Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
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Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
Ahroun se había mostrado mucho más pensativo y cerrado los últimos días conforme se iban acercando a Sacrestic Ville. De no ser por los cuidados de Aradia se podría hablar de la muerte andante sumida en sus pensamientos y había una buena razón que no le había mencionado ni tenía intenciones de hacerlo. Había escuchado rumores sobre aullidos en la ciudad de los vampiros, pero más inquietante era el hecho de saber que estos se mantenían con el tiempo. Claramente no había pensado en su compañera al llevarla. Se sentía como un regreso a Ulmer respecto al progreso de la relación. A la vez tampoco podía evitar sentirse como un hombre que debía prepararse y ponerse en los zapatos de un hombre muerto.
Al entrar en los limites de la ciudad lo primero que hizo fue devolver a su dueña la prenda de turno que usaba para centrarse en su olor. Su interior estaba invadido por el extraño deseo de recordar lo que era sentir como cada olor indicaba la presa que seguía. Si, se podía decir que ahora era más parecido a un perro de caza listo para saltar sobre su presa. Lo que no sabía era que el tablero de ajedrez podía darse vuelta en cualquier momento y de nuevo no hubo palabras para la elfa. Simplemente un olfateo al aire como gesto a entender.
Estaba oscureciendo cuando una luna llena y anaranjada se podía ver en el cielo. -Preparate cachorro-. Se llevó los dedos a la cien y asintió. No sabía que lo estaba impulsando pero sabía que iba a correr sangre o mejor dicho ya estaba corriendo. Hecho que no pudo pasar por alto tomando en cuenta la ubicación pues habían depredadores naturales en la zona para cada extraño que fuera tan insensato como para poner un píe encima.
Las señales comenzaban a ser claras para quien sabía leerlas y Ahroun no era ajeno a estas. Un cuervo se levantó del suelo cuando su píe derecho volvió a pisar el suelo. Escuchó el aleteó y vio con el ceño fruncido hacía donde este y mucho más comenzaban a volar. Ver tantos en bandada solo podía significar una cosa, pero seguía sin ser el asunto atrayente para la atención de Ahroun.
Sus pies seguían avanzando junto con las sospechas y los pensamientos sobre los rumores que había escuchado. Los seres de la noche ya habían comenzado a alimentarse, pero aún no escuchaba aullido alguno. Fue entonces que se dio media vuelta en seco para ver a Aradia. -Recuerda Ulmer, ya te hable de esta ciudad-. Dijo con el ceño fruncido y volvió al camino que había trazado. Confiaba en su mujer y no sentía mayor necesidad por claridad en sus palabras.
Se detuvo frente a una choza pequeña, algo le evitó mirar más allá. Había algo que necesitaba mirar y no pudo. La mano en la cien indicaba el motivo. -Aradia, no-. Demandó tajante sintiendo la presencia de Ragabash a flor de piel a la vez que tranquila y avanzó manteniendo la pose hasta entrar en la choza sin si quiera ver mayor detalle.
Suspiró con alivió al entrar y espero la compañía usual antes de cerrar la puerta. Lo primero que hizo fue vigilar el lugar y pudo notar unas cuantas cosas: una mesa de madera cuya cubierta estaba bien pulida y limpia. También y pesar de haber silla para cuatro, solo había un hombre sentado con un instrumento en mano parecido a una guitarra, aunque se notaba muy casero si se tocaba se podría un sonido limpio y de calidad.
Al final una barra de madera que a la vez servía como escaparate en la parte inferior cubierta por vidrios.
Entre sus lecturas casuales, algunas de arcanos, pudo reconocer un amuleto de pudor en la vitrina. Sobre el mesón también varias jarras llenas de whiskey y algunas sillas frente a algunos vasos. Suspiró al no ver a otro hombre aparte del músico. Supuso que este no atendía a los clientes al no pronunciar palabra alguna para los clientes y al haber olfateado algo más en el lugar.
Se sentó en una de las sillas y tomo una de las jarras al seco para volver a dejarla en su lugar y ver las otras con sed cuando siente cierto escalofrío recorrer por la espalda. Noto la falta de calidad en la bebida, pero a caballo regalado no se le ve el diente pensó y curiosamente Ragabash estaba de acuerdo.
-Ya tenemos un participante, no creas que no-. Escucho cuando las cuerdas del instrumento comenzaron a sonar, pero se limitó con tomar el mango de otra jarra llena y beberlo de la misma forma que el anterior.
Lo ideal para personajes posteriores a Ari es llegar en el momento que Ahroun termina la jarra y empieza la música
Al entrar en los limites de la ciudad lo primero que hizo fue devolver a su dueña la prenda de turno que usaba para centrarse en su olor. Su interior estaba invadido por el extraño deseo de recordar lo que era sentir como cada olor indicaba la presa que seguía. Si, se podía decir que ahora era más parecido a un perro de caza listo para saltar sobre su presa. Lo que no sabía era que el tablero de ajedrez podía darse vuelta en cualquier momento y de nuevo no hubo palabras para la elfa. Simplemente un olfateo al aire como gesto a entender.
Estaba oscureciendo cuando una luna llena y anaranjada se podía ver en el cielo. -Preparate cachorro-. Se llevó los dedos a la cien y asintió. No sabía que lo estaba impulsando pero sabía que iba a correr sangre o mejor dicho ya estaba corriendo. Hecho que no pudo pasar por alto tomando en cuenta la ubicación pues habían depredadores naturales en la zona para cada extraño que fuera tan insensato como para poner un píe encima.
Las señales comenzaban a ser claras para quien sabía leerlas y Ahroun no era ajeno a estas. Un cuervo se levantó del suelo cuando su píe derecho volvió a pisar el suelo. Escuchó el aleteó y vio con el ceño fruncido hacía donde este y mucho más comenzaban a volar. Ver tantos en bandada solo podía significar una cosa, pero seguía sin ser el asunto atrayente para la atención de Ahroun.
Sus pies seguían avanzando junto con las sospechas y los pensamientos sobre los rumores que había escuchado. Los seres de la noche ya habían comenzado a alimentarse, pero aún no escuchaba aullido alguno. Fue entonces que se dio media vuelta en seco para ver a Aradia. -Recuerda Ulmer, ya te hable de esta ciudad-. Dijo con el ceño fruncido y volvió al camino que había trazado. Confiaba en su mujer y no sentía mayor necesidad por claridad en sus palabras.
Se detuvo frente a una choza pequeña, algo le evitó mirar más allá. Había algo que necesitaba mirar y no pudo. La mano en la cien indicaba el motivo. -Aradia, no-. Demandó tajante sintiendo la presencia de Ragabash a flor de piel a la vez que tranquila y avanzó manteniendo la pose hasta entrar en la choza sin si quiera ver mayor detalle.
Suspiró con alivió al entrar y espero la compañía usual antes de cerrar la puerta. Lo primero que hizo fue vigilar el lugar y pudo notar unas cuantas cosas: una mesa de madera cuya cubierta estaba bien pulida y limpia. También y pesar de haber silla para cuatro, solo había un hombre sentado con un instrumento en mano parecido a una guitarra, aunque se notaba muy casero si se tocaba se podría un sonido limpio y de calidad.
Al final una barra de madera que a la vez servía como escaparate en la parte inferior cubierta por vidrios.
Entre sus lecturas casuales, algunas de arcanos, pudo reconocer un amuleto de pudor en la vitrina. Sobre el mesón también varias jarras llenas de whiskey y algunas sillas frente a algunos vasos. Suspiró al no ver a otro hombre aparte del músico. Supuso que este no atendía a los clientes al no pronunciar palabra alguna para los clientes y al haber olfateado algo más en el lugar.
Se sentó en una de las sillas y tomo una de las jarras al seco para volver a dejarla en su lugar y ver las otras con sed cuando siente cierto escalofrío recorrer por la espalda. Noto la falta de calidad en la bebida, pero a caballo regalado no se le ve el diente pensó y curiosamente Ragabash estaba de acuerdo.
-Ya tenemos un participante, no creas que no-. Escucho cuando las cuerdas del instrumento comenzaron a sonar, pero se limitó con tomar el mango de otra jarra llena y beberlo de la misma forma que el anterior.
Off:
Lo ideal para personajes posteriores a Ari es llegar en el momento que Ahroun termina la jarra y empieza la música
Última edición por Ahroun el Mar Ago 25 2020, 22:38, editado 2 veces
Ahroun
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
No sabía a donde iban ni porque, en cierta forma tampoco tenía entusiasmo de preguntarlo al menos tras lo sucedido en Dundarak pues no le había contado casi nada de lo sucedido con Valeska y prefería dar un tiempo para asentar toda la información que le rezumaba en la cabeza y buscaba como plantearle la idea de lo que pensaba hacer pues por más que lo escribía y repasaba en la mente más suicida parecía. Así que entre pensamiento y pensamiento más notaba la lejanía de Ahroun y como se ensimismaba más.
Así entre noches acampadas y caminatas largas llegaron a Sacrestic, se extrañó por sus anteriores palabras sobre ese lugar y como parecía más lúgubre conforme avanzaba la noche entonces sin mediar palabra tomo la blusa que había tocado ese día como bufanda y eso la hizo mirar a los lados alerta a cualquier sonido, recordó algo que había dejado de lado por todo lo sucedido en tan poco tiempo. El Samhain. El sonido de los cuervos le puso la piel de gallina y se mantuvo a justos 2 pasos atrás de él y se dio el tope de su vida cuando se detuvo este en seco y mientras ella se sobaba la nariz le asentía.
El lugar parecía abandonado, y siendo noche eso le parecía extraño, o tal vez había cientos de vampiros acechando y.-Yo no hice nada- Dijo alzando las manos temiendo que hubiera tocado algo y hubiera activado quien sabe qué cosa, pero todo era falsa alarma y ella simplemente tenia los nervios a flor de piel. El suspiro ella suspiro y término entrando con él a una choza con un hombre ahí sentado, le recordaban los cuentos sobre los terrores de no seguir los rituales del Samhain…de esos y de todos los que estaba pasándose por alto desde que salió de casa.
Se sentó a la diestra de Ahroun y vio las jarras servidas y en su sano juicio no bebería de tales pero, debido a la sed y que en cierta borrachera hasta el agua de un jarrón bebió pensando que era una infusión muy diluida tomo la jarra que su amante había rechazado dándole un trago mientras el extraño comenzaba a tocar y sospechaba que hablaba de Ahroun. “¿En que estamos metidos ahora?”
Así entre noches acampadas y caminatas largas llegaron a Sacrestic, se extrañó por sus anteriores palabras sobre ese lugar y como parecía más lúgubre conforme avanzaba la noche entonces sin mediar palabra tomo la blusa que había tocado ese día como bufanda y eso la hizo mirar a los lados alerta a cualquier sonido, recordó algo que había dejado de lado por todo lo sucedido en tan poco tiempo. El Samhain. El sonido de los cuervos le puso la piel de gallina y se mantuvo a justos 2 pasos atrás de él y se dio el tope de su vida cuando se detuvo este en seco y mientras ella se sobaba la nariz le asentía.
El lugar parecía abandonado, y siendo noche eso le parecía extraño, o tal vez había cientos de vampiros acechando y.-Yo no hice nada- Dijo alzando las manos temiendo que hubiera tocado algo y hubiera activado quien sabe qué cosa, pero todo era falsa alarma y ella simplemente tenia los nervios a flor de piel. El suspiro ella suspiro y término entrando con él a una choza con un hombre ahí sentado, le recordaban los cuentos sobre los terrores de no seguir los rituales del Samhain…de esos y de todos los que estaba pasándose por alto desde que salió de casa.
Se sentó a la diestra de Ahroun y vio las jarras servidas y en su sano juicio no bebería de tales pero, debido a la sed y que en cierta borrachera hasta el agua de un jarrón bebió pensando que era una infusión muy diluida tomo la jarra que su amante había rechazado dándole un trago mientras el extraño comenzaba a tocar y sospechaba que hablaba de Ahroun. “¿En que estamos metidos ahora?”
Aradia Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
Zero se moviliza por la zona de Sacrestic Ville, aun pululando el área luego de su última aventura cercana. Es una posición geográfica muy propensa para los conflictos, en cierto modo la zona que más requiere apoyo mirmidón.
Si bien ahora mismo la organización se dedica enteramente al tema Exos, Z9-42 suele pensar muy a futuro. Imagina a su facción ayudando a las gentes de Aerandir, interviniendo en conflictos mayores en los cuales una bandera real estaría de más.
Su sueño es llegar a ser embajador luego de que todo termine, dedicar su vida a apaciguar conflictos entre las especies. Encontrar ese punto común que todos buscan, aunque sin dejar de lado la capacidad combativa para enfrentar al mal.
A veces hay facciones en la historia con las que no se puede dialogar, grupos que amenazan la propia existencia de la realidad. Una postura fuerte es necesaria en esos momentos, lo suficiente como para mantener la civilización, pero sin destruir sus bases en el proceso.
Lograr ese equilibrio es muy difícil, en la tierra nunca lo lograron. Aerandir es un nuevo escenario sin duda pero tiene una historia muy similar al mundo que vive del otro lado del portal… claro que aquí existe la verdadera posibilidad de aprender de los errores.
La base biocibernetica suele dictaminar que sus unidades deben interferir lo menos posible con los orgánicos, una premisa que existía incluso cuando tenían la cooperación humana/sintética vigente para la captura de criminales.
Es claro que el chiquillo aumentado no cree en ese tipo de aislamiento, después de todo la gente fuerte existe para cuidar de los débiles. Nunca ha tenido dudas con respecto a ese argumento, define buena parte de su corta existencia artificial.
Todo esto da vueltas en la mente del niño bio mientras camina por las despobladas carreteras, la región sigue evocando el miedo a la noche incluso con los vampiros desterrados. Hay algunos puntos de control del ejército de Lunargenta también, pero las costumbres son difíciles de cambiar.
Luego de un trayecto particularmente largo y sin interrupciones de ningún tipo, el joven robot se encuentra de golpe con una cabaña. La entrada de personajes diversos le hace sospechar pronto que se trata de una taberna.
Es demasiado pequeña para servir de posada por lo que debe cumplir objetivos meramente recreativos… la ingesta de alcohol suele ser algo correctamente asociado a tales lugares tan pintorescos.
Con algunas reservas, el chiquillo robot corre la puerta con cuidado. Se encuentra con un panorama comercialmente pobre y es que hay muy pocos comensales, una pareja de diferente especie junto con cierto músico de aspecto misterioso.
Bien sabe el niño sintético que tales lugares no suelen ver de buena manera el ingreso de infantes pero esa regla suele saltarse en el camino, después de todo los pequeños orgánicos también necesitan comer y beber algo.
Se acerca la barra y luego dedica una sonrisa a los presentes, le agrada conocer gente nueva… ciertamente el entorno es un tanto siniestro aunque como bio puede saltarse muchos miedos comunes para el ser vivo inteligente.
Buenas noches, mi nombre es Zero y es un placer conocerlos.
Si bien ahora mismo la organización se dedica enteramente al tema Exos, Z9-42 suele pensar muy a futuro. Imagina a su facción ayudando a las gentes de Aerandir, interviniendo en conflictos mayores en los cuales una bandera real estaría de más.
Su sueño es llegar a ser embajador luego de que todo termine, dedicar su vida a apaciguar conflictos entre las especies. Encontrar ese punto común que todos buscan, aunque sin dejar de lado la capacidad combativa para enfrentar al mal.
A veces hay facciones en la historia con las que no se puede dialogar, grupos que amenazan la propia existencia de la realidad. Una postura fuerte es necesaria en esos momentos, lo suficiente como para mantener la civilización, pero sin destruir sus bases en el proceso.
Lograr ese equilibrio es muy difícil, en la tierra nunca lo lograron. Aerandir es un nuevo escenario sin duda pero tiene una historia muy similar al mundo que vive del otro lado del portal… claro que aquí existe la verdadera posibilidad de aprender de los errores.
La base biocibernetica suele dictaminar que sus unidades deben interferir lo menos posible con los orgánicos, una premisa que existía incluso cuando tenían la cooperación humana/sintética vigente para la captura de criminales.
Es claro que el chiquillo aumentado no cree en ese tipo de aislamiento, después de todo la gente fuerte existe para cuidar de los débiles. Nunca ha tenido dudas con respecto a ese argumento, define buena parte de su corta existencia artificial.
Todo esto da vueltas en la mente del niño bio mientras camina por las despobladas carreteras, la región sigue evocando el miedo a la noche incluso con los vampiros desterrados. Hay algunos puntos de control del ejército de Lunargenta también, pero las costumbres son difíciles de cambiar.
Luego de un trayecto particularmente largo y sin interrupciones de ningún tipo, el joven robot se encuentra de golpe con una cabaña. La entrada de personajes diversos le hace sospechar pronto que se trata de una taberna.
Es demasiado pequeña para servir de posada por lo que debe cumplir objetivos meramente recreativos… la ingesta de alcohol suele ser algo correctamente asociado a tales lugares tan pintorescos.
Con algunas reservas, el chiquillo robot corre la puerta con cuidado. Se encuentra con un panorama comercialmente pobre y es que hay muy pocos comensales, una pareja de diferente especie junto con cierto músico de aspecto misterioso.
Bien sabe el niño sintético que tales lugares no suelen ver de buena manera el ingreso de infantes pero esa regla suele saltarse en el camino, después de todo los pequeños orgánicos también necesitan comer y beber algo.
Se acerca la barra y luego dedica una sonrisa a los presentes, le agrada conocer gente nueva… ciertamente el entorno es un tanto siniestro aunque como bio puede saltarse muchos miedos comunes para el ser vivo inteligente.
Buenas noches, mi nombre es Zero y es un placer conocerlos.
Z9-42
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
Las razones por las que se encontraba sola en un lugar tan solitario y peligroso eran particulares. Sus compañeros de la esfera le habían encomendado una misión de lo más necesaria -aunque algo básica y juzgada ‘inofensiva’-.
Mientras sus amigos, sus hermanos por elección se aventuraban por la espeluznante ciudad en busca de no sé qué, y no sé cuántos -pensó más bien que estaban ahí para confirmar una teoría del niño genio, más que para conseguir algo de porte ‘importantísimo’ para la esfera-. A ella le habían dado la tarea de entregar una carta.
Tal vez incluso la estaban probando, probando hasta qué punto podía calmar su curiosidad infantil y no entrometerse en los asuntos de otros -no abrir la carta y leerla, por ejemplo, cosa que había dudado un par de veces en lo que llevaba de camino-. Y claro, su valentía. ¿Hasta dónde podría llegar la niña sin que le diese un ataque al corazón producido por el miedo?
Ya había cogido más confianza con sus compañeros, con los demás habitantes de la esfera. Ya se atrevía a agregar algún que otro comentario en las conversaciones durante las comidas. Aunque después se viese un poco desanimada -ya que llegaba a ser opacada por la inteligencia y los conocimientos de los demás, ¡pero era normal! Los otros llevaban un largo periodo de tiempo viviendo en la esfera, que era sinónimo de educación básica, y una cultura general existente y algo rellenita-.
Le habían dado una dirección -cosa que también pensó, en su pequeña conspiración, que su penoso sentido de la ubicación también estaba siendo evaluado-, llevaba horas dando vueltas y seguía sin dar con el lugar. Hasta que por fin, la noche cayó, sinónimo de estrés. Era consciente, según lo que había oído entre las conversaciones de sus jóvenes compañeros, que la terrorífica villa era hora poblada por humanos, que habían incluso guardias de Lunargenta y que no había que preocuparse.
Pero no podía contra su naturaleza asustadiza, era de noche y tenía miedo. Tanto así, que terminó por caer en la desesperación. Estaba sola, y se veía en la incapacidad de terminar su pequeño recado y volver a la seguridad que le ofrecían sus acompañantes.
Experimentaba una mezcla de emociones. Por un lado, estaba estresada por la noche, miedo que estaba acentuado por la antigua característica del conjunto de casas. Por otro, se veía bastante frustrada, ¡no podría completar la encomienda! Era la oportunidad que tenía para demostrar que no era dependiente a ellos -realmente sí, no engañemos a nadie-, que podían contar con ella también…
Tras un largo suspiro, su miedo se disipó momentáneamente mientras su mente se centraba en la decepción que sentía. Alzó la mirada, y ahí estaba. Su tiquete de vuelta a la seguridad. Era una pequeña taberna, no muy grande. De un aspecto dejado, pero no dejaba de ser un lugar que frecuentaban las personas.
Pensó que, esperar ahí -un lugar que podría llegar a brindarle seguridad- hasta armar un plan un poco más concreto y lógico estaría bien. Además que, desde que estaba en la esfera, podía asearse y cuidar de su imagen como siempre lo había anhelado. ¡Poseía calzado y un vestido de lo más tierno! Ahora podía entrar a los locales, y ser acogida de manera decente -no cómo en el pasado, cuando vivía en las calles-.
Empujó la puerta con algo de esfuerzo, asomando primero la cabeza y después entrando totalmente. Cerró la puerta después de ella, y con algo de timidez, se arregló el vestido, y un tedioso mechón que se le había escapado de la trenza -últimamente se tomaba el tiempo para peinarse, la sensación esa última semana eran las trenzas. Podía pasar horas haciéndolas y deshaciéndolas hasta que quedasen, a su criterio, ‘perfectas’-.
Mo habían muchas personas. Un adulto tocando la guitarra a un lado, desprendiendo notas un tanto agradables. En la barra, tres entidades que prendieron su curiosidad. Dos adultos más -supuso que eran una pareja, puesto que estaban muy juntos. Y, finalmente, un niño.
Se quedó analizando al niño… Hasta que su mente se iluminó. Cumplía con las características que le había dado su hermano genio. ¡Tenía que ser ese a quién le habían destinado la carta! Se le infló el pecho de satisfacción. Aunque pronto calmó su emoción, tenía que confirmar primero si realmente era ese.
Con educación, se fue adentrando en la taberna, acercándose a la barra que es dónde se encontraban las tres entidades. Aunque todavía guardando sus distancias, analizó con cuidado al niño, más de cerca. Poseía las características que le habían descrito, no se lo había imaginado así, pero no había duda de que era ese. Tragó saliva y se preparó para entablar una conversación con él.
-Perdón… Eres, ¿Zero? -Se inclinó, tratando de llamar la atención del niño que se había sentado en la barra. Para verla, este tendría que bajar la mirada. Entonó el nombre que le habían dado sus hermanos… Un nombre que no abandonaba la peculiaridad.
Mientras sus amigos, sus hermanos por elección se aventuraban por la espeluznante ciudad en busca de no sé qué, y no sé cuántos -pensó más bien que estaban ahí para confirmar una teoría del niño genio, más que para conseguir algo de porte ‘importantísimo’ para la esfera-. A ella le habían dado la tarea de entregar una carta.
Tal vez incluso la estaban probando, probando hasta qué punto podía calmar su curiosidad infantil y no entrometerse en los asuntos de otros -no abrir la carta y leerla, por ejemplo, cosa que había dudado un par de veces en lo que llevaba de camino-. Y claro, su valentía. ¿Hasta dónde podría llegar la niña sin que le diese un ataque al corazón producido por el miedo?
Ya había cogido más confianza con sus compañeros, con los demás habitantes de la esfera. Ya se atrevía a agregar algún que otro comentario en las conversaciones durante las comidas. Aunque después se viese un poco desanimada -ya que llegaba a ser opacada por la inteligencia y los conocimientos de los demás, ¡pero era normal! Los otros llevaban un largo periodo de tiempo viviendo en la esfera, que era sinónimo de educación básica, y una cultura general existente y algo rellenita-.
Le habían dado una dirección -cosa que también pensó, en su pequeña conspiración, que su penoso sentido de la ubicación también estaba siendo evaluado-, llevaba horas dando vueltas y seguía sin dar con el lugar. Hasta que por fin, la noche cayó, sinónimo de estrés. Era consciente, según lo que había oído entre las conversaciones de sus jóvenes compañeros, que la terrorífica villa era hora poblada por humanos, que habían incluso guardias de Lunargenta y que no había que preocuparse.
Pero no podía contra su naturaleza asustadiza, era de noche y tenía miedo. Tanto así, que terminó por caer en la desesperación. Estaba sola, y se veía en la incapacidad de terminar su pequeño recado y volver a la seguridad que le ofrecían sus acompañantes.
Experimentaba una mezcla de emociones. Por un lado, estaba estresada por la noche, miedo que estaba acentuado por la antigua característica del conjunto de casas. Por otro, se veía bastante frustrada, ¡no podría completar la encomienda! Era la oportunidad que tenía para demostrar que no era dependiente a ellos -realmente sí, no engañemos a nadie-, que podían contar con ella también…
Tras un largo suspiro, su miedo se disipó momentáneamente mientras su mente se centraba en la decepción que sentía. Alzó la mirada, y ahí estaba. Su tiquete de vuelta a la seguridad. Era una pequeña taberna, no muy grande. De un aspecto dejado, pero no dejaba de ser un lugar que frecuentaban las personas.
Pensó que, esperar ahí -un lugar que podría llegar a brindarle seguridad- hasta armar un plan un poco más concreto y lógico estaría bien. Además que, desde que estaba en la esfera, podía asearse y cuidar de su imagen como siempre lo había anhelado. ¡Poseía calzado y un vestido de lo más tierno! Ahora podía entrar a los locales, y ser acogida de manera decente -no cómo en el pasado, cuando vivía en las calles-.
Empujó la puerta con algo de esfuerzo, asomando primero la cabeza y después entrando totalmente. Cerró la puerta después de ella, y con algo de timidez, se arregló el vestido, y un tedioso mechón que se le había escapado de la trenza -últimamente se tomaba el tiempo para peinarse, la sensación esa última semana eran las trenzas. Podía pasar horas haciéndolas y deshaciéndolas hasta que quedasen, a su criterio, ‘perfectas’-.
Mo habían muchas personas. Un adulto tocando la guitarra a un lado, desprendiendo notas un tanto agradables. En la barra, tres entidades que prendieron su curiosidad. Dos adultos más -supuso que eran una pareja, puesto que estaban muy juntos. Y, finalmente, un niño.
Se quedó analizando al niño… Hasta que su mente se iluminó. Cumplía con las características que le había dado su hermano genio. ¡Tenía que ser ese a quién le habían destinado la carta! Se le infló el pecho de satisfacción. Aunque pronto calmó su emoción, tenía que confirmar primero si realmente era ese.
Con educación, se fue adentrando en la taberna, acercándose a la barra que es dónde se encontraban las tres entidades. Aunque todavía guardando sus distancias, analizó con cuidado al niño, más de cerca. Poseía las características que le habían descrito, no se lo había imaginado así, pero no había duda de que era ese. Tragó saliva y se preparó para entablar una conversación con él.
-Perdón… Eres, ¿Zero? -Se inclinó, tratando de llamar la atención del niño que se había sentado en la barra. Para verla, este tendría que bajar la mirada. Entonó el nombre que le habían dado sus hermanos… Un nombre que no abandonaba la peculiaridad.
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
Aquella noche era diferente a las anteriores. Había más gente, pero eso no significaba mucho para el anciano. Observó desde las sombras como las jarras comenzaban a vaciarse poco a poco comenzando con el ritual. Ser arcano le brindaba el sigilo necesario aunque sabía que el olfato del lobo joven podía detectarlo y era muy astuto al comprender de que iba el asunto. Claramente aquel ritual no era más que una invitación, el había tomado la iniciativa y sin pensarlo.
La música seguía sonando. Una tonada rítmica y lúgubre a la vez que había escuchado ya tantas veces. Al parecer era cosa de lobos no tomar mayor importancia en cosas tribales que a los humanos y otras razas solían llamar tanto la atención. Siempre era así.
Camino como lo haría cotidianamente, olvidándose del todo el esfuerzo que había hecho por ocultarse y era que ya había observado lo suficiente. Seguir pensando era un simple fastidio que no planeaba atravesar el anciano canoso que poco a poco empezó a verse por el rango visual de los presentes hasta posarse detrás del mostrador. Era musculoso a pesar de su edad, rasgo típico de la raza por su puesto y a pesar de su apariencia robusta, su rostro mostraba atravesar por un sendero oscuro y lleno de pesar y arrepentimientos ocultos tras una cara de muy pocos amigos.
Ahroun observó pero no fue él quien hablo. -La luna esta llena y la carne es fresca, vaquero-. Su tono sonó muy acorde con la melodía y claramente no era el que Aradia estaba acostumbrada a escuchar. Sin embargo el anciano negó con la cabeza. Ahroun levantó otra jarra y el liquido comenzó a descender por su garganta. Había visto llegar a los pequeños pero esto no hacía más que agravar la situación. Su mente en esos momentos se encontraba en un lugar bastante oscuro al igual que la del anciano quien respondió con el mismo gesto. -No hablaré con el salvaje, cachorro. Ponle la correa-. Dice el hombre y fija su mirada en los niños.
Se dio media vuelta y comenzó a buscar en el mostrador trasero un barril pequeño que depositó en la barra. Tomo las jarras de whiskey y las dejó al lado de los adultos. Saco dos jarras más y las lleno con cerveza de raíz. Lo único y lo poco que les podía ofrecer sin alcohol. Comprendió entonces lo senil que se estaba volviendo.
-Los rumores al parecer son ciertos-. Dijo esta vez Ahroun. Seco y desentonado, miró a Aradia con algo de preocupación pero su ceño se frunció tratando de ocultarla y volver a otra jarra que se vació con la misma velocidad que las anteriores. -Rumores. Casi siempre suelen llevar algo de verdad-. Responde calmado e imitando la acción del primer invitado.
-Un viejo senil viviendo al lado equivocado del mapa-. Toma otra jarra pero solo sostiene el mango. El anciano noto la inseguridad de Ahroun para terminar su parte del juego. -Bebe amigo. Tu tercero tiene tiempo para eso. Ya entiendes el código y eres libro muy mal cerrado-. Dice esperando el gesto que se repitió. El calor comenzaba a subir desde la boca del estómago lentamente por la garganta pero el mal humor seguía presente.
-Este “local” alguna vez solo fue la bodega de la mansión continua corrompida por el tiempo y las artes oscuras que practica su dueña-. Sonrió levemente y la música cesó. -Historias hablan de bestias, otras de hombres desaparecidos. La familia alguna vez tuvo mucho dinero y por ende el terreno del patio es inmenso-. Bebió otra jarra y se rió burlón. -Un pequeño lago construido por la mano del hombre y un bosque espeso por el pasar de los años. Se debe atravesar el laberinto y escuchar el eco de la mansión-. Termino de hablar y bebió mirando con cierta curiosidad primero a los jóvenes., luego a la mujer y por último al hombre.
-¿Cuál es el truco anciano?-. Preguntó pero esta vez no bebió y nuevamente no era Ahroun. Ambos se habían cansado del juego. -Para esta noche es la luna. Curiosamente pocas veces esta cubierta en sangre para conmemorar a los que partieron-. Volvió a beber y a reír. La melodía inicial volvió a sonar.
El anciano se levantó y tomó una vela para prender una antorcha por el costado del mostrador. Esta indicaba la puerta a la entrada de la vieja mansión que les había contado.
La música seguía sonando. Una tonada rítmica y lúgubre a la vez que había escuchado ya tantas veces. Al parecer era cosa de lobos no tomar mayor importancia en cosas tribales que a los humanos y otras razas solían llamar tanto la atención. Siempre era así.
Camino como lo haría cotidianamente, olvidándose del todo el esfuerzo que había hecho por ocultarse y era que ya había observado lo suficiente. Seguir pensando era un simple fastidio que no planeaba atravesar el anciano canoso que poco a poco empezó a verse por el rango visual de los presentes hasta posarse detrás del mostrador. Era musculoso a pesar de su edad, rasgo típico de la raza por su puesto y a pesar de su apariencia robusta, su rostro mostraba atravesar por un sendero oscuro y lleno de pesar y arrepentimientos ocultos tras una cara de muy pocos amigos.
Ahroun observó pero no fue él quien hablo. -La luna esta llena y la carne es fresca, vaquero-. Su tono sonó muy acorde con la melodía y claramente no era el que Aradia estaba acostumbrada a escuchar. Sin embargo el anciano negó con la cabeza. Ahroun levantó otra jarra y el liquido comenzó a descender por su garganta. Había visto llegar a los pequeños pero esto no hacía más que agravar la situación. Su mente en esos momentos se encontraba en un lugar bastante oscuro al igual que la del anciano quien respondió con el mismo gesto. -No hablaré con el salvaje, cachorro. Ponle la correa-. Dice el hombre y fija su mirada en los niños.
Se dio media vuelta y comenzó a buscar en el mostrador trasero un barril pequeño que depositó en la barra. Tomo las jarras de whiskey y las dejó al lado de los adultos. Saco dos jarras más y las lleno con cerveza de raíz. Lo único y lo poco que les podía ofrecer sin alcohol. Comprendió entonces lo senil que se estaba volviendo.
-Los rumores al parecer son ciertos-. Dijo esta vez Ahroun. Seco y desentonado, miró a Aradia con algo de preocupación pero su ceño se frunció tratando de ocultarla y volver a otra jarra que se vació con la misma velocidad que las anteriores. -Rumores. Casi siempre suelen llevar algo de verdad-. Responde calmado e imitando la acción del primer invitado.
-Un viejo senil viviendo al lado equivocado del mapa-. Toma otra jarra pero solo sostiene el mango. El anciano noto la inseguridad de Ahroun para terminar su parte del juego. -Bebe amigo. Tu tercero tiene tiempo para eso. Ya entiendes el código y eres libro muy mal cerrado-. Dice esperando el gesto que se repitió. El calor comenzaba a subir desde la boca del estómago lentamente por la garganta pero el mal humor seguía presente.
-Este “local” alguna vez solo fue la bodega de la mansión continua corrompida por el tiempo y las artes oscuras que practica su dueña-. Sonrió levemente y la música cesó. -Historias hablan de bestias, otras de hombres desaparecidos. La familia alguna vez tuvo mucho dinero y por ende el terreno del patio es inmenso-. Bebió otra jarra y se rió burlón. -Un pequeño lago construido por la mano del hombre y un bosque espeso por el pasar de los años. Se debe atravesar el laberinto y escuchar el eco de la mansión-. Termino de hablar y bebió mirando con cierta curiosidad primero a los jóvenes., luego a la mujer y por último al hombre.
-¿Cuál es el truco anciano?-. Preguntó pero esta vez no bebió y nuevamente no era Ahroun. Ambos se habían cansado del juego. -Para esta noche es la luna. Curiosamente pocas veces esta cubierta en sangre para conmemorar a los que partieron-. Volvió a beber y a reír. La melodía inicial volvió a sonar.
El anciano se levantó y tomó una vela para prender una antorcha por el costado del mostrador. Esta indicaba la puerta a la entrada de la vieja mansión que les había contado.
Ahroun
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
La noche les caía encima y Ahroun a su lado bebía, ella aún paseaba su jarra que estaba a medias, tal vez era el momento justo para develar lo que cargaba en el alma pero el ceño serio, la música del hombre y el sonido de la puerta abriéndose le hicieron enmudecer y acariciar la mano de su amado. La voz que prosigue al sonido de la puerta es la voz de un niño y al verlo le sorprende que tiene un semblante similar al de Nousis, serio y estoico.
-Aradia un gusto Zero. -respondio con esa típica y casual sonrisa que la caracterizaba y por la que la juzgaban de demasiado confiada, Ahroun estaba en lo suyo, sea lo que fuere, quería saber qué pasaba pero por experiencia sabía que o lo descubría a su tiempo o se aceleraba y terminaba mal parada, más de lo que ya estaba. Iba a preguntar al niño que es lo que hacía ahí, cuando la puerta volvió a abrirse y otra chiquilla aparecía por el umbral atendiendo su apariencia, el rostro de la niña se iluminó y como una saeta se dirigió al estoico. Al parecer solo buscaban depende pasar la noche, y en una fecha como esa lo mejor era pedir a los dioses.
Se volvió a ensimismar en su jarra y bebiendo hasta terminar respiro hondo y le sobresalto el hombre mayor que por lo que decía era otro lobo. Pasó saliva y trato de mantenerse firme al oír el cambio de voz, el miedo era lo de menos, tenía asuntos pendientes con el sombrío, pero por las palabras que intercambian y el actuar del senil entre un cambió y otro en la voz de mi compañero solo la dejaban con la sensa de que no sería una noche cualquiera y que esa puerta que mostraba la tenue luz de una antorcha más que guiar al castillo de que hablaba, era más como una sentencia de que las cosas no mejorarían a corto plazo.
-Aradia un gusto Zero. -respondio con esa típica y casual sonrisa que la caracterizaba y por la que la juzgaban de demasiado confiada, Ahroun estaba en lo suyo, sea lo que fuere, quería saber qué pasaba pero por experiencia sabía que o lo descubría a su tiempo o se aceleraba y terminaba mal parada, más de lo que ya estaba. Iba a preguntar al niño que es lo que hacía ahí, cuando la puerta volvió a abrirse y otra chiquilla aparecía por el umbral atendiendo su apariencia, el rostro de la niña se iluminó y como una saeta se dirigió al estoico. Al parecer solo buscaban depende pasar la noche, y en una fecha como esa lo mejor era pedir a los dioses.
Se volvió a ensimismar en su jarra y bebiendo hasta terminar respiro hondo y le sobresalto el hombre mayor que por lo que decía era otro lobo. Pasó saliva y trato de mantenerse firme al oír el cambio de voz, el miedo era lo de menos, tenía asuntos pendientes con el sombrío, pero por las palabras que intercambian y el actuar del senil entre un cambió y otro en la voz de mi compañero solo la dejaban con la sensa de que no sería una noche cualquiera y que esa puerta que mostraba la tenue luz de una antorcha más que guiar al castillo de que hablaba, era más como una sentencia de que las cosas no mejorarían a corto plazo.
Aradia Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
La señorita elfa responde al saludo del pequeño robot de una forma cordial, algo que hace que este último sonría de manera amena. Se llama Arcadia y parece encontrarse en el lugar por casualidad.
Por otro lado, el personaje masculino se muestra enfrascado en una conversación con cierto sujeto anciano. Parecen soltar algunas pullas dispersas antes de entrar realmente en detalles importantes.
Con sus aumentados sentidos, la pequeña maquina aprecia con lujo de detalles el intercambio de palabras. Puede que no esté mirando directamente y se encuentre a distancia considerable, pero a diferencia de lo que dice su apariencia dice, es un “niño” lleno de recursos.
Claro que su esquema de espionaje termina siendo interrumpido por una chica relativamente contemporánea, parece llevarle algunos años al jovencito aumentado en cuando a comparaciones biológicas se refiere.
Le sorprende a sobremanera que la niña conozca su nombre sin duda, no puede evitar formar una mueca de extrañeza aunque pronto toma una postura más amena. Después de todo está hablando con “otra” pequeña.
En efecto, mi nombre es Zero, un gusto conocerte “sonríe con los ojos cerrados”.
Detalla entonces a su nueva interlocutora, se encuentra bien cuidada sin duda. Puede tratarse de una gorriona aunque también existe la posibilidad de que Z9-42 se encuentre frente a un elemento de Exos… el bio descarriado tiene niños bajo su comando como bien lo ha comprobado con Verne.
¿Cómo sabes mi nombre?, ¿Tienes algo para mí?
Es la única forma de que pudiera acontecer el encuentro, claramente se le dieron instrucciones de como reconocer al niño máquina. Bien podría ser una mensajera prioritaria de la Olimpus aunque no tiene los implementos más característicos.
Espera la respuesta entonces, ahora tomando un trago pertinente de su cerveza de raíz. Al principio lo hace por inercia pero no tarda en pegarse y acabar el contenido de un solo tirón, luego genera cierta mueca extraña mientras vocifera sus pensamientos.
Es… es bastante buena “se le escapa un eructo medio fuerte” dis… discúlpame.
Pasa entonces a limpiarse el bigote de cerveza que se tiende a formar cuando alguien hace uso de las pintorescas jarras de taberna, luego ríe un par de veces entre dientes antes de volverse a centrar en la chica.
No tiene alcohol, te gustara “Insta para que beba un poco del inocente brebaje”.
Cierto momento divertido sin duda aunque no tarda en revelarse algo más trascendental, el anciano regente finaliza su conversación con el sujeto desaliñado y pasa a iluminar un camino hasta hace poco demasiado discreto como para ser tomado en cuenta.
¿A dónde lleva? “no puede evitar preguntar con una curiosidad bastante apropiada para su apariencia”.
Por otro lado, el personaje masculino se muestra enfrascado en una conversación con cierto sujeto anciano. Parecen soltar algunas pullas dispersas antes de entrar realmente en detalles importantes.
Con sus aumentados sentidos, la pequeña maquina aprecia con lujo de detalles el intercambio de palabras. Puede que no esté mirando directamente y se encuentre a distancia considerable, pero a diferencia de lo que dice su apariencia dice, es un “niño” lleno de recursos.
Claro que su esquema de espionaje termina siendo interrumpido por una chica relativamente contemporánea, parece llevarle algunos años al jovencito aumentado en cuando a comparaciones biológicas se refiere.
Le sorprende a sobremanera que la niña conozca su nombre sin duda, no puede evitar formar una mueca de extrañeza aunque pronto toma una postura más amena. Después de todo está hablando con “otra” pequeña.
En efecto, mi nombre es Zero, un gusto conocerte “sonríe con los ojos cerrados”.
Detalla entonces a su nueva interlocutora, se encuentra bien cuidada sin duda. Puede tratarse de una gorriona aunque también existe la posibilidad de que Z9-42 se encuentre frente a un elemento de Exos… el bio descarriado tiene niños bajo su comando como bien lo ha comprobado con Verne.
¿Cómo sabes mi nombre?, ¿Tienes algo para mí?
Es la única forma de que pudiera acontecer el encuentro, claramente se le dieron instrucciones de como reconocer al niño máquina. Bien podría ser una mensajera prioritaria de la Olimpus aunque no tiene los implementos más característicos.
Espera la respuesta entonces, ahora tomando un trago pertinente de su cerveza de raíz. Al principio lo hace por inercia pero no tarda en pegarse y acabar el contenido de un solo tirón, luego genera cierta mueca extraña mientras vocifera sus pensamientos.
Es… es bastante buena “se le escapa un eructo medio fuerte” dis… discúlpame.
Pasa entonces a limpiarse el bigote de cerveza que se tiende a formar cuando alguien hace uso de las pintorescas jarras de taberna, luego ríe un par de veces entre dientes antes de volverse a centrar en la chica.
No tiene alcohol, te gustara “Insta para que beba un poco del inocente brebaje”.
Cierto momento divertido sin duda aunque no tarda en revelarse algo más trascendental, el anciano regente finaliza su conversación con el sujeto desaliñado y pasa a iluminar un camino hasta hace poco demasiado discreto como para ser tomado en cuenta.
¿A dónde lleva? “no puede evitar preguntar con una curiosidad bastante apropiada para su apariencia”.
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
El cielo oscuro y despejado mostraba una hermosa luna llena, el problema... eso hacia que hiciera un frió abismal, y para Zelas no podía ser una situación mas desagradable, ni siquiera el alcohol que había bebido le ayudaba a entrar en calor... y eso que el elfo siempre disfrutaba del frió.
Zelas se encontraba en una villa cuyo nombre desconocía, parecía abandonada puesto que las calles salvo por el mismo, se encontraban prácticamente vacías, sin embargo el elfo podía sentir miradas que le observaban, camino bastante y conforme avanzaba escuchaba como puertas se cerraban con fuerza y las aseguraban para que no se abrieran, no los culpaba puesto que su apariencia tampoco denotaba simpatía, una capa con capucha cubría sus 4 cimitarras que formaban una gran X en su espalda hacían que su espalda se viera mas grande de lo normal.
El elfo escuchaba muchos aleteos pero no dejo que aquello le perturbara su actitud, tenia frió, estaba molesto y no estaba lo suficientemente ebrio para continuar, por lo mismo decidió buscar un lugar para pasar la noche. y solo observo un solo lugar que era digno para el... había una gran mansión a la distancia, pero primero debía sortear su primer obstáculo... un gran muro se plantaba frente a el, asi que tomo distancia, aseguro sus armas y concentro su energía en su cuerpo y emprendió la carrera, primero al lado del muro y luego sobre este, corriendo en diagonal hasta alcanzar la cima del muro.
El primero de sus problemas había sido sorteado fácilmente, mas no esperaba lo que vio una vez se paro sobre el muro, había un lago, un bosque y un laberinto antes de llegar a la mansión... el elfo se pregunto a si mismo si dormir en aquel lugar valía la pena, fue entonces que lo escucho -Zeeelaaasss..........- una especie de susurro causado por el soplar del viento lo hizo entrar en una especie de trance y sin dudarlo se lanzo sin mas a toda velocidad... nado a toda velocidad por el lago.. cruzo el bosque saltando por las ramas de los arboles, y creo su propio camino por el laberinto de arbustos cortando todo lo que estaba al frente suyo, solo volvió en si cuando se encontró frente a la puerta de la mansión. pateo la puerta de este y entro -AL FIN!!!- grito exhausto a pesar de no recordar como había llegado hasta ese lugar.....
OFF: bueno me solicitaron que apareciera acá y acá estoy, pueden retomar el ritmo de esto(?)
Zelas se encontraba en una villa cuyo nombre desconocía, parecía abandonada puesto que las calles salvo por el mismo, se encontraban prácticamente vacías, sin embargo el elfo podía sentir miradas que le observaban, camino bastante y conforme avanzaba escuchaba como puertas se cerraban con fuerza y las aseguraban para que no se abrieran, no los culpaba puesto que su apariencia tampoco denotaba simpatía, una capa con capucha cubría sus 4 cimitarras que formaban una gran X en su espalda hacían que su espalda se viera mas grande de lo normal.
El elfo escuchaba muchos aleteos pero no dejo que aquello le perturbara su actitud, tenia frió, estaba molesto y no estaba lo suficientemente ebrio para continuar, por lo mismo decidió buscar un lugar para pasar la noche. y solo observo un solo lugar que era digno para el... había una gran mansión a la distancia, pero primero debía sortear su primer obstáculo... un gran muro se plantaba frente a el, asi que tomo distancia, aseguro sus armas y concentro su energía en su cuerpo y emprendió la carrera, primero al lado del muro y luego sobre este, corriendo en diagonal hasta alcanzar la cima del muro.
El primero de sus problemas había sido sorteado fácilmente, mas no esperaba lo que vio una vez se paro sobre el muro, había un lago, un bosque y un laberinto antes de llegar a la mansión... el elfo se pregunto a si mismo si dormir en aquel lugar valía la pena, fue entonces que lo escucho -Zeeelaaasss..........- una especie de susurro causado por el soplar del viento lo hizo entrar en una especie de trance y sin dudarlo se lanzo sin mas a toda velocidad... nado a toda velocidad por el lago.. cruzo el bosque saltando por las ramas de los arboles, y creo su propio camino por el laberinto de arbustos cortando todo lo que estaba al frente suyo, solo volvió en si cuando se encontró frente a la puerta de la mansión. pateo la puerta de este y entro -AL FIN!!!- grito exhausto a pesar de no recordar como había llegado hasta ese lugar.....
OFF: bueno me solicitaron que apareciera acá y acá estoy, pueden retomar el ritmo de esto(?)
Zelas Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
Algo activo el sentido de alerta en el lobo más experimentado, algo que Ahroun no pudo notar. Claro, era difícil notar esas cosas a primeras cuando no se estaba atado a un solo lugar y se sabía lo que debía y no pasar para llegar a la normalidad. Esta novedad era el olor de un elfo que había llegado por donde no debía, algo que el lobo más joven ignoraba como un patrón extraño puesto que todo ese lugar era nuevo para él.
Los lobos no fueron los únicos en darse cuenta de este cambio, alguien más había llegado a la mansión. Claro que a diferencia de los presentes, se mantenía entre las sombras pues su percepción y conocimiento de cada lugar interior era mucho más experimentado, también su habilidad de sigilo.
Ahroun hizo una vez más gala de su falta de modales, pasando de la conversación que mantenían los niños. Estaba el factor Aradia que podría o no disculparlo, mientras no soltara un discurso bíblico podría tolerarlo y tan solo soltar un par de gruñidos. Después de todo, había que destacar lo poco que le gustaba la situación actual y mucho menos el anfitrión que les invitaba hacía los interiores.
Lo curioso del asunto era que ya tenía un premio a la vista, pero ignoraba las consecuencias y para nada le importaba lo que tendría que pasar. Claramente estaba siendo egoísta, pero seguía siendo Ahroun después del exilio y quizás antes de Aradia. Cuando nada más que el beneficio propio importa y morir no supone un precio excesivo.
La puerta se abrió y Ahroun fue el primero en atravesar el marco sin importarle si le seguían o no.
El camino que se mostraba al frente era oscuro. Con algo de luz podría verse algún que otro estante empolvado y cubierto por telarañas. Entre estos estantes podrían observarse algunas mesas con espejos o candelabros de plata apagados. La presencia de dicho elemento termina por poner al licántropo los pelos de punta. Fuese superstición o real, no era algo que gustaría probar.
Así mismo, también habían algunos armarios con habitantes pequeños, pero hambrientos. Ya se habían encargado de cada intruso diminuto y volador. La idea de un bocado como el que acaba de entrar se le hacían una idea épica y digna del riesgo. Algunas arañas de menor tamaño no lo dudaron y comenzaron un descenso desde el tejado o las paredes.
El lobo pudo sentir una mordedura en el hombro y acto reflejo procedió a quitársela de una palmada. Su olfato le advertía que habían más, pero no era algo de importancia puesto que también le advertía del polizón indeseado por el lobo mayor.
Llegó al vestíbulo principal y sus ojos negros se clavaron amenazantes ante la nueva presencia. Desprendía una esencia familiar, pero no quería admitir la similitud. Esto levantaba no solo el sentido de alerta sino también sospecha y las peores ideas sobre que le haría a la gente si llegasen a poner un dedo encima sobre Aradia.
-Aradia, ¿es de los tuyos?-. Preguntó buscando su mano entre la oscuridad para sostenerla con fuerza, mientras que la otra se mantenía firme y lista para golpear en su bolsillo.
Los lobos no fueron los únicos en darse cuenta de este cambio, alguien más había llegado a la mansión. Claro que a diferencia de los presentes, se mantenía entre las sombras pues su percepción y conocimiento de cada lugar interior era mucho más experimentado, también su habilidad de sigilo.
Ahroun hizo una vez más gala de su falta de modales, pasando de la conversación que mantenían los niños. Estaba el factor Aradia que podría o no disculparlo, mientras no soltara un discurso bíblico podría tolerarlo y tan solo soltar un par de gruñidos. Después de todo, había que destacar lo poco que le gustaba la situación actual y mucho menos el anfitrión que les invitaba hacía los interiores.
Lo curioso del asunto era que ya tenía un premio a la vista, pero ignoraba las consecuencias y para nada le importaba lo que tendría que pasar. Claramente estaba siendo egoísta, pero seguía siendo Ahroun después del exilio y quizás antes de Aradia. Cuando nada más que el beneficio propio importa y morir no supone un precio excesivo.
La puerta se abrió y Ahroun fue el primero en atravesar el marco sin importarle si le seguían o no.
El camino que se mostraba al frente era oscuro. Con algo de luz podría verse algún que otro estante empolvado y cubierto por telarañas. Entre estos estantes podrían observarse algunas mesas con espejos o candelabros de plata apagados. La presencia de dicho elemento termina por poner al licántropo los pelos de punta. Fuese superstición o real, no era algo que gustaría probar.
Así mismo, también habían algunos armarios con habitantes pequeños, pero hambrientos. Ya se habían encargado de cada intruso diminuto y volador. La idea de un bocado como el que acaba de entrar se le hacían una idea épica y digna del riesgo. Algunas arañas de menor tamaño no lo dudaron y comenzaron un descenso desde el tejado o las paredes.
El lobo pudo sentir una mordedura en el hombro y acto reflejo procedió a quitársela de una palmada. Su olfato le advertía que habían más, pero no era algo de importancia puesto que también le advertía del polizón indeseado por el lobo mayor.
Llegó al vestíbulo principal y sus ojos negros se clavaron amenazantes ante la nueva presencia. Desprendía una esencia familiar, pero no quería admitir la similitud. Esto levantaba no solo el sentido de alerta sino también sospecha y las peores ideas sobre que le haría a la gente si llegasen a poner un dedo encima sobre Aradia.
-Aradia, ¿es de los tuyos?-. Preguntó buscando su mano entre la oscuridad para sostenerla con fuerza, mientras que la otra se mantenía firme y lista para golpear en su bolsillo.
Ahroun
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
Miro de soslayo a Ahroun, tras aventuras pasadas, podía pasar de querer algo con niños, pero bueno, ahí estaba y mientras no parecieran... Evito pensar o dar un poco más de confianzas. Ya tenía bastante en el pecho y la cabeza como para preocuparse de momento por un par de infantiles... Eso la hizo sentir extraña, era la primera vez que permitía que un prejuicio tomara el control absoluto de la situación y decidió dejarlo pasar de momento. Siguió bebiendo, dejando la situación en manos de su lobo. Después de todo él los había llevado ahí y no entendía lo que el anciano le decía y se levantó con Ahroun, todos preguntaban algo, ella estaba muda, había tenido unos días de pesadilla y tal vez solo tal vez esto era una más…
Dio un respingo y corrió para alcanzar a Ahroun y miraba cada detalle posible tratando de mantenerse bien pegada de este, ciertamente prefería la arquitectura elfica, armoniosa y viva, los recovecos del resto delas razas tendían a ser muertos, obscuros y desde lo ocurrido con Valezka se le antojaba que de un momento a otro los rostros masacrados de su visión saldrían de esos rincones obscuros. ¿Su lobo habría notado las pesadillas?, no lo sabía y no quería preguntarlo. –Ahhg-
Saltó en un gemido y aleteo con el tarro que había estado abrazando para alejar a un par de arañas que bajaban descaradas repegandoce a Ahroun cuando escucho un pequeño escándalo y mirando a donde se había originado reconocía la voz, el nombre y…Miro a Ahroun aferrando su mano. En el peor de los casos…No podía imaginar el peor de los casos con Él ahí.-Creo que sí.-
Dio un respingo y corrió para alcanzar a Ahroun y miraba cada detalle posible tratando de mantenerse bien pegada de este, ciertamente prefería la arquitectura elfica, armoniosa y viva, los recovecos del resto delas razas tendían a ser muertos, obscuros y desde lo ocurrido con Valezka se le antojaba que de un momento a otro los rostros masacrados de su visión saldrían de esos rincones obscuros. ¿Su lobo habría notado las pesadillas?, no lo sabía y no quería preguntarlo. –Ahhg-
Saltó en un gemido y aleteo con el tarro que había estado abrazando para alejar a un par de arañas que bajaban descaradas repegandoce a Ahroun cuando escucho un pequeño escándalo y mirando a donde se había originado reconocía la voz, el nombre y…Miro a Ahroun aferrando su mano. En el peor de los casos…No podía imaginar el peor de los casos con Él ahí.-Creo que sí.-
Aradia Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
El aire siniestro del camino recién descubierto sin duda despierta un instinto proteccionista en Z9-42, después de todo está programado para cuidar del ser vivo inteligente por sobre todas las cosas… o en medida de lo posible.
Es una aventura peligrosa, señorita Pyp. Lo mejor será que vuelva a la ciudad.
Dice mientras saca un poco de crédito metálico, algo para hacer llevadero su trayecto de vuelta. Indistintamente de la misión que le trajo aquí en un principio, la niña debe velar por su propia seguridad.
Con una mueca noble, el pequeño robot se despide. Eventualmente toma una posición retrasada con respecto al grupo en avance, siempre protegiendo la retaguardia. No parecen ser del tipo “hablador” aunque no rechazan de plano la presencia del niño y eso es buena señal.
La pequeña creación se mantiene en silencio, prefiere esperar que le dirijan la palabra. Claro que su presencia termina siendo lo de menos con la aparición masiva de arañas, molestas por la intromisión en su descuidado dominio.
Los dos personajes mayores no tardan en luchar contra los molestos residentes, una escena que podría ser considerada hilarante por muchos elementos. El pequeño Zero por su parte no tiene problema alguno pues los insectos suelen ignorar a muchos bios, incluso los híbridos más avanzados.
No les cuesta mucho superar el reino de los insectos, por iniciativa patente de los más afectados claro. En breve ingresan en lo que parece ser una estructura enorme, pero bastante afectada por el tiempo sin cuidados.
Son recibidos por una visión bastante ajena, un joven elfo yace justo en la entrada exterior. Si bien sus expresiones faciales resultan curiosas, no parece estar relacionado de manera directa con la “mansión embrujada”.
Algunas palabras dejan entrever un trasfondo más elaborado entre el trio de adultos aunque poco puede definir la pequeña maquina ahora mismo, debe dejar que los acontecimientos tengan lugar para sacar juicios de valor creíbles.
De momento el sitio no parece padecer ningún tipo de alteración sobrenatural, solo mucha suciedad y descuido. Rápidamente comienza a vislumbrarse la posibilidad de que todo sea una simple apreciación fallida de la realidad.
Los seres vivos inteligentes suelen dejarse llevar mucho por la imaginación, es algo que pasa incluso de forma involuntaria. Generan intrincadas tramas de cada cosa, muchas de las cuales terminan siendo meros inventos sin lógica.
Es una aventura peligrosa, señorita Pyp. Lo mejor será que vuelva a la ciudad.
Dice mientras saca un poco de crédito metálico, algo para hacer llevadero su trayecto de vuelta. Indistintamente de la misión que le trajo aquí en un principio, la niña debe velar por su propia seguridad.
Con una mueca noble, el pequeño robot se despide. Eventualmente toma una posición retrasada con respecto al grupo en avance, siempre protegiendo la retaguardia. No parecen ser del tipo “hablador” aunque no rechazan de plano la presencia del niño y eso es buena señal.
La pequeña creación se mantiene en silencio, prefiere esperar que le dirijan la palabra. Claro que su presencia termina siendo lo de menos con la aparición masiva de arañas, molestas por la intromisión en su descuidado dominio.
Los dos personajes mayores no tardan en luchar contra los molestos residentes, una escena que podría ser considerada hilarante por muchos elementos. El pequeño Zero por su parte no tiene problema alguno pues los insectos suelen ignorar a muchos bios, incluso los híbridos más avanzados.
No les cuesta mucho superar el reino de los insectos, por iniciativa patente de los más afectados claro. En breve ingresan en lo que parece ser una estructura enorme, pero bastante afectada por el tiempo sin cuidados.
Son recibidos por una visión bastante ajena, un joven elfo yace justo en la entrada exterior. Si bien sus expresiones faciales resultan curiosas, no parece estar relacionado de manera directa con la “mansión embrujada”.
Algunas palabras dejan entrever un trasfondo más elaborado entre el trio de adultos aunque poco puede definir la pequeña maquina ahora mismo, debe dejar que los acontecimientos tengan lugar para sacar juicios de valor creíbles.
De momento el sitio no parece padecer ningún tipo de alteración sobrenatural, solo mucha suciedad y descuido. Rápidamente comienza a vislumbrarse la posibilidad de que todo sea una simple apreciación fallida de la realidad.
Los seres vivos inteligentes suelen dejarse llevar mucho por la imaginación, es algo que pasa incluso de forma involuntaria. Generan intrincadas tramas de cada cosa, muchas de las cuales terminan siendo meros inventos sin lógica.
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
El elfo se encontraba recuperando el aire cuando cayo en la cuenta de algo, no recordaba como había llegado a la entrada de la mansión, tampoco entendía como era que estaba mojado, al no encontrar respuesta simplemente se encogió de hombros, no tenia sentido gastar el tiempo en cosas que no encontraría respuesta.
Sonidos captaron su atención mas siguió contemplando la estructura de la mansión, Zelas supuso que al igual que el buscaban un lugar para dormir por lo que sin mirarlos dejo claro sus términos sin prestarles mucha atención, de hecho ni siquiera se había volteado para verlos -es obvio que tuvieron la misma idea que yo... así que la habitación con la cama mas grande la ocupare yo.... listo ya lo pedí, ademas como llegue primero es mi derecho, no me importa lo que hagan con el resto de las habitaciones- dijo esto ultimo mientras comenzaba a estirarse, los músculos se podían resentir demasiado si no se cuidaban apropiadamente.
Se encontraba estirándose cuando escucho las voces, una de ellas en particular fue la que le hizo voltearse a mirar las sombras en las que se ocultaban, "puede ser?, lo ultimo que sabia era que se había ido de casa, igual van años sin verla, pero porque voltee mi cabeza? no tiene sentido, bueno tampoco nada de esto es muy normal que digamos" se dijo el elfo a si mismo, pero el hombre había dicho su nombre.....
-Quieren saber algo gracioso, uno de ustedes me trajo un lindo recuerdo.... - en ese momento se interrumpió, otra vez estaba hablando de mas, termino de estirarse y se llevo las manos a la cabeza en una postura bastante despreocupada para esperar a que sus "invitados" salieran de las sombras en las que se hallaban.
Sonidos captaron su atención mas siguió contemplando la estructura de la mansión, Zelas supuso que al igual que el buscaban un lugar para dormir por lo que sin mirarlos dejo claro sus términos sin prestarles mucha atención, de hecho ni siquiera se había volteado para verlos -es obvio que tuvieron la misma idea que yo... así que la habitación con la cama mas grande la ocupare yo.... listo ya lo pedí, ademas como llegue primero es mi derecho, no me importa lo que hagan con el resto de las habitaciones- dijo esto ultimo mientras comenzaba a estirarse, los músculos se podían resentir demasiado si no se cuidaban apropiadamente.
Se encontraba estirándose cuando escucho las voces, una de ellas en particular fue la que le hizo voltearse a mirar las sombras en las que se ocultaban, "puede ser?, lo ultimo que sabia era que se había ido de casa, igual van años sin verla, pero porque voltee mi cabeza? no tiene sentido, bueno tampoco nada de esto es muy normal que digamos" se dijo el elfo a si mismo, pero el hombre había dicho su nombre.....
-Quieren saber algo gracioso, uno de ustedes me trajo un lindo recuerdo.... - en ese momento se interrumpió, otra vez estaba hablando de mas, termino de estirarse y se llevo las manos a la cabeza en una postura bastante despreocupada para esperar a que sus "invitados" salieran de las sombras en las que se hallaban.
Zelas Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
A pesar de la oscuridad, Ahroun no tuvo muchas dificultades para escuchar la voz del elfo. Después de todo, cuando la noche llegaba los sentidos como el oído y el olfato aumentaban. Así mismo, cabía destacar que el intruso no hacía mucho esfuerzo en ocultar su presencia.
Soltó la mano de Aradia, y continuó molesto por naturalidad su avance hacía la entrada de la mansión. —Aparta cachorro, hablas mucho —Dijo al elfo sin más. Parecía ser una especie de saludo conforme seguía usando la frase.
Continuo el avance pesado y cargado de mal humor por aquel pasillo. Sin previo aviso, unas antorchas en las paredes comenzaron a prenderse iluminando mejor el camino. La respuesta del lobo fue simplemente fruncir el ceño, mientras se adaptaba y miraba al frente.
Así de súbito como las luces, el dolor en el hombro se hizo palpable. La mordida de la araña, por alguna razón, siendo insignificante comenzaba a arder. Sin embargo, no era el mayor motivo de preocupación para los presentes. Mucho menos para el gruñón con malas pulgas.
Unas cuatro armaduras algo oxidadas descansaban, montando una guardia implacable desde vaya a saber uno cuanto tiempo y era momento de demostrar su utilidad.
Al unisono, las cuatro estatuas desenfundaron y tras un pesado sonido metálico, descendieron de la fina base de piedra donde estaban apostadas. Las cuatro dieron media vuelta y avanzaron hacía los participantes. De haber conocido marionetas antes, Ahroun quizás habría podido adivinar la comparación. Sus ojos solo eran capaces de ver una nueva amenaza que se cernía sobre ellos.
—Más gusanos que aplastar —Dice con una leve sonrisa mientras muestra los colmillos. «¡Esa frase es mía, cachorro!» Respondió Ragabash molesto. «No soy el único ladrón aquí» Le reprocha con lógica indiscutible.
El licántropo decide pasar de su discusión interna y se guarda las manos empuñadas en los bolsillos. Ve venir el tosco ataque de la espada enemiga con facilidad. Solo tuvo que moverse hacía un costado, curiosamente mostrando algo más de elegancia. O bien podía deberse a la perspectiva del espectador con conocimiento.
Las armaduras se movían de forma muy pesada, y con cero gracia de espadachín que pudieron haber mostrado alguna vez, cuando fueron usadas por sus dueños. Ahora más bien parecían simples recipientes movidos por fuerzas mayores.
Ahroun habiendo entrenado desde temprana edad pudo notarlo, y prefirió seguir mostrando esa postura despreocupada, casi burlesca contra su oponente. Se preguntó por unos momentos si los demás habrían notado lo mismo o si estaban peleando en condiciones similares.
Soltó la mano de Aradia, y continuó molesto por naturalidad su avance hacía la entrada de la mansión. —Aparta cachorro, hablas mucho —Dijo al elfo sin más. Parecía ser una especie de saludo conforme seguía usando la frase.
Continuo el avance pesado y cargado de mal humor por aquel pasillo. Sin previo aviso, unas antorchas en las paredes comenzaron a prenderse iluminando mejor el camino. La respuesta del lobo fue simplemente fruncir el ceño, mientras se adaptaba y miraba al frente.
Así de súbito como las luces, el dolor en el hombro se hizo palpable. La mordida de la araña, por alguna razón, siendo insignificante comenzaba a arder. Sin embargo, no era el mayor motivo de preocupación para los presentes. Mucho menos para el gruñón con malas pulgas.
Unas cuatro armaduras algo oxidadas descansaban, montando una guardia implacable desde vaya a saber uno cuanto tiempo y era momento de demostrar su utilidad.
Al unisono, las cuatro estatuas desenfundaron y tras un pesado sonido metálico, descendieron de la fina base de piedra donde estaban apostadas. Las cuatro dieron media vuelta y avanzaron hacía los participantes. De haber conocido marionetas antes, Ahroun quizás habría podido adivinar la comparación. Sus ojos solo eran capaces de ver una nueva amenaza que se cernía sobre ellos.
—Más gusanos que aplastar —Dice con una leve sonrisa mientras muestra los colmillos. «¡Esa frase es mía, cachorro!» Respondió Ragabash molesto. «No soy el único ladrón aquí» Le reprocha con lógica indiscutible.
El licántropo decide pasar de su discusión interna y se guarda las manos empuñadas en los bolsillos. Ve venir el tosco ataque de la espada enemiga con facilidad. Solo tuvo que moverse hacía un costado, curiosamente mostrando algo más de elegancia. O bien podía deberse a la perspectiva del espectador con conocimiento.
Las armaduras se movían de forma muy pesada, y con cero gracia de espadachín que pudieron haber mostrado alguna vez, cuando fueron usadas por sus dueños. Ahora más bien parecían simples recipientes movidos por fuerzas mayores.
Ahroun habiendo entrenado desde temprana edad pudo notarlo, y prefirió seguir mostrando esa postura despreocupada, casi burlesca contra su oponente. Se preguntó por unos momentos si los demás habrían notado lo mismo o si estaban peleando en condiciones similares.
Off:
- el enemigo:
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Ahroun
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
“¡¡ZELAS!!” Esa voz y actitud solo podía ser de su hermano, ese ligero que le había dado cierto ejemplo de vivir relajado que nunca podo adoptar del todo. Dio unos pasos al frente aguzando la mirada y dejando atrás a la comitiva, pero Ahroun, con todo el ímpetu que le caracterizaba, siguió su camino y rio, cruzo los brazos sin dejar de caminar con ese peculiar bamboleo tintineante por la cadena en sus caderas.- ¿Zelas? ¿Dónde habías estado?
Si ella era la que se había fugado, con cierto permiso... Si el de ir a visitar a familiares en otras aldeas, claro que nunca informo que tomaría un desvió y haría un rodeo por todo Aerandir para poder llegar... Detalles detalles. Pero su hermano había sido un trotador desde que había tenido oportunidad pero, siempre limitado por el agudo sentido del deber del mayor de la familia. Ahora le sorprendía y hasta sentía curiosidad de saber cómo diablos estaba ahí él solo… -¿Estás tú solo no?
Y no acabo de hablar las luces en el lugar se encendían, y dejaba bastante clara la identidad de su hermano, y claro ese collar que compartían los más jóvenes del clan. Pero la sensación de calma le duro más bien poco, un sonido chirriante hizo eco en el lugar y le crispó cada poro de la piel y las armaduras que antaño podría haber admirado y hacer algún comentario sobre su espléndida manufactura, paso a un suspiro agobiado. – ¿Magia?
El andar y los ataques de las armaduras eran toscos, fáciles de evitar por lo que alejándose de su hermano, la elfa daba pasos bailarines evitando los estoques y al parecer al ser seguida por su correspondiente “pareja de baile” intuyo que lo mejor sería alejarse del grupo sin alejar las manos de la cadera, pendiente de que esta peculiar amenaza no fuere a darle una sorpresa… La magia parecía mas traicionera cuando era maniobrada de la forma antinatural y corrupta que había visto fuera de su hogar.
Si ella era la que se había fugado, con cierto permiso... Si el de ir a visitar a familiares en otras aldeas, claro que nunca informo que tomaría un desvió y haría un rodeo por todo Aerandir para poder llegar... Detalles detalles. Pero su hermano había sido un trotador desde que había tenido oportunidad pero, siempre limitado por el agudo sentido del deber del mayor de la familia. Ahora le sorprendía y hasta sentía curiosidad de saber cómo diablos estaba ahí él solo… -¿Estás tú solo no?
Y no acabo de hablar las luces en el lugar se encendían, y dejaba bastante clara la identidad de su hermano, y claro ese collar que compartían los más jóvenes del clan. Pero la sensación de calma le duro más bien poco, un sonido chirriante hizo eco en el lugar y le crispó cada poro de la piel y las armaduras que antaño podría haber admirado y hacer algún comentario sobre su espléndida manufactura, paso a un suspiro agobiado. – ¿Magia?
El andar y los ataques de las armaduras eran toscos, fáciles de evitar por lo que alejándose de su hermano, la elfa daba pasos bailarines evitando los estoques y al parecer al ser seguida por su correspondiente “pareja de baile” intuyo que lo mejor sería alejarse del grupo sin alejar las manos de la cadera, pendiente de que esta peculiar amenaza no fuere a darle una sorpresa… La magia parecía mas traicionera cuando era maniobrada de la forma antinatural y corrupta que había visto fuera de su hogar.
Aradia Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
El nuevo elemento parlanchín resulta ser un elfo, uno que además es conocido por la señorita que les acompaña. Es claro que no padece de ningún problema… al menos físicamente hablando, un estudio psicológico es requerido.
Claro que la presencia del joven habitante del bosque no tarda en ser desestimada por su miembro más salvaje, personaje que parece haberse molestado por los argumentos animados del joven adulto.
Mientras Aradia habla con quien parece ser un pariente muy querido, el desaliñado sujeto toma la iniciativa de avanzar. Ese curso se acción en particular no tarda en despertar problemas, literalmente.
Una serie de armaduras vistosas adquieren movilidad, a todas luces parece ser una especie de animación mágica. Por desgracia el espectáculo no termina allí y es que las cuatro corazas pasan a tomar actitudes hostiles.
Es curioso pero parece haber un rival para cada participante de carne y hueso, lo que sea que esté detrás sin duda sabe contar. Las poses de batalla se establecen en lo que se vislumbra como el preludio de una refriega.
Son enemigos formidables sin duda, los seres animados que poseen un huésped tan resistente suelen ser difíciles de neutralizar. Aunque como todo tienen una debilidad, debilidad que Z9-42 planea aprovechar.
Sin vacilar, el chiquillo aumentado busca algo para arrojar. No tarda en divisar cierto florero de bronce enorme, objeto que tiene unas características potencialmente viables para la situación en cuestión.
Antes de que su enemigo predilecto se le abalance encima, Zero utiliza su reactor caronte para obtener energía adicional fugaz. Lo siguiente para el chico es sujetar el objeto decorativo y arrojárselo a la entidad metálica.
La acción es violenta y se puede ver como ambos elementos surcan el espacio hasta estrellarse en la pared del fondo, todo esto bajo el complemento de estridentes ruidos metálicos que dejan poco a la imaginación.
De buenas a primeras parece haber funcionado pero es demasiado pronto para llegar a tales conclusiones, el niño artificial se mantiene atento a cualquier movimiento para reaccionar en consecuencia.
Desarmarlos parece ser un buen curso de acción.
Dice con algo de propiedad y aun en pose de batalla, lo cierto es que incluso si la estrategia resulta funcional, pues todavía tienen más enemigos de que preocuparse. Ahora mismo solo puede aspirar a una ventaja numérica.
Claro que la presencia del joven habitante del bosque no tarda en ser desestimada por su miembro más salvaje, personaje que parece haberse molestado por los argumentos animados del joven adulto.
Mientras Aradia habla con quien parece ser un pariente muy querido, el desaliñado sujeto toma la iniciativa de avanzar. Ese curso se acción en particular no tarda en despertar problemas, literalmente.
Una serie de armaduras vistosas adquieren movilidad, a todas luces parece ser una especie de animación mágica. Por desgracia el espectáculo no termina allí y es que las cuatro corazas pasan a tomar actitudes hostiles.
Es curioso pero parece haber un rival para cada participante de carne y hueso, lo que sea que esté detrás sin duda sabe contar. Las poses de batalla se establecen en lo que se vislumbra como el preludio de una refriega.
Son enemigos formidables sin duda, los seres animados que poseen un huésped tan resistente suelen ser difíciles de neutralizar. Aunque como todo tienen una debilidad, debilidad que Z9-42 planea aprovechar.
Sin vacilar, el chiquillo aumentado busca algo para arrojar. No tarda en divisar cierto florero de bronce enorme, objeto que tiene unas características potencialmente viables para la situación en cuestión.
Antes de que su enemigo predilecto se le abalance encima, Zero utiliza su reactor caronte para obtener energía adicional fugaz. Lo siguiente para el chico es sujetar el objeto decorativo y arrojárselo a la entidad metálica.
La acción es violenta y se puede ver como ambos elementos surcan el espacio hasta estrellarse en la pared del fondo, todo esto bajo el complemento de estridentes ruidos metálicos que dejan poco a la imaginación.
De buenas a primeras parece haber funcionado pero es demasiado pronto para llegar a tales conclusiones, el niño artificial se mantiene atento a cualquier movimiento para reaccionar en consecuencia.
Desarmarlos parece ser un buen curso de acción.
Dice con algo de propiedad y aun en pose de batalla, lo cierto es que incluso si la estrategia resulta funcional, pues todavía tienen más enemigos de que preocuparse. Ahora mismo solo puede aspirar a una ventaja numérica.
Z9-42
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
-iugh, definitivamente tu no fuiste el que me hizo recordar- dijo Zelas al momento que veía como un malhumorado hombre pasaba cerca de el, entonces la escucho, aquella voz que a pesar del tiempo seguía reconociendo se alegro de verla y estuvo a punto de abrazarla, mas seguía empapado por algún extraño motivo que olvido, -Ari querida, ya me conoces, he estado por aquí y por allá, adonde sea que el viento me lleve-
Perdió de vista a todos los demás que allí estaban, su atención solo estaba concentrada en su hermanita, la pequeña que a su modo había conseguido su propia libertad y con quien siempre podía reír por cualquier cosa, si el elfo no fuera tan quisquilloso, probablemente su hermana lo acompañaría en la mayoría de sus aventuras, al escuchar la pregunta de su pequeña hermana lanzo una carcajada, por desgracia tenían un perseguidor en común, -de momento si, ya sabes que no me gusta compartir mucho con la misma gente, ahora si te preguntas sobre ese familiar que tenemos en común....- las palabras fueron interrumpidas por una repentina iluminación de el lugar, entonces aparecieron armaduras poseídas para luchar contra los presentes.
El elfo molesto camino desenvainando una de sus cimitarras y le adjunto el cable que escondía debajo de sus ropas -Hey! estúpido pedazo de metal, estoy hablando con mi hermanita, como se atreven a interrumpir nuestra reunión, e invadir el lugar donde planeo dormir!!- ignorando completamente el motivo por el cual aparecieron, lanzo su cimitarra, clavandola en el pecho de la armadura y tiro de el cable atrayéndola hacia el, acto seguido pateo la espada que su enemigo sostenía y en un giro pateo el casco de la armadura con el otro pie en un elegante movimiento, haciendo que esta saliera por los aires, entonces con ambas manos sujeto su cimitarra y en un balanceo de esta lanzo a la armadura en dirección al enemigo que se enfrentaba su hermana, haciendo que ambas armaduras terminaran en el piso, Zelas se acerco a su hermana con la cimitarra en su mano y apuntando hacia ambas armaduras que tenían problemas en ponerse de pie -deberías quitarles la magia a latigazos.... si quieres- dijo lo ultimo con una reverencia en broma, dándole a entender que eran todos suyos para terminarlos como quisiera.
Perdió de vista a todos los demás que allí estaban, su atención solo estaba concentrada en su hermanita, la pequeña que a su modo había conseguido su propia libertad y con quien siempre podía reír por cualquier cosa, si el elfo no fuera tan quisquilloso, probablemente su hermana lo acompañaría en la mayoría de sus aventuras, al escuchar la pregunta de su pequeña hermana lanzo una carcajada, por desgracia tenían un perseguidor en común, -de momento si, ya sabes que no me gusta compartir mucho con la misma gente, ahora si te preguntas sobre ese familiar que tenemos en común....- las palabras fueron interrumpidas por una repentina iluminación de el lugar, entonces aparecieron armaduras poseídas para luchar contra los presentes.
El elfo molesto camino desenvainando una de sus cimitarras y le adjunto el cable que escondía debajo de sus ropas -Hey! estúpido pedazo de metal, estoy hablando con mi hermanita, como se atreven a interrumpir nuestra reunión, e invadir el lugar donde planeo dormir!!- ignorando completamente el motivo por el cual aparecieron, lanzo su cimitarra, clavandola en el pecho de la armadura y tiro de el cable atrayéndola hacia el, acto seguido pateo la espada que su enemigo sostenía y en un giro pateo el casco de la armadura con el otro pie en un elegante movimiento, haciendo que esta saliera por los aires, entonces con ambas manos sujeto su cimitarra y en un balanceo de esta lanzo a la armadura en dirección al enemigo que se enfrentaba su hermana, haciendo que ambas armaduras terminaran en el piso, Zelas se acerco a su hermana con la cimitarra en su mano y apuntando hacia ambas armaduras que tenían problemas en ponerse de pie -deberías quitarles la magia a latigazos.... si quieres- dijo lo ultimo con una reverencia en broma, dándole a entender que eran todos suyos para terminarlos como quisiera.
Zelas Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
Una estocada pobre tras otra, fáciles de esquivar a más no poder. Naturalmente el ceño de Ahroun se iba frunciendo cada vez más y más. Sentía como si le hubiesen obligado a entrenar con el cachorro más débil de su clan y lógicamente para el orgulloso hijo del líder, esto era un insulto.
—Ya... —Su tono fue tranquilo, pero una pizca de molestia marcaba lo grande que era—. ¡Basta, cachorro!
Esquivo la última estocada y un puñetazo derecho voló rápido y explosivo contra el yelmo de la armadura. El yelmo voló lejos y la mano volvió al bolsillo, mientras el resto de la armadura sin cabeza se desploma en el suelo.
Había observado suficiente a los demás, por lo que se detuvo unos momentos para ver a su contrincante caído. Las armaduras no eran más que eso según pudo comprobar: recipientes para una magia que desconocía y que levantaba una infinidad de sospechas.
Caminó a paso pesado por el pasillo. Lo primero fue darle una palmada en el hombro al niño presente. Si había usado un florero como arma, pero la fuerza con la que impacto a su enemigo fue notable. Era una leve muestra de reconocimiento. En cambio, el elfo que se había dado a entender como hermano de su amada, no hacía más que lucirse según el lobo.
Paso por entre medio de ambos sin mirarlos, flectó las rodillas y a ambas les quito el yelmo con fuerza para arrojarlos lejos. El resultado fue evidente, pero no dijo nada. Simplemente volvió a tomar la compostura firme y sería para volver a su posición frontal. Normalmente no habría hecho nada. No era su pelea, pero Aradia le importaba tanto como para no pensar en romper códigos si era necesario y su intención fue dejarlo en claro si iba a depender de otro para protegerla.
Magia y tecnología eran cosas que le ponían los sentidos a tope. Se sentía expuesto ante ambas y el rastro de magia en ese lugar estaba por todos lados. Era leve, pero su elevado olfato podía detectarlo. Solo había uno que no cuadraba y podía confundirlo con facilidad. El curso lógico sería guiarse por lo que si podía detectar, y en esto se concentra cuando siente de algún modo que la vista falla por segundos.
Basto con mover la cabeza a un lado, pudo ver un destello o algo bajando escaleras abajo. Su olfato tampoco le engañaba. Alguien ha estado ahí todo ese tiempo y estaba relacionado tanto con las luces como con las armaduras. —¿Brujos? —Pregunta con cierta sorprenda. No conocía esta capacidad de ellos para ocultar su presencia, ciertamente era algo perturbador.
Ahroun no se lo piensa dos veces y tampoco toma medidas cautelosas. Sabía que iban a arrinconar al gato, pero esto no le importaba como tampoco el sonido que hacía con sus pesadas firmes al contacto con la antigua madera. De vez en cuando debía sacudirse la cara por las telarañas, algo más a la lista de cosas molestas. Ya podía empezar a escribir toda una odisea al respecto.
El sótano curiosamente no estaba totalmente a oscuras. Habían al menos dos antorchas que permitían moverse con cierta facilidad entre el montón de cajas. Simplemente el desorden era demasiado, algunos indicios de muebles indicaban que anteriormente la sala había sido utilizada como biblioteca. Algunos escritorios y librerías actualmente vacías. Salvo por un tomo que reposaba cubierto de polvo sobre el escritorio más cercano.
No era para nada natural que el lobo se fijara en esos detalles, pero entendía la importancia de la información y la situación actual tampoco era para nada natural. Lecciones que no le gusto para nada aprender cuando era cachorro.
Al agarrar el libro logró ver que llevaba un apellido como titulo. Era la historia de la familia seguramente. Ahroun lo sacudió descuidadamente y al hacerlo una nota igual de polvorienta logró encontrar su camino al suelo. Se agacho para tomarla, le sacudió el polvo y leyó:
La última superviviente de un glorioso linaje, naturalmente seguiré las tradiciones. Ya tengo a mi guardián pulgoso. Hay un neófito bastardo igual, bastante molesto... No se cuanto más podré aguantarlos, pero hasta aquí llega nuestro glorioso linaje. Irónico.
El rostro del lobo tomo un semblante sombrío y serio. «Ya sabemos lo que busca...» Se llevó la mano a la cabeza y asintió, no necesitaba que se lo dijera. Tenía que concentrarse, tampoco sabía si aquellos que probablemente le habían seguido entenderían las pistas.
Sin duda le entregaría la nota a Aradia o a Zero. El cachorro hablador en pocas palabras era, exasperante...
—Habrá que degollarlos uno por uno, mi juego favorito —Dice con una sonrisa llena de malicia. Su tono de voz claramente había cambiado, era momento de pasar a la casería. Claramente no dejaría que Ahroun se llevase toda la diversión.
—Ya... —Su tono fue tranquilo, pero una pizca de molestia marcaba lo grande que era—. ¡Basta, cachorro!
Esquivo la última estocada y un puñetazo derecho voló rápido y explosivo contra el yelmo de la armadura. El yelmo voló lejos y la mano volvió al bolsillo, mientras el resto de la armadura sin cabeza se desploma en el suelo.
Había observado suficiente a los demás, por lo que se detuvo unos momentos para ver a su contrincante caído. Las armaduras no eran más que eso según pudo comprobar: recipientes para una magia que desconocía y que levantaba una infinidad de sospechas.
Caminó a paso pesado por el pasillo. Lo primero fue darle una palmada en el hombro al niño presente. Si había usado un florero como arma, pero la fuerza con la que impacto a su enemigo fue notable. Era una leve muestra de reconocimiento. En cambio, el elfo que se había dado a entender como hermano de su amada, no hacía más que lucirse según el lobo.
Paso por entre medio de ambos sin mirarlos, flectó las rodillas y a ambas les quito el yelmo con fuerza para arrojarlos lejos. El resultado fue evidente, pero no dijo nada. Simplemente volvió a tomar la compostura firme y sería para volver a su posición frontal. Normalmente no habría hecho nada. No era su pelea, pero Aradia le importaba tanto como para no pensar en romper códigos si era necesario y su intención fue dejarlo en claro si iba a depender de otro para protegerla.
Magia y tecnología eran cosas que le ponían los sentidos a tope. Se sentía expuesto ante ambas y el rastro de magia en ese lugar estaba por todos lados. Era leve, pero su elevado olfato podía detectarlo. Solo había uno que no cuadraba y podía confundirlo con facilidad. El curso lógico sería guiarse por lo que si podía detectar, y en esto se concentra cuando siente de algún modo que la vista falla por segundos.
Basto con mover la cabeza a un lado, pudo ver un destello o algo bajando escaleras abajo. Su olfato tampoco le engañaba. Alguien ha estado ahí todo ese tiempo y estaba relacionado tanto con las luces como con las armaduras. —¿Brujos? —Pregunta con cierta sorprenda. No conocía esta capacidad de ellos para ocultar su presencia, ciertamente era algo perturbador.
Ahroun no se lo piensa dos veces y tampoco toma medidas cautelosas. Sabía que iban a arrinconar al gato, pero esto no le importaba como tampoco el sonido que hacía con sus pesadas firmes al contacto con la antigua madera. De vez en cuando debía sacudirse la cara por las telarañas, algo más a la lista de cosas molestas. Ya podía empezar a escribir toda una odisea al respecto.
El sótano curiosamente no estaba totalmente a oscuras. Habían al menos dos antorchas que permitían moverse con cierta facilidad entre el montón de cajas. Simplemente el desorden era demasiado, algunos indicios de muebles indicaban que anteriormente la sala había sido utilizada como biblioteca. Algunos escritorios y librerías actualmente vacías. Salvo por un tomo que reposaba cubierto de polvo sobre el escritorio más cercano.
No era para nada natural que el lobo se fijara en esos detalles, pero entendía la importancia de la información y la situación actual tampoco era para nada natural. Lecciones que no le gusto para nada aprender cuando era cachorro.
Al agarrar el libro logró ver que llevaba un apellido como titulo. Era la historia de la familia seguramente. Ahroun lo sacudió descuidadamente y al hacerlo una nota igual de polvorienta logró encontrar su camino al suelo. Se agacho para tomarla, le sacudió el polvo y leyó:
La última superviviente de un glorioso linaje, naturalmente seguiré las tradiciones. Ya tengo a mi guardián pulgoso. Hay un neófito bastardo igual, bastante molesto... No se cuanto más podré aguantarlos, pero hasta aquí llega nuestro glorioso linaje. Irónico.
El rostro del lobo tomo un semblante sombrío y serio. «Ya sabemos lo que busca...» Se llevó la mano a la cabeza y asintió, no necesitaba que se lo dijera. Tenía que concentrarse, tampoco sabía si aquellos que probablemente le habían seguido entenderían las pistas.
Sin duda le entregaría la nota a Aradia o a Zero. El cachorro hablador en pocas palabras era, exasperante...
—Habrá que degollarlos uno por uno, mi juego favorito —Dice con una sonrisa llena de malicia. Su tono de voz claramente había cambiado, era momento de pasar a la casería. Claramente no dejaría que Ahroun se llevase toda la diversión.
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
Encuadernaciones Wittgenstein, rezaba el letrero a la entrada de un pequeño cuchitril en una apretada línea de edificios de madera en una poco concurrida calle de Sacrestic Ville. Ludwig Wittgenstein era el último de una larga línea familiar de encuadernadores de libros. El taller ofrecía encuadernaciones en cuero de la mejor calidad, con acabados escrupulosamente cuidados hasta el más mínimo detalle.
Lo que no mucha gente sabía era que Ludwig era también un aficionado de la magia arcana. El hombre encontraba que la paciencia y meticulosidad que dedicaba a las labores de encuadernación le servían también de gran ayuda a la hora de grabar las intrincadas runas y glifos que exigían los conjuros arcanos.
El cliente para el que trabajaba, sólo en su taller, en aquella noche de tormenta, sí conocía aquella faceta suya, a pesar de no haber tenido contacto alguno con Ludwig, al menos en lo que el encuadernador era capaz de recordar.
Le había hecho el encargo por carta y le había enviado el tomo a través de un mensajero, con una larga y detallada lista de instrucciones. Algunas de las entradas de la lista eran francamente extrañas, pero el mero hecho de que alguien conociera acerca de su afición, unido a la invitación a visitar La Casa, fue suficiente para estimular su curiosidad, por lo que no sólo aceptó el encargo, sino que se dispuso a cumplir las instrucciones punto por punto, con el máximo celo.
Ya había cosido con sumo cuidado las láminas de papel, asegurado las delgadas tapas de madera y reforzado los cantos del lomo. Más complicado resultó lo relativo a la cubierta de cuero. Había preparado el pergamino de acuerdo a los preceptos indicados en la carta de su contratista, que incluía un complejo diagrama de runas para la cara interior del mismo. Esa parte fue la que más tiempo le había consumido, no sólo por lo intrincado de los glifos, sino por el hecho de que debía trabajar con unos gruesos guantes de cuero que dificultaban del movimiento de sus dedos.
Pero todo aquello había pasado, el cuero había sido encolado y, tras varios días de reposo y prensado, en sus manos enguantadas podía verse un tomo nuevo y perfecto. Sencillo, eso sí, pues aún faltaba la decoración. Esa sería la tarea de aquella noche.
Después de sopesar el volumen, Ludwig lo dejó apoyado sobre su mesa de trabajo y se acercó al fogón, donde sus herramientas de metal comenzaban a enrojecerse. Empleó una buena media hora en realizar sencillas incisiones por todo el lomo, despacio, asegurándose de que los surcos en el cuero formaban líneas perfectamente rectas.
De acuerdo con las instrucciones, la contraportada debía quedar completamente lisa y para la portada, sólo le habían pedido una palabra. Para grabar aquellas letras, empleó otra media hora. Después de aquello, dejó que el libro reposara sobre su mesa, puso a enfriar sus herramientas, se aseguró de que el fuego de la chimenea estaba ya en receso y se fue a dormir.
La última sección de su lista de instrucciones era la relativa a la entrega, que llevó a cabo a la tarde siguiente. Como estaba escrito en su hoja de instrucciones, cuando llegó a La Casa, la puerta estaba abierta para él. No tuvo que tocar nada. De hecho, le habían pedido expresamente que no tocara nada. Atravesó el vestíbulo y encontró abierta la segunda puerta a la derecha y la escalera iluminada para él. Descendió al desordenado sótano y allí, como le había sido indicado, depositó el libro sobre el escritorio más cercano. También, como le había sido indicado, tomó una nota que había sobre el escritorio y la introdujo, sin leerla, dentro del libro.
En aquel momento, Ludwig oyó un ruido en la parte de arriba. Alzó la vista al cielo, como si pudiera ver a través de la pared. Sus últimas instrucciones le conminaban a salir de aquel sótano y de aquella casa por donde había entrado, sin tocar nada, pero la curiosidad fue más fuerte que él. Subió de nuevo al vestíbulo y, sin hacer ruido, con el mismo cuidado con el que grababa runas o encolaba el cuero, se acercó a una puerta cercana a la del sótano. Despacio, llevó la mano enguantada al picaporte y lo giró con mano diestra. La puerta crujió ligeramente al abrirse. La sala a la que conducía estaba tenuemente iluminada. Lo que Ludwig vio en aquella habitación le acompañaría por el resto de su corta vida.
Bienvenidos a su sorpresa de Samhain (en marzo, ¿por qué no? Cada quién que celebre cuando quiera). Veo que Ahroun ya les tiene preparada una tramita bien oscura, así que sólo voy a introducir una pequeña, minúscula, insignificante complicación.
Imagino que se estarán preguntando a qué ha venido este post tan off-topic. Se lo explico en un momento: el libro que está encuadernando nuestro amigo es el mismo libro que, tiempo después, un descuidado licántropo agarrará en una noche de luna llena. Y, sí, la encuadernación está maldita, como lo está el licántropo que agarró el libro (soy consciente de que ya te “castigué” en otro tema por no tocar, puedes recalcar la ironía tanto como quieras, pero esto era muy goloso para dejarlo pasar).
Como ya he dicho, Ahroun se ha ganado una linda maldición. Que se extinga al finalizar este tema o perdure un poquito más dependerá de sus acciones, pero quizá también de las de sus acompañantes. Los efectos del hechizo no serán visibles inmediatamente. Por el momento, Ragabash tiene el control pero, al contrario de lo que ha estado ocurriendo a lo largo del tema, no podrá comunicarse con Ahroun. Ahroun se ha ido. ¿A dónde? En seguida lo veremos.
La segunda parte de la maldición saldrá a la luz cuando Ragabash intente transformarse en lobo. No podrá, sólo tendrá control sobre la mente y cuerpo “humanos”, sin acceso al lobito. ¿Qué ha sido de nuestro lobo bípedo? A eso vamos.
En algún momento del tema, cuando ustedes lo decidan, aparecerá entre el grupo de enemigos a que tengan que enfrentarse un bonito lobo bípedo que seguro que a alguien le resulta familiar. ¿Adivinan quién es? Exacto, es Ahroun, pero un Ahroun un tanto perdido. Él nunca ha tenido el control de su cuerpo animal, por lo que no sabe cómo hacerlo. Funcionará por puro instinto, el instinto de la bestia, no del humano. Una bestia asustada (las más peligrosas) que atacará con garras y dientes a cualquiera que se acerque. Oh, por si se lo están preguntando, no, Ahroun no podrá hablar (ni escribir) en forma de lobo, tendrán que buscar otra forma de comunicación.
¡Que pasen linda noche!
Lo que no mucha gente sabía era que Ludwig era también un aficionado de la magia arcana. El hombre encontraba que la paciencia y meticulosidad que dedicaba a las labores de encuadernación le servían también de gran ayuda a la hora de grabar las intrincadas runas y glifos que exigían los conjuros arcanos.
El cliente para el que trabajaba, sólo en su taller, en aquella noche de tormenta, sí conocía aquella faceta suya, a pesar de no haber tenido contacto alguno con Ludwig, al menos en lo que el encuadernador era capaz de recordar.
Le había hecho el encargo por carta y le había enviado el tomo a través de un mensajero, con una larga y detallada lista de instrucciones. Algunas de las entradas de la lista eran francamente extrañas, pero el mero hecho de que alguien conociera acerca de su afición, unido a la invitación a visitar La Casa, fue suficiente para estimular su curiosidad, por lo que no sólo aceptó el encargo, sino que se dispuso a cumplir las instrucciones punto por punto, con el máximo celo.
Ya había cosido con sumo cuidado las láminas de papel, asegurado las delgadas tapas de madera y reforzado los cantos del lomo. Más complicado resultó lo relativo a la cubierta de cuero. Había preparado el pergamino de acuerdo a los preceptos indicados en la carta de su contratista, que incluía un complejo diagrama de runas para la cara interior del mismo. Esa parte fue la que más tiempo le había consumido, no sólo por lo intrincado de los glifos, sino por el hecho de que debía trabajar con unos gruesos guantes de cuero que dificultaban del movimiento de sus dedos.
Pero todo aquello había pasado, el cuero había sido encolado y, tras varios días de reposo y prensado, en sus manos enguantadas podía verse un tomo nuevo y perfecto. Sencillo, eso sí, pues aún faltaba la decoración. Esa sería la tarea de aquella noche.
Después de sopesar el volumen, Ludwig lo dejó apoyado sobre su mesa de trabajo y se acercó al fogón, donde sus herramientas de metal comenzaban a enrojecerse. Empleó una buena media hora en realizar sencillas incisiones por todo el lomo, despacio, asegurándose de que los surcos en el cuero formaban líneas perfectamente rectas.
De acuerdo con las instrucciones, la contraportada debía quedar completamente lisa y para la portada, sólo le habían pedido una palabra. Para grabar aquellas letras, empleó otra media hora. Después de aquello, dejó que el libro reposara sobre su mesa, puso a enfriar sus herramientas, se aseguró de que el fuego de la chimenea estaba ya en receso y se fue a dormir.
La última sección de su lista de instrucciones era la relativa a la entrega, que llevó a cabo a la tarde siguiente. Como estaba escrito en su hoja de instrucciones, cuando llegó a La Casa, la puerta estaba abierta para él. No tuvo que tocar nada. De hecho, le habían pedido expresamente que no tocara nada. Atravesó el vestíbulo y encontró abierta la segunda puerta a la derecha y la escalera iluminada para él. Descendió al desordenado sótano y allí, como le había sido indicado, depositó el libro sobre el escritorio más cercano. También, como le había sido indicado, tomó una nota que había sobre el escritorio y la introdujo, sin leerla, dentro del libro.
En aquel momento, Ludwig oyó un ruido en la parte de arriba. Alzó la vista al cielo, como si pudiera ver a través de la pared. Sus últimas instrucciones le conminaban a salir de aquel sótano y de aquella casa por donde había entrado, sin tocar nada, pero la curiosidad fue más fuerte que él. Subió de nuevo al vestíbulo y, sin hacer ruido, con el mismo cuidado con el que grababa runas o encolaba el cuero, se acercó a una puerta cercana a la del sótano. Despacio, llevó la mano enguantada al picaporte y lo giró con mano diestra. La puerta crujió ligeramente al abrirse. La sala a la que conducía estaba tenuemente iluminada. Lo que Ludwig vio en aquella habitación le acompañaría por el resto de su corta vida.
__________________
Bienvenidos a su sorpresa de Samhain (en marzo, ¿por qué no? Cada quién que celebre cuando quiera). Veo que Ahroun ya les tiene preparada una tramita bien oscura, así que sólo voy a introducir una pequeña, minúscula, insignificante complicación.
Imagino que se estarán preguntando a qué ha venido este post tan off-topic. Se lo explico en un momento: el libro que está encuadernando nuestro amigo es el mismo libro que, tiempo después, un descuidado licántropo agarrará en una noche de luna llena. Y, sí, la encuadernación está maldita, como lo está el licántropo que agarró el libro (soy consciente de que ya te “castigué” en otro tema por no tocar, puedes recalcar la ironía tanto como quieras, pero esto era muy goloso para dejarlo pasar).
Como ya he dicho, Ahroun se ha ganado una linda maldición. Que se extinga al finalizar este tema o perdure un poquito más dependerá de sus acciones, pero quizá también de las de sus acompañantes. Los efectos del hechizo no serán visibles inmediatamente. Por el momento, Ragabash tiene el control pero, al contrario de lo que ha estado ocurriendo a lo largo del tema, no podrá comunicarse con Ahroun. Ahroun se ha ido. ¿A dónde? En seguida lo veremos.
La segunda parte de la maldición saldrá a la luz cuando Ragabash intente transformarse en lobo. No podrá, sólo tendrá control sobre la mente y cuerpo “humanos”, sin acceso al lobito. ¿Qué ha sido de nuestro lobo bípedo? A eso vamos.
En algún momento del tema, cuando ustedes lo decidan, aparecerá entre el grupo de enemigos a que tengan que enfrentarse un bonito lobo bípedo que seguro que a alguien le resulta familiar. ¿Adivinan quién es? Exacto, es Ahroun, pero un Ahroun un tanto perdido. Él nunca ha tenido el control de su cuerpo animal, por lo que no sabe cómo hacerlo. Funcionará por puro instinto, el instinto de la bestia, no del humano. Una bestia asustada (las más peligrosas) que atacará con garras y dientes a cualquiera que se acerque. Oh, por si se lo están preguntando, no, Ahroun no podrá hablar (ni escribir) en forma de lobo, tendrán que buscar otra forma de comunicación.
¡Que pasen linda noche!
Fehu
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
-Zelas del viento al fin y al cabo.-Dijo la elfa mientras danzaba entre los ataques de la armadura y como él solo se dedicó a quitar a la tosca armadura de enfrente. Invitándola a jugar con la cadena envainada en la cadera. Sonrió con un ligero rubor y se llevó las manos a la cintura.-Tengo algunos trucos nuevos hermanote.
Pero, ahí quedo el tema, Ahroun con su sutileza termino con el hechizo de las armaduras y al verle ella se sintió con algo de pena. Acercándose a su hermano con pequeños pasitos.-Es muy práctico, a veces siento que solo se dedica a cuidar que no me mate sola. –Susurro y tomo la mano de su hermano para encaminarse con él allá a donde iba su amado y miro alrededor y dado lo sucedido no había duda del origen de tanto las luces como de las armaduras.-Brujos o algún arcanista, o un brujo arcanista. Se dé elfos que hacen golems de barro y piedra, supongo ha de ser una magia similar.
Que podía decir, antes de salir de su hogar, en esos temas era una papa bien enterrada, pero no acabo de pisar los límites del bosque cuando se vio con elfos que arrojaban flechas sanadoras, troles y vampiros y una secta de brujos… Y no quería hacer más memoria por que las cosas no se ponían nada bonitas en su camino y se abrazó como si espantara así los escalofríos. Siguió sin más al lobo, mirando de tanto en tanto al chico que se les había agregado en la taberna, Ahroun se llevó la peor parte quitando telarañas mientras bajaban al sótano, seguramente siguiendo la pista del éter del que se había encargado de entramar las situaciones anteriores. Trato de no prestar atención a los trastos, pero entre copas y cajas pensaba que era un lugar seguro, se contaban con mucho material para lanzar en caso de espantos.
-Amor, no deberías tocas cosas sin cuidado, créeme lo aprendí de mala forma.-Dijo la elfa al ver como sacudía un libro así sin más y recogía una nota que después alzo y Aradia ni tarda ni perezosa tomo y alzo la ceja sin entender la nota, pero la guardo por sí acaso la necesitaban tras leerla en voz alta.-A quien se referirá la not.
Miro a su pareja con los ojos bien abiertos, como si fuera un fantasma y se alejó unos pasos llevando la mano a su cadera. Casi sentía como sus orejas se estiraban, como si esperara que de un momento a otro Ahroun se volviera ese lobo bípedo, pero ¿Por qué?, nadie los había atacado, aún, ¿se refería a ellos cuando hablaba de degollar a alguien? Paso saliva. El libro, tal vez lo estaba manipulando esa cosa. – ¿Ahroun?
Musito de forma clara, pero sin dudar siquiera que el señor sombrío era el que estaba en ese momento haciendo acto de presencia. Tantas preguntas y estaba segura que no iba a responderle ninguna, al menos no de momento.
Pero, ahí quedo el tema, Ahroun con su sutileza termino con el hechizo de las armaduras y al verle ella se sintió con algo de pena. Acercándose a su hermano con pequeños pasitos.-Es muy práctico, a veces siento que solo se dedica a cuidar que no me mate sola. –Susurro y tomo la mano de su hermano para encaminarse con él allá a donde iba su amado y miro alrededor y dado lo sucedido no había duda del origen de tanto las luces como de las armaduras.-Brujos o algún arcanista, o un brujo arcanista. Se dé elfos que hacen golems de barro y piedra, supongo ha de ser una magia similar.
Que podía decir, antes de salir de su hogar, en esos temas era una papa bien enterrada, pero no acabo de pisar los límites del bosque cuando se vio con elfos que arrojaban flechas sanadoras, troles y vampiros y una secta de brujos… Y no quería hacer más memoria por que las cosas no se ponían nada bonitas en su camino y se abrazó como si espantara así los escalofríos. Siguió sin más al lobo, mirando de tanto en tanto al chico que se les había agregado en la taberna, Ahroun se llevó la peor parte quitando telarañas mientras bajaban al sótano, seguramente siguiendo la pista del éter del que se había encargado de entramar las situaciones anteriores. Trato de no prestar atención a los trastos, pero entre copas y cajas pensaba que era un lugar seguro, se contaban con mucho material para lanzar en caso de espantos.
-Amor, no deberías tocas cosas sin cuidado, créeme lo aprendí de mala forma.-Dijo la elfa al ver como sacudía un libro así sin más y recogía una nota que después alzo y Aradia ni tarda ni perezosa tomo y alzo la ceja sin entender la nota, pero la guardo por sí acaso la necesitaban tras leerla en voz alta.-A quien se referirá la not.
Miro a su pareja con los ojos bien abiertos, como si fuera un fantasma y se alejó unos pasos llevando la mano a su cadera. Casi sentía como sus orejas se estiraban, como si esperara que de un momento a otro Ahroun se volviera ese lobo bípedo, pero ¿Por qué?, nadie los había atacado, aún, ¿se refería a ellos cuando hablaba de degollar a alguien? Paso saliva. El libro, tal vez lo estaba manipulando esa cosa. – ¿Ahroun?
Musito de forma clara, pero sin dudar siquiera que el señor sombrío era el que estaba en ese momento haciendo acto de presencia. Tantas preguntas y estaba segura que no iba a responderle ninguna, al menos no de momento.
Aradia Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
La batalla termina de manera insuperable, todos los elementos de la partida demuestran su buena habilidad… que hayan enfrentado a un enemigo tan poco formidable también tiene que ver claro pero mejor guardarse esos comentarios.
Zero sonríe cuando recibe algunas palmaditas, reconoce el gesto de inmediato. Se les suelen dispensar a los infantes cuando hacen las cosas bien… es curioso que pese a su eficiencia no las haya recibido mucho por otro lado.
Ahroun detecta un rastro y eso lo dice su rostro antes de siquiera hablar, la referencia a una especie aerandiana en particular termina por confirmar todo en la mente del pequeño aumentado.
La presencia de hechiceros da respuesta al grupo de armaduras asesinas sin duda, una respuesta que descarta cualquier posibilidad sobrenatural. Nuevamente la lógica se impone por sobre los misticismos con algo de pericia de por medio.
Avanzan entonces, siguiendo de cerca a su elemento más pintoresco. Se les suma el elfo joven y no es para menos teniendo en cuenta su vínculo sanguíneo con Aradia, al parecer se trata de su hermano mayor.
Es difícil sacar en claro la edad de los elementos elficos a simple vista, cuando superan la juventud física todos quedan en una especie de limbo temporal, al menos con respecto a las otras razas. En ese sentido son similares a los bios.
No les toma mucho llegar al sótano, lugar donde nuevamente son “atacados” por telarañas… o al menos los adultos pues el joven Zero avanza sin problemas gracias a su tamaño compacto, a veces ser pequeño resulta muy útil.
Pese a las reservas de su integrante femenina, Ahroun sujeta el libro solitario. Lo cierto es que de buenas a primeras su única “pega” parece ser la carencia completa de información, con excepción de una nota al menos.
El mayor de todos lee el papel para sí mismo y aunque en un principio parece poco interesado, todo toma connotaciones extrañas a medida que el semblante del personaje y su posterior tono de voz cambian.
Aradia nota el drástico cambio, pasando a vociferar el nombre de su compañero con dejes interrogantes. Para ese entonces Z9-42 ya considera que algo muy malo ha pasado con el sujeto, al menos en el ámbito psicológico.
Creo… creo que no es la misma persona de hace instantes.
Expresa esto con mueca de asombro y es que está entrenado para detectar tales cosas, al parecer las sospechas iniciales de la señorita elfa si tenían fundamento. A todas luces, algo de naturaleza mágica ocurrió cuando Ahroun sujeto el libro… algo con variables peligrosas de por medio.
Zero sonríe cuando recibe algunas palmaditas, reconoce el gesto de inmediato. Se les suelen dispensar a los infantes cuando hacen las cosas bien… es curioso que pese a su eficiencia no las haya recibido mucho por otro lado.
Ahroun detecta un rastro y eso lo dice su rostro antes de siquiera hablar, la referencia a una especie aerandiana en particular termina por confirmar todo en la mente del pequeño aumentado.
La presencia de hechiceros da respuesta al grupo de armaduras asesinas sin duda, una respuesta que descarta cualquier posibilidad sobrenatural. Nuevamente la lógica se impone por sobre los misticismos con algo de pericia de por medio.
Avanzan entonces, siguiendo de cerca a su elemento más pintoresco. Se les suma el elfo joven y no es para menos teniendo en cuenta su vínculo sanguíneo con Aradia, al parecer se trata de su hermano mayor.
Es difícil sacar en claro la edad de los elementos elficos a simple vista, cuando superan la juventud física todos quedan en una especie de limbo temporal, al menos con respecto a las otras razas. En ese sentido son similares a los bios.
No les toma mucho llegar al sótano, lugar donde nuevamente son “atacados” por telarañas… o al menos los adultos pues el joven Zero avanza sin problemas gracias a su tamaño compacto, a veces ser pequeño resulta muy útil.
Pese a las reservas de su integrante femenina, Ahroun sujeta el libro solitario. Lo cierto es que de buenas a primeras su única “pega” parece ser la carencia completa de información, con excepción de una nota al menos.
El mayor de todos lee el papel para sí mismo y aunque en un principio parece poco interesado, todo toma connotaciones extrañas a medida que el semblante del personaje y su posterior tono de voz cambian.
Aradia nota el drástico cambio, pasando a vociferar el nombre de su compañero con dejes interrogantes. Para ese entonces Z9-42 ya considera que algo muy malo ha pasado con el sujeto, al menos en el ámbito psicológico.
Creo… creo que no es la misma persona de hace instantes.
Expresa esto con mueca de asombro y es que está entrenado para detectar tales cosas, al parecer las sospechas iniciales de la señorita elfa si tenían fundamento. A todas luces, algo de naturaleza mágica ocurrió cuando Ahroun sujeto el libro… algo con variables peligrosas de por medio.
Z9-42
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
La reunión se desarrollaba de forma divertida cuando se vieron interrumpidos por lo que parecía ser el amante de su hermana un aguafiestas de tomo y lomo que exudaba inseguridad por todos lados, la figura del elfo obviamente presionaba los botones de la paciencia del aburrido amante, motivo por el cual Zelas reía internamente.
-Practico?, solo veo a alguien inseguro de no ser el centro de atención, solo míralo, sabes como defenderte, y tenias que dar el golpe de gracia, pero el también tenia que aparecer- dijo lo ultimo fuerte con toda la intención de que el cara de anciano escuchara, ya sabia que su hermana era media rara, mas nunca se imagino que lo fuera tanto, "por otro lado, he hecho cosas peores" pensó para si mismo mientras caminaba junto a su hermana y el pequeño al cual aun no encontraba su motivo de estar allí "no es feo como el inseguro, tampoco tiene los rasgos de la loca... gracias a los dioses por no darme un sobrino" agradecía el elfo mientras bajaban al sótano, el inseguro había resultado útil para algo y Zelas se lo hizo saber -quien lo diría Aradia, tu amante resulto no ser un completo inútil, al menos limpia el camino- comento al momento que una telaraña se le pego al hombro, -retiro lo dicho, es un inútil- comento sacudiéndose el hombro.
Ya estaban en el sótano y Zelas aun con su cimitarra en la mano ve una caja que llama su atención, se acerca a esta abre la superficie de este introduciendo la hoja en una hendidura y haciendo una leve palanca, viendo solo utensilios de cocina en su interior en su interior, vuelve al grupo un poco decepcionado -esperaba encontrar vino- le comenta a su hermana cuando escucha al amante de esta decir algo que el elfo recibió como una invitación, mientras los demás se ponían en alerta, el elfo seguía tan cargante como solía ser siempre que se lo proponía -como si no hubiera escuchado esas cosas antes, adelante aguafiestas, eres libre de atreverte si eres lo suficientemente hombre- dijo al momento que avanzaba y se plantaba frente al inútil, convirtiéndose en lo que se podría decir la primera linea entre el idiota y el grupo.
-Practico?, solo veo a alguien inseguro de no ser el centro de atención, solo míralo, sabes como defenderte, y tenias que dar el golpe de gracia, pero el también tenia que aparecer- dijo lo ultimo fuerte con toda la intención de que el cara de anciano escuchara, ya sabia que su hermana era media rara, mas nunca se imagino que lo fuera tanto, "por otro lado, he hecho cosas peores" pensó para si mismo mientras caminaba junto a su hermana y el pequeño al cual aun no encontraba su motivo de estar allí "no es feo como el inseguro, tampoco tiene los rasgos de la loca... gracias a los dioses por no darme un sobrino" agradecía el elfo mientras bajaban al sótano, el inseguro había resultado útil para algo y Zelas se lo hizo saber -quien lo diría Aradia, tu amante resulto no ser un completo inútil, al menos limpia el camino- comento al momento que una telaraña se le pego al hombro, -retiro lo dicho, es un inútil- comento sacudiéndose el hombro.
Ya estaban en el sótano y Zelas aun con su cimitarra en la mano ve una caja que llama su atención, se acerca a esta abre la superficie de este introduciendo la hoja en una hendidura y haciendo una leve palanca, viendo solo utensilios de cocina en su interior en su interior, vuelve al grupo un poco decepcionado -esperaba encontrar vino- le comenta a su hermana cuando escucha al amante de esta decir algo que el elfo recibió como una invitación, mientras los demás se ponían en alerta, el elfo seguía tan cargante como solía ser siempre que se lo proponía -como si no hubiera escuchado esas cosas antes, adelante aguafiestas, eres libre de atreverte si eres lo suficientemente hombre- dijo al momento que avanzaba y se plantaba frente al inútil, convirtiéndose en lo que se podría decir la primera linea entre el idiota y el grupo.
- Habilidad activa:
- Habilidad de nivel 0: Exasperante:(Rasgo) La perfección provoca irritabilidad en la gente, Zelas lo sabe muy bien e incluso le divierte, por lo mismo su estilo de combate se enfoca en enojar a sus enemigos para evadir y desviar con mayor éxito los ataques de sus adversarios gracias a su agilidad potenciada por el poder de la luz, esperando siempre el momento adecuado para desarrollar contraataques oportunos.
Zelas Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
—¿Quién lo diría? El viejo Ludwig resultó útil después de todo —La voz infantil tenía un tono macabro, suficiente para calar cada hueso de los presentes en aquella habitación. Ya tenían instrucciones, el hecho de que permanecieran ahí le exasperaba. «Nuestros invitados... Si, ellos me librarán de esta panda de inútiles»
Un aullido nuevo para los residentes cercanos y los de la misma mansión se escuchó en las profundidades del bosque. Al escucharlo, los ojos verde-amarillentos por fin se abrieron. Después de tantas lunas llenas, por fin había encontrado algo con lo que encapricharse y divertirse. «Una lástima por Ludwig, cuando por fin resultaba ser útil»
Ahroun por su parte ya se había preparado mentalmente para aquel posible encuentro con la familia de Aradia. Muchas veces pareciera que esos temas que tanto le preocupaban a su mujer, pasaban desapercibidos por la mente del lobo. Sin embargo, era lo contrario. Ahroun estaba acostumbrado a las tramas y provocaciones familiares, estas solo empeoraron desde que fue declarado como heredero del clan. Claro que todo esto fue previo Ragabash. El caso era que no iba a caer en las provocaciones del elfo, por mucho que le gustaría ponerle bozal al cachorro.
Volviendo al sótano...
Ragabash no pasó por alto el nombre de su contraparte por los labios de la elfa. Después de todo ya sentía que había algo mal. Siempre estaba atento a Ahroun, incluso cuando tomaba el control se preocupaba de atormentarlo. Su idea era cambiar los planes respecto al familiar exasperante.
«He cachorro, como no digas nada será el primer descuartizado...» No hubo respuesta alguna, solo podía acceder a los recuerdos compartidos, pero nada más.
«¡Luego me encargaré de la desvirgada, así como mate a tu madre! ¡¿Me escuchas?!» Generalmente eso siempre funcionaba, pero nuevamente no hubo respuesta. «¿Qué demonios?» Pensó y miró al elfo. La mirada de Ragabash claramente era distinta a la de Ahroun, amenazante y furiosa por naturaleza.
Se tomo unos segundos mientras tomaba el libro y lo guardaba en su bolsillo. Se cruzo de brazos y comenzó un extenuante estudio interior. Incluso, pensó en transformarse. Lo intentó, la situación ya era bastante fastidiosa como para no hacerlo, pero... La bestia tampoco estaba. «Esto es malo...» Se llevó los dedos a la cien, pero por más que intentaba no habían respuestas. Por primera vez desde que los tres se habían visto las caras, se sentía vacío... Casi, humano.
—Ahroun no esta, la bestia tampoco —Su tono de voz mostraba preocupación y asombro—. No me puedo transformar, ni hablar con el cachorro... El de hace un rato.
Explicó aunque lo último iba para los demás presentes.
El viejo Ludwig sonrió al escuchar las palabras de su señora. «Funcionó, funcionó... ¡Por fin!» Su sonrisa demente habría sido motivo de escalofrío para cualquiera que lo viese escondido en esa habitación. Esa misma habitación que le había provocado pesadillas por tantos años, irónico estar una vez más ahí siendo el único escondite.
No había tiempo que perder. Entendía que su señora había enloquecido hace años, y buscaba deshacerse de todos en un retorcido intento por volver a retomar las viejas tradiciones cuando no quedaba nada que arreglar. «Hay que sacarlos de ahí...»
Abrió el pergamino contenedor de hechizos y comenzó a contar su historia de fantasmas.
En el sótano pronto pudieron escuchar desde las paredes varios gemidos de dolor. Poco a poco manos espectrales comenzaron a aparecer, luego la cabeza como si usaran la pared para salir de su entierro. Los fantasmas pronto estarían frente al grupo, avanzando torpemente hacía ellos.
Entre los gemidos lastimeros, un grito de espanto se escuchó por detrás de las cajas. Solo se trataba de un joven que aparentemente hacía unos meses había llegado a la edad legal humana. Su rostro mostraba que estaba apunto de hacerse en los pantalones cuando sale disparado de su escondite.
El joven brujo de túnica roja se da de lleno contra la espalda de Zelas quien anteriormente estuvo a punto de descubrirlo. —¡Los maestros han enloquecido! ¡Es culpa de ustedes! —Gritó temeroso mientras apuntaba al grupo—. ¡Nos matarán a todos, hay que salir de aquí!
Retrocedió apoyándose en las manos, pero al recordar las ilusiones se detuvo. Trago saliva y saco una daga que empuño fuertemente con sus dos manos. Le llegaban a temblar mientras un sudor frío corría por su pálida frente y el resto de su cuerpo.
Diálogos de pnjs:
-¿¿¿???
-Ludwig
-El joven que aparece en el sótano
-Iré añadiendo más en off para evitar confusiones.
-Los colores de Ahroun y Ragabash siguen siendo los mismos que en mi firma.
-Ludwig y el pnj desconocido están fuera de alcance por el momento.
Matar al joven asustado o no esta en sus manos y aclaro que los fantasmas son ilusiones. No hacen daño, están ahí con otro propósito.
Ah y el aullido en el segundo párrafo ya pueden adivinar a quien pertenece. Y sí gracias a Fehu, se puede escuchar en la lejanía pero aún no es momento de verlo.
Un aullido nuevo para los residentes cercanos y los de la misma mansión se escuchó en las profundidades del bosque. Al escucharlo, los ojos verde-amarillentos por fin se abrieron. Después de tantas lunas llenas, por fin había encontrado algo con lo que encapricharse y divertirse. «Una lástima por Ludwig, cuando por fin resultaba ser útil»
(…)
Ahroun por su parte ya se había preparado mentalmente para aquel posible encuentro con la familia de Aradia. Muchas veces pareciera que esos temas que tanto le preocupaban a su mujer, pasaban desapercibidos por la mente del lobo. Sin embargo, era lo contrario. Ahroun estaba acostumbrado a las tramas y provocaciones familiares, estas solo empeoraron desde que fue declarado como heredero del clan. Claro que todo esto fue previo Ragabash. El caso era que no iba a caer en las provocaciones del elfo, por mucho que le gustaría ponerle bozal al cachorro.
Volviendo al sótano...
Ragabash no pasó por alto el nombre de su contraparte por los labios de la elfa. Después de todo ya sentía que había algo mal. Siempre estaba atento a Ahroun, incluso cuando tomaba el control se preocupaba de atormentarlo. Su idea era cambiar los planes respecto al familiar exasperante.
«He cachorro, como no digas nada será el primer descuartizado...» No hubo respuesta alguna, solo podía acceder a los recuerdos compartidos, pero nada más.
«¡Luego me encargaré de la desvirgada, así como mate a tu madre! ¡¿Me escuchas?!» Generalmente eso siempre funcionaba, pero nuevamente no hubo respuesta. «¿Qué demonios?» Pensó y miró al elfo. La mirada de Ragabash claramente era distinta a la de Ahroun, amenazante y furiosa por naturaleza.
Se tomo unos segundos mientras tomaba el libro y lo guardaba en su bolsillo. Se cruzo de brazos y comenzó un extenuante estudio interior. Incluso, pensó en transformarse. Lo intentó, la situación ya era bastante fastidiosa como para no hacerlo, pero... La bestia tampoco estaba. «Esto es malo...» Se llevó los dedos a la cien, pero por más que intentaba no habían respuestas. Por primera vez desde que los tres se habían visto las caras, se sentía vacío... Casi, humano.
—Ahroun no esta, la bestia tampoco —Su tono de voz mostraba preocupación y asombro—. No me puedo transformar, ni hablar con el cachorro... El de hace un rato.
Explicó aunque lo último iba para los demás presentes.
(…)
El viejo Ludwig sonrió al escuchar las palabras de su señora. «Funcionó, funcionó... ¡Por fin!» Su sonrisa demente habría sido motivo de escalofrío para cualquiera que lo viese escondido en esa habitación. Esa misma habitación que le había provocado pesadillas por tantos años, irónico estar una vez más ahí siendo el único escondite.
No había tiempo que perder. Entendía que su señora había enloquecido hace años, y buscaba deshacerse de todos en un retorcido intento por volver a retomar las viejas tradiciones cuando no quedaba nada que arreglar. «Hay que sacarlos de ahí...»
Abrió el pergamino contenedor de hechizos y comenzó a contar su historia de fantasmas.
(…)
En el sótano pronto pudieron escuchar desde las paredes varios gemidos de dolor. Poco a poco manos espectrales comenzaron a aparecer, luego la cabeza como si usaran la pared para salir de su entierro. Los fantasmas pronto estarían frente al grupo, avanzando torpemente hacía ellos.
Entre los gemidos lastimeros, un grito de espanto se escuchó por detrás de las cajas. Solo se trataba de un joven que aparentemente hacía unos meses había llegado a la edad legal humana. Su rostro mostraba que estaba apunto de hacerse en los pantalones cuando sale disparado de su escondite.
El joven brujo de túnica roja se da de lleno contra la espalda de Zelas quien anteriormente estuvo a punto de descubrirlo. —¡Los maestros han enloquecido! ¡Es culpa de ustedes! —Gritó temeroso mientras apuntaba al grupo—. ¡Nos matarán a todos, hay que salir de aquí!
Retrocedió apoyándose en las manos, pero al recordar las ilusiones se detuvo. Trago saliva y saco una daga que empuño fuertemente con sus dos manos. Le llegaban a temblar mientras un sudor frío corría por su pálida frente y el resto de su cuerpo.
Off:
Diálogos de pnjs:
-¿¿¿???
-Ludwig
-El joven que aparece en el sótano
-Iré añadiendo más en off para evitar confusiones.
-Los colores de Ahroun y Ragabash siguen siendo los mismos que en mi firma.
-Ludwig y el pnj desconocido están fuera de alcance por el momento.
Matar al joven asustado o no esta en sus manos y aclaro que los fantasmas son ilusiones. No hacen daño, están ahí con otro propósito.
Ah y el aullido en el segundo párrafo ya pueden adivinar a quien pertenece. Y sí gracias a Fehu, se puede escuchar en la lejanía pero aún no es momento de verlo.
Ahroun
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
-Tranquilo hermano.- Dijo sonriendo la joven, había estado feliz de toparse con su igual del clan, aunque no puede decir que sin ciertas reservas. Y estas se vieron claras conforme su hermano seguía abriendo la boca, ella le hizo un gesto para que se sosegara mientras el niño aún les seguía, apremio que tuviera valor, pero era un niño que viajaba solo. Por muchas razones le daba muy mala espina y en muchos sentidos tenía más elevada la guardia.
-No no lo es, quédate detrás.- Apuro al chiquillo del quen o recordaba nombre ¿se había presentado? como invitándole a usarla de escudo.. Oh genial los hábitos… Ahora su atención se centraba en su pareja, sentía la piel erizarse y no de buena manera, este de repente tenía la mirada ida, como si hablara consigo mismo, cosa que ya había visto y no era buena señal, luego el gesto en la sien. Bajo un poco los hombros y haciendo que alzara una ceja y le mirara curiosa, entendía un poco las connotaciones de que el personaje apareciera pero en ese momento no había ninguna. Pero luego lo oyó.- ¿Señor sombrío?
Dijo con un canturreo y luego se llevó las manos a la cara como si la estirara.., .-Oh no no nononono – Dijo mirando a todos lados como si fuera a aparecer un doble de su novio por ahí tirado y se le acerco tomándole de las solapas del abrigo.- ¿Dónde está?, mira que si le has hecho, tengo mis trucos y ..-Bufo con molestia pero esta no se disolvió solo cambio de objetivo al ver al capa roja, había visto a un grupo de esos en una variante de su visión del Cáliz, estaba que trinaba y pocas veces se podría decir que se había visto el gesto serio que puso la elfa, con mirada gélida mientras se ponía bien derecha como si con esto ganara más porte despiadado y se dirigía al brujo.-Yo te voy a matar a ti si no me dices que es lo que has hecho, y si no fuiste tú, más te vale saberlo.
Miro con absoluto desprecio la daga que empuñaba hacia el grupo y desenvaino la cadena sonriendo de lado, si esas ilusiones no lo mataban del miedo, y no le respondía lo que ella buscaba no titubearía de nuevo y habría un brujo menos en el mundo.
-No no lo es, quédate detrás.- Apuro al chiquillo del quen o recordaba nombre ¿se había presentado? como invitándole a usarla de escudo.. Oh genial los hábitos… Ahora su atención se centraba en su pareja, sentía la piel erizarse y no de buena manera, este de repente tenía la mirada ida, como si hablara consigo mismo, cosa que ya había visto y no era buena señal, luego el gesto en la sien. Bajo un poco los hombros y haciendo que alzara una ceja y le mirara curiosa, entendía un poco las connotaciones de que el personaje apareciera pero en ese momento no había ninguna. Pero luego lo oyó.- ¿Señor sombrío?
Dijo con un canturreo y luego se llevó las manos a la cara como si la estirara.., .-Oh no no nononono – Dijo mirando a todos lados como si fuera a aparecer un doble de su novio por ahí tirado y se le acerco tomándole de las solapas del abrigo.- ¿Dónde está?, mira que si le has hecho, tengo mis trucos y ..-Bufo con molestia pero esta no se disolvió solo cambio de objetivo al ver al capa roja, había visto a un grupo de esos en una variante de su visión del Cáliz, estaba que trinaba y pocas veces se podría decir que se había visto el gesto serio que puso la elfa, con mirada gélida mientras se ponía bien derecha como si con esto ganara más porte despiadado y se dirigía al brujo.-Yo te voy a matar a ti si no me dices que es lo que has hecho, y si no fuiste tú, más te vale saberlo.
Miro con absoluto desprecio la daga que empuñaba hacia el grupo y desenvaino la cadena sonriendo de lado, si esas ilusiones no lo mataban del miedo, y no le respondía lo que ella buscaba no titubearía de nuevo y habría un brujo menos en el mundo.
Aradia Hazelmere
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
La actitud que toma el joven elfo sin duda desconcierta a Z9-42, después de todo están ante un personaje que acaba de cambiar drásticamente su conducta… atacarlo de manera verbal es el peor curso posible.
Curiosamente las palabras del personaje no desencadenan una respuesta violenta, ya sea por la oportuna intervención de Aradia o por el mismo nivel de descontrol que muestra la persona involucrada.
Lo siguiente enciende aún más las alarmas en el niño robot, un nuevo cambio de comportamiento por parte del sujeto desaliñado. En este punto Zero solo puede diagnosticar una personalidad fragmentada, que sea por factores mágicos o vivenciales ya es otra cosa.
La aparición de espectros vuelve el entorno más lúgubre, por suerte los fantasmas no parecen tener capacidades de ataque. Es Fácil deducirlo por el hecho de que son incorpóreos y de que no están arremetiendo pese a su cercanía.
Un fuerte aullido resuena a la distancia aunque los personajes no tienen tiempo de centrarse en ese detalle, un nuevo elemento aparece por entre las cajas. Se trata de un joven adulto ataviado en cierta túnica roja, dando a entender su raza.
Se encuentra asustado y no es para menos, la mansión posee algunas alteraciones patentes de naturaleza desconocida. Eso sin mencionar que el joven recién entrado en la adultez tiene sus propios motivos para temer.
Tranquilo, no vamos a hacerte daño…
Dice en un intento por calmarle, todo esto mientras el personaje de rojo balbucea varios puntos de interés. Si hay magos enloquecidos rondando alrededor, eso podría explicar en cierto modo las alteraciones.
Por desgracia el joven armado no parece querer entender razones, su miedo es demasiado patente. Zero toma entonces un curso de acción lógico para evitar que salga lastimado, después de todo está rodeado por gente cada vez más nerviosa también.
Sin vacilar, el niño aumentado carga sus extremidades. Lo siguiente que hace es avanzar a una velocidad elevada, desarmar al sujeto y luego poner distancia para no alterarlo más. Confía en que será suficiente para desbaratar sus reacciones violentas.
Somos amigos, no tenemos motivo alguno para lastimarte, solo queremos entender lo que pasa.
Dice con palabras bien articuladas y en tiempos correctos, sabe bien como parlamentar durante situaciones complicadas. Pasa a guardar el cuchillo entre sus ropajes en un intento por sacarle de la ecuación mientras insta a los demás a que bajen la guardia entre gestos.
Curiosamente las palabras del personaje no desencadenan una respuesta violenta, ya sea por la oportuna intervención de Aradia o por el mismo nivel de descontrol que muestra la persona involucrada.
Lo siguiente enciende aún más las alarmas en el niño robot, un nuevo cambio de comportamiento por parte del sujeto desaliñado. En este punto Zero solo puede diagnosticar una personalidad fragmentada, que sea por factores mágicos o vivenciales ya es otra cosa.
La aparición de espectros vuelve el entorno más lúgubre, por suerte los fantasmas no parecen tener capacidades de ataque. Es Fácil deducirlo por el hecho de que son incorpóreos y de que no están arremetiendo pese a su cercanía.
Un fuerte aullido resuena a la distancia aunque los personajes no tienen tiempo de centrarse en ese detalle, un nuevo elemento aparece por entre las cajas. Se trata de un joven adulto ataviado en cierta túnica roja, dando a entender su raza.
Se encuentra asustado y no es para menos, la mansión posee algunas alteraciones patentes de naturaleza desconocida. Eso sin mencionar que el joven recién entrado en la adultez tiene sus propios motivos para temer.
Tranquilo, no vamos a hacerte daño…
Dice en un intento por calmarle, todo esto mientras el personaje de rojo balbucea varios puntos de interés. Si hay magos enloquecidos rondando alrededor, eso podría explicar en cierto modo las alteraciones.
Por desgracia el joven armado no parece querer entender razones, su miedo es demasiado patente. Zero toma entonces un curso de acción lógico para evitar que salga lastimado, después de todo está rodeado por gente cada vez más nerviosa también.
Sin vacilar, el niño aumentado carga sus extremidades. Lo siguiente que hace es avanzar a una velocidad elevada, desarmar al sujeto y luego poner distancia para no alterarlo más. Confía en que será suficiente para desbaratar sus reacciones violentas.
Somos amigos, no tenemos motivo alguno para lastimarte, solo queremos entender lo que pasa.
Dice con palabras bien articuladas y en tiempos correctos, sabe bien como parlamentar durante situaciones complicadas. Pasa a guardar el cuchillo entre sus ropajes en un intento por sacarle de la ecuación mientras insta a los demás a que bajen la guardia entre gestos.
- Off:
- Zero utiliza su habilidad de Lvl 1 (Golpes cargados)
Z9-42
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Re: Tragos que llaman: maldición y sangre. [Libre 4/4][Samhain 2019] (Terminado)
-De acuerdo, tu amante tiene problemas mentales, ahora todo tiene sentido- comento el elfo mientras se llevaba la mano al rostro, ambos tenían problemas por ende se merecían el uno al otro, sin mas perdió el interés en el asunto, por lo visto no parecía peligroso, estaba por guardar su arma cuando de las paredes comenzaron a salir fantasmas -yo no le temo a ningún fantasma..-dijo cuando fue interrumpido y casi se dio de lleno contra el piso, un muchacho había chocado contra su espalda, se notaba asustado ante la situación y culpaba a los presentes exclamando que los maestros habían enloquecido, ante lo cual Zelas observo a su hermana y a su amante -esto definitivamente es culpa de ustedes-.
El niño entonces sorprendió a todos cuando desarmo en un rápido movimiento al muchacho asustado, lo cual nos llevaba ahora a ver que sucedería, la hermana del elfo ahora era la que perdía los estribos contra su amante, curiosamente ahora era el quien la calmaba a ella -calma Aradia, no es como si el supiera a quien llamar para solucionar esto... o si?- rápidamente observo al amante de esta y le pregunto -¿a quien vas a llamar?- observo a los fantasmas que estaban en las paredes -cazafantasmas!.... aunque no creo que haya alguno cerca, olvidenlo- dijo encongiendose de hombros mientras esperaba el curso que tomarían sus acompañantes temporales.
El niño entonces sorprendió a todos cuando desarmo en un rápido movimiento al muchacho asustado, lo cual nos llevaba ahora a ver que sucedería, la hermana del elfo ahora era la que perdía los estribos contra su amante, curiosamente ahora era el quien la calmaba a ella -calma Aradia, no es como si el supiera a quien llamar para solucionar esto... o si?- rápidamente observo al amante de esta y le pregunto -¿a quien vas a llamar?- observo a los fantasmas que estaban en las paredes -cazafantasmas!.... aunque no creo que haya alguno cerca, olvidenlo- dijo encongiendose de hombros mientras esperaba el curso que tomarían sus acompañantes temporales.
Zelas Hazelmere
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