumbradas a los bosques.- mientras decía todo esto seguía con la mujer gato bien agarrada contra su costado y solo la soltó para empezar a acariciarle la cabeza como si se tratara de una simple mascota, hecho que seguramente la irritaba más no poder, pero que tendría que soportar para poder mantener su fachada de gatita tierna.
Bruna
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
–¡Dejame tranquila!– retire bruscamente la pesada zarpa de la osa de mi cabeza, –Pensé que eras más inteligente, pareces psíquica al saber todo tan detalladamente, pero no...– ¿la peluda quería jugar? pues me encanta jugar, tenía que tragarme las ansias de soltar un golpe en su rostro, pero… no me rebajaría a ello, más cuando claramente ganaba la atención de Emilia.
Abracé a la joven colocándola en mi cerca de mi pecho, con el mejor gesto -falso e de aclarar- de dolor y dije llorosa –Estuve colgada mucho tiempo por culpa del Sr. Felce... el dolor en mi cuello no cesa y parece que mi cabeza va a estallar, te pido, pen...– recuerda Eva, ¡no la cagues insultandola! manten la calma – p-penachuda osa que no me vuelvas a tocar de esa manera, solo las manos suaves de… por ejemplo de una linda joven como Emilia sabe tratar a alguien que está lastimada como yo– refresque mi garganta y me dirigí al hombre extendiendo mi mano frente a él, –Aún que me pusiste como adorno de festividades, te perdono... – sonreí para luego coger su mano y estrecharla a la fuerza.
–Por cierto, osa… te aconsejo que piensas más lo que dirás, una granja tiene grandes áreas verdes, animales que animan el ambiente y seguramente coloridas flores que adornan el paisaje y si no las tiene, yo me encargaré de que las tenga...– guiñé para Emilia, – No se debe menospreciar una invitación y no lo haré… una cosa más, a esta hora, con las enfermedades y criaturas que rondan ahora, es peligroso poner a alguien tan bonita como Emilia y tan educado como el Sr. Felce como guías turísticos, al menos yo estoy cansada de este viaje y me gustaría dormir, ¿no les parece?–, a ver si esto hace que dejes de entrometerte, perra… digo, osa… ¡ups! me equivoqué de animal, lo bueno es que no puede leer los pensamientos.
Eva
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
Después de tantos disparates en la charla e ideas sin sentido, algo pareció normalizarse siquiera un poco, una aportación que calculaba mayormente verdadera aun conociendo escasamente los ámbitos exactos de los hombres-bestia. Aunque era difícil de saber que tan cierto que aquella raza vivía mucho mejor ante un ambiente más natural, no todos los series de esa especie debían acatar el mismo patrón de vida ¿O si lo hacían?
- Debes escuchar Emilia, tal vez la osa tenga razón… dudo que un ser salvaje se logre adaptar a la perfección a un sitio más hogareño. – Comenté a la joven con la esperanza de que por fin escuchara e hiciera caso.
- No importa señor Felce, la gente puede cambiar. – Emilia inclinó un poco la cabeza analizando lo que había dicho. – O los animales en este caso.
El único problema es que la aportación de la osa no se detuvo cuando dio su punto de vista sobre dar refugio a la felina extraña, simplemente siguió añadiendo ideas extras a su acotación volviendo algo que prometía ser una salvación en algo mucho peor.
-¿Ser guías? – Dije por lo bajo arrugando el ceño, eso definitivamente no podría ser posible, había demorado mucho tiempo junto a Emilia en la ciudad y lo recomendable era volver lo más pronto posible.
- Pero que... ¡Idea tan maravillosa!- Respondió Emilia, como de costumbre teniendo un pensamiento totalmente diferente el mío. -¡Regresar a la ciudad, suena fantástico! ¿Cierto señor Felce?
- Definitivamente no podemos hacer tal cosa, ya estuvimos en la ciudad más tiempo del debido y regresar no se encuentra en nuestros planes.
- Pero… ¿Quién las guiará? Debemos ser nosotros, por favor. – La joven comenzó a tirar de mi chaqueta mientras me observaba, una técnica que solían usar los más jóvenes para convencer a la gente mayor.
- Otra persona las puede guiar con mucho gusto, pero esas personas no seremos nosotros, fin. – Levanté la mirada y volví a observar a ambas mujeres, en cualquier otra circunstancia hubiese existido la posibilidad de que aquella guía si se pudiese llevar a cabo, pero aquel era el momento menos adecuado para regresar.
Por otro lado los juegos de la gata y la osa continuaban, en este punto no sabía diferenciar si realmente se daban algún tipo de afecto o era un problema mucho mayor el que había entre ellas, aunque por lógica básica podría deducir que la segunda opción era la más acertada para aquello. Lo más preocupante de aquello es que unían a Emilia a su posible disputa.
- Estuviste colgada por posible ataque hostil, no por gusto. – Contesté a la gata mientras la observaba. - ¿Perdonar? – Enarqué una ceja cuando la felina dijo aquello y me estrechó la mano, que yo supiese no había obrado mal al tomar mis decisiones, así que no veía motivo alguno por el cual necesitara perdón de ella.
- Realmente no hay muchos animales… ni flores, solo hay siembras y siembras ¡Oh, y un granero! Pero no animales ni flores. – Comentó Emilia mientras se llevaba el índice hacía el labio inferior y miraba sus pies. – ¡Así que no es realmente mala idea tener a alguien que le de color a la granja! – Culminó Emilia levantando la mirada y sonriendo a Eva. La joven escuchó atentamente las últimas palabras de la gata, por lo visto había algo en la felina que la hacía caer con facilidad en lo que dijera “Ojala yo pudiera convencerla de tal manera.” – Dormir… al aire libre. – Susurró la chica mientras abría los ojos. - ¿¡Cómo acampar!? Yo quiero.
- Emilia, no discutiremos acerca de esto de nuevo, perder el tiempo no es prioridad en este momento.
- ¡Pero Señor Felce! Es una oportunidad única en la vida. – Comenzó a protestar la pelirroja tratando de no resoplar luego de cada palabra. – Y…yo, dudo poder acampar de nuevo con una osa y una gata… por favor, acampemos esta noche, no sea malo.
- Negativo, no dormiremos en la intemperie hoy, es la última palabra.
- Tú…yo… ¡Aaaaagh! ¡Bien! – Emilia Bufó y terminó cruzando los brazos sobre su pecho, aquella rabieta debía de significar el final de la discusión.
- Ahora retomando el tema, ser guías no puede ser posible actualmente tal como la opción de acampar cerca. Si quieren dirigirse a algún sector social con personas cerca no es problema dirigirlas al pueblo más cercano que está en la ruta, todo mientras no exista algún inconveniente en ello ¿Entendieron? – Paseé la mirada de la felina a la osa, si tenían algún inconveniente era mejor que hablaran ahora.
- Debes escuchar Emilia, tal vez la osa tenga razón… dudo que un ser salvaje se logre adaptar a la perfección a un sitio más hogareño. – Comenté a la joven con la esperanza de que por fin escuchara e hiciera caso.
- No importa señor Felce, la gente puede cambiar. – Emilia inclinó un poco la cabeza analizando lo que había dicho. – O los animales en este caso.
El único problema es que la aportación de la osa no se detuvo cuando dio su punto de vista sobre dar refugio a la felina extraña, simplemente siguió añadiendo ideas extras a su acotación volviendo algo que prometía ser una salvación en algo mucho peor.
-¿Ser guías? – Dije por lo bajo arrugando el ceño, eso definitivamente no podría ser posible, había demorado mucho tiempo junto a Emilia en la ciudad y lo recomendable era volver lo más pronto posible.
- Pero que... ¡Idea tan maravillosa!- Respondió Emilia, como de costumbre teniendo un pensamiento totalmente diferente el mío. -¡Regresar a la ciudad, suena fantástico! ¿Cierto señor Felce?
- Definitivamente no podemos hacer tal cosa, ya estuvimos en la ciudad más tiempo del debido y regresar no se encuentra en nuestros planes.
- Pero… ¿Quién las guiará? Debemos ser nosotros, por favor. – La joven comenzó a tirar de mi chaqueta mientras me observaba, una técnica que solían usar los más jóvenes para convencer a la gente mayor.
- Otra persona las puede guiar con mucho gusto, pero esas personas no seremos nosotros, fin. – Levanté la mirada y volví a observar a ambas mujeres, en cualquier otra circunstancia hubiese existido la posibilidad de que aquella guía si se pudiese llevar a cabo, pero aquel era el momento menos adecuado para regresar.
Por otro lado los juegos de la gata y la osa continuaban, en este punto no sabía diferenciar si realmente se daban algún tipo de afecto o era un problema mucho mayor el que había entre ellas, aunque por lógica básica podría deducir que la segunda opción era la más acertada para aquello. Lo más preocupante de aquello es que unían a Emilia a su posible disputa.
- Estuviste colgada por posible ataque hostil, no por gusto. – Contesté a la gata mientras la observaba. - ¿Perdonar? – Enarqué una ceja cuando la felina dijo aquello y me estrechó la mano, que yo supiese no había obrado mal al tomar mis decisiones, así que no veía motivo alguno por el cual necesitara perdón de ella.
- Realmente no hay muchos animales… ni flores, solo hay siembras y siembras ¡Oh, y un granero! Pero no animales ni flores. – Comentó Emilia mientras se llevaba el índice hacía el labio inferior y miraba sus pies. – ¡Así que no es realmente mala idea tener a alguien que le de color a la granja! – Culminó Emilia levantando la mirada y sonriendo a Eva. La joven escuchó atentamente las últimas palabras de la gata, por lo visto había algo en la felina que la hacía caer con facilidad en lo que dijera “Ojala yo pudiera convencerla de tal manera.” – Dormir… al aire libre. – Susurró la chica mientras abría los ojos. - ¿¡Cómo acampar!? Yo quiero.
- Emilia, no discutiremos acerca de esto de nuevo, perder el tiempo no es prioridad en este momento.
- ¡Pero Señor Felce! Es una oportunidad única en la vida. – Comenzó a protestar la pelirroja tratando de no resoplar luego de cada palabra. – Y…yo, dudo poder acampar de nuevo con una osa y una gata… por favor, acampemos esta noche, no sea malo.
- Negativo, no dormiremos en la intemperie hoy, es la última palabra.
- Tú…yo… ¡Aaaaagh! ¡Bien! – Emilia Bufó y terminó cruzando los brazos sobre su pecho, aquella rabieta debía de significar el final de la discusión.
- Ahora retomando el tema, ser guías no puede ser posible actualmente tal como la opción de acampar cerca. Si quieren dirigirse a algún sector social con personas cerca no es problema dirigirlas al pueblo más cercano que está en la ruta, todo mientras no exista algún inconveniente en ello ¿Entendieron? – Paseé la mirada de la felina a la osa, si tenían algún inconveniente era mejor que hablaran ahora.
Alois
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Re: [Libre 3/3] Bajo peligro y la lluvia
Aunque la gata se la pasara molestándola, lo cierto es que Bruna estaba disfrutando bastante de esta situación por dentro, principalmente por ver a la joven Emilia y a su guardián discutir consta mente, lo cual se le hacia tierno y divertido a la vez, aunque la osa intentaba disfrazar ese placer que veía en verlos pelear lo mejor que podía.
La gata que se identificaba como Eva, intentaba de todo para convencer a la niña a que se la llevara a su casa, seguramente no planeaba nada bueno, el guardián intentaba de todas las maneras intentar convencer a la niña de que dejara de estar jugando para volver a su hogar, para lo cual trataba de deshacerse de las mujeres bestia lo más rápido posible, pero la pequeña era muy testaruda y ahora insistía en que acamparan afuera todos juntos, muy para el disgusto del pobre señor Felce.
La osa se acerco cariñosamente a la muchacha y se agacho para estar cara a cara con ella mientras le ponía una zarpa sobre la espalda cariñosamente -por favor piense en el señor Felce…- decía con ternura -el debe estar agotado, han pasado por mucho, ¿o no?
Hoy no hace buen día para cosas como acampar, humanos sin pelaje como ustedes se podrían resfriar, vayan a casa para que puedan descansar los dos- insistía la osa amablemente -si quieres pasar mas tiempo con nosotras, nos podremos reencontrar mañana, solo dinos donde y estaremos ahí, por esta noche nosotras dos podríamos dormir en una posada que nos indique tu amigo…- la osa acariciaba la cabeza de la chica revolviéndole el cabello -tengo algo de dinero, incluso podría pagar la estadía de Eva.- esta ultima parte era una pequeña mentira, la osa era capaz de lanzar a Eva a un rio para librarse del problema, lo cierto es que la “linda gatita” no resultaba del agrado de esta mujer bestia.
La gata que se identificaba como Eva, intentaba de todo para convencer a la niña a que se la llevara a su casa, seguramente no planeaba nada bueno, el guardián intentaba de todas las maneras intentar convencer a la niña de que dejara de estar jugando para volver a su hogar, para lo cual trataba de deshacerse de las mujeres bestia lo más rápido posible, pero la pequeña era muy testaruda y ahora insistía en que acamparan afuera todos juntos, muy para el disgusto del pobre señor Felce.
La osa se acerco cariñosamente a la muchacha y se agacho para estar cara a cara con ella mientras le ponía una zarpa sobre la espalda cariñosamente -por favor piense en el señor Felce…- decía con ternura -el debe estar agotado, han pasado por mucho, ¿o no?
Hoy no hace buen día para cosas como acampar, humanos sin pelaje como ustedes se podrían resfriar, vayan a casa para que puedan descansar los dos- insistía la osa amablemente -si quieres pasar mas tiempo con nosotras, nos podremos reencontrar mañana, solo dinos donde y estaremos ahí, por esta noche nosotras dos podríamos dormir en una posada que nos indique tu amigo…- la osa acariciaba la cabeza de la chica revolviéndole el cabello -tengo algo de dinero, incluso podría pagar la estadía de Eva.- esta ultima parte era una pequeña mentira, la osa era capaz de lanzar a Eva a un rio para librarse del problema, lo cierto es que la “linda gatita” no resultaba del agrado de esta mujer bestia.
- nota::
- Lamento mucho la demora, estuve distraída con asuntos personales estos últimos tiempos, y que mi post sea tan escueto.
Bruna
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