Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
El atardecer; cielos rojizos, nubes deslizándose sobre la bóveda celeste, casi como un lienzo donde cuyo pintor celestial ha trazado sutiles pero hermosas líneas de estas mismas y se extienden más allá del horizonte oteable. Poco a poco, de forma casi indetectable, segundo a segundo, se iba transformando en un oscuro paisaje nocturno, pero para eso aún quedaba cierto tiempo. Por el momento, el ocaso, aquel momento en el que dos mundos, día y noche, existían al mismo tiempo y cobraban vida.
Alward se encontraba encima de los tejados, cerca de la plaza de Vulwufar. Por lo visto se celebraba una fiesta que daba paso a una nueva estación y nuevos tiempos. La primera fiesta a la que acudía después de la guerra... No estaba de muchos ánimos, aunque había tenido más que una merecida buena victoria en su participación.
Por temas de trabajo, había ido a parar junto a Emmanuel y Rischer a Vulwufar. Ellos estarían desperdigados por la plaza, siendo parte de la celebración, o al menos viéndola de más cerca, él prefirió alejarse, quedarse a solas con sus pensamientos. Desde luego, de la última fiesta no guardaba un recuerdo muy bueno ni agradable.
El mercenario se encontraba recostado sobre unas tejas ligeramente inclinadas hacia abajo, lo suficientemente seguras como para que no se deslizara ni nada que pudiese suponer una precipitación inoportuna hacia el suelo. Le gustaba mirar la inmensidad del cielo, su profundidad y horizonte. Esos momentos significaban "Calma", "Relajación" y toda una serie de sensaciones que mentalmente le venía bien experimentar, aunque solo fuese de vez en cuando.
De pronto, se escucharon pasos detrás suya. No tuvo siquiera que girarse, como estaba tumbado, solamente inclinó su cabeza hacia arriba y vio del revés la figura de su amigo Rischer, el cual le estaba mirando y soltó una pequeña mueca de sonrisa. Acto seguido fijó su vista hacia adelante, a la plaza.
-Es curioso...
-¿...Eh?-Dijo posando su vista sobre la plaza también
-Después de una guerra tan sangrienta... y la gente lo olvida todo por un momento. Puede que incluso les falten familiares. Y ahí están
-Es lo que tienen las guerras-Dijo alzando su mirada al cielo sin darle mayor importancia
El elfo desvió nuevamente su mirada hacia Alward
-¿No vas a hacer ofrendas a tus dioses?
-Me da mucha pereza-Dijo mientras poco a poco un gesto aférrimo de bostezo se le dibujaba en el rostro hasta que le invadió por completo
-¿No vas a agradecer la ayuda recibida en la guerra?
-Tío, ¿Desde cuando eres tan religioso?
-A mí la religión me da igual, pero por si acaso existe algún poder superior a nosotros, me gustaría que al menos tu alma estuviera a salvo
-¿Y qué pasa contigo?-De nuevo, inclinó la cabeza hacia arriba, mirando del revés a su amigo
-¡Te acompaño!-Dijo con entusiasmo
El humano cerró los ojos, soltó un suspiro y se reincorporó sentado, abriendo por completo los ojos
-¡Estáa bieen!-Dijo con un tono monótono, poniéndose en pie, dirigiéndose a Rischer-Con tal de que me dejes en paz, hago lo que sea-Esbozó una sonrisa
Tras eso, ambos mercenarios bajaron de los tejados por una escalera de mano, hecha de madera, que reposaba en las tejas, dando lugar a un callejón que conectaba con la plaza, donde se abría el gentío y la fiesta.
Alward se encontraba encima de los tejados, cerca de la plaza de Vulwufar. Por lo visto se celebraba una fiesta que daba paso a una nueva estación y nuevos tiempos. La primera fiesta a la que acudía después de la guerra... No estaba de muchos ánimos, aunque había tenido más que una merecida buena victoria en su participación.
Por temas de trabajo, había ido a parar junto a Emmanuel y Rischer a Vulwufar. Ellos estarían desperdigados por la plaza, siendo parte de la celebración, o al menos viéndola de más cerca, él prefirió alejarse, quedarse a solas con sus pensamientos. Desde luego, de la última fiesta no guardaba un recuerdo muy bueno ni agradable.
El mercenario se encontraba recostado sobre unas tejas ligeramente inclinadas hacia abajo, lo suficientemente seguras como para que no se deslizara ni nada que pudiese suponer una precipitación inoportuna hacia el suelo. Le gustaba mirar la inmensidad del cielo, su profundidad y horizonte. Esos momentos significaban "Calma", "Relajación" y toda una serie de sensaciones que mentalmente le venía bien experimentar, aunque solo fuese de vez en cuando.
De pronto, se escucharon pasos detrás suya. No tuvo siquiera que girarse, como estaba tumbado, solamente inclinó su cabeza hacia arriba y vio del revés la figura de su amigo Rischer, el cual le estaba mirando y soltó una pequeña mueca de sonrisa. Acto seguido fijó su vista hacia adelante, a la plaza.
-Es curioso...
-¿...Eh?-Dijo posando su vista sobre la plaza también
-Después de una guerra tan sangrienta... y la gente lo olvida todo por un momento. Puede que incluso les falten familiares. Y ahí están
-Es lo que tienen las guerras-Dijo alzando su mirada al cielo sin darle mayor importancia
El elfo desvió nuevamente su mirada hacia Alward
-¿No vas a hacer ofrendas a tus dioses?
-Me da mucha pereza-Dijo mientras poco a poco un gesto aférrimo de bostezo se le dibujaba en el rostro hasta que le invadió por completo
-¿No vas a agradecer la ayuda recibida en la guerra?
-Tío, ¿Desde cuando eres tan religioso?
-A mí la religión me da igual, pero por si acaso existe algún poder superior a nosotros, me gustaría que al menos tu alma estuviera a salvo
-¿Y qué pasa contigo?-De nuevo, inclinó la cabeza hacia arriba, mirando del revés a su amigo
-¡Te acompaño!-Dijo con entusiasmo
El humano cerró los ojos, soltó un suspiro y se reincorporó sentado, abriendo por completo los ojos
-¡Estáa bieen!-Dijo con un tono monótono, poniéndose en pie, dirigiéndose a Rischer-Con tal de que me dejes en paz, hago lo que sea-Esbozó una sonrisa
Tras eso, ambos mercenarios bajaron de los tejados por una escalera de mano, hecha de madera, que reposaba en las tejas, dando lugar a un callejón que conectaba con la plaza, donde se abría el gentío y la fiesta.
Alward Sevna
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Al estar prestando atención a la respuesta de Reivy no fui capaz de captar el mensaje que entre las dos niñas se estaba dando. En mi hombro sentado, SEPA-IV acepto encantado los elogios, vio que la dragona le ofrecía su mano y de un salto cayó en ella, luego se agarró a sus dedos e imito el baile que Siria le había enseñado hace ya un tiempo.
-No, SEPA-IV, ella no quiere bailar – Le explique al robot en mi tono monocorde habitual – Son muy útiles, aunque están desarrollando actitudes que me resultan de lo más fascinantes –
Había vivido varios meses con los dragones, por lo que podía reconocer cuando uno estaba comenzando una transformación, y también estaba bastante segura que una niña de la edad de Lavey no tendría el suficiente control como para revertir el proceso. Mire alrededor, las personas comenzaron a detenerse, el extraño comportamiento de la joven llamaba su atención, algunos ya conocían lo que era la trasformación de un dragón, pero para otros orgánicos era una experiencia nueva.
-De acuerdo – Le respondí a Reivy y asentí con la cabeza, iba a alejar a Ulareena, pero la dragona se encargó de ella, así que realice la siguiente tarea que tenía prioridad para mi sistema – Por favor, necesitamos que se retiren tres metros y cuarenta centímetros más atrás de donde se encuentran ¿Si? – Levante los brazos y comencé a mover a las personas, intentando no empujarlas para no generar malos entendidos.
Mientras tanto, la niña-calamar parecía estar disfrutando mucho de la transformación de Lavey, reía y saludaba a las personas a su alrededor sin el menor atisbo de preocupación. Mis tres acompañantes iban junto a mi apartando a la gente, ATAC consideró buena idea levantar su arma, apuntando al público, pero negué con la cabeza y el robot entendió que dispararles no era una opción.
-¿Exhibirlos? – [ANALIZANDO] – Bien – No sería difícil convencerlos, en líneas generales siempre estaban dispuestos a realizar actividades llamativas – Deben dar un espectáculo ¿Correcto? Pero uno en el que nadie resulte lastimado – La aclaración era importante, dado que tendían a interpretar mis órdenes de forma literal.
En seguida se acercaron a la Lavey, quien ya estaba transformara en dragón, y comenzaron a trepar por su cuerpo hasta llegar a la espalda. Una vez allí, SEPA-IV comenzó a bailar, moviendo su cintura de modos muy llamativos [ANALIZANDO] no recordaba que Siria le hubiese enseñado eso. AMA hacía algo más acorde a su condición, era como un baile completamente robotico, con movimientos lineales que hacían parecer que no tenía articulaciones. ATAC corrió por el cuello de la dragona hasta llegar a la cabeza, y una vez allí dio pequeños saltos con los brazos hacia arriba como si hubiese completado un desafío.
Tener a Ulareena al lado de ella ayudaba bastante a llamar la atención del público, el cual mantenía la distancia y se reía al ver los movimientos de mis tres acompañantes, sumado a las expresiones de las niñas. Eran sin duda un espectáculo llamativo.
-¿Así está bien, Reivy? – Al analizar los gestos de la mayoría de las personas que se encontraban allí podía intuir que el objetivo estaba cumplido, pero era mejor asegurarse.
-No, SEPA-IV, ella no quiere bailar – Le explique al robot en mi tono monocorde habitual – Son muy útiles, aunque están desarrollando actitudes que me resultan de lo más fascinantes –
Había vivido varios meses con los dragones, por lo que podía reconocer cuando uno estaba comenzando una transformación, y también estaba bastante segura que una niña de la edad de Lavey no tendría el suficiente control como para revertir el proceso. Mire alrededor, las personas comenzaron a detenerse, el extraño comportamiento de la joven llamaba su atención, algunos ya conocían lo que era la trasformación de un dragón, pero para otros orgánicos era una experiencia nueva.
-De acuerdo – Le respondí a Reivy y asentí con la cabeza, iba a alejar a Ulareena, pero la dragona se encargó de ella, así que realice la siguiente tarea que tenía prioridad para mi sistema – Por favor, necesitamos que se retiren tres metros y cuarenta centímetros más atrás de donde se encuentran ¿Si? – Levante los brazos y comencé a mover a las personas, intentando no empujarlas para no generar malos entendidos.
Mientras tanto, la niña-calamar parecía estar disfrutando mucho de la transformación de Lavey, reía y saludaba a las personas a su alrededor sin el menor atisbo de preocupación. Mis tres acompañantes iban junto a mi apartando a la gente, ATAC consideró buena idea levantar su arma, apuntando al público, pero negué con la cabeza y el robot entendió que dispararles no era una opción.
-¿Exhibirlos? – [ANALIZANDO] – Bien – No sería difícil convencerlos, en líneas generales siempre estaban dispuestos a realizar actividades llamativas – Deben dar un espectáculo ¿Correcto? Pero uno en el que nadie resulte lastimado – La aclaración era importante, dado que tendían a interpretar mis órdenes de forma literal.
En seguida se acercaron a la Lavey, quien ya estaba transformara en dragón, y comenzaron a trepar por su cuerpo hasta llegar a la espalda. Una vez allí, SEPA-IV comenzó a bailar, moviendo su cintura de modos muy llamativos [ANALIZANDO] no recordaba que Siria le hubiese enseñado eso. AMA hacía algo más acorde a su condición, era como un baile completamente robotico, con movimientos lineales que hacían parecer que no tenía articulaciones. ATAC corrió por el cuello de la dragona hasta llegar a la cabeza, y una vez allí dio pequeños saltos con los brazos hacia arriba como si hubiese completado un desafío.
- Baile de SEPA:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Baile de AMA:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Movimientos de ATAC:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Tener a Ulareena al lado de ella ayudaba bastante a llamar la atención del público, el cual mantenía la distancia y se reía al ver los movimientos de mis tres acompañantes, sumado a las expresiones de las niñas. Eran sin duda un espectáculo llamativo.
-¿Así está bien, Reivy? – Al analizar los gestos de la mayoría de las personas que se encontraban allí podía intuir que el objetivo estaba cumplido, pero era mejor asegurarse.
Zöe
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Willow estaba conversador. Nunca le pregunté su relación con Amanda, ni por qué siempre me seguía a todas partes. Simplemente había aceptado su compañía, para ser un elfo no era tan malo, eso de parecer alguna especie de ser del mal con orejas picudas le hacía más tragable. No sabía por qué me había dejado convencer, iba en contra de todos mis planes. Es decir, no era como que tuviese exactamente una agenda, pero todos los días eran más o menos de lo mismo: lucha con vampiros. Por los dioses, en vez de mejorar con la edad, me ponía peor. Quizá se me empezaba a notar en el rostro, o tal vez Amanda me quería lejos por algo particular, no lo sabía ni quería hacerlo. Antes de partir me vistió a su gusto y mi medida, sin aceptar un “no” por respuesta. Bueno, al menos no andaba tan desgreñada como siempre, eran ropas austeras pero de mejor calidad de lo que portaba usualmente.
El viaje fue largo y su pequeño obsequio de despedida probó ser de ayuda. Vulwulfar era una ciudad especial para mí, me hacía sentir melancólica y más conectada a la humanidad que nunca tuve. No necesitábamos de una posada, habíamos llegado para el evento y después nos iríamos o me quedaría a medio camino, ya tenía suficiente de estar entre desconocidos. Enemigos en casa, enemigos fuera de casa, posibles enemigos en cada rincón. La capa negra ocultaba el vestido simple y ya machacado por el viaje. El elfo y yo éramos de los pocos encapuchados, pero coincidíamos que era recomendable ser discretos hasta ver el panorama. Era una ocasión jubilosa, pero el ver a los desplazados por la guerra sólo me hacía sentir culpable por no haber actuado más activamente en la guerra. Por esa misma razón: culpa, estaba allí para visitar a los dioses.
Nos acercamos a la pira y deposité, como la mayoría de las personas, mi ofrenda cubierta en un suave manto de tela fina. Me quedé observando las llamas por un momento, lo primero en quemarse fue la cubierta, dejando la rosa labrada con mucho esfuerzo para que se consumiese, era tan liviana, que se elevó como las hojarascas. Entonces Will la envolvió con su fuego fatuo por un momento. Creo que él mismo me estaba haciendo un obsequio; había visto cómo había arrancado todas las rosas que había cultivado con tanto trabajo y las había machacado una por una para luego llevárselas al vampiro panadero. Vamos, una nunca deja de sorprenderse con esos chupasangres. ¿Quién hubiera esperado que un hijo de la noche fuese capaz de hornear pan o de crear verdaderas réplicas de algo vivo sólo con unos ingredientes para comer? Mejor no intentaba convencer a nadie. Sin embargo Will lo sabía y por eso prolongó un momento la vida de tan bella creación.
La rosa se disolvió junto a las llamas azules, los dioses ya tenían mi ofrenda. Suspiré y bajé la capucha. La celebración llevaba un buen rato de haber comenzado y parecía ir muy bien. No sabía de qué iba exactamente el resto del festival, así que me acerqué a alguien que tenía comida y le dejé una muy jugosa suma de aeros. Sabía que era un evento donde una no tenía que pagar, pero esas eran atenciones tanto de Amanda como mías, si bien ella tenía sus creencias, me animaba a seguir con las mías. El detalle de los aeros fue una idea suya y, aunque la gente no comía con eso, bien que podrían comerciar algo. Ya con algo carnoso de dudosa procedencia entre pecho y espalda, comencé a moverme entre la gente, buscando algo que me llamara el ojo.
Vi varios rostros conocidos… entre ellos ¿Hont? eché la cabeza hacia atrás en un verdadero gesto de admiración ¡Nuestro gran héroe Hont! ¿Cómo estás? pregunté agachándome para tenderle la mano y darle un miniabrazo. ¡Juraría que tienes la cola más larga! el joven héroe que de momento parecía haber cambiado su espada de madera por unas artesanías, me miró dos veces antes de reconocerme -¡Wood!- esa alegría verdadera era todo lo que necesitaba para recobrar mi fe en el mundo. Después del saludo inicial pareció buscar a mi alrededor - ¿Y Emel y Joner? ¿Furia y Chy? ¡No me digas!- se llevó las manos con horror a la cara y me apresuré a responderle. No no, el único que no está con nosotros es Chy, los mellizos están a salvo, junto a Furia le acaricié la cabeza y tragué el exceso de baba. Aún recordaba lodeliciosa… bien que se sentía su suave piel bajo mi lengua de lobo.
El héroe pareció tranquilizarse - Lo siento por Chy, era un halcón valiente- asentí en un gesto solemne, feliz de que alguien le recordara Así es. ¿Y tú löki? le pregunté, recordando el regalo que ambos nos habían dado, pero antes de que pudiera responderme propiamente, los amigos de Hont y mi propio acompañante nos interrumpieron. ¿Quedamos para otro momento? le pregunté y él asintió algo apenado, pero cuando se dio la vuelta, había recobrado toda su vitalidad. Me puse en pie y miré a Willow con cierta impaciencia. Me estaba señalando a un grupo de hombres bestia - ¿Ves ese grupo? Hay rumores…- levanté mi mano y negué con la cabeza Voy a empezar a pensar que te dedicas al tráfico de información. Esta noche no… me quedé muda por un momento, sin dar crédito a mis ojos. Will negó con su cabeza y se perdió entre la multitud. Yo comencé a caminar hacia la centauro, arrepintiéndome de no haber escuchado las palabras del elfo, pero también sin que me importase demasiado. Akanke era Akanke, le rodeasen los rumores que le rodeasen, verla me movía muchas cosas, pero antes del encuentro ¡Zero!
El mocosín se había alejado mucho de su zona usual, me acerqué a él y le planté un beso en la frente No imaginaba encontrarte por aquí ¿cómo estás? pregunté, viéndome obligada a moverme porque no muy lejos de nosotros había alguien haciendo alguna especie de función. Aunque tenía mi atención en el niño, seguía buscando con la vista a Akanke, si podía captar su atención le haría señas con mis brazos para reunirme con ella. Nos habíamos separado de una mala manera en el pasado y quería saber cómo habían terminado las cosas, preguntarle por ovejita y la chica ave también. ¿Qué haces tan lejos de casa? Espero que no metido en alguno de tus líos mmmm pregunté, mirándole con cierta reprobación fingida. Ese niño siempre me podía.
El viaje fue largo y su pequeño obsequio de despedida probó ser de ayuda. Vulwulfar era una ciudad especial para mí, me hacía sentir melancólica y más conectada a la humanidad que nunca tuve. No necesitábamos de una posada, habíamos llegado para el evento y después nos iríamos o me quedaría a medio camino, ya tenía suficiente de estar entre desconocidos. Enemigos en casa, enemigos fuera de casa, posibles enemigos en cada rincón. La capa negra ocultaba el vestido simple y ya machacado por el viaje. El elfo y yo éramos de los pocos encapuchados, pero coincidíamos que era recomendable ser discretos hasta ver el panorama. Era una ocasión jubilosa, pero el ver a los desplazados por la guerra sólo me hacía sentir culpable por no haber actuado más activamente en la guerra. Por esa misma razón: culpa, estaba allí para visitar a los dioses.
Nos acercamos a la pira y deposité, como la mayoría de las personas, mi ofrenda cubierta en un suave manto de tela fina. Me quedé observando las llamas por un momento, lo primero en quemarse fue la cubierta, dejando la rosa labrada con mucho esfuerzo para que se consumiese, era tan liviana, que se elevó como las hojarascas. Entonces Will la envolvió con su fuego fatuo por un momento. Creo que él mismo me estaba haciendo un obsequio; había visto cómo había arrancado todas las rosas que había cultivado con tanto trabajo y las había machacado una por una para luego llevárselas al vampiro panadero. Vamos, una nunca deja de sorprenderse con esos chupasangres. ¿Quién hubiera esperado que un hijo de la noche fuese capaz de hornear pan o de crear verdaderas réplicas de algo vivo sólo con unos ingredientes para comer? Mejor no intentaba convencer a nadie. Sin embargo Will lo sabía y por eso prolongó un momento la vida de tan bella creación.
La rosa se disolvió junto a las llamas azules, los dioses ya tenían mi ofrenda. Suspiré y bajé la capucha. La celebración llevaba un buen rato de haber comenzado y parecía ir muy bien. No sabía de qué iba exactamente el resto del festival, así que me acerqué a alguien que tenía comida y le dejé una muy jugosa suma de aeros. Sabía que era un evento donde una no tenía que pagar, pero esas eran atenciones tanto de Amanda como mías, si bien ella tenía sus creencias, me animaba a seguir con las mías. El detalle de los aeros fue una idea suya y, aunque la gente no comía con eso, bien que podrían comerciar algo. Ya con algo carnoso de dudosa procedencia entre pecho y espalda, comencé a moverme entre la gente, buscando algo que me llamara el ojo.
Vi varios rostros conocidos… entre ellos ¿Hont? eché la cabeza hacia atrás en un verdadero gesto de admiración ¡Nuestro gran héroe Hont! ¿Cómo estás? pregunté agachándome para tenderle la mano y darle un miniabrazo. ¡Juraría que tienes la cola más larga! el joven héroe que de momento parecía haber cambiado su espada de madera por unas artesanías, me miró dos veces antes de reconocerme -¡Wood!- esa alegría verdadera era todo lo que necesitaba para recobrar mi fe en el mundo. Después del saludo inicial pareció buscar a mi alrededor - ¿Y Emel y Joner? ¿Furia y Chy? ¡No me digas!- se llevó las manos con horror a la cara y me apresuré a responderle. No no, el único que no está con nosotros es Chy, los mellizos están a salvo, junto a Furia le acaricié la cabeza y tragué el exceso de baba. Aún recordaba lo
El héroe pareció tranquilizarse - Lo siento por Chy, era un halcón valiente- asentí en un gesto solemne, feliz de que alguien le recordara Así es. ¿Y tú löki? le pregunté, recordando el regalo que ambos nos habían dado, pero antes de que pudiera responderme propiamente, los amigos de Hont y mi propio acompañante nos interrumpieron. ¿Quedamos para otro momento? le pregunté y él asintió algo apenado, pero cuando se dio la vuelta, había recobrado toda su vitalidad. Me puse en pie y miré a Willow con cierta impaciencia. Me estaba señalando a un grupo de hombres bestia - ¿Ves ese grupo? Hay rumores…- levanté mi mano y negué con la cabeza Voy a empezar a pensar que te dedicas al tráfico de información. Esta noche no… me quedé muda por un momento, sin dar crédito a mis ojos. Will negó con su cabeza y se perdió entre la multitud. Yo comencé a caminar hacia la centauro, arrepintiéndome de no haber escuchado las palabras del elfo, pero también sin que me importase demasiado. Akanke era Akanke, le rodeasen los rumores que le rodeasen, verla me movía muchas cosas, pero antes del encuentro ¡Zero!
El mocosín se había alejado mucho de su zona usual, me acerqué a él y le planté un beso en la frente No imaginaba encontrarte por aquí ¿cómo estás? pregunté, viéndome obligada a moverme porque no muy lejos de nosotros había alguien haciendo alguna especie de función. Aunque tenía mi atención en el niño, seguía buscando con la vista a Akanke, si podía captar su atención le haría señas con mis brazos para reunirme con ella. Nos habíamos separado de una mala manera en el pasado y quería saber cómo habían terminado las cosas, preguntarle por ovejita y la chica ave también. ¿Qué haces tan lejos de casa? Espero que no metido en alguno de tus líos mmmm pregunté, mirándole con cierta reprobación fingida. Ese niño siempre me podía.
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- HONT- Akanke- Zero
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Sonreía, más de lo habitual. Si Rashna la viera ahora, se burlaría de ella con desparpajo. Por cierto, ¿dónde se había metido? Ella y el amigo de Rakan habían desaparecido de su vista. Coqueta esa, no perdía oportunidad con un chico guapo.
-Sí... bueno... las circunstancias en que nos conocimos Lavey y yo no fueron las mejores... ella estaba muy asustada y enferma, solita... no entendía lo que le pasaba...- contó. -Yo solo estuve en el lugar apropiado, en el mejor momento posible- dijo, encogiéndose los hombros. Rió ante el comentario de Rakan -Sí, vaya paradoja- respondió sonriendo.
La joven dragona escuchó con sorpresa el que Rakan conociera a Lavey -¡Vaya coincidencia! ¿Quién lo iba a imaginar? Tenemos amigos en común- dijo sonriendo, mirando sus peculiares ojos -Sí... entiendo por qué te preguntaba por tus ojos. Tienes luz en la mirada, es muy curioso- dijo, sin dejar de mirarlos. La verdad es que le causaba intriga por qué tenía los ojos así. ¿Sería un brujo? Bueno, no tenía la confianza en ese momento como para preguntarle, solo se limitó a mirarlos.
Aunque a decir verdad, evitaba quedárselo viendo. Era un muchacho atractivo. Bastante. Mucho. De esos en los que se te enganchan los ojos y te quedas como idiotizada. Eso puso un poco nerviosa a Ingela, quien temía delatarse, ya que sentía las mejillas calentarse cuando lo miraba. -Contrólate, Ingela- pensó, forzándose a mirar a Lavey mientras se pavoneaba en su forma de dragón -Recuerda que tienes a Zatch- se afirmó en aquel pensamiento, cerrando los ojos y haciendo una fuerte exhalación.
Pero por un instante, su mente quedó en silencio, abrió los ojos y un pensamiento le hizo arrugar el corazón -Aunque él haya desaparecido y no tengas idea de a dónde se fue... ni de si lo volverás a ver... o si está vivo...- se dijo y tuvo que ahogar las ganas de llorar. Tragó en seco para sacarse esa idea de la cabeza, no quería pensar en él ahora. La había dejado sola, sin preocuparse en esos meses de hacerle llegar ni una nota. ¡Él sabía dónde vivía! Ella en cambio, no tenía ni idea de dónde podría estar él. Estaba dolida y enojada con él. Si volvían a verse, tendría que explicar muchas cosas.
-¡Lavey! ¡Lavey!- gritó Ingela, agitando los brazos en alto para llamar la atención de la pequeña dragona -¡Soy yo! ¡Ingela!- exclamaba
-Sí... bueno... las circunstancias en que nos conocimos Lavey y yo no fueron las mejores... ella estaba muy asustada y enferma, solita... no entendía lo que le pasaba...- contó. -Yo solo estuve en el lugar apropiado, en el mejor momento posible- dijo, encogiéndose los hombros. Rió ante el comentario de Rakan -Sí, vaya paradoja- respondió sonriendo.
La joven dragona escuchó con sorpresa el que Rakan conociera a Lavey -¡Vaya coincidencia! ¿Quién lo iba a imaginar? Tenemos amigos en común- dijo sonriendo, mirando sus peculiares ojos -Sí... entiendo por qué te preguntaba por tus ojos. Tienes luz en la mirada, es muy curioso- dijo, sin dejar de mirarlos. La verdad es que le causaba intriga por qué tenía los ojos así. ¿Sería un brujo? Bueno, no tenía la confianza en ese momento como para preguntarle, solo se limitó a mirarlos.
Aunque a decir verdad, evitaba quedárselo viendo. Era un muchacho atractivo. Bastante. Mucho. De esos en los que se te enganchan los ojos y te quedas como idiotizada. Eso puso un poco nerviosa a Ingela, quien temía delatarse, ya que sentía las mejillas calentarse cuando lo miraba. -Contrólate, Ingela- pensó, forzándose a mirar a Lavey mientras se pavoneaba en su forma de dragón -Recuerda que tienes a Zatch- se afirmó en aquel pensamiento, cerrando los ojos y haciendo una fuerte exhalación.
Pero por un instante, su mente quedó en silencio, abrió los ojos y un pensamiento le hizo arrugar el corazón -Aunque él haya desaparecido y no tengas idea de a dónde se fue... ni de si lo volverás a ver... o si está vivo...- se dijo y tuvo que ahogar las ganas de llorar. Tragó en seco para sacarse esa idea de la cabeza, no quería pensar en él ahora. La había dejado sola, sin preocuparse en esos meses de hacerle llegar ni una nota. ¡Él sabía dónde vivía! Ella en cambio, no tenía ni idea de dónde podría estar él. Estaba dolida y enojada con él. Si volvían a verse, tendría que explicar muchas cosas.
-¡Lavey! ¡Lavey!- gritó Ingela, agitando los brazos en alto para llamar la atención de la pequeña dragona -¡Soy yo! ¡Ingela!- exclamaba
Ingela
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
La jugada salio bien, nadie salio herido ni huyo despavorido. Es mas, el espectáculo estaba saliendo tan bien que atraía a gente nueva.
-A salido a pedir de boca Zöe. -Le sonreí a la mujer mecánica y le levante la mano en un gesto de aprobación. -Ahora toca cerrar el chiringuito. -Volví a dirigirme al publico, con la misma voz y alegría que antes pero esta vez con un tono mas bajo. Dado que el peligro había pasado. -Amado publico, esta fue la exhibición de la compañía de los pequeños prodigios. Sobre la dragona negra, se despiden de ustedes los encantadores muñecos mecánicos, de la domadora Zöe. Al costado de la bestia. -Los espectadores comenzaron a aplaudir y tuve que levantar mas la voz. -Denle también una ovación a la encantadora Ulareena, nuestra malabarista de tinta...
Ajena a lo que ocurría a mi espalda, daba por cerrada la actuación, pero mientras yo despedía el acto la rebelde lagartija tramaba otros planes.
En cuanto los robots descendieron de Lavey, esta agacho sus patas hasta que la tripa toco el suelo. Giro su imponente cuello y con un pequeño empujón de su cabeza animo a la malabarista a subir a su lomo.
¿Como podía negarse Ury a semejante aventura? Las niñas no tramaban nada bueno. La joven niña calamar, ya se encontraba arriba de Lavey y la dragona extendía sus alas por encima del publico.
-¡Arriba! ¡Hasta el infinito y mas allaaaa! ¡DRAGOVUELA!
-...¿Dragovuela?
Dije yo en un quedo susurro y justo cuando giraba a ver a las pequeñas Lavey salto y se impulso hacia el cielo. ¡Por las tetas de Melittele! pensé horrorizada ante el gran numero de posibles incidentes que podían ocurrir. Por suerte para el multitud, la suelo estaba empedrado y apenas se levanto polvo.
-¿Pensabais que esta compañía había finalizado su numero? -Ahora volvía a mi papel de improvisada maestra de ceremonias. -Pues os equivocabais si así lo creías. Decidme, buena gente. ¿Serán vuestros ojos capaces de encontrar la sombra negra que vuela sobre la estrellada noche? Nuestra excelente malabarista, resulta que también es un magnifica jinete de dragón. Mirad como vuelan, como maneja a la criatura, miradlas si es que podéis encontrarlas.
Entre el publico se escuchaban frases como "Es imposible, no se la ve." "Si, si. Mira, ahí esta." "Es como un fantasma, aparece y desaparece." Mientras los fiesteros miraban al cielo yo pensaba una buena reprimenda y sacaba una jarra de madera del zurrón. Ya que estamos haciendo espectáculo, saquemos también algunas monedas de provecho.
Sin embargo... En el mismo plano existencial pero unos metros mas arriba.
Lavey hacia diversas y múltiples piruetas para disfrute personal y diversión de ambas niñas. El vuelo no fue muy largo, pero si intenso y como colofon final. Lavey hizo un giro vertical de 360 grados, lanzando al mismo tiempo una ráfaga de fuego que formo en el cielo un anillo ardiente.
-¡Y ahí esta! ahí es donde se encontraban la niñas prodigio.
Sin embargo por mi mente pasaba algo muy distinto. Como no bajen ya, van a estar castigadas hasta que se casen. En ese mismo momento las niñas aterrizaron en el ruedo, como si las dos hubieran leído mi mente.
-Y ahora si que si excelentísimo publico. -En esta ocasión mientras hablaba gire la cabeza para que Lavey viera mi cara de pocos amigos, y entendiera que el juego se había terminado. Al menos el que atañía a ser un dragón. -Os agradecemos a todos que hayas sido participes de la compañía de los pequeños prodigios. Si disfrutasteis y así lo crees convenientes podéis pasar a dejar unos donativos. Estas pequeñas no viven del aire.
Dije alegre y con la voz llena de jubilo mientras algunos se acercaban a la jarra. Volví a mirar hacia atrás buscando a las niñas y por alguna razón Lavey seguía transformada y se había acercado a una persona del publico.
La niña había reconocido a la joven que le ayudo en uno de los mementos mas importantes en la vida de toda mujer, también se percato de los ojitos brillantes que caminaban a su lado, sin embargo, su atención se centro mas en Ingela.
Lavey se acerco hasta que su hocico quedo a tan solo unos centímetros de la rubia. Con un quedo y suave rugido que casi parecía mas un ronroneo, la dragona agacho la cabeza y curvo su cuello para conseguir que su frente tocara el cuerpo de la muchacha. La pequeña dragoncilla ansiaba el contacto humano de la otra chica y dado que no quería espachurrarla con sus zarpas, no se le ocurrió mejor idea que inventar lo que ella llamaría desde ese momento un "Abrazocabeza"
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-A salido a pedir de boca Zöe. -Le sonreí a la mujer mecánica y le levante la mano en un gesto de aprobación. -Ahora toca cerrar el chiringuito. -Volví a dirigirme al publico, con la misma voz y alegría que antes pero esta vez con un tono mas bajo. Dado que el peligro había pasado. -Amado publico, esta fue la exhibición de la compañía de los pequeños prodigios. Sobre la dragona negra, se despiden de ustedes los encantadores muñecos mecánicos, de la domadora Zöe. Al costado de la bestia. -Los espectadores comenzaron a aplaudir y tuve que levantar mas la voz. -Denle también una ovación a la encantadora Ulareena, nuestra malabarista de tinta...
Ajena a lo que ocurría a mi espalda, daba por cerrada la actuación, pero mientras yo despedía el acto la rebelde lagartija tramaba otros planes.
En cuanto los robots descendieron de Lavey, esta agacho sus patas hasta que la tripa toco el suelo. Giro su imponente cuello y con un pequeño empujón de su cabeza animo a la malabarista a subir a su lomo.
¿Como podía negarse Ury a semejante aventura? Las niñas no tramaban nada bueno. La joven niña calamar, ya se encontraba arriba de Lavey y la dragona extendía sus alas por encima del publico.
-¡Arriba! ¡Hasta el infinito y mas allaaaa! ¡DRAGOVUELA!
-...¿Dragovuela?
Dije yo en un quedo susurro y justo cuando giraba a ver a las pequeñas Lavey salto y se impulso hacia el cielo. ¡Por las tetas de Melittele! pensé horrorizada ante el gran numero de posibles incidentes que podían ocurrir. Por suerte para el multitud, la suelo estaba empedrado y apenas se levanto polvo.
-¿Pensabais que esta compañía había finalizado su numero? -Ahora volvía a mi papel de improvisada maestra de ceremonias. -Pues os equivocabais si así lo creías. Decidme, buena gente. ¿Serán vuestros ojos capaces de encontrar la sombra negra que vuela sobre la estrellada noche? Nuestra excelente malabarista, resulta que también es un magnifica jinete de dragón. Mirad como vuelan, como maneja a la criatura, miradlas si es que podéis encontrarlas.
Entre el publico se escuchaban frases como "Es imposible, no se la ve." "Si, si. Mira, ahí esta." "Es como un fantasma, aparece y desaparece." Mientras los fiesteros miraban al cielo yo pensaba una buena reprimenda y sacaba una jarra de madera del zurrón. Ya que estamos haciendo espectáculo, saquemos también algunas monedas de provecho.
Sin embargo... En el mismo plano existencial pero unos metros mas arriba.
Lavey hacia diversas y múltiples piruetas para disfrute personal y diversión de ambas niñas. El vuelo no fue muy largo, pero si intenso y como colofon final. Lavey hizo un giro vertical de 360 grados, lanzando al mismo tiempo una ráfaga de fuego que formo en el cielo un anillo ardiente.
-¡Y ahí esta! ahí es donde se encontraban la niñas prodigio.
Sin embargo por mi mente pasaba algo muy distinto. Como no bajen ya, van a estar castigadas hasta que se casen. En ese mismo momento las niñas aterrizaron en el ruedo, como si las dos hubieran leído mi mente.
-Y ahora si que si excelentísimo publico. -En esta ocasión mientras hablaba gire la cabeza para que Lavey viera mi cara de pocos amigos, y entendiera que el juego se había terminado. Al menos el que atañía a ser un dragón. -Os agradecemos a todos que hayas sido participes de la compañía de los pequeños prodigios. Si disfrutasteis y así lo crees convenientes podéis pasar a dejar unos donativos. Estas pequeñas no viven del aire.
Dije alegre y con la voz llena de jubilo mientras algunos se acercaban a la jarra. Volví a mirar hacia atrás buscando a las niñas y por alguna razón Lavey seguía transformada y se había acercado a una persona del publico.
La niña había reconocido a la joven que le ayudo en uno de los mementos mas importantes en la vida de toda mujer, también se percato de los ojitos brillantes que caminaban a su lado, sin embargo, su atención se centro mas en Ingela.
Lavey se acerco hasta que su hocico quedo a tan solo unos centímetros de la rubia. Con un quedo y suave rugido que casi parecía mas un ronroneo, la dragona agacho la cabeza y curvo su cuello para conseguir que su frente tocara el cuerpo de la muchacha. La pequeña dragoncilla ansiaba el contacto humano de la otra chica y dado que no quería espachurrarla con sus zarpas, no se le ocurrió mejor idea que inventar lo que ella llamaría desde ese momento un "Abrazocabeza"
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- Interaccion:
- Zöe-Ulareena-Ingela- Rakan.- Y todo aquel que quiera participar como publico.
Reivy Abadder
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
La gente se divertía, la gente reía y aplaudía ante el gran espectáculo que estaban dando. Pero todos ignoraban la guerra, las perdidas, era un festival religioso, no un circo de dragones y parecía que nadie podía entender eso. Mientras la gente regalaba su dinero a la dragona y su grupito, gire mi cabeza en dirección al costado del altar, del lado derecho, un grupo de niños que no llegaban a la adolescencia, rezaban, mientras algunas lagrimas caían de sus ojos.
Sonreía mientras miraba a Ingela, ocultando el dolor que me causaban aquellos niños, quienes ahora mas que nunca necesitaban ayuda. Cuando Lavey se acerco a Ingela y la abrazo, me aleje unos pasos de ella - Si quieres... nos vemos después. - Dije alejándome del lugar, me daba tristeza, quería estar con ella pero no podía quedarme en aquel circo y ver a los pobres niños sufrir.
Me acerque lentamente a ellos, quienes me miraron cuando me vieron llegar. - ¡Un caballero! - dijo uno de los chicos, mientras otro miraba mi blasón en el pecho - ¡Es un caballero dragón, mamá! - intentaba llamar uno de los chicos, pero no aparecía.
Me acerque a los niños y me arrodille mirándolos, eran cuatro niños en total. - ¿Por que rezan? - Dije sonriendo y mirando a los ojos a cada uno - Mi papá no volvió del ataque, el ya tendría que haber llegado. Le rezo a los ancestrales señor. - lo mire a los ojos y le di una palmada en el hombro, deje de sonreír, por eso, me quite una parte de la armadura de mis brazos y se la entregue al niño - ¿Como es tu nombre? - le pregunte poniéndole parte de la armadura. - Cailan. -
Me acerque a otro de los niños y procedí a hacer lo mismo, esta vez, me quite mi capa, poniéndosela al joven y el que parecía ser, el mas pequeño - ¿Cual es tu nombre? - repetí esta vez mirando a este niño - Logain -
Ahora mire a otro de los chicos, y le entregue otra parte de mi armadura, poniéndosela - ¿Como te llamas? - dije mirándolo - Alistar - dijo el pequeño.
Por ultimo me acerque al ultimo joven, que parecía no dejar de mirar mi blasón - Es tuyo - dije sacándome esa parte y preguntando su nombre, a lo que el joven respondió - Akatosh -. Se la puse por arriba de su ropa, me levante y mire a cada niño, hice un gesto con mi mano, señalando que se arrodillaran - Arrodíllense. - dije mientras sacaba mi espada, acercándome al primero de la fila.
- Levántate... Sir Cailan, caballero de Dundarak - Pronuncie mientras con mi espada hacia el tipico nombramiento de caballero.
- Levántate, Sir Logain, caballero de Dundarak. - Hice el mismo gesto y lo mismo con los dos chicos que quedaban - Levántate, Sir Alistar, caballero de Dundarak - finalmente el ultimo - Levantate, Sir Akatosh, caballero de Dundarak. -
Todos los jóvenes se habían levantado mientras sonreían - Hoy recibieron el honor mas grande de todo el norte, recuerden comportarse con honor, valor, bondad y generosidad. Y un día, los ancestrales volverán y los miraran, orgullosos de los grandes caballeros que se volvieron. - Dije mientras le daba palmadas en la cabeza a uno de los chicos, quienes se fueron corriendo, jugando y sonriendo.
Me sentía bien poder al poder ayudar entre todo el sufrimiento, entre toda la tristeza que la gente trataba de ignorar y no quería ver.
Sonreía mientras miraba a Ingela, ocultando el dolor que me causaban aquellos niños, quienes ahora mas que nunca necesitaban ayuda. Cuando Lavey se acerco a Ingela y la abrazo, me aleje unos pasos de ella - Si quieres... nos vemos después. - Dije alejándome del lugar, me daba tristeza, quería estar con ella pero no podía quedarme en aquel circo y ver a los pobres niños sufrir.
Me acerque lentamente a ellos, quienes me miraron cuando me vieron llegar. - ¡Un caballero! - dijo uno de los chicos, mientras otro miraba mi blasón en el pecho - ¡Es un caballero dragón, mamá! - intentaba llamar uno de los chicos, pero no aparecía.
Me acerque a los niños y me arrodille mirándolos, eran cuatro niños en total. - ¿Por que rezan? - Dije sonriendo y mirando a los ojos a cada uno - Mi papá no volvió del ataque, el ya tendría que haber llegado. Le rezo a los ancestrales señor. - lo mire a los ojos y le di una palmada en el hombro, deje de sonreír, por eso, me quite una parte de la armadura de mis brazos y se la entregue al niño - ¿Como es tu nombre? - le pregunte poniéndole parte de la armadura. - Cailan. -
Me acerque a otro de los niños y procedí a hacer lo mismo, esta vez, me quite mi capa, poniéndosela al joven y el que parecía ser, el mas pequeño - ¿Cual es tu nombre? - repetí esta vez mirando a este niño - Logain -
Ahora mire a otro de los chicos, y le entregue otra parte de mi armadura, poniéndosela - ¿Como te llamas? - dije mirándolo - Alistar - dijo el pequeño.
Por ultimo me acerque al ultimo joven, que parecía no dejar de mirar mi blasón - Es tuyo - dije sacándome esa parte y preguntando su nombre, a lo que el joven respondió - Akatosh -. Se la puse por arriba de su ropa, me levante y mire a cada niño, hice un gesto con mi mano, señalando que se arrodillaran - Arrodíllense. - dije mientras sacaba mi espada, acercándome al primero de la fila.
- Levántate... Sir Cailan, caballero de Dundarak - Pronuncie mientras con mi espada hacia el tipico nombramiento de caballero.
- Levántate, Sir Logain, caballero de Dundarak. - Hice el mismo gesto y lo mismo con los dos chicos que quedaban - Levántate, Sir Alistar, caballero de Dundarak - finalmente el ultimo - Levantate, Sir Akatosh, caballero de Dundarak. -
Todos los jóvenes se habían levantado mientras sonreían - Hoy recibieron el honor mas grande de todo el norte, recuerden comportarse con honor, valor, bondad y generosidad. Y un día, los ancestrales volverán y los miraran, orgullosos de los grandes caballeros que se volvieron. - Dije mientras le daba palmadas en la cabeza a uno de los chicos, quienes se fueron corriendo, jugando y sonriendo.
Me sentía bien poder al poder ayudar entre todo el sufrimiento, entre toda la tristeza que la gente trataba de ignorar y no quería ver.
Rakan'Drag
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Era curiosa la improvisación que habían logrado al poner estas mesas en el segundo piso, considerando que antes todo esto era una parte de la casa que, por motivos que el dueño quiso omitir, terminó siendo destruida. Quizás los remanentes de la guerra habían atacado esta ciudad antes de desaparecer, o quizás se vio forzado a vender todas sus cosas para adquirir algo de qué comer. Sea lo que fuere, logró que mucha gente viniera durante la festividad para relajarse y beber algo mientras tenían acceso a una maravillosa vista hacia la gente que se dedicaba a sacrificar sus objetos hacia los Dioses, bailar o incluso simplemente conversar.
- Las costumbres paganas son raras, Samantha – Leveru fue la encargada de romper el silencio, mientras se acercaba para susurrarme – heh, paganas. Me encanta esa palabra de esos humanos religiosos que adoran a… ehh… ese único dios que dicen que existe – probablemente ni recordaba el nombre.
- Me han dicho sobre él, y suena alguien… aburrido. La pelea del Dragón de la Luz contra el Dragón de la Oscuridad suena infinitamente más divertida y llena de acción que la de ese otro dios.
Era obvio que hablabamos para nosotras en voz baja. Teníamos claro que los temas religiosos eran sensibles en estos lugares, en estas festividades y en estas fechas en donde la guerra solo había terminado hace unos días. Aun así, todos estabamos de acuerdo conque una historia que tuviera muchos piu~piu~ con algunos whosh~ era más memorable que cualquier otra cosa.
- ... Oh, mira, Zöe llegó a este lugar también – murmuró mientras apuntaba con su nariz hacia el lugar del suceso, fijandome que estaba siendo acompañada por… ¿era una niña? ¿Y se la estaba comiendo un pulpo?
- Si, y esa niña con el pulpo en la cabeza--
- Calamar – aprovechó la instancia para interrumpirme y corregirme al mismo tiempo.
- ¿Calamar? ¿Cómo sabes que es eso y no un pulpo?
- Los pulpos tienen una cabeza “puntiaguda” y es la parte más dura de su cuerpo, debido a que no poseen huesos ni vértebras. Los calamares no poseen eso, y solo poseen 8 tentáculos, mientras que los pulpos tienen 10
- …
Me dediqué los siguientes 5 minutos intentando contar cuántos tentáculos tenía, solo para sacarme la duda. Pero la niña se movía mucho, y ni aun cuando llegaron visitas se podía ver bien.
- … ¿como supiste que tiene 8 tentáculos?
- Misterios de una dama dragona de tierra.
- ¿Ah, si? ¿Te permite “aterrizar” mejor tus conclusiones?
No tardó en ponerme una cara que me daba a entender que el chiste era muy malo. Y si pensaba que ese era malo, tendría que esperar a los que le tengo guardado durante la noche.
- Es como algo popular esa Bio – me comentó Leveru, como intentando salir del tema – No muestra muchas emociones, pero es tremendamente popular.
- Creo que el juego de “sumisión” tiene mucho terreno – le respondí mientras tomaba un sorbo de mi té – Ya sabes todas esas novelas de elfos sumisos que existen, las de sirvientas sumisas, hombres-bestia sumisos, dragones sumisos…
- Es rotativo – me comentó, algo aburrida, y creo que algo celosa de la popularidad de Zöe – hoy son las sumisas, pero al tiempo son las mandonas y fuertonas. Se vuelve un ciclo, y así y asá.
- Tu eres la experta en ello – considerando que sabía leer mientras que el mundo de las artes y letras me era indiferente – Oh, mira. Esa chica se está transformando en Dragón.
- Ajá – no necesitaba mirar a mi compañera para saber que no estaba impresionada - ¿pero no están armando un poco de escándalo por esa transformación? Digo, eso de gritar y hacer retroceder a la gente.
- Muchos humanos nunca han visto un Dragón en sus vidas, aunque con esto de la guerra me impresionaría que todavía quedaran algunos ignorantes sobre el tema.
- ¿Y esas cosas pequeñas en su lomo…?
- Y ahora se fueron a volar.
- Que poco respeto por la forma Dragón. Tratarla como un simple show.
- Ya sabes como son los jóvenes de hoy, sobre todo quienes comparten la sangre, más no las costumbres.
- En mis tiempos, le tenías que pedir permiso a tu padre para transformarte. Y solo los sábados hasta las 11 de la noche. Pasadas esas horas… había tabla. Y si llegabas con un chico… doble tabla.
De pronto sentía que estábamos en esa época de nuestras vidas en donde nos convertimos en lo que más odiábamos cuando eramos más pequeñas. Las más viejas de las calles se escandalizaban cuando nos transformábamos rebeldamente y dábamos vuelos por toda Dundarak junto con Siria. Ahora, solo nos quejábamos como ellas. Como era de curioso el destino.
- Samantha – de pronto interrumpió los pensamientos de vejez fueron interrumpidos gracias al ancla de juventud llamado “Leveru” - ¿Me acompañas a dejar un tributo?
- ¿Trajiste algo? Pensé que pasaríamos de esta celebración – le remarqué, mientras me terminaba el té.
- Hay algo que me gustaría dejar, sabes.
Aquello fue raro, sobre todo porque se la había dejado fácil para que me rebotara con un comentario sarcástico. Pero decidí complacerla, caminando con ella hacia el lugar de la fogata, y esquivando al resto de la gente, ya que parecían muy entretenidos entre si. Y en un cierto sentido, siento que fue para mejor, puesto que Leveru jamás se habría sincerado de esa forma si hubiera estado con más gente.
- No hablamos mucho mientras estuvimos en el conflicto de Lunargenta – me comentó, mientras de su bolsillo derecho sacaba una pequeña medallón con un trapo rojo como improvisado “collar”. Aunque no alcancé a tocarlo, se notaba por su proceso de forjado que no era algo especial, solo algo común y corriente que probablemente podías comprar en el mercado como un regalo barato, o un tesoro de una familia muy pobre.
- Es cierto – le comenté, mientras estaba a su lado. El fuego quemaba muchos objetos que muchos dejaron en el lugar, y aquello le daba una intensidad inusual, quizás alimentada por la rareza de los objetos, la madera utilizada, o quizás porque era alimentado por las intenciones y las esperanzas de las personas.
- Nunca me contaste sobre como fueron tus días reparando las armaduras, las armas, o forjando objetos – Leveru tenía el medallón colgando en su mano derecha, mientras este giraba gracias al leve viento que había
- No creo que haya sido algo rescatable de hacer, o de experiencias inusuales qué tener – le quité algo de importancia, mientras veía un poco más concentradamente aquel pendiente – Sigo con la creencia de que tu lo tuviste peor que todas nosotras – refiriéndome a nosotras tres.
- No sé si la peor parte, la verdad. Todos jugamos un papel importante en cada situación que ocurrió. Desde quienes peleamos hasta quienes se esforzaron para que cada uno de quienes participamos pudiera volver a su hogar, con sus familias.
La seriedad de sus palabras me hicieron darme cuenta de que no habría lugar para las usuales bromas o palabras sarcásticas que usabamos para jugar y quitarle seriedad a las cosas. Era parte del juego que usualmente hacíamos cuando no queríamos tomarnos en serio las cosas que a veces si lo merecían. A veces porque no queríamos lidiar con ellas, otras veces porque no queríamos sentir que el mundo, esta existencia, fuera tan agobiante y triste como a veces la sentíamos.
Durante muchos segundos me quedé en silencio, mientras ella se quedó en silencio mirando el pendiente. Casi parecía que podía quedarse quieta así, por horas, incluso días. Finalmente, en un sorpresivo movimiento, lanzó el pendiente al fuego, siendo la tela la primera en ser consumida por las llamas, mientras que el metal lentamente comenzaba a calentarse.
- A veces es difícil imaginar qué es lo que realmente sucederá cuando una guerra se avecina a estas tierras – mencionó después de lanzar el objeto, siendo su voz mucho más neutra de lo que normalmente era – No me alisté en el servicio de salvar soldados porque pensara alguna vez que sanar a los heridos se me diera de forma natural, o porque recomponer sus huesos a base de golpes fuera divertido. Decidí alistarme porque pensé que una persona, en mitad del caos, puede hacer la diferencia entre dejar que la maldad se desate o la luz prevalezca.
Era difícil imaginarse cuántos soldados fueron a la guerra debido a este pensamiento, al igual que aquellos que buscaban fama y glora, o responder al honor que les había encomendado el destino. Muchos teníamos nuestros motivos, unos más personales que otros, unos más altruistas que otros. Pero eso en el campo de batalla poco importaba.
- Nunca pensé que sería divertido, me lo tomé en serio desde el principio – lentamente mi amiga se alejó de la fogata lentamente, sin dejar de mirarla, caminando hacia atrás, hasta que se sentó en una banca a pocos metros de aquella llama. Casi por instinto la seguí – Sabes, a veces leo a algunos generales y testimonios de guerra, y hay una frase que usualmente te encuentras en esos textos: “Cada guerra es una destrucción del espíritu de las personas”. Suena a una obviedad, porque es claro que una guerra termina consumiendo la bondad de la gente, sacando a relucir lo peor de cada ser humano, y degenerando lo que los Dioses Dragones nos regalaron. Pero… nunca te das cuenta realmente de lo que significa, hasta que estás ahí.
Lentamente comencé a notar que la voz se le quebraba, aunque luchaba fervientemente para evitar que eso ocurriera. Se podía notar en sus labios, que tiritaban nerviosamente frente a los pensamientos que pasaban sin poder escuchados, sin poder salir.
- Cada día de conflicto… llegaban cientos de heridos, sin importar su raza: humanos, dragones, elfos, brujos, incluso algunos vampiros que habían elegido luchar a nuestro lado. Inicialmente... llegaban con magulladuras, mordidas en sus cuellos, incluso situaciones difíciles que podíamos salvar. Con el pasar del tiempo… lentamente los casos eran más crudos – sus ojos se desviaban a veces, como si intentara buscar respuestas a las preguntas que su cabeza invadía – Ya no eran casos en donde lo más preocupante era en cuántos minutos más podían volver al frente… sin darnos cuenta, nos encontrabamos con gente que perdía sus manos, sus brazos enteros, o incluso sus piernas… las fracturas que antes podíamos arreglar con una sanación se convirtieron en huesos despedazados que hacían gritar de dolor a cada paciente que nos llegaba a aquel lugar… lentamente los quejidos inmaduros de los soldados se convirtieron en agónicos llantos que podías sentir incluso en tus sueños…
Ella nunca me había contado de estas cosas, quizás porque pensó que era algo que podría aguantar con el tiempo, o solo debía acostumbrarse al hecho de que era una guerra. O quizás porque era su labor, y debía callarse y obedecer las órdenes que había aceptado tener.
- Todavía puedo verlos… Todavía puedo recordar a Erik, quien gritaba de dolor en su camilla, desangrándose debido a una herida en sus pulmones. Por más que lo intentaramos con magia, la herida parecía no querer sanar… Recuerdo cómo la sangre salía por su boca y nariz, y constantemente intentabamos… limpiar su rostro para que no se ahogara con su propia sangre… Nos insultaba, el intenso dolor le hacía desesperarse por obtener un alivio, cualquiera que fuere…
… recuerdo también a Mongomery… una explosión en la entrada de Lunargenta pulverizó su brazo izquierdo. Podías… ver cómo su hueso terminaba un poco más… abajo del codo, con algunas venas quemadas para evitar que… se desangrara. Tuvimos que improvisar… una mordaza con un pedazo de madera mientras intentábamos salvarle el poco brazo que le quedaba, pero el… se rehusaba. Quería que tomáramos la lanza con la que había prometido a su padre traerle honor, se la… incrustáramos en el brazo, la amarrásemos contra el hueso que quedaba, y lo dejáramos ir a pelear. Al… día siguiente, su cuerpo sin vida volvió a la enfermería, con su rostro desfigurado, irreconocible. Solo el que tuviera… esa lanza como brazo improvisado nos ayudó a… reconocerlo…
Mi corazón se sentía pesado al escucharla. Podría sentir cómo mi respiración se llenaba de angustia, y lentamente el resto de las personas en esa festividad dejaron de existir. Solo estabamos ahí, un par de dragonas que habían llegado a la guerra por un ideal, por hacer lo correcto, y que terminó dejando marcas que no eran visibles a los ojos humanos. Ninguna de las dos habíamos llegado a empuñar un arma para luchar en el conflicto, y hasta nosotros, los herreros, rara vez nos tocó imaginar lo que alguna vez tuvieron que pasar los guerreros o quienes cuidaban de estos.
Nunca, en ningún momento, se me había ocurrido lo que había vivido Leveru en aquel infierno.
- Y está Mateo… él era un recurrente en la enfermería, tendía a volver por cosas bobas, como rasguños o quemaduras leves. Incluso en las épocas más terribles, siempre volvía por alguna idiotez, y aprovechaba de hacernos reír o hacernos olvidar, aunque fuera por unos minutos, que la atrocidad de la guerra estaba a pocos metros de nosotras. Entre todos los que habituaban la enfermería, de verdad… todas queríamos que el volviera a su hogar… y hasta casi el último día de la guerra, teníamos la esperanza de que lo lograría…
Fue entones cuando su voz se rompió, como si aquel recuerdo fuera el más perturbador y terrible de todos.
- … el día en donde las tropas llegaron al trono de Lunargenta, un caso urgente llegó a nosotras. Se trataba de Mateo… había sido alcanzado por… algo que todavía no sabemos… pero el enemigo lo alcanzó, y lo envenenó con algo que lo hizo agonizar por horas…
… el veneno era de origen desconocido, y ni los enfermeros ni los curanderos elfos sabían que era. Solo sabían que el dolor que le causaba era lo suficiente como para volver loco a un enorme Bisonte… aunque lo amarramos a la camilla, su cuerpo se movía desesperadamente para todos lados, incluso llegando a… arquear la espalda y… pues, impulsar su cuerpo a golpes… su cuerpo estaba lleno de arañazos, de sus mismas manos… quizás quería arrancarse todos sus órganos por el dolor, no lo sé...
… llegamos a drogarlo de manera inhumana, pero el dolor apenas parecía reducir. Incluso con las dosis más letales de tranquilizantes… apenas pudimos lograr que su cordura volviera momentáneamente…
… si hubieras visto sus ojos como miraban, Samantha. Esa mirada de desesperación, de terror, de dolor... Todos te dicen lo mismo… “que terrible es la guerra”, “es una pena que tantas personas murieran”, “perdí a gente importante para mi”… pero nunca te dicen lo que realmente se siente, Samantha. No sé por qué. ¿Es por que es tan terrible que nadie quiere recordarla? ¿Tanto duele que necesitamos olvidarla para poder conseguir volver a dormir en nuestras camas sin recordar a quienes murieron en nuestros brazos? ¿Es por que tendremos que vivir cada día con el recuerdo de que no pudimos salvar a quienes confiaron en nosotros, en quienes intentamos salvarles la vida?
Casi sin que lo dijeramos, o preguntaramos, nos abrazamos fuertemente entre las dos. Podía sentir en sus brazos una increíble fuerza desesperada y al mismo tiempo una tan triste y desolada, tan carente de esperanza. No sé que podía decirle, jamás la había visto de esa manera. Jamás la había visto tan profundamente aniquilada, como si se hubiera entregado al abismo, a la desesperanza, a todo lo que habíamos jurado luchar en contra. Se sentía como si Leveru hubiera sido destrozada para ser completamente irreconocible, se sentía que abrazaba a alguien que ya no era Leveru, que había sido obligada a abandonar su inocencia, su alma pura, su vida tranquila. Era como si hubieran violado su espíritu, repetidas veces, sin importar si ella decía que “no” o cuánto le doliera. Sus lágrimas se sentían tan pesadas cuando rozaban con mis mejillas, era tan doloroso… pero no podía imaginarme cuán doloroso tenía que ser para ella el tener que cargar con todo eso todos estos días desde que habíamos dejado la guerra. No me podía imaginar cuán desgarrador debía ser para ella el sonreír y hacer que no pasaba nada, que todo estaba bien, que esto solo era “un magullón del alma”.
- Solo entre sus pertenencias… quedó la medalla que lancé al fuego – habló después de una lucha por evitar el llorar entre mis brazos.
- ¿Estás segura que quieres eso? - alcancé a preguntarle entre las palabras que me salieron.
- Él nos mintió… el no tenía un lugar donde volver… sus padres están muertos por la plaga, y solo quería hacernos sonreír cada vez que iba con nosotras…
… si esta ofrenda sirve de algo, quiero que su alma pueda encontrar a sus padres, y… que sea feliz, esté donde esté…
Cada guerra es una destrucción del espíritu de las personas. Eso es lo que dicen. Mucha gente se queda con esa frase, piensan en ella y reflexionan. Creo que nunca podrán entender lo que significa realmente ver el alma destrozada de una persona, que nunca más volverá a ser la misma.
No creo que muchos puedan entender su real significado. Y solo podía rogar, por los Dioses Dragones, que las generaciones que vienen después de nosotros no tengan que hacerlo.
- Las costumbres paganas son raras, Samantha – Leveru fue la encargada de romper el silencio, mientras se acercaba para susurrarme – heh, paganas. Me encanta esa palabra de esos humanos religiosos que adoran a… ehh… ese único dios que dicen que existe – probablemente ni recordaba el nombre.
- Me han dicho sobre él, y suena alguien… aburrido. La pelea del Dragón de la Luz contra el Dragón de la Oscuridad suena infinitamente más divertida y llena de acción que la de ese otro dios.
Era obvio que hablabamos para nosotras en voz baja. Teníamos claro que los temas religiosos eran sensibles en estos lugares, en estas festividades y en estas fechas en donde la guerra solo había terminado hace unos días. Aun así, todos estabamos de acuerdo conque una historia que tuviera muchos piu~piu~ con algunos whosh~ era más memorable que cualquier otra cosa.
- ... Oh, mira, Zöe llegó a este lugar también – murmuró mientras apuntaba con su nariz hacia el lugar del suceso, fijandome que estaba siendo acompañada por… ¿era una niña? ¿Y se la estaba comiendo un pulpo?
- Si, y esa niña con el pulpo en la cabeza--
- Calamar – aprovechó la instancia para interrumpirme y corregirme al mismo tiempo.
- ¿Calamar? ¿Cómo sabes que es eso y no un pulpo?
- Los pulpos tienen una cabeza “puntiaguda” y es la parte más dura de su cuerpo, debido a que no poseen huesos ni vértebras. Los calamares no poseen eso, y solo poseen 8 tentáculos, mientras que los pulpos tienen 10
- …
Me dediqué los siguientes 5 minutos intentando contar cuántos tentáculos tenía, solo para sacarme la duda. Pero la niña se movía mucho, y ni aun cuando llegaron visitas se podía ver bien.
- … ¿como supiste que tiene 8 tentáculos?
- Misterios de una dama dragona de tierra.
- ¿Ah, si? ¿Te permite “aterrizar” mejor tus conclusiones?
No tardó en ponerme una cara que me daba a entender que el chiste era muy malo. Y si pensaba que ese era malo, tendría que esperar a los que le tengo guardado durante la noche.
- Es como algo popular esa Bio – me comentó Leveru, como intentando salir del tema – No muestra muchas emociones, pero es tremendamente popular.
- Creo que el juego de “sumisión” tiene mucho terreno – le respondí mientras tomaba un sorbo de mi té – Ya sabes todas esas novelas de elfos sumisos que existen, las de sirvientas sumisas, hombres-bestia sumisos, dragones sumisos…
- Es rotativo – me comentó, algo aburrida, y creo que algo celosa de la popularidad de Zöe – hoy son las sumisas, pero al tiempo son las mandonas y fuertonas. Se vuelve un ciclo, y así y asá.
- Tu eres la experta en ello – considerando que sabía leer mientras que el mundo de las artes y letras me era indiferente – Oh, mira. Esa chica se está transformando en Dragón.
- Ajá – no necesitaba mirar a mi compañera para saber que no estaba impresionada - ¿pero no están armando un poco de escándalo por esa transformación? Digo, eso de gritar y hacer retroceder a la gente.
- Muchos humanos nunca han visto un Dragón en sus vidas, aunque con esto de la guerra me impresionaría que todavía quedaran algunos ignorantes sobre el tema.
- ¿Y esas cosas pequeñas en su lomo…?
- Y ahora se fueron a volar.
- Que poco respeto por la forma Dragón. Tratarla como un simple show.
- Ya sabes como son los jóvenes de hoy, sobre todo quienes comparten la sangre, más no las costumbres.
- En mis tiempos, le tenías que pedir permiso a tu padre para transformarte. Y solo los sábados hasta las 11 de la noche. Pasadas esas horas… había tabla. Y si llegabas con un chico… doble tabla.
De pronto sentía que estábamos en esa época de nuestras vidas en donde nos convertimos en lo que más odiábamos cuando eramos más pequeñas. Las más viejas de las calles se escandalizaban cuando nos transformábamos rebeldamente y dábamos vuelos por toda Dundarak junto con Siria. Ahora, solo nos quejábamos como ellas. Como era de curioso el destino.
- Samantha – de pronto interrumpió los pensamientos de vejez fueron interrumpidos gracias al ancla de juventud llamado “Leveru” - ¿Me acompañas a dejar un tributo?
- ¿Trajiste algo? Pensé que pasaríamos de esta celebración – le remarqué, mientras me terminaba el té.
- Hay algo que me gustaría dejar, sabes.
Aquello fue raro, sobre todo porque se la había dejado fácil para que me rebotara con un comentario sarcástico. Pero decidí complacerla, caminando con ella hacia el lugar de la fogata, y esquivando al resto de la gente, ya que parecían muy entretenidos entre si. Y en un cierto sentido, siento que fue para mejor, puesto que Leveru jamás se habría sincerado de esa forma si hubiera estado con más gente.
- No hablamos mucho mientras estuvimos en el conflicto de Lunargenta – me comentó, mientras de su bolsillo derecho sacaba una pequeña medallón con un trapo rojo como improvisado “collar”. Aunque no alcancé a tocarlo, se notaba por su proceso de forjado que no era algo especial, solo algo común y corriente que probablemente podías comprar en el mercado como un regalo barato, o un tesoro de una familia muy pobre.
- Es cierto – le comenté, mientras estaba a su lado. El fuego quemaba muchos objetos que muchos dejaron en el lugar, y aquello le daba una intensidad inusual, quizás alimentada por la rareza de los objetos, la madera utilizada, o quizás porque era alimentado por las intenciones y las esperanzas de las personas.
- Nunca me contaste sobre como fueron tus días reparando las armaduras, las armas, o forjando objetos – Leveru tenía el medallón colgando en su mano derecha, mientras este giraba gracias al leve viento que había
- No creo que haya sido algo rescatable de hacer, o de experiencias inusuales qué tener – le quité algo de importancia, mientras veía un poco más concentradamente aquel pendiente – Sigo con la creencia de que tu lo tuviste peor que todas nosotras – refiriéndome a nosotras tres.
- No sé si la peor parte, la verdad. Todos jugamos un papel importante en cada situación que ocurrió. Desde quienes peleamos hasta quienes se esforzaron para que cada uno de quienes participamos pudiera volver a su hogar, con sus familias.
La seriedad de sus palabras me hicieron darme cuenta de que no habría lugar para las usuales bromas o palabras sarcásticas que usabamos para jugar y quitarle seriedad a las cosas. Era parte del juego que usualmente hacíamos cuando no queríamos tomarnos en serio las cosas que a veces si lo merecían. A veces porque no queríamos lidiar con ellas, otras veces porque no queríamos sentir que el mundo, esta existencia, fuera tan agobiante y triste como a veces la sentíamos.
Durante muchos segundos me quedé en silencio, mientras ella se quedó en silencio mirando el pendiente. Casi parecía que podía quedarse quieta así, por horas, incluso días. Finalmente, en un sorpresivo movimiento, lanzó el pendiente al fuego, siendo la tela la primera en ser consumida por las llamas, mientras que el metal lentamente comenzaba a calentarse.
- A veces es difícil imaginar qué es lo que realmente sucederá cuando una guerra se avecina a estas tierras – mencionó después de lanzar el objeto, siendo su voz mucho más neutra de lo que normalmente era – No me alisté en el servicio de salvar soldados porque pensara alguna vez que sanar a los heridos se me diera de forma natural, o porque recomponer sus huesos a base de golpes fuera divertido. Decidí alistarme porque pensé que una persona, en mitad del caos, puede hacer la diferencia entre dejar que la maldad se desate o la luz prevalezca.
Era difícil imaginarse cuántos soldados fueron a la guerra debido a este pensamiento, al igual que aquellos que buscaban fama y glora, o responder al honor que les había encomendado el destino. Muchos teníamos nuestros motivos, unos más personales que otros, unos más altruistas que otros. Pero eso en el campo de batalla poco importaba.
- Nunca pensé que sería divertido, me lo tomé en serio desde el principio – lentamente mi amiga se alejó de la fogata lentamente, sin dejar de mirarla, caminando hacia atrás, hasta que se sentó en una banca a pocos metros de aquella llama. Casi por instinto la seguí – Sabes, a veces leo a algunos generales y testimonios de guerra, y hay una frase que usualmente te encuentras en esos textos: “Cada guerra es una destrucción del espíritu de las personas”. Suena a una obviedad, porque es claro que una guerra termina consumiendo la bondad de la gente, sacando a relucir lo peor de cada ser humano, y degenerando lo que los Dioses Dragones nos regalaron. Pero… nunca te das cuenta realmente de lo que significa, hasta que estás ahí.
Lentamente comencé a notar que la voz se le quebraba, aunque luchaba fervientemente para evitar que eso ocurriera. Se podía notar en sus labios, que tiritaban nerviosamente frente a los pensamientos que pasaban sin poder escuchados, sin poder salir.
- Cada día de conflicto… llegaban cientos de heridos, sin importar su raza: humanos, dragones, elfos, brujos, incluso algunos vampiros que habían elegido luchar a nuestro lado. Inicialmente... llegaban con magulladuras, mordidas en sus cuellos, incluso situaciones difíciles que podíamos salvar. Con el pasar del tiempo… lentamente los casos eran más crudos – sus ojos se desviaban a veces, como si intentara buscar respuestas a las preguntas que su cabeza invadía – Ya no eran casos en donde lo más preocupante era en cuántos minutos más podían volver al frente… sin darnos cuenta, nos encontrabamos con gente que perdía sus manos, sus brazos enteros, o incluso sus piernas… las fracturas que antes podíamos arreglar con una sanación se convirtieron en huesos despedazados que hacían gritar de dolor a cada paciente que nos llegaba a aquel lugar… lentamente los quejidos inmaduros de los soldados se convirtieron en agónicos llantos que podías sentir incluso en tus sueños…
Ella nunca me había contado de estas cosas, quizás porque pensó que era algo que podría aguantar con el tiempo, o solo debía acostumbrarse al hecho de que era una guerra. O quizás porque era su labor, y debía callarse y obedecer las órdenes que había aceptado tener.
- Todavía puedo verlos… Todavía puedo recordar a Erik, quien gritaba de dolor en su camilla, desangrándose debido a una herida en sus pulmones. Por más que lo intentaramos con magia, la herida parecía no querer sanar… Recuerdo cómo la sangre salía por su boca y nariz, y constantemente intentabamos… limpiar su rostro para que no se ahogara con su propia sangre… Nos insultaba, el intenso dolor le hacía desesperarse por obtener un alivio, cualquiera que fuere…
… recuerdo también a Mongomery… una explosión en la entrada de Lunargenta pulverizó su brazo izquierdo. Podías… ver cómo su hueso terminaba un poco más… abajo del codo, con algunas venas quemadas para evitar que… se desangrara. Tuvimos que improvisar… una mordaza con un pedazo de madera mientras intentábamos salvarle el poco brazo que le quedaba, pero el… se rehusaba. Quería que tomáramos la lanza con la que había prometido a su padre traerle honor, se la… incrustáramos en el brazo, la amarrásemos contra el hueso que quedaba, y lo dejáramos ir a pelear. Al… día siguiente, su cuerpo sin vida volvió a la enfermería, con su rostro desfigurado, irreconocible. Solo el que tuviera… esa lanza como brazo improvisado nos ayudó a… reconocerlo…
Mi corazón se sentía pesado al escucharla. Podría sentir cómo mi respiración se llenaba de angustia, y lentamente el resto de las personas en esa festividad dejaron de existir. Solo estabamos ahí, un par de dragonas que habían llegado a la guerra por un ideal, por hacer lo correcto, y que terminó dejando marcas que no eran visibles a los ojos humanos. Ninguna de las dos habíamos llegado a empuñar un arma para luchar en el conflicto, y hasta nosotros, los herreros, rara vez nos tocó imaginar lo que alguna vez tuvieron que pasar los guerreros o quienes cuidaban de estos.
Nunca, en ningún momento, se me había ocurrido lo que había vivido Leveru en aquel infierno.
- Y está Mateo… él era un recurrente en la enfermería, tendía a volver por cosas bobas, como rasguños o quemaduras leves. Incluso en las épocas más terribles, siempre volvía por alguna idiotez, y aprovechaba de hacernos reír o hacernos olvidar, aunque fuera por unos minutos, que la atrocidad de la guerra estaba a pocos metros de nosotras. Entre todos los que habituaban la enfermería, de verdad… todas queríamos que el volviera a su hogar… y hasta casi el último día de la guerra, teníamos la esperanza de que lo lograría…
Fue entones cuando su voz se rompió, como si aquel recuerdo fuera el más perturbador y terrible de todos.
- … el día en donde las tropas llegaron al trono de Lunargenta, un caso urgente llegó a nosotras. Se trataba de Mateo… había sido alcanzado por… algo que todavía no sabemos… pero el enemigo lo alcanzó, y lo envenenó con algo que lo hizo agonizar por horas…
… el veneno era de origen desconocido, y ni los enfermeros ni los curanderos elfos sabían que era. Solo sabían que el dolor que le causaba era lo suficiente como para volver loco a un enorme Bisonte… aunque lo amarramos a la camilla, su cuerpo se movía desesperadamente para todos lados, incluso llegando a… arquear la espalda y… pues, impulsar su cuerpo a golpes… su cuerpo estaba lleno de arañazos, de sus mismas manos… quizás quería arrancarse todos sus órganos por el dolor, no lo sé...
… llegamos a drogarlo de manera inhumana, pero el dolor apenas parecía reducir. Incluso con las dosis más letales de tranquilizantes… apenas pudimos lograr que su cordura volviera momentáneamente…
… si hubieras visto sus ojos como miraban, Samantha. Esa mirada de desesperación, de terror, de dolor... Todos te dicen lo mismo… “que terrible es la guerra”, “es una pena que tantas personas murieran”, “perdí a gente importante para mi”… pero nunca te dicen lo que realmente se siente, Samantha. No sé por qué. ¿Es por que es tan terrible que nadie quiere recordarla? ¿Tanto duele que necesitamos olvidarla para poder conseguir volver a dormir en nuestras camas sin recordar a quienes murieron en nuestros brazos? ¿Es por que tendremos que vivir cada día con el recuerdo de que no pudimos salvar a quienes confiaron en nosotros, en quienes intentamos salvarles la vida?
Casi sin que lo dijeramos, o preguntaramos, nos abrazamos fuertemente entre las dos. Podía sentir en sus brazos una increíble fuerza desesperada y al mismo tiempo una tan triste y desolada, tan carente de esperanza. No sé que podía decirle, jamás la había visto de esa manera. Jamás la había visto tan profundamente aniquilada, como si se hubiera entregado al abismo, a la desesperanza, a todo lo que habíamos jurado luchar en contra. Se sentía como si Leveru hubiera sido destrozada para ser completamente irreconocible, se sentía que abrazaba a alguien que ya no era Leveru, que había sido obligada a abandonar su inocencia, su alma pura, su vida tranquila. Era como si hubieran violado su espíritu, repetidas veces, sin importar si ella decía que “no” o cuánto le doliera. Sus lágrimas se sentían tan pesadas cuando rozaban con mis mejillas, era tan doloroso… pero no podía imaginarme cuán doloroso tenía que ser para ella el tener que cargar con todo eso todos estos días desde que habíamos dejado la guerra. No me podía imaginar cuán desgarrador debía ser para ella el sonreír y hacer que no pasaba nada, que todo estaba bien, que esto solo era “un magullón del alma”.
- Solo entre sus pertenencias… quedó la medalla que lancé al fuego – habló después de una lucha por evitar el llorar entre mis brazos.
- ¿Estás segura que quieres eso? - alcancé a preguntarle entre las palabras que me salieron.
- Él nos mintió… el no tenía un lugar donde volver… sus padres están muertos por la plaga, y solo quería hacernos sonreír cada vez que iba con nosotras…
… si esta ofrenda sirve de algo, quiero que su alma pueda encontrar a sus padres, y… que sea feliz, esté donde esté…
Cada guerra es una destrucción del espíritu de las personas. Eso es lo que dicen. Mucha gente se queda con esa frase, piensan en ella y reflexionan. Creo que nunca podrán entender lo que significa realmente ver el alma destrozada de una persona, que nunca más volverá a ser la misma.
No creo que muchos puedan entender su real significado. Y solo podía rogar, por los Dioses Dragones, que las generaciones que vienen después de nosotros no tengan que hacerlo.
Siria
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Teliiible, mientras Ury se comunicaba con la dragona negra, los herramientas (no los podía ver así) se movían como si se hubiesen descompuesto sobre el lomo de mi nueva amiga. No recordaba los nombres de los tres, para Ury era más fácil pensarlos como a sus tentáculos: uno, dos y tres. Alguien entre el público captó mi atención porque les señalaba con el dedo mientras lloraba de risa diciendo “¡ESTAN BAILANDO!” Aiiiiaiiiaiii… las carcajadas eran contagiosas. Ury comenzó a bambolear su cadera y los tentáculos, imitando a los que dragoballo había llamado muñecos mecánicos. Me estaba divirtiendo como nunca antes lo había hecho. - Calamavillosa malabarista de tinta- corregí haciendo una intrincada reverencia que hizo a Ury perder el equilibrio. No me golpee la cabeza gracias a mis cuatro pares de brazos extra.
Ury lo vio, estaba tan segura de lo que me estaba diciendo Lavey, como de la forma de las ventosas de mi manita. Cuando se agachó, no perdí ni medio momento en treparme encima de su cuerpo. - Puh puh puh ARRE LAVEY ¡HACIA EL CIELO INFINITO!- apunté con el índice hacia las estrellas, en una pose henchida y heroica. -¡Arriba! ¡Hasta el infinito y más allaaaa! ¡DRAGOVUELA!- insté apretando mis piernas contra sus escamas, pero el movimiento de la chica dragón hizo que Ury tuviese que usar todos sus brazos (humanos y no humanos) para aferrarse de su cuello, porque que era la primera vez que montaba nada. - Uiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii- volví a gritar, con toda la fuerza de mis pulmones. El despegue fue lo más turbulento, pero una vez en el cielo, Ury tuvo la confianza de ir desprendiendo uno a uno sus tentáculos.
- ¡Dragovilloso! ¡Más mas mas!- Todo se veía en miniatura en el suelo, pero lo mejor era la sensación del viento en la cara, esa sensación de infinita libertad y de pertenencia a todo. Ury tuvo que volver a agarrarse con todas sus fuerzas, porque Lavey estaba dispuesta a sacarle todo el jugo a ese vuelo - Jejejeje… uooops- era lo más loco que había hecho y lo segundo mejor en toda mi vida, sólo después de haberme reencontrado con mi papono. El vuelo llegó a su final, bajar fue más sencillo que todo lo demás, Lavey usó sus alas para planear como una de las grandes aves cazadoras, y luego tocó el suelo como una pluma que cae sobre una superficie de agua. Me dejé resbalar por la cola de Lavey ni bien pude y corrí hacia Zö para abrazarla. Tenía tantas cosas para decirle que no me salía nada.
- ¡HA SIDO CALAMAVILLOSAMENTISTICAMENTE calamavilloso!- Ury se dio cuenta que gritaba, cuando uno de mis oídos hizo pop y de pronto todo el mundo parecía hablar muy fuerte. - ¿Podemos hacerlo de nuevo?- le pregunté a la señora dragoballo, pero no esperé su respuesta, pues un poco más allá de Lavey, estaba un caballero nombrando a pequeños lacayos como caballeros. Corrí hacia el lugar agitando mis tentáculos. Ury llegó para el gran final y se quedó allí, admirando a los cuatro nuevos caballeros. Ury había escuchado cuentos de la abuela Laureen sobre caballeros, que montaban caballos blancos y repartían justicia. Ury solía pensar que se quería casar con un caballero con una armadura como la que describía Laureen, pero algo me decía que esos caballeros estirados no podrían vivir en el mar y lo que los hacía tan populares, les arrastraría hasta el fondo del mar. - Ay… eso se ve pesado- hice que no con mi tentaculosa cabeza y cerré mis jojitos desilusionada.
- ¿Estás perdida pequeña?- Ury no se había dado por aludida hasta que el hombre se agachó frente a mí. Ury sintió que sus tentáculos se ponían blancos y salió corriendo en busca de Zöe. Ese elfo tenía la mirada más tenebrosa que nunca jamás había visto antes.
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Ury lo vio, estaba tan segura de lo que me estaba diciendo Lavey, como de la forma de las ventosas de mi manita. Cuando se agachó, no perdí ni medio momento en treparme encima de su cuerpo. - Puh puh puh ARRE LAVEY ¡HACIA EL CIELO INFINITO!- apunté con el índice hacia las estrellas, en una pose henchida y heroica. -¡Arriba! ¡Hasta el infinito y más allaaaa! ¡DRAGOVUELA!- insté apretando mis piernas contra sus escamas, pero el movimiento de la chica dragón hizo que Ury tuviese que usar todos sus brazos (humanos y no humanos) para aferrarse de su cuello, porque que era la primera vez que montaba nada. - Uiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii- volví a gritar, con toda la fuerza de mis pulmones. El despegue fue lo más turbulento, pero una vez en el cielo, Ury tuvo la confianza de ir desprendiendo uno a uno sus tentáculos.
- ¡Dragovilloso! ¡Más mas mas!- Todo se veía en miniatura en el suelo, pero lo mejor era la sensación del viento en la cara, esa sensación de infinita libertad y de pertenencia a todo. Ury tuvo que volver a agarrarse con todas sus fuerzas, porque Lavey estaba dispuesta a sacarle todo el jugo a ese vuelo - Jejejeje… uooops- era lo más loco que había hecho y lo segundo mejor en toda mi vida, sólo después de haberme reencontrado con mi papono. El vuelo llegó a su final, bajar fue más sencillo que todo lo demás, Lavey usó sus alas para planear como una de las grandes aves cazadoras, y luego tocó el suelo como una pluma que cae sobre una superficie de agua. Me dejé resbalar por la cola de Lavey ni bien pude y corrí hacia Zö para abrazarla. Tenía tantas cosas para decirle que no me salía nada.
- ¡HA SIDO CALAMAVILLOSAMENTISTICAMENTE calamavilloso!- Ury se dio cuenta que gritaba, cuando uno de mis oídos hizo pop y de pronto todo el mundo parecía hablar muy fuerte. - ¿Podemos hacerlo de nuevo?- le pregunté a la señora dragoballo, pero no esperé su respuesta, pues un poco más allá de Lavey, estaba un caballero nombrando a pequeños lacayos como caballeros. Corrí hacia el lugar agitando mis tentáculos. Ury llegó para el gran final y se quedó allí, admirando a los cuatro nuevos caballeros. Ury había escuchado cuentos de la abuela Laureen sobre caballeros, que montaban caballos blancos y repartían justicia. Ury solía pensar que se quería casar con un caballero con una armadura como la que describía Laureen, pero algo me decía que esos caballeros estirados no podrían vivir en el mar y lo que los hacía tan populares, les arrastraría hasta el fondo del mar. - Ay… eso se ve pesado- hice que no con mi tentaculosa cabeza y cerré mis jojitos desilusionada.
- ¿Estás perdida pequeña?- Ury no se había dado por aludida hasta que el hombre se agachó frente a mí. Ury sintió que sus tentáculos se ponían blancos y salió corriendo en busca de Zöe. Ese elfo tenía la mirada más tenebrosa que nunca jamás había visto antes.
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- Directa: Zöe- Reivy
Indirecta Rak y mi precioso Will
Ulareena Werner
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
El viaje había sido largo, directamente no había deseado ir a la cuna de los lobos, aquel sitio me traía mal recuerdo y aún me daba mal sabor de boca "Aunque claro, la última vez que estuve allí salí sin poder saborear nada." Pero mi viaje no era por gusto, era más que nada por cumplir el sueño de mi joven compañero lobuno.
- Quieres ver otros lobos, verás otros lobos... pero si me pasa algo quiero que sepas que es tú culpa.
- Frederick ¿Sabe que él no le entiende?
- ¿Qué dices Delilah? Este pequeño sabe muy bien de lo que hablo. - Acoté llevando un dedo al hocico de Azrael, moviéndolo lentamente. - Disfruta molestándome ¿No es así muchacho? - La respuesta por parte del animal fueron sus dientes en mi dedo.
- Tú eres quien debe dejar de molestarlo.
- No hacía eso. - Sacudí el dedo en el aire observando al cachorro. - Debo preguntártelo de nuevo ¿Estás segura que quieres venir? Ambos sabemos que no te agrada el estar cerca de gente.
- Si quiero, no es como si me fuese a alejar mucho y... debo comenzar a salir cada vez más ¿No?
- Pues sí, pero no debes forzarte, no me agradaría que te diese un ataque de pánico en medio de todo un pueblo.. nos mirarían feo.
Al llegar al pueblo el ambiente era muy diferente al que recordaba, parecía animado y feliz "Este no es el sitio de locos al que había venido antes... tuve que haber cruzado en el sitio que no era." Dejé escapar el aire y crucé los brazos, no había alternativa, ahora debería quedarme allí y luego reanudar un viaje de regreso, aquella noche Azrael no vería lobos al parecer.
- Frederick... eso es... música. - Dijo Delilah en un murmullo, la miré extrañado, por alguna razón había brillo en sus ojos. - Tengo tanto sin escuchar música ¿Podemos ir? Solo un momento
- ¿Estás segura?
- Si solo... no estaremos mucho, por favor. - Dijo ella jalando la manga de mi atuendo.
- Bien, vamos por la música.
Caminé junto a la chica en dirección al grupo de sujetos con instrumentos, era extraño que la pelirroja me hubiese pedido aquello, nunca había mencionado de un gusto acerca por la música "Aunque es bueno saberlo de cierto modo." Por estar más atento a mis pensamientos no vi a aquel gran sujeto en el camino con un tarro de cerveza, el impacto fue inevitable pero tan solo allí iniciaron los problemas.
- Tú, enano bastardo. - Dijo el sujeto tomándome de los hombros, apretando y levantándome del suelo. - ¿Viste lo que hiciste?
- No del todo... últimamente me falla un ojo.
- ¿Te crees muy gracioso chico?
- No le haga nada... Frederick estaba distraído. - Interrumpió Delilah, con un tono más suave del que acostumbraba a hablar.
- ¿Acaso necesitas que tu noviecita te defienda?
- ¿Por qué todos se les da por emparejarme con la persona que me acompaña? Genevive la esposa, Delilah la noviecita, que poca originalidad. - El gigante barbudo lleno de cerveza me sacudió al parecer para que volviese a centrarme en lo importante, el problema fue que aquel gesto pareció alterar al joven Azrael, que mordió lo más cercanos a su hocico, en este caso eso fue la mano del grandote malhumorado.
El sujeto gritó soltándome y regresándome al suelo, al parecer el cachorro había sido de gran ayuda por accidente. Sin esperar los problemas tomé a Delilah del brazo y la jalé para comenzar a andar, barbón volvió a gritar, esta vez diciendo algo como "Atrapen a ese idiota" realmente no le entendí muy bien pero lo ideal era irse de aquel sitio lo más rápido posible "Miremos el lado positivo, al menos tengo música con mi escape."
- Quieres ver otros lobos, verás otros lobos... pero si me pasa algo quiero que sepas que es tú culpa.
- Frederick ¿Sabe que él no le entiende?
- ¿Qué dices Delilah? Este pequeño sabe muy bien de lo que hablo. - Acoté llevando un dedo al hocico de Azrael, moviéndolo lentamente. - Disfruta molestándome ¿No es así muchacho? - La respuesta por parte del animal fueron sus dientes en mi dedo.
- Tú eres quien debe dejar de molestarlo.
- No hacía eso. - Sacudí el dedo en el aire observando al cachorro. - Debo preguntártelo de nuevo ¿Estás segura que quieres venir? Ambos sabemos que no te agrada el estar cerca de gente.
- Si quiero, no es como si me fuese a alejar mucho y... debo comenzar a salir cada vez más ¿No?
- Pues sí, pero no debes forzarte, no me agradaría que te diese un ataque de pánico en medio de todo un pueblo.. nos mirarían feo.
Al llegar al pueblo el ambiente era muy diferente al que recordaba, parecía animado y feliz "Este no es el sitio de locos al que había venido antes... tuve que haber cruzado en el sitio que no era." Dejé escapar el aire y crucé los brazos, no había alternativa, ahora debería quedarme allí y luego reanudar un viaje de regreso, aquella noche Azrael no vería lobos al parecer.
- Frederick... eso es... música. - Dijo Delilah en un murmullo, la miré extrañado, por alguna razón había brillo en sus ojos. - Tengo tanto sin escuchar música ¿Podemos ir? Solo un momento
- ¿Estás segura?
- Si solo... no estaremos mucho, por favor. - Dijo ella jalando la manga de mi atuendo.
- Bien, vamos por la música.
Caminé junto a la chica en dirección al grupo de sujetos con instrumentos, era extraño que la pelirroja me hubiese pedido aquello, nunca había mencionado de un gusto acerca por la música "Aunque es bueno saberlo de cierto modo." Por estar más atento a mis pensamientos no vi a aquel gran sujeto en el camino con un tarro de cerveza, el impacto fue inevitable pero tan solo allí iniciaron los problemas.
- Tú, enano bastardo. - Dijo el sujeto tomándome de los hombros, apretando y levantándome del suelo. - ¿Viste lo que hiciste?
- No del todo... últimamente me falla un ojo.
- ¿Te crees muy gracioso chico?
- No le haga nada... Frederick estaba distraído. - Interrumpió Delilah, con un tono más suave del que acostumbraba a hablar.
- ¿Acaso necesitas que tu noviecita te defienda?
- ¿Por qué todos se les da por emparejarme con la persona que me acompaña? Genevive la esposa, Delilah la noviecita, que poca originalidad. - El gigante barbudo lleno de cerveza me sacudió al parecer para que volviese a centrarme en lo importante, el problema fue que aquel gesto pareció alterar al joven Azrael, que mordió lo más cercanos a su hocico, en este caso eso fue la mano del grandote malhumorado.
El sujeto gritó soltándome y regresándome al suelo, al parecer el cachorro había sido de gran ayuda por accidente. Sin esperar los problemas tomé a Delilah del brazo y la jalé para comenzar a andar, barbón volvió a gritar, esta vez diciendo algo como "Atrapen a ese idiota" realmente no le entendí muy bien pero lo ideal era irse de aquel sitio lo más rápido posible "Miremos el lado positivo, al menos tengo música con mi escape."
Fredericksen
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Alward y Rischer llegaron al solemne poste levantado para la ocasión de la fiesta que tenía lugar, de nombre Høstblót. La oscuridad de la noche le había ganado la partida a la luz solar, solo quedaban pequeños rescoldos anaranjados en el cielo que poco a poco se apagaban hasta desaparecer por completo. Hermoso, sin duda.
El joven Sevna se detuvo a obervar las ofrendas del resto de participantes de la fiesta. En ese momento cayó en la cuenta de que no tenía nada que ofrecer.
-...-Suspiró
-¿Qué es lo que pasa?
-No tengo nada para hacer una ofrenda
-...-El silencio se abrió paso, hasta que el elfo habló de nuevo-Justo a tiempo
Esas palabras repentinas suscitaron interés y confusión en el humano. Estaba delante de Rischer, dándole la espalda, por lo que tuvo que girarse para ver a qué se refería. Entonces pudo ver que Emmanuel vino cargando una sustancial cesta de frutas y verduras.
-¡Me ha costado encontraros!-Dijo esbozando una sonrisa, asomándose por un lateral de la cesta debido a la ingente cantidad de alimentos que portaba
-Vaya, qué oportuno
El recién llegado dejó la cesta en el suelo mientras resoplaba por el esfuerzo de haberla cargado.
-¿...No te has pasado un poco comprando?
-¡Qué va! Es una buena ofrenda para que los dioses nos sonrían en los meses venideros
-¡Con no morirme mañana me conformo!-Dijo con un tono más alegre
-Con esta ofrenda, los tres viviremos varios siglos-Soltó con un tono irónico
-No sabía que fueras tan religioso, Rischer
-¡Justo lo que le dije antes!-Señaló a su amigo reforzando su afirmación
-Será la edad-Se encogió de hombros
Alward, ante el comentario del arquero se echó a reír. Rischer también esbozó una sonrisa, pero se contuvo guardando la compostura, ya que no se sentía tan viejo como sus años marcaban con respecto a los humanos y como Alward y el resto de Stelliazos le hacían ver y creer, a modo de broma.
-Sigo opinando lo mismo sobre las religiones, en general. Pero eso no quita que me guste integrarme en la sociedad y en las fiestas-Comentó a modo de explicación-Ahora, Al, ofrece la cesta
Como si de una orden directa del campo de batalla se tratara, el joven Sevna se acercó al cesto de mimbre, bastante reforzado y con peso, se puso en cuclillas y abrazó dicho objeto. Tras eso, con una fuerza que hacía trabajar en conjunto a sus brazos y espalda logró levantar la cesta.
-¡Sí que pesa!-Dijo con cierto tono de esfuerzo mientras las frutas y verduras bailaban en equilibrio para no caerse-¿Cómo has hecho para que no se te caigan?-Se dirigió apenas con un breve vistazo hacia Emmanuel
-Porque mis músculos son de acero-Dijo mientras enseñaba su bíceps derecho y lo apretaba. A este acto, Rischer le dirigió una mirada de desdén, mientras que Alward se giró y dirigió hacia el poste para dejar su ofrenda junto a las demás.
Soltó la cesta en el lugar indicado, cerró los ojos y replicó para sí mismo y su subconsciente una oración que le habían enseñado desde pequeño. Un rezo que se sabía a la perfección pero hace muchos años no ponía en práctica. Tardó un par de segundos en rellenar los fragmentos sueltos que se le habían olvidado, pero enseguida se acordó. Cómo para no acordarse, ya que cuando era un mozalbete lo repetía sin parar. Sin duda, aquellos tiempos eran mejores. Todos los problemas del mundo se reducían a saber comportarse bien, ayudar de vez en cuando en la granja familiar y, sobre todo, que el día amaneciera soleado para poder jugar y estar fuera de casa hasta la noche.
Cuando terminó, abrió los ojos y volvió a la realidad. La fiesta seguía, pero un sonido peculiar sobrevoló el lugar y gritos de asombro del gentío se empezaron a propagar por la plaza. Todos miraban al cielo. "¿Es que acaso hay un dragón?", pensó. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que, en efecto, de eso se trataba.
Era negro como el mismo cielo y a veces no se le distinguía bien, pero había pequeños instantes en los que se notaba que allí estaba sobrevolando la criatura. Varios minutos de expectación más tarde, el dragón finalmente aterrizó. El mercenario fue con sus dos amigos fascinado.
-¿¡Habéis visto eso!?
-¿Nunca has visto a un dragón?
-¡No!-Dijo sin dejar de maravillarse
-¡Ni yo!
-Son una raza bastante orgullosa y soberbia, seguramente ha querido destacar entre tanta multitud. Será un tipo que busca llamar la atención
-Parece que sigue transformado, porque la gente no para de animar
-¡Vamos a verlo!-Dijo mirando directamente al arquero, el cual respondió asintiendo la cabeza con convicción.
Ambos humanos, dejando atrás a Rischer, llegaron al foco del "espectáculo" del dragón. Y, efectivamente, parecía eso; una especie de espectáculo ambulante, ya que había una mujer dando voces y presentando la actuación a modo de maestra de ceremonias. Pero la sorpresa del joven Sevna se incrementó cuando vio que había otra mujer al lado de esta, una a la que conocía bien.
-¿...Zöe?-Dijo para sí
El joven Sevna se detuvo a obervar las ofrendas del resto de participantes de la fiesta. En ese momento cayó en la cuenta de que no tenía nada que ofrecer.
-...-Suspiró
-¿Qué es lo que pasa?
-No tengo nada para hacer una ofrenda
-...-El silencio se abrió paso, hasta que el elfo habló de nuevo-Justo a tiempo
Esas palabras repentinas suscitaron interés y confusión en el humano. Estaba delante de Rischer, dándole la espalda, por lo que tuvo que girarse para ver a qué se refería. Entonces pudo ver que Emmanuel vino cargando una sustancial cesta de frutas y verduras.
-¡Me ha costado encontraros!-Dijo esbozando una sonrisa, asomándose por un lateral de la cesta debido a la ingente cantidad de alimentos que portaba
-Vaya, qué oportuno
El recién llegado dejó la cesta en el suelo mientras resoplaba por el esfuerzo de haberla cargado.
-¿...No te has pasado un poco comprando?
-¡Qué va! Es una buena ofrenda para que los dioses nos sonrían en los meses venideros
-¡Con no morirme mañana me conformo!-Dijo con un tono más alegre
-Con esta ofrenda, los tres viviremos varios siglos-Soltó con un tono irónico
-No sabía que fueras tan religioso, Rischer
-¡Justo lo que le dije antes!-Señaló a su amigo reforzando su afirmación
-Será la edad-Se encogió de hombros
Alward, ante el comentario del arquero se echó a reír. Rischer también esbozó una sonrisa, pero se contuvo guardando la compostura, ya que no se sentía tan viejo como sus años marcaban con respecto a los humanos y como Alward y el resto de Stelliazos le hacían ver y creer, a modo de broma.
-Sigo opinando lo mismo sobre las religiones, en general. Pero eso no quita que me guste integrarme en la sociedad y en las fiestas-Comentó a modo de explicación-Ahora, Al, ofrece la cesta
Como si de una orden directa del campo de batalla se tratara, el joven Sevna se acercó al cesto de mimbre, bastante reforzado y con peso, se puso en cuclillas y abrazó dicho objeto. Tras eso, con una fuerza que hacía trabajar en conjunto a sus brazos y espalda logró levantar la cesta.
-¡Sí que pesa!-Dijo con cierto tono de esfuerzo mientras las frutas y verduras bailaban en equilibrio para no caerse-¿Cómo has hecho para que no se te caigan?-Se dirigió apenas con un breve vistazo hacia Emmanuel
-Porque mis músculos son de acero-Dijo mientras enseñaba su bíceps derecho y lo apretaba. A este acto, Rischer le dirigió una mirada de desdén, mientras que Alward se giró y dirigió hacia el poste para dejar su ofrenda junto a las demás.
Soltó la cesta en el lugar indicado, cerró los ojos y replicó para sí mismo y su subconsciente una oración que le habían enseñado desde pequeño. Un rezo que se sabía a la perfección pero hace muchos años no ponía en práctica. Tardó un par de segundos en rellenar los fragmentos sueltos que se le habían olvidado, pero enseguida se acordó. Cómo para no acordarse, ya que cuando era un mozalbete lo repetía sin parar. Sin duda, aquellos tiempos eran mejores. Todos los problemas del mundo se reducían a saber comportarse bien, ayudar de vez en cuando en la granja familiar y, sobre todo, que el día amaneciera soleado para poder jugar y estar fuera de casa hasta la noche.
Cuando terminó, abrió los ojos y volvió a la realidad. La fiesta seguía, pero un sonido peculiar sobrevoló el lugar y gritos de asombro del gentío se empezaron a propagar por la plaza. Todos miraban al cielo. "¿Es que acaso hay un dragón?", pensó. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que, en efecto, de eso se trataba.
Era negro como el mismo cielo y a veces no se le distinguía bien, pero había pequeños instantes en los que se notaba que allí estaba sobrevolando la criatura. Varios minutos de expectación más tarde, el dragón finalmente aterrizó. El mercenario fue con sus dos amigos fascinado.
-¿¡Habéis visto eso!?
-¿Nunca has visto a un dragón?
-¡No!-Dijo sin dejar de maravillarse
-¡Ni yo!
-Son una raza bastante orgullosa y soberbia, seguramente ha querido destacar entre tanta multitud. Será un tipo que busca llamar la atención
-Parece que sigue transformado, porque la gente no para de animar
-¡Vamos a verlo!-Dijo mirando directamente al arquero, el cual respondió asintiendo la cabeza con convicción.
Ambos humanos, dejando atrás a Rischer, llegaron al foco del "espectáculo" del dragón. Y, efectivamente, parecía eso; una especie de espectáculo ambulante, ya que había una mujer dando voces y presentando la actuación a modo de maestra de ceremonias. Pero la sorpresa del joven Sevna se incrementó cuando vio que había otra mujer al lado de esta, una a la que conocía bien.
-¿...Zöe?-Dijo para sí
- Interacción:
- Reivy - Zöe
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Cuando mis robots terminaron con la presentación saltaron para bajarse del dragón y regresaron a mí, me agache para agarrarlos y volver a subirlos a mis hombros y cabeza. Asentí ante el comentario de Reivy y me quedé para ver el resto de la presentación, las niñas parecían estar pasándola muy bien, eso era algo bueno, Ulareena había comenzado algo desanimada y ahora tenía una nueva ¿Amiga? Sí, eso parecía ser.
SEPA-IV, AMA y ATAC señalaron a Lavey cuando emprendió el vuelo, probablemente les hubiese gustado ir con ellas, luego de la experiencia que habían vivido volando con Siria, lo de montar dragones parecía hacerles ilusión. Recibí a Ulareena cuando bajó y la levante en brazos unos segundos mientras me comentaba emocionada lo que había sucedido.
-No creo que sea buena idea que vuelvan a hacerlo – Dije, aunque si Reivy decía que podían no iba a contradecirla [ANALIZANDO] aunque por los gestos que hacía tenía la impresión de que no estaba conforme con la situación.
Deje bajar a la niña-calamar, era impresionante la cantidad de energía que podía tener, fue corriendo hacía Rakan, esta celebración estaba llena de orgánicos conocidos. Lo salude desde lejos para no interrumpirlo en su tarea, parecía estar interactuando con unos niños.
Sin ningún otro objetivo más que esperar a que Ulareena se cansara y deseara regresar, reduje mi actividad a simplemente observar lo que hacían los demás. Pude ver a muchos conocidos, pero la mayoría se encontraban ocupados, interrumpir sus actividades no era una buena idea. Me pareció escuchar que alguien decía mi nombre, me di la vuelta y vi al humano Alward.
-Buenas noches, Alward Sevna, es un placer verte de nuevo ¿Si? – Hice una pausa y luego sonreí, para concluir con las formalidades de los orgánicos - ¿Cómo has estado? – La última vez que había visto al hombre estaba en Lunargenta, yo me fui de la ciudad antes de que comenzara la guerra, pero era probable que el guerrero se hubiese quedado.
Alrededor nuestro la gente comenzaba a formar parejas y a bailar, nunca me quedaba claro si era algo consensuado, o si naturalmente las personas sabían cuando era momento de danzar. Extendí una mano para agarrar la de Alward.
-Creo que lo más correcto es que bailemos también – Le dije y comencé a moverme [ANALIZANDO] danzaban con un ritmo bastante dinámico que seguía un compás sencillo, estaba segura que podía hacer eso.
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SEPA-IV, AMA y ATAC señalaron a Lavey cuando emprendió el vuelo, probablemente les hubiese gustado ir con ellas, luego de la experiencia que habían vivido volando con Siria, lo de montar dragones parecía hacerles ilusión. Recibí a Ulareena cuando bajó y la levante en brazos unos segundos mientras me comentaba emocionada lo que había sucedido.
-No creo que sea buena idea que vuelvan a hacerlo – Dije, aunque si Reivy decía que podían no iba a contradecirla [ANALIZANDO] aunque por los gestos que hacía tenía la impresión de que no estaba conforme con la situación.
Deje bajar a la niña-calamar, era impresionante la cantidad de energía que podía tener, fue corriendo hacía Rakan, esta celebración estaba llena de orgánicos conocidos. Lo salude desde lejos para no interrumpirlo en su tarea, parecía estar interactuando con unos niños.
Sin ningún otro objetivo más que esperar a que Ulareena se cansara y deseara regresar, reduje mi actividad a simplemente observar lo que hacían los demás. Pude ver a muchos conocidos, pero la mayoría se encontraban ocupados, interrumpir sus actividades no era una buena idea. Me pareció escuchar que alguien decía mi nombre, me di la vuelta y vi al humano Alward.
-Buenas noches, Alward Sevna, es un placer verte de nuevo ¿Si? – Hice una pausa y luego sonreí, para concluir con las formalidades de los orgánicos - ¿Cómo has estado? – La última vez que había visto al hombre estaba en Lunargenta, yo me fui de la ciudad antes de que comenzara la guerra, pero era probable que el guerrero se hubiese quedado.
Alrededor nuestro la gente comenzaba a formar parejas y a bailar, nunca me quedaba claro si era algo consensuado, o si naturalmente las personas sabían cuando era momento de danzar. Extendí una mano para agarrar la de Alward.
-Creo que lo más correcto es que bailemos también – Le dije y comencé a moverme [ANALIZANDO] danzaban con un ritmo bastante dinámico que seguía un compás sencillo, estaba segura que podía hacer eso.
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- Cosas que hago:
- Le respondo a Reivy y a Ulareena, Saludo a Rakan desde lejos y bailo con Alward
Zöe
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
La bio-cibernética respondió con su característico tono neutral y su risa automatizada, era parte de su encanto. Emmanuel salió de detrás de Alward haciendo pequeños aspavientos con sus brazos de arriba a abajo intentando llamar la atención de la mujer.
-¡Zöe! ¡Qué alegría, cuánto tiempo!-Se puso a la altura de su compañero colocando ambas manos en la cintura, mientras sacaba pecho con aires de grandeza.
-¿Cómo he estado?-Dijo tras la pregunta de la bio-Bueno, digamos que nos llevaría toda la noche explicarte todo lo que he hecho desde que incendiamos aquel barco en el puerto-Contestó soltando una pequeña risilla entre medias-Y... ¿Qué haces aquí?-Dijo desviando la mirada a la mujer que tenía al lado y al dragón que destacaba por encima de todo lo demás que pudiera haber allí
-¿Te has convertido en artista ambulante y trabajas con... dragones?
Ambos humanos estaban fascinados por poder ver un dragón tan de cerca, aunque estaban a varios metros alejados de él por precaución, junto a Zöe, aunque no por ello dejaban de mirar de reojo por si las moscas.
De pronto, toda la gente de alrededor empezaron a emparejarse y bailar por algún motivo que escapaba a la comprensión de Alward. Parecía un sueño en el que nada tenía sentido; fiesta, comida, dragón... ¿Baile? Ambos mercenarios se miraron entre sí con esa mirada cómplice que se tiene cuando uno forja una ardua y profunda amistad y conocimiento total sobre otra persona. Casi como un hermanamiento de sangre. Ambos rieron, ya que con la mente se dijeron; "Ni de coña".
Pero Zöe tenía otros planes, exactamente los contrarios a los de Alward. Tras establecer contacto visual con su amigo y, de forma casi telepática, ordenar al otro salir de ahí, la bio-cibernética le ofreció al Sevna bailar.
-¿¡Q-qué...!?-Dijo mientras le recorría un rubor por todo el rostro. No sabía bailar, no le gustaba bailar, y por supuesto no quería empezar a hacerlo delante de tantas personas.
Emmanuel, por su parte, no pudo evitar dejar escapar una risa a costa de su amigo, el cual le devolvió una mirada furtiva.
-Oh, vamos, no declines la oferta de una dama-Dijo mientras le daba un "amistoso" empujón a Alward contra Zöe.
Una vez así, el Sevna no tuvo otra que salir del paso bailando y rezar a los dioses para que esa tortura durase lo mínimo posible y quedar liberado. Había visto muchos tipos de bailes a lo largo de su vida, así que tirando de memoria fotográfica, intentó imitar los gestos, pasos y demás filigranas típicas de los bailes y de, en concreto el que se estaba bailando en ese momento. No pudo evitar de vez en cuando pisar a Zöe en algunos pasos, mientras soltaba "Lo sientos" a diestro y siniestro dirigidos tanto a la bio-cibernética como a las demás parejas de bailarines que osaban ponerse a su lado. Un poco apartado, pero viéndolo todo, Emmanuel se lo pasaba en grande a costa de Alward
-¡Zöe! ¡Qué alegría, cuánto tiempo!-Se puso a la altura de su compañero colocando ambas manos en la cintura, mientras sacaba pecho con aires de grandeza.
-¿Cómo he estado?-Dijo tras la pregunta de la bio-Bueno, digamos que nos llevaría toda la noche explicarte todo lo que he hecho desde que incendiamos aquel barco en el puerto-Contestó soltando una pequeña risilla entre medias-Y... ¿Qué haces aquí?-Dijo desviando la mirada a la mujer que tenía al lado y al dragón que destacaba por encima de todo lo demás que pudiera haber allí
-¿Te has convertido en artista ambulante y trabajas con... dragones?
Ambos humanos estaban fascinados por poder ver un dragón tan de cerca, aunque estaban a varios metros alejados de él por precaución, junto a Zöe, aunque no por ello dejaban de mirar de reojo por si las moscas.
De pronto, toda la gente de alrededor empezaron a emparejarse y bailar por algún motivo que escapaba a la comprensión de Alward. Parecía un sueño en el que nada tenía sentido; fiesta, comida, dragón... ¿Baile? Ambos mercenarios se miraron entre sí con esa mirada cómplice que se tiene cuando uno forja una ardua y profunda amistad y conocimiento total sobre otra persona. Casi como un hermanamiento de sangre. Ambos rieron, ya que con la mente se dijeron; "Ni de coña".
Pero Zöe tenía otros planes, exactamente los contrarios a los de Alward. Tras establecer contacto visual con su amigo y, de forma casi telepática, ordenar al otro salir de ahí, la bio-cibernética le ofreció al Sevna bailar.
-¿¡Q-qué...!?-Dijo mientras le recorría un rubor por todo el rostro. No sabía bailar, no le gustaba bailar, y por supuesto no quería empezar a hacerlo delante de tantas personas.
Emmanuel, por su parte, no pudo evitar dejar escapar una risa a costa de su amigo, el cual le devolvió una mirada furtiva.
-Oh, vamos, no declines la oferta de una dama-Dijo mientras le daba un "amistoso" empujón a Alward contra Zöe.
Una vez así, el Sevna no tuvo otra que salir del paso bailando y rezar a los dioses para que esa tortura durase lo mínimo posible y quedar liberado. Había visto muchos tipos de bailes a lo largo de su vida, así que tirando de memoria fotográfica, intentó imitar los gestos, pasos y demás filigranas típicas de los bailes y de, en concreto el que se estaba bailando en ese momento. No pudo evitar de vez en cuando pisar a Zöe en algunos pasos, mientras soltaba "Lo sientos" a diestro y siniestro dirigidos tanto a la bio-cibernética como a las demás parejas de bailarines que osaban ponerse a su lado. Un poco apartado, pero viéndolo todo, Emmanuel se lo pasaba en grande a costa de Alward
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Las caminatas de Demian con Artyhom, su pequeño mecánico, se hacían cada vez más frecuentes y, con todo el ajetreo del traslado de las personas de Ámbar al Hekshold, se hacía necesario tomarse un respiro de vez en cuando.
Fue así que Demian acabó asistiendo a las festividades.
O quizás simplemente quería divertirse, no era casualidad que no se hubiera perdido ninguna de las celebraciones del último tiempo en el continente (pero eso jamás lo reconocería).
Llegaron así a los altares. La gente ofrecía todo tipo de sacrificios allí, llegando a rituales de lo más variopintos, dependiendo de la raza y localidad de origen. Demian se tomó un momento para contemplar las cosas extrañas que hacían los demás y no pudo sino sonreír.
Depositó cuatro saquitos pequeños como ofrenda. El primero de ellos contenía una muestra de polvo acumulado de distintas localidades de Aerandir. No había sido realmente difícil hacerlo, sólo había tenido que revisar sus propias ropas. El segundo era de cuero y contenía agua de tres fuentes naturales distintas. Ese había sido un poco más complejo y requerido de más preparación. El tercero estaba herméticamente sellado, con cera. En su interior habían 3 compartimentos con aire de tres lugares diferentes. Finalmente, el último contenía algunas ramitas secas de distintos árboles.
Demian los apiló y luego aplicó magia hacia las ramitas, que tras un minuto comenzaron a sacar llama. El conjunto comenzó lentamente a arder, al menos las partes que podían hacerlo.
–Sólo está el éter, lo demás son creencias tontas –explicó a su compañero.
Artyhom pareció estar de acuerdo con tal afirmación, o quizás simplemente era lo que hacía siempre con el chico. Estaba diseñado para aprender y registrar información, no para corregir.
–La gente cree cualquier cosa que le dicen –sentenció Demian.
Y quizás ese fue el momento en que llamó a la mala suerte, o quizás fue mera casualidad. Lo cierto es que el resto de las cosas que ocurrieron ese día no lo ayudarían en mucho.
Para empezar, una ramita hizo un pequeño estallido y una brasa diminuta fue a dar a su pantalón. Al principio no se dio cuenta, pero pronto sintió un pequeño ardor. Lo apagó rápidamente, pero quedó un orificio del tamaño de una moneda, a la mitad de su muslo.
Lo segundo que ocurrió fue cuando un noble pasó apurado en su caballo y le salpicó de lodo. Tuvo ganas de usar su daga allí, en el acto, pero claramente era un lugar demasiado público para una venganza de tal magnitud. Decidió finalmente morderse los labios.
Pero lo que realmente sería más memorable es cuando se le ocurrió que sería buena idea utilizar su magia para jugar algunas bromas. Sí, desde un comienzo podía saberse que no iba a ser una buena idea.
La primera víctima sería Eltrant. Le había divisado a lo lejos, entre la multitud, bailando. No tardó en imaginar que un poco de magia podía hacer las cosas más interesantes. El conjuro sería una ilusión inocente, le pondría al joven guerrero una cara de rana. Seguramente su compañera de baile se llevaría una gran sorpresa. El chico levantó las manos y le miró concentrado, pero al momento de lanzar el hechizo alguien se paseaba con una bandeja de plata y Demian vio su propio reflejo.
La magia no es conocida por reflejarse en cosas, pero probablemente el chico perdió su concentración y el hechizo acabó siendo lanzado sobre sí mismo. Lo peor es que no se dio cuenta que esto había sido así. El espejo rápidamente se perdió en la multitud y Demian no pudo verse a sí mismo, así que siguió caminando con cara de rana.
Notó que algunas personas que le veían se reían, pero no todos. Dado que existen hombres-bestia de apariencia similar, muchos deben haber creído que no era más que uno de ellos.
Decidió que iba a gastar un par de bromas más.
La siguiente víctima fue un hombre de ropas verdes. A él le lanzó un conjuro para que, mediante ilusiones, pareciera como si toda su piel fuera repentinamente cubierta de manchones de todos los colores posibles.
Demian dio un salto para esconderse entre la multitud, sin comprender por qué eso causó una risita desenfrenada en un par de chiquillos.
El siguiente objetivo sería una chica de cabello plateado. A ella le lanzó un hechizo ilusorio para hacer parecer que todas sus partes metálicas visibles, incluyendo piercings, tomaran la apariencia de caramelos.
Finalmente, al joven de cabello castaño que hablaba con ella le arrojó un conjuro para hacer parecer que se cubría completamente de pelo celeste intenso y manchones amarillos.
Sonrió complacido, intentado ver el resultado de sus juegos.
Notas: La mala suerte de Demian es debido a la lanzada de dados del evento de los 9 años.
Demian ha lanzado conjuros de broma a Eltrant, Zöe, Fredericksen y Alward Sevna. Todos son libres de decidir si ha tenido resultado o no. El chico anda con mala suerte, así que pueden poner que falla si lo prefieren.
Adicionalmente, si alguien más quiere recibir un conjuro que le haga algo divertido a su apariencia, puede hacerlo. Simplemente ponga en su rol que Demian realizó un conjuro.
Demian
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Zero nunca lograra entender bien todo lo que se mueve en una celebración corriente… no sin diez años más de estudio al menos. Ahora en un rincón se dedica a estudiar todo lo que acontece y es que hay mucho por catalogar.
Elementos destacables empiezan a salir entre la multitud, aquellos personajes que se suelen considerar originales. Cada uno inmerso es sus propias maquinaciones para hacer de la fiesta algo agradable a su personalidad.
Entre peleas menores, bailes, trucos de magia y otras tantas situaciones que tardaría mucho enumerar, el pequeño sintético pasa las primeras horas de evento. Siempre acompañado de algún aperitivo vale destacar.
No necesita comer pero luego de casi un año en territorio orgánico sin supervisión… le ha “pillado el gusto”. Los alimentos son geniales, tanto ingerirlos como prepararlos. Según un amable Gerard el propio niño sintético tiene cualidades de cocinero aunque puede ser simple exageración.
Con algunas galletas en sus manos el “chiquillo” sigue su estudio, casi le trae sentimientos melancólicos pues fue la misión inicial que lo empujo a retirarse de la base. Se puede pasar estudiando al ser vivo toda una eternidad sin llenar suficiente memoria digital.
De repente un personaje conocido se acerca, es la licántropa Wood. El niño corresponde un ameno saludo con cierta sonrisa e incluso deja de comer, viene bien encontrar personajes conocidos.
Hola señorita Wood, me alegra verla aquí.
Es bueno ver que ambos personajes pueden encontrarse en situaciones menos hostiles, reaviva la esperanza luego de tantas misiones violentas seguidas. Sin planearlo de antemano pronto inicia una conversación.
Mi área de efecto es toda Aerandir, tengo… un barco grande que me lleva a todas partes.
El joven robot mira de medio lado cuando escucha cierto desapruebo por su línea de trabajo actual, le toman algunos segundos darse cuenta de que es una broma a lo que vuelve a su rostro anterior.
Estoy en una misión de relaciones públicas esta vez, los mirmidones tienen orden de ayudar a los refugiados “suspira” es un reto formidable sin duda.
Alguien pasa repartiendo bollos dulces y el pequeño se apresura a tomar dos, como acabo con las galletas era el siguiente paso lógico. Le ofrece uno a Wood y luego comienza a degustar el propio parando solo para hacer una pregunta.
¿Vino por la fiesta señorita Wood?
Elementos destacables empiezan a salir entre la multitud, aquellos personajes que se suelen considerar originales. Cada uno inmerso es sus propias maquinaciones para hacer de la fiesta algo agradable a su personalidad.
Entre peleas menores, bailes, trucos de magia y otras tantas situaciones que tardaría mucho enumerar, el pequeño sintético pasa las primeras horas de evento. Siempre acompañado de algún aperitivo vale destacar.
No necesita comer pero luego de casi un año en territorio orgánico sin supervisión… le ha “pillado el gusto”. Los alimentos son geniales, tanto ingerirlos como prepararlos. Según un amable Gerard el propio niño sintético tiene cualidades de cocinero aunque puede ser simple exageración.
Con algunas galletas en sus manos el “chiquillo” sigue su estudio, casi le trae sentimientos melancólicos pues fue la misión inicial que lo empujo a retirarse de la base. Se puede pasar estudiando al ser vivo toda una eternidad sin llenar suficiente memoria digital.
De repente un personaje conocido se acerca, es la licántropa Wood. El niño corresponde un ameno saludo con cierta sonrisa e incluso deja de comer, viene bien encontrar personajes conocidos.
Hola señorita Wood, me alegra verla aquí.
Es bueno ver que ambos personajes pueden encontrarse en situaciones menos hostiles, reaviva la esperanza luego de tantas misiones violentas seguidas. Sin planearlo de antemano pronto inicia una conversación.
Mi área de efecto es toda Aerandir, tengo… un barco grande que me lleva a todas partes.
El joven robot mira de medio lado cuando escucha cierto desapruebo por su línea de trabajo actual, le toman algunos segundos darse cuenta de que es una broma a lo que vuelve a su rostro anterior.
Estoy en una misión de relaciones públicas esta vez, los mirmidones tienen orden de ayudar a los refugiados “suspira” es un reto formidable sin duda.
Alguien pasa repartiendo bollos dulces y el pequeño se apresura a tomar dos, como acabo con las galletas era el siguiente paso lógico. Le ofrece uno a Wood y luego comienza a degustar el propio parando solo para hacer una pregunta.
¿Vino por la fiesta señorita Wood?
- Off:
- Zero interactúa con Woodpecker
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Los sucesos en Rolkiat había afectado demasiado a mi amiga, y puede que a mi mismo más de lo que me gustaría admitir. Pero nuestro camino no terminaba ahí, pues habían surgido rumores de algo extraño en una aldea cercana al la Base de Los Biociberneticos, y había decidido ir a investigar, arrastrando a todos conmigo.
"¿No le estaré exigiendo demasiado?" pensé mirando a Nuria mientras avanzábamos por el camino. "¿No me estaré exigiendo demasiado también a mi mismo?"
No podía olvidar que pese a todo lo que nos había pasado seguíamos siendo muy jóvenes, solamente eramos unos adolescentes que jugaban a ser héroes. Bueno, corrección, yo jugaba a ser un héroe, Nuria sólo era arrastrada por mis decisiones, lo que no dejaba de ser injusto.
-Pararemos a descansar. - dije en cuanto vi un cartel que señalaba Vulwulfar. "Lo necesitamos..." miré de nuevo a mi amiga. "Lo necesita."
Llegamos al atardecer a la ciudad, que estaba más animada de lo esperado tras los estragos de la guerra, y nos centramos en encontrar una taberna donde pasar la noche antes de proseguir nuestro viaje, lo que no fue muy difícil, prácticamente nos acogieron con los brazos abiertos. Nuestra presencia no dejaba de significar monedas, que eran como una bendición divina en tiempos tan oscuros.
-Ir a instalaros, ya me encargo yo de pagar. - les dije una vez el amable posadero grandullón nos informó sobre la disponibilidad de habitaciones. - Serán dos entonces. - dije dejando sobre la mesa los aeros suficientes como para pagar la estancia, la cena y el desayuno que me había ofrecido el hombre al entrar y preguntar por las habitaciones.
-¡Muy bien! ¡Muy bien! No tendrán ninguna queja y volverán seguro. - dijo tomando el dinero mientras apuntaba unas cosas en una lista.
Vi como la gente comenzaba a salir de la taberna y la gente se movía animada por las calles.
-Perdone... ¿Por qué han tanto movimiento en la ciudad?
-Ohh... ¡Pensé que ese era el motivo de su visita! ¿Cómo no puede saber ni en que día vive, joven?
-Bueno digamos que he estado ocupado con una guerra... - eso provocó un tremendo silencio en el lugar, incluso hizo palidecer al tabernero.
-E...e...entiendo... - tragó saliva y se puso a pasar nerviosamente el trapo a la barra. - Hoy celebramos el Høstblót, donde pedimos a los Aesir que nos ayuden de cara a la llegada del invierno y para... bueno... reponernos... No podemos hacer mucho más... Poner buena cara a la tormenta e intentar crear pequeños momentos de felicidad...
-Comprendo... - me muerdo el labio mientras tamborileo la mesa con los dedos. - Gracias. ¿A qué hora sirven la cena?
-A tres horas después del ocaso, cuando la luna se encuentra en la mitad de su camino al cenit.
-Perfecto.
Subí las escaleras hacia las habitaciones y entré en la que compartía junto a Toro para buscar entre mis cosas una figurilla peculiar.
-¿A dónde va Jefe?
-Hay una especie de festival, puedes ir si quieres, pero déjame que lleve a Nuria antes para darle una pequeña sorpresa. Después de todo lo que ha ocurrido... necesita animarse. - sonreí encogiéndome de hombros ante la alzada de cejas del mercenario.
-Comprendo...- dio un bostezo. - Descansaré un poco la espalda y pronto iré a reducir sus reservas de cerveza. Ve, no hay problema. - me guiñó su único ojo a lo que sonreí.
Sin entretenerme más salí y fuí al cuarto contiguo donde se había alojado mi compañera.
-Nuria. - llamé a la puerta. - Necesito que me acompañes a un sitio para hacer una cosa. ¿Te viene bien?
Tras algunos golpes producidos por algún que otro tropiezo Nuria salió al pasillo respondiendo a mi pregunta.
-Nada, algo sin importancia, pero necesito tu opinión, ¡vamos! - la tomé de la mano y la hice bajar por las escaleras y salir a la calle, siguiendo disimuladamente a la marea de gente.
Me preparé para las preguntas curiosas de mi amiga, y me preparé para intentar esquivarlas con cualquier cosa con tal de no descubrir el pastel antes de tiempo.
-Ya sabes que hay cosas que no se me dan muy bien y tu... tienes un ojo experto en muchas cosas. - le sonreí haciendo que apremiara el paso. - ¡Vamos ya casi estamos!
Al cruzar una esquina la calle nos mostró la plaza en la que había colado una especie de poste de madera a cuyos pies muchas personas estaban dejando sus ofrendas.
-No se muy bien que religión procesas, ni siquiera se cual proceso yo. - reí. - Pero creo que despues de todo lo que ha pasado necesitamos tener un momento como este. De pararnos a reflexionar y buscar toda la ayuda posible. Es el fin del verano y el inicio del otoño, luego llegara un invierno que promete ser duro. No podemos esperar a la primavera para renacer, tenemos que hacerlo ahora. Tenemos que dejar nuestra cuenta a cero antes de dar un paso más, ¿te animas? -le ofrecí mi mano y caminé hasta el poste.
En él deje la figurilla que me había salvado de la maldición de las raíces, era lo mejor que tenía para iniciar un nuevo camino lejos de los males del pasado. Tampoco sabía muy bien si los licántropos teníamos dioses propios que nos ayudaran, por ahora sólo había escuchado los relatos de algunos héroes.
"Por favor... aceptar esta ofrenda que significa mi sufrimiento... y prestarme vuestra fuerza para poder proteger aquello que quiero y para encontrar a quien he perdido..."
Alcé la mirada y miré al poste como si esperara que este fuera una figura que se moviera para darme su aprobación. Pero eso era demasiado pedir, la ofrenda estaba hecha, sólo faltaba esperar.
________________________________________________________________________________________________________"¿No le estaré exigiendo demasiado?" pensé mirando a Nuria mientras avanzábamos por el camino. "¿No me estaré exigiendo demasiado también a mi mismo?"
No podía olvidar que pese a todo lo que nos había pasado seguíamos siendo muy jóvenes, solamente eramos unos adolescentes que jugaban a ser héroes. Bueno, corrección, yo jugaba a ser un héroe, Nuria sólo era arrastrada por mis decisiones, lo que no dejaba de ser injusto.
-Pararemos a descansar. - dije en cuanto vi un cartel que señalaba Vulwulfar. "Lo necesitamos..." miré de nuevo a mi amiga. "Lo necesita."
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Llegamos al atardecer a la ciudad, que estaba más animada de lo esperado tras los estragos de la guerra, y nos centramos en encontrar una taberna donde pasar la noche antes de proseguir nuestro viaje, lo que no fue muy difícil, prácticamente nos acogieron con los brazos abiertos. Nuestra presencia no dejaba de significar monedas, que eran como una bendición divina en tiempos tan oscuros.
-Ir a instalaros, ya me encargo yo de pagar. - les dije una vez el amable posadero grandullón nos informó sobre la disponibilidad de habitaciones. - Serán dos entonces. - dije dejando sobre la mesa los aeros suficientes como para pagar la estancia, la cena y el desayuno que me había ofrecido el hombre al entrar y preguntar por las habitaciones.
-¡Muy bien! ¡Muy bien! No tendrán ninguna queja y volverán seguro. - dijo tomando el dinero mientras apuntaba unas cosas en una lista.
Vi como la gente comenzaba a salir de la taberna y la gente se movía animada por las calles.
-Perdone... ¿Por qué han tanto movimiento en la ciudad?
-Ohh... ¡Pensé que ese era el motivo de su visita! ¿Cómo no puede saber ni en que día vive, joven?
-Bueno digamos que he estado ocupado con una guerra... - eso provocó un tremendo silencio en el lugar, incluso hizo palidecer al tabernero.
-E...e...entiendo... - tragó saliva y se puso a pasar nerviosamente el trapo a la barra. - Hoy celebramos el Høstblót, donde pedimos a los Aesir que nos ayuden de cara a la llegada del invierno y para... bueno... reponernos... No podemos hacer mucho más... Poner buena cara a la tormenta e intentar crear pequeños momentos de felicidad...
-Comprendo... - me muerdo el labio mientras tamborileo la mesa con los dedos. - Gracias. ¿A qué hora sirven la cena?
-A tres horas después del ocaso, cuando la luna se encuentra en la mitad de su camino al cenit.
-Perfecto.
Subí las escaleras hacia las habitaciones y entré en la que compartía junto a Toro para buscar entre mis cosas una figurilla peculiar.
-¿A dónde va Jefe?
-Hay una especie de festival, puedes ir si quieres, pero déjame que lleve a Nuria antes para darle una pequeña sorpresa. Después de todo lo que ha ocurrido... necesita animarse. - sonreí encogiéndome de hombros ante la alzada de cejas del mercenario.
-Comprendo...- dio un bostezo. - Descansaré un poco la espalda y pronto iré a reducir sus reservas de cerveza. Ve, no hay problema. - me guiñó su único ojo a lo que sonreí.
Sin entretenerme más salí y fuí al cuarto contiguo donde se había alojado mi compañera.
-Nuria. - llamé a la puerta. - Necesito que me acompañes a un sitio para hacer una cosa. ¿Te viene bien?
Tras algunos golpes producidos por algún que otro tropiezo Nuria salió al pasillo respondiendo a mi pregunta.
-Nada, algo sin importancia, pero necesito tu opinión, ¡vamos! - la tomé de la mano y la hice bajar por las escaleras y salir a la calle, siguiendo disimuladamente a la marea de gente.
Me preparé para las preguntas curiosas de mi amiga, y me preparé para intentar esquivarlas con cualquier cosa con tal de no descubrir el pastel antes de tiempo.
-Ya sabes que hay cosas que no se me dan muy bien y tu... tienes un ojo experto en muchas cosas. - le sonreí haciendo que apremiara el paso. - ¡Vamos ya casi estamos!
Al cruzar una esquina la calle nos mostró la plaza en la que había colado una especie de poste de madera a cuyos pies muchas personas estaban dejando sus ofrendas.
-No se muy bien que religión procesas, ni siquiera se cual proceso yo. - reí. - Pero creo que despues de todo lo que ha pasado necesitamos tener un momento como este. De pararnos a reflexionar y buscar toda la ayuda posible. Es el fin del verano y el inicio del otoño, luego llegara un invierno que promete ser duro. No podemos esperar a la primavera para renacer, tenemos que hacerlo ahora. Tenemos que dejar nuestra cuenta a cero antes de dar un paso más, ¿te animas? -le ofrecí mi mano y caminé hasta el poste.
En él deje la figurilla que me había salvado de la maldición de las raíces, era lo mejor que tenía para iniciar un nuevo camino lejos de los males del pasado. Tampoco sabía muy bien si los licántropos teníamos dioses propios que nos ayudaran, por ahora sólo había escuchado los relatos de algunos héroes.
"Por favor... aceptar esta ofrenda que significa mi sufrimiento... y prestarme vuestra fuerza para poder proteger aquello que quiero y para encontrar a quien he perdido..."
Alcé la mirada y miré al poste como si esperara que este fuera una figura que se moviera para darme su aprobación. Pero eso era demasiado pedir, la ofrenda estaba hecha, sólo faltaba esperar.
Off: El uso de Nuria para ir moviéndola de escenario ha sido acordado con la user.
Última edición por Ircan el Lun Oct 01 2018, 01:06, editado 1 vez
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Después del incidente con Toro, Nuria presentía que Ircan la estaba mirando diferente. Intentaba desestimar la idea, pero podía sentir aquel par de ojos azules en su nuca, como si la estuviese vigilando por si se volvía loca. La humana sabía que tal vez había sobre reaccionado, pero ella no era una mercenaria liberal, le gustaba mantener sus atributos para ella misma y la persona con la que quisiera compartirlos; Toro, por más bueno que fuese, no era esa persona. Además, se había obsesionado con la búsqueda de Ircan, la había hecho propia y no podía quitarse de la mente esas ideas de mitos y leyendas que tanto le había gustado desde su infancia temprana. Tal vez estaba tan obstinada con la idea, porque no quería pensar en todo lo que había vivido en las últimas semanas. Nuria no quería descansar, sin embargo la idea de estar nuevamente entre cuatro paredes seguras le parecía lo suficientemente atrayente como para no negarse.
A la criada no le hacía gracia que Ircan se encargara de las expensas, pero ya hacía un tiempo que viajaba con los hombres y sabía que no valía de nada resistirse. Se metió en su cuarto y lo primero que hizo fue darse un buen baño y lavar decentemente su ropa. Luego, se recostó sobre la cama - una cama- musitó, abriendo sus brazos para sentir la textura de las cobijas. Sus ojos brillaban como si estuviese por llorar de la alegría. Tomó la almohada entre sus brazos y se giró varias veces sobre el colchón. -…- Nunca se lo había dicho a sus compañeros, no quería ser una compañía desagradable, pero odiaba estar tanto tiempo en los caminos. Sin embargo, era peor estar trabajando en una casa que no tiene amo, por lo que mantenía muy secretos sus pensamientos y opiniones.
Los golpes en la puerta la sorprendieron, había dado por sentado que tendrían al menos el resto de la tarde para ellos y disfrutar de un buen momento de soledad. No es como que no quisiera compartir con ellos, sino que la cama aún le llamaba. Nerviosa, se temió lo peor y corrió hacia la puerta con la almohada entre brazos, se tropezó con sus propios pies, golpeándose en la mesita, después rebotó contra el marco de la puerta, recordó lo que tenía entre brazos y lo tiró hacia la cama, pero su tino fue tan malo que la almohada terminó azotándose contra la puerta del ropero, causando un sonoro golpe. Abrió la puerta agitada - ¿Qué sucede? ¿Hacer qué?- preguntó un poco aturdida, Ircan no solía ser tan misterioso. Asintió y cerró la puerta tras de sí, no sin dirigirle una última mirada triste al interior. El ímpetu de Iran comenzaba a preocuparle, pero le siguió en la posada y también mientras se metían entre la gente.
Cuando ya no había forma de interpretarlo de otra forma, jaló un poco la mano de su amigo y levantó sus cejas - ¿Un ojo experto? ¿Hm …mmm?- preguntó con seriedad, pero finalmente dejó salir una sonrisa bonachona. - Me animo- respondió, su expresión era jubilosa, parecía haber dejado atrás todos los males que le afligían. Aunque no lo aceptara, Nuria amaba ese tipo de ocasiones en las que las personas se reunían para conmemorar juntas determinado suceso. Se acercaron a la pira, no había preparado nada y su religión no era más que una pequeña cepa en comparación con el resto de Aerandir, pero no quería perderse la ocasión de participar y dedicarle una plegaria a su Señor. Mientras Ircan hacía su ofrenda, ella se cortó con su siempre fiel tijera un buen mechón de pelo y lo lanzó a la hoguera, juntando sus manos. Cerró los ojos - Señor mi Dios y mi pastor, bendice a estas buenas personas con tu abundancia, dales serenidad y paz, a ellos, y a esta sierva llena de defectos que se dirige a ti-
Respiró profundamente y le sonrió a las llamas, sentía que se había quitado un peso de encima. Estaban celebrando el equinocio, y cerrando la etapa más cruel de aquellos tiempos oscuros y ella quería contagiarse y contagiar todo lo lindo que estaba sintiendo en esos momentos. Se volvió hacia Ircan y le tocó una mejilla juguetona - No sabía que te gustaban tanto estos eventos, aunque tendría que haberlo supuesto- puso los ojos en blanco por un momento, no podían dejar atrás todo el dramatismo de las últimas semanas, pero ese era, evidentemente muy falso, tanto, que ella misma comenzó a reírse. - Bailemos- prácticamente ordenó, tomándole ella de una mano para acercarse a la música. No era algo que solía hacer diario pero sí cuando estaban solos en ocasiones como esa. Era la primera vez que le invitaba a bailar y esperaba no ser rechazada. Miró profundamente los ojos de su compañero - gracias-
A la criada no le hacía gracia que Ircan se encargara de las expensas, pero ya hacía un tiempo que viajaba con los hombres y sabía que no valía de nada resistirse. Se metió en su cuarto y lo primero que hizo fue darse un buen baño y lavar decentemente su ropa. Luego, se recostó sobre la cama - una cama- musitó, abriendo sus brazos para sentir la textura de las cobijas. Sus ojos brillaban como si estuviese por llorar de la alegría. Tomó la almohada entre sus brazos y se giró varias veces sobre el colchón. -…- Nunca se lo había dicho a sus compañeros, no quería ser una compañía desagradable, pero odiaba estar tanto tiempo en los caminos. Sin embargo, era peor estar trabajando en una casa que no tiene amo, por lo que mantenía muy secretos sus pensamientos y opiniones.
Los golpes en la puerta la sorprendieron, había dado por sentado que tendrían al menos el resto de la tarde para ellos y disfrutar de un buen momento de soledad. No es como que no quisiera compartir con ellos, sino que la cama aún le llamaba. Nerviosa, se temió lo peor y corrió hacia la puerta con la almohada entre brazos, se tropezó con sus propios pies, golpeándose en la mesita, después rebotó contra el marco de la puerta, recordó lo que tenía entre brazos y lo tiró hacia la cama, pero su tino fue tan malo que la almohada terminó azotándose contra la puerta del ropero, causando un sonoro golpe. Abrió la puerta agitada - ¿Qué sucede? ¿Hacer qué?- preguntó un poco aturdida, Ircan no solía ser tan misterioso. Asintió y cerró la puerta tras de sí, no sin dirigirle una última mirada triste al interior. El ímpetu de Iran comenzaba a preocuparle, pero le siguió en la posada y también mientras se metían entre la gente.
Cuando ya no había forma de interpretarlo de otra forma, jaló un poco la mano de su amigo y levantó sus cejas - ¿Un ojo experto? ¿Hm …mmm?- preguntó con seriedad, pero finalmente dejó salir una sonrisa bonachona. - Me animo- respondió, su expresión era jubilosa, parecía haber dejado atrás todos los males que le afligían. Aunque no lo aceptara, Nuria amaba ese tipo de ocasiones en las que las personas se reunían para conmemorar juntas determinado suceso. Se acercaron a la pira, no había preparado nada y su religión no era más que una pequeña cepa en comparación con el resto de Aerandir, pero no quería perderse la ocasión de participar y dedicarle una plegaria a su Señor. Mientras Ircan hacía su ofrenda, ella se cortó con su siempre fiel tijera un buen mechón de pelo y lo lanzó a la hoguera, juntando sus manos. Cerró los ojos - Señor mi Dios y mi pastor, bendice a estas buenas personas con tu abundancia, dales serenidad y paz, a ellos, y a esta sierva llena de defectos que se dirige a ti-
Respiró profundamente y le sonrió a las llamas, sentía que se había quitado un peso de encima. Estaban celebrando el equinocio, y cerrando la etapa más cruel de aquellos tiempos oscuros y ella quería contagiarse y contagiar todo lo lindo que estaba sintiendo en esos momentos. Se volvió hacia Ircan y le tocó una mejilla juguetona - No sabía que te gustaban tanto estos eventos, aunque tendría que haberlo supuesto- puso los ojos en blanco por un momento, no podían dejar atrás todo el dramatismo de las últimas semanas, pero ese era, evidentemente muy falso, tanto, que ella misma comenzó a reírse. - Bailemos- prácticamente ordenó, tomándole ella de una mano para acercarse a la música. No era algo que solía hacer diario pero sí cuando estaban solos en ocasiones como esa. Era la primera vez que le invitaba a bailar y esperaba no ser rechazada. Miró profundamente los ojos de su compañero - gracias-
Nuria
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Aquella noche estaba siendo caótica, entretenida y remunerada. Ury desapareció entre la multitud después de acercarse hasta Zöe y Lavey por otro lado seguía anclada al mismo sitio. Guarde la jarra en el zurrón y camine hasta el centro de la plaza improvisada. Y allí me quede pues la niña comenzó a cambiar de forma.
Los cuernos se encogieron los primeros, seguidos de las alas y la cola que se escondía perezosa, ahora la pequeña parecía una lagartija gigante, poco a poco su tórax y patas fueron menguando y las escamas se sustituyeron por ropa y pelo. Al final Lavey volvía a ser la misma niña humana que al comienzo de la noche.
-Gracias por todo, me ayudaste mucho. -Lavey quería volver a abrazar a Ingela , pero en esta ocasión se contuvo y jugueteo con los dedos de su mano. -Ojala volvamos a encontrarnos, tengo muchas cosas que contar. -Como si la pequeña acabara de regresar al mundo, giro la cabeza hacia atrás y se encontró con mi mirada de madre que esta a punto de lanzar un castigo. -Pero me tengo que ir, mi mama me espera. Hasta luego.
Lavey sonrió una ultima vez a Ingela, con la máxima ternura que su carita permitía y salio corriendo hasta encontrar mi cuerpo el cual se esforzó por abrazar.
-Rei-Rei me encontrado con Ingela. -La niña apretó mas sus brazos y froto su cara contra mi estomago antes de levantar la cara y mira hacia arriba. -Es la chica que me ayudo con... bueno ya sabes, con esas cosas.
Ante la noticia la cara de pocos amigos que traía puesta se esfumo, ahora buscaba con la mirada a la dragona entre el publico. Al encontrarla le sonreí agradecida y agache levemente la cabeza en forma de saludo.
Ulareena acaba de volver junto a Zöe y a su lado se encontraban ahora dos mozos. Unos músicos improvisados provechando el espacio que se había formado empezaron a tocar cerca del ruedo y la gente no tardo en comenzar a bailar.
-Jovencita eso que hiciste... -Me pare al ver la cara de felicidad que ponía, ya habría tiempo mañana de echarle el rapapolvo. Suspire resignada y sonreí con amargura. -No lo vuelvas hacer ¿Vale? es peligroso hacerlo donde hay tanta gente. Podrías a ver herido a alguien. -Lavey puso su ensayada cara de "Lo siento no lo volveré hacer" y miro de reojo a su nueva amiga. -Si... ve con ella, pero no hagáis mas trastadas.
La pequeña dragoncita se fue corriendo con una sonrisa hacia la niña-bestia y la cogió de las manos para que le prestara atención.
-Ury.. ¿Bailarías esta pieza conmigo? -La niña trataba de imitar a la madre, su voz quería sonar seria, pero en sus ojitos chispeaba la picaresca y en su sonrisa se leía la broma. Lavey siguió el juego e imitándome saludo a la niña con una reverencia de baile. -Jijiji, a ver quien se marea antes.
Cuando quise acercarme a los adultos, Zöe espontáneamente saco al joven a bailar. No puede ser, tiene haber sido al revés, mis ojos comienzan a estar cansados. Me frote los dos con las manos, pero era cierto, la biotica saco a bailar al hombre.
La música era una melodía alegre que incitaba a los bailarines a cambiar de pareja constantemente, aunque al parecer esta pareja estaba muy concentrada en no perder el compás.
-Bueno, se les acabo el tiempo de saltarse los turnos. -Con una gran sonrisa me metí en entre los bailarines y después de unos cambios llegue hasta Zöe y su acompañante. -Buenas noches. -Sinvergüenza como era, le saque una mano al muchacho y cogí la que ahora estaba libre de la mujer mecánica. -Me vas a perdonar, pero te la voy a robar. -Le sonreí al chico de oreja a oreja y me la lleve de la zona moviendola en círculos al compás de la gaita. -Hacia mucho que no bailamos juntas.
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Los cuernos se encogieron los primeros, seguidos de las alas y la cola que se escondía perezosa, ahora la pequeña parecía una lagartija gigante, poco a poco su tórax y patas fueron menguando y las escamas se sustituyeron por ropa y pelo. Al final Lavey volvía a ser la misma niña humana que al comienzo de la noche.
-Gracias por todo, me ayudaste mucho. -Lavey quería volver a abrazar a Ingela , pero en esta ocasión se contuvo y jugueteo con los dedos de su mano. -Ojala volvamos a encontrarnos, tengo muchas cosas que contar. -Como si la pequeña acabara de regresar al mundo, giro la cabeza hacia atrás y se encontró con mi mirada de madre que esta a punto de lanzar un castigo. -Pero me tengo que ir, mi mama me espera. Hasta luego.
Lavey sonrió una ultima vez a Ingela, con la máxima ternura que su carita permitía y salio corriendo hasta encontrar mi cuerpo el cual se esforzó por abrazar.
-Rei-Rei me encontrado con Ingela. -La niña apretó mas sus brazos y froto su cara contra mi estomago antes de levantar la cara y mira hacia arriba. -Es la chica que me ayudo con... bueno ya sabes, con esas cosas.
Ante la noticia la cara de pocos amigos que traía puesta se esfumo, ahora buscaba con la mirada a la dragona entre el publico. Al encontrarla le sonreí agradecida y agache levemente la cabeza en forma de saludo.
Ulareena acaba de volver junto a Zöe y a su lado se encontraban ahora dos mozos. Unos músicos improvisados provechando el espacio que se había formado empezaron a tocar cerca del ruedo y la gente no tardo en comenzar a bailar.
- Musica del momento:
-Jovencita eso que hiciste... -Me pare al ver la cara de felicidad que ponía, ya habría tiempo mañana de echarle el rapapolvo. Suspire resignada y sonreí con amargura. -No lo vuelvas hacer ¿Vale? es peligroso hacerlo donde hay tanta gente. Podrías a ver herido a alguien. -Lavey puso su ensayada cara de "Lo siento no lo volveré hacer" y miro de reojo a su nueva amiga. -Si... ve con ella, pero no hagáis mas trastadas.
La pequeña dragoncita se fue corriendo con una sonrisa hacia la niña-bestia y la cogió de las manos para que le prestara atención.
-Ury.. ¿Bailarías esta pieza conmigo? -La niña trataba de imitar a la madre, su voz quería sonar seria, pero en sus ojitos chispeaba la picaresca y en su sonrisa se leía la broma. Lavey siguió el juego e imitándome saludo a la niña con una reverencia de baile. -Jijiji, a ver quien se marea antes.
Cuando quise acercarme a los adultos, Zöe espontáneamente saco al joven a bailar. No puede ser, tiene haber sido al revés, mis ojos comienzan a estar cansados. Me frote los dos con las manos, pero era cierto, la biotica saco a bailar al hombre.
La música era una melodía alegre que incitaba a los bailarines a cambiar de pareja constantemente, aunque al parecer esta pareja estaba muy concentrada en no perder el compás.
-Bueno, se les acabo el tiempo de saltarse los turnos. -Con una gran sonrisa me metí en entre los bailarines y después de unos cambios llegue hasta Zöe y su acompañante. -Buenas noches. -Sinvergüenza como era, le saque una mano al muchacho y cogí la que ahora estaba libre de la mujer mecánica. -Me vas a perdonar, pero te la voy a robar. -Le sonreí al chico de oreja a oreja y me la lleve de la zona moviendola en círculos al compás de la gaita. -Hacia mucho que no bailamos juntas.
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- Interactuo:
- Ury-Zöe-Alward e Ingela
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Reivy Abadder
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
La carta decía que Alana podría encontrarlo en esta festividad, algo tan sumamente importante para ella, que he dejado todo solo para acudir a este evento, en el corría más peligro del necesario. Aun así, hasta ahora consiguió, esconderse ante los ojos de todos…Los vampiros no son muy bienvenidos en ninguna parte…Así que no fue un viaje agradable y menos aún ella era bienvenida en una ciudad que sufrió por culpa de los vampiros recientemente…
No era muy amante de los humanos, pero ellos eran importantes para su supervivencia y para muchas cosas más, por lo que la cabreaba mucho que los humanos quedarán tan desamparados en recursos y el plan de los vampiros tan poco elaborado, dejando a todos con el culo al aire y ahora su estancia aquí era una provocación para que hasta una celebración quedara en peligro….
Caminó hasta el improvisado altar, observó las ofrendas a los dioses. No entendía mucho la creencia de unos, pero aun así los respetaba y hoy era un buen momento para dar algo a esas divinidades, puede que aunque ella no crea en ellas, los Dioses, si lo hacían…Y ser precavida era algo normal en ella…
Con un suave movimiento, y sin revelar mucho de su figura o rostro, Alana saco de su escote un colgante en forma de corazón. Es irónico que deje algo así, puede que en verdad parte de sus sentimientos humanos se queden ahí…como ofrenda. Dejo la joya sobre la sangre de uno de los animales sacrificados…
-Gracias por todo, si es que alguien me oye…Y espero tener éxito esta noche…
En verdad estaba feliz por las perspectivas y el humor contagioso de la muchedumbre, se alejó algo del altar y de la gente que lo rodeaba. Demasiado ruido y olores mezclados. Pero aun así, por el camino dejo aeros por todos los puestos y bolsillos de gente más necesitada, mientras se movía cuidadosa entre todos. Al sentirse más protegida desde uno de los callejones más oscuros, observo el baile que se producía no muy lejos de ahí…y como todos sonreían disfrutando de una festividad que la parecía incoherente, debido a la falta de alimentos y después de la guerra con los vampiros. Pero eran humanos y ellos a veces no se comportaban de forma coherente.
Sus dedos blancos abrieron la carta de Agatha de nuevo, y Alana repaso las palabras devorándolas una y otra vez:
La vampiresa admiro de nuevo el dibujo y con atención observo a todo aquel que pasaba ante sus ojos. Cruzada de brazos y escondida entre sus sombras, podía sentir la alegría de los encuentros y aquellos momentos de felicidad producidos por el baile y una buena conversación, pero solo la parecían atractivos en la distancia, a su modo retorcido lo disfrutaba y lo odiaba al mismo tiempo. Era una pena que Agatha no estaba ahí para poder compartir con ella este momento, hace demasiado que no veía a su amiga y como nunca la necesitaba para poder encontrar a aquel que la hizo así.
De entre la multitud Alana, vio a un hombre alto, de cabello corto y oscuro…que seducía a las mujeres y las llevaba a una de las calles oscuras al otro lado de la plaza…La vampiresa observo la marca en su cuello. Y se movió entre la multitud hacia su objetivo.
“Será mejor pillarlo cerca del callejón donde lleva a las chicas…”
Observo como se quedaba con otra víctima, susurrándole cosas al oído y llevándola en el baile…mientras llegaba cerca del callejón oyó como mínimo dos hombres hablaban…no entendía lo que decían, pero se adentró ahí. Encontró a dos vampiros con 3 chicas atadas en el suelo….
“Pero les parece poco lo que ya han hecho…..”
Se dijo furiosa y de improviso ataco a los dos hombres, no era una lucha fácil. Pero consiguió hacer que los dos se vayan a un mundo mejor….si es que este existía….
-Otra ofrenda, si os parece….grandes Dioses….
Comento, mientras liberaba a las chicas….
-Vamos, iros de aquí y no creáis más las palabras de un chico bonito…...fuera de aquí!
Las mujeres salieron corriendo con sollozos y algunos “gracias” poco entendibles…Una fiesta así, no era espacio para más drama y muerte….pero parece ser que era inevitable en su existencia…
La vampiresa salió de la oscuridad y se paró en la pared…dejando que la bota toque la pared de piedra y su cuerpo se amolde a la frialdad de la piedra, descansando y sintiendo los golpes recién adquiridos en su cuerpo…
El hombre la miro por un momento, pero no presto suficiente atención a una figura de negro como para darse cuenta que Alana estaba ahí por sus huesos y prosiguió hacia la entrada oscura robando besos a aquella inocente…
-Porque no escoges a alguien más adecuado para ti, querido…
Dijo ella, sin moverse de su sitio…
-Te refieres a ti ¿? Espera tu turno y piensa que no te pagaré…
-Quien dijo que necesito que me paguen o que estoy dispuesta a esperar….
Alana se quitó la capucha y se empezó a acercar a la pareja…Pudo leer en el rostro del joven que la reconoció sorprendiéndose sobremanera, como si ella fuera un fantasma.
“Qué interesante…ahora solo faltaba saber porque me ha reconocido…”
Alana observo a la chica que parecía decepcionada y hasta dispuesta a pelear con ella por este hombre…
-Vamos, vete de aquí, insensata…te estoy salvando la vida…
La voz era una orden y la chica la obedeció, el vampiro que estaba ante ella titubeo también y empezó a correr dentro de la oscuridad… Alana lo ha seguido.
Los sonidos de las botas parecían el tacto de la melodía que sonaba ya a lo lejos de ahí…La chica, agarro una de las piedras tiradas al lado de una de las paredes y la tiro hacia el vampiro. Un sonido hueco y algo cayendo en el suelo adoquinado….Alana se apresuró y vio al hombre en el suelo. No estaba muy lejos de los cuerpos de los otros dos vampiros.
-Me conoces, no es así ¿?
-Oh, vamos…y usted, quiere decir que no me conoce a mí, querida ¿?
Alna se posicionó sobre el hombre, limitando su movimiento lo máximo que podía...necesitaba respuestas.
-No, sino no estaría preguntando, idiota. Donde está tu creador ¿?
Los ojos del hombre se han hecho pequeños y sospechosos, miraba a la vampiresa como si no podía creer lo que está oyendo…
-En serio, usted no se acuerda de mi ¿? Ni de lo que somos uno para el otro ¿?
Alana se quedó pasmada por aquellas preguntas, él no la era familiar. No lo recordaba, pero parecía que para él era algo….
“Seriamos cercanos…amigos ¿? Amantes ¿? Quien podría ser él para mi ¿?”
-No….
Dijo la mujer de cabellos plateados con dubitativa seguridad, mientras aflojaba su agarre…El hombre se aprovechó de aquella situación y cambio las tornas…atrapando a Alana bajo su peso y poniendo una daga al cuello de la mujer…
-Por eso, no has vuelto a nosotros ¿? No has vuelto a mi ¿? Preciosa, Ethenilda..
Alana sintió como el aire faltaba a sus pulmones, sintió ahogarse cuando ese nombre fue pronunciado. El dolor contrajo su cuerpo, su cabeza parecía estallar y sus entrañas haciéndose un nudo tan tenso que se rompían…El frio del metal solo la mantenía aun en este mundo.
-No me llamo así, soy Alana….
Logro decir, de forma entrecortada….
-Te llamas Ethenilda Leiningen y yo soy Danior Leiningen…tu hermano…
Hubo un momento de silencio entre ellos, y una mirada intensa por parte de los dos…
-Mentira! Esto es una vil mentira! No tengo hermanos…y si los tuviera me hubieran encontrado y me salvarían del sitio en el que estaba!!!
Grito ella perdiendo el control de sus sentimientos y la situación en si….
-Nuestro padre la busco por mucho tiempo, usted es demasiado especial, querida Ethel! Y ahora que usted está en mi poder, yo mismo la llevare ante padre….
El silbido de las flechas rompió su conversación, Danior la tapo con su cuerpo recibiendo el impacto de casi todos los proyectiles…Por lo visto, las mujeres alertaron a los guardias y sus gritos los ha guiado, mientras los dos vampiros estaban demasiado ensimismados como para darse cuenta de algo más…
-Él es un vampiro! Vamos muchacha, márchate de aquí, daremos muerte a este monstruo!
Alana estaba tan perdida, asique acogió en sus brazos el cuerpo agonizante del hombre….Le miraba por encontrar más respuestas en su mirada ahora ya fría y sin vida… Su corazón estaba perforado, al igual que su cabeza….no podía revivirlo…
-No te mueras…me escuchaste!? No puedes morir…
Susurro ella, mientras lo acuno en sus brazos….Las flechas volaron de nuevo. Alana se movió, pero aun así recibió flechazos en su hombro y espalda… Se escondió en la oscuridad, hasta que los humanos bajaron, eran más de 10 arqueros, sin duda guardias del evento…Observaron los cadáveres y se los llevaron, sin percatarse de Alana que se escondía entre las sombras en el lugar más oscuro que había ahí….
Con dificultad la chica retiro las flechas de su cuerpo y se quedó ahí por un rato, se sentía vacía y aún más confundida. Pero tenía algo a lo que agarrarse y puede que al final los Dioses la han oído.
Las lágrimas salían solas…
“Siempre hay un precio por el conocimiento……”
No era muy amante de los humanos, pero ellos eran importantes para su supervivencia y para muchas cosas más, por lo que la cabreaba mucho que los humanos quedarán tan desamparados en recursos y el plan de los vampiros tan poco elaborado, dejando a todos con el culo al aire y ahora su estancia aquí era una provocación para que hasta una celebración quedara en peligro….
Caminó hasta el improvisado altar, observó las ofrendas a los dioses. No entendía mucho la creencia de unos, pero aun así los respetaba y hoy era un buen momento para dar algo a esas divinidades, puede que aunque ella no crea en ellas, los Dioses, si lo hacían…Y ser precavida era algo normal en ella…
Con un suave movimiento, y sin revelar mucho de su figura o rostro, Alana saco de su escote un colgante en forma de corazón. Es irónico que deje algo así, puede que en verdad parte de sus sentimientos humanos se queden ahí…como ofrenda. Dejo la joya sobre la sangre de uno de los animales sacrificados…
-Gracias por todo, si es que alguien me oye…Y espero tener éxito esta noche…
En verdad estaba feliz por las perspectivas y el humor contagioso de la muchedumbre, se alejó algo del altar y de la gente que lo rodeaba. Demasiado ruido y olores mezclados. Pero aun así, por el camino dejo aeros por todos los puestos y bolsillos de gente más necesitada, mientras se movía cuidadosa entre todos. Al sentirse más protegida desde uno de los callejones más oscuros, observo el baile que se producía no muy lejos de ahí…y como todos sonreían disfrutando de una festividad que la parecía incoherente, debido a la falta de alimentos y después de la guerra con los vampiros. Pero eran humanos y ellos a veces no se comportaban de forma coherente.
Sus dedos blancos abrieron la carta de Agatha de nuevo, y Alana repaso las palabras devorándolas una y otra vez:
“Querida…
Tengo noticias de quien ya sabes… Uno de sus sirvientes más allegados estará en la festividad de Høstblót. Estará ahí recolectando “ganado” para su señor. Asique tenemos la oportunidad de cazarlo y sonsacarle la información, que tanto necesitas.
Intentaré estar ahí, pero mis asuntos están un poco complicados tras los acontecimientos recientes.
Si no estoy ahí, te deseo suerte y espero que me perdones….
Por cierto, reconocerás al hombre por el tatuaje en la parte derecha del cuello….
Aquí te dejo el dibujo.
Agatha”
Tengo noticias de quien ya sabes… Uno de sus sirvientes más allegados estará en la festividad de Høstblót. Estará ahí recolectando “ganado” para su señor. Asique tenemos la oportunidad de cazarlo y sonsacarle la información, que tanto necesitas.
Intentaré estar ahí, pero mis asuntos están un poco complicados tras los acontecimientos recientes.
Si no estoy ahí, te deseo suerte y espero que me perdones….
Por cierto, reconocerás al hombre por el tatuaje en la parte derecha del cuello….
Aquí te dejo el dibujo.
Agatha”
- Carta de Agatha:
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La vampiresa admiro de nuevo el dibujo y con atención observo a todo aquel que pasaba ante sus ojos. Cruzada de brazos y escondida entre sus sombras, podía sentir la alegría de los encuentros y aquellos momentos de felicidad producidos por el baile y una buena conversación, pero solo la parecían atractivos en la distancia, a su modo retorcido lo disfrutaba y lo odiaba al mismo tiempo. Era una pena que Agatha no estaba ahí para poder compartir con ella este momento, hace demasiado que no veía a su amiga y como nunca la necesitaba para poder encontrar a aquel que la hizo así.
De entre la multitud Alana, vio a un hombre alto, de cabello corto y oscuro…que seducía a las mujeres y las llevaba a una de las calles oscuras al otro lado de la plaza…La vampiresa observo la marca en su cuello. Y se movió entre la multitud hacia su objetivo.
“Será mejor pillarlo cerca del callejón donde lleva a las chicas…”
Observo como se quedaba con otra víctima, susurrándole cosas al oído y llevándola en el baile…mientras llegaba cerca del callejón oyó como mínimo dos hombres hablaban…no entendía lo que decían, pero se adentró ahí. Encontró a dos vampiros con 3 chicas atadas en el suelo….
“Pero les parece poco lo que ya han hecho…..”
Se dijo furiosa y de improviso ataco a los dos hombres, no era una lucha fácil. Pero consiguió hacer que los dos se vayan a un mundo mejor….si es que este existía….
-Otra ofrenda, si os parece….grandes Dioses….
Comento, mientras liberaba a las chicas….
-Vamos, iros de aquí y no creáis más las palabras de un chico bonito…...fuera de aquí!
Las mujeres salieron corriendo con sollozos y algunos “gracias” poco entendibles…Una fiesta así, no era espacio para más drama y muerte….pero parece ser que era inevitable en su existencia…
La vampiresa salió de la oscuridad y se paró en la pared…dejando que la bota toque la pared de piedra y su cuerpo se amolde a la frialdad de la piedra, descansando y sintiendo los golpes recién adquiridos en su cuerpo…
El hombre la miro por un momento, pero no presto suficiente atención a una figura de negro como para darse cuenta que Alana estaba ahí por sus huesos y prosiguió hacia la entrada oscura robando besos a aquella inocente…
-Porque no escoges a alguien más adecuado para ti, querido…
Dijo ella, sin moverse de su sitio…
-Te refieres a ti ¿? Espera tu turno y piensa que no te pagaré…
-Quien dijo que necesito que me paguen o que estoy dispuesta a esperar….
Alana se quitó la capucha y se empezó a acercar a la pareja…Pudo leer en el rostro del joven que la reconoció sorprendiéndose sobremanera, como si ella fuera un fantasma.
“Qué interesante…ahora solo faltaba saber porque me ha reconocido…”
Alana observo a la chica que parecía decepcionada y hasta dispuesta a pelear con ella por este hombre…
-Vamos, vete de aquí, insensata…te estoy salvando la vida…
La voz era una orden y la chica la obedeció, el vampiro que estaba ante ella titubeo también y empezó a correr dentro de la oscuridad… Alana lo ha seguido.
Los sonidos de las botas parecían el tacto de la melodía que sonaba ya a lo lejos de ahí…La chica, agarro una de las piedras tiradas al lado de una de las paredes y la tiro hacia el vampiro. Un sonido hueco y algo cayendo en el suelo adoquinado….Alana se apresuró y vio al hombre en el suelo. No estaba muy lejos de los cuerpos de los otros dos vampiros.
-Me conoces, no es así ¿?
-Oh, vamos…y usted, quiere decir que no me conoce a mí, querida ¿?
Alna se posicionó sobre el hombre, limitando su movimiento lo máximo que podía...necesitaba respuestas.
-No, sino no estaría preguntando, idiota. Donde está tu creador ¿?
Los ojos del hombre se han hecho pequeños y sospechosos, miraba a la vampiresa como si no podía creer lo que está oyendo…
-En serio, usted no se acuerda de mi ¿? Ni de lo que somos uno para el otro ¿?
Alana se quedó pasmada por aquellas preguntas, él no la era familiar. No lo recordaba, pero parecía que para él era algo….
“Seriamos cercanos…amigos ¿? Amantes ¿? Quien podría ser él para mi ¿?”
-No….
Dijo la mujer de cabellos plateados con dubitativa seguridad, mientras aflojaba su agarre…El hombre se aprovechó de aquella situación y cambio las tornas…atrapando a Alana bajo su peso y poniendo una daga al cuello de la mujer…
-Por eso, no has vuelto a nosotros ¿? No has vuelto a mi ¿? Preciosa, Ethenilda..
Alana sintió como el aire faltaba a sus pulmones, sintió ahogarse cuando ese nombre fue pronunciado. El dolor contrajo su cuerpo, su cabeza parecía estallar y sus entrañas haciéndose un nudo tan tenso que se rompían…El frio del metal solo la mantenía aun en este mundo.
-No me llamo así, soy Alana….
Logro decir, de forma entrecortada….
-Te llamas Ethenilda Leiningen y yo soy Danior Leiningen…tu hermano…
Hubo un momento de silencio entre ellos, y una mirada intensa por parte de los dos…
- Alana y Danior:
-Mentira! Esto es una vil mentira! No tengo hermanos…y si los tuviera me hubieran encontrado y me salvarían del sitio en el que estaba!!!
Grito ella perdiendo el control de sus sentimientos y la situación en si….
-Nuestro padre la busco por mucho tiempo, usted es demasiado especial, querida Ethel! Y ahora que usted está en mi poder, yo mismo la llevare ante padre….
El silbido de las flechas rompió su conversación, Danior la tapo con su cuerpo recibiendo el impacto de casi todos los proyectiles…Por lo visto, las mujeres alertaron a los guardias y sus gritos los ha guiado, mientras los dos vampiros estaban demasiado ensimismados como para darse cuenta de algo más…
-Él es un vampiro! Vamos muchacha, márchate de aquí, daremos muerte a este monstruo!
Alana estaba tan perdida, asique acogió en sus brazos el cuerpo agonizante del hombre….Le miraba por encontrar más respuestas en su mirada ahora ya fría y sin vida… Su corazón estaba perforado, al igual que su cabeza….no podía revivirlo…
-No te mueras…me escuchaste!? No puedes morir…
- Alana y Danior muerto:
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Susurro ella, mientras lo acuno en sus brazos….Las flechas volaron de nuevo. Alana se movió, pero aun así recibió flechazos en su hombro y espalda… Se escondió en la oscuridad, hasta que los humanos bajaron, eran más de 10 arqueros, sin duda guardias del evento…Observaron los cadáveres y se los llevaron, sin percatarse de Alana que se escondía entre las sombras en el lugar más oscuro que había ahí….
Con dificultad la chica retiro las flechas de su cuerpo y se quedó ahí por un rato, se sentía vacía y aún más confundida. Pero tenía algo a lo que agarrarse y puede que al final los Dioses la han oído.
Las lágrimas salían solas…
“Siempre hay un precio por el conocimiento……”
- Alana:
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Alana
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Vulwufar parecía ser una buena parada en mi camino hacia el sur con mi hijo y Meredith, para alejarlo de aquel convoy de criminales. Pero no me podía imaginar que nos íbamos a meter de lleno en un festival... otro estúpido festival para honrar los dioses de todos aquellos ignorantes que no habían aprendido nada después de una epidemia y una guerra. Eso daba lugar a una tesis interesante, las razas "inteligentes" de este mundo son gilipollas, al menos un noventa por ciento de su población. Pero... prueba tu a decirle que no a tu hijo pequeño cuando te pide con toda la ilusión del mundo algo. Efectivamente no se puede, así que me tengo que tragar la fiesta.
-¿Padre que puedo ofrecer a los dioses Aesir? - me pregunta Niel tirándome de la mano.
Nada, porque no existen... Miro a mi hija y esbozo una sonrisa. -Los dioses suelen valorar las cosas queridas, es posible que estén agradecidos si les regalas algún juguete tuyo, ¿qué te parece?
-Ohh... ¡Claro! - saca uno de sus caballitos de madera. - ¡Ofreceré este! - en ese momento me mira. - ¿Que va a ofrecer usted padre?
Esa pregunta me hace toser y me pilla completamente desprevenido.
-Esto... - miro de un lado a otro intentando buscar una excusa convincente, pero mi mente decide quedarse en blanco. - Nos no había pensado en nada hijo... Y lo más importante para nos eres tu, mi heredero. Y nada en este mundo ni en ningún otro me haría ofrecerte a nadie. - le guiño un ojo mientras veo como Meredith sonríe. La criada está espabilando muy rapido... me gusta... Me produce más confianza dejar a Niel con alguien despierto.
-No pasa nada padre, yo ofreceré algo por los dos. - saca su dragón de madera favorito de su bolsa y me sonríe. - Vamos a tener buena suerte de nuevo. - se suelta de mi mano y se adelanta al lugar de las ofrendas con ambos juguetes.
Meredith se adelanta hasta acercarse a mi.
-Cuando dijo que iba a ser mejor amo que el anterior no pude evitar dudar de usted. - me dice con una media sonrisa. - Pero ya he podido comprobar que no es usted un monstruo, por mucho que se empeñe en serlo.
-Sólo cuando es de interés de nos serlo, señorita Meredith. Todo tiene un precio... - le digo devolviéndole la sonrisa de una forma juguetona y provocadora que en realidad no quiere ir a ninguna parte.
-Como diga, amo. - hace una inclinación con cierto tono de humor.
-¡Ya está padre! - interviene Niel con un pequeño salto en escena.
-Grandioso. - le revuelvo el pelo. - Ahora busquemos un lugar agradable para comer y demos un descanso a Meredith, ¿no crees? - guiño el ojo a la criada ante lo que Niel asiente con ilusión. - De hecho hoy comerá con nosotros, es una fiesta al fin y al cabo.
La criada arquea una de sus cejas sorprendida, mientras que Niel salta de alegría y la toma de la mano guiándola para buscar un sitio donde cenar.
Cuando pasamos por el lugar de los sacrificios en dirección a una taberna cercana, veo como Meredith lanza algo al montón de una forma disimulada. Al final sigue siendo una mujer que tenía sus propias creencias ¿pero cuál es su deseo o agradecimiento a sus supuestos dioses?
-¿Padre que puedo ofrecer a los dioses Aesir? - me pregunta Niel tirándome de la mano.
Nada, porque no existen... Miro a mi hija y esbozo una sonrisa. -Los dioses suelen valorar las cosas queridas, es posible que estén agradecidos si les regalas algún juguete tuyo, ¿qué te parece?
-Ohh... ¡Claro! - saca uno de sus caballitos de madera. - ¡Ofreceré este! - en ese momento me mira. - ¿Que va a ofrecer usted padre?
Esa pregunta me hace toser y me pilla completamente desprevenido.
-Esto... - miro de un lado a otro intentando buscar una excusa convincente, pero mi mente decide quedarse en blanco. - Nos no había pensado en nada hijo... Y lo más importante para nos eres tu, mi heredero. Y nada en este mundo ni en ningún otro me haría ofrecerte a nadie. - le guiño un ojo mientras veo como Meredith sonríe. La criada está espabilando muy rapido... me gusta... Me produce más confianza dejar a Niel con alguien despierto.
-No pasa nada padre, yo ofreceré algo por los dos. - saca su dragón de madera favorito de su bolsa y me sonríe. - Vamos a tener buena suerte de nuevo. - se suelta de mi mano y se adelanta al lugar de las ofrendas con ambos juguetes.
Meredith se adelanta hasta acercarse a mi.
-Cuando dijo que iba a ser mejor amo que el anterior no pude evitar dudar de usted. - me dice con una media sonrisa. - Pero ya he podido comprobar que no es usted un monstruo, por mucho que se empeñe en serlo.
-Sólo cuando es de interés de nos serlo, señorita Meredith. Todo tiene un precio... - le digo devolviéndole la sonrisa de una forma juguetona y provocadora que en realidad no quiere ir a ninguna parte.
-Como diga, amo. - hace una inclinación con cierto tono de humor.
-¡Ya está padre! - interviene Niel con un pequeño salto en escena.
-Grandioso. - le revuelvo el pelo. - Ahora busquemos un lugar agradable para comer y demos un descanso a Meredith, ¿no crees? - guiño el ojo a la criada ante lo que Niel asiente con ilusión. - De hecho hoy comerá con nosotros, es una fiesta al fin y al cabo.
La criada arquea una de sus cejas sorprendida, mientras que Niel salta de alegría y la toma de la mano guiándola para buscar un sitio donde cenar.
Cuando pasamos por el lugar de los sacrificios en dirección a una taberna cercana, veo como Meredith lanza algo al montón de una forma disimulada. Al final sigue siendo una mujer que tenía sus propias creencias ¿pero cuál es su deseo o agradecimiento a sus supuestos dioses?
Rumpel
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
No, así no se podía. Definitivamente dejé de prestar atención a los alrededores y miré a Zero como para comérmelo a besos ¿cuánto hacía que alguien me decía esas palabras tan transparentemente? Me mordí el labio inferior, tenía que hacer fuerzas para mantener mi distancia y no terminar sobre él. ¿Un barco? pregunté más retóricamente que con otro significado. Yo apenas podía moverme a pie, y ese pequeñajo de relaciones públicas en nada menos que un barco. Sin dudas concordé, asintiendo con la cabeza y siguiendo cada uno de sus movimientos con atención. Me sentía como uno de esos gatos jóvenes a los que les mueves un pastito para que lo persigan. Un mal movimiento del joven Zero y estaba que me lo robaba para mí.
¿Eh? pestañee un par de veces y me obligué a mirar a los alrededores para mantenerme bajo control. Era curioso, generalmente luchaba para mantener el lobo a raya pero en esos momentos estaba librando mi propia batalla para reprimir a mi parte más humana. Sí, he venido a ofrecerle mi ofrenda a los dioses, para que sean clementes con los humanos y no envíen fuertes vientos o tormentas que puedan dañar a los que no tienen hogar. Tal vez sea muy tonto, pero quiero confiar que con estas ofrendas y tantas personas celebrándolos, los dioses bajarán su mirada hacia nosotros y pondrán sus manos sobre ellos… señalé al grupo más humilde, ese que tenía una palabra prohibida esa noche para que el invierno no les afecte tan cruelmente Sentía la necesidad de ser explicativa con el pequeñajo, probablemente era infinitamente más inteligente que yo, pero no podía hacer nada contra las costumbres arraigadas.
¿Cómo te lleva esto de las relaciones públicas? Si necesitas ayuda, sabes que siempre puedes contar conmigo. Ahora amplié un poquito más mi área de influencia a Sacrestic Ville también… así que ya sabes, mi ofrecimiento se mantiene le recordé, sentía la dolorosa necesidad de apoyar mis manos sobre mis rodillas cuando le hablaba, pero no quería que le resultase ofensivo, así que jugué con mis manos hasta que me hice de un buen vaso con…¿vino? Olía a algo similar y sabía como a fermentado, aunque no podía sacarle del todo la ficha… de todas formas, prefería no saberlo dada la situación. Por otra parte, Will apareció de entre el gentío con una expresión peculiar, como si estuviese triste. Le seguí con la vista y le vi dirigirse hacia… ¿de verdad? No quería interrumpir a Zero pero le señalé con la cabeza a Icksen y una serie de personas que se veían extrañas. Me había tentado de la risa. Intenté ponerme de modo tal que pudiera escuchar lo que ellos decían.
- ¡Si no es Fredericksen! Siempre tan per-seguido jajaja ¿entiendes?- fue tan malo que negué con la cabeza. No entendía de qué iba el chiste, pero Zero era más importante que los sociales con el buen ermitaño. - Debo admitir que tantos colores no son lo usual, pero combinan muy bien con el verde. ¿Y la buena Genevive?- preguntó, ojeando a una chica joven que estaba junto al ermitaño, mi sorpresa no era pequeña, pero creo que en el elfo era más chistosa. Al parecer la pelirroja no era rival para la “parásita”, alguien tenía gustos evidentemente muy particulares. En su camino, se estaban acercando a nosotros, me preguntaba si vendrían hacia nosotros… aunque no me gustaba como se veía la cosa con esas personas dudosas que venían tras de él. Me llevé una palma a la cara y negué con la cabeza Sigamos esta conversación un poco más lejos… creo que ese hombre con cara de colores ha enfurecido a los dioses, porque cada vez que lo veo algo pasa, hagamos como que no le conocemos sugerí Por cierto ¿qué opinión tienes del Høstblót? pregunté, evidenciando mis ganas de irme por las ramas en todo lo que no se tratara de sus planes y formas de ver las cosas.
¿Eh? pestañee un par de veces y me obligué a mirar a los alrededores para mantenerme bajo control. Era curioso, generalmente luchaba para mantener el lobo a raya pero en esos momentos estaba librando mi propia batalla para reprimir a mi parte más humana. Sí, he venido a ofrecerle mi ofrenda a los dioses, para que sean clementes con los humanos y no envíen fuertes vientos o tormentas que puedan dañar a los que no tienen hogar. Tal vez sea muy tonto, pero quiero confiar que con estas ofrendas y tantas personas celebrándolos, los dioses bajarán su mirada hacia nosotros y pondrán sus manos sobre ellos… señalé al grupo más humilde, ese que tenía una palabra prohibida esa noche para que el invierno no les afecte tan cruelmente Sentía la necesidad de ser explicativa con el pequeñajo, probablemente era infinitamente más inteligente que yo, pero no podía hacer nada contra las costumbres arraigadas.
¿Cómo te lleva esto de las relaciones públicas? Si necesitas ayuda, sabes que siempre puedes contar conmigo. Ahora amplié un poquito más mi área de influencia a Sacrestic Ville también… así que ya sabes, mi ofrecimiento se mantiene le recordé, sentía la dolorosa necesidad de apoyar mis manos sobre mis rodillas cuando le hablaba, pero no quería que le resultase ofensivo, así que jugué con mis manos hasta que me hice de un buen vaso con…¿vino? Olía a algo similar y sabía como a fermentado, aunque no podía sacarle del todo la ficha… de todas formas, prefería no saberlo dada la situación. Por otra parte, Will apareció de entre el gentío con una expresión peculiar, como si estuviese triste. Le seguí con la vista y le vi dirigirse hacia… ¿de verdad? No quería interrumpir a Zero pero le señalé con la cabeza a Icksen y una serie de personas que se veían extrañas. Me había tentado de la risa. Intenté ponerme de modo tal que pudiera escuchar lo que ellos decían.
- ¡Si no es Fredericksen! Siempre tan per-seguido jajaja ¿entiendes?- fue tan malo que negué con la cabeza. No entendía de qué iba el chiste, pero Zero era más importante que los sociales con el buen ermitaño. - Debo admitir que tantos colores no son lo usual, pero combinan muy bien con el verde. ¿Y la buena Genevive?- preguntó, ojeando a una chica joven que estaba junto al ermitaño, mi sorpresa no era pequeña, pero creo que en el elfo era más chistosa. Al parecer la pelirroja no era rival para la “parásita”, alguien tenía gustos evidentemente muy particulares. En su camino, se estaban acercando a nosotros, me preguntaba si vendrían hacia nosotros… aunque no me gustaba como se veía la cosa con esas personas dudosas que venían tras de él. Me llevé una palma a la cara y negué con la cabeza Sigamos esta conversación un poco más lejos… creo que ese hombre con cara de colores ha enfurecido a los dioses, porque cada vez que lo veo algo pasa, hagamos como que no le conocemos sugerí Por cierto ¿qué opinión tienes del Høstblót? pregunté, evidenciando mis ganas de irme por las ramas en todo lo que no se tratara de sus planes y formas de ver las cosas.
Off: Parto de la base que a Freddo le funciona esto de la ilusión de Demian porque ya lo hablamos con el lechugón.
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Las llamas abrazaron la ofrenda de Sango como una madre a un niño en una fría noche de invierno en la que la última brasa del hogar se había terminado por extinguir.
- Vuelve a vosotros, pues no he podido darle mejor uso- Murmuró antes de soltar el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] a las llamas.- Dadnos tregua- Imploró finalmente.
Al darse la vuelta comprobó con gusto que el puesto de bebida seguía en su sitio y aunque él prefería un lugar a cubierto, aquel día podía hacer una excepción. Se encaminó no sin antes abrirse camino entre gente que iba de un lado para otro incluso llegó a ver a la mujer de cabellos grises con la que se había topado no hacía mucho en los Reinos del Este. Pensó en saludarla pero desechó la idea al ver que seguramente interrumpiría su celebración y decidió, entonces, coger una bebida y apartarse un poco del bullicio.
- Una bien grande y hasta arriba.- Dijo alzando la voz para hacerse oír. La mujer asintió y cogió una jarra que sumergió en un barril que estaba a medias, cosa que dedujo Sango al ver como estiraba el brazo para llenar la jarra. Se la sirvió y no aceptó las monedas que Sango le tendía. Ante tal gesto alzó la jarra de barro ante ella y bebió un sorbo a su salud, acto seguido se alejó hacia una de las bocacalles que daban a la plaza y se unió a un grupo de gente que parecía disfrutar viendo el festejo y rapidamente se contagió de su entusiasmo, tanto fue así que Ben intentó llevarse a una mujer lejos de allí.
- Oye, ¿quieres que vayamos a bailar?- Lo último lo dijo ladeando la cabeza alzando un poco las cejas y esbozando una sonrisa. La chica le respondió con una risotada.
- ¡Claro que no, guapo! Pero te acepto un trago de eso que tienes ahí.- Le hizo un gesto como invitando a Ben a que le pasara la jarra y eso hizo. Al menos no le había dicho que no. Podría intentarlo de nuevo después si el ambiente seguía tan festivo como estaba.
- Eh, ¿qué tal?- Le dijo un hombre con una calvicie pronunciada pese a que se resistiera a ellos peinandose los lagos y negros cabellos para disimular.
- Ey, hola, todo bien, disfrutando del ambiente... ¿qué hay de usted?- Contestó Sango animado al ver que alguien se acercaba a hablar con él.
- Bueno, ya sabes... Huyendo. Aunque la verdad... creo que volveré. La guerra ha acabado, ¿no? Pues eso, hombre, en Lunargenta están mis cosas, eso si la escoria que se aprovecha de estas situaciones no se lo ha llevado todo...- Escupió a un lado y le tendió la mano.- Me llaman Abrebuches.-
- Sango.- Dijo con una sonrisa mientras le estrechaba la mano.- ¿Tenéis pensado volver pronto?- Preguntó con intención de extender la conversación.
- Puede... No sé. ¿Sabes? Puedo contarte una historia que quizá te haga ver esta fiesta y cualquiera, vaya, de otra manera.- Dijo mirándole a los ojos. Los tenía marrones y la cara estaba salpicada por golpes y arañazos.- A cambio, ¡eh!- Una pareja que se estaba morreando como si no hubiera un mañana los empujó y provocó que tanto Sango como Abrebuches tropezaran con tan mala suerte que parte de la bebida de Sango cayó al suelo. Ben la miró con tristeza "lo que fácil viene..." pensó.
- Joder, manda huevos... ¡hostia! ¿has visto eso? Por todos los antepasados...- El hombre siguió con las blasfemias un buen rato hasta que se calmó.
- A ver, te iba a pedir un par de tragos, pero... En fin, cosas que pasan, te contaré la historia de todos modos.- Le dijo el hombre algo desanimado. Aún así, tras un momento de cavilación, carraspeó y empezó con el relato.
- Resulta que hace mucho tiempo los elfos estaban en guerra con... Bueeno, que más da, estaban en guerra y esta parecía que nunca iba a tener fin. Un buen día a uno de esos iluminados se le ocurrió que tendrían que hacer una ofrenda a los Dioses para que desequilibrara la balanza a su favor. Y eso hicieron. Montaron un gran festejo como el que ves aquí en honor a las deidades. Del destino de la guerra no se supo nada pero, si te has dado cuenta, estas celebraciones siguen realizándose: banquetes y fogatas, y pase lo que pase, se siguen celebrando.- Hizo una pausa. Se le veía algo alterado. Ben le ofreció lo poco que quedaba en la jarra.
- Gracias. Bien, eh... ¡Sí! Ya haya una guerra, una catástrofe de proporciones épicas, la muerte de la emperatriz de mis huevos, ¡lo que sea! Pase lo que pase, seguimos celebrando y haciendo ofrendas a los Dioses. Sango, piensa en esto: si en este mundo nos pasan cosas tan malas y luego vamos y hacemos una ofrenda, ¿no crees que los Dioses piensan que es lo que queremos? Porque a ver, piénsalo de esta manera: cuando hacemos algo que otra gente está bien recibes recompensas y aunque no sean objetos, estos te muestran su gratitud o te pagan un plato caliente... ¿me entiendes?- Dijo Abrebuches antes de rebañar lo que pudo de la jarra que le había cogido Ben.
En aquel preciso momento Ben dudó unos instantes porque de verdad creía ver en las palabras de Abrebuche una verdad absoluta. Pronto se dio cuenta Sango de que la historia no era más que un pretexto para dar a conocer su opinión sobre aquel tema y vaya si la tenía bien meditada.
- Pero a veces, la gente ofrece regalos y agasajos para calmar o relajar a otros, ¿no es esto lo mismo que hacemos con los Dioses?- Disparó Sango tratando de desmontar todo su razonamiento. Abrebuches rió irónicamente.
- ¿Te crees, Sango, que esos hijos de puta nos escuchan? ¿Te crees que escuchan nuestras súplicas? ¿Crees que tú, por tirar un objeto hecho por un hombre, por un hombre Sango, por alguien al que tú has visto, te van a ser más favorables? Eres un idiota si crees eso, y perdona que sea yo el que te lo diga.- Miró a Sango a los ojos y le dedicó una sonrisa cansada.- Y si eso no te convence, piensa en esto, cuando las guerras terminan, la gente, nosotros, nos echamos a la calle y acudimos a los templos a pedir, ¿el qué? A saber, pero, ¿crees que los Dioses van a escuchar todas y cada una de las peticiones y que como buenos funcionarios, como los que no hay en Lunargenta, van a revisar caso por caso para concederle a una señora que le devuelvan a su marido y a su hijo muertos en la guerra? No, claro que no. A los Dioses les gusta la atención y si después de cada guerra nos lanzamos a los templos...- Abrebuches había captado la atención de algunos de los que estaban por allí.
- Sango, cuanta más devoción, más guerra.- Sentenció Abrebuches.
Ben se quedó sin respuesta. Mientras, a su alrededor, se gestaba la siguiente guerra.
- Vuelve a vosotros, pues no he podido darle mejor uso- Murmuró antes de soltar el [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] a las llamas.- Dadnos tregua- Imploró finalmente.
Al darse la vuelta comprobó con gusto que el puesto de bebida seguía en su sitio y aunque él prefería un lugar a cubierto, aquel día podía hacer una excepción. Se encaminó no sin antes abrirse camino entre gente que iba de un lado para otro incluso llegó a ver a la mujer de cabellos grises con la que se había topado no hacía mucho en los Reinos del Este. Pensó en saludarla pero desechó la idea al ver que seguramente interrumpiría su celebración y decidió, entonces, coger una bebida y apartarse un poco del bullicio.
- Una bien grande y hasta arriba.- Dijo alzando la voz para hacerse oír. La mujer asintió y cogió una jarra que sumergió en un barril que estaba a medias, cosa que dedujo Sango al ver como estiraba el brazo para llenar la jarra. Se la sirvió y no aceptó las monedas que Sango le tendía. Ante tal gesto alzó la jarra de barro ante ella y bebió un sorbo a su salud, acto seguido se alejó hacia una de las bocacalles que daban a la plaza y se unió a un grupo de gente que parecía disfrutar viendo el festejo y rapidamente se contagió de su entusiasmo, tanto fue así que Ben intentó llevarse a una mujer lejos de allí.
- Oye, ¿quieres que vayamos a bailar?- Lo último lo dijo ladeando la cabeza alzando un poco las cejas y esbozando una sonrisa. La chica le respondió con una risotada.
- ¡Claro que no, guapo! Pero te acepto un trago de eso que tienes ahí.- Le hizo un gesto como invitando a Ben a que le pasara la jarra y eso hizo. Al menos no le había dicho que no. Podría intentarlo de nuevo después si el ambiente seguía tan festivo como estaba.
- Eh, ¿qué tal?- Le dijo un hombre con una calvicie pronunciada pese a que se resistiera a ellos peinandose los lagos y negros cabellos para disimular.
- Ey, hola, todo bien, disfrutando del ambiente... ¿qué hay de usted?- Contestó Sango animado al ver que alguien se acercaba a hablar con él.
- Bueno, ya sabes... Huyendo. Aunque la verdad... creo que volveré. La guerra ha acabado, ¿no? Pues eso, hombre, en Lunargenta están mis cosas, eso si la escoria que se aprovecha de estas situaciones no se lo ha llevado todo...- Escupió a un lado y le tendió la mano.- Me llaman Abrebuches.-
- Sango.- Dijo con una sonrisa mientras le estrechaba la mano.- ¿Tenéis pensado volver pronto?- Preguntó con intención de extender la conversación.
- Puede... No sé. ¿Sabes? Puedo contarte una historia que quizá te haga ver esta fiesta y cualquiera, vaya, de otra manera.- Dijo mirándole a los ojos. Los tenía marrones y la cara estaba salpicada por golpes y arañazos.- A cambio, ¡eh!- Una pareja que se estaba morreando como si no hubiera un mañana los empujó y provocó que tanto Sango como Abrebuches tropezaran con tan mala suerte que parte de la bebida de Sango cayó al suelo. Ben la miró con tristeza "lo que fácil viene..." pensó.
- Joder, manda huevos... ¡hostia! ¿has visto eso? Por todos los antepasados...- El hombre siguió con las blasfemias un buen rato hasta que se calmó.
- A ver, te iba a pedir un par de tragos, pero... En fin, cosas que pasan, te contaré la historia de todos modos.- Le dijo el hombre algo desanimado. Aún así, tras un momento de cavilación, carraspeó y empezó con el relato.
- Resulta que hace mucho tiempo los elfos estaban en guerra con... Bueeno, que más da, estaban en guerra y esta parecía que nunca iba a tener fin. Un buen día a uno de esos iluminados se le ocurrió que tendrían que hacer una ofrenda a los Dioses para que desequilibrara la balanza a su favor. Y eso hicieron. Montaron un gran festejo como el que ves aquí en honor a las deidades. Del destino de la guerra no se supo nada pero, si te has dado cuenta, estas celebraciones siguen realizándose: banquetes y fogatas, y pase lo que pase, se siguen celebrando.- Hizo una pausa. Se le veía algo alterado. Ben le ofreció lo poco que quedaba en la jarra.
- Gracias. Bien, eh... ¡Sí! Ya haya una guerra, una catástrofe de proporciones épicas, la muerte de la emperatriz de mis huevos, ¡lo que sea! Pase lo que pase, seguimos celebrando y haciendo ofrendas a los Dioses. Sango, piensa en esto: si en este mundo nos pasan cosas tan malas y luego vamos y hacemos una ofrenda, ¿no crees que los Dioses piensan que es lo que queremos? Porque a ver, piénsalo de esta manera: cuando hacemos algo que otra gente está bien recibes recompensas y aunque no sean objetos, estos te muestran su gratitud o te pagan un plato caliente... ¿me entiendes?- Dijo Abrebuches antes de rebañar lo que pudo de la jarra que le había cogido Ben.
En aquel preciso momento Ben dudó unos instantes porque de verdad creía ver en las palabras de Abrebuche una verdad absoluta. Pronto se dio cuenta Sango de que la historia no era más que un pretexto para dar a conocer su opinión sobre aquel tema y vaya si la tenía bien meditada.
- Pero a veces, la gente ofrece regalos y agasajos para calmar o relajar a otros, ¿no es esto lo mismo que hacemos con los Dioses?- Disparó Sango tratando de desmontar todo su razonamiento. Abrebuches rió irónicamente.
- ¿Te crees, Sango, que esos hijos de puta nos escuchan? ¿Te crees que escuchan nuestras súplicas? ¿Crees que tú, por tirar un objeto hecho por un hombre, por un hombre Sango, por alguien al que tú has visto, te van a ser más favorables? Eres un idiota si crees eso, y perdona que sea yo el que te lo diga.- Miró a Sango a los ojos y le dedicó una sonrisa cansada.- Y si eso no te convence, piensa en esto, cuando las guerras terminan, la gente, nosotros, nos echamos a la calle y acudimos a los templos a pedir, ¿el qué? A saber, pero, ¿crees que los Dioses van a escuchar todas y cada una de las peticiones y que como buenos funcionarios, como los que no hay en Lunargenta, van a revisar caso por caso para concederle a una señora que le devuelvan a su marido y a su hijo muertos en la guerra? No, claro que no. A los Dioses les gusta la atención y si después de cada guerra nos lanzamos a los templos...- Abrebuches había captado la atención de algunos de los que estaban por allí.
- Sango, cuanta más devoción, más guerra.- Sentenció Abrebuches.
Ben se quedó sin respuesta. Mientras, a su alrededor, se gestaba la siguiente guerra.
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Última edición por Sango el Vie Oct 05 2018, 22:25, editado 1 vez
Sango
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
La inesperada propuesta de mi compañera me saco una sonrisa al tiempo que le reincorporaba.
-Bueno... después de todo lo que he vivido he aprendido una cosa. - la tomé de la mano y nos alejé hacia un sitio más alejado y provisto de música. - Creo que hay que aprovechar cada momento así que... bailemos. - le guiñé un ojo manteniendo la sonrisa.
La música intentaba paliar el susurro del miedo y la muerte presente en la ciudad, pro Nuria y yo no podíamos permitirnos pensar en eso. Debíamos escuchar sólo la música y dejarnos guiar por la misma.
El ritmo era tan suave como la brisa, el atardecer ya dejaba sus últimos rayos sobre nosotros. No había un lugar mejor para desprenderse de todo. Me coloqué delante de mi compañera y comencé a moverme al ritmo de la música de un lado al otro, siguiendo los pasos tradicionales de un baile así. Me acercaba y me alejaba con cortos pasos, para luego avanzar en diagonal poniendo mi mano sobre la palma de su mano contraria a la mía, para luego repetir el proceso en el otro lado. Tras ello, me acerqué de nueva tomando ambas manos y subiéndolas al cielo, para dejarlas caer cuando me separé, repitiendo el proceso al ritmo del compás.
Aquello era divertido, era algo normal, algo que cualquier persona cotidiana podía hacer. Estaba bien quitarse de en medio del foco de la tormenta aunque fuera un rato y poder vivir la vida que se suponía que deberíamos a ver vivido; con muchas menos preocupaciones de las que nos lograban quitar el sueño por las noches. En ese momento no había monstruos, ni enemigos, ni Randalls Flaggs. Sólo estábamos nosotros compartiendo un baile, compartiendo un momento pacifico y feliz.
Me volví a acercar a ella, y con los brazos arriba dimos una vuelta para luego dejarnos caer hasta atrás hasta que nuestra unión nos detuvo y nos obligo a volver a juntarnos esbozando una sonrisa acompañada de la risa.
-Lo siento, soy un pésimo bailarín. - me disculpé entre risas.
Sin soltarla de las manos avancé hacia un lado de ella y luego al otro siguiendo la música con cierta torpeza. Pero no me importaba ser torpe en un momento así, al menos ahora me podía permitir el gusto de aprender.
-Bueno... después de todo lo que he vivido he aprendido una cosa. - la tomé de la mano y nos alejé hacia un sitio más alejado y provisto de música. - Creo que hay que aprovechar cada momento así que... bailemos. - le guiñé un ojo manteniendo la sonrisa.
La música intentaba paliar el susurro del miedo y la muerte presente en la ciudad, pro Nuria y yo no podíamos permitirnos pensar en eso. Debíamos escuchar sólo la música y dejarnos guiar por la misma.
El ritmo era tan suave como la brisa, el atardecer ya dejaba sus últimos rayos sobre nosotros. No había un lugar mejor para desprenderse de todo. Me coloqué delante de mi compañera y comencé a moverme al ritmo de la música de un lado al otro, siguiendo los pasos tradicionales de un baile así. Me acercaba y me alejaba con cortos pasos, para luego avanzar en diagonal poniendo mi mano sobre la palma de su mano contraria a la mía, para luego repetir el proceso en el otro lado. Tras ello, me acerqué de nueva tomando ambas manos y subiéndolas al cielo, para dejarlas caer cuando me separé, repitiendo el proceso al ritmo del compás.
Aquello era divertido, era algo normal, algo que cualquier persona cotidiana podía hacer. Estaba bien quitarse de en medio del foco de la tormenta aunque fuera un rato y poder vivir la vida que se suponía que deberíamos a ver vivido; con muchas menos preocupaciones de las que nos lograban quitar el sueño por las noches. En ese momento no había monstruos, ni enemigos, ni Randalls Flaggs. Sólo estábamos nosotros compartiendo un baile, compartiendo un momento pacifico y feliz.
Me volví a acercar a ella, y con los brazos arriba dimos una vuelta para luego dejarnos caer hasta atrás hasta que nuestra unión nos detuvo y nos obligo a volver a juntarnos esbozando una sonrisa acompañada de la risa.
-Lo siento, soy un pésimo bailarín. - me disculpé entre risas.
Sin soltarla de las manos avancé hacia un lado de ella y luego al otro siguiendo la música con cierta torpeza. Pero no me importaba ser torpe en un momento así, al menos ahora me podía permitir el gusto de aprender.
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
-Es bueno verte también, Emmanuel, el mejor arquero de la península de Verisar – Agregué una sonrisa y luego mire a Alward – Muchas cosas pasaron, es cierto, una conversación tan breve no nos permitiría hacer un relevamiento adecuado- Señale a Ulareena – Ella deseaba venir y me pareció correcto acompañarla ¿Si? -
El humano acepto bailar, aunque parecía algo dudoso [ANALIZANDO] ¿Qué le preocupaba? Accediendo a viejos archivos podía asegurar que en líneas generales los orgánicos disfrutaban de este tipo de actividades. En la danza lo ideal era realizar una serie de pasos con cierta coordinación, asegurándose de acompañar a tu pareja y armonizando los movimientos.
Nada de esto se cumplía con Alward.
-Está bien – Dije cada vez como respuesta a los constantes “Lo siento” del humano, sus pisadas no me dolían, pero entendía que cada vez que decía esas palabras correspondía que contestara – Esta bien – [ANALIZANDO] El humano transpiraba y no parecía estar disfrutándolo, quizás me había equivocado y no correspondía un baile en este momento.
Reivy apareció junto a nosotros, creía que estaría con Lavey, pero parecía estar más interesada en bailar conmigo. Agarré la mano que me ofrecía, sin cambiar en demasía mi gesto, había notado que en este baile todos los orgánicos cambiaban de parejas con bastante velocidad, así que parecía correcto el ir con la dragona.
-De acuerdo, bailemos – Les respondí a Reivy [ANALIZANDO] la mujer si parecía disfrutar de esta actividad, y no tenía que decir “lo siento” ya que mantenía sus pies apartados de los míos – Parece estar mejor así ¿Correcto? –
Unos niños señalaban mi rostro, incline la cabeza mientras pensaba porqué podía ser [ANALIZANDO] probablemente debía ser por mis componentes de Bio, era algo que solía causar interes. No presté mayor atención a ello, continué siguiendo el ritmo de la dragona hasta que la música terminó, momento en el cual me detuve.
-Agradezco que aceptaras bailar conmigo – Espere unos segundos y sonreí – Creo que he completado con la mayoría de los rituales que realizan los orgánicos en este tipo de eventos-
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El humano acepto bailar, aunque parecía algo dudoso [ANALIZANDO] ¿Qué le preocupaba? Accediendo a viejos archivos podía asegurar que en líneas generales los orgánicos disfrutaban de este tipo de actividades. En la danza lo ideal era realizar una serie de pasos con cierta coordinación, asegurándose de acompañar a tu pareja y armonizando los movimientos.
Nada de esto se cumplía con Alward.
-Está bien – Dije cada vez como respuesta a los constantes “Lo siento” del humano, sus pisadas no me dolían, pero entendía que cada vez que decía esas palabras correspondía que contestara – Esta bien – [ANALIZANDO] El humano transpiraba y no parecía estar disfrutándolo, quizás me había equivocado y no correspondía un baile en este momento.
Reivy apareció junto a nosotros, creía que estaría con Lavey, pero parecía estar más interesada en bailar conmigo. Agarré la mano que me ofrecía, sin cambiar en demasía mi gesto, había notado que en este baile todos los orgánicos cambiaban de parejas con bastante velocidad, así que parecía correcto el ir con la dragona.
-De acuerdo, bailemos – Les respondí a Reivy [ANALIZANDO] la mujer si parecía disfrutar de esta actividad, y no tenía que decir “lo siento” ya que mantenía sus pies apartados de los míos – Parece estar mejor así ¿Correcto? –
Unos niños señalaban mi rostro, incline la cabeza mientras pensaba porqué podía ser [ANALIZANDO] probablemente debía ser por mis componentes de Bio, era algo que solía causar interes. No presté mayor atención a ello, continué siguiendo el ritmo de la dragona hasta que la música terminó, momento en el cual me detuve.
-Agradezco que aceptaras bailar conmigo – Espere unos segundos y sonreí – Creo que he completado con la mayoría de los rituales que realizan los orgánicos en este tipo de eventos-
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- Hablo con :
- Alward, Reivy. Y acepto el hechizo que Demian me puso, aunque Zöe no tiene espejo para verse XD
Zöe
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Una alma caritativa y salvadora hizo acto de presencia en el estropicio de baile que estaba ejecutando Alward. De una forma sutil, le quitó a Zöe como pareja y le dejaron tirado, ¡Pero qué oportuna! ¡Y en el buen sentido! Era la misma mujer que ejercía de maestra de ceremonias hace unos instantes, la teoría de que la bio estaba con ese extraño grupo de artistas ambulantes draconiano se confirmaba.
Una vez liberado, intentó salir de la zona de baile, pasando entre la multitud y sin llamar mucho más la atención. No quería que alguna otra persona lo pillara de imprevisto y le obligase a bailar. Ya había sufrido bastante baile esa noche.
Logró reencontrarse con Emmanuel, y menos mal, ya que era muy fácil perderse debido a la cantidad de gente que de pronto inundó la plaza.
-¿La oíste? ¡Me llamó "El mejor arquero de toda la península"!
-¿Eh?-Dijo extrañado, ya que al salir de tal tumulto lo que menos se esperaba era oír precisamente eso. Pero sí, fueron las palabras de Zöe-...Ya-Soltó sin más importancia y mirando a su alrededor intentando buscar a Rischer
-¿Te das cuenta de lo que significa eso? ¡Se acuerda de mí! Y de mis increíbles habilidades-Dijo mientras sacaba pecho, orgulloso
-...¿Qué tratas de decirme?
-¡Me estoy creando una reputación!-Dijo especialmente alegre-Y las damas no me olvidan...-Susurró esto último con cara de galán
Ante esto último, Alward no pudo evitar soltar una carcajada. A lo que su amigo respondió con una mirada recelosa.
-¿De verdad crees que Zöe se ha acordado de ti porque le gustas?
-¿Y por qué no?-Se cruzó de brazos
-Zöe es... Peculiar. Te ha llamado eso porque es exactamente de la forma en la que te presentaste ante ella, no por nada en especial.-Contestó con un tono y gestos asertivos-Vive en como en otro mundo, no tiene apego por nada ni nadie, es uno de esos "bio-cibernéticos".-Hizo una breve pausa y miró intensamente a los ojos a Emmanuel-¿Acaso... Te gusta?
-¡N-no! ¡Para nada!-Dijo negando con cabeza y ambas manos-Es solo que, bueno...-Volvió a una postura más convencional-Supongo que no la conozco también como tú, y por eso me sorprendió que me hablase así
Alward se cruzo de brazos y miró brevemente de reojo a su compañero acompañado de una leve sonrisa, para acto seguido desviar su mirada hacia donde estaba la zona del baile.
-Tampoco la conozco como a ti o a cualquiera de los chicos, pero sí, se puede decir que sé algo.
De pronto, el Sevna y Emmanuel notaron cómo una mano se les posaba en sus hombros derecho e izquierdo respectivamente y una voz provenía de detrás suyo.
-¡Por fin os encuentro!
Ambos mercenarios reconocieron la voz, era Rischer. Fue una suerte no tener que ir de sitio en sitio de la celebración para buscarle.
Pero, para su máxima sorpresa y elevación de sus palpitaciones, no se encontraron con el elfo de aparente mediana edad, de tez blanca que estaban acostumbrados. Sus rostros cambiaron a uno de terror absoluto cuando vieron que un "monstruo" de pelaje por todo el cuerpo color azul celeste y manchas amarillentas por todo el cuerpo.
-¡¡¡AAAAHHHH!!!-Gritaron al unísono mientras se apartaban unos pasos de la criatura. Aunque, si fijaban mejor la mirada, era Rischer... ¿Pero y ese pelo?
-¿¿¿¡¡¡QUÉ TE HA PASADO!!!???-Gritó mientras le señalaba con efusividad
-¡ESO!-Gritó sin mucho sentido también, imitando el gesto del joven Sevna
El elfo se miró las manos y... No había nada, era su piel. Se tocó el rostro y más de lo mismo, "¿Qué les pasa a estos tarados? ¿Estarán borrachos?", pensó.
Por arte de magia, el pelaje desapareció ante los ojos incrédulos de Alward y Emmanuel, los cuales se miraron con cara de auténticos bobos entre ambos.
-¿C-cómo...?
-¿Es posible...?-Terminó la frase de su amigo
-¿Ya habéis bebido más de la cuenta?-Suspiró-Al, tú no sueles beber, no deberías de excederte cuando lo hagas
-P-pero sí...
-Basta-Lo cortó a mitad de frase-Es hora de irnos, mañana hay que madrugar para regresar a Lunargenta. Ya hemos terminado lo que veníamos a hacer aquí.
Una vez liberado, intentó salir de la zona de baile, pasando entre la multitud y sin llamar mucho más la atención. No quería que alguna otra persona lo pillara de imprevisto y le obligase a bailar. Ya había sufrido bastante baile esa noche.
Logró reencontrarse con Emmanuel, y menos mal, ya que era muy fácil perderse debido a la cantidad de gente que de pronto inundó la plaza.
-¿La oíste? ¡Me llamó "El mejor arquero de toda la península"!
-¿Eh?-Dijo extrañado, ya que al salir de tal tumulto lo que menos se esperaba era oír precisamente eso. Pero sí, fueron las palabras de Zöe-...Ya-Soltó sin más importancia y mirando a su alrededor intentando buscar a Rischer
-¿Te das cuenta de lo que significa eso? ¡Se acuerda de mí! Y de mis increíbles habilidades-Dijo mientras sacaba pecho, orgulloso
-...¿Qué tratas de decirme?
-¡Me estoy creando una reputación!-Dijo especialmente alegre-Y las damas no me olvidan...-Susurró esto último con cara de galán
Ante esto último, Alward no pudo evitar soltar una carcajada. A lo que su amigo respondió con una mirada recelosa.
-¿De verdad crees que Zöe se ha acordado de ti porque le gustas?
-¿Y por qué no?-Se cruzó de brazos
-Zöe es... Peculiar. Te ha llamado eso porque es exactamente de la forma en la que te presentaste ante ella, no por nada en especial.-Contestó con un tono y gestos asertivos-Vive en como en otro mundo, no tiene apego por nada ni nadie, es uno de esos "bio-cibernéticos".-Hizo una breve pausa y miró intensamente a los ojos a Emmanuel-¿Acaso... Te gusta?
-¡N-no! ¡Para nada!-Dijo negando con cabeza y ambas manos-Es solo que, bueno...-Volvió a una postura más convencional-Supongo que no la conozco también como tú, y por eso me sorprendió que me hablase así
Alward se cruzo de brazos y miró brevemente de reojo a su compañero acompañado de una leve sonrisa, para acto seguido desviar su mirada hacia donde estaba la zona del baile.
-Tampoco la conozco como a ti o a cualquiera de los chicos, pero sí, se puede decir que sé algo.
De pronto, el Sevna y Emmanuel notaron cómo una mano se les posaba en sus hombros derecho e izquierdo respectivamente y una voz provenía de detrás suyo.
-¡Por fin os encuentro!
Ambos mercenarios reconocieron la voz, era Rischer. Fue una suerte no tener que ir de sitio en sitio de la celebración para buscarle.
Pero, para su máxima sorpresa y elevación de sus palpitaciones, no se encontraron con el elfo de aparente mediana edad, de tez blanca que estaban acostumbrados. Sus rostros cambiaron a uno de terror absoluto cuando vieron que un "monstruo" de pelaje por todo el cuerpo color azul celeste y manchas amarillentas por todo el cuerpo.
-¡¡¡AAAAHHHH!!!-Gritaron al unísono mientras se apartaban unos pasos de la criatura. Aunque, si fijaban mejor la mirada, era Rischer... ¿Pero y ese pelo?
-¿¿¿¡¡¡QUÉ TE HA PASADO!!!???-Gritó mientras le señalaba con efusividad
-¡ESO!-Gritó sin mucho sentido también, imitando el gesto del joven Sevna
El elfo se miró las manos y... No había nada, era su piel. Se tocó el rostro y más de lo mismo, "¿Qué les pasa a estos tarados? ¿Estarán borrachos?", pensó.
Por arte de magia, el pelaje desapareció ante los ojos incrédulos de Alward y Emmanuel, los cuales se miraron con cara de auténticos bobos entre ambos.
-¿C-cómo...?
-¿Es posible...?-Terminó la frase de su amigo
-¿Ya habéis bebido más de la cuenta?-Suspiró-Al, tú no sueles beber, no deberías de excederte cuando lo hagas
-P-pero sí...
-Basta-Lo cortó a mitad de frase-Es hora de irnos, mañana hay que madrugar para regresar a Lunargenta. Ya hemos terminado lo que veníamos a hacer aquí.
- Off:
- El hechizo de Demián ha tenido efecto, pero no sobre el objetivo deseado xD
Alward Sevna
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Re: Høstblót, El Equinoccio de Otoño [Evento Global]
Sonreí y reí ante la comparativa que Zöe hacia entre el chico y yo. ¿Era cosa mía o la biotica estaba siendo sutil? la primera vez que la conocí hubiera dicho sin tapujos... en realidad habían diversas opciones. Desde la básica "No comprendo porque algunos orgánicos no saben seguir el ritmo" hasta la compleja corrección de cada paso mal dado, rectificando e indicando al muchacho como seguir el baile.
Sin embargo, de entre todo lo que podía decir solo dijo aquella pequeña perla. Una que indicaba que a de mas de comprender el "ritual" lo disfrutaba, apenas imperceptible, pero latente, las dos pequeñas palabras "Parece y Mejor" no solo indicaban aprendizaje, también indicaban humanidad y un desarrollo básico de gustos y elecciones.
-Y yo te agradezco a ti por recibir mi mano. -Al terminar el baile agache la cabeza moviendo la mano hacia un costado, a modo de saludo cortes. -Estas en lo cierto. No solo completaste los rituales sino que a de mas participaste en la improvisación de un circo. Deberías estar orgullosa.
Le sonreí de oreja a oreja y la invite a salir de la pista improvisada de baile, pista en la cual había perdido a la niña aunque seguro que ella no tardaría en encontrarme. No se como lo hace pero siempre sabe donde estoy. Por el rabillo del ojo pude ver a un grupo de hombres sentados en la valla de un bar, aquello me recordó a la noche en la que el misterioso hombre hablo de revolución en la taberna.
-Zöe. -Llame la atención de la mujer. -Tu sabes algo de un hombre... ¿Un hombre que habla de amor? -Ahora estaba seria y la música y la fiesta se me volvieron ajenas. -Hace un tiempo apareció un anciano en una taberna donde pase la noche. Hablaba de que nos amaba a todos. Al principio pensé que era un pobre infeliz, pero luego la cosa se puso...¿Turbia?
Me fallaban las palabras, por algún motivo al pensar en aquel hombre se me congelaban los pensamientos. Tenia algo, no sabia el que, pero ese algo me provocaba terror.
-Empezó a decir que quiere destruir... no, que quiere que nosotros destruyamos los pilares de los reyes. Que quiere unificar Aerandir en un mundo igualitario. -Suspire resignada al imaginar aquel mundo de ensueño. -Y seria perfecto que el mundo fuera así, pero nosotros no somos perfecto. Y por tanto me pregunto ¿Que precio nos hará pagar para conseguir su mundo igualitario?
Al terminar la pregunta una joven rubia apareció entre el gentío. Efectivamente, Lavey me había encontrado y llevaba en la mano dos manzanas de caramelo. ¿De donde saco eso? ¿Y con que dinero? Estaba claro que no las había conseguido de una forma legal, pues en su cara se dibujaba la picaresca de una buena travesura realizada y sus ojos brillaban con esa connotación que decía "mira lo que hice, se que esta mal, pero me divertí y no me pillaron."
Sin embargo, de entre todo lo que podía decir solo dijo aquella pequeña perla. Una que indicaba que a de mas de comprender el "ritual" lo disfrutaba, apenas imperceptible, pero latente, las dos pequeñas palabras "Parece y Mejor" no solo indicaban aprendizaje, también indicaban humanidad y un desarrollo básico de gustos y elecciones.
-Y yo te agradezco a ti por recibir mi mano. -Al terminar el baile agache la cabeza moviendo la mano hacia un costado, a modo de saludo cortes. -Estas en lo cierto. No solo completaste los rituales sino que a de mas participaste en la improvisación de un circo. Deberías estar orgullosa.
Le sonreí de oreja a oreja y la invite a salir de la pista improvisada de baile, pista en la cual había perdido a la niña aunque seguro que ella no tardaría en encontrarme. No se como lo hace pero siempre sabe donde estoy. Por el rabillo del ojo pude ver a un grupo de hombres sentados en la valla de un bar, aquello me recordó a la noche en la que el misterioso hombre hablo de revolución en la taberna.
-Zöe. -Llame la atención de la mujer. -Tu sabes algo de un hombre... ¿Un hombre que habla de amor? -Ahora estaba seria y la música y la fiesta se me volvieron ajenas. -Hace un tiempo apareció un anciano en una taberna donde pase la noche. Hablaba de que nos amaba a todos. Al principio pensé que era un pobre infeliz, pero luego la cosa se puso...¿Turbia?
Me fallaban las palabras, por algún motivo al pensar en aquel hombre se me congelaban los pensamientos. Tenia algo, no sabia el que, pero ese algo me provocaba terror.
-Empezó a decir que quiere destruir... no, que quiere que nosotros destruyamos los pilares de los reyes. Que quiere unificar Aerandir en un mundo igualitario. -Suspire resignada al imaginar aquel mundo de ensueño. -Y seria perfecto que el mundo fuera así, pero nosotros no somos perfecto. Y por tanto me pregunto ¿Que precio nos hará pagar para conseguir su mundo igualitario?
Al terminar la pregunta una joven rubia apareció entre el gentío. Efectivamente, Lavey me había encontrado y llevaba en la mano dos manzanas de caramelo. ¿De donde saco eso? ¿Y con que dinero? Estaba claro que no las había conseguido de una forma legal, pues en su cara se dibujaba la picaresca de una buena travesura realizada y sus ojos brillaban con esa connotación que decía "mira lo que hice, se que esta mal, pero me divertí y no me pillaron."
Reivy Abadder
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