Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
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Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Se despertó de una pesadilla, pese que aquel sueño era mejor que la realidad que estaba viviendo. ¿Cuánto llevaba inconsciente? Miró sus pies, humanos, fríos y descalzos, tardó unos minutos en recuperar del todo la consciencia de su cuerpo. Apretó los ojos, cansada, intentando recordar; Frío, sangre, lobos, dragón, elfa... Recordaba palabras y caras sueltas que poco a poco se unían en una sucesión de hechos en su cabeza. Estaba cubierta de nieve en mitad de un charco de sangre. ¿Era suya? Sí, seguramente era de su pierna y del hombro. Consiguió incorporarse, el frío había tenido efecto anestésico y no conseguía notar el dolor de sus heridas. Se tocó los labios, resecos, seguramente morados, como la punta de sus dedos.
"Morir congelada, no parece una buena idea..." Se maldijo por ser tan benévola, por su afición de ir salvando a gente que no conocía de nada, porque siempre acababa en la misma situación. "¿Qué te creías, que eso te iba a salvar de tu abismo? Qué ingenua." Se decía, sintiéndose cada vez más pesada. Dejó caer su cuerpo de nuevo sobre la nieve. Seguía nevando, volvía a notar cada copo rozar su piel y derretirse con el poco calor que emanaba su pálido cuerpo. Sería madrugada, tarde, noche... No había manera de averiguarlo. No olfateaba, no sentía. Pronto los latidos se paraban como si su cuerpo reaccionase al frío, intentando guardar las pocas energías que aún le quedaban.
"Pues hasta aquí llegamos, amigo mío" Le dijo a su lobo interno, tan cansado como ella, exhausto, herido, se había rendido ante el frío de los dragones; viento gélido en la nuca, soledad en el corazón. Sonrió como si aquello no fuese algo extraño, al fin y al cabo habría acabado como ella quería, haciendo lo que había hecho toda la vida, salvar a los demás, había vivido toda su vida por y para los demás. "...Mírate, das pena, La gran Nana Black, no sé cómo puedes ser tan estúpida. " Le respondía el lobo en su diálogo interno. Ya poco importaba todo, había cometido un error, era como si ella misma buscase aquello, un final que nadie recordaría, y ella sería olvidada junto con su nombre. Caía la nieve, y con ella sus esperanzas de vivir.
"Morir congelada, no parece una buena idea..." Se maldijo por ser tan benévola, por su afición de ir salvando a gente que no conocía de nada, porque siempre acababa en la misma situación. "¿Qué te creías, que eso te iba a salvar de tu abismo? Qué ingenua." Se decía, sintiéndose cada vez más pesada. Dejó caer su cuerpo de nuevo sobre la nieve. Seguía nevando, volvía a notar cada copo rozar su piel y derretirse con el poco calor que emanaba su pálido cuerpo. Sería madrugada, tarde, noche... No había manera de averiguarlo. No olfateaba, no sentía. Pronto los latidos se paraban como si su cuerpo reaccionase al frío, intentando guardar las pocas energías que aún le quedaban.
"Pues hasta aquí llegamos, amigo mío" Le dijo a su lobo interno, tan cansado como ella, exhausto, herido, se había rendido ante el frío de los dragones; viento gélido en la nuca, soledad en el corazón. Sonrió como si aquello no fuese algo extraño, al fin y al cabo habría acabado como ella quería, haciendo lo que había hecho toda la vida, salvar a los demás, había vivido toda su vida por y para los demás. "...Mírate, das pena, La gran Nana Black, no sé cómo puedes ser tan estúpida. " Le respondía el lobo en su diálogo interno. Ya poco importaba todo, había cometido un error, era como si ella misma buscase aquello, un final que nadie recordaría, y ella sería olvidada junto con su nombre. Caía la nieve, y con ella sus esperanzas de vivir.
Nana
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Seguía el olor de cuatro olores distintos cuando comenzó a olfatear pero luego se separaron y dos desaparecieron quedando así dos, sangre y lobo. ¿Había alguno de los lobos huido mientras estaba herido? Era poco probable pero también lo menos disparatado. Siguió ese rastro e ignoró el perdido y pronto la encontró, allí estaba y la reconoció al momento. Volvió a su forma humana.
- Nana Black... - Murmuró pensativo. Los copos de nieve caían sobre su cabeza, ya habían entrado en el norte, en el territorio de dragones, pero él no temía la furia del consejo al igual que el Líder tampoco. Hacía frío, se sentía mucho más cálido bajo la piel lupina pero no podía cargarla en esa forma. Estaba herida y aún sería peligrosa, pero él podría vencerla en cualquier momento en ese estado. Se la colgó al hombro. - No deja de ser la líder de Colmillo de Hierro, pero en el fondo no es más que otra hermana, así que hay que ayudarla. - Miró al cielo y vio que les esperaba tormenta, los copos de nieve eran el principio y se olía en el aire- Y hay que buscar refugio. - Sabía que cerca había algunas cuevas pero no recordaba su ubicación con exactitud, si se encontrasen en el bosque del este... pero aquella tierra no la conocía igual de bien. - Vamos, Kaala, hay que buscar un refugio y curar a la muchacha, aunque me temo que después se rebele contra nosotros por ser de La Manada, no podemos hacer menos por otra pura sangre.
Echaron a andar. La noche ya cubría el firmamento completamente y se veía poco pues las nubes tapaban la luz lunar. Lo que iba a hacer no le gustaría a Thorbald, muy probablemente luego tendría que dejarla marchar pues sabía que no era rival para ella, pero eran dos... nada indicaba que Kaala fuese a seguir a la mujer pues había bebido agua con ella, pero tampoco nada denotaba su fidelidad hacia el Líder. Todo era tan complicado...
Pronto encontraron un refugio, pequeño, pero era más de lo que tenían, así que lo aceptaron de buen grado. No tenían nada para cerrar las heridas pero cuando las observó con detenimiento supo de qué eran: los tres hermanos sin conocimiento del bosque, no los había matado. - Otro hubiese acabado con ellos, tú los dejaste vivir. - Hizo otra pausa y miró a Kaala. - Ves a por madera antes de que empiece la tormenta y date prisa en volver.
- Nana Black... - Murmuró pensativo. Los copos de nieve caían sobre su cabeza, ya habían entrado en el norte, en el territorio de dragones, pero él no temía la furia del consejo al igual que el Líder tampoco. Hacía frío, se sentía mucho más cálido bajo la piel lupina pero no podía cargarla en esa forma. Estaba herida y aún sería peligrosa, pero él podría vencerla en cualquier momento en ese estado. Se la colgó al hombro. - No deja de ser la líder de Colmillo de Hierro, pero en el fondo no es más que otra hermana, así que hay que ayudarla. - Miró al cielo y vio que les esperaba tormenta, los copos de nieve eran el principio y se olía en el aire- Y hay que buscar refugio. - Sabía que cerca había algunas cuevas pero no recordaba su ubicación con exactitud, si se encontrasen en el bosque del este... pero aquella tierra no la conocía igual de bien. - Vamos, Kaala, hay que buscar un refugio y curar a la muchacha, aunque me temo que después se rebele contra nosotros por ser de La Manada, no podemos hacer menos por otra pura sangre.
Echaron a andar. La noche ya cubría el firmamento completamente y se veía poco pues las nubes tapaban la luz lunar. Lo que iba a hacer no le gustaría a Thorbald, muy probablemente luego tendría que dejarla marchar pues sabía que no era rival para ella, pero eran dos... nada indicaba que Kaala fuese a seguir a la mujer pues había bebido agua con ella, pero tampoco nada denotaba su fidelidad hacia el Líder. Todo era tan complicado...
Pronto encontraron un refugio, pequeño, pero era más de lo que tenían, así que lo aceptaron de buen grado. No tenían nada para cerrar las heridas pero cuando las observó con detenimiento supo de qué eran: los tres hermanos sin conocimiento del bosque, no los había matado. - Otro hubiese acabado con ellos, tú los dejaste vivir. - Hizo otra pausa y miró a Kaala. - Ves a por madera antes de que empiece la tormenta y date prisa en volver.
Fehu
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Poco después de seguir los olores separados nos encontramos con un cuerpo en la nieve. Nana Black... La loba negra que conocí hacía poco tiempo atrás... Llena de sangre y rodeada de nieve, inconsciente... ¿Realmente siguió a los viajeros a los que acompañaba y luchó para protegerlos? No podía saberlo, pero algo me decía que así fue. Ojo rojo se la cargó al hombro en su forma humana y nos dirigimos a buscar un refugio.
Conocía un poco el lugar en el que nos encontrábamos y supe que nos dirigíamos a una pequeña cueva más adelante. Como parecía que el líder del ya disuelto grupo de caza sabía donde iba no dije nada y seguí sus pasos. La loba estaba en su forma humana, desnuda y herida... Pude fijarme en sus heridas; una en el hombro y otra en la pierna. Más tarde me ocuparía de tratarlas debidamente, suerte de que llevaba mi bolsa encima. Me preocupaba su condición pues parecía haber perdido mucha sangre y su cuerpo debía de estar realmente frió... Estaba preocupada por ella pero no podía evitar pensar en la buena impresión que me causó Ojo Rojo. Por la conversación que tuvo con Markus cuando los conocí no parecía ser una aliada de la Manada pero aún así decidió ayudarla, por ser una hermana licántropa pura sangre.
Al encontrar un sitio en el que descansar y tratar a la loba herida Ojo Rojo me mandó a por madera. Salí corriendo pues era importante conseguir que Nana Black entrase en calor. Me transformé en mi forma humana e ignorando el frío del norte recogí las ramas más secas que encontré en los alrededores. Cuando llegué vi que Ojo rojo trataba de limpiar las heridas... Dejé la madera en el suelo y agarré la bolsa que tenía colgada del cuello. Le pasé la piedra para encender fuego al licántropo. - Puedes encender el fuego? Yo me ocupo de Nana Black, confía en mí. - Lo miré a los ojos hasta que cogió la piedra y sin perder más tiempo me puse manos a la obra. En una roca grande y plana coloqué unas plantas que saqué de mi bolsa y las trituré con otra piedra más pequeña. Cuando supuse que sería suficiente fui y cogí algo de nieve limpia de la entrada de la cueva, la derretí en mis manos y la mezclé con la planta medicinal creando una pasta pegajosa. Era el mismo proceso que utilicé con la elfa la vez anterior pero esta vez usando una mezcla de hierbas medicinales que ayudan a cerrar la herida y evitan que se infecte. Cuando hube terminado con otro poco de nieve derretida limpié la sangre de las zonas en las que después apliqué la pasta curativa. Esperaba que eso ayudara...
Ojo Rojo me sacó de mis pensamientos cuando cogió una vez más a la loba en brazos para acercarla al fuego que había preparado. Yo también me acerqué y miré a Nana con tristeza... Eso se lo habían hecho lobos... Lobos que debían haber ido por Lys y Alandor seguramente. ¿Estarían ellos bien? Le debía mucho si realmente ella los ayudó. Sin decir palabra alguna y tras una rápida mirada a Ojo Rojo me transformé en lobo dejando mi bolsa cerca y me acurruqué al lado de la mujer desnuda para prestarle algo de mi calor, teniendo cuidado con sus heridas. No me dormí, solo permanecí tumbada en silencio observando el fuego danzante, perdida en mis pensamientos...
Conocía un poco el lugar en el que nos encontrábamos y supe que nos dirigíamos a una pequeña cueva más adelante. Como parecía que el líder del ya disuelto grupo de caza sabía donde iba no dije nada y seguí sus pasos. La loba estaba en su forma humana, desnuda y herida... Pude fijarme en sus heridas; una en el hombro y otra en la pierna. Más tarde me ocuparía de tratarlas debidamente, suerte de que llevaba mi bolsa encima. Me preocupaba su condición pues parecía haber perdido mucha sangre y su cuerpo debía de estar realmente frió... Estaba preocupada por ella pero no podía evitar pensar en la buena impresión que me causó Ojo Rojo. Por la conversación que tuvo con Markus cuando los conocí no parecía ser una aliada de la Manada pero aún así decidió ayudarla, por ser una hermana licántropa pura sangre.
Al encontrar un sitio en el que descansar y tratar a la loba herida Ojo Rojo me mandó a por madera. Salí corriendo pues era importante conseguir que Nana Black entrase en calor. Me transformé en mi forma humana e ignorando el frío del norte recogí las ramas más secas que encontré en los alrededores. Cuando llegué vi que Ojo rojo trataba de limpiar las heridas... Dejé la madera en el suelo y agarré la bolsa que tenía colgada del cuello. Le pasé la piedra para encender fuego al licántropo. - Puedes encender el fuego? Yo me ocupo de Nana Black, confía en mí. - Lo miré a los ojos hasta que cogió la piedra y sin perder más tiempo me puse manos a la obra. En una roca grande y plana coloqué unas plantas que saqué de mi bolsa y las trituré con otra piedra más pequeña. Cuando supuse que sería suficiente fui y cogí algo de nieve limpia de la entrada de la cueva, la derretí en mis manos y la mezclé con la planta medicinal creando una pasta pegajosa. Era el mismo proceso que utilicé con la elfa la vez anterior pero esta vez usando una mezcla de hierbas medicinales que ayudan a cerrar la herida y evitan que se infecte. Cuando hube terminado con otro poco de nieve derretida limpié la sangre de las zonas en las que después apliqué la pasta curativa. Esperaba que eso ayudara...
Ojo Rojo me sacó de mis pensamientos cuando cogió una vez más a la loba en brazos para acercarla al fuego que había preparado. Yo también me acerqué y miré a Nana con tristeza... Eso se lo habían hecho lobos... Lobos que debían haber ido por Lys y Alandor seguramente. ¿Estarían ellos bien? Le debía mucho si realmente ella los ayudó. Sin decir palabra alguna y tras una rápida mirada a Ojo Rojo me transformé en lobo dejando mi bolsa cerca y me acurruqué al lado de la mujer desnuda para prestarle algo de mi calor, teniendo cuidado con sus heridas. No me dormí, solo permanecí tumbada en silencio observando el fuego danzante, perdida en mis pensamientos...
Kaala
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Había perdido de nuevo la consciencia, su mente se había quedado negra, vacía de recuerdos y de sueños, no había nada más que oscuridad. No sentía miedo, había pasado aquello tantas veces que sentir el gélido aliento de la muerte en la nuca era ya casi algo rutinario. Moriría con una sonrisa en los labios, feliz de haber vivido todo aquello; Entonces lo notó, una mano le tocó el hombro, sintió calor, sintió vida entre tanta muerte.
Cuando pudo entreabrir los ojos una silueta de un niño se dibujó en la nieve, pelo blanco, sonrisa inocente. Alfgard; No podía creer lo que veían sus ojos, quizá ya estaba muerta y veía espíritus, quizá... Pero el hombro le dolía a rabiar. Extendió el brazo intentando alcanzar al niño pero se estaban moviendo, ¿Quién la cargaba? ¿Por qué se la llevaban? Quería morir allí, quizá esa sería su salvación. Volvió a perder la consciencia, no fue capaz de llamar por última vez al niño dragón; Estaba cuidando de ella, siempre lo había hecho. Aún inconsciente una lágrima resbaló por su mejilla. Ahora sabía por qué nunca había muerto por muy extremas que fuesen sus circunstancias.
"Quién lo diría, salvada por el espíritu de un niño dragón, qué triste. "Dialogaba en su subconsciente con su lobo, ambos sentados en mitad de la nada. Poco a poco se fue dibujando un bosque, la cueva, su hogar, o lo que algún día fue su hogar; No iba a morir allí, ahora lo sabía. Le costaba respirar puesto que su corazón intentaba volver al ritmo normal de los latidos y los pulmones se habían contraído por el frío. "¿Y ese calor..?" Sintió calor en los pies, como la vez que Ontarion le frotó los pies, y después más calor, como si alguien la abrazase.
Poco a poco recuperó la consciencia, abrió los ojos, la luz de la hoguera la cegaba. "¿Hoguera?" Frunció el ceño, aún veía borroso, pero pudo ver una silueta humana al lado del fuego. ¿Cazadores quizá? No tenía fuerzas ni para olfatear.
-¿Dónde estoy...? -Preguntó en voz muy baja, tenía la garganta seca y apenas salían los sonidos de sus labios. Palpó un poco con las manos y notó algo peludo y blando, giró la cabeza, sus ojos no lo podían creer, ¿Kaala? La reconoció nada más verla. Miró de nuevo por el rabillo del ojo a la silueta humana, Ojo rojo, sonrió, no sabía muy bien por qué estaban allí, pero lo único que quería ahora era dormir, ya habría tiempo de explicaciones más tarde; Quizá su muerte sería peor de lo que imaginaba, a manos de Thorbald o Markus, como fuese, ella estaba satisfecha con su vida. Volvió a cerrar los ojos acurrucándose al lado de Kaala. Un ápice de calor entre tanto frío.
Cuando pudo entreabrir los ojos una silueta de un niño se dibujó en la nieve, pelo blanco, sonrisa inocente. Alfgard; No podía creer lo que veían sus ojos, quizá ya estaba muerta y veía espíritus, quizá... Pero el hombro le dolía a rabiar. Extendió el brazo intentando alcanzar al niño pero se estaban moviendo, ¿Quién la cargaba? ¿Por qué se la llevaban? Quería morir allí, quizá esa sería su salvación. Volvió a perder la consciencia, no fue capaz de llamar por última vez al niño dragón; Estaba cuidando de ella, siempre lo había hecho. Aún inconsciente una lágrima resbaló por su mejilla. Ahora sabía por qué nunca había muerto por muy extremas que fuesen sus circunstancias.
"Quién lo diría, salvada por el espíritu de un niño dragón, qué triste. "Dialogaba en su subconsciente con su lobo, ambos sentados en mitad de la nada. Poco a poco se fue dibujando un bosque, la cueva, su hogar, o lo que algún día fue su hogar; No iba a morir allí, ahora lo sabía. Le costaba respirar puesto que su corazón intentaba volver al ritmo normal de los latidos y los pulmones se habían contraído por el frío. "¿Y ese calor..?" Sintió calor en los pies, como la vez que Ontarion le frotó los pies, y después más calor, como si alguien la abrazase.
Poco a poco recuperó la consciencia, abrió los ojos, la luz de la hoguera la cegaba. "¿Hoguera?" Frunció el ceño, aún veía borroso, pero pudo ver una silueta humana al lado del fuego. ¿Cazadores quizá? No tenía fuerzas ni para olfatear.
-¿Dónde estoy...? -Preguntó en voz muy baja, tenía la garganta seca y apenas salían los sonidos de sus labios. Palpó un poco con las manos y notó algo peludo y blando, giró la cabeza, sus ojos no lo podían creer, ¿Kaala? La reconoció nada más verla. Miró de nuevo por el rabillo del ojo a la silueta humana, Ojo rojo, sonrió, no sabía muy bien por qué estaban allí, pero lo único que quería ahora era dormir, ya habría tiempo de explicaciones más tarde; Quizá su muerte sería peor de lo que imaginaba, a manos de Thorbald o Markus, como fuese, ella estaba satisfecha con su vida. Volvió a cerrar los ojos acurrucándose al lado de Kaala. Un ápice de calor entre tanto frío.
Nana
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Observó como utilizaba sus remedios para sanar heridas. Había algunos curanderos por La Manada pero escaseaban, la verdad es que jamás lo hubiese imaginado pero esa chica era bastante más útil de lo que parecía, pues sabía tratar a los heridos. Él conocía las nociones básicas, pero no conocía de hierbas, por lo menos no muchas. Asintió con satisfacción.
El fuego prendió enseguida y se calentó las manos allí. Hacía realmente bastante frío, habían encontrado a la mujer justo a tiempo porque unos minutos más con esa temperatura y habría muerto, además de que había empezado ya la tormenta, por suerte estaban a buen recaudo en las entrañas de la cueva.
Estaba distraído mirando caer la nieve, la ventisca, escuchando el ruido que hacía el aire congelado cuando oyó algo más, una débil voz que procedía de la que podía hablar como su invitada. No pudo evitar sonreír, si había despertado, había esperanza. Hasta entonces pensó que moriría, y si no por lo menos tenía muchas posibilidades. Desangramiento, frío extremo, forma humana...
- Nana, estás en tierras del Consejo. Te encontramos herida. Ahora deberías descansar y cuando la tormenta amaine y no hayas despertado completamente hablaremos. Ahora dormirás. - Miró a Kaala. - Tú también dormirás, al igual que yo. Nadie osará entrar en una guarida de lobos en plena tormenta, tendrían que estar demasiado locos, y menos con tres pura sangre. - Se transformó en lobo y se acercó a Nana y Kaala por el lado donde el fuego era menos intenso y se acostó allí, pegado a sus cuerpos, rozando el pelo de la loba y la piel de la mujer.
Se quedó escuchando el sonido de la nieve, aquél le reconfortaba y lo hacía sentir bien cerca de las llamas y de las otras pieles, era terrorífico cuando quería pero si algo era él, era un lobo con honor y haría lo que debía hacer, y por eso se acostó a su lado, y es que jamás lo hubiese hecho si no hubiese sido porque eran tres. Y ya había gastado una.
Pronto, más de lo que le hubiese gustado, llegó el amanecer y la tormenta había amainado, el sol golpeaba la nieve con furia y él abría sus ojos. Fue el primero en despertarse y salió a la luz a desperezarse.
El fuego prendió enseguida y se calentó las manos allí. Hacía realmente bastante frío, habían encontrado a la mujer justo a tiempo porque unos minutos más con esa temperatura y habría muerto, además de que había empezado ya la tormenta, por suerte estaban a buen recaudo en las entrañas de la cueva.
Estaba distraído mirando caer la nieve, la ventisca, escuchando el ruido que hacía el aire congelado cuando oyó algo más, una débil voz que procedía de la que podía hablar como su invitada. No pudo evitar sonreír, si había despertado, había esperanza. Hasta entonces pensó que moriría, y si no por lo menos tenía muchas posibilidades. Desangramiento, frío extremo, forma humana...
- Nana, estás en tierras del Consejo. Te encontramos herida. Ahora deberías descansar y cuando la tormenta amaine y no hayas despertado completamente hablaremos. Ahora dormirás. - Miró a Kaala. - Tú también dormirás, al igual que yo. Nadie osará entrar en una guarida de lobos en plena tormenta, tendrían que estar demasiado locos, y menos con tres pura sangre. - Se transformó en lobo y se acercó a Nana y Kaala por el lado donde el fuego era menos intenso y se acostó allí, pegado a sus cuerpos, rozando el pelo de la loba y la piel de la mujer.
Se quedó escuchando el sonido de la nieve, aquél le reconfortaba y lo hacía sentir bien cerca de las llamas y de las otras pieles, era terrorífico cuando quería pero si algo era él, era un lobo con honor y haría lo que debía hacer, y por eso se acostó a su lado, y es que jamás lo hubiese hecho si no hubiese sido porque eran tres. Y ya había gastado una.
Pronto, más de lo que le hubiese gustado, llegó el amanecer y la tormenta había amainado, el sol golpeaba la nieve con furia y él abría sus ojos. Fue el primero en despertarse y salió a la luz a desperezarse.
Fehu
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
No recordaba cuándo me había dormido pero así fue. Lo único que podía hallar en mi memoria era el baile del fuego ante mí, calentando nuestros cuerpos congelados... Miré a mi alrededor. Nana seguía dormida pero se veía que en verdad no era más que un sueño, pues parecía estar mejor. La hoguera se había apagado pero las brasas aún hacían lo que podían para calentar un poco la pequeña cueva. Me alejé silenciosamente de la mujer para no despertarla y me acerqué con cuidado al hombre que estaba en la entrada de la cueva. Cuando llegué a su lado me transformé en mi forma humana para poder hablar con él.
- Esto... - Lo miré unos segundos a los ojos y luego aparté la vista algo avergonzada y la centré en los árboles nevados. Mi personalidad más sumisa y torpe salió a la luz... - ¿Por qué ayudaste a Nana Black? La conocí a la vez que conocí a Markus y no parecían llevarse muy bien... Ella no es una aliada de la Manada... ¿no? Entonces... ¿Por qué? - Lo miré otra vez a los ojos. Ni yo misma sabía por qué quería escuchar su respuesta con tanta intensidad... Tal vez quería ver que hasta él tenía un lado amable, o eso esperaba... Hasta ahora la Manada no hizo más que engañarme o forzarme con crueldad a cosas que no quería hacer... ¿Podría él ser diferente? Volví a mirar el paisaje nevado... Brillaba con los reflejos del sol, era algo hermoso y tranquilizador.
Cogí algo de nieve blanca y cristalina y la derretí entre mis manos para beber el agua fría. Aún con el frió matutino del norte parecía estar en un cuento, un cuento blanco y puro en el que la paz reinaba y todos eran felices. Sería algo hermoso si realmente fuese así... Algo más alegre giré sobre mí misma con los brazos extendidos para acabar cara a cara con Ojo rojo. Sonreí.
- En verdad... Qué importa si lo hiciste con buenas o malas intenciones, la salvaste, y eso es maravilloso. De alguna forma... Me siento un poco más en paz ahora... Gracias. - Volví a girarme para coger un poco más de nieve. El paisaje consiguió calmar mi alma hasta tal punto que permití relajarme un poco. Lo que veía tan importante y aterrador el día anterior se volvió más sencillo. Solo debía dejarme llevar, dejarme llevar por el destino que estaba escrito para mí. Si no me gustaba solo tenía que reescribirlo cuando llegase el momento. Tan sencillo... Me reí
- Esto... - Lo miré unos segundos a los ojos y luego aparté la vista algo avergonzada y la centré en los árboles nevados. Mi personalidad más sumisa y torpe salió a la luz... - ¿Por qué ayudaste a Nana Black? La conocí a la vez que conocí a Markus y no parecían llevarse muy bien... Ella no es una aliada de la Manada... ¿no? Entonces... ¿Por qué? - Lo miré otra vez a los ojos. Ni yo misma sabía por qué quería escuchar su respuesta con tanta intensidad... Tal vez quería ver que hasta él tenía un lado amable, o eso esperaba... Hasta ahora la Manada no hizo más que engañarme o forzarme con crueldad a cosas que no quería hacer... ¿Podría él ser diferente? Volví a mirar el paisaje nevado... Brillaba con los reflejos del sol, era algo hermoso y tranquilizador.
Cogí algo de nieve blanca y cristalina y la derretí entre mis manos para beber el agua fría. Aún con el frió matutino del norte parecía estar en un cuento, un cuento blanco y puro en el que la paz reinaba y todos eran felices. Sería algo hermoso si realmente fuese así... Algo más alegre giré sobre mí misma con los brazos extendidos para acabar cara a cara con Ojo rojo. Sonreí.
- En verdad... Qué importa si lo hiciste con buenas o malas intenciones, la salvaste, y eso es maravilloso. De alguna forma... Me siento un poco más en paz ahora... Gracias. - Volví a girarme para coger un poco más de nieve. El paisaje consiguió calmar mi alma hasta tal punto que permití relajarme un poco. Lo que veía tan importante y aterrador el día anterior se volvió más sencillo. Solo debía dejarme llevar, dejarme llevar por el destino que estaba escrito para mí. Si no me gustaba solo tenía que reescribirlo cuando llegase el momento. Tan sencillo... Me reí
Kaala
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Las palabras de ojo rojo resonaban en su mente como si estuviese en otro mundo, ella tan solo escuchaba su respiración, entrecortada y difusa, como si su cuerpo se hubiese olvidado de cómo se hacía. Con el calor de los dos lobos se durmió tranquilamente, si moría al día siguiente, si moría allí mismo causa de sus heridas, poco le importaba ya pues había sentido el aliento de la muerte en su espalda y ésta había salido corriendo. Aquella noche no soñó, tan solo el descanso llenaba su mente, paz y tranquilidad, por una vez en mucho tiempo se sentía bien consigo misma y con lo que había hecho.
Despertó, no sabía cuánto tiempo había dormido, siquiera sabía si aquello era real. Quizá aún seguía tirada en la nieve, inconsciente, muriendo poco a poco, sola, como siempre había estado toda su vida. Abrió los ojos tapándose con las manos, le cegó la luz matinal que entraba por la puerta de la cueva. Suspiró, y veía como el vaho salía de su boca; Estaba viva, o al menos eso le parecía. No sentía sus heridas, era como si el frío las hubiese congelado.
Miró a su alrededor, no estaban ni Ojo rojo ni Kaala, ¿Se habrían ido sin ella? Habría sido lo más normal, bastante habían hecho ya en salvarla y darle cobijo durante la tormenta. Volvió a tumbarse y miró al final de la cueva, los pudo ver a los dos en su forma humana, conversando, entonces escuchó la pregunta de Kaala y sonrió. "Esta chica no entiende mucho de lobos..." Pensó riendo, era tan inocente, se notaba que no había tenido mucho trato con clanes ni manadas.
-Es un pacto de honor, suele ser entre todos los lobos, algunos aún lo respetan, otros ya no tanto... -Contestó apoyándose en la pared de la cueva mientras se sostenía el brazo para no mover el hombro herido. Miró a Ojo rojo, sabía que él no la iba a matar, pero tendría que entregarse a Thorbald, y él no tendría ningún miramiento; Pese al honor de aquel hombre, Nana era un impedimento para sus planes, era una molestia para la raza, una maldita, debía morir; Él ni siquiera la tomaba como una hermana y ella era consciente de aquello.
Despertó, no sabía cuánto tiempo había dormido, siquiera sabía si aquello era real. Quizá aún seguía tirada en la nieve, inconsciente, muriendo poco a poco, sola, como siempre había estado toda su vida. Abrió los ojos tapándose con las manos, le cegó la luz matinal que entraba por la puerta de la cueva. Suspiró, y veía como el vaho salía de su boca; Estaba viva, o al menos eso le parecía. No sentía sus heridas, era como si el frío las hubiese congelado.
Miró a su alrededor, no estaban ni Ojo rojo ni Kaala, ¿Se habrían ido sin ella? Habría sido lo más normal, bastante habían hecho ya en salvarla y darle cobijo durante la tormenta. Volvió a tumbarse y miró al final de la cueva, los pudo ver a los dos en su forma humana, conversando, entonces escuchó la pregunta de Kaala y sonrió. "Esta chica no entiende mucho de lobos..." Pensó riendo, era tan inocente, se notaba que no había tenido mucho trato con clanes ni manadas.
-Es un pacto de honor, suele ser entre todos los lobos, algunos aún lo respetan, otros ya no tanto... -Contestó apoyándose en la pared de la cueva mientras se sostenía el brazo para no mover el hombro herido. Miró a Ojo rojo, sabía que él no la iba a matar, pero tendría que entregarse a Thorbald, y él no tendría ningún miramiento; Pese al honor de aquel hombre, Nana era un impedimento para sus planes, era una molestia para la raza, una maldita, debía morir; Él ni siquiera la tomaba como una hermana y ella era consciente de aquello.
Nana
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
"Las viejas costumbres son para viejos como yo..." Pensó Ojo Rojo mientras hablaba la loba negra. No debía haberla salvado pero era su deber, y a pesar de que no eran hermanos, no dejaban de ser de la misma raza, y aunque no eran hermanos había dejado vivir a tres que sí lo eran. Los conocía, uno de ellos era un rufián y se llevaba a la boca toda aquella presa que podía capturar, el otro era un muchacho de buen corazón pero siempre servil que acataba las órdenes sin pestañear y el tercero, por el cual le había salvado la vida, era Rennek Halfan, un viejo compañero de manada antes de entrar al servicio de La Manada, ha ya muchísimos años atrás, compañero fiel desde siempre. Los conocía a los tres, aunque realmente conocía a cada lobo que se paseaba por la Arboleda, a unos más y a otros menos. ¿Por qué se había unido a Thorbald? Ya no lo recordaba pero debía ser algo grande, pues cada día estaba más loco, sobretodo desde que Nana Black, la mujer a la que había salvado, le hacía competencia con el Colmillo y hacía bajar el poder del Líder. "Realmente necesitaba una dosis de humildad, aunque no me corresponde a mí decirlo ni pensarlo..."
Miró a Nana fijamente. - Nana Black, seré franco y breve. No te he salvado por ningún pacto, pues yo solo prometí no atacar a otros lobos, no mancharme las fauces con sangre de lobo y te recuerdo que no eres mi hermana para salvar tu vida, sin embargo tienes tres, pero has gastado uno con tu vida. - La miró a los ojos, preguntándose si sabía de qué hablaba, pero por si acaso volvió a hablar, explicándolo, y esta vez miró a Kaala porque sabía que ella no lo entendería, pues era una novata a pesar de que no era tan joven como muchos que emprendían su primera cacería. - Tres vidas son las que penden de ella pues no los ha matado cuando ellos la atacaron, nuestros hermanos, y esas tres vidas perdonadas son las que Ojo Rojo le concede. Una fue su salvación, otra, su libertad. No te hemos visto, ni lo haremos. Te queda otra y estaremos en paz.
Se dio la vuelta y les dio la espalda a su vez. "Dioses... espero estar haciendo bien, pues ella salvó a mis hermanos cuando pudo haberlos matado, y he sido agraciado con el Don de la justicia gracias a la edad, pero igualmente... es quien es..." Suspiró resignado. No podía hacerle nada pues era honroso dejarla ir, pero dónde iría él luego? Thorbald se enteraría, siempre se enteraba de todo. Era probable que ya estuviese al tanto.
Miró a Kaala fijamente, la observó durante un rato antes, y ahora de nuevo. Su cara, sus acciones... no estaba hecha de hierro, a pesar de que había demostrado una frialdad absoluta anteriormente, se había convertido en una niña de golpe, no sabía nada. La Manada sería demasiado dura para ella, sobretodo si se trataba de alguien con una personalidad cambiante. La había calado, ahora, segura como se sentía, su verdadera naturaleza salía a la luz... no estaba hecha para ser una loba, por lo menos de su manada, pero la cuidaría si era por orden de Thorbald, pues era su deber como títere, después de todo.
Miró a Nana fijamente. - Nana Black, seré franco y breve. No te he salvado por ningún pacto, pues yo solo prometí no atacar a otros lobos, no mancharme las fauces con sangre de lobo y te recuerdo que no eres mi hermana para salvar tu vida, sin embargo tienes tres, pero has gastado uno con tu vida. - La miró a los ojos, preguntándose si sabía de qué hablaba, pero por si acaso volvió a hablar, explicándolo, y esta vez miró a Kaala porque sabía que ella no lo entendería, pues era una novata a pesar de que no era tan joven como muchos que emprendían su primera cacería. - Tres vidas son las que penden de ella pues no los ha matado cuando ellos la atacaron, nuestros hermanos, y esas tres vidas perdonadas son las que Ojo Rojo le concede. Una fue su salvación, otra, su libertad. No te hemos visto, ni lo haremos. Te queda otra y estaremos en paz.
Se dio la vuelta y les dio la espalda a su vez. "Dioses... espero estar haciendo bien, pues ella salvó a mis hermanos cuando pudo haberlos matado, y he sido agraciado con el Don de la justicia gracias a la edad, pero igualmente... es quien es..." Suspiró resignado. No podía hacerle nada pues era honroso dejarla ir, pero dónde iría él luego? Thorbald se enteraría, siempre se enteraba de todo. Era probable que ya estuviese al tanto.
Miró a Kaala fijamente, la observó durante un rato antes, y ahora de nuevo. Su cara, sus acciones... no estaba hecha de hierro, a pesar de que había demostrado una frialdad absoluta anteriormente, se había convertido en una niña de golpe, no sabía nada. La Manada sería demasiado dura para ella, sobretodo si se trataba de alguien con una personalidad cambiante. La había calado, ahora, segura como se sentía, su verdadera naturaleza salía a la luz... no estaba hecha para ser una loba, por lo menos de su manada, pero la cuidaría si era por orden de Thorbald, pues era su deber como títere, después de todo.
Fehu
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
La voz de Nana me pilló desprevenida, pues estaba distraída con la nieve de fuera de la cueva... "Pacto de honor"... Realmente no sabía nada de mi propia raza y este pacto del que hablaba parecía ser algo respetable y ancestral. Me gustó y pensé que sería buena idea saber más sobre él más adelante, pero ahora no era el momento...
Cogí rápidamente algo de nieve blanca y limpia y mientras me dirigí a la mujer la derretí en mis manos. Se la acerqué a los labios incitándola a que bebiese... Cuando hubo terminado me fijé discretamente en sus heridas pues no sería bueno si se volvían a abrir. Pero antes de que pudiese aconsejar a la loba que no se moviese demasiado Ojo Rojo habló con voz cortante. Después de revelar su verdadero motivo por el cual salvó a la loba negra me miró a mí y explicó a qué se refería. Acertó, pues no pude entender del todo sus palabras anteriores...
- Tres vidas son las que penden de ella pues no los ha matado cuando ellos la atacaron, nuestros hermanos, y esas tres vidas perdonadas son las que Ojo Rojo le concede. Una fue su salvación, otra, su libertad. No te hemos visto, ni lo haremos. Te queda otra y estaremos en paz. -
Cuando terminó miré a Nana para ver su reacción, algo nerviosa. Ahora lo entendía, tanto el motivo que tuvo Ojo Rojo para salvarla como la situación en la que se encontraba ahora mismo. Al no ser parte de la Manada y además oponiendo se a sus objetivos, sean cuales fuesen, no deseaban su existencia... Tal vez yo también sería perseguida por la Manada muy pronto, pero no creía ser igual de capaz como ella para enfrentarme a ellos...
Miré al hombre con algo de tristeza... - No se encuentra en condición de dejarla sola... - Aparté un momento la mirada y volví a fijarla en él. - Dijiste... que le debías una vida más, ¿por qué no devolvérsela ahora? Deberíamos llevarla a algún sitio en el que esté a salvo y donde pueda recuperarse sin problemas... - Su mirada no me reveló nada. Era dura y fría, como siempre... Por mi cabeza pasó que si acompañábamos a Nana Black a donde fuese que estuviese a salvo eso lo distraería de su misión inicial, matar a mis amigos. Pero no era correcto aprovecharme así de la situación, pues la prioridad más urgente era el estado de la loba en ese momento... Más adelante trataría de hablar con él sobre la cacería.
Cogí rápidamente algo de nieve blanca y limpia y mientras me dirigí a la mujer la derretí en mis manos. Se la acerqué a los labios incitándola a que bebiese... Cuando hubo terminado me fijé discretamente en sus heridas pues no sería bueno si se volvían a abrir. Pero antes de que pudiese aconsejar a la loba que no se moviese demasiado Ojo Rojo habló con voz cortante. Después de revelar su verdadero motivo por el cual salvó a la loba negra me miró a mí y explicó a qué se refería. Acertó, pues no pude entender del todo sus palabras anteriores...
- Tres vidas son las que penden de ella pues no los ha matado cuando ellos la atacaron, nuestros hermanos, y esas tres vidas perdonadas son las que Ojo Rojo le concede. Una fue su salvación, otra, su libertad. No te hemos visto, ni lo haremos. Te queda otra y estaremos en paz. -
Cuando terminó miré a Nana para ver su reacción, algo nerviosa. Ahora lo entendía, tanto el motivo que tuvo Ojo Rojo para salvarla como la situación en la que se encontraba ahora mismo. Al no ser parte de la Manada y además oponiendo se a sus objetivos, sean cuales fuesen, no deseaban su existencia... Tal vez yo también sería perseguida por la Manada muy pronto, pero no creía ser igual de capaz como ella para enfrentarme a ellos...
Miré al hombre con algo de tristeza... - No se encuentra en condición de dejarla sola... - Aparté un momento la mirada y volví a fijarla en él. - Dijiste... que le debías una vida más, ¿por qué no devolvérsela ahora? Deberíamos llevarla a algún sitio en el que esté a salvo y donde pueda recuperarse sin problemas... - Su mirada no me reveló nada. Era dura y fría, como siempre... Por mi cabeza pasó que si acompañábamos a Nana Black a donde fuese que estuviese a salvo eso lo distraería de su misión inicial, matar a mis amigos. Pero no era correcto aprovecharme así de la situación, pues la prioridad más urgente era el estado de la loba en ese momento... Más adelante trataría de hablar con él sobre la cacería.
Kaala
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Miró y sonrió a las palabras de Ojo Rojo, Thorbald le había comido la cabeza como a todos, todos acababan odiando a todo lobo que no fuese parte de la manada, y más a ella, pelaje negro, ojos amarillos... Era la deshonra para cualquier clan, para cualquier lobo sangre pura. Hacía ya tiempo que lo había asumido, toda su vida sola en mitad de aquello, y seguiría estándolo por muchos años más, le gustase o no.
Frunció el ceño al escuchar a Kaala y sonrió negando con la cabeza, no pensaba gastar el tercer favor, al menos no todavía. Bebió de lo que le ofrecía y le agradeció con una sonrisa.
-Debéis marchar, Thorbald ya sabrá lo que has hecho, Ojo Rojo, y no creo que le guste mucho esto. -Miró a Kaala a los ojos. No, a ella el líder de la manada no la perdonaría por traición, debía protegerla. -No podéis volver a la manada. -Clavó sus ojos en Ojo Rojo, seria. -Thorbald os utilizará para cualquier misión suicida después de esto, no podrá volver a confiar en vosotros. -En parte estaba recelosa, no podía invitarles a participar en un clan enemigo como era el colmillo, pero si seguían en la manada el único destino que les quedaba era morir.
-No puedo dejar que muráis por salvarme. Quizá tengas razón y no seamos hermanos, pero somos lobos, y no le deseo la muerte a ningún igual. -Volvió a mirar a Kaala, no sabía si la chica estaba preparada para afrontar lo que sería convertirse en un exiliado, a penas empezaba a entender ahora lo que suponía ser un lobo. -Si os unís al colmillo Thorbald no os podrá hacer daño. -No se sentía del todo bien pidiendo aquello, pero una cosa era cierta, ningún lobo podía tocar a los de su clan sin que los demás licántropos de Aerandir se echasen encima de quien lo hizo, ahora Nana llevaba las riendas y a la manada aquello no le gustaba lo más mínimo.
Frunció el ceño al escuchar a Kaala y sonrió negando con la cabeza, no pensaba gastar el tercer favor, al menos no todavía. Bebió de lo que le ofrecía y le agradeció con una sonrisa.
-Debéis marchar, Thorbald ya sabrá lo que has hecho, Ojo Rojo, y no creo que le guste mucho esto. -Miró a Kaala a los ojos. No, a ella el líder de la manada no la perdonaría por traición, debía protegerla. -No podéis volver a la manada. -Clavó sus ojos en Ojo Rojo, seria. -Thorbald os utilizará para cualquier misión suicida después de esto, no podrá volver a confiar en vosotros. -En parte estaba recelosa, no podía invitarles a participar en un clan enemigo como era el colmillo, pero si seguían en la manada el único destino que les quedaba era morir.
-No puedo dejar que muráis por salvarme. Quizá tengas razón y no seamos hermanos, pero somos lobos, y no le deseo la muerte a ningún igual. -Volvió a mirar a Kaala, no sabía si la chica estaba preparada para afrontar lo que sería convertirse en un exiliado, a penas empezaba a entender ahora lo que suponía ser un lobo. -Si os unís al colmillo Thorbald no os podrá hacer daño. -No se sentía del todo bien pidiendo aquello, pero una cosa era cierta, ningún lobo podía tocar a los de su clan sin que los demás licántropos de Aerandir se echasen encima de quien lo hizo, ahora Nana llevaba las riendas y a la manada aquello no le gustaba lo más mínimo.
Nana
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Escuchó todas las palabras de la loba, era demasiado joven a pesar de la experiencia en batalla que poseía y pudo adelantarse a todas las frases que salían de sus labios. Sabía lo que decía, lo que quería decir y lo que diría, y todo lo que había dicho él lo había pensado con anterioridad, pero jamás se le había pasado por la cabeza unirse al Colmillo. Era la mejor elección sin duda para una cualquiera con ganas de vivir. Miró a Kaala, la había arrastrado con él. - La chica escogerá su propia decisión, no la haré elegir, y la animo a que te siga pues por mi culpa está condenada en La Manada. - Miró a la loba negra de nuevo con su único ojo, leyendo sus facciones, sus expresiones, sus movimientos...
Ojo Rojo llevaba muchísimos años en La Manada, casi desde sus orígenes, siempre había cumplido con todo lo que le habían pedido y nunca había dejado de lado a un hermano, hacía todo lo que podía por los lobos, ese era su honor, el honor de un viejo lobo de bosque preocupado por todos los integrantes de su manada, sus amigos, sus hermanos.
Recordaba que era lo que al principio todo era así, Thorbald era igual de controlador que siempre pero era más permisivo, desde que la loba había aparecido... se había vuelto más maniático, más escrupuloso, no soportaba la idea de que hubiese licántropos que no lo obedeciesen a pesar de ser el primero y más perfecto de todos. "La Manada ya no es lo que era..." pero él no podía olvidar y renegar de sus hermanos e irse con sus enemigos. ¿Dónde estaba el honor en eso? Si bien es cierto que muchos de los lobos se habían vuelto mezquinos, no quería verse en medio de todo. Había tomado una decisión.
- Nana, yo, al que llaman Ojo Rojo no me uniré a tu colmillo, pues como deberías saber, sería mancillar mi honor para con mis hermanos, pero esos a los que llamo por este nombre me despedazarían si saben lo que he hecho, por ello lo que haré es nada. - Suspiró largamente, no podía creer lo que estaba diciendo pero así era y era lo mejor. - No volveré con La Manada, los he traicionado, tampoco iré contigo, ya sabes mis motivos. Vagaré como un lobo solitario y ayudaré a cualquier licántropo que necesite mi ayuda, sea blanco o negro, y no tendré hermanos, seré como Kaala lo fue antes de llegar a nosotros. - Se acercó a Kaala y la asió del brazo con un poco de fuerza y la miró a los ojos, recordando lo que le habían dicho antes de salir. Tenía órdenes de acabar con la loba al menor indicio de traición, y podría haberlo hecho cuando bebían agua, no confiaba en ella entonces, pero no lo hizo, pero ante otro lobo aquellas palabras podrían haberle costado la vida. Tenía también información sobre la misión, acabar con la elfa y el dragón pero la cosa no acababa ahí, al completarla satisfactoriamente tendría que decirle cual de los lobos era su medio hermano de sangre. Suspiró. - No sé qué te dijo Thorbald, muchacha, yo no soy tu mestizo, pero estar estaba, se llama Arys Phelter y tenía el pelaje gris, bastante común he de reconocer, pero eso es lo que me dijeron. Creo que deberías saberlo.
Ojo Rojo llevaba muchísimos años en La Manada, casi desde sus orígenes, siempre había cumplido con todo lo que le habían pedido y nunca había dejado de lado a un hermano, hacía todo lo que podía por los lobos, ese era su honor, el honor de un viejo lobo de bosque preocupado por todos los integrantes de su manada, sus amigos, sus hermanos.
Recordaba que era lo que al principio todo era así, Thorbald era igual de controlador que siempre pero era más permisivo, desde que la loba había aparecido... se había vuelto más maniático, más escrupuloso, no soportaba la idea de que hubiese licántropos que no lo obedeciesen a pesar de ser el primero y más perfecto de todos. "La Manada ya no es lo que era..." pero él no podía olvidar y renegar de sus hermanos e irse con sus enemigos. ¿Dónde estaba el honor en eso? Si bien es cierto que muchos de los lobos se habían vuelto mezquinos, no quería verse en medio de todo. Había tomado una decisión.
- Nana, yo, al que llaman Ojo Rojo no me uniré a tu colmillo, pues como deberías saber, sería mancillar mi honor para con mis hermanos, pero esos a los que llamo por este nombre me despedazarían si saben lo que he hecho, por ello lo que haré es nada. - Suspiró largamente, no podía creer lo que estaba diciendo pero así era y era lo mejor. - No volveré con La Manada, los he traicionado, tampoco iré contigo, ya sabes mis motivos. Vagaré como un lobo solitario y ayudaré a cualquier licántropo que necesite mi ayuda, sea blanco o negro, y no tendré hermanos, seré como Kaala lo fue antes de llegar a nosotros. - Se acercó a Kaala y la asió del brazo con un poco de fuerza y la miró a los ojos, recordando lo que le habían dicho antes de salir. Tenía órdenes de acabar con la loba al menor indicio de traición, y podría haberlo hecho cuando bebían agua, no confiaba en ella entonces, pero no lo hizo, pero ante otro lobo aquellas palabras podrían haberle costado la vida. Tenía también información sobre la misión, acabar con la elfa y el dragón pero la cosa no acababa ahí, al completarla satisfactoriamente tendría que decirle cual de los lobos era su medio hermano de sangre. Suspiró. - No sé qué te dijo Thorbald, muchacha, yo no soy tu mestizo, pero estar estaba, se llama Arys Phelter y tenía el pelaje gris, bastante común he de reconocer, pero eso es lo que me dijeron. Creo que deberías saberlo.
Fehu
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Nana muy seriamente nos avisó de que ya no podríamos volver a la Manada... Dijo que Thorbald no nos aceptaría después de haberla salvado. Yo no pensaba volver viva a la Manada de todas formas. O moría evitando la cacería o conseguía escapar sin involucrar a Lys y Alandor. Ese fue siempre mi objetivo.
- No puedo dejar que muráis por salvarme. Quizá tengas razón y no seamos hermanos, pero somos lobos, y no le deseo la muerte a ningún igual. - Me miró. - Si os unís al colmillo Thorbald no os podrá hacer daño. -
¿Unirme a el Colmillo? Tampoco había pensado en esa opción... En el mismo momento que conocí al líder de la Manada supe que todos los que me rodearan estarían en peligro... ¿Sería así también si me unía al Colmillo? ¿No les causaría problemas? Ojo Rojo habló antes que yo...
- La chica escogerá su propia decisión, no la haré elegir, y la animo a que te siga pues por mi culpa está condenada en La Manada. - dijo mirándome a los ojos.
¿Realmente me estaba dejando ir? Lo miré extrañada... Explicó que no se uniría al clan de la loba negra pero que tampoco se quedaría en la manada. No parecía estar muy contento con el tema pero aseguró que vagaría por los bosques ayudando a los licántropos en problemas... Al fin pude darme cuenta de que realmente no era una mala persona... Se acercó a mí y me agarró del hombro con fuerza.
- No sé qué te dijo Thorbald, muchacha, yo no soy tu mestizo, pero estar estaba, se llama Arys Phelter y tenía el pelaje gris, bastante común he de reconocer, pero eso es lo que me dijeron. Creo que deberías saberlo. -
Yo... ¿Realmente había alguien con mi misma sangre entre los lobos que nos acompañaron...? No creí que fuese verdad... Mi ojos se humedecieron un poco y parpadeé mirando hacia el suelo para no llorar... Miré una vez más a Nana Black. Recordé sus palabras... Realmente hay mucho que desconozco de los lobos.. Volví a mirar a Ojo Rojo con una sonrisa. - Nana tiene razón... Aún sin ser hermanos de sangre todos somos cercanos por ser lo que somos. Aún así eso no me desviará de mi búsqueda, aún quiero saber que le pasó a la Luna Negra y haré lo que pueda para hacerlo sin la ayuda de la Manada. - Agarré su mano, la que yacía sobre mi hombro, con la mía propia y lo miré entristecida - Yo... No iba a matar a mis amigos. Thorbald me mandó matar a los viajeros que conocí sin darme otra opción más que la muerte. Y aunque eligiese morir supe que mandaría a otros a matar a mis compañeros... Por eso accedí con la intención de evitarlo... - hice una pequeña pausa... - Te digo esto porque tu mismo afirmaste que nunca matarías a tus hermanos, para mí, aún no siendo de la misma raza, esos viajeros son muy importantes... Tal vez yo piense así por haber sido criada por una humana, pero es lo que me dice el corazón... Así que no es por ti que la Manada quiera matarme, pues nunca quise acatar sus ordenes. Espero que ya no planees darles caza pues aún si muero no podría permitirlo...- Esperaba que no me odiase por ello, pues si hasta ahora estuvo en la Manada tendría sus razones, pero no era nada para mí, me parecía cruel....
Me giré hacia Nana. - ¿Has estado con ellos, cierto? ¿Se encuentran bien? - Le pregunté algo ansiosa... - Si me dejas, te acompañaré hasta llegar a algún lugar seguro para ti, pero realmente no sé si se me permite que permanezca al lado de los demás, y menos ahora que Thorbald desea mi muerte, no quiero causar problemas a nadie... -
- No puedo dejar que muráis por salvarme. Quizá tengas razón y no seamos hermanos, pero somos lobos, y no le deseo la muerte a ningún igual. - Me miró. - Si os unís al colmillo Thorbald no os podrá hacer daño. -
¿Unirme a el Colmillo? Tampoco había pensado en esa opción... En el mismo momento que conocí al líder de la Manada supe que todos los que me rodearan estarían en peligro... ¿Sería así también si me unía al Colmillo? ¿No les causaría problemas? Ojo Rojo habló antes que yo...
- La chica escogerá su propia decisión, no la haré elegir, y la animo a que te siga pues por mi culpa está condenada en La Manada. - dijo mirándome a los ojos.
¿Realmente me estaba dejando ir? Lo miré extrañada... Explicó que no se uniría al clan de la loba negra pero que tampoco se quedaría en la manada. No parecía estar muy contento con el tema pero aseguró que vagaría por los bosques ayudando a los licántropos en problemas... Al fin pude darme cuenta de que realmente no era una mala persona... Se acercó a mí y me agarró del hombro con fuerza.
- No sé qué te dijo Thorbald, muchacha, yo no soy tu mestizo, pero estar estaba, se llama Arys Phelter y tenía el pelaje gris, bastante común he de reconocer, pero eso es lo que me dijeron. Creo que deberías saberlo. -
Yo... ¿Realmente había alguien con mi misma sangre entre los lobos que nos acompañaron...? No creí que fuese verdad... Mi ojos se humedecieron un poco y parpadeé mirando hacia el suelo para no llorar... Miré una vez más a Nana Black. Recordé sus palabras... Realmente hay mucho que desconozco de los lobos.. Volví a mirar a Ojo Rojo con una sonrisa. - Nana tiene razón... Aún sin ser hermanos de sangre todos somos cercanos por ser lo que somos. Aún así eso no me desviará de mi búsqueda, aún quiero saber que le pasó a la Luna Negra y haré lo que pueda para hacerlo sin la ayuda de la Manada. - Agarré su mano, la que yacía sobre mi hombro, con la mía propia y lo miré entristecida - Yo... No iba a matar a mis amigos. Thorbald me mandó matar a los viajeros que conocí sin darme otra opción más que la muerte. Y aunque eligiese morir supe que mandaría a otros a matar a mis compañeros... Por eso accedí con la intención de evitarlo... - hice una pequeña pausa... - Te digo esto porque tu mismo afirmaste que nunca matarías a tus hermanos, para mí, aún no siendo de la misma raza, esos viajeros son muy importantes... Tal vez yo piense así por haber sido criada por una humana, pero es lo que me dice el corazón... Así que no es por ti que la Manada quiera matarme, pues nunca quise acatar sus ordenes. Espero que ya no planees darles caza pues aún si muero no podría permitirlo...- Esperaba que no me odiase por ello, pues si hasta ahora estuvo en la Manada tendría sus razones, pero no era nada para mí, me parecía cruel....
Me giré hacia Nana. - ¿Has estado con ellos, cierto? ¿Se encuentran bien? - Le pregunté algo ansiosa... - Si me dejas, te acompañaré hasta llegar a algún lugar seguro para ti, pero realmente no sé si se me permite que permanezca al lado de los demás, y menos ahora que Thorbald desea mi muerte, no quiero causar problemas a nadie... -
Kaala
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Kaala comenzó a hablar sobre sus amigos, los viajeros, y desvió la mirada impotente. No sabía dónde paraban, siquiera sabía si algunos lobos les habían dado caza, o si habían muerto congelados o presa de algún cazador, una parte de ella le decía que se olvidase de aquello, que la habían abandonado, que habían despreciado su generosidad y habían jugado con ella utilizándola, pero otra le decía que aquel era el camino que ella misma quería escoger, emprender su propia lucha, pues lo que en realidad buscaba era su propia muerte.
Apretó los dientes con fuerza, impotente, no volvería a verlos, sentía una mezcla de rabia y alivio, no entendía ni ella misma lo que pasaba por su cabeza; Tantas traiciones, abandonos, muertes, habían acabado con su fe en todo, ahora entendía por qué había emprendido aquella misión suicida; Por qué primero perseguía a Markus sabiendo que le esperaba una inminente muerte, y después inmolarse contra el peligro iniciando una batalla que no era la suya.
Como pudo se levantó sin mirar a ninguno a la cara, seria, mirando al frente con la mirada perdida mientras se agarraba el hombro malherido.
-No volverás a ver a tus compañeros, ignoro su paradero, pero tú decidiste seguir tu camino, ellos el suyo, implicarte con ellos solo les traerá más problemas. Ellos, Kaala, no te necesitan. -Sonaban duras sus palabras pero era la cruda realidad, cuando alguien te abandona tienes que afrontarlo y seguir adelante, no importa todo lo que hubieses hecho por esas personas, ni lo que ellos hubiesen hecho por ti, tan solo había que afrontarlo y seguir a delante. Giró la cabeza hacia Kaala, aún seria. -A ti se te permite hacer lo que gustes, eres un lobo, lo llevas en tu naturaleza. -Miró a Ojo Rojo con los mismos ojos amarillos, jóvenes pero profundos.
-No sé qué harás, y sinceramente poco me incumbe, pero no olvides que aún me debes una. Una que no pienso gastar aún, y que algún día te pediré. -Le sonrió amistosamente haciendo un ademán con la cabeza. Miró al frente, al exterior, el sol irradiaba sus rayos sobre el bosque del este, su hogar, y pintaba mezclándose con el azul del cielo un verdoso precioso, adornado con tonos anaranjados y rosáceos. -Kaala, hija de la luna, hermana. No importa cual sea tu decisión, mi deber como lobo es enseñarte todo lo que antaño me enseñaron a mi, todo aquello que te fue privado en tu anterior vida, como humana. -Miró a Kaala y le sonrió, por alguna razón había conseguido entender muchas cosas sobre ella misma al borde de la muerte. Quizá y solo quizá, ahora se sentía un poco más en calma consigo misma.
Apretó los dientes con fuerza, impotente, no volvería a verlos, sentía una mezcla de rabia y alivio, no entendía ni ella misma lo que pasaba por su cabeza; Tantas traiciones, abandonos, muertes, habían acabado con su fe en todo, ahora entendía por qué había emprendido aquella misión suicida; Por qué primero perseguía a Markus sabiendo que le esperaba una inminente muerte, y después inmolarse contra el peligro iniciando una batalla que no era la suya.
Como pudo se levantó sin mirar a ninguno a la cara, seria, mirando al frente con la mirada perdida mientras se agarraba el hombro malherido.
-No volverás a ver a tus compañeros, ignoro su paradero, pero tú decidiste seguir tu camino, ellos el suyo, implicarte con ellos solo les traerá más problemas. Ellos, Kaala, no te necesitan. -Sonaban duras sus palabras pero era la cruda realidad, cuando alguien te abandona tienes que afrontarlo y seguir adelante, no importa todo lo que hubieses hecho por esas personas, ni lo que ellos hubiesen hecho por ti, tan solo había que afrontarlo y seguir a delante. Giró la cabeza hacia Kaala, aún seria. -A ti se te permite hacer lo que gustes, eres un lobo, lo llevas en tu naturaleza. -Miró a Ojo Rojo con los mismos ojos amarillos, jóvenes pero profundos.
-No sé qué harás, y sinceramente poco me incumbe, pero no olvides que aún me debes una. Una que no pienso gastar aún, y que algún día te pediré. -Le sonrió amistosamente haciendo un ademán con la cabeza. Miró al frente, al exterior, el sol irradiaba sus rayos sobre el bosque del este, su hogar, y pintaba mezclándose con el azul del cielo un verdoso precioso, adornado con tonos anaranjados y rosáceos. -Kaala, hija de la luna, hermana. No importa cual sea tu decisión, mi deber como lobo es enseñarte todo lo que antaño me enseñaron a mi, todo aquello que te fue privado en tu anterior vida, como humana. -Miró a Kaala y le sonrió, por alguna razón había conseguido entender muchas cosas sobre ella misma al borde de la muerte. Quizá y solo quizá, ahora se sentía un poco más en calma consigo misma.
Nana
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Escuchó lo que Nana decía tanto a él como a Kaala y entrecerró los ojos mirándola. Realmente tenía razón en todas y cada una de sus palabras, y esperó a su turno de palabra para responder a las dos lobas, pero no le había gustado el tono en que había dicho aquello y realmente, por mucho que apreciase a su especie, no acababa de caerle en gracia, pues al fin y al cabo era la causante de todo el alboroto en su raza, realmente no le gustaba ella a pesar de que sí lo que defendía.
Sonrió antes de hablar pues creía gracioso que alguien a quien había salvado, moribunda, le exigiese el pago que él ya le había ofrecido, pero más adelante, claro, a pesar de que él consideraba que dejar a Kaala a su cargo ya servía como pago, pero no lo dijo ni lo dejó ver, simplemente respondió con el mismo tono que había empleado ella. - Lo recordaré, Black, pero recuerda también que jamás pagaré con algo contrario al honor y recuerda pues que una vida se paga con otra, no puedes demandar cualquier cosa más que una vida. Tenlo presente. - Su voz era gélida y no daba lugar a contradicciones, él era su propio señor y él controlaba lo que debía y lo que no, pero no dejaría de pagar sus deudas, pues aunque ya no formase parte de La Manada y esos ya no fuesen sus hermanos, era una deuda contraída y debía pagarla. - Pero recuerda que no formo parte del Colmillo. - Añadió finalmente.
Seguidamente miró a Kaala y dibujó una sonrisa en su rostro. Todo lo que había dicho ya lo esperaba, pero su inocencia y docilidad era demasiado grande, y pues tenía suerte de que fuese él el que controlaba la expedición y no otro. - Ya lo sé, pequeña. ¿Por qué te crees que realmente mandé a los demás volver a la guarida? Noté tu respiración, olí tu traición, pero aún así continué contigo porque yo no abandono a un hermano, y si tenía que acabar contigo, lo haría, pero jamás dejaría de darte la oportunidad de colaborar con tu manada. Chica, no quería que los otros, incluido tu mestizo, sufriesen daño alguno y por eso continué contigo yo solo, pero debes aprender que no todos los lobos son como yo, ya pocos quedan con honor y muchos, ante tales palabras, te hubiesen sacado las tripas aquí mismo. - Posó el dedo índice sobre la barriga de la joven loba y apretó un poco. - Así que Nana tendrá que adiestrarte en cerrar un poco la boca, pues hay cosas que es mejor no decir.
Se giró y les dio la espalda. La mañana había llegado completamente. Tenía muchas cosas que hacer como buscar los muchos lobos rezagados que había y reunirlos para darles cobijo, pues había decidido que crearía su propia manada, después de todo un grupo de lobos sobrevive mejor que uno solo y era muy probable que los exiliados y los solitarios ansiasen compañía como él la desearía en pocos días. Mucho trabajo por delante. - Nos veremos pronto, supongo, ahora viviré en las tierras del norte. Quizá vaya a Dundarak a pedir permiso al consejo, a pesar de que me lo denieguen, lo prefiero a que me persigan también los dragones, que bastante tengo con los licántropos.
Se convirtió entonces en lobo y aulló. Ese aullido era uno melancólico, lleno de tristeza, pero a la vez imploraba nuevos desafíos y una nueva vida, dejando atrás la anterior. Echó una última mirada a las dos mujeres que lo observaban y deseó que le fuese bien a la pequeña, pero sabía que le iba a costar. Sus patas se hundían un poco en la nieve pero se sentía más resguardado del frío en forma lupina. Sabía que debía ir encontrando cuevas a medida que avanzase pues había probado el beso helado de la tormenta, y mientras el sol clarease el cielo era necesario moverse, así que después de la última ojeada salió corriendo hacia el bosque el gran lobo con una cicatriz y un solo ojo abierto, aquél viejo lobo el cual había estado ya en cien batallas volvía a casa, pues su pelaje níveo denotaba que su lugar de nacimiento había sido el norte y no el este como muchos otros licántropos.
Sonrió antes de hablar pues creía gracioso que alguien a quien había salvado, moribunda, le exigiese el pago que él ya le había ofrecido, pero más adelante, claro, a pesar de que él consideraba que dejar a Kaala a su cargo ya servía como pago, pero no lo dijo ni lo dejó ver, simplemente respondió con el mismo tono que había empleado ella. - Lo recordaré, Black, pero recuerda también que jamás pagaré con algo contrario al honor y recuerda pues que una vida se paga con otra, no puedes demandar cualquier cosa más que una vida. Tenlo presente. - Su voz era gélida y no daba lugar a contradicciones, él era su propio señor y él controlaba lo que debía y lo que no, pero no dejaría de pagar sus deudas, pues aunque ya no formase parte de La Manada y esos ya no fuesen sus hermanos, era una deuda contraída y debía pagarla. - Pero recuerda que no formo parte del Colmillo. - Añadió finalmente.
Seguidamente miró a Kaala y dibujó una sonrisa en su rostro. Todo lo que había dicho ya lo esperaba, pero su inocencia y docilidad era demasiado grande, y pues tenía suerte de que fuese él el que controlaba la expedición y no otro. - Ya lo sé, pequeña. ¿Por qué te crees que realmente mandé a los demás volver a la guarida? Noté tu respiración, olí tu traición, pero aún así continué contigo porque yo no abandono a un hermano, y si tenía que acabar contigo, lo haría, pero jamás dejaría de darte la oportunidad de colaborar con tu manada. Chica, no quería que los otros, incluido tu mestizo, sufriesen daño alguno y por eso continué contigo yo solo, pero debes aprender que no todos los lobos son como yo, ya pocos quedan con honor y muchos, ante tales palabras, te hubiesen sacado las tripas aquí mismo. - Posó el dedo índice sobre la barriga de la joven loba y apretó un poco. - Así que Nana tendrá que adiestrarte en cerrar un poco la boca, pues hay cosas que es mejor no decir.
Se giró y les dio la espalda. La mañana había llegado completamente. Tenía muchas cosas que hacer como buscar los muchos lobos rezagados que había y reunirlos para darles cobijo, pues había decidido que crearía su propia manada, después de todo un grupo de lobos sobrevive mejor que uno solo y era muy probable que los exiliados y los solitarios ansiasen compañía como él la desearía en pocos días. Mucho trabajo por delante. - Nos veremos pronto, supongo, ahora viviré en las tierras del norte. Quizá vaya a Dundarak a pedir permiso al consejo, a pesar de que me lo denieguen, lo prefiero a que me persigan también los dragones, que bastante tengo con los licántropos.
Se convirtió entonces en lobo y aulló. Ese aullido era uno melancólico, lleno de tristeza, pero a la vez imploraba nuevos desafíos y una nueva vida, dejando atrás la anterior. Echó una última mirada a las dos mujeres que lo observaban y deseó que le fuese bien a la pequeña, pero sabía que le iba a costar. Sus patas se hundían un poco en la nieve pero se sentía más resguardado del frío en forma lupina. Sabía que debía ir encontrando cuevas a medida que avanzase pues había probado el beso helado de la tormenta, y mientras el sol clarease el cielo era necesario moverse, así que después de la última ojeada salió corriendo hacia el bosque el gran lobo con una cicatriz y un solo ojo abierto, aquél viejo lobo el cual había estado ya en cien batallas volvía a casa, pues su pelaje níveo denotaba que su lugar de nacimiento había sido el norte y no el este como muchos otros licántropos.
Fehu
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Despues de su conversación, en la que decidí no meterme, Ojo rojo se dio la vuelta y tras unas últimas palabras se transformó en lobo, aulló con fuerza, pero voz entristecida y emprendió su viaje. Antes de que se alejase demasiado le grité corriendo hasta la entrada de la cueva con una sonrisa:
- ¡Te lo conté por ser tu! ¡Pero prometo no olvidar tus palabras y me haré más fuerte! ¡Seguro nos volveremos a ver en los bosques del norte! Buen viajeee! - alargué la ultima palabra con entusiasmo. Seguro que me había oído pues tenía orejas de lobo. Al final no resultó ser una mala persona y me alegró encontrar un nuevo posible amigo en la Manada. Bueno, ya no pertenecía a ese lugar y no me pareció tan mala idea. Vi como se perdía en la lejanía. Aún podía notar escalofríos en el lugar donde me rozó en la barriga. Realmente tenía mucho que aprender de mi raza... "Seguro nos volveremos a encontrar, seguro." pensé.
Al poco rato de observar el paisaje nevado me giré a la loba. Sus palabras fueron duras pero ciertas y parecía ser una buena persona. Y si había alguien que pudiese enseñarme a como son los lobos era ella. Definitivamente era mil veces mejor que Thorbald. Le dediqué una sonrisa, escondiendo una leve tristeza... - Nunca fue mi intención irme con ellos y menos ahora que el peligro me persigue de cerca... Solo quiero que estén a salvo. Por mi culpa la Manada quiso matarlos... En realidad... No los conocí más que por una noche, pero eran las primeras personas a las que conocí en años... - Sonreí aún más. - Debe de sonar extraño... -
La miré una vez más, esta vez con seriedad. - Tengo algo que pedirte... Nunca conocí a otro licántropo en persona, hasta que vinisteis Markus y tu... Si no soy una molestia y un peligro para ti ahora que la Manada me persigue... ¿Podrías enseñarme como se comportan los de mi raza? Por favor... -
- ¡Te lo conté por ser tu! ¡Pero prometo no olvidar tus palabras y me haré más fuerte! ¡Seguro nos volveremos a ver en los bosques del norte! Buen viajeee! - alargué la ultima palabra con entusiasmo. Seguro que me había oído pues tenía orejas de lobo. Al final no resultó ser una mala persona y me alegró encontrar un nuevo posible amigo en la Manada. Bueno, ya no pertenecía a ese lugar y no me pareció tan mala idea. Vi como se perdía en la lejanía. Aún podía notar escalofríos en el lugar donde me rozó en la barriga. Realmente tenía mucho que aprender de mi raza... "Seguro nos volveremos a encontrar, seguro." pensé.
Al poco rato de observar el paisaje nevado me giré a la loba. Sus palabras fueron duras pero ciertas y parecía ser una buena persona. Y si había alguien que pudiese enseñarme a como son los lobos era ella. Definitivamente era mil veces mejor que Thorbald. Le dediqué una sonrisa, escondiendo una leve tristeza... - Nunca fue mi intención irme con ellos y menos ahora que el peligro me persigue de cerca... Solo quiero que estén a salvo. Por mi culpa la Manada quiso matarlos... En realidad... No los conocí más que por una noche, pero eran las primeras personas a las que conocí en años... - Sonreí aún más. - Debe de sonar extraño... -
La miré una vez más, esta vez con seriedad. - Tengo algo que pedirte... Nunca conocí a otro licántropo en persona, hasta que vinisteis Markus y tu... Si no soy una molestia y un peligro para ti ahora que la Manada me persigue... ¿Podrías enseñarme como se comportan los de mi raza? Por favor... -
Kaala
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Se quedó allí, mirando cómo Ojo Rojo partía, quién sabe si se volverían a ver algún día, quizá la próxima vez fuesen aliados y no enemigos, quizá algún día podría convivir en paz con los de la manada, quizá... Había tantos quizás en su vida, no era nada fácil ser una sangre pura. Escuchó a Kaala pero ella aún seguía encerrada en sus pensamientos, mirando el amanecer. ¿Qué haría ahora con ella?
La miró a los ojos pero sin mirarla, aún pensando. Agitó la cabeza y bajó al mundo real, hacía menos de un día estaba moribunda en mitad de la nada y ahora sus heridas empezaban a cicatrizar.
-Bien Kaala, ahora eres parte del colmillo, ahora eres una hermana, la manada ya no puede perseguirte. -Volvió a mirar al frente y después se recogió el pelo detrás de las orejas. Ya había perdido la figura de Ojo Rojo entre la nieve y los árboles, y ellas no tardarían en partir. -Seré tu guía, pues tu mejor maestro es tu instinto, Kaala. -La miró otra vez bajando del todo de sus cavilaciones, giró la cabeza hacia la cueva, helada y vacía, tan solo quedaba el humo de la hoguera. -Pero no aquí, viajaremos al este de nuevo. -Alzó la vista al cielo, los colores verdes se comían a los anaranjados, empezaba a brillar la luz del sol más allá del bosque, redondo.
-Aprenderás a cazar, a rastrear y a convivir con los demás hermanos. -Le sonrió amable y se adentró con los pies descalzos en la nieve. -No te asustes cuando los conozcas, son muy... Peculiares.-Bromeó recordando a Kurono y a los demás del clan, los echaba tanto de menos. -Tardaremos día y medio en llegar a los límites del bosque, al lado del lago. -El viento soplaba, dócil pero incansable, ondeaba la melena de la loba sin descanso, molesto. Se echó hacia atrás el flequillo y le hizo un ademán a Kaala para que se acercase y así emprender el viaje. Se transformó en lobo, las heridas aún le molestaban pero ya habría tiempo de curarlas con paciencia al llegar a la cueva.
La miró a los ojos pero sin mirarla, aún pensando. Agitó la cabeza y bajó al mundo real, hacía menos de un día estaba moribunda en mitad de la nada y ahora sus heridas empezaban a cicatrizar.
-Bien Kaala, ahora eres parte del colmillo, ahora eres una hermana, la manada ya no puede perseguirte. -Volvió a mirar al frente y después se recogió el pelo detrás de las orejas. Ya había perdido la figura de Ojo Rojo entre la nieve y los árboles, y ellas no tardarían en partir. -Seré tu guía, pues tu mejor maestro es tu instinto, Kaala. -La miró otra vez bajando del todo de sus cavilaciones, giró la cabeza hacia la cueva, helada y vacía, tan solo quedaba el humo de la hoguera. -Pero no aquí, viajaremos al este de nuevo. -Alzó la vista al cielo, los colores verdes se comían a los anaranjados, empezaba a brillar la luz del sol más allá del bosque, redondo.
-Aprenderás a cazar, a rastrear y a convivir con los demás hermanos. -Le sonrió amable y se adentró con los pies descalzos en la nieve. -No te asustes cuando los conozcas, son muy... Peculiares.-Bromeó recordando a Kurono y a los demás del clan, los echaba tanto de menos. -Tardaremos día y medio en llegar a los límites del bosque, al lado del lago. -El viento soplaba, dócil pero incansable, ondeaba la melena de la loba sin descanso, molesto. Se echó hacia atrás el flequillo y le hizo un ademán a Kaala para que se acercase y así emprender el viaje. Se transformó en lobo, las heridas aún le molestaban pero ya habría tiempo de curarlas con paciencia al llegar a la cueva.
Nana
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Ojo Rojo ya se fue y quedamos nosotras dos. Nana accedió a mostrarme a vivir con mis hermanos y hermanas de raza. ¿Soy ahora parte del Colmillo? ¿Realmente no hay problemas con ello? Y ¿en verdad la Manada ya no será un peligro para mí?
Accedí a marcharme del lugar y dirigirnos al este. - ¿Estás segura de viajar con estas heridas? - pregunté algo nerviosa. No quería que empeorase, pero tampoco quería contradecirla, menos aún después de ser tan amable y acceder a guiarme por el camino del lobo... - Si no hay problema para ti podemos partir... - La miré una última vez a los ojos y con toda sinceridad le dije; - Gracias, por todo... - con una sonrisa.
Me mencionó algo sobre los miembros de la manada. Estaba nerviosa, pero surgió en mi un leve sentimiento cálido, tenía ganas de conocerlos. Dijo que tardaríamos día y medio y ya en la entrada de la cueva y con los rayos del sol haciendo brillar la nieve, se convirtió en lobo. Un lobo de gran tamaño, negro y de ojos amarillos. No vi lobos antes de adentrarme en la Manada, pero ninguno tenía un color parecido. Era hermosa... Al mirarla imponía respeto y recordaba una magia extraña y misteriosa...
Me coloqué mi bolsa una vez más en el cuello y me convertí imitando a Nana. Antes de emprender el viaje de regreso al este le pregunté una vez más. - ¿De verdad no es una molestia para ti que te acompañe? No quiero unirme al colmillo si esto le crea un problema a tu clan... -
Accedí a marcharme del lugar y dirigirnos al este. - ¿Estás segura de viajar con estas heridas? - pregunté algo nerviosa. No quería que empeorase, pero tampoco quería contradecirla, menos aún después de ser tan amable y acceder a guiarme por el camino del lobo... - Si no hay problema para ti podemos partir... - La miré una última vez a los ojos y con toda sinceridad le dije; - Gracias, por todo... - con una sonrisa.
Me mencionó algo sobre los miembros de la manada. Estaba nerviosa, pero surgió en mi un leve sentimiento cálido, tenía ganas de conocerlos. Dijo que tardaríamos día y medio y ya en la entrada de la cueva y con los rayos del sol haciendo brillar la nieve, se convirtió en lobo. Un lobo de gran tamaño, negro y de ojos amarillos. No vi lobos antes de adentrarme en la Manada, pero ninguno tenía un color parecido. Era hermosa... Al mirarla imponía respeto y recordaba una magia extraña y misteriosa...
Me coloqué mi bolsa una vez más en el cuello y me convertí imitando a Nana. Antes de emprender el viaje de regreso al este le pregunté una vez más. - ¿De verdad no es una molestia para ti que te acompañe? No quiero unirme al colmillo si esto le crea un problema a tu clan... -
Kaala
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Habían emprendido el viaje por fin, por fin llegaría a casa, hacía tanto tiempo que no pisaba la cueva que había volvidado su olor y la sensación de libertad que daba, el hacer lo que quisiese cuando quisiese... Negó con el hocico a la pregunta de Kaala.
-Ya te he dicho, la manada no puede hacerle nada al colmillo, y tú ya eres uno de los nuestros. -Volvió a afirmar sin girar la cabeza hacia la loba que le acompañaba. Entendía a la chica, tendría un montón de dudas en la cabeza y Nana era la única que podía solucionarlas.
Los olió de lejos, pero no dijo nada. No quería exaltar a Kaala, puesto que los había olido muchos kilómetros más allá, a Alandor y a Lys, seguramente estuviesen en la posada, tomando un té caliente mientras ellas se helaban las patas buscando cobijo.
Le escocía la herida pero ella aguantaba bien, no era la peor situación en la que había estado, hacía no mucho tiempo había cruzado aquella misma llanura con otro licántropo recién convertido. Dorgar. No sabía qué había sido de él, pero sí sabía que lo volvería a ver, era parte de su clan al fin y al cabo.
-He entrenado a mucha gente como tú, gente que se ha criado entre humanos y no sabe seguir su instinto, Kaala. -Le comentaba mientras caminaban, pero no le comentó que ella era la primera pura sangre que entrenaba. Podrían andar hasta entrada la tarde, en ese momento tendrían que parar para descansar y encontrar refugio, no quería ser carnada para dragón.
-Ya te he dicho, la manada no puede hacerle nada al colmillo, y tú ya eres uno de los nuestros. -Volvió a afirmar sin girar la cabeza hacia la loba que le acompañaba. Entendía a la chica, tendría un montón de dudas en la cabeza y Nana era la única que podía solucionarlas.
Los olió de lejos, pero no dijo nada. No quería exaltar a Kaala, puesto que los había olido muchos kilómetros más allá, a Alandor y a Lys, seguramente estuviesen en la posada, tomando un té caliente mientras ellas se helaban las patas buscando cobijo.
Le escocía la herida pero ella aguantaba bien, no era la peor situación en la que había estado, hacía no mucho tiempo había cruzado aquella misma llanura con otro licántropo recién convertido. Dorgar. No sabía qué había sido de él, pero sí sabía que lo volvería a ver, era parte de su clan al fin y al cabo.
-He entrenado a mucha gente como tú, gente que se ha criado entre humanos y no sabe seguir su instinto, Kaala. -Le comentaba mientras caminaban, pero no le comentó que ella era la primera pura sangre que entrenaba. Podrían andar hasta entrada la tarde, en ese momento tendrían que parar para descansar y encontrar refugio, no quería ser carnada para dragón.
Nana
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
Partimos y dejé que Nana me guiara a lo que iba a ser mi nuevo hogar. Me aseguró que no había ningún problema, ellos me protegerían sin que yo les cause grandes problemas, eso fue un alivio. Tantos años viviendo sola en el bosque... Y de un día a otro tengo que huir de un clan de lobos poderoso y me huno a otro que parece oponérsele al anterior... Realmente iba a suponer un gran cambio en mi forma de vida, pero tal vez eso me ayude a madurar, tanto como lobo como persona. Estaba dispuesta a afrontar lo que viniese y en mi interior empezaba a surgir un deseo de compañía. Algo que hacía mucho que no tenía. Era un sentimiento tan cálido...
A lo lejos pude notar un leve rastro... Los viajeros. No eran ellos, solo pude notar que pasaron por ahí. Realmente esperaba que estuviesen bien y confiaba en que así fuera. No me paré ni cambié el rumbo, para ellos sería mejor alejarse de mí. Tal vez... Tal vez más adelante nos volvamos a encontrar. Lo único que hice fue seguir con mi camino. El que me llevaría hacia mi nueva familia. Hacia mi nuevo yo como licántropa.
Sin parar escuché las palabras de Nana. Ya había entrenado a licántropos como yo antes, tenía plena confianza en ella. Ya confié una vez en Markus, pero esto era diferente. Realmente parecía querer ayudarme, por lo que yo haría lo que pudiese para no ponérselo más difícil y devolverle la ayuda de alguna forma.
Seguimos caminando y la nieve empezaba a desaparecer mediante nos íbamos adentrando a los bosques del este. Ya hacía rato que la tarde había ocupado su lugar y el color naranja empezaba a dominar el cielo. Las heridas de la loba seguían preocupándome, pero no dije nada sobre ello, pues no quería molestarla. A lo lejos pude olfatear rastros de agua, una charca tal vez, pero estaba segura de que ella lo habría notado también y si decidía ir hacia allí, lo diría.
A lo lejos pude notar un leve rastro... Los viajeros. No eran ellos, solo pude notar que pasaron por ahí. Realmente esperaba que estuviesen bien y confiaba en que así fuera. No me paré ni cambié el rumbo, para ellos sería mejor alejarse de mí. Tal vez... Tal vez más adelante nos volvamos a encontrar. Lo único que hice fue seguir con mi camino. El que me llevaría hacia mi nueva familia. Hacia mi nuevo yo como licántropa.
Sin parar escuché las palabras de Nana. Ya había entrenado a licántropos como yo antes, tenía plena confianza en ella. Ya confié una vez en Markus, pero esto era diferente. Realmente parecía querer ayudarme, por lo que yo haría lo que pudiese para no ponérselo más difícil y devolverle la ayuda de alguna forma.
Seguimos caminando y la nieve empezaba a desaparecer mediante nos íbamos adentrando a los bosques del este. Ya hacía rato que la tarde había ocupado su lugar y el color naranja empezaba a dominar el cielo. Las heridas de la loba seguían preocupándome, pero no dije nada sobre ello, pues no quería molestarla. A lo lejos pude olfatear rastros de agua, una charca tal vez, pero estaba segura de que ella lo habría notado también y si decidía ir hacia allí, lo diría.
Kaala
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
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Habían salido por fin de la llanura, se guiaba por el sonido del río, el tintineo de el agua chocando con las rocas y los témpanos de hielo, a lo lejos escuchaba ya la cascada, pronto llegarían a la tundra, allí donde los árboles sí florecen y la hierva vive en armonía con el frío. Estaban llegando a casa, a aquello que hacía tanto tiempo que había llamado hogar. Cruzaron la arboleda y poco a poco se veía cómo el suelo perdía aquel blanco nuclear para mancharse con el verde. Suspiró viendo como en su nariz salía el vaho del frío y alzó la vista al cielo, ya se ponía sobre Aerandir como todos los días. La luz del sol calentaba su pelaje negro. Miró a Kaala y siguieron el camino hacia la tundra.Llegaron allí, la niebla producida por el agua en continua evaporación no les dejaba ver mucho más allá de su nariz, pero podía notar el moho de las rocas sobre sus almohadillas, resbalaba, tenía que aferrarse con fuerza a las rocas con las uñas para no caer. Pronto dejó de notar el frío del agua helada sobre sus pezuñas y empezó a escuchar la cascada con intensidad, sin duda estaban ya en los límites del territorio licántropo. Se sintió a salvo pero con un desconcertante miedo, inseguridad, no sabía qué podía encontrarse ahora en la cueva después de tanto tiempo sin estar allí. Clavó sus ojos amarillos en los árboles que se divisaban a lo lejos, difuminados por la niebla.
El rumor de la cascada se hacía notar en sus orejas, sin duda no faltaba mucho para llegar a la cascada. Caminaron un poco más hacia los árboles, la vegetación cambió considerablemente a una vegetación fluvial, estaban cerca del río. Cuando se quiso dar cuenta un gran acantilado se dibujó ante sus hocicos, habían llegado sin duda alguna a la cascada. Alzó la vista cansada y miró hacia su derecha, y allí estaba, majestuosa después de los deshielos, letal para algunos humanos que se habían atrevido a saltar, la cascada. Miró hacia abajo, su roca, su bosque, su territorio, podía verlo todo desde allí, como poco a poco se dibujaban los árboles con la niebla que conforme pasaban los minutos se iba dispersando, rocío y niebla matutina.
De nuevo miró a Kaala y asintió con la cabeza en ademán para que la acompañase, solo había una forma de bajar que no fuese por el camino que había varios kilómetros más allá. Sin decir palabra alguna cogió carrerilla y se lanzó al lago, casi había olvidado la adrenalina que sentía cuando hacía aquello, tanta que sus heridas habían pasado a segundo plano, era como si no las tuviese, como si el cansancio hubiese desaparecido. Sentía aquellas ganas de vivir que hacía poco tiempo atrás había perdido, se sentía libre, viva, pero sabía que al caer aquello tan solo sería una sensación. Mientras caía se transformó en humana, juntando los brazos y girando en el aire para caer de cabeza. Una caída limpia; Y en efecto, cuando tocó el agua y se sumergió aquello se esfumó. Salió a la superficie y desde arriba le hizo señas a Kaala para que se lanzase.
Nana
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Re: Un ápice de vida entre tanto frío. [Libre]
A medida que continuábamos con el viaje, la temperatura, el paisaje y la vegetación iban cambiando de a poco. De vez en cuando me fijaba en las heridas de Nana, pero no parecían serle un gran impedimento en la travesía de regreso a su hogar, el que pronto sería el mío también... El ambiente tenía una belleza diferente al del norte, pues hacía tiempo que lo habíamos dejado atrás. El terreno, el olor del aire, el cantar de las aves... Todo me inducía un agradable sentimiento de nostalgia. Pues aunque no supiese del todo cómo comportarme con los demás lobos, mi instinto animal me indicaba que esas eran mis tierras. En las que me sentía más cómoda y relajada, como si formasen parte de mí.
El sonido de agua cayendo se iba acercando más y más, y con ello el entusiasmo de la loba negra también estaba aumentando. "Debemos de estar cerca..." Seguimos en silencio el camino hasta llegar a lo alto de una hermosa cascada. Nana Black me miró un instante para retroceder luego, coger impulso y saltar hacia el vacío. Me acerqué al borde del precipicio y observé cómo la loba acogía su forma humana, antes de caer en el agua con elegancia. Al surgir de nuevo de entre las aguas me hizo señas, animada, para que la imitase.
Hice un movimiento ansioso, típico de los cánidos, juntando las patas delanteras y repostando mi cabeza sobre ellas, mientras gemía levemente. Me giré, al igual que lo hizo Nana, para coger carrerilla y algo insegura di un gran salto... La sensación fue aterrorizante, a la vez que maravillosa. Como si disfrutase del miedo en si, algo realmente ilógico... Por unos momentos me imaginé volando como un pájaro, para terminar nadando como un pez, una vez que caí al agua en mi forma humana, con las piernas juntas yendo en cabeza.
Me permití disfrutar del agua unos segundos, para luego salir a la orilla del lago. Ya no estábamos en el norte, pero eso no significaba que el agua no estuviese fría, así que me sacudí para tratar de secar un poco mi cuerpo, mientras me agarraba de ambos codos, protegiéndome del frío, sin mucho éxito. Comprobé que mi bolsa seguía colgando de mi cuello y observé cómo la hermosa mujer salía del agua, apartándose el pelo de la cara. Sonreí...
El sonido de agua cayendo se iba acercando más y más, y con ello el entusiasmo de la loba negra también estaba aumentando. "Debemos de estar cerca..." Seguimos en silencio el camino hasta llegar a lo alto de una hermosa cascada. Nana Black me miró un instante para retroceder luego, coger impulso y saltar hacia el vacío. Me acerqué al borde del precipicio y observé cómo la loba acogía su forma humana, antes de caer en el agua con elegancia. Al surgir de nuevo de entre las aguas me hizo señas, animada, para que la imitase.
Hice un movimiento ansioso, típico de los cánidos, juntando las patas delanteras y repostando mi cabeza sobre ellas, mientras gemía levemente. Me giré, al igual que lo hizo Nana, para coger carrerilla y algo insegura di un gran salto... La sensación fue aterrorizante, a la vez que maravillosa. Como si disfrutase del miedo en si, algo realmente ilógico... Por unos momentos me imaginé volando como un pájaro, para terminar nadando como un pez, una vez que caí al agua en mi forma humana, con las piernas juntas yendo en cabeza.
Me permití disfrutar del agua unos segundos, para luego salir a la orilla del lago. Ya no estábamos en el norte, pero eso no significaba que el agua no estuviese fría, así que me sacudí para tratar de secar un poco mi cuerpo, mientras me agarraba de ambos codos, protegiéndome del frío, sin mucho éxito. Comprobé que mi bolsa seguía colgando de mi cuello y observé cómo la hermosa mujer salía del agua, apartándose el pelo de la cara. Sonreí...
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