La noche de los 9 deseos [Evento social]
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
Mientras miraba el cielo con el papel que había escrito con sangre en mi mano izquierda, vi una estrella fugaz prematura que se adelantaba a la lluvia de asteroides. Sonreí al ver la ráfaga brillante pasar con gran velocidad. Volteé alrededor percatándome que nadie la había visto, y quizás yo era el único afortunado que pudo presenciarla. Mi petición de deseos al parecer tendría prioridad.
Apreté con fuerza el papel en mi mano, arrugándolo mientras me acercaba a una hoguera aislada cercana al tronco donde estaba sentado. En mi cabeza, la dicha de haber tenido "suerte" lo correlacionaba con la idea de que mis deseos estaban de algún modo destinados a hacerse realidad. Arrojé el trozo de pergamino con mi letra en sangre al fuego, viendo como rápidamente se consumía por las flamas a lo que suspiré. Poder… era sencillo entender mis principales anhelos. Adquirir más conocimiento y fuerza, mejorar mi destreza con las armas y conseguir los escritos míticos que tanto buscaba. Era una imagen clara de mi futuro en el horizonte, y por más que no creyera en tales tradiciones irracionales, no podía contener la risa culposa por ser el primero en poder ver las estrellas.
Caminé nuevamente a la oscuridad, sería cuestión de minutos que el espectáculo de asteroides iniciara y el júbilo en el público tomara protagonismo. En mi cabeza debatía la concepción de suerte, al final de cuentas solo se trata de una situación de aleatoriedad y probabilidad. Aunque dentro de las capas de racionalidad la idea de que mi deseo fuese algo predestinado sonaba de vez en cuando.
Sin embargo, una oscuridad abrupta me sacó de mis pensamientos. Un sentimiento de pesadez y temor se iban haciendo más y más evidentes en mí. En los círculos de personas contando historias, las alertas tomaron mayor peso, por lo que aprovechando la distancia traté de apartarme para identificar que ocurría.
El malestar se hizo insoportable y un fuerte calor recorrió mi cuerpo, los gritos del resto de las personas componían un concierto que daba fondo a mi situación. Mis piernas cedieron y caí sobre mis rodillas. Me sentía débil, sentía que cualquier atisbo de fuerza o poder se eliminaban de mis células. Volvía a sentirme como un simple humano, impotente y frágil.
No solo la sensación física se hizo notoria, me costaba conectar las ideas, llegar a conclusiones y poco a poco el desconcierto en mi cerebro se hacía evidente. – Estoy débil… y mi inteligencia se esfuma… mis deseos se… - fueron las últimas palabras que pronuncié como conclusión con mi intelecto prodigioso, a seguir una gran tranquilidad y felicidad me invadió… Ya no solo era débil, ahora también era un idiota.
Me puse de pie analizando el panorama. Todo se sentía mucho más simple, pero el horror cayó en mí al colocar mi mano sobre mi entrepierna.
¡Nooo! no puedes ser, se me ha caído mi aparato. Tanto cariño que le tengo y ¿ahora cómo iré al baño? – dije mientras las lágrimas caían de mi rostro,… lágrimas, eso no era normal, nunca había llorado… algo no estaba bien…
Ya sé, soy un mago de sangre, o era un sangroalgo, bueno que hago trucos con sangre. Haré un miembro de sangre. Es que soy un genio, quizás debería trabajar haciendo eso, al parecer no soy el único que perdió su cosa. Siempre lo he dicho, hay que tener cuidado, uno no sabe dónde hay ladrones…
Entre las idioteces que la situación me hacía producir, intenté hacer uso de mis talentos malditos, pero la sangre no emanaba de mi palma – Uhm, quizás está trancada la tubería, a lo mejor si me corto con mi daga si pueda usar la sangre que salga para mi brillante proyecto…
El soliloquio se vio interrumpido por la presencia a la distancia de una mujer hermosa que cantaba una canción hipnótica que captó completamente mi atención. Ante el asombro por aquella bella figura, los instintos básicos afloraron con brutal vehemencia.¿Qué es esta libido?, ¿Por qué las emociones me dominan?...
En total descontrol empecé a caminar feliz en dirección a la mujer en la distancia. – Carajo, debo apresurarme con mi plan de penes sólidos de sangre, que mejor consolador para un hombre que ha perdido lo más importante… Consolador… quizás pueda patentar mi ingenio. Ahora donde es que dejé mi daga… - mientras acortaba distancia iba desabotonando el cinturón de mis pantalones, dispuesto a dar una buena impresión con un miembro de sangre. Ya tenía a la mano mi daga ornamentada para probar mi hipótesis de que mi incapacidad de dominar la sangre era solo por el hecho de que la misma estaba dentro de mí. Las incoherencias e idiotez cada vez ganaban más espacio en mi actuar. Sin poder, débil e ignorante, una pesadilla que no era capaz de tolerar se hacía realidad.
Un grito a la distancia decía mi nombre - ¿Zagreus?, yo me llamo así, bueno no me llamo, me llaman... pero ahora estoy ocupado. - señalé ignorando los llamados y continuando mi marcha a la mujer.
____________________________Apreté con fuerza el papel en mi mano, arrugándolo mientras me acercaba a una hoguera aislada cercana al tronco donde estaba sentado. En mi cabeza, la dicha de haber tenido "suerte" lo correlacionaba con la idea de que mis deseos estaban de algún modo destinados a hacerse realidad. Arrojé el trozo de pergamino con mi letra en sangre al fuego, viendo como rápidamente se consumía por las flamas a lo que suspiré. Poder… era sencillo entender mis principales anhelos. Adquirir más conocimiento y fuerza, mejorar mi destreza con las armas y conseguir los escritos míticos que tanto buscaba. Era una imagen clara de mi futuro en el horizonte, y por más que no creyera en tales tradiciones irracionales, no podía contener la risa culposa por ser el primero en poder ver las estrellas.
Caminé nuevamente a la oscuridad, sería cuestión de minutos que el espectáculo de asteroides iniciara y el júbilo en el público tomara protagonismo. En mi cabeza debatía la concepción de suerte, al final de cuentas solo se trata de una situación de aleatoriedad y probabilidad. Aunque dentro de las capas de racionalidad la idea de que mi deseo fuese algo predestinado sonaba de vez en cuando.
Sin embargo, una oscuridad abrupta me sacó de mis pensamientos. Un sentimiento de pesadez y temor se iban haciendo más y más evidentes en mí. En los círculos de personas contando historias, las alertas tomaron mayor peso, por lo que aprovechando la distancia traté de apartarme para identificar que ocurría.
El malestar se hizo insoportable y un fuerte calor recorrió mi cuerpo, los gritos del resto de las personas componían un concierto que daba fondo a mi situación. Mis piernas cedieron y caí sobre mis rodillas. Me sentía débil, sentía que cualquier atisbo de fuerza o poder se eliminaban de mis células. Volvía a sentirme como un simple humano, impotente y frágil.
No solo la sensación física se hizo notoria, me costaba conectar las ideas, llegar a conclusiones y poco a poco el desconcierto en mi cerebro se hacía evidente. – Estoy débil… y mi inteligencia se esfuma… mis deseos se… - fueron las últimas palabras que pronuncié como conclusión con mi intelecto prodigioso, a seguir una gran tranquilidad y felicidad me invadió… Ya no solo era débil, ahora también era un idiota.
Me puse de pie analizando el panorama. Todo se sentía mucho más simple, pero el horror cayó en mí al colocar mi mano sobre mi entrepierna.
¡Nooo! no puedes ser, se me ha caído mi aparato. Tanto cariño que le tengo y ¿ahora cómo iré al baño? – dije mientras las lágrimas caían de mi rostro,
Ya sé, soy un mago de sangre, o era un sangroalgo, bueno que hago trucos con sangre. Haré un miembro de sangre. Es que soy un genio, quizás debería trabajar haciendo eso, al parecer no soy el único que perdió su cosa. Siempre lo he dicho, hay que tener cuidado, uno no sabe dónde hay ladrones…
Entre las idioteces que la situación me hacía producir, intenté hacer uso de mis talentos malditos, pero la sangre no emanaba de mi palma – Uhm, quizás está trancada la tubería, a lo mejor si me corto con mi daga si pueda usar la sangre que salga para mi brillante proyecto…
El soliloquio se vio interrumpido por la presencia a la distancia de una mujer hermosa que cantaba una canción hipnótica que captó completamente mi atención. Ante el asombro por aquella bella figura, los instintos básicos afloraron con brutal vehemencia.
En total descontrol empecé a caminar feliz en dirección a la mujer en la distancia. – Carajo, debo apresurarme con mi plan de penes sólidos de sangre, que mejor consolador para un hombre que ha perdido lo más importante… Consolador… quizás pueda patentar mi ingenio. Ahora donde es que dejé mi daga… - mientras acortaba distancia iba desabotonando el cinturón de mis pantalones, dispuesto a dar una buena impresión con un miembro de sangre. Ya tenía a la mano mi daga ornamentada para probar mi hipótesis de que mi incapacidad de dominar la sangre era solo por el hecho de que la misma estaba dentro de mí. Las incoherencias e idiotez cada vez ganaban más espacio en mi actuar. Sin poder, débil e ignorante, una pesadilla que no era capaz de tolerar se hacía realidad.
Un grito a la distancia decía mi nombre - ¿Zagreus?, yo me llamo así, bueno no me llamo, me llaman... pero ahora estoy ocupado. - señalé ignorando los llamados y continuando mi marcha a la mujer.
Off
Bueno, de que sirve tener suerte si todo lo malo te pasa, la peor versión de Zagreus. Solo queda esperar que pueda reprimirse esta noche.
Zagreus
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
La bella visión del cielo estrellado se vio, rápidamente, perturbada por un sentido ajeno al de la vista. Un sentido necesario, no obstante, para disfrutar al completo de la experiencia. Que las estrellas se movieran por el cielo al son de gritos y voces no era algo fruto del orden, más bien del caos.
Suspiró lentamente. Al final se reducía a eso. Orden y caos en constante pugna por dominar sobre la naturaleza del universo. Dioses pugnando por imponer su voluntad por sobre el resto, moviendo sus fichas en el gran tablero de la existencia mortal para cumplir a un propósito mayor: el suyo particular.
Se incorporó. Seres salidos de sueños y pesadillas horribles tomaban forma para alimentar el caos. Las gentes allí reunidas se afanaban por ponerse a salvo y organizar una defensa contra las criaturas del caos. ¿Quién las invocaba? Desde luego no había duda de que la bruja se había convertido en la protagonista última. Pero entonces, ¿qué movía a la bruja? Quizás su visión sobre el orden y el caos difería de la suya, de hecho, seguramente sería distinta. Por tanto, comprendió Sango, el orden y el caos no era algo absoluto sino un problema de percepción. Un problema, quizás, de voluntades. Orden y caos no eran sino dos palabras para dar pie a la idea de que todo se regía por una lucha constante de voluntad contra voluntad. Esa era la verdadera naturaleza del universo.
Finalmente se puso en pie. Se sacudió la capa y observó el entorno. Un rápido vistazo le valió para marcar su siguiente objetivo. Al fin y al cabo su visión de caos parecía haberse hecho realidad y era su deber acabar con ella. Sin embargo, la neblina oscura que le envolvió tenía otros planes para él.
Una mujer tan hermosa como la noche estrellada, avanzaba hacia él. Sus pisadas ligeras hacían que la mujer pareciese levitar. Le miraba con los ojos entornados y sonreía. Ben la recordaba. Sí, la bruja se la había mostrado. Pero ahora era real. Al menos eso parecía. Y posó sus ojos sobre los de él, y él sobre los de ella. Y entonces él camino hacia ella. Pero no hizo lo que ella esperaba (1), oh no. Ben desenvainó la espada. Los pasos de ella se detuvieron repentinamente.
- Tu hechicería dio resultado una vez. Dos no.
- Ah, la espada... Hombres. Os arrebatan la virilidad y corréis rápido para sustituir un símbolo tan... Ah, tan predecibles.
Era cierto. Se había dado cuenta de que le faltaba un rasgo característico del género masculino. Era una sensación indescriptible y no se permitiría el lujo de dedicarle más tiempo. Lo que con brujería se iba, con brujería volvería.
- Sí. Es una lástima que tu vida sea tan miserable como para tener que arruinar un noche estrellada a tan buena gente- escupió al suelo en dirección a la bella mujer-. ¡Da la cara, bruja!
La mujer sonrió. Con un gesto, la neblina oscura se diluyó en la noche. Nueve hombres se lanzaron corriendo hacia la mujer, rogando por su atención, por una mirada, por un gesto, cualquier signo de atención. Y lo recibieron. Porque un simple movimiento de cejas sirvió para que los nueve se giraran y miraran a Sango que retrocedió un paso. Comprendió.
- Te encontraré bruja. Y cuando lo haga desearás que sea solo un mal sueño.
Los nueve se lanzaron a por él y Sango guardó la espada. La risa de la mujer sonó al tiempo que se dio la vuelta y siguió su deambular por entre las fogatas de los presentes. Mientras tanto, Sango bailó (2).
(2) Uso de habilidad. Baile de uno - El entrenamiento ha dado sus frutos y Sango es capaz de utilizar su escudo, brazos, piernas, en definitiva, todo aquello de lo que disponga en un reducido espacio de terreno que considera suyo, para esquivar los ataques de varios enemigos.
Suspiró lentamente. Al final se reducía a eso. Orden y caos en constante pugna por dominar sobre la naturaleza del universo. Dioses pugnando por imponer su voluntad por sobre el resto, moviendo sus fichas en el gran tablero de la existencia mortal para cumplir a un propósito mayor: el suyo particular.
Se incorporó. Seres salidos de sueños y pesadillas horribles tomaban forma para alimentar el caos. Las gentes allí reunidas se afanaban por ponerse a salvo y organizar una defensa contra las criaturas del caos. ¿Quién las invocaba? Desde luego no había duda de que la bruja se había convertido en la protagonista última. Pero entonces, ¿qué movía a la bruja? Quizás su visión sobre el orden y el caos difería de la suya, de hecho, seguramente sería distinta. Por tanto, comprendió Sango, el orden y el caos no era algo absoluto sino un problema de percepción. Un problema, quizás, de voluntades. Orden y caos no eran sino dos palabras para dar pie a la idea de que todo se regía por una lucha constante de voluntad contra voluntad. Esa era la verdadera naturaleza del universo.
Finalmente se puso en pie. Se sacudió la capa y observó el entorno. Un rápido vistazo le valió para marcar su siguiente objetivo. Al fin y al cabo su visión de caos parecía haberse hecho realidad y era su deber acabar con ella. Sin embargo, la neblina oscura que le envolvió tenía otros planes para él.
Una mujer tan hermosa como la noche estrellada, avanzaba hacia él. Sus pisadas ligeras hacían que la mujer pareciese levitar. Le miraba con los ojos entornados y sonreía. Ben la recordaba. Sí, la bruja se la había mostrado. Pero ahora era real. Al menos eso parecía. Y posó sus ojos sobre los de él, y él sobre los de ella. Y entonces él camino hacia ella. Pero no hizo lo que ella esperaba (1), oh no. Ben desenvainó la espada. Los pasos de ella se detuvieron repentinamente.
- Tu hechicería dio resultado una vez. Dos no.
- Ah, la espada... Hombres. Os arrebatan la virilidad y corréis rápido para sustituir un símbolo tan... Ah, tan predecibles.
Era cierto. Se había dado cuenta de que le faltaba un rasgo característico del género masculino. Era una sensación indescriptible y no se permitiría el lujo de dedicarle más tiempo. Lo que con brujería se iba, con brujería volvería.
- Sí. Es una lástima que tu vida sea tan miserable como para tener que arruinar un noche estrellada a tan buena gente- escupió al suelo en dirección a la bella mujer-. ¡Da la cara, bruja!
La mujer sonrió. Con un gesto, la neblina oscura se diluyó en la noche. Nueve hombres se lanzaron corriendo hacia la mujer, rogando por su atención, por una mirada, por un gesto, cualquier signo de atención. Y lo recibieron. Porque un simple movimiento de cejas sirvió para que los nueve se giraran y miraran a Sango que retrocedió un paso. Comprendió.
- Te encontraré bruja. Y cuando lo haga desearás que sea solo un mal sueño.
Los nueve se lanzaron a por él y Sango guardó la espada. La risa de la mujer sonó al tiempo que se dio la vuelta y siguió su deambular por entre las fogatas de los presentes. Mientras tanto, Sango bailó (2).
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(1) Uso de habilidad racial. Voluntad Humana: [1 uso] Puedo librarme de un efecto negativo que limite mis acciones gracias a mi férrea voluntad.(2) Uso de habilidad. Baile de uno - El entrenamiento ha dado sus frutos y Sango es capaz de utilizar su escudo, brazos, piernas, en definitiva, todo aquello de lo que disponga en un reducido espacio de terreno que considera suyo, para esquivar los ataques de varios enemigos.
Sango
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
La sabiduría del brujo. Eso es lo que pudo haberle salvado la vida aquella noche, ya que gracias a sus conocimientos sobre la magia del control de la mente pudo detectar que en esa hipnótica melodía había oculto un oscuro conjuro (1). Alguien trataba de hacerlos caer a todos en una malévola trampa, y aún en shock por la desaparición de sus genitales comenzó a mirar alrededor, al igual que Selena.
- Alguien está tratando de manipularnos, Selena. Ten cuidado - dijo con falta de aliento.
- ¿Manipularnos?
- ¿No oyes esos cantos? No les hagas ni puto caso - le aconsejó, sin saber que quizás a ella no le afectaría.
De repente, Selena se dio cuenta de que, a unos cien pasos de distancia, una mujer se rodeaba de hombres que se mataban entre sí para poder acceder a ella. En ese momento, maldijo el momento en el que decidió dejar su hacha en la taberna. El caos a su alrededor comenzaba a violentarla, y en esos momentos siempre se sentía más segura empuñando un arma. - Eberus, mira - dijo señalando. - Esa mujer tiene que tener algo que ver con toda esta majadería.
- ¡... hogueras! ¡Apagad el fuego! - escuchó de repente Selena, y giró la cabeza para darse cuenta de que esos gritos provenían de una joven niña. Esa chica, un rato antes había estado escuchando una de las historias de miedo que se contaban. La pobre, había venido al evento por obligación de su madre. Odiaba esta festividad porque su mayor deseo nunca se cumplía.
Hacía tres años, su padre cayó enfermo por las mismas fechas, y por aquel entonces ella sí creía en que las estrellas podían hacer realidad los deseos. Entonces, bajo la lluvia de estrellas, deseó que su padre se recuperara, pero sus deseos cayeron en saco roto. La inocente joven, no había perdido aun la esperanza y al año siguiente su deseo fue que su padre volviera a la vida. Y para el año siguiente, ya había transformado su esperanza en odio hacia aquella festividad que prometía cosas imposibles.
Ya que había acudido obligada por su madre, en un acto de rabia y frustración, decidió tirar al fuego un deseo. El deseo de que aquel evento se arruinase de alguna manera.
Y en un principio, su deseo se hizo realidad. Unas fuerzas oscuras habían causado el caos, y ya nadie se preocupaba por las estrellas fugaces y sus falsas promesas. Pero ella tenía buen corazón, y cuando vio a tanta gente sufrir se arrepintió de lo que había deseado. Pero, de repente, se encendió la bombilla dentro de su cabeza y creyó dar con la solución a todo. Su deseo de que se fastidiase el evento había dado un giro completo.
- ¡Apagad los fuegos! ¡El corazón de esa bruja está en el fuego! - exclamaba recordando la historia que había contado otra chica (2), y pensando en su mente inocente que quizás la leyenda se había hecho realidad. O, quizás, la propia Bruja de Oniria había hecho por error que su deseo también se cumpliera a la inversa, dándole la clave para acabar ella misma con lo que había deseado en un principio.(¡pero eso lo veremos en el próximo capítulo!)
La mayoría no hacía caso, pero algunas de las personas que habían escuchado también la historia, y otros que conocían la leyenda desde antes, viendo el surrealismo de los acontecimientos pensaron que quizás no era una solución descabellada. Comenzaron entonces a intentar apagar las hogueras del lugar, arrojando calderos de comida sobre el propio fuego que los había cocinado, echando tierra encima, agua, y cualquier cosa que pudiera servir.
Eberus, quería hacer todo lo posible para joder a aquella mujer, ya que con gran seguridad sería la que le había convertido en eunuco. No entendía nada de la situación, pero guiado por la rabia y la falta de razón debida al shock de quedarse sin partes, quiso contribuir a los métodos de la joven. - Vamos a joder a esa puta bruja - dijo mientras se apresuraba hacia una de las hogueras.
- ¿Qué? ¿Te vas a creer los desvaríos de una niña? - preguntó Selena incrédula. Pero viendo que Eberus caminaba enajenado con intenciones de apagar los fuegos, decidió seguirle y ayudarle.
El brujo caminaba con prisa hacia todas las hogueras que veía, arrojando con telequinesis cualquier cosa no inflamable que pudiera contribuir a los esfuerzos del grupo de la niña, sin siquiera haberse parado a pensar si eso sería útil para devolverle los genitales, pero creyendo en ello con el fervor de la venganza. Mientras, Selena se acercó a la niña. - Hola niña. ¿Estás segura de que esto va a ser útil? Mi... amigo, está apagando hogueras como loco mientras podría estar haciendo algo más útil.
- Creo que sí, señora - contestó con un gesto de preocupación inmensa, que hasta denotaba algo de culpabilidad.
Selena no se conmovió ni lo más mínimo, y con molestia y casi contra su voluntad y, sobre todo, ya que no tenía su hacha, decidió que quizás era lo mejor que podía hacer contra la misteriosa mujer y se puso manos a la obra.
______- Alguien está tratando de manipularnos, Selena. Ten cuidado - dijo con falta de aliento.
- ¿Manipularnos?
- ¿No oyes esos cantos? No les hagas ni puto caso - le aconsejó, sin saber que quizás a ella no le afectaría.
De repente, Selena se dio cuenta de que, a unos cien pasos de distancia, una mujer se rodeaba de hombres que se mataban entre sí para poder acceder a ella. En ese momento, maldijo el momento en el que decidió dejar su hacha en la taberna. El caos a su alrededor comenzaba a violentarla, y en esos momentos siempre se sentía más segura empuñando un arma. - Eberus, mira - dijo señalando. - Esa mujer tiene que tener algo que ver con toda esta majadería.
- ¡... hogueras! ¡Apagad el fuego! - escuchó de repente Selena, y giró la cabeza para darse cuenta de que esos gritos provenían de una joven niña. Esa chica, un rato antes había estado escuchando una de las historias de miedo que se contaban. La pobre, había venido al evento por obligación de su madre. Odiaba esta festividad porque su mayor deseo nunca se cumplía.
Hacía tres años, su padre cayó enfermo por las mismas fechas, y por aquel entonces ella sí creía en que las estrellas podían hacer realidad los deseos. Entonces, bajo la lluvia de estrellas, deseó que su padre se recuperara, pero sus deseos cayeron en saco roto. La inocente joven, no había perdido aun la esperanza y al año siguiente su deseo fue que su padre volviera a la vida. Y para el año siguiente, ya había transformado su esperanza en odio hacia aquella festividad que prometía cosas imposibles.
Ya que había acudido obligada por su madre, en un acto de rabia y frustración, decidió tirar al fuego un deseo. El deseo de que aquel evento se arruinase de alguna manera.
Y en un principio, su deseo se hizo realidad. Unas fuerzas oscuras habían causado el caos, y ya nadie se preocupaba por las estrellas fugaces y sus falsas promesas. Pero ella tenía buen corazón, y cuando vio a tanta gente sufrir se arrepintió de lo que había deseado. Pero, de repente, se encendió la bombilla dentro de su cabeza y creyó dar con la solución a todo. Su deseo de que se fastidiase el evento había dado un giro completo.
- ¡Apagad los fuegos! ¡El corazón de esa bruja está en el fuego! - exclamaba recordando la historia que había contado otra chica (2), y pensando en su mente inocente que quizás la leyenda se había hecho realidad. O, quizás, la propia Bruja de Oniria había hecho por error que su deseo también se cumpliera a la inversa, dándole la clave para acabar ella misma con lo que había deseado en un principio.
La mayoría no hacía caso, pero algunas de las personas que habían escuchado también la historia, y otros que conocían la leyenda desde antes, viendo el surrealismo de los acontecimientos pensaron que quizás no era una solución descabellada. Comenzaron entonces a intentar apagar las hogueras del lugar, arrojando calderos de comida sobre el propio fuego que los había cocinado, echando tierra encima, agua, y cualquier cosa que pudiera servir.
Eberus, quería hacer todo lo posible para joder a aquella mujer, ya que con gran seguridad sería la que le había convertido en eunuco. No entendía nada de la situación, pero guiado por la rabia y la falta de razón debida al shock de quedarse sin partes, quiso contribuir a los métodos de la joven. - Vamos a joder a esa puta bruja - dijo mientras se apresuraba hacia una de las hogueras.
- ¿Qué? ¿Te vas a creer los desvaríos de una niña? - preguntó Selena incrédula. Pero viendo que Eberus caminaba enajenado con intenciones de apagar los fuegos, decidió seguirle y ayudarle.
El brujo caminaba con prisa hacia todas las hogueras que veía, arrojando con telequinesis cualquier cosa no inflamable que pudiera contribuir a los esfuerzos del grupo de la niña, sin siquiera haberse parado a pensar si eso sería útil para devolverle los genitales, pero creyendo en ello con el fervor de la venganza. Mientras, Selena se acercó a la niña. - Hola niña. ¿Estás segura de que esto va a ser útil? Mi... amigo, está apagando hogueras como loco mientras podría estar haciendo algo más útil.
- Creo que sí, señora - contestó con un gesto de preocupación inmensa, que hasta denotaba algo de culpabilidad.
Selena no se conmovió ni lo más mínimo, y con molestia y casi contra su voluntad y, sobre todo, ya que no tenía su hacha, decidió que quizás era lo mejor que podía hacer contra la misteriosa mujer y se puso manos a la obra.
OFF: 1.- Utilizo mi racial Superioridad Arcana: [Mágica, 1 uso] : Puedo disipar o prevenir los efectos de un hechizo o habilidad [Mágica] dirigida hacia mí. Si afecta a más objetivos, sólo prevengo aquellos sobre mí.
2.- Alusión a la historia de Itzamaray
Eberus
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
- La redención de Helena:
Caos. No se podría haber esperado de ninguna forma. Aquella celebración acabó siendo justo lo contrario que se suponía que tenía que ser. La gente estaba yendo de un lado a otro, unos luchando entre sí, otros intentando parar a estos primeros, y luego había algunos que, esperanzados por un rumor que corrió como la pólvora, empezaron a apagar todas las hogueras.
"¿Conseguirían hacerlo?", se preguntaba Helena mientras caminaba con parsimonia entre todo el caos.
De pronto, una niña; de corta edad, chocó de bruces con la bruja. Esta primera la miró a los ojos, y entonces Helena pudo ver en ella la desesperación y el sentimiento de culpa que transmitía.
-¿Deseaste algo que no debieras?-Preguntó, por inercia.
La niña no respondió, sino que apartó la mirada, sintiéndose aún más culpable. Helena entonces la miró con cierta lástima acompañada de comprensión y empatía. Para ella, se sentía como verse en un espejo que reflejaba el pasado.
Apoyó con suavidad y gentileza una mano sobre la testa de la pequeña. Tras revolverle el pelo, la hizo a un lado con cuidado y se separó unos pasos de ella.
Acto seguido, extendió su brazos cuarenta y cinco grados respectivamente de sus piernas y abrió las palmas de las manos, concentrando éter en ellas. Poco a poco, iba transmitiendo ese éter a sus pies, y en la tierra de alrededor sobre la que estaba empezó a aparecer un aura azul espectral. Poco a poco, esta se iba humedeciendo hasta empezó a brotar agua de ella. Helena alzó esta masa de agua hasta alcanzar los cinco metros de altura. Ella estaba en pie, como si de un pilar de piedra se tratase, pero hecho de pura agua. El éter seguía recorriendo el mismo camino; de sus manos a sus pies, y seguidamente hacia la columna de agua que la elevaba por encima de todo y de todos allí [1].
Una vez allí asentada, echó un vistazo rápido a su alrededor. El caos visto desde allí era más perturbador de lo que parecía en primera persona sobre el terreno.
Las fogatas. Había que acabar con ellas.
Localizó todos los fuegos presentes y los memorizó. Acto seguido, bajo el manto tranquilo de las estrellas y sobre el caos reinante en la superficie, empezó de nuevo a acumular éter, haciendo movimientos coordinados, practicados una y otra vez, creando grandes masas de agua en la palma de sus manos y lanzándolas como si fueran proyectiles contra las fogatas en una grácil y elegante danza solitaria que tenía a las estrellas fugaces como espectadoras de lujo [2].
Off:
-Habilidad usada [1]: Alzar las aguas --> Helena es capaz de elevar una gran cantidad de masa de agua para crear un muro de agua que bloquea o desvía ataques enemigos.
-Talento y Rasgo Básico [2]: Control del Agua. Tras años de autoaprendizaje, Helena es capaz de controlar el elemento Agua.
Hago mención en mi post a la historia de Itzamaray para acabar con el demonio (haciendo mención a su vez a la niña a la que Eberus se refiere en su post).
Bueno, últimamente estoy con la obsesión de las bandas sonoras y me transmiten mucho al escribir, así que no puedo evitar ponerlas para transmitir lo que siento a quien las escuche. Perdonadme xD.
Helena Rhodes
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
-Pero... ¿Qué está haciendo?- Lo que encontró al aproximarse a él fue una expresión que no esperaba vislumbrar jamás, en un hombre como él. Se sintió extrañada, por no decir casi incómoda, y aún así no desistió de asegurarse que estuviera sano, lo parecía. Persuadio las grandes manos del vampiro tratando que el no terminase de desenlazar sus prendas, y con las mejillas encendidas por la situación tan surreal, arrebató la daga de su mano. Estaba siendo dócil, a la vez que su caminata era firme pero pausada. Toco sus brazos, pero él siguió avanzando, como sí nada obstaculizara su camino, obligandola a avanzar en reversa con pasos rápidos debido a las zancadas que él daba en cada paso. Intentó hacer fuerza contra él pero acabó empujada. Secó las lágrimas con el dorso de su mano, y rodeó al vampiro tratando de atraerle hacia dirección contraria. -Basta... Pare por favor... Ya deténgase- Sollozaba ahora con desespero por la futilidad de sus acciones, y sobrepasada por su peso, decidió tirar de su brazo con todo el peso de su cuerpo, al menos logró que se tambalearse y cayera al suelo torpemente. *(1)
Creyendo que eso lo detendría, miró a su alrededor, buscando ayuda pero todos estaban en sus propios líos. Igual que ella. Aunque aún estaban algo distanciados de la figura que causaba todo el alboroto, se dio cuenta que había algunos ahí, masculinos, que no parecían haber caído en el hechizo, y quizá un par de mujeres que sí habían llegado a sucumbir. Probablemente era una ventaja ser tan joven y mantenerse doncella aún, pues el único interés que tenía por algo o alguien, era la pertenencia a su amo, y sin él las cosas dejaban de tener sentido.
Sorbiendo y ahogando el llanto que la abrumaba, se acercó a donde veía gente aparentemente racional, y sólo encontró cerca de donde había acudido a un hombre haciendo malabares para esquivar y combatir un grupo que lo atacaban. No fue difícil pasar un poco desapercibida entre los conflictos, sorteando de a poco hasta que entre tanto, escuchó entre tanto un grito, mas bien un llamado sobre el fuego, y su relación con la fuerza de aquella criatura mística. Se llevó la mano a la boca, comprendiendo que lo que vivían era su leyenda materializada. Era su culpa. Víctima de su propia infantilidad, se angustió de nuevo, pero tiene sentido... Tierra, pensó.
Tenía que intentar algo, o su señor estaría en peligro mortal. Tierra. Algo aprendido de su cultura antigua, era que la tierra y el agua eran elementos purificadores. Y en esa leyenda, lo contrario a fuego era tierra. Juntando todo el coraje que su temblorosas manos permitieron, y aún con la daga en su mano. Motivada por la consigna de poner a salvo a Zagreus, enterró la daga en la tierra, cerca de la hoguera más próxima donde la chica, que ahora era abordada por una elfa*(2) la había sacado un poco de su desesperanza y dado una posible solución, repetidamente y haciendo movimientos en ella, así poder suavizar, cuando logró aquello comenzó a usar las manos para apagar las llamas con ella. La tierra hacía efecto al restar oxígeno a la flama. Pero había más de ellas, y no había demasiada gente ayudando.
Miró en dirección a la Xtabay y comenzó a conjurar, siempre usaba una especie de poemas en el dialecto que aprendió en familia y herencia de ancestros, el Jaajil. Con las palmas hacia el cielo, a sabiendas de que su poder seguramente era una brisa en comparación a aquello que convocaba la figura del caos. El objetivo de aquel conjuro no era otro sino crear, sobre ella, la visión de una figura temible y aterradora, quienes la vieran pudieran distorsionar su percepción y lo que encontraran era una serpiente negra, un monstruo tal y cómo ella antes había relatado pero más grande y desagradable. *(3)
Aunque tardó más de lo que siempre en hacer uso de su habilidad, puesto que se encontraba alterada, cuando terminó ella podía ver su creación claramente, y esperaba firmemente que funcionara en la mayoría... O algunos. Así ganaría tiempo al disuadir a quien hiciera efecto la visión.
Ahora se arrepentía de haberse deshecho de su máscara, pues la habría usado como cuenco para mover la tierra. Continuó su acción, logrando que sus manos se lastimaran, y unas uñas partidas, entre ellas alguna que arrancó una parte de sí sobre su piel, causando que gritara de dolor y sangrase. Su vestido se ensuciaba a la par que manipulaba la tierra en la segunda hoguera, algunas eran grandes y no podría sola, pero buscar refuerzos no parecía posible ahora. Cuando acabó de cubrir de tierra la segunda fogata, se acercó a una de las más próximas a la embrujada Xtabay, y repitió la acción, creía que si apagaban las cercanas se debería debilitar tal vez. Y gritó esperando ser escuchada por quienes no estaban bajo aquel efecto de lujuria ciega. -¡Usar la tierra, apagar el fuego con tierra!- Dijo aquello, cuando de un momento a otro se vio impulsada havia atrás, cayendo sobre su espalda y quedando algo empapada, levantó la cabeza para ver la hoguera, que cedió su fuerza pues agua había caido sobre ella.*(4) Sin embargo, muchos aún parecían poseídos por el frenesí de deseo y posesión, tuvo que hacerse un ovillo pues varios de ellos acabaron casi encima de ella en sus alocadas peleas por evitar que uno u otro llegara a la presencia encantada.
Creyendo que eso lo detendría, miró a su alrededor, buscando ayuda pero todos estaban en sus propios líos. Igual que ella. Aunque aún estaban algo distanciados de la figura que causaba todo el alboroto, se dio cuenta que había algunos ahí, masculinos, que no parecían haber caído en el hechizo, y quizá un par de mujeres que sí habían llegado a sucumbir. Probablemente era una ventaja ser tan joven y mantenerse doncella aún, pues el único interés que tenía por algo o alguien, era la pertenencia a su amo, y sin él las cosas dejaban de tener sentido.
Sorbiendo y ahogando el llanto que la abrumaba, se acercó a donde veía gente aparentemente racional, y sólo encontró cerca de donde había acudido a un hombre haciendo malabares para esquivar y combatir un grupo que lo atacaban. No fue difícil pasar un poco desapercibida entre los conflictos, sorteando de a poco hasta que entre tanto, escuchó entre tanto un grito, mas bien un llamado sobre el fuego, y su relación con la fuerza de aquella criatura mística. Se llevó la mano a la boca, comprendiendo que lo que vivían era su leyenda materializada. Era su culpa. Víctima de su propia infantilidad, se angustió de nuevo, pero tiene sentido... Tierra, pensó.
Tenía que intentar algo, o su señor estaría en peligro mortal. Tierra. Algo aprendido de su cultura antigua, era que la tierra y el agua eran elementos purificadores. Y en esa leyenda, lo contrario a fuego era tierra. Juntando todo el coraje que su temblorosas manos permitieron, y aún con la daga en su mano. Motivada por la consigna de poner a salvo a Zagreus, enterró la daga en la tierra, cerca de la hoguera más próxima donde la chica, que ahora era abordada por una elfa*(2) la había sacado un poco de su desesperanza y dado una posible solución, repetidamente y haciendo movimientos en ella, así poder suavizar, cuando logró aquello comenzó a usar las manos para apagar las llamas con ella. La tierra hacía efecto al restar oxígeno a la flama. Pero había más de ellas, y no había demasiada gente ayudando.
Miró en dirección a la Xtabay y comenzó a conjurar, siempre usaba una especie de poemas en el dialecto que aprendió en familia y herencia de ancestros, el Jaajil. Con las palmas hacia el cielo, a sabiendas de que su poder seguramente era una brisa en comparación a aquello que convocaba la figura del caos. El objetivo de aquel conjuro no era otro sino crear, sobre ella, la visión de una figura temible y aterradora, quienes la vieran pudieran distorsionar su percepción y lo que encontraran era una serpiente negra, un monstruo tal y cómo ella antes había relatado pero más grande y desagradable. *(3)
Aunque tardó más de lo que siempre en hacer uso de su habilidad, puesto que se encontraba alterada, cuando terminó ella podía ver su creación claramente, y esperaba firmemente que funcionara en la mayoría... O algunos. Así ganaría tiempo al disuadir a quien hiciera efecto la visión.
Ahora se arrepentía de haberse deshecho de su máscara, pues la habría usado como cuenco para mover la tierra. Continuó su acción, logrando que sus manos se lastimaran, y unas uñas partidas, entre ellas alguna que arrancó una parte de sí sobre su piel, causando que gritara de dolor y sangrase. Su vestido se ensuciaba a la par que manipulaba la tierra en la segunda hoguera, algunas eran grandes y no podría sola, pero buscar refuerzos no parecía posible ahora. Cuando acabó de cubrir de tierra la segunda fogata, se acercó a una de las más próximas a la embrujada Xtabay, y repitió la acción, creía que si apagaban las cercanas se debería debilitar tal vez. Y gritó esperando ser escuchada por quienes no estaban bajo aquel efecto de lujuria ciega. -¡Usar la tierra, apagar el fuego con tierra!- Dijo aquello, cuando de un momento a otro se vio impulsada havia atrás, cayendo sobre su espalda y quedando algo empapada, levantó la cabeza para ver la hoguera, que cedió su fuerza pues agua había caido sobre ella.*(4) Sin embargo, muchos aún parecían poseídos por el frenesí de deseo y posesión, tuvo que hacerse un ovillo pues varios de ellos acabaron casi encima de ella en sus alocadas peleas por evitar que uno u otro llegara a la presencia encantada.
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Off
1. Zagreus me dio permiso de manipular su pj en ése párrafo
2. Refiero a la niña que menciona Ebreus, y que habla con Selena
3. Terror [nivel 0]: (Hab. Mágica/2 usos/1 turno duracion)Concentro el éter para crear criaturas o escenarios a la vista de sus objetivos, el objetivo será crear el mayor terror que cause un shock o huida. La eficacia puede verse mermada o anulada de acuerdo a los rasgos y/o habilidades mágicas o mentales que pueda tener uno o mas de los objetivos.
Talento Me resulta intuitivo manipular el éter con fines de realizar hechizos ilusiorios/visiones, enfocadas en lograr una reacción o emoción que me favorezca en el momento.
Talento Tengo la facilidad de influenciar pensamientos y/o conductas, de manera intuitiva, en los demás a través de mis medios de expresión ya sean sociales o mágicos.
4. Los proyectiles de agua de Helena Rhodes
Itzamaray
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
Una luz caída del cielo impactó en Alward, haciendo que alrededor de su cuerpo se formara una especie de película brillante [1]. Casi parecía que su propia piel y la armadura adquiriesen brillo propio, y realmente no podría saber desmentirlo.
Aquella luz le confirió justo lo que necesitaba, y en el momento indicado. Iba a recibir un ataque conjunto y coordinado por puro azar de los hostiles que le rodeaban, pero en cuanto impactaron con sus armas (la mayoría tenían las manos desnudas, pero algunos de ellos portaban un cuchillo o una daga), se dieron de bruces con una fuerza mayor que la suya propia y fueron repelidos hacia atrás, como el que impacta en un escudo.
Alward cerró los ojos por instinto, pero tras no notar nada, los abrió confuso.
Tras un segundo ataque, el resultado fue el mismo. Sentía esos golpes, pero de una forma reducida y como un empujón solamente.
Echó un breve vistazo al cielo. Se preguntaba por qué y de dónde había venido ese rayo. Entonces pudo vislumbrar que una figura recorría la bóveda llena de estrellas. No sabía quién o qué era, pero le estaba profundamente agradecido.
Volvió a mirar al frente. Ante su aparente invulnerabilidad, los hostiles se lo pensaban mejor antes de volver a atacarles; mitad confusos y mitad temerosos. Alward paseó su mirada por todos ellos hasta donde su recorrido ocular le permitía. No necesitaba girarse completamente para saber que seguía estando rodeado... pero ahora le tocaba a él.
Su prioridad había dejado de ser la demonio. La había perdido de vista ante la emboscada recibida por aquellos hombres locos, pero al menos esperaba que su intervención y su ofensiva hubiesen servido de algo. Se notaba algo extraño, como si le doliese la cadera, en la zona de la entrepierna, a la vez que sentía el estómago revuelto. Lo achacaba a la adrenalina, pero le resultaba molesto. Dicha molestia era silenciosa, sin llegar al dolor. Pero tenía que seguir concentrado y atento a lo que pasaba a su alrededor.
Antes de realizar cualquier acción, notó uno de sus guanteletes húmedos. ¿Estaba lloviendo? Alzó por instinto su cabeza. Rápidamente vio que no era eso; alguien estaba lanzando proyectiles de agua por doquier, no podía llegar a entender por qué. Una figura a lo lejos estaba realizando unos movimientos con una exactitud, precisión y coordinación bastante sobresalientes a la vez que de sus manos salían disparados los proyectiles con una gracilidad, y hostilidad a partes iguales, bastante sorprendente.
Sin más, con una mirada decisiva que hizo sobresaltar a los hombres enloquecidos de su alrededor, tensó su postura e hizo un par de florituras con sus armas, haciendo que en el giro de las hojas sobre el eje de sus propios mangos generaran una corriente en el aire de su propio elemento: fuego para Vaerdi, chispas para Nattehimlen. Para los hostiles sería peligroso entrar en contacto o estar cerca de eso. Su idea era usarlo como elemento disuasorio [2].
Alguien de pronto gritó tan alto, que llegó a sus oídos. "¡Usar la tierra, apagar el fuego con tierra!", decía. ¿A qué se refería con "apagar el fuego"? ¿Acaso realmente el problema de todo aquello residía en la fogatas? ¿Qué sentido tenía eso? No lo sabía, pero tampoco sabía cómo detener esa locura, y parecía que esa voz tenía convicción, lo cual era mejor que nada.
Pudo ver a la chica (origen de aquel grito) entre la multitud unos segundos antes de quedar absorbida por esta.
Acto seguido, se impulsó hacia su dirección y empezó a correr con las puntas de sus espadas mirando hacia atrás, formando una estela con los elementos de sus encantamientos que quitaría cualquier idea de querer asaltarlo. Además, la luz que lo envolvía le protegería de cualquier ataque frontal [3].
Llegó hasta ella. La joven estaba echa un ovillo en el suelo, corriendo el peligro de ser pisoteada y aplastada. No dejó que ningún hombre enloquecido se le acercara, usando sus métodos de disuasión e incluso dando alguna que otra patada o golpe con la empuñadura de sus armas. Acto seguido, el Sevna guardo en su funda a Nattehimlen para poder así agarrar un brazo a la joven y ponerla en pie.
-¡Si tienes alguna idea de cómo acabar con esto, hazlo!-Hablaba con dificultad debido a la respiración agitada.-¡No tienes por qué temer nada!-Se llevó de nuevo la mano a la funda de Nattehimlen para sacarla, activando al mismo tiempo su encantamiento eléctrico de nuevo.-¡Yo te protegeré!
Se dio media vuelta y encaró a la multitud, adoptando una postura defensiva.
Off:
-Referencia a la protección que me ha dado Ava [1].
-Se me pasó mencionar los encantamiento de mis armas en mi anterior post ^^'. Encantamiento eléctrico avanzado para Nattehimlen y de fuego superior para Vaerdi [2].
-Interactúo con Itzamaray [3]
Alward Sevna
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
La Bruja de Oniria, donde quiera que estuviera ese lugar, sonrió en un gesto más triunfal que alegre cuando Valeria terminó de contar, casi escupir su historia. Sí, le había sacado justo lo que quería pero, en aquella ocasión, Valeria no lo lamentó. Sentía cierto alivio al poner en voz alta aquello a lo que ya llevaba tiempo dando vueltas; el crimen que no había sido capaz de vengar.
La tétrica mujer se alejó en busca de más historias, dejando a Valeria con sus pensamientos. El papel que llevaba apretado en la mano pareció quemarle de repente cuando todos a su alrededor comenzaron a señalar el cielo. El momento había llegado pero, atisbando una vez más al enmascarado entre otros asistentes, Valeria dudó.
Olvido era lo que había escrito en el papel. Aquel hombre no merecía la inquietud que se había instalado en su interior desde su última conversación con el infortunado Algren, ni ese absurdo viaje por Verisar. No después de haberle dado la espalda cuando más lo necesitaba. Pero, ¿realmente quería olvidar?
«Como si una puñetera estrella fuera a conceder deseos», se dijo con fastidio y echó el papel al fuego en un movimiento enérgico. No eran más que supersticiones, después de todo. Ni siquiera sabía qué le había pasado por la cabeza para escribir la maldita frase y caminar hasta allí con el resto de aldeanos.
—Falta de sueño, probablemente —murmuró, completando el hilo de sus pensamientos y echó a andar de vuelta a la posada en que se alojaba.
No llegaría lejos. Pero no fue el negro humo lo que la detuvo, ni siquiera la familiaridad de la cancioncilla que se apoderó de sus pensamientos, y su voz, mientras caminaba. Lo que la detuvo en seco fue la visión de la más hermosa mujer que había contemplado nunca.
El vuelco en sus entrañas le indicó que jamás se lo perdonaría y desperdiciaba la oportunidad de acercarse a ella, casi al mismo tiempo que notó cómo varios hombres proclamaban su devoción hacia la mujer. Como si un puñado de brutos de campo tuvieran lo que hay que tener para adorar a semejante diosa.
Utilizando como proyectiles(1) las rocas y ramas que encontraba por el suelo, se iba quitando de en medio a quienes estorbaban su camino hacia tan radiante premio, mientras le ofrecía su canto de vida eterna junto al coro de enamorados.
Hasta que el sonido de una voz conocida apagó todas las demás.
—Si quieres que no te olvide… Si quieres que te recuerde… Toca sones alegres, mamá… Música que no muere.
Desconcertada, Valeria se giró, buscando el origen de aquella voz y se encontró de frente con él. Y de lado. Cuando habló, incluso lo oyó detrás de ella:
—Pero Xtabay, celosa de Utz-Colel, le había preparado un ramo maldito…
Valeria se volvía por turnos hacia los cuatro hombres idénticos que la rodeaban que, una vez más, le recordaban la olvidada historia de la yum kimil(2), la flor negra y roja cuyos peligrosos efectos no conocería hasta muchos años más tarde. Embelesada como la chiquilla que era cuando primero escuchó aquel relato, Val intentó acercarse a uno de los narradores. Extendió la mano, pero cuando estaba a punto de tocarlo, su imagen desapareció, dejando tras de sí el halo de la diosa que seguía avanzando por la pradera.
No, la diosa no: Xtabay.
Valeria sintió de nuevo en sus entrañas el tirón que la impulsaba a seguirla, a ofrecerle su canto y su amor. Pero esta vez, logró resistirse al embrujo(3). Valoró en un rápido vistazo el caos que la rodeaba: muchos aún peleaban por ganar un puesto de honor junto a Xtabay, mientras que algunos habían empezado a plantarle cara, tratando de frenar su avance. Alguien estaba reuniendo a los niños para apartarlos del peligro y, por todas partes, la luz descendía a medida que apagaban hogueras al grito de “¡su corazón está en el fuego!”. Pero lo que a ella le ponía los pelos de punta era escuchar a los enamorados tarareando aquella tonadilla arrancada de algún rincón de su infancia.
Inicialmente, pensó en hacerlos parar a golpes, pero tras lanzar un par de pedradas(1), tuvo que reconocer que aquello iba a llevarle demasiado tiempo y energía. Recordó entonces otra antigua visión, donde los ojos ambarinos de aquel hombre se presentaran más envejecidos, pero alegres, en medio de una escena imposible.
Y el incienso que aún llevaba consigo.
Sin saber si sería suficiente para contrarrestar la compulsión que ella misma había sentido, sacó apresuradamente uno de los conos y lo encendió, acordándose después de apagar inmediatamente el fuego(4). Usó su magia de telequinesis para alejar el incienso de ella misma y acercarlo a aquellos hombres. El negro humo que emanaba de la mujer parecía invadirlo todo, pero quizá, si les acercaba el pequeño cono lo suficiente, podrían compartir una visión distinta. Una visión alegre, tal vez, aunque hasta una imagen perturbadora valdría la pena por apagar esa melodía que se tornaba espeluznante en la fría noche continental. ¿Un recuerdo triste, quizá?
----------
OFF: (1) Uso del rasgo de telequinesis avanzada.
(2) Mención a la planta del herbolario relacionada con la leyenda, también aporte de Itzamarai: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
(3) Uso el rasgo de voluntad, con la racial Superioridad Arcana, para disipar/resistir el efecto del hechizo de atracción (sé que la leyenda habla solo de hombres, pero Reike es muy bi y estamos en el siglo XXI xD).
(4) En caso de que apagar los fuegos no sea suficiente para acabar con Xtabay, utilizo el objeto Incienso de Jólmundröm (Al quemarse, produce en quienes respiren su humo un estado de conciencia alterado capaz de provocar visiones, individuales o colectivas. Puede usarse tanto con fines recreativos como para distraer enemigos. En este último caso, la distracción durará un turno y deberéis aseguraros de no respirar también el humo del incienso). Mi intención es distraer a los hombres (y quizá alguna mujer) hechizados para que dejen de tararear la cancioncilla. Si además se echan a llorar, en lugar de cantar para que nunca muera, pues ya sería la bomba, pero supongo que no tengo control sobre las alucinaciones que tendrán.
En resumen: gracias a que su deseo se cumplió al revés, Reike se acuerda de la leyenda que no escuchó on rol de boca de Itzamarai, pero sí de su papaíto, el albañil cuentacuentos, muchos años atrás. Luego, uso un incienso alucinógeno para tratar de distraer a los "enamorados" y que dejen de tararear la siniestra canción.
La tétrica mujer se alejó en busca de más historias, dejando a Valeria con sus pensamientos. El papel que llevaba apretado en la mano pareció quemarle de repente cuando todos a su alrededor comenzaron a señalar el cielo. El momento había llegado pero, atisbando una vez más al enmascarado entre otros asistentes, Valeria dudó.
Olvido era lo que había escrito en el papel. Aquel hombre no merecía la inquietud que se había instalado en su interior desde su última conversación con el infortunado Algren, ni ese absurdo viaje por Verisar. No después de haberle dado la espalda cuando más lo necesitaba. Pero, ¿realmente quería olvidar?
«Como si una puñetera estrella fuera a conceder deseos», se dijo con fastidio y echó el papel al fuego en un movimiento enérgico. No eran más que supersticiones, después de todo. Ni siquiera sabía qué le había pasado por la cabeza para escribir la maldita frase y caminar hasta allí con el resto de aldeanos.
—Falta de sueño, probablemente —murmuró, completando el hilo de sus pensamientos y echó a andar de vuelta a la posada en que se alojaba.
No llegaría lejos. Pero no fue el negro humo lo que la detuvo, ni siquiera la familiaridad de la cancioncilla que se apoderó de sus pensamientos, y su voz, mientras caminaba. Lo que la detuvo en seco fue la visión de la más hermosa mujer que había contemplado nunca.
El vuelco en sus entrañas le indicó que jamás se lo perdonaría y desperdiciaba la oportunidad de acercarse a ella, casi al mismo tiempo que notó cómo varios hombres proclamaban su devoción hacia la mujer. Como si un puñado de brutos de campo tuvieran lo que hay que tener para adorar a semejante diosa.
Utilizando como proyectiles(1) las rocas y ramas que encontraba por el suelo, se iba quitando de en medio a quienes estorbaban su camino hacia tan radiante premio, mientras le ofrecía su canto de vida eterna junto al coro de enamorados.
Hasta que el sonido de una voz conocida apagó todas las demás.
—Si quieres que no te olvide… Si quieres que te recuerde… Toca sones alegres, mamá… Música que no muere.
Desconcertada, Valeria se giró, buscando el origen de aquella voz y se encontró de frente con él. Y de lado. Cuando habló, incluso lo oyó detrás de ella:
—Pero Xtabay, celosa de Utz-Colel, le había preparado un ramo maldito…
Valeria se volvía por turnos hacia los cuatro hombres idénticos que la rodeaban que, una vez más, le recordaban la olvidada historia de la yum kimil(2), la flor negra y roja cuyos peligrosos efectos no conocería hasta muchos años más tarde. Embelesada como la chiquilla que era cuando primero escuchó aquel relato, Val intentó acercarse a uno de los narradores. Extendió la mano, pero cuando estaba a punto de tocarlo, su imagen desapareció, dejando tras de sí el halo de la diosa que seguía avanzando por la pradera.
No, la diosa no: Xtabay.
Valeria sintió de nuevo en sus entrañas el tirón que la impulsaba a seguirla, a ofrecerle su canto y su amor. Pero esta vez, logró resistirse al embrujo(3). Valoró en un rápido vistazo el caos que la rodeaba: muchos aún peleaban por ganar un puesto de honor junto a Xtabay, mientras que algunos habían empezado a plantarle cara, tratando de frenar su avance. Alguien estaba reuniendo a los niños para apartarlos del peligro y, por todas partes, la luz descendía a medida que apagaban hogueras al grito de “¡su corazón está en el fuego!”. Pero lo que a ella le ponía los pelos de punta era escuchar a los enamorados tarareando aquella tonadilla arrancada de algún rincón de su infancia.
Inicialmente, pensó en hacerlos parar a golpes, pero tras lanzar un par de pedradas(1), tuvo que reconocer que aquello iba a llevarle demasiado tiempo y energía. Recordó entonces otra antigua visión, donde los ojos ambarinos de aquel hombre se presentaran más envejecidos, pero alegres, en medio de una escena imposible.
Y el incienso que aún llevaba consigo.
Sin saber si sería suficiente para contrarrestar la compulsión que ella misma había sentido, sacó apresuradamente uno de los conos y lo encendió, acordándose después de apagar inmediatamente el fuego(4). Usó su magia de telequinesis para alejar el incienso de ella misma y acercarlo a aquellos hombres. El negro humo que emanaba de la mujer parecía invadirlo todo, pero quizá, si les acercaba el pequeño cono lo suficiente, podrían compartir una visión distinta. Una visión alegre, tal vez, aunque hasta una imagen perturbadora valdría la pena por apagar esa melodía que se tornaba espeluznante en la fría noche continental. ¿Un recuerdo triste, quizá?
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OFF: (1) Uso del rasgo de telequinesis avanzada.
(2) Mención a la planta del herbolario relacionada con la leyenda, también aporte de Itzamarai: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
(3) Uso el rasgo de voluntad, con la racial Superioridad Arcana, para disipar/resistir el efecto del hechizo de atracción (sé que la leyenda habla solo de hombres, pero Reike es muy bi y estamos en el siglo XXI xD).
(4) En caso de que apagar los fuegos no sea suficiente para acabar con Xtabay, utilizo el objeto Incienso de Jólmundröm (Al quemarse, produce en quienes respiren su humo un estado de conciencia alterado capaz de provocar visiones, individuales o colectivas. Puede usarse tanto con fines recreativos como para distraer enemigos. En este último caso, la distracción durará un turno y deberéis aseguraros de no respirar también el humo del incienso). Mi intención es distraer a los hombres (y quizá alguna mujer) hechizados para que dejen de tararear la cancioncilla. Si además se echan a llorar, en lugar de cantar para que nunca muera, pues ya sería la bomba, pero supongo que no tengo control sobre las alucinaciones que tendrán.
En resumen: gracias a que su deseo se cumplió al revés, Reike se acuerda de la leyenda que no escuchó on rol de boca de Itzamarai, pero sí de su papaíto, el albañil cuentacuentos, muchos años atrás. Luego, uso un incienso alucinógeno para tratar de distraer a los "enamorados" y que dejen de tararear la siniestra canción.
Reike
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
Unos minutos antes del caos...
En una fogata algo alejada del resto, un trío de siluetas ataviadas con llamativos ropajes charlaban entre sí, sin prestar demasiada atención a cuanto los rodeaba hasta que de repente, un aterrador vacío puso en alerta a uno de los presentes. - ¿Qué? ¿dónde está? - preguntó con incredulidad el afectado, palpándose a través de los pantalones. - ¿Qué buscas Logan? No me digas que ya estás borracho… - intervino una de las mujeres, sonriendo con malicia. - Cállate Meg, esto es grave, ¡mi miembro ha desaparecido! - exclamó, sin saber cómo asimilar algo semejante.
- Venga hombre, aún es pronto para que empieces a soltar estupideces. - replicó la pelirroja, sin tomarlo en serio. - ¡Que no miento! ¡no hay nada! ¡me he convertido en un maldito eunuco! - soltó, elevando la voz, y no fue el único en los alrededores. Viendo que otros hombres de las hogueras cercanas se quejaban de lo mismo, Meghan no pudo evitar soltar una sonora carcajada, para frustración de su acompañante. - Te juro que yo no lo he pedido pero la verdad es que resulta de lo más gracioso… - consiguió hablar entre risas, sujetándose el vientre con los brazos.
Logan la miró furioso, apretando los dientes y haciendo un esfuerzo monumental para no perder los papeles. - Ya, ya… no pongas esa cara, mejor preocúpate por tu futuro, ahora que has perdido lo que tenías entre las piernas dejarás de estar entre los favoritos de nuestra Señora. - contestó la joven, lanzando aquel dardo envenenado a sabiendas de que solo conseguiría aumentar la preocupación del moreno.
Una especie de melodía lejana comenzó a llegar hasta el grupo, consiguiendo que el humano levantase la vista hacia la hermosa mujer que acababa de aparecer en escena, encandilando a cuantos se encontraban cerca de ella. - ¿Oís eso? - preguntó, olvidando momentáneamente su problema para levantarse. - Tiene… tiene que ser mía, la deseo… mi ama… - murmuró, provocando la ira de Meghan con ese comentario.
Rápidamente, la hechicera se puso en pie y avanzó hacia él para abofetearlo con todas sus fuerzas, valiéndose de su magia para sacarlo de aquel extraño trance con el impacto. - ¿Qué balbuceas sucio traidor? Solo hay una persona a la que deberías referirte de ese modo, y no se encuentra aquí. - lo reprendió, clavando sus intensos ojos verdes en los de él. - De verdad que no sé qué ve en un tipo como tú… - continuó, aunque su mirada no tardó en descender por el cuerpo de Logan hasta la altura de las caderas. - Bueno sí, pero ahora que ya no lo tienes estoy segura de que te mandará a paseo. - rectificó, sin perder la oportunidad de atacarlo nuevamente.
- Chicos, parad ya. - intervino Milly, que hasta el momento se había mantenido al margen como mera espectadora, pero en vista de como se estaba complicando todo por la llegada de aquella extraña, no podía seguir callada. - ¿No os parece un desperdicio? - preguntó, observando los cadáveres en el suelo mientras éstos se transformaban lentamente en rosas. Ninguno de los dos se dignó a responderle, Logan porque aún estaba confundido y dolorido tras el golpe, y Meg porque seguía visiblemente enfadada por la facilidad con que la lealtad de su compañero cambiaba de una mujer a otra.
- Deberíamos volver, me muero de ganas de contarle a la Señora que de cintura para abajo ya no tienes nada útil, seguro que Lucius se alegra de oírlo. - rompió el silencio la pelirroja, pero antes de que el afectado pudiese replicarle, una visión en el cielo hizo que Milly se incorporase repentinamente, señalando a las alturas. - Ya basta, en vez de perder el tiempo con tonterías mirad ahí y decidme si veis lo mismo que yo. - instó, consiguiendo que le hiciesen algo de caso. - ¿Será posible? - susurró la bruja, atisbando la silueta de una joven que volaba gracias a unas imponentes alas de cuervo.
A paso ligero, Meghan avanzó lo suficiente como para ver a la Midgardiana más detalladamente, y una amplia sonrisa se abrió paso en su rostro al percatarse de que sus rasgos, tanto las oscuras extremidades como los cuernos que coronaban su cabeza por entre la negra melena, concordaban con la descripción que su ama les había dado tiempo atrás, al referirse a su hija.
- ¡Es ella! ¡Tiene que serlo! - exclamó, emocionada. - ¿Qué hacéis ahí parados? Volved y avisad a la Señora de que la hemos encontrado, yo me quedaré para vigilar sus pasos y ver a dónde va, me reuniré con vosotros más tarde. - ordenó, dirigiéndose a un punto desde el cual pudiese mantenerse cerca de la joven.
Obedientes, Logan y Milly emprendieron el camino de regreso a Lunargenta, pensando ya en cómo los recompensarían por tal hallazgo.
De vuelta con Ava…
Una vez usado el colgante, y viendo que surtía el efecto deseado al menos sobre el hombre al que lo había orientado en primer lugar, los gritos que hacían referencia a apagar las hogueras llamaron su atención, en especial los de una muchacha a la cual reconoció entre la multitud. - Itza. - musitó, descendiendo velozmente para alcanzar a la maga en cuanto la vio caer al suelo, pero por suerte aquel guerrero llegó a su lado, y a juzgar por su postura parecía dispuesto a defenderla.
- ¡Ava! ¡Ayúdame! - oyó gritar a Raiza desde otro lado, y ya que la hechicera estaba relativamente a salvo, optó por ir junto a su amiga, que trataba en vano de detener a uno de los hechizados. - ¡No puedo con él! - chilló, negándose a soltarlo, y no hizo falta que dijese más para entender la situación. - Debe ser el humano que le rompió el corazón… - pensó, y a pesar de ello, la híbrida luchaba con todas sus fuerzas para que no corriese el mismo destino de aquellos que yacían inertes sobre la tierra.
- ¡Apártate! - la avisó, impulsándose con las alas hacia ellos para embestir bruscamente al campesino, el cual acabó aterrizando a varios metros. - ¡Ava! Esa no era la forma. - se quejó la búfala, acudiendo a su lado tan rápido como le permitieron las piernas. - Tranquila, solo está inconsciente, tuve cuidado de controlar mi fuerza. - contestó, aunque la última parte era mentira. Ese individuo había jugado con las ilusiones de su compañera, así que no se sentía culpable por lo que acababa de hacer.
Tomando cada una un brazo, lo arrastraron lejos del alboroto, que aumentaba por momentos. Fuego, agua, tierra… el caos era total, pero al menos quedaba claro que había quienes se resistían a la magia de la fémina.
- ¡Robert! ¡Robert! - exclamó una voz a sus espaldas, provocando que el semblante de la híbrida se tornase triste. La esposa del humano había llegado para hacerse cargo de su marido, con lo que ellas sobraban. - Vamos Raiza, ayúdame a apagar las fogatas. - pidió la cuerva, alejándola de allí para ahorrarle el tener que ver a la persona que le había arrebatado su felicidad.
Y así, siguiendo las palabras de Itzamaray, el par de mujeres bestia se concentró en echar tierra a las hogueras para extinguir el fuego.
Off: Mi deseo invertido, varios miembros del círculo de Celene me han encontrado.
Veo a Itzamaray y a Alward de lejos, y luego de salvar a uno de los hechizados me pongo a apagar hogueras esperando que sirva de algo.
En una fogata algo alejada del resto, un trío de siluetas ataviadas con llamativos ropajes charlaban entre sí, sin prestar demasiada atención a cuanto los rodeaba hasta que de repente, un aterrador vacío puso en alerta a uno de los presentes. - ¿Qué? ¿dónde está? - preguntó con incredulidad el afectado, palpándose a través de los pantalones. - ¿Qué buscas Logan? No me digas que ya estás borracho… - intervino una de las mujeres, sonriendo con malicia. - Cállate Meg, esto es grave, ¡mi miembro ha desaparecido! - exclamó, sin saber cómo asimilar algo semejante.
- Venga hombre, aún es pronto para que empieces a soltar estupideces. - replicó la pelirroja, sin tomarlo en serio. - ¡Que no miento! ¡no hay nada! ¡me he convertido en un maldito eunuco! - soltó, elevando la voz, y no fue el único en los alrededores. Viendo que otros hombres de las hogueras cercanas se quejaban de lo mismo, Meghan no pudo evitar soltar una sonora carcajada, para frustración de su acompañante. - Te juro que yo no lo he pedido pero la verdad es que resulta de lo más gracioso… - consiguió hablar entre risas, sujetándose el vientre con los brazos.
Logan la miró furioso, apretando los dientes y haciendo un esfuerzo monumental para no perder los papeles. - Ya, ya… no pongas esa cara, mejor preocúpate por tu futuro, ahora que has perdido lo que tenías entre las piernas dejarás de estar entre los favoritos de nuestra Señora. - contestó la joven, lanzando aquel dardo envenenado a sabiendas de que solo conseguiría aumentar la preocupación del moreno.
Una especie de melodía lejana comenzó a llegar hasta el grupo, consiguiendo que el humano levantase la vista hacia la hermosa mujer que acababa de aparecer en escena, encandilando a cuantos se encontraban cerca de ella. - ¿Oís eso? - preguntó, olvidando momentáneamente su problema para levantarse. - Tiene… tiene que ser mía, la deseo… mi ama… - murmuró, provocando la ira de Meghan con ese comentario.
Rápidamente, la hechicera se puso en pie y avanzó hacia él para abofetearlo con todas sus fuerzas, valiéndose de su magia para sacarlo de aquel extraño trance con el impacto. - ¿Qué balbuceas sucio traidor? Solo hay una persona a la que deberías referirte de ese modo, y no se encuentra aquí. - lo reprendió, clavando sus intensos ojos verdes en los de él. - De verdad que no sé qué ve en un tipo como tú… - continuó, aunque su mirada no tardó en descender por el cuerpo de Logan hasta la altura de las caderas. - Bueno sí, pero ahora que ya no lo tienes estoy segura de que te mandará a paseo. - rectificó, sin perder la oportunidad de atacarlo nuevamente.
- Chicos, parad ya. - intervino Milly, que hasta el momento se había mantenido al margen como mera espectadora, pero en vista de como se estaba complicando todo por la llegada de aquella extraña, no podía seguir callada. - ¿No os parece un desperdicio? - preguntó, observando los cadáveres en el suelo mientras éstos se transformaban lentamente en rosas. Ninguno de los dos se dignó a responderle, Logan porque aún estaba confundido y dolorido tras el golpe, y Meg porque seguía visiblemente enfadada por la facilidad con que la lealtad de su compañero cambiaba de una mujer a otra.
- Deberíamos volver, me muero de ganas de contarle a la Señora que de cintura para abajo ya no tienes nada útil, seguro que Lucius se alegra de oírlo. - rompió el silencio la pelirroja, pero antes de que el afectado pudiese replicarle, una visión en el cielo hizo que Milly se incorporase repentinamente, señalando a las alturas. - Ya basta, en vez de perder el tiempo con tonterías mirad ahí y decidme si veis lo mismo que yo. - instó, consiguiendo que le hiciesen algo de caso. - ¿Será posible? - susurró la bruja, atisbando la silueta de una joven que volaba gracias a unas imponentes alas de cuervo.
A paso ligero, Meghan avanzó lo suficiente como para ver a la Midgardiana más detalladamente, y una amplia sonrisa se abrió paso en su rostro al percatarse de que sus rasgos, tanto las oscuras extremidades como los cuernos que coronaban su cabeza por entre la negra melena, concordaban con la descripción que su ama les había dado tiempo atrás, al referirse a su hija.
- ¡Es ella! ¡Tiene que serlo! - exclamó, emocionada. - ¿Qué hacéis ahí parados? Volved y avisad a la Señora de que la hemos encontrado, yo me quedaré para vigilar sus pasos y ver a dónde va, me reuniré con vosotros más tarde. - ordenó, dirigiéndose a un punto desde el cual pudiese mantenerse cerca de la joven.
Obedientes, Logan y Milly emprendieron el camino de regreso a Lunargenta, pensando ya en cómo los recompensarían por tal hallazgo.
De vuelta con Ava…
Una vez usado el colgante, y viendo que surtía el efecto deseado al menos sobre el hombre al que lo había orientado en primer lugar, los gritos que hacían referencia a apagar las hogueras llamaron su atención, en especial los de una muchacha a la cual reconoció entre la multitud. - Itza. - musitó, descendiendo velozmente para alcanzar a la maga en cuanto la vio caer al suelo, pero por suerte aquel guerrero llegó a su lado, y a juzgar por su postura parecía dispuesto a defenderla.
- ¡Ava! ¡Ayúdame! - oyó gritar a Raiza desde otro lado, y ya que la hechicera estaba relativamente a salvo, optó por ir junto a su amiga, que trataba en vano de detener a uno de los hechizados. - ¡No puedo con él! - chilló, negándose a soltarlo, y no hizo falta que dijese más para entender la situación. - Debe ser el humano que le rompió el corazón… - pensó, y a pesar de ello, la híbrida luchaba con todas sus fuerzas para que no corriese el mismo destino de aquellos que yacían inertes sobre la tierra.
- ¡Apártate! - la avisó, impulsándose con las alas hacia ellos para embestir bruscamente al campesino, el cual acabó aterrizando a varios metros. - ¡Ava! Esa no era la forma. - se quejó la búfala, acudiendo a su lado tan rápido como le permitieron las piernas. - Tranquila, solo está inconsciente, tuve cuidado de controlar mi fuerza. - contestó, aunque la última parte era mentira. Ese individuo había jugado con las ilusiones de su compañera, así que no se sentía culpable por lo que acababa de hacer.
Tomando cada una un brazo, lo arrastraron lejos del alboroto, que aumentaba por momentos. Fuego, agua, tierra… el caos era total, pero al menos quedaba claro que había quienes se resistían a la magia de la fémina.
- ¡Robert! ¡Robert! - exclamó una voz a sus espaldas, provocando que el semblante de la híbrida se tornase triste. La esposa del humano había llegado para hacerse cargo de su marido, con lo que ellas sobraban. - Vamos Raiza, ayúdame a apagar las fogatas. - pidió la cuerva, alejándola de allí para ahorrarle el tener que ver a la persona que le había arrebatado su felicidad.
Y así, siguiendo las palabras de Itzamaray, el par de mujeres bestia se concentró en echar tierra a las hogueras para extinguir el fuego.
Off: Mi deseo invertido, varios miembros del círculo de Celene me han encontrado.
Veo a Itzamaray y a Alward de lejos, y luego de salvar a uno de los hechizados me pongo a apagar hogueras esperando que sirva de algo.
- Apariencias de referencia:
- Logan
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Meghan
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Milly
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Ava Kenrith
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
Cuando esperaba ayuda por parte de Gaegel, jamás hubiera imaginado que se volvería un bello y esponjoso lobo blanco, debía suprimir mis impulsos de abrazarlo solo porque la situación era un completo desorden.
El tiempo corría pero suerte la ayuda de Meleis y Gaegel facilitaban las cosas. En su lomo me había encargado de subir a un par de niños más para que fuese al lugar en donde se encontraba Terric. Con su olfato canino no le costaría llegar hasta él.
- "Apaguen el fuego" - Se escuchaba entre los gritos, una muralla de agua se hizo presente, para ese punto ya estaba un poco más dentro del jaleo buscando niños que salvar. Meleis seguía sobrevolando la zona y expulsando chorros de agua de su boca, tal vez había escuchado los gritos y hacía lo que podía desde las alturas así mismo me abría camino.
Era evidente que sin la luz del fuego moverse en un terreno más oscuro alentaría le proceso, debía confiar más en mi oído y en la poca visibilidad que mis ojos me irían ofreciendo. Con mi látigo y su efecto rocoso me encargaba de inmovilizar a los que venían hacia bastante frenéticos. Lo mío no era la lucha cuerpo a cuerpo, y la verdad solo el impulso absurdo de querer salvar vidas - creo que comenzaba a culpar a Meleis de ello- era lo que me tenía ahí.
"¡Usar la tierra, apagar el fuego con tierra!" . Escuché, era un timbre de voz familiar y no estaba lejos, de hecho aún podían verse varias hogueras encendidas a su alrededor. Conocía a esa pequeña, era quien había relatado tan fascinante historia antes de marcharse con un sujeto con mascara de lobo.
Me impulsé con mis piernas hacia su dirección, si bien no perdería el tiempo apagando las fogatas con tierra, teniendo un dragón que me abría camino con el agua de su aliento. Con mi mano libre, al encontrarme en la distancia precisa, apunté en diversas direcciones al tiempo que salían disparadas esferas de agua a gran velocidad. (1)
Llegué hacia la muchacha, para este punto se me notaba el jadeo del cansancio, había recorrido tanto que era de esperarse para este punto. - ¿Te encuentras bien? - Miré sus manos, estaba herida. - Mejor salgamos de aquí, aquellos que no podemos luchar solo seremos una carga para los guerreros. - Me agaché y coloqué mi espalda en frente a ella. - Sube. Mi hermano tiene medicina consigo pero necesitamos irnos a un lugar menos alocado. - Dije intentando sonar tranquila. La verdad es que ya no tenía mucha energía y si no salía de allí pronto sería contraproducente.
- ¡Meleis apaga las que pueda y traza el camino de regreso! - Grité tan alto como me lo permití. El rugido en respuesta no tardó en llegar. Y la "lluvia" nos arropó.
Tenía mi látigo y miraba a nuestro alrededor alerta a que algún loco no se acercara a ambas. De todos modos teníamos protección aérea a menos de diez metros arriba.
El tiempo corría pero suerte la ayuda de Meleis y Gaegel facilitaban las cosas. En su lomo me había encargado de subir a un par de niños más para que fuese al lugar en donde se encontraba Terric. Con su olfato canino no le costaría llegar hasta él.
- "Apaguen el fuego" - Se escuchaba entre los gritos, una muralla de agua se hizo presente, para ese punto ya estaba un poco más dentro del jaleo buscando niños que salvar. Meleis seguía sobrevolando la zona y expulsando chorros de agua de su boca, tal vez había escuchado los gritos y hacía lo que podía desde las alturas así mismo me abría camino.
Era evidente que sin la luz del fuego moverse en un terreno más oscuro alentaría le proceso, debía confiar más en mi oído y en la poca visibilidad que mis ojos me irían ofreciendo. Con mi látigo y su efecto rocoso me encargaba de inmovilizar a los que venían hacia bastante frenéticos. Lo mío no era la lucha cuerpo a cuerpo, y la verdad solo el impulso absurdo de querer salvar vidas - creo que comenzaba a culpar a Meleis de ello- era lo que me tenía ahí.
"¡Usar la tierra, apagar el fuego con tierra!" . Escuché, era un timbre de voz familiar y no estaba lejos, de hecho aún podían verse varias hogueras encendidas a su alrededor. Conocía a esa pequeña, era quien había relatado tan fascinante historia antes de marcharse con un sujeto con mascara de lobo.
Me impulsé con mis piernas hacia su dirección, si bien no perdería el tiempo apagando las fogatas con tierra, teniendo un dragón que me abría camino con el agua de su aliento. Con mi mano libre, al encontrarme en la distancia precisa, apunté en diversas direcciones al tiempo que salían disparadas esferas de agua a gran velocidad. (1)
Llegué hacia la muchacha, para este punto se me notaba el jadeo del cansancio, había recorrido tanto que era de esperarse para este punto. - ¿Te encuentras bien? - Miré sus manos, estaba herida. - Mejor salgamos de aquí, aquellos que no podemos luchar solo seremos una carga para los guerreros. - Me agaché y coloqué mi espalda en frente a ella. - Sube. Mi hermano tiene medicina consigo pero necesitamos irnos a un lugar menos alocado. - Dije intentando sonar tranquila. La verdad es que ya no tenía mucha energía y si no salía de allí pronto sería contraproducente.
- ¡Meleis apaga las que pueda y traza el camino de regreso! - Grité tan alto como me lo permití. El rugido en respuesta no tardó en llegar. Y la "lluvia" nos arropó.
Tenía mi látigo y miraba a nuestro alrededor alerta a que algún loco no se acercara a ambas. De todos modos teníamos protección aérea a menos de diez metros arriba.
- Off:
- Outfit
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Disfraz de Gomejo [Ropas comunes pobres]: No están pensadas para protección en batalla, sino para abrigar y vestir. Al ser de calidad Pobre su estética es deficiente.
- Interactúo con con Itzamaray.
Se mantienen en constante uso durante todo el post.
- [Meleis] Don Ancestral: [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros (nariz a punta de la cola), lo que aumenta considerablemente mi resistencia. Puedo volver a forma humana a voluntad. [Equipado con Armadura de Fieras Ligera y encantamiento Pudor. Ver [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo] ]
- [Meleis] Aliento elemental: Puedo lanzar mi elemento afín desde mis entrañas en forma de dragón. (Elemento agua)
- [Meraxes] Sé como el agua: [Pasiva] Mientras haya agua bajo mis pies, puedo deslizarme por esta con agilidad y usarla para impulsarme.
- (1) [Meraxes ] Proyectiles: [Mágica, 2 usos.] Manipulo el agua a mi alrededor para generar esferas (Máximo 3) que puedo disparar a no más de diez metros a fin de impactar contra uno o varios objetivos. [Gasto ambos usos]
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal [Debajo del Disfraz]
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura. [2]
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso
- Bomull (Cría de Gomejo)
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
Con las manos cubriendo, en medida de lo posible, su cabeza, trataba de no recibir mucho daño, tuvo un fuerte golpe de miedo. La circunstancia la superaba, y de nuevo la frustración llegó, pero, afortunadamente para ella, al menos, de un tirón a su brazo que, levantó a la maga del suelo, quien torpemente trató de mantenerse de pie ante lo inesperado de la acción. Resultó ser un hombre *(1) con la intención de ayudarla, y aunque estaba todavía aturdida, asintió efusivamente, y continuó su cometido. Se hacía difícil moverse entre lodo y tanto movimiento alrededor de ellos.
Cuando miró el resto del terreno, en busca de los fuegos, ya parecía haber menos, pero las personas encantadas por aquella presencia mística, no parecían cambiar rumbo o al menos no todas, no le parecía que perdiera poder. Acompañada por el humano, hizo lo que creyó purificaría el lugar, y con ello extinguir la presencia. Al suelo volverse fangoso por los proyectiles de agua, cuyo origen desconocía, pues en todo este tiempo no había vuelto a levantar la vista al cielo, hizo menos complicado tomar puñados grandes de tierra y aventarlos en las pocas hogueras a las que logró acudir. Se preguntó si su magia era tan insignificante cómo para no crear ningún efecto en los demás, o simplemente no se daba cuenta de ello.
Lo peor, al menos en su criterio, era que no podía ver al vampiro, y no era tarea fácil cuando la mayoría de los presentes superan por varias cabezas tu visión, obstaculizandola. Si bien, ya no lloraba de histeria, se sentía perdida. ¿Qué más podía hacer? No podía pelear, ni usaba hechizos lo suficientemente fuertes para combatir a la Xatabay. Sus manos se aferraron a las prendas del hombre, sin saber qué más hacer, en cierto punto chocaron con un grupo más grande e inevitablemente se vio arrastrada hacia la dirección de donde al inicio la había encontrado.
Entre la multitud más próxima, buscaba al guerrero que había acudido a ayudarla, pero no estaba ahí. Queriendo salir de ahí, para no acabar aplastada, se encontró de frente con la misma mujer de cabello platino y disfraz de una especie de roedor *(2), que había contado una historia demoníaca, y al dirigirse a la bruja, ésta sintió un ligero alivio. Tenía toda la razón, permanecer en medio complicaría el esfuerzo de los demás, no tenía nada mas que ofrecer. Asustada como un animalito, asintió, y se subió a sus espaldas abrazándola y mirando hacia la muchedumbre que continuaba eufórica, y luego hacia el cielo dónde dirigió la mujer sus palabras siguientes. Un dragón, causó que abriera muy bien los ojos, impresionada, pues era la primera vez que veía uno fuera de libros y pinturas. El agua que arrojó, despejó su cara de tierra y sangre salpicada.
Desde donde estaban, quiso recorrer una vez más en búsqueda de Zagreus, sin éxito. -Yo sólo quería contar historias...- Dijo entre lágrimas, y creyendo que había provocado una masacre, y sin saber que más de uno sentía esa culpa, bajo diferentes razones. -¿Por qué está pasando todo? Y... Y mi señor está perdido...- Sollozaba con la cara enterrada en la tela afelpada. Lo que parecía ser de la noche más tranquila y contemplativa, a una locura de lujuria, gritos, peleas y muerte... Y desaparición. Ésto era mucho más de lo que podría tolerar, no importa cuánto se comporte como una "adulta", y sobre todo la terrible idea de que algo grave le hubiera acontecido a su señor.
Cuando miró el resto del terreno, en busca de los fuegos, ya parecía haber menos, pero las personas encantadas por aquella presencia mística, no parecían cambiar rumbo o al menos no todas, no le parecía que perdiera poder. Acompañada por el humano, hizo lo que creyó purificaría el lugar, y con ello extinguir la presencia. Al suelo volverse fangoso por los proyectiles de agua, cuyo origen desconocía, pues en todo este tiempo no había vuelto a levantar la vista al cielo, hizo menos complicado tomar puñados grandes de tierra y aventarlos en las pocas hogueras a las que logró acudir. Se preguntó si su magia era tan insignificante cómo para no crear ningún efecto en los demás, o simplemente no se daba cuenta de ello.
Lo peor, al menos en su criterio, era que no podía ver al vampiro, y no era tarea fácil cuando la mayoría de los presentes superan por varias cabezas tu visión, obstaculizandola. Si bien, ya no lloraba de histeria, se sentía perdida. ¿Qué más podía hacer? No podía pelear, ni usaba hechizos lo suficientemente fuertes para combatir a la Xatabay. Sus manos se aferraron a las prendas del hombre, sin saber qué más hacer, en cierto punto chocaron con un grupo más grande e inevitablemente se vio arrastrada hacia la dirección de donde al inicio la había encontrado.
Entre la multitud más próxima, buscaba al guerrero que había acudido a ayudarla, pero no estaba ahí. Queriendo salir de ahí, para no acabar aplastada, se encontró de frente con la misma mujer de cabello platino y disfraz de una especie de roedor *(2), que había contado una historia demoníaca, y al dirigirse a la bruja, ésta sintió un ligero alivio. Tenía toda la razón, permanecer en medio complicaría el esfuerzo de los demás, no tenía nada mas que ofrecer. Asustada como un animalito, asintió, y se subió a sus espaldas abrazándola y mirando hacia la muchedumbre que continuaba eufórica, y luego hacia el cielo dónde dirigió la mujer sus palabras siguientes. Un dragón, causó que abriera muy bien los ojos, impresionada, pues era la primera vez que veía uno fuera de libros y pinturas. El agua que arrojó, despejó su cara de tierra y sangre salpicada.
Desde donde estaban, quiso recorrer una vez más en búsqueda de Zagreus, sin éxito. -Yo sólo quería contar historias...- Dijo entre lágrimas, y creyendo que había provocado una masacre, y sin saber que más de uno sentía esa culpa, bajo diferentes razones. -¿Por qué está pasando todo? Y... Y mi señor está perdido...- Sollozaba con la cara enterrada en la tela afelpada. Lo que parecía ser de la noche más tranquila y contemplativa, a una locura de lujuria, gritos, peleas y muerte... Y desaparición. Ésto era mucho más de lo que podría tolerar, no importa cuánto se comporte como una "adulta", y sobre todo la terrible idea de que algo grave le hubiera acontecido a su señor.
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Off
1. Interacción con Alward
2. Se va con la gomeja Meraxes.
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
Una vez que dejé a Terric en un sitio que me parecía seguro, el niño me miró atentamente, pero en recordó las palabras que le había dicho Mera, por lo que me dedicó una sonrisa, aunque aún se le veían sus ojos llorosos. Ese pequeño, de manera instintiva me causó un sentimiento que había dejado en el olvido. Le di un par de lamidas en su mejilla, y eso provocó que riera un poco. Al verlo más tranquilo regresé con mi acompañante. Una vez allí, Mera le colocó a los niños, fui lo más rápido posible, pero evitando que las criaturas se cayeran de mi lomo. No cabe duda que de un momento a otro, un simple evento que parece pacífico se puede volver caótico. Las memorias de Dundarak aún estaban recientes en mi cabeza, por muy borrosas que hayan sido lo último de la noche.
Llevé a los otros niños hacia donde estaba Terric. Al llegar allí, los niños jalaron un momento mis orejas. - Por los dioses, ¿Así tratan a sus perros? - Esos niños eran más pequeños que Terric, por lo que miré al mayor de los pequeños y le hice una seña para que los cuidara. No podía quedarme en ese lugar, por lo que debía ir de regreso a donde estaba ese caos. En mi carrera, logré escuchar la voz de una niña con una indicación clara que decía "¡Apagad los fuegos! ¡El corazón de esa bruja está en el fuego! ".
¿Tenía sentido lo que una niña decía? Bueno, ¿Por qué no intentarlo? Me detuve donde había una hoguera y con mis patas comencé a lanzar la tierra, aunque con tanta agua en el lugar ya era prácticamente lodo lo que arrojaba. No me costó mucho trabajo apagarla, por lo que volví a encarrerarme hacia donde estaba Mera.
Una vez que logré divisarla. Logré ver cómo dos hombres corpulentos se acercaban hacia Mera, y no con buenas intenciones. - ¡No te acerques a nuestra amada! - Te daremos una lección. - Dijo un hombre con un mazo en su diestra. Al ver y escuchar aquello me apresuré aún más, logrando rebasar a mi acompañante y dando un salto embistiendo al hombre con el mazo para así derribarlo. Acto seguido fijé mi vista hacia el otro sujeto, al cual le gruñí y me lancé sobre el para derribarlo y morderle una de sus piernas. (1)
OFF:
1) La gran capacidad de Gaegel se debe a su talento "Nocturno". Sumando a que sigue en su forma de lobo.
En resumen: Deja a Terric y a unos niños en un lugar seguro, apaga una fogata y se reúne con Meraxes, la cual carga a Itzamaray.
Llevé a los otros niños hacia donde estaba Terric. Al llegar allí, los niños jalaron un momento mis orejas. - Por los dioses, ¿Así tratan a sus perros? - Esos niños eran más pequeños que Terric, por lo que miré al mayor de los pequeños y le hice una seña para que los cuidara. No podía quedarme en ese lugar, por lo que debía ir de regreso a donde estaba ese caos. En mi carrera, logré escuchar la voz de una niña con una indicación clara que decía "¡Apagad los fuegos! ¡El corazón de esa bruja está en el fuego! ".
¿Tenía sentido lo que una niña decía? Bueno, ¿Por qué no intentarlo? Me detuve donde había una hoguera y con mis patas comencé a lanzar la tierra, aunque con tanta agua en el lugar ya era prácticamente lodo lo que arrojaba. No me costó mucho trabajo apagarla, por lo que volví a encarrerarme hacia donde estaba Mera.
Una vez que logré divisarla. Logré ver cómo dos hombres corpulentos se acercaban hacia Mera, y no con buenas intenciones. - ¡No te acerques a nuestra amada! - Te daremos una lección. - Dijo un hombre con un mazo en su diestra. Al ver y escuchar aquello me apresuré aún más, logrando rebasar a mi acompañante y dando un salto embistiendo al hombre con el mazo para así derribarlo. Acto seguido fijé mi vista hacia el otro sujeto, al cual le gruñí y me lancé sobre el para derribarlo y morderle una de sus piernas. (1)
OFF:
1) La gran capacidad de Gaegel se debe a su talento "Nocturno". Sumando a que sigue en su forma de lobo.
En resumen: Deja a Terric y a unos niños en un lugar seguro, apaga una fogata y se reúne con Meraxes, la cual carga a Itzamaray.
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
La risa volvió a sonar mientras Sango repelía los golpes de sus atacantes. Su cabeza estaba puesta en otro sitio en lugar de tratar de derribar al pelirrojo. El deseo de agradar a la dama, a la carcasa que decidió mostrar la bruja. Ya había derribado a tres de ellos, cuando la bruja volvió a hablar.
- Ah, nuestro héroe... ¿Es así cómo te esperabas el agradecimiento a tu sacrificio?- río entredientes-. Tanto esfuerzo para esto.
Ben recibió un codazo en el rostro que le desequilibró lo que hizo que perdiera la posición y se echara hacia atrás. El autor del codazo se giró para buscar el favor de la dama y espoleó a los demás, que querían demostrar que eran mucho más capaces que su compañero.
El egoísmo dominaba sus actos, no había coordinación de ningún tipo, sólo caos. Un caos que dominaba sus mentes. Un caos impuesto por un poder desatado, sin filtro. Un poder dañino, oscuro.
- No soy vuestro enemigo. Lo es la bruja, ¡dejadme!
Ben sujetó un brazo que quería impactar en él y lanzó al hombre contra otros dos y acto seguido se abalanzó contra el resto para derribarlos a todos. En el choque se hizo daño pero consiguió su objetivo. Rodó por encima de los hombres y se levantó en cuanto tocó tierra.
Buscó a la mujer sin éxito y decidió entonces lanzarse a la batalla y ayudar en la lucha contra los demonios pero en el momento que echaba mano a las armas, la niebla negra se hizo más espesa a su alrededor. Ben pasó la lengua por los labios.
Desenvainó la espada y giró sobre sí mismo tratando de ver algo a través de la niebla. Tratando de verla a ella.
- ¿Me temes, bruja?
Entonces, la niebla tomó forma frente a él. Era una forma conocida. Reciente. Pero de un tamaño descomunal. La bruja se hizo visible frente a él, midiendo tres o cuatro veces más de lo que había visto hacía tan sólo unos instantes.
Sus grandes ojos, se posaron sobre él. Sango se estremeció al ver el brillo antinatural de sus ojos, un brillo gris, como de sueño. Gruñó para quitarse esa sensación.
- No juegues con poderes que te quedan grande, Ben Nelad.
La niebla entonces se cerró en torno a él. Ben lanzó un espadazo al frente y la oscuridad le engulló mientras él corrió hacia delante para salir de lo que le acababa de atrapar.
La niebla se disipó y cuando quiso darse cuenta no tuvo tiempo para frenar y se llevó por delante a alguien que no reconoció. En el suelo Ben escuchó la risa de la bruja mientras recordaba la promesa que había hecho.
- Ah, nuestro héroe... ¿Es así cómo te esperabas el agradecimiento a tu sacrificio?- río entredientes-. Tanto esfuerzo para esto.
Ben recibió un codazo en el rostro que le desequilibró lo que hizo que perdiera la posición y se echara hacia atrás. El autor del codazo se giró para buscar el favor de la dama y espoleó a los demás, que querían demostrar que eran mucho más capaces que su compañero.
El egoísmo dominaba sus actos, no había coordinación de ningún tipo, sólo caos. Un caos que dominaba sus mentes. Un caos impuesto por un poder desatado, sin filtro. Un poder dañino, oscuro.
- No soy vuestro enemigo. Lo es la bruja, ¡dejadme!
Ben sujetó un brazo que quería impactar en él y lanzó al hombre contra otros dos y acto seguido se abalanzó contra el resto para derribarlos a todos. En el choque se hizo daño pero consiguió su objetivo. Rodó por encima de los hombres y se levantó en cuanto tocó tierra.
Buscó a la mujer sin éxito y decidió entonces lanzarse a la batalla y ayudar en la lucha contra los demonios pero en el momento que echaba mano a las armas, la niebla negra se hizo más espesa a su alrededor. Ben pasó la lengua por los labios.
Desenvainó la espada y giró sobre sí mismo tratando de ver algo a través de la niebla. Tratando de verla a ella.
- ¿Me temes, bruja?
Entonces, la niebla tomó forma frente a él. Era una forma conocida. Reciente. Pero de un tamaño descomunal. La bruja se hizo visible frente a él, midiendo tres o cuatro veces más de lo que había visto hacía tan sólo unos instantes.
Sus grandes ojos, se posaron sobre él. Sango se estremeció al ver el brillo antinatural de sus ojos, un brillo gris, como de sueño. Gruñó para quitarse esa sensación.
- No juegues con poderes que te quedan grande, Ben Nelad.
La niebla entonces se cerró en torno a él. Ben lanzó un espadazo al frente y la oscuridad le engulló mientras él corrió hacia delante para salir de lo que le acababa de atrapar.
La niebla se disipó y cuando quiso darse cuenta no tuvo tiempo para frenar y se llevó por delante a alguien que no reconoció. En el suelo Ben escuchó la risa de la bruja mientras recordaba la promesa que había hecho.
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Re: La noche de los 9 deseos [Evento social]
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Vuelta a la calma...
Una violenta batalla se había iniciado, atrayendo la atención de los presentes que se dirigían directo hacia el peligro, algunos imprudentes hacían gala de su fuerza y poderío arremetiendo violentamente contra aquella misteriosa y siniestra mujer, otros con más cautela ayudaban a distancia, apoyando en la lucha de diferentes maneras.
Al mismo tiempo, otros se habían enfocado en aspectos que luego tomarían mucha más relevancia, ayudando a poner a salvo a los niños que habían quedado atrapados en medio de la batalla, y esto justamente había servido para facilitar las cosas reuniendo a todos en un mismo lugar para que todo terminara más rápido -Ma… má… ¿eres tú?- Dijo el pequeño Terric luego de que Gaegel lo pusiera a salvo junto con otros niños que ahora se encontraban a buen resguardo por la madre de Terric, aunque algo en su mirada y en sus intenciones lucía diferente.
¡Mamá!- Dijo el niño y corrió emocionado a abrazar a su madre -Ven con nosotros, ahora todo estará bien- Abrazó al niño y le señaló un espejo no muy lejano por donde otros niños estaban cruzando, como si de alguna puerta mágica se tratara -Claro, mamá, como digas, salgamos de aquí- El obediente pequeño corrió de prisa hasta que su cuerpo se perdió dentro del espejo -Ustedes también vayan, mis niños, no es seguro estar aquí- La mujer animó a todos con una inquietante sonrisa.
Claro, mamá- Dijeron los otros chicos casi al unísono mientras corrían hasta perderse en el espejo -Está hecho- Dijo la mujer mientras cubría su rostro bajo la sombra que producía su larga cabellera y se perdía en el espejo con el resto de los niños. En apenas un parpadeo el espejo ya no estaba y no había rastro de los niños, pero no era lo único que iba a terminar.
Mientras tanto, la mujer misteriosa comenzaba a desvanecerse al tiempo que las llamas se extinguían. Muy de prisa comenzaba a perder su cuerpo hasta que finalmente no quedaba más que una parte de su rostro con una sonrisa de victoria -Está hecho- Alcanzó a decir mientras les regalaba la victoria a los héroes de aquella noche, aunque era una victoria cuyas consecuencias no tardarían en notar.
Unos instantes más tarde, todo el humo había desaparecido, y los presentes despertarían tal como si todo lo vivido hubiese sido solo parte de un muy mal sueño. El piso que antes estaba decorado por cadáveres y flores ahora se veía vacío, sin rastros de muerte o batalla. De cualquier forma, el peligro había terminado, si es que realmente había estado allí. La celebración volvió invadir la noche en unos instantes y algunas estrellas, que parecían detenidas, continuaron su fugaz desfile por el cielo para que terminaran de pedir sus deseos.
Aunque no todos tendrían un final feliz -¡Terric! ¿Alguien ha visto a mi hijo Terric?- Gritaba una mujer desesperada mientras corría por todo el lugar -¡Terric! ¿A dónde fuiste? Por favor, quién ha visto a… ¿Mi hijo?... ¿Tenía un hijo?- Confundida y envuelta en llanto, la mujer cayó de rodillas -¿Quién es Terric?- Murmuró con una mano apretando su pecho. Tras ella, otras madres se mostraban asustadas y confundidas. Parecían buscar a alguien con la mirada, pero no podrían recordar a quién.
Aunque, no estén tristes, aquello era solo un pequeño detalle aislado. Que unos niños más o unos menos, no harán mucha diferencia. Había demasiados motivos para continuar la celebración, sobre todo para los caballeros que ahora finalmente estarían completos y en paz para disfrutar el resto de una tranquila noche estrellada, como si nada malo hubiera ocurrido.
∞ El desenlace de esta historia ha sido todo un éxito. No pregunten para quién, es lo de menos. Lo que importa es que esta vez no hubo ninguna cuidad explotada ni tampoco tendrán ningún trauma, pues todos los acontecimientos desde la aparición del humo hasta la desaparición de la mujer sombría serán lentamente olvidados por todos, hasta llegar a creer que todo fue simplemente un sueño.
∞ Lograron hacer de este evento algo muy interesante, por lo que debemos agradecerles el haber participado y ayudado a construir una historia que, por ahora, va dejando algunos cabos sueltos, pero que pronto irán tomando sentido y dando lugar a una historia más grande. No dejen de prepararse para lo que vendrá.
∞ Sí, ya vamos a la parte que todos esperan. Aunque el mejor premio que les daremos es la oportunidad de seguir con vida, también les daremos otras cosas menos importantes como 5 px y 50 aeros para todos los participantes.
∞ Además de esto, todos los presentes reciben también una Galleta de Humo.
∞ Y no olvidemos a la historia que recibió más votos y que fue el alma de la fiesta. Por haber contado la historia ganadora, la adorable Itzamaray recibe 100 aeros extras y una bonita Flor de Pesadilla (Cortesía de Zagreus, cuyas palabras citamos: “si eso implica una maldición que así sea”).
∞ Adicionalmente, Alward, Meraxes, Gaegel, Zagreus, Nero y Reike reciben 50 aeros adicionales por sus historias, cortesía de la Bruja de Oniria, quien les estará muy agradecida por sus contribuciones. (Si nos ha faltado alguien en esta parte por favor, envíen mp).
Al mismo tiempo, otros se habían enfocado en aspectos que luego tomarían mucha más relevancia, ayudando a poner a salvo a los niños que habían quedado atrapados en medio de la batalla, y esto justamente había servido para facilitar las cosas reuniendo a todos en un mismo lugar para que todo terminara más rápido -Ma… má… ¿eres tú?- Dijo el pequeño Terric luego de que Gaegel lo pusiera a salvo junto con otros niños que ahora se encontraban a buen resguardo por la madre de Terric, aunque algo en su mirada y en sus intenciones lucía diferente.
¡Mamá!- Dijo el niño y corrió emocionado a abrazar a su madre -Ven con nosotros, ahora todo estará bien- Abrazó al niño y le señaló un espejo no muy lejano por donde otros niños estaban cruzando, como si de alguna puerta mágica se tratara -Claro, mamá, como digas, salgamos de aquí- El obediente pequeño corrió de prisa hasta que su cuerpo se perdió dentro del espejo -Ustedes también vayan, mis niños, no es seguro estar aquí- La mujer animó a todos con una inquietante sonrisa.
Claro, mamá- Dijeron los otros chicos casi al unísono mientras corrían hasta perderse en el espejo -Está hecho- Dijo la mujer mientras cubría su rostro bajo la sombra que producía su larga cabellera y se perdía en el espejo con el resto de los niños. En apenas un parpadeo el espejo ya no estaba y no había rastro de los niños, pero no era lo único que iba a terminar.
Mientras tanto, la mujer misteriosa comenzaba a desvanecerse al tiempo que las llamas se extinguían. Muy de prisa comenzaba a perder su cuerpo hasta que finalmente no quedaba más que una parte de su rostro con una sonrisa de victoria -Está hecho- Alcanzó a decir mientras les regalaba la victoria a los héroes de aquella noche, aunque era una victoria cuyas consecuencias no tardarían en notar.
Unos instantes más tarde, todo el humo había desaparecido, y los presentes despertarían tal como si todo lo vivido hubiese sido solo parte de un muy mal sueño. El piso que antes estaba decorado por cadáveres y flores ahora se veía vacío, sin rastros de muerte o batalla. De cualquier forma, el peligro había terminado, si es que realmente había estado allí. La celebración volvió invadir la noche en unos instantes y algunas estrellas, que parecían detenidas, continuaron su fugaz desfile por el cielo para que terminaran de pedir sus deseos.
Aunque no todos tendrían un final feliz -¡Terric! ¿Alguien ha visto a mi hijo Terric?- Gritaba una mujer desesperada mientras corría por todo el lugar -¡Terric! ¿A dónde fuiste? Por favor, quién ha visto a… ¿Mi hijo?... ¿Tenía un hijo?- Confundida y envuelta en llanto, la mujer cayó de rodillas -¿Quién es Terric?- Murmuró con una mano apretando su pecho. Tras ella, otras madres se mostraban asustadas y confundidas. Parecían buscar a alguien con la mirada, pero no podrían recordar a quién.
Aunque, no estén tristes, aquello era solo un pequeño detalle aislado. Que unos niños más o unos menos, no harán mucha diferencia. Había demasiados motivos para continuar la celebración, sobre todo para los caballeros que ahora finalmente estarían completos y en paz para disfrutar el resto de una tranquila noche estrellada, como si nada malo hubiera ocurrido.
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∞ El desenlace de esta historia ha sido todo un éxito. No pregunten para quién, es lo de menos. Lo que importa es que esta vez no hubo ninguna cuidad explotada ni tampoco tendrán ningún trauma, pues todos los acontecimientos desde la aparición del humo hasta la desaparición de la mujer sombría serán lentamente olvidados por todos, hasta llegar a creer que todo fue simplemente un sueño.
∞ Lograron hacer de este evento algo muy interesante, por lo que debemos agradecerles el haber participado y ayudado a construir una historia que, por ahora, va dejando algunos cabos sueltos, pero que pronto irán tomando sentido y dando lugar a una historia más grande. No dejen de prepararse para lo que vendrá.
∞ Sí, ya vamos a la parte que todos esperan. Aunque el mejor premio que les daremos es la oportunidad de seguir con vida, también les daremos otras cosas menos importantes como 5 px y 50 aeros para todos los participantes.
∞ Además de esto, todos los presentes reciben también una Galleta de Humo.
- Galleta de Humo:
- Galleta de Humo: [Consumible]: El personaje deberá pensar en una orden coherente. Al ser mordida, genera una silueta sombría del personaje para realizar acciones que intentarán, tanto como sea posible, cumplir la orden que haya pensado anteriormente. Esta silueta permanecerá hasta cumplir su objetivo o hasta que haya pasado dos turnos, lo que ocurra primero.
∞ Y no olvidemos a la historia que recibió más votos y que fue el alma de la fiesta. Por haber contado la historia ganadora, la adorable Itzamaray recibe 100 aeros extras y una bonita Flor de Pesadilla (Cortesía de Zagreus, cuyas palabras citamos: “si eso implica una maldición que así sea”).
- Flor de Pesadilla:
- Flor de pesadilla [Maldición]: Una extraña flor azul ha crecido en el cabello de Itzamaray. Parece una simple prenda de cabello, pero tiene un par de características especiales. Durante los siguientes 3 temas, los personajes cercanos sentirán una inexplicable atracción hacia ella, con el deseo de protegerla y complacerla, pero, al menos una vez por tema, esa atracción se volverá obsesiva, haciendo que estén dispuestos matar para impedir que se le acerquen a la indefensa brujita.
∞ Adicionalmente, Alward, Meraxes, Gaegel, Zagreus, Nero y Reike reciben 50 aeros adicionales por sus historias, cortesía de la Bruja de Oniria, quien les estará muy agradecida por sus contribuciones. (Si nos ha faltado alguien en esta parte por favor, envíen mp).
Ansur
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