Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
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Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
Aquella mañana la esperaba una sorpresa, todavía no se había levantado, por lo que para ella sería un despertar normal. Como todos los días se lavó la cara y peinó. Y como desde hacía un tiempo, se puso los nuevos ropajes negros. Para su madre se había convertido ya en algo habitual, no obstante lo primero que le dijo fue “En lugar de una guardia, pareces una asesina”. Eso era exactamente lo que pretendía, se sentía rechazada por aquellos a los que admiraba. Seguiría su instinto y aquellas ropas eran bastante más cómodas para su estilo de lucha.
Bajó las escaleras como todos los días, y como cada mañana agarró un bollo recién horneado y comenzó a mordisquearlo mientras hacía levitar algunos utensilios conforme su madre los iba necesitando.
- Esta mañana vino tu amiga preguntando por ti.
“¿Amiga? Yo no tengo...” -¿Ava? ¿Ava ha estado aquí?- Se levantó casi de un salto. -¿Qué te ha dicho?
- Déjame pensar… Creo que dijo que te vería a las afueras…
La joven subió rápidamente las escaleras. -¿Por qué no me has despertado? -Bajó casi inmediatamente con sus armas revoloteando a su alrededor. - Deberías haberme despertado, seguro que ha estado esperando por mi todo este tiempo por ahí fuera. -Agarró más bollitos para el camino. -Me voy, no me esperéis en los próximos… días, ¿por qué no? No sé qué haré después el caso…
Cuando se da cuenta está hablando sola por el medio de las calles. Mueve la cabeza de un lado a otro intentando centrar sus ideas mientras los edificios siguen sucediéndose entre ellos. Para finalmente alcanzar la entrada principal a la ciudad.
“Ava debería estar por aquí… espero que no se haya ido ya. Es posible que le haya pasado algo… No. Céntrate Karen, seguramente esté esperándote en algún lugar cercano”
Finalmente se decide a deambular por los alrededores. Si no veía a Ava, posiblemente ella sí la viese. Hacía mucho que tenía ganas de volver a pasar una tarde con su amiga, sobretodo después de aquella fatídica noche arruinada por el baño de sangre que tuvieron que llevar a cabo entre las dos. Había tenido su punto de divertido, viéndolo desde el futuro y recordándolo como algo que forma parte de un pasado en conjunto.
“Oh, debería haberle traído otro libro, me pregunto si le habrá gustado el anterior...” No podía evitar preguntarse si le habría pasado algo, o si por el contrario tan solo esperaba tener un día tranquilo juntas. Esperaba de todo corazón que fuera lo último mientras se paseaba entre las carretas de la gente que trataba de entrar a la ciudad.
Bajó las escaleras como todos los días, y como cada mañana agarró un bollo recién horneado y comenzó a mordisquearlo mientras hacía levitar algunos utensilios conforme su madre los iba necesitando.
- Esta mañana vino tu amiga preguntando por ti.
“¿Amiga? Yo no tengo...” -¿Ava? ¿Ava ha estado aquí?- Se levantó casi de un salto. -¿Qué te ha dicho?
- Déjame pensar… Creo que dijo que te vería a las afueras…
La joven subió rápidamente las escaleras. -¿Por qué no me has despertado? -Bajó casi inmediatamente con sus armas revoloteando a su alrededor. - Deberías haberme despertado, seguro que ha estado esperando por mi todo este tiempo por ahí fuera. -Agarró más bollitos para el camino. -Me voy, no me esperéis en los próximos… días, ¿por qué no? No sé qué haré después el caso…
Cuando se da cuenta está hablando sola por el medio de las calles. Mueve la cabeza de un lado a otro intentando centrar sus ideas mientras los edificios siguen sucediéndose entre ellos. Para finalmente alcanzar la entrada principal a la ciudad.
“Ava debería estar por aquí… espero que no se haya ido ya. Es posible que le haya pasado algo… No. Céntrate Karen, seguramente esté esperándote en algún lugar cercano”
Finalmente se decide a deambular por los alrededores. Si no veía a Ava, posiblemente ella sí la viese. Hacía mucho que tenía ganas de volver a pasar una tarde con su amiga, sobretodo después de aquella fatídica noche arruinada por el baño de sangre que tuvieron que llevar a cabo entre las dos. Había tenido su punto de divertido, viéndolo desde el futuro y recordándolo como algo que forma parte de un pasado en conjunto.
“Oh, debería haberle traído otro libro, me pregunto si le habrá gustado el anterior...” No podía evitar preguntarse si le habría pasado algo, o si por el contrario tan solo esperaba tener un día tranquilo juntas. Esperaba de todo corazón que fuera lo último mientras se paseaba entre las carretas de la gente que trataba de entrar a la ciudad.
Karen Engeld
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
Decir que se sentía rara era quedarse corto, aquella era la segunda vez que se exponía en público sin su armadura desde su llegada a Lunargenta, y para ser sinceros, la joven no se veía capaz de acostumbrarse a ello, poco a poco la coraza se había convertido en parte de ella, en una barrera tras la que podía sentirse cómoda y segura.
Sin embargo, el plan de aquel día requería que su indumentaria fuese más ligera, así que había cambiado las resistentes piezas de Black wall por una muda de ropa bastante sencilla y exageradamente holgada, tanto que apenas se podía atisbar la silueta que se escondía bajo la tela.
Y aún con todo eso, Ava no podía evitar sentirse observada, ya fuese por los rasgos bestiales que la hacían destacar o por lo extraño de su atuendo.
Tras una breve visita a la panadería de los padres de Karen, en que optó por no molestar a su amiga y esperar a que ésta se despertase por su cuenta, la Midgardiana dirigió sus pasos hacia el mercado para hacer algo de tiempo, pero no tardó en abandonar la zona en busca de un rincón más tranquilo.
- ¿Y si no aparece? ¿y si ya tenía planes para hoy? Quizá me haya precipitado al dar por sentado que podría acompañarme a las afueras… - comenzó a dar vueltas en su cabeza, reprendiéndose por no haber tenido la consideración de hacer una invitación formal antes de preparar todo para su paseo a la playa.
- Bueno no importa, si no puede venir le propondré que nos veamos otro día y regresaré a la taberna. - continuó, sumida en sus pensamientos mientras apoyaba la espalda contra un muro cercano.
Y justo allí estaba lo único que la calmaba un poco, el elemento que mantenía a raya sus preocupaciones, Segadora.
Sujeta con una correa que cruzaba el torso de la cuerva desde el hombro a la cintura, el hacha descansaba cuidadosamente colocada entre las alas de la morena, lista para ser utilizada, aunque si todo salía como ella quería, no sería necesario.
Lo único que esperaba de aquel día era pasar un buen rato en compañía de Karen y enseñarle el paisaje que había cautivado su corazón, aunque probablemente la hechicera ya hubiese estado antes en la zona y seguramente también en sitios aún más espectaculares.
Sin embargo, para Ava cada nuevo lugar que descubría era importante, de ahí que quisiese compartirlo con la persona a la que se sentía más unida en la ciudad.
Irremediablemente, la cazadora terminó perdiendo la noción del tiempo, hasta que una silueta en particular llamó su atención.
Al principio no reconoció a la chica, solo se fijó en sus oscuras ropas y en su colorido cabello, pero cuando ésta se dio la vuelta y pudo verle la cara supo de inmediato quien era. - ¡Karen! - saludó alegremente, alzando una mano para llamar la atención de la bruja.
Rápidamente, Ava se abrió paso entre la gente para llegar hasta su amiga, y con una sonrisa en el rostro, se detuvo frente a la muchacha. - Vaya, estás… diferente. - comentó, sin saber qué palabras usar para describir el cambio de la maga.
- Supongo que tu madre te avisó de mi visita, cuando me dijo que estabas dormida no quise despertarte… - siguió al poco, bajando ligeramente la mirada. - Quería invitarte a dar un paseo por la playa, ¿estás libre? - preguntó, uniendo las manos y preparada para recibir cualquier tipo de respuesta. - Verás, hace poco descubrí ese lugar y pensé que podríamos ir juntas, y así de paso ponernos al día sobre nuestras cosas. - añadió, conteniendo su curiosidad.
No solo quería saber el porqué de su cambio de aspecto sino también si había tenido suerte en su búsqueda del hombre que la salvó en el pasado.
Sin embargo, el plan de aquel día requería que su indumentaria fuese más ligera, así que había cambiado las resistentes piezas de Black wall por una muda de ropa bastante sencilla y exageradamente holgada, tanto que apenas se podía atisbar la silueta que se escondía bajo la tela.
Y aún con todo eso, Ava no podía evitar sentirse observada, ya fuese por los rasgos bestiales que la hacían destacar o por lo extraño de su atuendo.
Tras una breve visita a la panadería de los padres de Karen, en que optó por no molestar a su amiga y esperar a que ésta se despertase por su cuenta, la Midgardiana dirigió sus pasos hacia el mercado para hacer algo de tiempo, pero no tardó en abandonar la zona en busca de un rincón más tranquilo.
- ¿Y si no aparece? ¿y si ya tenía planes para hoy? Quizá me haya precipitado al dar por sentado que podría acompañarme a las afueras… - comenzó a dar vueltas en su cabeza, reprendiéndose por no haber tenido la consideración de hacer una invitación formal antes de preparar todo para su paseo a la playa.
- Bueno no importa, si no puede venir le propondré que nos veamos otro día y regresaré a la taberna. - continuó, sumida en sus pensamientos mientras apoyaba la espalda contra un muro cercano.
Y justo allí estaba lo único que la calmaba un poco, el elemento que mantenía a raya sus preocupaciones, Segadora.
Sujeta con una correa que cruzaba el torso de la cuerva desde el hombro a la cintura, el hacha descansaba cuidadosamente colocada entre las alas de la morena, lista para ser utilizada, aunque si todo salía como ella quería, no sería necesario.
Lo único que esperaba de aquel día era pasar un buen rato en compañía de Karen y enseñarle el paisaje que había cautivado su corazón, aunque probablemente la hechicera ya hubiese estado antes en la zona y seguramente también en sitios aún más espectaculares.
Sin embargo, para Ava cada nuevo lugar que descubría era importante, de ahí que quisiese compartirlo con la persona a la que se sentía más unida en la ciudad.
Irremediablemente, la cazadora terminó perdiendo la noción del tiempo, hasta que una silueta en particular llamó su atención.
Al principio no reconoció a la chica, solo se fijó en sus oscuras ropas y en su colorido cabello, pero cuando ésta se dio la vuelta y pudo verle la cara supo de inmediato quien era. - ¡Karen! - saludó alegremente, alzando una mano para llamar la atención de la bruja.
Rápidamente, Ava se abrió paso entre la gente para llegar hasta su amiga, y con una sonrisa en el rostro, se detuvo frente a la muchacha. - Vaya, estás… diferente. - comentó, sin saber qué palabras usar para describir el cambio de la maga.
- Supongo que tu madre te avisó de mi visita, cuando me dijo que estabas dormida no quise despertarte… - siguió al poco, bajando ligeramente la mirada. - Quería invitarte a dar un paseo por la playa, ¿estás libre? - preguntó, uniendo las manos y preparada para recibir cualquier tipo de respuesta. - Verás, hace poco descubrí ese lugar y pensé que podríamos ir juntas, y así de paso ponernos al día sobre nuestras cosas. - añadió, conteniendo su curiosidad.
No solo quería saber el porqué de su cambio de aspecto sino también si había tenido suerte en su búsqueda del hombre que la salvó en el pasado.
Ava Kenrith
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
Allí estaba, tan radiante y fantástica como la recordaba. Karen no era la única que había cambiado su vestimenta en los últimos tiempos. La bruja tardó unos instantes en reconocerla sin la armadura, tan acostumbrada estaba a verla con ella puesta. ¿Indicaba aquello que no estaba en problemas y tan solo quería dar un paseo relajante? Esperaba estar en lo cierto. Sonrió y se acercó a su amiga.
- ¡Ava! Estás estupenda. -Se azoró un segundo. -No quiero decir que normalmente no lo estés, porque sí lo estás. Es solo que… -Apartó la mirada. - Bueno, creo que entiendes lo que quiero decir.
La cuerva parecía tener las mismas impresiones sobre la bruja, también había cambiado radicalmente sus atuendos, supuso entonces que debía darle algún tipo de explicación al respecto. Comenzó a caminar a su lado mientras respondía a la cuestión de la invitación.
- Para ti siempre estoy libre. Además… Aunque parezca mentira nunca he estado en la playa, será mi primera vez y tendrás el placer de observar mi primera impresión sobre ella. - Sonrió a su compañera. -Me alegra volver a verte, Ava.
No se consideraba una persona lo suficientemente interesante ni con historias con las que entretener a alguien. Una sensación de nerviosismo comenzó a recorrerla conforme no sabía qué decir, qué temas sacar ¿acaso conocía a su amiga lo suficiente? Tal vez no se hubiera preocupado en entenderla. Suspiró mientras la miraba de reojo, no tenía sentido preocuparse por aquello en esos momentos. Lo más sencillo sería disfrutar simplemente de su compañía, los momentos de silencio serían todavía más incómodos si se encontraba nerviosa.
- Has dicho que me encontrabas diferente… ¿Lo dices por mi nueva ropa, verdad? - Sonrió de nuevo mientras la miraba. -Mi madre también se sorprendió en el momento, poco a poco ha ido asimilando que mi ropa sea casi toda negra. - Se atusó el pelo, como tratando de esconder los tonos oscuros de los ropajes con el rojo de su cabello. Al final era ella misma la que más tiempo estaba tardando en asimilar el cambio. - Es solo… Bueno, mi madre lo llama “La rebeldía de la bruja adolescente”. Creo que es la forma que he encontrado de seguir mi nuevo camino. ¿Sabes? He estado pensando, ¿por qué debería dejar de ser mercenaria? -Miró a los ojos a su amiga, esperando encontrar algún atisbo de desaprobación en su rostro. - El caso es… Tomo solo los encargos que quiero o necesito en el momento, puedo tomar mis propias decisiones sobre los desenlaces de cada uno de ellos y, si no estoy de acuerdo con alguno al final, puedo hacer lo que crea correcto. - Se endureció su mirada. -¿Crees que la guardia permite algo así? ¿Esa libertad? Yo creo que es una organización en la cual si no sigues una orden directa… Termina en ejecución, esté bien o mal lo que te hayan encomendado, no importa. - Suspiró y relajó los hombros.
Observó su entorno, los árboles se sucedían conforme se iban alejando de las puertas de la ciudad. Al parecer había estado hablando más rato del que le habría gustado. No tenía nadie con quien desahogarse en la ciudad, al menos no de aquel modo. El paseo con Ava estaba siendo ya un soplo de aire fresco con respecto a las últimas semanas.
- ¿Qué me dices de ti? ¿Has ido a visitar a tu padre? - Calmó sus ganas de hacerle preguntas con respecto a la armadura. Sabía que Ava le tenía mucho cariño, si le había pasado algo no quería recordárselo y disgustarla.
- ¡Ava! Estás estupenda. -Se azoró un segundo. -No quiero decir que normalmente no lo estés, porque sí lo estás. Es solo que… -Apartó la mirada. - Bueno, creo que entiendes lo que quiero decir.
La cuerva parecía tener las mismas impresiones sobre la bruja, también había cambiado radicalmente sus atuendos, supuso entonces que debía darle algún tipo de explicación al respecto. Comenzó a caminar a su lado mientras respondía a la cuestión de la invitación.
- Para ti siempre estoy libre. Además… Aunque parezca mentira nunca he estado en la playa, será mi primera vez y tendrás el placer de observar mi primera impresión sobre ella. - Sonrió a su compañera. -Me alegra volver a verte, Ava.
No se consideraba una persona lo suficientemente interesante ni con historias con las que entretener a alguien. Una sensación de nerviosismo comenzó a recorrerla conforme no sabía qué decir, qué temas sacar ¿acaso conocía a su amiga lo suficiente? Tal vez no se hubiera preocupado en entenderla. Suspiró mientras la miraba de reojo, no tenía sentido preocuparse por aquello en esos momentos. Lo más sencillo sería disfrutar simplemente de su compañía, los momentos de silencio serían todavía más incómodos si se encontraba nerviosa.
- Has dicho que me encontrabas diferente… ¿Lo dices por mi nueva ropa, verdad? - Sonrió de nuevo mientras la miraba. -Mi madre también se sorprendió en el momento, poco a poco ha ido asimilando que mi ropa sea casi toda negra. - Se atusó el pelo, como tratando de esconder los tonos oscuros de los ropajes con el rojo de su cabello. Al final era ella misma la que más tiempo estaba tardando en asimilar el cambio. - Es solo… Bueno, mi madre lo llama “La rebeldía de la bruja adolescente”. Creo que es la forma que he encontrado de seguir mi nuevo camino. ¿Sabes? He estado pensando, ¿por qué debería dejar de ser mercenaria? -Miró a los ojos a su amiga, esperando encontrar algún atisbo de desaprobación en su rostro. - El caso es… Tomo solo los encargos que quiero o necesito en el momento, puedo tomar mis propias decisiones sobre los desenlaces de cada uno de ellos y, si no estoy de acuerdo con alguno al final, puedo hacer lo que crea correcto. - Se endureció su mirada. -¿Crees que la guardia permite algo así? ¿Esa libertad? Yo creo que es una organización en la cual si no sigues una orden directa… Termina en ejecución, esté bien o mal lo que te hayan encomendado, no importa. - Suspiró y relajó los hombros.
Observó su entorno, los árboles se sucedían conforme se iban alejando de las puertas de la ciudad. Al parecer había estado hablando más rato del que le habría gustado. No tenía nadie con quien desahogarse en la ciudad, al menos no de aquel modo. El paseo con Ava estaba siendo ya un soplo de aire fresco con respecto a las últimas semanas.
- ¿Qué me dices de ti? ¿Has ido a visitar a tu padre? - Calmó sus ganas de hacerle preguntas con respecto a la armadura. Sabía que Ava le tenía mucho cariño, si le había pasado algo no quería recordárselo y disgustarla.
Karen Engeld
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
Escuchar que la hechicera no había estado en la playa antes hizo que se sintiese aún más ilusionada con aquel paseo, no solo por la compañía sino por tener el privilegio de mostrar a su amiga un lugar tan hermoso. - Yo también me alegro de verte. - respondió con una sonrisa sincera, antes de ponerse en marcha.
Y como si Karen pudiese leerle la mente, cosa que de momento no le constaba que estuviese entre las habilidades de los brujos, la joven abordó el tema que la tenía tan intrigada, su radical cambio de aspecto.
- Así que es eso, ha decidido continuar con el camino de mercenaria. - pensó la cuerva, encontrando bastante sentido a que su atuendo se hubiese vuelto tan oscuro, eso la ayudaría a pasar desapercibida en ciertas situaciones y a camuflarse de noche, pero no todo era negro, los rojizos cabellos de la maestra de telequinesis seguían dándole un toque de color y alegría, uno que esperaba que conservase sin importar la senda que eligiese.
- Entonces tienes la libertad que deseas, dudo mucho que la guardia hubiese podido ofrecerte algo parecido. - contestó, sin intención de juzgar la decisión de la muchacha. No era quien para hacerlo y además, teniendo en cuenta que podía elegir los contratos e incluso decidir en caso de no estar conforme con la situación, no veía nada malo en que se dedicase a ello.
Pronto dejaron atrás las grandes puertas de Lunargenta y el paisaje se tornó más campestre, pasando de las abarrotadas calles y edificios a algunos terrenos de cultivo.
- Creo que has hecho bien, tampoco es que importe mucho mi opinión pero lo ideal es dedicarse a algo que te guste o que te resulte agradable, recibir órdenes todo el día debe ser agotador pero como mercenaria tú pones las reglas, escoges los trabajos que te resultan más afines y los llevas a cabo, estoy segura de que se te dará bien. - dijo tras un breve silencio, ofreciendo a la hechicera una amplia sonrisa para apoyarla.
Sin añadir nada más, la Midgardiana siguió caminando, siguiendo la misma ruta que había hecho la mañana en que había tropezado con Amit y Alexandra, días atrás.
- Yo… todavía no he vuelto a la aldea, quiero hacerlo pero no sé si estoy preparada para ello. - susurró, bajando la vista al suelo. Ya llevaba unos meses en Verisar y había vivido muchas cosas interesantes, pero aunque quisiese regresar y ver a su padre para contarle todo, no podía olvidar el motivo que la había empujado a abandonar su hogar.
- La gente no cambia fácilmente, si vuelvo ahora lo más probable es que todo siga igual y termine yéndome otra vez de malas maneras… no quiero que mi padre pase por eso ni que entre en peleas para defenderme… - continuó en voz baja, con cierta tristeza.
- Iré a verle, eso es seguro, pero cuando sea lo suficientemente fuerte para luchar mis propias batallas sin que él tenga que intervenir. - añadió, convencida de que llegaría el día en que sería capaz de cerrarle la boca a cualquiera que osase meterse con ella, por las buenas o por las malas.
Desgraciadamente aquello no era tan fácil como ocuparse de los matones del puerto, Ava se había criado con la gente que ahora cuchicheaba sobre ella y ponía en entredicho su moralidad por culpa de Celene. Los conocía bien y eso era lo que más le dolía, que ni siquiera sus amigos de infancia fuesen capaces de mirarla a la cara sin que en sus rostros se dibujase una mueca de desagrado o lascivia.
- Pero mejor dejemos ese tema, se supone que esto es un paseo y que vamos a pasar un buen rato juntas, no quiero que nada lo estropee. - se apresuró a decir, haciendo su mejor esfuerzo para mantenerse alegre. - ¿Qué pasó con el hombre al que buscabas? Como era… ¿Tale? ¿lo encontraste? - quiso saber, esperando que su amiga hubiese tenido suerte.
Y como si Karen pudiese leerle la mente, cosa que de momento no le constaba que estuviese entre las habilidades de los brujos, la joven abordó el tema que la tenía tan intrigada, su radical cambio de aspecto.
- Así que es eso, ha decidido continuar con el camino de mercenaria. - pensó la cuerva, encontrando bastante sentido a que su atuendo se hubiese vuelto tan oscuro, eso la ayudaría a pasar desapercibida en ciertas situaciones y a camuflarse de noche, pero no todo era negro, los rojizos cabellos de la maestra de telequinesis seguían dándole un toque de color y alegría, uno que esperaba que conservase sin importar la senda que eligiese.
- Entonces tienes la libertad que deseas, dudo mucho que la guardia hubiese podido ofrecerte algo parecido. - contestó, sin intención de juzgar la decisión de la muchacha. No era quien para hacerlo y además, teniendo en cuenta que podía elegir los contratos e incluso decidir en caso de no estar conforme con la situación, no veía nada malo en que se dedicase a ello.
Pronto dejaron atrás las grandes puertas de Lunargenta y el paisaje se tornó más campestre, pasando de las abarrotadas calles y edificios a algunos terrenos de cultivo.
- Creo que has hecho bien, tampoco es que importe mucho mi opinión pero lo ideal es dedicarse a algo que te guste o que te resulte agradable, recibir órdenes todo el día debe ser agotador pero como mercenaria tú pones las reglas, escoges los trabajos que te resultan más afines y los llevas a cabo, estoy segura de que se te dará bien. - dijo tras un breve silencio, ofreciendo a la hechicera una amplia sonrisa para apoyarla.
Sin añadir nada más, la Midgardiana siguió caminando, siguiendo la misma ruta que había hecho la mañana en que había tropezado con Amit y Alexandra, días atrás.
- Yo… todavía no he vuelto a la aldea, quiero hacerlo pero no sé si estoy preparada para ello. - susurró, bajando la vista al suelo. Ya llevaba unos meses en Verisar y había vivido muchas cosas interesantes, pero aunque quisiese regresar y ver a su padre para contarle todo, no podía olvidar el motivo que la había empujado a abandonar su hogar.
- La gente no cambia fácilmente, si vuelvo ahora lo más probable es que todo siga igual y termine yéndome otra vez de malas maneras… no quiero que mi padre pase por eso ni que entre en peleas para defenderme… - continuó en voz baja, con cierta tristeza.
- Iré a verle, eso es seguro, pero cuando sea lo suficientemente fuerte para luchar mis propias batallas sin que él tenga que intervenir. - añadió, convencida de que llegaría el día en que sería capaz de cerrarle la boca a cualquiera que osase meterse con ella, por las buenas o por las malas.
Desgraciadamente aquello no era tan fácil como ocuparse de los matones del puerto, Ava se había criado con la gente que ahora cuchicheaba sobre ella y ponía en entredicho su moralidad por culpa de Celene. Los conocía bien y eso era lo que más le dolía, que ni siquiera sus amigos de infancia fuesen capaces de mirarla a la cara sin que en sus rostros se dibujase una mueca de desagrado o lascivia.
- Pero mejor dejemos ese tema, se supone que esto es un paseo y que vamos a pasar un buen rato juntas, no quiero que nada lo estropee. - se apresuró a decir, haciendo su mejor esfuerzo para mantenerse alegre. - ¿Qué pasó con el hombre al que buscabas? Como era… ¿Tale? ¿lo encontraste? - quiso saber, esperando que su amiga hubiese tenido suerte.
Ava Kenrith
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
Había pocos lugares en los que la joven bruja se sintiera comprendida y a gusto, pero allí donde estaba Ava parecía que el emplazamiento dejaba de ser importante. Seguramente pudiera convertir un río de lava en un lugar placentero si se lo proponía lo suficiente. Ver que la comprendía sin tener que dar muchas explicaciones era un soplo de aire fresco. Sobretodo teniendo que lidiar en casa y explicar todas y cada una de sus decisiones. Le sonrió antes de contestar.
- Era eso o convertirme en pirata, ¿cierto? - La miró antes de proseguir. - Es un poco más honrado, no mucho, pero un poco sí. -Le guiñó un ojo antes de sumergirse en los placeres del paseo.
Habían dejado ya un poco atrás las puertas y el paisaje estaba cambiando. No solía ir por esos caminos sin llevar prisa por llegar a algún sitio, por lo que se fijó en detalles nuevos. Unas florecitas al borde del camino le sacaron una sonrisa a la bruja, pero siguió caminando al lado de su amiga. Sus palabras la reconfortaban, los últimos días había estado dándole muchas vueltas a su cambio de objetivo. ¿Se habría equivocado?¿Insultar a aquel guardia en medio de la calle había sido un error?
Poco a poco las palabras de Ava hacían que Karen se sintiese con más fuerzas para seguir el camino que había elegido.
- Muchas gracias Ava, la verdad es que eso era todo lo que necesitaba escuchar. - Se acercó un poco a la cuerva mientras esquivaba una piedra grande del camino. - Debes tener cuidado, si sigues haciéndome ruborizar no me voy a despegar de ti nunca. - Añadió en broma entre sonrisas.
- Si no sientes que sea el momento de volver por tu aldea, no deberías ir, pero no creo que no estés preparada. -La miró. -Creo que puedes enfrentarte a cualquier cosa que se interponga en tu camino. -Se detuvo un segundo, pensativa. -No obstante… Sé que puede ser difícil enfrentarte a tu pasado, al fin y al cabo, no es un enemigo tangible que puedas atravesar con un arma. Es… Enfrentarte a ti misma, a tus propias sombras y demonios internos.
Se dio cuenta de que se estaba poniendo seria de nuevo. Intentó cambiar un poco el tono de la conversación por algo más alegre. Se adelantó un poco a la cuerva antes de continuar y se giró a mirarla a los ojos.
- Además… Si necesitas compañía, tan solo tienes que pedírmelo. -La bruja parecía muy contenta, no paraba de sonreír. -Y, ¿sabes? Puedo hacerte precio especial de amiga. -Hizo una pequeña pausa dramática. -¡Incluso puedo hacerte la cena!
No esperaba que la cuerva fuera a acceder a su propuesta, tan solo quería alegrarla un poco, parecía como si pensar en su aldea natal fuese una carga para ella. Si podía aliviarla aunque solo fuera un poco, sería suficente.
- Era eso o convertirme en pirata, ¿cierto? - La miró antes de proseguir. - Es un poco más honrado, no mucho, pero un poco sí. -Le guiñó un ojo antes de sumergirse en los placeres del paseo.
Habían dejado ya un poco atrás las puertas y el paisaje estaba cambiando. No solía ir por esos caminos sin llevar prisa por llegar a algún sitio, por lo que se fijó en detalles nuevos. Unas florecitas al borde del camino le sacaron una sonrisa a la bruja, pero siguió caminando al lado de su amiga. Sus palabras la reconfortaban, los últimos días había estado dándole muchas vueltas a su cambio de objetivo. ¿Se habría equivocado?¿Insultar a aquel guardia en medio de la calle había sido un error?
Poco a poco las palabras de Ava hacían que Karen se sintiese con más fuerzas para seguir el camino que había elegido.
- Muchas gracias Ava, la verdad es que eso era todo lo que necesitaba escuchar. - Se acercó un poco a la cuerva mientras esquivaba una piedra grande del camino. - Debes tener cuidado, si sigues haciéndome ruborizar no me voy a despegar de ti nunca. - Añadió en broma entre sonrisas.
- Si no sientes que sea el momento de volver por tu aldea, no deberías ir, pero no creo que no estés preparada. -La miró. -Creo que puedes enfrentarte a cualquier cosa que se interponga en tu camino. -Se detuvo un segundo, pensativa. -No obstante… Sé que puede ser difícil enfrentarte a tu pasado, al fin y al cabo, no es un enemigo tangible que puedas atravesar con un arma. Es… Enfrentarte a ti misma, a tus propias sombras y demonios internos.
Se dio cuenta de que se estaba poniendo seria de nuevo. Intentó cambiar un poco el tono de la conversación por algo más alegre. Se adelantó un poco a la cuerva antes de continuar y se giró a mirarla a los ojos.
- Además… Si necesitas compañía, tan solo tienes que pedírmelo. -La bruja parecía muy contenta, no paraba de sonreír. -Y, ¿sabes? Puedo hacerte precio especial de amiga. -Hizo una pequeña pausa dramática. -¡Incluso puedo hacerte la cena!
No esperaba que la cuerva fuera a acceder a su propuesta, tan solo quería alegrarla un poco, parecía como si pensar en su aldea natal fuese una carga para ella. Si podía aliviarla aunque solo fuera un poco, sería suficente.
Karen Engeld
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
Karen la entendió perfectamente, pero eso no sorprendió a la cuerva, aquella muchacha tenía la habilidad de saber qué decir en cada momento, sabía cómo animarla cuando lo necesitaba, por eso apreciaba tanto su compañía.
- Así que puedo contratarte, y por un buen precio… - dijo, llevándose una mano al mentón como si se lo estuviese pensando. - Y encima no tendría que cocinar, parece una oferta que no puedo rechazar. - continuó, sonriendo mientras seguía el juego a la hechicera, aunque la idea de que la acompañase no le desagradaba en absoluto, todo lo contrario.
- Nadie se atrevería a meterse conmigo teniendo a una mercenaria al lado. - susurró, pero en tal caso no le preocuparía que dijesen cosas de ella sino lo que pudiesen pensar de la pelirroja, o la forma en que la tratasen. - Lo tendré en cuenta, y si llego a necesitarte iré a la panadería. - concluyó, acelerando el paso conforme se acercaban a su destino.
- ¡Mira! ¡Ahí está! - exclamó, adelantándose un poco en cuanto sus botas dejaron atrás el duro suelo del campo para empezar a hundirse en la arena. - ¿No es precioso? - preguntó, dedicando unos segundos al paisaje antes de buscar el rostro de la bruja.
El relajante sonido de las olas al alcanzar la orilla y el cielo despejado hacían de aquel un día estupendo para disfrutar de la playa, justo lo que la Midgardiana quería. - ¡Vamos! Acerquémonos un poco. - pidió, dándose la vuelta y avanzando hasta una zona semi cubierta por piedras, donde podrían relajarse sin tener que preocuparse porque las viesen.
Los dorados ojos de la mujer bestia tenían un brillo especial, semejante al de cualquier niña que descubre algo sorprendente, la idea de zambullirse en aquellas cristalinas aguas la ilusionaba, quizá porque en su hogar nunca había visto nada parecido.
- Ahora entenderás por qué no traje la armadura, no podía meterme con ella ahí dentro, me habría ido directa al fondo. - dijo, mientras descolgaba a Segadora y la apoyaba cuidadosamente contra una de las piedras más cercanas a la orilla.
Hecho esto se sentó en la arena para desatarse las botas, y en cuanto estuvo lista caminó hacia la orilla, extendiendo las alas y dejando que la brisa las acariciase durante unos instantes, lo que tardaron sus pies en acostumbrarse a la temperatura del agua.
Sin pensárselo mucho más, Ava se adentró a toda prisa en aquella enorme masa azulada, plegando las negras extremidades que adornaban su espalda para que su cuerpo ofreciese la menor resistencia posible a la corriente.
No tardó en sumergirse por completo, saliendo a la superficie unos segundos más tarde para tomar aire.
Por suerte sabía nadar bastante bien, Bullier la había enseñado cuando era pequeña, aprovechando la época de lluvias para convertir las partes más anchas del río en zonas de práctica. - Tienes que aprender a desenvolverte en todo tipo de ambientes. - solía decir, consciente de que su pequeña aún tardaría un tiempo en ser capaz de volar y que por tanto, debía estar preparada para cualquier cosa.
- Esto es tan relajante. - susurró, flotando sobre su espalda y dejando que sus alas volviesen a extenderse.
- Así que puedo contratarte, y por un buen precio… - dijo, llevándose una mano al mentón como si se lo estuviese pensando. - Y encima no tendría que cocinar, parece una oferta que no puedo rechazar. - continuó, sonriendo mientras seguía el juego a la hechicera, aunque la idea de que la acompañase no le desagradaba en absoluto, todo lo contrario.
- Nadie se atrevería a meterse conmigo teniendo a una mercenaria al lado. - susurró, pero en tal caso no le preocuparía que dijesen cosas de ella sino lo que pudiesen pensar de la pelirroja, o la forma en que la tratasen. - Lo tendré en cuenta, y si llego a necesitarte iré a la panadería. - concluyó, acelerando el paso conforme se acercaban a su destino.
- ¡Mira! ¡Ahí está! - exclamó, adelantándose un poco en cuanto sus botas dejaron atrás el duro suelo del campo para empezar a hundirse en la arena. - ¿No es precioso? - preguntó, dedicando unos segundos al paisaje antes de buscar el rostro de la bruja.
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El relajante sonido de las olas al alcanzar la orilla y el cielo despejado hacían de aquel un día estupendo para disfrutar de la playa, justo lo que la Midgardiana quería. - ¡Vamos! Acerquémonos un poco. - pidió, dándose la vuelta y avanzando hasta una zona semi cubierta por piedras, donde podrían relajarse sin tener que preocuparse porque las viesen.
Los dorados ojos de la mujer bestia tenían un brillo especial, semejante al de cualquier niña que descubre algo sorprendente, la idea de zambullirse en aquellas cristalinas aguas la ilusionaba, quizá porque en su hogar nunca había visto nada parecido.
- Ahora entenderás por qué no traje la armadura, no podía meterme con ella ahí dentro, me habría ido directa al fondo. - dijo, mientras descolgaba a Segadora y la apoyaba cuidadosamente contra una de las piedras más cercanas a la orilla.
Hecho esto se sentó en la arena para desatarse las botas, y en cuanto estuvo lista caminó hacia la orilla, extendiendo las alas y dejando que la brisa las acariciase durante unos instantes, lo que tardaron sus pies en acostumbrarse a la temperatura del agua.
Sin pensárselo mucho más, Ava se adentró a toda prisa en aquella enorme masa azulada, plegando las negras extremidades que adornaban su espalda para que su cuerpo ofreciese la menor resistencia posible a la corriente.
No tardó en sumergirse por completo, saliendo a la superficie unos segundos más tarde para tomar aire.
Por suerte sabía nadar bastante bien, Bullier la había enseñado cuando era pequeña, aprovechando la época de lluvias para convertir las partes más anchas del río en zonas de práctica. - Tienes que aprender a desenvolverte en todo tipo de ambientes. - solía decir, consciente de que su pequeña aún tardaría un tiempo en ser capaz de volar y que por tanto, debía estar preparada para cualquier cosa.
- Esto es tan relajante. - susurró, flotando sobre su espalda y dejando que sus alas volviesen a extenderse.
Ava Kenrith
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
Ava le siguió el juego, lo que no tardó en animar el ambiente todavía más. Se sentía muy a gusto con la cuerva paseando y hablando. No obstante deseaba de todo corazón que si la necesitaba la fuese a buscar. Y no solo eso, esperaba estar el día que aquello sucediese. Ser mercenaria aunque tenía cosas muy buenas como la libertad, requería pasar mucho tiempo fuera de casa. Meneó la cabeza un par de veces para alejar aquellos pensamientos. Seguro que todo saldría bien.
Notó que su compañera aceleraba el paso, también se podía escuchar el sonido del mar de fondo. O bueno, eso era en cuanto te centrabas en el presente y no estabas absorta en tus pensamientos como la joven bruja tan solo unos instantes atrás. Estaban tan cerca que se sintió estúpida al sorprenderse.
- ¡Oh! -Se quedó sin palabras un segundo. -Es… Es… ¿cómo es que no he estado aquí antes? -Siguió a su amiga por la arena. -Debe ser uno de los lugares más relajantes del mundo, no me explico que no haya nadie aquí disfrutándolo.
La bruja no era muy consciente de ello, pero Ava las había llevado a una parte de la playa un poco más apartada. Oculta por las piedras y alejada de las miradas indiscretas. El brillo que la bruja vio en los ojos de su amiga la hizo sonreír.
- Pues… Debería haberme traído algo más… Apropiado. -Miró sus ropas, negras, con todas las correas que tenía que quitar. “Empezaré por las botas” pensó y procedió a sentarse contra una de las rocas. No sabía si era la arena, el mar, el paseo con su amiga o qué, pero poco a poco notaba como si sus energías se fueran renovando. Como si nada importara más que aquel momento.
Cuando terminó con el calzado la cuerva ya estaba dándose un baño. Pero si se metía con ropa, iría al fondo tan rápido como Ava con armadura. Tardó un par de minutos en quitarse las demás prendas y quedarse en ropa interior. Aunque un poco avergonzada y sintiéndose desprotegida, se acercó a la orilla, no sin antes echar un último vistazo a las espadas que reposaban junto al hacha de Ava.
- Espero que no esté muy fría, no suelo… -Jamás admitiría ante nadie que tenía miedo de las amplias masas de agua. Una nunca sabe qué es lo que puede surgir del fondo. La temperatura era bastante agradable, así que terminó metiéndose hasta la nariz. Su pelo flotaba a su alrededor creando una forma rojiza en contraste con el agua cristalina.
- Debo avisarte que no sé nadar muy bien… -Admitió avergonzada mientras imitaba a su amiga e intentaba relajarse dejándose llevar de espaldas.
Se quedó pensativa mientras observaba el movimiento de las nubes a través del cielo. -¿Por qué…? ¿Por qué tiene que ser tan sumamente sencillo dejarse llevar por la corriente? ¿Acaso es la forma correcta de hacer las cosas? Tal vez la forma de dejar de sentirse atrapada sea esa, tal vez tan solo haya que seguir lo que los demás creen que está bien. -La bruja jugueteó un poco con el agua mientras hacía levitar una de las piedrecitas del fondo y observaba el movimiento a través del líquido.
- Lo siento, me he puesto un poco melancólica - Chapoteó acercándose a la cuerva. -Gracias por traerme, es un sitio precioso. Pocas veces tengo la oportunidad de relajarme de esta manera. Mucho menos con alguien a mi lado.
Notó que su compañera aceleraba el paso, también se podía escuchar el sonido del mar de fondo. O bueno, eso era en cuanto te centrabas en el presente y no estabas absorta en tus pensamientos como la joven bruja tan solo unos instantes atrás. Estaban tan cerca que se sintió estúpida al sorprenderse.
- ¡Oh! -Se quedó sin palabras un segundo. -Es… Es… ¿cómo es que no he estado aquí antes? -Siguió a su amiga por la arena. -Debe ser uno de los lugares más relajantes del mundo, no me explico que no haya nadie aquí disfrutándolo.
La bruja no era muy consciente de ello, pero Ava las había llevado a una parte de la playa un poco más apartada. Oculta por las piedras y alejada de las miradas indiscretas. El brillo que la bruja vio en los ojos de su amiga la hizo sonreír.
- Pues… Debería haberme traído algo más… Apropiado. -Miró sus ropas, negras, con todas las correas que tenía que quitar. “Empezaré por las botas” pensó y procedió a sentarse contra una de las rocas. No sabía si era la arena, el mar, el paseo con su amiga o qué, pero poco a poco notaba como si sus energías se fueran renovando. Como si nada importara más que aquel momento.
Cuando terminó con el calzado la cuerva ya estaba dándose un baño. Pero si se metía con ropa, iría al fondo tan rápido como Ava con armadura. Tardó un par de minutos en quitarse las demás prendas y quedarse en ropa interior. Aunque un poco avergonzada y sintiéndose desprotegida, se acercó a la orilla, no sin antes echar un último vistazo a las espadas que reposaban junto al hacha de Ava.
- Espero que no esté muy fría, no suelo… -Jamás admitiría ante nadie que tenía miedo de las amplias masas de agua. Una nunca sabe qué es lo que puede surgir del fondo. La temperatura era bastante agradable, así que terminó metiéndose hasta la nariz. Su pelo flotaba a su alrededor creando una forma rojiza en contraste con el agua cristalina.
- Debo avisarte que no sé nadar muy bien… -Admitió avergonzada mientras imitaba a su amiga e intentaba relajarse dejándose llevar de espaldas.
Se quedó pensativa mientras observaba el movimiento de las nubes a través del cielo. -¿Por qué…? ¿Por qué tiene que ser tan sumamente sencillo dejarse llevar por la corriente? ¿Acaso es la forma correcta de hacer las cosas? Tal vez la forma de dejar de sentirse atrapada sea esa, tal vez tan solo haya que seguir lo que los demás creen que está bien. -La bruja jugueteó un poco con el agua mientras hacía levitar una de las piedrecitas del fondo y observaba el movimiento a través del líquido.
- Lo siento, me he puesto un poco melancólica - Chapoteó acercándose a la cuerva. -Gracias por traerme, es un sitio precioso. Pocas veces tengo la oportunidad de relajarme de esta manera. Mucho menos con alguien a mi lado.
Karen Engeld
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
La cuerva se alegró de que su amiga se uniese a ella, cerró los ojos por unos segundos y solo se centró en el sonido del mar, tan relajante que invitaba a quedarse allí para siempre. - No te preocupes, si veo que te vas hacia dentro te sacaré. - respondió instantes después, al escuchar que Karen no sabía nadar demasiado bien.
Y luego se volvió a hacer el silencio, el rostro de la hechicera denotaba que su mente no estaba del todo allí, ¿en qué estaría pensando?
Sin querer interrumpirla, Ava optó por colocar ambas manos sobre su vientre y centrarse en el despejado cielo que tenían sobre las cabezas, era una visión bonita y apacible, muy distinta a lo que había en la ciudad… Allí no había bullicio, no tenía que preocuparse por lo que la gente pensara de ella al verla ni por su problema a la hora de interactuar con hombres, no, allí todo parecía más fácil.
- ¿Y si viviese aquí? - se preguntó mentalmente, imaginando una pequeña cabaña junto a la playa, pero por bien que le pudiese sonar la idea existía un problema, una muchacha de su edad sola en un lugar apartado… nunca podría dormir tranquila, no, necesitaba la seguridad que Lunargenta le proporcionaba.
- No te preocupes. - respondió, en cuanto Karen volvió a hablar. - Me pasa lo mismo, tengo una rutina y hago prácticamente lo mismo cada día, por eso cuando vi este lugar quise regresar, no me voy a morir de hambre por no salir a cazar una jornada. - continuó, girando levemente la cabeza hacia la bruja.
- Lo cierto es que quería tener un momento de paz, algo diferente, lejos del ruido y las multitudes de la capital, lejos de las miradas de la gente… y pensé que también me gustaría compartirlo con alguien, gracias por haber venido. - confesó, ofreciendo a la pelirroja una sincera sonrisa.
- ¿Sabes? Mi padre me enseñó a nadar en Midgar, está claro que no se puede comparar el río con esto pero cuando vi el mar me acordé de él, estoy segura de que le encantaría. - dijo, volviendo de nuevo a dirigir sus dorados ojos hacia el cielo.
- Después de lo que ocurrió durante la Ohdà y lo de Minne… no estaba preparada, ese tipo de cosas no pasan en mi aldea, supongo que salir al exterior entraña algunos riesgos pero poco a poco me acostumbraré, o eso espero. - susurró, sin dudar acerca de la decisión que la había llevado hasta allí.
En el bosque no quedaba nada para ella, tenía que seguir avanzando y hacerse más fuerte, solo así podría volver algún día con la cabeza bien alta, aunque no para quedarse, una parte de la joven lo sabía, aquella vida de retiro y tranquilidad ya no era para ella.
Por eso mismo apreciaba tanto el agradable momento que estaba viviendo, en la mejor compañía que podría pedir después de Bullier.
- Deberíamos salir a secarnos, he traído comida. - propuso, volviendo a apoyar los pies en el suelo y colocándose el pelo mientras avanzaba hacia la orilla, donde seguramente se quedaría sentada hasta que el sol hiciese su parte y eliminase la humedad de sus holgadas ropas.
Lentamente, Ava abandonó las cristalinas aguas y caminó hacia el lugar en que había dejado sus pertenencias, acomodándose junto a Segadora y sacudiendo las manos un poco antes de abrir la bolsa de cuero que llevaba consigo.
Dentro había un poco de todo, un par de trozos de pan, fruta, algo de carne deshidratada, queso y agua, lo suficiente como para que tuviesen un almuerzo decente. - No es un festín pero nos servirá. - comentó, mientras disponía los alimentos sobre una tela para mantenerlos separados de la arena. - Puede que aquí haya peces, quizá podría cambiar la caza por la pesca un par de días a la semana. - añadió poco después, observando las rocas, que podrían servirle para probar suerte más allá de la orilla.
Y luego se volvió a hacer el silencio, el rostro de la hechicera denotaba que su mente no estaba del todo allí, ¿en qué estaría pensando?
Sin querer interrumpirla, Ava optó por colocar ambas manos sobre su vientre y centrarse en el despejado cielo que tenían sobre las cabezas, era una visión bonita y apacible, muy distinta a lo que había en la ciudad… Allí no había bullicio, no tenía que preocuparse por lo que la gente pensara de ella al verla ni por su problema a la hora de interactuar con hombres, no, allí todo parecía más fácil.
- ¿Y si viviese aquí? - se preguntó mentalmente, imaginando una pequeña cabaña junto a la playa, pero por bien que le pudiese sonar la idea existía un problema, una muchacha de su edad sola en un lugar apartado… nunca podría dormir tranquila, no, necesitaba la seguridad que Lunargenta le proporcionaba.
- No te preocupes. - respondió, en cuanto Karen volvió a hablar. - Me pasa lo mismo, tengo una rutina y hago prácticamente lo mismo cada día, por eso cuando vi este lugar quise regresar, no me voy a morir de hambre por no salir a cazar una jornada. - continuó, girando levemente la cabeza hacia la bruja.
- Lo cierto es que quería tener un momento de paz, algo diferente, lejos del ruido y las multitudes de la capital, lejos de las miradas de la gente… y pensé que también me gustaría compartirlo con alguien, gracias por haber venido. - confesó, ofreciendo a la pelirroja una sincera sonrisa.
- ¿Sabes? Mi padre me enseñó a nadar en Midgar, está claro que no se puede comparar el río con esto pero cuando vi el mar me acordé de él, estoy segura de que le encantaría. - dijo, volviendo de nuevo a dirigir sus dorados ojos hacia el cielo.
- Después de lo que ocurrió durante la Ohdà y lo de Minne… no estaba preparada, ese tipo de cosas no pasan en mi aldea, supongo que salir al exterior entraña algunos riesgos pero poco a poco me acostumbraré, o eso espero. - susurró, sin dudar acerca de la decisión que la había llevado hasta allí.
En el bosque no quedaba nada para ella, tenía que seguir avanzando y hacerse más fuerte, solo así podría volver algún día con la cabeza bien alta, aunque no para quedarse, una parte de la joven lo sabía, aquella vida de retiro y tranquilidad ya no era para ella.
Por eso mismo apreciaba tanto el agradable momento que estaba viviendo, en la mejor compañía que podría pedir después de Bullier.
- Deberíamos salir a secarnos, he traído comida. - propuso, volviendo a apoyar los pies en el suelo y colocándose el pelo mientras avanzaba hacia la orilla, donde seguramente se quedaría sentada hasta que el sol hiciese su parte y eliminase la humedad de sus holgadas ropas.
Lentamente, Ava abandonó las cristalinas aguas y caminó hacia el lugar en que había dejado sus pertenencias, acomodándose junto a Segadora y sacudiendo las manos un poco antes de abrir la bolsa de cuero que llevaba consigo.
Dentro había un poco de todo, un par de trozos de pan, fruta, algo de carne deshidratada, queso y agua, lo suficiente como para que tuviesen un almuerzo decente. - No es un festín pero nos servirá. - comentó, mientras disponía los alimentos sobre una tela para mantenerlos separados de la arena. - Puede que aquí haya peces, quizá podría cambiar la caza por la pesca un par de días a la semana. - añadió poco después, observando las rocas, que podrían servirle para probar suerte más allá de la orilla.
Ava Kenrith
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
No había muchas nubes, pero las que se veían parecían tan… esponjosas y cercanas que la bruja no pudo evitar estirar una mano para intentar tocarlas. Se sintió tonta por el simple gesto tan solo unos instantes después, dejando caer el brazo nuevamente sobre el agua. Estar allí flotando ayudaba a dejar todos los problemas atrás, nada parecía importar, era todo tan pequeño en comparación… Tampoco creía poder relajarse de aquella forma si hubiera estado sola. La presencia de Ava la reconfortaba aún sin hablar. Era extraño, no había sentido aquella conexión con nadie. Cuando dejas de tener temas de conversación suele aparecer un silencio incómodo que te impulsa o a dejar el lugar o a decir cualquier cosa con tal de hacer que termine.
- Gracias por haberme invitado. -Le devolvió la sonrisa y siguió escuchando a su amiga. Iba a contestar algo cuando Ava habló de su padre, pero en cuanto se dio cuenta de que realmente no comprendía lo que era estar sin un padre cerca, dejó que su amiga continuase. Siguió observando el cielo y haciendo ondas en el agua con las manos.
Tampoco sabía qué le había ocurrido a Ava durante la Ohdà… Pero no importaba, la joven se había quedado con la mirada perdida en el rostro de su amiga, como hipnotizada.
- ¿Eh? -La bruja tardó en reaccionar a sus palabras. Cuando se dio cuenta Ava estaba saliendo del agua, se apresuró a seguirla. Caminó a su lado todavía pensativa, mientras ella hacía los preparativos Karen todavía parecía distante, como en un mundo paralelo.
Se sentó a su lado apoyada en las rocas dejando un pequeño hueco entre las dos para no invadir su espacio personal. Hizo levitar un pedacito de pan y empezó a mordisquearlo a pesar de no tener demasiada hambre. No sabía qué sucedía, unos minutos atrás estaba relajada en el agua y ahora estaba tan nerviosa que apenas podía mirar a su amiga.
- Gracias Ava… Es muy amable que hayas hecho todo esto. -Sonrió mientras observaba el movimiento de las olas contra la orilla. Se estiró un poco, intentando comprenderse a sí misma. Sin saber qué decir a continuación, de qué hablar… La idea detrás de todo aquello era relajarse, no comerse el cerebro como el resto del tiempo. Tenía que escribir todo aquello, en cuanto volviese a casa llenaría páginas y páginas de su diario intentando que las palabras la ayudasen. Entretanto tenía que pensar en otra cosa.
- Dicen… dicen que pescar puede ser aburrido si no tienes compañía. -Dijo en respuesta a la idea de su amiga. - Tal… tal vez podría… podría venir contigo de vez en cuando. -La miró, confusa. - Prometo no hacer ruido, quiero decir… Para no asustar a los peces y eso… - Se miró las manos mientras sus dedos se entrelazaban unos con otros por nerviosismo. -Solo si quieres, claro. - Un segundo después añadió. -Es una tontería, de todas formas. No creo que necesites compañía de otras personas para pescar o… Hacer nada, en general… ¡Agh! Ya no sé ni lo que digo. Olvídalo.
Dio un largo trago de agua, con esperanzas de que la ayudase en algo. No sabía en qué, pero algo tendría que hacer.
- En compensación por el almuerzo prometo llevarte algún dulce mañana. Para que tengas algo que comer durante tu jornada de caza. -Le sonrió, sabía que estaba siendo estúpida, pero no por qué. Esperaba que Ava no se hubiera percatado del remolino de pensamientos que tenía en la cabeza. Algo bastante improbable, puesto que no hacía más que balbucear incoherencias.
- Gracias por haberme invitado. -Le devolvió la sonrisa y siguió escuchando a su amiga. Iba a contestar algo cuando Ava habló de su padre, pero en cuanto se dio cuenta de que realmente no comprendía lo que era estar sin un padre cerca, dejó que su amiga continuase. Siguió observando el cielo y haciendo ondas en el agua con las manos.
Tampoco sabía qué le había ocurrido a Ava durante la Ohdà… Pero no importaba, la joven se había quedado con la mirada perdida en el rostro de su amiga, como hipnotizada.
- ¿Eh? -La bruja tardó en reaccionar a sus palabras. Cuando se dio cuenta Ava estaba saliendo del agua, se apresuró a seguirla. Caminó a su lado todavía pensativa, mientras ella hacía los preparativos Karen todavía parecía distante, como en un mundo paralelo.
Se sentó a su lado apoyada en las rocas dejando un pequeño hueco entre las dos para no invadir su espacio personal. Hizo levitar un pedacito de pan y empezó a mordisquearlo a pesar de no tener demasiada hambre. No sabía qué sucedía, unos minutos atrás estaba relajada en el agua y ahora estaba tan nerviosa que apenas podía mirar a su amiga.
- Gracias Ava… Es muy amable que hayas hecho todo esto. -Sonrió mientras observaba el movimiento de las olas contra la orilla. Se estiró un poco, intentando comprenderse a sí misma. Sin saber qué decir a continuación, de qué hablar… La idea detrás de todo aquello era relajarse, no comerse el cerebro como el resto del tiempo. Tenía que escribir todo aquello, en cuanto volviese a casa llenaría páginas y páginas de su diario intentando que las palabras la ayudasen. Entretanto tenía que pensar en otra cosa.
- Dicen… dicen que pescar puede ser aburrido si no tienes compañía. -Dijo en respuesta a la idea de su amiga. - Tal… tal vez podría… podría venir contigo de vez en cuando. -La miró, confusa. - Prometo no hacer ruido, quiero decir… Para no asustar a los peces y eso… - Se miró las manos mientras sus dedos se entrelazaban unos con otros por nerviosismo. -Solo si quieres, claro. - Un segundo después añadió. -Es una tontería, de todas formas. No creo que necesites compañía de otras personas para pescar o… Hacer nada, en general… ¡Agh! Ya no sé ni lo que digo. Olvídalo.
Dio un largo trago de agua, con esperanzas de que la ayudase en algo. No sabía en qué, pero algo tendría que hacer.
- En compensación por el almuerzo prometo llevarte algún dulce mañana. Para que tengas algo que comer durante tu jornada de caza. -Le sonrió, sabía que estaba siendo estúpida, pero no por qué. Esperaba que Ava no se hubiera percatado del remolino de pensamientos que tenía en la cabeza. Algo bastante improbable, puesto que no hacía más que balbucear incoherencias.
Karen Engeld
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
Sentada sobre sus rodillas, la cuerva tomó una de las piezas de fruta y le dio un bocado, disfrutando del sabor y del buen tiempo que hacía aquel día. - No ha sido nada. - respondió a su amiga en cuanto ésta le dio las gracias por la comida. - Era lo menos que podía hacer para agradecerte que me acompañases. - continuó poco después, mientras el calor empezaba a secar sus ropas.
Las alas en cambio eran otro asunto, Ava sabía que solían tardar bastante en perder la humedad cuando se mojaban así que optó por extenderlas ligeramente para que la brisa pudiese colarse por entre las plumas y acelerar el proceso.
- ¿Vendrías conmigo? Eso me gustaría. - contestó instantes más tarde, cuando Karen se ofreció a hacerle compañía durante las jornadas de pesca para que no se aburriese.
Contar con la hechicera a su lado sin duda sería agradable, sobre todo porque a diferencia de la caza, que se basaba en tender trampas o seguir rastros sin dejar que las potenciales presas la descubriesen, el punto clave de la pesca era la paciencia, saber esperar a que los peces picasen en el anzuelo, y eso podía llevar algún tiempo.
- Te diría que no es necesario pero he probado los dulces de tu panadería, son demasiado buenos como para rechazarlos. - soltó, riendo levemente. En Midgar aquel tipo de alimentos no solían formar parte de su dieta pero Lunargenta le había abierto las puertas a un nuevo mundo de sabores, aunque no solo eso, la capital le ofrecía mucho más.
Quizá ese fuera uno de los motivos por los que continuaba allí en vez de seguir su viaje de descubrimiento, la posibilidad de conocer a tanta gente diferente y mejorar sus habilidades sociales, el tener a su alcance una variedad de productos mucho más amplia de lo que podría imaginar, el sinfín de conocimientos a los que ahora podía acceder a través de las bibliotecas… todo ello la impulsaba a quedarse en Verisar, pero tarde o temprano se marcharía a otro sitio, a las islas seguramente.
- Bueno y qué hay de ti, ¿tienes algún trabajo en mente ahora mismo? - preguntó, dando por hecho que si la pelirroja tenía libertad para elegir sus contratos habría bastantes opciones a su disposición, de otro modo aquella senda no le sería rentable.
La vida de un mercenario no debía ser fácil, mucho menos la de aquellos que a diferencia de la bruja, aceptasen cualquier encargo, incluidos los que pusiesen sus propias vidas en juego.
- Tampoco me has contado nada sobre el hombre al que buscabas, ¿Tale? - siguió hablando al poco, dando otro bocado a la comida antes de continuar. - ¿Encontraste algo? ¿diste con él? - quiso saber, más que nada por la importancia que aquel sujeto tenía para su amiga, la había salvado y la joven jamás olvidaría eso.
Mientras esperaba su respuesta, la cuerva echó un vistazo a sus alas y alargó una de las manos para comprobar el grado de humedad que quedaba aún en las negras plumas, el sol estaba en lo alto pero aún tardaría un buen rato en secarse, lo que les taba tiempo de sobra para ponerse al día sobre sus vidas.
Centrándose de nuevo en su acompañante, Ava dio un pequeño sorbo al agua y echó mano a la carne deshidratada que había traído, una que ella misma había preparado tras dar caza a un ciervo un par de días atrás.
Las alas en cambio eran otro asunto, Ava sabía que solían tardar bastante en perder la humedad cuando se mojaban así que optó por extenderlas ligeramente para que la brisa pudiese colarse por entre las plumas y acelerar el proceso.
- ¿Vendrías conmigo? Eso me gustaría. - contestó instantes más tarde, cuando Karen se ofreció a hacerle compañía durante las jornadas de pesca para que no se aburriese.
Contar con la hechicera a su lado sin duda sería agradable, sobre todo porque a diferencia de la caza, que se basaba en tender trampas o seguir rastros sin dejar que las potenciales presas la descubriesen, el punto clave de la pesca era la paciencia, saber esperar a que los peces picasen en el anzuelo, y eso podía llevar algún tiempo.
- Te diría que no es necesario pero he probado los dulces de tu panadería, son demasiado buenos como para rechazarlos. - soltó, riendo levemente. En Midgar aquel tipo de alimentos no solían formar parte de su dieta pero Lunargenta le había abierto las puertas a un nuevo mundo de sabores, aunque no solo eso, la capital le ofrecía mucho más.
Quizá ese fuera uno de los motivos por los que continuaba allí en vez de seguir su viaje de descubrimiento, la posibilidad de conocer a tanta gente diferente y mejorar sus habilidades sociales, el tener a su alcance una variedad de productos mucho más amplia de lo que podría imaginar, el sinfín de conocimientos a los que ahora podía acceder a través de las bibliotecas… todo ello la impulsaba a quedarse en Verisar, pero tarde o temprano se marcharía a otro sitio, a las islas seguramente.
- Bueno y qué hay de ti, ¿tienes algún trabajo en mente ahora mismo? - preguntó, dando por hecho que si la pelirroja tenía libertad para elegir sus contratos habría bastantes opciones a su disposición, de otro modo aquella senda no le sería rentable.
La vida de un mercenario no debía ser fácil, mucho menos la de aquellos que a diferencia de la bruja, aceptasen cualquier encargo, incluidos los que pusiesen sus propias vidas en juego.
- Tampoco me has contado nada sobre el hombre al que buscabas, ¿Tale? - siguió hablando al poco, dando otro bocado a la comida antes de continuar. - ¿Encontraste algo? ¿diste con él? - quiso saber, más que nada por la importancia que aquel sujeto tenía para su amiga, la había salvado y la joven jamás olvidaría eso.
Mientras esperaba su respuesta, la cuerva echó un vistazo a sus alas y alargó una de las manos para comprobar el grado de humedad que quedaba aún en las negras plumas, el sol estaba en lo alto pero aún tardaría un buen rato en secarse, lo que les taba tiempo de sobra para ponerse al día sobre sus vidas.
Centrándose de nuevo en su acompañante, Ava dio un pequeño sorbo al agua y echó mano a la carne deshidratada que había traído, una que ella misma había preparado tras dar caza a un ciervo un par de días atrás.
Ava Kenrith
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
La bruja seguía sentada comiendo un poco de la fruta que Ava había traído. Aunque el comentario sobre su trabajo la había traído de vuelta al mundo real. Desde luego que tenía cosas entre las que elegir… tan solo se había olvidado de hacerlo. Y de eso había pasado ya una semana. En el mundo de los mercenarios si no contestabas pronto a un trabajo probablemente te lo quitaran de las manos en los siguientes dos días… lo cual quería decir que en esos momentos tenía pocas opciones, una de ellas era rebuscar entre las peticiones si quedaba alguna todavía sin resolverse (algo poco probable, o altamente peligroso). La otra opción era aceptar lo primero que le apareciera en los próximos días. Lo cual era igual de peligroso que lo anterior. Ir sin preparación a una misión era un suicidio, pero la bruja tenía que comer, y no le apetecía seguir en casa de sus padres mucho tiempo más.
- Ehm… ¡trabajo! Sí. Osea. Claro, tengo… tengo de eso… sí. -La joven se había puesto nerviosa, ¿cómo podría admitir ser tan irresponsable?
Meneó la cabeza de un lado a otro, intentando serenarse de nuevo. Esperaba que su amiga no se hubiera percatado de su vacilación. O que se tomara la respuesta como un “no quiero hablar de ello” y ya está. Pero el caso es que se encontraba en un buen aprieto.
Pudo relajarse un poco más cuando Ava sacó el tema de Eltrant Tale.
- Pues… la verdad es que parece haberse esfumado del mundo. Le seguí la pista durante un tiempo. Todas las pistas me guiaron al norte. - Iba dibujando un pequeño mapa de por dónde había pasado con su telekinesis sobre la arena. - Pero aquí… aquí se pierden todas. - El círculo rodeaba la ciudad de Dundarak. - Es como si simplemente se hubiera desvanecido. La verdad es que no sé qué hacer. - Suspiró. - Tal vez solo debería dejarlo ir, como una sombra en el pasado. - La miró a los ojos. -Es solo que… ¿alguna vez has sentido que alguien es importante para ti?¿aún sin saber exactamente por qué? Osea, no digo… - La bruja se sonrojó. -No solo eso, supongo, es como… osea, no estoy preguntando si tú… eso es muy personal y yo no… osea, no tengo nada que ver, creo… no es de mi incumbencia, vaya. - Agachó la mirada entre las manos, sin saber muy bien qué estaba diciendo. -El caso es que… no sé qué hacer, no puedo perseguir un fantasma el resto de mi vida. Debería… no sé, centrarme en el presente, en la gente que está aquí ahora y… - Se asustó de nuevo. - ¡No quiero decir que tú… osea, sí, también, pero no así!
Luego de suspirar de nuevo la bruja se levantó, azorada por sus propios pensamientos, caminando a lo largo de la orilla mientras el agua refrescaba sus pies. Mientras el sonido del viento se llevaba las dudas de su mente. Se abrazó a sí misma, sintiéndose perdida otra vez.
- Ehm… ¡trabajo! Sí. Osea. Claro, tengo… tengo de eso… sí. -La joven se había puesto nerviosa, ¿cómo podría admitir ser tan irresponsable?
Meneó la cabeza de un lado a otro, intentando serenarse de nuevo. Esperaba que su amiga no se hubiera percatado de su vacilación. O que se tomara la respuesta como un “no quiero hablar de ello” y ya está. Pero el caso es que se encontraba en un buen aprieto.
Pudo relajarse un poco más cuando Ava sacó el tema de Eltrant Tale.
- Pues… la verdad es que parece haberse esfumado del mundo. Le seguí la pista durante un tiempo. Todas las pistas me guiaron al norte. - Iba dibujando un pequeño mapa de por dónde había pasado con su telekinesis sobre la arena. - Pero aquí… aquí se pierden todas. - El círculo rodeaba la ciudad de Dundarak. - Es como si simplemente se hubiera desvanecido. La verdad es que no sé qué hacer. - Suspiró. - Tal vez solo debería dejarlo ir, como una sombra en el pasado. - La miró a los ojos. -Es solo que… ¿alguna vez has sentido que alguien es importante para ti?¿aún sin saber exactamente por qué? Osea, no digo… - La bruja se sonrojó. -No solo eso, supongo, es como… osea, no estoy preguntando si tú… eso es muy personal y yo no… osea, no tengo nada que ver, creo… no es de mi incumbencia, vaya. - Agachó la mirada entre las manos, sin saber muy bien qué estaba diciendo. -El caso es que… no sé qué hacer, no puedo perseguir un fantasma el resto de mi vida. Debería… no sé, centrarme en el presente, en la gente que está aquí ahora y… - Se asustó de nuevo. - ¡No quiero decir que tú… osea, sí, también, pero no así!
Luego de suspirar de nuevo la bruja se levantó, azorada por sus propios pensamientos, caminando a lo largo de la orilla mientras el agua refrescaba sus pies. Mientras el sonido del viento se llevaba las dudas de su mente. Se abrazó a sí misma, sintiéndose perdida otra vez.
Karen Engeld
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Re: Reencuentro [Privado: Ava-Karen]
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