Tu perspectiva y mis circunstancias[Privado][Cerrado]
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Re: Tu perspectiva y mis circunstancias[Privado][Cerrado]
No supo cómo reaccionar. Su marcado enfado se había reprimido debido a la sorpresa y el miedo, que ahora escalaban hacia el pánico. Dag le agarraba de la pierna, de las manos; le instaba a abandonarlo, a quedarse con él, a matarlo. Los ojos de Taliesin se abrieron como platos. Intentaba apartarse del otro vampiro, recuperar el control de sus propias manos para empujarlo lejos, pero a Dag la locura le otorgaba fuerzas, mientras que la sorpresa se las quitaba a Taliesin.
La voz proveniente del exterior, ignorante e indiferente a la lucha de Dag con su propia demencia, de Taliesin con su miedo, hambre e impotencia, se hacía más potente, demandaba más, y en consecuencia sonaba más y más exasperada cuando no hallaba respuesta a sus exigencias. Skatha no tenía claro qué era más importante en aquel momento, y en consecuencia se sentía acorralado. El tiempo se le abalanzó encima, y al segundo siguiente la cortina se apartaba, dejando entrever la punta de una ballesta que temblaba a pesar del coraje de su portador. ¡Es casi un niño! pensó Taliesin, al mismo tiempo que intentaba zafarse de Dag.
- ¡¡Huye!! - se escuchó gritar en un eco inmediato al otro vampiro. Sus ojos estaban clavados en los del hermano de Ayla, a quien dirigía aquella advertencia-súplica, sin saber si era a él también a quien gritaba Dag. En Taliesin se entremezclaba la sorpresa, el miedo y la ira, pero también, creciente y seguro, el hambre. Huye, o no sé lo que haremos. Ninguno de los dos.
Lo siguiente que pasó fue muy confuso. De alguna manera consiguió darle un puñetazo a Dag en la cara, una patada en el estómago, y viéndose libre pero acorralado, y lleno de hambre y adrenalina, se lanzó hacia el joven. La ballesta se disparó y la flecha rebotó contra una pared de la cueva, sin impedir que Taliesin se lanzara hacia delante y placara al chico contra el suelo, al exterior de la cueva. Su puño golpeó repetidamente contra la cara del joven, más veces de las que habría sido necesario, hasta que el vampiro sintió aquel impulso desvanecerse.
Taliesin se levantó y agarró la ballesta, apartándola del crío. También la espada de Dag, que se encontraba en el suelo. Ahora tenía él todas las armas, aunque no sabía utilizar ninguna, ni tenía fuerzas para hacer nada. En el puño, se dio cuenta, tenía sangre. No era suya. Quería probarla.
El chico estaba inmóvil. ¿Dónde estaría Zöe? Necesitaba ayuda. Tenían que salir de allí en cuanto antes.
- Estás fuera de control. Estás loco.
Pero aquellas palabras cargadas de desprecio, ¿se las decía a Dag o a sí mismo?
La voz proveniente del exterior, ignorante e indiferente a la lucha de Dag con su propia demencia, de Taliesin con su miedo, hambre e impotencia, se hacía más potente, demandaba más, y en consecuencia sonaba más y más exasperada cuando no hallaba respuesta a sus exigencias. Skatha no tenía claro qué era más importante en aquel momento, y en consecuencia se sentía acorralado. El tiempo se le abalanzó encima, y al segundo siguiente la cortina se apartaba, dejando entrever la punta de una ballesta que temblaba a pesar del coraje de su portador. ¡Es casi un niño! pensó Taliesin, al mismo tiempo que intentaba zafarse de Dag.
- ¡¡Huye!! - se escuchó gritar en un eco inmediato al otro vampiro. Sus ojos estaban clavados en los del hermano de Ayla, a quien dirigía aquella advertencia-súplica, sin saber si era a él también a quien gritaba Dag. En Taliesin se entremezclaba la sorpresa, el miedo y la ira, pero también, creciente y seguro, el hambre. Huye, o no sé lo que haremos. Ninguno de los dos.
Lo siguiente que pasó fue muy confuso. De alguna manera consiguió darle un puñetazo a Dag en la cara, una patada en el estómago, y viéndose libre pero acorralado, y lleno de hambre y adrenalina, se lanzó hacia el joven. La ballesta se disparó y la flecha rebotó contra una pared de la cueva, sin impedir que Taliesin se lanzara hacia delante y placara al chico contra el suelo, al exterior de la cueva. Su puño golpeó repetidamente contra la cara del joven, más veces de las que habría sido necesario, hasta que el vampiro sintió aquel impulso desvanecerse.
Taliesin se levantó y agarró la ballesta, apartándola del crío. También la espada de Dag, que se encontraba en el suelo. Ahora tenía él todas las armas, aunque no sabía utilizar ninguna, ni tenía fuerzas para hacer nada. En el puño, se dio cuenta, tenía sangre. No era suya. Quería probarla.
El chico estaba inmóvil. ¿Dónde estaría Zöe? Necesitaba ayuda. Tenían que salir de allí en cuanto antes.
- Estás fuera de control. Estás loco.
Pero aquellas palabras cargadas de desprecio, ¿se las decía a Dag o a sí mismo?
Taliesin Skatha
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Re: Tu perspectiva y mis circunstancias[Privado][Cerrado]
Una explosión a la altura del tabique me sume en una súbita pero breve paz. Todo se torna negro por un momento, mas bastan unos cuantos segundos para que, de entre la negrura, brote poco a poco un incipiente dolor en la nariz y bajo los ojos. El dolor, tras mis párpados cerrados, se ve como pequeños destellos morados que palpitan y se hacen cada vez más grandes a medida que respiro, o intento hacerlo. Luego llega una nueva sensación, parecida pero más ácida y asfixiante: la boca de mi estómago está contraída y, cuando intento moverme, me arranca un gemido de dolor ahogado por la bilis que trepa por mi garganta.
Lo primero que noto al abrir los ojos, además de que tengo los párpados hinchados, es que estoy tumbado de espaldas sobre el frío suelo de la cueva. Una tercera herida palpita en mi nuca húmeda por la sangre del golpe producto de la caída. Lo siguiente que noto es que estoy solo. Por un momento esto me alegra, ¡Taliesin me ha hecho caso! pero al siguiente me sofoca la ira al pensar que he sido abandonado a mi suerte. ¡Egoísta hijo de puta!
[/i]Y Zöe también se ha ido.[i]
Me pongo de pie con dificultad. Al buscar la espada, no la encuentro. No sé para qué la quiero, pero es mía y empuñarla me reconforta. ¿Ella también ha decidido dejarme de lado? Mis labios se tuercen en una mueca de disgusto y camino, encorvado debido al dolor de estómago, hacia la salida de la cueva. Para mi sorpresa, allí está el otro hombre. ¡No me ha abandonado! ¿O acabo de pillarlo a medio camino? Lo observo largamente y también al muchacho que, medio desfallecido, respira con esfuerzo tirado en el suelo. Su nariz sangra, al igual que la mía, y sé que si mis demonios internos se remueven con ese olor, también lo hacen los de Taliesin.
Sonrío mientras los siseos de mi mente urden un plan de lo más ingenioso: Zöe ha huido, pero quiere a Taliesin y volverá a buscarlo. Si, al hacerlo, lo encuentra cometiendo mis mismos pecados, entonces lo repudiará tanto como a mí. Doy un paso adelante y le sonrío, demostrándole que no estoy enfadado por la paliza que me ha dado y que no me siento identificado con las ofensivas palabras que ha escupido.
-No estás fuera de control. Necesitas comer. Todos lo necesitamos. -Me encojo de hombros aunque, muy en lo profundo, me pregunto por qué digo semejantes cosas. Hasta hace poco yo tampoco quería beber de humanos. Aún me cuesta en ocasiones. Pero me llena de alegría la idea de ver a ese hombre nadando en culpa. No quiero ser el único que viva esta miseria. Compartido, este dolor es menos amargo. -Mira cómo lo has dejado. -Señalo al chico con un cabeceo y suspiro, negando un par de veces con la cabeza- Le harás un favor si lo muerdes. Así su dolor disminuirá... al menos por un rato.
Retrocedo hasta apoyar la espalda en la pared exterior de la cueva, reposando mi atenta mirada sobre la espada de aquel hombre que, terco, aún cree que podrá luchar contra lo que somos: Monstruos.
Dag Thorlák
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Re: Tu perspectiva y mis circunstancias[Privado][Cerrado]
Los minutos pasaban, mi casi nula necesidad de respiración se volvió aún más pausada, podía escuchar todos los sonidos del bosque, una vez que el grupo de humanos que me perseguía se alejo, de a poco regresaron los pájaros, el sonido de chicharras, una gota que resbalaba hasta caer en mi cabeza. Un escarabajo decidió subir por mi bota, no hice nada por evitarlo, me quedé contemplando sus esfuerzos por subir hasta mi pantalón.
Había pasado un tiempo prudente, parecía adecuado regresar ahora que parecía que el ambiente se había calmado. Me puse en pie, mis ropas estaban llenas de barro, podría habérmelas quitado pero ya había aprendido que los orgánicos no reaccionaban bien a mi presencia desnuda. Subí nuevamente por el barranco, agarrándome de raíces que sobresalían para no resbalar, y con algo de dificultad pude volver sobre mis pasos.
Intentaba moverme con cuidado, rastreando los alrededores en busca de algún humano que se hubiese quedado rezagado, el silencio de los alrededores parecía confirmar que estaba sola.
Al tener que caminar con precaución tarde mucho más en regresar a la cueva que a la ida, solo esperaba que el grupo de la caravana no hubiese regresado allí, sino se encontrarían con los dos vampiros y eso… Eso era en verdad peligroso para los humanos, mucho más que para Dag o para Taliesin. Había visto lo que podían hacer los de su especie cuando estaban enojados o hambrientos,
Al acercarme pude escuchar sus voces, aunque no llegue a entender lo que decían. Al llegar encontré a Taliesin parado fuera de la cueva y junto a él estaba un muchacho, lo reconocí como uno de los integrantes de la caravana. Algo más alejado estaba Dag, con la espalda apoyada contra la pared [ANALIZANDO] se lo veía bastante satisfecho, eso era bueno, necesitaba que estabilizara su humor.
-¿Están bien? – [ANALIZANDO] Skatha no se veía bien, nunca había visto esa expresión en su rostro, parecía estar sufriendo ¿Sería...hambre? [ANALIZANDO] al joven humano se lo notaba asustado, temblaba, estaba pálido y por su expresión era evidente que estaba conmocionado – Chico, corre, vete de aquí ¿Si? Escapa lo más rápido que puedas – Cuanto antes alejara la tentación de los vampiros, más sencillo sería estabilizarlos “¿Segura?” Si, confío en ellos, ambos son buenos “Eres muy ingenua” mire hacía la cueva, Neil debía estar muy enojado porque lo abandone, por eso intentaba confundirme – Por favor, no lastimen a mas humanos –
Me acerqué algunos pasos y vi a mis acompañantes salir corriendo de la cueva hasta agarrarse de mis piernas, traían también mi morral, me lo puse y mire que adentro seguía estando Neil.
-Taliesin, si tienes hambre puedo darte de mi sangre – Lo mire fijamente – No necesitas torturarte – Mire mi muñeca derecha y la extendí en su dirección – A Dag no le gusto el sabor, pero estoy segura que debería poder alimentarte como la sangre de cualquier humano ¿Si? Una vez que estés satisfecho, podremos buscar los tres un sitio donde escondernos -
Había pasado un tiempo prudente, parecía adecuado regresar ahora que parecía que el ambiente se había calmado. Me puse en pie, mis ropas estaban llenas de barro, podría habérmelas quitado pero ya había aprendido que los orgánicos no reaccionaban bien a mi presencia desnuda. Subí nuevamente por el barranco, agarrándome de raíces que sobresalían para no resbalar, y con algo de dificultad pude volver sobre mis pasos.
Intentaba moverme con cuidado, rastreando los alrededores en busca de algún humano que se hubiese quedado rezagado, el silencio de los alrededores parecía confirmar que estaba sola.
Al tener que caminar con precaución tarde mucho más en regresar a la cueva que a la ida, solo esperaba que el grupo de la caravana no hubiese regresado allí, sino se encontrarían con los dos vampiros y eso… Eso era en verdad peligroso para los humanos, mucho más que para Dag o para Taliesin. Había visto lo que podían hacer los de su especie cuando estaban enojados o hambrientos,
Al acercarme pude escuchar sus voces, aunque no llegue a entender lo que decían. Al llegar encontré a Taliesin parado fuera de la cueva y junto a él estaba un muchacho, lo reconocí como uno de los integrantes de la caravana. Algo más alejado estaba Dag, con la espalda apoyada contra la pared [ANALIZANDO] se lo veía bastante satisfecho, eso era bueno, necesitaba que estabilizara su humor.
-¿Están bien? – [ANALIZANDO] Skatha no se veía bien, nunca había visto esa expresión en su rostro, parecía estar sufriendo ¿Sería...hambre? [ANALIZANDO] al joven humano se lo notaba asustado, temblaba, estaba pálido y por su expresión era evidente que estaba conmocionado – Chico, corre, vete de aquí ¿Si? Escapa lo más rápido que puedas – Cuanto antes alejara la tentación de los vampiros, más sencillo sería estabilizarlos “¿Segura?” Si, confío en ellos, ambos son buenos “Eres muy ingenua” mire hacía la cueva, Neil debía estar muy enojado porque lo abandone, por eso intentaba confundirme – Por favor, no lastimen a mas humanos –
Me acerqué algunos pasos y vi a mis acompañantes salir corriendo de la cueva hasta agarrarse de mis piernas, traían también mi morral, me lo puse y mire que adentro seguía estando Neil.
-Taliesin, si tienes hambre puedo darte de mi sangre – Lo mire fijamente – No necesitas torturarte – Mire mi muñeca derecha y la extendí en su dirección – A Dag no le gusto el sabor, pero estoy segura que debería poder alimentarte como la sangre de cualquier humano ¿Si? Una vez que estés satisfecho, podremos buscar los tres un sitio donde escondernos -
Zöe
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Re: Tu perspectiva y mis circunstancias[Privado][Cerrado]
Taliesin había cedido a la pulsión de beber sangre humana muy pronto tras su conversión. ¿Qué decir? En un primer momento de resistencia sí había probado la sangre de otros animales, pero se había visto asqueado. No sólo era cuestión de sabor: le provocaba una sensación extraña y desagradable, una mezcla de vacío y alienación que nunca había sentido antes. En cambio cuando bebía sangre humana, por poco que fuera, se sentía satisfecho y poderoso.
Pero aunque era muy capaz de beber sangre de humanos y de dañar en el proceso, las circunstancias particulares de aquella velada le causaban un profundo rechazo. Las razones se apilaban. En lo moral, la juventud del muchacho le retenía; en lo personal, darse cuenta de su propia falta de control le llevaba a refrenar sus instintos vampíricos; y en la empatía y el sentimiento, el hecho de que la familia de Ayla hubiera ya sufrido tanto le causaba compasión, y no habría querido añadir más dolor a la ya pesada carga. Ya era suficiente el hecho de que hubiera descargado su miedo y frustración sobre el joven. Contra todo eso estaba el hambre, el olor metálico de la sangre y su tacto pegajoso, la adrenalina, y las palabras de Dag, súbitamente mucho más conciliadoras y amables de lo esperado.
Taliesin creyó en la sinceridad de sus palabras, y, en parte, en su razón. Pero también se dio cuenta inmediatamente de que lo que proponían era lo fácil, lo tentador, y lo incorrecto.
- Su dolor pasará solo. Si lo muerdo... sabes que no seré capaz de parar - respondió con la misma sinceridad que creía haber escuchado en la recomendación de Dag.
Aguantaría. Se limpió el puño ensangrentado contra la hojaresca a fin de quitarse la tentación de encima. Al hacerlo sintió una punzada de dolor por la pérdida del alimento que se estaba negando a sí mismo, y su semblante se ensombreció debido a la frustración. Mantenerse firme en lo correcto y moral no le provoco satisfacción alguna.
Fue una suerte que entonces volviera Zöe. Apenas le quedaban fuerzas ni ánimos para alegrarse, pero reconocía que sin ella no habría sabido qué hacer a continuación. Asintió a su pregunta, sin molestarse en intentar abrir los labios para responder. Un peso se levantó de sus hombros cuando vio al chico levantarse, aun con esfuerzo, y tras tropezar un par de veces salir corriendo hacia el interior del bosque. Ahora solos. Sin humanos.
Se le abrieron los ojos como platos cuando Zöe ofreció su sangre. No se lo esperaba. No lo habría considerado. Se sentía confuso, y miró hacia Dag brevemente cuando ella mencionó el nombre. Casi buscando una confirmación o, visto que en su última intervención se había mostrado conciliador, un gesto de ánimo.
- No quiero hacerte daño - dijo, casi como una pregunta: ¿te haré daño?
Pero si Dag había bebido de una biocibernética y se había controlado, él también podía. Y necesitaba la fuerza. Y tenía mucha hambre. Y si algo malo fuera a pasar, estaba seguro de que Zöe sería capaz de detenerlo, o incluso Dag. Y Zöe no quería que hicieran daño a ningún humano, y aquella era la mejor forma de no hacer daño, o de controlar a quién y cuánto daño se hacía. No se sentía convencido pero... lo estaba.
Sin decir nada más se acercó y sostuvo el brazo que le tendía la biocibernética. Se lo acercó a la boca y paró un segundo antes de morder. Hasta entonces nunca se había dado cuenta de que Zöe no olía como los demás humanos, pero no era algo que le causara rechazo. Y el sabor - ¿había mordido ya? -, el sabor tampoco era exactamente humano. Fluía por su garganta transmitiéndole calma inmediata, en lugar del habitual frenesí por la sangre. Sentía la fuerza rellenar su cuerpo sin perder por ello el control. Bebió unos largos tragos, disfrutando de lo extraño y diferente de aquel sabor y aquella sensación que lo acompañaba, y se detuvo, sabiendo que aquello era suficiente.
Al abrir los ojos vio a Zöe tan cerca, y se sintió súmamente agredecido, aunque en ese momento no supo cómo expresarlo.
Pero aunque era muy capaz de beber sangre de humanos y de dañar en el proceso, las circunstancias particulares de aquella velada le causaban un profundo rechazo. Las razones se apilaban. En lo moral, la juventud del muchacho le retenía; en lo personal, darse cuenta de su propia falta de control le llevaba a refrenar sus instintos vampíricos; y en la empatía y el sentimiento, el hecho de que la familia de Ayla hubiera ya sufrido tanto le causaba compasión, y no habría querido añadir más dolor a la ya pesada carga. Ya era suficiente el hecho de que hubiera descargado su miedo y frustración sobre el joven. Contra todo eso estaba el hambre, el olor metálico de la sangre y su tacto pegajoso, la adrenalina, y las palabras de Dag, súbitamente mucho más conciliadoras y amables de lo esperado.
Taliesin creyó en la sinceridad de sus palabras, y, en parte, en su razón. Pero también se dio cuenta inmediatamente de que lo que proponían era lo fácil, lo tentador, y lo incorrecto.
- Su dolor pasará solo. Si lo muerdo... sabes que no seré capaz de parar - respondió con la misma sinceridad que creía haber escuchado en la recomendación de Dag.
Aguantaría. Se limpió el puño ensangrentado contra la hojaresca a fin de quitarse la tentación de encima. Al hacerlo sintió una punzada de dolor por la pérdida del alimento que se estaba negando a sí mismo, y su semblante se ensombreció debido a la frustración. Mantenerse firme en lo correcto y moral no le provoco satisfacción alguna.
Fue una suerte que entonces volviera Zöe. Apenas le quedaban fuerzas ni ánimos para alegrarse, pero reconocía que sin ella no habría sabido qué hacer a continuación. Asintió a su pregunta, sin molestarse en intentar abrir los labios para responder. Un peso se levantó de sus hombros cuando vio al chico levantarse, aun con esfuerzo, y tras tropezar un par de veces salir corriendo hacia el interior del bosque. Ahora solos. Sin humanos.
Se le abrieron los ojos como platos cuando Zöe ofreció su sangre. No se lo esperaba. No lo habría considerado. Se sentía confuso, y miró hacia Dag brevemente cuando ella mencionó el nombre. Casi buscando una confirmación o, visto que en su última intervención se había mostrado conciliador, un gesto de ánimo.
- No quiero hacerte daño - dijo, casi como una pregunta: ¿te haré daño?
Pero si Dag había bebido de una biocibernética y se había controlado, él también podía. Y necesitaba la fuerza. Y tenía mucha hambre. Y si algo malo fuera a pasar, estaba seguro de que Zöe sería capaz de detenerlo, o incluso Dag. Y Zöe no quería que hicieran daño a ningún humano, y aquella era la mejor forma de no hacer daño, o de controlar a quién y cuánto daño se hacía. No se sentía convencido pero... lo estaba.
Sin decir nada más se acercó y sostuvo el brazo que le tendía la biocibernética. Se lo acercó a la boca y paró un segundo antes de morder. Hasta entonces nunca se había dado cuenta de que Zöe no olía como los demás humanos, pero no era algo que le causara rechazo. Y el sabor - ¿había mordido ya? -, el sabor tampoco era exactamente humano. Fluía por su garganta transmitiéndole calma inmediata, en lugar del habitual frenesí por la sangre. Sentía la fuerza rellenar su cuerpo sin perder por ello el control. Bebió unos largos tragos, disfrutando de lo extraño y diferente de aquel sabor y aquella sensación que lo acompañaba, y se detuvo, sabiendo que aquello era suficiente.
Al abrir los ojos vio a Zöe tan cerca, y se sintió súmamente agredecido, aunque en ese momento no supo cómo expresarlo.
Taliesin Skatha
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Re: Tu perspectiva y mis circunstancias[Privado][Cerrado]
Para cuando Zöe aparece, el condenado de Taliesin no ha sucumbido ante mi sugerencia. ¿Cómo puede ser tan firme? Frunzo el ceño y lo observo con tal intensidad que casi puedo sentir cómo mi mirada traspasa su nuca, deseando poder hervirle los sesos solo con la intención de mi mente.
-Débil. Cobarde. ¡¡Maldito desgraciado!!
Por primera vez, es mi propia voz la que piensa con semejante odio. Normalmente son mis acompañantes quienes proyectan en mí sus sentimientos negativos. ¿Qué me está...? Zöe habla, el chico escapa y yo olvido abruptamente lo anterior para poner toda mi atención en ella. Y entonces... hace un ofrecimiento que consigue separar mis labios en el más absoluto gesto de estupefacción.
De nuevo. Está pasando de nuevo.
Traición.
Cuando Taliesin me mira, mis ojos bien abiertos fulguran con rotunda negativa. Sin embargo, el otro vampiro está tan sobrepasado por su hambre que accede de todas formas, o quizás sin siquiera percatarse de mi gesto, a la sangre de Zöe. Mi corazón da un vuelco, se agita y se contrae dolorosamente dentro de este pecho que ha sufrido ya demasiadas emociones por esta noche.
En vez de sentir ira, que exige más energía de la que tengo, no puedo experimentar más que aflicción y la taciturna certeza de que, por mucho que lo desee, Zöe no me pertenece.
Nunca me ha pertenecido.
Con cada trago de Taliesin, las náuseas se van abriendo paso más y más a través de mi estómago. Uno tras otro, oigo perfectamente la manera en que el hombre vacía a mi... a la biocibernética. Me llevo una mano a la garganta y pienso en cuánto desearía que me gustara la sangre de Zöe. Si la tolerara, bebería de ella cada maldita noche. Y, si tolerara la sangre de mis congéneres, también bebería de Taliesin, sólo que a él me encargaría de vaciarlo hasta arrancarle el último aliento.
Pero la realidad es otra, y ésta parece abrir los telones que cubrían mis ojos después de mucho tiempo enceguecido. No tengo nada que hacer aquí, y no puedo soportar esto más.
-Vámonos.
Volteo, abandono mi espada y me voy. Para cuando ellos abran los ojos, ya no estaré a su lado.
Dag Thorlák
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Re: Tu perspectiva y mis circunstancias[Privado][Cerrado]
Taliesin dudo durante algunos segundos, me preguntó si me haría daño, y respondí negando con la cabeza. Claramente tenía un límite al igual que todos los seres vivos, pero confiaba en el autocontrol de mis compañeros, así como le había ofrecido el cuello a Dag en su momento, ahora le brindaba mi brazo a Skatha para que satisfaga su apetito y dejara de lastimar a los humanos.
Sentí cuando sus dientes atravesaron la piel, esperaba que no intentara morder más fuerte o se toparía con piezas de metal. El vampiro estaba reaccionando de forma muy diferente a Dag, este último al dar un pequeño sorbo se había separado de inmediato y había escupido. Tailesin en cambio parecía disfrutarlo, o al menos no le desagradaba lo suficiente como para rechazarlo.
Cuando termino me miro con un gesto que no pude entender bien, pero percibí que era algo bueno, por lo que le sonreí. Tape la herida con mi mano, pronto dejaría de sangrar, la saliva de los vampiros tenía cualidades muy particulares.
-Espero que eso haya calmado tu apetito ¿Si? Ahora podremos continuar sin más sobresaltos – Me gire para hablarle a Dag y… Ya no estaba. Incline la cabeza hacia un lado y mire alrededor - ¿Se fue? ¿Por qué se fue?
No lograba entender qué estaba pasando, qué le pasaba a Dag [ANALIZANDO] [ERROR]
-Siento que no puedo entender nada, Taliesin ¿Por qué los orgánicos se comportan de una manera tan confusa? – [ERROR] [ERROR] mire hacía la espesura del bosque y fruncí el ceño, no porque pensara que era lo que tenía que hacer, sino porque es así como pude representa físicamente lo que mi sistema no lograba analizar – Tengo que buscarlo… Porque, mmm, porque no lo entiendo, y eso… Y eso no me gusta Taliesin ¿Tiene eso algún sentido?
No tenía manera de llegar a alguna conclusión con los datos actuales, pero quizás si seguía caminando podría conseguir una respuesta.
Aún faltaban algunas horas para que amaneciera, mire a Skatha y luego de que me confirmara con un gesto que vendría conmigo, comenzamos a andar. Encontrar a Dag debía ser mi prioridad por el momento.
Sentí cuando sus dientes atravesaron la piel, esperaba que no intentara morder más fuerte o se toparía con piezas de metal. El vampiro estaba reaccionando de forma muy diferente a Dag, este último al dar un pequeño sorbo se había separado de inmediato y había escupido. Tailesin en cambio parecía disfrutarlo, o al menos no le desagradaba lo suficiente como para rechazarlo.
Cuando termino me miro con un gesto que no pude entender bien, pero percibí que era algo bueno, por lo que le sonreí. Tape la herida con mi mano, pronto dejaría de sangrar, la saliva de los vampiros tenía cualidades muy particulares.
-Espero que eso haya calmado tu apetito ¿Si? Ahora podremos continuar sin más sobresaltos – Me gire para hablarle a Dag y… Ya no estaba. Incline la cabeza hacia un lado y mire alrededor - ¿Se fue? ¿Por qué se fue?
No lograba entender qué estaba pasando, qué le pasaba a Dag [ANALIZANDO] [ERROR]
-Siento que no puedo entender nada, Taliesin ¿Por qué los orgánicos se comportan de una manera tan confusa? – [ERROR] [ERROR] mire hacía la espesura del bosque y fruncí el ceño, no porque pensara que era lo que tenía que hacer, sino porque es así como pude representa físicamente lo que mi sistema no lograba analizar – Tengo que buscarlo… Porque, mmm, porque no lo entiendo, y eso… Y eso no me gusta Taliesin ¿Tiene eso algún sentido?
No tenía manera de llegar a alguna conclusión con los datos actuales, pero quizás si seguía caminando podría conseguir una respuesta.
Aún faltaban algunas horas para que amaneciera, mire a Skatha y luego de que me confirmara con un gesto que vendría conmigo, comenzamos a andar. Encontrar a Dag debía ser mi prioridad por el momento.
Zöe
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