La vida bajo la capucha [Privado] [Cerrado]

La Sacrestic Ville ocupada por los humanos había dejado de ser un peligroso lugar para los no vampiros, y de forma contraria, ahora era un lugar de sumo peligro para los de colmillos largos y pieles pálidas. La guerra se trataba de eso; conquistar hogares, hacerlos tuyos y expulsar a sus antiguos residentes. Tenía lógica, en lo más profundo del razonamiento; si te peleas con ellos y les deseas la muerte, ¿Por qué vas a querer convivir con esas criaturas?

Helena se encontraba allí, no por amor al arte ni nada parecido, sino para buscar, ahora que podía, un nuevo libro de conocimientos acuáticos para su colección. Cada vez se estaba tomando más en serio su entrenamiento, y cada vez mostraba más interés en sus habilidades de bruja, cosa que años atrás no pasaba.

La Rhodes caminaba por las calles de la tétrica ciudad con la capucha bajada, tapando por completo su rostro. Era de día, aunque quién lo diría, estaba cayendo un chaparrón digno de un diluvio profético, lo cual daba lugar a que toda la arquitectura de la ciudad le diese al lugar un toque casi siniestro. Si esta fuese la Sacrestic Ville de los vampiros, Helena estaría en este momento con el corazón en un puño, aunque de todas formas no podía bajar la guardia en ningún momento.

-...Tengo que buscar algo de información...-Susurró, hablando sola. La información que tenía era escasa. Un tipo viejo, encargado de una biblioteca y ejerciendo el oficio de la misma, tenía entre sus tesoros más bien guardados el libro deseado por la bruja.

Este señor respondía al nombre de "Vhivhan", y eso le preocupaba. Ese nombre sonaba a vampiro, y ahora la ciudad estaba ocupada por humanos. La conclusión era simple: Ese hombre está muerto, y seguramente sus tesoros ya han sido saqueados o vendidos, o se ha escondido, o incluso marchado de la ciudad, llevando todos sus preciados tesoros consigo.

En cualquiera de los casos, estaba en punto muerto. Ni siquiera conocía dónde se ubicaba alguna taberna donde preguntar por el asunto, y no paraba de dar vueltas por la ciudad y ver todas las casas iguales, y la lluvia no ayudaba en nada.

Cuando se cansó de andar, optó por sentarse en un banco cercano. La claridad del interior de las casas era la única fuente de luz con la que gozaba, aunque no tendría nada que temer, ya que con sus ropajes oscuros, la capucha bajada y estando sentada a solas en un banco mientras caía un intenso diluvio hacían parecer aquella escena como la aparición de un fantasma en noches de lluvia.

-...Tendría que haberme informado un poco más sobre esta maldita ciudad-Habló de nuevo consigo misma, con un tono frustrado

Era una tarde tranquila por una muy conocida villa de ella, el pueblo vampiro por excelencia que los conectaba con las demás razas, un pueblo festivo y para nada tranquilo en el que reinaba la felicidad y el éxtasis. Sí eras un vampiro, claro. O al menos ese era su pasado, al menos ese recuerdo tenía Lyra en su mente de él, y aunque sabía que todo había cambiado, aún no podía acostumbrarse al amargo sentir que lo que veía y rodeaba le causaba.
Se sentía insegura, como sí todo el tiempo le estuvieran observando o más bien, intentando atraparla. Parece que los papeles ahora se habían invertido, ¿No? Ella estaba acostumbrada a ello, pero el sentirlo en un sitio que antes consideraba de lo más bonito, era de lo más extraño y raro.

Como cuando te sientes un huésped en tu propio hogar, así se encontraba la encapuchada con esas vestimentas de cuero, la típica máscara que cubría su identidad y el arco cubierto por pieles al igual que su carcaj.

— ¿En serio no queda ni un puto mosquito de nosotros por aquí? —

No tenía un objetivo claro, desde que su clan había sido borrado del mapa que no sabía bien a donde ir, que hacer. Sí bien tenía una meta no sabía cumplirla, le habían dejado sola en un mundo desconocido para ella, en la libertad y la dependencia de su decidir. Y eso le había llevado hasta Sacrestic. Ella misma fue espectadora de como les hicieron retroceder en la guerra, todo gracias a sus habilidades para infiltrarse, y ahora mismo, había vuelto para reencontrarse con sus viejos amigos que aún por allí se encontraban, incluso la tabernera que a pesar de sus diferencias le caía bien, pero no era recibida ahora, seguro le mandarían a quemarla viva o algo parecido.

Por ende solo vagó por el pueblo, esperando ver algún  rostro conocido por donde solían habituar, por donde ella creería que sería un buen lugar para esconderse para uno de ellos, pero no hubo suerte, con la tremenda lluvia que había, solo divisaba gente viajando que huía de la tormenta o sin más, gente que corría a sus hogares en busca de refugio y terminar el día. Pero hubo una silueta que le pareció extraña, una sombra sentada en un banquillo que le hizo preguntarse quien sería. ¿Quién estaría tan arriesgada a enfermarse como Lyra? Aunque claro, esta última no podría enfermarse.

Ésta optó por acercarse a dicha figura, le daba las pintas de ser alguien como ella, y decidió aproximarse de forma discreta, disimulada y hasta sigilosa, intentando no ser vista se colocó a un costado, a un par de metros, escuchando sus palabras al hablar consigo misma.

—  “Tendría que haberme informado un poco más sobre esta maldita ciudad.” —

Las palabras resonaron en su mente unos segundos antes de hablar, pensó su respuesta un poco.

— ¿Y cuánto estarías dispuesta a pagar por esa información?  —
Las palabras salieron de su boca de una manera suave, tranquila mientras las gotas caían en su capucha y hacían eco en sus oídos de una forma leve.

De pronto, fue asaltada por una voz ajena que salía de la misma lluvia que la rodeaba. Llevó su mirada, curiosa y alerta hacia todos lados, hasta que pudo notar que una silueta se encontraba a escasos metros a su lado, donde antes no había nada. Esbozó una sonrisa antes de contestarle.

-¿"Pagar"? No me hagas reír...-Se quedó sentada en el banco, mostrando total serenidad, sin revelar su rostro en ningún momento-No creas que me intimidas.-Advirtió

La observó un poco más. Aunque no disponía de toda la visibilidad del mundo, reconoció a una compañera de oficio.

-¿Ladrona?-Preguntó, obviamente esa opción era la menos probable, pero tenía que ir indagando en el descubrimiento de aquella figura femenina-¿Espía?-Podría ser-...-Se mantuvo un par de segundos en silencio-...¿Asesina?-Esbozó otra sonrisa

Tras eso, suspiró y echó un breve vistazo hacia abajo, ajustándose el guantelete que llevaba en su antebrazo izquierdo, del cual descubrió una daga, la cual estaba oculta.

-Créeme que no me intimidas-Insistió. Tras decir eso, volvió a esconder el arma en aquel brazalete.

De alguna forma, la bruja agradeció la repentina aparición de aquella encapuchada. Aquella soledad tétrica era demasiado espeluznante para ella, y quizás pudiese sacarle algún tipo de información recurriendo a alguna que otra técnica de persuasión.

La Rhodes se puso en pie y se acercó a la recién llegada.

-¿Eres de por aquí? ¿Se hace buen "negocio" en una ciudad recién tomada?-Obviamente, cuando decía "negocio" no se refería a nada "legal"-Yo vengo de Ciudad Lagarto a por... Hmmm... Una especie de "tesoro" guardado en una biblioteca.-Un tesoro para todo aquel que supiese valorarlo, al menos-Puede que esté, o puede que no-Se encogió de hombros-Solo lo sabré cuando dé con ese lugar. La biblioteca pertenece... O pertenecía, a un tal Vhivhan

El que no le haya notado le causó cierta risa disimulada, su ego creció un poquito más junto a su orgullo de momento y no pudo evitar sonreír mientras escuchaba sus palabras. La observaba fijamente, esa bonita sonrisa que la lluvia distorsionaba, le provocó una cierta instrospección hacia el como era aquella encapuchada.
Le escuchó con tranquilidad, serena y sin mover un músculo de donde estaba, a su lado a pocos metros se reclinó sobre el farol que yacía a el lado del banco, iluminando las gotas que caían.

Sus preguntas tenían todas una respuesta clara en la mente de Lyra, "Sí" resonó entre sus pensamientos a cada una, pero claro, ¿Por qué se lo admitiría a una completa desconocida? No debía, no, era más inteligente que eso, alardear sobre su trabajo por más orgullo que le dé, no valdría la pena.
Miró la daga con atención, ella solía usar trucos de ese estilo, pero prefería más la lejanía y la certeza.

— Créeme que no me intimidas — Y otra oración que le hizo conocer aún más a la rubia, parecía un libro abierto con imágenes de referencia para la vampiro.

— Sí no lo haría, te hubieras quedado callada. — Respondió de forma seca sin quitarle siquiera los ojos de encima, de forma fija se mantuvo así. La chica parecía... Algo insegura, al menos al escucharla, y decidió darle esa pequeña sugerencia gratis.

Sus oídos habían captado algo más interesante, algo que le intrigaba a ella también, negocios, hacía días que venía aguantando con la misma bolsa de monedas, necesitaba renovarla, y claramente, en una ciudad recién tomada los trabajos abundaban, pero quizá no tanto las sumas elevadas que ella pedía.

— ¿De por aquí? No exactamente, pero conozco bastante bien la villa. — "Ciudad Lagarto" pensó, ¿No era una ciudad de ladrones y asesinos repudiables? De una reputación espantosa, eso seguro, pero... Sí una chica como ella sobrevivió allí, pensó que quizá no era tan malo como pensaba, o la chica bien tenía sus habilidades escondidas a primera vista.
— ¿Un tesoro en la biblioteca? — Arqueó sus cejas, una sonrisa se formó en su rostro, y mientras formulaba palabras en su mente sus dedos se frotaban entre sí.
— Nunca he escuchado de algo así por aquí, apenas y sé la existencia de la biblioteca, y claro, donde se encuentra. Está algo escondida, pero creo recordar donde se ubica. — Pensó un segundo más antes de hablar mientras acariciaba su mejilla con el pulgar por arriba de la máscara. —Te puedo guiar allí y ayudarte un poco más, pero nada va a venir gratis. Y solo para aclarar, no pido exactamente dinero, un favor a futuro puede llegar a valer más. . . —

La recién llegada parecía mostrarse tenaz y segura de sí misma. Desde luego sabía aparentar respeto, y eso le gustaba a Helena. Ante aquella primera afirmación, la Rhodes se mordió la lengua y no respondió, lanzándole una mirada con cierto esbozo leve de sonrisa.

La encapuchada sabía más o menos andarse por aquellas calles, mucho mejor que Helena, lo cual no era difícil. Quizás sus conocimientos pudiesen ser de utilidad para la bruja, pero guardó sus cartas para ver qué respondía con totalidad la recién llegada.

-Nada es gratis en esta vida...-La miró a los ojos-Nada-Se reafirmó-Si no quieres dinero, puede que un trato entre ambas sea mas beneficioso, y eso es algo que estaría dispuesto a darte, ¿Qué es lo que quieres? Pídeme lo que sea, pero antes quiero tener el tesoro entre mis manos-Esos eran sus términos. Estaba dispuesta a hacer tratos de futuro, pero antes quería hechos, y no solo palabras.

-Dime, ¿Sabes hacer "cosas interesantes" o tu apariencia es solo pura fachada?-Se levantó para así observar mejor a la encapuchada. Estaba totalmente empapada, pero no le prestaba la más mínima importancia, y la mujer tampoco parecía mostrar atención a ese detalle. Eso la convertía sin duda en alguien peculiar-No temes resfriarte al estar mojada, o pillar una pulmonía-Dijo-Eres o una bruja o dragona que controla el agua o un ser de colmillos largos...-Le dedicó una mirada pícara. Los vampiros en esa ciudad estaban muy perseguidos-Tranquila. Poco me importa eso-Le aseguró.

Suspiró.

-Estoy cansada de vagar por esta tétrica ciudad sin encontrar nada-Eso le importunaba y le molestaba-Eres el primer rayo de esperanza en esta noche tormentosa.-De nuevo, la observo de arriba abajo, esperando que todo lo que hubiese dicho fuese cierto-Pongámonos en marcha-Dijo mientras se secaba las mejillas. Su capucha era más vulnerable que la de la otra mujer, por lo que la humedad y ciertas gotas perdidas siempre acababan alcanzando parte de su rostro, por más que quisiera mantenerlo escondido.

Le gustaba mantenerse misteriosa y galante, bien sabía que las primeras vistas eran bastante importantes para conseguir buenas críticas, trabajos, negocios y demás. Al menos sí querías tener la oportunidad y la duda, claro.

"Nada es gratis en esta vida." Y en eso estaba de acuerdo, afirmó cuando ella aseguró su punto y luego hizo un ademán con su mano diestra a la par que le contestó una vez terminó de hablar. — Claro que nada lo es, alguien como yo no te ayudará en un acto de buena fé, espero algo a cambio, un favor a futuro es lo que busco. Te daré un ejemplo. — Se quitó la máscara de su rostro, revelando los puntiagüdos caninos entre su confiada sonrisa para relamerse estos a medida que pensaba, quería ansiarla más bien. — Imagínate esta situación. Estos preciosos colmillos son bastantes buscados estos últimos días por todo el reino humano, no se sabe bien porque pero se rumorea que ha hecho algunas cosas malas a nobles o gente de importancia en la jerarquía húmana o quizá, simplemente asesinó a algún capitán que trató de ponerle un dedo encima. — Tragó saliva antes de hablar y se remojó los labios, a la par que sus colmillos poco a poco se iban haciendo más y más pequeños hasta quedar en los de tamaño normal, parecía humana, pues su color de piel también adoptó un color menos pálido y más rosado. — ¿De dónde dijiste que eras? ¿Ciudad Lagarto? Ah sí, no está muy alejada de Lunargenta, sí mal no recuerdo. Yo llegaría allí un día en busca tuya, preguntandote por información de los alrededores o simplemente para quedarme unos días. — Comenzó a acomodar su capucha mientras negó con su cabeza. — Solo un ejemplo de los tantos que se me pueden ocurrir para demostrarte que realmente además de verme bien en estos ropajes, hago las cosas que tú mente se imagina cuando tienes mi primera impresión. —

— Entonces este rayo espera tener la luz suficiente como para iluminar todo tú camino. — Musitó con una confiada sonrisa. Ofreció su mano diestra a la rubia empapada para ayudarla a levantarse de la banca, todo mientra señalaba con la mirada algunos callejones que se escondían por la calle principal de la plaza en la que se encontraban y así, empezar a caminar entre ellos. — Te recuerdo, no sé que ha sido de la biblioteca estos últimos tiempos, pero te puedo llevar allá y ofrecer mi ayuda para encontrar dicho... "Tesoro" tuyo sin problemas, pero quiero mi parte del trato, tomaré tú palabra y para ello quiero saber tú nombre. Me llamo Lyra. Lyra Du'Sacrier. — Realmente podría estafarla, marcharse sin cumplir parte de su trato, pero algo le decía que no lo haría y aunque lo hiciera, nada realmente le impedía a Lyra el asesinarla, acecharla por todo Aerandir hasta tomar todo lo que era suyo y hacerlo propio sí realmente le tocaba las narices.

No tardarían en llegar a una vieja biblioteca, una puerta de madera algo sucia en el medio de una calle algo escondida, y ante ellas un edificio prácticamente abandonado a las vistas en estos tiempos cercanos a las batallas, pues quizá en su momento lo habrían usado de depósito u barracón como puesto para soldados tanto humanos como sus rivales, pues era un lugar bastante amplio y defensivo sí se quitaban los estantes del medio. Y hoy en día en esa villa, ¿Quien iba a querer ponerse a leer? Con todas las preocupaciones que por allí aún rondaban. — Sí ese tipo sigue vivo supongo que se nos falicitan las cosas, ¿No? —





Offrol: Subrayado:
1· Habilidad racial
Presencia vampírica: El vampiro puede alterar la percepción de los demás sobre su apariencia con una ilusión que le hace parecer más temible o más atractivo, a voluntad. Adicionalmente, esto le permite ocultarse con mayor facilidad en lugares oscuros.

Por si quedaba algún rastro de duda de a qué raza pertenecía aquella mujer, su desvelamiento del rostro y sus prominentes colmillos la había disipado. Sí, era una vampiresa, es Sacrestic Ville, eso hace cosa de un año no resultaría extraño, pero tras los últimos acontecimientos, era lo que menos se esperaría encontrar.

El pago que esta requería para su colaboración era simplemente un seguro de vida en Ciudad Lagarto e información, algo que a la Rhodes no le importaría dar. Ya era hora de que dejara de hacerse enemigos en cada rincón del mundo que visitaba y empezara a establecer contactos y pequeñas alianzas convenientes. Después de todo, eso es lo que Matthew Owens le había enseñado, de una forma u otra.

Con un apretón de manos, el pacto quedó sellado, y aquella improvisada alianza nació.

-Mi nombre es Helena. Pregunta por mí cuando vayas a la ciudad sin ley.-Ahora dependería de la vampiresa llegar por sus propios métodos hasta allí-Si esta búsqueda sale bien, incluso puede que le hable bien de ti a mi jefe. Es alguien muy importante, seguro que te vendría bien tenerlo como contacto, y si yo te recomiendo, estarás más que aceptada-La agasajó mientras caminaban bajo la lluvia

Llegaron a la supuesta biblioteca. Sin duda aquel lugar había tenido tiempos muchos mejores que ese, e incluso en su época más activa, aquello podría pasar por un edificio más sin pena ni gloria. Helena se cruzó de brazos antes de entrar, examinando la fachada.

-¿...Estás segura de que es aquí?-Suspiró-Dudo que el tipo esté vivo, o si lo está, dudo que siga aquí-Hizo un mohín con su boca-Entremos

Al cruzar el umbral, un olor a cerrado lo impregnaba todo. No era una estancia muy grande, aunque el poco espacio que tenía estaba lleno de estanterías, que a su vez contenían libros hasta en su último rincón, además de otras antigüedades varias a modo de decoración, como por ejemplo calaveras, pequeños ídolos o demás instrumentos que la bruja no sabía muy bien ni diferenciar ni describir.

Las maderas crujían a cada paso, y no solo las del suelo, parecía que todo el edificio se aquejaba. En el tiempo en que aquel lugar estuvo deshabitado había acumulado polvo que incluso flotaba en el ambiente.

Al menos ambas mujeres pudieron resguardarse de la lluvia, aunque eso tuvo un desagradable efecto secundario; las ropas pesaban más y se pegaban al cuerpo de una forma desagradable, al igual que el cabello. Helena tenía la suerte de tenerlo corto, pero aún así se notaba.

-En efecto, esto parece una biblioteca...-Dijo recorriendo su mano de estante en estante, buscando un título que coincidiera en algo con lo que buscaba-...-Suspiró y se detuvo, volteándose hacia la vampiresa-Aunque, buscar libro por libro nos llevaría más de un día seguramente, y mi paciencia es escasa...-Miró a su alrededor-Se supone que estos establecimientos deberían de tener algún sitio donde se recoja todo lo que poseen, ¿No? Como... Un libro de cuentas-Ahora, se acercó al mostrador y posó sus manos en este, haciendo que el polvo se levantara-Por cierto, no te lo dije, pero...-Giró un poco su cuello para mirar de nuevo a Lyra-Busco un... "libro de habilidades", por llamarlo de alguna forma. Soy una tensai de agua, y estoy estudiando por mi cuenta, lejos del Hekshold-Confesó

— Ciudad sin ley... — Repitió para sí misma, parecía que todos los rumores que había escuchado entre conversaciones y por sus viajes eran ciertos.
— Estaría más que agradecida en caso de que lo hagas. — Sonrió calmada mientras aún las gotas de lluvia empapaban su capucha, poco a poco el cuero fue empapándose y aunque fuera ligeramente impermeable, no aguantaba tanto, ya su cabello estaba húmedo y no tan liso como le gustaría.

La biblioteca estaba bastante abandonada, nunca había entrado, pero bien se imaginó que este lugar quizá no estaba tan polvoriento en el pasado. Miró la entrada de arriba a abajo junto a su compañera, apretó y abrió la mano un par de veces antes de tomar la delantera mientras hablaba. — Estoy bastante segura de que es aquí. No me perdería nunca, al menos no en esta pequeña ciudad. — Tomó aire, intentando recordar antes de volver a hablar. — No recuerdo al tipo, más bien... Nunca lo ví, solo escuché hablar de él, creo recordar que era un vampiro o un colaborador con ellos, no me extrañaría que estuviera muerto o desaparecido. — finalmente entrando al edificio se quitó su pesada capucha a paso lento, analizando cada rincón de la oscura habitación rápidamente.

Un fuerte aroma a madera, polvo y libros viejos llenaron su nariz, más bien, el olor a páginas viejas de estos de los estantes repletos llenaban el ambiente, junto a las decoraciones un tanto góticas y "vampíricas", se notaba que el lugar no había sido utilizado recientemente, siquiera y lo habían limpiado.

— Te dije que no me equivocaría. — Respondió mientras revisaba el lugar lentamente, con la mano tomando el costado de su arco, su dedo pulgar apoyado en el pequeño botón que hacía que este se extendiera solo por sí acaso.
Terminó de revisar rápidamente la habitación y escuchando sus palabras afirmó, miró de inmediato el contador que estaba en un costado de la entrada y comenzó a buscar entre él. — ¿Y cómo se llamaría un... "Libro de habilidades" para tí? — Preguntó mientras tomaba las hojas allí, dándoles leídas rápidas antes de descartar la mayoría, eso fue claro hasta que encontró un pesado libro viejo, mucho más que la mayoría de los que estaban allí, optando por abrir una página cualquiera.
— Creo que es esto. — Musitó leyendo un poco más para luego describir lo que veía. — Es... Definitivamente un libro de arrendas. ¿Aquí debería estar tú libro, no? Solo hay que buscarlo. —
Iba leyendo rápidamente las páginas buscando algún indicio de un libro de magia, un libro de habilidades, algún libro de... "agua" lo que sea, pero no sería fácil, era común encontrar cuentos llenos de magia, brujos, dragones, es Aerandir después de todo.

— Este lugar... Debería tener un apartado donde guardan sus libros más preciados, ¿No? ¿Por el sótano, ático o algún lugar así? —

Helena miraba una de las estanterías, repasaba cada repisa y cada título, quitando en algunos el polvo excesivamente acumulado y que ni siquiera dejaba leer. Lyra le preguntó qué clase de título debería de tener un libro de "habilidades", esa pregunta hizo sacar a la Rhodes de su fugaz concentración y giró su cabeza hacia la encapuchada.

-"Conocimientos sobre el Agua y todas sus formas", de un tal "Julianus Ardon"-Ahora, giró sus talones para mirar de frente a su nueva compañera-Suelen ser robustos y de cuero marrón, con una especie de piedra preciosa azul en su centro-Gesticuló para ayudar a dar forma y entender su explicación-En concreto, busco el volumen dos

Después de la explicación, la bruja volvió a examinar las estanterías.

Lyra pareció encontrar el libro de cuentas de aquel lugar. Era una buena noticia, podría ahorrarles mucho trabajo.

Ambas empezaron una exhaustiva búsqueda por todas sus páginas, concretamente en la posición alfabética en la que se supone que debía estar el libro, pero no encontraron nada. Miraron y remiraron, y nada. Habían libros de todas clases, títulos y contenidos, pero ninguno era el que la Rhodes buscaba... No quería ni pensar que había hecho todo ese viaje para nada. Suspiró, frustrada y como acto de desesperación, miró las últimas páginas, por curiosidad.

En estas, habían anotados otras clases de libros, no parecían ser comunes, y algunos incluso parecían estar prohíbidos, como por ejemplo uno que hacía referencia a la nigromancia de nombre "De los lejanos confines del Infierno". Era escalofriante, sin duda, pero no era lo que la rubia estaba buscando. Examinando un poco más, finalmente encontró lo que buscaba; "Conocimientos sobre el Agua y todas sus formas".

-¡Ahí está!-Señaló, dichosa. El libro parecía estar en la sección de "Prohibidos", también, cosa que extraño a la bruja-...Lo que no entiendo es por qué está prohibido...-Se encogió de hombros y miró a su compañera-En fin, da igual. Vamos a llevárnoslo

La Sección Prohibida estaba en el sótano de la biblioteca. Una trampilla al final del último pasillo de estanterías daba acceso a la zona, por suerte, dicha trampilla estaba abierta de par en par. Seguramente fuese saqueada durante la invasión humana. Helena solo esperaba que no se hubiesen llevado su libro. El resto, le daba igual.

Al bajar las escaleras de mano, notaba como poco a poco la visión se iba reduciendo hasta quedar totalmente a oscuras una vez tocó el suelo. Miró hacia arriba, la única fuente de luz provenía de allí.

-Qué bien me vendría en este momento ser una tensai de fuego...-Suspiró, con tono sarcástico.

De pronto, un ruido como metálico se escuchó. Después unos pasos, y seguido de eso, una especie de quejido. Al no tener una buena visibilidad, no se podía discernir la profundidad de la estancia, lo cual hacía que aquella vorágine negra fuese aún más espeluznante.

-...Intrusos...-Dijo una voz monótona y neutral

Helena dio un paso atrás, con cautela y mirando a todas direcciones.

-¿Crees en los fantasmas?-Le preguntó a su compañera. Acto seguido, con un rápido espasmo de muñeca dejó su daga oculta descubierta y de su cinturón sacó la otra daga de mano

De pronto, dos focos de luz azul iluminó a ambas. Gracias a eso, pudieron ver parcialmente la distribución de aquel sótano, no era tan grande como pensaban, y estaba más lleno de trastos que el piso superior.

La luz provenía de dos ojos que ostentaba una figura humanoide de un par de metros de altura. Este ser las miraba fijamente, como si no hubiese un ápice de vida en su mirada.

-...Intrusos...-Repitió

Entonces será fácil de identificar, pensó mientras prestaba atención a sus palabras. "Volumen dos, volumen dos..." Repitió en su cabeza mientras entre ambas buscaron el libro una y otra vez sin parar, en cada hoja con ese particular olor a antiguo.

Excepto en la última parte, por suerte la rubia, con más paciencia que Lyra, logró encontrar las últimas páginas y ahí, aquel libro anotado, todos los títulos le parecían extraños, ni ella había leído tantos libros con títulos raros de pequeña, algo raro considerando su pasado, pero así fue.

— Supongo que porque enseña sobre magia, ¿No? — Le contestó mientras alzó sus hombros también y ladeó su cabeza suavemente en la expresión. Siguió a la ajena sin decir nada hasta que se toparon con la entrada al sótano, esas trampilla con escaleras apuntando hacia abajo.
Decidió adelantarse a Helena y bajar ella primero, era una vampiro, sus ojos estaban más acostumbrados a la oscuridad que la de una bruja, probablemente.


— Descuida, apégate a mí, trata de no separarte o podrías tropezarte. — Dijo al oír su comentario sarcástico, sin más aquel ruido la alertó, inmediatamente tomó su arco y una flecha de su carcaj a la altura de su cintura, apuntó hacia adelante mientras sus ojos aún estaban acostumbrándose a la poca luz, incluso en la noche tenía la luna para ayudarla, esta vez no tanto.

— Como creer... Supongo que sí, pero dudo que eso sea un fantasma. —
Sus ojos no tuvieron que acostumbrarse por completo que vió dos focos de luz alumbrándola, incluso encandinandola un poco, empezó a moverse inmediatamente hacia un costado, lejos de su mirada mientras aún le apuntaba, no sabía realmente que hacer, excepto cuando oyó aquella palabra y se le vino a la mente el "Prohibido" que marcaba el libro, seguramente querría decir que saldrían lastimadas, u eso pensó Lyra, dejó salir una flecha contra el provocador de aquellos metálicos ruidos y la voz extrañamente sin tono.

Fácilmente le pegó en medio del pecho metálico, pero no ocasionó muchos daños, más bien, solo aboyó un poco su cuerpo y la misma flecha rebotó al piso.
— Uh... Parece una especie de golem... — Miró a Helena en busca de alguna idea.

-No...-Respondió-E-es una de esas cosas... Un Bio-Cibernético

Dicho esto, el ser de metal alzó a media altura uno de sus puños, apuntando hacia las mujeres. Este se cargó de electricidad y disparó un pulso. Helena se echó a un lado y pudo esquivarlo, esperaba que su aliada también hubiera tenido aquellos reflejos y la misma respuesta.

La bruja empezó a correr hacia el enemigo, parecía lento, así que quizás podría sorprenderlo. Pero, lo que no se esperaba, era la rapidez de reflejos que este tenía. A pesar de parecer estoico, pesado y lento, el cibernético agarró a la rubia por el cuello en el momento en el que esta se deslizaba por uno de sus costados para intentar flanquearlo. Tras eso, la levantó a pulso y la observó con sus luminosos ojos.

Para que su amiga no pudiera ayudarla, el bio apuntó de nuevo con su otro puño en dirección a la vampiresa, otro pulso salió disparado hacia esta.

Helena luchaba por soltarse de aquel agarre, y también para que la presión de este no le asfixiara.

-¿Q-quién eres...?-Aquella impotencia de no poder hacer nada le resultaba frustrante, y por ende la enojaba.

La Rhodes probó pataleando y golpeando a su opresor, pero nada funcionaba, parecía no tener siquiera sentimientos básicos de dolor.

Probó entonces descubriendo su daga oculta y clavándosela con fuerza en el bajo pecho a aquel individuo. Seguía sin servir, aunque empezaba a sangrar, lo que quizás sería... ¿Buena señal? Era todo demasiado extraño.

Se le pasó una idea fugaz por su mente, quizás funcionaría. No era muy propensa a utilizar esa habilidad, pero puede que funcionara.

Unas cajas de madera estaban apostadas detrás del cibernético. Helena, concentrándose y casi al límite del asfixie, logró mover una de ellas con la suficiente velocidad como para estamparlas contra su opresor [1]. El objeto en cuestión se rompió en el acto, pero el bio se tambaleó, quizás por la inercia del golpe, o quizás por el propio aturdimiento que un ataque así podría causar.

Fue entonces cuando la bruja pudo zafarse del agarre enemigo y tocar de nuevo el suelo. Hincó una de sus rodillas, queriendo recuperar el aire antes de nada. Pero, de nuevo, estaba a merced del bio-cibernético.


________________________________________________________

Off:
-Habilidad racial: Telequinesis [1]

— Mgh... — Gruñó cuando escuchó las palabras de Helena, generalmente eran tipos duros, cubiertos de armadura naturalmente, o al menos esas historias le contaban, había conocido alguno que otro en sus viajes, pero nunca les prestó mucha atención, prefería evitar lo que desconocía.

No había que ser un genio para saber que algo les estaba por atacar, como aquel guante se fue encendiendo de color la alertó de más, apenas vió que algo salió de él, dió un salto hacia el costado, deslizándose por el piso mientras usaba una mano de soporte y la otra aferrada a su arco en su costado.

Con sus ojos vampíricos entre la luz azul vió a la bruja correr de esa manera hacia el Bio, rápidamente cargó una flecha para dejarla ir hacia el pecho de aquel ser, esta vez se había clavado, pero no parecía haber penetrado demasiado. Fue allí que tomó a Helena del cuello, la expresión de Lyra fue de pura molestia, le estaba prácticamente usando de escudo. Estaba a punto de cargar contra él, pero divisó nuevamente aquel guante cargarse por medio segundo, lo suficiente para que los reflejos de la asesina le hagan una buena jugada y salte nuevamente hacia un costado, justo detrás de una vieja estantería cubierta de polvo, pero una vez cayó, se percató de que le había dado en una pierna, pues su cuerpo tembló ligeramente por la descarga al igual que su pierna empezó a dormirse totalmente.

— Mierda... — Musitó a la vez que terminaba de colocarse de pie usando aquel mueble de apoyo, su pierna no le permitía ponerle peso. Y pronto, divisó aquellas cajas de madera moverse, se sorprendió y hasta maldijo por el primer segundo, para finalmente darse cuenta de la realidad, era su compañera.
La divisó de rodillas y no pudo evitar ver la muerte frente a ella, no le servía de nada sí estaba muerta. Tomó nuevamente su arco, esta vez apuntó a su rostro, era dificil sin tener una pierna de apoyo, el balance medio que se le iba, pero aún así se apoyó contra el mueble en su costado y apuntó a su enlatada cabeza, el silbido de la flecha se hizo presente en el ambiente por un segundo, seguido de un pequeño vidrio rompiéndose, además de un pequeño cortocircuito y la luz de la habitación se había hecho más tenue. Le había dado en uno de sus ojos, y ahora había comenzado a sangrar por allí.

— ¡N-no te quedes ahí! —Quiso espabilarla pegándole un grito.

Reaccionó ante el grito de Lyra. No podía quedarse ahí o sería golpeada duramente por el bio-cibernético.

Este, se disponía a asestar un pisotón contra la bruja, pero ella lo esquivó rodando hacia un lado. Acto seguido, se abalanzó hacia él y le asestó una cuchillada con su daga oculta justo en el cuello. No parecía sentir dolor alguno, pero la sangre empezó a emanar de este de una forma demasiado escandalosa, era cuestión de tiempo su muerte.

El cibernético agarró a la bruja con sus dos brazos y la tiró hacia un lado. Helena partió algunas cajas vacías que estaban amontonadas justo en su trayectoria. Tras eso, quedó tirada en el suelo doliéndose por todo el cuerpo, pero no había lugar para detenerse.

Ahora, el hostil se disponía a encararse con Lyra. Al menos con eso tenía algo de tiempo de reincorporarse.

La Rhodes agarró una de las tablas de madera que antes componía una de las cajas que había roto, y sin más se fue directa hacia el bio. Le dio con la tabla por detrás de una de las rodillas para que se desestabilizara, acto seguido, era el turno de la otra, así quedó casi a merced de las dos mujeres. Helena, se subió a su espalda y lo obligó a arrodillarse, de nuevo descubrió su daga y la hincó repetidas veces en el lateral del cuello de su objetivo. Cuando este dejó finalmente de moverse, con esfuerzo y dedicación lo decapitó. No fue una tarea sencilla, ya que su arma no estaba preparada para ello.

Agarró por el poco abundante cabello la cabeza y finalmente la separó del resto del cuerpo. Un amasijo de cables, sangre y chispas se pudieron ver. Un espectáculo nada agradable, pero había tenido una idea: con la luminosidad de su ojo, era más que suficiente para dar luz al lugar como si de una antorcha se tratara.

-Ha costado...-Recuperaba el aliento después de todo el frenesí anterior-¿Estás bien?-Iluminó a la vampira con la luz proveniente del ojo de la criatura. Jamás había visto algo así, pero era de lo más útil-Vamos, no hay tiempo que perder, quiero salir de este maldito lugar...

Ahora que el peligro había pasado, tan solo les quedaba encontrar el dichoso libro.

Genial, la bruja había reaccionado justo a tiempo con aquel grito.

Lyra con un poco más de espacio al la ajena acuchillarlo en el suelo, apuntó al cibernético con su arco para disparar dos flechas en un rápido movimiento, primero una y luego la otra.
La primera se clavó en medio de su pecho, empezando a gotear sangre mientras algunas luces amarillentas sobresalían por los costados, probablemente chispazos.
Mientras que la segunda se clavó en su abdomen, más sangre había salido junto a algunos cables que habían sido cortados ahora se asomaban por el costado de su herida.

Todo esto pasó mientras agarraba a Helena con ambas manos, tuvo cuidado de no darle a ella, se podía ver que se tenía confianza en no darle. Pero ahora parecía querer ir a por su persona estaba el lado de aquella estantería, miró a su alrededor rápidamente, su método de escape ya estaba planeado, solo faltaba que aquella máquina se acerque para dar un paso al costado y sí tenía suerte, también tendría la rapidez de clavarle algunas flechas de más.

Sus pies temblaron ligeramente y apenas se empezó a encaminar cayó de rodillas.
Vió luego entre la oscuridad a la rubia, provocó que Lyra sonriese de lado y finalmente optó por darle otra flecha, esta vez, en medio de su corazón, todo a la par que la ajena le sacaba la cabeza de lugar, como un morbido trofeo y a la vez lampara que poder usar.

— Bonita... Antorcha. —

Dijo mientras miraba la cabeza con aquella expresión neutra del cyborg. Finalmente solo sonrió y negó con la cabeza a ambos lados, aguantando una risa, su cuerpo empezó a perder la tensión y relajarse. Fue así que dejó de apretujar tanto el arco y lentamente salió de la posición de combate que tenía.

— Estoy bien, ¿Y tú? Vi que te agarró y te miró feo. — Rió por esto último.

Lyra no tuvo otra idea que acercarse al cibernético, le dió curiosidad la sangre que este tenía, era más oscura de lo normal. Estiró su mano diestra y pasó el dedo índice por su cuello para así luego llevarselo a la boca. Pareció que lo estaba por tragar hasta que hizo cara de asco y optó por escupirla al piso.

— Tiene... Aceite, o algo así... — Se llevó aquella mano a su pañuelo y se limpió la boca para luego mirar a la rubia.
— Cierto, aún falta tú libro. — Reparó su mirada ahora en las estanterías, incluso en las cajas rotas, no sabía por donde empezar, pero que mejor lugar para hacerlo que la estantería que tenía al lado, comenzó a revisar los libros, sí no tenía el título que ya sabía, los arrojaba al suelo por arriba de su hombro en un rápido movimiento, el polvo se levantaba un poco detrás de ella a cada uno que tiraba.

Las dos mujeres hicieron una búsqueda exhaustiva por todo el sótano del dichoso libro que Helena quería. Gracias a la improvisada fuente de luz que la bruja adquirió, el trabajo se le facilitaba, ya que Lyra, al ser una criatura de la noche, podría ver perfectamente en la oscuridad, pero eso no se aplicaba a la propia rubia.

Finalmente, de entro todos aquellos tomos polvorientos y "prohibidos", lo encontró, exactamente el título que rezaba: "Conocimientos sobre el Agua y todas sus formas Vol. II". Un felicidad y satisfacción iluminó el rostro de la Rhodes.

-¡Aquí está!-Su exclamación pudo escucharse desde el piso de arriba seguramente.

Algo impaciente, abrió el tomo y empezó a ojear su contenido por encima y con rapidez.

-Sin duda es este. Da explicaciones sobre ciertos hechizos, cómo tener un mejor control del elemento y demás detalles importantes sobre el éter que debería tener en cuenta...-Pasaba las hojas y se maravillaba con cada dibujo específico que había en cada uno de los hechizos-Cualquier buen entendido podría practicar su magia sin la intervención de los estirados del Hekshold-Comentó. Entonces, dilucidó algo-¡Puede que por eso esté prohibido! Para que no hayan apóstatas...-Convencida de sus palabras, cerró el libro y se lo guardó bien.

Tras aquello, ambas decidieron volver a subir y dejar aquel polvoriento sótano.

Afuera pareció escampar.

-Gracias por haberme ayudado, Lyra-Le tendió una mano-Ten por seguro que en Ciudad Lagarto serás bienvenida

Tras el agradecimiento, la bruja se dispuso a marcharse. No era muy dada a agradecer la ayuda de la gente, pero ese libro era algo que deseaba desde hacía tiempo, y probablemente sin la ayuda de la vampira no habría conseguido jamás dar con la biblioteca que lo guardaba, y con todo y con eso, también le tenía que agradecer la ayuda que le había prestado contra el guardián que custodiaba el sótano de esta.

Ya los guantes abiertos que poseía Lyra estaban cubiertos de polvo al igual que la yema de sus dedos, había perdido cierta sensación y la de la tierra frotándose por sus manos empezó a hacerse presente, era molesto, lo odiaba, sobre todo en un área tan sensible que utilizaba para su rubro diariamente.

Estaba ya por la mitad del estante, arrojándolos prácticamente apenas leía las primeras letras del libro, sin siquiera llegar a la oración u palabra entera. Fue en medio de una ojeada a uno que se sobreexhaltó al oír el grito de la rubia, no se lo esperaba, sinceramente.
Se le resbaló el libro que traía en manos y no se molestó en volverlo a agarrar en medio del aire, aunque bien hubiera podido.

— Ah... Quien lo diría. — Respondió mientras volteaba a ver a la rubia, viendo esa expresión tan feliz que solo provocó que Lyra le copiase sin tanta emoción, claro.
Se colocó a su lado y fingió mostrar interés por un rato, hasta que se aburrió y empezó a ojear la salida, escuchándola de fondo.
— Así que los del Hekshold son así de cerrados y controladores eh... — Musitó mientras se encaminaba a las escaleras lentamente.

Una vez fuera miró a Helena esperando unas palabras de gratitud o una cierta recompensa. Y así la obtuvo, solo sonrió de lado tranquilamente y afirmó, a la vez que pareció intentar imaginar aquella ciudad, la había escuchado nombrar varias veces, y tan solo conocía su mala reputación, pero no juzgaría, la bruja parecía una persona que podía cuidar por sí misma y de por sí, bastante astuta.

— Espero que así sea, Rhodes. Contaré con tú palabra cuando más lo necesite, espero que sepas lo que significa. — Unas palabras con un tono rebuscado y un tanto filoso fue hacia ella, luego solo sonrió tranquilamente como antes y terminó por estrecharle la mano.

Comenzó a marcharse ella también, colocó su capucha nuevamente y se desfiló hacia las afueras de aquella villa ahora descuidada controlada por mayormente humanos, ese lugar ya no le gustaba para nada.