[CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
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[CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
El lugar donde Zöe y sus amigos se alojaban estaba bastante cerca del pequeño jardín en el que se habían encontrado ambas mujeres, pero en el tiempo que tardaron en llegar, el cielo se había oscurecido considerablemente. El clima de las islas se caracterizaba por su humedad, por lo que a Valeria no le resultó extraña la velocidad a la que una capa de nubes de un suave tono gris había ocultado el sol de la tarde. Si no se despejaba antes de que terminara de caer noche, lo cual era poco probable a aquellas horas, tendrían lluvia antes del amanecer.
«Sería conveniente cubrir la mayor distancia posible antes de irnos a dormir», pensó, «por la mañana, con el suelo mojado, el camino se hará más pesado». A la bruja le preocupaba más moverse por el fango que viajar de noche, aunque todo sería mucho más sencillo si consiguieran un transporte. Esperaba que los amigos de la biocibernética tuvieran un aspecto algo menos llamativo, quizá eso sirviera para desviar las miradas curiosas de la nuca de su acompañante.
Lo primero que notó al entrar en la posada fue la manera en que se hizo el silencio en cuanto el posadero y los dos parroquianos que bebían junto a la barra se percataron de su presencia. Debían haber estado hablando de Zöe. «O de sus amigos», puntualizó su cerebro. No empezaba bien la cosa. Tras unos segundos de miraditas esquivas y silencios incómodos, el posadero se alejó de los dos vecinos, que pasaron a concentrarse en sus propias bebidas, para atender una llamada al otro lado del comedor. A Valeria le pareció que el ambiente estaba algo tenso, así que decidió no extender su visita más de lo necesario.
—¿Qué te parece si tú subes a por tus compañeros mientras yo compro algunas provisiones para el camino? —le dijo a su acompañante, lo suficiente alto para que el posadero oyera que ya se iban— Cuanto antes salgamos, antes llegaremos.
La noticia de su partida pareció aliviar un poco al posadero pero los dos parroquianos miraron a Valeria con cierto recelo cuando ésta se acercó a la barra. No intentó entablar conversación. El local estaba bastante tranquilo todavía, así que no tardó mucho en conseguir comida suficiente para tres cenas y tres desayunos, pues Zöe ya le había explicado que ella no lo necesitaba. Había pan, queso, huevos duros y sardinas asadas, además de la manzana que aún llevaba en su bolso. También pidió un par de cantimploras de agua. Si querían algo más elegante, tendrían que pedirlo ellos.
Mientras aceptaba las viandas, le llamaron la atención los murmullos de sus compañeros de barra. Parecía divertirles el acopio de comida, aunque las miradas que le dirigían parecían extrañamente maliciosas. Valeria empezó a preguntarse en qué se habría metido.
«Sería conveniente cubrir la mayor distancia posible antes de irnos a dormir», pensó, «por la mañana, con el suelo mojado, el camino se hará más pesado». A la bruja le preocupaba más moverse por el fango que viajar de noche, aunque todo sería mucho más sencillo si consiguieran un transporte. Esperaba que los amigos de la biocibernética tuvieran un aspecto algo menos llamativo, quizá eso sirviera para desviar las miradas curiosas de la nuca de su acompañante.
Lo primero que notó al entrar en la posada fue la manera en que se hizo el silencio en cuanto el posadero y los dos parroquianos que bebían junto a la barra se percataron de su presencia. Debían haber estado hablando de Zöe. «O de sus amigos», puntualizó su cerebro. No empezaba bien la cosa. Tras unos segundos de miraditas esquivas y silencios incómodos, el posadero se alejó de los dos vecinos, que pasaron a concentrarse en sus propias bebidas, para atender una llamada al otro lado del comedor. A Valeria le pareció que el ambiente estaba algo tenso, así que decidió no extender su visita más de lo necesario.
—¿Qué te parece si tú subes a por tus compañeros mientras yo compro algunas provisiones para el camino? —le dijo a su acompañante, lo suficiente alto para que el posadero oyera que ya se iban— Cuanto antes salgamos, antes llegaremos.
La noticia de su partida pareció aliviar un poco al posadero pero los dos parroquianos miraron a Valeria con cierto recelo cuando ésta se acercó a la barra. No intentó entablar conversación. El local estaba bastante tranquilo todavía, así que no tardó mucho en conseguir comida suficiente para tres cenas y tres desayunos, pues Zöe ya le había explicado que ella no lo necesitaba. Había pan, queso, huevos duros y sardinas asadas, además de la manzana que aún llevaba en su bolso. También pidió un par de cantimploras de agua. Si querían algo más elegante, tendrían que pedirlo ellos.
Mientras aceptaba las viandas, le llamaron la atención los murmullos de sus compañeros de barra. Parecía divertirles el acopio de comida, aunque las miradas que le dirigían parecían extrañamente maliciosas. Valeria empezó a preguntarse en qué se habría metido.
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Última edición por Reike el Mar Mayo 28 2019, 18:15, editado 2 veces
Reike
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Finalmente había decidido no aclararle a Reike la raza de mis acompañantes, aunque había llegado a esa resolución, mi mente continuaba meditando al respecto, se negaba a dar por finalizado el conflicto. Que ¿Molesta? sensación. Si la decisión estaba tomada lo más lógico era que el sistema lo apartara y continuara con lo siguiente.
Llegamos a la posada [ANALIZANDO] podría asegurar que hasta segundos antes de nuestra llegada habían conversaciones adentro del lugar. Incliné mi cabeza mientras pensaba en la situación, tal vez nuestra aparición había interrumpido sus interacciones, o quizás ya no tenían nada que quisieran hablar.
-De acuerdo, iré a por ellos ¿Si? – Mientras iba hacía la escalera pasé frente a una ventana, “Cuanto antes salgamos, antes llegaremos” En verdad era mejor que esperáramos un poco, solo para asegurarnos de que ningún rayo de sol pudiera alcanzar a los dos vampiros. El comentario de la Hechicera era el resultado de su falta de información, y su falta de información era culpa mía.
Aun no había llegado a la mitad del pasillo cuando escuché el sonido de la llave abriendo la cerradura y vi a Sophi asomándose. Era un orgánico muy expresivo, en pocos segundos hizo varios gestos diferentes, solo pude interpretar el primero, que podía entenderse como “preocupación”, pero los demás pasaron con demasiada velocidad.
-¿Por qué tardaste tanto? – Fue lo primero que me dijo, mientras abría la puerta para dejarme pasar.
-No considero que la extensión de tiempo haya sido prolongada ¿O sí? – Mire a Taliesin para confirmar si mi parecer era correcto o no.
-Pfff – Sophitia parecía hacer ese sonido cada vez que quería quitarle peso a mis argumentaciones – La próxima vez iré contigo –
-Está bien – No tenía motivos para oponerme, y de hecho, es lo que íbamos a hacer a continuación – La persona con la que me encontré tenía información sobre un grupo de refugiados que se encuentran cerca de la Academia, dice que ellos saben sobre maquinas, que quizás podrían ayudarme –
-Bien, al menos sirvió de algo. Salgamos ahora mismo para allí – De inmediato Sophi fue a buscar las mochilas, aparentemente ya las habían preparado.
-Ella se ofreció a llevarnos – Continué explicando – Esta abajo esperándonos –
-¿Eh? –
-Está abajo esperándonos – Repetí.
-No, no eso, digo… - La vampiro miró a Taliesin, parece ser que también lo usaba como referencia - ¿Por qué va a ir con nosotros? – Se cruzó de brazos – Eso no me gusta –
Se instaló el silencio, Sophi parecía reticente a aceptar. Si ninguno de los dos quería ¿Qué debería hacer? [ANALIZANDO] No sabía qué sería lo correcto, Dag me había dicho que no me apartara de mi Misión ¿Debería entonces dejar a los dos vampiros en la posada y seguir con Reike? [ERROR] No parecía ser la respuesta correcta, [ANALIZANDO] Quizás no había una respuesta correcta.
Llegamos a la posada [ANALIZANDO] podría asegurar que hasta segundos antes de nuestra llegada habían conversaciones adentro del lugar. Incliné mi cabeza mientras pensaba en la situación, tal vez nuestra aparición había interrumpido sus interacciones, o quizás ya no tenían nada que quisieran hablar.
-De acuerdo, iré a por ellos ¿Si? – Mientras iba hacía la escalera pasé frente a una ventana, “Cuanto antes salgamos, antes llegaremos” En verdad era mejor que esperáramos un poco, solo para asegurarnos de que ningún rayo de sol pudiera alcanzar a los dos vampiros. El comentario de la Hechicera era el resultado de su falta de información, y su falta de información era culpa mía.
Aun no había llegado a la mitad del pasillo cuando escuché el sonido de la llave abriendo la cerradura y vi a Sophi asomándose. Era un orgánico muy expresivo, en pocos segundos hizo varios gestos diferentes, solo pude interpretar el primero, que podía entenderse como “preocupación”, pero los demás pasaron con demasiada velocidad.
-¿Por qué tardaste tanto? – Fue lo primero que me dijo, mientras abría la puerta para dejarme pasar.
-No considero que la extensión de tiempo haya sido prolongada ¿O sí? – Mire a Taliesin para confirmar si mi parecer era correcto o no.
-Pfff – Sophitia parecía hacer ese sonido cada vez que quería quitarle peso a mis argumentaciones – La próxima vez iré contigo –
-Está bien – No tenía motivos para oponerme, y de hecho, es lo que íbamos a hacer a continuación – La persona con la que me encontré tenía información sobre un grupo de refugiados que se encuentran cerca de la Academia, dice que ellos saben sobre maquinas, que quizás podrían ayudarme –
-Bien, al menos sirvió de algo. Salgamos ahora mismo para allí – De inmediato Sophi fue a buscar las mochilas, aparentemente ya las habían preparado.
-Ella se ofreció a llevarnos – Continué explicando – Esta abajo esperándonos –
-¿Eh? –
-Está abajo esperándonos – Repetí.
-No, no eso, digo… - La vampiro miró a Taliesin, parece ser que también lo usaba como referencia - ¿Por qué va a ir con nosotros? – Se cruzó de brazos – Eso no me gusta –
Se instaló el silencio, Sophi parecía reticente a aceptar. Si ninguno de los dos quería ¿Qué debería hacer? [ANALIZANDO] No sabía qué sería lo correcto, Dag me había dicho que no me apartara de mi Misión ¿Debería entonces dejar a los dos vampiros en la posada y seguir con Reike? [ERROR] No parecía ser la respuesta correcta, [ANALIZANDO] Quizás no había una respuesta correcta.
Zöe
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Era difícil concentrarse en nada visto el estado de ansiedad de Sophitia. La mujer daba vueltas por la habitación, inquieta ante la tardanza de Zöe y frustrada al no poder salir en su búsqueda, e iba haciendo comentarios que, aunque aparentemente retóricos, realmente esperaban respuesta. Taliesin, que intentaba responder siempre con paciencia, finalmente tuvo que admitir la derrota y dejar el libro que estaba leyendo.
- ¿Recuerdas lo que dijimos? Es una biocibernética. Nos sobrevivirá a ambos. Y esta es una ciudad muy segura.
Pero por mucho que lo intentaba no lograba acabar de aplacar a Sophitia. Taliesin, en aquel momento, no estaba mintiendo, pero sí ocultando información que la pirata habría considerado de vital importancia. En su posesión tenía una lente engarzada y sujeta por una cadena, que protegería a un vampiro de la luz del sol durante unas horas. Si Sophitia lo hubiera sabido, se la habría quitado y habría salido corriendo de la habitación. Así que aunque Taliesin mismo estuviera tentado de usarla, no podía hacer otra cosa más que esperar.
Tras unas horas, se escucharon pasos yendo hacia la habitación, y Sophitia no tardó un instante en abrir la puerta para comprobar de quien se trataba. Al poco, se apartó para dejar paso a Zöe.
- No ha sido tanto - coincidió Taliesin, intentando quitarle hierro al asunto.
Las nuevas fueron buenas; era la primera vez que conseguían dar con una pista desde que llegaron a Beltrexus, y Taliesin dio una palmada de celebración. Quizás debería haber esperado a que Zöe terminara de explicar antes de hacer eso, pues pronto reveló que alguien más los acompañaría. El vampiro y Sophitia intercambiaron una mirada de duda.
- ¿Cuál es el motivo por el que quiere ir con nosotros? Mientras se trate de una coincidencia fortuita, está todo bien. Y sin duda eso es lo más probable - volvió a mirar a Sophitia para tranquilizarla -. Si está abajo, vayamos a hablar con ella. Con calma. No demos nada por supuesto.
En el caso de Sophitia, no dar nada por supuesto significaba no asumir inmediatamente que los demás eran enemigos. La pirata pecaba de un exceso de desconfianza que dañaba facilmente las negociaciones, aunque más tarde lo compensara con picardía y un entusiasmo contagioso.
Recogieron sus pocas pertenencias y se dirigieron al piso de abajo. El cielo amenazaba a tormenta, con lo que la luminosidad del interior era baja y, si bien un poco incómoda para los dos vampiros, no dañina. El comedor estaba practicamente vacío, y a excepción de unos pocos parrioquianos sólo encontraron a una mujer esperando en la barra. Junto a Zöe, Taliesin se acercó a saludar.
- Taliesin - se presentó, ofreciéndole la mano, y apartó una silla para sentarse al lado de Reike. No tenían tanta prisa; aún debían esperar un poco más a que terminara de ponerse el sol. Llevaba los guantes puestos, y su incomodidad con la poca luz era notable en su forma de entrecerrar los ojos. A pesar de todo intentó sonreír y que su tono de conversación transmitiera ligereza -. Zöe acaba de decirnos que vamos a compartir camino y destino. ¿A qué se debe tu interés hacia ese grupo de refugiados?
- ¿Recuerdas lo que dijimos? Es una biocibernética. Nos sobrevivirá a ambos. Y esta es una ciudad muy segura.
Pero por mucho que lo intentaba no lograba acabar de aplacar a Sophitia. Taliesin, en aquel momento, no estaba mintiendo, pero sí ocultando información que la pirata habría considerado de vital importancia. En su posesión tenía una lente engarzada y sujeta por una cadena, que protegería a un vampiro de la luz del sol durante unas horas. Si Sophitia lo hubiera sabido, se la habría quitado y habría salido corriendo de la habitación. Así que aunque Taliesin mismo estuviera tentado de usarla, no podía hacer otra cosa más que esperar.
Tras unas horas, se escucharon pasos yendo hacia la habitación, y Sophitia no tardó un instante en abrir la puerta para comprobar de quien se trataba. Al poco, se apartó para dejar paso a Zöe.
- No ha sido tanto - coincidió Taliesin, intentando quitarle hierro al asunto.
Las nuevas fueron buenas; era la primera vez que conseguían dar con una pista desde que llegaron a Beltrexus, y Taliesin dio una palmada de celebración. Quizás debería haber esperado a que Zöe terminara de explicar antes de hacer eso, pues pronto reveló que alguien más los acompañaría. El vampiro y Sophitia intercambiaron una mirada de duda.
- ¿Cuál es el motivo por el que quiere ir con nosotros? Mientras se trate de una coincidencia fortuita, está todo bien. Y sin duda eso es lo más probable - volvió a mirar a Sophitia para tranquilizarla -. Si está abajo, vayamos a hablar con ella. Con calma. No demos nada por supuesto.
En el caso de Sophitia, no dar nada por supuesto significaba no asumir inmediatamente que los demás eran enemigos. La pirata pecaba de un exceso de desconfianza que dañaba facilmente las negociaciones, aunque más tarde lo compensara con picardía y un entusiasmo contagioso.
Recogieron sus pocas pertenencias y se dirigieron al piso de abajo. El cielo amenazaba a tormenta, con lo que la luminosidad del interior era baja y, si bien un poco incómoda para los dos vampiros, no dañina. El comedor estaba practicamente vacío, y a excepción de unos pocos parrioquianos sólo encontraron a una mujer esperando en la barra. Junto a Zöe, Taliesin se acercó a saludar.
- Taliesin - se presentó, ofreciéndole la mano, y apartó una silla para sentarse al lado de Reike. No tenían tanta prisa; aún debían esperar un poco más a que terminara de ponerse el sol. Llevaba los guantes puestos, y su incomodidad con la poca luz era notable en su forma de entrecerrar los ojos. A pesar de todo intentó sonreír y que su tono de conversación transmitiera ligereza -. Zöe acaba de decirnos que vamos a compartir camino y destino. ¿A qué se debe tu interés hacia ese grupo de refugiados?
Taliesin Skatha
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Mientras esperaba el regreso de la biocibernética, Valeria iba empacando la comida con cuidado. Su bolso no era lo bastante grande y tampoco quería que acabara oliendo a queso y sardinas, pues ya tenía suficiente con los aromas que dejaban sus hierbas y mezclas alquímicas, así que pidió también un pequeño mantel para fabricar un hatillo. Un puñado de nudos estratégicamente colocados y, en un momento, lo tenía todo bien recogido en un bulto fácil de cargar, introduciendo la cabeza y uno de los brazos por una abertura. Cuando estuvo satisfecha con el resultado, dejó el bulto sobre la barra y esperó.
Las miradas de los dos hombres sentados a su lado empezaban a hacerla sentir incómoda. Hubiera preferido una sarta de insinuaciones sexuales. Eso sabía manejarlo, la sensación de peligro que empezaba a abrirse paso en su estómago resultaba mucho más inquietante. Estaba a punto de abrir la boca para preguntarles qué era lo que encontraban tan divertido cuando vio entrar a Zöe y sus acompañantes en el comedor. Cuando aquellos hombres se percataron de que el trío se acercaba a la barra, se levantaron, engulleron el resto de sus bebidas de un solo trago y, despidiéndose del tabernero, se largaron del local.
—Cuidado, no te conviertas tú en la comida esta noche —murmuró uno de ellos con una macabra sonrisa al pasar a su lado. El otro le rió la gracia mientras le abría la puerta.
No tuvo tiempo de preguntarle a qué se refería, así que dirigió la vista hacia acompañantes de la biocibernética: un hombre y una mujer. No veía nada extraño en ellos, salvo que daban la impresión de encontrarse un tanto incómodos. La bruja se preguntó cuánto de aquella percepción suya se debería a la tensión causada por aquellos dos vecinos. Hizo ademán de coger el hatillo y levantarse, pero desistió al ver que el hombre acercaba un asiento para sentarse a su lado.
«Así que va primero el interrogatorio», pensó. Ella hubiera preferido salir cuanto antes y hacer las presentaciones por el camino, pero entendía que los amigos de Zöe quisieran aclarar la situación antes de partir. A decir verdad, a la mujer no se la veía muy feliz con la presencia de la bruja. «No sé cuál es el problema, soy yo la que está en desventaja numérica», se dijo Val, aunque, por el momento, se abstuvo de comentar nada en voz alta.
—Reike — se presentó la bruja estrechando la mano enguantada que del desconocido.
A pesar de lo extraño que le pareció que el hombre no se hubiera quitado el guante antes de ofrecerle la mano, procuró responder en el mismo tono tranquilo que él empleaba. «Tal vez esté enfermo», pensó, pues era evidente que le costaba trabajo sonreír y parecía que la luz le molestaba.
—¿Mi interés en los refugiados? —A Valeria le extrañó un poco la pregunta. No habían tardado demasiado en bajar, por lo que supuso que tal vez Zöe no había tenido tiempo de explicar la situación— Son un grupo interesante —dijo sin darle demasiada importancia—. Viajaron desde Lunargenta en nuestros barcos, cuando volvíamos de la guerra y, en los últimos meses, he tenido ocasión de conocerlos un poco. Parece que entienden mucho de máquinas, por eso pensé que quizás pudieran ayudar a Zöe con su… búsqueda —añadió volviendo la vista hacia la biocibernética, tratando, sin éxito, de leer algo en su rostro inexpresivo—. No sé si vuestra compañera ha tenido tiempo de poneros al corriente de la situación: me dirijo de vuelta al Hekshold, por eso me ofrecí a acompañarla hasta allí.
Mientras hablaban, fueron entrando algunos clientes más al local. A Valeria no se le escapaban las miradas de soslayo que les dirigía el posadero mientras caminaba de mesa en mesa atendiendo pedidos. Miró a sus tres acompañantes preguntándose si sería la única que se daba cuenta o habría una razón para que los demás decidieran ignorarlo.
Las miradas de los dos hombres sentados a su lado empezaban a hacerla sentir incómoda. Hubiera preferido una sarta de insinuaciones sexuales. Eso sabía manejarlo, la sensación de peligro que empezaba a abrirse paso en su estómago resultaba mucho más inquietante. Estaba a punto de abrir la boca para preguntarles qué era lo que encontraban tan divertido cuando vio entrar a Zöe y sus acompañantes en el comedor. Cuando aquellos hombres se percataron de que el trío se acercaba a la barra, se levantaron, engulleron el resto de sus bebidas de un solo trago y, despidiéndose del tabernero, se largaron del local.
—Cuidado, no te conviertas tú en la comida esta noche —murmuró uno de ellos con una macabra sonrisa al pasar a su lado. El otro le rió la gracia mientras le abría la puerta.
No tuvo tiempo de preguntarle a qué se refería, así que dirigió la vista hacia acompañantes de la biocibernética: un hombre y una mujer. No veía nada extraño en ellos, salvo que daban la impresión de encontrarse un tanto incómodos. La bruja se preguntó cuánto de aquella percepción suya se debería a la tensión causada por aquellos dos vecinos. Hizo ademán de coger el hatillo y levantarse, pero desistió al ver que el hombre acercaba un asiento para sentarse a su lado.
«Así que va primero el interrogatorio», pensó. Ella hubiera preferido salir cuanto antes y hacer las presentaciones por el camino, pero entendía que los amigos de Zöe quisieran aclarar la situación antes de partir. A decir verdad, a la mujer no se la veía muy feliz con la presencia de la bruja. «No sé cuál es el problema, soy yo la que está en desventaja numérica», se dijo Val, aunque, por el momento, se abstuvo de comentar nada en voz alta.
—Reike — se presentó la bruja estrechando la mano enguantada que del desconocido.
A pesar de lo extraño que le pareció que el hombre no se hubiera quitado el guante antes de ofrecerle la mano, procuró responder en el mismo tono tranquilo que él empleaba. «Tal vez esté enfermo», pensó, pues era evidente que le costaba trabajo sonreír y parecía que la luz le molestaba.
—¿Mi interés en los refugiados? —A Valeria le extrañó un poco la pregunta. No habían tardado demasiado en bajar, por lo que supuso que tal vez Zöe no había tenido tiempo de explicar la situación— Son un grupo interesante —dijo sin darle demasiada importancia—. Viajaron desde Lunargenta en nuestros barcos, cuando volvíamos de la guerra y, en los últimos meses, he tenido ocasión de conocerlos un poco. Parece que entienden mucho de máquinas, por eso pensé que quizás pudieran ayudar a Zöe con su… búsqueda —añadió volviendo la vista hacia la biocibernética, tratando, sin éxito, de leer algo en su rostro inexpresivo—. No sé si vuestra compañera ha tenido tiempo de poneros al corriente de la situación: me dirijo de vuelta al Hekshold, por eso me ofrecí a acompañarla hasta allí.
Mientras hablaban, fueron entrando algunos clientes más al local. A Valeria no se le escapaban las miradas de soslayo que les dirigía el posadero mientras caminaba de mesa en mesa atendiendo pedidos. Miró a sus tres acompañantes preguntándose si sería la única que se daba cuenta o habría una razón para que los demás decidieran ignorarlo.
Reike
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Taliesin confirmó que los miedos de Sophitia eran infundados, la Vampiro no parecía estar conforme, pero se encogió de hombros y aceptó el conocer a Reike antes de sacar conclusiones. De todas maneras, su actitud al agarrar las mochilas y prepararse para salir denotaban el poco entusiasmo que sentía por tener a alguien más en el grupo.
-Ella dijo que me acompañaría – En ningún momento había notado que su propuesta podría resultar sospechosa en modo alguno, la Hechicera se había portado muy amable durante toda nuestra conversación, no parecía haber motivo para dudar de sus intenciones – Pero le dije que me estaban esperando y que se preocuparían si no regresaba en todo un día –
-Por supuesto que nos preocuparíamos – Dijo Sophi con un gesto de obviedad - ¿No es eso lo normal? –
-… - [ANALIZANDO] – No lo sé – Hablar con Sophitia y con Taliesin solía dejarme en una posición de confusión, no tenía manera de poder contestar a algo como eso.
Finalmente bajamos, y allí estaba Reike esperándonos [ANALIZANDO] estaba segura que antes habían más personas en la sala, era inusual que los orgánicos se retiraran tan temprano, sus costumbres eran beber hasta altas horas de la noche. Le sonreí a la Hechicera mientras Taliesin se sentaba frente a ella para entablar una conversación, en cambio Sophitia se mantuvo todo el tiempo detrás de mí, mirando fijamente a la nueva integrante del grupo.
-Sophi – Fue lo único que dijo como para presentarse, pero mirando alrededor, otra persona se estaba yendo en ese mismo momento del local, y la Vampiro chasqueó la lengua.
-Reike me dijo que hay muy pocos Hechiceros que hagan lo que yo necesito. Cree que tal vez estos refugiados, al estar más familiarizados con la tecnología, podrían ayudarme ¿Correcto? – Eran pocos los datos con los que contaba, pero sin duda el plan que proponía tenía un porcentaje mayor de posibilidades de tener éxito – Es posible que tardemos dos noches en llegar, contando esta – Luego de viajar con vampiros durante tanto tiempo, nos acostumbrábamos a contar de acuerdo a las noches y no a los días.
Mire por la ventana, ya quedaba muy pocas señales de la luz del sol, pronto podríamos salir sin que Taliesin y Sophi corrieran riesgos. La pirata parecía ser la que estaba más apurada, susurró para que solo los que estábamos más cerca la escucháramos.
-Es hora de irnos – Con anterioridad la Vampiro había dejado en claro que no podíamos quedarnos demasiado tiempo en ningún sitio, habían sido ya dos noches en esa posada, por lo que era momento de movernos al siguiente destino.
-De acuerdo – Asentí con gesto neutro.
Más allá de las dudas que pudieran tener los Vampiros, lo cierto era que Reike era quien sabía dónde encontrar a los refugiados. Salimos de la posada y nos dirigimos en dirección a Hekshold, siguiendo a la Hechicera.
Noté que llevaba una mochila muy bien equipada, me acerqué y extendí la mano hacía ella.
-¿Es muy pesada? Puedo llevarla yo, tengo más fuerza y no me canso con tanta facilidad como los orgánicos ¿Si? – Además, si iba más ligera podríamos caminar una distancia mayor.
-Ella dijo que me acompañaría – En ningún momento había notado que su propuesta podría resultar sospechosa en modo alguno, la Hechicera se había portado muy amable durante toda nuestra conversación, no parecía haber motivo para dudar de sus intenciones – Pero le dije que me estaban esperando y que se preocuparían si no regresaba en todo un día –
-Por supuesto que nos preocuparíamos – Dijo Sophi con un gesto de obviedad - ¿No es eso lo normal? –
-… - [ANALIZANDO] – No lo sé – Hablar con Sophitia y con Taliesin solía dejarme en una posición de confusión, no tenía manera de poder contestar a algo como eso.
Finalmente bajamos, y allí estaba Reike esperándonos [ANALIZANDO] estaba segura que antes habían más personas en la sala, era inusual que los orgánicos se retiraran tan temprano, sus costumbres eran beber hasta altas horas de la noche. Le sonreí a la Hechicera mientras Taliesin se sentaba frente a ella para entablar una conversación, en cambio Sophitia se mantuvo todo el tiempo detrás de mí, mirando fijamente a la nueva integrante del grupo.
-Sophi – Fue lo único que dijo como para presentarse, pero mirando alrededor, otra persona se estaba yendo en ese mismo momento del local, y la Vampiro chasqueó la lengua.
-Reike me dijo que hay muy pocos Hechiceros que hagan lo que yo necesito. Cree que tal vez estos refugiados, al estar más familiarizados con la tecnología, podrían ayudarme ¿Correcto? – Eran pocos los datos con los que contaba, pero sin duda el plan que proponía tenía un porcentaje mayor de posibilidades de tener éxito – Es posible que tardemos dos noches en llegar, contando esta – Luego de viajar con vampiros durante tanto tiempo, nos acostumbrábamos a contar de acuerdo a las noches y no a los días.
Mire por la ventana, ya quedaba muy pocas señales de la luz del sol, pronto podríamos salir sin que Taliesin y Sophi corrieran riesgos. La pirata parecía ser la que estaba más apurada, susurró para que solo los que estábamos más cerca la escucháramos.
-Es hora de irnos – Con anterioridad la Vampiro había dejado en claro que no podíamos quedarnos demasiado tiempo en ningún sitio, habían sido ya dos noches en esa posada, por lo que era momento de movernos al siguiente destino.
-De acuerdo – Asentí con gesto neutro.
Más allá de las dudas que pudieran tener los Vampiros, lo cierto era que Reike era quien sabía dónde encontrar a los refugiados. Salimos de la posada y nos dirigimos en dirección a Hekshold, siguiendo a la Hechicera.
Noté que llevaba una mochila muy bien equipada, me acerqué y extendí la mano hacía ella.
-¿Es muy pesada? Puedo llevarla yo, tengo más fuerza y no me canso con tanta facilidad como los orgánicos ¿Si? – Además, si iba más ligera podríamos caminar una distancia mayor.
Zöe
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Tamborileó con los dedos sobre la mesa, pensativamente, tras escuchar la respuesta de Reike. Había pensado que la mujer tenía algo que ver con los refugiados, pero claramente no era el caso. Si compartían camino, era razonable que se hubiera ofrecido a ir con ellos: la senda no era muy difícil, pero sí tediosa y larga, y siempre venía bien alguien con quien hablar. Por las breves y aparentemente sinceras respuestas que obtuvo, Taliesin no vio más motivo para dudar de ella a priori.
Asintió cuando habló de la "búsqueda" de Zöe; debía dar por sentado que su amiga, siendo el libro abierto que era, le había contado todo sobre lo que buscaba y el por qué. Sin pensarlo, le dirigió una mirada a Sophitia. Qué irónico que lo que Zöe buscara estuviera en realidad tan cerca, bajo la forma de su propia hija. Pero la pirata, si bien se mostraba constantemente protectora y preocupada, no conseguía dar el paso y revelar quién era ella. Taliesin había dejado de insistir, convencido de que la ocasión propicia surgiría tarde o temprano.
Cuando Sophitia dio la indicación, todos se levantaron y abandonaron la posada. A su paso dejaron algunos murmullos y miradas, que Taliesin se esforzó en ignorar. Ir junto a Zöe hacía aún más difícil pasar desapercibido, y con el clima actual eso era muy peligroso. En ocasiones se preguntaba si no sería mejor para ambos que no la acompañara.
Todo el trayecto hasta el Hekshold, por tratarse de una localización tan importante, podrían realizarlo por caminos de tierra. Sería un itinerario relativamente simple, pero aun así tedioso, y engorroso debido a las recientes lluvias. La senda se encontraría embarrada en el mejor de los casos.
- Así que... ¿hechicera? - le preguntó Taliesin a Reike; una pregunta muy obvia, simplemente destinada a iniciar una conversación educada. Tenían demasiado trayecto por delante como para llenarlo con silencios incómodos -. ¿Y además del Hekshold? ¿Cuánto tiempo llevas estudiando ahí? - Y después de aquella charla ligera, llegó a la pregunta que realmente le intrigaba -. Así que eres la persona que acordó quedar con Zöe hoy... Si me permites preguntar, ¿qué te llevó a ofrecer esa... toma de contacto? Parece que a nosotros nos has dado información valiosa.
"¿Qué has ganado tú con esto?".
Al poco de iniciar la marcha se cruzaron con unos pocos viajeros que, en el sentido contrario, finalizaban su camino para llegar al puerto. Taliesin se detuvo para preguntarles el estado del camino allí donde venían. Era decente, le indicaron, ralentizaba un poco la marcha a pie pero no daría más problema si es que no llovía más durante la noche. Aquello dejó al vampiro con una mala sensación, porque parecía que las nubes estaban cargadas. Según siguieron caminando, el viento comenzó a soplar a rachas que amenazaban a tormenta.
- Parece que tendremos mala suerte - comentó en voz alta.
Sabía que Sophitia y Zöe no tendrían problema con eso. Pero no conocía a Reike.
Asintió cuando habló de la "búsqueda" de Zöe; debía dar por sentado que su amiga, siendo el libro abierto que era, le había contado todo sobre lo que buscaba y el por qué. Sin pensarlo, le dirigió una mirada a Sophitia. Qué irónico que lo que Zöe buscara estuviera en realidad tan cerca, bajo la forma de su propia hija. Pero la pirata, si bien se mostraba constantemente protectora y preocupada, no conseguía dar el paso y revelar quién era ella. Taliesin había dejado de insistir, convencido de que la ocasión propicia surgiría tarde o temprano.
Cuando Sophitia dio la indicación, todos se levantaron y abandonaron la posada. A su paso dejaron algunos murmullos y miradas, que Taliesin se esforzó en ignorar. Ir junto a Zöe hacía aún más difícil pasar desapercibido, y con el clima actual eso era muy peligroso. En ocasiones se preguntaba si no sería mejor para ambos que no la acompañara.
Todo el trayecto hasta el Hekshold, por tratarse de una localización tan importante, podrían realizarlo por caminos de tierra. Sería un itinerario relativamente simple, pero aun así tedioso, y engorroso debido a las recientes lluvias. La senda se encontraría embarrada en el mejor de los casos.
- Así que... ¿hechicera? - le preguntó Taliesin a Reike; una pregunta muy obvia, simplemente destinada a iniciar una conversación educada. Tenían demasiado trayecto por delante como para llenarlo con silencios incómodos -. ¿Y además del Hekshold? ¿Cuánto tiempo llevas estudiando ahí? - Y después de aquella charla ligera, llegó a la pregunta que realmente le intrigaba -. Así que eres la persona que acordó quedar con Zöe hoy... Si me permites preguntar, ¿qué te llevó a ofrecer esa... toma de contacto? Parece que a nosotros nos has dado información valiosa.
"¿Qué has ganado tú con esto?".
Al poco de iniciar la marcha se cruzaron con unos pocos viajeros que, en el sentido contrario, finalizaban su camino para llegar al puerto. Taliesin se detuvo para preguntarles el estado del camino allí donde venían. Era decente, le indicaron, ralentizaba un poco la marcha a pie pero no daría más problema si es que no llovía más durante la noche. Aquello dejó al vampiro con una mala sensación, porque parecía que las nubes estaban cargadas. Según siguieron caminando, el viento comenzó a soplar a rachas que amenazaban a tormenta.
- Parece que tendremos mala suerte - comentó en voz alta.
Sabía que Sophitia y Zöe no tendrían problema con eso. Pero no conocía a Reike.
Taliesin Skatha
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Al parecer, no era la única que lo notaba: la mujer, Sophi, también vigilaba los alrededores del comedor con nerviosismo. En cierto modo, era un alivio para Valeria; al menos, no estaba imaginando cosas.
—Así es. —La bruja devolvió la sonrisa a la biocibernética— Como le dije a Zöe, es posible que alguien que maneje el poder de las ilusiones sea capaz de entrar en su mente y sacar algo en claro, pero casi nadie en las islas entiende algo de tecnología, así que es difícil saber.
El siguiente comentario de Zöe llamó especialmente su atención. «¿Noches?». Entonces recordó: “Resido en las tierras de los vampiros, Sacrestic Ville”, le había dicho apenas unas horas antes. De repente, los hilos empezaron a unirse en su cabeza y el tapiz se veía con mucha más claridad. «Al menos uno de ellos debe de ser un vampiro», pensó alarmada, «¿habrán pasado todo el día en la posada?».
La mirada incrédula que le dirigió a la biocibernética se perdió con el comentario apresurado de su compañera. Valeria se mostró de acuerdo en partir. «¿A quién se le ocurre traerse ahora un vampiro a Beltrexus?». Entregó el hatillo con cierta satisfacción vengativa tan pronto como Zöe se ofreció a cargarlo; no estaba segura de si aquello había sido un engaño deliberado por su parte o de si su extraña mente semi-infantil no había considerado importante aquel pequeño detalle, pero le parecía justo que ahora cargase con los bultos, ya que había sido la causa del embrollo.
Una vez fuera de la posada, la bruja se situó a la cabeza de la partida. Caminaba a buen ritmo, consciente de que los demás no tendrían problemas en seguir su paso, pues era la más menuda del grupo. El hombre, ¿vampiro?, Taliesin, se colocó en seguida a su lado, dispuesto a entablar conversación. Al parecer, era el encargado de las relaciones sociales. Valeria casi lo agradeció, al menos, sería más agradable que pasar el viaje en silencio preguntándose cuándo le saltarían al cuello. «Los biocibernéticos fueron diseñados para ayudar y proteger a los orgánicos; Zöe no permitiría que me atacaran», se repitió mentalmente para tratar de calmar su inquietud. «O eso te dijo ella», le respondió, tozudo, su cerebro.
—¿Cuánto tiempo? Veamos… —La bruja se esforzó en imitar el tono tranquilo y educado de su interlocutor— Fueron seis… no, siete años. Sí, siete —confirmó con un gesto de asentimiento—. Pero ya hace algún tiempo de ello. No estoy allí como alumna ahora. ¿Qué hay de ti? Vosotros —añadió girando ligeramente la cabeza para abarcar también a las dos mujeres que caminaban detrás— ¿Hace mucho que os conocéis?
Después de unos minutos charlando de temas sin transcendencia, llegó la gran pregunta; al parecer, el interrogatorio había quedado suspendido por las circunstancias, pero no había terminado. «Oh, nada más quería extraerle un poco de sangre, para mi bodega personal», estuvo tentada de responder. Dado que caminaba en medio de la noche con uno, o puede que dos vampiros, decidió, sin embargo, que lo mejor sería continuar la conversación en el mismo tono casual.
—Información a cambio de información —respondió sin darle mayor importancia—. Soy una mujer curiosa y no todos los días aparece una biocibernética en las islas. Por aquí no tenemos demasiada información al respecto. De hecho —sonrió—, hasta hace muy poco, ni siquiera creía que los biocibernéticos fueran reales, ya ves.
Tal y como indicaron aquellos viajeros, el camino no estaba demasiado mal. Al menos, por el momento. Pero, a medida que se alejaban de la ciudad, la oscuridad se hacía más palpable. Cuando apenas podía ver lo que tenía un par de pasos por delante, Valeria se detuvo, llevó una mano a su pequeño bolso y extrajo un orbe blanco del tamaño de un huevo. Casi todos los brujos eran capaces de crear una pequeña fuente de luz para orientarse en la oscuridad, pero mantenerla activa durante varias horas de caminata acababa por volverse tedioso. Instrumentos como aquel hacían más llevadera la tarea. Con la pequeña piedra apoyada en la palma de una mano, la hechicera se concentró durante un momento, hasta que consiguió que una tenue luz comenzara a manar de él, haciéndose más intensa poco a poco. Levantó la mano como invitando a un pajarillo a alzar el vuelo y la pequeña esfera empezó a flotar unos metros por delante del grupo, iluminando el camino desde arriba. Como si fuera la cosa más normal del mundo, reanudó la marcha haciendo que la luz se moviera también a su ritmo.
—Zöe —dijo volviéndose hacia ella con curiosidad—, ¿tú puedes ver en la oscuridad? Yo ya estaba temiendo que acabaría pisando alguna porquería. —Rió, como sin darle importancia al hecho de que nadie más parecía haberse preocupado de un detalle tan nimio como la iluminación— Puedo hacer que brille más. O menos, si os molesta —añadió mirando de reojo a Taliesin—, lo que no puedo es cambiarle el color, ese lo pone la piedra. Las hay que brillan con un tono anaranjado, como la luz de una vela. A mí me gusta así, como la luna.
«Estupendo», pensó sarcástica justo en el mismo momento que Taliesin expresaba en voz alta similar preocupación por el estado del cielo.
—Será mejor que apretemos el paso. Hay una pequeña aldea a una hora o así. Quizá tengamos tiempo de resguardarnos antes de que llegue la tormenta.
Antes de que terminara de hablar, estalló un fogonazo de luz a su alrededor acompañado de un ruido ensordecedor. Duró sólo un momento pero, con la impresión, la bruja perdió el control de su preciado orbe y éste estuvo a punto de caer al suelo. Tan pronto como sus oídos se recuperaron del estruendo, oyó gritos a lo lejos, más allá de un recodo en el camino. Lo dobló apresuradamente para comprobar que el rayo había caído sobre uno de los árboles que bordeaban aquel trecho del camino. La copa se había desplomado en medio del camino y, bajo ella, se adivinaba la parte trasera de un carro. Los extremos desgarrados del árbol estaban en llamas.
Los gritos venían del otro lado del ramaje: al menos, un hombre y una mujer. El hombre gritaba de dolor. La mujer pedía ayuda. Su caballo, aterrorizado, se revolvía tratando de huir, pero el peso del árbol sobre la parte trasera del carromato hacía que la parte delantera se alzase y las riendas quedaran más tirantes. Olvidando la conveniencia de que sus compañeros pasaran inadvertidos, Valeria corrió hacia el lugar del accidente, haciendo balance mental del contenido de su bolso. Fue entonces cuando empezó a llover.
—Así es. —La bruja devolvió la sonrisa a la biocibernética— Como le dije a Zöe, es posible que alguien que maneje el poder de las ilusiones sea capaz de entrar en su mente y sacar algo en claro, pero casi nadie en las islas entiende algo de tecnología, así que es difícil saber.
El siguiente comentario de Zöe llamó especialmente su atención. «¿Noches?». Entonces recordó: “Resido en las tierras de los vampiros, Sacrestic Ville”, le había dicho apenas unas horas antes. De repente, los hilos empezaron a unirse en su cabeza y el tapiz se veía con mucha más claridad. «Al menos uno de ellos debe de ser un vampiro», pensó alarmada, «¿habrán pasado todo el día en la posada?».
La mirada incrédula que le dirigió a la biocibernética se perdió con el comentario apresurado de su compañera. Valeria se mostró de acuerdo en partir. «¿A quién se le ocurre traerse ahora un vampiro a Beltrexus?». Entregó el hatillo con cierta satisfacción vengativa tan pronto como Zöe se ofreció a cargarlo; no estaba segura de si aquello había sido un engaño deliberado por su parte o de si su extraña mente semi-infantil no había considerado importante aquel pequeño detalle, pero le parecía justo que ahora cargase con los bultos, ya que había sido la causa del embrollo.
Una vez fuera de la posada, la bruja se situó a la cabeza de la partida. Caminaba a buen ritmo, consciente de que los demás no tendrían problemas en seguir su paso, pues era la más menuda del grupo. El hombre, ¿vampiro?, Taliesin, se colocó en seguida a su lado, dispuesto a entablar conversación. Al parecer, era el encargado de las relaciones sociales. Valeria casi lo agradeció, al menos, sería más agradable que pasar el viaje en silencio preguntándose cuándo le saltarían al cuello. «Los biocibernéticos fueron diseñados para ayudar y proteger a los orgánicos; Zöe no permitiría que me atacaran», se repitió mentalmente para tratar de calmar su inquietud. «O eso te dijo ella», le respondió, tozudo, su cerebro.
—¿Cuánto tiempo? Veamos… —La bruja se esforzó en imitar el tono tranquilo y educado de su interlocutor— Fueron seis… no, siete años. Sí, siete —confirmó con un gesto de asentimiento—. Pero ya hace algún tiempo de ello. No estoy allí como alumna ahora. ¿Qué hay de ti? Vosotros —añadió girando ligeramente la cabeza para abarcar también a las dos mujeres que caminaban detrás— ¿Hace mucho que os conocéis?
Después de unos minutos charlando de temas sin transcendencia, llegó la gran pregunta; al parecer, el interrogatorio había quedado suspendido por las circunstancias, pero no había terminado. «Oh, nada más quería extraerle un poco de sangre, para mi bodega personal», estuvo tentada de responder. Dado que caminaba en medio de la noche con uno, o puede que dos vampiros, decidió, sin embargo, que lo mejor sería continuar la conversación en el mismo tono casual.
—Información a cambio de información —respondió sin darle mayor importancia—. Soy una mujer curiosa y no todos los días aparece una biocibernética en las islas. Por aquí no tenemos demasiada información al respecto. De hecho —sonrió—, hasta hace muy poco, ni siquiera creía que los biocibernéticos fueran reales, ya ves.
Tal y como indicaron aquellos viajeros, el camino no estaba demasiado mal. Al menos, por el momento. Pero, a medida que se alejaban de la ciudad, la oscuridad se hacía más palpable. Cuando apenas podía ver lo que tenía un par de pasos por delante, Valeria se detuvo, llevó una mano a su pequeño bolso y extrajo un orbe blanco del tamaño de un huevo. Casi todos los brujos eran capaces de crear una pequeña fuente de luz para orientarse en la oscuridad, pero mantenerla activa durante varias horas de caminata acababa por volverse tedioso. Instrumentos como aquel hacían más llevadera la tarea. Con la pequeña piedra apoyada en la palma de una mano, la hechicera se concentró durante un momento, hasta que consiguió que una tenue luz comenzara a manar de él, haciéndose más intensa poco a poco. Levantó la mano como invitando a un pajarillo a alzar el vuelo y la pequeña esfera empezó a flotar unos metros por delante del grupo, iluminando el camino desde arriba. Como si fuera la cosa más normal del mundo, reanudó la marcha haciendo que la luz se moviera también a su ritmo.
—Zöe —dijo volviéndose hacia ella con curiosidad—, ¿tú puedes ver en la oscuridad? Yo ya estaba temiendo que acabaría pisando alguna porquería. —Rió, como sin darle importancia al hecho de que nadie más parecía haberse preocupado de un detalle tan nimio como la iluminación— Puedo hacer que brille más. O menos, si os molesta —añadió mirando de reojo a Taliesin—, lo que no puedo es cambiarle el color, ese lo pone la piedra. Las hay que brillan con un tono anaranjado, como la luz de una vela. A mí me gusta así, como la luna.
«Estupendo», pensó sarcástica justo en el mismo momento que Taliesin expresaba en voz alta similar preocupación por el estado del cielo.
—Será mejor que apretemos el paso. Hay una pequeña aldea a una hora o así. Quizá tengamos tiempo de resguardarnos antes de que llegue la tormenta.
Antes de que terminara de hablar, estalló un fogonazo de luz a su alrededor acompañado de un ruido ensordecedor. Duró sólo un momento pero, con la impresión, la bruja perdió el control de su preciado orbe y éste estuvo a punto de caer al suelo. Tan pronto como sus oídos se recuperaron del estruendo, oyó gritos a lo lejos, más allá de un recodo en el camino. Lo dobló apresuradamente para comprobar que el rayo había caído sobre uno de los árboles que bordeaban aquel trecho del camino. La copa se había desplomado en medio del camino y, bajo ella, se adivinaba la parte trasera de un carro. Los extremos desgarrados del árbol estaban en llamas.
Los gritos venían del otro lado del ramaje: al menos, un hombre y una mujer. El hombre gritaba de dolor. La mujer pedía ayuda. Su caballo, aterrorizado, se revolvía tratando de huir, pero el peso del árbol sobre la parte trasera del carromato hacía que la parte delantera se alzase y las riendas quedaran más tirantes. Olvidando la conveniencia de que sus compañeros pasaran inadvertidos, Valeria corrió hacia el lugar del accidente, haciendo balance mental del contenido de su bolso. Fue entonces cuando empezó a llover.
- OFF:
- Lo de la esfera de luz no es más que un recurso narrativo para llamar la atención sobre la diferente apreciación de la iluminación por parte de los compañeros de viaje. Dado que Reike se especializa en la telequinesis, considero que mantener a flote un objeto tan pequeño mientras camina debe de ser un juego de niños para ella.
Reike
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Asentí y agregué una sonrisa mecánica cuando Reike aceptó darme su mochila, a mí no me resultaba trabajoso llevarla y de esa manera avanzaríamos más rápido. Sophi iba a mi lado y no parecía tan conforme con el resultado, aunque ella ya llevaba su propio equipaje me ofreció a que nos turnáramos, a lo cual me negué.
-No es necesario preocuparse, mi cuerpo es muy resistente – Muchas partes eran mecánicas, y como la energía era distribuida por mi sistema podía utilizarla de modo mucho más provechoso que los orgánicos.
El piso estaba lodoso, una consecuencia inevitable dado el clima húmedo y las lluvias típicas de la época, debido a mi peso mis pies se hundían mucho más que los del resto. La vampiro lo notó [ANALIZANDO] siempre estaba muy atenta a lo que yo hacía, incluso había notado que cuando creía que no la miraba tenía su vista fija en mí.
-Otra vez estás viéndome ¿Sucede algo? – Pregunté en tono neutro, esta conversación se había desarrollado en varias oportunidades y la respuesta siempre era la misma.
-¡Nada! ¿Qué podría pasarme? No sucede nada – Pateó un poco de barro que casi golpea a Reike.
Aparentemente la Hechicera no lo notó, porque se giró para hablarnos [ERROR] para incluirnos en la charla que se estaba desarrollando entre ella y Taliesin.
-Conocí a Taliesin en el mes de Relenir del año pasado. Estábamos en la festividad por el Ostara – [BUSCANDO ARCHIVOS] – Estaba haciendo una ofrenda con sangre de conejo, y le ofrecí un trozo de tela para que se limpiara las manos – [FIN DEL ARCHIVO] – A Sophitia la conocí en el muelle antes de venir aquí – [ANALIZANDO] - Venía con Taliesin – [ANALIZANDO] – No sé porque… -
-Estaba trabajando con él y por casualidad escuchamos que había una Bio esperando sola en el puerto a que un barco partiera rumbo a Beltrexus – Se apuró en aclarar la vampiro.
Cuando la Hechicera hizo levitar la pequeña piedra blanca para iluminar el camino comprendí que era la única del grupo que no podía ver en la oscuridad. Eso parecía dejar en ¿Evidencia? a los vampiros, miré a Taliesin, él me había explicado que era una situación delicada, por otro lado, Sophi parecía no darle tanta importancia al asunto.
-Puedo modificar mi visión para andar en la oscuridad sin mayores inconvenientes – Reike era muy considerada, se ofrecía a aumentar la luz para que todos pudiéramos ver – Eres muy amable ¿No te cansa el mantener ese tipo de iluminación de modo constante? –
Como siempre, Taliesin era el encargado de la interacción con otros orgánicos, a veces me decía que me acerque y me daba indicaciones para que aprendiera a hablar con más naturalidad, pero si era algo que necesitaba cierta velocidad, entonces directamente se encargaba él. Sophitia también había demostrado ser muy buena en ello, pero ahora parecía estar ¿Irascible?
-Andando entonces – Fue lo único que agregó cuando Reike mencionó el pueblo que estaba cerca.
[PELIGRO] Llegó a avisarme mi programa antes de que un rayo impactara contra un árbol cercano [ERROR] Durante unos segundos parecía que mi sistema iba a reiniciarse, los controles que manejaban todos mis funciones vitales eran especialmente sensibles a la electricidad. Por eso mi tiempo de reacción fue más lento que el del resto, pero al escuchar los gritos de un par de personas todo mi sistema se reactivó de inmediato.
La prioridad era poner a salvo a los orgánicos.
Me acerqué hasta el árbol partido a la mitad, las llamas no permitirían que los demás se acerquen, no hasta que la lluvia las extinguiera [ESCANEANDO] había un hombre con medio cuerpo atrapado bajo el árbol. Flexioné las piernas y puse las manos bajo el tronco, mi sistema desvió tanta energía como fuera posible hacía mis brazos y comencé a levantarlo poco a poco.
No podía a la vez sostener el árbol y rescatar al hombre, así que contaba con que los dos vampiros o la Hechicera hicieran algo.
-Aguanta, lo sacaremos en seguida – Dijo Sophi desde el otro lado, aparentemente intentaba sacar al herido, no podía verla porque el tronco estaba en medio.
-No es necesario preocuparse, mi cuerpo es muy resistente – Muchas partes eran mecánicas, y como la energía era distribuida por mi sistema podía utilizarla de modo mucho más provechoso que los orgánicos.
El piso estaba lodoso, una consecuencia inevitable dado el clima húmedo y las lluvias típicas de la época, debido a mi peso mis pies se hundían mucho más que los del resto. La vampiro lo notó [ANALIZANDO] siempre estaba muy atenta a lo que yo hacía, incluso había notado que cuando creía que no la miraba tenía su vista fija en mí.
-Otra vez estás viéndome ¿Sucede algo? – Pregunté en tono neutro, esta conversación se había desarrollado en varias oportunidades y la respuesta siempre era la misma.
-¡Nada! ¿Qué podría pasarme? No sucede nada – Pateó un poco de barro que casi golpea a Reike.
Aparentemente la Hechicera no lo notó, porque se giró para hablarnos [ERROR] para incluirnos en la charla que se estaba desarrollando entre ella y Taliesin.
-Conocí a Taliesin en el mes de Relenir del año pasado. Estábamos en la festividad por el Ostara – [BUSCANDO ARCHIVOS] – Estaba haciendo una ofrenda con sangre de conejo, y le ofrecí un trozo de tela para que se limpiara las manos – [FIN DEL ARCHIVO] – A Sophitia la conocí en el muelle antes de venir aquí – [ANALIZANDO] - Venía con Taliesin – [ANALIZANDO] – No sé porque… -
-Estaba trabajando con él y por casualidad escuchamos que había una Bio esperando sola en el puerto a que un barco partiera rumbo a Beltrexus – Se apuró en aclarar la vampiro.
Cuando la Hechicera hizo levitar la pequeña piedra blanca para iluminar el camino comprendí que era la única del grupo que no podía ver en la oscuridad. Eso parecía dejar en ¿Evidencia? a los vampiros, miré a Taliesin, él me había explicado que era una situación delicada, por otro lado, Sophi parecía no darle tanta importancia al asunto.
-Puedo modificar mi visión para andar en la oscuridad sin mayores inconvenientes – Reike era muy considerada, se ofrecía a aumentar la luz para que todos pudiéramos ver – Eres muy amable ¿No te cansa el mantener ese tipo de iluminación de modo constante? –
Como siempre, Taliesin era el encargado de la interacción con otros orgánicos, a veces me decía que me acerque y me daba indicaciones para que aprendiera a hablar con más naturalidad, pero si era algo que necesitaba cierta velocidad, entonces directamente se encargaba él. Sophitia también había demostrado ser muy buena en ello, pero ahora parecía estar ¿Irascible?
-Andando entonces – Fue lo único que agregó cuando Reike mencionó el pueblo que estaba cerca.
[PELIGRO] Llegó a avisarme mi programa antes de que un rayo impactara contra un árbol cercano [ERROR] Durante unos segundos parecía que mi sistema iba a reiniciarse, los controles que manejaban todos mis funciones vitales eran especialmente sensibles a la electricidad. Por eso mi tiempo de reacción fue más lento que el del resto, pero al escuchar los gritos de un par de personas todo mi sistema se reactivó de inmediato.
La prioridad era poner a salvo a los orgánicos.
Me acerqué hasta el árbol partido a la mitad, las llamas no permitirían que los demás se acerquen, no hasta que la lluvia las extinguiera [ESCANEANDO] había un hombre con medio cuerpo atrapado bajo el árbol. Flexioné las piernas y puse las manos bajo el tronco, mi sistema desvió tanta energía como fuera posible hacía mis brazos y comencé a levantarlo poco a poco.
No podía a la vez sostener el árbol y rescatar al hombre, así que contaba con que los dos vampiros o la Hechicera hicieran algo.
-Aguanta, lo sacaremos en seguida – Dijo Sophi desde el otro lado, aparentemente intentaba sacar al herido, no podía verla porque el tronco estaba en medio.
Zöe
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
- Hace más o menos un año - aportó, sonriendo, cuando Zöe describió cómo se conocieron-. Parecería más tiempo.
Le gustaría poder decir más sobre si mismo ya que le preguntaban: lugar de residencia habitual, profesión... Pero todas aquellas cosas tan mundanas se le escapaban de las manos, más aún ahora que había perdido su hogar en Lunargenta. Si no estuviera acompañando a Zöe, ¿qué estaría haciendo? Beber en una taberna, malgastar lo poco que le quedaba. Así que no aportó más.
- Sí, es fascinante - continuó hablando de biocibernéticos como salida a la conversación -. Yo tampoco conocía a nadie más a parte de Zöe. De hecho, sólo la conozco a ella.
Taliesin aún no había notado lo muy oscuro que se había vuelto todo cuando Reike sacó una bola de luz que utilizó para alumbrar el camino. El vampiro parpadeó varias veces cuando la encendió, habituándose al cambio; pero de por si la luz no lo heriría. Le extrañó, eso sí, el comentario sobre si es que les molestaba, y empezó a fijarse más en si la bruja se encontraba tensa por su presencia.
- No me molesta así. La única luz que nos daña es la del sol - quiso aclarar, de una vez por todas, y en su tono algo brusco se pudo notar que estaba un poco molesto.
Pero en aquel momento un relámpago cortó el cielo. Se escuchó un estruendo de manera casi inmediata, y es que el rayo había dado muy cerca de donde se encontraban. A los gritos de auxilio reaccionaron todos de manera inmediata, y comenzaron a correr hacia el recodo del camino del que se escuchaban. Taliesin distinguió la lumbre del fuego y dudó por un instante.
Rodeó la copa caída del árbol para llegar al otro lado, y se encontró de frente con el carro medio destruido. El caballo estaba desbocado, asustado por el rayo, los gritos y las llamas, y relinchaba y se encabritaba. Al hacerlo tiraba de las riendas y del carro, y Taliesin temió que fuera a conseguir soltarse. Vio que Sophitia y Zöe intentaban sacar al hombre de debajo de la copa; ellas eran las dos mucho más fuertes que él, y estaba seguro de que lo conseguirían.
- Eh, amigo, ¡calma! - Llamó al caballo en tono tranquilizador, intentando captar su atención.
Se acercó por delante, pero el animal seguía relinchando y se alzó sobre las patas traseras al verlo acercarse, golpeando el aire con sus cascos. El vampiro volvió a retroceder un poco. ¿Cómo se tranquiliza a un animal asustado? Pero al menos el caballo había dejado de intentar huir hacia delante, y Taliesin insistió, chasqueando la lengua y refiriéndose al animal, hasta que pudo acercarse un poco más.
Iban a necesitar aquel acaballo si el hombre no podía caminar y requería atención médica. El pueblo, según había dicho Reike, se encontraba a otra hora de marcha, y la lluvia ya había comenzado a caer con fuerza.
Le gustaría poder decir más sobre si mismo ya que le preguntaban: lugar de residencia habitual, profesión... Pero todas aquellas cosas tan mundanas se le escapaban de las manos, más aún ahora que había perdido su hogar en Lunargenta. Si no estuviera acompañando a Zöe, ¿qué estaría haciendo? Beber en una taberna, malgastar lo poco que le quedaba. Así que no aportó más.
- Sí, es fascinante - continuó hablando de biocibernéticos como salida a la conversación -. Yo tampoco conocía a nadie más a parte de Zöe. De hecho, sólo la conozco a ella.
Taliesin aún no había notado lo muy oscuro que se había vuelto todo cuando Reike sacó una bola de luz que utilizó para alumbrar el camino. El vampiro parpadeó varias veces cuando la encendió, habituándose al cambio; pero de por si la luz no lo heriría. Le extrañó, eso sí, el comentario sobre si es que les molestaba, y empezó a fijarse más en si la bruja se encontraba tensa por su presencia.
- No me molesta así. La única luz que nos daña es la del sol - quiso aclarar, de una vez por todas, y en su tono algo brusco se pudo notar que estaba un poco molesto.
Pero en aquel momento un relámpago cortó el cielo. Se escuchó un estruendo de manera casi inmediata, y es que el rayo había dado muy cerca de donde se encontraban. A los gritos de auxilio reaccionaron todos de manera inmediata, y comenzaron a correr hacia el recodo del camino del que se escuchaban. Taliesin distinguió la lumbre del fuego y dudó por un instante.
Rodeó la copa caída del árbol para llegar al otro lado, y se encontró de frente con el carro medio destruido. El caballo estaba desbocado, asustado por el rayo, los gritos y las llamas, y relinchaba y se encabritaba. Al hacerlo tiraba de las riendas y del carro, y Taliesin temió que fuera a conseguir soltarse. Vio que Sophitia y Zöe intentaban sacar al hombre de debajo de la copa; ellas eran las dos mucho más fuertes que él, y estaba seguro de que lo conseguirían.
- Eh, amigo, ¡calma! - Llamó al caballo en tono tranquilizador, intentando captar su atención.
Se acercó por delante, pero el animal seguía relinchando y se alzó sobre las patas traseras al verlo acercarse, golpeando el aire con sus cascos. El vampiro volvió a retroceder un poco. ¿Cómo se tranquiliza a un animal asustado? Pero al menos el caballo había dejado de intentar huir hacia delante, y Taliesin insistió, chasqueando la lengua y refiriéndose al animal, hasta que pudo acercarse un poco más.
Iban a necesitar aquel acaballo si el hombre no podía caminar y requería atención médica. El pueblo, según había dicho Reike, se encontraba a otra hora de marcha, y la lluvia ya había comenzado a caer con fuerza.
Taliesin Skatha
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
A pesar de su inmediata reacción, Valeria fue la última en llegar al árbol caído; «para que luego digan que el tamaño no importa». Sospechaba, también, que parte de la velocidad de sus acompañantes tenía que ver con su raza. Después del numerito de la luz, ya no le cabía duda de lo que los dos acompañantes de la biocibernética eran. Taliesin prácticamente lo había confesado tan sólo un momento antes, aunque algo a regañadientes.
Vio cómo Zöe se acercaba al árbol, aún en llamas, y lo alzaba poco a poco del suelo y no pudo evitar maravillarse del contraste entre la fortaleza de su cuerpo y la inocencia de su mente. Sólo unos minutos atrás hasta le había llamado “amable”. A ella. Desde luego, no era un calificativo que la bruja oyera con frecuencia; mucho menos, acompañado de un “muy”.
—Oh, la piedra está encantada para mantener la iluminación constante —le había explicado, algo incómoda—, yo sólo tengo que ocuparme de encenderla y apagarla. Bueno, y de mantenerla a flote, pero eso, aquí, lo hacen hasta los niños.
Una vez a la altura de los demás, no tuvo ningún problema en hacerse con los hechos. La pareja debía de haber desmontado del carro antes de que cayera el rayo; quizá se les había atascado una rueda en el suelo embarrado. El hombre había tenido la mala suerte de quedar en medio de la trayectoria del árbol. La mujer temblaba y sollozaba sin apartar la vista de él. Valeria la sujetó por los hombros y la obligó a mirarla a ella.
—Le sacaremos —prometió—, pero necesitaremos su ayuda.
Como volviendo en sí, la mujer asintió con la cabeza y se volvió hacia el árbol. Obedeciendo a un movimiento de sus manos, la lluvia que caía a su alrededor se arremolinó y aumentó en cantidad, hasta que cayó de golpe, apagando las llamas que aún no habían sido extinguidas. Acto seguido, se dio la vuelta para ayudar a Taliesin con el caballo. Valeria se acercó a Sophi que, una vez alzado el árbol, se agachaba para ayudar al accidentado.
—Con cuidado —le dijo a la vampiro mientras se agachaba a su lado, intentando apartar un poco el ramaje para facilitarle la tarea.
En cuanto el herido estuvo fuera, Valeria concentró toda su atención en examinarlo, olvidándose de lo que tenía alrededor. Por fortuna, el fuego no había llegado a causarle quemaduras de importancia, y el tronco había caído sobre la parte baja del cuerpo, evitando aplastarle la caja torácica. A la luz de su pequeña piedra y tratando de ignorar el agua que le caía encima, la hechicera se dedicó a palpar huesos y evaluar heridas, valiéndose de los gemidos del herido en su recuento de daños.
—Tiene rotas las dos piernas —dijo en voz alta, sin dirigirse a nadie en particular— y algunas heridas causadas por el ramaje. Ésas curarán más rápido. —Después sacó una botellita de su bolsa y se la ofreció al hombre— Es para dormir —le explicó—. He de recolocar los huesos, esto le evitará más sufrimiento.
—¡Hazle caso, Roy, no seas cabezota! —dijo la mujer cogiendo el vial y llevándoselo a Roy a los labios.
—Me hará falta algo para entablillar las piernas —volvió a hablar Valeria dirigiendo una mirada fugaz al carro medio destruido—, debemos procurar que se mueva lo menos posible mientras lo trasladamos.
Dicho eso, se arrodilló poniendo ambas manos sobre uno de los muslos del hombre y no volvió a hablar más. El siguiente paso requería de toda su concentración.
Vio cómo Zöe se acercaba al árbol, aún en llamas, y lo alzaba poco a poco del suelo y no pudo evitar maravillarse del contraste entre la fortaleza de su cuerpo y la inocencia de su mente. Sólo unos minutos atrás hasta le había llamado “amable”. A ella. Desde luego, no era un calificativo que la bruja oyera con frecuencia; mucho menos, acompañado de un “muy”.
—Oh, la piedra está encantada para mantener la iluminación constante —le había explicado, algo incómoda—, yo sólo tengo que ocuparme de encenderla y apagarla. Bueno, y de mantenerla a flote, pero eso, aquí, lo hacen hasta los niños.
Una vez a la altura de los demás, no tuvo ningún problema en hacerse con los hechos. La pareja debía de haber desmontado del carro antes de que cayera el rayo; quizá se les había atascado una rueda en el suelo embarrado. El hombre había tenido la mala suerte de quedar en medio de la trayectoria del árbol. La mujer temblaba y sollozaba sin apartar la vista de él. Valeria la sujetó por los hombros y la obligó a mirarla a ella.
—Le sacaremos —prometió—, pero necesitaremos su ayuda.
Como volviendo en sí, la mujer asintió con la cabeza y se volvió hacia el árbol. Obedeciendo a un movimiento de sus manos, la lluvia que caía a su alrededor se arremolinó y aumentó en cantidad, hasta que cayó de golpe, apagando las llamas que aún no habían sido extinguidas. Acto seguido, se dio la vuelta para ayudar a Taliesin con el caballo. Valeria se acercó a Sophi que, una vez alzado el árbol, se agachaba para ayudar al accidentado.
—Con cuidado —le dijo a la vampiro mientras se agachaba a su lado, intentando apartar un poco el ramaje para facilitarle la tarea.
En cuanto el herido estuvo fuera, Valeria concentró toda su atención en examinarlo, olvidándose de lo que tenía alrededor. Por fortuna, el fuego no había llegado a causarle quemaduras de importancia, y el tronco había caído sobre la parte baja del cuerpo, evitando aplastarle la caja torácica. A la luz de su pequeña piedra y tratando de ignorar el agua que le caía encima, la hechicera se dedicó a palpar huesos y evaluar heridas, valiéndose de los gemidos del herido en su recuento de daños.
—Tiene rotas las dos piernas —dijo en voz alta, sin dirigirse a nadie en particular— y algunas heridas causadas por el ramaje. Ésas curarán más rápido. —Después sacó una botellita de su bolsa y se la ofreció al hombre— Es para dormir —le explicó—. He de recolocar los huesos, esto le evitará más sufrimiento.
—¡Hazle caso, Roy, no seas cabezota! —dijo la mujer cogiendo el vial y llevándoselo a Roy a los labios.
—Me hará falta algo para entablillar las piernas —volvió a hablar Valeria dirigiendo una mirada fugaz al carro medio destruido—, debemos procurar que se mueva lo menos posible mientras lo trasladamos.
Dicho eso, se arrodilló poniendo ambas manos sobre uno de los muslos del hombre y no volvió a hablar más. El siguiente paso requería de toda su concentración.
Reike
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Mi cuerpo no percibía el cansancio, por lo que podía estar sosteniendo el trozo de árbol durante un tiempo bastante extenso, sin embargo, a la larga se sobrecalentaría y necesitaría de varios litros de agua para enfriarlo. No parecía que fuera a ser necesario, Sophitia se apresuraba en sacar al hombre atrapado, los gritos de dolor de este se escuchaban fuerte y claro a pesar de la tormenta.
-Ten cuidado, podrías dañarlo aún más si lo mueves de modo imprudente – Le aconsejé a la vampiro.
-¡Sé cómo hacerlo! Rescate a montones de marineros de forma parecida – Me respondió Sophi con el tono más elevado mientras seguía arrastrando el cuerpo del Hechicero – Un poco de confianza por favor –
-Yo no… - Quise explicarle pero otro rayo puso mis circuitos en alerta e interrumpió las funciones del habla durante unos segundos, haciendo que soltara el árbol también.
[ERROR] [REINICIANDO] ¡No! [REINIC…] ¡¡No!! Cerré los ojos y apoye ambas manos en mi cabeza al sentir la fuerte punzada de dolor, consecuencia esperable al contradecir a mi sistema. Cuando pude prestar atención nuevamente a la situación, Reike se encontraba junto al Hechicero herido, realizando un análisis detallado de su estado.
-Bien, quizás algo de lo que tengo aquí podría ser útil – Me acerqué y abrí mi mochila, en ella solía tener pedazos de metal que iba encontrando en mis viajes, siempre existía la posibilidad de poder usarlos en alguna de las reparaciones de Bios, o para construir nuevos robots. Pero en este caso podían servirle a Reike para que las usara como parte del entablillado de las piernas – Todas las piezas están limpias y correctamente cortadas ¿Si? –
Iba a dejar que la Hechicera se encargara del resto, era evidente que sabía bien lo que hacía, miré a la mujer que acompañaba al herido, luego en dirección al caballo que Taliesin había logrado controlar, todo parecía estar en orden. Finalmente observé a Sophitia [ANALIZANDO] Pupilas dilataras, silencio, pulso ligeramente acelerado, respiraciones cortas y rápidas [CONCLUSIÓN] Algo le sucedía.
Seguí su mirada y entonces entendí qué era lo que estaba viendo, de algunas de las heridas del hombre salía sangre, hacía ya más de un día que ambos vampiros no probaban ningún bocado… Era una situación peligrosa. Sophi dio un paso hacía el Hechicero, extendí mi brazo y apoye una mano sobre su pecho para impedirle que continuara caminando.
-Sabes que no puedo permitir que le hagas daño a un orgánico – Le dije en tono neutral, el rostro de la vampiro pasó nuevamente por varios tipos de gestos, sin que mi sistema llegara a registrar ninguno. Golpeó mi mano para apartarla.
-¿Qué crees que soy? ¿Un monstruo o algo así? – Apretaba mucho la mandíbula mientras hablaba, pero sus pupilas habían vuelto a ser las de siempre, podía suponer entonces que había regresado a sus cabales – No iba a hacerle nada, solo quería… Tomar uno o dos tragos – Apartó la mirada y frunció el ceño, pero en seguida volvió a fijar su vista en mi – No confías ni un poco en mi ¿Cierto? – Me empujó, y aunque mi peso corporal era bastante importante, logró hacerme retroceder medio paso – Crees que soy algún tipo de animal que se aprovecha de los heridos ¿Eh? – Volvió a empujarme.
-No es eso lo que quería decir – Mire a Taliesin en busca de ayuda, no temía por mi bienestar, pero no estaba segura de cómo expresarme para que Sophitia no lo malinterpretara – Pero aunque solo fuera un poco, podrías lastimarlo, no puedo permitir que lo hagas –
-No entiendes nada – La vampiro se dio la vuelta y fue hacía donde estaba Reike con el Herido, mis sistemas de alarma se encendieron, agarré a Sophi por el cuello de su camisa y tire de ella hacía atrás.
Por el impulso y la fuerza ejercida por mis brazos sin restricciones, la vampiro cayó al piso, la mire con gesto inexpresivo y puse la palma abierta frente a ella para advertirle de que no se levantara.
-Lo siento, no quiero lastimarte ¿Si? Quedate en el suelo hasta que tu mente se aclare… - Mis palabras se vieron interrumpidas por un pedazo de barro arrojado a mis ojos.
-Ten cuidado, podrías dañarlo aún más si lo mueves de modo imprudente – Le aconsejé a la vampiro.
-¡Sé cómo hacerlo! Rescate a montones de marineros de forma parecida – Me respondió Sophi con el tono más elevado mientras seguía arrastrando el cuerpo del Hechicero – Un poco de confianza por favor –
-Yo no… - Quise explicarle pero otro rayo puso mis circuitos en alerta e interrumpió las funciones del habla durante unos segundos, haciendo que soltara el árbol también.
[ERROR] [REINICIANDO] ¡No! [REINIC…] ¡¡No!! Cerré los ojos y apoye ambas manos en mi cabeza al sentir la fuerte punzada de dolor, consecuencia esperable al contradecir a mi sistema. Cuando pude prestar atención nuevamente a la situación, Reike se encontraba junto al Hechicero herido, realizando un análisis detallado de su estado.
-Bien, quizás algo de lo que tengo aquí podría ser útil – Me acerqué y abrí mi mochila, en ella solía tener pedazos de metal que iba encontrando en mis viajes, siempre existía la posibilidad de poder usarlos en alguna de las reparaciones de Bios, o para construir nuevos robots. Pero en este caso podían servirle a Reike para que las usara como parte del entablillado de las piernas – Todas las piezas están limpias y correctamente cortadas ¿Si? –
Iba a dejar que la Hechicera se encargara del resto, era evidente que sabía bien lo que hacía, miré a la mujer que acompañaba al herido, luego en dirección al caballo que Taliesin había logrado controlar, todo parecía estar en orden. Finalmente observé a Sophitia [ANALIZANDO] Pupilas dilataras, silencio, pulso ligeramente acelerado, respiraciones cortas y rápidas [CONCLUSIÓN] Algo le sucedía.
Seguí su mirada y entonces entendí qué era lo que estaba viendo, de algunas de las heridas del hombre salía sangre, hacía ya más de un día que ambos vampiros no probaban ningún bocado… Era una situación peligrosa. Sophi dio un paso hacía el Hechicero, extendí mi brazo y apoye una mano sobre su pecho para impedirle que continuara caminando.
-Sabes que no puedo permitir que le hagas daño a un orgánico – Le dije en tono neutral, el rostro de la vampiro pasó nuevamente por varios tipos de gestos, sin que mi sistema llegara a registrar ninguno. Golpeó mi mano para apartarla.
-¿Qué crees que soy? ¿Un monstruo o algo así? – Apretaba mucho la mandíbula mientras hablaba, pero sus pupilas habían vuelto a ser las de siempre, podía suponer entonces que había regresado a sus cabales – No iba a hacerle nada, solo quería… Tomar uno o dos tragos – Apartó la mirada y frunció el ceño, pero en seguida volvió a fijar su vista en mi – No confías ni un poco en mi ¿Cierto? – Me empujó, y aunque mi peso corporal era bastante importante, logró hacerme retroceder medio paso – Crees que soy algún tipo de animal que se aprovecha de los heridos ¿Eh? – Volvió a empujarme.
-No es eso lo que quería decir – Mire a Taliesin en busca de ayuda, no temía por mi bienestar, pero no estaba segura de cómo expresarme para que Sophitia no lo malinterpretara – Pero aunque solo fuera un poco, podrías lastimarlo, no puedo permitir que lo hagas –
-No entiendes nada – La vampiro se dio la vuelta y fue hacía donde estaba Reike con el Herido, mis sistemas de alarma se encendieron, agarré a Sophi por el cuello de su camisa y tire de ella hacía atrás.
Por el impulso y la fuerza ejercida por mis brazos sin restricciones, la vampiro cayó al piso, la mire con gesto inexpresivo y puse la palma abierta frente a ella para advertirle de que no se levantara.
-Lo siento, no quiero lastimarte ¿Si? Quedate en el suelo hasta que tu mente se aclare… - Mis palabras se vieron interrumpidas por un pedazo de barro arrojado a mis ojos.
Zöe
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Con la ayuda de la mujer pudieron calmar al animal, quien al fin dejó de encabritarse y tratar de huir. Taliesin se mantuvo en el mismo lugar durante un instante más, acariciando la cabeza del caballo y disfrutando su quietud en medio de la tormenta que comenzaba a descargar. Pero aquel ensimismamiento duró muy poco; los gritos del herido se alzaron a medida que Reike palpaba las piernas evaluando los daños, y el vampiro dejó al animal para unirse al resto.
La mujer iba a recolocar los huesos del herido. Aquello sería desagradable. Una mirada de Reike a su alrededor dio a entender que necesitaría algo con lo que entablillar las piernas, y los restos del carruaje se prestaban para ello. Sin embargo, Zöe fue más rápida, y de su mochila mostró varios trozos de metal que servirían perfectamente para la labor.
La mujer de Rob se mantenía ahora al lado de su marido, ansiosa y al borde de las lágrimas. Taliesin se acercó y llamó su atención apoyando una mano en su hombro.
- ¿Algunas telas? - Pidió - Para el entablillado. ¿Algo que podamos usar?
Quería distraerla y que no observara tan atentamente el procedimiento de Reike. Ahora que Rob había bebido aquel frasco, fuera lo que fuera este, lo mejor para todos era que la bruja tuviera espacio. Ante aquellas preguntas la mujer dudó, pero finalmente se decidió y corrió a los restos del carro en busca de algunas telas; como si en cuanto antes las fuera a encontrar, antes fuera a curarse su marido.
Aquello dejó a Taliesin directamente en frente del herido, y de toda aquella sangre. Sintió una punzada de hambre, seguida casi inmediatamente de unas potentes nauseas y el fantasma de un sabor en la parte baja de su garganta. Retrocedió un paso, y luego otro. Pero no pudo apartar la vista.
No llegó a enterarse de cómo surgió la pelea entre Sophitia y Zöe, y no pudo ser de mucha ayuda antes de que la biocibernética inmovilizara a la pirata contra el suelo. Se sentía mareado y débil, y le costó actuar.
- Zöe. Zöe, calma. Suelta a Sophi, no hará nada - se agachó para agarrar a la pirata del brazo, para ayudarla a levantarse en cuanto Zöe la soltara; pero también para tocar la tierra y asegurarse de que él mismo se sentía estable -. Aún no os conocéis lo suficiente. Las dos malinterpretáis la situación.
Aun así mantuvo sujeto el brazo de Sophitia. No dudaba que no iba a hacer daño a nadie, pero no estaba tan seguro de que no fuera a intentar irse caminando sola según se levantara.
La mujer iba a recolocar los huesos del herido. Aquello sería desagradable. Una mirada de Reike a su alrededor dio a entender que necesitaría algo con lo que entablillar las piernas, y los restos del carruaje se prestaban para ello. Sin embargo, Zöe fue más rápida, y de su mochila mostró varios trozos de metal que servirían perfectamente para la labor.
La mujer de Rob se mantenía ahora al lado de su marido, ansiosa y al borde de las lágrimas. Taliesin se acercó y llamó su atención apoyando una mano en su hombro.
- ¿Algunas telas? - Pidió - Para el entablillado. ¿Algo que podamos usar?
Quería distraerla y que no observara tan atentamente el procedimiento de Reike. Ahora que Rob había bebido aquel frasco, fuera lo que fuera este, lo mejor para todos era que la bruja tuviera espacio. Ante aquellas preguntas la mujer dudó, pero finalmente se decidió y corrió a los restos del carro en busca de algunas telas; como si en cuanto antes las fuera a encontrar, antes fuera a curarse su marido.
Aquello dejó a Taliesin directamente en frente del herido, y de toda aquella sangre. Sintió una punzada de hambre, seguida casi inmediatamente de unas potentes nauseas y el fantasma de un sabor en la parte baja de su garganta. Retrocedió un paso, y luego otro. Pero no pudo apartar la vista.
No llegó a enterarse de cómo surgió la pelea entre Sophitia y Zöe, y no pudo ser de mucha ayuda antes de que la biocibernética inmovilizara a la pirata contra el suelo. Se sentía mareado y débil, y le costó actuar.
- Zöe. Zöe, calma. Suelta a Sophi, no hará nada - se agachó para agarrar a la pirata del brazo, para ayudarla a levantarse en cuanto Zöe la soltara; pero también para tocar la tierra y asegurarse de que él mismo se sentía estable -. Aún no os conocéis lo suficiente. Las dos malinterpretáis la situación.
Aun así mantuvo sujeto el brazo de Sophitia. No dudaba que no iba a hacer daño a nadie, pero no estaba tan seguro de que no fuera a intentar irse caminando sola según se levantara.
Taliesin Skatha
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
No fue hasta que terminó de colocar el primer hueso que se dio cuenta de la conmoción que la situación estaba creando entre sus acompañantes. ¿Cuánto haría desde su última comida? Era una suerte que aquella mujer estuviera tan concentrada en el bienestar de su Roy y que la tormenta ahogara las palabras de la vampiro y la biocibernética. Al menos, la parte en que Zöe se veía obligada a proteger a los orgánicos parecía ser cierta. Aunque aún quedaba otro vampiro suelto.
Taliesin se acercó mientras Valeria se colocaba en posición para enfrentarse a la segunda pierna. La otra bruja se levantó y, por un momento, Val permaneció alerta. Lo cierto es que las hemorragias no eran importantes, pero la lluvia hacía que la cantidad de sangre pareciera mayor y el herido estaba particularmente indefenso, ahora que se había dormido. Sin embargo, el vampiro se apartó por su propio pie. A decir verdad, parecía mareado. Cuando la campesina volvió con los paños, sin duda, pensó que era uno de aquellos hombres a los que les flaqueaban las piernas ante la visión de la sangre. La pelea de las otras dos, sin embargo, era más difícil de ocultar.
—Riñas de enamorados, no les haga caso —respondió Valeria ante la mirada preocupada de la mujer. Aquella, abrió mucho los ojos y se sonrojó ligeramente, pero dejó pasar el tema.
Para distraerla de la disputa, Val permitió que le ayudara a fijar las piezas que le había entregado Zöe en torno a ambas piernas del accidentado, así como a terminar de tapar las heridas. Aunque el daño ya estaba hecho, pensó, y gracias a la tormenta, iba a tener que limpiarlas de nuevo y cambiar los vendajes tan pronto como llegasen a un lugar más seco. Finalmente, se dio cuenta de que Zöe se había quedado parada con un puñado de barro en la cara, tapándole los ojos, mientras Taliesin trataba de calmar a Sophi, así que le lanzó uno de los paños que aún no había utilizado. ¿Necesitaría una orden directa para limpiarse el rostro?
La lluvia era cada vez más intensa, aunque a esas alturas, poco importaba, pues ya estaban todos empapados. Por otro lado, trasladar al herido a través del río de barro en el que se había convertido el camino iba a ser todo un desafío.
—¿Viven muy lejos? —preguntó Valeria, levantando la voz para que se oyera a través del temporal.
—En la aldea —respondió la mujer—. Apenas media hora en el carro, aunque… —dejó la frase en el aire mientras dirigía una mirada desesperanzada al carro medio destruido y con una rueda algo hundida en lo que ahora ya era un charco propiamente dicho.
—No se preocupe —trató de tranquilizarla Valeria—. Por si no lo ha notado, mi amiga es bastante fuerte —dijo señalando con la barbilla a Zöe—. El carro no volverá a ser el mismo y creo que nos llevará algo más de media hora llegar, pero servirá para trasladar a Roy, si los demás caminamos.
—Gracias —respondió la mujer y, por un momento, pareció que iba a romper a llorar otra vez—. No sé que qué habríamos hecho si no hubieran pasado por aquí. —Valeria negó con la cabeza, como para restarle importancia al asunto, pero la señora se negó a escuchar excusas y siguió hablando—. Me llamo Ada —se presentó—, éste es mi marido, Roy, y nos sentiríamos muy honrados si aceptasen nuestra hospitalidad. Al menos hasta que termine la tormenta. Es lo menos que podemos ofrecer por su ayuda.
—Yo me llamo Valeria —correspondió la bruja más joven a la presentación—. Él es mi marido, Taliesin —añadió lo bastante alto como para que todos llegasen a oír la coartada—, su hermana, Sophi y Zöe… amiga de Sophi. Nos dirigimos a casa de mis padres, en Alder.
A esas alturas, era difícil hacer pasar por brujos a sus acompañantes, pero aún había una posibilidad de ocultar su verdadera condición. Los matrimonios entre brujos y humanos no eran habituales y, a menudo, eran mirados con desprecio, pero desde la guerra en Lunargenta, el número de uniones mixtas había tenido un cierto repunte, por lo que la mujer no se extrañó demasiado con la declaración.
—Entiendo —se limitó a responder.
Ahora sólo faltaba que Zöe comprendiera el concepto de viajar de incógnito y que los otros dos supieran resistir sus instintos hasta que se despidieran de su nueva compañía. «Facilísimo», pesó la bruja sin demasiado entusiasmo.
Taliesin se acercó mientras Valeria se colocaba en posición para enfrentarse a la segunda pierna. La otra bruja se levantó y, por un momento, Val permaneció alerta. Lo cierto es que las hemorragias no eran importantes, pero la lluvia hacía que la cantidad de sangre pareciera mayor y el herido estaba particularmente indefenso, ahora que se había dormido. Sin embargo, el vampiro se apartó por su propio pie. A decir verdad, parecía mareado. Cuando la campesina volvió con los paños, sin duda, pensó que era uno de aquellos hombres a los que les flaqueaban las piernas ante la visión de la sangre. La pelea de las otras dos, sin embargo, era más difícil de ocultar.
—Riñas de enamorados, no les haga caso —respondió Valeria ante la mirada preocupada de la mujer. Aquella, abrió mucho los ojos y se sonrojó ligeramente, pero dejó pasar el tema.
Para distraerla de la disputa, Val permitió que le ayudara a fijar las piezas que le había entregado Zöe en torno a ambas piernas del accidentado, así como a terminar de tapar las heridas. Aunque el daño ya estaba hecho, pensó, y gracias a la tormenta, iba a tener que limpiarlas de nuevo y cambiar los vendajes tan pronto como llegasen a un lugar más seco. Finalmente, se dio cuenta de que Zöe se había quedado parada con un puñado de barro en la cara, tapándole los ojos, mientras Taliesin trataba de calmar a Sophi, así que le lanzó uno de los paños que aún no había utilizado. ¿Necesitaría una orden directa para limpiarse el rostro?
La lluvia era cada vez más intensa, aunque a esas alturas, poco importaba, pues ya estaban todos empapados. Por otro lado, trasladar al herido a través del río de barro en el que se había convertido el camino iba a ser todo un desafío.
—¿Viven muy lejos? —preguntó Valeria, levantando la voz para que se oyera a través del temporal.
—En la aldea —respondió la mujer—. Apenas media hora en el carro, aunque… —dejó la frase en el aire mientras dirigía una mirada desesperanzada al carro medio destruido y con una rueda algo hundida en lo que ahora ya era un charco propiamente dicho.
—No se preocupe —trató de tranquilizarla Valeria—. Por si no lo ha notado, mi amiga es bastante fuerte —dijo señalando con la barbilla a Zöe—. El carro no volverá a ser el mismo y creo que nos llevará algo más de media hora llegar, pero servirá para trasladar a Roy, si los demás caminamos.
—Gracias —respondió la mujer y, por un momento, pareció que iba a romper a llorar otra vez—. No sé que qué habríamos hecho si no hubieran pasado por aquí. —Valeria negó con la cabeza, como para restarle importancia al asunto, pero la señora se negó a escuchar excusas y siguió hablando—. Me llamo Ada —se presentó—, éste es mi marido, Roy, y nos sentiríamos muy honrados si aceptasen nuestra hospitalidad. Al menos hasta que termine la tormenta. Es lo menos que podemos ofrecer por su ayuda.
—Yo me llamo Valeria —correspondió la bruja más joven a la presentación—. Él es mi marido, Taliesin —añadió lo bastante alto como para que todos llegasen a oír la coartada—, su hermana, Sophi y Zöe… amiga de Sophi. Nos dirigimos a casa de mis padres, en Alder.
A esas alturas, era difícil hacer pasar por brujos a sus acompañantes, pero aún había una posibilidad de ocultar su verdadera condición. Los matrimonios entre brujos y humanos no eran habituales y, a menudo, eran mirados con desprecio, pero desde la guerra en Lunargenta, el número de uniones mixtas había tenido un cierto repunte, por lo que la mujer no se extrañó demasiado con la declaración.
—Entiendo —se limitó a responder.
Ahora sólo faltaba que Zöe comprendiera el concepto de viajar de incógnito y que los otros dos supieran resistir sus instintos hasta que se despidieran de su nueva compañía. «Facilísimo», pesó la bruja sin demasiado entusiasmo.
Reike
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Mi visión se veía parcialmente interrumpida por el barro, aunque no hice nada para quitarlo la lluvia se encargaba de hacerlo por sí misma. Cuando mire de nuevo, junto a Sophitia se encontraba Taliesin, la estaba ¿Defendiendo? de mi, aparentemente esta vez mi reacción había sido la incorrecta, así que retrocedí dos pasos para darle espacio a la vampiro.
-No iba a hacerte daño – Le aclare por si aún no había comprendido las reglas de mi sistema – Solo iba a retenerte –
-Oh, muchas gracias ¡Que amable eres! – [ANALIZANDO] había algo en su tono de voz que no lograba entender, pero si me estaba agradeciendo solo correspondía una respuesta.
-De nada – Y sonreí de modo mecánico. Sophi se tapó el rostro con ambas manos e hizo un sonido como de exasperación.
-Tienes razón – Le dijo a Taliesin – No tiene sentido siquiera enojarse – Apoyó una mano sobre el brazo de Skatha y se soltó del agarre aunque no de modo brusco – Pero tendremos que comer en algún momento –
No parecía ser una amenaza, más bien era una afirmación y estaba en lo cierto, no podían seguir viviendo en base a comer animales, era muy poco nutritivo en comparación con la sangre humana. Agarré el pañuelo que me ofreció Reike, supuse que era para el barro en mi cara, no consideraba que fuera tan relevante el limpiarlo, pero no iba a contradecir a la Hechicera.
Abrí la boca para decir algo sobre lo que Valeria acababa de afirmar, estaba segura que los datos que le estaba dando a la mujer eran incorrectos, Taliesin era viudo y Sophitia no era su hermana. Pero la vampiro se paro junto a mí y me agarró del brazo [ERROR] más bien tiro muy fuerte de mi brazo.
-Vamos a encargarnos del carro – Fruncí el ceño, Sophi se mostraba más ¿Cariñosa? y me sonreía mientras me arrastraba hacía el carruaje – Va a ser mejor si no dices nada… Ah, ya sé, te ordeno que no digas nada – Como seguía lloviendo y estábamos a cierta distancia, solo yo podía escuchar lo que la vampiro decía.
-Entiendo, están mintiendo a propósito ¿Correcto? – Me sentí orgullosa de mi capacidad de entender la situación que se estaba desarrollando – Para no dar explicaciones innecesarias –
-Correcto, así que solo quédate callada y sígueme a donde sea que vaya – Quitó una de las ramas que estaba sobre el carro - ¿Crees que me parezco a Taliesin? –
[ANALIZANDO]
-La fisonomía de sus rostros tiene un nivel de coincidencia del catorce porciento – Dije y me agache junto al árbol para levantarlo nuevamente.
-Eso pensé… - Mientras yo levantaba el tronco, Sophi se puso en la parte de atrás de la carreta y comenzó a empujarla, sus botas se hundían en el barro, lo que le dificultaba el poder empujar – Ya muévete maldita porquería – Decía con los dientes apretados. Finalmente se escuchó un ruido como de succión y el carro se fue para delante de golpe - ¡¡Hecho!! – Dijo la vampiro, parecía estar satisfecha con los resultados.
-¿Necesitan ayuda para subirlo? – Solté el árbol, el esfuerzo había sido considerable [ABRIENDO VÁLVULAS] los agujeros en mis brazos que generalmente se encontraban sellados comenzaron a abrirse para liberar el calor producido durante la tarea. Llevaba camisa de mangas largas, pero por la diferencia de temperaturas se notaría el vapor alrededor de mi cuerpo – Corrección. Será mejor que no me toquen por el momento ¿Si? Podrían quemarse -
-No iba a hacerte daño – Le aclare por si aún no había comprendido las reglas de mi sistema – Solo iba a retenerte –
-Oh, muchas gracias ¡Que amable eres! – [ANALIZANDO] había algo en su tono de voz que no lograba entender, pero si me estaba agradeciendo solo correspondía una respuesta.
-De nada – Y sonreí de modo mecánico. Sophi se tapó el rostro con ambas manos e hizo un sonido como de exasperación.
-Tienes razón – Le dijo a Taliesin – No tiene sentido siquiera enojarse – Apoyó una mano sobre el brazo de Skatha y se soltó del agarre aunque no de modo brusco – Pero tendremos que comer en algún momento –
No parecía ser una amenaza, más bien era una afirmación y estaba en lo cierto, no podían seguir viviendo en base a comer animales, era muy poco nutritivo en comparación con la sangre humana. Agarré el pañuelo que me ofreció Reike, supuse que era para el barro en mi cara, no consideraba que fuera tan relevante el limpiarlo, pero no iba a contradecir a la Hechicera.
Abrí la boca para decir algo sobre lo que Valeria acababa de afirmar, estaba segura que los datos que le estaba dando a la mujer eran incorrectos, Taliesin era viudo y Sophitia no era su hermana. Pero la vampiro se paro junto a mí y me agarró del brazo [ERROR] más bien tiro muy fuerte de mi brazo.
-Vamos a encargarnos del carro – Fruncí el ceño, Sophi se mostraba más ¿Cariñosa? y me sonreía mientras me arrastraba hacía el carruaje – Va a ser mejor si no dices nada… Ah, ya sé, te ordeno que no digas nada – Como seguía lloviendo y estábamos a cierta distancia, solo yo podía escuchar lo que la vampiro decía.
-Entiendo, están mintiendo a propósito ¿Correcto? – Me sentí orgullosa de mi capacidad de entender la situación que se estaba desarrollando – Para no dar explicaciones innecesarias –
-Correcto, así que solo quédate callada y sígueme a donde sea que vaya – Quitó una de las ramas que estaba sobre el carro - ¿Crees que me parezco a Taliesin? –
[ANALIZANDO]
-La fisonomía de sus rostros tiene un nivel de coincidencia del catorce porciento – Dije y me agache junto al árbol para levantarlo nuevamente.
-Eso pensé… - Mientras yo levantaba el tronco, Sophi se puso en la parte de atrás de la carreta y comenzó a empujarla, sus botas se hundían en el barro, lo que le dificultaba el poder empujar – Ya muévete maldita porquería – Decía con los dientes apretados. Finalmente se escuchó un ruido como de succión y el carro se fue para delante de golpe - ¡¡Hecho!! – Dijo la vampiro, parecía estar satisfecha con los resultados.
-¿Necesitan ayuda para subirlo? – Solté el árbol, el esfuerzo había sido considerable [ABRIENDO VÁLVULAS] los agujeros en mis brazos que generalmente se encontraban sellados comenzaron a abrirse para liberar el calor producido durante la tarea. Llevaba camisa de mangas largas, pero por la diferencia de temperaturas se notaría el vapor alrededor de mi cuerpo – Corrección. Será mejor que no me toquen por el momento ¿Si? Podrían quemarse -
Zöe
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Habría querido volver a agarrar a Sophi antes de que ella se apartara y añadir algo más. Pero no se encontraba lo suficientemente bien, ni fue lo suficientemente rápido, y ella se apartó. Lo que Taliesin pensaba tendría que decirlo en otro momento.
Suspiró y volvió a ponerse en pie. Volvió junto a Reike mientras se mantenía a la espera, evitando de manera inconsciente mirar al cuerpo de Roy. Todo lo que podía hacer en ese momento era no hacer cosas, y por tanto se cruzó de brazos y esperó. La lluvia caía con fuerza y se escuchó más de un trueno, aunque cada vez un poco más lejos.
A pesar del ruido, no se perdió la presentación que hizo Reike. Lentamente, desvió su mirada hacia ella al escuchar lo que decía, y la mantuvo quieta sobre la bruja durante un instante más de lo que parecía natural.
- Es un placer conocerla, Ada - respondió finalmente, ahora sí apartando la mirada para centrarse en la otra mujer, a la cual sonrió -, aunque sea en tan malas circunstancias. Lo cierto es que agradeceremos vuestra hospitalidad. No habíamos previsto esta tormenta. Nos vendrá bien descansar y secarnos un poco.
Reike parecía haber terminado de recolocar ambas piernas y, tras ellos, escucharon el grito triunfal de Sophi. Zöe soltó vapor, revelando inmediatamente que no era una humana corriente, pero aquello estaba lejos de preocupar a Taliesin. Los únicos que necesitaban engañar a nadie eran él y Sophitia.
- Amor, ¿has terminado ya? - Le preguntó Taliesin a Valeria, empleando un tono más dulce; y lo que se disimulaba como una sonrisa cariñosa era en realidad una divertida ante aquel papel que le había tocado. Señaló a Roy -. Sophi ya ha sacado el carro; entre ella y yo podremos subirlo.
Le hizo un gesto a Sophitia para que viniera a ayudarlo. Las piernas estaban entablilladas, pero a pesar de todo mover al herido requería la mayor atención y cuidado. La pirata no era la mejor persona para esto, pero sí la más fuerte, y cargó la mayoría del peso. Taliesin se concentró en controlar el movimiento de Roy para evitar dañarlo en el translado. Por suerte estaba dormido y no sentiría dolor.
Fue un acto más difícil de lo que aparentaba. La sangre impregnaba las piernas del hombre, y al moverlo tiñó las manos de ambos vampiros. Era una tentación enorme. El hambre y las náuseas volvieron a hacer efecto en Taliesin, ahora que no podía apartar la mirada, pero en menor intensidad que antes.
- Val, ¿me pasas una tela que haya sobrado? Vamos a cubrir la herida para que no salga más sangre.
La tela se impregnaría de sangre y evitaría que saliera más. Pero además, pensó Taliesin, podía intentar recuperarla más tarde sin que nadie lo viera, con la excusa de cambiarla, y alimentarse de esa sangre perdida. Una vez hecho esto, y habiendo asegurado que el hombre estaba bien posicionado y estable sobre el carromato, volvió junto a su presunta esposa.
- ¿En marcha, pues? - Sugirió, y al hacerlo agarró la mano de Valeria. Como el buen marido que era, la ayudaría a caminar en aquel horrible temporal.
A penas habían comenzado la marcha cuando Taliesin, aprovechando un instante en el que Ada se alejó un poco, se inclinó hacia Reike y le susurró al oido. Desde fuera parecería que le dedicaba algún comentario enamorado, reservado en exclusividad de un marido a su esposa.
- Has estado rápida con la cohartada - era una alabanza y un agradecimiento. Pero el tono cambió en la siguiente frase, volviéndose más divertido e incluso algo bromista -. ¿Así que Valeria es tu nombre? Tendremos que dejar lo de "Reike". "Valeria Skatha", ¿qué te parece?
Y no pudo evitar reirse por lo bajo. El asunto le divertía, y era una distracción bienvenida en medio de todo aquel temporal, mala suerte y hambre.
Suspiró y volvió a ponerse en pie. Volvió junto a Reike mientras se mantenía a la espera, evitando de manera inconsciente mirar al cuerpo de Roy. Todo lo que podía hacer en ese momento era no hacer cosas, y por tanto se cruzó de brazos y esperó. La lluvia caía con fuerza y se escuchó más de un trueno, aunque cada vez un poco más lejos.
A pesar del ruido, no se perdió la presentación que hizo Reike. Lentamente, desvió su mirada hacia ella al escuchar lo que decía, y la mantuvo quieta sobre la bruja durante un instante más de lo que parecía natural.
- Es un placer conocerla, Ada - respondió finalmente, ahora sí apartando la mirada para centrarse en la otra mujer, a la cual sonrió -, aunque sea en tan malas circunstancias. Lo cierto es que agradeceremos vuestra hospitalidad. No habíamos previsto esta tormenta. Nos vendrá bien descansar y secarnos un poco.
Reike parecía haber terminado de recolocar ambas piernas y, tras ellos, escucharon el grito triunfal de Sophi. Zöe soltó vapor, revelando inmediatamente que no era una humana corriente, pero aquello estaba lejos de preocupar a Taliesin. Los únicos que necesitaban engañar a nadie eran él y Sophitia.
- Amor, ¿has terminado ya? - Le preguntó Taliesin a Valeria, empleando un tono más dulce; y lo que se disimulaba como una sonrisa cariñosa era en realidad una divertida ante aquel papel que le había tocado. Señaló a Roy -. Sophi ya ha sacado el carro; entre ella y yo podremos subirlo.
Le hizo un gesto a Sophitia para que viniera a ayudarlo. Las piernas estaban entablilladas, pero a pesar de todo mover al herido requería la mayor atención y cuidado. La pirata no era la mejor persona para esto, pero sí la más fuerte, y cargó la mayoría del peso. Taliesin se concentró en controlar el movimiento de Roy para evitar dañarlo en el translado. Por suerte estaba dormido y no sentiría dolor.
Fue un acto más difícil de lo que aparentaba. La sangre impregnaba las piernas del hombre, y al moverlo tiñó las manos de ambos vampiros. Era una tentación enorme. El hambre y las náuseas volvieron a hacer efecto en Taliesin, ahora que no podía apartar la mirada, pero en menor intensidad que antes.
- Val, ¿me pasas una tela que haya sobrado? Vamos a cubrir la herida para que no salga más sangre.
La tela se impregnaría de sangre y evitaría que saliera más. Pero además, pensó Taliesin, podía intentar recuperarla más tarde sin que nadie lo viera, con la excusa de cambiarla, y alimentarse de esa sangre perdida. Una vez hecho esto, y habiendo asegurado que el hombre estaba bien posicionado y estable sobre el carromato, volvió junto a su presunta esposa.
- ¿En marcha, pues? - Sugirió, y al hacerlo agarró la mano de Valeria. Como el buen marido que era, la ayudaría a caminar en aquel horrible temporal.
A penas habían comenzado la marcha cuando Taliesin, aprovechando un instante en el que Ada se alejó un poco, se inclinó hacia Reike y le susurró al oido. Desde fuera parecería que le dedicaba algún comentario enamorado, reservado en exclusividad de un marido a su esposa.
- Has estado rápida con la cohartada - era una alabanza y un agradecimiento. Pero el tono cambió en la siguiente frase, volviéndose más divertido e incluso algo bromista -. ¿Así que Valeria es tu nombre? Tendremos que dejar lo de "Reike". "Valeria Skatha", ¿qué te parece?
Y no pudo evitar reirse por lo bajo. El asunto le divertía, y era una distracción bienvenida en medio de todo aquel temporal, mala suerte y hambre.
Taliesin Skatha
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Sophi estuvo rápida para evitar que Zöe se fuera de la lengua y Taliesin se metió en su papel como si fuera lo más natural del mundo. Valeria sacó sus propias conclusiones de tan fluida reacción, pero no dijo nada más mientras terminaba de preparar al herido para el viaje. La pobre Ada se llevó una sorpresa al ver el vapor que salía de los brazos de la biocibernética, pero aquello no era nada comparado con su reacción de haber descubierto quién estaba cargando con su marido ensangrentado.
—¿Todas las mujeres humanas son así de fuertes? —preguntó en un susurro a Valeria, señalando disimuladamente a Sophi con un gesto de la cabeza.
—Bueno, no todas —respondió Val en similar tono, aguantándose una risita—, pero, ya sabe, con eso de que no conectan con el maná, están más entrenadas.
Ada asintió y siguió mirando a las otras dos con merecido asombro. Valeria, por su parte, no perdía ojo de las reacciones de ambos vampiros ante el festín que tenían ante sus narices. Antes siquiera de que el hombre terminara de hablar, ella misma estaba tapando la herida que le señalaba. Estaba tan pálido que la mirada preocupada que le dedicó la bruja encajaba perfectamente en su papel de esposa.
—Para estar casado con una sanadora —volvió a susurrar Ada cuando Val regresó a su lado—, lleva muy mal eso de andar con heridos.
Valeria respondió con un encogimiento de hombros y un gesto de la cara que bien podía interpretarse como: “Ya sabe como es, cuanto más grandes, más flojos”. La bruja veterana asintió disimulando una risita y caminó hacia el caballo, mucho más relajada que unos momentos atrás. Había llegado la hora de iniciar la pesada marcha, a la luz de la esfera de Valeria, que ahora contaba con ayuda para mantenerla a flote, abriendo la marcha.
Cuando Taliesin el vampiro le agarró la mano, Valeria se sobresaltó tanto que estuvo a punto de soltarse de un tirón. Sin embargo, justo en ese momento, se le hundió un pie en el barro y terminó sujetándose con más fuerza para no caerse. Aquello sirvió tanto para disimular el gesto inicial como para darle tiempo a la bruja de volver a meterse en el papel de esposa, de tal modo que ni siquiera se le notó un temblor cuando "su amado esposo" se acercó aún más para susurrarle en el oído.
Por supuesto que había estado rápida con la historia, había aprendido con un maestro de la estafa. Antes de cumplir los diez años ya era capaz de soltar mentiras bastante más gordas sin un pestañeo. La cuestión era dónde y cómo había aprendido él, sobre todo, cuando se dio cuenta de que parecía estar divirtiéndose con la situación. No es que fuese un cambio desagradable con respecto a la actitud de desconfianza del principio de la noche, pero hacía que una se preguntase con quién estaba viajando en realidad.
—Me parece, señor Taliesin Reike —dijo correspondiendo a la sonrisa divertida de su “marido”—, que va a tener usted que vérselas con su suegro si quiere cambiar una sola letra del nombre de su adorada hija.
Sin terminar de pronunciar aquellas palabras, ya se había dado cuenta de que el nombre que había propuesto él sonaba mucho mejor, pero no pensaba reconocerlo en voz alta. Se limitó a darle un golpecito en el brazo con su mano libre, bajar la mirada recatadamente y hacer como que intentaba disimular una risita. Cualquiera que los viera pensaría que eran un par de enamorados.
La caminata no era fácil. A pesar de que la lluvia no era tan intensa como al principio y ya casi no se oían truenos, aún caía sin descanso y el suelo estaba tan enfangado, que había que pararse con frecuencia a desatascar la carreta y asegurarse de que el herido permanecía seguro. Tardaron una buena hora y media en alcanzar su destino: una casita de dos plantas con una enorme huerta alrededor y varios cobertizos para los animales y las herramientas. En cuanto llevaron el cuerpo de Roy al dormitorio principal, Valeria se dedicó a la tarea de limpiar y vendar apropiadamente al enfermo, mientras Ada encendía el fuego de la cocina y procuraba ropas secas para todos.
—¿Todas las mujeres humanas son así de fuertes? —preguntó en un susurro a Valeria, señalando disimuladamente a Sophi con un gesto de la cabeza.
—Bueno, no todas —respondió Val en similar tono, aguantándose una risita—, pero, ya sabe, con eso de que no conectan con el maná, están más entrenadas.
Ada asintió y siguió mirando a las otras dos con merecido asombro. Valeria, por su parte, no perdía ojo de las reacciones de ambos vampiros ante el festín que tenían ante sus narices. Antes siquiera de que el hombre terminara de hablar, ella misma estaba tapando la herida que le señalaba. Estaba tan pálido que la mirada preocupada que le dedicó la bruja encajaba perfectamente en su papel de esposa.
—Para estar casado con una sanadora —volvió a susurrar Ada cuando Val regresó a su lado—, lleva muy mal eso de andar con heridos.
Valeria respondió con un encogimiento de hombros y un gesto de la cara que bien podía interpretarse como: “Ya sabe como es, cuanto más grandes, más flojos”. La bruja veterana asintió disimulando una risita y caminó hacia el caballo, mucho más relajada que unos momentos atrás. Había llegado la hora de iniciar la pesada marcha, a la luz de la esfera de Valeria, que ahora contaba con ayuda para mantenerla a flote, abriendo la marcha.
Cuando Taliesin el vampiro le agarró la mano, Valeria se sobresaltó tanto que estuvo a punto de soltarse de un tirón. Sin embargo, justo en ese momento, se le hundió un pie en el barro y terminó sujetándose con más fuerza para no caerse. Aquello sirvió tanto para disimular el gesto inicial como para darle tiempo a la bruja de volver a meterse en el papel de esposa, de tal modo que ni siquiera se le notó un temblor cuando "su amado esposo" se acercó aún más para susurrarle en el oído.
Por supuesto que había estado rápida con la historia, había aprendido con un maestro de la estafa. Antes de cumplir los diez años ya era capaz de soltar mentiras bastante más gordas sin un pestañeo. La cuestión era dónde y cómo había aprendido él, sobre todo, cuando se dio cuenta de que parecía estar divirtiéndose con la situación. No es que fuese un cambio desagradable con respecto a la actitud de desconfianza del principio de la noche, pero hacía que una se preguntase con quién estaba viajando en realidad.
—Me parece, señor Taliesin Reike —dijo correspondiendo a la sonrisa divertida de su “marido”—, que va a tener usted que vérselas con su suegro si quiere cambiar una sola letra del nombre de su adorada hija.
Sin terminar de pronunciar aquellas palabras, ya se había dado cuenta de que el nombre que había propuesto él sonaba mucho mejor, pero no pensaba reconocerlo en voz alta. Se limitó a darle un golpecito en el brazo con su mano libre, bajar la mirada recatadamente y hacer como que intentaba disimular una risita. Cualquiera que los viera pensaría que eran un par de enamorados.
La caminata no era fácil. A pesar de que la lluvia no era tan intensa como al principio y ya casi no se oían truenos, aún caía sin descanso y el suelo estaba tan enfangado, que había que pararse con frecuencia a desatascar la carreta y asegurarse de que el herido permanecía seguro. Tardaron una buena hora y media en alcanzar su destino: una casita de dos plantas con una enorme huerta alrededor y varios cobertizos para los animales y las herramientas. En cuanto llevaron el cuerpo de Roy al dormitorio principal, Valeria se dedicó a la tarea de limpiar y vendar apropiadamente al enfermo, mientras Ada encendía el fuego de la cocina y procuraba ropas secas para todos.
Reike
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Con el hechicero herido acomodado en los restos del carro, comenzamos a avanzar lentamente, la lluvia variaba en intensidad pero ya nadie parecía notarlo [ANALIZANDO] no tenía de qué preocuparme por Taliesin o Sophi, los vampiros eran inmune a las enfermedades, pero quizás para Reike podría ser más complicado.
Mientras analizaba la situación la vampiro me hizo un gesto para que nos quedáramos más atrás.
-Nosotras empujaremos si se vuelve a atascar – Dijo en voz alta, en lo que pude entender que era una justificación – Es mejor que estemos lejos del grupo principal – Me dijo en tono más bajo – No quiero ir todo el camino con ese olor a sangre bajo mi nariz y si hablamos todos a la vez podríamos pisarnos las mentiras –
-Las mentiras son muy difíciles – De todas las cosas que tenía que aprender de los orgánicos, dos de las más complicadas para mi sistema eran las Bromas y las Mentiras – No entiendo cómo pueden decir algo que no sea cierto –
-Pues, simplemente dices cualquier cosa menos la verdad y ya – Me dijo Sophi, tener el pelo tan largo bajo la lluvia parecía resultarle molesto, no dejaba de apartárselo constantemente de la cara.
-Entiendo la teoría – Busqué nuevamente en mi morral y saqué unas tiras muy finas de cuero – Toma, puedes atártelo con esto – La vampiro dudo un segundo pero las agarró y se lo ató bien alto, agradeciendo con una inclinación de cabeza – Pero no puede ser cualquier cosa, tiene que ser algo que otros orgánicos puedan creer –
-Eso ya es cuestión de práctica, seguro que con lo poco… - Se me quedó mirando y dijo – Gestual que eres. Podrías engañar a quien sea –
-No estoy segura de cómo tomaría mi sistema el que mintiera – Quizás se opondría, o tal vez no [ANALIZANDO] probablemente dependiera de si con mis mentiras pudiera poner en riesgo a algún orgánico.
-¿Mmm? – La vampiro se había distraído mirando a Reike y Taliesin – Parecen estar muy alegres ¿No crees? – Los observé también, ciertamente estaban riendo, hablando y la cercanía física entre ellos parecía haberse acortado.
-Sí, así es – No entendía cómo se relacionaba nuestra charla sobre las mentiras con ese comentario, seguramente había algo en la interacción que se me había pasado por alto.
Llegamos finalmente a la casa de Ada y Roy, Sophi se quedó un poco más atrás porque tenía demasiado barro en las botas, al final tuvo que rendirse y dejarlas tiradas junto a la puerta, me quedé con ella porque esas habían sido las órdenes “quédate callada y sígueme a donde sea que vaya”.
-Aquí tienen – Dijo la Señora de la casa mientras nos pasaba ropas secas y unas toallas – Quítense eso antes de que pesquen un resfriado - Iba a aclararle que yo no podía enfermarme, pero en seguida se fue para ver si Reike necesitaba algo para las heridas de Roy.
-Enferma o no, agradezco no tener que seguir con toda esta ropa mojada encima – Sophitia se puso moderadamente cerca del fuego y comenzó a quitarse la camisa - ¿No tienes frío? –
-No siento el frío a menos que mi sistema lo considere necesario –
-Vaya, ese coso tuyo, el sistema, es todo un tirano – Sus palabras llegaban entrecortadas mientras se pasaba la camisa seca por encima de la cabeza - ¿No puedes hacer nada con eso? –
-En parte este viaje es para eso – Me empecé a cambiar de ropa también – Para entenderme mejor y en consecuencia entender a mi sistema ¿Correcto? – Era el modo más sencillo de decirlo [ANALIZANDO] – ¿Qué harán con la comida? – No quería que Sophi se enojara de nuevo, pero tampoco podía posponer la solución a un asunto tan complicado – Pueden tomar de mi sangre –
La vampiro hizo un gesto que no logré interpretar, tal vez me había equivocado al sacar el tema nuevamente.
Mientras analizaba la situación la vampiro me hizo un gesto para que nos quedáramos más atrás.
-Nosotras empujaremos si se vuelve a atascar – Dijo en voz alta, en lo que pude entender que era una justificación – Es mejor que estemos lejos del grupo principal – Me dijo en tono más bajo – No quiero ir todo el camino con ese olor a sangre bajo mi nariz y si hablamos todos a la vez podríamos pisarnos las mentiras –
-Las mentiras son muy difíciles – De todas las cosas que tenía que aprender de los orgánicos, dos de las más complicadas para mi sistema eran las Bromas y las Mentiras – No entiendo cómo pueden decir algo que no sea cierto –
-Pues, simplemente dices cualquier cosa menos la verdad y ya – Me dijo Sophi, tener el pelo tan largo bajo la lluvia parecía resultarle molesto, no dejaba de apartárselo constantemente de la cara.
-Entiendo la teoría – Busqué nuevamente en mi morral y saqué unas tiras muy finas de cuero – Toma, puedes atártelo con esto – La vampiro dudo un segundo pero las agarró y se lo ató bien alto, agradeciendo con una inclinación de cabeza – Pero no puede ser cualquier cosa, tiene que ser algo que otros orgánicos puedan creer –
-Eso ya es cuestión de práctica, seguro que con lo poco… - Se me quedó mirando y dijo – Gestual que eres. Podrías engañar a quien sea –
-No estoy segura de cómo tomaría mi sistema el que mintiera – Quizás se opondría, o tal vez no [ANALIZANDO] probablemente dependiera de si con mis mentiras pudiera poner en riesgo a algún orgánico.
-¿Mmm? – La vampiro se había distraído mirando a Reike y Taliesin – Parecen estar muy alegres ¿No crees? – Los observé también, ciertamente estaban riendo, hablando y la cercanía física entre ellos parecía haberse acortado.
-Sí, así es – No entendía cómo se relacionaba nuestra charla sobre las mentiras con ese comentario, seguramente había algo en la interacción que se me había pasado por alto.
Llegamos finalmente a la casa de Ada y Roy, Sophi se quedó un poco más atrás porque tenía demasiado barro en las botas, al final tuvo que rendirse y dejarlas tiradas junto a la puerta, me quedé con ella porque esas habían sido las órdenes “quédate callada y sígueme a donde sea que vaya”.
-Aquí tienen – Dijo la Señora de la casa mientras nos pasaba ropas secas y unas toallas – Quítense eso antes de que pesquen un resfriado - Iba a aclararle que yo no podía enfermarme, pero en seguida se fue para ver si Reike necesitaba algo para las heridas de Roy.
-Enferma o no, agradezco no tener que seguir con toda esta ropa mojada encima – Sophitia se puso moderadamente cerca del fuego y comenzó a quitarse la camisa - ¿No tienes frío? –
-No siento el frío a menos que mi sistema lo considere necesario –
-Vaya, ese coso tuyo, el sistema, es todo un tirano – Sus palabras llegaban entrecortadas mientras se pasaba la camisa seca por encima de la cabeza - ¿No puedes hacer nada con eso? –
-En parte este viaje es para eso – Me empecé a cambiar de ropa también – Para entenderme mejor y en consecuencia entender a mi sistema ¿Correcto? – Era el modo más sencillo de decirlo [ANALIZANDO] – ¿Qué harán con la comida? – No quería que Sophi se enojara de nuevo, pero tampoco podía posponer la solución a un asunto tan complicado – Pueden tomar de mi sangre –
La vampiro hizo un gesto que no logré interpretar, tal vez me había equivocado al sacar el tema nuevamente.
Zöe
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Se rió al escuchar aquello. "Taliesin Reike". Le pareció una idea divertida, una posibilidad que nunca se le había ocurrido antes pero que podía ser justa. No se oponía demasiado a ella.
- No me importaría cambiar de apellido - dijo -. Pero Taliesin Reike no suena tan bien como Valeria Skatha. Tendremos que hablarlo con tu padre y mi madre presentes, y que lleguen a un acuerdo.
Taliesin estaba disfrutando aquella farsa de manera sincera, y no tuvo que actuar mucho más allá de seguir la idea básica de que estaba, supuestamente, casado - algo en lo que ya tenía experiencia. Pero la situación no daba como para hablar mucho más, y el esfuerzo se puso en avanzar bajo la lluvia y entre el barro, más que en mantener conversaciones falsas que podían ser escuchadas por Ada.
Por suerte el pueblo no se encontraba muy lejos, y gracias a no tener que cargar con Roy pudieron avanzar a buen ritmo y llegar algo antes de lo que Taliesin había esperado. En cuanto Ada señaló que ya habían llegado a la casa, Taliesin ayudó a bajar el cuerpo de Roy de la carreta y a llevarlo al dormitorio principal, procurando no fijarse mucho en la sangre. Una vez los hubo llevado hasta allí y comprobado que su marido se encontraba bien, su anfitriona abandonó la habitación para encargarse de preparar la casa.
Taliesin se quedó a solas con Reike. Esperó un minuto a que Ada se alejara, asegurándose así de que no lo escucharía.
- ¿Te importa si me quedo la venda usada? - Señaló, serio. - No voy a mentirte. Me vendrá bien. Y esa sangre él no la va a recuperar.
No podía ser más evidente al pedir aquello, pero estaba cansado de ocultar cosas. Y ya le había dado a entender antes que era un vampiro. No espero que ella se sobresaltara ni reaccionara mal a la petición; a lo sumo, se negaría. Y él actuaría en consecuencia a lo que Reike dijera.
- No podemos quedarnos mucho. Tú sí, puedes - corrigió -, excepto por el hecho de que has tenido la mala suerte de casarte conmigo. Pero nosotros tenemos que salir antes de que termine la noche. Siga o no lloviendo. - Y de una manera algo menos seria, más alentadora, añadió: - Parece estar disminuyendo.
Una vez dicho esto, se sentó en una silla para quitarse las botas. Debido a haber cargado a Roy hasta allí, no se había descalzado al entrar y estaba dejando el suelo del dormitorio lleno de barro. Mientras lo hacía, Ada volvió a aparecer para darle unas ropas secas, dejar otras al lado de Reike, y señalarles que podían utilizar la habitación contigua para cambiarse.
- Ya he encendido el fuego en la cocina. La casa se calentará pronto. ¿Cómo está?
Había estado reprimiendo aquella pregunta mientras dejaba todo en orden, pero ahora que ya había cumplido sus deberes básicos de anfitriona, se acercó a donde estaba su marido y le agarró la mano, atenta a lo que Reike decía y hacía. Aunque les había dado recambios de ropa, ella seguía empapada. Taliesin lo notó, pero no dijo nada. Agarró las ropas y fue a cambiarse a otra habitación.
Una vez se hubo cambiado (la camisa le iba demasiado grande y los pantalones un poco cortos, con lo que se sentía algo ridículo), bajó a la cocina y puso su ropa mojada junto al fuego. Zöe y Sophitia estaban allí. Parecía que llegaba a mitad de una conversación, aunque no había llegado a escuchar nada.
- ¿Todo bien? - Les preguntó, recordando la breve pelea que habían tenido antes. Parecía que aquello ya estaba resuelto.
- No me importaría cambiar de apellido - dijo -. Pero Taliesin Reike no suena tan bien como Valeria Skatha. Tendremos que hablarlo con tu padre y mi madre presentes, y que lleguen a un acuerdo.
Taliesin estaba disfrutando aquella farsa de manera sincera, y no tuvo que actuar mucho más allá de seguir la idea básica de que estaba, supuestamente, casado - algo en lo que ya tenía experiencia. Pero la situación no daba como para hablar mucho más, y el esfuerzo se puso en avanzar bajo la lluvia y entre el barro, más que en mantener conversaciones falsas que podían ser escuchadas por Ada.
Por suerte el pueblo no se encontraba muy lejos, y gracias a no tener que cargar con Roy pudieron avanzar a buen ritmo y llegar algo antes de lo que Taliesin había esperado. En cuanto Ada señaló que ya habían llegado a la casa, Taliesin ayudó a bajar el cuerpo de Roy de la carreta y a llevarlo al dormitorio principal, procurando no fijarse mucho en la sangre. Una vez los hubo llevado hasta allí y comprobado que su marido se encontraba bien, su anfitriona abandonó la habitación para encargarse de preparar la casa.
Taliesin se quedó a solas con Reike. Esperó un minuto a que Ada se alejara, asegurándose así de que no lo escucharía.
- ¿Te importa si me quedo la venda usada? - Señaló, serio. - No voy a mentirte. Me vendrá bien. Y esa sangre él no la va a recuperar.
No podía ser más evidente al pedir aquello, pero estaba cansado de ocultar cosas. Y ya le había dado a entender antes que era un vampiro. No espero que ella se sobresaltara ni reaccionara mal a la petición; a lo sumo, se negaría. Y él actuaría en consecuencia a lo que Reike dijera.
- No podemos quedarnos mucho. Tú sí, puedes - corrigió -, excepto por el hecho de que has tenido la mala suerte de casarte conmigo. Pero nosotros tenemos que salir antes de que termine la noche. Siga o no lloviendo. - Y de una manera algo menos seria, más alentadora, añadió: - Parece estar disminuyendo.
Una vez dicho esto, se sentó en una silla para quitarse las botas. Debido a haber cargado a Roy hasta allí, no se había descalzado al entrar y estaba dejando el suelo del dormitorio lleno de barro. Mientras lo hacía, Ada volvió a aparecer para darle unas ropas secas, dejar otras al lado de Reike, y señalarles que podían utilizar la habitación contigua para cambiarse.
- Ya he encendido el fuego en la cocina. La casa se calentará pronto. ¿Cómo está?
Había estado reprimiendo aquella pregunta mientras dejaba todo en orden, pero ahora que ya había cumplido sus deberes básicos de anfitriona, se acercó a donde estaba su marido y le agarró la mano, atenta a lo que Reike decía y hacía. Aunque les había dado recambios de ropa, ella seguía empapada. Taliesin lo notó, pero no dijo nada. Agarró las ropas y fue a cambiarse a otra habitación.
Una vez se hubo cambiado (la camisa le iba demasiado grande y los pantalones un poco cortos, con lo que se sentía algo ridículo), bajó a la cocina y puso su ropa mojada junto al fuego. Zöe y Sophitia estaban allí. Parecía que llegaba a mitad de una conversación, aunque no había llegado a escuchar nada.
- ¿Todo bien? - Les preguntó, recordando la breve pelea que habían tenido antes. Parecía que aquello ya estaba resuelto.
Taliesin Skatha
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Valeria se afanaba con el brujo herido. Usaba tanto su magia como las propias manos para retirar prendas mojadas, limpiar heridas y cambiar vendas lo más rápido posible, para poder enterrar al pobre hombre entre las mantas antes de que añadiera un resfriado a la lista de sus males.
Estaba tan concentrada en su tarea, que no se dio cuenta ni de la salida de Ada ni de que Taliesin se había quedado con ella. Dio un respingo al escuchar su voz y lo miró durante un momento sin entender su pregunta. Hasta que bajó la vista a la venda que le señalaba y su mente terminó de atar cabos. Asintió, aún algo desconcertada, y dejó que tomara lo que pedía pero, antes de que se apartara, lo retuvo agarrándolo del brazo.
—¿Será suficiente? —preguntó, también con gesto serio. No estaba ofreciéndole más sangre de Roy, sólo le preocupaba que el asunto de la comida se convirtiera en un problema—. No teníais buena cara antes, junto al árbol.
La bruja volvió a preguntarse cuánto haría que no comían. ¿Estarían los dos alimentándose de la biocibernética? Lo cierto es que ni siquiera sabía cuánta sangre necesitaba un vampiro para vivir. O hasta qué punto su vista podía resultar tentadora. Valeria sólo recordaba un sentimiento similar a lo que había presenciado aquella noche en las semanas posteriores a la muerte de su hermano, antes de conocer a Bhima. Desde entonces, siempre se las había arreglado para procurarse, al menos, un buen plato de comida diario. De un modo o de otro.
—Tienes razón, no podemos quedarnos mucho tiempo —concedió, resignada, mientras terminaba con el herido—. Podemos decir que mis padres nos esperan hace días y queremos llegar cuanto antes. No le extrañará que viajemos de noche. Pero también necesitaréis un refugio para cuando amanezca —añadió, repasando en su cabeza la ruta hacia el Hekshold y los lugares donde podrían descansar—, con el tiempo que hemos perdido, no creo que lleguemos antes de la mañana aunque caminemos toda la noche.
La verdad es que ella hubiese preferido aceptar la hospitalidad de Ada y aprovechar para echar un sueñecito en lugar de caminar toda la noche. Estaba cansada y tenía frío. «Y hambre», pensó acordándose de las viandas que había comprado en la taberna. Se preguntó qué tal habrían soportado la tormenta.
La bruja ya estaba cubriendo al herido con las mantas cuando llegó Ada con la ropa seca. Valeria dirigió una mirada a Taliesin antes de que éste saliese por la puerta y después volvió la atención hacia su anfitriona.
—Estará bien —le dijo—. Las heridas no son graves, sólo hay que preocuparse de mantenerlas limpias y cambiarle los vendajes hasta que sanen. Las piernas tardarán más en recuperarse y, a su edad, puede que le queden algunas secuelas, pero si guarda reposo hasta que los huesos vuelvan a unirse, no debería haber nada por lo que preocuparse. Lo ideal sería que lo viera pronto otro físico para poder hacerle un seguimiento. —Después, tomó a la bruja del brazo y la apartó un poco de la cama— Ahora, lo mejor es que descanse. Con lo que tomó antes, dormirá tranquilo hasta la mañana y usted tiene que cambiarse esas ropas. No podrá cuidar de su marido si se enferma.
La mujer se resistió un poco, pero finalmente asintió con obediencia. Sólo entonces, Valeria tomó las ropas que le había traído a ella y fue a cambiarse ella misma. Cuando terminó, llevó sus propias ropas al piso de abajo, con cuidado de no tropezar con el faldón, que le iba un poco largo.
Cuando entró en la cocina se estremeció de gusto al notar el calorcito, colocó su ropa con la de los demás y se sentó a la mesa en silencio. Estaba cansada y no quería interrumpir la conversación. Cuando Ada entró en la sala, acababa de sacar unos saquitos con plantas secas de su bolso y aprovechó para pedirle un recipiente.
—Le prepararé unas hierbas para infusionar, por si su marido siente dolor cuando despierte —explicó.
Estaba tan concentrada en su tarea, que no se dio cuenta ni de la salida de Ada ni de que Taliesin se había quedado con ella. Dio un respingo al escuchar su voz y lo miró durante un momento sin entender su pregunta. Hasta que bajó la vista a la venda que le señalaba y su mente terminó de atar cabos. Asintió, aún algo desconcertada, y dejó que tomara lo que pedía pero, antes de que se apartara, lo retuvo agarrándolo del brazo.
—¿Será suficiente? —preguntó, también con gesto serio. No estaba ofreciéndole más sangre de Roy, sólo le preocupaba que el asunto de la comida se convirtiera en un problema—. No teníais buena cara antes, junto al árbol.
La bruja volvió a preguntarse cuánto haría que no comían. ¿Estarían los dos alimentándose de la biocibernética? Lo cierto es que ni siquiera sabía cuánta sangre necesitaba un vampiro para vivir. O hasta qué punto su vista podía resultar tentadora. Valeria sólo recordaba un sentimiento similar a lo que había presenciado aquella noche en las semanas posteriores a la muerte de su hermano, antes de conocer a Bhima. Desde entonces, siempre se las había arreglado para procurarse, al menos, un buen plato de comida diario. De un modo o de otro.
—Tienes razón, no podemos quedarnos mucho tiempo —concedió, resignada, mientras terminaba con el herido—. Podemos decir que mis padres nos esperan hace días y queremos llegar cuanto antes. No le extrañará que viajemos de noche. Pero también necesitaréis un refugio para cuando amanezca —añadió, repasando en su cabeza la ruta hacia el Hekshold y los lugares donde podrían descansar—, con el tiempo que hemos perdido, no creo que lleguemos antes de la mañana aunque caminemos toda la noche.
La verdad es que ella hubiese preferido aceptar la hospitalidad de Ada y aprovechar para echar un sueñecito en lugar de caminar toda la noche. Estaba cansada y tenía frío. «Y hambre», pensó acordándose de las viandas que había comprado en la taberna. Se preguntó qué tal habrían soportado la tormenta.
La bruja ya estaba cubriendo al herido con las mantas cuando llegó Ada con la ropa seca. Valeria dirigió una mirada a Taliesin antes de que éste saliese por la puerta y después volvió la atención hacia su anfitriona.
—Estará bien —le dijo—. Las heridas no son graves, sólo hay que preocuparse de mantenerlas limpias y cambiarle los vendajes hasta que sanen. Las piernas tardarán más en recuperarse y, a su edad, puede que le queden algunas secuelas, pero si guarda reposo hasta que los huesos vuelvan a unirse, no debería haber nada por lo que preocuparse. Lo ideal sería que lo viera pronto otro físico para poder hacerle un seguimiento. —Después, tomó a la bruja del brazo y la apartó un poco de la cama— Ahora, lo mejor es que descanse. Con lo que tomó antes, dormirá tranquilo hasta la mañana y usted tiene que cambiarse esas ropas. No podrá cuidar de su marido si se enferma.
La mujer se resistió un poco, pero finalmente asintió con obediencia. Sólo entonces, Valeria tomó las ropas que le había traído a ella y fue a cambiarse ella misma. Cuando terminó, llevó sus propias ropas al piso de abajo, con cuidado de no tropezar con el faldón, que le iba un poco largo.
Cuando entró en la cocina se estremeció de gusto al notar el calorcito, colocó su ropa con la de los demás y se sentó a la mesa en silencio. Estaba cansada y no quería interrumpir la conversación. Cuando Ada entró en la sala, acababa de sacar unos saquitos con plantas secas de su bolso y aprovechó para pedirle un recipiente.
—Le prepararé unas hierbas para infusionar, por si su marido siente dolor cuando despierte —explicó.
Reike
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
[ANALIZANDO] Sophi me observaba con el ceño fruncido, abrió la boca e hizo un gesto como si fuera a acercarse, pero aparentemente cambió de idea y prefirió darse la vuelta, quedando de cara al fuego. Nos quedamos en silencio, hubiese preferido que respondiera a mi pregunta, pero a veces los orgánicos interpretaban mi insistencia como una amenaza, resultaba muy intrusivo el persistir.
Se escuchaba el sonido de la cota de malla que llevaba sobre mi cuerpo mientras terminaba de ponerme la ropa que Aba nos había dado.
-… Lo ofreces como si no importara nada – [ANALIZANDO] La única conclusión a la que podía llegar es que la vampiro se refería a mi propuesta anterior.
-¿Debería ofrecerlo con alguna entonación en particular? – Si había un formato preestablecido para hablar de ese tipo de temas sería una valiosa adquisición para los comandos de mi sistema – Perdón, la interacción con orgánicos tiene muchas sutilezas y me resulta difícil entenderlas todas –
-Sí, ya… Eso fue evidente desde el principio – Sophi vino junto a mí y me agarró del brazo – La sangre es muy valiosa, y muy mmm personal. Tienes que ser mas reservada para ofrecerla ¿Entiendes lo que quiero decir? –
-No del todo – Escuchamos pazos bajando por la escalera y ambas nos giramos a la vez, era Taliesin, mi gesto siguió inexpresivo pero Sophitia sonrió.
-Todo muy bien, Hermano – Había cierta entonación en sus palabras que no lograba descifrar - ¿Cómo está todo arriba? –
A los pocos segundos bajaron también Reike y Ada [ANALIZANDO] parecían estar muy cansadas, seguramente era el efecto del estrés. Me quedé de pie, no habían muchas sillas en la sala y era una prioridad que los orgánicos descansaran adecuadamente, Sophi no tardó en agarrar una y balancearse en ella, apoyando un pie al costado de la chimenea.
-Deberías descansar, Cuñada- La vampiro tenía una media sonrisa, pero como la había visto hacer ese mismo gesto en muy variadas situaciones no podía identificar a qué se debía en esta ocasión – Todavía nos queda un buen trecho antes de llegar a la casa de tus padres – Y miro a Taliesin mientras decía esto último.
Estaba muy confundida con respecto a las mentiras que estaba planteando el grupo, pensé en hacer una aclaración [ERROR] Sophi me había dicho que me quedara callada, no podía contradecir una orden directa y, en todo caso, no parecía que la mentira fuera a causarle daño alguno a la Señora. Como no podía ser de ayuda me quedé en silencio, observando por la ventana si la lluvia amainaba lo suficiente como para que pudiéramos irnos.
Con el calor del ambiente la ropa estuvo seca en menos tiempo del que había imaginado, la vampiro nuevamente me arrastró a otra habitación para que nos cambiáramos. Luego esperamos a que Reike y Taliesin hicieran lo propio, Sophi abrió la puerta principal de la vivienda y observó el oscuro cielo, había parado de llover, pero no había ninguna seguridad de que no comenzara de nuevo en cuanto saliéramos.
-Todavía nos quedan varias horas de oscuridad – Ese era un factor importante, tendríamos que buscar un refugio antes de que saliera el sol – Ugh, caminar con las botas mojadas va a ser un fastidio -
Se escuchaba el sonido de la cota de malla que llevaba sobre mi cuerpo mientras terminaba de ponerme la ropa que Aba nos había dado.
-… Lo ofreces como si no importara nada – [ANALIZANDO] La única conclusión a la que podía llegar es que la vampiro se refería a mi propuesta anterior.
-¿Debería ofrecerlo con alguna entonación en particular? – Si había un formato preestablecido para hablar de ese tipo de temas sería una valiosa adquisición para los comandos de mi sistema – Perdón, la interacción con orgánicos tiene muchas sutilezas y me resulta difícil entenderlas todas –
-Sí, ya… Eso fue evidente desde el principio – Sophi vino junto a mí y me agarró del brazo – La sangre es muy valiosa, y muy mmm personal. Tienes que ser mas reservada para ofrecerla ¿Entiendes lo que quiero decir? –
-No del todo – Escuchamos pazos bajando por la escalera y ambas nos giramos a la vez, era Taliesin, mi gesto siguió inexpresivo pero Sophitia sonrió.
-Todo muy bien, Hermano – Había cierta entonación en sus palabras que no lograba descifrar - ¿Cómo está todo arriba? –
A los pocos segundos bajaron también Reike y Ada [ANALIZANDO] parecían estar muy cansadas, seguramente era el efecto del estrés. Me quedé de pie, no habían muchas sillas en la sala y era una prioridad que los orgánicos descansaran adecuadamente, Sophi no tardó en agarrar una y balancearse en ella, apoyando un pie al costado de la chimenea.
-Deberías descansar, Cuñada- La vampiro tenía una media sonrisa, pero como la había visto hacer ese mismo gesto en muy variadas situaciones no podía identificar a qué se debía en esta ocasión – Todavía nos queda un buen trecho antes de llegar a la casa de tus padres – Y miro a Taliesin mientras decía esto último.
Estaba muy confundida con respecto a las mentiras que estaba planteando el grupo, pensé en hacer una aclaración [ERROR] Sophi me había dicho que me quedara callada, no podía contradecir una orden directa y, en todo caso, no parecía que la mentira fuera a causarle daño alguno a la Señora. Como no podía ser de ayuda me quedé en silencio, observando por la ventana si la lluvia amainaba lo suficiente como para que pudiéramos irnos.
Con el calor del ambiente la ropa estuvo seca en menos tiempo del que había imaginado, la vampiro nuevamente me arrastró a otra habitación para que nos cambiáramos. Luego esperamos a que Reike y Taliesin hicieran lo propio, Sophi abrió la puerta principal de la vivienda y observó el oscuro cielo, había parado de llover, pero no había ninguna seguridad de que no comenzara de nuevo en cuanto saliéramos.
-Todavía nos quedan varias horas de oscuridad – Ese era un factor importante, tendríamos que buscar un refugio antes de que saliera el sol – Ugh, caminar con las botas mojadas va a ser un fastidio -
Zöe
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Valeria lo agarró del brazo. No se esperó aquello. Parecía seria; no, en todo caso, asustada, y su pregunta revelaba cierta preocupación que Taliesin no había previsto.
- Tendrá que serlo - respondió, adoptando una sonrisa tranquilizadora. Pero ésta se tambaleó cuando Reike mencionó su anterior reacción, junto al árbol. Le dedicó una mirada confusa, pero no llegó a decir nada más. La llegada de Ada poco más tarde interrumpió el resto de la conversación.
Cuando bajó a la cocina, Sophitia y Zöe se giraron hacia él al escucharlo llegar. Lo hicieron con el mismo movimiento, al mismo tiempo. Aquello era algo que Taliesin ya había notado en el pasado: la tendencia que ambas tenían a moverse de una manera similar, con algunos gestos inconscientes. Poco a poco se daba cuenta de que se parecían mucho más de lo que una primera mirada habría revelado. En ocasiones le parecía tan evidente que se preguntaba, incluso, cómo no se había dado cuenta de ello nada más conocer a Sophitia.
Chasqueó la lengua al escuchar el saludo de la pirata, pero también sonrió. Era innecesario que lo llamara así si Ada no estaba delante; era innecesario incluso si lo estaba. Pero Taliesin se lo tomó a broma, y decidió no dejarlo pasar.
- Tu cuñada se está encargando de ello, hermanita - le respondió -. Ya sabes que se le dan bien estas cosas.
Se asomó por el pasillo para comprobar que aún no venía nadie, y después sacó la venda ensangrentada que le había dado Reike. La partió en dos y le ofreció la mitad a Sophitia.
- Muy apetecible, ¿verdad? - Y en voz más baja: - Nos tendrá que servir por ahora.
Él, al menos, no le haría ascos. Pero no tuvieron tiempo más que para guardarla inmediatamente, porque volvieron a escucharse pasos avanzando hacia la cocina. Llegó Valeria y, poco tiempo después, Ada, ahora habiéndose cambiado de ropa. Taliesin, al igual que Zöe, se mantuvo de pie mientras Reike preparaba unas infusiones y Sophitia se balanceaba en su silla.
No le gustó el tono que usó para referirse a Reike, ni la sonrisita que empleó. Algo en su forma de actuar estaba fuera de lo habitual. Taliesin miró hacia Zöe, buscando su reacción por acto reflejo, y se dio cuenta de que la bio estaba especialmente callada e inmóvil. "Probablemente no sepa cómo actuar en esta situación". Ambas estaban incómodas; otra razón más para irse pronto. Al menos había sido una buena pausa para secar la ropa, entrar en calor y descansar un poco.
- Es cierto - le dio la razón a Sophitia -. No podemos quedarnos mucho o se preocuparán. Nos esperan desde hace días - le explicó directamente a Ada, siguiendo las mismas palabras que Reike había propuesto -, y queremos llegar cuanto antes.
- ¿Al menos comeréis algo? - Preguntó la mujer, no del todo convencida -. Sacaré algo que no lleve mucho tiempo. Al menos algo de pan y queso.
Para cuando terminaron de comer algo, la ropa ya estaba bastante seca como para volver a ponérsela. Zöe y Sophitia fueron a cambiarse primero, y después le dejaron la habitación a Taliesin y Reike para que hicieran lo mismo. "Se supone que estamos casados, claro" razonó Taliesin. Le dio poca importancia.
- ¿Y si no es suficiente? - Se aventuró a preguntar cuando estuvieron solos, siguiendo la conversación anterior sin dar más explicaciones; y tras una pequeña pausa: - ¿Te estás ofreciendo?
Lo preguntó sin broma, sin tono seductor. Era una pregunta que intentaba ser neutra, pero porque realmente era exploratoria. Para respetar su privacidad, y para no incomodarla, le dio la espalda para que ella se cambiara, mientras él hacía lo mismo.
- Tendrá que serlo - respondió, adoptando una sonrisa tranquilizadora. Pero ésta se tambaleó cuando Reike mencionó su anterior reacción, junto al árbol. Le dedicó una mirada confusa, pero no llegó a decir nada más. La llegada de Ada poco más tarde interrumpió el resto de la conversación.
Cuando bajó a la cocina, Sophitia y Zöe se giraron hacia él al escucharlo llegar. Lo hicieron con el mismo movimiento, al mismo tiempo. Aquello era algo que Taliesin ya había notado en el pasado: la tendencia que ambas tenían a moverse de una manera similar, con algunos gestos inconscientes. Poco a poco se daba cuenta de que se parecían mucho más de lo que una primera mirada habría revelado. En ocasiones le parecía tan evidente que se preguntaba, incluso, cómo no se había dado cuenta de ello nada más conocer a Sophitia.
Chasqueó la lengua al escuchar el saludo de la pirata, pero también sonrió. Era innecesario que lo llamara así si Ada no estaba delante; era innecesario incluso si lo estaba. Pero Taliesin se lo tomó a broma, y decidió no dejarlo pasar.
- Tu cuñada se está encargando de ello, hermanita - le respondió -. Ya sabes que se le dan bien estas cosas.
Se asomó por el pasillo para comprobar que aún no venía nadie, y después sacó la venda ensangrentada que le había dado Reike. La partió en dos y le ofreció la mitad a Sophitia.
- Muy apetecible, ¿verdad? - Y en voz más baja: - Nos tendrá que servir por ahora.
Él, al menos, no le haría ascos. Pero no tuvieron tiempo más que para guardarla inmediatamente, porque volvieron a escucharse pasos avanzando hacia la cocina. Llegó Valeria y, poco tiempo después, Ada, ahora habiéndose cambiado de ropa. Taliesin, al igual que Zöe, se mantuvo de pie mientras Reike preparaba unas infusiones y Sophitia se balanceaba en su silla.
No le gustó el tono que usó para referirse a Reike, ni la sonrisita que empleó. Algo en su forma de actuar estaba fuera de lo habitual. Taliesin miró hacia Zöe, buscando su reacción por acto reflejo, y se dio cuenta de que la bio estaba especialmente callada e inmóvil. "Probablemente no sepa cómo actuar en esta situación". Ambas estaban incómodas; otra razón más para irse pronto. Al menos había sido una buena pausa para secar la ropa, entrar en calor y descansar un poco.
- Es cierto - le dio la razón a Sophitia -. No podemos quedarnos mucho o se preocuparán. Nos esperan desde hace días - le explicó directamente a Ada, siguiendo las mismas palabras que Reike había propuesto -, y queremos llegar cuanto antes.
- ¿Al menos comeréis algo? - Preguntó la mujer, no del todo convencida -. Sacaré algo que no lleve mucho tiempo. Al menos algo de pan y queso.
Para cuando terminaron de comer algo, la ropa ya estaba bastante seca como para volver a ponérsela. Zöe y Sophitia fueron a cambiarse primero, y después le dejaron la habitación a Taliesin y Reike para que hicieran lo mismo. "Se supone que estamos casados, claro" razonó Taliesin. Le dio poca importancia.
- ¿Y si no es suficiente? - Se aventuró a preguntar cuando estuvieron solos, siguiendo la conversación anterior sin dar más explicaciones; y tras una pequeña pausa: - ¿Te estás ofreciendo?
Lo preguntó sin broma, sin tono seductor. Era una pregunta que intentaba ser neutra, pero porque realmente era exploratoria. Para respetar su privacidad, y para no incomodarla, le dio la espalda para que ella se cambiara, mientras él hacía lo mismo.
Taliesin Skatha
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Algo en el tono que empleó la vampiro, así como en la mirada que ésta dirigió a Taliesin llamó la atención de Valeria. «Vaya», pensó, «¿he tocado un punto sensible?». Tal vez tendría que haberle preocupado aquello, pero lo que asomó a los labios de la bruja fue una mueca divertida que transformó instantáneamente en una sonrisa amable.
—Estaré bien, Sophi —dijo y, en un tono fingidamente confidencial, añadió—, no es la primera vez que tu hermano me tiene despierta hasta tarde.
Ada rió divertida y comentó algo acerca de la inagotable energía de los recién casados mientras sacaba algo de comer y Valeria se apresuró a guardar las hierbas que no había vertido en el tarro que dejaría para Roy. Era una suerte que ya estuviera camino de casa, porque tendría que reponer pronto.
—Una cucharada en una taza de agua hirviendo debería procurarle alivio para unas horas —le explicó a la mujer mientras le entregaba el tarro a cambio de un buen pedazo de pan—. Yo diría que hay para un par de días.
Al pan le siguió un generoso pedazo de queso y Valeria comió con apetito y repitió varias veces sin azorarse lo más mínimo. Si iba a pasar la noche sin dormir, lo menos que podía hacer era alimentarse. Teniendo en cuenta que era la única de los cuatro viajeros que realmente necesitaba comer, el contraste saltaba a la vista. Afortunadamente, era una recién casada, así que Ada sacó sus propias conclusiones y le sirvió con gusto.
Mientras Zöe y Sophi iban a cambiarse y para minimizar el riesgo de pisarse las mentiras con su maridito, Valeria desvió la conversación hacia Ada y Roy. Para cuando ella y Taliesin abandonaron la cocina con sus ropas en la mano, ya habían tenido ocasión de escuchar un par de interesantes máximas acerca del matrimonio.
¿Te estás ofreciendo? La pregunta resonó en la mente de la bruja. De haber venido acompañada de un gesto seductor, habría recibido una respuesta automática, pero el tono franco y sin artificios del hombre la dejó desarmada. Taliesin le dio la espalda para cambiarse, lo que terminó de desconcertarla. Por respeto a su intimidad, ella hizo lo mismo mientras meditaba su respuesta.
¿Se estaba ofreciendo? La mente de Valeria volvió en un instante al hospital de campaña, en Lunargenta. De allí, se traslado de un salto a la Academia y los terrenos circundantes: chiquillos de rodillas peladas, adolescentes impulsivos. Ahora eran también su responsabilidad, no podía guiar a dos vampiros hambrientos hasta allí. ¿Cuánto tiempo más podrían contentarse con vendas usadas y lo que fuera que habían estado comiendo hasta entonces?
—Supongo que depende de cuánto necesites —respondió finalmente mientras se anudaba los pantalones con dedos temblorosos—. Y del tiempo que te lleve tomarlo —añadió con algo más de seguridad—, porque nos están esperando abajo. —También podían esperar a estar bien lejos de miradas indiscretas, pero se sentía más confiada en un hogar calentito y con el estómago lleno; quién sabía si sentiría la misma resolución en unas horas.
Cuando por fin estuvieron de vuelta, Ada la notó un poco pálida e insistió en que comiera un poco más antes de salir. Valeria aceptó sin rechistar otra rebanada de pan y un pedazo de carne hervida para ir comiendo por el camino.
—Ya verás como tus padres estarán encantados —le dijo con una sonrisa cómplice y una mirada disimulada hacia su vientre.
Valeria fue a hacer como que se ruborizaba, pero por alguna razón, se ruborizó de verdad. Por suerte para ella, estaba lo bastante pálida como para que no se notase. Se despidió de la buena de Ada y retomó su posición inicial, liderando la marcha. Mientras estaban comiendo en la cocina, había recordado un pequeño cobertizo que había en el bosque, no muy lejos del castillo. Sabía que los alumnos aún lo usaban porque ya se había dado el gustazo de pillar a un par de parejitas y mandarlas de vuelta a clase. Si no sufrían más interrupciones, podían llegar antes del amanecer.
—Estaré bien, Sophi —dijo y, en un tono fingidamente confidencial, añadió—, no es la primera vez que tu hermano me tiene despierta hasta tarde.
Ada rió divertida y comentó algo acerca de la inagotable energía de los recién casados mientras sacaba algo de comer y Valeria se apresuró a guardar las hierbas que no había vertido en el tarro que dejaría para Roy. Era una suerte que ya estuviera camino de casa, porque tendría que reponer pronto.
—Una cucharada en una taza de agua hirviendo debería procurarle alivio para unas horas —le explicó a la mujer mientras le entregaba el tarro a cambio de un buen pedazo de pan—. Yo diría que hay para un par de días.
Al pan le siguió un generoso pedazo de queso y Valeria comió con apetito y repitió varias veces sin azorarse lo más mínimo. Si iba a pasar la noche sin dormir, lo menos que podía hacer era alimentarse. Teniendo en cuenta que era la única de los cuatro viajeros que realmente necesitaba comer, el contraste saltaba a la vista. Afortunadamente, era una recién casada, así que Ada sacó sus propias conclusiones y le sirvió con gusto.
Mientras Zöe y Sophi iban a cambiarse y para minimizar el riesgo de pisarse las mentiras con su maridito, Valeria desvió la conversación hacia Ada y Roy. Para cuando ella y Taliesin abandonaron la cocina con sus ropas en la mano, ya habían tenido ocasión de escuchar un par de interesantes máximas acerca del matrimonio.
¿Te estás ofreciendo? La pregunta resonó en la mente de la bruja. De haber venido acompañada de un gesto seductor, habría recibido una respuesta automática, pero el tono franco y sin artificios del hombre la dejó desarmada. Taliesin le dio la espalda para cambiarse, lo que terminó de desconcertarla. Por respeto a su intimidad, ella hizo lo mismo mientras meditaba su respuesta.
¿Se estaba ofreciendo? La mente de Valeria volvió en un instante al hospital de campaña, en Lunargenta. De allí, se traslado de un salto a la Academia y los terrenos circundantes: chiquillos de rodillas peladas, adolescentes impulsivos. Ahora eran también su responsabilidad, no podía guiar a dos vampiros hambrientos hasta allí. ¿Cuánto tiempo más podrían contentarse con vendas usadas y lo que fuera que habían estado comiendo hasta entonces?
—Supongo que depende de cuánto necesites —respondió finalmente mientras se anudaba los pantalones con dedos temblorosos—. Y del tiempo que te lleve tomarlo —añadió con algo más de seguridad—, porque nos están esperando abajo. —También podían esperar a estar bien lejos de miradas indiscretas, pero se sentía más confiada en un hogar calentito y con el estómago lleno; quién sabía si sentiría la misma resolución en unas horas.
Cuando por fin estuvieron de vuelta, Ada la notó un poco pálida e insistió en que comiera un poco más antes de salir. Valeria aceptó sin rechistar otra rebanada de pan y un pedazo de carne hervida para ir comiendo por el camino.
—Ya verás como tus padres estarán encantados —le dijo con una sonrisa cómplice y una mirada disimulada hacia su vientre.
Valeria fue a hacer como que se ruborizaba, pero por alguna razón, se ruborizó de verdad. Por suerte para ella, estaba lo bastante pálida como para que no se notase. Se despidió de la buena de Ada y retomó su posición inicial, liderando la marcha. Mientras estaban comiendo en la cocina, había recordado un pequeño cobertizo que había en el bosque, no muy lejos del castillo. Sabía que los alumnos aún lo usaban porque ya se había dado el gustazo de pillar a un par de parejitas y mandarlas de vuelta a clase. Si no sufrían más interrupciones, podían llegar antes del amanecer.
Reike
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
Sophitia agarró rápido las vendas que le ofrecía Taliesin, hizo el sonido característico que hacían los orgánicos cuando una comida parecía estar deliciosa, y hasta pasó la mano por su panza. Supuse que unas pocas vendas no serían suficiente para satisfacerlos, por lo que la alegría de la vampiro era injustificada [ANALIZANDO] o fingida, sí, eso tenía sentido, lo que estaba diciendo debía ser lo opuesto a lo que pensaba.
-¿Con que “hermanita”? – En apariencia Sophi era más joven que Taliesin, aunque no sabía cuál era su edad real. Sería interesante preguntarle en otro momento [GUARDAR NOTA] en cualquier caso, el comentario del Vampiro parecía encajar bien con la mentira que habían elaborado.
Noté que Taliesin me miraba, pero no decía nada, incliné un poco la cabeza, esperando a que hiciera algún gesto que me permitiera deducir qué era lo que quería, pero dejó de mirarme sin que supiera el motivo. Estaba muy pendiente de Sophitia, a la vez, la Vampiro estaba constantemente mirando a Reike, y la Hechicera observaba de reojo a Skatha de vez en vez. Había algún tipo de cuestión entre ellos, probablemente algo que se relacionaba con emociones y con cosas dichas con más de un sentido.
El comentario de Reike hizo que Sophi achicara los ojos, y luego hiciera un gesto de asco.
-¡Oye! ¡No quiero saber las cosas que hace mi hermano! – Luego se quedó mirando el fuego hasta que Ada trajo la comida, momento en el cual dejó de balancearse y se acomodó para comer algo – Se lo agradecemos muchísimo, Señora – La vampiro era mucho menos delicada que Reike para comer, además que tenía otras costumbres como chuparse los dedos [ANALIZANDO] Tampoco Taliesin comía así.
Nos quedamos esperando junto a la puerta mientras los otros dos se cambiaban, Sophitia parecía estar de ¿Mal humor? Sí, eso era. Estaba cruzada de brazos y miraba el oscuro paisaje, aparentemente pensando en cosas, porque de vez en vez movía los labios como si se estuviera contestando a sí misma.
-Zöe, te tengo que pedir algo – No era normal que utilizara un tono tan formal cuando me hablaba.
-De acuerdo – Respondí en tono neutro.
-Apoya tus manos en mis mejillas y… - Desvió la mirada hacía la cocina, probablemente para constatar de que Ada no estuviera cerca – Y dime “Deja de pensar tonterías” – Me agarró las manos y las apoyó contra su cara.
-¿Qué sentido tiene eso? –
-No preguntes, solo hazlo – Apretó un poco más las palmas de mis manos contra sus mejillas – Cuando me veas como hoy, solo tienes que acercarte y decirme que me calme y que no piense tonterías. Así todo se solucionara ¿Esta bien? –
-Está bien – Continué sosteniéndola y además acerque mi frente hasta apoyarla contra la de ella – Ya no pienses tonterías, Sophi ¿Si? – Parecía haber funcionado, la Vampiro cerró los ojos y asintió, tragando saliva con dificultad.
-Oh por… - La Señora del hogar había regresado, y al vernos tan juntas parecía haber malinterpretado la situación, fingió mirar hacia otro lado justo cuando Reike y Taliesin regresaban de cambiarse.
Con las ropas cecas, las mochilas preparadas y sin rastros de tormenta en el horizonte, emprendimos nuevamente la marcha hacía la Academia. Reike iba por delante, guiándonos con su esfera de luz, ahora lo más apremiante era conseguir un refugio antes de que saliera el sol.
-¿Sabes si hay algún sitio donde podamos quedarnos antes de que amanezca, Reike? – Pregunté ya que si ella no lo sabia empezaría a descargar mis mapas.
-Tranquila, algo aparecerá – El humor de la vampiro había mejorado notablemente, caminaba despreocupada con una mano en el bolsillo y en la otra el pedazo de venda con sangre, masticaba el trozo de tela de modo despreocupado, como si no estuviera en riesgo su vida en todo ese asunto.
-¿Con que “hermanita”? – En apariencia Sophi era más joven que Taliesin, aunque no sabía cuál era su edad real. Sería interesante preguntarle en otro momento [GUARDAR NOTA] en cualquier caso, el comentario del Vampiro parecía encajar bien con la mentira que habían elaborado.
Noté que Taliesin me miraba, pero no decía nada, incliné un poco la cabeza, esperando a que hiciera algún gesto que me permitiera deducir qué era lo que quería, pero dejó de mirarme sin que supiera el motivo. Estaba muy pendiente de Sophitia, a la vez, la Vampiro estaba constantemente mirando a Reike, y la Hechicera observaba de reojo a Skatha de vez en vez. Había algún tipo de cuestión entre ellos, probablemente algo que se relacionaba con emociones y con cosas dichas con más de un sentido.
El comentario de Reike hizo que Sophi achicara los ojos, y luego hiciera un gesto de asco.
-¡Oye! ¡No quiero saber las cosas que hace mi hermano! – Luego se quedó mirando el fuego hasta que Ada trajo la comida, momento en el cual dejó de balancearse y se acomodó para comer algo – Se lo agradecemos muchísimo, Señora – La vampiro era mucho menos delicada que Reike para comer, además que tenía otras costumbres como chuparse los dedos [ANALIZANDO] Tampoco Taliesin comía así.
Nos quedamos esperando junto a la puerta mientras los otros dos se cambiaban, Sophitia parecía estar de ¿Mal humor? Sí, eso era. Estaba cruzada de brazos y miraba el oscuro paisaje, aparentemente pensando en cosas, porque de vez en vez movía los labios como si se estuviera contestando a sí misma.
-Zöe, te tengo que pedir algo – No era normal que utilizara un tono tan formal cuando me hablaba.
-De acuerdo – Respondí en tono neutro.
-Apoya tus manos en mis mejillas y… - Desvió la mirada hacía la cocina, probablemente para constatar de que Ada no estuviera cerca – Y dime “Deja de pensar tonterías” – Me agarró las manos y las apoyó contra su cara.
-¿Qué sentido tiene eso? –
-No preguntes, solo hazlo – Apretó un poco más las palmas de mis manos contra sus mejillas – Cuando me veas como hoy, solo tienes que acercarte y decirme que me calme y que no piense tonterías. Así todo se solucionara ¿Esta bien? –
-Está bien – Continué sosteniéndola y además acerque mi frente hasta apoyarla contra la de ella – Ya no pienses tonterías, Sophi ¿Si? – Parecía haber funcionado, la Vampiro cerró los ojos y asintió, tragando saliva con dificultad.
-Oh por… - La Señora del hogar había regresado, y al vernos tan juntas parecía haber malinterpretado la situación, fingió mirar hacia otro lado justo cuando Reike y Taliesin regresaban de cambiarse.
Con las ropas cecas, las mochilas preparadas y sin rastros de tormenta en el horizonte, emprendimos nuevamente la marcha hacía la Academia. Reike iba por delante, guiándonos con su esfera de luz, ahora lo más apremiante era conseguir un refugio antes de que saliera el sol.
-¿Sabes si hay algún sitio donde podamos quedarnos antes de que amanezca, Reike? – Pregunté ya que si ella no lo sabia empezaría a descargar mis mapas.
-Tranquila, algo aparecerá – El humor de la vampiro había mejorado notablemente, caminaba despreocupada con una mano en el bolsillo y en la otra el pedazo de venda con sangre, masticaba el trozo de tela de modo despreocupado, como si no estuviera en riesgo su vida en todo ese asunto.
Zöe
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
La oferta de Valeria comenzó insegura. Taliesin lo notó en su voz, aún dándole la espalda hasta que ella le avisara de que había terminado de vestirse. Pero a cada frase que seguía, su tono se hacía más firme y finalmente pareció convencida, como si la duda nunca hubiera estado allí. Aquello también convenció al vampiro, quien se giró al escuchar la última afirmación.
Siempre había preferido beber la sangre del brazo. Le parecía menos personal, y sentía que repetaba más a la víctima de esa manera - dentro de lo que era robarle sangre a otra persona, la mayoría de las veces en contra de su voluntad. Pero Reike no tenía manera de saber eso, y por tanto probablemente no le parecería extraño cuando Taliesin se inclinó sobre su cuello para morderla allí.
A pesar de que era más incómodo, sobre todo dado la diferencia de altura entre ambos, lo hizo así por dos razones. La principal, porque clavar los colmillos en piel humana aún hacía que recordara el sabor y la textura de la carne; traía consigo recuerdos de Dundarak y una sensación de asco y de desprecio hacia sí mismo. No era capaz de ocultar esas sensaciones y no quería que Valeria viera eso en su rostro. Y la segunda, muy a su pesar, porque era una mujer atractiva, la farsa del matrimonio había sido divertida, y conseguía así un breve momento de intimidad que, en realidad, se perdió para él en cuanto sintió aquella primera nausea.
Valeria llevaba en su sangre la inconfundible voluntad de sobrevivir que Taliesin había probado antes, casi siempre en moribundos. Pero al contrario que estos, su sabor no tenía un retrogusto desesperado, sino que la determinación se sentía predominante y directa. Este instinto de supervivencia parecía ligado, de alguna manera, a su apellido, pero Taliesin no llegó a comprender por qué. Tampoco le importó. No en ese preciso momento en el que se concentraba en el sabor para no pensar en Dundarak. [1]
Más tarde, una vez se despidieron de Ada y retomaron el camino, el vampiro abandonó la pretensión del matrimonio y se mantuvo en un silencio tranquilo. Sophitia parecía de buen humor, y el vampiro no quiso tentar a la suerte preguntándole sobre lo que había pasado antes, con Zöe junto al árbol, y más tarde, con Reike en la cocina. De alguna manera, entre ella y la biocibernética lo habían resuelto. Era bonito y esperanzador que así fuera, y que no siempre tuvieran que recurrir a él.
Taliesin también debería haberse sentido de buen humor, dadas las circunstancias. No lo estaba. Sin embargo, se le daba bastante bien pretender que no pasaba nada.
Durante el resto de la noche no volvió a llover, más que una ligera llovizna que no tardó en disiparse. Sophitia estaba de buen humor, y eso significaba que habría conversación fácil y llevadera durante el resto del camino. Cuando tuvo ocasión, Taliesin volvió a caminar junto a Valeria. Aún se la veía un poco pálida. Quizás se había excedido antes.
- Gracias - le dijo simplemente. Antes no lo había hecho -. Espero que no te resultara incómodo.
Tenía cierta curiosidad. "¿Qué tiene que ver tu apellido con un instinto de supervivencia?", querría haber preguntado. Pero algo le decía que aquello era tentar a la suerte, tanto como preguntarle a Sophitia por qué reaccionaba como lo hacía.
- ¿Has viajado fuera de las islas? - Preguntó en su lugar, y llevó la conversación a lugares ligeros y seguros. Si Reike parecía caminar bien, no le ofreció ayuda. Ya no estaban, después de todo, casados.
Pasaron las horas y a penas pudieron tomar descanso. Fue una noche agotadora, pero no podían arriesgarse a no llegar al cobertizo del que les había hablado Valeria. Sophitia, con su buen humor, se lo tomaba a broma; tenía gracia porque era la única que realmente no podía permitirse ni un instante de sol.
- ¿Cómo lograste calmarla? - Le preguntó más tarde a Zöe cuando tuvo ocasión. Él jamás había logrado una recuperación tan milagrosa en la pirata.
Cuando al fin avistaron el cobertizo, aún les quedaba algo más de media hora para que despuntara el sol. Desde el punto de vista de Taliesin, aquello era encontrarse peligrosamente cerca de la muerte. La visión fue un alivio.
- En qué mal momento te ofreciste a acompañarnos - le dijo a Valeria, a modo de broma, y sonriendo alegremente -. Seguro que este camino habría sido mucho más agradable de día, sin lluvia y sin riesgo de que uno de tus acompañantes se prenda fuego en cuanto salga el sol. Por no hablar de una buena cama al final de la caminata.
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Habilidad nivel 0: La sangre lo dice todo
Siempre había preferido beber la sangre del brazo. Le parecía menos personal, y sentía que repetaba más a la víctima de esa manera - dentro de lo que era robarle sangre a otra persona, la mayoría de las veces en contra de su voluntad. Pero Reike no tenía manera de saber eso, y por tanto probablemente no le parecería extraño cuando Taliesin se inclinó sobre su cuello para morderla allí.
A pesar de que era más incómodo, sobre todo dado la diferencia de altura entre ambos, lo hizo así por dos razones. La principal, porque clavar los colmillos en piel humana aún hacía que recordara el sabor y la textura de la carne; traía consigo recuerdos de Dundarak y una sensación de asco y de desprecio hacia sí mismo. No era capaz de ocultar esas sensaciones y no quería que Valeria viera eso en su rostro. Y la segunda, muy a su pesar, porque era una mujer atractiva, la farsa del matrimonio había sido divertida, y conseguía así un breve momento de intimidad que, en realidad, se perdió para él en cuanto sintió aquella primera nausea.
Valeria llevaba en su sangre la inconfundible voluntad de sobrevivir que Taliesin había probado antes, casi siempre en moribundos. Pero al contrario que estos, su sabor no tenía un retrogusto desesperado, sino que la determinación se sentía predominante y directa. Este instinto de supervivencia parecía ligado, de alguna manera, a su apellido, pero Taliesin no llegó a comprender por qué. Tampoco le importó. No en ese preciso momento en el que se concentraba en el sabor para no pensar en Dundarak. [1]
Más tarde, una vez se despidieron de Ada y retomaron el camino, el vampiro abandonó la pretensión del matrimonio y se mantuvo en un silencio tranquilo. Sophitia parecía de buen humor, y el vampiro no quiso tentar a la suerte preguntándole sobre lo que había pasado antes, con Zöe junto al árbol, y más tarde, con Reike en la cocina. De alguna manera, entre ella y la biocibernética lo habían resuelto. Era bonito y esperanzador que así fuera, y que no siempre tuvieran que recurrir a él.
Taliesin también debería haberse sentido de buen humor, dadas las circunstancias. No lo estaba. Sin embargo, se le daba bastante bien pretender que no pasaba nada.
Durante el resto de la noche no volvió a llover, más que una ligera llovizna que no tardó en disiparse. Sophitia estaba de buen humor, y eso significaba que habría conversación fácil y llevadera durante el resto del camino. Cuando tuvo ocasión, Taliesin volvió a caminar junto a Valeria. Aún se la veía un poco pálida. Quizás se había excedido antes.
- Gracias - le dijo simplemente. Antes no lo había hecho -. Espero que no te resultara incómodo.
Tenía cierta curiosidad. "¿Qué tiene que ver tu apellido con un instinto de supervivencia?", querría haber preguntado. Pero algo le decía que aquello era tentar a la suerte, tanto como preguntarle a Sophitia por qué reaccionaba como lo hacía.
- ¿Has viajado fuera de las islas? - Preguntó en su lugar, y llevó la conversación a lugares ligeros y seguros. Si Reike parecía caminar bien, no le ofreció ayuda. Ya no estaban, después de todo, casados.
Pasaron las horas y a penas pudieron tomar descanso. Fue una noche agotadora, pero no podían arriesgarse a no llegar al cobertizo del que les había hablado Valeria. Sophitia, con su buen humor, se lo tomaba a broma; tenía gracia porque era la única que realmente no podía permitirse ni un instante de sol.
- ¿Cómo lograste calmarla? - Le preguntó más tarde a Zöe cuando tuvo ocasión. Él jamás había logrado una recuperación tan milagrosa en la pirata.
Cuando al fin avistaron el cobertizo, aún les quedaba algo más de media hora para que despuntara el sol. Desde el punto de vista de Taliesin, aquello era encontrarse peligrosamente cerca de la muerte. La visión fue un alivio.
- En qué mal momento te ofreciste a acompañarnos - le dijo a Valeria, a modo de broma, y sonriendo alegremente -. Seguro que este camino habría sido mucho más agradable de día, sin lluvia y sin riesgo de que uno de tus acompañantes se prenda fuego en cuanto salga el sol. Por no hablar de una buena cama al final de la caminata.
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Taliesin Skatha
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Re: [CERRADO] Extraños compañeros de viaje [Privado: Zöe / Taliesin]
La tormenta había cesado, pero ahora la dificultad la planteaba el barro del camino. Después de un resbalón que estuvo a punto de hacerla caer al suelo, Valeria procuraba llevar su luz más cerca de ella y prestaba especial atención a aquello que pisaba. Después de todo, ya no había nada que disimular: nadie más necesitaba de esa esfera para avanzar.
El esfuerzo por no perder pie, especialmente en la zona más cercana a la aldea, en que el camino estaba más maltratado, le daba una buena excusa para mantenerse callada mientras ponía en orden sus emociones. Su mente no terminaba de abandonar la habitación en casa de Ada. Nada de lo que había estado temiendo desde el momento en que el vampiro le había hecho aquella pregunta (“¿Te estás ofreciendo?”, resonaba aún en su cabeza) llegó a cumplirse.
Más allá de la guerra, su experiencia con vampiros había sido limitada. Había visitado Sacrestic Ville en varias ocasiones, pero sólo de día, pues los tripulantes del Esmeralda siempre se habían negado categóricamente a atracar en su puerto antes de la salida del sol e insistían en que, de un modo u otro, terminase sus negocios antes del anochecer. Sabía, por tanto, que había humanos que convivían con los vampiros, aparentemente sin problemas, por lo que la lógica le decía que lo de Lunargenta no podía ser la norma.
Aún así, el intenso placer que sintió cuando Taliesin clavó los colmillos en su cuello fue una absoluta sorpresa. Especialmente, cuando ni siquiera le resultó preocupante el echo de no poder moverse. Visto en retrospectiva, había una clara lógica detrás de aquellas sensaciones: era mucho más sencillo alimentarse de una presa que no podía, ni quería moverse que de otra que luchara con todas sus fuerzas por escapar. Se estaba preguntando si sería algo intrínseco en los vampiros, o un control voluntario cuando la pregunta de la biocibernética la sacó de su ensimismamiento.
—Hay un cobertizo en el bosque, no muy lejos del castillo —dijo—. Los alumnos lo usan a veces para… bueno, cosas de muchachos —añadió con una sonrisa un tanto nostálgica—. Si seguimos a este ritmo, estoy segura de que podremos llegar a tiempo.
La afirmación perdió algo de fuerza cuando la bruja volvió a resbalar y tuvo que frenar un momento para no acabar de culo en el suelo, pero los ánimos parecían estar algo más elevados que cuando terminó la tormenta. Sophi hasta parecía animada, a pesar de tener que conformarse con una venda usada.
Cuando Taliesin se acercó para darle las gracias, sintió, por segunda vez aquella noche, cómo se le subía el calor a la cara y aprovechó el ulular de una lechuza para volver el rostro hacia los árboles el tiempo necesario para recomponerse. Aún así, no encontró palabras para responder, así que se decantó por una sonrisa y un gesto ambiguo con los hombros que pretendía quitarle importancia al asunto.
—Sí, claro —contestó a la pregunta del hombre, algo dubitativa, pues le había dado la sensación de que era otra cosa lo que quería preguntar—. Trabajé como comerciante durante unos años —aclaró—, hasta la Pandemia. —No consideró que hiciera falta especificar de qué epidemia estaba hablando, a cualquiera que viviese en el continente le había tocado de alguna manera—. No conozco mucho del interior, la verdad, pero me recorrí casi toda la costa.
El viaje fue algo más intenso de lo que había previsto al salir de casa de Ada, a pesar de que el cielo los dejó relativamente tranquilos, pero finalmente tuvieron ante sí la modesta estructura que habría de proteger a Sophi y Taliesin hasta que volviese ocultarse el sol. El viaje hasta la academia, desde allí, sería poco más que un paseo, pero dadas las circunstancias, tendría que esperar. Por el momento, habría que asegurarse de que no se colase demasiada luz en el interior, aunque los árboles ya ayudaban un poco en eso. El lugar no resultaba especialmente acogedor, pero, a lo largo de los años, los alumnos del Hekshold, así como los jóvenes del pueblo, se habían preocupado de reunir algunas pequeñas comodidades, como un lecho de paja, si a una no le importaba demasiado lo que hubiese ocurrido en él.
—Bueno —contestó la bruja al vampiro en el mismo tono bromista—, ¿qué es la vida sin un poco de aventura?
El esfuerzo por no perder pie, especialmente en la zona más cercana a la aldea, en que el camino estaba más maltratado, le daba una buena excusa para mantenerse callada mientras ponía en orden sus emociones. Su mente no terminaba de abandonar la habitación en casa de Ada. Nada de lo que había estado temiendo desde el momento en que el vampiro le había hecho aquella pregunta (“¿Te estás ofreciendo?”, resonaba aún en su cabeza) llegó a cumplirse.
Más allá de la guerra, su experiencia con vampiros había sido limitada. Había visitado Sacrestic Ville en varias ocasiones, pero sólo de día, pues los tripulantes del Esmeralda siempre se habían negado categóricamente a atracar en su puerto antes de la salida del sol e insistían en que, de un modo u otro, terminase sus negocios antes del anochecer. Sabía, por tanto, que había humanos que convivían con los vampiros, aparentemente sin problemas, por lo que la lógica le decía que lo de Lunargenta no podía ser la norma.
Aún así, el intenso placer que sintió cuando Taliesin clavó los colmillos en su cuello fue una absoluta sorpresa. Especialmente, cuando ni siquiera le resultó preocupante el echo de no poder moverse. Visto en retrospectiva, había una clara lógica detrás de aquellas sensaciones: era mucho más sencillo alimentarse de una presa que no podía, ni quería moverse que de otra que luchara con todas sus fuerzas por escapar. Se estaba preguntando si sería algo intrínseco en los vampiros, o un control voluntario cuando la pregunta de la biocibernética la sacó de su ensimismamiento.
—Hay un cobertizo en el bosque, no muy lejos del castillo —dijo—. Los alumnos lo usan a veces para… bueno, cosas de muchachos —añadió con una sonrisa un tanto nostálgica—. Si seguimos a este ritmo, estoy segura de que podremos llegar a tiempo.
La afirmación perdió algo de fuerza cuando la bruja volvió a resbalar y tuvo que frenar un momento para no acabar de culo en el suelo, pero los ánimos parecían estar algo más elevados que cuando terminó la tormenta. Sophi hasta parecía animada, a pesar de tener que conformarse con una venda usada.
Cuando Taliesin se acercó para darle las gracias, sintió, por segunda vez aquella noche, cómo se le subía el calor a la cara y aprovechó el ulular de una lechuza para volver el rostro hacia los árboles el tiempo necesario para recomponerse. Aún así, no encontró palabras para responder, así que se decantó por una sonrisa y un gesto ambiguo con los hombros que pretendía quitarle importancia al asunto.
—Sí, claro —contestó a la pregunta del hombre, algo dubitativa, pues le había dado la sensación de que era otra cosa lo que quería preguntar—. Trabajé como comerciante durante unos años —aclaró—, hasta la Pandemia. —No consideró que hiciera falta especificar de qué epidemia estaba hablando, a cualquiera que viviese en el continente le había tocado de alguna manera—. No conozco mucho del interior, la verdad, pero me recorrí casi toda la costa.
El viaje fue algo más intenso de lo que había previsto al salir de casa de Ada, a pesar de que el cielo los dejó relativamente tranquilos, pero finalmente tuvieron ante sí la modesta estructura que habría de proteger a Sophi y Taliesin hasta que volviese ocultarse el sol. El viaje hasta la academia, desde allí, sería poco más que un paseo, pero dadas las circunstancias, tendría que esperar. Por el momento, habría que asegurarse de que no se colase demasiada luz en el interior, aunque los árboles ya ayudaban un poco en eso. El lugar no resultaba especialmente acogedor, pero, a lo largo de los años, los alumnos del Hekshold, así como los jóvenes del pueblo, se habían preocupado de reunir algunas pequeñas comodidades, como un lecho de paja, si a una no le importaba demasiado lo que hubiese ocurrido en él.
—Bueno —contestó la bruja al vampiro en el mismo tono bromista—, ¿qué es la vida sin un poco de aventura?
Reike
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