Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
Se quedó sentada a su lado, mirando esos hermosos ojos grises, incoloros prácticamente, pero claros y atrayentes, tan bellos como joyas. Le dedicó una sonrisa calmada, quería saber que podía confiar en ella, que estaba ahí para escucharla y así se lo hizo saber mirándola atentamente a los ojos mientras hablaba.
— ¿Soy la primera persona a la que le cuentas esto en detalle? Me siento halagada... — Bromeó para quitarle un poco de tensión a Reivy al hablar, le dedicó una sonrisa más amplia casi al borde de una risita y así cuando mencionó a Lavey, la tierna rubia que había conocido hace un rato, apoyó levemente una mano sobre sus piernas a forma de cariño para así musitar — Es muy lindo lo que haces por Lavey, estoy segura de que la has criado bastante bien. . . ¿Es tú hija biológica? — Tuvo que preguntar, la curiosidad al ver la diferencia en apariencias de ambas le pudo, no hubiera sido ella sí no preguntaba y saciaba su intriga, por más que no sea el momento más adecuado.
Luego removió la mano de sus piernas al volverle a escuchar hablar, seguía mirándola atenta, inclinada suavemente hacia ella, luego poco a poco empezó a pensar sobre la historia, poco a poco escalofríos también sintió la gata, irónicamente su piel fue poniéndose de gallina, no pudo evitar estremecer la espalda suavemente arqueándose levemente mientras se cruzaba de brazos, de la nada le había entrado frío en una brisa mientras hablaba.
— Entonces... Sí todo lo que dices es verdad, y... Que te creo, que creo que puede ser verdad, también hay que pensar en otras opciones, ¿Qué tal sí solo fue una ilusión? ¿Gente realmente parecida y disfrazada de la misma manera intentando dar ese mensaje? Como... ¡Actores! O gemelos y actores, o... Bueno, tú me entiendes, ¡Hay muchas posibilidades! Quizá hasta sea como tú dices, un dios, o un ente demasiado poderoso que busca unir a la gente común bajo su mandato... Quiero investigar más sobre esta historia... Sí descubro algo sobre todo lo que está pasando, serás la primera en saberlo. . . —
Y apoyó levemente su mano ahora en el hombro de Reivy, se inclinó aún más y suavemente le abrazó al estar en silencio, era una desconocida totalmente para ella, pero parecía que lo necesitaba, se debía sentir preocupada.
Al sonreírle finalmente se le separó, y sin esperar esas palabras se sorprendió un poco pero aceptó con un movimiento de cabeza y esta vez volvió a ofrecer su mano a la mayor.
— Unas copas... Hace tiempo que no bebo, no estaría nada mal. —
— ¿Soy la primera persona a la que le cuentas esto en detalle? Me siento halagada... — Bromeó para quitarle un poco de tensión a Reivy al hablar, le dedicó una sonrisa más amplia casi al borde de una risita y así cuando mencionó a Lavey, la tierna rubia que había conocido hace un rato, apoyó levemente una mano sobre sus piernas a forma de cariño para así musitar — Es muy lindo lo que haces por Lavey, estoy segura de que la has criado bastante bien. . . ¿Es tú hija biológica? — Tuvo que preguntar, la curiosidad al ver la diferencia en apariencias de ambas le pudo, no hubiera sido ella sí no preguntaba y saciaba su intriga, por más que no sea el momento más adecuado.
Luego removió la mano de sus piernas al volverle a escuchar hablar, seguía mirándola atenta, inclinada suavemente hacia ella, luego poco a poco empezó a pensar sobre la historia, poco a poco escalofríos también sintió la gata, irónicamente su piel fue poniéndose de gallina, no pudo evitar estremecer la espalda suavemente arqueándose levemente mientras se cruzaba de brazos, de la nada le había entrado frío en una brisa mientras hablaba.
— Entonces... Sí todo lo que dices es verdad, y... Que te creo, que creo que puede ser verdad, también hay que pensar en otras opciones, ¿Qué tal sí solo fue una ilusión? ¿Gente realmente parecida y disfrazada de la misma manera intentando dar ese mensaje? Como... ¡Actores! O gemelos y actores, o... Bueno, tú me entiendes, ¡Hay muchas posibilidades! Quizá hasta sea como tú dices, un dios, o un ente demasiado poderoso que busca unir a la gente común bajo su mandato... Quiero investigar más sobre esta historia... Sí descubro algo sobre todo lo que está pasando, serás la primera en saberlo. . . —
Y apoyó levemente su mano ahora en el hombro de Reivy, se inclinó aún más y suavemente le abrazó al estar en silencio, era una desconocida totalmente para ella, pero parecía que lo necesitaba, se debía sentir preocupada.
Al sonreírle finalmente se le separó, y sin esperar esas palabras se sorprendió un poco pero aceptó con un movimiento de cabeza y esta vez volvió a ofrecer su mano a la mayor.
— Unas copas... Hace tiempo que no bebo, no estaría nada mal. —
Elyn
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
Puso los ojos en blanco, realmente ¿Quien la mandaba a sentirse atraída por un humano? Eran débiles y su plazo de vida era tan corto. Oromë había vivido seguramente más del doble que él y Alward moriría mucho antes de que ella alcanzara su apogeo. Algo dentro de ella se volvió ácido y desagradable pero no podía decir qué exactamente.
-¿Eso es todo lo que dirás? Vaya estirado- Comentó por lo bajo, sin soltar su mano y notando una cosa que no vio antes... La fuerza con la que la sujetaba y la calidez. Tal vez no era tan débil como podría pensar.
-No lo harán mientras no grites mi nombre a los cuatro vientos- Se colocó la capucha de regreso sobre sus blancos cabellos y lo siguió a donde fuera que la llevara, de regreso el ruido del gentío festejando, riendo, comiendo y bebiendo de los pequeños puestos repartidos a lo largo y ancho.
Algunas cosas le llamaron la atención pero su hambre y sed estaban bien contenidas, por otra parte, alguien repartía flores, rosas de rojo sangre, violetas de intenso azulado y sus favoritas: jazmines blancos y puros con un brillante centro amarillo. Posiblemente luego comprara unas cuantas para que su primo le hiciera un aceite para el baño... Ya se lo había gastado todo cuando él había llegado a la ciudad.
Su cabeza se giró rápidamente al escuchar a Alward hablar, casi como si fuera un látigo y enarcó la ceja. -¿Por un beso?No son la gran cosa, eres un poco mojigato, ¿Acaso eres virgen?- Porque Oromë no tenía ningún problema en arreglar eso. Odiaba admitirlo pero comenzaba a sentir un intenso dolor, uno igualmente de placentero, esperando más, esperando repetir ese beso. Extrañamente ahora era ella la que estaba comenzando a sonrojarse. Desvió la mirada a la multitud y a la enorme fogata. -No hay de que...-
¿Y cual era la verdadera diversión? ¿Alcoholizarse hasta desmayarse o la que tendrían los adultos al apagar las luces de sus hogares? "Diablos, no pienses en ello. No. Pienses. En. Ello."
Se estremeció de pies a cabeza cuando los niños se acercaron a hablar con él, es más deseaba alejarse pero la mano que aún la sostenía no parecía que fuera a soltarse pronto. O eso creyó, cuando al final si ocurrió y de nuevo las quejas en su cabeza diciéndole "Al fin" y "¿Volverá a tomar mi mano?", ella y su estúpida contradicción.
Ignoró la mayor parte de la charla y fingió que no registraba como el mercenario se ponía como un tomate al no saber como definirla a ella. Una suave sonrisa se asomaba por la comisura de sus labios, una que borró tan pronto como la niña se separó del grupo de chicos.
-Gracias y los tuyos son como las hojas de la ruda, un verde azulado muy hermoso- La pequeña se sonrojó y le sonrió mientras trataba de esconderse detrás de su cabello, sin mucho éxito. -¿Ya has estado allí arriba, o eres muy joven aún para la ceremonia?- Para Oromë los niños humanos le eran difícil diferenciar si eran muy mayores o todo lo contrario. En Dundarak cualquiera podía ser confundido fácilmente y no es que se la pasara mirando el paso de los años en ellos.
-Cuando les pregunto a los adultos del orfanato dicen que el próximo año podré participar, pero ya me lo han dicho el anterior y yo les digo que ya soy más alta que la mayoría de los niños y me vuelven a decir que eso no importa. ¿Por que yo tengo que esperar y la mayoría de los muchachos ya pueden hacer otras cosas?- Se cruzó de brazos y Oromë no pudo ocultar la risa que le asomó por la garganta. -Es que están esperando a que sangres, que es cuando tu cuerpo empieza a cambiar y madurar para ser toda una mujer. Cuando eso pase podrás conseguirte una pareja si quieres y hasta tener hijos, pero no antes. Es un gran paso y seguramente te volverás toda una belleza y tendrás a todo el mundo loco, pero tienes que ser paciente y aprender tanto como puedas de muchas cosas porque ser bonita no lo es todo-
-¿Eso es todo lo que dirás? Vaya estirado- Comentó por lo bajo, sin soltar su mano y notando una cosa que no vio antes... La fuerza con la que la sujetaba y la calidez. Tal vez no era tan débil como podría pensar.
-No lo harán mientras no grites mi nombre a los cuatro vientos- Se colocó la capucha de regreso sobre sus blancos cabellos y lo siguió a donde fuera que la llevara, de regreso el ruido del gentío festejando, riendo, comiendo y bebiendo de los pequeños puestos repartidos a lo largo y ancho.
Algunas cosas le llamaron la atención pero su hambre y sed estaban bien contenidas, por otra parte, alguien repartía flores, rosas de rojo sangre, violetas de intenso azulado y sus favoritas: jazmines blancos y puros con un brillante centro amarillo. Posiblemente luego comprara unas cuantas para que su primo le hiciera un aceite para el baño... Ya se lo había gastado todo cuando él había llegado a la ciudad.
Su cabeza se giró rápidamente al escuchar a Alward hablar, casi como si fuera un látigo y enarcó la ceja. -¿Por un beso?No son la gran cosa, eres un poco mojigato, ¿Acaso eres virgen?- Porque Oromë no tenía ningún problema en arreglar eso. Odiaba admitirlo pero comenzaba a sentir un intenso dolor, uno igualmente de placentero, esperando más, esperando repetir ese beso. Extrañamente ahora era ella la que estaba comenzando a sonrojarse. Desvió la mirada a la multitud y a la enorme fogata. -No hay de que...-
¿Y cual era la verdadera diversión? ¿Alcoholizarse hasta desmayarse o la que tendrían los adultos al apagar las luces de sus hogares? "Diablos, no pienses en ello. No. Pienses. En. Ello."
Se estremeció de pies a cabeza cuando los niños se acercaron a hablar con él, es más deseaba alejarse pero la mano que aún la sostenía no parecía que fuera a soltarse pronto. O eso creyó, cuando al final si ocurrió y de nuevo las quejas en su cabeza diciéndole "Al fin" y "¿Volverá a tomar mi mano?", ella y su estúpida contradicción.
Ignoró la mayor parte de la charla y fingió que no registraba como el mercenario se ponía como un tomate al no saber como definirla a ella. Una suave sonrisa se asomaba por la comisura de sus labios, una que borró tan pronto como la niña se separó del grupo de chicos.
-Gracias y los tuyos son como las hojas de la ruda, un verde azulado muy hermoso- La pequeña se sonrojó y le sonrió mientras trataba de esconderse detrás de su cabello, sin mucho éxito. -¿Ya has estado allí arriba, o eres muy joven aún para la ceremonia?- Para Oromë los niños humanos le eran difícil diferenciar si eran muy mayores o todo lo contrario. En Dundarak cualquiera podía ser confundido fácilmente y no es que se la pasara mirando el paso de los años en ellos.
-Cuando les pregunto a los adultos del orfanato dicen que el próximo año podré participar, pero ya me lo han dicho el anterior y yo les digo que ya soy más alta que la mayoría de los niños y me vuelven a decir que eso no importa. ¿Por que yo tengo que esperar y la mayoría de los muchachos ya pueden hacer otras cosas?- Se cruzó de brazos y Oromë no pudo ocultar la risa que le asomó por la garganta. -Es que están esperando a que sangres, que es cuando tu cuerpo empieza a cambiar y madurar para ser toda una mujer. Cuando eso pase podrás conseguirte una pareja si quieres y hasta tener hijos, pero no antes. Es un gran paso y seguramente te volverás toda una belleza y tendrás a todo el mundo loco, pero tienes que ser paciente y aprender tanto como puedas de muchas cosas porque ser bonita no lo es todo-
Oromë Vánadóttir
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
¿Cómo había llegado a ese lugar? Daba igual. El chico no paraba de moverse de ciudad en ciudad, pueblo en pueblo y rincón en rincón por todo Aerandir. Fuera de eso, todo el mundo hablaba de la celebración, así que no tardaría en enterarse y, como buen curioso, tenía que saber de qué se trataba.
–Te digo la verdad, Arty, no sabía que esto sería sobre parejas besándose y chicas desnudas –aclaró por décima vez.
La verdad es que era innecesario, la programación de Artyhom, su pequeño mecánico, jamás había permitido que se burlara de él o insistiera en algo, pero era como si el brujo se persiguiera a sí mismo. Cada vez Arty contestaba de la misma manera.
–Como digas, Demian.
–¡No, en serio, no sabía!
–No lo pongo en duda.
Decir que estaba rojo como un tomate era decir poco. El chico pasaba por todos los colores del espectro cuando veía pasar a muchachas desnudas al ritual, en especial si eran lindas y ya tenían señas de desarrollo. En más de una ocasión había parecido tan incómodo que cualquiera diría que saldría corriendo en cualquier momento, pero aún así seguía acercándose a los altares.
–Si gustas nos podemos retirar.
–Debo hacer algo primero.
Sin dar mayores explicaciones, el chico se paró frente a las estatuas, desenrollando un pequeño paquete que había llevado en su mano izquierda todo ese rato. En su interior había una paloma muerta.
La había cazado hace unos minutos. No había sido necesario demasiado esfuerzo, sólo un par de ilusiones y un rápido movimiento de daga. En su momento Artyhom había ofrecido cocinarla, pero no era para eso que la tenía. No, había escuchado algo sobre cómo funcionaba el ritual y esperaba que los dioses le favorecieran. Quien conociera a Demian sabía que no era precisamente una persona devota, pero allí estaba, uno como los demás, con su ofrenda y actitud humilde.
–Esto es sólo para demostrarte algo, Arty –dijo mientras sus mejillas adquirían un color casi morado –. La gente hace rituales a los dioses de esta manera... sac-c-crificios, les llaman.
El mecánico asintió. Toda su existencia parecía dedicada a aprender y se podía decir que disfrutaba de que Demian le enseñara cosas, fuese lo que fuese. En su diminuto cuerpo robótico no albergaba la posibilidad siquiera de dudar de su amo.
La ofrenda del chico no era nada llamativa. Las palomas eran una de las formas más básicas de sacrificio y ardió con rapidez, opacad por los otros animales. El rostro de Demian no parecía realmente interesado, pero eso no se condecía con lo que ocurría en su interior.
En su corazón hablaba, elevaba una plegaria.
"No busco el amor ni nada de esas cosas, en serio" le decía en su interior a los dioses. "No, en serio, no estoy mintiendo. No es por eso que traigo esta ofrenda. Sólo quiero que una persona que conozco... sí, ella. Es sólo casualidad que sea una chica, eh, no malinterpreten mi ofrenda. Bueno, quiero que ella supere lo que le pasó. Perdió un brazo en un ataque por algo que yo mismo causé y debe sufrir mucho. No me imagino lo que debe sentirse perder un brazo, o una pierna o lo que sea. Entonces es eso lo que quiero pedirles, nada más, que ella pueda estar bien a pesar de lo que le pasó".
–¿Qué se hace ahora? –quiso saber Artyhom.
–Nada, sólo... s-sólo puedes pedir algo a los dioses, pero esas cosas son estúpidas. Todos saben que los dioses no responden.
Artyhom asintió, aunque a pesar de que su rostro no era más que una máscara era fácil poder afirmar que estaba confundido.
–Vamos.
El chico se dio la vuelta y, quizás por el apuro de salir de ese lugar, o quizás sólo por mala suerte, fue a chocar directo con un sujeto. En un movimiento instintivo acercó sutilmente su mano a la empuñadura de su daga (convenientemente cubierta por ilusiones que la hacían parecer sólo un bolso en su costado), pero pronto cayó en cuenta que no había peligro alguno. De hecho, cayó en cuenta de algo más... aquella persona lloraba.
–N-n-no quise ofenderle, señor –dijo con algo de dificultad producto de su usual tartamudeo.
En ese momento se percató de otro detalle. El sujeto tenía lágrimas en los ojos, pero no estaba llorando, estaba riendo, riendo a carcajadas. ¿O quizás era sólo una forma extraña de llorar? Él era malo en esas cosas, a menudo no sabía bien lo que las personas realmente sentían.
–Decídase –le dijo–, o llora o se ríe.
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
Alward y los dos chicos se quedaron pendientes de la explicación de Oromë.
-¿"A que sangre"? ¿Qué significa eso?
-Cuando una niña sangra por sus "partes", significa que ha madurado y convertido en mujer
-Ugh... Asqueroso-Un gesto de total repulsa se le dibujó en el rostro
Alward rió y se cruzó de brazos
-Es algo natural-Se explicó
-¿Nosotros también sangraremos para volvernos altos y fuertes como tú, Al?
-No-Negó con la cabeza-A nosotros se nos pone la voz más grave y empieza a aparecer la barba.-Explicó muy por encima-Y yo no estoy tan fuerte-Rió e hizo gestos de negación con la palma de la mano-Tenéis que ver a Moses, ese tío está hecho un toro-Miró ahora a Claire-Y es cierto, Claire. Una mujer no solo debe de ser bonita. También debe de ser fuerte, tener carácter y enfrentarse con decisión y templanza a los retos que le surjan en su vida. Solo así serás una mujer de provecho.-Se acercó a la pequeña y le acarició la cabeza revolviéndole un poco el pelo-Como Oromë-Miró a la dragona de ojos ambarinos y le dedicó una sonrisa
-¿Eres la famosa Oromë de Ciudad Lagarto?--Abrió sus ojos, sorprendida
-Sí. Y como buenos futuros Stellazios, me tenéis que guardar el secreto de que la habéis visto-Miró a cada uno de los niños y se llevó el dedo índice a los labios en señal de silencio y les guiñó el ojo-Es información secreta-Bajó la voz
-¡Tranquilo, Al!-Se golpeó el pecho con fuerza y sonrió-¡Puedes confiar en nosotros!-Aseguró asintiendo con la cabeza-¡De mayor seré tan fuerte y valiente como tú!-Soltó de pronto, entusiasmado
-¡Pues yo me volveré fuerte y rudo como Moses!-Puso sus brazos en jarras y sacó pecho
-¡Y yo fuerte y bonita como Oromë!--Sonrió con inocencia
El Sevna volvió a reír y asintió.
-¡Eso está muy bien! Pero no olvidéis que también tenéis que cuidar los unos de los otros, la unión hace la verdadera fuerza
Ese es uno de esos típicos consejos que das a los demás pero tú no cumples. Sabía que había verdad en sus palabras, pero también sabía que, por decisión propia, estaba solo. Era una contradicción curiosa. No estaba arrepentido, pero sí apenado. Para nada iba a volver atrás, pero por un instante, desearía no marcharse nunca de su hogar... Otra vez.
-¡Al!-Llamó su atención-¡Nosotros nos vamos!-Sonrió de forma pícara y bromista-...¡Espero que lo pases bien con tu novia!
Entre carcajadas infantiles e inocentes, los tres niños se marcharon del lugar. Alward quedó ruborizado y apretando los dientes con cierta rabia.
-...Malditos críos-Maldijo en voz baja
Acto seguido, desvió de nuevo su atención hacia Oromë y rascó la parte trasera de su cabeza, en señal de vergüenza, mientras soltaba una pequeña risa falsa. Tras eso, suspiró y recobró una postura más normal.
-No te preocupes, son de fiar. No te delatarán.-Aclaró
El humano centró su atención en la fogata. Las llamas bailaban al son de un complejo baile. Daban calor a toda la plaza, y todos allí parecían felices. Quizás sería su última fiesta en Lunargenta después de un buen tiempo, tenía que disfrutarla, debería de disfrutarla... Siempre celebraba estas cosas junto a su familia o amigos, pero ahora era diferente. Se encontraba junto a una hermosa mujer que le hacía sentirse bien, a gusto, como si todo lo que sucediese de forma externa a ellos no existiera. Poco a poco, le acercó una mano para agarrar la correspondiente de la dragona, mientras tenía su mirada fija en el fuego. Finalmente, la agarró, sin preguntar, no sabía qué haría Oromë, pero tenía la necesidad de volver a tocarla aunque solo fuese un instante.
-...Llevo varias semanas pasándolo mal-Cambió su atención a la dragona-Pero, al estar contigo, al verte... Lo he olvidado todo-Se volteó hacia ella y le agarró la otra mano, haciendo que esta también tuviera que girarse. La miró a los ojos, con la más profunda sinceridad-Gracias
-¿"A que sangre"? ¿Qué significa eso?
-Cuando una niña sangra por sus "partes", significa que ha madurado y convertido en mujer
-Ugh... Asqueroso-Un gesto de total repulsa se le dibujó en el rostro
Alward rió y se cruzó de brazos
-Es algo natural-Se explicó
-¿Nosotros también sangraremos para volvernos altos y fuertes como tú, Al?
-No-Negó con la cabeza-A nosotros se nos pone la voz más grave y empieza a aparecer la barba.-Explicó muy por encima-Y yo no estoy tan fuerte-Rió e hizo gestos de negación con la palma de la mano-Tenéis que ver a Moses, ese tío está hecho un toro-Miró ahora a Claire-Y es cierto, Claire. Una mujer no solo debe de ser bonita. También debe de ser fuerte, tener carácter y enfrentarse con decisión y templanza a los retos que le surjan en su vida. Solo así serás una mujer de provecho.-Se acercó a la pequeña y le acarició la cabeza revolviéndole un poco el pelo-Como Oromë-Miró a la dragona de ojos ambarinos y le dedicó una sonrisa
-¿Eres la famosa Oromë de Ciudad Lagarto?--Abrió sus ojos, sorprendida
-Sí. Y como buenos futuros Stellazios, me tenéis que guardar el secreto de que la habéis visto-Miró a cada uno de los niños y se llevó el dedo índice a los labios en señal de silencio y les guiñó el ojo-Es información secreta-Bajó la voz
-¡Tranquilo, Al!-Se golpeó el pecho con fuerza y sonrió-¡Puedes confiar en nosotros!-Aseguró asintiendo con la cabeza-¡De mayor seré tan fuerte y valiente como tú!-Soltó de pronto, entusiasmado
-¡Pues yo me volveré fuerte y rudo como Moses!-Puso sus brazos en jarras y sacó pecho
-¡Y yo fuerte y bonita como Oromë!--Sonrió con inocencia
El Sevna volvió a reír y asintió.
-¡Eso está muy bien! Pero no olvidéis que también tenéis que cuidar los unos de los otros, la unión hace la verdadera fuerza
Ese es uno de esos típicos consejos que das a los demás pero tú no cumples. Sabía que había verdad en sus palabras, pero también sabía que, por decisión propia, estaba solo. Era una contradicción curiosa. No estaba arrepentido, pero sí apenado. Para nada iba a volver atrás, pero por un instante, desearía no marcharse nunca de su hogar... Otra vez.
-¡Al!-Llamó su atención-¡Nosotros nos vamos!-Sonrió de forma pícara y bromista-...¡Espero que lo pases bien con tu novia!
Entre carcajadas infantiles e inocentes, los tres niños se marcharon del lugar. Alward quedó ruborizado y apretando los dientes con cierta rabia.
-...Malditos críos-Maldijo en voz baja
Acto seguido, desvió de nuevo su atención hacia Oromë y rascó la parte trasera de su cabeza, en señal de vergüenza, mientras soltaba una pequeña risa falsa. Tras eso, suspiró y recobró una postura más normal.
-No te preocupes, son de fiar. No te delatarán.-Aclaró
El humano centró su atención en la fogata. Las llamas bailaban al son de un complejo baile. Daban calor a toda la plaza, y todos allí parecían felices. Quizás sería su última fiesta en Lunargenta después de un buen tiempo, tenía que disfrutarla, debería de disfrutarla... Siempre celebraba estas cosas junto a su familia o amigos, pero ahora era diferente. Se encontraba junto a una hermosa mujer que le hacía sentirse bien, a gusto, como si todo lo que sucediese de forma externa a ellos no existiera. Poco a poco, le acercó una mano para agarrar la correspondiente de la dragona, mientras tenía su mirada fija en el fuego. Finalmente, la agarró, sin preguntar, no sabía qué haría Oromë, pero tenía la necesidad de volver a tocarla aunque solo fuese un instante.
-...Llevo varias semanas pasándolo mal-Cambió su atención a la dragona-Pero, al estar contigo, al verte... Lo he olvidado todo-Se volteó hacia ella y le agarró la otra mano, haciendo que esta también tuviera que girarse. La miró a los ojos, con la más profunda sinceridad-Gracias
Alward Sevna
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
Aquella noche se levantó con el corazón ahogado, tal como había previsto que ocurriría. En los días anteriores había intentado distraerse e ignorarlo, pero aquel sentimiento de angustia creciente se imponía irremediablemente en varias ocasiones al año. Una de ellas era el cumpleaños de Irina, el mismo día que había muerto la esposa de Taliesin. Otra, semanas más tarde, el aniversario de su transformación en vampiro. Y otra más era el día de su boda, en el Ohdà. El mismo día que la había conocido y lo cual, pensaron, sólo hacía el día más propicio para la unión.
Y que, a juzgar por cómo había terminado todo, no lo había sido.
Ya no la recordaba de la misma manera. La calidez del recuerdo se desvanecía, los detalles se difuminaban. Aquella canción que siempre cantaba había perdido notas y poesía. Después de tantos años ella se había convertido en un fantasma, y Taliesin no podía decir que siguiera amándola. Pero seguía echándola de menos; a ella y a la vida que podría haber tenido. Y, en días como aquel, recordaba todas aquellas preguntas que lo carcomieron diez años atrás, y que aún de vez en cuando volvían a él como visitantes inesperados durante la noche.
Se desplazó hasta el Ohdà, sin Irina. Su hija ya lo sabía; aquél era un día que Taliesin prefería tomarse para sí, y en el que hacía voto de silencio. No prestó atención a las niñas asustadas, ni a bailes ni a parejas felices, y se mantuvo frente al fuego que se había encendido en la plaza.
Era costumbre cada año quemar un recuerdo de su mujer. El primer año había sido fácil; había quemado una caja entera en un intento desesperado por aliviar el dolor. Pero después, a medida que pasaron los años, el quemar su pasado se había hecho menos importante, y sólo había mantenido la costumbre por su religiosidad. Era como si al arder, aquellos objetos hubieran liberado el fantasma de su esposa y así ella, poco a poco, hubiera dejado de existir.
De esta manera había quemado la ropa de cama que ella había cosido en preparación a la boda, el laúd que había ganado y nunca había aprendido a tocar, el collar que llevaba en contadas ocasiones. Ropa, pasatiempos, utensilios, maquillaje, decoraciones, todo lo que ella había mantenido cercano había desaparecido.
Hasta que su fantasma se había visto reducido a un único objeto, que ahora Taliesin sostenía frente a la hoguera de aquel año mientras reunía el coraje para dejarlo marchar.
El recuerdo le quemaba la mano a través del guante como un clavo ardiente del que no quería desprenderse.
Y no fue capaz de lanzarlo a las llamas.
Y que, a juzgar por cómo había terminado todo, no lo había sido.
Ya no la recordaba de la misma manera. La calidez del recuerdo se desvanecía, los detalles se difuminaban. Aquella canción que siempre cantaba había perdido notas y poesía. Después de tantos años ella se había convertido en un fantasma, y Taliesin no podía decir que siguiera amándola. Pero seguía echándola de menos; a ella y a la vida que podría haber tenido. Y, en días como aquel, recordaba todas aquellas preguntas que lo carcomieron diez años atrás, y que aún de vez en cuando volvían a él como visitantes inesperados durante la noche.
Se desplazó hasta el Ohdà, sin Irina. Su hija ya lo sabía; aquél era un día que Taliesin prefería tomarse para sí, y en el que hacía voto de silencio. No prestó atención a las niñas asustadas, ni a bailes ni a parejas felices, y se mantuvo frente al fuego que se había encendido en la plaza.
Era costumbre cada año quemar un recuerdo de su mujer. El primer año había sido fácil; había quemado una caja entera en un intento desesperado por aliviar el dolor. Pero después, a medida que pasaron los años, el quemar su pasado se había hecho menos importante, y sólo había mantenido la costumbre por su religiosidad. Era como si al arder, aquellos objetos hubieran liberado el fantasma de su esposa y así ella, poco a poco, hubiera dejado de existir.
De esta manera había quemado la ropa de cama que ella había cosido en preparación a la boda, el laúd que había ganado y nunca había aprendido a tocar, el collar que llevaba en contadas ocasiones. Ropa, pasatiempos, utensilios, maquillaje, decoraciones, todo lo que ella había mantenido cercano había desaparecido.
Hasta que su fantasma se había visto reducido a un único objeto, que ahora Taliesin sostenía frente a la hoguera de aquel año mientras reunía el coraje para dejarlo marchar.
El recuerdo le quemaba la mano a través del guante como un clavo ardiente del que no quería desprenderse.
Y no fue capaz de lanzarlo a las llamas.
Taliesin Skatha
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
Fue un instante eterno.
Uno donde sólo se escuchaba el crepitar de las llamas, y no el bullicio de la multitud que me rodeaba. Ignoraba yo a las niñas marcadas con sangre, y a los hombres y a las mujeres. En ese momento sólo existíamos yo, el fuego y un millar de recuerdos.
Eso fue hasta que un golpecito me trajo de vuelta a la realidad.
Me tomó un momento recobrar la noción del tiempo, y otro el recordar dónde me encontraba. Un momento más el darme cuenta de que alguien chocó conmigo, y finalmente, otro más en ver que se trataba de un niño.
Lo primero de lo que me pude percatar fue del distintivo color de sus ojos. Inmediatamente después dirigí mi atención a su curioso acompañante, cuando el primero me pilló desprevenido con su disculpa.
¿Por qué creería que estoy ofendi...
Al caer en cuenta, solté una risita, y sequé mis lágrimas con la manga de mi brazo derecho.
Su segundo comentario me sorprendió aún más. Por su tartamudeo creí que sería alguien nervioso, pero la forma en que se dirigió a mí era propia de alguien como yo mismo.
- No tengo porqué, amiguito -Pensé en sobarle la cabeza, pero me abstuve-. Los dioses son unos cabrones. ¡Me han dado el sabor de vivir y luego me han cortado la lengua! -Me di cuenta de que le hablaba a un niño. A uno desconocido, y en medio de una celebración. Esto hizo que bajara un poco mi tono de voz y ajustara mi postura para parecer menos entusiasta-. Por eso, les estoy eternamente agradecido y les guardo profundo rencor.
Por fin pude callarme, y observé mejor al muchacho. Había algo... raro. No sabría decir el qué, exactamente, pero ese niño era distinto a los demás que había visto, de alguna forma.
Me reí otra vez, intentado disipar el aire tenso que se había formado en mi mente.
- Lo... lamento, no quería hablar tanto -dije, aún hablando-. ¿Viniste a hacer una ofrenda? ¿Tienes a alguien especial? -pregunté con una sonrisa, intentado alejar la atención del monólogo disperso de hace un momento.
*Interactúo con Demian
Uno donde sólo se escuchaba el crepitar de las llamas, y no el bullicio de la multitud que me rodeaba. Ignoraba yo a las niñas marcadas con sangre, y a los hombres y a las mujeres. En ese momento sólo existíamos yo, el fuego y un millar de recuerdos.
Eso fue hasta que un golpecito me trajo de vuelta a la realidad.
Me tomó un momento recobrar la noción del tiempo, y otro el recordar dónde me encontraba. Un momento más el darme cuenta de que alguien chocó conmigo, y finalmente, otro más en ver que se trataba de un niño.
Lo primero de lo que me pude percatar fue del distintivo color de sus ojos. Inmediatamente después dirigí mi atención a su curioso acompañante, cuando el primero me pilló desprevenido con su disculpa.
¿Por qué creería que estoy ofendi...
Al caer en cuenta, solté una risita, y sequé mis lágrimas con la manga de mi brazo derecho.
Su segundo comentario me sorprendió aún más. Por su tartamudeo creí que sería alguien nervioso, pero la forma en que se dirigió a mí era propia de alguien como yo mismo.
- No tengo porqué, amiguito -Pensé en sobarle la cabeza, pero me abstuve-. Los dioses son unos cabrones. ¡Me han dado el sabor de vivir y luego me han cortado la lengua! -Me di cuenta de que le hablaba a un niño. A uno desconocido, y en medio de una celebración. Esto hizo que bajara un poco mi tono de voz y ajustara mi postura para parecer menos entusiasta-. Por eso, les estoy eternamente agradecido y les guardo profundo rencor.
Por fin pude callarme, y observé mejor al muchacho. Había algo... raro. No sabría decir el qué, exactamente, pero ese niño era distinto a los demás que había visto, de alguna forma.
Me reí otra vez, intentado disipar el aire tenso que se había formado en mi mente.
- Lo... lamento, no quería hablar tanto -dije, aún hablando-. ¿Viniste a hacer una ofrenda? ¿Tienes a alguien especial? -pregunté con una sonrisa, intentado alejar la atención del monólogo disperso de hace un momento.
---
*Interactúo con Demian
Mefisto
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
La actitud de los niños ante el hecho de sangrar le arrancó una sonrisa a Oromë. Podía explicar mas al respecto pero prefería guardarse para ella la parte de lo incomodo y doloroso que solía ser cuando aquella visita llegaba, ya bastante nerviosas lucían las niñas allá arriba y no quería arruinar el entusiasmo de Claire.
-Tienen que guardar muy bien el secreto. ¿Si?- Ahora tenía ganas de darle un golpe a Alward. No habían pasado ni 10 minutos desde que le dijo que nada sobre pronunciar su nombre y no va que iba y se lo decía a unos niños... Mucho mejor que una caja fuerte, si claro.
Los pequeños se fueron no sin antes asegurarse que Al se volviera rojo por toda la eternidad. -Eso no es lo que me preocupa...- Susurró mientras desviaba la vista hacia el frente, a las personas bailando y sonriendo a su pareja con tanto cariño que ella solo deseaba alejarse de ellos, de los afortunados quienes nunca sentirían la necesidad de mirar a sus espaldas ni preguntarse si sus seres amados estaban a salvo porque tendrían la certeza de que lo estaban.
Como si de un tsunami se tratara, cada miedo se hizo presente, cada recuerdo y pesadilla tanto real como vivida en tan corto tiempo. Todas y cada una de ellas cortándole la respiración hasta que el aire en toda la faz no era suficiente para calmar sus ansias... Pero esa mano que tomó la de ella fue como un ancla de regreso a la realidad, una fuerza de la naturaleza que lo alejó todo y alzó sus muros para no dejarlos entrar otra vez. Y entonces solo eran ellos dos y la multitud se sintió desaparecer.
Lentamente sus ojos regresaron a fijarse en los de él, la luz del fuego creciente brillando en sus ojos cada vez mas claro y mas fuerte y se encontró a si misma queriendo decirle su dolor. -Tengo pesadillas de aquella noche. Reivy y Lavey están muertas y yo estoy encadenada con las alas rotas esperando morir pero nunca acaban conmigo. Y tu estas también ahí y me hacen ver como te castigan y solo pienso que es mi culpa- Quiso esconder su cara lejos de la suya pero la tenía de frente a él y no había forma de rehuir de aquella mirada penetrante. Se acercó aún mas, hasta que sus narices se rozaban. -Ven conmigo, olvidemos todo... Demosle nuestro propio sacrificio a los dioses por un poco de calma- Juntó sus labios con los de él una vez mas. Un pequeño y suave beso lleno de promesas para este Ohdá.
-Tienen que guardar muy bien el secreto. ¿Si?- Ahora tenía ganas de darle un golpe a Alward. No habían pasado ni 10 minutos desde que le dijo que nada sobre pronunciar su nombre y no va que iba y se lo decía a unos niños... Mucho mejor que una caja fuerte, si claro.
Los pequeños se fueron no sin antes asegurarse que Al se volviera rojo por toda la eternidad. -Eso no es lo que me preocupa...- Susurró mientras desviaba la vista hacia el frente, a las personas bailando y sonriendo a su pareja con tanto cariño que ella solo deseaba alejarse de ellos, de los afortunados quienes nunca sentirían la necesidad de mirar a sus espaldas ni preguntarse si sus seres amados estaban a salvo porque tendrían la certeza de que lo estaban.
Como si de un tsunami se tratara, cada miedo se hizo presente, cada recuerdo y pesadilla tanto real como vivida en tan corto tiempo. Todas y cada una de ellas cortándole la respiración hasta que el aire en toda la faz no era suficiente para calmar sus ansias... Pero esa mano que tomó la de ella fue como un ancla de regreso a la realidad, una fuerza de la naturaleza que lo alejó todo y alzó sus muros para no dejarlos entrar otra vez. Y entonces solo eran ellos dos y la multitud se sintió desaparecer.
Lentamente sus ojos regresaron a fijarse en los de él, la luz del fuego creciente brillando en sus ojos cada vez mas claro y mas fuerte y se encontró a si misma queriendo decirle su dolor. -Tengo pesadillas de aquella noche. Reivy y Lavey están muertas y yo estoy encadenada con las alas rotas esperando morir pero nunca acaban conmigo. Y tu estas también ahí y me hacen ver como te castigan y solo pienso que es mi culpa- Quiso esconder su cara lejos de la suya pero la tenía de frente a él y no había forma de rehuir de aquella mirada penetrante. Se acercó aún mas, hasta que sus narices se rozaban. -Ven conmigo, olvidemos todo... Demosle nuestro propio sacrificio a los dioses por un poco de calma- Juntó sus labios con los de él una vez mas. Un pequeño y suave beso lleno de promesas para este Ohdá.
Oromë Vánadóttir
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
-No, no...-Negó dos veces ante la idea de la dragona que el sufrimiento de Alward había sido causado por ella.-Mis pesares me los he buscado yo mismo-Con cuidado y delicadeza, le acarició una de sus mejillas-Y yo tengo que solucionarlos-Afirmó con rotundidad
Poco a poco, ambos fueron acercando sus rostros hasta que quedaron a escasos centímetros. De nuevo, Oromë habló. Un esbozo de risa tonta e infantil se le escapó de los labios.
-Tú eres mi remedio
El juntó sus labios con los de ella y viceversa. Fue un acto recíproco, un beso dulce.
Parecía que toda aquella soberbia y prepotencia por parte de la dragona habían sido destruidas como fachada, dejando al descubierto lo que esta quería en realidad y no escondiendo sus querencias. Sin miedos y sin complejos, ambos siguieron besándose, sin importar quién pudiera verles y apartando todo lo que les fuese ajeno.
Cuando el beso acabó, esa inhibición de sentimientos negativos acabó, como su de una sucesión de golpes no físicos se tratase, estos empezaron a golpear la cabeza del humano, haciéndole sentir miedo, a la vez que inseguridad y cierto malestar. Quería que ese instante, el del beso, durase una para siempre, si podía ser; una eternidad. Sabía que eso no eran más que fantasías de un niño que nada sabía del mundo real. Tomo aire y acercó su frente a la de la mujer, apoyándola en la contraria y cerrando los ojos al tiempo que, con delicadeza, invitaba a Oromë a mantener aquella posición, posando una de sus manos en la nuca de la dragona, por encima de su capucha. Todo ese aire que tomó, lo soltó con pesar.
-...No quiero irme-Suplicó, pero no a ella, sino a los dioses. Fue una súplica vacía y sin verdadero convencimiento. Ahora, en el último momento, no podía echarse atrás. Abrió los ojos y apartó su cabeza, aún agarrando las manos de la dragona-Quiero estar contigo esta noche
Poco a poco, ambos fueron acercando sus rostros hasta que quedaron a escasos centímetros. De nuevo, Oromë habló. Un esbozo de risa tonta e infantil se le escapó de los labios.
-Tú eres mi remedio
El juntó sus labios con los de ella y viceversa. Fue un acto recíproco, un beso dulce.
Parecía que toda aquella soberbia y prepotencia por parte de la dragona habían sido destruidas como fachada, dejando al descubierto lo que esta quería en realidad y no escondiendo sus querencias. Sin miedos y sin complejos, ambos siguieron besándose, sin importar quién pudiera verles y apartando todo lo que les fuese ajeno.
Cuando el beso acabó, esa inhibición de sentimientos negativos acabó, como su de una sucesión de golpes no físicos se tratase, estos empezaron a golpear la cabeza del humano, haciéndole sentir miedo, a la vez que inseguridad y cierto malestar. Quería que ese instante, el del beso, durase una para siempre, si podía ser; una eternidad. Sabía que eso no eran más que fantasías de un niño que nada sabía del mundo real. Tomo aire y acercó su frente a la de la mujer, apoyándola en la contraria y cerrando los ojos al tiempo que, con delicadeza, invitaba a Oromë a mantener aquella posición, posando una de sus manos en la nuca de la dragona, por encima de su capucha. Todo ese aire que tomó, lo soltó con pesar.
-...No quiero irme-Suplicó, pero no a ella, sino a los dioses. Fue una súplica vacía y sin verdadero convencimiento. Ahora, en el último momento, no podía echarse atrás. Abrió los ojos y apartó su cabeza, aún agarrando las manos de la dragona-Quiero estar contigo esta noche
Alward Sevna
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
–Yo veo que aún p-puedes usar tu lengua. Mejor que yo d-d-de hecho –comenta el chico, sin comprender qué demonios intenta decir aquel hombre extraño.
Demian se iba a girar para seguir su camino cuando el elfo le hizo una pregunta. Una pregunta extraña.
–¿Alguien especial? –repitió, mientras cierto rubor, apenas perceptible, comenzaba a ser visible en sus mejillas–, no n-no, nada de eso. Sólo enseñaba a Artyhom cómo la gente realiza sacrificios.
Artyhom realizó una leve reverencia.
–He aprendido mucho con mi señor Demian –dijo en voz solemne.
Su pequeño cuerpo mecánico, sin más volumen que el de un gato, se enderezó luego de la muestra y asumió una posa más rígida.
–Cada día se esfuerza por enseñarme algo nuevo –insistió.
–¡Pero qué lindo! –interrumpió la voz de una muchacha.
Demian tuvo cierto cuidado al mirarla, considerando que había visto varias chicas ir allí desnudas, pero esta ya se había vestido. Llevaba un vestido ligero hasta poco más abajo de las rodillas, probablemente puesto en sólo movimiento luego del ritual.
–¿Dónde encuentro un juguete así? –quiso saber ella.
–No es un juguete, es una persona mecánica y su función es ap-p-prender.
–¡Oh, un juguete que aprende! ¡qué genial! –exclamó la muchacha, lo que fue inmediatamente contestado con una especie de gruñido por parte del chico–. Y si aprende, ¿puede enseñar?
–Emmm... sí –contestó Demian algo confuso.
–¡Genial!, pues entonces quiero que me diga cómo se hace el amor. Mis padres me trajeron a este ritual porque supuestamente debo aprender de eso, pero no me han sabido explicar. Me dijeron una tontería de una semilla, pero no somos plantas.
Demian sintió que un flujo de calor le llenaba las mejillas y no estaba seguro de qué color habían adquirido, pero ciertamente ya no lucía tan pálido como de costumbre.
–En los mamíferos la forma común es que el macho se monte sobre la hembra, sujetándola por las caderas, para introducir su pene en la vagina de ella y luego realizar una serie de movimientos repetitivos hasta llegar a la eyaculación. En el ser humano es común el uso otras posiciones, tales como la conformada por ambos recostados, el hombre por sobre la mujer, en que...
–Ya, ya, es suficiente Arty –interrumpió Demian, adquiriendo un color cercano al morado.
La chica, que antes parecía tener tanta confianza y desplante, de pronto se había quedado en silencio, quizás procesando lo que oía, mientras que Artyhom cesaba su explicación con una leve reverencia.
–Y uhmmmm –articuló finalmente ella–, ¿duele?
–La primera vez puede o no ser doloroso y en ocasiones puede doler si no existe suficiente lubricación. Existen otras causas menos comunes que pueden causar dolor en el coito vaginal, tales como...
–Ya, Arty. Suficiente. Por cierto, ¿d-d-dónde aprendiste todo eso? –insistió Demian.
El fiel mecánico cesó su explicación y miró a Demian ladeando su pequeña cabeza.
–De ese libro que te robaste de la biblioteca de Lunargenta. El que tenía dibujos de posiciones sexuales. Me pediste que lo memorizara, pero luego nunca me pediste que lo leyera para ti, debes haberlo olvidado.
Demian puso una mano sobre la boca de Artyhom (aunque aquello no tenía un efecto directo para impedirle hablar, el mecánico había aprendido que eso significaba quedarse callado y así lo hizo) y trató de fingir una sonrisa. A estas alturas ya estaba completamente convencido de que había sido un error meterse en esa celebración.
–Ah, jaja, las cosas que se im-m-magina, ¿no?
La muchacha se gira hacia el elfo.
–Es... ¿es eso cierto, señor?
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(*) Demian interactúa con Mefisto y realiza explicación (a través de Artyhom) sobre materias sexuales a una de las asistentes.
Demian
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
El niño estaba dispuesto a irse, pero mi pregunta parece haber dado en un punto débil. La vergüenza era evidente en el rostro del muchacho, que negó aquello y respondió con el motivo de su presencia.
Tenía mi mirada fija en Artyhom, intentado descifrar la naturaleza de su ser. ¿Será un bio-cibernético? No había visto uno antes, y tenía otra imagen de ellos según lo que había escuchado por las calles, así que no estaba seguro.
- Pareces estar en buenas manos, con el señor Demian -respondí a la reverencia con una propia-. ¿Puedo saber qué er-
Una joven irrumpió en la conversación aparentemente de la nada, o eso creí hasta recordar que estábamos rodeados de personas. Mostraba el mismo interés en Arty que yo, y la mitad de la delicadeza al buscar respuestas. Conversaron sobre las funciones del pequeño ser mecánico, cuando la recién llegada soltó una pregunta que se sintió como una bomba. Deman parecía asfixiarse con aquél tema, cuando Artyhom, sin dar descanso, soltó una explicación que me tomó desprevenido incluso a mí.
Poco faltaba para hacerme reír otra vez, cuando Demian puso un freno a aquello, o esa era fue su intención. Las declaraciones consecuentes terminaron con el trabajo, y solté una sonora carcajada.
- Una imaginación muy activa, sí -Intenté ahorrarle la vergüenza al chico. Esa fue mucha información muy repentinamente.
La pregunta de la muchacha me tomó desprevenido, pues con tanta risa olvidé que yo mismo era un participante de esa conversación. Esbocé una media sonrisa, al recordar esa tanda de momentos con Aurora. Parecía ser mi turno de aguantar un poco de vergüenza.
- Si te refieres a la explicación de 'Arty', se puede decir más alto pero no más claro -Redistribuí el peso en mis piernas, como huyendo a aquello-. Sí -dije finalmente-, es así como se hacen los bebés. ¡Creo que deberías ir a hablar con tus padres!
Fue un intento de deshacerse del deber de aquello, pero por otro lado su comentario tenía seriedad. ¡Una niña debería aprender eso de su familia, no de un robotcito y un elfo extraño que se encontró en la calle!
Tenía mi mirada fija en Artyhom, intentado descifrar la naturaleza de su ser. ¿Será un bio-cibernético? No había visto uno antes, y tenía otra imagen de ellos según lo que había escuchado por las calles, así que no estaba seguro.
- Pareces estar en buenas manos, con el señor Demian -respondí a la reverencia con una propia-. ¿Puedo saber qué er-
Una joven irrumpió en la conversación aparentemente de la nada, o eso creí hasta recordar que estábamos rodeados de personas. Mostraba el mismo interés en Arty que yo, y la mitad de la delicadeza al buscar respuestas. Conversaron sobre las funciones del pequeño ser mecánico, cuando la recién llegada soltó una pregunta que se sintió como una bomba. Deman parecía asfixiarse con aquél tema, cuando Artyhom, sin dar descanso, soltó una explicación que me tomó desprevenido incluso a mí.
Poco faltaba para hacerme reír otra vez, cuando Demian puso un freno a aquello, o esa era fue su intención. Las declaraciones consecuentes terminaron con el trabajo, y solté una sonora carcajada.
- Una imaginación muy activa, sí -Intenté ahorrarle la vergüenza al chico. Esa fue mucha información muy repentinamente.
La pregunta de la muchacha me tomó desprevenido, pues con tanta risa olvidé que yo mismo era un participante de esa conversación. Esbocé una media sonrisa, al recordar esa tanda de momentos con Aurora. Parecía ser mi turno de aguantar un poco de vergüenza.
- Si te refieres a la explicación de 'Arty', se puede decir más alto pero no más claro -Redistribuí el peso en mis piernas, como huyendo a aquello-. Sí -dije finalmente-, es así como se hacen los bebés. ¡Creo que deberías ir a hablar con tus padres!
Fue un intento de deshacerse del deber de aquello, pero por otro lado su comentario tenía seriedad. ¡Una niña debería aprender eso de su familia, no de un robotcito y un elfo extraño que se encontró en la calle!
Mefisto
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
"Ese no es el punto" quiso decir pero sus gestos delicados para con ella le arrancaban los pensamientos de cuajo.
Debería estar molesta por dejarse llevar tan fácilmente por alguien más pero él tenía ese algo que la llamaba, como un mosquito atraído por la luz... Se quemaría más pronto que tarde. Y no le importaba.
No se reconocería a si misma si pensara demasiado las cosas, y para suerte de ambos, Oromë ignoraba las consecuencias hasta que estas le golpeaban en la cara.
Se dejó mimar, cerró sus ojos y su mejilla se deslizó por la de él con suavidad. Sus dedos sujetaban la ropa de Alward con algo de fuerza, como si soltarlo significara que se esfumaría en el aire. -Entonces no lo hagas...- Susurró para luego mirarlo fijamente y sonreír lentamente.
No era una sonrisa delicada, ni mucho menos una socarrona, era algo más complejo, privado, solo para él.
-Entonces vamos...- Bajo su mano hasta alcanzar la de él y jaló suavemente mientras marcaba un camino de espaldas al mundo, sin quitar los ojos del mercenario...
Debería estar molesta por dejarse llevar tan fácilmente por alguien más pero él tenía ese algo que la llamaba, como un mosquito atraído por la luz... Se quemaría más pronto que tarde. Y no le importaba.
No se reconocería a si misma si pensara demasiado las cosas, y para suerte de ambos, Oromë ignoraba las consecuencias hasta que estas le golpeaban en la cara.
Se dejó mimar, cerró sus ojos y su mejilla se deslizó por la de él con suavidad. Sus dedos sujetaban la ropa de Alward con algo de fuerza, como si soltarlo significara que se esfumaría en el aire. -Entonces no lo hagas...- Susurró para luego mirarlo fijamente y sonreír lentamente.
No era una sonrisa delicada, ni mucho menos una socarrona, era algo más complejo, privado, solo para él.
-Entonces vamos...- Bajo su mano hasta alcanzar la de él y jaló suavemente mientras marcaba un camino de espaldas al mundo, sin quitar los ojos del mercenario...
- Spoiler:
- Pd: No quemamos ofrendas porque como dije antes, vamo' a hacer nuestra propia(? XD
Oromë Vánadóttir
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Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]
Trolleo en el Ohda
Los carpinteros habían barnizado la madera de los monumentos con un aceite especial para retardar la quema. Los Dioses tardaron horas en consumirse por completo. El olor del aceite quemado era espantoso. Janna hizo ademán de taparse la nariz, pero se reprimió al instante. Pensó que la sacerdotisa que le acompañaba le recriminaría por hacerlo. Las niñas debían presentarse ante los Dioses humanos como mujeres gráciles y bonitas, no como alborotadoras. Habría dicho la elfa con un marcado acento de Sandorai. Janna pegó sus manos a la cintura y respiró hondo para aguantar el mal olor del aceite quemado.
El falo desmesurado de Fehu se separó del resto del cuerpo. Cayó en la hoguera, junto a los otros troncones. Visto desde la perspectiva de Janna, no había mucha diferencia entre el falo de Fehu y las demás ramas. Al final, todo terminaría por quemarse. Los sacerdotes humanos guardarían las cenizas para llevarlas a los templos. Lo que hicieran con ellas no era del interés de Janna. Ella solo pensaba en darse un baño caliente y limpiarse la sangre de El Viejo Bon (el cerdo) del cuerpo. Los jabones conseguirían quitar el olor a ceniza del cabello; la peste a barniz quemado le acompañaría durante un par de días. Asumió con cierto pesar.
Tanto sea por temor o alivio, Janna no apartaba la vista de los monumentos. Quería que se consumieran por completo. ¡Ya faltaba poco! Unos minutos más y todo habrá terminado. Según la religión de los humanos, sería considerada una mujer con pleno derecho: con capacidad de conocer varón, casarse con él y dar una prole digna.
Rezó a Odín, Thor, Loki, Freyr, Freya y a todos los Dioses que conocía para que la madera ardiese rápido. Alguno escucharía las plegarias. Entre todos, debía de haber alguien que se preocupase por los deseos de una niña.
Si verdaderamente un Dios escuchó los rezos de Janna, éste le respondió escupiéndole a la cara.
El interior de ambos monumentos se tornó de color rojo, parecía el horno de una fragua. Janna, y las demás niñas, tuvieron que echar la vista atrás. Algunas de ellas, aquellas que no estaban paralizadas por el miedo, consiguieron apartarse y echar a correr. Otras, no tuvieron la misma suerte. Janna se quedó viendo las figuras de los Dioses hipnotizada, tanto por espanto como por curiosidad. Había algo en el corazón de Freya que la invitaba a dar un paso al frente y acercarse al fuego. Creyó escuchar la voz de los Dioses, la atraían como si fuera un canto de sirena.
Entonces, las leyendas sobre los objetos malditos de Egdecomb tuvieron sentido: armas encantadas para matar a un malvado nigromante y escampadas por todos los rincones de Aerandir. Objetos de gran poder y peor maldición que, a simple vista, parecían ser objetos cotidianos: un colgante, una copa, un libro o un madero esculpido para dar la forma de un Dios.
La hoguera se convirtió en una enorme esfera de luz y Janna caminó hacia ella. Puso un pie sobre las brasas; las demás niñas caminaban a su lado. Los monumentos, o lo que quedaban de ellos, acogieron a las chicas. El fuego no les hizo ningún daño. El hechizo del objeto maldito las hizo pensar que estaban en casa. Sed bienvenidas y abrazar las llamas.
Antes de que La Guardia pudiera actuar, la luz desapareció y con ella las niñas malditas.
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Obsequios:
Todos recibís.
* +5 ptos de experiencia
* 50 aeros
* Los hombres obtienen “Lobo Sköll” y las mujeres “Lobo Hati”.
- Sköll y Hati:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]Los lobos Sköll y Hati son inútiles por separado. Para activar sus efectos, deberán unirse ambas mitades del colgante. Es decir: unir un lobo Sköll con un lobo Hati. En este momento se podrá elegir uno de estos dos efectos:
Lobo Sköll: convoca dos espíritus de lobos que te asistirán en combate. Los espíritus poseen el tamaño y la fuerza de un lobo convencional. Una vez realizada la habilidad, se destruye el colgante de Sköll.
Duración: 2 turnos.
Lobo Hati: marca los rivales con un olor permanente a sangre el cual atraerá a los animales carnívoros presentes en el tema sin posibilidad de escapatoria. Una vez realizada la habilidad, se destruye el colgante de Hati.
Duración: hasta fin del tema
Supongo que no todos conocéis la trama que llevo. La resumo brevemente: hay un malvado nigromante llamado Randall Flagg (apodado como El Hombre Muerto) que con discursos emocionales pretende formar una revolución para al final alzarse con el dominio de Aerandir. La clásica historia. Un brujo, Ian Egdecomb (apodado como El Hado Novato) quiso hacer frente al nigromante. Encantó 19 armas mágicas concediéndolas un gran poder. Esa fue la idea, el resultó fue totalmente adverso. Egdecomb es un brujo sumamente poderoso, pero todos sus hechizos salen “mal” dado a su torpeza. Terminó encantando 19 objetos cotidianos que él no recuerda cuáles son ni dónde los perdió. Estos objetos los comparo con el anillo de poder de El señor de los anillos, aunque la referencia original son las esferas del arcoíris de la leyenda de Merlín el Mago.
Os dejo los links del esquema que sigue la historia y la descripción de los objetos.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Pasa y resulta que uno de estos objetos es un madero que ha sido utilizado para confeccionar las estatuas de los Dioses. Al quemarse, la maldición se ha liberado. Las niñas que han entrado en la esfera de luz han desaparecido. Habrá que encontrarlas.
Premiados: Kaladar, Mina, Sarez, Demian, Reivy, Alward, Nahir, Kosir, Ava y Orome. Decidme por mp si me he olvidado de alguno por favor, sois muchos y me caracterizo por ser especialmente despistada. Recuerdo el objetivo opcional: “ …deberéis explicar a las niñas como Janna (podéis utilizar al npc o invitaros otros con historias semejantes) en qué consiste el ritual del Ohdà. Hablarlas sobre sexo, ese tema tabú que solo conocen por las canciones picantes de los bardos “. Y remarco la palabra NIÑAS, ya que veo que muchos habéis explicado el tema sexual a niños.
Vuestro objetivo será abrir un tema privado en el que aparezca una de estas niñas. Deberéis describir las consecuencias que ha sufrido la chica (puede haberse vuelto violenta por la maldición, estar acobardada o mil cosas. sed imaginativos), así como su apariencia física (se recomienda utilizar imagen de referencia), su personalidad e historia. Evaluando estos mismos puntos, la que considere mejor personaje será quien haya absorbido el poder y la maldición del madero. En otras palabras: se habrá convertido en el objeto encantado de Egdecomb.
*Podéis abrir el tema en cualquier parte de Aerandir.
*No es necesario que el tema privado sea con participantes del evento.
*A parte de los 5pex con los que se premian los temas privados, los que se abran para esta misión serán compensados con 3pex adicionales y 100aeros. Los aeros se justifican por la recompensa que los padres de las niñas den por encontrarla.
*Decir que la niña que ha sido atrapada por la explosión ha de ser totalmente nueva, es decir, no puede ser un personaje ya creado de antemano
*Los temas privados, una vez finalizados, deberán presentarse en este tema [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
*En estos temas privados podrán participar un máximo de 3 usuarios. En caso de que los tres hayan participado en el Ohdà, el que más información aporte de la niña obtendrá a la niña como npc. De solo ser uno de ellos, solo éste tendrá a la niña. Los otros dos, que no participaron en el Ohdà (o no cumplieron el objetivo secundario) reciben igualmente los 3pex adicionales y los 100 aeros.
*Los temas privados deberán tener la etiqueta [Consecuencia Ohdà]
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