¿Qué te gusta, Katrina? [Solitario]
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¿Qué te gusta, Katrina? [Solitario]
Habían pasado horas desde el mediodía, el cielo se presentaba despejado y con una temperatura que poco tenía que ver con la que había hecho días atrás. El devenir de la primavera no era un secreto, y el invierno poco a poco se alejaba. Para algunos, esta era la mejor época del año; la más alegre y risueña, donde la sangre se altera y las emociones fluyen.
Luna iba con una actitud vivaz hacia el establo, con una manzana medio mordisqueada en una de sus manos mientras tarareaba una canción que alguna que otra vez oyó por Alosa cuando era tan solo una niña.
La Sevna iba a preparar cada una de las zonas reservadas para cada caballo que el rancho tenía. De pronto, dentro de una de las caballerizas, se topó con que estaba ocupada por un caballo de pelaje gris y crin sumamente cuidada. No pertenecía a ese lugar, pues ese era el caballo que Alward le tomó prestado al virrey de Ciudad Lagarto.
Pero, allí no terminó su sorpresa, pues al lado del animal se encontraba Katrina, acariciándolo mientras lo miraba con cierta melancolía. Cuando la vampiresa se percató de la presencia de la humana, detuvo lo que estaba haciendo e hizo recaer toda su atención sobre ella.
-...hola, Katrina-Sonrió de forma cortés, aunque no sin ocultar la sorpresa de encontrarse allí a la peliblanca.
La chica pálida asintió a modo de saludo.
-¿Qué haces aquí?-Preguntó, entrando en su totalidad en la caballeriza mientras barría con su mirada al cuidado equino-¿No te fuiste con mi hermano?
La vampiresa negó con la cabeza y juntó sus manos en una altura baja, manteniendo una pose comedida.
-Me dijo que tenía asuntos de la Guardia que atender.
Eran pocas veces las que cruzaban palabras, pero cuando oía esa voz mágica proyectada en su cabeza, la Sevna no podía evitar sentir escalofríos.
-...ya veo-Se generó durante un momento un incómodo silencio. Esto, sumado a la mirada penetrante y silente de Katrina, la hizo ponerse incómoda. Por un momento, devolvió su atención al animal.-¿Por qué está este caballo aquí? Se supone que todos tienen que estar pastando a estas horas...
La peliblanca desvió su mirada al caballo y tendió una de sus manos sobre él, dándole suaves caricias. Un bufido de agradecimiento fue la respuesta del animal.
-Es nuevo aquí. No conoce a nadie, y quiere estar apartado.-Le dio otra caricia-Todos lo miran como un desconocido, él se siente mal y prefiere evitarlo, por ello viene aquí a refugiarse.
Ante aquella explicación, Luna quedó bastante absorta.
-Sin embargo, sí que quiere estar cerca tuya...
Ahora, la vampiresa volvió su atención sobre la humana.
-Porque yo le entiendo.
Luna torció el gesto y sintió pena por el animal, y también por la propia Katrina.
-Tiene que ser aburrido no poder salir durante el día, ¿Verdad?-Dijo mientras le ofrecía el resto de la manzana que sostenía al equino, el cual comió con gusto.
-Todo lo que hacéis por el día, yo lo hago por la noche.-Dijo mientras se dirigía a unos tablones cercanos y tomaba asiento.-Ese es mi mundo.
-Pero, por la noche todos dormimos...-Dijo con un tono preocupado-¿No te sientes sola?
La vampiresa se encogió de hombros, restándole importancia.
-Estoy acostumbrada.-Claramente no lo negó, simplemente se resignó a su condición de criatura de la noche en un mundo de seres de luz.
-Hmm...-Se acercó a la peliblanca y sopesó un par de ideas mientras llevaba sus manos a la cintura.-¡Ya sé!-Asintió, entusiasmada por lo que había pensado. Acto seguido, se arrodilló para quedar a la misma altura que Katrina-¡Esta noche me quedaré despierta para hacerte compañía! ¿De acuerdo?-Sonrió de forma gentil.
-...b-bien.-Afirmó, un poco sorprendida por la propuesta de la humana.
-¡Genial!-Se alegró-¿Qué sería una día... o más bien, una noche normal para ti? ¿Qué es lo que te gusta?
Una pregunta sencilla. La mayoría de gente tiene no tan solo una, si no incluso más de dos cosas que le gusta hacer en su tiempo libre. Cosas que le distraen de la cotidianidad y le distraen del mundo real, pero Katrina no sabía muy bien qué responder a eso...
-...-Se quedó en silencio unos segundos. Entonces, la Sevna la miró extrañada.-...Me gusta observar en silencio.
-...¿Observar el qué?-Su extrañeza aumentó más
-A la gente.
-¿¡Nos observas mientras dormimos!?-Se alertó y sonrojó a la vez
-¡N-no!-Su alerta y rubor tomó el mismo tono que el de la castaña.-Siempre paseo por los caminos, me acerco a alguna aldea cercana sin que me vean y observo a sus habitantes. Otras veces simplemente me pierdo en el bosque y observo la naturaleza, otras... simplemente me siento en mitad del rancho y observo el silencio...
Luna entonces se puso en pie y volvió a llevar sus manos a sus caderas, soltando un resoplido y negando con la cabeza.
-Ya se me ocurrirá algo para hacer, supongo...
Luna iba con una actitud vivaz hacia el establo, con una manzana medio mordisqueada en una de sus manos mientras tarareaba una canción que alguna que otra vez oyó por Alosa cuando era tan solo una niña.
La Sevna iba a preparar cada una de las zonas reservadas para cada caballo que el rancho tenía. De pronto, dentro de una de las caballerizas, se topó con que estaba ocupada por un caballo de pelaje gris y crin sumamente cuidada. No pertenecía a ese lugar, pues ese era el caballo que Alward le tomó prestado al virrey de Ciudad Lagarto.
Pero, allí no terminó su sorpresa, pues al lado del animal se encontraba Katrina, acariciándolo mientras lo miraba con cierta melancolía. Cuando la vampiresa se percató de la presencia de la humana, detuvo lo que estaba haciendo e hizo recaer toda su atención sobre ella.
-...hola, Katrina-Sonrió de forma cortés, aunque no sin ocultar la sorpresa de encontrarse allí a la peliblanca.
La chica pálida asintió a modo de saludo.
-¿Qué haces aquí?-Preguntó, entrando en su totalidad en la caballeriza mientras barría con su mirada al cuidado equino-¿No te fuiste con mi hermano?
La vampiresa negó con la cabeza y juntó sus manos en una altura baja, manteniendo una pose comedida.
-Me dijo que tenía asuntos de la Guardia que atender.
Eran pocas veces las que cruzaban palabras, pero cuando oía esa voz mágica proyectada en su cabeza, la Sevna no podía evitar sentir escalofríos.
-...ya veo-Se generó durante un momento un incómodo silencio. Esto, sumado a la mirada penetrante y silente de Katrina, la hizo ponerse incómoda. Por un momento, devolvió su atención al animal.-¿Por qué está este caballo aquí? Se supone que todos tienen que estar pastando a estas horas...
La peliblanca desvió su mirada al caballo y tendió una de sus manos sobre él, dándole suaves caricias. Un bufido de agradecimiento fue la respuesta del animal.
-Es nuevo aquí. No conoce a nadie, y quiere estar apartado.-Le dio otra caricia-Todos lo miran como un desconocido, él se siente mal y prefiere evitarlo, por ello viene aquí a refugiarse.
Ante aquella explicación, Luna quedó bastante absorta.
-Sin embargo, sí que quiere estar cerca tuya...
Ahora, la vampiresa volvió su atención sobre la humana.
-Porque yo le entiendo.
Luna torció el gesto y sintió pena por el animal, y también por la propia Katrina.
-Tiene que ser aburrido no poder salir durante el día, ¿Verdad?-Dijo mientras le ofrecía el resto de la manzana que sostenía al equino, el cual comió con gusto.
-Todo lo que hacéis por el día, yo lo hago por la noche.-Dijo mientras se dirigía a unos tablones cercanos y tomaba asiento.-Ese es mi mundo.
-Pero, por la noche todos dormimos...-Dijo con un tono preocupado-¿No te sientes sola?
La vampiresa se encogió de hombros, restándole importancia.
-Estoy acostumbrada.-Claramente no lo negó, simplemente se resignó a su condición de criatura de la noche en un mundo de seres de luz.
-Hmm...-Se acercó a la peliblanca y sopesó un par de ideas mientras llevaba sus manos a la cintura.-¡Ya sé!-Asintió, entusiasmada por lo que había pensado. Acto seguido, se arrodilló para quedar a la misma altura que Katrina-¡Esta noche me quedaré despierta para hacerte compañía! ¿De acuerdo?-Sonrió de forma gentil.
-...b-bien.-Afirmó, un poco sorprendida por la propuesta de la humana.
-¡Genial!-Se alegró-¿Qué sería una día... o más bien, una noche normal para ti? ¿Qué es lo que te gusta?
Una pregunta sencilla. La mayoría de gente tiene no tan solo una, si no incluso más de dos cosas que le gusta hacer en su tiempo libre. Cosas que le distraen de la cotidianidad y le distraen del mundo real, pero Katrina no sabía muy bien qué responder a eso...
-...-Se quedó en silencio unos segundos. Entonces, la Sevna la miró extrañada.-...Me gusta observar en silencio.
-...¿Observar el qué?-Su extrañeza aumentó más
-A la gente.
-¿¡Nos observas mientras dormimos!?-Se alertó y sonrojó a la vez
-¡N-no!-Su alerta y rubor tomó el mismo tono que el de la castaña.-Siempre paseo por los caminos, me acerco a alguna aldea cercana sin que me vean y observo a sus habitantes. Otras veces simplemente me pierdo en el bosque y observo la naturaleza, otras... simplemente me siento en mitad del rancho y observo el silencio...
Luna entonces se puso en pie y volvió a llevar sus manos a sus caderas, soltando un resoplido y negando con la cabeza.
-Ya se me ocurrirá algo para hacer, supongo...
Alward Sevna
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Re: ¿Qué te gusta, Katrina? [Solitario]
Y llegó la noche. Todos se fueron a dormir y, como había prometido, Luna se quedó despierta para hacer compañía a Katrina. Ambas caminaban con bastante ropaje encima que les protegiera del frío. La vampiresa incluso se había ataviado con una caperuza blanca. Iban en dirección al bosque. La Sevna llevaba agarrada con ambas manos una cesta bastante grande, mientras que la peliblanca tenía sus manos vacías y escondidas bajo la capa que rodeaba prácticamente todo su cuerpo.
-¿A dónde vamos?
-Cid me dijo que, pasando el bosque, hay una colina. En su cima hay un árbol solitario y frondoso donde, cada noche, ¡Hay un espectáculo de luces con luciérnagas!-Se sentía especialmente emocionada por eso último-Llevo varias semanas queriendo ir, pero la verdad es que me daba algo de miedo ir sola...
-¿Crees que conmigo estarás a salvo?
-Por supuesto-Desvió la mirada hacia su acompañante, dándolo por sentado-Seguro que estás más acostumbrada a viajar que yo
-...supongo
Y se hizo el silencio. Luna depositó de nuevo su atención en el frente, pero para cortar aquello, decidió volver a mirar a la vampiresa, esta vez de reojo.
-Y... ¿Cómo es eso de hablar con una voz mágica?
Katrina no entendió muy bien la pregunta, así que miró a la Sevna, extrañada.
-Quiero decir... alguna vez tuviste que aprender a hacerlo, ¿No? ¿Qué pasa si algún día no te sale?
-La magia es complicada. Como todo uso del éter, la voz mágica está limitada. No puedo hablar durante mucho tiempo.
-¿De ahí a que seas tan... callada?
Aquella pregunta hizo dudar a la peliblanca, pero acto seguido negó.
-No creo. Aunque no te lo puedo asegurar, no me recuerdo nada de mi infancia.
Sorprendida, y con un dato que no sabía, Luna preguntó:
-¿Por qué?
-No me acuerdo.-Volvió a responder, fijando su mirada al frente y cortando todo contacto visual con la Sevna.
-...ya veo...
-¿A dónde vamos?
-Cid me dijo que, pasando el bosque, hay una colina. En su cima hay un árbol solitario y frondoso donde, cada noche, ¡Hay un espectáculo de luces con luciérnagas!-Se sentía especialmente emocionada por eso último-Llevo varias semanas queriendo ir, pero la verdad es que me daba algo de miedo ir sola...
-¿Crees que conmigo estarás a salvo?
-Por supuesto-Desvió la mirada hacia su acompañante, dándolo por sentado-Seguro que estás más acostumbrada a viajar que yo
-...supongo
Y se hizo el silencio. Luna depositó de nuevo su atención en el frente, pero para cortar aquello, decidió volver a mirar a la vampiresa, esta vez de reojo.
-Y... ¿Cómo es eso de hablar con una voz mágica?
Katrina no entendió muy bien la pregunta, así que miró a la Sevna, extrañada.
-Quiero decir... alguna vez tuviste que aprender a hacerlo, ¿No? ¿Qué pasa si algún día no te sale?
-La magia es complicada. Como todo uso del éter, la voz mágica está limitada. No puedo hablar durante mucho tiempo.
-¿De ahí a que seas tan... callada?
Aquella pregunta hizo dudar a la peliblanca, pero acto seguido negó.
-No creo. Aunque no te lo puedo asegurar, no me recuerdo nada de mi infancia.
Sorprendida, y con un dato que no sabía, Luna preguntó:
-¿Por qué?
-No me acuerdo.-Volvió a responder, fijando su mirada al frente y cortando todo contacto visual con la Sevna.
-...ya veo...
Alward Sevna
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Re: ¿Qué te gusta, Katrina? [Solitario]
Al final llegaron a la colina, tuvieron que encender una antorcha para que la joven castaña pudiera ver por dónde pisaba. No tuvieron muchas complicaciones, por no decir ninguna. En la imaginación de Luna, su viaje debería de estar plagado de innumerables peligros, como por ejemplo ser atacada por una manada de bestias nocturnas, bandidos en busca de dinero, o incluso algún fantasma que sea preso de una horripilante maldición... pero nada de eso ocurrió. Suspiró, aliviada, bajo la fugaz mirada de Katrina, que no se cortó en mostrarse extrañada por aquel suspiro. La Sevna negó con la cabeza y prosiguió con su caminar.
No se veía gran cosa, tan solo hierba y una leve inclinación del terreno que acababa a poco más de veinte metros. En lo alto, un solitario árbol coronaba la colina. Katrina levantó su vista al cielo, la noche se presentaba estrellada y sin ninguna nube a la vista, aunque tampoco había luna, tan solo miles de puntos brillantes en el firmamento alineados de forma aleatoriamente bella.
Luna, a cada paso que daba y veía que allí no había ninguna luciérnaga, se desilusionaba un poco más, hasta el punto de llegar casi a la cima y pararse en seco. La subida había sido agotadora, a decir verdad. Echo un vistazo a su alrededor, no había merecido la pena. La vampiresa también se detuvo, un par de pasos más atrás de la castaña, clavando en ella su atención, sin decir nada.
Luna soltó otro suspiro. Esta vez frustrada.
-Hemos venido para nada...
-Quizás valga la pena dar el último paso
Luna la miró, extrañada. Katrina, por su parte, siguió la subida hasta llegar al final, sobrepasando así a su acompañante. Desde la cima, pudo observar la otra cara de la colina. Sonrió y devolvió su atención a la Sevna.
-Puedes dar un paso más si ya diste trescientos antes, ¿No?-Le ofreció la mano como gesto simbólico, ya que estaban demasiado separadas como para agarrarse físicamente.
-Esa frase parece estar sacada de mi hermano...-Comentó con una falsa molestia mientras procedía a la subida
pequeños bichos volando. Era extraño, normalmente los bichos dan asco y reticencia, pero aquello era tan bello que, por ese instante, Luna se olvidó.
A la vampiresa no le sorprendía tanto el hecho de ver las luciérnagas como el que Luna se mostrara tan impresionable. Por una parte, sintió envidia sana. Aquella sensación de descubrir algo hermoso y maravilloso es algo con lo que la peliblanca no estaba muy familiarizada, más que nada porque por su mente rondaban aún los pensamientos sobre su estancia en la Sierpes, y lo duros que fueron los últimos meses en esta organización. De no haber sido por Alward, quién sabe cómo hubiera acabado.
Tan solo este fugaz pensamiento la ensimismó y cortó su relación con el presente, haciendo que toda la excursión quedase a un segundo plano, se olvidase de Luna y una mueca de desagrado de dibujara en sus labios.
La Sevna entonces echó su mirada hacia atrás, y vio a su acompañante en ese estado. Preocupada, cambió su gesto.
-¿Te encuentras bien?
Tan solo recibió como respuesta la vuelta de Katrina al momento presente, un poco sorprendida, y su asentimiento de cabeza repentino. Luna se le acercó, mostrándole la cesta que portaba.
-¿Te parece si encontramos un lugar donde descansar?
No se veía gran cosa, tan solo hierba y una leve inclinación del terreno que acababa a poco más de veinte metros. En lo alto, un solitario árbol coronaba la colina. Katrina levantó su vista al cielo, la noche se presentaba estrellada y sin ninguna nube a la vista, aunque tampoco había luna, tan solo miles de puntos brillantes en el firmamento alineados de forma aleatoriamente bella.
Luna, a cada paso que daba y veía que allí no había ninguna luciérnaga, se desilusionaba un poco más, hasta el punto de llegar casi a la cima y pararse en seco. La subida había sido agotadora, a decir verdad. Echo un vistazo a su alrededor, no había merecido la pena. La vampiresa también se detuvo, un par de pasos más atrás de la castaña, clavando en ella su atención, sin decir nada.
Luna soltó otro suspiro. Esta vez frustrada.
-Hemos venido para nada...
-Quizás valga la pena dar el último paso
Luna la miró, extrañada. Katrina, por su parte, siguió la subida hasta llegar al final, sobrepasando así a su acompañante. Desde la cima, pudo observar la otra cara de la colina. Sonrió y devolvió su atención a la Sevna.
-Puedes dar un paso más si ya diste trescientos antes, ¿No?-Le ofreció la mano como gesto simbólico, ya que estaban demasiado separadas como para agarrarse físicamente.
-Esa frase parece estar sacada de mi hermano...-Comentó con una falsa molestia mientras procedía a la subida
Al llegar, pudo notar cómo se le iluminaba el rostro, pero no tan solo por la luz que la antorcha emitía, sino porque frente a sí había todo un espectáculo de luces pequeñas, titilantes, voladoras y verdosas. Las luciérnagas estaban allí. Su pequeña excursión no había sido en vano. Maravillada y asombrada por aquel espectáculo de la naturaleza, le ofreció la antorcha a Katrina, ya que quería ver de cerca aquello. La vampiresa agarró el objeto y la Sevna se encaminó hacia el espectáculo de luces. En aquella zona, la hierba era alta, y tan solo con sacudir algunas ya salían decenas de aquellos | [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen] |
A la vampiresa no le sorprendía tanto el hecho de ver las luciérnagas como el que Luna se mostrara tan impresionable. Por una parte, sintió envidia sana. Aquella sensación de descubrir algo hermoso y maravilloso es algo con lo que la peliblanca no estaba muy familiarizada, más que nada porque por su mente rondaban aún los pensamientos sobre su estancia en la Sierpes, y lo duros que fueron los últimos meses en esta organización. De no haber sido por Alward, quién sabe cómo hubiera acabado.
Tan solo este fugaz pensamiento la ensimismó y cortó su relación con el presente, haciendo que toda la excursión quedase a un segundo plano, se olvidase de Luna y una mueca de desagrado de dibujara en sus labios.
La Sevna entonces echó su mirada hacia atrás, y vio a su acompañante en ese estado. Preocupada, cambió su gesto.
-¿Te encuentras bien?
Tan solo recibió como respuesta la vuelta de Katrina al momento presente, un poco sorprendida, y su asentimiento de cabeza repentino. Luna se le acercó, mostrándole la cesta que portaba.
-¿Te parece si encontramos un lugar donde descansar?
Alward Sevna
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Re: ¿Qué te gusta, Katrina? [Solitario]
-Luna.-Llamó la atención de la Sevna. Ambas habían tendido una manta en una zona con la hierba poco crecida, a los pies del frondoso árbol que coronaba la colina. Allí, se habían tumbado para mirar las estrellas. Su posición era opuesta, llegándose a tocar sutilmente cabeza con cabeza.-¿Cómo quieres que sea tu vida?-Preguntó sin despegar su vista del firmamento.
La humana dirigió sus ojos hasta la posición donde más cerca se encontraba la peliblanca, aunque tampoco despegó su mirada del cielo nocturno. Se extrañó ante aquella pregunta, la iniciativa de socializar no era algo que Katrina hubiese mostrado en prácticamente toda la noche.
-Me gustaría ahorrar el suficiente dinero como para algún día irme a vivir a Lunargenta.-Regresó su mirada a una posición más central del cielo. Katrina, por su parte, se quedó expectante para ver si Luna tenía algo más que decir.-Me encantan los niños, ¿Sabes? Siempre me gustaba rodearme de ellos en mi aldea natal y contarle todo tipo de historias y enseñanzas ¡Si pudiese dedicarme a eso en la gran capital, sería la persona más feliz del mundo!-Dijo con un tono de voz esperanzador y soñador.
La vampiresa quedó en silencio, mirando las estrellas al igual que su acompañante. Al no recibir contrarespuesta alguna, Luna decidió seguir ella misma la conversación.
-¿Y qué hay de ti? ¿Qué te gustaría hacer?
En primera instancia, la vampiresa no respondió, pero no porque no quisiera, sino porque buscaba dentro de sí un motivo por el cual responder correctamente. Frunció su ceño, como si el pensar demasiado en ello le costase. Finalmente, al ver que no sería algo sencillo ni rápido de responder, suspiró en una declaración de rendición.
-...no lo sé.
La Sevna sintió cierta lástima de la peliblanca. Acto seguido, se reincorporó sentada.
-Tú eres algo así como una especie de "viajera", ¿Verdad?-Katrina, aún tumbada, depositó su mirada en ella-Eres como mi hermano, es decir, nada corriente. Quizás deberías buscar algún objetivo en esa "rareza".-Sonrió avergonzada por querer buscar unas palabras que no encontraba en su vocabulario. Se llevó una mano a la frente acompañando aquel rubor.-No sé muy bien cómo explicarme...-Suspiró y agachó la mirada-Mírame, queriendo enseñar cosas al mundo y ni siquiera estoy cerca de estar cultivada...
-Solo necesitas libros-Respondió de repente-Quizás podría conseguirte libros de alguna forma, después de todo soy una criatura de la noche, colarme en casas para robar sería sencillo, o convencer a gente de que te dé libros.-Dijo con total naturalidad.
-¿¡Q-qué!?-Se ruborizó aún más, aunque algo indignada-¡No quiero que hagas eso! ¡Robar está mal!
Katrina esbozó una sonrisa juguetona.
-Era broma.
Luna entonces suspiró aliviada.
-...aunque podría hacerlo.
-¡NO!-Alzó la voz, de nuevo avergonzada.
Katrina rió, y un falso rostro lleno de molestia se mostró en Luna. Cuando acabó, la vampiresa volvió a centrarse en el firmamento.
-Tenía unas creencias muy firmes y fueron derribadas. No sé qué hacer con mi vida, tan solo me sale el seguir a Alward y ver qué es capaz de hacer con su discurso... no es que crea fervientemente en él, sino que me embarga una sensación de "curiosidad".
Aquel arrebato de sinceridad por parte de la peliblanca tomó por sorpresa a la Sevna. Antes de seguir la conversación, volvió a suspirar, y tras eso, se agarró las rodillas rodeándolas con ambos brazos y apoyando su mentón por encima de estas.
-Mi hermano siempre tuvo esa inclinación altruista de ayudar a los demás... "¿Se necesita una razón para ayudar a alguien?"-Agravó la voz imitando el tono de voz de Alward, dejando escapar una fugaz sonrisa al finalizar la frase.-Es una de sus frases, y la que mejor lo define... pero eso lo ha llevado a tener ciertos problemas.-Cambió su actitud a una más preocupada.-Katrina, prométeme una cosa.-Desvió su atención a la peliblanca, esta hizo lo propio para con la castaña-Prométeme que cuidarás de él.
La vampiresa, antes de contestar, llevó su mirada hacia las estrellas y se tomó un par de segundos.
-Claro.-Fue su respuesta.
La humana dirigió sus ojos hasta la posición donde más cerca se encontraba la peliblanca, aunque tampoco despegó su mirada del cielo nocturno. Se extrañó ante aquella pregunta, la iniciativa de socializar no era algo que Katrina hubiese mostrado en prácticamente toda la noche.
-Me gustaría ahorrar el suficiente dinero como para algún día irme a vivir a Lunargenta.-Regresó su mirada a una posición más central del cielo. Katrina, por su parte, se quedó expectante para ver si Luna tenía algo más que decir.-Me encantan los niños, ¿Sabes? Siempre me gustaba rodearme de ellos en mi aldea natal y contarle todo tipo de historias y enseñanzas ¡Si pudiese dedicarme a eso en la gran capital, sería la persona más feliz del mundo!-Dijo con un tono de voz esperanzador y soñador.
La vampiresa quedó en silencio, mirando las estrellas al igual que su acompañante. Al no recibir contrarespuesta alguna, Luna decidió seguir ella misma la conversación.
-¿Y qué hay de ti? ¿Qué te gustaría hacer?
En primera instancia, la vampiresa no respondió, pero no porque no quisiera, sino porque buscaba dentro de sí un motivo por el cual responder correctamente. Frunció su ceño, como si el pensar demasiado en ello le costase. Finalmente, al ver que no sería algo sencillo ni rápido de responder, suspiró en una declaración de rendición.
-...no lo sé.
La Sevna sintió cierta lástima de la peliblanca. Acto seguido, se reincorporó sentada.
-Tú eres algo así como una especie de "viajera", ¿Verdad?-Katrina, aún tumbada, depositó su mirada en ella-Eres como mi hermano, es decir, nada corriente. Quizás deberías buscar algún objetivo en esa "rareza".-Sonrió avergonzada por querer buscar unas palabras que no encontraba en su vocabulario. Se llevó una mano a la frente acompañando aquel rubor.-No sé muy bien cómo explicarme...-Suspiró y agachó la mirada-Mírame, queriendo enseñar cosas al mundo y ni siquiera estoy cerca de estar cultivada...
-Solo necesitas libros-Respondió de repente-Quizás podría conseguirte libros de alguna forma, después de todo soy una criatura de la noche, colarme en casas para robar sería sencillo, o convencer a gente de que te dé libros.-Dijo con total naturalidad.
-¿¡Q-qué!?-Se ruborizó aún más, aunque algo indignada-¡No quiero que hagas eso! ¡Robar está mal!
Katrina esbozó una sonrisa juguetona.
-Era broma.
Luna entonces suspiró aliviada.
-...aunque podría hacerlo.
-¡NO!-Alzó la voz, de nuevo avergonzada.
Katrina rió, y un falso rostro lleno de molestia se mostró en Luna. Cuando acabó, la vampiresa volvió a centrarse en el firmamento.
-Tenía unas creencias muy firmes y fueron derribadas. No sé qué hacer con mi vida, tan solo me sale el seguir a Alward y ver qué es capaz de hacer con su discurso... no es que crea fervientemente en él, sino que me embarga una sensación de "curiosidad".
Aquel arrebato de sinceridad por parte de la peliblanca tomó por sorpresa a la Sevna. Antes de seguir la conversación, volvió a suspirar, y tras eso, se agarró las rodillas rodeándolas con ambos brazos y apoyando su mentón por encima de estas.
-Mi hermano siempre tuvo esa inclinación altruista de ayudar a los demás... "¿Se necesita una razón para ayudar a alguien?"-Agravó la voz imitando el tono de voz de Alward, dejando escapar una fugaz sonrisa al finalizar la frase.-Es una de sus frases, y la que mejor lo define... pero eso lo ha llevado a tener ciertos problemas.-Cambió su actitud a una más preocupada.-Katrina, prométeme una cosa.-Desvió su atención a la peliblanca, esta hizo lo propio para con la castaña-Prométeme que cuidarás de él.
La vampiresa, antes de contestar, llevó su mirada hacia las estrellas y se tomó un par de segundos.
-Claro.-Fue su respuesta.
Alward Sevna
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