Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
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Re: Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
Aliden se limpió la cara, manchada de sangre. Había dejado al vampiro casi desmayado, sin fuerzas. Parecía que no iba a soltar prenda, el muy bastardo. Se sentó mientras contemplaba al monstruo sin manos, con varias extremidades partidas. Iba a morir, desde luego, pero iba a tardar un buen rato.
-No le tengo miedo a la muerte, cazador. - sonrió con apenas fuerzas ya, mientras escupía algo de sangre. - Mis costillas, mis brazos, mis piernas... Ya nada me queda para que rompas. Lo lógico sería dejar que muriese en paz.
-Las bestias como tu no merecen la paz de la muerte.
-Ah, ¿Y tú si? Mira lo que has hecho... Has matado a muchos de los de tu gente.
-Yo no tengo gente.-afirmó con determinación Aliden.
Un momento de silencio envolvió el salón. Los gritos y golpes en la otra estancia habían cesado por completo.
-Tus chicos han sido derrotados, Drak. ¿Por que no me dices ya dónde están los rehenes?
-Aún... me queda algo que proteger...- Tosió nuevamente sangre.Parecía que los pulmones se le estaban colapsando ya debido a las costillas rotas.
-¿Y qué es ese algo?
Drak simplemente sonrió mientras sus ojos quedaban inmóviles en la figura de Aliden. Al rato, dejó de hacer ningún sonido y sus ojos perdieron su brillo. Había muerto definitivamente.
Aliden se levantó con pesadez. Ya era hora de ir a ver a sus compañeros. Parecía que se las habían arreglado bien. Con suerte los rehenes estarían en el edificio, y acabaría bien todo. Pero, ¿Que había querido decir el vampiro? ¿Algo más que proteger? Suspiró. No sabía que podía ser tan importante para un sanguinario vampiro.
Abrió la puerta de la habitación de al lado, y vió a sus compañeros con un vampiro encadenado. Se fijó en las heridas de Eltrant, más al ver que estaba bien y que respiraba se desentendió y se volvió a centrar en el vampiro.
-¿Le habéis sonsacado dónde están los rehenes? - Preguntó, con voz pastosa.
Justo al decir estas palabras se dio cuenta de que la cabeza le dolía más de lo normal. Parecía que el golpe contra la estantería había sido peor de lo que pensaba. Se palpó la parte trasera de su cabeza, notando un espeso líquido entre sus platinos cabellos. Sangre. Bufó, molesto. Debería estar dando un aspecto lamentable, entero embadurnado de sangre, ahora incluso su pelo y con un leve cojeo producto de las patadas del vampiro. La herida de su abdomen era lo de menos, superficial. Sonrió encogiéndose de hombros. No le apetecía que se preocupasen por él.
-No le tengo miedo a la muerte, cazador. - sonrió con apenas fuerzas ya, mientras escupía algo de sangre. - Mis costillas, mis brazos, mis piernas... Ya nada me queda para que rompas. Lo lógico sería dejar que muriese en paz.
-Las bestias como tu no merecen la paz de la muerte.
-Ah, ¿Y tú si? Mira lo que has hecho... Has matado a muchos de los de tu gente.
-Yo no tengo gente.-afirmó con determinación Aliden.
Un momento de silencio envolvió el salón. Los gritos y golpes en la otra estancia habían cesado por completo.
-Tus chicos han sido derrotados, Drak. ¿Por que no me dices ya dónde están los rehenes?
-Aún... me queda algo que proteger...- Tosió nuevamente sangre.Parecía que los pulmones se le estaban colapsando ya debido a las costillas rotas.
-¿Y qué es ese algo?
Drak simplemente sonrió mientras sus ojos quedaban inmóviles en la figura de Aliden. Al rato, dejó de hacer ningún sonido y sus ojos perdieron su brillo. Había muerto definitivamente.
Aliden se levantó con pesadez. Ya era hora de ir a ver a sus compañeros. Parecía que se las habían arreglado bien. Con suerte los rehenes estarían en el edificio, y acabaría bien todo. Pero, ¿Que había querido decir el vampiro? ¿Algo más que proteger? Suspiró. No sabía que podía ser tan importante para un sanguinario vampiro.
Abrió la puerta de la habitación de al lado, y vió a sus compañeros con un vampiro encadenado. Se fijó en las heridas de Eltrant, más al ver que estaba bien y que respiraba se desentendió y se volvió a centrar en el vampiro.
-¿Le habéis sonsacado dónde están los rehenes? - Preguntó, con voz pastosa.
Justo al decir estas palabras se dio cuenta de que la cabeza le dolía más de lo normal. Parecía que el golpe contra la estantería había sido peor de lo que pensaba. Se palpó la parte trasera de su cabeza, notando un espeso líquido entre sus platinos cabellos. Sangre. Bufó, molesto. Debería estar dando un aspecto lamentable, entero embadurnado de sangre, ahora incluso su pelo y con un leve cojeo producto de las patadas del vampiro. La herida de su abdomen era lo de menos, superficial. Sonrió encogiéndose de hombros. No le apetecía que se preocupasen por él.
Aliden Tenebrae
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Re: Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
Eltrant se acercó al mercenario con una sonrisa cansada y le felicitó por el trabajo realizado. No era la primera vez que recurría al combate a muerte, aunque no era su principal recurso. Aún así, el joven Sevna demostraba grandes dotes para la lucha con sus dos espadas, coordinación y reflejos altos. El exmercenario notó que Alward estaba herido de un hombro, por lo que preguntó su estado.
-Estoy bien, ahora me vendaré. Aunque no podré usar este brazo para combatir, por suerte es mi mano mala-Dijo mirándose dicha extremidad y moviéndola con cuidado y gestos leves de dolor. Tras eso, Alward se fijó en que Eltrant estaba mucho peor, casi le habían tratado como un maniquí de entrenamiento y sangraba por todos lados, era increíble que estuviese aún en pie-Eltrant, creo que no te deberías de preocupar por mí. ¿Estás bien?
Tras eso vio que su compañero se dirigió hacia el último oponente que quedaba en pie y el cual seguía ciego e iracundo, descargando su rabia contra un reloj. Una escena que le seguía pareciendo un tanto cómica dentro del tétrico asunto que les ateñaban allí. El mercenario miró a su alrededor y encontró para su suerte un viejo banco de madera podrida, lleno de polvo y telas de arañas colgantes a juego con la casa que, milagrosamente, seguía intacto. Alward se sentó en él y sacó de su zurrón unas vendas que dejó a su lado. Se quitó la hombrera izquierda y parte de la armadura del brazo que estaba amarrada a esta. Se quitó los guanteletes y procedió a vendarse la zona herida, con su brazo izquierdo totalmente sin protección y desnudo. Tenía gestos de dolor evidentes al tapar la herida, pero tenía que cerrarla si no quería desangrarse o que se le infectase, cosa que probablemente pasaría al no tener nada con lo que tratarse.
En ese momento entró Aliden a la sala por la entrada donde aparecieron los anteriores enemigos. Alward torció el gesto y le habló al vampiro
-Tu ayuda nos habría venido mejor aquí-Suspiró-¿Has logrado al menos averiguar algo por tu parte?
El mercenario se percató de que Aliden también estaba todo lleno de sangre y herido, parecía que había tenido dificultades por su lado, casi había sido un suicidio ir separados, por lo que si pudiese volver atrás habría estado en contra de separar las filas. Pero ya poco se podía hacer, todo había salido medianamente bien y seguían vivos, que ya era todo un logro después de lo que había ocurrido.
Eltrant preguntó al mercenario si tenía esposas, a lo que este negó con la cabeza. Por suerte, Lyn había conseguido unas por parte del vampiro que había derrotado Alward. Finalmente le pusieron las esposas y Aliden preguntó si habían conseguido sacarle información.
-No hemos tenido tiempo de hacer un interrogatorio-Dijo con sarcasmo y esbozando una breve risa
Eltrant decidió dejar al vampiro en el suelo y esposado, diciendo que las gentes del pueblo se encargarían de él por todo lo que él y sus compañeros nocturnos habían hecho; capturar a los perdidos del camino misterioso. Seguramente optarían por matarlo, ya que los humanos no tienen mucho aprecio por los vampiros y más si estos se dedicaban a capturar a gente y comérselos, en realidad poco le importaba a Alward. El exmercenario entonces sugirió que fuesen al sótano a investigar, a lo que el mercenario asintió conforme.
-Seguramente estén en un sótano, y esta casa tan grande tiene que tener-Acto seguido miró tanto a Aliden como a Eltrant, preocupado por sus heridas-¿Queréis vendas?-Dijo terminando de darse la última vuelta a se vendaje y acabando de cerrar su herida
-Estoy bien, ahora me vendaré. Aunque no podré usar este brazo para combatir, por suerte es mi mano mala-Dijo mirándose dicha extremidad y moviéndola con cuidado y gestos leves de dolor. Tras eso, Alward se fijó en que Eltrant estaba mucho peor, casi le habían tratado como un maniquí de entrenamiento y sangraba por todos lados, era increíble que estuviese aún en pie-Eltrant, creo que no te deberías de preocupar por mí. ¿Estás bien?
Tras eso vio que su compañero se dirigió hacia el último oponente que quedaba en pie y el cual seguía ciego e iracundo, descargando su rabia contra un reloj. Una escena que le seguía pareciendo un tanto cómica dentro del tétrico asunto que les ateñaban allí. El mercenario miró a su alrededor y encontró para su suerte un viejo banco de madera podrida, lleno de polvo y telas de arañas colgantes a juego con la casa que, milagrosamente, seguía intacto. Alward se sentó en él y sacó de su zurrón unas vendas que dejó a su lado. Se quitó la hombrera izquierda y parte de la armadura del brazo que estaba amarrada a esta. Se quitó los guanteletes y procedió a vendarse la zona herida, con su brazo izquierdo totalmente sin protección y desnudo. Tenía gestos de dolor evidentes al tapar la herida, pero tenía que cerrarla si no quería desangrarse o que se le infectase, cosa que probablemente pasaría al no tener nada con lo que tratarse.
En ese momento entró Aliden a la sala por la entrada donde aparecieron los anteriores enemigos. Alward torció el gesto y le habló al vampiro
-Tu ayuda nos habría venido mejor aquí-Suspiró-¿Has logrado al menos averiguar algo por tu parte?
El mercenario se percató de que Aliden también estaba todo lleno de sangre y herido, parecía que había tenido dificultades por su lado, casi había sido un suicidio ir separados, por lo que si pudiese volver atrás habría estado en contra de separar las filas. Pero ya poco se podía hacer, todo había salido medianamente bien y seguían vivos, que ya era todo un logro después de lo que había ocurrido.
Eltrant preguntó al mercenario si tenía esposas, a lo que este negó con la cabeza. Por suerte, Lyn había conseguido unas por parte del vampiro que había derrotado Alward. Finalmente le pusieron las esposas y Aliden preguntó si habían conseguido sacarle información.
-No hemos tenido tiempo de hacer un interrogatorio-Dijo con sarcasmo y esbozando una breve risa
Eltrant decidió dejar al vampiro en el suelo y esposado, diciendo que las gentes del pueblo se encargarían de él por todo lo que él y sus compañeros nocturnos habían hecho; capturar a los perdidos del camino misterioso. Seguramente optarían por matarlo, ya que los humanos no tienen mucho aprecio por los vampiros y más si estos se dedicaban a capturar a gente y comérselos, en realidad poco le importaba a Alward. El exmercenario entonces sugirió que fuesen al sótano a investigar, a lo que el mercenario asintió conforme.
-Seguramente estén en un sótano, y esta casa tan grande tiene que tener-Acto seguido miró tanto a Aliden como a Eltrant, preocupado por sus heridas-¿Queréis vendas?-Dijo terminando de darse la última vuelta a se vendaje y acabando de cerrar su herida
Alward Sevna
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Re: Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
- Estoy bien Al. He sido mercenario, como tú. ¿Qué clase de mercenario no es capaz de encajar un par de golpes? – Afirmó sonriendo, ajustándose levemente la coraza a su cuerpo. – ¿…prefieres Ward? – Preguntó a continuación, amplió la sonrisa, al hacerlo se estremeció ligeramente, sin decir nada, se obligó a permanecer erguido. - Lo dejaremos en que me duele al reírme. – dijo llevándose la mano hasta la nuca, suspirando con suavidad.
Recordaba con cierta añoranza los días en los que recibir una herida era algo raro, esos años en los que se decía a si mismo que debía de ser más prudente, que por vencer a un par de bandidos en un camino alejado de los dioses no se convertía automáticamente en alguien invulnerable.
Parecían tan distantes.
Aliden apareció por una de las puertas contiguas, herido, como el resto de los presentes. No aparentaba haberlo pasado mejor que ellos, no obstante, este no dijo nada al respecto y simuló que estaba perfectamente. Lo único que hizo fue preguntar si alguno de los que habían combatido en aquella habitación sabía algo del paradero de los presentes.
- ¡Yo quiero una venda! – Afirmó Lyn aceptando la suave tela que Alward ofreció a los presentes para sus heridas. Observó como la vampiresa recorría la sala de un lado a otro hasta acercarse a Aliden y, hecho esto, procedía a vendarle la cabeza al vampiro, donde evidentemente tenía una herida que estaba tiñendo su cabellera carmesí. – No pongas esa cara y estate quieto. – Dijo Lyn sonriendo al vampiro, parecía no haberle dejado demasiada elección para aceptar o no aquello.
Bajando las manos hasta su cintura, sonrió levemente al ver aquella escena. Todos los presentes eran más parecidos de los que se imaginaban, o eso pensó Eltrant al ver como Alward le ofrecía a él también una venda.
- Cuando salgamos de aquí. – Dijo – Ya no falta demasiado, de todas formas. – Aseguró – Si hubiese más gente… - Miró el torso cercenado de la criatura, en el suelo, no muy lejos de dónde Lyn vendaba a Aliden. – No habrían mandado a esa cosa en primer lugar. – Aseveró.
Cuando Lyn terminó, o le obligaron a que terminase, no estaba seguro de como resulto la interacción entre ella y el vampiro, asintió a los presentes y se encaminaron hacía el sótano de la mansión, el único lugar en el que, por lo que creía saber, podían estar encerrando a los aldeanos.
- ¿Por qué no te has ofrecido a curarme a mí? – Preguntó Eltrant a su compañera, con una sonrisa mordaz, mientras bajaban unas escaleras de granito que, para como estaba el resto del lugar estas parecían haber sido usadas bastante; apenas estaban cubiertas de polvo.
- Es tu castigo, Mortal. – Aseveró, pudo detectar un deje de molestia en su voz. ¿O era otra cosa? Había perdido demasiada sangre como para percibir, en aquel momento, aquel tipo de matices – Por no cuidarte más. – Susurró después.
Eltrant desvió la mirada y no contestó, siguió descendiendo, sin detenerse, hasta que por fin llegaron al sótano de la mansión.
El característico aroma metálico que desprendia la sangre no tardó en hacerse notar ante los presentes. Lyn y Aliden lo habrían notado incluso antes.
- Supongo que… - Una veintena de celdas, todas llenas de personas inmóviles, de cuerpos gélidos, sin vida. - … estos son rehenes… - dijo acercándose a la celda más cercana y estudiándola mejor, comprobado el estado de los presentes.
Suspiró.
- Aquí hemos terminado. Misterio resuelto. – afirmó Eltrant seriamente pasándose la mano por la cara, deseando salir de aquel lugar de una vez.
Como la gran mayoría de las veces, llegaba tarde. Que no podía salvar a todo el mundo era algo que había aprendido por las malas, pero seguía sintiendo aquella sensación,
Pero eso era, al fin y al cabo, Aerandir. A veces te reías, pasabas noches tranquilas en las que no pasaba absolutamente nada, a veces parecía que no había ninguna plaga, que ningún mal azotaba el mundo. Y, entonces, te encontrabas con escenarios como aquel.
Un suave sollozo se sobrepuso sobre el silencio que reinaba en aquel lugar, sobre las goteras de humedad que, metódicamente, formaban charcos a lo largo de aquella suerte de prisión.
- ¡Eltrant! – Lyn sacó al exmercenario de sus pensamientos y, antes que nadie, se encaminó, prácticamente hacía el lugar del que provenía aquel sonido. Una de las celdas más alejadas de las escaleras.
Tras mirar a los demás rápidamente, siguió a su compañera, aunque tuvo que detenerse en un par de ocasiones, se le volvió a nublar la vista. Tenía varios vendajes a lo largo de su cuerpo, no eran los mejores, pero aguantaban. ¿Cuánta sangre había perdido realmente?
Estaba entre una pareja mayor que él, un joven de unos quince o catorce años, balbuceaba palabras sin sentido alguno. Parecía estar drogado.
- Está… - La vampiresa, agachada junto al joven, se giró hacia los demás con los ojos muy abiertos.
- Vale. – Se deshizo de Olvido, desabrochó la correa que la mantenía sujeta a su espalda. – ¿Puedes llevar esto Al? – dijo entregándosela al mercenario, tras lo cual procedió a tomar al muchacho y cargarlo sobre su espalda. El chico cual gimió con suavidad y continuó hablando entre delirios. – Vale… - dijo Eltrant tras respirar un poco. – Eso no ha sido buena idea del todo… - Sacudió la cabeza, apartó el dolor de su cuerpo como buenamente pudo. ¿Por que no le había dejado a Alward, que estaba mejor, cargar con el crío? Por que Eltrant Tale no pensaba antes de hacer las cosas, por eso. – Bueno, no hay tiempo que perder. - Aquella noche, iba a salvar una vida, la de aquel muchacho al menos.
- Aliden. – Se detuvo momentáneamente junto al vampiro, antes de subir por la escalinata de piedra que daba al piso superior. Se quedó callado durante unos segundos y se giró a mirar los cadáveres de las personas que habían allí. Humanos, elfos… incluso algún hombre-bestia que otro. – … Encárgate del vampiro que está atado. – dijo simplemente.
Fuese cual fuese el destino que aquel vigilante otorgase al vampiro… iba a ser mejor que lo que le deparaba si lo llevaban de vuelta a la aldea después de lo que habían visto allí.
Recordaba con cierta añoranza los días en los que recibir una herida era algo raro, esos años en los que se decía a si mismo que debía de ser más prudente, que por vencer a un par de bandidos en un camino alejado de los dioses no se convertía automáticamente en alguien invulnerable.
Parecían tan distantes.
Aliden apareció por una de las puertas contiguas, herido, como el resto de los presentes. No aparentaba haberlo pasado mejor que ellos, no obstante, este no dijo nada al respecto y simuló que estaba perfectamente. Lo único que hizo fue preguntar si alguno de los que habían combatido en aquella habitación sabía algo del paradero de los presentes.
- ¡Yo quiero una venda! – Afirmó Lyn aceptando la suave tela que Alward ofreció a los presentes para sus heridas. Observó como la vampiresa recorría la sala de un lado a otro hasta acercarse a Aliden y, hecho esto, procedía a vendarle la cabeza al vampiro, donde evidentemente tenía una herida que estaba tiñendo su cabellera carmesí. – No pongas esa cara y estate quieto. – Dijo Lyn sonriendo al vampiro, parecía no haberle dejado demasiada elección para aceptar o no aquello.
Bajando las manos hasta su cintura, sonrió levemente al ver aquella escena. Todos los presentes eran más parecidos de los que se imaginaban, o eso pensó Eltrant al ver como Alward le ofrecía a él también una venda.
- Cuando salgamos de aquí. – Dijo – Ya no falta demasiado, de todas formas. – Aseguró – Si hubiese más gente… - Miró el torso cercenado de la criatura, en el suelo, no muy lejos de dónde Lyn vendaba a Aliden. – No habrían mandado a esa cosa en primer lugar. – Aseveró.
Cuando Lyn terminó, o le obligaron a que terminase, no estaba seguro de como resulto la interacción entre ella y el vampiro, asintió a los presentes y se encaminaron hacía el sótano de la mansión, el único lugar en el que, por lo que creía saber, podían estar encerrando a los aldeanos.
- ¿Por qué no te has ofrecido a curarme a mí? – Preguntó Eltrant a su compañera, con una sonrisa mordaz, mientras bajaban unas escaleras de granito que, para como estaba el resto del lugar estas parecían haber sido usadas bastante; apenas estaban cubiertas de polvo.
- Es tu castigo, Mortal. – Aseveró, pudo detectar un deje de molestia en su voz. ¿O era otra cosa? Había perdido demasiada sangre como para percibir, en aquel momento, aquel tipo de matices – Por no cuidarte más. – Susurró después.
Eltrant desvió la mirada y no contestó, siguió descendiendo, sin detenerse, hasta que por fin llegaron al sótano de la mansión.
El característico aroma metálico que desprendia la sangre no tardó en hacerse notar ante los presentes. Lyn y Aliden lo habrían notado incluso antes.
- Supongo que… - Una veintena de celdas, todas llenas de personas inmóviles, de cuerpos gélidos, sin vida. - … estos son rehenes… - dijo acercándose a la celda más cercana y estudiándola mejor, comprobado el estado de los presentes.
Suspiró.
- Aquí hemos terminado. Misterio resuelto. – afirmó Eltrant seriamente pasándose la mano por la cara, deseando salir de aquel lugar de una vez.
Como la gran mayoría de las veces, llegaba tarde. Que no podía salvar a todo el mundo era algo que había aprendido por las malas, pero seguía sintiendo aquella sensación,
Pero eso era, al fin y al cabo, Aerandir. A veces te reías, pasabas noches tranquilas en las que no pasaba absolutamente nada, a veces parecía que no había ninguna plaga, que ningún mal azotaba el mundo. Y, entonces, te encontrabas con escenarios como aquel.
Un suave sollozo se sobrepuso sobre el silencio que reinaba en aquel lugar, sobre las goteras de humedad que, metódicamente, formaban charcos a lo largo de aquella suerte de prisión.
- ¡Eltrant! – Lyn sacó al exmercenario de sus pensamientos y, antes que nadie, se encaminó, prácticamente hacía el lugar del que provenía aquel sonido. Una de las celdas más alejadas de las escaleras.
Tras mirar a los demás rápidamente, siguió a su compañera, aunque tuvo que detenerse en un par de ocasiones, se le volvió a nublar la vista. Tenía varios vendajes a lo largo de su cuerpo, no eran los mejores, pero aguantaban. ¿Cuánta sangre había perdido realmente?
Estaba entre una pareja mayor que él, un joven de unos quince o catorce años, balbuceaba palabras sin sentido alguno. Parecía estar drogado.
- Está… - La vampiresa, agachada junto al joven, se giró hacia los demás con los ojos muy abiertos.
- Vale. – Se deshizo de Olvido, desabrochó la correa que la mantenía sujeta a su espalda. – ¿Puedes llevar esto Al? – dijo entregándosela al mercenario, tras lo cual procedió a tomar al muchacho y cargarlo sobre su espalda. El chico cual gimió con suavidad y continuó hablando entre delirios. – Vale… - dijo Eltrant tras respirar un poco. – Eso no ha sido buena idea del todo… - Sacudió la cabeza, apartó el dolor de su cuerpo como buenamente pudo. ¿Por que no le había dejado a Alward, que estaba mejor, cargar con el crío? Por que Eltrant Tale no pensaba antes de hacer las cosas, por eso. – Bueno, no hay tiempo que perder. - Aquella noche, iba a salvar una vida, la de aquel muchacho al menos.
- Aliden. – Se detuvo momentáneamente junto al vampiro, antes de subir por la escalinata de piedra que daba al piso superior. Se quedó callado durante unos segundos y se giró a mirar los cadáveres de las personas que habían allí. Humanos, elfos… incluso algún hombre-bestia que otro. – … Encárgate del vampiro que está atado. – dijo simplemente.
Fuese cual fuese el destino que aquel vigilante otorgase al vampiro… iba a ser mejor que lo que le deparaba si lo llevaban de vuelta a la aldea después de lo que habían visto allí.
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Off: ¡Nos acercamos al final! :'DD Podeis rolear que Elt y Lyn vuelven al pueblo con vosotros si lo haceis en vuestros turnos, él se va a centrar en eso ahora mismo.Eltrant Tale
Aerandiano de honor
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Re: Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
Aliden se dejó vendar mientras miraba fijamente a la vampiresa. Había intentado que obviasen sus heridas, no le gustaba que otros le tocasen pero... Aquello no estaba del todo mal.
-Gracias-musitó levemente a Lyn una vez esta acabó de vendarle.
Decidieron bajar al sótano, donde encontraron solo cadáveres. Aliden se limitó a hacer una mueca. Aquello no tenía el más mínimo sentido, Drak había hablado de un banco de sangre, pero la sangre de los cadáveres a los días de estar muertos no les sería de utilidad, les hubiera interesado más guardarlos con vida... Fuese como fuese, había llegado de nuevo tarde. Y alguien lo había pagado por no ser Aliden lo suficientemente competente. Negó con la cabeza para sí, mientras veía a Eltrant cargar con un joven, el cual parecía desorientado.
- Aliden. – Se detuvo momentáneamente junto al vampiro, antes de subir por la escalinata de piedra que daba al piso superior. Se quedó callado durante unos segundos y se giró a mirar los cadáveres de las personas que habían allí. Humanos, elfos… incluso algún hombre-bestia que otro. – … Encárgate del vampiro que está atado. – dijo simplemente.
Aliden asintió levemente, dirigiendo sus pasos hacia el vampiro rehén, el cual lo miró con temor. Sin mediar una palabra, cogió el estilete y lo impactó varias veces en su cuello, haciendo que a las tres veces que golpeó el cuello, este se abriese, separando la cabeza del cuerpo, con el único sonido del gorgoteo de la garganta del vampiro como respuesta. El cuerpo cayó al suelo con un ruido sordo, mientras que Aliden, cogiendo la cabeza la fijó con una correa a su espalda. Ante la mirada de sus compañeros, respondió secamente.
-Las llevaré al pueblo. A los habitantes les alegrará saber que sus parientes y amigos han sido vengados. Y las colgaré como aviso para el resto de vampiros. -Dijo, mientras su espalda goteaba espesa sangre.
Sin más palabras que esas, se dirigió hacia la planta de arriba, donde buscaría un saco para llevar cómodamente el resto de cabezas de los vampiros. De seguro los habitantes del pueblo le iban a agradecer de alguna manera su esfuerzo, les contaría dónde estaban los cuerpos y con suerte le ofrecerían alojo y comida, algo que necesitaba desde hace algún tiempo. Probablemente su comida consistiría en alguna oveja descarriada, o algún maleante desafortunado, pero eso los aldeanos no lo sabrían jamás.
-Gracias-musitó levemente a Lyn una vez esta acabó de vendarle.
Decidieron bajar al sótano, donde encontraron solo cadáveres. Aliden se limitó a hacer una mueca. Aquello no tenía el más mínimo sentido, Drak había hablado de un banco de sangre, pero la sangre de los cadáveres a los días de estar muertos no les sería de utilidad, les hubiera interesado más guardarlos con vida... Fuese como fuese, había llegado de nuevo tarde. Y alguien lo había pagado por no ser Aliden lo suficientemente competente. Negó con la cabeza para sí, mientras veía a Eltrant cargar con un joven, el cual parecía desorientado.
- Aliden. – Se detuvo momentáneamente junto al vampiro, antes de subir por la escalinata de piedra que daba al piso superior. Se quedó callado durante unos segundos y se giró a mirar los cadáveres de las personas que habían allí. Humanos, elfos… incluso algún hombre-bestia que otro. – … Encárgate del vampiro que está atado. – dijo simplemente.
Aliden asintió levemente, dirigiendo sus pasos hacia el vampiro rehén, el cual lo miró con temor. Sin mediar una palabra, cogió el estilete y lo impactó varias veces en su cuello, haciendo que a las tres veces que golpeó el cuello, este se abriese, separando la cabeza del cuerpo, con el único sonido del gorgoteo de la garganta del vampiro como respuesta. El cuerpo cayó al suelo con un ruido sordo, mientras que Aliden, cogiendo la cabeza la fijó con una correa a su espalda. Ante la mirada de sus compañeros, respondió secamente.
-Las llevaré al pueblo. A los habitantes les alegrará saber que sus parientes y amigos han sido vengados. Y las colgaré como aviso para el resto de vampiros. -Dijo, mientras su espalda goteaba espesa sangre.
Sin más palabras que esas, se dirigió hacia la planta de arriba, donde buscaría un saco para llevar cómodamente el resto de cabezas de los vampiros. De seguro los habitantes del pueblo le iban a agradecer de alguna manera su esfuerzo, les contaría dónde estaban los cuerpos y con suerte le ofrecerían alojo y comida, algo que necesitaba desde hace algún tiempo. Probablemente su comida consistiría en alguna oveja descarriada, o algún maleante desafortunado, pero eso los aldeanos no lo sabrían jamás.
- OFFROL:
- Chicos, lamento mucho el retraso, pero algunos asuntos personales me han estado reteniendo. Sin embargo, ya estaré más disponible y me vereis por el cb
Aliden Tenebrae
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Re: Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
El exmercenario rechazó la ayuda de Alward para ser atendido y ayudado, cosa que provocó la sorpresa en el mercenario pero también cierto respeto hacia Eltrant al ver su fortaleza. Esos pequeños detalles son los que el joven Sevna respetaba.
-Está bien, pero creo que deberías al menos descansar-Dijo acompañando la sonrisa del humano-Y sobre mi nombre... Te dejo llamarme como quieras si tu me dejas llamarte Elt-Dijo con un tono amistoso y de confianza
Tras unos breves minutos de pausa, y lo que podía ser considerado como relajación en aquel momento, se dispusieron a descender hacia el sótano, donde sospechaban que podrían estar la gente secuestrada por aquellos vampiros.
Cuando se enontraron aquella escena dantesca y sádica, Alward retrocedio unos pasos colocándose en la entrada de la mazmorra, intentando no posar mucho sus ojos en los cadáveres o la sangre que allí estaba presente por todos lados. El mercenario tuvo una breve arcada, pero supo mantener su compostura. No le agradaban mucho ese tipo de cosas, y aunque estuviese acostumbrado a la sangre, aquella cantidad de esta y los cadáveres hacían que se convirtiese en una mezcla poco agradable para el joven Sevna.
-Yo mejor me quedaré aquí...-Dijo posicionándose en el marco de la puerta abierta que daba entrada a ese lugar
Cuando Eltrant confirmó que esos muy probablemente eran los "perdidos" de los caminos de alrededor, a Alward le embargó una sensación de ahogo y pesar, aunque por otro lado veía normal que aquellas pobres almas acabasen apareciendo muertas después del tiempo que llevaban allí.
De pronto, Lyn llamó al exmercenario alterada, y por ende, el joven Sevna también se alertó. Parecía haber un superviviente. Alward entonces se adentró en la habitación y se colocó en medio de Eltrant y Aliden. El superviviente era un joven de corta edad, aunque no era un infante o niño. Parecía estar en estado de shock o trauma tras lo que seguramente hubiese vivido en sus carnes o las de sus conocidos. Al mercenario le recorrió un escalofrío y se le pusieron los vellos de punta, habían conseguido salvar una vida, con eso merecía la pena haberse adentrado allí. Sin él y el resto de sus compañeros, seguramente aquel joven acabaría como el resto de los cadáveres allí presentes.
Eltrant se ofreció para llevar al superviviente y le dejó a cargo del mercenario una de sus armas. Alward la agarró con fuerza por su funda y mango con ambas manos.
Aunque la tentativa de ser mulo de carga era honorable, las heridas del exmercenario le limitaban mucho. Era una locura hacer eso en su estado
-¿Elt, seguro que podrás?-Dijo mirando con preocupación al exmercenario y desviándola instantáneamente hacia Lyn para ver si ella hacía o decía algo-Déjame al menos acompañaros al pueblo de este joven
-Está bien, pero creo que deberías al menos descansar-Dijo acompañando la sonrisa del humano-Y sobre mi nombre... Te dejo llamarme como quieras si tu me dejas llamarte Elt-Dijo con un tono amistoso y de confianza
Tras unos breves minutos de pausa, y lo que podía ser considerado como relajación en aquel momento, se dispusieron a descender hacia el sótano, donde sospechaban que podrían estar la gente secuestrada por aquellos vampiros.
Cuando se enontraron aquella escena dantesca y sádica, Alward retrocedio unos pasos colocándose en la entrada de la mazmorra, intentando no posar mucho sus ojos en los cadáveres o la sangre que allí estaba presente por todos lados. El mercenario tuvo una breve arcada, pero supo mantener su compostura. No le agradaban mucho ese tipo de cosas, y aunque estuviese acostumbrado a la sangre, aquella cantidad de esta y los cadáveres hacían que se convirtiese en una mezcla poco agradable para el joven Sevna.
-Yo mejor me quedaré aquí...-Dijo posicionándose en el marco de la puerta abierta que daba entrada a ese lugar
Cuando Eltrant confirmó que esos muy probablemente eran los "perdidos" de los caminos de alrededor, a Alward le embargó una sensación de ahogo y pesar, aunque por otro lado veía normal que aquellas pobres almas acabasen apareciendo muertas después del tiempo que llevaban allí.
De pronto, Lyn llamó al exmercenario alterada, y por ende, el joven Sevna también se alertó. Parecía haber un superviviente. Alward entonces se adentró en la habitación y se colocó en medio de Eltrant y Aliden. El superviviente era un joven de corta edad, aunque no era un infante o niño. Parecía estar en estado de shock o trauma tras lo que seguramente hubiese vivido en sus carnes o las de sus conocidos. Al mercenario le recorrió un escalofrío y se le pusieron los vellos de punta, habían conseguido salvar una vida, con eso merecía la pena haberse adentrado allí. Sin él y el resto de sus compañeros, seguramente aquel joven acabaría como el resto de los cadáveres allí presentes.
Eltrant se ofreció para llevar al superviviente y le dejó a cargo del mercenario una de sus armas. Alward la agarró con fuerza por su funda y mango con ambas manos.
Aunque la tentativa de ser mulo de carga era honorable, las heridas del exmercenario le limitaban mucho. Era una locura hacer eso en su estado
-¿Elt, seguro que podrás?-Dijo mirando con preocupación al exmercenario y desviándola instantáneamente hacia Lyn para ver si ella hacía o decía algo-Déjame al menos acompañaros al pueblo de este joven
Alward Sevna
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Re: Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
Afortunadamente tenía a Alward junto a él para ayudarle a cargar el joven y, de algún modo, acabaron en el pueblo del que procedía el muchacho herido aun cuando él mismo estaba repleto de cortes.
No estaba seguro del todo si Aliden les había seguido hasta allí, pero sí que vio como este hundía firmemente uno de sus puñales en el cuello del vampiro, matándolo casi al instante y decapitándolo en el proceso.
También le había escuchado decir que usaría aquella cabeza como advertencia, las de los vampiros que habían caído aquella noche allí, en general. No compartía aquella idea totalmente, pero tampoco se opuso, fuese el propio Aliden o los lugareños, las cabezas de aquellos tipos iban a acabar sobre picas de alguna forma u otra.
Estaba demasiado cansado para oponerse.
Suspiró profundamente, mirando su armadura descansar a un lado de la habitación de la pequeña posada en la que se hospedaban. Cerró los ojos y se centró en las distintas heridas que se habían encargado de vendarle.
En aquel sitio no había elfos, tendría que aguantarse con eso por el momento, al menos no iba a morir desangrado, lo cual, para empezar, no estaba nada mal.
Había dejado al chico al cuidado de Alward y Lyn por el momento. El mercenario era un buen tipo, le caía bien, honesto y valiente, quizás un poco ingenuo para el mundo en el que se encontraba. Lamentablemente, como él mismo, se acabaría dando cuenta tarde o temprano de lo que había a su alrededor.
“No puedes salvar a todo el mundo, Tale. Pero eso no es malo, concéntrate en salvar a los que puedas.”
- ¿Qué tal te encuentras…? – Lyn se internó levemente en la habitación, esta había estado comprobando el estado del muchacho en todo momento desde que llegaron, apenas se había apartado de él. Parecía pensativa, menos habladora de lo normal. No la culpaba. – Se va… se va a recuperar – Dijo sentándose a los pies de la cama dejando escapar un leve suspiró, detectó un deje de alivio en su mirada, Eltrant esbozó una sonrisa cansada y se colocó, cuidadosamente sobre los vendajes, una de las pocas camisas intactas que le quedaban. – Al menos eso es lo que dicen – Añadió en apenas un susurro.
- Seguro que lo hace. – dijo Eltrant cruzandose de brazos frente a su compañera, quien, mordiéndose el labio inferior, asintió como toda respuesta.
- Sabes que… que no soy como ellos. ¿Verdad? – Preguntó entonces Lyn de improviso, agachando la mirada, aquello pilló a Eltrant por sorpresa quien, a punto de salir del dormitorio, se giró hacía su compañera enarcando ambas cejas.
- Claro. – dijo con sencillez, acercándose a ella y zarandeándola amistosamente, no dijo nada más, no necesitaba justificar aquella respuesta, lo sabía y punto.
Lyn no le miró fijamente, pero asintió y le siguió hasta el piso inferior.
Se sentaron en una de las tantas mesas prácticamente vacías del lugar, lo máximo que Eltrant había admitido como recompensa de todo aquello era una cama en la que pasar aquello y copas gratis hasta el amanecer, cosa que se lo habían proporcionado.
- ¿Y ahora? – Preguntó Lyn acomodándose en la silla, mirando las diferentes entradas del lugar, esperando ver a Alward o a Aliden aparecer en cualquier momento.
- Ahora lo de siempre. – dijo Eltrant apurando su copa, sonriendo a la muchacha. – Seguimos otro rumor y… - Dejó escapar un leve gemido, dolorido, y se llevó la mano hasta el costado. - … Y entonces me apuñalan. – dijo suspirando, Lyn negó con la cabeza y se volvió a servir vino en el vaso.
Lo único que faltaba, antes de partir, era volver a ver al mercenario y al vampiro. Aun si habían empezado con mal pie le habían ayudado, lo mínimo que podía hacer era despedirse apropiadamente de ellos.
Estando en la única taberna a más de una decena de kilómetros no parecía muy difícil encontrarse con ellos allí, de no ser posible partirían al amanecer, como lo habían pensado.
- ¿¡Cómo puedes beber esto?! – La voz de Lyn le sacó de sus pensamientos, sonrió, la muchacha le había arrebatado la jarra y había dado un largo trago de ella - ¡Sabe horrible! ¡Bueno, no demasiado! ¡Pero puedes escoger beber vino! – Dijo agitando su copa con altivez.
- Sí, sí. La próxima vez. -
No estaba seguro del todo si Aliden les había seguido hasta allí, pero sí que vio como este hundía firmemente uno de sus puñales en el cuello del vampiro, matándolo casi al instante y decapitándolo en el proceso.
También le había escuchado decir que usaría aquella cabeza como advertencia, las de los vampiros que habían caído aquella noche allí, en general. No compartía aquella idea totalmente, pero tampoco se opuso, fuese el propio Aliden o los lugareños, las cabezas de aquellos tipos iban a acabar sobre picas de alguna forma u otra.
Estaba demasiado cansado para oponerse.
Suspiró profundamente, mirando su armadura descansar a un lado de la habitación de la pequeña posada en la que se hospedaban. Cerró los ojos y se centró en las distintas heridas que se habían encargado de vendarle.
En aquel sitio no había elfos, tendría que aguantarse con eso por el momento, al menos no iba a morir desangrado, lo cual, para empezar, no estaba nada mal.
Había dejado al chico al cuidado de Alward y Lyn por el momento. El mercenario era un buen tipo, le caía bien, honesto y valiente, quizás un poco ingenuo para el mundo en el que se encontraba. Lamentablemente, como él mismo, se acabaría dando cuenta tarde o temprano de lo que había a su alrededor.
“No puedes salvar a todo el mundo, Tale. Pero eso no es malo, concéntrate en salvar a los que puedas.”
- ¿Qué tal te encuentras…? – Lyn se internó levemente en la habitación, esta había estado comprobando el estado del muchacho en todo momento desde que llegaron, apenas se había apartado de él. Parecía pensativa, menos habladora de lo normal. No la culpaba. – Se va… se va a recuperar – Dijo sentándose a los pies de la cama dejando escapar un leve suspiró, detectó un deje de alivio en su mirada, Eltrant esbozó una sonrisa cansada y se colocó, cuidadosamente sobre los vendajes, una de las pocas camisas intactas que le quedaban. – Al menos eso es lo que dicen – Añadió en apenas un susurro.
- Seguro que lo hace. – dijo Eltrant cruzandose de brazos frente a su compañera, quien, mordiéndose el labio inferior, asintió como toda respuesta.
- Sabes que… que no soy como ellos. ¿Verdad? – Preguntó entonces Lyn de improviso, agachando la mirada, aquello pilló a Eltrant por sorpresa quien, a punto de salir del dormitorio, se giró hacía su compañera enarcando ambas cejas.
- Claro. – dijo con sencillez, acercándose a ella y zarandeándola amistosamente, no dijo nada más, no necesitaba justificar aquella respuesta, lo sabía y punto.
Lyn no le miró fijamente, pero asintió y le siguió hasta el piso inferior.
Se sentaron en una de las tantas mesas prácticamente vacías del lugar, lo máximo que Eltrant había admitido como recompensa de todo aquello era una cama en la que pasar aquello y copas gratis hasta el amanecer, cosa que se lo habían proporcionado.
- ¿Y ahora? – Preguntó Lyn acomodándose en la silla, mirando las diferentes entradas del lugar, esperando ver a Alward o a Aliden aparecer en cualquier momento.
- Ahora lo de siempre. – dijo Eltrant apurando su copa, sonriendo a la muchacha. – Seguimos otro rumor y… - Dejó escapar un leve gemido, dolorido, y se llevó la mano hasta el costado. - … Y entonces me apuñalan. – dijo suspirando, Lyn negó con la cabeza y se volvió a servir vino en el vaso.
Lo único que faltaba, antes de partir, era volver a ver al mercenario y al vampiro. Aun si habían empezado con mal pie le habían ayudado, lo mínimo que podía hacer era despedirse apropiadamente de ellos.
Estando en la única taberna a más de una decena de kilómetros no parecía muy difícil encontrarse con ellos allí, de no ser posible partirían al amanecer, como lo habían pensado.
- ¿¡Cómo puedes beber esto?! – La voz de Lyn le sacó de sus pensamientos, sonrió, la muchacha le había arrebatado la jarra y había dado un largo trago de ella - ¡Sabe horrible! ¡Bueno, no demasiado! ¡Pero puedes escoger beber vino! – Dijo agitando su copa con altivez.
- Sí, sí. La próxima vez. -
Eltrant Tale
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Re: Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
Finalmente Aliden había recolectado todas las cabezas en un saco de lona que encontró en el piso superior, y sin esperar a los demás, partió hacia las afueras de Lunargenta, donde clavó las cabezas sin ton ni son, en la oscuridad más profunda de la noche. Sabía de sobra que ahora los vampiros poblaban Lunargenta por doquier, y aquello iba a hacer que tuviesen un poco más de recelo a la hora de cazar de noche.
Suspiró con pesadez, aún seguía manchado de sangre. Se adentró en Lunargenta, y apenas cuando el sol empezaba a despuntar se guareció en una posada donde se bañó, acicaló y durmió como un lirón hasta que la noche llegó de nuevo, momento en el que se sentó en una de las mesas del piso de abajo y, mientras bebía agua, acechó en busca de algún vampiro que rondase por allí, y justo localizó uno que actuaba como tal, cuando un señor le interrumpió pidiéndole dinero.
Suspiró con pesadez, aún seguía manchado de sangre. Se adentró en Lunargenta, y apenas cuando el sol empezaba a despuntar se guareció en una posada donde se bañó, acicaló y durmió como un lirón hasta que la noche llegó de nuevo, momento en el que se sentó en una de las mesas del piso de abajo y, mientras bebía agua, acechó en busca de algún vampiro que rondase por allí, y justo localizó uno que actuaba como tal, cuando un señor le interrumpió pidiéndole dinero.
- Offrol:
- Bueno chicos, hasta aquí mi parte de tema. Siento haber sido tan escueto en este ultimo mensaje, pero estoy super ocupado y no tengo tiempo de nada. Podéis continuar el tema haciendo turnos tipo Alward-Eltrant, yo veré los mensajes de vez en cuando pero no creo poder seguir contestando tan habitualmente como antes. ¡Sea como sea, ha sido un placer rolear con vosotros!
Aliden Tenebrae
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Re: Las huellas de los Perdidos[Interpretativo][Libre][Noche][3/3][Cerrado]
Eltrant y Lyn esperaban sentados en una de las mesas de la taberna del pueblo para ver si por fin aparecían el mercenario o el vampiro mientras bebían y charlaban sobre sus cosas. Había sido después de todo una incursión y una historia memorable que contar, obviando las partes más sangrientas y macabras de esta. Lo importante era que habían desecho el mal que aquellos señores de la noche llevaban allí acumulado y al menos pudieron salvar a un joven de una muerte segura.
Un hombre de avanzada edad y con el rostro lleno de arrugas bajó las escaleras de forma paulatina debido a los achaques de la edad. Era el dueño de la taberna. Parecía llevar una especie de sobre en su mano derecha, el cual se mantenía cerrado. Con amabilidad, se acercó al ex-mercenario y la vampiresa y dejó la carta sobre la mesa, acompañada una sonrisa debajo de tantas arrugas envejecedoras y con los ojos entrecerrados.
-Dentro de este sobre hay una carta que ha dejado el otro muchacho que viajaba con ustedes... Alward creo que se llamaba-Paró un segundo para toser de forma seca y seguida. Cuando se recuperó, siguió hablando-Se marchó a primera hora de alba, decía que tenía algo de prisa y que no quería molestaros
Por suerte, la mañana se presentaba despejada. Alward había estado caminando por horas cuando, al fin, vio a un par de kilómetros las murallas de Lunargenta. Esto le dibujó una leve sonrisa en su rostro e hizo que se parase a contemplar las vistas, pues desde aquel terreno, el cual estaba más elevado, podía ver todo el camino que llevaba a la ciudad y a esta en todo su esplendor.
El mercenario se llevó su mano derecha al hombro herido, el cual seguía vendado, pero esta vez mejor y más sano debido a que se lo habían vuelto a vendar y sanado en el poblado al que habían llevado al joven que ayudó a rescatar. La herida le seguía dando punzadas de dolor de vez en cuando, pero sabía que eso era pasajero y en unas pocas semanas volvería a estar al cien por cien.
Sin más, el joven Sevna emprendió de nuevo la marcha hacia la ciudad. Tras estar unos cinco años como mercenario, jamás había vivido tal situación de riesgo. Esta experiencia le había fortalecido y le daba un grado más de conocimiento sobre la vida misma, ¡Eso sin contar que había ganado la apuesta! No podía aguantar más la espera de entrar en la taberna y que todos escuchasen su historia, ¡Sería algo de lo que estar bastante orgulloso! Por no hablar de que con el dinero que ganara por la apuesta podría comprarse algún que otro capricho.
Un hombre de avanzada edad y con el rostro lleno de arrugas bajó las escaleras de forma paulatina debido a los achaques de la edad. Era el dueño de la taberna. Parecía llevar una especie de sobre en su mano derecha, el cual se mantenía cerrado. Con amabilidad, se acercó al ex-mercenario y la vampiresa y dejó la carta sobre la mesa, acompañada una sonrisa debajo de tantas arrugas envejecedoras y con los ojos entrecerrados.
-Dentro de este sobre hay una carta que ha dejado el otro muchacho que viajaba con ustedes... Alward creo que se llamaba-Paró un segundo para toser de forma seca y seguida. Cuando se recuperó, siguió hablando-Se marchó a primera hora de alba, decía que tenía algo de prisa y que no quería molestaros
- CONTENIDO DE LA CARTA:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]Para: Eltrant y LynQueridos Eltrant y Lyn, debo dejaros esta carta como muestra de mi agradecimiento por todo lo que habéis hecho por mí.
Debo de despedirme mediante este escrito, ya que quiero dejaros descansar y recuperaros de todo. Además, mis amigos estarán preocupados por mí, llevo varios días fuera y tengo que regresar lo antes posible. Ha sido un placer conoceros a todos; Eltrant, Lyn y Aliden... ¿Está él con vosotros? No lo vi marchar al poblado. Si lo veis por algún lado dadle mis agradecimientos por todo también.
Aquí tenéis un amigo y alguien en quien confiar, y que siempre que pueda, os echará una mano en todo lo posible. Si os pasáis por Lunargenta visitad "El Filósofo Ebrio". Es una taberna en la cual estoy viviendo actualmente, ¡Estaréis invitados a todo lo que os plazca! ¡Tanto comida como bebida!
Sin más, me despido. Espero que pronto nos volvamos a ver en mejores y más relajadas circunstancias, ¡Adiós, amigos!Alward Sevna
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Por suerte, la mañana se presentaba despejada. Alward había estado caminando por horas cuando, al fin, vio a un par de kilómetros las murallas de Lunargenta. Esto le dibujó una leve sonrisa en su rostro e hizo que se parase a contemplar las vistas, pues desde aquel terreno, el cual estaba más elevado, podía ver todo el camino que llevaba a la ciudad y a esta en todo su esplendor.
El mercenario se llevó su mano derecha al hombro herido, el cual seguía vendado, pero esta vez mejor y más sano debido a que se lo habían vuelto a vendar y sanado en el poblado al que habían llevado al joven que ayudó a rescatar. La herida le seguía dando punzadas de dolor de vez en cuando, pero sabía que eso era pasajero y en unas pocas semanas volvería a estar al cien por cien.
Sin más, el joven Sevna emprendió de nuevo la marcha hacia la ciudad. Tras estar unos cinco años como mercenario, jamás había vivido tal situación de riesgo. Esta experiencia le había fortalecido y le daba un grado más de conocimiento sobre la vida misma, ¡Eso sin contar que había ganado la apuesta! No podía aguantar más la espera de entrar en la taberna y que todos escuchasen su historia, ¡Sería algo de lo que estar bastante orgulloso! Por no hablar de que con el dinero que ganara por la apuesta podría comprarse algún que otro capricho.
Alward Sevna
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