Lluvia de piedras [Desafío]
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Lluvia de piedras [Desafío]
El comandante Ellman reunió a los testigos que habían visto el desastre en una pequeña elevación a las afueras de Villalubia. Les preguntó por los que vieron. Por favor, no se olviden de mencionar ningún detalle. Tres escribas de La Guardia, situadas detrás del comandante, anotaban cada palabra que los lugareños recitaban. Los pueblerinos hablaban a la vez, sin ningún orden ni coherencia. Ellman les dejó hablar. Todo era importante.
—Llovía piedras de aguas, eso fue lo que pensé. ¡El cielo se caía!
—Y ese sonido…. Parecía que las nubes se chocaban unas con otras.
—Los techos de nuestras casas quedaron agujereados por la lluvia, pero eso no sería lo peor.
—Salí fuera de casa, me cubrí en el rellano. Allí fue que vi a la dragona.
—¡La lluvia de piedras se propagaba con su aleteo!
—Me tapé las orejas. El ruido que os digo era insoportable…
—…eran las alas de la dragona que se enfrentaban contra el cielo.
—Yo la vi por la venta. Me dio miedo salir. Cogí a mis dos hijos y los abracé. Pensé que moriríamos. Vi a la dragona y juro por los Dioses que ella también me vio.
—La dragona nos vio a todos. Nos conocía. Sabía dónde estábamos y dónde íbamos a estar.
—Tenía un saco colgando del cuello. Creí ver una cabeza de reptil asomando de ese saco. Un bebé dragón, tal vez. Y moscas, estaba repleto de moscas.
—La lluvia de piedras cesó y creí que estábamos salvados. ¡Gracias a los Dioses!
—No, no estábamos a salvo. Ella nos vio. Nunca me sentí tan aterrada como en aquel momento.
—Después de unos minutos acechando el cielo de Villalubia, la dragona descendió.
—Atacó al granero, sabía que allí se cobija la mayor parte de la ciudad.
—Durante la lluvia, muchos decidieron esconderse en el granero. Posee las tejas más resistentes de la villa.
—Su aliento no era de fuego, como el de los dragones de los dragones que cantan los trovadores; sino de mineral.
—¡La hija de una lagarta sepultó el granero en un montón de minerales!
—Rubis, zafiros, esmeraldas…. En las coronas de los príncipes no hay tantas piedras como las que vi aquel momento. ¡Una mena de piedras preciosas!
—Los hombres y mujeres del interior del granero se asfixiaron por la falta de aire.
—La dragona siguió atacando. Bañó con su aliento mineral a toda la villa.
—Derribó, usando su bestial cuerpo, los torreones y el depósito de la ciudad.
—De repente éramos los más ricos en joyas y los más infelices.
—Cuando se fue, mi hermano quiso coger una de esas piedras preciosas. Él no posee el apego hacia sus vecinos que nosotros tenemos; usted me entiende, mi comandante.
—¡Lo vi! Las manos del hombre se derritieron en cuanto tocaron el mineral. ¡Ardía!
—¡La dragona nos estaba castigando por nuestros pecados! ¡Los Dioses la enviaron contra nosotros!
—Nos veía. Sabía dónde estábamos y dónde íbamos a estar.
Por muy centinela que fuera, Elen Clahoun cometió un error en confiar en una joven dragona para que guardase el cáliz de la clarividencia. Fue la conclusión que el comandante Ellman halló después de estudiar las declaraciones de los lugareños de Villalubia. No era la primera villa en sufrir el ataque de una dragona mineral y, si La Guardia de Lunargenta no actúa con rapidez, tampoco sería la última. Valeska Medea había enloquecido, igual que lo hizo Christian Bracknell meses atrás. El contacto directo y constante de un objeto maldito de Egdecomb corrompía las mentes y convertía en sus portadores en monstruos. Bracknell envenenó con flor de Nirana a toda Dundarak por ilusiones fantásticas de poder y sinrazón. Valeska Medea perseguía el mismo camino que su antecesor.
—Es el cuarto ataque de la dragona en estos alrededores. No será el último — dijo el comandante reunido con sus hombres de confianza —. Es posible que haya un objeto de Egdecomb por estas zonas. Lo cual dudo, puesto que, de ser así, la dragona lo sabría. El objeto que posee le otorga el don de la clarividencia. Conoce nuestros futuros. Sabe, a la perfección, en qué día moriremos y qué hacer para adelantar nuestra muerte. Incluso, sabría el día en el que Aerandir se jodería por completo. De haber un objeto del 19, ella sabría dónde estar cuándo éste aparezca. Es por lo que creo que estos ataques son una provocación. ¿A quién? Puede que a nosotros, a los otros portadores de los objetos malditos o al puto Hombre Muerto.
—¿Qué propone, mi señor?
—Combatiremos la clarividencia con más clarividencia. He hecho llamar a un experto en estas artes. Nos dirá dónde buscar a Valeska y cómo combatirla. Nos bendecirá para no estemos expuestos a la magia del cáliz.
* Bienvenido/a oráculo de La Guardia: eres la persona que el comandante Ellman ha hecho llamar. Ya has oído sus planes: desea combatir la magia con magia. Tu objetivo, en este primer turno, será relatar tu encuentro con la partida y realizar el hechizo de bendición.
Opcionalmente: en lugar de bendecir, puedes tomar la decisión contraria: maldecir a los humanos sin que éstos se den cuenta.
Requisitos:
Ser un personaje relacionado con la magia (me da igual si eres dragón, elfo, brujo o vampiro). Poseer, como mínimo, 35 puntos de Inteligencia.
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—Llovía piedras de aguas, eso fue lo que pensé. ¡El cielo se caía!
—Y ese sonido…. Parecía que las nubes se chocaban unas con otras.
—Los techos de nuestras casas quedaron agujereados por la lluvia, pero eso no sería lo peor.
—Salí fuera de casa, me cubrí en el rellano. Allí fue que vi a la dragona.
—¡La lluvia de piedras se propagaba con su aleteo!
—Me tapé las orejas. El ruido que os digo era insoportable…
—…eran las alas de la dragona que se enfrentaban contra el cielo.
—Yo la vi por la venta. Me dio miedo salir. Cogí a mis dos hijos y los abracé. Pensé que moriríamos. Vi a la dragona y juro por los Dioses que ella también me vio.
—La dragona nos vio a todos. Nos conocía. Sabía dónde estábamos y dónde íbamos a estar.
—Tenía un saco colgando del cuello. Creí ver una cabeza de reptil asomando de ese saco. Un bebé dragón, tal vez. Y moscas, estaba repleto de moscas.
—La lluvia de piedras cesó y creí que estábamos salvados. ¡Gracias a los Dioses!
—No, no estábamos a salvo. Ella nos vio. Nunca me sentí tan aterrada como en aquel momento.
—Después de unos minutos acechando el cielo de Villalubia, la dragona descendió.
—Atacó al granero, sabía que allí se cobija la mayor parte de la ciudad.
—Durante la lluvia, muchos decidieron esconderse en el granero. Posee las tejas más resistentes de la villa.
—Su aliento no era de fuego, como el de los dragones de los dragones que cantan los trovadores; sino de mineral.
—¡La hija de una lagarta sepultó el granero en un montón de minerales!
—Rubis, zafiros, esmeraldas…. En las coronas de los príncipes no hay tantas piedras como las que vi aquel momento. ¡Una mena de piedras preciosas!
—Los hombres y mujeres del interior del granero se asfixiaron por la falta de aire.
—La dragona siguió atacando. Bañó con su aliento mineral a toda la villa.
—Derribó, usando su bestial cuerpo, los torreones y el depósito de la ciudad.
—De repente éramos los más ricos en joyas y los más infelices.
—Cuando se fue, mi hermano quiso coger una de esas piedras preciosas. Él no posee el apego hacia sus vecinos que nosotros tenemos; usted me entiende, mi comandante.
—¡Lo vi! Las manos del hombre se derritieron en cuanto tocaron el mineral. ¡Ardía!
—¡La dragona nos estaba castigando por nuestros pecados! ¡Los Dioses la enviaron contra nosotros!
—Nos veía. Sabía dónde estábamos y dónde íbamos a estar.
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Por muy centinela que fuera, Elen Clahoun cometió un error en confiar en una joven dragona para que guardase el cáliz de la clarividencia. Fue la conclusión que el comandante Ellman halló después de estudiar las declaraciones de los lugareños de Villalubia. No era la primera villa en sufrir el ataque de una dragona mineral y, si La Guardia de Lunargenta no actúa con rapidez, tampoco sería la última. Valeska Medea había enloquecido, igual que lo hizo Christian Bracknell meses atrás. El contacto directo y constante de un objeto maldito de Egdecomb corrompía las mentes y convertía en sus portadores en monstruos. Bracknell envenenó con flor de Nirana a toda Dundarak por ilusiones fantásticas de poder y sinrazón. Valeska Medea perseguía el mismo camino que su antecesor.
—Es el cuarto ataque de la dragona en estos alrededores. No será el último — dijo el comandante reunido con sus hombres de confianza —. Es posible que haya un objeto de Egdecomb por estas zonas. Lo cual dudo, puesto que, de ser así, la dragona lo sabría. El objeto que posee le otorga el don de la clarividencia. Conoce nuestros futuros. Sabe, a la perfección, en qué día moriremos y qué hacer para adelantar nuestra muerte. Incluso, sabría el día en el que Aerandir se jodería por completo. De haber un objeto del 19, ella sabría dónde estar cuándo éste aparezca. Es por lo que creo que estos ataques son una provocación. ¿A quién? Puede que a nosotros, a los otros portadores de los objetos malditos o al puto Hombre Muerto.
—¿Qué propone, mi señor?
—Combatiremos la clarividencia con más clarividencia. He hecho llamar a un experto en estas artes. Nos dirá dónde buscar a Valeska y cómo combatirla. Nos bendecirá para no estemos expuestos a la magia del cáliz.
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* Bienvenido/a oráculo de La Guardia: eres la persona que el comandante Ellman ha hecho llamar. Ya has oído sus planes: desea combatir la magia con magia. Tu objetivo, en este primer turno, será relatar tu encuentro con la partida y realizar el hechizo de bendición.
Opcionalmente: en lugar de bendecir, puedes tomar la decisión contraria: maldecir a los humanos sin que éstos se den cuenta.
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Ser un personaje relacionado con la magia (me da igual si eres dragón, elfo, brujo o vampiro). Poseer, como mínimo, 35 puntos de Inteligencia.
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Re: Lluvia de piedras [Desafío]
A Valyria no le hacia la más mínima gracia. Pero allí estaba. Una no podía practicar su magia sin que la miraran raro aparentemente. Podía aceptarlo. Pero aparentemente ahora era una sacerdotisa. Raro, pero también podía aceptarlo.
Y al hacerlo se encontraba allí, delante de un porrón de guardias que esperaban que los bendijera. Otra vez, raro, pero aceptable, si no fuera que no se trataba de un “oh, bendice a mi hijo para que tenga buena salud”. No, eran soldados que, por lo que había entendido, se enfrentaban a un dragón clarividente… y muy seguramente morirían. Porque era un maldito dragón clarividente. La elfa asintió para sí misma, mirando de reojo a la “monaguillo” que se había agenciado intentando dar un aire de profesionalidad. No quería decir que era la primera elfa que había encontrado por esos lares pero… puede que fuera la segunda como mucho. Pero era necesario tener un segundo al mando, porque religiosa, lo que era religiosa, ella no era. Y si, seguro que hacer cuatro tonterías ante los humanos colaría, pero tampoco era cuestión de tentar a la suerte enfadando a nada ni nadie.
En serio, no entendía como practicar en una maldita posada había hecho que un comandante la llamara. Es decir, habría sido descortés no ir…así que había ido… Seguramente era que los humanos no estaban acostumbrados a que un sacerdote hiciera algo de verdad. Y técnicamente su magia era lo más cercano que había a contactar con otras…entidades, así que ni siquiera podía decir que se equivocaban del todo.
Pero aunque remoloneara, se tomaba en serio su nuevo trabajo temporal y había estado pensando en cómo hacer que su bendición improvisada fuera algo más que apoyo moral, y tenía unas cuantas ideas. –Por lo que he entendido, se trata solo de algún tipo de visión del futuro. Pero no todos los futuros, o al menos no de manera selectiva. Es decir, si pudiera ver el futuro que yo quisiera, podría entrar en un cuartel enemigo, ver el futuro que me permite matarlos a todos con los puños y simplemente…hacerlo. Así que tiene alguna limitación sin duda, puede que al número de usos al día, o a como de lejos puede ver, o la cantidad de variables que puede ver. Por lo que suficientes flechas deberían conseguir herirla. Pero estoy aquí para hacerlo más fácil, ¿cierto?- unos cuantos asintieron. –Que no se os suba la cabeza y os lancéis directamente ante una flecha, ningún dios ni espíritu protege a los idiotas.- la mirada que recibió fue… complicada, la misma que le habían dedicado cuando la habían visto con armadura en vez de telas y les había dicho que hacer rituales en medio del bosque era peligroso, sacerdote o no.
Pero en cualquier caso, era momento de empezar. Les daría un espectáculo. [1]
Vale, no había sido su mejor rezo, pero era solo para dar espectáculo. Pequeñas criaturas de luz habían aparecido a su alrededor, esta vez con forma de pequeñas hadas, que recordaban vagamente a los Piskies, aunque más esbeltas, menos cabezonas, y de una brillante luz dorada en vez de corpóreas. Las criaturas rodearon a los soldados, riendo, volando, tirándole del pelo suavemente a alguno que les llamaba la atención.
¿Harían algo realmente? Tenía sus dudas. Pero si alguno de los espíritus que podía contactar intervendría a su favor, eran esos, los bromistas y juguetones, los que adoraban la fiesta. Les molestaba mucho que una fiesta fuera interrumpida, ¿pero que los niños lloraran? No estaba segura de que esperaba que hicieran… de que pudieran hacer algo siquiera, pero no perdía nada por probar y al menos ayudaría a convencer a los guardias de que no era una farsa. Ahora quedaba hablar de cualquier otra manera de ayudar. –Nunca he rastreado algo que vuela, comandante, pero podría intentar ayudar unos pocos días al menos. Y…- dijo, acercándose un poco, mucho más flojo, para que quedara entre ellos. –Tengo una pequeña idea con unas cuantas runas, pero necesitaría bastante tiempo para prepararla, no quiero arriesgarme a que salga mal…- Porque si había algo que no quería hacer era darle su idea al comandante medio hecha y sin comprobar y luego añadir las palabras “talismán” y “explosivo” sin estar segura de que al menos funcionaba como pensaba, aunque no fuera a hacer nada para destrozar el cálculo de posibilidades o lo que fuera eso que hacia la dragona.
Y al hacerlo se encontraba allí, delante de un porrón de guardias que esperaban que los bendijera. Otra vez, raro, pero aceptable, si no fuera que no se trataba de un “oh, bendice a mi hijo para que tenga buena salud”. No, eran soldados que, por lo que había entendido, se enfrentaban a un dragón clarividente… y muy seguramente morirían. Porque era un maldito dragón clarividente. La elfa asintió para sí misma, mirando de reojo a la “monaguillo” que se había agenciado intentando dar un aire de profesionalidad. No quería decir que era la primera elfa que había encontrado por esos lares pero… puede que fuera la segunda como mucho. Pero era necesario tener un segundo al mando, porque religiosa, lo que era religiosa, ella no era. Y si, seguro que hacer cuatro tonterías ante los humanos colaría, pero tampoco era cuestión de tentar a la suerte enfadando a nada ni nadie.
En serio, no entendía como practicar en una maldita posada había hecho que un comandante la llamara. Es decir, habría sido descortés no ir…así que había ido… Seguramente era que los humanos no estaban acostumbrados a que un sacerdote hiciera algo de verdad. Y técnicamente su magia era lo más cercano que había a contactar con otras…entidades, así que ni siquiera podía decir que se equivocaban del todo.
Pero aunque remoloneara, se tomaba en serio su nuevo trabajo temporal y había estado pensando en cómo hacer que su bendición improvisada fuera algo más que apoyo moral, y tenía unas cuantas ideas. –Por lo que he entendido, se trata solo de algún tipo de visión del futuro. Pero no todos los futuros, o al menos no de manera selectiva. Es decir, si pudiera ver el futuro que yo quisiera, podría entrar en un cuartel enemigo, ver el futuro que me permite matarlos a todos con los puños y simplemente…hacerlo. Así que tiene alguna limitación sin duda, puede que al número de usos al día, o a como de lejos puede ver, o la cantidad de variables que puede ver. Por lo que suficientes flechas deberían conseguir herirla. Pero estoy aquí para hacerlo más fácil, ¿cierto?- unos cuantos asintieron. –Que no se os suba la cabeza y os lancéis directamente ante una flecha, ningún dios ni espíritu protege a los idiotas.- la mirada que recibió fue… complicada, la misma que le habían dedicado cuando la habían visto con armadura en vez de telas y les había dicho que hacer rituales en medio del bosque era peligroso, sacerdote o no.
Pero en cualquier caso, era momento de empezar. Les daría un espectáculo. [1]
–Oh espíritus, escuchad mi llamada.
Sus congéneres heridos, sus casas, devastadas.
Dadles el poder de triunfar sobre la dragona.
Y ellos os ofrecerán una… comilona.-
Sus congéneres heridos, sus casas, devastadas.
Dadles el poder de triunfar sobre la dragona.
Y ellos os ofrecerán una… comilona.-
Vale, no había sido su mejor rezo, pero era solo para dar espectáculo. Pequeñas criaturas de luz habían aparecido a su alrededor, esta vez con forma de pequeñas hadas, que recordaban vagamente a los Piskies, aunque más esbeltas, menos cabezonas, y de una brillante luz dorada en vez de corpóreas. Las criaturas rodearon a los soldados, riendo, volando, tirándole del pelo suavemente a alguno que les llamaba la atención.
¿Harían algo realmente? Tenía sus dudas. Pero si alguno de los espíritus que podía contactar intervendría a su favor, eran esos, los bromistas y juguetones, los que adoraban la fiesta. Les molestaba mucho que una fiesta fuera interrumpida, ¿pero que los niños lloraran? No estaba segura de que esperaba que hicieran… de que pudieran hacer algo siquiera, pero no perdía nada por probar y al menos ayudaría a convencer a los guardias de que no era una farsa. Ahora quedaba hablar de cualquier otra manera de ayudar. –Nunca he rastreado algo que vuela, comandante, pero podría intentar ayudar unos pocos días al menos. Y…- dijo, acercándose un poco, mucho más flojo, para que quedara entre ellos. –Tengo una pequeña idea con unas cuantas runas, pero necesitaría bastante tiempo para prepararla, no quiero arriesgarme a que salga mal…- Porque si había algo que no quería hacer era darle su idea al comandante medio hecha y sin comprobar y luego añadir las palabras “talismán” y “explosivo” sin estar segura de que al menos funcionaba como pensaba, aunque no fuera a hacer nada para destrozar el cálculo de posibilidades o lo que fuera eso que hacia la dragona.
- [1]:
- Uso mi habilidad de lvl 1 Fluffy guardians (Mantenida): Pequeñas y adorables criaturas flotantes rodean a una persona, zona u objeto que Valyria designe, en un área de hasta cinco metros. Los seres atacan ferozmente a todo aquel que Valyria considere enemigo, con la suficiente fuerza como para ser considerados armas de Luz.
Valyria
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Re: Lluvia de piedras [Desafío]
Sostenía el incensario con una mirada de devoción imaginando la última vez que fue al árbol madre, "¿cómo rayos terminaba envuelta en esas cosas? " Se preguntó por enésima vez cuando “acepto” el trabajo de monaguillo cuando la hermosa congénere rubia le había comentado que si querría ayudarle con una pequeña labor, Ahrpun no había estado nada pero nada complacido cuando llego a la posada apresurada y se vestía con su falda, telas prístinas y claro su cadena bien acomodada en la cadera con sus cuchillas impecables ocultas en el pliegue de su falda, mientras le comentaba que se había topado con una “amiga” y le pedía un favor sobre darle apoyo en una misión que parecía por lo más inofensiva y se arreglaba los cabellos y tras un par de besos le pedía suerte. Él se quedó con la ceja alzada, se interrumpía su viaje a Dundarak, pero era algo bueno debían juntar aeritos e información sobre el camino que al parecer era bastante peliagudo.
Ah cierto así se había metido en eso… Y ahora que escuchaba a la “sacerdotisa” le dieron ganas de darse un tope con la pared más cercana, no era la mejor oradora en cuestiones espirituales pero bueno lo que si la sorprendió mientras ella repetía en su lengua madre la “bendición” fueron esas cosas luminosas que salieron de quien sabe dónde y subía bastante la moral de todos ahí con esa muestra de santidad. Aradia se mantenía cerca de su compañera, no tenía idea de arcanos, más que de las runas que les enseñaban para los dioses, nunca se habría imaginado que el hacer el tonto cuando su madre le explicaba de las runas y como de útiles podían ser en su oficio le cobraría factura, pero bueno nunca era tarde para aprender algo nuevo.
Aun así ella solo acataría sus órdenes, no tenía ni la más remota idea de cómo dar caza a un dragón que tenía ese poder... Piedras que derretían carne y clarividencia… -¿Y si sabe lo que estamos haciendo en este momento? Me refiero a la dragona –Se aventuró a susurrarle a Valyria, después de todo ella solo contaba con un ataque de luz que no era muy poderoso y una cadena doble desgarradora de carne y huesos de preferencia humanos… “Por favor permítenos salir vivas de esto…” Aunque si hablaban de romper posibilidades, seguro esas cosas brillantes serían de ayuda, un pequeño caos independiente.
Ah cierto así se había metido en eso… Y ahora que escuchaba a la “sacerdotisa” le dieron ganas de darse un tope con la pared más cercana, no era la mejor oradora en cuestiones espirituales pero bueno lo que si la sorprendió mientras ella repetía en su lengua madre la “bendición” fueron esas cosas luminosas que salieron de quien sabe dónde y subía bastante la moral de todos ahí con esa muestra de santidad. Aradia se mantenía cerca de su compañera, no tenía idea de arcanos, más que de las runas que les enseñaban para los dioses, nunca se habría imaginado que el hacer el tonto cuando su madre le explicaba de las runas y como de útiles podían ser en su oficio le cobraría factura, pero bueno nunca era tarde para aprender algo nuevo.
Aun así ella solo acataría sus órdenes, no tenía ni la más remota idea de cómo dar caza a un dragón que tenía ese poder... Piedras que derretían carne y clarividencia… -¿Y si sabe lo que estamos haciendo en este momento? Me refiero a la dragona –Se aventuró a susurrarle a Valyria, después de todo ella solo contaba con un ataque de luz que no era muy poderoso y una cadena doble desgarradora de carne y huesos de preferencia humanos… “Por favor permítenos salir vivas de esto…” Aunque si hablaban de romper posibilidades, seguro esas cosas brillantes serían de ayuda, un pequeño caos independiente.
Aradia Hazelmere
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Re: Lluvia de piedras [Desafío]
Esperó a que la compañía de Ellman se marchase de Villalubia. Sabía de antemano cuándo lo harían y qué camino tomaría. Los caballeros no la reconocieron cuando dieron con ella, al final de la calle principal de la villa. La misma Valeska Medea no se habría reconocido si llegase a verse en un espejo. Su cabello de trigo era un entramado de hebras grasientas. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que presumió de un bonito peinado? No mucho más desde la última vez que se ducho. Las mejillas carecían del jovial tono rosado que deberían tener y bajo sus ojos se encontraban dos bolsas de carne negruzca. Valeska cubría sus vergüenzas con una capa malgastada, no lo suficientemente larga como para que pudiera servirle de faldas. Ningún hombre llegaría a fijarse en esas piernas llenas de barro y cardenales. Mucho menos los caballeros humanos. Los piskies invocados por Valyria, sin embargo, veían la gracia en el asunto. Señalaban las piernas sucias y heridas de Valeska con el dedo índice y reían como si estuvieran viendo un espectáculo circense.
Ya de noche, llamó con los nudillos a la puerta de “La segunda casa”, llamada así por ser, literalmente, la segunda casa de Villalubia contando de norte a sur. Los aldeanos la habían acomodado para que sirviese de hostal provisional para los extranjeros. Las sacerdotisas descansarían en las habitaciones superiores y los guardias que el comandante Ellman cedió a la villa, en el granero del exterior.
Una mujer de amplias caderas y mofletes rosados abrió la puerta. Recibía el nombre de Rosella y era la dueña de “La segunda casa”. Rondaba los cincuenta años, madre de cinco hijos y abuela de dos nietos. Al ver el estado de Valeska, refunfuñó una blasfemia hacia los Dioses y otra hacia los dragones. Creyó que la joven de cabellos rubios era una de las víctimas de la dragona. Valeska lloró. Supo que hablar sería un error pues en las visiones en que logró hacerlo, terminó por soltar su aliento mineral encima de la mujer.
—Venga conmigo, no puede quedarse ahí fuera. Los lobos salen a esta hora de la tarde, ¿lo sabe? — puso una manaza en el hombro de la muchacha y la arrastró hacia el interior de La segunda casa —. Dígame: ¿ha comido hoy? Le preparé un estofado de lo que sea que tengamos en la despensa — hizo acopio por reír porque creyó que mencionar la comida fue una falta de respeto teniendo en cuenta el estado de la muchacha.
Valeska, a su pesar, rechazó el favor con un gesto con la mano derecha. Acto seguido, hizo la mímica de vomitar.
—Pobre muchacha. ¿Saben los Dioses lo que ha tenido que ver? Pasa, pasa. Quédate frente a la chimenea. El calor del hogar hará que te sientas mejor — sentó a Valeska en un taburete frente a la chimenea — ¿Algo de beber? Nuestra agua no sabe bien, pero calma la sed. Quizás un té caliente te ayude con esa angustia. ¡Un té entonces! Ojalá supiera fabricar pociones de salud como los alquimistas, dejemos las cosas mágicas para los brujos y los elfos. ¿Quiere? La gente de Villalubia somos más sencilla. A nosotros que nos den una infusión calentita y una mantita que nuestro cuerpo ya hará por ponerse bueno otra vez. ¿Verdad que sí?
Valeska afirmó con una sonrisa.
—¡Claro que sí! Somos gente sencilla. No necesitamos hechizos ni encantamientos de ninguna clase — siguió hablando a la vez que caminaba a la cocina.
Valeska se levantó torpemente del taburete. Se descolgó la mochila y se quedó abrazada a ella como si fuera un juguete infantil. El sonido de la voz de Rosella indicaba que estaba lejos, en la cocina. Valeska aprovechó para subir las escaleras del piso superior. De las tres habitaciones, dos eran para las elfas y la tercera para Rosella y su esposo. Valeska abrió la segunda puerta, Aradia se encontraba dentro. La dragona la observó de la misma forma que un jinete vería a un potro de seis patas.
—Quieta. Estáis en peligro. Tú, tu amiga y todos los humanos — ladeó la cabeza de un lado a otro —. No por mí.
Pasó dentro y cerró la puerta con cuidado, haciendo el menor ruido.
Abrió la mochila. Sacó el cuerpo en descomposición de un réptil grande y tumbó en el suelo. Su niño, su precioso niño. Sacó luego una botella de vino blanco y el cáliz de la clarividencia. Llenó el cáliz del contenido de la botella y bebió un trago. Cedió el cáliz a Aradia para que ella también pudiese ver lo mismo que ella.
—Ella mató a todos los bebés para que el suyo pudiera nacer. Vi cómo lo hizo, cómo lo hacía y cómo lo hará. No deja de recitar las palabras del hechizo. Un centenar de mujeres dieron a luz a bebés muertos. ¡Mi niño! Iba a ser un tesoro, mi tesorito. Un varón. Lo habría llamado Baron Medea. Es un nombre muy bonito para un niño muy bonito. Sí que lo es. Iba a ser un niño muy bonito. Vi cómo se convertía en un niño bonito y crecía hasta ser un apuesto dragón. Habría estado, estuve y estaré orgullosa de él. Pero ella lo mató y terminó con todos sus futuros. Mató a todos los niños. Grité, empujé, aspiré y expiré sabiendo que mi niño nacería muerto. Ella lo mató. Los mató a todos porque cree que su niña puede destruir los objetos del 19. Es hija de una mujer, un hombre y un hechizo. La madre no sabe que, lo primero que hará la niña, será matarla. He visto cómo lo hace, cómo lo hacía y cómo lo hará. La niña la está matando. Luego me matará a mí y, más tarde, al resto de Aerandir. Nos matará a todos y se burlará, burla y burló de nosotros.
Un piskie entró por la ventana de la habitación y fue directo a toparse contra la dragona. Valeska no se preguntó de dónde salió, lo había visto antes. Bajo, en la calle, resonaban las trompetas de la compañía de Ellman. La bendición de Valyria les trajo de vuelta “La segunda casa”.
Sonaron una caterva de ruidos conocidos: la puerta principal, los caballos relinchando en la calle, las botas de los caballeros al subir los escalones, la puerta de la habitación continua, conversaciones entre Rosella, la Guardia y Valyria…. Valeska se quitó la capa que utilizaba cómo única indumentaria y tapó al bebé para que los humanos no pudieran verlo. Se transformó en dragona y esperó a que Ellman y Valyria abriesen la puerta de la habitación.
* Bienvenido/a oráculo de La Guardia: no todo es blanco o negro, para este desafío tenemos muchos grises. Llegados a este punto, permitid que os haga un breve resumen de la historia de Valeska, la cual hemos visto en diferentes temas. Ella es la hija de un importante jinete de caballos en Dundarak. Cuando su padre falleció, heredó el establo. Pensó que podría hacerse cargo ella sola del establo, pero las pérdidas de dinero se le echaron encima. Su madre y su tía hicieron un trato con un noble dragón cuya esposa no podía tener hijos; Valeska le concedería ese hijo varón que deseaba a cambio de dinero. Ese noble poseía el cáliz de la clarividencia. Valeska no supo negarse. Los Buscones, un grupo de pequeños héroes de Aerandir, contactaron con Valeska y la utilizaron como espía para conocer las debilidades del noble y poder robarle el cáliz. Valeska, de nuevo no supo decir que no. En un baile de gala, el noble murió y Los Buscones se hicieron con el cáliz. Pidieron a Valeska, debido a su contacto con el objeto, que fuera ella quien lo llevase porque cualquier otro podía quedar maldito. La joven no supo decir que no. Fue vendida, preñada y maldita por no saber decir que no.
* Valyria: eres la primera en postear. Encuentras a la dragona Valeska, aquella que ha atemorizado a tantas ciudades, frente a tu amiga Aradia. Cuentas con la ayuda de los guardias de los caballeros del comandante Ellman. No puedes quedarte quita. Tu primera decisión deberá ser el de atacar a la dragona y salvar a tu amiga.
* Aradia Hazelmere: no te voy a obligar a que bebas de un objeto maldito, puedes negarte si así lo deseas. Lo sabio sería negarse, en este caso. Si escoges beber, tu personaje conocerá los nombres que aparecen en el spoiler y la historia de ellos. A cambio, serás víctima de la maldición del objeto.
No hace falta que bebas para saber que Valeska se encuentra herida y un estado de salud física y mental lamentable. Los recientes ataques que ha protagonizado se deben al miedo y a la pérdida de control cuando se transforma en dragona. Aprovechando que el tuyo es el segundo post, deberás decidir si Valeska merece un castigo o, por lo contrario, está enferma y debe ser curada. Está en tus manos.
* General: Más o menos, creo que he arreglado bien el tema para daros a las dos el mismo protagonismo. Es posible que este desafío no dure 2 turnos como los desafíos convencionales, debido a los cambios, puede que dure 3. No estoy segura. Veremos cómo evoluciona.
Ya de noche, llamó con los nudillos a la puerta de “La segunda casa”, llamada así por ser, literalmente, la segunda casa de Villalubia contando de norte a sur. Los aldeanos la habían acomodado para que sirviese de hostal provisional para los extranjeros. Las sacerdotisas descansarían en las habitaciones superiores y los guardias que el comandante Ellman cedió a la villa, en el granero del exterior.
Una mujer de amplias caderas y mofletes rosados abrió la puerta. Recibía el nombre de Rosella y era la dueña de “La segunda casa”. Rondaba los cincuenta años, madre de cinco hijos y abuela de dos nietos. Al ver el estado de Valeska, refunfuñó una blasfemia hacia los Dioses y otra hacia los dragones. Creyó que la joven de cabellos rubios era una de las víctimas de la dragona. Valeska lloró. Supo que hablar sería un error pues en las visiones en que logró hacerlo, terminó por soltar su aliento mineral encima de la mujer.
—Venga conmigo, no puede quedarse ahí fuera. Los lobos salen a esta hora de la tarde, ¿lo sabe? — puso una manaza en el hombro de la muchacha y la arrastró hacia el interior de La segunda casa —. Dígame: ¿ha comido hoy? Le preparé un estofado de lo que sea que tengamos en la despensa — hizo acopio por reír porque creyó que mencionar la comida fue una falta de respeto teniendo en cuenta el estado de la muchacha.
Valeska, a su pesar, rechazó el favor con un gesto con la mano derecha. Acto seguido, hizo la mímica de vomitar.
—Pobre muchacha. ¿Saben los Dioses lo que ha tenido que ver? Pasa, pasa. Quédate frente a la chimenea. El calor del hogar hará que te sientas mejor — sentó a Valeska en un taburete frente a la chimenea — ¿Algo de beber? Nuestra agua no sabe bien, pero calma la sed. Quizás un té caliente te ayude con esa angustia. ¡Un té entonces! Ojalá supiera fabricar pociones de salud como los alquimistas, dejemos las cosas mágicas para los brujos y los elfos. ¿Quiere? La gente de Villalubia somos más sencilla. A nosotros que nos den una infusión calentita y una mantita que nuestro cuerpo ya hará por ponerse bueno otra vez. ¿Verdad que sí?
Valeska afirmó con una sonrisa.
—¡Claro que sí! Somos gente sencilla. No necesitamos hechizos ni encantamientos de ninguna clase — siguió hablando a la vez que caminaba a la cocina.
Valeska se levantó torpemente del taburete. Se descolgó la mochila y se quedó abrazada a ella como si fuera un juguete infantil. El sonido de la voz de Rosella indicaba que estaba lejos, en la cocina. Valeska aprovechó para subir las escaleras del piso superior. De las tres habitaciones, dos eran para las elfas y la tercera para Rosella y su esposo. Valeska abrió la segunda puerta, Aradia se encontraba dentro. La dragona la observó de la misma forma que un jinete vería a un potro de seis patas.
—Quieta. Estáis en peligro. Tú, tu amiga y todos los humanos — ladeó la cabeza de un lado a otro —. No por mí.
Pasó dentro y cerró la puerta con cuidado, haciendo el menor ruido.
Abrió la mochila. Sacó el cuerpo en descomposición de un réptil grande y tumbó en el suelo. Su niño, su precioso niño. Sacó luego una botella de vino blanco y el cáliz de la clarividencia. Llenó el cáliz del contenido de la botella y bebió un trago. Cedió el cáliz a Aradia para que ella también pudiese ver lo mismo que ella.
—Ella mató a todos los bebés para que el suyo pudiera nacer. Vi cómo lo hizo, cómo lo hacía y cómo lo hará. No deja de recitar las palabras del hechizo. Un centenar de mujeres dieron a luz a bebés muertos. ¡Mi niño! Iba a ser un tesoro, mi tesorito. Un varón. Lo habría llamado Baron Medea. Es un nombre muy bonito para un niño muy bonito. Sí que lo es. Iba a ser un niño muy bonito. Vi cómo se convertía en un niño bonito y crecía hasta ser un apuesto dragón. Habría estado, estuve y estaré orgullosa de él. Pero ella lo mató y terminó con todos sus futuros. Mató a todos los niños. Grité, empujé, aspiré y expiré sabiendo que mi niño nacería muerto. Ella lo mató. Los mató a todos porque cree que su niña puede destruir los objetos del 19. Es hija de una mujer, un hombre y un hechizo. La madre no sabe que, lo primero que hará la niña, será matarla. He visto cómo lo hace, cómo lo hacía y cómo lo hará. La niña la está matando. Luego me matará a mí y, más tarde, al resto de Aerandir. Nos matará a todos y se burlará, burla y burló de nosotros.
Un piskie entró por la ventana de la habitación y fue directo a toparse contra la dragona. Valeska no se preguntó de dónde salió, lo había visto antes. Bajo, en la calle, resonaban las trompetas de la compañía de Ellman. La bendición de Valyria les trajo de vuelta “La segunda casa”.
Sonaron una caterva de ruidos conocidos: la puerta principal, los caballos relinchando en la calle, las botas de los caballeros al subir los escalones, la puerta de la habitación continua, conversaciones entre Rosella, la Guardia y Valyria…. Valeska se quitó la capa que utilizaba cómo única indumentaria y tapó al bebé para que los humanos no pudieran verlo. Se transformó en dragona y esperó a que Ellman y Valyria abriesen la puerta de la habitación.
- Lo que ve Aradia al beber del cáliz:
- La mujer que ha matado a los niños para que su hija nazca es Simphony Shappire [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
La niña que puede destruir los objetos del 19 es Melody Shappire. Nació (o nacerá) en este tema [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Melody Shappire ha nacido fuertemente enlazada a un objeto del 19 de tal manera que se puede decir que es hija de él, de ahí que se diga en un momento que es hija de una mujer, un hombre y un hechizo.
El destino de Melody Shappire estará en las manos de los usuarios de Aerandir. Bien puede destruir los objetos del 19 acabando con la maldición o unirse a El Hombre Muerto y adueñarse de toda Aerandir. Veis los dos futuros y es el segundo el que os atemoriza.
_____________________
* Bienvenido/a oráculo de La Guardia: no todo es blanco o negro, para este desafío tenemos muchos grises. Llegados a este punto, permitid que os haga un breve resumen de la historia de Valeska, la cual hemos visto en diferentes temas. Ella es la hija de un importante jinete de caballos en Dundarak. Cuando su padre falleció, heredó el establo. Pensó que podría hacerse cargo ella sola del establo, pero las pérdidas de dinero se le echaron encima. Su madre y su tía hicieron un trato con un noble dragón cuya esposa no podía tener hijos; Valeska le concedería ese hijo varón que deseaba a cambio de dinero. Ese noble poseía el cáliz de la clarividencia. Valeska no supo negarse. Los Buscones, un grupo de pequeños héroes de Aerandir, contactaron con Valeska y la utilizaron como espía para conocer las debilidades del noble y poder robarle el cáliz. Valeska, de nuevo no supo decir que no. En un baile de gala, el noble murió y Los Buscones se hicieron con el cáliz. Pidieron a Valeska, debido a su contacto con el objeto, que fuera ella quien lo llevase porque cualquier otro podía quedar maldito. La joven no supo decir que no. Fue vendida, preñada y maldita por no saber decir que no.
* Valyria: eres la primera en postear. Encuentras a la dragona Valeska, aquella que ha atemorizado a tantas ciudades, frente a tu amiga Aradia. Cuentas con la ayuda de los guardias de los caballeros del comandante Ellman. No puedes quedarte quita. Tu primera decisión deberá ser el de atacar a la dragona y salvar a tu amiga.
* Aradia Hazelmere: no te voy a obligar a que bebas de un objeto maldito, puedes negarte si así lo deseas. Lo sabio sería negarse, en este caso. Si escoges beber, tu personaje conocerá los nombres que aparecen en el spoiler y la historia de ellos. A cambio, serás víctima de la maldición del objeto.
No hace falta que bebas para saber que Valeska se encuentra herida y un estado de salud física y mental lamentable. Los recientes ataques que ha protagonizado se deben al miedo y a la pérdida de control cuando se transforma en dragona. Aprovechando que el tuyo es el segundo post, deberás decidir si Valeska merece un castigo o, por lo contrario, está enferma y debe ser curada. Está en tus manos.
* General: Más o menos, creo que he arreglado bien el tema para daros a las dos el mismo protagonismo. Es posible que este desafío no dure 2 turnos como los desafíos convencionales, debido a los cambios, puede que dure 3. No estoy segura. Veremos cómo evoluciona.
Sigel
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Re: Lluvia de piedras [Desafío]
Valyria subía las escaleras tranquilamente con el mazo de cartas que había usado para demostrar su plan, cuando se encontró a la dragona. Es decir, técnicamente no sabía si era la que tocaba, pero dada la situación, asumir era la mejor opción. Una única carta quedo bocarriba, el ahorcado, bocabajo. No el mejor de los augurios precisamente.
Dejo caer el mazo de cartas, mientras cogía su arma, analizando la situación. No había ningún agujero enorme en el techo, así que había entrado dentro en forma humana seguramente, lo que implicaba cierta planificación. Había errado. Es decir, se esperaba un ataque, pero por el camino, no en la maldita taberna, de alguna manera se había esperado un comportamiento más…feral, y había metido la pata.
Aradia estaba detrás, y la ausencia de sangre indicaba que estaba mayoritariamente bien. Aún no era muy tarde. Hora de sacar a relucir sus dotes. Los soldados también habían sacado las armas, pero les hizo un gesto para que se mantuvieran apartados, y cuando no noto que le hicieran caso, hizo restallar el látigo. No iba a perder ningún monaguillo porque alguien fuera un poco respingón. –Mírame. Seguro que lo has visto en tu… lo que sea. No quieres volver esto personal. Porque eso sería el peor camino posible… Date media vuelta y vete sin romper nada.-
-No tienes autoridad para…- dijo algún idiota. No era el comandante, así que ademas era un don nadie.
-Si mi monaguilla sale herida por culpa de alguno de vosotros, deseareis con toda vuestra alma que esta dragona os mate, porque me asegurare de que vuestros superiores se enteren de que forzasteis un conflicto en una zona llena de civiles, aunque tenga que lanzar una maldita flecha con carta por la ventana del jodido rey.- poco a poco, Valyria había estado avanzando, preparando el látigo. No era el arma ideal para partir a una dragona en dos. Ni siquiera un brazo. Pero era lo que tenía en ese limitado espacio. La idea era cruzar una mirada con Aradia y coordinar su propio ataque. Un latigazo a la vez que la chica se apartaba, para que estuviera demasiado distraída intentando conservar su cara como para fijarse en que la elfa salía por patas.
Dejo caer el mazo de cartas, mientras cogía su arma, analizando la situación. No había ningún agujero enorme en el techo, así que había entrado dentro en forma humana seguramente, lo que implicaba cierta planificación. Había errado. Es decir, se esperaba un ataque, pero por el camino, no en la maldita taberna, de alguna manera se había esperado un comportamiento más…feral, y había metido la pata.
Aradia estaba detrás, y la ausencia de sangre indicaba que estaba mayoritariamente bien. Aún no era muy tarde. Hora de sacar a relucir sus dotes. Los soldados también habían sacado las armas, pero les hizo un gesto para que se mantuvieran apartados, y cuando no noto que le hicieran caso, hizo restallar el látigo. No iba a perder ningún monaguillo porque alguien fuera un poco respingón. –Mírame. Seguro que lo has visto en tu… lo que sea. No quieres volver esto personal. Porque eso sería el peor camino posible… Date media vuelta y vete sin romper nada.-
-No tienes autoridad para…- dijo algún idiota. No era el comandante, así que ademas era un don nadie.
-Si mi monaguilla sale herida por culpa de alguno de vosotros, deseareis con toda vuestra alma que esta dragona os mate, porque me asegurare de que vuestros superiores se enteren de que forzasteis un conflicto en una zona llena de civiles, aunque tenga que lanzar una maldita flecha con carta por la ventana del jodido rey.- poco a poco, Valyria había estado avanzando, preparando el látigo. No era el arma ideal para partir a una dragona en dos. Ni siquiera un brazo. Pero era lo que tenía en ese limitado espacio. La idea era cruzar una mirada con Aradia y coordinar su propio ataque. Un latigazo a la vez que la chica se apartaba, para que estuviera demasiado distraída intentando conservar su cara como para fijarse en que la elfa salía por patas.
Valyria
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Re: Lluvia de piedras [Desafío]
Por suerte las cosas iban tranquilas, pero era solo el inicio de la situación que caía entre sus manos, cayo la noche y mientras Valyria se encargaba de las cosas importantes ella pensaba en la situación, un dragón nada menos, le carcomía el pensar el porqué de esos ataques, no es que fuera experta en dragones por conocer a un par de ellos que eran la mar de buenos y solo faltaba que ellos fueran la excepción. Sentada miraba el papel donde había garabateado “porque” así como dibujos de escamas, alas, divagando. –Todo tiene un porque, aun cuando, no es algo que querríamos ver.
La puerta se abrió y realmente no puso atención a quien entraba, solo podía ser su congénere Valyria la sacerdotisa; la palabra la hizo sonreír; -Mira siempre si algo falla podem..-vio su mirada reflejada en la mujer que había entrado tan discordante de la elfa a la que había esperado, dejándola congelada y atando cabos con sus palabras ella solo atino a alzar las manos podía usar el lente para distraerla y ella salir a buscar ayuda, pero, era clarividente ¿estaría preparada para ello? Su aspecto le dio preocupación, y los porque de lo que había provocado la hicieron centrarse y atender sus palabras de advertencia “muy bien sigue tranquila mantenla hablando” se decía a si misma ganar tiempo y pensar en una solución, aunque no espero lo que sucedió, simplemente ese cadáver que dejo con cierto mimo, ¿Quién era ese cadáver?, el cáliz que lleno y del que bebió, se acercó para tomar el cáliz en sus manos cuando se lo ofreció temiendo que la bañara en piedra caliente ante un rechazo¿Por qué a mi si no soy nadie? fue lo que le cruzo por la mema. La miro como si se estuviera equivocando de persona ¿Qué podía hacer?
Tal vez… volvió a mirar el líquido, la clarividencia en sus manos, la escuchaba mientras veía su reflejo en el vino, beber o no beber, su sentido común gritaba que no lo hiciera ahí estaba una muestra de lo que podía pasarle sin embargo, “por algo te lo extendió ella ha visto algo, tal vez puedas ser útil para variar”, dejo de lado los tal vez, ya había decidió algunas cosas serias en su vida y ahora se le presentaba otra… -Allá vamos- valía la pena si con ello podía al menos detener los ataques de la dragona, en su estado mental dudaba que pudiera darles una respuesta, cerró los ojos y bebió del cáliz, un sorbo, dos sorbos, y lo dejo en el suelo junto al cadáver mientras veía lo que ella decía, mirando personas historias, algunas lágrimas cruzaron sus mejillas y lo que vendría, abrió los ojos y supo en que se había metido y como en todas sus decisiones no había vuelta atrás, la mujer se volvió dragona y fue cuando cayó en cuenta del ruido que invadía el lugar y antes que temprano Valyria y medio ejercito ya estaba tras la puerta frente a una dragona con inestabilidad emocional y que protegía a lo que quedaba de su.. hijo… su amado niño… al niño que le quitaron. "Perdoname Ahroun"
Alzo las manos y se movió al compás de Valyria para que la viera mientras las bajaba lento –Necesita ayuda, necesita sanar, por favor.- Musito suplicando tanto a Valyria como a los hombres que estaban a su espalda, se movió lenta, tocando el hombro de la dragona, debía detener en ese momento cualquier ataque, había algo más importante con lo que lidiar, o con lo que habían lidiado, o lidiarían… Aun se podía buscar el mejor de los finales dado el caso. –Valezka te entiendo, por favor déjanos ayudarte a detener a Melody, si atacas ahora, no podremos hacerlo.
Hablo claro buscando las palabras para atraer a la dragona a su figura humana y poder detener los ataques.
La puerta se abrió y realmente no puso atención a quien entraba, solo podía ser su congénere Valyria la sacerdotisa; la palabra la hizo sonreír; -Mira siempre si algo falla podem..-vio su mirada reflejada en la mujer que había entrado tan discordante de la elfa a la que había esperado, dejándola congelada y atando cabos con sus palabras ella solo atino a alzar las manos podía usar el lente para distraerla y ella salir a buscar ayuda, pero, era clarividente ¿estaría preparada para ello? Su aspecto le dio preocupación, y los porque de lo que había provocado la hicieron centrarse y atender sus palabras de advertencia “muy bien sigue tranquila mantenla hablando” se decía a si misma ganar tiempo y pensar en una solución, aunque no espero lo que sucedió, simplemente ese cadáver que dejo con cierto mimo, ¿Quién era ese cadáver?, el cáliz que lleno y del que bebió, se acercó para tomar el cáliz en sus manos cuando se lo ofreció temiendo que la bañara en piedra caliente ante un rechazo¿Por qué a mi si no soy nadie? fue lo que le cruzo por la mema. La miro como si se estuviera equivocando de persona ¿Qué podía hacer?
Tal vez… volvió a mirar el líquido, la clarividencia en sus manos, la escuchaba mientras veía su reflejo en el vino, beber o no beber, su sentido común gritaba que no lo hiciera ahí estaba una muestra de lo que podía pasarle sin embargo, “por algo te lo extendió ella ha visto algo, tal vez puedas ser útil para variar”, dejo de lado los tal vez, ya había decidió algunas cosas serias en su vida y ahora se le presentaba otra… -Allá vamos- valía la pena si con ello podía al menos detener los ataques de la dragona, en su estado mental dudaba que pudiera darles una respuesta, cerró los ojos y bebió del cáliz, un sorbo, dos sorbos, y lo dejo en el suelo junto al cadáver mientras veía lo que ella decía, mirando personas historias, algunas lágrimas cruzaron sus mejillas y lo que vendría, abrió los ojos y supo en que se había metido y como en todas sus decisiones no había vuelta atrás, la mujer se volvió dragona y fue cuando cayó en cuenta del ruido que invadía el lugar y antes que temprano Valyria y medio ejercito ya estaba tras la puerta frente a una dragona con inestabilidad emocional y que protegía a lo que quedaba de su.. hijo… su amado niño… al niño que le quitaron. "Perdoname Ahroun"
Alzo las manos y se movió al compás de Valyria para que la viera mientras las bajaba lento –Necesita ayuda, necesita sanar, por favor.- Musito suplicando tanto a Valyria como a los hombres que estaban a su espalda, se movió lenta, tocando el hombro de la dragona, debía detener en ese momento cualquier ataque, había algo más importante con lo que lidiar, o con lo que habían lidiado, o lidiarían… Aun se podía buscar el mejor de los finales dado el caso. –Valezka te entiendo, por favor déjanos ayudarte a detener a Melody, si atacas ahora, no podremos hacerlo.
Hablo claro buscando las palabras para atraer a la dragona a su figura humana y poder detener los ataques.
Aradia Hazelmere
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Re: Lluvia de piedras [Desafío]
La dragona dio un salto hacia atrás al ver el látigo de Valyria Wisperbloom. Las veces que no había saltado, recibió un latigazo en el morro. Valyria evitó el primer ataque y supo que hacer para evitar los siguientes. Se subió a la cama y se levantó sobre sus dos patas traseras aparentando ser más grandes de lo que era realmente. Las alas tropezaban por los extremos de las paredes y la cola quedaba fuera del dormitorio, sobresaliendo a través de la ventana. La Valyria Wisperbloom y los soldados de La Guardia se encontraban frente a la dragona. La elfa en primer lugar junto al comandante Ellman, tras ellos, en el umbral de la puerta, el resto de hombres. El comandante repetía la orden de Valyria: qué nadie se acerque y quedaos dónde estáis. La habitación era pequeña para las proporciones humanas, aún más para una dragona. Bastaba con que Valeska alargarse las patas frontales para desgarrar la espalda de la Aradia Hazelmere. No lo iba a hacer y no lo hizo en ninguno de los futuros que le fueron concedidos a través del cáliz de la clarividencia, éste no sería una excepción. Sin embargo, Valeska no podía decir que no estaba hiriendo a la elfa. El daño al que le sometía no era físico, sino mágico. Ella misma aceptó sufrirlo en el momento que agarró el cáliz de la clarividencia y bebió de su contenido.
Aradia vio a la mujer que mató, mata y matará a Baron y a los demás niños. Escuchó a los brujos pronunciar el nombre de la mujer; algunas veces (en algunos futuros) vestían con túnicas negras y, en otras, eran multicolores, como las telas que utilizaban los feriantes para llamar la atención del público. Conoció a la familia de la mujer: sus padres, amigos, esposo e hija. Quizás también conocería a la otra mujer, la que siempre estaba con a su lado, aunque la odiase en la intimidad.
Suficiente.
La dragona golpeó las manos de la elfa con el hocico cerrado, haciendo que soltase el cáliz. Por un momento, los brazos de Aradia continuaron extendidos como si siguiera sujetando la copa. Ellman dio un paso al frente con la espada desenvainada. Valeska, en respuesta, rugió aliento mineral al suelo. La alfombra de la habitación quedó recubierta de minerales preciosos. El siguiente ataque, en caso de que el comandante se decidiese por seguir avanzando pese a la amenaza, convertiría al hombre en una mena de mineral.
Aradia Hazelmere pidió ayuda por Valeska. Dijo que necesitaba sanación urgente. Se equivocó, era ella quién necesitaba la ayuda. Lo habría sabido de continuar bebiendo. Pronunció el nombre de la hija de la mujer y sus piernas vacilaron, haciendo que la elfa cayese de rodillas en alfombra-mineral. Hizo ademán de hablar, pero resultó inútil. Su boca comenzó a emanar un espumarajo de color enfermizo. Necesita sanación. Ha pronunciado el nombre de la hija de la mujer. No debió haberlo hecho.
El comandante Ellman, sin perder de vista a la dragona, recogió a la elfa por los hombros y la arrastró hacia atrás donde Valyria intentaría curarla con magia de imposición de manos. Valeska sabía qué iba a ocurrir.
La dragona se puso a cuatro patas. La cola regresó al interior de la habitación, reptó por detrás de la cama y recogió el cáliz de la clarividencia. La dragona agitó las alas, se dio la vuelta de un plumazo, aprovechando que Valyria estaba entretenida asistiendo a su amiga, y se escapó volando por la ventana.
* General: Valeska os ha permitido observar una parte importante de la trama central de los objetos del 19. Hemos encontrado una manera de acabar con los objetos. Para ello, deberemos prevenir que Melody tomé buenas decisiones y se corrompa por la influencia de El Hombre Muerto. El precio a pagar para obtener esta valiosa información no ha sido barato, lo veremos más adelante.
Por otra parte, no conseguimos el objeto del 19. Valeska consigue escapar con el objeto por la ventana de la habitación.
* Valyria: ha sido tu magia la que ha hecho que los guardias volviesen en el segundo turno del tema y tu sentido de la protección la que ha conseguido rescatar a Aradia. Si los soldados hubieran atacado a Valeska, habríamos visto la parte más violenta de la dragona y el destino del desafío sería muy diferente.
Recompensas:
* +2 ptos de experiencia en función de la calidad del texto.
* +3 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 5 ptos totales de experiencia
Obsequio:
Colgante de Ágata (2 cargas): confeccionado con una piedra de ágata extraída de las menas creadas por los ataques de Valeska en la ciudad de Villalubia. Posee la capacidad de apaciguar a una persona que se muestre agresiva o inquieta.
* Aradia Hazelmere:
Recompensas:
* +1 ptos de experiencia en función de la calidad del texto.
* +3 ptos de experiencia en función de la originalidad del usuario.
* 4 ptos totales de experiencia
Aquí me he de entretener un segundo. Las faltas de ortografía son importantes. Más que de ortografía, de gramática. Te aconsejo que leas el post en voz alta, comprobarás que muchas frases no tienen sentido o suenan feo. Esto he de tomarlo en cuenta a la hora de realizar la puntación. De igual modo te digo: he estado leyendo tus primeros posts en el foro y éstos son de una calidad muy inferior a los del desafío. Con esto quiero decir que aprendes a pasos agigantados. Es cuestión de práctica, de seguir escribiendo y leyendo. Nadie nace sabiendo escribir a la perfección. Sé paciente y no te desmotives. Conseguirás plasmar las grandes aventuras que guardas en tu cabeza de la mejor manera.
Obsequio:
Colgante de lapislázuli (cargas 2): confeccionado con una piedra de lapislázuli extraída de las menas creadas por los ataques de Valeska en la ciudad de Villalubia. Posee la capacidad de borrar los recuerdos relacionados con Aradia que posea el objetivo. Para esta persona, es como si no hubiera conocido nunca a Aradia.
Maldición:
La maldición de Simphony Shappire: no podrás pronunciar el nombre de Simphony ni el de ninguno de sus familiares (Melody, Booomer, Emily...). De hacerlo, te sentirás débil. Tu cuerpo fallará, ejerciendo espasmos involuntarios. Echarás espuma por la boca. eEn definitiva, Sufrirás un ataque de similar a la epilepsia. El efecto durará por el resto del turno.
Aradia vio a la mujer que mató, mata y matará a Baron y a los demás niños. Escuchó a los brujos pronunciar el nombre de la mujer; algunas veces (en algunos futuros) vestían con túnicas negras y, en otras, eran multicolores, como las telas que utilizaban los feriantes para llamar la atención del público. Conoció a la familia de la mujer: sus padres, amigos, esposo e hija. Quizás también conocería a la otra mujer, la que siempre estaba con a su lado, aunque la odiase en la intimidad.
Suficiente.
La dragona golpeó las manos de la elfa con el hocico cerrado, haciendo que soltase el cáliz. Por un momento, los brazos de Aradia continuaron extendidos como si siguiera sujetando la copa. Ellman dio un paso al frente con la espada desenvainada. Valeska, en respuesta, rugió aliento mineral al suelo. La alfombra de la habitación quedó recubierta de minerales preciosos. El siguiente ataque, en caso de que el comandante se decidiese por seguir avanzando pese a la amenaza, convertiría al hombre en una mena de mineral.
Aradia Hazelmere pidió ayuda por Valeska. Dijo que necesitaba sanación urgente. Se equivocó, era ella quién necesitaba la ayuda. Lo habría sabido de continuar bebiendo. Pronunció el nombre de la hija de la mujer y sus piernas vacilaron, haciendo que la elfa cayese de rodillas en alfombra-mineral. Hizo ademán de hablar, pero resultó inútil. Su boca comenzó a emanar un espumarajo de color enfermizo. Necesita sanación. Ha pronunciado el nombre de la hija de la mujer. No debió haberlo hecho.
El comandante Ellman, sin perder de vista a la dragona, recogió a la elfa por los hombros y la arrastró hacia atrás donde Valyria intentaría curarla con magia de imposición de manos. Valeska sabía qué iba a ocurrir.
La dragona se puso a cuatro patas. La cola regresó al interior de la habitación, reptó por detrás de la cama y recogió el cáliz de la clarividencia. La dragona agitó las alas, se dio la vuelta de un plumazo, aprovechando que Valyria estaba entretenida asistiendo a su amiga, y se escapó volando por la ventana.
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* General: Valeska os ha permitido observar una parte importante de la trama central de los objetos del 19. Hemos encontrado una manera de acabar con los objetos. Para ello, deberemos prevenir que Melody tomé buenas decisiones y se corrompa por la influencia de El Hombre Muerto. El precio a pagar para obtener esta valiosa información no ha sido barato, lo veremos más adelante.
Por otra parte, no conseguimos el objeto del 19. Valeska consigue escapar con el objeto por la ventana de la habitación.
* Valyria: ha sido tu magia la que ha hecho que los guardias volviesen en el segundo turno del tema y tu sentido de la protección la que ha conseguido rescatar a Aradia. Si los soldados hubieran atacado a Valeska, habríamos visto la parte más violenta de la dragona y el destino del desafío sería muy diferente.
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Colgante de Ágata (2 cargas): confeccionado con una piedra de ágata extraída de las menas creadas por los ataques de Valeska en la ciudad de Villalubia. Posee la capacidad de apaciguar a una persona que se muestre agresiva o inquieta.
* Aradia Hazelmere:
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Aquí me he de entretener un segundo. Las faltas de ortografía son importantes. Más que de ortografía, de gramática. Te aconsejo que leas el post en voz alta, comprobarás que muchas frases no tienen sentido o suenan feo. Esto he de tomarlo en cuenta a la hora de realizar la puntación. De igual modo te digo: he estado leyendo tus primeros posts en el foro y éstos son de una calidad muy inferior a los del desafío. Con esto quiero decir que aprendes a pasos agigantados. Es cuestión de práctica, de seguir escribiendo y leyendo. Nadie nace sabiendo escribir a la perfección. Sé paciente y no te desmotives. Conseguirás plasmar las grandes aventuras que guardas en tu cabeza de la mejor manera.
Obsequio:
Colgante de lapislázuli (cargas 2): confeccionado con una piedra de lapislázuli extraída de las menas creadas por los ataques de Valeska en la ciudad de Villalubia. Posee la capacidad de borrar los recuerdos relacionados con Aradia que posea el objetivo. Para esta persona, es como si no hubiera conocido nunca a Aradia.
Maldición:
La maldición de Simphony Shappire: no podrás pronunciar el nombre de Simphony ni el de ninguno de sus familiares (Melody, Booomer, Emily...). De hacerlo, te sentirás débil. Tu cuerpo fallará, ejerciendo espasmos involuntarios. Echarás espuma por la boca. eEn definitiva, Sufrirás un ataque de similar a la epilepsia. El efecto durará por el resto del turno.
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