Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
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Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
El día había transcurrido con la mayor normalidad para Nahir, incluso podría haber creído que se trataba de un día cualquiera, si no fuese por los cuencos de tintes que su madre había dejado en la mesa del comedor a media tarde. Era algo que siempre hacían juntas desde la muerte de su padre: cuando el sol empezaba a caer, madre e hija se sentaban juntas a la luz del hogar y se pintaban la una a la otra. Podían pasar horas hablando mientras se preparaban para aquella noche tan especial.
Al parecer, los intentos de su madre porque Nahir retomase su vida normal, desde su regreso, no iban a ser menos en una noche tan señalada. Había escogido cuidadosamente para su hija un vestido de manga larga de color negro, ceñido hasta la cintura y suelto en las caderas, cogiendo un poco de volumen, acentuando las cuervas de la morena. Por encima la túnica que lucía la joven cada año, aquella con el estampado floral de colores que tanto le gustaba. Y no podían faltar las flores, ella misma había ido aquella mañana a buscar las flores para hacerle la diadema. Había dejado toda la ropa en una de las sillas, como si estuviesen esperando a su dueña.
Nahir se quedó mirando los cuencos, después miró la ropa, podría jurar que aquel era el año que menos le apetecía celebrar aquella festividad.
- Ni lo digas.- parecía que le había leído el pensamiento.
Nahir se sentó en el banco y apoyó los codos en la mesa .
- Le llevaré el cirio a papá, pero no me quedaré mucho rato. No tengo ganas de…
- Hija, ya nunca tienes ganas de nada.
La bruja bajó la cabeza, aun no le había habado a su madre de todo lo que le había pasado en el continente, no encontraba ni el momento ni las palabras. La mujer intentaba no presionarla, pero saltaba a la vista que esperaba que en algún momento su hija soltase prenda.
- Vamos, yo sola no voy a poder hacerlo… - se sentó a su lado, sonriendo con mucha dulzura.
Era imposible llevarle la contraria a aquella mujer. Cogió los cuencos y empezó a pintar la cara de su madre. Se tomó su tiempo, sabía que si lo había mal se lo haría repetir. Permanecieron calladas por largo rato, hasta que la mujer volvió a romper el silencio.
- Vamos, creo que ya está. Te toca.
Nahir cerró los ojos y se dejó hacer. Hacía tiempo que no pasaban tanto rato juntas, así que, en un intento de alargar aquellos instantes lo máximo posible, la madre aprovechó para peinar el cabello de Nahir, recogiéndolo en un par de trenzas que después se unían en un moño. Antes de anudarlo añadió la diadema de flores.
- Nos vestimos y vamos a la plaza mayor, hay que llevar las ofrendas. Vamos, vamos…- hacía gestos con las manos para que su hija se apresurase.
Caminaban cogidas de la mano, el desfile ya se había apoderado de la calle, así que no tuvieron más que sumarse al gentío hasta llegar a la plaza. Parecía que la música sonaba en cada esquina, había muchas luces y colores, la cuidad se veía realmente preciosa.
Se acercaron a los altares, donde dejaron las ofrendas. Algunas personas ya habían empezado a comer y beber, y la madre de Nahir se acercó a un grupo de conocidos para acompañarles.
- ¿No vienes?
- Voy a dar una vuelta por…
- Bueno, pero no vuelvas muy pronto a casa…- respondió, volviendo a leerle el pensamiento
- Lo intentare.
Al parecer, los intentos de su madre porque Nahir retomase su vida normal, desde su regreso, no iban a ser menos en una noche tan señalada. Había escogido cuidadosamente para su hija un vestido de manga larga de color negro, ceñido hasta la cintura y suelto en las caderas, cogiendo un poco de volumen, acentuando las cuervas de la morena. Por encima la túnica que lucía la joven cada año, aquella con el estampado floral de colores que tanto le gustaba. Y no podían faltar las flores, ella misma había ido aquella mañana a buscar las flores para hacerle la diadema. Había dejado toda la ropa en una de las sillas, como si estuviesen esperando a su dueña.
Nahir se quedó mirando los cuencos, después miró la ropa, podría jurar que aquel era el año que menos le apetecía celebrar aquella festividad.
- Ni lo digas.- parecía que le había leído el pensamiento.
Nahir se sentó en el banco y apoyó los codos en la mesa .
- Le llevaré el cirio a papá, pero no me quedaré mucho rato. No tengo ganas de…
- Hija, ya nunca tienes ganas de nada.
La bruja bajó la cabeza, aun no le había habado a su madre de todo lo que le había pasado en el continente, no encontraba ni el momento ni las palabras. La mujer intentaba no presionarla, pero saltaba a la vista que esperaba que en algún momento su hija soltase prenda.
- Vamos, yo sola no voy a poder hacerlo… - se sentó a su lado, sonriendo con mucha dulzura.
Era imposible llevarle la contraria a aquella mujer. Cogió los cuencos y empezó a pintar la cara de su madre. Se tomó su tiempo, sabía que si lo había mal se lo haría repetir. Permanecieron calladas por largo rato, hasta que la mujer volvió a romper el silencio.
- Vamos, creo que ya está. Te toca.
Nahir cerró los ojos y se dejó hacer. Hacía tiempo que no pasaban tanto rato juntas, así que, en un intento de alargar aquellos instantes lo máximo posible, la madre aprovechó para peinar el cabello de Nahir, recogiéndolo en un par de trenzas que después se unían en un moño. Antes de anudarlo añadió la diadema de flores.
- Nos vestimos y vamos a la plaza mayor, hay que llevar las ofrendas. Vamos, vamos…- hacía gestos con las manos para que su hija se apresurase.
Caminaban cogidas de la mano, el desfile ya se había apoderado de la calle, así que no tuvieron más que sumarse al gentío hasta llegar a la plaza. Parecía que la música sonaba en cada esquina, había muchas luces y colores, la cuidad se veía realmente preciosa.
Se acercaron a los altares, donde dejaron las ofrendas. Algunas personas ya habían empezado a comer y beber, y la madre de Nahir se acercó a un grupo de conocidos para acompañarles.
- ¿No vienes?
- Voy a dar una vuelta por…
- Bueno, pero no vuelvas muy pronto a casa…- respondió, volviendo a leerle el pensamiento
- Lo intentare.
Última edición por Nahir el Miér Mayo 20 2020, 12:26, editado 1 vez
Nahir
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
-¿Alguna vez habías venido a este tipo de celebraciones? - Me preguntó Sophi. Estábamos sentadas en unas mesas, ella se había pedido algo de beber y yo simplemente la acompañaba.
-Es la tercera vez que participo de un Samhain - [ACCEDIENDO A ARCHIVOS] - La primera vez fue cuando aún vivía con los dragones en el norte, la segunda en Sacrestic Ville, y la tercera aquí en Beltrexus -
-¿No recuerdas ninguna otra ocasión? ¿Que tal de antes de estar en el depósito? -
[ANALIZANDO] [ERROR]
-No puedo acceder a esa información- La Vampiro me miró durante algunos segundos, su rostro demostraba [ANALIZANDO] mi sistema no reconocía el tipo de emoción que Sophi quería transmitir.
-Supongo que... Ya sabía que dirías eso - Se llevó la copa de vino a los labios y miró hacía otro lado.
Como no continuó interactuando me dediqué a mirar a la multitud. La gente de Beltrexus festejaban esta fecha a su manera, el ambiente era muy colorido y alegre, pero con una fuerte conexión con la muerte y variadas simbologías al respecto. Niños y adultos iban por las calles con sus rostros pintados, simulando máscaras, con vestidos algunos muy oscuros recordando a las costumbres de los velorios, otros exageradamente coloridos.
-Quizás deberíamos participar de la celebración. Es decir, ya que estamos aquí ¿Por qué no? -
-¿Y cómo deberíamos hacerlo? - Necesitaba instrucciones más precisas, mi programación no era capaz de hacer algo como “improvisar”.
-Pffff, no lo sé - Se terminó el trago de un solo sorbo - Podríamos pintarnos las caras o hacernos una corona con flores... -
-¿Disfrazarnos? - Incliné la cabeza hacía el costado, pensando al respecto.
-Yo ya estoy disfrazada - Comentó Sophi con una sonrisa alegre.
-¿Estás disfrazada? - La miré de arriba a abajo, no se había cambiado de ropas desde que se había despertado.
-Claro, me disfrace de vampiro - Enganchó el costado del labio y lo separó un poco para mostrar sus colmillos - ¿Ves? Fácil -
-Pero Sophitia... Tu eres un vampiro -
-Shhh, no lo digas demasiado fuerte - Miro alrededor repentinamente nerviosa, los Hechiceros habían sido los encargados de echar a los Vampiros de Lunargenta, no parecía buena idea el andar gritando a los cuatro vientos cual era su raza.
-Es la tercera vez que participo de un Samhain - [ACCEDIENDO A ARCHIVOS] - La primera vez fue cuando aún vivía con los dragones en el norte, la segunda en Sacrestic Ville, y la tercera aquí en Beltrexus -
-¿No recuerdas ninguna otra ocasión? ¿Que tal de antes de estar en el depósito? -
[ANALIZANDO] [ERROR]
-No puedo acceder a esa información- La Vampiro me miró durante algunos segundos, su rostro demostraba [ANALIZANDO] mi sistema no reconocía el tipo de emoción que Sophi quería transmitir.
-Supongo que... Ya sabía que dirías eso - Se llevó la copa de vino a los labios y miró hacía otro lado.
Como no continuó interactuando me dediqué a mirar a la multitud. La gente de Beltrexus festejaban esta fecha a su manera, el ambiente era muy colorido y alegre, pero con una fuerte conexión con la muerte y variadas simbologías al respecto. Niños y adultos iban por las calles con sus rostros pintados, simulando máscaras, con vestidos algunos muy oscuros recordando a las costumbres de los velorios, otros exageradamente coloridos.
-Quizás deberíamos participar de la celebración. Es decir, ya que estamos aquí ¿Por qué no? -
-¿Y cómo deberíamos hacerlo? - Necesitaba instrucciones más precisas, mi programación no era capaz de hacer algo como “improvisar”.
-Pffff, no lo sé - Se terminó el trago de un solo sorbo - Podríamos pintarnos las caras o hacernos una corona con flores... -
-¿Disfrazarnos? - Incliné la cabeza hacía el costado, pensando al respecto.
-Yo ya estoy disfrazada - Comentó Sophi con una sonrisa alegre.
-¿Estás disfrazada? - La miré de arriba a abajo, no se había cambiado de ropas desde que se había despertado.
-Claro, me disfrace de vampiro - Enganchó el costado del labio y lo separó un poco para mostrar sus colmillos - ¿Ves? Fácil -
-Pero Sophitia... Tu eres un vampiro -
-Shhh, no lo digas demasiado fuerte - Miro alrededor repentinamente nerviosa, los Hechiceros habían sido los encargados de echar a los Vampiros de Lunargenta, no parecía buena idea el andar gritando a los cuatro vientos cual era su raza.
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Después de aquella accidentada primera noche en el territorio de los brujos, la cuerva se tomó con más calma su investigación sobre la magia, pues ya no la veía con los mismos ojos que antes… ahora sabía lo peligrosa que podía llegar a ser en según qué manos.
Pero eso, aunque sin duda era algo a tener en cuenta, no consiguió que cesara en su empeño de desvelar los entresijos de tal poder, solo debía tener más cuidado y evitar los problemas, cosa que durante la última semana le había funcionado bastante bien.
- Ya lo he terminado, tendré que ir a por otro. - dijo a la vacía habitación en que se hospedaba, cerrando el libro que tenía delante, un interesante tomo dedicado al éter y a su flujo a través de todo lo que forma parte del mundo.
Y sin más, la Midgardiana abandonó la modesta posada para recorrer las principales calles de la ciudad en dirección a la biblioteca, pero aquel día había algo diferente en el ambiente, era como si todo Beltrexus hubiese madrugado para decorar hasta el último rincón del lugar.
Confundida, Ava siguió su camino hasta el edificio que se había convertido en su fuente de conocimiento, y una vez allí, se acercó al mostrador de Angie, la joven aprendiz que se ocupaba de la recepción y entrega de libros. - Buenos días, otra vez por aquí… eso quiere decir que ya te lo has acabado. - saludó con un tono de voz moderado, mientras se ajustaba los anteojos.
- Así es, me… me gustaría sacar otro. - contestó la mujer bestia, depositando el ejemplar cuidadosamente sobre la madera. - No veo por qué no podrías hacerlo, has entregado los anteriores en perfecto estado y sin retrasos así que adelante. - la animó, dejando de prestarle atención para buscar entre los registros y anotar la fecha y hora en que aquel escrito volvía a la biblioteca.
Elegir no le llevó mucho tiempo, ya tenía algunos títulos en mente así que se limitó a tomar uno de ellos y ojearlo brevemente antes de volver sobre sus pasos hasta la entrada. - Una buena elección, deja que apunte los datos. - dijo Angie, para a continuación buscar la página correspondiente y anotar tanto el título como el nombre del autor, la persona que se lo llevaba y en qué plazo debía devolverlo.
- Listo, nos vemos en un par de días. - indicó, a modo de despedida.
La morena tomó el libro e hizo ademán de marcharse, pero tras pensarlo unos segundos retrocedió y se quedó mirando a la aprendiz. - Disculpa… ¿podrías decirme por qué está la ciudad decorada de esa forma? ¿se celebra algo? - preguntó, captando de nuevo la atención de la futura bibliotecaria.
- ¿No lo sabes? - replicó, aunque pronto dio por hecho que al tratarse de otra raza tendría que explicárselo. - Hoy es la noche de Samhain, una fecha para honrar a nuestros muertos, por eso engalanamos Beltrexus, para los festejos. - aquella respuesta hizo que la cuerva se diese cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo, hacía tan solo unos meses seguía en Midgar con su padre y ahora ambos iban a pasar el primer Samhain separados.
- Oh, sí… lo había olvidado… gracias. - susurró justo antes de marcharse a las prisas. - ¿Cómo se me ha podido pasar algo así? Tengo que buscar una ofrenda y un lugar apartado para honrar a mis antepasados… donde no moleste a nadie. - pensó, sin dejar que la tristeza se apoderase de ella.
Estar sola en un día tan señalado no era lo ideal, quizá tendría que haber regresado a su hogar para cumplir con la tradición de visitar el tótem original pero eso ya no era posible, así que improvisaría algo para contentar a los espíritus guía y ganarse su favor.
Una breve visita al bosque le dio lo que necesitaba, una presa decente y algo de fruta, que se esmeró en preparar para el momento en que la luna se adueñase del cielo.
Con varias líneas y runas pintadas con sangre en el rostro, ya que era así como su gente se presentaba ante los espíritus, la cazadora salió de su habitación con todo lo necesario para realizar su ofrenda, y se sorprendió al ver el modo en que los moradores de las islas celebraban Samhain.
Todo era… demasiado festivo, mientras que en su hogar aquella noche servía para reunir a las familias y mantener vivo el recuerdo de los que ya no estaban de una forma mucho más sobria. - Será mejor que me aleje de las calles principales. - se dijo, tomando una ruta que la llevaría directamente a una zona arbolada y menos concurrida, pero incluso allí encontró a gente con vistosos altares llenos de velas, flores, fotos y todo tipo de alimentos.
- Este roble valdrá. - susurró, en cuanto la música de la plaza se convirtió en un lejano murmullo. Elegido el lugar, colocó con cuidado lo que llevaba consigo y comenzó a recitar las oraciones que Bullier y Celene le habían enseñado, pidiendo al gran cuervo y al toro que velasen por todos sus antepasados, que cuidasen sus almas y no los dejasen desamparados.
Un rato después, cuando dio por terminado su ritual, marcó con parte de la sangre la corteza del tronco y se levantó para dar un paseo por Beltrexus, quizá así pudiese entender mejor lo que aquella fecha significaba para los brujos y el motivo de su alegría.
Pero eso, aunque sin duda era algo a tener en cuenta, no consiguió que cesara en su empeño de desvelar los entresijos de tal poder, solo debía tener más cuidado y evitar los problemas, cosa que durante la última semana le había funcionado bastante bien.
- Ya lo he terminado, tendré que ir a por otro. - dijo a la vacía habitación en que se hospedaba, cerrando el libro que tenía delante, un interesante tomo dedicado al éter y a su flujo a través de todo lo que forma parte del mundo.
Y sin más, la Midgardiana abandonó la modesta posada para recorrer las principales calles de la ciudad en dirección a la biblioteca, pero aquel día había algo diferente en el ambiente, era como si todo Beltrexus hubiese madrugado para decorar hasta el último rincón del lugar.
Confundida, Ava siguió su camino hasta el edificio que se había convertido en su fuente de conocimiento, y una vez allí, se acercó al mostrador de Angie, la joven aprendiz que se ocupaba de la recepción y entrega de libros. - Buenos días, otra vez por aquí… eso quiere decir que ya te lo has acabado. - saludó con un tono de voz moderado, mientras se ajustaba los anteojos.
- Así es, me… me gustaría sacar otro. - contestó la mujer bestia, depositando el ejemplar cuidadosamente sobre la madera. - No veo por qué no podrías hacerlo, has entregado los anteriores en perfecto estado y sin retrasos así que adelante. - la animó, dejando de prestarle atención para buscar entre los registros y anotar la fecha y hora en que aquel escrito volvía a la biblioteca.
Elegir no le llevó mucho tiempo, ya tenía algunos títulos en mente así que se limitó a tomar uno de ellos y ojearlo brevemente antes de volver sobre sus pasos hasta la entrada. - Una buena elección, deja que apunte los datos. - dijo Angie, para a continuación buscar la página correspondiente y anotar tanto el título como el nombre del autor, la persona que se lo llevaba y en qué plazo debía devolverlo.
- Listo, nos vemos en un par de días. - indicó, a modo de despedida.
La morena tomó el libro e hizo ademán de marcharse, pero tras pensarlo unos segundos retrocedió y se quedó mirando a la aprendiz. - Disculpa… ¿podrías decirme por qué está la ciudad decorada de esa forma? ¿se celebra algo? - preguntó, captando de nuevo la atención de la futura bibliotecaria.
- ¿No lo sabes? - replicó, aunque pronto dio por hecho que al tratarse de otra raza tendría que explicárselo. - Hoy es la noche de Samhain, una fecha para honrar a nuestros muertos, por eso engalanamos Beltrexus, para los festejos. - aquella respuesta hizo que la cuerva se diese cuenta de lo rápido que pasaba el tiempo, hacía tan solo unos meses seguía en Midgar con su padre y ahora ambos iban a pasar el primer Samhain separados.
- Oh, sí… lo había olvidado… gracias. - susurró justo antes de marcharse a las prisas. - ¿Cómo se me ha podido pasar algo así? Tengo que buscar una ofrenda y un lugar apartado para honrar a mis antepasados… donde no moleste a nadie. - pensó, sin dejar que la tristeza se apoderase de ella.
Estar sola en un día tan señalado no era lo ideal, quizá tendría que haber regresado a su hogar para cumplir con la tradición de visitar el tótem original pero eso ya no era posible, así que improvisaría algo para contentar a los espíritus guía y ganarse su favor.
Una breve visita al bosque le dio lo que necesitaba, una presa decente y algo de fruta, que se esmeró en preparar para el momento en que la luna se adueñase del cielo.
Con varias líneas y runas pintadas con sangre en el rostro, ya que era así como su gente se presentaba ante los espíritus, la cazadora salió de su habitación con todo lo necesario para realizar su ofrenda, y se sorprendió al ver el modo en que los moradores de las islas celebraban Samhain.
Todo era… demasiado festivo, mientras que en su hogar aquella noche servía para reunir a las familias y mantener vivo el recuerdo de los que ya no estaban de una forma mucho más sobria. - Será mejor que me aleje de las calles principales. - se dijo, tomando una ruta que la llevaría directamente a una zona arbolada y menos concurrida, pero incluso allí encontró a gente con vistosos altares llenos de velas, flores, fotos y todo tipo de alimentos.
- Este roble valdrá. - susurró, en cuanto la música de la plaza se convirtió en un lejano murmullo. Elegido el lugar, colocó con cuidado lo que llevaba consigo y comenzó a recitar las oraciones que Bullier y Celene le habían enseñado, pidiendo al gran cuervo y al toro que velasen por todos sus antepasados, que cuidasen sus almas y no los dejasen desamparados.
Un rato después, cuando dio por terminado su ritual, marcó con parte de la sangre la corteza del tronco y se levantó para dar un paseo por Beltrexus, quizá así pudiese entender mejor lo que aquella fecha significaba para los brujos y el motivo de su alegría.
- Maquillaje de Ava:
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Ava Kenrith
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Se alejó un poco del bullicio, cogió una copa de vino que había en una de las mesas y se sentó en un banco, viendo a la gente disfrutar de aquel día tan señalado.
No pudo evitar recordar aquel mismo festejo años atrás, se veía a ella misma bailando, acudiendo una y otra vez a las zonas de ofrendas para asegurarse que las de su padre continuasen perfectas, conversando con todo el mundo que se lo permitía… aquella noche solo tenía ganas de beberse aquella copa, quizás una más, volver a casa, quitarse el maquillaje y tumbarse en la cama, sola, sin ruidos. Lo último parecía un poco difícil, así que apuró la copa de un sorbo, al menos cumpliría la primera.
Se levantó, dispuesta de ir a por la segunda copa, cuando se topó con una persona conocida. En aquella cuidad, lo que menos esperaba era encontrarse con alguien que había conocido en el continente.
- ¿Zöe? – últimamente intentaba rehuir a la gente para no tener que hablar, pero sin darse cuenta sus pasos se dirigieron a la bio.
Estaba acompañada de una joven de pelo largo y mirada oscura.
- Hola…- empezaba a arrepentirse de haberse acercado, no sabía que decir. - ¿Qué te trae por aquí? – Que pregunta más ingeniosa… apretó los puños.
Y para mejorar la situación, su madre había terminado de hablar y se acercaba a su hija con una enorme sonrisa, seguramente contenta al verla interactuar con alguien.
- ¿Cómo va todo? - Nahir suspiró. - ¿No nos vas a presentar? – la mujer se llevó la mano al pecho, como si la mirada de su hija pudiese atravesarla.
Sabía que no se iría hasta obtener lo que quería, lo mejor sería no oponerse.
- Ella es Zöe, la conocí en Lunarganta, y ella… bueno ella no se quién es.
- Bueno, pues encantada, jovencitas, yo soy la mamá de Nahir.
- Bueno pero nosotras ya nos íbamos.- lo mejor sería cortar cuanto antes, no quería que su madre empezase a hacer preguntas.
- ¿Tan pronto?
- Si…- la bruja miró a la bio-cibernética, después a la otra joven – Estábamos a punto de ir a pintarlas.
- ¡Oh! Que divertido. Bueno no os molesto más, pasadlo bien… - se quedó un momento mirando a las jóvenes, una a una.
- Mamá…
- Oh, si, claro, me voy. – volvió a dedicarles una enorme sonrisa, mientras se despedía con un gesto de la mano, antes de perderse entre el gentío.
- Lo siento… yo… Bueno, si queréis, puedo hacerlo igualmente. Pintaros, me refiero. En Beltrexus solemos pintarnos y vestirnos de un modo particular para esta fiesta.
No muy lejos de donde es encontraban, había una mesa llena de cuencos con tintas y pinturas. Nahir les hizo un gesto con las manos, por si la quería acompañar. Junto a las mesas había unos bancos, se sentó y examino lo que había en la mesa, acercándose un par de cuencos.
La primera vez que vio a la bio se quedó con ganas de hablar con ella y hacerle mil preguntas, y ahora, teniéndola delante, parecía que había enmudecido.
No pudo evitar recordar aquel mismo festejo años atrás, se veía a ella misma bailando, acudiendo una y otra vez a las zonas de ofrendas para asegurarse que las de su padre continuasen perfectas, conversando con todo el mundo que se lo permitía… aquella noche solo tenía ganas de beberse aquella copa, quizás una más, volver a casa, quitarse el maquillaje y tumbarse en la cama, sola, sin ruidos. Lo último parecía un poco difícil, así que apuró la copa de un sorbo, al menos cumpliría la primera.
Se levantó, dispuesta de ir a por la segunda copa, cuando se topó con una persona conocida. En aquella cuidad, lo que menos esperaba era encontrarse con alguien que había conocido en el continente.
- ¿Zöe? – últimamente intentaba rehuir a la gente para no tener que hablar, pero sin darse cuenta sus pasos se dirigieron a la bio.
Estaba acompañada de una joven de pelo largo y mirada oscura.
- Hola…- empezaba a arrepentirse de haberse acercado, no sabía que decir. - ¿Qué te trae por aquí? – Que pregunta más ingeniosa… apretó los puños.
Y para mejorar la situación, su madre había terminado de hablar y se acercaba a su hija con una enorme sonrisa, seguramente contenta al verla interactuar con alguien.
- ¿Cómo va todo? - Nahir suspiró. - ¿No nos vas a presentar? – la mujer se llevó la mano al pecho, como si la mirada de su hija pudiese atravesarla.
Sabía que no se iría hasta obtener lo que quería, lo mejor sería no oponerse.
- Ella es Zöe, la conocí en Lunarganta, y ella… bueno ella no se quién es.
- Bueno, pues encantada, jovencitas, yo soy la mamá de Nahir.
- Bueno pero nosotras ya nos íbamos.- lo mejor sería cortar cuanto antes, no quería que su madre empezase a hacer preguntas.
- ¿Tan pronto?
- Si…- la bruja miró a la bio-cibernética, después a la otra joven – Estábamos a punto de ir a pintarlas.
- ¡Oh! Que divertido. Bueno no os molesto más, pasadlo bien… - se quedó un momento mirando a las jóvenes, una a una.
- Mamá…
- Oh, si, claro, me voy. – volvió a dedicarles una enorme sonrisa, mientras se despedía con un gesto de la mano, antes de perderse entre el gentío.
- Lo siento… yo… Bueno, si queréis, puedo hacerlo igualmente. Pintaros, me refiero. En Beltrexus solemos pintarnos y vestirnos de un modo particular para esta fiesta.
No muy lejos de donde es encontraban, había una mesa llena de cuencos con tintas y pinturas. Nahir les hizo un gesto con las manos, por si la quería acompañar. Junto a las mesas había unos bancos, se sentó y examino lo que había en la mesa, acercándose un par de cuencos.
La primera vez que vio a la bio se quedó con ganas de hablar con ella y hacerle mil preguntas, y ahora, teniéndola delante, parecía que había enmudecido.
Nahir
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Con la poca vivacidad que me caracterizaba no había mucho que Sophitia pudiera hacer, aparentemente se tendría que preparar para quedarse en la barra bebiendo toda la noche, o desligarse de mi presencia y buscar diversión por su cuenta. Ella sabía que cualquiera de las dos opciones me resultaban indiferentes, en mi sistema no había registros de cosas como “tristeza”, “celos” o “enojo”, por lo que la decisión que tomara era puramente suya.
Sorpresivamente, escuché que alguien decía mi nombre [INGRESANDO A ARCHIVOS] [ARCHIVOS ENCONTRADOS] Se trataba de Nahir, la hechicera con la que había compartido una tarde frente a una clase. Mientras se acercaba le sonreí de modo mecánico, Sophi se quedó justo detrás de mí, mirando a la desconocida con gesto [ANALIZANDO] con un gesto que no lograba entender.
-Hola Nahir - Extendí la mano para estrechar la de la mujer - Habíamos escuchado sobre un asentamiento de hechiceros que utilizaban... - Pensé alguna manera sencilla de poder explicarlo - Cosas como yo en sus experimentos -
-Pero no resultó tan prometedor como creíamos - Agregó la Vampiro - Soy Sophitia, un placer conocerte - Sonrió sin mostrar los dientes - ¿Se conocen desde hace mucho tiempo? -
No tardó mucho en sumarse otra orgánica a la charla, aparentemente era la madre de la hechicera. Mis capacidades de interacción tenían más dificultades cuantas más personas se agregaran a la conversación, por lo que mi sistema repitió el patrón que ya había funcionado con Nahir, ahorrando así recursos.
-Hola Mamá de Nahir - Sonreí de modo mecánico, Sophi seguía a mi lado y dejó oír un suspiro.
-Sí, yo también creo que es momento de irnos - Me agarró de ambos hombros y empezó a caminar hacía atrás - Fue un placer conocerla, Señora, pero ya queremos saber cómo es esa tradición de los hechiceros de... - Fue entonces que Nahir dijo lo de las pinturas - ¿Pintarnos? - La Vampiro desvió la mirada - Bien, que sea pues -
Fuimos hasta unas mesas donde todo estaba preparado para realizar el ritual de pintar a los que así lo desearan. Era una costumbre bastante curiosa, me senté en una de las sillas, ya que Nahir había dicho que iba a pintarnos, supuse que eso es lo que íbamos a hacer, aunque la hechicera se estaba retractando casi al instante.
-¿No deseas hacerlo? - Incliné la cabeza, interesada en su respuesta.
-Creo que más bien esa fue una buena excusa para escapar de algo incómodo - La Vampiro se encogió de hombros mientras se sentaba en un banco justo al lado del mío - Pero ya que estamos aquí bien podríamos intentarlo ¿No lo crees? -
-Habías dicho que ya estabas disfrazada -
-Vamos a darle un poco más de realismo - Hizo una sonrisa ¿Divertida? Sí, eso parecía ser - Por cierto ¿Para qué se pintan? ¿Es como para imitar demonios o algo así? - Aparentemente Sophi no había pasado mucho tiempo en las islas de los hechiceros tampoco.
Sorpresivamente, escuché que alguien decía mi nombre [INGRESANDO A ARCHIVOS] [ARCHIVOS ENCONTRADOS] Se trataba de Nahir, la hechicera con la que había compartido una tarde frente a una clase. Mientras se acercaba le sonreí de modo mecánico, Sophi se quedó justo detrás de mí, mirando a la desconocida con gesto [ANALIZANDO] con un gesto que no lograba entender.
-Hola Nahir - Extendí la mano para estrechar la de la mujer - Habíamos escuchado sobre un asentamiento de hechiceros que utilizaban... - Pensé alguna manera sencilla de poder explicarlo - Cosas como yo en sus experimentos -
-Pero no resultó tan prometedor como creíamos - Agregó la Vampiro - Soy Sophitia, un placer conocerte - Sonrió sin mostrar los dientes - ¿Se conocen desde hace mucho tiempo? -
No tardó mucho en sumarse otra orgánica a la charla, aparentemente era la madre de la hechicera. Mis capacidades de interacción tenían más dificultades cuantas más personas se agregaran a la conversación, por lo que mi sistema repitió el patrón que ya había funcionado con Nahir, ahorrando así recursos.
-Hola Mamá de Nahir - Sonreí de modo mecánico, Sophi seguía a mi lado y dejó oír un suspiro.
-Sí, yo también creo que es momento de irnos - Me agarró de ambos hombros y empezó a caminar hacía atrás - Fue un placer conocerla, Señora, pero ya queremos saber cómo es esa tradición de los hechiceros de... - Fue entonces que Nahir dijo lo de las pinturas - ¿Pintarnos? - La Vampiro desvió la mirada - Bien, que sea pues -
Fuimos hasta unas mesas donde todo estaba preparado para realizar el ritual de pintar a los que así lo desearan. Era una costumbre bastante curiosa, me senté en una de las sillas, ya que Nahir había dicho que iba a pintarnos, supuse que eso es lo que íbamos a hacer, aunque la hechicera se estaba retractando casi al instante.
-¿No deseas hacerlo? - Incliné la cabeza, interesada en su respuesta.
-Creo que más bien esa fue una buena excusa para escapar de algo incómodo - La Vampiro se encogió de hombros mientras se sentaba en un banco justo al lado del mío - Pero ya que estamos aquí bien podríamos intentarlo ¿No lo crees? -
-Habías dicho que ya estabas disfrazada -
-Vamos a darle un poco más de realismo - Hizo una sonrisa ¿Divertida? Sí, eso parecía ser - Por cierto ¿Para qué se pintan? ¿Es como para imitar demonios o algo así? - Aparentemente Sophi no había pasado mucho tiempo en las islas de los hechiceros tampoco.
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
- Debo admitir que su música es agradable, demasiado alegre para la ocasión pero agradable. - pensó la cuerva, en cuanto pasó junto a un pequeño grupo de artistas que se esforzaban por animar el ambiente.
En el bosque las cosas eran diferentes, apenas había instrumentos y los que tenían producían un sonido más suave, perfecto para acompañar los cánticos y oraciones. - ¿Qué estará haciendo padre ahora mismo? - se preguntó interiormente, aunque podía imaginárselo.
- Probablemente esté frente al tótem original, honrando a nuestros ancestros. - se respondió instantes después, sonriendo levemente al recordar el Samhain del año anterior. Aquel día ambos habían madrugado, Ava para dejar la aldea y recolectar algunas frutas y bayas silvestres y Bullier para atender su negocio, volviendo a reencontrarse poco después del mediodía.
Tras una ligera comida, los dos se prepararon para salir de caza y reunir así todo lo que necesitarían para la ofrenda de esa noche, y ya con su captura a cuestas regresaron a casa, donde se esmeraron en dejar todo listo para que los espíritus quedasen complacidos.
Una vez terminado el ritual y las oraciones, su padre solía aprovechar la ocasión para contarle anécdotas del pasado, historias de sus abuelos y bisabuelos, pues ese era según él el modo de tenerlos siempre presentes, recordando lo que habían hecho en vida y transmitiéndolo a la siguiente generación.
- Echaré en falta sus relatos. - susurró la morena, mientras se perdía entre la colorida multitud.
Sin rumbo fijo, Ava deambuló por entre la gente, observando sus extrañas vestimentas y maquillajes, para luego centrarse en los altares que dedicaban a sus difuntos.
- ¿Ves a ese señor de ahí? Es tu bisabuelo Robert, y la mujer que está a su lado es su esposa, tu bisabuela, Hilda. - explicaba una maga al niño que llevaba en brazos, señalando los retratos conforme los nombraba.
- Y aquí está tu abuelo… - continuó, pero el pequeño la interrumpió al reconocer al hombre de la imagen. - ¡Colin! - exclamó, extendiendo uno de los delgados brazos hacia el altar. - Sí, cielo, el abuelo Colin. - repitió la hechicera, con una sonrisa en el rostro a pesar de la reciente pérdida de su padre.
- ¿Cómo puede estar… contenta? - eso era lo que la cuerva no llegaba a entender, pero interrumpir a una familia para preguntar por algo semejante no parecía adecuado.
Aquella escena no fue aislada, y poco a poco la Midgardiana empezó a comprender que aunque celebraban de forma diferente, la esencia de la festividad de Samhain era la misma para brujos y hombres bestia, mantener vivo el recuerdo de aquellos que ya no estaban.
Pero eso no quería decir que fuese a tomar parte de las tradiciones que había en las islas, no se veía a sí misma llevando un llamativo vestido ni pintándose la cara como lo hacían allí, así que se limitaría a observar desde algún rincón, aunque probablemente no tardaría mucho en retirarse a la posada.
Con esa idea en mente, la alada se acercó a un modesto puesto y compró unas pastas rellenas de crema, que se fue comiendo con tranquilidad mientras caminaba en busca de un buen lugar para admirar los festejos.
- Este parece un buen sitio. - dijo al llegar a una zona menos transitada, donde había varias mesas con cuencos llenos de pinturas de diferentes colores, para quienes no hubiesen podido pintarse en sus hogares. Movida por la curiosidad, la mujer bestia se quedó mirando a las personas que se maquillaban, hasta que un rostro se le hizo vagamente familiar.
- ¿De qué me suena esa chica? - susurró, ladeando ligeramente la cabeza sin quitar ojo de encima a la muchacha que había llamado su atención. De no haber estado pintada la habría reconocido al instante, pero como ni su atuendo ni la iluminación la ayudaban, tardó unos segundos en darse cuenta de quién era.
- ¡Nahir! Sí, así se llamaba, es la hechicera que me ayudó a rescatar a Mirane. - dijo con tono alegre, dando gracias por conocer a alguien de la zona que pudiese responder a sus dudas, pero solo había dado un par de pasos en su dirección cuando volvió a detenerse.
- Parece que no está sola… no me gustaría interrumpirlas. - pensó, echando un vistazo a las dos acompañantes de la bruja. Y allí se quedó la cuerva, en medio de la nada y dudando sobre qué hacer a continuación.
En el bosque las cosas eran diferentes, apenas había instrumentos y los que tenían producían un sonido más suave, perfecto para acompañar los cánticos y oraciones. - ¿Qué estará haciendo padre ahora mismo? - se preguntó interiormente, aunque podía imaginárselo.
- Probablemente esté frente al tótem original, honrando a nuestros ancestros. - se respondió instantes después, sonriendo levemente al recordar el Samhain del año anterior. Aquel día ambos habían madrugado, Ava para dejar la aldea y recolectar algunas frutas y bayas silvestres y Bullier para atender su negocio, volviendo a reencontrarse poco después del mediodía.
Tras una ligera comida, los dos se prepararon para salir de caza y reunir así todo lo que necesitarían para la ofrenda de esa noche, y ya con su captura a cuestas regresaron a casa, donde se esmeraron en dejar todo listo para que los espíritus quedasen complacidos.
Una vez terminado el ritual y las oraciones, su padre solía aprovechar la ocasión para contarle anécdotas del pasado, historias de sus abuelos y bisabuelos, pues ese era según él el modo de tenerlos siempre presentes, recordando lo que habían hecho en vida y transmitiéndolo a la siguiente generación.
- Echaré en falta sus relatos. - susurró la morena, mientras se perdía entre la colorida multitud.
Sin rumbo fijo, Ava deambuló por entre la gente, observando sus extrañas vestimentas y maquillajes, para luego centrarse en los altares que dedicaban a sus difuntos.
- ¿Ves a ese señor de ahí? Es tu bisabuelo Robert, y la mujer que está a su lado es su esposa, tu bisabuela, Hilda. - explicaba una maga al niño que llevaba en brazos, señalando los retratos conforme los nombraba.
- Y aquí está tu abuelo… - continuó, pero el pequeño la interrumpió al reconocer al hombre de la imagen. - ¡Colin! - exclamó, extendiendo uno de los delgados brazos hacia el altar. - Sí, cielo, el abuelo Colin. - repitió la hechicera, con una sonrisa en el rostro a pesar de la reciente pérdida de su padre.
- ¿Cómo puede estar… contenta? - eso era lo que la cuerva no llegaba a entender, pero interrumpir a una familia para preguntar por algo semejante no parecía adecuado.
Aquella escena no fue aislada, y poco a poco la Midgardiana empezó a comprender que aunque celebraban de forma diferente, la esencia de la festividad de Samhain era la misma para brujos y hombres bestia, mantener vivo el recuerdo de aquellos que ya no estaban.
Pero eso no quería decir que fuese a tomar parte de las tradiciones que había en las islas, no se veía a sí misma llevando un llamativo vestido ni pintándose la cara como lo hacían allí, así que se limitaría a observar desde algún rincón, aunque probablemente no tardaría mucho en retirarse a la posada.
Con esa idea en mente, la alada se acercó a un modesto puesto y compró unas pastas rellenas de crema, que se fue comiendo con tranquilidad mientras caminaba en busca de un buen lugar para admirar los festejos.
- Este parece un buen sitio. - dijo al llegar a una zona menos transitada, donde había varias mesas con cuencos llenos de pinturas de diferentes colores, para quienes no hubiesen podido pintarse en sus hogares. Movida por la curiosidad, la mujer bestia se quedó mirando a las personas que se maquillaban, hasta que un rostro se le hizo vagamente familiar.
- ¿De qué me suena esa chica? - susurró, ladeando ligeramente la cabeza sin quitar ojo de encima a la muchacha que había llamado su atención. De no haber estado pintada la habría reconocido al instante, pero como ni su atuendo ni la iluminación la ayudaban, tardó unos segundos en darse cuenta de quién era.
- ¡Nahir! Sí, así se llamaba, es la hechicera que me ayudó a rescatar a Mirane. - dijo con tono alegre, dando gracias por conocer a alguien de la zona que pudiese responder a sus dudas, pero solo había dado un par de pasos en su dirección cuando volvió a detenerse.
- Parece que no está sola… no me gustaría interrumpirlas. - pensó, echando un vistazo a las dos acompañantes de la bruja. Y allí se quedó la cuerva, en medio de la nada y dudando sobre qué hacer a continuación.
Ava Kenrith
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
- Oh, si, claro.- abrió los ojos, sorprendida. -Claro que quiero, pero como no os había preguntado antes de nada, tampoco quería molestar, por si teníais otros planes... - bajó la mirada, en otra época quizás se hubiese puesto roja, incluso habría jurado que aquello fue así, ver a Zöe le recordó un poco de la Nahir del pasado.
Asintió a las palabras de la joven que acompañaba a la bio-cibenética, había sido exactamente lo que había pasado: una escusa para poder salir del paso. Pero aquello no quitaba que no le apeteciese pasar un rato con aquella antigua conocida, incluso se podría decir que se sentía aliviada de que fuese ella.
-Pues...- no estaba segura de saber exactamente la respuesta correcta. - En el día de hoy se celebra la vida, honrando a los familiares que ya no están. Se dice que una noche al año, la de hoy , los difuntos bajan a celebrar las buenas cosechas junto a sus seres queridos. Es una fiesta que llena de colores y alegría, en la que el símbolo más característico es la calavera con flores, de ahí los atuendo, y supongo que las pinturas. - miró a la joven, después a Zöe - Aunque supongo que ella te sabrá decir mejor que yo...- dijo sonriendo a la bio, antes de coger uno de los cuencos y apoyarlo en su regazo.
Metió el dedo anular en el cuenco con pintura de color blanco, mientras, tímidamente, apartada un mechón de pelo de la cara de la bio, colocandolo con cuidado detrás de su oreja. Y empezó a pintar. Utilizó el blanco para gran parte de la cara, en el que después añadió negro en los ojos y la boca, simulando la cuenca de los ojos y los dientes de una calavera. Estaba concentrada, sus manos tenían la soltura suficiente como para saber que estaba acostumbrada a hacer aquello. No tardó mucho en terminar, se quedó mirando a Zöe unos instantes, como catalogando que estuviese todo bien antes de dejar escapar una leve sonrisilla.
- Bueno, la primera creo que ya está. ¿Que te parece? - le preguntó a Sophitia, alargando el cuerpo por encima de la mesa para coger un trapo y limpiarse los dedos en él. -Tu turno. - se la veía animada, más que cuando estaba sola en una esquina viendo el festejo y más que cuando empezaron a hablar, que incluso parecía tensa. Al parecer aquella tarea la había sacada de sus pensamientos.
Arrugó la nariz mientras entrecerraba los ojos, mirando a la vampiresa, pensando en que le iba a hacer a ella, no le iba a pintar igual que a Zöe..
Su cara volvió a su gesto habitual, mordiéndose el labio inferior mientras sus ojos repasaban la mesa en busca de más colores. A Sophitia también le pintó la cara blanca, las cuencas negras y la parte de la boca marcando los dientes, pero con la diferencia de que pintó una flores en la frente de la joven, como si se tratase de una corona de rosa rojas.
- Te queda muy bien el rojo...- decía la bruja mientras terminaba de pintar. - Espero que os guste.- dijo, dando por concluida la sesión de maquillaje de Samhain.
Miró a su alrededor, esperando no encontrarse con su madre " de casualidad", otra vez, cuando su mirada de topó de golpe con aquella mujer. Le impactó tanto como la primera vez que la vio, se acordaba perfectamente de ella, la mujer cuervo.
Alzó el brazo para saludarla, invitándole a que se acercase mientras se levantaba
- Ava, no te esperaba ver aquí, esta noche. ¿Como va todo? ¿La niña está bien? - no pudo evitar preguntar por aquella niña que, junto a la mujer cuervo y a al peculiar elfo, ayudaron a volver a casa tras el extraño acontecimiento en Ohdà. No lo podía evitar, desde siempre sentía predilección hacía los más pequeños.
Miró a la pareja de mujeres, después a la morena.
-Ava, ellas són Zöe y Sophitia... - miró una a una a las mujeres, por un momento no supo que decir. Alzo la vista, mirando una de las mesas de su alrededor, y tubo una magnifica idea. - ¿Os apetece una copa?
Asintió a las palabras de la joven que acompañaba a la bio-cibenética, había sido exactamente lo que había pasado: una escusa para poder salir del paso. Pero aquello no quitaba que no le apeteciese pasar un rato con aquella antigua conocida, incluso se podría decir que se sentía aliviada de que fuese ella.
-Pues...- no estaba segura de saber exactamente la respuesta correcta. - En el día de hoy se celebra la vida, honrando a los familiares que ya no están. Se dice que una noche al año, la de hoy , los difuntos bajan a celebrar las buenas cosechas junto a sus seres queridos. Es una fiesta que llena de colores y alegría, en la que el símbolo más característico es la calavera con flores, de ahí los atuendo, y supongo que las pinturas. - miró a la joven, después a Zöe - Aunque supongo que ella te sabrá decir mejor que yo...- dijo sonriendo a la bio, antes de coger uno de los cuencos y apoyarlo en su regazo.
Metió el dedo anular en el cuenco con pintura de color blanco, mientras, tímidamente, apartada un mechón de pelo de la cara de la bio, colocandolo con cuidado detrás de su oreja. Y empezó a pintar. Utilizó el blanco para gran parte de la cara, en el que después añadió negro en los ojos y la boca, simulando la cuenca de los ojos y los dientes de una calavera. Estaba concentrada, sus manos tenían la soltura suficiente como para saber que estaba acostumbrada a hacer aquello. No tardó mucho en terminar, se quedó mirando a Zöe unos instantes, como catalogando que estuviese todo bien antes de dejar escapar una leve sonrisilla.
- Bueno, la primera creo que ya está. ¿Que te parece? - le preguntó a Sophitia, alargando el cuerpo por encima de la mesa para coger un trapo y limpiarse los dedos en él. -Tu turno. - se la veía animada, más que cuando estaba sola en una esquina viendo el festejo y más que cuando empezaron a hablar, que incluso parecía tensa. Al parecer aquella tarea la había sacada de sus pensamientos.
Arrugó la nariz mientras entrecerraba los ojos, mirando a la vampiresa, pensando en que le iba a hacer a ella, no le iba a pintar igual que a Zöe..
Su cara volvió a su gesto habitual, mordiéndose el labio inferior mientras sus ojos repasaban la mesa en busca de más colores. A Sophitia también le pintó la cara blanca, las cuencas negras y la parte de la boca marcando los dientes, pero con la diferencia de que pintó una flores en la frente de la joven, como si se tratase de una corona de rosa rojas.
- Te queda muy bien el rojo...- decía la bruja mientras terminaba de pintar. - Espero que os guste.- dijo, dando por concluida la sesión de maquillaje de Samhain.
Miró a su alrededor, esperando no encontrarse con su madre " de casualidad", otra vez, cuando su mirada de topó de golpe con aquella mujer. Le impactó tanto como la primera vez que la vio, se acordaba perfectamente de ella, la mujer cuervo.
Alzó el brazo para saludarla, invitándole a que se acercase mientras se levantaba
- Ava, no te esperaba ver aquí, esta noche. ¿Como va todo? ¿La niña está bien? - no pudo evitar preguntar por aquella niña que, junto a la mujer cuervo y a al peculiar elfo, ayudaron a volver a casa tras el extraño acontecimiento en Ohdà. No lo podía evitar, desde siempre sentía predilección hacía los más pequeños.
Miró a la pareja de mujeres, después a la morena.
-Ava, ellas són Zöe y Sophitia... - miró una a una a las mujeres, por un momento no supo que decir. Alzo la vista, mirando una de las mesas de su alrededor, y tubo una magnifica idea. - ¿Os apetece una copa?
Nahir
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Claro que tenía la información de todas las celebraciones en mi base de datos, pero Sophitia no me había preguntado a mi, sino a Nahir, por lo que supuse que no estaba tan interesada en tener un informe detallado sino en obtener información directa de personas que lo celebraban. Por lo mismo, dejé que la Hechicera nos explicara con sus propias palabra de qué se trataba el Samhain y a que se debía tanto jolgorio, solo asentí al final cuando me señaló como otra posible fuente de conocimiento.
-Así es, los datos que presentaste son correctos - Mire a Sophi - Para las personas de esta isla el Samhain es un momento de reencuentro, no de despedida, por eso están felices ¿Correcto? - La cultura de cada uno de los orgánicos tenía interpretaciones muy diversas de lo que era la muerte y lo que venía después de la misma. En cuanto a mi... No había datos certeros como para poder aceptar ninguna de las versiones que se barajaban - Resulta una costumbre muy interesante -
-Suena mucho más entretenido que andar arrodillado rezando en silencio - Comentó la Vampiro y sonrió de medio lado.
Me quedé quieta y en silencio mientras la joven trabajaba con la pintura en mi rostro, cuando mi sistema entraba en ese modo de reposo apenas se notaba que mi corazón seguía latiendo, mi respiración se volvía tan lenta que apenas me movía. Era por este tipo de cosas que en varias oportunidades los orgánicos se habían confundido y me habían clasificado como “muerta” cuando no lo estaba.
Cuando escuché que había terminado volvía a la modalidad activa, abrí los ojos y mire a Sophi. La Vampiro sonreía de oreja a oreja.
-Estás irreconocible, hasta podrías pasar por un orgánico, como tu nos llamas - Luego se sentó derecha - Estoy lista, muéstrame qué puedes hacer - Le dijo a Nahir y luego se puso sería para que pudiera pintarla.
Cuando hizo el comentario sobre el rojo, por algún motivo Sophi se rió, claramente yo no podía entender qué podía ser gracioso de eso, aunque por lógica tenía que ser algo relacionado con la sangre, todo en los Vampiros se relacionaba con eso. Finalmente estábamos las dos “disfrazadas” para los festejos, la pirata se quedó mirándome.
-¿Y? - Me preguntó mientras levantaba una ceja.
-¿Que? - Incliné la cabeza sin entender lo que pretendía.
-¡Dime cómo me queda! - Revoleó los ojos.
-Mmmm, es una combinación de colores que te favorece - Sonreí de modo mecánico.
-Jajaja, supongo que tendré que conformarme - Levantó las manos y miró a Nahir, aún sonriendo - Ahora tengo que luchar con la tentación de tocarme el rostro, al menos hasta que se seque un poco -
Una mujer bestia apareció en la escena, dejamos que la Hechicera hiciera las presentaciones ya que parecía ser amiga suya.
-Es un placer conocerte, Ava - Agregué una sonrisa, exactamente la misma que todas las veces anteriores.
-¡Feliz Samhain! - Exclamó la Vampiro - ¿Se puede decir “feliz” en una fiesta como está? - Cuando escuchó la propuesta de Nahir chasqueó la lengua - Tú sí que sabes lo que es bueno, me parece una excelente idea. Esperen aquí, iré a buscar algunas cervezas -
-Así es, los datos que presentaste son correctos - Mire a Sophi - Para las personas de esta isla el Samhain es un momento de reencuentro, no de despedida, por eso están felices ¿Correcto? - La cultura de cada uno de los orgánicos tenía interpretaciones muy diversas de lo que era la muerte y lo que venía después de la misma. En cuanto a mi... No había datos certeros como para poder aceptar ninguna de las versiones que se barajaban - Resulta una costumbre muy interesante -
-Suena mucho más entretenido que andar arrodillado rezando en silencio - Comentó la Vampiro y sonrió de medio lado.
Me quedé quieta y en silencio mientras la joven trabajaba con la pintura en mi rostro, cuando mi sistema entraba en ese modo de reposo apenas se notaba que mi corazón seguía latiendo, mi respiración se volvía tan lenta que apenas me movía. Era por este tipo de cosas que en varias oportunidades los orgánicos se habían confundido y me habían clasificado como “muerta” cuando no lo estaba.
Cuando escuché que había terminado volvía a la modalidad activa, abrí los ojos y mire a Sophi. La Vampiro sonreía de oreja a oreja.
-Estás irreconocible, hasta podrías pasar por un orgánico, como tu nos llamas - Luego se sentó derecha - Estoy lista, muéstrame qué puedes hacer - Le dijo a Nahir y luego se puso sería para que pudiera pintarla.
Cuando hizo el comentario sobre el rojo, por algún motivo Sophi se rió, claramente yo no podía entender qué podía ser gracioso de eso, aunque por lógica tenía que ser algo relacionado con la sangre, todo en los Vampiros se relacionaba con eso. Finalmente estábamos las dos “disfrazadas” para los festejos, la pirata se quedó mirándome.
-¿Y? - Me preguntó mientras levantaba una ceja.
-¿Que? - Incliné la cabeza sin entender lo que pretendía.
-¡Dime cómo me queda! - Revoleó los ojos.
-Mmmm, es una combinación de colores que te favorece - Sonreí de modo mecánico.
-Jajaja, supongo que tendré que conformarme - Levantó las manos y miró a Nahir, aún sonriendo - Ahora tengo que luchar con la tentación de tocarme el rostro, al menos hasta que se seque un poco -
Una mujer bestia apareció en la escena, dejamos que la Hechicera hiciera las presentaciones ya que parecía ser amiga suya.
-Es un placer conocerte, Ava - Agregué una sonrisa, exactamente la misma que todas las veces anteriores.
-¡Feliz Samhain! - Exclamó la Vampiro - ¿Se puede decir “feliz” en una fiesta como está? - Cuando escuchó la propuesta de Nahir chasqueó la lengua - Tú sí que sabes lo que es bueno, me parece una excelente idea. Esperen aquí, iré a buscar algunas cervezas -
Zöe
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Nadie en aquel barrio, ni en los alrededores, había siquiera sospechado que en el almacén abandonado se celebrasen reuniones y rituales secretos. Nadie, hasta que la guardia de la ciudad desmantelara al grupo de Rickon Skagaal, un funcionario cincuentón que, de alguna manera, se las había ingeniado para convencer a un puñado de jóvenes y prometedores brujos de que un cambio de orden se avecinaba y que ellos, los elegidos, aquellos cuyo juicio no se veía nublado por las apariencias, las mentiras y los convencionalismos sociales, tenían un importante papel que cumplir en ese cambio.
El juicio había durado varias semanas y había sido la comidilla en todas las tabernas, fuentes, mercados y lugares de reunión en general. Nadie hablaba de otra cosa que no fueran aquellos pobres muchachos a los que el hombre había logrado lavar el cerebro. ¿Sabías que el pequeño de los Rasmunsen estaba con ellos? ¿Qué me dices? Así es, sus padres dicen que no tenían ni idea, pero yo no me fío, ellos siempre han sido muy así, tú ya me entiendes.
En realidad, nadie sabía a ciencia cierta cuántos ni quiénes eran los muchachos que habían sido iniciados por el funcionario, salvo por aquellos que fueron condenados con él. Buena parte de los chicos habían sido enviados a sus casas con una reprimenda y una recomendación a sus padres de que vigilasen mejor a sus muchachos; sólo unos pocos, considerados por el tribunal tan peligrosos e irredentos como su líder, entre los que no se encontraba el pequeño de los Rasmunsen, habían acompañado a Skagaal por las calles de Beltrexus, destinados a servir como escarmiento a aquellos que se planteasen la idea de seguir (o retomar) sus pasos.
La ejecución se había celebrado hacía poco más de una semana y había sido un espectáculo público y multitudinario; un evento muy comentado, hasta que los preparativos para el gran desfile de Samhain lo habían relegado al olvido más absoluto.
Pero Aurelia no estaba dispuesta a olvidar, mucho menos, a perdonar. Jamás perdonaría a sus padres por haberla mantenido encerrada cuando sus compañeros la necesitaban en aquella pantomima de juicio. Tampoco perdonaría al tribunal que había condenado a su maestro, ni a los habitantes de Beltrexus que abuchearon a los mártires todo el camino por aquellas calles ahora adornadas con flores. Y hay de aquél que los había delatado a la guardia si llegaba a descubrir de quién se trataba, a ese sí que no lo perdonaría jamás.
¿Cómo se vengaría de toda aquella gente? Haría buen uso del regalo que su maestro le había entregado para su salvaguarda apenas unos días antes de ser apresado. Aquel antiguo libro de hechizos se convertiría en su credo. Aunque de momento sólo había logrado descifrar uno de los hechizos, a medias. Es decir, estaba bastante segura de que sabría llevarlo a cabo y cancelarlo, en caso de que los efectos no fueran los deseados. De lo que no estaba segura era de qué era lo que estaba convocando exactamente, pero había visto las palabras sufrimiento y enemigos y con eso le bastaba. Era todo lo que quería: hacer sufrir a sus enemigos, los que reían y bailaban por las calles de la ciudad celebrando la vida y la muerte. Pronto perderían las ganas de celebrar.
Aurelia estaba en lo cierto, era una joven brillante y fue perfectamente capaz de llevar a cabo aquel ritual prohibido. Una niebla espectral, procedente del almacén abandonado, comenzó a extenderse por el barrio. A nadie le sorprendió, era la noche de Samhain, después de todo, la noche en que el velo entre los vivos y los muertos se vuelve más tenue. En medio de la niebla, algunos verían flotar unas figuras translúcidas, vestidas de blanco, con los cabellos meciéndose a causa de una brisa inexistente. Tres mujeres de rostro triste que no tardarían en dejar un rastro de lágrimas a su paso.
Bienvenidas, mortales, a vuestra sorpresa de Samhain. La joven Aurelia, ciega de ira hacia quienes han desbandado el culto al que pertenecía, ha soltado a tres banshees por las calles de Beltrexus. Bueno, no por todo Beltrexus, sólo el barrio en torno al almacén abandonado donde su grupo solía reunirse. Casualmente, el mismo barrio en que vosotras os encontráis ahora mismo, quién lo iba a decir.
Como podréis leer en el bestiario ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), las banshees se alimentan de la tristeza y el desasosiego de sus víctimas, a las que harán revivir sus mayores penas con el poder de sus sollozos. Dicho así, no da mucho miedo; ya veremos cómo lo lleváis cuando os encontréis paralizadas por el horror de vuestras pérdidas. Y no estoy hablando únicamente de la muerte de un ser querido: la pérdida de la persona que fue, de la inocencia… incluso el temor a perder algo o a alguien puede ser causa de una gran tristeza.
Yo tengo mis propias ideas acerca de lo que podría causar dolor a vuestros personajes(por eso os he soltado a las banshees, obviamente), pero vosotras los conocéis mucho mejor, por lo que me abstendré de comentarios a este respecto. Eso sí, os encontraréis con las banshees a lo largo del turno que entra, es decir, deberán aparecer, como muy tarde, en el segundo post de Ava a contar desde ahora. Vosotras decidís el cómo.
Vuestra misión no será “derrotar” a las banshees (son tres y tienen mucho alimento con el que nutrirse, aunque todo el mundo parezca alegre y feliz por ahora), sino encontrar el origen de la niebla y, o bien enfrentaros a Aurelia y utilizar su libro de hechizos para cancelar el ritual, devolviendo así a los tres espíritus a su lugar de origen, o bien convencerla para que lo haga ella (o cualquier combinación que se os ocurra para conseguir el mismo fin). Para poder hacer eso, deberéis sobreponeros primero a lo que quiera que las banshees os echen encima, eso sí. La única ventaja con la que contáis es que no sois las únicas presas a su alrededor, pero sus gritos os afectarán igualmente.
Zöe: Ignoro si en tu cronología este tema es anterior o posterior al mastereado que recién acabas de terminar. En caso de ser anterior, serás clave para ayudar a tus compañeras a sobreponerse, pues no te verás afectada por el poder de las banshees(no me creo que haya sido capaz de terminar de escribir esa frase en medio del ataque de risa que me ha dado, buena suerte con tu falta de empatía). En caso de que el tema sea posterior al mastereado, supongo que estarás encantada con tu nostalgia en estos momentos.
Tenéis permiso para manejar tanto a Aurelia como a las banshees.
El juicio había durado varias semanas y había sido la comidilla en todas las tabernas, fuentes, mercados y lugares de reunión en general. Nadie hablaba de otra cosa que no fueran aquellos pobres muchachos a los que el hombre había logrado lavar el cerebro. ¿Sabías que el pequeño de los Rasmunsen estaba con ellos? ¿Qué me dices? Así es, sus padres dicen que no tenían ni idea, pero yo no me fío, ellos siempre han sido muy así, tú ya me entiendes.
En realidad, nadie sabía a ciencia cierta cuántos ni quiénes eran los muchachos que habían sido iniciados por el funcionario, salvo por aquellos que fueron condenados con él. Buena parte de los chicos habían sido enviados a sus casas con una reprimenda y una recomendación a sus padres de que vigilasen mejor a sus muchachos; sólo unos pocos, considerados por el tribunal tan peligrosos e irredentos como su líder, entre los que no se encontraba el pequeño de los Rasmunsen, habían acompañado a Skagaal por las calles de Beltrexus, destinados a servir como escarmiento a aquellos que se planteasen la idea de seguir (o retomar) sus pasos.
La ejecución se había celebrado hacía poco más de una semana y había sido un espectáculo público y multitudinario; un evento muy comentado, hasta que los preparativos para el gran desfile de Samhain lo habían relegado al olvido más absoluto.
Pero Aurelia no estaba dispuesta a olvidar, mucho menos, a perdonar. Jamás perdonaría a sus padres por haberla mantenido encerrada cuando sus compañeros la necesitaban en aquella pantomima de juicio. Tampoco perdonaría al tribunal que había condenado a su maestro, ni a los habitantes de Beltrexus que abuchearon a los mártires todo el camino por aquellas calles ahora adornadas con flores. Y hay de aquél que los había delatado a la guardia si llegaba a descubrir de quién se trataba, a ese sí que no lo perdonaría jamás.
¿Cómo se vengaría de toda aquella gente? Haría buen uso del regalo que su maestro le había entregado para su salvaguarda apenas unos días antes de ser apresado. Aquel antiguo libro de hechizos se convertiría en su credo. Aunque de momento sólo había logrado descifrar uno de los hechizos, a medias. Es decir, estaba bastante segura de que sabría llevarlo a cabo y cancelarlo, en caso de que los efectos no fueran los deseados. De lo que no estaba segura era de qué era lo que estaba convocando exactamente, pero había visto las palabras sufrimiento y enemigos y con eso le bastaba. Era todo lo que quería: hacer sufrir a sus enemigos, los que reían y bailaban por las calles de la ciudad celebrando la vida y la muerte. Pronto perderían las ganas de celebrar.
Aurelia estaba en lo cierto, era una joven brillante y fue perfectamente capaz de llevar a cabo aquel ritual prohibido. Una niebla espectral, procedente del almacén abandonado, comenzó a extenderse por el barrio. A nadie le sorprendió, era la noche de Samhain, después de todo, la noche en que el velo entre los vivos y los muertos se vuelve más tenue. En medio de la niebla, algunos verían flotar unas figuras translúcidas, vestidas de blanco, con los cabellos meciéndose a causa de una brisa inexistente. Tres mujeres de rostro triste que no tardarían en dejar un rastro de lágrimas a su paso.
- aurelia:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
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Bienvenidas, mortales, a vuestra sorpresa de Samhain. La joven Aurelia, ciega de ira hacia quienes han desbandado el culto al que pertenecía, ha soltado a tres banshees por las calles de Beltrexus. Bueno, no por todo Beltrexus, sólo el barrio en torno al almacén abandonado donde su grupo solía reunirse. Casualmente, el mismo barrio en que vosotras os encontráis ahora mismo
Como podréis leer en el bestiario ([Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]), las banshees se alimentan de la tristeza y el desasosiego de sus víctimas, a las que harán revivir sus mayores penas con el poder de sus sollozos. Dicho así, no da mucho miedo; ya veremos cómo lo lleváis cuando os encontréis paralizadas por el horror de vuestras pérdidas. Y no estoy hablando únicamente de la muerte de un ser querido: la pérdida de la persona que fue, de la inocencia… incluso el temor a perder algo o a alguien puede ser causa de una gran tristeza.
Yo tengo mis propias ideas acerca de lo que podría causar dolor a vuestros personajes
Vuestra misión no será “derrotar” a las banshees (son tres y tienen mucho alimento con el que nutrirse, aunque todo el mundo parezca alegre y feliz por ahora), sino encontrar el origen de la niebla y, o bien enfrentaros a Aurelia y utilizar su libro de hechizos para cancelar el ritual, devolviendo así a los tres espíritus a su lugar de origen, o bien convencerla para que lo haga ella (o cualquier combinación que se os ocurra para conseguir el mismo fin). Para poder hacer eso, deberéis sobreponeros primero a lo que quiera que las banshees os echen encima, eso sí. La única ventaja con la que contáis es que no sois las únicas presas a su alrededor, pero sus gritos os afectarán igualmente.
Zöe: Ignoro si en tu cronología este tema es anterior o posterior al mastereado que recién acabas de terminar. En caso de ser anterior, serás clave para ayudar a tus compañeras a sobreponerse, pues no te verás afectada por el poder de las banshees
Tenéis permiso para manejar tanto a Aurelia como a las banshees.
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Cuando los ambarinos ojos de la joven se cruzaron con los de Nahir no supo qué hacer, debía parecer una tonta allí en medio de la nada sin decidirse a saludar, pero por suerte la hechicera tomó la iniciativa, alzando un brazo y haciéndole gestos para que se acercase a la mesa en la que estaban.
- Que gusto verte Nahir, sí, Mirane está bien, poco a poco ha vuelto a ser la que era antes de la Ohdà. - respondió, realmente contenta de encontrar a alguien conocido entre la multitud. Luego, como era de esperar, llegó el turno de las presentaciones, momento que podía resultar algo más incómodo para la Midgardiana ya que siempre le costaba un poco más iniciar una conversación con extraños.
- En… encantada de conocerlas. - dijo tímidamente, inclinando la cabeza como muestra de respeto. Aquello dio paso a un silencio que la cuerva no sabía cómo romper, pero gracias a los espíritus no hizo falta que dijese nada, la bruja propuso que tomasen unas copas y otra de las mujeres secundó de inmediato, ofreciéndose a traerles las bebidas.
- No… no se preocupe por mí, yo… yo no bebo alcohol. - intervino antes de que Sophitia se marchase, esperando que no se tomase a mal su comentario. La cuerva no veía nada atractivo en aquel tipo de licores, es más, sabía que muchas veces sacaban a relucir la peor faceta de las personas, la más violenta y desvergonzada.
Los cobardes al beber se volvían descarados e insolentes, aquellos que destacaban por tener mal carácter perdían la paciencia con más rapidez y no dudaban en cruzar la línea para pasar a los golpes, los tímidos perdían el respeto por los demás y las mujeres… que decir de ellas, con unas copas de más podían acabar arrojándose a los brazos de cualquiera, sin pensar en las consecuencias de sus actos.
Ava no quería acabar de esa forma, no podía bajar la guardia, así que prefería evitar cualquier líquido que pudiese afectar a su capacidad de raciocinio, aunque eso la volviese un bicho raro en las fiestas.
De todos modos, aquella en particular no era una fiesta en la que ella creyese adecuado que la gente se ahogase en cerveza, se suponía que estaban honrando a sus ancestros y para ello debían estar en pleno uso de sus facultades, solo así sus oraciones podrían llegar a los espíritus para que éstos las escuchasen, pero esa era la forma en que su gente celebraba la llegada de Samhain, Beltrexus era otro mundo.
- Pu… puedo preguntaros ¿por qué os pintáis la cara con tantos colores? Y la ropa es tan… alegre… no estoy acostumbrada a ver algo así en una noche como esta. - se atrevió a decir, ansiosa por saciar su curiosidad sobre los ritos y tradiciones de los hechiceros, cosa que Nahir podría explicarle mejor que nadie.
- Por más que trato de entenderlo no lo consigo, todos parecen demasiado felices… - susurró, pero no tuvo tiempo de continuar la frase.
Un escalofrío le recorrió la columna y todo su cuerpo se puso tenso de un instante a otro, algo iba mal, su parte animal se lo estaba diciendo, pero ¿el qué?
Sin idea de qué podía estar causando esa reacción en ella, Ava giró el rostro para mirar a su espalda, pero no percibió nada fuera de lo normal, solo una extraña niebla que comenzaba a cubrir la calle, pero en una ocasión como aquella, en que la barrera que separaba el mundo de los vivos y el de los muertos se volvía más delgada, no resultaba raro que ocurriesen cosas así.
En Midgar había notado cosas semejantes, brisas que cambiaban caprichosamente como si alguien las guiase, presencias invisibles que se reunían en torno al tótem original para acompañar a quienes oraban, eran señales de los difuntos, o al menos así lo veía la cazadora, por lo que no le dio más importancia de momento, aunque cada fibra de su ser siguiese gritándole que un peligro se aproximaba.
- Que gusto verte Nahir, sí, Mirane está bien, poco a poco ha vuelto a ser la que era antes de la Ohdà. - respondió, realmente contenta de encontrar a alguien conocido entre la multitud. Luego, como era de esperar, llegó el turno de las presentaciones, momento que podía resultar algo más incómodo para la Midgardiana ya que siempre le costaba un poco más iniciar una conversación con extraños.
- En… encantada de conocerlas. - dijo tímidamente, inclinando la cabeza como muestra de respeto. Aquello dio paso a un silencio que la cuerva no sabía cómo romper, pero gracias a los espíritus no hizo falta que dijese nada, la bruja propuso que tomasen unas copas y otra de las mujeres secundó de inmediato, ofreciéndose a traerles las bebidas.
- No… no se preocupe por mí, yo… yo no bebo alcohol. - intervino antes de que Sophitia se marchase, esperando que no se tomase a mal su comentario. La cuerva no veía nada atractivo en aquel tipo de licores, es más, sabía que muchas veces sacaban a relucir la peor faceta de las personas, la más violenta y desvergonzada.
Los cobardes al beber se volvían descarados e insolentes, aquellos que destacaban por tener mal carácter perdían la paciencia con más rapidez y no dudaban en cruzar la línea para pasar a los golpes, los tímidos perdían el respeto por los demás y las mujeres… que decir de ellas, con unas copas de más podían acabar arrojándose a los brazos de cualquiera, sin pensar en las consecuencias de sus actos.
Ava no quería acabar de esa forma, no podía bajar la guardia, así que prefería evitar cualquier líquido que pudiese afectar a su capacidad de raciocinio, aunque eso la volviese un bicho raro en las fiestas.
De todos modos, aquella en particular no era una fiesta en la que ella creyese adecuado que la gente se ahogase en cerveza, se suponía que estaban honrando a sus ancestros y para ello debían estar en pleno uso de sus facultades, solo así sus oraciones podrían llegar a los espíritus para que éstos las escuchasen, pero esa era la forma en que su gente celebraba la llegada de Samhain, Beltrexus era otro mundo.
- Pu… puedo preguntaros ¿por qué os pintáis la cara con tantos colores? Y la ropa es tan… alegre… no estoy acostumbrada a ver algo así en una noche como esta. - se atrevió a decir, ansiosa por saciar su curiosidad sobre los ritos y tradiciones de los hechiceros, cosa que Nahir podría explicarle mejor que nadie.
- Por más que trato de entenderlo no lo consigo, todos parecen demasiado felices… - susurró, pero no tuvo tiempo de continuar la frase.
Un escalofrío le recorrió la columna y todo su cuerpo se puso tenso de un instante a otro, algo iba mal, su parte animal se lo estaba diciendo, pero ¿el qué?
Sin idea de qué podía estar causando esa reacción en ella, Ava giró el rostro para mirar a su espalda, pero no percibió nada fuera de lo normal, solo una extraña niebla que comenzaba a cubrir la calle, pero en una ocasión como aquella, en que la barrera que separaba el mundo de los vivos y el de los muertos se volvía más delgada, no resultaba raro que ocurriesen cosas así.
En Midgar había notado cosas semejantes, brisas que cambiaban caprichosamente como si alguien las guiase, presencias invisibles que se reunían en torno al tótem original para acompañar a quienes oraban, eran señales de los difuntos, o al menos así lo veía la cazadora, por lo que no le dio más importancia de momento, aunque cada fibra de su ser siguiese gritándole que un peligro se aproximaba.
Ava Kenrith
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
- Si, podría ser un día especialmente triste, pero si has perdido a alguien cercano sabrás que no hace falta un día en específico para recordarles, su memoria es algo que te acompaña toda la vida. – hizo una pausa muy breve, sin poder evitar pensar en su padre. - Hoy, en vez de llorarles, recordábamos como eran, las cosa que les gustaban… Esta noche es la noche en que se reúnen con nosotros para celebrar las cosechas, y no nos pueden ver tristes, ¿no? – se sorprendió diciendo aquella última frase, robada del gran repertorio de su madre.
La mujer cuervo cambió el semblante, algo no iba bien, pudo reconocer aquella expresión en su cara. Siguió con los ojos el recorrido que estaban trazando los de la midgardiana, hasta toparse con una niebla que amenazaba con engullir el pequeño barrio. Después volvió a mirar a la mujer cuervo, frunciendo el ceño a modo de pregunta. ¿Va todo bien? ¿Qué has notado? Pero tampoco se conocían tanto, así que Nahir intentó relajar el gesto, quizás ni siquiera entendiese su mirada cargada de preguntas.
Sophi se había ido a por bebidas, gesto que la bruja agradeció, a pesar de ser ella la que lo había ofrecido, no le apetecía toparse con mucha más gente, como su madre, por ejemplo.
-Zöe, ¿conoces desde hace mucho a Sophi? Parece que tenéis muy buena relación…-
Se sentía muy bien hablando con la bio-cibernética, quizás porque intuía que con ella algunos temas no se tocarían… ¿no? A decir verdad, era la única bio que conocía, así que no podía decir con certeza que eso fuese cierto. Sus relaciones sociales, últimamente, se reducían únicamente a su madre, y de eso sí que estaba segura, nadie se podía poner más pesada a preguntas o interrogatorios que su madre, así que ahora, entre aquellas dos mujeres – y la que se había ausentado momentáneamente- se encontraba a gusto.
Sin poder evitarlo, y como si el resto del mundo hubiese desaparecido, su mirada se desvió en dirección a la niebla, aquella extraña niebla que ya casi las alcanzaba. Y sin importarle el maquillaje, se llevó las manos a la cara, restregándose los ojos con los puños. No podría ser cierto, sus ojos la estaban engañando. Cerró los ojos con fuerza, haciendo aparecer un par de arrugas en su entrecejo.
¿Estaba soñando? ¿Volvía a estar dentro de una pesadilla?
Cuando abrió los ojos, muy lentamente, una lagrima se escurrió rápido por su mejilla, sin vergüenza alguna. Sintió una fuerte punzada en el pecho, como si la atravesasen con una lanza, seguido de un dolor en la boca del estómago.
Primero llegó la tristeza, ya no quedaba nada de aquellas palabras vacías que ella misma había recitado momentos antes, la pérdida de su padre la estaba marchitando, tanto a ella como a su madre. Una sensación de vacío inundó su cuerpo, acompañada de la imagen de su padre, no del hombre amable y cariñoso que un día fue, no, la imagen de aquel hombre de tez blanca y labios morados. Después vino a su recuerdo el hombre al que ella misma había matado, pero esta vez no pensó en él directamente, pensó en su familia. Ella era la causante de ese dolor, el mismo que ella había experimentado... era un monstruo.
Las lágrimas recorrían su cara sin cesar, parecía que se había olvidado de que estaba acompañada. Veía como la silueta de aquellas extrañas criaturas se acercaban ellas, impotente, solo con ganas de echarse al suelo a llorar.
Después llegó el miedo, este se comió a la tristeza, secando sus lágrimas. Todo su cuerpo empezó a temblar involuntariamente. Alzó ambas manos, haciendo que las mangas del vestido se bajasen un poco, dejando ver las cicatrices, aun bastante recientes, de sus muñecas. Empezó a negar con la cabeza, aquello no podía estar pasando. Podía escuchar sus pasos acercarse a ella a sus espaldas, podía escuchar aquella peculiar voz que tanto terror le causaba, podía sentir aun sus manos sobre su piel. Sus brazos fueron descendiendo lentamente, colocándolos en torno a su vientre, abrazándose. No podía perderlo a él también.
La mujer cuervo cambió el semblante, algo no iba bien, pudo reconocer aquella expresión en su cara. Siguió con los ojos el recorrido que estaban trazando los de la midgardiana, hasta toparse con una niebla que amenazaba con engullir el pequeño barrio. Después volvió a mirar a la mujer cuervo, frunciendo el ceño a modo de pregunta. ¿Va todo bien? ¿Qué has notado? Pero tampoco se conocían tanto, así que Nahir intentó relajar el gesto, quizás ni siquiera entendiese su mirada cargada de preguntas.
Sophi se había ido a por bebidas, gesto que la bruja agradeció, a pesar de ser ella la que lo había ofrecido, no le apetecía toparse con mucha más gente, como su madre, por ejemplo.
-Zöe, ¿conoces desde hace mucho a Sophi? Parece que tenéis muy buena relación…-
Se sentía muy bien hablando con la bio-cibernética, quizás porque intuía que con ella algunos temas no se tocarían… ¿no? A decir verdad, era la única bio que conocía, así que no podía decir con certeza que eso fuese cierto. Sus relaciones sociales, últimamente, se reducían únicamente a su madre, y de eso sí que estaba segura, nadie se podía poner más pesada a preguntas o interrogatorios que su madre, así que ahora, entre aquellas dos mujeres – y la que se había ausentado momentáneamente- se encontraba a gusto.
Sin poder evitarlo, y como si el resto del mundo hubiese desaparecido, su mirada se desvió en dirección a la niebla, aquella extraña niebla que ya casi las alcanzaba. Y sin importarle el maquillaje, se llevó las manos a la cara, restregándose los ojos con los puños. No podría ser cierto, sus ojos la estaban engañando. Cerró los ojos con fuerza, haciendo aparecer un par de arrugas en su entrecejo.
¿Estaba soñando? ¿Volvía a estar dentro de una pesadilla?
Cuando abrió los ojos, muy lentamente, una lagrima se escurrió rápido por su mejilla, sin vergüenza alguna. Sintió una fuerte punzada en el pecho, como si la atravesasen con una lanza, seguido de un dolor en la boca del estómago.
Primero llegó la tristeza, ya no quedaba nada de aquellas palabras vacías que ella misma había recitado momentos antes, la pérdida de su padre la estaba marchitando, tanto a ella como a su madre. Una sensación de vacío inundó su cuerpo, acompañada de la imagen de su padre, no del hombre amable y cariñoso que un día fue, no, la imagen de aquel hombre de tez blanca y labios morados. Después vino a su recuerdo el hombre al que ella misma había matado, pero esta vez no pensó en él directamente, pensó en su familia. Ella era la causante de ese dolor, el mismo que ella había experimentado... era un monstruo.
Las lágrimas recorrían su cara sin cesar, parecía que se había olvidado de que estaba acompañada. Veía como la silueta de aquellas extrañas criaturas se acercaban ellas, impotente, solo con ganas de echarse al suelo a llorar.
Después llegó el miedo, este se comió a la tristeza, secando sus lágrimas. Todo su cuerpo empezó a temblar involuntariamente. Alzó ambas manos, haciendo que las mangas del vestido se bajasen un poco, dejando ver las cicatrices, aun bastante recientes, de sus muñecas. Empezó a negar con la cabeza, aquello no podía estar pasando. Podía escuchar sus pasos acercarse a ella a sus espaldas, podía escuchar aquella peculiar voz que tanto terror le causaba, podía sentir aun sus manos sobre su piel. Sus brazos fueron descendiendo lentamente, colocándolos en torno a su vientre, abrazándose. No podía perderlo a él también.
-perdonad la demora, a partir de ahora espero tener más tiempo para estar al día-
Nahir
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Ava parecía tener las mismas dudas que nosotras habíamos planteado hacía unos minutos, evidentemente también era su primera vez festejando el Samhain en la tierra de los hechiceros. Nahir dio una buena explicación, aunque fue distinta a la que nos había dado a nosotras, así que agregué sus propias palabras a las ya dichas.
-Están felices porque se celebra la vida, honrando a los familiares que ya no están. Se dice que una noche al año, la de hoy , los difuntos bajan a celebrar las buenas cosechas junto a sus seres queridos. Es una fiesta que llena de colores y alegría, en la que el símbolo más característico es la calavera con flores, de ahí los atuendo, y las pinturas - Repitió el discurso de la Hechicera con su misma entonación.
-Es escalofriante cuando haces eso. No lo hagas - Dijo la Vampiro que traía dos de las cervezas - No me daban las manos para traer las tres jarras, ahora iré por la última -
-Pero yo no... -
-Más para mi entonces - Sophi solía hacer eso, pedía tragos para las dos cuando en realidad ella era la única que tomaba.
Lentamente una niebla comenzó a instalarse en la fiesta [ANALIZANDO] era extraño que ese fenómeno climático se presentara de esa forma, además de que el clima no parecía el correcto para que algo así sucediera. La pregunta de Nahir me distrajo de mi análisis.
-Nos conocemos desde hace aproximadamente un mes, me encontró cuando estaba en el muelle, en tierras humanas, esperando un barco que me trajera aquí - Y desde entonces no se había separado de mi, sin importar lo peligrosas que habían sido las situaciones por las que habíamos pasado.
Una lágrima recorriendo el rostro de Nahir llamó mi atención, incliné la cabeza hacía un lado, sin entender lo que ocurría.
-¿Ocurre algo? - Entender las reacciones de los orgánicos era una de las partes más difíciles de mi interacción con ellos - ¿Dije algo inapropiado? - Opté por la opción más probable, eran muchas las veces que mi poca capacidad para relacionarme generaba malestar en las personas.
El ruido de una jarra de cerveza al partirse hizo que me diera vuelta. Allí estaba Sophitia, con su mirada fija en un punto distante y pude notar como lentamente sus ojos se llenaban de lágrimas hasta rebalsar.
-¿Sophi? ¿Qué ocurre? -
-¿Por qué lo hiciste? -
-¿Hacer? ¿Qué quieres decir? -
-¿Por qué me abandonaste, Madre? - Su voz se quebró.
-Están felices porque se celebra la vida, honrando a los familiares que ya no están. Se dice que una noche al año, la de hoy , los difuntos bajan a celebrar las buenas cosechas junto a sus seres queridos. Es una fiesta que llena de colores y alegría, en la que el símbolo más característico es la calavera con flores, de ahí los atuendo, y las pinturas - Repitió el discurso de la Hechicera con su misma entonación.
-Es escalofriante cuando haces eso. No lo hagas - Dijo la Vampiro que traía dos de las cervezas - No me daban las manos para traer las tres jarras, ahora iré por la última -
-Pero yo no... -
-Más para mi entonces - Sophi solía hacer eso, pedía tragos para las dos cuando en realidad ella era la única que tomaba.
Lentamente una niebla comenzó a instalarse en la fiesta [ANALIZANDO] era extraño que ese fenómeno climático se presentara de esa forma, además de que el clima no parecía el correcto para que algo así sucediera. La pregunta de Nahir me distrajo de mi análisis.
-Nos conocemos desde hace aproximadamente un mes, me encontró cuando estaba en el muelle, en tierras humanas, esperando un barco que me trajera aquí - Y desde entonces no se había separado de mi, sin importar lo peligrosas que habían sido las situaciones por las que habíamos pasado.
Una lágrima recorriendo el rostro de Nahir llamó mi atención, incliné la cabeza hacía un lado, sin entender lo que ocurría.
-¿Ocurre algo? - Entender las reacciones de los orgánicos era una de las partes más difíciles de mi interacción con ellos - ¿Dije algo inapropiado? - Opté por la opción más probable, eran muchas las veces que mi poca capacidad para relacionarme generaba malestar en las personas.
El ruido de una jarra de cerveza al partirse hizo que me diera vuelta. Allí estaba Sophitia, con su mirada fija en un punto distante y pude notar como lentamente sus ojos se llenaban de lágrimas hasta rebalsar.
-¿Sophi? ¿Qué ocurre? -
-¿Por qué lo hiciste? -
-¿Hacer? ¿Qué quieres decir? -
-¿Por qué me abandonaste, Madre? - Su voz se quebró.
Zöe
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Nahir, que era la persona más indicada para explicarle aquella fiesta y lo que significaba para los brujos, trató de hacer entender a la cuerva la forma en que ellos veían Samhain, detalle que la joven agradeció enormemente, a pesar de su creciente nerviosismo.
- ¡Tienes que salir de aquí! - el mensaje, producto de su instinto animal, le llegó mientras Zöe agregaba un par de cosas a las palabras de la hechicera, pero viendo a sus acompañantes, que seguían conversando sin mostrar gran preocupación por la repentina niebla que se cernía sobre la ciudad, la Midgardiana decidió centrarse en ellas, ignorando el aviso que todos sus sentidos le estaban mandando.
No le resultó sencillo, con cada metro que avanzaba la bruma la vocecilla se volvía más y más fuerte, su parte bestial la instaba a marcharse de allí tan rápido como le fuese posible, pero para cuando empezó a plantearse la idea ya era tarde… estaba atrapada.
Al bajar la vista no pudo ver el suelo que pisaba, la neblina le llegaba casi hasta las rodillas y seguía su camino, adueñándose de toda la plaza y trayendo consigo unos extraños gritos que la obligaron a cubrirse los oídos.
Durante un instante, la cazadora cerró los ojos con la esperanza de que al abrirlos todo volviese a la normalidad, pero en vez de eso se encontró ante la traslúcida figura de una mujer, que destacaba por encima de la multitud.
- Un… un espíritu. - consiguió susurrar, justo antes de que los lamentos de aquella criatura la alejasen del lugar en que se encontraba para enviarla a una pesadilla.
De pronto estaba de pie en mitad de la nada, hasta que una silueta familiar apareció a unos metros de distancia, dándole la espalda. - ¿Papá? - dijo en voz baja, reconociendo de inmediato a Bullier, pero éste no se giró para mirarla, no podía… estaba siendo atacado.
Varios individuos lo tenían rodeado y arremetían contra él sin cesar, sin darle oportunidad de contraatacar o defenderse. - ¡Papá! - gritó, intentando correr en su dirección para ayudarlo, pero las piernas no le respondían, era como si las tuviese pegadas al suelo.
- ¡No! ¡Resiste! - siguió gritando, mientras la imponente figura del toro caía de rodillas ante su enemigo, quedando completamente a su merced. - ¡No! - bramó de nuevo, con los ojos anegados en lágrimas, pero no pudo hacer nada, solo observar como el toro se desplomaba, fuera de su alcance.
Aquel miedo a que le pasara algo malo era real, lo había tenido desde el mismo día en que abandonó su aldea, pero siempre se había dicho a sí misma que su padre era fuerte y que estaría bien, a pesar de haberse quedado solo en un lugar en que ya había tenido más de un percance por defenderla.
- No, él no… es lo único que tengo… - murmuró entre lágrimas, pero pronto la imagen cambió, mostrándole una modesta casa que conocía perfectamente.
- Muy bien querida, sabía que estabas hecha para esto… - la voz de Celene se instaló en su cabeza, consiguiendo que se llevase las manos a las sienes y cerrase los ojos con fuerza, no quería oírla, no quería saber nada de ella, estaba muerta y así debía seguir.
- Te dije que no te enamorases, te lo advertí pero no quisiste hacerme caso. - siguió hablando, y casi pudo sentir como le acariciaba el cabello, gesto que en vez de calmarla solo le causaba repulsión viniendo de su madre. - Jugó contigo, te rompió el corazón… pero ahora es tu turno cielo, haz con ellos lo que te plazca… - continuó, alentándola a seguir sus pasos.
Verse a sí misma convertida en una copia de aquella mujer le hizo sentir un profundo asco, tanto como para que se abrazase el torso y se encorvase hacia delante, avergonzada por lo que su mente le mostraba.
No podía ser verdad, pero allí estaba, con los ojos hinchados de llorar y ni un ápice de ilusión, completamente vacía y dispuesta a tomar el camino que la cuerva le mostraba, el mismo que había destruido a su familia años antes.
- No, no, no… - farfulló, haciendo un enorme esfuerzo para sobreponerse y expulsar de su cabeza la escena en que se entregaba a un extraño, con la misma sonrisa cargada de malicia que había visto a Celene el día que descubrió su infidelidad.
- Yo no acabaré así, no seré como tú, para mi estás muerta, ¡muerta! - gritó, temblando de rabia. - ¡Te odio! - soltó casi al momento, abriendo los ojos de nuevo y dando gracias porque la voz se hubiese callado.
- ¡Tienes que salir de aquí! - el mensaje, producto de su instinto animal, le llegó mientras Zöe agregaba un par de cosas a las palabras de la hechicera, pero viendo a sus acompañantes, que seguían conversando sin mostrar gran preocupación por la repentina niebla que se cernía sobre la ciudad, la Midgardiana decidió centrarse en ellas, ignorando el aviso que todos sus sentidos le estaban mandando.
No le resultó sencillo, con cada metro que avanzaba la bruma la vocecilla se volvía más y más fuerte, su parte bestial la instaba a marcharse de allí tan rápido como le fuese posible, pero para cuando empezó a plantearse la idea ya era tarde… estaba atrapada.
Al bajar la vista no pudo ver el suelo que pisaba, la neblina le llegaba casi hasta las rodillas y seguía su camino, adueñándose de toda la plaza y trayendo consigo unos extraños gritos que la obligaron a cubrirse los oídos.
Durante un instante, la cazadora cerró los ojos con la esperanza de que al abrirlos todo volviese a la normalidad, pero en vez de eso se encontró ante la traslúcida figura de una mujer, que destacaba por encima de la multitud.
- Un… un espíritu. - consiguió susurrar, justo antes de que los lamentos de aquella criatura la alejasen del lugar en que se encontraba para enviarla a una pesadilla.
De pronto estaba de pie en mitad de la nada, hasta que una silueta familiar apareció a unos metros de distancia, dándole la espalda. - ¿Papá? - dijo en voz baja, reconociendo de inmediato a Bullier, pero éste no se giró para mirarla, no podía… estaba siendo atacado.
Varios individuos lo tenían rodeado y arremetían contra él sin cesar, sin darle oportunidad de contraatacar o defenderse. - ¡Papá! - gritó, intentando correr en su dirección para ayudarlo, pero las piernas no le respondían, era como si las tuviese pegadas al suelo.
- ¡No! ¡Resiste! - siguió gritando, mientras la imponente figura del toro caía de rodillas ante su enemigo, quedando completamente a su merced. - ¡No! - bramó de nuevo, con los ojos anegados en lágrimas, pero no pudo hacer nada, solo observar como el toro se desplomaba, fuera de su alcance.
Aquel miedo a que le pasara algo malo era real, lo había tenido desde el mismo día en que abandonó su aldea, pero siempre se había dicho a sí misma que su padre era fuerte y que estaría bien, a pesar de haberse quedado solo en un lugar en que ya había tenido más de un percance por defenderla.
- No, él no… es lo único que tengo… - murmuró entre lágrimas, pero pronto la imagen cambió, mostrándole una modesta casa que conocía perfectamente.
- Muy bien querida, sabía que estabas hecha para esto… - la voz de Celene se instaló en su cabeza, consiguiendo que se llevase las manos a las sienes y cerrase los ojos con fuerza, no quería oírla, no quería saber nada de ella, estaba muerta y así debía seguir.
- Te dije que no te enamorases, te lo advertí pero no quisiste hacerme caso. - siguió hablando, y casi pudo sentir como le acariciaba el cabello, gesto que en vez de calmarla solo le causaba repulsión viniendo de su madre. - Jugó contigo, te rompió el corazón… pero ahora es tu turno cielo, haz con ellos lo que te plazca… - continuó, alentándola a seguir sus pasos.
Verse a sí misma convertida en una copia de aquella mujer le hizo sentir un profundo asco, tanto como para que se abrazase el torso y se encorvase hacia delante, avergonzada por lo que su mente le mostraba.
No podía ser verdad, pero allí estaba, con los ojos hinchados de llorar y ni un ápice de ilusión, completamente vacía y dispuesta a tomar el camino que la cuerva le mostraba, el mismo que había destruido a su familia años antes.
- No, no, no… - farfulló, haciendo un enorme esfuerzo para sobreponerse y expulsar de su cabeza la escena en que se entregaba a un extraño, con la misma sonrisa cargada de malicia que había visto a Celene el día que descubrió su infidelidad.
- Yo no acabaré así, no seré como tú, para mi estás muerta, ¡muerta! - gritó, temblando de rabia. - ¡Te odio! - soltó casi al momento, abriendo los ojos de nuevo y dando gracias porque la voz se hubiese callado.
Ava Kenrith
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Los pasos se iban acercando poco a poco, unos pasos que resonaban en su cabeza, estaban muy cerca. Tenía los pelos de punta, el frío se había apoderado de ella, pero estaba sudando.
Abrió los ojos, temiendo encontrarse con él, pero seguían en la fiesta del samhain, estaba todo en su cabeza, era todo producto de su imaginación... No, el miedo era real, aquello estaba pasando de verdad. Estaba sola, si en aquel momento desapareciese, nadie la recordaría, nadie la lloraría. No era nada.
La niebla las había engullido, dificultando la visión a su alrededor.
- !Nahir! - pudo escuchar la bruja a lo lejos, muy lejos. Era la voz de su madre, imposible no reconocerla.
!Claro, Mamá! Me queda ella. Pensó la morena. No estoy sola. Empezó a moverse entre la espesa niebla, agitando los brazos como si se encontrase en el fondo del mar y quisiera alcanzar la superficie.
- !Mamá! - gritaba desesperada.
Paró en seco al ver de frente la silueta de una mujer, parecía levitar un palmo por encima del suelo. Todo su cuerpo brillaba con una espeluznante luz azulada, resaltando aún más en blanco de sus ropas. La extrema delgadez de su cuerpo le daba un aire mortuorio. La mujer abrió la boca y chilló. Nahir se llevó las manos a las orejas, parecía que le iban a explotar los tímpanos. Ella también gritaba, no se había percatado de ellos hasta que le empezó a escocer la garganta. Las lágrimas empezaron a recorrer sus mejillas de nuevo. ¿Que era aquella criatura?
Intentó salir corriendo de ahí y alejarse lo máximo posible de aquella mujer, pero los pies le pesaban muchísimo, dar un solo paso le suponía un gran esfuerzo. Seguro que todo aquello era su culpa, como todo. Ella había matado aquel hombre a sangre fría, ella mataría a su hijo, todo sería mejor si ella no estuviese... Sacudió la cabeza, como si aquello fuese suficiente como para disipar aquellos pensamientos enfermos y contaminados. Ella no pensaba aquello realmente.... ¿o si?
No.
Continuó andando hasta que tropezó con algo y cayó al suelo. Tenía que salir de la niebla. Ayudándose con los brazos, empezó a arrastrase por el suelo, arañándose la piel.
Abrió los ojos, temiendo encontrarse con él, pero seguían en la fiesta del samhain, estaba todo en su cabeza, era todo producto de su imaginación... No, el miedo era real, aquello estaba pasando de verdad. Estaba sola, si en aquel momento desapareciese, nadie la recordaría, nadie la lloraría. No era nada.
La niebla las había engullido, dificultando la visión a su alrededor.
- !Nahir! - pudo escuchar la bruja a lo lejos, muy lejos. Era la voz de su madre, imposible no reconocerla.
!Claro, Mamá! Me queda ella. Pensó la morena. No estoy sola. Empezó a moverse entre la espesa niebla, agitando los brazos como si se encontrase en el fondo del mar y quisiera alcanzar la superficie.
- !Mamá! - gritaba desesperada.
Paró en seco al ver de frente la silueta de una mujer, parecía levitar un palmo por encima del suelo. Todo su cuerpo brillaba con una espeluznante luz azulada, resaltando aún más en blanco de sus ropas. La extrema delgadez de su cuerpo le daba un aire mortuorio. La mujer abrió la boca y chilló. Nahir se llevó las manos a las orejas, parecía que le iban a explotar los tímpanos. Ella también gritaba, no se había percatado de ellos hasta que le empezó a escocer la garganta. Las lágrimas empezaron a recorrer sus mejillas de nuevo. ¿Que era aquella criatura?
Intentó salir corriendo de ahí y alejarse lo máximo posible de aquella mujer, pero los pies le pesaban muchísimo, dar un solo paso le suponía un gran esfuerzo. Seguro que todo aquello era su culpa, como todo. Ella había matado aquel hombre a sangre fría, ella mataría a su hijo, todo sería mejor si ella no estuviese... Sacudió la cabeza, como si aquello fuese suficiente como para disipar aquellos pensamientos enfermos y contaminados. Ella no pensaba aquello realmente.... ¿o si?
No.
Continuó andando hasta que tropezó con algo y cayó al suelo. Tenía que salir de la niebla. Ayudándose con los brazos, empezó a arrastrase por el suelo, arañándose la piel.
Nahir
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
La visión de Sophitia estaba empañada por las lágrimas, me agarró desde el cuello de la camisa y con su fuerza de vampiro me levantó unos pocos centímetros del piso. El labio inferior le temblaba [ANALIZANDO] jamás la había visto en semejante estado, era como si sus emociones hubiesen explotado de un momento a otro.
-¡¡Dime porque lo hiciste!! - Me sacudió en el aire y luego me arrojó contra la mesa donde estaban las pinturas de Nahir, sin soltarme - ¡Dímelo de una vez! -
-Sophitia... No estás pensando con claridad, me confundes con alguien más -
-¡¡¡NO!!! -
Se agarró la cabeza y retrocedió, como si un ruido ensordecedor la acosara. Entonces pude mirar alrededor, todos los orgánicos parecían estar en una situación similar, se arrojaban al piso entre lágrimas, sollozaban mientras decían el nombre de alguien que no parecía estar allí, miraban hacia la nada y se retorcían de dolor. Pero no era lo único llamativo, la niebla había ocupado por completo la fiesta [ANALIZANDO] Resultaba sospechoso, y mi suposición se vio confirmada cuando vi a unas figuras trasparentes rondando por encima nuestro.
[BUSCANDO ARCHIVOS] [ARCHIVOS ENCONTRADOS] [CONCLUSIÓN: BANSHEE]
Seres que se alimentan de la tristeza.
Tenía que hacer algo para controlar la situación [ANALIZANDO] [ANALIZANDO] Sí esos seres se alimentaban de la pena y el desconsuelo, era necesario quitarle su fuente de sustento. Saqué de mi bolsillo una pequeña pirámide, era incienso, y por lo que tenía entendido servía para provocar visiones.*
Como yo no generaba emociones, era como si las Banshee no registraran mi presencia, pasaban cerca mío, pero apenas me miraban y continuaban su camino para buscar a una nueva víctima. Fui hasta el centro del sitio donde se celebraba toda esa festividad, apoyé el incienso en una mesa y lo prendí, esperando que el efecto se produjera rápidamente.
-------------------------------------------------------------------------
*Incienso de Jólmundröm: Al quemarse, produce en quienes respiren su humo un estado de conciencia alterado capaz de provocar visiones, individuales o colectivas. Puede usarse tanto con fines recreativos como para distraer enemigos. En este último caso, la distracción durará un turno y deberéis aseguraros de no respirar también el humo del incienso.
La idea es que genere visiones positivas o agradables, alejando así a las Banshee. Dejo en manos de Ava y Nahir las descripciones de estas nuevas ilusiones.
-¡¡Dime porque lo hiciste!! - Me sacudió en el aire y luego me arrojó contra la mesa donde estaban las pinturas de Nahir, sin soltarme - ¡Dímelo de una vez! -
-Sophitia... No estás pensando con claridad, me confundes con alguien más -
-¡¡¡NO!!! -
Se agarró la cabeza y retrocedió, como si un ruido ensordecedor la acosara. Entonces pude mirar alrededor, todos los orgánicos parecían estar en una situación similar, se arrojaban al piso entre lágrimas, sollozaban mientras decían el nombre de alguien que no parecía estar allí, miraban hacia la nada y se retorcían de dolor. Pero no era lo único llamativo, la niebla había ocupado por completo la fiesta [ANALIZANDO] Resultaba sospechoso, y mi suposición se vio confirmada cuando vi a unas figuras trasparentes rondando por encima nuestro.
[BUSCANDO ARCHIVOS] [ARCHIVOS ENCONTRADOS] [CONCLUSIÓN: BANSHEE]
Seres que se alimentan de la tristeza.
Tenía que hacer algo para controlar la situación [ANALIZANDO] [ANALIZANDO] Sí esos seres se alimentaban de la pena y el desconsuelo, era necesario quitarle su fuente de sustento. Saqué de mi bolsillo una pequeña pirámide, era incienso, y por lo que tenía entendido servía para provocar visiones.*
Como yo no generaba emociones, era como si las Banshee no registraran mi presencia, pasaban cerca mío, pero apenas me miraban y continuaban su camino para buscar a una nueva víctima. Fui hasta el centro del sitio donde se celebraba toda esa festividad, apoyé el incienso en una mesa y lo prendí, esperando que el efecto se produjera rápidamente.
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*Incienso de Jólmundröm: Al quemarse, produce en quienes respiren su humo un estado de conciencia alterado capaz de provocar visiones, individuales o colectivas. Puede usarse tanto con fines recreativos como para distraer enemigos. En este último caso, la distracción durará un turno y deberéis aseguraros de no respirar también el humo del incienso.
La idea es que genere visiones positivas o agradables, alejando así a las Banshee. Dejo en manos de Ava y Nahir las descripciones de estas nuevas ilusiones.
Zöe
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Y de repente volvía a estar en Beltrexus, en mitad de la plaza, escuchando los gritos y lamentos de los asistentes al Samhain, pero aquel momento de lucidez duró poco, pues uno de los espíritus que había visto antes avanzó hacia ella, alimentándose de sus emociones para ganar fuerza.
- ¿Qué eres? - consiguió preguntar, instando a su cuerpo a apartarse del traslúcido ser, aunque en vano, sus piernas seguían clavadas en el suelo. La criatura le respondió con un chillido ensordecedor, y de nuevo todo se volvió negro para la Midgardiana, sus pesadillas se repetían otra vez… ¿cómo podría escapar de aquello?
- Es mentira, todo esto es mentira. - se dijo una y otra vez, mientras toda clase de pensamientos negativos cruzaban su mente, pero no fue su voluntad la que la sacó de aquel lío, sino un extraño aroma que pronto afectó a las imágenes que veía, sustituyendo la dolorosa escena del ataque a Bullier por una bien distinta, en que los dos salían a cazar juntos por el bosque.
Esa era una de las cosas que más les gustaba hacer, todos los conocimientos de rastreo y colocación de trampas que poseía los había obtenido de su padre a través de los años, igual que las nociones básicas que tenía acerca de la herrería.
Él era su maestro y ella la alumna más aplicada que podría pedir.
Después de eso la situación empezó a mejorar, ya no temblaba de rabia ni había lágrimas en sus ojos, puede que el temor que había presenciado fuese cierto pero no iba a permitir que eso dominase su vida, no cuando estaba segura de que el toro estaba bien a pesar de haberse quedado solo en Midgar.
Ambos se escribían con frecuencia, y cada vez que recibía una carta suya la joven se alegraba muchísimo, por eso sabía que no tenía de qué preocuparse, Bullier era fuerte y respetado, no le pasaría nada malo.
Sin embargo, aún le faltaba algo, que pronto se le mostró como si lo estuviese viviendo en aquel mismo instante.
Una vez más, el hombre bestia apareció frente a ella, pero ésta vez la mirada de frente, con una amplia sonrisa en el rostro y los brazos abiertos, esperándola.
Lentamente, aunque ya con menos esfuerzo, Ava comenzó a moverse hacia el lugar en que veía al herrero, deseando que aquel reencuentro si fuese real y anhelando el cálido abrazo de su padre, ese que siempre la había confortado, incluso en los peores momentos.
La visión le permitió llegar hasta él y le brindó la falsa sensación que buscaba, pero no tardó en esfumarse, devolviéndola a la plaza, aunque ahora con un estado de ánimo muy diferente, uno del que aquellos espíritus no podían aprovecharse.
- Volveré a casa para darle ese abrazo de verdad. - musitó, antes de echar un vistazo a la multitud en busca de sus acompañantes.
La mayor parte de la gente parecía alterada aún por los lamentos de aquellas criaturas, pero por suerte había una persona que se mostraba mucho más calmada que el resto, Zöe, y por el lugar en que se encontraba estaba claro que tenía algo que ver con el incienso que la había rescatado de las pesadillas.
- Zöe, ¿qué… qué está pasando? ¿qué son esas cosas? - preguntó, nada más llegar junto a la bio cibernética. En cuanto a animales la cuerva era toda una experta, pero aquellos seres tenían pinta de pertenecer al reino de los muertos más que al de los vivos, necesitaba más datos antes de decidir cómo actuar.
- ¿Qué eres? - consiguió preguntar, instando a su cuerpo a apartarse del traslúcido ser, aunque en vano, sus piernas seguían clavadas en el suelo. La criatura le respondió con un chillido ensordecedor, y de nuevo todo se volvió negro para la Midgardiana, sus pesadillas se repetían otra vez… ¿cómo podría escapar de aquello?
- Es mentira, todo esto es mentira. - se dijo una y otra vez, mientras toda clase de pensamientos negativos cruzaban su mente, pero no fue su voluntad la que la sacó de aquel lío, sino un extraño aroma que pronto afectó a las imágenes que veía, sustituyendo la dolorosa escena del ataque a Bullier por una bien distinta, en que los dos salían a cazar juntos por el bosque.
Esa era una de las cosas que más les gustaba hacer, todos los conocimientos de rastreo y colocación de trampas que poseía los había obtenido de su padre a través de los años, igual que las nociones básicas que tenía acerca de la herrería.
Él era su maestro y ella la alumna más aplicada que podría pedir.
Después de eso la situación empezó a mejorar, ya no temblaba de rabia ni había lágrimas en sus ojos, puede que el temor que había presenciado fuese cierto pero no iba a permitir que eso dominase su vida, no cuando estaba segura de que el toro estaba bien a pesar de haberse quedado solo en Midgar.
Ambos se escribían con frecuencia, y cada vez que recibía una carta suya la joven se alegraba muchísimo, por eso sabía que no tenía de qué preocuparse, Bullier era fuerte y respetado, no le pasaría nada malo.
Sin embargo, aún le faltaba algo, que pronto se le mostró como si lo estuviese viviendo en aquel mismo instante.
Una vez más, el hombre bestia apareció frente a ella, pero ésta vez la mirada de frente, con una amplia sonrisa en el rostro y los brazos abiertos, esperándola.
Lentamente, aunque ya con menos esfuerzo, Ava comenzó a moverse hacia el lugar en que veía al herrero, deseando que aquel reencuentro si fuese real y anhelando el cálido abrazo de su padre, ese que siempre la había confortado, incluso en los peores momentos.
La visión le permitió llegar hasta él y le brindó la falsa sensación que buscaba, pero no tardó en esfumarse, devolviéndola a la plaza, aunque ahora con un estado de ánimo muy diferente, uno del que aquellos espíritus no podían aprovecharse.
- Volveré a casa para darle ese abrazo de verdad. - musitó, antes de echar un vistazo a la multitud en busca de sus acompañantes.
La mayor parte de la gente parecía alterada aún por los lamentos de aquellas criaturas, pero por suerte había una persona que se mostraba mucho más calmada que el resto, Zöe, y por el lugar en que se encontraba estaba claro que tenía algo que ver con el incienso que la había rescatado de las pesadillas.
- Zöe, ¿qué… qué está pasando? ¿qué son esas cosas? - preguntó, nada más llegar junto a la bio cibernética. En cuanto a animales la cuerva era toda una experta, pero aquellos seres tenían pinta de pertenecer al reino de los muertos más que al de los vivos, necesitaba más datos antes de decidir cómo actuar.
Ava Kenrith
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Ayudándose de brazos y piernas, la bruja se iba arrastrando por el suelo, intentando huir de la niebla y de aquellos pensamientos negativos. Pero se sentía sin fuerzas, le dolían los arañazos que se había hecho con el suelo, le dolían las piernas como si hubiese estado jornadas enteras andando sin descanso, le dolía la cabeza como si fuese a estallar. Paró, aunque su instinto le gritaba que no lo hiciese, paró y apoyó la frente en el suelo, era como si miles de imágenes corriesen por su mente sin control, se llevó las manos a la cabeza y la apretó, como si aquello pudiese borrar el tornado de negatividad que se había apoderado de ella. Su respiración era costosa y entrecortada. ¿Cuándo acabaría todo aquello? Sus ojos se humedecieron nuevamente, estaba cansada, solo quería quedarse ahí tumbada, en el suelo, y llorar hasta que no quedase nada en su interior.
¿Qué es ese olor? ¿Incienso?
Arrugó el entrecejo, confundida. Respiró una gran inhalación, intentando captar bien aquel nuevo olor, entonces llegó a su memoria un recuerdo.
Nahir era pequeña, y aunque era muy dormilona, los días que su padre no trabaja intentaba ser la primera en despertarse. Se levantaba y corría hacía la habitación de sus padres, entraba en la cama y se acurrucaba entre los dos, quedándose nuevamente dormida. Su padre siempre se despertaba antes, pero sabiendo que a la niña le gustaba hacer aquello, encendía un incienso y esperaba a que la pequeña llegase, haciéndose el dormido.
Aquel olor era el olor de su casa, el olor de su casa cuando su padre aún estaba vivo. Era como si aquel olor le recordase lo mucho que lo quería, lo muy unida que estaba a él y lo mucho que lo añoraba, pero ahora solo recordaba lo bueno.
Empezó a sentir calor en su pecho, que crecía y se expandía por todo el cuerpo.
Continuó avanzando, pero ahora a gatas, intentando llegar al lugar del que provenía el olor del incienso, pero la niebla lo hacía una tarea un tanto complicada. No veía nada y todo era tan confuso… así que se percató de la posición de la mesa cuando ya se había dado de morros contra ella.
Soltó un quejido mientras se llevaba la mano a la frente y frotaba. Se levantó, ayudándose de la misma mesa.
Ahí estaban Zöe y Ava.
La mujer cuervo parecía tan perdida y desconcertada como ella.
- Zöe… - miró a la bio, parecía ser la única a la que no le había afectado aquello. - Hay…hay que hacer algo. ¿Habéis podido ver algo con esta niebla? – era como si a su cabeza le costase arrancar, no sabía que debían hacer o siquiera como empezar.
¿Qué es ese olor? ¿Incienso?
Arrugó el entrecejo, confundida. Respiró una gran inhalación, intentando captar bien aquel nuevo olor, entonces llegó a su memoria un recuerdo.
Nahir era pequeña, y aunque era muy dormilona, los días que su padre no trabaja intentaba ser la primera en despertarse. Se levantaba y corría hacía la habitación de sus padres, entraba en la cama y se acurrucaba entre los dos, quedándose nuevamente dormida. Su padre siempre se despertaba antes, pero sabiendo que a la niña le gustaba hacer aquello, encendía un incienso y esperaba a que la pequeña llegase, haciéndose el dormido.
Aquel olor era el olor de su casa, el olor de su casa cuando su padre aún estaba vivo. Era como si aquel olor le recordase lo mucho que lo quería, lo muy unida que estaba a él y lo mucho que lo añoraba, pero ahora solo recordaba lo bueno.
Empezó a sentir calor en su pecho, que crecía y se expandía por todo el cuerpo.
Continuó avanzando, pero ahora a gatas, intentando llegar al lugar del que provenía el olor del incienso, pero la niebla lo hacía una tarea un tanto complicada. No veía nada y todo era tan confuso… así que se percató de la posición de la mesa cuando ya se había dado de morros contra ella.
Soltó un quejido mientras se llevaba la mano a la frente y frotaba. Se levantó, ayudándose de la misma mesa.
Ahí estaban Zöe y Ava.
La mujer cuervo parecía tan perdida y desconcertada como ella.
- Zöe… - miró a la bio, parecía ser la única a la que no le había afectado aquello. - Hay…hay que hacer algo. ¿Habéis podido ver algo con esta niebla? – era como si a su cabeza le costase arrancar, no sabía que debían hacer o siquiera como empezar.
Nahir
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Tanto Ava como Nahir estaban confundidas [ERROR] todos los orgánicos de la zona se veian como perdidos, seguramente el despertar de las visiones les dificultaba el entender la realidad inmediata. Lo ideal sería darles un margen de tiempo para que se recuperaran, que pusieran en orden sus pensamientos y luego emprender la búsqueda del origen de todo ese problema.
Pero no teníamos tiempo.
-Esas cosas son Banshees, seres que se alimentan de emociones negativas. Son sumamente peligrosas para ustedes, deben mantenerse alejadas y con pensamientos positivos - Luego giré para mirar a Nahir - No, no puedo ver de dónde viene la niebla, pero creo... creo que puedo averiguarlo... - Saqué de mi bolsillo la estatuilla del pequeño dragón, había resultado bastante útil cuando realicé el ingreso al laboratorio la última vez. La arroje al aire y cuando subió varios metros la figura pareció tomar vida y emprendió el vuelo* - Esto me permitirá ver mucho más lejos -
La figura dio varias vueltas, gracias a su magia yo podía ver a través de sus ojos, al principio no me quedó claro de dónde provenía la niebla, pero luego de buscar unos minutos pude notar que surgía de una especie de construcción precaria. Hice que la figura volara hacia allí, pero tampoco podía alejarla demasiado de mi.
-Viene del almacén, hay un almacén a unos trescientos metros de aquí - Iba a llamar a la estatuilla, pero sería mejor poder ver con anticipación sí algo más se acercaba y mientras esa espesa niebla estuviera presente no podríamos ver nada por nosotras mismas - Vamos -
Miré alrededor, buscando a Sophi, ella debería haberse recuperado junto con las demás, supuestamente el incienso hacía efecto en cualquier tipo de orgánico. La encontré sentada bajo una mesa, con la cara oculta entre sus rodillas, me agaché para poder acercarme y apoyé una mano en su hombro.
-Sophitia ¿Te encuentras bien? Descubrimos de dónde viene la niebla, deberías venir con nosotras -
-Vete.. - Respondió sin levantar la cabeza.
-Pero podría ser peligroso que te quedes aquí -
-¡Te dije que te fueras maldita sea!- Levantó el rostro y aún estaba llorando - Por una vez en la vida hazme caso y déjame aquí ¡Es una orden! -
-... - La Vampiro parecía estar decidida, y al pedirme de modo tan directo que me fuera, mi Sistema tendía a obedecer - De acuerdo, regresaré en cuanto hayamos descubierto qué está provocando la niebla -
Y dicho eso me levanté y le hice un gesto a las dos mujeres para que me siguieran, el almacén no estaba muy lejos así que no deberíamos tardar demasiado en solucionar todo ese asunto.
----------------------------------
*Escultura Pequeño Dragón: Si lo lanzáis al aire, el dragón tomará el vuelo y podréis ver con sus ojos. Útil para inspeccionar áreas fuera de vuestro alcance.
La duración del vuelo del dragón es de 2 turno. Después de éste, el dragón regresará a su estado estático original.
Pero no teníamos tiempo.
-Esas cosas son Banshees, seres que se alimentan de emociones negativas. Son sumamente peligrosas para ustedes, deben mantenerse alejadas y con pensamientos positivos - Luego giré para mirar a Nahir - No, no puedo ver de dónde viene la niebla, pero creo... creo que puedo averiguarlo... - Saqué de mi bolsillo la estatuilla del pequeño dragón, había resultado bastante útil cuando realicé el ingreso al laboratorio la última vez. La arroje al aire y cuando subió varios metros la figura pareció tomar vida y emprendió el vuelo* - Esto me permitirá ver mucho más lejos -
La figura dio varias vueltas, gracias a su magia yo podía ver a través de sus ojos, al principio no me quedó claro de dónde provenía la niebla, pero luego de buscar unos minutos pude notar que surgía de una especie de construcción precaria. Hice que la figura volara hacia allí, pero tampoco podía alejarla demasiado de mi.
-Viene del almacén, hay un almacén a unos trescientos metros de aquí - Iba a llamar a la estatuilla, pero sería mejor poder ver con anticipación sí algo más se acercaba y mientras esa espesa niebla estuviera presente no podríamos ver nada por nosotras mismas - Vamos -
Miré alrededor, buscando a Sophi, ella debería haberse recuperado junto con las demás, supuestamente el incienso hacía efecto en cualquier tipo de orgánico. La encontré sentada bajo una mesa, con la cara oculta entre sus rodillas, me agaché para poder acercarme y apoyé una mano en su hombro.
-Sophitia ¿Te encuentras bien? Descubrimos de dónde viene la niebla, deberías venir con nosotras -
-Vete.. - Respondió sin levantar la cabeza.
-Pero podría ser peligroso que te quedes aquí -
-¡Te dije que te fueras maldita sea!- Levantó el rostro y aún estaba llorando - Por una vez en la vida hazme caso y déjame aquí ¡Es una orden! -
-... - La Vampiro parecía estar decidida, y al pedirme de modo tan directo que me fuera, mi Sistema tendía a obedecer - De acuerdo, regresaré en cuanto hayamos descubierto qué está provocando la niebla -
Y dicho eso me levanté y le hice un gesto a las dos mujeres para que me siguieran, el almacén no estaba muy lejos así que no deberíamos tardar demasiado en solucionar todo ese asunto.
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*Escultura Pequeño Dragón: Si lo lanzáis al aire, el dragón tomará el vuelo y podréis ver con sus ojos. Útil para inspeccionar áreas fuera de vuestro alcance.
La duración del vuelo del dragón es de 2 turno. Después de éste, el dragón regresará a su estado estático original.
Zöe
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
En cuanto Nahir se unió a ellas, Zöe les explicó rápidamente lo que eran aquellas traslúcidas figuras que vagaban por la plaza. Banshees, así las llamó, y aunque era la primera vez que la cuerva se topaba con aquellas criaturas, el nombre le resultó algo familiar, ya lo había oído antes, en algunos de los relatos que las ancianas de la aldea contaban a los niños.
- Se alimentan de emociones negativas… - repitió en voz baja, empezando a comprender el porqué de las visiones que acababa de tener, esos seres estaban sacando a la superficie sus mayores temores y se aprovechaban de ello para torturarla, no podía permitir que se repitiese.
- Concéntrate Ava, tienes que mantener a raya todo lo que pueda fortalecerlas. - se dijo mentalmente, despejando sus pensamientos y centrándose en tener presente sus recuerdos más felices. Bullier era el protagonista de muchos de ellos pero también había otras personas, Karen, la pequeña Lavey, y todos aquellos con quienes había compartido algún buen momento durante su estancia en Lunargenta.
Mientras la morena luchaba por mantenerse todo lo positiva que podía, Zöe sacó algo de su bolsillo y lo lanzó al aire, una pequeña estatuilla de dragón que para sorpresa de la Midgardiana, cobró vida y empezó a ganar altura. - ¿Cómo es posible? - preguntó en voz baja, pero la respuesta era más que obvia, magia. - Nunca dejará de sorprenderme. - susurró, con una leve sonrisa en los labios.
Su presencia allí aquella noche se debía al interés que la magia despertaba en ella, y por lo visto sus usos eran infinitos, quizá nunca los descubriese todos pero haría lo posible por estudiarla a fondo.
En cuanto la bio cibernética dio con el origen de la niebla, todas se prepararon para ir a investigar el almacén en cuestión, aunque por algún motivo la pequeña acompañante de Zöe decidió no ir con ellas. Sin querer meterse donde no la llamaban, la alada optó por guardar silencio y seguir a la mujer a través de las calles, vigilando en todo momento que las Banshees estuviesen lejos de ellas.
Por suerte aquellas criaturas parecían más interesadas en la gente de la plaza, aún tenían a muchas personas de las que alimentarse a pesar de que algunas ya se hubiesen liberado de las visiones gracias al incienso, pero Ava no bajaba la guardia, lo último que quería era que uno de esos seres las persiguiese y las tomase por sorpresa de nuevo.
En ese estado de alerta, la cuerva continuó andando hasta que sus pasos las llevaron ante el edificio del que provenía la espesa bruma, al cual decidió acercarse con mucho cuidado para no delatarse. La estructura era simple, no había nada que lo hiciese destacar por encima del resto así que lentamente, buscó una grieta por la que echar un vistazo al interior, y pronto dio con lo que necesitaba, un pequeño hueco entre dos tablas de madera.
Su expresión cambió al atisbar lo que ocurría dentro del almacén, una muchacha completamente vestida de negro hablaba sola, o quizá estuviese leyendo algo ya que tenía un libro en las manos. - Eso puede ser un problema. - pensó, fijándose más en el tomo que sostenía.
Después de varios días acudiendo regularmente a la biblioteca de Beltrexus era capaz de distinguir un ejemplar común y corriente de uno de hechizos, y sin duda alguna, el que poseía la joven era uno de estos últimos. Rápidamente, la morena regresó junto a sus compañeras para contarles lo que había visto y trazar un plan de actuación.
- Hay alguien dentro, una chica, y tiene un libro de hechizos, ella debe ser la causante de todo esto. - informó sin apenas levantar la voz, para no desperdiciar la ventaja que tenían con el factor sorpresa. - Debemos detenerla ¿qué podemos hacer? - preguntó, mirando a ambas, aunque centrándose más en Nahir ya que era la que mayor conocimiento sobre magia podía tener.
- Se alimentan de emociones negativas… - repitió en voz baja, empezando a comprender el porqué de las visiones que acababa de tener, esos seres estaban sacando a la superficie sus mayores temores y se aprovechaban de ello para torturarla, no podía permitir que se repitiese.
- Concéntrate Ava, tienes que mantener a raya todo lo que pueda fortalecerlas. - se dijo mentalmente, despejando sus pensamientos y centrándose en tener presente sus recuerdos más felices. Bullier era el protagonista de muchos de ellos pero también había otras personas, Karen, la pequeña Lavey, y todos aquellos con quienes había compartido algún buen momento durante su estancia en Lunargenta.
Mientras la morena luchaba por mantenerse todo lo positiva que podía, Zöe sacó algo de su bolsillo y lo lanzó al aire, una pequeña estatuilla de dragón que para sorpresa de la Midgardiana, cobró vida y empezó a ganar altura. - ¿Cómo es posible? - preguntó en voz baja, pero la respuesta era más que obvia, magia. - Nunca dejará de sorprenderme. - susurró, con una leve sonrisa en los labios.
Su presencia allí aquella noche se debía al interés que la magia despertaba en ella, y por lo visto sus usos eran infinitos, quizá nunca los descubriese todos pero haría lo posible por estudiarla a fondo.
En cuanto la bio cibernética dio con el origen de la niebla, todas se prepararon para ir a investigar el almacén en cuestión, aunque por algún motivo la pequeña acompañante de Zöe decidió no ir con ellas. Sin querer meterse donde no la llamaban, la alada optó por guardar silencio y seguir a la mujer a través de las calles, vigilando en todo momento que las Banshees estuviesen lejos de ellas.
Por suerte aquellas criaturas parecían más interesadas en la gente de la plaza, aún tenían a muchas personas de las que alimentarse a pesar de que algunas ya se hubiesen liberado de las visiones gracias al incienso, pero Ava no bajaba la guardia, lo último que quería era que uno de esos seres las persiguiese y las tomase por sorpresa de nuevo.
En ese estado de alerta, la cuerva continuó andando hasta que sus pasos las llevaron ante el edificio del que provenía la espesa bruma, al cual decidió acercarse con mucho cuidado para no delatarse. La estructura era simple, no había nada que lo hiciese destacar por encima del resto así que lentamente, buscó una grieta por la que echar un vistazo al interior, y pronto dio con lo que necesitaba, un pequeño hueco entre dos tablas de madera.
Su expresión cambió al atisbar lo que ocurría dentro del almacén, una muchacha completamente vestida de negro hablaba sola, o quizá estuviese leyendo algo ya que tenía un libro en las manos. - Eso puede ser un problema. - pensó, fijándose más en el tomo que sostenía.
Después de varios días acudiendo regularmente a la biblioteca de Beltrexus era capaz de distinguir un ejemplar común y corriente de uno de hechizos, y sin duda alguna, el que poseía la joven era uno de estos últimos. Rápidamente, la morena regresó junto a sus compañeras para contarles lo que había visto y trazar un plan de actuación.
- Hay alguien dentro, una chica, y tiene un libro de hechizos, ella debe ser la causante de todo esto. - informó sin apenas levantar la voz, para no desperdiciar la ventaja que tenían con el factor sorpresa. - Debemos detenerla ¿qué podemos hacer? - preguntó, mirando a ambas, aunque centrándose más en Nahir ya que era la que mayor conocimiento sobre magia podía tener.
Ava Kenrith
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Seguía a las mujeres a través de aquella pesadilla, camino al almacén.
Miraba intermitentemente al cielo, buscando el dragón que momentos antes había liberado la bio-cibernética, era como verse transportada de nuevo la cuidad de los dragones. Aquel recuerdo le hizo esbozar una sonrisa, aquel día había sido muy especial…hasta el momento en que…
Sacudió la cabeza con energía, Zöe lo había dejado claro, aquellas cosas se alimentaban de tristeza, así que tenía que dejar de pensar en aquello.
Al llegar al almacén, Ava se avanzó para inspeccionar en su interior, Nahir, con una mano en la pared, como si tuviese miedo de que la estructura desapareciese en cualquier momento, empezó a rodearla. Al tratarse de un almacén no había ventanas, tan solo estaba la puerta, tampoco es que fuese un edificio muy grande. Cuando terminó de inspeccionar, volvió junto a Zöe.
- La niebla sale de aquí…- dijo tan flojo que casi parecía una observación para sí misma. – Zöe. –miró a la mujer- ¿Es casualidad, o es posible que alguien sea capaz de invocar esas Banshees?
Entonces llegó Ava con más información. Ahí dentro había alguien jugando con un libro de hechizos, aquella historia le recordaba a lo sucedido no hacía mucho, cuando se encontró con el brujo y los dos niños, el día que Murielle llamó a su casa pidiendo ayuda. En aquella ocasión se habían hecho con el libro para deshacer el hechizo mientras dejaban fuera de combate al brujo.
Miró a la morena, después a la bio.
- Podríamos intentar convencerla de alguna manera…- hizo una pequeña pausa, pensando en lo estúpido que podía ser aquello. Negó ligeramente con la cabeza. –No, podría atacarnos de cualquier manera. Hay que entrar ahí ya con la seguridad de que ella no…- se llevó la mano al cuello, donde reposaba el colgante de escarcha * . – Vale, tengo una idea.
Se acercó a la puerta y se agachó, apoyando las manos en el suelo, y bajando el tono de voz, añadió.
- Sobre todo, no piséis el agua, bajo ningún concepto…- advirtió mirando a las mujeres. –Cuando os avise, podéis entrar. Yo…- no estoy nada segura de lo que voy a hacer, pesó, mordiéndose el labio inferior, tan solo esperaba que realmente aquella persona fuese culpable.
Calló y bajó la cabeza, mirando el suelo y sus manos, de las cuales empezó a aparecer un charco de agua que se colaría por debajo de la puerta1, por las dimensiones del almacén no necesitaría que fuese demasiado grande, pero debía asegurarse de que le agua llegase a tocar a la mujer, aunque fuese solo un poco, así que aquello le tomó unos segundos.
Se levantó y dio un par de pasos hacia atrás.
- Necesito que estemos un poco más lejos… - animó a sus compañeras a retroceder, igual que estaba haciendo ella.
Se llevó una de las manos al cuello y tiró del colgante, arrojándolo al charco. Inmediatamente se produjo una descarga eléctrica que recorrió toda el agua, colándose en el interior del almacén y alcanzando a la mujer. La descarga hizo que soltase el libro al instante, lanzándolo hacia un lado, quedando aturdida y con quemaduras por la electricidad.2
- ¡Ahora!
Miraba intermitentemente al cielo, buscando el dragón que momentos antes había liberado la bio-cibernética, era como verse transportada de nuevo la cuidad de los dragones. Aquel recuerdo le hizo esbozar una sonrisa, aquel día había sido muy especial…hasta el momento en que…
Sacudió la cabeza con energía, Zöe lo había dejado claro, aquellas cosas se alimentaban de tristeza, así que tenía que dejar de pensar en aquello.
Al llegar al almacén, Ava se avanzó para inspeccionar en su interior, Nahir, con una mano en la pared, como si tuviese miedo de que la estructura desapareciese en cualquier momento, empezó a rodearla. Al tratarse de un almacén no había ventanas, tan solo estaba la puerta, tampoco es que fuese un edificio muy grande. Cuando terminó de inspeccionar, volvió junto a Zöe.
- La niebla sale de aquí…- dijo tan flojo que casi parecía una observación para sí misma. – Zöe. –miró a la mujer- ¿Es casualidad, o es posible que alguien sea capaz de invocar esas Banshees?
Entonces llegó Ava con más información. Ahí dentro había alguien jugando con un libro de hechizos, aquella historia le recordaba a lo sucedido no hacía mucho, cuando se encontró con el brujo y los dos niños, el día que Murielle llamó a su casa pidiendo ayuda. En aquella ocasión se habían hecho con el libro para deshacer el hechizo mientras dejaban fuera de combate al brujo.
Miró a la morena, después a la bio.
- Podríamos intentar convencerla de alguna manera…- hizo una pequeña pausa, pensando en lo estúpido que podía ser aquello. Negó ligeramente con la cabeza. –No, podría atacarnos de cualquier manera. Hay que entrar ahí ya con la seguridad de que ella no…- se llevó la mano al cuello, donde reposaba el colgante de escarcha * . – Vale, tengo una idea.
Se acercó a la puerta y se agachó, apoyando las manos en el suelo, y bajando el tono de voz, añadió.
- Sobre todo, no piséis el agua, bajo ningún concepto…- advirtió mirando a las mujeres. –Cuando os avise, podéis entrar. Yo…- no estoy nada segura de lo que voy a hacer, pesó, mordiéndose el labio inferior, tan solo esperaba que realmente aquella persona fuese culpable.
Calló y bajó la cabeza, mirando el suelo y sus manos, de las cuales empezó a aparecer un charco de agua que se colaría por debajo de la puerta1, por las dimensiones del almacén no necesitaría que fuese demasiado grande, pero debía asegurarse de que le agua llegase a tocar a la mujer, aunque fuese solo un poco, así que aquello le tomó unos segundos.
Se levantó y dio un par de pasos hacia atrás.
- Necesito que estemos un poco más lejos… - animó a sus compañeras a retroceder, igual que estaba haciendo ella.
Se llevó una de las manos al cuello y tiró del colgante, arrojándolo al charco. Inmediatamente se produjo una descarga eléctrica que recorrió toda el agua, colándose en el interior del almacén y alcanzando a la mujer. La descarga hizo que soltase el libro al instante, lanzándolo hacia un lado, quedando aturdida y con quemaduras por la electricidad.2
- ¡Ahora!
___________________________________
1 Uso de Especialización
Escuela tensai: Brujos tradicionales que se especializan en un elemento específico, pudiendo acceder a formas incluso más avanzadas del mismo. Es capaz de crear el elemento en cuestión o manipularlo a partir de su presencia en el ambiente. Agua ->Hielo
Maestría: Control de agua
2 Nivel 2: DESCARGA
(Activable) El hombre bestia arroja una pequeña y ligera piedra imbuida con una peligrosa runa. Al impactar con algo, la runa lanza una descarga eléctrica hacia el objetivo vivo más cercano (max. 2 metros del impacto). El objetivo es aturdido durante un turno y recibe quemaduras eléctricas leves. Fuentes de agua o metales conductores pueden transmitir el efecto y causar el doble de daño.
Atributos relacionados: Fuerza (Velocidad de proyectil), Destreza (Precisión, Potencia)
Enfriamiento: 5 turnos.
(Asher)
* [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
[Consumible]
[2 cargas]
El poseedor del cristal podrá utilizar una habilidad mágica a su elección de cualquiera de los personajes que participaron en el ritual del elfo Thanedir (a saber: Asher Daregan, Demian, Rakan'Drag, Níniel Thenidiel, Valyria, Vincent Calhoun, Helena Rhodes, Nahir, Reike, Alisha Lessard, Nayru y Canel, en sustitución de, Chimar, por ser quien guiaba a su hermano en esta empresa). Los personajes de nivel 0-3, podréis elegir una habilidad de hasta un nivel superior al vuestro; los personajes de nivel 4 en adelante, podreis elegir una habilidad de nivel 4 o inferior.
Tras la segunda descarga, el cristal se resquebrajará y no podrá volver a utilizarse.
Nahir
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
El asunto de poder detener a un orgánico era más complicado para mi que para otras personas, se suponía que debía evitar el hacerles daño, pero claro, eso suponiendo que no estuvieran perjudicando a otros orgánicos. En este caso, era el bienestar de una sola muchacha en relación a la desdicha de todos los participantes del evento, por lo que, mi sistema comenzaba a considerar que se justificaba el uso de la fuerza en esa ocasión.
-La magia no es mi especialidad - Le respondí a la Hechicera - Pero, con el poco conocimiento que cuento, podría suponer que es posible algo así - Asentí - Sin duda el poder hablar sería lo más razonable, pero no sabemos si es del tipo de persona que está dispuesta a entrar en razón, o sí nos atacara en cuanto abramos la puerta - Pensando en eso, era preferible que fuera yo quien estuviera delante.
Iba a abrir la puerta y terminar con el asunto, cuando Nahir pareció decidirse por algún tipo de plan a seguir. Sus palabras eran similares a una orden, y parecía saber lo que estaba haciendo, así que asentí y dejé que sea ella quien se encargara de solucionar el asunto. Noté que agarraba un collar que llevaba puesto [ANALIZANDO] ¿Más magia? Tenía sentido, un método que le permitiera enfrentar el problema sin la necesidad de entrar.
Vi cómo generaba agua, la advertencia de que no la toquemos me hizo suponer que algún elemento de los que utilizaban el líquido como conductor iba a ser el que generaría el ataque. Di varios pasos hacía atrás, sí se trataba de electricidad en verdad mis circuitos podían salir muy perjudicados.
En cuanto Nahir dio la señal de haber terminado me dirigí primera al almacén y lo abrí, allí estaba la culpable, tenía los ojos abiertos, pero estaba en shock, además de paralizada. Me acerqué para ver si se encontraba herida, las partes que habían tocado el agua tenían quemaduras, pero el resto estaba bien. Con cuidado la levanté del piso y salí del lugar.
-Necesita atención médica, pero está viva - Ambas mujeres parecían buenas personas, seguramente se sentirían aliviadas de saber que no habían matado a la muchacha, por más que fuera culpable de todo el desastre que se había producido.
Mire el libro que seguía abierto en el piso, producto del ataque eléctrico la joven no había podido cerrarlo, pero tampoco estaba concluido el hechizo. La niebla continuaba esparciéndose, y afuera nada parecía haber cambiado, hice un acercamiento a las paginas del texto, tenía muchas runas y símbolos que no lograba entender, probablemente sólo un usuario de magia podría leer una cosa semejante.
-Nahir, debes intentar revertir el hechizo - Dije mientras seguía sosteniendo a la muchacha inconsciente - Eres la única que sabe algo sobre invocaciones ¿Correcto? - Estaba suponiendo, ya que no conocía con certeza cómo se dividían las ramas de la magia y qué tipo de especializaciones hacía cada Hechicero - ¿En qué podemos ayudarte?-
-La magia no es mi especialidad - Le respondí a la Hechicera - Pero, con el poco conocimiento que cuento, podría suponer que es posible algo así - Asentí - Sin duda el poder hablar sería lo más razonable, pero no sabemos si es del tipo de persona que está dispuesta a entrar en razón, o sí nos atacara en cuanto abramos la puerta - Pensando en eso, era preferible que fuera yo quien estuviera delante.
Iba a abrir la puerta y terminar con el asunto, cuando Nahir pareció decidirse por algún tipo de plan a seguir. Sus palabras eran similares a una orden, y parecía saber lo que estaba haciendo, así que asentí y dejé que sea ella quien se encargara de solucionar el asunto. Noté que agarraba un collar que llevaba puesto [ANALIZANDO] ¿Más magia? Tenía sentido, un método que le permitiera enfrentar el problema sin la necesidad de entrar.
Vi cómo generaba agua, la advertencia de que no la toquemos me hizo suponer que algún elemento de los que utilizaban el líquido como conductor iba a ser el que generaría el ataque. Di varios pasos hacía atrás, sí se trataba de electricidad en verdad mis circuitos podían salir muy perjudicados.
En cuanto Nahir dio la señal de haber terminado me dirigí primera al almacén y lo abrí, allí estaba la culpable, tenía los ojos abiertos, pero estaba en shock, además de paralizada. Me acerqué para ver si se encontraba herida, las partes que habían tocado el agua tenían quemaduras, pero el resto estaba bien. Con cuidado la levanté del piso y salí del lugar.
-Necesita atención médica, pero está viva - Ambas mujeres parecían buenas personas, seguramente se sentirían aliviadas de saber que no habían matado a la muchacha, por más que fuera culpable de todo el desastre que se había producido.
Mire el libro que seguía abierto en el piso, producto del ataque eléctrico la joven no había podido cerrarlo, pero tampoco estaba concluido el hechizo. La niebla continuaba esparciéndose, y afuera nada parecía haber cambiado, hice un acercamiento a las paginas del texto, tenía muchas runas y símbolos que no lograba entender, probablemente sólo un usuario de magia podría leer una cosa semejante.
-Nahir, debes intentar revertir el hechizo - Dije mientras seguía sosteniendo a la muchacha inconsciente - Eres la única que sabe algo sobre invocaciones ¿Correcto? - Estaba suponiendo, ya que no conocía con certeza cómo se dividían las ramas de la magia y qué tipo de especializaciones hacía cada Hechicero - ¿En qué podemos ayudarte?-
Zöe
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
En respuesta a su pregunta, Nahir propuso que dialogasen con la mujer e intentasen convencerla de que detuviese a las Banshees, pero prácticamente al momento desechó la idea por ser demasiado arriesgada, pasando a un plan algo más drástico.
Ava estaba de acuerdo, no podían exponerse a una hechicera que ya había demostrado su predisposición a hacer daño a la gente, no, debían sorprenderla y no darle opción de defenderse, solo tenían que idear el modo de entrar en el edificio.
- Si hubiese entrenado más podría haber buscado una entrada en el techo. - pensó, lamentando que sus alas no fuesen lo suficientemente fuertes aún, pero por suerte, Nahir tomó la iniciativa para resolver la situación.
Sin siquiera preguntaré qué pretendía hacer, la cuerva retrocedió en cuanto su compañera les indicó que evitasen el agua, suponiendo que al querer colarla en el interior del almacén pensaba utilizarla para algo, probablemente a modo de elemento conductor.
La Midgardiana se alejó un poco más, aprovechando el momento para echar un vistazo a su espalda y cerciorarse de que ninguna de aquellas criaturas las había seguido hasta allí, aunque aún podía escucharlas en la lejanía, sollozando y aterrorizando a cuantos quedaban en la plaza.
- Debemos darnos prisa, quien sabe cuánto daño estarán causando a esa pobre gente, esto podría marcarles de por vida. - pensó, pero para cuando volvió a centrarse en lo que hacía la bruja ya estaba todo listo, Nahir se arrancó un colgante del cuello y lo arrojó al líquido, desencadenando una descarga que coló en el edificio.
A su señal, Zöe corrió hacia la puerta y la abrió, comprobando que el ataque había sido certero, la muchacha había recibido el impacto y como consecuencia, su libro de hechizos estaba tirado en el suelo. Era el momento de acabar con aquella horrible situación, así que a toda prisa, la morena siguió a la bio hasta situarse junto a la extraña, que por suerte, seguía viva.
- La niebla sigue saliendo. - musitó, observando el ejemplar que había utilizado para convocarla. Ella todavía no tenía mucha idea de magia, apenas había leído lo suficiente sobre sus orígenes e historia, conocía algunas de las formas en que podía presentarse y de dónde sacaba el éter, pero no era capaz de leer nada de lo que se mostraba en aquellas páginas.
- ¿Puedes hacerlo? ¿puedes pararlo? - preguntó, tomando el libro y sosteniéndolo frente a la maga con cuidado de no perder el punto por el que estaba abierto. En caso afirmativo, Ava colaboraría para poner fin al ritual y liberar al pueblo de Beltrexus, pero si su acompañante no poseía las habilidades necesarias para ello tendrían que buscar a alguien que pudiese ayudarlas.
Su agudo oído le permitía escuchar aún los gritos que llegaban desde el lugar del festejo, debían darse prisa y acabar con el sufrimiento de los asistentes al Samhain.
- Dinos, ¿podemos hacer algo? - insistió, tratando de ser positiva, aunque no descartaba nada. En el peor de los casos tendrían que inmovilizar a la culpable, hacerla reaccionar y sonsacarle todo lo relacionado con el hechizo que estaba realizando, sin importar el método que utilizasen.
Ava estaba de acuerdo, no podían exponerse a una hechicera que ya había demostrado su predisposición a hacer daño a la gente, no, debían sorprenderla y no darle opción de defenderse, solo tenían que idear el modo de entrar en el edificio.
- Si hubiese entrenado más podría haber buscado una entrada en el techo. - pensó, lamentando que sus alas no fuesen lo suficientemente fuertes aún, pero por suerte, Nahir tomó la iniciativa para resolver la situación.
Sin siquiera preguntaré qué pretendía hacer, la cuerva retrocedió en cuanto su compañera les indicó que evitasen el agua, suponiendo que al querer colarla en el interior del almacén pensaba utilizarla para algo, probablemente a modo de elemento conductor.
La Midgardiana se alejó un poco más, aprovechando el momento para echar un vistazo a su espalda y cerciorarse de que ninguna de aquellas criaturas las había seguido hasta allí, aunque aún podía escucharlas en la lejanía, sollozando y aterrorizando a cuantos quedaban en la plaza.
- Debemos darnos prisa, quien sabe cuánto daño estarán causando a esa pobre gente, esto podría marcarles de por vida. - pensó, pero para cuando volvió a centrarse en lo que hacía la bruja ya estaba todo listo, Nahir se arrancó un colgante del cuello y lo arrojó al líquido, desencadenando una descarga que coló en el edificio.
A su señal, Zöe corrió hacia la puerta y la abrió, comprobando que el ataque había sido certero, la muchacha había recibido el impacto y como consecuencia, su libro de hechizos estaba tirado en el suelo. Era el momento de acabar con aquella horrible situación, así que a toda prisa, la morena siguió a la bio hasta situarse junto a la extraña, que por suerte, seguía viva.
- La niebla sigue saliendo. - musitó, observando el ejemplar que había utilizado para convocarla. Ella todavía no tenía mucha idea de magia, apenas había leído lo suficiente sobre sus orígenes e historia, conocía algunas de las formas en que podía presentarse y de dónde sacaba el éter, pero no era capaz de leer nada de lo que se mostraba en aquellas páginas.
- ¿Puedes hacerlo? ¿puedes pararlo? - preguntó, tomando el libro y sosteniéndolo frente a la maga con cuidado de no perder el punto por el que estaba abierto. En caso afirmativo, Ava colaboraría para poner fin al ritual y liberar al pueblo de Beltrexus, pero si su acompañante no poseía las habilidades necesarias para ello tendrían que buscar a alguien que pudiese ayudarlas.
Su agudo oído le permitía escuchar aún los gritos que llegaban desde el lugar del festejo, debían darse prisa y acabar con el sufrimiento de los asistentes al Samhain.
- Dinos, ¿podemos hacer algo? - insistió, tratando de ser positiva, aunque no descartaba nada. En el peor de los casos tendrían que inmovilizar a la culpable, hacerla reaccionar y sonsacarle todo lo relacionado con el hechizo que estaba realizando, sin importar el método que utilizasen.
Ava Kenrith
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Nahir tardó unos segundos en reaccionar, se había quedado parada, con las manos aun extendidas hacía el frente, escuchando únicamente su respiración y sintiendo el pulso acelerado.
Zöe recogió a la mujer del suelo, entonces el tiempo se detuvo, la joven no se movía… ¿la habría matado? Un sudor frío se apoderó de su espalda, bajó las manos y apretó los puños, clavandose las uñas en la palma de la mano. Entonces escuchó las palabras de la bio-cibernética, distorsionadas, lejanas, y su cuerpo se relajó un poco.
Suspiró aliviada, no estaba muerta.
-Si, claro…- dijo volviendoa la realidad, entrando en el almacén. - A-algo sé…- susurró mirando de reojo a la hechicera, y como si se avergonzase de lo que acababa de hacer, apartó la mirada.
Tomó con cuidado el libro de las manos de la mujer bestia. Miró la página, pasando el dedo por las líneas, asintiendo con la cabeza.
-Sí, yo me encargo - dijo más decidida esta vez, colocándose un mechón de pelo tras la oreja. Levantó la vista un momento del libro para continuar hablando. - Habría que llevarsela de aquí, si se despierta debemos evitar que vuelva a acabar lo que ha empezado. Y las banshee…- suspiró, intentando no recordar aquel mal estar y los pensamientos negativos de hacía tan solo unos instantes-... me ayudaría mucho que no se acercasen. Si os podeis encargar de eso, prometo hacer todo lo que esté en mi mano. - estaba asustada, aunque intentó que no se le notase en las palabras.
Bajó nuevamente la mirada para concentrarse en el texto, buscando aquello que necesitaban para revertir el hechizo.
La bruja empezó a leer, vocalizando con cuidado cada palabra, temiendo equivocarse en cualquier momento. Un ligero cosquilleo apareció en sus extremidades, como si un centenar de hormigas recorrieran su cuerpo y, poco a poco, sus brazos empezaron a entumecerse, perdiendo fuerza, el libro cada vez pesaba más. Se agachó, clavando ambas rodillas en el suelo y dejando el libro en el suelo. Colocó ambas manos en medio del tomo, asegurándose así de que no se le cerrase o perdiese la página, y continuó leyendo.
La niebla empezó a perder espesor paulatinamente, como si el suelo la estuviese engullendo.
Zöe recogió a la mujer del suelo, entonces el tiempo se detuvo, la joven no se movía… ¿la habría matado? Un sudor frío se apoderó de su espalda, bajó las manos y apretó los puños, clavandose las uñas en la palma de la mano. Entonces escuchó las palabras de la bio-cibernética, distorsionadas, lejanas, y su cuerpo se relajó un poco.
Suspiró aliviada, no estaba muerta.
-Si, claro…- dijo volviendoa la realidad, entrando en el almacén. - A-algo sé…- susurró mirando de reojo a la hechicera, y como si se avergonzase de lo que acababa de hacer, apartó la mirada.
Tomó con cuidado el libro de las manos de la mujer bestia. Miró la página, pasando el dedo por las líneas, asintiendo con la cabeza.
-Sí, yo me encargo - dijo más decidida esta vez, colocándose un mechón de pelo tras la oreja. Levantó la vista un momento del libro para continuar hablando. - Habría que llevarsela de aquí, si se despierta debemos evitar que vuelva a acabar lo que ha empezado. Y las banshee…- suspiró, intentando no recordar aquel mal estar y los pensamientos negativos de hacía tan solo unos instantes-... me ayudaría mucho que no se acercasen. Si os podeis encargar de eso, prometo hacer todo lo que esté en mi mano. - estaba asustada, aunque intentó que no se le notase en las palabras.
Bajó nuevamente la mirada para concentrarse en el texto, buscando aquello que necesitaban para revertir el hechizo.
La bruja empezó a leer, vocalizando con cuidado cada palabra, temiendo equivocarse en cualquier momento. Un ligero cosquilleo apareció en sus extremidades, como si un centenar de hormigas recorrieran su cuerpo y, poco a poco, sus brazos empezaron a entumecerse, perdiendo fuerza, el libro cada vez pesaba más. Se agachó, clavando ambas rodillas en el suelo y dejando el libro en el suelo. Colocó ambas manos en medio del tomo, asegurándose así de que no se le cerrase o perdiese la página, y continuó leyendo.
La niebla empezó a perder espesor paulatinamente, como si el suelo la estuviese engullendo.
Nahir
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
En su ensueño, Aurelia creyó ver el rostro de su maestro, de su salvador. La observaba con una sonrisa complacida y ella sintió una calidez en el pecho que acabó llevando lágrimas de emoción a sus ojos.
—Maestro —llamó—, lo hice. Descifré el libro con tus enseñanzas. ¡Las invoqué yo sola! —Entonces, el maestro se volvió de espaldas a ella y echó a andar, alejándose— ¡Maestro! —llamó de nuevo, asustada—, ¡no te vayas, por favor!
Pero el maestro ya no estaba allí, sólo la oscuridad. Intentó moverse y notó un fuerte dolor de cabeza. Quiso llevar una mano a su frente, pero sentía el brazo tan pesado, que no fue capaz de alzarlo del suelo. Fue así como se dio cuenta de que estaba tirada en el suelo, un suelo húmedo. ¿Qué había ocurrido? Lo último que recordaba era la niebla que surgía a su alrededor mientras entonaba aquel cántico con el libro entre sus manos. ¡El libro!
Abrió los ojos de repente. O, más bien, esa fue su intención, pero sus párpados tampoco respondían adecuadamente a sus deseos. En lugar de eso, logró entreabrirlos tras varios parpadeos. No vio gran cosa desde su posición, pero sí pudo confirmar que estaba tumbada en un suelo mojado.
Agudizó el oído y se dio cuenta de que alguien estaba recitando. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza. Alguien debía estar utilizando su libro, el libro que el maestro le había confiado. No podía permitirlo, pero su cuerpo no quería colaborar y ni siquiera sabía desde dónde hablaba aquella persona.
En medio de su desesperación, tuvo un golpe de suerte. Un ruido sordo contra el suelo y logró percibir, en un rincón de su visión, una figura arrodillada frente a, ¡sí, era su libro! Bien, puede que no tuviera fuerzas para recuperarlo, pero aquella infeliz que no era capaz ni de mantenerse en pie mientras recitaba un estúpido hechizo tampoco lo tendría. Sólo necesitaba concentrarse, sólo una chispa y… ¡allí estaba!
El libro era antiquísimo y prendió enseguida. Con un poco de suerte, la chica no tendría tiempo de apartarse antes de que la llamarada le quemase las cejas. Aurelia rió con su ocurrencia. Fue todo lo que pudo hacer durante un buen rato, retorcerse de risa en el suelo. Qué lástima que la morena ya había terminado de cancelar el hechizo. La niebla se estaba disipando y las banshees desaparecerían con ella.
¡Objetivo conseguido!
Habéis vencido a vuestros demonios (al menos, por ahora) y revertido el hechizo de invocación de las banshees. Se han ido, liberando a los asistentes al desfile. El libro de Aurelia ha ardido, puesno iba a dejaros andar por ahí con un libro de magia prohibida ha preferido destruirlo a que otro lo tuviera. Sólo os resta decidir qué haréis con la brujita díscola, comprobar qué tal se encuentra la gente en el barrio (y Sophi) y disfrutar del resto de los festejos (si podéis).
Por mi parte, os devuelvo vuestro tema. No olvidéis solicitar el bono de 3px por el evento de Samhain cuando pidáis los puntos por este tema. Ha sido un placer leeros a las tres, espero que vosotras hayáis disfrutado también.
—Maestro —llamó—, lo hice. Descifré el libro con tus enseñanzas. ¡Las invoqué yo sola! —Entonces, el maestro se volvió de espaldas a ella y echó a andar, alejándose— ¡Maestro! —llamó de nuevo, asustada—, ¡no te vayas, por favor!
Pero el maestro ya no estaba allí, sólo la oscuridad. Intentó moverse y notó un fuerte dolor de cabeza. Quiso llevar una mano a su frente, pero sentía el brazo tan pesado, que no fue capaz de alzarlo del suelo. Fue así como se dio cuenta de que estaba tirada en el suelo, un suelo húmedo. ¿Qué había ocurrido? Lo último que recordaba era la niebla que surgía a su alrededor mientras entonaba aquel cántico con el libro entre sus manos. ¡El libro!
Abrió los ojos de repente. O, más bien, esa fue su intención, pero sus párpados tampoco respondían adecuadamente a sus deseos. En lugar de eso, logró entreabrirlos tras varios parpadeos. No vio gran cosa desde su posición, pero sí pudo confirmar que estaba tumbada en un suelo mojado.
Agudizó el oído y se dio cuenta de que alguien estaba recitando. Su corazón comenzó a palpitar con fuerza. Alguien debía estar utilizando su libro, el libro que el maestro le había confiado. No podía permitirlo, pero su cuerpo no quería colaborar y ni siquiera sabía desde dónde hablaba aquella persona.
En medio de su desesperación, tuvo un golpe de suerte. Un ruido sordo contra el suelo y logró percibir, en un rincón de su visión, una figura arrodillada frente a, ¡sí, era su libro! Bien, puede que no tuviera fuerzas para recuperarlo, pero aquella infeliz que no era capaz ni de mantenerse en pie mientras recitaba un estúpido hechizo tampoco lo tendría. Sólo necesitaba concentrarse, sólo una chispa y… ¡allí estaba!
El libro era antiquísimo y prendió enseguida. Con un poco de suerte, la chica no tendría tiempo de apartarse antes de que la llamarada le quemase las cejas. Aurelia rió con su ocurrencia. Fue todo lo que pudo hacer durante un buen rato, retorcerse de risa en el suelo. Qué lástima que la morena ya había terminado de cancelar el hechizo. La niebla se estaba disipando y las banshees desaparecerían con ella.
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¡Objetivo conseguido!
Habéis vencido a vuestros demonios (al menos, por ahora) y revertido el hechizo de invocación de las banshees. Se han ido, liberando a los asistentes al desfile. El libro de Aurelia ha ardido, pues
Por mi parte, os devuelvo vuestro tema. No olvidéis solicitar el bono de 3px por el evento de Samhain cuando pidáis los puntos por este tema. Ha sido un placer leeros a las tres, espero que vosotras hayáis disfrutado también.
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Por suerte Nahir aceptó hacerse cargo de la situación, era una joven muy calmada pero en momentos de incertidumbre sabía cómo responder. Apoyé dos dedos en el cuello de la joven dormida y comprobé que su pulso era regular, supuse que no le haría daño el esperar un poco más hasta que terminaramos con ese asunto. Con cuidado lo apoyé en un rincón apartado de la habitación, escuchando la petición de Nahir sobre mantenerse alejadas mientras intentaba romper el hechizo.
-Tengo que dejarla aquí, sería peligroso que las Banshee se alimenten de sus sueños - Miré con gesto neutro a ambas mujeres - Me encargaré de proteger la puerta, aparentemente no me afectan sus poderes -
Dicho eso, me dirigí a la entrada y me paré allí, luego de unos segundos noté que unas figuras blancas se acercaban, quizás esos extraños seres podían notar que algo ocurría con el hechizo y deseaban impedirlo. [ANALIZANDO] sus cuerpos no tenían materia, no al menos la suficiente como para poder golpearlas, de hecho, era probable que ningún tipo de ataque físico les hiciera daño.
“Piensa en algo triste” [ERROR] ¿Que había sido eso? “Piensa en algo triste” No sabía de dónde surgía esa idea, pero su razonamiento era erróneo, mi sistema no tenía la capacidad de catalogar los recuerdos como tristes o alegres. “Pero tú sí puedes hacerlo” [ERROR][REINICIANDO] ¡NO! No podía apagarme en ese momento, tenía que mantener a salvo a Nahir y a Ava.
Cerré los ojos y comencé a buscar en mi base de datos, los archivos retrocedieron hasta llegar al sitio donde desperté por primera vez: El depósito. Recordaba los años que pasé allí adentro, una palpitación se hizo sentir, habían otros Bios allí, pero a medida que pasaba el tiempo sus cuerpos se descomponían, no tenía herramientas para ayudarlos, una nueva punzada se sintió en mi pecho. Podía percibir que las Banshee estaban a mi alrededor, estaba llamando su atención...
Pero también comenzaba a sentirme débil.
Las imágenes en mi mente se fueron sucediendo una tras otra, todos mis compañeros Bios envejeciendo, con las partes de su cuerpo cayéndose a pedazos, el depósito cada vez más desmejorado, el momento en que una de las paredes se cayó sobre nosotros y no hicimos nada para impedirlo porque nadie nos lo ordenó. La angustia se volvió un torrente imposible de detener y hasta pude sentir unas lágrimas recorriendo mis mejillas.
Mi energía se había agotado, sentí que las piernas me fallaban y caía hacía adelante. Pero unas manos me sostuvieron antes de que tocara el piso.
-Justo a tiempo... -
Sophitia había notado que la neblina se retiraba mientras buscaba el sitio al que Zöe había ido. Los restos de las Banshee se estaban disipando cuando llegó al lugar, y vio a la Bio-Cibernética parada en la puerta, con los brazos caídos y tambaleándose, fue corriendo hacía ella y pudo atraparla antes de que se cayera. Aunque era muy pesada la Vampiro pudo levantarla, le acarició el pelo y la apretó contra sí, ambas tenían los ojos rojos de tanto llorar.
-Creo que deberíamos irnos -
-Tengo que dejarla aquí, sería peligroso que las Banshee se alimenten de sus sueños - Miré con gesto neutro a ambas mujeres - Me encargaré de proteger la puerta, aparentemente no me afectan sus poderes -
Dicho eso, me dirigí a la entrada y me paré allí, luego de unos segundos noté que unas figuras blancas se acercaban, quizás esos extraños seres podían notar que algo ocurría con el hechizo y deseaban impedirlo. [ANALIZANDO] sus cuerpos no tenían materia, no al menos la suficiente como para poder golpearlas, de hecho, era probable que ningún tipo de ataque físico les hiciera daño.
“Piensa en algo triste” [ERROR] ¿Que había sido eso? “Piensa en algo triste” No sabía de dónde surgía esa idea, pero su razonamiento era erróneo, mi sistema no tenía la capacidad de catalogar los recuerdos como tristes o alegres. “Pero tú sí puedes hacerlo” [ERROR][REINICIANDO] ¡NO! No podía apagarme en ese momento, tenía que mantener a salvo a Nahir y a Ava.
Cerré los ojos y comencé a buscar en mi base de datos, los archivos retrocedieron hasta llegar al sitio donde desperté por primera vez: El depósito. Recordaba los años que pasé allí adentro, una palpitación se hizo sentir, habían otros Bios allí, pero a medida que pasaba el tiempo sus cuerpos se descomponían, no tenía herramientas para ayudarlos, una nueva punzada se sintió en mi pecho. Podía percibir que las Banshee estaban a mi alrededor, estaba llamando su atención...
Pero también comenzaba a sentirme débil.
Las imágenes en mi mente se fueron sucediendo una tras otra, todos mis compañeros Bios envejeciendo, con las partes de su cuerpo cayéndose a pedazos, el depósito cada vez más desmejorado, el momento en que una de las paredes se cayó sobre nosotros y no hicimos nada para impedirlo porque nadie nos lo ordenó. La angustia se volvió un torrente imposible de detener y hasta pude sentir unas lágrimas recorriendo mis mejillas.
Mi energía se había agotado, sentí que las piernas me fallaban y caía hacía adelante. Pero unas manos me sostuvieron antes de que tocara el piso.
-Justo a tiempo... -
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Sophitia había notado que la neblina se retiraba mientras buscaba el sitio al que Zöe había ido. Los restos de las Banshee se estaban disipando cuando llegó al lugar, y vio a la Bio-Cibernética parada en la puerta, con los brazos caídos y tambaleándose, fue corriendo hacía ella y pudo atraparla antes de que se cayera. Aunque era muy pesada la Vampiro pudo levantarla, le acarició el pelo y la apretó contra sí, ambas tenían los ojos rojos de tanto llorar.
-Creo que deberíamos irnos -
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