15 Días y contando. (CERRADO) :)

-Toma, toma toma.- dijo la vampira, dándole pataditas a la cabeza del troll. Puede que al resto les pareciera un poco…rencoroso. Pero en realidad solo se estaba asegurando de que el troll estuviera muerto de verdad y no estuviera fingiendo para comérselos más tarde. En serio.

En cualquier caso, después de las reglamentarias patadas e incluso un pinchacito con la daga por si acaso, la cosa parecía, efectivamente, muerta. Es decir, solían estarlo, ¡pero solo hacía falta equivocarse una vez!

-Creo que… probare ambas…- nunca le había importado con el pollo, y no podía perderse la oportunidad de probar un manjar solo porque una de las partes sabia mal y la otra no. Es decir, dudaba que estuviera bueno, sinceramente, pero por si acaso. Pero la elfa tenía parte de razón… No iba a comerse esa cosa cruda, menuda guarrada, lo que implicaba que tenían que hacer fuego de alguna manera. Y conseguir madera de un pantano tenía el problema de que estaba mojada, y por lo tanto no ardía, o lo hacía muy mal si tenías buena suerte, por lo que en general había que traerla de fuera, aunque fuera solo un poco, para empezar el fuego. No es como si supiera hacer un fuego fuera del pantano, dicho fuese, pero había oído a suficientes aventureros hablar de ello como para saber un poco a nivel teórico. Y también deberían buscar un lugar menos fangoso, realmente no quería cocinar el filete y comer de pie para no llenarse de barro.

Y si, se había equivocado de nombre. Culpaba a Mordisquitos y sus ruidosos chillidos. Pero al menos la elfa no se lo había tomado a malas y habría que presentarse otra vez para el niño, así que ella repitió también la presentación. –Alisha, encantada.-

Por fin esa cosa estaba muerta, y enfriandoce en el pantano, recibiendo la paliza post mortem de Alisha que la hizo reír un poco mientras oía al niño que ahora ya tenia nombre Kossir.

-¿Cazador de hombres? No sabía de tribus caníbales.

Musito con cierta curiosidad, inocencia y tal vez ingenuidad, su campo de estudio iba totalmente alejado del mundo exterior mas allá de las guerras y batallas de antaño, su brutalidad y los señalamientos de evitarlos o eliminarlos, como sanadores, posiblemente incursionarían por curiosidad hacia sus métodos de curación, pero se les llamaba barbáricos, rudimentarios y básicos, a excepción de la magia y alquimia que eran mas bien aborrecidas por su uso en la historia elfica.

Suspiro meditándolo y sin decir mucho observo como hacía el fuego, había rociado algo en la madera y ella cruzo los bazos mirándolo y posando su barbilla en su mano, recibiendo algo del calor de la flama que aumentaba y sintió algo de dolor y nostalgia, el dolor del golpe había ido aminorando, pero en ese momento otras cosas abrumaron su ser y limpiandoce los ojos, escucho lo que dijo el chico y tomo la pequeña hacha con la que había cortado la madera.

-No tengo nada con que cortar esa cosa, te la devuelvo en un momento.

Y como quien no quiere la cosa se puso a ver la anatomía de la criatura, Alisha se estaba presentando pero eso le pareció en un segundo plano cuando comenzó a asestar certeros golpes en las articulaciones de esa cosa, primero la rodilla donde mano una sangre obscura, casi llegando a negra, dos, tres golpes bastaron. Comenzó a llorar había frustración en cada golpe, las rodillas no dieron problema, era parecido a cortar las patas de sapos, o la amputación de un miembro, claro que era algo que no debía decir, eso era profano.

-Cortate maldita cosa- Grito cuando comenzó a golpear la unión de la pierna y la cadera y la imagen de su pasado acudía, especialmente la voz de su padre taladrándole, y ella solo bajaba la mirada o le miraba sin verle tragándolo, -Asi que no es lo mio ¿eh? -Gimió con cierto triunfo cuando por fin salio la pata completa y el mar de emociones que había estado recelando durante años salio a vivo llanto musitaba incoherencias en elfico mientras seguía desmebrandolo, no sentía la sangre viscosa que la salpicaba ni el hedor, solo sentía que algo vibraba en su ser y renegaba de su anterior silencio, eso lo tenia contenido y no tenia ni medio siglo de vida. Miro a la luna con un dejo de amargura que la hacia plantearse otra pregunta, y miro a los otros dos, no como un par de personas, solo... No eran elfos, y había sentido una curiosa familiaridad.

Kosir, se llamava el crio. Cosa que seguramente significaba algo, pero el que exactamente lo ignoraba. En cualquier caso, lo importante era que parecía saber lo que se hacía a la hora de hacer fuego. Es decir, había hecho trampas en su libro, al cien por cien, ella también sabría hacer fuego hasta bajo el agua si usaba… lo que suponía que era algún tipo de aguardiente.

-Deben ser caza recompensas, no caníbales literales.- dijo Alisha ausentemente a la elfa, mientras miraba las llamas absorta. Al menos hasta que Arc…Aradia se lio a hachazos con el troll. ¿Y qué iba a hacer entonces? Acercarse a alguien blandiendo el hacha cual poseso sonaba como una horrible idea. Es decir, eso había dejado de ser un trabajo de carnicero y había pasado a ser un… método anti estrés hacia mucho. Es decir, ni siquiera necesitaban la pata entera que estaba cortando. Ni la mitad, ni un cuarto, ni nada. –Puedes… no hace falta que cortes el hueso…- murmuro por lo bajo. Bueno, no importaba seguramente, esperaría a que se calmara y tomaría unos pocos trozos de carne. Es decir, no pretendía cocinar la pierna entera cual jabalí ¿cierto? Tardaría una eternidad en cocinarse.

Finalmente el arranque de furia parecía haber acabado, así que Alisha se acercó lentamente, con cuidado, hasta estar suficientemente cerca como para hacerle pat pat en la cabeza. –No te preocupes, lo habéis hecho muy bien los dos, la próxima vez será más fácil.-

Respiraba lento, tratando de quitar la agitación de su corazón, con los ojos llorosos sintió unas palmaditas en la cabeza y al oír a Alisha rio algo mientras con el dorso de la mano libre se limpiaba como podía las lagrimas.

-Si, más fácil.- Musito pausada recobrando el aliento, ciertamente no era algo que hubiera hecho antaño, pero se sentía ligera, avergonzada por que ese no era el porte de un elfo respetable, mirando su obra el guerrero se había acercado a ellas, y sus palabras la hicieron sonrojar y con la mano libre se acariciaba la nuca, ¿qué la había llevado a ese ataque? Ira... bueno, podría decirse que se acababa de conocer un poco mejor.

-Me enseñaron a callarla no a controlarla, bueno, algo así.- Ayuda a llevar la carne  y tras dejarla cerca del guerrero, se sentó muy cerca de la fogata, estaba empapada, llena de lodo y sangre de troll, definitivamente, no era la mejor imagen que podía dar. Y su estomago gruño cuando la carne empezó a desprender un agradable aroma-¿quien lo diría? esas cosas si son comestibles, por cierto y sin animo de ofender Kosir, ¿Qué haces en un pantano solo? ¿es una clase de iniciación?

Comenta curiosa, mientras admira todo lo preparado que esta, líquidos para alimentar el fuego, especias, ciertamente si no fuera por el minúsculo detalle de que estaba fugandoce con permiso, el llevar algo de ese estilo ó prepararse mejor habría levantado sospechas en su hogar y no estaría allí, así que se había servido de plantas frescas para cocinar sus alimentos.

No era un caníbal, tenía razón. Aunque tampoco parecía haber reaccionado específicamente a lo de cazarecompensas. –Guerrero huh… ¿No héroe? Nadie escribe canciones sobre guerreros que no siguen un código…- Es decir…había sobre villanos, pero podía considerarse que lo seguían también… ¿pero al revés? Tendría que preguntarle a uno algún día.

En cualquier caso, tenían fuego, y tenían comida. Es decir, llevaba comida consigo que no consistía en maldito troll, pero realmente quería probar el bicho. Puede que lo mencionara si resultaba ser asqueroso. El niño había creado algún tipo de… reja de madera… cosa que sospechaba, ensuciaría un poco la sangre, pero tampoco era como si tuviera nada mejor, se quemaría la mano si lo hacía con la daga. Y parecía estar especiándola para compensar el gusto a madera, así que ya le iba bien. Alisha uso su daga para pinchar un trocito y darle un bocado, masticando lentamente.

Era dura, muy, muy dura, deberían haber hecho estofado, pero bueno, era lo que tenían a mano, pero la verdad era que no sabía nada mal. O puede que dijera eso porque estaba acostumbrada a comer personas de alguna manera. Y prácticamente escupió el trozo de un ataque de tos cuando Aradia siguió hablando. –Hey hey, Aradia.- susurro. –No puedes preguntarle a alguien porque no está con sus padres, es muy violento, ¿y si no tiene?.- es decir, ¿tenía idea esa elfa de la cantidad de huérfanos que había?

-¿Que es el yourk?- dijo con esa voz propia de los elfos que al tratar de eludir la ultima palabra sonó torpe y desafinada al no conocerla ni haberla abrazado antes. Un rico lenguaje le tocaba aprender ahora.

Saco lo propio para la cena, y la cantimplora de piel rebosante de vino dulce hace su aparición, mientras escucha las palabras de Kosir, de no ser por su suciedad tomaría su cuaderno y las anotaría, pero seguro sería lo primero que haría cuando se limpiara, al igual que el boceto del ahora nombrado guerrero. Sus palabras eran como flechas, certeras y directas a las preguntas, y miro a Alisha con un leve rubor, jamás había pensando que sería una pregunta indiscreta. Fue a la primera que le paso la cantimplora cuando escupió el bocado.

-No tengo copas o vasos espero lo disfruten, - Musito tras las palabras del chico, ¿un adulto? Su edad seguro era una fracción de la suya, mínimo lo doblaba y ella aun estaba bajo el ala de sus padres, pensó en el paso del tiempo de los hombres y medito un poco en esa platica nocturna, al menos en su familia era tradición de servir a su pueblo, hacerlo florecer y prosperar, reforzar las raíces, y su familia era conocida por prosperar en hijos, sabios fuertes, exceptualdola.

Sus palabras dan para preguntar más pero nada como ese estoque que buscaba cobrar el interrogatorio y al parecer el insulto de considerarlo un niño Se miro las manos mientras esperaba la carne y pensó sus palabras.-Bueno, nuestras vidas son muy largas, y en mi familia aun me consideran demasiado pequeña y como no si mi hermano mayor tiene casi 150 años y el mayor de sus hijos tiene mi edad, seguro se volverían locos si saben que estoy aqui.-

Trato de reír, no era gracioso pero bueno ya estaba en eso, pensó en lo que la había llevado a ese justo momento.-Propuse un viaje para conocer el mundo antes de que me unan a algún gran elfo honorable para cumplir con mi destino escrito. Eso es básicamente, llegas y cumples tu papel. Si tienes la bendición de los dioses seras longevo, prospero y un aporte a la nobleza de tu raza, ejemplo a seguir.

Se encogió de hombros, con una sonrisa, algo le retorcía el interior y no era precisamente el hambre en ese momento, no había pensado mucho en lo que arriesgaba con ese viaje, con ese cabello al aire que podría o hacerla un elfo reconocido de su clan, o como su tía, alguien expulsado y repudiado entre los suyos. Le hecho un vistazo a Koss y se vio tentada a ver como ellos controlaban la ira.

-Cómo van a ser mentira, solo hay que ser fuerte y seguir un código que no te haga un capullo, es prácticamente imposible meter la pata. Trabajo más fácil que puede haber.- Es decir, no tenía nada que aportar sobre las diversas escuelas de…hum… control de la ira por así llamarlas, pero desde luego que tenía mucho que decir con eso de los héroes.

Por suerte, Aradia no parecía haber metido mucho la pata con la pregunta. Aunque la verdad, no le había quedado claro si los padres estaban o no muertos. Es decir, ¿adulto? ¿los padres no importaban? Qué diablos, en qué clase de horrible lugar se había criado para que los padres no importaran. ¿O habían muerto hacia mucho y ya realmente no los recordaba prácticamente? Pinchar más en el tema parecía una mala idea, así que acepto la cantimplora de la elfa, tomando un sorbo. Vino dulce, nada mal para haber estado hecho en medio de un bosque seguramente, la verdad. Algún día se agenciaría una de esas botellas que bebían los nobles... como se llamaba… ¿Sangreal?

Algún día... mientras tanto, este no estaba nada mal. Dio un sorbo más y se lo devolvió a la elfa, porque por más “adulto” que fuera, ella no iba a ser la responsable de emborrachar a un niño. Mientras pensaba en su respuesta, escucho a la elfa. Los elfos vivían mucho, ninguna sorpresa aquí, y un viaje antes de pasar la vida en un mismo lugar…seguro, podían entenderlo, pero había cierta pequeña parte que chirriaba. –Espera… tu destino está escrito, pero es “algún gran elfo” ¿así que no lo conoces? ¿Es algo así como el primero que te traiga la cabeza de una mantícora? Podrás escoger al menos…-

Y en cuando a ella… bueno, no tenía nada tan noble como una cita con el destino o…lo que fuera que tenía el niño, desgraciadamente, hasta puede que sonara vacío. –Yo… puede que no viva tanto como un elfo, o precisamente por eso… decidí viajar un poco, ver mundo, escribir alguna épica historia. Y si de paso me hago rica… pues mejor que mejor.-

El destino tenía formas particulares de mostrar sus caminos, un guerrero del cual aun no develaba el por que de su viaje y una chica pálida que buscaba riqueza, peculiar pero interesante. Se pensó el ser mas invasiva pero la conversación era amena, la carne olía cada vez mejor y su estomago delato su apetito. Retomo la petaca de vino y le dio un trago, era dulce y era el acompañante de sus alimentos.

-No conozco a los héroes de nuestros cantos, pero siempre hay alguno en las aldeas o muy encarnado en la tribu, son como los guías.

Se encogió de hombros, la idea del héroe le parecía ambigua y casi cada casa podría presumir de un miembro en gesta heroica, había aquellos que habían peleado contra vampiros y brujos y salido victoriosos, como decía su tía salieron por pelos. Eso siempre le hacía reír a carcajadas imaginando las aventuras cuando era niña, cuando creció eran sentimientos encontrados entre la risa y la sensación de estar deshonrando alguna memoria o gesta. Pero si pensaba, tal vez algún día hicieran una canción de ella y si no era por ser mal ejemplo, seguro omitirían su coro de ranas al inicio de su aventura... Volvió la vista a Alisha cuando dio una opinión curiosa de su estado, y al parecer su pensar era una singularidad dado que se tenia la misma estima en el clan de Kosir.

-Bueno, tal vez sea algún conocido, si soy digna el vendrá a casa de mis padres solicitara audiencia con ambos y mi padre consentirá que se haga o no la unión. A veces algunas familias permiten que la hija haga la elección, tal vez si el patriarca o matriarca acepto una relación previa. Aunque en mi aldea no es algo muy común. Las hijas de mi familia suelen tener cierto grado de solicitud, hay fama de prosperidad.

Dio otro sorbo y dejo la cantimplora al aire, los elfos no eran de tener grandes descendencias pero su linaje era al parecer uno de los que hacia excepción, le revolvió el estomago el pensarlo, dio un suspiro y Kosir tomo la cantimplora, le dirigió una sonrisa, había oído que lo comería con hidromiel, había fama de los vinos elficos de gran potencia, para su mala suerte ella no portaría algo así en el viaje, solo algo de una cosecha ligera y dulzón.

-Un vino ligero, los vinos de aguamiel no están a la mano para las delicadas hijas menos de 50 años y no casadas, bueno se de algunas que si.-Ella era una, su tía la había mal aconsejado así que el hidromiel que el joven tendía esperaba fuera digno contrincante, lo bebio y si que lo fue, parpadeo un poco y soltó una risotada. -Por los dioses, esto debería irlo a ofrecer al árbol sagrado y bendecir al que lo hizo. -Se ruborizó y cubrió sus labios de modo tímido- Lo siento.

Envejecer… cada sociedad lo veía diferente seguramente, aunque estaba bastante segura que la del niño era bastante única. Los elfos verían a los centenarios como…venerables seguramente. Y ella… no estaba siquiera segura de que los vampiros envejecieran per se. Es decir, ganaban años… pero el decaimiento físico asociado a la edad… no sabía si existía, por lo que sabía, un día llegaría su cumpleaños y caería muerta como si nada. O envejecería de golpe. Es decir, seguramente debería molestarse en averiguarlo, pero… quedaba tan lejos, y en cualquier momento podía comérsela un dragón, o una mantícora, así que… ¿para qué preocuparse hasta, al menos, la segunda centuria? –La vida es corta, para algunos más que otros. ¿Para qué molestarte en pasártela con alguien a quien no conoces y seguramente no soportas?- Es decir, seguramente, por mero azar, no era horrible. Pero había un gran paso entre alguien a quien tolerabas en pequeñas dosis y alguien a quien pudieras tener como tu marido durante… lo que fuera que duraba un matrimonio elfico, centurias mínimo, aguantándolo durante horas, y noches. A lo mejor ni siquiera era guapo. De hecho, Alisha tenía la alocada teoría de que los elfos feos nunca salían del bosque, por lo que el resto del mundo solo veía a los bonitos, en una extraña campaña publicitaria racial.

El niño se había agenciado el vino, y obviamente, las miro extrañadas, porque no había bebido nunca, como suponía… o al menos eso pensó hasta que probo el hidromiel. Un pequeño sorbo y le ardía la garganta, pero no tosió por puro orgullo. –Demasiado fuerte, no te deja apreciar los sabores de la comida… además, no deberíamos emborracharnos en medio de la nada. Algún día te llevare a una de las mejores tabernas de Lunargenta a que pruebes su mejor vino. Es decir, podríamos ir mañana mismo si pagas tú, sino vas a tener que esperarte.- le dijo a la elfa.

El romance, bueno tal vez ese era el incentivo para pedir la mano de cualquiera, ¿No?. Nunca lo había pensado, sus padres tenían muestras de afecto, pero no tenía gran cosa para hacer una comparativa de ello. No sabía que clase de elfo podría interesarse en ella, por crianza y linaje alguno de los superiores del templo de sanación, o algún guerrero tras una gesta en la que ella salvaría su vida. Tal vez eso era el romance. Entonces Kosir le hizo recordar la aparente bendición de los vientres de su familia, lo hizo más palpable y tangible, tanto que le revolvió el estómago y dió otro trago de hidromiel.
-Gracias, aunque no sé si en este momento haya algún interesado en buscar mi mano.

El hidromiel le ayudo a aclarar ideas y se sorprendió del talento del chico para la fabricación.- Si te dedicas a esto tienes una compradora, ¿tú piensas en quien será tu compañero Alisha?- afirmó y se imaginó en el taller de su tía presumiendo su hallazgo. Y el no dejaba de sorprenderla, Alisha le había dado la idea de pensar en su futuro donde no se imaginaba con una legión de mini elfitos a los cuales seguro no daría buen ejemplo.

Una llamarada la hizo inclinarse hacia atrás sacándola de su ensimismamiento y regresando al frío que le calo en los huesos por el lodo. Lo miro servirse y es se inclinó y en su idioma lanzó una oración de agradecimiento a los dioses antes de tomar algo del Troll y sorprenderse del sabor. -Alisha, será entonces nuestra guía en Lunargenta, a beber y comer- pensó en mostrarle el mapa para que le indicará como salir de ahí, pero ya sería en otro momento, ciertamente el cansancio que la había abrumado antes, era agua pasada y posiblemente no dormiría esa noche.

-No creo que su pueblo sea tan pequeño como para colapsar si no tiene hijos, y si lo es, no es su culpa realmente, es decir, son elfos, podrían tener prácticamente cientos de hijos cada una si quisieran, el único limitante real es la comida y la protección. Así que la mayoría de las mujeres se dedicarían también a la protección y a la búsqueda de comida.- Es decir, pasarte un siglo pariendo sonaba horrible, y algo incestuoso en unas décadas más, pero seguro que podían turnarse entre diez, un niño al año sonaba mucho, mucho más de lo que cualquier lugar que no fuera una ciudad propiamente dicha necesitaba. Y entonces podía hacerse otra decena. Seguramente alguien aceptaría el trato, si se garantizaba protección y comida a cambio de criar una decena de niños, era básicamente un trabajo de profesor, solo que algo más exigente.

Y resultaba ser que el niño había hecho el hidromiel… nada mal, la verdad. Pero cualquier tipo de felicitación que pudiera haber hecho fue interrumpida por el flameado de la carne. –Era… ¿era necesario que la escupieras?- suspiró, y pincho un pedazo con su daga, meditando la pregunta de Aradia. –No. En absoluto. No hay prisa, y tampoco podría arrastrar de buena fe a alguien en mis aventuras, para que acabe devorado por un troll o algo así. Tampoco me importa si no encuentro a nadie que me convenza.- Es decir, tenía décadas, mínimo, para encontrar a alguien, y sino… no era como si envejeciera de verdad, muy posiblemente moriría antes que ella, Sonaba simplemente… muy cruel. Tomo un mordisco de la carne. Mejor que antes, la verdad.

-Claro, alguna noche iremos de tabernas. Mientras tanto… nunca os fieis de un estofado de carne misteriosa. En el mejor de los casos, será persona.- Aunque eso le hizo recordar la hora. Seria horrible entretenerse allí comiendo y que saliera el sol y la carbonizara. Seguramente debería ir empezando a buscar algún lugar tranquilo en el que dormir.

Alisha se iba al extremo, pero no iba muy lejos y eso era algo que ensombreció su mirada a pesar de sonreír a sus palabras, ella era demasiado joven pero clanes completos habían perdido las hojas de sus árboles, además que no era común que una elfa tuviera mas de uno o dos hijos, su familia era muy peculiar en ello tanto como la historia misma hacia su raza.

-Bueno entre vampiros y brujos, no somos la especie mas fructífera, también están las hostilidades humanas... He visto algunos de sus libros y como es que pueden crear maravillas y a la vez ser tan...-Suspiro y tomo algo mas de comida, había bastante y habría que llevarse algo para el viaje- Jajaja Alisha es una forma de hacer fuego indirecto, el hidromiel es flamable, y esa forma de rociarla impregnara la carne de su sabor.- Dijo cambiando de tema, el sopor comenzaba a apoderarse del grupo o al menos a ella y Kos, la chica pálida parecía algo mas avispada y la miro con ojos bien abiertos, entonces si era el canibalismo una opción fuera de Sandorai. Un visible escalofrió la recorrió y saco la lengua.

- Entiendo el no querer arrastrar a nadie, aunque seria interesante, y definitivo no pediré estofado jamas en algún lugar que no sea mi hogar. O de Koss, el seria el chef de la campaña.- Miro al guerrero con una sonrisa y el gesto cansino de este, ambos se habían llevado una buena.-Haré la primera guardia.- Decreto sin mas levantandoce y estirandoce, para desentumir el cuerpo. Seguro no quedaba mucho de la noche y sería un día largo, no dormiría a gusto sin pasarse por un río y seguir el camino, tal vez había ganado algún compañero de viaje, o solo era un cruce de caminos.-¿Por cierto a donde se dirigen?-clamo antes que otra cosa, ella tenía un punto fijo.

-¡No hacía falta babearlo primero!- protestó la vampira. –Bastaba con echar un poco por encima… Y no es que no puedas fiarte de ningún estofado…solo del sospechosamente barato, o el de lugares sospechosos… Seguro que enseguida entiendes a lo que me refiero cuando estés unos días en Lunargenta.- Alisha dejó pasar un poco el tiempo, comiendo tranquilamente, mirando el crepitar de las llamas, volviendo en si con la pregunta de Aradia, que la empujo a tener que espabilar de una vez.

-Yo, a Lunargenta. Debería seguir el camino, la verdad. Una pareja muy amable me dejo dormir en su casa y estarán preocupados de que me haya ido tanto rato.- mintió descaradamente. Pero no iba a quedarse allí en el pantano esperando a que saliera el sol y la friera. Además, tampoco era mentira mentira, simplemente no había mencionado que la pareja tan amable eran un par de búhos. Alisha se levantó, espolvoreándose la ropa y tomando un último pedazo de carne para el camino. –Aradia, ha sido un placer, si alguna vez te pasas por Lunargenta, ven a buscarme a mi taller ¿quieres? El Grial Carmesi, y nos vamos de tabernas. ¡Ni siquiera hace falta que compres nada! Y en cuando a ti Kos….- y estaba dormido. Era normal, era muy tarde, seguro que había pasado por mucho su hora de dormir. Le hizo pat pat en la cabeza y se dirigió a la aventura antes de volverse cenizas humeantes.

-El placer es mio, y creo que nos veremos por Lunargenta, sirve que tendré guía personal.-Sonrió y ciertamente sintió una nostalgia similar a cuando había dejado su hogar, con la diferencia que no sabía si realmente volvería a verle, tenía un lugar al cual irla a buscar después de todo. -Que si le haces eso despierto seguro te muerde-Rio ante el pat pat, Koss era el que más había hecho contra el troll y había caído rendido después de la buena comida, el licor y la fogata. Era una tristeza que no pudiera decirles donde buscarla a ella seguro no serían recibidos ni en la frontera de su aldea.

Esa noche no durmió, seguro caería rendida pero buscaría el cobijo del bosque para ello así tuviera que retornar sobre sus pies, tomo hojas de plantas para envolver provisiones de carne de troll, y dormito un poco, para el alba ya tenia sus cosas listas, y Kosir estaba también ya tomando su camino. Enlodada, algo golpeada, no paro de sonreír, se había sentido viva por primera vez en su vida