En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
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En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
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El viaje de Magazubi fue triste y silencioso. Los bio-cibernéticos no abrieron la boca en ningún momento, no necesitaban hablar para comunicarse, y sus compañeros presos pasaron el viaje gimoteando y lamentándose. Se trataba de una pareja de elfos de edad indeterminada y un hombre medio calvo, pero sin una cana, que la brujita podría reconocer como miembro de su propia raza.
Tras caminar por aquel túnel durante lo que pareció una aburrida eternidad, llegaron por fin a otra de esas curiosas máquinas, pero esta vez, en lugar de descender al interior de la tierra, ascendieron hasta que la brujita pudo por fin sentir el aire… ¿fresco? en su rostro. Lo cierto era que no se trataba de un aire muy agradable. Había un humo gris que no dejaba ver las estrellas y no olía muy lindo que digamos.
Pronto entraron en un edificio de paredes metálicas y cruzaron un estéril pasillo tras otro, hasta que la brujita quedó desorientada. Y, finalmente, entraron en una gran sala toda de metal, con luces demasiado brillantes y un montón de cables por todas partes.
En el centro del lugar, algo parecido a un grotesco y enorme árbol hecho de carne rosada pulsaba como si de un corazón se tratase. Un hombre aparentemente humano y una mujer-liebre, situados en lados distintos de aquella cosa, masajeaban con dedicación la carne y varios bio-cibernéticos recorrían la zona supervisando el trabajo.
Magazubi y sus tres compañeros fueron depositados sin demasiados miramientos junto a una Iori aún inconsciente y esposada como ellos. Los dos elfos aún temblaban, el brujo había dejado de llorar y miraba al vacío, como si hubiera renunciado ya a todo. Los bio-cibernéticos ataron las esposas de los prisioneros a una cadena en el suelo y los dejaron allí.
—¿Está listo para alimentarse? —dijo al cabo de unos minutos la voz inexpresiva de alguno de los bio-cibernéticos que recorrían la zona.
—Sí, ya hemos terminado —dijo la mujer-liebre.
—Procedan.
Humano y mujer-bestia se acercaron al grupo de prisioneros. El hombre se agachó para desencadenar a Magazubi, la más cercana a él. La mujer miró a la niña y le dio un suave codazo a su compañero. Con la cabeza, señaló al hombre calvo. El hombre asintió y lo desataron. Al verse arrastrado hacia aquella masa pulsante, el hombre pareció recobrar el impulso de vivir.
—¡No, por favor! ¡No! Haré lo que sea, lo juro. ¡LO JURO! ¡NOOOO!
En el momento en que conectaron un aparato similar a una mano metálica en torno a su garganta, sus plegarias se convirtieron en un desgarrador grito de dolor. El proceso sería lento. Y doloroso.
Mientras tanto, en otra sala no muy lejos de aquella, Jules y Anastasia despertaban de golpe al ser rociados con un buen calderado de agua helada y, dicho sea de paso, un tanto maloliente. Estaban firmemente sujetos a sendas mesas, inclinadas de tal modo que casi parecían estar de pie. Los grilletes antimagia fijaban brazos, piernas y cabeza a la superficie metálica.
Dos bio-cibernéticos, con los calderos aún en la mano, se apartaron para permitirles ver a una figura conocida. NIA se encontraba de pie ante ellos aunque sin prestarles mucha atención, como si esperase algo. Ese algo abrió la puerta en aquel momento.
APP-Bel entró en la sala con decisión. Su mirada pasó por encima de Anastasia sin mostrar expresión alguna, pero se tornó iracunda cuando sus ojos se posaron en Jules. ¡Cuánto había deseado ponerle las manos encima al asesino de su madre! Y ahora NIA, su querida hermana NIA, se lo servía en bandeja de plata. Dio un paso hacia él, los puños temblando a ambos lados de su cuerpo. Pero entonces, se detuvo. Sus ojos parecieron desenfocarse, así como los de NIA.
—Te lo advertí —murmuró ella entonces.
—Lo hiciste —respondió él, demasiado consternado para darse cuenta de lo extrañamente humano que había sido el gesto de su hermana*.
En fin, esto era más urgente, tendría que lidiar más tarde con el asesino. Salió de la habitación al tiempo que los otros dos bio-cibernéticos bajaban a Jules de la extraña mesa y lo sacaban a rastras de allí, dejando solas a las dos mujeres.
—Mi hermano no tiene idea del papel que jugaste en la muerte de E-VHA —dijo NIA mientras inclinaba la mesa hasta su posición normal—. Ni siquiera es consciente de tu existencia, tu maldición es poderosa. Pero yo sé lo que hiciste y ahora —añadió mientras revisaba los extraños artilugios de una mesa cercana— terminaré el trabajo de nuestra madre.
__________________
* Por si tienen curiosidad, NIA y APP-Bel están conversando sobre la traición de Mina, en [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Magazubi: ¿Querías información del Edén? Aquí la tienes, fresquita y en primera persona. Es una pena que no puedas hacer nada con ella. Estás encadenada, vigilada y sin magia, esperando tu turno para convertirte en alimento del Fruto del Edén, el Objeto Maldito. Puedes lamentarte, tratar de animar a tus compañeros, planear… es tu elección, pero las posibilidades de que logres escapar sin ayuda externa son muy reducidas. No en este turno, al menos.
Iori: Despiertas en el escenario descrito para Magazubi. Parece que tu sangre elfa ha confundido al detector de magia y te han colocado en el menú. Al igual que Magazubi, llevas esposas antimagia. No te afectan igual que a ella, pero te mantienen encadenada igualmente. Del mismo modo que ella, aparte de tratar de conocer un poco a tus compañeros y observar (y escuchar) como drenan al infortunado brujo, tus opciones son tan escasas como las suyas. ¿Quizá Jules y Anastasia se acuerden de ti?
Anastasia: Jules está en un buen aprieto. Descuida, llegará vivo a la siguiente ronda. De momento, tienes asuntos más urgentes de los que ocuparte. Ni la magia (ha sido inutilizada) ni la fuerza bruta te sacarán de esta, pero yo sé que, aunque te hagas la dura, te va el drama. Rachel es tu única esperanza de salvación. Lástima que sea NIA quien lleva el mando ahora. Y, tan cerca del Fruto del Edén, su control es más fuerte que nunca. Encuentra la manera de recuperar a tu amiga o sufrirás su misma suerte.
Última edición por Fehu el Jue Jun 23 2022, 09:33, editado 1 vez
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Re: En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
Cuando cobró conciencia no quiso abrir los ojos. Inspiró profundamente y trató de activar primero los otros sentidos. Olía de una manera que no recordaba haber percibido nunca, y su tacto le transmitía la dureza y frialdad del suelo en el que se encontraba tirada. Notó la rigidez en los hombros y, cuando intentó alzarse para frotarlos comprobó que sus manos no la obedecían.
Abrió los ojos de golpe y jadeó.
Lo último que recordaba era un dolor lacerante en todo el cuerpo. Apenas había tenido unos segundos para pensar en él cuando todo se había hecho negro. Miró en torno a ella e intentó con más ahínco soltarse, pero comprobó que sus manos estaban esposadas frente a sus ojos. ¿Qué demonios...? Sin incorporarse, manteniendo un perfil bajo se fijó en lo que la rodeaba. No recordaba aquel lugar. Desde luego no era allí en dónde había perdido la conciencia. La habían transportado.
Y ninguno de sus compañeros originales estaban junto a ella, pero a cambio había cuatro figuras tendidas en el suelo de la misma forma que ella se encontraba. Parpadeó y alzó el mentón para observar desde el suelo el lugar. Una gran sala construida por lo que parecía metal por entero. Las luces resultaban cegadoras para lo que Iori estaba acostumbrada para un interior. Nunca había visto nada igual. Extraños hilos recorrían la estancia con un propósito que se escapaba a sus ojos pero, por encima de todo, lo que más llamaba la atención estaba en el centro.
¿Un árbol? Parecía un árbol realmente, pero no era corteza ni hojas lo que lo formaba. Una extraña masa rosada que le recordó más a un bebé recién nacido que a una planta hizo que no pudiera apartar la mirada de él, fascinada por algún motivo ante lo que estaba viendo. Algo le decía que no era el mejor momento para hablar, mientras las personas que se movían por la sala parecían estar entregadas a sus tareas. Analizó con sorpresa las figuras de aquellos de los que sólo había escuchado hablar en cuentos a la luz de una hoguera. Aquellas partes metálicas formando parte de sus cuerpos se correspondían a los que llamaban biocibernéticos.
De forma casi morbosa siguió a varios con la mirada, observando maravillada una forma de vida nueva para ella. En comparación con ellos, la mujer-liebre le parecía el pan nuestro de cada día. Identificó al que parecía un humano entre ellos, y lo obvió por común en el mundo al que pertenecía Iori.
Hasta que el espectáculo continuó.
No tenía ni idea de quién era el hombre que habían elegido entre los cinco que se encontraban en el suelo, pero la piel se le estremeció por completo al observar lo que hacían con él. Lo que parecía decoración en forma de mano metálica, debía de tener algún propósito relacionado con aquel "árbol de carne". Los dedos ciñeron el cuello y el hombre profirió un terrible grito que la obligó a apartar la vista. Joder, aquello no pintaba bien. Había terminado dando con su culo en el epicentro de un antro de locos con vete tú a saber qué intenciones. Debía de buscar una manera, ya que la próxima en recibir el abrazo en la garganta podría ser ella. Se puso de rodillas y se sacudió ligeramente, notando el cuerpo entumecido.
El humano al que tan anodino había encontrado hacía unos instantes se le antojó el único ser al que podía dirigirse en aquel momento. Solidaridad de raza, lo llamarían algunos. Aunque Iori sabía en su fuero interno que se trataba de desesperación. - Eh, perdona - captó su atención sin tener muy claro qué palabras vendrían después. El hombre hizo contacto visual y se acercó, cuando uno de los frasquitos diminutos que portaba en sus ropas se deslizó y cayó, rompiéndose en el suelo delante de él. [1] - Yo estaba pensando, creo que necesito ir al servicio, un momento de intimidad ¿Entiendes? - Enarcó una ceja mirando con gesto dubitativo. - ¿Hay algún sitio por aquí cerca que pueda usar? - inquirió volviendo a centrar en él sus ojos, tratando de aparentar toda la inocencia posible.
Bomba floral (Midsummarblot): [Consumible, 2 cargas] Lanza este popurrí a los pies de un personaje para que su fragancia lo envuelva. Durante las próximas dos rondas, cualquier cosa que digas, por estúpida que sea, será interpretada por dicho personaje como un elocuente intento de seducción. Si se trata de un PJ o un Acompañante, será su usuario quien determine cómo se lo toma dicho personaje. Si se trata de un PNJ, deberás tirar runa en el mismo post que lances la bomba. Si la runa es buena, el personaje tomará tus avances de forma favorable y será más fácil convencerlo para que te ayude o apoye tu punto de vista (siempre que no atente directamente contra sí mismo). Si la runa es mala, el personaje se sentirá ofendido por tus insinuaciones y será más fácil provocarlo para que empiece una pelea. Si la runa es neutra, será la persona que postee detrás de ti quien decida cómo se lo toma el personaje.
Abrió los ojos de golpe y jadeó.
Lo último que recordaba era un dolor lacerante en todo el cuerpo. Apenas había tenido unos segundos para pensar en él cuando todo se había hecho negro. Miró en torno a ella e intentó con más ahínco soltarse, pero comprobó que sus manos estaban esposadas frente a sus ojos. ¿Qué demonios...? Sin incorporarse, manteniendo un perfil bajo se fijó en lo que la rodeaba. No recordaba aquel lugar. Desde luego no era allí en dónde había perdido la conciencia. La habían transportado.
Y ninguno de sus compañeros originales estaban junto a ella, pero a cambio había cuatro figuras tendidas en el suelo de la misma forma que ella se encontraba. Parpadeó y alzó el mentón para observar desde el suelo el lugar. Una gran sala construida por lo que parecía metal por entero. Las luces resultaban cegadoras para lo que Iori estaba acostumbrada para un interior. Nunca había visto nada igual. Extraños hilos recorrían la estancia con un propósito que se escapaba a sus ojos pero, por encima de todo, lo que más llamaba la atención estaba en el centro.
¿Un árbol? Parecía un árbol realmente, pero no era corteza ni hojas lo que lo formaba. Una extraña masa rosada que le recordó más a un bebé recién nacido que a una planta hizo que no pudiera apartar la mirada de él, fascinada por algún motivo ante lo que estaba viendo. Algo le decía que no era el mejor momento para hablar, mientras las personas que se movían por la sala parecían estar entregadas a sus tareas. Analizó con sorpresa las figuras de aquellos de los que sólo había escuchado hablar en cuentos a la luz de una hoguera. Aquellas partes metálicas formando parte de sus cuerpos se correspondían a los que llamaban biocibernéticos.
De forma casi morbosa siguió a varios con la mirada, observando maravillada una forma de vida nueva para ella. En comparación con ellos, la mujer-liebre le parecía el pan nuestro de cada día. Identificó al que parecía un humano entre ellos, y lo obvió por común en el mundo al que pertenecía Iori.
Hasta que el espectáculo continuó.
No tenía ni idea de quién era el hombre que habían elegido entre los cinco que se encontraban en el suelo, pero la piel se le estremeció por completo al observar lo que hacían con él. Lo que parecía decoración en forma de mano metálica, debía de tener algún propósito relacionado con aquel "árbol de carne". Los dedos ciñeron el cuello y el hombre profirió un terrible grito que la obligó a apartar la vista. Joder, aquello no pintaba bien. Había terminado dando con su culo en el epicentro de un antro de locos con vete tú a saber qué intenciones. Debía de buscar una manera, ya que la próxima en recibir el abrazo en la garganta podría ser ella. Se puso de rodillas y se sacudió ligeramente, notando el cuerpo entumecido.
El humano al que tan anodino había encontrado hacía unos instantes se le antojó el único ser al que podía dirigirse en aquel momento. Solidaridad de raza, lo llamarían algunos. Aunque Iori sabía en su fuero interno que se trataba de desesperación. - Eh, perdona - captó su atención sin tener muy claro qué palabras vendrían después. El hombre hizo contacto visual y se acercó, cuando uno de los frasquitos diminutos que portaba en sus ropas se deslizó y cayó, rompiéndose en el suelo delante de él. [1] - Yo estaba pensando, creo que necesito ir al servicio, un momento de intimidad ¿Entiendes? - Enarcó una ceja mirando con gesto dubitativo. - ¿Hay algún sitio por aquí cerca que pueda usar? - inquirió volviendo a centrar en él sus ojos, tratando de aparentar toda la inocencia posible.
Bomba floral (Midsummarblot): [Consumible, 2 cargas] Lanza este popurrí a los pies de un personaje para que su fragancia lo envuelva. Durante las próximas dos rondas, cualquier cosa que digas, por estúpida que sea, será interpretada por dicho personaje como un elocuente intento de seducción. Si se trata de un PJ o un Acompañante, será su usuario quien determine cómo se lo toma dicho personaje. Si se trata de un PNJ, deberás tirar runa en el mismo post que lances la bomba. Si la runa es buena, el personaje tomará tus avances de forma favorable y será más fácil convencerlo para que te ayude o apoye tu punto de vista (siempre que no atente directamente contra sí mismo). Si la runa es mala, el personaje se sentirá ofendido por tus insinuaciones y será más fácil provocarlo para que empiece una pelea. Si la runa es neutra, será la persona que postee detrás de ti quien decida cómo se lo toma el personaje.
Última edición por Iori Li el Sáb Mayo 21 2022, 20:55, editado 1 vez
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Re: En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
El miembro 'Iori Li' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
Gundemaro miró a la joven un tanto confundido. ¿Eran imaginaciones suyas o se le estaba insinuando? Con su columna retorcida y su mirada bizca, algo así no le había ocurrido en… bueno, nunca. Menos aún, viniendo de una mujer tan hermosa.
No, no podía ser. Se dijo mientras continuaba escuchando a la prisionera.
¡Sí, sí que era! Cada palabra que pronunciaba la joven hacía más evidentes sus intenciones. No había duda posible. Gundemaro tragó saliva con dificultad. Ciertamente, era muy posible que solo lo hiciera como último recurso, para escapar de su destino. Por otro lado, ¿acaso no podía él también divertirse un poco, para variar? Decidido, miró a su alrededor. Las condiciones no eran idóneas, pero quizá pudiera crear alguna distracción.
—De-demasiados o-ojos —susurró, tenía la boca completamente seca—. Espe-pera un…
Antes de que pudiera terminar la frase, una de las puertas de entrada a la enorme sala se abrió y Gundemaro, nervioso, se apartó del grupo de prisioneros. Una bestia, a medio camino entre reptil y marsupial gigante y cuya piel cambiaba de color para reflejar el espacio que lo rodeaba, arrastraba a un inconsciente amasijo de plumas que quizá Iori podría reconocer de encuentros pasados.
Detrás de ellos, entró NIA.
Aquel intruso la había obligado a pausar la importante tarea que había acometido, pero no estaba disgustada: también le presentaba una nueva oportunidad de investigación. ¿Qué pasaría si se le diera de beber del Frasco del No-Nato a alguien que ya poseía rasgos de bestia?
A una orden solo percibida por sus hermanos biocibernéticos, dos de ellos se apresuraron a sujetar al intruso, mientras un tercero le abría el pico. NIA se acercó a él, Frasco en mano, y forzó unas cuantas gotas por su garganta. Varias cosas sucedieron entonces de forma simultánea.
El Frasco se hizo intangible durante un latido, cayendo a través de la mano abierta de NIA y rodando por el suelo, recuperada su tangibilidad, hasta quedar abandonado junto a la base del Fruto, que había comenzado a pulsar de forma más frenética y exagerada. Cada vez que se encogía, la sala parecía volverse más oscura y, cuando se expandía de nuevo, se iluminaba de repente.
Entre los parpadeos de luz, se percibía la confusión de los biocibernéticos. Algunos, se arrodillaron desesperados junto al Fruto, absortos en algo que parecían oír solo ellos. Otros se embarcaban en tareas repetitivas, como si creyeran estar en otro lugar. Un tercer grupo, presa de un dolor inexplicable, reaccionó de forma más violenta, atacando a quienes tenían más cerca. La extraña bestia, por su parte, se retorcía de dolor en el suelo, vomitando espuma junto con una sustancia oscura y viscosa.
NIA se llevó las manos a la cabeza, confundida, y con razón, pues ya no era realmente NIA. ¿Qué había hecho? ¿Qué había dejado que NIA hiciera? Sin detenerse un momento a considerar sus alrededores, salió apresuradamente de la sala. Debía ayudar a aquellos que habían venido por ella.
En aquel momento, Iori sentiría cómo le retiraban los grilletes apresuradamente. El humano de la joroba y los ojos torcidos la agarró del brazo y tiró de ella hacia la salida opuesta por la que se marchó la biocibernética.
—¡Va-vamos, rápido!
Fue entonces cuando un fuerte temblor de tierra sacudió la zona.
En medio del caos, muy pocos se fijaron en el pequeño aioncito que se acercó a una jovencísima prisionera en busca de sus bien merecidas caricias.
Menos aún fueron los que percibieron al hombre-zarigüeya que vigilaba desde los extraños conductos del techo. Hont había encontrado a la niña valiente, pero ¿qué le habían hecho a su alado compañero? ¡Debía hacer algo, la justicia debía prevalecer! Agarró su espada de madera y se preparó para actuar.
Bien, puede que estén un poco confusos ahora mismo. ¿Qué ha pasado? NIA ha usado el Frasco del No-Nato al mismo tiempo que otros cinco Objetos Malditos estaban siendo utilizados en las cercanías (a saber: el Fruto del Edén, el Cáliz de la Clarividencia, la Fuente de la Juventud, el Muñeco Neil y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]). Esto ha generado una sobrecarga de éter que está interfiriendo con el funcionamiento normal de los mismos. En otras palabras, caos a tutiplen.
Iori: Tu treta ha funcionado, Gundemaro está dispuesto a sacarte de allí. Pero, cuidado, todo lo que le digas en este último turno será interpretado como una seductora promesa que esperará cobrarse cuando esto acabe.
Si decides dejarte arrastrar a la libertad, descubrirás que ha habido un derrumbe en Edén. Gundemaro te guiará lejos del peligro pero, aunque no encontrarás muchos biocibernéticos a tu paso, recuerda que aún hay otros humanos y hombres bestia en la ciudad.
Si decides tratar de ayudar a los otros prisioneros (dos elfos jóvenes, un brujo, Magazubi y/o Ryuu), puedes hacer uso tanto de Gundemaro como de Hont (Hont siempre tratará de ayudar a la mayor cantidad de prisioneros posible). Si sigues esta ruta, tira una runa. Representará la suerte de Hont al final del evento. Tienes más información de Hont [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Nota para el futuro: En general, en temas master es preferible no editar un post en el que se ha lanzado runa, si se puede evitar. Si necesitas conocer el resultado de la runa para poder escribir tu respuesta, no se considera doble post si posteas primero un off para indicar que tiras runa y con qué objetivo y, después de la runa, posteas de nuevo on rol.
Ryuu: Para una descripción del lugar en el que te encuentras, echa un vistazo al primer post de este hilo. Has bebido de un Objeto Maldito en un momento particularmente delicado y los resultados serán un poquito diferentes de los habituales. Es de esperar que las transformaciones que se están dando en tu cuerpo resultarán dolorosas, pero dejaré que seas tú quien describa todo eso (¡dame emoción, dame drama, dame salseo! Bueno, dadas las circunstancias, te perdono el salseo). Si Iori te ayuda, quizá en medio de todo el dolor puedas completar el objetivo por el que entraste en Edén. Si no lo hace, siempre puedes contar con la inestimable ayuda de Hont. Tú también has de tirar una runa al final de tu post. Representará la suerte de todos aquellos que bebieron del Frasco antes que tú.
Magazubi: Tu vida está en manos de tus compañeros, pero ¡alégrate, Pelusa vuelve a estar a tu lado!
Anastasia: Parece que Rachel está de vuelta, temporalmente, al menos. Con su ayuda, no debería haber mayor problema para recuperar a Jules y salir de esta trampa mortal antes de que explote.
No, no podía ser. Se dijo mientras continuaba escuchando a la prisionera.
¡Sí, sí que era! Cada palabra que pronunciaba la joven hacía más evidentes sus intenciones. No había duda posible. Gundemaro tragó saliva con dificultad. Ciertamente, era muy posible que solo lo hiciera como último recurso, para escapar de su destino. Por otro lado, ¿acaso no podía él también divertirse un poco, para variar? Decidido, miró a su alrededor. Las condiciones no eran idóneas, pero quizá pudiera crear alguna distracción.
—De-demasiados o-ojos —susurró, tenía la boca completamente seca—. Espe-pera un…
Antes de que pudiera terminar la frase, una de las puertas de entrada a la enorme sala se abrió y Gundemaro, nervioso, se apartó del grupo de prisioneros. Una bestia, a medio camino entre reptil y marsupial gigante y cuya piel cambiaba de color para reflejar el espacio que lo rodeaba, arrastraba a un inconsciente amasijo de plumas que quizá Iori podría reconocer de encuentros pasados.
Detrás de ellos, entró NIA.
Aquel intruso la había obligado a pausar la importante tarea que había acometido, pero no estaba disgustada: también le presentaba una nueva oportunidad de investigación. ¿Qué pasaría si se le diera de beber del Frasco del No-Nato a alguien que ya poseía rasgos de bestia?
A una orden solo percibida por sus hermanos biocibernéticos, dos de ellos se apresuraron a sujetar al intruso, mientras un tercero le abría el pico. NIA se acercó a él, Frasco en mano, y forzó unas cuantas gotas por su garganta. Varias cosas sucedieron entonces de forma simultánea.
El Frasco se hizo intangible durante un latido, cayendo a través de la mano abierta de NIA y rodando por el suelo, recuperada su tangibilidad, hasta quedar abandonado junto a la base del Fruto, que había comenzado a pulsar de forma más frenética y exagerada. Cada vez que se encogía, la sala parecía volverse más oscura y, cuando se expandía de nuevo, se iluminaba de repente.
Entre los parpadeos de luz, se percibía la confusión de los biocibernéticos. Algunos, se arrodillaron desesperados junto al Fruto, absortos en algo que parecían oír solo ellos. Otros se embarcaban en tareas repetitivas, como si creyeran estar en otro lugar. Un tercer grupo, presa de un dolor inexplicable, reaccionó de forma más violenta, atacando a quienes tenían más cerca. La extraña bestia, por su parte, se retorcía de dolor en el suelo, vomitando espuma junto con una sustancia oscura y viscosa.
NIA se llevó las manos a la cabeza, confundida, y con razón, pues ya no era realmente NIA. ¿Qué había hecho? ¿Qué había dejado que NIA hiciera? Sin detenerse un momento a considerar sus alrededores, salió apresuradamente de la sala. Debía ayudar a aquellos que habían venido por ella.
En aquel momento, Iori sentiría cómo le retiraban los grilletes apresuradamente. El humano de la joroba y los ojos torcidos la agarró del brazo y tiró de ella hacia la salida opuesta por la que se marchó la biocibernética.
—¡Va-vamos, rápido!
Fue entonces cuando un fuerte temblor de tierra sacudió la zona.
En medio del caos, muy pocos se fijaron en el pequeño aioncito que se acercó a una jovencísima prisionera en busca de sus bien merecidas caricias.
Menos aún fueron los que percibieron al hombre-zarigüeya que vigilaba desde los extraños conductos del techo. Hont había encontrado a la niña valiente, pero ¿qué le habían hecho a su alado compañero? ¡Debía hacer algo, la justicia debía prevalecer! Agarró su espada de madera y se preparó para actuar.
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Bien, puede que estén un poco confusos ahora mismo. ¿Qué ha pasado? NIA ha usado el Frasco del No-Nato al mismo tiempo que otros cinco Objetos Malditos estaban siendo utilizados en las cercanías (a saber: el Fruto del Edén, el Cáliz de la Clarividencia, la Fuente de la Juventud, el Muñeco Neil y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]). Esto ha generado una sobrecarga de éter que está interfiriendo con el funcionamiento normal de los mismos. En otras palabras, caos a tutiplen.
Iori: Tu treta ha funcionado, Gundemaro está dispuesto a sacarte de allí. Pero, cuidado, todo lo que le digas en este último turno será interpretado como una seductora promesa que esperará cobrarse cuando esto acabe.
Si decides dejarte arrastrar a la libertad, descubrirás que ha habido un derrumbe en Edén. Gundemaro te guiará lejos del peligro pero, aunque no encontrarás muchos biocibernéticos a tu paso, recuerda que aún hay otros humanos y hombres bestia en la ciudad.
Si decides tratar de ayudar a los otros prisioneros (dos elfos jóvenes, un brujo, Magazubi y/o Ryuu), puedes hacer uso tanto de Gundemaro como de Hont (Hont siempre tratará de ayudar a la mayor cantidad de prisioneros posible). Si sigues esta ruta, tira una runa. Representará la suerte de Hont al final del evento. Tienes más información de Hont [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] y [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Nota para el futuro: En general, en temas master es preferible no editar un post en el que se ha lanzado runa, si se puede evitar. Si necesitas conocer el resultado de la runa para poder escribir tu respuesta, no se considera doble post si posteas primero un off para indicar que tiras runa y con qué objetivo y, después de la runa, posteas de nuevo on rol.
Ryuu: Para una descripción del lugar en el que te encuentras, echa un vistazo al primer post de este hilo. Has bebido de un Objeto Maldito en un momento particularmente delicado y los resultados serán un poquito diferentes de los habituales. Es de esperar que las transformaciones que se están dando en tu cuerpo resultarán dolorosas, pero dejaré que seas tú quien describa todo eso (¡dame emoción, dame drama, dame salseo! Bueno, dadas las circunstancias, te perdono el salseo). Si Iori te ayuda, quizá en medio de todo el dolor puedas completar el objetivo por el que entraste en Edén. Si no lo hace, siempre puedes contar con la inestimable ayuda de Hont. Tú también has de tirar una runa al final de tu post. Representará la suerte de todos aquellos que bebieron del Frasco antes que tú.
Magazubi: Tu vida está en manos de tus compañeros, pero ¡alégrate, Pelusa vuelve a estar a tu lado!
Anastasia: Parece que Rachel está de vuelta, temporalmente, al menos. Con su ayuda, no debería haber mayor problema para recuperar a Jules y salir de esta trampa mortal antes de que explote.
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Re: En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
Tirada de runa para Hont
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Re: En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
El miembro 'Iori Li' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
Iori no apartó los ojos de la única carta con la que contaba para salir de aquella situación. Por eso pudo percibir en la expresión del humano un extraño gesto, que le recordó a otros momentos. Otras caras. ¿Estaba malinterpretando algo? Lo observó nervioso pero decidido, y la humana prefirió aferrarse a aquella posibilidad con tal de salir de aquel horrible lugar.
Cuando la puerta se abrió, apenas tuvo tiempo para observar el poder camaleónico del hombre reptil. Lo que arrastraba entre las manos con pocos miramientos hizo que concentrase toda su atención en él. Ryuu.
El hombre pájaro con el que había compartido cálida conversación en una taberna, o con el que había atravesado peligros en el norte. La figura de la mujer que entró tras ellos pasó a un segundo plano. Iori estaba acostumbrada a no depender de nadie para avanzar, pero sentía inclinación natural por ayudar al grupo. Lo había aprendido desde pequeña en su aldea, y aquel ser emplumado delante de ella la obligó a recalcular los siguientes pasos que tomaría con cuidado.
Pero cada nuevo hilo que construía se rompía, ya que las acciones de las múltiples personas presentes le obligaban a comenzar de nuevo de cero. No iban a usar a Ryuu como un prisionero más como ellos. La mujer se adelantó con un frasco que hizo sospechar lo peor a la humana. Las gotas cayeron dentro de la garganta del ave como si fuesen perlas, antes de desencadenar todo los acontecimientos.
El caos se adueñó de los presentes mientras la humana, no podía dejar de observar maravillada como aquel pequeño recipiente se había "desmaterializado" en las manos de la mujer para terminar cayendo al suelo.
La reacción de Ryuu fue instantánea. Comenzó a convulsionar y la espuma de su boca la hizo suponer lo peor. Le habían suministrado algún tipo de veneno. Notó unos dedos fríos ceñirse sobre ella cuando los grilletes resbalaron por su piel. Los ojos torcidos de aquel humano la miraron desde una corta distancia. - ¿Y qué pasa con ellos? Son prisioneros igual que yo, no podemos dejarlos a su suerte - argumentó con voz decidida antes de incorporarse y palpar su cuerpo para asegurarse de que sus pertenencias se encontraban en su sitio.
Se giró decidida hacia los elfos. Nunca había visto a unos especímenes que parecieran tan jóvenes, aunque comprendió que a pesar de la redondez de algunos de sus rasgos, probablemente llevaban caminando en el planeta algún año más que ella misma. - ¡Por favor! - gritó mirando al humano jorobado sobre su hombro mientras los ayudaba a incorporarse. El combate que habían comenzado algunos de los allí presentes comenzó a ser contagioso, acercándose cada vez más a unos prisioneros que habían pasado a un segundo nivel de interés, pero que podrían ser marcados como objetivo en cualquier momento.
Se inclinó sobre la muchacha joven cuando el jorobado avanzó para liberar a los elfos comprobando su grado de consciencia junto con el otro hombre que había a su lado. - ¿Sois capaces de levantaros? - inquirió alzando la voz para que se escuchase con claridad por encima del ruido creciente. Por lo menos que fuesen capaces de ponerse en pie. El otro humano los liberaría y juntos podrían salir de allí.
Junto con Ryuu. Dejando que su improvisado benefactor abriese todos los grilletes, la humana se precipitó hacia el hombre ave para tratar de auxiliarlo. Se arrodilló frente a él, insegura ante aquel líquido oscuro y viscoso que salía de su boca junto con la espuma. ¿Qué clase de veneno sería aquel? Tomó la pequeña botella que permanecía en el suelo y la acercó al rostro para intentar obtener información de ella por su contenido o su aroma. El temblor en el suelo le recordó que debían de salir de allí.
Y sin perdida de tiempo.
- ¡Ryuu! -
Cuando la puerta se abrió, apenas tuvo tiempo para observar el poder camaleónico del hombre reptil. Lo que arrastraba entre las manos con pocos miramientos hizo que concentrase toda su atención en él. Ryuu.
El hombre pájaro con el que había compartido cálida conversación en una taberna, o con el que había atravesado peligros en el norte. La figura de la mujer que entró tras ellos pasó a un segundo plano. Iori estaba acostumbrada a no depender de nadie para avanzar, pero sentía inclinación natural por ayudar al grupo. Lo había aprendido desde pequeña en su aldea, y aquel ser emplumado delante de ella la obligó a recalcular los siguientes pasos que tomaría con cuidado.
Pero cada nuevo hilo que construía se rompía, ya que las acciones de las múltiples personas presentes le obligaban a comenzar de nuevo de cero. No iban a usar a Ryuu como un prisionero más como ellos. La mujer se adelantó con un frasco que hizo sospechar lo peor a la humana. Las gotas cayeron dentro de la garganta del ave como si fuesen perlas, antes de desencadenar todo los acontecimientos.
El caos se adueñó de los presentes mientras la humana, no podía dejar de observar maravillada como aquel pequeño recipiente se había "desmaterializado" en las manos de la mujer para terminar cayendo al suelo.
La reacción de Ryuu fue instantánea. Comenzó a convulsionar y la espuma de su boca la hizo suponer lo peor. Le habían suministrado algún tipo de veneno. Notó unos dedos fríos ceñirse sobre ella cuando los grilletes resbalaron por su piel. Los ojos torcidos de aquel humano la miraron desde una corta distancia. - ¿Y qué pasa con ellos? Son prisioneros igual que yo, no podemos dejarlos a su suerte - argumentó con voz decidida antes de incorporarse y palpar su cuerpo para asegurarse de que sus pertenencias se encontraban en su sitio.
Se giró decidida hacia los elfos. Nunca había visto a unos especímenes que parecieran tan jóvenes, aunque comprendió que a pesar de la redondez de algunos de sus rasgos, probablemente llevaban caminando en el planeta algún año más que ella misma. - ¡Por favor! - gritó mirando al humano jorobado sobre su hombro mientras los ayudaba a incorporarse. El combate que habían comenzado algunos de los allí presentes comenzó a ser contagioso, acercándose cada vez más a unos prisioneros que habían pasado a un segundo nivel de interés, pero que podrían ser marcados como objetivo en cualquier momento.
Se inclinó sobre la muchacha joven cuando el jorobado avanzó para liberar a los elfos comprobando su grado de consciencia junto con el otro hombre que había a su lado. - ¿Sois capaces de levantaros? - inquirió alzando la voz para que se escuchase con claridad por encima del ruido creciente. Por lo menos que fuesen capaces de ponerse en pie. El otro humano los liberaría y juntos podrían salir de allí.
Junto con Ryuu. Dejando que su improvisado benefactor abriese todos los grilletes, la humana se precipitó hacia el hombre ave para tratar de auxiliarlo. Se arrodilló frente a él, insegura ante aquel líquido oscuro y viscoso que salía de su boca junto con la espuma. ¿Qué clase de veneno sería aquel? Tomó la pequeña botella que permanecía en el suelo y la acercó al rostro para intentar obtener información de ella por su contenido o su aroma. El temblor en el suelo le recordó que debían de salir de allí.
Y sin perdida de tiempo.
- ¡Ryuu! -
Iori Li
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Re: En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
Mientras descendía, Ryuu notó algunos pequeños, minúsculos detalles que no tuvo en cuenta antes de "infiltrarse". Uno: ¿quién le aseguraba que no habría guardias dentro? Nadie, y sí que había guardias, varios de ellos.
Dos: la capucha ya estaba ocupada por Pelusa, y no estaba hecha para transportar a nadie, por lo que (para sorpresa de nadie que haya considerado un poco más atentamente la idea) se rompió poco antes de tocar tierra.
Lo malo del resultado: el arquero estaba rodeado, y no podría salir de esa situación fácilmente. Lo bueno: Hont y Pelusa se separaron de él, por lo que quizá podrían evitar ser capturados. Con algo de suerte, encontrarían a Maga más rápido al buscar por dos flanc... ¡thud!
Todo se puso negro tras recibir un buen golpe en la cabeza, y el ave cayó de bruces, inconsciente. Un par de guardias lo llevaron dentro de uno de los edificios, donde se encontraba quien parecía liderarlos.
Ryuu despertó momentáneamente sintiendo cómo lo llevaban a rastras. La túnica se le iba rasgando poco a poco, debido a la forma en la que lo llevaban. Apenas notaba algunos sonidos e imágenes a su alrededor, oscurecidos por su intermitente consciencia. Cada vez que abría los ojos, se encontraba en una sala diferente a la anterior, hasta que finalmente volvió a desmayarse por completo.
La siguiente vez que despertó, se llevó las garras a la garganta apresuradamente. Alguien le había hecho beber algo a la fuerza, y la sensación de ahogo apenas se despertó era aterradora. Tras unos pocos segundos, se tranquilizó... Por poco tiempo, sin embargo. ¿Qué bebió? ¿Quién le dio esa cosa? ¿Dónde estaba? ¿Que era ese... Árbol carnoso?
Las preguntas se acumulaban en su mente sin recibir respuesta a ninguna. Pero todo terminó abruptamente.
Como si se tratase de una ilusión que acaba de repente, todo lo que el ave tenía en su cabeza se esfumó. Pensamientos, sensaciones, absolutamente todo desapareció. Su mente quedó en blanco, a falta de una descripción más acertada.
Unos segundos más tarde, que al pájaro le parecieron horas, por fin pudo recuperar pensamientos y sensaciones. Pero fue entonces cuando deseó volver a su estado anterior.
Aunque ya era capaz de recibir y entender nuevamente la información de sus sentidos, sólo una cosa ocupaba su cerebro: dolor. Nunca, jamás en su vida había sentido un dolor así. Tampoco creía ser capaz de volver a sentir algo remotamente similar. No había dolor físico ni emocional que se pudiera comparar al que sentía en ese momento.
-¡¡¡AAAAAAAAAAARRRRRRRRRRGGGGGHHHH!!!- Lo único que pudo hacer Ryuu fue gritar y rasguñar su torso, en un vano intento de arrancar de su cuerpo aquello que lo atormentaba. Gritó y gritó, hasta que su voz se volvió ronca y la garganta le ardió. Hubiera sido algo muy molesto y doloroso, si su mente no estuviera ocupada tratando de entender los cambios en su cuerpo. Lo único en lo que podía pensar era en la sensación de cada uno de sus huesos quebrándose y sanando, o moviéndose a otro lugar, como si su esqueleto hubiera decidido que ya era de remodelar. Tras unos eternos segundos, aquella tortura terminó... Sólo para dar paso a la siguiente.
En esa segunda ola de sufrimiento, el ave sintió como si miles o millones de pequeños gusanos se movieran dentro suyo. Pero no se trataba de aquellos pequeños animales, sino de su propia carne desprendiéndose de sus huesos para desplazarse una vez más. Algunos parecían querer atravesar su piel en busca de libertad, dando la impresión de que estallaría en cualquier momento dejando un desagradable montón de sangre y pequeñas criaturas en su lugar. Finalmente, todos los "gusanos" volvieron a pegarse, "mordiendo" los huesos para afirmar su posición. Semejante tortura, sin embargo, no era solo interna.
En su exterior, el arquero no lo estaba pasando mejor. Sus plumas desaparecían, cayendo al suelo acompañadas de la sangre que ya acostumbraba ver al cambiar de plumaje. Pero no es lo mismo perder unas cuantas plumas al día que perderlas todas a la misma vez. El dolor y la cantidad de sangre perdida eran superiores por mucho.
Las garras también cambiaban. Pero éstas no caían como las plumas, sino que parecían estar mutando de una extraña forma. La estructura de sus extremidades, tanto superiores como inferiores, sufría una transformación que las volvía más humanoides. Se parecían a las manos y pies de los humanos, pero con garras en lugar de dedos, creando un punto medio entre ambos animales. Su color también variaba, pasando del amarillo fuerte de toda su vida a un negro azulado.
El rostro cambiaba lenta y dolorosamente, perdiendo el pico típico de un ave y adoptando forma humana. El tamaño de la figura general de Ryuu aumentó de tamaño un poco, volviéndose algo más musculoso. A través de su desgarrada túnica (si es que aún podía considerarse túnica) se observaba una completa ausencia de plumas, ahora reemplazada por un torso humano color ébano.
Por último, las zonas que menos cambios sufrieron fueron sus alas y ojos. Las primeras se volvieron negras, mientras que los últimos mantenían su acostumbrado amarillo. Sin embargo, debido al contraste con su nueva figura, su color parecía ser aún más penetrante.
Cuando todo terminó finalmente, Ryuu apartó con cuidado el cabello que ocultaba su rostro. Observando los alrededores, se percató de la presencia de varias personas y bio-cibernéticos. Por alguna razón que no conocía, y que ahora mismo no le interesaba averiguar, algunos bios se comportaban extraño, dando margen a los rehenes para huir. Lo que más le llamó la atención al av... al muchacho fueron puntualmente dos mujeres: Iori y Maga estaban también capturadas, pero la primera ya había conseguido liberarse y tratar de ayudar a la inconsciente bruja. Al escuchar a la humana gritando su nombre, Ryuu no tardó en responder, intentando tranquilizarla.
-Tranquila... Ya... Ya pasó lo peor... O eso espero. Al menos ya puedo mantenerme en pie... y hablar un poco...- comentó pausadamente, aún con la voz ronca y el cuerpo manchado de la sangre que dejaron sus plumas al caer. Gran parte del torso de su túnica estaba rasgado, dejando ver la piel aún marcada por sus propias garras.
-Iori, aprovechemos la confusión... para huir. Al parecer, la líder se marchó. Intentaré despertar a Maga y... Llevarla fuera.- Ryuu no se preocupó por ayudar a los desconocidos ya que todos habían huido o lo estaban haciendo en ese momento. El arquero se acercó a la joven bruja, sacudiendo un poco sus hombros. Si podía despertarla sería genial, pero si no tendría que llevarla a cuestas. Hont insistía en ayudar, pero la diferencia de tamaños hacía evidentemente imposible que la cargue. El alado recordó la joya que Maga le entregó cuando le encomendó a su mascota. Decidió usarla, provocando que Pelusa tomara la forma adulta de su especie y cargando a la bruja en su lomo.
Una vez que todos los rehenes habían salido, Ryuu usó un pergamino explosivo en la puerta, provocando un derrumbe que (esperaba) dificultase el paso de aquellos que pudieran perseguirlos.
Dos: la capucha ya estaba ocupada por Pelusa, y no estaba hecha para transportar a nadie, por lo que (para sorpresa de nadie que haya considerado un poco más atentamente la idea) se rompió poco antes de tocar tierra.
Lo malo del resultado: el arquero estaba rodeado, y no podría salir de esa situación fácilmente. Lo bueno: Hont y Pelusa se separaron de él, por lo que quizá podrían evitar ser capturados. Con algo de suerte, encontrarían a Maga más rápido al buscar por dos flanc... ¡thud!
Todo se puso negro tras recibir un buen golpe en la cabeza, y el ave cayó de bruces, inconsciente. Un par de guardias lo llevaron dentro de uno de los edificios, donde se encontraba quien parecía liderarlos.
Ryuu despertó momentáneamente sintiendo cómo lo llevaban a rastras. La túnica se le iba rasgando poco a poco, debido a la forma en la que lo llevaban. Apenas notaba algunos sonidos e imágenes a su alrededor, oscurecidos por su intermitente consciencia. Cada vez que abría los ojos, se encontraba en una sala diferente a la anterior, hasta que finalmente volvió a desmayarse por completo.
La siguiente vez que despertó, se llevó las garras a la garganta apresuradamente. Alguien le había hecho beber algo a la fuerza, y la sensación de ahogo apenas se despertó era aterradora. Tras unos pocos segundos, se tranquilizó... Por poco tiempo, sin embargo. ¿Qué bebió? ¿Quién le dio esa cosa? ¿Dónde estaba? ¿Que era ese... Árbol carnoso?
Las preguntas se acumulaban en su mente sin recibir respuesta a ninguna. Pero todo terminó abruptamente.
Como si se tratase de una ilusión que acaba de repente, todo lo que el ave tenía en su cabeza se esfumó. Pensamientos, sensaciones, absolutamente todo desapareció. Su mente quedó en blanco, a falta de una descripción más acertada.
Unos segundos más tarde, que al pájaro le parecieron horas, por fin pudo recuperar pensamientos y sensaciones. Pero fue entonces cuando deseó volver a su estado anterior.
Aunque ya era capaz de recibir y entender nuevamente la información de sus sentidos, sólo una cosa ocupaba su cerebro: dolor. Nunca, jamás en su vida había sentido un dolor así. Tampoco creía ser capaz de volver a sentir algo remotamente similar. No había dolor físico ni emocional que se pudiera comparar al que sentía en ese momento.
-¡¡¡AAAAAAAAAAARRRRRRRRRRGGGGGHHHH!!!- Lo único que pudo hacer Ryuu fue gritar y rasguñar su torso, en un vano intento de arrancar de su cuerpo aquello que lo atormentaba. Gritó y gritó, hasta que su voz se volvió ronca y la garganta le ardió. Hubiera sido algo muy molesto y doloroso, si su mente no estuviera ocupada tratando de entender los cambios en su cuerpo. Lo único en lo que podía pensar era en la sensación de cada uno de sus huesos quebrándose y sanando, o moviéndose a otro lugar, como si su esqueleto hubiera decidido que ya era de remodelar. Tras unos eternos segundos, aquella tortura terminó... Sólo para dar paso a la siguiente.
En esa segunda ola de sufrimiento, el ave sintió como si miles o millones de pequeños gusanos se movieran dentro suyo. Pero no se trataba de aquellos pequeños animales, sino de su propia carne desprendiéndose de sus huesos para desplazarse una vez más. Algunos parecían querer atravesar su piel en busca de libertad, dando la impresión de que estallaría en cualquier momento dejando un desagradable montón de sangre y pequeñas criaturas en su lugar. Finalmente, todos los "gusanos" volvieron a pegarse, "mordiendo" los huesos para afirmar su posición. Semejante tortura, sin embargo, no era solo interna.
En su exterior, el arquero no lo estaba pasando mejor. Sus plumas desaparecían, cayendo al suelo acompañadas de la sangre que ya acostumbraba ver al cambiar de plumaje. Pero no es lo mismo perder unas cuantas plumas al día que perderlas todas a la misma vez. El dolor y la cantidad de sangre perdida eran superiores por mucho.
Las garras también cambiaban. Pero éstas no caían como las plumas, sino que parecían estar mutando de una extraña forma. La estructura de sus extremidades, tanto superiores como inferiores, sufría una transformación que las volvía más humanoides. Se parecían a las manos y pies de los humanos, pero con garras en lugar de dedos, creando un punto medio entre ambos animales. Su color también variaba, pasando del amarillo fuerte de toda su vida a un negro azulado.
El rostro cambiaba lenta y dolorosamente, perdiendo el pico típico de un ave y adoptando forma humana. El tamaño de la figura general de Ryuu aumentó de tamaño un poco, volviéndose algo más musculoso. A través de su desgarrada túnica (si es que aún podía considerarse túnica) se observaba una completa ausencia de plumas, ahora reemplazada por un torso humano color ébano.
Por último, las zonas que menos cambios sufrieron fueron sus alas y ojos. Las primeras se volvieron negras, mientras que los últimos mantenían su acostumbrado amarillo. Sin embargo, debido al contraste con su nueva figura, su color parecía ser aún más penetrante.
Cuando todo terminó finalmente, Ryuu apartó con cuidado el cabello que ocultaba su rostro. Observando los alrededores, se percató de la presencia de varias personas y bio-cibernéticos. Por alguna razón que no conocía, y que ahora mismo no le interesaba averiguar, algunos bios se comportaban extraño, dando margen a los rehenes para huir. Lo que más le llamó la atención al av... al muchacho fueron puntualmente dos mujeres: Iori y Maga estaban también capturadas, pero la primera ya había conseguido liberarse y tratar de ayudar a la inconsciente bruja. Al escuchar a la humana gritando su nombre, Ryuu no tardó en responder, intentando tranquilizarla.
-Tranquila... Ya... Ya pasó lo peor... O eso espero. Al menos ya puedo mantenerme en pie... y hablar un poco...- comentó pausadamente, aún con la voz ronca y el cuerpo manchado de la sangre que dejaron sus plumas al caer. Gran parte del torso de su túnica estaba rasgado, dejando ver la piel aún marcada por sus propias garras.
-Iori, aprovechemos la confusión... para huir. Al parecer, la líder se marchó. Intentaré despertar a Maga y... Llevarla fuera.- Ryuu no se preocupó por ayudar a los desconocidos ya que todos habían huido o lo estaban haciendo en ese momento. El arquero se acercó a la joven bruja, sacudiendo un poco sus hombros. Si podía despertarla sería genial, pero si no tendría que llevarla a cuestas. Hont insistía en ayudar, pero la diferencia de tamaños hacía evidentemente imposible que la cargue. El alado recordó la joya que Maga le entregó cuando le encomendó a su mascota. Decidió usarla, provocando que Pelusa tomara la forma adulta de su especie y cargando a la bruja en su lomo.
Una vez que todos los rehenes habían salido, Ryuu usó un pergamino explosivo en la puerta, provocando un derrumbe que (esperaba) dificultase el paso de aquellos que pudieran perseguirlos.
- Inventario para el evento:
Limitados (7/7)Guante arpón
Poción de salud x2
Poción de salud diluida
Poción de visión nocturna
Pesadilla embotelladaPergamino explosivo- Cristal de reducción:
Maga me lo prestó momentáneamente junto con Pelusa, especificando que seguía contando dentro de su máximo permitido de limitados. Dado que ninguno recibió un no por respuesta, me tomé la libertad de usarla para fines narrativos. Si el máster decide que no debería contar con este objeto o algo similar, editaré el post (me parecía más creíble hacerlo de esta manera ya que la condición de Ryuu por la transformación no debería permitirle cargar a nadie).
Consumibles
Elixir multipropósitos
Bomba floral x2
Polvo de hadas (2 cargas)
Encantamientos (2/6)
Flechas de señal en arco superior Zar'roc
Reflejo de espinas en escudo pobre
Otros items
Carcaj ligero
Pendiente de vínculo con Maga
Cuchillas arrojadizas superiores Fjodur x4
Shinoroa Ryuu
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Re: En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
El miembro 'Shinoroa Ryuu' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
'Runas' :
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'Runas' :
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Tyr
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Re: En la boca del luberus (Magazubi, Iori, Anastasia, Ryuu) [Trama Global Objetos Malditos]
Viene de [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] de su compañero misterioso
—¡Ir a dónde! —exclamó Hont, al tiempo que se volvía hacia su nuevo amigo.
Y entonces, vio cómo el intrépido brujo (no podía ser otra cosa) se lanzaba al aire, explotaba la torre de los malos y desaparecía (¡desaparecía!) de allí. Iba a echar de menos a aquel tipo, entre los dos les habían dado una buena paliza a todos aquellos malos y les habían abierto paso a los prisioneros para que pudieran escapar. Toda una hazaña de las que aparecen en los cuentos. Pero no podía distraerse, los prisioneros aún necesitarían protección.
—¡Chicos, chicos! ¡Adivinen quién ha hecho explotar todo esto! —gritaba mientras corría hacia Ryuu, Iori y el resto de prisioneros.
Pero el pequeño grupo, aunque había evitado la persecución de sus captores y logrado alejarse de las explosiones y el derrumbe generalizado, no estaba en condiciones de escuchar historias de aventuras. En el mismo momento en que todo el complejo terminaba de venirse abajo, arrastrando consigo a bestias y bio-cibernéticos por igual, el Frasco que Iori había recogido del suelo estalló, provocando numerosos cortes a ella y Ryuu, que se hallaba a su lado.
—Esto está mal —dijo uno de los elfos del grupo, pero no se refería a los heridos, pues sus ojos estaban fijos más allá, hacia los escombros, de los que manaba una mezcla de humo y polvo.
—No me gusta cómo se siente ese Éter —corroboró su compañera—. Vayámonos de aquí, rápido.
Mientras la elfa extrajo apresuradamente los cristales más evidentes de la piel de Ryuu, Gundemaro hizo lo propio con Iori, mostrando mayor delicadeza a pesar del apremio de los elfos. Finalmente, todos se encaminaron al campamento de la Guardia. ¿A qué otro lugar podían ir?
__________________
¡Felicidades, han sobrevivido a la destrucción de Edén!, aunque gracias a la curiosidad de Iori, no sin alguna que otra secuela. Pueden ver sus recompensas y otras sorpresas [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo].
Fehu
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