Ostara, Las manzanas de Idunn (Pascua) [Evento Social]

Dicen que, a medida que nos hacemos mayores, nuestra mente se refugia con más frecuencia en los recuerdos más antiguos, hasta el punto en que, en ocasiones, llega a apartarse por completo del momento presente. Tal vez fuera la maldición que se cernía sobre ella, o puede que se debiera al hecho de subirse de nuevo a un escenario, pero Valeria se vio, de repente, transportada a las calles y plazas de Beltrexus. A pesar de aquellas manos temblorosas y arrugadas, ella volvía a sentirse como una chiquilla de nueve o diez años, que atraía la atención de los adultos que pasaban mientras Rain y Lony hacían su parte del trabajo entre la multitud.

Puede que sus compañeras, aquella noche, carecieran del talento natural de Bhima y Helga, pero se las habían arreglado para estar a la altura del desafío. Incluso la rubia hosca de los empujones. Pronto, buena parte de su público empezó a responder satisfactoriamente a sus esfuerzos. Se asombraban e, incluso, reían en los momentos adecuados. La notable diferencia de estatura entre Valeria y Reivy arrancó sonoras carcajadas cuando llegó la hora del forcejeo entre Loki y el gigante disfrazado de ágila. Y la bruja podría jurar que vio a un par de ancianas damas sacando los pañuelos cuando la rubia, a la que ya no le quedaba ni un mechón dorado, narraba la traición de su amigo.

—¡Finalemente, había ocurrido! —exclamó con los brazos en jarras cuando “la bella Idunn” le dio paso—. El desgraciado de Loki su palabra cumplió y, por fin, la vida me sonrió. —Valeria se movía con seguridad por el escenario, aunque tenía que esforzarse para no quedarse sin aliento— La hermosa Idunn estaba a mi merced y ya más no me pude contener. Me lancé a por ella, como la rapaz cuya forma había tomado y, entre mis garras, volando me la llevé, sin demasiado cuidado. —Mientras hablaba, dio un salto que arrancó algunos “¡oh!”, a pesar de que sintió que se le resentía un poco la cadera, y agarró a la rubia, para tirar de ella hasta un rincón del escenario— La dama y sus manzanas realzaban mi hogar con su belleza —continuó cuando la "diosa" estuvo instalada en su rincón— y yo trataba de ganármela con mi gentileza. Quiero creer que, durante un tiempo, fuimos felices, aunque comíamos manzanas en lugar de perdices. Pero, ¡ah, tonto de mí! —Adoptó una pose dramática en el centro del escenario al tiempo que levantaba la voz. Hizo una pausa antes de continuar, para darle más dramatismo a la escena, así como para humedecerse un poco la lengua, que se le había quedado reseca— Debí entender que aquello durar no podía, pues las maquinaciones de los dioses no descansan ni de noche, ni de día. Y así fue que, del mar, una tarde, volví —caminó de espaldas hacia el rincón donde había dejado a Idunn, dándoles tiempo a sus compañeras para cambiar la escena— y a mi hermosa Idunn, en mi hogar, ya no vi. ¡Loki, maldito! —volvió a gritar con un puño en alto—. ¡Juro que te las verás conmigo! Y no corrí, sino volé, en persecución de aquel malnacido.

Tras pronunciar esa última frase, alzó los brazos, como si pretendiese echar a volar, y, algo encorvada y con cierta dificultad, la pequeña Val se lanzó, una vez más, en persecución de Bhima por aquel modesto escenario.

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Al tiempo que Reike retrocedía lentamente, yo salí del fondo del escenario con pasos sigiloso y una posición encobrada que expresaba sigilo, al rescatar a Helena (y aun con el águila de espaldas) miré al público sonriendo triunfadora.

-De nuevo, tenía en mi poder a la hermosa Idunn. -Clame victorioso al público. -Pero no penséis que en esto como un acto de bondad o que fui al rescate de la diosa en un pegaso. -Di unos pasos por la tarima con Helena sujetada por los hombros. -Mientras que el gigante Thjazi disfrutaba de Idunn y sus manzanas, haya en mi patria, Asgard, notaron la ausencia de la bella manzanera y no tardaron en señalar sus dedos hacia mi persona. ¡Me dijeron de todo menos guapo! -Exclame humillado. -Pusieron en sus bocas amenazas y tentativas contra mi vida sino devolvía a esplendorosa Idunn. -En ese momento me tome la libertad de acariciar la mejilla de la rubia. -¡De nuevo mi vida corría peligro! y de nuevo tuve que acceder al trato y salvar a nuestra recolectora de manzanas.

Sintiéndome absorbida por el ambiente del teatro alcé un brazo sin recordar aquel molesto pellejo que colgaba. Cuando me di cuenta no había marcha atrás y recé para que aquel síntoma de vejeces pasara desapercibido.

-Freya en su gran sabiduría me concedió unas plumas que permitieron que tomara la forma de un halcón. -Entonces con la otra mano señalé el espacio vacío que había entre el suelo y el brazo levantado. -Con estas maravillosas plumas volé hacia Thrymheim y ¡Oh! Cuan grata fue mi sorpresa al encontrar a Idunn sola. -Entonces volví a sujetar a Helena por los hombros. -Raudo y veloz descendí sobre la diosa, la convertí en nuez y alcé el vuelo de regreso a casa. Pero ¡Ay! -Gire la cabeza hacia atrás y aquel grito que tenía que ser dramático termino por sonar realmente doloroso a causa del latigazo que acababa de sentir en mi columna. -Q-que no todo es tan fácil. -Proseguí tratando de reponerme. -La vil águila pronto descubrió la traición y no tardó en perseguirme. -Con más cuidado que antes gire el cuerpo y al ver a Reike di un salto atemorizada. -¡Pero no temáis! pues esta historia premió al heroico valiente. -De nuevo mire al público con una sonrisa orgullosa y prepotente. -Cuando Thjazi estaba por darme alcance yo ya me encontraba sobrevolando el muro de Asgard donde el resto de dioses habían preparado montañas de madera. -Estaba casi al borde del escenario y bajé uno de los escalones para crear una barrera inviable entre el águila y el halcón. -¡Seguro que muchos sabéis el final! pero permitidme que termine el relato. -Proseguí soltando a Helena, pues ya estaba de nuevo en su casa. -La rapaz presa de la cólera bajó hacia el muro, pero cuando quiso atravesarlo los dioses de Asgard prendieron la madera y esta explotó ante los ojos del águila, que, sin poder evitarlo acabo envuelta en fuego. -Antes de que el público comenzara a aplaudir subí de nuevo al estrado. -¡Así fue como nuestra querida Idunn regreso con los suyos!

Concluí con una inclinación teatral al público que hizo resonar todos los huesos de mi espalda, con pesar llevé mi mano a las lumbares y enderece mi cuerpo esperando que la obra complaciera la maldición, esperando que todos aquellos achaques y pellejos descolgados desaparecieran de mi cuerpo.




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Off: Interactuó con Reike y Helena. Se baja el telón de esta obra de teatro

Si Thaiss y Matthew demostraban con cada movimiento que disfrutaban de hacer teatro, en Eyre era evidente que ese era uno de los momentos más bochornosos que había vivido nunca. Cada músculo de sus facciones dejaba entrever una mezcla entre incomodidad y vergüenza, tanto propia como ajena. Por suerte el público estaba demasiado concentrado en los aspavientos y gritos de los otros dos como para percatarse de ella quien, habiéndose quedado en uno de los extremos más lejanos al centro del “escenario”, no pintaba nada en la escena.

Y era comprensible, pues la compenetración en la obra por parte de los mayores era tal que estaban dejando boquiabiertos a todos los observadores. Especialmente, claro, por las partes violentas. Eyre chilló y se tapó los ojos cuando Matthew recibió un golpe en el estómago; su sorpresa aumentó al ver, por entre sus dedos, que el humano seguía actuando con soltura pese a aquello. -Jamás imaginé que el teatro le gustaba tanto- pensó mientras poco a poco bajaba los brazos y, al final, se disponía a mirar como todos los demás.

La representación iba perfectamente... hasta que llegó el inevitable momento en que, según la historia, dos personajes en escena dejaban de ser suficientes. Si Thaiss era Loki y Matthew era el gigante... Tragó saliva al tiempo en que todos los músculos de su cuerpo se tensaban, deseando poder salir corriendo de allí y evitar sumarse a esa tan vergonzosa locura. Todas las miradas se  viraron hacia ella, expectantes, esperando a que hiciera algo. Dirigió una mirada nerviosa hacia Matthew, pero parecía estar demasiado compenetrado en su personaje como para prestarle atención.  Finalmente se encogió de hombros y resopló mientras, tímidamente, se dirigía hacia el centro del círculo.

No tenía escapatoria.

-Oh, qué bella noche para... -Miró a su alrededor. ¿Qué se suponía que hacían las Diosas como Idunn? Bah, probablemente no importaba. Sólo esperaba no ofender a los Dioses con eso- ...cuidar mi jardín. -Chasqueó los dedos y la tierra a sus pies se convirtió en un magnífico huerto con hortalizas y plantas cargadas de frutos de todos los colores conocidos por el hombre. El público estalló en exclamaciones y aplausos; algunas personas de la primera fila incluso se inclinaron para intentar tocar la “escenografía”, terminando por descubrir que no eran más que ilusiones.

Luego de eso se quedó en silencio. Era evidente que, por el tono completamente llano de su voz y por la rigidez con que estaba parada, el teatro no era uno de sus talentos. Tras los segundos más largos e incómodos de su vida volvió a mirar a sus compañeros esta vez con gesto suplicante al tiempo en que se encogía de hombros, casi rogándoles con la mirada que se apiadaran de ella.

-¡Ah, Idunn! -Entonces Thaiss volvió a adentrarse en la escena, con los brazos abiertos y una expresión relajada- ¡Qué bello jardín tienes aquí!  ¡Y qué bella coincidencia el encontrarte ahora! Acabo de volver de viaje, y no hay nada que relaje más el alma que un vergel como este, ni nada más dulce a los ojos que tu hermosura. Pensé en ti durante la travesía, y es que ví y probé unas manzanas de una variedad que jamás había conocido. Tenían un color dorado como los rayos del amanecer, y el sabor dulce del beso de un primer amor. No pude traerte ninguna, pero crecen no muy lejos de aquí. Si quieres acompañarme, querría mostrártelas; quizás puedas añadir esta variedad a tu huerta.

-¡Loki! Qué inesperado tenerte aquí. -Exclamó, aunque ningún músculo de su rostro expresaba sorpresa- ¿Me estás diciendo que existen frutos desconocidos por mí? Oh, eso no puede ser posible. Tengo que verlo con mis propios ojos, ¡llévame hacia allá!

Con torpeza, tomó el brazo de Thaiss y se dirigieron hacia el sector donde Matthew esperaba; al hacerlo, el falso jardín se desvaneció para volver a dar lugar a la tierra infértil y al césped quebradizo. Eyre mantuvo la mirada baja durante el camino; agradecía internamente que el moreno portase una máscara, pues así no podía ver la expresión que estaba poniendo al ver semejante espectáculo.

Off: La parte de Thaiss ha sido escrita por ella y, por supuesto, puesta aquí con su permiso.

Cuando llegó el momento de las llamas, Valeria giró por el escenario fingiendo un gran dolor, se dejó caer y rodó por el suelo durante unos momentos hasta que, finalmente, se quedó quieta mientras el público aplaudía.

Permaneció tumbada durante un rato, hasta que un nudo en la madera empezó a molestarle en el costado. Se incorporó y se frotó un poco la zona afectada. Se dio cuenta entonces que había personas a su alrededor, que la miraban. ¿Dónde estaba? ¿Quién era toda esa gente? ¿Qué estaba pasando?

Con gran esfuerzo, consiguió levantarse del suelo. Avanzó unos pasos, dubitativa, hasta llegar al borde de la tarima y estuvo a punto de caerse cuando quiso bajar. Estaba oscuro y no conocía aquel sitio. ¿Por dónde se volvería a casa? ¿Por qué había tanta gente allí, tantos viejos?

Alguien la sujetó del brazo, le dijo algo que no entendió. «Que se vaya», pensó, «que me deje en paz». Se encogió y se sacudió hasta que se lo quitó de encima. Intentó alejarse corriendo, pero se agotó enseguida.

—Ander —llamó con un hilo de voz.

No obtuvo respuesta.

Siguió andando con pasos cortos y tambaleantes, alejándose poco a poco de la tarima, sin rumbo fijo. Sólo quería saber dónde estaba. Si seguía andando, seguro que llegaría a algún sitio que conociera. Desde allí, sabría llegar a su casa. «Eso es, sólo tengo que seguir andando», se dijo.

Y andando siguió. En ocasiones, chocaba contra alguien, pero apenas era consciente de ello. Pisó algo blando y miró al suelo. Había comida podrida y bichos por el suelo.

—Ander —volvió a llamar—, ¿dónde estás?

Apenas podía oír su propia voz, pero siguió llamando a su hermano, caminando sin rumbo a pasitos cortos. Como su hermano no respondía, llamó a papá, a mamá. Nada. Estaba completamente sola, rodeada de ancianos que la miraban desde el fondo de sus vidriosos ojos, en un lugar que olía a podrido y donde los bichos campaban a sus anchas.

Su arrugado rostro se contorsionó aún más y, al punto, las lágrimas corrieron libres por sus mejillas. No le importó. La pequeña Val aún no había aprendido a ocultar el dolor.

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Finalmente, la representación terminó, el mito fue narrado y teatrilizado; habían cumplido con las exigencias del viejo. Si al final todo eso resultaba ser una patraña y una tomadura de pelo, Helena buscaría a ese anciano por tierra y por mar y le daría su merecido. No podía verlo entre el público, por lo que supuso que ya no estaba allí.

La bruja se inclinó elegantemente hacia el público haciendo reverencias. Era más que notable que sus compañeras se resentían de la maldición, al contrario que ella, que a pesar de envejecer podía hacer más movimientos que estas, aunque su aspecto hubiese envejecido. Ahora la Rhodes tenía las manos bastante arrugadas, la cara solo un poco, pero su pelo había perdido el brillo dorado que le caracterizaba. Se recogió algunos mechones con su mano y pudo contrastarlo. Apretó los dientes y frunció el ceño.

-Espero que todo esto haya valido la pena-Le dijo a sus compañeras

Entonces se percató de que algo le pasaba a una de ellas, actuaba de una forma... ¿Extraña? Parecía totalmente ida y ensimismada en su mundo, balbuceaba cosas que no llegaba a comprender. La maldición le había hecho mella, sin duda. Por un segundo, torció el gesto, compadeciéndose de aquella pobre mujer. Si la maldición se levantaba, quizás volviese a su estado normal. Tenía que encontrar al que la dejó caer.

-Ayúdala antes de que haga daño-Le dijo a la otra morena-...Y recemos para que todo esto pase-Dijo esto último a modo de murmuro

Sin más, se acercó al borde de la tarima y pegó un salto hacia el suelo. Perfectamente podría medir aquello casi dos metros, y la caída, debido a su estado, sí que hizo estragos al cuerpo de Helena, en ese momento se había notado su vejez, aunque no lo exteriorizó demasiado. Podía moverse bien, pero no hacer tanto parkour como antes.

Sin ni siquiera despedirse, se empezó a abrir paso entre la multitud, desapareciendo así entre esta. No veía los efectos inmediatos de la supuesta desaparición de la maldición, así que iba a buscar a aquel viejo para pedirle explicaciones. No debía de andar muy lejos, ya que bien sabía que aquella pobre alma casi putrefacta no podría caminar muy rápido.


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Off: Interactuo con Reike y Reivy

Alguien había acaparado el escenario que antes era de los músicos, y anunciaba a voz en grito el rapto de Idunn. "Tiene sentido", pensó Taliesin, mesándose la barba que ahora se sentía diferente, más dura. Si Idunn había sido raptada, explicaría aquel súbito envejecimiento de todos a su alrededor. Las que hace un instante eran jóvenes muchachas comenzaban a alcanzar la madurez, y la mayor parte de los asistentes ya tenían pelo encanecido. Y aunque no podía mirarse al espejo, supo que a él le pasaría lo mismo. Al fin aparentaba los cuarenta años que realmente sentía, y que había vivido.

Aunque aquello era claramente una maldición, y por tanto preocupante, parte de sí mismo agradecía aquel envejecimiento. Era, después de todo, natural. Nada vive para siempre, nada se mantiene para siempre; y era como si otra vez hubiera abandonado su existencia vampírica para observar otro atisbo más de la realidad humana, para comprender la inevitabilidad del tiempo ahora que parecía haberle dado esquinazo para siempre.

Se preguntó qué aspecto tendría. Le habría gustado verse. Sacó su daga e intentó echar un vistazo al reflejo sobre la misma. Aunque distorsionado, confirmó las canas, la línea del pelo que se retraía y las arrugas más marcadas junto a los ojos, la frente y la boca. "Tengo el rostro de alguien que ha vivido preocupado", pensó, recordando cómo de pequeño solía intentar adivinar las vidas que habían llevado los marineros más enjevecidos, en base a sus arrugas, heridas y achaques. "Sea".

Sobre el escenario, la representación proseguía. Le costó reconocer a Reike y a Helena; pero tenían la misma forma de moverse, la misma mirada, y casi la misma voz que las mujeres jóvenes a las que había conocido. Mientras miraba, comenzó a dolerle la espalda y quiso ir a sentarse; pero aguantó, porque las escenas avanzaban a buen ritmo y, después de todo, conocía a las actrices. Ahora era Helena la que hablaba, y mientras lo hacía seguía envejeciendo, perdiendo todo el brillo de sus cabellos rubios. Como era natural.

Dejó de fijarse en cómo mudaba de un tipo de belleza joven y energética a otra más experimentada, y se centró es escucharla y en jugar, en el fondo de su mente, a aquel juego que había probado consigo mismo. ¿En qué clase de persona te conviertes cuando envejeces? ¿Qué dice eso de la persona que fuiste en tu juventud? Aun con esto en mente, se rió por lo bajo al escuchar cómo Idunn insultaba a Loki. Sintió que su propia voz era ahora algo más aspera.

Reike - "Valeria", pensó -  volvió a adelantarse y a hablar. Se veía muy segura en su madurez, y hacía buena rima, que además improvisaba. Apreciativo, Taliesin se unió discretamenta a algunos aplausos cuando concluyó aquella parte. La última de las mujeres no se quedaba atrás, mostrándose expresiva y energética, y en total hicieron una buena representación, que al concluir arrancó aplausos (ya no tan energéticos) del cansado público.

Taliesin cerró los ojos. Quería ir a saludarlas, pero le dolían la espalda y las rodillas por todo el tiempo que llevaba de pie, y si debía ser sincero no tenía ganas de hablar con nadie. Despacio, pero manteniéndose recto y aparentando seguridad, se retiró de la zona del escenario y fue a sentarse en uno de los asientos más cercanos.

Lo cierto es que comenzaba a ver con menos claridad, por lo que la seguridad con la que se desplazaba era fingida. Buscó a su alrededor entre las figuras que se movían de lado a lado, pero no vio que nadie estuviera sirviendo bebida. Aunque quisiera un trago, tuvo que contentarse con estar sentado. Su mirada se perdió entre la gente y se quedó allí, inmóvil.

Poco a poco, a pesar de su soledad, su rostro se iluminó con una tenue sonrisa satisfecha y embelesada. A su mente volvían episodios de niñez que creía enterrados, resurgiendo ante él con más claridad que nunca. Taliesin se perdía entre olores y sonidos, imágenes y sensaciones. Tan claros y tan reales como si hubieran ocurrido ayer.

El espectáculo había sido un existo, aun con los problemas de vejez y una idunn mal hablada. Seguía mirándome las manos y los brazos, pero la maldición no se revertía, Helena se estaba quedando sin pelo, Reike se daba a la fuga y a mi me dolían todos los huesos.

-No hace falta que lo digas dos veces. -Le respondí a la rubia bajando con esfuerzo las escaleras. -Reike. -Gritaba apartando a todo el mundo, intentando no perder el equilibrio en el proceso. -Val... Valeri. -La bruja andaba despacio, gritando un nombre y llamando a sus padres. -Valeria. -Volví a repetir cuando le di alcance y le puse una mano en el hombro. -¿Te acuerdas de mi? Soy Reivy... -Pero la mujer envejecida prematuramente negó con la cabeza mientras repetía el nombre de alguien. -Hemos venido juntas a la fiesta, con Ander. Nos dijo que iría a por comida mientras que nosotras nos divertíamos. -No tenia ni idea de quien era Ander, pero parecía ser el unico modo de lograr la atención de Reike. -Por eso nos fuimos hacer teatro. -Comencé a caminar lentamente cogiendo a Reike del brazo. -Ander dijo que lo esperáramos en el banco.

Andábamos a pasos cortos, parecía que más grupos se habían animado hacer la misma representación que nosotras. Volvimos a la pista de baile que ahora era la fosa de los escenarios y nos acercamos a uno de los bancos donde antes se hubieran sentando las señoritas a tomar un respiro después de la ultima pieza.

-Buenas noches caballero. -Saludé a un hombre de barba cana y muy bien recortada. -Espero que no le moleste compartir asiento. -Sonreí a aquellos oscuros ojos al tiempo que incitaba a la bruja a sentarse. -Ven Valeri, sentemos con este señor. -Ayude a la mujer sentarse y al hacerlo yo le volví a coger el brazo. -Esta maldición empezó hace apenas unas horas, pero mi mente recuerda peleas de hace meses como si fueran de hace siglos. -No conocía de nada a aquel caballero, pero sentía la necesidad de hablar con él. La necesidad de hablar con quien sea... hacia muchos años que Lavey no me visitaba y me sentía sola. -¿Le gustaría escuchar una historia? -Conforme avanzaba el tiempo mi mente olvidó por completo que se encontraba bajo la influencia de una maldición y creyó realmente que había vivido siglos enteros. -Hace... hace más de cien años, cuando era joven y mis escamas relucían, tenia una carpintería. Un día salí de casa para buscar agua del pozo y aparecieron ochenta arañas gigantes. -Con cada palabra que daba, el encuentro entre Reike, Ruru y yo iba alejándose más de la realidad. -Créame cuando le digo que volaba encima de una polilla tan grande como una casa...



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Off: Interaccion Reike y Tali.

Mientras esperaba a que las dos chicas terminaran su parte del dialogo, Matthew se refregaba los ojos, le costaba mucho poder enfocar la escena, también sentía dolores en el cuerpo que estaba seguro que antes no estaban allí. El Humano comenzaba a desesperarse, apretaba los dedos contra la tierra, arrancando partes del pasto seco, de los tres él sería el primero en caer victima de la maldición.

Thaiss hablaba y hablaba, Owens solo pensaba que le encantaría retorcerle el cuello como a una gallina. Cuando finalmente Eyre se acercó, el estafador se levantó con el paso más acelerado de lo que hubiese sido adecuado para la actuación, la ansiedad era evidente aunque llevaba la máscara, su cabello era completamente blanco y sus manos comenzaban a arrugarse, tenía que hacer un enorme esfuerzo para mantenerse derecho.

-¡Hermosa Idunn!  - Agarró a Eyre del brazo y la atrajo hacía si, apenas podía distinguir sus rasgos, escuchaba con dificultad, pero la peor partes se la llevaba la mente del humano que parecía estar mucho más activa que el resto de su cuerpo y muy decidida a destruirlo – Me alegra ver que Loki ha cumplido su palabra, yo… - No recordaba qué más tenía que decir, ni como seguía la historia.

“Viejo estúpido, siquiera recuerdas tus líneas” lo torturaban las voces en su cabeza “¿Y porque estas tocando a Eyre? ¿Crees que ella va a querer que la toque un anciano horrible como tú?”

Eyre observaba a Matthew con un gesto que oscilaba entre la curiosidad y la preocupación. Notaba que había algo mal con él; ya no parecía tener tanta fuerza y su voz era tan débil que se extinguía tras la máscara.

Matt retiró las manos de repente

Al ser súbitamente soltada, la -ya no tan- joven bruja volvió a tomar el brazo del humano con suavidad y, olvidándose de toda vergüenza, se puso en puntas de pie y le susurró la continuación de sus líneas intentando disimular en su tono la profunda pena que comenzaba a sentir.

– Nos iremos ahora, a un sitio… muy… Muy… Lejano – Agarró de la mano a la Hechicera, pero no tenía la fuerza para arrastrarla, su pálida piel parecía ser mucho más frágil, su espalda menos grande y algo encorvada, y en cuanto a su vista… Ya no podía ver absolutamente nada.

Luego de que el mayor terminase, prontamente Eyre tomó la palabra

-¡Ay, gran águila! ¿¡Con qué fin me has traído tan lejos!? -Exclamó cuando se detuvieron, pese a que apenas habían caminado un par de pasos, y se volteó para buscar a Thaiss, rogándole con la mirada que terminaran ya con todo aquello- ¡Jamás debí confiar en Loki, oh, ese vil embustero! Pronto se arrepentirá, ¡sin mis manzanas, todos en el Valhalla perecerán!-

La rabia hacía que los ojos del Humano se empañaran, el mundo eran solo sombras difusas “Tírate a un costado del escenario donde no estorbes y muérete, ya no sirves, eres viejo, horrible, inútil, aburrido, no puedes hacer nada” apretó los dientes y fue un error, estaban mucho más flojos de lo que recordaba.

Se sentía tan cansado, se detuvo para tomar aire y miró alrededor “¿Dónde está esa idiota?” pensaba mientras buscaba entre las sombras alguna que le resultara parecida a Thaiss.  

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Off: La parte de Eyre ha sido escrita por ella y puesta aquí con su permiso.

Una agradable mujer se sentó junto a él. Llevaba agarrada a otra del brazo, a la que ayudó también a sentarse. La segunda no dijo nada, aunque a Taliesin le pareció oirla murmurar. La primera, sin embargo, saludó muy amablemente.

- Buenas noches - respondió, con una sonrisa afable.

No tenía ni idea de quién estaba a su lado. ¿La conocía? No estar seguro de ello le provocó cierta angustia. Entrecerró los ojos al mismo tiempo que sonreía; estaba lo suficientemente cerca como para distinguir sus facciones a grandes rasgos.

- ¡Dioses! ¿Cuántas arañas dices? - El número era muy grande, y se le había escapado ya de la mente -. Suena a una buena historia...

Lo sopesó un rato. Las arañas y polillas le llevaron de una cosa a la otra: ratas, barco, infancia otra vez, cuando se alistó por poco tiempo como grumete. Aquello lo trajo de vuelta a su madre, aquella buena mujer que había merecido tanto más de lo que había tenido. De vuelta a su pueblo.

- De pequeño una vez juntamos un bote de arañas. El capitán de la guardia de mi pueblo se hacía el valiente, pero les tenía mucho miedo, ¿sabes? Y eso los niños nos lo olíamos. Cuando tuvimos un bote entero, se las metimos dentro de las botas cuando no miraba. Cuando fue a calzárselas, ¡no veas cómo saltó cuando notó moverse algo en los pies! - Se rió, genuinamente feliz por aquella travesura infantil -. Se fue corriendo descalzo.

Era una historia de la que no se arrepentía. Y estaba cristalina en su mente. No recordaba lo que había hecho ayer, pero sí aquel instante hacía tanto tiempo cuando él y sus amigos se rieron a costa del capitán. Les cayó una buena tunda tras aquello. Su madre no había estado contenta.

- Mi pobre madre se disculpó mil veces. Le hizo tartas al capitán durante un año para pedir perdón. Pero a mí - sonrió picaramente - a mí nunca consiguieron hacerme pedir perdón por eso.

Off. Interactúo con Reivy.

Ya llegaban al final de la obra cuando Matt comenzó a balbucear, deteniéndose a mitad de una frase sin recordar cómo proseguir. Thaiss se cruzó de brazos y lo miró, sin demostrar impaciencia pero tampoco ayudándolo. Podría haber dicho que le daba pena, excepto por el hecho de que no se la daba en absoluto. Se preguntaba, simplemente, cómo sería la expresión de Matt bajo la máscara. Hubo un momento de incomodidad, pero finalmente Eyre le susurró las siguientes palabras que debía decir y salieron al paso.

- Por supuesto que he cumplido mi palabra - se dirigió otra vez al público Thaiss, llamando la atención con grandes e innecesarios movimientos de los brazos -. Hice lo que el águila quería, pero los resultados fueron inmediatos, ¡tal como Idunn prometió, todos envejecimos! ¡Mirad, miraos, y ved a lo que ha llevado una mala decisión!

Se señaló a sí misma, a Matt durante un periodo algo más largo, y finalmente al público para que pudieran contemplar su propia decadencia. Así como ellos la habían observado en el escenario, Thaiss ahora llamó la atención sobre ellos mismos, y los miró uno a uno.

- ¡Nada más vil que un espejo! - Se exclamó - Pero sólo tendremos que evitarlos durante unos minutos más. Vamos a recuperar a Idunn. El águila está cansada y doblada. Será verdad que cada mala acción se añade a la espalda hasta encorvarla, y nuestro villano ya no puede volar.

Dicho esto, se acercó a Matt y Eyre y agarró a esta por la mano. Al hacerlo se paró a mirar al ladrón, como considerando si debía hacer algo más con él, pero en menos de un segundo pareció decidir que no haría nada. De un tirón alejó a la bruja del humano, y la llevó con ella al centro del escenario, dejando solo a Matt.

- A pesar de todo, hoy ha sido un buen día. He salvado la vida y aprendido una lección, y pronto todos recuperaremos nuestra juventud. Idunn - se volteó hacia Eyre -, perdóname que te entregara a un ser tan despreciable. Todo esto se inició por su carácter avaro y traicionero. Pero yo, y todo nuestro público, hemos aprendido de esta lección y sabremos identificarlo mejor en el futuro.

Sonrió de oreja a oreja y le soltó la mano. No era la mejor forma de cerrar el acto, pero Matt estaba demasiado viejo para continuar y ella también se encontraba cansada. Así que, sin decir nada más, se giró al público y dedicó una exagerada, súbita y larga reverencia. Al reincorporarse sonrió, señaló a los músicos para darles las gracias y aplaudió sonoramente a Eyre. Realmente no había nadie en el público que celebrara la obra tanto como ella misma.

Se lo había pasado verdaderamente bien. Pero ya era hora de desaparecer otra vez. Finalizadas las despedidas y aplausos, el público comenzó a dispersarse y Thaiss se escabulló entre ellos.