Re: Ohdà, San Valentín Aerandiano +18 [Evento]

Oromë Vánadóttir Jue Feb 14 2019, 07:01

"Ah, eso es". Se dijo a si misma mientras lo besaba. Era demasiado obvio, Alward era un hombre honorable, caballero y sus palabras eran mas valiosas que las de Oromë en todo sentido... Él era demasiado bueno para ella y a la vez era ingenuo y susceptible, sino bastaba con verlo. ¿Que cosas tendría que decirle para que el mercenario cayera rendido a sus pies? La parte más cruel de la dragona quería presionarlo para descubrirlo. Un nuevo modo de tortura que de cierta forma la tentaba aún más a seguir este juego; sí, lo quería en su cama esa noche y luego tirarlo, que descubriera realmente lo que ella era. Lo haría arrepentirse y se burlaría de él con un "te lo dije".

Estaba empezando a ahogarse de nuevo pero esta vez no era por el costal de cosas terribles que venía cargando sobre su espalda, no. Esta vez era algo más intenso, insoportable pero le gustaba; donde las manos de Alward se posaban esos lugares ardían con anhelo de soltar aquellos instintos mas salvajes y sus latidos no aplacaban ese deseo. Sonaban como si hubiera corrido por horas sin detenerse. ¿Como sonaría su corazón debajo de unas sabanas?.

Era un dragón, lo cual la hacía parte animal y uno de los mas peligrosos, aunque ¿no lo eran todos los "humanos"en general parte animal cuando se dejaban llevar por el deseo? Ella entonces era solo un poco más que el resto.
Si se concentraba en eso, podía ignorar esa sensación de que había más y no solamente una tensión sexual más fuerte que el calor de la enorme fogata del festival.

Se dejó alejar esos pocos centímetros, y sintió el frío de nuevo. -¿Como cuales circunstancias?¿Si hubiera matado a alguno de tus amigos? ¿Si hubiera faltado a mi palabra y arrancado tu garganta con mis dientes? Créeme que lo he hecho, Áddila es la prueba de ello... Su cabeza fue el precio por sanarte. ¿Qué opinas de eso?- Sonrió con malicia. -¿El fin justifica los medios con esto?- Se masajeó el puente de la nariz.

Que raro, por un momento se sentía con un remolino de deseo en las venas y ahora estaba más fría que el hielo. Quería sujetarlo de la ropa y pelear verbalmente con él por ser tan ingenuo, pero ella no era quien para decirle a Alward como ser y dudaba tener la paciencia necesaria para intentarlo antes de que decidiera recurrir a la violencia física.
-¿Qué eres ahora Alward?- preguntó con seriedad, sus brazos cruzados mientras miraba la mano extendida de él y luego a su rostro y la confianza tatuada prácticamente en su frente.

Suspiró resignada mientras estiraba su mano para agarrar la masculina con recelo y un mohín en su boca. -Sabes... hubieras elegido mi cuerpo- En estos momentos sería mas fácil desnudarle y ponerla con el resto de las niñas entrando a la madurez a que ella se pusiera a hablar como loro sobre su vida. Aún así lo dejaría intentarlo y que viera por el mismo que era una perdida de tiempo. Oromë igual estaba de buenas esa noche y le regalaría unas pocas y vanas respuestas si ella conseguía lo que deseaba también. Un intercambio, nada mas que eso, sí...

Nahir Jue Feb 14 2019, 13:20

Aquella mañana no tenía nada que hacer, así que aprovecho para ir puerto, un poco alejada de la zona de embarque, y se sentó con los pies colgando hacía el agua. Aquello no era como bailar en las playas de las islas, pero solo con estar tan cerca del agua ya se sentía reconfortada. Movía sus pies al compás de una música que solo ella oía en su cabeza, mientras hacía que el agua se arremolinase a su alrededor. No sabría decir cuánto tiempo estuvo ahí, aunque pudo contar la salida de dos barcos y la llegada una barca pequeña. Tan solo fue consciente del paso del tiempo cuando su estómago rugió como un animal salvaje.
De camina al mercado a por algo que comer, la bruja pasó por la plaza de la ciudad, le encantaba aquella zona, siempre estaba llena de vida.
La joven frunció el ceño al ver dos grandes figuras en el centro: Freya y Freyr. Estaban preparando el Ohdà… Nahir apenas había pensado en aquella festividad. Hacía algunos años que su madre le había dicho que le tocaba asistir al ritual de Ohdà, pero entre la pandemia, los trabajos en el campo, y después lo de su padre, Nahir nunca había asistido a aquella festividad. En su casa mamá preparaba deliciosos platos para cenar todos juntos. La mesa estaba llena de flores, papá volvía pronto del hospital, y los tres disfrutaban de su compañía. Nahir recordaba como su padre, mientras comían el postre, siempre explicaba cómo conoció a su madre. Aquella historia siempre hacía que Nahir sonriese como una tonta. Durante mucho tiempo ella misma pensó que viviría una historia de amor similar a la de ellos, en la que encontraría a una persona especial con la que estaría toda la vida. El pasado Ohdà, el primero sin su padre, fue algo diferente, aunque su madre puso todos sus esfuerzos en que fuese igual de especial. Ya casi al final de la noche Nahir acompaño a su madre a la hoguera que se prendía en la plaza de la cuidad, a darle una ofrenda a los dioses.
La bruja no sabía muy bien qué tipo de ceremonia se celebraba en aquella zona. Se plantó en el centro de la plaza acercándose a una anciana.

-¿Puedo ayudar en algo?- preguntó la bruja un poco tímida
-Los carpinteros ya han terminado con eso, eso si quieres puedes ir llenando aquello cuencos con agua limpia. - la mujer la miró de arriba abajo para cerciorarse de que no la conocía
-De acuerdo. ¿Dónde los dejo después?
-Esas zonas están reservadas para los viajeros que quieran participar en la ceremonia…- al ver la cara de duda de la bruja continuó-…les hará falta agua para limpiarse las manos, ya sabes, después de la sangre…- la anciana levantó una ceja.
-Claro
-Como ya sabrás, la gente que haya conocido el amor debe hacerle una ofrenda a los dioses ¿ya sabes que llevarás tú?- no parecía para nada una pregunta cotilla, más bien parecía que intentaba averiguar se sabía muy bien cómo iba aquella festividad, pero con otro tipo de preguntas
-Bueno…yo…
-¿Freyr y Freya no te bendijeron lo suficiente como para estar ya casada?
-Es que… creo que no he realizado la ceremonia…- podía notar como sus manos empezaban a sudarle, la miraba de la anciana le estaba poniendo un poco nerviosa
- ¿Pero qué edad tienes, bonita? - Nahir abrió la boca, pero la anciana no le dio tiempo a contestar –Bueno, eso ya no importa, si ya has conocido varón no puedes hacer la ceremonia de…- volvió a alzar una ceja, al parecer la cara de la bruja lo había dicho todo. - Aun eres pura, ¿verdad?
Nahir estaba un poco avergonzada, así que se limitó a asentir con la cabeza. Aquello tampoco era nada malo, ¿no?
-Bueno, entonces esta noche puedes hacerlo.
-Claro. ¿Qué debo llevar como ofrenda?
-No, los hombres deben hacer un sacrificio, las mujeres deben pintarse dibujos de fertilidad con sangre de animal en el cuerpo y venir aquí, donde prenderemos las estatuas de los dioses. - aquello último lo dijo alzando las manos, como señalando las estatuas y el cielo, levantando más y más la voz.
-No tengo ningún animal con el que…
-Tranquila, si vienes aquí te darán un cuenco para poder hacerlo.
Aquello no sonaba muy complicado por lo que la bruja se tranquilizó. Ya no era una niña desde hacía años, y aunque aún no deseaba ser madre, ser bendecida por los dioses era una gran experiencia.
-Muchas gracias, esta noche haré la ceremonia
Tras agradecerle a la anciana todo aquello Nahir iba a terminar la tarea que le habían asignado antes de ir a comer, cuando la mujer añadió.
-Nos vemos esta noche….

**

No era una noche espesamente fría, aunque Nahir no era muy amiga del frío por lo que aparte de llevar su vestido turquesa la bruja se echó por encina una capa. Caminaba pausadamente por la ciudad, todas las casas tenían velas encendidas, por lo que las calles estaban lo suficiente iluminadas como para ver a la perfección.
La bruja llegó por la plaza, que incluso desde calles atrás ya se podía ver el fuego. El calor de las llamas caló en ella al momento, la plaza y la gente se veían preciosos con aquel tono anaranjado. Nahir se disponía a comenzar la ceremonia cuando vio a las jóvenes frente a las estatuas, estas portaban las pinturas, como la anciana le había explicado, lo que Nahir no había escuchado es que tuviese que estar desnuda para hacer aquello.
No voy a poder… pensaba la bruja mirando aquello. Era un poco vergonzosa, no en exceso, pero si lo suficiente como para quitarse la ropa y pasear desnuda por el centro de la cuidad. No estaba segura de poder hacerlo.
Y ahí estaba ella, en una habitación con un cuenco de sangre a un lado y el de agua al otro. No tenía a nadie que le hiciese las marcas de fertilidad, y no estaba muy segura de cómo hacerlas. Se quitó lentamente la ropa, dejándola a un lado, introdujo su dedo índice en el bol de sangre e intentó imitar las marcar de las jóvenes que había visto en la plaza. Tintó una especie de circulo en su frente y sin levantar el dedo fue bajando por la nariz, pasando por sus labios y barbilla, descendió por su cuello hasta llegar al centro de su pecho. Entonces introdujo la mano entera en la sangre para colocarla después en su vientre, deslizó la mano hacía un lado, hasta tocar una de sus caderas. Se quedó quieta unos instantes, con la mano en su cadera, con la vista al frente. ¿Tan importante era aquella última parte? Se levantó y fue hasta la puerta
No puedo… pensó con impotencia colocándose la capa por encima. Se la amarró de manera en que quedaba totalmente cubierta con esta. Y salió a la plaza.
Solo estaba haciéndolo a medias, los dioses no deberían verlo como algo malo.
La joven ando muy lentamente por la plaza, se detuvo frente a las estatuas, pero un poco alejada, no quería estar en el medio de toda aquella gente. Se quedó un rato mirando las llamas para después sentarse en unas maderas que habían apilado en el suelo para poder contemplar la fiesta.

Reivy Abadder Jue Feb 14 2019, 14:32

-Centella, -Al escuchar mi seudónimo gire la cabeza hacia la niña. -ahora que soy mujer...¿Podre hacer lo mismo que tú? -Aquella pregunta podía tener muchos significados y casi todos eran cosas que preferiría que Lavey no hiciera. -¿Podre encerrarme en el cuarto con gente que me guste?

No y mil veces no, tu seras pura y casta hasta el matrimonio. Alcé el brazo y rodee a la adolescente por los hombros desechando aquel pensamiento. Era su madre no su carcelera, suspire al tiempo que le apretaba de manera protectora el hombro con la mano que había quedado encima de él. No podía prohibirle algo que había estado viendo inconscientemente de forma cotidiana, si para mi era algo natural para ella también debería de serlo.

-Si, puedes. Pero... -A Vey se le encendieron los ojos y justo después del siempre demoledor "pero" entrecerró los parpados con sospecha. -...primero tendrás que presentarme al chico, -Me quede callada un instante, nunca le pregunté que era lo que le atraía, aunque hasta ahora tampoco quería admitir que le atrajera algo. -O la chica y no podrás cerrar la puerta con llave. -Sin abrir los ojos la rubia inflo sus mejillas. -Es una medida de seguridad, la podrás cerrar... cuando seas más grande.
-¿Como de grande? -Preguntaba aun con los ojos rasgados. -Como... como 4 metros de grande. -Respondí chasqueando los dedos al inventar aquella nueva regla. -Cuando te transformes y hayas alcanzado los 4 metros podrás cerrar la puerta. -Lavey abrió los ojos y resoplo con afirmación. -Vale... 4 metros, ni un centímetro más.

Durante la charla madre e hija se fueron alejando del centro del circulo moviéndose hacia donde los espectadores observaban, para convertirse en parte de ellos y mirar la transición de las niñas. En las primeras filas se veía un ratón blanco acompañado de una niño moreno y una mujer-bestia de apariencia felina que también lucía el mismo color del Mausu en su cabellera. Lavey no tardo en detectar a su instructor de trampas.
-Mira mama, -La joven levanto el brazo para señalarlo. -es Amit.
La lagartija miró a mis ojos para confirmar que también reconocía la presencia del hombre-bestia y seguidamente salio corriendo hacia el grupo. La capa se movió por el aire que genero el movimiento y la desnudez junto a las marcas de fertilidad quedaron al descubierto.
-Amit, Amit. -Exclamaba la joven para llamar la atención del ratón. -Amit estoy aquí. -La rubia sonreía feliz, hacia varios meses que no se encontraba con su peludo amigo. -Mira, ya soy una mujer. -Pronunció a modo de saludo plantándose delante del macho y colocando sus brazos en jarra. -Reivy dice que ya puedo estar en una habitación con la gente que me guste.

Si algo estaba irradiando aquella mujercita en esta noche era seguridad y orgullo. Lavey no lo preguntó, pero en su cabeza rondaba un interrogante "¿Porque están llorando? ¿No quieren ser mujeres?" La dragona estaba pletórica de ser al fin una adulta, no entendía porque el resto de niña (en su mayoría) lloraban y tenían caras de miedo o tristeza.

-Buenas noches Amit´tek. -Al llegar junto al grupo coloque una mano sobre la cabeza de mi hija. -Es un placer encontrarte ¿Tus viajes te llevaron de vuelta a casa? Seguro que tu familia te echa de menos. -Sonreí amistosa al Mausu para momentos después mirar a la mujer y el niño a su lado. -Amit ¿Te importaría presentarnos?

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Off: Interación con Amit, Uri y Elyn

**Alward Sevna** Jue Feb 14 2019, 16:20

"¿Qué eres ahora, Alward?", esa pregunta se le clavó como una dolorosa espina en el corazón. No tenía una respuesta que realmente dejase satisfecho, antes que a Oromë, a él mismo. No era nada en ese momento, no le interesaba ser nada. Entre sus objetivos se iba forjando una idea de venganza que podría resultar peligrosa a la larga, pero era inevitable como mortal que era el sentir aquello.

-...Supongo... que ahora no soy nada-Dijo ensombreciendo su rostro, volviendo al tono y al aura que había ido forjando durante estos días atrás, un aura de depresión que fue destruida en el mismo momento que la dragona agarró su mano y le soltó aquellas palabras, a lo que el humano respondió con una risa por lo bajo.

Tras eso, la condujo agarrando su mano con delicadeza a través de las tablas y los restos de basura que habían por la salida del callejón, la cual daba de nuevo a la calle ancha donde habían tenido que huir de los guardias minutos antes.

Antes de permitir que Oromë saliese, miró hacia un lado y luego al otro con cautela, solo veía gente pasear y enfrascados en la festividad del Ohdà, nada fuera de lo común. Soltó un suspiro de alivio y volvió a mirar hacia atrás.

-No hay guardias-Hizo un gesto con la mano para que se acercase de nuevo. Acto seguido la miró de arriba abajo y se cruzó de brazos, llevando una mano al mentón pensativo-Espero que no te vuelvan a reconocer

Caminaron un largo trecho alejándose del punto de encuentro, y dejándose llevar por la corriente de gente que caminaba a un lugar en específico y al que todos iban, la gran hoguera que se alzaba en la plaza de la ciudad. Durante el camino, el Sevna no se atrevió a preguntar nada relacionado con Ciudad Lagarto, no quería ahondar en ninguna llaga que tuviera Oromë, ya que la experiencia fue para ambos traumática. No era el momento, no al menos allí.

-...-La miró de reojo-Pensé que me ibas a abofetear o arrancar la cabeza después de... Lo que he hecho-Se le escapó una sonrisilla y se ruborizó, desviando la mirada hacia otro lado. Se refería obviamente al beso. Tuvo que toser un par de veces para mantener la calma-Gracias por no hacerlo-Centró de nuevo su atención en la dragona mientras una sonrisa completa se le dibujaba en el contorno de sus labios. Era curioso cómo al estar junto a ella, toda su tristeza y malestar desaparecieron, como si no existieran, o simplemente, restandole importancia.

Finalmente, consiguieron llegar a la plaza donde el Ohdà estaba en su mayor auge. Alward echó un vistazo a su alrededor, la gente estaba divirtiéndose bastante entre bailes, conversaciones, risas y algunas que otras bebidas. Lo típico en una festividad de Lunargenta.

-Parece que ya han quemado las estatuas de los dioses-Se cruzó de brazos depositando su mirada en la fogata-Las niñas ya son mujeres, y los sacrificios han terminado, ahora empieza la verdadera diversión.

-¡Al!-Unos pasos apresurados se acercaron a la pareja al mismo tiempo que una voz infantil los llamaba. Alward giró un poco el cuello y pudo ver al trío de huérfanos a los que ayudó cuando reparó el orfanato-¡Sublíder de los Stellazios!-Los huérfanos se pararon frente al humano y le hicieron una especie de saludo militar, haciendo referencia al castaño.

El Sevna, al ver a aquel trío extravagante; el inocente pero noble "Puck", la adorable e inteligente Claire y el rudo de Ned. Hacía algún tiempo que no les veía, se alegraba de que estuvieran bien. Se veían bastante sucios debido a que seguramente hubiesen estado todo el día correteando por las calles de Lunargenta.

-¡Vaya, pero si es el futuro grupo de mercenarios más temible de todo Verisar!-Se agachó un poco para revolear el pelo de cada niño al mismo tiempo que dibujaba una sonrisa infantil en su rostro. Cuando terminó, puso los brazos en jarras, mirando al trío. No tenían más de diez años, pero los pobres habían visto cosas en su vida que quizás eran evitables, como la suma pobreza en a la que estaban sometidos-¿Cómo os va, chicos?

-¡Genial!-Dijo Puck, imitando la pose de Alward-¡Seguimos entrenando duro cada día!

-¡Rischer tendrá que admitirnos en sus filas ya mismo!-Dijo Ned muy eufórico

-¡Wow, parad el carro!-Hizo gestos para tranquilizar la idea de los jóvenes-¿No habréis entrenado con armas reales, no?-Lanzó una mirada de desconfianza hacia los niños. Negaron con la cabeza, pero por si acaso, el Sevna no se fiaba-Aún sois demasiado jóvenes para eso. Cuando crezcáis más, entonces sí.

-¡Siempre somos demasiado jóvenes para todo!-Claire infló los mofletes, molesta

-¡Está bien que entrenéis, pero sin haceros daño!-Explicó-¡Y eso incluye no entrenar con armas reales!-Recalcó

Los niños suspiraron y asintieron, como si hubiesen interiorizado las palabras del Sevna, aunque realmente estaría por ver si le harían caso.

-¿Y quién es ella, Al?-Señaló hacia Oromë

-Alward miró hacia Oromë, sintió un poco de vergüenza, ya que realmente no sabría cómo presentarla-E-ella es...-Obviamente, tampoco podía gritar su nombre a los cuatro vientos

-¡Tu esposa!-Pronunció de pronto Puck

-¡NO!-Negó rotundamente acompañado de un gesto con los brazos que lo aclaraba más todavía. Se le subieron los colores al escuchar eso.

-¡Entonces es solo tu novia!

-¡¡Nada de eso!!-Apretó un puño y lo levantó

-¡Tu amante!

Totalmente avergonzado, Alward se llevó una mano para tapar su rostro y soltó un gran suspiro.

Mientras los chicos discutían con el humano, Claire, por su parte, se acercó a Oromë y la miró a los ojos con las más pura de las inocencias.

-Qué ojos más bonitos tienes-Abrió la boca del asombro. Luego, la cerró y le dedicó una sonrisa gentil, cordial e infantil al mismo tiempo que saludaba con una mano-¡Hola, me llamo Claire!

Amit'tek Jue Feb 14 2019, 22:19

La explicación de Elyn era... Algo diferente a lo que Amit estaba acostumbrado, sin duda no describiría el comportamiento de su esposa como “mimosa”, entre los Mausu era una cuestión de mucho más respeto y seriedad. El ratón movía los bigotes mientras meditaba sobre este asunto, no estaba seguro él como explicarlo, pero no porque tuviera vergüenza, sino porque el sentimiento era tan profundo que el ponerlo en simples palabras de humanos parecía mancillar el concepto.

-¿Ustedes solo tienen cinco o seis? - Dijo el roedor mirando sorprendido a Elyn - Deben necesitar aparearse todo el tiempo entonces ¡Tchik! Sino no sé cómo podrían seguir existiendo- Siquiera se le pasó por la mente el pensar que las otras razas podrían tener aún menos que eso. Según sus notas era normal ver a las mujeres humanas con un bebe, a veces dos, pero Amit había supuesto que el resto de la camada estaba en la casa, o que habían muerto hasta quedar solo esos ya que los humanos eran muy torpes.

Uri también sintió curiosidad por lo de la fogata, y ya que la gata no parecía saber de qué se trataba, al Mausu no le quedaba más alternativa que preguntar a alguno de los humanos que estaba por allí. Estaba a punto de hacer eso cuando escuchó una voz familiar.

-¿Lavey? ¡Tchik! Sí eres tú - El Mausu sonrió cuando vio a la niña acercarse, por el modo en que iba supuso que estaba allí por el ritual - Lo veo, lo veo - Respondió Amit y la agarró de ambas manos - Es increíble lo mucho que has crecido en tan poco tiempo, quien sea tu marido será muy afortunado ¡Tchik! - Miro a Reivy e hizo una pequeña inclinación de cabeza a modo de saludo - Es importante que elijas con mucho cuidado, tiene que ser alguien que pueda pasarle a tus hijos características destacables, porque una jovencita como tu merece lo mejor -

Se había llevado una muy buena impresión de la muchacha cuando habían tenido aquel encuentro fortuito en el bosque. El Mausu nunca se cansaba de decirle a Reivy el buen trabajo que había hecho al educarla.

-He estado en casa durante poco más de un mes, pero era necesario que saliera de nuevo, la tribu necesita de nuestro trabajo - Si bien ahora el ratón parecía estar tranquilo y despreocupado, no perdía nunca de vista que su deber era explorar y no estar de fiesta. Este era solo un pequeño descanso que se daba antes de continuar - Él es Uri, es... - Pensó en si era buena idea decir lo de su raza, por un lado no le gustaba la idea de mentirles a las dragonas, pero tampoco quería dejar en evidencia a Uriel. Bajó la voz hasta que solo las dos mujeres pudieron escucharlo - Es vampiro - Se aclaró la garganta y continuó - No deben preocuparse, es inofensivo - Luego señalo a la gata - Ella es Elyn. Nos encontramos hace poco en los caminos- Señaló luego a las dragonas - Ellas son Reivy, y su hija Lavey. Dos dragonas muy amables con las que hice parte del camino cuando regresaba a casa - Recordó entonces que Uri había hecho una pregunta - Reivy ¿Tu sabes porque los humanos arrojan objetos al fuego?

Elyn Jue Feb 14 2019, 23:02

Parecía que Uri había entendido en parte lo que significaba, claramente no era de las mejores explicaciones sobre algo que había dado pero estaba contenta con el resultado ¡Le estaba enseñando a un niño como procrear! Aunque tampoco entendía del todo el porque tenía que enseñarselo, creía que como los hombres-bestias que ella conocía y los animales, todo eso venía solo con el instinto de reproducirse y la biología de estos actuando sola a su favor.

Y sí, Elyn había notado que habían estado quemando cosas al fuego, no sabía bien de que era pero Uri le ahorró la pregunta, estaba también por preguntarlo a Amit u alguien cerca que pudiese contestarle. Mientras tenía su atención puesta en el ratón, notó que se acercaron dos personas más, ¡Una de las niñas que habían estado en el ritual! Y también una mujer que le acompañaba.
Notó que la más pequeña de las dos mujeres estaba... Tranquila u feliz, ni se podía comparar a los rostros de la mayoría de chicas que habían perpetuado con aquella ceremonia o que estaban por perpetuar, o al menos eso le parecía a la albina.

La pequeña cautivó su atención, era bastante bonita, pero no era por eso que le había llamado sus atenciones, más bien porque como dicho antes, había estado en aquel ritual, ¡Sus dudas ahora podían ser respondidas! Pues parecían conocer todo del ritual, ¿Por qué habrían participado sí no? Por lo que esperó a que les presentaran.

— ¡Un gusto! — Dijo la felina con una sonrisa de lado a lado en su rostro mirando primero a Reivy y luego a Lavey a los ojos. Finalmente terminó por mirar de arriba a abajo a ambas mujeres de forma disimulada, ¡Ambas eran preciosas en su mente!
Y cuando la gata estaba por abrir la boca para satisfacer su curiosidad, el ratón le había ganado de mano y preguntó por aquello.
— Digamos que... Ninguno de los tres sabemos de que va la ceremonia más allá de que se trata de... ¿Dar a saber a los hombres cuándo las mujeres pueden reproducirse...? — En interrogante, ni ella sabía sí estaba bien lo que había entendido, mientras hablaba miró un punto fijo, pensando dudosa y luego revoleó los ojos para dedicarles una sonrisa a ambas esperando su respuesta curiosa e intrigada, se veía que realmente estaba poniendo atención en las respuestas que podrían llegar a darles, incluso se veía su entusiasmo por saber por su cola asomándose por los costados de su cadera cada uno o dos segundos.

Dag Thorlák Sáb Feb 16 2019, 01:43

Aclaración: este post está situado cronológicamente antes del evento "Captura y Castigo"

Estar en Lunargenta siendo quien soy es digno de un loco, cosa graciosa tomando en cuenta que, precisamente hoy, esa no es mi condición. Hace ya varios soles que puedo ver el mundo con los ojos de un hombre equilibrado, ojos que no tenía hacía ya cientos de años. Es Zöe quien me ha curado y es a ella a quien debo agradecerle. Una de mis manos toma la suya y, con la otra, calo hacia adelante la capucha para no ser reconocido en la ciudad que brevemente reiné.

La urbe ha dejado de lado su tristeza por un rato para dar paso a las festividades del Ohdá. Los humanos encontramos... no, encuentran ánimos y esperanza en sus rituales. No hay hambruna ni guerra que no cese para encender hogueras y ofrecer regalos a los dioses que “aprietan pero nunca ahorcan”, o al menos eso dicen los que aún no han muerto en medio de sus caprichosos juegos y engaños. Ellos tendrán compasión, ellos hacen esto por nuestro bien, dicen. Me pregunto, mientras camino por las descuidadas calles, si existirá algún Dios que no siga las mismas reglas, uno que de verdad se preocupe por sus hijos.

Me es inevitable recordar aquellas lejanas épocas en que asistía al Ohdá con Dahlia, y poco después también junto a nuestros hijos. Aquello parece un sueño cuyo retazos se pierden en rincones inalcanzables de mi memoria. Ahora, como si de otra vida se tratase, ya no soy humano y mi familia está compuesta por una sola persona, aquella cuya fría mano aprieto para acelerar el paso hacia las grandes estatuas de los dioses. Rodeando la hoguera, busco un lugar que no esté tan abarrotado de gente y, luego de un largo rato sin hablar, me detengo para decirle a Zöe en voz baja:

-¿Sabes de qué se trata esta festividad? -Es una tontería preguntarlo. Por supuesto que lo sabe; Zöe conoce todo sobre todo y siempre tiene la respuesta correcta para cada pregunta posible. Pero mi mirada la escruta buscando algo más que una respuesta correcta; busca una emoción, un brillo en sus ojos que me permita saber si realmente comprende mis intenciones- ¿Y sabes por qué insistí en venir? -Esta pregunta es más difícil. Zöe rara vez parece entenderme, incluso ahora que soy mucho menos errático de lo que solía ser. Sonrío y llevo la mano libre al bolsillo de mi capa para extraer un pequeño atado de hojas de las distintas plantas que componen nuestra huerta y, tras mirarlo durante un instante, lo tiro con suavidad al fuego. Representa parte de nuestro hogar, ese pequeño oasis de paz que hemos construido juntos y en el que, luego de más de cien años, finalmente puedo sentirme como en casa.

-Eres lo que me mantiene cuerdo en este mundo de locos, Zöe. -Se me escapa una sonrisa irónica ante tan oportuna frase- Si no me hubieras encontrado en esa cueva, yo... no sé qué sería de mí. -Me inclino lentamente hacia ella y me agacho para juntar nuestras frentes. Pese a vivir juntos, pese a haber compartido tantas cosas, ya no la toco como antes. Ahora procuro ser menos invasivo, más cortés, pues no estoy seguro de que Zöe esté dispuesta a ir más allá, y eso me carcome las entrañas y me llena de impaciencia. ¿Quiere tocarme? ¿Desea que yo la toque? ¿Por qué nunca empieza ella ningún contacto? La forma de pensar de la biocibernética es un misterio para mí y no puedo seguir a su lado sabiendo que está conmigo únicamente por mandato de su “sistema”, palabra que tampoco termino de entender por mucho que intente explicármela. Tras unos segundos, exhalo un suspiro y me separo de ella para volver a mirarla.

-...Pero sé que tú sí puedes estar sin mí. No quiero que te quedes conmigo porque sí. Quiero que sepas que... que eres libre de irte. Sé que te resulta difícil, Zöe, pero intenta sentirlo y pregúntate... -Sin dejar de mirarla, vuelvo a hurgar en mi bolsillo con la mano libre para sacar, esta vez, un anillo modesto, sin ningún diamante ni adorno, para ofrecérselo levantando su mano con una sonrisa tímida- ...¿realmente quieres quedarte a mi lado?

Me siento observado por las estatuas; Freyr y Freya se preguntan, al igual que yo, cuál será la respuesta de la biocibernética. Trago saliva y espero no sentir tanto dolor si lo que llega a mis oídos resultan ser las palabras que temo. Pero es un riesgo que debo correr. Amo a Zöe más de lo que me amo a mí mismo, y no soporto seguir tomando su mano si no es realmente lo que ella desea. La mano con que sostengo el anillo me tiembla ligeramente. Si lo acepta, sabré por fin cuál es su voluntad. Y si no lo acepta...

Zöe Sáb Feb 16 2019, 05:34

No era seguro estar en este Evento, habían muchas variables que podían desencadenar múltiples tipos de conflictos. [ANALIZANDO] Esos guardias podrían reconocerlo como al ex-rey que había tomado por la fuerza el trono [ANALIZANDO] Aquellas personas podían darse cuenta que se trataba de un vampiro. [ANALIZANDO] Su estado mental podía desequilibrarse nuevamente al estar rodeado de tantas personas.

Pero Dag había insistido en venir, y yo no podía negarme a un pedido directo.

Muchas cosas habían cambiado desde que el vampiro había recuperado la cordura, sus patrones de conducta eran mucho más estables, ya no gritaba, ni se exasperaba. A veces se enojaba pero siempre era por periodos cortos de tiempo y buscaba la manera de poder tramitarlo adecuadamente. También había notado que buscaba de manera constante el contacto físico, no con cualquier persona, sino específicamente conmigo. Bajo la mirada y veo que está agarrando mi mano en ese preciso momento, lo cual valida aún más mis hipótesis.

-El Ohdá es una celebración humana que marca el paso del invierno a la primavera. Pero también, al igual que otras festividades, es para alabar a los dioses, pedir por las cosechas, la fertilidad, y otras actividades similares de gran relevancia para los orgánicos - [ANALIZANDO] Dag no me estaba escuchando, había algo que lo incomodaba, mire alrededor ya que quizás había visto algo o alguien que lo pusiera en peligro, pero todo parecía estar en orden. La siguiente pregunta era mucho más difícil, Dag pretendía que adivinara sus pensamientos - No, no lo sé -

Lo había visto recortar algunas hojas de las plantas del jardín antes de venir, en su momento no había entendido el motivo, pero al ver como los arrojaba al fuego comprendí que el vampiro estaba interesado en cumplir con las tradiciones de los humanos. [BUSCANDO ARCHIVOS] ¿Había algo que yo pudiera pedir o agradecer?

-Eso es correcto - Por lo que sabíamos, la medicina en Aerandir no era lo suficientemente moderna como para poder atender a alguien con severos síntomas de esquizofrenia. Por lo que, decir que era la única que podía mantenerlo cuerdo parecía ser una afirmación muy acertada-Encontrarte en esa cueva fue algo bueno ¿Sí? - Hago un esfuerzo por poner una sonrisa que parezca lo más natural posible.

Nuevamente Dag busca el contacto, sé que esto debe tener alguna relación con necesidades orgánicas, pero no sé qué se supone que deba hacer. Sí el vampiro fuera más claro, sí me dijera exactamente qué es lo que desea... Pero la dinámica entre orgánicos no se desarrolla de esa manera. Miro alrededor, hay muchos grupos de personas, de muchas razas distintas, ellos también se tocan, se dan la mano, abrazos y besos, nadie parece necesitar que les indiquen cómo hacerlo.

Dag agarra mi mano y saca un anillo [ANALIZANDO] sé qué significa eso, está relacionado con las costumbres que rodean a la ceremonia previa al matrimonio [Unión legal de hombre y mujer] “¿Realmente quieres quedarte a mi lado?” [ERROR] Jamás me había preguntado algo como eso. Fruncí el ceño de modo involuntario, el esfuerzo de intentar responder algo así era demasiado.

-No puedo decir... Qué es... Qué es exactamente “Querer” - Intenté explicarle, ahora que Dag estaba más estable, habíamos tomado por costumbre el que intentara expresar lo que sentía - Pero... - Podía advertir que mi sistema se oponía a lo que estaba pasando, pero de alguna manera estaba logrando evitar que me reiniciara - Pero sé que es mejor cuando estoy contigo. Y que cuando no estás no es bueno ¿Correcto? Yo creo que eso... Sería como “querer” ¿Sí? - Estaba haciendo un enorme esfuerzo por entender, y mi sistema no era de ninguna ayuda en ese momento.

[REINICIANDO] ¡No! [REINI...] ¡Detente! [...] Salvada por ahora.

Acerqué la mano libre al rostro de Dag y lo acaricié suavemente, era la primera vez que buscaba el tener contacto con él ¿Estaría bien sí lo hacía de esa manera?

Sarez Sáb Feb 16 2019, 12:15

Hace veinte años.

Es mamá quien se encarga de prepararme para la oración. Las madronas son caras y no tenemos dinero suficiente para contratar a una. Los pocos aeros que teníamos ahorrados, mamá los ha gastado en el alquiler del pesebre y en el cerdo del sacrificio. Le dije, se lo repetí diez veces, que no me importaría saltarnos el ritual. Las chicas normales lo hacen una vez en toda su vida, ésta es mi quinta vez que asisto al Ohdà como niña que todavía no se ha hecho mujer. Mamá no tiene por qué tratarme diferente. Su última respuesta fue tajante: eres especial y por eso mereces un trato especial. Dijo acariciándome mis orejas picudas.

Mamá es humana y papá, a juzgar por la curvatura de mis orejas, debe de ser un elfo. Eso explicaría por qué no crezco al ritmo de las otras niñas. Tengo veinticinco años humanos y no soy más alta que una chica de catorce. Mis caderas carecen de encanto y mis pechos todavía no se han desarrollado. A la vista de los Dioses Freyr y Freya, sigo siendo una niña que debe mostrarse frente a ellos y suplicarles en base de oraciones que me conviertan en mujer.

Mi creciente desacelerado no me entristecería de no estar en contraste con la vejez acelerada de mamá. Su cabello pelirrojo se ha tornado del color de la ceniza y en su piel son protagonistas los pliegues de las arrugas y las manchas naranjas. Parece mi anciana abuela en lugar de mi madre; es la comparación que toda Lunargenta nos hace al vernos juntas. No es justo para ella. Para mí, quizás sí lo sea. Mi sangre élfica, por escasa que sea, causa rechazo a los Dioses humanos. Freyr y Freya no quieren que sea una mujer desarrollada como las otras chicas de mi edad. Mamá tendrá que ahorrar todos los años para permitirse alquilar pesebres como éste. Ella crea que la insistencia es la debilidad de los Dioses. Si rezamos muy fuerte nos escucharán.

Los dueños del pesebre son muy amables, han limpiado el lugar y preparado una tina con agua caliente, cuencos de madera, lociones perfumadas y trapos limpios para la ocasión. Falta un detalle importante, al menos para mí. Antes de desnudarme, acomodo mis instrumentos de música a un lado del pesebre sobre un montón de paja; lo más lejos de los animales posible. Hay una mula royendo un poste de madera, no quiero que haga lo mismo con mi arpa.

—Voy a abrir ya, ¿estás listas? — me pregunta mamá frente las puertas del pesebre.

—No, todavía no. — contesto deprisa — No sé dónde poner los ramos de lavanda para que los animales no se los coman.

La lavanda simboliza mis ojos morados, otra herencia élfica de mi desconocido padre. Quiero que la gente que me vea rezar me comprenda, sepa quién soy. La música y el color morado son parte importante de mí, tanto como lo son las oraciones a Freyr y Freya para mí madre.

Me preparo frente la tina de agua caliente. Mamá abre las puertas del pesebre. La luz de las antorchas y el olor a perfumes atraen a los curiosos. Mamá me ayuda a quitarme la ropa. Recoge mi cabello en un hermoso tocado con forma de cornamenta de venado. Poco a poco, me meto en la tina de agua caliente. Mamá, a mi espalda, humedece un trapo limpio en el agua y me limpia la espalda. Sus manos están frías y agrietadas por el paso de la edad. Miro las mías: son finas, rosadas y delicadas.

Hay cuatro personas observando cómo mamá limpia mi cuerpo para el ritual. El año pasado fueron doce, lo recuerdo muy bien, y el anterior más de veinte. ¿Son menos por qué no les gusto? Frente a las otras puertas hay mucho más público. Chicos jóvenes, en edad de procrear, miran a las niñas que van a chicas en mujer y escogen, entre risas y cuchicheos, a sus favoritas. No creo que nadie pronuncie mi nombre.

—¿Es por la forma de mis orejas? — pregunto en voz baja a mamá. —No me quieren porque soy diferente.

—Por supuesto que no, querida. Las elfas son las chicas más hermosas de Aerandir.

—Entonces es porque estoy gorda.

—¡No seas tonta! — me da una suave colleja de advertencia. — No quiero oírte decir eso ni en broma — aunque sea cierto. Las otras niñas que aparentan mi edad son mucho más delgadas que yo.

Mamá sale del pesebre. Fuera, donde yo no pueda verlo, el dueño ha sacrificado a un cordero. Mientras vuelva, salgo de la tina y me seco con unos trapos perfumados. Me siento obediente en una silla de mimbre. Uno de los vecinos se ha ido a ver a otra chica; quedan tres en la entrada. Conozco a uno de ellos, es el sobrino del dueño del pesebre. Solo está por si su tío necesita ayuda con el sacrificio del animal. El segundo es un anciano de ojos grises. Creo que su visión es escasa, tengo la impresión que solo diferencia algunas luces y unos pocos colores. El tercero es un humano grande con un importante barrigón y escaso pelo en su corinilla; es la única persona que me mira por gusto. Su avanzada edad no me hace sentir mejor.

El dueño del pesebre acompaña a mamá de regreso. Llevan un cuenco de madera lleno de sangre de cordero. Mamá saca un pincel del bolsillo de su bata. Se arrodilla junto a mí y me pinta siguiendo la tradición. Empieza por el cuello: dibuja una gruesa línea que desciende por el lado derecho hacia mi pecho por desarrollar, lo bordea en círculos rojos como si estuviera invocando el volumen de una mujer adulta. Hace lo propio con el pecho izquierdo. Empieza por el cuello y desciende lentamente hacia la mama. Luego, dibuja figuras concéntricas por mis brazos. Noto que aprieta ligeramente más fuerte a la hora de dibujar las runas de los Dioses Freyr y Freya sobre mi vientre (si rezamos muy fuerte nos escucharán).

Salgo del establo sola. Mamá no me puede acompañar, lo debería hacer una matrona como a las otras niñas, pero no tenemos dinero para contratar a una. Me uno a la fila de chicas que se dirige a las estatuas en llamas de los Dioses. Centenares de chicos siguen a las niñas. Aplauden, felicitan y gritan sus nombres. La mayoría de ellas se giran aterrorizadas. No están acostumbradas a recibir la atención de tanta gente al mismo tiempo ni a pasear desnudas por las calles de Lunargenta.

La chica que está delante de mí hace la intención de abrazarse los pechos (los suyos tienen volumen). Su matrona le arremete con un golpe seco en el brazo.

—No lo hagas. — le oigo decir. — Deja que te vean. Para que los Dioses te vean, primero han de hacerlo los hombres.

Pongo mis manos en los hombros de la chica. Su matrona me mira con desagrado. No me dice nada, sus Dioses le impiden dirigirse a otras niñas que no sea la que asiste. Utilizo la magia que heredada por mi padre para sanar a la chica y ofrecerle calor.

—Tranquila. Haz lo que dicen y todo saldrán bien — ella no contesta — Freya te convertirá en una mujer muy bonita, ay casi lo eres, y Freyr hará que te encuentres con un chico de alta cuna con el que tendrás muchos hijos igual de bonitos como tú. — es la mentira que me dijo mamá la primera vez que realicé el Ohdà. — Es uno de ellos — digo sonriendo, como si le estuviera contando un íntimo secreto, a la vez que señalo a los hombres que la siguen y aplauden. — Seréis muy felices.

Llegamos frente a la estatua de los Dioses. La mayoría de las chicas se acercan a las llamas porque tienen frío. La que he curado no lo necesita. Dejan caer al fuego una reliquia de su juventud y su inocencia como niñas: juguetes de trapo, cirios de colores y prendas que ya no les vienen. Los recuerdos de mi niñez los quemé en los cuatro años anteriores; no me queda nada que quemar salvo el tocado en forma de cornamenta de venado y a mí misma. Me niego a quemar el tocado, me lo ha hecho mamá con mucho cariño, además que desmontar el moño supondría ocultar mis orejas picudas. Decido poner mis manos sobre el fuego. Las acerco muy lentamente con tal de acostumbrarme al calor.

Dioses Freyr y Freya, alabados seáis, soy una humana con sangre éfica. No es algo que yo haya elegido. He nacido y vivido en Lunargenta. No conozco ni quiero conocer el credo de los elfos. Por favor, perdonad mis pecados y concededme vuestra misericordia.

Si rezamos más fuerte nos escucharán. Si la ofrenda es humana (semihumana) en lugar de material, nos escucharán.

Aparto las manos en el último momento. Tengo quemaduras sobre la piel en forma de manchas naranjas, parecidas a las motas de vejez que tiene mamá pero con la diferencia que las mías no son permanentes; a los pocas semanas se habrán curado.

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Actualidad.

Sarez y yo vemos el resplandor del fuego de las estatuas Freyr y Freya desde una elevación fuera de las murallas de Lunargenta. Estamos sentados sobre una manta. El está desnudo y yo tapada de la cabeza a los pies para que no pueda ver las meyas de la maldición del doctor peste. Han pasado veinte años humanos, pero en mi cuerpo solo parecen haber pasado cinco.

Dejo caer mi cabeza sobre el hombro de Sarez. Sabe que, de pequeña, realicé el ritual del Ohdà como las demás niñas. Cree que solo lo hice una vez, no siete como las acabé haciendo. No sabe cómo me sentía, las mentiras que me contaba y yo repetía ni la finalidad del ritual. Él lo ve como una fiesta de música, colores y luces. Tengo envidia de su inocencia. Me pregunto cuando fue que yo la perdí.

—Mamá adoraba a los Dioses. — pienso en voz alta — Hacía todo lo posible para contentarlos y recibir su bendición. Decía que yo era lo mejor que le había pasado y fui recibida gracias a sus oraciones.

Sarez pone una mano sobre la capucha y acaricia el cabello que le oculto. No dice nada porque no necesito que me diga nada. Me conoce mejor que los hombres que me han visto en toda mi injusta larga vida.

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Cumplo con todos los objetivos en único post ambientado en el pasado de Merrigan.

Dag Thorlák Sáb Feb 16 2019, 15:39

Zöe frunce el ceño y a mí se me arruga el corazón, rendido ya ante la certeza de que pronto voy a sentirlo rompiéndose. No obstante, sus siguientes palabras me arrancan un suspiro de alivio y una sonrisa tonta que ablanda mi gesto casi siempre ceñudo.

Para tratarse de Zöe, esa respuesta es más que suficiente. Sé que no puedo esperar de ella locas e impulsivas palabras de amor; saber por fin lo que de verdad quiere basta para sentirme contento y libre, como si me hubiera sacado un gran peso de encima al saber que no es solo su “sistema” lo que la obliga a permanecer a mi lado. Aunque no lo diga, aunque ni siquiera lo sepa, ella tiene voluntad propia.

-Sí. Es mejor cuando estamos juntos. -La parafraseo en un susurro y asiento con la cabeza. Por fin es la mano ajena la que se acerca a mí y no al revés, acariciándome el rostro en un gesto tan cálido que no parece provenir de una biocibernética. Ladeo suavemente la cabeza para atrapar su mano entre mi mejilla y mi hombro mientras, a su vez, deslizo el anillo en el dedo anular impropio- ¡Bien! Escogí el tamaño correcto. -Murmuro al ver que se ajusta perfectamente.

Pero la caricia, por alivio que me haga sentir, no termina de satisfacerme. Ahora que sé que Zöe no se siente obligada, puedo inclinarme sin temor y dejar un suave beso en sus labios para terminar de sellar la unión frente a las grandes estatuas de los dioses. El fuego parece fulgurar con más intensidad cuando atraigo a Zöe hacia mí para atraparla en un abrazo. Busco su mirada y sonrío. No hace falta abrir la boca; mis ojos susurran sin palabras la promesa de un amor que, espero, durará por mucho más tiempo.

Zöe Sáb Feb 16 2019, 20:05

Mis respuestas parecían haber sido del agrado de Dag, no así de mi sistema, quien comenzaba a liberar un protocolo para detener aquellos pensamientos que podían resultar problemáticos. No tenía importancia alguna, el vampiro no podía ver y probablemente tampoco entender, lo que ocurría adentro de mi sistema. Mientras pudiera mantenerlo bajo control todo estaría bien.

Levanto la mano y veo el anillo, era curioso, en su estructura era solamente eso, un trozo de metal doblado y moldeado por algún artesano. [ANALIZANDO] Pero viendo el gesto del vampiro podía entender que se trataba de algo mucho más trascendental para él, y sí era importante para Dag, también debía ser importante para mi.

-Es perfecto así - Veo que se acerca [ANALIZANDO] tardo unos segundos en entender de qué se trata, quiere besarme [Tocar algo o a alguien con los labios juntos y separarlos haciendo una pequeña aspiración] podía hacer eso. Acerqué mis labios a los suyos y dejé que fuera Dag quien guiaba el accionar.

Nos quedamos frente al fuego unos minutos, pero lo más prudente sería irnos,el tiempo que pasáramos allí solo aumentaba las chances de que algo malo ocurriera. Antes de irme quise completar los rituales de la festividad, busqué en mi morral algo que llevaba guardado desde hace bastante tiempo, por mi trabajo reparando Bios y curando a las personas, tendía a juntar muchas cosas en mi mochila.

Saqué finalmente un trozo de tela viejo y sucio, era lo último que quedaba de la ropa que llevaba puesta Dag cuando lo encontré en aquella cueva. Sí los dioses eran entidades que vigilaban todas nuestras acciones, esperaba que vieran eso y que fueran bondadosos con el vampiro, permitiéndole vivir una vida larga y en paz.

Está vez fui yo quien tomo la mano de... ¿Mi prometido? [Darse mutuamente palabra de casamiento] Sonaba extraño. Pero casi todo lo que los orgánicos hacían o decían me resultaba curioso.

De cualquier manera, de esa forma parecía estar bien.

Kosir Sáb Feb 16 2019, 23:47

Cada vez que Kosir visita Lunargenta termina más abrumado y perdido que antes, es demasiado grande. A recorrido sus calles varias veces pero no alcanza a memorizarlas todas… es un infinito cumulo de lugares.

La gente nativa parece bastante acostumbrada a vivir en el caldo infernal citadino, toda una locura en la sencilla mente del bárbaro. La vida en este lugar debe ser algún tipo de castigo impuesto por los dioses.

Si bien hay muchas cosas con que distraerse el olor hace imposible desempeñar la acción, incluso para estándares tribales es horrible. La ciudad debe tener un aura infernal que impide al aire llevarse toda la esencia fétida por lo que se sigue acumulando sin fin.

Algo que no se queda atrás es la cantidad de gente que literalmente vive en un espacio tan comprimido, hay calles enteras que se abarrotan de tal manera que solo se puede ir en una dirección por horas.

Claro que este día es especial, una marca en la varilla medidora de rarezas. El inocente forastero se encuentra de frente con un perverso ritual que involucra jovencitas desnudas siendo paseadas por las calles.

Sacrificios vírgenes… malditos salvajes.

En bosque negro tales prácticas llevan siglos sin repuntar y es que un entorno de batalla constante exige cada persona combatiente disponible, asesinar a alguien indefenso no tiene honor pero destrozar su cráneo en un combate justo es algo prácticamente divino.

Con morbo y curiosidad a partes iguales el joven pelirrojo sigue la multitud, quiere ver de primera mano el momento del sacrificio para agregarle más peso a su mala percepción del exterior… lo que se encuentra es aún peor.

Quema de figuras paganas, matanza de animales sin propósitos comestibles y las pobres jovencitas siendo mostradas como carne en venta. Es claro que bajo la fachada civilizada de los exteriores se esconden sombras oscuras.

Estos son los nueve infiernos…

Con cierta repugnancia el guerrero permanece al lado de una especie de guía espiritual que instruye a varios personajes ajenos a la tradición también, aunque sus palabras restan salvajismo al ritual no lo mejoran mucho.

Niño, ¿Por qué estas vestido de una forma tan rara?

Más cuidado pequeña desafortunada, ya supere mi rito de adultez, soy un hombre.

La niña, claramente envuelta en la tradición, pronto posa sus ojos en el muchacho de las cicatrices, se muestra reacia a creer su argumento… como cada persona erguida en dos piernas que Kosir ha encontrado en su senda lejos de casa.

Si eres un adulto… ¿Puedes decirme algo de…? “se pone nerviosa” eso que todos mencionan hoy “cruza los brazos y mira el suelo” ¿Sexo?

¡JAJA! Es lo mejor del mundo… pero no tienes edad para eso, recomiendo que hables con tu chamán para que te instruya sobre cuando, como y con quien debes aparearte.

¿Aparearme?

Aaaa ya veo “sonríe maliciosamente” si lo que quieres es jugar solo escoge a alguien que te guste y hazlo tuyo… aunque deberías esperar un año o dos para que sea realmente divertido.

¿Hacerlo mío?... ¿Cómo?

Casi siempre solo basta con desnudarte y mostrar interés, Anakor hace el resto. También sirve con multitudes pero no soy experto en ese tema.

Yo… “dice más roja que un tomate” pensare en lo que has dicho niñ… joven “niega con la cabeza” señor… hasta luego “pasa a retirarse con premura”.

Suerte y no olvides hablar con el chamán de todas formas… hay algunos “efectos secundarios” que vienen con el sexo, debes conocerlos.

Uri Dom Feb 17 2019, 19:45

En cuanto el pequeño vampiro escuchó la voz de la mujer desconocida se escondió un poco detrás de ambo adultos. Uriel no se llevaba demasiado bien con el sexo femenino, no es como si lo odiase o tuviera algo en contra, era mas bien timidez y desconocimiento al no haber tenido casi contacto con ellas.

En toda su existencia de vampiro y humano, Uriel conoció a muy pocas mujeres, exactamente a 3. La primera, su madre biológica, no precisamente una mujer que le diese una buena imagen del sexo femenino al pequeño Uriel. La segunda fue el maestro de su maestro, una mujer bastante agradable y amable, pero enfermiza por las secuelas de la guerra contra los terrestres, su maestro muy rara vez le permitía al niño habla con ella así que ella no pudo influenciar demasiado a Uriel sobre la imagen de la mujer. La tercera, Zöe, fue la que mejor imagen dejó en Uriel y la que mejoró en gran medida la imagen de la mujer en la cabeza el pequeño vampirito. Aún así, el pequeño niño seguía sintiendo algo de recelos hacia las mujeres ¡Su maestro siempre le advirtió de que tuviera cuidado con ellas! ¿Sería por algo, no?

En cuanto el niño fue presentado como vampiro, apretó la mano del ratón y se aferro un poco a su pelaje para mostrar su rechazo a lo que hizo. Incluso así, su curiosidad infantil era mas grande que su recelo así que de vez en cuando asomaba su cabesita para mirar a las dos chicas. La primera, una adulta, era una mujer realmente preciosa y elegante ¡Incluso el pequeño Uriel, un niño que no podía apreciar muy bien la belleza, se sintió admirado y fascinado por un segundo con su belleza!

¡Ah! Tan bonita ¡Me recuerda a ella...!

Pensó el niño mientras recordaba los hermosos rasgos que el maestro de su maestro solía tener. En cuanto termino de admirarla por unos segundos, el niño dirigió su mirada a un chica que parecía tener una edad un poco mayor a la de el ¡Una niña! Enseguida los ojos de Uriel brillaron con ilusión y inocencia ¡Tal vez podrían ser amigos! El pequeño vampiro no tenía amigos a pesar de ser parte de los Gorriones dado que para él, mas que amigos eran hermanos, así que era normal para el niño emocionarse cada vez que veía alguien de una edad aproximada a la suya. Con timidez saludo a la niña y a la mujer.

"H-Hola......Soy Uriel, pero podéis llamarme Uri. "

En cuanto terminó de presentarse, el niño le dirigió una ultima mirada curiosa e ilusionada antes de ocultarse definitivamente detrás de los dos adultos. No parecía estar interesado en hablar mas con las desconocidas, pero era todo lo contrario, desde detrás de los dos adultos, Uriel miraba y escuchaba atentamente lo que las dos chicas decían ¡No quería perderse lo que esa mujer bonita y la niña desconocida iban a decir! Y de esa forma, sin que el pequeño vampiro se diera cuenta, estaba haciendo exactamente lo que su maestro le dijo que no hiciera ¡Es un error confiar en que un niño pequeño tenga en todo momento una orden! En especial el errático y distraído Uriel.

Mefisto Lun Feb 18 2019, 06:56

---En el día---

Tenía un buen tiempo sin volver a Lunargenta, en parte porque me perdí estúpidamente y en parte porque esperaba a que se disipara el alboroto causado por el fiasco de la Dama de Plata. Podía decirse que hasta extrañaba el olor rancio de los callejones, a los charcos de origen desconocido y a los hombres maltrechos que hacían lo posible por mantenerse de pie: Todos parte de mi parte favorita de la ciudad.

Extrañaba en especial esta taberna. Aunque la comida produjese enfermedades nuevas y la bebida pareciera venir de la vejiga de un toro diabético, su gente era encantadora.

- ¿Y qué te pasó, elfo? -eructó Muchabarba George, sentado al otro lado de la mesa- ¿te atacó un perro, o algo?

Bajé el tarro, le lancé una mirada severa y sin romper contacto visual con su ojo bizco, le respondí.

- Una manada completa, sí -Mantuve una expresión totalmente seria-. Después de lanzarme por un barranco para salvar a un ratón gigante.

Se hizo el silencio en todo el local, y toda persona con oídos funcionales volteó a verme. Inmediatamente después estallaron las carcajadas de todos los presentes, incluyéndome.

- ¡Mientras tú te quitabas las garrapatas -Señalé al Viejo Dunn, aún buscando aire por el descojone-, yo estaba en el bosque espantando animales salvajes con nada más que un palo, un saco y mucho frío!

En verdad no sabía si me creían o no, pero de igual forma mis historias los entretenían. Puede que el alcohol tuviese algo que ver.

- ¡Seguro que sí! -respondió. Se levantó de la barra y se sentó en el banco, a mi lado, donde me ojeó de arriba a abajo-. ¡Pero a mí no me dejaron vuelto una mierda!

- ¡Porque tú ya estabas hecho una mierda! -gritó desde la esquina el Gordo Lucas, provocando una segunda ola de risas, golpes a la mesa y derrames de bebidas.

Di un vistazo a Lucas. No me había percatado de que ya estaba ahí. Y eso que no era muy difícil de verlo, con su tamaño y redondez cuasi perfecta. Le saludé agitando la mano que no sostenía el tarro, bebí los últimos contenidos de este, me disculpé con mis colegas de mesa y me encaminé hacia su esquina, con una sonrisa en la cara.

- ¡Cuánto tiempo sin vernos! -festejé con los brazos abiertos-. Veo que no te va mal.

Le di un par de palmadas en la enorme panza, como prueba de mi comentario. Lucas soltó una carcajada y se sacudió mi mano de encima.

- ¿Qué te trae por aquí? ¿Buscas lobos que apalear? -preguntó con una sonrisa mordaz, a lo que respondí con una carcajada-. Aquí no hay ninguno, ya los espanta el olor de la comida.

Devolvió una sonrisa burlesca como respuesta a la mirada de desaprobación que le lanzó el dueño.

- Bueno, verás -Estiré un poco las piernas-. ¿Recuerdas ese favor que me debías? ¿El de las gallinas?

Lucas enarcó una ceja y asintió lentamente. Me incliné ligeramente y junté ambas manos.

- Creo que ya sé cómo puedes pagarlo. He escuchado que tu hermano es costurero...

-Anocheciendo-

- ¡Muchas gracias! -Me despedí con una reverencia-. ¡Saluda a los niños de mi parte!

Me alejé satisfecho del puesto de sastrería: No quería darle la razón a Dunn, pero sí que tenía que hacer algo con mis vestimentas. La nueva capa era casi igual a la anterior, y la camisa y pantalón tampoco diferían mucho de sus antecesores, pero estos estaban enteros. Y limpios. Y eso era un mundo de diferencia.

Casualmente encontré a George, y tras saludarle, pregunté bromeando si le habían echado de la taberna. Mencionó que estaría cerrada por el Ohdà, una festividad que yo desconocía, y procedió a explicarme los detalles al darse cuenta de ello. Se despidió dándome una palmada en el hombro, y se marchó.

Sentí, entonces, todo lo que guardaba la remembranza oprimida.

Sentí, tibias, las dulces caricias de sus dedos, y maldije cada una de las agujas en mi pecho.

Advertí su voz de luna, como si me cantase hoy mismo, y me tragué el llanto que desgarraba mi garganta.

Observé sus danzas, sus risas y sus ojos escarlata. Inmóvil por tal belleza, inmóvil por tal desgracia.

Sabrán los dioses, pues yo no, cómo el dolor no brotó de mis ojos.

Sabrán los dioses, pues yo no, cómo no caí muerto de añoranza.

Hice el esfuerzo de mil bestias, y pude dar un paso. Con el alma herida y un propósito, pude dar el siguiente.
Y así me encaminé, en lo que me lo permitieron mis piernas, por las calles de Lunargenta, a cumplir con sus fiestas y honrar mis dolores.

Reivy Abadder Mar Feb 19 2019, 12:21

Con rostro dulce y una sonrisa agradable ambas respondimos al saludo del vampiro, hasta ahora mis encuentros con su especie habían terminado y comenzado siempre con sangre, pero tenia muy claro que no todos buscaban la destrucción o dominación de la capital humana.
Sin embargo el otro saludo tuvo respuestas distintas, por mi parte fue una sonrisa coqueta y una inclinación galante mientras que Lavey sonreía radiante y con cierta curiosidad. Elyn era la segunda hembra felina que la joven dragona conocía y se preguntaba cuantas características compartirían. A ojos de la rubia por lo pronto ya veía distinciones físicas como la falta de pelaje y el cuerpo mucho más humano que felino.

-Características destacables... -Lavey comenzó a pellizcarse el labio inferior, señal de que estaba pensando algo realmente importante. -Pues tiene que tener escamas bonitas y alto... -Entonces la joven se planteó el que pudiera gustarle algo más que no fueran dragones. -Aunque una vez vi un señor que parecía un pájaro y luego aquella bruja del acantilado. -La rubia parecía confusa, no tenia claro que o a quien mirar o si habían cosas que no podía hacer o elegir. -¿Amit tu que miraste cuando elegiste a tu mujer?

La lagartija estaba centrada en responder a la incógnita no formulada del ratón, pero no perdía detalle del pequeño vampiro, estaba en una encrucijada. Quería saber que cosas tenia que elegir a la hora de formar una familia, pero quería ir junto al moreno y preguntarle muchas cosas de vampiros.

-He estado en la hoguera hace un instante. -Respondí señalado el fuego por encima de mi hombro después de que la mujer-bestia terminara de hablar. -Se lanza al fuego algún objeto que te recuerde a un ser querido. Según los dioses humanos es algo que te recuerde a la persona a la que amas.

Dentro de esa frase habían muchas cosas escondidas, la más básica de todas era el amor carnal, el deseo por volver a retocar con alguien solo por gusto, también se encontraba el simple amor veraniego que te deja pensando el resto del año en si volverás a ver cierta personita que te dejo el corazón revuelto, el amor amante que jura ser inseparable... los dioses humanos no eran muy específicos en que tipo de amor hacia referencia al ritual, pero a todos parecía quedarles claro que tenia que ser una persona con la que te habías acostado o con la que te gustaría querer acostarte.

-Acerquémonos al fuego, así lo veis mejor. -Dije animada al grupo poniéndome a caminar. -Por otro lado el Ohda de los dragones es más... familiar. -Me coloqué en medio del ratón y la gata y levante la voz para que también le llegara la explicación a Uriel.- Lanzas algo al fuego que te recuerde a tus seres queridos, ya sean parientes, amigos o amantes y pides algo por o para ellos que a la vez este relacionado contigo.

Mientras daba explicaciones Lavey se había colocado al lado del muchacho y lo miraba fijamente esperando alguna señal para entablar conversación con él. Cuando llegamos a la hoguera la rubia vio su oportunidad.

-No te preocupes por el fuego. -Le dijo al joven sonriendo con seguridad. -No voy a dejar que te haga daño.
La muchacha con el paso del tiempo amplió el radio de acción de su carácter protector, impulsada por el mismo rasgo que poseía su madre ahora se lanzaba a cuidar de la gente que acababa de conocer. O eso era lo que parecía, la realidad era que estaba usando aquello como excusa para acercarse al chico.
-¿Es cierto que le tenéis miedo al fuego?

-Amit uno de estos días tendrás que llevarnos a conocer a tu pueblo. -Le hablaba al ratón unos pasos por detrás, dejando lugar para que los presentes pudieran hacer sus ofrendas. -Lavey y yo queremos conocer a tu familia.

Mientras charlábamos el viento traía los gritos y las risas animadas de la gente y con ellas llegaban también el sonido de panderetas, violines y mandolinas.
Al oír la música imite los pensamientos de mi hija encontrándome con la duda de si todas las mujer-gato bailarían siguiendo un mismo patrón de movimiento, sonreí de medio lado con picardía y mire a los ojos de Elyn. Habría que comprobarlo.

-Elyn. -La llamé levantado la mano hacia ella. -¿Te gustaría acudir a la pista de baile con una dragona?

-Yo también quiero bailar. -Proclamo Lavey. Mirando con decisión a Uriel y luego a Amit´tek, volvía a estar en una encrucijada, ella quería bailar con los dos. -Amit... ¿Como bailáis los Mausu? -Preguntó la dragoncilla al percatarse que ni siquiera sabia si los hombres-ratón bailaban. -¿Nos enseñas a Uri y a mi?
Bien podía ser que el vampiro no quisiera bailar o no le gustara, pero... ¿A quien no le gusta bailar?

Amit'tek Mar Feb 19 2019, 14:16

El Mausu sostuvo con firmeza la mano de Uri, quería decirle sin utilizar palabras que no tenía de qué preocuparse, que si algo malo pasaba estaría ahí para ayudarlo. De todos modos, Amit creía conocer a las dragonas, y no tenía motivos para pensar que su reacción sería negativa.

-Mi mujer pertenece a una familia con muchas mujeres muy fértiles, Tchik. Su abuela, madre y hermanas tuvieron todas gran cantidad de hijos, así que tuve que competir con muchos machos para poder ser digno de desposarla – El roedor hablaba con orgullo, no solo porque lo había logrado, sino porque además estaba muy contento con la elección que había hecho- Para nosotros los exploradores es sumamente importante el tener una esposa fértil, ya que no podemos estar con ella durante tanto tiempo – Así que había que asegurarse que las veces que estuvieran juntos fueran fructíferas.

Amit notó el modo en que Lavey y Uri se miraban, sabía lo que quería decir eso, y si bien el ratón no se retiro del todo para que el vampiro no se asuste, intentó concentrar su conversación más en Reivy y Elyn.

-Ya veo, entonces debería tirar al fuego algo que me recuerde a mi mujer y a mis hijos – Asintió varias veces, pensando en qué cosa podría arrojar. En general no llevaba muchos objetos personales con él, a veces tenía que meterse en agujeros muy estrechos o edificios antiguos que podían caerse en cualquier momento, por lo que tener cosas que hicieran bulto o pesaran no era una buena idea.

Mientras caminaban hacia el fuego recordó que había algo que tenía desde la última visita a sus tierras. Cuando llegaron Amit se sacó la mochila y revolvió hasta llegar bien al fondo, de allí sacó un pañuelo que estaba perfectamente doblado, lo abrió con mucho cuidado y sintió la fragancia de las flores secas que habían adentro. Cada vez que iba a salir en una nueva búsqueda, su esposa le preparaba varias cosas, como cambios de ropa, comida casera y también ponía en el fondo del bolso un pañuelo con muchas hiervas adentro que espantaban a los insectos y alimañas similares.

Al Mausu le gustaba mucho ese olor, le hacía recordar a su querida esposa, a sus hijos, a los campos sembrados y las mañanas contemplando el rocío en el pasto del jardín. Amit se acercó al fuego y tiro las hojas secas, haciendo un esfuerzo para no quebrarse con el peso de los recuerdos.

-… - Tardó un poco en poder contestarle a Reivy, no quería que escucharan su voz angustiada – Es verdad, Tchik, Lavey va a divertirse mucho jugando con mis hijos. Quizás la próxima vez que regrese podríamos intentarlo – Era una niña dulce, corrección, ahora era una jovencita, pero su personalidad seguía siendo la de una niña - ¿Bailar? Claro, tenemos rituales que incluyen danzas, pero no se parecen a las que hacen los humanos – Claramente su contextura física no les permitía tener tanta agilidad, pero tenían otras cualidades.

Agarró las manos de Uri y de Lavey y se apartó un poco de la hoguera para que pudieran moverse con más libertad. Luego hizo que se pararan uno al lado del otro y comenzó a hacer una serie de movimientos que consistían en levantar y bajar los brazos, mirando al cielo y a la tierra, sacudir el pelaje hasta que quedara esponjoso y luego ponerse en cuatro patas para estirarse y rodar. Repetía pasos similares varias veces, variando hacía la izquierda o hacía la derecha, agarrando de las manos a los niños en algunos momentos, para representar la unidad y siempre elevando la vista al cielo para que los dioses se fijaran en lo que estaban haciendo.

Elyn Miér Feb 20 2019, 10:57

Elyn estaba fascinada mirando a las dos mujeres, era la primera vez que veía dos dragonas (Que ella supiera). Con una sonrisa tonta, intrigada y curiosa le miraba de arriba a abajo, claro que su cola aún se movía por la ansiedad, pero a pesar de querer saltar a los gritos con millones de preguntas como ya le había hecho a Uri, se mantenía a raya, el ambiente no era tal como para hacerlo, ¡Le mandarían a callar o peor! ¡Le echarían! Además de que quizá parezca descortés en esa situación con aquellas dos mujeres, no era como el casual encuentro que tuvo con el niño chupasangre en aquel bosque.

Escuchó atentamente las palabras de la morena ya que respondía a su pregunta, afirmó y se llevó su mano a su cuello, tenía un colgante escondido debajo de sus ropas, pero se veía el pequeño hilo que le ataba en su cuello. Mientras se acercaba al fuego junto a los demás, se quedó pensando mientras miraba fijamente este, estaba en duda debido al choque de culturas, el colgante que tenía era un pequeño tótem, un pequeño tallado de madera con forma del rostro de un tigre, era su protector, algo en lo que creían en su hogar y hasta Elyn misma. Pero a la vez con lo que dijo Reivy, se quedó algo confundida, así ganaría el favor de los dioses en los que creían los humanos, ¿Se enojaría su guía sí quemaba aquel símbolo? Era un regalo de su padre, alguien que extrañaba demasiado junto a su madre, hacía tiempo que no les veía. Sí se supone que se lanza algo al fuego de alguien a quien amas, asumió que también podrían ser sus familiares.

— Gracias por la explicación... — Dijo por agradecimiento aunque se veía pensativa y con la mirada en su colgante, ahora sacándolo de entre sus ropajes tras tomar el hilo, lo miró detenidamente, optó por removerse el collar y lo arrojó suavemente al fuego con una sonrisa, más allá de que quizá el único recuerdo físico hacia su familia sea quemado, era por una buena causa, pensó, una ofrenda a los dioses de su guía por su bendición.

Finalmente se salió de su pequeño lapso pensativo, escuchó a Lavey ya haciéndose amiga con Uri y le sacó una pequeña sonrisa, luego se metió en la conversación de Reivy y Amit. — A mí también me gustaría ir, ver las caritas de todos los ratoncitos tras ver una gata seguro ha de ser divertido, ¿No? — Rió levemente mientras de forma suave picaba a Amit con una de sus afiladas y largas uñas.

Y luego de eso sintió la mirada de la morena en ella, le devolvió la mirada con una sonrisa aunque confundida con su atención hasta que escuchó sus palabras, ¿Una mujer le invitaba a bailar? Dudó la respuesta mientras se formuló un pequeño sonrojo en sus pálidos cachetes, pero nunca deshizo la sonrisa que tenía, sin más afirmó y tomó la mano que había estirado y levantado hacia ella.
— Te advierto que no bailo hace... Desde que era pequeña, ¡Y era bastante mala para ello! — Amplió su sonrisa junto a ello, y sin más se dejó ser guiada hasta la zona de baile, donde la música resonaba fuerte, las risas aún más, se podían ver a los juglares más de cerca, era una zona ambientada más a un festival que al ritual, y eso que apenas eran unos pares de metros de distancia.
— Déjame ir a tú ritmo, ¿Sí? — Se refería a que le guíe en el baile, era buena imitando movimientos ajenos, y probablemente al no saber bailar al ritmo de la música que los músicos ahora mismo tocaban, iba a mirar a la mismísima Reivy o a las mujeres a su alrededor para copiar su estilo.

Uri Miér Feb 20 2019, 22:31

¿La persona que amas? .....Amor....

El vampiro miró algo confundido a los adultos ¿Que era el amor? Un día le preguntó a su maestro sobre el "amor" pero le miró de una forma tan rara que se prometió no volver a preguntarle, pero eso no eliminó su curiosidad. Quería saber que era el amor ¿Porque era algo por lo que los adultos se vuelves tan raros? Muchos problemas de adultos tienen que ver con el amor y eso le daba curiosidad al niño.

El vampiro bajó su cabeza en cuanto vio que la niña dragón se aproximaba a el con timidez ¡No es como si no fuera feliz! De echo Uriel estaba realmente contento de que la niña también se mostrase amistosa, pero no podía evitar sentirse avergonzado ante ella ¿Tal vez porque era una mujer? ¿Porque técnicamente hablando ahora era una adulta?

".....Un poco. No es lo mismo en todos los casos, pero en mi caso me hace acordarme del Sol....y me eso me pone nervioso..."

Contestó un poco mas abierto a la muchacha ¡En verdad parecía una chica agradable! Uriel le dio una suave sonrisa un poco mas relajado, en verdad agradeció que la dragona se preocupase por su estado. Ya no tan aferrado a Amit, el niño le dio una buena mirada a la chica ¡Que hermosos rasgos! ¿Todas las dragonas eran tan hermosas? Uriel estaba curioso, pero su timidez le impidió preguntarle.

En cuanto la muchacha le pidió al ratón que les enseñase a bailar, el vampiro dirigió una mirada curiosa y algo emocionada al adulto ¡Hace tanto que no baila! Uriel, como vampiro criado por los Nova, se le instruyó en el baile de salón tal como el vals. El niño, aunque rara vez puso en practica su etiqueta y capacidad de baile, era, bastante curiosamente, buena en ambas ¡Realmente disfrutaba el vals! Aunque únicamente tuvo la oportunidad de bailar seriamente en un par de ocasiones, durante eventos sociales de vampiros. Uriel estaba realmente emocionado en aprender una técnica nueva ¡¿Que clase de danza seria?!

Miro atentamente cada movimiento del ratón ¡Curioso cuanto menos! Uriel no pudo evitar compararlo con el vals que durante toda su existencia perfeccionó, y esbozó una sonrisa ¡No con desprecio! Después de todo era la cultura de los Mausu, y de Amit'tek ¡Nunca ridiculizaría de esa forma las costumbres de alguien que respeta! Era mas bien una sonrisa de "¡Un reto!" pues en su vida había visto una danza mas diferente a lo que se le enseñó en su hogar ¡Pero no podía molestarle menos al emocionado Uriel! Parecía algo realmente divertido.

"¡Vamos a intentarlo Señorita Lavey! "

Dijo Uriel con una amplia y emocionada sonrisa, tomó la mano de la niña ¡Como buen niño, Uriel había olvidado su timidez en menos que canta un gallo!

Reivy Abadder Jue Feb 21 2019, 22:37

Conocía bien esos movimientos de cola: ansiedad, excitación, curiosidad... Elyn no era la única incapaz de controlar que sus sentimientos quedaran expuestos por medio de sus características más animales, a Lavey y a mi nos sucedía también en nuestra segunda forma.
Aquellos movimientos no auguraban un final entre un lecho de plumas como sucedió con Angelique, pero por lo pronto había captado la atención del a minina y eso ya era positivo.

-Nos vemos en un rato muchachos. -Recogí la mano de la felina atrayendo su cuerpo al mio hasta poder enlazar los brazos a la altura del codo. -No hagas maldades Vey, ya eres una mujercita.

La rubia me sonrió con una mirada cómplice y un pensamiento rebelde "¿Yo, maldades? Nunca. Solo pienso molestar a los borrachos y conseguir una manzana de caramelo." Con ese pensamiento la joven se despidió para seguidamente centrarse en el baile de Amit.

-No te preocupes Elyn. -Le comentaba con tranquilidad mientras caminábamos hacia la música. -La noche es larga y los bailes sencillos.

Por lo que mi acompañante decía parecía ser que el saber bailar en los felinos era igual que en el resto de personas, algunas sabían más otras menos... y algunas tenían dos pies izquierdos. Al llegar al borde de la pista los espectadores aplaudían el fin de la canción y comenzaban a marcar un ritmo con las palmas invitando a los músicos a seguirlo.
El tambor comenzó a sonar replicando el compás del publico, el violinista pellizco las cuerdas de manera alegre y la mandolina rasgó con rapidez acordes festivos.
Sonreí zalamera a la mujer-bestia. Y es que no podía reprimirlo, aquel coqueteo era una constante en mi vida, me gustaba agasajar y realzar la belleza ajena.

-Bien, lo primero son las manos. -Guié las afiladas agujas de la gata sobre mi hombro y mi mano. -Nos salio una canción rápida, pero es sencilla. -Coloqué mi mano libre en su hombro como si mi posicion fuera un reflejo de la suya. -Pie derecho... ahora izquierdo. Paso a la derecha y... -Amplié la sonrisa y solté su hombro para hacerla girar sobre si misma. -Bien, ahora repetimos y bajamos por el brazo. -La mano que volvía a estar en el hombro ahora se deslizaba por el brazo de Elyn al tiempo que retrocedía ganando espacio hasta llegar a la punta de los dedos. -¡Eso es! -La animaba emocionada dando un giro en solitario para regresa a la posición inicial. -Esos son todos, ahora solo hay que hacerlo más rápido.

La música era alegre y animaba a todos a no dejar de sonreír como si de un hechizo se tratase, guiaba a la muchacha acelerando el ritmo paulatinamente haciéndola girar y dejándome girar cuando ella decidía iniciar el siguiente compás. Los bailes eran una cosa maravillosa, todas las culturas y razas las tenían, daba igual que o quien fueses todos se dejaban llevar por algún ritmo, en cierto modo eran liberadores, te hacían sentir libre.
Libre... aquel pensamiento trajo a mi memoria la extraña noche en la que un viejo desconocido comenzó a hablar de paz y amor, de liberar pueblos y quemar las banderas de los reyes ¿Porque? aquella historia ya estaba enterrada, había quedado en una simple habladuría. Si, era cierto, daba igual a quien le preguntara, todos escucharon sobre aquel anciano, pero muchos estaban en lugares diferentes la misma noche ¿Como lo hizo? ¿Que me hizo? aquel día sus palabras me engatusaron, en esa noche le creí y baile con completos desconocidos en aquella posada ¿Pero con que fin, porque razón? aquellos ideales eran irreales, aquellas palabras escondían métodos sangrientos y por algún motivo que no comprendía yo seguía sin poder sacármelo de cabeza.

-Elyn. ¿Escuchaste aquella historia de hace unos meses... -Quería continuar la pregunta pero no sabia ni como, ya me resultaba hasta absurdo preguntarlo, pero algo en mi interior pedía una confirmación de que aquello fue todo un sueño, de que no fue real. -Cuentan que hace un tiempo, durante la noche, un hombre entró en una taberna y hablando de... -Ni siquiera quería repetir aquella historia. -Bueno eso es lo de menos. La cuestión es que mucha gente dice a ver visto aquel hombre la misma noche y... ¡No puede ser cierto! -Comencé a alterarme. -Yo estuve en la posada, vi a ese hombre, pero apenas eramos un puñado de personas y ahora es como si todo Aerandir hubiera estado allí. -Miré con preocupación a la mujer, mis pies ya no se movían, había dejado de bailar. Solté la mano de la gata y me froté los ojos intentando despejarme. -Yo... lo siento, te acabo de conocer y ya te estoy contando cosas raras. Menuda primera impresión ¿Eh? -Dije con ironía tratando de sonreír, me quede callada un segundo sin saber que decir. -Si quieres irte no te retendré, pero si te quedas te prometo que nos los pasaremos de maravilla. -Seria un milagro si después de aquello la mujer-bestia no salia corriendo.

****

No muy lejos de la pareja de mujeres había una muchachita pintada con sangre que miraba con atención el baile mausu de su peludo amigo. A Lavey no solo le brillan los ojos por el reflejo del fuego, también le relucían con emoción y expectación, estaba deseando hacer todos los pasos y en cuanto Uriel la invito, ella no hizo más que sonreír de oreja a oreja.

-¡Si, hagamoslo! -La rubia comenzó a imitar al ratón sin poder evitar pronunciar los pasos en susurro para no perder el hilo de los movimientos. -Manos arriba... saludar a la luna, mano abajo despedir a la tierra.
Esa era la parte fácil, lo difícil era querer ser esponjosa sin tener pelo por todo el cuerpo. Lavey se movió como si fuera un perro sacudiéndose el agua, tan rápido y tan fuerte que termino mareada. Ella juraba que sentía como le botaba el cerebro dentro de la cabeza.
-Ahora la croqueta. -Balbuceaba la joven con una cara de concentración muy seria. Rodó por el suelo hasta llenar la capa de polvo y se levantó de un salto buscando la mano del vampiro. -Derecha... izquierda... ¡Uri! - La dragona reclamó la atención del chico. -¿Como bailan los vampiros?

Elyn Sáb Feb 23 2019, 10:35

Intentó concentrarse todo lo que pudo en su hacer, no quería quedar ridícula ante tal mujer, pero sus expresiones corporales delataban claramente que estaba un poco nerviosa, su cola se meneaba por sí sola elevada y algo rígida, pero no del todo.
Sus orejitas se mantenían elevadas escuchando atentamente el ritmo de la música como las palabras de la dragona.

"La noche es larga y los bailes sencillos" Eso resonó en su mente un par de veces mientras pensaba una manera de contestarle, pero nada vino a su mente de lo ansiosa que estaba, debía admitir que no se sentía tan cómoda como normalmente estaba, el simple hecho de estar a los ojos de desconocidos, miradas que le juzgaban además de ahora en las manos de Reivy, tenía miedo de hacer algo mal, pero su actitud tan curiosa le había llevado hasta ahí, eso y probablemente la cortesía que le tuvo a la chica tan linda que tenía en frente.

Sin decir mucho más que asentir con su cabeza miraba atentamente con sus ojos celestes a la contraria dando caso a sus indicaciones, colocó sus manos tal y como le dijo, la sostuvo de forma suave, no quería tomarla con fuerza, no quería más bien ofenderla en algún sentido. Y poco a poco comenzó a bailar, guió sus pies con los de ella casi imitando sus movimientos de forma un tanto torpe al comienzo pero que luego se fue acostumbrando y fue aceitando poco a poco, las indicaciones por voz le ayudaban mucho, le mantenía preventiva a lo que venía para realizar dichos movimientos de forma menos tonta y más natural, aunque aún así al estar teniendo que pensar todos sus movimientos de natural no tenía nada.
La gata tenía un leve sonrojo en sus mejillas, consecuencia de estar avergonzada de lo mal que lo hacía, pero aún así era poco visible.

¡Y terminó con los pasos básicos! — ¿Repetir aún más rápido? — Los ojos de Elyn se abrieron un poco más e hizo una ligera mueca con los labios para luego tras pensar dejar salir una pequeña risa, prácticamente riéndose de sí misma, hace un par de días junto a sus antiguos compañeros de charla había estado peleando contra una manada de lobos en una cuestión de vida o muerte y aún así se mantuvo calmada, concentrada e incluso ágil y ahora estaba... Tan totalmente fuera de sí, intentó calmarse y volvió a reír, aligeró sus pensamientos y se quedó en blanco tras el repensar que tuvo.

Dejó salir un ligero suspiro como sí se preparara para lo que venía y ahora con una sonrisa más natural miró a Reivy, fue incorporando los pasos de forma natural a sus movimientos haciéndolo de forma calmada, pero más rápido que antes, al menos en su cabeza no se veía ahora como que estaba siendo un desastre, más bien estaba allí para divertirse, ¡Lo haga bien o mal! Eso era lo que importaba, la opinión de ella y no la de los demás, después de todo bailar nunca había sido su fuerte tampoco, básicamente su conclusión era que no importaba sí lo hacía mal y simplemente se dejó llevar.

Y por un par de momentos bailó tranquila con Reivy, simplemente concentrándose en ella misma y en la ajena en el baila que compartían, a un ritmo dictado por los músicos, en unos ritmos se apegaban más, en otros se separaban más, iban más rápido, más lento, cambiaban un poco los pasos pero de pronto la morocha empezó a hablar de algo extraño.

Elyn le escuchó atentamente mientras bailaban ahora a un ritmo más pausado para poder escucharse.
— ¿Historia de hace uno meses...? — Claro que había escuchado muchas historias a lo largo del tiempo que estuvo fuera de su hogar, que solo fueron un par de meses, pero, ¿A cuál se refería? Le miró atentamente a los ojos mientras oía y afirmaba mostrándose atenta mientras hablaba. Y le confundió por completo, ¿A qué venía todo eso? La gata extrañada y sin comprender siquiera como había llegado la nula conversación que tenían a esto de repente le dejó desconcertada, se quedó parada mirándole con una expresión de preocupación ante ella.
— ¿De qué hablas...? ¿Un hombre que todo el mundo vio? Eh... — Con una ceja arqueada no sabía que decir.
Luego al verla tan... Afligida la gata solo le dedicó una sonrisa para hacerle entender que no se iría, le tomó la mano diestra y buscó a su alrededor un lugar para sentarse. Claro que entre la multitud todos los lugares estarían ocupados, además de que serian intranquilos para conversar, así que le jaló y le guió ahora ella hasta un lugar un tanto apartado, donde la música ya no resonaba tan fuerte y solo se escuchaban los gritos, festejos y conversaciones a la distancia.

Elyn terminó por sentarse en una roca cercana, bastante grande, e incluso le hizo espacio para que Reivy le acompañase tras moverse a un costado mientras le miraba.
— ¿Estás bien? ¿Me quieres contar más de eso? — Ahora le miraba con la típica expresión intrigada y curiosa que siempre tenía, aunque también con cierta sonrisa tranquila y calmada.

Ava Kenrith Sáb Feb 23 2019, 18:03

El silencio de la morena hizo que Raiza diese por hecho cuál sería su respuesta, bajó la vista hacia el pañuelo que sujetaba y se dijo interiormente que no pasaba nada, que pedir aquello a la cuerva con lo incómoda que se sentía había estado fuera de lugar.

- Está bien. - susurró Ava, para su sorpresa, aunque no parecía muy convencida de ello. - ¡Estupendo! - exclamó la híbrida, alzando el rostro de nuevo y sonriendo ampliamente ante la perspectiva de no pasar aquel momento sola.

La situación de la joven era complicada y dolorosa, pero ¿quién la había mandado a posar sus ojos sobre un hombre casado? Tras meses de relación a escondidas la muchacha había llegado a creerse lo que su amado le decía, que abandonaría a su mujer para fugarse con ella, pero la llegada de un bebé lo cambió todo.

Ahora que su esposa estaba en cinta Robert se negaba a dejarla, aseguraba que los dioses habían bendecido su matrimonio y que debía cuidar de su primogénito o primogénita, según lo que los ases le enviasen. La noticia hizo añicos las esperanzas de la búfala, quien desplazada a un segundo plano solo pudo hacer una cosa, alejarse del campesino y obligarse a olvidar todo lo que habían vivido juntos durante los últimos meses… pero no era algo fácil.

Por eso estaba allí, dispuesta a quemar el único objeto que conservaba a modo de recuerdo para que Frey y Freyja la ayudasen a pasar página lo antes posible y con suerte, le enviasen a alguien que pudiese sacar a aquel humano de su memoria por completo.

- Vamos. - dijo animada, guiando a su nueva acompañante a través de la multitud hasta que pudieron hacerse un hueco y llegar a la hoguera. Una vez allí no se lo pensó mucho, arrojó el pañuelo y observó como las llamas lo consumían en apenas unos segundos. - Ojalá pudiese hacer lo mismo con mis recuerdos. - musitó, captando la atención de la cuerva, que no entendía nada.

- Bueno ¡ya está! - anunció al sentirse observada, llevándose una mano a la cabeza y buscando los ambarinos ojos de la hija de Midgar. - ¿Y tú Ava? ¿no tienes nada que lanzar al fuego? - preguntó, obteniendo una negativa de cabeza por parte de la tímida mujer bestia. - ¿Nada? ¿de verdad? ¿nunca has tenido novio o te has enamorado de alguien? - continuó, provocando que las mejillas de la morena se cubriesen de rubor.

- No… nunca he estado con nadie. - confesó bastante cortada, no era un tema del que le gustase hablar y mucho menos con una persona que acababa de conocer.

- ¿Crees… crees que soy demasiado mayor para estar soltera? - se atrevió a preguntar, rememorando el comentario de la vieja cotilla. - Una señora acaba de decirme que con mi edad debería buscar varón y empezar a tener hijos, ¿es eso a lo que debo aspirar en la vida? ¿no hay nada más? - susurró avergonzada y un poco triste, si había salido de su hogar era para conocer mundo, no para atarse a un hombre y procrear… de hecho todo lo relacionado con ello la ponía nerviosa hasta el punto de no querer ni pensar en la posibilidad de tener pareja.

- ¿Qué? ¡No hagas caso a esa alcahueta! Con esto de la guerra lo único en que piensa la gente es sembrar los campos y tener niños, como si con eso pudiesen recuperar todo lo que perdieron, pfff. - respondió Raiza, poniendo los ojos en blanco ante tamaña estupidez. - Eres joven y Aerandir tiene mucho más que ofrecerte que el matrimonio, créeme, si te casas acabarás encerrada en una granja, hasta los cuernos de las tareas domésticas y de los berridos de los críos mientras tu marido se pasa el día “trabajando”. - continuó, acentuando lo irónico de la última palabra con un gesto.

La idea del amor que tenía la búfala no pasaba por pronunciar votos ante un altar ni soportar numerosas camadas de pequeños demonios dispuestos a destrozar sus nervios, no, para ella debía ser algo divertido y emocionante, despertar cada día sin saber a dónde los llevaría el camino o que les depararía el mañana, vivir el momento.

Durante un segundo Ava se visualizó tal como la había pintado su acompañante, corriendo de un lado a otro dentro de una desordenada casa persiguiendo a un par de inquietas criaturitas mitad bestia, y aunque no sabía si en algún momento de su existencia querría aquello, esa noche al menos tenía claro que no entraba en sus planes ni a corto ni a largo plazo.

- Al menos yo puedo elegir, soy afortunada. - pensó, desviando la vista hacia las muchachas que celebraban su madurez. Muchos las miraban con interés y aunque pareciese cruel, algunas familias las convertirían en moneda de cambio para hacer negocio, entregándolas al pretendiente que ofreciese la mayor dote o tuviese una posición social reconocida.

- Míralas Ava, ¿sabes por qué lloran? No es solo por vergüenza, les están robando su inocencia, dentro de nada se convertirán en esposas y madres, y lo más seguro es que ni siquiera puedan tomar parte en la decisión de con quién pasarán el resto de sus vidas. - dijo con lentitud, sintiendo lástima por las chicas.

Tenía razón, y eso solo hacía que la cuerva diese gracias por el padre que tenía, Bullier nunca la hubiese entregado por dinero, en Midgar las cosas se hacían de otra forma.

- Tiene que surgir de forma natural. - comentó el toro, en voz baja para que nadie escuchase la conversación que tenía con otro de los vecinos del pueblo. - Por supuesto amigo, todavía son solo unos críos pero algún día crecerán y sería estupendo que nuestras familias se uniesen gracias a ellos ¿no crees? - preguntó Gonerk, sin quitar ojo al par de niños que jugaban a lo lejos en el jardín. - ¡Imagina los nietos que nos darían! - se le escapó, pero la única que se encontraba lo suficientemente cerca como para oírlo era Celene.

La morena no aprobaba que los cabezas de ambas casas estuviesen haciendo planes con su pequeña, no cuando ella ya tenía los suyos propios. ¿Por qué dejar que la atasen a un solo hombre cuando podía probar a tantos?

Llegado el momento moldearía a Ava para que fuese como ella y le enseñaría todo cuanto sabía de complacer al sexo opuesto, luego las dos se marcharían juntas a otra parte, dejando a Bullier a su suerte.

Una maligna sonrisa se dibujó en los labios de Celene con solo pensarlo, juntas serían imparables, ningún hombre se atrevería a negarles nada, eso era lo que quería, y de paso por supuesto, divertirse con cuanto macho se le pusiese por delante.

La inocente idea del toro de esperar a que su hija y el primogénito de Gonerk se enamorasen al llegar a la adolescencia quedaría en agua de borrajas, solo tenía que asegurarse de que Ava no empezase a mirar a su compañero de juegos con otros ojos.

Los años y el escándalo familiar se ocuparon de que aquella posible unión nunca llegase a nada, pronto la muchacha quedó marcada por las acciones de su progenitora y se encerró en su mundo, uno en el que no podían hacerle más daño.

- Creo que debería irme ya, no me siento cómoda aquí. - susurró, centrando de nuevo su atención en las ardientes estatuas de Frey y Freyja. - Te entiendo, dejemos este rollo para los humanos, ¿tienes hambre? Conozco un sitio aquí cerca en el que se come de maravilla. - contestó Raiza, con la esperanza de poder pasar un rato más en compañía de otra miembro de su raza antes de volver a la soledad del cuartucho en que vivía, uno al que Robert no regresaría esa noche.

La cuerva respondió con un gesto afirmativo de cabeza y de inmediato ambas se perdieron entre la multitud para abandonar la plaza y dejar atrás los festejos de la Ohdà.

Supongo que no cumplo los objetivos del evento pero con Ava sería complicado, aún así quería participar ^^

Mefisto Dom Feb 24 2019, 05:45

Iba yo con paso lánguido, pues cargaba en mi espalda la soledad de un siglo. El huirle a la zozobra era una constante de mi día a día, pero esta ocasión fue distinta. Respiré hondo y levanté la cabeza. No busqué escape en interacciones con transeúntes, en payasadas o demás cosas con las que me distraía. En esta ocasión, no huiría.

Afronté mi pesar, y por primera vez desde que partí de ese bosque, me permití libre camino a la remembranza.

Cada paso dio lugar a otra imagen de Aurora, a otra de sus palabras, a otra de mis alegrías.

El cielo nocturno se hizo presente, y las estrellas me llevaron a su lado, a cada una de las miles de noches en que nos acostamos en la hierba a contemplar el firmamento.

Vi a los hombres preparar animales para el sacrificio, y recordé lo difícil que fue enseñarle a cazar, y lo mucho que se esforzó para aprender.

Escuché música a lo lejos, y volví a vivir nuestras danzas y escuchar cada uno de sus cantos.

La multitud se hizo cada vez más espesa, y oí otra vez su explicación al porqué abandonó su vida en la ciudad.

Me abrí paso entre el gentío, acercándome poco a poco a la hoguera, hasta que la tuve enfrente.

Admiré absorto las llamas, y viajé a aquella noche en que vi la fogata de su campamento por entre los árboles, y la conocí.

Me di cuenta de la gran sonrisa que adornaba mi cara.

Admiré absorto las llamas, y fui arrastrado al momento en que el fuego de la pira consumía su cuerpo.

Las lágrimas fluían por mis mejillas desde hace un rato ya, y me extasié en la anhelada catarsis.

Eché un vistazo a mi alrededor, y volví mi mirada a las llamas. Me encogí de hombros, y solté una sonora carcajada.

...Bien podría arder el mundo entero, pues no existe aquello que no me recuerde a ella.

---

No estoy seguro de que el dolor sea una ofrenda válida para las llamas, así que no creo haber cumplido con el objetivo del evento. ¡Pero el tema es muy importante para Mefisto, así que no podía dejarlo pasar!

Reivy Abadder Dom Feb 24 2019, 12:19

No se va, ¿Porque no se va? ¿Porque sonríe? Acaso me entiende o es que solo esta siendo cortes conmigo.
Esta no era la idea. Las palabras repicaban acongojadas en mi fuero interno mientras, sin soltar la mano de la gata, me dejaba guiar hacia donde ella quisiera. Teníamos que seguir bailando ¿Porque me dejo arrastras hacia un lugar apartado y tranquilo? En cualquier otro momento lo hubiera celebrado y ya estaría relamiendome los labios por la desesperación de morder tan sabrosa fruta, deseosa por descubrir que me aguardaba bajo las ropa de la albina, pero... aquel camino había quedado cerrado.
Su cielo azul se cruzó en el mar zafarico de mis ojos, suspire y me senté a su lado con las manos entrelazadas, poyando los codos sobres las rodillas elevadas por el efecto de reposar los pies en la roca. Lo sabia, sabia perfectamente porque hice aquella escena melodramática.

-Yo... -Cerré los ojos y volví a suspirar abatida. -Eres la primera con la que hablo realmente sobre el tema. Hasta ahora todas las personas a las que les preguntaba me decían no saber nada o no haber oído nada y sin embargo por todos los pueblos y ciudades que visitaba... no se, siempre se escuchaban en susurros y en rincones oscuros de posadas la historia de un misterioso hombre que apareció un día en todas las tabernas de Aerandir. -Apreté las manos hasta que se pusieron blancas y busque la mirada de Elyn. -Creo, que necesitaba hablar de esto con alguien. Las personas a las que puedo llamar amigos están esparcidos por todos lados y siempre en movimiento, es una suerte reencontrarlos por los caminos. Por el momento la única contaste en mi vida es Lavey y a ella no puedo contarle estas cosas, tengo... tengo que ser fuerte por ella... y por mi.

No quería volver a perder los papeles delante de mi hija y que se repitiera lo de las estepas, tampoco me parecía sensato que una dragoncilla que apenas sabia de la vida tuviera que consolarme y después cargar con las consecuencias y los medios de conocer mis incertidumbres. No, definitivamente Vey no tenia que conocer mis preocupaciones.

-Supongo que simplemente tengo miedo. No quiero reconocer lo que vi, no puedo. -Levanté la vista hacia el firmamento y por un segundo me permití rogar una plegaria silenciosa a los dragones celestiales. -Si lo hago cualquiera de las dos opciones serian terribles. Una de ellas es que un dios a bajado a la tierra, que esta azuzando y motivando a la gente para revelarse y alzarse en armas contra los reyes ¿Te imaginas una batalla así? Campesinos y soldados renegados contra reyes y sus ejércitos... seria una carnicería. ¿Que hicimos mal para que un dios nos castigue de esa forma? -Un escalofrió recorrió mi cuerpo erizando toda mi piel. -La otra opción... solo de pensarla me aterroriza. Sino es un dios ¿Que puede ser? -Deje de hablar buscando las palabras correctas. -Un mortal, uno con el suficiente poder para aparecerse un día a una hora concreta en todas las posadas del mundo ¿Te imaginas cuanto poder tendrá una persona capaz de hacer algo así? Y aun con toda esa supremacía desea más, quiere alzar a todas las razas contra los herederos del trono y sus familia. Un hombre que busca aniquilar todo competidor manchando el suelo de sangre para luego unificarnos a todo bajo una bandera y una ley. Su ley.

Volví a quedarme callada, pero esta vez permanecí mucho más tiempo en silencio. No encontraba nada para decir que no fueran puras repeticiones de lo ya dicho y también quería conocer la opinión de la mujer-bestias. Quería conocerla, pero sobretodo buscaba unas palabras de consuelo, una palmadita en la espalda que me ayudara a enterrar todas las preocupaciones y así poder olvidar el escabroso tema.
Al final, mire a la moza con una sonrisa ladea. agradecida y visiblemente más tranquila.

-Gracias Elyn. Deja que te convide a unas copas, la noche todavía es joven y no me gustaría terminarla con una conversación amarga.

**Sigel** Dom Feb 24 2019, 15:38

A lo largo de esta semana he recibido varios mps, como siempre no digo nombres en son del anonimato, pidiéndome varios días más para completar el evento. Os he estado leyendo y habéis hecho un trabajo increíble. En lugar de +3 días extra, como suelo dar en esta clase de eventos, será una semana entera para que terminéis de consumar vuestro amor. El día 3 de marzo se cerrará el evento.

Uri Lun Feb 25 2019, 22:09

Uriel con una sonrisa divertida y alegre bailó tal y como el Mausu le enseñó ¡Tan divertido! El niño disfrutó cada segundo de la danza ¡Era mucho mas entretenido que el vals! El niño siguió riendo inocentemente incluso después de la danza ¡Hacía mucho que no se divertía tanto!

"¿Como bailamos los vampiros? Bueno....No tenemos danzas propias pero ¡Sé Como bailar vals! Entre los Nova y los vampiros nobles es prácticamente obligatorio saber como bailarlo ¡Te enseñaré! "

Con una sonrisita el niño empezó a enseñarle a la dragona ¡Dado que es un vampiro noble, debe asegurarse de que Lavey aprenda a bailar correctamente! Empezó enseñándole la postura y posición del cuerpo correcta antes de enseñarle los movimientos.

"Sujeta mi manos derecha de esta forma, y con tu mano izquierda sujetate de mi hombro ¡Yo te sujetaré de la cintura "

Con una sonrisa, Uriel esperó a que la dragona acomodara su postura mientras él, tal y como dijo, tomó gentilmente su mano y cintura, aunque su mano estaba mas cerca del omóplato que de su cintura en si, con suavidad ¡Un buen bailarín trata a su pareja con respeto y amabilidad! Una vez la joven se acomodó, el niño comenzó a enseñarle los pasos pacientemente.

"¡El vals es un poco complicado, si que solo te diré lo básico! Mantén tu postura recta e intenta no mover los hombros ¡El vals tiene muchos protocolos pero lo mas importante es la postura erguida y recta! "

Estrechando el cuerpo de la joven y arreglando del todo su postura con la del propio Uriel, empezó a enseñarle los movimientos mas básicos mientras el mismo se movía con el clásico movimiento lateral del vals.

"Este es el movimiento mas básico. Nos movemos en dirección contraria al reloj mientras hacemos un circulo ¡Como puedes ver el movimiento es de a tres pasos; Primero ubicas el pie, luego el peso del cuerpo y finalmente el otro pie! "

Uriel esperó pacientemente a que la niña se acostumbrara al movimiento ¡El buen compañero de baile es el que se acomoda a su compañera! Los movimientos de Uriel eran lentos, sencillos y fáciles de predecir y entender, invitando a Lavey a practicar con tranquilidad y centrándose en ella misma, sin preocuparse de su compañero. Una vez la vio relajada, sin mirar al suelo y siguiendo el paso correctamente sin equivocarse el niño añadió otra cosa más, esta vez el giro sencillo, para un rato después, el vampiro ya le había enseñado la mayoría de los pasos sencillos del vals y eran un par de bailarines bastante armoniosos, aunque se debía mas bien a que Uriel bajó su ritmo y rapidez a uno que su dragona compañera pudiera lidiar fácilmente..

"¡Aprendes muy rápido, Señorita Lavey! Jejeje Hace mucho que no bailo vals ¡Es entretenido tras mucho tiempo" "

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