Princeps Draconis [Mastereado - Níniel]
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Re: Princeps Draconis [Mastereado - Níniel]
Lucy asintió la acompasada afirmación de Níniel, que se dirigía a evaluar el estado de la malograda princesa Henrietta. Lucy quedó entonces con la todavía reina, Katrina. Que se llevaba la mano al rostro, disgustada por el fallecimiento de su marido. Rigobert, con la euforia rebajada e igual de herido, miró a Lucy y se dirigió afuera excusándose para tomar el aire. La realidad es que no quería que ninguna de las dos mujeres vieran como las lágrimas arrollaban por sus ojos.
El príncipe estaba lleno de rabia. Abrió ambas puertas del salón de entrada del palacio con fuerza. El sol entraba de lleno en el palacio a aquellas horas del día. Al fondo, podía verse la enorme pirámide por la que no se habían lanzado. El sol estaba justamente sobre el vértice superior. La estampa llamó la atención de la encantadora, la reina y sus sirvientes, que tuvieron que taparse para evitar el deslumbramiento. Rigobert, salió y se sentó en las escaleras.
-Sé que aún es pronto para haceros plantearos la cuestión. Pero la ciudad necesita un nuevo rey, milady. La guerra no tardará en estallar, y cuando eso suceda, alguien tendrá que asumir el mando. – comentó Lucy, tratando de explicar la necesidad de la petición con delicadeza. Sabía que no era el mejor momento para ello, pero el tiempo apremiaba.
La reina, que permaneció cabizbaja todo el tiempo, giró su cabeza para enfocar los ojos rojos de la Alta encantadora después de unos instantes.
-Ambos son gemelos, por lo que cualquiera de los dos podría ascender a sus funciones prematuramente. – empezó diciendo. - Hace tan sólo unos días, un emisario llegó de Lunargenta. Quería convocar los ejércitos del Norte para tomar la ciudad de nuevo. Está claro que necesitamos un impulso. Alguien con tesón y talento que gobierne. – Se adelantó unos pasos a la encantadora, quedando mirando a la pirámide, con su hijo al fondo. – Dado que el tiempo apremia, y que Henrietta estará convaleciente quizás por bastante tiempo… Urge que Rigobert sea el rey.
Lucy quedó sorprendida por la elección de la mujer. Miró sorprendida a la reina. En lo personal hubiese preferido a la princesa. Caprichosa, pero mucho más social y menos beligerante que su hermano. Por otra parte, la agresividad de Rigobert era algo necesario para acabar con los males que acechaban el mundo. Si existía un problema, el príncipe no se lo pensaría dos veces en cortar de raíz cualquier tipo de problema. ¿Pero a qué precio? ¿Tenían límites las ambiciones del prínceps draconis? ¿Qué había de cierto en sus ambiciones expansivas?
-¡Rigobert! – llamó su madre al hijo. Quien ya más recuperado, se acercó a las encantadoras.
-¿Madre? – preguntó el joven.
-Serás el rey. Mañana serás coronado. – sentenció la mujer. Rigobert quedó pálido por escuchar eso. Era algo que siempre había querido escuchar. Lucy miró algo extrañada al rey. Sus ojos desvelaban la verdadera ilusión que le hacía aquello. No pudo contener dicha alegría.
-¿De… De verdad? – preguntó.
-Sí. Así lo he decidido. – sentenció.
Rigobert apretó su puño. El príncipe dragón, sería ahora, el rey Dragón. Lucy no dio su opinión al respecto, ya que como vasalla únicamente le quedaba aceptar las decisiones de la familia real. Desenfundó entonces su espada. Las runas brillantes brillaban ahora más que nunca. Salió por la puerta principal y la alzó con toda su fuerza. Con el ímpetu como si le hubiesen dado la mejor noticia de su vida.
-¡Por los Reinos del Norte! – gritó. Clavando con fuerza su espada en el suelo. En un grito que, por su magia, resonaría en gran parte de la ciudad.
-¿Qué haréis con Lunargenta, Lord Rigobert? – preguntó Lucy en la que sería su primera decisión. El aún no coronado rey, sonrió, contemplando la pirámide. La encantadora se temía lo peor.
-¡Qué obviedad, Fireheart!. Somos aliados. Dundarak irá a la guerra, apoyará a Siegfried y librará Lunargenta de la escoria que la acecha… – sonrió con malicia, perdiendo su vista en la dirección de Lunargenta. – … Por ahora.
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* * * * * * * * * *
En el piso de arriba, Níniel dialogaba con la chamana nórgeda y con Virgo. El adolescente parecía preocupado por la ahora Infanta Henrietta. Aunque ni siquiera ella era consciente pues permanecía dormida. Boca arriba y con las manos sobre el vientre. Había sido despojada de su armadura y vestía los jubones que lucía bajo estos. Su cara angelical era miel para el rostro del adolescente Virgo.
-Níniel, una vez leí un libro sobre una chica dormida que al ser besada por un príncipe despertó. – perdió sus ojos en Henrietta. Y sonrió. Luego miró a su congénere. - ¿Tú crees que si yo…? Estoy dispuesto a sacrificarme por el bien del reino.
-Tonterías, chico. Le quedan unos días a la niña de espera. – miró a Níniel. – Ni tu mejor magia la hará despertar… ¿Aún no sabes las intenciones, elfa? – preguntó la encorvada chamana con aquella extraña de usar el vocabulario. – Parece evidente. Quería matar al rey y sus herederos. Fortuna que los dioses te dieron inspiración. No quería saber qué habría pasado si se hubiese llevado a la princesa y hubiésemos derrotado al auténtico. Probablemente esa fuera su intención.
Justo tras decir esto la chamana. Un acontecimiento único tendría lugar. Un temblor sacudiría por completo el palacio. Lo que en principio podía parecer un terremoto, tendría su explicación si observaban por la ventana abierta de la habitación.
Allí, la enorme pirámide que podía apreciarse a lo lejos, sobre la estepa. Comenzaría a elevarse en los cielos. Dejando un enorme agujero en su antigua posición. Aquello puso en alerta a todos los guardias de palacio. Y seguramente enloquecería a las gentes de la ciudad. Cuyos gritos ya podían escucharse a lo lejos. ¿Qué capacidades ofensivas tenía aquella estructura que apenas una hora atrás, el príncipe Rigobert planeaba atacar sin cabeza?
Si atacaba ahora, Dundarak no tenía nada que hacer pues estaba totalmente desprevenida. Por fortuna, la pirámide pareció adquirir un rumbo muy distinto. Y, para fortuna de los habitantes, en vez de acercarse, se alejaba. Su posición ocultaba ahora por completo la ciudad en las sombras, aunque sólo por momentos.
-No viene hacia aquí. – comentó la chamana con curiosidad y a la vez con tranquilidad, al ver la inesperada trayectoria que había adquirido el objeto. Inmóvil desde hacía más de un año que se había establecido.
-¿Al Sur? – preguntó el elfo, extrañado. - ¿A qué?
¿Cómo se habrían tomado Lucy y, principalmente, el nuevo rey, la noticia?
* * * * * * * * * *
Níniel: Una vez más, has hecho historia en Aerandir. Esta vez, tu pequeño error al permitir que Henrietta bebiera la poción ha supuesto la coronación de Rigobert como rey. Pero como te ha desvelado la chamana, podrían haber muerto ambos… Y ya no te digo si te hubieses decantado por la trama del ataque a la pirámide.
Estamos ya en el último turno. Aquí no habrá acción, ya que todas las tramas están cerradas, pero me servirán para cerrar el lore de la trama y vincularlo con los eventos de la guerra. En este turno, que será el último para ti, simplemente tendrás que vivir la experiencia de la manera que consideres con libertad. Puedes utilizar a cualquiera de los personajes para relatar el nombramiento del nuevo rey o el levantamiento de la pirámide.
El príncipe estaba lleno de rabia. Abrió ambas puertas del salón de entrada del palacio con fuerza. El sol entraba de lleno en el palacio a aquellas horas del día. Al fondo, podía verse la enorme pirámide por la que no se habían lanzado. El sol estaba justamente sobre el vértice superior. La estampa llamó la atención de la encantadora, la reina y sus sirvientes, que tuvieron que taparse para evitar el deslumbramiento. Rigobert, salió y se sentó en las escaleras.
-Sé que aún es pronto para haceros plantearos la cuestión. Pero la ciudad necesita un nuevo rey, milady. La guerra no tardará en estallar, y cuando eso suceda, alguien tendrá que asumir el mando. – comentó Lucy, tratando de explicar la necesidad de la petición con delicadeza. Sabía que no era el mejor momento para ello, pero el tiempo apremiaba.
La reina, que permaneció cabizbaja todo el tiempo, giró su cabeza para enfocar los ojos rojos de la Alta encantadora después de unos instantes.
-Ambos son gemelos, por lo que cualquiera de los dos podría ascender a sus funciones prematuramente. – empezó diciendo. - Hace tan sólo unos días, un emisario llegó de Lunargenta. Quería convocar los ejércitos del Norte para tomar la ciudad de nuevo. Está claro que necesitamos un impulso. Alguien con tesón y talento que gobierne. – Se adelantó unos pasos a la encantadora, quedando mirando a la pirámide, con su hijo al fondo. – Dado que el tiempo apremia, y que Henrietta estará convaleciente quizás por bastante tiempo… Urge que Rigobert sea el rey.
Lucy quedó sorprendida por la elección de la mujer. Miró sorprendida a la reina. En lo personal hubiese preferido a la princesa. Caprichosa, pero mucho más social y menos beligerante que su hermano. Por otra parte, la agresividad de Rigobert era algo necesario para acabar con los males que acechaban el mundo. Si existía un problema, el príncipe no se lo pensaría dos veces en cortar de raíz cualquier tipo de problema. ¿Pero a qué precio? ¿Tenían límites las ambiciones del prínceps draconis? ¿Qué había de cierto en sus ambiciones expansivas?
-¡Rigobert! – llamó su madre al hijo. Quien ya más recuperado, se acercó a las encantadoras.
-¿Madre? – preguntó el joven.
-Serás el rey. Mañana serás coronado. – sentenció la mujer. Rigobert quedó pálido por escuchar eso. Era algo que siempre había querido escuchar. Lucy miró algo extrañada al rey. Sus ojos desvelaban la verdadera ilusión que le hacía aquello. No pudo contener dicha alegría.
-¿De… De verdad? – preguntó.
-Sí. Así lo he decidido. – sentenció.
Rigobert apretó su puño. El príncipe dragón, sería ahora, el rey Dragón. Lucy no dio su opinión al respecto, ya que como vasalla únicamente le quedaba aceptar las decisiones de la familia real. Desenfundó entonces su espada. Las runas brillantes brillaban ahora más que nunca. Salió por la puerta principal y la alzó con toda su fuerza. Con el ímpetu como si le hubiesen dado la mejor noticia de su vida.
-¡Por los Reinos del Norte! – gritó. Clavando con fuerza su espada en el suelo. En un grito que, por su magia, resonaría en gran parte de la ciudad.
-¿Qué haréis con Lunargenta, Lord Rigobert? – preguntó Lucy en la que sería su primera decisión. El aún no coronado rey, sonrió, contemplando la pirámide. La encantadora se temía lo peor.
-¡Qué obviedad, Fireheart!. Somos aliados. Dundarak irá a la guerra, apoyará a Siegfried y librará Lunargenta de la escoria que la acecha… – sonrió con malicia, perdiendo su vista en la dirección de Lunargenta. – … Por ahora.
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¡Enhorabuena, querido Joffrey Rigobert! Seguro que bajo tu reinado nos espera un amplio periodo de paz y seguridad.
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En el piso de arriba, Níniel dialogaba con la chamana nórgeda y con Virgo. El adolescente parecía preocupado por la ahora Infanta Henrietta. Aunque ni siquiera ella era consciente pues permanecía dormida. Boca arriba y con las manos sobre el vientre. Había sido despojada de su armadura y vestía los jubones que lucía bajo estos. Su cara angelical era miel para el rostro del adolescente Virgo.
-Níniel, una vez leí un libro sobre una chica dormida que al ser besada por un príncipe despertó. – perdió sus ojos en Henrietta. Y sonrió. Luego miró a su congénere. - ¿Tú crees que si yo…? Estoy dispuesto a sacrificarme por el bien del reino.
-Tonterías, chico. Le quedan unos días a la niña de espera. – miró a Níniel. – Ni tu mejor magia la hará despertar… ¿Aún no sabes las intenciones, elfa? – preguntó la encorvada chamana con aquella extraña de usar el vocabulario. – Parece evidente. Quería matar al rey y sus herederos. Fortuna que los dioses te dieron inspiración. No quería saber qué habría pasado si se hubiese llevado a la princesa y hubiésemos derrotado al auténtico. Probablemente esa fuera su intención.
Justo tras decir esto la chamana. Un acontecimiento único tendría lugar. Un temblor sacudiría por completo el palacio. Lo que en principio podía parecer un terremoto, tendría su explicación si observaban por la ventana abierta de la habitación.
Allí, la enorme pirámide que podía apreciarse a lo lejos, sobre la estepa. Comenzaría a elevarse en los cielos. Dejando un enorme agujero en su antigua posición. Aquello puso en alerta a todos los guardias de palacio. Y seguramente enloquecería a las gentes de la ciudad. Cuyos gritos ya podían escucharse a lo lejos. ¿Qué capacidades ofensivas tenía aquella estructura que apenas una hora atrás, el príncipe Rigobert planeaba atacar sin cabeza?
Si atacaba ahora, Dundarak no tenía nada que hacer pues estaba totalmente desprevenida. Por fortuna, la pirámide pareció adquirir un rumbo muy distinto. Y, para fortuna de los habitantes, en vez de acercarse, se alejaba. Su posición ocultaba ahora por completo la ciudad en las sombras, aunque sólo por momentos.
-No viene hacia aquí. – comentó la chamana con curiosidad y a la vez con tranquilidad, al ver la inesperada trayectoria que había adquirido el objeto. Inmóvil desde hacía más de un año que se había establecido.
-¿Al Sur? – preguntó el elfo, extrañado. - ¿A qué?
¿Cómo se habrían tomado Lucy y, principalmente, el nuevo rey, la noticia?
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La Princesa Henrietta quedó debilitada por el veneno y sumida en un intenso sueño del que tardará días en despertar. Para entonces, su hermano ya será rey.
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Níniel: Una vez más, has hecho historia en Aerandir. Esta vez, tu pequeño error al permitir que Henrietta bebiera la poción ha supuesto la coronación de Rigobert como rey. Pero como te ha desvelado la chamana, podrían haber muerto ambos… Y ya no te digo si te hubieses decantado por la trama del ataque a la pirámide.
Estamos ya en el último turno. Aquí no habrá acción, ya que todas las tramas están cerradas, pero me servirán para cerrar el lore de la trama y vincularlo con los eventos de la guerra. En este turno, que será el último para ti, simplemente tendrás que vivir la experiencia de la manera que consideres con libertad. Puedes utilizar a cualquiera de los personajes para relatar el nombramiento del nuevo rey o el levantamiento de la pirámide.
Ger
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Re: Princeps Draconis [Mastereado - Níniel]
-Ni se te ocurra. Ni que no hubieras tenido suficientes besos por hoy, Virgo. Aún debes de tener pelos en la boca del último.-Respondió la joven peliblanca a las intenciones adolescentes del elfo hacia la dormida princesa Henrietta, aunque sin dejar de aplicar su magia sobre ella. Puede que, como bien señaló por enésima vez la nórgeda, aquello no sirviera para despertarla, pero desde luego no le haría ningún mal y quizá la ayudase a recuperarse antes, o como poco a descansar plácidamente. Se lo había ganado. Cuando todo hubiese terminado, Níniel sin duda tomaría aquel vial de veneno, que aún obraba en su poder, y lo estudiaría a fondo para desvelar los secretos de su potente fórmula. De hecho estudiaría todas las pócimas que Lachance llevaba encima en el momento de su captura para sumar aquellos conocimientos sobre transfiguraciones y venenos a los suyos. Aunque peligrosas, en buenas manos aquellas fórmulas podrían resultar muy útiles.
-¿Sólo matarlos? ¿Y por qué no suplantarlos? De igual modo eso está claro, chamana, lo que no sabemos aún es si actuó por su cuenta o alguién se lo encargó. ¿Qué ganaría Lachance haciendo esto para sí? El mundo entero se ha vuelto un lugar mucho más peligroso en estos últimos meses. Presiento que algo malo va a ocurrir. Señales en las propias energías de la tierra, el sol, la luna y las estrellas.- Explicaría la joven a su ya a esas alturas compañera sanadora. Aunque enseguida se dio cuenta que ella no podría entender sus palabras. Era una humana a pesar de todo, desconectada de las energías que les rodeaban y que estaban en todas las cosas. Aunque quizá no del todo, como parecía ser el caso de la extraña mujer, pues por su mirada sí que pareció al menos comprenderla.
En ese momento, y antes de que la mujer-calavera pudiera compartir sus ideas y pensamientos, todo comenzó a temblar. En un primer momento parecía que la madre Imbar rugía, molesta por alguna razón desconocida. Pero cuando comenzaron a llegar hasta la habitación los gritos de los guardias y miembros del servicio de palacio, pronto quedó patente que no se trataba de aquello, sino de algo potencialmente peor. La maldita pirámide se había vuelto a poner en movimiento, y desde el balcón de la habitación de la princesa, aquel por el que parecía que Virgo había trepado en varias ocasiones para reunirse con Henrietta, el grupo no pudo tener mejores vistas del acontecimiento. No presagiaba nada bueno.
-Va a matarnos a todos...huid, poneros a salvo.- Gritaba la gente bajo ellos, buscando refugio en el interior del palacio. Algunos guardias también abandonaron su puesto aterrorizados, aunque otros muchos se mantuvieron firmes, dispuestos a mantener el palacio a salvo fuese lo que fuese que cualquier enemigo les lanzara. Quizá a pesar de las malas noticias sobre el fallecimiento del nuevo rey, el grito de guerra del recién escogido sucesor para ascender al trono les daba el valor necesario. Y es que aunque la noticia de la elección de Rigobert como rey aún era muy nueva, y difícilmente se habría extendido ya más allá de palacio, al menos allí si estaba ya en boca de todos, para bien o para mal.
-¿Qué estás tramando ahora Korax?- Musitó la peliblanca con rabia, sintiendo impotencia pues poco o nada podría hacer en esas circunstancias y tenía que ver como el miedo volvía a apoderarse de la ciudad. Más fuese lo que fuese lo que aquella diosa cuervo tramaba, pronto quedó patente que no era dirigido al norte, sino al sur, dirección a la que poco a poco se movió, alejándose de la capital de los reinos norteños.
-Al sur...-Estando en el norte, evidentemente todo estaba en el sur. ¿Cuál era su objetivo? desde luego Níniel dudaba que fuese a ir al mar y hundirse para siempre, dejando a Aerandir en paz. No caería esa breva. -Podría ser cualquier...Lunargenta...- Dijo al final cayendo en la cuenta. No podía ser casualidad que poco después de la plaga en el norte unos vampiros tomaran la ciudad y que tras un año inactiva la pirámide se dirigiera justo, en dirección inequívoca hacia la mayor de las ciudades de los hombres. No había error posible, Níniel podía saberlo calculando la posición de Anar en el cielo. -Debo hablar con la gran encantadora.- Sentenció entonces la peliblanca, encargando a los demás el cuidado de la princesa y descendiendo de nuevo las escaleras de caracol, esta vez sin tiempo ni ganas de quejarse siquiera. Encontró a Lucy, a la reina y al rey aún no coronado en el salón principal, visiblemente afectados por las novedades.
-Gran encantadora...-Se acercó la peliblanca a su superiora, como siempre tras las reverencias de cortesía, aunque esta vez mucho más leves dada la situación. La sombra de la pirámide en movimiento ya apenas cubría aquella parte de la ciudad, pero aún era parcialmente perceptible. Los temblores habían cesado ya.
-Níniel, la situación es urgente. El rey Siegfried ha hecho una llamada a las armas a todos sus aliados para retomar Lunargenta. No creo que sea coincidencia que la pirámide se haya puesto en marcha justo ahora, después de un año...- La informó rápidamente la pelirroja, otorgándole a la elfa la última pieza faltante de aquel puzzle, aunque el dibujo que escondía ya estaba claro incluso sin ella.
-Se dirige hacia Lunargenta, ahora ya no tengo ninguna duda.- Aseveró la sacerdotisa. -Debemos avisar al gran inquisidor y...-Por su gesto Lucy entendió que quería preguntar por la respuesta del norte a la petición de ayuda recién mencionada, pero que no lo hizo porque no es que se sintiera precisamente cómoda con aquel muchacho al mando. Sin embargo fue el propio futuro rey quién tomó la palabra.
-¿Te ha comido la lengua el gato, elfa? Puedes dirigirte a mi, aunque veo que te llevas demasiado bien con mi hermana... además ya no quiero meterte en la cárcel...La respuesta a tu "pregunta" es fácil. El norte irá a la guerra. Y si esa pirámide va hacia Lunargenta como dices, con mayor razón aún. Marcharemos hacia allí de inmediato.- Dijo con un tono tal que por un instante le hizo parecer mayor, y todo un líder. -Es hora de ajustar cuentas.-
-¿Sólo matarlos? ¿Y por qué no suplantarlos? De igual modo eso está claro, chamana, lo que no sabemos aún es si actuó por su cuenta o alguién se lo encargó. ¿Qué ganaría Lachance haciendo esto para sí? El mundo entero se ha vuelto un lugar mucho más peligroso en estos últimos meses. Presiento que algo malo va a ocurrir. Señales en las propias energías de la tierra, el sol, la luna y las estrellas.- Explicaría la joven a su ya a esas alturas compañera sanadora. Aunque enseguida se dio cuenta que ella no podría entender sus palabras. Era una humana a pesar de todo, desconectada de las energías que les rodeaban y que estaban en todas las cosas. Aunque quizá no del todo, como parecía ser el caso de la extraña mujer, pues por su mirada sí que pareció al menos comprenderla.
En ese momento, y antes de que la mujer-calavera pudiera compartir sus ideas y pensamientos, todo comenzó a temblar. En un primer momento parecía que la madre Imbar rugía, molesta por alguna razón desconocida. Pero cuando comenzaron a llegar hasta la habitación los gritos de los guardias y miembros del servicio de palacio, pronto quedó patente que no se trataba de aquello, sino de algo potencialmente peor. La maldita pirámide se había vuelto a poner en movimiento, y desde el balcón de la habitación de la princesa, aquel por el que parecía que Virgo había trepado en varias ocasiones para reunirse con Henrietta, el grupo no pudo tener mejores vistas del acontecimiento. No presagiaba nada bueno.
-Va a matarnos a todos...huid, poneros a salvo.- Gritaba la gente bajo ellos, buscando refugio en el interior del palacio. Algunos guardias también abandonaron su puesto aterrorizados, aunque otros muchos se mantuvieron firmes, dispuestos a mantener el palacio a salvo fuese lo que fuese que cualquier enemigo les lanzara. Quizá a pesar de las malas noticias sobre el fallecimiento del nuevo rey, el grito de guerra del recién escogido sucesor para ascender al trono les daba el valor necesario. Y es que aunque la noticia de la elección de Rigobert como rey aún era muy nueva, y difícilmente se habría extendido ya más allá de palacio, al menos allí si estaba ya en boca de todos, para bien o para mal.
-¿Qué estás tramando ahora Korax?- Musitó la peliblanca con rabia, sintiendo impotencia pues poco o nada podría hacer en esas circunstancias y tenía que ver como el miedo volvía a apoderarse de la ciudad. Más fuese lo que fuese lo que aquella diosa cuervo tramaba, pronto quedó patente que no era dirigido al norte, sino al sur, dirección a la que poco a poco se movió, alejándose de la capital de los reinos norteños.
-Al sur...-Estando en el norte, evidentemente todo estaba en el sur. ¿Cuál era su objetivo? desde luego Níniel dudaba que fuese a ir al mar y hundirse para siempre, dejando a Aerandir en paz. No caería esa breva. -Podría ser cualquier...Lunargenta...- Dijo al final cayendo en la cuenta. No podía ser casualidad que poco después de la plaga en el norte unos vampiros tomaran la ciudad y que tras un año inactiva la pirámide se dirigiera justo, en dirección inequívoca hacia la mayor de las ciudades de los hombres. No había error posible, Níniel podía saberlo calculando la posición de Anar en el cielo. -Debo hablar con la gran encantadora.- Sentenció entonces la peliblanca, encargando a los demás el cuidado de la princesa y descendiendo de nuevo las escaleras de caracol, esta vez sin tiempo ni ganas de quejarse siquiera. Encontró a Lucy, a la reina y al rey aún no coronado en el salón principal, visiblemente afectados por las novedades.
-Gran encantadora...-Se acercó la peliblanca a su superiora, como siempre tras las reverencias de cortesía, aunque esta vez mucho más leves dada la situación. La sombra de la pirámide en movimiento ya apenas cubría aquella parte de la ciudad, pero aún era parcialmente perceptible. Los temblores habían cesado ya.
-Níniel, la situación es urgente. El rey Siegfried ha hecho una llamada a las armas a todos sus aliados para retomar Lunargenta. No creo que sea coincidencia que la pirámide se haya puesto en marcha justo ahora, después de un año...- La informó rápidamente la pelirroja, otorgándole a la elfa la última pieza faltante de aquel puzzle, aunque el dibujo que escondía ya estaba claro incluso sin ella.
-Se dirige hacia Lunargenta, ahora ya no tengo ninguna duda.- Aseveró la sacerdotisa. -Debemos avisar al gran inquisidor y...-Por su gesto Lucy entendió que quería preguntar por la respuesta del norte a la petición de ayuda recién mencionada, pero que no lo hizo porque no es que se sintiera precisamente cómoda con aquel muchacho al mando. Sin embargo fue el propio futuro rey quién tomó la palabra.
-¿Te ha comido la lengua el gato, elfa? Puedes dirigirte a mi, aunque veo que te llevas demasiado bien con mi hermana... además ya no quiero meterte en la cárcel...La respuesta a tu "pregunta" es fácil. El norte irá a la guerra. Y si esa pirámide va hacia Lunargenta como dices, con mayor razón aún. Marcharemos hacia allí de inmediato.- Dijo con un tono tal que por un instante le hizo parecer mayor, y todo un líder. -Es hora de ajustar cuentas.-
Níniel Thenidiel
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Re: Princeps Draconis [Mastereado - Níniel]
Todo quedó visto para sentencia. Tal y como Rigobert había dicho. Dundarak iría a la guerra. Los ejércitos no tardarían más que unos días en “perseguir” la senda de la pirámide y acercarse al Sur. Un emisario procedente de Lunargenta había indicado a estos, además, el día en el que se produciría el ataque. El Norte vengaría la crisis que atravesó durante los últimos años y, con todas sus fuerzas, lucharía por la conquista de Lunargenta.
Como les correspondía, la Logia apoyaría siempre fiel al legítimo rey de la ciudad: El rey Rigobert Dahl Gunderssen. Las acciones de Níniel no pasaron nada desapercibidas para Lucy Fireheart. Y, antes de partir, rescató de los objetos mágicos de la logia un antiguo bastón perteneciente a una tribu elfa.
-Tómalo, Níniel. Es tu recompensa por tu servicio. Llévalo con orgullo, es uno de los objetos más poderosos que tiene la Logia. – afirmó con rotundidad la encantadora. Colocando sobre las manos de la elfa un enorme bastón que era, casi, tan grande como ella.
* * * * * * * * *
Níniel: Has cambiado el destino del mundo… ¿Para siempre? Has evitado la senda de la malvada Koran (suerte para ti, aunque hubiese bonito vivir una batalla ambientada a lo señor de los anillos). Y has evitado que los prínceps draconis mueran. El destino ha querido que sea Rigobert finalmente el rey heredero y has detenido al cambiaformas, Lachance. Por tu buen hacer, la Logia te recompensa con:
-Bastón de Sacerdotisa Sagrado. Calidad del arma: Épica.
-10 puntos de influencia con el Gremio de la Logia.
-20 ptos de experiencia subes a nivel 9. ¡Enhorabuena!
Además, como verás en el registro de puntos, has obtenido suficiente experiencia como para aspirar al puesto de Alta Encantadora de la Logia. Sin embargo, tendremos que hacer una breve misión para formalizar dicho ascenso... ¡Veremos quiénes están a tu favor!
Todos los datos se han actualizado.
Como les correspondía, la Logia apoyaría siempre fiel al legítimo rey de la ciudad: El rey Rigobert Dahl Gunderssen. Las acciones de Níniel no pasaron nada desapercibidas para Lucy Fireheart. Y, antes de partir, rescató de los objetos mágicos de la logia un antiguo bastón perteneciente a una tribu elfa.
-Tómalo, Níniel. Es tu recompensa por tu servicio. Llévalo con orgullo, es uno de los objetos más poderosos que tiene la Logia. – afirmó con rotundidad la encantadora. Colocando sobre las manos de la elfa un enorme bastón que era, casi, tan grande como ella.
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Níniel: Has cambiado el destino del mundo… ¿Para siempre? Has evitado la senda de la malvada Koran (suerte para ti, aunque hubiese bonito vivir una batalla ambientada a lo señor de los anillos). Y has evitado que los prínceps draconis mueran. El destino ha querido que sea Rigobert finalmente el rey heredero y has detenido al cambiaformas, Lachance. Por tu buen hacer, la Logia te recompensa con:
-Bastón de Sacerdotisa Sagrado. Calidad del arma: Épica.
- Bastón de Sacerdotisa Sagrado:
- Los hechizos mágicos conjurados con este bastón añaden efectos beneficiosos a dos usuarios: O bien al portador y a otro personaje, o bien a dos personajes.
-Cuenta además con un hueco adicional.
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-20 ptos de experiencia subes a nivel 9. ¡Enhorabuena!
Además, como verás en el registro de puntos, has obtenido suficiente experiencia como para aspirar al puesto de Alta Encantadora de la Logia. Sin embargo, tendremos que hacer una breve misión para formalizar dicho ascenso... ¡Veremos quiénes están a tu favor!
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