Apariencias [Privado Karen-Lyra]

Oh… Los bosques del oeste, los bosques que Lyra conocía bien, en los que había pasado la mayor parte de su vida, de viaje, de misión en misión, explorando o simplemente de fiesta antes de la caza con sus antiguos compañeros.
Le dejaba un gusto amargo en la boca, la nostalgia invadía sus pensamientos y solo podía deambular sin mucho rumbo por la noche, tomando refugio de día en lugares tapados del sol, en cuevas y lugares con grandes arboledas, los conocía bien porque allí descansaban sus extrañados amigos y su tutor.

Algo la sacó de sus pensamientos sin sentido más que el amargarse, el hambre, ¿Hacía cuanto que no se alimentaba? Su cuerpo se sentía débil, no era una costumbre en una guerrera como ella el estar así, se mordió los labios propios con suavidad con sus largos colmillos mientras dejaba salir lo que parecía ser un suave gruñido, era una de las primeras veces que su cuerpo le pedía tanto el alimentarse de alguien, le hizo dar cuenta lo frágil que los acontecimientos pasados le habían dejado y eso le puso molesta.

Pero algo bueno pudo recordar, la ubicación de los pocos pueblos humanos que se atrevían a vivir allí, no sabía sus estados, hace bastante tiempo no los visitaba, pero lo haría esta preciosa noche, por primera vez, sola.

Así arribó al pueblo aquella viajera de negras vestimentas, tapando su rostro con aquel pañuelo de tela tejido a su remera de tela bajo su armadura, para ir derecho a la posada, en esos pequeños pueblos suelen ser también tabernas, supuso que podría agarrar al borracho del pueblo y llevárselo para alimentarse de él en paz.

Al llegar, entró tranquilamente mirando a sus costados mientras bajaba la capucha con ambas manos con delicadeza, mostrando su cabello negro hondearse de un lado a otro. Para su sorpresa, no había mucha gente, era casi la media noche y eso le sorprendió, aunque no tanto, quizá eran precavidos por el lugar en el que se encontraban, eso tenía sentido.
Se acercó al hombre que parecía atender detrás de una barra, ella con una sonrisa bajo aquella tela a la par que su diestra se dirigía a su arco compuesto le dedicó. Y en un rápido movimiento, casi el mismo, cambió de lado el arco a la par que tomaba una flecha de su carcaj para rápidamente atravesar con ella el corazón de aquel hombre sin piedad ni pensárselo dos veces.
— Ah ~ Al fin algo fresco para beber. —
Musitó de las ganas que tenía mientras del gusto ya se relamía los labios, dio un salto y se acuclilló para dejar el arco a un costado suyo y bajando aquella tela que le cubría, se inclinó hacia su cuello.
Era extraño… El olor a sangre solía ser fuerte pero… ¿Por qué tanto? No le dio importancia, clavó sus colmillos en el cuello ajeno con ganas y así, comenzó a succionar, bebiendo con ganas.
“Cuanto tiempo… Que deli…-“ Pensó interrumpiéndose así misma, sus ojos se abrieron como platos, sacó sus colmillos de él tipo y empezó a escupir, una, dos, tres veces hasta que no dio más y vomitó aquello que había tragado casi al instante a su lado, cayendo de rodillas en el intento de no mancharse, cosa que logró de momento para así limpiarse la boca con su mano y la tela de su brazo.
La sangre no era sangre, era pastosa, fría, casi inexistente, como sí estuviera absorbiendo algo húmedo y carnoso más que un líquido… Y para su sorpresa, así fue, podía divisar algo blanco moviéndose en su vómito, eso le dio arcadas y más ganas de vomitar, pero no lo hizo, se cubrió la boca y terminó aguantándose para dejar salir.

— ¿¡Q-Qué mierda!? — Nunca perdía los estribos pero bien que lo asqueroso del moribundo sabor le tomó por sorpresa y le hizo maldecir en su cabeza varias veces.
A la vez que sus ojos observaban como la imagen del saludable tipo que recibió su penetrante munición ahora cambiaba a la de un cuerpo, un cuerpo muerto hacía tiempo y ya en la descomposición.

El sabor horrible a carne pútrida le estaba quedando en la boca, ahora también a sus propios jugos gástricos que salieron disparados al sentir semejante sensación, le estaba dando hasta mareos. Y claro, el olor no ayudaba, un olor nauseabundo que al principio no había sentido tan fuerte ahora le invadía provocando que deba taparse la nariz con su mano mientras se fregaba el rostro con la libre en busca de no manchar nada.

Pronto aquella chica apareció, que al principio Lyra no pareció notarle, eso hasta sentir sus pasos bien cerca y detrás, se estremeció y rápidamente tomó su arco a su costado para voltear ya con una flecha en la cuerda siendo tensada, aunque apuntando hacia el suelo aún.

Escuchó sus palabras mientras intentaba contenerse, se le veía enojada, con una expresión claramente confusa y asqueada, incluso también tenía un ligero dolor de cabeza.
Y así como así, la joven le ofreció sangre de su brazo, ¡Era una vampiro y ella una humana! Ya de por sí todo el asunto le sonaba raro, muy extraño. Rechazó con un movimiento de cabeza mostrando sus colmillos por un momento para finalmente mirarla fijamente a los ojos.

— ¿Y cómo sé que tú no estás en esto tampoco? Asegurame que tú sangre no está llena de carne putrefacta y gusanos como... —

Y señaló con la mirada el cuerpo a su lado. Sí bien aquella niña no se veía como la causante de todo esto ni tampoco alguien con malas intenciones por como se veía, sonaba y hasta sus acciones de querer ayudarla, no iba a confiar plenamente en alguien que apenas conoce, menos en ese tipo de situación de mierda.

Pero algo despertó en ella, era el hambre, miró su brazo siendo extendido una vez más y sí no hubiera sido porque se controló, se hubiera relamido los labios y sus colmillos de las ganas que le tenía, que claramente se notaban en su mirada, el deseo de querer alimentarse y una expresión que decía casi "por favor".

Dejó de tensar su arco, y tosió un poco más buscando sacarse el pútrido sabor de sus fauces, todo a la par que lentamente se colocaba de pie, mirando atentamente a su alrededor y finalmente a la ilusión del tabernero que yacía parado, claramente extrañada y confundida.

Quería sacarse ese asqueroso sabor de la boca, quería escupir, tomar sangre, agua, lo que fuera, mataría por unas hierbas para mascar en ese momento, pero probablemente no conseguiría nada de esto, o eso pensaba.

Miró a la pelirroja delante de ella, era tan solo una niña, la observaba de reojo sin terminar de fiarse de ella, mientras tanto, se levantó usando el contador de apoyo para así alejarse del pútrido cuerpo del que había intentado alimentarse.
Al sacar su espada, Lyra no pudo evitar dar un paso atrás mientras colocaba una flecha de su carcaj en la cuerda, no lo había tensado pero se había preparado por sí acaso.

Pero pronto, el olor de la sangre, sangre pura, tibia y exquisita vino a sus fosas nasales, no pudo evitar aspirar entre un mareo, se sentía demasiado mareada, quería embestirla y tomar de todo aquel jugoso y espeso líquido rojo que brotaba de la niña frente a ella.
Intentó recuperar su compostura, alejó la mirada de su brazo para no tentarse más, y así, observó los ojos ajenos mientras la oía.
— Magia o no... Algo los está creando y forzando a actuar de forma... Muy estructurada. Como un espejismo de su rutina. ¿Crees que todos los habitantes sean así? —

No dijo nada, solo gruñó y afirmó con cierta sutileza, no quería admitir que quería su sangre como nunca antes había querido alimentarse, incluso su cuerpo entre lo débil que estaba sufría escalofríos al verla y sentirla, era como poner a un hombre sin hogar frente a un bistec chorreante recién asado.
Empezó a dirigirse de primeras afuera, no iba a guardar su arco, no hasta averigüe que carajos estaba pasando en ese lugar, por ende, en su zurda mantenía este tomado junto a una flecha en el mismo agarre por sí acaso.

Una vez afuera, miró a su alrededor, no había mucha gente en la calle, pero la que había parecía estar trabajando en la lejanía de los campos o por sus casas. Todo le daba mala espina. Esperó a la adolescente mientras respiró ahora sí, aire sin mucho olor a podrido, o eso le pareció luego de salir de la posada.
Apenas salió la pelirroja, tomó su brazo con su mano diestra sin decir nada, cerró sus ojos y pegando sus labios a la herida, comenzaría a chupar, lamer, sorber y succionar con fuerza, parecía algo desesperada al principio, aunque intentaba esconderlo.