Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
La decidida voz de Nahir dio esperanzas a la alada, que sin perder ni un instante le entregó el libro para que empezase a revertir el hechizo de aquella muchacha, expulsando a las Banshees de la ciudad y liberando de su influjo a los asistentes que seguían en la plaza.
Aprovechando las ventajas de su naturaleza bio cibernética, Zöe decidió ocuparse de proteger la puerta por si aquellos seres decidían acercarse al almacén, dejando para la cuerva la tarea de vigilar a la culpable y evitar, en caso de que fuese necesario, que volviese a echar mano al ejemplar que ahora sostenía la morena.
- Descuida Nahir, nadie te interrumpirá. - aseguró, colocándose entre la bruja y aquella otra mujer, que seguía inconsciente tras la descarga.
Respaldada por ambas, la tensai de agua comenzó a recitar las palabras que devolverían Beltrexus a la normalidad, y eso debió alertar a las Banshees, que abandonaron la concurrida zona de festejos para acudir hasta allí, presintiendo seguramente que corrían peligro.
Un escalofrío recorrió la espalda de la Midgardiana, todo su cuerpo reaccionó ante la proximidad de aquellos seres poniéndose en guardia, pero gracias a los espíritus tenían a la persona adecuada defendiendo la entrada, con lo que no les resultaría sencillo llegar al interior.
- Céntrate Ava, pensamientos positivos, así no podrán hacerte nada. - se dijo mentalmente, recuperando los recuerdos más felices que tenía para mantener a raya a aquellas criaturas.
Con ello esperaba mantenerlas alejadas de sí y de su compañera, pero en cuanto vio que la hechicera caía de rodillas al suelo su concentración se fue al traste. - ¡Nahir! ¿estás bien? - se apresuró a preguntar, arrodillándose a su lado, pero la morena continuó recitando sin descanso, no pararía hasta haber revertido el conjuro.
- La niebla… se está desvaneciendo. - susurró la joven, observando como el grisáceo manto que las rodeaba perdía intensidad con cada palabra que su acompañante pronunciaba, pero pronto reparó en otro detalle… la culpable de aquel desastre estaba recobrando la consciencia.
Sin poder moverse a causa de la descarga, la extraña se quedó mirándolas, al principio con expresión preocupada, pero esto no duró mucho, enseguida su rostro se tornó serio, parecía estarse concentrando para algo y eso, unido al leve movimiento de sus labios fue suficiente para que el instinto de la alada la advirtiese del peligro.
De haber estado más cerca de ella, la cuerva se habría limitado a golpearla para evitar cualquier posible ataque por su parte, pero sin tiempo para levantarse y alcanzarla antes de que pudiese hacer algo en contra de Nahir, Ava solo podía hacer una cosa, interponerse entre ambas y recibir lo que estuviese conjurando, protegiendo de ese modo a la tensai de agua.
Sin embargo, no llegó a hacerlo, no por falta de rapidez sino por el repentino brillo que apareció en las páginas del libro, captando su atención de inmediato y provocando que actuase de forma instintiva. - ¡Nahir! - gritó, sujetando las manos de la muchacha y tirando de ella hacia atrás para apartarla de ejemplar, que de un instante a otro quedó envuelto en llamas.
- Nahir, ¿te has quemado? Respóndeme. - instó, sin saber si habría llegado a tiempo de salvarla del fuego.
Pero antes de que obtuviese la respuesta que esperaba, un sonido consiguió que se girase hacia la desconocida, se estaba riendo de lo que acababa de hacer, algo que puso de muy mal humor a la Midgardiana.
En un abrir y cerrar de ojos, la mujer bestia se levantó, y sin pensárselo dos veces propinó un puntapié al ardiente libro de hechizos, enviándolo a escasos centímetros de la cara de su supuesta dueña, cuya sonrisa desapareció al instante.
- Ríete ahora, vamos, atrévete a hacerlo de nuevo. - la retó, avanzando hacia ella e inmovilizándola de forma que no pudiese apartarse de las llamas. El calor obligó a la maga a cerrar los ojos y arrancó un quejido de su garganta, pero no fue suficiente para que la guerrera la liberase, no, en vez de eso siguió sujetándola por los cabellos, obligándola a mantener el rostro contra el suelo.
- Debería dejar que te quemase la cara, así no olvidarías este día ni lo que hiciste. - le susurró al oído, consiguiendo que se retorciese enérgicamente bajo su cuerpo, aunque en vano. Aquella chica no podía hacer nada contra la cuerva, ni contra el peso que la armadura le brindaba, era demasiado para ella así que solo podía hacer una cosa, suplicar.
- No… no lo hagas. - pidió, y quizá por eso, o porque no quería seguir perdiendo el tiempo con ella mientras Nahir seguía allí dentro, posiblemente herida, alivió la presión que mantenía sobre la extraña, pero no iba a dejar que se marchase como si nada, no, sería entregada a las autoridades, y para que el traslado fuese más sencillo solo restaba hacer una cosa.
El golpe resonó en el almacén, fue un impacto rápido y certero, directo a la sien, que dejó a la chica nuevamente inconsciente. - Ya no supone ningún peligro para nosotras. - comentó, apartándola del fuego aunque solo lo justo.
- Nahir, ¿cómo estás? - preguntó, volviendo junto a morena mientras alcanzaba a escuchar la voz de Sophitia en el exterior, no quedaba rastro ya de la niebla ni tampoco de las Banshees, lo habían conseguido.
Aprovechando las ventajas de su naturaleza bio cibernética, Zöe decidió ocuparse de proteger la puerta por si aquellos seres decidían acercarse al almacén, dejando para la cuerva la tarea de vigilar a la culpable y evitar, en caso de que fuese necesario, que volviese a echar mano al ejemplar que ahora sostenía la morena.
- Descuida Nahir, nadie te interrumpirá. - aseguró, colocándose entre la bruja y aquella otra mujer, que seguía inconsciente tras la descarga.
Respaldada por ambas, la tensai de agua comenzó a recitar las palabras que devolverían Beltrexus a la normalidad, y eso debió alertar a las Banshees, que abandonaron la concurrida zona de festejos para acudir hasta allí, presintiendo seguramente que corrían peligro.
Un escalofrío recorrió la espalda de la Midgardiana, todo su cuerpo reaccionó ante la proximidad de aquellos seres poniéndose en guardia, pero gracias a los espíritus tenían a la persona adecuada defendiendo la entrada, con lo que no les resultaría sencillo llegar al interior.
- Céntrate Ava, pensamientos positivos, así no podrán hacerte nada. - se dijo mentalmente, recuperando los recuerdos más felices que tenía para mantener a raya a aquellas criaturas.
Con ello esperaba mantenerlas alejadas de sí y de su compañera, pero en cuanto vio que la hechicera caía de rodillas al suelo su concentración se fue al traste. - ¡Nahir! ¿estás bien? - se apresuró a preguntar, arrodillándose a su lado, pero la morena continuó recitando sin descanso, no pararía hasta haber revertido el conjuro.
- La niebla… se está desvaneciendo. - susurró la joven, observando como el grisáceo manto que las rodeaba perdía intensidad con cada palabra que su acompañante pronunciaba, pero pronto reparó en otro detalle… la culpable de aquel desastre estaba recobrando la consciencia.
Sin poder moverse a causa de la descarga, la extraña se quedó mirándolas, al principio con expresión preocupada, pero esto no duró mucho, enseguida su rostro se tornó serio, parecía estarse concentrando para algo y eso, unido al leve movimiento de sus labios fue suficiente para que el instinto de la alada la advirtiese del peligro.
De haber estado más cerca de ella, la cuerva se habría limitado a golpearla para evitar cualquier posible ataque por su parte, pero sin tiempo para levantarse y alcanzarla antes de que pudiese hacer algo en contra de Nahir, Ava solo podía hacer una cosa, interponerse entre ambas y recibir lo que estuviese conjurando, protegiendo de ese modo a la tensai de agua.
Sin embargo, no llegó a hacerlo, no por falta de rapidez sino por el repentino brillo que apareció en las páginas del libro, captando su atención de inmediato y provocando que actuase de forma instintiva. - ¡Nahir! - gritó, sujetando las manos de la muchacha y tirando de ella hacia atrás para apartarla de ejemplar, que de un instante a otro quedó envuelto en llamas.
- Nahir, ¿te has quemado? Respóndeme. - instó, sin saber si habría llegado a tiempo de salvarla del fuego.
Pero antes de que obtuviese la respuesta que esperaba, un sonido consiguió que se girase hacia la desconocida, se estaba riendo de lo que acababa de hacer, algo que puso de muy mal humor a la Midgardiana.
En un abrir y cerrar de ojos, la mujer bestia se levantó, y sin pensárselo dos veces propinó un puntapié al ardiente libro de hechizos, enviándolo a escasos centímetros de la cara de su supuesta dueña, cuya sonrisa desapareció al instante.
- Ríete ahora, vamos, atrévete a hacerlo de nuevo. - la retó, avanzando hacia ella e inmovilizándola de forma que no pudiese apartarse de las llamas. El calor obligó a la maga a cerrar los ojos y arrancó un quejido de su garganta, pero no fue suficiente para que la guerrera la liberase, no, en vez de eso siguió sujetándola por los cabellos, obligándola a mantener el rostro contra el suelo.
- Debería dejar que te quemase la cara, así no olvidarías este día ni lo que hiciste. - le susurró al oído, consiguiendo que se retorciese enérgicamente bajo su cuerpo, aunque en vano. Aquella chica no podía hacer nada contra la cuerva, ni contra el peso que la armadura le brindaba, era demasiado para ella así que solo podía hacer una cosa, suplicar.
- No… no lo hagas. - pidió, y quizá por eso, o porque no quería seguir perdiendo el tiempo con ella mientras Nahir seguía allí dentro, posiblemente herida, alivió la presión que mantenía sobre la extraña, pero no iba a dejar que se marchase como si nada, no, sería entregada a las autoridades, y para que el traslado fuese más sencillo solo restaba hacer una cosa.
El golpe resonó en el almacén, fue un impacto rápido y certero, directo a la sien, que dejó a la chica nuevamente inconsciente. - Ya no supone ningún peligro para nosotras. - comentó, apartándola del fuego aunque solo lo justo.
- Nahir, ¿cómo estás? - preguntó, volviendo junto a morena mientras alcanzaba a escuchar la voz de Sophitia en el exterior, no quedaba rastro ya de la niebla ni tampoco de las Banshees, lo habían conseguido.
Ava Kenrith
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Re: Maldita fiesta de la cosecha [Samhain 2019] [cerrado]
Las palabras de Ava la animaban a seguir adelante, ya quedaba poco, muy poco, no podía parar ahora.
No se percató de que la hechicera había vuelto en sí, ni que estaba haciendo algo para interrumpir el contrahechizo, no se dio cuenta de nada, tan solo pudo escuchar la voz de la mujer cuervo, haciendo que la morena girase la cabeza hacía ella, extrañada. Fue entonces cuando notó el chispazo de luz en el libro, e instantes después, el calor en sus manos.
Suerte que Ava fue más rápida, de lo contraría, lo que había sido una quemadura leve, podría haber terminado en algo mucho peor.
La bruja dejó escapar un gemido, llevándose las manos doloridas al pecho.
-No, no, no…- repetía una y otra vez viendo cómo las llamas se comían el libro.
Alargó una de las manos, con la intención de apagar las llamas, pero el tomo estaba ya calcinado, aunque acabase con el fuego, este quedaría inservible, Por otro lado, un latigazo de dolor le impidió hacer nada, tenía las palmas de las manos rojas, podía sentir como le palpitaban.
La risa de la hechicera resonó en su cabeza, creando el pensamiento en la morena de que no habían podido acabar de deshacer el hechizo. Se sentía impotente e idiota, algo en su interior le decía que debía ir hasta la desconocida y borrar aquella sonrisa de su rostro. Quería hacerle daño, quería que sufriera. Aquel era un sentimiento e instinto que nunca había experimentado y aún así lo acogió como parte de ella. La miraba, pero ya no la veía a ella, ahora lo veía a él. Lo iba a matar.
Entonces Ava le lanzó el libro en llamas, y Nahir no hizo nada para impedírselo. No apartó la miraba ni un solo momento, quería ver cómo aquel hombre se quemaba.
El quejido de la mujer hizo que la bruja volviera en sí.
Intentó apoyar las manos en el suelo para poder levantarse, ya que sentía las piernas débiles, pero las heridas en las manos a causa del fuego le hicieron contraer el gesto de dolor.
-Ava…- susurró cuando la mujer se acercó nuevamente a ella. - L-lo siento, yo…- se miró las manos, le dolían, pero no era lo que más le importaba en aquel momento. - El libro…- miró a la midgardiana a los ojos- ¿Se han ido? - sentía miedo y muchas ganas de llorar, por lo que no estaba segura de que las Banshees hubiesen desaparecido.
-!Nahir!- gritaba la mujer desesperada, buscando a su hija.
Tenía los ojos hinchados y llenos de lágrimas. La niebla ya había desaparecido y aquellas horribles bestias con ella, pero no encontraba a su hija por ninguna parte. Desde que había vuelto del continente que estaba triste, apagada, y temía lo que las Banshees habían podido hacer con ella.
No muy lejos, reconoció a las jóvenes que había visto con su hija hacía apenas un rato, así que salió corriendo hacia allí, esperando que estuviera con ellas, o que al menos supiesen dónde podía estar.
Aquel había sido el peor día de la cosecha de todos los tiempos.
No se percató de que la hechicera había vuelto en sí, ni que estaba haciendo algo para interrumpir el contrahechizo, no se dio cuenta de nada, tan solo pudo escuchar la voz de la mujer cuervo, haciendo que la morena girase la cabeza hacía ella, extrañada. Fue entonces cuando notó el chispazo de luz en el libro, e instantes después, el calor en sus manos.
Suerte que Ava fue más rápida, de lo contraría, lo que había sido una quemadura leve, podría haber terminado en algo mucho peor.
La bruja dejó escapar un gemido, llevándose las manos doloridas al pecho.
-No, no, no…- repetía una y otra vez viendo cómo las llamas se comían el libro.
Alargó una de las manos, con la intención de apagar las llamas, pero el tomo estaba ya calcinado, aunque acabase con el fuego, este quedaría inservible, Por otro lado, un latigazo de dolor le impidió hacer nada, tenía las palmas de las manos rojas, podía sentir como le palpitaban.
La risa de la hechicera resonó en su cabeza, creando el pensamiento en la morena de que no habían podido acabar de deshacer el hechizo. Se sentía impotente e idiota, algo en su interior le decía que debía ir hasta la desconocida y borrar aquella sonrisa de su rostro. Quería hacerle daño, quería que sufriera. Aquel era un sentimiento e instinto que nunca había experimentado y aún así lo acogió como parte de ella. La miraba, pero ya no la veía a ella, ahora lo veía a él. Lo iba a matar.
Entonces Ava le lanzó el libro en llamas, y Nahir no hizo nada para impedírselo. No apartó la miraba ni un solo momento, quería ver cómo aquel hombre se quemaba.
El quejido de la mujer hizo que la bruja volviera en sí.
Intentó apoyar las manos en el suelo para poder levantarse, ya que sentía las piernas débiles, pero las heridas en las manos a causa del fuego le hicieron contraer el gesto de dolor.
-Ava…- susurró cuando la mujer se acercó nuevamente a ella. - L-lo siento, yo…- se miró las manos, le dolían, pero no era lo que más le importaba en aquel momento. - El libro…- miró a la midgardiana a los ojos- ¿Se han ido? - sentía miedo y muchas ganas de llorar, por lo que no estaba segura de que las Banshees hubiesen desaparecido.
-!Nahir!- gritaba la mujer desesperada, buscando a su hija.
Tenía los ojos hinchados y llenos de lágrimas. La niebla ya había desaparecido y aquellas horribles bestias con ella, pero no encontraba a su hija por ninguna parte. Desde que había vuelto del continente que estaba triste, apagada, y temía lo que las Banshees habían podido hacer con ella.
No muy lejos, reconoció a las jóvenes que había visto con su hija hacía apenas un rato, así que salió corriendo hacia allí, esperando que estuviera con ellas, o que al menos supiesen dónde podía estar.
Aquel había sido el peor día de la cosecha de todos los tiempos.
Nahir
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