[Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
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[Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
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Villasauco, ardiendo. Los Ojosverdes destruyeron el pueblo y acabaron con la vida de amigos y conocidos de Frederica Lombardi.
Se había montado un buen revuelo en la plaza del pueblo. Los Ojosverdes habían atacado y tomado la aldea y estaban secuestrando a todos los habitantes o bien abatiendo a los que trataban de escapar. La casa en la que se encontraban los tres protagonistas de esta historia, Uri, Rauko y Taliesin, pese a estar en el centro, pasó inadvertida al imaginar Siva que no había nadie allí. Era el vestuario de los Lombardi y sus macabras obras con elfos.
Los de allí dentro no eran ajenos a lo que acontecía fuera. Virgo no perdía un ojo a lo acontecido. – Han mandado al elfo y a la bruja a la casa y han vuelto con unos planos. Pero parece que ya se van. – indicó. Entre el cristal pudieron ver cómo Siva, la elfa de piel pintada de verde, se detenía y miraba la casa. Pensándose seriamente en volver a entrar. – ¡Escondeos! Escondeos que como nos vea nos mata! – pidió el adolescente Virgo a los demás, apartándose a un lado de la ventana. Por fortuna, la elfa no le identificó y, tras una mirada hacia fuera, continuó su camino con el resto de la diligencia. Allí sólo estaba Frederica Lombardi y probablemente ya estaría desangrada.
Lejos de ello, Frederica seguía atada, y tenía mucho miedo. Sentía una total repugnancia por los elfos y allí había dos. Pero al menos estos parecían que la querían ayudar. Rauko hacía pruebas mientras Taliesin parecía intentar en su cabeza. Lo único que identificaría en sus pensamientos era miedo y preocupación. Pero lo cierto es que Frederica ahora mismo no profesaba ningún odio hacia los presentes. Parecía más preocupada de lo que estaba sucediendo fuera y de pensar en que su familia estaba en peligro.
Virgo le quitó la mordaza a la rizosa y se quitó la mochila para sacar los utensilios para tratar a la señora.
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Los dos protagonistas: Virgo, un elfo de Ojosverdes adolescente ahora residente en el Palacio de Dundarak. Y Frederica Lombardi, una mujer de mediana edad, famosa actriz y torturadora de elfos.
-No soy un médico, pero tengo aquí un pequeño robot asistente que puedo programar para que cure. – Sacó de allí una especie de dron de curación. Otro de sus inventos biocibernéticos. La amplia mochila que llevaba parecía un saco sin fondo de pequeños cachivaches y cables varios con los que construía más y más tecnología. Miró a Rauko ya Xana. – Si curáis vosotros, el pequeño Bob puede cerrar la herida, y también puede hacer labores de reconocimiento.
-No… - pidió Frederica. - … Ayudad a mi marido… A mi hijo y a mi hija. Están en peligro.
Virgo y los que habían mirado por la ventana sabían que aquello no había acabado bien. Al menos, el padre y el hijo habían muerto en la plaza. Quizás la niña pequeña habría corrido mejor suerte. Pero si, tal y como habían dicho su hermano anteriormente, estaba en la mansión. Las llamas que empezaban a devorar el edificio no auguraban nada bueno. Virgo volvió a mirar a la mujer, desesperanzado. Había perdido absolutamente todo cuanto tenía y a quien quería en tan sólo una hora.
-Será mejor que salga y lo mire usted misma, señora – Virgo la miró Ayudando a tumbarla hacia un lado para que pudieran trabajar mejor, tanto los elfos como el robot.
-¿Pero qué? Mira, muchacho, ¡dime que están bien, por favor!– preguntó ella. No estaba muy atenta al dolor corporal sino, más bien, al sentimental. Aunque nadie se lo había dicho sí que lo parecía haber entendido perfectamente, y el hielo que corría por aquella bruja, al igual que Abbey Frost, tensái de hielo, comenzó a congelarse. A enfurecer. Pero ella era mucho menos poderosa. Miró a Virgo a los ojos. Sí. Ese verde tan característico lo delataba. – Tus ojos... Sí. ¡Eres un Ojosverdes! ¡Tú eres cómplice de todo lo que ha pasado!
Todos los ojos quedaron clavados en los de Virgo. ¿Qué hacía allí aquel elfo Ojosverdes y por qué no estaba con los suyos?
-Eh, eh, yo… Esto… No. O sea, sí. Pero no. – Virgo manejaba el dron con bastante agilidad. – Mi madre murió y me desterraron cuando era un niño. Ahora, tengo… una “amiga” sumida en un hechizo de sueño, y creía que la magia de los Neril podría echarme un cable. Mis hermanos son el mejor contacto para adentrarse en el bosque. – Miró fuera. Estaba empezando a incendiar las casas. – Pero viendo el espectáculo que han montado fuera, creo que igual es mejor que los encuentre por mí mismo.
Una flecha de uno de los Ojosverdes no tardaría en llegar hasta dónde se encontraban. El techo de madera comenzaría a quemar, ante la preocupación de todos. Frederica, podría apagarlo. En poco tiempo estaría lista para poder moverse.
* * * * * * * * * * * *
¡Uri, Rauko y Taliesin! Bienvenidos a la segunda parte de la trama A. Os hago un resumen de lo acontecido hasta ahora: Reike, Sarez y Nahir cometieron algunas acciones que causaron la muerte de todos los familiares de Frederica Lombardi: Sarez mató a su hermano mientras que Reike dejó morir a su hija pequeña. El pueblo entero está ardiendo, y aún quedan algunos Ojosverdes fuera que, tendréis que combatir o eludir rumbo al bosque. Esto, como siempre hago en mis tramas, afecta al resto de usuarios.
Sabiendo esto, lo primero que tendréis que decidir es curarla o dejarla morir. Evidentemente es algo importante.
Si la dejáis vivir, tendréis que manejar y controlar la ira y la rabia de Frederica. Cuya motivación en el evento será la de la venganza. Su primera reacción será atacar a los elfos de Ojosverdes que queden en el pueblo (los protagonistas ya se habrán ido). Y no, no habrá modo de calmarla. Podéis manejarla para esto, es una tensái de hielo de nivel 4.
La motivación de Virgo, como os ha dicho, es el de curar a "una amiga" (que si habéis seguido mis temas es, en realidad, la infanta de Dundarak, nada más y nada menos). Es un elfo inventor de nivel 3. Podéis innovar en el uso de gadgets.
Dado que el pueblo está en llamas, tendréis que abandonarlo y al final tendréis que terminar en el bosque de Sandorái con Virgo y Frederica (si la dejasteis vivir).
A menos que tengáis un conocimiento del bosque, en cuyo caso el que lo tenga (justificado mediante habilidad u objeto) podrá hacer de guía, el último que tire tendrá que tirar una runa. Esto determinará vuestro destino dentro del mapa tras varias horas de camino.
- Runa mala: Os perdéis y termináis en el Templo de Imbar (objetivo malo y "con sorpresa")
- Runa media: Os perdéis y termináis en el Campamento de Ojosverdes (objetivo de Frederica)
- Runa buena: Os perdéis y termináis en el Bosque de Sandorái, rumbo al Claro Encantado (objetivo de Virgo).
El orden de posteo no es importante.
Ger
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
Taliesin debía admitir que era tentador dejarla morir, y salir de allí antes de que nadie se diera cuenta de lo que había ocurrido. De paso, saciar su sed con la sangre de alguien que, de todas formas, ya estaba muerta. Se añadía a aquello la presencia de Uri, y las imploraciones del pequeño por matarla. El instinto paternal de Taliesin se revolvía y quería, en realidad, hacer lo que asegurara el bienestar del vampirito.
Uriel estaba muy nervioso. Skatha se arrodilló junto a él y le dio un abrazo, susurrando “sssh” para tranquilizarlo y que dejara de darle tantas vueltas a aquello.
- Todo va a estar bien – le susurró -. Lo prometo.
Fue en aquel momento cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo fuera. Taliesin se levantó y agarró a Uriel de la mano, para que en todo caso el pequeño no se sintiera dejado de lado. Villasauco había sido invadido por los elfos, pero lejos de tratarse de una buena noticia - el fin de las atrocidades de los Lombardi -, lo que vio al asomarse a la ventana fue una carnicería. Se escuchaban gritos y, pudieron ver con claridad que el marido de Frederica había sido asesinado. Lo fue, también, su hijo. Un joven adolescente que, a pesar de esconderse y no plantar cara, fue dado muerte friamente.
¿No era aquella mujer tras la que se escondía... Valeria? La vio intentar salvar la vida de Cesare, inutilmente; después fue mandada a la mansión. Taliesin la siguió con la mirada, sorprendido al ver aquella cara conocida, temiendo por ella visto cómo trataban los elfos a los brujos... No se relajó hasta que la vio volver a salir, con vida.
La situación había cambiado radicalmente. Cuando Frederica les imploró que salvasen a su familia, Taliesin no pudo sentir más que pena, compasión y empatía. Se acercó a ella y, de la sangre que ya había perdido, recogió una buena parte con la mano y la lamió. En el sabor de la misma sintió lo que ya veía: que el odio de aquella mujer por los elfos era real, pero por encima de eso estaba el amor por su familia[1].
- Lo siento - le dijo, de corazón -. Sé que no hay nada que podamos decir ahora mismo. Pero lo siento. Tu marido y tu hijo han muerto. Tu hija, posiblemente, también. La mansión está ardiendo.
No había buena forma de decirlo. No habría ninguna manera de aplacar el dolor de Frederica. Taliesin lo entendía, porque él ya había sentido algo así. Aquella mujer había cometido atrocidades, pero ahora mismo era una madre, una esposa agraviada. A los ojos de Taliesin, los Ojosverdes eran tan culpables como los Lombardi, tras haber caído en una matanza como aquella. No veía razón para no curar a Frederica, o para detenerla en su búsqueda de venganza.
- Curadla - instó a Rauko, a su acompañante y a Virgo, si es que no se habían decidido ya -. Y salgamos todos de aquí antes de que sea demasiado tarde. Frederica - habló con ella, probablemente en vano, mientras Rauko y Virgo hacían lo que fuera apropiado -, sé que lo que sientes no puede ponerse en palabras. Pero será en beneficio mútuo si puedes controlarlo y colaborar con nosotros para que todos podamos abandonar Villasauco. Una vez fuera de peligro, no es asunto nuestro lo que hagas.
[1] Habilidad de nivel 0: La sangre lo dice todo
Uriel estaba muy nervioso. Skatha se arrodilló junto a él y le dio un abrazo, susurrando “sssh” para tranquilizarlo y que dejara de darle tantas vueltas a aquello.
- Todo va a estar bien – le susurró -. Lo prometo.
Fue en aquel momento cuando se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo fuera. Taliesin se levantó y agarró a Uriel de la mano, para que en todo caso el pequeño no se sintiera dejado de lado. Villasauco había sido invadido por los elfos, pero lejos de tratarse de una buena noticia - el fin de las atrocidades de los Lombardi -, lo que vio al asomarse a la ventana fue una carnicería. Se escuchaban gritos y, pudieron ver con claridad que el marido de Frederica había sido asesinado. Lo fue, también, su hijo. Un joven adolescente que, a pesar de esconderse y no plantar cara, fue dado muerte friamente.
¿No era aquella mujer tras la que se escondía... Valeria? La vio intentar salvar la vida de Cesare, inutilmente; después fue mandada a la mansión. Taliesin la siguió con la mirada, sorprendido al ver aquella cara conocida, temiendo por ella visto cómo trataban los elfos a los brujos... No se relajó hasta que la vio volver a salir, con vida.
La situación había cambiado radicalmente. Cuando Frederica les imploró que salvasen a su familia, Taliesin no pudo sentir más que pena, compasión y empatía. Se acercó a ella y, de la sangre que ya había perdido, recogió una buena parte con la mano y la lamió. En el sabor de la misma sintió lo que ya veía: que el odio de aquella mujer por los elfos era real, pero por encima de eso estaba el amor por su familia[1].
- Lo siento - le dijo, de corazón -. Sé que no hay nada que podamos decir ahora mismo. Pero lo siento. Tu marido y tu hijo han muerto. Tu hija, posiblemente, también. La mansión está ardiendo.
No había buena forma de decirlo. No habría ninguna manera de aplacar el dolor de Frederica. Taliesin lo entendía, porque él ya había sentido algo así. Aquella mujer había cometido atrocidades, pero ahora mismo era una madre, una esposa agraviada. A los ojos de Taliesin, los Ojosverdes eran tan culpables como los Lombardi, tras haber caído en una matanza como aquella. No veía razón para no curar a Frederica, o para detenerla en su búsqueda de venganza.
- Curadla - instó a Rauko, a su acompañante y a Virgo, si es que no se habían decidido ya -. Y salgamos todos de aquí antes de que sea demasiado tarde. Frederica - habló con ella, probablemente en vano, mientras Rauko y Virgo hacían lo que fuera apropiado -, sé que lo que sientes no puede ponerse en palabras. Pero será en beneficio mútuo si puedes controlarlo y colaborar con nosotros para que todos podamos abandonar Villasauco. Una vez fuera de peligro, no es asunto nuestro lo que hagas.
[1] Habilidad de nivel 0: La sangre lo dice todo
Taliesin Skatha
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
–El chico andrógino tiene razón –le comenté a Xana en voz baja–, y aunque nosotros podamos defendernos si nos atacan, tal vez ellos dos no. –Señalé con el pulgar a Skatha y a Uri. Finalmente pude distinguir un atisbo de duda en el rostro de la elfa–. Debes aprender que dejarte guiar por buenas intenciones no siempre te convertirá en la noble heroína que deseas ser.
Y ambos nos olvidamos de esa conversación al percatarnos de los sonidos del exterior. Me acerqué, con cautela, a una de las ventanas para ver lo que estaba sucediendo.
–Mal… di… ción –mascullé, y chasqueé la lengua. Me acerqué a Xana nuevamente, con una expresión sombría en mi rostro. Ella me miró ahora preocupada–. Parece que el que nos contrató como niñeras tuvo razón en irse; este lugar ahora es un…
De pronto el elfo nos pidió que nos escondiéramos cuanto antes. Me agaché al instante y miré a mi alrededor en busca de un escondite, pero no había muchas opciones. Afortunadamente no pasó nada.
El elfo procedió a quitarle, finalmente, la mordaza a la mujer verde. Luego sacó de su bolso un pequeño… ¿cibernético? Fruncí el ceño mientras intentaba deducir lo que era esa cosa. Por suerte el elfo se encargó de explicar.
La mujer verde, en cambio, y para mi sorpresa, pidió que ayudásemos a su familia en vez de a ella. Justo en ese instante, aunque me costara admitirlo, sentí pena por esa asesina de elfos, pero solo por un momento, hasta que tuve en cuenta que su sufrimiento no podría compararse con el que ella y su familia les habían causado a otros.
A pesar de ello, cuando el elfo acomodó a la mujer verde, Xana procedió a curarla. Me era difícil entender su razonamiento.
Giré la cabeza para mirar hacia el exterior, y el paisaje en llamas me hizo cambiar de opinión. Solté un suspiro antes de situarme al lado de Xana y ayudarla a tratar a la herida.
Skatha se encargó de darle a la mujer verde la información que ella esperaba no escuchar. Puede que antes ya lo hubiera deducido, pero podía aferrarse a la posibilidad, por más pequeña que fuera, de que su familia estuviera bien. Ahora, sin embargo, también había perdido cualquier esperanza.
Unos segundos después de que Skatha terminara de hablar, decidí decirle algo a la mujer verde, sin apartar la mirada de su herida.
–Sí, bueno, puedo deducir lo que intentarás hacer cuando salgamos de aquí. Pero, a pesar de lo que he dicho antes, no intentaré detenerte. Aunque nunca he simpatizado con los ideales de tu familia, en este momento creo que eres la más capacitada para darles a los despreciables Ojosverdes un poco de lo que se merecen. Así que, aunque no sea necesario que lo diga, por favor, haz todo lo que puedas para que tu venganza sea digna de los Lombardi.
Ciertamente seguía pensando que ella debía morir, pero también pensaba lo mismo sobre los Ojosverdes. Y, aunque quisiera eliminar a ambos bandos, sería en vano intentar hacerlo con mis propias manos. Sin embargo, si tenía suerte, la mujer verde podría asesinar a unos cuantos de esos elfos radicales, dejando al mundo más limpio que antes, y luego ella moriría en su cruzada.
–Hemos terminado –comunicó Xana, y ambos apartamos las manos del abdomen de la mujer verde–. Ahora salgamos de aquí.
Y ambos nos olvidamos de esa conversación al percatarnos de los sonidos del exterior. Me acerqué, con cautela, a una de las ventanas para ver lo que estaba sucediendo.
–Mal… di… ción –mascullé, y chasqueé la lengua. Me acerqué a Xana nuevamente, con una expresión sombría en mi rostro. Ella me miró ahora preocupada–. Parece que el que nos contrató como niñeras tuvo razón en irse; este lugar ahora es un…
De pronto el elfo nos pidió que nos escondiéramos cuanto antes. Me agaché al instante y miré a mi alrededor en busca de un escondite, pero no había muchas opciones. Afortunadamente no pasó nada.
El elfo procedió a quitarle, finalmente, la mordaza a la mujer verde. Luego sacó de su bolso un pequeño… ¿cibernético? Fruncí el ceño mientras intentaba deducir lo que era esa cosa. Por suerte el elfo se encargó de explicar.
La mujer verde, en cambio, y para mi sorpresa, pidió que ayudásemos a su familia en vez de a ella. Justo en ese instante, aunque me costara admitirlo, sentí pena por esa asesina de elfos, pero solo por un momento, hasta que tuve en cuenta que su sufrimiento no podría compararse con el que ella y su familia les habían causado a otros.
A pesar de ello, cuando el elfo acomodó a la mujer verde, Xana procedió a curarla. Me era difícil entender su razonamiento.
Giré la cabeza para mirar hacia el exterior, y el paisaje en llamas me hizo cambiar de opinión. Solté un suspiro antes de situarme al lado de Xana y ayudarla a tratar a la herida.
Skatha se encargó de darle a la mujer verde la información que ella esperaba no escuchar. Puede que antes ya lo hubiera deducido, pero podía aferrarse a la posibilidad, por más pequeña que fuera, de que su familia estuviera bien. Ahora, sin embargo, también había perdido cualquier esperanza.
Unos segundos después de que Skatha terminara de hablar, decidí decirle algo a la mujer verde, sin apartar la mirada de su herida.
–Sí, bueno, puedo deducir lo que intentarás hacer cuando salgamos de aquí. Pero, a pesar de lo que he dicho antes, no intentaré detenerte. Aunque nunca he simpatizado con los ideales de tu familia, en este momento creo que eres la más capacitada para darles a los despreciables Ojosverdes un poco de lo que se merecen. Así que, aunque no sea necesario que lo diga, por favor, haz todo lo que puedas para que tu venganza sea digna de los Lombardi.
Ciertamente seguía pensando que ella debía morir, pero también pensaba lo mismo sobre los Ojosverdes. Y, aunque quisiera eliminar a ambos bandos, sería en vano intentar hacerlo con mis propias manos. Sin embargo, si tenía suerte, la mujer verde podría asesinar a unos cuantos de esos elfos radicales, dejando al mundo más limpio que antes, y luego ella moriría en su cruzada.
–Hemos terminado –comunicó Xana, y ambos apartamos las manos del abdomen de la mujer verde–. Ahora salgamos de aquí.
Rauko
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
Uriel infló un poco sus mejillas a modo de protesta por la decisión de los adultos ¡Y eso que les advirtió! Esa mujer no les daría más que problemas si la dejaban vivir, pero aún así, aparte de hacer un leve puchero no añadió más desde que no tenía ni las fuerzas ni las ganas de contrariar a los adultos. Únicamente se sintió más apaciguado cuando Taliesin se arrodilló frente a él y pacientemente lo animó a confiar en la decisión que tomaron.
“Vale….Confiaré en usted, Señor Taliesin...”
Frunciendo levemente el ceño y con un tonito cohibido, mostrando así lo inseguro que estaba, el pequeño vampirito mostró su aprobación un poco a regañadientes. No es como si desconfiara del adulto vampiro ¡De hecho únicamente aceptó porque confiaba en Taliesin! Era más bien que le molestaba las “razones” que no lograba comprender por la que decidieron darle un voto a la bruja. Uriel no entendía el concepto de “familia” ni el “amor” que esta acarreaba a ciertos individuos a hacer ciertas cosas. Su familia biológica nunca lo había amado, su maestro, lo único remotamente cercano a un padre y una familia, incluso intentándolo, al ser un vampiro retorcido y cruel que desde luego tampoco entendía de “amor familiar” lo único que logró fue darle una visión distorsionada y bastante extraña de “familia” a Uriel. Incluso si para el vampirito su maestro lo era todo; Un padre y un dios indiscutible, también sabía perfectamente que si llegaba traicionar las expectativas y/o las enseñanzas que le proporcionó, su maestro no dudaría en desecharlo y abandonarlo. La prueba era “ella”, después de todo.
Secretamente, el infante se prometió que si esa mujer hacía algo que podía ponerlos en peligro, por muy pequeña que fuera o si les traicionaba por su venganza….Entonce la mataría con sus propias manos. Antes que les hagan daño, su puña irá directamente a perforar su garganta.
“A-ah….”
Ni los ojosverdes ni la masacre realmente asustó a Uriel, para él los humanos de esa villa merecían la muerte y de hecho, aplaudía la reacción de los elfos ojosverdes. Lo que verdaderamente asustó al infante fue el mar de fuego que se extendía por la muy inflamable ciudad de madera Villasauco. Viendo como la mujer desesperadamente pedía ayuda y como la zona era rápidamente consumida por las llamas, el pequeño se estremeció levemente y volvió a pegarse a Taliesin, como si este tuviera una especie de barrera invisible que le protegería de todo mal.
A estas alturas ya prácticamente no le importaba si curaban o no a la mujer bruja ¡Solo quería huir rápidamente de ese lugar y no volver a pisar tierras elfas en lo que le quedaba de vida! Poniéndose visiblemente nervioso ante la vista de las llamas, el niño prácticamente tiraba de la capa de su “protector” y con un rostro nerviosamente preocupado le decía;
“T-Tenemos que i-irnos a-ahora, sino el f-fuego…..”
Lo que le preocupaba a Uriel no era de fuego en sí. La gran figura de las bailarinas carmesí no le inspiraban tanto miedo como parecía, una extraña característica que compartían la moría de Nova era que podían resistir bastante bien su miedo al fuego, logrando únicamente ponerles nerviosos o inquietos. Lo que verdaderamente le daba miedo era lo rápido que se estaba extendiendo ¡Si no se iban pero ya, el mar de llamas taparía hasta el último de los huecos por los cuales escapar! No solo eso, cada segundo que permanecían ahí aumentaba las probabilidades de encontrase con los hostiles ojosverdes.
“H-Hay que darnos prisa…..E-El fuego….”
Con una vocecita nerviosa, el pequeño siguió apresurando a los elfos y al vampiro, tirando un poco de las ropas de este último. Para cuando la elfa compañera de Rauko llamada Xana terminó, Uriel agarró la mano de Taliesin y dando tirones se apresuró hacia la puerta de salida ¡Debían ser rápidos o sino…..!
En el momento en que Uriel abrió la caliente puerta de madera que estaba a punto de arder junto a la caseta, el niño sintió como el mundo se le caía al suelo ¡Lo que más temía había sucedido! Villasauco está irreconocible a cómo la había visto hace solo un rato. Las casas de madera finamente construidas, dejando un bonito tono marrón crema ya no existían, solo era la pintura irascible de un mar de llamas anaranjadas y amarillentas que consumían cada parte de la visión del grupo. Los árboles aledaños se quejaban con un crepitante sonido y tristemente se iban convirtiendo en negruzcas figuras que antaño le mostraron un hermoso y traslúcido espectáculo anaranjado a Uriel, de vuelta en el callejón. La noche hacía resaltar el dramático espectáculo ante sus ojos y el olor a madera quemada, que asfixiaba y sofocaba a todas a las pobres almas del lugar, confirmaron que no era un sueño. Ese infierno crepitante y anaranjado era sin duda Villasauco, la antigua meca de la industria maderera. Innumerables gritos y sollozos de ciudadanos intentando huir de la indiscriminada caza de los elfos de ojos verdes quienes despiadadamente segaban esa esperanza con sus arcos, espadas y dagas.
“E-Es el infierno…..”
Murmuró Uriel, ahora sí perdiendo la poca compostura que logró mantener, el miedo se reflejaba en sus grandes ojos marrón-miel que reflejaban levemente el fuego en sus irises. Sin abrazar al adulto a su lado pero si apretando con fuerza su mano, el vampirito dejó que las lágrimas rodaran por sus mejillas, si ese desastre podía derribar mentalmente fácilmente a un adulto ¿Que había de un niño de 11 años? Era prácticamente un milagro que el vampirito no hubiera explotado y en su desesperación hubiera cometido una gilipollez de crío como correr o comenzar a gritar, alertando así a los ojosverdes de su presencia. Aunque puede que lo hubiera hecho si no fuera porque él se percató una cosa le hizo quedar tan horrorizado que su voz no quería salir.
“N-No hay huecos por los que huir….."
El infierno frente a ellos no tenía huecos, tampoco caminos seguros y en los pocos lugares aún sin desbastar las sombras oscuras y sedientas de sangre de los elfos perpetradores podía divisarse. Si iban por los lugares sin fuego, serían interceptados por elfos sedientos de sangre, y si escogen las llamas…..Probablemente no hacía falta decir que sucedería. En otras palabras; Estaban encerrados en el infierno llamado Villasauco a menos que alguien tuviera un método para sacarlos de ahí sin pasar por el fuego.
“Vale….Confiaré en usted, Señor Taliesin...”
Frunciendo levemente el ceño y con un tonito cohibido, mostrando así lo inseguro que estaba, el pequeño vampirito mostró su aprobación un poco a regañadientes. No es como si desconfiara del adulto vampiro ¡De hecho únicamente aceptó porque confiaba en Taliesin! Era más bien que le molestaba las “razones” que no lograba comprender por la que decidieron darle un voto a la bruja. Uriel no entendía el concepto de “familia” ni el “amor” que esta acarreaba a ciertos individuos a hacer ciertas cosas. Su familia biológica nunca lo había amado, su maestro, lo único remotamente cercano a un padre y una familia, incluso intentándolo, al ser un vampiro retorcido y cruel que desde luego tampoco entendía de “amor familiar” lo único que logró fue darle una visión distorsionada y bastante extraña de “familia” a Uriel. Incluso si para el vampirito su maestro lo era todo; Un padre y un dios indiscutible, también sabía perfectamente que si llegaba traicionar las expectativas y/o las enseñanzas que le proporcionó, su maestro no dudaría en desecharlo y abandonarlo. La prueba era “ella”, después de todo.
Secretamente, el infante se prometió que si esa mujer hacía algo que podía ponerlos en peligro, por muy pequeña que fuera o si les traicionaba por su venganza….Entonce la mataría con sus propias manos. Antes que les hagan daño, su puña irá directamente a perforar su garganta.
“A-ah….”
Ni los ojosverdes ni la masacre realmente asustó a Uriel, para él los humanos de esa villa merecían la muerte y de hecho, aplaudía la reacción de los elfos ojosverdes. Lo que verdaderamente asustó al infante fue el mar de fuego que se extendía por la muy inflamable ciudad de madera Villasauco. Viendo como la mujer desesperadamente pedía ayuda y como la zona era rápidamente consumida por las llamas, el pequeño se estremeció levemente y volvió a pegarse a Taliesin, como si este tuviera una especie de barrera invisible que le protegería de todo mal.
A estas alturas ya prácticamente no le importaba si curaban o no a la mujer bruja ¡Solo quería huir rápidamente de ese lugar y no volver a pisar tierras elfas en lo que le quedaba de vida! Poniéndose visiblemente nervioso ante la vista de las llamas, el niño prácticamente tiraba de la capa de su “protector” y con un rostro nerviosamente preocupado le decía;
“T-Tenemos que i-irnos a-ahora, sino el f-fuego…..”
Lo que le preocupaba a Uriel no era de fuego en sí. La gran figura de las bailarinas carmesí no le inspiraban tanto miedo como parecía, una extraña característica que compartían la moría de Nova era que podían resistir bastante bien su miedo al fuego, logrando únicamente ponerles nerviosos o inquietos. Lo que verdaderamente le daba miedo era lo rápido que se estaba extendiendo ¡Si no se iban pero ya, el mar de llamas taparía hasta el último de los huecos por los cuales escapar! No solo eso, cada segundo que permanecían ahí aumentaba las probabilidades de encontrase con los hostiles ojosverdes.
“H-Hay que darnos prisa…..E-El fuego….”
Con una vocecita nerviosa, el pequeño siguió apresurando a los elfos y al vampiro, tirando un poco de las ropas de este último. Para cuando la elfa compañera de Rauko llamada Xana terminó, Uriel agarró la mano de Taliesin y dando tirones se apresuró hacia la puerta de salida ¡Debían ser rápidos o sino…..!
En el momento en que Uriel abrió la caliente puerta de madera que estaba a punto de arder junto a la caseta, el niño sintió como el mundo se le caía al suelo ¡Lo que más temía había sucedido! Villasauco está irreconocible a cómo la había visto hace solo un rato. Las casas de madera finamente construidas, dejando un bonito tono marrón crema ya no existían, solo era la pintura irascible de un mar de llamas anaranjadas y amarillentas que consumían cada parte de la visión del grupo. Los árboles aledaños se quejaban con un crepitante sonido y tristemente se iban convirtiendo en negruzcas figuras que antaño le mostraron un hermoso y traslúcido espectáculo anaranjado a Uriel, de vuelta en el callejón. La noche hacía resaltar el dramático espectáculo ante sus ojos y el olor a madera quemada, que asfixiaba y sofocaba a todas a las pobres almas del lugar, confirmaron que no era un sueño. Ese infierno crepitante y anaranjado era sin duda Villasauco, la antigua meca de la industria maderera. Innumerables gritos y sollozos de ciudadanos intentando huir de la indiscriminada caza de los elfos de ojos verdes quienes despiadadamente segaban esa esperanza con sus arcos, espadas y dagas.
“E-Es el infierno…..”
Murmuró Uriel, ahora sí perdiendo la poca compostura que logró mantener, el miedo se reflejaba en sus grandes ojos marrón-miel que reflejaban levemente el fuego en sus irises. Sin abrazar al adulto a su lado pero si apretando con fuerza su mano, el vampirito dejó que las lágrimas rodaran por sus mejillas, si ese desastre podía derribar mentalmente fácilmente a un adulto ¿Que había de un niño de 11 años? Era prácticamente un milagro que el vampirito no hubiera explotado y en su desesperación hubiera cometido una gilipollez de crío como correr o comenzar a gritar, alertando así a los ojosverdes de su presencia. Aunque puede que lo hubiera hecho si no fuera porque él se percató una cosa le hizo quedar tan horrorizado que su voz no quería salir.
“N-No hay huecos por los que huir….."
El infierno frente a ellos no tenía huecos, tampoco caminos seguros y en los pocos lugares aún sin desbastar las sombras oscuras y sedientas de sangre de los elfos perpetradores podía divisarse. Si iban por los lugares sin fuego, serían interceptados por elfos sedientos de sangre, y si escogen las llamas…..Probablemente no hacía falta decir que sucedería. En otras palabras; Estaban encerrados en el infierno llamado Villasauco a menos que alguien tuviera un método para sacarlos de ahí sin pasar por el fuego.
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
INFORMACIÓN
Me habéis pedido un segundo turno para poder decidir mejor vuestro destino. Dado que esto es excepcional, paso a informar de que podéis continuar el orden de posteo establecido.
En el próximo turno intervendré yo en el lugar que hayáis decidido ir de hacer uso de objeto de reconocimiento.
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
Mientras hablaban, podían sentir cómo la temperatura a su alrededor iba en aumento. No necesitaban abrir la puerta ni mirar por la ventana para darse cuenta de que cada segundo que pasaba era vital. El pequeño Uriel tenía razón en tirar de ellos y meterles prisa, y a Taliesin no se le ocurrió cómo calmarlo. Pero al menos no se separó de él, y se aseguró de siempre darle la mano.
Con la mano libre, ayudó a que Frederica se levantara.
- ¿Lista? - Le preguntó - Hay que salir de aquí.
La mujer asintió. Sus ojos demostraban una frialdad que quemaba, y su piel se encontraba helada al tacto. Estaba furiosa y le dedicó una larga mirada a Virgo, quien retrocedió un paso, intimidado. ¿Habría sido aquella la decisión correcta? Taliesin iba a decir algo más, pero el pequeño vampiro tiró de él hacia la puerta. Lo siguió inmediatamente, seguro de que los demás harían lo mismo. Aquella era la prioridad en ese momento, y todo lo demás podía esperar.
El calor golpeó sus rostros en cuanto abrieron la puerta. Las llamas ardían en todas direcciones, reduciendo el pueblo de Villasauco al recuerdo. Cenizas comenzaban a arremolinarse al viento, y varias estructuras se habían desmoronado, bloqueando el paso por las calles colindantes. Todo lo que los rodeaba era el sonido ensordecedor del crepitar del fuego consumiendo una ciudad repleta de cadáveres.
Taliesin tomó una larga bocanada de aire para calmarse, y buscó en su saca la escultura de un pequeño dragón. "Tiene que haber un camino" pensó, casi rezó, y lanzó el dragón hacia las alturas, donde desplegó las alas y comenzó a volar. Taliesin pudo ver a través de sus ojos[1]. Estaban verdaderamente atrapados, pero el fuego en al menos uno de los caminos no era ancho, ni tenía mucha fuerza.
- ¡Por ahí! - Indicó el camino, y comenzó a correr con Uri - Frederica, es el único camino para salir de aquí. Hay varios Ojosverdes rezagados que aún permanecen en el pueblo - añadió -. Por favor.
Pero no hacía falta que se lo dijera dos veces. Frederica tenía una motivación clara, y unas pocas llamas no la separarían de lo que buscaba. No siendo una bruja de hielo. El color de la escarcha rodeó sus manos, y la hechicera avanzó hacia las llamas.
- Virgo, descríbeme dónde ir - le pidió al elfo mientras tanto. El pequeño dragón seguía sobrevolando el bosque, cada vez más alto, de forma que Taliesin podía orientarse -, nos guiaré en esa dirección.
Acompañar a Virgo en búsqueda de los Neril parecía la mejor opción. Y sin duda querrían evitar dar con los Ojosverdes, después de los actos que les habían visto cometer. Gracias al pequeño dragón, el grupo no se perdería; Taliesin mantendría su promesa a Uriel, y no terminarían en las manos equivocadas.
---
[1] Uso de objeto master, Escultura de pequeño dragón. La motivación real para usarlo es guiarnos al salir del bosque. Taliesin busca y pretende llegar al lugar al que se dirige Virgo, el Claro Encantado.
Con la mano libre, ayudó a que Frederica se levantara.
- ¿Lista? - Le preguntó - Hay que salir de aquí.
La mujer asintió. Sus ojos demostraban una frialdad que quemaba, y su piel se encontraba helada al tacto. Estaba furiosa y le dedicó una larga mirada a Virgo, quien retrocedió un paso, intimidado. ¿Habría sido aquella la decisión correcta? Taliesin iba a decir algo más, pero el pequeño vampiro tiró de él hacia la puerta. Lo siguió inmediatamente, seguro de que los demás harían lo mismo. Aquella era la prioridad en ese momento, y todo lo demás podía esperar.
El calor golpeó sus rostros en cuanto abrieron la puerta. Las llamas ardían en todas direcciones, reduciendo el pueblo de Villasauco al recuerdo. Cenizas comenzaban a arremolinarse al viento, y varias estructuras se habían desmoronado, bloqueando el paso por las calles colindantes. Todo lo que los rodeaba era el sonido ensordecedor del crepitar del fuego consumiendo una ciudad repleta de cadáveres.
Taliesin tomó una larga bocanada de aire para calmarse, y buscó en su saca la escultura de un pequeño dragón. "Tiene que haber un camino" pensó, casi rezó, y lanzó el dragón hacia las alturas, donde desplegó las alas y comenzó a volar. Taliesin pudo ver a través de sus ojos[1]. Estaban verdaderamente atrapados, pero el fuego en al menos uno de los caminos no era ancho, ni tenía mucha fuerza.
- ¡Por ahí! - Indicó el camino, y comenzó a correr con Uri - Frederica, es el único camino para salir de aquí. Hay varios Ojosverdes rezagados que aún permanecen en el pueblo - añadió -. Por favor.
Pero no hacía falta que se lo dijera dos veces. Frederica tenía una motivación clara, y unas pocas llamas no la separarían de lo que buscaba. No siendo una bruja de hielo. El color de la escarcha rodeó sus manos, y la hechicera avanzó hacia las llamas.
- Virgo, descríbeme dónde ir - le pidió al elfo mientras tanto. El pequeño dragón seguía sobrevolando el bosque, cada vez más alto, de forma que Taliesin podía orientarse -, nos guiaré en esa dirección.
Acompañar a Virgo en búsqueda de los Neril parecía la mejor opción. Y sin duda querrían evitar dar con los Ojosverdes, después de los actos que les habían visto cometer. Gracias al pequeño dragón, el grupo no se perdería; Taliesin mantendría su promesa a Uriel, y no terminarían en las manos equivocadas.
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[1] Uso de objeto master, Escultura de pequeño dragón. La motivación real para usarlo es guiarnos al salir del bosque. Taliesin busca y pretende llegar al lugar al que se dirige Virgo, el Claro Encantado.
Taliesin Skatha
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
Cuando abrimos la puerta y pudimos ver el exterior de la choza, una muralla de llamas cubrió nuestra visión y sentimos en nuestros cuerpos el calor excesivo, un recordatorio de la existencia del infierno frente a nosotros que amenazaba con convertirnos en cenizas.
A pesar de ello, lo único que realmente me preocupaba eran los Ojosverdes que aún rondaban por los alrededores.
Xana se colocó justo a mi lado y me miró significativamente.
–Sí, sé lo que estás pensando –le susurré, calmado–, pero no te diré «te lo dije» porque parece que todavía no es el momento para usarlo. –Señalé a Skatha, que estaba delante de nosotros a punto de hacer algo.
Él sacó una pequeña escultura de un dragón, la cual cobró vida y ascendió hacia el cielo. Luego Skatha nos indicó el camino a tomar, el único que se podía tomar.
Mientras corríamos por el sendero, Frederica se separó de nosotros; avanzó de prisa para enfrentarse a los enemigos de orejas picudas. Tal vez sería difícil generar hielo en un lugar con tanto calor, pensé, pero esperé que no representara un verdadero problema para ella.
Fue entonces cuando noté que iríamos hacia donde sea que quería ir el elfo. Al principio no le tomé mucha importancia a su objetivo, pero en ese momento prefería estar con ellos que separarme y andar a mi suerte. Además, seguramente Xana ya había decidido ayudarlo, de todas maneras.
Repentinamente se escuchó un alarido que se detuvo en seco. Fue la voz de un hombre joven. Volteé en la dirección de donde provino la voz y vi a Frederica, aproximadamente a unos veinticinco metros de distancia, disparar pequeñas pero afiladas esquirlas de hielo hacia un par de elfos, acabando con ambos con facilidad por tomarlos desprevenidos.
Un tercero, al presenciar la muerte de dos compañeros, tensó su arco y disparó la flecha envuelta en fuego que antes tenía como objetivo una cabaña. Frederica reaccionó a tiempo y creó un torbellino gélido a su alrededor, con el cual congeló y condujo el proyectil de vuelta hacia el elfo, pero este logró esquivarlo.
–Rauko –Xana agarró mi hombro y señaló a un trío de elfos que iban a por Frederica, y también a otro arquero en el techo de una cabaña que no había sido incendiada–. Creo que ahora sí es un buen momento para usarlo.
Solté un suspiro. Si asesinaban a Frederica, luego irían a por nosotros, y eso no sería bueno.
–Bien, chicos, iré a darle una mano –dije mientras agarraba el objeto que colgaba en mi espalda–. Deséenme suerte. –Tras ese comentario innecesario, empecé a caminar hacia Frederica.
Desenvolví el objeto, el cual estaba cubierto por trapos negros, revelando así que se trataba de una espada. Mis dedos rodearon la empuñadura lentamente y, con un movimiento fluido, desenvainé la Espada Retniw.
Al instante sentí una brisa refrescante, y recordé que Xana, antes de que partiéramos de casa en busca de biusas, me había dicho que no sería necesario llevar un arma tan poderosa con nosotros. ¡No pudo estar más equivocada!
–Espero poder controlarlo a la perfección –me dije a mí mismo. Cerré los ojos y dejé que mi energía fluyera hacia la espada.
La temperatura disminuyó rápidamente. Las llamas más cercanas a mí se apagaron y las demás perdieron intensidad. Las nubes se arremolinaron y se oscurecieron. Y la nieve empezó a descender. [1]
Abrí los ojos para ver a mis enemigos. Al saber sus posiciones, entregué más energía. Ventiscas heladas empezaron a golpearlos; aunque no los derribaban ni les causaban un daño significativo, por lo menos les dificultaban mantener el equilibrio. Y Frederica aprovechó esa oportunidad para crear más esquirlas de hielo –mucho más grandes que las anteriores– y darles el golpe de gracia.
Desafortunadamente esa pequeña tormenta de nieve sin duda alguna atraería la atención de otros Ojosverdes que aún estuvieran en Villasauco. Debíamos huir en ese mismo momento.
Miré al cielo y verifiqué que la escultura de dragón estaba intacta. Luego volteé hacia la bruja, quien se preparaba para seguir luchando.
–Frederica, debemos huir ahora. Es demasiado arriesgado seguir aquí para asesinar a más elfos irrelevantes. –le indiqué alzando la voz para que escuchara desde su posición. Entonces corrí tras mis compañeros.
A pesar de ello, lo único que realmente me preocupaba eran los Ojosverdes que aún rondaban por los alrededores.
Xana se colocó justo a mi lado y me miró significativamente.
–Sí, sé lo que estás pensando –le susurré, calmado–, pero no te diré «te lo dije» porque parece que todavía no es el momento para usarlo. –Señalé a Skatha, que estaba delante de nosotros a punto de hacer algo.
Él sacó una pequeña escultura de un dragón, la cual cobró vida y ascendió hacia el cielo. Luego Skatha nos indicó el camino a tomar, el único que se podía tomar.
Mientras corríamos por el sendero, Frederica se separó de nosotros; avanzó de prisa para enfrentarse a los enemigos de orejas picudas. Tal vez sería difícil generar hielo en un lugar con tanto calor, pensé, pero esperé que no representara un verdadero problema para ella.
Fue entonces cuando noté que iríamos hacia donde sea que quería ir el elfo. Al principio no le tomé mucha importancia a su objetivo, pero en ese momento prefería estar con ellos que separarme y andar a mi suerte. Además, seguramente Xana ya había decidido ayudarlo, de todas maneras.
Repentinamente se escuchó un alarido que se detuvo en seco. Fue la voz de un hombre joven. Volteé en la dirección de donde provino la voz y vi a Frederica, aproximadamente a unos veinticinco metros de distancia, disparar pequeñas pero afiladas esquirlas de hielo hacia un par de elfos, acabando con ambos con facilidad por tomarlos desprevenidos.
Un tercero, al presenciar la muerte de dos compañeros, tensó su arco y disparó la flecha envuelta en fuego que antes tenía como objetivo una cabaña. Frederica reaccionó a tiempo y creó un torbellino gélido a su alrededor, con el cual congeló y condujo el proyectil de vuelta hacia el elfo, pero este logró esquivarlo.
–Rauko –Xana agarró mi hombro y señaló a un trío de elfos que iban a por Frederica, y también a otro arquero en el techo de una cabaña que no había sido incendiada–. Creo que ahora sí es un buen momento para usarlo.
Solté un suspiro. Si asesinaban a Frederica, luego irían a por nosotros, y eso no sería bueno.
–Bien, chicos, iré a darle una mano –dije mientras agarraba el objeto que colgaba en mi espalda–. Deséenme suerte. –Tras ese comentario innecesario, empecé a caminar hacia Frederica.
Desenvolví el objeto, el cual estaba cubierto por trapos negros, revelando así que se trataba de una espada. Mis dedos rodearon la empuñadura lentamente y, con un movimiento fluido, desenvainé la Espada Retniw.
Al instante sentí una brisa refrescante, y recordé que Xana, antes de que partiéramos de casa en busca de biusas, me había dicho que no sería necesario llevar un arma tan poderosa con nosotros. ¡No pudo estar más equivocada!
–Espero poder controlarlo a la perfección –me dije a mí mismo. Cerré los ojos y dejé que mi energía fluyera hacia la espada.
La temperatura disminuyó rápidamente. Las llamas más cercanas a mí se apagaron y las demás perdieron intensidad. Las nubes se arremolinaron y se oscurecieron. Y la nieve empezó a descender. [1]
Abrí los ojos para ver a mis enemigos. Al saber sus posiciones, entregué más energía. Ventiscas heladas empezaron a golpearlos; aunque no los derribaban ni les causaban un daño significativo, por lo menos les dificultaban mantener el equilibrio. Y Frederica aprovechó esa oportunidad para crear más esquirlas de hielo –mucho más grandes que las anteriores– y darles el golpe de gracia.
Desafortunadamente esa pequeña tormenta de nieve sin duda alguna atraería la atención de otros Ojosverdes que aún estuvieran en Villasauco. Debíamos huir en ese mismo momento.
Miré al cielo y verifiqué que la escultura de dragón estaba intacta. Luego volteé hacia la bruja, quien se preparaba para seguir luchando.
–Frederica, debemos huir ahora. Es demasiado arriesgado seguir aquí para asesinar a más elfos irrelevantes. –le indiqué alzando la voz para que escuchara desde su posición. Entonces corrí tras mis compañeros.
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Rauko
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
Uriel decidió creer en lo que sea que estaba haciendo Taliesin, más era que solo podía creer en sus palabras. Su estado mental era un desastre, y si algo deseaba, era darle una paliza a su él de hace 12 horas por ser un imbécil curioso ¡Nada bueno le ha pasado desde que está en el territorio elfo! Solo quería jugar y ver el desconocido bosque élfico que siempre había leído en libros y relatos ¡Pero debido a eso estaba ahora ahogándose en un mar de llamas y corriendo por su vida! Su único consuelo, y la razón por la que aún no se había roto mentalmente es que confiaba en las palabras de Taliesin.
“¡Ah!”
La figura de los ojosverdes era visible entre las llamas, y sus rostros poseían un extraño matiz cruel. Uriel no sentía que fuera aterrador, pero si peligroso, por precaución desenfundó su puñal y lo apretó con fuerza con su mano libre, no es como si pudiera hacer nada contra elfos adultos y entrenados pero podría darle el suficiente tiempo al vampiro adulto para hacerlo en su lugar. Aún así, afortunadamente, Rauko, Xana y Frederica demostraron un poder de combate considerable ¡Era bastante impresionante! Uriel pensaba que Rauko era un elfo bastante tranquilo e inofensivo ¡Pero resulta que era muy poderoso! El vampirito no pudo evitar sentir que ahora le agradaba el elfo un poco más ¡Pero solo un poco! Aún le molestaba ser confundido con un chica.
Gracias a la certera guía del pequeño dragón de luz, y a la protección de la bruja y el par de elfos, pudieron huir seguros de la villa en llamas. Poco a poco, la imagen anaranjada de las llamas, el ambiente sofocante y el humo que lentamente asfixiaba los pulmones de cualquiera de los presentes se fue atenuando a medida que se internaban al bosque. El calor extremo del lugar dejó una hipersensibilización al frío que hizo estremecerse al pequeño vampirito, aún así, no detuvo su correr.
El bosque de Sandorái era sencillamente precioso. Tranquilo, incluso en la noche brillaba con un hermosa verde aguada tenue, cada pequeña hoja denotaba un aspecto místico y hermosa; Como si fuera de otro mundo. A pesar de eso, el sonido de las pisadas y las respiraciones de un grupo de personas podían oírse entre la calma indiferente del bosque. A lo lejos, entre la espesura del bosque podía verse una estela anaranjada y largas columnas de humo negruzco elevándose hacia el cielo, justo en la dirección del poblado antes conocido como “villasauco”. Habían logrado salir del infierno gracias a Taliesin y su extraño dragón luminoso, pero no podían detenerse, incluso si pensaban que estaban solos la verdad es que había grandes posibilidades de que les estuvieren siguiendo los ojosverdes.
“¡Ah!”
La figura de los ojosverdes era visible entre las llamas, y sus rostros poseían un extraño matiz cruel. Uriel no sentía que fuera aterrador, pero si peligroso, por precaución desenfundó su puñal y lo apretó con fuerza con su mano libre, no es como si pudiera hacer nada contra elfos adultos y entrenados pero podría darle el suficiente tiempo al vampiro adulto para hacerlo en su lugar. Aún así, afortunadamente, Rauko, Xana y Frederica demostraron un poder de combate considerable ¡Era bastante impresionante! Uriel pensaba que Rauko era un elfo bastante tranquilo e inofensivo ¡Pero resulta que era muy poderoso! El vampirito no pudo evitar sentir que ahora le agradaba el elfo un poco más ¡Pero solo un poco! Aún le molestaba ser confundido con un chica.
Gracias a la certera guía del pequeño dragón de luz, y a la protección de la bruja y el par de elfos, pudieron huir seguros de la villa en llamas. Poco a poco, la imagen anaranjada de las llamas, el ambiente sofocante y el humo que lentamente asfixiaba los pulmones de cualquiera de los presentes se fue atenuando a medida que se internaban al bosque. El calor extremo del lugar dejó una hipersensibilización al frío que hizo estremecerse al pequeño vampirito, aún así, no detuvo su correr.
El bosque de Sandorái era sencillamente precioso. Tranquilo, incluso en la noche brillaba con un hermosa verde aguada tenue, cada pequeña hoja denotaba un aspecto místico y hermosa; Como si fuera de otro mundo. A pesar de eso, el sonido de las pisadas y las respiraciones de un grupo de personas podían oírse entre la calma indiferente del bosque. A lo lejos, entre la espesura del bosque podía verse una estela anaranjada y largas columnas de humo negruzco elevándose hacia el cielo, justo en la dirección del poblado antes conocido como “villasauco”. Habían logrado salir del infierno gracias a Taliesin y su extraño dragón luminoso, pero no podían detenerse, incluso si pensaban que estaban solos la verdad es que había grandes posibilidades de que les estuvieren siguiendo los ojosverdes.
Uri
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
Les costó escapar de las manos de los Ojosverdes. Pero, finalmente, los protagonistas de la aventura consiguieron dar esquinazo y perderse en la mágica espesura del bosque de Sandorái. Ninguno de allí conocía nada, más que por el guía que utilizaba Taliesin. Y su mejor idea fue adentrarse más y más al corazón del bosque.
Allá donde las ramas del firmamento, y las ardillas y las garzas beben de ríos cristalinos, se encontraba el Claro Encantado. Un lugar casi paradisíaco. Donde se respiraba una paz absoluta. Incluso para alguien cargado en odio y sed de venganza, como Frederica Lombardi, podía sentir la magia de aquel lugar que era, ciertamente, maravilloso.
Diez jóvenes y pálidas elfas únicamente ataviadas con una finísima toga blanca que transparentaba todo, se encontraban arrodilladas en un lago. Todas parecían feligreses de una oración que rezaba una de mayor edad, en el centro de un islote, delante de una especie de menhir tallado en élfico antiguo. La mujer rezaba, y las demás repetían. Con vasijas de cerámica élfica, tomaban el agua y realizaban sus ofrendas delante de la mayor.
-¡Por Imbar! Que con vuestra oración, novicias y el agua bendita del Claro Encantado las flores del bosque de Sandorái vuelvan a florecer. Que los árboles den frutos. Y que la luz nos proteja siempre de las tinieblas. – rezaba la mayor de ellas.
-¡Por Imbar, hermana Galatrea! – Contestaron al unísono todas ellas.
Ninguna se había percatado de la presencia de Taliesin, Uri, Rauko y compañía. Por lo que siguieron actuando con naturalidad.
Pero un rayo procedente de un lugar cercano. Del templo de Imbar. Fue directo contra el cielo, parecía haber llamado la atención de todas que, asustadas, miraron en esta dirección. Al eclosionar contra las nubes, justo sobre Árbol Madre, había aparecido un enorme vórtice que, sin embargo, no parecía ir a más.
-Los corruptores de Sandorái están invadiendo nuestro bosque. – dijo Galatrea. – Hermanas, debemos acudir a proteger Árbol Madre.
Desde la espesura, Virgo observó con los ojos abiertos aquello. Vaya donde se había metido. ¡Él sólo había venido a por un poco de agua para despertar a su amiga!
-¡¿Qué demonios es eso?! – se preguntó Virgo. - Le enviaré una sonda de rastreo. - comentó sacando de su mochila un pequeño aparato biocibernético volador que iría en dirección al cielo, al lugar en el que se encontraba el foco.
-No lo sé, ni tampoco me importa. Pero esos estúpidos elfos de Sandorái son los responsables de la muerte de toda mi familia. ¡Voy a acabar con todos ellos! – gritó.
-¡No, espera! – pidió Virgo, pero no consiguió nada. La mujer salió. ¡Ay, si no la hubiesen dejado ir con ellos!
Sin pensárselo dos veces. Frederica salió de los árboles sin miedo. -¡Alto ahí, dama de las nieves! – bramó de mala manera. Ya no le importaba morir. Sólo quería culminar su venganza. Aquello pilló por sorpresa a las novicia, que estaban en el agua, y también a Galatrea Neril, quien miró a la bruja con preocupación. No creían que nadie habría llegado tan lejos en el bosque para realizar un ataque. Para los Neril sólo existía la paz.
La tensái de hielo congeló entonces toda el agua del lago. Inmovilizando los pies de las novicias. Galatrea, al ver aquella actitud, se levantó, frunció el ceño y se puso en guardia. ¿Quiénes eran aquellos intrusos que, en lugar de buscar la paz, habían venido a interrumpir un ritual sagrado? Sí. Conocía ese rostro. Era Frederica Lombardi. La famosa asesina de elfos. Y venía acompañada de un grupo que parecía venir a interrumpir el ritual.
-¿Quiénes sois vosotros, que invadís suelo sagrado en respuesta a la venganza? ¿Acaso sois los responsables de aquello que se ciñe sobre el cielo? – preguntó. – Sí, claro que lo sois. Sois Frederica Lombardi. Corruptora de Sandorái. – La elfa conjuró entonces una gran esfera de luz que se había vuelto impenetrable y que cubría el islote y todo el agua del lago, protegiendo así a las novicias. Ella no sabía atacar, pero sí sabía curar a sus aliados.
Frederica no se achantó y comenzó a lanzar esquirlas de hielo a la cúpula. Algo que no haría ni cosquillas a la magia de una poderosa sacerdotisa en su propio hogar. La barrera no vaciló ni un segundo.
Lo más paranormal sucedió cuando un unicornio, uno de esos animales extremadamente raros y mágicos, llegó al auxilio del ataque. Relinchando, trató de llevarse por delante a Taliesin Skatha. El vampiro esquivaría las cabalgadas del animal por puro instinto para evitar ser embestido, pero el mero roce de su piel con la del vampiro por la luz que emitía la criatura provocó una fuerte quemadura en su piel que le haría gritar. Se puso en el interior del escudo y, mostró su lado rampante justo delante del escudo.
Seres de luz contra señores de la noche. Justo la peor combinación posible para los segundos. Eso y una última fase de Galatrea.
-¡Oh, criaturas oscuras, venid a mí y demostrad que sois puros de corazón! – exclamó.
* * * * * * * * * * * *
Taliesin, Rauko y Uri: Lo que ha pasado no ha sido más que vuestras consecuencias sumadas a la desdicha de la anterior misión. Analicemos lo que habéis hecho:
Consecuencias resumidas: Boss fight: Galatrea Neril.
Por un lado, decidisteis no dejar morir a Frederica Lombardi. Una acción que parece acertada y lógica. Sin embargo, esta asesina de elfos es odiada en el bosque de Sandorái y decidís que os acompañe al lugar más puro del bosque. Con ello, conseguís que ataque a Galatrea Neril sin daros tiempo a dar explicaciones.
Por otra parte, Habéis decidido ir al Claro de Sandorái y no así al templo de Imbar. Por tanto, nadie llega a detener el ritual que está haciendo el jinete oscuro, como en el templo de Anar y Nís. Esto supondrá un daño asegurado a Árbol Madre a la llegada de los jinetes oscuros. Los elfos os consideran responsables de ello por llevar a la corruptora con vosotros.
La parte positiva es que estáis a tiempo de solucionarlo (en parte). Este combate, más que una batalla, es un puzzle de dos turnos. Como dividido en dos equipos.
Sólo algunos de vosotros (contando a Frederica, a Xana y a Virgo) sois dignos de atravesar la esfera. Puede haber muchos motivos para esto. Galatrea Neril y las sacerdotisas no os van a atacar. Sólo están asustadas y se están defendiendo. ¡Cuidado! Si atravesáis la cúpula y no sois puros de corazón, intervendré para maldeciros.
El unicornio, por el contrario, sí os atacará. Los que quedéis fuera tendréis que hacer frente a las embestidas mágicas del unicornio y tendréis que ir tirando runas hasta que el que atraviese la cúpula, consiga calmar a Galatrea. Podéis resistir o atacar al unicornio. Se rifa un objeto de calidad épica si decidís hacerle frente y lo derrotáis. Yendo tres personajes a por él, lo conseguiréis. Si bien la criatura es inmune a la magia.
En resumen: Indicad si atravesáis la esfera. Si lo hacéis, esperad que postee yo. Si toreáis al unicornio, tirad runa.[/color]
Allá donde las ramas del firmamento, y las ardillas y las garzas beben de ríos cristalinos, se encontraba el Claro Encantado. Un lugar casi paradisíaco. Donde se respiraba una paz absoluta. Incluso para alguien cargado en odio y sed de venganza, como Frederica Lombardi, podía sentir la magia de aquel lugar que era, ciertamente, maravilloso.
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El Claro Encantado. Un lugar cuyas aguas son mágicas y pueden curar cualquier mal.
Diez jóvenes y pálidas elfas únicamente ataviadas con una finísima toga blanca que transparentaba todo, se encontraban arrodilladas en un lago. Todas parecían feligreses de una oración que rezaba una de mayor edad, en el centro de un islote, delante de una especie de menhir tallado en élfico antiguo. La mujer rezaba, y las demás repetían. Con vasijas de cerámica élfica, tomaban el agua y realizaban sus ofrendas delante de la mayor.
-¡Por Imbar! Que con vuestra oración, novicias y el agua bendita del Claro Encantado las flores del bosque de Sandorái vuelvan a florecer. Que los árboles den frutos. Y que la luz nos proteja siempre de las tinieblas. – rezaba la mayor de ellas.
-¡Por Imbar, hermana Galatrea! – Contestaron al unísono todas ellas.
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Madre Sacerdotisa Galatrea Neril. Mejor sanadora de Aerandir.
Ninguna se había percatado de la presencia de Taliesin, Uri, Rauko y compañía. Por lo que siguieron actuando con naturalidad.
Pero un rayo procedente de un lugar cercano. Del templo de Imbar. Fue directo contra el cielo, parecía haber llamado la atención de todas que, asustadas, miraron en esta dirección. Al eclosionar contra las nubes, justo sobre Árbol Madre, había aparecido un enorme vórtice que, sin embargo, no parecía ir a más.
-Los corruptores de Sandorái están invadiendo nuestro bosque. – dijo Galatrea. – Hermanas, debemos acudir a proteger Árbol Madre.
Desde la espesura, Virgo observó con los ojos abiertos aquello. Vaya donde se había metido. ¡Él sólo había venido a por un poco de agua para despertar a su amiga!
-¡¿Qué demonios es eso?! – se preguntó Virgo. - Le enviaré una sonda de rastreo. - comentó sacando de su mochila un pequeño aparato biocibernético volador que iría en dirección al cielo, al lugar en el que se encontraba el foco.
-No lo sé, ni tampoco me importa. Pero esos estúpidos elfos de Sandorái son los responsables de la muerte de toda mi familia. ¡Voy a acabar con todos ellos! – gritó.
-¡No, espera! – pidió Virgo, pero no consiguió nada. La mujer salió. ¡Ay, si no la hubiesen dejado ir con ellos!
Sin pensárselo dos veces. Frederica salió de los árboles sin miedo. -¡Alto ahí, dama de las nieves! – bramó de mala manera. Ya no le importaba morir. Sólo quería culminar su venganza. Aquello pilló por sorpresa a las novicia, que estaban en el agua, y también a Galatrea Neril, quien miró a la bruja con preocupación. No creían que nadie habría llegado tan lejos en el bosque para realizar un ataque. Para los Neril sólo existía la paz.
La tensái de hielo congeló entonces toda el agua del lago. Inmovilizando los pies de las novicias. Galatrea, al ver aquella actitud, se levantó, frunció el ceño y se puso en guardia. ¿Quiénes eran aquellos intrusos que, en lugar de buscar la paz, habían venido a interrumpir un ritual sagrado? Sí. Conocía ese rostro. Era Frederica Lombardi. La famosa asesina de elfos. Y venía acompañada de un grupo que parecía venir a interrumpir el ritual.
-¿Quiénes sois vosotros, que invadís suelo sagrado en respuesta a la venganza? ¿Acaso sois los responsables de aquello que se ciñe sobre el cielo? – preguntó. – Sí, claro que lo sois. Sois Frederica Lombardi. Corruptora de Sandorái. – La elfa conjuró entonces una gran esfera de luz que se había vuelto impenetrable y que cubría el islote y todo el agua del lago, protegiendo así a las novicias. Ella no sabía atacar, pero sí sabía curar a sus aliados.
Frederica no se achantó y comenzó a lanzar esquirlas de hielo a la cúpula. Algo que no haría ni cosquillas a la magia de una poderosa sacerdotisa en su propio hogar. La barrera no vaciló ni un segundo.
Lo más paranormal sucedió cuando un unicornio, uno de esos animales extremadamente raros y mágicos, llegó al auxilio del ataque. Relinchando, trató de llevarse por delante a Taliesin Skatha. El vampiro esquivaría las cabalgadas del animal por puro instinto para evitar ser embestido, pero el mero roce de su piel con la del vampiro por la luz que emitía la criatura provocó una fuerte quemadura en su piel que le haría gritar. Se puso en el interior del escudo y, mostró su lado rampante justo delante del escudo.
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Las sacerdotisas y los unicornios. Parecen tener algún tipo de vinculación con el animal.
Seres de luz contra señores de la noche. Justo la peor combinación posible para los segundos. Eso y una última fase de Galatrea.
-¡Oh, criaturas oscuras, venid a mí y demostrad que sois puros de corazón! – exclamó.
* * * * * * * * * * * *
Taliesin, Rauko y Uri: Lo que ha pasado no ha sido más que vuestras consecuencias sumadas a la desdicha de la anterior misión. Analicemos lo que habéis hecho:
Consecuencias resumidas: Boss fight: Galatrea Neril.
Por un lado, decidisteis no dejar morir a Frederica Lombardi. Una acción que parece acertada y lógica. Sin embargo, esta asesina de elfos es odiada en el bosque de Sandorái y decidís que os acompañe al lugar más puro del bosque. Con ello, conseguís que ataque a Galatrea Neril sin daros tiempo a dar explicaciones.
Por otra parte, Habéis decidido ir al Claro de Sandorái y no así al templo de Imbar. Por tanto, nadie llega a detener el ritual que está haciendo el jinete oscuro, como en el templo de Anar y Nís. Esto supondrá un daño asegurado a Árbol Madre a la llegada de los jinetes oscuros. Los elfos os consideran responsables de ello por llevar a la corruptora con vosotros.
La parte positiva es que estáis a tiempo de solucionarlo (en parte). Este combate, más que una batalla, es un puzzle de dos turnos. Como dividido en dos equipos.
Sólo algunos de vosotros (contando a Frederica, a Xana y a Virgo) sois dignos de atravesar la esfera. Puede haber muchos motivos para esto. Galatrea Neril y las sacerdotisas no os van a atacar. Sólo están asustadas y se están defendiendo. ¡Cuidado! Si atravesáis la cúpula y no sois puros de corazón, intervendré para maldeciros.
El unicornio, por el contrario, sí os atacará. Los que quedéis fuera tendréis que hacer frente a las embestidas mágicas del unicornio y tendréis que ir tirando runas hasta que el que atraviese la cúpula, consiga calmar a Galatrea. Podéis resistir o atacar al unicornio. Se rifa un objeto de calidad épica si decidís hacerle frente y lo derrotáis. Yendo tres personajes a por él, lo conseguiréis. Si bien la criatura es inmune a la magia.
En resumen: Indicad si atravesáis la esfera. Si lo hacéis, esperad que postee yo. Si toreáis al unicornio, tirad runa.[/color]
Ger
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
Por supuesto que Frederica iniciaría un ataque contra cualquier elfo, dadas las circunstancias.
Sintió que aquello iba a pasar justo antes de que ocurriera; un pico de furia homicida junto a él, contenida en la figura de la bruja. "Debería haberla enviado hacia los Ojosverde", pensó, demasiado tarde. Podría haber usado la escultura para darle a Frederica su misión suicida, enviarla a su venganza y muerte, y no volver a verla. Ahora, sin embargo, se habían asegurado de que los asociarían con ella; de que los elfos los verían como enemigos. Ahora todos ellos eran Frederica Lombardi.
Taliesin abrió la boca para intentar explicarse, pero apenas llegó a iniciar un balbuceo confuso cuando vio un unicornio embestir hacia ellos. Se lanzó a un lado para esquivarlo, pero el paso del animal lo hirió incluso sin tocarlo. Taliesin gritó de dolor; sentía el ya conocido dolor de quemaduras surgiendo sobre su piel, a pesar de estar cubierta. Reconoció aquel tipo de reacción: la consecuencia de la luz. Se llevó la mano al cuello y agarró por pura inercia su colgante, que lo protegería de aquel elemento. Pero entonces las palabras de Galatrea lo detuvieron.
"¡Oh, criaturas oscuras, venid a mí y demostrad que sois puros de corazón!"
Ambos términos estaban equivocados: él no era ni una criatura oscura ni puro de corazón. Recordó cosas que había hecho y se afianzó en la creencia de que no podría demostrar tal cosa. Y al mismo tiempo, su mano soltó el colgante. Usarlo provocaría que un halo de tinieblas lo envolviera, y no quería dar la apariencia de ser una "criatura oscura", tal como lo describían.
No tenía más opción que quedarse fuera. Junto al unicornio... y junto a Frederica. Sus pensamientos volaron hacia la mujer. "Hay que detenerla", pensó con urgencia. No había opción de que Galatrea los escuchara si aquella bruja seguía atacando a las elfas.
- ¡Frederica! ¡PARA! - Gritó, entre asustado y furioso por el peligro en el que los había puesto la mujer. Fue hasta ella y la agarró del brazo. - ¡Atiende a razón! ¡Ellas no quemaron tu hogar!
Pero la bruja le dedicó una mirada helada, cargada de odio, furia y dolor, y tiró para desasirse.
[color:408b=#ff9900- ¡Sí lo hicieron! ¡Los suyos lo hicieron! ¡Voy a matarlos a todos!
- Sólo conseguirás matarnos a nosotros - siseó entre dientes.
Taliesin intentó resistirse al tirón de la bruja, interponerse entre el campo de visión de ella y las elfas para que no pudiera atacarlas, agarrarla para inmovilizarla. Pero necesitaba ayuda; no podría reducirla solo. No siendo una bruja, estando tan furiosa. La piel de Frederica se sentía helada al tacto, y al mismo tiempo el vampiro sentía un dolor ardiente en su brazo debido a la luz del unicornio. Era un contraste extraño. Se preguntó si sujetar a Frederica acabaría provocándole quemaduras en las manos, a pesar de los guantes.
- ¡Rauko! - Llamó.
Al mismo tiempo vio al unicornio agachando la cabeza y dando la vuelta; preparándose para volver a embestir. No le dio tiempo a ver qué estaba haciendo Uriel. Esperaba que se hubiera escondido. Si lamentaba algo, era haberlo llevado hasta allí, después de haberle prometido que todo saldría bien. Tenía que detener a Frederica antes de que aquello se convirtiera en el último error de su vida.
El unicornio volvía a correr hacia ellos. Tenía que estar preparado para esquivar.
Sintió que aquello iba a pasar justo antes de que ocurriera; un pico de furia homicida junto a él, contenida en la figura de la bruja. "Debería haberla enviado hacia los Ojosverde", pensó, demasiado tarde. Podría haber usado la escultura para darle a Frederica su misión suicida, enviarla a su venganza y muerte, y no volver a verla. Ahora, sin embargo, se habían asegurado de que los asociarían con ella; de que los elfos los verían como enemigos. Ahora todos ellos eran Frederica Lombardi.
Taliesin abrió la boca para intentar explicarse, pero apenas llegó a iniciar un balbuceo confuso cuando vio un unicornio embestir hacia ellos. Se lanzó a un lado para esquivarlo, pero el paso del animal lo hirió incluso sin tocarlo. Taliesin gritó de dolor; sentía el ya conocido dolor de quemaduras surgiendo sobre su piel, a pesar de estar cubierta. Reconoció aquel tipo de reacción: la consecuencia de la luz. Se llevó la mano al cuello y agarró por pura inercia su colgante, que lo protegería de aquel elemento. Pero entonces las palabras de Galatrea lo detuvieron.
"¡Oh, criaturas oscuras, venid a mí y demostrad que sois puros de corazón!"
Ambos términos estaban equivocados: él no era ni una criatura oscura ni puro de corazón. Recordó cosas que había hecho y se afianzó en la creencia de que no podría demostrar tal cosa. Y al mismo tiempo, su mano soltó el colgante. Usarlo provocaría que un halo de tinieblas lo envolviera, y no quería dar la apariencia de ser una "criatura oscura", tal como lo describían.
No tenía más opción que quedarse fuera. Junto al unicornio... y junto a Frederica. Sus pensamientos volaron hacia la mujer. "Hay que detenerla", pensó con urgencia. No había opción de que Galatrea los escuchara si aquella bruja seguía atacando a las elfas.
- ¡Frederica! ¡PARA! - Gritó, entre asustado y furioso por el peligro en el que los había puesto la mujer. Fue hasta ella y la agarró del brazo. - ¡Atiende a razón! ¡Ellas no quemaron tu hogar!
Pero la bruja le dedicó una mirada helada, cargada de odio, furia y dolor, y tiró para desasirse.
[color:408b=#ff9900- ¡Sí lo hicieron! ¡Los suyos lo hicieron! ¡Voy a matarlos a todos!
- Sólo conseguirás matarnos a nosotros - siseó entre dientes.
Taliesin intentó resistirse al tirón de la bruja, interponerse entre el campo de visión de ella y las elfas para que no pudiera atacarlas, agarrarla para inmovilizarla. Pero necesitaba ayuda; no podría reducirla solo. No siendo una bruja, estando tan furiosa. La piel de Frederica se sentía helada al tacto, y al mismo tiempo el vampiro sentía un dolor ardiente en su brazo debido a la luz del unicornio. Era un contraste extraño. Se preguntó si sujetar a Frederica acabaría provocándole quemaduras en las manos, a pesar de los guantes.
- ¡Rauko! - Llamó.
Al mismo tiempo vio al unicornio agachando la cabeza y dando la vuelta; preparándose para volver a embestir. No le dio tiempo a ver qué estaba haciendo Uriel. Esperaba que se hubiera escondido. Si lamentaba algo, era haberlo llevado hasta allí, después de haberle prometido que todo saldría bien. Tenía que detener a Frederica antes de que aquello se convirtiera en el último error de su vida.
El unicornio volvía a correr hacia ellos. Tenía que estar preparado para esquivar.
Taliesin Skatha
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
El miembro 'Taliesin Skatha' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
–Es hermoso –susurré involuntariamente, maravillado por el Claro Encantado–. Pero se vería mucho mejor si no estuvieran esas elfas ahí –Entorné los ojos al notar que las elfas mencionadas vestían ropas… peculiares–. ¿Es que no tienen frío? –le pregunté a Xana en voz baja, curioso y extrañado–. ¿O vergüenza?
De pronto emergió un rayo desde un lugar cercano que, una vez alcanzado el cielo, creó un ominoso vórtice. Tal como si aquello fuera el presagio de un porvenir aterrador, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, y mis ojos, abiertos de par en par, no podían apartarse de aquel agujero sobre el Árbol Madre.
Pero la voz de Federica me trajo de nuevo a la realidad. Sin embargo, cuando la miré ya era demasiado tarde: ella se había lanzado contra las elfas.
En ese momento alcé mi mano. No para apuntar a Federica y dispararle un rayo de luz, que era lo que debí haber hecho, sino para estrellar mi palma contra mi frente, exasperado. «¡¿Cómo puede ser tan idiota?!», me pregunté, «si su familia era igual de inteligente, pues normal que ahora estén muertos».
Y para empeorar la situación, apareció un unicornio con la evidente intención de matarnos. Un imponente semental blanco con una belleza sublime, pero amenazador para todos los estúpidos que decidimos traer a Federica con nosotros.
Xana, quien se había quedado pasmada ante la serie de eventos desafortunados, finalmente corrió hacia Skatha para ayudarlo a detener a la bruja cuanto antes. Apretó los dientes y creó una pequeña bola de luz en su mano derecha.
–¡Por favor, detente! –suplicó, y luego estampó la bola en el rostro de la bruja, desencadenando una pequeña explosión indolora.
–¡¿Pero qué demonio me has hecho, elfa?! –escupió Federica, ahora con furia mezclada con desconcierto. Sin esperar respuesta, se desasió e intentó golpear a Skatha, pero, antes de alcanzarlo, se detuvo abruptamente, su rostro se contrajo de dolor y soltó un alarido. No obstante, el sufrimiento acabó al instante.[1]
–Cada vez que intentes lastimarnos a nosotros o a estas elfas, sentirás una fuerte descarga de dolor –explicó Xana rápidamente–. Así que, por favor, intenta calmarte. Sé que quieres vengarte, pero ellas, así como yo, no son tus enemigas a pesar de que somos elfas. No somos de los Ojosverdes. Sin embargo, todos moriremos si no te controlas, y si mueres no podrás vengar a tu familia.
Paralelamente el unicornio dio la vuelta y embistió de nuevo hacia nosotros.
–Ay, dioses, aquí viene –balbuceé, nervioso–. Por favor, pequeño pony, no quiero lastimarte. ¿Y si nos hacemos amigos? Puedo darte dulces.
Llevé una mano a la espalda para tocar la empuñadura de la Espada Retniw. Esta vez no le entregué energía, sino que drené la suya, sintiendo una oleada gélida desde la punta de mis dedos hasta todos los rincones de mi cuerpo. Se formó una delgada coraza de hielo alrededor de mis manos y antebrazos, así como de mis pies hasta la rodilla.[2] Pero no tenía tiempo para esperar que todo mi cuerpo fuera cubierto por la armadura de hielo, así que opté por lanzarme de inmediato contra el unicornio.
Cuando la distancia entre ambos se acortó lo suficiente, flexioné las piernas mientras las imbuía con energía.[3] Luego di un enorme salto acrobático, aterrizando sobre el lomo del unicornio. Tiré de su cuerno con mi mano izquierda, obligándolo a cambiar de rumbo, y con la derecha asesté un fuerte puñetazo en uno de sus ojos.
El unicornio se agitó con tal fuerza que salí despedido varios metros hacia un lado. Terminé cayendo sobre mis rodillas y antebrazos, aunque con una enorme sonrisa de alivio.
–¡Estoy vivo! –logré murmurar–. Vivo y… –Fue entonces cuando, al levantar el rostro, vi que el unicornio estaba girándose para volver a por mí–. Maldición, estas elfas nos piden demostrar que tenemos corazones puros, pero ellas no dudan en enviar a una bestia a matarnos brutalmente –me quejé–. Y uno de nosotros es apenas un niño…
Me hice consciente de mis acompañantes: un niño, un padre y Xana, y eso me hizo cambiar de perspectiva.
Me levanté e inspiré y exhalé lentamente. Mi rostro abandonó toda emoción y mi mirada quedó fija en el unicornio. Tras desenvainar, una vez más, la Espada Retniw, adopté una postura de combate mientras la armadura de hielo terminaba de formarse y cubrir mi cuerpo.
–Mi corazón no es puro –me dije a mí mismo mientras imbuía mis músculos con más energía de luz–, pero no es necesario que lo sea para para que un idiota como yo arriesgue la vida altruistamente para proteger a otros.
Salí disparado hacia el unicornio. Esta vez planeaba golpearlo en la cabeza con el lomo de mi espada con toda la fuerza y peso de mi cuerpo. Así que, estando de nuevo a la distancia correcta, di un gran salto.
De pronto emergió un rayo desde un lugar cercano que, una vez alcanzado el cielo, creó un ominoso vórtice. Tal como si aquello fuera el presagio de un porvenir aterrador, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, y mis ojos, abiertos de par en par, no podían apartarse de aquel agujero sobre el Árbol Madre.
Pero la voz de Federica me trajo de nuevo a la realidad. Sin embargo, cuando la miré ya era demasiado tarde: ella se había lanzado contra las elfas.
En ese momento alcé mi mano. No para apuntar a Federica y dispararle un rayo de luz, que era lo que debí haber hecho, sino para estrellar mi palma contra mi frente, exasperado. «¡¿Cómo puede ser tan idiota?!», me pregunté, «si su familia era igual de inteligente, pues normal que ahora estén muertos».
Y para empeorar la situación, apareció un unicornio con la evidente intención de matarnos. Un imponente semental blanco con una belleza sublime, pero amenazador para todos los estúpidos que decidimos traer a Federica con nosotros.
Xana, quien se había quedado pasmada ante la serie de eventos desafortunados, finalmente corrió hacia Skatha para ayudarlo a detener a la bruja cuanto antes. Apretó los dientes y creó una pequeña bola de luz en su mano derecha.
–¡Por favor, detente! –suplicó, y luego estampó la bola en el rostro de la bruja, desencadenando una pequeña explosión indolora.
–¡¿Pero qué demonio me has hecho, elfa?! –escupió Federica, ahora con furia mezclada con desconcierto. Sin esperar respuesta, se desasió e intentó golpear a Skatha, pero, antes de alcanzarlo, se detuvo abruptamente, su rostro se contrajo de dolor y soltó un alarido. No obstante, el sufrimiento acabó al instante.[1]
–Cada vez que intentes lastimarnos a nosotros o a estas elfas, sentirás una fuerte descarga de dolor –explicó Xana rápidamente–. Así que, por favor, intenta calmarte. Sé que quieres vengarte, pero ellas, así como yo, no son tus enemigas a pesar de que somos elfas. No somos de los Ojosverdes. Sin embargo, todos moriremos si no te controlas, y si mueres no podrás vengar a tu familia.
Paralelamente el unicornio dio la vuelta y embistió de nuevo hacia nosotros.
–Ay, dioses, aquí viene –balbuceé, nervioso–. Por favor, pequeño pony, no quiero lastimarte. ¿Y si nos hacemos amigos? Puedo darte dulces.
Llevé una mano a la espalda para tocar la empuñadura de la Espada Retniw. Esta vez no le entregué energía, sino que drené la suya, sintiendo una oleada gélida desde la punta de mis dedos hasta todos los rincones de mi cuerpo. Se formó una delgada coraza de hielo alrededor de mis manos y antebrazos, así como de mis pies hasta la rodilla.[2] Pero no tenía tiempo para esperar que todo mi cuerpo fuera cubierto por la armadura de hielo, así que opté por lanzarme de inmediato contra el unicornio.
Cuando la distancia entre ambos se acortó lo suficiente, flexioné las piernas mientras las imbuía con energía.[3] Luego di un enorme salto acrobático, aterrizando sobre el lomo del unicornio. Tiré de su cuerno con mi mano izquierda, obligándolo a cambiar de rumbo, y con la derecha asesté un fuerte puñetazo en uno de sus ojos.
El unicornio se agitó con tal fuerza que salí despedido varios metros hacia un lado. Terminé cayendo sobre mis rodillas y antebrazos, aunque con una enorme sonrisa de alivio.
–¡Estoy vivo! –logré murmurar–. Vivo y… –Fue entonces cuando, al levantar el rostro, vi que el unicornio estaba girándose para volver a por mí–. Maldición, estas elfas nos piden demostrar que tenemos corazones puros, pero ellas no dudan en enviar a una bestia a matarnos brutalmente –me quejé–. Y uno de nosotros es apenas un niño…
Me hice consciente de mis acompañantes: un niño, un padre y Xana, y eso me hizo cambiar de perspectiva.
Me levanté e inspiré y exhalé lentamente. Mi rostro abandonó toda emoción y mi mirada quedó fija en el unicornio. Tras desenvainar, una vez más, la Espada Retniw, adopté una postura de combate mientras la armadura de hielo terminaba de formarse y cubrir mi cuerpo.
–Mi corazón no es puro –me dije a mí mismo mientras imbuía mis músculos con más energía de luz–, pero no es necesario que lo sea para para que un idiota como yo arriesgue la vida altruistamente para proteger a otros.
Salí disparado hacia el unicornio. Esta vez planeaba golpearlo en la cabeza con el lomo de mi espada con toda la fuerza y peso de mi cuerpo. Así que, estando de nuevo a la distancia correcta, di un gran salto.
(☞゚∀゚)☞ OFFROL ☜(゚∀゚☜)
[1] Habilidad nivel 2 de Xana: Reprensión.[2] Segunda habilidad de la espada Retniw.
[3] Habilidades de Rauko nivel 2 (con el viento) y nivel 3 (con la ventisca)
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
El hermoso lugar dejó fascinado al niño, sus colores, el olor y la vista, todo era realmente hermoso para el vampirito, que recordó las viejas historias que “Ella” le solía contar sobre el Árbol madre y los elfos. “Ella” siempre amó la raza de los elfos y sus historias, cosa que transmitió al muy joven Uriel de forma inconsciente. Incluso si para el vampirito, tal y como se le enseñó, no apreciaba nada más que no sea él mismo y los Nova, era imposible para él no clavar sus ojitos marrón-miel con admiración al puro manantial y a las elfas, especialmente a Galaetrea, de quien más historias escuchó por parte de “ella”.
“Hermosa….”
Uriel murmuró esas palabras mientras no apartaba la mirada de la elfa, admirado y fascinado pero extrañamente avergonzado y temeroso ¿Será porque no estaba acostumbrado a toda esa luz? Era plena noche pero el lugar estaba hermosamente iluminado, recordando el día al pequeño vampirito y poniéndole nervioso inconscientemente.
Solo salió de su sorpresa y admiración cuando cayó dolorosamente debido al repentino ataque del unicornio que Tali se vio obligado a evadir, tirando a Uriel quien estaba pegado a él sin querer en el proceso. Uriel sintió un escalofrío en cuanto observó al unicornio, enseguida comprendió que si esa cosa le golpeaba una única vez sería su fin, tal vez era un vampiro con una edad mental de 11 años pero su sabiduría de 89 años le hizo comprender que esa cosa no era una broma; Para un vampiro esa cosa era mortal. Uriel se quedó sentado en el suelo mirando aterrorizado al unicornio, temiendo que el siguiente en ser atacado fuera él, sin osar moverse un milímetro.
“¡No te quedes ahí! ¡Ven!”
Sintió como unas fuertes manos rodearon sus axilas y le alzaran rápidamente, llevándole rápidamente entre los árboles y rocas, un lugar relativamente seguro. El impactado y aturdido Uriel, una ven en el suelo, miró confusamente quien le llevó hasta ese lugar, fue Virgo, el elfo. Uriel le miró, buscando agradecerle pero lo único que salió de su garganta fue un leve gruñido temeroso, como si comprendiera sus intenciones el elfo le regaló una suave sonrisa y mientras acariciaba su cabecita le dijo:
“No tengas miedo, dudo que esas elfas sean tan despiadadas como para atacar a un niño pequeño, y tu padre parece duro de pelar...Estará bien, probablemente. Escucha, pequeño, debes huir apenas puedas pararte ¿Vale...?”
A medida que hablaba, el ojosverdes se puso en pie y comenzó a alejarse, dirigiéndose a la invisible cúpula con un rostro determinado. Uriel, entendiendo sus intenciones, le sujeto de la capa y con una vocecilla temerosa dijo:
“N-No….S-Si lo intentas y fracasas…..tú...”
Virgo se giró y le miró sorprendido, tal vez no se esperaba que Uriel comprendiera la situación y lo peligroso que era la cúpula, en realidad el vampirito no lo hacía, pero sabía de forma inconsciente lo peligrosa que era, entendía que no era algo de lo que mofarse o subestimar gracias a su extraña sabiduría. El joven arquero se giró, le miró con una suave sonrisa y tirando un poco de su capa se liberó del endeble agarre del niño.
“Pequeño….¿Tu nombre era Uriel, verdad? Escucha, Uriel….Tal vez eres demasiado joven para entenderlo pero hay veces en que debes de arriesgarlo todo en pos de lograr tus objetivos….O para proteger alguien que te es preciado.”
“¿Preciado? ¿Objetivos?”
Uriel no conocía tales cosas como “tener alguien preciado” o “sueños” e incluso cosas como “deber” le eran extrañas. El vampirito trataba la figura de su maestro como “absoluta y “amada” pero lo cierto era que se acercaba más al fanatismo y la lealtad absoluta más que el amor hacía un padre o maestro, el niño no poseía algo o alguien que le era “preciado” como tal. Y cosas como “sueños” ¿Que eran exactamente? desde que nació nunca entendió cómo funcionaba el mundo, nadie se molestó en enseñárselo así que no podía comprender que era “tener sueños y esperanzas”, poseía la meta de ser el mayor científico de Aerandir pero ni él se daba cuenta de que eso en sí mismo era su “sueño”, sencillamente lo pensaba y punto. Uriel no podía comprender las palabras de Virgo y los sentimientos de los que le hablaba, ni como humano o vampiro le enseñaron a comprenderlas ¿Como podría hacerlo?
“¿Merece la pena poner tu vida en riesgo por algo así?”
Uriel pensó que lo había dicho en su cabeza pero por la reacción de Virgo comprendió que sin querer lo había en voz alta. El elfo se quedó pensativo unos segundos, como si meditara su respuesta y entonces, sonriéndole al niño respondió con una determinación que aterrorizó a Uriel dijo:
“Si, lo merece….”
Uriel se quedó de piedra, mirando sin hacer nada como el elfo se alejaba dirigiéndose a lo que podría ser su muerte sin dudarlo. El vampiro sintió miedo….pero a la vez nostalgia ¿Donde había escuchado esas palabras antes? Una persona le dijo algo similar a Uriel, sabía que “ella” le dejó algo similar pero alguien más también estuvo ahí para decírselo, aún así, no podía recordarlo.
“Espera...”
Uriel se paró para intentar seguir a Virgo pero sus piernas flaquearon y cayó de nuevo al suelo, el infante gimoteo levemente por el dolor ¿Porque estaba tan empeñado en detener al elfo? No debería importarle, como vampiro la vida ajena le era indiferente así que lo más sabio era hacerle caso a Virgo y salir de ahí antes de que acabe muerto, como vampiro nada le era más importante que su propia vida incluso si eso equivalía a abandonar a su suerte al amable vampiro que le estaba protegiendo y a los valientes elfos que les ayudaron a salir de la aldea en llamas ¡Así es como es! Así fueron las enseñanzas de su maestro y del clan Nova; Todo lo que no sea vampiro Nova era basura sacrificable. Y aún así….
“No vayas…..”
Y aún así seguía forzando sus piernas para detener lo que Virgo estaba haciendo, preocupado de si el elfo viviría para contarle a su amiga el increíble acto de valentía que hizo en la fuente para detener el miedo de Galatrea ¿Preocupación?....No, un vampiro Nova solo piensa en sí mismo y el clan ¡Todo lo demás es basura! ¡Detén tus pies ahora, Uriel! No oses cuestionar nada de lo que te enseñaron, ni se te ocurra olvidar que solo los Nova están dispuestos a aceptarte ¿O acaso olvidaste como eran las cosas antes de que te convirtieran y acogieron? A nadie le importaste, nadie siquiera se molestó a darte una identidad propia o una razón de existencia, solo te abandonaron y despreciaron por algo que ni siquiera podías controla o entender ¡Así que no oses cuestionar lo único a lo que te puedes aferrar! ¡No olvides lo que pasará si tu maestro te considera inservible! ¡Justo como "ella" seras inmediatamente desechado! Detén tus pies ahora mismo.
“Espere, señor Virgo…Yo…..¡Yo….!”
Alzando su mano torpemente, pues sus pies no dejaban de temblar al igual que sus manos, logró alcanzar finalmente una vez más la capa del elfo. Virgo reaccionó como se era de esperar, sorprendido y a la vez molesto debido a la preocupación de que un niño estuviera en un lugar tan desprotegido y peligroso como lo era estar justo delante de la cúpula, directamente en el punto de mira de las elfas y el unicornio. El elfo intentó soltarse del agarre del vampiro pero esta vez no le fue tan fácil, el niño estaba determinado a detenerlo fuese como fue-....
“Iré con usted….”
…….¿...?
“Llévame contigo a la cúpula….Yo también….Creo que también hay algo que tengo...No ¡Algo que es mi deber proteger! ¡Hay algo que tengo que devolver cueste lo que cueste! Así que...Llévame contigo”
“Pequeño, tú.....¿Podría ser que tú...?…..No eres humano ¿Verdad?....No es normal que un niño de tu edad pudiera llegar a esa conclusión de vuelta a la cabaña, y encima tal como predijiste, Federika nos puso en aprietos….Es imposible para un niño pensar tan fríamente…..Tú ¿Que eres...? Actúas demasiado bien como para no ser un niño de verdad, pero tu forma de procesar las cosas….”
“Yo….”
“No, está bien. No te estoy pidiendo que lo digas, puedo…..medio adivinarlo….Si en verdad hay algo que debes proteger, puedes acompañarme….Aunque tu padre probablemente va a matarme si algo te pasa...”
“No somos padre e hijo de verdad….El solo me ayuda porque es una buena persona....”
“Si….eso pensaba. Pero la forma en la que te protege y cuida es prácticamente le de uno. Vamos, parece que tu padre, Rauko y Xana pueden lidiar de momento con el unicornio y Federika pero si esperamos más….”
“Si…..Vamos.”
“Bien, sujeta mi mano y no te separes de mí demasiado, peque-.....No, Uriel.”
…….Y entonces, cruzaron juntos las cúpula…...
.............................Off Rol..................
Uriel cruza la cúpula junto a Virgo.
“Hermosa….”
Uriel murmuró esas palabras mientras no apartaba la mirada de la elfa, admirado y fascinado pero extrañamente avergonzado y temeroso ¿Será porque no estaba acostumbrado a toda esa luz? Era plena noche pero el lugar estaba hermosamente iluminado, recordando el día al pequeño vampirito y poniéndole nervioso inconscientemente.
Solo salió de su sorpresa y admiración cuando cayó dolorosamente debido al repentino ataque del unicornio que Tali se vio obligado a evadir, tirando a Uriel quien estaba pegado a él sin querer en el proceso. Uriel sintió un escalofrío en cuanto observó al unicornio, enseguida comprendió que si esa cosa le golpeaba una única vez sería su fin, tal vez era un vampiro con una edad mental de 11 años pero su sabiduría de 89 años le hizo comprender que esa cosa no era una broma; Para un vampiro esa cosa era mortal. Uriel se quedó sentado en el suelo mirando aterrorizado al unicornio, temiendo que el siguiente en ser atacado fuera él, sin osar moverse un milímetro.
“¡No te quedes ahí! ¡Ven!”
Sintió como unas fuertes manos rodearon sus axilas y le alzaran rápidamente, llevándole rápidamente entre los árboles y rocas, un lugar relativamente seguro. El impactado y aturdido Uriel, una ven en el suelo, miró confusamente quien le llevó hasta ese lugar, fue Virgo, el elfo. Uriel le miró, buscando agradecerle pero lo único que salió de su garganta fue un leve gruñido temeroso, como si comprendiera sus intenciones el elfo le regaló una suave sonrisa y mientras acariciaba su cabecita le dijo:
“No tengas miedo, dudo que esas elfas sean tan despiadadas como para atacar a un niño pequeño, y tu padre parece duro de pelar...Estará bien, probablemente. Escucha, pequeño, debes huir apenas puedas pararte ¿Vale...?”
A medida que hablaba, el ojosverdes se puso en pie y comenzó a alejarse, dirigiéndose a la invisible cúpula con un rostro determinado. Uriel, entendiendo sus intenciones, le sujeto de la capa y con una vocecilla temerosa dijo:
“N-No….S-Si lo intentas y fracasas…..tú...”
Virgo se giró y le miró sorprendido, tal vez no se esperaba que Uriel comprendiera la situación y lo peligroso que era la cúpula, en realidad el vampirito no lo hacía, pero sabía de forma inconsciente lo peligrosa que era, entendía que no era algo de lo que mofarse o subestimar gracias a su extraña sabiduría. El joven arquero se giró, le miró con una suave sonrisa y tirando un poco de su capa se liberó del endeble agarre del niño.
“Pequeño….¿Tu nombre era Uriel, verdad? Escucha, Uriel….Tal vez eres demasiado joven para entenderlo pero hay veces en que debes de arriesgarlo todo en pos de lograr tus objetivos….O para proteger alguien que te es preciado.”
“¿Preciado? ¿Objetivos?”
Uriel no conocía tales cosas como “tener alguien preciado” o “sueños” e incluso cosas como “deber” le eran extrañas. El vampirito trataba la figura de su maestro como “absoluta y “amada” pero lo cierto era que se acercaba más al fanatismo y la lealtad absoluta más que el amor hacía un padre o maestro, el niño no poseía algo o alguien que le era “preciado” como tal. Y cosas como “sueños” ¿Que eran exactamente? desde que nació nunca entendió cómo funcionaba el mundo, nadie se molestó en enseñárselo así que no podía comprender que era “tener sueños y esperanzas”, poseía la meta de ser el mayor científico de Aerandir pero ni él se daba cuenta de que eso en sí mismo era su “sueño”, sencillamente lo pensaba y punto. Uriel no podía comprender las palabras de Virgo y los sentimientos de los que le hablaba, ni como humano o vampiro le enseñaron a comprenderlas ¿Como podría hacerlo?
“¿Merece la pena poner tu vida en riesgo por algo así?”
Uriel pensó que lo había dicho en su cabeza pero por la reacción de Virgo comprendió que sin querer lo había en voz alta. El elfo se quedó pensativo unos segundos, como si meditara su respuesta y entonces, sonriéndole al niño respondió con una determinación que aterrorizó a Uriel dijo:
“Si, lo merece….”
Uriel se quedó de piedra, mirando sin hacer nada como el elfo se alejaba dirigiéndose a lo que podría ser su muerte sin dudarlo. El vampiro sintió miedo….pero a la vez nostalgia ¿Donde había escuchado esas palabras antes? Una persona le dijo algo similar a Uriel, sabía que “ella” le dejó algo similar pero alguien más también estuvo ahí para decírselo, aún así, no podía recordarlo.
“Espera...”
Uriel se paró para intentar seguir a Virgo pero sus piernas flaquearon y cayó de nuevo al suelo, el infante gimoteo levemente por el dolor ¿Porque estaba tan empeñado en detener al elfo? No debería importarle, como vampiro la vida ajena le era indiferente así que lo más sabio era hacerle caso a Virgo y salir de ahí antes de que acabe muerto, como vampiro nada le era más importante que su propia vida incluso si eso equivalía a abandonar a su suerte al amable vampiro que le estaba protegiendo y a los valientes elfos que les ayudaron a salir de la aldea en llamas ¡Así es como es! Así fueron las enseñanzas de su maestro y del clan Nova; Todo lo que no sea vampiro Nova era basura sacrificable. Y aún así….
“No vayas…..”
Y aún así seguía forzando sus piernas para detener lo que Virgo estaba haciendo, preocupado de si el elfo viviría para contarle a su amiga el increíble acto de valentía que hizo en la fuente para detener el miedo de Galatrea ¿Preocupación?....No, un vampiro Nova solo piensa en sí mismo y el clan ¡Todo lo demás es basura! ¡Detén tus pies ahora, Uriel! No oses cuestionar nada de lo que te enseñaron, ni se te ocurra olvidar que solo los Nova están dispuestos a aceptarte ¿O acaso olvidaste como eran las cosas antes de que te convirtieran y acogieron? A nadie le importaste, nadie siquiera se molestó a darte una identidad propia o una razón de existencia, solo te abandonaron y despreciaron por algo que ni siquiera podías controla o entender ¡Así que no oses cuestionar lo único a lo que te puedes aferrar! ¡No olvides lo que pasará si tu maestro te considera inservible! ¡Justo como "ella" seras inmediatamente desechado! Detén tus pies ahora mismo.
“Espere, señor Virgo…Yo…..¡Yo….!”
Alzando su mano torpemente, pues sus pies no dejaban de temblar al igual que sus manos, logró alcanzar finalmente una vez más la capa del elfo. Virgo reaccionó como se era de esperar, sorprendido y a la vez molesto debido a la preocupación de que un niño estuviera en un lugar tan desprotegido y peligroso como lo era estar justo delante de la cúpula, directamente en el punto de mira de las elfas y el unicornio. El elfo intentó soltarse del agarre del vampiro pero esta vez no le fue tan fácil, el niño estaba determinado a detenerlo fuese como fue-....
“Iré con usted….”
…….¿...?
“Llévame contigo a la cúpula….Yo también….Creo que también hay algo que tengo...No ¡Algo que es mi deber proteger! ¡Hay algo que tengo que devolver cueste lo que cueste! Así que...Llévame contigo”
“Pequeño, tú.....¿Podría ser que tú...?…..No eres humano ¿Verdad?....No es normal que un niño de tu edad pudiera llegar a esa conclusión de vuelta a la cabaña, y encima tal como predijiste, Federika nos puso en aprietos….Es imposible para un niño pensar tan fríamente…..Tú ¿Que eres...? Actúas demasiado bien como para no ser un niño de verdad, pero tu forma de procesar las cosas….”
“Yo….”
“No, está bien. No te estoy pidiendo que lo digas, puedo…..medio adivinarlo….Si en verdad hay algo que debes proteger, puedes acompañarme….Aunque tu padre probablemente va a matarme si algo te pasa...”
“No somos padre e hijo de verdad….El solo me ayuda porque es una buena persona....”
“Si….eso pensaba. Pero la forma en la que te protege y cuida es prácticamente le de uno. Vamos, parece que tu padre, Rauko y Xana pueden lidiar de momento con el unicornio y Federika pero si esperamos más….”
“Si…..Vamos.”
“Bien, sujeta mi mano y no te separes de mí demasiado, peque-.....No, Uriel.”
…….Y entonces, cruzaron juntos las cúpula…...
.............................Off Rol..................
Uriel cruza la cúpula junto a Virgo.
Uri
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Re: [Trama de Sandorái] [Parte A-2] Venganza o reconciliación
Fue un buen golpe. Rauko dejó tendida en el suelo a una bestia tan buena como noble. Un unicornio que sólo quería acudir en llamada de las sacerdotisas. Aquel gesto de agresividad fue entendidas por éstas como un ultraje, pero lo cierto es que lo habían atacado en defensa propia.
A consecuencia del golpe de Rauko, el unicornio perdió su único cuerno, valga la redundancia y pareció convertirse en un caballo “normal”. ¡Todas las sacerdotisas se echaron las manos a la cabeza! A duras penas, la criatura relinchaba muy herida y consiguió llegar a la esfera de protección. Frederica Lombardi, con sus esquirlas de hielo, parecía orgullosa de lo logrado. A pesar de que Xana la había maldecido a no poder atacar. Efectivamente, no volvió a contraatacar a nadie. Pero el animal estaba herido.
-¡Animales! Habéis herido a una criatura sagrada y pacífica. ¿Por qué profanáis el bosque? – dijo Galatrea, acercándose al animal. Todas las sacerdotisas harían lo propio y empezarían un ritual de sanación sobre el animal. El cual con su magia curaría. Si bien no podría recuperar su cuerno, pues la magia de uno de estos seres era superior a la de cualquier elfo, podría evitar su repentina muerte.
En cuanto a Uri, literalmente, se desintegró al tacto del escudo. Virgo sí que pudo pasarlo y quedó atolondrado unos segundos por lo que acababa de pasar. - ¡El niño! ¿Qué ha pasado con el niño? – se preguntó el joven inventor. Le estaba costando demasiado conseguir la cura para despertar a la joven princesa. Galatrea, aún en posición defensiva, llegó a su posición.
-Una criatura de la noche es sensible a los poderes de la luz. – aclaró. – Estará en Árbol Madre. Allí está a salvo.
-¡Le creo, madre Galatrea, pero por favor…! – exclamó el joven elfo Virgo. Había llegado allí. - ¡Te lo ruego! ¡Perdona a mis amigos! No teníamos ni idea de que esa bruja quería corromper el bosque. ¡Perdió a su familia! A sus amigos. A manos de los Ojosverdes, ¡mis hermanos!
Galatrea se fijó en sus ojos. Puede que ese joven no supiera hablar élfico. Pero sus ojos verdes indicaban que era de una facción hermana. Y si había logrado atravesar la cúpula intacto, es que era puro de corazón. En efecto, Virgo lo era. Su intención allí era noble, y Galatrea supo lo que era pues, al atravesar la esfera mágica, sus emociones pasaban ahora a conocimiento de la elfa rescatar a una princesa. – Por favor… Sólo quiero… - Sollozaba el elfo. Para Galatrea siempre había lugar a la compasión. A las segundas oportunidades. Incluso para alguien tan despreciable como Frederica Lombardi.
Un gesto de mano de la sacerdotisa suprema Neril sirvió para que todo ademán de combate cesara. Taliesin, Rauko y Xana no querían hacer frente. Y Frederica, por más que lo intentaba, había sido detenida por la elfa.
-Estás aquí para rescatar a Lady Henrietta, la princesa durmiente de Dundarak. – adivinó. – La quieres.
Virgo asintió con la cabeza varias veces, mostrándose emocionado. Apretó los puños. ¡Por fin alguien le entendía y no parecía dispuesto a matarlo por ello! Galatrea se agachó tomó en un vial agua del lago, lo cerró bien y se lo entregó al elfo.
-Dale esto y todos sus males quedarán curados. – le dijo. Virgo lo miró estupefacto.
-¿Ya está? ¿Así de fácil? – se preguntó incrédulo. - ¿Sin tener que derrotar a una manda de lobos hambrientos? ¿O colarme en un gremio de asesinos? ¿Sin necesidad de enfrentarme a ningún dragón?
Galatrea se llevó la mano al mentón, pensativa.
-En realidad, sí. El agua pierde su efecto cuando sale del bosque, para que no pueda utilizarse por otras criaturas que no pertenezcan al mismo. – Virgo mostró decepción en su rostro. - Será necesario encontrar al dragón soñador. Él os puede traer la princesa por una ilusión, y podréis despertarla. – Comentó. – El Dragón Soñador vive al Noreste, y nosotros estamos en el Este. Tendréis que atravesar Árbol Madre, la espesura Norte, y localizarlo. – Miró a Taliesin y Rauko. - Y en cuanto a vosotros. Podréis ayudarle en su empresa. Tomad este sello del clan Neril. Os dará acceso a todas las partes del bosque sin permiso. Enseñádselo al dragón y él os ayudará.
La elfa, sin embargo, realizó un ataque mágico sobre Frederica Lombardi, a la que teletransportó también con un ataque de luz directo y sin tiempo de reacción. Todas las sacerdotisas se pusieron a su espalda. Galatrea apoyó su báculo y miró detenidamente a los cuatro que ahora quedaban presentes, antes de partir.
-¿Y qué pasará con el niño? – se preguntó Virgo.
-Salvad a la princesa. Y luego veremos. – se prometió así misma. Utilizaría al niño como moneda de cambio con la princesa. - Debo partir a Árbol Madre por lo que está sucediendo en el bosque. Esa estela en el firmamento no me ha gustado. Algo grave va a pasar. - miró al cielo. - Debemos unir al resto de clanes con urgencia. ¡Vamos, sacerdotisas!
Estaba claro que la elfa sabía que su hermano y su maquinaria bélica estaba en las inmediaciones Noroccidentales de Sandorái. Lady Henrietta era la única que podía evitar que su hermano causara problemas.
* * * * * * * * * * * *
Taliesin y Rauko: Fin del evento. Habéis acabado como "reconciliación", y no como venganza. Bien. Obtenéis un sello del clan Neril. Que os permite moveros por los bosques de Sandorái. Continúa vuestra odisea. Ahora, tendréis que atravesar Árbol Madre. Por mucho sello de Neril que llevéis, no os resultará sencillo pasar. Independientemente de lo que suceda en el próximo capítulo, que sin duda os incomodará, vuestro objetivo es llegar al Dragón Soñador (ningún usuario de la trama C eligió su misión, por lo que está lejos de vosotros). ¿Por qué? Porque es la única forma por la que podéis volver a Uri. Y Virgo, porque es su amada princesa. Además, es difícil que alguien consiga detener la ambición del rey Rigobert en los bosques si no es su hermana gemela. Muchos finales dependen de vosotros.
No habéis matado al unicornio. Por lo que no conseguís el objeto épico. Por coherencia, he visto que buscáis una vía más pacífica. El premio era a la violencia. Otra vía posible. Mejor. El premio gordo llegará al final.
Los cuatro (Virgo, Xana, Rauko y Taliesin) bebéis del agua bendita del Claro Encantado: Todas vuestras heridas, cicatrices, enfermedades e incluso todas vuestras maldiciones (De cualquier máster), se curan. Sí. Era un buen sitio. Estáis sanos y pletóricos. Participaréis juntos, quizás con alguien más, en el evento La Bella Durmiente. Vais hacia el final bueno (por algo puse este destino como la runa buena, ¿no? Aunque es imposible abarcar todos los frentes).
Uri: No debiste atravesar la esfera de luz. Tienes heridas graves en todo tu cuerpo. Quemaduras que son difíciles de subsanar para un elfo que no te puede curar con luz. Además eres llevado a una prisión. Eres un rehén en una prisión en el propio Árbol Madre. En el capítulo 2, te unirás a Sarez y a alguien de la misión de Ellarraíz en una misión a tres.
A consecuencia del golpe de Rauko, el unicornio perdió su único cuerno, valga la redundancia y pareció convertirse en un caballo “normal”. ¡Todas las sacerdotisas se echaron las manos a la cabeza! A duras penas, la criatura relinchaba muy herida y consiguió llegar a la esfera de protección. Frederica Lombardi, con sus esquirlas de hielo, parecía orgullosa de lo logrado. A pesar de que Xana la había maldecido a no poder atacar. Efectivamente, no volvió a contraatacar a nadie. Pero el animal estaba herido.
-¡Animales! Habéis herido a una criatura sagrada y pacífica. ¿Por qué profanáis el bosque? – dijo Galatrea, acercándose al animal. Todas las sacerdotisas harían lo propio y empezarían un ritual de sanación sobre el animal. El cual con su magia curaría. Si bien no podría recuperar su cuerno, pues la magia de uno de estos seres era superior a la de cualquier elfo, podría evitar su repentina muerte.
En cuanto a Uri, literalmente, se desintegró al tacto del escudo. Virgo sí que pudo pasarlo y quedó atolondrado unos segundos por lo que acababa de pasar. - ¡El niño! ¿Qué ha pasado con el niño? – se preguntó el joven inventor. Le estaba costando demasiado conseguir la cura para despertar a la joven princesa. Galatrea, aún en posición defensiva, llegó a su posición.
-Una criatura de la noche es sensible a los poderes de la luz. – aclaró. – Estará en Árbol Madre. Allí está a salvo.
-¡Le creo, madre Galatrea, pero por favor…! – exclamó el joven elfo Virgo. Había llegado allí. - ¡Te lo ruego! ¡Perdona a mis amigos! No teníamos ni idea de que esa bruja quería corromper el bosque. ¡Perdió a su familia! A sus amigos. A manos de los Ojosverdes, ¡mis hermanos!
Galatrea se fijó en sus ojos. Puede que ese joven no supiera hablar élfico. Pero sus ojos verdes indicaban que era de una facción hermana. Y si había logrado atravesar la cúpula intacto, es que era puro de corazón. En efecto, Virgo lo era. Su intención allí era noble, y Galatrea supo lo que era pues, al atravesar la esfera mágica, sus emociones pasaban ahora a conocimiento de la elfa rescatar a una princesa. – Por favor… Sólo quiero… - Sollozaba el elfo. Para Galatrea siempre había lugar a la compasión. A las segundas oportunidades. Incluso para alguien tan despreciable como Frederica Lombardi.
Un gesto de mano de la sacerdotisa suprema Neril sirvió para que todo ademán de combate cesara. Taliesin, Rauko y Xana no querían hacer frente. Y Frederica, por más que lo intentaba, había sido detenida por la elfa.
-Estás aquí para rescatar a Lady Henrietta, la princesa durmiente de Dundarak. – adivinó. – La quieres.
Virgo asintió con la cabeza varias veces, mostrándose emocionado. Apretó los puños. ¡Por fin alguien le entendía y no parecía dispuesto a matarlo por ello! Galatrea se agachó tomó en un vial agua del lago, lo cerró bien y se lo entregó al elfo.
-Dale esto y todos sus males quedarán curados. – le dijo. Virgo lo miró estupefacto.
-¿Ya está? ¿Así de fácil? – se preguntó incrédulo. - ¿Sin tener que derrotar a una manda de lobos hambrientos? ¿O colarme en un gremio de asesinos? ¿Sin necesidad de enfrentarme a ningún dragón?
Galatrea se llevó la mano al mentón, pensativa.
-En realidad, sí. El agua pierde su efecto cuando sale del bosque, para que no pueda utilizarse por otras criaturas que no pertenezcan al mismo. – Virgo mostró decepción en su rostro. - Será necesario encontrar al dragón soñador. Él os puede traer la princesa por una ilusión, y podréis despertarla. – Comentó. – El Dragón Soñador vive al Noreste, y nosotros estamos en el Este. Tendréis que atravesar Árbol Madre, la espesura Norte, y localizarlo. – Miró a Taliesin y Rauko. - Y en cuanto a vosotros. Podréis ayudarle en su empresa. Tomad este sello del clan Neril. Os dará acceso a todas las partes del bosque sin permiso. Enseñádselo al dragón y él os ayudará.
La elfa, sin embargo, realizó un ataque mágico sobre Frederica Lombardi, a la que teletransportó también con un ataque de luz directo y sin tiempo de reacción. Todas las sacerdotisas se pusieron a su espalda. Galatrea apoyó su báculo y miró detenidamente a los cuatro que ahora quedaban presentes, antes de partir.
-¿Y qué pasará con el niño? – se preguntó Virgo.
-Salvad a la princesa. Y luego veremos. – se prometió así misma. Utilizaría al niño como moneda de cambio con la princesa. - Debo partir a Árbol Madre por lo que está sucediendo en el bosque. Esa estela en el firmamento no me ha gustado. Algo grave va a pasar. - miró al cielo. - Debemos unir al resto de clanes con urgencia. ¡Vamos, sacerdotisas!
Estaba claro que la elfa sabía que su hermano y su maquinaria bélica estaba en las inmediaciones Noroccidentales de Sandorái. Lady Henrietta era la única que podía evitar que su hermano causara problemas.
* * * * * * * * * * * *
Taliesin y Rauko: Fin del evento. Habéis acabado como "reconciliación", y no como venganza. Bien. Obtenéis un sello del clan Neril. Que os permite moveros por los bosques de Sandorái. Continúa vuestra odisea. Ahora, tendréis que atravesar Árbol Madre. Por mucho sello de Neril que llevéis, no os resultará sencillo pasar. Independientemente de lo que suceda en el próximo capítulo, que sin duda os incomodará, vuestro objetivo es llegar al Dragón Soñador (ningún usuario de la trama C eligió su misión, por lo que está lejos de vosotros). ¿Por qué? Porque es la única forma por la que podéis volver a Uri. Y Virgo, porque es su amada princesa. Además, es difícil que alguien consiga detener la ambición del rey Rigobert en los bosques si no es su hermana gemela. Muchos finales dependen de vosotros.
No habéis matado al unicornio. Por lo que no conseguís el objeto épico. Por coherencia, he visto que buscáis una vía más pacífica. El premio era a la violencia. Otra vía posible. Mejor. El premio gordo llegará al final.
Los cuatro (Virgo, Xana, Rauko y Taliesin) bebéis del agua bendita del Claro Encantado: Todas vuestras heridas, cicatrices, enfermedades e incluso todas vuestras maldiciones (De cualquier máster), se curan. Sí. Era un buen sitio. Estáis sanos y pletóricos. Participaréis juntos, quizás con alguien más, en el evento La Bella Durmiente. Vais hacia el final bueno (por algo puse este destino como la runa buena, ¿no? Aunque es imposible abarcar todos los frentes).
Uri: No debiste atravesar la esfera de luz. Tienes heridas graves en todo tu cuerpo. Quemaduras que son difíciles de subsanar para un elfo que no te puede curar con luz. Además eres llevado a una prisión. Eres un rehén en una prisión en el propio Árbol Madre. En el capítulo 2, te unirás a Sarez y a alguien de la misión de Ellarraíz en una misión a tres.
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