[Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Desafortunadamente no pude hacer nada para evitar ser dejado atrás. Incluso Chimar pudo rebasarme sin problemas, mientras que mi torpe upelero seguía resbalando y girando sobre la arena.
–Bueno, Chimarcito sí logró alcanzarme –murmuré con pesar–. Deberé darle fin a mi desdicha; no merezco vivir cargando esta deshonra. –Busqué en mi bolso. No había ninguna soga–. Bueno, tomaré esto como una señal de que no debo suicidarme –añadí, ignorando las múltiples maneras posibles de acabar con mi vida–. Pero aún no se ha resuelto ningún problema. –Sopesé mis opciones mientras observaba al upelero, que aún no lograba avanzar a un ritmo decente.
De pronto resbaló, se tambaleó y ambos terminamos con nuestras cabezas estrellándose contra la arena. Al parecer me convertí en el bufón de los dioses, pensé, y uno mediocre. Me tomó unos cuantos segundos tener la voluntad para levantarme, aunque sin esperanzas de ganar la carrera. Observé a los demás corredores alejarse, con mi rostro indescifrable.
Fue entonces cuando percibí el peligro. Me giré de prisa, y lentamente mis ojos se abrieron por completo al ver la estampida lechosa. Di medio paso hacia atrás.
–Hermoso upelero verde –empecé, nervioso–, creo que ya tenemos una muy buena motivación para correr. –Volteé hacia el ave, pero cualquier esperanza de verlo siquiera intentando huir desapareció al encontrarlo con su cabeza hundida en la arena–. ¡Maldita sea, reacciona, animal del monte! –Pateé su trasero, y eso ni le sacó un chillido. Dejé caer mis hombros con un tic nervioso en mi ojo izquierdo. Agité mi cabeza para centrarme en lo importante. ¿Cómo evitar ser aplastado por las vacas locas? Podría huir por mi cuenta, pero dejar al inútil upelero atrás no me haría sentir bien–. Maldita sea, por tu culpa tendré que arriesgar mi vida –me quejé mientras daba unos cuantos pasos en dirección hacia la estampida, preparándome para encararlos.
Los tres bandidos que no desistieron de perseguirnos, ahora casi eran alcanzados por las vacas. Y el pánico en sus rostros era placenteramente evidente. Uno de ellos, por desgracia para este, no pudo mantener el ritmo necesario y fue aplastado. Tanto su cuerpo como el del desafortunado caballo fueron dolorosamente triturados al instante. Y a los pocos segundos otro bandido sufrió el mismo destino.
–¡¿Pero qué demonios les pasa a esas vacas?! –exclamé, con mi corazón acelerándose. Cualquier intención de encararlos ya había desaparecido–. ¡Vamos, pollito, reacciona o te convertirás en lo que es mi abuela ahora: un cadáver!
El upelero, por fin, desenterró la cabeza, pero solo para tomar una bocanada de aire.
–¡No, imbécil! –Sujeté su cabeza antes de que la hundiera de nuevo y lo obligué a mirar las vacas–. Bien –asentí al verlo horrorizado–, ahora que entiendes, ¡corre por nuestras vidas! –Salté a su lomo.
El maldito pajarraco, como antes, en su intento por correr no hacía más que patinar en la arena sin lograr avanzar o retroceder.
–Pero qué inútil… ¿Eh?
El upelero se giró, flexionó las rodillas y, en el momento indicado, dio un enorme salto. Aleteando sin detenerse, imitó al upelero rojo y al azul: corrió por encima de las vacas, y con una agilidad inesperadamente sorprendente.
Tras unos cuantos segundos aterrizamos de nuevo en la arena, con la estampida habiéndonos dejado atrás. Me tomó unos cuantos segundos antes de poder soltar un suspiro de alivio, aún sin poder asimilar lo ocurrido.
–V-vale… Ahm… Eso fue…
Antes de poder felicitarlo, se desmayó, de pie, y empezó a defecar como nunca. Entonces, arrastrando las palabras, musité:
–Sí, soy un mediocre bufón de los dioses.
–Bueno, Chimarcito sí logró alcanzarme –murmuré con pesar–. Deberé darle fin a mi desdicha; no merezco vivir cargando esta deshonra. –Busqué en mi bolso. No había ninguna soga–. Bueno, tomaré esto como una señal de que no debo suicidarme –añadí, ignorando las múltiples maneras posibles de acabar con mi vida–. Pero aún no se ha resuelto ningún problema. –Sopesé mis opciones mientras observaba al upelero, que aún no lograba avanzar a un ritmo decente.
De pronto resbaló, se tambaleó y ambos terminamos con nuestras cabezas estrellándose contra la arena. Al parecer me convertí en el bufón de los dioses, pensé, y uno mediocre. Me tomó unos cuantos segundos tener la voluntad para levantarme, aunque sin esperanzas de ganar la carrera. Observé a los demás corredores alejarse, con mi rostro indescifrable.
Fue entonces cuando percibí el peligro. Me giré de prisa, y lentamente mis ojos se abrieron por completo al ver la estampida lechosa. Di medio paso hacia atrás.
–Hermoso upelero verde –empecé, nervioso–, creo que ya tenemos una muy buena motivación para correr. –Volteé hacia el ave, pero cualquier esperanza de verlo siquiera intentando huir desapareció al encontrarlo con su cabeza hundida en la arena–. ¡Maldita sea, reacciona, animal del monte! –Pateé su trasero, y eso ni le sacó un chillido. Dejé caer mis hombros con un tic nervioso en mi ojo izquierdo. Agité mi cabeza para centrarme en lo importante. ¿Cómo evitar ser aplastado por las vacas locas? Podría huir por mi cuenta, pero dejar al inútil upelero atrás no me haría sentir bien–. Maldita sea, por tu culpa tendré que arriesgar mi vida –me quejé mientras daba unos cuantos pasos en dirección hacia la estampida, preparándome para encararlos.
Los tres bandidos que no desistieron de perseguirnos, ahora casi eran alcanzados por las vacas. Y el pánico en sus rostros era placenteramente evidente. Uno de ellos, por desgracia para este, no pudo mantener el ritmo necesario y fue aplastado. Tanto su cuerpo como el del desafortunado caballo fueron dolorosamente triturados al instante. Y a los pocos segundos otro bandido sufrió el mismo destino.
–¡¿Pero qué demonios les pasa a esas vacas?! –exclamé, con mi corazón acelerándose. Cualquier intención de encararlos ya había desaparecido–. ¡Vamos, pollito, reacciona o te convertirás en lo que es mi abuela ahora: un cadáver!
El upelero, por fin, desenterró la cabeza, pero solo para tomar una bocanada de aire.
–¡No, imbécil! –Sujeté su cabeza antes de que la hundiera de nuevo y lo obligué a mirar las vacas–. Bien –asentí al verlo horrorizado–, ahora que entiendes, ¡corre por nuestras vidas! –Salté a su lomo.
El maldito pajarraco, como antes, en su intento por correr no hacía más que patinar en la arena sin lograr avanzar o retroceder.
–Pero qué inútil… ¿Eh?
El upelero se giró, flexionó las rodillas y, en el momento indicado, dio un enorme salto. Aleteando sin detenerse, imitó al upelero rojo y al azul: corrió por encima de las vacas, y con una agilidad inesperadamente sorprendente.
Tras unos cuantos segundos aterrizamos de nuevo en la arena, con la estampida habiéndonos dejado atrás. Me tomó unos cuantos segundos antes de poder soltar un suspiro de alivio, aún sin poder asimilar lo ocurrido.
–V-vale… Ahm… Eso fue…
Antes de poder felicitarlo, se desmayó, de pie, y empezó a defecar como nunca. Entonces, arrastrando las palabras, musité:
–Sí, soy un mediocre bufón de los dioses.
Rauko
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Los hermanos avanzan como un meteoro de repente, posicionándose entre los propios cabecillas de la carrera. Su suerte cambia de un segundo a otro y entran de nuevo en el juego de lo posible.
Claro que no son los únicos, la señorita pálida tiene un golpe de suerte también… o su pollo en dado caso. al menos hasta que ocurren algunas hostilidades con Bio, en el sentido peligroso de la palabra.
Todo comienza con una patada por parte del vampiro en contra del animal contrario, esto despierta el instinto homicida de la única mujer concursante quien no duda en disparar un virote. No da en el blanco pero se lleva un pedacito del objetivo.
Las chicas dan miedo a veces…
“Canel asiente con los ojos abiertos como platos”.
Por otro lado, Rauko sufre de un caso extremo de mala suerte… por primera vez en su vida sin duda. Cae de la montura, quedando a merced de un nuevo elemento peligroso, nada más y nada menos que cierta estampida de vacas locas.
¡¡Rayos!!
Grita mientras azuza a su animal para que avance a mayor velocidad, algo que logra a medias para bien o para mal. Su desplazamiento dista mucho de lo experimentado hace instantes pero al menos quedan lejos del peligro inminente.
Los bandidos caen uno por uno ante la estampida, estampida que se acerca peligrosamente hacia Rauko. El pequeño genio se debate sobre si intervenir o no aunque por suerte sus servicios no terminan siendo requeridos.
Una cosa esta clara, los upeleros saben esquivar al ganado de una forma muy peculiar, saltando sobre sus lomos en un bizarro juego de equilibrio. Gracias a esto el elfo se salva… aunque queda en un lugar muy relegado.
Canel, creo que es tiempo de poner las cosas a nuestro favor.
Pero hermano, eso sería trampa…
“Maquiavelo le tira una oreja”.
Vale… ouch.
Sin poder oponerse a la estrategia de su hermano mayor, el brujito utiliza poderes ilusorios para generar un entorno apocalíptico de área. Completamente falso claro, pero eso no es algo que los demás manejen.
Cierta tromba marina se erige en el mar cercano, con todo lo que eso implica. La tempestad no se hace esperar ni tampoco los vientos huracanados, todo esto complementado por numerosos objetos voladores… algunos más curiosos que otros.
Creo que… “dice al ver una vaca voladora” tienes una imaginación muy activa enanito.
“El más pequeño asiente sonriente”.
Claro que no son los únicos, la señorita pálida tiene un golpe de suerte también… o su pollo en dado caso. al menos hasta que ocurren algunas hostilidades con Bio, en el sentido peligroso de la palabra.
Todo comienza con una patada por parte del vampiro en contra del animal contrario, esto despierta el instinto homicida de la única mujer concursante quien no duda en disparar un virote. No da en el blanco pero se lleva un pedacito del objetivo.
Las chicas dan miedo a veces…
“Canel asiente con los ojos abiertos como platos”.
Por otro lado, Rauko sufre de un caso extremo de mala suerte… por primera vez en su vida sin duda. Cae de la montura, quedando a merced de un nuevo elemento peligroso, nada más y nada menos que cierta estampida de vacas locas.
¡¡Rayos!!
Grita mientras azuza a su animal para que avance a mayor velocidad, algo que logra a medias para bien o para mal. Su desplazamiento dista mucho de lo experimentado hace instantes pero al menos quedan lejos del peligro inminente.
Los bandidos caen uno por uno ante la estampida, estampida que se acerca peligrosamente hacia Rauko. El pequeño genio se debate sobre si intervenir o no aunque por suerte sus servicios no terminan siendo requeridos.
Una cosa esta clara, los upeleros saben esquivar al ganado de una forma muy peculiar, saltando sobre sus lomos en un bizarro juego de equilibrio. Gracias a esto el elfo se salva… aunque queda en un lugar muy relegado.
Canel, creo que es tiempo de poner las cosas a nuestro favor.
Pero hermano, eso sería trampa…
“Maquiavelo le tira una oreja”.
Vale… ouch.
Sin poder oponerse a la estrategia de su hermano mayor, el brujito utiliza poderes ilusorios para generar un entorno apocalíptico de área. Completamente falso claro, pero eso no es algo que los demás manejen.
Cierta tromba marina se erige en el mar cercano, con todo lo que eso implica. La tempestad no se hace esperar ni tampoco los vientos huracanados, todo esto complementado por numerosos objetos voladores… algunos más curiosos que otros.
Creo que… “dice al ver una vaca voladora” tienes una imaginación muy activa enanito.
“El más pequeño asiente sonriente”.
- Off:
- Canel usa su habilidad de Lvl 4 (Percepción climática)
- Representación gráfica de la ilusión:
Invitado
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
-¿Te crees que eres al primer rufián que disparo? ¡Hum! Una chica debe estar preparada! Hacerle daño a un héroe de guerra, ¡imperdonable!- y entonces el hombre le tiro algo en la cara. Y picaba, vaya si picaba. Arena, a juzgar por los crujidos que hacia su boca al cerrarse y ese horrible gusto. Y encima se atrevió a amenazarla.
-¿Qué, puedes darlas pero no recibirlas? ¡La próxima vez que te acerques a Plumitas apunto en serio!- Pero se encontró con un conflicto, una elección. Al fin y al cabo, podía recargar la ballesta con los ojos cerrados, sin problemas, ¿pero que iba a hacer con ella? Desde luego no dispararla sin ver, podía hacer daño a los pobres upelelos. Así que fue con el plan B e intento quitarse la arena de los ojos, cosa más difícil de lo que pensó inicialmente por culpa de los trotes de su pajarraco, que parecía haber reducido un poco el ritmo. Sin duda estaba preocupado por su jinete. –No te preocupes pequeñín.- Le dijo, haciéndole pat pat a ciegas. El pelo empezó a arremolinarse y meterse en su cara, lo que la obligo a cambiar de mano para bloquear también el pelo, mientras el olor a sal invadía su nariz. El mar sonaba… mucho más fuerte. –Creo que estas yendo en diagonal pequeño.- le dijo a Plumitas, que no respondió, porque era un pájaro y seguramente no lo suficientemente listo para saber que era una diagonal.
Nada sabía Alisha sobre ese viento huracanado que era, efectivamente, bastante cercano a uno, o el maremoto, o la estampida de vacas homicidas que estaban triturando a los bandidos. Aunque desde luego oír un “Muuuu” desde arriba pasando a velocidad casi supersónica la confundió durante unos segundos. No estaban tan lejos de casa como para asumir que era algún tipo de exótica criatura vacuna. Una Quimuura por ejemplo. Soltó una risita para ella misma. Daba igual, ya empezaba a ver, solo tenía que parpadear para quitarse todas las lagrimitas y estaría como nueva. Esperaba no haberse quedado muy atrás, pero seguro que Plumitas había defendido el fuerte mientras ella no estaba.
-¿Qué, puedes darlas pero no recibirlas? ¡La próxima vez que te acerques a Plumitas apunto en serio!- Pero se encontró con un conflicto, una elección. Al fin y al cabo, podía recargar la ballesta con los ojos cerrados, sin problemas, ¿pero que iba a hacer con ella? Desde luego no dispararla sin ver, podía hacer daño a los pobres upelelos. Así que fue con el plan B e intento quitarse la arena de los ojos, cosa más difícil de lo que pensó inicialmente por culpa de los trotes de su pajarraco, que parecía haber reducido un poco el ritmo. Sin duda estaba preocupado por su jinete. –No te preocupes pequeñín.- Le dijo, haciéndole pat pat a ciegas. El pelo empezó a arremolinarse y meterse en su cara, lo que la obligo a cambiar de mano para bloquear también el pelo, mientras el olor a sal invadía su nariz. El mar sonaba… mucho más fuerte. –Creo que estas yendo en diagonal pequeño.- le dijo a Plumitas, que no respondió, porque era un pájaro y seguramente no lo suficientemente listo para saber que era una diagonal.
Nada sabía Alisha sobre ese viento huracanado que era, efectivamente, bastante cercano a uno, o el maremoto, o la estampida de vacas homicidas que estaban triturando a los bandidos. Aunque desde luego oír un “Muuuu” desde arriba pasando a velocidad casi supersónica la confundió durante unos segundos. No estaban tan lejos de casa como para asumir que era algún tipo de exótica criatura vacuna. Una Quimuura por ejemplo. Soltó una risita para ella misma. Daba igual, ya empezaba a ver, solo tenía que parpadear para quitarse todas las lagrimitas y estaría como nueva. Esperaba no haberse quedado muy atrás, pero seguro que Plumitas había defendido el fuerte mientras ella no estaba.
- Spoiler:
- Bueh, siento que sea tan corto pero es difícil llenar esto cuando ALGUIEN te ha dejado ciega [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Si al inicio de aquella noche hubiera sabido todos los problemas que tendría que atravesar antes de volver a lo que consideraba hogar, sin duda habría preferido tomar otro camino, o haberme quedado en cama en la mañana sin moverme a ningún lugar, pero aquí estaba, en medio de una vertiginosa carrera de pollos, perseguido por bandidos y vacas locas… y acompañado por unos conocidos que no estaban ayudando mucho a mejorar la situación, y una chica extraña que parecía decidida a empeorarla. Es que ni siquiera sabía de dónde había salido pero si me descuidaba no dudaría en perforarme el pecho con uno de sus virotes.
Sin embargo, quedarse atrás no era una opción considerando aquella estampida de vacas locas que parecían suponer el final del pobre Rauko -Rayos, que pena, era un buen chico- Dije con tono de nostalgia ya decidido a dejarlo ir -Un amigo más, uno menos, qué más da- Aunque no hizo falta resignarme tanto pues en un milagroso acontecimiento el pollo volvió a desplazarse por encima de las vacas dejándolas pasar por debajo de él y siendo esos pisotones los que las habían enojado antes, ahora las vacas se veían no solo locas sino también más rápidas y furiosas, aunque de momento lo importante era que el elfo había sobrevivido.
A quienes sí les había ido bastante bien eran Chimar y la chica extraña, tal vez era amiga de Chimar, ese niño se rodeaba de personas muy raras, así que de momento no le haría nada realmente malo o podría despertar un deseo de venganza en el chico y su círculo de raritos. Me estaban alcanzando y eso era malo, incluso contemplé con cierto temor como me adelantaba la chica y Chimar se colocaba bastante cerca -Apresúrense que nos alcanzan- Dije animándolos para no parecer mala onda mientras chapoteaba la arena mojada a propósito, aunque tarde me di cuenta que era esto lo que me estaba haciendo más lento -Calma tus ansias de maldad, pichón de pollo, que nos alcanzan- Mientras me dirigía a alcanzara la chica que vociferaba amenazas a lo loco, algo extraño comenzó a suceder.
Del agua emergió una especie de tifón de viento que se convirtió en huracán y luego tornado, creo que todos son sinónimos pero no importa, podía ver y escuchar el viento imponerse contra nosotros, incluso mi emplumado compañero comenzaba a bajar la velocidad mientras esquivaba las vacas que ¿qué? -¿Pero qué rayos?- Sacudí la cabeza y cerré los ojos antes de abrirlos de nuevo y comenzar a ver por primera vez en la vida una lluvia de ¿vacas? -Justo cuando pensaba que este día no podía ser peor- Me agaché para evitar ser arrollado por una vaca coladora y aunque su cola me golpeó la cara no sentí nada. El cuerpo del animal pasó a través de mí como si fuera un fantasma… o una ilusión.
Es una il…- Estaba a punto de gritarlo pero me callé yo mismo con una mano antes de meter la pata, que yo lo supiera y otros no era algo que podía usar a mí favor, o al menos eso pensaba pues mi pajarraco tampoco sabía que se trataba de una ilusión y perdía velocidad esquivando vacas, fue entonces cuando acercándome a la cabeza del Upelero dije una de las frases más extrañas que había dicho en mi vida -Ignora la lluvia de vacas y corre- [1] Claro está que aquello no era una simple petición, era una orden cargada de magia de voz con el objetivo de doblegar la voluntad del animal y al mismo tiempo tratar de sacarlo de la ilusión.
Ciertamente parecía haber funcionado, el upelero comenzaba a correr más de prisa alcanzando a la chica de nuevo y dejándola atrás, aunque esta vez procuré no hacerla enojar más de lo que ya estaba y me limité a espantarla -¡Cuidado con la vaca de arriba!- Señalé alarmado sobre su cabeza aunque ahí no había nada, pero al menos serviría para distraerla un rato y dejarme tomar la delantera al menos por un instante, pues mi pajarraco se veía un poco confundido acerca de lo que era real y lo que no, y en consecuencia bajaba de nuevo su velocidad.
Sin embargo, quedarse atrás no era una opción considerando aquella estampida de vacas locas que parecían suponer el final del pobre Rauko -Rayos, que pena, era un buen chico- Dije con tono de nostalgia ya decidido a dejarlo ir -Un amigo más, uno menos, qué más da- Aunque no hizo falta resignarme tanto pues en un milagroso acontecimiento el pollo volvió a desplazarse por encima de las vacas dejándolas pasar por debajo de él y siendo esos pisotones los que las habían enojado antes, ahora las vacas se veían no solo locas sino también más rápidas y furiosas, aunque de momento lo importante era que el elfo había sobrevivido.
A quienes sí les había ido bastante bien eran Chimar y la chica extraña, tal vez era amiga de Chimar, ese niño se rodeaba de personas muy raras, así que de momento no le haría nada realmente malo o podría despertar un deseo de venganza en el chico y su círculo de raritos. Me estaban alcanzando y eso era malo, incluso contemplé con cierto temor como me adelantaba la chica y Chimar se colocaba bastante cerca -Apresúrense que nos alcanzan- Dije animándolos para no parecer mala onda mientras chapoteaba la arena mojada a propósito, aunque tarde me di cuenta que era esto lo que me estaba haciendo más lento -Calma tus ansias de maldad, pichón de pollo, que nos alcanzan- Mientras me dirigía a alcanzara la chica que vociferaba amenazas a lo loco, algo extraño comenzó a suceder.
Del agua emergió una especie de tifón de viento que se convirtió en huracán y luego tornado, creo que todos son sinónimos pero no importa, podía ver y escuchar el viento imponerse contra nosotros, incluso mi emplumado compañero comenzaba a bajar la velocidad mientras esquivaba las vacas que ¿qué? -¿Pero qué rayos?- Sacudí la cabeza y cerré los ojos antes de abrirlos de nuevo y comenzar a ver por primera vez en la vida una lluvia de ¿vacas? -Justo cuando pensaba que este día no podía ser peor- Me agaché para evitar ser arrollado por una vaca coladora y aunque su cola me golpeó la cara no sentí nada. El cuerpo del animal pasó a través de mí como si fuera un fantasma… o una ilusión.
Es una il…- Estaba a punto de gritarlo pero me callé yo mismo con una mano antes de meter la pata, que yo lo supiera y otros no era algo que podía usar a mí favor, o al menos eso pensaba pues mi pajarraco tampoco sabía que se trataba de una ilusión y perdía velocidad esquivando vacas, fue entonces cuando acercándome a la cabeza del Upelero dije una de las frases más extrañas que había dicho en mi vida -Ignora la lluvia de vacas y corre- [1] Claro está que aquello no era una simple petición, era una orden cargada de magia de voz con el objetivo de doblegar la voluntad del animal y al mismo tiempo tratar de sacarlo de la ilusión.
Ciertamente parecía haber funcionado, el upelero comenzaba a correr más de prisa alcanzando a la chica de nuevo y dejándola atrás, aunque esta vez procuré no hacerla enojar más de lo que ya estaba y me limité a espantarla -¡Cuidado con la vaca de arriba!- Señalé alarmado sobre su cabeza aunque ahí no había nada, pero al menos serviría para distraerla un rato y dejarme tomar la delantera al menos por un instante, pues mi pajarraco se veía un poco confundido acerca de lo que era real y lo que no, y en consecuencia bajaba de nuevo su velocidad.
[1]Uso simultáneamente la Habilidad de Nivel 7: El Demonio de la Perversidad y la habilidad de Nivel 9: La Máscara de la Muerte Roja para hacer que el upelero obedezca ciegamente mientras intento deshacer de su mente la ilusión de las vacas.
[2]Así vamos =)
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Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
–Vale, y ahora… ¿qué debería hacer? –dije finalmente tras un largo silencio, con la mirada perdida en el horizonte. El upelero ya había terminado de desahogar su estómago, pero todavía no mostraba señales de que despertaría pronto. Solté un largo suspiro de resignación hasta vaciar mis pulmones, aún mirando hacia la nada y balanceando mis piernas a los costados del upelero–. Bueno, tal vez debería… continuar solo. –Miré al ave y luego a los demás jinetes, que ya estaban demasiado lejos como para que yo los alcanzara sin un milagro de por medio–. Sí, eso haré.
Sin más, bajé del upelero y emprendí una tranquila caminata, disfrutando de la vista de la playa bajo el cielo nocturno y el agua cristalina del océano sin fin. Eso fue posible gracias a que, por algún motivo, logré aceptar la derrota y, al hacerlo, encontré una paz bastante agradable.
–Ataraxia –recordé–, creo que así es como se le llama a esto. –Y el silencio también trajo otra palabra extraña a mi mente–. Y supongo que este momento es el conticinio.
Pero el conticinio desapareció en cuanto se desató de la nada una tormenta furiosa, con un enorme tornado incluido. Por fortuna, yo estaba a una distancia relativamente lejana de los que realmente se encontraban en peligro, así que continué caminando despreocupado.
–El conticinio se fue, pero la ataraxia sigue aquí –suspiré, metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón. La temperatura había disminuido con rapidez.
Observé a las vacas volar y convertirse en una asquerosa masa roja, viscosa y llena de huesos rotos al caer. Luego una enorme cantidad de langostruosidades fueron sacados del mar para convertirse en parte de la lluvia de animales. Y después, de una cueva subterránea a aproximadamente 20 metros delante de Bio, salieron unos treinta tragos, todos montados en jabalíes salvajes, armados con espadas oxidadas y compartiendo un claro objetivo: la única mujer en todo el lugar.
–Parece... que esto se va a descontrolar –comenté, forzando una sonrisa. Toda aquella cadena de problemas estaba empezando a asustarme, aunque no quisiera admitirlo.
Repentinamente algo, detrás de mí, me agarró por la camisa y me colocó en…
–¡Ay, no puede ser! –grité como niña, con la ataraxia abandonándome. Mi estúpido upelero fue quien me agarró con su pico y me colocó en su lomo, para luego correr hacia la vorágine de peligros–. ¡No, no, no, quédate atrás! –supliqué, y fui ignorado.
Pero por un buen motivo.
Detrás de mí venía otro enorme grupo de trasgos en jabalíes salvajes.
Sin más, bajé del upelero y emprendí una tranquila caminata, disfrutando de la vista de la playa bajo el cielo nocturno y el agua cristalina del océano sin fin. Eso fue posible gracias a que, por algún motivo, logré aceptar la derrota y, al hacerlo, encontré una paz bastante agradable.
–Ataraxia –recordé–, creo que así es como se le llama a esto. –Y el silencio también trajo otra palabra extraña a mi mente–. Y supongo que este momento es el conticinio.
Pero el conticinio desapareció en cuanto se desató de la nada una tormenta furiosa, con un enorme tornado incluido. Por fortuna, yo estaba a una distancia relativamente lejana de los que realmente se encontraban en peligro, así que continué caminando despreocupado.
–El conticinio se fue, pero la ataraxia sigue aquí –suspiré, metiendo mis manos en los bolsillos de mi pantalón. La temperatura había disminuido con rapidez.
Observé a las vacas volar y convertirse en una asquerosa masa roja, viscosa y llena de huesos rotos al caer. Luego una enorme cantidad de langostruosidades fueron sacados del mar para convertirse en parte de la lluvia de animales. Y después, de una cueva subterránea a aproximadamente 20 metros delante de Bio, salieron unos treinta tragos, todos montados en jabalíes salvajes, armados con espadas oxidadas y compartiendo un claro objetivo: la única mujer en todo el lugar.
–Parece... que esto se va a descontrolar –comenté, forzando una sonrisa. Toda aquella cadena de problemas estaba empezando a asustarme, aunque no quisiera admitirlo.
Repentinamente algo, detrás de mí, me agarró por la camisa y me colocó en…
–¡Ay, no puede ser! –grité como niña, con la ataraxia abandonándome. Mi estúpido upelero fue quien me agarró con su pico y me colocó en su lomo, para luego correr hacia la vorágine de peligros–. ¡No, no, no, quédate atrás! –supliqué, y fui ignorado.
Pero por un buen motivo.
Detrás de mí venía otro enorme grupo de trasgos en jabalíes salvajes.
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Los enanos alcanzan una posición medio puntera, gracias a la suerte, la velocidad de su upelero y a la ilusión del pequeño brujito… que Bio centre sus esfuerzos ociosos solamente en la mujer pálida también ayuda sin duda.
Las vacas de la retaguardia sufren un miedo incontenible y corren en todas direcciones, la visión de sus semejantes volando para estrellarse de manera violenta contra el suelo es demasiado para ellas.
Claro que las ilusiones no tardan en evolucionar a algo más bizarro, tornados, trasgos, langostas gigantes y una bola de estambre enorme que salta de lado a lado hacen acto de presencia en el entorno.
Vale… esto se pone extraño.
Bien sabe Maquiavelo de la activa imaginación que puede tener su hermanito, no solo es un niño pequeño… es un niño pequeño muy especial. Por suerte todo este entorno apocalíptico solo molesta a los que no son conscientes de su naturaleza ilusoria.
De ahora en adelante… menos azúcar para ti peque.
Una ligera amenaza que genera un rostro de preocupación en el pequeño rubio, después de todo ama los panes dulces. Claro que Maquiavelo está bromeando, jamás le haría algo así a un hermanito, mucho menos uno que siempre le salva el trasero.
Su upelero azul también parece saber que todo se trata de una ilusión irreal pues sigue corriendo a paso constante, sin duda obra de Canel. Chim nunca ha visto que sus ilusiones afecten realmente a los aliados.
Todo el espectro de los trucos mentales generados con magia es algo fascinante, un mundo desconocido que el joven inventor ha tenido que descubrir por la fuerza desde sus primeras aventuras con Demian… es un imán para chicos raritos hechiceros.
Las posiciones se vuelven a marcar en esta ronda con Bio a la cabeza de momento, por suerte los hermanos gorriones quedan en un lugar ligeramente bueno. A todas luces, será un final de retrato como dicen.
Solo resta esperar que la ilusión sea suficiente, aunque no es el único truco tramposo en el roster de Maquiavelo. Después de todo es un enano, nadie mejor para ganar algo usando todas las opciones sobre la mesa que un niño.
Por suerte los bandidos parecen haber desistido, los que no murieron deben estar de camino a otra región ahora mismo. Nunca se imaginaron que un trabajo de rutina se convertiría en el fin del mundo materializado.
¡Vamos Geraldine, a ganar!
Es chico…
Pues “medita algunos segundos” ¡Vamos Gerardo, a ganar!
“Canel pasa a reírse entre dientes de forma patente”.
Las vacas de la retaguardia sufren un miedo incontenible y corren en todas direcciones, la visión de sus semejantes volando para estrellarse de manera violenta contra el suelo es demasiado para ellas.
Claro que las ilusiones no tardan en evolucionar a algo más bizarro, tornados, trasgos, langostas gigantes y una bola de estambre enorme que salta de lado a lado hacen acto de presencia en el entorno.
Vale… esto se pone extraño.
Bien sabe Maquiavelo de la activa imaginación que puede tener su hermanito, no solo es un niño pequeño… es un niño pequeño muy especial. Por suerte todo este entorno apocalíptico solo molesta a los que no son conscientes de su naturaleza ilusoria.
De ahora en adelante… menos azúcar para ti peque.
Una ligera amenaza que genera un rostro de preocupación en el pequeño rubio, después de todo ama los panes dulces. Claro que Maquiavelo está bromeando, jamás le haría algo así a un hermanito, mucho menos uno que siempre le salva el trasero.
Su upelero azul también parece saber que todo se trata de una ilusión irreal pues sigue corriendo a paso constante, sin duda obra de Canel. Chim nunca ha visto que sus ilusiones afecten realmente a los aliados.
Todo el espectro de los trucos mentales generados con magia es algo fascinante, un mundo desconocido que el joven inventor ha tenido que descubrir por la fuerza desde sus primeras aventuras con Demian… es un imán para chicos raritos hechiceros.
Las posiciones se vuelven a marcar en esta ronda con Bio a la cabeza de momento, por suerte los hermanos gorriones quedan en un lugar ligeramente bueno. A todas luces, será un final de retrato como dicen.
Solo resta esperar que la ilusión sea suficiente, aunque no es el único truco tramposo en el roster de Maquiavelo. Después de todo es un enano, nadie mejor para ganar algo usando todas las opciones sobre la mesa que un niño.
Por suerte los bandidos parecen haber desistido, los que no murieron deben estar de camino a otra región ahora mismo. Nunca se imaginaron que un trabajo de rutina se convertiría en el fin del mundo materializado.
¡Vamos Geraldine, a ganar!
Es chico…
Pues “medita algunos segundos” ¡Vamos Gerardo, a ganar!
“Canel pasa a reírse entre dientes de forma patente”.
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
La gloriosa visión volvió a sus preciosos ojitos de vampira. Y nada más abrirlos, volvió a cerrarlos para frotarlos un poco más, porque lo que veía no tenía el más mínimo sentido. Pero cuando los volvió a abrir, el caos seguía allí.
Preocupante. Además de la estampida de vacas, ahora estas volaban, por o hablar del viento huracanado… y los trasgos con pinta de malotes con los que realmente no tenía tener nada que ver, por más que los jabalíes parecieran muy suaves. Y entonces una langosta voladora se abalanzó hacia ella, y se vio obligada a interponer la ballesta entre el bicho y su cara. Seguramente se rompería, pero siempre podía comprar otra, y una nueva cara era mucho más cara y le gustaba mucho la que tenía ahora.
Y ni siquiera noto el golpe, a pesar de que la cosa esa claramente choco contra ella. –Un momento…- por si le quedaba alguna duda, una maldita bola de estambre gigantesca rodó por la playa, como si algún dios gatuno se hubiera puesto a jugar allí mismo. Alzó la cabeza, por si acaso, pero no, ningún titán de adorables patitas había decidido agraciarles con su presencia. Aliviada a la vez que decepcionada, Alisha llegó a la única conclusión posible, sin duda la última en el grupo de jinetes (ella culpaba a la arena, por supuesto), algún ilusionista se lo estaba pasando muy bien. Lo que despertaba dudas sobre que parte de todo eso era real y cual no. –No te preocupes Plumitas, todo eso no es real, sigue avanzando.-
Pero el bichejo la estaba ignorando completamente, siguiendo al paso constante que había tenido antes. O había escogido el único de esos bichejos con cataratas, más ciego que un murciélago, o realmente había visto cosas muy raras en su día. Un autentico veterano de guerra. Tendría que darle muchos mimos para asegurarse de que no tenía pesadillas. Y pienso extra bueno si ganaban, ya se estaban acercando mucho, y la cosa estaba bastante igualada, solo tenía que motivarlo un poco y seguro que ganaban.
Preocupante. Además de la estampida de vacas, ahora estas volaban, por o hablar del viento huracanado… y los trasgos con pinta de malotes con los que realmente no tenía tener nada que ver, por más que los jabalíes parecieran muy suaves. Y entonces una langosta voladora se abalanzó hacia ella, y se vio obligada a interponer la ballesta entre el bicho y su cara. Seguramente se rompería, pero siempre podía comprar otra, y una nueva cara era mucho más cara y le gustaba mucho la que tenía ahora.
Y ni siquiera noto el golpe, a pesar de que la cosa esa claramente choco contra ella. –Un momento…- por si le quedaba alguna duda, una maldita bola de estambre gigantesca rodó por la playa, como si algún dios gatuno se hubiera puesto a jugar allí mismo. Alzó la cabeza, por si acaso, pero no, ningún titán de adorables patitas había decidido agraciarles con su presencia. Aliviada a la vez que decepcionada, Alisha llegó a la única conclusión posible, sin duda la última en el grupo de jinetes (ella culpaba a la arena, por supuesto), algún ilusionista se lo estaba pasando muy bien. Lo que despertaba dudas sobre que parte de todo eso era real y cual no. –No te preocupes Plumitas, todo eso no es real, sigue avanzando.-
Pero el bichejo la estaba ignorando completamente, siguiendo al paso constante que había tenido antes. O había escogido el único de esos bichejos con cataratas, más ciego que un murciélago, o realmente había visto cosas muy raras en su día. Un autentico veterano de guerra. Tendría que darle muchos mimos para asegurarse de que no tenía pesadillas. Y pienso extra bueno si ganaban, ya se estaban acercando mucho, y la cosa estaba bastante igualada, solo tenía que motivarlo un poco y seguro que ganaban.
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Sin lugar a dudas, esta carrera era la más rara en la que había participado, no sabía si era peor la estampida de vacas o la tormenta desaforada que además incluía vacas voladoras, algunas agitaban velozmente las patas en el aire cual si fueran libélulas exitadas -Rayos- Sacudí la cabeza, nada de eso podía ser verdad y es que comenzaba a ponerse peor, mucho peor, el tornado que se había formado no muy lejos y que disparaba langostas sobrecrecidas a diestra y siniestra -No te asustes, no es real- Le decía a mi upelero mientras trataba de acomodarle la cara para que mirara al frente –Hacia allá es el camino, no te distraigas- y aunque decirlo era fácil, hacerlo era otra historia.
Y es que si lo de antes parecía el producto de una mente muy enferma lo que vino luego fue completamente inefable -Pero que rayos es…- Incluso sabiendo que tal cosa no podía ser real, la impresión de ver aquella enorme bola de estambre rebotando de acá para allá y de allá para acá me dejó completamente descolocado y también a mi pajarraco que comenzaba a disminuir el paso aunque no por miedo, más bien parecía que deseaba ir a jugar con la bola de estambre -¡Oye! Mira el camino- Le dije antes de volver a girarle la cabeza al frente donde ahora se podía ver una especie de cueva frente a mí de donde comenzaban a emerger Trasgos montados en jabalíes -Se están superando con esto de las ilusiones- Pensé mientras agitaba la cabeza negando tal posibilidad.
No te detengas, sigue al frente, no es real- Le dije al pollo motivándolo a no detenerse por nada mientras los trasgos se acercaban velozmente sin intenciones de detenerse por nada –Creen que somos idiotas, claro que no es real- Me dije a mí mismo y a mi montura mientras me acomodaba mejor sobre el upelero dispuesto a atravesar aquella ilusión cual si fuera solo eso y de pronto impacté poderosamente contra uno de los trasgos que misteriosamente ni se inmutó en lo más mínimo, por lo que tendría que ser demasiado fuerte o tal vez…
Claro, era bastante difícil pensar con claridad mientras iba volando varios metros a partir del golpe, me giré en el aire con gracia para caer de pie y lo logré, pero la resbalosa arena mojada me hizo rodar varios metros aterrizando con la espalda, un hombro, la cabeza, espalda de nuevo, pecho y finalmente la cara, había sido una caída realmente aparatosa aunque el pajarraco no había salido muy bien librado del choque, el impacto contra el piso me había sacado un poco de la ilusión y fue entonces cuando vi que el supuesto trasgo contra el que nos habíamos estrellado era realmente una roca en medio de la arena.
Me quité la arena semilodosa de la cara y escupí la que me había tragado -Otro que muerde el polvo- Susurré para mí mismo pensando que podría ser buen nombre para una canción aunque no era momento de pensar en eso -Arriba Fluffy, tú puedes- Le dije para animarlo que se levantara del piso nuevamente aunque luego del golpe contra la roca, aunque inteligentemente había bajado la velocidad estaba un poco aturdido. Quienes no bajaban la velocidad eran los otros corredores, la chica pasó a mi lado como una flecha y más atrás venía Chimar.
¡¡Eso, huye, cobarda, que a la próxima te irá peor!!- Le grité a la chica que tomaba ventaja por ahora y me subí a mi upelero para rogarle que se pusiera en marcha al tiempo que Chimar también me alcanzaba velozmente -Ya solo falta que me alcance Rauko- El pobre elfo estaba bastante lejos, afortunadamente no sería yo el que llegara de último, o al menos eso esperaba porque el tonto pajarraco no quería reaccionar -Vamos flojo, que falta muy poco- Le dije mientras señalaba a lo lejos la torre a donde nos dirigíamos para ponernos a salvo -¡Vayan a la torre!- Grité esperando que me escucharan los que iban al frente.
Y es que si lo de antes parecía el producto de una mente muy enferma lo que vino luego fue completamente inefable -Pero que rayos es…- Incluso sabiendo que tal cosa no podía ser real, la impresión de ver aquella enorme bola de estambre rebotando de acá para allá y de allá para acá me dejó completamente descolocado y también a mi pajarraco que comenzaba a disminuir el paso aunque no por miedo, más bien parecía que deseaba ir a jugar con la bola de estambre -¡Oye! Mira el camino- Le dije antes de volver a girarle la cabeza al frente donde ahora se podía ver una especie de cueva frente a mí de donde comenzaban a emerger Trasgos montados en jabalíes -Se están superando con esto de las ilusiones- Pensé mientras agitaba la cabeza negando tal posibilidad.
No te detengas, sigue al frente, no es real- Le dije al pollo motivándolo a no detenerse por nada mientras los trasgos se acercaban velozmente sin intenciones de detenerse por nada –Creen que somos idiotas, claro que no es real- Me dije a mí mismo y a mi montura mientras me acomodaba mejor sobre el upelero dispuesto a atravesar aquella ilusión cual si fuera solo eso y de pronto impacté poderosamente contra uno de los trasgos que misteriosamente ni se inmutó en lo más mínimo, por lo que tendría que ser demasiado fuerte o tal vez…
Claro, era bastante difícil pensar con claridad mientras iba volando varios metros a partir del golpe, me giré en el aire con gracia para caer de pie y lo logré, pero la resbalosa arena mojada me hizo rodar varios metros aterrizando con la espalda, un hombro, la cabeza, espalda de nuevo, pecho y finalmente la cara, había sido una caída realmente aparatosa aunque el pajarraco no había salido muy bien librado del choque, el impacto contra el piso me había sacado un poco de la ilusión y fue entonces cuando vi que el supuesto trasgo contra el que nos habíamos estrellado era realmente una roca en medio de la arena.
Me quité la arena semilodosa de la cara y escupí la que me había tragado -Otro que muerde el polvo- Susurré para mí mismo pensando que podría ser buen nombre para una canción aunque no era momento de pensar en eso -Arriba Fluffy, tú puedes- Le dije para animarlo que se levantara del piso nuevamente aunque luego del golpe contra la roca, aunque inteligentemente había bajado la velocidad estaba un poco aturdido. Quienes no bajaban la velocidad eran los otros corredores, la chica pasó a mi lado como una flecha y más atrás venía Chimar.
¡¡Eso, huye, cobarda, que a la próxima te irá peor!!- Le grité a la chica que tomaba ventaja por ahora y me subí a mi upelero para rogarle que se pusiera en marcha al tiempo que Chimar también me alcanzaba velozmente -Ya solo falta que me alcance Rauko- El pobre elfo estaba bastante lejos, afortunadamente no sería yo el que llegara de último, o al menos eso esperaba porque el tonto pajarraco no quería reaccionar -Vamos flojo, que falta muy poco- Le dije mientras señalaba a lo lejos la torre a donde nos dirigíamos para ponernos a salvo -¡Vayan a la torre!- Grité esperando que me escucharan los que iban al frente.
Torre a lo lejos:
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Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Por más que le rogara que tomara otro camino, el upelero suicida corrió sin desviarse a ningún sitio. Aunque, luego de unos instantes, pareció dudar de su propia decisión, pues su velocidad volvió a descender, casi llegando a detenerse.
Chasqueé la lengua y empuñé mi espada, preparándome para luchar contra los trasgos.
–Bien, no debería ser tan difícil lidiar con ellos –Posiblemente sí lo sería–. Así que los entretendré mientras recuperas la motivación –le dije a mi upelero, quien tenía la mirada perdida en el cielo, donde no había nada–. Vale… Ahm… Sí. –Ni siquiera supe qué decir al respecto. ¿Por qué tuve que escoger al upelero más raro de todos?, me pregunté.
Volví a centrarme en los trasgos. No obstante, lo siguiente que sucedió me aclaró todo: me atravesaron como fantasmas, revelando su naturaleza ilusoria. Entonces vi a mi alrededor, teniendo ahora otra perspectiva. No pude evitar sentirme aliviado.
–Hey, hermoso upelero verde, todos esos peligros son falsos, como la virginidad de mi abuela –le informé, y de inmediato pensé que debería dejar de meter a mi abuela–. Como sea, corre sin temor.
Por desgracia, él no me entendió. Siguió en modo consolador: temblando.
–Vale, sigue como te venga en gana –solté para luego tumbarme sobre su lomo–. No, esto es aburrido. –Volví a sentarme y señalé con el dedo índice al compañero de Chimar–. Usando una cantidad de éter moderada, no debería doler más que una picadura de… cualquier bicho cuya picadura no sea muy fuerte, pero debería bastar para, por lo menos, lograr que…
Delante de mi dedo se formó un nuevo halo de luz, más pequeño que el anterior. Cerré un ojo y ladeé la cabeza buscando ser preciso. Inconscientemente saqué la punta de mi lengua a través del extremo izquierdo de mis labios, que se curvaban en una tenue sonrisa maliciosa.
Fue entonces cuando una vaca cayó sobre nosotros. Pude mantenerme impasible ante eso, sabiendo que era una ilusión, pero mi ingenuo upelero se sobresaltó, chilló, sacudió su cabeza haciendo que su cuello imitara el movimiento de una serpiente loca –eso fue bastante extraño– y, por lo tanto, me hizo perder la concentración.
El halo convergió al instante y se transformó en una delgada línea blanca que fue a por la chica de ojos verdes, con más potencia de la que debía.[1]
Mis ojos se abrieron al máximo, y lentamente me encorvé para esconderme detrás del cuello-serpiente de mi upelero.
–Creo que mejor me quedo quieto.
Chasqueé la lengua y empuñé mi espada, preparándome para luchar contra los trasgos.
–Bien, no debería ser tan difícil lidiar con ellos –Posiblemente sí lo sería–. Así que los entretendré mientras recuperas la motivación –le dije a mi upelero, quien tenía la mirada perdida en el cielo, donde no había nada–. Vale… Ahm… Sí. –Ni siquiera supe qué decir al respecto. ¿Por qué tuve que escoger al upelero más raro de todos?, me pregunté.
Volví a centrarme en los trasgos. No obstante, lo siguiente que sucedió me aclaró todo: me atravesaron como fantasmas, revelando su naturaleza ilusoria. Entonces vi a mi alrededor, teniendo ahora otra perspectiva. No pude evitar sentirme aliviado.
–Hey, hermoso upelero verde, todos esos peligros son falsos, como la virginidad de mi abuela –le informé, y de inmediato pensé que debería dejar de meter a mi abuela–. Como sea, corre sin temor.
Por desgracia, él no me entendió. Siguió en modo consolador: temblando.
–Vale, sigue como te venga en gana –solté para luego tumbarme sobre su lomo–. No, esto es aburrido. –Volví a sentarme y señalé con el dedo índice al compañero de Chimar–. Usando una cantidad de éter moderada, no debería doler más que una picadura de… cualquier bicho cuya picadura no sea muy fuerte, pero debería bastar para, por lo menos, lograr que…
Delante de mi dedo se formó un nuevo halo de luz, más pequeño que el anterior. Cerré un ojo y ladeé la cabeza buscando ser preciso. Inconscientemente saqué la punta de mi lengua a través del extremo izquierdo de mis labios, que se curvaban en una tenue sonrisa maliciosa.
Fue entonces cuando una vaca cayó sobre nosotros. Pude mantenerme impasible ante eso, sabiendo que era una ilusión, pero mi ingenuo upelero se sobresaltó, chilló, sacudió su cabeza haciendo que su cuello imitara el movimiento de una serpiente loca –eso fue bastante extraño– y, por lo tanto, me hizo perder la concentración.
El halo convergió al instante y se transformó en una delgada línea blanca que fue a por la chica de ojos verdes, con más potencia de la que debía.[1]
Mis ojos se abrieron al máximo, y lentamente me encorvé para esconderme detrás del cuello-serpiente de mi upelero.
–Creo que mejor me quedo quieto.
(☞゚∀゚)☞ OFFROL ☜(゚∀゚☜)
[1] Habi nivel 0, otra vez: Lente convergente.Rauko
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
La carrera avanza, con curiosos eventos para cada personaje. Simplemente no se mantienen en una línea uniforme, todos experimentan extrañas situaciones que hacen única la espontanea competencia.
Desde una posición poco variable, Chim y Canel observan todo como testigos directos. Podría decirse que son la parte afortunada… o que cuando vas a competir, es buena idea llamar a los gorriones más llenos de recursos.
Sea como sea, se tiene que desglosar. Bio pierde su delantera horriblemente por andar haciendo maldades, las ilusiones del brujito también parecen tener que ver aunque su propia mano no puede ocultarse.
Termina siendo superado por los que en un inicio iban de último, menudo chapuzón. En la otra mano, tenemos a la dama pálida que logra sobrellevar todos los problemas de manera muy eficiente.
Quién lo diría…
la suerte esta con ella “asiente con una mueca sabia”.
Por su parte y muy al fondo, Rauko maldice su suerte. No ha podido moverse de una posición trasera en varias rondas, algo que sin duda debe perturbarle pues de buenas a primeras se perfilaba como el ganador indiscutible.
Claro que las diferencias siguen siendo mínimas, incluyendo al propio elfo. En un giro de los dados todo puede cambiar, algo que Maquiavelo tiene muy presente al azuzar a su pajarraco para que de lo mejor de sí.
Por desgracia el “combustible” que hasta hace instantes mantenía a los niños en buena posición comienza a agotarse, quedan relegados a un punto medio sin destacar ni dar lastima… uno de los peores escenarios dependiendo a quien se le pregunte.
Con cierta malicia, el niño genio se propone usar uno de sus inventos para sacar ventaja sobre el elemento más peligroso. Utiliza su mano hábil para rebuscar entre artefactos raros aunque la fortuna termina llevándose el protagonismo.
Un haz de luz raro impacta directamente a la corredora despabilada, ambos enanos no tienen problemas en identificar la fuente como Rauko. Esos dos tendrán mucho de qué hablar en lo que resta de carrera.
Los frijoles no saben cómo hacer trampa, esa es la especialidad de los niños jejeje.
“Canel le mira de medio lado aunque termina por asentir”.
Desde una posición poco variable, Chim y Canel observan todo como testigos directos. Podría decirse que son la parte afortunada… o que cuando vas a competir, es buena idea llamar a los gorriones más llenos de recursos.
Sea como sea, se tiene que desglosar. Bio pierde su delantera horriblemente por andar haciendo maldades, las ilusiones del brujito también parecen tener que ver aunque su propia mano no puede ocultarse.
Termina siendo superado por los que en un inicio iban de último, menudo chapuzón. En la otra mano, tenemos a la dama pálida que logra sobrellevar todos los problemas de manera muy eficiente.
Quién lo diría…
la suerte esta con ella “asiente con una mueca sabia”.
Por su parte y muy al fondo, Rauko maldice su suerte. No ha podido moverse de una posición trasera en varias rondas, algo que sin duda debe perturbarle pues de buenas a primeras se perfilaba como el ganador indiscutible.
Claro que las diferencias siguen siendo mínimas, incluyendo al propio elfo. En un giro de los dados todo puede cambiar, algo que Maquiavelo tiene muy presente al azuzar a su pajarraco para que de lo mejor de sí.
Por desgracia el “combustible” que hasta hace instantes mantenía a los niños en buena posición comienza a agotarse, quedan relegados a un punto medio sin destacar ni dar lastima… uno de los peores escenarios dependiendo a quien se le pregunte.
Con cierta malicia, el niño genio se propone usar uno de sus inventos para sacar ventaja sobre el elemento más peligroso. Utiliza su mano hábil para rebuscar entre artefactos raros aunque la fortuna termina llevándose el protagonismo.
Un haz de luz raro impacta directamente a la corredora despabilada, ambos enanos no tienen problemas en identificar la fuente como Rauko. Esos dos tendrán mucho de qué hablar en lo que resta de carrera.
Los frijoles no saben cómo hacer trampa, esa es la especialidad de los niños jejeje.
“Canel le mira de medio lado aunque termina por asentir”.
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Sus rivales caían uno detrás del otro. El vampiro maltrata-upelelos, salió volando por algún motivo que podría haber sido desde una trampa para conejos a directa intervención divina, sin duda obra del propietario de la bola de estambre, que sus bigotes siempre sean largos y tu pelaje suave. Quiso pararse a comprobar si el upelelo del hombre estaba bien, pero… nada de eso era un peligro real, y no era como si pudiera ayudar de verdad en caso de herida, así que lo mejor sería ganar y luego reunir a los adorables bichos. En cuando al resto de competidores, los niños no habían tenido ningún problema raro, pero se estaban retrasando igualmente. Y el elfo…el elfo se había retrasado aún más y le había disparado un rayo luminoso. Perfecto.
Espera…
WACK
Y directa a la arena se fue, con un fuerte dolor del hombro. Cualquier preocupación sobre los upelelos de sus contrincantes barrida por el dolor. ¿Se lo había dislocado? No tenía ni idea. ¿Cómo lucia siquiera un hombro dislocado? Culpaba al elfo. Sin duda. ¿Cómo se había metido siquiera en eso? ¡Parecía la única adulta responsable! ¡Y solo dos de los cinco eran niños! Volvió a llegarle una oleada de dolor y maldijo por lo bajo al elfo. Muy flojito, pues ella era una buena chica. Daba igual, solo tenía que levantarse, subirse a su upelelo y continuar.. ¡Su upelelo!
-¡Plumitas! ¿Estás bien?- Plumitas parecía estar perfectamente, allí parado en la arena, mirándola. Sin sangre, ni nada fuera de lugar, ni gimoteos de dolor. Eso sí, tenía hambre, como pudo comprobar Alisha cuando su cabeza a cabo dentro de la boca del bichejo.
-Plu..no…puaj… quita…po…vor…é…sco.- sus brazos se movían como locos, intentando separar el pico, apartar la cabeza, agitarlos al aire, lo que fuera para que el bicho la soltara. El aliento de upelelo era algo que recordaría durante toda su larga vida de vampiro, sin duda, y no sería un buen recuerdo en absoluto.
Y mientras tanto, montura y jinete estaban parados, sin avanzar hacia la ya visible torre que señalaba el final de esa peligrosa carrera.
Espera…
WACK
Y directa a la arena se fue, con un fuerte dolor del hombro. Cualquier preocupación sobre los upelelos de sus contrincantes barrida por el dolor. ¿Se lo había dislocado? No tenía ni idea. ¿Cómo lucia siquiera un hombro dislocado? Culpaba al elfo. Sin duda. ¿Cómo se había metido siquiera en eso? ¡Parecía la única adulta responsable! ¡Y solo dos de los cinco eran niños! Volvió a llegarle una oleada de dolor y maldijo por lo bajo al elfo. Muy flojito, pues ella era una buena chica. Daba igual, solo tenía que levantarse, subirse a su upelelo y continuar.. ¡Su upelelo!
-¡Plumitas! ¿Estás bien?- Plumitas parecía estar perfectamente, allí parado en la arena, mirándola. Sin sangre, ni nada fuera de lugar, ni gimoteos de dolor. Eso sí, tenía hambre, como pudo comprobar Alisha cuando su cabeza a cabo dentro de la boca del bichejo.
-Plu..no…puaj… quita…po…vor…é…sco.- sus brazos se movían como locos, intentando separar el pico, apartar la cabeza, agitarlos al aire, lo que fuera para que el bicho la soltara. El aliento de upelelo era algo que recordaría durante toda su larga vida de vampiro, sin duda, y no sería un buen recuerdo en absoluto.
Y mientras tanto, montura y jinete estaban parados, sin avanzar hacia la ya visible torre que señalaba el final de esa peligrosa carrera.
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
La improvisada carrera que había comenzado como una alocada fuga, ahora se había convertido en una disparatada cadena de circunstancias extrañas, desde vacas voladoras hasta trasgos jinetes de marranitos salvajes y bolas gigantes de estambre, aún recordaba cuando al inicio de la noche había pensado que nada podía malir sal, y ahora estoy aquí, queriendo convertir, los campos en ciudad, ya no luchando por preservar mi vida, sino por mantener la cordura, al ver a todos los chiquillos y la chiquilla solo podía pensar en una cosa, actuar como el único adulto responsable en esta partida de mentes infantiles e inmaduras -Si derribamos a la chica podemos dejarla atrás y que su sacrificio salve al resto- Pensé aún sin decir nada pero con clara determinación.
Aunque no hizo falta que llevara a cabo ningún plan, pues cuando estaba comenzando a alcanzarla para echarla de un tirón al piso alguien de me adelantó, una ráfaga de luz pasó muy cerca de mí hasta alcanzar a la chica y sembrarla de cara en el piso aparatosamente, obviamente yo con mucho respeto a la sana competencia y a la dignidad humana le ofrecí un par de palabras al pasar a toda prisa junto a ella -¡¡Lero lero!!- Ok, era la misma palabra dos veces pero al final eran dos, sonreí malicioso disfrutando volver a estar a la cabeza y aunque ahora el problema parecía ser el par de niñitos del upelero azul que comenzaban a acercarse tan rápido que posiblemente me darían problemas si no hacía algo pronto.
Me giré sobre mi upelero para quedar sentado mirando hacia atrás, confiando en que mi pajarraco continuaría su camino y tomé aire para lanzar un grito mágico que ralentizara a mis compañeros para evitar que ganaran pero el ver a la chica con su cabeza metida en la boca del upelero me hizo expulsar todo el aire en medio de un ataque de risa tan fuerte que casi me hizo caer del upelero que por alguna razón ya no se dirigía a la torre sino hacia el agua de la playa, algo parecía haberlo asustado haciéndolo cambiar de rumbo y ahora entendería lo que había sido.
De alguna manera el líder de los bandidos, cuyo atuendo se veía bastante maltratado, sucio y rasgado había conseguido adelantarse a todos para luego formar una barrera de fuego que nos cortaba el camino. Se veía furioso, muy furioso. Gritaba palabrotas y maldecía señalando a todos mientras sus ropas humeantes y brazos cubiertos en llamas lanzaban fuego a los lados para alimentar el muro al tiempo que nos provocaba para que fuéramos hacia él, pues a su espalda había una pequeña abertura que parecía ser el camino más rápido hacia la meta -Conque así va a ser eh- Dije decidido y le giré el cuello al upelero en dirección al sujeto.
Lamentablemente la giré con mucha fuerza y los huesos del cuello le sonaron bien feo haciendo que el animal trastabillara un par de pasos -Ay caramba, no te mueras- Le dije al pajarraco mientras le acariciaba el cuello con ligeros apretones para enmendar cualquier atrofia que le pudiera haber causado, afortunadamente al cabo de unos instantes volvió a recuperarse y continuó corriendo hacia el líder de los bandidos aunque su cara apuntaba a otra dirección en una posición poco ergonómica -El que tenga miedo de morir, que no nazca- Dije en voz alta mientras me preparaba para lo que pudiera salir con este enemigo al frente y esta barrera de fuego que parecía ser el último obstáculo antes de llegar a la torre que se veía cada vez más cerca.
Aunque no hizo falta que llevara a cabo ningún plan, pues cuando estaba comenzando a alcanzarla para echarla de un tirón al piso alguien de me adelantó, una ráfaga de luz pasó muy cerca de mí hasta alcanzar a la chica y sembrarla de cara en el piso aparatosamente, obviamente yo con mucho respeto a la sana competencia y a la dignidad humana le ofrecí un par de palabras al pasar a toda prisa junto a ella -¡¡Lero lero!!- Ok, era la misma palabra dos veces pero al final eran dos, sonreí malicioso disfrutando volver a estar a la cabeza y aunque ahora el problema parecía ser el par de niñitos del upelero azul que comenzaban a acercarse tan rápido que posiblemente me darían problemas si no hacía algo pronto.
Me giré sobre mi upelero para quedar sentado mirando hacia atrás, confiando en que mi pajarraco continuaría su camino y tomé aire para lanzar un grito mágico que ralentizara a mis compañeros para evitar que ganaran pero el ver a la chica con su cabeza metida en la boca del upelero me hizo expulsar todo el aire en medio de un ataque de risa tan fuerte que casi me hizo caer del upelero que por alguna razón ya no se dirigía a la torre sino hacia el agua de la playa, algo parecía haberlo asustado haciéndolo cambiar de rumbo y ahora entendería lo que había sido.
De alguna manera el líder de los bandidos, cuyo atuendo se veía bastante maltratado, sucio y rasgado había conseguido adelantarse a todos para luego formar una barrera de fuego que nos cortaba el camino. Se veía furioso, muy furioso. Gritaba palabrotas y maldecía señalando a todos mientras sus ropas humeantes y brazos cubiertos en llamas lanzaban fuego a los lados para alimentar el muro al tiempo que nos provocaba para que fuéramos hacia él, pues a su espalda había una pequeña abertura que parecía ser el camino más rápido hacia la meta -Conque así va a ser eh- Dije decidido y le giré el cuello al upelero en dirección al sujeto.
Lamentablemente la giré con mucha fuerza y los huesos del cuello le sonaron bien feo haciendo que el animal trastabillara un par de pasos -Ay caramba, no te mueras- Le dije al pajarraco mientras le acariciaba el cuello con ligeros apretones para enmendar cualquier atrofia que le pudiera haber causado, afortunadamente al cabo de unos instantes volvió a recuperarse y continuó corriendo hacia el líder de los bandidos aunque su cara apuntaba a otra dirección en una posición poco ergonómica -El que tenga miedo de morir, que no nazca- Dije en voz alta mientras me preparaba para lo que pudiera salir con este enemigo al frente y esta barrera de fuego que parecía ser el último obstáculo antes de llegar a la torre que se veía cada vez más cerca.
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Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
–¡Ay, demonios! –exclamé horrorizado al finalmente notar que se me fue la mano con el rayo de luz mucho más de lo que esperaba. Miré mi mano con la que disparé–. Ah, pero cuando debo lidiar con algún enemigo peligroso, ahí sí disparo con una potencia que no puede dañar ni un patético escudo de papel –me quejé, haciendo un mohín–. Bueno, como sea, ahora tendré que… disculparme –musité, encogiéndome con solo pensar en lo vergonzoso que me será ese momento.
Fue entonces cuando, por fin, logré divisar una familiar torre adelante. Mis ojos se abrieron por la sorpresa y tragué saliva, con un nudo formándose en la boca de mi estómago.
–E-espero que no… –balbuceé– sigan allí el vampiro Aquiles Kupo y sus ingenuos «lacayos» –añadí, escupiendo la última palabra con desprecio. Por culpa de ellos perdí demasiado y me vi obligado a tomar una nueva vida–. Creo que ya no quiero llegar a la meta –murmuré, pero entonces recordé lo que Bio dijo mucho tiempo atrás–. Danshee –dejé escapar en un suspiro de anhelo. Quería verla de nuevo, mi corazón lo deseaba con fuerza. No obstante, me encorvé y me abracé a mí mismo al reconocer algo más–. Pero ya no soy el mismo que ella conoció.
No, eso era incorrecto. Cuando Bio la mencionó, ciertamente yo era un monstruo sanguinario que disfrazaba su odio y resentimiento hacia los demás y, sobre todo, hacia mí mismo con supuestos ideales de justicia. Ahora, sin embargo, había cambiado. Nunca volvería a ser el mismo niño que Danshee conoció, pero el yo de ahora no se arrepentía de lo que era. Así que…
–Espera, ¿ese tipo sigue vivo? –pregunté al salir de mi ensimismamiento.
Uno de los bandidos, el único de los tres que no fue triturado por vacas. Era evidente que la había pasado mal, por lo que su furia descontrolada era natural. Desafortunadamente el muro de fuego que creó alimentándose de su furia nos impedía el paso.
–No, no es complicado deshacerse del muro –dije despreocupadamente y busqué en mis bolsillos y luego en mi bolso–. ¿Dónde estará? –Seguí buscando, perdiendo la calma a cada segundo–. ¡Maldición, olvidé traer mis anillos tragaéter y el pergamino de inversión! –Entonces recordé que podía dejar que los demás corredores se preocuparan del problema dado que ellos eran los que estaban adelante–. Bueno, qué tengan suerte –dije, permitiéndome esbozar una sonrisa relajada–. Encárguense mientras me tomo mis años en alcanzarlos.
Fue entonces cuando, por fin, logré divisar una familiar torre adelante. Mis ojos se abrieron por la sorpresa y tragué saliva, con un nudo formándose en la boca de mi estómago.
–E-espero que no… –balbuceé– sigan allí el vampiro Aquiles Kupo y sus ingenuos «lacayos» –añadí, escupiendo la última palabra con desprecio. Por culpa de ellos perdí demasiado y me vi obligado a tomar una nueva vida–. Creo que ya no quiero llegar a la meta –murmuré, pero entonces recordé lo que Bio dijo mucho tiempo atrás–. Danshee –dejé escapar en un suspiro de anhelo. Quería verla de nuevo, mi corazón lo deseaba con fuerza. No obstante, me encorvé y me abracé a mí mismo al reconocer algo más–. Pero ya no soy el mismo que ella conoció.
No, eso era incorrecto. Cuando Bio la mencionó, ciertamente yo era un monstruo sanguinario que disfrazaba su odio y resentimiento hacia los demás y, sobre todo, hacia mí mismo con supuestos ideales de justicia. Ahora, sin embargo, había cambiado. Nunca volvería a ser el mismo niño que Danshee conoció, pero el yo de ahora no se arrepentía de lo que era. Así que…
–Espera, ¿ese tipo sigue vivo? –pregunté al salir de mi ensimismamiento.
Uno de los bandidos, el único de los tres que no fue triturado por vacas. Era evidente que la había pasado mal, por lo que su furia descontrolada era natural. Desafortunadamente el muro de fuego que creó alimentándose de su furia nos impedía el paso.
–No, no es complicado deshacerse del muro –dije despreocupadamente y busqué en mis bolsillos y luego en mi bolso–. ¿Dónde estará? –Seguí buscando, perdiendo la calma a cada segundo–. ¡Maldición, olvidé traer mis anillos tragaéter y el pergamino de inversión! –Entonces recordé que podía dejar que los demás corredores se preocuparan del problema dado que ellos eran los que estaban adelante–. Bueno, qué tengan suerte –dije, permitiéndome esbozar una sonrisa relajada–. Encárguense mientras me tomo mis años en alcanzarlos.
Rauko
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
El rayo de luz impacta directo a la dama pálida quien termina besando el suelo, acción que genera cierta risa explosiva en Maquiavelo y es que a pesar de todo… es algo bastante divertido si lo ves de tercero.
La escena siguiente hace que Chim pierda todo el decoro y ría a carcajadas, ver a la señorita besando al pollo es demasiado hilarante como para dejarlo pasar. La resucitación cardiopulmonar tiene ese efecto residual sin duda.
A medida que avanzan, Bio no tarda en intentar algo contra los niños. Afortunadamente su maldad le cobra factura al perder el control de la montura, una nueva escena divertida que se suma a la amplia gama expuesta en toda la carrera.
Rauko por su parte va atrás, sin demasiadas ganas de adelantar. Todo se vislumbra bien para el par de mocosos quienes miran con más posibilidades la victoria… al menos hasta que la suerte vuelve a cambiar.
Uno de los bandidos no solo logra sobrevivir a las vacas, sino que además tiene la fuerza suficiente como para levantar cierto muro de fuego en el angosto camino de entrada del torreón. Ahora la única forma de pasar es sobre él.
El pequeño genio forma un rostro malicioso mientras azuza al pollo para que mueva el trasero, bastante dispuesto a probar suerte. El encuentro entre ambas fuerzas se vuelve cada vez más inminente hasta que…
¡¡¡Debe ser un chiste!!!
La criatura azul se detiene justo en medio de todo, a distancia segura y sin dejar de mirar el fuego como hipnotizada. Los niños consiguen mantenerse arriba pero ningún intento logra sacar al ave de su trance.
Suficiente, un virote en la nalga servirá.
¡¡Hermano!!
La mirada de Canel tira por tierra esa estrategia, Chim sabe que es su modelo a seguir y no tiene intenciones de hacer algo desagradable ante sus ojos. Resignado, el chico genio suspira mientras intenta encontrar una forma no violenta de hacer andar al animal.
Están en los pasos finales, si logran superar al bandido y a su muro de fuego ganan… un hito que es su propia pega. Lo único bueno es que todos parecen haberse visto relegados por los acontecimientos.
Vamos criatura, Chim necesita un nuevo juego de herramientas “mueve las riendas”.
“Su hermano pequeño tose ligeramente”.
Y Canel varios panes dulces claro jejeje.
“El brujito pasa a asentir sonriente”.
La escena siguiente hace que Chim pierda todo el decoro y ría a carcajadas, ver a la señorita besando al pollo es demasiado hilarante como para dejarlo pasar. La resucitación cardiopulmonar tiene ese efecto residual sin duda.
A medida que avanzan, Bio no tarda en intentar algo contra los niños. Afortunadamente su maldad le cobra factura al perder el control de la montura, una nueva escena divertida que se suma a la amplia gama expuesta en toda la carrera.
Rauko por su parte va atrás, sin demasiadas ganas de adelantar. Todo se vislumbra bien para el par de mocosos quienes miran con más posibilidades la victoria… al menos hasta que la suerte vuelve a cambiar.
Uno de los bandidos no solo logra sobrevivir a las vacas, sino que además tiene la fuerza suficiente como para levantar cierto muro de fuego en el angosto camino de entrada del torreón. Ahora la única forma de pasar es sobre él.
El pequeño genio forma un rostro malicioso mientras azuza al pollo para que mueva el trasero, bastante dispuesto a probar suerte. El encuentro entre ambas fuerzas se vuelve cada vez más inminente hasta que…
¡¡¡Debe ser un chiste!!!
La criatura azul se detiene justo en medio de todo, a distancia segura y sin dejar de mirar el fuego como hipnotizada. Los niños consiguen mantenerse arriba pero ningún intento logra sacar al ave de su trance.
Suficiente, un virote en la nalga servirá.
¡¡Hermano!!
La mirada de Canel tira por tierra esa estrategia, Chim sabe que es su modelo a seguir y no tiene intenciones de hacer algo desagradable ante sus ojos. Resignado, el chico genio suspira mientras intenta encontrar una forma no violenta de hacer andar al animal.
Están en los pasos finales, si logran superar al bandido y a su muro de fuego ganan… un hito que es su propia pega. Lo único bueno es que todos parecen haberse visto relegados por los acontecimientos.
Vamos criatura, Chim necesita un nuevo juego de herramientas “mueve las riendas”.
“Su hermano pequeño tose ligeramente”.
Y Canel varios panes dulces claro jejeje.
“El brujito pasa a asentir sonriente”.
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
-…mtas… no…-
WACK
Un golpe suave pero firme en la cabeza había servido para que el upelelo liberara su cabeza, y ahora una babeada Alisha cruzaba miradas con el bichejo. –Ese comportamiento es inaceptable de un veterano como tú, ¡no he sido más que amable contigo!- el pájaro parecía casi avergonzado, bajando la cabeza. -¿Dónde está tu espíritu, tu pasión? ¿Es que no quieres ganar, ser libre para hacer lo que sea que hagas en tu tiempo libre?- Plumitas alzó la cabeza al cielo, como pensando en qué diablos hacia un upelelo ex-esclavizado en su tiempo libre. Y luego asintió una única vez. O le pensaba la cabezota. Seguramente ambas. Alisha asintió a su vez y se volvió a subir.
Mientras resolvía sus dificultades técnicas, uno de los bandidos había sobrevivido y había hecho un muro de fuego. Impresionante, sinceramente, debían haber cabreado a un tipo muy poderoso. Pero ese muro tenía un agujero exactamente donde estaba el tipo, al hacerlo con las manos a lado y lado. –Muy bien Plumitas, ¿preparado?- montura y jinete habían empezado a avanzar hacia el hombre, que lucía confiado, a pesar de que Alisha podía ver un atisbo de duda en su cara. –Allá vamos, muéstrame tu grito de guerra Teniente Plumitas. A LA CARGAAAAAA. WAAAAAAAGH- Su grito fue acompañado con el del pajarraco, encendido por la adrenalina de su jinete, aunque sonaba sospechosamente similar al de un gallo. Y como ya había hecho antes, con las vacas, su montura supero el obstáculo simplemente… colocándole la pata en la cara al bandido y usándolo de trampolín, pero al contrario que con los bovinos, un pobre brujo no tenía la fuerza para aguantar la fuerza de un upelelo y su jinete, y cayó desplomado hacia el suelo. El muro no duraría mucho. Seguramente, no sabía mucho de magia, pero daba igual, porque el resto se habían quedado parados mirando el muro en vez de avanzar, lo que significaba que ella tenía la ventaja.
-MUAHAHAHAHAHAHA tragad polvo.- puede que se hubiera venido un poco arriba, pero oye, la habían disparado y pateado, que se aguantaran. Pobrecita ella, era completamente inocente. Bueno estaba el incidente de la ballesta, pero había sido completamente justificado. En serio.
WACK
Un golpe suave pero firme en la cabeza había servido para que el upelelo liberara su cabeza, y ahora una babeada Alisha cruzaba miradas con el bichejo. –Ese comportamiento es inaceptable de un veterano como tú, ¡no he sido más que amable contigo!- el pájaro parecía casi avergonzado, bajando la cabeza. -¿Dónde está tu espíritu, tu pasión? ¿Es que no quieres ganar, ser libre para hacer lo que sea que hagas en tu tiempo libre?- Plumitas alzó la cabeza al cielo, como pensando en qué diablos hacia un upelelo ex-esclavizado en su tiempo libre. Y luego asintió una única vez. O le pensaba la cabezota. Seguramente ambas. Alisha asintió a su vez y se volvió a subir.
Mientras resolvía sus dificultades técnicas, uno de los bandidos había sobrevivido y había hecho un muro de fuego. Impresionante, sinceramente, debían haber cabreado a un tipo muy poderoso. Pero ese muro tenía un agujero exactamente donde estaba el tipo, al hacerlo con las manos a lado y lado. –Muy bien Plumitas, ¿preparado?- montura y jinete habían empezado a avanzar hacia el hombre, que lucía confiado, a pesar de que Alisha podía ver un atisbo de duda en su cara. –Allá vamos, muéstrame tu grito de guerra Teniente Plumitas. A LA CARGAAAAAA. WAAAAAAAGH- Su grito fue acompañado con el del pajarraco, encendido por la adrenalina de su jinete, aunque sonaba sospechosamente similar al de un gallo. Y como ya había hecho antes, con las vacas, su montura supero el obstáculo simplemente… colocándole la pata en la cara al bandido y usándolo de trampolín, pero al contrario que con los bovinos, un pobre brujo no tenía la fuerza para aguantar la fuerza de un upelelo y su jinete, y cayó desplomado hacia el suelo. El muro no duraría mucho. Seguramente, no sabía mucho de magia, pero daba igual, porque el resto se habían quedado parados mirando el muro en vez de avanzar, lo que significaba que ella tenía la ventaja.
-MUAHAHAHAHAHAHA tragad polvo.- puede que se hubiera venido un poco arriba, pero oye, la habían disparado y pateado, que se aguantaran. Pobrecita ella, era completamente inocente. Bueno estaba el incidente de la ballesta, pero había sido completamente justificado. En serio.
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Era el momento definitivo, me encontraba a la cabeza de aquella carrera que parecía cada vez más mía, pero esa molesta chica de la ballesta no dejaba de acercarse y adelantarme cada que me descuidaba -Quédate atrás niña, ve a tomar té con tus muñecas- Le dije de manera despectiva y me agaché luego cuando recordé lo impulsiva que había sido antes, no quería un virote atravesándome el cráneo antes de llegar a casa -Apúrate Cleotildo- Azucé a mi pajarraco para que se diera prisa y dejar a la niña atrás pero no parecía dar fruto, la chica venía de nuevo a la carga luego de haberse recuperado de ser comida por su propio animal.
De nada había servido mi astuto y torpe intento de adelantarme pues de nuevo la chica había tomado ventaja de la situación y se había adelantado, aunque al ver lo que teníamos al frente, desde luego era la mejor opción que el pollo frito fuera suyo y no mío -Eso, huye, que a la próxima te irá peor- Dije entre dientes esperando que no me escuchara, se adelantó valientemente para saltar hacia la fuente del fuego como si olvidara que los vampiros somos especialmente débiles ante el fuego -Ha de ser nueva en el negocio- Murmuré y me encogí de hombros mientras bajaba un poco la velocidad y me preparaba para ver el desenlace de aquella triste historia.
Para mi sorpresa la chica tuvo éxito, aunque el bandido intentó dirigir sus llamas hacia ella, el animal fue mucho más rápido y consiguió esquivar las llamas para saltar sobre el sujeto y tras pisarle la cara, mandarlo al piso -Genial, es una experta en el negocio- Dije emocionado ahora que el peligro parecía haber terminado pero no era así, el brujo furioso y con la cara aplastada y llena de arena mojada pataleaba en el piso lanzando fuego en todas direcciones -Fuego, tenía que ser fuego- Avancé por un lado a toda la velocidad que el upelero podía alcanzar e incluso aproveché la desventajosa situación que había quedado la chica en su aterrizaje y que le había hecho perder velocidad.
Todo parecía pintar de maravilla, estaba apenas a unos diez metros de la meta y casi podía saborear la victoria pero el destino tenía todavía un tropiezo más. Una de las llamaradas que había lanzado el brujo cayó justo donde comenzaba el puente hacia la torre y que marcaba la línea de llegada, ahora la victoria significaba saltar directamente sobre el fuego para llegar al puente a salvo, mi upelero estaba algo cansado y comenzaba a perder velocidad -No te rindas ahora, falta muy poco- Intenté animarlo mientras los demás corredores se acercaban muy despacio, todos tan cerca, parecía ser el fin y a ratos sentía que la meta, tan cercana, comenzaba a alejarse descaradamente mientras me dibujaba una puñeta.
De nada había servido mi astuto y torpe intento de adelantarme pues de nuevo la chica había tomado ventaja de la situación y se había adelantado, aunque al ver lo que teníamos al frente, desde luego era la mejor opción que el pollo frito fuera suyo y no mío -Eso, huye, que a la próxima te irá peor- Dije entre dientes esperando que no me escuchara, se adelantó valientemente para saltar hacia la fuente del fuego como si olvidara que los vampiros somos especialmente débiles ante el fuego -Ha de ser nueva en el negocio- Murmuré y me encogí de hombros mientras bajaba un poco la velocidad y me preparaba para ver el desenlace de aquella triste historia.
Para mi sorpresa la chica tuvo éxito, aunque el bandido intentó dirigir sus llamas hacia ella, el animal fue mucho más rápido y consiguió esquivar las llamas para saltar sobre el sujeto y tras pisarle la cara, mandarlo al piso -Genial, es una experta en el negocio- Dije emocionado ahora que el peligro parecía haber terminado pero no era así, el brujo furioso y con la cara aplastada y llena de arena mojada pataleaba en el piso lanzando fuego en todas direcciones -Fuego, tenía que ser fuego- Avancé por un lado a toda la velocidad que el upelero podía alcanzar e incluso aproveché la desventajosa situación que había quedado la chica en su aterrizaje y que le había hecho perder velocidad.
Todo parecía pintar de maravilla, estaba apenas a unos diez metros de la meta y casi podía saborear la victoria pero el destino tenía todavía un tropiezo más. Una de las llamaradas que había lanzado el brujo cayó justo donde comenzaba el puente hacia la torre y que marcaba la línea de llegada, ahora la victoria significaba saltar directamente sobre el fuego para llegar al puente a salvo, mi upelero estaba algo cansado y comenzaba a perder velocidad -No te rindas ahora, falta muy poco- Intenté animarlo mientras los demás corredores se acercaban muy despacio, todos tan cerca, parecía ser el fin y a ratos sentía que la meta, tan cercana, comenzaba a alejarse descaradamente mientras me dibujaba una puñeta.
Torre más cerca:
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Bio
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
–Bueno, ya que solo haré el papel de observador a una distancia agradablemente segura, creo que sería un buen momento para, finalmente, después de tanto tiempo, hacer lo que cualquier Rauko haría en este momento –dije y asentí con la cabeza vigorosamente. Busqué en mi pequeña bolsa por unos cuantos segundos–. ¡Los encontré! –Saqué una manzana y una media galleta, la cuales eran sorprendentes por haber sobrevivido intactas a toda la cadena de extraños sucesos vertiginosos de aquella noche–. No será tan delicioso como comer una biusa, pero mi estómago no se quejará. ¿Cierto, señor estómago? –Mi estómago asintió con un gruñido.
Mientras merendaba, observé tranquilamente a los demás corredores, sin ninguna intención de alcanzarlos. Que la chica desconocida de ojos verdes volviera a la carrera a pesar del accidente me alivió, liberándome un poco de la culpa. Bio, pues… seguía siendo Bio. Chimar, por su parte, perdió la velocidad que exhibió antes, a tal punto que, si mi upelero se animaba, se me haría posible alcanzarlo… ¡¿Alcanzarlo?! Sorprendido por ese hecho, casi termino ahogándome con un trozo de galleta y manzana. Tras lograr tragar y tomar una bocanada de aire y limpiar mis labios con mi antebrazo y mirar la distancia entre Chimar y yo y calcular… Bueno, tras muchas cosas, terminé de comer en seguida y me incliné hacia adelante, con una mirada desafiante.
–¡Vamos, hermoso upelero verde! –exclamé–. ¡Llegó la hora de demostrarle a esos niños que son demasiado jóvenes para pensar en montar pollos tan grandes y que siempre es mejor limpiarse sentado que de pie!
En ese instante el upelero rojo pateó al brujo pirómano. Por desgracia no fue suficiente para dejarlo fuera de combate. El brujo siguió disparando llamaradas a todas direcciones, apaciguando mi deseo de seguir avanzando.
–No puede ser. Al final sí tendré que lidiar con ese tipo –me quejé. Busqué la runa de impulso que solía guardar en mi bolso–. ¡Maldición, ya la usé! –recordé, lamentando mis patéticas decisiones pasadas–. No, no debo preocuparme más. Dejaré que Shimar se encargue –decidí, y busqué con la mirada al par de enanos–. ¡Ay, caramba! –exclamé al percatarme de que los había alcanzado–. Oigan, no sean tan lentos. Avancen rápido para que acaben con ese brujo –exigí, poniendo los brazos en jarras.
Mientras merendaba, observé tranquilamente a los demás corredores, sin ninguna intención de alcanzarlos. Que la chica desconocida de ojos verdes volviera a la carrera a pesar del accidente me alivió, liberándome un poco de la culpa. Bio, pues… seguía siendo Bio. Chimar, por su parte, perdió la velocidad que exhibió antes, a tal punto que, si mi upelero se animaba, se me haría posible alcanzarlo… ¡¿Alcanzarlo?! Sorprendido por ese hecho, casi termino ahogándome con un trozo de galleta y manzana. Tras lograr tragar y tomar una bocanada de aire y limpiar mis labios con mi antebrazo y mirar la distancia entre Chimar y yo y calcular… Bueno, tras muchas cosas, terminé de comer en seguida y me incliné hacia adelante, con una mirada desafiante.
–¡Vamos, hermoso upelero verde! –exclamé–. ¡Llegó la hora de demostrarle a esos niños que son demasiado jóvenes para pensar en montar pollos tan grandes y que siempre es mejor limpiarse sentado que de pie!
En ese instante el upelero rojo pateó al brujo pirómano. Por desgracia no fue suficiente para dejarlo fuera de combate. El brujo siguió disparando llamaradas a todas direcciones, apaciguando mi deseo de seguir avanzando.
–No puede ser. Al final sí tendré que lidiar con ese tipo –me quejé. Busqué la runa de impulso que solía guardar en mi bolso–. ¡Maldición, ya la usé! –recordé, lamentando mis patéticas decisiones pasadas–. No, no debo preocuparme más. Dejaré que Shimar se encargue –decidí, y busqué con la mirada al par de enanos–. ¡Ay, caramba! –exclamé al percatarme de que los había alcanzado–. Oigan, no sean tan lentos. Avancen rápido para que acaben con ese brujo –exigí, poniendo los brazos en jarras.
Rauko
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Como si la muralla de fuego fuera de mentira y el bandido un juguete de madera, la chica pálida y Bio se adelantan… a niveles sobrenaturales vale destacar, pronto se posicionan a pocos instantes de la meta.
Maquiavelo suspira algo desanimado pues su prodigiosa mente ya le ha dado los resultados, es imposible ganar. La última carrera del pollo no logra cumplir los estándares por lo que ahora solo pueden aspirar a uno de los lugares secundarios.
Rayos…
Por algunos instantes casi suelta las riendas, pero da un último impulso para superar al colérico criminal utilizando la misma técnica que empleo su única participante femenina. Al menos esa es una victoria menor.
Para bien o para mal, el brujo loco queda entero para Rauko. Aunque tampoco debería resultar problemático, está en las ultimas. Puede tomarlo como un premio de consolación, una forma de superar el evento con algo de pompa luego de ir tan atrás.
Claro que la última palabra no está dicha, al menos en la mente de Canel. Dicho enanito al ver a su hermano tan desanimado no tarda en concentrar éter suficiente para envolver al trio de seres que ahora se encuentran próximos por las circunstancias.
Siento algo de… ¿Canel?
“El más pequeño le responde con una sonrisa de ánimo”.
Entiendo “su moral sube de inmediato” ¡¡No es lo último de los chicos gorriones!!, ¡¡No es lo último de los hermanos Maquiavelo!!
Entonces tiene lugar una desaparición instantánea, como lo que ocurre cuando cae un rayo. Lo siguiente es la materialización de los enanos adelante, aunque de momento es difícil saber si alcanzaron la meta o terminaron en medio del granero.
Todo puede pasar en estos últimos segundos y aunque la acción tiene pinta de tramposa en muchos estándares… pues, los niños deben usar ventajas adicionales cuando compiten contra adultos por lógica.
Será un final de retrato, donde la suerte, la magia y la ironía se entremezclan para escupir a un ganador. Es el tipo de carreras memorables, de las que se recuerdan por eones… o hasta que sus participantes estiren la pata.
Maquiavelo suspira algo desanimado pues su prodigiosa mente ya le ha dado los resultados, es imposible ganar. La última carrera del pollo no logra cumplir los estándares por lo que ahora solo pueden aspirar a uno de los lugares secundarios.
Rayos…
Por algunos instantes casi suelta las riendas, pero da un último impulso para superar al colérico criminal utilizando la misma técnica que empleo su única participante femenina. Al menos esa es una victoria menor.
Para bien o para mal, el brujo loco queda entero para Rauko. Aunque tampoco debería resultar problemático, está en las ultimas. Puede tomarlo como un premio de consolación, una forma de superar el evento con algo de pompa luego de ir tan atrás.
Claro que la última palabra no está dicha, al menos en la mente de Canel. Dicho enanito al ver a su hermano tan desanimado no tarda en concentrar éter suficiente para envolver al trio de seres que ahora se encuentran próximos por las circunstancias.
Siento algo de… ¿Canel?
“El más pequeño le responde con una sonrisa de ánimo”.
Entiendo “su moral sube de inmediato” ¡¡No es lo último de los chicos gorriones!!, ¡¡No es lo último de los hermanos Maquiavelo!!
Entonces tiene lugar una desaparición instantánea, como lo que ocurre cuando cae un rayo. Lo siguiente es la materialización de los enanos adelante, aunque de momento es difícil saber si alcanzaron la meta o terminaron en medio del granero.
Todo puede pasar en estos últimos segundos y aunque la acción tiene pinta de tramposa en muchos estándares… pues, los niños deben usar ventajas adicionales cuando compiten contra adultos por lógica.
Será un final de retrato, donde la suerte, la magia y la ironía se entremezclan para escupir a un ganador. Es el tipo de carreras memorables, de las que se recuerdan por eones… o hasta que sus participantes estiren la pata.
- Off:
- Canel usa su habilidad de Lvl 7 (Teletransporte) en un intento por alcanzar la meta primero con todo su grupo.
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Por un instante, upelelo y jinete compartieron las técnicas secretas del vuelo upelelico, Hasta que su soporte, el bandido, cayó al suelo. Precioso, pero efímero… tenía que escribir una canción con eso. Pero primero era la carrera, el vampiro estaba cerca, pero Plumitas parecía especialmente motivado y lo adelantó, eso era bueno.
Y ahora, de alguna manera tenía un muro de fuego delante, y eso era malo. Al menos esperaba que fuera un muro y no un maldito campo llameante. –Bien, Plumitas, te voy a ser sincera, no tengo ningún plan genial ni objeto ni habilidad superchula que vaya a librarnos del fuego… Pero tengo tres galletas, de las caras en la esquina de la plaza y una manzana. Es tuya si lo pasas sin que nos muramos.- su interlocutor emitió un chillido de protesta. –Vale, es TODO tuyo, galletas incluidas.- Otro chillido. -¡No abuses! ¡Te he rescatado de unos tipos muy malos!- puede, solo puede, que el pájaro estuviera quejándose del inminente muro de fuego en su camino, pero por supuesto que no era eso, su conexión jinete-pollo les permitía entenderse perfectamente. O esa caída contra el suelo le había golpeado la cabeza más fuerte de lo que pensaba.
En cualquier caso, potenciales conmociones aparte, ahora llegaba el momento de la verdad, con los participantes tan cerca, vacilar seria perder… y aunque ganara, a lo mejor moría, así que tenía que evitar eso. Empezó por pegarse al bicharraco, que, en retrospectiva, era altamente inflamable con toda esa pluma. Luego uso su capa para taparse a ella y al pájaro tanto como pudiera. Si no moría, saltaría del bicho para intentar apagarle las llamas, si había, no estaba segura, su experiencia saltando a través de muros de fuego era bastante escasa.
-Tu puedes pequeño.- Dijo, confiada en voz pero no en espíritu. No podía dejar que Plumitas pensara que no las tenía todas con su plan, lo último que le faltaba era que se parara justo delante y la lanzara a ella al fuego, o peor, que parara a medio camino y se achicharraran más tiempo del necesario.
Y ahora, de alguna manera tenía un muro de fuego delante, y eso era malo. Al menos esperaba que fuera un muro y no un maldito campo llameante. –Bien, Plumitas, te voy a ser sincera, no tengo ningún plan genial ni objeto ni habilidad superchula que vaya a librarnos del fuego… Pero tengo tres galletas, de las caras en la esquina de la plaza y una manzana. Es tuya si lo pasas sin que nos muramos.- su interlocutor emitió un chillido de protesta. –Vale, es TODO tuyo, galletas incluidas.- Otro chillido. -¡No abuses! ¡Te he rescatado de unos tipos muy malos!- puede, solo puede, que el pájaro estuviera quejándose del inminente muro de fuego en su camino, pero por supuesto que no era eso, su conexión jinete-pollo les permitía entenderse perfectamente. O esa caída contra el suelo le había golpeado la cabeza más fuerte de lo que pensaba.
En cualquier caso, potenciales conmociones aparte, ahora llegaba el momento de la verdad, con los participantes tan cerca, vacilar seria perder… y aunque ganara, a lo mejor moría, así que tenía que evitar eso. Empezó por pegarse al bicharraco, que, en retrospectiva, era altamente inflamable con toda esa pluma. Luego uso su capa para taparse a ella y al pájaro tanto como pudiera. Si no moría, saltaría del bicho para intentar apagarle las llamas, si había, no estaba segura, su experiencia saltando a través de muros de fuego era bastante escasa.
-Tu puedes pequeño.- Dijo, confiada en voz pero no en espíritu. No podía dejar que Plumitas pensara que no las tenía todas con su plan, lo último que le faltaba era que se parara justo delante y la lanzara a ella al fuego, o peor, que parara a medio camino y se achicharraran más tiempo del necesario.
Alisha Lessard
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Re: [Cerrado] Cuarta Gran Carrera de Upeleros [4/4][Noche]
Y así, tal como era de esperarse, la misteriosa chica se había librado del brujo, y aunque en un golpe de suerte conseguí adelantarla mientras que recuperaba la estabilidad, mi momento de victoria no duró demasiado -Corre como el viento, TiroAlNegro- Le dije a mi animal mientras daba saltitos sobre él para motivarlo a correr más de prisa, aunque parecía no dar buenos resultados, y no es que no fuera veloz, iba bastante rápido, pero aquella chica parecía haber hecho un pacto con el dios de los upeleros para que el suyo corriera más.
Finalmente sonreí, no me quedaba más remedio que eso -Bien hecho, campeón, seguro ella hizo trampa- Le dije a mi pajarraco revolviéndole las plumas de la cabeza mientras avanzaba apenas con suficiente velocidad para quedarme con el segundo lugar -Bien hecho, chica misteriosa, siempre supe que ganarías- Le dije al alcanzarla, avanzando ya más lento y volviendo a la calma. Los chicos tampoco tardarían en llegar -En la torre estaremos a salvo- Señalé la puerta y los invité a acercarse -Deberías tener tu propio upelero- Le dije a la chica mientras le arrojaba una pequeña bolsita con mil aeros, suficientes para que pudiera comprarse un upelero y también leche y galletas.
Estos upeleros deben pertenecer a algún criador cercano, enviaré el aviso para que venga a retirarlos, pero si deseas puedes usar esos aeros para comprarle ese en especial- Indiqué a la jovencita y mientras continuábamos avanzando levanté las manos y aplaudí dos veces, luego dije -Ábrete ante mí- Obviamente la enorme puerta de la torre no se abrió -¡Ábrete ante mí, dije!- Repetí con más fuerza aunque de nuevo nada pasó -Hey, abran la puerta que ya llegué- Grité desesperado mientras bajaba del upelero para conversar con el resto de los chicos -No esperaba encontrarlos por acá, pero ha sido divertido- Le dije a Chimar y el niño raro, aunque los dos eran raros -Al fin llegamos- Le dije a Rauko señalando la torre.
Y tú, no sé quién rayos eres pero estás demente, casi me matas con un virote, pero me agradas- Sonreí de medio lado mirando a la misteriosa chica -Si necesitan refugio son bienvenidos por acá cuando lo deseen- Les dije sonriente mientras al fin comenzaban a abrirse las puertas de la torre para dejarnos entrar junto a los pajarracos mientras que su dueño podía venir por ellos, y si no venía pues… servirían para varios días de sopa.
[1]Fin de la carrera, Alisha queda en primer lugar, porque aquí apoyamos el empoderamiento fenemino, abajo el heteropatriarcado. Hablaré con alguien de administración para transferirle 1000 aeros a la vampira (700 de premio + 300 por la oferta de regalarle un upelero si ganaba) Finalmente sonreí, no me quedaba más remedio que eso -Bien hecho, campeón, seguro ella hizo trampa- Le dije a mi pajarraco revolviéndole las plumas de la cabeza mientras avanzaba apenas con suficiente velocidad para quedarme con el segundo lugar -Bien hecho, chica misteriosa, siempre supe que ganarías- Le dije al alcanzarla, avanzando ya más lento y volviendo a la calma. Los chicos tampoco tardarían en llegar -En la torre estaremos a salvo- Señalé la puerta y los invité a acercarse -Deberías tener tu propio upelero- Le dije a la chica mientras le arrojaba una pequeña bolsita con mil aeros, suficientes para que pudiera comprarse un upelero y también leche y galletas.
Estos upeleros deben pertenecer a algún criador cercano, enviaré el aviso para que venga a retirarlos, pero si deseas puedes usar esos aeros para comprarle ese en especial- Indiqué a la jovencita y mientras continuábamos avanzando levanté las manos y aplaudí dos veces, luego dije -Ábrete ante mí- Obviamente la enorme puerta de la torre no se abrió -¡Ábrete ante mí, dije!- Repetí con más fuerza aunque de nuevo nada pasó -Hey, abran la puerta que ya llegué- Grité desesperado mientras bajaba del upelero para conversar con el resto de los chicos -No esperaba encontrarlos por acá, pero ha sido divertido- Le dije a Chimar y el niño raro, aunque los dos eran raros -Al fin llegamos- Le dije a Rauko señalando la torre.
Y tú, no sé quién rayos eres pero estás demente, casi me matas con un virote, pero me agradas- Sonreí de medio lado mirando a la misteriosa chica -Si necesitan refugio son bienvenidos por acá cuando lo deseen- Les dije sonriente mientras al fin comenzaban a abrirse las puertas de la torre para dejarnos entrar junto a los pajarracos mientras que su dueño podía venir por ellos, y si no venía pues… servirían para varios días de sopa.
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Aerandiano de honor
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