Una historia de fantasmas [Minievento, LMM]
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Re: Una historia de fantasmas [Minievento, LMM]
La percepción que tenía del entorno cambió o mejor dicho fue alterada de alguna forma. El dolor en su brazo derecho a diferencia de otras veces se hizo más palpable, algo definitivamente no estaba bien y su preocupación mayor ya no era el malo de turno.
Cierto escalofrío recorrió su espina dorsal al hacer contacto visual con su compañero de la academia, parecía alguien totalmente diferente. Como si la amenaza que el túnica naranja había lanzado hubiese despertado a alguien más. De momento solo se levantó de su posición. Esta vez tomando una postura más ortodoxa para él; calavera al frente, mano derecha en el mango de su espada y la izquierda lista para lanzar hechizos.
Demian respondió con palabras que parecían cortar el aire como sus dagas levitando. Entendió entonces lo peligroso que podía ser aquel chiquillo, y por segundos pudo imaginar lo terrible que sería enojar a Canel. La comparación después de todo no era tan descabellada.
Al ver su espectáculo de marionetas ilusorias no pudo responder de otra forma sino que encendiendo el fuego en su mano libre. Ya sabía que los ilusionistas eran peligrosos y Demian mostraba que su crianza claramente no había sido buena. La conclusión final del tétrico discurso, sin embargo, no había sido de su agrado. La razón era simple, el tipo había intentado matarlos agotando todos los medios que tenía a su alcance sin si quiera preguntar porque estaban ahí.
Había tenido suficientes aventuras para entender que no estaba al nivel de Demian, pero esto no le iba a impedir mostrar debilidad por muy desfavorable que fuese el escenario.
Entonces fue cuando por fin tragó saliva y casi se orina en los pantalones, pero esta vez no fue Demian. Esa pizca de enojo en la voz femenina que irrumpía la discusión le trajo recuerdos que había preferido enterrar —Unos tantos compartidos con su fallecido padre. Cabe destacar que supo entender el reproche casi por instinto.
—Tienes suerte de recordarme a Canel —Respondió arrogante luego de Nahir. Suspiró, sabía que estaba en desventaja, pero no se iba a dar el lujo de demostrarlo después de haberse sentido tan amenazado.
—Bien. Libro y loco de turno van al Hekshold. Los maestros sabrán que hacer —Suelta su espada y hace desaparecer su calavera. Volvió a mostrarse más calmado, aunque por dentro aún sentía ganas de estallar y desquitarse con lo primero que pudiese.
Su rostro por segundos evita el de Demian y se centra más en la morena. No puede evitar sonrojarse, pero el impulso es más fuerte. Ambas mejillas quedan apenas separadas por centímetros. —Me salvaste, gracias —Le susurra al oído, esperando que fuese la única en escucharlo. Hecho esto se aleja unos pasos tratando de mirar hacía otro lado. Era curioso lo que un hombre podía llegar a hacer por orgullo y le estaba dando un voto de confianza a su compañera por esto.
Se acerco a Ban Ord y lo miro con odio profundo por unos segundos, pero luego aceptó que no era del todo odio lo que tenía dentro. —Demian, ¿puedes apagar las llamas y llevar el libro? —No se atreve a mirarlo por razones obvias.
Lo siguiente fue puro despojo de frustración. Agarra la cabeza del hombre y la golpea contra el suelo con todas sus fuerzas. Quería asegurarse de que permaneciera inconsciente durante el trayecto. Luego miró al niño —Tranquilo, no cargare con un cadáver —Dijo algo decepcionado. Bien sabía que habría resultado satisfactorio y por sobre todo... Se lo merecía.
Cierto escalofrío recorrió su espina dorsal al hacer contacto visual con su compañero de la academia, parecía alguien totalmente diferente. Como si la amenaza que el túnica naranja había lanzado hubiese despertado a alguien más. De momento solo se levantó de su posición. Esta vez tomando una postura más ortodoxa para él; calavera al frente, mano derecha en el mango de su espada y la izquierda lista para lanzar hechizos.
Demian respondió con palabras que parecían cortar el aire como sus dagas levitando. Entendió entonces lo peligroso que podía ser aquel chiquillo, y por segundos pudo imaginar lo terrible que sería enojar a Canel. La comparación después de todo no era tan descabellada.
Al ver su espectáculo de marionetas ilusorias no pudo responder de otra forma sino que encendiendo el fuego en su mano libre. Ya sabía que los ilusionistas eran peligrosos y Demian mostraba que su crianza claramente no había sido buena. La conclusión final del tétrico discurso, sin embargo, no había sido de su agrado. La razón era simple, el tipo había intentado matarlos agotando todos los medios que tenía a su alcance sin si quiera preguntar porque estaban ahí.
Había tenido suficientes aventuras para entender que no estaba al nivel de Demian, pero esto no le iba a impedir mostrar debilidad por muy desfavorable que fuese el escenario.
Entonces fue cuando por fin tragó saliva y casi se orina en los pantalones, pero esta vez no fue Demian. Esa pizca de enojo en la voz femenina que irrumpía la discusión le trajo recuerdos que había preferido enterrar —Unos tantos compartidos con su fallecido padre. Cabe destacar que supo entender el reproche casi por instinto.
—Tienes suerte de recordarme a Canel —Respondió arrogante luego de Nahir. Suspiró, sabía que estaba en desventaja, pero no se iba a dar el lujo de demostrarlo después de haberse sentido tan amenazado.
—Bien. Libro y loco de turno van al Hekshold. Los maestros sabrán que hacer —Suelta su espada y hace desaparecer su calavera. Volvió a mostrarse más calmado, aunque por dentro aún sentía ganas de estallar y desquitarse con lo primero que pudiese.
Su rostro por segundos evita el de Demian y se centra más en la morena. No puede evitar sonrojarse, pero el impulso es más fuerte. Ambas mejillas quedan apenas separadas por centímetros. —Me salvaste, gracias —Le susurra al oído, esperando que fuese la única en escucharlo. Hecho esto se aleja unos pasos tratando de mirar hacía otro lado. Era curioso lo que un hombre podía llegar a hacer por orgullo y le estaba dando un voto de confianza a su compañera por esto.
Se acerco a Ban Ord y lo miro con odio profundo por unos segundos, pero luego aceptó que no era del todo odio lo que tenía dentro. —Demian, ¿puedes apagar las llamas y llevar el libro? —No se atreve a mirarlo por razones obvias.
Lo siguiente fue puro despojo de frustración. Agarra la cabeza del hombre y la golpea contra el suelo con todas sus fuerzas. Quería asegurarse de que permaneciera inconsciente durante el trayecto. Luego miró al niño —Tranquilo, no cargare con un cadáver —Dijo algo decepcionado. Bien sabía que habría resultado satisfactorio y por sobre todo... Se lo merecía.
Kendovlah
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Re: Una historia de fantasmas [Minievento, LMM]
La situación está tensa y Demian mantiene una postura firme. No tiene intenciones de lastimar a Kendo, si puede evitarlo, pero está dispuesto a defender sus ideales.
Narfi le mira asustado, sabiendo que no es mucho lo que puede hacer.
Entonces una voz interviene, una voz femenina y con autoridad.
Las ilusiones se diluyen, mientras el muchacho, aún pendiente de las acciones de Kendovlah, parece relajar su postura. En cierta manera, la intervención de la mujer se siente como un alivio, al permitirles una salida sin demostraciones de fuerza ni personas heridas.
Demian empuña su mano y el Ignis Fatuus se diluye también, dejando al fin en paz al pobre hombre. Demian no estaba dispuesto a matarle sin primero saber de qué iba todo ello, pero ciertamente sí estaba dispuesto a torturarle mediante ilusiones.
El muchacho toma el libro, según le pide su compañero, y mira a su alrededor.
–No creo que éste sea un buen lugar para hacer nada, m-mejor salgamos de aquí –comenta en aprobación a la que parece ser la intención de sus compañeros.
Entonces Kendovlah le da un fuerte golpe en la cabeza al hombre, lo que hace a Demian mirar con una fría calma que, sin embargo, parece enviar un mensaje claro. Por suerte, parece que el impacto no ha sido mortal.
–Como sea, tú lo cargas –menciona–. Yo iba a obligarlo a caminar, pero si esta es tu manera, tú lo cargas.
Narfi se acerca a Demian, mientras éste se dirige a las escaleras.
–Los profesores del Hekshold seguro saben qué hacer con él –menciona el jovencito–. Ellos siempre tienen la respuesta para todo. El maestro Rutherford es el hombre más sabio que conozco.
Demian se encoge de hombros.
–Supongo que ella... Mariela?... ella debe saber lo que debemos hacer ahora, ¿no? –responde Demian.
A continuación, mira el libro en sus manos, examinándolo durante unos segundos. Parece haber una serie de esquemas para extensos rituales escritos. No se trata de hechizos ordinarios, sino que éstos pueden requerir días completos para llevarse a cabo, a cambio de efectos muy especiales.
–Debería haber venido con Arty –comenta con cierta decepción el muchacho.
Su compañero mecánico tiene la facultad de memorizar rápidamente cualquier libro.
Comienza a bajar las escaleras mientras lee el tomo. Narfi se asoma a su lado, mirando con curiosidad aquellas páginas. Ese tipo de cosas no se la habían pasado en el Hekshold.
Demian
Aerandiano de honor
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Re: Una historia de fantasmas [Minievento, LMM]
Estuvo tensa aquellos segundos que se le antojaron una eternidad. No era el momento de una pelea o una diferencia de pensamientos, ya habría tiempo de hablar de todo aquello más detenidamente, fuera del maldito faro, sin un maldito espíritu más.
Esperó en el sitio a que los dos empezasen a moverse, ya ni confiaba en que no reapareciese la guerra si les volvía a dar la espalda.
“¿Realmente era necesario?” pensó tras ver el golpe que le asestó Kendo al hechicero, haciéndolo caer como un muñeco.
Suspiró, lo mejor ahora mismo sería no añadir nada más. Se quedó mirando a los niños como empezaban el descenso del faro, con las manos apoyadas en las caderas. No había tenido mucho tiempo para planear todo aquello, incluso la ayuda de los pequeños había sido crucial… pero sentía pena y culpabilidad por haber involucrado a dos niños en todo aquello.
Sus ojos fueron a buscar los del brujo cuando ambos se quedaron solos en la sala -o al menos casi solos, pues Murielle estaba al fondo de la sala, contra la pared, y el hechicero a los pies de Kendo-
-¿A que ha venido eso? Creo que ha estado fuera de lugar… - sin darse cuenta había dado un par de pasos hacia Kendo, algo que podía parecer insignificante, pero dado que el único contacto físico, en semanas, había sido con su madre y Murielle, era algo digno de mención, y más después de lo sucedido en ciudad Lagarto. Incluso se podría decir que aquella era su conversación más larga en mucho tiempo. -Mira, estoy cansada, solo tengo ganas de llegar a mi casa, así que salgamos de aquí…- miró un segundo más al brujo antes de ir hacía donde estaba Murielle.
Se agachó, apoyando una rodilla en el suelo, dejando reposar una mano en el hombro de la adivina.
-Murielle, nos vamos. - su manos se fue deslizando con delicadeza hasta colocarse bajo su brazo, empezando a ejercer un poco de fuerza, esperando que la mujer ayudarse un poco en la tarea de levantarse.
Murielle abrió un ojo, le parpadeaba ligeramente, y miró a la morena. Después movió lentamente la cabeza para mirar la sala en la que se encontraban.
-¿Y los fantasmas?
-Hemos cerrado el hechizo.
-Y Ban Ord, ¿donde esta?- la morena se hizo a un lado, para que la adivina pudiese ver el cuerpo del hechicero en el suelo. -¿Ha muerto?
-No. -La adivina hizo una mueca de desagrado. - Lo llevaremos al Hekshold, ahí sabrán qué hacer con él y con el libro. -la mueca se acentuó, y Nahir agradeció que su amiga estuviese tan cansada, no tenía fuerzas ni para pelear.
Se volvió a colocar a su lado y tiró hacia arriba. La adivina hizo fuerza con las rodillas, apoyando todo su cuerpo contra la pared, ascendiendo pesadamente. Nahir se colocó a su lado y le tendió la mano, para que le diese la suya y pasar su brazo por encima de sus propios hombros, para ayudarla a andar.
Cuando llegaron a la altura de Kendo, Nahir se paró en seco y lo miró a los ojos, frunciendo el ceño.
-¿Qué es ese olor?
Esperó en el sitio a que los dos empezasen a moverse, ya ni confiaba en que no reapareciese la guerra si les volvía a dar la espalda.
“¿Realmente era necesario?” pensó tras ver el golpe que le asestó Kendo al hechicero, haciéndolo caer como un muñeco.
Suspiró, lo mejor ahora mismo sería no añadir nada más. Se quedó mirando a los niños como empezaban el descenso del faro, con las manos apoyadas en las caderas. No había tenido mucho tiempo para planear todo aquello, incluso la ayuda de los pequeños había sido crucial… pero sentía pena y culpabilidad por haber involucrado a dos niños en todo aquello.
Sus ojos fueron a buscar los del brujo cuando ambos se quedaron solos en la sala -o al menos casi solos, pues Murielle estaba al fondo de la sala, contra la pared, y el hechicero a los pies de Kendo-
-¿A que ha venido eso? Creo que ha estado fuera de lugar… - sin darse cuenta había dado un par de pasos hacia Kendo, algo que podía parecer insignificante, pero dado que el único contacto físico, en semanas, había sido con su madre y Murielle, era algo digno de mención, y más después de lo sucedido en ciudad Lagarto. Incluso se podría decir que aquella era su conversación más larga en mucho tiempo. -Mira, estoy cansada, solo tengo ganas de llegar a mi casa, así que salgamos de aquí…- miró un segundo más al brujo antes de ir hacía donde estaba Murielle.
Se agachó, apoyando una rodilla en el suelo, dejando reposar una mano en el hombro de la adivina.
-Murielle, nos vamos. - su manos se fue deslizando con delicadeza hasta colocarse bajo su brazo, empezando a ejercer un poco de fuerza, esperando que la mujer ayudarse un poco en la tarea de levantarse.
Murielle abrió un ojo, le parpadeaba ligeramente, y miró a la morena. Después movió lentamente la cabeza para mirar la sala en la que se encontraban.
-¿Y los fantasmas?
-Hemos cerrado el hechizo.
-Y Ban Ord, ¿donde esta?- la morena se hizo a un lado, para que la adivina pudiese ver el cuerpo del hechicero en el suelo. -¿Ha muerto?
-No. -La adivina hizo una mueca de desagrado. - Lo llevaremos al Hekshold, ahí sabrán qué hacer con él y con el libro. -la mueca se acentuó, y Nahir agradeció que su amiga estuviese tan cansada, no tenía fuerzas ni para pelear.
Se volvió a colocar a su lado y tiró hacia arriba. La adivina hizo fuerza con las rodillas, apoyando todo su cuerpo contra la pared, ascendiendo pesadamente. Nahir se colocó a su lado y le tendió la mano, para que le diese la suya y pasar su brazo por encima de sus propios hombros, para ayudarla a andar.
Cuando llegaron a la altura de Kendo, Nahir se paró en seco y lo miró a los ojos, frunciendo el ceño.
-¿Qué es ese olor?
Nahir
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Re: Una historia de fantasmas [Minievento, LMM]
Prefirió ignorar el primer comentario de Demian al respecto del enemigo caído. Lo ideal según Kendovlah seguía siendo matarlo y ya estaba siendo demasiado compasivo con dejarlo a cargo de los profesores de la academia.
Con algo de esfuerzo lo carga sobre su espalda. «Me llevaré un buen fastidio como recuerdo...» Pensó mientras veía a los enanos comenzar a bajar las escaleras. El esfuerzo físico sin duda no era lo suyo, pero no era la primera vez que se veía obligado a excederse, por lo que eligió esperar a las mujeres. Siendo una situación más calmada habría respondido el motivo de su discusión a Nahir, pero estaba de acuerdo con ella. Llegaría a casa, se tomaría una cerveza por fin en paz y se tiraría a morir hasta el día siguiente. Sin duda se le antojaba con urgencia.
Compartió la mueca con Murielle al enterarse esta de que el brujo enemigo aún seguía con vida. Sin duda ahora que debía cargarlo, era al que menos le hacía gracia aquel asunto.
Al verlas avanzar, continuó situándose en el medio del grupo. Comenzaba a arrepentirse de su orgullo por no aceptar la sugerencia de Demian. Llevarse a Ban Ord a patadas hasta el Heckshold sin duda se le apetecía y haría el viaje más a meno.
Por segundos, la mirada de Nahir sugirió que iba a recibir una nueva reprimenda debido a su indulgencia momentos atrás. Sin embargo, lo primero que sintió fue un cosquilleo en su brazo derecho. El ceño de Kendovlah se frunció aún más que el de la tensai de agua cuando le correspondía la mirada, comprendió en que habían fallado. Los cabos sueltos eran claros.
—Maldición, esto nos ganamos por ser blandos con el enemigo —Bufo un exasperado túnica naranja. Debido al calor del combate anterior y la distancia no habían podido sentir como los primeros pisos del faro comenzaba a arder. «Cuando desaparecieron los fantasmas encendieron la alarma, literalmente...» Pensó el brujo, podía sentir ahora el fuego. Después de todo, el olor sugerido por Nahir le era bastante familiar y hablamos de su elemento predilecto.
—Nahir, ve al frente, chicos ustedes detrás de mi —Su tono cambió drásticamente a uno autoritario, su inteligencia claramente ya había ideado una estrategia*—. Necesitaremos una ola que nos abra paso, yo intentaré controlar el fuego de alrededor. Con suerte nos dará tiempo para salir...
Espero entonces a que sus compañeros tomarán la posición o salieran con alguna idea mejor. En su mente no dejaba de maldecir a los brujos que habían encontrado en la entrada. Seguramente habían iniciado el incendio para borrar evidencia y testigos. Al desaparecer los fantasmas, seguro pensaron que las represarías no tardarían en llegar.
«Cabos sueltes que deberemos dejar pasar, por ahora...» Volvió a pensar para si mismo, después de todo lo importante era llevar al principal culpable ante las autoridades y debía pensar también en el agotamiento de sus compañeros. Si de algún modo el brujo a sus espaldas volvía a ponerse fastidioso antes de eso, tendrían problemas que no estaba dispuesto a enfrentar, por ahora...
*: Kendo aplica su maestría de estrategia de nivel 1.
Con algo de esfuerzo lo carga sobre su espalda. «Me llevaré un buen fastidio como recuerdo...» Pensó mientras veía a los enanos comenzar a bajar las escaleras. El esfuerzo físico sin duda no era lo suyo, pero no era la primera vez que se veía obligado a excederse, por lo que eligió esperar a las mujeres. Siendo una situación más calmada habría respondido el motivo de su discusión a Nahir, pero estaba de acuerdo con ella. Llegaría a casa, se tomaría una cerveza por fin en paz y se tiraría a morir hasta el día siguiente. Sin duda se le antojaba con urgencia.
Compartió la mueca con Murielle al enterarse esta de que el brujo enemigo aún seguía con vida. Sin duda ahora que debía cargarlo, era al que menos le hacía gracia aquel asunto.
Al verlas avanzar, continuó situándose en el medio del grupo. Comenzaba a arrepentirse de su orgullo por no aceptar la sugerencia de Demian. Llevarse a Ban Ord a patadas hasta el Heckshold sin duda se le apetecía y haría el viaje más a meno.
Por segundos, la mirada de Nahir sugirió que iba a recibir una nueva reprimenda debido a su indulgencia momentos atrás. Sin embargo, lo primero que sintió fue un cosquilleo en su brazo derecho. El ceño de Kendovlah se frunció aún más que el de la tensai de agua cuando le correspondía la mirada, comprendió en que habían fallado. Los cabos sueltos eran claros.
—Maldición, esto nos ganamos por ser blandos con el enemigo —Bufo un exasperado túnica naranja. Debido al calor del combate anterior y la distancia no habían podido sentir como los primeros pisos del faro comenzaba a arder. «Cuando desaparecieron los fantasmas encendieron la alarma, literalmente...» Pensó el brujo, podía sentir ahora el fuego. Después de todo, el olor sugerido por Nahir le era bastante familiar y hablamos de su elemento predilecto.
—Nahir, ve al frente, chicos ustedes detrás de mi —Su tono cambió drásticamente a uno autoritario, su inteligencia claramente ya había ideado una estrategia*—. Necesitaremos una ola que nos abra paso, yo intentaré controlar el fuego de alrededor. Con suerte nos dará tiempo para salir...
Espero entonces a que sus compañeros tomarán la posición o salieran con alguna idea mejor. En su mente no dejaba de maldecir a los brujos que habían encontrado en la entrada. Seguramente habían iniciado el incendio para borrar evidencia y testigos. Al desaparecer los fantasmas, seguro pensaron que las represarías no tardarían en llegar.
«Cabos sueltes que deberemos dejar pasar, por ahora...» Volvió a pensar para si mismo, después de todo lo importante era llevar al principal culpable ante las autoridades y debía pensar también en el agotamiento de sus compañeros. Si de algún modo el brujo a sus espaldas volvía a ponerse fastidioso antes de eso, tendrían problemas que no estaba dispuesto a enfrentar, por ahora...
Off:
*: Kendo aplica su maestría de estrategia de nivel 1.
Kendovlah
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Re: Una historia de fantasmas [Minievento, LMM]
Demian se estiró de una manera casi holgazana, mientras iba junto a Narfi. El problema parecía solucionado, no había nadie herido y había logrado no tener que asesinar frente a su amigo. En otras circunstancias probablemente habría ido por una puñalada a la yugular, pero tener un amigo más "normal" le ayudaba a mirar aquellos actos con otros ojos.
–Deberías intentar aprender a invocar fantasmas, Narfi –le comentó, poniendo un brazo alrededor de sus hombros.
–Todo lo que intento explota –contestó éste un tanto desanimado, o quizás aún consternado por lo que había ocurrido, pero de pronto su rostro se iluminó–... o, espera... ¡fantasmas explosivos!
Demian hizo un gesto de aprobación, justo cuando los mayores del grupo comenzaban a mencionar un olor particular. Pronto era evidente que la torre se encontraba incendiada, lo que podía llegar a ser muy peligroso.
Se puso de inmediato una parte de su ropa sobre la nariz. Respirar el humo de un incendio podía ser más peligroso de lo que parecía. Aún tenía en su mente las imágenes de aquel incendio en las cercanías del Hekshold. Apenas había logrado salvar a esa familia...
Narfi hizo lo propio.
Kendovlah comenzaba a ordenar una salida, pero resultaba evidente que, si el humo venía desde abajo, podía ser muy tarde para cuando quisieran atravesar la puerta principal.
–Había una vez... –dijo Demian, sacando su libro en blanco–... un fantasma muy particular. La gente no sabía si tenerle miedo o reírse.
–Oh, un fantasma divertido en vez de aterrador, viene bien un cambio –comentó Narfi, animado.
–Sí. Este fantasma se llamaba... Manolito. Y, pues Manolito tenía una afición muy particular. Dos aficiones, para ser exactos. La primera de ellas era abrir ventanas. Manolito odiaba ver una ventana cerrada, siempre que encontraba una iba pronto a abrirla y, como fantasma que es, puede llegar fácilmente a ellas. Las que más le gustaba abrir eran las que dan al exterior, para que circule el aire. Es curioso, porque los fantasmas no respiran, pero bueno, así es Manolito.
Una figura fantasmal emergió del piso. Parecía un tipo regordete, de mejillas rosadas y ojos saltones. Iba vestido de manera colorida, al menos para un fantasma. Llevaba una peluca larga y blanca, que estaba inclinada hacia la derecha, dándole un aspecto desprolijo.
La figura fue hacia una muralla, buscando el ventanal más próximo. Estaba cerrado, pero no le costó mucho traspasar la cerradura con sus manos fantasmales. Al abrirlo, una corriente de aire del exterior vino a refrescarles.
–Pero Demian, no podemos salir por allí, ¡estamos muy alto! acabaremos pegados en el piso –protestó Narfi, con bastante razón.
–Ah, pero es que no te he contado la segunda afición de Manolito –contestó Demian–... Manolito coleccionaba almohadas.
Demian avanzó, detrás de Kendovlah, aprovechando el control de las llamas de éste de un fuego que avanzaba rápidamente, para llegar hasta la puerta de la muralla, sostenida por la figura fantasmal.
Hizo un gesto de despedida y se dejó caer al vacío, desde la ventana.
Unas almohadas ilusorias esperaban en el suelo. Almohadas que, a pesar de su naturaleza, podían soportar peso real.
Narfi fue, alegremente, a hacer lo mismo.
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(*) Demian usa la habilidad de su armadura para terminar el enfriamiento de una de sus habilidades. En este caso, vuelve a tener Historias de Fantasmas. Con ella crea un fantasma que abre una ventana y deja un montón de almohadas ilusorias abajo de la torre. Las ilusiones de esta habilidad tienen la particularidad de poder interactuar con la materia, por lo que las almohadas pueden detener una caída.
Demian
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Re: Una historia de fantasmas [Minievento, LMM]
Escuchó al brujo extrañada, ¿qué demonios estaba sucediendo?
Su voz, autoritaria, seria, decidida… la morena obedeció al momento, sin plantearse ni hacer preguntas, se colocó frente a las escaleras.
Murielle dio un paso atrás, mirando a Ban Ord.
-Yo me encargo. Si se despierta os aviso…- se colocó junto a Kendo, dispuesta a vigilar del hechicero mientras el brujo se ocupaba de las llamas.
Nahir alzó ambas manos, dispuesta a hacer aquella ola de agua que el brujo le había pedido, cuando la voz de Demian empezó a sonar. Volvió la cabeza para mirar al pequeño, fascinada. Lo miró de arriba abajo, terminando en su rostro. Miró sus ojos y sus labios mientras contaba aquella historia. Solo apartó los ojos de él cuando apareció el fantasma. Tragó saliva. No cabía duda de que aquel niño era muy poderoso.
Sacudió la cabeza, volviendo a concentrarse en el fuego, debía hacer su parte.
Abrió al máximo las manos, con los dedos separados y ligeramente flexionados, debía usar todas las fuerzas que le quedaban en hacer la suficiente agua como para que pudiesen salir de ahí. Surgió, de cada mano, un fuerte chorro de agua que impacta contra la pared que tenían al frente. El agua descendía por las escaleras a gran velocidad, comiéndose el fuego a su paso.
Empezó a caminar, segura de que le estaban ganando pisos de distancia a las llamas.
La vocecilla de Narfi hizo que la bruja volviese la cabeza. No estarían pensando…
Pudo sentir como se le encogía el corazón cuando el niño saltó por la ventana. El agua se cortó, haciendo que desapareciera escaleras abajo. Sus ojos volaron ahora hasta Narfi, que se disponía a imitar a su amigo.
La bruja abrió la boca, pero no emitió sonido alguno, se quedó inmóvil, viendo como el otro pequeño desaparecía. Corrió hasta dicha ventana, en la que apoyó las manos sobre el alfeizar, asomándose para mirar abajo. Entrecerró los ojos, intentando ajustar la vista a la penumbra. Suspiró aliviada al ver que los dos niños estaban bien.
-Venga, no podemos perder más tiempo…- dijo la adivina desde atrás. Nahir la miró, para después volver a mirar por la ventana. -Me…- no hacía falta que lo pidiese, Nahir sabía a qué se refería. Se acercó a ella y la ayudó a andar hasta la ventana. Primero apoyó el trasero, para así poder pasar luego las piernas con más facilidad. -Te espero abajo.- dijo antes de dar el pequeño salto que la separaba de aquella gran caída hasta los cojines.
Nahir, sin saber por que, se llevó ambas manos a la parte baja del estómago.
-No puedo…- susurró muy bajito, tanto que era casi imposible que Kendo la hubiese podido escuchar.
Se giró hacía el brujo, negando con la cabeza. Desde hacía un tiempo, Nahir era reacia a expresar sus sentimientos, y mucho menos con desconocidos, pero se sentía sobrepasada, saturada. Sus ojos se llenaron de lágrimas, sintiéndose incapaz de tragarse todo lo que estaba luchando por salir de su interior.
-Lo siento… N-no puedo…
Su voz, autoritaria, seria, decidida… la morena obedeció al momento, sin plantearse ni hacer preguntas, se colocó frente a las escaleras.
Murielle dio un paso atrás, mirando a Ban Ord.
-Yo me encargo. Si se despierta os aviso…- se colocó junto a Kendo, dispuesta a vigilar del hechicero mientras el brujo se ocupaba de las llamas.
Nahir alzó ambas manos, dispuesta a hacer aquella ola de agua que el brujo le había pedido, cuando la voz de Demian empezó a sonar. Volvió la cabeza para mirar al pequeño, fascinada. Lo miró de arriba abajo, terminando en su rostro. Miró sus ojos y sus labios mientras contaba aquella historia. Solo apartó los ojos de él cuando apareció el fantasma. Tragó saliva. No cabía duda de que aquel niño era muy poderoso.
Sacudió la cabeza, volviendo a concentrarse en el fuego, debía hacer su parte.
Abrió al máximo las manos, con los dedos separados y ligeramente flexionados, debía usar todas las fuerzas que le quedaban en hacer la suficiente agua como para que pudiesen salir de ahí. Surgió, de cada mano, un fuerte chorro de agua que impacta contra la pared que tenían al frente. El agua descendía por las escaleras a gran velocidad, comiéndose el fuego a su paso.
Empezó a caminar, segura de que le estaban ganando pisos de distancia a las llamas.
La vocecilla de Narfi hizo que la bruja volviese la cabeza. No estarían pensando…
Pudo sentir como se le encogía el corazón cuando el niño saltó por la ventana. El agua se cortó, haciendo que desapareciera escaleras abajo. Sus ojos volaron ahora hasta Narfi, que se disponía a imitar a su amigo.
La bruja abrió la boca, pero no emitió sonido alguno, se quedó inmóvil, viendo como el otro pequeño desaparecía. Corrió hasta dicha ventana, en la que apoyó las manos sobre el alfeizar, asomándose para mirar abajo. Entrecerró los ojos, intentando ajustar la vista a la penumbra. Suspiró aliviada al ver que los dos niños estaban bien.
-Venga, no podemos perder más tiempo…- dijo la adivina desde atrás. Nahir la miró, para después volver a mirar por la ventana. -Me…- no hacía falta que lo pidiese, Nahir sabía a qué se refería. Se acercó a ella y la ayudó a andar hasta la ventana. Primero apoyó el trasero, para así poder pasar luego las piernas con más facilidad. -Te espero abajo.- dijo antes de dar el pequeño salto que la separaba de aquella gran caída hasta los cojines.
Nahir, sin saber por que, se llevó ambas manos a la parte baja del estómago.
-No puedo…- susurró muy bajito, tanto que era casi imposible que Kendo la hubiese podido escuchar.
Se giró hacía el brujo, negando con la cabeza. Desde hacía un tiempo, Nahir era reacia a expresar sus sentimientos, y mucho menos con desconocidos, pero se sentía sobrepasada, saturada. Sus ojos se llenaron de lágrimas, sintiéndose incapaz de tragarse todo lo que estaba luchando por salir de su interior.
-Lo siento… N-no puedo…
Nahir
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Re: Una historia de fantasmas [Minievento, LMM]
Claramente Kendovlah había dejado su punto de confort mental tiempo atrás, pasando a un estado de fastidio en el que cualquier cosa podía exasperarlo. La idea de que más cosas no salieran acorde al plan le daban una expectativa que le enfadaba aún más, pero solo al mismo tiempo solo quería terminar con esa aventura, llegar a casa, beber una cerveza y perderse en un libro hasta que entrara el sueño.
Si, siempre había algo que no salía acorde al plan. Más aún teniendo un par de niños con recursos, esto ya era algo a lo que debía acostumbrarse. Sin embargo no iba a discutir ahora, el cansancio le superaba.
Murielle y Nahir estaban en las mismas, para la primera fue más fácil acomodarse a la situación. Cuando pasaron a la brillante idea de los niños, Kendovlah solo pudo reaccionar tapándose la cara por no haber pensado en algo así antes. Claro, sus explosiones habían caducado y no contaba con que los críos tuvieran esa vía de escape. «Ya ni se porque me molesto...» Pensó molesto consigo mismo.
No lo pensó mucho más, con las fuerzas que le quedaban tomo al inconsciente Ban Ord y lo arrojo por la ventana que habían creado. Algo le hizo detenerse antes de saltar y esto fue ver a la morena del grupo. Ciertamente entendía su situación, el también sentía algo de vértigo pero al ver que ya tres de los cinco habían resultado ilesos tras el salto, el miedo no era tanto. Además, había estado en peores situaciones ya.
Comprender el motivo de sus lágrimas era algo que se le escapaba, pero algo le decía que si no hacía algo Nahir se quedaría paralizada sin saltar. En este punto tenían dos opciones, mantenerse con el plan original u obligarla a saltar. Lo primero se le habría apetecido si tan solo tuviese alguna explosión disponible que le permitieran saltar desde una altura menos vertiginosa.
—Si puedes. Escúchame bien, nadie se queda atrás —Le responde el brujo dejando ver lo molesto que estaba. Por alguna razón que no entendía del todo, ese sentido de camaradería le estaba comenzando a fastidiar bastante, pero no era el momento de nadar contra ella. Tampoco podía permitirse dejarla ahí, después de todo se sentía en gran parte responsable por el giro situacional en el que se habían metido.
No lo pensó más, con seguridad y firmeza entrelaza su mano con la de la bruja morena. Entonces recordó la atracción que sentía por ella, en un principio la excusa perfecta que le hizo sumarse en aquella travesía por mucho que hubiese intentado camuflarlo con otros pensamientos. Se esforzó lo más que pudo en no sonrojarse y lo consiguió, sin embargo no pudo ocultar todo el nerviosismo al sentir la suavidad de la piel ajena, tragando saliva y respirando hondo para mantener la compostura.
—Fastidio o no, saltaremos —Dijo acercándola de nuevo al borde de la torre. Poco le importaba si se ponía a discutir, saltaría con ella ya sea por las buenas o por las malas. Aunque ahora que veía de nuevo la altura, la mezcla de sentimientos la hacía más vertiginosa que antes. —Una cerveza será poco después de esto —Añade por lo bajo.
Vuelve a tirar de la mano de Nahir y tras calcular la fuerza necesaria para caer sobre las almohadas, cierra los ojos y salta esperando que su propia fuerza y decisión no lo dieran tiempo a la mujer de resistirse al salto.
Lamento la demora, como user he tenido unos altibajos que no me han dejado escribir antes.
Si, siempre había algo que no salía acorde al plan. Más aún teniendo un par de niños con recursos, esto ya era algo a lo que debía acostumbrarse. Sin embargo no iba a discutir ahora, el cansancio le superaba.
Murielle y Nahir estaban en las mismas, para la primera fue más fácil acomodarse a la situación. Cuando pasaron a la brillante idea de los niños, Kendovlah solo pudo reaccionar tapándose la cara por no haber pensado en algo así antes. Claro, sus explosiones habían caducado y no contaba con que los críos tuvieran esa vía de escape. «Ya ni se porque me molesto...» Pensó molesto consigo mismo.
No lo pensó mucho más, con las fuerzas que le quedaban tomo al inconsciente Ban Ord y lo arrojo por la ventana que habían creado. Algo le hizo detenerse antes de saltar y esto fue ver a la morena del grupo. Ciertamente entendía su situación, el también sentía algo de vértigo pero al ver que ya tres de los cinco habían resultado ilesos tras el salto, el miedo no era tanto. Además, había estado en peores situaciones ya.
Comprender el motivo de sus lágrimas era algo que se le escapaba, pero algo le decía que si no hacía algo Nahir se quedaría paralizada sin saltar. En este punto tenían dos opciones, mantenerse con el plan original u obligarla a saltar. Lo primero se le habría apetecido si tan solo tuviese alguna explosión disponible que le permitieran saltar desde una altura menos vertiginosa.
—Si puedes. Escúchame bien, nadie se queda atrás —Le responde el brujo dejando ver lo molesto que estaba. Por alguna razón que no entendía del todo, ese sentido de camaradería le estaba comenzando a fastidiar bastante, pero no era el momento de nadar contra ella. Tampoco podía permitirse dejarla ahí, después de todo se sentía en gran parte responsable por el giro situacional en el que se habían metido.
No lo pensó más, con seguridad y firmeza entrelaza su mano con la de la bruja morena. Entonces recordó la atracción que sentía por ella, en un principio la excusa perfecta que le hizo sumarse en aquella travesía por mucho que hubiese intentado camuflarlo con otros pensamientos. Se esforzó lo más que pudo en no sonrojarse y lo consiguió, sin embargo no pudo ocultar todo el nerviosismo al sentir la suavidad de la piel ajena, tragando saliva y respirando hondo para mantener la compostura.
—Fastidio o no, saltaremos —Dijo acercándola de nuevo al borde de la torre. Poco le importaba si se ponía a discutir, saltaría con ella ya sea por las buenas o por las malas. Aunque ahora que veía de nuevo la altura, la mezcla de sentimientos la hacía más vertiginosa que antes. —Una cerveza será poco después de esto —Añade por lo bajo.
Vuelve a tirar de la mano de Nahir y tras calcular la fuerza necesaria para caer sobre las almohadas, cierra los ojos y salta esperando que su propia fuerza y decisión no lo dieran tiempo a la mujer de resistirse al salto.
Off:
Lamento la demora, como user he tenido unos altibajos que no me han dejado escribir antes.
Kendovlah
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Re: Una historia de fantasmas [Minievento, LMM]
Una historia de Fantasmas
A diferencia de Sistema de Correo Aéreo, este minievento es autoconclusivo, es decir. La historia de Sevindel empieza y termina en este mismo minievento. No habrá consecuencias para temas futuros. Estas consecuencias podéis utilizarlas en vuestras tramas personales. Por lo que a mí respeta, mi trabajo acaba aquí.
Consecuencias:
*Kendovlah ha aprendido que hay más concentración de éter en una gota de sangre que en una toca de una tonelada
*Nahir pronunció las palabras mágicas que cerraron la brecha al mundo de los muertos. Los espíritus regresaron a su mundo y Servindel fue salvada del desastre.
*Ban Ord quedó en estado catatónico. Los fantasmas se han llevado hasta el último ápice de su consciencia. Los esfuerzos del Hekshold por traerlo de vuelta fueron inútiles. Siendo honestos, tampoco es que se esforzasen demasiado. Ban Ord había estado a punto de convertir Servindel en un banquete para los espíritus hambrientos. Los maestros consideraron la condena del brujo loco más que justificado. Aun así, se quedaron con Ban Ord. Realizaron estudiaos, experimentos mágicos, con él y con su malvado libro. Los maestros creían que podrían aprender mucho sobre el mundo de los muertos mirando a través de los ojos de Ban Ord.
*La lluvia permitió apagar el incendio del faro antes de que éste se extendiera por los edificios colindantes. La parte superior del faro, sin embargo, quedó completamente calcinada, no pudo rescatarse. No volvería a iluminarse hasta después de tres arduas semanas de trabajo, cuando las reparaciones del faro hubieron finalizado.
* El fantasma Manolito tenía dos aficiones: abrir ventanas y coleccionar almohadas.
Recompensas:
* 12 puntos de experiencia
* 200 aeros.
Sigel
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