[Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
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[Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
La luz del crepúsculo empezaba a teñir las encrespadas olas de playa con sus tonos púrpuras y rojizos, dificultando mi visión bajo las olas, y poniendo fin a mi cacería.
Con la panza casi llena de pescado y anguilas, y satisfecha de mi baño vespertino, emergí de entre las aguas y me alcé en picado hacia el cielo, trazando sinuosas formas mientras seguía los vientos, cada vez más fríos, secando mi cuerpo.
Resultaba más fácil cazar de día, pero hacía ya bastante que mis horarios me permitían disfrutar escasamente del sol. Aquel era un día fortuito, pues había madrugado, si es que podía llamarse así, y sentirme desayunada y con todo el día por delante, antes de que siquiera se hubiera asomado la luna en el horizonte, me hacía sentir una extraña nostalgia.
Aproveche el tiempo que tenía de más para estirar las alas, antes de que la tormenta que se anunciaba en las oscuras nubes que traía el viento se desatara en su gloria y me obligase a volver a mi morada. O eso pensaba, porque contra mí pronóstico, enseguida se desató un vendaval tormentoso, de gotas heladas y furibundas que picaban sobre las escamas como un millar de piedrecillas.
Di un violento giro, aprovechando la corriente para volver a la orilla, dispuesta a emprender mi camino de regreso.
Con la panza casi llena de pescado y anguilas, y satisfecha de mi baño vespertino, emergí de entre las aguas y me alcé en picado hacia el cielo, trazando sinuosas formas mientras seguía los vientos, cada vez más fríos, secando mi cuerpo.
Resultaba más fácil cazar de día, pero hacía ya bastante que mis horarios me permitían disfrutar escasamente del sol. Aquel era un día fortuito, pues había madrugado, si es que podía llamarse así, y sentirme desayunada y con todo el día por delante, antes de que siquiera se hubiera asomado la luna en el horizonte, me hacía sentir una extraña nostalgia.
Aproveche el tiempo que tenía de más para estirar las alas, antes de que la tormenta que se anunciaba en las oscuras nubes que traía el viento se desatara en su gloria y me obligase a volver a mi morada. O eso pensaba, porque contra mí pronóstico, enseguida se desató un vendaval tormentoso, de gotas heladas y furibundas que picaban sobre las escamas como un millar de piedrecillas.
Di un violento giro, aprovechando la corriente para volver a la orilla, dispuesta a emprender mi camino de regreso.
Última edición por Arygos Valnor el Vie Nov 11 2022, 05:33, editado 1 vez
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
El agua salada en mi escamosa piel es una sensación a la cual aún no me acostumbro, no obstante, en mi búsqueda continua de encargos y misiones había llegado a las costas de este continente, miraba el tormentoso horizonte pensando si más allá de las infinitas aguas estaba aquel árbol por el cual habían muerto mi rey y mis maestros.
Podría expandir mis alas y cruzar el basto mar hasta llegar a aquel sitio, observar si valió la pena aquel sacrificio, pero puede que sea un largo viaje, debería comer primero, y además no sabría si en verdad queda en esa dirección.
Mi suave plumaje turquesa se erizo mientras la tormenta arreciaba, abrí ligeramente mis alas para sentir la brisa, el viento, ese poder tormentoso, un poder que mis maestros me mostraron, pero nunca me enseñaron, no obstante, cuando escuchaba el retumbar de los truenos, solo podía pensar “algún día”.
Sentir el poder de la tormenta que se aproximaba me llenaba de calma, mi melancólico corazón se llenaba de buenos recuerdos, de los furiosos entrenamientos de mi familia, los rayos me recordaban a mis padres, los poderosos vientos a mis hermanos, por un instante sentía que los Nakai estaban vivos, pero esa ilusión termino rápidamente.
La tormenta empeoraba más rápido de lo esperado, debía buscar un refugio, mis hermosas plumas, aunque impermeables y cálidas, tenían un límite, así que me dispuse a despegar, no obstante, ahí lo vi, un dragón cruzaba esas poderosas tormentas, quien en su sano juicio seguiría volando, a menos que sea uno con la tormenta y si es así.
“yo quiero serlo también”
En cuanto vi que se disponía a aterrizar me dirigí rápidamente hacia él.
Podría expandir mis alas y cruzar el basto mar hasta llegar a aquel sitio, observar si valió la pena aquel sacrificio, pero puede que sea un largo viaje, debería comer primero, y además no sabría si en verdad queda en esa dirección.
Mi suave plumaje turquesa se erizo mientras la tormenta arreciaba, abrí ligeramente mis alas para sentir la brisa, el viento, ese poder tormentoso, un poder que mis maestros me mostraron, pero nunca me enseñaron, no obstante, cuando escuchaba el retumbar de los truenos, solo podía pensar “algún día”.
Sentir el poder de la tormenta que se aproximaba me llenaba de calma, mi melancólico corazón se llenaba de buenos recuerdos, de los furiosos entrenamientos de mi familia, los rayos me recordaban a mis padres, los poderosos vientos a mis hermanos, por un instante sentía que los Nakai estaban vivos, pero esa ilusión termino rápidamente.
La tormenta empeoraba más rápido de lo esperado, debía buscar un refugio, mis hermosas plumas, aunque impermeables y cálidas, tenían un límite, así que me dispuse a despegar, no obstante, ahí lo vi, un dragón cruzaba esas poderosas tormentas, quien en su sano juicio seguiría volando, a menos que sea uno con la tormenta y si es así.
“yo quiero serlo también”
En cuanto vi que se disponía a aterrizar me dirigí rápidamente hacia él.
Akapalotl
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
El aleteo inconfundible de otro dragón me hizo virar el cuello, mala idea, una gran ráfaga de viento en contra me empujó, haciéndome dar una vuelta poco coordinada y tarde unos segundos en retomar el equilibrio y poder volar sin ser arrastrada por el empuje de los elementos.
Podía escucharlo cada vez más cerca, y estaba segura de haber distinguido unos brillantes y llamativos colores entre los nubarrones negros, y las motas de agua que difuminaban todo a mi alrededor.
Solté un rugido alegre, gratamente sorprendida de encontrar a otro de los míos en esas latitudes de una forma tan natural y propia, y no emulando a los sureños.
No me costó percibir que se acercaba, sonaba cerca, y deje de aletear para planear con el viento lentamente, atrapando aquellas corrientes que nos alejaban del océano.
De golpe me asaltó un pensamiento, tan repentino como la propia tormenta. Recordé Dundrak, y sus carteles. La certeza de que allí era en donde más se habían esparcido. Una punzada de duda y recelo me atravesó por dentro.
¿Y si no era un encuentro fortuito? Apreté las mandíbulas, y obligue a ese pensamiento a retroceder hasta un rincón de mi mente, pero por precaución, gire a contra viento, y comencé a apartarme de la silueta del torreón negro, que se alzaba en el horizonte, cada vez más lejos.
La playa, de arena húmeda y grisácea, estaba desierta, y en la orilla no nos esperaban más que restos de algas, y maderas emblanquecidas por la sal que habían sido arrojadas por las olas. Estas, golpeaban furiosamente la costa, dejando una huella de espuma tras de sí.
Sobre la costa, nuestras sombras, aún pequeñas, se encontraron, espejando el cielo.
Nunca había visto un dragón como aquel, tan lleno de color. Tenía pocos cuernos, pocas púas y una apariencia más delicada que la mayoría de mis hermanos, pero aun así era imponente a su manera. Solté un gorgojeo a modo saludo, pero aun alerta.
Podía escucharlo cada vez más cerca, y estaba segura de haber distinguido unos brillantes y llamativos colores entre los nubarrones negros, y las motas de agua que difuminaban todo a mi alrededor.
Solté un rugido alegre, gratamente sorprendida de encontrar a otro de los míos en esas latitudes de una forma tan natural y propia, y no emulando a los sureños.
No me costó percibir que se acercaba, sonaba cerca, y deje de aletear para planear con el viento lentamente, atrapando aquellas corrientes que nos alejaban del océano.
De golpe me asaltó un pensamiento, tan repentino como la propia tormenta. Recordé Dundrak, y sus carteles. La certeza de que allí era en donde más se habían esparcido. Una punzada de duda y recelo me atravesó por dentro.
¿Y si no era un encuentro fortuito? Apreté las mandíbulas, y obligue a ese pensamiento a retroceder hasta un rincón de mi mente, pero por precaución, gire a contra viento, y comencé a apartarme de la silueta del torreón negro, que se alzaba en el horizonte, cada vez más lejos.
La playa, de arena húmeda y grisácea, estaba desierta, y en la orilla no nos esperaban más que restos de algas, y maderas emblanquecidas por la sal que habían sido arrojadas por las olas. Estas, golpeaban furiosamente la costa, dejando una huella de espuma tras de sí.
Sobre la costa, nuestras sombras, aún pequeñas, se encontraron, espejando el cielo.
Nunca había visto un dragón como aquel, tan lleno de color. Tenía pocos cuernos, pocas púas y una apariencia más delicada que la mayoría de mis hermanos, pero aun así era imponente a su manera. Solté un gorgojeo a modo saludo, pero aun alerta.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Aunque la tormenta arreciaba cada vez con más fuerza intentaba acelerar para acercarme a aquel dragón, más que el viento, me preocupaba el agua que poco a poco se acumularía en mis plumas; aun así, seguí acercándome y entonces lo vi, un movimiento extraño por parte de aquella criatura, a ojos de cualquiera parecería que perdió el equilibrio y cayó frente a una corriente, pero no, seguro se dio cuenta de mi presencia y ejecutó una maniobra evasiva tan inesperada que esquivaría cualquier ataque.
“si no es un maestro del aire, si lo será del vuelo”
No tenía dudas, que debía conocer a ese dragón, así que no dude en responder a su rugido con otro, aunque mi voz salió en el mismo instante en que cayó un rayo.
“y si me ve como un enemigo”
No podía olvidar que para muchos dragones mi familia era un enemigo subversivo y peligroso, si ese dragón era uno de esos descerebrados adoradores del consejo, puede que intente matarme. Por otra parte, si era listo y entendía lo importante que fue nuestro rey, bueno un dragón que se maneja tan bien en el aire sería un excelente añadido al linaje de los Nakai.
Intentaba deducir si me identificaría como un enemigo o si a cambio podríamos tener un intercambio mutuamente benéfico; no obstante, en cuanto le alcance me di cuenta que lo segundo no era una opción.
“es una dragona”
También podía descartar lo primero, me tranquilice tras escuchar su gorgojeo, y procedí a responderle con un estridente ruido similar a un cacareo amigable, me detuve delante de aquel ser albino, batiendo mis emplumadas alas para mantener mi posición, seguro si no fuera por las negras nube de tormenta no la hubiera notado en el firmamento. Y hablando de las mismas habían empeorado al punto que mis alas me comenzaban a pesar.
Empecé a ulular con un tono amable, pero con una pizca de presura, giré alrededor de la espinosa dragona para finalmente dirigirme a paso lento a una saliente castigada por las olas y el viento, un risco que en su base tenía una pequeña gruta, donde lamentablemente tras aterrizar en la playa delante de la misma, pude confirmar que era muy pequeña para que cupiéramos las dos.
“si no es un maestro del aire, si lo será del vuelo”
No tenía dudas, que debía conocer a ese dragón, así que no dude en responder a su rugido con otro, aunque mi voz salió en el mismo instante en que cayó un rayo.
“y si me ve como un enemigo”
No podía olvidar que para muchos dragones mi familia era un enemigo subversivo y peligroso, si ese dragón era uno de esos descerebrados adoradores del consejo, puede que intente matarme. Por otra parte, si era listo y entendía lo importante que fue nuestro rey, bueno un dragón que se maneja tan bien en el aire sería un excelente añadido al linaje de los Nakai.
Intentaba deducir si me identificaría como un enemigo o si a cambio podríamos tener un intercambio mutuamente benéfico; no obstante, en cuanto le alcance me di cuenta que lo segundo no era una opción.
“es una dragona”
También podía descartar lo primero, me tranquilice tras escuchar su gorgojeo, y procedí a responderle con un estridente ruido similar a un cacareo amigable, me detuve delante de aquel ser albino, batiendo mis emplumadas alas para mantener mi posición, seguro si no fuera por las negras nube de tormenta no la hubiera notado en el firmamento. Y hablando de las mismas habían empeorado al punto que mis alas me comenzaban a pesar.
Empecé a ulular con un tono amable, pero con una pizca de presura, giré alrededor de la espinosa dragona para finalmente dirigirme a paso lento a una saliente castigada por las olas y el viento, un risco que en su base tenía una pequeña gruta, donde lamentablemente tras aterrizar en la playa delante de la misma, pude confirmar que era muy pequeña para que cupiéramos las dos.
Akapalotl
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
El cacareo de mi congénere me tranquilizó, y me permitió también identificar que se trataba de otra hembra. La seguí lo mejor que pude entre las corrientes hasta el lugar en el que se posó. Mi mirada recorrió el escaso espacio que quedaba en la gruta, quizás unos pocos años atrás habría podido apretujarme contra ella sobre la rocosa saliente, pero ahora había alcanzado mi pleno esplendor, y era de las más grandes dentro de mi familia, aquel espacio no bastaba para ambas.
Me posé a su lado, sobre la arena, y me acomode contra la pared de piedra, cediéndole el interior de la gruta para su cobijo. Plegué mis alas, y con un movimiento ligero de hombros hice que se erizaran todas las púas y cuernos de mi cuerpo, de modo que la lluvia golpease sobre mi cuerpo de forma más errática y menos violenta. Rodee mi cuerpo con la cola, y me mantuve en una postura pasiva, para que no se sintiese amenazada, y con un gesto de mi hocico la invite a cubrirse de los elementos en aquel refugio que ella había encontrado.
Ahora que estábamos en tierra me permití examinarla mejor, sus plumas parecían suaves, y tuve el contenido impulso de hundir en ellas mi hocico. Sus alas membranosas eran de un amarillo tan brillante que de verlas al sol, estaba segura de que más de un sureño las codiciaría para sí. Mi alargado cuello se movió con cauta lentitud examinándola, mientras conteniendo el impulso de moverme del sitio y rodearla, no queriendo que sintiese que la estaba acechando.
Me posé a su lado, sobre la arena, y me acomode contra la pared de piedra, cediéndole el interior de la gruta para su cobijo. Plegué mis alas, y con un movimiento ligero de hombros hice que se erizaran todas las púas y cuernos de mi cuerpo, de modo que la lluvia golpease sobre mi cuerpo de forma más errática y menos violenta. Rodee mi cuerpo con la cola, y me mantuve en una postura pasiva, para que no se sintiese amenazada, y con un gesto de mi hocico la invite a cubrirse de los elementos en aquel refugio que ella había encontrado.
Ahora que estábamos en tierra me permití examinarla mejor, sus plumas parecían suaves, y tuve el contenido impulso de hundir en ellas mi hocico. Sus alas membranosas eran de un amarillo tan brillante que de verlas al sol, estaba segura de que más de un sureño las codiciaría para sí. Mi alargado cuello se movió con cauta lentitud examinándola, mientras conteniendo el impulso de moverme del sitio y rodearla, no queriendo que sintiese que la estaba acechando.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Mientras ella se acomodaba no podía evitar posar mi mirada en su estructura corporal, todas esas púas y cuernos, sumado a su manejo del vuelo, no tenía dudas que su linaje fuere cual fuere era experto en el uso de su forma dragón.
Y, aun así, con toda su evidente superioridad no exigió su derecho natural al cobijo, sino que decidió quedar fuera de la gruta, se acomodó de tal manera que su propio cuerpo menguaba la cada vez más iracunda tormenta; no podía creer lo que veían, ella era una con la tormenta.
No obstante, realice un ligero silbido mientras bajaba mi cuello, para luego negar con la cabeza, tras eso apunte al interior con mi mirada, acompañándolo con un ligero cacareo, luego posé mis ojos sobre ella, al mismo tiempo que con mi pata izquierda me daba pequeños toques en la gruesa placa pectoral, para luego moverla como indicando una estatura baja.
Acto seguido puse delante mío, mi capa, la cual estaba amarrada en sus puntas, formando una especie de bolsa, solté un leve siseo, para con la derecha golpear suavemente mi “equipaje”.
Tras acabar la sesión de mímica, sacudí todas las plumas de mi espalda, liberando de paso parte del agua que tenía acumulada. Estaba esperando su respuesta, no sabía si mi mensaje había sido claro, si ella fuera de mi clan hubiera sido más sencillo la comunicación, teníamos un sistema de señas y ruidos para compartir unas cuantas ideas complejas, pero en este caso tuve que improvisar.
Y, aun así, con toda su evidente superioridad no exigió su derecho natural al cobijo, sino que decidió quedar fuera de la gruta, se acomodó de tal manera que su propio cuerpo menguaba la cada vez más iracunda tormenta; no podía creer lo que veían, ella era una con la tormenta.
No obstante, realice un ligero silbido mientras bajaba mi cuello, para luego negar con la cabeza, tras eso apunte al interior con mi mirada, acompañándolo con un ligero cacareo, luego posé mis ojos sobre ella, al mismo tiempo que con mi pata izquierda me daba pequeños toques en la gruesa placa pectoral, para luego moverla como indicando una estatura baja.
Acto seguido puse delante mío, mi capa, la cual estaba amarrada en sus puntas, formando una especie de bolsa, solté un leve siseo, para con la derecha golpear suavemente mi “equipaje”.
Tras acabar la sesión de mímica, sacudí todas las plumas de mi espalda, liberando de paso parte del agua que tenía acumulada. Estaba esperando su respuesta, no sabía si mi mensaje había sido claro, si ella fuera de mi clan hubiera sido más sencillo la comunicación, teníamos un sistema de señas y ruidos para compartir unas cuantas ideas complejas, pero en este caso tuve que improvisar.
Akapalotl
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Cerré todos mis parpados y asentí un par de veces. No iba a refugiarse con esa forma.
Por alguna razón siempre se me olvidaba aquel detalle cuando tenía la ventura de cruzarme con otro de los míos de esa manera. Espere a que la dragona entrase y se pusiera sus ropas, pero me encontré manteniendo una especie de situación de tablas donde las dos nos mirábamos expectantes de que la otra hiciera algo.
¿Se sentiría vulnerable tomando una apariencia más blandita delante mío? No podía negar que resultaba algo imponente. Con un largo suspiro, entorne mi mirada y me concentre, tomando una forma hibrida, esperando que aquello la hiciera sentir más cómoda.
En apenas un parpadeo, mi estatura se redujo a apenas un metro y medio, y dejé de tener la silueta de un hermoso y grácil leviatán para convertirme en una jovencilla de cuerpo torneado, con un manto de escamas como piel, cubriendo aquellas partes que había entendido incomodaban a los que habían crecido en sociedades más “civilizadas”. Arrugué la nariz rechazando esa palabra que se había formado en mi mente.
Sobre mi cabeza mantuve una cornamenta, coronando mi alborotada melena blanca que en cuestión de instantes se hallaba totalmente empapada y pegada a mi espalda.
Entre en la cueva, que ahora lucia grande y espaciosa, y cuyo techo no hubiera podido alcanzar sin extender los brazos hacia arriba y saltar para asirme a sus rugosidades. Barriendo el suelo tras de mí con la cola, dejando pequeños surcos donde las espinas de la misma rompían su suavidad, me di la vuelta e invité con un ligero asentimiento a tomar refugio junto a mí.
Por alguna razón siempre se me olvidaba aquel detalle cuando tenía la ventura de cruzarme con otro de los míos de esa manera. Espere a que la dragona entrase y se pusiera sus ropas, pero me encontré manteniendo una especie de situación de tablas donde las dos nos mirábamos expectantes de que la otra hiciera algo.
¿Se sentiría vulnerable tomando una apariencia más blandita delante mío? No podía negar que resultaba algo imponente. Con un largo suspiro, entorne mi mirada y me concentre, tomando una forma hibrida, esperando que aquello la hiciera sentir más cómoda.
En apenas un parpadeo, mi estatura se redujo a apenas un metro y medio, y dejé de tener la silueta de un hermoso y grácil leviatán para convertirme en una jovencilla de cuerpo torneado, con un manto de escamas como piel, cubriendo aquellas partes que había entendido incomodaban a los que habían crecido en sociedades más “civilizadas”. Arrugué la nariz rechazando esa palabra que se había formado en mi mente.
Sobre mi cabeza mantuve una cornamenta, coronando mi alborotada melena blanca que en cuestión de instantes se hallaba totalmente empapada y pegada a mi espalda.
Entre en la cueva, que ahora lucia grande y espaciosa, y cuyo techo no hubiera podido alcanzar sin extender los brazos hacia arriba y saltar para asirme a sus rugosidades. Barriendo el suelo tras de mí con la cola, dejando pequeños surcos donde las espinas de la misma rompían su suavidad, me di la vuelta e invité con un ligero asentimiento a tomar refugio junto a mí.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
La cada vez más furiosa tormenta agitaba mi penacho de manera brusca, movimiento que contrastaba con mi estática mirada, solo interrumpida por los parpadeos ocasionales de mis firmes ojos.
Así duramos por un tiempo, y cuando me preparaba para indicarle de nuevo pude observar como tomaba una forma pequeña, no completamente humana, sino a medio camino, me aproximé ligeramente a la entrada y moví mi cuello para seguir sus pasos al interior.
Solté un ligero cacareo, algo desilusionado, se veía muy joven, incluso podría apostar que es menor que yo, y aun así el cómo volaba, el cómo era uno con el entorno, sería acaso que tiene un talento natural o será su linaje y si es lo segundo…
Corte mis pensamientos al percibir como el peso extra de mis plumas aumentaba, tome con mi garra mi “equipaje” y lo arroje al interior de tal manera que quedara a salvo de los elementos, luego procedí a ingresar parte de mi cuerpo a la cueva, retrayendo mi cuello, acomodándolo junto a mis hombros, para luego tomar una posición compacta, acto seguido mi plumaje comenzó a agitarse, moviendo el aire a mi alrededor mientras tenía un ligero sonido como el de un cascabel.
Mientras sonaban y mi tamaño se reducía y las fuentes de aquel ruido iba desapareciendo, finalmente en un instante fugaz me encontraba en forma humana, en una posición similar a la que había tomado cuando estaba en mi forma de dragón, solo que estaba en la zona interior de la cueva, completamente seca y desnuda. Me estiré sin demostrar ningún tipo de pudor delante de ella, tras unos pequeños y deliciosos “crack” le mire con una sonrisa.
— Mucho gusto extraña, soy Akapalotl – caminé hacia mi capa, la cual procedí a soltar, para acto seguido comenzar a vestirme – eres muy hábil en el cielo, dime es acaso en tu clan te entrenaron para tener tal dominio – me vestí rápidamente, ya que más que acomodarme bien la ropa tenía prisa por estar cubierta, pues la poderosa brisa parecía empezar a soplar hacia el interior de la caverna, la cual aunque no muy alta ni ancha, parecía tener un extraño pasaje en su interior.
Así duramos por un tiempo, y cuando me preparaba para indicarle de nuevo pude observar como tomaba una forma pequeña, no completamente humana, sino a medio camino, me aproximé ligeramente a la entrada y moví mi cuello para seguir sus pasos al interior.
Solté un ligero cacareo, algo desilusionado, se veía muy joven, incluso podría apostar que es menor que yo, y aun así el cómo volaba, el cómo era uno con el entorno, sería acaso que tiene un talento natural o será su linaje y si es lo segundo…
Corte mis pensamientos al percibir como el peso extra de mis plumas aumentaba, tome con mi garra mi “equipaje” y lo arroje al interior de tal manera que quedara a salvo de los elementos, luego procedí a ingresar parte de mi cuerpo a la cueva, retrayendo mi cuello, acomodándolo junto a mis hombros, para luego tomar una posición compacta, acto seguido mi plumaje comenzó a agitarse, moviendo el aire a mi alrededor mientras tenía un ligero sonido como el de un cascabel.
Mientras sonaban y mi tamaño se reducía y las fuentes de aquel ruido iba desapareciendo, finalmente en un instante fugaz me encontraba en forma humana, en una posición similar a la que había tomado cuando estaba en mi forma de dragón, solo que estaba en la zona interior de la cueva, completamente seca y desnuda. Me estiré sin demostrar ningún tipo de pudor delante de ella, tras unos pequeños y deliciosos “crack” le mire con una sonrisa.
— Mucho gusto extraña, soy Akapalotl – caminé hacia mi capa, la cual procedí a soltar, para acto seguido comenzar a vestirme – eres muy hábil en el cielo, dime es acaso en tu clan te entrenaron para tener tal dominio – me vestí rápidamente, ya que más que acomodarme bien la ropa tenía prisa por estar cubierta, pues la poderosa brisa parecía empezar a soplar hacia el interior de la caverna, la cual aunque no muy alta ni ancha, parecía tener un extraño pasaje en su interior.
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Observé con curiosidad a la menuda mujer que se personó ante mí. El brillante color de sus plumas ahora era una melena larga y sedosa, el rojo intenso de sus plumas y su mirada se reflejaba solo en sus ojos, y el vibrante color del sol solo besaba tímidamente su piel, casi tan pálida como la mía.
Ladeé la cabeza, en un gesto más propio de mi forma reptiliana que otra cosa, contemplándola casi sin parpadear con una curiosidad difusa, permitiéndome el atrevimiento ante su palpable falta de pudor. De alguna manera eso me hacía sentir cómoda. — Arygos Valnor.— Me presenté sin expectativa alguna que mi linaje le fuera conocido.
—¿Entrenar?.— Fruncí los labios, midiendo la mejor forma de explicar mi particular situación. Mi familia no nos entrenaba, solo aprendíamos como aprende el cachorro de lobo a aullar a la luna, o el polluelo a batir las alas cuando es hora de abandonar el nido.— No…— Conteste con duda, aun sin terminar de decidir como expresar aquello, buscando las palabras. Hablando con lentitud, sin obligarme a apurarme en encontrar el término correcto.— Nosotros no entrenamos, nosotros somos.— Respondí, finalmente, satisfecha con mi explicación.
—A ti te entrenaron.— No era una pregunta, sino un pensamiento en voz alta, que murmure meditando sobre la persona que tenía en frente. Vivir en equilibrio con la naturaleza parecía una hazaña mucho más complicada para alguien cuya morfología le complicaba, sin dudas, el cazar.
Los que vivían en ciudades no necesitaban de eso, tenían mercados, y tabernas… y… . —Oh.— Parpadee viendo como la muchacha terminaba de vestirse.— Hay encantamientos para eso.— Para mi había sido una sorpresa, quizás ella tampoco estaba informada.— Para la ropa.— Aunque yo misma no siempre hacía uso de ello.
Cuando el frío de la caverna empezó a morder con más ahinco, mi piel me limite en extender la capa de escamas por el resto de mi cuerpo, de modo que, como más bajaba la temperatura, más escamas aparecían sobre mi silueta para protegerme de ella.
Ladeé la cabeza, en un gesto más propio de mi forma reptiliana que otra cosa, contemplándola casi sin parpadear con una curiosidad difusa, permitiéndome el atrevimiento ante su palpable falta de pudor. De alguna manera eso me hacía sentir cómoda. — Arygos Valnor.— Me presenté sin expectativa alguna que mi linaje le fuera conocido.
—¿Entrenar?.— Fruncí los labios, midiendo la mejor forma de explicar mi particular situación. Mi familia no nos entrenaba, solo aprendíamos como aprende el cachorro de lobo a aullar a la luna, o el polluelo a batir las alas cuando es hora de abandonar el nido.— No…— Conteste con duda, aun sin terminar de decidir como expresar aquello, buscando las palabras. Hablando con lentitud, sin obligarme a apurarme en encontrar el término correcto.— Nosotros no entrenamos, nosotros somos.— Respondí, finalmente, satisfecha con mi explicación.
—A ti te entrenaron.— No era una pregunta, sino un pensamiento en voz alta, que murmure meditando sobre la persona que tenía en frente. Vivir en equilibrio con la naturaleza parecía una hazaña mucho más complicada para alguien cuya morfología le complicaba, sin dudas, el cazar.
Los que vivían en ciudades no necesitaban de eso, tenían mercados, y tabernas… y… . —Oh.— Parpadee viendo como la muchacha terminaba de vestirse.— Hay encantamientos para eso.— Para mi había sido una sorpresa, quizás ella tampoco estaba informada.— Para la ropa.— Aunque yo misma no siempre hacía uso de ello.
Cuando el frío de la caverna empezó a morder con más ahinco, mi piel me limite en extender la capa de escamas por el resto de mi cuerpo, de modo que, como más bajaba la temperatura, más escamas aparecían sobre mi silueta para protegerme de ella.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
-Valnor…. — repetí casi como un susurro mientras intentaba sin éxito recordar sobre aquel linaje, pero simplemente no les conocía, posiblemente fuera de más allá de la región donde mi familia había vivido, por lo tanto, no debería saber de los Nakai.
Mientras ella me respondía, terminaba por sacudir mi capa, me encantaría usarla, pero la lluvia no había tenido piedad con la misma, termine por extenderla para luego abrir mis ojos como platos al escuchar unas palabras con una sabiduría abismal.
“Nosotros no entrenamos, nosotros somos.”
Allí comprendí, puede que el siguiente paso para mi desarrollo es dejar de entrenar como lo había hecho desde que tengo conciencia, debería dejar de ver el arte elemental como una técnica más, no, yo debía ser mi elemento. Los grandes maestros repetían que había que fortalecer el vínculo con el ser para alcanzar el dominio de los vientos.
“Así que a eso se referían”
Cuanta sabiduría tenía en tan corta edad, como serán los mayores de su linaje, su familia debe ser admirable.
- ¿para qué? – Salí de mi admiración al escuchar su observación, para luego tras recibir más detalles continuar – oh si, lo sé, mi propio padre usaba una armadura muy resistente y encantada, podía caer en picada en un castillo y cambiar de forma para continuar el asedio sin perder tiempo en preparar su ropa- en mi voz había un claro tono de melancolía y orgullo – lamentablemente son muy costosas, por eso en mi familia solo se reservaban para los miembros más valiosos, los maestros marciales.
Tras estar completamente vestida procedí a organizarme mejor la ropa, además de colgarme la piel de Asski en una búsqueda de un calor cada vez más escaso, la poderosa tormenta parecía haber consumido los últimos rayos de luz y una oscuridad perpetua parecía consumir la cueva, al punto que en fondo de la misma una luz anaranjada y cálida se colaba por debajo del muro.
- yo no estaba ni cerca de su nivel, así que uso ropas fáciles de quitar y poner, no puedo hacer las hazañas de mi padre, pero puedo desnudarme en menos de un minuto – aunque comencé mi frase con un tono humilde, la termine claramente con voz orgullosa – pero… ¿qué crees que sea eso?
Finalmente, y gracias oscuridad creciente, me fijé en el extraño haz de luz del fondo de la caverna, me aproxime con cuidado y di dos golpes suaves al muro por el cual se colaba la luz, su textura parecía a la de la caverna, pero no su solides, se sentía hueca, gire mi vista buscando más detalles.
No había marcas, pero si tres viejas palancas de hierro ocultas en la oscuridad:
La primera palanca estaba un poco más oxidada que las demás, incluso parecía que intentaron crecer en su superficie algún tipo de alga, pero esta nunca prospero.
La segunda tenía marcas de sangre añeja, tanto que se podría confundir con una mancha cualquiera.
Por último, la tercera palanca tenía disparidad en la cantidad de suciedad que acumulaba, siendo la mitad inferior y la punta las partes con más tierra, en contraste con la parte más central.
Mientras ella me respondía, terminaba por sacudir mi capa, me encantaría usarla, pero la lluvia no había tenido piedad con la misma, termine por extenderla para luego abrir mis ojos como platos al escuchar unas palabras con una sabiduría abismal.
“Nosotros no entrenamos, nosotros somos.”
Allí comprendí, puede que el siguiente paso para mi desarrollo es dejar de entrenar como lo había hecho desde que tengo conciencia, debería dejar de ver el arte elemental como una técnica más, no, yo debía ser mi elemento. Los grandes maestros repetían que había que fortalecer el vínculo con el ser para alcanzar el dominio de los vientos.
“Así que a eso se referían”
Cuanta sabiduría tenía en tan corta edad, como serán los mayores de su linaje, su familia debe ser admirable.
- ¿para qué? – Salí de mi admiración al escuchar su observación, para luego tras recibir más detalles continuar – oh si, lo sé, mi propio padre usaba una armadura muy resistente y encantada, podía caer en picada en un castillo y cambiar de forma para continuar el asedio sin perder tiempo en preparar su ropa- en mi voz había un claro tono de melancolía y orgullo – lamentablemente son muy costosas, por eso en mi familia solo se reservaban para los miembros más valiosos, los maestros marciales.
Tras estar completamente vestida procedí a organizarme mejor la ropa, además de colgarme la piel de Asski en una búsqueda de un calor cada vez más escaso, la poderosa tormenta parecía haber consumido los últimos rayos de luz y una oscuridad perpetua parecía consumir la cueva, al punto que en fondo de la misma una luz anaranjada y cálida se colaba por debajo del muro.
- yo no estaba ni cerca de su nivel, así que uso ropas fáciles de quitar y poner, no puedo hacer las hazañas de mi padre, pero puedo desnudarme en menos de un minuto – aunque comencé mi frase con un tono humilde, la termine claramente con voz orgullosa – pero… ¿qué crees que sea eso?
Finalmente, y gracias oscuridad creciente, me fijé en el extraño haz de luz del fondo de la caverna, me aproxime con cuidado y di dos golpes suaves al muro por el cual se colaba la luz, su textura parecía a la de la caverna, pero no su solides, se sentía hueca, gire mi vista buscando más detalles.
No había marcas, pero si tres viejas palancas de hierro ocultas en la oscuridad:
La primera palanca estaba un poco más oxidada que las demás, incluso parecía que intentaron crecer en su superficie algún tipo de alga, pero esta nunca prospero.
La segunda tenía marcas de sangre añeja, tanto que se podría confundir con una mancha cualquiera.
Por último, la tercera palanca tenía disparidad en la cantidad de suciedad que acumulaba, siendo la mitad inferior y la punta las partes con más tierra, en contraste con la parte más central.
Akapalotl
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Su alarde me hizo acordar a mis primeros meses de viaje por el continente, peleándome con mis sencillas vestiduras a las afueras de las aldeas, improvisando escondites en arbustos y recovecos, e incluso las veces que, fruto de mis repentinas transformaciones, me había quedado solo con mi capa como todo abrigo.
—Conozco a alguien que sabe usar arcanos, él me encanta la ropa, quizás pueda hacerlo por ti.— Seguro que a Bio no le importaría, sobre todo si yo me hacía cargo de los materiales, aunque nunca me había pedido aeros para nada.
—Estas de paso, o vas a quedarte por la zona.— Ladee el rostro hacia el lado opuesto, y me aparte el pelo, húmedo, de la cara y los hombros, que se pegaba incómodamente a mi piel, y se enredaba en las escamas, sobre todo en el hombro izquierdo, donde la piel humanoide mostraba restos de una fea quemadura, ya vieja, y las escamas que crecían medio por encima, más blandas y algo deformadas, parecían agarrar con su rugosidad los bucles húmedos con ahínco.
Me di la vuelta cuando llamó la atención hacia el final de la caverna. ¿Qué era ese haz de luz? Desde a fuera no había dado la sensación de que hubiera otras entradas.
Mis manos se pasearon por la superficie de la pared, buscando a tientas algo fuera de lugar, mientras olfateaba en busca de alguna pista. El olor metálico de la sangre vieja y él herrumbre, tenues, pero acentuados por la humedad creciente, guiaron mi mirada hacia las palancas.
La primera palanca había sido olvidada por el tiempo y cualquiera que fuera el usuario de esos mecanismos, los moluscos habían anidado en su base, seguramente cuando la marea subía, y dudaba mucho que de intentarlo pudiera moverla.
La segunda parecía oxidada a primera vista. Me puse en cuclillas y enseguida la reconocí como el origen del olor a sangre. Tocar cosas sanguinolentas, viejas o no, había demostrado ser una pobre elección en el pasado.
La tercera tenía la clara huella del uso, solo limpia allá donde uno la jalaría para usarla. Por inercia, mi mano se extendió hacia la misma. Me percaté de mi gesto cuando el crujir de unos engranajes lleno con un breve eco la cueva.
Una fracción de la pared de roca reculó, como una puerta que se abría, para mostrar una estancia bañada con la tenue luz de un farol de aceite que colgaba de una pared, aparentemente olvidado.
La estancia no era mucho más grande que el resto de la cueva, y lucia como si originalmente hubiera sido parte de la misma. Habían alisado un poco las paredes, de las que colgaban gruesas arandelas de metal de las que se utilizaban para colgar faroles o antorchas, pero solo una de ellas se hallaba ocupada. El suelo había sido cubierto con unos tablones de forma irregular, de modo que podía verse la piedra entre los mismos, pero no llegaba uno a pisarla.
Semi escondida bajo la única alfombra del saloncito, una tela de arpillera gruesa, se asomaban los márgenes de una trampilla.
Por todos lados, parecían haber cajas cubiertas de lona, barriles y barriletes, bien agarrados a unos rústicos estantes con la ayuda de gruesas redes de cuerda.
Presa de la misma curiosidad que me había llevado a tirar de la palanca, me adentre en la extraña habitación para investigar la naturaleza del tesoro que habíamos descubierto.
—Conozco a alguien que sabe usar arcanos, él me encanta la ropa, quizás pueda hacerlo por ti.— Seguro que a Bio no le importaría, sobre todo si yo me hacía cargo de los materiales, aunque nunca me había pedido aeros para nada.
—Estas de paso, o vas a quedarte por la zona.— Ladee el rostro hacia el lado opuesto, y me aparte el pelo, húmedo, de la cara y los hombros, que se pegaba incómodamente a mi piel, y se enredaba en las escamas, sobre todo en el hombro izquierdo, donde la piel humanoide mostraba restos de una fea quemadura, ya vieja, y las escamas que crecían medio por encima, más blandas y algo deformadas, parecían agarrar con su rugosidad los bucles húmedos con ahínco.
Me di la vuelta cuando llamó la atención hacia el final de la caverna. ¿Qué era ese haz de luz? Desde a fuera no había dado la sensación de que hubiera otras entradas.
Mis manos se pasearon por la superficie de la pared, buscando a tientas algo fuera de lugar, mientras olfateaba en busca de alguna pista. El olor metálico de la sangre vieja y él herrumbre, tenues, pero acentuados por la humedad creciente, guiaron mi mirada hacia las palancas.
La primera palanca había sido olvidada por el tiempo y cualquiera que fuera el usuario de esos mecanismos, los moluscos habían anidado en su base, seguramente cuando la marea subía, y dudaba mucho que de intentarlo pudiera moverla.
La segunda parecía oxidada a primera vista. Me puse en cuclillas y enseguida la reconocí como el origen del olor a sangre. Tocar cosas sanguinolentas, viejas o no, había demostrado ser una pobre elección en el pasado.
La tercera tenía la clara huella del uso, solo limpia allá donde uno la jalaría para usarla. Por inercia, mi mano se extendió hacia la misma. Me percaté de mi gesto cuando el crujir de unos engranajes lleno con un breve eco la cueva.
Una fracción de la pared de roca reculó, como una puerta que se abría, para mostrar una estancia bañada con la tenue luz de un farol de aceite que colgaba de una pared, aparentemente olvidado.
La estancia no era mucho más grande que el resto de la cueva, y lucia como si originalmente hubiera sido parte de la misma. Habían alisado un poco las paredes, de las que colgaban gruesas arandelas de metal de las que se utilizaban para colgar faroles o antorchas, pero solo una de ellas se hallaba ocupada. El suelo había sido cubierto con unos tablones de forma irregular, de modo que podía verse la piedra entre los mismos, pero no llegaba uno a pisarla.
Semi escondida bajo la única alfombra del saloncito, una tela de arpillera gruesa, se asomaban los márgenes de una trampilla.
Por todos lados, parecían haber cajas cubiertas de lona, barriles y barriletes, bien agarrados a unos rústicos estantes con la ayuda de gruesas redes de cuerda.
Presa de la misma curiosidad que me había llevado a tirar de la palanca, me adentre en la extraña habitación para investigar la naturaleza del tesoro que habíamos descubierto.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
- En ese caso me gustaría conocer a ese artesano, sobre…. – no dije nada más.
Mis botas de cuero dejaron su marca en el suelo, cuando con brusquedad di un paso atrás, la roca se deslizaba, y mis instintos se habían activado, retrocedí rápidamente y tomé la empuñadura de mi espada.
Mientras me preparaba para enfrentar el peligro que se encontraba al otro lado, no pude evitar detallar en que la otra dragona no había retrocedido, ni tomado una actitud defensiva, es más activo la palanca sin dudarlo.
“La imprudencia es un privilegio que solo pueden tener los poderosos”
Recordaba una de las tantas frases que soltaba mi hermano cuando me enseñaba sobre ser cauta en mis acciones, creía que lo decía solo para inspirarme a ser más fuerte, pero no, tenía ante mis ojos un claro ejemplo de su verdadero significado.
Ella no tomo ninguna actitud defensiva, porque confía que podrá contrarrestar cualquier peligro que pueda surgir en esta caverna.
Lamentablemente, no pude ver como ella, seguramente con facilidad, acababa con algún peligro escondido; en lugar de eso teníamos una habitación o más bien un tipo de almacén por lo que alcanzaba a ver.
Relaje mi postura y con paso tranquilo puse una a una mis botas sobre los tablones, me acerque un poco al fuego para tomar un poco de su minúsculo calor, mientras miraba de reojo a esa prodigia albina.
-yo deambulo por el mundo, no tengo a donde ir y realmente no tengo decidido si quedarme o irme – retome la conversación que habíamos dejado unos instantes atrás, mis ojos la seguían, mientras mis desnudas manos se acercaban a la llama – ¿preguntas por alguna razón en especial? – arquee ligeramente mis cejas, mientras alejaba mis manos del fuego para pasar a revisar el contenido de los toneles.
Mis botas de cuero dejaron su marca en el suelo, cuando con brusquedad di un paso atrás, la roca se deslizaba, y mis instintos se habían activado, retrocedí rápidamente y tomé la empuñadura de mi espada.
Mientras me preparaba para enfrentar el peligro que se encontraba al otro lado, no pude evitar detallar en que la otra dragona no había retrocedido, ni tomado una actitud defensiva, es más activo la palanca sin dudarlo.
“La imprudencia es un privilegio que solo pueden tener los poderosos”
Recordaba una de las tantas frases que soltaba mi hermano cuando me enseñaba sobre ser cauta en mis acciones, creía que lo decía solo para inspirarme a ser más fuerte, pero no, tenía ante mis ojos un claro ejemplo de su verdadero significado.
Ella no tomo ninguna actitud defensiva, porque confía que podrá contrarrestar cualquier peligro que pueda surgir en esta caverna.
Lamentablemente, no pude ver como ella, seguramente con facilidad, acababa con algún peligro escondido; en lugar de eso teníamos una habitación o más bien un tipo de almacén por lo que alcanzaba a ver.
Relaje mi postura y con paso tranquilo puse una a una mis botas sobre los tablones, me acerque un poco al fuego para tomar un poco de su minúsculo calor, mientras miraba de reojo a esa prodigia albina.
-yo deambulo por el mundo, no tengo a donde ir y realmente no tengo decidido si quedarme o irme – retome la conversación que habíamos dejado unos instantes atrás, mis ojos la seguían, mientras mis desnudas manos se acercaban a la llama – ¿preguntas por alguna razón en especial? – arquee ligeramente mis cejas, mientras alejaba mis manos del fuego para pasar a revisar el contenido de los toneles.
Akapalotl
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
La lumbre de aceite estaba casi vacía, duraría un rato más, pero no sería suficiente para toda la noche. En cualquier caso, no tenía planeado quedarme allí tanto tiempo, solo el suficiente como para desvelar los misterios alrededor de nuestro hallazgo.
—Lo lamento.— Deambular era maravilloso cuando se tenía un hogar al cual volver, y gentes con quienes compartir. No podía ni imaginarme lo triste que debía de ser la conciencia de la temporalidad sobre todos los lugares en donde uno pasaba. Deje de husmear durante un instante para observarla con compasión.— El mundo está lleno de sitios fascinantes, encontrarás a donde ir cuando llegue tu momento.— Intente consolarla.
Yo había conseguido un segundo hogar en el sur. Si había logrando encontrar quien me comprendiese, y donde no sentirme foránea, ella también podría.
—Por saber a donde llevarte las ropas. Aquel a quien conozco, y que puede encargarse de los encantamientos es... .— Me sonreí al usar uno de esos dichos tan estrafalarios que había aprendido.— Como dicen los sureños "Un culo inquieto".— No es que yo fuera mucho mejor... —Pero nosotras podemos volar, así que seguro que puedo hacerte llegar lo que necesites si sé a donde debo ir.— Por ahora, la idea de presentársela a Bio seguía sin hacerme gracia.
Lo mejor sería saciar mi curiosidad, y podía hacerlo por partida doble. Empece a levantar las lonas de las cajas para ver su contenido. El lugar parecía lleno de botellas de vidrios oscuros que dificultaba adivinar que contenían. Muchas de ellas se parecían a las que adornaban las paredes de las pocas tabernas que había llegado a frecuentar.— ¿Por qué deambulas por el mundo? ¿Qué te trae tan al sur? ¿Qué estás buscando para saber donde te quedas? ¿Por qué estabas sobrevolando la playa de los ancestros? ¿Vienes o vas de las tierras de los elfos?.— Mientras iba soltando una pregunta tras otra, sin dejarle realmente mucho tiempo para responder, aproveche para levantar algunas de las botellas y mirarlas a contraluz. Ninguna llamó especialmente mi atención.
Desanimada con mis primeras pesquisas, me dispuse a abrir otros recipientes. Los dos primeros sacos que abrí tenían hierbas secas de olor curioso que no supe reconocer, pero que no parecían comestibles. Los barriles olían a alcohol incluso sin la necesidad de destaparlos, finalmente mis manos se agenciaron una caja pequeña llena de frasquitos de cristal con una sustancia lechosa, la etiqueta no tenía nombré, solo una ilustración simplista de una amapola enrollada alrededor de una flor de Nirana.
Me giré, dispuesta a enseñarle mi interesante hallazgo a la muchacha, cuando pude captar el sonido amortiguado de unas voces masculinas, distorsionadas por la distancia, no lograba entender que decían, pero si había dos cosas de las que estaba segura era de que se acercaban, y que venían de la mal escondida trampilla que se asomaba por debajo de la manta de arpillera.
—Lo lamento.— Deambular era maravilloso cuando se tenía un hogar al cual volver, y gentes con quienes compartir. No podía ni imaginarme lo triste que debía de ser la conciencia de la temporalidad sobre todos los lugares en donde uno pasaba. Deje de husmear durante un instante para observarla con compasión.— El mundo está lleno de sitios fascinantes, encontrarás a donde ir cuando llegue tu momento.— Intente consolarla.
Yo había conseguido un segundo hogar en el sur. Si había logrando encontrar quien me comprendiese, y donde no sentirme foránea, ella también podría.
—Por saber a donde llevarte las ropas. Aquel a quien conozco, y que puede encargarse de los encantamientos es... .— Me sonreí al usar uno de esos dichos tan estrafalarios que había aprendido.— Como dicen los sureños "Un culo inquieto".— No es que yo fuera mucho mejor... —Pero nosotras podemos volar, así que seguro que puedo hacerte llegar lo que necesites si sé a donde debo ir.— Por ahora, la idea de presentársela a Bio seguía sin hacerme gracia.
Lo mejor sería saciar mi curiosidad, y podía hacerlo por partida doble. Empece a levantar las lonas de las cajas para ver su contenido. El lugar parecía lleno de botellas de vidrios oscuros que dificultaba adivinar que contenían. Muchas de ellas se parecían a las que adornaban las paredes de las pocas tabernas que había llegado a frecuentar.— ¿Por qué deambulas por el mundo? ¿Qué te trae tan al sur? ¿Qué estás buscando para saber donde te quedas? ¿Por qué estabas sobrevolando la playa de los ancestros? ¿Vienes o vas de las tierras de los elfos?.— Mientras iba soltando una pregunta tras otra, sin dejarle realmente mucho tiempo para responder, aproveche para levantar algunas de las botellas y mirarlas a contraluz. Ninguna llamó especialmente mi atención.
Desanimada con mis primeras pesquisas, me dispuse a abrir otros recipientes. Los dos primeros sacos que abrí tenían hierbas secas de olor curioso que no supe reconocer, pero que no parecían comestibles. Los barriles olían a alcohol incluso sin la necesidad de destaparlos, finalmente mis manos se agenciaron una caja pequeña llena de frasquitos de cristal con una sustancia lechosa, la etiqueta no tenía nombré, solo una ilustración simplista de una amapola enrollada alrededor de una flor de Nirana.
Me giré, dispuesta a enseñarle mi interesante hallazgo a la muchacha, cuando pude captar el sonido amortiguado de unas voces masculinas, distorsionadas por la distancia, no lograba entender que decían, pero si había dos cosas de las que estaba segura era de que se acercaban, y que venían de la mal escondida trampilla que se asomaba por debajo de la manta de arpillera.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
-Me resultaría difícil decirte donde estaré – agregué a su comentario mientras daba suaves golpes a los toneles, no obstante, cuanto sentí el aroma a alcohol mis ilusiones de encontrar algo apetitoso se deshicieron, suspire con resignación al mismo instante que recibí una oleada de preguntas.
Mientras ella realizaba las preguntas arquee ligeramente mis cejas, estaba claro que le había llamado la atención, seguro quería conocerme mejor para verificar si seré o no una buena aprendiz, por lo tanto, ha ido directamente al grano, sin tabúes ni viéndose obstruida por protocoles sociales ha lanzado una tanda de dudas, directas, en su sabiduría sabe que no se debe perder el tiempo.
- Después de que mi clan fuera exterminado no me quedo otra que deambular por el mundo – comencé a responder, mientras me recostaba contra uno de los muros, posición desde la cual podía seguir con mi mirada como ella iba descubriendo los distintos objetos del almacén – llegue la sur mientras deambulaba, como te había dicho no tengo un destino, tampoco estoy buscando donde quedarme, simplemente me muevo por el mundo, buscando sobrevivir – abandone mi estática posición para poder ver bien el contenido de los sacos que ella había abierto.
Mi mirada carmesí se posó en las hierbas y su extraño aroma.
-apuesto que esto es algún tipo de especia – con mis manos comencé a señalar los distintos elementos que cubrían aquel recoveco – hay licor y más especias, esto debe ser sin lugar a dudas el almacén de algún comerciante – miré la mal escondida trampilla – o en su defecto de traficantes.
Con mirada dudosa observe el ultimo objeto descubierto por la dragona – será un tipo de esencia, a decir verdad, en mi familia no acostumbrábamos a comer con este tipo de cosas, pero sí sé que los seres inferiores se matan por esto y gastan fortunas en placeres temporales para su paladar.
Mi mano se dirigió rápidamente a mi arma, cuando en un tono muy bajo empezaron a escucharse voces ajenas, con mi otra mano le hice una seña a mi acompañante, apuntando constantemente a la trampilla; luego me acerqué con suavidad hacia la misma, intenté predecir la orientación en la que se abriría y con mi espada ya desenfundada, me preparaba para inmovilizar, o en caso de amenaza, eliminar a lo que fuera que saliera por allí.
Mientras ella realizaba las preguntas arquee ligeramente mis cejas, estaba claro que le había llamado la atención, seguro quería conocerme mejor para verificar si seré o no una buena aprendiz, por lo tanto, ha ido directamente al grano, sin tabúes ni viéndose obstruida por protocoles sociales ha lanzado una tanda de dudas, directas, en su sabiduría sabe que no se debe perder el tiempo.
- Después de que mi clan fuera exterminado no me quedo otra que deambular por el mundo – comencé a responder, mientras me recostaba contra uno de los muros, posición desde la cual podía seguir con mi mirada como ella iba descubriendo los distintos objetos del almacén – llegue la sur mientras deambulaba, como te había dicho no tengo un destino, tampoco estoy buscando donde quedarme, simplemente me muevo por el mundo, buscando sobrevivir – abandone mi estática posición para poder ver bien el contenido de los sacos que ella había abierto.
Mi mirada carmesí se posó en las hierbas y su extraño aroma.
-apuesto que esto es algún tipo de especia – con mis manos comencé a señalar los distintos elementos que cubrían aquel recoveco – hay licor y más especias, esto debe ser sin lugar a dudas el almacén de algún comerciante – miré la mal escondida trampilla – o en su defecto de traficantes.
Con mirada dudosa observe el ultimo objeto descubierto por la dragona – será un tipo de esencia, a decir verdad, en mi familia no acostumbrábamos a comer con este tipo de cosas, pero sí sé que los seres inferiores se matan por esto y gastan fortunas en placeres temporales para su paladar.
Mi mano se dirigió rápidamente a mi arma, cuando en un tono muy bajo empezaron a escucharse voces ajenas, con mi otra mano le hice una seña a mi acompañante, apuntando constantemente a la trampilla; luego me acerqué con suavidad hacia la misma, intenté predecir la orientación en la que se abriría y con mi espada ya desenfundada, me preparaba para inmovilizar, o en caso de amenaza, eliminar a lo que fuera que saliera por allí.
Akapalotl
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Note como se me encogía el corazón ante aquella información, y observe a la joven llena de congoja y compasión. No podía imaginarme el desgarrador dolor de perder a toda mi familia. Resultaba sumamente duro cada vez que algún miembro nos abandonaba… multiplicar eso tantas veces… Se me hizo un nudo en la garganta.
Quise acercarme y chocar mi frente con la suya, hacerle entender que comprendía su dolor, pero no éramos tan cercanas como para tomarme esas confianzas, y no quería ofenderla.
—Hay más que sobrevivir.— Quizás le costara verlo ahora, en su soledad, pero vivir solo por vivir no sonaba a una existencia digna. — El mundo está lleno de cosas fascinantes que pueden darte un destino.— Dejarse, llevar a la deriva podía ayudarla a descansar un tiempo, pero a la larga, si no cambiaba de actitud, se ahogaría como un náufrago.
—Mi familia tampoco come estas cosas— Asentí, no me resultaba nada apetitoso, pero el embalaje de los botellines era hermoso, y las etiquetas habían traído a mi mente recuerdos de las leyendas de los elfos.
Me giré hacia la trampilla con curiosidad, dejando la caja con los botellines, abierta, sobre la caja más cercana, si se acercaban los dueños de esas cosas no quería ofenderlos.
Las voces fueron tomando nitidez, hasta que los pasos de dos sujetos fueron claramente distinguibles en el silencio en el que habíamos caído ambas, expectantes de su llegada.
— Ha costado mucho encontrar los suministros... esta vez, .... pero té ....... el extracto es tan puro como siempre.— La primera voz que pude distinguir sonaba castigada, como la de los borrachos que descansaban a los costados de la vereda en las grandes ciudades, pero sin su embotamiento.
-... vale… dineral. — Le contesto la segunda voz, más aguda y con un deje chirriante que me resulto repelente al instante.
La trampilla se abrió sin ceremonias, pero sin prisas, y asomó de ella una cabeza pelada, con la piel llena de manchas de sol, coronada por un par de mechones de un rubio sucio, mal peinados. La faz de aquel hombre era casi humana por completo, tenía una nariz ganchuda que recordaba a un pico, y sendas ojeras bajo los ojos. En su mentón, una especie de pelusa que recordaba a plumas de un polluelo recién nacido ocupaba el espacio reservado para la sombra de la barba, y justo debajo de la mandíbula, colgaba un zarzo rojizo y arrugado como el de un pavo. "Qué hombre feo" pensé de inmediato.
Quise acercarme y chocar mi frente con la suya, hacerle entender que comprendía su dolor, pero no éramos tan cercanas como para tomarme esas confianzas, y no quería ofenderla.
—Hay más que sobrevivir.— Quizás le costara verlo ahora, en su soledad, pero vivir solo por vivir no sonaba a una existencia digna. — El mundo está lleno de cosas fascinantes que pueden darte un destino.— Dejarse, llevar a la deriva podía ayudarla a descansar un tiempo, pero a la larga, si no cambiaba de actitud, se ahogaría como un náufrago.
—Mi familia tampoco come estas cosas— Asentí, no me resultaba nada apetitoso, pero el embalaje de los botellines era hermoso, y las etiquetas habían traído a mi mente recuerdos de las leyendas de los elfos.
Me giré hacia la trampilla con curiosidad, dejando la caja con los botellines, abierta, sobre la caja más cercana, si se acercaban los dueños de esas cosas no quería ofenderlos.
Las voces fueron tomando nitidez, hasta que los pasos de dos sujetos fueron claramente distinguibles en el silencio en el que habíamos caído ambas, expectantes de su llegada.
— Ha costado mucho encontrar los suministros... esta vez, .... pero té ....... el extracto es tan puro como siempre.— La primera voz que pude distinguir sonaba castigada, como la de los borrachos que descansaban a los costados de la vereda en las grandes ciudades, pero sin su embotamiento.
-... vale… dineral. — Le contesto la segunda voz, más aguda y con un deje chirriante que me resulto repelente al instante.
La trampilla se abrió sin ceremonias, pero sin prisas, y asomó de ella una cabeza pelada, con la piel llena de manchas de sol, coronada por un par de mechones de un rubio sucio, mal peinados. La faz de aquel hombre era casi humana por completo, tenía una nariz ganchuda que recordaba a un pico, y sendas ojeras bajo los ojos. En su mentón, una especie de pelusa que recordaba a plumas de un polluelo recién nacido ocupaba el espacio reservado para la sombra de la barba, y justo debajo de la mandíbula, colgaba un zarzo rojizo y arrugado como el de un pavo. "Qué hombre feo" pensé de inmediato.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
En cuanto la trampilla comenzó a abrirse, tome posición de combate, no obstante, la brillante calva del fulano que subía, junto al resto de su ridículo rostro, me hizo perder la sensación de peligro que llevaba instantes atrás.
- ¿Ey tú quién eres linda? – el hombre habló directamente al ver a la chica albina y espinosa de la habitación, luego se giró y me vio, tras lo cual se dejó caer antes de que yo pudiera agarrarlo del cuello de su camisa.
- ¿Quiénes son ustedes? – sin agacharme me aproxime al agujero e intente observar en su interior, las dos personas habían retrocedido al punto que no se podían ver desde el ángulo en el que yo me encontraba.
- Eso pregunto yo - poco a poco se fue asomando aquel pelón, hasta el punto que pude detallarle mejor – ¡ese es mi almacén!
De cuerpo ligeramente delgado, lo suficiente para contrastar con su cabeza, llevaba ropajes opacos, de tonos grisáceos, al igual que unas botas de cuero maltratado y con marcas de haber pisado agua recientemente, sin embargo, mis ojos no se enfocaban en su aspecto, buscaba alguna arma, en su cinto o su espalda; pero no logre observar ningún elemento que fuera una amenaza.
- ¿Qué paso allí arriba? – la voz del acompañante se escucho tras los gritos
- Hay dos mujeres con cuernos – se lograba escuchar como el pelón intentaba sin éxito murmurar.
- ¿Y están buenas? – agregó con un tono igualmente bajo
- Una está semidesnuda- la voz del hombre tono asqueroso al decir eso- pero no importa, la otra creo es una ladrona.
Tras mi análisis, y en paralelo a la charla de ese par, dirigí una mirada de reojo a la otra dragona y le hice una seña con mi zurda, indicando con mis dedos que había dos personas allá abajo; le iba a preguntar que debíamos hacer, pero al escuchar el inicio de su último comentario no pude evitar cambiar mi gesto.
Un rostro de asco cambio rápidamente a uno iracundo al escuchar la palabra ladrona; mi sangre hirvió en un instante, mi dulce voz tomaba un tono iracundo, mientras mi parte racional evitaba que me lanzara a cortar a ese idiota.
- ¡A quien llamas rata maldito pelón, soy una dragona, dragona, no una rata! – di un poderoso pisotón que sacudió ligeramente los tablones del suelo provocando que le cayera polvo al otro par.
- ¿Ey tú quién eres linda? – el hombre habló directamente al ver a la chica albina y espinosa de la habitación, luego se giró y me vio, tras lo cual se dejó caer antes de que yo pudiera agarrarlo del cuello de su camisa.
- ¿Quiénes son ustedes? – sin agacharme me aproxime al agujero e intente observar en su interior, las dos personas habían retrocedido al punto que no se podían ver desde el ángulo en el que yo me encontraba.
- Eso pregunto yo - poco a poco se fue asomando aquel pelón, hasta el punto que pude detallarle mejor – ¡ese es mi almacén!
De cuerpo ligeramente delgado, lo suficiente para contrastar con su cabeza, llevaba ropajes opacos, de tonos grisáceos, al igual que unas botas de cuero maltratado y con marcas de haber pisado agua recientemente, sin embargo, mis ojos no se enfocaban en su aspecto, buscaba alguna arma, en su cinto o su espalda; pero no logre observar ningún elemento que fuera una amenaza.
- ¿Qué paso allí arriba? – la voz del acompañante se escucho tras los gritos
- Hay dos mujeres con cuernos – se lograba escuchar como el pelón intentaba sin éxito murmurar.
- ¿Y están buenas? – agregó con un tono igualmente bajo
- Una está semidesnuda- la voz del hombre tono asqueroso al decir eso- pero no importa, la otra creo es una ladrona.
Tras mi análisis, y en paralelo a la charla de ese par, dirigí una mirada de reojo a la otra dragona y le hice una seña con mi zurda, indicando con mis dedos que había dos personas allá abajo; le iba a preguntar que debíamos hacer, pero al escuchar el inicio de su último comentario no pude evitar cambiar mi gesto.
Un rostro de asco cambio rápidamente a uno iracundo al escuchar la palabra ladrona; mi sangre hirvió en un instante, mi dulce voz tomaba un tono iracundo, mientras mi parte racional evitaba que me lanzara a cortar a ese idiota.
- ¡A quien llamas rata maldito pelón, soy una dragona, dragona, no una rata! – di un poderoso pisotón que sacudió ligeramente los tablones del suelo provocando que le cayera polvo al otro par.
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Mi venturosa compañera se adelantó, sin duda, para aclarar con los recién llegados que solo habíamos entrado en su propiedad para resguardarnos de la lluvia. Por desgracia, para ambas, sus dotes sociales eran aún peores que las mías.
Ante su mirada interrogante me limité a encoger los hombros.— Solo busc…— Me disponía a aclarar cuando, en un arranque de ira, la otra dragona se acercó al agujero vociferando.
Nos habíamos colado en un lugar que no era nuestro, punto para ellos, pero nos habían faltado al respeto, punto para nosotras. Mientras meditaba que hacer con la situación, los sujetos seguían discutiendo.
—La puta que la parió, me ha entrado polvo en el ojo.— Se escuchó la voz más aguda, cuyo propietario aún no se había asomado.
—Deja de quejarte y sácalas de mi jodido almacén.-Glugluteo el hombre casi calvo desde las profundidades del túnel. — No importa si son ladronas o no, tú haz tu trabajo.— Un golpeteo sordo contra el suelo resonó desde abajo.
Instantes después, un humano de tez morena por el sol, y figura robusta, con un hirsuto bigote negro, bajo el cual asomaban unos amarillentos y dispares dientes mellados, apareció por la trampilla.
Reconocí su rostro al instante, quizás él no se acordaba de mí, pero yo jamás olvidaría a ninguno de los miembros de esa pequeña banda de estafadores con quien años atrás había tenido un encontronazo después de encararlos en la plaza. Parecía que había cambiado de profesión de vender falsos huesos de dragón para armas y abalorios a custodio de lo que fuera que estuvieran haciendo en ese zulo.
—Tú.— Vale, si se acordaba de mí. Con medio torso por encima de la trampilla, vi como se llevaba la mano al cinto, y sin darle tiempo a reaccionar, tome una botella de la caja más cercana y se la estampe en la cabeza.
El sonido de cristales rotos acompañó el potente olor a alcohol. Decenas de esquirlas de cristal volaron en varias direcciones, reflejando la tenue luz del farol de aceite. Una lluvia de luces doradas y carmesíes se estrellaron con musical tintineo sobre el suelo.
Ante su mirada interrogante me limité a encoger los hombros.— Solo busc…— Me disponía a aclarar cuando, en un arranque de ira, la otra dragona se acercó al agujero vociferando.
Nos habíamos colado en un lugar que no era nuestro, punto para ellos, pero nos habían faltado al respeto, punto para nosotras. Mientras meditaba que hacer con la situación, los sujetos seguían discutiendo.
—La puta que la parió, me ha entrado polvo en el ojo.— Se escuchó la voz más aguda, cuyo propietario aún no se había asomado.
—Deja de quejarte y sácalas de mi jodido almacén.-Glugluteo el hombre casi calvo desde las profundidades del túnel. — No importa si son ladronas o no, tú haz tu trabajo.— Un golpeteo sordo contra el suelo resonó desde abajo.
Instantes después, un humano de tez morena por el sol, y figura robusta, con un hirsuto bigote negro, bajo el cual asomaban unos amarillentos y dispares dientes mellados, apareció por la trampilla.
Reconocí su rostro al instante, quizás él no se acordaba de mí, pero yo jamás olvidaría a ninguno de los miembros de esa pequeña banda de estafadores con quien años atrás había tenido un encontronazo después de encararlos en la plaza. Parecía que había cambiado de profesión de vender falsos huesos de dragón para armas y abalorios a custodio de lo que fuera que estuvieran haciendo en ese zulo.
—Tú.— Vale, si se acordaba de mí. Con medio torso por encima de la trampilla, vi como se llevaba la mano al cinto, y sin darle tiempo a reaccionar, tome una botella de la caja más cercana y se la estampe en la cabeza.
El sonido de cristales rotos acompañó el potente olor a alcohol. Decenas de esquirlas de cristal volaron en varias direcciones, reflejando la tenue luz del farol de aceite. Una lluvia de luces doradas y carmesíes se estrellaron con musical tintineo sobre el suelo.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Mis gruesos labios formaron una leve sonrisa al escuchar el quejido del tipejo, no obstante, en cuanto escuché el “sácalas”, volví a tomar mi posición en guardia.
Ese tipo de comportamiento por parte de seres inferiores no podía ser perdonado, por más que nosotras fuéramos invitadas no deseadas, es el deber de las razas inferiores rendirnos pleitesía o por lo mínimo tratarnos con respeto; irrespeto a un dragón, si estuviéramos en el norte en el periodo de nuestro difunto rey, serian por lo mínimo azotados en público por no respetar la cadena trópica.
No me gusta emplear las leyes del norte en las tierras de los sureños, miento, me encantaría ejecutarla, por eso una parte de mí se alegró al ver la imprudencia de aquellos humanos, me daban una justificación para no contenerme.
Capaz hubieran podido tener una oportunidad, minúscula, de derrotar a dos dragonas, si en lugar de subir uno por uno, nos obligaran a bajar y nos tendieran algún tipo de trampa, al final esa es la facilidad de la basura, el engaño.
En cuando la cabeza hueca del humano moreno se asomó me prepare para cargar contra él, y así con un rápido desliz cargue con mi espada apuntando a su cuello, en ese pequeño instante fortalecí mis músculos, mi delicada piel seguía viéndose igual, incluso el grosor de mi extremidades seguía siendo similar, pero por dentro mi estructura había cambiado, mis fibras musculares tenían más parecido con las de dragón que con las de humano.
“le arrancare la cabeza de un solo tajo”
Pensé mientras una sanguinaria sonrisa se adueñaba de mi rostro; no obstante, un botellazo me hizo retroceder, mi espada termino golpeando con las esquirlas, a medida que mi cuerpo reculaba y el hombre moreno caía al suelo por el impacto de la botella.
-malditas putas, no destruyan mi mercancía! – se escuchó el grito del pelón, mientras su compinche aun en el suelo se posaba la mano sobre la herida que tenía en la cabeza, la cual le dejo de doler cuando le salte encima.
El ataque de mi acompañante le salvo la vida a nuestro agresor, lo que para muchos sería un problema de coordinación, para mí era claro, ella sabía que una decapitación era un castigo demasiado alto, al menos para los estándares del sur, lo que ellos necesitaban era un poco de educación.
No perdí mas segundo admirando su sabiduría y piedad, aprovechando que el sujeto no se reponía de la caída le salte encima; un quejido se liberó de cuerpo cuando con mis pies le aplaste el vientre, el chock fue suficiente para que soltara su arma, la cual no logró retomar, ya que le apunte con mi espada a su yugular.
- No te muevas maldita escoria – aunque eso decían mis labios, mis ojos decían otra cosa, mi miraba deseaba que me diera una razón para mover mi arma – y tu…. – levante mi vista para hablarle al pelón, pero este había comenzado un furioso escape – ni modo, levántate.
Sin apartarle el arma del cuello, obligué a aquel hombre a que se pusiera de pie, el fulano obedeció sin relinchar, mientras se sujetaba su adolorido vientre.
- Que haremos contigo – pregunté al aire mientras, aun en el túnel, lo colocaba contra una pared al lado de la apertura de la trampilla – debes pagar por tu insolencia.
Ese tipo de comportamiento por parte de seres inferiores no podía ser perdonado, por más que nosotras fuéramos invitadas no deseadas, es el deber de las razas inferiores rendirnos pleitesía o por lo mínimo tratarnos con respeto; irrespeto a un dragón, si estuviéramos en el norte en el periodo de nuestro difunto rey, serian por lo mínimo azotados en público por no respetar la cadena trópica.
No me gusta emplear las leyes del norte en las tierras de los sureños, miento, me encantaría ejecutarla, por eso una parte de mí se alegró al ver la imprudencia de aquellos humanos, me daban una justificación para no contenerme.
Capaz hubieran podido tener una oportunidad, minúscula, de derrotar a dos dragonas, si en lugar de subir uno por uno, nos obligaran a bajar y nos tendieran algún tipo de trampa, al final esa es la facilidad de la basura, el engaño.
En cuando la cabeza hueca del humano moreno se asomó me prepare para cargar contra él, y así con un rápido desliz cargue con mi espada apuntando a su cuello, en ese pequeño instante fortalecí mis músculos, mi delicada piel seguía viéndose igual, incluso el grosor de mi extremidades seguía siendo similar, pero por dentro mi estructura había cambiado, mis fibras musculares tenían más parecido con las de dragón que con las de humano.
“le arrancare la cabeza de un solo tajo”
Pensé mientras una sanguinaria sonrisa se adueñaba de mi rostro; no obstante, un botellazo me hizo retroceder, mi espada termino golpeando con las esquirlas, a medida que mi cuerpo reculaba y el hombre moreno caía al suelo por el impacto de la botella.
-malditas putas, no destruyan mi mercancía! – se escuchó el grito del pelón, mientras su compinche aun en el suelo se posaba la mano sobre la herida que tenía en la cabeza, la cual le dejo de doler cuando le salte encima.
El ataque de mi acompañante le salvo la vida a nuestro agresor, lo que para muchos sería un problema de coordinación, para mí era claro, ella sabía que una decapitación era un castigo demasiado alto, al menos para los estándares del sur, lo que ellos necesitaban era un poco de educación.
No perdí mas segundo admirando su sabiduría y piedad, aprovechando que el sujeto no se reponía de la caída le salte encima; un quejido se liberó de cuerpo cuando con mis pies le aplaste el vientre, el chock fue suficiente para que soltara su arma, la cual no logró retomar, ya que le apunte con mi espada a su yugular.
- No te muevas maldita escoria – aunque eso decían mis labios, mis ojos decían otra cosa, mi miraba deseaba que me diera una razón para mover mi arma – y tu…. – levante mi vista para hablarle al pelón, pero este había comenzado un furioso escape – ni modo, levántate.
Sin apartarle el arma del cuello, obligué a aquel hombre a que se pusiera de pie, el fulano obedeció sin relinchar, mientras se sujetaba su adolorido vientre.
- Que haremos contigo – pregunté al aire mientras, aun en el túnel, lo colocaba contra una pared al lado de la apertura de la trampilla – debes pagar por tu insolencia.
Akapalotl
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Observe la destreza marcial de la muchacha, y como fácilmente hacía levantar a ese mastodonte de sujeto, que nos sacaba fácilmente un palmo, a punta de espada.
Viendo que ella lo tenía todo controlado, me acomode en el borde del túnel, mirando hacia abajo. El sonido de la carrera que había emprendido el hombre pavo pronto dejó de escucharse.
—¿Que haremos contigo?.— Curiosa, me enderece para ver la respuesta a esa pregunta, pero Akapalotl no parecía tener ninguna idea concreta tampoco, y permanecía apuntando al sujeto con su espada.
—Restitución.— Propuse tomando la caja con etiquetas bonitas. Quería las etiquetas, pero estaban bien pegadas, así que me toco adueñarme del pequeño arcón. —Y que se vuelva caminando.— Añadí señalando hacia la salida de la cueva.
Dejé mi premio en un rincón, y atravesé el umbral que partía la cueva en dos. Con un pedrusco más grande que un puño golpee las palancas hasta deformarlas de modo que quedaran inutilizables. El estruendo de la roca contra el metal quedó amortiguado por los truenos que empezaban a resonar. La tormenta parecía cada vez más furibunda.
Gracias a mi pequeña modificación la puerta solo podría abrirse desde a dentro. Volví al lado de la otra dragona, que mantenía preso al truhan aquel, y le hice gestos con las manos para que lo obligase a salir de la habitación, dispuesta a cerrar la puerta tras el mismo.
Viendo que ella lo tenía todo controlado, me acomode en el borde del túnel, mirando hacia abajo. El sonido de la carrera que había emprendido el hombre pavo pronto dejó de escucharse.
—¿Que haremos contigo?.— Curiosa, me enderece para ver la respuesta a esa pregunta, pero Akapalotl no parecía tener ninguna idea concreta tampoco, y permanecía apuntando al sujeto con su espada.
—Restitución.— Propuse tomando la caja con etiquetas bonitas. Quería las etiquetas, pero estaban bien pegadas, así que me toco adueñarme del pequeño arcón. —Y que se vuelva caminando.— Añadí señalando hacia la salida de la cueva.
Dejé mi premio en un rincón, y atravesé el umbral que partía la cueva en dos. Con un pedrusco más grande que un puño golpee las palancas hasta deformarlas de modo que quedaran inutilizables. El estruendo de la roca contra el metal quedó amortiguado por los truenos que empezaban a resonar. La tormenta parecía cada vez más furibunda.
Gracias a mi pequeña modificación la puerta solo podría abrirse desde a dentro. Volví al lado de la otra dragona, que mantenía preso al truhan aquel, y le hice gestos con las manos para que lo obligase a salir de la habitación, dispuesta a cerrar la puerta tras el mismo.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
“Restitución”
no lograba comprender que intentaba decir con eso, más allá del significado básico de la palabra, no podía evitar sentirme defraudada conmigo misma, ella había liberado un poco más de su sabiduría y yo no era capaz de interpretarla.
Apreté mis dientes con furia mientras con mis oídos seguía los movimientos de mi acompañante, mi humor sulfurado era palpable, razón por la cual creo el humano no se resistió cuando lo obligue a subir, tenía una oportunidad de intentar huir, pero lamentablemente, mostro un poco de sentido común y no intento enfurecerme más.
- Desnúdate – le dije cuando ya lo había llevado hasta las afueras de la cueva, tras ver lo que Arygos había realizado, creía que había entendido cuál era su castigo, muy leve desde mi punto de vista, pero supongo es la justicia del sur, además si él tiene mala suerte le puede dar hipotermia, y si sobrevive a eso, bueno, recordara su lugar en la cadena trópica.
El hombre consternado comenzó a desnudarse, parecía que lo hacía rápido, pero no estaba ni cerca de cumplir mi tiempo. Tras tirar sus ropas al interior del almacén procedí a enfundar mi espada, para acto seguido darle una poderosa patada que lo derribo en el suelo.
- Siéntete agradecido de salir ileso, pero la próxima vez que olvides tu pequeño y patético lugar …– sonreí con malicia, al punto que el hombre comenzó a huir saliendo de la cueva y siendo presa de la tormenta- patético, aunque humano a fin de cuentas.
Entre al almacén y mientras la dragona cerraba la puerta, rebusque en el almacén para tomar un saco de especias, no muy grande, pero eso no importaba, recordaba que los seres inferiores pagaban mucho, incluso por pequeñas cantidades.
- Con esto podremos comprar comida por varios días – dije mostrándole mi elección a Arygos – en cuanto al otro pelmazo – continúe hablando mientras bajaba la trampilla – seguro si seguimos este túnel lo encontramos y lo haremos pagar por sus ofensas.
no lograba comprender que intentaba decir con eso, más allá del significado básico de la palabra, no podía evitar sentirme defraudada conmigo misma, ella había liberado un poco más de su sabiduría y yo no era capaz de interpretarla.
Apreté mis dientes con furia mientras con mis oídos seguía los movimientos de mi acompañante, mi humor sulfurado era palpable, razón por la cual creo el humano no se resistió cuando lo obligue a subir, tenía una oportunidad de intentar huir, pero lamentablemente, mostro un poco de sentido común y no intento enfurecerme más.
- Desnúdate – le dije cuando ya lo había llevado hasta las afueras de la cueva, tras ver lo que Arygos había realizado, creía que había entendido cuál era su castigo, muy leve desde mi punto de vista, pero supongo es la justicia del sur, además si él tiene mala suerte le puede dar hipotermia, y si sobrevive a eso, bueno, recordara su lugar en la cadena trópica.
El hombre consternado comenzó a desnudarse, parecía que lo hacía rápido, pero no estaba ni cerca de cumplir mi tiempo. Tras tirar sus ropas al interior del almacén procedí a enfundar mi espada, para acto seguido darle una poderosa patada que lo derribo en el suelo.
- Siéntete agradecido de salir ileso, pero la próxima vez que olvides tu pequeño y patético lugar …– sonreí con malicia, al punto que el hombre comenzó a huir saliendo de la cueva y siendo presa de la tormenta- patético, aunque humano a fin de cuentas.
Entre al almacén y mientras la dragona cerraba la puerta, rebusque en el almacén para tomar un saco de especias, no muy grande, pero eso no importaba, recordaba que los seres inferiores pagaban mucho, incluso por pequeñas cantidades.
- Con esto podremos comprar comida por varios días – dije mostrándole mi elección a Arygos – en cuanto al otro pelmazo – continúe hablando mientras bajaba la trampilla – seguro si seguimos este túnel lo encontramos y lo haremos pagar por sus ofensas.
Akapalotl
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
El sujeto abandono nuestra presencia farfullando, y el sonido de la puerta cerrarse ahogo un par de maldiciones hacia su suerte y hacia algo más que no llegamos a escuchar.
Levante la ropa del suelo y la examiné.— Gracias.— Le sonreí a mi coetánea, ante el detalle de conseguirme atavíos para que no me acusaran más de ir semidesnuda. Me coloqué la camisa y ajuste los cordeles que la cerraban en el pecho al máximo. La prenda me quedaba muy grande, el borde llegaba un par de pulgadas por arriba de mis rodillas, las mangas, si no las arremangaba, ocultaban mis dedos por completo, y el cuello amenazaba con resbalarse por encima de uno de mis hombros, aun y cuando las cintas anudadas estaban ajustadas tanto como permitía la prenda.
Las botas las descarté porque eran demasiado grandes, seguramente no podría caminar con ellas.
El pantalón era muy ancho, pero usable. Como el cinturón no tenía agujeros lo suficientemente lejos de la hebilla para mi tamaño, hice emerger más mis colmillos y mordí con fuerza el cuero hasta hacerle un nuevo ojal. Las perneras, también largas en exceso, las arremangué dándoles varias vueltas de modo que no me tropezara al caminar.
Solté una corta risa por la nariz al escuchar su comentario sobre los Aeros.— Yo solo como lo que cazo, puedes quedarte todo lo que saques con eso.— le sonreí, y asentí una sola vez, validando su elección de botín.
Satisfecha con mi apariencia, tomé el arcón, la manta de arpillera, y un pedazo de cuerda de los que sostenían las mercancías en los estantes, e improvisé un morral para cargar cómodamente con mi botín.
—Toma el farol, no sabemos que tan oscuro puede estar ahí abajo.— Le pedí a mi compañera, y, sin esperar a que esta cumpliera con mi petición, baje por la trampilla.
Delante de mí se extendía un túnel, ancho como para que tres hombres pudieran caminarlo uno al lado del otro, o para que una carretilla de mano pudiera pasar cómodamente por el mismo. La penumbra permitía ver unos pocos metros hacia adelante, antes de que las tinieblas engulleran el mismo por completo.
No era una construcción natural, pues algunas vigas y soportes de madera se erguían a lado y lado de forma intermitente.
Levante la ropa del suelo y la examiné.— Gracias.— Le sonreí a mi coetánea, ante el detalle de conseguirme atavíos para que no me acusaran más de ir semidesnuda. Me coloqué la camisa y ajuste los cordeles que la cerraban en el pecho al máximo. La prenda me quedaba muy grande, el borde llegaba un par de pulgadas por arriba de mis rodillas, las mangas, si no las arremangaba, ocultaban mis dedos por completo, y el cuello amenazaba con resbalarse por encima de uno de mis hombros, aun y cuando las cintas anudadas estaban ajustadas tanto como permitía la prenda.
Las botas las descarté porque eran demasiado grandes, seguramente no podría caminar con ellas.
El pantalón era muy ancho, pero usable. Como el cinturón no tenía agujeros lo suficientemente lejos de la hebilla para mi tamaño, hice emerger más mis colmillos y mordí con fuerza el cuero hasta hacerle un nuevo ojal. Las perneras, también largas en exceso, las arremangué dándoles varias vueltas de modo que no me tropezara al caminar.
Solté una corta risa por la nariz al escuchar su comentario sobre los Aeros.— Yo solo como lo que cazo, puedes quedarte todo lo que saques con eso.— le sonreí, y asentí una sola vez, validando su elección de botín.
Satisfecha con mi apariencia, tomé el arcón, la manta de arpillera, y un pedazo de cuerda de los que sostenían las mercancías en los estantes, e improvisé un morral para cargar cómodamente con mi botín.
—Toma el farol, no sabemos que tan oscuro puede estar ahí abajo.— Le pedí a mi compañera, y, sin esperar a que esta cumpliera con mi petición, baje por la trampilla.
Delante de mí se extendía un túnel, ancho como para que tres hombres pudieran caminarlo uno al lado del otro, o para que una carretilla de mano pudiera pasar cómodamente por el mismo. La penumbra permitía ver unos pocos metros hacia adelante, antes de que las tinieblas engulleran el mismo por completo.
No era una construcción natural, pues algunas vigas y soportes de madera se erguían a lado y lado de forma intermitente.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Cuanta magnanimidad, no sabía que decir ante sus palabras, por un lado, podía ver la generosidad que emanaba, entre los Nakai el que mejor comía era el más fuerte, el que tenía más dominio del arte marcial, pero ella, aun en su posición mostraba generosidad conmigo, no solo eso….
Solo come lo que caza, eso significa que ella solo come lo que siente que se ha ganado, claro ella ya reclamo su retribución y considera que no es digno tomar parte de mi botín, aunque yo estaba feliz de compartir, ella no lo tomaría, ella seguirá lo que le dicta su ética, simplemente me dejo sin palabras.
Luego seguí rápidamente su orden y tomé el farol, para acto seguido bajar con cuidado, lo último que quería era apagar la llama.
- Aunque acostumbro andar en esta forma, no me siento a gusto en un espacio tan estrecho y sin salida aparente – me sinceré con una sonrisa sarcástica para luego proceder a caminar – creo no te respondí lo que hacía en la costa – caminaba intentando mirar más allá de lo que alumbraba la tenue farola – a decir verdad llegue allí por simple casualidad, andaba como de costumbre sin rumbo, pero me detuve durante algunas horas contemplando el mar, perdí a muchos familiares en una isla lejana, y me preguntaba si más allá estaría esa isla.
Solo come lo que caza, eso significa que ella solo come lo que siente que se ha ganado, claro ella ya reclamo su retribución y considera que no es digno tomar parte de mi botín, aunque yo estaba feliz de compartir, ella no lo tomaría, ella seguirá lo que le dicta su ética, simplemente me dejo sin palabras.
Luego seguí rápidamente su orden y tomé el farol, para acto seguido bajar con cuidado, lo último que quería era apagar la llama.
- Aunque acostumbro andar en esta forma, no me siento a gusto en un espacio tan estrecho y sin salida aparente – me sinceré con una sonrisa sarcástica para luego proceder a caminar – creo no te respondí lo que hacía en la costa – caminaba intentando mirar más allá de lo que alumbraba la tenue farola – a decir verdad llegue allí por simple casualidad, andaba como de costumbre sin rumbo, pero me detuve durante algunas horas contemplando el mar, perdí a muchos familiares en una isla lejana, y me preguntaba si más allá estaría esa isla.
Akapalotl
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Cuando bajo, el farol hizo recular las tinieblas, permitiéndonos advertir el sendero ante nosotras con más facilidad. Estire los brazos hacia arriba, poniéndome de puntillas, logrando rozar el techo con las puntas de los dedos. Era un pasillo muy estrecho y bajo para nuestra forma dracónica, tristemente lo mejor sería caminar.
—Yo no.— Admití. Aunque los últimos años me había vuelto mucho más ducha caminando y corriendo, incluso podía saltar sin descoordinarme demasiado. Deje caer mi peso sobre la totalidad de la planta del pie, y comencé a caminar. —Si no tuviese salida, el hombre pavo no habría huido en esa dirección, habría intentado correr hacia la puerta.— Eso, o era tan tonto como al primo Dagahra, al que tenían que vigilar para que no se comiera su propio vómito. —Siempre puedes volver a la cueva.— Ofrecí con honestidad. Aunque era muy posible que el grandullón siguiera cobijado en ella, no lo imaginaba recorriendo desnudo la playa en busca de auxilio.
—El mar es hermoso, pero no en vano hay cientos de historias en donde atrae a los dolientes a sus aguas.— Gire apenas la cabeza, espiándola por el rabillo del ojo mientras seguía caminando, a la cabeza de nuestro pelotón de exploración.— En esa dirección están las tierras de los brujos.— Añadí, bastante segura que si habían muerto en el mar, dudosamente sería cerca de donde nos hallábamos. —¿También tienes afinidad con el agua?.— No me había pasado desapercibida la fascinación con la naturaleza que nos rodeaba, y el agua, no solo era prevalente sino nutriente que permitía el todo, había conocido a muchos que infravaloraban mi elemento.
—Yo no.— Admití. Aunque los últimos años me había vuelto mucho más ducha caminando y corriendo, incluso podía saltar sin descoordinarme demasiado. Deje caer mi peso sobre la totalidad de la planta del pie, y comencé a caminar. —Si no tuviese salida, el hombre pavo no habría huido en esa dirección, habría intentado correr hacia la puerta.— Eso, o era tan tonto como al primo Dagahra, al que tenían que vigilar para que no se comiera su propio vómito. —Siempre puedes volver a la cueva.— Ofrecí con honestidad. Aunque era muy posible que el grandullón siguiera cobijado en ella, no lo imaginaba recorriendo desnudo la playa en busca de auxilio.
—El mar es hermoso, pero no en vano hay cientos de historias en donde atrae a los dolientes a sus aguas.— Gire apenas la cabeza, espiándola por el rabillo del ojo mientras seguía caminando, a la cabeza de nuestro pelotón de exploración.— En esa dirección están las tierras de los brujos.— Añadí, bastante segura que si habían muerto en el mar, dudosamente sería cerca de donde nos hallábamos. —¿También tienes afinidad con el agua?.— No me había pasado desapercibida la fascinación con la naturaleza que nos rodeaba, y el agua, no solo era prevalente sino nutriente que permitía el todo, había conocido a muchos que infravaloraban mi elemento.
Arygos Valnor
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Ella no sentía incomodidad, de ningún tipo, era de esperarse de alguien con su nivel, seguro se dominaba en su forma hibrida con la misma maestría con la que volaba en medio de la tormenta.
- No volveré – agregue intentando corregir la muestra de debilidad que había demostrado minutos atrás – y tienes razón, debe tener una salida, pero este túnel es sorprendentemente largo
Mis botas de cuero provocaban un sonido con eco en cada paso, mientras la llama fluctuaba ligeramente, ya que acelere un poco para alcanzar a la otra dragona, y en esa posición responder a su pregunta.
- No, mi familia tiene vínculo con el aire – agregue con un tono de orgullo en la voz – desde que somos pequeños se nos entrena en nuestra relación con el viento, y los nuestros guerreros más sabios son capaces de dominar el rayo – moví mi zurda en arco, como intentando aumentar el poder de mis palabras – cuando se llamaba a mi clan a la guerra, los cielos se agitaban con la ira de nuestras brisas, al punto que una corriente como la de un huracán acompañaba a nuestras huestes y por supuesto también caían rayos que destrozaban las defensas del enemigo antes de siquiera comenzar el combate – cerré mi puño con fuerza y baje el brazo intentando emular el caer de un rayo – ese era el emblema de los Nakai…
Tras revelar el nombre de mi clan quede en silencio un instante, aunque lo había descartado parcialmente, no era completamente seguro que su familia no conociera a la mía y si ella pertenecía a los enemigos del rey, seguro podría reconocer mi linaje e intentar eliminarme, en ese caso solo podría huir, era obvia su superioridad, seguro podría moverse con más armonía que yo en este espacio cerrado.
- Y tú, ¿qué vinculo elemental tienes? – agregue intentando evitar que cayera en cuenta en el nombre de mi clan, disimulando el nerviosismo de mi voz tosiendo ligeramente.
- No volveré – agregue intentando corregir la muestra de debilidad que había demostrado minutos atrás – y tienes razón, debe tener una salida, pero este túnel es sorprendentemente largo
Mis botas de cuero provocaban un sonido con eco en cada paso, mientras la llama fluctuaba ligeramente, ya que acelere un poco para alcanzar a la otra dragona, y en esa posición responder a su pregunta.
- No, mi familia tiene vínculo con el aire – agregue con un tono de orgullo en la voz – desde que somos pequeños se nos entrena en nuestra relación con el viento, y los nuestros guerreros más sabios son capaces de dominar el rayo – moví mi zurda en arco, como intentando aumentar el poder de mis palabras – cuando se llamaba a mi clan a la guerra, los cielos se agitaban con la ira de nuestras brisas, al punto que una corriente como la de un huracán acompañaba a nuestras huestes y por supuesto también caían rayos que destrozaban las defensas del enemigo antes de siquiera comenzar el combate – cerré mi puño con fuerza y baje el brazo intentando emular el caer de un rayo – ese era el emblema de los Nakai…
Tras revelar el nombre de mi clan quede en silencio un instante, aunque lo había descartado parcialmente, no era completamente seguro que su familia no conociera a la mía y si ella pertenecía a los enemigos del rey, seguro podría reconocer mi linaje e intentar eliminarme, en ese caso solo podría huir, era obvia su superioridad, seguro podría moverse con más armonía que yo en este espacio cerrado.
- Y tú, ¿qué vinculo elemental tienes? – agregue intentando evitar que cayera en cuenta en el nombre de mi clan, disimulando el nerviosismo de mi voz tosiendo ligeramente.
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Re: [Cerrado]Encuentro en la tormenta [Privado][2/2]
Asentí mientras la escuchaba, su relato recordaba a una escena bélica como las de los libros de historia. La escena, aunque terrible, se presentaba mágicamente interesante a su manera, de la misma forma en la que lo hacen los cuentos, o aquellas cosas que, por lo ajenas que nos resultan, no asumimos como reales.
—Ya veo. No me encuentro familiarizada con la heráldica.— Admití, pues alguna gente solía ofenderse cuando no se reconocía su linaje.— Entre los míos no guerreamos de la misma forma.— Mis pasos se perdían entre el sonido de sus botas, ventajas de ir descalza, aunque las piedrecitas contra la planta del pie ya empezaban a tocarme las narices.
Extendí la zurda hacia la pared, acariciando su superficie al caminar, para poder agarrarme si el terreno me jugaba alguna mala pasada. — Es decir, a veces nos disputamos los territorios de caza, pero poco más. No encontramos necesidad de llegar a esos extremos.
El túnel giraba ligeramente de vez en cuando, pero nunca se bifurcaba, por lo que el camino resultaba sencillo, y de apariencia poco trepidante. Inmutable, oscuro y con una acústica que amplificaba nuestras voces y pasos.
—Tengo afinidad con el agua, apenas tengo memorias de cuando no era capaz de usarla, y en mi familia muchos estamos tan sincronizados con la misma que podemos respirar bajo ella. —Alcé el mentón con orgullo, y henchí el pecho. — Puedo escupirla tan caliente como para provocar quemaduras.— Me sonreí, intentando, como ella había hecho, compartirle mis habilidades.
—Ya veo. No me encuentro familiarizada con la heráldica.— Admití, pues alguna gente solía ofenderse cuando no se reconocía su linaje.— Entre los míos no guerreamos de la misma forma.— Mis pasos se perdían entre el sonido de sus botas, ventajas de ir descalza, aunque las piedrecitas contra la planta del pie ya empezaban a tocarme las narices.
Extendí la zurda hacia la pared, acariciando su superficie al caminar, para poder agarrarme si el terreno me jugaba alguna mala pasada. — Es decir, a veces nos disputamos los territorios de caza, pero poco más. No encontramos necesidad de llegar a esos extremos.
El túnel giraba ligeramente de vez en cuando, pero nunca se bifurcaba, por lo que el camino resultaba sencillo, y de apariencia poco trepidante. Inmutable, oscuro y con una acústica que amplificaba nuestras voces y pasos.
—Tengo afinidad con el agua, apenas tengo memorias de cuando no era capaz de usarla, y en mi familia muchos estamos tan sincronizados con la misma que podemos respirar bajo ella. —Alcé el mentón con orgullo, y henchí el pecho. — Puedo escupirla tan caliente como para provocar quemaduras.— Me sonreí, intentando, como ella había hecho, compartirle mis habilidades.
Arygos Valnor
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