Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
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Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
¿Cuánto tiempo había transcurrido desde que tuve que necesitar la ayuda de tres herreras para forjar algo que yo ya sabía forjar antes y que por algún motivo olvidé aquella vez? Pues pasaron exactamente… Bueno, pasó mucho tiempo. Lo suficiente como para que enviar a sobrevolar por el pueblo a mi búhaw, ave que me permitía mediante una conexión mágica percibir el mundo a través de sus sentidos, pareciera una pérdida de tiempo, sobre todo cuando él se desviaba de su camino y se dedicaba a cazar insectos viscosos pero sabrosos.[1]
–Rauko…
Di un respingo cuando la voz interrumpió mi sintonía, regresándome a mi cuerpo.
–Oye, traquilo, viejo –dijo Hyro con ambas manos alzadas–. Solo vine a preguntar por Mellea. No he sabido de ella desde el puertival. He ido a su cabaña y parece que no hay nadie. Pensé que estaría haciendo alguno de sus experimentos raros con la bella Sienna, pero ella también ha estado buscándola.
–Entraré en su cabaña y veré si solo está durmiendo o abstraída en unos de sus libros –dije. No me demoré en levantarme de mi cama y recoger mis armas, aunque esperaba no tener que blandirlas.
–¿Irrumpirás en su hogar? –inquirió con una ceja enarcada y el asomo de una media sonrisa–. ¿Estás seguro de que quieres arriesgarte a enojar a Mellea? –A pesar de su tono jovial, pude ver la preocupación filtrándose en sus ojos. Tal vez la bruja estuviera bien, pero ambos sabíamos que ella tenía enemigos que… no estaban contentos con que se les hubiera escapado la herrera que les fabricaba toda clase de armas mágicas poderosas.
–Síp –solté, sonriendo perezosamente–. Tampoco sería nada comparado con que ella subastó mi puerta –proseguí–. Como sea, nos vemos luego.
Unos diez minutos después de salir de casa, llegué al pueblito. De nuevo, encontré niños jugando en sus calles, viejas chismosas reunidas frente a una cabaña y un anciano que seguía vociferando que el fin del mundo llegaría pronto. Pasé por delante de la posada de Sienna, donde, al lado del local, había una tumba con una tabla de madera que contenía la imagen de la cara de un caballo sonriente y un texto que decía:
Arrugué la nariz, extrañado, y seguí andando.
–Rauko…
Di un respingo cuando la voz interrumpió mi sintonía, regresándome a mi cuerpo.
–Oye, traquilo, viejo –dijo Hyro con ambas manos alzadas–. Solo vine a preguntar por Mellea. No he sabido de ella desde el puertival. He ido a su cabaña y parece que no hay nadie. Pensé que estaría haciendo alguno de sus experimentos raros con la bella Sienna, pero ella también ha estado buscándola.
–Entraré en su cabaña y veré si solo está durmiendo o abstraída en unos de sus libros –dije. No me demoré en levantarme de mi cama y recoger mis armas, aunque esperaba no tener que blandirlas.
–¿Irrumpirás en su hogar? –inquirió con una ceja enarcada y el asomo de una media sonrisa–. ¿Estás seguro de que quieres arriesgarte a enojar a Mellea? –A pesar de su tono jovial, pude ver la preocupación filtrándose en sus ojos. Tal vez la bruja estuviera bien, pero ambos sabíamos que ella tenía enemigos que… no estaban contentos con que se les hubiera escapado la herrera que les fabricaba toda clase de armas mágicas poderosas.
–Síp –solté, sonriendo perezosamente–. Tampoco sería nada comparado con que ella subastó mi puerta –proseguí–. Como sea, nos vemos luego.
Unos diez minutos después de salir de casa, llegué al pueblito. De nuevo, encontré niños jugando en sus calles, viejas chismosas reunidas frente a una cabaña y un anciano que seguía vociferando que el fin del mundo llegaría pronto. Pasé por delante de la posada de Sienna, donde, al lado del local, había una tumba con una tabla de madera que contenía la imagen de la cara de un caballo sonriente y un texto que decía:
«"Hiii, hiii, hiiiii."
-Don caballo (1260-1274)»
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Arrugué la nariz, extrañado, y seguí andando.
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[1] Habi de la mascota Schnee: Conexión.
Rauko
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
— Te estoy diciendo que estoy perfectamente bien, no tienes que preocuparte de nada — comenté cruzando los brazos, mirando las ramas de los arboles mientras seguíamos el camino — No es como si hubiera estado inconsciente por un año o algo por el estilo. Solo… dormí más de lo necesario, culpa de esos hongos — terminé diciendo, escuchando como el lobo soltaba un gruñido mientras seguía mi paso.
Habían sido un par de días difíciles, principalmente porque el tener comida nada saludable para el cuerpo siempre terminaba siendo una molestia. Se suponía que Genevive ya sabía identificar las cosas que recolectaba “Así que… se confundió o intentó asesinarme finalmente” Y podía apostar mis dedos a que era la segunda opción. Asentí con la cabeza observando la mano humana, recordando lo doloroso que era no poder usar una mano “O mejor apuesto una manzana, a nadie le duele apostar una manzana.”
— Supongo que recuerdas que debemos hacer, Azrael — dije, bajando la mirada al lobo. Este se detuvo y gruñó — ¿Cómo que no lo recuerdas? Ella lo estaba mencionando antes de que partiéramos, te lo dijo mientras te daba palmadas — proseguí, llevándome ambas manos a la cabeza ¿Qué se suponía que iba a buscar ahora? No podía volver con las manos vacías. Azrael soltó un corto aullido, sin apartar la mirada — No, imposible que me lo dijese a mí, por algo se acuclilló junto a ti ¡Tú eras quien debía recordarlo! — tomé aire lentamente y cerré los ojos, si me calmaba podía solucionar aquello — Bien, bien… ya sé qué haremos — moví las manos en el aire relajando la tensión entre Azrael y yo, no debíamos entrar en pánico — Busquemos un sombrero, si volvemos con un sombrero y lo damos como ofrenda de paz, nada saldrá mal ¿No? — El animal aulló nuevamente, por lo visto también la idea le parecía bien — ¡De acuerdo, amigo! Tenemos un sombrero que buscar.
El pueblito en cuestión al que nos habíamos dirigido aquella vez lucía como cualquier otro. Tenía casas, gente y aire “Muy bien Fred, ya reconocimos el terreno. Momento de rastrear un sombrero.” Rastrear un sombrero no debía ser tan difícil, si quería conseguir un sombrero debía pensar como sombrero “Si fuera un sombrero estaría en un sitio muy obvio… en una cabeza.” Di una palmada y asentí, definitivamente aquella era la respuesta. Mientras me adentraba en aquel sitio podía ver muchas cabezas, pero ninguna tenía sombrero. Unos niños que jugaban alegremente por la zona se quedaron quietos al ver a Azrael, por lo visto no estaban acostumbrado a ver lobos por allí “O quizá un lobo se comió al hermano de alguno” eso explicaría porque lo veían con mala cara.
— Tranquilos niños, no hace daño. Solo muerde a veces cuando lo molestan — dije mientras me agachaba para darle unas palmadas a Azrael en el lomo, últimamente el animal había estado dejando su etapa rebelde, por lo visto ya perdonaba que hubiera asesinado a su madre — ¿Ven? Aún tengo la mano, es inofensivo.
— ¿En serio es inofensivo?
— Totalmente
— ¿Y sabe hacer algún truco?
— ¡Abran bien los ojos y presten atención! — Le dije a los jóvenes, seguro que con aquel truco dejarían de tener miedo. Saqué una de las ardillas muertas de mi cinturón y la sacudí en el aire, luego de eso la lancé al lobo, quien la devoró en un par de segundos, triturando también los huesos del cadáver para comerlos. — A ese truco le llamo el tri… — lastimosamente no pude terminar la frase, todos los niños salieron corriendo mientras gritaban aterrorizados “Un público difícil” — Bueno… mejor seguimos nuestra búsqueda amigo — comenté al lobo, dando un silbido para que este me siguiera.
Habían sido un par de días difíciles, principalmente porque el tener comida nada saludable para el cuerpo siempre terminaba siendo una molestia. Se suponía que Genevive ya sabía identificar las cosas que recolectaba “Así que… se confundió o intentó asesinarme finalmente” Y podía apostar mis dedos a que era la segunda opción. Asentí con la cabeza observando la mano humana, recordando lo doloroso que era no poder usar una mano “O mejor apuesto una manzana, a nadie le duele apostar una manzana.”
— Supongo que recuerdas que debemos hacer, Azrael — dije, bajando la mirada al lobo. Este se detuvo y gruñó — ¿Cómo que no lo recuerdas? Ella lo estaba mencionando antes de que partiéramos, te lo dijo mientras te daba palmadas — proseguí, llevándome ambas manos a la cabeza ¿Qué se suponía que iba a buscar ahora? No podía volver con las manos vacías. Azrael soltó un corto aullido, sin apartar la mirada — No, imposible que me lo dijese a mí, por algo se acuclilló junto a ti ¡Tú eras quien debía recordarlo! — tomé aire lentamente y cerré los ojos, si me calmaba podía solucionar aquello — Bien, bien… ya sé qué haremos — moví las manos en el aire relajando la tensión entre Azrael y yo, no debíamos entrar en pánico — Busquemos un sombrero, si volvemos con un sombrero y lo damos como ofrenda de paz, nada saldrá mal ¿No? — El animal aulló nuevamente, por lo visto también la idea le parecía bien — ¡De acuerdo, amigo! Tenemos un sombrero que buscar.
El pueblito en cuestión al que nos habíamos dirigido aquella vez lucía como cualquier otro. Tenía casas, gente y aire “Muy bien Fred, ya reconocimos el terreno. Momento de rastrear un sombrero.” Rastrear un sombrero no debía ser tan difícil, si quería conseguir un sombrero debía pensar como sombrero “Si fuera un sombrero estaría en un sitio muy obvio… en una cabeza.” Di una palmada y asentí, definitivamente aquella era la respuesta. Mientras me adentraba en aquel sitio podía ver muchas cabezas, pero ninguna tenía sombrero. Unos niños que jugaban alegremente por la zona se quedaron quietos al ver a Azrael, por lo visto no estaban acostumbrado a ver lobos por allí “O quizá un lobo se comió al hermano de alguno” eso explicaría porque lo veían con mala cara.
— Tranquilos niños, no hace daño. Solo muerde a veces cuando lo molestan — dije mientras me agachaba para darle unas palmadas a Azrael en el lomo, últimamente el animal había estado dejando su etapa rebelde, por lo visto ya perdonaba que hubiera asesinado a su madre — ¿Ven? Aún tengo la mano, es inofensivo.
— ¿En serio es inofensivo?
— Totalmente
— ¿Y sabe hacer algún truco?
— ¡Abran bien los ojos y presten atención! — Le dije a los jóvenes, seguro que con aquel truco dejarían de tener miedo. Saqué una de las ardillas muertas de mi cinturón y la sacudí en el aire, luego de eso la lancé al lobo, quien la devoró en un par de segundos, triturando también los huesos del cadáver para comerlos. — A ese truco le llamo el tri… — lastimosamente no pude terminar la frase, todos los niños salieron corriendo mientras gritaban aterrorizados “Un público difícil” — Bueno… mejor seguimos nuestra búsqueda amigo — comenté al lobo, dando un silbido para que este me siguiera.
Fredericksen
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
-Tenemos que devolverle los vestidos a Sienna-
-Ya sabia que si usaba un vestido me quedaría bien, que tal si tu le llevas el vestido mientras yo sigo intentando aprender como se usa esto-
-¿Qué serás bardo acaso?-
-Pfft soy un charlatán que se respeta, solo quiero ver como funciona la supuesta técnica de seducción que utilizan con esta cosa-
-¿Enserio esa es la única motivación que tienes para tocar la guitarra?
-Si-
-De acuerdo, yo llevare el vestido, pero a cambio quiero que me toques algo-
-Vaya es verdad lo que dicen, esto ha sido mas rápido de lo que pensaba-
-huh?-
Acto seguido el rubio le puso una mano en una de las tetas de la joven Eve, Zelas masajeo un poco el busto antes de recibir una bofetada que casi lo boto al piso con su espada ridículamente grande y todo, vio como Eve rompía la guitarra y se llevaba los vestidos sonrojada, Hazel se encogió de hombros y se fue del lugar.
-A veces es sorprendente lo tonto que puede ser y, sin embargo, siempre encuentra alguna forma de joder a la gente- farfullo la joven Eve mientras caminaba a la posada de Sienna, visiblemente molesta por las acciones de aquel no-elfo/elfo de pacotilla, normalmente sucedía al revés, ella era quien le estafaba para que hiciera cosas por ella, y ahora había caído como las mejores.
Noto a un grupo de niños salir corriendo de un encapuchado junto a un lobo "supongo que les habrá asustado el animal, bueno será mejor que devuelva esto rápido" pensó Eve cuando al acercarse a la posada noto a Rauko y la tumba.
-Hola Rauko, has visto a Sienna?, necesito devolverle estos vestidos antes que Hazelas se los robe- exclamo la joven con una sonrisa amigable a pesar del mal rato que Zelas le había hecho pasar.
-Ya sabia que si usaba un vestido me quedaría bien, que tal si tu le llevas el vestido mientras yo sigo intentando aprender como se usa esto-
-¿Qué serás bardo acaso?-
-Pfft soy un charlatán que se respeta, solo quiero ver como funciona la supuesta técnica de seducción que utilizan con esta cosa-
-¿Enserio esa es la única motivación que tienes para tocar la guitarra?
-Si-
-De acuerdo, yo llevare el vestido, pero a cambio quiero que me toques algo-
-Vaya es verdad lo que dicen, esto ha sido mas rápido de lo que pensaba-
-huh?-
Acto seguido el rubio le puso una mano en una de las tetas de la joven Eve, Zelas masajeo un poco el busto antes de recibir una bofetada que casi lo boto al piso con su espada ridículamente grande y todo, vio como Eve rompía la guitarra y se llevaba los vestidos sonrojada, Hazel se encogió de hombros y se fue del lugar.
-A veces es sorprendente lo tonto que puede ser y, sin embargo, siempre encuentra alguna forma de joder a la gente- farfullo la joven Eve mientras caminaba a la posada de Sienna, visiblemente molesta por las acciones de aquel no-elfo/elfo de pacotilla, normalmente sucedía al revés, ella era quien le estafaba para que hiciera cosas por ella, y ahora había caído como las mejores.
Noto a un grupo de niños salir corriendo de un encapuchado junto a un lobo "supongo que les habrá asustado el animal, bueno será mejor que devuelva esto rápido" pensó Eve cuando al acercarse a la posada noto a Rauko y la tumba.
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-Hola Rauko, has visto a Sienna?, necesito devolverle estos vestidos antes que Hazelas se los robe- exclamo la joven con una sonrisa amigable a pesar del mal rato que Zelas le había hecho pasar.
Zelas Hazelmere
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
- Finalmente! - exclamó con algarabía la mujer de gran cabus y quito de mis manos la pequeña caja, no mentiría, sentía algo de curiosidad sobre el contenido de la misma pues, tuve que tener mucho cuidado al transportarla desde Vulwulfar por indicaciones de Derek además despedía un olor hediondo y putrefacto, algo que alejo a muchas personas en mi andar y casi logro meterme en más de un problema una vez.
Mas sin embargo nunca supe del contenido, al igual que muchas otras veces, y así era siempre que iba a cobrar las recompensas de sus encargos. Algo aburrido, pero el chistecito siempre me dejaba un 20% del dinero y podía disponer del otro 80% si ocurría una emergencia en el camino... que siempre ocurría.
La señora me entregó los Aeros y espero a que los contara, luego me dio las gracias y cerró su puerta en mi geta apresurada por despedirme. Le reste importancia, me di vuelta y salí de su patio rápidamente.
La brisa fresca del lugar parecía invitarme, un olor familiar y hogareño inundaba las calles y el sonido jovial de las personas que vivían una vida pacifica era el marco perfecto para un pueblito de trabajadores, muy similar al lugar donde me crie.
- Mamá... - Pensé por un segundo dejándome arrastrar por la sensación y los recuerdos, no con mucha frecuencia la recordaba, mucho menos su rostro que creía olvidado en mi pasado, pero por algo estaba en ese olvido, las bellas imágenes que tenía junto a ella eran seguidas por el maltrato del pueblo, de su gente, los insultos y destrato, las humillaciones, y el llanto.
Deje de pensar tanto y sacudí mi cabeza. Tenía buen dinero, no era momento para ello.
Comencé a caminar dispuesta a irme de allí, escuche gritos a mi andar, perro nada anormal en lo que constituía a un pueblo, molesta conmigo misma ignoré vibrar del suelo bajo mis pies descalzos cuando dos chiquillos chocaron contra mi haciéndome perder el equilibrio; los tres terminamos en el suelo. Mi mochila termino desarrimándose y algunas pertenencias rodando, el cuaderno, unas plumas, vendas y un peine.
- Que les pasa!!! - grité molesta y noté que mi mascara se había corrido, los mocosos que lloriqueaban me vieron de cerca, clavaron un segundo grito, se levantaron de inmediato y siguieron corriendo.
- Malditos maleducados – refunfuñé acomodando la pieza de encaje negro sobre mi rostro y mi cabello alborotado, luego gire sin levantarme colocando las manos en el piso para percibir hacia donde se dirigían y en el sentido contrario, para entender de que estaba huyendo. - un perro?
Mas sin embargo nunca supe del contenido, al igual que muchas otras veces, y así era siempre que iba a cobrar las recompensas de sus encargos. Algo aburrido, pero el chistecito siempre me dejaba un 20% del dinero y podía disponer del otro 80% si ocurría una emergencia en el camino... que siempre ocurría.
La señora me entregó los Aeros y espero a que los contara, luego me dio las gracias y cerró su puerta en mi geta apresurada por despedirme. Le reste importancia, me di vuelta y salí de su patio rápidamente.
La brisa fresca del lugar parecía invitarme, un olor familiar y hogareño inundaba las calles y el sonido jovial de las personas que vivían una vida pacifica era el marco perfecto para un pueblito de trabajadores, muy similar al lugar donde me crie.
- Mamá... - Pensé por un segundo dejándome arrastrar por la sensación y los recuerdos, no con mucha frecuencia la recordaba, mucho menos su rostro que creía olvidado en mi pasado, pero por algo estaba en ese olvido, las bellas imágenes que tenía junto a ella eran seguidas por el maltrato del pueblo, de su gente, los insultos y destrato, las humillaciones, y el llanto.
Deje de pensar tanto y sacudí mi cabeza. Tenía buen dinero, no era momento para ello.
Comencé a caminar dispuesta a irme de allí, escuche gritos a mi andar, perro nada anormal en lo que constituía a un pueblo, molesta conmigo misma ignoré vibrar del suelo bajo mis pies descalzos cuando dos chiquillos chocaron contra mi haciéndome perder el equilibrio; los tres terminamos en el suelo. Mi mochila termino desarrimándose y algunas pertenencias rodando, el cuaderno, unas plumas, vendas y un peine.
- Que les pasa!!! - grité molesta y noté que mi mascara se había corrido, los mocosos que lloriqueaban me vieron de cerca, clavaron un segundo grito, se levantaron de inmediato y siguieron corriendo.
- Malditos maleducados – refunfuñé acomodando la pieza de encaje negro sobre mi rostro y mi cabello alborotado, luego gire sin levantarme colocando las manos en el piso para percibir hacia donde se dirigían y en el sentido contrario, para entender de que estaba huyendo. - un perro?
Merida DunBroch
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
Mientras andaba, ensimismado en mis paranoias respecto a Mellea, una chica me regresó a la realidad. Era Eve, haciendo cosas de Eves, como una Eve normal. Miré detrás de ella en cuanto mencionó a Zelas, pero no vi rastro de él. Por un breve instante apreté los labios antes de que estos dibujaran una sonrisa, una leve pero no genuina; esa vez no debía perder el tiempo, es lo que pensaba, aunque intentara convencerme de que estaba preocupándome en vano por Mellea.
–Hola –le contesté a Eve, intentando sonar afable–, está…
–¡Mis vestidos! –me interrumpió con un grito alguien en la posada. Me volteé y encontré al abuelo de Sienna asomado en una de las ventanas del piso superior. Parecía enojado–. ¿Por qué los tienes? –exigió saber, sus ojos fijos en la chica–. No, espera, déjame adivinar: Sienna, como yo no estaba, aprovechó para profanar mi sagrada colección de vestidos. –Masajeó sus sienes durante unos pocos segundos. Se giró con brusquedad hacia el interior–. ¡Sienna, ve a recoger mis vestidos! –ordenó con tono severo. Al no obtener respuesta, se fue a buscarla.
–Vale, supongo que puedes entregarles los vestidos a… –¿Cómo se llamaba el abuelo de Sienna? ¿Alguna vez alguien lo dijo? Fruncí el ceño mientras intentaba recordar, pero en mis memorias no encontré más que personas siempre llamando al anciano «Abuelo de Sienna»–, ya sabes, al Señor Abuelo de Sienna –dije por fin. Me encogí de hombros con una sonrisa incómoda.
Alguien palmeó mi hombro desde atrás. Me volteé y encontré a un chico con las típicas ropas de los brujos, pero no vi rastro de magia en su cuerpo sino en un artefacto metálico, con una forma similar a un cuerno, que sostenía en una mano.
–Eres… el herrero Rauko, ¿no? –preguntó. Chasqueó los dedos y sonrió–. Claro que sí, solo tú encajas con la descripción de un elfo con un peinado cuya moda murió hace veinte años y con ropas negras que no favorecen para nada a su llamativa cabellera. –Me dio un suave puñetazo en el hombro al verme arquear una ceja–. Tranquilo, solo bromeo. –Miró a Eve, como si no la hubiera notado antes, y alzó las manos–. Oh, lamento si interrumpo algo –se apresuró a decir–. No es mi intención causarle problemas a un elfo fuertote. No, no, no, no –explicó, agitando las manos–. Bueno, sí.
Repentinamente me dio una fuerte palmada en la espalda, empujándome hacia adelante. Para sorprenderme aún más, un portal hacia la Comarca de Urd, según mi primer vistazo, se abrió en el suelo, justo donde caerían mis pies. Cuando la mitad de mi cuerpo lo atravesó, instintivamente expulsé una ráfaga de éter para impulsarme hacia arriba y dirigirme de nuevo a tierra.[1]
–No, mi ciela –rio el hechicero.
Otro portal se abrió en mi trayectoria, y esta vez no pude reunir el suficiente éter para propulsarme antes de entrar al otro lugar y se cerrara la puerta.
Una chica calva observó los niños correr asustados hacia ella. No necesitó pensarlo para acercarse a ellos.
–¿Qué sucede, chicos? ¿A qué le temen? –les preguntó con preocupación.
–¡Un perro del Oblivion y un hombre verde que no se le ve la cara! –dijo uno con un hilo de voz.
–Y una mujer más fea que mi abuela sin nalgas –añadió otro.
–Descuiden, sé qué hacer para ayudarlos –afirmó la mujer con una seguridad que tranquilizó levemente a los niños. Colocó una rodilla en el suelo para estar al nivel de ellos–. Para no tener miedo, ustedes deben hacerse fuertes. Necesitan tener más poder que todos, y así ustedes serán los que impongan miedo. Por desgracia, ustedes son apenas unos críos y, peor aún, humanos; como yo, no fueron bendecidos con el don de la magia, el único poder con el potencial para doblegar al mundo.
–Mucho texto –interrumpió uno–. Vaya al grano, señora.
A la mujer se le crispó el rostro por un breve instante, pero logró relajar su expresión y sonreír. Tomó una máscara de cristal azulado de su cinto; esta empezó a emitir una leve luminiscencia y a zumbar.
–Yo puedo darles el poder –sentenció. En respuesta, a su alrededor se materializaron máscaras parecidas a la que sostenía. Estas se mantuvieron levitando, siseando, tornando frío el aire cercano. La mujer observó complacida las reacciones de asombro de sus interlocutores–. Al portar estas máscaras, serán temibles, y el único requisito para tenerlas es… aceptarlas. –Esbozó una media sonrisa–. ¿Aceptan portar mis máscaras?
Ellos respondieron afirmativamente a la pregunta, y eso era lo que la mujer necesitaba para activar el hechizo.
Varias máscaras se dispararon hacia los niños, pegándose en sus rostros. Ninguno protestó, ninguno se sorprendió, ninguno reaccionó.
–Muy bien –gorjeó la calva–, ahora vuelvan y asesinen a quienes les asustaron. –Mientras los chicos, moviéndose mecánicamente, se alejaban para cumplir la orden grabada con magia en sus débiles mentes, ella desvió la mirada hacia donde estaba la cabaña de Mellea–. Sean la distracción que necesita mi jefe –musitó.
–Hola –le contesté a Eve, intentando sonar afable–, está…
–¡Mis vestidos! –me interrumpió con un grito alguien en la posada. Me volteé y encontré al abuelo de Sienna asomado en una de las ventanas del piso superior. Parecía enojado–. ¿Por qué los tienes? –exigió saber, sus ojos fijos en la chica–. No, espera, déjame adivinar: Sienna, como yo no estaba, aprovechó para profanar mi sagrada colección de vestidos. –Masajeó sus sienes durante unos pocos segundos. Se giró con brusquedad hacia el interior–. ¡Sienna, ve a recoger mis vestidos! –ordenó con tono severo. Al no obtener respuesta, se fue a buscarla.
–Vale, supongo que puedes entregarles los vestidos a… –¿Cómo se llamaba el abuelo de Sienna? ¿Alguna vez alguien lo dijo? Fruncí el ceño mientras intentaba recordar, pero en mis memorias no encontré más que personas siempre llamando al anciano «Abuelo de Sienna»–, ya sabes, al Señor Abuelo de Sienna –dije por fin. Me encogí de hombros con una sonrisa incómoda.
Alguien palmeó mi hombro desde atrás. Me volteé y encontré a un chico con las típicas ropas de los brujos, pero no vi rastro de magia en su cuerpo sino en un artefacto metálico, con una forma similar a un cuerno, que sostenía en una mano.
–Eres… el herrero Rauko, ¿no? –preguntó. Chasqueó los dedos y sonrió–. Claro que sí, solo tú encajas con la descripción de un elfo con un peinado cuya moda murió hace veinte años y con ropas negras que no favorecen para nada a su llamativa cabellera. –Me dio un suave puñetazo en el hombro al verme arquear una ceja–. Tranquilo, solo bromeo. –Miró a Eve, como si no la hubiera notado antes, y alzó las manos–. Oh, lamento si interrumpo algo –se apresuró a decir–. No es mi intención causarle problemas a un elfo fuertote. No, no, no, no –explicó, agitando las manos–. Bueno, sí.
Repentinamente me dio una fuerte palmada en la espalda, empujándome hacia adelante. Para sorprenderme aún más, un portal hacia la Comarca de Urd, según mi primer vistazo, se abrió en el suelo, justo donde caerían mis pies. Cuando la mitad de mi cuerpo lo atravesó, instintivamente expulsé una ráfaga de éter para impulsarme hacia arriba y dirigirme de nuevo a tierra.[1]
–No, mi ciela –rio el hechicero.
Otro portal se abrió en mi trayectoria, y esta vez no pude reunir el suficiente éter para propulsarme antes de entrar al otro lugar y se cerrara la puerta.
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Una chica calva observó los niños correr asustados hacia ella. No necesitó pensarlo para acercarse a ellos.
–¿Qué sucede, chicos? ¿A qué le temen? –les preguntó con preocupación.
–¡Un perro del Oblivion y un hombre verde que no se le ve la cara! –dijo uno con un hilo de voz.
–Y una mujer más fea que mi abuela sin nalgas –añadió otro.
–Descuiden, sé qué hacer para ayudarlos –afirmó la mujer con una seguridad que tranquilizó levemente a los niños. Colocó una rodilla en el suelo para estar al nivel de ellos–. Para no tener miedo, ustedes deben hacerse fuertes. Necesitan tener más poder que todos, y así ustedes serán los que impongan miedo. Por desgracia, ustedes son apenas unos críos y, peor aún, humanos; como yo, no fueron bendecidos con el don de la magia, el único poder con el potencial para doblegar al mundo.
–Mucho texto –interrumpió uno–. Vaya al grano, señora.
A la mujer se le crispó el rostro por un breve instante, pero logró relajar su expresión y sonreír. Tomó una máscara de cristal azulado de su cinto; esta empezó a emitir una leve luminiscencia y a zumbar.
–Yo puedo darles el poder –sentenció. En respuesta, a su alrededor se materializaron máscaras parecidas a la que sostenía. Estas se mantuvieron levitando, siseando, tornando frío el aire cercano. La mujer observó complacida las reacciones de asombro de sus interlocutores–. Al portar estas máscaras, serán temibles, y el único requisito para tenerlas es… aceptarlas. –Esbozó una media sonrisa–. ¿Aceptan portar mis máscaras?
Ellos respondieron afirmativamente a la pregunta, y eso era lo que la mujer necesitaba para activar el hechizo.
Varias máscaras se dispararon hacia los niños, pegándose en sus rostros. Ninguno protestó, ninguno se sorprendió, ninguno reaccionó.
–Muy bien –gorjeó la calva–, ahora vuelvan y asesinen a quienes les asustaron. –Mientras los chicos, moviéndose mecánicamente, se alejaban para cumplir la orden grabada con magia en sus débiles mentes, ella desvió la mirada hacia donde estaba la cabaña de Mellea–. Sean la distracción que necesita mi jefe –musitó.
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Por bendición de Baby Vin, son libres para manejar a todos los NPCs como gusten =) Solo recuerden:
-Ninguno de los villanos de turno posee magia por sí mismo sino mediante algún objeto mágico.
-Una lechuga fresca es suculenta.
-Da igual si mi elfo reconoce o no a Merida, igual ella verá que soy buena onda (?)
[1] Habi: Vuelo fúlgido.
-Ninguno de los villanos de turno posee magia por sí mismo sino mediante algún objeto mágico.
-Una lechuga fresca es suculenta.
-Da igual si mi elfo reconoce o no a Merida, igual ella verá que soy buena onda (?)
[1] Habi: Vuelo fúlgido.
- Señor Portales locos - #9966ff:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Chica que no tiene un pelo de tonta - #66ffff:
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Rauko
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
Azrael parecía más contento luego de haberse comido la ardilla, quizá su mal humor de antes se debiera a que tenía hambre “Hasta yo me molestaría si tuviese hambre” Por suerte siempre mantenía una dieta equilibrada entre carne de animales pequeños con hierbas de dudosa procedencia.
— De acuerdo muchacho, debemos volver a concentrarnos en nuestro objetivo principal. Nada de hacer más trucos —los niños habían quedado totalmente descartados como fuente de información, solo debía conseguir otro rastro “Había un anciano gritando antes ¿No? Quizá él sepa algo de sombreros, después de todo la moda es lo que pone el fin al mundo” Si, aquello sonaba totalmente sensato, asentí y me dispuse a localizar al viejito gritón—. Bueno, muchacho. Tenemos un posible vagabundo que rastrear.
El lobo aulló en aprobación, era mucho más agradable cuando se volvía colaborador. Ahora el problema sería localizar al viejo ¿De dónde vendrían los gritos?
— Escucha Azrael, el plan es este. Yo voy por allí y tú por el otro lado, si ves algo raro grita… o aúlla… si gritas realmente me sorprendería — le di una palmada al animal en el hocico y no esperé su respuesta, de todos modos tampoco es como que fuera a responder.
Azrael ladeó la cabeza y partió en dirección contraria, después de todo el animal era poco más inteligente de lo que parecía. En su cabeza solo había algo que hacer en aquel momento, localizar un vagabundo. El problema estaba en que no sabía cuál vagabundo ¿Sería buena idea morderlos a todos y arrastrarlos? Posiblemente sí.
El animal caminó por las calles olfateando cuidadosamente, si quería conseguir a un indigente, debía guiarse por el aroma. Podía sentir el rastro de varias personas, pero uno en especificó le dijo que aquella persona era la indicada. Azrael se acercó a la mujer que tenía cerca, aquella persona extraña tenía algo cubriéndole el rostro, aquello le parecería raro si su amigo verde no se la pasara mayormente con la cara también oculta. De todos modos el olor debía corresponder con lo que buscaban. Se acercó a la mujer y mordiendo el vestido de esta le dio un suave tirón, indicando que caminara.
Era extraño no conseguir al sujeto por ningún sitio, quizá ya se había cansado de gritar “O lo habían metido a alguna casa para que no lo vieran feo”. Aquello sería un problema, no podía ir tocando puerta por puerta, me verían raro también a mí.
Nuevamente estaba pro rendirme cuando vi unas extrañas figuras acercarse a toda prisa por la calle, cuando estuvieron más cerca quedó claro que eran los niños de antes por la ropa que tenían “Pero…esas máscaras que tienen son nuevas”, seguro se las habían colocado para tener mayor seguridad. Levanté la mano para llamar la atención de estos, seguro que ahora si me veían sin Azrael cooperarían más.
Fue un grave error eso, los niños por lo visto no eran personas normales. Uno de los menores arrojó una roca que tenía en su mano, la piedra en cuestión de segundos pasó a escasos centímetros de mi, aun así pude sentir la ráfaga de aire tras ella “No es normal que tenga tanta fuerza” aquel pensamiento se vio reafirmado al escuchar el estruendo a mis espaldas, al girarme vi como la viga de la casa donde había impactado la roca estaba hecha trizas “No…definitivamente no es normal”
— ¡Tonto Tiro al Blanco, Debemos acabar solo con el hombre malo que nos asustó!
— ¡Eso intenté, no debes gritarme!
¿Realmente eran los niños de antes? No podía creerlo, antes se habían visto tan inofensivos “Seguro se habían hecho los asustadizos antes para ponerse aquellas máscaras y usar sus poderes malignos sin que nadie les reconociera” Pero aquello no tenía sentido, si querían ocultar totalmente quien era también habrían cambiado sus ropas “O seguramente son tontos y lo olvidaron” De todos modos no podía pararme a pensarlo, por sus gritos al parecer yo era a quien querían herir “O matar, ese tiro era a matar”
Comencé a correr a mi dirección anterior, debía buscar a Azrael para escapar de allí, no podía pelear contra unos niños, estaba mal visto en casi todos los sitios dejar menores muertos en las calles.
— ¡No dejes que escape, corre como el viento Tiro al Blanco! — gritó uno de los menores, acto seguido el que había arrojado la roca comenzó a tomar más velocidad “No puede ser, estos niños no son normales”.
Giré en el primer cruce esperando alejar al enano que me pisaba los talones, comenzaba a considerar la idea de clavarle una flecha en la rodilla ¿Qué podía salir mal? Quizá una queja de los padres porque su hijito no sería un aventurero en el futuro “Pero si eso me salva, no veo el problema”. Más adelante pude ver como Azrael jalaba el vestido de una extraña mujer “Lo está jalando o… oh no, también está luchando” La chica tenía también tenía una especie de máscara, seguro era la jefa de aquellos mocosos
— ¡Azrael aléjate, es gente peligrosa!
Pero antes de que el Lobo pudiera hacer algo, otro mocoso apareció desde el otro lado de la calle.
— ¡No podrán escapar! Esto les enseñará a no asustar — exclamó el niño, levantando sus manos como garras de las cuales comenzaron a salir pequeñas burbujas de luz —, no dejaremos que se salgan con la suya.
— De acuerdo muchacho, debemos volver a concentrarnos en nuestro objetivo principal. Nada de hacer más trucos —los niños habían quedado totalmente descartados como fuente de información, solo debía conseguir otro rastro “Había un anciano gritando antes ¿No? Quizá él sepa algo de sombreros, después de todo la moda es lo que pone el fin al mundo” Si, aquello sonaba totalmente sensato, asentí y me dispuse a localizar al viejito gritón—. Bueno, muchacho. Tenemos un posible vagabundo que rastrear.
El lobo aulló en aprobación, era mucho más agradable cuando se volvía colaborador. Ahora el problema sería localizar al viejo ¿De dónde vendrían los gritos?
— Escucha Azrael, el plan es este. Yo voy por allí y tú por el otro lado, si ves algo raro grita… o aúlla… si gritas realmente me sorprendería — le di una palmada al animal en el hocico y no esperé su respuesta, de todos modos tampoco es como que fuera a responder.
Azrael ladeó la cabeza y partió en dirección contraria, después de todo el animal era poco más inteligente de lo que parecía. En su cabeza solo había algo que hacer en aquel momento, localizar un vagabundo. El problema estaba en que no sabía cuál vagabundo ¿Sería buena idea morderlos a todos y arrastrarlos? Posiblemente sí.
El animal caminó por las calles olfateando cuidadosamente, si quería conseguir a un indigente, debía guiarse por el aroma. Podía sentir el rastro de varias personas, pero uno en especificó le dijo que aquella persona era la indicada. Azrael se acercó a la mujer que tenía cerca, aquella persona extraña tenía algo cubriéndole el rostro, aquello le parecería raro si su amigo verde no se la pasara mayormente con la cara también oculta. De todos modos el olor debía corresponder con lo que buscaban. Se acercó a la mujer y mordiendo el vestido de esta le dio un suave tirón, indicando que caminara.
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Era extraño no conseguir al sujeto por ningún sitio, quizá ya se había cansado de gritar “O lo habían metido a alguna casa para que no lo vieran feo”. Aquello sería un problema, no podía ir tocando puerta por puerta, me verían raro también a mí.
Nuevamente estaba pro rendirme cuando vi unas extrañas figuras acercarse a toda prisa por la calle, cuando estuvieron más cerca quedó claro que eran los niños de antes por la ropa que tenían “Pero…esas máscaras que tienen son nuevas”, seguro se las habían colocado para tener mayor seguridad. Levanté la mano para llamar la atención de estos, seguro que ahora si me veían sin Azrael cooperarían más.
Fue un grave error eso, los niños por lo visto no eran personas normales. Uno de los menores arrojó una roca que tenía en su mano, la piedra en cuestión de segundos pasó a escasos centímetros de mi, aun así pude sentir la ráfaga de aire tras ella “No es normal que tenga tanta fuerza” aquel pensamiento se vio reafirmado al escuchar el estruendo a mis espaldas, al girarme vi como la viga de la casa donde había impactado la roca estaba hecha trizas “No…definitivamente no es normal”
— ¡Tonto Tiro al Blanco, Debemos acabar solo con el hombre malo que nos asustó!
— ¡Eso intenté, no debes gritarme!
¿Realmente eran los niños de antes? No podía creerlo, antes se habían visto tan inofensivos “Seguro se habían hecho los asustadizos antes para ponerse aquellas máscaras y usar sus poderes malignos sin que nadie les reconociera” Pero aquello no tenía sentido, si querían ocultar totalmente quien era también habrían cambiado sus ropas “O seguramente son tontos y lo olvidaron” De todos modos no podía pararme a pensarlo, por sus gritos al parecer yo era a quien querían herir “O matar, ese tiro era a matar”
Comencé a correr a mi dirección anterior, debía buscar a Azrael para escapar de allí, no podía pelear contra unos niños, estaba mal visto en casi todos los sitios dejar menores muertos en las calles.
— ¡No dejes que escape, corre como el viento Tiro al Blanco! — gritó uno de los menores, acto seguido el que había arrojado la roca comenzó a tomar más velocidad “No puede ser, estos niños no son normales”.
Giré en el primer cruce esperando alejar al enano que me pisaba los talones, comenzaba a considerar la idea de clavarle una flecha en la rodilla ¿Qué podía salir mal? Quizá una queja de los padres porque su hijito no sería un aventurero en el futuro “Pero si eso me salva, no veo el problema”. Más adelante pude ver como Azrael jalaba el vestido de una extraña mujer “Lo está jalando o… oh no, también está luchando” La chica tenía también tenía una especie de máscara, seguro era la jefa de aquellos mocosos
— ¡Azrael aléjate, es gente peligrosa!
Pero antes de que el Lobo pudiera hacer algo, otro mocoso apareció desde el otro lado de la calle.
— ¡No podrán escapar! Esto les enseñará a no asustar — exclamó el niño, levantando sus manos como garras de las cuales comenzaron a salir pequeñas burbujas de luz —, no dejaremos que se salgan con la suya.
Fredericksen
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
-Bueno no sirvo para esto- exclamo el rubio mientras dejaba el instrumento musical destruido a un lado, había intentado seguir tocando pero el daño en la guitarra era demasiado, no servía ni como instrumento de percusión, Hazel se llevo la mano al rostro, aun resentido por la bofetada de Eve "Golpea mas fuerte de lo que parece, supongo que debería disculparme... O podría conseguir otra guitarra.... Si conseguiré otra guitarra" pensó para si mismo al momento que salía del lugar donde se encontraba.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
-¿Quién es ese?-
-Vaya otra chica linda-
-Sienna, llévale los vestidos a tu abuelo, y dale las gracias-
Exclamo la joven Eve sin quitarle la mirada de encima al sujeto que había hecho desaparecer a Rauko, Sienna extrañada tomo los vestidos y entro de vuelta a la posada, el brujo del cuerno mientras tanto se limito a observar con una falsa sonrisa en su rostro.
-¿Qué le hiciste a Rauko?-
-Eso no importa querida, ¿no deberías estar mas preocupada por lo que te pueda hacer a ti?-
-La verdad estoy mas preocupado por ti, Rauko tiene muchos amigos, algunos bastante locos-
-No me cabe duda, de seguro que los tiene, aun así no creo que te diga que paso con el-
-Hmm.. serán así las cosas entonces-
La joven suspiro al momento que daba unos pequeños saltos sin moverse del lugar, el brujo por su parte reía ante la posibilidad que esa mujer pudiera hacerle algo, la sonrisa se desvaneció al momento que recibió un lariat de la nada el cual le hizo darse una voltereta del golpe, aun en el piso y sin entender del todo que había pasado, Eve estaba parada a su lado y mientras se ajustaba su guante pregunto de nueva cuenta.
-¿Qué le hiciste a Rauko?-
El brujo se echo a reír al momento que un portal se abría debajo de el, tomando a Eve por sorpresa, el brujo apareció por arriba y golpeo a la joven fuertemente en la cabeza con una parte del enorme cuerno, la joven cayo de bruces contra el piso y el brujo aprovecho para patearla.
Alrededor se escuchaban gritos y la mayoría de la gente se encerró en sus hogares y otros pocos desafortunados corrían para refugiarse en algún lado hasta que todo aquello pasara.
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Zelas Hazel había fracasado al encontrar otra guitarra, y escucho un griterío en las cercanías que llamo su atención, había una chica a la cual nadie del lugar podía tomarle el pelo(?), estaba tranquila en medio del alboroto y ni se inmuto cuando una viga fue destruida cerca de ella.
"Supongo que debería irme" pensó el rubio para si mismo, cuando cerca de la posada de Sienna vio a Eve siendo golpeada por un sujeto extraño, Hazel suspiro, entonces se dirigió a ese lugar pero fue interrumpido por la chica que no tenia ningún pelo de tonta.
-No creo que quieras ir a ese lugar-
-De hecho no quiero, pero no puedo evitarlo-
-Aun puedes darte la vuelta y marcharte-
-¿Hasta donde te lavas la cara sin que cuente como lavarte tu cabeza?-
-Veo que haz elegido la muerte-
El rostro molesto de la chica calva se vio rápidamente cubierto por una mascara, Zelas empuño su gran espada y justo cuando la calva enmascarada se lanzo al ataque, el rubio le golpeo en la cara con la parte plana de su espada, un fuerte sonido se genero entre la colisión de la espada y la mascara, si tuviera que poner una onomatopeya, seria un *Bonk*, como resultado del golpe la calva de la mascara fue despedida un par de metros hacia atrás cayendo cerca de Eve con una visible grieta en la mascara.
El Brujo y el no-elfo se miraron por unos segundos antes de que el primero pateara a Eve por un portal, haciendo que ella cayera sobre Hazel, haciendo que este botara su arma y cayera al piso con Eve.
-Vaya, si tenia razón sobre los amigos locos... Solo mira esa espada ridículamente grande- Exclamo el brujo quien se hizo cargo rápidamente de la situación.
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-¿Quién es ese?-
-Vaya otra chica linda-
-Sienna, llévale los vestidos a tu abuelo, y dale las gracias-
Exclamo la joven Eve sin quitarle la mirada de encima al sujeto que había hecho desaparecer a Rauko, Sienna extrañada tomo los vestidos y entro de vuelta a la posada, el brujo del cuerno mientras tanto se limito a observar con una falsa sonrisa en su rostro.
-¿Qué le hiciste a Rauko?-
-Eso no importa querida, ¿no deberías estar mas preocupada por lo que te pueda hacer a ti?-
-La verdad estoy mas preocupado por ti, Rauko tiene muchos amigos, algunos bastante locos-
-No me cabe duda, de seguro que los tiene, aun así no creo que te diga que paso con el-
-Hmm.. serán así las cosas entonces-
La joven suspiro al momento que daba unos pequeños saltos sin moverse del lugar, el brujo por su parte reía ante la posibilidad que esa mujer pudiera hacerle algo, la sonrisa se desvaneció al momento que recibió un lariat de la nada el cual le hizo darse una voltereta del golpe, aun en el piso y sin entender del todo que había pasado, Eve estaba parada a su lado y mientras se ajustaba su guante pregunto de nueva cuenta.
-¿Qué le hiciste a Rauko?-
El brujo se echo a reír al momento que un portal se abría debajo de el, tomando a Eve por sorpresa, el brujo apareció por arriba y golpeo a la joven fuertemente en la cabeza con una parte del enorme cuerno, la joven cayo de bruces contra el piso y el brujo aprovecho para patearla.
Alrededor se escuchaban gritos y la mayoría de la gente se encerró en sus hogares y otros pocos desafortunados corrían para refugiarse en algún lado hasta que todo aquello pasara.
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"Supongo que debería irme" pensó el rubio para si mismo, cuando cerca de la posada de Sienna vio a Eve siendo golpeada por un sujeto extraño, Hazel suspiro, entonces se dirigió a ese lugar pero fue interrumpido por la chica que no tenia ningún pelo de tonta.
-No creo que quieras ir a ese lugar-
-De hecho no quiero, pero no puedo evitarlo-
-Aun puedes darte la vuelta y marcharte-
-¿Hasta donde te lavas la cara sin que cuente como lavarte tu cabeza?-
-Veo que haz elegido la muerte-
El rostro molesto de la chica calva se vio rápidamente cubierto por una mascara, Zelas empuño su gran espada y justo cuando la calva enmascarada se lanzo al ataque, el rubio le golpeo en la cara con la parte plana de su espada, un fuerte sonido se genero entre la colisión de la espada y la mascara, si tuviera que poner una onomatopeya, seria un *Bonk*, como resultado del golpe la calva de la mascara fue despedida un par de metros hacia atrás cayendo cerca de Eve con una visible grieta en la mascara.
El Brujo y el no-elfo se miraron por unos segundos antes de que el primero pateara a Eve por un portal, haciendo que ella cayera sobre Hazel, haciendo que este botara su arma y cayera al piso con Eve.
-Vaya, si tenia razón sobre los amigos locos... Solo mira esa espada ridículamente grande- Exclamo el brujo quien se hizo cargo rápidamente de la situación.
Zelas Hazelmere
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
No me cansaba de maldecirlos pero, sería un mal gasto de saliva y una pérdida de tiempo. Quedé pensativa unos segundos recordando que se supone que hacía antes de caer, quizás no era algo tan importante.
- Cierto, el dinero... - aun sentada en el suelo, metí las manos en ambos bolsillos y di con la bolsa de aeros, todo parecía estar en su lugar, entonces no había sido un intento de robo, uno nunca sabe en que confiar y la clásica trata de niños asustados era una forma en la que le robaba otros cuando era más pequeña.
Sentí entonces el jalón en mi vestido, "el perro" pensé al percibir la fétida ola húmeda que desprendía el pelaje del can, pero al devolver las manos al suelo quedé algo absorta, era mucho más grande que un animal de pueblo.
- Eres un lobo? - pregunte curiosa y mientras me ponía de pie, aun siendo jalada por el animal - está bien, te sigo, pero aguarda.
No me daba tiempo para que acomodase mis prendas y repentinamente me soltó y se echó para atrás esquivando algo.
-Oye que passs--- Un gran estruendo me cayó, lo que sea que había esquivado, detonó contra un cartel colgante de madera tras nuestro y lo reventó en mil pedazos. - Qué diablos!!! - estaba estupefacta.
- Vieja Bruja! Te enseñare a no asustarme! - su voz resonó del lado desde donde los muchachos habían corrido.
- Cómo? - sus palabras llamaron mi atención y me giré hacia donde estaba el origen de las palabras pero voltee a hablarle al can. - escuche bien?
- Haré que tu cara no vuelva a ser vista por nadie en este pueblo! - El joven junto a un amigo se acercaba con máscaras en sus rostros, sedados de poder - ni en este mundo...
- Lo has oído tu también no? - el animal aún no se marchaba de mi lado, como si debatiera entre un sentido de supervivencia y una misión asignada que por alguna razón tenía que ver conmigo. - Que niño maleducado!
- No me ignores Bruja Fea! - el muchacho se molestaba cada vez más y jugaba con unas cuantas piedras que tenía en sus manos. No me cuestionaba su fuerza brutal, cada quien en este mundo escondía sus secretos, ni me cuestionaba cual eran los motivos del por que todos actuaban como locos de repente, estaba ofuscada por el enojo, "nadie se puede faltarme el respeto así … y en mi presencia." - Escuchan cuando te sentencian! - enfurecido, sujeto las piedras con fuerza para arrojarlas tras un movimiento látigo que hizo con el brazo. Cuatro piedras se abalanzaban contra nosotros, pero él, no era el único molesto.
Las mismas en segundos no más quedaron suspendidas en el aire a centímetros de nosotros, del perro y mío. Luego cayeron al piso sin fuerzas ni energías por mi magia.
Abrí cada dedo de mi pie apegándolo al suelo, el peso de ambos era más ligero que el de las otras personas cercanas, no más que las zancadas del animal a mi lado, pero si más que los pasos de las personas que corrían despavoridas.
- Mocoso mal educado!!! - entre veinte y treinta piedras se levantaron a mi alrededor con ayuda de mi telekinesis - Vieja y fea tu abuela!!!!! - las piedras salieron despedidas a gran velocidad contra los pequeños de enfrente quienes se alcanzaron a cubrir de los primero golpes con sus bracitos, pero el dolor que le produzco rompió con esa defensa inútil y no les evitó cubrirse de las siguientes municiones; uno de los dos parecía querer escapar, el principal agresor recibió de lleno un cascote contra el rostro rebotando en la máscara, cayo inesperadamente al piso separándose del niño quien comenzó a llorar mientras caía para atrás recibiendo otro piedrazo más.
- Acaso no vez que estoy en la flor de mi juventud! - dije a los gritos acercándome a pasos agigantados y el suelo vibró estruendosamente cuando su pequeño trasero toco el suelo. Parecía querer reincorporarse e ir por la máscara que había caído pero pensando que era un arma la alejé con magia del alcance de sus manos. - No tengo la edad siquiera para ser considerada tu madre! - Una vez en frente escuchaba su lloriqueo y disculpas vacías contra el suelo entre lágrimas y gemidos - No hubieses abierto tu boca!
Levanté la mano y más de cuarenta piedras a mí alrededor se elevaron para ir contra el pequeño que se volteó a ver el rostro al que temió ya sin una mascara puesta.
- Corré Bastiaaaan! - gritaba su amiga, otra criatura con mascara mientras se agachaba a buscar mas piedras que tirar con esa fuerza descomunal.
_____- Cierto, el dinero... - aun sentada en el suelo, metí las manos en ambos bolsillos y di con la bolsa de aeros, todo parecía estar en su lugar, entonces no había sido un intento de robo, uno nunca sabe en que confiar y la clásica trata de niños asustados era una forma en la que le robaba otros cuando era más pequeña.
Sentí entonces el jalón en mi vestido, "el perro" pensé al percibir la fétida ola húmeda que desprendía el pelaje del can, pero al devolver las manos al suelo quedé algo absorta, era mucho más grande que un animal de pueblo.
- Eres un lobo? - pregunte curiosa y mientras me ponía de pie, aun siendo jalada por el animal - está bien, te sigo, pero aguarda.
No me daba tiempo para que acomodase mis prendas y repentinamente me soltó y se echó para atrás esquivando algo.
-Oye que passs--- Un gran estruendo me cayó, lo que sea que había esquivado, detonó contra un cartel colgante de madera tras nuestro y lo reventó en mil pedazos. - Qué diablos!!! - estaba estupefacta.
- Vieja Bruja! Te enseñare a no asustarme! - su voz resonó del lado desde donde los muchachos habían corrido.
- Cómo? - sus palabras llamaron mi atención y me giré hacia donde estaba el origen de las palabras pero voltee a hablarle al can. - escuche bien?
- Haré que tu cara no vuelva a ser vista por nadie en este pueblo! - El joven junto a un amigo se acercaba con máscaras en sus rostros, sedados de poder - ni en este mundo...
- Lo has oído tu también no? - el animal aún no se marchaba de mi lado, como si debatiera entre un sentido de supervivencia y una misión asignada que por alguna razón tenía que ver conmigo. - Que niño maleducado!
- No me ignores Bruja Fea! - el muchacho se molestaba cada vez más y jugaba con unas cuantas piedras que tenía en sus manos. No me cuestionaba su fuerza brutal, cada quien en este mundo escondía sus secretos, ni me cuestionaba cual eran los motivos del por que todos actuaban como locos de repente, estaba ofuscada por el enojo, "nadie se puede faltarme el respeto así … y en mi presencia." - Escuchan cuando te sentencian! - enfurecido, sujeto las piedras con fuerza para arrojarlas tras un movimiento látigo que hizo con el brazo. Cuatro piedras se abalanzaban contra nosotros, pero él, no era el único molesto.
Las mismas en segundos no más quedaron suspendidas en el aire a centímetros de nosotros, del perro y mío. Luego cayeron al piso sin fuerzas ni energías por mi magia.
Abrí cada dedo de mi pie apegándolo al suelo, el peso de ambos era más ligero que el de las otras personas cercanas, no más que las zancadas del animal a mi lado, pero si más que los pasos de las personas que corrían despavoridas.
- Mocoso mal educado!!! - entre veinte y treinta piedras se levantaron a mi alrededor con ayuda de mi telekinesis - Vieja y fea tu abuela!!!!! - las piedras salieron despedidas a gran velocidad contra los pequeños de enfrente quienes se alcanzaron a cubrir de los primero golpes con sus bracitos, pero el dolor que le produzco rompió con esa defensa inútil y no les evitó cubrirse de las siguientes municiones; uno de los dos parecía querer escapar, el principal agresor recibió de lleno un cascote contra el rostro rebotando en la máscara, cayo inesperadamente al piso separándose del niño quien comenzó a llorar mientras caía para atrás recibiendo otro piedrazo más.
- Acaso no vez que estoy en la flor de mi juventud! - dije a los gritos acercándome a pasos agigantados y el suelo vibró estruendosamente cuando su pequeño trasero toco el suelo. Parecía querer reincorporarse e ir por la máscara que había caído pero pensando que era un arma la alejé con magia del alcance de sus manos. - No tengo la edad siquiera para ser considerada tu madre! - Una vez en frente escuchaba su lloriqueo y disculpas vacías contra el suelo entre lágrimas y gemidos - No hubieses abierto tu boca!
Levanté la mano y más de cuarenta piedras a mí alrededor se elevaron para ir contra el pequeño que se volteó a ver el rostro al que temió ya sin una mascara puesta.
- Corré Bastiaaaan! - gritaba su amiga, otra criatura con mascara mientras se agachaba a buscar mas piedras que tirar con esa fuerza descomunal.
1 telekinesis. Fred, espero no haber manipulado demasiado a Azra... srry
Merida DunBroch
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
–Ay, mis nalgas –chillé, pues acababa de caer dolorosamente sobre mis nalgas y por eso dije «ay, mis nalgas». Pero enseguida dejé aquello de lado. Me levanté y miré a mi alrededor, la frustración haciéndome tensar cada vez más la mandíbula al no encontrar nada que pudiera ayudarme a volver a casa pronto. En vez de eso, solo encontré las tierras inhóspitas de la Comarca de Urd bajo un cielo nublado–. Supongo que ya debería ir calentando para una carrerita hasta Verisar –suspiré con resignación.
Antes de decidir empezar a correr, esperé unos segundos, aún con la esperanza de que Tyr seguiría siendo mi perra y decidiría bendecirme con una oportuna salvación, aunque la mayor parte de mí negaba esa posibilidad. Intentando alejar los pensamientos pesimistas, cerré los ojos y me concentré en mi conexión con Schnee. Él estaba demasiado lejos, pero, aun así, no tardé demasiado en percibir a través de sus sentidos, permitiéndome saber, desde el punto de vista de un espectador en el cielo, lo que sucedía en el pueblo y, por lo tanto, ver a Zelas y a Eve ser derrotados con una facilidad inesperada.
–No espero nada de ustedes y aun así logran decepcionarme –murmuré, como si yo no hubiera sido derrotado con solo dos portales inocuos.
–Esto se va a descontrolar –advirtió Sienna, nerviosa, al volver al interior de la posada. Xana dejó de entretenerse con la vistosa magia de una pintora hechicera, que hacía un hipnotizante espectáculo con dibujos que cobraban vida temporalmente, y se volvió hacia Sienna. Antes de poder preguntarle a qué se refería, escucharon un crujido estruendoso de afuera.
Xana no necesitó más para salir de la posada, el éter acumulándose a su alrededor, y no le gustó lo que encontró.
–Tienes suerte de que sea yo quien esté aquí para ponerte en tu lugar –empezó, su vista acerada fija en el brujo– y no Rauko, que es mucho menos misericordioso que yo.
Su interlocutor se volvió hacia ella, con una ceja arqueada y una de las comisuras de los labios levantada en una sonrisa que disgustó a la elfa.
–¿Rauko, dices? –respondió él, diversión tiñendo su tono. Abrió la boca y se cerró un instante después. Negó con la cabeza y agitó una mano, restándole importancia al tema, antes de optar comentar–: Bueno, supongo que eres otra de las locas amistades de ese peliblanco, ¿no?
El rostro de Xana se crispó y una diminuta esfera de luz azul se formó frente a ella.
–¿Qué le…?
–Ahorrémonos la palabrería –le interrumpió el brujo–. Ambos sabemos que terminaremos peleando. Así que escucha: si me derrotas, te diré a dónde envié a Rauko; si te derroto…
La esfera de energía azul creció, se tornó blanca y convergió en un poderoso rayo de luz directo al brujo.[1] Un portal se abrió delante de este, tragándose el ataque mágico, el cual emergió de un portal que se abrió a un lado de Xana. La armadura de esta, sin embargo, recibió la mitad de la energía y la disolvió, disparando la mitad restante de regreso, por lo que este rayo emergió del primer portal y impactó a Xana desde el frente, derribándola.[2]
–Vaya, pero qué bueno que soy –rio el brujo–. Ustedes nacen con el don de la magia y por todo lo que pueden hacer se creen superiores a los humanos. Y ahora yo, alguien que apenas puede usar una sola magia, que ni siquiera puede controlar su propio éter por sí mismo, les estoy haciendo patearse sus propios traseros. Qué grande que soy. –Miró a la aún aturdida calva–. Lástima que tú no. –Le dio una suave patadita para ver su reacción, pero ella solo emitió un gruñido–. Bueno, al menos sigues con vida. Eso es bueno.
Creó un portal y arrojó a la mujer a él. Ella apareció sobre el techo de la posada y quedó acostada en ese lugar.
–Ahí estarás segura –afirmó el brujo–. Y mientras el resto continuamos el trabajo, no nos dejes el pelero, ¿vale? –Volvió a reír–. Dioses, ese estuvo malísimo. –Se giró hacia donde estaban los niños enmascarados dándoles problemas a un hombre color lechuga y una mujer que no lo vería venir–. Tal vez… ¿debería unirme a esos peques? –Recordando a Zelas y su compañera, se volvió hacia ellos–. ¿O ustedes aún quieren estorbar?
Antes de decidir empezar a correr, esperé unos segundos, aún con la esperanza de que Tyr seguiría siendo mi perra y decidiría bendecirme con una oportuna salvación, aunque la mayor parte de mí negaba esa posibilidad. Intentando alejar los pensamientos pesimistas, cerré los ojos y me concentré en mi conexión con Schnee. Él estaba demasiado lejos, pero, aun así, no tardé demasiado en percibir a través de sus sentidos, permitiéndome saber, desde el punto de vista de un espectador en el cielo, lo que sucedía en el pueblo y, por lo tanto, ver a Zelas y a Eve ser derrotados con una facilidad inesperada.
–No espero nada de ustedes y aun así logran decepcionarme –murmuré, como si yo no hubiera sido derrotado con solo dos portales inocuos.
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–Esto se va a descontrolar –advirtió Sienna, nerviosa, al volver al interior de la posada. Xana dejó de entretenerse con la vistosa magia de una pintora hechicera, que hacía un hipnotizante espectáculo con dibujos que cobraban vida temporalmente, y se volvió hacia Sienna. Antes de poder preguntarle a qué se refería, escucharon un crujido estruendoso de afuera.
Xana no necesitó más para salir de la posada, el éter acumulándose a su alrededor, y no le gustó lo que encontró.
–Tienes suerte de que sea yo quien esté aquí para ponerte en tu lugar –empezó, su vista acerada fija en el brujo– y no Rauko, que es mucho menos misericordioso que yo.
Su interlocutor se volvió hacia ella, con una ceja arqueada y una de las comisuras de los labios levantada en una sonrisa que disgustó a la elfa.
–¿Rauko, dices? –respondió él, diversión tiñendo su tono. Abrió la boca y se cerró un instante después. Negó con la cabeza y agitó una mano, restándole importancia al tema, antes de optar comentar–: Bueno, supongo que eres otra de las locas amistades de ese peliblanco, ¿no?
El rostro de Xana se crispó y una diminuta esfera de luz azul se formó frente a ella.
–¿Qué le…?
–Ahorrémonos la palabrería –le interrumpió el brujo–. Ambos sabemos que terminaremos peleando. Así que escucha: si me derrotas, te diré a dónde envié a Rauko; si te derroto…
La esfera de energía azul creció, se tornó blanca y convergió en un poderoso rayo de luz directo al brujo.[1] Un portal se abrió delante de este, tragándose el ataque mágico, el cual emergió de un portal que se abrió a un lado de Xana. La armadura de esta, sin embargo, recibió la mitad de la energía y la disolvió, disparando la mitad restante de regreso, por lo que este rayo emergió del primer portal y impactó a Xana desde el frente, derribándola.[2]
–Vaya, pero qué bueno que soy –rio el brujo–. Ustedes nacen con el don de la magia y por todo lo que pueden hacer se creen superiores a los humanos. Y ahora yo, alguien que apenas puede usar una sola magia, que ni siquiera puede controlar su propio éter por sí mismo, les estoy haciendo patearse sus propios traseros. Qué grande que soy. –Miró a la aún aturdida calva–. Lástima que tú no. –Le dio una suave patadita para ver su reacción, pero ella solo emitió un gruñido–. Bueno, al menos sigues con vida. Eso es bueno.
Creó un portal y arrojó a la mujer a él. Ella apareció sobre el techo de la posada y quedó acostada en ese lugar.
–Ahí estarás segura –afirmó el brujo–. Y mientras el resto continuamos el trabajo, no nos dejes el pelero, ¿vale? –Volvió a reír–. Dioses, ese estuvo malísimo. –Se giró hacia donde estaban los niños enmascarados dándoles problemas a un hombre color lechuga y una mujer que no lo vería venir–. Tal vez… ¿debería unirme a esos peques? –Recordando a Zelas y su compañera, se volvió hacia ellos–. ¿O ustedes aún quieren estorbar?
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Habi de Xana: Torrente cósmico.
[2] Uso de la armadura Reflejo del Caos.
[2] Uso de la armadura Reflejo del Caos.
Rauko
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
Me preocupaba tener que dejar a Azrael con la jefa de los niños enmascarados, solo que otro mocoso ahora estaba sirviendo como obstáculo “Deberé confiar en que Azrael puede cuidarse por sí solo” Después de todo el animal ya se había implicado en más de una situación peligrosa, nada podría malir sal.
Observé las burbujas brillantes que comenzaban a flotar de los dedos del niño ¿Qué se suponía que hacía aquello? “Posiblemente las use para ir al baño en la noche…” Aquel era un gran uso
— ¡Veo que mis burbujas llamaron tu atención, si las tocas vas a mor… — Lamentablemente el menor no terminó la frase, yo ya había levantado la mano y explotado una de las burbujas, que estalló con un leve “pop” — ¿C-como es posible? Lograste ver a través de mi engaño.
— ¿Engaño? — Pegunté ladeando la cabeza, realmente no había prestado mucha atención a las palabras del enano.
— No importa, porque esta vez no escaparás. Prepárate para tu final — El menor esta vez juntó ambas manos, de las cuales acto seguido empezó a formarse una burbuja más grande que todas las anteriores. Esta fácilmente tenía el tamaño del menor y brillaba con algo más de fuerza que las otras.
— Yo realmente no tengo tiempo para esto, debo buscar a mi lobo… y los otros niños realmente me dan miedo, mucho más que tú — dije sin animos de ofender al menor, avanzando nuevamente para reunirme con Azrael y apartarlo de la líder de los pilluelos. Solo que al reventar aquella nueva burbuja salí despedido por los aires.
Todo fue un borrón mientras flotaba a escasos metros del suelo, antes de chocar contra este y girar otra poca distancia más, frenando de una manera para nada cómoda. Lo bueno es que eso me había alejado del problema, ahora solo quedaba escapar “No espera… hay que buscar a Azrael” Maldición, ahora solo quedaba volver para luego escapar.
Me levanté algo aturdido mientras sacudía la cabeza y limpiaba la suciedad de mi ropa, un leve repaso a mi alrededor me dejó en claro que no era la única persona metida en problemas en aquel pueblito “Demonios… todo por buscar un sombrero” Pero lo mejor sería no meterme en problemas ajenos.
El golpe causado por la caída al parecer había sido más grave de lo esperado, sentía como el suelo se movía y podía jurar que escuchaba todo mucho más bajo, la prueba de aquello era el hombre de pie que movía los labios “Seguramente también anda maldiciendo el peligro de las calles” eso explicaría porque observaba en la dirección de la que venía y donde estaba el mocoso.
— Lo sé, muy peligroso— Dije más alto de lo que esperaba, levantando el pulgar al hombre para luego darle la espalda y limpiarme el oído, la falta de audición sería un problema. Di un par de pasos hasta que mi pie topó con una espada ridículamente grande ¿Qué hacía aquella cosa allí? Tuve que volver a repasar el lugar para fijarme de lo que parecía ser una pareja alcohólica en el suelo “Quizá es de ellos” Asentí tomando el arma y arrastrándola hasta el chico rubio — Deben tener cuidado con estas cosas, últimamente hay mucha inseguridad, un niño podría robarla — Les comenté dejando el arma a los pies de estos — Ahora si me lo permiten, creo que deberé clavarle flechas en las rodillas a esos mocosos.
Acto seguido, comencé a correr al punto donde el niño burbuja había hecho trampas, ya no caería dos veces en la misma trampa. Ahora tendría más cuidado con las burbujas. Saqué el arco de su sitio y lo sujeté con fuerza, solo quedaba el debate moral de que tan buena idea era dejar a un niño invalido.
Cuando estaba lo suficientemente cerca el enano volvió a decir algo, solo que aún seguía sin poder escuchar bien. Supuse que decía algo como “Oh señor, usted es más fuerte de lo que parece, por favor perdone mi vida y prometo darle un sombrero para que por fin se marche de aquí” Claramente decía eso mientras formaba otra burbuja tan grande como la anterior.
Tensé una flecha en el arco, dispuesto a dejar invalido al mocoso cuando un impacto inesperado llegó desde atrás. Este me derrumbó nuevamente contra el piso aunque por suerte aquel golpe bastó para destapar nuevamente mis oídos.
— ¡Le dije que se detuviera ¿Acaso es sordo!?
— Lo fui hasta hace unos segundos… cielos — Mascullé girándome para ver que me había derrumbado, por lo visto el enano había preparado varias de aquellas burbujas a mis espaldas “Maldito, es más listo de lo que parece” — ¿Acaso es como los niños de aquí se divierten, intentando asesinar a inocentes visitantes?
El lobo no había esperado para nada lo que sucedía, como siempre se esperaba una que otra cosa rara cuando estaba cerca de su amigo verde, pero aquello ya era totalmente extraño. Si bien se podía considerar que hacía tiempo se había sorprendido por la loba que iba a dos patas, o por las criaturas que vivían en cueva, aquello era totalmente nuevo.
La vagabunda que era su objetivo parecía estar enfadada por las palabras de los niños, unos niños con una fuerza sorprendente. De algún modo la indigente lograba mover y controlar cosas sin tocarlas, seguramente para eso la necesitaba Fred.
Azrael estuvo de acuerdo con la primera andanada de rocas contra los menores, ellos habían sido quienes empezaron el problema. Solo que cuando uno de los niños cayó y la vagabunda con habilidades raras aun quería herirle todo cambió. El animal se apresuró para ponerse entre el menor y la bruja, erizando su pelaje y gruñendo mientras mostraba los dientes, si la mujer descargaba todas aquellas piedras sin duda el niño resultaría más que muy mal herido, debía buscar la forma de detenerla. Aunque tuvo la oportunidad perfecta, a las espaldas de la pelirroja había otro conflicto, no era una sorpresa que Fred fuera parte de él, solo que a diferencia de la mujer, los niños por los visto le estaban ganando.
Solo debía re-dirigir la atención de la mujer a los agresores del cazador, sin titubear un segundo el animal se apresuró y volvió a morder las ropas de la bruja, esta vez con más fuerza, tirando de ella para alejarla del niño que lloriqueaba en el suelo y acercarla a aquel que sacaba cosas raras de sus manos.
Observé las burbujas brillantes que comenzaban a flotar de los dedos del niño ¿Qué se suponía que hacía aquello? “Posiblemente las use para ir al baño en la noche…” Aquel era un gran uso
— ¡Veo que mis burbujas llamaron tu atención, si las tocas vas a mor… — Lamentablemente el menor no terminó la frase, yo ya había levantado la mano y explotado una de las burbujas, que estalló con un leve “pop” — ¿C-como es posible? Lograste ver a través de mi engaño.
— ¿Engaño? — Pegunté ladeando la cabeza, realmente no había prestado mucha atención a las palabras del enano.
— No importa, porque esta vez no escaparás. Prepárate para tu final — El menor esta vez juntó ambas manos, de las cuales acto seguido empezó a formarse una burbuja más grande que todas las anteriores. Esta fácilmente tenía el tamaño del menor y brillaba con algo más de fuerza que las otras.
— Yo realmente no tengo tiempo para esto, debo buscar a mi lobo… y los otros niños realmente me dan miedo, mucho más que tú — dije sin animos de ofender al menor, avanzando nuevamente para reunirme con Azrael y apartarlo de la líder de los pilluelos. Solo que al reventar aquella nueva burbuja salí despedido por los aires.
Todo fue un borrón mientras flotaba a escasos metros del suelo, antes de chocar contra este y girar otra poca distancia más, frenando de una manera para nada cómoda. Lo bueno es que eso me había alejado del problema, ahora solo quedaba escapar “No espera… hay que buscar a Azrael” Maldición, ahora solo quedaba volver para luego escapar.
Me levanté algo aturdido mientras sacudía la cabeza y limpiaba la suciedad de mi ropa, un leve repaso a mi alrededor me dejó en claro que no era la única persona metida en problemas en aquel pueblito “Demonios… todo por buscar un sombrero” Pero lo mejor sería no meterme en problemas ajenos.
El golpe causado por la caída al parecer había sido más grave de lo esperado, sentía como el suelo se movía y podía jurar que escuchaba todo mucho más bajo, la prueba de aquello era el hombre de pie que movía los labios “Seguramente también anda maldiciendo el peligro de las calles” eso explicaría porque observaba en la dirección de la que venía y donde estaba el mocoso.
— Lo sé, muy peligroso— Dije más alto de lo que esperaba, levantando el pulgar al hombre para luego darle la espalda y limpiarme el oído, la falta de audición sería un problema. Di un par de pasos hasta que mi pie topó con una espada ridículamente grande ¿Qué hacía aquella cosa allí? Tuve que volver a repasar el lugar para fijarme de lo que parecía ser una pareja alcohólica en el suelo “Quizá es de ellos” Asentí tomando el arma y arrastrándola hasta el chico rubio — Deben tener cuidado con estas cosas, últimamente hay mucha inseguridad, un niño podría robarla — Les comenté dejando el arma a los pies de estos — Ahora si me lo permiten, creo que deberé clavarle flechas en las rodillas a esos mocosos.
Acto seguido, comencé a correr al punto donde el niño burbuja había hecho trampas, ya no caería dos veces en la misma trampa. Ahora tendría más cuidado con las burbujas. Saqué el arco de su sitio y lo sujeté con fuerza, solo quedaba el debate moral de que tan buena idea era dejar a un niño invalido.
Cuando estaba lo suficientemente cerca el enano volvió a decir algo, solo que aún seguía sin poder escuchar bien. Supuse que decía algo como “Oh señor, usted es más fuerte de lo que parece, por favor perdone mi vida y prometo darle un sombrero para que por fin se marche de aquí” Claramente decía eso mientras formaba otra burbuja tan grande como la anterior.
Tensé una flecha en el arco, dispuesto a dejar invalido al mocoso cuando un impacto inesperado llegó desde atrás. Este me derrumbó nuevamente contra el piso aunque por suerte aquel golpe bastó para destapar nuevamente mis oídos.
— ¡Le dije que se detuviera ¿Acaso es sordo!?
— Lo fui hasta hace unos segundos… cielos — Mascullé girándome para ver que me había derrumbado, por lo visto el enano había preparado varias de aquellas burbujas a mis espaldas “Maldito, es más listo de lo que parece” — ¿Acaso es como los niños de aquí se divierten, intentando asesinar a inocentes visitantes?
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El lobo no había esperado para nada lo que sucedía, como siempre se esperaba una que otra cosa rara cuando estaba cerca de su amigo verde, pero aquello ya era totalmente extraño. Si bien se podía considerar que hacía tiempo se había sorprendido por la loba que iba a dos patas, o por las criaturas que vivían en cueva, aquello era totalmente nuevo.
La vagabunda que era su objetivo parecía estar enfadada por las palabras de los niños, unos niños con una fuerza sorprendente. De algún modo la indigente lograba mover y controlar cosas sin tocarlas, seguramente para eso la necesitaba Fred.
Azrael estuvo de acuerdo con la primera andanada de rocas contra los menores, ellos habían sido quienes empezaron el problema. Solo que cuando uno de los niños cayó y la vagabunda con habilidades raras aun quería herirle todo cambió. El animal se apresuró para ponerse entre el menor y la bruja, erizando su pelaje y gruñendo mientras mostraba los dientes, si la mujer descargaba todas aquellas piedras sin duda el niño resultaría más que muy mal herido, debía buscar la forma de detenerla. Aunque tuvo la oportunidad perfecta, a las espaldas de la pelirroja había otro conflicto, no era una sorpresa que Fred fuera parte de él, solo que a diferencia de la mujer, los niños por los visto le estaban ganando.
Solo debía re-dirigir la atención de la mujer a los agresores del cazador, sin titubear un segundo el animal se apresuró y volvió a morder las ropas de la bruja, esta vez con más fuerza, tirando de ella para alejarla del niño que lloriqueaba en el suelo y acercarla a aquel que sacaba cosas raras de sus manos.
Fredericksen
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
-Desde cuando llueven vacas- Exclamo el rubio.
-¿A quien crees que llamas vaca? Replico la joven dándole un palmazo en la espalda.
Entonces Xana apareció para salvar el día, mientras los jóvenes yacían en el piso, viendo el breve pero intenso intercambio noto boquiabierto al igual que Eve, que Xana al igual que ellos, no salvo el día. Todo se había vuelto demasiado disparatado, Hazel escucho el monologo del sujeto y noto como en efecto toda la magia provenía de ese extraño cuerno.
El sonido de la gran espada cayendo cerca de sus pies le hizo voltear a ver quien jugaba con sus cosas, cuando el encapuchado con una voz familiar le menciono que tuviera cuidado con la inseguridad y que debía clavar un par de flechas a unos niños.
-Si les disparas en las rodillas se seguirán moviendo, querrás apuntar a sus columnas vertebrales- Señalo para luego volver a levantarse y empuñar su arma, Eve por su parte hizo lo suyo mientras se ponía en posición de pelea.
-¿O ustedes aún quieren estorbar?-
-¿Eh?-
-Lo siento, tampoco le preste atención-
-De acuerdo, digámosle que si, hay que quitarle el cuerno-
-Ya veo-
-Tengo una idea, usare la Zumbanana como contrapeso-
-¿Eh?-
-Solo dame un empujón-
Zelas comenzó a girar en el mismo lugar mientras su cuerpo emitía un leve brillo imperceptible para la mayoría, manifestación del éter que fortalecía su cuerpo brevemente antes de lanzar su espada por los aires, Eve esprinto rápidamente por un lado del mago mientras el rubio Hazel zigzagueaba por el otro.
-Si esto es lo mejor que pueden hacer ya están acabados- dijo el brujo al momento de abrir 2 portales, uno a cada lado, sin embargo, solo Eve entro a uno de los portales, al cual se metió a la vez que llevaba todo su peso abajo arrastrándose casi, para cuando al salir del otro lado se topara de frente con un Zelas muy saltarín y que cambiaba bruscamente de dirección en un intento de ser "impredecible", al cual le propino una fuerte patada en la planta de los pies, justo cuando este estaba por hacer una explosión(1) el impulso generado por aquellas acciones le ayudo a alcanzar su espada la cual sujeto y que por desgracia comenzó a girar con el una vez la sujeto de la empuñadura, el no-elfo había en efecto ocupado el contrapeso de su arma pero no tenia ningún control de sus movimientos y su flujo de éter se vio interrumpido.
Tanto el brujo como Eve vieron como el rubio giraba sin control y caía nuevamente al suelo, no siendo asesinado por su propia arma de milagro.
-jajajajajajaja, ajajajajajajajajaja-
-Ya veo-
-¿Uh?-
Xana tomo el cuerno justo a tiempo para que Eve le separara de este con una patada en el rostro la cual mandaría al brujo a rodar unas cuantas veces.
-¿Él como se llame estará bien?, siento que no se parece en nada a lo que solían comentar-
-Estará bien, solo ha perdido la confianza que tenia por un susto, vamos a recuperar a Rauko-
-Ya veo, entonces que comience el interrogatorio-
El interrogatorio eran básicamente Eve y Xana dándole cachetadas al brujo sin parar mientras le preguntaban donde estaba Rauko, Zelas por su parte seguía tirado en el piso cuando la figura de un Jovial Ian apareció de pie junto a el.
"No te aburres de seguirme a todos lados?"
" Y perderme los chascarros producidos por miseria?, jamás"
Exclamo la imagen residual quien desenvainaba sus armas, lo cual significaba que Zelas tendría que librar otra batalla que nadie mas vería.
-¿A quien crees que llamas vaca? Replico la joven dándole un palmazo en la espalda.
Entonces Xana apareció para salvar el día, mientras los jóvenes yacían en el piso, viendo el breve pero intenso intercambio noto boquiabierto al igual que Eve, que Xana al igual que ellos, no salvo el día. Todo se había vuelto demasiado disparatado, Hazel escucho el monologo del sujeto y noto como en efecto toda la magia provenía de ese extraño cuerno.
El sonido de la gran espada cayendo cerca de sus pies le hizo voltear a ver quien jugaba con sus cosas, cuando el encapuchado con una voz familiar le menciono que tuviera cuidado con la inseguridad y que debía clavar un par de flechas a unos niños.
-Si les disparas en las rodillas se seguirán moviendo, querrás apuntar a sus columnas vertebrales- Señalo para luego volver a levantarse y empuñar su arma, Eve por su parte hizo lo suyo mientras se ponía en posición de pelea.
-¿O ustedes aún quieren estorbar?-
-¿Eh?-
-Lo siento, tampoco le preste atención-
-De acuerdo, digámosle que si, hay que quitarle el cuerno-
-Ya veo-
-Tengo una idea, usare la Zumbanana como contrapeso-
-¿Eh?-
-Solo dame un empujón-
Zelas comenzó a girar en el mismo lugar mientras su cuerpo emitía un leve brillo imperceptible para la mayoría, manifestación del éter que fortalecía su cuerpo brevemente antes de lanzar su espada por los aires, Eve esprinto rápidamente por un lado del mago mientras el rubio Hazel zigzagueaba por el otro.
-Si esto es lo mejor que pueden hacer ya están acabados- dijo el brujo al momento de abrir 2 portales, uno a cada lado, sin embargo, solo Eve entro a uno de los portales, al cual se metió a la vez que llevaba todo su peso abajo arrastrándose casi, para cuando al salir del otro lado se topara de frente con un Zelas muy saltarín y que cambiaba bruscamente de dirección en un intento de ser "impredecible", al cual le propino una fuerte patada en la planta de los pies, justo cuando este estaba por hacer una explosión(1) el impulso generado por aquellas acciones le ayudo a alcanzar su espada la cual sujeto y que por desgracia comenzó a girar con el una vez la sujeto de la empuñadura, el no-elfo había en efecto ocupado el contrapeso de su arma pero no tenia ningún control de sus movimientos y su flujo de éter se vio interrumpido.
Tanto el brujo como Eve vieron como el rubio giraba sin control y caía nuevamente al suelo, no siendo asesinado por su propia arma de milagro.
-jajajajajajaja, ajajajajajajajajaja-
-Ya veo-
-¿Uh?-
Xana tomo el cuerno justo a tiempo para que Eve le separara de este con una patada en el rostro la cual mandaría al brujo a rodar unas cuantas veces.
-¿Él como se llame estará bien?, siento que no se parece en nada a lo que solían comentar-
-Estará bien, solo ha perdido la confianza que tenia por un susto, vamos a recuperar a Rauko-
-Ya veo, entonces que comience el interrogatorio-
El interrogatorio eran básicamente Eve y Xana dándole cachetadas al brujo sin parar mientras le preguntaban donde estaba Rauko, Zelas por su parte seguía tirado en el piso cuando la figura de un Jovial Ian apareció de pie junto a el.
"No te aburres de seguirme a todos lados?"
" Y perderme los chascarros producidos por miseria?, jamás"
Exclamo la imagen residual quien desenvainaba sus armas, lo cual significaba que Zelas tendría que librar otra batalla que nadie mas vería.
Zelas Hazelmere
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
No mataría al lobo... o sí? Era lógico para mí, pensar que cualquiera que se interpusiera entre mí y mi enemigo era amigo de mi enemigo entonces merecía el mismo destino.
-No ves que es el mismo que nos quería matar recién! si no los detenemos ahora que podemos nos matara luego!
El animal no cedió ni un solo paso y comenzó a nervarme - Porque lo defiendes?!? - - El lobo gruñía con fuerza y clavaba sus zarpas en el suelo acomodándose para atacar a la mas mínima provocación.
- Crees que soy egoísta al intentar salvarnos la vida perro idiota! - No parecía ser su amigo ya que nos había atacado a los dos, quizás se dejaba influenciar por el hecho de ser un simple niño pero con semejante poder dudaba que mis piedras le hiciesen algo; un ruido gutural parecido a un ladrido muy grave y suave escapo de sus fauces entre tanto gruñido y unos ligeros brincos en lo que no perdía la postura defensiva llamaron mi atención, estaba molesto conmigo.
- Pero... pero... - la intensidad e insistencia en bloquear el paso, el vibrar constante del aire por su garganta y el vigor de su acelerado corazón palpitante que podía dejar sordo a cualquiera con la fuerza con la que latía eran un claro reproche a mi persona. Las piedras comenzaron a descender y yo a calmarme - a ti no te dijeron vieja fea... - dije por lo bajo haciendo pucheros en lo que se acercó a mis prendas y volvió a morderlas para jalarlas - y ahora qué?!?!
Termine por voltearme y aun así me arrastraba a tirones, entonces me soltó y salió a las corridas hacia el conflicto adyacente.
- Oye! Espera... te das cuenta que no puedo ver a dónde vas.. No? - ni un caso, el can comenzaba a alejarse - diablos - ya me había olvidado del mocoso, más me interesaba el motivo por el cual el animal buscaba mi atención. Comencé a correr entonces antes de perderle el paso.
- Muereeeeeee!!!!!!!! - un ensordecedor grito agudo se interpuso en mis planes, una muchachita con una máscara cayendo desde el cielo impacto con suficiente fuerza en la tierra como para que la vibración desestabilizara a cualquiera a su alrededor cercano. De no ser por el grito que emitía quizás, moriría aplastada por ella y las dos terminaríamos seriamente lastimadas.
- Y tú que!!! Otra loca!!! - Más criaturas molestas. La niña doblo las rodillas e impulsándose a lo alto desapareció de mi percepción. - Pero qué onda con esto chicos de hoy en día!!! - estaba atenta a mi alrededor, no sabía que hacer o como moverme y su caída era demasiado rápida como para poder predecirla tan fácil, al menos sin verla.
- Toma estooooo! - Reaccioné al escuchar la primer silaba tirándome hacia adelante y recobrando la compostura rápidamente. - Eres rápida, pero yo lo soy más - con la última letra, volvió a tomar impulso para despegarse del suelo y desaparecer por lo alto, era inquietante su modus operandi, pero estaba segura de haber calado el chiste de lo que hacía.
- iaaaaaaaaa!!! - otra vez anunciando su ataque.
- Idiota. - Me hice tres pasos hacia atrás sin exasperarme demasiado y la muchachita cayó donde yo estaba anteriormente quedando de espalda a mí. Levante la mano instintivamente golpee su cabeza graduando mi fuerza para generar un "tuck" que desestabilizara a la niña.
- Eeey!!! - se cubrió la cabeza lloriqueando y se volteo a mí.
- Si anuncias tus ataques con un grito de batalla, sabré por dónde vienes! No importara lo alto que saltes o lo fuerte que caigas, lo sabré porque te anuncias. - exhalé en reproche y coloque mis manos en la cintura - Trata de no hacer ruido, será más efectivo contra alguien que no puede ver. - asentí con la cabeza y gesticulé con las manos simulando el ataque de la menor. - entiendes?
- Ah, no me di cuenta, mmmm espera. - Entonces volvió a saltar con impulso, el sonido de las batallas a mí alrededor y el llanto del niño de las piedras ya era lo único que se percibía a lo lejos, pero aun no escuchaba nada de ella.
- Shhhhhhhhuuu! - era un sonido extraño, pero en fin, un sonido, di dos pasos hacia adelante y volvió a golpear el suelo, ya me estaba acostumbrando a esa vibración particular. Me di vuelta y coloque ambas manos en la espalda.
- Qué fue eso? - pregunté exasperada por lo que había oído.
- Pensé que sería más copado si te mataba con un ruido así como de serpiente que se desliza shhhhhuuumm por los cielos! - la muchacha en sus explicaciones, hacia raros ademanes con las manos que cortaban el aire ligeramente como para genera pequeñas olas de brisa.
- Intentas matarme o verte genial! - levante la mano ya molesta y comencé a caminar a su alrededor - Se silenciosa!, Nada de cosas "copadas" ni caídas de animales que ni siquiera vuelan, o viste una serpiente con alas? ridículo! Concéntrate en lo que haces y has silencio, usa tu ingenio de alguna manera para cerrar esa bocota. Por más pequeño que sea, nuestras cuerdas vocales tienen alcances muy altos e ínfimos, sonidos que personas que agudizamos el oído más que otras personas por una discapacidad, podemos percibir, entonces aun si haces ruido con la boca cerrada, yo lo escucharía y podría predecir tu ataque. - Seguía caminando, girando - Tienes que ser la más inteligente en el campo de batalla, soy una presa un poco diferente a otras, pero no por eso debes perder la compostura, piensa antes de actuar - Al concluir mis palabras quede frente a ella una vez más- prueba de nuevo.
[/color]
- Bien, lo intentare, seré... "ingeniosa" - remedó entonces la forma en la que hablaba para decir aquella palabra y volvió a inclinarse para tomar impulso.
En segundos, desapareció de enfrente.
- Definitivamente, no seré madre... - unos cuantos segundos volvieron a separarnos y en cada salto me enfocaba aún más en ella y solo ella, cada ruido cercano que pudiese percibir.
- Voy! - se escuchó ligero y muy a lo lejos en el cielo, por simple reflejo levante la cabeza, tampoco era difícil pensar que por lógica, caería justo donde yo estaba, no necesitaba escucharla tampoco, pero no iba a aclararle tanto, ni que fuera su maestra.
Di dos pasos más hacia atrás pensando en mi próximo sermón, cuando un fuerte impacto en el abdomen me hecho hacia tras con mucha fuerza dejándome sin aire y desparramándome a girones por el suelo frenando finalmente contra una persona que ya se encontraba en el piso.
- Bieeeeeen! te di!!! Ves que puedo ser ingeniosa! - la mocosa, al tocar el suelo, redirigió la onda expansiva por su cuerpo para impulsarse nuevamente y cual bala de cañón atacarme.
- NNNNN tskkk... - comencé a toser mientras salivaba a lo grande, me había reventado la boca del estómago y eso dolía más que el golpe contra la tierra y el tope que me frenó.
-No ves que es el mismo que nos quería matar recién! si no los detenemos ahora que podemos nos matara luego!
El animal no cedió ni un solo paso y comenzó a nervarme - Porque lo defiendes?!? - - El lobo gruñía con fuerza y clavaba sus zarpas en el suelo acomodándose para atacar a la mas mínima provocación.
- Crees que soy egoísta al intentar salvarnos la vida perro idiota! - No parecía ser su amigo ya que nos había atacado a los dos, quizás se dejaba influenciar por el hecho de ser un simple niño pero con semejante poder dudaba que mis piedras le hiciesen algo; un ruido gutural parecido a un ladrido muy grave y suave escapo de sus fauces entre tanto gruñido y unos ligeros brincos en lo que no perdía la postura defensiva llamaron mi atención, estaba molesto conmigo.
- Pero... pero... - la intensidad e insistencia en bloquear el paso, el vibrar constante del aire por su garganta y el vigor de su acelerado corazón palpitante que podía dejar sordo a cualquiera con la fuerza con la que latía eran un claro reproche a mi persona. Las piedras comenzaron a descender y yo a calmarme - a ti no te dijeron vieja fea... - dije por lo bajo haciendo pucheros en lo que se acercó a mis prendas y volvió a morderlas para jalarlas - y ahora qué?!?!
Termine por voltearme y aun así me arrastraba a tirones, entonces me soltó y salió a las corridas hacia el conflicto adyacente.
- Oye! Espera... te das cuenta que no puedo ver a dónde vas.. No? - ni un caso, el can comenzaba a alejarse - diablos - ya me había olvidado del mocoso, más me interesaba el motivo por el cual el animal buscaba mi atención. Comencé a correr entonces antes de perderle el paso.
- Muereeeeeee!!!!!!!! - un ensordecedor grito agudo se interpuso en mis planes, una muchachita con una máscara cayendo desde el cielo impacto con suficiente fuerza en la tierra como para que la vibración desestabilizara a cualquiera a su alrededor cercano. De no ser por el grito que emitía quizás, moriría aplastada por ella y las dos terminaríamos seriamente lastimadas.
- Y tú que!!! Otra loca!!! - Más criaturas molestas. La niña doblo las rodillas e impulsándose a lo alto desapareció de mi percepción. - Pero qué onda con esto chicos de hoy en día!!! - estaba atenta a mi alrededor, no sabía que hacer o como moverme y su caída era demasiado rápida como para poder predecirla tan fácil, al menos sin verla.
- Toma estooooo! - Reaccioné al escuchar la primer silaba tirándome hacia adelante y recobrando la compostura rápidamente. - Eres rápida, pero yo lo soy más - con la última letra, volvió a tomar impulso para despegarse del suelo y desaparecer por lo alto, era inquietante su modus operandi, pero estaba segura de haber calado el chiste de lo que hacía.
- iaaaaaaaaa!!! - otra vez anunciando su ataque.
- Idiota. - Me hice tres pasos hacia atrás sin exasperarme demasiado y la muchachita cayó donde yo estaba anteriormente quedando de espalda a mí. Levante la mano instintivamente golpee su cabeza graduando mi fuerza para generar un "tuck" que desestabilizara a la niña.
- Eeey!!! - se cubrió la cabeza lloriqueando y se volteo a mí.
- Si anuncias tus ataques con un grito de batalla, sabré por dónde vienes! No importara lo alto que saltes o lo fuerte que caigas, lo sabré porque te anuncias. - exhalé en reproche y coloque mis manos en la cintura - Trata de no hacer ruido, será más efectivo contra alguien que no puede ver. - asentí con la cabeza y gesticulé con las manos simulando el ataque de la menor. - entiendes?
- Ah, no me di cuenta, mmmm espera. - Entonces volvió a saltar con impulso, el sonido de las batallas a mí alrededor y el llanto del niño de las piedras ya era lo único que se percibía a lo lejos, pero aun no escuchaba nada de ella.
- Shhhhhhhhuuu! - era un sonido extraño, pero en fin, un sonido, di dos pasos hacia adelante y volvió a golpear el suelo, ya me estaba acostumbrando a esa vibración particular. Me di vuelta y coloque ambas manos en la espalda.
- Qué fue eso? - pregunté exasperada por lo que había oído.
- Pensé que sería más copado si te mataba con un ruido así como de serpiente que se desliza shhhhhuuumm por los cielos! - la muchacha en sus explicaciones, hacia raros ademanes con las manos que cortaban el aire ligeramente como para genera pequeñas olas de brisa.
- Intentas matarme o verte genial! - levante la mano ya molesta y comencé a caminar a su alrededor - Se silenciosa!, Nada de cosas "copadas" ni caídas de animales que ni siquiera vuelan, o viste una serpiente con alas? ridículo! Concéntrate en lo que haces y has silencio, usa tu ingenio de alguna manera para cerrar esa bocota. Por más pequeño que sea, nuestras cuerdas vocales tienen alcances muy altos e ínfimos, sonidos que personas que agudizamos el oído más que otras personas por una discapacidad, podemos percibir, entonces aun si haces ruido con la boca cerrada, yo lo escucharía y podría predecir tu ataque. - Seguía caminando, girando - Tienes que ser la más inteligente en el campo de batalla, soy una presa un poco diferente a otras, pero no por eso debes perder la compostura, piensa antes de actuar - Al concluir mis palabras quede frente a ella una vez más- prueba de nuevo.
[/color]
- Bien, lo intentare, seré... "ingeniosa" - remedó entonces la forma en la que hablaba para decir aquella palabra y volvió a inclinarse para tomar impulso.
En segundos, desapareció de enfrente.
- Definitivamente, no seré madre... - unos cuantos segundos volvieron a separarnos y en cada salto me enfocaba aún más en ella y solo ella, cada ruido cercano que pudiese percibir.
- Voy! - se escuchó ligero y muy a lo lejos en el cielo, por simple reflejo levante la cabeza, tampoco era difícil pensar que por lógica, caería justo donde yo estaba, no necesitaba escucharla tampoco, pero no iba a aclararle tanto, ni que fuera su maestra.
Di dos pasos más hacia atrás pensando en mi próximo sermón, cuando un fuerte impacto en el abdomen me hecho hacia tras con mucha fuerza dejándome sin aire y desparramándome a girones por el suelo frenando finalmente contra una persona que ya se encontraba en el piso.
- Bieeeeeen! te di!!! Ves que puedo ser ingeniosa! - la mocosa, al tocar el suelo, redirigió la onda expansiva por su cuerpo para impulsarse nuevamente y cual bala de cañón atacarme.
- NNNNN tskkk... - comencé a toser mientras salivaba a lo grande, me había reventado la boca del estómago y eso dolía más que el golpe contra la tierra y el tope que me frenó.
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Fred, gracias por servir de amortiguardor!
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Merida DunBroch
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
La pintora mágica decidió asomarse por la ventana, sin soltar el pincel ni la paleta en sus manos. Hizo un mohín cuando el arrogante Señor Portales Locos fue derrotado. «Bueno, no se puede esperar mucho de un nuevo», pensó, «aunque tampoco era tan nuevo, de hecho, así que… me burlaré de él cuando esto acabe». Sonrió apenas un instante. Su semblante se tornó serio al no ver en los alrededores a nadie que pudiera salvarle las nalgas al Portales Locos. A su pesar, reconoció que sí tendría que trabajar.
Salió de la posada por la puerta trasera, se dirigió a una de las paredes laterales de la casa vecina y entonces levantó el pincel, cuya punta empezó a desprender una estela de colores y partículas de luz iridiscentes. Un momento después, inició el esbozo del siguiente actor del desastroso espectáculo.
Luego de varias cachetadas y seguir sin obtener respuesta, Xana creó una esfera de energía ardiente en una mano y golpeó la mejilla del brujo con ella, arrancándole un chillido a él y dejándole una marca roja en la piel.
–Ya que no hablarás –dijo Xana–, me obligas a…
Y sea cual fuera su plan, se fue al Oblivion. La tierra vibró cuatro veces, acompañado por estridentes ruidos metálicos. Al darse la vuelta hacia una casa cercana, lo primero que sus ojos vieron fue que la estructura ahora tenía patas y enormes brazos, al inicio apenas siendo siluetas de todos los colores y luego convirtiéndose en extremidades funcionales de color gris.
–¿Qué…? –fue lo que articuló antes de percatarse de una chica rubia en la ventana del ático, trazando líneas con su pincel mágico que, un instante después, dio nacimiento a lo que se convirtió en la cabeza de aquella casa.
–¡Casa infernal, chúpalo! –exclamó la pintora para luego perderse en el interior de la instancia, que respondió abriendo la puerta y abalanzándose sobre Portales Locos.
Xana reaccionó por instinto. Se alejó deprisa, notando demasiado tarde que dejó al brujo a su suerte. Pero la culpa que sintió se esfumó al verlo dejarse tragar por la casa como si no hubiera razón para temer. Se sintió estúpida por no pensar que la rubia y el brujo podrían ser aliados. Aun así, el cuerno metálico aún lo conservaba ella; ese era su premio de consolación, aunque poco le importó cuando se convirtió en el siguiente objetivo de aquel hogar con patas.
–¡Por un demonio, lo que faltaba! –exclamó ella, más irritada que preocupada por su propio bienestar.
Retrocedió con pasos cortos, cautelosa, hasta que no tuvo de otra que correr para esquivar los brazos metálicos que intentaban aplastarla. Una idea logró formarse en su mente, y sabía que no era la mejor, pero la prisa la impulsó a actuar cuanto antes. Después de todo, su compañero de aventuras solía tener malas ideas y, aun así, sobrevivía… la mayoría de las veces.
Creó dos esferas de luz y las disparó hacia la casa móvil.[1] Estas, siendo intangibles, atravesaron las paredes sin dificultad.[2] Con ellas dentro, Xana se cubrió de luz y realizó el intercambio de posiciones: se teletransportó al interior de la casa y, donde antes estaba la elfa, quedó una de las esferas, que no tardó en volar de regreso hacia donde ahora se encontraba Xana.[3]
–Muy bien –exhaló ella una vez dentro, aliviada de que su truco realmente funcionara.
Se palmeó el torso y los brazos para estar segura de que así era. Sin embargo, la casa seguía moviéndose, destruyendo todo a su paso. Xana chasqueó la lengua. Sabiendo que, por el bien del pueblito, no debía perder tiempo, hizo que el par de esferas se mantuvieran orbitando a su alrededor y buscó al par de delincuentes.
Y lo primero que encontró, por desgracia, no sería a ellos sino a su siguiente gran adversario.
En las escaleras, mirándola fijamente, estaba… Bueno, ni sé cómo llamar a esa versión poligonal, poco definida y de tamaño liliputiense de la gran casa infernal.
Xana empuñó el báculo que había cargado en la espalda y adoptó su postura de combate. «Muy bien, mis opciones se reducen a tres categorías», concluyó, «atacar, magia, elem…».
No finalizó el pensamiento, que de todas formas no da la impresión de que ostentara mucha coherencia. La pequeña casa dio un enorme y veloz salto hacia ella, derribándola con un fuerte impacto para luego regresar a su posición.
«Prensa infernal», sería el nombre con el que Xana recordaría ese ataque, sin siquiera saber el motivo por el que le daría nombre a algo así. Se reincorporó y, mientras el enemigo se tomaba el tiempo para decidir su siguiente acción, Xana eligió atacar.
Salió de la posada por la puerta trasera, se dirigió a una de las paredes laterales de la casa vecina y entonces levantó el pincel, cuya punta empezó a desprender una estela de colores y partículas de luz iridiscentes. Un momento después, inició el esbozo del siguiente actor del desastroso espectáculo.
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Luego de varias cachetadas y seguir sin obtener respuesta, Xana creó una esfera de energía ardiente en una mano y golpeó la mejilla del brujo con ella, arrancándole un chillido a él y dejándole una marca roja en la piel.
–Ya que no hablarás –dijo Xana–, me obligas a…
Y sea cual fuera su plan, se fue al Oblivion. La tierra vibró cuatro veces, acompañado por estridentes ruidos metálicos. Al darse la vuelta hacia una casa cercana, lo primero que sus ojos vieron fue que la estructura ahora tenía patas y enormes brazos, al inicio apenas siendo siluetas de todos los colores y luego convirtiéndose en extremidades funcionales de color gris.
–¿Qué…? –fue lo que articuló antes de percatarse de una chica rubia en la ventana del ático, trazando líneas con su pincel mágico que, un instante después, dio nacimiento a lo que se convirtió en la cabeza de aquella casa.
- Hell House:
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–¡Casa infernal, chúpalo! –exclamó la pintora para luego perderse en el interior de la instancia, que respondió abriendo la puerta y abalanzándose sobre Portales Locos.
Xana reaccionó por instinto. Se alejó deprisa, notando demasiado tarde que dejó al brujo a su suerte. Pero la culpa que sintió se esfumó al verlo dejarse tragar por la casa como si no hubiera razón para temer. Se sintió estúpida por no pensar que la rubia y el brujo podrían ser aliados. Aun así, el cuerno metálico aún lo conservaba ella; ese era su premio de consolación, aunque poco le importó cuando se convirtió en el siguiente objetivo de aquel hogar con patas.
–¡Por un demonio, lo que faltaba! –exclamó ella, más irritada que preocupada por su propio bienestar.
Retrocedió con pasos cortos, cautelosa, hasta que no tuvo de otra que correr para esquivar los brazos metálicos que intentaban aplastarla. Una idea logró formarse en su mente, y sabía que no era la mejor, pero la prisa la impulsó a actuar cuanto antes. Después de todo, su compañero de aventuras solía tener malas ideas y, aun así, sobrevivía… la mayoría de las veces.
Creó dos esferas de luz y las disparó hacia la casa móvil.[1] Estas, siendo intangibles, atravesaron las paredes sin dificultad.[2] Con ellas dentro, Xana se cubrió de luz y realizó el intercambio de posiciones: se teletransportó al interior de la casa y, donde antes estaba la elfa, quedó una de las esferas, que no tardó en volar de regreso hacia donde ahora se encontraba Xana.[3]
–Muy bien –exhaló ella una vez dentro, aliviada de que su truco realmente funcionara.
Se palmeó el torso y los brazos para estar segura de que así era. Sin embargo, la casa seguía moviéndose, destruyendo todo a su paso. Xana chasqueó la lengua. Sabiendo que, por el bien del pueblito, no debía perder tiempo, hizo que el par de esferas se mantuvieran orbitando a su alrededor y buscó al par de delincuentes.
Y lo primero que encontró, por desgracia, no sería a ellos sino a su siguiente gran adversario.
En las escaleras, mirándola fijamente, estaba… Bueno, ni sé cómo llamar a esa versión poligonal, poco definida y de tamaño liliputiense de la gran casa infernal.
- Capricho de la malformación ¿hogareña?:
Xana empuñó el báculo que había cargado en la espalda y adoptó su postura de combate. «Muy bien, mis opciones se reducen a tres categorías», concluyó, «atacar, magia, elem…».
No finalizó el pensamiento, que de todas formas no da la impresión de que ostentara mucha coherencia. La pequeña casa dio un enorme y veloz salto hacia ella, derribándola con un fuerte impacto para luego regresar a su posición.
«Prensa infernal», sería el nombre con el que Xana recordaría ese ataque, sin siquiera saber el motivo por el que le daría nombre a algo así. Se reincorporó y, mientras el enemigo se tomaba el tiempo para decidir su siguiente acción, Xana eligió atacar.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
- Pinturas Locas:
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[1] Habi de Xana: Luceros duales.
[2] Rasgo avanzado de Xana.
[3] Habi de Xana: Permuta sidérea.
[2] Rasgo avanzado de Xana.
[3] Habi de Xana: Permuta sidérea.
Rauko
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
Era humillante que un niño me tuviese en el suelo, después de haber sobrevivido tantas cosas lo último que esperaba era que un mocoso me hiciera comer tierra, por lo general ellos eran quienes comían tierra, pero no quienes hacían comer tierra “Excepto por aquella vez que me engañaron y vendieron pastelillos de tierra” Muy bien, era la segunda vez que un moco me hacía comer tierra “Una vergüenza total, soy una desgracia”
Tomé impulso para levantarme, solo que antes de completar la acción algo de gran tamaño chocó contra mí, enviándome nuevamente al suelo “No puede ser cierto…” Maldije entre dientes, golpeando el suelo con una mano. Algo pegajoso comenzó a hacerse presente en mi otra mano, aquello era asqueroso “¿Acaso otro niño con técnicas raras se había acercado?” Giré la mirada un poco a mi lado, para mi gran sorpresa, no había sido un niño el que había estado llenando mi mano con algo baboso… era literalmente baba “Y es la jefa de aquellos niños, imposible”.
Hice una mueca de asco, sacudiendo la mano para limpiar la baba que me había salpicado, limpiando los restos sobre las ropas de la mujer.
— No sé que clase de jugada asquerosa sea esta, pero prefiero al niño de las burbuj… — callé al darme cuenta de una verdad mucho más aterradora que el peligro, entrecerré los ojos mirando a la extraña, debajo de aquella máscara extraña y negra, había una mucho más terrorífica. Chillé de miedo alejándome a rastras, que los Dioses se apiadaran de mi alma — ¿¡Por qué demonios usas eso?! ¡No estamos en un carnaval!
— ¡Hey, tú eres mi oponente, mírame a mí!
— Si si, ya te vi. Qué bonito — comenté al chiquillo, sacudiendo una mano en el aire, cosa que el menor no se tomó a bien porque volvieron a salir burbujas de sus manos.
Azrael como un ente protector, salió corriendo de algún sitio, saltando sobre el menor tumbándolo al suelo. El lobo comenzó a gruñir mientras mostraba los colmillos al chiquillo, el cual no se puso a llorar como antes, en vez de eso formó una gran burbuja bajo el cuerpo del animal, la cual no tardó en explotar, enviando por los aires al animal con un aullido dolorido.
— ¡Azrael, no!
— Jaja, ni tu patético lobo puede asustarme ¡Ahora gracias a esta máscara soy invencible!
Observé aturdido al lobo que había quedado tendido en el suelo, aceptaba con total gusto que me patearan y me hicieran comer tierra a mí, pero era una falta de respeto que le pegaran a Azrael.
Tomé el arco con fuerza y miré al mocoso que volvía a formar una burbuja de gran tamaño, la respuesta era fácil, si quería que se quedara quieto debía clavarle una flecha en la mitad de la frente junto a la máscara “¡No!¡ Solo quitar la máscara!” O quizá solo quitar la máscara, ambas opciones eran muy válidas “¿Te sentirías bien matando a un niño?” Me encogí de hombros “Puede ser” “Claro que no, te sentirías mal” “Si… creo que eso suena más realista ¿Entonces nada de matar?” “Nada de matar” suspiré y asentí, aun así no podía dejarme seguir pisoteando. Antes de que el enano lanzara su burbuja, tensé una flecha y disparé contra él.
La saeta se enterró limpiamente en el brazo del menor, aquello le arrancó un chillido de dolor y logró que dejara de invocar la burbuja “Perfecto, sin matar, que listo eres Fred” Asentí complacido y me acerqué al lobo, dándole una palmadas en el costado hasta que comenzó a mover la cola.
— No me des estos sustos muchacho, mi corazón es muy frágil — el animal aulló y se puso de pie nuevamente, por lo visto el daño no había sido tan grave — ¿Ahora se supone que escapamos? Porque dudo que ese mocoso nos vuelva a molestar — Azrael aulló y se giró a donde estaba la mujer de la máscara horrenda, quien me había golpeado antes y llenado de babas, la cual parecía también estar en problemas — ¿Volver? ¿Por qué volvería? — El animal olfateó el aire y rasgó el suelo, avanzando un par de pasos — No estoy lo suficientemente loco como para volver, no me vas a convencer.
Iba a realizar mi retirada estratégica cuando el suelo vibró, haciéndome perder el equilibrio. Di varios pasos intentando no caer y mirando a los alrededores “¿Qué rayos fue eso?” El ruido había provenido de donde momentos antes había estado la pareja de borrachos, solo que ahora parecía haber una casa gigante con extremidades “Esto debe ser una broma…” La enorme estructura comenzó a avanzar persiguiendo a alguien, intentando hacerle papilla contra el piso pero en cuestión de segundos la persona había desaparecido “Que bien, un problema menos” pensé, hasta que la casa solo siguió avanzando.
Tomé aire y me di una palmada en el rostro, ya aquello no me sorprendía. Por la dirección que seguía la estructura, posiblemente se acercara a esta dirección “Y quizá aplaste a la mujer de la máscara horrible si no se moviera”. Azrael aulló y dio otro paso a donde estaba aquella, que lobo tan terco.
— Ella puede cuidarse sola, debemos es estar atentos de nuestra seguridad — dije al lobo, que solo gruñó y dio otros pasos — Maldición, de acuerdo. Pero no me pidas más favores — comenté de mala gana al lobo, corriendo junto a él donde estaba la horrible enmascarada, observando a la casa gigante acercarse — Bien Azrael ¿Ahora qué? — Comenté viendo más cerca la estructura, el animal solo aulló — ¿Cómo qué nos sabes? ¿¡ME TRAJISTE AQUÍ SIN UN PLAN!? — Tomé aire con fuerza y cerré los ojos, por lo visto el animal había tomado otra costumbre mía — Bien, es momento de improvisar.
Levanté el arco y tensé una flecha, apuntando con el ojo bueno a la casa que se movía. Sin dudar disparé y contemplé con asombro como mi gran disparo hacía… nada.
— Bien, me rindo. Acepto la muerte con los brazos abiertos.
Azrael gruñó y corrió junto a la ciega, mordiendo de nuevo su vestimenta mientras la jalaba, por lo visto tratando de decirle algo.
Tomé impulso para levantarme, solo que antes de completar la acción algo de gran tamaño chocó contra mí, enviándome nuevamente al suelo “No puede ser cierto…” Maldije entre dientes, golpeando el suelo con una mano. Algo pegajoso comenzó a hacerse presente en mi otra mano, aquello era asqueroso “¿Acaso otro niño con técnicas raras se había acercado?” Giré la mirada un poco a mi lado, para mi gran sorpresa, no había sido un niño el que había estado llenando mi mano con algo baboso… era literalmente baba “Y es la jefa de aquellos niños, imposible”.
Hice una mueca de asco, sacudiendo la mano para limpiar la baba que me había salpicado, limpiando los restos sobre las ropas de la mujer.
— No sé que clase de jugada asquerosa sea esta, pero prefiero al niño de las burbuj… — callé al darme cuenta de una verdad mucho más aterradora que el peligro, entrecerré los ojos mirando a la extraña, debajo de aquella máscara extraña y negra, había una mucho más terrorífica. Chillé de miedo alejándome a rastras, que los Dioses se apiadaran de mi alma — ¿¡Por qué demonios usas eso?! ¡No estamos en un carnaval!
— ¡Hey, tú eres mi oponente, mírame a mí!
— Si si, ya te vi. Qué bonito — comenté al chiquillo, sacudiendo una mano en el aire, cosa que el menor no se tomó a bien porque volvieron a salir burbujas de sus manos.
Azrael como un ente protector, salió corriendo de algún sitio, saltando sobre el menor tumbándolo al suelo. El lobo comenzó a gruñir mientras mostraba los colmillos al chiquillo, el cual no se puso a llorar como antes, en vez de eso formó una gran burbuja bajo el cuerpo del animal, la cual no tardó en explotar, enviando por los aires al animal con un aullido dolorido.
— ¡Azrael, no!
— Jaja, ni tu patético lobo puede asustarme ¡Ahora gracias a esta máscara soy invencible!
Observé aturdido al lobo que había quedado tendido en el suelo, aceptaba con total gusto que me patearan y me hicieran comer tierra a mí, pero era una falta de respeto que le pegaran a Azrael.
Tomé el arco con fuerza y miré al mocoso que volvía a formar una burbuja de gran tamaño, la respuesta era fácil, si quería que se quedara quieto debía clavarle una flecha en la mitad de la frente junto a la máscara “¡No!¡ Solo quitar la máscara!” O quizá solo quitar la máscara, ambas opciones eran muy válidas “¿Te sentirías bien matando a un niño?” Me encogí de hombros “Puede ser” “Claro que no, te sentirías mal” “Si… creo que eso suena más realista ¿Entonces nada de matar?” “Nada de matar” suspiré y asentí, aun así no podía dejarme seguir pisoteando. Antes de que el enano lanzara su burbuja, tensé una flecha y disparé contra él.
La saeta se enterró limpiamente en el brazo del menor, aquello le arrancó un chillido de dolor y logró que dejara de invocar la burbuja “Perfecto, sin matar, que listo eres Fred” Asentí complacido y me acerqué al lobo, dándole una palmadas en el costado hasta que comenzó a mover la cola.
— No me des estos sustos muchacho, mi corazón es muy frágil — el animal aulló y se puso de pie nuevamente, por lo visto el daño no había sido tan grave — ¿Ahora se supone que escapamos? Porque dudo que ese mocoso nos vuelva a molestar — Azrael aulló y se giró a donde estaba la mujer de la máscara horrenda, quien me había golpeado antes y llenado de babas, la cual parecía también estar en problemas — ¿Volver? ¿Por qué volvería? — El animal olfateó el aire y rasgó el suelo, avanzando un par de pasos — No estoy lo suficientemente loco como para volver, no me vas a convencer.
Iba a realizar mi retirada estratégica cuando el suelo vibró, haciéndome perder el equilibrio. Di varios pasos intentando no caer y mirando a los alrededores “¿Qué rayos fue eso?” El ruido había provenido de donde momentos antes había estado la pareja de borrachos, solo que ahora parecía haber una casa gigante con extremidades “Esto debe ser una broma…” La enorme estructura comenzó a avanzar persiguiendo a alguien, intentando hacerle papilla contra el piso pero en cuestión de segundos la persona había desaparecido “Que bien, un problema menos” pensé, hasta que la casa solo siguió avanzando.
Tomé aire y me di una palmada en el rostro, ya aquello no me sorprendía. Por la dirección que seguía la estructura, posiblemente se acercara a esta dirección “Y quizá aplaste a la mujer de la máscara horrible si no se moviera”. Azrael aulló y dio otro paso a donde estaba aquella, que lobo tan terco.
— Ella puede cuidarse sola, debemos es estar atentos de nuestra seguridad — dije al lobo, que solo gruñó y dio otros pasos — Maldición, de acuerdo. Pero no me pidas más favores — comenté de mala gana al lobo, corriendo junto a él donde estaba la horrible enmascarada, observando a la casa gigante acercarse — Bien Azrael ¿Ahora qué? — Comenté viendo más cerca la estructura, el animal solo aulló — ¿Cómo qué nos sabes? ¿¡ME TRAJISTE AQUÍ SIN UN PLAN!? — Tomé aire con fuerza y cerré los ojos, por lo visto el animal había tomado otra costumbre mía — Bien, es momento de improvisar.
Levanté el arco y tensé una flecha, apuntando con el ojo bueno a la casa que se movía. Sin dudar disparé y contemplé con asombro como mi gran disparo hacía… nada.
— Bien, me rindo. Acepto la muerte con los brazos abiertos.
Azrael gruñó y corrió junto a la ciega, mordiendo de nuevo su vestimenta mientras la jalaba, por lo visto tratando de decirle algo.
Fredericksen
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
-Ya estas acostumbrado a luchar contra estas cosas- Exclamo Ian despojándose de sus armas.
-Solo lo dices porque ya te he ganado mas de una vez- replico el no-elfo poniéndose en guardia y apuntando el filo de su espada hacia su enemigo.
-Eso fue pura suerte, además ya no cuentas con tus trastos encantados- Súbitamente los libros que llevaba Ian se abrieron de golpe frente a el, formulas mágicas se formaron en las palmas de sus manos.
-Jaja ¿Sin escudos esta vez?, al parecer alguien esta confiado- el rubio se lanzo al ataque rápidamente, pero fue repelido inmediatamente por una ráfaga de viento.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Eve no daba crédito a lo que ocurría, una casa... Una maldita casa monstruo, Observo a Xana y se dio cuenta de que ella ya no estaba. -¿Eh? ya no estaba, solo había un orbe el cual rápidamente se adentro al interior de la casa, la cual amenazaba con tragarle, la morena rápidamente tomo a Hazelas de una pata y lo arrojo lejos con espada y todo para ponerle a salvo.
Habiendo solucionado esa molestia se concentro en el problema mayor, grata fue su sorpresa al ver que alguien mas se unía a la batalla, la mayoría de la gente huyo despavorida, sin embargo, quedaban algunos valientes... O tontos, que aun se quedaban ahí, un encapuchado, una chica que también tenia el rostro cubierto y un lobo. "Bueno, sigue siendo mejor que nada" pensó para si misma cuando noto como la casa ahora se dirigía hacia los encapuchados y el lobo.
Eve corrió rápidamente en dirección a la casa la cual amenazaba con golpearle con uno de sus múltiples brazos, momento exacto en el que Eve bajo su centro de gravedad, deslizándose a ras de piso para evitar el ataque por los pelos, para acto seguido, levantarse de golpe y propinarle una fuerte patada giratoria a una de las esquinas de la casa(1) con la fuerza suficiente para hacer que esta se remeciera un poco. -Creo que fue una mala idea- exclamo mientras saltaba y pateaba a la casa monstruo para alejarse con el impulso del golpe, el cual agrieto al menos 2 tablas de la casa, aquello provoco que la música que sonaba al interior sonara ahora en las afueras donde se encontraban peleando.
-Tenemos que intentar romper esa cosa, encapuchados y lobo, agradecería si me ayudan- grito Eve mientras se acercaba a ellos.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El rubio se encontraba cubriéndose detrás de su espada ridículamente grande y convenientemente útil como escudo, ráfagas de viento cortante azotaban la enorme hoja de metal, limitando los movimientos de Zelas el cual ya se encontraba con algunos cortes de la arremetida anterior.
-Suficiente!- vocifero molesto al momento que concentraba el éter en la planta de sus pies, breves explosiones le elevaron por los aires y al igual que en aquella ocasión en la que se borro a si mismo de la linea temporal, comenzó a moverse bruscamente en ángulos completamente aleatorios(2) logrando acercarse al malvado Ian, sin embargo, se detuvo de golpe al sentir que alguien le sujetaba por una pata, causado por lo que ocurría en el plano terrenal, en donde yacía su cuerpo inconsciente, Ian aprovecho la oportunidad para lanzar un poderoso torbellino, el cual lleno a Zelas de múltiples cortes, algunos mas profundos que otros.
-Tus maromas ya no son efectivas, elfo inútil- espeto Ian, cantando victoria antes de tiempo, Zelas quien había caído muy malamente herido, vomito un poco de sangre al momento que apoyaba su espada en el piso para intentar reincorporarse. No tenia pensado ceder tan rápido el cuerpo que afortunadamente había obtenido por azares de los dioses.
-Puede ser... Cofcof... Pero... Al igual que tu... Tengo un par de sorpresas, solo por si los Nousis- Exclamo el rubio, cuyo cabello ahora estaba teñido en parte por su propia sangre. Con dificultad y mucho dolor llevo una de sus manos al bolsillo de su arnés, del cual saco una piedrita redonda que había llamado su atención en el taller de Rauko, este le había dado una vaga explicación de la utilidad que tenia y ahora era el momento de poner en practica lo que pensó cuando su amigo le dio aquella vaga explicación. Coloco con cuidado la piedrita en uno de los 2 orificios que tenia su espada y comenzó a avanzar hacia Ian, arrastrando su espada detrás de si mismo al momento que una curiosa melodía sonaba en el lugar.
-¿Dar lastima?¿esa era tu gran sorpresa? jajajajajaja, eres aun mas estúpido que los Guerreros de la puerta- dijo con sorna y malevolencia.
-No deberías... Hablar así... De ellos... Recuerda que tu también eras uno... Hasta nombraron una de las cosas mas... maravillosas de Aerandir... En honor a ellos- replico con dificultad, acercándose un par de pasos a la vez, sin soltar el firme agarre que tenia a la empuñadura, arrastrando aun su espada.
-Una fruta... Una miserable fruta es todo el legado que los Guerreros de la puerta dejaron.. Yo tenia la razón al intentar destruir este mundo ingrato, por suerte ya no esta tu amigo para ayudarte, es mas, cuando controle el cuerpo de Braver que ahora posees, tu amigo será al primero a quien matare- exclamo, preparándose para dar el golpe de gracia.
-Jaja... Ja, eso no sucederá... Presta atención... Este truco solo funcionara una vez- Zelas ahora tenia a Ian dentro de su rango de ataque.
Ambos mostraban la misma determinación para terminar las cosas, Zelas con sus ultimas fuerzas blandió su espada para realizar un corte vertical, básicamente levanto su espada con sus ultimas fuerzas, para luego dejarla caer con la parte del filo apuntando hacia el brujo, al mismo tiempo Ian liberaba un potente viento cortante que terminaría las cosas, o al menos eso esperaba, sin embargo, la piedrita que yacía en ese enorme trozo de metal, devoro el ataque mágico por completo y posteriormente se rompió(3). El brujo rápidamente hizo un gesto con su otra mano para invocar un campo de fuerza, pero este fue inútil, la enorme hoja estaba encantada(4) y por unos segundos el brujo sintió lo que era el terror y la desesperación antes de ser cortado por la espada ridículamente grande de Zelas(5).
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El rubio Hazel despertó adolorido y cubierto de polvo, el piso temblaba y escuchaba una extraña melodía, la misma que escucho mientras luchaba en la inconsciencia contra la memoria residual que intento poseerle, se levanto adolorido e instantáneamente llevo una de sus manos al bolsillo de su arnés, curiosamente a pesar de que todo aquello supuestamente sucedía en su cabeza, solo tenia una de las 2 piedritas que Rauko le había regalado, no lo entendía, aquello sucedía dentro de su cabeza o no?.
Pensar en ello le perturbo de gran manera, por lo que decidió evadir esos pensamientos, para su suerte cuando se volteo vio como Eve junto a una chica encapuchada, Fred y Azrael peleaban contra una casa grande a la cual le salían brazos.
-Bien, esto ya es mucho para mi- exclamo al momento que apoyaba su espada en el imán que sostenía su arnés en la zona de su espalda.
-Genial, ya estas despierto, necesitamos toda la ayuda posible- Eve corrió a su lado ni bien le vio levantarse.
-Naa, paso- replico Hazelas sin ganas.
-¿Espera qué?- pregunto sorprendida, creyendo imaginar lo que acababa de escuchar.
-Chanthahun pheohen lhathulha- exclamo el rubio.
-¿Y eso que se supone que significa?- pregunto la joven, el doble de extrañada por las palabras de Zelas.
-Eso significa buena suerte.... es un dialecto elfico muy antiguo(?)- espeto restándole importancia al asunto.
-Pero que...- sus palabras fueron interrumpidas de golpe.
Hazelas sujeto a Eve pasando uno de sus brazos por la espalda de ella y sujetando apenas uno de sus senos con esa mano, mientras que con el otro brazo sujetaba sus piernas y saltaba para esquivar uno de los brazos de la casa monstruo que amenazaba con atacarles.
-No creas que te saldrás con la tuya con eso que acabas de hacer!- exclamo sonrojada al respecto, por desgracia la situación demandaba otras prioridades.
-Si si, como digas... Buena suerte- exclamo el rubio, dándole un palmazo en las nalgas a Eve antes de marcharse de ahí a los brincos.
-Maldito hijo de tu putisima madre!!- grito molesta ya que ahora no le importaba la casa, iba a hacer que Zelas/Hazel/elmismisimoconchesumadre o como fuera que se quisiera llamar a si mismo pagara por lo que acababa de hacer.
Dicen que no hay nada mas temible que la ira de una mujer, la casa monstruo pudo experimentar eso de primera fuente al momento que intento atacar de nueva cuenta a la joven Eve y esta le rompió el enorme brazo metálico de una poderosa patada que originalmente habría sido para el*la siguiente parte del post ha sido censurada debido al alto contenido obsceno y ofensivo que podría herir los sentimientos de algunos lectores ya sea por X o por Y cosa, de antemano agradecemos su comprensión y siga prefiriendo tapsin caliente, tapsin caliente me despierta, y me acuesta y me cuida(?)* Zelas. La ira de Eve ya se podía hacer palpable y solo cabía esperar que usara esa ira para acabar con la casa rápidamente.
Off Rol:
(1) Habilidad de Eve: Deadly Dodge
(2) Habilidad de Hazel: Vuelo Fúlgido
(3) Objeto Consumible: Tragaéter x1
(4) Encantamiento de Arma: Infusión Etérea
(5) Estado Anormal: Memorias Residuales: Durante los siguientes temas en los que participes al menos una vez por tema deberás librar una breve lucha contra 1 de las 4 entidades que te acompañan (Braian, Ian, Braver, La Abeja). Cada vez que lo hagas, la entidad involucrada desaparecerá permanentemente.
Entidades restantes 2/4
-Solo lo dices porque ya te he ganado mas de una vez- replico el no-elfo poniéndose en guardia y apuntando el filo de su espada hacia su enemigo.
-Eso fue pura suerte, además ya no cuentas con tus trastos encantados- Súbitamente los libros que llevaba Ian se abrieron de golpe frente a el, formulas mágicas se formaron en las palmas de sus manos.
-Jaja ¿Sin escudos esta vez?, al parecer alguien esta confiado- el rubio se lanzo al ataque rápidamente, pero fue repelido inmediatamente por una ráfaga de viento.
- Ian:
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Eve no daba crédito a lo que ocurría, una casa... Una maldita casa monstruo, Observo a Xana y se dio cuenta de que ella ya no estaba. -¿Eh? ya no estaba, solo había un orbe el cual rápidamente se adentro al interior de la casa, la cual amenazaba con tragarle, la morena rápidamente tomo a Hazelas de una pata y lo arrojo lejos con espada y todo para ponerle a salvo.
Habiendo solucionado esa molestia se concentro en el problema mayor, grata fue su sorpresa al ver que alguien mas se unía a la batalla, la mayoría de la gente huyo despavorida, sin embargo, quedaban algunos valientes... O tontos, que aun se quedaban ahí, un encapuchado, una chica que también tenia el rostro cubierto y un lobo. "Bueno, sigue siendo mejor que nada" pensó para si misma cuando noto como la casa ahora se dirigía hacia los encapuchados y el lobo.
Eve corrió rápidamente en dirección a la casa la cual amenazaba con golpearle con uno de sus múltiples brazos, momento exacto en el que Eve bajo su centro de gravedad, deslizándose a ras de piso para evitar el ataque por los pelos, para acto seguido, levantarse de golpe y propinarle una fuerte patada giratoria a una de las esquinas de la casa(1) con la fuerza suficiente para hacer que esta se remeciera un poco. -Creo que fue una mala idea- exclamo mientras saltaba y pateaba a la casa monstruo para alejarse con el impulso del golpe, el cual agrieto al menos 2 tablas de la casa, aquello provoco que la música que sonaba al interior sonara ahora en las afueras donde se encontraban peleando.
-Tenemos que intentar romper esa cosa, encapuchados y lobo, agradecería si me ayudan- grito Eve mientras se acercaba a ellos.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
El rubio se encontraba cubriéndose detrás de su espada ridículamente grande y convenientemente útil como escudo, ráfagas de viento cortante azotaban la enorme hoja de metal, limitando los movimientos de Zelas el cual ya se encontraba con algunos cortes de la arremetida anterior.
-Suficiente!- vocifero molesto al momento que concentraba el éter en la planta de sus pies, breves explosiones le elevaron por los aires y al igual que en aquella ocasión en la que se borro a si mismo de la linea temporal, comenzó a moverse bruscamente en ángulos completamente aleatorios(2) logrando acercarse al malvado Ian, sin embargo, se detuvo de golpe al sentir que alguien le sujetaba por una pata, causado por lo que ocurría en el plano terrenal, en donde yacía su cuerpo inconsciente, Ian aprovecho la oportunidad para lanzar un poderoso torbellino, el cual lleno a Zelas de múltiples cortes, algunos mas profundos que otros.
-Tus maromas ya no son efectivas, elfo inútil- espeto Ian, cantando victoria antes de tiempo, Zelas quien había caído muy malamente herido, vomito un poco de sangre al momento que apoyaba su espada en el piso para intentar reincorporarse. No tenia pensado ceder tan rápido el cuerpo que afortunadamente había obtenido por azares de los dioses.
-Puede ser... Cofcof... Pero... Al igual que tu... Tengo un par de sorpresas, solo por si los Nousis- Exclamo el rubio, cuyo cabello ahora estaba teñido en parte por su propia sangre. Con dificultad y mucho dolor llevo una de sus manos al bolsillo de su arnés, del cual saco una piedrita redonda que había llamado su atención en el taller de Rauko, este le había dado una vaga explicación de la utilidad que tenia y ahora era el momento de poner en practica lo que pensó cuando su amigo le dio aquella vaga explicación. Coloco con cuidado la piedrita en uno de los 2 orificios que tenia su espada y comenzó a avanzar hacia Ian, arrastrando su espada detrás de si mismo al momento que una curiosa melodía sonaba en el lugar.
-¿Dar lastima?¿esa era tu gran sorpresa? jajajajajaja, eres aun mas estúpido que los Guerreros de la puerta- dijo con sorna y malevolencia.
-No deberías... Hablar así... De ellos... Recuerda que tu también eras uno... Hasta nombraron una de las cosas mas... maravillosas de Aerandir... En honor a ellos- replico con dificultad, acercándose un par de pasos a la vez, sin soltar el firme agarre que tenia a la empuñadura, arrastrando aun su espada.
-Una fruta... Una miserable fruta es todo el legado que los Guerreros de la puerta dejaron.. Yo tenia la razón al intentar destruir este mundo ingrato, por suerte ya no esta tu amigo para ayudarte, es mas, cuando controle el cuerpo de Braver que ahora posees, tu amigo será al primero a quien matare- exclamo, preparándose para dar el golpe de gracia.
-Jaja... Ja, eso no sucederá... Presta atención... Este truco solo funcionara una vez- Zelas ahora tenia a Ian dentro de su rango de ataque.
Ambos mostraban la misma determinación para terminar las cosas, Zelas con sus ultimas fuerzas blandió su espada para realizar un corte vertical, básicamente levanto su espada con sus ultimas fuerzas, para luego dejarla caer con la parte del filo apuntando hacia el brujo, al mismo tiempo Ian liberaba un potente viento cortante que terminaría las cosas, o al menos eso esperaba, sin embargo, la piedrita que yacía en ese enorme trozo de metal, devoro el ataque mágico por completo y posteriormente se rompió(3). El brujo rápidamente hizo un gesto con su otra mano para invocar un campo de fuerza, pero este fue inútil, la enorme hoja estaba encantada(4) y por unos segundos el brujo sintió lo que era el terror y la desesperación antes de ser cortado por la espada ridículamente grande de Zelas(5).
-------------------------------------------------------------------------------------------------
El rubio Hazel despertó adolorido y cubierto de polvo, el piso temblaba y escuchaba una extraña melodía, la misma que escucho mientras luchaba en la inconsciencia contra la memoria residual que intento poseerle, se levanto adolorido e instantáneamente llevo una de sus manos al bolsillo de su arnés, curiosamente a pesar de que todo aquello supuestamente sucedía en su cabeza, solo tenia una de las 2 piedritas que Rauko le había regalado, no lo entendía, aquello sucedía dentro de su cabeza o no?.
Pensar en ello le perturbo de gran manera, por lo que decidió evadir esos pensamientos, para su suerte cuando se volteo vio como Eve junto a una chica encapuchada, Fred y Azrael peleaban contra una casa grande a la cual le salían brazos.
-Bien, esto ya es mucho para mi- exclamo al momento que apoyaba su espada en el imán que sostenía su arnés en la zona de su espalda.
-Genial, ya estas despierto, necesitamos toda la ayuda posible- Eve corrió a su lado ni bien le vio levantarse.
-Naa, paso- replico Hazelas sin ganas.
-¿Espera qué?- pregunto sorprendida, creyendo imaginar lo que acababa de escuchar.
-Chanthahun pheohen lhathulha- exclamo el rubio.
-¿Y eso que se supone que significa?- pregunto la joven, el doble de extrañada por las palabras de Zelas.
-Eso significa buena suerte.... es un dialecto elfico muy antiguo(?)- espeto restándole importancia al asunto.
-Pero que...- sus palabras fueron interrumpidas de golpe.
Hazelas sujeto a Eve pasando uno de sus brazos por la espalda de ella y sujetando apenas uno de sus senos con esa mano, mientras que con el otro brazo sujetaba sus piernas y saltaba para esquivar uno de los brazos de la casa monstruo que amenazaba con atacarles.
-No creas que te saldrás con la tuya con eso que acabas de hacer!- exclamo sonrojada al respecto, por desgracia la situación demandaba otras prioridades.
-Si si, como digas... Buena suerte- exclamo el rubio, dándole un palmazo en las nalgas a Eve antes de marcharse de ahí a los brincos.
-Maldito hijo de tu putisima madre!!- grito molesta ya que ahora no le importaba la casa, iba a hacer que Zelas/Hazel/elmismisimoconchesumadre o como fuera que se quisiera llamar a si mismo pagara por lo que acababa de hacer.
Dicen que no hay nada mas temible que la ira de una mujer, la casa monstruo pudo experimentar eso de primera fuente al momento que intento atacar de nueva cuenta a la joven Eve y esta le rompió el enorme brazo metálico de una poderosa patada que originalmente habría sido para el
Off Rol:
(1) Habilidad de Eve: Deadly Dodge
(2) Habilidad de Hazel: Vuelo Fúlgido
(3) Objeto Consumible: Tragaéter x1
(4) Encantamiento de Arma: Infusión Etérea
(5) Estado Anormal: Memorias Residuales: Durante los siguientes temas en los que participes al menos una vez por tema deberás librar una breve lucha contra 1 de las 4 entidades que te acompañan (
Entidades restantes 2/4
Última edición por Hazel Wind el Dom Abr 25 2021, 23:23, editado 2 veces
Zelas Hazelmere
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
–A –dije. Ahora pasemos a lo importante.
–A –fue el grito de guerra de Xana, sin la «h». Se había abalanzado para ensartar a la Baby Hell House con su bastón convertido en lanza, pero, al igual que las últimas veces, falló. El duelo le estaba enseñando la dura pero obvia verdad universal de que una pequeña casa poligonal podía ser tan veloz como cualquier persona–. Has esquivado todos mis ataques –musitó con su voz tensa–, ¡pero no podrás escapar de mis bolas!
La duración del combate por fin hizo que la paciencia de Xana llegara a su límite. Sus dos luceros azules trazaron un arco cada una, buscando golpear la casita desde ambos lados. Esta se disparó hacia arriba con un salto giratorio, evadiéndolas a tiempo. Y con la misma velocidad, en el techo se impulsó hacia la elfa.
–¡! –vociferó la casita, es decir, no dijo nada, pues las casas no hablan, y menos cuando están en el aire, obviamente.
Xana saltó hacia un lado para salirse de la trayectoria de la casita y lanzó un tajo ascendente. La casita, incapaz de evadirlo, aferró sus manos metálicas en la punta de la lanza. Por su impulso y la imperfeta postura tomada con prisa por Xana, la casita aterrizó habiendo arrebatado el arma en el acto.
Xana se apresuró en distanciarse de la Baby Hell House. Esta soltó la lanza y corrió hacia la elfa. Una de las esferas azules acudió al llamado de su creadora y se interpuso entre esta y la casita. Baby hell House no se detuvo: corrió alrededor de Xana, buscando una abertura, pero la esfera siempre se colocaba entre ambas.
–Quédate quieta, ¿no ves que te voy a eliminar? –se quejó Xana, pues ella sí podía hablar porque no era una casa.
Mientras tanto, hizo que la otra esfera se hiciera intangible, se moviera bajo el suelo, emergiera bajo la casita y entonces estallara. Baby Hell House, finalmente, conoció la derrota. Salió impelida hacia arriba, pero nunca cayó; se desvaneció en el aire, dejando una efímera nube de colores en su lugar. Cuando eso también desapareció por completo, Xana se permitió relajarse. Dejó caer los hombros y respiró profundamente.
–Y yo que pensaba que lo de la pelea con la vaca sin cabeza fue raro –comentó con una sonrisa asomándose en sus labios–, pero cualquier experiencia en combate me permite mejorar, aunque el combate sea… absurdo.
Se palmeó las mejillas con ambas manos para centrarse de nuevo. Recogió su lanza y corrió por la casa en busca de los responsables del caos del día. La búsqueda terminó al llegar al ático.
–Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando –le dijo con jovialidad el brujo de los portales. La pintora mágica, al lado de este, saludó sacudiendo una mano alegremente.
–Lo sé, no podían empezar sin mí –contestó Xana. La esfera azul que aún le acompañaba se sacudió en el aire como en un gesto afirmativo–. Ya podemos comenzar la reunión. Debatamos el primer punto: qué tan fuerte será la paliza que les daré si no se rinden.
–Oh, eso es interesante, sí. –Chasqueó los dedos. En respuesta, la pintora materializó con su magia un par de sillas de madera. El brujo se dejó caer en una y luego posó sus pies en la otra antes de que la rubia pudiera sentarse. Ella colocó las manos en las caderas e hizo un mohín–. Creo que podemos ahorrarnos eso. No hace falta pelear. Soy alguien generoso y guapo, sobre todo lo segundo. Puedo dejarte ir en paz si dejas de entrometerte y, cuando acabemos nuestro trabajo, incluso traeré de regreso a tu amigo.
–¿Y de verdad esperan que diga que sí o solo están intentando retrasar lo inevitable?
–Mira, de todas maneras, no puedes detener a esta enorme casa autómata. Solo saldrías lastimada si decides luchar por el bien de este pueblito alejado de la mano del Bebé Barbudo.
Xana apuntó su lanza hacia la rubia.
–¿Olvidas que la responsable de que esta casa se mueva está ahí? –señaló.
–Ay, lo siento. Una vez que mi compañera crea algo, eso se vuelve independiente de ella. No…
Calló en cuanto vio al lucero azul desplazarse con rapidez hacia su compañera. La rubia dio un respingo y ni tuvo que pensarlo para saltar por la ventana. En su descenso, materializó una enorme almohada que amortiguó su caída.
–No te muevas –ordenó Xana al brujo cuando este hizo ademán de levantarse de su asiento. Se acercó a la ventana.
La pintora alzó la mirada. Sus ojos se abrieron ampliamente al ver la esfera de energía persiguiéndola aún. Emprendió una carrera, ignorando a todos los demás presentes, tanto a las ciegas repentinamente ausentes como a las lechugas sin cara. Dibujó un escudo. Se lo colocó y se giró a tiempo para bloquear la esfera. El estallido la mandó al suelo, con el escudo hecho trizas y esfumándose.
–Oigan –gritó la elfa, asomada por la ventana y señalando con un dedo a la rubia–, ella es la que le dio vida a esta casa.
–Niños, les tengo una nueva orden –barbotó un personaje que casi olvidé que existía. La calva volvió a la escena, trasladándose sobre los techos de las casas–: no permitan que esa bella chica rubia sea lastimada por esas malas personas. –Sus palabras nuevamente se grabaron en la mente de los infantes, aunque no en todos esta vez; la ruptura de su máscara hacía que esta pareciera dañada, lo que significaba que no estaba intacta, lo cual no era bueno para ella.
La pintora, aún en el suelo, levantó el pincel y esbozó varios círculos marrones. Estos se materializaron en bolas peludas y luego se convirtieron en un pequeño pero temible ejército de experimentadas guerreras ardillas salvajes armadas con bellotas.
A.
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–A –fue el grito de guerra de Xana, sin la «h». Se había abalanzado para ensartar a la Baby Hell House con su bastón convertido en lanza, pero, al igual que las últimas veces, falló. El duelo le estaba enseñando la dura pero obvia verdad universal de que una pequeña casa poligonal podía ser tan veloz como cualquier persona–. Has esquivado todos mis ataques –musitó con su voz tensa–, ¡pero no podrás escapar de mis bolas!
La duración del combate por fin hizo que la paciencia de Xana llegara a su límite. Sus dos luceros azules trazaron un arco cada una, buscando golpear la casita desde ambos lados. Esta se disparó hacia arriba con un salto giratorio, evadiéndolas a tiempo. Y con la misma velocidad, en el techo se impulsó hacia la elfa.
–¡! –vociferó la casita, es decir, no dijo nada, pues las casas no hablan, y menos cuando están en el aire, obviamente.
Xana saltó hacia un lado para salirse de la trayectoria de la casita y lanzó un tajo ascendente. La casita, incapaz de evadirlo, aferró sus manos metálicas en la punta de la lanza. Por su impulso y la imperfeta postura tomada con prisa por Xana, la casita aterrizó habiendo arrebatado el arma en el acto.
Xana se apresuró en distanciarse de la Baby Hell House. Esta soltó la lanza y corrió hacia la elfa. Una de las esferas azules acudió al llamado de su creadora y se interpuso entre esta y la casita. Baby hell House no se detuvo: corrió alrededor de Xana, buscando una abertura, pero la esfera siempre se colocaba entre ambas.
–Quédate quieta, ¿no ves que te voy a eliminar? –se quejó Xana, pues ella sí podía hablar porque no era una casa.
Mientras tanto, hizo que la otra esfera se hiciera intangible, se moviera bajo el suelo, emergiera bajo la casita y entonces estallara. Baby Hell House, finalmente, conoció la derrota. Salió impelida hacia arriba, pero nunca cayó; se desvaneció en el aire, dejando una efímera nube de colores en su lugar. Cuando eso también desapareció por completo, Xana se permitió relajarse. Dejó caer los hombros y respiró profundamente.
–Y yo que pensaba que lo de la pelea con la vaca sin cabeza fue raro –comentó con una sonrisa asomándose en sus labios–, pero cualquier experiencia en combate me permite mejorar, aunque el combate sea… absurdo.
Se palmeó las mejillas con ambas manos para centrarse de nuevo. Recogió su lanza y corrió por la casa en busca de los responsables del caos del día. La búsqueda terminó al llegar al ático.
–Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando –le dijo con jovialidad el brujo de los portales. La pintora mágica, al lado de este, saludó sacudiendo una mano alegremente.
–Lo sé, no podían empezar sin mí –contestó Xana. La esfera azul que aún le acompañaba se sacudió en el aire como en un gesto afirmativo–. Ya podemos comenzar la reunión. Debatamos el primer punto: qué tan fuerte será la paliza que les daré si no se rinden.
–Oh, eso es interesante, sí. –Chasqueó los dedos. En respuesta, la pintora materializó con su magia un par de sillas de madera. El brujo se dejó caer en una y luego posó sus pies en la otra antes de que la rubia pudiera sentarse. Ella colocó las manos en las caderas e hizo un mohín–. Creo que podemos ahorrarnos eso. No hace falta pelear. Soy alguien generoso y guapo, sobre todo lo segundo. Puedo dejarte ir en paz si dejas de entrometerte y, cuando acabemos nuestro trabajo, incluso traeré de regreso a tu amigo.
–¿Y de verdad esperan que diga que sí o solo están intentando retrasar lo inevitable?
–Mira, de todas maneras, no puedes detener a esta enorme casa autómata. Solo saldrías lastimada si decides luchar por el bien de este pueblito alejado de la mano del Bebé Barbudo.
Xana apuntó su lanza hacia la rubia.
–¿Olvidas que la responsable de que esta casa se mueva está ahí? –señaló.
–Ay, lo siento. Una vez que mi compañera crea algo, eso se vuelve independiente de ella. No…
Calló en cuanto vio al lucero azul desplazarse con rapidez hacia su compañera. La rubia dio un respingo y ni tuvo que pensarlo para saltar por la ventana. En su descenso, materializó una enorme almohada que amortiguó su caída.
–No te muevas –ordenó Xana al brujo cuando este hizo ademán de levantarse de su asiento. Se acercó a la ventana.
La pintora alzó la mirada. Sus ojos se abrieron ampliamente al ver la esfera de energía persiguiéndola aún. Emprendió una carrera, ignorando a todos los demás presentes, tanto a las ciegas repentinamente ausentes como a las lechugas sin cara. Dibujó un escudo. Se lo colocó y se giró a tiempo para bloquear la esfera. El estallido la mandó al suelo, con el escudo hecho trizas y esfumándose.
–Oigan –gritó la elfa, asomada por la ventana y señalando con un dedo a la rubia–, ella es la que le dio vida a esta casa.
–Niños, les tengo una nueva orden –barbotó un personaje que casi olvidé que existía. La calva volvió a la escena, trasladándose sobre los techos de las casas–: no permitan que esa bella chica rubia sea lastimada por esas malas personas. –Sus palabras nuevamente se grabaron en la mente de los infantes, aunque no en todos esta vez; la ruptura de su máscara hacía que esta pareciera dañada, lo que significaba que no estaba intacta, lo cual no era bueno para ella.
La pintora, aún en el suelo, levantó el pincel y esbozó varios círculos marrones. Estos se materializaron en bolas peludas y luego se convirtieron en un pequeño pero temible ejército de experimentadas guerreras ardillas salvajes armadas con bellotas.
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Rauko
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
Por lo visto la muerte tampoco me tomaría en sus brazos hoy, una chica con gran destreza había logrado dañar a la casa, gritando en lo que podría ser una petición de ayuda “Bueno… supongo que no es sitio para morir.” Tomé el arco nuevamente con determinación alejándome al trote, lanzando un silbido a Azrael para que se olvidase de la ciega y volviese a ser mi mano “Espera, es un lobo” mi pata derecha.
— Muy bien, Azrael. Debemos pensar un plan rápido ¿Opciones? — El animal aulló acercándose a la carrera, mirando la estructura enorme — Si claro, una flecha en el corazón ¿¡Acaso ves que esa cosa tenga corazón!? Además necesitaría una flecha muy grande — El animal gruñó y volvió a aullar —. Oh no es mi culpa que te sientas ofendido, pero fue una pésima idea… Quizá si logramos que otra casa se mueva y las hacemos luchar… o enamorarse ¿Qué crees? — Esta vez fue tiempo del animal de bufar — ¿Cómo que es una idea estúpida?
En medio de la discusión me agaché para esquivar una de las patas de la casa, salvándome el pescuezo por los pelos… o por la capucha mejor dicho. Definitivamente aquello era algo sin antecedentes, había peleado con todo, hasta con seres imaginarios por culpa de hongos “¿Pero cómo se derrota una casa andante?” Quizá con una renta excesivamente alta y descuido por varias décadas “Pero no tenemos varias décadas”
— Espera ¿Y si usamos termitas? — Azrael aulló deteniéndose un segundo — ¿Qué de donde sacaremos termitas? Usamos las pulgas que tienes encima para que se comuniquen seguro es una buena id… ¡Ay! No me muerdas maldición, bien. Descartado eso también.
Solté un largo suspiro sacudiendo la mano en el aire, buscando a la mujer que había corrido y pateado la casa monstruo. Sorprendentemente el rubio que antes había estado en el suelo se le había acercado “Oh, es la de la pareja de ebrios, por lo visto entre más alcohol luchan mejor” Aunque solo este se le unió un corto tiempo, antes de que la mujer le gritara varios improperios y atacara a la casa con gran fuerza.
— Cielos… cuanto poder — Si aquella joven podía destruir un brazo sin problema, el resto sería pan comido.
La patada quizá tuvo un efecto secundario, ya que una rubia salió volando por una ventana seguida de algún tipo de esfera, pero lo realmente increíble es que de la nada algo había amortiguado el impacto de la extraña rubia voladora “Bien, toda esta gente es increíble y yo solo tengo un ojo congelado y una lengua de quien sabe que…” De alguna otra manera, la chica que corría de la esfera, sacó un escudo de la nada y logró repeler la esfera que le seguía, perdiendo su objeto defensivo en el proceso.
Otro rostro se asomó por la ventana, pero a diferencia de la rubia, esta chica no salió volando hacia el exterior. Si había entendido bien, la que había volado era quien había dado vida a la estructura “Entonces la rubia es mala… cielos” La perseguida agitó un pincel en el aire y esferas redondas salieron de estas “bien, un ataque a distancia. Podré con esto” Pero la verdad fue mucho más cruel, era muchas ardillas armadas hasta las nueces.
— No puede ser… siempre supe que este momento llegaría. Es la venganza de las ardillas — Me di palmadas en la cara intentando no entrar en pánico. Por si fuera peor, alguien en el techo de la casa había dicho algo a los niños de proteger, cosa que algunos menores parecieron entender porque se acercaron a toda prisa juntándose con el ejercito de ardillas —. Por muy malas personas que sean ustedes ¿Saben en el villano que me volveré si pateo niños y animales? Debe haber como… diez grupos a los que les explotaría un ojo si se enteran de lo que haré.
Por lo visto de nada servían mis palabras, ya que los niños y las ardillas comenzaron su ataque conjunto. Niños lanzando ardillas y ardillas intentando lanzar niños, todo un caos que nadie pudo haber imaginado nunca.
— Muy bien Azra, tú ve por los mocosos. Si un lobo es el que los daña no podrán culparme de maltrato — tensé una flecha en el arco y la disparé a las ardillas que se encontraban avanzando en el aire, las cuales explotaron en una lluvia de color marrón salpicando todo a su alrededor — Y que los Dioses nos acompañen.
El plan era sencillo, “no morir”. Aunque quizá para no morir debiese llegar a la rubia que todos parecían defender y no dejaba de crear ardillas. Vi de reojo como Azrael saltaba contra un enano que lanzaba fuego por la nariz, mordisqueando la máscara intentando arrancarla.
Esquivé ardillas lo mejor que pude, apartándolas con golpes realizados con el arco y rodando por el suelo. Era complicado estar al tanto de mocosos, roedores y una casota que se movía sola.
Uno de los menores enmascarados se acercó corriendo, solo que se detuvo a un par de metros mientras adelantaba las manso y sus uñas comenzaban a crecer asquerosamente, usándolas como latigo intentando atraparme.
— Esto es raro, los primeros de ustedes tenían cualidades… normales. Pero uñas largas y mocos de fuego no es para nada bonito.
Volví a retroceder y saqué varias flechas del carcaj, apuntando al cielo mientras disparaba seis saetas hacia arriba, las cuales cayeron en cuerva clavándose en ardillas y menores por igual[1] “Dioses, realmente espero no estar asesinando mocosos.” Alguno niños cayeron al suelo con los proyectiles clavados en sus brazos o piernas, otras ardillas habían estallado en el proceso, pero aquello solo había funcionado para dejar un hueco hacia la rubia “Que si corro, definitivamente no podé evitar a quienes la defiendan…pero”
Tomé aire y me concentre en la pintora, ignorando totalmente el campo [2]y confiando en Azrael para asestar golpes de gracia. El tacto del arco se volvió frío, la flecha que tensé en este cobró un color azulado en su totalidad antes de dispararla[3] “No hay necesidad de que le atraviese algún punto importante, solo debe darle” . La rubia al ver el proyectil acercarse intentó esquivarlo, solo que no fue tan rápida y la flecha terminó enterrándose en el muslo, con aquello debía bastar.
El azul de la flecha se extendió por el muslo de la joven, dejando la piel de una tonalidad similar. El efecto no duraría mucho así que lo mejor era atraparla ahora. Silbé lo suficientemente alto para que Azrael escuchara, indicándole con la mano que fuera a por la rubia.
El lobo avanzó entre los mocosos que seguían en pie y las ardillas, ahora yo sería quien cubriera la espalda del canino.
— Muy bien, Azrael. Debemos pensar un plan rápido ¿Opciones? — El animal aulló acercándose a la carrera, mirando la estructura enorme — Si claro, una flecha en el corazón ¿¡Acaso ves que esa cosa tenga corazón!? Además necesitaría una flecha muy grande — El animal gruñó y volvió a aullar —. Oh no es mi culpa que te sientas ofendido, pero fue una pésima idea… Quizá si logramos que otra casa se mueva y las hacemos luchar… o enamorarse ¿Qué crees? — Esta vez fue tiempo del animal de bufar — ¿Cómo que es una idea estúpida?
En medio de la discusión me agaché para esquivar una de las patas de la casa, salvándome el pescuezo por los pelos… o por la capucha mejor dicho. Definitivamente aquello era algo sin antecedentes, había peleado con todo, hasta con seres imaginarios por culpa de hongos “¿Pero cómo se derrota una casa andante?” Quizá con una renta excesivamente alta y descuido por varias décadas “Pero no tenemos varias décadas”
— Espera ¿Y si usamos termitas? — Azrael aulló deteniéndose un segundo — ¿Qué de donde sacaremos termitas? Usamos las pulgas que tienes encima para que se comuniquen seguro es una buena id… ¡Ay! No me muerdas maldición, bien. Descartado eso también.
Solté un largo suspiro sacudiendo la mano en el aire, buscando a la mujer que había corrido y pateado la casa monstruo. Sorprendentemente el rubio que antes había estado en el suelo se le había acercado “Oh, es la de la pareja de ebrios, por lo visto entre más alcohol luchan mejor” Aunque solo este se le unió un corto tiempo, antes de que la mujer le gritara varios improperios y atacara a la casa con gran fuerza.
— Cielos… cuanto poder — Si aquella joven podía destruir un brazo sin problema, el resto sería pan comido.
La patada quizá tuvo un efecto secundario, ya que una rubia salió volando por una ventana seguida de algún tipo de esfera, pero lo realmente increíble es que de la nada algo había amortiguado el impacto de la extraña rubia voladora “Bien, toda esta gente es increíble y yo solo tengo un ojo congelado y una lengua de quien sabe que…” De alguna otra manera, la chica que corría de la esfera, sacó un escudo de la nada y logró repeler la esfera que le seguía, perdiendo su objeto defensivo en el proceso.
Otro rostro se asomó por la ventana, pero a diferencia de la rubia, esta chica no salió volando hacia el exterior. Si había entendido bien, la que había volado era quien había dado vida a la estructura “Entonces la rubia es mala… cielos” La perseguida agitó un pincel en el aire y esferas redondas salieron de estas “bien, un ataque a distancia. Podré con esto” Pero la verdad fue mucho más cruel, era muchas ardillas armadas hasta las nueces.
— No puede ser… siempre supe que este momento llegaría. Es la venganza de las ardillas — Me di palmadas en la cara intentando no entrar en pánico. Por si fuera peor, alguien en el techo de la casa había dicho algo a los niños de proteger, cosa que algunos menores parecieron entender porque se acercaron a toda prisa juntándose con el ejercito de ardillas —. Por muy malas personas que sean ustedes ¿Saben en el villano que me volveré si pateo niños y animales? Debe haber como… diez grupos a los que les explotaría un ojo si se enteran de lo que haré.
Por lo visto de nada servían mis palabras, ya que los niños y las ardillas comenzaron su ataque conjunto. Niños lanzando ardillas y ardillas intentando lanzar niños, todo un caos que nadie pudo haber imaginado nunca.
— Muy bien Azra, tú ve por los mocosos. Si un lobo es el que los daña no podrán culparme de maltrato — tensé una flecha en el arco y la disparé a las ardillas que se encontraban avanzando en el aire, las cuales explotaron en una lluvia de color marrón salpicando todo a su alrededor — Y que los Dioses nos acompañen.
El plan era sencillo, “no morir”. Aunque quizá para no morir debiese llegar a la rubia que todos parecían defender y no dejaba de crear ardillas. Vi de reojo como Azrael saltaba contra un enano que lanzaba fuego por la nariz, mordisqueando la máscara intentando arrancarla.
Esquivé ardillas lo mejor que pude, apartándolas con golpes realizados con el arco y rodando por el suelo. Era complicado estar al tanto de mocosos, roedores y una casota que se movía sola.
Uno de los menores enmascarados se acercó corriendo, solo que se detuvo a un par de metros mientras adelantaba las manso y sus uñas comenzaban a crecer asquerosamente, usándolas como latigo intentando atraparme.
— Esto es raro, los primeros de ustedes tenían cualidades… normales. Pero uñas largas y mocos de fuego no es para nada bonito.
Volví a retroceder y saqué varias flechas del carcaj, apuntando al cielo mientras disparaba seis saetas hacia arriba, las cuales cayeron en cuerva clavándose en ardillas y menores por igual[1] “Dioses, realmente espero no estar asesinando mocosos.” Alguno niños cayeron al suelo con los proyectiles clavados en sus brazos o piernas, otras ardillas habían estallado en el proceso, pero aquello solo había funcionado para dejar un hueco hacia la rubia “Que si corro, definitivamente no podé evitar a quienes la defiendan…pero”
Tomé aire y me concentre en la pintora, ignorando totalmente el campo [2]y confiando en Azrael para asestar golpes de gracia. El tacto del arco se volvió frío, la flecha que tensé en este cobró un color azulado en su totalidad antes de dispararla[3] “No hay necesidad de que le atraviese algún punto importante, solo debe darle” . La rubia al ver el proyectil acercarse intentó esquivarlo, solo que no fue tan rápida y la flecha terminó enterrándose en el muslo, con aquello debía bastar.
El azul de la flecha se extendió por el muslo de la joven, dejando la piel de una tonalidad similar. El efecto no duraría mucho así que lo mejor era atraparla ahora. Silbé lo suficientemente alto para que Azrael escuchara, indicándole con la mano que fuera a por la rubia.
El lobo avanzó entre los mocosos que seguían en pie y las ardillas, ahora yo sería quien cubriera la espalda del canino.
- Habs y objetos:
[1]Habilidad Nivel 1 – Lluvia de Flechas
[2 usos][Puntería] El cazador prepara múltiples flechas (De 3 a 6 flechas) en su arco/ballesta que posteriormente disparará a un objetivo o una serie de objetivos.
[2]Habilidad Nivel 0 - Marca del Cazador
[2 usos][Puntería] El arquero se enfoca en un solo objetivo por un turno, aumentando su precisión y daño contra este.
[3] Arco de Hielo
Al gastar su uso, puedes lanzar una flecha que al impactar causará un rápido enfriamiento al enemigo. Durante dos turnos, su velocidad se reducirá a la mitad y la precisión de sus ataques disminuirá notoriamente.
Fredericksen
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
-Oh no- exclamo la joven al momento de ver como un ejercito de ardillas y niños enmascarados se acercaba a toda velocidad, Eve viendo como sus problemas se incrementaban y ya no contaba con el poder de la ira para ayudarle, debía ser rápida, debía ser inteligente, debía hacer que esa casa monstruo se tropezara de alguna forma.
Pateo la extremidad que había arrancado de una patada anteriormente y esta se arrastro lo suficiente para que la casa monstruo la pisara y se tropezara, aplastando a una cantidad no menor de ardillas y niños en el proceso. Eve se había librado de una preocupación por el momento, pero ¿a que costo?, su pie estaba lastimado por la fuerza utilizada, ante lo cual no podría moverse de ahí por algunos minutos que podrían ser vitales.
"Calma Eve, recuerda tu entrenamiento" se dijo a si misma al momento que adoptaba una postura de batalla, inhalo y exhalo profusamente, entonces, bloqueo eficazmente una patada que iba directo a su rostro, uno de los niños enmascarados se había lanzado con todo, la joven aprovecho la oportunidad y sujeto con firmeza el tobillo del joven, solo para comenzar a revolearlo en el aire, golpeando a varias ardillas y niños en el proceso.(1)
-Puedo hacerlo, puedo hacerlo!- exclamo con confianza dándose ánimos a si misma, sin embargo las pequeñas sabandijas eran mucho mas de lo que podía controlar, los brazos ya se le estaban cansando de tanto revolear al niño y cuando se quiso dar cuenta ya era demasiado tarde -Ardillas!! Ardillas por doquier!!- exclamo antes de caer abatida por abundantes ardillas quienes le golpeaban y arañaban al tiempo que llegaban unos cuantos niños a sumarse a la golpiza.
-Ja! al parecer, el cuerpo humano no puede soportar mas de 96 ardillas atacando al mismo tiempo- exclamo una del grupo enmascarado, ahora niños y ardillas golpeaban a una pobre Eve que se veía completamente sobrepasada por la situación. Las ardillas comenzaban a desgarrar sus ropas cuando escucho una voz que ese día le había hecho pasar por un enorme rango de emociones, casi al borde de las lagrimas, se alegro, a pesar las palabras que escucho.
-Prepárate para recibir un golpe fuerte!- las ardillas y los niños se voltearon a ver como un trozo de acero ridículamente grande golpeaba y aplastaba a una decena de ardillas, a la vez que mandaba volando a Eve cerca de Fred. Hazelas los había golpeado a todos con la parte plana de su espada, ya que era la única forma de sacar a Eve de ahí.
Al final del asunto su espada ridículamente grande no era mas que un gran pedazo de metal bien trabajado por su amigo Rauko, comenzó a blandirla, reventando ardillas y fracturando a niños sin contemplación alguna, hasta que llego cerca de Fred el cual había desplegado un ataque de área que le recordó el momento en el que Chucho le dio su primera muerte imaginaria, cosa que le dio un leve escalofrió.
-Chucho! necesito sacar a Eve de acá, esa casa parece tener problemas para levantarse y me temo que aun quedan muchas ardillas- informo a su amigo, olvidando por un momento que él, Zelas, ya no se veia nada como un Zelas.
-¿Por qué me pegaste? eres un estúpido Zelas mira como quede toda ensangrentada y adolorida *snif* *snif*... whuaaahaa- la pobre Eve comenzó a llorar desconsoladamente.
-Oh, era la una forma de sacarte de allí en una pieza... Vamos no empieces a..-
no alcanzo a terminar su frase cuando el llanto de Eve incremento, lo cual confirmaba que debía sacarla de ahí.
Hazelas clavo su espada con firmeza en el suelo cerca de Chucho -No podre cubrirte la espalda, pro puedes usar esto para cubrirte hasta que vuelva- exclamo al momento que le daba una palmada en el hombro -Me alegro de verte de nuevo Fredericksen, hay que ir por un estofado hecho por una rana cuando terminemos esto- acto seguido sujeto con firmeza a una Eve que no paraba de llorar y salió de ese lugar juntando una ridícula cantidad de éter en la planta de sus pies para luego hacerlas estallar y darle un impulso extra, el cual se repetía en intervalos de 3 segundos,(2) dándole una habilidad similar al vuelo, pero que solo era aprovechar los impulsos para aparentar el vuelo.
------------------------------------------------------------------------------------
Gracias a que toda esta locura estaba ocurriendo relativamente cerca de donde estaban todos, Hazel se acerco a la taberna del tio de Sienna y fue la misma que al ver que estaban los dos cubiertos de sangre se apresuro a ayudarlos
-¿Por los dioses que ha pasado?- exclamo la joven.
-Zelas snif snif, me pego y me dejo asi wuaaaaaahaha- espeto Eve retomando su llanto.
-¿Qué hiciste que?- ahora Sienna se veía furiosa.
-En caso que no se hayan dado cuenta aun, hay una enorme casa monstruo, un ejercito de ardillas y bastantes otros problemas, si no puedes pelear, quédate acá, explicare todo mas adelante, cuando esto acabe- ahora Zelas comenzó a brincar de un lado a otro hasta volver de nuevo hacia donde estaba chucho.(2)
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Al momento de volver la casa monstruo estaba de vuelta en sus 4 patas, los niños seguían desparramados con huesos quebrados y cubiertos de tripas de ardillas, y algunos seguían intentando atacarle, así se acerco a toda velocidad, golpeando a un par de niños y ardillas, para posicionarse detrás de Chuco, recuperando su espada, -Cual es el plan Chucho, dime como te asisto- exclamo al momento que con la parte plana de su arma impactaba a otra decena de ardillas que eran reventadas a causa del impacto, los pequeños sonidos de las ardillas cuyos cuerpos se reventaban comenzaban a volverse cada vez menores, como si aquella oleada de ataques hubiera mermado... pero por cuanto tiempo podrían seguir así?.
OFF: (1)Habilidad de Eve : Calma
(2)Habilidad de Zelas :Vuelo Fulgido
Pateo la extremidad que había arrancado de una patada anteriormente y esta se arrastro lo suficiente para que la casa monstruo la pisara y se tropezara, aplastando a una cantidad no menor de ardillas y niños en el proceso. Eve se había librado de una preocupación por el momento, pero ¿a que costo?, su pie estaba lastimado por la fuerza utilizada, ante lo cual no podría moverse de ahí por algunos minutos que podrían ser vitales.
"Calma Eve, recuerda tu entrenamiento" se dijo a si misma al momento que adoptaba una postura de batalla, inhalo y exhalo profusamente, entonces, bloqueo eficazmente una patada que iba directo a su rostro, uno de los niños enmascarados se había lanzado con todo, la joven aprovecho la oportunidad y sujeto con firmeza el tobillo del joven, solo para comenzar a revolearlo en el aire, golpeando a varias ardillas y niños en el proceso.(1)
-Puedo hacerlo, puedo hacerlo!- exclamo con confianza dándose ánimos a si misma, sin embargo las pequeñas sabandijas eran mucho mas de lo que podía controlar, los brazos ya se le estaban cansando de tanto revolear al niño y cuando se quiso dar cuenta ya era demasiado tarde -Ardillas!! Ardillas por doquier!!- exclamo antes de caer abatida por abundantes ardillas quienes le golpeaban y arañaban al tiempo que llegaban unos cuantos niños a sumarse a la golpiza.
-Ja! al parecer, el cuerpo humano no puede soportar mas de 96 ardillas atacando al mismo tiempo- exclamo una del grupo enmascarado, ahora niños y ardillas golpeaban a una pobre Eve que se veía completamente sobrepasada por la situación. Las ardillas comenzaban a desgarrar sus ropas cuando escucho una voz que ese día le había hecho pasar por un enorme rango de emociones, casi al borde de las lagrimas, se alegro, a pesar las palabras que escucho.
-Prepárate para recibir un golpe fuerte!- las ardillas y los niños se voltearon a ver como un trozo de acero ridículamente grande golpeaba y aplastaba a una decena de ardillas, a la vez que mandaba volando a Eve cerca de Fred. Hazelas los había golpeado a todos con la parte plana de su espada, ya que era la única forma de sacar a Eve de ahí.
Al final del asunto su espada ridículamente grande no era mas que un gran pedazo de metal bien trabajado por su amigo Rauko, comenzó a blandirla, reventando ardillas y fracturando a niños sin contemplación alguna, hasta que llego cerca de Fred el cual había desplegado un ataque de área que le recordó el momento en el que Chucho le dio su primera muerte imaginaria, cosa que le dio un leve escalofrió.
-Chucho! necesito sacar a Eve de acá, esa casa parece tener problemas para levantarse y me temo que aun quedan muchas ardillas- informo a su amigo, olvidando por un momento que él, Zelas, ya no se veia nada como un Zelas.
-¿Por qué me pegaste? eres un estúpido Zelas mira como quede toda ensangrentada y adolorida *snif* *snif*... whuaaahaa- la pobre Eve comenzó a llorar desconsoladamente.
-Oh, era la una forma de sacarte de allí en una pieza... Vamos no empieces a..-
no alcanzo a terminar su frase cuando el llanto de Eve incremento, lo cual confirmaba que debía sacarla de ahí.
Hazelas clavo su espada con firmeza en el suelo cerca de Chucho -No podre cubrirte la espalda, pro puedes usar esto para cubrirte hasta que vuelva- exclamo al momento que le daba una palmada en el hombro -Me alegro de verte de nuevo Fredericksen, hay que ir por un estofado hecho por una rana cuando terminemos esto- acto seguido sujeto con firmeza a una Eve que no paraba de llorar y salió de ese lugar juntando una ridícula cantidad de éter en la planta de sus pies para luego hacerlas estallar y darle un impulso extra, el cual se repetía en intervalos de 3 segundos,(2) dándole una habilidad similar al vuelo, pero que solo era aprovechar los impulsos para aparentar el vuelo.
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Gracias a que toda esta locura estaba ocurriendo relativamente cerca de donde estaban todos, Hazel se acerco a la taberna del tio de Sienna y fue la misma que al ver que estaban los dos cubiertos de sangre se apresuro a ayudarlos
-¿Por los dioses que ha pasado?- exclamo la joven.
-Zelas snif snif, me pego y me dejo asi wuaaaaaahaha- espeto Eve retomando su llanto.
-¿Qué hiciste que?- ahora Sienna se veía furiosa.
-En caso que no se hayan dado cuenta aun, hay una enorme casa monstruo, un ejercito de ardillas y bastantes otros problemas, si no puedes pelear, quédate acá, explicare todo mas adelante, cuando esto acabe- ahora Zelas comenzó a brincar de un lado a otro hasta volver de nuevo hacia donde estaba chucho.(2)
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Al momento de volver la casa monstruo estaba de vuelta en sus 4 patas, los niños seguían desparramados con huesos quebrados y cubiertos de tripas de ardillas, y algunos seguían intentando atacarle, así se acerco a toda velocidad, golpeando a un par de niños y ardillas, para posicionarse detrás de Chuco, recuperando su espada, -Cual es el plan Chucho, dime como te asisto- exclamo al momento que con la parte plana de su arma impactaba a otra decena de ardillas que eran reventadas a causa del impacto, los pequeños sonidos de las ardillas cuyos cuerpos se reventaban comenzaban a volverse cada vez menores, como si aquella oleada de ataques hubiera mermado... pero por cuanto tiempo podrían seguir así?.
OFF: (1)Habilidad de Eve : Calma
(2)Habilidad de Zelas :Vuelo Fulgido
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
–Demonios, ha pasado tanto tiempo que ya ni recuerdo cómo llegué aquí –me quejé, sintiendo que había estado semanas caminando cuando en realidad no habían transcurrido más de unos cuantos minutos–. ¿Y esto qué es?
Sin dejar de caminar, examiné con la mirada unos pilares de piedra que encontré en mi camino; caracteres de un idioma antiguo estaban tallados en ellos. Normalmente no tendría ni la mejor idea de lo que significaban, o tal vez sí si aprovechaba el poder del guion a mi favor, pero esta vez tenía una habilidad específica para este tipo de situaciones.
–Chala Head Chala –leí–, es decir, chale cabeza chale. –Sacudí la cabeza–. No, quise decir, hakuna matata. –Bien, pero ¿qué demonios significaba «hakuna matata»? Decidí dejar esa pregunta para otro día–. Bueno, lo intenté. –Me encogí de hombros.
Seguí caminando, tarareando una mezcla de canciones aleatorias, hasta que mis pies ya no encontraron tierra sino piedra. Ignorando mi instinto de preservación, no detuve mis pasos. Distraídamente miré el suelo. Me encontraba sobre una plataforma circular de decenas de metros de diámetro, y en el centro estaba un obelisco de cristal, casi invisible por su transparencia. No pude evitar recordar el que hallé junto a unas sirvientas de Azaril en un templo subterráneo. Un escalofrió surcó mi espalda.
Entonces fui a mear, pero no creerás lo que pasó (termina al final).
–¡Ay, me muero! –gimió un niño al ser penetrado por la flecha de Fred.
–No te quejes –protestó otro, tirado en el suelo en una posición incómoda–. A mí me cayó una casa encima.
–¿Y cómo es que sigues vivo?
–Ahm… No lo sé. Magia, quizás.
–El chucho –lloriqueó una lastimada niña que tenía las nalgas en el trasero–, detengan al chucho.
Aunque sus heridas le impedían caminar, se giró en el suelo para apuntar su abdomen hacia el animal. De su ombligo emergió un apéndice de pelusa y suciedad cristalina, con una carita triste dibujada en su punta. Este apéndice se estiró, y luego estalló por una pequeña esfera de energía que Xana le disparó.
–Impresionante –elogió Portales Locos, todavía sin haberse atrevido a levantarse de su silla y hacer algo contra Xana–, pero de poco servirá. No parece que tú y tus amigos sean capaces de lidiar con tantos enemigos.
Xana se apartó de la ventana y se colocó frente al brujo. Creó otra pequeña bola de luz. Antes de que él pudiera hacer un comentario burlesco, la esfera fue disparada. El brujo se cubrió la cara hasta que sintió, en vez de una explosión, solo una onda cálida traspasar su carne y sus huesos y asentarse en el interior de su cabeza.
–Ya sabes cuánto pueden arder mis bolas –dijo Xana, seria, inconsciente de las posibles interpretaciones de sus palabras–, nada comparado a lo caliente que tienes la cabeza ahora. Pero también pueden ser intangibles, inofensivas… –Se percató de que no preparó bien el discurso, por lo que no sabía cómo unir lo ya dicho con lo que de verdad quería decir–. En fin, trae a Rauko de regreso y no tendrás que descubrir lo que pasa cuando una esfera de energía se hace tangible y abrasadora dentro de tu cabecita. –Con suerte, él accedería y no descubriría que Xana no podía hacer tangible su energía dentro de seres vivos.
De pronto la casa se detuvo. Fuera, la pintora fue atacada por el animal con nombre de ángel. En consecuencia, las ardillas comenzaron a actuar erráticamente, atacándose entre ellas con arañazos, mordiendo sus traseros, pellizcando pezones… El caos reinó.
La calva chasqueó la lengua. Aquello no iba bien. Sus compañeros cayeron, la casa y las ardillas no estaban en su mejor momento, así como tampoco lo estaban aquellos niños mugrosos. Tal vez su mejor opción era huir… No, si el jefe conseguía lo que quería, podría ser un problema tenerlo en contra. Así que debía ir al extremo.
–Niños, les daré una última orden –anunció.
–Auxilio, me desmayo –interrumpió la niña de antes–. Cállese, vieja piruja.
La calva tensó la mandíbula, conteniendo su furia, y entonces prosiguió, más decidida.
–Mueran.
Varios de los niños enmascarados se paralizaron por un instante. Luego, usando sus propios poderes mágicos, se atacaron a sí mismos, o usaron sus manos para romperse el cuello. Temblaban, no pudieron contener las lágrimas. Abrieron la boca para gritar por ayuda, pero ningún sonido además de sus sollozos salió de sus gargantas.
Los que no fueron afectados gracias al deterioro de la máscara de la calva sí gritaron. Aquellos que aún podían moverse aprovecharon la oportunidad para salvarse.
La calva hizo un ademán con ambas manos. Las máscaras de los fallecidos se desprendieron de sus portadores y volaron hacia los niños que intentaban huir. Se fusionaron con las máscaras de estos.
–Mueran –les ordenó la mujer, y ellos obedecieron con más rapidez que los anteriores. Movió las manos de nuevo y las máscaras de las últimas víctimas buscaron las de los aún vivos para repetir el proceso–. Si no se alejan de esto –gruñó, dirigiendo sus palabras a los aventureros–, no me detendré. Todo irá a peor si siguen interponiéndose. Haré que todos los niños mueran. O haré que asesinen a sus propios padres, hermanos… a sus familias.
Rodó hacia un lado, evadiendo por poco una ráfaga de luz. Advirtió a Xana asomada de nuevo en la ventana de la ahora inmóvil casa infernal. La elfa miró horrorizada el suicidio colectivo, y luego le dirigió una mirada cargada de furia a la responsable.
Xana se dispuso a arrojarle su hechizo más poderoso, pero se giró para golpear al brujo que en ese momento intentó arrebatarle el cuerno mágico.
–Ya no tengo tiempo para esto –masculló Xana–. Rauko estará bien, lo sé, y no puedo perder tiempo convenciéndote para que lo traigas, así que no te necesito. Me encargaré de ti ahora mismo.
Apuntó su mano hacia el brujo.
–Está bien, está bien –se apresuró a responderle él–. Lo traeré de regreso. Ninguna cantidad de aeros es buena si estoy más muerto que el avance del asunto de los 19 objetos malditos.
Sin dejar de caminar, examiné con la mirada unos pilares de piedra que encontré en mi camino; caracteres de un idioma antiguo estaban tallados en ellos. Normalmente no tendría ni la mejor idea de lo que significaban, o tal vez sí si aprovechaba el poder del guion a mi favor, pero esta vez tenía una habilidad específica para este tipo de situaciones.
–Chala Head Chala –leí–, es decir, chale cabeza chale. –Sacudí la cabeza–. No, quise decir, hakuna matata. –Bien, pero ¿qué demonios significaba «hakuna matata»? Decidí dejar esa pregunta para otro día–. Bueno, lo intenté. –Me encogí de hombros.
Seguí caminando, tarareando una mezcla de canciones aleatorias, hasta que mis pies ya no encontraron tierra sino piedra. Ignorando mi instinto de preservación, no detuve mis pasos. Distraídamente miré el suelo. Me encontraba sobre una plataforma circular de decenas de metros de diámetro, y en el centro estaba un obelisco de cristal, casi invisible por su transparencia. No pude evitar recordar el que hallé junto a unas sirvientas de Azaril en un templo subterráneo. Un escalofrió surcó mi espalda.
Entonces fui a mear, pero no creerás lo que pasó (termina al final).
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–¡Ay, me muero! –gimió un niño al ser penetrado por la flecha de Fred.
–No te quejes –protestó otro, tirado en el suelo en una posición incómoda–. A mí me cayó una casa encima.
–¿Y cómo es que sigues vivo?
–Ahm… No lo sé. Magia, quizás.
–El chucho –lloriqueó una lastimada niña que tenía las nalgas en el trasero–, detengan al chucho.
Aunque sus heridas le impedían caminar, se giró en el suelo para apuntar su abdomen hacia el animal. De su ombligo emergió un apéndice de pelusa y suciedad cristalina, con una carita triste dibujada en su punta. Este apéndice se estiró, y luego estalló por una pequeña esfera de energía que Xana le disparó.
–Impresionante –elogió Portales Locos, todavía sin haberse atrevido a levantarse de su silla y hacer algo contra Xana–, pero de poco servirá. No parece que tú y tus amigos sean capaces de lidiar con tantos enemigos.
Xana se apartó de la ventana y se colocó frente al brujo. Creó otra pequeña bola de luz. Antes de que él pudiera hacer un comentario burlesco, la esfera fue disparada. El brujo se cubrió la cara hasta que sintió, en vez de una explosión, solo una onda cálida traspasar su carne y sus huesos y asentarse en el interior de su cabeza.
–Ya sabes cuánto pueden arder mis bolas –dijo Xana, seria, inconsciente de las posibles interpretaciones de sus palabras–, nada comparado a lo caliente que tienes la cabeza ahora. Pero también pueden ser intangibles, inofensivas… –Se percató de que no preparó bien el discurso, por lo que no sabía cómo unir lo ya dicho con lo que de verdad quería decir–. En fin, trae a Rauko de regreso y no tendrás que descubrir lo que pasa cuando una esfera de energía se hace tangible y abrasadora dentro de tu cabecita. –Con suerte, él accedería y no descubriría que Xana no podía hacer tangible su energía dentro de seres vivos.
De pronto la casa se detuvo. Fuera, la pintora fue atacada por el animal con nombre de ángel. En consecuencia, las ardillas comenzaron a actuar erráticamente, atacándose entre ellas con arañazos, mordiendo sus traseros, pellizcando pezones… El caos reinó.
La calva chasqueó la lengua. Aquello no iba bien. Sus compañeros cayeron, la casa y las ardillas no estaban en su mejor momento, así como tampoco lo estaban aquellos niños mugrosos. Tal vez su mejor opción era huir… No, si el jefe conseguía lo que quería, podría ser un problema tenerlo en contra. Así que debía ir al extremo.
–Niños, les daré una última orden –anunció.
–Auxilio, me desmayo –interrumpió la niña de antes–. Cállese, vieja piruja.
La calva tensó la mandíbula, conteniendo su furia, y entonces prosiguió, más decidida.
–Mueran.
Varios de los niños enmascarados se paralizaron por un instante. Luego, usando sus propios poderes mágicos, se atacaron a sí mismos, o usaron sus manos para romperse el cuello. Temblaban, no pudieron contener las lágrimas. Abrieron la boca para gritar por ayuda, pero ningún sonido además de sus sollozos salió de sus gargantas.
Los que no fueron afectados gracias al deterioro de la máscara de la calva sí gritaron. Aquellos que aún podían moverse aprovecharon la oportunidad para salvarse.
La calva hizo un ademán con ambas manos. Las máscaras de los fallecidos se desprendieron de sus portadores y volaron hacia los niños que intentaban huir. Se fusionaron con las máscaras de estos.
–Mueran –les ordenó la mujer, y ellos obedecieron con más rapidez que los anteriores. Movió las manos de nuevo y las máscaras de las últimas víctimas buscaron las de los aún vivos para repetir el proceso–. Si no se alejan de esto –gruñó, dirigiendo sus palabras a los aventureros–, no me detendré. Todo irá a peor si siguen interponiéndose. Haré que todos los niños mueran. O haré que asesinen a sus propios padres, hermanos… a sus familias.
Rodó hacia un lado, evadiendo por poco una ráfaga de luz. Advirtió a Xana asomada de nuevo en la ventana de la ahora inmóvil casa infernal. La elfa miró horrorizada el suicidio colectivo, y luego le dirigió una mirada cargada de furia a la responsable.
Xana se dispuso a arrojarle su hechizo más poderoso, pero se giró para golpear al brujo que en ese momento intentó arrebatarle el cuerno mágico.
–Ya no tengo tiempo para esto –masculló Xana–. Rauko estará bien, lo sé, y no puedo perder tiempo convenciéndote para que lo traigas, así que no te necesito. Me encargaré de ti ahora mismo.
Apuntó su mano hacia el brujo.
–Está bien, está bien –se apresuró a responderle él–. Lo traeré de regreso. Ninguna cantidad de aeros es buena si estoy más muerto que el avance del asunto de los 19 objetos malditos.
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
El plan estaba por dar frutos, Azrael estaba tan cerca de la rubia que ya casi le hincaba el diente. Nada podía detener al duo dinámico “Espera ¿Qué rayos es eso?” Un temblor me hizo perder la concentración, algo había hecho que la casa perdiera su estabilidad y a cambio había aplastado a un gran grupo de niños y ardillas. La escena era horrible, era como ver a un gran grupo de niños y de ardillas siendo aplastados por una casa, pero peor.
— Bien, luego lloraremos está perdida. Ahora sigamos con el… ¿A dónde se fue? — En aquel descuido había perdido de vista a Azrael y a la rubia, esperaba que nada se saliera de control.
No sabía muy bien como, pero el campo de batalla por lo visto había pasado de ser un caos a ser un… caos doble, podía ver como salían ardillas volando pro algún sitio al igual que otros niños “¿Cómo llegué hasta este punto?” Negué decepcionado con la cabeza, azotando a un niño con el arco mientras salía vomito por sus orejas, esos poderes no tenían sentido.
Aunque el karma por lo visto fue instantáneo, un cuerpo había llegado volando y me había impactado por la espalda, derribándome al suelo y haciéndome comer tierra llena de sangre de niños. Me sacudí lo mejor que pude, antes de girarme y toparme sorpresivamente con que el proyectil había sido la misma chica que antes había pateado la casa.
— Últimamente caen cosas muy raras desde el cielo — Susurré tensando el arma para alejar los roedores que se acercaban de nuevo — No quiero imaginarme quien fue la bestia que te mandó volando hasta aquí, debe ser un peligro.
No tardó tiempo en llegar alguien blandiendo un arma absurdamente grande, golpeando a todo lo que se cruzaba en su camino. Aquella era una clara señal de que ese sujeto me mataría empalándome “El mismo ebrio que antes.” Cerré los ojos y volví a abrir los brazos esperando por segunda vez una muerte segura aquel día.
— ¿Chucho? — “Oh no, esto es peor que la muerte” — Pegarte…Zelas ¿Qué? — Paseé la mirada desde la chica al rubio sin creer lo que mis oídos captaban ¿Ella le había llamado Zelas? Lo peor ¿Acaso lloraba la misma mujer que había dado una patada a la casa monstruo? — Espada…espalda… estofado… no puede ser — Mi mente no lograba procesar tal cantidad de sucesos, así que solo asentí mirando la espada y como aquel rubio que decía ser Zelas, se iba volando. — Cubrirme con esto… quizá pueda hacer algo mejor. — Murmuré antes de sujetarme lo mejor que pude a la espada intentando escalarla, sintiendo como cortaba mi mano en el proceso para maldecir entre dientes.
Tardé poco en llegar a la cima de aquella arma, tambaleándome de un lado a otro intentando controlar mi equilibrio. Chupé mi mano para limpiar la sangre, mirando el campo de batalla hasta lograr localizar a Azrael. Por lo visto el animal había logrado saltar sobre la muejr que invocaba ardillas, solo que algo raro había sucedido, la casa parecía volver a estar quieta y las ardillas habían entrado en frenesí, arañando y mordiendo cosas que no debían morder.
— Ardillas estúpidas — Dije riendo antes de finalmente perder el equilibrio y caer al suelo, donde tuve que apartar a varios de aquellos animales a golpes para cubrir mi espalda con aquella espada. El rubio no tardó en volver, recuperando el arma golpeando animales que reventaban sin problema. Al parecer desorientar a la pintora había servido para rebajar el número de enemigos temporalmente.
— ¿Plan? Pues yo necesito un sombrero, ya sabes. De esos que te cubren la cabeza y dan sombra cuando hace mucho sol… espera ¿No hablas de ello verdad? — Dije por lo bajo tensando una flecha para clavarla “accidentalmente” en el pecho de una niña que girtaba “chucho” — Pero por el momento… me gustaría evitar matar más niños, que la gente suela tener de 5 a 6 hijos no es excusa para matarlos a todos ¿Comprendes? Debemos priorizar evitar las bajas.
Esperaba que con aquello el elfo pudiese darme una mano, algo en mi decía que cuando todo aquello acabara, nos acusarían de asesinos “Si es que salimos vivos de esta.”
Los niños también se quedaron quietos unos segundos, para luego comenzar un suicidio masivo entre gritos y sollozos. Algunos corrían, intentando escapar, pero las máscaras los buscaban y acto seguido a la orden de una señora pelona, estos se partían el cuello.
— ¿Alejarnos? ¿Eso va con nosotros? — Murmuré al rubio, mientras levantaba la mirada para ver a la calvita — Debe estar bromeando, no entiendo porque todas las personas malas tienen este fetiche y deseo de matar ¿Qué ganan con ello? Solo cadáveres — Resoplé con fuerza y me pasé las manos por el rostro intentando pensar en algo “¿Cómo planea que nos alejemos si no nos dice la distancia exacta?”
El tiempo siempre era un enemigo en aquellas situaciones, quizá si pensaba algo rápido podría terminar el suicidio en masa que estaba ocurriendo.
— Bien, la rubia es quien hace las ardillas. Azrael al parecer ya la tiene entre sus patas… y esta pelona es quien usa a los niños de marioneta. Nada nos garantiza que disparando una flecha pueda acertar, dudo que sea tan tonta para no moverse… pero si logramos flanquearla, eso cambia. — Me rasqué la capa de hielo que tenía en el ojo unos segundos antes de ver al rubio — Y aquí es donde entras tú, claro — dije algo más animado, asintiendo — Si puedes volver a volar, quizá tengamos una oportunidad ¿Puedes hacerlo? Yo serviría de distracción frontal, tú puedes desplazarte a uno de los costados de las casas… o rodearla. Si te pones detrás de ella , confío en que el ridículo rango de tu ridícula arma evite que escape. Así se verá hostigada por flechas desde adelante y por una espada por atrás.
Asentí cada vez más esperando que Zelas hubiese entendido aquella retahíla de palabras, levantando el pulgar frente al elfo para luego alejarme.
— Bien, podemos parar esta masacre. — Empecé a decir intentando llamar la atención de pelonchas, alzando la mano que no sostenía el arco. — Pero dices “Si no se alejan”… debes ser más clara en ello. Por ejemplo. Estamos lejos un par de metros ¿Me alejo cuantos pasos más? O quizá otras casas de distancia, debes ser más precisa con tus… Oh cielos — Mumuré al ver como un niño se partía el cuello justo a mi lado — Como decía, debes ser más precisas con tus palabras.
— Bien, luego lloraremos está perdida. Ahora sigamos con el… ¿A dónde se fue? — En aquel descuido había perdido de vista a Azrael y a la rubia, esperaba que nada se saliera de control.
No sabía muy bien como, pero el campo de batalla por lo visto había pasado de ser un caos a ser un… caos doble, podía ver como salían ardillas volando pro algún sitio al igual que otros niños “¿Cómo llegué hasta este punto?” Negué decepcionado con la cabeza, azotando a un niño con el arco mientras salía vomito por sus orejas, esos poderes no tenían sentido.
Aunque el karma por lo visto fue instantáneo, un cuerpo había llegado volando y me había impactado por la espalda, derribándome al suelo y haciéndome comer tierra llena de sangre de niños. Me sacudí lo mejor que pude, antes de girarme y toparme sorpresivamente con que el proyectil había sido la misma chica que antes había pateado la casa.
— Últimamente caen cosas muy raras desde el cielo — Susurré tensando el arma para alejar los roedores que se acercaban de nuevo — No quiero imaginarme quien fue la bestia que te mandó volando hasta aquí, debe ser un peligro.
No tardó tiempo en llegar alguien blandiendo un arma absurdamente grande, golpeando a todo lo que se cruzaba en su camino. Aquella era una clara señal de que ese sujeto me mataría empalándome “El mismo ebrio que antes.” Cerré los ojos y volví a abrir los brazos esperando por segunda vez una muerte segura aquel día.
— ¿Chucho? — “Oh no, esto es peor que la muerte” — Pegarte…Zelas ¿Qué? — Paseé la mirada desde la chica al rubio sin creer lo que mis oídos captaban ¿Ella le había llamado Zelas? Lo peor ¿Acaso lloraba la misma mujer que había dado una patada a la casa monstruo? — Espada…espalda… estofado… no puede ser — Mi mente no lograba procesar tal cantidad de sucesos, así que solo asentí mirando la espada y como aquel rubio que decía ser Zelas, se iba volando. — Cubrirme con esto… quizá pueda hacer algo mejor. — Murmuré antes de sujetarme lo mejor que pude a la espada intentando escalarla, sintiendo como cortaba mi mano en el proceso para maldecir entre dientes.
Tardé poco en llegar a la cima de aquella arma, tambaleándome de un lado a otro intentando controlar mi equilibrio. Chupé mi mano para limpiar la sangre, mirando el campo de batalla hasta lograr localizar a Azrael. Por lo visto el animal había logrado saltar sobre la muejr que invocaba ardillas, solo que algo raro había sucedido, la casa parecía volver a estar quieta y las ardillas habían entrado en frenesí, arañando y mordiendo cosas que no debían morder.
— Ardillas estúpidas — Dije riendo antes de finalmente perder el equilibrio y caer al suelo, donde tuve que apartar a varios de aquellos animales a golpes para cubrir mi espalda con aquella espada. El rubio no tardó en volver, recuperando el arma golpeando animales que reventaban sin problema. Al parecer desorientar a la pintora había servido para rebajar el número de enemigos temporalmente.
— ¿Plan? Pues yo necesito un sombrero, ya sabes. De esos que te cubren la cabeza y dan sombra cuando hace mucho sol… espera ¿No hablas de ello verdad? — Dije por lo bajo tensando una flecha para clavarla “accidentalmente” en el pecho de una niña que girtaba “chucho” — Pero por el momento… me gustaría evitar matar más niños, que la gente suela tener de 5 a 6 hijos no es excusa para matarlos a todos ¿Comprendes? Debemos priorizar evitar las bajas.
Esperaba que con aquello el elfo pudiese darme una mano, algo en mi decía que cuando todo aquello acabara, nos acusarían de asesinos “Si es que salimos vivos de esta.”
Los niños también se quedaron quietos unos segundos, para luego comenzar un suicidio masivo entre gritos y sollozos. Algunos corrían, intentando escapar, pero las máscaras los buscaban y acto seguido a la orden de una señora pelona, estos se partían el cuello.
— ¿Alejarnos? ¿Eso va con nosotros? — Murmuré al rubio, mientras levantaba la mirada para ver a la calvita — Debe estar bromeando, no entiendo porque todas las personas malas tienen este fetiche y deseo de matar ¿Qué ganan con ello? Solo cadáveres — Resoplé con fuerza y me pasé las manos por el rostro intentando pensar en algo “¿Cómo planea que nos alejemos si no nos dice la distancia exacta?”
El tiempo siempre era un enemigo en aquellas situaciones, quizá si pensaba algo rápido podría terminar el suicidio en masa que estaba ocurriendo.
— Bien, la rubia es quien hace las ardillas. Azrael al parecer ya la tiene entre sus patas… y esta pelona es quien usa a los niños de marioneta. Nada nos garantiza que disparando una flecha pueda acertar, dudo que sea tan tonta para no moverse… pero si logramos flanquearla, eso cambia. — Me rasqué la capa de hielo que tenía en el ojo unos segundos antes de ver al rubio — Y aquí es donde entras tú, claro — dije algo más animado, asintiendo — Si puedes volver a volar, quizá tengamos una oportunidad ¿Puedes hacerlo? Yo serviría de distracción frontal, tú puedes desplazarte a uno de los costados de las casas… o rodearla. Si te pones detrás de ella , confío en que el ridículo rango de tu ridícula arma evite que escape. Así se verá hostigada por flechas desde adelante y por una espada por atrás.
Asentí cada vez más esperando que Zelas hubiese entendido aquella retahíla de palabras, levantando el pulgar frente al elfo para luego alejarme.
— Bien, podemos parar esta masacre. — Empecé a decir intentando llamar la atención de pelonchas, alzando la mano que no sostenía el arco. — Pero dices “Si no se alejan”… debes ser más clara en ello. Por ejemplo. Estamos lejos un par de metros ¿Me alejo cuantos pasos más? O quizá otras casas de distancia, debes ser más precisa con tus… Oh cielos — Mumuré al ver como un niño se partía el cuello justo a mi lado — Como decía, debes ser más precisas con tus palabras.
Fredericksen
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
-Oh no, no puedo tener a niños muriendo enfrente mío otra vez- Exclamo el rubio al momento que una decena de niños se quebraban los cuellos a si mismos y los otros que habían sido aplastados por la casa terminaban de morir con estruendosos alaridos.
-Ya me marche una vez, no se vería bien que lo haga de nuevo- exclamo Hazelas al momento que escuchaba el plan de Fred, tenia bastante sentido, un ataque a 2 flancos no vendría mal, sobre todo si a el no le tocaba ser la carnada, quiso corregirlo puesto que no era que volara, mas bien solo saltaba mucho, pero decidió dejarlo pasar, habían cosas mas importantes en ese momento.
Hazelas levanto su pulgar frente a Chucho y procedió a salir volando de ese lugar dando múltiples saltos con su habilidad bastante conveniente para la ocasión(1), perdiéndose a la vista por el costado de una de las casas, aparentemente huyendo del lugar, luego de haber volado alrededor de un par de casas considero que era necesario una segunda distracción. "Si tengo suerte esto no le caerá a un niño" pensó al momento de tener a la pelada en su rango de visión, acto seguido lanzo su espada por los aires con toda su fuerza y salió volando hacia el costado(2) para aparentar ahora que se acercaba desde otra dirección.
-Toma esto!!- grito al momento de acercarse, la pelada le miro justo cuando una flecha de Chucho le arrancaba un ojo y parte de la cara, solo para que la ridículamente grande espada terminara el trabajo cortando 3/4 partes del cuerpo de la pelada, aquel ataque improvisado en forma de "Y" había dado un buen resultado.
Zelas tomo su espada y la agito para quitar la sangre de encima al momento que miraba a Chucho -ojala esa haya sido la ultima, ya no tengo fuerzas para lanzar esta cosa de nuevo... y mis ultimas energías se acaban de ir en esa sacudida- exclamo al momento que se llevaba la espada gigante a la espalda.
off: habilidades usadas : 1 y 2 = Vuelo Fúlgido
-Ya me marche una vez, no se vería bien que lo haga de nuevo- exclamo Hazelas al momento que escuchaba el plan de Fred, tenia bastante sentido, un ataque a 2 flancos no vendría mal, sobre todo si a el no le tocaba ser la carnada, quiso corregirlo puesto que no era que volara, mas bien solo saltaba mucho, pero decidió dejarlo pasar, habían cosas mas importantes en ese momento.
Hazelas levanto su pulgar frente a Chucho y procedió a salir volando de ese lugar dando múltiples saltos con su habilidad bastante conveniente para la ocasión(1), perdiéndose a la vista por el costado de una de las casas, aparentemente huyendo del lugar, luego de haber volado alrededor de un par de casas considero que era necesario una segunda distracción. "Si tengo suerte esto no le caerá a un niño" pensó al momento de tener a la pelada en su rango de visión, acto seguido lanzo su espada por los aires con toda su fuerza y salió volando hacia el costado(2) para aparentar ahora que se acercaba desde otra dirección.
-Toma esto!!- grito al momento de acercarse, la pelada le miro justo cuando una flecha de Chucho le arrancaba un ojo y parte de la cara, solo para que la ridículamente grande espada terminara el trabajo cortando 3/4 partes del cuerpo de la pelada, aquel ataque improvisado en forma de "Y" había dado un buen resultado.
Zelas tomo su espada y la agito para quitar la sangre de encima al momento que miraba a Chucho -ojala esa haya sido la ultima, ya no tengo fuerzas para lanzar esta cosa de nuevo... y mis ultimas energías se acaban de ir en esa sacudida- exclamo al momento que se llevaba la espada gigante a la espalda.
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Zelas Hazelmere
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
Y cuando el chorro salió, en el trayecto se abrió un portal. Al otro lado estaba el desafortunado que me envió a ese lugar. Fue mojado, y al instante el portal se cerró. Una desgracia perder así mi oportunidad de volver, pero seguí vaciando mi vejiga con calma, que era la prioridad del momento.
Cuando creó aquel pequeño taller en su sótano, creyó que sus manos no volverían a participar en la creación de armas. Su intención era simplemente usar el sitio para entrenar a Sienna en el arte de la joyería mágica. Sus manos debían ayudar a forjar la realización del benigno sueño de la chica pelirroja.
Pero esta vez negarse significaba que seguirían muriendo pueblerinos; no podía solo intentar enfrentarse a Belial. No obstante, volver a mancharse las manos con sangre inocente también le era inaceptable después de lo que había superado para comenzar una nueva vida.
–No te detengas, Mellea –escuchó tras su espalda. Una voz infantil pero que carecía de toda inocencia–. Siempre fuiste demasiado llorica, pero esto debería ser más fácil para ti. –Caminó hasta un lado de Mellea y la miró a los ojos. No pareció importarle que la chica prefirió mantener la mirada en el cetro sobre la mesa frente a ella–. Aunque me odies, deberías poder entender que ayudarme es el mal menor.
–Es difícil creerte cuando hasta tu nombre es el de un ser demoniaco –replicó ella.
–Hey, sabes que yo no escogí ser llamado así.
–Eso lo hace peor.
El niño bufó.
–Vaya quejica estás hecha –dijo él–. ¿Sabes, perra?, yo te respeto. Estabas abajo y usaste tu ingenio para derribar al que te pisaba. Es algo en lo que nos parecemos, lo que no es igual con nuestros cuerpos porque hasta yo tengo más nalgas que tú, tablita. Pero cuando me derribaste, en vez de intentar ser quien esté arriba y hacer las cosas a tu manera, huiste como una estúpida… y entonces otros llegaron, otros mucho peores que yo. Ahora a mí me pisan, otra vez, como antes de que me convirtiera en el jefazo criminal. –Escupió a un lado–. Aborrezco esto –confesó con voz áspera–. Especialmente porque los que ahora están arriba también son idiotas. ¿Qué de bueno hay en gastar tantos recursos valiosos en abrir una puerta a una dimensión donde podrían morir? Imbéciles.
–¿Y por qué no los dejas hacerlo? –cuestionó Mellea–. Debería ser conveniente para ti si van a morir.
–Perra desnalgada tenías que ser para soltar semejante estupidez. Si ellos pueden entrar, lo que hay dentro también puede salir. Y dicen que lo que quiso salir la última vez fue algo desagradable. ¿Acaso nunca escuchaste de las aventureras que entraron en un templo en el norte y se volvieron locas? –Entrecerró los ojos, pensativo–. Supongo que es entendible, yo apenas me enteré porque los nuevos jefes me dijeron, y fueron ellos los que estuvieron ahí liándola parda. –Sacudió la cabeza–. Da igual, ¿ya terminaste o por qué dejaste de trabajar? ¿Se te arrugó el cerebro?
–Está listo –murmuró la bruja antes de apartarse apretando y aflojando sus puños varias veces.
–Estupendo, hora de hacer la ligación. Chan, chan, chan –canturreó el chaval. Tomó el cetro, lo agitó e hizo un mohín ante la ausencia de efectos. Luego abrió los ojos ampliamente y se dio una palmada en la frente–. Ah, claro, hay que cargarlo. –Le sonrió a Mellea–. Espérame sentadita. Volveré.
«No, no volverás», pensó Mellea.
–¡Ay, me mearon! –bramó el brujo cuando sus botas fueron mojadas. Cerró el portal enseguida y sacudió los pies. De pronto escuchó un grito que se apagó tan rápido como inició. Se volteó hacia la ventana, sabiendo a quién le pertenecía esa voz–. Chale, así ni se puede vender su cadáver –murmuró con una mueca de disgusto–. Bueno, sí, pero en lugares que prefiero evitar.
Xana miró contrariada el desastre de carne, huesos y sangre. Entonces reparó en el humo púrpura que despedían los cadáveres y que se eran atraídos hacia un mismo lugar. Xana, reconociendo la naturaleza oscura de aquella magia, se movió hacia otra ventana. Frunció el ceño al encontrar a un niño frente a la cabaña de Mellea. Él sostenía un ominoso cetro cuyo orbe violeta en la punta absorbía el humo. El corazón de Xana se aceleró, aunque no sabía lo que iba a suceder.
–Uff, esto es poder –exhaló el niño–. Bueno… ¡Matanga! –Apuntó el cetro hacia la pintora mágica. Drenó el éter en los instrumentos mágicos de esta. Él sonrió–. Debería preocuparme esta sensación nauseabunda que… –La sonrisa desapareció.
De pronto un portal se abrió a su lado y de él apareció el brujo.
–Maldita sea –masculló Xana, reprendiéndose internamente por haberse despistado con él.
El cetro despidió una explosión de gas púrpura que luego tomó forma de diferentes monstruosas figuras sombrías. Una de estas golpeó al brujo, regresándolo por el portal.
–Por amor al Bebé Barbudo –gruñó él al caer cerca de Xana–. Hasta las sombras me pegan hoy. –Se miró el pecho. El área donde recibió el golpe estaba teñida de púrpura, y la mancha empezaba a extenderse por su cuerpo–. Hmm… Supongo que esto no es bueno –dijo, fallando en ocultar su preocupación.
Mientras tanto, el niño se vio rodeado de sombras. No necesitó mucho tiempo para saber que no querían ser amistosos con él.
–Esto no venía en las instrucciones del paquete –se quejó–. Maldita perra desnalgada, me lo dio truqueado. Aunque… tal vez así sea un buen regalito para mis jefes.
Notó que Mellea estaba observando desde el umbral de su cabaña. Al niño le invadió el impulso de ajustar cuentas con ella antes de huir. Corrió hacia la bruja. Una criatura se interpuso. El niño cambió su trayectoria a regañadientes, se deslizó bajo los pies de otro monstruo y corrió hacia el edificio más cercano: la posada de Sienna. Y tras él fueron las criaturas, dispuestos a eliminar también a todo aquello que se interpusiera.
–Oh, no –balbuceó Mellea horrorizada. Deprisa buscó con la mirada a su alrededor. Apenas encontrar a Zelas, le gritó–: ¡Hay que matarlo o hará que las sombras los maten a todos!
Xana escuchó aquello. Chasqueó la lengua.
–E-espera –rogó el brujo–. Eres elfa, puedes ayudarme.
Xana lo pensó apenas un instante para saber qué hacer.
–Rauko es quien sabe cómo sanar una maldición como esa –mintió.
Finalmente, el brujo se concentró y abrió el portal. Y esta vez nada impidió que volviera el desterrado, de verdad de veritas, 100% real no fake.
Aunque ¿ya para qué? Si el tema ya va a terminar y las complicaciones son sencillas de resolver. Pero, bueno, supongo que nunca se está demás para aparecer y regalar biusas, ¿no?
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Cuando creó aquel pequeño taller en su sótano, creyó que sus manos no volverían a participar en la creación de armas. Su intención era simplemente usar el sitio para entrenar a Sienna en el arte de la joyería mágica. Sus manos debían ayudar a forjar la realización del benigno sueño de la chica pelirroja.
Pero esta vez negarse significaba que seguirían muriendo pueblerinos; no podía solo intentar enfrentarse a Belial. No obstante, volver a mancharse las manos con sangre inocente también le era inaceptable después de lo que había superado para comenzar una nueva vida.
–No te detengas, Mellea –escuchó tras su espalda. Una voz infantil pero que carecía de toda inocencia–. Siempre fuiste demasiado llorica, pero esto debería ser más fácil para ti. –Caminó hasta un lado de Mellea y la miró a los ojos. No pareció importarle que la chica prefirió mantener la mirada en el cetro sobre la mesa frente a ella–. Aunque me odies, deberías poder entender que ayudarme es el mal menor.
–Es difícil creerte cuando hasta tu nombre es el de un ser demoniaco –replicó ella.
–Hey, sabes que yo no escogí ser llamado así.
–Eso lo hace peor.
El niño bufó.
–Vaya quejica estás hecha –dijo él–. ¿Sabes, perra?, yo te respeto. Estabas abajo y usaste tu ingenio para derribar al que te pisaba. Es algo en lo que nos parecemos, lo que no es igual con nuestros cuerpos porque hasta yo tengo más nalgas que tú, tablita. Pero cuando me derribaste, en vez de intentar ser quien esté arriba y hacer las cosas a tu manera, huiste como una estúpida… y entonces otros llegaron, otros mucho peores que yo. Ahora a mí me pisan, otra vez, como antes de que me convirtiera en el jefazo criminal. –Escupió a un lado–. Aborrezco esto –confesó con voz áspera–. Especialmente porque los que ahora están arriba también son idiotas. ¿Qué de bueno hay en gastar tantos recursos valiosos en abrir una puerta a una dimensión donde podrían morir? Imbéciles.
–¿Y por qué no los dejas hacerlo? –cuestionó Mellea–. Debería ser conveniente para ti si van a morir.
–Perra desnalgada tenías que ser para soltar semejante estupidez. Si ellos pueden entrar, lo que hay dentro también puede salir. Y dicen que lo que quiso salir la última vez fue algo desagradable. ¿Acaso nunca escuchaste de las aventureras que entraron en un templo en el norte y se volvieron locas? –Entrecerró los ojos, pensativo–. Supongo que es entendible, yo apenas me enteré porque los nuevos jefes me dijeron, y fueron ellos los que estuvieron ahí liándola parda. –Sacudió la cabeza–. Da igual, ¿ya terminaste o por qué dejaste de trabajar? ¿Se te arrugó el cerebro?
–Está listo –murmuró la bruja antes de apartarse apretando y aflojando sus puños varias veces.
–Estupendo, hora de hacer la ligación. Chan, chan, chan –canturreó el chaval. Tomó el cetro, lo agitó e hizo un mohín ante la ausencia de efectos. Luego abrió los ojos ampliamente y se dio una palmada en la frente–. Ah, claro, hay que cargarlo. –Le sonrió a Mellea–. Espérame sentadita. Volveré.
«No, no volverás», pensó Mellea.
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–¡Ay, me mearon! –bramó el brujo cuando sus botas fueron mojadas. Cerró el portal enseguida y sacudió los pies. De pronto escuchó un grito que se apagó tan rápido como inició. Se volteó hacia la ventana, sabiendo a quién le pertenecía esa voz–. Chale, así ni se puede vender su cadáver –murmuró con una mueca de disgusto–. Bueno, sí, pero en lugares que prefiero evitar.
Xana miró contrariada el desastre de carne, huesos y sangre. Entonces reparó en el humo púrpura que despedían los cadáveres y que se eran atraídos hacia un mismo lugar. Xana, reconociendo la naturaleza oscura de aquella magia, se movió hacia otra ventana. Frunció el ceño al encontrar a un niño frente a la cabaña de Mellea. Él sostenía un ominoso cetro cuyo orbe violeta en la punta absorbía el humo. El corazón de Xana se aceleró, aunque no sabía lo que iba a suceder.
–Uff, esto es poder –exhaló el niño–. Bueno… ¡Matanga! –Apuntó el cetro hacia la pintora mágica. Drenó el éter en los instrumentos mágicos de esta. Él sonrió–. Debería preocuparme esta sensación nauseabunda que… –La sonrisa desapareció.
De pronto un portal se abrió a su lado y de él apareció el brujo.
–Maldita sea –masculló Xana, reprendiéndose internamente por haberse despistado con él.
El cetro despidió una explosión de gas púrpura que luego tomó forma de diferentes monstruosas figuras sombrías. Una de estas golpeó al brujo, regresándolo por el portal.
–Por amor al Bebé Barbudo –gruñó él al caer cerca de Xana–. Hasta las sombras me pegan hoy. –Se miró el pecho. El área donde recibió el golpe estaba teñida de púrpura, y la mancha empezaba a extenderse por su cuerpo–. Hmm… Supongo que esto no es bueno –dijo, fallando en ocultar su preocupación.
Mientras tanto, el niño se vio rodeado de sombras. No necesitó mucho tiempo para saber que no querían ser amistosos con él.
–Esto no venía en las instrucciones del paquete –se quejó–. Maldita perra desnalgada, me lo dio truqueado. Aunque… tal vez así sea un buen regalito para mis jefes.
Notó que Mellea estaba observando desde el umbral de su cabaña. Al niño le invadió el impulso de ajustar cuentas con ella antes de huir. Corrió hacia la bruja. Una criatura se interpuso. El niño cambió su trayectoria a regañadientes, se deslizó bajo los pies de otro monstruo y corrió hacia el edificio más cercano: la posada de Sienna. Y tras él fueron las criaturas, dispuestos a eliminar también a todo aquello que se interpusiera.
–Oh, no –balbuceó Mellea horrorizada. Deprisa buscó con la mirada a su alrededor. Apenas encontrar a Zelas, le gritó–: ¡Hay que matarlo o hará que las sombras los maten a todos!
Xana escuchó aquello. Chasqueó la lengua.
–E-espera –rogó el brujo–. Eres elfa, puedes ayudarme.
Xana lo pensó apenas un instante para saber qué hacer.
–Rauko es quien sabe cómo sanar una maldición como esa –mintió.
Finalmente, el brujo se concentró y abrió el portal. Y esta vez nada impidió que volviera el desterrado, de verdad de veritas, 100% real no fake.
Aunque ¿ya para qué? Si el tema ya va a terminar y las complicaciones son sencillas de resolver. Pero, bueno, supongo que nunca se está demás para aparecer y regalar biusas, ¿no?
Rauko
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
Solté un largo silbido mientras me tapaba los ojos con una mano, evitando que el sol me diese directamente en ellos. Por lo visto el plan había salido a la perfección, Zelas había logrado partir a la bruja calva y aquella situación descabellada quizá ya tendría fin, los niños deberían dejar de estar matándose a sí mismos finalmente “Ahora el problema será salir de este sitio sigilosamente sin ser acusados por infanticidio a gran escala”.
— ¡Buen trabajo con la pelona, Zelas! — Grité agitando un brazo para captar la atención del elfo —. Pero te sugiero que bajes de allí, no confió mucho en la estabilidad de los techos de un pueblo infestado pro niños con rabia y ardillas con piojos… o son niños con piojos y ardillas con rabia… quizá ambos tienen un par de ambas.
Me estiré un poco en el sitio colocando mis manos en la espalda, ya era merecido un descanso. Me sentía como si hubiese estado quieto en aquel sitio al menos diez meses y once días “Mi cuerpo ya no es lo que era antes… un ojo de hielo y metal donde se supone que no debe haber metal cambia a la gente”.
Y todo parecía estar una vez más bajo control gracias a l… “Espera ¿Qué es eso?” De los cuerpos sin vida comenzaban a levantarse unas extrañas y densas nubes de humo de un color que significaban peligro. Con la mirada seguí a donde se dirigían aquellas nubes, por lo visto iban a un niño “¿Qué mal podría hacer un niño solo es… espera, verdad que hace dos minutos los niños eran los del problema principal” El enano dirigió su extraña arma báculo absorbe humo a la pintora que tenia Azrael atrapada, sin dudarlo silbé al animal para que se alejara de aquello, era mejor que evitara meterse en asuntos que se escaparan de sus patas.
Mi intuición parecía estar en lo correcto, ya que poco después un portal apareció y seguido a ello, unas siluetas hechas con el humo que había salido de los cadáveres “Bien, por lo visto hay problemas de nuevo”. Lo curioso es que aquellas cosas parecían estar en contra de todo, hasta del mocoso que pareció haberlas invocado, a quien empezaron a perseguir al poco tiempo.
El enano parecía dirigirse a una mujer, la cual le gritó a Zelas algo de que debían matarlo para detener a las criaturas que comenzaban a propagar el caos nuevamente “¿Por qué todo se debe resolver con sangre y matanzas? Sobre todo, a infantes”
—¡Zelas! ¿¡Estás en condiciones de una ultima ejecución!? — Interrogué en dirección al elfo mientras intentaba alejarme de aquellas criaturas agresivas, algo que había aprendido en mis muchos viajes es que había cosas que no podía detener con una flecha y estaba muy seguro de que aquellas deformidades pertenecían a ese grupo. — Podría intentar darle en el cuello con una flecha, pero ya sabes… se mueve mucho y no es fácil darle a un enano que corre dejando gases detrás de sí.
Le indiqué a con señas a Azrael que se escondiera y mantuviese alejado de aquellas cosas de humo mientras yo trepaba en otro techo para resguardarme a distancia, como era de costumbre siempre prefería el “más vale aquí corrió que aquí murió”. Viendo todo desde el techo de la casa, la situación no parecía ir muy bien que digamos, quizá desde aquella posición si pudiese intentar hacer algo.
Miré al enano y fijé mi atención solamente en él, respirando con calma mientras colocaba una flecha en el arco y la tensaba. Sin perder mucho tiempo, disparé y contemple la trayectoria que trazaba el proyectil, un disparo casi perfecto[1], la flecha había atravesado el hombro del menor y lo había hecho perder el equilibrio por unos segundos “Me estoy oxidando en esto de disparar a niños… aunque me preocuparía si tuviese practica en ello.”
— ¡Bueno, hice lo que pude! ¡Ya no tengo flechas y no planeo acercarme a aquellas cosas! — Grité en dirección al elfo, mientras apuntaba al enano atravesado, con una flecha que quedaba en mi mano. — Quizá si le damos unos… cinco días con el proyectil en el hombro, le de una infección y muera dentro de dos semanas ¿Tenemos ese tiempo? — “Claro que no tenemos ese tiempo” “Bueno, pues lo intentamos… o intenté ¿Tú me entiendes, ¿no?” “Aun te queda una flecha ¿Si lo vuelves a intentar?” — ¿Una flecha? — susurré viendo la flecha que tenía en la mano, abriendo los ojos ante la sorpresa — Vaya, quien lo diría.
Sin perder la oportunidad, la cargué en el arco y disparé. Quizá fuese por el tamaño del cuerpo del menor, pero no había dado en el objetivo que esperaba, quizá con una flecha en el pie se detuviese, pero la saeta se enterró en la rodilla y le hizo caer de bruces contra el suelo, a medida que las sombras se abalanzaban contra él.
— Bueno, si lo matan al menos no seré el responsable directo. Mi conciencia puede estar tranquila con eso.
— ¡Buen trabajo con la pelona, Zelas! — Grité agitando un brazo para captar la atención del elfo —. Pero te sugiero que bajes de allí, no confió mucho en la estabilidad de los techos de un pueblo infestado pro niños con rabia y ardillas con piojos… o son niños con piojos y ardillas con rabia… quizá ambos tienen un par de ambas.
Me estiré un poco en el sitio colocando mis manos en la espalda, ya era merecido un descanso. Me sentía como si hubiese estado quieto en aquel sitio al menos diez meses y once días “Mi cuerpo ya no es lo que era antes… un ojo de hielo y metal donde se supone que no debe haber metal cambia a la gente”.
Y todo parecía estar una vez más bajo control gracias a l… “Espera ¿Qué es eso?” De los cuerpos sin vida comenzaban a levantarse unas extrañas y densas nubes de humo de un color que significaban peligro. Con la mirada seguí a donde se dirigían aquellas nubes, por lo visto iban a un niño “¿Qué mal podría hacer un niño solo es… espera, verdad que hace dos minutos los niños eran los del problema principal” El enano dirigió su extraña arma báculo absorbe humo a la pintora que tenia Azrael atrapada, sin dudarlo silbé al animal para que se alejara de aquello, era mejor que evitara meterse en asuntos que se escaparan de sus patas.
Mi intuición parecía estar en lo correcto, ya que poco después un portal apareció y seguido a ello, unas siluetas hechas con el humo que había salido de los cadáveres “Bien, por lo visto hay problemas de nuevo”. Lo curioso es que aquellas cosas parecían estar en contra de todo, hasta del mocoso que pareció haberlas invocado, a quien empezaron a perseguir al poco tiempo.
El enano parecía dirigirse a una mujer, la cual le gritó a Zelas algo de que debían matarlo para detener a las criaturas que comenzaban a propagar el caos nuevamente “¿Por qué todo se debe resolver con sangre y matanzas? Sobre todo, a infantes”
—¡Zelas! ¿¡Estás en condiciones de una ultima ejecución!? — Interrogué en dirección al elfo mientras intentaba alejarme de aquellas criaturas agresivas, algo que había aprendido en mis muchos viajes es que había cosas que no podía detener con una flecha y estaba muy seguro de que aquellas deformidades pertenecían a ese grupo. — Podría intentar darle en el cuello con una flecha, pero ya sabes… se mueve mucho y no es fácil darle a un enano que corre dejando gases detrás de sí.
Le indiqué a con señas a Azrael que se escondiera y mantuviese alejado de aquellas cosas de humo mientras yo trepaba en otro techo para resguardarme a distancia, como era de costumbre siempre prefería el “más vale aquí corrió que aquí murió”. Viendo todo desde el techo de la casa, la situación no parecía ir muy bien que digamos, quizá desde aquella posición si pudiese intentar hacer algo.
Miré al enano y fijé mi atención solamente en él, respirando con calma mientras colocaba una flecha en el arco y la tensaba. Sin perder mucho tiempo, disparé y contemple la trayectoria que trazaba el proyectil, un disparo casi perfecto[1], la flecha había atravesado el hombro del menor y lo había hecho perder el equilibrio por unos segundos “Me estoy oxidando en esto de disparar a niños… aunque me preocuparía si tuviese practica en ello.”
— ¡Bueno, hice lo que pude! ¡Ya no tengo flechas y no planeo acercarme a aquellas cosas! — Grité en dirección al elfo, mientras apuntaba al enano atravesado, con una flecha que quedaba en mi mano. — Quizá si le damos unos… cinco días con el proyectil en el hombro, le de una infección y muera dentro de dos semanas ¿Tenemos ese tiempo? — “Claro que no tenemos ese tiempo” “Bueno, pues lo intentamos… o intenté ¿Tú me entiendes, ¿no?” “Aun te queda una flecha ¿Si lo vuelves a intentar?” — ¿Una flecha? — susurré viendo la flecha que tenía en la mano, abriendo los ojos ante la sorpresa — Vaya, quien lo diría.
Sin perder la oportunidad, la cargué en el arco y disparé. Quizá fuese por el tamaño del cuerpo del menor, pero no había dado en el objetivo que esperaba, quizá con una flecha en el pie se detuviese, pero la saeta se enterró en la rodilla y le hizo caer de bruces contra el suelo, a medida que las sombras se abalanzaban contra él.
— Bueno, si lo matan al menos no seré el responsable directo. Mi conciencia puede estar tranquila con eso.
- Uso de Hab:
[1]- Habilidad Nivel 0 - Marca del Cazador
[2 usos][Puntería] El arquero se enfoca en un solo objetivo por un turno, aumentando su precisión y daño contra este. (Segundo uso)
Fredericksen
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
-Oh... cuanto tiempo ha pasado- pensó el no elfo en voz alta, sus músculos estaban hinchados y sentía que sus brazos se romperían en cualquier momento fue entonces que una petición inusual provino de una persona igual de inusual, al momento del rubio seguir con la mirada a la rubia, el nivel de ironía ya estaba sobrepasando los limites establecidos.
¡Zelas! ¿¡Estás en condiciones de una ultima ejecución!?
-Cómprame algo de tiempo!-
Exclamo mientras comenzaba a dar un par de pasos, dejo caer su espada a un lado de el, inhalo y exhalo con mucha profundidad y comenzó a correr de nuevo en dirección al niño, sentía fuego en sus pulmones y con la fuerza que le quedaba se elevo con ayuda de un par de explosiones de éter mas(1) para elevarse por los aires, ahora era cuando apostaba todo o nada hizo el gesto con su mano pero no sintió nada, intento concentrar su éter en la mano y probo de nuevo, ahora en cambio sintió la conexión, justo a tiempo la flecha de Chucho atravesaba la rodilla del niño, las sombras se abalanzaban sobre el, no sabia el no-elfo si era para protegerlo o terminar de matarlo, independiente de la situación Hazelas estaba por recuperar su espada(2), ya con ella entre sus manos, simplemente apunto y dejo que la gravedad hiciera su trabajo, la espada ridículamente grande y pesada comenzó a descender con mucha fuerza, las creaturas de sombras también recibieron daño, aquel momento se sintió como cortar algo sumamente suave, en efecto un grupo de creaturas de sombras y un niño no eran para nada un enemigo digno para una espada ridículamente grande y encantada cayendo con todo el peso que la gravedad y un rubio podían darle.
Las creaturas habían desaparecido y el niño había sido aniquilado, Zelas por su parte ya no podía mas con todo esto, se quedo tirado cerca del cadaver del "niño" y espero que eso fuera el final de todo.
off: habilidades usadas
1_ Vuelo Fulgido
2_ Retorno
¡Zelas! ¿¡Estás en condiciones de una ultima ejecución!?
-Cómprame algo de tiempo!-
Exclamo mientras comenzaba a dar un par de pasos, dejo caer su espada a un lado de el, inhalo y exhalo con mucha profundidad y comenzó a correr de nuevo en dirección al niño, sentía fuego en sus pulmones y con la fuerza que le quedaba se elevo con ayuda de un par de explosiones de éter mas(1) para elevarse por los aires, ahora era cuando apostaba todo o nada hizo el gesto con su mano pero no sintió nada, intento concentrar su éter en la mano y probo de nuevo, ahora en cambio sintió la conexión, justo a tiempo la flecha de Chucho atravesaba la rodilla del niño, las sombras se abalanzaban sobre el, no sabia el no-elfo si era para protegerlo o terminar de matarlo, independiente de la situación Hazelas estaba por recuperar su espada(2), ya con ella entre sus manos, simplemente apunto y dejo que la gravedad hiciera su trabajo, la espada ridículamente grande y pesada comenzó a descender con mucha fuerza, las creaturas de sombras también recibieron daño, aquel momento se sintió como cortar algo sumamente suave, en efecto un grupo de creaturas de sombras y un niño no eran para nada un enemigo digno para una espada ridículamente grande y encantada cayendo con todo el peso que la gravedad y un rubio podían darle.
Las creaturas habían desaparecido y el niño había sido aniquilado, Zelas por su parte ya no podía mas con todo esto, se quedo tirado cerca del cadaver del "niño" y espero que eso fuera el final de todo.
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Zelas Hazelmere
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Re: Qué bueno que llegaste, te estábamos esperando =) [Libre]
Entonces volví a pensar, pero recapacité al instante. Seguí con mi intento de alcanzar la iluminación por aburrimiento, y por un momento mi mente desapareció fundiéndose en el infinito de los absurdos, hasta que nuevamente fui interrumpido por el nacimiento de otro portal. Cuando se estabilizó y vi lo que me esperaba del otro lado, desenvainé mi espada y me lancé hacia él sin pensarlo, al fin apareciendo donde debía.
–Rauko –exclamó con alivio Xana antes de adoptar de nuevo un semblante serio–, mientras no estabas, han…
–Lo sé –me adelanté–, lo vi todo a través de Schnee.[1]
–Hola, Rauko –saludó el otro tipejo, forzándose a sonreír, aunque sin poder ocultar toda su preocupación–, qué bueno que llegaste, te estábamos esperando.
Me señaló su pecho teñido de púrpura y enseguida cayó decapitado; decidí acabarlo con mi velocidad suprema antes de que hiciera más portales o alguna otra triquiñuela, pues en este punto no hace falta rellenar líneas.[2]
–¿Qué se supone que esperaba que pasara? –pregunté con una ceja arqueada.
Xana observó el cadáver. Tuvo la mandíbula tensa por un momento.
–Podrías haberlo dejado vivo –comentó al fin–. Ya sabes, por si tenía información que nos interesara saber, o quizás usarlo como rehén –añadió con resignación. Tampoco le importaba mucho.
–Descuida, los demás ya se encargaron de la situación –informé, aunque eso no me aliviaba del todo considerando el daño colateral–. No hay más enemigos ahora.
Y justo entonces aparecieron del cielo… Bueno, no, no hubo más enemigos por ese día. Un par de infanticidas aún vivos ya debía ser mucho para los desafortunados pueblerinos que perdieron hijos.
–Vean el lado positivo –exclamó un anciano en la calle–, al menos tenemos carne para la cena y hay menos bocas que alimentar.
Dicho eso, volvió a su rutina de profetizar un cercano fin del mundo que nunca llegaba, pero ahora aprovechando para llevarse a un niño muerto a donde sea que viviera ese viejo. Después otros pueblerinos se acercaron a llorar a sus muertos y lamentar no tener poderes con los que hubieran podido intervenir antes sin morir.
Mientras tanto, Mellea, cuyo nombre significa «miel», lo cual será un dato de vital importancia para una ocasión que nunca sucederá, se acercó en silencio al cadáver de su antiguo jefe, cuyo nombre ya no recuerdo, pero sé que era un nombre de algún dios maligno de alguna cultura lejana, lo cual lo hace un vende humo considerando su pobre participación en esta aventura.
–Gracias –le susurró Mellea a Zelas, una sonrisa apenas asomándose en sus labios, opacado por una sombra en sus ojos, y apartó al no-elfo con una suave patada.
Ella examinó el cadáver en busca del cetro, pero solo había quedado cenizas y una piedra preciosa negra. Apretó con una mano su collar de cuentas y tensó los labios por unos segundos, hasta que por fin se decidió a recoger la piedra y guardarla. Se giró buscando al arquero. Quería agradecerle, pero encontró a Chucho demasiado lejos de ella. Además, no quería celebrar frente a los pueblerinos. Así que prefirió largarse a casa a descansar.
Corté mi conexión con Schnee y salí de la casa con patas para verlo todo por mí mismo. Le pedí a Xana que fuera a sanar a Zelas. En pocos segundos escalé el edificio donde estaba Chucho y aterricé al lado de este luego de una rebuscada voltereta mortal. Apoyé una mano sobre uno de sus hombros, aprovechando de enviarle un poco de mi energía para que él se recuperara, y le sonreí.[3]
–Enhorabuena, Chucho –le dije–. Gracias a nuestro trabajo en equipo, especialmente por mí, al fin acabamos con estos maleantes que por tanto tiempo te dieron problemas. –Reí con suficiencia–. No hace falta que me agradezcas ahora, me basta con que recuerdes que me debes un favor. –Le di un golpecito en el pecho.
Me giré para ver cómo estaba Zelas. Xana usó su magia sanadora en él.[4] Muy bien. Pero fue entonces cuando recordé algo.
–Un momento, ¿y la novia malherida de Zelas?
Y sin que nadie pareciera recordar su existencia, la pintora mágica, aunque mordisqueada y debilitada, había decidido empezar a escapar, con mucha discreción, rodando como salchicha, una salchicha sigilosa, y dejando inevitablemente rastros de sangre tras de sí, buscando convertirse en otro de esos personajes que parecen que regresarán para otra aventura pero que termino olvidando por completo. Para ella era bastante incómodo rodar, por supuesto, pero debido a que su magia fue inutilizada por su jefe glotón, no pudo materializar una alfombra para girar sobre ella, así que tuvo que soportar el suelo.
–Rauko –exclamó con alivio Xana antes de adoptar de nuevo un semblante serio–, mientras no estabas, han…
–Lo sé –me adelanté–, lo vi todo a través de Schnee.[1]
–Hola, Rauko –saludó el otro tipejo, forzándose a sonreír, aunque sin poder ocultar toda su preocupación–, qué bueno que llegaste, te estábamos esperando.
Me señaló su pecho teñido de púrpura y enseguida cayó decapitado; decidí acabarlo con mi velocidad suprema antes de que hiciera más portales o alguna otra triquiñuela, pues en este punto no hace falta rellenar líneas.[2]
–¿Qué se supone que esperaba que pasara? –pregunté con una ceja arqueada.
Xana observó el cadáver. Tuvo la mandíbula tensa por un momento.
–Podrías haberlo dejado vivo –comentó al fin–. Ya sabes, por si tenía información que nos interesara saber, o quizás usarlo como rehén –añadió con resignación. Tampoco le importaba mucho.
–Descuida, los demás ya se encargaron de la situación –informé, aunque eso no me aliviaba del todo considerando el daño colateral–. No hay más enemigos ahora.
Y justo entonces aparecieron del cielo… Bueno, no, no hubo más enemigos por ese día. Un par de infanticidas aún vivos ya debía ser mucho para los desafortunados pueblerinos que perdieron hijos.
–Vean el lado positivo –exclamó un anciano en la calle–, al menos tenemos carne para la cena y hay menos bocas que alimentar.
Dicho eso, volvió a su rutina de profetizar un cercano fin del mundo que nunca llegaba, pero ahora aprovechando para llevarse a un niño muerto a donde sea que viviera ese viejo. Después otros pueblerinos se acercaron a llorar a sus muertos y lamentar no tener poderes con los que hubieran podido intervenir antes sin morir.
Mientras tanto, Mellea, cuyo nombre significa «miel», lo cual será un dato de vital importancia para una ocasión que nunca sucederá, se acercó en silencio al cadáver de su antiguo jefe, cuyo nombre ya no recuerdo, pero sé que era un nombre de algún dios maligno de alguna cultura lejana, lo cual lo hace un vende humo considerando su pobre participación en esta aventura.
–Gracias –le susurró Mellea a Zelas, una sonrisa apenas asomándose en sus labios, opacado por una sombra en sus ojos, y apartó al no-elfo con una suave patada.
Ella examinó el cadáver en busca del cetro, pero solo había quedado cenizas y una piedra preciosa negra. Apretó con una mano su collar de cuentas y tensó los labios por unos segundos, hasta que por fin se decidió a recoger la piedra y guardarla. Se giró buscando al arquero. Quería agradecerle, pero encontró a Chucho demasiado lejos de ella. Además, no quería celebrar frente a los pueblerinos. Así que prefirió largarse a casa a descansar.
Corté mi conexión con Schnee y salí de la casa con patas para verlo todo por mí mismo. Le pedí a Xana que fuera a sanar a Zelas. En pocos segundos escalé el edificio donde estaba Chucho y aterricé al lado de este luego de una rebuscada voltereta mortal. Apoyé una mano sobre uno de sus hombros, aprovechando de enviarle un poco de mi energía para que él se recuperara, y le sonreí.[3]
–Enhorabuena, Chucho –le dije–. Gracias a nuestro trabajo en equipo, especialmente por mí, al fin acabamos con estos maleantes que por tanto tiempo te dieron problemas. –Reí con suficiencia–. No hace falta que me agradezcas ahora, me basta con que recuerdes que me debes un favor. –Le di un golpecito en el pecho.
Me giré para ver cómo estaba Zelas. Xana usó su magia sanadora en él.[4] Muy bien. Pero fue entonces cuando recordé algo.
–Un momento, ¿y la novia malherida de Zelas?
Y sin que nadie pareciera recordar su existencia, la pintora mágica, aunque mordisqueada y debilitada, había decidido empezar a escapar, con mucha discreción, rodando como salchicha, una salchicha sigilosa, y dejando inevitablemente rastros de sangre tras de sí, buscando convertirse en otro de esos personajes que parecen que regresarán para otra aventura pero que termino olvidando por completo. Para ella era bastante incómodo rodar, por supuesto, pero debido a que su magia fue inutilizada por su jefe glotón, no pudo materializar una alfombra para girar sobre ella, así que tuvo que soportar el suelo.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Recordar la habi de la mascota Schnee: Conexión.
[2] Habi velocísima de Rauko: Fulminación lucífera.
[3] Habi racial de manitas sanadoras.
[4] X2.
[2] Habi velocísima de Rauko: Fulminación lucífera.
[3] Habi racial de manitas sanadoras.
[4] X2.
Rauko
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