La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Una retirada a tiempo podía considerarse, casi siempre, como una victoria, pero... ¿Lo era?
Caoimhe cargó con el peso de mover a la mujer ardilla aquí y allá escapando de la muchedumbre que permanecían lo suficientemente ocupados en el caos que había dejado tras de si. No se preocupó mucho por elegir un portal en particular tan solo siguió la inercia de aquellos que lo habían hecho antes que ella misma, y Hugo a su lado hizo lo mismo, ambos sosteniendo a Eu en volandas.
El proceso fue sencillo. El resultado... no era lo que la vampiresa había esperado. Y a juzgar por la expresión confusa de Hugo y Eu ninguno de ellos parecía estar seguro de donde los había llevado aquel transporte improvisado.
Hugo tensó su cuerpo, rodeando a la vampiresa y la mujer ardilla con su esencia felina. Oteando los alrededores de manera suspicaz y Caoimhe, acostumbrada a aquella actitud protectora, paró sus pasos en secos hasta que el hombre tigre indicase que los alrededores eran seguros. Aquello, en esa ocasión significaba que el hombre se alejó de manera prudencial de ambas mujeres.
Caoimhe aprovechó para lidiar con Eu y sus heridas.La figura menuda de su útil con forma de ardilla se estremecía bajo los efectos de sus propias habilidades. Su dolor no la emocionaba: Parte de la sangre que ahora veía cubriendo su pelaje acusaba su sed poniendo a prueba cualquier autocontrol que la chica tuviese sobre su propia maldición.
Pero el reguero tras ella era una señal luminosa que invitaba a seguirlas.
La ardilla, por su parte comenzaba a molestarla con la imperiosa necesidad de girarse a cada instante con el objetivo de recaminar sus pasos e informar a todos sobre 'los planes malévolos de mi amigo Zagreus'
-Necesito avisarlos... todo está mal, mis compañeros están en peligro y...yo debería-
-Shh.... - dijo Caoimhe rebuscando en su pequeño bolso[1][2] mientras recostaba a la ardilla en el suelo. Los recovecos bajo ambos cuerpos dificultaban una posición cómoda, pero tendría que valer.- Todo está bien... tan solo deja que te ayude.
-No. Tan solo quiero volver a mi campamento. ¿Es que no lo entiendes? D'orlind no es una ciudad muerta...
Caoimhe agarró la pata de la mujer, molesta. Un reguero de sangre cubrió partialmente su guantalete y el contenido la vampiresa lo recogió en un pequeño frasco.
-Escucha... a nadie le sirves muerta. Deja que te sane y después vas... bueno, vas a buscar el alma de D'orlind. O lo que sea que hace a tu ciudad de bestias estar viva...
La mujer ardilla se tranquilizo al ver como Caoimhe sacaba esta vez de su bolso una pequeña poción fácilmente reconocible. Tras esto, la visión de una jeringa volvió a desestabilizarla. Caoimhe hacendosa en su labor notó el miedo inminente y con una voz dulce y traquilizadora vertió la mitad del contenido de aquella poción en la jeringa.
-Esto no va a dolerte... más que las úlceras- dijo de manera apaciguadora- No voy a poder curarlas todas... pero deja al menos que te sane las más obvias de la cara y el pecho... el resto... bueno, veremos que pasa con el resto- añadió. Desviando la mirada sabiendo que el proceso natural de aquella su habilidad era consumir de manera parcial el resto del cuerpo de aquel animal hasta impedir su avance. - Dime mejor tu nombre ¿Sí?
-Es complejo pero.. pero todos me conocen por..Eu...- dijo la ardilla-
Buscó a tientas una vena en la fosa cubital de la ardilla y cuando la tensión de su piel se almohadilló lo suficiente como para indicar que bajo su pelaje se encontraba una vena. Caoimhe canalizó de manera parcial la misma con un ángulo certero e introdujo el contenido diluido de aquella poción en el torrente sanguíneo de la mujer.
Los efectos no tardaron en hacerse notar y los quejidos de Eu fueron minimizándose hasta acabar en descanso. Sus ojos menudos cerrados tras el cese del dolor y la calma apacible de aquel lugar. Se quedó dormida.
Caoimhe aprovechó para organizar sus pertenencias y antes de recolocarlas en su zurrón. Hugo no había regresado. Aquello no la impacientaba de sobremanera, pues su secuaz era puntilloso en su seguridad. Estaba segura de que habría un motivo exacto para...
Sus pies se toparon con la irregularidad del terreno donde se encontraban una vez más. Esta vez, sumida en la ociosidad de la espera sus ojos recorrieron con tenacidad aquellos relieves sobre los que caminaban. Se alejó unos pasos, encontrando figuras y patrones aquí y allá que indicaban que aquello no era algo aislado.
Por primera vez observó donde se encontraban: Una sala circular con un punto de luz en el centro que indicaba un domo, tan cubierto de raíces, ramas y maleza que apenas dejaba entrar la luz de la luna entre sus recovecos. Las mismas ramas envolvían las paredes almohadillando cualquier sonido que el caminar de Caoimhe pudiese traer consigo. En el centro un sillón forjado en la misma piedra que adornaba el suelo parecía ser el atractivo principal de aquel lugar. A ambos lados de la sala hendiduras en las paredes con balaustras talladas en forma de animales indicaban la presencia de posibles palcos en una segunda altura.
La única manera de describir aquel lugar con certitud implicaba compararlo con una sala de trono, O un escenario...
-Tan solo un pasillo comunica esta sala con el resto- dijo Hugo interrumpiendo su pensamiento.- Por desgracia esta parcialmente bloqueado por rocas, ramas, raíces y... bueno no se exactamente qué más... pero tomaría días de usar mis zarpas para quizás despejar un espacio lo suficientemente grande como para que escapemos. MMM Ojalá el elfo que me ayudó en la expedición estuviese aquí... seguro que tardaríamos unas horas.
Caoimhe lo miró pensativa ¿Por qué les había llevado hasta allí aquel portal? Eu dormitaba aún a un lado de la sala en el suelo. Se mantuvo callada acercándose a la mujer, comprobando que aún seguía viva... quizás un vínculo rápido con su sangre podría...
-Jamás pensé que iba a llegar a ver esto- Dijo Hugo, rodeando con sus pasos los perímetros de la sala. Obnuvilado.- Si no fuese porque creo que estamos atrapados podría emocionarme al entender dónde estamos.
Caoimhe movió el cuerpo de Eu, constatando que aún estaba viva.
-Y... ¿donde se supone que estamos?- dijo la mujer sin prestarle mucha atención.
-¡Ja! ¿Acaso los relieves bajo tus pies no te han dado una pista?- dijo Hugo, sorprendido y quizás olvidando que Caoimhe no hablaba el leguaje de las bestias- Mi queridísima Keeva... estás caminando sobre suelo casi sagrado. La ley innata de nuestros instintos es estricta: Habitar la sala del tribunal bestial no es moco de pavo... digo. Las historias hablaban de lo regio de las normas de los hombres bestia y el juicio de valores, moral y fuerza que a menudo decidía si un individuo era culpable o inocente de algún crimen o cuestión solía involucrar lágrimas, sudor y sangre...Además del juicio de tus iguales viendo como te convertías en hombre bestia libre, o bestia a secas.- señaló a los palcos que Caoimhe había notado con anterioridad.
Hugo parecía divertido con aquella situación. La vampiresa notó humedad en sus manos, allí donde había posicionado a Eu. Frotó sus dedos constatando aquello y comprobó como el cuerpo de la mujer ardilla también estaba parcialmente empapado. Siguió el rastro del agua: Tan solo un reguero mínimo fluyendo en el entramado de recovecos que componían el suelo.
-Agua- dijo casi en un susurro.
-Emmm... bueno, sí. Creo que el suelo estaba lleno de agua para que aquellos hombres bestias acuáticos pudiesen participar también en los juicios. Personalmente me gusta más pensar que los surcos se llenaban de la sangre de aquellos condenados por cualquier fechoría... ya sabes me gusta más lo sádico- añadió el hombre bestia.
-No... idiota. Me refiero a que aún hay restos de agua en movimiento... - Hugo la miró entendiendo su razonamiento.
Ambos caminaron siguiendo el pequeño arroyo hasta alcanzar un recoveco igualmente bloqueado por el paso del tiempo [1] Las garras de Hugo hicieron su trabajo y en unos minutos el caudal de aquel pequeño manantial pareció aumentar a medida que el hueco lo hacía.
-Hambre- dijo Eu aún medio adormecida, molesta por el incipiente crecimiento en el agua que ahora empapaba su cuerpo- Huelo a... miel. Y a nueces... y a almendras de los bosques de Sandorai... mis preferidas- Sus movimientos se hicieron certeros.
-Cierto... -Dijo Hugo cerrando los ojos un momento mientras paraba en su tarea- Y.. a cerdo a la brasa... y a sangre fresca de conejo... y a.. vaca... aghh pero no cualquier vaca. Huele a vaca de las montañas de Roilkat...- las fauces ahora casi sumidas en el hambre. Sus garras apresurándose a hacer el camino del agua más y más amplio como si el premio tras el mismo fuese la comida que acababa de mencionar.
Eu se había acercado ahora y aunque sus úlceras aún la hacían ser lenta en sus movimientos, ella también ayudaba a Hugo en su tarea.
Caoimhe no olía nada, por lo que supuso que aquello era algo que tan solo olfato desarrollado podía husmear. Sin embargo la locura en los ojos de su amigo no le gustaba. Nunca lo había visto particularmente hambriento de aquella manera, ni siquiera cuando sus negocios lo habían mantenido en ayuno durante días...
Aquello no era normal.
-Hugo... quizás deberíamos parar... quitar toda esta carga con tanta rapidez puede que ayude a un derrumbe.. no sabemos el tiempo qué...
Pero su amigo hizo caso omiso, sus instintos enfocados en aquel olor.
El agua ya inundaba todo el suelo y ahora el recoveco por donde aquel manantial llegaba a la estancia tenía la amplitud suficiente como para que Eu escapase por el mismo.
-Espera Eu. Cuando estés afuera asegúrate de cuidar tus pasos. No sabemos qué se encuentra en nuestros alrededores- dijo Caoimhe,
La mujer ardilla no parecía estar preocupada por ello. Su cuerpo se coló con precisión a través de la apertura y tras varios minutos escuchando su caminar, dejaron de oírla.
El silencio denso se apoderó de la sala. Hugo aún sumido en la esperanza de los manjares pero cauto esperando la respuesta de la ardilla.
Se oyó un fuerte 'CRACK' Caoimhe inspiró con fuerza ante el sonido. Miró a Hugo expectante.
-E...- comenzó a decir el hombre tigre.
Sus palabras quedaron sin embargo enmudecidas por el grupo de voces que inundaron el silencio de manera poco prevacida.
-Jajajaajaja- estúpida cosa... No se de donde ha salido esta alimaña, Kyndra, pero comenzaba a pensar que tus trampas no iban a dar sus frutos- las carcajadas de aquel hombre hicieron que Caoimhe y Hugo se pegaran a la pared de manera involuntaria, a pesar de saberse en la seguridad de estar ocultos en un lugar casi sumergido en la maleza.
-Pobre ilusa...- dijo una voz femenina- Esto tan solo confirma que están cerca... - dijo la mujer- Deberíamos avisar al resto del grupo- añadió.
Un aullido particular muy parecido a la voz de un lobo rompió la noche y se entremezcló con risotadas de hombre a su lado.
Caoimhe cargó con el peso de mover a la mujer ardilla aquí y allá escapando de la muchedumbre que permanecían lo suficientemente ocupados en el caos que había dejado tras de si. No se preocupó mucho por elegir un portal en particular tan solo siguió la inercia de aquellos que lo habían hecho antes que ella misma, y Hugo a su lado hizo lo mismo, ambos sosteniendo a Eu en volandas.
El proceso fue sencillo. El resultado... no era lo que la vampiresa había esperado. Y a juzgar por la expresión confusa de Hugo y Eu ninguno de ellos parecía estar seguro de donde los había llevado aquel transporte improvisado.
Hugo tensó su cuerpo, rodeando a la vampiresa y la mujer ardilla con su esencia felina. Oteando los alrededores de manera suspicaz y Caoimhe, acostumbrada a aquella actitud protectora, paró sus pasos en secos hasta que el hombre tigre indicase que los alrededores eran seguros. Aquello, en esa ocasión significaba que el hombre se alejó de manera prudencial de ambas mujeres.
Caoimhe aprovechó para lidiar con Eu y sus heridas.La figura menuda de su útil con forma de ardilla se estremecía bajo los efectos de sus propias habilidades. Su dolor no la emocionaba: Parte de la sangre que ahora veía cubriendo su pelaje acusaba su sed poniendo a prueba cualquier autocontrol que la chica tuviese sobre su propia maldición.
Pero el reguero tras ella era una señal luminosa que invitaba a seguirlas.
La ardilla, por su parte comenzaba a molestarla con la imperiosa necesidad de girarse a cada instante con el objetivo de recaminar sus pasos e informar a todos sobre 'los planes malévolos de mi amigo Zagreus'
-Necesito avisarlos... todo está mal, mis compañeros están en peligro y...yo debería-
-Shh.... - dijo Caoimhe rebuscando en su pequeño bolso[1][2] mientras recostaba a la ardilla en el suelo. Los recovecos bajo ambos cuerpos dificultaban una posición cómoda, pero tendría que valer.- Todo está bien... tan solo deja que te ayude.
-No. Tan solo quiero volver a mi campamento. ¿Es que no lo entiendes? D'orlind no es una ciudad muerta...
Caoimhe agarró la pata de la mujer, molesta. Un reguero de sangre cubrió partialmente su guantalete y el contenido la vampiresa lo recogió en un pequeño frasco.
-Escucha... a nadie le sirves muerta. Deja que te sane y después vas... bueno, vas a buscar el alma de D'orlind. O lo que sea que hace a tu ciudad de bestias estar viva...
La mujer ardilla se tranquilizo al ver como Caoimhe sacaba esta vez de su bolso una pequeña poción fácilmente reconocible. Tras esto, la visión de una jeringa volvió a desestabilizarla. Caoimhe hacendosa en su labor notó el miedo inminente y con una voz dulce y traquilizadora vertió la mitad del contenido de aquella poción en la jeringa.
-Esto no va a dolerte... más que las úlceras- dijo de manera apaciguadora- No voy a poder curarlas todas... pero deja al menos que te sane las más obvias de la cara y el pecho... el resto... bueno, veremos que pasa con el resto- añadió. Desviando la mirada sabiendo que el proceso natural de aquella su habilidad era consumir de manera parcial el resto del cuerpo de aquel animal hasta impedir su avance. - Dime mejor tu nombre ¿Sí?
-Es complejo pero.. pero todos me conocen por..Eu...- dijo la ardilla-
Buscó a tientas una vena en la fosa cubital de la ardilla y cuando la tensión de su piel se almohadilló lo suficiente como para indicar que bajo su pelaje se encontraba una vena. Caoimhe canalizó de manera parcial la misma con un ángulo certero e introdujo el contenido diluido de aquella poción en el torrente sanguíneo de la mujer.
Los efectos no tardaron en hacerse notar y los quejidos de Eu fueron minimizándose hasta acabar en descanso. Sus ojos menudos cerrados tras el cese del dolor y la calma apacible de aquel lugar. Se quedó dormida.
Caoimhe aprovechó para organizar sus pertenencias y antes de recolocarlas en su zurrón. Hugo no había regresado. Aquello no la impacientaba de sobremanera, pues su secuaz era puntilloso en su seguridad. Estaba segura de que habría un motivo exacto para...
Sus pies se toparon con la irregularidad del terreno donde se encontraban una vez más. Esta vez, sumida en la ociosidad de la espera sus ojos recorrieron con tenacidad aquellos relieves sobre los que caminaban. Se alejó unos pasos, encontrando figuras y patrones aquí y allá que indicaban que aquello no era algo aislado.
Por primera vez observó donde se encontraban: Una sala circular con un punto de luz en el centro que indicaba un domo, tan cubierto de raíces, ramas y maleza que apenas dejaba entrar la luz de la luna entre sus recovecos. Las mismas ramas envolvían las paredes almohadillando cualquier sonido que el caminar de Caoimhe pudiese traer consigo. En el centro un sillón forjado en la misma piedra que adornaba el suelo parecía ser el atractivo principal de aquel lugar. A ambos lados de la sala hendiduras en las paredes con balaustras talladas en forma de animales indicaban la presencia de posibles palcos en una segunda altura.
La única manera de describir aquel lugar con certitud implicaba compararlo con una sala de trono, O un escenario...
-Tan solo un pasillo comunica esta sala con el resto- dijo Hugo interrumpiendo su pensamiento.- Por desgracia esta parcialmente bloqueado por rocas, ramas, raíces y... bueno no se exactamente qué más... pero tomaría días de usar mis zarpas para quizás despejar un espacio lo suficientemente grande como para que escapemos. MMM Ojalá el elfo que me ayudó en la expedición estuviese aquí... seguro que tardaríamos unas horas.
Caoimhe lo miró pensativa ¿Por qué les había llevado hasta allí aquel portal? Eu dormitaba aún a un lado de la sala en el suelo. Se mantuvo callada acercándose a la mujer, comprobando que aún seguía viva... quizás un vínculo rápido con su sangre podría...
-Jamás pensé que iba a llegar a ver esto- Dijo Hugo, rodeando con sus pasos los perímetros de la sala. Obnuvilado.- Si no fuese porque creo que estamos atrapados podría emocionarme al entender dónde estamos.
Caoimhe movió el cuerpo de Eu, constatando que aún estaba viva.
-Y... ¿donde se supone que estamos?- dijo la mujer sin prestarle mucha atención.
-¡Ja! ¿Acaso los relieves bajo tus pies no te han dado una pista?- dijo Hugo, sorprendido y quizás olvidando que Caoimhe no hablaba el leguaje de las bestias- Mi queridísima Keeva... estás caminando sobre suelo casi sagrado. La ley innata de nuestros instintos es estricta: Habitar la sala del tribunal bestial no es moco de pavo... digo. Las historias hablaban de lo regio de las normas de los hombres bestia y el juicio de valores, moral y fuerza que a menudo decidía si un individuo era culpable o inocente de algún crimen o cuestión solía involucrar lágrimas, sudor y sangre...Además del juicio de tus iguales viendo como te convertías en hombre bestia libre, o bestia a secas.- señaló a los palcos que Caoimhe había notado con anterioridad.
Hugo parecía divertido con aquella situación. La vampiresa notó humedad en sus manos, allí donde había posicionado a Eu. Frotó sus dedos constatando aquello y comprobó como el cuerpo de la mujer ardilla también estaba parcialmente empapado. Siguió el rastro del agua: Tan solo un reguero mínimo fluyendo en el entramado de recovecos que componían el suelo.
-Agua- dijo casi en un susurro.
-Emmm... bueno, sí. Creo que el suelo estaba lleno de agua para que aquellos hombres bestias acuáticos pudiesen participar también en los juicios. Personalmente me gusta más pensar que los surcos se llenaban de la sangre de aquellos condenados por cualquier fechoría... ya sabes me gusta más lo sádico- añadió el hombre bestia.
-No... idiota. Me refiero a que aún hay restos de agua en movimiento... - Hugo la miró entendiendo su razonamiento.
Ambos caminaron siguiendo el pequeño arroyo hasta alcanzar un recoveco igualmente bloqueado por el paso del tiempo [1] Las garras de Hugo hicieron su trabajo y en unos minutos el caudal de aquel pequeño manantial pareció aumentar a medida que el hueco lo hacía.
-Hambre- dijo Eu aún medio adormecida, molesta por el incipiente crecimiento en el agua que ahora empapaba su cuerpo- Huelo a... miel. Y a nueces... y a almendras de los bosques de Sandorai... mis preferidas- Sus movimientos se hicieron certeros.
-Cierto... -Dijo Hugo cerrando los ojos un momento mientras paraba en su tarea- Y.. a cerdo a la brasa... y a sangre fresca de conejo... y a.. vaca... aghh pero no cualquier vaca. Huele a vaca de las montañas de Roilkat...- las fauces ahora casi sumidas en el hambre. Sus garras apresurándose a hacer el camino del agua más y más amplio como si el premio tras el mismo fuese la comida que acababa de mencionar.
Eu se había acercado ahora y aunque sus úlceras aún la hacían ser lenta en sus movimientos, ella también ayudaba a Hugo en su tarea.
Caoimhe no olía nada, por lo que supuso que aquello era algo que tan solo olfato desarrollado podía husmear. Sin embargo la locura en los ojos de su amigo no le gustaba. Nunca lo había visto particularmente hambriento de aquella manera, ni siquiera cuando sus negocios lo habían mantenido en ayuno durante días...
Aquello no era normal.
-Hugo... quizás deberíamos parar... quitar toda esta carga con tanta rapidez puede que ayude a un derrumbe.. no sabemos el tiempo qué...
Pero su amigo hizo caso omiso, sus instintos enfocados en aquel olor.
El agua ya inundaba todo el suelo y ahora el recoveco por donde aquel manantial llegaba a la estancia tenía la amplitud suficiente como para que Eu escapase por el mismo.
-Espera Eu. Cuando estés afuera asegúrate de cuidar tus pasos. No sabemos qué se encuentra en nuestros alrededores- dijo Caoimhe,
La mujer ardilla no parecía estar preocupada por ello. Su cuerpo se coló con precisión a través de la apertura y tras varios minutos escuchando su caminar, dejaron de oírla.
El silencio denso se apoderó de la sala. Hugo aún sumido en la esperanza de los manjares pero cauto esperando la respuesta de la ardilla.
Se oyó un fuerte 'CRACK' Caoimhe inspiró con fuerza ante el sonido. Miró a Hugo expectante.
-E...- comenzó a decir el hombre tigre.
Sus palabras quedaron sin embargo enmudecidas por el grupo de voces que inundaron el silencio de manera poco prevacida.
-Jajajaajaja- estúpida cosa... No se de donde ha salido esta alimaña, Kyndra, pero comenzaba a pensar que tus trampas no iban a dar sus frutos- las carcajadas de aquel hombre hicieron que Caoimhe y Hugo se pegaran a la pared de manera involuntaria, a pesar de saberse en la seguridad de estar ocultos en un lugar casi sumergido en la maleza.
-Pobre ilusa...- dijo una voz femenina- Esto tan solo confirma que están cerca... - dijo la mujer- Deberíamos avisar al resto del grupo- añadió.
Un aullido particular muy parecido a la voz de un lobo rompió la noche y se entremezcló con risotadas de hombre a su lado.
-Off
[1][2] Uso poción de salud e Inyección para ayudar a Eu.
[1] Hugo usa sus zarpas para intentar descubrir una salida y desde donde viene el agua.
Para llevar a cabo el objetivo que me propuso mi estimada Fehu, también he decidido mezclarlo un poco con el siguiente ( Algo aaptado):
–[Expedición] Parece que hemos llegado a nuestro destino, por lo que los exploradores de avanzada ya no son necesarios, pero hemos perdido el río de vista. ¿Dónde estamos exactamente? Alguien debería explorar los alrededores para localizar fuentes de agua cercanas a las ruinas, ya que parte de nuestras reservas han sido contaminadas. Ojo, parece que hay hombres-mono y licántropos por los alrededores que no venían con la expedición.
[1] Hugo usa sus zarpas para intentar descubrir una salida y desde donde viene el agua.
Para llevar a cabo el objetivo que me propuso mi estimada Fehu, también he decidido mezclarlo un poco con el siguiente ( Algo aaptado):
–[Expedición] Parece que hemos llegado a nuestro destino, por lo que los exploradores de avanzada ya no son necesarios, pero hemos perdido el río de vista. ¿Dónde estamos exactamente? Alguien debería explorar los alrededores para localizar fuentes de agua cercanas a las ruinas, ya que parte de nuestras reservas han sido contaminadas. Ojo, parece que hay hombres-mono y licántropos por los alrededores que no venían con la expedición.
Caoimhe
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
La búsqueda de D’Orlind Ûr
Tras deshacerse del estorbo de los humanos, Amir ayudó al brujo a incorporarse. Tendrían que cargar con gran parte de su peso pero, si estaba en lo cierto, el esfuerzo sería recompensado.
Solo había sido un rumor que escuchó una vez, siendo apenas un neófito, un comentario al vuelo en el que no había vuelto a pensar hasta que percibió el malestar del hombre: Algo acerca de un trato echado a perder entre los hombres-águila y los elfos y, más interesante, un arma capaz de mantener a estos últimos a distancia.
—... y al parecer, no solo a los elfos —explicó a Zagreus sin importar lo que el brujo pudiera escuchar.
No habían tirado del enfermo mucho tiempo cuando se abrió ante ellos un edificio de varias plantas, invadido por la vegetación e iluminado por unos rayos de luz de luna que se filtraban entre los árboles. En la base, junto a uno de los múltiples dinteles medio cegados por la vegetación, un grupo de personas reía y aullaba, ajenos aún a su presencia y ¿era posible que el cadáver a sus pies fuera Eu? ¿No se suponía que había regresado a la cascada?
Sin embargo, los susurros ahogados de su “paciente” llevarían pronto la atención de ambos vampiros a lo alto de la estructura de piedra, donde… Bueno, ellos no verían nada, pero sí su compañero, que suplicaba lo apartasen de aquella miasma oscura que partía de lo alto.
Quienes quizá no quisieran alejarse serían los otros exploradores que habían seguido sus síntomas con el propósito expreso de encontrar ese lugar.
Corlys y Vincent no se encontraban en ese grupo. La pista que ellos habían seguido los llevó hasta un grupo modesto de edificaciones bajas algo apartadas de lo que había sido el centro de la antigua ciudad. Estaban dispuestas en una especie de amplio semicírculo orientado hacia un inmenso árbol que parecía presidir el conjunto y, rodeando el amplio tronco, un numeroso grupo de limos intentando acceder a algo que, en un principio, solo Vincent podría percibir.
Al menos, hasta que Corlys realizase su pequeña prueba arcana, haciendo que el árbol pareciera iluminarse desde su interior y abrirse a… La verdad es que abrirse, lo que se dice abrirse, no se abrió del todo. Parecía haber alguna pantalla mágica haciendo rebotar de vuelta a los limos, que se habían vuelto locos intentando alcanzar el interior de la luz.
Para el resto de grupos de la expedición, el tránsito a través de los portales arcanos había traído momentos de gran caos y confusión, en el mejor de los casos, y verdadero terror en el peor. Entre las tensiones internas, los rumores sobre el agua envenenada y el sabotaje, la separación y la llegada a un lugar completamente distinto del esperado, apenas habían tenido tiempo de asimilar que, de hecho, habían llegado a su destino.
Porque, ¿qué otra cosa podían ser las construcciones de piedra que se asomaban aquí y allá entre la floresta? Aunque más extraña resultaba la presencia de individuos ajenos a la expedición. Sobre todo, teniendo en cuenta que se trataba de hombres-mono en lugar de águilas.
Se habían producido encontronazos, algunas armas nerviosas habían salido de sus vainas, se habían oído gritos, algunos de alarma, otros de búsqueda. También había habido reencuentros inesperados, gente que intentaba mantener la calma en medio del caos. Y, poco a poco, un mensaje se había ido extendiendo por entre los dispersos grupos:
—Mi niña bonita, mi dulce princesa, me siento en las nubes cuando tú me besas.
Ah, sí, y también una serie de instrucciones acompañando a la melodía:
—¡VAYAN CON EL BARDO QUE CANTA Y NO BEBAN EL AGUA!
Así fue como un gran número de personas llegó a congregarse en torno al apasionado cantor, que quizá pocas veces había interpretado ante un público tan desconcertado. Y más desconcertado iba a estar cuando la actuación fue interrumpida por el furioso mensaje de una impresionante y dorada aparición.
—¡FUERA DE MI CIUDAD! ¡FUERA! ¡Váyanse de aquí! ¡Aquí no les pertenece!
Amanda Bradbury, que había sido alertada de la intromisión de Oneca en la expedición, consideró el espectáculo una broma de muy mal gusto por su parte. Sí, era cierto que había creído en la vuelta a la vida del primer vampiro, su desesperación la había llevado a aferrarse a aquella idea. Pero pretender engañarla dos veces con el mismo truco era insultante. Lamentablemente, no era su opinión la que contaba en aquella ocasión. Todo lo que podía hacer era alertar a los organizadores de las intenciones de su rival.
Lejos del espectáculo que estaba teniendo lugar en las ruinas de D’Orlind Ûr, Mina y Tina lograron abrirse paso a través del derrumbe. Una vez iluminado el interior de la sala que se abría al otro lado, se dieron cuenta de que, en realidad, se trataba de una cavidad natural cuya boca había sido trabajada para incluir un gran portón.
La única otra salida estaba en el techo, una abertura situada aproximadamente en el centro de la cavidad, muy por encima de lo que parecían los restos carbonizados de una gran hoguera que debía haber ardido incontables veces.
Solo había otra cosa que destacase en el lugar: la pared del fondo estaba profusamente decorada con pinturas dispuestas en un continuo, como si narrasen una historia. Aunque Tina había crecido lejos de los bosques donde habitaba su gente, algo se despertaría en su interior al presenciar las escenas sucediéndose unas a otras:
En la primera imagen, un grupo de hombres y mujeres águila rodeaban un gran árbol que parecía desprender algo, una luz o quizá un olor particular, o quizá las líneas onduladas fueran agua. Las líneas onduladas solían representar agua en los mapas.
En cualquier caso, el árbol parecía importante, porque poco después volvía a aparecer, solo que además de las águilas había… ¿elfos con alas? Bueno, da igual, las águilas y los elfos raros estaban firmando una especie de trato. Los elfos entregaron algo a las águilas y después se metieron en el árbol, junto con algunas de las águilas.
Más adelante, aparecía una marca en el cielo. Justo bajo la marca, la parte inferior de un hombre-águila y, casi indistinguible, la parte superior al otro lado de la marca en el cielo. En una de las últimas escenas, un grupo mucho más pequeño de hombres-águila se reunían junto al gran árbol, pero ya no había luz. La última escena mostraba a un grupo muy menguado de hombres y mujeres con las alas recogidas y cargados con bultos, abandonando la ciudad a pie.
Mientras todo esto ocurría en las cercanías de D’Orlind Ûr, los grupos alados de ambas expediciones se habían organizado de forma ejemplar para cruzar el portal abierto por Bio de vuelta al bosque. Lamentablemente, algunos de los que cruzaban al otro lado, embargados por la emoción, habían vuelto a alzar el vuelo, lo que los llevó una vez más al helado paraje… y de nuevo al final de la fila.
Aquel no fue el único obstáculo para la evacuación, ya que toda esa actividad no había pasado inadvertida a los habitantes del helado paraje y, antes de que todo el mundo tuviera ocasión de cruzar el portal, un grupo de figuras de piel oscura, ojos brillantes y alas de un intenso azul oscuro entró velozmente en la cueva. Al instante, las sombras se extendieron por el lugar, cegando a casi todo el mundo y haciendo que Meleis perdiera la concentración. El portal se cerró en ese mismo momento y una voz profunda y fría, cuyo origen solo Bio podría podría ubicar en la oscuridad, sentenció:
—Se ha roto el acuerdo.
—¿Q-qué acuerdo? —se atrevió a preguntar Eloísa.
—Se ha roto el acuerdo —repitió el hombre alado de ojos dorados—. Ahora sus vidas nos pertenecen.
__________________
Nuestra loca expedición sigue arreglándoselas para salir adelante a fuerza de acumular puntos a favor. El recuento tras tres rondas completas está en 47 para la Expedición principal contra 22 que han sumado hasta ahora los saboteadores.
Algún oportunista ha empezado a mostrar sus colores, pero la mayor parte de los participantes parecen comprometidos con una u otra causa más allá de su propio beneficio. Habiendo superado el ecuador de la misión, veamos cómo evoluciona la trama en los últimos turnos.
A TENER EN CUENTA PARA ESTA RONDA:
–Las instrucciones para la ¿última? ronda se publicarán el lunes 29 de abril.
–Si no llegaste a tiempo de participar en las rondas anteriores, aún puedes entrar a la misión. Sin embargo, no podrás llegar así como así a D’Orlind Ûr. Se asumirá que tu personaje viajó con el grupo (alguno de los grupos) todo este tiempo.
–Los elfos y brujos que partieron del campamento de la cascada durante el turno anterior han tenido ocasión (o puede que no) de hacerse con un dispositivo “estabilizador de éter” (detalles en el post de Níniel). Un dispositivo protege un área de unos dos metros de diámetro de los efectos adversos del éter en la zona. El área donde se ha reunido la mayor parte de los expedicionarios (junto al cantante y la “diosa”) también está a salvo de los efectos negativos del éter. Además, quienes se crucen con Rauko en esta ronda tal vez puedan hacerse con un anillo protector con efectos similares pero a escala personal.
–Varias de las trampas biusificadoras han sido desactivadas, pero puede que aún quede alguna activa aquí o allá. La buena noticia, es que habrá carne de sobra para todo el mundo cuando esto acabe. Es decir, si es que aún queda alguien con ganas de darse un festín.
–Cualquier personaje que alce el vuelo irá a parar al mismo lugar helado en el que se encuentra Bio.
–Lo que me recuerda que, si se encuentran cerca de Meraxes, puede que vean aparecer y desaparecer a algunas de las personas-bestia aladas desaparecidas. Un grupo de ellos, al menos, tendrá el seso de no alzar el vuelo de nuevo, digo yo.
OBJETIVOS DEL TURNO:
Zelas, Nousis, Zagreus y Caoimhe: Llegan por diferentes medios y desde direcciones distintas al lugar de origen de la perturbación en el éter de la zona. Se encuentra en la cámara más alta del edificio, pero eso solo pueden percibirlo Zelas, Nousis y el brujo que acompaña a Zagreus y Amir. Hay varias posibles formas de acceder a lo alto, por lo que no será necesario un enfrentamiento directo (a menos que sea eso lo que quieran), pero si es esa la dirección que desean tomar, les voy a pedir que lancen una runa. Por cierto, Zelas, te diste tanta prisa en salir en busca de fortuna que no te llegó ninguno de los dispositivos de Níniel.
Sein: Al activar tu tótem, sientes una ligera perturbación. Si el frenesí y el combate te lo permiten, la sensación podría guiarte hacia el lugar al que han llegado los mencionados arriba. De ser así, echa un ojo a sus instrucciones.
Mina y Tina: ¿Esperaban un tesoro? Tal vez lo que han encontrado lo sea para algunos. Lo que hagan con ello es decisión suya.
Bio y Meleis: Ha sido un buen truco, pero no iba a dejarlos escapar tan fácilmente. Una pequeña parte de los exploradores desaparecidos no ha conseguido atravesar el portal y ahora se enfrentan a una amenaza desconocida. Desconocida para ellos, pero si ustedes no lo han imaginado ya, les diré que son hadas. Corlys tiene el enlace. Suerte.
Corlys y Vincent: La barrera que impide la entrada en el acceso que acaban de hallar está pensada para individuos sin conocimientos mágicos, por lo que si quieren deshacerla no les supondrá un desafío. El acceso lleva a otro plano, uno habitado por hadas de la corte de invierno, para ser precisos (enlace a la entrada sobre las hadas que seguro que a Corlys le suena), muy cerquita de la cueva en que se ha refugiado Bio. Es una vía de ida y vuelta. Confío en que tomarán la decisión acertada.
¿No te he nombrado? Probablemente te encuentres en las cercanías del conflicto principal entre los miembros de la expedición y los habitantes del Templo de los Monos. Aunque muy pocos entre ustedes conocen ese detalle, más bien, los conocen como los hombres-mono que ya estaban entre las ruinas para cuando llegaron. Tienen varios frentes abiertos, más o menos conflictivos, y una extraña aparición que los invita a marcharse por donde han llegado. ¿Eligirán violencia? ¿Eligirán diálogo? ¿Huida, devoción? Muchas cosas pueden depender de lo que ocurra esta noche en este preciso lugar. Y ustedes se encuentran justo en el centro.
Nota: Si te has perdido un poco con eso de seguir al bardo y la figura dorada, recomiendo la lectura de los posts de Meraxes y Akanke, principalmente, aunque el bardo aparece mencionado en otros posts, en esta ronda y las anteriores. El post de Sein también aclara algunas cositas sobre los hombres-mono.
Fehu
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Mi método quizás fuese extraño, pero se estaba mostrando funcional, según avanzaba, las runas iban brillando más. Es cierto que no era la forma más rápida de avanzar porque requería comparar con la anterior, pero en general estaba yendo por buen camino, quizás con un poco de ayuda del limo embotado que llevábamos guardado, que parecía esforzarse por moverse en una dirección concreta, y que resultaba ser la misma dirección donde brillaban más las luces.
Aunque mi lentitud fue evidente, porque cuando llegaba a unas ruinas perdidas en medio del bosque me encontré con un hombre-oso cargado con una absurda cantidad de material y a un brujo pirómano con un aspecto bastante deplorable.
- Vaya, debe haberte sentado mal la siesta, porque tienes todavía peor pinta que antes, y prefiero no saber porque tienes calor, pero no parece demasiado normal siendo invierno y de noche.- Me encogí de hombros.- De todas formas, no te esperé porque estaba seguro de que te apañarías bien sólo. Una leyenda como tu no se detendría ante estas nimiedades.
- Eso y que Corlys temía que si te esperaba fuera le encontrase el bardo loco.
- Si, puede que eso también tuviera algo que ver. Pero estaba cerca, y eso hubiera sido un desastre, me hubiera encontrado a mi, y luego a ti al salir, todos perdemos. Mejor huir sin mirar atrás.
Tras admirar el buen hacer de esa pared, fuimos avanzando por las ruinas, pero la escasez de casas no tardó en hacerme sospechar que no estábamos en la ciudad. Aunque fue más evidente cuando al hacer un nuevo truco de luz, el árbol que parecía el centro de la plaza de lo que debió ser ese pueblo empezó a brillar intensamente, mostrando además que tenía una especie de entrada en su interior. Aunque esa entrada estuviese cerrada y abarrotada de una horda de limos que ni podían entrar ni sabían hacer una fila ordenada. E igual no era la ciudad que buscábamos, pero ese lugar parecía importante, y viendo que los limos estaban muy ocupados estampándose contra el muro luminoso para ser una molestia, me pareció que podía ser buen momento para detenernos y ver la estrategia a seguir.
- Mis estimados acompañantes, supongo que no tenemos nada mejor que hacer que entrar allí dentro.. Me quedé unos momentos observando la barrera y me pareció que era una muralla arcana bastante simple, pues si era algo que mi mejorable conocimiento de runas pudiera gestionar, tenía que ser algo bastante básico.- No sé que hay dentro, y suelen pasar cosas malas cuando entramos en sitios raros, cosas como kobolds y aberraciones mecánicas, así que mejor ir con cuidado. Esos limos quieren entrar también, y no parece que los quieran dentro, así que sugeriría que les apaleemos un poco para poder desactivar esa puerta y entrar, y luego la cerremos otra vez.
- La primera parte no tiene mucha pérdida. Están centrados en la puerta, si les pegamos duro tardarán un rato en volver a formarse, suficiente para pasar.
- Y lo segundo queda totalmente por encima de mis habilidades, así que puedo abrirla, pero el cierre dependería de ti. Así que decide como prefieras actuar, haz lo que creas que pueda venirnos mejor. Y no lo digo sólo porque seas el único que puede hacerlo, aunque un poco igual también.
- Pues ya está. Vamos, pegamos a esas gotas de agua raritas, Corlys abre y Vincent cierra, o tal vez no. Aunque viendo nuestro oponente ni siquiera haría falta tanto esfuerzo para abrirnos paso. ¿Prefieres pegarles o echarte una canción de pelea?- Comentó mi compañera mirando al oso y con una sonrisa inquietante que me hacía sospechar que probablemente estaba pensando en que si tocaba la guitarra, ella iba a poder espachurrar a más limos.
- Si, pero una cosa más. Teufel, saca otro tarro.
- ¿Quieres otro limo embotado?
- Si, este ha sido útil, quizás otro también.
La mujer-nutria giró la cabeza con expresión de escaso convencimiento, pero metió la mano en la bolsa y sacó un tarro. Así que una vez preparados comenzamos el plan. Me descolgué la lanza y el escudo y cargué contra el árbol, aunque lo primero que hice fue meter mi arma debajo de un limo y hacer palanca para mandarlo volando hacia atrás, confiando en que Teufel se lo gestionara bien. Y supuse que correspondió mi confianza con buen hacer, porque no tardó en aparecer a mi lado con un bote cerrado bajo la pata con un limo dentro, mientras que golpeaba con dientes, cola y la pata que la quedaba libre a los limos. Sabiendo que esas criaturas tampoco iban a sufrir ningún daño permanente a pesar de la brutalidad de la actuación, me uní a la fiesta repartiendo varazos y golpes de escudo a las gotas animadas.
Cuando ya tuve un camino limpio de criaturas, dejé que mis confiables compañeros se encargasen de mantenerlos a raya un rato más mientras cogía mi tinta, me hacía un ligero corte en el brazo para añadirle esta vez un poco de sangre y escribí una runa sobre la barrera, que parpadeó un par de veces antes de apagarse.
- Pues ya podemos pasar, no esperéis demasiado.
Me adentré por el camino, seguido por Teufel, mientras Vincent y el oso terminaban fuera. Al cruzar ya me di cuenta de que esa luz nos había llevado a algún lugar muy extraño. Seguía habiendo nieve, pero se sentía distinto, y si a mi se me hacía un poco raro, a los limos embotados les debía estar volviendo locos, porque no era normal que unos botes en una mochila pudieran agitarse de esa forma. El ambiente se parecía al del pueblo que habíamos pasado, pero no daba una impresión tan abandonada. Tras notar el movimiento, Teufel dio un salto rápido y se ocultó tras una gran roca, y yo opté por imitarla. Las figuras que se veían eran humanoides con alas de insecto, lo que no tardó en recordarme a mi curioso contratista, bueno, a él, a una licántropa y a estar perdido en un lugar muy diferente. Pero por desgracia no era momento de rememorar, porque mis compañeros aparecieron también por el árbol. Les hice una señal desde la piedra para que se acercasen, aunque tenía mis dudas de si el oso podría ocultarse también.
- ¿Alguna idea de dónde estamos?
- No, esperaba que tu supieras algo más, que para algo eres una mujer bestia.
- Las leyendas de D'Orlind Ûr no hablaban por ningún lado de otros mundos. O al menos yo no he oído hablar.
- Ya, supongo que tiene sentido... De todas formas, ya he visto a seres como estos. Hay que tener cuidado, hay hadas poderosas. Pero no es como el que conocí yo, Oberón tenía las alas más anaranjadas, todos estos las tienen negras o azules. Y él ya era un cabrón al que le gustaban demasiado los tratos con trampa, si se parecen en algo, yo no me fiaría nada de ninguno de ellos.
Después de todo, no había vuelto a saber de la loba, y la única información que tenía era que Oberón decía que no había podido encontrarla. Prefería pensar que así era, pero no las tenía todas conmigo de que no la hubiese encontrado y hubiera decidido aprovecharse de alguna clausula del contrato que no nos viésemos venir. Tenía demasiadas dudas, y uno no podía ser el éxito si se pensaba tanto las cosas, así que solo quedaba una opción posible, delegar.
- Vincent, ¿alguna idea?
Aunque mi lentitud fue evidente, porque cuando llegaba a unas ruinas perdidas en medio del bosque me encontré con un hombre-oso cargado con una absurda cantidad de material y a un brujo pirómano con un aspecto bastante deplorable.
- Vaya, debe haberte sentado mal la siesta, porque tienes todavía peor pinta que antes, y prefiero no saber porque tienes calor, pero no parece demasiado normal siendo invierno y de noche.- Me encogí de hombros.- De todas formas, no te esperé porque estaba seguro de que te apañarías bien sólo. Una leyenda como tu no se detendría ante estas nimiedades.
- Eso y que Corlys temía que si te esperaba fuera le encontrase el bardo loco.
- Si, puede que eso también tuviera algo que ver. Pero estaba cerca, y eso hubiera sido un desastre, me hubiera encontrado a mi, y luego a ti al salir, todos perdemos. Mejor huir sin mirar atrás.
Tras admirar el buen hacer de esa pared, fuimos avanzando por las ruinas, pero la escasez de casas no tardó en hacerme sospechar que no estábamos en la ciudad. Aunque fue más evidente cuando al hacer un nuevo truco de luz, el árbol que parecía el centro de la plaza de lo que debió ser ese pueblo empezó a brillar intensamente, mostrando además que tenía una especie de entrada en su interior. Aunque esa entrada estuviese cerrada y abarrotada de una horda de limos que ni podían entrar ni sabían hacer una fila ordenada. E igual no era la ciudad que buscábamos, pero ese lugar parecía importante, y viendo que los limos estaban muy ocupados estampándose contra el muro luminoso para ser una molestia, me pareció que podía ser buen momento para detenernos y ver la estrategia a seguir.
- Mis estimados acompañantes, supongo que no tenemos nada mejor que hacer que entrar allí dentro.. Me quedé unos momentos observando la barrera y me pareció que era una muralla arcana bastante simple, pues si era algo que mi mejorable conocimiento de runas pudiera gestionar, tenía que ser algo bastante básico.- No sé que hay dentro, y suelen pasar cosas malas cuando entramos en sitios raros, cosas como kobolds y aberraciones mecánicas, así que mejor ir con cuidado. Esos limos quieren entrar también, y no parece que los quieran dentro, así que sugeriría que les apaleemos un poco para poder desactivar esa puerta y entrar, y luego la cerremos otra vez.
- La primera parte no tiene mucha pérdida. Están centrados en la puerta, si les pegamos duro tardarán un rato en volver a formarse, suficiente para pasar.
- Y lo segundo queda totalmente por encima de mis habilidades, así que puedo abrirla, pero el cierre dependería de ti. Así que decide como prefieras actuar, haz lo que creas que pueda venirnos mejor. Y no lo digo sólo porque seas el único que puede hacerlo, aunque un poco igual también.
- Pues ya está. Vamos, pegamos a esas gotas de agua raritas, Corlys abre y Vincent cierra, o tal vez no. Aunque viendo nuestro oponente ni siquiera haría falta tanto esfuerzo para abrirnos paso. ¿Prefieres pegarles o echarte una canción de pelea?- Comentó mi compañera mirando al oso y con una sonrisa inquietante que me hacía sospechar que probablemente estaba pensando en que si tocaba la guitarra, ella iba a poder espachurrar a más limos.
- Si, pero una cosa más. Teufel, saca otro tarro.
- ¿Quieres otro limo embotado?
- Si, este ha sido útil, quizás otro también.
La mujer-nutria giró la cabeza con expresión de escaso convencimiento, pero metió la mano en la bolsa y sacó un tarro. Así que una vez preparados comenzamos el plan. Me descolgué la lanza y el escudo y cargué contra el árbol, aunque lo primero que hice fue meter mi arma debajo de un limo y hacer palanca para mandarlo volando hacia atrás, confiando en que Teufel se lo gestionara bien. Y supuse que correspondió mi confianza con buen hacer, porque no tardó en aparecer a mi lado con un bote cerrado bajo la pata con un limo dentro, mientras que golpeaba con dientes, cola y la pata que la quedaba libre a los limos. Sabiendo que esas criaturas tampoco iban a sufrir ningún daño permanente a pesar de la brutalidad de la actuación, me uní a la fiesta repartiendo varazos y golpes de escudo a las gotas animadas.
Cuando ya tuve un camino limpio de criaturas, dejé que mis confiables compañeros se encargasen de mantenerlos a raya un rato más mientras cogía mi tinta, me hacía un ligero corte en el brazo para añadirle esta vez un poco de sangre y escribí una runa sobre la barrera, que parpadeó un par de veces antes de apagarse.
- Pues ya podemos pasar, no esperéis demasiado.
Me adentré por el camino, seguido por Teufel, mientras Vincent y el oso terminaban fuera. Al cruzar ya me di cuenta de que esa luz nos había llevado a algún lugar muy extraño. Seguía habiendo nieve, pero se sentía distinto, y si a mi se me hacía un poco raro, a los limos embotados les debía estar volviendo locos, porque no era normal que unos botes en una mochila pudieran agitarse de esa forma. El ambiente se parecía al del pueblo que habíamos pasado, pero no daba una impresión tan abandonada. Tras notar el movimiento, Teufel dio un salto rápido y se ocultó tras una gran roca, y yo opté por imitarla. Las figuras que se veían eran humanoides con alas de insecto, lo que no tardó en recordarme a mi curioso contratista, bueno, a él, a una licántropa y a estar perdido en un lugar muy diferente. Pero por desgracia no era momento de rememorar, porque mis compañeros aparecieron también por el árbol. Les hice una señal desde la piedra para que se acercasen, aunque tenía mis dudas de si el oso podría ocultarse también.
- ¿Alguna idea de dónde estamos?
- No, esperaba que tu supieras algo más, que para algo eres una mujer bestia.
- Las leyendas de D'Orlind Ûr no hablaban por ningún lado de otros mundos. O al menos yo no he oído hablar.
- Ya, supongo que tiene sentido... De todas formas, ya he visto a seres como estos. Hay que tener cuidado, hay hadas poderosas. Pero no es como el que conocí yo, Oberón tenía las alas más anaranjadas, todos estos las tienen negras o azules. Y él ya era un cabrón al que le gustaban demasiado los tratos con trampa, si se parecen en algo, yo no me fiaría nada de ninguno de ellos.
Después de todo, no había vuelto a saber de la loba, y la única información que tenía era que Oberón decía que no había podido encontrarla. Prefería pensar que así era, pero no las tenía todas conmigo de que no la hubiese encontrado y hubiera decidido aprovecharse de alguna clausula del contrato que no nos viésemos venir. Tenía demasiadas dudas, y uno no podía ser el éxito si se pensaba tanto las cosas, así que solo quedaba una opción posible, delegar.
- Vincent, ¿alguna idea?
****************
Resumen:
Corlys abre la barrera que protegía el portal y se adentra por él, viendo que están en una versión rara del mismo lugar llena de hadas de la corte de invierno.
Se hace referencia a un par de criaturas del bestiario: limo y hada
Corlys Glokta
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
A Corlys se le había ido la cabeza por completo.
Eso es lo que cualquiera pudiera pensar al verle con una luz creada con runas cuando era un vampiro y veía mejor que ninguno de ellos en mitad de la noche. No obstante, después de un rato con él y la debida explicación, lo cierto es que no estaba loco, lo que hacía tenía sentido.
- Teniendo en cuenta las circunstancias, no parece un mal plan-, le confesó, tras un pequeño trecho en el que había seguido al vampiro, comprobando la efectividad de su idea. - ¿Pero qué bardo loco? No entendí esa parte-, les recordó aquella curiosa parte.
- El que canta mi niña bonita, mi dulce princesa, me siento en las nubes cuando tú me besas-, respondió Teufel.
- Estás bromeando ¿no? -
¿Qué posibilidades había de que ocurriera aquello que tanto temía?
- ¿No? - preguntó más tenso. - No importa, ya quedó lejos y es mejor que sigamos adelante.
Avanzaron creando más runas de luz, pues sí que ganaban fuerza según se acercaban a la “fuente” de aquello que afectara al éter del entorno.
Y siendo el plan, desde el principio, encontrar el maldito lugar que te estaba generando aquella anomalía, el brujo de dorados cabellos debería sentirse alegre. Estaban acercándose al problema. Era un buen motivo para alegrarse ¿no?
Más, lo cierto es que cada vez se encontraba peor. Acercarse al lugar era lo que quería para arreglar el desaguisado, si podía, claro estaba, más los efectos secundarios empezaban a ser mucho más que molestos.
- Estoy deseando terminar con este trabajo. No pensé que fuera a sentirse tan mal-, manifestó, apoyándose contra un árbol. - Ojalá no hubiera perdido el disco que creó la alquimista.
Sí, aquella que, según los rumores que había escuchado, tenía toda la pinta de que podría ser Níniel. Pero no había podido corroborar aquellos rumores antes de la división de la expedición en distintos grupos para usar los portales.
- Mierda, Rauko ideó los portales, seguro que tendría alguna idea para paliar esta mierda-, se quejó, como buen arcanista que podría haber ideado algo él mismo pero prefería quejarse.
- ¿Disco? - comentó el oso, como recordando algo.
Vincent miró hacia él, con cara de gato que te juzga, pues eso es lo que hacen los gatos ¿no?
El caso es que el oso solía soltar comentarios inapropiados cada vez que podía, por lo que el brujo estaba esperando que dijese alguna tontería.
Pero no, en esta ocasión no dijo ninguna estupidez. Simplemente sacó un disco de metal de su bolsillo.
- ¿Este disco? -
- Sí, justo ese-, respondió el brujo, antes de ponerse a caminar.
Entonces se paró, se giró y miró hacia el disco que sostenía el oso. Después miró el hocico del oso. Para finalmente mirar el disco de nuevo y el hocico del oso otra vez.
- Así que por eso cuando me alejo de ti me encuentro peor. Ahora todo cobra sentido-, comentó de lo más tranquilo. - ¡Se puede saber en qué cojones estabas pensando! -
- Yo pensé que era para colocar la taza de cerámica encima. -
Vincent lo miró sin entender.
- Claro, cuando colocas la taza sobre la mesa deja marca. Me pareció interesante que hicieran un disco de metal para entre la mesa y la taza y que así no quede marca sobre la mesa. No te puedes imaginar lo jodidas que son. Muy difíciles de quitar. -
- Pero... Vamos a ver, Iorek. Qué puta mesa. Estamos en mitad del bosque. Por qué iban a crear algo así para una expedición. -
- Usamos tablas en el campamento improvisado. -
- Claro, y son tan importantes que queremos evitar que se les queden marcas antes de tirarlas por ahí-, respondió mientras se acercaba. - ¡Dame eso y ponte a cantar! - le gritó antes de quitarle el disco.
- Uh, qué susceptible. -
Vinc negó con la cabeza y guardó el disco en uno de sus bolsillos de la correa de cuero de su pecho. Allí, cerquita de él, aliviaría sus problemas sin preocuparse de la distancia que tuviera del oso.
Pero vaya, aquello ocurrió justo poco antes de que la nutria y el vampiro encontraran lo que parecía ser el centro de la plaza. El oso apenas tuvo tiempo de afinar la guitarra antes de llegar a aquel lugar.
- Pues nada, hora de repartir. De todos modos, por motivos desconocidos, tengo ganas de matar-, comentó, antes de echarle un ojo al oso y después ponerse a dar espadazos junto a vampiro y nutria.
- ¿Y él no lucha? -
- Sí, cuando le da por ahí. Es más bruto que un arado cuando se pone-, le respondió a la nutria.
Y sí, justo en ese instante el animalito del oso se puso a lanzar limos hacia… Hacia cualquier parte, porque no miraba ni hacia dónde los lanzaba. En cualquier caso el hombre y mujer bestia les dio un tiempo precioso a los arcanistas para hacer su trabajo.
- Sin problema-, contestó al vampiro. - Para salir sólo tenemos que abrirla de nuevo. Igual que hicimos desde el exterior-, afirmó, mientras terminaba de cerrar el acceso que habían realizado en la barrera.
Entonces pudo fijarse en el lugar. Era invierno, pero, distinto. Era como estar en otro lado, como si hubieran viajado muy lejos de las ruinas en vez de dar dos pasos.
- ¿Dónde estamos? -
- Puede que la nutria tenga razón y estemos en otro mundo. -
- Eso… -
Iba a decir que eso no tenía sentido pero al avanzar un poco más pudieron ver algunas de las criaturas del lugar, en una especie de claro alejado de ellos.
- Nuevo mundo aquí estoy. -
- ¿Qué dices? -
- Valiente y bravo. Eso soy-, respondió. - Ser pionero es lo mejor-, continuó.
- Baja la voz, no es momento de cantar-, le dijo en un susurro. El oso no cantaba en alto, pero tampoco susurraba. - Nos hemos metido en un lugar peligroso.
Aún dudaba de si estaban en la de invierno u otoño, pero el clima invernal de la zona…
- Son hadas. Creo que es la de invierno y las Fae de esa corte son conocidas por representar el engaño y la muerte. Será mejor que nos vayamos de aquí. -
Pero había un problema gordo. Lo más probable es que la perturbación del éter fuese provocada por las hadas. ¿Cómo iban a arreglar eso siendo cuatro personas?
¿Parlamentando? ¿Con hadas dadas a la mentira? La palabra de la reina de esa corte valía menos que un disco en el que posar tazas de cerámica.
- Un audaz explorador-, siguió cantando nuestro amigable oso, ahora en susurros. - Con coraje, con valor. Si alguien solo lo soñó, nadie se me adelantó. Una senda abriré.
- ¿En serio, Iorek? - comentó, viendo la actitud del hombre bestia. - No lo sé. El problema parece que proviene de las hadas, pero, ¿cómo podemos hacer un trato que sirva con estas hadas dadas al engaño? De todos modos, no creo que tarden en descubrirnos, y no por el estúpido oso, sino porque es su mundo. Somos extraños en él, no tardarán en encontrarnos.
«Piensa brujo, piensa.»
- Podemos pedir parlamento. Ir de frente nos hará parecer con intenciones menos hostiles hacia ellas, pero, ¿de qué sirve eso con seres mezquinos? Ese es el riesgo-. Sin duda era un dilema. - En fin, acerquémonos, y si todo sale mal, haré que todo explote. Si no podemos sacar un trato decente, que así sea. En todo caso, no digáis vuestros nombres reales, no aceptéis comida ni bebida de ellas, ni les deis las gracias, o quedaréis en deuda con las hadas, y, creedme, se dice que ese no es un buen negocio. Simplemente apreciad el detalle, pero no lo aceptéis ni deis las gracias. La verdad es que no recuerdo más cosas, ni si será más leyenda que verdad, pero mejor no hacerlo.
- La leyenda se cumplió. Y de gloria me cubriré. -
- Vamos, al lío. Intentemos arreglar el problema del éter o explotemos todo. Existe la tercera opción de morirnos, pero paso de elegir esa-, comentó, adentrándose en el mundo de las hadas.
Resumen: Sigo junto a Iorek, Corlys y Teufel y nos adentramos en la Corte de Invierno de las hadas para conseguir... problemas. Seguro, ya lo veo venir.
El chiste con el disco de metal ya preparado desde el post anterior. Por eso la mención a los rumores de Níniel del mencionado escrito, que inevitablemente hacían que supiera del disco creado por ella ya en ese escrito anterior, (sin saber si era ella en realidad, claro), aunque no lo pusiera explícitamente. Profesional de los memes (?)
Las frases de la nutria en mi escrito aceptadas por el esclavo de la nutria, Corlys Glokta (?)
Eso es lo que cualquiera pudiera pensar al verle con una luz creada con runas cuando era un vampiro y veía mejor que ninguno de ellos en mitad de la noche. No obstante, después de un rato con él y la debida explicación, lo cierto es que no estaba loco, lo que hacía tenía sentido.
- Teniendo en cuenta las circunstancias, no parece un mal plan-, le confesó, tras un pequeño trecho en el que había seguido al vampiro, comprobando la efectividad de su idea. - ¿Pero qué bardo loco? No entendí esa parte-, les recordó aquella curiosa parte.
- El que canta mi niña bonita, mi dulce princesa, me siento en las nubes cuando tú me besas-, respondió Teufel.
- Estás bromeando ¿no? -
¿Qué posibilidades había de que ocurriera aquello que tanto temía?
- ¿No? - preguntó más tenso. - No importa, ya quedó lejos y es mejor que sigamos adelante.
Avanzaron creando más runas de luz, pues sí que ganaban fuerza según se acercaban a la “fuente” de aquello que afectara al éter del entorno.
Y siendo el plan, desde el principio, encontrar el maldito lugar que te estaba generando aquella anomalía, el brujo de dorados cabellos debería sentirse alegre. Estaban acercándose al problema. Era un buen motivo para alegrarse ¿no?
Más, lo cierto es que cada vez se encontraba peor. Acercarse al lugar era lo que quería para arreglar el desaguisado, si podía, claro estaba, más los efectos secundarios empezaban a ser mucho más que molestos.
- Estoy deseando terminar con este trabajo. No pensé que fuera a sentirse tan mal-, manifestó, apoyándose contra un árbol. - Ojalá no hubiera perdido el disco que creó la alquimista.
Sí, aquella que, según los rumores que había escuchado, tenía toda la pinta de que podría ser Níniel. Pero no había podido corroborar aquellos rumores antes de la división de la expedición en distintos grupos para usar los portales.
- Mierda, Rauko ideó los portales, seguro que tendría alguna idea para paliar esta mierda-, se quejó, como buen arcanista que podría haber ideado algo él mismo pero prefería quejarse.
- ¿Disco? - comentó el oso, como recordando algo.
Vincent miró hacia él, con cara de gato que te juzga, pues eso es lo que hacen los gatos ¿no?
El caso es que el oso solía soltar comentarios inapropiados cada vez que podía, por lo que el brujo estaba esperando que dijese alguna tontería.
Pero no, en esta ocasión no dijo ninguna estupidez. Simplemente sacó un disco de metal de su bolsillo.
- ¿Este disco? -
- Sí, justo ese-, respondió el brujo, antes de ponerse a caminar.
Entonces se paró, se giró y miró hacia el disco que sostenía el oso. Después miró el hocico del oso. Para finalmente mirar el disco de nuevo y el hocico del oso otra vez.
- Así que por eso cuando me alejo de ti me encuentro peor. Ahora todo cobra sentido-, comentó de lo más tranquilo. - ¡Se puede saber en qué cojones estabas pensando! -
- Yo pensé que era para colocar la taza de cerámica encima. -
Vincent lo miró sin entender.
- Claro, cuando colocas la taza sobre la mesa deja marca. Me pareció interesante que hicieran un disco de metal para entre la mesa y la taza y que así no quede marca sobre la mesa. No te puedes imaginar lo jodidas que son. Muy difíciles de quitar. -
- Pero... Vamos a ver, Iorek. Qué puta mesa. Estamos en mitad del bosque. Por qué iban a crear algo así para una expedición. -
- Usamos tablas en el campamento improvisado. -
- Claro, y son tan importantes que queremos evitar que se les queden marcas antes de tirarlas por ahí-, respondió mientras se acercaba. - ¡Dame eso y ponte a cantar! - le gritó antes de quitarle el disco.
- Uh, qué susceptible. -
Vinc negó con la cabeza y guardó el disco en uno de sus bolsillos de la correa de cuero de su pecho. Allí, cerquita de él, aliviaría sus problemas sin preocuparse de la distancia que tuviera del oso.
Pero vaya, aquello ocurrió justo poco antes de que la nutria y el vampiro encontraran lo que parecía ser el centro de la plaza. El oso apenas tuvo tiempo de afinar la guitarra antes de llegar a aquel lugar.
- Pues nada, hora de repartir. De todos modos, por motivos desconocidos, tengo ganas de matar-, comentó, antes de echarle un ojo al oso y después ponerse a dar espadazos junto a vampiro y nutria.
- ¿Y él no lucha? -
- Sí, cuando le da por ahí. Es más bruto que un arado cuando se pone-, le respondió a la nutria.
Y sí, justo en ese instante el animalito del oso se puso a lanzar limos hacia… Hacia cualquier parte, porque no miraba ni hacia dónde los lanzaba. En cualquier caso el hombre y mujer bestia les dio un tiempo precioso a los arcanistas para hacer su trabajo.
- Sin problema-, contestó al vampiro. - Para salir sólo tenemos que abrirla de nuevo. Igual que hicimos desde el exterior-, afirmó, mientras terminaba de cerrar el acceso que habían realizado en la barrera.
Entonces pudo fijarse en el lugar. Era invierno, pero, distinto. Era como estar en otro lado, como si hubieran viajado muy lejos de las ruinas en vez de dar dos pasos.
- ¿Dónde estamos? -
- Puede que la nutria tenga razón y estemos en otro mundo. -
- Eso… -
Iba a decir que eso no tenía sentido pero al avanzar un poco más pudieron ver algunas de las criaturas del lugar, en una especie de claro alejado de ellos.
- Nuevo mundo aquí estoy. -
- ¿Qué dices? -
- Valiente y bravo. Eso soy-, respondió. - Ser pionero es lo mejor-, continuó.
- Baja la voz, no es momento de cantar-, le dijo en un susurro. El oso no cantaba en alto, pero tampoco susurraba. - Nos hemos metido en un lugar peligroso.
Aún dudaba de si estaban en la de invierno u otoño, pero el clima invernal de la zona…
- Son hadas. Creo que es la de invierno y las Fae de esa corte son conocidas por representar el engaño y la muerte. Será mejor que nos vayamos de aquí. -
Pero había un problema gordo. Lo más probable es que la perturbación del éter fuese provocada por las hadas. ¿Cómo iban a arreglar eso siendo cuatro personas?
¿Parlamentando? ¿Con hadas dadas a la mentira? La palabra de la reina de esa corte valía menos que un disco en el que posar tazas de cerámica.
- Un audaz explorador-, siguió cantando nuestro amigable oso, ahora en susurros. - Con coraje, con valor. Si alguien solo lo soñó, nadie se me adelantó. Una senda abriré.
- ¿En serio, Iorek? - comentó, viendo la actitud del hombre bestia. - No lo sé. El problema parece que proviene de las hadas, pero, ¿cómo podemos hacer un trato que sirva con estas hadas dadas al engaño? De todos modos, no creo que tarden en descubrirnos, y no por el estúpido oso, sino porque es su mundo. Somos extraños en él, no tardarán en encontrarnos.
«Piensa brujo, piensa.»
- Podemos pedir parlamento. Ir de frente nos hará parecer con intenciones menos hostiles hacia ellas, pero, ¿de qué sirve eso con seres mezquinos? Ese es el riesgo-. Sin duda era un dilema. - En fin, acerquémonos, y si todo sale mal, haré que todo explote. Si no podemos sacar un trato decente, que así sea. En todo caso, no digáis vuestros nombres reales, no aceptéis comida ni bebida de ellas, ni les deis las gracias, o quedaréis en deuda con las hadas, y, creedme, se dice que ese no es un buen negocio. Simplemente apreciad el detalle, pero no lo aceptéis ni deis las gracias. La verdad es que no recuerdo más cosas, ni si será más leyenda que verdad, pero mejor no hacerlo.
- La leyenda se cumplió. Y de gloria me cubriré. -
- Vamos, al lío. Intentemos arreglar el problema del éter o explotemos todo. Existe la tercera opción de morirnos, pero paso de elegir esa-, comentó, adentrándose en el mundo de las hadas.
Offrol
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____________________________________________________________________________
- Inventario:
- Equipamiento
Espada zurda de Frendel - Legendaria, ligada al éter.
Alfanje de los esqueletos - Legendaria, no ligada al éter. Encantamiento: Arma cambiante
Daga de calidad superior - Encantamiento: Arma de Electricidad
Estilete de calidad superior.
Armadura Ligera de calidad superior - Encantamiento: Absorción Elemental
Anillo de Ysgafn - Épico, ligado al éter.
Espejo Doppelgänger - Legendario, ligado al éter.
Encantamientos: {3/6}
Objetos Ligados al éter: {3/5} - Legendarios ligados {2/2}
Objetos Limitados {7/7}
Kit de Herrería Inferior
Pergamino de Hechizos
Elixir del Sabueso
Poción de Salud Concentrada
Poción de Jekill
Pesadilla Embotellada
Runa de Teleportación
Otros
Bolso del Explorador
Ganzúas - 2
Medalla de honor de Roilkat
Ópalo de agua - 1 carga
Pergamino de admiración de ganadores
Cabeza de caballo de Bronce
Caramelo de Jade - 2
Poción de Salud
Resumen: Sigo junto a Iorek, Corlys y Teufel y nos adentramos en la Corte de Invierno de las hadas para conseguir... problemas. Seguro, ya lo veo venir.
El chiste con el disco de metal ya preparado desde el post anterior. Por eso la mención a los rumores de Níniel del mencionado escrito, que inevitablemente hacían que supiera del disco creado por ella ya en ese escrito anterior, (sin saber si era ella en realidad, claro), aunque no lo pusiera explícitamente. Profesional de los memes (?)
Las frases de la nutria en mi escrito aceptadas por el esclavo de la nutria, Corlys Glokta (?)
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
-BLEEEEERGH- una sonora arcada antecedía al vomito que el rubio no-elfo expulsaba de su cuerpo.
-Uuuh, jajaja bueno parece que estamos cerca- señalaría Van mientras jugaba con sus espadas entretenido.
-Iugh, asquito, oye, ¿si vas a poder seguir verdad?- preguntaría Eli mientras se tapaba la nariz.
-Claro que si, puedo soportarlo, me he encontrado en situaciones peores- respondería Zelas mientras seguía caminando, viéndose cada vez un poco mas pálido.
Los tres aventureros avanzaron siguiendo el malestar del no-elfo, logrando evitar gran parte del caos que parecía reinar en los diferentes campamentos, los sonidos de lo que suponían, debía ser una batalla comenzaron a inundar el aire, sin embargo, ninguno de los 3 tenia intenciones de querer dar la vuelta -mientras la batalla no llegue a nosotros, estaremos bien, además cada segundo cuenta- mencionaría el rubio a sus acompañantes.
No demoraron mucho en llegar a una estructura que se veía alta, el malestar intensificado de Zelas parecía indicar que habían llegado al lugar correcto, por desgracia, el rubio no se veía en muy buenas condiciones para subir escaleras y sus compañeros lo notaban.
-Lo que buscamos debería estar allá arriba- indico Zelas, apuntando hacia la camara mas alta
-Recuerda que no planeamos cargarte hasta alla- señalaría Van mientras observaba que nada raro ocurriera a sus alrededores.
-No seas así, nos ha traído hasta acá, es nuestro compañero de negocios- replicaría Eli mientras le sobaba la espalda para que no se sintiera tan mal.
-Tranquila, no será necesario que me carguen.. pero probablemente si van a tener que lanzarme- Zelas se agacho y recogió unas piedritas del piso.
Su compañeros quedaron extrañados, sin embargo, el rubio les explicaría, al momento que les pasaba un par de piedritas a cada uno, que el tenia un ítem mágico que le permitía teletransportarse, pero antes de utilizarlo, necesitaba saber cual de los dos podía lanzar mejor la piedrita hacia el lugar indicado, luego de un par de lanzamientos, Eli fue la elegida para lanzar la piedrita mágica.
Luego de confiarle la piedrita, Eli la lanzo rápidamente hacia la recamara mas alta, pero no paso nada de forma inmediata.
-¿Y eso es todo?- preguntaría la mujer-bestia
-Si si, para cuando lleguen les estaré esperando, vayan con cuidado- señalaría Zelas mientras les hacia gestos para que avanzaran.
-Bueno, nos vemos allá, no te vayas a morir eh- diría Van mientras le apuntaba con una de sus espadas, al momento que procedía a avanzar con Eli.
En cuestión de segundos, el rubio se vería envuelto en éter y desaparecería en un parpadeo, en cuestión de segundos reaparecería en la recamara mas alta(1), sin embargo, sus malestares aumentarían exponencialmente, por lo que necesitaría unos minutos para aclimatarse a esa mala sensación.
OFF: Objeto utilizado
1_Runa de Teleportación [Limitado, 1 uso]: Después de activada y en un periodo no mayor de 2 turnos, el personaje puede desvanecerse y aparecer en el mismo lugar donde se encuentre la piedra, incluso si (onrol) no sabe en qué lugar se encuentra la misma.
-Uuuh, jajaja bueno parece que estamos cerca- señalaría Van mientras jugaba con sus espadas entretenido.
-Iugh, asquito, oye, ¿si vas a poder seguir verdad?- preguntaría Eli mientras se tapaba la nariz.
-Claro que si, puedo soportarlo, me he encontrado en situaciones peores- respondería Zelas mientras seguía caminando, viéndose cada vez un poco mas pálido.
Los tres aventureros avanzaron siguiendo el malestar del no-elfo, logrando evitar gran parte del caos que parecía reinar en los diferentes campamentos, los sonidos de lo que suponían, debía ser una batalla comenzaron a inundar el aire, sin embargo, ninguno de los 3 tenia intenciones de querer dar la vuelta -mientras la batalla no llegue a nosotros, estaremos bien, además cada segundo cuenta- mencionaría el rubio a sus acompañantes.
No demoraron mucho en llegar a una estructura que se veía alta, el malestar intensificado de Zelas parecía indicar que habían llegado al lugar correcto, por desgracia, el rubio no se veía en muy buenas condiciones para subir escaleras y sus compañeros lo notaban.
-Lo que buscamos debería estar allá arriba- indico Zelas, apuntando hacia la camara mas alta
-Recuerda que no planeamos cargarte hasta alla- señalaría Van mientras observaba que nada raro ocurriera a sus alrededores.
-No seas así, nos ha traído hasta acá, es nuestro compañero de negocios- replicaría Eli mientras le sobaba la espalda para que no se sintiera tan mal.
-Tranquila, no será necesario que me carguen.. pero probablemente si van a tener que lanzarme- Zelas se agacho y recogió unas piedritas del piso.
Su compañeros quedaron extrañados, sin embargo, el rubio les explicaría, al momento que les pasaba un par de piedritas a cada uno, que el tenia un ítem mágico que le permitía teletransportarse, pero antes de utilizarlo, necesitaba saber cual de los dos podía lanzar mejor la piedrita hacia el lugar indicado, luego de un par de lanzamientos, Eli fue la elegida para lanzar la piedrita mágica.
Luego de confiarle la piedrita, Eli la lanzo rápidamente hacia la recamara mas alta, pero no paso nada de forma inmediata.
-¿Y eso es todo?- preguntaría la mujer-bestia
-Si si, para cuando lleguen les estaré esperando, vayan con cuidado- señalaría Zelas mientras les hacia gestos para que avanzaran.
-Bueno, nos vemos allá, no te vayas a morir eh- diría Van mientras le apuntaba con una de sus espadas, al momento que procedía a avanzar con Eli.
En cuestión de segundos, el rubio se vería envuelto en éter y desaparecería en un parpadeo, en cuestión de segundos reaparecería en la recamara mas alta(1), sin embargo, sus malestares aumentarían exponencialmente, por lo que necesitaría unos minutos para aclimatarse a esa mala sensación.
OFF: Objeto utilizado
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Zelas Hazelmere
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
___
El siguiente post contiene lenguaje políticamente incorrecto y chistes que pueden no ser adecuados para algunos espectadores y son inapropiados para niños.
El contenido es completamente de ficción y ningún personaje fue herido o maltratado durante la escritura del post.
El contenido está dirigido a un público maduro.
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Contemplé con satisfacción la manera en que los bichos voladores comenzaban a cruzar el portal para irse a casa, pero por alguna razón, entre más bichos voladores cruzaban de vuelta a casa, más bichos voladores entraban a la cueva -¿Pero de dónde han salido tantos? ¿Y por qué algunos parecen repetidos?- Pregunté con indignación, pero de pronto todo se puso incluso peor que antes, comenzaron a aparecer otros bichos voladores diferentes a los anteriores, aunque los de ahora tenían la piel oscura.
Creo que se están repitiendo, los que salen están volviendo de alguna forma- Murmuré para mí mismo antes de detallar a los de piel oscura -¡Meleeis, no calientes tanto el portal, que se nos están quemando los panecillos!- Grité alarmado pensando que era culpa de Meleeis por obligarme a hacer un hechizo arcano que ni sabía que existía, seguro era su culpa. Pero todo cambió cuando los panecillos quemados demostraron que ni eran panecillos ni estaban quemados.
Todo se oscureció, y entendí con tranquilidad que no estaban quemados, sino que habían apagado la luz de sus propios cuerpos para… qué se yo, eran gente muy rara. Y podría haber pasado por alto todo aquello, pero sus trucos oscurantistas distrajeron a Meleeis y el portal se colapsó sobre sí mismo, no tengo idea de lo que eso significa, pero ha sonado bien técnico y científico.
Y por si todo aquello fuera poco, uno de aquellos tostaditos habló -¿Cuál acuerdo?- Repetí lo que había preguntado una mujer entre la multitud, aunque la criatura decidió ignorarnos y continuó diciendo que se había roto el acuerdo y ahora nuestras vidas le pertenecían -¡Pues, si teníamos algo pactado, yo no me acuerdo, y si no me acuerdo no pasó!- Repetí aquella frase que seguramente tenía que ser de alguna persona muy sabía a la que se la escuché alguna vez.
¿Te crees gracioso?- Preguntó aquel misterioso y tétrico personaje, a quien nos referiremos en este post como “Tostadito” debido a que no sabemos su verdadero nombre -No me creo gracioso, estoy seguro de que lo soy, no tengo pruebas pero tampoco dudas- Respondí con orgullo -Eres osadamente irrespetuoso, pero eso cambiará al conocer las consecuencias de tus actos- Tras aquellas palabras, tomó como rehén a uno de los personajes cercanos a él, lo levantó por el cuello con una mano y lo apuñaló con la otra para luego echarlo al piso.
El hombre gritó desgarradoramente al recibir la herida y calló al piso quejándose -Muy bien, tostadito, imagino que haces eso para darnos el ejemplo, pero ¿sí notaste que está oscuro y nadie lo vio?- Pregunté de manera irreverente -Tu osadía será tu perdición, tus compañeros seguirán cayendo uno a uno- Dijo aquel misterioso y tétrico ser -¿Estás seguro que ese es uno de mis compañeros?- Pregunté con malicia para luego usar mi voz mágica en la ubicación donde se había escuchado el grito del caído -¿Por qué me mató? Jefecito, pensé que me quería- Dije conteniendo la risa.
Aunque por muy gracioso que resultara todo este asunto, sabía que era solo cuestión de tiempo para que aquellos chicharrones hicieran lo que fuera que pensaran hacer, aunque no antes de que yo mismo hiciera lo que fuera que pensaba hacer, y no había pensado nada, pero estaba a punto de hacerlo -Sé lo que intentas, insensato mortal, estás ganando tiempo para que vengan tus aliados a ayudarte, pero no podrán hacer nada, quienes vengan también quedarán atrapados- Aquellas declaraciones estaban llenas de tal seguridad y determinación que hasta me sentí intimidado.
Muy buen análisis, pero yo no tengo que hacer nada- Dije fingiendo seguridad y confianza -Porque ya lo hice- Tras aquella falsa amenaza, usé mi magia para hacer que múltiples voces mágicas se escucharan en dirección a la entrada de la cueva, parecían estar llegando una incontable cantidad de aliados que no se podían ver debido a la oscuridad que nos envolvía a todos, aunque aquello era tan solo una distracción, porque los problemas del tostadito apenas comenzaban, pues estaba a punto se sentir el verdadero terror.
Me agaché para dar una voltereta en el piso en dirección a donde se escuchaba la voz del tostado -¡¡MATANGA… DIJO LA CHANGA!!- [1] [2] Grité con todas mis fuerzas, aunque tenía la plena certeza de que la Changa jamás dijo Matanga, aquello no sería un impedimento para usar mis dos habilidades más poderosas, la primera de ellas ideal para lidiar con criaturas mágicas, ahora cada que alguien de los afectados por el grito usara magia, sentiría un fuerte dolor como si se le abriera una herida sin saber dónde…
Y en segundo lugar, algo que podría parecer hecho solo por diversión y morbo pero tenía una justificación más que lógica. Los que hubieran escuchado el grito sentirían sus cuerpos adoloridos y pesados, sintiendo también un ataque de pánico que podría desde simplemente paralizarlos, hasta hacer que se defecaran del miedo en los casos más extremos, y ya lo sé, aquella jugada sucia podría terminar siendo una completa cagada, pero si salía bien, paralizar a ambos bandos para evitar una confrontación aparentemente inevitable nos podría dar un poco de tiempo para negociar una salida pacífica.
Quien estuviera controlando las sombras se enfrentaría ahora a un constante dolor por mantener el manto oscuro activo, así que sería una lucha de resistencia ¿podría más su determinación para cumplir su deber, el dolor por el uso de magia o sus ganas de correr al baño? Eso yo no lo sé, porque no soy hadólogo, pero ya nos lo dirá Fehu si es que aún se atreve a entrar a la cueva y ver lo que ha pasado.
[0] Uso varias veces mi habilidad Nivel 1: El que acecha en el umbral para que parezca que Creo que se están repitiendo, los que salen están volviendo de alguna forma- Murmuré para mí mismo antes de detallar a los de piel oscura -¡Meleeis, no calientes tanto el portal, que se nos están quemando los panecillos!- Grité alarmado pensando que era culpa de Meleeis por obligarme a hacer un hechizo arcano que ni sabía que existía, seguro era su culpa. Pero todo cambió cuando los panecillos quemados demostraron que ni eran panecillos ni estaban quemados.
Todo se oscureció, y entendí con tranquilidad que no estaban quemados, sino que habían apagado la luz de sus propios cuerpos para… qué se yo, eran gente muy rara. Y podría haber pasado por alto todo aquello, pero sus trucos oscurantistas distrajeron a Meleeis y el portal se colapsó sobre sí mismo, no tengo idea de lo que eso significa, pero ha sonado bien técnico y científico.
Y por si todo aquello fuera poco, uno de aquellos tostaditos habló -¿Cuál acuerdo?- Repetí lo que había preguntado una mujer entre la multitud, aunque la criatura decidió ignorarnos y continuó diciendo que se había roto el acuerdo y ahora nuestras vidas le pertenecían -¡Pues, si teníamos algo pactado, yo no me acuerdo, y si no me acuerdo no pasó!- Repetí aquella frase que seguramente tenía que ser de alguna persona muy sabía a la que se la escuché alguna vez.
¿Te crees gracioso?- Preguntó aquel misterioso y tétrico personaje, a quien nos referiremos en este post como “Tostadito” debido a que no sabemos su verdadero nombre -No me creo gracioso, estoy seguro de que lo soy, no tengo pruebas pero tampoco dudas- Respondí con orgullo -Eres osadamente irrespetuoso, pero eso cambiará al conocer las consecuencias de tus actos- Tras aquellas palabras, tomó como rehén a uno de los personajes cercanos a él, lo levantó por el cuello con una mano y lo apuñaló con la otra para luego echarlo al piso.
El hombre gritó desgarradoramente al recibir la herida y calló al piso quejándose -Muy bien, tostadito, imagino que haces eso para darnos el ejemplo, pero ¿sí notaste que está oscuro y nadie lo vio?- Pregunté de manera irreverente -Tu osadía será tu perdición, tus compañeros seguirán cayendo uno a uno- Dijo aquel misterioso y tétrico ser -¿Estás seguro que ese es uno de mis compañeros?- Pregunté con malicia para luego usar mi voz mágica en la ubicación donde se había escuchado el grito del caído -¿Por qué me mató? Jefecito, pensé que me quería- Dije conteniendo la risa.
Aunque por muy gracioso que resultara todo este asunto, sabía que era solo cuestión de tiempo para que aquellos chicharrones hicieran lo que fuera que pensaran hacer, aunque no antes de que yo mismo hiciera lo que fuera que pensaba hacer, y no había pensado nada, pero estaba a punto de hacerlo -Sé lo que intentas, insensato mortal, estás ganando tiempo para que vengan tus aliados a ayudarte, pero no podrán hacer nada, quienes vengan también quedarán atrapados- Aquellas declaraciones estaban llenas de tal seguridad y determinación que hasta me sentí intimidado.
Muy buen análisis, pero yo no tengo que hacer nada- Dije fingiendo seguridad y confianza -Porque ya lo hice- Tras aquella falsa amenaza, usé mi magia para hacer que múltiples voces mágicas se escucharan en dirección a la entrada de la cueva, parecían estar llegando una incontable cantidad de aliados que no se podían ver debido a la oscuridad que nos envolvía a todos, aunque aquello era tan solo una distracción, porque los problemas del tostadito apenas comenzaban, pues estaba a punto se sentir el verdadero terror.
Me agaché para dar una voltereta en el piso en dirección a donde se escuchaba la voz del tostado -¡¡MATANGA… DIJO LA CHANGA!!- [1] [2] Grité con todas mis fuerzas, aunque tenía la plena certeza de que la Changa jamás dijo Matanga, aquello no sería un impedimento para usar mis dos habilidades más poderosas, la primera de ellas ideal para lidiar con criaturas mágicas, ahora cada que alguien de los afectados por el grito usara magia, sentiría un fuerte dolor como si se le abriera una herida sin saber dónde…
Y en segundo lugar, algo que podría parecer hecho solo por diversión y morbo pero tenía una justificación más que lógica. Los que hubieran escuchado el grito sentirían sus cuerpos adoloridos y pesados, sintiendo también un ataque de pánico que podría desde simplemente paralizarlos, hasta hacer que se defecaran del miedo en los casos más extremos, y ya lo sé, aquella jugada sucia podría terminar siendo una completa cagada, pero si salía bien, paralizar a ambos bandos para evitar una confrontación aparentemente inevitable nos podría dar un poco de tiempo para negociar una salida pacífica.
Quien estuviera controlando las sombras se enfrentaría ahora a un constante dolor por mantener el manto oscuro activo, así que sería una lucha de resistencia ¿podría más su determinación para cumplir su deber, el dolor por el uso de magia o sus ganas de correr al baño? Eso yo no lo sé, porque no soy hadólogo, pero ya nos lo dirá Fehu si es que aún se atreve a entrar a la cueva y ver lo que ha pasado.
[1] Uso mi habilidad Nivel 8: El valle de la inquietud para causar dolor en quienes usen habilidades mágicas luego de escuchar el grito.
[2] Uso mi habilidad Nivel 10: El caos reptante para limitar las capacidades físicas de los que escucharon el grito de la changa, a los más fuertes les podría costar un poco moverse con libertad y los más débiles pues, necesitarán pantalones nuevos.
[-] Pues nada, ahí voy en modo pacifista deteniendo a todos para evitar una confrontación (o empeorando todo, quizás, no sé, hay una parte de Meraxes en este post así que todo es posible) Espero que el efecto de mis habilidades mantenga a raya a los tostaditos pero bueno, dependerá de Fehu.
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Poco a poco el grupo de expedicionarios comenzó a reponerse de la incertidumbre y el miedo y su contraataque se volvió más ordenado y coordinado. Ahora conocían a su enemigo, conocían sus armas y conocían la posición desde la que les atacaban, por lo que les resultaba mas fácil defenderse y responder. Por supuesto el grupo desconocía que estaba respondiendo a un ataque que no iba en un principio dirigido hacia ellos, y que se habían visto envueltos en un primer contacto hostil entre un grupo de hombres mono y otro de los desperdigados grupos de la expedición. De haberlo sabido quizá podría haberse intentado detener la lucha y aclarar la situación, pero no lo sabían, ni ellos ni sus "enemigos".
-¿Cuántos son?- quiso saber la luchadora herida, de nuevo lista para luchar tras la sanación de Níniel.
-Suficientes...Pero parece que no somos el mayor de sus problemas.- Respondió Catherine, que continuaba usando sus agudos sentidos de vista y oído, así como su perfecta visión en la oscuridad para ser el centro de la defensa del grupo.
-¿Más expedicionarios? Deberíamos unirnos a ellos y atrapar a estos...monos entre ambos grupos.- Sugirió la mujer entonces. Parecía que ahora que estaba recuperada tenía ganas de devolverles el favor por herirla.
-No sabemos si también hay mas grupos de ellos.- Objetó una mas cautelosa Níniel. Su grupo era bastante reducido como para iniciar una ofensiva en un entorno con tantos factores desconocidos. -Además tienen la ventaja de la altura. Hemos logrado establecer una buena posición defensiva. No deberíamos abandonarla tan a la ligera. Si el otro grupo es inteligente harán lo mismo.- No todo el grupo estuvo de acuerdo, pero si los suficientes como para seguir aquel curso de acción, manteniéndose a la defensiva y a cubierto. Lo cual no impedía que usasen a su brujo y algunas armas de proyectil para continuar hostigando a las copas de los árboles. Con diferencia el hielo del isleño estaba siendo su mejor baza debido al área de sus proyectiles.
-¿Entonces...esta es la ciudad que estábamos buscando? Se suponía que estaba abandonada desde hace un montón de años...¿Quiénes son estos tipos?- Quiso saber la felina. Era especialista en combate cercano, por lo que se limitaba a seguir guiando a los demás de momento.
-Pregúntaselo. Pero no creo que te respondan. Podrías de paso preguntarles por qué no estamos con los demás, o por qué esta zona tiene el éter afectado...-
-Por qué Cerebro de guisante nos sigue incluso aquí...-La pelirroja detectó a un enemigo saltando de un árbol a otro y se lo indicó al brujo, que lanzó un nuevo proyectil en aquella dirección. -¿Qué es eso? ¿Lo oyes?- dijo entonces con extrañeza.
-Tendrás que ser más específica.- Pidió la elfa a su hermana dada la situación.
-Hay alguien cantando. "Mi niña bonita, mi dulce princesa, me siento en las nubes cuando tú me besas"- repitió la joven imitando pobremente la melodía. Y todos los allí presentes detuvieron por un instante su actividad para mirarse ojipláticos, comenzando entonces a reírse quedamente mientras murmuraban incrédulos. -¿No es...? Es Meraxes...No, la que canta no. Nos pide que sigamos la voz del bardo. Y que no bebamos del agua...- pronunció la felina agudizando su oído.
-Está reuniéndonos. Por fin un poco de orden. Deberíamos ir de inmediato.- Convino el brujo, y aquella idea tuvo una rápida aceptación, aunque algunos miraron a Níniel. Su decisión de mantener una actitud defensiva se había demostrado correcta hasta el momento.
-¿A qué distancia crees que está ese bardo?- Quiso saber la joven antes de decidirse.
-Muy cerca. Diría que no hemos acabado tan separados como pensábamos. Estamos al lado- Respondió la felina, a lo que la elfa asintió. Su hermana tenía mucha razón. Con la tensión del enfrentamiento ella no había escuchado nada, pero ahora que la pelirroja lo había mencionado, incluso sin su fino oído podía escuchar en parte el llamado de la dragona y el canturreo del bardo.
-Bien, es momento de movernos. Preparaos- Pidió comenzando a impartir sus bendiciones. A ella misma, a Cath, al Brujo, a la guerrera y al hombre-tigre les bendijo con un aumento de sus capacidades*. A continuación, a los mismos y a uno de los arqueros les confirió una protección mágica, y tras aquella oleada de magia de luz llego otra igual que protegió al resto**. Para terminar, con dos nuevos pulsos, todo el grupo, que sumaban trece miembros, acabaron siendo rodeados por varias esferas que les garantizarían un empujón extra en caso de necesitarlo y un nuevo refuerzo a las capacidades para aquellos que no recibieron el primero***. -En marcha. Cúbrenos brujo.- Ordenó entonces la joven, ante un grupo que parecía más que sorprendido y encantado de notar los efectos de la magia élfica sobre ellos.
-Me llamo Noreth...y será un placer-[/color] Respondió el brujo, lanzando tres proyectiles como los anteriores, aunque más elaborados, y bastante mayores hacia la foresta****. Con su impacto buena parte de los árboles de la zona quedarían helados y cubiertos de una neblina fría como el hielo que el grupo aprovecharía para abandonar su posición siguiendo las instrucciones de Meraxes y la voz del bardo. Moviéndose con sus capacidades potencias por entre aquella ciudad abandonada tomada por la naturaleza, y protegidos por la luz, no tardaron en conectar con la fuerza principal, alegrándose de ver como el grueso de la expedición se congregaba allí.
Al final todo aquel asunto de los portales no había acabado tan mal como habían temido. Pero eso no significaba ni mucho menos que sus problemas hubiesen acabado.
-No deberíamos bajar la guardia. Habría que establecer un perímetro de defensa y fortificar nuestra posición tanto como podamos.- Sugirió Níniel, informando del ataque sufrido y sobre aquellos hombres-mono a Meraxes. Recibiendo entonces una de aquellas raciones que repartían, y que les ayudarían a recuperarse evitando beber de un agua posiblemente contaminada.
Si la expedición se preparó mucho o poco, desde luego no les serviría de mucho con lo que sucedería a continuación. De entre las ruinas de la ciudad surgió una figura envuelta en un halo de magnificencia. Una figura completamente dorada que dejaría boquiabiertos a más de uno. Con su llegada el bosque a su alrededor se volvió loco, y un número difícil de cuantificar de criaturas comenzó a chillar mientras los árboles se agitaban.
-Eso son licántropos.- aseveró Catherine. -Monos y perros...esto no hace más que mejorar.- se lamentó en guardia.
Entonces el silencio volvió, y como si de una puesta en escena ensayada se tratara la figura dorada gritó con voz potente y segura, ordenándoles marcharse de allí, pues esa era su ciudad. No parecía abierta a una negociación, de hecho parecía bastante enfadada, y en cualquier caso no correspondía a Níniel iniciar aquella conversación, aunque eso pronto iba a cambiar.
-¿Es pintura dorada? No parece polvo de oro...- Se preguntó Cath.
-Es oro. Está hecha de oro, al menos su piel.- Dijo sin dudar la elfa, pues como alquimista no tenía problema en distinguir tales cosas. No obstante mas allá del aspecto de aquella criatura, la peliblanca se preguntaba por qué les pedía irse sin más, cuando ya habían sido atacados. Algo no encajaba. Quizá su ataque inicial había fracasado tan estrepitosamente que se veía obligada a ello...O quizá no era la responsable del reciente ataque a su grupo.
-¿Y qué hacemos?- Quiso saber la pelirroja. Tanto ella como Níniel tenía experiencia y confianza de sobra como para no dejarse amedrentar, pero era evidente que aquella aparición y lo que la rodeaba estaban teniendo un impacto en el nuevamente reunido grupo de expedición.
-Lo ideal sería un entendimiento. O al menos comprender la situación. Parece que la figura que tenemos delante es su líder. Es sabido que muchas culturas primitivas asocian a sus líderes con el oro, incluso a sus deidades-
-¿Es una diosa?- inquirió la gata, mostrando su inquietud ante esa idea. Y Níniel pareció pensárselo por un segundo.
-No, no lo creo. Al menos no una real- sentenció la peliblanca.
-¿Y qué es si no?- Inquirió un nervioso humano cercano que había estado pendiente de la conversación entre las hermanas. -¿Qué criatura puede ser dorada y desprender esa aura...? Es tan hermosa...- Dijo mezclando su nerviosismo con un principio de admiración. Aquella reacción sería un problema si se extendía por la expedición. Níniel cayó entonces en la cuenta de los susceptibles que podían ser las masas ante manifestaciones de ese tipo, especialmente las razas jóvenes, y que precisamente ese era el objetivo de semejante teatralidad por parte de la aquella dorada figura. Había que atajarlo y rápido...
-Mantened la calma y la formación. No es oro todo lo que reluce...- Le respondió al tipo mientras ella misma se convertía a la vista de todos en un ser alado de luz pura que extendía su radiantes alas*****, causando que el humano se apartara sorprendido, y también el resto a su alrededor, dejándola, por desgracia, en primera fila ante aquella criatura de oro.
Una mujer-bestia de oro, cara a cara con una elfa alada de luz dorada, separadas solo por una distancia vacía salpicada por los restos de la legendaria y centenaria ciudad primigenia de los hombres bestia, rodeadas por sus respectivos grupos de aliados. Desde luego era una imagen digna de un cuadro. Aunque el título de dicha obra aún estaba por decidirse.
-No es necesario que el conflicto escale. Puede haber un acuerdo entre nosotros si nuestras líderes hablan. ¿No merecen la pena si con ello puede evitarse un dolor que se descubra posteriormente innecesario? - Pidió la sacerdotisa elfa a su dorada interlocutora. Su forma de luz le daba un tono etéreo a su voz, acentuando su tono melodioso. Acababa de apostar por el diálogo. Ahora las líderes ambos grupos debían decidir.
-¿Cuántos son?- quiso saber la luchadora herida, de nuevo lista para luchar tras la sanación de Níniel.
-Suficientes...Pero parece que no somos el mayor de sus problemas.- Respondió Catherine, que continuaba usando sus agudos sentidos de vista y oído, así como su perfecta visión en la oscuridad para ser el centro de la defensa del grupo.
-¿Más expedicionarios? Deberíamos unirnos a ellos y atrapar a estos...monos entre ambos grupos.- Sugirió la mujer entonces. Parecía que ahora que estaba recuperada tenía ganas de devolverles el favor por herirla.
-No sabemos si también hay mas grupos de ellos.- Objetó una mas cautelosa Níniel. Su grupo era bastante reducido como para iniciar una ofensiva en un entorno con tantos factores desconocidos. -Además tienen la ventaja de la altura. Hemos logrado establecer una buena posición defensiva. No deberíamos abandonarla tan a la ligera. Si el otro grupo es inteligente harán lo mismo.- No todo el grupo estuvo de acuerdo, pero si los suficientes como para seguir aquel curso de acción, manteniéndose a la defensiva y a cubierto. Lo cual no impedía que usasen a su brujo y algunas armas de proyectil para continuar hostigando a las copas de los árboles. Con diferencia el hielo del isleño estaba siendo su mejor baza debido al área de sus proyectiles.
-¿Entonces...esta es la ciudad que estábamos buscando? Se suponía que estaba abandonada desde hace un montón de años...¿Quiénes son estos tipos?- Quiso saber la felina. Era especialista en combate cercano, por lo que se limitaba a seguir guiando a los demás de momento.
-Pregúntaselo. Pero no creo que te respondan. Podrías de paso preguntarles por qué no estamos con los demás, o por qué esta zona tiene el éter afectado...-
-Por qué Cerebro de guisante nos sigue incluso aquí...-La pelirroja detectó a un enemigo saltando de un árbol a otro y se lo indicó al brujo, que lanzó un nuevo proyectil en aquella dirección. -¿Qué es eso? ¿Lo oyes?- dijo entonces con extrañeza.
-Tendrás que ser más específica.- Pidió la elfa a su hermana dada la situación.
-Hay alguien cantando. "Mi niña bonita, mi dulce princesa, me siento en las nubes cuando tú me besas"- repitió la joven imitando pobremente la melodía. Y todos los allí presentes detuvieron por un instante su actividad para mirarse ojipláticos, comenzando entonces a reírse quedamente mientras murmuraban incrédulos. -¿No es...? Es Meraxes...No, la que canta no. Nos pide que sigamos la voz del bardo. Y que no bebamos del agua...- pronunció la felina agudizando su oído.
-Está reuniéndonos. Por fin un poco de orden. Deberíamos ir de inmediato.- Convino el brujo, y aquella idea tuvo una rápida aceptación, aunque algunos miraron a Níniel. Su decisión de mantener una actitud defensiva se había demostrado correcta hasta el momento.
-¿A qué distancia crees que está ese bardo?- Quiso saber la joven antes de decidirse.
-Muy cerca. Diría que no hemos acabado tan separados como pensábamos. Estamos al lado- Respondió la felina, a lo que la elfa asintió. Su hermana tenía mucha razón. Con la tensión del enfrentamiento ella no había escuchado nada, pero ahora que la pelirroja lo había mencionado, incluso sin su fino oído podía escuchar en parte el llamado de la dragona y el canturreo del bardo.
-Bien, es momento de movernos. Preparaos- Pidió comenzando a impartir sus bendiciones. A ella misma, a Cath, al Brujo, a la guerrera y al hombre-tigre les bendijo con un aumento de sus capacidades*. A continuación, a los mismos y a uno de los arqueros les confirió una protección mágica, y tras aquella oleada de magia de luz llego otra igual que protegió al resto**. Para terminar, con dos nuevos pulsos, todo el grupo, que sumaban trece miembros, acabaron siendo rodeados por varias esferas que les garantizarían un empujón extra en caso de necesitarlo y un nuevo refuerzo a las capacidades para aquellos que no recibieron el primero***. -En marcha. Cúbrenos brujo.- Ordenó entonces la joven, ante un grupo que parecía más que sorprendido y encantado de notar los efectos de la magia élfica sobre ellos.
-Me llamo Noreth...y será un placer-[/color] Respondió el brujo, lanzando tres proyectiles como los anteriores, aunque más elaborados, y bastante mayores hacia la foresta****. Con su impacto buena parte de los árboles de la zona quedarían helados y cubiertos de una neblina fría como el hielo que el grupo aprovecharía para abandonar su posición siguiendo las instrucciones de Meraxes y la voz del bardo. Moviéndose con sus capacidades potencias por entre aquella ciudad abandonada tomada por la naturaleza, y protegidos por la luz, no tardaron en conectar con la fuerza principal, alegrándose de ver como el grueso de la expedición se congregaba allí.
Al final todo aquel asunto de los portales no había acabado tan mal como habían temido. Pero eso no significaba ni mucho menos que sus problemas hubiesen acabado.
-No deberíamos bajar la guardia. Habría que establecer un perímetro de defensa y fortificar nuestra posición tanto como podamos.- Sugirió Níniel, informando del ataque sufrido y sobre aquellos hombres-mono a Meraxes. Recibiendo entonces una de aquellas raciones que repartían, y que les ayudarían a recuperarse evitando beber de un agua posiblemente contaminada.
Si la expedición se preparó mucho o poco, desde luego no les serviría de mucho con lo que sucedería a continuación. De entre las ruinas de la ciudad surgió una figura envuelta en un halo de magnificencia. Una figura completamente dorada que dejaría boquiabiertos a más de uno. Con su llegada el bosque a su alrededor se volvió loco, y un número difícil de cuantificar de criaturas comenzó a chillar mientras los árboles se agitaban.
-Eso son licántropos.- aseveró Catherine. -Monos y perros...esto no hace más que mejorar.- se lamentó en guardia.
Entonces el silencio volvió, y como si de una puesta en escena ensayada se tratara la figura dorada gritó con voz potente y segura, ordenándoles marcharse de allí, pues esa era su ciudad. No parecía abierta a una negociación, de hecho parecía bastante enfadada, y en cualquier caso no correspondía a Níniel iniciar aquella conversación, aunque eso pronto iba a cambiar.
-¿Es pintura dorada? No parece polvo de oro...- Se preguntó Cath.
-Es oro. Está hecha de oro, al menos su piel.- Dijo sin dudar la elfa, pues como alquimista no tenía problema en distinguir tales cosas. No obstante mas allá del aspecto de aquella criatura, la peliblanca se preguntaba por qué les pedía irse sin más, cuando ya habían sido atacados. Algo no encajaba. Quizá su ataque inicial había fracasado tan estrepitosamente que se veía obligada a ello...O quizá no era la responsable del reciente ataque a su grupo.
-¿Y qué hacemos?- Quiso saber la pelirroja. Tanto ella como Níniel tenía experiencia y confianza de sobra como para no dejarse amedrentar, pero era evidente que aquella aparición y lo que la rodeaba estaban teniendo un impacto en el nuevamente reunido grupo de expedición.
-Lo ideal sería un entendimiento. O al menos comprender la situación. Parece que la figura que tenemos delante es su líder. Es sabido que muchas culturas primitivas asocian a sus líderes con el oro, incluso a sus deidades-
-¿Es una diosa?- inquirió la gata, mostrando su inquietud ante esa idea. Y Níniel pareció pensárselo por un segundo.
-No, no lo creo. Al menos no una real- sentenció la peliblanca.
-¿Y qué es si no?- Inquirió un nervioso humano cercano que había estado pendiente de la conversación entre las hermanas. -¿Qué criatura puede ser dorada y desprender esa aura...? Es tan hermosa...- Dijo mezclando su nerviosismo con un principio de admiración. Aquella reacción sería un problema si se extendía por la expedición. Níniel cayó entonces en la cuenta de los susceptibles que podían ser las masas ante manifestaciones de ese tipo, especialmente las razas jóvenes, y que precisamente ese era el objetivo de semejante teatralidad por parte de la aquella dorada figura. Había que atajarlo y rápido...
-Mantened la calma y la formación. No es oro todo lo que reluce...- Le respondió al tipo mientras ella misma se convertía a la vista de todos en un ser alado de luz pura que extendía su radiantes alas*****, causando que el humano se apartara sorprendido, y también el resto a su alrededor, dejándola, por desgracia, en primera fila ante aquella criatura de oro.
Una mujer-bestia de oro, cara a cara con una elfa alada de luz dorada, separadas solo por una distancia vacía salpicada por los restos de la legendaria y centenaria ciudad primigenia de los hombres bestia, rodeadas por sus respectivos grupos de aliados. Desde luego era una imagen digna de un cuadro. Aunque el título de dicha obra aún estaba por decidirse.
-No es necesario que el conflicto escale. Puede haber un acuerdo entre nosotros si nuestras líderes hablan. ¿No merecen la pena si con ello puede evitarse un dolor que se descubra posteriormente innecesario? - Pidió la sacerdotisa elfa a su dorada interlocutora. Su forma de luz le daba un tono etéreo a su voz, acentuando su tono melodioso. Acababa de apostar por el diálogo. Ahora las líderes ambos grupos debían decidir.
- Níniel forma Lux:
OFF: *,**,***: Níniel utiliza sus habilidades Abrazo de Isil (dos veces) Don sagrado (dos veces) y Furia de Anar. Bendice a su grupo con defensas mágicas, un aumento de sus capacidades arquetipo y la posibilidad de recuperar dos usos de sus habilidades. **** Noreth el brujo usa todo ello para crear una cobertura que permita al grupo destrabarse de Sein y su grupo y reunirse con Meraxes y los suyos, aunque también busco entorpecerle en su labor de sabotaje. *****Una vez reunidas, y ante la llegada de Golden Akanke, Níniel usa su forma de luz pura para intentar contrarrestar la divina puesta en escena de la centauro, y demostrar que no solo los dioses pueden verse "radiantes". A continuación trata de usar el momento para que ambos grupos dialoguen.
Última edición por Níniel Thenidiel el Vie Abr 26 2024, 22:04, editado 1 vez (Razón : Descripción errónea de Golden Akanke.)
Níniel Thenidiel
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Peter recorría aquella ubicación hacia el punto dónde parecía concentrarse el mayor número de personas. Allí se paró a observar la figura de lo que parecía ser una diosa de oro, cuya hermosa imagen lo dejó sin respiración durante unos segundos.
Luego, recordando la importante labor que Amanda Bradbury le había encargado, comenzó a abrirse paso en el mismo momento en que una figura alada de luz alzaba el vuelo.
La verdad era que, durante unos segundos, Peter dudó de la verdadera existencia de ambas. ¿Magia de ilusionismo? ¿Quizás magia de la voz a todo aquel grupo de personas? El caso era que aquello parecía realmente fascinante.
El humano podía notar como la tensión aumentaba en el lugar. La situación había llegado hasta el punto en que nadie parecía confiar en las intenciones de nadie. Y es que cuándo formas parte de una expedición hacia un lugar desconocido en el que cada miembro de la misma tiene sus propios intereses, cuesta encontrar algo en común.
Peter intentaría ser sensato una vez más, esperando mediar entre todas aquellas personas. La verdad era que la situación era difícil, complicada… pues todos estaban convencidos de que lo suyo era lo mejor. Incluso él. Pero podrían estar equivocados. Incluso él.
―¡Eh! ¿Podemos calmarnos un momento? ―preguintó alzando la voz, pero notó que apenas le estaban escuchando, por lo que subió ligeramente el tono―¿Pueden escucharme?
Aunque muchos desistieron de prestar atención, Peter logró llamar la atención de varios de los allí presentes.
―Hemos venido aquí en búsqueda de una ciudad perdida que perteneció a los bestiales en el pasado, con la mejor de las intenciones de colaborar. A lo largo del camino, hemos sufrido dificultades, pero aún estamos a tiempo de solventarlas, de intentar solucionarlas, de escuchar al otro…
Peter intentaba mantener un tono sereno, intentando que los allí presentes, reflexionaran, esperando que quisieran colaborar con la mediación.
―Soy el antiguo líder de la Guardia de Sacrestic Ville y he escuchado a los vampiros decir que no querían vivir en una ciudad invadida. He vivido toda mi vida en Lunargenta, que al sufrir la invasión de los vampiros, tuvimos que expulsarles. También he conocido elfos de Sandorai que desean recuperar algún día las Islas Illidenses, su hogar… La mayoría de nosotros conocemos estas historias y nos quejamos cuándo nos afectan personalmente, pero cuándo no nos afecta, somos incapaces de ponernos en la piel de los demás…
Peter miró a su alrededor, mientras alzaba un poco más la voz para intentar llegar al mayor número de personas posibles.
―Estamos en tierras bestiales. ¿Alguien se ha parado a pensar que quizás deberíamos escuchar lo que los bestiales tengan que decir? La mayoría venimos aquí con la intención de ayudarles a recuperar una ciudad que en su día les perteneció, pero una vez lo hemos logrado, quizás deberíamos dejar que ellos mismos decidan si quieren compartirla con nosotros.
―¡Lo dices porque sabes que tú irás, follador de vampiros!― dijo una vampiresa que Peter reconoció, una vecina de Sacrestic, que se encontraba entre el público que lo escuchaba.
―No tengo ningún interés de seguir más allá de esta posición. He cometido muchos errores, participé en la ocupación de una ciudad que no era la mía y muchos de vosotros me repudiáis por ello. Pero… ¿os estáis parando a pensar que estáis haciendo lo mismo ahora? Dejad que los bestiales sean los que hablen y respetad su decisión. Y por favor, tened cuidado: pues entre nosotros, se encuentran vampiros radicales de Oneca. Amir, el jefe de los exploradores terrestres, es aliado de Oneca y está detrás del rumor de que sólo cuatro vampiros entrarían en la ciudad. Le acompaña Zagreus Markov, que ha participado activamente en la propagación de este rumor.
Entre la multitud, se abrió paso Cohen. Había llegado tarde, pero había escuchado lo suficiente. Él hubiera obviado la implicación de Zagreus, pues al vampiro le gustaría hablar con él detenidamente de aquel conflicto, pero si estaba unido a Amir y Oneca, el conflicto entre ellos era inevitable. Finalmente, alzó la voz para añadir:
―También están detrás del envenenamiento de las aguas. Caoimhe, una vampiresa de pelo moreno y ojos de diferente color, acompañada de un hombre tigre.
―Estas personas son los responsables de todos los problemas que esta expedición ha tenido en las últimas horas. Así que por favor, os llamo a la serenidad: podemos arreglar esto como personas civilizadas y dejar esta ciudad en las manos de las personas a las que pertenecen sin que nadie salga herido…
Cohen se abrió paso hasta Peter y se colocó a su lado. Al mirar, a la estatua dorada, distinguió enseguida a Akanke, su fiel amiga, aunque intentó no aparentar que él era más partidario de sus intereses que del resto. A su lado, la elfa que había colocado el carromato tras el suyo.
Cómo Cohen sabía que el éter sufría una extraña atracción hacia él, se colocó lo más cerca que pudo de las dos mujeres. Si la elfa intentaba algo, el éter le golpearía a él aunque su objetivo fuera otro. Era su forma de proteger a dos de las personas que más quería.
―Venga, chicas, podemos hablarlo, ¿verdad?― preguntó mirando a la elfa y a la bestial.
Cohen introdujo su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un pequeño objeto de cristal que rompió en su mano. La gota de sangre que había en él fue absorbido por su piel, sintiéndose reanimado. [1]
Luego, miró a la elfa y le sonrió para hablarle amablemente:
―Amiga, estoy seguro de que tus intenciones son buenas. Por ello, te sientes en la obligación de mostrarte cooperativa con estas pobres personas que sólo buscan lo mejor para su pueblo y proporcionarles un hogar a sus descendientes. Seguro que sabes que debes estar en paz con ellos y consideras que usar magia contra ellos no es necesario, pues sólo defienden sus tierras. [2]
Durante todo el turno, uso la habilidad de Peter: Mediación [Pasiva]:
Peter puede realizar acuerdos con todo tipo de personas, facilitando la resolución de situaciones complejas mediante el uso de la mediación y el diálogo.
[1] Uso de mi objeto Gema de sangre [Consumible] Pequeño cristal con una gota carmesí en su centro. Rómpelo en tu mano y la sangre purificada de su interior te proporcionará un impulso de energía: Recuperas todos los usos de una habilidad de nivel 5 o inferior. Recupero mi habilidad Luz De Gas.
[2] Uso de mi habilidad Luz De Gas: Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real.
Resumen: Peter intenta calmar los ánimos en el conflicto, animando al diálogo y incentivando la comprensión hacia las personas bestiales y la que era su ciudad. Igualmente, Peter y Cohen desvelan la presencia de vampiros del bando radical: Amir, Zagreus y Caoimhe y sus numerosos intentos de sabotaje a la convivencia entre ellos. Finalmente, Cohen se posiciona cerca de Níniel, por si intenta algo, absorber él la magia para proteger tanto a Peter como a Akanke gracias a su maldición. Luego usa su habilidad con Niniel para hacer que se muestre cooperativa y comprensiva.
Luego, recordando la importante labor que Amanda Bradbury le había encargado, comenzó a abrirse paso en el mismo momento en que una figura alada de luz alzaba el vuelo.
La verdad era que, durante unos segundos, Peter dudó de la verdadera existencia de ambas. ¿Magia de ilusionismo? ¿Quizás magia de la voz a todo aquel grupo de personas? El caso era que aquello parecía realmente fascinante.
El humano podía notar como la tensión aumentaba en el lugar. La situación había llegado hasta el punto en que nadie parecía confiar en las intenciones de nadie. Y es que cuándo formas parte de una expedición hacia un lugar desconocido en el que cada miembro de la misma tiene sus propios intereses, cuesta encontrar algo en común.
Peter intentaría ser sensato una vez más, esperando mediar entre todas aquellas personas. La verdad era que la situación era difícil, complicada… pues todos estaban convencidos de que lo suyo era lo mejor. Incluso él. Pero podrían estar equivocados. Incluso él.
―¡Eh! ¿Podemos calmarnos un momento? ―preguintó alzando la voz, pero notó que apenas le estaban escuchando, por lo que subió ligeramente el tono―¿Pueden escucharme?
Aunque muchos desistieron de prestar atención, Peter logró llamar la atención de varios de los allí presentes.
―Hemos venido aquí en búsqueda de una ciudad perdida que perteneció a los bestiales en el pasado, con la mejor de las intenciones de colaborar. A lo largo del camino, hemos sufrido dificultades, pero aún estamos a tiempo de solventarlas, de intentar solucionarlas, de escuchar al otro…
Peter intentaba mantener un tono sereno, intentando que los allí presentes, reflexionaran, esperando que quisieran colaborar con la mediación.
―Soy el antiguo líder de la Guardia de Sacrestic Ville y he escuchado a los vampiros decir que no querían vivir en una ciudad invadida. He vivido toda mi vida en Lunargenta, que al sufrir la invasión de los vampiros, tuvimos que expulsarles. También he conocido elfos de Sandorai que desean recuperar algún día las Islas Illidenses, su hogar… La mayoría de nosotros conocemos estas historias y nos quejamos cuándo nos afectan personalmente, pero cuándo no nos afecta, somos incapaces de ponernos en la piel de los demás…
Peter miró a su alrededor, mientras alzaba un poco más la voz para intentar llegar al mayor número de personas posibles.
―Estamos en tierras bestiales. ¿Alguien se ha parado a pensar que quizás deberíamos escuchar lo que los bestiales tengan que decir? La mayoría venimos aquí con la intención de ayudarles a recuperar una ciudad que en su día les perteneció, pero una vez lo hemos logrado, quizás deberíamos dejar que ellos mismos decidan si quieren compartirla con nosotros.
―¡Lo dices porque sabes que tú irás, follador de vampiros!― dijo una vampiresa que Peter reconoció, una vecina de Sacrestic, que se encontraba entre el público que lo escuchaba.
―No tengo ningún interés de seguir más allá de esta posición. He cometido muchos errores, participé en la ocupación de una ciudad que no era la mía y muchos de vosotros me repudiáis por ello. Pero… ¿os estáis parando a pensar que estáis haciendo lo mismo ahora? Dejad que los bestiales sean los que hablen y respetad su decisión. Y por favor, tened cuidado: pues entre nosotros, se encuentran vampiros radicales de Oneca. Amir, el jefe de los exploradores terrestres, es aliado de Oneca y está detrás del rumor de que sólo cuatro vampiros entrarían en la ciudad. Le acompaña Zagreus Markov, que ha participado activamente en la propagación de este rumor.
Entre la multitud, se abrió paso Cohen. Había llegado tarde, pero había escuchado lo suficiente. Él hubiera obviado la implicación de Zagreus, pues al vampiro le gustaría hablar con él detenidamente de aquel conflicto, pero si estaba unido a Amir y Oneca, el conflicto entre ellos era inevitable. Finalmente, alzó la voz para añadir:
―También están detrás del envenenamiento de las aguas. Caoimhe, una vampiresa de pelo moreno y ojos de diferente color, acompañada de un hombre tigre.
―Estas personas son los responsables de todos los problemas que esta expedición ha tenido en las últimas horas. Así que por favor, os llamo a la serenidad: podemos arreglar esto como personas civilizadas y dejar esta ciudad en las manos de las personas a las que pertenecen sin que nadie salga herido…
Cohen se abrió paso hasta Peter y se colocó a su lado. Al mirar, a la estatua dorada, distinguió enseguida a Akanke, su fiel amiga, aunque intentó no aparentar que él era más partidario de sus intereses que del resto. A su lado, la elfa que había colocado el carromato tras el suyo.
Cómo Cohen sabía que el éter sufría una extraña atracción hacia él, se colocó lo más cerca que pudo de las dos mujeres. Si la elfa intentaba algo, el éter le golpearía a él aunque su objetivo fuera otro. Era su forma de proteger a dos de las personas que más quería.
―Venga, chicas, podemos hablarlo, ¿verdad?― preguntó mirando a la elfa y a la bestial.
Cohen introdujo su mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un pequeño objeto de cristal que rompió en su mano. La gota de sangre que había en él fue absorbido por su piel, sintiéndose reanimado. [1]
Luego, miró a la elfa y le sonrió para hablarle amablemente:
―Amiga, estoy seguro de que tus intenciones son buenas. Por ello, te sientes en la obligación de mostrarte cooperativa con estas pobres personas que sólo buscan lo mejor para su pueblo y proporcionarles un hogar a sus descendientes. Seguro que sabes que debes estar en paz con ellos y consideras que usar magia contra ellos no es necesario, pues sólo defienden sus tierras. [2]
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Durante todo el turno, uso la habilidad de Peter: Mediación [Pasiva]:
Peter puede realizar acuerdos con todo tipo de personas, facilitando la resolución de situaciones complejas mediante el uso de la mediación y el diálogo.
[1] Uso de mi objeto Gema de sangre [Consumible] Pequeño cristal con una gota carmesí en su centro. Rómpelo en tu mano y la sangre purificada de su interior te proporcionará un impulso de energía: Recuperas todos los usos de una habilidad de nivel 5 o inferior. Recupero mi habilidad Luz De Gas.
[2] Uso de mi habilidad Luz De Gas: Cohen utiliza un tono de voz tranquilo y sereno, centrando su atención en una o dos personas, motivando que éstas den por ciertas sus palabras, pudiendo incluso inducirlas a recordar hechos que éstas han vivido de forma diferente a la real.
Resumen: Peter intenta calmar los ánimos en el conflicto, animando al diálogo y incentivando la comprensión hacia las personas bestiales y la que era su ciudad. Igualmente, Peter y Cohen desvelan la presencia de vampiros del bando radical: Amir, Zagreus y Caoimhe y sus numerosos intentos de sabotaje a la convivencia entre ellos. Finalmente, Cohen se posiciona cerca de Níniel, por si intenta algo, absorber él la magia para proteger tanto a Peter como a Akanke gracias a su maldición. Luego usa su habilidad con Niniel para hacer que se muestre cooperativa y comprensiva.
Cohen
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Más despeinadas y sucias de lo que habían estado en muchísimo tiempo, Mina y Tina lograron mover las suficientes piedras como para pasar dentro de la cámara.
-¡Clementina!- exclamó Mina furiosa -Esto no es un salón de la ciudad perdida, ¡esto es solo una cueva más!- dijo, en voz alta y con evidente molestia. Hizo un pequeño berrinche ahí parada, sacudiendo los brazos y pisoteando el suelo, condenando la existencia misma.
Después de un gritito con el que soltó toda su frustración, respiró hondo un par de veces, ajustó sus lentes de visión nocturna y se puso a buscar una salida.
Descubrió que, si no regresaban por donde habían entrado, la otra opción era una abertura en el techo de la cueva. Observando mejor, encontró que aquel hueco estaba justo en el centro y que debajo, habían restos de carbón y otros objetos; conchitas, puntas de flechas, trozos de loza, piedras talladas o afiladas, todo en torno a lo que debió ser una enorme hoguera. -Tina, mira esto...- llamó la bruja-en-pausa a su compinche.
Pero Tina no respondió. Ella estaba absorta observando algo mucho más interesante y sorprendente -Mina, mira esto...- llamó la chicadreja a su compinche.
La chica bestia estaba anonadada con lo que sus ojos veían.
En la pared del fondo había dibujos que Tina interpretó instintivamente, pues si bien ella había nacido y crecido en Lunargenta, algo en su ser la conectaba primordialmente con todos los demás bestiales de Aerandir, por lo que pudo comprender de inmediato de lo que se trataba.
Era una historia plasmada en la piedra, pero no cualquiera. -Parece que es lo que pasó en Dolinda... ¡Mira! ¡Mira! Aquí están los hombres águila, al pie de su árbol ceremonial de… ¿pedos? No, imposible que sean pedos… ¿O sí? Las líneas onduladas no representan olores sino agua, generalmente. Entonces es su árbol sagrado de agua sagrada- dijo, contándole a Mina lo que veía.
Pero como estaba de espaldas a la bruja, no la veía ignorándola, rebuscando en su mochila las partes de un artefacto que había comenzado a armar, pero dejó a medias. Tras inspeccionar aquella hoguera ancestral, decidió que ya había tenido suficiente de aquel lugar y no había nada interesante, por lo que tenían que salir de allí.
Mientras la chicadreja leía la historia de D'Orlind Ûr, Mina armaba un aparato similar a una ballesta pero que poseía una firme, aunque delgada cuerda terminada en un gancho metálico, del tamaño perfecto para encajar en un guantelete. Al activarse esta ballesta, la cuerda era lanzada a gran velocidad para que el gancho se encajara en algún recoveco y poder escalar fácilmente por la cuerda1.
Tina siguió leyendo la historia que narraban las paredes de la cueva en voz alta, para que una distraída Mina escuchara la narración -Hay… ¿elfos? ¿Los elfos tienen alas? No, los elfos no tienen alas. ¿Qué tiene alas y se parece a un elfo? - -Las hadas- -Entonces hay hadas con la gente águila y están firmando un trato- -Mala idea. No se firman tratos con las hadas- -Pero ellos lo hicieron porque las hadas les dieron algo y después se fueron por el árbol sagrado con algunos hombres águila. También hay un portal porque, ¿de qué otra manera puede haber media persona acá y media allá? En fin, que al final las gentes águila se tuvieron que ir porque su árbol sagrado ya no tenía agua- finalizó con un suspiro lastimoso.
-¿Dijiste que firmaron un trato y las hadas les entregaron algo a la gente águila?- preguntó Mina después de un rato en silencio. –Ven, vámonos, tenemos que llegar a la ciudad- le apuró a la chicadreja, probando si la cuerda estaba bien enganchada.
__________________________
1Uso de su profesión [Ingeniería]: Mina confecciona una Pistola de cuerda [artilugio][limitado][1 uso]. Aparato similar a una ballesta, que posee una firme, pero delgada cuerda terminada en un gancho metálico. Al lanzarse, se engancha para poder escalar fácilmente. Puede usarse como arma. Es posible recuperar su uso si se tienen algunos minutos para rebobinar la cuerda y volver a poner todo en su lugar.
En resumen, Tina le cuenta la historia de D'Orlind Ûr a Mina pero ella solo se interesa cuando hay la mención de algo que podría ser un extraño artefacto mágico. Espero con fe y devoción que puedan salir de allí así que, digamos que su objetivo es [Expedición](?)
-¡Clementina!- exclamó Mina furiosa -Esto no es un salón de la ciudad perdida, ¡esto es solo una cueva más!- dijo, en voz alta y con evidente molestia. Hizo un pequeño berrinche ahí parada, sacudiendo los brazos y pisoteando el suelo, condenando la existencia misma.
Después de un gritito con el que soltó toda su frustración, respiró hondo un par de veces, ajustó sus lentes de visión nocturna y se puso a buscar una salida.
Descubrió que, si no regresaban por donde habían entrado, la otra opción era una abertura en el techo de la cueva. Observando mejor, encontró que aquel hueco estaba justo en el centro y que debajo, habían restos de carbón y otros objetos; conchitas, puntas de flechas, trozos de loza, piedras talladas o afiladas, todo en torno a lo que debió ser una enorme hoguera. -Tina, mira esto...- llamó la bruja-en-pausa a su compinche.
Pero Tina no respondió. Ella estaba absorta observando algo mucho más interesante y sorprendente -Mina, mira esto...- llamó la chicadreja a su compinche.
La chica bestia estaba anonadada con lo que sus ojos veían.
En la pared del fondo había dibujos que Tina interpretó instintivamente, pues si bien ella había nacido y crecido en Lunargenta, algo en su ser la conectaba primordialmente con todos los demás bestiales de Aerandir, por lo que pudo comprender de inmediato de lo que se trataba.
Era una historia plasmada en la piedra, pero no cualquiera. -Parece que es lo que pasó en Dolinda... ¡Mira! ¡Mira! Aquí están los hombres águila, al pie de su árbol ceremonial de… ¿pedos? No, imposible que sean pedos… ¿O sí? Las líneas onduladas no representan olores sino agua, generalmente. Entonces es su árbol sagrado de agua sagrada- dijo, contándole a Mina lo que veía.
Pero como estaba de espaldas a la bruja, no la veía ignorándola, rebuscando en su mochila las partes de un artefacto que había comenzado a armar, pero dejó a medias. Tras inspeccionar aquella hoguera ancestral, decidió que ya había tenido suficiente de aquel lugar y no había nada interesante, por lo que tenían que salir de allí.
Mientras la chicadreja leía la historia de D'Orlind Ûr, Mina armaba un aparato similar a una ballesta pero que poseía una firme, aunque delgada cuerda terminada en un gancho metálico, del tamaño perfecto para encajar en un guantelete. Al activarse esta ballesta, la cuerda era lanzada a gran velocidad para que el gancho se encajara en algún recoveco y poder escalar fácilmente por la cuerda1.
Tina siguió leyendo la historia que narraban las paredes de la cueva en voz alta, para que una distraída Mina escuchara la narración -Hay… ¿elfos? ¿Los elfos tienen alas? No, los elfos no tienen alas. ¿Qué tiene alas y se parece a un elfo? - -Las hadas- -Entonces hay hadas con la gente águila y están firmando un trato- -Mala idea. No se firman tratos con las hadas- -Pero ellos lo hicieron porque las hadas les dieron algo y después se fueron por el árbol sagrado con algunos hombres águila. También hay un portal porque, ¿de qué otra manera puede haber media persona acá y media allá? En fin, que al final las gentes águila se tuvieron que ir porque su árbol sagrado ya no tenía agua- finalizó con un suspiro lastimoso.
-¿Dijiste que firmaron un trato y las hadas les entregaron algo a la gente águila?- preguntó Mina después de un rato en silencio. –Ven, vámonos, tenemos que llegar a la ciudad- le apuró a la chicadreja, probando si la cuerda estaba bien enganchada.
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1Uso de su profesión [Ingeniería]: Mina confecciona una Pistola de cuerda [artilugio][limitado][1 uso]. Aparato similar a una ballesta, que posee una firme, pero delgada cuerda terminada en un gancho metálico. Al lanzarse, se engancha para poder escalar fácilmente. Puede usarse como arma. Es posible recuperar su uso si se tienen algunos minutos para rebobinar la cuerda y volver a poner todo en su lugar.
En resumen, Tina le cuenta la historia de D'Orlind Ûr a Mina pero ella solo se interesa cuando hay la mención de algo que podría ser un extraño artefacto mágico. Espero con fe y devoción que puedan salir de allí así que, digamos que su objetivo es [Expedición](?)
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
❖ ❖ ❖
Érase una vez… un hombre que quería sexo de otro mundo. Había saboreado los placeres de las carnes humanas, pero pronto la escasa imaginación, manifestada en posiciones repetidas y sensaciones que se marchitaban con cada prueba, menguaron su apetito por las humanas y alimentó el ardiente deseo por algo nuevo y único.Bio-cibernéticas. Las que provenían de otro mundo… ¿cómo sería con alguna de ellas? Esa pregunta condujo sus intrépidos pasos hacia Edén, la tierra que alguna vez fue un refugio para bio-cibernéticos y que jamás pudo florecer antes de que las fauces de la guerra y la magia maldita la devorara.
Los que tuvieron el desatino de conocer a este hombre creyeron, si es que aún se acordaban de su existencia, que él había muerto en aquella batalla final, arrastrado por una bio-cibernética cuya mente estaba cautiva en la locura y la furia.
Pero no fue así.
Aunque sintió las garras de la muerte rozar su alma, el sueño húmedo que quería hacer realidad fue más fuerte. Salió de las cenizas de aquel paraíso arruinado y reanudó su búsqueda.
No obstante, había aprendido de su error. Si quería algo nuevo, no debía convertir a las bio-cibernéticas en las dueñas exclusivas de su deseo. Podría encontrar, quizás, sensaciones únicas en las otras razas de Aerandir.
Vampiras, elfas, brujas, licántropas en ambas formas, dragonas en ambas formas, todas y cada una de las mujeres de estas razas que lo vieron no dudaron en huir de él, cada fracaso sepultando el deseo carnal de aquel hombre en la amargura.
¿Acaso él anhelaba alcanzar lo inalcanzable?
Entonces escuchó sobre un nuevo paraíso perdido. Esta vez, un paraíso donde hubo mujeres de muchos tamaños y formas distintas, con orejitas y colita de conejo, de perro o de gato; con ojos tiernos o salvajes; con cuernos, colmillos o alas; con lenguas largas, bífidas o ásperas; con pieles esponjosas, aceitosas y de diversos colores… No podía dejar pasar la oportunidad de buscar el placer dorado en aquella tierra. Y si conocía a alguna que estuviera en celo, quizás no fracasaría otra vez. Encontraría un placer salvaje. Pero consensuado, por supuesto; él no era un depravado.
Sin embargo, su camino estuvo contaminado de problemas y conflictos innecesarios. ¿Por qué todos pelean entre ellos mismos en lugar de hacer el amor y no la guerra?, se preguntaba mientras avanzaba, perdido, hacia el lugar de donde provenía el canto de un bardo que siempre cantaba lo mismo.
—Dicen que fueron teletransportados hacia otro mundo —escuchó de la boca de una elfa… No, era un elfo andrógino, acompañado por un hombre-león, un humano azulado y una elfa que no se veía tan femenina como el elfo.
—¿Otro mundo, dijiste? —inquirió, con sumo interés, el hombre soñador. Entonces reparó en los hombres-bestia que alzaban vuelo y desaparecían en un parpadeo. Sus ojos se iluminaron y su corazón se aceleró—. Debo ir —sentenció, con la determinación ardiendo en su mirada… y en otro lugar.
—¿Y tú quién narices eres? —replicó el hombre-león.
—Vertman —se presentó, solemne, y luego miró a los ojos al león—. Per Vertman.
—Vale, Vertman, ¿qué harás ahí? —preguntó el azulado.
—¿Quieres un anillo? —intervino el andrógino, pero no esperó respuesta para entregarle un anillo resplandeciente a Vertman. Al parecer, estaba repartiendo esos anillos con casi todos.
- ::
—Conmovedor —comentó el azulado; no parecía muy convencido—, pero ¿cómo llegarás hasta ahí arriba?
—Yo me encargo —dijo el andrógino. Silbó, llamando a un par de humanoides alados. Les entregó un par de gemas, como si no valieran nada, y les hizo la petición—. Problema resuelto —dijo, volviéndose hacia Vertman—. Y por si las cosas se complican, toma esto. —Le entregó un par de biusas cuyo interior refulgía en magia,[1] y también le hizo tocar una piedra con una runa que se iluminó al tener contacto con Vertman,[2] pero el andrógino regresó la piedra a su propio bolsillo—. Las biusas explotarán cuando las arrojes. La piedra mágica… Bueno, si quieres regresar aquí, te bastará con pensarlo y estarás aquí en un instante.
Vertman le agradeció asintiendo con la cabeza, no pudiendo evitar que sus ojos se humedecieran, y dejó que el par de bestiales alados le tomaran de los brazos y le cargaran hacia el cielo.
Entonces desapareció junto con sus alas prestadas.
Y luego apareció en… ¿dónde? No veía nada. Negrura absoluta era lo único que percibía. Negrura y… ¿qué eran esos gritos? ¿Qué era aquel hedor a…? No, más importante꞉ ¿dónde estaban las chicas de otro mundo?
De pronto sintió el verdadero terror cuando una sensación familiar y desagradable sacudió sus intestinos.
(☞°∀°)☞ OFFROL ☜(°∀°☜)
[1] Habi nvl 2꞉ Toque luminiscente (x2), para convertir dos biusas en explosivos luminosos.
[2] Limitado꞉ Runa de teleportación (1/1), para que Per Vertman pueda teletransportarse de vuelta en caso de emergencia.
Pues nada, envío un npc, que algunos pocos reconocerán, al mundo de las hadas. No seré yo quien diga para qué serviría eso.
[2] Limitado꞉ Runa de teleportación (1/1), para que Per Vertman pueda teletransportarse de vuelta en caso de emergencia.
Pues nada, envío un npc, que algunos pocos reconocerán, al mundo de las hadas. No seré yo quien diga para qué serviría eso.
Rauko
Aerandiano de honor
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
En medio de todo e caos, parecía que funcionaba ubicar la voz de tan gallardo bardo para que todos, o al menos la mayoría se reagruparan en un mismo sitio, además, llegaba el apoyo, o mejor dicho un buen apoyo. Era la alquimista, aquella sanadora que había evitado males estomacales y atendía a los brujos y elfos que estaban malitos. Ella parecía saber cosas que yo ignoraba pues sus frases fueron muy precisas aunque también un poco tardías...
¡FUERA DE MI CIUDAD! - resonó.
Aquellas palabras crearon un tenso silencio seguido de una muy inquietante reunión de monos y perros - que de estar Gaegel ahí y, si seguro conocían su historia, le partirían la madre, pero eso es otra historia -. Como decía, la aparición de todos esos sujetos y aquella mujer que brillaba como el oro y seguramente sabría a banana, o mango, o a la biusa misma, nos advertía - o mejor dicho- nos ordenaba salir de ahí.
Los murmullos asustados de los que estaban conmigo no tardaron en escucharse a mi alrededor, observaba con dificultad cuánto eran, después de todo estaba de noche. -¿Pertenecer? Creo que hay un malen...
Y ahí surgió la primera interrupción de una serie de interrupciones.
"¿Qué criatura puede ser dorada y desprender esa aura...? Es tan hermosa..."
Iba a responder, decir que mantuviera la calma, apoyaba el hecho que era hermosa, divina, una belleza exótica que no tenía tentáculos y que en otras circunstancias no dudaría en cortejar, pero como por aras del destino había acabado siendo figura de orden, la compostura ante todo. Como decía iba a responder cuando la radiante alquimista , en toda la expresión de la palabra, comenzaba a brilla y fui testigo de la segunda - tercera, la primera el señor Vam Pyro- cosa vista en aquel campamento. Aquello ayudó en dos cosas, a ver mucho mejor entre tanta oscuridad y a equilibrar en cierto modo una balanza de poder.
La dejé expresarse, cómo no iba hacerlo si te hablaba de esa manera tan armoniosa. Me crucé de brazos y asentí a la sugerencia.- Ella tiene tenemos que...
"¡Eh! ¿Podemos calmarnos un momento? "
- ¡Ay me lleva la verga! - Exclamé ya alterada. Ahora sentía en carne propia lo que Rauko cuando intentaba decirme su plan de poner a Bio por las nubes. - ¡Estamos calmados, idiota! Bueno ya no...
Dejé al hombre hablar y para cuando se calló e intenté ahora sí alzar mi voz. Otro más, esta vez ni siquiera me dio tiempo de siquiera dejar salir el sonido. Conocía lo bastante bien esa voz como para no alterarme, pero por lo menos estaba diciendo cosas semicoherentes ya que su gran error fue asumir que no estábamos intentando dialogar.
"También están detrás del envenenamiento de las aguas. Caoimhe, una vampiresa de pelo moreno y ojos de diferente color, acompañada de un hombre tigre."
Bufé y respiré profundo. Esta vez fui yo, quien dejando las armas de lado, y a lado de Niniel en todo momento, miré a la belleza exótica. - Ahora hablo yo.
Me presento, señorita de oro. Soy Meraxes, ayudo con la organización de este campamento. No venimos, al menos no todos, con intención de luchar. Tal como lo dijo el sujeto militar que ya no es, estamos aquí para darles un hogar un lugar propio a los hombres bestia. Nos hemos unido por una causa de identidad, de apoyo. Así como la península tiene a los humanos, el norte, mi tierra, a los dragones y el bosque a los elfos, y puedo seguir ... muchos de nosotros no vio tan alocada la idea de que los hombres bestia tuvieran su sitio y que mejor una ciudad de leyenda que describe sus orígenes.
Hemos sufrido dificultades, tal como dicen algo está alterando la energía de este sitio. Nuestra brigada voladora desapareció, las aves, mi hermano y nuestro otro vampiro...y ...
Otra nueva interrupción. Pero esta vez se trataba de gente que llegaba o llegaba intentaban volar y de nuevo desaparecía.
- ¿Ustedes vieron lo que yo? - Sucedían tantas cosas al mismo tiempo que esperaba que la causa de las desapariciones fueran totalmente ajenas a la intervención de aquella diosa dorada. - ¿Hay alguien más con ustedes? - En este punto su respuesta sería crucial, no sabíamos si teníamos al enemigo en frente.
Las cosas desde el otro lado parecían marchar muy bien, pero de pronto, además de que parecía no tener fin aquella fila, se pusieron peor. Poco podía hacer el chico en su forma dragón cuando el muy acertado Bio ponía palabras en su boca que no eran suyas pero que hasta cierto punto expresaban algo muy, muy interno en su ser.
Para cuando el portal se deshizo y la voz extraña habló, el chico volvió a su forma humana. Se limitó a no repetir la pregunta por tercera vez, tampoco podía ver, no tenía esa facultad ni como humano, ni como dragón. - ¡Los del campamento, quédense juntos! Saldremos de esto, no sé cómo pero lo haremos. - Fue la intervención de chico hacia donde calculaba a groso modo que podrían seguir.
Aquello se estaba complicando y la impotencia de no poder luchar le frustraba, pero hasta cierto punto, parecía que de una manera muy aterradora Bio se estaba encargando de la situación, agradecía a toda deidad conocida que fuera su aliado y no su enemigo.
Esperaba que lo de Bio funcionase, y en caso de que nuevamente hubiera luz poder actuar según la situación.
¡FUERA DE MI CIUDAD! - resonó.
Aquellas palabras crearon un tenso silencio seguido de una muy inquietante reunión de monos y perros - que de estar Gaegel ahí y, si seguro conocían su historia, le partirían la madre, pero eso es otra historia -. Como decía, la aparición de todos esos sujetos y aquella mujer que brillaba como el oro y seguramente sabría a banana, o mango, o a la biusa misma, nos advertía - o mejor dicho- nos ordenaba salir de ahí.
Los murmullos asustados de los que estaban conmigo no tardaron en escucharse a mi alrededor, observaba con dificultad cuánto eran, después de todo estaba de noche. -¿Pertenecer? Creo que hay un malen...
Y ahí surgió la primera interrupción de una serie de interrupciones.
"¿Qué criatura puede ser dorada y desprender esa aura...? Es tan hermosa..."
Iba a responder, decir que mantuviera la calma, apoyaba el hecho que era hermosa, divina, una belleza exótica que no tenía tentáculos y que en otras circunstancias no dudaría en cortejar, pero como por aras del destino había acabado siendo figura de orden, la compostura ante todo. Como decía iba a responder cuando la radiante alquimista , en toda la expresión de la palabra, comenzaba a brilla y fui testigo de la segunda - tercera, la primera el señor Vam Pyro- cosa vista en aquel campamento. Aquello ayudó en dos cosas, a ver mucho mejor entre tanta oscuridad y a equilibrar en cierto modo una balanza de poder.
La dejé expresarse, cómo no iba hacerlo si te hablaba de esa manera tan armoniosa. Me crucé de brazos y asentí a la sugerencia.- Ella tiene tenemos que...
"¡Eh! ¿Podemos calmarnos un momento? "
- ¡Ay me lleva la verga! - Exclamé ya alterada. Ahora sentía en carne propia lo que Rauko cuando intentaba decirme su plan de poner a Bio por las nubes. - ¡Estamos calmados, idiota! Bueno ya no...
Dejé al hombre hablar y para cuando se calló e intenté ahora sí alzar mi voz. Otro más, esta vez ni siquiera me dio tiempo de siquiera dejar salir el sonido. Conocía lo bastante bien esa voz como para no alterarme, pero por lo menos estaba diciendo cosas semicoherentes ya que su gran error fue asumir que no estábamos intentando dialogar.
"También están detrás del envenenamiento de las aguas. Caoimhe, una vampiresa de pelo moreno y ojos de diferente color, acompañada de un hombre tigre."
Bufé y respiré profundo. Esta vez fui yo, quien dejando las armas de lado, y a lado de Niniel en todo momento, miré a la belleza exótica. - Ahora hablo yo.
Me presento, señorita de oro. Soy Meraxes, ayudo con la organización de este campamento. No venimos, al menos no todos, con intención de luchar. Tal como lo dijo el sujeto militar que ya no es, estamos aquí para darles un hogar un lugar propio a los hombres bestia. Nos hemos unido por una causa de identidad, de apoyo. Así como la península tiene a los humanos, el norte, mi tierra, a los dragones y el bosque a los elfos, y puedo seguir ... muchos de nosotros no vio tan alocada la idea de que los hombres bestia tuvieran su sitio y que mejor una ciudad de leyenda que describe sus orígenes.
Hemos sufrido dificultades, tal como dicen algo está alterando la energía de este sitio. Nuestra brigada voladora desapareció, las aves, mi hermano y nuestro otro vampiro...y ...
Otra nueva interrupción. Pero esta vez se trataba de gente que llegaba o llegaba intentaban volar y de nuevo desaparecía.
- ¿Ustedes vieron lo que yo? - Sucedían tantas cosas al mismo tiempo que esperaba que la causa de las desapariciones fueran totalmente ajenas a la intervención de aquella diosa dorada. - ¿Hay alguien más con ustedes? - En este punto su respuesta sería crucial, no sabíamos si teníamos al enemigo en frente.
Meleis
Las cosas desde el otro lado parecían marchar muy bien, pero de pronto, además de que parecía no tener fin aquella fila, se pusieron peor. Poco podía hacer el chico en su forma dragón cuando el muy acertado Bio ponía palabras en su boca que no eran suyas pero que hasta cierto punto expresaban algo muy, muy interno en su ser.
Para cuando el portal se deshizo y la voz extraña habló, el chico volvió a su forma humana. Se limitó a no repetir la pregunta por tercera vez, tampoco podía ver, no tenía esa facultad ni como humano, ni como dragón. - ¡Los del campamento, quédense juntos! Saldremos de esto, no sé cómo pero lo haremos. - Fue la intervención de chico hacia donde calculaba a groso modo que podrían seguir.
Aquello se estaba complicando y la impotencia de no poder luchar le frustraba, pero hasta cierto punto, parecía que de una manera muy aterradora Bio se estaba encargando de la situación, agradecía a toda deidad conocida que fuera su aliado y no su enemigo.
Esperaba que lo de Bio funcionase, y en caso de que nuevamente hubiera luz poder actuar según la situación.
Cosas por hacer:
-Solicitar medicinas y antídotos básicos de respaldo a los alquimistas de turno en caso de intoxicación o envenenamiento.
-Que los herreros disponibles ayuden al mantenimiento de lar armas para el grupo encargado de cortar la maleza del área. Aquellos que necesiten calzado adecuado acudir a los curtidores.
-Carpinteros y/o arcanistas disponibles (Que no estén haciendo carpas o armas) requeridos para hacer trampas tanto para cazar como protección en el campamento.- Los cocineros deberán probar su comida antes de servirla al público, es mejor lidiar con un enfermo que muchos. (Esto se mantiene para el que quiera estar en esa área ya que no lo colocaron en los objetivos pasados)- Cuatro mensajeros, dos aéreos y dos terrestres en caso de emergencias. (Solo uno pocos deben saber quienes son) (Esto también :v)
-A los centinelas encargados de la vigilancia en las horas de descanso, en caso de no poseer vista u olfato privilegiado, se necesitas conseguir ingenieros capaces de crear lentes de visión nocturna.
-Cualquier profesionista ( o conejillo de indias) que desee aportar ideas (o probar) para subir toda una caravana.- Todos deben ir hacia la voz Bachataman para agruparse. [Los que sigan en el campamento]
- No deben beber el agua contaminada. [Gracias Cohen por el aviso masivo.]
- Orden de captura al o los saboteadores. Ya tienen nombres por el post de Cohen.
- Todo aquel capaz de luchar debe permanecer alerta principalmente por el sabotaje interno y los peligros desconocidos del exterior.
- Ayudar a los alados que sí fueron prudentes y se quedaron en tierra.
- Off:
- Objetivo escribió:[Expedición] También en una expedición la organización es clave. Hay que supervisar los turnos e informes de los exploradores, el reparto de raciones, la distribución de áreas de evacuación y áreas de habitación cuando llega la hora de acampar, la rotación de cocineros…
- Aclaración: Por lo que leí de Niniel en ningún momento pretende luchar contra Akanke, de hecho me abre una brecha al dialogo que interrumpe Cohen. XD
- En fin, opto por el dialogo pero me veo interrumpida por el hecho de que hay varios voladores, unos ya en tierra y otros volviendo a desaparecer tal como indica el master en su última intervención, aprovecho que gracias a Santa Niniel y su luz puedo ver un poco el panorama y optar por abrir una nueva brecha que es ¿vamos a prestar atención a lo que pasa en el cielo? Ya dependiendo des la respuesta de mi compañero la prioridad de Merax cambiará.
- Meleis está... ahí... existiendo y esperando. (?)Cosas pasadas:Disponible en el Dragon Errante escribió:Runa Levitasis: [Pergamino, Limitado, 1 Uso] Al aplastarla sobre la mano, dicha persona se vuelve considerablemente más ligera: da saltos más altos y de mayor longitud y no sufrirá daño de caída. El efecto dura 2 turnos. Creación: 80 AerosAprovecho el momento de publicidad para decir que todo el que desee comprar algo en mi taller y venga de este tema lo dejo en coste de creación.Espejo Brújula [Consumible] : Si se concentran durante un instante y piensan en un objetivo, el espejo les indicará la dirección donde se encuentra el mismo. Además, a través del espejo, solamente se verá la persona a la que buscan. El efecto dura todo un tema.
Cosas Activas [Meleis]Don Ancestral: [Mágica, 2 usos] Puedo convertirme en un dragón de hasta 4 metros (nariz a punta de la cola), lo que aumenta considerablemente mi resistencia. Puedo volver a forma humana a voluntad.Habitante de los Cielos: Puedo volar en forma de dragón.Durito y fuertecito [Nivel 2] [Pasiva] Mi armadura natural de escamas se encuentra mejor potenciada para resistir ataques físicos y proporcionar con más potencia embestidas o coletazos en mi forma bestial.
- Bio: Tienes control sobre Meleis, solo mantenlo como dragón, lo demás a tu criterio.Cosas Activas Meraxes:Meraxes:
Una sensación amarga se aferró al pecho de la dragona, un deseo casi instintivo de tener la caja entre sus manos, de explorar su contenido y descubrir qué secretos encerraba. Ahora, Meraxes se sentiría en una encrucijada de emociones; la frustración y la ansiedad se mezclaban con un profundo anhelo que no podía ignorar.
- Inventario:
- Collar de Zafiro [Encantamiento Pudor] - Cuello
- Medalla del exterminador [1 CARGA] - Pecho lado derecho.
- Pieza Metalica - Pecho lado izquierdo.
- Armadura Ligera Normal [Encantamiento Armadura Engañosa]
- Bolso de Viajero:Contiene un saco de dormir, 4 metros de cuerda, provisiones, pedernal con yesca, cantimplora y 2 antorchas.
- Kit de Arcanos Regular. - Dentro de Bolso de Viajero. [L1]
- Látigo [Arma Flexible Superior - Encantamiento Castigo de Piedra] - Cuelga del lado izquierdo de mi cintura.
- Látigo [Armas Flexible Superior. Metal. Unidades: 2]
- Tónico del Jerbo - Bolso
- Llave Onírica - Bolso
- Ocarina - Bolso
- Kit de Curtiduría Inferior - Bolso [L2]
- Bomull (Cría de Gomejo)
- Caramelo de Jade. [Dentro de bolsa de viajero]
- Hongos de Lithe. [Cant. 1]] [Dentro de bolsa de viajero]
- Collar de Moneda Maliciosa de Elian [Cuello- Encantamiento Fuente de Luz]
-Trampa de Red [Dentro de bolsa de viajero] [L3]
- Peluche de bégimo. [Sin cargas]
- Brocheta de yak
-Huevo sorpresa. [Unidades: 1]
- Galleta de Humo.
- Néctar Kimil.
- Bolita de pétalos biusificados.
- Bomba Luminosa. [L4]
- Tatuaje de Niggu.- Espejo Brújula.[Usada por Bio]
- Bolitas Resbaladizas. [Dentro del Bolso] [L5]
- Voluntad de Terric.
- Poción de Recuperación (2)
- Trineo.
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
- Garras Superiores.
- Ropas Comunes Superiores [Equipada]
- Escama de dragón marino [Unidades: 2]
-Gorrito de Calabaza.
- Granada de Humo.Outfit
>>>LINK<<<
Separador:
- Inventario Meleis:
- Garras Superiores
- Bolso del Explorador.
- Armadura de Fieras Normal. [A. Ligera / Encantamiento Pudor]
- Poción de Salud Concentrada. [Dentro del Bolso] [L6]
- Disfraz de Gomejo [Guardado]
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
El miembro 'Zelas Hazelmere' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
* Justo antes de colocar su tótem de nuevo en las correas de su espalda, el chamán notó que el Tigre guía le quería avisar de algo con unos brillos morados inusuales sobre la tallada madera. Esa sensación le confundió. ¿Por qué iba a requerir su atención en un momento así? - Debo proteger hermanos como tú siempre quieres, Tigre guía, pero protejo y rápido después seguiré a ti - contestó intentando mantener bajo su tono de voz dentro del frenesí. Esperaba que con esa contestación su gran guía espiritual entendiera sus actos. Miró a lo poco que podía ver de los cielos entre las copas de los árboles y esprintó para alcanzar un lugar desde el que flanquear al grupo que atacaba a sus compañeros del templo.
Cuando estaba acechando a dos humanos tras la frondosa maleza, escuchó el roce de unas hojas tras él. Giró su cabeza bruscamente y se encontró con una figura reconocible que portaba un sorprendente bastón de fuego. - Lukas, humanos atacan hermanos de templo. Voy a atacar - explicó susurrando, aliviado porque aquel ser fuera un aliado y llevara consigo tal imponente arma. Pronto volvió su mirada hacia los humanos, y guiado por el frenesí no pudo mediar más palabra con Lukas. Salió de su cobertura con la ferocidad propia de un leopardo para atacar a esos humanos dejando su suerte en manos de los espíritus.
Diez fugaces zancadas separaban a Sein de uno de ellos, y la agónica muerte le llegó sin avisar en forma de garras y colmillos tan hambrientos de sangre como un vampiro. Con la parte baja de su rostro llena de sangre ajena, Sein miraba furioso al otro humano, que le respondió con ojos de rabia y temor. El recio hombre leopardo de las nieves respiraba con intensidad, pero aún así pudo hacer sonar algunas palabras. - No ataquéis más. Fuera de ciudad sagrada.
En el fondo, Sein no quería esto. El comienzo de la recuperación de la legendaria ciudad de los bestiales estaba siendo caótico y cruel, y era lo último que deseaba para la historia de un lugar tan importante para él y todos sus hermanos. No estaba orgulloso de manchar con sangre las primeras páginas del nuevo comienzo que había escrito en su cabeza al soñar sobre la gran restauración de D'Orlind Ûr, sobre todo deseando que la ciudad de bestiales albergara a seres de todas las razas en armonía en un futuro, pero el deber de desterrar a los malos corazones que llegaban para atacar a sus hermanos en tierra sagrada estaba por encima de todo y, ahora, era lamentablemente prioritario.
Aquella persona miraba a Sein, y notaba en él sus ojos llorosos que delataban muchos sentimientos. Su rostro ensangrentado decía a gritos que no quería continuar haciendo eso, pero que lo haría sin dudar si no se instauraba la paz en las ruinas. Se comenzaron a escuchar más ruidos de hojas rozándose y pronto aparecieron tres humanos más rodeando al chamán. Él, sostenía el cuerpo del humano que acababa de asesinar y empezó a hablar con voz temblorosa pero revelando furia y determinación. - Estáis en tierra de bestiales. No queremos pelea, pero si atacáis nosotros con armas que tenéis en manos, tierra y árboles tienen ojos y manos aquí y harán que vuestros cuerpos queden debajo de suelo para siempre - decía señalando a las dagas y los arcos que portaban. - Lukas, no ataques - pidió a su compañero. - Humanos, estoy muy preparado para atacar y todos mis hermanos también pero, ¿queréis paz? ¿O queréis muerte? - propuso en su acelerado frenesí que intentaba calmar, dejando que aquellos que veía como hostiles invasores decidieran su propio destino. No quería seguir derramando más sangre sobre D'Orlind Ûr, pero si ellos querían, entonces sería su responsabilidad. Solo quería dar un toque de atención para sembrar la posibilidad de una paz deseada por él, pero tras lo que esos humanos habían hecho a los hombres mono estaba dispuesto a seguir tiñendo de rojo esas tierras.
Ellos comenzaron a mirarse entre sí. Parecían dudosos. Estaban rodeados de hombres mono ocultos entre los árboles y de licántropos por tierra, pero sabían que tampoco estaban solos. Habían venido en un grupo de humanos más grande. Sin embargo, Sein soltó unas palabras que marcaron el destino de ese encuentro. - Tranquilos, no atacamos... ¡Ruido! - exclamó con gran vigor tras aclarar que no iban a ser atacados, pues los ruidos que comenzarían a sonar podrían alarmarlos pero servirían simplemente de aviso. Alrededor de una veintena de hombres mono y licántropos ocultos comenzó a llenar el bosque de gruñidos y vocalizaciones intimidantes, demostrando que la ciudad sagrada tenía vida y que en cualquier momento y desde cualquier lugar podrían hacerles llegar la muerte.
Sein no podía contener más su frenesí y lo aprovechó para salir de allí con gran velocidad, dejando atrás a los humanos que, de momento, parecieron haber entrado en razón. Escuchó quejidos de rabia detrás, entendibles por la pérdida de su compañero, y pareció oír también algo similar a otro ataque mágico, pero no podía detenerse más allí. Confiaba en haber facilitado la defensa a sus hermanos haciendo que los humanos dejasen de atacar, y también en que pudieran defenderse del otro grupo que quedaba, pues la escasez de ruidos indicaba que no había demasiados problemas.
En todo momento, la idea de que el Tigre guía le había intentado comunicar algo continuaba resonando en su cabeza. Lukas venía a su lado, y pensó que podría enviar a algunos de sus hermanos del templo para aumentar la protección de Akanke en su arriesgada misión, mientras que con su compañero hombre tortuga podría atender a la llamada de su guía con más seguridad. - Hermanos, tenéis que quedar peleando y también con Akanke. Podré proteger solo y con Lukas - ordenó hablando hacia los árboles y la fronda.
Luego agarró su tótem y se concentró en las señales que sus brillos morados intentaban comunicarle. Algo le dijo que debía correr hacia una dirección, y la siguió sin reparo. - Siento hacer esperar antes Tigre guía... por aquí, Lukas - dijo con prisa. Corrió hacia la dirección presentida mientras sentía alivio en su corazón por haber podido manejar la situación con los humanos de la manera que consideraba correcta, pero saboreando aún el amargo hierro de uno de ellos. Sorprendentemente, a lo lejos atisbó una alta construcción e intuyó que su guía espiritual le estaba ayudando a encontrar algo importante. Todavía no sabía lo que era, pero confiaba en él. Mientras se acercaba, pudo ver de nuevo a una figura conocida de cabello blanquecino.
- Hola. Ayudaste antes con trampas... Gracias - saludó al vampiro con reservas, fijándose en su colgante y pensando que, ahora, su propio rostro luciría de un color similar. Se pasó el antebrazo por la boca para tratar de limpiar la sangre. - Yo voy a entrar ahí. ¿Vosotros? ¿Sabéis algo de ahí? - continuó, con su respiración aún bastante acelerada. Por la buena acción anterior de Zagreus, creía que quizás era buen momento para confiar un poco en él. Creía también que ellos podrían informarle sobre el lugar al que le había llevado el Tigre guía porque estaban ahí desde antes, pero quería entrar ya.
Y no le frenaron. Parecían tener sed de venganza hacia algunas criaturas que aguardaban bajo el edificio y le hicieron saber que atacarían juntos. Aún le duraba el frenesí, y esta vez estaba en el lugar donde su guía quería que estuviera. Así, no tenía tanta reticencia hacia la idea de un nuevo ataque, pues no era frecuente que su guía se comunicara tan directamente con él, y aquello tenía que significar algo. Borró de su mente las ideas que le impedían continuar el derrame de sangre antes y buscó un lugar desde el que acechar y atacar. - Como Mano de Tigre, confío en ti - susurró antes de replicar el ataque que le había teñido de sangre ajena antes. En respuesta, algo pareció indicarle ciertas debilidades de los que rodeaban al compañero de Zagreus y Amir (1).
____________
OFF: * Durante este turno, Sein está bajo los efectos de: La Mano del Tigre [Pasiva] Si entro en estado de frenesí y canalizo a la vez la fuerza del Tigre con mi tótem durante 5 segundos, mis ataques con garras y colmillos producirán daño mágico extra, aumentando en un nivel la gravedad de la herida. Esto durará 2 turnos, hasta que el frenesí culmine.
1. Alusión a mi talento principiante Instinto chamánico: El Tigre Guía me ayuda a encontrar los puntos débiles de mis enemigos.
Tiro runas para ver si me dan una paliza o la doy yo jeje.
RESUMEN: Sein se encuentra con Lukas justo antes de atacar a unos humanos que estaban atacando a sus compañeros hombres mono, al igual que el grupo de Níniel, aunque con ellos no interactúa. Acaba matando a uno de los humanos y luego consigue dialogar para que esa trifulca cese, al menos por el momento. Después se va de ahí, ordena a los hombres mono y licántropos que algunos se queden peleando si sigue atacando el grupo de Níniel y otros vayan a ayudar a Akanke, y llega con Lukas hasta el edificio del núcleo que altera el éter, encontrándose a Zagreus y su grupo de nuevo. Finalmente Sein se prepara para atacar al grupo de la base del edificio junto a Lukas y el grupo de Zag.
Cuando estaba acechando a dos humanos tras la frondosa maleza, escuchó el roce de unas hojas tras él. Giró su cabeza bruscamente y se encontró con una figura reconocible que portaba un sorprendente bastón de fuego. - Lukas, humanos atacan hermanos de templo. Voy a atacar - explicó susurrando, aliviado porque aquel ser fuera un aliado y llevara consigo tal imponente arma. Pronto volvió su mirada hacia los humanos, y guiado por el frenesí no pudo mediar más palabra con Lukas. Salió de su cobertura con la ferocidad propia de un leopardo para atacar a esos humanos dejando su suerte en manos de los espíritus.
Diez fugaces zancadas separaban a Sein de uno de ellos, y la agónica muerte le llegó sin avisar en forma de garras y colmillos tan hambrientos de sangre como un vampiro. Con la parte baja de su rostro llena de sangre ajena, Sein miraba furioso al otro humano, que le respondió con ojos de rabia y temor. El recio hombre leopardo de las nieves respiraba con intensidad, pero aún así pudo hacer sonar algunas palabras. - No ataquéis más. Fuera de ciudad sagrada.
En el fondo, Sein no quería esto. El comienzo de la recuperación de la legendaria ciudad de los bestiales estaba siendo caótico y cruel, y era lo último que deseaba para la historia de un lugar tan importante para él y todos sus hermanos. No estaba orgulloso de manchar con sangre las primeras páginas del nuevo comienzo que había escrito en su cabeza al soñar sobre la gran restauración de D'Orlind Ûr, sobre todo deseando que la ciudad de bestiales albergara a seres de todas las razas en armonía en un futuro, pero el deber de desterrar a los malos corazones que llegaban para atacar a sus hermanos en tierra sagrada estaba por encima de todo y, ahora, era lamentablemente prioritario.
Aquella persona miraba a Sein, y notaba en él sus ojos llorosos que delataban muchos sentimientos. Su rostro ensangrentado decía a gritos que no quería continuar haciendo eso, pero que lo haría sin dudar si no se instauraba la paz en las ruinas. Se comenzaron a escuchar más ruidos de hojas rozándose y pronto aparecieron tres humanos más rodeando al chamán. Él, sostenía el cuerpo del humano que acababa de asesinar y empezó a hablar con voz temblorosa pero revelando furia y determinación. - Estáis en tierra de bestiales. No queremos pelea, pero si atacáis nosotros con armas que tenéis en manos, tierra y árboles tienen ojos y manos aquí y harán que vuestros cuerpos queden debajo de suelo para siempre - decía señalando a las dagas y los arcos que portaban. - Lukas, no ataques - pidió a su compañero. - Humanos, estoy muy preparado para atacar y todos mis hermanos también pero, ¿queréis paz? ¿O queréis muerte? - propuso en su acelerado frenesí que intentaba calmar, dejando que aquellos que veía como hostiles invasores decidieran su propio destino. No quería seguir derramando más sangre sobre D'Orlind Ûr, pero si ellos querían, entonces sería su responsabilidad. Solo quería dar un toque de atención para sembrar la posibilidad de una paz deseada por él, pero tras lo que esos humanos habían hecho a los hombres mono estaba dispuesto a seguir tiñendo de rojo esas tierras.
Ellos comenzaron a mirarse entre sí. Parecían dudosos. Estaban rodeados de hombres mono ocultos entre los árboles y de licántropos por tierra, pero sabían que tampoco estaban solos. Habían venido en un grupo de humanos más grande. Sin embargo, Sein soltó unas palabras que marcaron el destino de ese encuentro. - Tranquilos, no atacamos... ¡Ruido! - exclamó con gran vigor tras aclarar que no iban a ser atacados, pues los ruidos que comenzarían a sonar podrían alarmarlos pero servirían simplemente de aviso. Alrededor de una veintena de hombres mono y licántropos ocultos comenzó a llenar el bosque de gruñidos y vocalizaciones intimidantes, demostrando que la ciudad sagrada tenía vida y que en cualquier momento y desde cualquier lugar podrían hacerles llegar la muerte.
Sein no podía contener más su frenesí y lo aprovechó para salir de allí con gran velocidad, dejando atrás a los humanos que, de momento, parecieron haber entrado en razón. Escuchó quejidos de rabia detrás, entendibles por la pérdida de su compañero, y pareció oír también algo similar a otro ataque mágico, pero no podía detenerse más allí. Confiaba en haber facilitado la defensa a sus hermanos haciendo que los humanos dejasen de atacar, y también en que pudieran defenderse del otro grupo que quedaba, pues la escasez de ruidos indicaba que no había demasiados problemas.
En todo momento, la idea de que el Tigre guía le había intentado comunicar algo continuaba resonando en su cabeza. Lukas venía a su lado, y pensó que podría enviar a algunos de sus hermanos del templo para aumentar la protección de Akanke en su arriesgada misión, mientras que con su compañero hombre tortuga podría atender a la llamada de su guía con más seguridad. - Hermanos, tenéis que quedar peleando y también con Akanke. Podré proteger solo y con Lukas - ordenó hablando hacia los árboles y la fronda.
Luego agarró su tótem y se concentró en las señales que sus brillos morados intentaban comunicarle. Algo le dijo que debía correr hacia una dirección, y la siguió sin reparo. - Siento hacer esperar antes Tigre guía... por aquí, Lukas - dijo con prisa. Corrió hacia la dirección presentida mientras sentía alivio en su corazón por haber podido manejar la situación con los humanos de la manera que consideraba correcta, pero saboreando aún el amargo hierro de uno de ellos. Sorprendentemente, a lo lejos atisbó una alta construcción e intuyó que su guía espiritual le estaba ayudando a encontrar algo importante. Todavía no sabía lo que era, pero confiaba en él. Mientras se acercaba, pudo ver de nuevo a una figura conocida de cabello blanquecino.
- Hola. Ayudaste antes con trampas... Gracias - saludó al vampiro con reservas, fijándose en su colgante y pensando que, ahora, su propio rostro luciría de un color similar. Se pasó el antebrazo por la boca para tratar de limpiar la sangre. - Yo voy a entrar ahí. ¿Vosotros? ¿Sabéis algo de ahí? - continuó, con su respiración aún bastante acelerada. Por la buena acción anterior de Zagreus, creía que quizás era buen momento para confiar un poco en él. Creía también que ellos podrían informarle sobre el lugar al que le había llevado el Tigre guía porque estaban ahí desde antes, pero quería entrar ya.
Y no le frenaron. Parecían tener sed de venganza hacia algunas criaturas que aguardaban bajo el edificio y le hicieron saber que atacarían juntos. Aún le duraba el frenesí, y esta vez estaba en el lugar donde su guía quería que estuviera. Así, no tenía tanta reticencia hacia la idea de un nuevo ataque, pues no era frecuente que su guía se comunicara tan directamente con él, y aquello tenía que significar algo. Borró de su mente las ideas que le impedían continuar el derrame de sangre antes y buscó un lugar desde el que acechar y atacar. - Como Mano de Tigre, confío en ti - susurró antes de replicar el ataque que le había teñido de sangre ajena antes. En respuesta, algo pareció indicarle ciertas debilidades de los que rodeaban al compañero de Zagreus y Amir (1).
____________
OFF: * Durante este turno, Sein está bajo los efectos de: La Mano del Tigre [Pasiva] Si entro en estado de frenesí y canalizo a la vez la fuerza del Tigre con mi tótem durante 5 segundos, mis ataques con garras y colmillos producirán daño mágico extra, aumentando en un nivel la gravedad de la herida. Esto durará 2 turnos, hasta que el frenesí culmine.
1. Alusión a mi talento principiante Instinto chamánico: El Tigre Guía me ayuda a encontrar los puntos débiles de mis enemigos.
Tiro runas para ver si me dan una paliza o la doy yo jeje.
RESUMEN: Sein se encuentra con Lukas justo antes de atacar a unos humanos que estaban atacando a sus compañeros hombres mono, al igual que el grupo de Níniel, aunque con ellos no interactúa. Acaba matando a uno de los humanos y luego consigue dialogar para que esa trifulca cese, al menos por el momento. Después se va de ahí, ordena a los hombres mono y licántropos que algunos se queden peleando si sigue atacando el grupo de Níniel y otros vayan a ayudar a Akanke, y llega con Lukas hasta el edificio del núcleo que altera el éter, encontrándose a Zagreus y su grupo de nuevo. Finalmente Sein se prepara para atacar al grupo de la base del edificio junto a Lukas y el grupo de Zag.
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Me encargué de ayudar al mago a caminar por el bosque con la guía de Amir. Resultó ser que el brujo tenía información que podría resultar importante y si bien se basaba en leyendas olvidadas, valía la pena avanzar siguiendo aquella corazonada.
Mientras nos acercábamos al núcleo de perturbación del éter, su malestar se hacía más evidente al igual que el ruido de la batalla. En el bosque el escándalo de la lucha sacudía los árboles y ruinas de la ciudad de las águilas. Teníamos que ganar posición y aproximarnos al origen de la corrupción del don mágico.
El mago de barba con dificultad respondió todo lo que sabía sobre aquel mítico artefacto. En las manos adecuadas podría ser un elemento que inclinara la balanza a favor de una raza. Poder incapacitar elfos y magos implicaba una defensa inexpugnable de sus ataques, una herramienta que el oeste sacaría provecho. Incluso, si en Urd o Sacrestic podíamos conseguir esa tecnología (o magia), la facción ganaría un poder que aterraría a nuestros opositores.
Conversé con Amir sobre las implicaciones de aquella arma. Ambos coincidimos que un artefacto así tenía que estar fuera del alcance de los humanos o dragones. Conocíamos de primera mano los horrores del norte y Verisar, si ellos se hacían con esa arma todo estaría acabado y su expansión sería imparable.
Tras cruzar algunos árboles, vimos como una gran torre llamaba nuestra atención. - Es aquí. - recalcó Amir.
En la base, un grupo rodeaba un cuerpo que parecía el de la mujer ardilla que pertenecía a nuestro equipo de exploración terrestre. No habíamos recibido noticias sobre su labor con relación al rumor, pero contemplando la presencia de tantos sujetos casi que por arte de magia, asumimos que eso había quedado atrás y lo que pasaba en D’Orlind Ûr era más complejo que simples chismes. Por mi parte reflexionaba sobre las causas de todo lo que se había desencadenado, sin embargo tenia poca información del grupo central y la ciudad. Manejaba un par de ideas sobre como había ocurrido todo y cuales serian sus objetivos, pero era mera especulación.
Sein llegó corriendo, si bien su velocidad y tamaño eran notables, su conocimiento sobre el bosque y agilidad felina lo hacía pasar desapercibido, furtivo saludó junto a su nuevo acompañante que al contrario era más lento y mientras andaba destruía la vegetación a su paso. Un hombre tortuga marina de gran tamaño.
Saludos Sein y ...- dejé un espacio para la presentación de la tortuga que recobraba la respiración tras su carrera. - la perturbación del éter proviene de esa torre. Hay que subir y averiguar qué está sucediendo. Quizás con eso podemos frenar los ataques y los portales. - Era una hipótesis arriesgada, pero era una forma de explicar cómo habían llegado tantos invasores: portales mágicos.
Esa mujer ardilla es parte de nuestro grupo, no entiendo qué hace ahí y si está… creo que debemos avanzar y dudo que ellos quieran entablar diálogo. - Amir reafirmó la idea con palabras de aliento para que las bestias recuperarán su ciudad y vieran a los vampiros como aliados.
Que aquel cuerpo fuera el de Eu alarmaba, la idea de haber fracasado en su misión podría perjudicarnos, sin embargo, una mujer bestia herida, o muerta, ante los ojos de Sein y el hombre tortuga sin duda sería interpretado como una ofensa importante a su raza y ciudad.
Sein en un estado de frenesí avanzó contra el grupo que custodiaba la torre, Amir se quedó custodiando al mago indispuesto mientras yo seguí al hombre bestia. Un flujo de sangre salió de mi brazo formando un arma sólida (1). Ahora con una espada carmesí avanzaba siguiendo los pasos del monje guerrero dispuesto a luchar.
__________________Mientras nos acercábamos al núcleo de perturbación del éter, su malestar se hacía más evidente al igual que el ruido de la batalla. En el bosque el escándalo de la lucha sacudía los árboles y ruinas de la ciudad de las águilas. Teníamos que ganar posición y aproximarnos al origen de la corrupción del don mágico.
El mago de barba con dificultad respondió todo lo que sabía sobre aquel mítico artefacto. En las manos adecuadas podría ser un elemento que inclinara la balanza a favor de una raza. Poder incapacitar elfos y magos implicaba una defensa inexpugnable de sus ataques, una herramienta que el oeste sacaría provecho. Incluso, si en Urd o Sacrestic podíamos conseguir esa tecnología (o magia), la facción ganaría un poder que aterraría a nuestros opositores.
Conversé con Amir sobre las implicaciones de aquella arma. Ambos coincidimos que un artefacto así tenía que estar fuera del alcance de los humanos o dragones. Conocíamos de primera mano los horrores del norte y Verisar, si ellos se hacían con esa arma todo estaría acabado y su expansión sería imparable.
Tras cruzar algunos árboles, vimos como una gran torre llamaba nuestra atención. - Es aquí. - recalcó Amir.
En la base, un grupo rodeaba un cuerpo que parecía el de la mujer ardilla que pertenecía a nuestro equipo de exploración terrestre. No habíamos recibido noticias sobre su labor con relación al rumor, pero contemplando la presencia de tantos sujetos casi que por arte de magia, asumimos que eso había quedado atrás y lo que pasaba en D’Orlind Ûr era más complejo que simples chismes. Por mi parte reflexionaba sobre las causas de todo lo que se había desencadenado, sin embargo tenia poca información del grupo central y la ciudad. Manejaba un par de ideas sobre como había ocurrido todo y cuales serian sus objetivos, pero era mera especulación.
Sein llegó corriendo, si bien su velocidad y tamaño eran notables, su conocimiento sobre el bosque y agilidad felina lo hacía pasar desapercibido, furtivo saludó junto a su nuevo acompañante que al contrario era más lento y mientras andaba destruía la vegetación a su paso. Un hombre tortuga marina de gran tamaño.
Saludos Sein y ...- dejé un espacio para la presentación de la tortuga que recobraba la respiración tras su carrera. - la perturbación del éter proviene de esa torre. Hay que subir y averiguar qué está sucediendo. Quizás con eso podemos frenar los ataques y los portales. - Era una hipótesis arriesgada, pero era una forma de explicar cómo habían llegado tantos invasores: portales mágicos.
Esa mujer ardilla es parte de nuestro grupo, no entiendo qué hace ahí y si está… creo que debemos avanzar y dudo que ellos quieran entablar diálogo. - Amir reafirmó la idea con palabras de aliento para que las bestias recuperarán su ciudad y vieran a los vampiros como aliados.
Que aquel cuerpo fuera el de Eu alarmaba, la idea de haber fracasado en su misión podría perjudicarnos, sin embargo, una mujer bestia herida, o muerta, ante los ojos de Sein y el hombre tortuga sin duda sería interpretado como una ofensa importante a su raza y ciudad.
Sein en un estado de frenesí avanzó contra el grupo que custodiaba la torre, Amir se quedó custodiando al mago indispuesto mientras yo seguí al hombre bestia. Un flujo de sangre salió de mi brazo formando un arma sólida (1). Ahora con una espada carmesí avanzaba siguiendo los pasos del monje guerrero dispuesto a luchar.
- Espada de sangre:
Off
(1) Nivel 0: Pacto carmesí [Mágica] – Activa (2 usos) Duración= 2 turnos
Debido a la sangromancia de Zagreus, el vampiro puede extraer cantidades de sangre por los poros de su piel sin perjudicarse y a partir de ella crear armas de sangre a una mano.
Zagreus solo puede crear una arma por activación. Igualmente, puede emplear un uso de la habilidad para cambiar el tipo de arma de sangre creada al instante.
Resumen: Continuo con Amir y el brujo afectado por la supuesta arma anti elfos. Nos acercamos a la torre donde coincidimos con Sein y Lukas. Optamos por acompañar al hombre bestia (y mostrar que somos aliados con su raza) en el combate para confirmar el estado de Eu y posterior subir a la torre. Resalto que mi grupo se ha visto alejado del epicentro del desastre, por lo que tanto Amir como mi persona son ignorantes de las acusaciones y difamaciones de Cohen y sus amigos los elfos.
Pd. Asumo que Lukas llega cansado tras el recorrido con Sein tal como sugiere en la descripción de su personaje en la ficha. Si no es así, espero me excuse.
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Había tardado en ocurrir, o tal vez, en ser comprendido. Advertir que, con cada paso, el sufrimiento que arrastraba empeoraba levemente, expandiéndose por otras regiones corporales, había resultado cruelmente útil. Algo, o alguien, lo estaba provocando, pero a su alrededor, el resto no sentía problema alguno. Nunca había sido testigo de una forma de afectar únicamente a su raza. Y que ello se encontrase en un paraje construido por hombres y mujeres bestia tampoco casaba con lo que conocía acerca de la historia de esa especie. No parecía eficaz buscar un contraataque contra gentes que componían una minoría de entre los expedicionarios. Algo se le escapaba a la hora de conjugar las piezas conocidas. Le faltaba saber más para discernir cómo debían moverse en un juego con demasiados intereses.
La respuesta de la mujer hizo que el elfo dibujase una leve sonrisa a pesar del maldito dolor. Lejos de exigencias o imposiciones, buscó, o así lo creyó el espadachín, ser comprendida en una curiosa retórica. Aquella información caló profundamente en los pensamientos del forastero.
Eran los humanos el problema a los ojos de los oriundos de la urbe perdida. En eso, al menos, sus hipótesis históricas habían resultado correctas. Siguiendo la secuencia más lógica, lo que le estaba ocurriendo nada tenía que ver con esa especie híbrida. Lo que le estaba perturbando físicamente no partía de las intenciones de sus interlocutoras. Pero no cabía duda de que estaba cerca.
-Puedes catalogarme así- aceptó Nousis. “Amigo” era una palabra con unas connotaciones muy potentes en el ideario del Indirel. Sin embargo, en absoluto era el momento para disquisiciones filosóficas. Esas tres palabras eran su mejor baza para hacerse comprender por la fémina de piel oscura. No era un enemigo, ni pretendía hacerles el menor daño, tales eran sus premisas. Amigo tendría que aceptar, por el momento.
Apoyándose en una de ellas, comenzó a cubrir la distancia que le separaba de la construcción de mayor envergadura. Con la lentitud de un limaco, el dolor fue arreciando de la cintura al cuello, como si manos invisibles apretasen sus órganos internos, antes de soltarlos y enviar descargas de malestar al resto de tronco y estómago, antes de llegar a la cabeza entre recias punzadas que amenazaron con hacerle detenerse.
Lo que interrumpió sus pasos contuvo un tinte muy diferente. Y la ira modificó los rasgos fáciles de la llamada Akanke ante las noticias que le fueron traídas.
“El grueso de la expedición -se dijo Nou- ha llegado”
No le resultaba verosímil, en modo alguno. ¿Su pequeño grupúsculo había resultado el primero en alcanzar la parte interior de D´Orlind Dûr…? Recordaba a la perfección el gran campamento, y la constelación de razas y miembros de la misma, dispuestos a constituir la vanguardia del descubrimiento. Ocurriera como hubiese ocurrido, resultaba inequívocamente problemático que el lugar había sido invadido. Y el elfo se sintió totalmente conectado con las ansias nativas de rechazar a quienes bien podrían, por número y capacidad, saquear y apropiarse de todo en cuanto posasen sus ojos.
Pero él había llegado hasta allí con un cometido, y en su estado, debía revertir el mal que lo quejaba antes de ser de verdadera utilidad. De modo que cuando Akanke partió a la carrera, el espadachín sintió la tentación de ayudarla, ahogando tal intención, y arrancando su propia mirada hasta devolverla al templo.
Respuestas. Saber. Imágenes de vampiros y brujos buscaron cincelar su resolución, mas no había vuelta atrás.
-Acompáñame al interior- señaló Nou el santuario-torre, dirigiéndose a una Eliama que aún se mostraba asustada por la intervención de los hombres-mono- Lo que sea que me está ocurriendo tiene que ver con ese lugar…
-¿Estás seguro? – quiso saber ésta- Si sigues empeorando igual te termina matando- soltó con una sinceridad brutal, y el elfo sonrió, cansado.
-No parece hacerlo con la rapidez necesaria. No, si está tan cerca como creo.
-Como quieras…- se resignó la mujer-reptil- de cualquier manera, no puedo no entrar en ese lugar, una vez que he llegado hasta aquí.
-Tampoco yo- metió baza Lothsac, el hombre-rinoceronte.
De modo que continuaron, con la antigua edificación agrandándose poco a poco merced a la cada vez mayor cercanía. Hasta que, habiendo posado los tres las botas en el suelo en la segunda parte del paso, escucharon una gigantesca cacofonía que llegó hasta ellos desde la misma dirección en la que Akanke se había ido.
-¿Qué…?- quiso Lothsac empezar. El elfo movió la testa negativamente. Fuera lo que fuese, no parecía prometedor. Debían darse prisa.
[…]
Por elección de Nou, tomaron el camino que ascendía por unas empinadas escaleras helicoidales. Mirando atrás un instante, comprendió que un mal paso podría partiles a todos el cuello si caían hacia atrás. La sensación malsana no se había ya agravado, ni por supuesto, había mejorado. Todo su cuerpo emitía claras señales de enfermedad y a pesar de ello, al llegar al punto superior de la estructura, con el esfuerzo de cada paso, supo que podría contender con ello. Restaba conocer su fuente.
Y a ello se aplicó su mirada por toda la nueva zona que se abría ante él y sus acompañantes.
Continuaron, resonando sus diferentes pasos a tres distintas melodías, tan dispares como era posible. Hasta el momento en que, separándose del elfo, tanto Eliama como Lothsac le dejaron atrás, acercándose a un friso escultórico cuyos bajorrelieves narraban sin espacio a la duda una historia que debía de haberse perdido al mismo tiempo que la misma D´Orlind Dûr.
Extrañado por el comportamiento de sus compañeros, el espadachín prosiguió solo, llevando a cuestas el dolor que espasmódicamente atacaba cabeza, pecho y estómago. Su vista gris paseó por las figuras talladas, llegando a sentir en medio del sufrimiento un rayo de alegría.
Por fin, conocimiento.
Breves escenas sin escritura, que el hijo de Sandorai paladeó mentalmente. ¿Qué querrían transmitir? Acercándose, las escrutó una y otra vez.
Sí… aves. Aquellas criaturas eran aves, águilas, si la mano del artista no había errado con alguna otra especie. Pero ¿qué árbol era ese? Su tamaño, su importancia en el friso aparentaba crucial. Se pasó una mano por el cabello, momentáneamente aturdido. No. Parecían elfos, por supuesto. Y los suyos nunca habían tenido alas. ¿Verdad…? Repasó cuanto había leído y estudiado a lo largo de ocho décadas.
-Las hadas y los nuestros acordaron algo- explicó Eliama, ante el asombro de Nousis. ¿Cómo era posible qu…?- Les dieron algo a cambio de vivir en el árbol sagrado. Cuando algo importante se terminó, nuestra gente se vio obligada a abandonar D´Orlind Dûr.
-¿Y eso?- quiso saber señalando las extrañas marcas que parecían dividir a un hombre-águila. Eliama y Lothsac se encogieron de hombros.
-¿Un portal?- aventuró el segundo- He trabajado con brujos que llevaban a cabo extrañas investigaciones. Uno intentó teletransportar una manzana y pareció conseguirlo, pero luego le salieron tentáculos. La volvió a lanzar al portal antes de cancelar el experimento. La manzana-monstruo le arrancó tres dedos.
-Tenemos que averiguar en qué se basó el trato- pidió el espadachín, apretando los dientes- Y la causa de que me sienta así. Está cerca, lo sé.
________________________
Off: Nou sube hasta donde pueda hallarse lo que tanto lo está afectando, junto a sus acompañantes. ¿Dónde estará lo que está armando todo el problema...? No se pierdan el próximo episodio.
Ofc continuamos en [Exploración]
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Yo entendí que la runa era por si queríamos enfrentamiento. No es mi caso, pero al parecer todo el mundo está tirando, así que dado que igual interpreté mal, ahí va. Sorry por el doble post.
(Si leí bien, disculpen y obvien la tirada)
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Última edición por Nousis Indirel el Dom Abr 28 2024, 22:13, editado 1 vez
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Lukas empezó a abrir los ojos, su cabeza dolía y sentía la mente difusa. Lo único que veía era un manto negro con muchos puntitos blancos y un gran circulo amarillo, la luna estaba llena y el cielo despejado en aquella noche.
- ¿Qué me sucedió? – pregunto meciéndose, estaba de espaldas y eso nunca era algo bueno, un hombre se acercó a él y se puso a su lado.
–Unos saboteadores envenenaron el agua que probo señor, por suerte el señor Cohen estaba cerca y pudo sacarlo a usted y a varios afectados más de ese trance. – dijo el hombre mirándolo, Lukas miro por el rabillo de un ojo y vio como lo que parecían ser la espalda de Cohen y Peter se alejaban, quería darles las gracias y preguntar más cosas, pero estaba tirado de espaldas y no podía enderezarse.
-Cohen, mi buen amigo – dijo con un susurro mientras se mecía. –Hijo de … Hey tú, ¿Cómo te llamas?
-Ken Addams señor – contesto el hombre, Lukas movió su mano y Ken se la estrecho.
-Necesito un favor de tu parte Ken Addams, necesito que me empujes para poder ponerme de pie – dijo la tortuga, Ken trato de empujarlo, pero no podía por lo que luego de llamar a cinco personas más pudieron ayudarle a darse la vuelta. –Muchas gracias chicos – dijo Lukas mirando a su alrededor, no podía ver a Peter ni a Cohen en ninguna parte. –Me lleva la que me trajo. – dijo mirando atrás unos segundos. –Después nos vemos chicos, debo encontrar a Cohen – dijo la tortuga empezando a caminar por el campamento, sin embargo, no pudo ubicar en ningún momento a su amigo. Lukas estaba frustrado, luego de varios minutos dando vueltas no tenía rastros de su amigo por lo que se sentó en el piso gruñendo, una de las personas que le había ayudado a ponerse de pie, la única mujer de hecho, se acercó a él.
- ¿Sucede algo señor? – dijo la mujer cebra, Lukas la miro y suspiro.
-Buscaba a un amigo, pero parece que le he perdido la pista.
-Tal vez ya cruzo por los portales.
Lukas miro a su alrededor y se dio cuenta que había varios portales, la gente cruzaba por ellos y desaparecían, la gran tortuga no sabía a donde llevaban, pero esperaba poder encontrar a Cohen cuando cruzara. –Pues veamos que sucede – dijo entrando por un portal y apareciendo en unas ruinas selváticas. - ¿Podrían ser estas las ruinas de D’Orlind Ûr? – Se preguntó la tortuga mirando alrededor, había ruido ambiente, gruñidos y lo que parecía el sonido de monos, se sentía emocionado. Miro al cielo y vio pasar gente águila, la tortuga se preguntó si eran nativos o si habrían venido con el campamento, pero no iba a quedarse a averiguarlo, tenía que encontrar a Cohen y averiguar que estaba sucediendo.
Mientras caminaba vio una estructura, parecía como si fuera un viejo altar o las escalinatas de algún lugar importante o al menos eso pensaba el ser marino, mientras las observaba sintió un grito que venía desde la selva por lo que se apresuró a ir ahí. Al llegar vio como había un hombre mono atrapado y tomado por los brazos por dos hombres que se veían molestos, no entendía que sucedía, pero dos contra uno no le parecía que fuera algo muy justo. –A ver chicos ¿Qué sucede? – pregunto antes de ver como el mono sangraba por la boca. – Vamoh a calmarno’, la violencia no es la solución – dijo antes de sentir como era impactado por la espalda con lo que parecía ser un palo o algo asi, se dio vuelta, enojado, viendo al tercer humano que aparecía quien observaba el arma rota en dos y como Lukas seguía de pie – Te vo a calmar – dijo Lukas, sus ojos ardían mientras una furia se apoderaba de él.
- ¿Qué paso con eso de que la violencia no era la solución? – se burló uno de los hombres que sujetaba al mono, quien puso su bota sobre la cabeza de este obligándolo a poner la cara contra la tierra.
-La violencia no es la solución. La violencia es una pregunta, y la respuesta es SI – dijo Lukas sintiendo como su adrenalina aumentaba en su cuerpo, sus músculos se tensaban y el frenesí (1) se hacía presente. La tortuga corrió hacia el cobarde que le había atacado por la espalda y lo embistió, lanzándolo contra uno de los arboles haciendo que su espalda crujiera fuertemente antes de mirar atrás a los que sujetaban a su hermano bestia mono. Lukas tenso sus músculos y suspiro antes de lanzarse en una ráfaga de golpes, patadas, cabezazos y tacleadas (2) antes de dejar fuera de servicio a ambos humanos.
-Gracias – dijo el mono antes de abrir sus ojos ampliamente – CUIDADO – grito apartando a Lukas de un relampago negro que parecía moverse más a la derecha de lo que había sido su trayectoria inicial, Lukas miro en esa dirección y vio que había dos personas brillantes, se preguntó quiénes eran pero no tenía tiempo para eso, el relampago habia impactado en un arbol en su camino y empezaba a arder, miro a su hermano bestia el cual aprovecho que el fuego era muy pequeño para correr y apagarlo usando sus ropajes, extinguiendolo.
Lukas se dio vuelta y vio como el ser que había hecho el rastrero ataque por la espalda estaba doblado, vomitando y tomándose el estómago. Era un hombre con una gran barba y una túnica color marrón y sombrero puntiagudo, parecía muy enfermo y solo se sostenía por un bastón con una llama en su parte superior, Lukas se acercó a el enojado y piso un disco en su camino, tenia una cuerda cortada, parecia que era algo que el brujo habia estado usando pero se habia roto en algun momento –Trataste de matar a mi hermano mono, pero te veo muy enfermo, déjame curarte – dijo antes de doblarle el cuello y matar al tipo, elevando su número de muertos en el último rato a cuatro. Lukas tomo el bastón llameante y siguio al mono quien se interno en la jungla saltando de arbol en arbol hasta perderse, Lukas caminaba mirando a su alrededor cuando se encontró con su amigo Sein.
-Lukas, humanos atacan hermanos de templo. Voy a atacar. – dijo antes de tirarse con frenesí contra un grupo de humanos, Lukas estaba molesto y gruño en su sitio. –Parece ser que no se puede confiar en los humanos, parece ser que solo Peter es decente… ni modo, es hora de pelear.
La furia estaba presente en él, estaba indignado, fue corriendo, siguiendo a Sein y empezó a pelear con dos humanos a la vez, uno de los cuales recibió un bastonazo de fuego en toda la cara con tanta fuerza que el bastón se rompió, el pobre sujeto empezó a retorcerse en el piso mientras las llamas cubrían su rostro. El otro se tiro contra Lukas quien lo tomo y se lo subió sobre los hombros, antes de azotarlo, luego volvió a tomarlo y azotarlo con un bombazo, antes de saltar sobre su cabeza, reventando su cráneo.
Tres hombres más aparecieron, Lukas se acercó a Sein para cubrir su espalda. –No estás solo hermano, entre ambos podemos destruir a estos rastreros humanos, ellos decían que venían en son de paz, pero no hacen más que atacarnos.
-Estáis en tierra de bestiales. No queremos pelea, pero si atacáis nosotros con armas que tenéis en manos, tierra y arboles tienen ojos y manos aquí y harán que vuestros cuerpos queden debajo de suelo para siempre – hablo su compañero con una solemnidad que hizo a los humanos retroceder un segundo. –Lukas no ataques – dijo, a lo que la tortuga solo suspiro, iba a honrar a su hermano bestial y se negaría a dar el primer golpe, pero si los humanos trataban de atacar a Sein iba a darles una paliza antes de mandarlos al otro mundo. –Humanos, estoy muy preparado para atacar y todos mis hermanos también, pero, ¿queréis paz? ¿O queréis muerte? – los hombres se miraban entre sí, dudosos de las palabras de Sein. –Si atacan te cubriré hermano – dijo Lukas con firmeza, Sein le respondió diciendo –Tranquilos, no atacamos. ¡Ruido! – dijo antes de que la selva se llenara de los gritos de gente mono y los gruñidos de lo que parecían ser licántropos, Lukas sonrió. –Lo tenías todo pensado, eres un gran estratega hermano.
Los tres humanos soltaron sus armas, tal vez habían entendido que no podían ganar, o en verdad eran parte de los pocos humanos que aún eran buenos como Peter, sea cual fuera la razón Sein parecía que tenía otras cosas que hacer por lo que empezó a correr, Lukas, aprovechando que aun tenia los músculos tensados y la adrenalina del frenesí corría por su sistema, lo siguió, corriendo tras el cómo hacía décadas que no corría.
Sein dio la orden a monos y lobos de quedarse cuidando la retaguardia de Akanke, parecía que ella también estaba ahí después de todo, Lukas se sintió conmovido, pues sabía que si Sein lo hacía era por que confiaba en el para poder cubrir su espalda. Sein tomo su tótem en las manos y corrió en otra dirección, no era la que seguían, pero tampoco era devolviéndose, Lukas empezó a seguirlo, sintiendo que el cansancio empezaba a aparecer. –Siento hacer esperar antes Tigre guía… Por aquí, Lukas – dijo, Lukas lo siguió en silencio, no podía correr y hablar o sino perdería a Sein quien era mucho más rápido que él.
Llegaron hasta una gran torre en donde se encontraron a un hombre de cabello blanco, Lukas agradeció el poder tomarse un respiro.
-Saludos Sein y … - dijo el peliblanco, conocía a Sein pues lo había llamado por el nombre, su compañero lo saludo hablando de que le había ayudado con unas trampas, eso significaba que este hombre era amigo de Sein y todo amigo de Sein era amigo de Lukas y alguien en quien la tortuga sabía que podría confiar. –Mi nombre es Lukas – dijo viendo como Sein se limpiaba la sangre de la boca. El de cabello blanco empezó a hablar de que la torre era el lugar de perturbación del éter y Sein dijo que él iba a entrar. La tortuga dio un paso al frente, si su hermano entraba el también, no dejaría que estuviera solo.
El de cabello blanco empezó a hablar sobre una mujer ardilla, Lukas miro arriba y la vio, no sabía si estaba viva o muerta, pero si era parte del equipo del peliblanco, amigo de Sein, significaba que el seguro era una buena persona, tal vez algún día le podría llamar amigo. Lukas observo al hombre y vio como saco un flujo de sangre de su brazo la cual se convirtió en una espada. –Esa es una magia muy útil – dijo Lukas, todo lo poco que sabía del peliblanco le decía que era alguien en quien podría confiar, sin embargo, tenía un mal presentimiento sobre él. –Vamos debemos ayudar a Sein – dijo Lukas, el grupo empezó a subir, venciendo a varios enemigos en el proceso hasta llegar a eso de la mitad de la torre, donde encontraron a la ardilla, Lukas la tomo de donde estaba y la puso en el piso, luego de examinarla unos minutos levanto su mirada. –Su pulso es debil pero sigue viva – dijo apretando las manos, buscaría a quien había hecho esto y lo eliminaría, no dejaria que esta ofensa hacia la chica ardilla fuera en vano, en ese momento fueron emboscados por un monton de personas bastante fuertes...
____________________
OFFROL:
(1) Frenesí: [2 usos] Una vez por combate, puedo entrar en un estado de elevada adrenalina. Aumenta notoriamente mi velocidad y me permite ignorar el dolor y seguir peleando, a pesar del daño, por 2 turnos. (primer turno)
(2) Karate Gyojin: (1 uso) Arte marcial de razas submarinas, consiste en tensar los musculos para adquirir mas fuerza y proceder a atacar en una rafaga de este tipo de karate creado en el fondo submarino
RESUMEN: recobro el conocimiento gracias a Cohen y cruzo el portal llegando a las ruinas de D'Orlind Ûr, peleo con varios humanos insensatos y rescato a un hombre mono el cual muere cuando una bola de fuego, la cual se habia desviado hacia donde estaba Cohen, le impacta de lleno. Peleo al lado de Sein y llegamos con el grupo de Zagreus antes de empezar a escalar la torre y rescatar a la chica ardilla, posteriormente somos emboscados.
- ¿Qué me sucedió? – pregunto meciéndose, estaba de espaldas y eso nunca era algo bueno, un hombre se acercó a él y se puso a su lado.
–Unos saboteadores envenenaron el agua que probo señor, por suerte el señor Cohen estaba cerca y pudo sacarlo a usted y a varios afectados más de ese trance. – dijo el hombre mirándolo, Lukas miro por el rabillo de un ojo y vio como lo que parecían ser la espalda de Cohen y Peter se alejaban, quería darles las gracias y preguntar más cosas, pero estaba tirado de espaldas y no podía enderezarse.
-Cohen, mi buen amigo – dijo con un susurro mientras se mecía. –Hijo de … Hey tú, ¿Cómo te llamas?
-Ken Addams señor – contesto el hombre, Lukas movió su mano y Ken se la estrecho.
-Necesito un favor de tu parte Ken Addams, necesito que me empujes para poder ponerme de pie – dijo la tortuga, Ken trato de empujarlo, pero no podía por lo que luego de llamar a cinco personas más pudieron ayudarle a darse la vuelta. –Muchas gracias chicos – dijo Lukas mirando a su alrededor, no podía ver a Peter ni a Cohen en ninguna parte. –Me lleva la que me trajo. – dijo mirando atrás unos segundos. –Después nos vemos chicos, debo encontrar a Cohen – dijo la tortuga empezando a caminar por el campamento, sin embargo, no pudo ubicar en ningún momento a su amigo. Lukas estaba frustrado, luego de varios minutos dando vueltas no tenía rastros de su amigo por lo que se sentó en el piso gruñendo, una de las personas que le había ayudado a ponerse de pie, la única mujer de hecho, se acercó a él.
- ¿Sucede algo señor? – dijo la mujer cebra, Lukas la miro y suspiro.
-Buscaba a un amigo, pero parece que le he perdido la pista.
-Tal vez ya cruzo por los portales.
Lukas miro a su alrededor y se dio cuenta que había varios portales, la gente cruzaba por ellos y desaparecían, la gran tortuga no sabía a donde llevaban, pero esperaba poder encontrar a Cohen cuando cruzara. –Pues veamos que sucede – dijo entrando por un portal y apareciendo en unas ruinas selváticas. - ¿Podrían ser estas las ruinas de D’Orlind Ûr? – Se preguntó la tortuga mirando alrededor, había ruido ambiente, gruñidos y lo que parecía el sonido de monos, se sentía emocionado. Miro al cielo y vio pasar gente águila, la tortuga se preguntó si eran nativos o si habrían venido con el campamento, pero no iba a quedarse a averiguarlo, tenía que encontrar a Cohen y averiguar que estaba sucediendo.
Mientras caminaba vio una estructura, parecía como si fuera un viejo altar o las escalinatas de algún lugar importante o al menos eso pensaba el ser marino, mientras las observaba sintió un grito que venía desde la selva por lo que se apresuró a ir ahí. Al llegar vio como había un hombre mono atrapado y tomado por los brazos por dos hombres que se veían molestos, no entendía que sucedía, pero dos contra uno no le parecía que fuera algo muy justo. –A ver chicos ¿Qué sucede? – pregunto antes de ver como el mono sangraba por la boca. – Vamoh a calmarno’, la violencia no es la solución – dijo antes de sentir como era impactado por la espalda con lo que parecía ser un palo o algo asi, se dio vuelta, enojado, viendo al tercer humano que aparecía quien observaba el arma rota en dos y como Lukas seguía de pie – Te vo a calmar – dijo Lukas, sus ojos ardían mientras una furia se apoderaba de él.
- Te vo a calmar !!!:
- ¿Qué paso con eso de que la violencia no era la solución? – se burló uno de los hombres que sujetaba al mono, quien puso su bota sobre la cabeza de este obligándolo a poner la cara contra la tierra.
-La violencia no es la solución. La violencia es una pregunta, y la respuesta es SI – dijo Lukas sintiendo como su adrenalina aumentaba en su cuerpo, sus músculos se tensaban y el frenesí (1) se hacía presente. La tortuga corrió hacia el cobarde que le había atacado por la espalda y lo embistió, lanzándolo contra uno de los arboles haciendo que su espalda crujiera fuertemente antes de mirar atrás a los que sujetaban a su hermano bestia mono. Lukas tenso sus músculos y suspiro antes de lanzarse en una ráfaga de golpes, patadas, cabezazos y tacleadas (2) antes de dejar fuera de servicio a ambos humanos.
-Gracias – dijo el mono antes de abrir sus ojos ampliamente – CUIDADO – grito apartando a Lukas de un relampago negro que parecía moverse más a la derecha de lo que había sido su trayectoria inicial, Lukas miro en esa dirección y vio que había dos personas brillantes, se preguntó quiénes eran pero no tenía tiempo para eso, el relampago habia impactado en un arbol en su camino y empezaba a arder, miro a su hermano bestia el cual aprovecho que el fuego era muy pequeño para correr y apagarlo usando sus ropajes, extinguiendolo.
Lukas se dio vuelta y vio como el ser que había hecho el rastrero ataque por la espalda estaba doblado, vomitando y tomándose el estómago. Era un hombre con una gran barba y una túnica color marrón y sombrero puntiagudo, parecía muy enfermo y solo se sostenía por un bastón con una llama en su parte superior, Lukas se acercó a el enojado y piso un disco en su camino, tenia una cuerda cortada, parecia que era algo que el brujo habia estado usando pero se habia roto en algun momento –Trataste de matar a mi hermano mono, pero te veo muy enfermo, déjame curarte – dijo antes de doblarle el cuello y matar al tipo, elevando su número de muertos en el último rato a cuatro. Lukas tomo el bastón llameante y siguio al mono quien se interno en la jungla saltando de arbol en arbol hasta perderse, Lukas caminaba mirando a su alrededor cuando se encontró con su amigo Sein.
-Lukas, humanos atacan hermanos de templo. Voy a atacar. – dijo antes de tirarse con frenesí contra un grupo de humanos, Lukas estaba molesto y gruño en su sitio. –Parece ser que no se puede confiar en los humanos, parece ser que solo Peter es decente… ni modo, es hora de pelear.
- Lukas enojado con Palito Llameante:
La furia estaba presente en él, estaba indignado, fue corriendo, siguiendo a Sein y empezó a pelear con dos humanos a la vez, uno de los cuales recibió un bastonazo de fuego en toda la cara con tanta fuerza que el bastón se rompió, el pobre sujeto empezó a retorcerse en el piso mientras las llamas cubrían su rostro. El otro se tiro contra Lukas quien lo tomo y se lo subió sobre los hombros, antes de azotarlo, luego volvió a tomarlo y azotarlo con un bombazo, antes de saltar sobre su cabeza, reventando su cráneo.
- Turtle Powerbomb:
Tres hombres más aparecieron, Lukas se acercó a Sein para cubrir su espalda. –No estás solo hermano, entre ambos podemos destruir a estos rastreros humanos, ellos decían que venían en son de paz, pero no hacen más que atacarnos.
-Estáis en tierra de bestiales. No queremos pelea, pero si atacáis nosotros con armas que tenéis en manos, tierra y arboles tienen ojos y manos aquí y harán que vuestros cuerpos queden debajo de suelo para siempre – hablo su compañero con una solemnidad que hizo a los humanos retroceder un segundo. –Lukas no ataques – dijo, a lo que la tortuga solo suspiro, iba a honrar a su hermano bestial y se negaría a dar el primer golpe, pero si los humanos trataban de atacar a Sein iba a darles una paliza antes de mandarlos al otro mundo. –Humanos, estoy muy preparado para atacar y todos mis hermanos también, pero, ¿queréis paz? ¿O queréis muerte? – los hombres se miraban entre sí, dudosos de las palabras de Sein. –Si atacan te cubriré hermano – dijo Lukas con firmeza, Sein le respondió diciendo –Tranquilos, no atacamos. ¡Ruido! – dijo antes de que la selva se llenara de los gritos de gente mono y los gruñidos de lo que parecían ser licántropos, Lukas sonrió. –Lo tenías todo pensado, eres un gran estratega hermano.
Los tres humanos soltaron sus armas, tal vez habían entendido que no podían ganar, o en verdad eran parte de los pocos humanos que aún eran buenos como Peter, sea cual fuera la razón Sein parecía que tenía otras cosas que hacer por lo que empezó a correr, Lukas, aprovechando que aun tenia los músculos tensados y la adrenalina del frenesí corría por su sistema, lo siguió, corriendo tras el cómo hacía décadas que no corría.
Sein dio la orden a monos y lobos de quedarse cuidando la retaguardia de Akanke, parecía que ella también estaba ahí después de todo, Lukas se sintió conmovido, pues sabía que si Sein lo hacía era por que confiaba en el para poder cubrir su espalda. Sein tomo su tótem en las manos y corrió en otra dirección, no era la que seguían, pero tampoco era devolviéndose, Lukas empezó a seguirlo, sintiendo que el cansancio empezaba a aparecer. –Siento hacer esperar antes Tigre guía… Por aquí, Lukas – dijo, Lukas lo siguió en silencio, no podía correr y hablar o sino perdería a Sein quien era mucho más rápido que él.
Llegaron hasta una gran torre en donde se encontraron a un hombre de cabello blanco, Lukas agradeció el poder tomarse un respiro.
-Saludos Sein y … - dijo el peliblanco, conocía a Sein pues lo había llamado por el nombre, su compañero lo saludo hablando de que le había ayudado con unas trampas, eso significaba que este hombre era amigo de Sein y todo amigo de Sein era amigo de Lukas y alguien en quien la tortuga sabía que podría confiar. –Mi nombre es Lukas – dijo viendo como Sein se limpiaba la sangre de la boca. El de cabello blanco empezó a hablar de que la torre era el lugar de perturbación del éter y Sein dijo que él iba a entrar. La tortuga dio un paso al frente, si su hermano entraba el también, no dejaría que estuviera solo.
El de cabello blanco empezó a hablar sobre una mujer ardilla, Lukas miro arriba y la vio, no sabía si estaba viva o muerta, pero si era parte del equipo del peliblanco, amigo de Sein, significaba que el seguro era una buena persona, tal vez algún día le podría llamar amigo. Lukas observo al hombre y vio como saco un flujo de sangre de su brazo la cual se convirtió en una espada. –Esa es una magia muy útil – dijo Lukas, todo lo poco que sabía del peliblanco le decía que era alguien en quien podría confiar, sin embargo, tenía un mal presentimiento sobre él. –Vamos debemos ayudar a Sein – dijo Lukas, el grupo empezó a subir, venciendo a varios enemigos en el proceso hasta llegar a eso de la mitad de la torre, donde encontraron a la ardilla, Lukas la tomo de donde estaba y la puso en el piso, luego de examinarla unos minutos levanto su mirada. –Su pulso es debil pero sigue viva – dijo apretando las manos, buscaría a quien había hecho esto y lo eliminaría, no dejaria que esta ofensa hacia la chica ardilla fuera en vano, en ese momento fueron emboscados por un monton de personas bastante fuertes...
____________________
OFFROL:
(1) Frenesí: [2 usos] Una vez por combate, puedo entrar en un estado de elevada adrenalina. Aumenta notoriamente mi velocidad y me permite ignorar el dolor y seguir peleando, a pesar del daño, por 2 turnos. (primer turno)
(2) Karate Gyojin: (1 uso) Arte marcial de razas submarinas, consiste en tensar los musculos para adquirir mas fuerza y proceder a atacar en una rafaga de este tipo de karate creado en el fondo submarino
RESUMEN: recobro el conocimiento gracias a Cohen y cruzo el portal llegando a las ruinas de D'Orlind Ûr, peleo con varios humanos insensatos y rescato a un hombre mono el cual muere cuando una bola de fuego, la cual se habia desviado hacia donde estaba Cohen, le impacta de lleno. Peleo al lado de Sein y llegamos con el grupo de Zagreus antes de empezar a escalar la torre y rescatar a la chica ardilla, posteriormente somos emboscados.
Última edición por Lukas el Lun Abr 29 2024, 13:36, editado 1 vez (Razón : edito por que habia olvidado que no se podian matar monos, lo siento u.u)
Lukas
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Hugo posicionó su dedo índice en sus fauces en un intento poco necesario de hacer que Caoimhe no emitiese sonido alguno. El agua a la que habían estado aclamando con esmero ahora surcaba el suelo de la sala de juicio con un leve arrullo que disimulaba cualquier respiración de ambos.
No tuvieron que hablar mucho para separarse, pegados a la pared del hueco que los separaba de aquellos hombres lobo y ellos mismos. Caoimhe notaba como el hombre tigre agudizaba sus sentidos buscando alguna manera de escapar de aquel lugar aunque ambos sabían que las habitaciones colindantes estaban cerradas por el paso del tiempo. La parte animal de su amigo se apoderó de él y Caoimhe entendió que sus sentidos medio felinos habían encontrado una salida. A pesar de que no fuese la que ella hubiese seguido.
No dijo mucho. La agarró de la cintura, enfocado en un objetivo al menos 3 pisos por encima de sus cabezas y la forzó a subirse sobre su espalda mienttas sus garras de nuevo esculpían de entre sus zarpas. El crujir de la roca bajo sus garras afiladas fue menguando a medida que ambos se alzaban en la pared, desafiando la gravedad. Caoimhe apretó su agarre a la espalda del hombre y posicionó sus piernas alrededor de su cintura con fuerza mientras notaba como sus cabellos se tambaleaban con el movimiento paulatino de sus hombros y garras clavándose en las juntas de aquella pared milenaria, buscando el hueco necesario para auparlos a los dos. [1]
No tardaron mucho en alcanzar un hueco lo suficienfemente alto y amplio para que Caoimhe desmontara de la montura improvisada en la que se había convertido Hugo. La chica estaba tan sumamente contenta de no tener que lidiar con la sensación de vertigo en cada paso que por un segundo, mientras oteaba el horizonte asegurándose que no habían sido seguidos, no se percató de la presencia de las tres figuras de la sala. Se agazapó en la pared opuesta, aprovechando que ellos no parecían haberse percatado tampoco y Hugo la siguió el en tensión esperando un resultado desfavorable. Y entonces la oyó:
Podría haber reconocido aquella voz molesta en cualquier lugar de Aerandir, y por lo visto parecía seguirla allí donde fuese. Así que destensó su cuerpo mientras escuchaba como el elfo terminaba de pronunciar palabras acerca de como se sentía y pensó que aquella era finalmente la frase más óptima para desvelar su presencia.
-Aw... no sabía que ahora podías 'sentirme' cuando estaba cerca.- dijo deshaciéndose. de las sombras.- Es muy lindo que pienses que cualquier trato está ligado a mi persona, pero siento decepcionarte, Nousis el elfo ladrón, no tengo nada que ver con lo que sea que le pasase a esta raza eones de años atrás
Hugo alzó la vista para revelarse también y mimicó algunos movimientos con sus brazos indicando a sus homónimos hombres bestia señales de respeto y saludos.
-Hay algo que sin embargo, si puedo garantizarte- continuó Caoimhe- estamos rodeados de hombres lobo poco amigables y estoy casi segura que no están muy contentos de nuestra presencia en el centro de esta torre tan...- Caoimhe se percató entonces del estado cansado de Nousis.- Jmm... Parece que no es el agua al fin y al cabo lo que tenía enfermos a esos del campamento. ¿Dónde habéis estado hasta ahora? - Lo miró y después al resto de los hombres bestia entendiendo quizás que de hecho acababa de interrumpir algo importante- ¿Qué hacéis aquí y por qué os siguen esos hombres lobo?- dijo con urgencia en su voz
-Off:
[1]
Nivel 1-Rabia: Puedo retraer y extender mis garras hasta alcanzar la longitud de una espada corta a mi voluntad. Las uso, pues, como armas de manera habilidosa en la batalla.
Me uno a Nousis casi en la cima de la torre después de subir a través de la sala de juicio cargada en la espalda de Hugo. Caoimhe no puede sentir el éter pero ha escuchado lo suficiente de lo que ha dicho el elfo para entender la situación.
No busco necesariamente la pelea, pero teniendo en cuenta lo que estaba pasando en los alrededores tiro runa por si las moscas.
No tuvieron que hablar mucho para separarse, pegados a la pared del hueco que los separaba de aquellos hombres lobo y ellos mismos. Caoimhe notaba como el hombre tigre agudizaba sus sentidos buscando alguna manera de escapar de aquel lugar aunque ambos sabían que las habitaciones colindantes estaban cerradas por el paso del tiempo. La parte animal de su amigo se apoderó de él y Caoimhe entendió que sus sentidos medio felinos habían encontrado una salida. A pesar de que no fuese la que ella hubiese seguido.
No dijo mucho. La agarró de la cintura, enfocado en un objetivo al menos 3 pisos por encima de sus cabezas y la forzó a subirse sobre su espalda mienttas sus garras de nuevo esculpían de entre sus zarpas. El crujir de la roca bajo sus garras afiladas fue menguando a medida que ambos se alzaban en la pared, desafiando la gravedad. Caoimhe apretó su agarre a la espalda del hombre y posicionó sus piernas alrededor de su cintura con fuerza mientras notaba como sus cabellos se tambaleaban con el movimiento paulatino de sus hombros y garras clavándose en las juntas de aquella pared milenaria, buscando el hueco necesario para auparlos a los dos. [1]
No tardaron mucho en alcanzar un hueco lo suficienfemente alto y amplio para que Caoimhe desmontara de la montura improvisada en la que se había convertido Hugo. La chica estaba tan sumamente contenta de no tener que lidiar con la sensación de vertigo en cada paso que por un segundo, mientras oteaba el horizonte asegurándose que no habían sido seguidos, no se percató de la presencia de las tres figuras de la sala. Se agazapó en la pared opuesta, aprovechando que ellos no parecían haberse percatado tampoco y Hugo la siguió el en tensión esperando un resultado desfavorable. Y entonces la oyó:
Podría haber reconocido aquella voz molesta en cualquier lugar de Aerandir, y por lo visto parecía seguirla allí donde fuese. Así que destensó su cuerpo mientras escuchaba como el elfo terminaba de pronunciar palabras acerca de como se sentía y pensó que aquella era finalmente la frase más óptima para desvelar su presencia.
-Aw... no sabía que ahora podías 'sentirme' cuando estaba cerca.- dijo deshaciéndose. de las sombras.- Es muy lindo que pienses que cualquier trato está ligado a mi persona, pero siento decepcionarte, Nousis el elfo ladrón, no tengo nada que ver con lo que sea que le pasase a esta raza eones de años atrás
Hugo alzó la vista para revelarse también y mimicó algunos movimientos con sus brazos indicando a sus homónimos hombres bestia señales de respeto y saludos.
-Hay algo que sin embargo, si puedo garantizarte- continuó Caoimhe- estamos rodeados de hombres lobo poco amigables y estoy casi segura que no están muy contentos de nuestra presencia en el centro de esta torre tan...- Caoimhe se percató entonces del estado cansado de Nousis.- Jmm... Parece que no es el agua al fin y al cabo lo que tenía enfermos a esos del campamento. ¿Dónde habéis estado hasta ahora? - Lo miró y después al resto de los hombres bestia entendiendo quizás que de hecho acababa de interrumpir algo importante- ¿Qué hacéis aquí y por qué os siguen esos hombres lobo?- dijo con urgencia en su voz
-Off:
[1]
Nivel 1-Rabia: Puedo retraer y extender mis garras hasta alcanzar la longitud de una espada corta a mi voluntad. Las uso, pues, como armas de manera habilidosa en la batalla.
Me uno a Nousis casi en la cima de la torre después de subir a través de la sala de juicio cargada en la espalda de Hugo. Caoimhe no puede sentir el éter pero ha escuchado lo suficiente de lo que ha dicho el elfo para entender la situación.
No busco necesariamente la pelea, pero teniendo en cuenta lo que estaba pasando en los alrededores tiro runa por si las moscas.
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
El miembro 'Caoimhe' ha efectuado la acción siguiente: La voluntad de los dioses
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
Akanke no podía saber realmente si aquella puesta en escena estaba causando los efectos que esperaba; había rostros de desconcierto, asombro, miedo, confusión, pero ella tenía que enfocarse en lo que ocurría frente a ella y lo que pasaba era que varios no entendían cuál era su lugar.
La Sacerdotisa del Templo de los monos se vio rápidamente enfrentada a personas que la interpelaban. Recordó entonces a La Magistrada, tiempo atrás en el Cantoral, cuando le enseñó que ella en su posición tendría que hablar, le gustase o no.
La primera que confrontó a Akanke fue una elfa altanera y arrogante que de inmediato usó su magia para demostrar cuán superior era a ella, adoptando una forma más brillante y espectacular. Habló de acuerdos y evitar dolores.
Akanke ladeó levemente su cabeza la observó con desprecio.
Estuvo a punto de responderle cuando un hombre intervino. Lo reconoció de inmediato. Era Peter y si él estaba allí, seguramente estaría Cohen. Sintió algo de alivio de saber que entre tantos enemigos, tenía aliados y que no estaba sola pues su querido amigo seguramente la apoyaría. Solo esperaba que le siguiera la corriente cuando llegó junto a ella, pero incluso él adoptó una actitud y postura superior, tratando de "pobres personas" a los bestiales
Peter y Cohen no estaban exentos esa altivez que abundaba en las otras razas, por muy amigos que fueran. A Akanke, la furia le revolvía el estómago cada vez que los humanos, elfos, brujos, vampiros y dragones actuaban de esa manera condescendiente hacia los bestiales o licántropos, tratándolos como seres inferiores e incapaces de forjarse su propio destino.
Finalmente, habló la mujer de pelo blanco. Una dragona del norte por lo que la Sacerdotisa entendió de su perorata; petulante e impertinente.
Akanke los miró a todos ellos con rabia.
-¿Entendimiento?- preguntó retóricamente, casi en burla, cuando por fin pudo hablar -Diciendo ustedes que buscando entendimiento aquí, pero no es verdad. Entendimiento no llegando con cientos de invasores- respondió. -Entendimiento no viniendo con soberbia, creyéndose superior al otro. Entendimiento trae ofrenda y paz. ¿Ustedes viniendo con paz? ¡Ustedes viniendo con trampas que matan! ¡Ustedes atacando mi gente!- rugió, sintiendo cómo la rabia le quemaba los pies. La gente del templo rugió tras ella.
-Ustedes llegando con arrogancia, creyendo que hermanos bestia necesitando su ayuda siempre, que no somos capaces. Siempre buscando nos, aunque nos escondiendo en las profundas selvas, en los altos de montaña, en rincones más alejados de ustedes, ¡siempre llegando a nosotros!- exclamó.
Pasó su mirada furiosa por los rostros de aquellos que tenía en frente, desafiante. Tras unos instantes, avanzó despacio por entremedio de ellos, hacia el resto de los expedicionarios y se dirigió a ellos -Yo siendo Akanke del Templo de los Monos, la Suma Sacerdotisa que cuida, protege y ampara. Nos dando hogar a hermanos bestia, a hermanos licántropos y a todos que llegan buscando refugio y paz. Nosotros queriendo respeto e igualdad entre razas porque ninguna siendo superior a otra. Hermanos bestia y licántropos podiendo forjar su destino propio- dijo.
-Nos aceptamos a todos quienes vienen como amigos pero no permitiendo que roben, dañen, ensucien, rompan... y han llegado haciendo justamente todo eso. Diciendo que viniendo en paz y ayuda, pero paz y ayuda no viniendo con armas. Entregando ahora armas y aceptando reglas del Templo y entonces creeremos que viniendo en paz- dijo. Al finalizar se volteó y miró a sus interlocutores nuevamente.
-Ustedes entendiendo que habiendo llegado como invasores a nuestras tierras y esperando que nos abriéramos los brazos a ustedes, revelando nuestros secretos y echándonos a sus pies. Pero ustedes no harían eso si fuese al revés, si nos llegando a sus tierras rompiendo y pisoteando, exigiendo pleitesía y adoración; ustedes defenderían su tierra y echarían a invasores.- aseguró -Ustedes creyéndose grandes salvadores pero solo siendo grandes destructores- finalizó.
_______________________________
En resumen, Akanke acepta "parlamentar", pero deja muy en claro que no los quieren en sus tierras pues no llegaron de buena manera. El objetivo de este turno podría catalogarse como [Sabotaje] porque lo que más quiere Akanke es que los invasores se vayan y dejen a los bestiales en paz.
#beastlifesmatter #movimientobestial #beastfriends #beaststoo
La Sacerdotisa del Templo de los monos se vio rápidamente enfrentada a personas que la interpelaban. Recordó entonces a La Magistrada, tiempo atrás en el Cantoral, cuando le enseñó que ella en su posición tendría que hablar, le gustase o no.
La primera que confrontó a Akanke fue una elfa altanera y arrogante que de inmediato usó su magia para demostrar cuán superior era a ella, adoptando una forma más brillante y espectacular. Habló de acuerdos y evitar dolores.
Akanke ladeó levemente su cabeza la observó con desprecio.
Estuvo a punto de responderle cuando un hombre intervino. Lo reconoció de inmediato. Era Peter y si él estaba allí, seguramente estaría Cohen. Sintió algo de alivio de saber que entre tantos enemigos, tenía aliados y que no estaba sola pues su querido amigo seguramente la apoyaría. Solo esperaba que le siguiera la corriente cuando llegó junto a ella, pero incluso él adoptó una actitud y postura superior, tratando de "pobres personas" a los bestiales
Peter y Cohen no estaban exentos esa altivez que abundaba en las otras razas, por muy amigos que fueran. A Akanke, la furia le revolvía el estómago cada vez que los humanos, elfos, brujos, vampiros y dragones actuaban de esa manera condescendiente hacia los bestiales o licántropos, tratándolos como seres inferiores e incapaces de forjarse su propio destino.
Finalmente, habló la mujer de pelo blanco. Una dragona del norte por lo que la Sacerdotisa entendió de su perorata; petulante e impertinente.
Akanke los miró a todos ellos con rabia.
-¿Entendimiento?- preguntó retóricamente, casi en burla, cuando por fin pudo hablar -Diciendo ustedes que buscando entendimiento aquí, pero no es verdad. Entendimiento no llegando con cientos de invasores- respondió. -Entendimiento no viniendo con soberbia, creyéndose superior al otro. Entendimiento trae ofrenda y paz. ¿Ustedes viniendo con paz? ¡Ustedes viniendo con trampas que matan! ¡Ustedes atacando mi gente!- rugió, sintiendo cómo la rabia le quemaba los pies. La gente del templo rugió tras ella.
-Ustedes llegando con arrogancia, creyendo que hermanos bestia necesitando su ayuda siempre, que no somos capaces. Siempre buscando nos, aunque nos escondiendo en las profundas selvas, en los altos de montaña, en rincones más alejados de ustedes, ¡siempre llegando a nosotros!- exclamó.
Pasó su mirada furiosa por los rostros de aquellos que tenía en frente, desafiante. Tras unos instantes, avanzó despacio por entremedio de ellos, hacia el resto de los expedicionarios y se dirigió a ellos -Yo siendo Akanke del Templo de los Monos, la Suma Sacerdotisa que cuida, protege y ampara. Nos dando hogar a hermanos bestia, a hermanos licántropos y a todos que llegan buscando refugio y paz. Nosotros queriendo respeto e igualdad entre razas porque ninguna siendo superior a otra. Hermanos bestia y licántropos podiendo forjar su destino propio- dijo.
-Nos aceptamos a todos quienes vienen como amigos pero no permitiendo que roben, dañen, ensucien, rompan... y han llegado haciendo justamente todo eso. Diciendo que viniendo en paz y ayuda, pero paz y ayuda no viniendo con armas. Entregando ahora armas y aceptando reglas del Templo y entonces creeremos que viniendo en paz- dijo. Al finalizar se volteó y miró a sus interlocutores nuevamente.
-Ustedes entendiendo que habiendo llegado como invasores a nuestras tierras y esperando que nos abriéramos los brazos a ustedes, revelando nuestros secretos y echándonos a sus pies. Pero ustedes no harían eso si fuese al revés, si nos llegando a sus tierras rompiendo y pisoteando, exigiendo pleitesía y adoración; ustedes defenderían su tierra y echarían a invasores.- aseguró -Ustedes creyéndose grandes salvadores pero solo siendo grandes destructores- finalizó.
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En resumen, Akanke acepta "parlamentar", pero deja muy en claro que no los quieren en sus tierras pues no llegaron de buena manera. El objetivo de este turno podría catalogarse como [Sabotaje] porque lo que más quiere Akanke es que los invasores se vayan y dejen a los bestiales en paz.
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Re: La búsqueda de D'Orlind Ûr [Misión comunitaria]
tiro rapido runa por que lo olvide y aclaro que me uni a sabotaje
Lukas
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