Convocatoria de Shar [Privado]
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Convocatoria de Shar [Privado]
La oscura silueta de Sylmare se alza entre las sombras de los bosques de Midgard, su mirada fija en el horizonte mientras sus ojos rojos destellan con un misterioso resplandor. La elfa, líder de un culto oscuro, ha extendido una invitación a aquellos que buscan un cambio en sus vidas, una promesa de poder y un destino más allá de la monotonía de la existencia.
Entre los árboles frondosos, los campesinos que luchan contra las penurias de la vida cotidiana comienzan a escuchar los rumores de una figura enigmática que ofrece una oportunidad única. La noticia se propaga como el viento entre los habitantes de los bosques rojos, llegando incluso a oídos de elfos que, a pesar de su conexión con la naturaleza, sienten la atracción magnética de la propuesta de Sylmare debido a sus malas vidas.
Un mensaje, carteles repartidos por diferentes seguidores de la elfa visitan las aldeas menos desarrolladas, las más sufridas, las menos allegadas y más aisladas.
En una de las aldeas más golpeadas se encontraba la elfa con tres seguidores sirviéndole. En una pequeña tienda, apartada traían todo su equipo de campaña. Solían ofrecer ayudas voluntarias para conseguir las atenciones de los más necesitados, pues era por la mañana, por el mediodía y el atardecer que una fila de aldeanos se juntaba frente a ella, en los horarios de comida solían dar un plato. Pero no todo se resumía en ello, pues solían dar herramientas nuevas, ropajes, dinero y enseñanzas de todo tipo.
Ya llevaban varios días en aquél lugar, el dar la palabra de Shar era algo normal, aún había algunos que les miraban con recelo y precaución, como otros que los habían tomado como santos y se quedaban a escuchar sus enseñanzas con atención y ganas.
Sí todo salía como se planeaba, no tardaría mucho más en reclutar más seguidores para su pequeña logía.
Entre los árboles frondosos, los campesinos que luchan contra las penurias de la vida cotidiana comienzan a escuchar los rumores de una figura enigmática que ofrece una oportunidad única. La noticia se propaga como el viento entre los habitantes de los bosques rojos, llegando incluso a oídos de elfos que, a pesar de su conexión con la naturaleza, sienten la atracción magnética de la propuesta de Sylmare debido a sus malas vidas.
Un mensaje, carteles repartidos por diferentes seguidores de la elfa visitan las aldeas menos desarrolladas, las más sufridas, las menos allegadas y más aisladas.
Habitantes de Midgard, escuchad mi llamado. En la oscuridad de estos bosques ardientes, os ofrezco la oportunidad de abandonar la carga de una vida sin sentido. A cambio de vuestra devoción y lealtad, podréis ascender a nuevas alturas y encontrar un propósito más allá de las limitaciones mundanas. Os aguarda un poder que solo los valientes pueden reclamar. Aventuraos en lo desconocido y os prometo un destino que supera cualquier mejor vida que hayan podido soñar.
En una de las aldeas más golpeadas se encontraba la elfa con tres seguidores sirviéndole. En una pequeña tienda, apartada traían todo su equipo de campaña. Solían ofrecer ayudas voluntarias para conseguir las atenciones de los más necesitados, pues era por la mañana, por el mediodía y el atardecer que una fila de aldeanos se juntaba frente a ella, en los horarios de comida solían dar un plato. Pero no todo se resumía en ello, pues solían dar herramientas nuevas, ropajes, dinero y enseñanzas de todo tipo.
Ya llevaban varios días en aquél lugar, el dar la palabra de Shar era algo normal, aún había algunos que les miraban con recelo y precaución, como otros que los habían tomado como santos y se quedaban a escuchar sus enseñanzas con atención y ganas.
Sí todo salía como se planeaba, no tardaría mucho más en reclutar más seguidores para su pequeña logía.
Sylmare
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El famoso bosque de Midgard se extendía majestuosamente ante los ojos de Deston. Las altas copas de los árboles se alzaban hacia el cielo, creando una sombra densa que protegía el suelo del inclemente sol.
Sin embargo, a pesar de la protección del bosque, el calor era más intenso en esta zona que en cualquier otra. El sol se afincaba en el panorama, enviando sus rayos ardientes sobre el terreno, lo cual resultaba especialmente agotador para Deston.
— Espero al menos en este calvario haya algo de agua —
Sus escamas brillaban bajo los rayos de sol, reflejando tonalidades azules que contrastaban con el verde oscuro del bosque. Cada paso que daba dejaba una huella en la tierra polvorienta, evidencia de la larga caminata que había tenido que realizar durante varios días. El cansancio se hacía evidente en su rostro y en su cuerpo fatigado.
Vestido con un kimono desgastado, Deston buscaba encontrar algún alivio en medio de aquel calor sofocante. Las mangas largas del kimono le cubrían los brazos, pero dejaban al descubierto su pecho y espalda, permitiendo que el viento fresco acariciara su piel sudorosa.
— No falta nada para poder llegar — Desde donde se encontraba, podía observar un pequeño asentamiento de personas a lo lejos. Las casas de madera se alzaban entre los árboles, formando un pequeño pueblo que parecía haberse detenido en el tiempo.
Deston observó detenidamente aquel asentamiento, donde personas de diferentes clases y razas se mezclaban en un solo lugar. Los elfos, con sus elegantes vestimentas y porte majestuoso, se movían entre los campesinos y otros habitantes del lugar. El sonido de voces llenaba el aire, algunas de ellas parecían ser plegarias o palabras de aliento.
— La palabra, ser guiado o guìar es la verdadera pregunta — Rebosaba su mente con aquellas palabras, Deston siguio caminando con paso lento hacia el interior de aquel lugar.
Con curiosidad, Deston se acercó para observar más de cerca lo que sucedía. Los elfos, con su sabiduría ancestral, se dedicaban a repartir palabras de aliento y ofrecer ayuda a quienes la necesitaban. Su presencia era reconfortante y llenaba el lugar de una energía '''especial''.
En una pequeña parte del asentamiento, Deston notó la presencia de una hermosa mujer. Su cuerpo esbelto y su rostro angelical eran cautivadores. Estaba rodeada de lo que parecían ser sirvientes, quienes la asistían en su labor de ayudar a otras personas. Era evidente que esta mujer desempeñaba un papel importante en la comunidad
Deston, con su imponente estatura y figura reptiliana, se desplazaba con una dignidad cansada hacia la elfa que parecía ser la líder del culto. Sus ojos serpentinos, cuyo color amarillo parecía brillar con una luz propia, estudiaban cautelosamente la escena ante él
Con una reverencia respetuosa, agachó su cuerpo en señal de humildad. Su voz, ronca por la sed, apenas era un susurro cuando pronunció las palabras,
— Dadme un poco de agua si es vuestra voluntad —
Su petición se mezcló con el bullicio del asentamiento, pero sus ojos nunca dejaron de mirar a la elfa. En su mirada había una mezcla de esperanza y desesperación, un llamado silencioso para la ayuda que tanto necesitaba.
Convocatoria de SharPrivado Sylmare
El famoso bosque de Midgard se extendía majestuosamente ante los ojos de Deston. Las altas copas de los árboles se alzaban hacia el cielo, creando una sombra densa que protegía el suelo del inclemente sol.
Sin embargo, a pesar de la protección del bosque, el calor era más intenso en esta zona que en cualquier otra. El sol se afincaba en el panorama, enviando sus rayos ardientes sobre el terreno, lo cual resultaba especialmente agotador para Deston.
— Espero al menos en este calvario haya algo de agua —
Sus escamas brillaban bajo los rayos de sol, reflejando tonalidades azules que contrastaban con el verde oscuro del bosque. Cada paso que daba dejaba una huella en la tierra polvorienta, evidencia de la larga caminata que había tenido que realizar durante varios días. El cansancio se hacía evidente en su rostro y en su cuerpo fatigado.
Vestido con un kimono desgastado, Deston buscaba encontrar algún alivio en medio de aquel calor sofocante. Las mangas largas del kimono le cubrían los brazos, pero dejaban al descubierto su pecho y espalda, permitiendo que el viento fresco acariciara su piel sudorosa.
— No falta nada para poder llegar — Desde donde se encontraba, podía observar un pequeño asentamiento de personas a lo lejos. Las casas de madera se alzaban entre los árboles, formando un pequeño pueblo que parecía haberse detenido en el tiempo.
Deston observó detenidamente aquel asentamiento, donde personas de diferentes clases y razas se mezclaban en un solo lugar. Los elfos, con sus elegantes vestimentas y porte majestuoso, se movían entre los campesinos y otros habitantes del lugar. El sonido de voces llenaba el aire, algunas de ellas parecían ser plegarias o palabras de aliento.
— La palabra, ser guiado o guìar es la verdadera pregunta — Rebosaba su mente con aquellas palabras, Deston siguio caminando con paso lento hacia el interior de aquel lugar.
Con curiosidad, Deston se acercó para observar más de cerca lo que sucedía. Los elfos, con su sabiduría ancestral, se dedicaban a repartir palabras de aliento y ofrecer ayuda a quienes la necesitaban. Su presencia era reconfortante y llenaba el lugar de una energía '''especial''.
En una pequeña parte del asentamiento, Deston notó la presencia de una hermosa mujer. Su cuerpo esbelto y su rostro angelical eran cautivadores. Estaba rodeada de lo que parecían ser sirvientes, quienes la asistían en su labor de ayudar a otras personas. Era evidente que esta mujer desempeñaba un papel importante en la comunidad
Deston, con su imponente estatura y figura reptiliana, se desplazaba con una dignidad cansada hacia la elfa que parecía ser la líder del culto. Sus ojos serpentinos, cuyo color amarillo parecía brillar con una luz propia, estudiaban cautelosamente la escena ante él
Con una reverencia respetuosa, agachó su cuerpo en señal de humildad. Su voz, ronca por la sed, apenas era un susurro cuando pronunció las palabras,
— Dadme un poco de agua si es vuestra voluntad —
Su petición se mezcló con el bullicio del asentamiento, pero sus ojos nunca dejaron de mirar a la elfa. En su mirada había una mezcla de esperanza y desesperación, un llamado silencioso para la ayuda que tanto necesitaba.
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
La temperatura en el bosque de Midgard ardía como las llamas de un fuego interminable, y mientras los rayos del sol perforaban la densa vegetación, Deston se acercó con dignidad y humildad a la figura enigmática de Sylmare. Sus ojos serpentinos amarillos brillaban con una mezcla de esperanza y desesperación mientras hacía su súplica.
Sylmare, envuelta en su aura de misterio, observó al hombre-lagarto con interés. Los aldeanos, al notar la presencia del forastero y la interacción con su líder, dejaron sus quehaceres diarios para observar con curiosidad la escena que se desenvolvía. El murmullo de las hojas y los susurros del viento se hicieron eco en el bosque.
— Un forastero en nuestras tierras, un hombre-lagarto que busca nuestra ayuda — murmuró uno de los aldeanos, generando un murmullo entre la multitud. La gente intercambiaba miradas, algunos con cautela, otros con simpatía ante la aparente necesidad del visitante.
— Apenas tenemos para nosotros... Es una suerte para todos que gracias a Sylmare podamos comer de forma diaria... — más susurros y discusiones se oían de fondo, algunos miraban con recelo al lagarto, en temor de que les quiten lo que iba a ser de ellos de otra manera.
— Shar provee, y bajo su guía nunca habrá falta de vuestras necesidades, no os preocupéis. — La religiosa de rizos claros calmó a la multitud con una elocuencia que resonó en el aire, sus palabras acarreadas por el viento no hicieron más que pasmar una expresión serena y tranquila incluso en los más resentidos y preocupados.
Mientras tanto, la expedición cultista-religiosa de Sylmare continuaba su labor benéfica en la aldea. Los seguidores de la elfa distribuían alimentos, enseñaban rituales y ofrecían consuelo a los habitantes necesitados. Las palabras de Sylmare resonaban en el aire, atrayendo la atención de aquellos que buscaban un propósito más allá de sus vidas cotidianas.
Sylmare terminó de acercarse a Deston con gracia, su vestimenta oscura ondeando suavemente con la brisa pesada del bosque. La elfa observó al hombre-lagarto con una mezcla de evaluación y curiosidad. La petición de agua era simple, pero en su mirada, Sylmare pudo percibir algo más, una historia que pedía ser contada.
— Agua para el sediento, esencia vital para aquellos que buscan respuestas en lugares olvidados — murmuró Sylmare con una sonrisa enigmática. Extendió una mano elegantemente hacia uno de sus seguidores, quien entregó una jarra de agua a Deston.
La multitud observaba con interés mientras el hombre-lagarto recibía el agua. Algunos murmullos se esparcieron entre ellos, algunos expresando aprobación, otros manteniendo la cautela. La presencia de Deston, un extranjero de aspecto reptiliano, generaba una mezcla de fascinación y precaución en el corazón de la aldea.
La expedición de Sylmare continuaba su labor, ahora con un visitante inusual en su presencia. La elfa se volvió hacia la multitud, extendiendo sus brazos con un gesto majestuoso.
— En la diversidad hallamos fuerza, en la unión hallamos poder. Que las palabras de Shar guíen a aquellos que buscan respuestas en este bosque ardiente. Unidos, encontraremos un destino que superará cualquier adversidad. —
El sol continuaba su danza entre las hojas, iluminando este encuentro entre seres de diferentes mundos en el bosque de Midgard, donde la promesa de cambio y ascenso vibraba en el aire.
Sylmare, envuelta en su aura de misterio, observó al hombre-lagarto con interés. Los aldeanos, al notar la presencia del forastero y la interacción con su líder, dejaron sus quehaceres diarios para observar con curiosidad la escena que se desenvolvía. El murmullo de las hojas y los susurros del viento se hicieron eco en el bosque.
— Un forastero en nuestras tierras, un hombre-lagarto que busca nuestra ayuda — murmuró uno de los aldeanos, generando un murmullo entre la multitud. La gente intercambiaba miradas, algunos con cautela, otros con simpatía ante la aparente necesidad del visitante.
— Apenas tenemos para nosotros... Es una suerte para todos que gracias a Sylmare podamos comer de forma diaria... — más susurros y discusiones se oían de fondo, algunos miraban con recelo al lagarto, en temor de que les quiten lo que iba a ser de ellos de otra manera.
— Shar provee, y bajo su guía nunca habrá falta de vuestras necesidades, no os preocupéis. — La religiosa de rizos claros calmó a la multitud con una elocuencia que resonó en el aire, sus palabras acarreadas por el viento no hicieron más que pasmar una expresión serena y tranquila incluso en los más resentidos y preocupados.
Mientras tanto, la expedición cultista-religiosa de Sylmare continuaba su labor benéfica en la aldea. Los seguidores de la elfa distribuían alimentos, enseñaban rituales y ofrecían consuelo a los habitantes necesitados. Las palabras de Sylmare resonaban en el aire, atrayendo la atención de aquellos que buscaban un propósito más allá de sus vidas cotidianas.
Sylmare terminó de acercarse a Deston con gracia, su vestimenta oscura ondeando suavemente con la brisa pesada del bosque. La elfa observó al hombre-lagarto con una mezcla de evaluación y curiosidad. La petición de agua era simple, pero en su mirada, Sylmare pudo percibir algo más, una historia que pedía ser contada.
— Agua para el sediento, esencia vital para aquellos que buscan respuestas en lugares olvidados — murmuró Sylmare con una sonrisa enigmática. Extendió una mano elegantemente hacia uno de sus seguidores, quien entregó una jarra de agua a Deston.
La multitud observaba con interés mientras el hombre-lagarto recibía el agua. Algunos murmullos se esparcieron entre ellos, algunos expresando aprobación, otros manteniendo la cautela. La presencia de Deston, un extranjero de aspecto reptiliano, generaba una mezcla de fascinación y precaución en el corazón de la aldea.
La expedición de Sylmare continuaba su labor, ahora con un visitante inusual en su presencia. La elfa se volvió hacia la multitud, extendiendo sus brazos con un gesto majestuoso.
— En la diversidad hallamos fuerza, en la unión hallamos poder. Que las palabras de Shar guíen a aquellos que buscan respuestas en este bosque ardiente. Unidos, encontraremos un destino que superará cualquier adversidad. —
El sol continuaba su danza entre las hojas, iluminando este encuentro entre seres de diferentes mundos en el bosque de Midgard, donde la promesa de cambio y ascenso vibraba en el aire.
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Deston, con su figura humilde y escamosa, se encontraba inclinado frente a la sacerdotisa del lugar, una mujer de aspecto imponente y sabiduría. La sacerdotisa, vestida con túnicas oscuras, observaba a Deston con una mezcla de curiosidad y desconfianza. El ambiente estaba cargado de expectación y temor, ya que las diferentes razas presentes se encontraban en un estado de alerta constante.
A pesar de las tensiones entre las razas, el sol seguía implacable en su camino por el cielo, castigando a todos con su insoportable calor. El aire se volvía denso y húmedo, haciendo que los cuerpos ansiaran desesperadamente el agua. Los campesinos, los elfos e incluso Deston, se encontraban sedientos y agotados bajo el sol abrasador.
En medio de este ambiente tenso y sofocante, Deston, con su voz humilde y serena, suplicaba a la sacerdotisa un poco de agua para calmar su sed. El silencio se hizo aún más profundo mientras todos esperaban la reacción de la sacerdotisa.
— Agua para el sediento, esencia vital para aquellos que buscan respuestas en lugares olvidados — Al final, la sacerdotisa, movida por la compasión y la sabiduría que emanaba de su ser, accedió a darle agua a Deston.
— La paz sea con ustedes — Con sed insaciable, Deston bebió ansiosamente, permitiendo que el agua fresca hidratara todo su cuerpo sediento. Al tomar grandes sorbos, el agua salpicaba de manera brusca, mojando su boca y salpicando el líquido a los lados.
Estas gotas caían con fuerza sobre el suelo de piedra, creando pequeñas salpicaduras a su alrededor. Aunque el gesto de Deston era algo brusco, era evidente que la necesidad de agua superaba cualquier preocupación por la etiqueta o la delicadeza en ese momento
— ¿Que significa Shar? es la diosa de los Elfos? —
Luego de tomar agua, Deston se reincorporó lentamente, enderezando su cuerpo y alzándose más alto. Sus músculos se tensaron y su figura se revitalizó con cada sorbo que había tomado.
Ahora, observaba a todos a su alrededor con su mirada penetrante, dejando escapar una pequeña aura de amenaza que, a veces, emanaba sin darse cuenta. A medida que su sed se calmaba, Deston mostraba una confianza renovada en su postura y expresión.
— ¿Como viven en este lugar? Hace mucho calor — murmurro
El bosque era exuberante y frondoso, con árboles altos que se alzaban hacia el cielo. La luz del sol, aún ardiente en el cielo, iluminaba el follaje y creaba sombras danzantes en el suelo. A pesar de su belleza, el calor implacable del sol parecía robar la vida del bosque.
Convocatoria de SharPrivado Sylmare
Deston, con su figura humilde y escamosa, se encontraba inclinado frente a la sacerdotisa del lugar, una mujer de aspecto imponente y sabiduría. La sacerdotisa, vestida con túnicas oscuras, observaba a Deston con una mezcla de curiosidad y desconfianza. El ambiente estaba cargado de expectación y temor, ya que las diferentes razas presentes se encontraban en un estado de alerta constante.
A pesar de las tensiones entre las razas, el sol seguía implacable en su camino por el cielo, castigando a todos con su insoportable calor. El aire se volvía denso y húmedo, haciendo que los cuerpos ansiaran desesperadamente el agua. Los campesinos, los elfos e incluso Deston, se encontraban sedientos y agotados bajo el sol abrasador.
En medio de este ambiente tenso y sofocante, Deston, con su voz humilde y serena, suplicaba a la sacerdotisa un poco de agua para calmar su sed. El silencio se hizo aún más profundo mientras todos esperaban la reacción de la sacerdotisa.
— Agua para el sediento, esencia vital para aquellos que buscan respuestas en lugares olvidados — Al final, la sacerdotisa, movida por la compasión y la sabiduría que emanaba de su ser, accedió a darle agua a Deston.
— La paz sea con ustedes — Con sed insaciable, Deston bebió ansiosamente, permitiendo que el agua fresca hidratara todo su cuerpo sediento. Al tomar grandes sorbos, el agua salpicaba de manera brusca, mojando su boca y salpicando el líquido a los lados.
Estas gotas caían con fuerza sobre el suelo de piedra, creando pequeñas salpicaduras a su alrededor. Aunque el gesto de Deston era algo brusco, era evidente que la necesidad de agua superaba cualquier preocupación por la etiqueta o la delicadeza en ese momento
— ¿Que significa Shar? es la diosa de los Elfos? —
Luego de tomar agua, Deston se reincorporó lentamente, enderezando su cuerpo y alzándose más alto. Sus músculos se tensaron y su figura se revitalizó con cada sorbo que había tomado.
Ahora, observaba a todos a su alrededor con su mirada penetrante, dejando escapar una pequeña aura de amenaza que, a veces, emanaba sin darse cuenta. A medida que su sed se calmaba, Deston mostraba una confianza renovada en su postura y expresión.
— ¿Como viven en este lugar? Hace mucho calor — murmurro
El bosque era exuberante y frondoso, con árboles altos que se alzaban hacia el cielo. La luz del sol, aún ardiente en el cielo, iluminaba el follaje y creaba sombras danzantes en el suelo. A pesar de su belleza, el calor implacable del sol parecía robar la vida del bosque.
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Sylmare, la sacerdotisa del culto oscuro, observó la escena con ojos penetrantes mientras Deston bebía ansiosamente el agua ofrecida. La sutil sonrisa en los labios de la elfa revelaba una mezcla de satisfacción y aún curiosidad ante la presencia del hombre-lagarto.
— La paz sea contigo, viajero sediento —respondió Sylmare con voz suave, ocultando sus propias motivaciones detrás de sus palabras amables.
Mientras la conversación entre Deston y Sylmare se desarrollaba bajo el sol abrasador, los aldeanos continuaban con sus quehaceres diarios en el bosque de Midgard. Algunos se dedicaban a la recolección de frutas resistentes al calor, mientras que otros reparaban sus modestas viviendas de madera. Las risas de los niños resonaban entre los árboles, jugando con curiosidad y alegría, ajenos al encuentro entre el forastero y la sacerdotisa que ocurría en el corazón de su hogar. La vida en la aldea continuaba, marcada por la persistencia de la rutina y el constante desafío del sol inclemente.
En ese momento, Deston, revitalizado por el agua fresca, alzó su mirada y dirigió una pregunta directa a la sacerdotisa. La pregunta flotó en el aire, una incógnita en medio del bosque ardiente.
— Shar es la deidad a la que rendimos culto, la que guía nuestras acciones y nos otorga el poder para cambiar nuestro destino —explicó Sylmare con una mezcla de devoción y misterio en sus ojos rojos, y mientras hablaba, tomó uno de los mantos que otorgaban a los aldeanos para cubrirlos de los abrasadores vientos, una túnica color de sombras, con un ojo velado adornado en sus hombros y en el centro de su espalda.
— Pero la mayoría de elfos no son lo suficientemente sabios para ver su grandeza. — Con cierto recelo, tristeza y hasta incluso sufrimiento expresó en su mirada mientras hablaba.
A medida que la conversación avanzaba, la expedición cultista-religiosa de Sylmare continuaba con su labor. Los seguidores, ataviados con túnicas oscuras, se movían entre los aldeanos, ofreciendo palabras de consuelo y realizando rituales místicos. La presencia de Sylmare y su grupo creaba una atmósfera intrigante, tejiendo un hilo de magia oscura en medio del bosque.
— Este bosque, bajo la sombra de los mikakos midgarianos, se sostiene gracias a la magia ancestral que fluye en sus raíces. Viven en armonía con la naturaleza, pero la fuerza del sol a veces los pone a prueba —respondió Sylmare, desviando la atención hacia la majestuosidad del bosque que ardía en la lejanía, viéndose cenizas y humos en un extraño paisaje de destrucción.
— Sabemos que suelen comerciar los extraños frutos que crecen en este bosque, son preciados y exóticos debido al peligro que aquí acecha. Y aunque quiera explicarte más, no podría, no somos de aquí, Shar nos guía hacia todas las personas que necesiten de su palabra de consuelo, y aquí estamos, solo sabíamos que estaban en peligro. —
La atención de la sacerdotisa se vió reflejada en una de las mujeres de la aldea algo aislada detrás de la expedición, junto a sus seguidores se preparaba para uno de sus rituales de iniciación, su cara estaba siendo pintada en una extraña pasta de tintes oscuros que uno de los ayudantes de Sylmare guardaba recelosamente.
— Es muy valiente lo que estás haciendo, nunca es fácil ser la primera de tu comunión, pero que sepas que nunca estarás sola, aguarda silencio en las noches y tendrás señales que guíen tu destino.— mencionó el cultista que pintaba su rostro con calma y serenidad, mientras le sonreía con seguridad a la mujer, una elfa que lucía de unos veinte años y rondaba los cuarenta entre los orejalargas.
— ¿Y tú, viajero de escamas, qué te ha llevado a estas tierras abrasadoras? —preguntó Sylmare, una chispa de curiosidad en sus ojos rojos mientras esperaba la respuesta de Deston.
— La paz sea contigo, viajero sediento —respondió Sylmare con voz suave, ocultando sus propias motivaciones detrás de sus palabras amables.
Mientras la conversación entre Deston y Sylmare se desarrollaba bajo el sol abrasador, los aldeanos continuaban con sus quehaceres diarios en el bosque de Midgard. Algunos se dedicaban a la recolección de frutas resistentes al calor, mientras que otros reparaban sus modestas viviendas de madera. Las risas de los niños resonaban entre los árboles, jugando con curiosidad y alegría, ajenos al encuentro entre el forastero y la sacerdotisa que ocurría en el corazón de su hogar. La vida en la aldea continuaba, marcada por la persistencia de la rutina y el constante desafío del sol inclemente.
En ese momento, Deston, revitalizado por el agua fresca, alzó su mirada y dirigió una pregunta directa a la sacerdotisa. La pregunta flotó en el aire, una incógnita en medio del bosque ardiente.
— Shar es la deidad a la que rendimos culto, la que guía nuestras acciones y nos otorga el poder para cambiar nuestro destino —explicó Sylmare con una mezcla de devoción y misterio en sus ojos rojos, y mientras hablaba, tomó uno de los mantos que otorgaban a los aldeanos para cubrirlos de los abrasadores vientos, una túnica color de sombras, con un ojo velado adornado en sus hombros y en el centro de su espalda.
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— Pero la mayoría de elfos no son lo suficientemente sabios para ver su grandeza. — Con cierto recelo, tristeza y hasta incluso sufrimiento expresó en su mirada mientras hablaba.
A medida que la conversación avanzaba, la expedición cultista-religiosa de Sylmare continuaba con su labor. Los seguidores, ataviados con túnicas oscuras, se movían entre los aldeanos, ofreciendo palabras de consuelo y realizando rituales místicos. La presencia de Sylmare y su grupo creaba una atmósfera intrigante, tejiendo un hilo de magia oscura en medio del bosque.
— Este bosque, bajo la sombra de los mikakos midgarianos, se sostiene gracias a la magia ancestral que fluye en sus raíces. Viven en armonía con la naturaleza, pero la fuerza del sol a veces los pone a prueba —respondió Sylmare, desviando la atención hacia la majestuosidad del bosque que ardía en la lejanía, viéndose cenizas y humos en un extraño paisaje de destrucción.
— Sabemos que suelen comerciar los extraños frutos que crecen en este bosque, son preciados y exóticos debido al peligro que aquí acecha. Y aunque quiera explicarte más, no podría, no somos de aquí, Shar nos guía hacia todas las personas que necesiten de su palabra de consuelo, y aquí estamos, solo sabíamos que estaban en peligro. —
La atención de la sacerdotisa se vió reflejada en una de las mujeres de la aldea algo aislada detrás de la expedición, junto a sus seguidores se preparaba para uno de sus rituales de iniciación, su cara estaba siendo pintada en una extraña pasta de tintes oscuros que uno de los ayudantes de Sylmare guardaba recelosamente.
— Es muy valiente lo que estás haciendo, nunca es fácil ser la primera de tu comunión, pero que sepas que nunca estarás sola, aguarda silencio en las noches y tendrás señales que guíen tu destino.— mencionó el cultista que pintaba su rostro con calma y serenidad, mientras le sonreía con seguridad a la mujer, una elfa que lucía de unos veinte años y rondaba los cuarenta entre los orejalargas.
— ¿Y tú, viajero de escamas, qué te ha llevado a estas tierras abrasadoras? —preguntó Sylmare, una chispa de curiosidad en sus ojos rojos mientras esperaba la respuesta de Deston.
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
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La elfa que se le acercó con amabilidad. Ella le dijo: — La paz sea contigo, viajero sediento — Deston asintió con la cabeza, agradecido por su gesto, mientras terminaba de beber la última gota de agua de la jarra que le había ofrecido.
Desde donde estaba, Deston podía observar el pintoresco pueblo que se extendía ante sus ojos. Los campesinos trabajaban diligentemente en los campos, cultivando la tierra con sus rudimentarias herramientas.
El sonido de sus labores se mezclaba con las risas y las conversaciones animadas de los demás elfos que transitaban por las calles empedradas.
Deston se acercó un poco más a la elfa, escuchando atentamente sus palabras. Ella dijo: — Shar es la deidad a la que rendimos culto, la que guía nuestras acciones y nos otorga el poder para cambiar nuestro destino —
Deston comenzó a comprender que se trataba de un culto religioso. Sin embargo, no sabía si eran personas amables que buscaban difundir su fe de manera pacífica o si eran fanáticos que intentaban imponer su culto de forma obligatoria a los campesinos y a otras razas.
— ¿Un culto de amor o de imposiciòn y masacre? — Deston no temia a sus palabras, era libre de sentir o pensar como individuo y saber la razon de estas personas y de su fe a Shar
La elfa, con una voz serena y cargada de devoción, explicaba quiénes eran y cuál era su fe en esa deidad. Los campesinos y elfos presentes observaban a Deston con recelo, debido a su apariencia inusual y su raza de serpiente.
Deston, con su aspecto de serpiente, se destacaba entre los presentes. Sus escamas brillaban bajo la luz de las velas, y sus ojos reptilianos parecían observar con curiosidad y respeto a aquellos que profesaban esta fe.
Sin embargo, podía sentir la mirada desconfiada de los demás, que no estaban acostumbrados a su presencia y lo juzgaban por su apariencia diferente.
— Busco mi camino, mi fè, busco ser alguien y ser recordado cuando muera, ese es mi viaje, ayudar a quien lo necesite y asesinar quien haga maldad — El objetivo era claro y Deston no vacilba en sus palabras ante la elfa y los presentes.
Convocatoria de SharPrivado Sylmare
La elfa que se le acercó con amabilidad. Ella le dijo: — La paz sea contigo, viajero sediento — Deston asintió con la cabeza, agradecido por su gesto, mientras terminaba de beber la última gota de agua de la jarra que le había ofrecido.
Desde donde estaba, Deston podía observar el pintoresco pueblo que se extendía ante sus ojos. Los campesinos trabajaban diligentemente en los campos, cultivando la tierra con sus rudimentarias herramientas.
El sonido de sus labores se mezclaba con las risas y las conversaciones animadas de los demás elfos que transitaban por las calles empedradas.
Deston se acercó un poco más a la elfa, escuchando atentamente sus palabras. Ella dijo: — Shar es la deidad a la que rendimos culto, la que guía nuestras acciones y nos otorga el poder para cambiar nuestro destino —
Deston comenzó a comprender que se trataba de un culto religioso. Sin embargo, no sabía si eran personas amables que buscaban difundir su fe de manera pacífica o si eran fanáticos que intentaban imponer su culto de forma obligatoria a los campesinos y a otras razas.
— ¿Un culto de amor o de imposiciòn y masacre? — Deston no temia a sus palabras, era libre de sentir o pensar como individuo y saber la razon de estas personas y de su fe a Shar
La elfa, con una voz serena y cargada de devoción, explicaba quiénes eran y cuál era su fe en esa deidad. Los campesinos y elfos presentes observaban a Deston con recelo, debido a su apariencia inusual y su raza de serpiente.
Deston, con su aspecto de serpiente, se destacaba entre los presentes. Sus escamas brillaban bajo la luz de las velas, y sus ojos reptilianos parecían observar con curiosidad y respeto a aquellos que profesaban esta fe.
Sin embargo, podía sentir la mirada desconfiada de los demás, que no estaban acostumbrados a su presencia y lo juzgaban por su apariencia diferente.
— Busco mi camino, mi fè, busco ser alguien y ser recordado cuando muera, ese es mi viaje, ayudar a quien lo necesite y asesinar quien haga maldad — El objetivo era claro y Deston no vacilba en sus palabras ante la elfa y los presentes.
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
Sylmare, la líder del culto, escuchó con atención las palabras de Deston, mientras sus ojos rojos destellaban con una mezcla de intriga y evaluación. La elfa, con gracia y serenidad, respondió:
— La paz sea contigo, Deston, viajero en busca de su destino. Nuestro culto a Shar no busca imponer ni masacrar, sino guiar a aquellos que buscan un propósito más allá de las limitaciones mundanas. La oscuridad, para nosotros, es un camino de transformación y renovación.
Los campesinos y elfos presentes observaban con atención, algunos mostrando curiosidad mientras otros mantenían sus reservas. Sylmare continuó:
— Entendemos que nuestra fe puede ser desconocida y hasta inusual para muchos. Pero en la oscuridad encontramos fuerza y en la pérdida, la oportunidad de renacer. No buscamos imponer, sino ofrecer una senda a aquellos que buscan un cambio significativo en sus vidas.
Deston, con su figura de serpiente, destacaba para la elfa entre sus pocos hombres-bestia vistos. Sylmare, reconociendo la mirada desconfiada de algunos, habló con calma:
— Todos somos libres de buscar nuestro camino. En Shar encontramos guía y propósito, pero respetamos las elecciones individuales. La diversidad es una fuerza, y en la oscuridad de la noche, todos somos iguales ante la mirada de Shar.
Deston, con sus palabras claras y objetivos definidos, había compartido su propósito con sinceridad. Sylmare, respetuosa, respondió:
— Cada viajero tiene su propia senda, Deston. Si buscas tu camino, aquí encontrarás respeto y la posibilidad de crecer. Que Shar ilumine tus sombras y guíe tus pasos.
La conversación continuaba en medio del pueblo, cada palabra tejía un hilo más en la trama de aquel encuentro entre el forastero y el culto de Shar.
Mientras Sylmare y Deston continuaban su intercambio de palabras, un bullicio repentino captó la atención de todos en el pueblo. Desde el borde del bosque, una figura encapuchada emergió, apresurándose hacia la plaza central. La multitud se abrió para dejar paso a esta misteriosa llegada.
La figura, visiblemente agitada, se dirigió directamente hacia Sylmare, ignorando las miradas curiosas y los susurros que se extendían entre la gente. Al llegar, la figura reveló ser un mensajero elfo con ropajes marcados por el ojo cerrado, sin aliento se encontraba y con un mensaje urgente.
— ¡Sylmare! — exclamó el mensajero, entregándole un pergamino con un sello de tintes oscuros. — Un grupo de elfos, seguidores de la naturaleza pura, se acerca a la aldea. Parecen tener malas intenciones y se dirigen hacia aquí.
El murmullo se apoderó de la plaza mientras los aldeanos compartían miradas preocupadas por el conflicto venidero. Sylmare, con una mirada seria, leyó el mensaje. Al levantar la vista, se encontró con la mirada de Deston, quien ahora también estaba involucrado en esta repentina amenaza.
— Parece que el destino ha decidido tejer una nueva trama en nuestra historia más antes que después, Deston. ¿Te harás a un lado mientras manejamos esto? ¿O te mostrarás acreedor a tus palabras en ayudar a los merecedores de una guía? — Tras finalizar, la elfa llevó su atención al resto de aldeanos. — Están bajo nuestra responsabilidad, nada les pasará mientras estemos aquí. — Sylmare mencionó con una chispa de determinación en sus ojos rojos.
Ahora, tanto los seguidores de Shar como Deston se encontrarían en una situación inesperada, el grupo venidero realmente tenía intenciones desconocidas para la expedición de los allegados a la oscuridad, pero bien podían discernir y teorizar sobre los actuares ajenos sobre sus dominios.
— La paz sea contigo, Deston, viajero en busca de su destino. Nuestro culto a Shar no busca imponer ni masacrar, sino guiar a aquellos que buscan un propósito más allá de las limitaciones mundanas. La oscuridad, para nosotros, es un camino de transformación y renovación.
Los campesinos y elfos presentes observaban con atención, algunos mostrando curiosidad mientras otros mantenían sus reservas. Sylmare continuó:
— Entendemos que nuestra fe puede ser desconocida y hasta inusual para muchos. Pero en la oscuridad encontramos fuerza y en la pérdida, la oportunidad de renacer. No buscamos imponer, sino ofrecer una senda a aquellos que buscan un cambio significativo en sus vidas.
Deston, con su figura de serpiente, destacaba para la elfa entre sus pocos hombres-bestia vistos. Sylmare, reconociendo la mirada desconfiada de algunos, habló con calma:
— Todos somos libres de buscar nuestro camino. En Shar encontramos guía y propósito, pero respetamos las elecciones individuales. La diversidad es una fuerza, y en la oscuridad de la noche, todos somos iguales ante la mirada de Shar.
Deston, con sus palabras claras y objetivos definidos, había compartido su propósito con sinceridad. Sylmare, respetuosa, respondió:
— Cada viajero tiene su propia senda, Deston. Si buscas tu camino, aquí encontrarás respeto y la posibilidad de crecer. Que Shar ilumine tus sombras y guíe tus pasos.
La conversación continuaba en medio del pueblo, cada palabra tejía un hilo más en la trama de aquel encuentro entre el forastero y el culto de Shar.
Mientras Sylmare y Deston continuaban su intercambio de palabras, un bullicio repentino captó la atención de todos en el pueblo. Desde el borde del bosque, una figura encapuchada emergió, apresurándose hacia la plaza central. La multitud se abrió para dejar paso a esta misteriosa llegada.
La figura, visiblemente agitada, se dirigió directamente hacia Sylmare, ignorando las miradas curiosas y los susurros que se extendían entre la gente. Al llegar, la figura reveló ser un mensajero elfo con ropajes marcados por el ojo cerrado, sin aliento se encontraba y con un mensaje urgente.
— ¡Sylmare! — exclamó el mensajero, entregándole un pergamino con un sello de tintes oscuros. — Un grupo de elfos, seguidores de la naturaleza pura, se acerca a la aldea. Parecen tener malas intenciones y se dirigen hacia aquí.
El murmullo se apoderó de la plaza mientras los aldeanos compartían miradas preocupadas por el conflicto venidero. Sylmare, con una mirada seria, leyó el mensaje. Al levantar la vista, se encontró con la mirada de Deston, quien ahora también estaba involucrado en esta repentina amenaza.
— Parece que el destino ha decidido tejer una nueva trama en nuestra historia más antes que después, Deston. ¿Te harás a un lado mientras manejamos esto? ¿O te mostrarás acreedor a tus palabras en ayudar a los merecedores de una guía? — Tras finalizar, la elfa llevó su atención al resto de aldeanos. — Están bajo nuestra responsabilidad, nada les pasará mientras estemos aquí. — Sylmare mencionó con una chispa de determinación en sus ojos rojos.
Ahora, tanto los seguidores de Shar como Deston se encontrarían en una situación inesperada, el grupo venidero realmente tenía intenciones desconocidas para la expedición de los allegados a la oscuridad, pero bien podían discernir y teorizar sobre los actuares ajenos sobre sus dominios.
Sylmare
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
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Deston se encontraba inmerso en el bosque y de su pequeña aldea. Sus ojos recorrían el pintoresco pueblo, lleno de vida y actividad. Podía ver a los aldeanos y otros elfos realizando sus labores diarias, mientras que en el aire flotaba un aura de serenidad y devoción.
En medio de la bulliciosa aldea, Deston se encontraba enfrente de la elfa, que seguia conversando con èl. Ella irradiaba sabiduría y autoridad, y Deston escuchaba atentamente cada palabra que salía de sus labios.
Sylmarele explicaba a Deston sobre los valores y creencias de su comunidad. Le decía que todos eran libres de buscar su propio camino, pero que encontraban guía y propósito en Shar, su deidad. Sin embargo, también le hacía hincapié en el respeto hacia las elecciones individuales, reconociendo que la diversidad es una fuerza poderosa.
— Es bueno saber que no son opresores ni un culto extremista —
Deston continuaba observando la aldea a su alrededor. Veía cómo los aldeanos se dedicaban a sus tareas, algunos trabajando en los campos, otros predicando la palabra de Shar. En cada rincón, podía sentir la devoción y la dedicación de aquellos que compartían su fe.
Los pasos apresurados de un caballo resonaban en el aire, rompiendo
el bullicio de la gente en el pueblo medieval. Los aldeanos se apartaban rápidamente, abriendo paso al jinete que se acercaba velozmente. El hombre descendió de su montura con agilidad, entregando una carta a Sylmare, uno de los líderes del lugar.
El jinete, aún con el aliento agitado, pronunció con voz temblorosa:
— Se acercan elfos y vienen con malas intenciones — Al escuchar estas palabras, Deston se puso en alerta. Sus ojos amarillos, que normalmente brillaban con intensidad, se intensificaron aún más ante la noticia preocupante.
La tensión se apoderó del ambiente mientras los aldeanos intercambiaban miradas llenas de inquietud. A lo lejos, se podía observar un escuadrón de caballos, cuyas capas blancas y símbolos verdes en sus trajes los identificaban como elfos. El ruido que producían al avanzar aumentaba el sentido de urgencia y peligro que se respiraba en el aire.
Al escuchar las noticias del jinete, Deston rápidamente desenvainó su espada de su funda. La hoja, brillante bajo el ardiente sol del bosque, reflejaba destellos de luz que resaltaban su filo afilado. Mientras sostenía su arma con firmeza, su mente se enfocaba en prepararse para el enfrentamiento que se avecinaba.
— Unirme aca a tu lado, sera lo que hoy harè, que tu diosa y mi fè en el mundo nos guie a una victoria —
El aire se llenaba de una energía tensa y expectante mientras Deston observaba el horizonte. Podía sentir la adrenalina correr por sus venas, mezclada con una determinación férrea y un sentido de protección hacia los aldeanos indefensos.
Convocatoria de SharPrivado Sylmare
Deston se encontraba inmerso en el bosque y de su pequeña aldea. Sus ojos recorrían el pintoresco pueblo, lleno de vida y actividad. Podía ver a los aldeanos y otros elfos realizando sus labores diarias, mientras que en el aire flotaba un aura de serenidad y devoción.
En medio de la bulliciosa aldea, Deston se encontraba enfrente de la elfa, que seguia conversando con èl. Ella irradiaba sabiduría y autoridad, y Deston escuchaba atentamente cada palabra que salía de sus labios.
Sylmarele explicaba a Deston sobre los valores y creencias de su comunidad. Le decía que todos eran libres de buscar su propio camino, pero que encontraban guía y propósito en Shar, su deidad. Sin embargo, también le hacía hincapié en el respeto hacia las elecciones individuales, reconociendo que la diversidad es una fuerza poderosa.
— Es bueno saber que no son opresores ni un culto extremista —
Deston continuaba observando la aldea a su alrededor. Veía cómo los aldeanos se dedicaban a sus tareas, algunos trabajando en los campos, otros predicando la palabra de Shar. En cada rincón, podía sentir la devoción y la dedicación de aquellos que compartían su fe.
Los pasos apresurados de un caballo resonaban en el aire, rompiendo
el bullicio de la gente en el pueblo medieval. Los aldeanos se apartaban rápidamente, abriendo paso al jinete que se acercaba velozmente. El hombre descendió de su montura con agilidad, entregando una carta a Sylmare, uno de los líderes del lugar.
El jinete, aún con el aliento agitado, pronunció con voz temblorosa:
— Se acercan elfos y vienen con malas intenciones — Al escuchar estas palabras, Deston se puso en alerta. Sus ojos amarillos, que normalmente brillaban con intensidad, se intensificaron aún más ante la noticia preocupante.
La tensión se apoderó del ambiente mientras los aldeanos intercambiaban miradas llenas de inquietud. A lo lejos, se podía observar un escuadrón de caballos, cuyas capas blancas y símbolos verdes en sus trajes los identificaban como elfos. El ruido que producían al avanzar aumentaba el sentido de urgencia y peligro que se respiraba en el aire.
Al escuchar las noticias del jinete, Deston rápidamente desenvainó su espada de su funda. La hoja, brillante bajo el ardiente sol del bosque, reflejaba destellos de luz que resaltaban su filo afilado. Mientras sostenía su arma con firmeza, su mente se enfocaba en prepararse para el enfrentamiento que se avecinaba.
— Unirme aca a tu lado, sera lo que hoy harè, que tu diosa y mi fè en el mundo nos guie a una victoria —
El aire se llenaba de una energía tensa y expectante mientras Deston observaba el horizonte. Podía sentir la adrenalina correr por sus venas, mezclada con una determinación férrea y un sentido de protección hacia los aldeanos indefensos.
Deston Duskbreaker
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
Sylmare asintió con agradecimiento ante las palabras de Deston. Sus ojos rojos destellaban con una mezcla de respeto y aprecio hacia el elfo que, en ese momento, estaba dispuesto a unirse a su lado. Antes de que pudiera expresar su gratitud, el sonido de pasos rápidos y el galope de un caballo interrumpieron la conversación.
El jinete entregó dió aviso a Sylmare, el último explorador del grupo cuyo trabajo era sondear alrededor de la aldea hizo que la expresión de la líder elfa cambiara sutilmente. Alzó la vista hacia Deston, compartiendo la información de manera clara y directa.
— Se acercan con rapidez, están armados, son unos veinte... — informó, sus palabras resonando en el aire, llenas de urgencia. A medida que Sylmare miraba a los aldeanos, pudo sentir la tensión creciendo en el ambiente, mientras sus seguidores es movilizaban en preparación inmediata.
Sylmare alzó la mirada, su expresión seria y decidida. Extendió la mano hacia uno de sus seguidores más cercanos, solicitando su lanza con un gesto firme.
— Mi lanza, por favor — pidió con una voz que no dejaba espacio para la duda. El seguidor respondió de inmediato, entregándole el arma con respeto y rapidez.
Los demás seguidores, al notar la tensión en el aire, se apresuraron a preparar el equipamiento de combate. Trajeron piezas de armadura y ayudaron a Sylmare a colocárselas, asegurándose de que cada correa y placa estuvieran ajustadas de manera segura. La líder elfa se movía con gracia y determinación, enfocada en el inminente enfrentamiento.
La armadura de Sylmare estaba forjada con elegancia y eficacia. Cada pieza reflejaba la artesanía elfa, combinando belleza y funcionalidad. La lanza que sostenía con destreza estaba hecha de un material resplandeciente, con runas élficas grabadas en la empuñadura.
Su casco tenía un diseño aerodinámico, adornado con delicadas filigranas que representaban símbolos de Shar, la deidad venerada por su comunidad. La armadura estaba compuesta por placas ligeras pero resistentes, que permitían la libertad de movimiento necesaria para un combate ágil.
El brillo metálico de la armadura contrastaba con la oscuridad de sus túnicas, que llevaban el símbolo de Shar bordado en hilo plateado. Una capa larga, también oscura, caía graciosamente desde sus hombros, aportando un toque majestuoso a su presencia.
Los detalles meticulosos de la armadura no solo cumplían una función protectora, sino que también expresaban la devoción de Sylmare a su deidad y su papel como líder de su comunidad. Cada componente estaba diseñado para ofrecer tanto resistencia como un guiño estético a la conexión espiritual de la elfa con Shar.
Mientras se preparaba, el campamento resonaba con la actividad febril de los seguidores, cada uno cumpliendo su papel asignado. Sylmare, rodeada por su leal séquito, se convertía en el epicentro de una coreografía coordinada de preparativos para la batalla que se avecinaba en el bosque de Midgard.
— Parece que no todos comparten nuestro deseo de encontrar su propio camino — dijo con firmeza . — Estamos dispuestos a proteger a aquellos que han encontrado refugio en nuestra fe. Si estás dispuesto a luchar junto a nosotros, tu valentía será apreciada.
Con la noticia de los elfos hostiles ya esparcida entre los seguidores de Sylmare, el campamento empezó a organizarse para la defensa. Algunos elfos se armaron con arcos, mientras que otros preparaban barreras improvisadas con troncos y ramas.
Parecían más adeptos al combate de lo que parecían, sobre todo los seguidores más veteranos y curtidos.
La llegada de los elfos enemigos se hizo evidente en el horizonte, capas blancas con detalles verdosos ondeando en el viento mientras avanzaban con determinación. Sylmare, con gesto resuelto, se volvió hacia Deston.
— Que la guía de Shar nos acompañe. Lagarto, espero estés preparado para demostrar tu valía ante la doncella oscura.
Con estas palabras, Sylmare se unió a la preparación para el enfrentamiento, su mirada fija en el horizonte donde la sombra de la confrontación se cernía sobre el destructivo bosque de Midgard.
Un grupo de poco más de una docena de jinetes y elfos a pie se asomaba sobre la arboleda, ninguno con cara de buenos amigos, por el contrario, al divisar a la expedición de Sylmare, aún más agresivos se pusieron.
Ambos grupos se conocían, el resplandor de los ojos rojizos de Sylmare se veía, una expresión de odio y rencor resguardaba, mientras la empuñadura en su lanza se forzaba al punto de lastimar sus dedos, un gruñido bajo dejó salir.
— Que la sombra de Shar descienda sobre aquellos que desafían la paz de este pueblo. En su nombre, defenderemos con firmeza la fe y la libertad de aquellos que han encontrado refugio en nuestras palabras.
Aún el combate no había comenzado, pero ninguno de los grupos parecía querer siquiera dialogar, ambos se miraban tensamente a solo un pestañeo de lanzarse hacia el otro y asesinarse de la forma más eficiente posible. ¿Qué es lo que hará el aventurero réptil?
El jinete entregó dió aviso a Sylmare, el último explorador del grupo cuyo trabajo era sondear alrededor de la aldea hizo que la expresión de la líder elfa cambiara sutilmente. Alzó la vista hacia Deston, compartiendo la información de manera clara y directa.
— Se acercan con rapidez, están armados, son unos veinte... — informó, sus palabras resonando en el aire, llenas de urgencia. A medida que Sylmare miraba a los aldeanos, pudo sentir la tensión creciendo en el ambiente, mientras sus seguidores es movilizaban en preparación inmediata.
Sylmare alzó la mirada, su expresión seria y decidida. Extendió la mano hacia uno de sus seguidores más cercanos, solicitando su lanza con un gesto firme.
— Mi lanza, por favor — pidió con una voz que no dejaba espacio para la duda. El seguidor respondió de inmediato, entregándole el arma con respeto y rapidez.
Los demás seguidores, al notar la tensión en el aire, se apresuraron a preparar el equipamiento de combate. Trajeron piezas de armadura y ayudaron a Sylmare a colocárselas, asegurándose de que cada correa y placa estuvieran ajustadas de manera segura. La líder elfa se movía con gracia y determinación, enfocada en el inminente enfrentamiento.
La armadura de Sylmare estaba forjada con elegancia y eficacia. Cada pieza reflejaba la artesanía elfa, combinando belleza y funcionalidad. La lanza que sostenía con destreza estaba hecha de un material resplandeciente, con runas élficas grabadas en la empuñadura.
Su casco tenía un diseño aerodinámico, adornado con delicadas filigranas que representaban símbolos de Shar, la deidad venerada por su comunidad. La armadura estaba compuesta por placas ligeras pero resistentes, que permitían la libertad de movimiento necesaria para un combate ágil.
El brillo metálico de la armadura contrastaba con la oscuridad de sus túnicas, que llevaban el símbolo de Shar bordado en hilo plateado. Una capa larga, también oscura, caía graciosamente desde sus hombros, aportando un toque majestuoso a su presencia.
Los detalles meticulosos de la armadura no solo cumplían una función protectora, sino que también expresaban la devoción de Sylmare a su deidad y su papel como líder de su comunidad. Cada componente estaba diseñado para ofrecer tanto resistencia como un guiño estético a la conexión espiritual de la elfa con Shar.
Mientras se preparaba, el campamento resonaba con la actividad febril de los seguidores, cada uno cumpliendo su papel asignado. Sylmare, rodeada por su leal séquito, se convertía en el epicentro de una coreografía coordinada de preparativos para la batalla que se avecinaba en el bosque de Midgard.
— Parece que no todos comparten nuestro deseo de encontrar su propio camino — dijo con firmeza . — Estamos dispuestos a proteger a aquellos que han encontrado refugio en nuestra fe. Si estás dispuesto a luchar junto a nosotros, tu valentía será apreciada.
Con la noticia de los elfos hostiles ya esparcida entre los seguidores de Sylmare, el campamento empezó a organizarse para la defensa. Algunos elfos se armaron con arcos, mientras que otros preparaban barreras improvisadas con troncos y ramas.
Parecían más adeptos al combate de lo que parecían, sobre todo los seguidores más veteranos y curtidos.
La llegada de los elfos enemigos se hizo evidente en el horizonte, capas blancas con detalles verdosos ondeando en el viento mientras avanzaban con determinación. Sylmare, con gesto resuelto, se volvió hacia Deston.
— Que la guía de Shar nos acompañe. Lagarto, espero estés preparado para demostrar tu valía ante la doncella oscura.
Con estas palabras, Sylmare se unió a la preparación para el enfrentamiento, su mirada fija en el horizonte donde la sombra de la confrontación se cernía sobre el destructivo bosque de Midgard.
Un grupo de poco más de una docena de jinetes y elfos a pie se asomaba sobre la arboleda, ninguno con cara de buenos amigos, por el contrario, al divisar a la expedición de Sylmare, aún más agresivos se pusieron.
Ambos grupos se conocían, el resplandor de los ojos rojizos de Sylmare se veía, una expresión de odio y rencor resguardaba, mientras la empuñadura en su lanza se forzaba al punto de lastimar sus dedos, un gruñido bajo dejó salir.
— Que la sombra de Shar descienda sobre aquellos que desafían la paz de este pueblo. En su nombre, defenderemos con firmeza la fe y la libertad de aquellos que han encontrado refugio en nuestras palabras.
Aún el combate no había comenzado, pero ninguno de los grupos parecía querer siquiera dialogar, ambos se miraban tensamente a solo un pestañeo de lanzarse hacia el otro y asesinarse de la forma más eficiente posible. ¿Qué es lo que hará el aventurero réptil?
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
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En medio del campo, la preocupación se palpaba en el aire. Los campesinos, temerosos por lo que estaba por venir, buscaban refugio en sus modestas cabañas.
Mientras tanto, en un rincón apartado, los elfos se apresuraban en preparar a su líder, Sylmare. Con dedicación y precisión, sus leales sirvientes ajustaban su imponente armadura blanca. Cada detalle era cuidadosamente colocado, creando una obra maestra de protección y elegancia.
La armadura de Sylmare irradiaba una luz casi divina, como si estuviera imbuida de poderes ancestrales. Cada placa de metal parecía pulida hasta la perfección, reflejando los rayos del sol de manera deslumbrante. Aquella armadura no solo era una protección física, sino también un símbolo de la grandeza y liderazgo que Sylmare representaba para su pueblo.
En un momento solemne, una lanza fue entregada en la mano de Sylmare. Era una arma imponente, forjada con maestría y bañada en un brillo plateado. Representaba la determinación y valentía de su portador, listo para enfrentar cualquier desafío que se presentara en el campo de batalla.
— Corderos fieles a su lìder, ¿Eso es amor real a la devociòn? —
Mientras la atención se centraba en Sylmare y su preparación, Deston, observaba en silencio desde la distancia. Con un movimiento fluido, desenfundó su espada de su mango, emitiendo un sutil sonido metálico. Su mirada fija hacia adelante revelaba una mezcla de determinación y anticipación por lo que estaba por venir.
— Espero no mueras acà Sylmare, dudare de tu diosa, si sucede —
A lo lejos, el sonido de los cascos resonaba en el campo de batalla, mientras los elfos, ataviados con sus túnicas, se encontraban en un estado de euforia, ansiosos por destruir a los seguidores de Sylmare.
Uno de ellos comenzó a recorrer el perímetro de sus soldados, gritando con determinación: — ¡NO EXISTE SU DIOSA, ACABEMOS CON ESE CULTO! — El grito de guerra resonó en el aire, infundiendo un sentimiento de imponencia en sus filas.
Los caballos relinchaban, impacientes por avanzar contra la defensa enemiga, mientras los guerreros gritaban y se preparaban para el ataque, guiados por su inspirador líder.
En el lado opuesto, Deston contemplaba la escena, reflexionando sobre cómo debía actuar. Sus ojos se posaban en Sylmare y sus siervos, preparados para el enfrentamiento. — ¿Cual es su plan de denfesa y contra ataque? — La incertidumbre se adueñaba de su mente mientras evaluaba las opciones disponibles.
— Tus siervos moriran si te equivocas en tus elecciones — La determinación y el coraje que emanaban de Sylmare y sus seguidores no pasaban desapercibidos para él.
Un silencio sepulcral reinó en el bosque durante unos minutos. De repente, una flecha rompió la barrera del silencio, dejando a su paso un ruido agudo similar al chillido de un ave. La flecha provenía de uno de los elfos con túnica, apuntando directamente hacia la posición de Deston.
En un rápido movimiento, este levantó su espada hacia el cielo, generando un chasquido al chocar la punta metálica de la flecha con la hoja de su espada, desviándola de su trayectoria original. — Eso no es suficiente — murmurro al desviar aquella flecha.
Por fortuna, o tal vez por fatalidad, la flecha encontró su objetivo en un campesino cercano. Se clavó en su pecho, haciendo que cayera al suelo, mientras la sangre brotaba y empapaba la tierra bajo él. Deston, al presenciar esta escena, rugió de ira y fijó su mirada de ojos serpentinos en el arquero responsable de aquel disparo.
El enfado y la sed de venganza se apoderaron de Deston, quien se encontraba ahora decidido a hacer pagar al arquero por su cruel acto. La batalla se intensificaba en medio del bosque, mientras Deston avanzaba con determinación hacia su objetivo. Su espada brillaba con una luz mortecina, reflejando el fuego de su ira interior.
— Moriràn en mis manos, Sylmare avanza con tu ejercito — El arquero, consciente de la mirada penetrante de Deston, comenzó a sentir el peso de su culpa.
Sabía que había cometido un acto atroz y que ahora debía enfrentar las consecuencias. El miedo se apoderó de él mientras trataba de cargar otra flecha en su arco, pero sus manos temblaban, traicionándolo en ese momento crucial, donde la batala habia empezado.
Convocatoria de SharPrivado Sylmare
En medio del campo, la preocupación se palpaba en el aire. Los campesinos, temerosos por lo que estaba por venir, buscaban refugio en sus modestas cabañas.
Mientras tanto, en un rincón apartado, los elfos se apresuraban en preparar a su líder, Sylmare. Con dedicación y precisión, sus leales sirvientes ajustaban su imponente armadura blanca. Cada detalle era cuidadosamente colocado, creando una obra maestra de protección y elegancia.
La armadura de Sylmare irradiaba una luz casi divina, como si estuviera imbuida de poderes ancestrales. Cada placa de metal parecía pulida hasta la perfección, reflejando los rayos del sol de manera deslumbrante. Aquella armadura no solo era una protección física, sino también un símbolo de la grandeza y liderazgo que Sylmare representaba para su pueblo.
En un momento solemne, una lanza fue entregada en la mano de Sylmare. Era una arma imponente, forjada con maestría y bañada en un brillo plateado. Representaba la determinación y valentía de su portador, listo para enfrentar cualquier desafío que se presentara en el campo de batalla.
— Corderos fieles a su lìder, ¿Eso es amor real a la devociòn? —
Mientras la atención se centraba en Sylmare y su preparación, Deston, observaba en silencio desde la distancia. Con un movimiento fluido, desenfundó su espada de su mango, emitiendo un sutil sonido metálico. Su mirada fija hacia adelante revelaba una mezcla de determinación y anticipación por lo que estaba por venir.
— Espero no mueras acà Sylmare, dudare de tu diosa, si sucede —
A lo lejos, el sonido de los cascos resonaba en el campo de batalla, mientras los elfos, ataviados con sus túnicas, se encontraban en un estado de euforia, ansiosos por destruir a los seguidores de Sylmare.
Uno de ellos comenzó a recorrer el perímetro de sus soldados, gritando con determinación: — ¡NO EXISTE SU DIOSA, ACABEMOS CON ESE CULTO! — El grito de guerra resonó en el aire, infundiendo un sentimiento de imponencia en sus filas.
Los caballos relinchaban, impacientes por avanzar contra la defensa enemiga, mientras los guerreros gritaban y se preparaban para el ataque, guiados por su inspirador líder.
En el lado opuesto, Deston contemplaba la escena, reflexionando sobre cómo debía actuar. Sus ojos se posaban en Sylmare y sus siervos, preparados para el enfrentamiento. — ¿Cual es su plan de denfesa y contra ataque? — La incertidumbre se adueñaba de su mente mientras evaluaba las opciones disponibles.
— Tus siervos moriran si te equivocas en tus elecciones — La determinación y el coraje que emanaban de Sylmare y sus seguidores no pasaban desapercibidos para él.
Un silencio sepulcral reinó en el bosque durante unos minutos. De repente, una flecha rompió la barrera del silencio, dejando a su paso un ruido agudo similar al chillido de un ave. La flecha provenía de uno de los elfos con túnica, apuntando directamente hacia la posición de Deston.
En un rápido movimiento, este levantó su espada hacia el cielo, generando un chasquido al chocar la punta metálica de la flecha con la hoja de su espada, desviándola de su trayectoria original. — Eso no es suficiente — murmurro al desviar aquella flecha.
Por fortuna, o tal vez por fatalidad, la flecha encontró su objetivo en un campesino cercano. Se clavó en su pecho, haciendo que cayera al suelo, mientras la sangre brotaba y empapaba la tierra bajo él. Deston, al presenciar esta escena, rugió de ira y fijó su mirada de ojos serpentinos en el arquero responsable de aquel disparo.
El enfado y la sed de venganza se apoderaron de Deston, quien se encontraba ahora decidido a hacer pagar al arquero por su cruel acto. La batalla se intensificaba en medio del bosque, mientras Deston avanzaba con determinación hacia su objetivo. Su espada brillaba con una luz mortecina, reflejando el fuego de su ira interior.
— Moriràn en mis manos, Sylmare avanza con tu ejercito — El arquero, consciente de la mirada penetrante de Deston, comenzó a sentir el peso de su culpa.
Sabía que había cometido un acto atroz y que ahora debía enfrentar las consecuencias. El miedo se apoderó de él mientras trataba de cargar otra flecha en su arco, pero sus manos temblaban, traicionándolo en ese momento crucial, donde la batala habia empezado.
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
En el corazón del bosque, la inquietud y el temor se apoderaban de los campesinos que sí bien vivían de manera dificultosa, lo hacían pacíficamente. Era la primer lucha que la mayoría vivía en aquél área rural. Ante el inminente conflicto, muchos buscaban refugio en sus modestas cabañas, mientras otros observaban con rostros llenos de preocupación. El miedo, la parálisis y la ansiedad eran una moneda corriente entre los refugiados.
Enfrente, los campesinos corrían aterrorizados, algunos gritando por sus vidas. Los guerreros elfos agresores a Shar, vestidos con sus túnicas verdes y capas blancas, avanzaban en formación, sus rostros llenos de determinación y desprecio hacia el culto de Shar.
— ¡Corran, tomemos refugio en el centro! — Gritó uno de los campesinos mayores que aparentemente estaba a cargo, algunos hicieron caso, otros prefirieron sus hogares, mientras que algunos, solo quedaron curiosos por la inminente batalla observando desde algún resguardo.
Los seguidores de Sylmare se alineaban en formación, brillantes en sus armaduras blancas adornadas con símbolos sagrados de oscuridad. Sus lanzas plateadas apuntaban al cielo como una extensión de su fe, listas para defender la causa que consideraban divina. La luz que reflejaban sus armaduras creaba una imagen impresionante, como guardianes de lo sagrado en medio del bosque.
Un flechazo impactó en el pecho de aquél campesino tras rebotar en la extraña espada de Deston.
— Ayúden a ese hombre, dos de ustedes llévenlo al centro con los demás y procuren que le atiendan, luego únanse a la batalla. — Con convicción y seguridad, con un tono de voz calmo pero autoritario comandaba Sylmare mientras observaba el filo de su arma, preparando una determinación absoluta en su mente.
Por otro lado, los elfos hostiles, vestidos en tonos verdes y blancos, adoptaban una apariencia más ágil. Sus túnicas livianas y capas ondeaban mientras preparaban sus arcos y flechas, destacando su enfoque en la movilidad y el ataque a distancia. Aunque su atuendo era menos imponente, su destreza en el combate a larga distancia sugería una táctica precisa y calculada.
La paleta de colores en el bosque vibraba con la tensión de dos filosofías enfrentadas, manifestándose tanto en la elección de equipo como en la convicción de cada grupo. La batalla inminente trascendía la simple confrontación física; era un choque de creencias enraizadas y estilos de combate contrastantes.
Mientras ambas fuerzas se alineaban para el inevitable choque. Sylmare, con un grupo más reducido pero decidido de seguidores, se enfrentaba a un contingente elfo mucho más numeroso. Los guerreros de Shar, aunque menos en número, se destacaban por su devoción y determinación, listos para enfrentar la adversidad que se cernía sobre ellos. En cambio, el ejército opresor, aunque más numeroso, se veía empañado por la arrogancia y la falta de cohesión, su superioridad numérica eclipsada por la pasión ardiente de los seguidores de Sylmare. La tensión crecía en el aire, como una tormenta a punto de desatarse.
— Vuestra intolerancia no tiene lugar aquí. Shar guía nuestro camino, mientras vosotros os hundís en las sombras de vuestra propia ignorancia. La paz o la guerra, la elección es vuestra, pero la victoria pertenece a los que luchan por la libertad y la diversidad. ¡Preparaos para el juicio de Shar! — Sylmare lanzó sus palabras con desprecio, desafiando a sus enemigos con un tono cargado de resentimiento y firmeza.
— ¡A por ellos! — gritó uno de los elfos en armadura, y la carga comenzó. El choque de las fuerzas fue como un estruendo en medio del bosque. La calidad de los guerreros de Sylmare se evidenciaba, sus movimientos eran coordinados y sus lanzas se movían como una extensión de su voluntad.
Sylmare, al frente de su ejército, no dudaba en liderar el ataque. Con su lanza en mano, avanzaba con gracia y ferocidad, inspirando a sus seguidores a seguir su ejemplo. Cada movimiento estaba lleno de confianza y seguridad en la victoria.
— ¡Por Shar! ¡Por la que guía nuestro camino! — exclamaba Sylmare, elevando la moral de sus seguidores. La batalla se desarrollaba con intensidad, y Sylmare, con sus habilidades y liderazgo, buscaba cambiar el curso del conflicto a favor de su culto.
Sylmare, imbuida de una fuerza que trascendía lo terrenal, avanzó con gracia y determinación. Su lanza plateada se movía con un flujo elegante, cortando el aire y encontrando su objetivo con precisión mortal. Los seguidores que la rodeaban, inspirados por su líder, se unían al frenesí de la batalla, sus lanzas relucientes convirtiéndose en una barrera intrépida.
La líder elfa no dudaba en enfrentarse cara a cara con sus enemigos, guiando a sus seguidores con una valentía que emanaba de su devoción a Shar. Cada movimiento de su lanza estaba imbuido de propósito, buscando neutralizar a los elfos hostiles con eficiencia letal. El choque de acero contra acero resonaba en el aire mientras la presencia de Sylmare destacaba entre la confusión de la batalla.
Con cada elfo enemigo que caía, la convicción de Sylmare se intensificaba, su mirada reflejando la dedicación inquebrantable a su causa. Mientras luchaba, no solo defendía su fe, sino que también guiaba a sus seguidores hacia la victoria con la confianza de quien cree en un propósito divino. La danza letal de la lanza de Sylmare se convirtió en el símbolo de resistencia en medio del caos del conflicto.
— ¡No te quedes atrás aventurero! O te quedarás sin carne herética en la que blandir tú espada. — Con arrogancia y una sonrisa mencionó la elfa de irices rojizos mientras bloqueaba un ataque y empujaba con la empuñadura de su lanza a aquél agresor, arrojándolo al suelo para darle una última estocada final en el suelo.
Enfrente, los campesinos corrían aterrorizados, algunos gritando por sus vidas. Los guerreros elfos agresores a Shar, vestidos con sus túnicas verdes y capas blancas, avanzaban en formación, sus rostros llenos de determinación y desprecio hacia el culto de Shar.
— ¡Corran, tomemos refugio en el centro! — Gritó uno de los campesinos mayores que aparentemente estaba a cargo, algunos hicieron caso, otros prefirieron sus hogares, mientras que algunos, solo quedaron curiosos por la inminente batalla observando desde algún resguardo.
Los seguidores de Sylmare se alineaban en formación, brillantes en sus armaduras blancas adornadas con símbolos sagrados de oscuridad. Sus lanzas plateadas apuntaban al cielo como una extensión de su fe, listas para defender la causa que consideraban divina. La luz que reflejaban sus armaduras creaba una imagen impresionante, como guardianes de lo sagrado en medio del bosque.
Un flechazo impactó en el pecho de aquél campesino tras rebotar en la extraña espada de Deston.
— Ayúden a ese hombre, dos de ustedes llévenlo al centro con los demás y procuren que le atiendan, luego únanse a la batalla. — Con convicción y seguridad, con un tono de voz calmo pero autoritario comandaba Sylmare mientras observaba el filo de su arma, preparando una determinación absoluta en su mente.
Por otro lado, los elfos hostiles, vestidos en tonos verdes y blancos, adoptaban una apariencia más ágil. Sus túnicas livianas y capas ondeaban mientras preparaban sus arcos y flechas, destacando su enfoque en la movilidad y el ataque a distancia. Aunque su atuendo era menos imponente, su destreza en el combate a larga distancia sugería una táctica precisa y calculada.
La paleta de colores en el bosque vibraba con la tensión de dos filosofías enfrentadas, manifestándose tanto en la elección de equipo como en la convicción de cada grupo. La batalla inminente trascendía la simple confrontación física; era un choque de creencias enraizadas y estilos de combate contrastantes.
Mientras ambas fuerzas se alineaban para el inevitable choque. Sylmare, con un grupo más reducido pero decidido de seguidores, se enfrentaba a un contingente elfo mucho más numeroso. Los guerreros de Shar, aunque menos en número, se destacaban por su devoción y determinación, listos para enfrentar la adversidad que se cernía sobre ellos. En cambio, el ejército opresor, aunque más numeroso, se veía empañado por la arrogancia y la falta de cohesión, su superioridad numérica eclipsada por la pasión ardiente de los seguidores de Sylmare. La tensión crecía en el aire, como una tormenta a punto de desatarse.
— Vuestra intolerancia no tiene lugar aquí. Shar guía nuestro camino, mientras vosotros os hundís en las sombras de vuestra propia ignorancia. La paz o la guerra, la elección es vuestra, pero la victoria pertenece a los que luchan por la libertad y la diversidad. ¡Preparaos para el juicio de Shar! — Sylmare lanzó sus palabras con desprecio, desafiando a sus enemigos con un tono cargado de resentimiento y firmeza.
— ¡A por ellos! — gritó uno de los elfos en armadura, y la carga comenzó. El choque de las fuerzas fue como un estruendo en medio del bosque. La calidad de los guerreros de Sylmare se evidenciaba, sus movimientos eran coordinados y sus lanzas se movían como una extensión de su voluntad.
Sylmare, al frente de su ejército, no dudaba en liderar el ataque. Con su lanza en mano, avanzaba con gracia y ferocidad, inspirando a sus seguidores a seguir su ejemplo. Cada movimiento estaba lleno de confianza y seguridad en la victoria.
— ¡Por Shar! ¡Por la que guía nuestro camino! — exclamaba Sylmare, elevando la moral de sus seguidores. La batalla se desarrollaba con intensidad, y Sylmare, con sus habilidades y liderazgo, buscaba cambiar el curso del conflicto a favor de su culto.
Sylmare, imbuida de una fuerza que trascendía lo terrenal, avanzó con gracia y determinación. Su lanza plateada se movía con un flujo elegante, cortando el aire y encontrando su objetivo con precisión mortal. Los seguidores que la rodeaban, inspirados por su líder, se unían al frenesí de la batalla, sus lanzas relucientes convirtiéndose en una barrera intrépida.
La líder elfa no dudaba en enfrentarse cara a cara con sus enemigos, guiando a sus seguidores con una valentía que emanaba de su devoción a Shar. Cada movimiento de su lanza estaba imbuido de propósito, buscando neutralizar a los elfos hostiles con eficiencia letal. El choque de acero contra acero resonaba en el aire mientras la presencia de Sylmare destacaba entre la confusión de la batalla.
Con cada elfo enemigo que caía, la convicción de Sylmare se intensificaba, su mirada reflejando la dedicación inquebrantable a su causa. Mientras luchaba, no solo defendía su fe, sino que también guiaba a sus seguidores hacia la victoria con la confianza de quien cree en un propósito divino. La danza letal de la lanza de Sylmare se convirtió en el símbolo de resistencia en medio del caos del conflicto.
— ¡No te quedes atrás aventurero! O te quedarás sin carne herética en la que blandir tú espada. — Con arrogancia y una sonrisa mencionó la elfa de irices rojizos mientras bloqueaba un ataque y empujaba con la empuñadura de su lanza a aquél agresor, arrojándolo al suelo para darle una última estocada final en el suelo.
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
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El bosque, un testigo silencioso de la eternidad, se veía inmerso en la última batalla de dos facciones élficas. Lo que antes era un santuario de verdor y paz, ahora se teñía de rojo con la sangre derramada de los combatientes. El bosque parecía reírse con cruel ironía, su brillante verdor resaltado por el calor sofocante y el desangramiento de los elfos.
Los elfos de armadura, fieles a su nombre, luchaban con pesados yelmos y corazas, cuyo peso sumado al calor del ambiente, les hacía consumir rápidamente su energía. A cada paso, sus cuerpos se volvían más pesados, su respiración más difícil y su resistencia se
desvanecía.
En contraparte, los elfos de capucha, vestidos con telas ligeras y empuñando armas más sencillas, parecían tener una ventaja significativa. Movían con agilidad, deslizándose entre las sombras del bosque y atacando con precisión mortal.
Mientras tanto Deston,se encontraba en el centro de la batalla. Miró al elfo que yacía muerto a sus pies, cuya vida había arrebatado con su espada. El grito de Sylmare: — ¡No te quedes atrás aventurero! O te quedarás sin carne herética en la que blandir tú espada! — resonó en sus oídos, instándolo a sumergirse más profundamente en la carnicería.
Con un gruñido de determinación, Deston se lanzó de nuevo a la batalla. Su forma serpentisca, una habilidad única de su raza, le permitía moverse con rapidez y sigilo entre la espesura del bosque.
En un instante, saltó sobre un elfo de capucha desprevenido, atravesándolo con su espada. Como en un danza, movió su arma en un arco fluido, cortando el brazo y la espalda de otro elfo. Los dos cayeron al suelo, gritando de dolor mientras la vida se desvanecía de sus cuerpos.
— ! Haz que tu soldados se quiten sus armadura, caeran mas rapido y perderemos ventaja ! — Un gritò claro resono por el eco del bosque intentando que llegara a los oidos de Sylmare, si era lo bastante inteligente se daria cuenta de la desventaja que estaba pasando por su escuadròn.
Los elfos encapuchados, aprovechando la ventaja de su agilidad y ligereza, comenzaron a disparar flechas desde la protección de los árboles. Como una lluvia mortal, las flechas se dirigían hacia el escuadrón de Shar, buscando penetrar la armadura y piel de los elfos que luchaban por su supervivencia.
Deston, con su espada en mano, se movía con precisión y velocidad. Su espada brillaba bajo el sol, desviando las flechas que se dirigían hacia él. A pesar de la lluvia de flechas, su rostro se mantenía sereno y concentrado. — Flechas, son peligrosas con los arboles si no logramos verlas venir —
Pero la batalla no era solo suya, y veía con preocupación cómo los elfos encapuchados empezaban a ganar terreno en el bosque, aprovechando su conocimiento del terreno y su habilidad para moverse con sigilo entre la vegetación.
De repente, vio cómo un grupo de flechas se dirigía hacia Sylmare, su líder. El tiempo pareció detenerse para Deston. Sylmare, valiente y fuerte, parecía no darse cuenta de la amenaza que se cernía sobre ella. ¿Sería capaz de evitar las flechas? ¿O sería este el final de la lider de Shar?
La batalla continuaba a su alrededor, pero por un momento, todo lo que importaba era el destino de Sylmare.
Convocatoria de SharPrivado Sylmare
El bosque, un testigo silencioso de la eternidad, se veía inmerso en la última batalla de dos facciones élficas. Lo que antes era un santuario de verdor y paz, ahora se teñía de rojo con la sangre derramada de los combatientes. El bosque parecía reírse con cruel ironía, su brillante verdor resaltado por el calor sofocante y el desangramiento de los elfos.
Los elfos de armadura, fieles a su nombre, luchaban con pesados yelmos y corazas, cuyo peso sumado al calor del ambiente, les hacía consumir rápidamente su energía. A cada paso, sus cuerpos se volvían más pesados, su respiración más difícil y su resistencia se
desvanecía.
En contraparte, los elfos de capucha, vestidos con telas ligeras y empuñando armas más sencillas, parecían tener una ventaja significativa. Movían con agilidad, deslizándose entre las sombras del bosque y atacando con precisión mortal.
Mientras tanto Deston,se encontraba en el centro de la batalla. Miró al elfo que yacía muerto a sus pies, cuya vida había arrebatado con su espada. El grito de Sylmare: — ¡No te quedes atrás aventurero! O te quedarás sin carne herética en la que blandir tú espada! — resonó en sus oídos, instándolo a sumergirse más profundamente en la carnicería.
Con un gruñido de determinación, Deston se lanzó de nuevo a la batalla. Su forma serpentisca, una habilidad única de su raza, le permitía moverse con rapidez y sigilo entre la espesura del bosque.
En un instante, saltó sobre un elfo de capucha desprevenido, atravesándolo con su espada. Como en un danza, movió su arma en un arco fluido, cortando el brazo y la espalda de otro elfo. Los dos cayeron al suelo, gritando de dolor mientras la vida se desvanecía de sus cuerpos.
— ! Haz que tu soldados se quiten sus armadura, caeran mas rapido y perderemos ventaja ! — Un gritò claro resono por el eco del bosque intentando que llegara a los oidos de Sylmare, si era lo bastante inteligente se daria cuenta de la desventaja que estaba pasando por su escuadròn.
Los elfos encapuchados, aprovechando la ventaja de su agilidad y ligereza, comenzaron a disparar flechas desde la protección de los árboles. Como una lluvia mortal, las flechas se dirigían hacia el escuadrón de Shar, buscando penetrar la armadura y piel de los elfos que luchaban por su supervivencia.
Deston, con su espada en mano, se movía con precisión y velocidad. Su espada brillaba bajo el sol, desviando las flechas que se dirigían hacia él. A pesar de la lluvia de flechas, su rostro se mantenía sereno y concentrado. — Flechas, son peligrosas con los arboles si no logramos verlas venir —
Pero la batalla no era solo suya, y veía con preocupación cómo los elfos encapuchados empezaban a ganar terreno en el bosque, aprovechando su conocimiento del terreno y su habilidad para moverse con sigilo entre la vegetación.
De repente, vio cómo un grupo de flechas se dirigía hacia Sylmare, su líder. El tiempo pareció detenerse para Deston. Sylmare, valiente y fuerte, parecía no darse cuenta de la amenaza que se cernía sobre ella. ¿Sería capaz de evitar las flechas? ¿O sería este el final de la lider de Shar?
La batalla continuaba a su alrededor, pero por un momento, todo lo que importaba era el destino de Sylmare.
Deston Duskbreaker
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
Sylmare, aún inmersa en la vorágine de la batalla, seguía luchando con ferocidad junto a su escuadrón. Las palabras de Deston resonaron en su mente, y en un instante de aguda percepción, notó el peligro que se cernía sobre ella. Con agilidad elfica, se agachó justo a tiempo para esquivar las flechas mortales que silbaban en el aire.
— ¡Gracias por la advertencia, viajero! — gritó Sylmare mientras se reincorporaba, su mirada fija en los elfos encapuchados que disparaban desde la protección de los árboles. En un gesto rápido, levantó su mano derecha, señalando a los arqueros enemigos.
— ¡Concentren el ataque en los arqueros! ¡No dejemos que sigan disparando desde las sombras! — ordenó Sylmare a su escuadrón, instigando a sus seguidores a cambiar el enfoque de la batalla.
Mientras las flechas seguían lloviendo sobre ellos, Sylmare empezó a liderar a su escuadrón hacia la posición de los elfos encapuchados. La ventaja táctica de los arqueros se veía amenazada por la determinación y habilidad de los seguidores de Shar. La batalla alcanzó un nuevo nivel de intensidad, con elfos enfrentándose en un combate cuerpo a cuerpo, y las flechas aún volando en su dirección.
En el fragor de la batalla, las palabras de Deston resonaron en los oídos de Sylmare. Con decisión, levantó su mano derecha y señaló a su escuadrón.
— ¡Confíen en las bendiciones de Shar para protegerlos! — exclamó Sylmare con autoridad. Los seguidores de Shar obedecieron de inmediato, confiando en las bendiciones divinas que emanaban de sí.
Era una respuesta ante Deston, no necesitaban quitarse la armadura, sus propias bendiciones les volvían ligeros, una de las tantas habilidades que poseían los elfos era su habilidad para manipular lo divino a su favor.
Sylmare, sintiendo la necesidad de utilizar sus habilidades para impedir más heridas en sus seguidores, desplegó sus habilidades divinas. En el álgido momento de la batalla, Sylmare, con una expresión serena pero concentrada, canaliza el poder divino de Shar. Una luz etérea comienza a envolverla, y de su espalda emergen majestuosas alas de éter. Aunque el proceso parece causarle cierto dolor, Sylmare mantiene su postura con dignidad. Las alas, tejidas con la esencia divina de Shar, despliegan plumas casi transparentes que vibran con energía celestial. La luz que emanan ilumina su figura, dotándola de una apariencia celestial y poderosa. Con movimientos sutiles, Sylmare ajusta la posición de las plumas, ganando control sobre estas Alas Divinas. Elevándose con elegancia, se desplaza por el campo de batalla, aprovechando la ventaja táctica que le otorgan, mientras las alas se convierten en una extensión natural de su ser, respondiendo a sus comandos con gracia divina.
Cada movimiento de Sylmare parece coreografiado por la divinidad, y sus ojos, iluminados por una luz interna, reflejan determinación y la conexión directa con el poder de Shar. En el fragor de la batalla, Sylmare se erige como un ángel de Shar, una presencia celestial que inspira a sus seguidores y infunde temor en el corazón de sus enemigos.
Con elegancia y destreza, lanzándose a los cielos, evitando hábilmente los ataques enemigos. Descendió con velocidad, su lanza brillando con una luz oscura mientras impactaba contra los elfos encapuchados que disparaban hacia su grupo. La danza aérea de Sylmare era un espectáculo mortífero, y sus seguidores, imbuidos por las bendiciones de Shar, seguían su ejemplo, volviéndose más rápidos y ágiles a la par de ella.
— ¡Que no quede ni uno con vida! — Varios gritos de guerra comenzaron a escucharse por parte de ambos bandos, ninguno parecía dar rienda a pie, pero era evidente que lado iba poco a poco girando la moneda.
La estrategia combinada de Deston y Sylmare estaba dando sus frutos. Los elfos de Sylmare ahora potenciados por sus bendiciones, enfrentando a sus enemigos ágiles, comenzaron a poco a poco ganar terreno en el campo. La batalla continuaba, pero el ímpetu había cambiado, y la luz oscura de Shar guiaba a sus seguidores hacia la victoria.
— ¡Gracias por la advertencia, viajero! — gritó Sylmare mientras se reincorporaba, su mirada fija en los elfos encapuchados que disparaban desde la protección de los árboles. En un gesto rápido, levantó su mano derecha, señalando a los arqueros enemigos.
— ¡Concentren el ataque en los arqueros! ¡No dejemos que sigan disparando desde las sombras! — ordenó Sylmare a su escuadrón, instigando a sus seguidores a cambiar el enfoque de la batalla.
Mientras las flechas seguían lloviendo sobre ellos, Sylmare empezó a liderar a su escuadrón hacia la posición de los elfos encapuchados. La ventaja táctica de los arqueros se veía amenazada por la determinación y habilidad de los seguidores de Shar. La batalla alcanzó un nuevo nivel de intensidad, con elfos enfrentándose en un combate cuerpo a cuerpo, y las flechas aún volando en su dirección.
En el fragor de la batalla, las palabras de Deston resonaron en los oídos de Sylmare. Con decisión, levantó su mano derecha y señaló a su escuadrón.
— ¡Confíen en las bendiciones de Shar para protegerlos! — exclamó Sylmare con autoridad. Los seguidores de Shar obedecieron de inmediato, confiando en las bendiciones divinas que emanaban de sí.
Era una respuesta ante Deston, no necesitaban quitarse la armadura, sus propias bendiciones les volvían ligeros, una de las tantas habilidades que poseían los elfos era su habilidad para manipular lo divino a su favor.
Sylmare, sintiendo la necesidad de utilizar sus habilidades para impedir más heridas en sus seguidores, desplegó sus habilidades divinas. En el álgido momento de la batalla, Sylmare, con una expresión serena pero concentrada, canaliza el poder divino de Shar. Una luz etérea comienza a envolverla, y de su espalda emergen majestuosas alas de éter. Aunque el proceso parece causarle cierto dolor, Sylmare mantiene su postura con dignidad. Las alas, tejidas con la esencia divina de Shar, despliegan plumas casi transparentes que vibran con energía celestial. La luz que emanan ilumina su figura, dotándola de una apariencia celestial y poderosa. Con movimientos sutiles, Sylmare ajusta la posición de las plumas, ganando control sobre estas Alas Divinas. Elevándose con elegancia, se desplaza por el campo de batalla, aprovechando la ventaja táctica que le otorgan, mientras las alas se convierten en una extensión natural de su ser, respondiendo a sus comandos con gracia divina.
Cada movimiento de Sylmare parece coreografiado por la divinidad, y sus ojos, iluminados por una luz interna, reflejan determinación y la conexión directa con el poder de Shar. En el fragor de la batalla, Sylmare se erige como un ángel de Shar, una presencia celestial que inspira a sus seguidores y infunde temor en el corazón de sus enemigos.
Con elegancia y destreza, lanzándose a los cielos, evitando hábilmente los ataques enemigos. Descendió con velocidad, su lanza brillando con una luz oscura mientras impactaba contra los elfos encapuchados que disparaban hacia su grupo. La danza aérea de Sylmare era un espectáculo mortífero, y sus seguidores, imbuidos por las bendiciones de Shar, seguían su ejemplo, volviéndose más rápidos y ágiles a la par de ella.
— ¡Que no quede ni uno con vida! — Varios gritos de guerra comenzaron a escucharse por parte de ambos bandos, ninguno parecía dar rienda a pie, pero era evidente que lado iba poco a poco girando la moneda.
La estrategia combinada de Deston y Sylmare estaba dando sus frutos. Los elfos de Sylmare ahora potenciados por sus bendiciones, enfrentando a sus enemigos ágiles, comenzaron a poco a poco ganar terreno en el campo. La batalla continuaba, pero el ímpetu había cambiado, y la luz oscura de Shar guiaba a sus seguidores hacia la victoria.
- Alas Divinas:
Alas Divinas [2 Usos][2 Turnos Duración] Unas alas de éter se forman y clavan en su espalda, dañándole un poco, al hacer esto gana control sobre ellas para utilizarlas a gusto.
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
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En medio de la espesura del bosque, los elfos continuaban su lucha sin cuartel. El sonido del acero contra el acero resonaba en el aire, intercalado con el zumbido de las flechas que cortaban el aire.
Espadas, dagas y flechas se incrustaban en cuerpos de elfos, cada uno llevando la marca de la batalla en su piel. Los elfos de ambos bandos sufrían bajas, sus filas cada vez más debilitadas.
Deston corría entre los árboles, su espada en mano era un instrumento de sentencia para los elfos enemigos. Las hojas caían a su paso, como si la misma naturaleza temiera su furia.
— Encargate del franco derecho Slymare — Un gritò que recorria como un eco por todo los lares del bosque intentando llegar a oidos de la elfa.
Entonces, Sylmare, la líder de su escuadrón, desplegó su poder divino. Unas alas majestuosas se desplegaron detrás de su espalda, una visión que Deston nunca había presenciado antes.
Impulsada por sus alas, Sylmare se abalanzó sobre los elfos enemigos, su espada danzando con una ferocidad que asombraba y aterraba a partes iguales.
El escuadrón de Sylmare tomó la aparición de las alas de su líder como una señal divina, un impulso moral que les hizo luchar con más fiereza. Con cada minuto que pasaba, el bando de Sylmare tomaba más ventaja en el bosque.
Deston se encontró con dos elfos enemigos, que atacaron simultáneamente con sus espadas. Con un giro rápido, esquivó un corte y bloqueó el siguiente con su espada.
Utilizando su cola, agarró la pierna del elfo frente a él y lo tumbó al suelo. Aprovechando la oportunidad, lanzó su espada al cuello del elfo a su izquierda, hundiendo el arma en su cuello. Un torrente de sangre salpicó el suelo forestal, tiñendo las hojas de los árboles de un rojo oscuro.
Con un rugido, Deston se lanzó sobre el otro elfo, que estaba en el suelo, y lo estranguló con sus manos. Su forma de serpiente le permitía envolver su cuello con una fuerza mortal, hasta que el elfo dejó de respirar.
Exhausto, Deston se apartó del cadáver y retiró su espada del cuello del elfo caído. Levantó la mirada, sus ojos amarillos reflejando la batalla que continuaba desplegándose ante él. Con un último aliento, se preparó para volver a la lucha, determinado a luchar hasta el final.
— Vivir, morir, vivir, morir ¿Que decision tendremos hoy? —
En medio del caos de la batalla, un elfo encapuchado destacaba entre la multitud. Un yelmo cubría su rostro, ocultando sus rasgos y concediéndole un aura de misterio. Su capa ondeaba al viento, como un estandarte desafiante en medio del fragor de la contienda.
Con un gesto de su mano enguantada, dio la señal a sus soldados para seguir luchando en el bosque. No había palabras, solo la resolución en su mirada oculta tras el yelmo. Un murmullo de asentimiento recorrió las filas, y los elfos se lanzaron de nuevo a la batalla con renovado fervor.
El elfo encapuchado montó su corcel, un magnífico ejemplar de pelo negro como la noche. — ! Ataquen sin cesar ! — Con un grito de guerra, empezó a cabalgar hacia Sylmare, la líder del otro bando. En sus manos, empuñaba una enorme espada que agitaba con una facilidad que desmentía su tamaño. De la hoja de la espada emanaba un destello rojizo, una luz siniestra que parecía absorber la luz del sol.
Con un rugido, el elfo encapuchado propinó una estocada directa hacia Sylmare. La espada roja se movía en el aire, su trayectoria marcada por un destello sanguinolento.
La batalla continuaba, y Sylmare se enfrentaba a su adversario con una determinación férrea.
Convocatoria de SharPrivado Sylmare
En medio de la espesura del bosque, los elfos continuaban su lucha sin cuartel. El sonido del acero contra el acero resonaba en el aire, intercalado con el zumbido de las flechas que cortaban el aire.
Espadas, dagas y flechas se incrustaban en cuerpos de elfos, cada uno llevando la marca de la batalla en su piel. Los elfos de ambos bandos sufrían bajas, sus filas cada vez más debilitadas.
Deston corría entre los árboles, su espada en mano era un instrumento de sentencia para los elfos enemigos. Las hojas caían a su paso, como si la misma naturaleza temiera su furia.
— Encargate del franco derecho Slymare — Un gritò que recorria como un eco por todo los lares del bosque intentando llegar a oidos de la elfa.
Entonces, Sylmare, la líder de su escuadrón, desplegó su poder divino. Unas alas majestuosas se desplegaron detrás de su espalda, una visión que Deston nunca había presenciado antes.
Impulsada por sus alas, Sylmare se abalanzó sobre los elfos enemigos, su espada danzando con una ferocidad que asombraba y aterraba a partes iguales.
El escuadrón de Sylmare tomó la aparición de las alas de su líder como una señal divina, un impulso moral que les hizo luchar con más fiereza. Con cada minuto que pasaba, el bando de Sylmare tomaba más ventaja en el bosque.
Deston se encontró con dos elfos enemigos, que atacaron simultáneamente con sus espadas. Con un giro rápido, esquivó un corte y bloqueó el siguiente con su espada.
Utilizando su cola, agarró la pierna del elfo frente a él y lo tumbó al suelo. Aprovechando la oportunidad, lanzó su espada al cuello del elfo a su izquierda, hundiendo el arma en su cuello. Un torrente de sangre salpicó el suelo forestal, tiñendo las hojas de los árboles de un rojo oscuro.
Con un rugido, Deston se lanzó sobre el otro elfo, que estaba en el suelo, y lo estranguló con sus manos. Su forma de serpiente le permitía envolver su cuello con una fuerza mortal, hasta que el elfo dejó de respirar.
Exhausto, Deston se apartó del cadáver y retiró su espada del cuello del elfo caído. Levantó la mirada, sus ojos amarillos reflejando la batalla que continuaba desplegándose ante él. Con un último aliento, se preparó para volver a la lucha, determinado a luchar hasta el final.
— Vivir, morir, vivir, morir ¿Que decision tendremos hoy? —
En medio del caos de la batalla, un elfo encapuchado destacaba entre la multitud. Un yelmo cubría su rostro, ocultando sus rasgos y concediéndole un aura de misterio. Su capa ondeaba al viento, como un estandarte desafiante en medio del fragor de la contienda.
Con un gesto de su mano enguantada, dio la señal a sus soldados para seguir luchando en el bosque. No había palabras, solo la resolución en su mirada oculta tras el yelmo. Un murmullo de asentimiento recorrió las filas, y los elfos se lanzaron de nuevo a la batalla con renovado fervor.
El elfo encapuchado montó su corcel, un magnífico ejemplar de pelo negro como la noche. — ! Ataquen sin cesar ! — Con un grito de guerra, empezó a cabalgar hacia Sylmare, la líder del otro bando. En sus manos, empuñaba una enorme espada que agitaba con una facilidad que desmentía su tamaño. De la hoja de la espada emanaba un destello rojizo, una luz siniestra que parecía absorber la luz del sol.
Con un rugido, el elfo encapuchado propinó una estocada directa hacia Sylmare. La espada roja se movía en el aire, su trayectoria marcada por un destello sanguinolento.
La batalla continuaba, y Sylmare se enfrentaba a su adversario con una determinación férrea.
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
Sylmare, imbuida por el poder divino de Shar, había desplegado sus alas con gracia celestial. Las plumas etéreas, resplandecientes con una luz oscura, se extendieron majestuosamente desde su espalda, creando una figura angelical en medio del caos de la batalla. Sus ojos heterocromos brillaban con una intensidad divina mientras sus alas se balanceaban con gracia, como si la propia sombra de la muerte la acompañara.
Cuando activó las Alas Divinas, una energía oscura y mística se apoderó de ella, infundiéndola con la capacidad de controlar esas alas de éter. Aunque el proceso le causó un dolor leve, la líder de Shar se erguía ahora como un ser celestial, listo para librar la batalla con una fuerza renovada.
Su presencia divina envolvía a sus seguidores, infundiéndoles un coraje sobrenatural. Los elfos bajo su mando se movían con agilidad mejorada, recuperando estamina con cada paso. Algunos adquirieron una velocidad sobresaliente, mientras que otros parecían volverse más ligeros, esquivando los ataques enemigos con facilidad. La batalla parecía inclinarse a favor de los seguidores de Shar, impulsados por las bendiciones de su líder.
Una aura oscura envolvía su figura mientras avanzaba, su espada brillando con una malevolencia controlada. Su habilidad en el uso de la lanza y las dagas, perfeccionada bajo la enseñanza de las artes oscuras, le permitía desafiar a sus enemigos con movimientos precisos y letales.
Deston llevaba una de las tareas más difíciles junto a Sylmare, la mayoría de elfos moviéndose con rapidez y velocidad estaban enfocados en él, empleando la famosa táctica guerrilla, golpeaban y corrían, golpeaban y corrían, entrenados bajo esta doctrina es que parecían estar al unísono, flechas y filos curvos intentaban golpearle a cada segundo sin dejarle cuartel, recibía apoyo de las tropas de Sylmare, pero cada una tenía un problema propio. ¿Cómo safaría el réptil de todo esto?
— ¡Resiste aventurero! Terminaré con esto de una vez por todas... —
Con estas habilidades desplegadas, Sylmare se lanzó hacia el elfo encapuchado, sus alas oscuras batiendo con fuerza. La líder de Shar, convertida en un ángel de la oscuridad, se enfrentaba al enemigo con resolución. El destello rojizo de la espada del elfo encapuchado se encontró con la oscuridad emanada por la hoja de Sylmare, y la colisión de fuerzas opuestas llenó el bosque con una energía intensa y siniestra. La batalla alcanzaba su punto álgido, y el destino de ambos bandos pendía de un hilo oscuro y delicado.
La batalla entre Sylmare y el elfo encapuchado montado se desarrollaba como una danza caótica en medio del bosque. El líder enemigo, montado en su corcel negro como la noche, blandía su espada roja con destreza, buscando encontrar una abertura en la defensa de Sylmare. Sin embargo, la líder de Shar, con sus Alas Divinas desplegadas, flotaba en el aire con gracia y agilidad, confiriéndole una ventaja inigualable.
Las alas de éter se movían con elegancia mientras Sylmare esquivaba los rápidos ataques del elfo encapuchado. Su vuelo le otorgaba una perspectiva única y la capacidad de cambiar de posición con rapidez, haciendo que cada estocada del líder enemigo se perdiera en el aire. La altura y movilidad de Sylmare en el cielo le proporcionaban un dominio estratégico, dificultando que su oponente calculase sus movimientos con precisión.
Con cada golpe evitado, Sylmare respondía con rápidos contraataques descendiendo desde las alturas. Su espada, imbuida por el Dominio Oscuro, cortaba el aire con una fuerza oscura, buscando debilitar al líder enemigo. La destreza de la elfa en el combate aéreo era evidente, aprovechando la ventaja táctica de su vuelo para desorientar y superar a su adversario.
— Tú opresión acabará este día. — Mencionó con gracia, resentimiento y hasta odio mientras apretaba sus dientes en un tono autoritario y fuerte.
El elfo encapuchado, a pesar de su destreza con la espada roja, se veía frustrado por la movilidad y agilidad sobrenatural de Sylmare. Sus intentos de alcanzarla eran en vano, ya que ella se deslizaba entre las sombras del cielo, siempre un paso por delante. La danza entre el ángel oscuro y el líder enemigo continuaba, pero la ventaja estaba claramente inclinada hacia Sylmare, quien gobernaba los cielos con una gracia letal.
Con una elegancia mortífera, Sylmare descendió en picado desde las alturas, sus alas divinas ondeando en el viento como sombras danzarinas. El elfo encapuchado, en su corcel negro, intentó anticiparse a su movimiento, pero la velocidad y precisión de Sylmare eran sobrecogedoras. En un parpadeo, su espada imbuida en aquél extraño éter oscuro trazó un arco oscilante.
El golpe fue tan rápido y certero como letal, tanto que apenas hubo tiempo para que el líder enemigo reaccionara. La espada de Sylmare cortó a través del aire, encontrando su marca con un resplandor oscuro. Un destello siniestro iluminó el momento en que la hoja atravesó la defensa del elfo encapuchado, cortando a través de la armadura y carne.
El líder enemigo soltó un grito ahogado mientras caía de su corcel negro, la espada de Sylmare extrayéndose con gracia letal. Con su presencia divina envuelta en la oscuridad, Sylmare se alzó en el cielo, victoriosa en su encuentro con el elfo líder. La batalla en el bosque había alcanzado un momento crucial, y la líder de Shar se erigía como la sombra que se cierne sobre la victoria.
Con su último aliento, el líder elfo, con voz ronca y debilitada, proclama sus palabras finales con un tono desafiante. A pesar de la derrota inminente, su orgullo y convicción resuenan en sus palabras, como un eco sombrío que se desvanece en la oscuridad del bosque. —Tu victoria será efímera, elfa de las sombras. La luz siempre encuentra su camino, incluso en la más densa oscuridad. Prepárate para enfrentar las consecuencias de tus acciones. —
Solo una mirada con desdén, resentimiento y una sonrisa fanfarrona le dedicó al elfo, así aún con la lanza reverberando en la mano, Sylmare alzó su mirada hacia el cielo y dejó escapar un grito victorioso que resonó a través del bosque, una mezcla de triunfo y oscura determinación. Su voz cortó el aire como una cuchilla afilada, marcando su dominio sobre el campo de batalla. Fue un rugido que llevaba consigo el eco de su fe en Shar y la certeza de que la oscuridad prevalecería. Era el grito de una líder que había superado la prueba, y su eco se desvaneció lentamente en las sombras del bosque, dejando tras de sí el los rugidos de la victoria de sus compatriotas.
— Que la oscuridad reclame lo suyo, pues Shar prevalece. ¡En la sombra encontramos nuestra fuerza y en la victoria, la confirmación de nuestro destino! —
Los elfos invasores comenzaban a desmoronarse ante la pérdida de su líder, algunos daban ataques salvajes sin pudor, provocándoles una muerte rápida y calculada por los más veteranos. Otros huían despavoridos mientras el lado ganador festejaba golpeaban metal y con gritos, lo peor ya había pasado.
Después de la feroz batalla en el bosque, los aldeanos, previamente escondidos o refugiados en sus hogares, comienzan a salir cautelosamente. La aldea, envuelta en un silencio inquietante tras la contienda, ve a sus habitantes asomándose con miradas temerosas. Algunos llevan a cabo el sombrío deber de recoger los cuerpos caídos, mientras que otros intentan reparar los daños causados a sus modestas viviendas. Los rostros de los aldeanos, mezcla de alivio y tristeza, reflejan el precio pagado por la paz momentánea. En tanto, la sombra de la batalla persiste en el aire, y la aldea se esfuerza por regresar a una normalidad frágil, marcada por la memoria de la lucha reciente.
Las alas de Sylmare desaparecieron luego de su victoria, se acercó a la tienda de campaña en la que solía descansar, dos de sus seguidores más fieles y elegidos para servirle personalmente comenzaron a quitarle la armadura, desajustaban correas, desacomodaban las placas y las removían para limpiarlas y guardarlas, igual que su lanza.
La tienda permanecía abierta, esta prestaba atención a lo que sucedía fuera, y en especial al ver a Deston deambulando, le llamó con un ademán de su mano.
Cuando activó las Alas Divinas, una energía oscura y mística se apoderó de ella, infundiéndola con la capacidad de controlar esas alas de éter. Aunque el proceso le causó un dolor leve, la líder de Shar se erguía ahora como un ser celestial, listo para librar la batalla con una fuerza renovada.
Su presencia divina envolvía a sus seguidores, infundiéndoles un coraje sobrenatural. Los elfos bajo su mando se movían con agilidad mejorada, recuperando estamina con cada paso. Algunos adquirieron una velocidad sobresaliente, mientras que otros parecían volverse más ligeros, esquivando los ataques enemigos con facilidad. La batalla parecía inclinarse a favor de los seguidores de Shar, impulsados por las bendiciones de su líder.
Una aura oscura envolvía su figura mientras avanzaba, su espada brillando con una malevolencia controlada. Su habilidad en el uso de la lanza y las dagas, perfeccionada bajo la enseñanza de las artes oscuras, le permitía desafiar a sus enemigos con movimientos precisos y letales.
Deston llevaba una de las tareas más difíciles junto a Sylmare, la mayoría de elfos moviéndose con rapidez y velocidad estaban enfocados en él, empleando la famosa táctica guerrilla, golpeaban y corrían, golpeaban y corrían, entrenados bajo esta doctrina es que parecían estar al unísono, flechas y filos curvos intentaban golpearle a cada segundo sin dejarle cuartel, recibía apoyo de las tropas de Sylmare, pero cada una tenía un problema propio. ¿Cómo safaría el réptil de todo esto?
— ¡Resiste aventurero! Terminaré con esto de una vez por todas... —
Con estas habilidades desplegadas, Sylmare se lanzó hacia el elfo encapuchado, sus alas oscuras batiendo con fuerza. La líder de Shar, convertida en un ángel de la oscuridad, se enfrentaba al enemigo con resolución. El destello rojizo de la espada del elfo encapuchado se encontró con la oscuridad emanada por la hoja de Sylmare, y la colisión de fuerzas opuestas llenó el bosque con una energía intensa y siniestra. La batalla alcanzaba su punto álgido, y el destino de ambos bandos pendía de un hilo oscuro y delicado.
La batalla entre Sylmare y el elfo encapuchado montado se desarrollaba como una danza caótica en medio del bosque. El líder enemigo, montado en su corcel negro como la noche, blandía su espada roja con destreza, buscando encontrar una abertura en la defensa de Sylmare. Sin embargo, la líder de Shar, con sus Alas Divinas desplegadas, flotaba en el aire con gracia y agilidad, confiriéndole una ventaja inigualable.
Las alas de éter se movían con elegancia mientras Sylmare esquivaba los rápidos ataques del elfo encapuchado. Su vuelo le otorgaba una perspectiva única y la capacidad de cambiar de posición con rapidez, haciendo que cada estocada del líder enemigo se perdiera en el aire. La altura y movilidad de Sylmare en el cielo le proporcionaban un dominio estratégico, dificultando que su oponente calculase sus movimientos con precisión.
Con cada golpe evitado, Sylmare respondía con rápidos contraataques descendiendo desde las alturas. Su espada, imbuida por el Dominio Oscuro, cortaba el aire con una fuerza oscura, buscando debilitar al líder enemigo. La destreza de la elfa en el combate aéreo era evidente, aprovechando la ventaja táctica de su vuelo para desorientar y superar a su adversario.
— Tú opresión acabará este día. — Mencionó con gracia, resentimiento y hasta odio mientras apretaba sus dientes en un tono autoritario y fuerte.
El elfo encapuchado, a pesar de su destreza con la espada roja, se veía frustrado por la movilidad y agilidad sobrenatural de Sylmare. Sus intentos de alcanzarla eran en vano, ya que ella se deslizaba entre las sombras del cielo, siempre un paso por delante. La danza entre el ángel oscuro y el líder enemigo continuaba, pero la ventaja estaba claramente inclinada hacia Sylmare, quien gobernaba los cielos con una gracia letal.
Con una elegancia mortífera, Sylmare descendió en picado desde las alturas, sus alas divinas ondeando en el viento como sombras danzarinas. El elfo encapuchado, en su corcel negro, intentó anticiparse a su movimiento, pero la velocidad y precisión de Sylmare eran sobrecogedoras. En un parpadeo, su espada imbuida en aquél extraño éter oscuro trazó un arco oscilante.
El golpe fue tan rápido y certero como letal, tanto que apenas hubo tiempo para que el líder enemigo reaccionara. La espada de Sylmare cortó a través del aire, encontrando su marca con un resplandor oscuro. Un destello siniestro iluminó el momento en que la hoja atravesó la defensa del elfo encapuchado, cortando a través de la armadura y carne.
El líder enemigo soltó un grito ahogado mientras caía de su corcel negro, la espada de Sylmare extrayéndose con gracia letal. Con su presencia divina envuelta en la oscuridad, Sylmare se alzó en el cielo, victoriosa en su encuentro con el elfo líder. La batalla en el bosque había alcanzado un momento crucial, y la líder de Shar se erigía como la sombra que se cierne sobre la victoria.
Con su último aliento, el líder elfo, con voz ronca y debilitada, proclama sus palabras finales con un tono desafiante. A pesar de la derrota inminente, su orgullo y convicción resuenan en sus palabras, como un eco sombrío que se desvanece en la oscuridad del bosque. —Tu victoria será efímera, elfa de las sombras. La luz siempre encuentra su camino, incluso en la más densa oscuridad. Prepárate para enfrentar las consecuencias de tus acciones. —
Solo una mirada con desdén, resentimiento y una sonrisa fanfarrona le dedicó al elfo, así aún con la lanza reverberando en la mano, Sylmare alzó su mirada hacia el cielo y dejó escapar un grito victorioso que resonó a través del bosque, una mezcla de triunfo y oscura determinación. Su voz cortó el aire como una cuchilla afilada, marcando su dominio sobre el campo de batalla. Fue un rugido que llevaba consigo el eco de su fe en Shar y la certeza de que la oscuridad prevalecería. Era el grito de una líder que había superado la prueba, y su eco se desvaneció lentamente en las sombras del bosque, dejando tras de sí el los rugidos de la victoria de sus compatriotas.
— Que la oscuridad reclame lo suyo, pues Shar prevalece. ¡En la sombra encontramos nuestra fuerza y en la victoria, la confirmación de nuestro destino! —
Los elfos invasores comenzaban a desmoronarse ante la pérdida de su líder, algunos daban ataques salvajes sin pudor, provocándoles una muerte rápida y calculada por los más veteranos. Otros huían despavoridos mientras el lado ganador festejaba golpeaban metal y con gritos, lo peor ya había pasado.
Después de la feroz batalla en el bosque, los aldeanos, previamente escondidos o refugiados en sus hogares, comienzan a salir cautelosamente. La aldea, envuelta en un silencio inquietante tras la contienda, ve a sus habitantes asomándose con miradas temerosas. Algunos llevan a cabo el sombrío deber de recoger los cuerpos caídos, mientras que otros intentan reparar los daños causados a sus modestas viviendas. Los rostros de los aldeanos, mezcla de alivio y tristeza, reflejan el precio pagado por la paz momentánea. En tanto, la sombra de la batalla persiste en el aire, y la aldea se esfuerza por regresar a una normalidad frágil, marcada por la memoria de la lucha reciente.
Las alas de Sylmare desaparecieron luego de su victoria, se acercó a la tienda de campaña en la que solía descansar, dos de sus seguidores más fieles y elegidos para servirle personalmente comenzaron a quitarle la armadura, desajustaban correas, desacomodaban las placas y las removían para limpiarlas y guardarlas, igual que su lanza.
La tienda permanecía abierta, esta prestaba atención a lo que sucedía fuera, y en especial al ver a Deston deambulando, le llamó con un ademán de su mano.
Sylmare
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
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El sol, aquel inmisericorde verdugo, azotaba a todo ser bajo su inclemente dominio. El aire escaseaba, sofocante, asfixiando imaginariamente a todo aquel que se encontraba en aquel lugar. La sangre teñía el suelo del bosque, cada valiente guerrero de los bandos contrarios caía, victimas de la feroz lucha.
Deston, el reptiliano, luchaba contra dos elfos ágiles que se movían en perfecta sincronía. Ellos asestaban golpes certeros hacia su pecho escamoso, pero con su espada, él lograba parar sus estocadas, debilitándose cada vez más.
Con su cola, asestó un latigazo al rostro de uno de los elfos, aprovechando el momento para cortar el abdomen del mismo con su espada, dejándolo caer al suelo, sangrando profusamente.
Luego, girando rápidamente, enfrentó al elfo restante, y con un rápido movimiento de su espada, dejó una herida mortal en el cuello del elfo guerrero, sellando su destino en aquel bosque.
— La paz sea contigo guerrero — Susurro Deston ante sus enemigos caido en nombre de su espada.
Por otro lado, Sylmare, la divina, invocó sus alas de luz. Un destello brillante pareció caer sobre ella desde el cielo, y con un grito de batalla, atacó ferozmente al líder del bando enemigo. La sentencia de muerte fue rápida para el comandante rival, ejecutado por la lanza de Sylmare.
Los gritos de victoria resonaron por todo el bosque, y los heridos y supervivientes del bando contrario aprovecharon la celebración para huir.
— SHAR SHAR SHAR SHAR — Los guerreros victoriosos gritaban el nombre de su diosa y de su comandante, Sylmare. Todo había culminado en una victoria para los seguidores de la diosa Shar. El bosque resonó con sus cantos de triunfo, sellando el día con su gloria.
La batalla había llegado a su fin. Sylmare, la comandante victoriosa, se dirigió hacia su pequeña tienda situada en el corazón del pueblo. Sus fieles servidores se apresuraron a desarmar la armadura que había protegido a su líder durante la feroz contienda.
La limpiaban con cuidado, eliminando cualquier rastro de la batalla, para luego guardarla con respeto, preparándola para el siguiente enfrentamiento.
Deston, por su parte, limpió la sangre de su arma utilizando la ropa de uno de los caídos enemigos. Luego, con paso lento y cansado, empezó a caminar hacia la tienda. El sol era implacable, su calor ardiente no daba tregua. A pesar de la fatiga y el agotamiento, Deston mantuvo su paso firme.
Al entrar en la tienda, jadeante pero con una voz firme, Deston dijo: — Tu diosa te ha dado la victoria, y tu muerte no será hoy — Sus ojos amarillentos se fijaron en la elfa, un destello de respeto y admiración brilló en ellos. Tomó una bocanada de aire y añadió: — Espero vernos en un futuro cercano, que la paz sea contigo, guerrera —
Esas fueron las últimas palabras del reptiliano antes de girarse y comenzar a caminar hacia las afueras del bosque.
A su paso, algunos guerreros elfos le saludaban, rindiendo honores a su habilidad en la batalla. Deston respondía con un sutil asentimiento de cabeza, antes de desaparecer entre los árboles, dejando atrás el campamento victorioso.
Convocatoria de SharPrivado Sylmare
El sol, aquel inmisericorde verdugo, azotaba a todo ser bajo su inclemente dominio. El aire escaseaba, sofocante, asfixiando imaginariamente a todo aquel que se encontraba en aquel lugar. La sangre teñía el suelo del bosque, cada valiente guerrero de los bandos contrarios caía, victimas de la feroz lucha.
Deston, el reptiliano, luchaba contra dos elfos ágiles que se movían en perfecta sincronía. Ellos asestaban golpes certeros hacia su pecho escamoso, pero con su espada, él lograba parar sus estocadas, debilitándose cada vez más.
Con su cola, asestó un latigazo al rostro de uno de los elfos, aprovechando el momento para cortar el abdomen del mismo con su espada, dejándolo caer al suelo, sangrando profusamente.
Luego, girando rápidamente, enfrentó al elfo restante, y con un rápido movimiento de su espada, dejó una herida mortal en el cuello del elfo guerrero, sellando su destino en aquel bosque.
— La paz sea contigo guerrero — Susurro Deston ante sus enemigos caido en nombre de su espada.
Por otro lado, Sylmare, la divina, invocó sus alas de luz. Un destello brillante pareció caer sobre ella desde el cielo, y con un grito de batalla, atacó ferozmente al líder del bando enemigo. La sentencia de muerte fue rápida para el comandante rival, ejecutado por la lanza de Sylmare.
Los gritos de victoria resonaron por todo el bosque, y los heridos y supervivientes del bando contrario aprovecharon la celebración para huir.
— SHAR SHAR SHAR SHAR — Los guerreros victoriosos gritaban el nombre de su diosa y de su comandante, Sylmare. Todo había culminado en una victoria para los seguidores de la diosa Shar. El bosque resonó con sus cantos de triunfo, sellando el día con su gloria.
La batalla había llegado a su fin. Sylmare, la comandante victoriosa, se dirigió hacia su pequeña tienda situada en el corazón del pueblo. Sus fieles servidores se apresuraron a desarmar la armadura que había protegido a su líder durante la feroz contienda.
La limpiaban con cuidado, eliminando cualquier rastro de la batalla, para luego guardarla con respeto, preparándola para el siguiente enfrentamiento.
Deston, por su parte, limpió la sangre de su arma utilizando la ropa de uno de los caídos enemigos. Luego, con paso lento y cansado, empezó a caminar hacia la tienda. El sol era implacable, su calor ardiente no daba tregua. A pesar de la fatiga y el agotamiento, Deston mantuvo su paso firme.
Al entrar en la tienda, jadeante pero con una voz firme, Deston dijo: — Tu diosa te ha dado la victoria, y tu muerte no será hoy — Sus ojos amarillentos se fijaron en la elfa, un destello de respeto y admiración brilló en ellos. Tomó una bocanada de aire y añadió: — Espero vernos en un futuro cercano, que la paz sea contigo, guerrera —
Esas fueron las últimas palabras del reptiliano antes de girarse y comenzar a caminar hacia las afueras del bosque.
A su paso, algunos guerreros elfos le saludaban, rindiendo honores a su habilidad en la batalla. Deston respondía con un sutil asentimiento de cabeza, antes de desaparecer entre los árboles, dejando atrás el campamento victorioso.
Deston Duskbreaker
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Re: Convocatoria de Shar [Privado]
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