Midsommar [Evento Social]
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Midsommar [Evento Social]
Midsommar
Los chicos y chicas más jóvenes de Verisar bailaban alrededor de un poste floral. Vestían con túnicas ceremoniales de color blanco. Algunos tenían las manos cogidas formando un círculo entorno al poste y otros sostenían un lazo atado a la punta a la corona de flores sobre el poste. Los lazos de los elfos estaban adornados con flores oriundas de los bosques Sandorai mientras que los brujos preferían que sus lazos estuvieran libres de florituras para ellos innecesarias. Los chicos reían a las personas que tenían al lado, no les importaba el género ni la raza. ¿Qué más daba si era un hombre bestia o una mujer dragona? Reír y bailar eran las principales obligaciones del Midsommar. Una vez entraban en el círculo no podían abandonarlo. Más de uno lo había intentado aludiendo que estaban cansadas y que sus piernas no les respondían. Sin embargo, una mano ajena, siempre la de un chico o una chica que resultaba atractivo para la persona que quería abandonar el círculo, le cogía de la muñeca y le pedía que por favor bailase con él. Era imposible decir que no. De acuerdo, un rato más, luego me marcharé. El rato resultaba interminable. Si no aparecía ningún chico atractivo, estaba misma persona sentiría que se estaba desmayando a causa del mareo por estar dando vueltas en círculos durante tanto tiempo. Igual como la medicina de la resaca era beber un vaso de alcohol al despertar, la solución para el mareo era coger uno de los lazos del poste que quedaban sin dueño y retomar el baile sobre el poste floral. | [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] |
Dos mujeres, Carthach agradeció que una de ellas fuera una mujer bestia, mujer conejo, se presentaron en la mesa donde Ralph Carthach estaba comiendo. Le dijeron que se quería dar un último bocado. Insistieron, la carne es jugosa y la salsa está hecha con las mejores hortalizas de la zona. Carthach negó con la cabeza. Las mujeres le cogieron de las manos y lo acompañaron hacia la zona de sacrificios, un círculo de piedras situado en medio del campo. Carthach había bebido tanto que no se dio cuenta que caminaba por sus propios pies, pensó que las mujeres le arrastraban con cuidado. Miró a los chicos que bailaban alrededor de los postes flores con lágrimas de compasión. No miréis dónde estoy yo, decían sus ojos, disfrutad de vuestra juventud.
Las mujeres ayudaron a Ralph Carthach a arrodillarse en mitad del círculo de piedras. La mujer conejo se despidió de él dándole un beso en la mejilla; ambas se fueron. Carthach giró la cabeza y las persiguió con los ojos hasta el punto donde la embriaguez lograba difuminarlas. Cinco sacerdotes vestidos con túnicas blancas, similares a la que los chicos llevaban en el baile. El más anciano de los cinco portaba un cuchillo curvo, el que usaría para sacrificar al señor Carthach.
—Ralphael Pavle Carthach — el sacerdote del cuchillo empezó a hablar — acepta entregar libremente su vida y espíritu a los Dioses de Aerandir —levantó los brazos —. Odín, Padre de Todos, recibe la vida de este hombre humano y acéptala en tu morada en el Valhalla. Por un año de abundantes cosechas, por la felicidad de las mujeres que hoy celebran el día Midsommar, por el nacimiento de niños y niñas de buen porte capaces de desarrollar las tareas que le habéis encomendado y por nosotros, tus hijos, por un año sin enfermedades del cuerpo y el espíritu.
Los cuatro sacerdotes restantes acostaron a Carthach en el suelo, cada uno le sujetaba de una extremidad. Por el momento, el anciano no prestó resistencia, esto cambiaría cuando el quinto sacerdote se pusiera encima de él y postrase el filo del cuchillo curvo sobre su cuello.
—¡Alabados sean los Dioses! — dijo el sacerdote del cuchillo.
Acto seguido, se situó encima de Ralph Carthach. Sujetaba el cuchillo con las dos manos. El anciano comenzó a retorcerse y a gritar como si estuviera viendo al monstruo de las pesadillas de su infancia acercarse a él. Los gritos quedaban ensordecidos por las risas de los jóvenes que bailaban ajenos en los postes florales.
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Una breve aclaración para los usuarios más nuevos: estos eventos globales son de ámbito social. Tienen como objetivo conocer a nuevos personajes con los que no hayas coincidido y disfrutar de la temática vikinga de nuestro foro. Por lo general, estos eventos suelen estar asociados a una festividad real. En este caso, se trata del Midsommar, una fiesta real de origen escandinava. Quienes me conocéis sabéis que soy una fanática del cine de terror. Hace poco se estrenó la película Midsommar y… sí, lo habéis adivinado, este evento está inspirado en la película.
Vamos a dar un punto de originalidad al evento y es que, muchas veces, os digo que los usuarios sois libres de entablar las tramas que mejor os convenga en el evento. En este caso, voy a nombrar algunos usuarios y a plantearos una posible trama respecto al evento. Lo indicaré al final, después de dar una información previa.
Información:
* Libre partición. Todos los usuarios con la ficha de personaje aprobada pueden participar.
* El Ostara finalizará el evento: 25 de agosto de 2019. Puedo dejar una prologa de 3 días si alguno desea participar y no le va a dar tiempo.
* Como objetivo principal deberéis disfrutar de la temática del Midsommar. Bailes y risas para los más apasionados y sacrificios para los usuarios que deseen experimentar con el punto de vista más macabro de la festividad.
* Tenéis total libertad de turnos. No tendréis que esperar a otro usuario para postear. Aun así, os pido, que postéis con lógica.
* Si has conocido a cualquiera de mis personajes y crees que puede resultar divertido interactuar con ellos, puedes hacerlo. Lo único que te pido es que lo hagas con lógica. Es decir, si ves que un usuario se ha adelantado y ha cogido a Hont (por ejemplo) y se lo ha llevado a bailar, no se lo arrebates y digas que Hont está haciendo otra cosa totalmente diferente. De hacerlo, lo consideraré metarol y será penalizado.
* Opcional: participar en una de las minitramas dentro del evento que ahora se plantean. Daré unos objetivos a cumplir a algunos usuarios. Esto puede servir como excusa para que podáis hacer mini historias entre vosotros. Por ejemplo, algo que se me ocurre de rapidez: mando a brujo que se encarga de mantener el hechizo de las coronas de flores activo. Otro personaje puede estar bailando en uno de estos postes y, de repente, se desactiva el hechizo. El brujo primero deberá regresar al personaje al baile. Cabe decir que cada uno de los usuarios que vaya a nombrar se encarga de una trama diferente. Estos dos no podrán hacer una trama entre ellos.
Reike: eres una de las brujas que se encarga de mantener el hechizo en las coronas de flores activo.
Go’el: recoges los cadáveres que quedan después de cada sacrificio para tus pertinentes investigaciones.
Kosir: has diseñado un fármaco con propiedades sedantes. Lo mezclas en la bebida y la comida de las personas ancianas que van a ser sacrificadas para mantenerles dóciles.
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Eilydh: la madera del poste en el que estás bailando cede, derrumbando así toda la orquesta de flores y rompiendo el hechizo. Te recuperas confusa. Los encargados de la ceremonia querrán llevarte de nuevo al círculo, Huye.
Uri: por tus capacidades de vampiro, el hechizo de los postes florales no te afecta. Te encargarás de despertar a las personas que sí estén afectadas.
Alward: la tradición sirve como excusa para condecorarte por los eventos pasados en Lunargenta (aprovecho que estás de regreso para hacer lo que te prometí). Te cubrirán de la sangre de uno de los sacrificios, puedes elegir si es sacrificio de animal o de persona, y las autoridades de Verisar te nombrarán Guarida del Reino, lo que se traduce como miembro del gremio La Guardia.
Recompensas:
* +5 ptos de experiencia
* 50 aeros
* Objeto del evento.
* Aquellos que realicen el objetivo opcional tendrán una recompensa adicional.
* Dependiendo de vuestras acciones, también podréis sufrir una maldición. Hay usuarios que toman las maldiciones como recompensas.
Sigel
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Re: Midsommar [Evento Social]
Los caminos del destino eran tan enrevesados que por lo general Daven no le daba importancia a donde sus pasos solían llevarlo. Es más, una parte de él disfrutaba descubriendo la realidad de todas las cosas que en sus años de enseñanza había leído. Pero ¿Hasta el punto de que en aquella ocasión se dejase caer cerca de una ciudad humana? Sus anteriores contactos con los humanos no habían sido demasiado satisfactorios, pues en su último encuentro fue donde rescató a su compañera animal, quien en esta ocasión se había quedado en la cabaña que disponía al norte del reino. Daven sacudió su cabeza y se centró en el presente, en lo que tenía a escasos metros de él.
Con ambas manos entrelazadas a su espalda, agarrando con disimulo el mango de su hacha, caminó hasta el umbral de la fiesta. "Demasiada felicidad junta. Soltó una burlesca y breve sonrisa. Pues aunque su carácter asocial predominaba en el dragón solía tener un sentido del humor demasiado negro. Consecuencias de la vida decía él. —Veamos que es lo que soy capaz de aprender de esta situación. —Comentó para si mismo mientras se acercaba a una de las sillas que se encontraban por el lugar. Se deshizo de su hacha, llevando su mano derecha al pecho y abriendo la hebilla de la tira de cuero que sostenía la funda de su arma. Agarró el arma con su mano izquierda antes de que esta tocase el suelo y la dejó apoyada contra la mesa. Se sentó en la silla y alargó su mano hasta conseguir alcanzar una jarra de hidromiel, que aunque fuera un tanto apático la bebida era la bebida. —Skoll. —Murmuró justo antes de darle un gran trago a la jarra, por poco se la bebe del tirón. Dejó el culín para que si alguien le preguntaba pudiera tener la excusa perfecta para ir a por otra jarra o para evitar directamente que lo tratasen como un alcohólico.
Con ambas manos entrelazadas a su espalda, agarrando con disimulo el mango de su hacha, caminó hasta el umbral de la fiesta. "Demasiada felicidad junta. Soltó una burlesca y breve sonrisa. Pues aunque su carácter asocial predominaba en el dragón solía tener un sentido del humor demasiado negro. Consecuencias de la vida decía él. —Veamos que es lo que soy capaz de aprender de esta situación. —Comentó para si mismo mientras se acercaba a una de las sillas que se encontraban por el lugar. Se deshizo de su hacha, llevando su mano derecha al pecho y abriendo la hebilla de la tira de cuero que sostenía la funda de su arma. Agarró el arma con su mano izquierda antes de que esta tocase el suelo y la dejó apoyada contra la mesa. Se sentó en la silla y alargó su mano hasta conseguir alcanzar una jarra de hidromiel, que aunque fuera un tanto apático la bebida era la bebida. —Skoll. —Murmuró justo antes de darle un gran trago a la jarra, por poco se la bebe del tirón. Dejó el culín para que si alguien le preguntaba pudiera tener la excusa perfecta para ir a por otra jarra o para evitar directamente que lo tratasen como un alcohólico.
Daven Valerious
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Re: Midsommar [Evento Social]
Nereida Nyére cogió de la mano a Roger Baraun y lo arrastró hacia uno de los muchos postes florales de la zona. El Capitán Werner les dedicó una simpática sonrisa, gustaba ver a los miembros jóvenes de la tripulación de “La promesa” disfrutar de la preciada juventud. ¿Conocían el secreto de las coronas de flores? Quizá Baraun si lo supiera y por eso se resignaba a segur a su compañera (más que amiga) elfa. Sin embargo, Nyére vivió la mayoría de sus años en Sandorai, poco, o más bien nada, sabía de las tradiciones humanas. El Capitán no sería quien se lo explicase. Era preferible que los chicos lo descubrieran por ellos mismos. ¡Qué se diviertan! Para algo los humanos contrataban a una decena de brujos durante el Midsommar, para asegurarse de que los más jóvenes disfrutasen de la festividad.
La elfa puso uno de los lazos sobre la mano del hombre canguro y lo empujó hacia la dirección que los demás giraban. Baraun no tuvo opción a desobedecer; ya fuera por el encantamiento de la corona de flores o por la socarrona sonrisa de Nyére, se vio obligado a dar vueltas como si fuera un pato torpe y mareado. Al hombre canguro no se le daba bien bailar. Nereida Nyére se reía detrás de él. Le había cogido de la cola, alargaba la mano derecha como si fuera a coger la segunda cola solo para molestarle. El Capitán reía al son de los chicos desde las mesas de madera, eran buenos tiempos para ellos.
Ocupó un lugar parecido al que había ocupado Ralph Carthach. Los encargados del Midsommar observaban al Capitán de hito a hito. Luego de un amplio examen, decidían que no era su momento. Recogían la comida que había al alcance del Capitán y la llevaban al lado de otros hombres más ancianos que él. Todavía no es tu momento, decían los Dioses de la muerte, mira, pero no toques. El Capitán tenía las manos en los bolsillos. No hizo falta que nadie le advirtiese. Era un hijo de Lunargenta, conocía de sobra las artimañas del Midsommar, fiesta para los jóvenes y muerte para los viejos. Los banquetes de cordero en salsa y buen vino especiado, la última comida y la última bebida que los ancianos probarían, estaba envenenada con un narcótico que adormecía a los condenados. Dada a su constitución, si el Capitán tomase un bocado al cordero o daba un sorbo al vino estaría durmiendo durante dos días seguidos. Las dosis de veneno estaban calculadas para los humanos de Verisar, grandes como bueyes de carga. El Capitán medía poco menos de metro sesenta de estatura. El ancho y la espalda sí era el propio que se podría esperar de un pirata.
Sacó la pipa de madera del bolsillo de la gabardina y una bolsa con yerbas variadas. Llenó la pipa con las yerbas, la encendió chasqueando la punta de su tenaza como si fueran dos piernas que se hacen frotar para generar una chispa. Dio una larga calada a la pipa, éste era su propio sedante. Dentro de un momento, Ralph Carthach estaría gritando como si fuera un cerdo en el matadero. Por mucho veneno que hubiera ingerido, nada impediría que gritase cuando viese a la muerte de cara. Cinco hombres de largas túnicas blancas se reunieron a su alrededor y rezaron cánticos que el Capitán, por estar demasiado lejos, no pudo escuchar. Se había sentado en aquel lugar a sabiendas que no lo escucharía. Prefería ver a los chicos danzar y escuchar las jóvenes risas.
Nereida Nyére había alcanzado la segunda cola de Roger Baraun. Éste se había girado hacia ella, sin soltar el lazo que le unía con el poste floral, y le había arremetido con un largo beso. Ella no soltó la cola, ninguna de las dos.
La elfa puso uno de los lazos sobre la mano del hombre canguro y lo empujó hacia la dirección que los demás giraban. Baraun no tuvo opción a desobedecer; ya fuera por el encantamiento de la corona de flores o por la socarrona sonrisa de Nyére, se vio obligado a dar vueltas como si fuera un pato torpe y mareado. Al hombre canguro no se le daba bien bailar. Nereida Nyére se reía detrás de él. Le había cogido de la cola, alargaba la mano derecha como si fuera a coger la segunda cola solo para molestarle. El Capitán reía al son de los chicos desde las mesas de madera, eran buenos tiempos para ellos.
Ocupó un lugar parecido al que había ocupado Ralph Carthach. Los encargados del Midsommar observaban al Capitán de hito a hito. Luego de un amplio examen, decidían que no era su momento. Recogían la comida que había al alcance del Capitán y la llevaban al lado de otros hombres más ancianos que él. Todavía no es tu momento, decían los Dioses de la muerte, mira, pero no toques. El Capitán tenía las manos en los bolsillos. No hizo falta que nadie le advirtiese. Era un hijo de Lunargenta, conocía de sobra las artimañas del Midsommar, fiesta para los jóvenes y muerte para los viejos. Los banquetes de cordero en salsa y buen vino especiado, la última comida y la última bebida que los ancianos probarían, estaba envenenada con un narcótico que adormecía a los condenados. Dada a su constitución, si el Capitán tomase un bocado al cordero o daba un sorbo al vino estaría durmiendo durante dos días seguidos. Las dosis de veneno estaban calculadas para los humanos de Verisar, grandes como bueyes de carga. El Capitán medía poco menos de metro sesenta de estatura. El ancho y la espalda sí era el propio que se podría esperar de un pirata.
Sacó la pipa de madera del bolsillo de la gabardina y una bolsa con yerbas variadas. Llenó la pipa con las yerbas, la encendió chasqueando la punta de su tenaza como si fueran dos piernas que se hacen frotar para generar una chispa. Dio una larga calada a la pipa, éste era su propio sedante. Dentro de un momento, Ralph Carthach estaría gritando como si fuera un cerdo en el matadero. Por mucho veneno que hubiera ingerido, nada impediría que gritase cuando viese a la muerte de cara. Cinco hombres de largas túnicas blancas se reunieron a su alrededor y rezaron cánticos que el Capitán, por estar demasiado lejos, no pudo escuchar. Se había sentado en aquel lugar a sabiendas que no lo escucharía. Prefería ver a los chicos danzar y escuchar las jóvenes risas.
Nereida Nyére había alcanzado la segunda cola de Roger Baraun. Éste se había girado hacia ella, sin soltar el lazo que le unía con el poste floral, y le había arremetido con un largo beso. Ella no soltó la cola, ninguna de las dos.
El Capitán Werner
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Re: Midsommar [Evento Social]
Valyria nunca había participado en Midsommar. Ni oído hablar de él. Pero era una fiesta, y la gente estaba alegre, y lo más importante, había comida gratis. Y cierto, cazaba, así que la carne no era un manjar tan raro como ella como lo era seguramente para muchas de las personas de allí…. Pero había una diferencia entre un pedazo de ciervo algo chamuscado en una hoguera y lo que fuese ese pedazo de carne marinado en miel que se deshacía en su boca. Y también había vino, del suave y afrutado, no esa cosa barata de las tabernas que podría haber servido de combustible tanto por su sabor como contenido en alcohol.
Así que por supuesto que le dijo que si a ese chico que le pidió bailar, puesto que la comida la había puesto de muy buen humor. No soltó esa costilla eso sí, ni muerta.
Valyria bailó y bailó, entre risas y miel, viendo su hermana en pequeños retazos, cada vez un poco más cerca, sin bailar, sino atravesando la gente como un espectro. No le dio importancia en ese momento, entre el hechizo y las drogas, sin poder sacar la conclusión lógica sobre su no existencia. En su lugar estaba centrada en su mirada enfurruñada, preocupada, en sus gritos mudos hacia ella, señalando una y otra vez hacia fuera del círculo.
-Oh, venga ya, no seas tan gruñona, ¡come y baila un poco!- pero eso solo le gano otra sarta de silenciosos gritos, señalando esta vez al pilar. Era raro, hasta ese entonces habría jurado que su hermana se había quedado muda, pero… ¿era ella la que estaba sorda? No, oía la música perfectamente.
Smack.
Una jadeante Galatea le había soltado un sopapo, empapada de sudor peso a estar bien hacia literalmente segundos atrás, un golpe lo suficientemente fuerte como para hacerla tambalear.
–HEY.- pero se había desvanecido ante sus ojos. Extraño, se habría enfadado y marchado sin ella, sería mejor que la buscara, nunca la había visto tan alterada. Valyria dio unos cuantos pasos hacia fuera…
Y una mujer peliblanca con orejas de gato la abrazo, acurrucando la cara contra su pecho y ronroneando. Y cuando fue a apartarla, tocando su cabeza, noto lo suaves que eran esas adorables orejitas.
Bueno…un baile más no haría daño.
Así que por supuesto que le dijo que si a ese chico que le pidió bailar, puesto que la comida la había puesto de muy buen humor. No soltó esa costilla eso sí, ni muerta.
Valyria bailó y bailó, entre risas y miel, viendo su hermana en pequeños retazos, cada vez un poco más cerca, sin bailar, sino atravesando la gente como un espectro. No le dio importancia en ese momento, entre el hechizo y las drogas, sin poder sacar la conclusión lógica sobre su no existencia. En su lugar estaba centrada en su mirada enfurruñada, preocupada, en sus gritos mudos hacia ella, señalando una y otra vez hacia fuera del círculo.
-Oh, venga ya, no seas tan gruñona, ¡come y baila un poco!- pero eso solo le gano otra sarta de silenciosos gritos, señalando esta vez al pilar. Era raro, hasta ese entonces habría jurado que su hermana se había quedado muda, pero… ¿era ella la que estaba sorda? No, oía la música perfectamente.
Smack.
Una jadeante Galatea le había soltado un sopapo, empapada de sudor peso a estar bien hacia literalmente segundos atrás, un golpe lo suficientemente fuerte como para hacerla tambalear.
–HEY.- pero se había desvanecido ante sus ojos. Extraño, se habría enfadado y marchado sin ella, sería mejor que la buscara, nunca la había visto tan alterada. Valyria dio unos cuantos pasos hacia fuera…
Y una mujer peliblanca con orejas de gato la abrazo, acurrucando la cara contra su pecho y ronroneando. Y cuando fue a apartarla, tocando su cabeza, noto lo suaves que eran esas adorables orejitas.
Bueno…un baile más no haría daño.
Valyria
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Re: Midsommar [Evento Social]
“Veamos~ ¡Oh! Aquí es~ ¡Yup! Definitivamente lo es~”
Uriel vio la imagen de jóvenes bailando alrededor de pilares de flores con una amplia sonrisa, como si estuvieran haciendo la cosa mas chula y divertida del universo ¡Con que era este el sitio! Escuchó de un pueblo cercano que celebraba una fiesta local bastante querida, curioso, el vampirito fue a ver de qué se trataba ¡Y finalmente llegó para verlo con sus propios ojos! Animadamente, el vampirito se aproximó con grandes expectativas desde que todos parecían divertirse tanto ¡Seguro que debería ser muy divertido! O eso pensó…..
“Tampoco es para tanto, la verdad…..”
Estando entre los pilares donde círculos de jóvenes sonriente y carcajeantes bailaban y giraban como locos, Uriel husmeó curioso el ambiente, apropósito escogió la zona mas difícil de ver para los adultos situados en al zona de comida ¡De esa forma no se metería en líos por estar ahí sin permiso! ¡Aún así,era todo tan extraño! Todos parecían realmente contentos y se reían como si escucharan el mejor chiste del universo mientras seguían girando alrededor de los pilares sin detenerse por un solo segundo ¿No estaban cansados? ¿No estaban mareados? ¡Oh! Un pobre elfo, de unos 16 o 17 años cayó al suelo entre risas pero se podía ver de lejos que había algo mal con él ¡El pobre no daba más de si! Uriel se quedó un poco impactado ¿Porque se veía tan feliz aún cuando estaba al borde de desfallecer de deshidratación y mareo? ¡Luego se fijo en una muchachita de unos 15 años intentando salir para descansar pero siendo asediada por otros bailarines por el camino! Un escalofrío cruzó la espalda del infante, algo no el daba buena espina.
“Este sitio no me agrada, es como si algo les impidiera detenerse... ¡Me voy!”
El vampirito se dispuso a dar media vuelta para alejarse del sitio pero un repentino agarre y carcajadas en su espalda se lo impidió, al darse la vuelta pudo ver a una chica de no más de 19 años con un largo vestido blanco que afianzaba su juventud y belleza femenina natural ¡Por sus hermosas orejas alargadas supuso que era una elfa! La joven abrazó por la espalda a Uriel y con la dulzura de una hermana mayor cariñosa dijo;
“¡Hola, cariño! ¿Qué haces aquí solito? ¡Aún eres muy pequeño para rondar tu solito~! ¡Ya sé! ¡Únete a nosotros! Ven a divertirte con todos tus hermanos y hermanas mayores~”
“¿E-Eh? N-No yo ya me esta p-¿¡Wuuuuah!? ¡E-Espera!”
Sin esperar las respuesta del infante, la sonriente elfa tomó la mano de Uriel y le forzó a unirse a uno de los círculos contra su voluntad. Antes de que se diera cuenta, el infante estaba dando vueltas y escuchando risas que lentamente le provocaba un fuerte dolor de cabeza y una perdurante sensación de incomodidad ¿O no? Había algo más que le provocaba dolor de cabeza ¿Pero el qué? Se sentía como si esos pilares emitieran alguna clase de poder, algo que ponía muy incomodo al pequeño ¡No quería seguir estando ahí! Lo que terminó de convencer al niño de que algo estaba mal fue el repentino olor que asedió su nariz
“¿E-Eh? ¿P-Porque huele a sangre? N-No es de animal”
Entre el persistente aroma dulce a flores, el sudor y las incesantes risas Uriel pudo oler fácilmente el familiar olor a sangre ¿Que diablos? ¿Porque huele a sangre? Uriel vino solo por curiosidad, no sabía que se estaban sacrificando humanos ni tampoco porque habían personas prácticamente hechizadas ¡Nisiquiera sabía el nombre de esa celebración o su propósito! Si ponías en una situación como esa a un niño al que encima se le impedía irse, lógicamente estaría realmente asustado y ansioso. Estaba cada vez más nervioso, y el que le forzaran a bailar y girar alrededor de un pilar de aspecto extraño solo lo empeoraba, finalmente explotó;
“¡P-Parad! ¡S-Soltadme! ¡En ningún momento acepté bailar con vosotros! No dejáis de reír y carcajear mientras hay un extraño olor a sangre y gente al borde de un ataque ¡D-Dais miedo! ¡D-Dejadme ir!”
El vampirito comenzó a revolverse y a negarse a girar, los jóvenes miraron en shock al infante, como si su negativa fuera algo imposible y prohibido, como si en su mundo de alegría y felicidad no hubiera espacio a un "no". Uriel señaló acusatoriamente a una figura femenina tendida en el suelo apunto de perder la conciencia, era la elfa que le empujó a unirse antes, no parecía estar demasiado bien. Los demás la miraron como si fuera algo alienígena e imposible, por primera vez sus deslumbrantes sonrisas se apagaron y cambiaron a una mueca de confusión y desconcierto que terminó por desaparecer a los pocos segundos de vuelta a su amplia y feliz sonrisa, llena de diversión y juventud.
“¡No te preocupes por ella, chaval! Seguro que en nada viene alguien a ayudarla ¡No pongas esa cara tan larga! Ven y baila con nosotros, ya verás como todo se vuelve mejor~ ¡Es realmente divertido!”
Esta vez, un joven humano se aproximó al vampirito y extendió su mano para “persuadir” a Uriel de que se uniera a ellos, el infante corrió asustado hacía el pilar con tan mala suerte que chocó con él y provocó su caída, Uriel no se quedó a ver los efectos que su huía apresurada provocó, simplemente corrió hacia el bosque asustado en cuanto vio la más mínima posibilidad. Solo se detuvo cuando finalmente dejó de sentir esa incomodidad que los pilares le provocaban y las risas incesantes ya no eran adubiles ¡Solo entonces se percató! No notó que su bolsa de investigación al ser zamarreada constantemente al girar y luchar dejó caer del interior el preciado cuaderno de investigación del maestro de su maestro ¡Su preciado cuaderno se quedó en ese antro de chalados!
"Tengo que volver"
Uriel se dispuso a volver incluso cuando el mero echo de pensarlo le ponía de mal humor ¡Aún así debía de recuperar ese cuaderno! Era su objeto mas preciado ¡Incluso mas que su microscopio! Dando pasitos temblorosos, el infante se dispuso a volver pero esta vez con una idea en su mente; No permitiría que esos chalados volvieran a meterle en sus cosas demenciales, si uno trataba de forzarle sacaría su lado mas vampirico y los rechazaría hasta que le dejaran en paz ¡Si por recuperar le cuaderno debía de cargarse la fiesta entera, lo haría sin dudarlo!
Uri
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Re: Midsommar [Evento Social]
Aún mantenía la jarra casi vacía en su mano. Su mirada estaba perdida en la nada envolviendo los pensamientos más oscuros del dragón. Durante unos segundos volvía en sí para intentar percatarse de si alguien había intentado relacionarse con él. Pero por suerte aún no se había obligado a mostrar su encanto natural para tratar con el resto del mundo. Pero poco más tardo en hacerlo, pues se acercaron una humana con una toga blanca que dejaba poco a la imaginación y un elfo, que en la lejanía podía ser confundido con una elfa. Pestañeó varias veces para encerrar sus pensamientos de vuelta en su cofre y le dio el último trago a su jarra de hidromiel.– Gracias. Pero ya estoy servido. –Se encogió ligeramente de hombros, para mostrar la indiferencia que sentía ante la presencia de la humana y del elfo. – Pero qué graciosos eres... Ven. Vente conmigo y bailemos un poco. –La tonalidad de la voz de la muchacha tenía algo que provocaba cierto dilema emocional en Daven. ¿Qué le impedía darle una patada a esas personas y cambiarse de sitio? Pero antes de que pudiera reaccionar fue agarrado por la humana y el elfo.– ¡Baila con nosotros! ¡Estamos de celebración! ¡Y no puedes venir aquí y ser un aguafiestas! –Daven sacudió la cabeza varias veces. Quería resistirse y durante breves instantes lo conseguía. En uno de ellos consiguió zafarse del agarre de sus "captores". "Basta." Sonó fuertemente en su cabeza. Cerró los ojos e inspiró profundamente.
Festejo. Risas. Bailes. "¿Cuánto tiempo ha pasado desde que disfruté de una fiesta? ¿Cuánto llevo sin pensar en la diversión?" Daven sacudió la cabeza varias veces y abrió sus ojos. ¿Por qué le venían a la cabeza esos pensamientos? ¿Por qué quería dejar a un lado su lado objetivo y lógico y entablarse en algo emocional?. Se acabó la jarra de hidromiel y la depositó de un golpe sobre la mesa.– Por Odín. Hoy es tiempo de festejar. –Casi de un salto se reincorporó y agarró otra jarra de hidromiel. Se la acercó a su boca, la abrió y dejó que la bebida entrara o no por su garganta. Pues más de la mitad manchó su barba y mojó su ropa.– ¡Bien! ¡Vienes con nosotros! ¡Verás como no te arrepentirás! –La humana agarró del brazo a Daven y lo arrastró hasta el pilar más cercano, esta agarró un lazo y comenzó a saltar, bailar y reír. Este, cual borrego justo antes del matadero siguió las mismas acciones que la humana. Agarró el lazo y su mente comenzó a nublarse. Sus pies empezaron a moverse solos y comenzó a bailar. Torpe como él solo, pues nunca en su vida se había dignado a bailar. Parecía que un hombre cojo y sin ningún tipo de coordinación sufría un ataque epiléptico mientras intentaba sujetar un huevo en una cuchara con la boca. En definitiva, un desastre.
"¡Fuera!" Una sacudida de sensatez chocó contra la realidad. ¿Qué estaba haciendo? Se pasó la mano por su rostro para intentar espabilarse. Intentó andar pero su cuerpo se tambaleaba debido al cansancio. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí metido? ¿Cómo no podía haberse dado cuenta de que estaba bailando? Pero si él odiaba mantener cualquier tipo de contacto social.– ¡Argh! –Bramó con fiereza. Hizo de tripas corazón e intentó alejarse paso a paso hacia las mesas. Necesitaba hidratarse, y más importante aún, comer.
– ¡Aún no hemos terminado! –El elfo corrió hacia Daven y se interpuso en su camino.– Vamos, vente. Verás como te encuentras mejor. –Las palabras del elfo encandilaban sin dificultad al dragón. Que carismático podía llegar a resultar. ¿Sería por esa cabellera de color dorado? ¿Por esas orejas puntiagudas o por la tranquilidad que trasmitía su voz? La verdad es que en ese momento no le importaba demasiado el porqué le resultaba agradable la compañía del elfo. De porque se había vuelto tan sumiso cuando jamás nadie había sido capaz de domarlo. ¿Acaso habían descubierto algún punto débil? Ya habría tiempo de descubrirlo, ya sería capaz de pensar en otra cosa que no fuera la festividad. Ahora lo único que hacía era saltar, reír y bailar. Hasta que cayese muerto sobre si mismo. Cabe decir que era incapaz de percatarse de lo que sucedía a su alrededor.
Festejo. Risas. Bailes. "¿Cuánto tiempo ha pasado desde que disfruté de una fiesta? ¿Cuánto llevo sin pensar en la diversión?" Daven sacudió la cabeza varias veces y abrió sus ojos. ¿Por qué le venían a la cabeza esos pensamientos? ¿Por qué quería dejar a un lado su lado objetivo y lógico y entablarse en algo emocional?. Se acabó la jarra de hidromiel y la depositó de un golpe sobre la mesa.– Por Odín. Hoy es tiempo de festejar. –Casi de un salto se reincorporó y agarró otra jarra de hidromiel. Se la acercó a su boca, la abrió y dejó que la bebida entrara o no por su garganta. Pues más de la mitad manchó su barba y mojó su ropa.– ¡Bien! ¡Vienes con nosotros! ¡Verás como no te arrepentirás! –La humana agarró del brazo a Daven y lo arrastró hasta el pilar más cercano, esta agarró un lazo y comenzó a saltar, bailar y reír. Este, cual borrego justo antes del matadero siguió las mismas acciones que la humana. Agarró el lazo y su mente comenzó a nublarse. Sus pies empezaron a moverse solos y comenzó a bailar. Torpe como él solo, pues nunca en su vida se había dignado a bailar. Parecía que un hombre cojo y sin ningún tipo de coordinación sufría un ataque epiléptico mientras intentaba sujetar un huevo en una cuchara con la boca. En definitiva, un desastre.
"¡Fuera!" Una sacudida de sensatez chocó contra la realidad. ¿Qué estaba haciendo? Se pasó la mano por su rostro para intentar espabilarse. Intentó andar pero su cuerpo se tambaleaba debido al cansancio. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí metido? ¿Cómo no podía haberse dado cuenta de que estaba bailando? Pero si él odiaba mantener cualquier tipo de contacto social.– ¡Argh! –Bramó con fiereza. Hizo de tripas corazón e intentó alejarse paso a paso hacia las mesas. Necesitaba hidratarse, y más importante aún, comer.
– ¡Aún no hemos terminado! –El elfo corrió hacia Daven y se interpuso en su camino.– Vamos, vente. Verás como te encuentras mejor. –Las palabras del elfo encandilaban sin dificultad al dragón. Que carismático podía llegar a resultar. ¿Sería por esa cabellera de color dorado? ¿Por esas orejas puntiagudas o por la tranquilidad que trasmitía su voz? La verdad es que en ese momento no le importaba demasiado el porqué le resultaba agradable la compañía del elfo. De porque se había vuelto tan sumiso cuando jamás nadie había sido capaz de domarlo. ¿Acaso habían descubierto algún punto débil? Ya habría tiempo de descubrirlo, ya sería capaz de pensar en otra cosa que no fuera la festividad. Ahora lo único que hacía era saltar, reír y bailar. Hasta que cayese muerto sobre si mismo. Cabe decir que era incapaz de percatarse de lo que sucedía a su alrededor.
Daven Valerious
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Re: Midsommar [Evento Social]
Había quedado ensordecida, sus oídos dolían y tintineaban a lo largo de un subtono siempre presente, agudo y abrumador. Cabeceó, su peso y la gravedad querían sumirla en la más oscura de las profundidades, pero su voluntad era más fuerte. Abrió los ojos tras un esfuerzo titánico pero había algo en la imagen frente a sus ojos que no era correcto. Parpadeó, cuando sus ojos volvieron a adaptarse, vio lo que parecía un largo y escuálido dedo apuntando a una figura indistinta a la distancia. Alguien, a lo lejos gritaba. El sonido era escandaloso, por un lado el pitido, por el otro, la angustiosa sensación de que alguien sufría y sus gritos acrecentándose a medida que ella recobraba su lucidez. Sus tímpanos explotarían. Buscó sus brazos pero no los encontró. Se concentró. Entendió que ninguna parte de su cuerpo respondía. Un sudor frío le bajó por la sien. Apretó sus dientes, trajo la figura de su único Dios a sus pensamientos.
Se hizo la luz.
Frunció el ceño y miró alrededor, aparentemente se había quedado dormida en medio de la celebración del Midsommar. El sol era fuerte, incluso molesto para esa hora del día. No había dudas de que había sido sólo una pesadilla. Frente a ella, no muy lejos, los más jóvenes bailaban alrededor de aquél alto palenque florido. Se llevó una mano ausente a la cabeza para quitase el sudor ¡y cuál fue su sorpresa al percatarse que estaba pegajoso! Dejó de observar a los alrededores para contemplar ese extraño fenómeno cuando sus colores se aclararon más de lo usual. Su boca se abría y cerraba como un pez fuera del agua mientras asustada, ahora sentía su corazón latir cada vez con más fuerza. Hubiese comenzado a hiperventilar de no ser por aquella risa casi contagiosa a un lado de ella. Con pulmones tan fuertes, era prácticamente imposible concentrarse en las miles de posibilidades de una muerte anunciada sin precedentes.
Finalmente su lógica fue más fuerte que el acervo de mitos, leyendas y credulidad. -Hmm mmm…- Se llevó los dedos carmesí a los labios y comprobó con sutil tranquilidad que se trataba simplemente de la carne de frutillas. - Me preguntaba si despertarías en algún momento. Cuando los ronquidos se convirtieron en bestias furiosas, decidí tomar las riendas de la situación en mis manos-. Nuria echó la cabeza hacia atrás y observó al hombre masivo- para su propio tamaño- definitivamente no lo conocía, pero evidentemente se había tomado varias atribuciones –además de mucho vino pues su nariz estaba roja-. - Supongo que me ha hecho usted un favor…- y la interacción murió ahí, cuando ella interrumpió la respuesta del desconocido con una simple moción hacia su amigo Cheshire, al otro lado del claro, evidentemente disfrutando de una siesta no merecida.
Se cruzó de brazos al lado del durmiente gatuno y chistó un par de veces mientras negaba silenciosamente con la cabeza. El muy mentiroso le había prometido flores y colores ¡¿y qué es lo primero que hizo?! Dormirse la mona en medio de todo aquello. Observó desaparecer el último rayo del sol y con ávida curiosidad se acercó a las hogueras, dejando a su suerte a su amigo- Hay muchas versiones del nacimiento del Midsommar ¿lo sabías Clavela? No me mires con esos ojos, tampoco es necesario mostrar tanta apatía por mí, terminarás destruyendo ese crucifijo o rompiéndote la mano- y en un gesto burlesco se persignó con una sonrisa irónica. La joven volvió a apartarse, pero era asediada por aquellos ojos penetrantes, fuera donde fuera, escondiérase tras cuantas flores como lo hiciera, él siempre estaba cerca. Algo en sus movimientos lo volvían fantástico, como su sueño, pero no podía poner el dedo sobre qué era aquello que le erizaba tanto la piel sobre él ¿su embriaguez? ¿el que la confundiera con otra persona? ¿su cercanía?.
Miró alrededor, estaba cerca del lugar donde todos se divertían. Estiró una mano en dirección a los danzantes, la noche los volvía hermosos, sus mejillas sonrosadas, las interminables sonrisas, un mundo de luz a pesar de lo entrada de la noche. Sólo un solo ejemplar joven parecía llamar la atención entre el bulto general de la festividad, negándose a participar. Pestañeó varias veces y bajó su mano. Flores, luz y alegría prácticamente infinita no era precisamente parte de la descripción de su carácter. Negó con la cabeza y retrocedió hacia las sombras, donde pertenecía. Apretó la cruz con su diestra y exhaló, contaba con Chess para poder mezclarse. Retrocedió unos pasos más y le pareció escuchar gritos ensordecedores. Se pellizcó. Tenía que haber vuelto a quedarse dormida, esa era la única explicación.
Se hizo la luz.
Frunció el ceño y miró alrededor, aparentemente se había quedado dormida en medio de la celebración del Midsommar. El sol era fuerte, incluso molesto para esa hora del día. No había dudas de que había sido sólo una pesadilla. Frente a ella, no muy lejos, los más jóvenes bailaban alrededor de aquél alto palenque florido. Se llevó una mano ausente a la cabeza para quitase el sudor ¡y cuál fue su sorpresa al percatarse que estaba pegajoso! Dejó de observar a los alrededores para contemplar ese extraño fenómeno cuando sus colores se aclararon más de lo usual. Su boca se abría y cerraba como un pez fuera del agua mientras asustada, ahora sentía su corazón latir cada vez con más fuerza. Hubiese comenzado a hiperventilar de no ser por aquella risa casi contagiosa a un lado de ella. Con pulmones tan fuertes, era prácticamente imposible concentrarse en las miles de posibilidades de una muerte anunciada sin precedentes.
Finalmente su lógica fue más fuerte que el acervo de mitos, leyendas y credulidad. -Hmm mmm…- Se llevó los dedos carmesí a los labios y comprobó con sutil tranquilidad que se trataba simplemente de la carne de frutillas. - Me preguntaba si despertarías en algún momento. Cuando los ronquidos se convirtieron en bestias furiosas, decidí tomar las riendas de la situación en mis manos-. Nuria echó la cabeza hacia atrás y observó al hombre masivo- para su propio tamaño- definitivamente no lo conocía, pero evidentemente se había tomado varias atribuciones –además de mucho vino pues su nariz estaba roja-. - Supongo que me ha hecho usted un favor…- y la interacción murió ahí, cuando ella interrumpió la respuesta del desconocido con una simple moción hacia su amigo Cheshire, al otro lado del claro, evidentemente disfrutando de una siesta no merecida.
Se cruzó de brazos al lado del durmiente gatuno y chistó un par de veces mientras negaba silenciosamente con la cabeza. El muy mentiroso le había prometido flores y colores ¡¿y qué es lo primero que hizo?! Dormirse la mona en medio de todo aquello. Observó desaparecer el último rayo del sol y con ávida curiosidad se acercó a las hogueras, dejando a su suerte a su amigo- Hay muchas versiones del nacimiento del Midsommar ¿lo sabías Clavela? No me mires con esos ojos, tampoco es necesario mostrar tanta apatía por mí, terminarás destruyendo ese crucifijo o rompiéndote la mano- y en un gesto burlesco se persignó con una sonrisa irónica. La joven volvió a apartarse, pero era asediada por aquellos ojos penetrantes, fuera donde fuera, escondiérase tras cuantas flores como lo hiciera, él siempre estaba cerca. Algo en sus movimientos lo volvían fantástico, como su sueño, pero no podía poner el dedo sobre qué era aquello que le erizaba tanto la piel sobre él ¿su embriaguez? ¿el que la confundiera con otra persona? ¿su cercanía?.
Miró alrededor, estaba cerca del lugar donde todos se divertían. Estiró una mano en dirección a los danzantes, la noche los volvía hermosos, sus mejillas sonrosadas, las interminables sonrisas, un mundo de luz a pesar de lo entrada de la noche. Sólo un solo ejemplar joven parecía llamar la atención entre el bulto general de la festividad, negándose a participar. Pestañeó varias veces y bajó su mano. Flores, luz y alegría prácticamente infinita no era precisamente parte de la descripción de su carácter. Negó con la cabeza y retrocedió hacia las sombras, donde pertenecía. Apretó la cruz con su diestra y exhaló, contaba con Chess para poder mezclarse. Retrocedió unos pasos más y le pareció escuchar gritos ensordecedores. Se pellizcó. Tenía que haber vuelto a quedarse dormida, esa era la única explicación.
Nuria
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Re: Midsommar [Evento Social]
Otro mes, otra celebración… la gente del exterior parece poseer mucho tiempo, el no tener que combatir deja espacio para el ocio al parecer. Bien lo decía el chamán de los brumosos que Kosir tanto ignoro.
Ciertamente la gente de afuera es un tanto fiestera, algo que el pelirrojo comienza a aceptar de buena forma. Son como los festivales de bosque negro pero más seguidos y sin tantos duelos a muerte.
Claro que el pequeño guerrero no planea bajar la guardia al máximo, bien sabe que los eventos suelen tener efectos colaterales extraños en el enorme mundo. La magia es muy tangible fuera de su hogar y los dioses más patentes.
Le gustaría ver el rostro de las personas sagradas en casa si tuvieran que enfrentarse a un mago físico, un personaje que no se limite a interpretar a los dioses sino que literalmente pueda manipular las fuerzas naturales.
Seguro causaría una gran conmoción… y luego le caerían todos los presentes a espadazos pero lo divertido no se le quita. Algunas cosas no cambian tan fácilmente, especialmente cuando se habla de casa.
Una cosa destaca en este evento, el muchacho por primera vez participa activamente. Todo comenzó cuando algunos hombres de vestido blanco se mostraron interesados en una de sus pociones más recientes, no tardaron en ofrecer compensación a cambio del líquido en sí.
Por algunos instantes el salvaje considero extraño que los amables sujetos necesitaran tranquilizar a las personas mayores, pero sus argumentos fueron convincentes para el chico. Es claro que una vida extendida resulta tormentosa y requiere ayuda alquímica para sobrellevarla.
Kosir no es el personaje más experimentado en cuanto al tema por desgracia, cuando eso ocurre suele asentir nada más a menos que atente contra su honor luchador. La gente en bosque negro no suele pasar de su cuarenta cumpleaños, ya sea por las circunstancias o elección propia.
Y allí se encuentra el pelirrojo, en la cocina, mezclando su fórmula con los deliciosos manjares que salen. Comienza a comprender la dinámica que se maneja afuera, servicio por artículo domina el mercado extranjero.
No es algo muy de su cultura pero tampoco está haciendo algo malo, solo disminuye el sufrimiento de gente con un pie en la tumba y consigue suficiente material reactivo como para seguir experimentando la senda brumosa.
Es imposible negar que la gente en la fiesta se divierte, sus risas resultan incluso ensordecedoras por momentos. El tribal no puede más que agradecer el haber encontrado una festividad sin aire siniestro.
Ciertamente la gente de afuera es un tanto fiestera, algo que el pelirrojo comienza a aceptar de buena forma. Son como los festivales de bosque negro pero más seguidos y sin tantos duelos a muerte.
Claro que el pequeño guerrero no planea bajar la guardia al máximo, bien sabe que los eventos suelen tener efectos colaterales extraños en el enorme mundo. La magia es muy tangible fuera de su hogar y los dioses más patentes.
Le gustaría ver el rostro de las personas sagradas en casa si tuvieran que enfrentarse a un mago físico, un personaje que no se limite a interpretar a los dioses sino que literalmente pueda manipular las fuerzas naturales.
Seguro causaría una gran conmoción… y luego le caerían todos los presentes a espadazos pero lo divertido no se le quita. Algunas cosas no cambian tan fácilmente, especialmente cuando se habla de casa.
Una cosa destaca en este evento, el muchacho por primera vez participa activamente. Todo comenzó cuando algunos hombres de vestido blanco se mostraron interesados en una de sus pociones más recientes, no tardaron en ofrecer compensación a cambio del líquido en sí.
Por algunos instantes el salvaje considero extraño que los amables sujetos necesitaran tranquilizar a las personas mayores, pero sus argumentos fueron convincentes para el chico. Es claro que una vida extendida resulta tormentosa y requiere ayuda alquímica para sobrellevarla.
Kosir no es el personaje más experimentado en cuanto al tema por desgracia, cuando eso ocurre suele asentir nada más a menos que atente contra su honor luchador. La gente en bosque negro no suele pasar de su cuarenta cumpleaños, ya sea por las circunstancias o elección propia.
Y allí se encuentra el pelirrojo, en la cocina, mezclando su fórmula con los deliciosos manjares que salen. Comienza a comprender la dinámica que se maneja afuera, servicio por artículo domina el mercado extranjero.
No es algo muy de su cultura pero tampoco está haciendo algo malo, solo disminuye el sufrimiento de gente con un pie en la tumba y consigue suficiente material reactivo como para seguir experimentando la senda brumosa.
Es imposible negar que la gente en la fiesta se divierte, sus risas resultan incluso ensordecedoras por momentos. El tribal no puede más que agradecer el haber encontrado una festividad sin aire siniestro.
Kosir
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Re: Midsommar [Evento Social]
La mano negra de ciudad Lagarto se iba extendiendo lentamente por el reino humano y el rumor sobre un hombre que eliminaba cadáveres también se extendía. Aquel hombre era Go´el, al que le habían puesto el nombre de "El limpiador".
Hecho que molestaba sobremanera al dragón ¡Él era un médico no un sirviente!
Si tanto le molestaba aquello ¿Porque seguía acudiendo cuando lo llamaban? La respuesta era fácil. Por la ciencia.
Pero dejemos a un lado el orgullo herido y la extraña lógica de pensar del galeno.
Hoy los dos dragones se encontraban en la festividad de Midsommar, el doctor había acudido en calidad de "limpiador" los encargados de orquestar la ceremonia tentaron al rubio al mencionar en la carta que podría quedarse con todos los cadáveres, lo que no le dijeron al doctor es que la gran mayoría de ellos eran de animales y humanos ancianos.
-¿Que es todo esto? -Preguntaba un iracundo Go´el al ver como otro anciano era apilado a un costado del altar. -Aquí no hay más que animales y viejos pellejos. ¡Esto no es más que carne muerta! ¡Qué voy a experimentar yo con esto! ¿Eh?
El rubio levantó los brazos exasperado y señaló a la mujer conejo.
-Bestias, quiero hombres y mujeres bestia y los quiero ahora. -Exigió acercándose a la mujer con el ceño fruncido. -Osos, lobos, búhos, me dan igual, pero los quiero. Y si no me los traes experimentare contigo.
Los sacerdotes comenzaron a reunirse en torno a Go´el, la mujer conejo había agachado las orejas y se alejaba temerosa del Limpiador.
El dragón humanoide ya no estaba en su ciudad así que podía experimentar con quien quisiera, dato que evidentemente no compartía el resto de las personas reunidas a su alrededor.
El humano que portaba el cuchillo ceremonial se colocó tras el galeno y tocó su hombro.
-¡¿Que?!
Bramó el dragón cambiando la forma de su cráneo a uno reptiliano y plagado de dientes. El humano retrocedió un paso sorprendido.
-El siguiente ritual debe comenzar.
El humano ataviado de blanco trató de sonar solemne. Go´el siseo ofuscado y cambio el resto de su cuerpo a su forma de semireptil.
-Másss osss vale que sea un hombre-bestia.
El rubio ahora tenía el pelo platino, en lugar de piel blanca portaba escamas azules y naranjas sobre sus músculos y unas espinas le salían de los hombros y los codos. El reptil se echó hacia atrás el pelo, cargó en el hombro uno de los cuerpos inertes junto al altar y se alejó de la zona de ceremonias.
A no más de cien metros se encontraba Gali preparando una enorme pira. En cuanto su compañero había visto el tercer vejestorio había ordenado al monje construir una hoguera enorme para quemar los cuerpos, porque... Go´el era "el limpiador", si, pero nunca se dijo que fuera uno sutil cuando los cuerpos le resultaban inservibles.
El dragón humanoide llegó junto a su tocayo y tras lanzar al muerto a los maderos se dio la vuelta y fue a por el siguiente.
___________
Off: Habilidad racial, transformación en semidragón.
Comienzo la mini trama propuesta por Sigel.
Hecho que molestaba sobremanera al dragón ¡Él era un médico no un sirviente!
Si tanto le molestaba aquello ¿Porque seguía acudiendo cuando lo llamaban? La respuesta era fácil. Por la ciencia.
Pero dejemos a un lado el orgullo herido y la extraña lógica de pensar del galeno.
Hoy los dos dragones se encontraban en la festividad de Midsommar, el doctor había acudido en calidad de "limpiador" los encargados de orquestar la ceremonia tentaron al rubio al mencionar en la carta que podría quedarse con todos los cadáveres, lo que no le dijeron al doctor es que la gran mayoría de ellos eran de animales y humanos ancianos.
-¿Que es todo esto? -Preguntaba un iracundo Go´el al ver como otro anciano era apilado a un costado del altar. -Aquí no hay más que animales y viejos pellejos. ¡Esto no es más que carne muerta! ¡Qué voy a experimentar yo con esto! ¿Eh?
El rubio levantó los brazos exasperado y señaló a la mujer conejo.
-Bestias, quiero hombres y mujeres bestia y los quiero ahora. -Exigió acercándose a la mujer con el ceño fruncido. -Osos, lobos, búhos, me dan igual, pero los quiero. Y si no me los traes experimentare contigo.
Los sacerdotes comenzaron a reunirse en torno a Go´el, la mujer conejo había agachado las orejas y se alejaba temerosa del Limpiador.
El dragón humanoide ya no estaba en su ciudad así que podía experimentar con quien quisiera, dato que evidentemente no compartía el resto de las personas reunidas a su alrededor.
El humano que portaba el cuchillo ceremonial se colocó tras el galeno y tocó su hombro.
-¡¿Que?!
Bramó el dragón cambiando la forma de su cráneo a uno reptiliano y plagado de dientes. El humano retrocedió un paso sorprendido.
-El siguiente ritual debe comenzar.
El humano ataviado de blanco trató de sonar solemne. Go´el siseo ofuscado y cambio el resto de su cuerpo a su forma de semireptil.
-Másss osss vale que sea un hombre-bestia.
El rubio ahora tenía el pelo platino, en lugar de piel blanca portaba escamas azules y naranjas sobre sus músculos y unas espinas le salían de los hombros y los codos. El reptil se echó hacia atrás el pelo, cargó en el hombro uno de los cuerpos inertes junto al altar y se alejó de la zona de ceremonias.
A no más de cien metros se encontraba Gali preparando una enorme pira. En cuanto su compañero había visto el tercer vejestorio había ordenado al monje construir una hoguera enorme para quemar los cuerpos, porque... Go´el era "el limpiador", si, pero nunca se dijo que fuera uno sutil cuando los cuerpos le resultaban inservibles.
El dragón humanoide llegó junto a su tocayo y tras lanzar al muerto a los maderos se dio la vuelta y fue a por el siguiente.
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Off: Habilidad racial, transformación en semidragón.
Comienzo la mini trama propuesta por Sigel.
Go'el
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Re: Midsommar [Evento Social]
Todo comenzó como si hubiese sido una broma.
El reto en la sonrisa marcada de aquel chico en particular unido a las dos jarras de más de hidromiel habían adormecido la rabia en la pantera del corazón de Eilydh. De hecho, y antes de terminar la segunda, la elfa se había preguntado seriamente si ultimamente pasaba más tiempo ebria que sobria, y había hecho falta más que ánimos para contestarse a si misma que tan solo era temporal. Como consecuencia, Eilydh, o mejor dicho, su cerebro, ronroneaba.
Llevaba la melena suelta y había cambiado sus ropajes de piel poco favorecedores por el vestido color hueso que compartía con el resto de los elfos del lugar. Alguien había adornado sus cabellos con flores, como si toda aquella ceremonia no le recordase lo suficiente ya a cierta celebración del árbol madre y por un momento Eilydh se pensó si aceptar el trauma de ver pasar las horas rodeadas de personas con caretas falsas despojarse de sus sentimientos y sucumbir al alcohol y a los deseos de los que habían organizado el evento. Su compañero de hidromieles e historias en as dos ultimas horas parecía interesado en sacarla a bailar.
Eilydh se sorprendió al comprobar que de hecho, no bromeaba y fue cuando el hombre de cabellos cobrizos sonrió cuando justo supo que estaba perdida. Conocía esa sonrisa. Había odiado esa sonrisa. De hecho tan solo la había visto una vez en su vida y soñado con ellas otras tantas desde entonces y desde que desapareció ante sus ojos. El hecho de volverla a ver mientras celebraba la gracia de Odin fue demasiada casualidad.
Aquello tan solo podía significar problemas.
Sintió la mano del chico en su propia mano, como guiándola hasta el mismísimo Valhalla y por una extraña razón los pies de la chica obedecieron siguiendo al hombre de ojos verdosos. Bailaron alrededor de aquel estandarte floreado. Eilydh no sabía exactamente el porqué lo hacían, giraban y giraban alrededor de aquel palo extraño con runas y de cuando en cuando alguno de los pétalos de aquellas flores se mezclaba con los de su propio cabello.Su acompañante había aumentado el ritmo de sus pasos, como esperando que Eilydh no pudiese seguirle el ritmo. Avanzaban alrededor de los presentes, salteándolos y mezlcando los trozos de tela blanca a los que se habían asido ambos, enredándolos con los del resto, divertidos.
El hombre volvió a sonreir. Y fue justo en ese instante en el que Eilydh supo cómo de equivocada estuvo. Aquella no era la sonrisa que había estado buscando.Aquello la enfureció y el efecto ronroneante del hidromiel en su mente pareció cesar de súbito despertando a la pantera de su interior y aligerando sus pasos mientras bailaba esta vez sola, en dirección opuesta al chico, que parecía estar confuso sobre qué había hecho para molestarla.
Bailó durante lo que parecieron horas, cada vez más rápido. Con más furia y rabia. Notaba como alguna de las flores de su pelo se habían desprendido, sus pies le suplicaban que parase, pero su mente tenía otra idea distinta: como si enredar su trozo de tela blanca a modo de cuerda entre los demás bailarines ajenos fuese simplemente algo necesario, y a la vez no pudiese para de hacerlo.
Bailó y bailó. Y giró y giró sobre si misma.Tanto que pensó que iba a crear un hueco en el suelo que pisaba. Sus pies tenían alas. Odín mismo las había creado para ella.Hasta que de pronto...
Paró.
Eilydh se miró las manos, confusa. El trozo de tela en forma de cuerda seguía colgado del poste del que ella bailaba, pero considerablemente más suelto. El poste había dado de si y las flores habían caido finalmente sobre sus pies. dejando el poste vacío. Su movimiento continuo y frenético unido a aquella situación había hecho que sus pies descalzos acabasen fuera del circulo.
Y ahora se sentía ridícula por dos motivos: Era la única parada cerca de una multitud que bailaba entusiasmada, nunca antes había bailado delante de personas que no fuesen elfos.
Las miradas de alguno de los invitados más mayores se dirigió irremediablemente hacia ella. Uno de ellos incluso la señaló con el dedo mientras hablaba con otro algo más joven. Este último, un hombre bestia mitad tigre tomó aquella indicación como una orden y se levantó con los ojos clavados en Eilydh.
La elfa no esperó a que se acercase demasiado para aprovechar que su confusión estaba mermando y desaparecerse de aquel improvisado escenario. Incluso quizás de aquella fiesta. Pero al parecer sus reflejos estaban aún algo indispuestos y su coordinación ante tanto baile hacía que se moviese lentamente. Tanto que aquel hombre bestia fue rápido en agarrar su mano con una sonrisa falsa mientras la invitaba a entrar en el circulo.
-No gracias- dijo la elfa, zafándose de aquella mano e intentando escapar hacia otro lado. La cabeza iba a estallarle. No estaba segura de si fue de dar tantas vueltas o una resaca prematura debido al hidromiel.
Aquello no pareció ser bien encajado por el hombre bestia que se acercó por detrás de la elfa y le agarró la cintura, de nuevo casi empujándola al circulo.
-He dicho NO gracias- añadió intentando zafarse de nuevo y comprendiendo que aquel hombre no tenía intención alguna de dejarla marchar.
-No recuerdo haber pedido tu consentimiento- dijo de nuevo, con una sonrisa falsa que apenas dejaba ver que estaba moviendo sus labios para hablar y mientras la empujaba hasta el circulo.
Eilydh empezó a sospechar que algo no estaba bien. y la visión de muchas de las personas en el circulo desplomándose pero sin dejar de bailar confirmó sus sospechas. No llevaba su daga consigo. No la creyó necesaria en una fiesta de aquel calibre, así que estaba desarmada y literalmente forzada a moverse. Levantó su pie lo más que pudo y pisó con fuerza al hombre bestia, haciendo que este perdiese la línea recta en la que andaba. Aprovechó esta momentánea ventaja para lanzarle una patada en la entrepierna a su captor que definitivamente lo dejó KO al menos por algunos minutos.
Los suficientes como para que la chica finalmente se separase de el, y empezase a andar tan rápido como lo que su confundida y dolorida cabeza y pies le dejaban.
Pudo ver cómo tres figuras se levantaban de sus asientos segundos después de que la elfa se librase del hombre bestia. Todas con la misma parsimonia en el gesto y la misma sonrisa vacía que éste había mostrado. Todos caminando apresurados en su dirección, seguramente con la misma invitación que el hombre bestia había sugerido.
Apresuró su caminar mientras su cabeza la hacía sentir que iba a estallar. Casi aguantando el vómito. Necesitaba escabullirse y huir.
Rápido.
El reto en la sonrisa marcada de aquel chico en particular unido a las dos jarras de más de hidromiel habían adormecido la rabia en la pantera del corazón de Eilydh. De hecho, y antes de terminar la segunda, la elfa se había preguntado seriamente si ultimamente pasaba más tiempo ebria que sobria, y había hecho falta más que ánimos para contestarse a si misma que tan solo era temporal. Como consecuencia, Eilydh, o mejor dicho, su cerebro, ronroneaba.
Llevaba la melena suelta y había cambiado sus ropajes de piel poco favorecedores por el vestido color hueso que compartía con el resto de los elfos del lugar. Alguien había adornado sus cabellos con flores, como si toda aquella ceremonia no le recordase lo suficiente ya a cierta celebración del árbol madre y por un momento Eilydh se pensó si aceptar el trauma de ver pasar las horas rodeadas de personas con caretas falsas despojarse de sus sentimientos y sucumbir al alcohol y a los deseos de los que habían organizado el evento. Su compañero de hidromieles e historias en as dos ultimas horas parecía interesado en sacarla a bailar.
Eilydh se sorprendió al comprobar que de hecho, no bromeaba y fue cuando el hombre de cabellos cobrizos sonrió cuando justo supo que estaba perdida. Conocía esa sonrisa. Había odiado esa sonrisa. De hecho tan solo la había visto una vez en su vida y soñado con ellas otras tantas desde entonces y desde que desapareció ante sus ojos. El hecho de volverla a ver mientras celebraba la gracia de Odin fue demasiada casualidad.
Aquello tan solo podía significar problemas.
Sintió la mano del chico en su propia mano, como guiándola hasta el mismísimo Valhalla y por una extraña razón los pies de la chica obedecieron siguiendo al hombre de ojos verdosos. Bailaron alrededor de aquel estandarte floreado. Eilydh no sabía exactamente el porqué lo hacían, giraban y giraban alrededor de aquel palo extraño con runas y de cuando en cuando alguno de los pétalos de aquellas flores se mezclaba con los de su propio cabello.Su acompañante había aumentado el ritmo de sus pasos, como esperando que Eilydh no pudiese seguirle el ritmo. Avanzaban alrededor de los presentes, salteándolos y mezlcando los trozos de tela blanca a los que se habían asido ambos, enredándolos con los del resto, divertidos.
El hombre volvió a sonreir. Y fue justo en ese instante en el que Eilydh supo cómo de equivocada estuvo. Aquella no era la sonrisa que había estado buscando.Aquello la enfureció y el efecto ronroneante del hidromiel en su mente pareció cesar de súbito despertando a la pantera de su interior y aligerando sus pasos mientras bailaba esta vez sola, en dirección opuesta al chico, que parecía estar confuso sobre qué había hecho para molestarla.
Bailó durante lo que parecieron horas, cada vez más rápido. Con más furia y rabia. Notaba como alguna de las flores de su pelo se habían desprendido, sus pies le suplicaban que parase, pero su mente tenía otra idea distinta: como si enredar su trozo de tela blanca a modo de cuerda entre los demás bailarines ajenos fuese simplemente algo necesario, y a la vez no pudiese para de hacerlo.
Bailó y bailó. Y giró y giró sobre si misma.Tanto que pensó que iba a crear un hueco en el suelo que pisaba. Sus pies tenían alas. Odín mismo las había creado para ella.Hasta que de pronto...
Paró.
Eilydh se miró las manos, confusa. El trozo de tela en forma de cuerda seguía colgado del poste del que ella bailaba, pero considerablemente más suelto. El poste había dado de si y las flores habían caido finalmente sobre sus pies. dejando el poste vacío. Su movimiento continuo y frenético unido a aquella situación había hecho que sus pies descalzos acabasen fuera del circulo.
Y ahora se sentía ridícula por dos motivos: Era la única parada cerca de una multitud que bailaba entusiasmada, nunca antes había bailado delante de personas que no fuesen elfos.
Las miradas de alguno de los invitados más mayores se dirigió irremediablemente hacia ella. Uno de ellos incluso la señaló con el dedo mientras hablaba con otro algo más joven. Este último, un hombre bestia mitad tigre tomó aquella indicación como una orden y se levantó con los ojos clavados en Eilydh.
La elfa no esperó a que se acercase demasiado para aprovechar que su confusión estaba mermando y desaparecerse de aquel improvisado escenario. Incluso quizás de aquella fiesta. Pero al parecer sus reflejos estaban aún algo indispuestos y su coordinación ante tanto baile hacía que se moviese lentamente. Tanto que aquel hombre bestia fue rápido en agarrar su mano con una sonrisa falsa mientras la invitaba a entrar en el circulo.
-No gracias- dijo la elfa, zafándose de aquella mano e intentando escapar hacia otro lado. La cabeza iba a estallarle. No estaba segura de si fue de dar tantas vueltas o una resaca prematura debido al hidromiel.
Aquello no pareció ser bien encajado por el hombre bestia que se acercó por detrás de la elfa y le agarró la cintura, de nuevo casi empujándola al circulo.
-He dicho NO gracias- añadió intentando zafarse de nuevo y comprendiendo que aquel hombre no tenía intención alguna de dejarla marchar.
-No recuerdo haber pedido tu consentimiento- dijo de nuevo, con una sonrisa falsa que apenas dejaba ver que estaba moviendo sus labios para hablar y mientras la empujaba hasta el circulo.
Eilydh empezó a sospechar que algo no estaba bien. y la visión de muchas de las personas en el circulo desplomándose pero sin dejar de bailar confirmó sus sospechas. No llevaba su daga consigo. No la creyó necesaria en una fiesta de aquel calibre, así que estaba desarmada y literalmente forzada a moverse. Levantó su pie lo más que pudo y pisó con fuerza al hombre bestia, haciendo que este perdiese la línea recta en la que andaba. Aprovechó esta momentánea ventaja para lanzarle una patada en la entrepierna a su captor que definitivamente lo dejó KO al menos por algunos minutos.
Los suficientes como para que la chica finalmente se separase de el, y empezase a andar tan rápido como lo que su confundida y dolorida cabeza y pies le dejaban.
Pudo ver cómo tres figuras se levantaban de sus asientos segundos después de que la elfa se librase del hombre bestia. Todas con la misma parsimonia en el gesto y la misma sonrisa vacía que éste había mostrado. Todos caminando apresurados en su dirección, seguramente con la misma invitación que el hombre bestia había sugerido.
Apresuró su caminar mientras su cabeza la hacía sentir que iba a estallar. Casi aguantando el vómito. Necesitaba escabullirse y huir.
Rápido.
Eilydh
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Re: Midsommar [Evento Social]
El tener un carro estaba resultando mucho más práctico de lo que el Mausu se hubiese imaginado, en un comienzo había pensado que simplemente sería útil para poder llevar más mercadería cuando regresara a su Tribu, pero eso de no tener que realizar largas jornadas de caminata ininterrumpida era también bastante agradable. Aun no se había podido comprar un caballo, pero en los pueblos que iba cruzando siempre podía pedir alguna mula que tirara de la carga por unas pocas monedas y con eso estaba bien, no llegaría rápido, pero tampoco había porque apurarse.
El ratón iba cómodamente sentado en su carro, apenas tenía que sostener las riendas, la mula sabía lo que tenía que hacer sin necesidad de recibir sus instrucciones. Iban a paso de hombre, mientras Amit masticaba la punta de una rama de trigo, el sol escondiéndose en el horizonte le señalaban el final de la jornada, era momento de encontrar un sitio donde acampar.
Un agradable sonido de risas y música llamó su atención, sus sensibles oídos captaron también muchas charlas en variados idiomas, el olor a comida y bebida terminó de convencerlo que tenía que ir en esa dirección. Cuando estuvo a pocos metros descubrió de lo que se trataba ¡Era el Midsommar! Amit agitó las riendas para que la mula apurada el paso, apenas se notó la diferencia en la velocidad, pero el Mausu estaba tan emocionado que no insistió.
Llego un momento en que el roedor ya no podía avanzar con el carro, había demasiada gente en el evento, así que tuvo que detenerse y atando las riendas para que el animal no se siguiera moviendo, se puso de pie y empezó a mirar en todas direcciones, intentando decidir qué quería hacer primero. Era increíble ¡Todos parecían estar tan contentos! Amit se emocionó, seguramente los dioses estarían contentos de ver semejante celebración en su honor.
-Señor Ratón, Señor Ratón – Una muchacha mitad caballo se acercó al Mausu, debía tener unos veinte años, joven y exultante, precisamente lo que el Midsommar necesitaba – Beba con nosotros, Señor Ratón, beba y baile, los dioses nos observan – Le ofrecía un recipiente con vino entibiado.
-¡Tchik! – Amit se comió la rama de trigo en pocos bocados y aceptó la bebida - ¡Es cierto! – Le dio un largo sorbo y le devolvió el jarro a la centauro – Aunque no podré bailar contigo, mi esposa no me lo perdonaría – Dio un salto para bajar del carro – Pero voy a participar de la celebración, Tchik, no hay que faltarle el respeto a los dioses –
Dicho eso, agarró la mano de la joven y dejó que lo llevara hacía donde estaban bailando el resto de los invitados. Amit movía solo las patitas, siguiendo el ritmo, mientras tomaba sorbos del vino especiado, de algún modo su copa siempre parecía estar llena, y el Mausu no podía sentirse más agradecido, había sido una larga jornada y poder relajarse en un ambiente tan cálido era un verdadero milagro.
El fuerte sonido de la madera al romperse pareció sacar a todo el mundo de la ensoñación. Amit sacudió la cabeza ¿Cuánto había bebido? Le pasó la copa que tenía en la mano al primero que encontró, tenía un carro lleno de mercadería, no era buena idea que se pasara con la bebida ¿Su alegría era solo producto del alcohol? No era solo Amit el que se sentía algo confuso, el público se dividía entre quienes intentaban salir de la muchedumbre, desplomándose por el cansancio, y quienes seguían insistiendo en que había que bailar.
Una elfa se abría paso entre el gentío, era evidente que quería dejar el escenario, pero varios seres de distintas razas insistían en arrastrarla. Algo raro estaba ocurriendo, no era normal que las personas se mostraran tan insistentes...
-Eso no está bien… - Se dijo el Mausu mientras fruncía el ceño, un Humano alcanzó a la muchacha y la tenía agarrada desde atrás. El roedor infló el pecho y gritó desafiante - ¡Ella ya no quiere bailar! Dejala ir – La amenaza no surtió mucho efecto, el roedor gruñó y mostró los dientes, luego saltó y mordió el brazo del sujeto. Pero no quería derrotarlo, solo quería que soltara a la elfa para así poder salir de allí - ¡Corre Niña, corre! – Exclamó con la boca manchada por la sangre de su enemigo, mientras caía al piso en cuatro patas y empezaba a huir hacía donde había dejado sus cosas – Tengo un carro, podemos usarlo – Le explicó a la muchacha sin dejar de escapar.
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*Con permiso de Eilydh, me sumo a su trama ^^
El ratón iba cómodamente sentado en su carro, apenas tenía que sostener las riendas, la mula sabía lo que tenía que hacer sin necesidad de recibir sus instrucciones. Iban a paso de hombre, mientras Amit masticaba la punta de una rama de trigo, el sol escondiéndose en el horizonte le señalaban el final de la jornada, era momento de encontrar un sitio donde acampar.
Un agradable sonido de risas y música llamó su atención, sus sensibles oídos captaron también muchas charlas en variados idiomas, el olor a comida y bebida terminó de convencerlo que tenía que ir en esa dirección. Cuando estuvo a pocos metros descubrió de lo que se trataba ¡Era el Midsommar! Amit agitó las riendas para que la mula apurada el paso, apenas se notó la diferencia en la velocidad, pero el Mausu estaba tan emocionado que no insistió.
Llego un momento en que el roedor ya no podía avanzar con el carro, había demasiada gente en el evento, así que tuvo que detenerse y atando las riendas para que el animal no se siguiera moviendo, se puso de pie y empezó a mirar en todas direcciones, intentando decidir qué quería hacer primero. Era increíble ¡Todos parecían estar tan contentos! Amit se emocionó, seguramente los dioses estarían contentos de ver semejante celebración en su honor.
-Señor Ratón, Señor Ratón – Una muchacha mitad caballo se acercó al Mausu, debía tener unos veinte años, joven y exultante, precisamente lo que el Midsommar necesitaba – Beba con nosotros, Señor Ratón, beba y baile, los dioses nos observan – Le ofrecía un recipiente con vino entibiado.
-¡Tchik! – Amit se comió la rama de trigo en pocos bocados y aceptó la bebida - ¡Es cierto! – Le dio un largo sorbo y le devolvió el jarro a la centauro – Aunque no podré bailar contigo, mi esposa no me lo perdonaría – Dio un salto para bajar del carro – Pero voy a participar de la celebración, Tchik, no hay que faltarle el respeto a los dioses –
Dicho eso, agarró la mano de la joven y dejó que lo llevara hacía donde estaban bailando el resto de los invitados. Amit movía solo las patitas, siguiendo el ritmo, mientras tomaba sorbos del vino especiado, de algún modo su copa siempre parecía estar llena, y el Mausu no podía sentirse más agradecido, había sido una larga jornada y poder relajarse en un ambiente tan cálido era un verdadero milagro.
El fuerte sonido de la madera al romperse pareció sacar a todo el mundo de la ensoñación. Amit sacudió la cabeza ¿Cuánto había bebido? Le pasó la copa que tenía en la mano al primero que encontró, tenía un carro lleno de mercadería, no era buena idea que se pasara con la bebida ¿Su alegría era solo producto del alcohol? No era solo Amit el que se sentía algo confuso, el público se dividía entre quienes intentaban salir de la muchedumbre, desplomándose por el cansancio, y quienes seguían insistiendo en que había que bailar.
Una elfa se abría paso entre el gentío, era evidente que quería dejar el escenario, pero varios seres de distintas razas insistían en arrastrarla. Algo raro estaba ocurriendo, no era normal que las personas se mostraran tan insistentes...
-Eso no está bien… - Se dijo el Mausu mientras fruncía el ceño, un Humano alcanzó a la muchacha y la tenía agarrada desde atrás. El roedor infló el pecho y gritó desafiante - ¡Ella ya no quiere bailar! Dejala ir – La amenaza no surtió mucho efecto, el roedor gruñó y mostró los dientes, luego saltó y mordió el brazo del sujeto. Pero no quería derrotarlo, solo quería que soltara a la elfa para así poder salir de allí - ¡Corre Niña, corre! – Exclamó con la boca manchada por la sangre de su enemigo, mientras caía al piso en cuatro patas y empezaba a huir hacía donde había dejado sus cosas – Tengo un carro, podemos usarlo – Le explicó a la muchacha sin dejar de escapar.
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*Con permiso de Eilydh, me sumo a su trama ^^
Amit'tek
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Re: Midsommar [Evento Social]
Había muy pocas cosas que se pudieran comparar a la esponjosidad de un hombre bestia, especialmente uno felino. Cierto, había achuchado a exactamente UNA mujer bestia felina en toda su vida, pero aun así se sentía bastante convencida con su teoría, aunque puede que fueran todas esas drogas hablando, nunca lo sabría, y ese tipo de preguntas la mantendrían despierta por las noches hasta encontrar una segunda.
Pero hasta entonces, bailaba y bailaba dando vueltas en el círculo con una cola enroscada contra su pierna. Aunque si daba más de seis vueltas seguidas tenía que parar para no vaciar el estómago, eso SI sin duda debido al vino y las drogas. A haberse hinchado de ambas concretamente.
Así que cuando chuto algo y se lo estampo en la espinilla a su acompañante, aprovecho la breve pausa para disculparse acariciándole la cabeza y agachándose para recoger el objeto extraviado. Parecía ser algún tipo de cuaderno, un poco manchado de hierba pero sin duda eso se quitaba…probablemente, lo suyo era la ropa, no el encuadernamiento de libros, a saber qué tipo de cuero se usaba allí. Pero lucia antiguo, y seguramente sería importante para alguien… de las decenas, sino cientos, de personas que había allí, así que se lo ajusto en el cinturón, para que no cayera y siguió a lo suyo. Cuando acabara la fiesta, se lo enseñaría a unas cuantas personas a ver si lo reconocían, no costaba nada ser un poco amable.
¿Mientras tanto? Bailaría solo un poquito más, tenía que ir a buscar a Gal fuera para… no se acordaba de que exactamente la verdad… no debía ser importante, pero tenía que hacerlo eventualmente. Valyria volvió a coger las manos de la chica, que había estado esperando pacientemente y se acercó un poco más, haciéndole una pregunta a la oreja y aspirando el olor a flores silvestres que desprendía la chica. –Soy Valyria, ¿Cómo te llamas?- la chica movió las orejas ante el aire de su aliento, paro unos segundos y respondió, aunque ella no se había acercado, al ser más baja, por lo que no escuchó bien la respuesta. Tenía una E por algún lado, casi seguro, puede que una P también.
… La llamaría Esponjosa. No ofensivo, adorable, y una señal de cariño, no podía fallar. O Purrs, eso también sonaba adorable.
¿Mientras tanto? Bailaría solo un poquito más, tenía que ir a buscar a Gal fuera para… no se acordaba de que exactamente la verdad… no debía ser importante, pero tenía que hacerlo eventualmente. Valyria volvió a coger las manos de la chica, que había estado esperando pacientemente
Pero hasta entonces, bailaba y bailaba dando vueltas en el círculo con una cola enroscada contra su pierna. Aunque si daba más de seis vueltas seguidas tenía que parar para no vaciar el estómago, eso SI sin duda debido al vino y las drogas. A haberse hinchado de ambas concretamente.
Así que cuando chuto algo y se lo estampo en la espinilla a su acompañante, aprovecho la breve pausa para disculparse acariciándole la cabeza y agachándose para recoger el objeto extraviado. Parecía ser algún tipo de cuaderno, un poco manchado de hierba pero sin duda eso se quitaba…probablemente, lo suyo era la ropa, no el encuadernamiento de libros, a saber qué tipo de cuero se usaba allí. Pero lucia antiguo, y seguramente sería importante para alguien… de las decenas, sino cientos, de personas que había allí, así que se lo ajusto en el cinturón, para que no cayera y siguió a lo suyo. Cuando acabara la fiesta, se lo enseñaría a unas cuantas personas a ver si lo reconocían, no costaba nada ser un poco amable.
¿Mientras tanto? Bailaría solo un poquito más, tenía que ir a buscar a Gal fuera para… no se acordaba de que exactamente la verdad… no debía ser importante, pero tenía que hacerlo eventualmente. Valyria volvió a coger las manos de la chica, que había estado esperando pacientemente y se acercó un poco más, haciéndole una pregunta a la oreja y aspirando el olor a flores silvestres que desprendía la chica. –Soy Valyria, ¿Cómo te llamas?- la chica movió las orejas ante el aire de su aliento, paro unos segundos y respondió, aunque ella no se había acercado, al ser más baja, por lo que no escuchó bien la respuesta. Tenía una E por algún lado, casi seguro, puede que una P también.
… La llamaría Esponjosa. No ofensivo, adorable, y una señal de cariño, no podía fallar. O Purrs, eso también sonaba adorable.
¿Mientras tanto? Bailaría solo un poquito más, tenía que ir a buscar a Gal fuera para… no se acordaba de que exactamente la verdad… no debía ser importante, pero tenía que hacerlo eventualmente. Valyria volvió a coger las manos de la chica, que había estado esperando pacientemente
- Spoiler:
- So...me uno blatantemente a la trama de Uri mediante un robo (?)
Valyria
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Re: Midsommar [Evento Social]
-De verdad ¿A nadie le parece raro todo esto? – Dijo Sophi mientras fruncía el ceño, una señal clara de su reticencia – Es decir… ¡Miralos! Están bailando como si estuvieran poseídos o algo… - Aunque su tono de voz era elevado, nadie parecía prestarle atención.
-Los orgánicos son muy particulares cuando están en eventos sociales, he notado que realizan acciones que normalmente no harían – [ANALIZANDO] Desinhibidos, alegres, audaces, desvergonzados… Había muchas maneras en que se los podría calificar – Las expresiones “normal” o “raro” son muy relativas –
-Ains, ya estamos con esas estupideces de nuevo – Revoleó los ojos y le dio otro trago a su bebida – Y esta cosa tiene algo, estoy segura – Agregó mirando lo que quedaba de hidromiel en su jarra – Oh bueno, no parece hacer ningún efecto – Siguió bebiendo.
-Si la bebida está adulterada no deberías seguir… -
-Traaaanquila, no pasara nada – Sophitia solía ser muy [ANALIZANDO] ¿Relajada? Cuando el asunto involucraba su bienestar.
El silencio entre ambas se impuso, la Vampiro continuaba mirando la celebración con gesto de sospecha, mi sistema en cambio simplemente esperaba a que me fuera requerida algún tipo de intervención. En distintas partes del Evento se realizaban rituales diferentes, bailes, cantos, comer y beber, en ese aspecto no se diferenciaba del resto de las fiestas a las que había asistido.
Sin embargo [ANALIZANDO] era curioso, no todos los participantes parecían estar satisfechos, podría decirse que algunos de ellos incluso deseaban finalizar con su participación, pero siempre alguien los convencía de regresar. Por momentos, las tácticas de convencimiento incluían acciones algo más violentas [ANALIZANDO] [AMENAZA DETECTADA] [INICIANDO SISTEMA DE ALERTA TEMPRANA] ¡No! SAT no debía ser utilizado a menos que la situación lo amerite.
-Debo verificar la situación, es… Raro –
-¡Oh! Ahora “Raro” no es tan relativo – La vampiro hizo una media sonrisa, tenía la sensación de que sus palabras tenían otras intenciones, pero no lograba entender cuáles.
-Así es, creo estar acercándome a una certeza – Respondí con tono neutro mientras iba hacía el sitio donde los orgánicos bailaban.
Un elfo se acercó y me agarró de las manos, intentando tirar de mí para que fuera hacía el altar de flores alrededor del cual danzaban. Debido a mi peso fue incapaz de moverme, y rápidamente Sophitia se paró junto a mí, dándole un potente empujón que lo lanzó a algunos metros de distancia.
-No andes tocando sin permiso – La Vampiro hablaba con los labios apretados, esa era una mala señal.
-Es evidente que estas personas están afectadas por algún tipo de químico o hechizo, no debes enojarte con ellos ¿Si? –
-Me importa bien poco si están ebrios, drogados o locos. Conozco un modo bien sencillo de hacerlos entrar en razón – Apretó los nudillos y pude escuchar como crujían sus articulaciones.
Iba a hacer un comentario al respecto cuando de pronto detecté una figura conocida entre el gentío.
-¿Uriel? – Incliné la cabeza, era curioso encontrarnos así ¿Destino? [ERROR] No existía tal cosa. Me acerqué al joven vampiro, quien parecía querer pasar desapercibido – Buenas noches, Uriel – Mi sonrisa mecánica casi surgió en simultaneo con el final de la oración.
-¿Otro amigo tuyo? – Pregunto Sophi, apareciendo por detrás.
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*Era demasiado tentador, me sumo a la trama de Uriel también
-Los orgánicos son muy particulares cuando están en eventos sociales, he notado que realizan acciones que normalmente no harían – [ANALIZANDO] Desinhibidos, alegres, audaces, desvergonzados… Había muchas maneras en que se los podría calificar – Las expresiones “normal” o “raro” son muy relativas –
-Ains, ya estamos con esas estupideces de nuevo – Revoleó los ojos y le dio otro trago a su bebida – Y esta cosa tiene algo, estoy segura – Agregó mirando lo que quedaba de hidromiel en su jarra – Oh bueno, no parece hacer ningún efecto – Siguió bebiendo.
-Si la bebida está adulterada no deberías seguir… -
-Traaaanquila, no pasara nada – Sophitia solía ser muy [ANALIZANDO] ¿Relajada? Cuando el asunto involucraba su bienestar.
El silencio entre ambas se impuso, la Vampiro continuaba mirando la celebración con gesto de sospecha, mi sistema en cambio simplemente esperaba a que me fuera requerida algún tipo de intervención. En distintas partes del Evento se realizaban rituales diferentes, bailes, cantos, comer y beber, en ese aspecto no se diferenciaba del resto de las fiestas a las que había asistido.
Sin embargo [ANALIZANDO] era curioso, no todos los participantes parecían estar satisfechos, podría decirse que algunos de ellos incluso deseaban finalizar con su participación, pero siempre alguien los convencía de regresar. Por momentos, las tácticas de convencimiento incluían acciones algo más violentas [ANALIZANDO] [AMENAZA DETECTADA] [INICIANDO SISTEMA DE ALERTA TEMPRANA] ¡No! SAT no debía ser utilizado a menos que la situación lo amerite.
-Debo verificar la situación, es… Raro –
-¡Oh! Ahora “Raro” no es tan relativo – La vampiro hizo una media sonrisa, tenía la sensación de que sus palabras tenían otras intenciones, pero no lograba entender cuáles.
-Así es, creo estar acercándome a una certeza – Respondí con tono neutro mientras iba hacía el sitio donde los orgánicos bailaban.
Un elfo se acercó y me agarró de las manos, intentando tirar de mí para que fuera hacía el altar de flores alrededor del cual danzaban. Debido a mi peso fue incapaz de moverme, y rápidamente Sophitia se paró junto a mí, dándole un potente empujón que lo lanzó a algunos metros de distancia.
-No andes tocando sin permiso – La Vampiro hablaba con los labios apretados, esa era una mala señal.
-Es evidente que estas personas están afectadas por algún tipo de químico o hechizo, no debes enojarte con ellos ¿Si? –
-Me importa bien poco si están ebrios, drogados o locos. Conozco un modo bien sencillo de hacerlos entrar en razón – Apretó los nudillos y pude escuchar como crujían sus articulaciones.
Iba a hacer un comentario al respecto cuando de pronto detecté una figura conocida entre el gentío.
-¿Uriel? – Incliné la cabeza, era curioso encontrarnos así ¿Destino? [ERROR] No existía tal cosa. Me acerqué al joven vampiro, quien parecía querer pasar desapercibido – Buenas noches, Uriel – Mi sonrisa mecánica casi surgió en simultaneo con el final de la oración.
-¿Otro amigo tuyo? – Pregunto Sophi, apareciendo por detrás.
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*Era demasiado tentador, me sumo a la trama de Uriel también
Zöe
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Re: Midsommar [Evento Social]
Los días en Lunargenta se hacían repetitivos, incluso uno podría que decir tranquilos cuando ya te esperabas los problemas en asomar su cabeza en alguna esquina, aquella esquina. Empezabas a desarrollar un pequeño instinto para ver venir lo malo, o quizás, quizás sólo te volvías cínico y/o pesimista, y los cínicos, en varias partes del mundo, eran no distintos a profetas.
Pero no todo podía ser malo en la vida. ¿Verdad?
Había llegado a mis media-puntiagudas orejas que se daría una celebración afueras de Lunargenta, no en Roilkat ni ninguna otra, afuera de todas las ciudades, en lo que se podría decir, estas compartían, o lo que podría llevar a ellas. Sus campos. "Midsombla", había oído de una pareja, así que me encaminé, después de todo, habían dicho la palabra mágica: comida. Amablemente, un grupo de hombres bestia que se dirigía a la celebración ofrecieron echarme una empujada allá con sus caballos. Monté atrás de un hombre bestia tortuga, lo que hizo incómodo agarrarme. E imposible ver el camino.
No importaba. Llegamos a la fiesta. Parecía un paraíso, la verdad, podría decir que mínimo había humanos, elfos, hombres bestia y dragones en el lugar, se me habría pasado por alto algunos brujos. Todos celebrando, no sabía exactamente qué. Por dejarme llevar de la emoción grité "¡Midsombla!", para ser corregido, que era "Midsommar".
Pero el nombre pasaba a dar igual. Las jarras que veía, en su mayoría, lucían con el líquido que había bebido la tatuadora: hidromiel. Me había decidido aquella vez probarlo, y todavía no lo había hecho. Era un buen momento. Me fuí, derechito, a donde estaba la comida. Había algo freído en una vara, carne. ¿De qué? No sabía. Pero no me había arrepentido del primer mordisco.
Aún a la distancia era tentador acercarse a los pilares, donde danzaban lo que lucían como... contemporáneos míos. Físicamente al menos. ¡Pero la comida era más fuerte! Seguí mascando felizmente junto a la mesa, tomando un jarrón de madera al borde de hidromiel, con cuidado de no derramarlo. Desde mi puesto, sin embargo; pronto empezaba a notar curiosidades en el evento. La gente bailaba, y reía; pero demasiado. Como si estuviesen completamente borrachos, cosa que dudaba con fuerza porque no caían al suelo... o, al menos, no parecían hacerlo todavía. Los deslices que daban parecían producto de cansancio pero no paraban.
Entrecerré los ojos, entre tanta gente era imposible ver si estaban pocos de mis conocidos... excepto en un pilar, que estaba cayendo.
Poco después de la caída del pilar vi una figura moviéndose muy rápido, ayudaba a que la danza que todos mantenían pareciera una trabajada coreografía: todo movimiento distinto, más rápido o más lento, destacaba. Aún así, estaba lejos de notar qué había sido. Puse la jarra en la mesa y por mi propia cuenta me encaminé hacia el pilar que se acababa de caer, pensando en ayudar a levantarlo. Después de todo me estaba comiendo su comida, y tomando su bebida, sin realmente participar en la fiesta. Era algo grosero, como admitir directamente el por qué había venido.
Nada más acercarme un poco fui como miel a las abejas: elfos, elfas, hombres bestia, algún humano, todos vistiendo la misma túnica y la misma sonrisa, invitando incesantes al baile. Negué con la cabeza, yo sólo quería ayudar a levantar al pilar, pero fui jalado a otro de ellos. Que no me preocupara, que habían más.
Y al entrar, era tarde. Sin saberlo, estaba bajo su encanto. Mis pies se movían solos; mejor de lo que nunca lo habían hecho, dicho fuera de paso, y estaba sostenido de ambas manos, no sabía por quienes, pero por alguna razón me daba igual en ese momento. Sólo tenía una presión en el pecho, de una risa infantil escalando por mi cuerpo, hasta abandonarlo, uniéndose al coro del resto.
Pero no todo podía ser malo en la vida. ¿Verdad?
Había llegado a mis media-puntiagudas orejas que se daría una celebración afueras de Lunargenta, no en Roilkat ni ninguna otra, afuera de todas las ciudades, en lo que se podría decir, estas compartían, o lo que podría llevar a ellas. Sus campos. "Midsombla", había oído de una pareja, así que me encaminé, después de todo, habían dicho la palabra mágica: comida. Amablemente, un grupo de hombres bestia que se dirigía a la celebración ofrecieron echarme una empujada allá con sus caballos. Monté atrás de un hombre bestia tortuga, lo que hizo incómodo agarrarme. E imposible ver el camino.
No importaba. Llegamos a la fiesta. Parecía un paraíso, la verdad, podría decir que mínimo había humanos, elfos, hombres bestia y dragones en el lugar, se me habría pasado por alto algunos brujos. Todos celebrando, no sabía exactamente qué. Por dejarme llevar de la emoción grité "¡Midsombla!", para ser corregido, que era "Midsommar".
Pero el nombre pasaba a dar igual. Las jarras que veía, en su mayoría, lucían con el líquido que había bebido la tatuadora: hidromiel. Me había decidido aquella vez probarlo, y todavía no lo había hecho. Era un buen momento. Me fuí, derechito, a donde estaba la comida. Había algo freído en una vara, carne. ¿De qué? No sabía. Pero no me había arrepentido del primer mordisco.
Aún a la distancia era tentador acercarse a los pilares, donde danzaban lo que lucían como... contemporáneos míos. Físicamente al menos. ¡Pero la comida era más fuerte! Seguí mascando felizmente junto a la mesa, tomando un jarrón de madera al borde de hidromiel, con cuidado de no derramarlo. Desde mi puesto, sin embargo; pronto empezaba a notar curiosidades en el evento. La gente bailaba, y reía; pero demasiado. Como si estuviesen completamente borrachos, cosa que dudaba con fuerza porque no caían al suelo... o, al menos, no parecían hacerlo todavía. Los deslices que daban parecían producto de cansancio pero no paraban.
Entrecerré los ojos, entre tanta gente era imposible ver si estaban pocos de mis conocidos... excepto en un pilar, que estaba cayendo.
Poco después de la caída del pilar vi una figura moviéndose muy rápido, ayudaba a que la danza que todos mantenían pareciera una trabajada coreografía: todo movimiento distinto, más rápido o más lento, destacaba. Aún así, estaba lejos de notar qué había sido. Puse la jarra en la mesa y por mi propia cuenta me encaminé hacia el pilar que se acababa de caer, pensando en ayudar a levantarlo. Después de todo me estaba comiendo su comida, y tomando su bebida, sin realmente participar en la fiesta. Era algo grosero, como admitir directamente el por qué había venido.
Nada más acercarme un poco fui como miel a las abejas: elfos, elfas, hombres bestia, algún humano, todos vistiendo la misma túnica y la misma sonrisa, invitando incesantes al baile. Negué con la cabeza, yo sólo quería ayudar a levantar al pilar, pero fui jalado a otro de ellos. Que no me preocupara, que habían más.
Y al entrar, era tarde. Sin saberlo, estaba bajo su encanto. Mis pies se movían solos; mejor de lo que nunca lo habían hecho, dicho fuera de paso, y estaba sostenido de ambas manos, no sabía por quienes, pero por alguna razón me daba igual en ese momento. Sólo tenía una presión en el pecho, de una risa infantil escalando por mi cuerpo, hasta abandonarlo, uniéndose al coro del resto.
Anders
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Re: Midsommar [Evento Social]
“E-Esto…..¡Bien!”
Uriel se asomó por un árbol, mirando de nuevo la gente bailando alrededor de pilares de flores ¡Que maldito repelús daba! Pudo alcanzar a ver como algunos pocos de los jóvenes que antes intentaban meterle en esa rollo raro de girar intentaban huir o descansar pero no se lo permitían ¡Un organizador incluso obligó a una mujer-ave a regresar al baile entre tirones y empujones claramente agresivos! Si antes sospechaba que algo iba mal con todo eso, ahora lo confirmó definitivamente.
“Encontremos el diario y salgamos de aquí”
Volviendo a meterse entre los pilares, Uriel rechazó firmemente a cualquiera que intentase volver a obligarlo a bailar e incluso recurrió a la violencia ¡La peor de todas fue una mujer humana ya adulta que le tomó en brazos y se negaba a soltarla por mucho que peleara! Pero extrañamente, cuando le rogó para que le bajara la mujer le soltó y con un rostro culpable comenzó a correr hacía el bosque entre lágrimas mientras murmuraba disculpas ¡Se lo tiene merecido! ¡Por abusadora infantil! Uriel pasó un rato buscando en el suelo por la zona en que cree que se cayó el cuaderno hasta que finalmente una voz lo llamó por su nombre, por instinto, el infante se giró con el ceño fruncido y claramente desconfiado pero en cuanto reconoció a la mujer una amplia sonrisa apareció en sus labios;
“¡Señorita Zöe!”
Como si viera a su propia madre tras años de separación, Uriel se lanzó a sus brazos conteniendo su llanto ¡Era la primera persona conocida de todo el lugar! Para Uriel ese lugar era como un túnel del horror, lleno de gente a cada uno pas extraño y perturbador que el anterior ¡Ver a Zöe era como ver la luz al final del pasillo! Tan aliviado se sentía que el infante sin querer dejó salir todo el malestar, impotencia y miedo e incluso de desesperación de perder algo tan preciado para él como el diario. sollozando bajito, Uriel se aferró a su cintura y dijo temeroso:
“¡Todos son raros! N-No dejan de intentar que me u-una a un extraño baile ¡T-Tenía tanto miedo! Y-Y lu-luego….hay mucho olor a sangre ¿Y si quieren hacernos daño? L-Luego perdí e-el di-diario…..hugg….hick…. E-Estoy feliz de verla, tan feliz...”
Algunos lagrimones cayeron por sus infantiles mejillas, solo la soltó cuando se aseguró que la mujer frente a ella fuera verdaderamente la Zöe que conocía ¡Estaba realmente contento y aliviado! Como un niño que se sentía seguro al lado de su madre, Uriel lo estaba con la presencia de la bio.
“¿Hmmm? ¿Eh? ¡Ah! P-Perdón…..N-No la vi….¡Mi nombre es Uriel Nova, del clan de los Nova! P-Pero si lo desea puede llamarme Uri...”
Secando las lágrimas restantes con su puñito cerrado, el infante finalmente se fijó en al presencia de una muchacha junto a la bio ¡Que bonita! De alguna forma le recordaba a la misma Zöe, eso logró que instantáneamente le agrada a Uriel ¡Debía de ser educado con la acompañante de Zöe! Aún con sus ojos húmedos y su cuerpo temblando levemente, Uriel ofreció una educada presentación acompañada de una leve inclinación ¡Normalmente solo presentaba esos honores a vampiros nobles amigos! Pero como era la conocida de Zöe toda educación era insuficiente.
“¿Eh? ¿Puede que usted sea….?”
En cuanto dio una mejor vista a la desconocida mujer, Uriel se percató rápidamente de la naturaleza de ella ¡Una vampiresa! Y una bastante longeva, parecía ser. Enseguida el vampiro se puso nervioso, él fue educado para darse cuenta rápidamente de cuando alguien era un vampiro pero lo cierto era que muchos vampiros podían hacerlo, sencillamente Uriel era mas rápido que la media en hacerlo ¿Se habrá dado cuenta? No es como si quisiera desconfiar de la compañera de la bio pero estaba impreso en Uriel temer a un vampiro desconocido ¡Sabía de primera mano cómo era su raza! Algunos disfrutaban de matar a su propia gente ¡No es la primera vez que que algo así le sucede! No podía evitar ponerse nervioso frente a una que parecía ser mas antigua y por lo tanto, muy probablemente, más fuerte.
--------------------------
Hab. lvl 0
Piedad (mantenida) El vampiro hace gala de su inocente aspecto para levantar sentimiento parcial de misericordia a quienes miren sus ojos infantiles. El personaje afectado por la habilidad sentirá lástima de Uriel y tenderá a alejarse de él
Duración: 2 turnos.
Enfriamiento: 5 turnos.
OFF ROL-----------------
Gracias a las dos, Valyria y Zöe por uniros <3 <3 <3
Espero que nos divirtamos todas juntas~
Uriel se asomó por un árbol, mirando de nuevo la gente bailando alrededor de pilares de flores ¡Que maldito repelús daba! Pudo alcanzar a ver como algunos pocos de los jóvenes que antes intentaban meterle en esa rollo raro de girar intentaban huir o descansar pero no se lo permitían ¡Un organizador incluso obligó a una mujer-ave a regresar al baile entre tirones y empujones claramente agresivos! Si antes sospechaba que algo iba mal con todo eso, ahora lo confirmó definitivamente.
“Encontremos el diario y salgamos de aquí”
Volviendo a meterse entre los pilares, Uriel rechazó firmemente a cualquiera que intentase volver a obligarlo a bailar e incluso recurrió a la violencia ¡La peor de todas fue una mujer humana ya adulta que le tomó en brazos y se negaba a soltarla por mucho que peleara! Pero extrañamente, cuando le rogó para que le bajara la mujer le soltó y con un rostro culpable comenzó a correr hacía el bosque entre lágrimas mientras murmuraba disculpas ¡Se lo tiene merecido! ¡Por abusadora infantil! Uriel pasó un rato buscando en el suelo por la zona en que cree que se cayó el cuaderno hasta que finalmente una voz lo llamó por su nombre, por instinto, el infante se giró con el ceño fruncido y claramente desconfiado pero en cuanto reconoció a la mujer una amplia sonrisa apareció en sus labios;
“¡Señorita Zöe!”
Como si viera a su propia madre tras años de separación, Uriel se lanzó a sus brazos conteniendo su llanto ¡Era la primera persona conocida de todo el lugar! Para Uriel ese lugar era como un túnel del horror, lleno de gente a cada uno pas extraño y perturbador que el anterior ¡Ver a Zöe era como ver la luz al final del pasillo! Tan aliviado se sentía que el infante sin querer dejó salir todo el malestar, impotencia y miedo e incluso de desesperación de perder algo tan preciado para él como el diario. sollozando bajito, Uriel se aferró a su cintura y dijo temeroso:
“¡Todos son raros! N-No dejan de intentar que me u-una a un extraño baile ¡T-Tenía tanto miedo! Y-Y lu-luego….hay mucho olor a sangre ¿Y si quieren hacernos daño? L-Luego perdí e-el di-diario…..hugg….hick…. E-Estoy feliz de verla, tan feliz...”
Algunos lagrimones cayeron por sus infantiles mejillas, solo la soltó cuando se aseguró que la mujer frente a ella fuera verdaderamente la Zöe que conocía ¡Estaba realmente contento y aliviado! Como un niño que se sentía seguro al lado de su madre, Uriel lo estaba con la presencia de la bio.
“¿Hmmm? ¿Eh? ¡Ah! P-Perdón…..N-No la vi….¡Mi nombre es Uriel Nova, del clan de los Nova! P-Pero si lo desea puede llamarme Uri...”
Secando las lágrimas restantes con su puñito cerrado, el infante finalmente se fijó en al presencia de una muchacha junto a la bio ¡Que bonita! De alguna forma le recordaba a la misma Zöe, eso logró que instantáneamente le agrada a Uriel ¡Debía de ser educado con la acompañante de Zöe! Aún con sus ojos húmedos y su cuerpo temblando levemente, Uriel ofreció una educada presentación acompañada de una leve inclinación ¡Normalmente solo presentaba esos honores a vampiros nobles amigos! Pero como era la conocida de Zöe toda educación era insuficiente.
“¿Eh? ¿Puede que usted sea….?”
En cuanto dio una mejor vista a la desconocida mujer, Uriel se percató rápidamente de la naturaleza de ella ¡Una vampiresa! Y una bastante longeva, parecía ser. Enseguida el vampiro se puso nervioso, él fue educado para darse cuenta rápidamente de cuando alguien era un vampiro pero lo cierto era que muchos vampiros podían hacerlo, sencillamente Uriel era mas rápido que la media en hacerlo ¿Se habrá dado cuenta? No es como si quisiera desconfiar de la compañera de la bio pero estaba impreso en Uriel temer a un vampiro desconocido ¡Sabía de primera mano cómo era su raza! Algunos disfrutaban de matar a su propia gente ¡No es la primera vez que que algo así le sucede! No podía evitar ponerse nervioso frente a una que parecía ser mas antigua y por lo tanto, muy probablemente, más fuerte.
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Hab. lvl 0
Piedad (mantenida) El vampiro hace gala de su inocente aspecto para levantar sentimiento parcial de misericordia a quienes miren sus ojos infantiles. El personaje afectado por la habilidad sentirá lástima de Uriel y tenderá a alejarse de él
Duración: 2 turnos.
Enfriamiento: 5 turnos.
OFF ROL-----------------
Gracias a las dos, Valyria y Zöe por uniros <3 <3 <3
Espero que nos divirtamos todas juntas~
Uri
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Re: Midsommar [Evento Social]
Uriel siempre era muy demostrativo, pero también solía ser alegre, en este caso no parecía ser así, sus ojos demostraban [ANALIZANDO] ¿Angustia? Sí, eso debía ser. Tal vez alguien le había hecho algo, lo rodee con ambos brazos para protegerlo y mire alrededor. Las personas seguían bailando, nadie se fijaba en nosotros, no porque resultáramos amenazantes, sino porque estaban muy ocupados con sus danzas y alegría.
-Tranquilo, ya estoy aquí ¿Si? – Apoyé una mano en su cabeza – Ciertamente está pasando algo extraño, intentábamos averiguar qué era cuando te encontramos – Cuando Uriel dijo lo de la sangre miré a Sophi - ¿Es cierto? –
-Mmmm, si, es verdad – La Vampiro se encogió de hombros y desvió la mirada – No te dije nada porque sabía que intentarías intervenir, por todo eso de “Tengo que cuidar a los orgánicos” – Suspiró – Pero los sacrificios en estos festivales son muy normales. Lo más extraño aquí son estas personas bailando sin parar – Sophitia levantó una ceja cuando vio tanta formalidad en un simple saludo, sonrió de medio lado y levantó la mano para responderle a Uri – Soy Sophitia, de ningún clan, puedes llamarme Sophi y ya –
-Sí, lo es – Contesté al joven vampiro antes de que terminara la oración – Pertenecen a la misma raza ¿Correcto? – No sabía si eso facilitaría el que se llevaran bien, los orgánicos eran todos tan distintos que un dato tan poco significativo como la raza no podía servir como parámetro para calcular su nivel de compatibilidad – Deberíamos descubrir qué es lo que está afectando a esta gente, si es algún tipo de droga, o quizás un hechizo – [ANALIZANDO] – Una vez que descubramos eso podríamos pensar en cómo revertirlo ¿Si? –
-Me parece demasiado complicado, vamos a despertarlos al viejo modo – Golpeó la palma de su mano con el puño – Con un buen golpe de realidad –
-La violencia no es aceptable –
-La violencia es aceptable a veces ¿No es cierto? – Se cruzó de brazos – Como cuando están en riesgo muchas personas, que es exactamente lo que está pasando ahora –
-Eso… - [ANALIZANDO] – Podría ser correcto… Bajo ciertas circunstancias – Ciertamente mi sistema iba a tomar como prioridad el mayor número de personas afectadas – Necesito más datos para poder llegar a una conclusión –
-No tenemos tiempo – En cuanto la Vampiro dijo eso un grupo de personas agarraban a la fuerza a un muchacho, el joven había perdido sus botas, tenía la ropa desgarrada y un feo golpe en el ojo, intentaba escapar pero tiraban de él para que volviera al círculo – Al carajo con tus dudas, yo voy a ayudarlos –
Sophi se acercó al grupo dando unas pocas zancadas mientras se ponía sus nudilleras, y de un solo golpe derribo al primero de los adversarios. Pero no se detuvo allí, inmediatamente después le dio un gancho a otro de los sujetos, y una patada al tercero, todos sus golpes habían sido tan rápidos que sus enemigos no habían llegado a reaccionar.
-¿¡Quién quiere bailar!? – Exclamó a pleno pulmón, poniéndose en guardia a la espera de una masiva respuesta.
-Quédate cerca de mí, Uriel -
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*Hablo más que nada con Uri, pero cualquiera que quiera sumarse a la pelea para despertar a los que bailan sin parar es bienvenido!
-Tranquilo, ya estoy aquí ¿Si? – Apoyé una mano en su cabeza – Ciertamente está pasando algo extraño, intentábamos averiguar qué era cuando te encontramos – Cuando Uriel dijo lo de la sangre miré a Sophi - ¿Es cierto? –
-Mmmm, si, es verdad – La Vampiro se encogió de hombros y desvió la mirada – No te dije nada porque sabía que intentarías intervenir, por todo eso de “Tengo que cuidar a los orgánicos” – Suspiró – Pero los sacrificios en estos festivales son muy normales. Lo más extraño aquí son estas personas bailando sin parar – Sophitia levantó una ceja cuando vio tanta formalidad en un simple saludo, sonrió de medio lado y levantó la mano para responderle a Uri – Soy Sophitia, de ningún clan, puedes llamarme Sophi y ya –
-Sí, lo es – Contesté al joven vampiro antes de que terminara la oración – Pertenecen a la misma raza ¿Correcto? – No sabía si eso facilitaría el que se llevaran bien, los orgánicos eran todos tan distintos que un dato tan poco significativo como la raza no podía servir como parámetro para calcular su nivel de compatibilidad – Deberíamos descubrir qué es lo que está afectando a esta gente, si es algún tipo de droga, o quizás un hechizo – [ANALIZANDO] – Una vez que descubramos eso podríamos pensar en cómo revertirlo ¿Si? –
-Me parece demasiado complicado, vamos a despertarlos al viejo modo – Golpeó la palma de su mano con el puño – Con un buen golpe de realidad –
-La violencia no es aceptable –
-La violencia es aceptable a veces ¿No es cierto? – Se cruzó de brazos – Como cuando están en riesgo muchas personas, que es exactamente lo que está pasando ahora –
-Eso… - [ANALIZANDO] – Podría ser correcto… Bajo ciertas circunstancias – Ciertamente mi sistema iba a tomar como prioridad el mayor número de personas afectadas – Necesito más datos para poder llegar a una conclusión –
-No tenemos tiempo – En cuanto la Vampiro dijo eso un grupo de personas agarraban a la fuerza a un muchacho, el joven había perdido sus botas, tenía la ropa desgarrada y un feo golpe en el ojo, intentaba escapar pero tiraban de él para que volviera al círculo – Al carajo con tus dudas, yo voy a ayudarlos –
Sophi se acercó al grupo dando unas pocas zancadas mientras se ponía sus nudilleras, y de un solo golpe derribo al primero de los adversarios. Pero no se detuvo allí, inmediatamente después le dio un gancho a otro de los sujetos, y una patada al tercero, todos sus golpes habían sido tan rápidos que sus enemigos no habían llegado a reaccionar.
-¿¡Quién quiere bailar!? – Exclamó a pleno pulmón, poniéndose en guardia a la espera de una masiva respuesta.
-Quédate cerca de mí, Uriel -
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*Hablo más que nada con Uri, pero cualquiera que quiera sumarse a la pelea para despertar a los que bailan sin parar es bienvenido!
Zöe
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El Ragnarok ha llegado
-Salvajes.- gruñí. Auginn me había contado lo que hacían. Bailaban mientras otros eran sacrificados. Un hechizo de algún tipo los mantenía embobados. Nos mantuvimos a una distancia prudente, solo para confirmar lo que ocurría.
No podía permitirme ignorar cosas como aquella. Olía demasiado a los objetos del 19. Al Hombre Muerto. A las flores de Euforia. Sería como lo ocurrido en Dundarak, una vez más. Tanto por mi deber como Centinela, como por mi orgullo... No toleraría esa clase de cosa, fuese tradición u otro plan de Randall Flagg.
Había algo más que me molestaba. Aquella hipocresía y corrupción que me había encontrado más de una década atrás, cuando vi las ciudades humanas por primera vez. Gente bailando mientras otros sufrían. Disfrutando e ignorando todo lo que les rodeaba. Un nido de escoria como cualquier otro.
Lo destruiría hasta encontrar la raíz.
-Vas a llamar mucho la atención.- dijo Syl.
-Eso espero. Voy a traer el fin del mundo.- repliqué. El gato frunció el ceño. -Cosas de los humanos. Estuve leyendo algo que puedo usar aquí. Me he memorizado algunas frases.-
-Por supuesto que lo harías más teatral aún...- suspiró, negando con la cabeza. -Ve.-
-Protégeme mientras estoy fuera, ¿hmm?- dije. Se lo pondría más fácil aún. Abrí el libro blanco, pasando las páginas hasta encontrar lo que buscaba. [1] Dos encantamientos distintos. Un altar de piedra, y un escudo para cubrirlo. La roca a mis pies empezó a moverse, alzándose conmigo en el centro. Y después, la runa se repitió, alzando la columna aún más.
La torre de piedra se alzaba a seis metros del suelo, por encima de las cabezas de todos. Algunos miraron. Pero la mayoría seguían bailando, aún hechizados por lo que fuera que los mantuviese allí. La siguiente runa levantó una barrera a mi alrededor, cubriendo la cima del pilar y la parte más alta de este con una burbuja visible. [2] Syl se mantuvo a mi lado, con una rodilla en el suelo y con la ballesta en guardia.
Guardé el libro de nuevo, y Eclipse apareció en mi mano. El brillo azulado de la espada se hizo más fuerte... y en cuanto apunté al cielo, algo oscuro empezó a salir del arma.
Aquello le daba su nombre, después de todo. [3]
Una capa de oscuridad empezó a formarse en el cielo. Al principio pequeña, pero no tardó en aumentar más y más de tamaño, poniendo toda la zona a kilómetros a la redonda a la sombra y eclipsando el sol. El día se volvió la noche más oscura, sin estrellas ni luna. La energía de todos los presentes, salvo los que estaban en aquella barrera, empezaría a disiparse, siendo absorbida por el manto negro.
Mi espíritu se alzó. Miré atrás, viendo a Syl y a mi cuerpo, arrodillado sobre el pilar. Salté de la columna. Todos los que me mirasen verían una figura etérea, un fantasma con forma de hombre perro, saliendo de un monumento de roca y alzando su arma.
Una enorme onda de energía se formó sobre mi. [4] Una media luna de plata sobre la tierra, dibujando un arco sin moverse. Veinte metros de energía pura, capaz de desintegrar todo lo que tocase. Y entonces, se lanzó, siendo disparada hacia los postes. Las cruces de flores quedaron reducidas a plantas de un metro, con todo lo que quedase por encima siendo completamente destruido.
Alcé a Eclipse, dándole la señal a Syl. Segundos después, un proyectil de fuego puro voló hacia la espada, siendo absorbido por esta. Tanto el arma como mi cuerpo se cubrieron de un manto de llamas, y, sumado al brillo de la armadura y mi aspecto espectral, la combinación resultó en una apariencia completamente demoníaca. [5]
-VUESTRO DIOS ESTÁ MUERTO, MORTALES.- vociferé con paso firme. Mis huellas desprendían llamas sobre la hierba. La gente empezó a entrar en pánico. -SKÖLL Y HATI HAN ALCANZADO SUS PRESAS. HE DEVORADO AL PADRE DE TODOS. VUESTROS SACRIFICIOS NO OS SALVARAN.- Los gritos y chillidos de terror empezaron a cubrir todo el campo.
-¡Es... Es... Fenrir! ¡Es el Ragnarok!- exclamó alguien. Los sacerdotes parecían tan afectados como el resto. Sus dioses les habían oído, pero no eran los dioses que querían. Esbocé una sonrisa con la más absoluta crueldad.
-¡MORID!- grité, atronador. Me lancé a por uno de los clérigos, el que tenía el cuchillo. Dos de sus compañeros habían sido alcanzados y mutilados por la onda de energía. Este había caído al suelo en su intento de huida, e intentaba alejarse a rastras. Le alcé del cuello. Aquel no merecía piedad. Mis garras se hundieron en su garganta, haciendo que su sangre empezase a resbalar por mi brazo mientras las llamas acariciaban su piel, y se expandían a lo largo de su ropa, prendiéndola.
Los gritos que antes daban los sacrificios ahora venían de aquel hombre. No duró mucho. Lo dejé caer al suelo, y coloqué mi pie sobre su garganta, aplastándola con todo mi peso hasta que, con un crujido, el hombre dejó de moverse.
Aullé, alertando a todo el que no me viese directamente. Encontraría y mataría a los responsables de aquello. Y si alguien pretendía defenderlos... caerían también.
(Toma aliento) Objetos y habilidades usados:
[1]:Pergaminos en blanco superiores: para crear los objetos Limitados que uso justo después
[2]: Dos runas Altura para crear la torre y una Runa Territorio para crear una barrera
[3]: Eclipse - Cielo Oscuro. Reduce los atributos de todos los enemigos en un 50% durante dos turnos. Las siguientes habilidades entran en enfriamiento durante seis turnos: Refuerzo, Invocar Vacío, Potenciar, Descarga, Pasar Página, Corte de Energía
[4]: Eclipse - Colmillo Celeste Aniquila los pilares. Adiós, florecillas. Las siguientes runas entran en enfriamiento durante cinco turnos: Ohm, Hont, Toriel, Wanda, Harambe.
[5]Syl usa Quimera para crear un ataque de fuego que Asher recibe con Absorber. También usa el efecto de Santuario (+Resistencia eléctrica y brillo)
Ya que Sigel quería una película de terror, aquí tenéis un Slasher. Quería esperar a martes 13 para que fuese más apropiado, pero me podían las ganas. Doy comienzo a la trama: El Ragnarok. Voy a poner algunas aclaraciones.
-El Ragnarok es, como imagino que sabeis, el mito del fin del mundo nórdico. Entre otras cosas, algunos de los primeros eventos incluyen a los lobos Sköll y Hati (hijos de Fenrir) alcanzando y devorando al sol y la luna, respectivamente, y dejando una oscuridad completa en el cielo sin estrellas. Poco después, Fenrir se libera de sus cadenas, y devora a Odín. Ya que es a quienes estaban adorando... parecía apropiado.
-Vengo por voluntad e iniciativa propia. Sigel no sabía que pasaría esto, más allá de que la liaría porque soy Asher Daregan. (¡Sorpresa! ¡Me disculparía, pero no me arrepiento de nada!)
-Hago tirada de runas para el ataque de Colmillo Celeste. No va dirigido hacia ningún PJ o acompañante concreto, pero si a alguno le apetece estar en la trayectoria del ataque por algún motivo (trama de venganza, victimismo, masoquismo o lo que sea), las heridas dependen del resultado. Por motivos de que seria aburrido, interpretad los aturdimientos como nulos si quereis. Este ataque puede atravesar cualquier cosa, por lo que no recomiendo intentar pararlo.
Runa mala/muy mala: aturdimiento de al menos 1 turno y heridas leves que podrán curarse tras tres turnos.
Runa media/buena: aturdimiento de al menos 2 turnos y heridas moderadas que podrán curarse al finalizar el tema.
Runa muy buena: aturdimiento de 2 turnos (imposibilitando el uso de habilidades), ocasionando heridas graves que sólo podrán ser curadas en uno de los talleres.
-El efecto de Cielo Oscuro reduce los atributos de TODO EL MUNDO (salvo Asher y Syl) en un 50% durante dos turnos. Esto incluye a aquellos que normalmente vería como aliados (oops, no os vi).
-Sentíos completamente libres de entablar combate con Asher si os sentís valientes. En grupo, en solitario, o como sea. Os desafío a todos. No atacaré salvo que ataquéis primero o provoquéis de alguna otra forma. Si lo hacéis, no voy a contenerme. Pero he perdido muchas habilidades, por lo que tenéis una buena oportunidad... ¿verdad?
En otras palabras: Interactuo con TODOS los que se atrevan. El resto de cobardes podéis hacer como que era otro evento en otra parte. No es como si fuera a obligar a participar a nadie. >:3c
-Masacre patrocinada por Master Wyn.
No podía permitirme ignorar cosas como aquella. Olía demasiado a los objetos del 19. Al Hombre Muerto. A las flores de Euforia. Sería como lo ocurrido en Dundarak, una vez más. Tanto por mi deber como Centinela, como por mi orgullo... No toleraría esa clase de cosa, fuese tradición u otro plan de Randall Flagg.
Había algo más que me molestaba. Aquella hipocresía y corrupción que me había encontrado más de una década atrás, cuando vi las ciudades humanas por primera vez. Gente bailando mientras otros sufrían. Disfrutando e ignorando todo lo que les rodeaba. Un nido de escoria como cualquier otro.
Lo destruiría hasta encontrar la raíz.
-Vas a llamar mucho la atención.- dijo Syl.
-Eso espero. Voy a traer el fin del mundo.- repliqué. El gato frunció el ceño. -Cosas de los humanos. Estuve leyendo algo que puedo usar aquí. Me he memorizado algunas frases.-
-Por supuesto que lo harías más teatral aún...- suspiró, negando con la cabeza. -Ve.-
-Protégeme mientras estoy fuera, ¿hmm?- dije. Se lo pondría más fácil aún. Abrí el libro blanco, pasando las páginas hasta encontrar lo que buscaba. [1] Dos encantamientos distintos. Un altar de piedra, y un escudo para cubrirlo. La roca a mis pies empezó a moverse, alzándose conmigo en el centro. Y después, la runa se repitió, alzando la columna aún más.
La torre de piedra se alzaba a seis metros del suelo, por encima de las cabezas de todos. Algunos miraron. Pero la mayoría seguían bailando, aún hechizados por lo que fuera que los mantuviese allí. La siguiente runa levantó una barrera a mi alrededor, cubriendo la cima del pilar y la parte más alta de este con una burbuja visible. [2] Syl se mantuvo a mi lado, con una rodilla en el suelo y con la ballesta en guardia.
Guardé el libro de nuevo, y Eclipse apareció en mi mano. El brillo azulado de la espada se hizo más fuerte... y en cuanto apunté al cielo, algo oscuro empezó a salir del arma.
Aquello le daba su nombre, después de todo. [3]
Una capa de oscuridad empezó a formarse en el cielo. Al principio pequeña, pero no tardó en aumentar más y más de tamaño, poniendo toda la zona a kilómetros a la redonda a la sombra y eclipsando el sol. El día se volvió la noche más oscura, sin estrellas ni luna. La energía de todos los presentes, salvo los que estaban en aquella barrera, empezaría a disiparse, siendo absorbida por el manto negro.
Mi espíritu se alzó. Miré atrás, viendo a Syl y a mi cuerpo, arrodillado sobre el pilar. Salté de la columna. Todos los que me mirasen verían una figura etérea, un fantasma con forma de hombre perro, saliendo de un monumento de roca y alzando su arma.
Una enorme onda de energía se formó sobre mi. [4] Una media luna de plata sobre la tierra, dibujando un arco sin moverse. Veinte metros de energía pura, capaz de desintegrar todo lo que tocase. Y entonces, se lanzó, siendo disparada hacia los postes. Las cruces de flores quedaron reducidas a plantas de un metro, con todo lo que quedase por encima siendo completamente destruido.
Alcé a Eclipse, dándole la señal a Syl. Segundos después, un proyectil de fuego puro voló hacia la espada, siendo absorbido por esta. Tanto el arma como mi cuerpo se cubrieron de un manto de llamas, y, sumado al brillo de la armadura y mi aspecto espectral, la combinación resultó en una apariencia completamente demoníaca. [5]
-VUESTRO DIOS ESTÁ MUERTO, MORTALES.- vociferé con paso firme. Mis huellas desprendían llamas sobre la hierba. La gente empezó a entrar en pánico. -SKÖLL Y HATI HAN ALCANZADO SUS PRESAS. HE DEVORADO AL PADRE DE TODOS. VUESTROS SACRIFICIOS NO OS SALVARAN.- Los gritos y chillidos de terror empezaron a cubrir todo el campo.
-¡Es... Es... Fenrir! ¡Es el Ragnarok!- exclamó alguien. Los sacerdotes parecían tan afectados como el resto. Sus dioses les habían oído, pero no eran los dioses que querían. Esbocé una sonrisa con la más absoluta crueldad.
-¡MORID!- grité, atronador. Me lancé a por uno de los clérigos, el que tenía el cuchillo. Dos de sus compañeros habían sido alcanzados y mutilados por la onda de energía. Este había caído al suelo en su intento de huida, e intentaba alejarse a rastras. Le alcé del cuello. Aquel no merecía piedad. Mis garras se hundieron en su garganta, haciendo que su sangre empezase a resbalar por mi brazo mientras las llamas acariciaban su piel, y se expandían a lo largo de su ropa, prendiéndola.
Los gritos que antes daban los sacrificios ahora venían de aquel hombre. No duró mucho. Lo dejé caer al suelo, y coloqué mi pie sobre su garganta, aplastándola con todo mi peso hasta que, con un crujido, el hombre dejó de moverse.
Aullé, alertando a todo el que no me viese directamente. Encontraría y mataría a los responsables de aquello. Y si alguien pretendía defenderlos... caerían también.
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(Toma aliento) Objetos y habilidades usados:
[1]:Pergaminos en blanco superiores: para crear los objetos Limitados que uso justo después
[2]: Dos runas Altura para crear la torre y una Runa Territorio para crear una barrera
[3]: Eclipse - Cielo Oscuro. Reduce los atributos de todos los enemigos en un 50% durante dos turnos. Las siguientes habilidades entran en enfriamiento durante seis turnos: Refuerzo, Invocar Vacío, Potenciar, Descarga, Pasar Página, Corte de Energía
[4]: Eclipse - Colmillo Celeste Aniquila los pilares. Adiós, florecillas. Las siguientes runas entran en enfriamiento durante cinco turnos: Ohm, Hont, Toriel, Wanda, Harambe.
[5]Syl usa Quimera para crear un ataque de fuego que Asher recibe con Absorber. También usa el efecto de Santuario (+Resistencia eléctrica y brillo)
Ya que Sigel quería una película de terror, aquí tenéis un Slasher. Quería esperar a martes 13 para que fuese más apropiado, pero me podían las ganas. Doy comienzo a la trama: El Ragnarok. Voy a poner algunas aclaraciones.
-El Ragnarok es, como imagino que sabeis, el mito del fin del mundo nórdico. Entre otras cosas, algunos de los primeros eventos incluyen a los lobos Sköll y Hati (hijos de Fenrir) alcanzando y devorando al sol y la luna, respectivamente, y dejando una oscuridad completa en el cielo sin estrellas. Poco después, Fenrir se libera de sus cadenas, y devora a Odín. Ya que es a quienes estaban adorando... parecía apropiado.
-Vengo por voluntad e iniciativa propia. Sigel no sabía que pasaría esto, más allá de que la liaría porque soy Asher Daregan. (¡Sorpresa! ¡Me disculparía, pero no me arrepiento de nada!)
-Hago tirada de runas para el ataque de Colmillo Celeste. No va dirigido hacia ningún PJ o acompañante concreto, pero si a alguno le apetece estar en la trayectoria del ataque por algún motivo (trama de venganza, victimismo, masoquismo o lo que sea), las heridas dependen del resultado. Por motivos de que seria aburrido, interpretad los aturdimientos como nulos si quereis. Este ataque puede atravesar cualquier cosa, por lo que no recomiendo intentar pararlo.
Runa mala/muy mala: aturdimiento de al menos 1 turno y heridas leves que podrán curarse tras tres turnos.
Runa media/buena: aturdimiento de al menos 2 turnos y heridas moderadas que podrán curarse al finalizar el tema.
Runa muy buena: aturdimiento de 2 turnos (imposibilitando el uso de habilidades), ocasionando heridas graves que sólo podrán ser curadas en uno de los talleres.
-El efecto de Cielo Oscuro reduce los atributos de TODO EL MUNDO (salvo Asher y Syl) en un 50% durante dos turnos. Esto incluye a aquellos que normalmente vería como aliados (oops, no os vi).
-Sentíos completamente libres de entablar combate con Asher si os sentís valientes. En grupo, en solitario, o como sea. Os desafío a todos. No atacaré salvo que ataquéis primero o provoquéis de alguna otra forma. Si lo hacéis, no voy a contenerme. Pero he perdido muchas habilidades, por lo que tenéis una buena oportunidad... ¿verdad?
En otras palabras: Interactuo con TODOS los que se atrevan. El resto de cobardes podéis hacer como que era otro evento en otra parte. No es como si fuera a obligar a participar a nadie. >:3c
-Masacre patrocinada por Master Wyn.
Última edición por Asher Daregan el Mar Ago 06, 2019 3:59 pm, editado 1 vez
Asher Daregan
Aerandiano de honor
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El Ragnarok ha llegado
El miembro 'Asher Daregan' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
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Tyr
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Re: Midsommar [Evento Social]
Midsommar
En esta situación y tras las recientes quejas que desde el staff henos recibido sobre el post de Asher, me veo obligada a actuar. Seré rápida y tomaré la opción más justa que considere, aunque es romper un poco con el propósito social del tema. El evento se celebra en diferentes lugares de Verisar, en las afueras de cada ciudad de Verisar y en los largos campos se celebra el Midsommar. Esto significa, Asher puede estar en una de estas localidades, en las afueras de Roilkat por ejemplo. Los que no quieran participar con él, en otras: exterior de Lunargenta, Vulwulfar, Baslodia.... Quienes no quieran participar con él, simplemente ignorad lo que ha hecho.
Es esto o expulsar a Asher del evento. Odio tomar esta decisión. Dejaré este post como un primer aviso (y último aviso) y un consejo hacia otros usuarios. Es recomendable, antes de hacer algo trascendental que afecte a los personajes de los demás usuarios y esté al límite del metarol, consultar por privado a los afectados.
Sigel
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Re: Midsommar [Evento Social]
Pero ¿Qué diablos acababa de pasar? ¿Quién había soltado al más pirado del psiquiátrico? ¿Quién era aquel ser que se alzaba sobre toda la teatralidad? Daven sacudió en más de una ocasión su cabeza. No podía creerse lo que estaba sucediendo. No podía dar fe de aquello que estaba viendo. Se alejó de los restos del pilar junto al que estaba bailando. Estaba cansado, exhausto y aún los efectos del hechizo en el que se había encontrado minutos atrás le hacía efecto. Aún tenía cierto estado de felicidad en su cuerpo.
Sabía que era imposible, casi improbable alcanzar a aquel ser. Pero si algo había aprendido en sus aventuras era a luchar desde otro punto de vista. Desde aquel en el que no importaba el poder que se tuviera, ni las armas, ni las armaduras. En el que solo importaba la esencia étera de cada ser. Observó la silla donde se encontraba su arma y negó con la cabeza. No era modo de enfrentarse.
– Proclamas haber derrotado a un dios del que físicamente jamás se ha tenido conocimiento. –Dio un paso hacia Asher. Si tenía que hacer frente a él, debía de estar lo suficiente cerca como para llegar a golpearlo, o al menos intentarlo.– No eres más que un esquizofrénico que se ha escapado de un sanatorio mental. El cual cree que con un poco de poder debe de doblegar la naturaleza de cada ser. –Tomó aire.– Proclamas el Ragnarok. Proclamas el fin del mundo y acabas con las vidas como si eso mismo no te importase nada.Que claro. No lo te importa. Tan solo eres un maldito egocéntrico con ansias de poder que busca tener una cita histórica que quede marcada en la cronología. –Elevó al comisura izquierda de sus labios, pues la situación estaba divirtiendo al dragón.
Dio un paso más para acercarse a Asher.– Muéstrate tal y como eres. Si de verdad crees tener opción de destruir el mundo, hazlo. Si de verdad te crees merecedor de todo el poder que quieras, demuéstralo de otra manera. –Las ganas de escupir a Asher no menguaban a medida que hablaba con él. Puede ser que ni siquiera lo estuviera escuchando, pues él solo era un insignificante en aquel lugar.– ¿Qué necesidad hay de quitar vidas inocentes si lo que querías era cumplir tu objetivo? ¿Qué pretendes ser el nuevo dios? –Escupió al suelo. El fuego interno de Daven empezaba a crecer. En pocas ocasiones se había dejado llevar por su impulso más básico. La pelea. Pero aquella situación estaba sobrepasando la ética del dragón. Estaba fuera de lo que el mismo podía estipular como lógico. ¿Quién se creía ese ser para destruir todo lo que allí había llevándose por delante a inocentes?
Cerró los ojos por un instante y respiró profundamente. Necesitaba apaciguar un poco el fuego de su núcleo. Apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se volvieran blancos. Abrió los ojos y los clavó en Asher. Sus pupilas estaban contraídas, sus ojos inyectados en sangre. Y sus ganas de arrancarle la cabeza de un bocado no menguaban por más que lo intentaba. ¿Qué debía de hacer el dragón? ¿Seguir su instinto? ¿Seguir su ética?
"Tranquilidad. Mantén la tranquilidad." La voz de su padre resonaba una y otra vez en su cabeza. Las palabras se repetían en un bucle sin fin. Debía de hacerle caso, debía de mantenerse fiel a si mismo.– No sé quien eres. Ni que pretendes con todo esto. Pero. –Miró a su alrededor y la realidad se hacía fuerte en su mente.– Te has equivocado por completo.
Sabía que era imposible, casi improbable alcanzar a aquel ser. Pero si algo había aprendido en sus aventuras era a luchar desde otro punto de vista. Desde aquel en el que no importaba el poder que se tuviera, ni las armas, ni las armaduras. En el que solo importaba la esencia étera de cada ser. Observó la silla donde se encontraba su arma y negó con la cabeza. No era modo de enfrentarse.
– Proclamas haber derrotado a un dios del que físicamente jamás se ha tenido conocimiento. –Dio un paso hacia Asher. Si tenía que hacer frente a él, debía de estar lo suficiente cerca como para llegar a golpearlo, o al menos intentarlo.– No eres más que un esquizofrénico que se ha escapado de un sanatorio mental. El cual cree que con un poco de poder debe de doblegar la naturaleza de cada ser. –Tomó aire.– Proclamas el Ragnarok. Proclamas el fin del mundo y acabas con las vidas como si eso mismo no te importase nada.Que claro. No lo te importa. Tan solo eres un maldito egocéntrico con ansias de poder que busca tener una cita histórica que quede marcada en la cronología. –Elevó al comisura izquierda de sus labios, pues la situación estaba divirtiendo al dragón.
Dio un paso más para acercarse a Asher.– Muéstrate tal y como eres. Si de verdad crees tener opción de destruir el mundo, hazlo. Si de verdad te crees merecedor de todo el poder que quieras, demuéstralo de otra manera. –Las ganas de escupir a Asher no menguaban a medida que hablaba con él. Puede ser que ni siquiera lo estuviera escuchando, pues él solo era un insignificante en aquel lugar.– ¿Qué necesidad hay de quitar vidas inocentes si lo que querías era cumplir tu objetivo? ¿Qué pretendes ser el nuevo dios? –Escupió al suelo. El fuego interno de Daven empezaba a crecer. En pocas ocasiones se había dejado llevar por su impulso más básico. La pelea. Pero aquella situación estaba sobrepasando la ética del dragón. Estaba fuera de lo que el mismo podía estipular como lógico. ¿Quién se creía ese ser para destruir todo lo que allí había llevándose por delante a inocentes?
Cerró los ojos por un instante y respiró profundamente. Necesitaba apaciguar un poco el fuego de su núcleo. Apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos se volvieran blancos. Abrió los ojos y los clavó en Asher. Sus pupilas estaban contraídas, sus ojos inyectados en sangre. Y sus ganas de arrancarle la cabeza de un bocado no menguaban por más que lo intentaba. ¿Qué debía de hacer el dragón? ¿Seguir su instinto? ¿Seguir su ética?
"Tranquilidad. Mantén la tranquilidad." La voz de su padre resonaba una y otra vez en su cabeza. Las palabras se repetían en un bucle sin fin. Debía de hacerle caso, debía de mantenerse fiel a si mismo.– No sé quien eres. Ni que pretendes con todo esto. Pero. –Miró a su alrededor y la realidad se hacía fuerte en su mente.– Te has equivocado por completo.
Daven Valerious
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Re: Midsommar [Evento Social]
El día se tornó en noche tan rápido y de una manera tan escalofriante que Níniel no necesitó de su gran sensibilidad mágica para percibir la amenaza que aquellas nubes negras supondrían para cualquiera que tuviera la mala fortuna de encontrase bajo ellas. ¿Hasta dónde se extendían? ¿Realmente podían hacer eso que Asher le había dicho que hacían en un área tan grande? ¿Qué más poderes como aquel le quedaban por descubrir a la joven elfa? Justo cuando pensaba que lo había visto todo...Aerandir era un lugar mucho más intrigante y peligroso de lo que muchos llegarían siquiera a imaginar. Incluso para ella.
-No te separes de mi Cath.- Pidió a su hermana con un tono serio que su hermana no se negaría a desobedecer. Claro que no es que hubiese tenido intención de hacerlo de todos modos. Desconfiaba en gran medida de la magia que no conocía ni entendía. Sabía de sobra que pegarse a la elfa era la mejor opción ante tales manifestaciones.
-No sé qué me pone los pelos más de punta. Canel o esto.- Expresó la felina mirando al cielo y encogiéndose de hombros mientras que Níniel rodeaba a ambas con una esfera protectora de luz pura que las protegería de los efectos desatados por la teatral mano del centinela del norte. Título que por cierto jamás hubiese pensado que pudiese haber acabado en manos de Asher. Claro que comparados con Tyrande...cualquiera parecería poco merecedor de tal título.
-¿Realmente vamos a hacerlo? Osea...Vale, están matando a gente bajo efectos de a saber qué y mantienen al resto bailando al lado bajo un encantamiento. Inocentes lo que se dice inocentes...no son. Pero tampoco va contra sus leyes...- Pensó en voz alta la pelirroja.
-Tampoco va contra sus leyes talar y quemar nuestros lugares sagrados. Ni tomar camadas enteras de cachorros y apalearlos hasta matarlos o arrojarlos al río. Tampoco va contra sus leyes permitir a a los menos afortunados entre ellos morir de hambre delante de sus propias narices, o apalear a los niños que mendigan por sus calles solo por un mendrugo de pan...Hay muchas cosas que las leyes de los orejas redondas permiten y no deberían. El asesinato es una que sí prohíben. Pero ahí los ves. Celebrando mientras asesinan en nombre de un falso ídolo- Respondió la peliblanca muy seria. Y a pesar de sus palabras aún tenía dudas. Dudas sobre si el proceder de Asher era el adecuado, incluso a pesar de estar convencida de que la "celebración" que observaba no tenía nada de bueno.
-He llegado a tolerar muchas de sus salvajes costumbres, pero esto...es demasiado.- Sentenció observando como Asher entraba en acción y arremetía salvajemente contra el lugar donde se llevaban a cabo aquellas macabras festividades. Destrozando varios de aquellos postes y cobrándose las primeras víctimas entre los perpetradores de facto de los asesinatos. Aquellos que se erguían orgullosos daga en mano al lado de una pila de cuerpos de víctimas asesinadas.
-Tampoco es que parezca que necesite ayuda...Me alegra no tenerlo de enemigo. No digo que no pueda con él o con su amigo pero...- Catherine desvió la mirada por un momento hacia el felino compañero de Asher. Ya se conocían pero no parecían tener personalidades muy afines. -Bueno, solo digo que hay presas más fáciles y mejor pagadas.- Sentenció.
-Le conozco incluso desde antes de que recuperara su nombre. Tal vez algún día, pero no hoy.- Respondió la sacerdotisa, dejando de hablar al ver algo que sinceramente esperaba que ocurriera, aunque no del modo en el que lo hizo.
Un hombre, con fuego en los ojos, se atrevió a desafiar a aquella figura de la que muchos otros huían considerándolo como una furibunda deidad. A pesar de la rabía que exudaba, parecía más dispuesto a entablar un combate dialéctico con el atacante. Algo que intrigó profundamente a Níniel, al expresar parcialmente las dudas que ella misma sentía con respeto a todo aquello. Un sujeto de lo más curioso e interesante. La elfa había visto demasiadas veces en acción al hombre bestia como para no respetar a cualquiera que le plantara cara...a excepción de los estúpidos claro. De esos había muchos.
La joven intercambió miradas entre ambos manteniéndose a la expectativa y muy interesada en lo que Asher respondería. Por supuesto no consideraba inocentes a aquellas personas como decía aquel hombre, ni creía que Asher aspirara a ser un dios dominador, sencillamente usaba sus conocimientos sobre la religión de los humanos para burlarse de ellos y asustarlos, pero aún así sería de lo más instructivo.
-Parece que alguien necesita una explicación sobre por qué asesinar personas, envenenar y encantar a otras para que hagan cosas contra su voluntad y ser cómplice de ello está mal...- Intervino la joven señalando con su bastón a Asher y aplicando su magia sobre él. Al fin y al cabo era justo permitirle al centinela defender su punto con todos sus argumentos preparados.
OFF:Níniel utiliza este turno su habilidad santuario y una de las habilidades de su bastón sobre Asher, restableciendo el CD de todas sus habilidades.
-No te separes de mi Cath.- Pidió a su hermana con un tono serio que su hermana no se negaría a desobedecer. Claro que no es que hubiese tenido intención de hacerlo de todos modos. Desconfiaba en gran medida de la magia que no conocía ni entendía. Sabía de sobra que pegarse a la elfa era la mejor opción ante tales manifestaciones.
-No sé qué me pone los pelos más de punta. Canel o esto.- Expresó la felina mirando al cielo y encogiéndose de hombros mientras que Níniel rodeaba a ambas con una esfera protectora de luz pura que las protegería de los efectos desatados por la teatral mano del centinela del norte. Título que por cierto jamás hubiese pensado que pudiese haber acabado en manos de Asher. Claro que comparados con Tyrande...cualquiera parecería poco merecedor de tal título.
-¿Realmente vamos a hacerlo? Osea...Vale, están matando a gente bajo efectos de a saber qué y mantienen al resto bailando al lado bajo un encantamiento. Inocentes lo que se dice inocentes...no son. Pero tampoco va contra sus leyes...- Pensó en voz alta la pelirroja.
-Tampoco va contra sus leyes talar y quemar nuestros lugares sagrados. Ni tomar camadas enteras de cachorros y apalearlos hasta matarlos o arrojarlos al río. Tampoco va contra sus leyes permitir a a los menos afortunados entre ellos morir de hambre delante de sus propias narices, o apalear a los niños que mendigan por sus calles solo por un mendrugo de pan...Hay muchas cosas que las leyes de los orejas redondas permiten y no deberían. El asesinato es una que sí prohíben. Pero ahí los ves. Celebrando mientras asesinan en nombre de un falso ídolo- Respondió la peliblanca muy seria. Y a pesar de sus palabras aún tenía dudas. Dudas sobre si el proceder de Asher era el adecuado, incluso a pesar de estar convencida de que la "celebración" que observaba no tenía nada de bueno.
-He llegado a tolerar muchas de sus salvajes costumbres, pero esto...es demasiado.- Sentenció observando como Asher entraba en acción y arremetía salvajemente contra el lugar donde se llevaban a cabo aquellas macabras festividades. Destrozando varios de aquellos postes y cobrándose las primeras víctimas entre los perpetradores de facto de los asesinatos. Aquellos que se erguían orgullosos daga en mano al lado de una pila de cuerpos de víctimas asesinadas.
-Tampoco es que parezca que necesite ayuda...Me alegra no tenerlo de enemigo. No digo que no pueda con él o con su amigo pero...- Catherine desvió la mirada por un momento hacia el felino compañero de Asher. Ya se conocían pero no parecían tener personalidades muy afines. -Bueno, solo digo que hay presas más fáciles y mejor pagadas.- Sentenció.
-Le conozco incluso desde antes de que recuperara su nombre. Tal vez algún día, pero no hoy.- Respondió la sacerdotisa, dejando de hablar al ver algo que sinceramente esperaba que ocurriera, aunque no del modo en el que lo hizo.
Un hombre, con fuego en los ojos, se atrevió a desafiar a aquella figura de la que muchos otros huían considerándolo como una furibunda deidad. A pesar de la rabía que exudaba, parecía más dispuesto a entablar un combate dialéctico con el atacante. Algo que intrigó profundamente a Níniel, al expresar parcialmente las dudas que ella misma sentía con respeto a todo aquello. Un sujeto de lo más curioso e interesante. La elfa había visto demasiadas veces en acción al hombre bestia como para no respetar a cualquiera que le plantara cara...a excepción de los estúpidos claro. De esos había muchos.
La joven intercambió miradas entre ambos manteniéndose a la expectativa y muy interesada en lo que Asher respondería. Por supuesto no consideraba inocentes a aquellas personas como decía aquel hombre, ni creía que Asher aspirara a ser un dios dominador, sencillamente usaba sus conocimientos sobre la religión de los humanos para burlarse de ellos y asustarlos, pero aún así sería de lo más instructivo.
-Parece que alguien necesita una explicación sobre por qué asesinar personas, envenenar y encantar a otras para que hagan cosas contra su voluntad y ser cómplice de ello está mal...- Intervino la joven señalando con su bastón a Asher y aplicando su magia sobre él. Al fin y al cabo era justo permitirle al centinela defender su punto con todos sus argumentos preparados.
OFF:Níniel utiliza este turno su habilidad santuario y una de las habilidades de su bastón sobre Asher, restableciendo el CD de todas sus habilidades.
Níniel Thenidiel
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Re: Midsommar [Evento Social]
—Déjate de moralinas, muchacho. —Valeria estaba tensa por la frustración, pero procuraba mantener un tono de voz y una expresión relajados, para no alarmar a los asistentes a la celebración que pudieran estar observando a su grupo— No estás aquí como Néstor Mitre, has venido como miembro del Hekshold, como brujo del Hekshold. Te presentaste voluntario, diste tu palabra y ahora es la reputación de la Academia la que tienes la obligación de mantener. Como todos nosotros —añadió la bruja, dirigiendo una mirada a los otros tres miembros de su equipo.
—Pero yo pensaba…
—¿Qué? —interrumpió Valeria—; ¿Que venías de vacaciones?, ¿que sería un trabajito fácil en una fiesta y después tendrías ocasión de disfrutar de la cultura local de la mano de algún buen mozo?
—¡Pero es que esto no está bien! —protestó lastimero el joven Néstor.
—¿Cómo sabes que no está bien? —intervino Rin pragmática. ¡Bendita Rin!; de los cuatro alumnos que le habían encargado supervisar, Val jamás hubiera imaginado que la humana fuera a ser la más competente—. ¿Acaso eres sacerdote?, ¿sabes cómo piensan los dioses? Por lo que yo tengo entendido, a ellos les encantan las ofrendas, los bailes y los sacrificios. Y esta gente lleva años y años bendiciendo así sus campos.
Sin saber cómo responder a su compañera, el muchacho bajó la mirada y no dijo más. Algo en el tono de la humana hizo sospechar a Valeria que, en realidad, la chica no creería una palabra que saliera de boca de un sacerdote, pero no tenía intención de discutir sobre teología con ella. Lo importante era que parecía haber aparcado la crisis por el momento. La bruja suspiró, ya había sido bastante duro para ella enterarse de que su grupo sólo contaría con un miembro de su raza, pero no imaginaba que precisamente él fuera a darle más problemas que el resto.
—Está bien —dijo al ver que se habían acallado un poco las protestas—, vamos a centrarnos en terminar el trabajo, ¿de acuerdo? Os quiero a todos vigilando vuestros respectivos sectores. Ya sabéis lo que tenéis que hacer. Y recordad, no os acerquéis a menos de nueve pies de las coronas de flores.
Néstor echó a andar, tras un suspiro, hacia el sector que le había sido asignado, por precaución, el más alejado al área de los sacrificios. Le acompañaba Indis, que se situaría en el lado opuesto a donde se encontraba el grupo en aquel momento.
—Tú no crees que esto esté bien, ¿verdad? —preguntó el brujo a su amiga cuando se hubieron alejado lo suficiente del resto—. Eres una elfa, los tuyos no hacen estas cosas.
—Semi-elfa —contestó Indis encogiéndose de hombros— y te recuerdo que me crié al norte de Baslodia. He bailado en torno a postes como estos en más de un Midsommar.
—¿Y a tu madre le parecía bien?
—Mi madre eligió abandonarnos por su preciado bosque —respondió la chica con gesto serio. Acto seguido, agitó un poco la cabeza y lo cambió por una sonrisa traviesa—. ¿Por qué crees que decidí estudiar magia con los brujos?
Néstor no pudo evitar reírse ante la broma de su amiga. Se situó en su puesto y se despidió de Indis algo azorado por su arrebato emocional. Ella le restó importancia, como de costumbre, con un guiño y una sonrisa pícara, mientras continuaba la marcha hasta su posición haciendo que las flores brotaran a su paso. Los otros tres se habían quedado observando la marcha de sus compañeros.
—Venga, escúpelo —dijo Valeria cambiando su foco de atención hacia el más fornido de sus acompañantes. La joven humana, que ya había comenzado a andar hacia su posición, se detuvo para no perderse detalle.
—¿Eh? ¿Qué quieres decir? —preguntó el aludido como si le hubiesen despertado repentinamente de la siesta.
—Llevas con el ceño fruncido desde que viste el primer sacrificio.
—No es nada, sólo pensaba —respondió esquivo. Valeria alzó las cejas indicando que no era suficiente—. Bueno, no sé, marchar así hacia el altar de los sacrificios… es como si quisieran quitarse de en medio antes de tiempo.
—Bueno, Iyán, están cumpliendo una función para la comunidad —volvió a intervenir Rin—. Y eso de “antes de tiempo”… Seguro que tú te has comido muchas cabras antes de su tiempo —añadió en tono cada vez más travieso—. ¿Qué crees que diría la ayudante de Hartem si supiera a cuántos de sus parientes te has llevado “antes de tiempo”?
—¿Celosa? —respondió Iyán con una amplia sonrisa. Valeria se relajó al ver que volvía a parecerse a sí mismo— Si es por comer, tengo mucho apetito. Si quieres, me paso por tu cuarto cuando se duerma Indis.
—Más quisieras —le contestó riendo la humana, al tiempo que se encaminaba hacia su puesto. La bruja le había asignado el lugar más cercano al altar de los sacrificios.
—¿Me explicas por qué me toca a mí patearme todo el perímetro? —dijo el hombre volviéndose hacia Valeria una vez que se quedaron solos.
—Porque a quien los dioses no dan magia, le dan un buen par de piernas —respondió automáticamente la bruja, que no tenía ganas de extenderse en explicaciones.
—¡Oh! Entonces, ¿te has fijado en mis piernas? Me han cancelado el plan que tenía para luego —dijo señalando con el pulgar hacia el lugar por el que acababa de marcharse la humana—, por si te apetece hacerles un examen más exhaustivo.
La bruja no pudo evitar una carcajada. Después de todo, se había hecho el nudo ella solita.
—Mira, Tolmo, si estuviera interesada, no te haría falta preguntar.
El hombre frunció el ceño y Valeria se preguntó, por un segundo, si se habría ofendido por el comentario, pero entonces se dio cuenta de que no la miraba a ella, sino más allá, hacia los danzantes. Se giró ella también hacia ellos. Por alguna razón, algunos habían parado de bailar y miraban confusos a su alrededor.
—Esto… ¿Eso es normal? —preguntó Iyán, aunque ya se olía la respuesta.
—Para nada —respondió Valeria, volviendo al gesto serio del principio—. Corre a avisar al resto. Debemos evitar que cunda el pánico entre los danzantes mientras averiguamos qué ha pasado con el hechizo. —Iyán Tolmo echó a correr por el mismo camino que había tomado Rin segundos antes y Valeria no pudo evitar dirigir una mirada suspicaz hacia el lugar desde donde Néstor debía estar vigilando, a pesar de que no podía verlo desde su posición— ¡Libnik! —Llamó, volviendo la mirada hacia las mesas, donde lo había visto curioseando hacía un momento. Un pequeño dnomo llegó al instante junto a la bruja— Haz lo que sea para evitar que los danzantes se alejen del círculo.
El dnomo le regaló a la bruja una sonrisa casi diabólica, de puro traviesa, y salió corriendo hacia el poste que la mujer le señalaba. Valeria echó a andar en la misma dirección, pero más despacio, concentrándose en el éter que rodeaba la zona. El hechizo de las coronas había sido impecable, lo habían repasado varias veces. Algo tenía que haber interferido con la magia que habían lanzado.
----------
OFF: Me disculpo por la extensión, me he emocionado un poco escribiendo. Con permiso de Sigel, me traigo al evento a un par de npcs, alumnos del Hekshold, y me invento a otros dos, porque me sentía inspirada:
Iyán Tolmo: ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) Licántropo. En [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] hilo, podéis consultar su especialización y una breve descripción. Para usuarios curiosos, aparece en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] tema.
Rin Cyril: ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) Humana. Aún no tiene descripción oficial, pero aparece también en el hilo del Hekshold ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]). Aparece en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] tema.
Néstor Mitre: ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) brujo, alumno del Hekshold.
Indis Conti: ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) semi-elfa (a efectos prácticos, funciona como elfa), alumna del Hekshold.
Con este post tan largo, doy por iniciada la mini-trama asignada por la diosa. Queda abierta para cualquiera que esté interesado y no esté participando ya en otra, pero debo señalar que, por la propia descripción del personaje, Iyán Tolmo se mostrará agresivo hacia cualquier personaje vampiro y desconfiará de otros licántropos.
En cuanto a Libnik, es un dnomo que acompaña a Reike como sirviente. Quien se una a esta trama, tiene mi permiso para inventarse cualquier travesura que pudiera estar haciendo para mantener a los danzantes en su sitio. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] es el aspecto del dnomo y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] podéis consultar la descripción de los dnomos en el bestiario.
Y ya os dejo tranquilos. Quien haya llegado hasta aquí, se merece una galleta (para los celiacos, sin gluten) ^^
—Pero yo pensaba…
—¿Qué? —interrumpió Valeria—; ¿Que venías de vacaciones?, ¿que sería un trabajito fácil en una fiesta y después tendrías ocasión de disfrutar de la cultura local de la mano de algún buen mozo?
—¡Pero es que esto no está bien! —protestó lastimero el joven Néstor.
—¿Cómo sabes que no está bien? —intervino Rin pragmática. ¡Bendita Rin!; de los cuatro alumnos que le habían encargado supervisar, Val jamás hubiera imaginado que la humana fuera a ser la más competente—. ¿Acaso eres sacerdote?, ¿sabes cómo piensan los dioses? Por lo que yo tengo entendido, a ellos les encantan las ofrendas, los bailes y los sacrificios. Y esta gente lleva años y años bendiciendo así sus campos.
Sin saber cómo responder a su compañera, el muchacho bajó la mirada y no dijo más. Algo en el tono de la humana hizo sospechar a Valeria que, en realidad, la chica no creería una palabra que saliera de boca de un sacerdote, pero no tenía intención de discutir sobre teología con ella. Lo importante era que parecía haber aparcado la crisis por el momento. La bruja suspiró, ya había sido bastante duro para ella enterarse de que su grupo sólo contaría con un miembro de su raza, pero no imaginaba que precisamente él fuera a darle más problemas que el resto.
—Está bien —dijo al ver que se habían acallado un poco las protestas—, vamos a centrarnos en terminar el trabajo, ¿de acuerdo? Os quiero a todos vigilando vuestros respectivos sectores. Ya sabéis lo que tenéis que hacer. Y recordad, no os acerquéis a menos de nueve pies de las coronas de flores.
Néstor echó a andar, tras un suspiro, hacia el sector que le había sido asignado, por precaución, el más alejado al área de los sacrificios. Le acompañaba Indis, que se situaría en el lado opuesto a donde se encontraba el grupo en aquel momento.
—Tú no crees que esto esté bien, ¿verdad? —preguntó el brujo a su amiga cuando se hubieron alejado lo suficiente del resto—. Eres una elfa, los tuyos no hacen estas cosas.
—Semi-elfa —contestó Indis encogiéndose de hombros— y te recuerdo que me crié al norte de Baslodia. He bailado en torno a postes como estos en más de un Midsommar.
—¿Y a tu madre le parecía bien?
—Mi madre eligió abandonarnos por su preciado bosque —respondió la chica con gesto serio. Acto seguido, agitó un poco la cabeza y lo cambió por una sonrisa traviesa—. ¿Por qué crees que decidí estudiar magia con los brujos?
Néstor no pudo evitar reírse ante la broma de su amiga. Se situó en su puesto y se despidió de Indis algo azorado por su arrebato emocional. Ella le restó importancia, como de costumbre, con un guiño y una sonrisa pícara, mientras continuaba la marcha hasta su posición haciendo que las flores brotaran a su paso. Los otros tres se habían quedado observando la marcha de sus compañeros.
—Venga, escúpelo —dijo Valeria cambiando su foco de atención hacia el más fornido de sus acompañantes. La joven humana, que ya había comenzado a andar hacia su posición, se detuvo para no perderse detalle.
—¿Eh? ¿Qué quieres decir? —preguntó el aludido como si le hubiesen despertado repentinamente de la siesta.
—Llevas con el ceño fruncido desde que viste el primer sacrificio.
—No es nada, sólo pensaba —respondió esquivo. Valeria alzó las cejas indicando que no era suficiente—. Bueno, no sé, marchar así hacia el altar de los sacrificios… es como si quisieran quitarse de en medio antes de tiempo.
—Bueno, Iyán, están cumpliendo una función para la comunidad —volvió a intervenir Rin—. Y eso de “antes de tiempo”… Seguro que tú te has comido muchas cabras antes de su tiempo —añadió en tono cada vez más travieso—. ¿Qué crees que diría la ayudante de Hartem si supiera a cuántos de sus parientes te has llevado “antes de tiempo”?
—¿Celosa? —respondió Iyán con una amplia sonrisa. Valeria se relajó al ver que volvía a parecerse a sí mismo— Si es por comer, tengo mucho apetito. Si quieres, me paso por tu cuarto cuando se duerma Indis.
—Más quisieras —le contestó riendo la humana, al tiempo que se encaminaba hacia su puesto. La bruja le había asignado el lugar más cercano al altar de los sacrificios.
—¿Me explicas por qué me toca a mí patearme todo el perímetro? —dijo el hombre volviéndose hacia Valeria una vez que se quedaron solos.
—Porque a quien los dioses no dan magia, le dan un buen par de piernas —respondió automáticamente la bruja, que no tenía ganas de extenderse en explicaciones.
—¡Oh! Entonces, ¿te has fijado en mis piernas? Me han cancelado el plan que tenía para luego —dijo señalando con el pulgar hacia el lugar por el que acababa de marcharse la humana—, por si te apetece hacerles un examen más exhaustivo.
La bruja no pudo evitar una carcajada. Después de todo, se había hecho el nudo ella solita.
—Mira, Tolmo, si estuviera interesada, no te haría falta preguntar.
El hombre frunció el ceño y Valeria se preguntó, por un segundo, si se habría ofendido por el comentario, pero entonces se dio cuenta de que no la miraba a ella, sino más allá, hacia los danzantes. Se giró ella también hacia ellos. Por alguna razón, algunos habían parado de bailar y miraban confusos a su alrededor.
—Esto… ¿Eso es normal? —preguntó Iyán, aunque ya se olía la respuesta.
—Para nada —respondió Valeria, volviendo al gesto serio del principio—. Corre a avisar al resto. Debemos evitar que cunda el pánico entre los danzantes mientras averiguamos qué ha pasado con el hechizo. —Iyán Tolmo echó a correr por el mismo camino que había tomado Rin segundos antes y Valeria no pudo evitar dirigir una mirada suspicaz hacia el lugar desde donde Néstor debía estar vigilando, a pesar de que no podía verlo desde su posición— ¡Libnik! —Llamó, volviendo la mirada hacia las mesas, donde lo había visto curioseando hacía un momento. Un pequeño dnomo llegó al instante junto a la bruja— Haz lo que sea para evitar que los danzantes se alejen del círculo.
El dnomo le regaló a la bruja una sonrisa casi diabólica, de puro traviesa, y salió corriendo hacia el poste que la mujer le señalaba. Valeria echó a andar en la misma dirección, pero más despacio, concentrándose en el éter que rodeaba la zona. El hechizo de las coronas había sido impecable, lo habían repasado varias veces. Algo tenía que haber interferido con la magia que habían lanzado.
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OFF: Me disculpo por la extensión, me he emocionado un poco escribiendo. Con permiso de Sigel, me traigo al evento a un par de npcs, alumnos del Hekshold, y me invento a otros dos, porque me sentía inspirada:
Iyán Tolmo: ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) Licántropo. En [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] hilo, podéis consultar su especialización y una breve descripción. Para usuarios curiosos, aparece en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] tema.
Rin Cyril: ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) Humana. Aún no tiene descripción oficial, pero aparece también en el hilo del Hekshold ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]). Aparece en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] tema.
Néstor Mitre: ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) brujo, alumno del Hekshold.
Indis Conti: ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]) semi-elfa (a efectos prácticos, funciona como elfa), alumna del Hekshold.
Con este post tan largo, doy por iniciada la mini-trama asignada por la diosa. Queda abierta para cualquiera que esté interesado y no esté participando ya en otra, pero debo señalar que, por la propia descripción del personaje, Iyán Tolmo se mostrará agresivo hacia cualquier personaje vampiro y desconfiará de otros licántropos.
En cuanto a Libnik, es un dnomo que acompaña a Reike como sirviente. Quien se una a esta trama, tiene mi permiso para inventarse cualquier travesura que pudiera estar haciendo para mantener a los danzantes en su sitio. [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] es el aspecto del dnomo y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] podéis consultar la descripción de los dnomos en el bestiario.
Y ya os dejo tranquilos. Quien haya llegado hasta aquí, se merece una galleta (para los celiacos, sin gluten) ^^
Última edición por Reike el Jue Ago 08, 2019 6:15 am, editado 1 vez (Razón : Añado información adicional sobre un personaje en el OFF)
Reike
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Re: Midsommar [Evento Social]
La cabeza le daba vueltas, como en una de las peores resacas que hubiese tenido en su vida, incluso mejor que aquella vez en la que la drogaron en una posada de mala muerte.
Sus pasos eran más lentos y menos habilidosos de lo que solían ser. Escapaba del agarre de unas manos que parecían no dejar de perseguirla, su mente tan solo se enfocaba en salir de aquella marabunta de personas, ni siquiera creyó que nada de lo que pudiese hacer fuese a cambiar el hecho de que estaba atrapada, o al menos así se sentía.
Una voz casi tan pequeña como su dueño la sacó de su ensimismamiento. A Eilydh le costó un rato dares cuenta de que se trataba de el ratón más valiente que había visto nunca, y estaba intentando ayudarla a zafarse de unas manos fuertes que sin embargo no parecían ser enemigo lo suficientemente adecuado para los dientes de la criatura. Aquello pareció darle valentía a la chica, que olvidó que a pesar de no tener su daga, aún tenía sus puños.
Se giro decidida, aprovechando el hecho de que el hombre estaba distraído con los bocados de aquel ratón para cerrar sus manos en un puño y dirigirlo sin mucha certeza hasta la mandíbula del hombre, que no se lo veía venir y cayó noqueado hasta una de las mesas, creando un revoltijo de platos y vasos y sacando una onomatopeya un tanto sorprendida de los comensales que observaban la situación pero no habían decido unirse al forcejeo.
Eilydh no tuvo mucho tiempo para pensar en la siguiente estratégia, pues el Segundo de los hombres que se acercaba a ella sacó su arco y empezó a disparar flechas a ella misma y a su recien conocido salvadro el ratón.
-Un carro sería el medio de transporte más lujoso en el que he viajado desde hace 5 meses[/color]- dijo, protegiendose de una flecha que pasó bastante cerca de su nariz- Y creo que voy a aceptar tu invitación. Señor…. Ratón- dijo la chica, pues no sabía su nombre- Sin embargo, no creo que sea justo que dejemos aquí a personas a disgusto. Bailar debería ser un acto libre. Se debería hacer con quien quisiese, cuando se quisiese, y de la manera que se quisiese. Forzar un baile y sobre todo de esta manera tan… abominable.. debería ser castigado. Que te parece si antes de irnos le damos a los bailarines la posibilidad de decidir?-
Mientras hablabab Eilydh se había estado moviendo en cuclillas, aprovechando las sillas vacías y el ruido de diversion y risas, volviendose casi invisible al hombre del arco al que se habían acercado peligrosamente mientras este seguía buscándolos con la mirada y su arco tenso.
En un momento en el que no miraba, Eilydh sacó su mano de debajo de la mesa donde se escondían y agarró una de las botellas vacías de hidromiel antes de Volver a ponerse en resguardo.
-Mi plan es este… Ves el círculo? – le señaló al ratón- creo que son las lindes de algo que les hace bailar sin parar…- Se quedó mirando un par de segundos a una de las chicas, intentando salir del círculo, pero fallando y mareandose continuamente hasta caer al suelo, desfallecida.- No estoy muy segura de que es lo que los mantiene bailando… pero mi encantamiento se rompió cuando mi poste cedió. No estoy segura de cómo, pero creo que quizás tense mi cuerda demasiado. Por lo que es posible que funcione en el resto- Volvió a llevar la mirada al hombre con el arco que los seguía buscando y al que ahora tan solo separaban escasos pasos de ellos por la espalda.
-Creo que si tensamos una de las cuerdas rodeando a todos los palos, en sentido opuesto al que bailan, con la suficiente fuerza como para contrarrestar las demás forzaremos que los palos den de si y…- Eilydh que parecía haber estado observando al chico del arco como un león a su presa, se levantó de su escondite a la espalda de este.
Esto lo sobresaltó hacienda que destensara su arco y disparase una fleche sin objetivo en dirección opuesta a la de ella. La elfa aprovechó este sobresalto para atizar al hombre con la botella vacía y pesada de hidromiel en la cabeza, rompiéndola sobre el y hacienda que cayese de rodillas al suelo, mareado.
Fue lo suficientemente certera como para apropiarse del arco que acababa de dejar caer y varias de las flechas a su alrededor, 4 en particular, que cargo con disimulo aprovechado el revuelo de las personas que habían ido a ayudar al dolorido elfo que sangraba para volverse a seconder debajo de otra de las mesas cercanas.
Instó al ratón a que la siguiese.
-y… todo aquel que quiera dejar de bailar sea capaz de hacerlo.-dijo recuperando su respiración agitada y dándose cuenta de la sangre que había empapado su vestido no era del elfo al que acababa de atizar, sino suya propia de un corte profundo que ya había empezado a cicatrizar en su brazo.
-Entonces qué… te cubro con el arco mientras te haces con una de las cuerdas sueltas? Evita tocar el círculo.. sino… te olvidarás de tu carro y de nuestro plan
Sus pasos eran más lentos y menos habilidosos de lo que solían ser. Escapaba del agarre de unas manos que parecían no dejar de perseguirla, su mente tan solo se enfocaba en salir de aquella marabunta de personas, ni siquiera creyó que nada de lo que pudiese hacer fuese a cambiar el hecho de que estaba atrapada, o al menos así se sentía.
Una voz casi tan pequeña como su dueño la sacó de su ensimismamiento. A Eilydh le costó un rato dares cuenta de que se trataba de el ratón más valiente que había visto nunca, y estaba intentando ayudarla a zafarse de unas manos fuertes que sin embargo no parecían ser enemigo lo suficientemente adecuado para los dientes de la criatura. Aquello pareció darle valentía a la chica, que olvidó que a pesar de no tener su daga, aún tenía sus puños.
Se giro decidida, aprovechando el hecho de que el hombre estaba distraído con los bocados de aquel ratón para cerrar sus manos en un puño y dirigirlo sin mucha certeza hasta la mandíbula del hombre, que no se lo veía venir y cayó noqueado hasta una de las mesas, creando un revoltijo de platos y vasos y sacando una onomatopeya un tanto sorprendida de los comensales que observaban la situación pero no habían decido unirse al forcejeo.
Eilydh no tuvo mucho tiempo para pensar en la siguiente estratégia, pues el Segundo de los hombres que se acercaba a ella sacó su arco y empezó a disparar flechas a ella misma y a su recien conocido salvadro el ratón.
-Un carro sería el medio de transporte más lujoso en el que he viajado desde hace 5 meses[/color]- dijo, protegiendose de una flecha que pasó bastante cerca de su nariz- Y creo que voy a aceptar tu invitación. Señor…. Ratón- dijo la chica, pues no sabía su nombre- Sin embargo, no creo que sea justo que dejemos aquí a personas a disgusto. Bailar debería ser un acto libre. Se debería hacer con quien quisiese, cuando se quisiese, y de la manera que se quisiese. Forzar un baile y sobre todo de esta manera tan… abominable.. debería ser castigado. Que te parece si antes de irnos le damos a los bailarines la posibilidad de decidir?-
Mientras hablabab Eilydh se había estado moviendo en cuclillas, aprovechando las sillas vacías y el ruido de diversion y risas, volviendose casi invisible al hombre del arco al que se habían acercado peligrosamente mientras este seguía buscándolos con la mirada y su arco tenso.
En un momento en el que no miraba, Eilydh sacó su mano de debajo de la mesa donde se escondían y agarró una de las botellas vacías de hidromiel antes de Volver a ponerse en resguardo.
-Mi plan es este… Ves el círculo? – le señaló al ratón- creo que son las lindes de algo que les hace bailar sin parar…- Se quedó mirando un par de segundos a una de las chicas, intentando salir del círculo, pero fallando y mareandose continuamente hasta caer al suelo, desfallecida.- No estoy muy segura de que es lo que los mantiene bailando… pero mi encantamiento se rompió cuando mi poste cedió. No estoy segura de cómo, pero creo que quizás tense mi cuerda demasiado. Por lo que es posible que funcione en el resto- Volvió a llevar la mirada al hombre con el arco que los seguía buscando y al que ahora tan solo separaban escasos pasos de ellos por la espalda.
-Creo que si tensamos una de las cuerdas rodeando a todos los palos, en sentido opuesto al que bailan, con la suficiente fuerza como para contrarrestar las demás forzaremos que los palos den de si y…- Eilydh que parecía haber estado observando al chico del arco como un león a su presa, se levantó de su escondite a la espalda de este.
Esto lo sobresaltó hacienda que destensara su arco y disparase una fleche sin objetivo en dirección opuesta a la de ella. La elfa aprovechó este sobresalto para atizar al hombre con la botella vacía y pesada de hidromiel en la cabeza, rompiéndola sobre el y hacienda que cayese de rodillas al suelo, mareado.
Fue lo suficientemente certera como para apropiarse del arco que acababa de dejar caer y varias de las flechas a su alrededor, 4 en particular, que cargo con disimulo aprovechado el revuelo de las personas que habían ido a ayudar al dolorido elfo que sangraba para volverse a seconder debajo de otra de las mesas cercanas.
Instó al ratón a que la siguiese.
-y… todo aquel que quiera dejar de bailar sea capaz de hacerlo.-dijo recuperando su respiración agitada y dándose cuenta de la sangre que había empapado su vestido no era del elfo al que acababa de atizar, sino suya propia de un corte profundo que ya había empezado a cicatrizar en su brazo.
-Entonces qué… te cubro con el arco mientras te haces con una de las cuerdas sueltas? Evita tocar el círculo.. sino… te olvidarás de tu carro y de nuestro plan
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Re: Midsommar [Evento Social]
Ella y Esponjosa habían seguido bailando, pero eventualmente ambas habían parado de mutuo acuerdo una vez las piernas habían empezado a temblar un poco. Así que allí estaban, en medio de la danza, quietas, lo que sin duda molestaba a la gente a medida que unos cuantos chocaban contra ellos, con más o menos fuerza, hablando a gritos intentando hacer entender a la otra que habían parado porque estaban cansadas, y que querían ir a descansar, puede que beber y comer un poco incluso. Y aun a gritos, llevaban seguramente un par de minutos. Y es que la droga no ayudaba precisamente a las capacidades cognitivas, o el hechizo, o la música, o el vino.
Por suerte, el destino intervino en esa conversación a gritos entre dos besugos, concretamente, con cierta pelirroja golpeando a algún pobre infeliz tan fuerte que empujo a Esponjosa tan súbitamente que ambas cayeron al suelo en una amalgama de brazos piernas y gritos. Seguramente, retozar en la hierba de manera accidentada no habría servido para romper el hechizo, pero un cabezazo en la nariz daba el pego.
Valyria estaba allí, en la hierba, extremadamente confundida sobre que acababa de pasar, con Esponjosa estampada contra ella, con una mirada igual de confusa y con ambas manos habiendo amortiguado la caída donde no debían, y seguían allí. Una adorable cola blanca se alzó, en forma de interrogante. La elfa empujo un poco para que se moviera al lado, soltó un reniego en elfico al tipo que había causado todo eso y se levantó, dándose palmadas para intentar limpiarse la ropa y el libro que había adquirido. Y entonces vio a una mujer dándole un gancho a otra persona y causando un incidente muy similar. –Oh. Lo siento.- dijo al hombre sin siquiera mirarle, ayudando a Esponjosa a levantarse. -¿Se puede saber qué diablos esta haciendo?-
Por suerte, el destino intervino en esa conversación a gritos entre dos besugos, concretamente, con cierta pelirroja golpeando a algún pobre infeliz tan fuerte que empujo a Esponjosa tan súbitamente que ambas cayeron al suelo en una amalgama de brazos piernas y gritos. Seguramente, retozar en la hierba de manera accidentada no habría servido para romper el hechizo, pero un cabezazo en la nariz daba el pego.
Valyria estaba allí, en la hierba, extremadamente confundida sobre que acababa de pasar, con Esponjosa estampada contra ella, con una mirada igual de confusa y con ambas manos habiendo amortiguado la caída donde no debían, y seguían allí. Una adorable cola blanca se alzó, en forma de interrogante. La elfa empujo un poco para que se moviera al lado, soltó un reniego en elfico al tipo que había causado todo eso y se levantó, dándose palmadas para intentar limpiarse la ropa y el libro que había adquirido. Y entonces vio a una mujer dándole un gancho a otra persona y causando un incidente muy similar. –Oh. Lo siento.- dijo al hombre sin siquiera mirarle, ayudando a Esponjosa a levantarse. -¿Se puede saber qué diablos esta haciendo?-
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Re: Midsommar [Evento Social]
Nereida Nyére soltó ambas colas de Roger Baraun. Se quedó plantada en su lugar, aterrorizada, parecía una niña a la que habían descubierto mientras iniciaba los planes de su próxima travesura. Roger se dio la vuelta, tenía la misma cara que la elfa. Dio un pequeño salto hacia atrás y encogió las piernas avergonzado porque Nereida le hubiera cogido su otra cola. Los demás jóvenes que bailaban en círculos alrededor del poste floral se comportaban como los dos piratas, quedaron estáticos en el sitio y soltaron las cintas que les ataban (física y mágicamente) con la corona de flores.
Roger cruzó los brazos como si se acabase de dar cuenta de su desnudez. Al hombre canguro no le importaba andar desnudo, era más canguro que hombre. Lo que le avergonzaba era haber tenido un juego sexual con Nereida en público. Roger Baraun, aunque de boquita pareciera el hombre más indecoroso de Aerandir, sentía cierto reparo hacia el sexo. La primera vez que se acostó con Nereida (el Capitán lo sabía porque Nereida se lo contó), ella tuvo que emborracharle para que accediese. Bip, bip, Roger. A tu salud, Roger. Entre los dos, bebieron la mitad del ron que había en la bodega de La promesa. En el Midsommar, la embriaguez que les empujó a jugar fue debida al conjuro de los postes. Terminado el hechizo, los piratas volvían a ser dos personas sorbías que solo se tocaban cuando nadie les veía.
Era algo que sucedía habitualmente. El viento o quizá un tirón desmesurado por parte de uno de los lazos podría doblar la corona, si no estaba en la posición correcta no funcionaba. Los rezos de los sacerdotes humanos podrían interferir con los hechizos de alguna forma que el Capitán Werner no comprendía, lo sacrificios de sangre intensificarían estos rezos superponiéndolos a los conjuros de las coronas de flores. Antiguamente, cuando Werner tenía la edad de Roger Baraun, si un poste se estropeaba, los sacerdotes abandonaban lo que estuvieran haciendo en los círculos de sacrificios y conducían a los jóvenes confusos a otros postes florales. Una vez todos quedasen inactivados, era señal de que los Dioses humanos quedaban saciados de los sacrificios de sangre. Al cabo de los años, los sacerdotes encontraron la forma de engañar a los Dioses, eso fue lo que se dijo (El Capitán no creía en los Dioses). Contrataron a brujos de las islas Illidenses, preferiblemente que fueran miembros del Hekshold, para que mantuvieran los conjuros de las coronas de flores activos y los jóvenes embriagados hasta que los humanos, que no los Dioses, dijeran basta. Eran todos ventajas, los muchachos no veían los desastres de los círculos de sacrificios y los sacerdotes podían derramar tanta sangre como quisieran. Había familias que pagaban a los sacerdotes humanos para que sacrificasen al abuelo anciano que se negaba a morir de manera natural y resultaba un incordio para la economía de la familia. Una boca menos que alimentar. Poder hacer más sacrificios significaba más dinero, ganaban el doble que invertían al contratar a los brujos del Hekshold. Los Dioses no tenían nada que ver en esta, ni en ninguna en opinión de El Capitán, festividad.
El Capitán Werner apagó la pipa y la aguardó en el bolsillo de la gabardina. Fue donde estaba un grupo del Hekshold discutiendo sobre algunos trámites que no prestó atención. Reconoció que eran miembros de La Academia porque eran tan jóvenes como Roger y Nereida y, sin embargo, se mantenían alejados de los postes consagrados. Era un grupo variado, el Capitán jugó a reconocer las razas de los chicos. El hombre que vestía con harapos pobres, del color de los sacos de patatas, debía de ser un licántropo a juzgar por el olor a tierra y animal que emanaba. Había una elfa, sus orejas eran inconfundibles, las puntas se asomaban por su cabello azabache. Los otros tres, dos mujeres y el chico más joven de la partida, debían ser brujos. El Capitán se dirigió a la líder del grupo, la reconoció porque hablaba como una capitana pirata.
— Si no es molestia — habló con auténtico respeto —, el encantamiento de aquel poste de allí — lo señaló con la pinza — está a punto de desaparecer. Faltará, un par de minutos, calculo yo. Fíjese que los chicos se mantienen dentro del radio del alcance, pero no saben qué hacer. Es como si fueran cibernéticos esperando que sus respectivos dueños les dieran una nueva orden. Si necesitan una mano extra, se la ofreceré con gusto — levantó la mano izquierda y movió los tres tentáculos que tenía como dedos.
Evitó hablar sobre la relación que tenía con dos de los muchachos que estaban despertando y su verdadera intención sobre éstos. Para los brujos del Hekshold (para los tres brujos, la elfa y el lobo), El Capitán Werner era un buen samaritano que les había brindado una sincera ayuda.
Me uno a la trama de Reike
Roger cruzó los brazos como si se acabase de dar cuenta de su desnudez. Al hombre canguro no le importaba andar desnudo, era más canguro que hombre. Lo que le avergonzaba era haber tenido un juego sexual con Nereida en público. Roger Baraun, aunque de boquita pareciera el hombre más indecoroso de Aerandir, sentía cierto reparo hacia el sexo. La primera vez que se acostó con Nereida (el Capitán lo sabía porque Nereida se lo contó), ella tuvo que emborracharle para que accediese. Bip, bip, Roger. A tu salud, Roger. Entre los dos, bebieron la mitad del ron que había en la bodega de La promesa. En el Midsommar, la embriaguez que les empujó a jugar fue debida al conjuro de los postes. Terminado el hechizo, los piratas volvían a ser dos personas sorbías que solo se tocaban cuando nadie les veía.
Era algo que sucedía habitualmente. El viento o quizá un tirón desmesurado por parte de uno de los lazos podría doblar la corona, si no estaba en la posición correcta no funcionaba. Los rezos de los sacerdotes humanos podrían interferir con los hechizos de alguna forma que el Capitán Werner no comprendía, lo sacrificios de sangre intensificarían estos rezos superponiéndolos a los conjuros de las coronas de flores. Antiguamente, cuando Werner tenía la edad de Roger Baraun, si un poste se estropeaba, los sacerdotes abandonaban lo que estuvieran haciendo en los círculos de sacrificios y conducían a los jóvenes confusos a otros postes florales. Una vez todos quedasen inactivados, era señal de que los Dioses humanos quedaban saciados de los sacrificios de sangre. Al cabo de los años, los sacerdotes encontraron la forma de engañar a los Dioses, eso fue lo que se dijo (El Capitán no creía en los Dioses). Contrataron a brujos de las islas Illidenses, preferiblemente que fueran miembros del Hekshold, para que mantuvieran los conjuros de las coronas de flores activos y los jóvenes embriagados hasta que los humanos, que no los Dioses, dijeran basta. Eran todos ventajas, los muchachos no veían los desastres de los círculos de sacrificios y los sacerdotes podían derramar tanta sangre como quisieran. Había familias que pagaban a los sacerdotes humanos para que sacrificasen al abuelo anciano que se negaba a morir de manera natural y resultaba un incordio para la economía de la familia. Una boca menos que alimentar. Poder hacer más sacrificios significaba más dinero, ganaban el doble que invertían al contratar a los brujos del Hekshold. Los Dioses no tenían nada que ver en esta, ni en ninguna en opinión de El Capitán, festividad.
El Capitán Werner apagó la pipa y la aguardó en el bolsillo de la gabardina. Fue donde estaba un grupo del Hekshold discutiendo sobre algunos trámites que no prestó atención. Reconoció que eran miembros de La Academia porque eran tan jóvenes como Roger y Nereida y, sin embargo, se mantenían alejados de los postes consagrados. Era un grupo variado, el Capitán jugó a reconocer las razas de los chicos. El hombre que vestía con harapos pobres, del color de los sacos de patatas, debía de ser un licántropo a juzgar por el olor a tierra y animal que emanaba. Había una elfa, sus orejas eran inconfundibles, las puntas se asomaban por su cabello azabache. Los otros tres, dos mujeres y el chico más joven de la partida, debían ser brujos. El Capitán se dirigió a la líder del grupo, la reconoció porque hablaba como una capitana pirata.
— Si no es molestia — habló con auténtico respeto —, el encantamiento de aquel poste de allí — lo señaló con la pinza — está a punto de desaparecer. Faltará, un par de minutos, calculo yo. Fíjese que los chicos se mantienen dentro del radio del alcance, pero no saben qué hacer. Es como si fueran cibernéticos esperando que sus respectivos dueños les dieran una nueva orden. Si necesitan una mano extra, se la ofreceré con gusto — levantó la mano izquierda y movió los tres tentáculos que tenía como dedos.
Evitó hablar sobre la relación que tenía con dos de los muchachos que estaban despertando y su verdadera intención sobre éstos. Para los brujos del Hekshold (para los tres brujos, la elfa y el lobo), El Capitán Werner era un buen samaritano que les había brindado una sincera ayuda.
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El Capitán Werner
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